Jared Taylor - El Mito de La Diversidad

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En la edición de Julio-Agosto de 1997 se publicó en la estadounidense revista American Renaissance este artículo de su director el señor Taylor. Aquí se van analizando argumentos a favor y en contra de la por algunos siniestros interesados pretendida diversidad racial. Si bien la fecha de su redacción hace que varios de sus datos no estén lo suficientemente frescos, el planteamiento de conjunto no puede perder validez ni vigencia mientras los problemas denunciados persistan. Lo hemos traducido al castellano para que quede como una buena crónica de un asunto que sin duda no es sino un problema filosófico.

El Mito de la Diversidad

Muy Pocas Veces Tantos Han Pretendido Creer Algo tan Absurdo por Jared Taylor Julio de 1997

La idea de que la "diversidad" es una de las grandes fuerzas del país está ahora tan firmemente arraigada que prácticamente cualquiera puede evocarla, elogiarla y revolcarse en ella sin temor a la contradicción. Se ha convertido en una de las grandes ideas estadounidenses inatacables, como la democracia, el patriotismo, la familia o Martin Luther King. El presidente de Estados Unidos se enorgullece de la diversidad. En Mayo de 1995, en un mensaje que reconoce el feriado mejicano del Cinco de Mayo, William Clinton dijo: "El Cinco de Mayo nos ofrece a todos una posibilidad para celebrar la diversidad cultural que ayuda a hacer grande a nuestra nación". Unos días más tarde, cuando él designó Mayo como el Mes de la Herencia Estadounidense/Asia-Pacífico, dijo: "Con la fuerza de nuestra diversidad y un compromiso continuado con el ideal de la libertad, todos los estadounidenses compartirán las bendiciones del brillante futuro que nos espera". En su discurso de 1996 aceptando la nominación para Presidente, él pidió al auditorio que observara por todo el salón y comprendiera cuán variado era el Partido Demócrata. En 1996, en su proclamación del 12 de Octubre (Columbus Day), él dijo: "La expedición que Colón... comenzó hace más de 500 años, continúa hoy cuando experimentamos y celebramos las vibrantes influencias de variadas civilizaciones, no sólo de Europa sino también de todo el mundo. Estados Unidos es más fuerte debido a esta diversidad, y la democracia que queremos florece en el gran mosaico que hemos creado desde 1492". Los llamados a la diversidad no son sólo para el consumo doméstico. En un discurso de 1996 ante el parlamento australiano, el Presidente Clinton notó que tanto Estados Unidos como Australia estaban llegando a ser cada vez más diversos, y añadió: "Y, sí, nosotros [Australia y EE.UU.] podemos demostrar que las sociedades libres pueden adoptar los cambios económicos y sociales, y la diversidad étnica, racial y religiosa que esta nueva Era trae y que se perfila más fuerte y más libre que nunca antes". Hillary Clinton siente de la misma manera. En Febrero de 1995 ella habló a los estudiantes de su ex-escuela secundaria en el barrio residencial de Chicago de Park Ridge. Ella notó que había muchos más hombres no-Blancos entre los estudiantes que cuando ella era una estudiante, 30 años atrás. "No teníamos la maravillosa diversidad de gente que ustedes tienen

aquí hoy", dijo la señora Clinton. "Estoy triste de que no la hubiéramos tenido entonces, porque hubiera sido un gran valor, como estoy segura que ustedes lo descubrirán". La diversidad claramente se ha convertido en uno de aquellos sentimientos retóricos altisonantes con los cuales los políticos rellenan sus discursos. Por supuesto, la idea de que la diversidad —al menos la de la clase que el señor y la señora Clinton promueven— es una gran ventaja para Estados Unidos, es una de las proposiciones más obviamente estúpidas que alguna vez haya visto la luz del día. Sin embargo, hay una clase de diversidad que es una ventaja. Un contratista, por ejemplo, no puede construír casas si él contrata sólo a electricistas. Él necesita carpinteros, fontaneros, etc., una fuerza de trabajo diversa. Sin embargo, la diversidad funcional de esta clase no es a lo que el Jefe del Ejecutivo se está refiriendo. Él está hablando de diferencias en gran parte nofuncionales, como la raza, el lenguaje, la edad, el sexo, la cultura e incluso si alguno es homosexual. Uno podría llamar a esto diversidad de estatus. ¿Qué ventajas conseguiría un contratista de una fuerza diversa de trabajo de ese tipo? Ninguna. ¿Cuáles son las ventajas que Estados Unidos obtiene de una población racialmente diversa? Ninguna. La idea de que la diversidad de estatus es una fuerza, no es simplemente un mito sino una idea particularmente transparente. Explicar por qué la diversidad es mala para un país es un poco como explicar por qué el cólera es malo; el truco consiste en entender cómo alguien pudiera pensar posiblemente que era bueno. En efecto, la diversidad se convirtió en una fuerza después del hecho. Se hizo necesario creer en ella porque el escepticismo sería "racista". Por otra parte, la gente inteligente comenzó a hablar tonterías sobre la diversidad sólo debido al poder enceguecedor del tabú de la raza. Después de que la diversidad comenzó a incluír el sexo, la discapacidad mental, las perversiones y todo lo demás que era foráneo o extravagante, dudar acerca del poder de la diversidad era mostrarse como "intolerante" así como "racista". Por supuesto son sólo las sociedades Blancas, y los grupos Blancos dentro de las sociedades multirraciales, los que son siempre engañados por las tonterías sobre la diversidad. Todos los demás reconocen la marca de los Clinton / Harvard / New York Times de la diversidad exactamente por lo que es: debilidad, disensión y autodestrucción. Inmigración A pesar de la opinión del presidente Clinton de que la "diversidad" comenzó con Colón, durante la mayor parte de su historia Estados Unidos fue auto-conscientemente homogéneo. En 1787, en el segundo de los Papeles Federalistas, John Jay dio gracias de que "la Providencia ha estada agradada de dar este conectado país a un pueblo unido, un pueblo descendiente de los mismos antepasados, que habla el mismo lenguaje, que profesa la misma religión, que adhiere a los mismos principios de gobierno, muy similar en su educación y costumbres...". Ésta no es exactamente una celebración de la diversidad, ni tampoco era Jay un excéntrico. Benjamin Franklin, Thomas Paine y Thomas Jefferson fueron todos explícitos sobre el deseo de que Estados Unidos fuera un país Blanco, y en 1790 la primera ley federal de naturalización requería que los candidatos a la ciudadanía fueran "personas Blancas libres". Hasta 1965 era muy difícil para los hombres no-Blancos emigrar a Estados Unidos y convertirse en ciudadanos (una excepción se hacía para los descendientes de esclavos). La ley de inmigración estaba explícitamente diseñada para mantener a Estados Unidos como una nación Blanca con una mayoría Blanca. Fue sólo en los años '50 y '60 que el país volvió la espalda a su pensamiento tradicional de casi 200 años sobre la raza y comenzó su larga marcha descendiendo el camino hacia ninguna parte.

Una vez que el país hizo la fatal presunción de que la raza era una diferencia humana trivial, todo lo demás se tenía que derivar. El congreso abolió no sólo las leyes Jim Crow y la segregación legal sino que, con la Ley de Derechos Civiles de 1964, acabó también con la libre asociación. Las Enmiendas a la Ley de Nacionalidad e Inmigración de 1965, que abolieron las cuotas de orígenes nacionales y abrió la inmigración a todas las naciones, fueron un magnífico gesto de anti-racismo, una especie de ley de derechos civiles para el mundo entero. Como ha sido señalado en libros tales como El Camino al Suicidio Nacional (The Path to National Suicide) de Lawrence Auster y Nación Extranjera (Alien Nation) de Peter Brimelow, los promotores de la ley de inmigración estaban en apuros para explicar que esto tendría poco efecto sobre el país. "De acuerdo a la ley propuesta", explicó el senador Edward Kennedy, "el nivel actual de inmigración permanece siendo substancialmente el mismo. En segundo lugar, la mezcla étnica no provocará un trastorno. Contrariamente a las acusaciones de algunos sectores, esto no inundará a Estados Unidos con inmigrantes de cualquier país o área". El senador sugería que, como máximo, 62.000 personas por año podrían inmigrar. Cuando el Presidente Lyndon Johnson firmó el proyecto convirtiéndolo en ley, él también minimizó su impacto: "Esta ley que promulgamos hoy no es una ley revolucionaria. No afecta las vidas de millones. No reformará la estructura de nuestras vidas diarias, ni realmente incidirá de manera importante en nuestra riqueza o poder". El punto aquí no es que los promotores estaban equivocados acerca de la ley, aunque en 1996, por ejemplo, se batió una marca con 1.300.000 naturalizaciones, y quizás el 90% de los nuevos ciudadanos era hombre no-Blanco. El punto es que la "diversidad" de la clase con la cual se dice ahora que la inmigración nos bendice, nunca fue ni siquiera insinuada como una de los beneficios de la ley. Nadie soñó que en sólo 20 años el 10% de la población entera de El Salvador se hubiera trasladado a Estados Unidos o que millones de inmigrantes sobre todo hispánicos y asiáticos amenazarían con reducir a los Blancos a una minoría racial en California hacia 1998. En 1965, antes del descubrimiento de que "la diversidad es nuestra fuerza", la mayor parte de la gente habría estado conmocionada de pensar en tales cambios demográficos. Hoy el clima intelectual es diferente, pero de maneras completamente previsibles. El "racismo" hace su abrumadora aparición como la mayor ofensa moral que una persona Blanca puede cometer, y cualquiera que se oponga a la llegada de aún más hombres no-Blancos no puede sino ser "racista". Ya no hay por lo tanto ninguna base moral para oponerse a la perspectiva del estatus de minoría para los Blancos, y lo que habría sido una perspectiva impensable antes de 1965 debe ser vista ahora como una emocionante posibilidad. Así la diversidad se convirtió en una "fuerza", a pesar de la suspensión de la incredulidad que se requiere para pensarlo así. Éste es un ejemplo perfecto de una aseveración, por motivos puramente ideológicos, de algo obviamente falso. Como la igualdad de las razas, la equivalencia de los sexos, la noimportancia de la herencia, la normalidad de la homosexualidad, y la intrascendencia de la deficiencia física o mental, la fuerza de la diversidad es parte de una serie entera de absurdidades monstruosas de las cuales el liberalismo depende. Habiendo comenzado con la raza, la diversidad ahora incluye casi cualquier cosa. Las feministas, gente enfadada en sillas de ruedas, los portadores de SIDA, los homosexuales militantes, y gente que prefiere hablar en castellano antes que en inglés, han tomado todos mucho de su estilo y acometividad del movimiento de los derechos civiles. Las demandas de "inclusividad" casi siempre incluyen el lenguaje de la reivindicación y la compensación en el que fueron pioneros los negros. La gente gorda lucha contra la discriminación, la gente fea lucha contra los que discriminan según el aspecto ("lookism"), y al menos una administración municipal ha requerido que el escenario para un espectáculo de strip tease sea accesible para sillas de ruedas. Cualquiera que se oponga a la glorificación del extranjero, del anormal y el inferior, puede ser denunciado con mucha fanfarria y un enorme sentido de superioridad. La

metástasis de la diversidad es una historia fascinante, pero la enfermedad comenzó con la raza. De vez en cuando algún autor de la corriente predominante olfatea alrededor de los márgenes del problema demográfico. Con algún riesgo para su respetabilidad profesional, el columnista Scott McConnell del New York Post ha señalado que si va a ser una cosa tan buena para los Blancos convertirse en una minoría, no hay ninguna razón para esperar hasta el próximo siglo. Deberíamos abrir las fronteras ahora mismo y convertirnos en una minoría en unos pocos años. "¿Por qué negarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos las grandes ventajas del Tercermundismo que estamos planeando para nuestros nietos?", pregunta. Ventajas de la Diversidad En aquellas raras ocasiones en que la gente realmente intenta defender la diversidad, la única afirmación que ellos hacen con alguna apariencia de convicción es que sus ventajas se harán evidentes cuando el mundo se haga más "internacional". Será una gran cosa tener a ciudadanos de todo el mundo cuando las naciones tengan cada vez más contacto; específicamente, nuestra población "internacional" impulsará las exportaciones estadounidenses. Por supuesto, ya que esta opinión está basada sobre la presunción de que la gente se comunica mejor con gente similar a ellos, esto es un argumento contra la diversidad nacional. Si se toma a un coreano para tratar con los coreanos, ¿cómo se supone que los estadounidenses se lleven bien con los coreanos que viven en EE.UU.?. Si alguno realmente pensara que una población heterogénea hace bien para el comercio, deberíamos supuestamente estar ajustando la mezcla de inmigrantes de acuerdo con el potencial comercial. No habría ninguna razón para admitir haitianos, por ejemplo, ya que Haití es una tierra pestilente y nunca probablemente sea un socio comercial importante. Después de Canadá, Japón es nuestro más grande socio comercial. ¿Significa esto que necesitamos más japoneses?. Nadie habla nunca de la inmigración en esta forma, porque nadie realmente cree que la inmigración tenga algo que ver con la promoción de las exportaciones. El ejemplo de Japón de hecho muestra cuán poco la diversidad racial tiene que ver con el comercio internacional. Japón es una de las naciones más racialmente homogéneas en el mundo. Según los estándares estadounidenses, los japoneses son "racistas" incurables, "homosexofóbicos", "sexistas", y culturalmente "nativistas". Ellos incluso comen ballenas. Ése es un país que debería ser por lo tanto un fracaso completo en la economía internacional; y a pesar de todo es probablemente la nación comercial más exitosa sobre la Tierra. Taiwán y Corea le siguen de cerca, con China que ahora registra superávit comerciales enormes con Estados Unidos. Estos países son aún más cerrados y excluyentes que Japón. Si ellos pudieran alguna vez entender la noción estadounidense de la diversidad, los asiáticos esperarían cortésmente hasta que hubiéramos abandonado el cuarto y luego se morirían de la risa. Alemania es igualmente una de las grandes naciones exportadoras del mundo. ¿Quién soñaría con pensar que eso era debido a la presencia de los trabajadores migrantes turcos?. El hecho de que millones de mejicanos vivan ahora en Estados Unidos no hace a nuestros productos más atractivos para nadie; ciertamente no para México, que ya tiene una multitud de cosas que los mejicanos saben cómo hacer. La "diversidad" no añade exactamente nada a nuestra competitividad internacional. También se supone que la diversidad racial trae un enriquecimiento cultural; pero ¿cuáles son sus verdaderos logros?. La cultura de los estadounidenses corrientes permanece casi completamente intocada por los millones de inmigrantes no-Blancos que han llegado desde 1965. Quizás ellos han oído ahora del festival del Cinco de Mayo, pero incluso si ellos viven en California o Texas, ¿cuántos estadounidenses saben que esto conmemora una victoria militar mejicana contra los franceses?.

Los inmigrantes no nos enseñan sobre Cervantes o Borges o la señora Murasaki, y sería tonto pensar que ellos lo hicieran. Los polizones chinos no llegan con un conocimiento de un conservador de museo acerca de la cerámica Ming y con copias del Tao-te Ching en sus bolsillos. El único artefacto cultural que los inmigrantes llevan consigo es su lenguaje —que cada vez más se convierte en una mezcolanza estadounidensizada que sorprendería a sus compatriotas—, pero la supuesta "cultura" de los asentamientos de los inmigrantes es una maraña de costumbres populares campesinas, Coca-Cola, vales de comida, camisetas con escritos en ellas, y agresividad. La alta cultura y la historia mundial cruzan las fronteras por sí mismas. ¿Quién en Estados Unidos aprendió por primera vez acerca de Tchaikovsky o de los mayas gracias a un inmigrante?. Casi toda ciudad estadounidense de buen tamaño tiene una compañía de ópera, pero ésta no fue establecida por italianos. ¿Qué, en la forma de auténtica cultura, han ganado los cada vez menos Blancos nohispánicos de Miami del hecho de que la ciudad sea ahora hispánica en casi un 70%?. ¿Han mejorado las galerías de arte, los conciertos, los museos y la literatura de Los Ángeles por el hecho de que su población sea ahora casi la mitad hispánica?. ¿Cómo ha sido enriquecida la cultura de Washington DC o Detroit por las poblaciones de mayoría negra?. Si la inmigración y la diversidad conllevan el enriquecimiento cultural, ¿por qué es en los sitios que están más intensamente enriquecidos donde los Blancos menos quieren vivir?. Como con el argumento comercial, el argumento del "enriquecimiento cultural" se viene abajo al menor cuestionamiento. Es verdad que desde 1965 más escolares estadounidenses han comenzado a estudiar castellano, pero menos ahora estudian francés, alemán o latín. ¿En qué sentido esto es una mejora?. La gente puede estudiar, por supuesto, cualquier lengua que ellos quieran sin tener que llenar el país de inmigrantes. Prácticamente todos los noruegos hablan un excelente inglés, pero ese país no está hacinándose con ingleses. Cualquier discusión de las verdaderas ventajas de la diversidad étnica por lo general logra establecer sólo una ventaja que a la gente realmente le importa: buenos restaurantes étnicos. Probablemente ni siquiera William Clinton afirmaría que tener un auténtico restaurante tailandés en cada ciudad es un objetivo nacional importante. Servicios públicos En un nivel diferente, ahora se da por supuesto que los servicios públicos como los departamentos de policía y bomberos deberían emplear a gente de razas diferentes. La teoría es que es mejor tener a oficiales negros o hispánicos que patrullen los vecindarios negros o hispánicos. ¿No tenemos aquí un ejemplo de uno de los beneficios de la diversidad?. Todo lo contrario; ésta es simplemente la primera prueba de que la diversidad es una carga horrible. Si a través de todo Estados Unidos ha sido demostrado que los Blancos no pueden vigilar a los hombres no-Blancos o extinguir sus incendios, ello sólo muestra cuán divisiva es realmente la diversidad. La entremezcla racial de una fuerza policíaca —vendida como una de las maravillas de la diversidad— se hace necesaria sólo porque los oficiales de una raza y los ciudadanos de otra son incapaces de trabajar juntos. La diversidad que es presentada como un triunfo, es necesaria sólo porque la diversidad no funciona. Lo mismo es verdadero de cada otro esfuerzo para "diversificar" los servicios públicos. Si jueces hispánicos y procuradores fiscales hispánicos deben ser reclutados por el sistema de justicia, esto significa que los Blancos son incapaces de una justicia desapasionada. Si profesores no-Blancos son necesarios como "modelos de rol social" para los niños no-Blancos, esto significa que la inspiración no puede cruzar las líneas raciales. Si los periódicos deben contratar reporteros no-Blancos a fin de satisfacer a lectores no-Blancos, esto significa que la gente no puede escribir noticias aceptables para gente de otras razas. Si los negros demandan locutores negros de noticieros de televisión y meteorólogos negros, esto significa que ellos

quieren conseguir la información de su propia gente. Si deben ser establecidos distritos de votación de mayoría-minoría, de modo que los hombres no-Blancos puedan elegir representantes de su propia raza, esto significa que las elecciones no son nada más que un recuento racial. Todos los tales esfuerzos en la diversidad no son expresiones de la fuerza inherente del multi-racialismo; son admisiones de que esto es una extenuante fuente de tensión, hostilidad y debilidad. Tal como las ventajas de la diversidad desaparecen al examinarlas, sus desventajas son muchas y obvias. Una vez que un cuerpo de bomberos o una fuerza policíaca han sido "diversificados" para "hacer juego" con la comunidad circundante, ¿funcionan mejor?. No, si debemos juzgar por las interminables disputas raciales sobre ascensos, pleitos judiciales sobre tendencias grupales, casos de discriminación inversa, resentimiento por asignación de cuotas, y la proliferación de organizaciones profesionales racialmente exclusivas. Cada departamento de policía con una dotación significativa en el país tiene una asociación de oficiales negros dedicada a explícitos objetivos racialmente competitivos. En las grandes ciudades hay asociaciones para oficiales asiáticos, hispánicos, e incluso Blancos. Muchas agencias del gobierno y compañías privadas contratan a "gerentes de diversidad" profesionales para ayudar a manejar a fuerzas de trabajo mezcladas. Ésta es una nueva profesión, que no existía antes de la idea de que la diversidad es fuerza. En esencia, se remite a intentar salvar los obstáculos entre gentes que no se entienden entre sí, pero ya que tiene que ver con sujetos sobre los cuales la dirección tiene miedo de hacer demasiadas preguntas, un poco de ello es pura panacea. Maria Riefler ha capacitado a Nestlé, Walt Disney, Chrysler y Chevron. A ella le gusta dividir a los empleados en grupos que representan el cuerpo y el "cerebro triple". Se supone que esto les ayuda a entender cómo "los estereotipos están escondidos profundamente dentro de la parte primitiva de nosotros mismos". Esta es una "fuerza" muy peculiar que requiere la atención constante de expertos y otros artistas de la ridiculez. Tal como la contratación de policías negros para patrullar vecindarios negros, el "entrenamiento para la diversidad" es una admisión de que una fuerza laboral multirracial es una responsabilidad. Esto es simplemente sentido común; es difícil conseguir que gente distinta trabaje junta. En efecto, una encuesta a gran escala llamada Estudio Nacional de la Fuerza Laboral Cambiante encontró que más de la mitad de todos los trabajadores dijo que prefería trabajar con gente que fuera no sólo de la misma raza sino también del mismo sexo y que tuviera el mismo nivel de educación. Probablemente muchos más sentían de esa manera pero tuvieron miedo de decirlo. Por estos días se habla mucho sobre cómo la diversidad va a mejorar las ganancias. Las compañías estadounidenses son pragmáticas con respecto a las utilidades. Mucha investigación, la mayor parte de ella cuantitativa, entra en las decisiones sobre líneas de productos, nuevos mercados, establecimiento de empresas conjuntas, producción de bienes o traslado de la oficina central. Si hubiera habido investigación seria que mostrara que la "diversidad" mejora las ganancias, esto habría sido noticia de primera plana hace mucho tiempo. Ni siquiera la manipulación de datos más desesperada parece haber producido un estudio que pueda hacer tal afirmación. Cuán gran dolor de cabeza realmente es la diversidad para las compañías, está claro a juzgar por la interminable corriente de historias noticiosas sobre discriminación racial corporativa. En sólo un mes —Noviembre de 1996— la "diversidad" produjo bastantes noticias. Texaco consintió en pagar 176 millones de dólares a las víctimas negras del "racismo" de la compañía, y los abogados de la firma que demandó a Texaco estaban teniendo aproximadamente diez llamadas diarias de gente que pregunta cómo llegar a acuerdos por discriminación. Sólo unos días más tarde, 22 ex-empleados de la más grande compañía impresora nacional, R.R. Donnelley and Sons, entablaron demandas por 500 millones de dólares por lo que ellos consideraban que había sido racismo.

En el mismo mes, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense como la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego patrocinaron demandas judiciales colectivas por discriminación por muchos millones de dólares entabladas por negros. Igualmente en Noviembre, tres negros iniciaron una demanda colectiva contra una concesionaria de Avis Rent-A-Car con sucursales en Carolina del Norte y del Sur, afirmando que a ellos se le había negado la entrada debido a su raza. Dentro del mes, el dueño de Avis dijo que esto anularía su contrato con el concesionario, y contrató a una oficina de abogados para comprobar si esto ocurría con otros operadores de Avis. Cada uno de estos casos, que son caros, consumen mucho tiempo, y son emocionalmente dañiños, es una consecuencia de la diversidad racial; y éstos fueron sólo los casos que aparecieron en las noticias. Sería edificante contar el número de organizaciones públicas y privadas que existen en Estados Unidos sólo por causa de su población diversa, y que no son necesarias en sitios como Japón o Noruega. La Comisión de Derechos Civiles estadounidense, la Comisión de Igual Oportunidad de Empleo, la Oficina de Acatamiento del Contrato Federal, la División de Derechos Civiles del Ministerio de Justicia, y cada equivalente estatal y local de estas oficinas, existen sólo debido a la diversidad racial. Cada oficina del gobierno, cada universidad, cada gran corporación y cada instalación militar, tienen a empleados que trabajan a jornada completa sobre la discriminación inversa, reclamaciones de discriminación y otros asuntos de la "diversidad". Innumerables programas de asistencia comunitaria, comisiones de reconciliación, paneles con especialistas y comisiones alcaldicias se desgastan profesionalmente cada día por el tema racial. Nada de esto sería necesario en una nación de sólo una raza. Debe haber decenas de miles de estadounidenses que consumen cientos de millones de dólares cada año haciendo cumplir, ajustando, afinando, regulando, y hablando puros disparates sobre la diversidad racial que se supone que es nuestra fuerza. En efecto, Tom McClintock, un ex-candidato a contralor del Estado de California, estimó que antes de que la iniciativa de votación estatal de 1996 fuera aprobada para abolir las preferencias raciales, el costo anual sólo para administrar los programas de discriminación inversa de California era de entre 343 y 677 millones de dólares. Esta cifra no incluía el costo de programas de preferencia privados o el costo de las maquinarias anti-discriminación estatal y local, ninguna de las cuales fue afectada por la medida de 1996. Si la diversidad fuera una fuerza, la gente la practicaría espontáneamente. No requeriría una constante estimulación o costosos pleitos judiciales. Si la diversidad fuera enriquecedora, la gente la buscaría. Es en las reuniones privadas no gobernadas por ningún tipo de ley de "derechos civiles" donde los estadounidenses muestran cuánta fuerza y enriquecimiento ellos encuentran en la diversidad. Tales reuniones son por lo general el opuesto mismo de lo diverso. Otras Razas Hablando en general, cualquier tímida oposición a la diversidad que surja es caracterizada como un gimoteo de Blancos resentidos e ignorantes. Se piensa que los hombres no-Blancos tienen una mejor apreciación de la importancia de la inclusividad. Esto es sólo otro sinsentido más. Ahora que la inmigración ha añadido a los hispánicos y a los asiáticos a la tradicional mezcla racial negra-blanca, las "fallas geológicas" se están formando en todas las direcciones. Aunque se nos diga repetidas veces que es la ignorancia y la carencia de contacto lo que causa la antipatía, son los grupos que tienen más contacto los que más sienten aversión el uno del otro. Esto explica por qué los "servicios de asistencia" y la "construcción de puentes" no funciona, como hasta el New York Times involuntariamente lo reveló en un titular del 18 de Junio de 1990: "Peleas Étnicas Dividen el Desfile por la Armonía".

La idea de que la hostilidad se cura mediante el contacto es venerada ahora como parte del mito de la diversidad. George Orwell mencionó esto en su ensayo "Inglaterra Vuestra Inglaterra": "Durante la guerra de 1914-1918 la clase obrera inglesa estuvo en contacto con extranjeros hasta un grado que es raramente posible. El único resultado fue que ellos trajeron de regreso un odio hacia todos los europeos, excepto a los alemanes, cuyo coraje ellos admiraron". En Estados Unidos uno no tiene que ir al extranjero para tener contacto con extranjeros. ¿Cuál ha sido el resultado?. En Chicago, Los Ángeles, Detroit y Nueva York, los negros han tratado de expulsar a los comerciantes coreanos de sus vecindarios. Ellos incendian las tiendas, asaltan a los encargados de las tiendas, y organizan boicots contra la "gente que no se parece a nosotros". En Los Ángeles, las relaciones eran tan malas que en 1986 fue formada una Alianza Negro-Coreana para reducir las tensas relaciones. Ésta se tambaleó inútilmente hasta finales de 1992, cuando fue disuelta por mutuas recriminaciones y acusaciones. La mayoría de los negros y los coreanos se dijeron unos a otros lo más enojado que ellos estaban. Hay ahora escuelas y distritos escolares completamente dominados por negros e hispánicos, que tienen guerras de raza que no involucran a ningún Blanco en absoluto. ¿Algunos ejemplos?: La Escuela Secundaria Locke en Los Ángeles es casi exactamente seminegra y semi-hispánica. En Febrero de 1996, 50 policías tuvieron que ser llamados para acabar con una batalla campal que involucraba a cientos de estudiantes. Después de que el orden fue finalmente restaurado y la escuela cerrada, la policía con equipo anti-disturbios tuvo que impedir a los estudiantes reincorporarse a la batalla en las calles. ¿Qué provocó la batalla?: Los hispánicos estaban enojados —ciertamente no "enriquecidos"— por la observancia de Febrero como el Mes de la Historia de los Negros. Un incidente similar ocurrió en Los Ángeles, en la Escuela Secundaria Norte de Hollywood, cuando le tocó a la policía con equipo anti-disturbios calmar una pendencia que comenzó cuando aproximadamente 200 a 700 estudiantes negros e hispánicos se lanzaron uno contra otros. La chispa fue según se informa un choque sobre qué tipo de música se interpretaría en el baile de regreso a casa, no sintiéndose ningún bando particularmente "inclusivo". La Escuela Secundaria Norman Thomas está localizada en Park Avenue y la Calle 33 en Manhattan. En 1992, la tensión entre negros e hispánicos hizo erupción en una lucha general que involucró tanto a muchachos como a muchachas. "La única cosa que a la gente le preocupaba era el color de la piel", explicó un estudiante de 16 años. El Consejo de Educación de la Ciudad de Nueva York tiene "guardias de movilización rápida" sólo para tales emergencias. La Escuela Secundaria Farragut en Chicago es dos terceras partes hispánica y un tercio negra. Recientemente la tensión racial creció hasta lo que el director llamó "polarización total", y llegó a ser peligroso dejar a los estudiantes mezclarse sin supervisión de la policía. Por el grado de la tensión, las actividades extra-escolares fueron anuladas durante 30 días y el juego de fútbol de regreso a casa tuvo que ser jugado sin un solo estudiante en las graderías, por temor a que ellos se agredieran unos a otros. En Huntsville, Texas, los estudiantes hispánicos dicen que ellos tienen que armarse contra los violentos negros. En Dallas, los padres hispánicos dicen que sus niños tienen miedo de ir a la escuela por temor a los ataques por parte de negros. Las tensas relaciones de este tipo son generalmente relatadas sólo en los periódicos locales, y están probablemente ampliamente extendidas. Existe la misma animosidad racial en las cárceles. Los guardias mantienen algunos bloques de celdas en un estado casi constante de clausura porque los negros y los hispánicos se matan unos a otros si les permiten mezclarse. La vida en la prisión es más intensamente integrada que en cualquier otro sitio en el país. Si la diversidad es una cosa tan buena, ¿por qué es la segregación racial siempre una de las mayores demandas cuando los presos ponen sus quejas en una lista?.

Por supuesto, las peleas a puñetazos de escuela secundaria y las reyertas de cárcel no son nada comparado a lo que puede pasar cuando la diversidad realmente se desvía del camino. En el verano de 1967, 83 personas fueron muertas y casi 2.000 fueron heridas cuando los negros se amotinaron a través de todo el país. Tuvo que ser llamada la Guardia Nacional para detener la violencia en Tampa, Cincinnati, Atlanta, Newark, norte de Nueva Jersey y Detroit. Tampoco los disturbios de raza son una reliquia de los años '60. El peor brote en la historia nacional fue en Los Ángeles en 1992, cuando los alborotadores mataron a 58 personas e hirieron a más de 2.300. Ellos también quemaron 5.300 edificios, causando casi mil millones de dólares en daños. Hubo una violencia a escala más pequeña —toda dirigida hacia los Blancos— en Atlanta, Las Vegas, Nueva York, Richmond y San José, California. Los disturbios de Los Ángeles mostraron que los hispánicos pueden comportarse tan mal como los negros. Aunque el motivo de la protesta fuera aparentemente por un esperpento de justicia para el criminal negro Rodney King, más de mitad de las 15.000 personas detenidas por saqueo era hispánica. La "diversidad" puede azuzar a un grupo de hispánicos contra otro. Los portorriqueños en Miami se han amotinado, reclamando haber sido excluídos por la estructura de poder cubana de la ciudad. "Los cubanos lo consiguen todo; nosotros no conseguimos nada", explicó un alborotador. Mientras mayor es la diversidad, más variadas son las posibilidades para el desafecto y la violencia. Ha habido una inmensidad de palabrería acerca de por qué los negros provocan disturbios, con la declaración oficial sobre los motivos que se remontan al Informe de la Comisión Kerner de 1968: "Lo más fundamental es la actitud racial y el comportamiento de los estadounidenses blancos hacia los estadounidenses negros". Independientemente de lo que uno pueda pensar de este descubrimiento, hay una conclusión que nadie puede negar: los disturbios raciales no pueden ocurrir sin una diversidad racial. Un vistazo ocasional a un periódico es todo lo que lleva aprender que la diversidad de la clase que se supone que beneficia a Estados Unidos es un problema dondequiera que sea encontrada. Cada sangría en gran escala e incontrolable, se dé ella en Oriente Medio, Irlanda, Burundi o la ex-Yugoslavia, es debida a la "diversidad", o sea, gente que se diferencia una de otra tratando de vivir en el mismo territorio. La mayor parte del tiempo, los motivos de la discordia no son tan prominentes como la raza. Ellos pueden ser la religión, la lengua o la diferencia étnica. De vez en cuando los estadounidenses han luchado unos contra otros por estos motivos, pero la raza es la fuente más profunda y más constante de antipatía. A diferencia del lenguaje o la religión, la raza no puede cambiarse. Las diferencias entre los hombres que están profundamente escritas en sus cuerpos siempre serán una fuente de fricción. El Doble Standard de la Diversidad La diversidad, por supuesto, es sólo para los Blancos. Dondequiera que sólo Blancos se congreguen, las acusaciones de "racismo" no pueden tardar mucho en llegar. Por otra parte, sería tedioso enumerar las reuniones racialmente exclusivas para no-Blancos que el país da por concedidas. La Academia Shule Mandela en Palo Alto, California, es sólo un poco más franca que la mayoría, cuando sus estudiantes se reúnen cada mañana y prometen "pensar negro, actuar negro, hablar negro, comprar negro, rezar negro, amar negro y vivir negro". El mismo doble standard racial es encontrado en las políticas nacionales. Son sólo las naciones blancas —Canadá, Estados Unidos y Australia— las que permiten la inmigración en gran escala. Las naciones no-Blancas procuran mantener la homogeneidad racial y cultural y la mayoría esencialmente no permite ninguna inmigración en absoluto.

Algunas naciones, por supuesto, no podrían atraer a ningún inmigrante incluso si ellas quisieran; no hay mucha presión en las fronteras de Bolivia o Uganda. Sin embargo, tan pronto como los países del Tercer Mundo llegan a ser sólo un poco más prósperos que sus vecinos, ellos rápidamente se hacen prestos para no dejar pasar a forasteros. Malasia, por ejemplo, recientemente anunció que en el caso de delincuentes reincidentes, azotará a los extranjeros ilegales, a sus empleadores, y a cualquiera que los pase de contrabando en el país. Costa de Marfil, que está mejor gobernada y es más exitosa que sus vecinos africanos del Oeste, ha lanzado una campaña de Ivoirité (Ivoridad) para expulsar a todos los residentes que no puedan demostrar que sus abuelos nacieron dentro del territorio nacional. Incluso las naciones que son poco atractivas para los inmigrantes a veces muestran sus sentimientos sobre la diversidad expulsando a los pocos extranjeros que llegaron en el pasado. Idi Amin se convirtió en gobernante de Uganda en 1971. Al año siguiente su gobierno expulsó a los 70.000 u 80.000 indios y paquistaníes que los británicos habían ingresado para que se establecieran como comerciantes. Los ugandeses negros, a quienes no les gustaba tratar con gente diferente a ellos, estaban encantados. Cientos de miles de mejicanos pobres se trasladan furtivamente a Estados Unidos cada año, pero incluso México es atractivo para algunos centroamericanos cuyos países son más pobres todavía. México protege su frontera del sur con tropas militares, y es despiadado al expulsar a emigrantes ilegales. Ni siquiera los ciudadanos de Estados Unidos tienen un período fácil trasladándose a México, que no tiene ninguna intención de diluír su cultura nacional en nombre de la diversidad. Sólo los Blancos hablan incoherencias sobre las ventajas de la diversidad. Una de las supuestas ventajas es tan destornillada, que es difícil creer que pueda ser propuesta por gente capaz del discurso humano, pero ya que estamos disparando al pez en un barril, ¿por qué no disparar una ronda final?. Se nos dice que ya que los Blancos son una minoría de la población mundial (aproximadamente el 15% del total), ellos deberían reconciliarse felizmente con el estatus de minoría en Estados Unidos, ya que tal estado será un buen entrenamiento para la vida en un planeta que cada vez se reduce más. Por supuesto, en un contexto mundial, cada grupo humano es una minoría. Hay muchos más de todos los demás que hispánicos o africanos, por ejemplo. ¿Significa esto que los mejicanos y los nigerianos, también, deberían esforzarse por convertirse en minorías en México y Nigeria?. Como tanto de lo que se ha dicho sobre raza o inmigración, esta idea se cae a pedazos tan pronto como se aplica a cualquiera, salvo a los Blancos. Son sólo los Blancos los que han intentado alguna vez creer que la raza es un asunto trivial, de modo que son sólo los Blancos los que piensan que puede ser "racista" preservar a su gente y su cultura. Habiendo decidido negar las conclusiones de la biología, las tradiciones de sus antepasados y la evidencia de sus sentidos, ellos se han negado a sí mismos cualquier base moral para mantener alejados a los extranjeros. Ellos han puesto en movimiento fuerzas que finalmente los destruirán. E. Raymond Hall, profesor de biología en la Universidad de Kansas, es el autor del trabajo definitivo sobre la fauna silvestre estadounidense, Mamíferos de Norteamérica. Él declara como una ley biológica que "dos sub-especies de la misma especie no se dan en la misma área geográfica". Las razas humanas son sub-especies biológicas, y el profesor Hall escribe expresamente que esta ley se aplica tanto a los humanos como a los otros mamíferos: "Imaginar una sub-especie del hombre viviendo junta en términos iguales durante un largo tiempo con otra sub-especie no son sino buenos deseos y conduce sólo al desastre y al olvido para una u otra". La naturaleza humana es parte de la naturaleza animal. La diversidad racial, que sólo los Blancos promueven —y siempre a costa suya— no es nada más que el desarme unilateral en un mundo peligroso. Si los actuales movimientos demográficos continúan, y si el pensamiento de los Blancos permanece inalterado, habrá pocas dudas en cuanto a qué grupo le está destinado el "desastre y olvido" que el profesor Hall con tanta seguridad predice.–