Jean Claude Filloux - La Personalidad

Resumen del texto “La personalidad” de Jean Claude filloux Introducción: Filloux hace una lectura desvirtuante de Freud

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Resumen del texto “La personalidad” de Jean Claude filloux

Introducción: Filloux hace una lectura desvirtuante de Freud, porque hace una lectura psicológica (y no psicoanalítica). Desvirtúa la noción del Yo, del Superyó y del Inconsciente. En cambio Allport hace una lectura de la personalidad a través de los conceptos de carácter y temperamento, el carácter constituye la personalidad evaluada y la personalidad es el carácter devaluado, sugiriéndonos con esto, que el carácter es un concepto ético. En cambio El temperamento se refiere a las disposiciones que están ligadas a determinantes biológicos o fisiológicos que, por consiguiente, muestran pocas modificaciones con el desarrollo. Allport es un autor de la psicología americana, en cambio Filloux es un autor de la psicología francesa. Aproximación Teórica (cap. 1) Allport y Filloux concuerdan en que la psicología, desde que es ciencia, se ocupa de buscar y descubrir las leyes generales de la conducta, es decir, las relaciones en una clase de fenómenos: los fenómenos psicológicos. Selecciona segmentos de conducta (percepción, memoria, emoción, etc.). Para todo esto realiza abstracción y generalización. Pretende imitar a las ciencias naturales y así deja de lado el conocimiento del individuo. Solo existe ciencia de lo general, no una ciencia de lo particular. Jamás nos enfrentamos con un hombre en general, sino, siempre con un hombre en particular, un individuo, quien frecuentemente es un enigma y cuya solución solo se encuentra en sí mismo. Al igual que Allport, la característica esencial del hombre es su individualidad (único, no se parece a ningún otro hombre, comportamiento propio). La hipótesis de trabajo “la psicología es la ciencia de la individualidad” no debe llevar a confundir la psicología de la 1

personalidad con la psicología diferencial. (La psicología de la personalidad pretendería ser una ciencia de la individualidad). La psicología diferencial no se ocupa del individuo porque estudia una función de forma aislada y luego la estudia en un conjunto de individuos con el objetivo de descubrir las diferencias individuales o las excepciones a la ley. No trata de estudiar lo particular como tal, sino, más bien sus variaciones respecto de lo universal. La psicología diferencial define a la individualidad como un remanente (residuo o reserva), suma de los elementos parciales por los cuales el individuo difiere de un tipo abstracto y general. El psicoanálisis y los psicólogos clínicos, consideran más la individualidad. El psicoanalista rastrea las causas universales, con el fin de comprender mejor la historia de una personalidad. Entonces, para Filloux, a diferencia de Allport, el psicoanálisis sí se ocupa de la individualidad, también la psicología de la Gestalt. La Gestalt insiste en los “todos estructurales” de la vida mental, critica la selección arbitraria de los segmentos de conducta e insiste sobre la interpenetración particular de las funciones dentro de un mismo individuo. La personalidad no es: o La influencia ejercida por un individuo sobre otro ("tiene una personalidad notable”), todos tenemos una personalidad. La personalidad no es estímulo social. o La apariencia de que uno se reviste (“adoptar una personalidad”). La personalidad no es personaje. o El ideal que un individuo puede forjarse de sí mismo (“cultivar la personalidad”). La personalidad no es ficción directriz. o La esencia metafísica e hipotética del ser humano. No se debe especulación sobre la naturaleza ontológica del hombre. La personalidad no es entidad metafísica.

La personalidad es: 2

1. Única (aunque un individuo tenga rasgos en común con otros individuos). 2. Allport y Filloux concuerdan en que la personalidad es una organización. No es sólo una suma o totalidad de funciones, sino una organización o integración. 3. Temporal, porque el individuo vive históricamente. 4. Una variable intermediaria, un estilo a través de la conducta y por medio de ella. Definición de personalidad de Filloux: La personalidad es la configuración única que toma, en el transcurso de la historia de un individuo, el conjunto de los sistemas responsable de su conducta. Hay que distinguir la personalidad del carácter. Definición de carácter, de Filloux: el carácter es el aspecto expresivo de la personalidad. El presente capitulo contempla sucesivamente estas diversas perspectivas. El hilo conductor surge de lo siguiente: dado que la personalidad en resumen el organismo humano que desarrolla sus formas características de conducta dentro de la vida social , los sistemas de acción que en cada instante de la vida de un hombre concretan su ajuste al mundo son función. A la vez del pasado que vive en el bajo el aspecto de hábitos complejos reacciónales de toda clases, etc y de las actuales exigencia del ambiente del campo psicosocial. Por esto siempre existe posibilidades de cambio: no solo por que efectivamente se produce un cambio que es la evolución de la infancia a la edad madura sino que además por que los complejos “nurturales” si se permite la expresión pueden ser puestos en tela de juicio en razón de los mismos mecanismos que los han producido , en estas condiciones deben estudiarse las relaciones de causalidad entre hechos psicológicos singulares en dos planos: un plano transversal que es el de las reacciones actuales y un plano longitudinal que es el del paso del pasado al presente , el de la sucesión de los estadios a lo largo de una línea que conserva un estilo propio . el análisis transversal detiene el flujo como se detendría un film en una imagen particular : el análisis longitudinal que busca los vínculos que unen una imagen con otra. 3

No existen dos individualidades iguales por que una ley psicológica nunca actúa sobre terrenos idénticos, vale decir en concormitacion con un mismo complejo de otras leyes se encontraran pues conceptos behavioristas que hacen hincapié a conceptos holísticos , finalmente aparecen los conceptos culturales que estos últimos vuelven a situar al individuo en su marco social real y dan a entender que la personalidad no es solo historia, sino que es historia dentro de una historia Los determinantes constitucionales y la dialéctica “naturanurtura” (Cap.2) La personalidad es el resultado de la relación dialéctica entre natura y nurtura, en el transcurso del tiempo, y es única. (Carpeta). En el desarrollo individual intervienen elementos constitucionales dados. La cuestión está en averiguar hasta qué punto determinan la historia individual y en consecuencia cual es en la conducta la proporción entre lo dado y lo adquirido en contacto con el medio. Es la clásica aporía “nature-nurture” (terminología anglosajona). [Aporía: contradicción insuperable entre las conclusiones de dos razonamientos correctos o de un razonamiento correcto y la experiencia.] “Nature”: Lo innato, la herencia. constitucionales dados”. “Nurture”: Lo adquirido, el medio.

También

“elementos

Se cree que hay una relación dialéctica entre “natura-nurtura”. Paradójicamente ciertos elementos adquiridos (más precisamente adquiridos en el útero) forman parte de la “natura”, o sea, que la “nurtura” contribuye a formar la “natura”. Hay un error y consiste en creer que el medio no es función de la herencia y que la herencia no está vincula con las provocaciones del medio. Esta interacción hace que se pueda atribuir a la “natura” lo que es “nurtura”, y recíprocamente. 4

La personalidad es una variable interviniente, entre una conducta y una situación. La personalidad evoluciona en un sentido, condicionado por su propia evolución precedente. Definición de temperamento, según Filloux: es un concepto estrictamente biológico y remite a aquello que está directamente influido por la estructura endocrina y neurovegetativa más aún que el sistema nervioso central. El temperamento aparece como si estuviera determinado principalmente por la constitución. Pero todo lo anterior es discutible. El temperamento son las características suficientemente resistentes a las modificaciones, que dan la impresión de permanencia. Plantear el problema “natura-nurtura” desde la psicología experimental es tornarlo insoluble (sin solución). En cada individuo lo dado y lo adquirido interfieren en forma singular, especifica de su propia personalidad. Filloux hace una crítica a los test: es inútil intentar establecer por medio de test la proporción “natura-nurtura” de un individuo en un momento determinado, cuanto operar estadísticamente. Lo dado al nacer con las situaciones en que evoluciona el organismo, la actuación conjunta (en la infancia) de la maduración y de lo que se percibe del ambiente forman esa historia compleja que es la personalidad. El objeto de toda psicología de la personalidad son las leyes de la interacción “natura-nurtura”. Lo dado no se puede definir de manera específica, siempre se lo hará de manera aproximativa. Sería preferible plantear el problema (de lo dado) en términos de “tendencias” como lo hace el psicoanálisis. Habrá fuerzas motivacionales debido a la existencia de reacciones a las tensiones internas y a los estímulos externos.

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(Suponemos que) Filloux habla de tendencias y no de pulsiones, por la lectura psicológica que hace de Freud. Las transformaciones de la conducta (cap. 3) Desde su nacimiento, el hombre no deja de conducirse. Es propio del ser humano hallar en sí mismo la fuente de sus ajustes al ambiente. Debe conducirse para poder persistir como organismo. Es por eso que la personalidad se elabora con procesos que son inmanentes (inherentes) a la “corriente de conducta” que comienza con el nacimiento. La personalidad se forma a través de las conductas, a la vez que las conductas expresan la personalidad. Definición de conducta, según Filloux: conjunto organizado de las operaciones, seleccionadas en función de las informaciones recibidas sobre el medio, por las cuales el individuo integra sus tendencias. Resulta que es a través de la historia de las conductas como debe explicarse la formación de la personalidad. El objeto (objetivo, fin) de la conducta es asegurar la existencia misma, la persistencia del organismo. La tendencia del organismo es a perseverar o persisitir como unidad frente a las tensiones dispositivas internas, análogo al proceso fisiológico de homeostasis. La tendencia se dirige a suprimir las tensiones, por lo tanto la fuente de la tendencia sería una situación interna que exige su propia supresión por medio de una conducta adecuada. A la tensión suprimida sigue un estado de equilibrio y de satisfacción que persiste hasta que aparece otro estado de tensión. Entonces, las tenciones plantean la desintegración o disociación del organismo y las tendencias buscan la integración o unidad. Definición de tendencia, según Filloux: es una fuerza (pero no toda fuerza es una tendencia), que se inserta positivamente en un objeto-fin positivo. En la tendencia hay una tensión que orienta el organismo hacia el objeto que aparece como el instrumento que 6

permite la reducción de la tensión y, por lo tanto, la satisfacción. Un conflicto de fuerzas es un conflicto de tendencias. El organismo tiende a persistir en una forma de conducta hasta que se satisface (principio de constancia). Y también tiende primitivamente hacia objetos-fines que procuran satisfacer (principio de placer). La transformación de la conducta orienta al individuo hacia un estilo de personalidad singular, vale decir, poco a poco surgen y se fijan hábitos de comportamiento. Se debe buscar en el conflicto el motor de la transformación de las estructuras, de la adquisición de conductas vinculadas con nuevos objetos-fines. Si los objetos buscados por las motivaciones elementales siempre estuvieran presentes, si las vías usuales de satisfacción siempre fuesen posibles no habría adquisición de conductas nuevas. Hay un universo hecho de obstáculos que se oponen a la satisfacción de las tendencias. Existe dos clases de obstáculos, unos pueden ser contorneados (vía del rodeo) y otros aparecen como prohibiciones y dan origen a frustraciones. Cuando el obstáculo no puede ser “rodeado” hablamos de obstáculos frustrantes, que no permiten satisfacer la motivación y reducir la tensión inicial. Si la insatisfacción es temporaria se habla de privación, pero si es definitiva existe frustración propiamente dicha. Distinguimos entre frustración exógena y frustración endógena. La primera es debida a una barrera u obstáculo exterior al individuo. La segunda es provocada por un conflicto interno entre fuerzas antagónicas (opuestas).

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La represión es siempre consecuencia de un conflicto interno, aunque una barrera externa brinde la ocación. El obstáculo exterior simboliza un obstáculo interno. Tipos de conflictos internos: o Acercamiento-Acercamiento: implica fines incompatibles. o Alejamiento-Alejamiento: surge cuando el individuo se encuentra entre dos amenazas, puede provenir de una situación objetivamente insoluble (sin solución), ya de la propensión del individuo a captar las situaciones bajo un aspecto amenazador. o Acercamiento-Alejamiento: surge cuando un mismo fin provoca atracción y rechazo a la vez, cuando es ambivalente. Filloux considera al Yo como la personalidad consciente. Ahí hay una lectura desvirtuante de Freud ya que en Lo Inconsciente, Freud afirma que hay sectores del Yo y del Superyó que son inconscientes. En los mecanismos de “ego-involvement”, el individuo internaliza normas culturales. En estos el yo envuelve en sí algo que primitivamente fue exterior. Son parte de estos mecanismos la identificación y la introyección. Definición de identificación de Freud, según Filloux: proceso por el cual un individuo “deviene” una persona a la cual está ligado por una relación emocional determinada, y actúa como si fuera esa otra persona. Pero el individuo puede identificarse sólo con un aspecto del modelo (la identificación es a un rasgo), el cual puede llegar a transformarse en un ideal del yo, o identificarse con un grupo. Definición de introyección de Freud, según Filloux: puede considerarse como una consecuencia de la identificación; por el proceso de introyección características que primero fueron extrañas al individuo, pasan a formar parte integrante de la individualidad. “Se ha comparado a la identificación con la incorporación oral canibálica de la persona ajena.” Freud en “La descomposición de la personalidad psíquica.” 8

Freud parece reducir los ego-involvements a Superyó, el cual se instala desde el primer año de vida, pero se constituye definitivamente con la resolución del Complejo de Edipo. Se puede considerar al Superyó como el heredero del Complejo de Edipo. La función del Yo consiste en solucionar los conflictos entre las tendencias que surgen del Ello y el Superyó. Las prohibiciones internalizadas en el Superyó producen la represión. La represión prohíbe a las tendencias indeseables no sólo toda acción, sino incluso toda expresión consciente. El determinante social: Cultura y Personalidad (cap. 4) Es imposible interpretar la conducta del individuo sin hacer intervenir el medio social o los medios sociales que ejercen sobre él sus solicitaciones y determinaciones. En el Campo Social se encuentran estímulos, barreras y modelos que condicionan la acción del individuo, contribuyen a la construcción de su ser y le permiten un anclaje sólido en la realidad. Definición de Cultura, según Filloux: conjunto de normas, valores, standars (estándares, modelos habituales o corrientes) de comportamiento, que traducen el modo de vida del grupo. Una cultura es el conjunto de los modos de conducirse, es decir, de comportarse y de pensar, que son considerados necesarios en un grupo determinado. Endoculturación: integración a una cultura de la cual el ambiente familiar (tan determinante en la primera infancia) no es más que un elemento y un agente de transmisión. Todo ser humano debe sufrir este proceso sino no podría existir como miembro de una sociedad. En el transcurso de este proceso el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable.

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Personalidad básica, de Kardiner (1937), según Filloux: es una configuración psicológica particular, propia de los miembros de una determinada sociedad, que se manifiesta por un determinado estilo de vida sobre el cual los individuos tejen sus variantes singulares. En tanto es un concepto operacional, tiene un carácter abstracto, que bien puede dar origen a equívocos. Es la personalidad del individuo medio de una sociedad. Es un conjunto de rasgos compartidos con los demás miembros del grupo, que se encuentran entre otros rasgos más originales. Status: posición del individuo dentro de la estructura social; de él depende la participación de un individuo en una cultura, es una norma para el individuo. Personalidad de Status: es la personalidad básica diversificada en función de un status sub cultural. Junto a la personalidad básica de una sociedad hay una serie de personalidades de status. Roles: suma de las formas culturales de conducta que están asociadas a un status particular. Un status fuerte implica conductas de rol, que se convierten en una “segunda naturaleza”. Más que una reconstrucción radical de la personalidad, originan un camino de máscara. El rol influye en la formación de la personalidad. Hay que distinguir entre personaje y personalidad. El personaje es una compensación de frustraciones en otros terrenos: el individuo se deja absorber por el personaje como si este fuera un refugio para escapar de la angustia. Según Adler, es una “ficción directriz” en el que realiza más lo que el individuo quiere ser, más que lo que es. Personalidad de Clase: La clase implica a todos los individuos que ejercen una función idéntica en el proceso de producción económica. La clase objetiva y la mentalidad de clase modelan fuertemente la personalidad. Comporta un estilo de vida específico. Se percibe la realidad según categorías que pertenecen a la ideología de clase. Es la personalidad común que tienen los individuos de una misma clase social, en relación a los medio de 10

producción económica. Distinguimos 3 clases en la sociedad capitalista: la burguesía, la clase media y el proletariado. Hay una identificación con la clase en cada individuo. El Otro en Filloux es la cultura. Sin este Otro no habría lenguaje y no habría subjetividad (sujeto). Es el Otro “materno” en realidad, porque los significantes primordiales son de la madre, la lengua es materna. No hay significante que se signifique a sí mismo, por eso el sujeto no puede definirse a sí mismo con un significante, para eso necesita de otro. (Carpeta). Para sí e identificaciones (cap. 5) La personalidad se construye (es una construcción en el tiempo y por etapas, por lo tanto es en un tiempo cronológico), para Filloux. El Yo, que no es la personalidad, se constituye (es una constitución, en un acto psíquico, es decir un acta, un golpe, que no tiene vuelta atrás, es un efecto y además esta constitución se da en un tiempo lógico). El acto psíquico es cuando la libido inviste al yo, antes que cualquier otro objeto, cuando el bebé pasa del autoerotismo al narcisismo primario. (Carpeta) La personalidad se presenta ante sí misma como un Yo. Por lo tanto, el Yo (vinculado fenomenológicamente a este “presentarse”) es función de una toma de posición, que estructura, es decir, da sentido y carácter a lo que se presenta. El Yo (Yo-sujeto) y el Mí (Yo-objeto) son aspectos complementarios e indisolubles (que no se separan) dentro de la unidad del para sí (como la persona se concibe, como se representa así mismo). El para sí es el Yo y el Mí. Los estudios sobre el yo (ego) deben tener en cuenta los sistemas de referencia que condicionan el para sí. La toma de posición del yo (ego) se desarrolla por una serie de procesos (identificaciones e introyecciones) en los cuales es esencial la relación con los otros, porque únicamente estos pueden dar referencias. Estas referencias, 11

ya siendo partes del para sí (dejan de ser exteriores a la persona) no debe poner en duda la distinción existencial yo-otro. Es decir, el para si se desarrolla en base a múltiples identificaciones e introyecciones pero eso no pone en riesgo la unidad de la persona. El recién nacido no tiene ego. En el transcurso del primer año de vida comienza una diferenciación entre el propio cuerpo y los objetos exteriores al cuerpo. El niño ya no trata a su propio cuerpo como a un extraño. A los tres años aparece la consciencia posicional del yo (ego). Durante los tres primeros años, se da la constitución progresiva del otro como objeto de la experiencia, constitución que es necesaria para que el niño pueda convertirse progresivamente en un objeto respecto de si mismo. El niño cobra consciencia del carácter “total” de su cuerpo al mismo tiempo que el otro llega a ser para él un objeto “total”. A los 3 años, además de desarrollar la consciencia de cuerpo, se le agrega el sentimiento de sí mismo, por lo que ya prevalece el pronombre “yo”. Este pronombre señala que las actitudes que tienen los otros respecto de él han sido internalizadas. El niño al comprender que es un objeto para los demás, hace suyas las actitudes ajenas (principalmente la de sus padres) y deviene un objeto para sí mismo. La conciencia de sí parece estar estrechamente vinculada a la asimilación del otro en tanto que es otro y a la actitud de considerarse a sí mismo como un objeto, al adoptar respecto a sí mismo el punto de vista del otro, internalizado en lo sucesivo. La consolidación del ego entre los cinco y los siete años coincide con el incremento de la actividad social del niño (ej. Ir a la escuela). Entonces se desarrolla no sólo la actitud para el trabajo, para adaptarse otros grupos, etc. sino además el sentimiento de estima de sí y la defensa contra la frustración. Así, los sistemas de referencia de los cuales depende la constitución del para si no son únicamente las actitudes de los 12

otros, sino normas, roles y estructuras, ya no exclusivamente interpersonales sino culturales. La pluralidad de identificaciones no se contradice con la unidad del individuo, su yo no carece de pluralidad, ya que lo que define a la persona es la tendencia a la unidad más que a la unidad misma. Sea cual fuere el número de identificaciones con los roles, modelos o seres o su mayor o menor intensidad, esas identificaciones “prenden” en cierto modo en un impulso único que es el para sí en acto, ya en acto. No hay que hacer una distinción entre el yo y el Mi porque el yo no puede ser diferente del Mí porque el Mi es precisamente aquello que dice Yo. El yo es el para si en acto. Individualidad e historia (cap. 6) La Personalidad (construcción progresiva) no puede explicarse ni comprenderse si no se considera el tiempo, en cuyo transcurso se constituye y del cual recibe dimensión Histórica. Mantener la unidad a pesar del transcurso del tiempo es la tarea que debe emprender el organismo. Cuando se cumple esta tarea, resulta una evolución única y singular que es una “historia”, la historia de una individualidad. La elaboración de Sí, que constituye la historia progresiva de la formación de la Individualidad, no es un trabajo puramente personal y que solo concierne a uno mismo. La historia Individual funciona dentro del marco de otras historias individuales, es decir, dentro de un marco interpersonal que forma parte del marco de la Historia de la Humanidad. La personalidad es una historia dentro de una historia más amplia. Es una construcción humana que resulta incomprensible si no se la sitúa dentro del movimiento evolutivo de las sociedades.

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