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Jair Alvarado. 10 de abril del 2014

Introducción a la Historia (Marc Bloch)

Para comenzar con el libro en primer lugar se debe reconocer al autor, Marc bloch. Fue un historiador medievalista de nacionalidad francesa quien nace en 1886 y fallecerá fusilado en manos de los nazis en 1944, miembro fundador de la reconocida revista francesa Annales d’histoire économique et sociale quien junto a su compañero y cofundador Lucien Fevbre darían un paso enorme en el nuevo quehacer histórico en donde las ciencias sociales (geografía, economía, antropología, etc.) se encaminan al dialogo y no a los tropiezos, “considerada aisladamente, cada ciencia no representa nunca más que un fragmento del movimiento universal hacia el conocimiento”. Por lo tanto, se da paso a lo que será una nueva corriente histórica, en oposición a lo que se estaba trabajando en la época, donde el positivismo era la corriente del momento. dicho sea de paso, este libro no alcanzo a ser terminado por lo que Fevbre es quien recupera los manuscritos y publica esta obra que hasta el día de hoy es piedra angular en actividades curriculares introductorias de la historia. El libro “Introducción a la Historia” se encuentra articulado con un breve apéndice que Fevbre escribe para relatar la inusual publicación de este libro, la introducción luego cinco capítulos en donde intenta dilucidar una pregunta bastante simple y compleja a la vez ¿qué es la historia y para qué sirve?, si bien en este libro se escribe con el propósito de aventurarse en la respuesta a tales preguntas, consigo trae algo más para quienes en un menor o mayor grado nos encontramos estudiando esta disciplina (disciplina, a título personal) por lo que además de envolvernos en los aspectos más teóricos de la historia. En él se escribe una especie de pensar de la historia, o una filosofía histórica, considerando que para llevar a cabo una investigación se hace esencial determinar ciertos parámetros al

momento de escribir y comprender la historia, ésta ciencia (según Bloch) que estudia a los “hombres en el tiempo”. Debido a que la memoria es frágil y la inexperiencia de primer año (no hacer fichas) es que el comentario del texto será más bien somero principalmente porque me referiré a lo leído, lo que no fue mucho. En el primer capítulo titulado “la historia, los hombres y el tiempo” contiene varios subtítulos relacionados la elección del historiador, la historia y los hombres, el tiempo histórico y otros temas que ayudan a concebir una especie de conexión dialéctica en la que el autor dimensiona la historia, la estrecha relación entre el presente y el pasado, entendiendo que el uno y el otro se complementan para llevar el análisis tanto de uno como del otro, en ese sentido el autor señala que el trabajo del historiador no es tan simple como el de escribir un hecho acontecido en el pasado, sino, el utilizar el hecho histórico para acercarse de una u otra forma al conocimiento (no la verdad, el conocimiento). Además, concibe la historia no tan solo como la ciencia del pasado, si no del hombre, y en este sentido también es rupturista ya que habla de “todos los hombres” no tan solo de grandes personajes como reyes, héroes, fechas emblemáticas, etc. La típica caricaturización que lleva la historia, por lo que dota a aquellos sujetos jamás historizados a involucrarse, ser parte de la historia lo que trae consigo una mejor comprensión por el tiempo presente. Ejemplifica muy bien su propuesta “En una palabra, la cuestión no es saber si Jesús fue crucificado y luego resucitó. Lo que se trata de comprender es por qué tantos hombres creen en la crucifixión y en la resurrección”, ya lo importante no es tanto lo ocurrido más bien el análisis que se puede generar a través de estos, como dice ya no es importante saber si fue o no crucificado, sino, las repercusiones a nivel social que trajo consigo el relato de la iglesia. A título personal es bastante llamativo volver a encontrarme con este libro luego de transcurridos varios años desde el primer acercamiento con este libro de cabecera (que espero leer entero alguna vez), bastante provechoso para continuar con mi desarrollo personal y el gusto que tengo por la historia, pero a mi uno de los aspectos que más me llama la atención de este libro (y el oficio del historiador de Moradiellos) es la simpleza con

la que se puede leer, perfectamente una persona que no estudie historia podría leer el libro y entender lo que Bloch intenta entregar, si bien utiliza un lenguaje científico no es denso, ni sus reflexiones tan descabelladas para releerlas una y otra vez, en jerga pedagógica, su transposición didáctica es realmente llamativa, también lo señala en una parte del libro “porque no alcanzo imaginar mayor halago para un escritor que saber hablar por igual a los doctos y a los escolares”, al parecer lo cumplió y sin quitar contenido ni seriedad. “las causas, en la historia más que en cualquier otra disciplina, no se postulan jamás. Se buscan…”