Israel

Autor del libro Yo soy Jesús FE y DEVOCIÓN a traves de La HISTORIA de un PUEBLO ELEGIDO por DIOS UN HOMBRE DEJA A SU

Views 208 Downloads 6 File size 921KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Autor del libro Yo soy Jesús

FE y DEVOCIÓN a traves de

La HISTORIA de un PUEBLO ELEGIDO por DIOS

UN HOMBRE DEJA A SU FAMILIA POR FE… UN JOVEN PASTOR CONFÍA EN SU DIOS… LA ORACIÓN DE UNA MUJER ES CONTESTADA… UNA NACIÓN ES BENDECIDA…

¿Te has preguntado alguna vez por qué Cristo nació en Belén y no en tu ciudad?

Israel

Jesús el Mesías fue una promesa de salvación para una nación: . Po r medio del pueblo Hebreo, Dios bendijo a todas las naciones de la tierra. Al recorrer las primeras páginas de la historia del pueblo de Dios nos topamos con

fe

devoción

increíbles ilustraciones de , seguridad, amor y aunque también de desobediencia. Seguramente conoces algunas de ellas. ¿Te gustaría saber que hicieron personas como Abraham, Rut, Ana, David y José entre otros para

bendiciones de parte del Señor? Entonces este libro está hecho para ti. En el corazón de la Biblia se gestó la historia de un pueblo que sin saberlo trajo misericordia y Salvación para la humanidad. Te invito a recibir

descubrir una obra p laneada por el creador. Una historia de amor, perjurio y reconciliación.

© 2011 Israel. A menos que se indique lo contrario, todos los textos Bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960. Citas Bíblicas marcadas “NVI” son de La Nueva Versión Internacional ©1999 por la sociedad Bíblica internacional. Citas Bíblicas marcadas “TLA” son de La Traducción en Lenguaje Actual ©2000 por sociedades Bíblicas Unidas.

Comentarios: [email protected]

Contenido

PRÓLOGO……………………………………………………………………………………….

1

ISRAEL…………………………………………………………………………………………….

3

PRIMERA PARTE: ENGENDRADOS POR LA FE 1. UNA ENSEÑANZA DE FE……………………………………………………….…

6

2. ¿ACEPTAS LA VOLUNTAD DE DIOS?..............................................

13

3. ADVERTENCIA: ¡NO MIRE HACIA ATRÁS!…………………………...

22

4. SOLAMENTE UNO…………………..…………………………………………………

28

5. INCENTIVOS MUY ATRACTIVOS……………………………………………

36

6. ¿QUE PASA SI ME OLVIDO DE DIOS?..............................................

42

SEGUNDA PARTE: GENTE ESPECIAL EN UN PUEBLO ESPECIAL 7. RUT ELIGIÓ A DIOS…………………………………………………………….......

49

8. LA ORACIÓN DE ANA……………………………………………………………..

55

9. LA FE DE DAVID………………………………………………………………………

61

10. MARÍA, JOSÉ Y UN EMBARAZO INESPERADO……………………

66

11. TIERRA FÉRTIL PARA EL EVANGELIO………………………………….

73

TERCERA PARTE: UNA SOLA NACIÓN 12. EL MESÍAS PROMETIDO …………………………………………………………..

79

13. SALVACIÓN PARA TODAS LAS NACIONES…………………………

85

14. EL PUEBLO DE DIOS …………………………………………………………………

91

PRÓLOGO

-¿Papá? Cada mañana hace la misma pregunta. Todas las mañanas salgo muy temprano de casa para llegar a tiempo al trabajo. Mi esposa me ha contado que cuando nuestra hija de un año y medio despierta, le pregunta por mí y me busca entre las sabanas justo en el espacio que ocupo en la cama. Todas las mañanas sucede lo mismo. Siempre que despierta pregunta por mí. Eso me alegra porque me hace sentir especial para ella. Me recuerda. Aunque sea pequeña, su gesto expresa el amor que tiene por su padre. Espero que llegue el día en que su búsqueda matutina incluya a Dios. Que al despertar, su primer pensamiento valla dedicado a su creador. Que su corazón valla en busca del Señor. Es esa misma búsqueda la que me motivó a escribir este libro. Tal vez tú, estimado lector, tienes la disposición o la necesidad de buscar al Señor y no sabes de qué manera hacerlo. Tal vez ya lo conoces pero deseas aprender más sobre Él. En este libro se relata de una manera muy breve la manera en que Dios eligió a un hombre (Abraham), formó una nación (Israel) y escribió la más grande historia de amor, la de un padre que sacrificó a su único Hijo en rescate por muchos (Cristo en la cruz). A través de la historia de Israel podemos encontrar enseñanzas que nos pueden ser de mucha utilidad en distintas situaciones. Desesperanza, temor, falta de fe. Situaciones adversas en las que Dios alza la voz y nos muestra cómo en las circunstancias difíciles es más fácil mostrarnos su amor.

1

Te invito a tomar este libro y leerlo completo. Te invito a introducirte en la búsqueda de un Dios que te conoce desde que eras una sola célula. Un Dios que sabe tu nombre. Un Dios inmutable que tiene bendiciones para ti. Un Dios poderoso que te comprende y está contigo en medio de la tormenta. Un Dios que tiene un propósito para tu vida. Un Dios de amor que está esperando que des el primer paso para darte un abrazó que se extenderá por más tiempo que la eternidad. El Dios que formó a Israel, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob es el Dios que creo los cielos y la tierra, es el mismo Dios que tomó un mazo, sostuvo los clavos y se incrustó en una cruz.

2

ISRAEL Cuanto amor, cuanta paz y cuanta fe tú nos diste sin pensarlo y sin saber. Que en las páginas de tu historia se dibujo nuestra redención… Israel. Porque en ti la esperanza amaneció y en tus brazos el Mesías fue a nacer. Desde aquí te envío mi gratitud y deseo tu bendición Israel. Brotará un rio de alegría del campo a la ciudad, y no regresarán jamás las sombras del pasado. Jugarán el lobo y el cordero y un niño los guiará, y reconocerás al fin la gloria de tu Rey. Cuanto horror y cuanta persecución has tenido que sufrir en el ayer. Cuanta indiferencia y desprecio has padecido pueblo de Dios… Israel. A través del destierro y del dolor has vertido tantas lágrimas de hiel. Desde aquí te canta mi corazón y mi voz te pide perdón Israel. Si tu mal, tu castigo y aflicción resultó ser salvación universal ¿Cuánto más será tu restauración y tu gloria oh Israel al final?1

3

PRIMERA PARTE: TODO INICIO CON UNA PROMESA

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Hebreos 11: 8-11

CAPÍTULO UNO

UNA ENSEÑANZA DE FE Dejando a un lado el razonamiento

Después de más de dos años de noviazgo, le propuse matrimonio al ángel que duerme a mi lado. Fueron muchas cosas las que me indicaron que ella era mi compañera ideal. Por mi parte, desconozco que fue lo que le hizo aceptarme como su compañero para toda la vida. Sin duda algo fue y debió ser grato para ella. Diariamente nos internamos en una búsqueda de algo especial que nos lleve a tomar una decisión importante para hacer una elección. Cuando el joven empresario busca su nuevo automóvil piensa en los beneficios: velocidad, personalidad, popularidad y por supuesto nuevas admiradoras. Así que elige el indicado. Una estudiante analiza las universidades que tiene por opciones para continuar su carrera y elige la que mejor se adapta a sus intereses. Esta mañana por ejemplo, tuve que decidir entre un buen capuchino o un expreso americano. Elegí el segundo. ¿Recuerdas alguna elección importante que hayas realizado últimamente? Quizá fue algo sencillo. Por ejemplo, en el menú del restaurante esta tarde o tal vez la ropa para ir al trabajo. A lo mejor algo más trascendente como el nombre para tu bebé. En cualquier caso hay algo que nos gusta de entre varias opciones y nos lleva a tomar una elección. En cierto momento de la historia Dios hizo lo propio. A la postre del gran diluvio, las personas actuaban de una manera desagradable, el Señor no encontraba ninguna persona buena en la tierra hasta que posó sus ojos en un pueblo llamado Ur perteneciente a los caldeos en el actual Irak. Ahí eligió a un hombre llamado Abram. El propósito de Dios era llegar a formar una gran nación con la descendencia de este importante personaje y, como Dios es extraordinario, también lo fue su escogido. Si te estás imaginando a Abram como un joven bien parecido con zapatos italianos, vestimenta de Giorgio Armani, palco reservado en el estadio de los vaqueros de Dallas y un departamento en el Golfo Pérsico te has equivocado. Abram tenía setenta y cinco años cuando fue llamado por Dios y lo que

7

hizo de él un hombre fuera de lo común fue su fe. A Dios le agradan las personas con fe. Imagina que tu esposo cierto día llega a casa, empieza a empacar y con maletas en mano te dice –cariño nos mudamos, Dios me ha pedido que deje a toda mi familia y me vaya a vivir a un lugar que él me indicará para bendecirme-. ¿Te sientes bien? Sería lo primero que preguntarías ¿no? Los razonamientos fracturan la fe. Por eso Abram no preguntó, se limitó a obedecer. El Señor le dijo a Abram: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré” (Génesis 12: 1 NVI). Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado… (Versículo .4). La narración bíblica da prueba impresionante de la fe de Abram. Este octogenario viajó a una tierra que Dios le había prometido, pero nada de ella le pertenecía. Y una vez allí, se estableció en una región árida, no en la zona exuberante de la tierra. Abram obedeció por fe, creyendo que Dios cumpliría todo lo que le había prometido. Al hacerlo, Abram da un ejemplo de cómo reaccionar ante las oportunidades que da Dios. Debemos reaccionar con fe, creyendo que Dios nos bendecirá por nuestra obediencia, por aceptar su voluntad en nuestra vida. Al igual que Abram, cuando actuamos con obediencia podemos desarrollar una relación aun más profunda con el Señor.1 Seguramente había personas físicamente más atractivas y jóvenes que Abram para formar el pueblo de Dios sin embargo, el no iba en busca de características que el tiempo destruiría, el Señor va más allá. Se introduce en lo más profundo del corazón humano pues es con lo que se encuentra ahí que se puede agradar a Dios. …porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (Samuel 16: 7). Si te sorprendió la forma en que Dios llamó a Abram y la manera en que éste atendió prontamente al llamado hay sorpresas mayores. 8

Aunque para nosotros parezca increíble, Dios le dijo a Abram que él y su esposa tendrían un hijo a su edad. …un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Génesis 15: 6-7). Tiempo después el Señor lo confirmó con un pacto (Génesis 17: 4-13). Abram sería el padre de una gran nación y por ello ahora su nombre sería Abraham que significa “Padre de muchos”. La promesa de Dios se cumplió veinticinco años después de realizarla, es decir cuando Abraham tenía cien años y su esposa Sara noventa y uno. Está de más decir que Sara ya tenía algunas décadas que no necesitaba comprar toallas femeninas. Lo que nos muestra el poder y la fidelidad de nuestro Dios y nos enseña a tener fe en sus promesas. Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. De esta forma Abraham y su esposa Sara se encontraban ahora acompañados por su hijo al que pusieron por nombre Isaac. Sara con dolor se inclinaba para cambiar pañales y Abraham había perdido ya la fuerza para patear la pelota al jugar con el niño sin embargo, eran muy felices con su único hijo. Pasado un tiempo Dios puso a prueba a Abraham. Ah… las pruebas de Dios. ¿Verdad? ¿Qué harías si Dios te pidiera que te desprendieras de lo más valioso que posees? ¿Qué harías si Dios te pidiera la vida de tu único hijo? Seguramente por la mente de Abraham circularon preguntas como ¿para qué me prometía un hijo si me lo iba a quitar? O ¿pues no que mi descendencia sería incontable como las estrellas? Los razonamientos fracturan la fe. Por eso Abraham no intentó razonar y prefirió obedecer. Dios le pidió que le ofreciera a Isaac como sacrificio y no refutó (Génesis 22: 2). Abraham creía que Dios tenía poder para 9

devolverle la vida a su hijo. Creía grandemente en que Dios cumpliría su promesa y que de alguna manera su hijo no moriría. Así que muy temprano Abraham afiló el cuchillo, bebió un poco de café y tomó lo necesario para el sacrifico. Junto al pequeño Isaac, se dirigió a la región de Moria. Cuando empuñó el cuchillo, Dios vio en el corazón de Abraham el deseo de obedecerlo sobre todas las cosas y su enorme fe, por eso impidió el sacrificio. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único (Génesis 22: 12). Dios es fiel. Él cumplirá lo que promete. Al igual que Abraham pudiéramos preguntarnos cómo nos cumplirá Dios su palabra. Pero cuando le rendimos nuestra vida Él es fiel, y nosotros podemos sentir su presencia y fortaleza mientras aguardamos el cumplimiento de su promesa. Podemos estar seguros de que Dios no fallará jamás. Alguien dijo una vez que a menudo la oportunidad se disfraza de trabajo arduo. Tal vez eso explique por qué a veces descuidamos e incluso rechazamos las oportunidades. La dificultad asociada con ella puede asustarnos y hacer que rehuyamos a las tareas que Dios desea que realicemos. Pero las oportunidades que Dios da sobre todo las difíciles, nos permiten manifestar nuestra fe en Él. Tal vez Dios te está pidiendo que des un paso de fe para servirle. Y eso puede asustarte por causa de lo desconocido. Aun mientras dudas, Dios puede darte la seguridad de su presencia en esa tarea. Recuerda que el mismo Dios que llamó a Abraham para que le sirviera estará contigo cuando obedezcas su llamado a servirle. Al obedecer a Dios, descubrirás su gracia capacitadora. Te concederá fortaleza, poder y sabiduría cuando

10

dependas de Él. Su presencia y su unción estarán contigo de una forma que nunca creíste posible.

11

Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Lucas 22: 39-43

CAPÍTULO DOS

¿ACEPTAS LA VOLUNTAD DE DIOS?

Un atajo hacia el perdón

Era evidente cuando estaba en casa. Gritos, insultos y golpes eran su manera de decir “Ya llegue”. Alcoholizado, golpeó en más de una vez a su mujer frente a sus dos pequeños hijos. El mínimo detalles bastaba para descargar su ira en su joven esposa. -¡No por favor!, frente a los niños no.- Eran sus últimos lamentos antes de recibir una bofetada o un puntapié. Debajo de la cama, asustados, los dos niños lloraban y clamaban al Dios que un día les dijeron, los amaba y cuidaba desde el cielo. Pero sus oraciones no tenían respuesta. Era como si Dios permaneciera inmóvil. La infancia de estos dos pequeños fue un tormento constante. Y sus vidas sufrieron el efecto esperado. El mayor de ellos adquirió el vicio del alcohol heredado por el mal ejemplo de su padre. Se casó muy joven, quizá para salir de su hogar y no ver más como su progenitor maltrataba a su mamá. El patrón de conducta se repitió. Primero eran solo gritos, después… una bofetada marcó el inicio de la violencia que años atrás, debajo de la cama, el mismo pedía que cesara. Una noche, desesperado por no tener recursos para alimentar al dragón interior que le exigía más alcohol, golpeó a su mujer embarazada. Cuando los servicios médicos llegaron ya era demasiado tarde. El inocente bebé y su madre perdieron la vida. En la cárcel, alguien le preguntó un día ¿por qué? Y él respondió ¿Y cómo no ser así después del padre que tuve? El menor de ellos logró estudiar la secundaria abierta y la preparatoria de forma nocturna puesto que combinaba el trabajo con el estudio. Gracias a una beca por aprovechamiento, pudo egresar de la universidad y al poco tiempo se casó con una amiga de su infancia que estaba al tanto de su situación familiar. Ella lo apoyó para escribir un libro sobre superación personal. Comenzó a visitar algunas escuelas cercanas para dar conferencias a los jóvenes sobre temas como el alcoholismo, la violencia intra familiar y superación personal. Su popularidad fue en aumento y en distintas instituciones era invitado para hablar sobre los temas que impartía. Al primer libro siguieron tres más que se lograron situar en los primeros lugares de ventas mismos que escribía 14

cuando se inspiraba al recordar a los dos pequeños que por miedo a su padre se escondían bajo aquella cama. Al finalizar una conferencia, alguien no entendía como el hijo de un padre alcohólico que golpeaba a su madre podía hablar de cómo superar una vida así, entonces le preguntó ¿porqué? A lo que respondió ¿Y cómo no ser así después del padre que tuve? La voluntad de Dios se manifiesta de formas increíbles en nuestra vida. En ocasiones cumplimos con el propósito de Dios sin saberlo siquiera. Estarás de acuerdo conmigo en que como padres cometemos errores con nuestros hijos. Sin intención herimos sus sentimientos. Hasta cierto punto es comprensible, nadie nació sabiendo cómo ser padre. No hay un manual de “aprenda a ser buen padre en diez sencillos pasos.” Imagina que tu padre es un tramposo y ha sido así por mucho tiempo. Todos lo saben. Todos saben que mediante trampas le quitó a tu tío su parte de la herencia. Todos saben que salió corriendo como cobarde para impedir que lo atrapasen. Imaginemos también que el suegro de tu papá mediante engaños hizo que tu padre se casara con la hermana de tu madre. Emborrachó a tu padre antes de la boda e hizo que fuera al altar su hija fea en lugar de la hija bella con la cual pensaba tu padre que se casaba. Sin embargo, eso no frenó a tu padre. Simplemente se casó con las dos. La que él amaba no podía tener hijos, así que se acostó con su mucama. Es más, tenía la costumbre de acostarse con la mayoría de las ayudantes de cocina; como resultado, la mayoría de tus hermanos se parecen a las cocineras. Por último, la esposa con la que tu padre había deseado casarse en primer lugar queda embarazada… y naces tú. Eres el hijo preferido… y tus hermanos lo saben. 15

Te dan auto. A ellos no. Te visten de Armani; a ellos de WaltMart. 3 Vas a campamentos de verano; ellos trabajan en verano. Tú te educas; ellos se enojan. Y se vengan. Te venden a algún proyecto de servicio en el extranjero, te suben a un avión cuyo destino es Egipto, y le dicen a tu padre que te disparó un francotirador. Te encuentras rodeado de personas desconocidas, aprendiendo un idioma que no comprendes y viviendo en una cultura que jamás viste. ¿Cuento imaginario? No. Es la historia de José, bisnieto de Abraham. Un hijo preferido en una familia extraña, tenía toda la razón de estar enojado. Intentó sacarle el mayor provecho posible. Se convirtió en el siervo principal de la máxima autoridad del Servicio Secreto. La esposa del jefe trató de seducirlo y cuando se negó, ella protestó y él acabó en la prisión. Faraón se enteró del hecho que José podía interpretar sueños y le dio la oportunidad de tratar de dilucidar algunos de los del mismo faraón. Cuando José los interpretó, lo promovieron de la prisión al palacio para ocupar el puesto de primer ministro. La segunda posición en importancia en todo Egipto. La única persona ante la cual se inclinaba José era el rey. Mientras tanto golpea una hambruna y Jacob, el padre de José, envía a sus hijos a Egipto para obtener un préstamo del extranjero. Los hermanos no lo saben, pero están frente al mismo hermano que vendieron a los gitanos unos veintidós años antes. No reconocen a José, pero José los reconoce. Un poco más calvos y barrigones, pero son los mismos hermanos. Imagina los pensamientos de José. La última vez que vio estos rostros fue 3 N. del T. Armani es una marca de ropa cara; Walt-Mart es una tienda de precios módicos.

16

desde el fondo de un pozo. La última vez que escuchó estas voces, se estaban riendo de él. La última vez que pronunciaron su nombre, lo insultaron de toda manera posible. Ahora es su oportunidad de vengarse. Él tiene el control total. Basta chasquear sus dedos para que estos hermanos estén muertos. Mejor aún, espósenlos y pongan grillos en sus pies y que vean cómo es un calabozo egipcio. Que duerman en el barro. Que limpien los pisos. Que aprendan egipcio. La venganza está al alcance de José. Y hay poder en la venganza. Poder embriagante. ¿Acaso no lo hemos probado? ¿No hemos sentido la tentación de vengarnos? Al entrar a la corte acompañando al ofensor, anunciamos: « ¡Él me lastimó!» Las personas del jurado mueven sus cabezas con disgusto. « ¡Él me abandonó!», explicamos, y las cámaras hacen eco de nuestra acusación. « ¡Culpable!», gruñe el juez al golpear su mazo. « ¡Culpable!», concuerda el jurado. « ¡Culpable!», proclama el auditorio. Nos deleitamos en este momento de justicia. Saboreamos este bistec de a libra. Así que prolongamos el acontecimiento. Relatamos la historia una y otra y otra vez. Ahora congelemos esa escena. Tengo una pregunta. No para todos, sino para algunos. Algunos de ustedes están ante la corte. La corte de la queja. Algunos sacan a relucir la misma herida en cada oportunidad ante cualquiera que esté dispuesto a escuchar. La pregunta es para ustedes: ¿Quién te convirtió en Dios? No tengo la intención de ser arrogante, pero, ¿por qué haces lo que le corresponde a Él? «Mía es la venganza», declaró Dios. «Yo daré el pago» (Hebreos 10:30).

17

«No digas: Yo pagaré mal por mal; espera en el SEÑOR, y Él te salvará» (Proverbios 20:22, Biblia de las Américas). El juicio le corresponde a Dios. El suponer algo distinto equivale a suponer que Dios no lo puede hacer. La venganza es irreverente. Cuando devolvemos un golpe estamos diciendo: «Sé que la venganza es tuya, Dios, pero lo que ocurre es que pensé que no castigarías lo suficiente. Pensé que sería mejor tomar esta situación en mis propias manos. Tiendes a ser un poco suave Señor». José comprende eso. En lugar de buscar la venganza, revela su identidad y hace que su padre y el resto de la familia sea traída a Egipto. Les concede protección y les provee un lugar para vivir. Viven en armonía durante diecisiete años. Pero luego muere Jacob y llega el momento de la verdad. Los hermanos sospechan de que ante la desaparición de Jacob serán afortunados si logran salir de Egipto con su cabeza en su lugar. Así que se acercan a José para pedir misericordia. «Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos» (Génesis 50:16– 17). (No puedo evitar sonreír ante la idea de que hombres grandes hablasen de esta manera. ¿No les parece que suenan como niños llorones: «Papá dijo que nos trates bien»?) ¿La respuesta de José? «Y José lloró mientras hablaban» (Génesis 50.17). « ¿Qué más tengo que hacer?» imploran sus lágrimas. «Les he dado un hogar. He provisto para sus familias. ¿Por qué siguen desconfiando de mi gracia?» Por favor lean con cuidado las dos declaraciones que les hace a sus hermanos. Primero pregunta: « ¿Acaso estoy yo en lugar de Dios?» (v. 19).

18

¿Me permiten volver a declarar lo obvio? ¡La venganza le pertenece a Dios! Si la venganza es de Dios, no es nuestra. Dios no nos ha pedido que nos venguemos. Jamás. ¿Por qué? La respuesta puede hallarse en la segunda parte de la declaración de José: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (v. 20). Todo el pueblo de Israel sobrevivió a la hambruna que azotó la región. Fue Dios quien llevó a José a Egipto en realidad, para salvar a los descendientes de Abraham. Rechazó la opción de ver en los acontecimientos de su vida la maldad de sus hermanos, José prefirió ver la voluntad de Dios en su vida. El perdón aparece con más facilidad con una lente de gran alcance. José utiliza una para poder ver todo el cuadro. Rehúsa enfocar la traición de sus hermanos sin mirar también la lealtad de su Dios. Siempre es de ayuda ver el cuadro completo. 1 En ocasiones pensamos que Dios ha perdido el control en nuestras vidas. Simplemente se le salió de las manos. Si un lienzo hablara tal vez le diría al artista – Un momento, hey, esa línea no se ve bien ahí, tampoco la de arriba, es mejor que lo borres. Solo sería hasta ver la obra completa que entendería cada trazo del maestro. Dios conoce a la perfección nuestra vida. Si hoy renegamos como el ejemplo del lienzo y no entendemos porque estamos atravesando por situaciones poco alentadoras confiemos en el diseñador. Es una obra de arte la que está pintando. Cada situación está deliberadamente planeada para llegar a ser la obra maestra en que Dios tiene pensado convertirnos. Somos barro entre sus manos. Aceptemos la voluntad de Dios y vivamos

19

enfocándola con nuestro corazón. Sigamos el ejemplo de José y vivamos una vida conforme a los propósitos divinos.

20

El necio menosprecia el consejo de su padre; Más el que guarda la corrección vendrá a ser prudente. Proverbios 15: 5.

CAPÍTULO TRES

ADVERTENCIA: ¡NO MIRE HACIA ATRÁS! Momentos de prueba y bendición

Ramiro es esposo de Gaby. El me contó que cuando inició su matrimonio desconocía su incapacidad para tener hijos. La noticia lejos de abatirlos los animó a estudiar la opción de adoptar. Luego de varias visitas a distintos orfanatos, decidieron iniciar los trámites para acoger a un pequeño e inquieto niño de cinco años de edad, Sebastián. Cuando al fin pudieron adoptar al pequeño los primeros días marchaban de maravilla, el niño los acepto y adquiría cada vez mayor confianza para relacionarse con sus nuevos padres. Por su parte ellos confirmaban que su elección había sido la correcta. Dejaré que el mismo Ramiro cuente algo de lo que comenzó a vivir. Tratamos de que Sebastián se incorporara a nuestra forma de vida y comenzamos a demostrarle nuestro amor de varias formas. Lo llevamos a un centro comercial y le compramos ropa. Al principio le gustó la idea y se emocionó con su nueva indumentaria. Pero al llegar a casa la emoción se esfumó y prefirió vestirse con la ropa del orfanato. Lo mismo ocurría con la comida. Solo jugaba con el alimento en el plato pues argumentaba que prefería los platillos que le daban en el albergue a lo que Gaby se esmeraba por prepararle. La situación comenzó a preocuparnos hasta lograr rompernos el corazón cuando Sebastián con lágrimas en los ojos nos pidió que lo regresáramos al orfanato. Decidimos no darnos por vencidos y centramos toda nuestra atención en él para detectar en donde estábamos fallando o lo que no le agradaba de su nuevo hogar. Al cabo de unos meses seguía sorprendiéndonos con su deseo de volver al albergue. Ya fuera por la ropa, por la comida o por sus amigos siempre había algo que extrañaba de su antigua vida. Puede entenderse la reacción del pequeño Sebastián porque a su corta edad estaba viviendo en un mundo que no conocía. Para los padres debió ser duro sentir que su hijo no era feliz a su lado. Sebastián veía hacia atrás en su pasado y prefería el orfanatorio. Afortunadamente con el tiempo logró superar su inseguridad. Ver hacia atrás en el pasado puede resultar peligroso. Para Dios, fue una falta de confianza y fe el hecho de que su pueblo deseara 23

volver a la esclavitud en Egipto. Retroceder en la fe no le agrada a Dios (Hebreos 10:38). Continuamente recordaban los días en que el sol los consumía en los trabajos forzosos pero tenían alimento seguro. El desconocimiento del amor de su propio Dios, su falta de fe hacia el único Dios vivo les trajo consecuencias lastimosas. Pese a que con sus propios ojos veían lo que el poder del Señor era capaz de hacer en su favor, ellos seguían necios y su corazón no se abría hacia su Señor. Recordemos algunos de los milagros que Dios hizo para rescatar a su pueblo: Vieron como la mano de Dios azotó con plagas a los egipcios (Éxodo 7, 8,9, 10,11 y 12). Frente a su cara, Dios dividió las aguas del mar rojo para que pasaran entre ellas (Éxodo 14: 2122). Convirtió en dulce agua salada para que bebieran (Éxodo 15: 25). Les envió pan del cielo (maná) durante cuarenta años para que se alimentaran (Éxodo 16). Dios estuvo con ellos siempre en forma de nube por las mañanas y en una columna de fuego por las noches (Éxodo 40:36-38). Siempre los cuido como a la niña de sus ojos (Deuteronomio 32:10). Por su parte, el pueblo de Israel se comportó neciamente y renegaba del favor de Dios y de Moisés, a quien Dios eligió por líder e intercesor entre Él y su pueblo. Su rebeldía fue tal que en más de una ocasión causo el enojo de Dios quien estuvo a punto de destruirlos: En el monte Horeb cuando se fabricaron un becerro de oro para adorarlo (Deuteronomio 9: 8-9) y en el monte Hor cuando les envió serpientes venenosas para que los mordieran y murieron ahí muchos israelitas (Números 21: 4-9), fue por la promesa que Dios hizo a Abraham que tuvo misericordia de ellos y no los eliminó totalmente. Dios conocía perfectamente el corazón de los israelitas y sabía que necesitaba someterlos a varias pruebas para que llegaran a confiar en él (Deuteronomio 8:2). Pasaron por aflicciones que al final les enseñaron a confiar en Jehová. 24

Para que las personas que ofendieron a Dios no vieran la tierra que había jurado darles por medio del pacto con Abraham, los hizo dar vueltas en el desierto durante cuarenta años hasta que toda esa generación muriera y sus hijos fueran quienes habitaran la tierra de Canaán (Josué 5:6). Algunos hombres de Israel no querían continuar el recorrido para llegar a la tierra prometida para los descendientes de Abraham. Comenzaron a desalentar al pueblo y esto hizo que Dios se enfureciera pues demostraban una vez más no confiar en Él. Cuando no se obedece y confía en Dios las cosas salen mal. Por no obedecer al Señor, la esposa de Lot se convirtió en estatua de sal (Génesis 19: 26). Por no obedecer a Dios Jonás fue tragado por un gran pez (Jonás 1:17). Y por no confiar y obedecer toda una generación de israelitas murió en el desierto. Para nosotros puede ser fácil juzgar a los personajes bíblicos que no confiaron en Dios aun cuando veían todas sus proezas y hasta escuchaban su voz desde los cielos “Si yo hubiera sido Pedro…”, “Yo sí hubiera obedecido, no como Jonás…” Es inevitable que nos pongamos en los zapatos de alguien pero difícilmente lo hubiéramos hecho mejor. También nosotros aunque en situaciones diferentes, desconfiamos de Dios y lo desobedecemos. Cuando no hacemos la voluntad de Dios es porque no creemos que sea lo mejor para nuestra vida, es decir, no confiamos en Él. ¿Cómo te hubieras sentido caminando cuarenta años por el desierto? ¿Habrías actuado igual que el pueblo hebreo? ¿Qué harías si Dios te pidiera que llevaras el mensaje del evangelio a un pueblo o ciudad tu solo? ¿Obedecerías o te alejarías como Jonás? Sebastián de alguna forma elegía el orfanato a vivir en un hogar con sus padres sin otro niño con quien jugar, sí, pero era un niño. Israel renegaba de vivir bajo la cobertura de un Dios todopoderoso y prefería en su corazón regresar a Egipto. Algunas personas reciben a Dios en sus vidas y con el tiempo comienzan a añorar su vida antes de recibirlo en su corazón pues 25

podían seguir siendo infieles en su matrimonio pero ahora saben que es malo a los ojos de Dios, podían robar y salir fácilmente de un problema económico sin embargo, ahora deben esperar en Dios, podían visitar a personas que les dijeran el futuro ante una incertidumbre y ahora saben que eso ofende al Señor, podían embriagarse los fines de semana pero ahora saben que de hacerlo no entraran en el reino de los cielos. Cuando se actúa de tal forma ofendemos a Dios, despreciamos su amor y desconfiamos de su poder. Elegimos salir de su cobertura. “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas9:62.). Si Dios ha llegado a tu vida no es para hacerte infeliz sino todo lo contrario. Quiere bendecirte, desea que confíes en él. Jehová no liberó a su pueblo para maldecirlo. Les dio por herencia no solo una tierra productiva y hermosa sino la promesa de un Salvador, Cristo Jesús. No escatimó la vida de su propio Hijo para que muriera en tu lugar. ¿Si dio a su Hijo por ti, podrá negarte algo? ¿Habrá algo más grande que la vida de su Hijo para negárnoslo? No dudo en sacrificar a su Hijo en una cruz para redimirnos con su sangre ¿dudará en darte aquello por lo que tanto has orado? Si Dios está en tu vida eres afortunado al igual que Israel. Si reconoces a Dios como tu Padre celestial eres afortunado como Sebastián, pues tu verdadera patria está en los cielos, tu nuevo hogar está en la Jerusalén celestial. El mundo te ofrece una gran cantidad de placeres mientras vivas en Él. Jesús te ofrece vida eterna junto a Él.

26

Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno Isaías 44:6-8.

CAPÍTULO CUATRO

SOLAMENTE UNO La política del cielo

¿Qué harías si descubrieras que tu pareja te fue infiel? Es decir ¿Lo perdonarías? ¿Seguirías a su lado como si nada? Peor aún ¿Qué harías si descubrieras que tu esposo te ha sido infiel durante años? Mientras tú te esmerabas en lucir bella para él, lo cuidabas, lo atendías en el hogar, lo amabas y respetabas él te era infiel. Los mismos labios que te besaban a ti besaban otra piel. Las mismas manos acariciaban a otra mujer. Sería un golpe bajo y muy duro ¿no crees? Eso fue lo que el pueblo de Israel hizo con Dios. Le fue infiel. Cuando debían adorarlo solo a Él adoraron a otros dioses. En lugar de confiar solo en el, confiaron en dioses fabricados por manos humanas. Cuando debían cantar y danzar para Él lo hacían para ídolos sin vida de madera o piedra. En lugar de arrodillarse ante Jehová su Dios verdadero, se inclinaban ante cualquier imagen inerte y repugnante. Dios les aclaró muy bien. Jehová tu Dios uno es (Deuteronomio 6:4), No hagas ningún ídolo ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el señor tu Dios, soy un Dios celoso (Deuteronomio 5: 8-9 NVI). «Dios uno es» y «soy un Dios celoso» son afirmaciones que no dejan lugar a otro dios o ¿tú logras ver algún espacio para alguien más? Si tu esposo uno es y es celoso ¿habrá lugar para otro hombre? Aunque Dios Padre, Jesús Hijo y Espíritu Santo tengan atributos diferentes son un mismo Dios, un solo Dios. Jehová tu Dios uno es dice el Señor. Jehová les prohibió a los israelitas unirse en matrimonio con personas de otros pueblos porque sabía que de hacerlo introducirían en su pueblo escogido los dioses falsos que ellos adoraban. No hicieron caso a la advertencia, se casaron con mujeres y hombres de otros pueblos y como un virus, todos se infectaron de idolatría. 29

Así describió Dios por medio del profeta Isaías a los que fabrican imágenes y a quienes las adoran: “Los que fabrican ídolos no valen nada… todos sus devotos quedarán avergonzados… El carpintero mide con un cordel… le da forma humana; le imprime belleza… Escoge un ciprés o un roble… toma una parte para calentarse; enciende fuego… labra un dios y lo adora; hace un ídolo y se postra ante él. La mitad de la madera la quema en el fuego. No saben nada, no entienden nada… Les falta conocimiento y entendimiento; no se ponen a pensar ni a decir: usé la mitad para combustible; y ¿haré algo abominable con lo que queda? ¿Me postraré ante un pedazo de madera? (Isaías 44: 9- 19 NVI). Los Israelitas llegaron al colmo de la idolatría, casi podría asegurar que cada hebreo tenía su propio dios en casa con su respectiva veladora encendida. -Este dios es para esto, aquel para esto otro, este es muy milagroso-. Por supuesto el único Dios vivo y verdadero no se quedaría de brazos cruzados. En Israel adoraban al dios Baal, ¡hasta tenían sacerdotes para ofrecerle sacrificios! Rechazaron el pacto que tenían con Dios, derribaron los altares de los holocaustos y mataron a filo de espada a los profetas que les enviaba para reprenderlos (1 Reyes 19: 14). Sin embargo, por medio de Elías el profeta, Jehová les dio una lección. Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel. Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de 30

vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que 31

no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló (1 Reyes 18:19-40). Aunque nosotros podamos ser infieles a Dios, él no lo es con nosotros. Si fuéramos infieles, el permanece fiel; el no puede negarse a sí mismo (2 Timoteo 2:13). Tal vez no sea tu caso. Tal vez aquel que creó los cielos y la tierra es tu Dios. Empero, ¿Cuándo fue la última vez que oraste? ¿Cuándo fue la última vez que diste gracias por los alimentos? ¿Recuerdas la última vez que adoraste al Señor? ¿Cuándo fue la última vez que derramaste tu corazón ante sus pies? ¿Desde cuándo no pasas un rato a solas con el Maestro? ¿Estás siendo totalmente fiel al Señor? Me permitiré escribir las estrofas de una canción: …Reflexionar para mi difícil es de hacer. Cuando lo hago es muy tarde para yo saber Que un solo día que no hablo contigo Es suficiente para perderme y atraparme en un laberinto. Romper tu corazón no es difícil de hacer, Regarla otra vez no es difícil de hacer, Querer hacer lo malo no es difícil de hacer, Pero una cosa yo se... Que también quererte a ti, no es difícil de hacer, Llorar ante tus pies, no es difícil de hacer... Pedirte a ti perdón, no es difícil de hacer. Quiero lavar tus pies con mis lágrimas Quiero untar tus pies con mi perfume Quiero hacerte ver que tanto te quiero... Eres fácil de amar…1 Actuar indebidamente a los ojos de Dios es muy fácil. Pero también lo es acercarse a su trono y pedir perdón, pedir lo necesario para no volverle a fallar de acuerdo a nuestra debilidad. 32

Dios le demostró a su pueblo que es un solo Dios y fuera de Él no hay más. El es un Dios celoso que castiga la infidelidad. A veces pensamos que Dios se ha olvidado de nosotros. Nos sentimos tristes por algo que nos ha sucedido y dejamos que la tristeza nos amargue el día… o la vida y eso entorpece nuestra percepción de la presencia de Dios en nuestra vida. Entonces comenzamos a ser infieles. Lectura de cartas, bolas de cristal, esoterismos. Buscamos salidas falsas. El tiempo que antes era solo de Dios ahora lo paso en la cama dormido. Los momentos que antes eran para aprender más del Señor ahora son de la televisión. Para todo hay tiempo dice el Señor (Eclesiastés 3:1) pero, ¿y el tiempo para Dios? ¿Los 5 minutos antes de dormir son suficientes? ¿Por qué no orar cada día como lo hiciste la vez que tenías necesidad de Dios? El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! (Lamentaciones 3: 22-23). Olvidamos que tenemos vida. Que gozamos de salud. Que todo nuestro cuerpo funciona correctamente. Que tenemos un trabajo, que dormimos bajo un techo. Renegamos de la escuela en lugar de agradecer por la oportunidad de prepararnos, nos quejamos porque hay mucho que planchar en vez de agradecer por toda la ropa que tenemos, renegamos porque el auto volvió a fallar en lugar de agradecer porque tenemos un auto, los trastes por lavar son señal de que comimos gracias a Dios, nos desesperan las travesuras de nuestros hijos en vez de agradecer por su vida y su energía. Detrás de cada aparente motivo para molestarnos hay una bendición de Dios. Tenemos tantos motivos para adorarlo, para alabarlo y cantarle. No dejes pasar la oportunidad para bendecir su nombre. ¡Qué fácil resulta amar a Dios!

33

Dios nos renueva su bondad cada mañana, incluso antes de despertar. ¡Grande es la fidelidad de Dios! Dios uno solo es. A él adoremos. Uno es el que nos dio la vida y

uno el que murió por nuestro pecado. Uno es el que resucitó y uno el que volverá y nos dará vida eterna. Uno solo es Jehová. El Dios de Elías es el Dios viviente.

34

Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles. Deuteronomio 28: 11-14

CAPÍTULO CINCO

INCENTIVOS MUY ATRACTIVOS Beneficios al atender las Escrituras

Mientras conducía por la avenida más importante de la ciudad vi un local que quise visitar así que me encaminé hacia él. Un oficial me indicó con su mano que me detuviera un momento. Obedecí. Me estacioné y cerré la llave del motor. –Buenas tardes caballero, no puede girar de esa forma en esta avenida.- Me dijo. Me pareció extraño a lo que solo me limité a responder. Lo siento, es que… no soy de aquí. El oficial corroboró mi respuesta al ver mi licencia de conducir. –Está bien, pero en adelante ya conoce la regla.- Como el reglamento de vialidad era desconocido para mí no se me infraccionó, eso me pareció justo. Pero la próxima vez debía respetarlo pues ya lo conocía. En nuestra vida cotidiana hay normas con las que aprendemos a convivir. En el campo de futbol hay reglas. En la escuela encontramos un reglamento. En el trabajo hay estatutos. Si piensas robar un coche esta tarde ¡cuidado! existe una ley. En el hogar uno pone reglas ¿cierto? Dios también tiene las suyas. Israel en los cuarenta años que vivió bajo el favor de Dios aprendió a conocerlo y a confiar en Él. Cuando Dios prometía algo veían como les cumplía, cuando pecaban conocían las consecuencias. Aprendieron a amar a Dios y a temerle. Le adoraban de corazón, cantaban para Él e invocaban su Santo nombre. La fe de los israelitas crecía más y más. Ellos recibieron las leyes que deberían cumplir (Deuteronomio 28:1-14) así como los castigos para quienes las desobedecieran (Deuteronomio 28: 1568). Cuando cumplían los mandatos de Dios eran bendecidos y su fama crecía en toda la tierra. Conquistaban todos los territorios que Dios les prometía y su ejército era el más temido pues Jehová peleaba por ellos las batallas. Dios usó a Moisés para liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Cuando murió Moisés el pueblo todavía estaba en el desierto así que el Señor eligió un nuevo líder… Josué. Dios le aconsejó: Nunca dejes de leer el libro de la ley (La Biblia); estúdialo de 37

día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas (Josué 1:8). Tanto Josué como el pueblo de Israel siguieron el consejo de Dios, y les fue bien. La fidelidad de Dios a sus promesas y la conducta del pueblo hebreo que seguía las leyes de Jehová, los llevó finalmente a la tierra prometida. El Señor le había contado a Abraham que sus descendientes pasarían cuatrocientos años en Egipto como esclavos (Génesis 15: 1315) pero le prometió: “Cuatro generaciones después tus descendientes volverán a este lugar…” (Génesis 15: 16). Y así lo cumplió el Señor cuando en la tierra prometida se asentaron definitivamente y el territorio fue dividido entre las doce tribus de Israel para ser ocupado y habitar en el (Josué 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19). Así fue como Dios entregó a los israelitas toda la tierra que bajo juramento ya había prometido darles. Ellos se instalaron y vivieron allí. Dios también les había prometido que vivirían en paz, y lo cumplió. Les dio la victoria sobre todos sus enemigos, y ninguno pudo hacerles frente. Dios cumplió con todas las promesas que les había hecho a los israelitas; no dejó de cumplir ninguna de ellas (Josué 21: 43-45). Las promesas que Dios ha dejado escritas en su Palabra también son para ti si las aceptas con fe. Dios nos ha demostrado a través de las escrituras que cumple con ellas. Promete grandes bendiciones para quienes estudian y ponen en práctica su Palabra “estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas”. Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo… (Deuteronomio 28: 3 NVI). Bendito será el fruto de tu vientre… (v. 4). Benditas serán tu canasta y tu mesa de amasar… (v.5). Bendito serás en el hogar y bendito en el camino… (v.6). El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos (v. 7). 38

El Señor bendecirá… todo el trabajo de tus manos… (v.8) El Señor te concederá abundancia de bienes… (v.11). Dios no es hombre para mentir. Si aplicamos su palabra y nos mantenemos fieles, Él promete bendecir nuestro trabajo para que no falte, nuestros hijos para que gocen de salud y fuerza, nuestra mesa para que el alimento jamás escasee, promete darnos la victoria ante nuestros enemigos es decir, las dificultades que se nos presenten aunque sean grandes y dolorosas el Señor nos ayudará para salir adelante. Además promete abundancia de bienes para nosotros y nuestra familia. Es sencillo de entender como de aplicar. Para que tu hijo haga la tarea le prometes un helado y por supuesto le cumples cuando termina. Dios promete bendecirte cuando cumples sus reglas y sus bendiciones son para toda la vida. Esto no significa que los problemas saldrán por la ventana. Mientras estemos en esta vida los problemas que existen en el mundo nos afectan también. El desempleo, las enfermedades y la inseguridad pero, al aplicar y vivir en la palabra de Dios nos da la seguridad de que Jehová estará con nosotros y no nos dejará solos. Dios tiene un plan de vida y un propósito diseñados para nosotros desde antes de nuestro nacimiento. Dios prometió a Abraham un hijo y cumplió su palabra. Dios prometió también hacer de su descendencia una nación. Israel hoy en día es una nación. Dios prometió llevar a su pueblo a la tierra de Canaán y aun hoy en día se encuentran asentados ahí. Si Jehová promete Jehová cumple. Popularmente se dice “papelito habla”, y el Señor no solo dejó un “papelito” que abale su promesa, nos dejó sesenta y seis libros escritos por Él que garantizan su palabra fiel y verdadera. Si te encuentras en una situación poco alentadora y en tu mente la idea de que Dios no está interesado en ti es permanente, si piensas que su oído está muy lejos de tus ruegos entonces no dejes este libro hasta saber lo que hicieron David, Rut o Ana 39

cuando su sentir era igual o peor al tuyo y como Dios les respondió.

40

Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí. Yo te conocí en el desierto, en tierra seca. En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí. Por tanto, yo seré para ellos como león; como un leopardo en el camino los acecharé. Como osa que ha perdido los hijos los encontraré, y desgarraré las fibras de su corazón, y allí los devoraré como león; fiera del campo los despedazará. Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda Oseas 13: 4-9

CAPÍTULO SEIS

¿QUÉ PASA SI ME OLVIDO DE DIOS?

Consecuencias de la desobediencia

Mariana se dio cuenta de su talento y se dedicó a perfeccionarlo. Alguien le dijo que con ese don debería estudiar arquitectura. Lo pensó y la idea le encantó. Le gustaba sentir el lápiz en sus dedos e imaginar en el papel blanco antes de comenzar los trazos. Le fascinaba dibujar y plasmar físicamente lo que nacía en su mente. Más aun la idea de ver algún día una construcción diseñada por ella misma llegó a convertirse en su sueño. Heredó de su madre la habilidad del dibujo. En su adolescencia disfrutaba de las tardes en casa dibujando paisajes mientras mamá obtenía dinero extra al tejer ropa. Durante varios meses, ahorro para comprarse un juego de escuadras y un cuaderno profesional. Su familia era humilde y afrontando carencias fue como lograron darle la oportunidad de estudiar. Fue una alumna destacada y logró relacionarse pronto en el medio. Su primer logro fue el recibir la invitación por parte de sus colegas, para la competencia por el nuevo centro comercial de la ciudad. El trabajo empezó a llegar hasta saturarla. Mariana adquirió una economía que no había pensado. Casa, auto, ropa, zapatos y todo cuanto podía comprar fueron su infelicidad. Por desgracia el dinero fue un mal para su corazón. Un corazón que se volvió soberbio y arrogante. Mariana dejó de ser la joven que soñaba mientras sostenía un lápiz con sus dedos en aquella humilde casa. Se olvidó de su familia. Por más de 27 años olvidó a quienes le ayudaron a ser quien era profesionalmente. Cuando las cosas marchan bien, sobre todo en la salud y el aspecto económico, alejamos nuestros ojos de Dios y cerramos nuestros oídos ante su voz. Como si se tratara del genio de una lámpara maravillosa lo invocamos cuando lo necesitamos y mientras no haya problemas, lo olvidamos. Dios sabía que si su pueblo disfrutaba de las bendiciones prometidas podían olvidar que de su mano las habían recibido. Por eso les advirtió: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no 43

suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tú Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 8:11-20). Cuando Dios promete bendición por obediencia la cumple. Cuando promete maldición por desobediencia también lo hace. Si llegas a olvidarte de tu Dios y buscas a otros dioses y los adoras Yo lo afirmo dice el Señor, de cierto pereceréis. Israel lo hizo. Olvidó al Señor su Dios que lo sacó de Egipto. Olvidó que solo hay un Dios y se inclinó ante imágenes elaboradas por artesanos. Olvidó leer y cumplir con el libro de la ley (Biblia). Dios les advirtió por medio de profetas pero fueron necios (2Reyes 17: 1318). No hicieron caso a la advertencia que por medio de David les dejó: “Bendice alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios… Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila… (Salmo 103: 1-5).

Cuando Dios nos dice: “Escuchen mi palabra”, necesitamos recordar que Él ha visto una cantidad incontable de personas 44

caminar por este planeta. Ha observado el dolor y los problemas que han surgido con cada violación de sus mandatos. ¿Cómo no nos habría de alertar un Dios tan amoroso? ¿Cómo no habría de atravesar con sus cercas protectoras el paisaje de nuestra vida y exhortarnos a caminar seguros dentro de ellas? 1 Israel fue castigado. El pueblo de Dios se dividió en dos: Israel hacia el norte y Judá al sur. Aproximadamente 730 años antes del nacimiento de Cristo el pueblo de Israel fue conquistado y dominado por los Asirios (2 Reyes 17: 6). 150 años después aproximadamente Judá fue deportado a Babilonia. Esto es lo que nos desagrada y causa miedo escuchar de Dios. Nos gusta creer en el Dios Salvador y lo que no nos conviene creer fingimos no escucharlo. Nos entusiasma todo aquello que necesitamos y nos beneficia. Nos gusta escuchar de milagros y bendiciones y del Dios misericordiosos que nos ama pero la palabra de Dios es como espada de dos filos (Hebreos 4:12). Y el Señor también nos corrige. El Señor dice que como leopardo y león asechará a quien se aparte de Él pero nos explica porqué actuará de tal forma: Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda. El que ama disciplina dice Jehová (Proverbios 3.12). Entonces el Señor envió contra ellos al rey de los babilonios, quien dentro del mismo templo mató a espada a los jóvenes, y no tuvo compasión de jóvenes ni doncellas, ni de adultos ni de ancianos. A todos se los entregó Dios en sus manos (2 Crónicas 36: 17). Hasta el día de hoy la nación de Israel ha padecido por su desobediencia. Guerra, guerra y guerra es la palabra que más encontramos en la Historia de Israel pero sin duda la tragedia más grande de esta nación que sin saber nos trajo redención, fue el genocidio del cual fue víctima a manos del ejército alemán durante la segunda guerra mundial. Cuando concluyó el conflicto, los nazis habían eliminado a más de seis millones de judíos. Y toda esta persecución se origino por desobedecer a

45

Dios. El pueblo que debía ser ejemplo para el resto de las naciones fue seducido por la tentación y engendró pecado. De Israel nació el Mesías prometido. El pueblo Hebreo nos dejó muchas enseñanzas que están plasmadas en las escrituras. Ilustraciones de fe, seguridad, amor y devoción pero también de desobediencia. Seguramente conoces algunas de ellas. ¿Te gustaría saber que hicieron algunas personas de Israel como Rut, Ana, David y otros para recibir bendiciones de parte del Señor? Entonces continúa leyendo, seguramente ellos te enseñarán a confiar más en el Creador.

46

SEGUNDA PARTE: GENTE ESPECIAL EN UN PUEBLO ESPECIAL

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado. Y tu ley está en medio de mi corazón. Salmo 40:8

CAPÍTULO SIETE

RUT SE DECIDE POR DIOS Cumpliendo los planes del Señor

En el invierno del año 1095, Emich de Leiningen aterrorizó a las comunidades judías de Renania, acusándolas de la muerte de Jesús durante el inicio de las cruzadas. Bajo esa justificación asesinó a cientos de ellos 1. ¿Fueron los judíos quienes mataron a Jesús? ¡Cristo dio su vida voluntariamente! Nadie podía haberle tocado un solo cabello sin su autorización. La voluntad de Dios era que aquel viernes su Hijo derramara hasta la última gota de su sangre en la cruz. Dios firmó la sentencia de su Hijo porque ese fue su plan de Salvación desde antes de la fundación del mundo. Emich jamás comprendió la voluntad de Dios. Cuando no vemos ni aceptamos la voluntad del Señor vivimos como Emich: Buscando culpables. «Por tu culpa mi hijo murió, le gritamos al conductor del taxi, por culpa de tu incompetencia la empresa se vendrá abajo, por culpa de las lluvias perdí mi cosecha o por culpa de los judíos Cristo murió» ¿Qué ocurre cuando aceptamos la voluntad del Señor y vivimos en ella? Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a donde quiera que tú fueres iré yo, y donde quiera que vivieres, viviré. Tú pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más (Rut 1: 16-18). La cita por sí sola no basta para comprender el gran mensaje que se encuentra envuelto en estos versículos, es necesario relatar brevemente el contexto del cual se extrae este fragmento. La historia de Nohemí se encuentra en el antiguo testamento, ella vivió una época de hambre en su pueblo Belén de Judá por lo tanto se vio obligada a migrar acompañada de su esposo y sus dos hijos a la tierra de Moab. No es de estos tiempos que la gente se vea obligada a migrar de sus lugares de origen en busca de mejores condiciones, las personas tienen que dejar todo atrás para iniciar una nueva vida desde abajo. Atrás quedan los familiares, el antiguo trabajo, los amigos en fin los buenos tiempos se quedan y en las maletas el equipaje que cargan es la 50

incertidumbre, la nostalgia, rencor quizá por no aceptar el porqué precisamente a ellos tienen que pasarles este tipo de cosas y otros sentimientos que conlleva el cambio. Pero la historia no está basada en la migración, esto es solo el comienzo para Nohemí. Al poco tiempo su esposo muere. La biblia no dice en qué momento de la historia se suscita esta acontecimiento amargo en la vida de la protagonista, lo cierto es que en tierras extrañas, sola y sin nadie cercano a quien acudir, de pronto Nohemí queda al frente de la familia para tomar decisiones. ¿Porqué a mi Señor? ¿Por qué a nosotros? ¿Y ahora qué voy a hacer? Preguntas que tal vez ella planteo en su mete y que nosotros nos hemos hecho en más de una ocasión ¿cierto? Los hijos de Nohemí se casan con dos mujeres moabitas: Orfa y Rut. Cuando Nohemí empieza a hacerse a la idea de cómo será el resto de su vida en calidad de viuda sucede algo peor… Sus hijos mueren también. En este punto de la historia muchos de nosotros empezaríamos a buscar puertas que nos saquen de el terremoto que sacude nuestras vidas, salidas equivocadas como el alcohol, las drogas o peor aun el suicidio. Pero no Nohemí, ella tiene su fortaleza en el Dios de Israel, ella confía en Dios y Dios confía en Nohemí. Según la costumbre de aquella época si una mujer enviudaba ésta debía casarse con un hermano del fallecido para que su nombre no se extinguiera sino que perdurara por medio de su descendencia. Sin embargo Nohemí solo tenía a sus dos hijos y ya era grande de edad, ni aun concibiendo en este momento, les dijo, ¿cómo esperarían a que mis hijos crecieran para que se casaran con ellos? Así que las despidió, son libres de regresar a sus casas. ¿Qué suegra tan extraña? Dirán algunos, debería de chantajearlas para que no la dejen sola y la mantengan, es lo menos que pueden hacer por ella. Afortunadamente Dios ha puesto en ella un corazón justo así que al enterarse de que el hambre ha pasado en Belén decide regresar a su tierra de origen y despide a sus nueras quienes se reúsan a dejarla, pero al cabo de un breve diálogo Orfa toma sus maletas, les da un beso en la mejilla y con su mano detiene el taxi que la llevará de vuelta a 51

Moab. Orfa las deja. Rut por su parte no quiere dejar a Nohemí. Donde tú mueras quiero morir yo y ahí deseo que me entierren. Es una frase bastante fuerte que denota mucha seguridad y recalco, sobre todo en aquellos tiempos. Aquí hay dos cosas importantes que destacar. Primero ¿Porqué no quiere Rut dejar a Nohemí? ¿Qué puede ofrecerle una mujer de su edad? Fácil. Rut vio en Nohemí un ejemplo de devoción, de madre y de mujer. Una persona fiel a su Dios, inquebrantable digna de imitar con una fe que sobre pasa todo lo que ella tenía por idea de fe. Es tal la imagen que Rut tiene de su suegra que prefiere seguirla a ella que regresar a casa con sus padres y hermanos y retomar su vida de soltera. Ella quiere ser como Nohemí. Segundo: Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más. Así de simple, no dijo más. Queda claro que a Nohemí no la hace sentir felíz la idea de que su nuera la acompañe, no hay una señal de alegría en esta oración. Para ella representará una carga extra a todos sus problemas regresar con Rut a Belén porque de acuerdo a la tradición, si no hay hermanos para que la tomen por esposa tiene que buscar a un familiar cercano para casarse. Ahora Nohemí no solo tiene que buscar donde vivir y en que trabajar para poder comer, ahora también tiene que alimentar a Rut y buscarle un familiar para que la tome por esposa. Al llegar a Belén la gente decía: Nohemí ha regresado. Pero ella les decía ya no me llamen más Nohemí (que significa placentera o dulce), pues me fui con mi marido y mis dos hijos y regreso solo con mi nuera, llámenme Mara (significa amarga). Nohemí vivió grandes penalidades y tormentos para realizar lo que Dios había dispuesto con ella con anticipación. Tras una serie de acontecimientos Rut se casa con un hombre llamado Booz y con él tuvo un hijo al que pusieron por nombre Obed, cumpliendo con ello también el propósito del creador de los cielos y la tierra. Todas las personas que pasamos por este mundo hemos nacido con una misión especial, un propósito que Dios desea que 52

cumplamos. Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado (Jeremías 1: 5). Y para ello nos dota de habilidades o dones que nos permitan alcanzar aquello para lo que hemos sido llamados. Nohemí fue dotada de fuerza para sobrellevar sus sufrimientos, Rut de lealtad y fidelidad para seguir a Nohemí. ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar las decisiones del Señor? ¿Acaso el barro reclamará al alfarero por la forma que le ha dado? De ninguna manera. Cada uno de nosotros somos elegidos por Aquel que puso en órbita a los planetas, para llevar a cabo una tarea, una comisión. Volviendo a la historia, Dios eligió a Nohemí para una misión, la hizo migrar a Moab y estando allá era necesario que enviudaran tanto ella como sus nueras. Dios tenía el propósito de que Nohemí regresara a Belén con Rut pues para ella tenía otra encomienda. Sin saberlo Nohemí cumplió con su encargo. Sin sospecharlo, Rut efectuó su cometido. En el libro del evangelio según Mateo capítulo 1, se lee lo siguiente en el título y en el versículo 5. Genealogía de Jesucristo …Booz padre de Obed, cuya madre fue Rut. En el corazón de esta mujer Dios encontró algo hermoso de tal manera que en sus planes, estaba programado que Rut tuviera parte en la genealogía de Jesucristo Señor y Salvador nuestro. La vida de Rut y Nohemí se mantuvo siempre conforme a la voluntad de Dios.

53

…La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5: 16

CAPÍTULO OCHO

LA ORACIÓN DE ANA Un ejemplo de devoción y fe

¿Qué es lo que más anhela tu corazón? ¿Cómo has orado a Dios para que te de lo que tanto deseas? ¿Crees que hay poder en la oración? Este capítulo está más enfocado hacia la mujer pero adelante caballero, toma de aquí lo que te sea necesario, seguro encontrarás algo. Recordemos a una Dama. Una mujer que anhelaba con todo su corazón ser madre y no podía serlo. Ana era una mujer que sufría por su problema. Tenía un deseo voraz de ser madre y canalizó ese deseo, ese anhelo de maternidad de una forma constructiva y Dios en su misericordia, le concedió las peticiones de su corazón. ¿Has deseado tanto algo que con llanto incontenible le has rogado a Dios que te lo de? Ten cuidado. A Dios se complace en cumplir las peticiones que salen del corazón. Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana... Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu 56

sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida… (1 Samuel 1:1-11). Lo que hizo Ana fue clamar al Señor desde lo más profundo de su corazón. A veces hay que clamar así delante de Dios. A Dios no le molesta que te vuelvas frágil delante de Él, a Dios no le molesta que inclusive le hables con palabras sentidas. Creo que por el contrario a Dios le agrada, porque tú no le hablaría fuertemente a alguien a menos que creyeras en él y recordemos que la fe agrada a Dios. A Dios no tenemos que acudir con pretensiones ni con fórmulas, ni con palabras rebuscadas. Todo lo contrario, es mejor mostrarnos ante el Señor abiertamente, confiadamente, humanamente y derramando nuestra necesidad delante del Todopoderoso. Al Señor le encanta eso. Le encanta porque nuestras lágrimas son señal de nuestra fe. "Entonces Ana lloró con amargura de alma y oró a Jehová y lloró “abundantemente” e hizo voto diciendo: 'Jehová de los Ejércitos si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva y te acordares de mí y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón…" Es necesario ser específico con el Señor. Ana pidió lo que su corazón anhelaba, es decir, un hijo varón. No titubeo ni dijo “dame lo que tú quieras Señor, si es niña pues… está bien aunque… este… sabes yo preferiría niño…” sino que dijo, “dame un hijo varón.” ¡Qué importante es ser específico delante de Dios! Dile al Señor con nombre y apellido lo que necesitas, si tienes un problema descríbeselo con lujo de detalles, si estás buscando algo en tu vida, tomate tiempo, platícalo todo delante de Dios. Dios sabe de antemano lo que necesitamos (Salmo 139:4), pero a Él le gusta cuando se lo dejamos saber, cuando entramos en conversación con Él. Eso indica intencionalidad de nuestra parte, indica que creemos en Él.

57

Tómate tiempo para elaborar tus necesidades. La oración debe ser apasionada, persistente, detallada y lleva tiempo. Cuatro cualidades importantes de la oración. ¿Cuántas veces hacemos oraciones al vapor? Decimos por la mañana: "Señor, ayúdame en este día, (al mismo tiempo buscamos el zapato debajo de la cama), ayúdame Señor a seguir en tu camino y a llegar a tiempo al trabajo porque se me hizo tarde, amen". Esta la hacemos mientras nos alistamos. Cuando vamos a comer decimos: "Señor bendice estos alimentos, (ya con un trozo de tortilla en la boca, y sirviéndonos el refresco). Amén. Y para dormirnos: "Señor Gracias por este día... (Bostezando). Gracias, por todo... (Se nos olvida que es oración para dormir y empezamos a bendecir alimentos). Amén." (La hacemos acostados en la cama).2 A Dios le gusta que usted esté tranquilo para conversar. Tome un buen capuchino, su tacita de té bien calientito si lo prefiere, busque su mejor espacio, ese donde más cómodo se siente, tome su tiempo y en el mejor momento del día para usted. Sin un cronómetro enfrente -Pues… tengo un compromiso a las 4 de la tarde y son las dos. Creo que voy a orar mientras tanto-. No. La oración no debe estar sujeta a tiempos ni ser dedicada con las migajas de nuestra agenda. Elija un tiempo en el día en que su mente esté limpia, después de unas horas de descanso, al levantarse por la mañana o antes de irse a dormir tome asiento y hable con su Señor. Consagre su día a Dios, háblele con lujo de detalle, porque usted se ha tomado el tiempo, pídale que bendiga a su familia, que cuide de usted y de sus hijos, presente al Señor los anhelos de su corazón, póngase al día con Dios y también escuche de Él. Recuerde la oración de Ana, es una de las oraciones ejemplares que hay en la Escritura al lado de la oración de Daniel (Daniel 6: 10-11), de Nehemías (Nehemías 1: 5:11), y la oración de Salomón 58

antes de consagrar el templo (1 Reyes 8: 12-66). Grandes oraciones de la historia. Son un ejemplo de los valores y los elementos que deben ejemplificar una oración que Dios escucha y honra. Dios tiene propósitos en tu vida, mujer, cualquiera que sea tu estado, tú eres una hija preciosa de Dios. ¡Tienes tanto que dar, tienes tanto que disfrutar, tienes tanto que aprender y experimentar! Te animo a abrazar la vida y tomarla completamente y entrar en el juego de la vida con tu Dios al lado tuyo enseñándote el camino que tienes delante. Nunca vivas pensando: “no tengo esto, no tengo lo otro”. Enfócate en todo lo que tienes, todo lo que Dios te ha dado, todo lo que tú puedes hacer, todo lo que puedes lograr en el Señor. No busques en cosas que no son para ti, pues solo traerán tropiezos en tu vida. Espera el tiempo del Señor y mientras tanto disfruta de tu vida. Goza de lo que Dios te ha dado y crece en el Señor, dale al Señor, cultiva hijos espirituales, cultiva amistad con gente afín a ti, viaja, lee, aprende, contribuye, sirve, diviértete con tu familia. Todo eso te hará una mujer realizada en el Señor. Lo demás Dios sabe sus momentos. El hijo de Ana fue Samuel, uno de los más grandes profetas de Dios. Dos libros de la Biblia llevan su nombre. Dios levantó al profeta Samuel, que en gran medida restauró espiritualmente a Israel y echó las bases de las glorias que el reino tendría bajo Saúl, David y Salomón. ¡Hay poder en una oración que sale de lo más profundo y puro del corazón!

59

He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá. Habacuc 2:4

CAPÍTULO NUEVE

LA FE DE DAVID

Dios nos da la victoria

Los miles de asistentes no paran de gritar. Los fuegos artificiales hacen que las expectativas vallan cada vez más en aumento. Es la pelea más esperada del año. La última vez que algo similar ocurrió fue en 1974 cuando en el desaparecido Zaire se enfrentaron George Foreman y Muhammad Ali por el campeonato mundial de los pesos pesados. Las luces iluminan el cuadrilátero y la voz del anunciador arranca un grito de júbilo del público. De una densa neblina multicolor, una silueta que a más de uno haría correr comienza a distinguir su característico sombrero. El enterrador. ¡Undertaker! Lentamente desciende con la vista oculta entre la oscuridad hasta encontrarse sobre el encordado. Al extremo contrario, las luces se enfocan en el famoso personaje que se asoma de entre el humo. El público vuelve a enloquecer cuando su nombre y palmarés es pronunciado. ¡Frodo del Señor de los anillos! Una pelea transmitida directamente desde Mordor. La pelea no es equitativa ¿estás de acuerdo? Hay peleas que son desiguales. La pelea del bebé que se enfrenta al SIDA al nacer como la del pequeño con cáncer terminal no son equitativas como tampoco lo es la pelea entre un niño y el divorcio de sus padres. Afortunadamente nuestras batallas las pelea Dios por nosotros (1 Samuel 17:47). Un joven frágil de cabellos rizados, piel morena por las horas bajo el sol y ojos claros como su corazón sabe muy bien del tema. Como pastor de las ovejas de su padre, en más de una ocasión tuvo que enfrentarse a bestias salvajes como un león y un oso (1 Samuel 17:34), para rescatar el patrimonio de la familia. Como amante del Dios de Israel tuvo que arreglar cuentas con un gigantón arrogante que emitía ladridos similares a los de un Rottweiler. Dijo además el filisteo: “¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo! (1 Samuel 17: 10). Este personaje conocido como Goliat, no sabía que al desafiar al ejército de Israel a quien retaba en realidad era a Dios. 62

Cuando Paty tenía que ir a casa de sus abuelos sabía bien que podía encontrarse con ese muchacho que la molestaba. –No quiero hacerte daño, solo quiero que platiquemos- le decía en tono da galán de cine un joven sin quehacer al tiempo que trataba de cerrarle el paso. A unos metros de distancia, los amigos del Tom Cruise de barrio reían de la situación. La misma escena se repitió hasta que el padre de Paty sorprendió al joven brabucón. Basta decir que el recorrido de la chica fue tranquilo desde entonces. Así como un padre protege con celo a sus hijos y con amor los cuida, Dios cuidó de Israel, su pueblo. La irreverencia del filisteo causó la irá del joven David. ¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente (1 Samuel 17: 26 NVI). Todo Israel estaba temblando. De pronto se les olvidó que Dios peleaba por ellos. Tal pareciera que se les borraron de la memoria todas las hazañas que sus antepasados les contaron sobre su Dios y como con poder los rescató de los egipcios. Saúl, el rey de Israel no confió en Dios. Ningún soldado lo mencionó siquiera, ningún hebreo lo hizo. David por el contrario, se enfocó en él. El Señor me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo (v.37). «Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos» (vv. 45-47).

63

En siete ocasiones menciona David a Dios en su dialogo. Su fe estaba puesta en el Todopoderoso. Algo que debemos aprender. Amplificar a Dios y minimizar a nuestros Goliat. 1 El doctor dijo que…, los del banco…, el examen es…, no puedo dejar el cigarro…, Goliat dijo que nos destruiría… Cuando dejamos de lado a Dios en nuestros problemas ¿Cómo esperamos que nos de la victoria? ¿Cómo esperamos qué nos devuelva la salud, y qué reedifique nuestra vida? “Señor mira nada más la estatura de ese Goliat, ¿quién podrá con él?” Dios es todopoderoso, es decir, todo está bajó sus ordenes y bajo su control. TODO. David disparó su honda y clavó la piedra en la frente del filisteo. Luego con la espada del gigante ya muerto le cortó la cabeza. Puso toda su atención en Dios e ignoró la fuerza del gigante y Dios le dio la victoria a Israel sobre el ejército filisteo. Centrándose en sus gigantes, usted tropieza. Centrándose en Dios, sus gigantes caen. Levanta tus ojos, gigante asesino. El Dios que hizo un milagro por David está listo para hacer uno por ti.

64

Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.

Salmo 63: 1-8

CAPÍTULO DIEZ

MARÍA, JOSÉ Y UN EMBARAZO INESPERADO Cuando Dios cambia nuestros planes.

Mientras conducía de regreso a casa después del trabajo pensé que era un hermoso día para aprovecharlo en familia. Hice algunos cálculos mentales sobre el presupuesto y concluí en que podía llevar a mi familia a comer a nuestro restaurante preferido. Por la tarde visitaríamos el parque del centro y finalmente alquilaríamos una película para ver en casa por la noche. Me tomó cinco minutos planificar la tarde del viernes. Los seres humanos siempre estamos haciendo planes, hacemos planes para todo. Hasta tenemos el plan B por si falla el primero. ¡Siempre estamos haciendo planes! Si tienes dudas echa un vistazo a la siguiente lista e identifica lo que has estado planificando últimamente: 1. El fin de semana 2. Comprar un Auto 3. Las vacaciones 4. Comprar una casa 5. El retiro 6. Estudiar 7. Trabajar 8. y qué tal uno bien importante ¡Casarse! ¿Alguna vez has pensado en tu boda? ¿Cómo será tu vestido? ¿Dónde ofrecerás tu recepción? ¿A dónde irás a pasar la luna de miel? Quizá ya tienes algo en mente para tu matrimonio. Pero ¿has pensado en lo que Dios tiene planeado para tu enlace? ¿Y si tus planes no coinciden con los de Dios? Imagina que tu prometido ha formalizado el compromiso. Cena intima en casa de tus padres, trajes de etiqueta, risas nerviosas, 67

un anillo con una valiosa piedra incrustada y al final una fecha para tu boda. Imagina que días después te enteras de tu embarazo y… ¡¿embarazo?! Un momento ¡Tú jamás has tenido relaciones con tu prometido ni con nadie más! Piensas en tu futuro esposo y lo citas por teléfono. Cuando le das la noticia él actúa conforme a la lógica. Se llena de tristeza y te deja. Los planes, las ilusiones y los sueños se han venido abajo. ¿Fantasía? No. Esta fue la historia de las nupcias más populares de los últimos dos mil años. El matrimonio de María y José. Ahora bien, los noviazgos en el tiempo de María y José eran diferentes a los de hoy, en aquellos días los matrimonios eran pre arreglados por los padres de los novios, a veces los novios eran todavía niños cuando ya el matrimonio era planificado para que cuando tuvieran la edad suficiente se llevara a cabo el enlace. A veces estas bodas eran planificadas por años y cuando la fecha se acercaba, entonces se comenzaban a planear los detalles para la boda. Los matrimonios en aquel tiempo al igual que hoy eran motivo de celebración. Imagina al joven José. La fecha de la boda se acerca y él se prepara para tener la casa lista cuando llegue su bella esposa. Piensa en ella todo el tiempo. María, María se repite en la mente dejando escapar un leve suspiro mientras corta con el serrucho la madera con la que fabrica los dinteles para su hogar. Imagina a María, el día con el que toda señorita sueña se aproxima, el día de su boda. Ella piensa en todos los preparativos de la fiesta junto a sus padres con el fin de que todo salga bien y sea especial e inolvidable. El salón, las invitaciones, los arreglos florales, los meseros, en fin. ¿Pero recuerdas lo que paso? Dios cambió los planes de María y José. En la lista de planes de María no se encontraba salir embarazada antes de casarse y mucho menos estaba el hecho de que el niño que iba a dar a luz seria el que vendría a Salvar al mundo. 68

¿Cómo reaccionó José? El tenía que tomar la decisión más importante de su vida, tenía que rechazar a su prometida para que, de acuerdo con la ley judía, fuera apedreada por la comunidad o, creer que María estaba embarazada por obra de Dios. Se encontraba en un dilema. Amarla pese a su aparente infidelidad, repudiarla y condenarla con ello a muerte o creer. El desenlace todos lo conocemos. Cuando José pensaba dejar a María en secreto, se le apareció un Ángel para decirle que su prometida no mentía y en efecto en su vientre llevaba al Hijo de Dios. José creyó. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS (Mateo 1. 19-25). Los planes de una boda fueron cambiados para convertirse en el plan de salvación del mundo. Ninguna cita bíblica muestra que el Ángel haya tomado en consideración la opinión de José o María para llevar a cabo los planes de Dios. ¿Qué opinas José, podemos proceder con los planes del Señor o buscamos a otro descendiente de David? ¿Qué hay de ti María? mira, el parto estará cubierto por el seguro, no te preocupes. Tanto José como María dejaron que Dios obrara en sus vidas. Aceptaron ser un instrumento en las manos del creador.

69

Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia (Lucas 1: 38). Dios sabe lo que tiene planeado para tu vida. Sabe lo que te conviene. Dentro del plan de Dios hay algo para tu vida también. En este momento puede ser que tu estés leyendo esto y no sabes cómo o porque lo haces, quizá tu estas aprendiendo de Dios porque Él tiene un plan para tu vida y en ese plan estaba el que este libro llegara a tus manos y leyeras sobre la palabra de Dios, que sintieras el amor de tu creador, quizá tu no conoces a Cristo como tu Señor y salvador y Dios te envió estas páginas para que comiences a caminar con él. El plan de Dios para con José y María no fue fácil. Siempre queremos pensar que todo va a salir bien o va a ser color de rosa, que todo va a salir como en las telenovelas, pero todos sabemos que no es así. Seguramente para María el tener que viajar a Belén embarazada y montada en un burro no fue fácil. El llegar a Belén después de ese viaje tan incomodo y no encontrar aposento donde quedarse y pasar la noche no fue fácil. ¿No crees que Dios todo poderoso pudo hacer que todos estos obstáculos y problemas desaparecieran? ¡Claro que sí! Pero ese no era el plan de Dios. El plan de Dios no siempre es fácil, no siempre es cómodo pero siempre es el mejor. Los teólogos, los eruditos de la Biblia dicen que José murió aproximadamente a la edad de 30 años y que por eso no vemos nada más de él en las escrituras. Se le menciona por última vez cuando están en busca de Jesús en el templo y eso quiere decir que José murió y dejo a María, a Jesús y a sus hermanos solos, eso no pudo ser fácil para María. Cubrir las necesidades de sus hijos como madre soltera no debió ser fácil ni placentero. Jesús en su palabra nos enseña que hay dos caminos. El camino fácil es el camino ancho pero este es el que lleva a la perdición y a

70

la destrucción. En cambio el camino estrecho, el camino difícil éste lleva a la vida eterna. El camino que Jesús escogió no fue uno fácil, el se pudo quedar en el cielo reinando como lo había hecho toda la eternidad pero el tomo el camino difícil y se hizo hombre y vivió y padeció como todo humano y fue tentado en todo aunque no peco y fue humillado y golpeado y luego crucificado hasta la muerte para darle salvación a todo aquel que le reciba y lo confiese como salvador ¡No fue fácil! El apóstol Pablo lo tenía todo: dinero, posición, respeto, estatus social. Sin embargo cuando Jesús lo llamo a ser apóstol, a ser su siervo, a predicar el evangelio, no fue fácil. Dice la Biblia que Pablo paso unos momentos difíciles (2 Corintios 11:23-28) ¡No fue fácil para Pablo! Pero lea bien lo que dice en el capitulo 12:10. El plan de Dios no es fácil pero es el mejor. Dios no nos promete un camino fácil, pero nos promete que Él estará con nosotros en ese camino y al final seremos vencedores, seremos victoriosos y no importa que situaciones u obstáculos se puedan presentar en nuestras vidas, con Cristo guiándonos vamos a triunfar, vamos a obtener la victoria 1.

71

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5: 8

CAPÍTULO ONCE

TIERRA FÉRTIL PARA EL EVANGELIO El corazón de los niños

Se sienta a mi lado y un abrazo me da. -Papi-. Me dice. - Mande hijo-. Como en una almohada, se recuesta en mí. -Papi… yo quiero ser como tú-. Lo acuesto en su cama y le doy un beso. Apago las luces y me dirijo en oración a le presencia de Dios. Señor: Quiero pedirte que me ayudes para que cuando mi hijo crezca vea en mí a un padre que vive para Dios. Señor yo quiero ser como tú, porque él quiere ser como yo. Quiero ser un buen ejemplo que sus ojitos puedan ver. Señor ayúdame a enseñarle y que él pueda entender. Ayúdame a ser más como tú. Admito que tengo mucho que aprender, cometo errores tú lo sabes muy bien, las presiones de la vida vienen sobre mí. Necesito tu ayuda… solo no voy a poder. Me quiero esforzar y aprender más de ti, ser paciente y tierno, lleno de amor. El aprende de lo que ve. Que tu imagen Señor, sea lo que vea en mí. Señor yo quiero ser como tú, porque él quiere ser como yo. Quiero ser un buen ejemplo que sus ojitos puedan ver. En el nombre de Jesús. Amén. Quizás el me mira y dice – papi es el mejor-, pero es porque estoy aprendiendo de mi Padre celestial. 1 El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. (Deuteronomio 6: 4-7). 74

La mejor herencia que puedes dejarle a tus hijos es la semilla del evangelio en su corazón. Con Jesús en su vida desde temprana edad te aseguro que tus preocupaciones durante su vida serán menos. Instruye al niño en su camino, y aunque fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6). Ana hizo su petición delante de Dios: "Si me dieres un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida y no pasará navaja sobre su cabeza". "Señor, si Tú me das un hijo, yo lo voy a dedicar a Ti, lo voy a dedicar a Tu servicio". ¿Sabías que los hijos son del Señor? No son tuyos, tampoco son míos, son de Dios. Dios nos los da para que los cuidemos, para que se los pastoreemos y para que los dirijamos hacia Él, pero los hijos no nos pertenecen ni a ti, ni a mí. Dios tiene una carrera con ellos, Dios tiene un propósito, Dios tiene un llamado, Dios tiene un destino, Dios tiene un curso de entrenamiento para ellos y será mejor que nosotros no nos metamos en el camino de Dios cuando quiera hacer algo con ellos. Muchos padres somos demasiado posesivos y queremos controlar a nuestros hijos, queremos guiarlos minuciosamente, y a veces ahogamos el propósito de Dios en sus vidas. Debido a frustraciones, queremos que nuestros hijos hagan lo que en su tiempo nosotros no pudimos hacer “yo no pude integrar el equipo de beisbol en la secundaria, pero seguro mi hijo si lo logrará” “jamás me animé a ser presidenta de la clase pero mi hija si lo será” “mi hijo tomará clases de piano, yo siempre lo quise y nunca puede hacerlo”. Como si ellos no pudieran decidir. Necesitamos abrir espacio para que Dios pueda obrar en la vida de nuestros hijos y lo que tenemos que hacer es encomendárselos al Señor, entregárselos a Dios, confiárselos a Dios y esperar que sean hombres y mujeres de Dios. Ese es el propósito más grande que nosotros podemos concebir para nuestros hijos. Antes de que queramos que sean astronautas, ingenieros, médicos o políticos influyentes, que sean hombres y mujeres de 75

Dios. Lo demás es crema sobre el pastel, lo demás es secundario. Por eso es que tenemos que entrenar a nuestros hijos, como dice la Palabra, en el temor de Dios, en el conocimiento de la Palabra, darle énfasis a la formación espiritual de nuestros hijos. No te preocupes ni desesperes si no logras ver resultados. Lo que estás haciendo al educar a tus hijos es poner minas de tiempo espirituales en sus corazones. Quizás no las veas inmediatamente, pero estallarán en su justo momento. Tú estás sembrando semillas a largo tiempo. Un día cuando esos niños rebeldes o toscos de oído lleguen a cierta edad y sientan la presión y el peso de la vida, cuando comiencen a tener que ganarse el pan de cada día, o tengan su primer fracaso, cuando soliciten entrar a la universidad y no los reciban o cuando los deje la primer noviecita o novio, que sientan el primer quebrantamiento en sus corazones, o se casen y sientan los problemas del matrimonio... esas bombas de tiempo comenzarán a estallar dentro de sus corazones. Y ¿sabes qué? Buscarán la oración, buscarán de Dios y lo que sembraste allí saldrá a la luz. Siembra, siembra, siembra, siempre y deje el resultado en manos del Señor. El Apóstol Pablo dice: "Yo sembré, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios" (1 Colosenses 3:6). Nuestra parte es sembrar la semilla y asegurarnos de que sea buena semilla en la tierra de nuestros hijos y regarla con oración, con amor, con desvelos, con declaraciones de confianza en el Señor y creer que Dios dará el crecimiento en su momento. Lo que usted siembre para sus hijos no quedará sin resultado, no dejará de tener éxitos. No lo olvide, el crecimiento depende de Dios.

76

TERCERA PARTE: UNA SOLA NACIÓN

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7

CAPÍTULO DOCE

EL MESÍAS PROMETIDO

Reconciliación a la vista

“Cuando termines la universidad te compraré un auto.” Esa promesa puede traducirse en felicidad para un joven próximo a culminar una carrera ¿Alguna vez te han prometido algo y esperas con esperanza que se llegue el día señalado? ¿Un regalo de cumpleaños? ¿Unas vacaciones? Tal vez la espera del día de tu boda te causó ansías y felicidad. Quizá la fecha del nacimiento de tu hijo. Sin duda todos hemos esperado, por alguna razón que se llegue una fecha. Los hebreos esperaban que se cumpliera lo que las Escrituras decían sobre el Mesías. Por las noches corrían ligeramente las cortinas esperando verlo descender del cielo. Por las mañanas, abrían los ojos en su totalidad para ver de dónde saldría. Cuando supieron que en el desierto un hombre predicaba a las multitudes, acudieron de inmediato y pensaron: -Tal vez… sea él, después de todo, sabemos que se alimenta de miel virgen y también come langostas. Eso no es común después de las últimas devaluaciones-. -Sí. Puede ser, aunque… ¿ya vieron como se viste? El pelo de camello ya pasó de moda ¿no? Preguntémosle y saldremos de dudas-. -Hey, tú- Andamos buscando… eh… ¿De casualidad este… no eres el Cristo? Yo no soy el Cristo (Juan 1: 19-20) Respondió el bautista. Recuerdo que en mi infancia en ocasiones me cuestionaba acerca del porqué Jesús había nacido tan lejos de donde yo vivía. ¿Porqué no nació en mi país o mejor aún, en mi ciudad? También me inquietaba el hecho de que, si Jesús era hijo de Dios ¿porqué permitió que naciera en un establo? Sabemos que el Mesías era, en un primer momento redentor de Israel aunque después fue manifestado al mundo tal como lo declara el apóstol Juan “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su 80

Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3: 16). El Señor dio a su Hijo, Jesús, para salvar al mundo, no solo a Israel. Los hebreos tenían conocimiento de la llegada del Cristo, el ungido de Jehová pues, desde los tiempos de Moisés fue escrito que vendría: “Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tu; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande” (Deuteronomio 18: 18). De entre sus hermanos nacería es decir, en el seno del pueblo hebreo. «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad» (Miqueas 5:2). Sabían que nacería en Belén, de la tribu de Judá y sería además, descendiente de David (1 Crónicas 17: 11- 14). Lo sobresaliente de las profecías sobre Jesús, van más allá de un lugar y una familia. Lo verdaderamente extraordinario y maravillosos es lo que de él se escribió sobre su muerte y su consecuencia inmediata. Salvación para el mundo. Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo 81

que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto (Éxodo 12: 1-13). La primera Pascua celebrada aun en Egipto por el pueblo de Israel, tiene un sentido profético en relación con el sacrificio de Cristo en la cruz. Dios habló a Moisés y le indicó lo que tenían que realizar como parte de las plagas con que azotó a los egipcios. La muerte de los primogénitos sería la última acción que Dios llevaría a cabo para librar a los hebreos. La parte fundamental de las instrucciones dadas a Moisés, es la del derramamiento de la sangre del cordero inmolado, misma con la que se pintarían los dinteles de las casas y que serviría como señal para el ángel del Señor que pasaría a reclamar la vida de todo primogénito. El ángel respetó la vida de aquellos que pintaron con sangre los postes y puertas de sus casas y pasó de largo. De esta forma, la fe que llevó a Israelitas e incluso a extranjeros a cumplir con las indicaciones fue la que hizo que Dios respetara su pacto. La fe. Creyeron y por eso hicieron todo lo indicado. De la misma manera hoy en día nosotros estamos actuando con fe al aceptar la sangre de Jesús como pago por nuestros pecados y esa fe nos hará habitar en las moradas que Cristo fue a preparar. La fe en esa sangre preciosa derramada para redimirnos, hará que Dios nos lleve al paraíso y no seamos enviados al lago de fuego. El Cordero de Dios quitó de una vez y para siempre el pecado y la muerte.

82

Quienes no pintaron su puerta con la sangre del cordero recibieron la visita del ángel de la muerte. Quienes rechacen la sangre de Cristo correrán con igual suerte. Los maestros de la ley hebrea estaban esperando al que de acuerdo con las Escrituras había de salvarlos. La promesa del Mesáis estaba por cumplirse, aunque nadie comprendió la misión de Jesús plasmada en la Palabra de Dios. Jesús vendría a reconciliar a su pueblo con su Dios no a salvarlos del poder de los romanos. Y tú ¿perteneces al pueblo de Dios?

83

Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Hechos 15: 7-9

CAPÍTULO TRECE

LA SALVACIÓN PARA TODAS LAS NACIONES Una Bendición prometida

Los manteles blancos contrastaban elegantemente con los arreglos de azucenas que engalanaban las mesas y el enorme jardín. Columnas de mármol ubicadas en distintos puntos limitaban una figura circular. Los cubiertos de oro bruñido estaban ya distribuidos equitativamente en los lugares de los invitados. En el centro, decorada con lirios, una larga mesa rectangular sostenía el banquete destinado para las personas más especiales del anfitrión. Todo estaba listo. ¿Alguna vez has ofrecido alguna fiesta para celebrar algo importante? Una boda, un cumpleaños una graduación. Seguramente te has preocupado por cada detalle del evento como el salón, los arreglos, el mobiliario y el banquete entre muchos más. ¿Qué sentirías si absolutamente ninguno de tus invitados asistiera? Tomate un respiro, vuelve a leer la pregunta y piénsalo por un momento ¿volverías a invitarlos a otra celebración? Jesús describió en una ocasión una parábola sobre un escenario similar. “Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del banquete mandó a su siervo a decirles a los invitados: «Vengan, porque ya todo está listo». Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: «Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.» Otro adujo: «Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.» Otro alegó: «Acabo de casarme y por eso no puedo ir.» El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: «Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobre, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.» «Señor- le dijo luego el siervo-, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar.» Entonces el señor le respondió: «Vete por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Les digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete.» (Lucas 14: 16-24 NVI). El anfitrión resolvió el problema invitando a todas las personas que no tenía en mente en un principio y la fiesta se pudo llevar a 86

cabo. Los invitados iniciales, se perdieron del gran banquete ofrecido ¿Tú qué harías? Lo común es que para una fiesta los invitados sean familiares. Los abuelos, los tíos y los primos además de los amigos. Es decir, se invita a quienes se considera especial, aquellos que están unidos a ti por algún tipo de afecto. Dios tenía reservado un regalo maravilloso para su pueblo. La salvación estaba destinada únicamente para los israelitas, para el pueblo de Israel. Sin embargo, al igual que los invitados al banquete, no aceptaron el regalo de Dios. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:11-12). Con muchas parábolas, con sermones, con su ejemplo y con milagros Jesús dejó claro quién era y a lo que había venido. Pero no era el Mesías que Israel esperaba. Ellos creían (y aun hoy siguen creyendo) que el Mesías de las profecías salvaría en efecto a Israel pero no del infierno sino del cautiverio y la opresión en que los tenían los romanos. No entendieron el mensaje de las escrituras. La salvación que Dios prometió era la de sus almas no la de la opresión. A los suyo vino. Llegó especialmente para su pueblo. Y los suyos no le recibieron. Fue rechazado por sus escogidos. Como Israel rechazó la salvación, Dios la hizo extensiva para todos. Igual que el señor del banquete invitó a todos, así, la sangre de Jesús fue derramada para todo aquel que la acepte. Jesús mismo lo expresó de esta forma: Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: 87

Despídela, pues da voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora (Mateo 15: 21-28). El Salvador no descendió a improvisar su ministerio sino todo lo contrario. Cada una de sus acciones estaba planificada para alcanzar su propósito. Esperó un momento específico para emprender su ministerio tal como lo afirmó al expresarle a María todavía no ha llegado mi hora (Juan 2:4) durante las bodas de Caná. Y lo enunció en la cruz al decir consumado es (Juan 19:30). De ningún modo abandonó su designio. De principio a fin realizó su encomienda. El Mesías fue enviado primero para Israel. El evangelio que predico y todo cuanto hizo y dijo durante su ministerio lo realizó en territorio Israelí exclusivamente. En Nazaret, en Jerusalén, en Capernaum, en Betsaida en las regiones de Judea, Galilea y Samaria. «No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Es por ello que no atendía a la mujer cananea. Su misión era, tal como lo mencionó, para los israelitas. “No dejas a tus hijos con hambre por darle la comida a los perrillos. No es correcto. Sin embargo, argumentó la mujer, hasta los perrillos alcanzan algo de comida que cae de la mesa.” Una respuesta cargada de fe. Creyó que Jesús tenía milagros no solo para su pueblo sino para quien le pidiera con fe y por lo tanto fue bendecida. Por su fe. El evangelio para nosotros quienes no somos Israelíes, fue predicado por los apóstoles según el mandato de Jesús (Marcos 16: 15). Esa comisión encargada por el mismo Jesús llevó a Pablo a recorrer grandes distancias para llevar el mensaje de salvación a

88

cada rincón posible de la tierra gracias al poder que recibió del Espíritu Santo (Hechos 1:8). En un principio, los mismos apóstoles no sabían que debían predicar a Jesús también a los gentiles, como llamaban a los pueblos o naciones no israelitas, y se sorprendieron cuando les fue revelado este mandato. Primeramente a Pedro y luego a los demás (Hechos 10 y 11: 1-18). Cuando Pedro visitó la casa de Cornelio en Cesarea no pensó que al final vería como el anfitrión y toda su familia serían bautizados por el Espíritu Santo. ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hechos 11: 17-18).

Pablo también lo expresó en sus epístolas. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones (Gálatas 3:8). …para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gálatas 3:14). El plan de Dios fue revelado con anticipación a Abraham. Cada promesa hecha por Dios se ha cumplido y se seguirá cumpliendo. Gracias a la fe de Abraham todas las naciones son benditas. Gracias al pueblo de Israel Dios bendijo al mundo enviando al Mesías. Gracias a Jesús y por la fe en su sangre Dios nos ha regalado la salvación. Vida eterna. Dios preparó un banquete y sus invitados lo rechazaron. Ahora tú y yo somos invitados del Señor para comer con él. Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero… estas son palabras verdaderas de Dios (Apocalipsis 19:9). Cuando Cristo vuelva hará un gran banquete. No busques pretextos para no asistir. Jesús te estará esperando.

89

Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra. Deuteronomio 14: 2

CAPÍTULO CATORCE

EL PUEBLO DE DIOS Con sello de garantía

Para ser pueblo de Dios tenemos que ser llamados por él. No es que usted se auto nombra y dice: “yo me hago del pueblo de Dios; aquí está mi credencial”. La Biblia dice en 1 Pedro 2:9 que él llama a su pueblo: “linaje escogido” ¿quién lo escogió? ¡Dios! El nos escogió en Cristo Jesús antes de la fundación del mundo; “pueblo adquirido por Dios” ¿quién lo adquirió? ¡Dios también! Nosotros no tenemos la capacidad para acercarnos a Dios porque el pecado nos estorba, pero Jesucristo es nuestro abogado y su sangre nos limpia de todo mal, brindándonos la posibilidad de que usted y yo podamos formar parte del pueblo redimido por Dios. En Juan 15:16, Jesús nos dice: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Dios nos llama a ser su pueblo: ¿le reconocemos como nuestro Dios? ¿Invocamos su nombre? ¿Hemos sido llamados por él? El apóstol Pedro nos dice, “vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios”. Estar dentro del pueblo de Dios es gozar de privilegios que solo Él puede dar a los que le reconocen, a los que le invocan, a los que aceptan su llamado. La Biblia nos dice que “fuimos llamados para heredar bendición” (1 Pedro 3:9). 1 Yo no lo elegí, Él me eligió a mí, ¡qué gozo es saberlo! Aunque una mujer fue quien me habló de Jesús, era Dios mismo el que le hablaba a mi corazón por medio de aquella persona. No necesité nacer de una familia judía para llegar a formar parte de su pueblo: ¡Yo he nacido de nuevo y puedo entrar en el reino de Dios! (Juan 3:3) “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5:1). El Espíritu Santo nos garantiza que hemos nacido de nuevo (Gálatas 3:26).

92

“No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención” (Efesios 4: 30 NVI). El sello espiritual consiste en una marca distintiva que Dios pone en los suyos por medio del Espíritu Santo, llenándolos de poder y de gracia para el servicio. En los tiempos bíblicos, un sello era una marca que servía como señal de propiedad, aceptación o autoridad. El bautismo en el Espíritu Santo es una señal visible en la vida del creyente de que pertenece a Dios. Este hecho también es un testimonio de la fe que el cristiano ha puesto en su Señor. 2 Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia (Efesios 1:13-14). El Espíritu te sella. El verbo sellar evoca una variedad de imágenes. Para proteger una carta, se puede sellar el sobre. Para que no entre aire en un frasco, se sella la abertura con una tapa hermética de caucho. Para que el oxígeno no se salga del vino, se sella la botella con corcho y cera. Para sellar un trato, se puede firmar un contrato o validar una firma en la notaria. El sello es una declaración de propiedad y posesión que asegura aquello que contiene un contrato. El sello del Espíritu Santo se conserva y tiene “fuerza de ley”. Cuando aceptaste a Cristo, Dios te selló con su Espíritu: «habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu de la promesa» (Efesios 1:13). Cuando los atracadores del infierno vienen para separarte de Dios, el sello los aleja de inmediato. Él te compró, es tu dueño y te protege. Dios pagó un precio demasiado alto como para dejarte desprotegido. Como Pablo escribe más adelante « [el] Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención» (Efesios 4:30). 3 Por la fe en la sangre de Cristo somos hijos de Dios (Gálatas 3:26). El mismo Espíritu Santo nos asegura que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). Como hijos del Señor somos su linaje escogido, su pueblo adquirido (1 Pedro 2:9). 93

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 Pedro 2: 9-10). Como su pueblo, habitaremos con Él en la ciudad Santa, en la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21: 2-4).

94

Notas 1. Marcos Vidal. Canción Israel. Capítulo 2: « ¿Aceptas la voluntad de Dios?». 1. Max Lucado. Cuando Dios susurra tu nombre Caribe, 1995) Capítulo 3.

(Editorial

Capítulo 4: «Solamente uno». 1. Anette Moreno. Canción No es difícil de hacer. Capítulo 6: « ¿Qué pasa si me olvido de Dios? » 1. Ron Mehl, Seguro con Dios, p. 58. Extraído de Max

Lucado, Retorno, p. 19. Capítulo 7. «Rut se decide por Dios» 1. Melanie y Cristopher Rice. Crusades. The stuggle for the Holy Lands. (Cruzadas. La lucha por Tierra Santa). SEP. 2003. Pág. 17.

Capítulo 8. «La oración de Ana» 1. Dr. Roberto Miranda. La oración de Ana. Sermón 10 de mayo de 2009 http:www//leondejuda.com/ 2. Arody Mendivil. ¿Oramos como conviene? http:www//centraldesermones.com/ Capítulo 9: «Confía en mí». 1. Max Lucado. Enfrente a sus gigantes (Nashville, Editorial Caribe, 2001) pág. 561. Capítulo 10: «Cuando Dios cambia nuestros planes» 1. Alfredo Didier García. Cuando Dios nos cambia los planes. http:www//centraldesermones.com/

Capítulo 11: «Tierra fértil para el evangelio». 1. Roberto Orellana. Canción Quiero ser como tú. Paráfrasis del autor. Capítulo 14: «El pueblo de Dios». 1. Marco Antonio Marroquín Hilerio. Sermón El pueblo que le pertenece a Dios. http:www//centraldesermones.com/ 2. Las promesas de Dios son fieles. Estudio Bíblico 2005. http:www//adorador.com/ 3. Max Lucado. Acércate sediento (Editorial Caribe, 2004) Páginas 82-83.