Informe Evaluacion Clinica y Psicologica

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Prácticas Pre Profesionales I

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

CURSO

: Prácticas Pre Profesionales I

DOCENTE

: Castillo Hidalgo Gabriel

ALUMNO

: Cabrera Irigoin Greysi Gonzales Talledo Wendy Mondragón Malca Zuzetty

CICLO

: VIII

AULA

: 412

Pimentel, 26 de Septiembre del 2017

Prácticas Pre Profesionales I

EVALUACIÓN CLÍNICA Y PSICOLÓGICA La evaluación clínica, aunque no carente de problemas, puede constituir un medio muy válido y fiable para obtener información muy valiosa para el tratamiento de los pacientes. En una evaluación reciente de la literatura de investigación psicológica y médica sobre los tests clínicos, Meyer, Finn, et al. (2000) llegaron a la conclusión de que la evaluación psicológica resulta igual de predictiva que los exámenes médicos. Por ejemplo, los exámenes neuropsicológicos son tan fiables para la detección de la demencia como las técnicas de resonancia magnética, mientras que el Cuestionario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI-2), el test de personalidad más ampliamente usado, resulta comparable a los resultados obtenidos por el test de creatinina, muy utilizado en la práctica médica. La evaluación constituye un proceso continuo, y puede resultar de gran importancia en otras etapas del tratamiento—por ejemplo, para evaluar la eficacia del mismo—. Durante la evaluación clínica inicial, se intenta identificar las principales dimensiones del problema del paciente, y predecir el curso probable de los acontecimientos bajo diversas condiciones. Es en esta etapa inicial donde hay que tomar decisiones cruciales, tales como qué tratamiento se aplicará, si el problema requerirá hospitalización, si será necesario incluir en el tratamiento a otros miembros de la familia, etc. Muchas veces tales decisiones se tienen que tomar con mucha rapidez, como por ejemplo en situaciones de emergencia, y sin que todavía se disponga de toda la información necesaria. Como veremos, se suele recurrir a diversos instrumentos psicológicos para maximizar la eficacia de la evaluación en este tipo de examen, previo al tratamiento (Beutler y Harwood, 2002). LOS ELEMENTOS BÁSICOS DE LA EVALUACIÓN ¿Qué es lo que necesita saber un clínico? Por supuesto, lo primero que necesita es identificar el problema. ¿Se trata de un problema coyuntural derivado de algún factor estresante de carácter ambiental, como puede ser un divorcio o el desempleo, una manifestación de un trastorno más permanente, o una combinación de ambos? ¿Existe alguna evidencia de que se haya producido un deterioro reciente en el funcionamiento cognitivo? ¿Cuánto dura este problema y cómo se está enfrentando la persona al mismo? ¿Ha solicitado anteriormente algún tipo de ayuda al respecto? ¿Existen indicaciones de que se trata de algún tipo de conducta de auto-abandono y de deterioro de la personalidad o, por el contrario, esa persona está haciendo todo lo posible para enfrentarse con el problema? ¿Cómo está afectando ese problema a la capacidad de la persona para desempeñar sus papeles sociales? ¿Se ajusta el conjunto de síntomas a alguno de los patrones diagnósticos del DSM-4-TR?

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Recogida de la historia social

En la mayoría de los casos, resulta mucho menos importante la asignación a una categoría diagnóstica formal per se, que disponer de una comprensión clara de la historia individual, el funcionamiento intelectual, las características de personalidad, y las presiones y recursos ambientales de esa persona. Esto es, una evaluación adecuada supone mucho más que una etiqueta diagnóstica. Por ejemplo, debería incluir una descripción objetiva de la conducta de esa persona. ¿Cómo suele comportarse ante los demás? ¿Se observan excesos en su conducta, como comer o beber demasiado? ¿Existen deficiencias importantes, por ejemplo, respecto a sus habilidades sociales? ¿Su conducta es apropiada y responde a las demandas de la situación? Los excesos, las deficiencias y los ajustes a la situación, resultan dimensiones esenciales que deben observarse para poder comprender el trastorno que ha llevado a esa persona hasta nuestra consulta. 

Confianza y entendimiento entre el clínico y el cliente

Para que la evaluación psicológica resulte eficaz y proporcione una comprensión clara de la conducta y de los síntomas, el cliente debe sentirse cómodo con el clínico. En una situación de evaluación clínica, eso significa que el cliente debe tener la sensación de que los exámenes que está realizando permitirán una mejor comprensión de sus problemas, y debería saber también cómo se utilizarán esas pruebas y cómo las incorporará el psicólogo a la evaluación clínica. Por esa razón el psicólogo debería explicar a su cliente qué ocurrirá durante la evaluación, y de qué manera la información obtenida podrá proporcionar una imagen más clara de los problemas a los que éste se enfrenta. 

El examen físico general

Un examen físico consiste en un conjunto de procedimientos que la mayoría de nosotros hemos experimentado cuando nos han realizado un «chequeo médico». Generalmente, se obtiene un historial médico y se examinan los principales sistemas del cuerpo (Jarvis y Thomas, 2000). Esta parte de la evaluación resulta esencial para aquellos trastornos que implican problemas físicos, como pueden ser los de tipo somático, los derivados de la adicción y los síndromes cerebrales orgánicos. Además, diversas condiciones orgánicas, incluidas ciertas irregularidades hormonales, también pueden llegar a producir síntomas conductuales completamente similares a ciertos trastornos mentales, que sin embargo habitualmente tienen un origen fundamentalmente psicosocial. Aunque un dolor muy duradero puede deberse a factores orgánicos, otras veces los dolores dependen exclusivamente de factores emocionales.

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El examen neurológico

Dado que algunos trastornos mentales tienen su origen en una patología del cerebro, puede ser interesante administrar un examen neurológico especializado (Thatcher, Lyon, Rumsey y Krasnegor,1996).Se puede hacer un electroencefalograma (EEG) que permita analizar los patrones de ondas cerebrales durante el sueño y la vigilia. El electroencefalograma es el registro gráfico de la actividad eléctrica del cerebro. Se obtiene colocando electrodos sobre el cuero cabelludo y amplificando los minúsculos impulsos de las ondas cerebrales que proceden de diversas zonas del cerebro; dichos impulsos amplificados se transmiten a unas agujas cuyo movimiento queda registrado sobre una cinta. 

El examen neuropsicológico

Las técnicas que acabamos de describir resultan muy precisas para poder identificar anormalidades físicas en el cerebro. Este tipo de anomalías suelen venir acompañadas por problemas en la conducta y por otras deficiencias psicológicas, si bien estas últimas no pueden predecirse con precisión ni siquiera tras una localización detallada de las anomalías físicas. Además, el deterioro psicológico y conductual derivado de anomalías cerebrales puede manifestarse antes de que la lesión orgánica del cerebro resulte detectable mediante algunas de las técnicas descritas. En tales casos es necesario recurrir a otras técnicas que permitan medir la alteración del funcionamiento conductual o psicológico derivado de la patología cerebral. LA EVALUACIÓN PSICOSOCIAL La evaluación psicosocial intenta proporcionar una imagen realista de la interacción de una persona con su entorno social. Esta imagen incluye información respecto a la personalidad del individuo y su funcionamiento actual, así como información sobre los factores de estrés y los recursos de protección de que dispone. 

Entrevista de evaluación

La entrevista de evaluación, que suele considerarse como el elemento central del proceso evaluador, consiste en mantener una interacción cara a cara con el cliente, a partir de la cual el clínico puede obtener información sobre diversos aspectos de su situación, de su conducta y de su personalidad. Esta entrevista puede consistir tan sólo en unas cuantas preguntas muy sencillas, o también adoptar un formato más extenso y pormenorizado. 

La observación clínica de la conducta

Una de las herramientas de evaluación más tradicionales y más útiles es la observación directa de la conducta de un paciente (Cone, 1999). El principal objetivo de la observación directa es aprender todo lo posible sobre el funcionamiento psicológico de la persona,

Prácticas Pre Profesionales I mediante la descripción objetiva de su conducta en diversos contextos. La observación clínica consiste en la descripción objetiva de la conducta de una persona —su higiene personal, respuestas emocionales, o cualquier depresión, ansiedad, agresión, alucinación, o delirio que ponga de manifiesto. 

Tests psicológicos

Las entrevistas y la observación de la conducta constituyen intentos relativamente directos para establecer cuáles son las creencias, actitudes y problemas de una persona. Los tests psicológicos suponen una forma más indirecta para evaluar las características psicológicas. Este tipo de pruebas científicamente desarrolladas (por oposición a las de carácter lúdico que suelen aparecer en las revistas o en Internet), son conjuntos estandarizados de tareas o procedimientos que permiten obtener una muestra de la conducta. TEST PROYECTIVOS DE PERSONALIDAD Una gran cantidad de tests diseñados para medir características personales distintas a las intelectuales. Es habitual dividir este tipo de pruebas en dos categorías, a saber, proyectivas y objetivas. Los tests proyectivos apenas están estructurados, ya que se basan en diversos tipos de estímulos ambiguos, tales como manchas de tinta, y no tanto en preguntas verbales explícitas, de tal manera que las res- puestas que tiene que dar la persona no están limitadas a la variedad «verdadero», «falso» o «no sabe». ». Mediante la interpretación de este material ambiguo, las personas ponen de manifiesto sus preocupaciones personales, sus conflictos, motivos, formas de enfrentarse a la realidad, y otras características de personalidad. El supuesto básico que subyace a estas técnicas es que cuando las personas intentan dar sentido a estímulos ambiguos y poco estructurados, «proyectan» sus propios problemas, motivos y deseos. Este tipo de respuestas son similares al juego de descubrir a qué se parece una nube, pero con la importante excepción de que en este caso los estímulos son los mismos para todos los sujetos. Esto es lo que permite determinar el rango normativo de respuestas ante ese material, lo que a su vez facilita la identificación objetiva de cualquier respuesta anómala. De esta manera, los tests proyectivos pretenden descubrir de qué manera los aprendizajes pasados y la personalidad de un individuo le impulsan a organizar y a percibir la información ambigua de su entorno. Algunas de las pruebas proyectivas más conocidas son el Test De Manchas De Tinta de Rorschach, el Test de Apercepción Temática y los tests de completar oraciones.

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El Test de Rorschach.

Esta prueba debe su nombre al psiquiatra suizo Hermann Rorschach, que inició la utilización experimental de las manchas de tinta para la evaluación de la personalidad en 1911. El test utiliza diez imágenes de manchas de tinta, ante cada una de las cuales el sujeto debe responder tras haber recibido las instrucciones siguientes (Exner, 1993): Las personas pueden ver diferentes cosas en estas manchas; por favor dígame lo que ve usted, en qué le hace pensar, o qué significa para usted. El siguiente extracto está recogido de las respuestas de un sujeto a una de las manchas que se le muestran: Parecen dos hombres que están enseñando sus órganos genitales. Mantienen una terrible pelea, y la sangre ha manchado la pared. Tienen cuchillos afilados en la mano y acaban de cortar un cuerpo. Ya han quitado las extremidades y algún otro órgano. El cuerpo esta desmembrado... lo único que le queda es el tronco... la región pélvica. Están luchando hasta que uno llegue a desmembrar completamente al otro... como los buitres abalanzándose sobre su presa... El contenido extremadamente violento de esta respuesta no suele ser habitual en esta mancha de tinta ni, en realidad, en cualquier otra de la serie. Si bien ningún evaluador cabal basaría un diagnóstico sobre un único caso, este tipo de contenidos coincide con otros datos recogidos de ese sujeto, que había sido diagnosticado como poseedor de una personalidad antisocial y una gran hostilidad. La utilización del Rorschach en la evaluación clínica es muy complicada y exige una preparación considerable (Exner y Weiner, 1994; Weiner, 1998). Los métodos para administrar el test pueden variar; algunas estrategias requieren varias horas, y por lo tanto restan tiempo a otros servicios clínicos esenciales. Por otra parte, los resultados de este test pueden llegar a ser poco fiables, debido a la naturaleza subjetiva de la interpretación. Por ejemplo, puede haber desacuerdos sobre el significado simbólico de la respuesta «una casa en llamas». Un especialista podría interpretar esa respuesta como una manifestación de fuertes sentimientos de ansiedad, mientras que otro podría considerarla como un deseo incendiario. Una de las razones que explican el escaso uso que en la actualidad se hace de ese test, radica en el hecho de que, para que sean eficaces, los tratamientos requieren descripciones conductuales específicas, en vez de descripciones basadas en la dinámica de la personalidad, como las que suelen derivarse de la interpretación del test de Rorschach. Sin embargo, en manos de un clínico hábil, el test de Rorschach permite descubrir ciertos contenidos psicodinámicos, tales como el impacto de los motivos inconscientes sobre la percepción de los demás. De hecho, se han realizado intentos para poder realizar interpretaciones objetivas del mismo, especificando con claridad las variables implica- das, y explorando empíricamente su relación con criterios externos derivados del diagnóstico clínico

Prácticas Pre Profesionales I (Exner, 1995). Este test, aunque suele considerarse como un instrumento subjetivo y abierto, también se ha adaptado a la interpretación informática. Exner (1987) ha desarrollado un sistema de interpretación informático que, una vez que se ha alimentado con las respuestas del test, proporciona un resumen y una lista de descripciones probables de la personalidad, y referencias sobre el ajuste de esa persona. El Sistema Global del Rorschach de Exner (Exner Comprehensive Rorschach System) puede, en cierta medida, solventar la crítica de que la interpretación del test es poco fiable, ya que utiliza normas estándar (esto es, una distribución de las puntuaciones que se basa en una muestra de personas normales), lo que genera una puntuación más fiable y estable. No obstante, algunas investigaciones recientes han planteado dudas respecto a las normas sobre las que se basa el sistema de Exner (Wood, Nezworski, Garb, y Lilienfels, 2001; Shaffer, Erdberg, y Haroian, 1999). En efecto, la versión informática del test parece encontrar trastornos psicopatológicos incluso entre personas «normales» elegidas aleatoriamente de la población. Así pues, no se ha demostrado que este test permita obtener información válida que no puedan proporcionar otros instrumentos más económicos. Recientemente, el test de Rorschach ha sido criticado debido a su escasísima validez (Garb, Florio, y Grove, 1998; Hunsley y Bailey, 1999), por lo que su utilización clínica ha disminuido considerablemente (Piotrowski, Belter, y Keller, 1998), debido en parte a que las compañías de seguros no financian la enorme cantidad de tiempo que requiere su administración, puntuación e interpretación. 

El Test de Apercepción Temática

El Test de Apercepción Temática (TAT) fue desarrollado en 1935 por C. D. Morgan y Henry Murray, de la clínica psicológica de Harvard. Todavía en la actualidad se utiliza frecuentemente en la práctica clínica (Rossini y Moretti, 1997). El TAT utiliza un conjunto de imágenes sencillas, algunas completamente figurativas y otras algo más abstractas, sobre las cuales el sujeto debe elaborar una narración. El contenido de las imágenes, que suelen mostrar a personas en diversos contextos, es extremadamente ambiguo respecto a sus acciones y motivaciones, de tal manera que los sujetos tienden a proyectar sus propios conflictos y preocupaciones. Se han desarrollado diferentes sistemas de puntuación e interpretación centrados en diversos aspectos de la narración, tales como la expresión de necesidades (Atkinson, 1992), la percepción de la realidad (Arnold, 1962), o las fantasías que se expresan (Klinger, 1979). Sin embargo, la aplicación de tales sistemas requiere mucho tiempo, y existen pocas evidencias de que su aportación sea significativa. Por lo tanto, lo más frecuente es que el clínico se limite a realizar una interpretación cualitativa y subjetiva de las características, motivos y preocupaciones del sujeto a partir de su narración. Este tipo de interpretaciones depende

Prácticas Pre Profesionales I excesiva- mente del «ojo clínico», y por lo tanto dejan demasiado espacio para los errores. En los últimos años el TAT ha sido criticado desde diversos frentes. Por una parte, los estímulos se han que- dado «desfasados»: las imágenes, elaboradas en los años 30, resultan extrañas a nuestros ojos, y a veces resulta incluso difícil identificarse con los personajes que aparecen en ellas. Frecuentemente los sujetos comienzan su historia diciendo algo así como «ésta es de una película que vi en ¡Qué grande es el cine! ». Por otra parte, el TAT requiere una gran cantidad de tiempo para su administración e interpretación. Además, la interpretación de las respuestas suele ser muy subjetiva con una fiabilidad y validez muy limitadas. 

Test de Rellenado de Oraciones

Otro procedimiento proyectivo que resulta útil para la evaluación de la personalidad es el Test De Rellenado De Oraciones. Se han diseñado cierto número de tales instrumentos dirigidos a niños, adolescentes y adultos (por ejemplo, véase Novy, Blu- mentritt, et al., 1997). Este tipo de tests consiste en pedir a una persona que complete una oración a partir de una o dos palabras iniciales, tal y como se muestra en los siguientes ejemplos:  Me gustaría ______________  Mi madre _____________________  El sexo _____________________  Odio ___________________  La gente _________________________ Tales pruebas, muy relacionadas con el método de asociación libre, están algo más estructuradas que el test de Rorschach y otros test proyectivos. Permiten a los psicólogos identificar algunos indicios importantes relacionados con los problemas, actitudes y síntomas de una persona, a partir del contenido de sus respuestas. Sin embargo, la interpretación de las mismas resulta generalmente muy subjetiva y poco fiable. A pesar de que los estímulos del test son estándar, la interpretación suele realizarse ad hoc y sin recurrir a comparaciones normativas. En definitiva, los tests proyectivos ocupan un importante lugar en el ámbito clínico, sobre todo en la medida en que se pretenda obtener una imagen global del funcionamiento psicodinámico de una persona, y se disponga de personal suficientemente formado en estas técnicas. La mayor fuerza de las técnicas proyectivas su naturaleza no estructurada y la importancia que atribuyen a los aspectos idiosincrásicos de la personalidad constituyen a la misma vez su mayor debilidad, debido a que la interpretación debe ser subjetiva, y por lo tanto poco fiable y muy difícil de validar. De hecho, las técnicas proyectivas suelen exigir gran cantidad de tiempo y una enorme habilidad para poder ser administradas e interpretadas ambas exigencias siempre exiguas en el ámbito clínico.

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TESTS OBJETIVOS DE PERSONALIDAD Los tests objetivos están estructurados esto es, suelen recurrir a cuestionarios, auto-informes, o escalas, donde las preguntas están cuidadosamente preparadas, mientras que las respuestas suelen ser de elección múltiple. Por lo tanto, tienen un formato mucho más controlado que los mecanismos proyectivos, y por ende más susceptible de una cuantificación objetiva. Una de las virtudes de la cuantificación es su precisión, lo que por otra parte incrementa la fiabilidad del texto. 

El MMPI

Uno de los principales cuestionarios estructura- dos para la evaluación de la personalidad es el Cuestionario de Personalidad Multifásico de Minnesota (MMPI), actualmente denominado MMPI-2 tras la revisión que sufrió en 1989. Nos centraremos en este test debido a que puede ser considerado como un prototipo de este tipo de instrumentos. Tras varios años de elaboración, el MMPI fue publicado en 1943 por Starke Hathaway y J. C. McKinley; en la actualidad es el test de personalidad más ampliamente utilizado, tanto para la evaluación clínica como para investigación en psicopatología (LeesHaley, Smith, et al., 1996; Piotrowski y Keller, 1992). También es el instrumento de evaluación que aparece con más frecuencia en el currículum universitario de psicología clínica (Piotrowski y Zalewski, 1993). Desde la primera publicación del test, han aparecido alrededor de 14 000 libros y artículos dedicados a este instrumento (Butcher, Atlis, y Hahn, en prensa). De hecho, se utiliza ampliamente en un ámbito internacional (el MMPI original ha sido traducido a más de quince idiomas y se utiliza en unos cuarenta y seis países; Butcher, 1984). La utilización internacional del cuestionario revisado aumenta también a pasos agigantados; desde su publicación en 1989 se han realizado más de veinticinco traducciones (Butcher, 1996). El MMPI original, un cuestionario de auto informe, constaba de quinientos cincuenta ítems sobre temas que abarcaban desde la forma física y el estado psicológico, hasta las actitudes morales y sociales. Normalmente se pedía a los sujetos que contestasen verdadero o falso a cada uno de los ítems, del estilo de los siguientes: 

A veces insisto en una cosa hasta que los demás pierden la paciencia V F



A veces me vienen a la cabeza palabras malas, incluso terribles, y no puedo deshacerme de ellas V



F

Con frecuencia siento que las cosas no son reales V F

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Las escalas clínicas del MMPI

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El conjunto de ítems del MMPI se administró originalmente a un amplio grupo de personas normales (denominadas afectuosamente «los normales de Minnesota») y a ciertos grupos más o menos homogéneos de pacientes con diversos diagnósticos psiquiátricos. Entonces se analizaron las respuestas a cada uno de los ítems para indagar cuáles permitían diferenciar entre cada uno de los grupos. A partir de esos resultados, se construyeron diez escalas clínicas, cada una de las cuales constaba de los ítems en los que uno de los grupos con trastorno psiquiátrico había puntuado en dirección opuesta al tipo de respuesta predominante en el grupo normal. Este ingenioso método de seleccionar elementos para el test, conocido como selección empírica, es la base del MMPI y sin lugar a dudas explica una parte importante de su potencia. Obsérvese que no se recurre a ningún prejuicio subjetivo sobre el «significado» de una respuesta verdadera o falsa; el significado reside por completo en el hecho de que la respuesta sea la misma que la que han dado pacientes con diversos tras- tornos psiquiátricos. Si el patrón de respuestas de un sujeto se aproxima lo suficiente al de un grupo con determinada patología, resulta razonable inferir que también está compartiendo otras características psiquiátricas significativas, y de hecho podría pertenecer «psicológicamente» a ese grupo. Cada una de esas diez escalas «clínicas» mide por tanto la tendencia a responder de una manera psicológicamente desviada. La puntuación en esa escala se compara con la correspondiente a la población normal, quienes en su mayoría han respondido a muy pocos ítems en esa dirección crítica, y los resultados se plasman de forma gráfica en un formulario estándar del MMPI. Al trazar una línea que conecta la puntuación obtenida en cada una de las escalas, el clínico puede llegar a construir un perfil que expresa la diferencia de ese paciente con una persona normal en cada una de las escalas. Por ejemplo, la escala para la esquizofrenia está construida a partir de los ítems que los pacientes esquizofrénicos responden de una manera diferente a la de los individuos normales. Aquellas personas que responden muy alto en esta escala (en relación a la norma), si bien no tienen por qué ser necesariamente personas esquizofrénicas, con frecuencia ponen de manifiesto alguna inclinación característica de la población esquizofrénica. Por ejemplo, las personas que puntúan alto en esta escala probablemente sean muy poco hábiles socialmente, retraídos, y tengan ciertos procesos de pensamiento peculiares; quizá también muy poco contacto con la realidad y, en algunos casos severos, espejismos y alucinaciones. El MMPI también incluye algunas escalas de validación que permiten detectar si un sujeto está respondiendo de manera honesta a las preguntas. Por ejemplo, hay una escala que permite detectar la mentira para quedar bien, y otras detectan la falsedad y el fingimiento. Cuando una

Prácticas Pre Profesionales I persona puntúa muy alto en los elementos de alguna de estas escalas, puede llegar a invalidar el test, mientras que una baja puntuación en las mismas permite realizar una interpretación muy fidedigna. Junto a las escalas de validación y las escalas clínicas, también se han diseñado algunas escalas para «problemas especiales», por ejemplo, para detectar el abuso de sustancias, los problemas matrimoniales, y el trastorno de estrés post-traumático. Desde el punto de vista clínico, el MMPI se utiliza para evaluar las características de personalidad de los pacientes, así como también sus problemas clínicos. Quizá la utilización más habitual de esta herramienta sea la del diagnóstico. Como hemos dicho, el perfil individual de una persona se compara con los perfiles de grupos con problemas psiquiátricos. Si ese perfil individual coincide con el de un grupo, las características del mismo pueden sugerir algunas descripciones generales que se pueden ajustar a nuestro paciente. Críticas al MMPI A pesar de ser la medida de personalidad más ampliamente utilizada, el MMPI original también tiene sus críticas. Algunos psicólogos de orientación psicodinámica consideran que este test (igual que cualquier otro de carácter objetivo y estructurado) es algo superficial y no refleja adecuadamente la complejidad del individuo. Otros críticos con una orientación conductual consideran que el MMPI (y de hecho cualquier tipo de test de personalidad) tiene una desmesurada tendencia hacia la medición de rasgos «mentalistas» e inobservables. También hay una crítica muy específica relativa a la edad del test, que se creó a principios de los 40. Para responder a esta crítica, los editores del test patrocinaron una revisión del mismo. Hasta la fecha, la experiencia con estas versiones revisadas indica que los clínicos pueden, tras pequeñas modificaciones en su estrategia interpretativa, utilizarlas de la misma manera que lo hacían con el instrumento original. La investigación más reciente (Brems y Lloyd, 1995; Clark, 1996) proporciona un fuerte apoyo a estas versiones revisa- das. Las escalas clínicas, tras pequeñas revisiones, mantienen su forma original y parecen medir las mismas características de personalidad de siempre. Las escalas de validación también muestran una estabilidad similar, y además se han reforzado con tres escalas adicionales que permiten detectar tendencias a responder de manera engañosa en algunos ítems.

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VENTAJAS Y LIMITACIONES DE LOS TESTS OBJETIVOS DE PERSONALIDAD Los cuestionarios de auto-informe, como el MMPI, tienen ciertas ventajas sobre otros tipos de tests de personalidad. No son costosos, tienen una elevada fiabilidad y son objetivos. También pueden puntuarse, interpretarse (e incluso administrarse), mediante una computadora. Sin embargo, se han planteado algunas críticas generales contra este tipo de instrumentos. Como hemos visto, algunos clínicos los consideran demasiado mecanicistas como para reflejar la complejidad del ser humano y sus problemas de manera adecuada. Además, como es necesario que el sujeto sepa leer, comprender y responder a material verbal, no es posible administrarlos a personas analfabetas o con cierta con- fusión mental. De hecho, resulta esencial la cooperación del sujeto, pues de lo contrario podría intentar distorsionar sus respuestas para producir una impresión determinada. Las escalas de validación están diseñadas precisamente para solucionar ese problema. El formato de puntuación y el énfasis en la validación hacen que este tipo de cuestionarios sean especialmente susceptibles de una interpretación informatizada. De hecho, la primera aplicación de la tecnología informática a la puntuación e interpretación de un test se hizo con el MMPI. Hace ya cuarenta años, los psicólogos de la clínica mayo programaron una computadora para puntuar e interpretar perfiles clínicos. A partir de entonces se han desarrollado otros sistemas de interpretación muy elaborados, tanto del MMPI como de MMPI2 (Butcher, en prensa; Fowler, 1987). Los sistemas de interpretación informatizada del MMPI suelen recurrir a poderosos procedimientos actuariales (Grove y Meehl, 1996). Lo que se hace con este tipo de sistemas es almacenar en la computadora descripciones de la conducta de gran cantidad de sujetos que tienen determinados patrones de puntuación. Cada vez que el per- fil de una persona se aproxima a alguno de esos patrones, el programa informático elabora la descripción adecuada, que previamente ha sido redactada para adecuarse a ese patrón. Sin embargo, la acumulación de datos actuariales precisos para un instrumento como el MMPI-2 resulta difícil, requiere mucho tiempo y es muy costosa. Esto se debe en cierta medida a la complejidad del propio instrumento, lo que ocasiona que el número potencial de diferentes perfiles resulte ingente. Por lo tanto, muchos perfiles no encuentran en la base de datos de la computadora, un patrón al que ajustarse. Los problemas de este tipo de estrategia también provienen del otro extremo: esto es, de las conductas o problemas que deben ser detectados y predichos por el instrumento. Muchas condiciones de vital importancia clínica son relativamente infrecuentes (por ejemplo, el suicidio), o psicológicamente complejas (por ejemplo, posibles componentes psicosomáticos de la enfermedad física de un paciente). Por lo tanto, resulta difícil acumular suficientes casos como para permitir la construcción de una

Prácticas Pre Profesionales I base de datos adecuada. En tales situaciones la persona que escribe la interpretación debe tener una erudición clínica muy amplia para poder ser capaz de formular descripciones apropiadas a todos los tipos de perfil que se pueden obtener. La evaluación de la personalidad mediante la computadora no es tanto una novedad sino un interesante anexo de la evaluación clínica. Estas evaluaciones psicológicas informatizadas suponen un medio rápido y eficaz de proporcionar al clínico la información que necesita en las fases iniciales del proceso de adopción de decisiones.

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