Historia Militar de El Salvador

HISTORIA MILITAR DE EL SALVADOR DESDE LA INDEPENDENCIA DE CENTRO AMERICA, HASTA NUESTRO DIAS (1821 – 1935) Escrita por

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HISTORIA MILITAR DE EL SALVADOR

DESDE LA INDEPENDENCIA DE CENTRO AMERICA, HASTA NUESTRO DIAS (1821 – 1935)

Escrita por

GREGORIO BUSTAMENTE Coronel del Ejército de El Salvador 1935

PRÓLOGO I De fecha reciente es una disposición gubernativa, abriendo un concurso entre la oficialidad intelectual del ejército, con oferta de un premio, no sé si material o moral, para el que escribiera una narración histórica de nuestra vida militar. El tiempo pasó, se llegó el término señalado para cerrar el concurso y ……¡que tristeza!, se declaró desierto. En vista de la pereza o la ignorancia de nuestros militares, sin pretensiones de erudito, me resolví a escribir el presente libro que yo titulo: «Historia Militar de El Salvador» II Sé muy bien que, al ver la luz pública este libro, saltarán muchos criticones para atacarlo; pero pregunto ¿Por qué ellos no han hecho lo que yo, tal vez con todos los recursos a la mano y obligados por los puestos que el Supremo Gobierno les confiara? Yo lo hago por mi propio esfuerzo, sin ayuda de nadie, y lo edito con dinero prestado. III Con el fin de hacer algunas rectificaciones, publiqué en la prensa diaria de la capital, algunos pasajes de este libro, para que alguien hiciera luz en algunos hechos históricos; pero nadie desvirtuó lo publicado, y solo uno que otro egoísta, quizá por afán de ver su nombre en letras de imprenta, algo dijeron; pero no lograron más que exhibirse sin lograr desvirtuar los hechos. IV Algunas personas, al tener noticia de mi trabajo, intentaron, con ofertas de ayuda, que tergiversara algunos hechos históricos en interés particular y hasta de hechos en que yo he actuado y de que tengo plena conciencia de decir la -3-

verdad; pero fueron desairados para publicarlo con verdadera independencia y para que la juventud que se levanta, vea con claridad meridiana la historia militar de la patria. V Considero un deber de patriotismo no dejar hundirse en las tinieblas del olvido, los hechos heroicos de nuestros antepasados que forman la gloriosa historia de la patria, y que conocerán nuestros hijos para decir ante el mundo entero: estos fueron nuestros progenitores, y nosotros les superaremos. Tributar honor a nuestros héroes, es mantener vibrante el alma popular. Los pueblos que no levantan un altar a los hombres que forjaron su grandeza con la espada, la pluma o la ciencia, no merecen tal nombre. Los hechos gloriosos de los hombres forman la vida de los pueblos, y esos pueblos se mantienen altivos mientras perdure el recuerdo de sus héroes VI Encabezo este libro honrándolo con los nombres de los personajes que figuraron como Presidentes de Centro=América, primero; como Jefes del Estado de El Salvador, segundo; y como Presidentes de la República, por último; con las fechas en que actuaron, para que, a modo de índice, se pueda ver quienes mandaban cuando se efectuaron los hechos. VII La presente edición va acompañada de los rasgos biográficos de algunos de los militares que han sobresalido por su talento y su valor en las distintas contiendas armadas del país, sintiendo no haber podido recoger, como fué mi deseo, otras que casi se han perdido en la penumbra del tiempo, debido a nuestra idiosincrasia carente de amor filial y patriótico. También va adjunta una colección de anécdotas militares que complementa nuestra vida de soldados, y que forma la historia de nuestros héroes anónimos, con el fin de que perdure el recuerdo de ellos. Gregorio Bustamante San Salvador, octubre de 1935

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Presidentes de las “Provincias Unidas del Centro de América” 1823 a 1838 Por decreto de la Asamblea Nacional Constituyente de fecha 1°. de Julio de 1823, se organizó el Poder Ejecutivo Federal, provisionalmente con un triunvirato compuesto por los ciudadanos Licenciados don Pedro Molina, don Antonio Rivera Cabezas y don Juan Vicente Villacorta, cuyas funciones duraron hasta el mes de septiembre del mismo año, siendo sustituido por otro triunvirato compuesto de los Licenciados don Tomas O´ Horán, don Santiago Milla y don Juan Vicente Villacorta, que gobernaron hasta 1825, fecha en que se eligió el primer Presidente de las «Provincias Unidas del Centro de América», triunfando en la elección el señor General don Manuel José Arce; y por orden de años, los ciudadanos siguientes: Gral. don Manuel José Arce………………del año 1825 a 1827 Dr. don Mariano Beltranena..(por deposito) ,, ,, ....... 1827 Gral. don Manuel José Arce……………… ,, ,, 1827 a 1828 Dr. don Mariano Beltranena.(por deposito) ,, ,, 1828 a 1829 Dr. don Francisco Barrundia……(interino) ,, ,, ..…. 1829 Gral. don Francisco Morazán………………,, ,, 1829 a 1834 Gral. don J. Gregorio Salazar..(por deposito),, ,, 1834 a 1835 Gral. don Francisco Morazán…………… ,, ,, 1835 a 1838

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Jefes de Estado y Presidentes de El Salvador 1824 a 1935 Dr. don Juan Vicente Villacorta………… del año1824 a 1827 Dr. don Mariano Prado…(por depósito) ,, ,, 1827 a 1829 Dr. don José Maria Cornejo…………… ,, ,, 1829 a 1832 Dr. don Joaquín San Martín…(de facto) ,, ,, 1832 Dr. don Mariano Prado……………… ,, ,, 1832 a 1834 Dr. don Carlos Zalazar……(por depósito) ,, ,, 1834 a 1836 Dr. don Diego Vigil…………………….. ,, ,, 1836 a 1837 Dr. don Timoteo Menéndez……………… ,, ,, 1837 a 1839 Gral. don Francisco Morazán…………… ,, ,, 1839 a 1840 Dr. don José Antonio Cañas…(por depósito),, ,, ..…. 1840 Dr. don Norberto Ramírez………(de facto) ,, ,, .…. 1840 Dr. don Juan Lindo………….(por depósito),, ,, 1840 a 1841 Dr. don Juan José Guzmán……..(interino) ,, ,, 1841 a 1842 Gral. don Francisco Malespín……………. ,, ,, 1842 a 1844 Gral. don Joaquín Eufrasio Guzmán (por depósito),, ,, 1844 a 1845 Dr. don Doroteo Vasconcelos…………… ,, ,, 1845 a 1846 Dr. don Eugenio Aguilar………………… ,, ,, 1846 a 1848 Dr. don Doroteo Vasconcelos…………… ,, ,, 1848 a 1850 Dr. don Ramón Rodríguez…(por depósito) ,, ,, ……….1850 Dr. don José Félix Quiroz…,, ,, ,, ,, ,, 1850 a 1851 Dr. don Francisco Dueñas…,, ,, ,, ,, ,, 1851 a 1852 Dr. don José Maria San Martín…,, ,, ,, ,, ,, … 1852 Dr. don Francisco Dueñas……………… ,, ,, 1852 a 1853 Dr. don José Maria San Martín…………… ,, ,, 1853 a 1855 Dr. don Francisco Dueñas…(por depósito) ,, ,, 1855 a 1856 Dr. don Rafael Campo… ,, ,, ,, ,, ,, ……. 1856 Dr. don Francisco Dueñas . ,, ,, ,, ,, ,, ……. 1856 Dr. don Rafael Campo…………………….. ,, ,, 1856 a 1858 Dr. don Miguel Santón del Castillo (por depósito) ,, ,, …… 1858 -6-

Gral.don Joaquín Eufrasio Guzmán(por depósito) del año1858 a1859 Dr. don José Maria Peralta……... ,, ,, ,, ,, …..... 1859 Gral. don Gerardo Barrios……….(interino) ,, ,, 1859 a 1860 Gral. don Gerardo Barrios………………… ,, ,, 1860 a 1863 Dr.. don Francisco Dueñas……….(interino),, ,, 1863 a 1865 Dr.. don Francisco Dueñas……………… ,, ,, 1865 a 1869 Dr. don Francisco Dueñas…(por reelección),, ,, 1869 a 1871 Gral. don Santiago González…..(interino) ,, ,, 1871 a 1872 Gral. don Santiago González……………. ,, ,, 1872 a 1875 Dr. don Andrés Valle………………………,, ,, 1875 a 1876 Dr. don Rafael Zaldívar…………(interino) ,, ,, 1876 a 1879 Dr. don Rafael Zaldívar…………………… ,, ,, 1879 a 1882 Dr. don Ángel Guirola…… (por depósito) ,, ,, 1882 a 1883 Dr. don Rafael Zaldívar………………… ,, ,, 1883 a 1885 Gral. don Fernando Figueroa (por depósito) ,, ,, ……1885 Don José Rosales…..…………. ,, ,, ,, ,, ..…..1885 Gral. don Francisco Menéndez…(interino) ,, ,, 1885 a 1887 Gral. don Francisco Menéndez……………. ,, ,, 1887 a 1890 Gral. don Carlos Ezeta…………………… ,, ,, 1890 a 1894 Gral. don Rafael Antonio Gutiérrez……… ,, ,, 1894 a 1898 Gral. don Tomas Regalado………..……… ,, ,, 1898 a 1903 Don Pedro José Escalón……………..…… ,, ,, 1903 a 1907 Gral. don Fernando Figueroa………..…… ,, ,, 1907 a 1911 Dr. don Manuel Enrique Araujo……………,, ,, 1911 a 1913 Don Carlos Meléndez…………(interino)… ,, ,, 1913 a 1914 Dr. don Alfonso Quiñónez Molina(por depósito) ,, ,, 1914 a 1915 Don Carlos Meléndez…………………..… ,, ,, 1915 a 1918 Don Jorge Meléndez……………………… ,, ,, 1918 a 1922 Dr. don Alfonso Quiñónez Molina……… ,, ,, 1922 a 1926 Dr. don Pío Romero Bosque……………… ,, ,, 1926 a 1930 Ing. don Arturo Araujo…………………… ,, ,, …….. 1930 Gral. don Maximiliano H. Martínez (interino). ,, ,, 1930 a 1934 Gral. don Andrés Ignacio Menéndez (por depósito),, ,, 1934 a 1935 Gral. don Maximiliano H. Martínez……… ,, ,, 1935 …….

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HISTORIA MILITAR DE EL SALVADOR

LA REPÚBLICA FEDERAL

(1821 – 1842) Los patriotas Manuel José Arce y Dr. José Matías Delgado, no aceptaron la anexión a México decretada el dia 5 de enero de 1822, y organizaron la resistencia contra las decisiones del Gobierno de Guatemala. El General Gaínza, al tener noticias de lo que pasaba, envió tropas sobre El Salvador para someterlos; y Arce, nombrado General de las fuerzas de San Salvador, ocupó la ciudad de Santa Ana y persiguiendo al Sargento Mayor Abos Padilla, lo derrotó en «El Espinal ». Ese fué el primer combate librado entre guatemaltecos y salvadoreños. El Coronel Manuel Arzú, enviado por Gaínza con una columna bien equipada, recuperó la plaza de Santa Ana y llegó hasta las afueras de la ciudad de San Salvador el dia 3 de junio del mismo año, en que después de apoderarse del barrio del Calvario, se vió obligado a retroceder ante el empuje formidable de los patriotas salvadoreños, declarándose en completa derrota y dejando en poder de los vencedores, armas y municiones, y el campo sembrado de cadáveres. En vista de la resistencia inesperada de San Salvador, Iturbide mandó de Chiapas (México) al Brigadier Vicente Filísola con 600 hombres, los cuales llegaron a Guatemala el día 13 de julio siguiente. -9-

El Brigadier Filísola abrió una serie de conferencias con el General Arce y el Dr. Delgado, que, al consentir en ellas, se propusieron engañarle, mientras mejoraban sus elementos de defensa, pues estaban resueltos a resistir la invasión de los imperialistas. Convencido el Brigadier Filísola de la inutilidad de sus gestiones, dejó al frente del Gobierno de Guatemala al Coronel Felipe Caballos, y tomó el mando de las tropas imperialistas y estableció su cuartel general en Mapilapa, a cuatro leguas de San Salvador, a mediados de diciembre siguiente. Asedió la Plaza de San Salvador, que cayó en su poder el día 9 de febrero de 1823, después de los reñidos combates de Guazapa y Guayabal, en que sus armas quedaron vencedoras. Con la pérdida de la capital. quedó desorganizado el ejército salvadoreño y emprendió su retirada por el camino de Olocuilta, buscando el paso del río Lempa; pero, seguido de cerca por las fuerzas enemigas, capituló en Gualcinse, el 21 del mismo mes de febrero. El Brigadier mexicano se apresuró a regresar a Guatemala, al saber que Iturbide había sido depuesto por los republicanos de México, encabezados por el Coronel Antonio López de Santa Ana, el 1°. de febrero de 1823 Combate de Arrazola El Día 23 de Marzo de 1827

El Jefe de Estado, don Mariano Prado, que desempeñaba esas funciones por enfermedad de don Juan Vicente Villacorta, con las fuerzas que tenía concentradas en Ahuachapán y Santa Ana, invadió a Guatemala a mediados de marzo de 1827, cuyas fuerzas mandaba el Coronel Ruperto Trigueros, acompañado de los técnicos militares Nicolás Raoul e Isidoro Saget, con el objeto de restablecer a las autoridades destituidas por el Presidente Arce. Arce depositó el poder en el Vice-Presidente don Mariano Beltranena, y se situó con tropas federales en Ciudad Vieja, -10-

mientras los salvadoreños se apoderaban de Pinula, y los atacó el día 23 en el sitio llamado la « La Puerta », sobre el camino que de la capital conduce a Arrazola, librándose un combate en que los invasores fueron derrotados. En abril del mismo año de 1827, las tropas de Arce ocuparon la ciudad de Santa Ana, y un mes después llegaban al cuartel general de Prado, establecido en Apopa, distante cuatro leguas de la capital salvadoreña. Combate de Milingo El Día 18 de Mayo de 1827 Las tropas salvadoreñas, mandadas por el Coronel Tomás Alfaro, se encontraban el 17 de mayo en los llanos de «El Ángel» en tan mala posición que, para salvarlas, Alfaro se valió de un ardid entablando pláticas con Arce, mientras sus tropas se retiraban a la capital sin ser molestadas. Arce que comprendió la burla dejó su cuartel de Apopa y atacó la plaza de San Salvador por el lado de Milingo; pero el lugar estaba bien fortificado y mejor defendido. En vano fueron los esfuerzos que hizo por abrirse brecha., se declara en derrota y va a parar a Santa Ana y de allí a Guajiniquilapa, ya en territorio guatemalteco, a donde llegó el dia 24 del mismo mes. El Jefe salvadoreño don Mariano Prado, hizo varias propuestas después del combate de Milingo, al Vice-Presidente Beltranena; una de ellas era el traslado de la capital a San Salvador, pero como no aceptara, continuó la guerra. Reorganizadas las tropas federales, invadieron de nuevo a El Salvador, y el General Arce ocupó la plaza de Chalchuapa el 14 de julio siguiente, y la de Santa Ana el 16. Ya por entonces, tanto el Vice-Presidente de la República como el Jefe del Estado de Guatemala, don Mariano de Aycinena, y con ellos el partido conservador, desconfiaban de Arce, a quien suponían en tratos secretos con el Dr. José Matías -11-

Delgado y se proponían por tal motivo eliminarle, primero, del mando del ejército, y después de la Presidencia de la República. Con tal fin, el Vice-Presidente le invitó para que lo depositara interinamente en el Brigadier Francisco Cáscara y habiéndolo hecho así, el General Arce, en octubre del mismo año, volvió a Guatemala para ponerse al frente del Ejecutivo Federal. Entonces el ejército salvadoreño, reorganizado por su nuevo General en Jefe, Rafael Merino, se dirigió sobre Santa Ana, defendida por 500 guatemaltecos, y se apodero de ella el 17 de diciembre; pero el General Cáscara, que se hallaba en Coatepeque, trató de recuperarla con 1300 hombres y atacó a los salvadoreños, trabándose una lucha sangrienta en las calles de la ciudad. Los jefes celebraron por último un armisticio, comprometiéndose Cáscara a evacuarla y retirarse a Sonsonete. El ejército guatemalteco evacuó, entonces, el territorio de El Salvador y llegó a Guatemala a fines de diciembre del propio año. Nueva Invasión a El Salvador En Enero de 1828 En enero de 1828, el Presidente Arce nombró al Brigadier Guillermo Perks, General en Jefe de las fuerzas federales expedicionaria; pero cuando llegó este militar a Jalpatagua, lugar donde estableció su cuartel general, fue recibido con marcada antipatía por la oficialidad, al extremo que el 9 de febrero, los Coroneles Manuel Montúfar y Vicente García Granados, destituyeron a Perks. El General Arce, comprendiendo entonces su desprestigio en el ejército, resignó el cargo de Presidente de la República en el Vice-Presidente Beltranena, quien nombró para sustituir a Perks, al General Manuel Arzú quedando así eliminado Arce, tanto del mando del ejército, como del Ejecutivo Federal.

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Arzú para alentar el espíritu de sus tropas, decidió pasar la frontera, y por el camino de Conguaco y Yupiltepeque, cruzó el río de Paz y ocupó sin resistencia la plaza de Chalchuapa el 29 de febrero de 1828. Batalla de Chalchuapa El 1°. de Marzo de 1828 Empezaban a cicatrizar las heridas de la campaña anterior, cuando ya había que enfrentarse nuevamente con el enemigo, que ocupaba una plaza bien conocida por sus condiciones de defensa. El General Rafael Merino se alista y sale de Santa Ana con 3,000 hombres bien equipados, dispuestos a recuperar la Plaza de Chalchuapa, y el 1°. de marzo siguiente embistió con furia las fortificaciones enemigas; pero fué rechazado, se organiza y vuelve a la carga con mayor ardor; pero con igual resultado. La matanza fue terrible: había en el campo más de 600 muertos y los heridos eran numerosísimos. Este desastre obligó a Merino replegarse rápidamente a la capital del Estado, dando en esa ocasión el Vice-Jefe Prado muestras de mucha serenidad y energía. Procuró la reorganización de las tropas destinadas a resistir a los federales victoriosos, que llegaron a las puertas de San Salvador el día 3 del mismo mes de marzo. Sitio de San Salvador Del 3 de Marzo hasta Fines de Septiembre de 1828 En el pueblo de mejicanos, a una legua de la capital, estableció el General Arzú su cuartel general, y dispuso el asedio de San Salvador, asedio que iba a durar siete meses. Cuando en Comayagua se supo la derrota de los salvadoreños y que empezaba el sitio de la capital de Estado por -13-

el ejército del General Arzú, dispuso el General Morazán marchar en auxilio del Jefe Prado, y con tal objeto depósito el Poder en don Diego Vigil e invadió El Salvador por el camino de San Miguel, con tropas de Texiguat. El General Arzú destacó entonces, de las fuerzas sitiadoras, una columna federal, al mando del Coronel Vicente Domínguez y que envió al Oriente con orden de contener el avance de los hondureños. Casi al mismo tiempo algunas tropas del Vice-Jefe Prado se dirigieron en busca de Morazán, para proteger su paso por el río Lempa. Batalla de Gualcho El 6 de Julio de 1828 El Coronel Vicente Domínguez se encontró con la columna del General Morazán, en la mañana del día 6 de julio, en la hacienda de Gualcho; se traba el combate, y Morazán derrota a Domínguez, Morazán retorna a San Miguel en busca de dinero para pagar su tropa, mientras el General Arzú, dejando al frente de las fuerzas sitiadoras al Coronel Manuel Montúfar, se dirigió en busca de Morazán que ya había repasado la frontera porque sus fuerzas habían disminuido considerablemente a causa de las deserciones e iba a Honduras para reorganizarla. El enemigo que marchaba a su retaguardia, llegó hasta la ciudad de Nacaome, y no atreviéndose a perseguirlo por el camino de La Sierra, que estaba ya fortificada, regresó a San Miguel. El triunfo de Gualcho alentó a los defensores de San Salvador, que al conocer la marcha de Arzú en busca de Morazán, atacaron las posiciones federales, y aunque fueron rechazados en la acción del 31 de julio, frente a mexicanos el 14 de agosto siguiente derrotaron al Coronel Montúfar en Quezaltepeque.

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El Jefe Aycinena envió una fuerte columna de auxilios para fortalecer las tropas que asediaban San Salvador; pero el General Juan Pren la destrozó en Quezaltepeque el día 24 de agosto, derrota que lleno de desaliento a los federales, que fueron batidos de nuevo el 18 de septiembre en Ayutuxtepeque. Rendición de Mejicanos El 20 de Septiembre de 1828 La situación era desesperante para los federales, que faltos de recursos y sin esperanzas de ser auxiliados, se resolvieron a rendir las armas, el día 20 del mismo mes en su cuartel general de Mejicanos, quedando prisioneros, además de las tropas, los Jefes Juan Montúfar, José Antonio Palomo y el poeta José Batres Montúfar, que fueron llevados a San Salvador, donde guardaron prisión por algún tiempo. Rendición de San Antonio El 9 de Octubre de 1828 El ejército federal estaba aniquilado. De él, que con tanto brío empezara la campaña de El Salvador en aquel año, con su lujosa victoria en Chalchuapa y el sitio de la capital del Estado, solo quedaba la columna que al mando del General Arzú, se había dirigido al Oriente en busca de Morazán, y que llegó a San Miguel pocos días después de haber sido evacuada por el Jefe Hondureño. En Tegucigalpa organizó Morazán sus nuevas tropas, e invadió nuevamente El Salvador a principios de octubre, por el camino que atraviesa el río Goascorán, y se acercó a San Miguel, población que el General Arzú se apresuró a desocupar. Cuando Arzú supo la rendición de Mejicanos, quiso buscar la frontera de Guatemala por el camino de Usulután, hacia la frontera de Honduras; pero cuando Morazán, adelantándose,

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ocupó las alturas de «La Pava», que denominan la Hacienda «San Antonio», donde Arzú llegara el 08 de octubre, resignó el mando de sus tropas en el Coronel Antonio de Aycinena, quien, acorralado por las de Morazán, rindió también las armas al siguiente día; quedando así destruido el ejército federal que Arce y los conservadores de Guatemala habían enviado a El Salvador para sojuzgar a sus autoridades. «La capitulación que redacte –dice Morazán en sus memorias –fue firmada inmediatamente, y con sorpresa vieron los enemigos que, cuando ellos habían convenido en ser mis prisioneros de guerra, se les dejaba en libertad para volver a Guatemala, suministrándoles, además el dinero necesario para el prest del soldado, y concediéndoles por una gracia, todo lo que solicitaban. Aunque nunca me arrepentí de haber observado esa conducta, pocos días después, tuve el disgusto de saber que el enemigo saqueaba los pueblos del tránsito y había cometido un asesinato, en pago de la generosidad con que se le trató, violando asi la capitulación que acababa de firmar, en la que se había consignado un artículo a la seguridad de los mismos pueblos». El dia 23 de octubre llegó Morazán a San Salvador con sus tropas vencedoras, y fué recibido por el Jefe Prado y el pueblo salvadoreño, con expresivas muestras de alegría. GUERRA DE HONDURAS Y EL SALVADOR CONTRA GUATEMALA A fines de Enero de 1829 Los Gobiernos de Honduras y El Salvador, después de las victorias alcanzadas por sus tropas en 1828, decidieron restablecer por las armas las autoridades de Guatemala, disueltas por el Presidente Arce en 1826, y al efecto, prepararon un ejército de 2,000 hombres que pusieron a las ordenes del General Francisco Morazán, El « Ejército Aliado Protector de la Ley » nombre con

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que se designó, estuvo listo a fines de enero de 1829 e invadió Guatemala por el camino de Guajiniquilapa, encontrándose el dia 29 en «Corral de Piedra» en donde se le unieron algunos antigueños y el militar francés Isidoro Saget. El Vice-Presidente Beltranena y el Jefe del Estado Aycinena, alentados por los conservadores encabezados por el Arzobispo Casaus, lograron reunir tambien un ejército de 2,000 hombres, que, al mando del Coronel Vicente Domínguez, se situó en la « La Arada », lugar a propósito para interceptar el paso de Morazán; pero éste, que burlo aquella posición, ocupó las alturas de Pinula y Domínguez se reconcentró precipitadamente sobre la capital. « Una triple línea de defensa guarnecía la ciudad. – dice el General Miguel García Granados en sus memorias -. La primera o exterior, comprendía por el Sur, lo que era conocido con el nombre de «Lomas de Buena Vista», extendiéndose por el Oeste hasta «La Barranca del Incienso» y por el Este hasta mas allá de «La Barranquilla». Del lado del Norte la línea se trazó sobre garitas del Golfo y de Chinautla; formando así un perímetro como de legua y media de Norte-Nordeste a Sur-Suroeste, y de tres cuatros de legua de Este a Oeste. En cuanto a las dos líneas interiores, de las cuales solo la cercana a la plaza quedó concluida, consistía en un cordón de barricadas o parapetos, llamadas aquí impropiamente trincheras». El día 05 de febrero siguiente, fueron rechazados los invasores en la acción de la Garita del Golfo; mas, repuesto Morazán, envió tropas a La Antigua para proteger un movimiento liberal, y en aquella población se reinstalaron las autoridades del Estado, disueltas por Arce, a cuyo frente figuró el Consejero Mariano Centeno.

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Acciones de Mixco, San Miguelito y Las Charcas El 15 de Febrero y el 06 de Marzo de 1829 Una columna salvadoreña fué derrotada en Mixco, el día 15 de febrero de 1829, que determinó el ataque a La Antigua, ocupada por Morazán; pero éste envió al encuentro de las tropas enemigas al Coronel Enrique Terrelonge, que, protegido por la caballería del Coronel Corzo, derrotó a los guatemaltecos en San Miguelito, el día 6 de marzo siguiente. «Las descargas seguidas que oía en el camino. –dice, el General Morazán en sus memorias – me acreditaban que aquel Jefe (Terrelonge) se había comprometido en una acción con tan poca tropa, pero todos mis esfuerzos por tomar parte en ella, fueron inútiles. Solo llegué al campo de batalla para premiar el valor, socorrer a los heridos y proteger los prisioneros». Entonces Morazán ocupó otra vez Mixco y luego la hacienda de «El Aceituno», y al aproximarse a la capital, fue atacado en «Las Charcas» por el Coronel Agustín Prado, que no pudiendo resistir el empuje de los aliados, se reconcentró a Guatemala. Asedio de Guatemala El 7 de Abril de 1829 El 7 de abril, el ejército aliado puso sitio a la capital de la Federación. Ese día se exploró por el rumbo de Buena Vista y el 8, el Coronel Raoul, que estaba al servicio de Morazán, fingió una retirada con 1,000 hombres hacia El Salvador, propalando la falsa noticia de que en aquel Estado había estallado una revolución, ardid que tenía por objeto ocultar los movimientos que se preparaban para el asalto de la ciudad. El día 9, la primera división de las tropas de Morazán ocupó el edificio de la Universidad, la segunda la Iglesia y el convento de la Merced, la tercera San Francisco y la cuarta Santo Domingo. Se libraron el día 10 reñidos combates en las calles y los invasores se aproximaron a la plaza principal -18-

Capitulación de Guatemala El día 11 de Abril de 1829 El Jefe Aycinena, el día 11 por la mañana, propuso a Morazán un armisticio, mientras arreglaban las bases de capitulación, a lo cual contestó el Jefe del ejército aliado, que su posición no le permitía perder un momento ni convenir en otra cosa sino en su inmediata rendición, prometiendo garantizar la vida y propiedades de cuantos en ella se encontrasen, proposición que, aceptada por Aycinena, dió origen al convenio celebrado el día 12 entre el General Morazán y dos delegados de aquel Jefe, Manuel Arzú y Francisco Pavón. En dicho convenio se estipuló la suspensión de hostilidades y la ocupación de la plaza sitiada, por el «Ejército Aliado Protector de la Ley», debiendo reconcentrarse antes sus defensores a los cuarteles respectivos, para depositar en ellos las armas, que debían entregar al vencedor. Morazán ocupó su recinto el día 13 de abril de 1829; declaró poco después roto el convenio por las malicias que notara en su cumplimiento, y redujo a prisión al General Arce, a Beltranena, a Aycinena y a otros principales miembros del régimen caído, que fueron extrañados del país. La Conspiración de 1832 Durante el año de 1832, estalló un movimiento revolucionario, casi al mismo tiempo: en San Salvador, en el Norte de Honduras y en Soconusco, cuyo plan general fue fraguado por los corifeos del partido conservador desterrados de Guatemala en 1829, que encontraron apoyo en el Arzobispo Fray Ramon Casaus y Torres, asilado en La Habana. En enero del citado año tuvo conocimiento el General Morazán, que el Jefe del Estado de El Salvador, don José María Cornejo, de acuerdo con los conservadores, se proponía cambiar el orden de cosas establecido en la República por el - 19-

triunfo del partido liberal dos años antes, se trasladó a Santa Ana, en donde recibió la comunicación del Jefe rebelde, intimándole a salir del territorio del Estado, conducta extraña que determinó al congreso a autorizar al Presidente para que sometiese por las armas al Jefe rebelde, que amenazaba con sustraer al Estado del Pacto Federal. Combate de Jocoro El 14 de Marzo de 1832 El General Morazán, con suficientes tropas y auxiliado por los gobiernos de Guatemala y Nicaragua, presididos respectivamente por el Dr. Gálvez y Dionisio Herrera, marchó a El Salvador, derroto a Cornejo el 14 de marzo siguiente en los Llanos de Jocoro, y lo obligó a refugiarse en su propia capital. Toma de San Salvador El Día 28 de Marzo de 1832 La ciudad de San Salvador fue atacada el día 28 del mismo marzo por Milingo, Soyapango y Agua Caliente, penetrando hasta las calles de la población, y después de ruda lucha de dos horas, se apoderaron de ella los federales, quedando prisioneros Cornejo y sus principales Jefes y oficiales, que fueron remitidos a Guatemala. Toma del Castillo de Omoa El 12 de Septiembre de 1832 Triunfante el General Morazán en El Salvador, envió a Honduras contra Ramón Guzmán, al Coronel Terrelonge, cuyas tropas, al mando del Coronel Agustín Guzmán, se apoderaron, el -20-

día 12 de septiembre de aquel año, del Castillo de San Fernando de Omoa, capturando al rebelde, que fué pasado por las armas. Domínguez fue fusilado también, en Comayagua, el 14 del mismo mes, terminando así la gran conspiración servil de 1832. Sublevación de San Miguel En Mayo de 1832 La Asamblea de El Salvador declaró popularmente electos: Jefe de Estado, a don Mariano Prado, y Vice-Jefe, a don Joaquín San Martín; pero como Prado no fuera grato a los partidos, se promovió una sublevación en el Departamento de San Miguel, que proclamo Jefe a San Martín. Contra lo dispuesto en la Constitución del Estado, la Asamblea lo declaró electo como propietario, acto que desaprobó el Congreso Federal, y el Presidente de la República facultó al General don Carlos Salazar para que asumiese el Gobierno de El Salvador, lo cual no se verificó sino hasta el 23 de junio de 1834, después que Salazar hubo rechazado un ataque de las tropas de San Martín en la propia capital y lo batiera completamente el General Saget en Jiquilisco. San Salvador, Capital de la República, 1833 Por deposición del Vice-Presidente de la República, General don José Gregorio Salazar, que desempeñaba las funciones del Presidente por depósito del propietario, General don Francisco Morazán, fue trasladada la capital de la República a la ciudad de San Salvador en 1833.

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Ruptura del Pacto Federal El 2 de Febrero de 1839 El Congreso Federal, reunido en San Salvador el 18 de mayo 1838, autorizó a los Estados para que se organizasen, con presidencia de las leyes nacionales, mientras se reformaba la Carta Fundamental de la República, y en tal virtud, el Jefe de Honduras, don Justo Milla, que ejercía el mando desde 1837, convocó una Constituyente que declaró, el 12 de octubre de 1838, la soberanía e independencia del país; pero, con anterioridad, lo había hecho Nicaragua, y por último Costa Rica, con fecha 14 de noviembre del mismo año. En tales circunstancias, se llegó al 2 de febrero de 1839, sin que se hubiesen elegido Diputados al Congreso, Magistrados a la Corte Suprema y Jefes del Ejecutivo, y por lo tanto, la República quedó acéfala y disuelto de hecho el Pacto Federal. GUERRA DE HONDURAS Y NICARAGUA CONTRA EL SALVADOR El 6 de Abril de 1839 Honduras y Nicaragua, tan luego como reasumieron su independencia, se ligaron por el Pacto de 18 de enero de 1839 contra el Gobierno de El Salvador; cuyo Jefe, don Timoteo Menéndez, encomendó la defensa del país al Coronel Narciso Benítez, que derrotó a los nicaragüenses en las lomas de Jibia, el 28 de mazo siguiente. Poco después cruzaba la frontera el General Hondureño don Francisco Ferrera, nombrado Jefe del Ejército aliado en aquella campaña. El General Ferrera llegó el día 5 de abril con 1,500 hombres frente a las posiciones que ocupaban los salvadoreños en la hacienda de « El Espíritu Santo», a las órdenes -22-

del General don Francisco Morazán, y aunque fueron éstos atacados, no lograron los invasores ventaja alguna; pero en la madrugada del siguiente día, Morazán se introdujo con algunas tropas en la hondonada que separa las colinas que ocupaba el enemigo, y haciendo fuego sobre ellas, se retiro sigilosamente, protegido por la escasa claridad de la mañana. Al salir el sol, las tropas de Morazán atacaron a los invasores, debilitados por la lucha que entre ellos mismos sostuvieron, provocada por la astucia del Jefe salvadoreño y derrotados completamente, dejando en el campo numerosos muertos y heridos. Los hondureños evacuaron precipitadamente el territorio del Estado. Morazán en la Jefatura de El Salvador, 1839 La Asamblea Legislativa de El Salvador declaró popularmente electo Jefe del Estado, al General Francisco Morazán en 1939. Los Gobiernos de Honduras, Nicaragua y Guatemala, alarmados por la presencia del General Morazán, en la Jefatura de El Salvador, pensaron en derribarle y provocaron de nuevo la guerra. Tropas de las dos primeras debían invadir el territorio salvadoreño; pero Morazán, adelantándose a tales proyectos, trato de derrocar al Presidente de Honduras, General Francisco Ferrera, y al efecto, envió contra ésta al General Trinidad Cabañas, que el 26 de agosto de 1839 ocupó Comayagua y a principios de septiembre Tegucigalpa, después del combate de «Cuesta Grande». Las autoridades hondureñas huyeron al Departamento de Olancho. Batalla de San Pedro Perulapán El Día 25 de septiembre de 1839 El Presidente de Honduras, General Ferrera, vencido por Cabañas, obtuvo del Gobierno nicaragüense los auxilios convenidos, y con 1,600 hombres que logro reunir y que intituló: -23-

«Ejército Pacificador de Centro América», invadió El Salvador por el camino de Choluteca a San Miguel, a mediados del mismo mes de septiembre. El General Morazán, después de ordenar la concentración de su ejército a San Salvador, salió el 16 de septiembre de la ciudad, para observar los movimientos del enemigo. Una insurrección en la capital, provocada por Pedro León Velásquez, le obligó a retroceder rápidamente, y a pesar de que se le amenazó con victimar a su familia, que estaba prisionera, si atacaba la ciudad, lo hizo el día 18 del mismo mes, y la recuperó en dos horas de combate. Mientras tanto, Ferrera, que avanzaba por el camino de Suchitoto, ocupó Cojutepeque y pernoctó en San Pedro Perulapán el día 24. Morazán, entonces, con 700 hombres que tenía, avanzó con sigilo sobre las posiciones ocupadas por Ferrera con 1,500 hombres, a quien sorprendió el día 25 y le derrotó completamente. Ultima Campaña de Morazán en Guatemala En Marzo de 1840 Vencido el Jefe conservador Francisco Ferrera, quedaron fallidas las esperanzas de los Gobiernos de Honduras y Nicaragua contra El Salvador, no así las de Guatemala, presidido a la sazón por don Mariano Rivera Paz, que se plegaba con facilidad a las exigencias del General Carrera, el cual provocaba conflictos con el vecino Estado. Al efecto, apoyó primero a don Francisco Rascón, que sublevó parte de Santa Ana, y se situó Carrera, con 1,300 hombres, en la línea fronteriza, para incitar a los pueblos cercanos a la insurrección, sin que el Gobierno Rivera Paz diese explicaciones de aquellos de manifiesta hostilidad. En enero del siguiente año, el General Carrera, anexionó el Estado de Los Altos a Guatemala, y Morazán creyó entonces -24-

llegada la oportunidad para hacer la guerra al Gobierno de Rivera Paz, a quien consideraba como un obstáculo para la reconstrucción de la República. Alistó, al efecto, una columna de 1,400 hombres y con ellos invadió el territorio de Guatemala en marzo de 1840. Rivera Paz llamó a las armas a los guatemaltecos y se preparó para la defensa, colocándose el General Carrera en « El Aceituno», mientras Morazán ocupaba en « Corral de Piedra », y «Fraijanes», y se aproximaba a marchas forzadas sobre la capital. Toma de Guatemala por Morazán El dia 18 de Marzo 1840 Las fuerzas defensoras de la plaza, en número de 800 hombres, se encontraban al mando del General Vicente Cruz. Morazán atacó la ciudad el 18 de marzo de 1840, a las tres de la mañana, con 907 salvadoreños, por la garita de « Buena Vista », y rodeando el llano de San Juan de Dios, situó una escolta en la plazuela del templo de Guadalupe, mientras un batallón al mando del General Trinidad Cabañas, ocupaba las lomas del Calvario, y asaltando las trincheras que defendían por ese lado la ciudad, fueron acercándose los invasores al recinto de la Plaza de Armas, que ocuparon después de vencer la resistencia de sus defensores, quedando en su poder toda la artillería con su correspondiente parque, y ciento y pico de barriles de pólvora. Toma de Guatemala por Morazán El día 19 de Marzo de 1840 El General Carrera, dividiendo sus tropas en dos columnas, la una al mando de su hermano Sotero y la otra al del Coronel Francisco Malespín, ordenó un contra-ataque a las tropas de Morazán, en la propia capital, operación que se efectuó el mismo día 18, ocupando la primera, San Juan de Dios al -25-

Occidente de la ciudad, y la segunda, El Calvario y San Francisco, al Sur, habiéndose replegado los salvadoreños al recinto de la plaza principal, en donde pronto se vieron sitiados por los guatemaltecos y sin parque de fusil. Las tropas de Morazán había perdido mucho de su efectivo y no tenían esperanzas de ser auxiliados, mientras que las de Carrera aumentaban continuamente, por lo cual el Jefe salvadoreño reunió un Consejo de Oficiales, que aprobó la idea de romper el cerco; y en efecto, a las tres de la mañana del siguiente día, Morazán abandonó la plaza de Guatemala, por la calle que va al templo de Guadalupe, tomó luego el camino de La Antigua, llevando consigo 172 heridos. Había perdido su ejército 414 hombres, muertos en la acción. Las tropas de Carrera recuperaron la plaza de Guatemala, el día 19 de marzo de 1840. Destierro del General Morazán El 4 de Abril de 1840 Otra vez los Gobiernos de Guatemala, Honduras y Nicaragua, se unieron contra Morazán, y tropas de la primera, al mando del General Francisco Cáscara, se situaron en la frontera de El Salvador. Morazán, entonces, trató de evitar a la nación nuevos sacrificios, y como se pretextara que su presencia en aquella jefatura era la causa del malestar público, determinó expatriarse, y después de depositar el Gobierno en el Jefe Político del Departamento, se embarco en La Libertad, a bordo de la goleta «Izalco», que le condujo a la América del Sur, habiéndose embarcado el 4 de abril de 1840. Acompañaron al General Morazán a su destierro, Diego Vigil, José Maria Saravia, Carlos Salazar, Nicolás Angulo, Gerardo Barrios y Antonio Rivera Cabezas, habiéndose establecido los proscritos en David, (Nueva Granada), en donde Morazán escribió sus memorias y su celebre manifiesto a los pueblos centroamericanos. -26-

Sublevación de San Salvador El 20 de septiembre de 1840 El 20 de septiembre de 1840, estalló un insurrección en San Salvador que llevó el poder a don Norberto Ramírez; pero éste, al entrar en dificultades con don Francisco Malespín, ya nombrado General de las Armas, depósito el cargo el 7 de enero del siguiente año, en don Juan Lindo, amigo de los conservadores de Guatemala. Inspirada por el nuevo Jefe, la Asamblea emitió el Decreto de 30 de enero de 1841, estableciendo la República, cuya Constitución fué promulgada el 11 de abril siguiente, Constitución que Lindo derogó de acuerdo con el General Malespín, en noviembre del mismo año. Sucesos de Honduras (1840-1841) Hemos visto que el Jefe de Honduras, don Justo Milla, se coaligó con el de Nicaragua para hacer la guerra a El Salvador, y que a principios de enero de 1840, el General Cabañas, con fuerzas salvadoreñas, ocupo las principales plazas de aquel Estado. Los Gobiernos nicaragüense y hondureño levantaron entonces algunas tropas, que al mando del Coronel Manuel Quijano, derrotaron a Cabañas en la hacienda «El Potrero», cerca de Tegucigalpa, el 31 de enero, teniendo éste que replegarse a San Miguel. Vuelta de Morazán a Centro América En febrero de 1842 Estaba Morazán en el Perú, próximo a embarcarse para Chile, cuando llegó a sus manos la proclama del Director de Nicaragua, Licenciado don Pablo Buitrago, en que llamaba a -27-

Los centroamericanos a la defensa de la patria amenazada por los ingleses; y creyendo oportuno el volver a Centro América, Morazán llegó al puerto de La Unión, en Compañía de Isidoro Saget, José Miguel Saravia, Trinidad Cabañas, Francisco Rascón y algunos oficiales y soldados, desembarcaron sin ninguna resistencia, habiéndose internado hasta San Miguel, en febrero de 1842. Al saber el Comandante de las Armas de El Salvador, General don Francisco Malespín el arribo de Morazán, levantó algunas tropas y marchó sobre la citada ciudad, cuando aquél había vuelto a La Unión y hecho rumbo a Acajutla, al frente de una escuadrilla compuesta por cinco buques. Permaneciendo en el citado puerto varios días, reclutó gente y retornó a La Unión, en donde recibió algunos elementos de guerra y vio aumentar su tropa a 500 hombres que fueron organizados en la Isla Martín Pérez. En abril siguiente Morazán hizo rumbo a Costa Rica. Muerte de Morazán en San José de Costa Rica El 15 septiembre de 1842 Florentín Alfaro se insurreccionó en Alajuela el día 11 de septiembre de 1842 y se dirigió a San José, donde también se insurreccionaron las tropas de plaza, encabezadas por Antonio Pinto,que ordenó el ataque contra la guardia del Jefe Estado, compuesta de 40 salvadoreños, se defendió bizarramente y rechazo tres veces el asalto de 400 insurrectos, el día 12; pero cuando Morazán vió diezmada su escolta y creyó oportuno llegar con los Jefes que dirigían el movimiento a un arreglo para la suspensión de aquella desigual lucha, trató de salir de San José y dirigirse a Puntarenas, en donde el General Isidoro Saget se encontraba al frente de fuerzas adictas a su persona. Poniendo en práctica su proyecto, rompió el cerco de enemigos y acompañado de los Generales Vicente Villaseñor y José Maria Saravia, llegó a

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Cartago y se hospedó en casa del Coronel Mayoga, para curarse una herida que había recibido en el combate; pero como se les perseguía de cerca, fue rodeada la casa donde se encontraban los fugitivos, y cuando ya no fué posible salvarse, se suicido el General Saravia, tratando de hacer lo mismo Villaseñor. Solo Morazán aceptó con entereza su destino. Fueron llevados a San José los prisioneros, y puestos a la disposición del Gobierno presidido por Antonio Pinto, se les condenó a muerte sin forma de proceso, habiéndose ejecutado la sentencia en Morazán y Villaseñor que estaba herido, en la tarde del día 15 de septiembre de 1842 vigésimo Primer aniversario de la independencia patria. Barrundia refiere así los últimos momentos del General Morazán: «Mando preparar las armas, se descubrió, mandó apuntar, corrigió la puntería, dió la voz de fuego y cayó. Aún levantó la cabeza sangrienta y dijo: estoy vivo. Una nueva descarga lo hizo expirar». Así concluyó la vida del último Presidente de la Federación Centroamericana, que antes de morir pronunció estas palabras, dirigiéndose a su compañero de suplicio: «Querido amigo, la posteridad nos hará justicia». Conflicto entre Guatemala y El Salvador En julio de 1844 El General Manuel José Arce, con auxilio del General Carrera, se propuso derrocar al Presidente de la República de El Salvador, General Francisco Malespín, a mediados del año de 1844. Arce penetró hasta Atiquizaya; fué derrotado en Coatepeque y Malespín invadió el territorio guatemalteco, llegando hasta Jutiapa, de donde retrocedió al saber que Carrera marchaba contra él. La guerra entre los dos países se evitó entonces por los Tratados de Quezada, celebrados en agosto de 1844. -29-

GUERRA DE HONDURAS Y EL SALVADOR CONTRA NICARAGUA El año de 1844 Cuando los Coquimbos (nombres dados a los Generales morazanistas que llegaron de Costa Rica) se convencieron de que Malespín no era capaz de derrocar a Rafael Carrera, provocaron en San Miguel una insurrección dirigida por el General Cabañas, el día 5 de septiembre de 1844; pero como Malespín marchaba contra ellos con fuerzas superiores, se refugiaron en Nicaragua, cuyo Gobierno, presidido por don Manuel Pérez; se negó a entregarlos a las autoridades salvadoreñas. Este incidente motivó que la Asamblea de El Salvador, autorizara a Malespín para hacer la guerra a Nicaragua, de acuerdo con el Gobierno de Honduras, presidido por Ferrera. El General Malespín, depósito el poder en el VicePresidente don Joaquín Eufrasio Guzmán, se puso al frente del ejército que tituló: «Ejército Protector de la Paz» y ordenó la invasión de Nicaragua, el 14 de noviembre, en dos columnas; la salvadoreña, comandada por el General Trinidad Muñoz y la hondureña, por el General Santos Guardiola. El 26 del mismo noviembre, los aliados pusieron sitio a la plaza de León, defendida por el Senador Emiliano Madrid, habiendo sido aquel sitio uno de los episodios mas horribles de las guerras centroamericanas, por la saña crueldad que en él desplegara el General Malespín. La plaza resistió los continuos asaltos de los sitiadores, durante 59 días, hasta que cayó en su poder el 24 de enero de 1845. Se contaron muchas víctimas, entre ellas el Senador Madrid, fusilado de orden del vencedor.

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Caída de Malespín en El Salvador El 22 de febrero de 1845 Se habían escapado de León, antes de que la ocupara el «Ejercito Protector de la Paz», los Generales Cabañas, Barrios y demás coquimbos, que se dirigieron a la Ciudad de San Salvador y lograron convencer al Vice-Presidente en ejercicio del Poder Joaquín Eufracio Guzmán, de lo necesario que era cambiar en aquel Estado el orden de cosas implantado por Malespín, ya desacreditado ante la opinión por la guerra sin cuartel que hacía a Nicaragua, y Guzmán asumió la Comandancia de las Armas el 2 de febrero de 1845 y se preparó para resistir al Presidente derrocado, que envió tropas contra Guzmán, que derrotaron al General Cabañas en la acción de Quelepa; pero fué a la vez derrotado el General Malespín por las que mandaba el propio Guzmán, en la jornada de Montero, el 22 de febrero de aquel año. GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y HONDURAS El año de 1845 Como el Presidente hondureño, Coronado Chávez, hiciera aprestos militares para con ellos colocar en el Gobierno salvadoreño al General Malespín, emigrado en aquella República, Joaquín Eufracio Guzmán, envió sobre Comayagua una columna de tropas al mando del General Cabañas, mientras que otra invadía a Honduras por el camino de Chalatenango, a las órdenes del General Cordero, y a la vez fué llamado de Honduras el Jefe de los Texiguat, José María Valle (a) Chelón, quien recibió auxilios de El Salvador para invadir dicha República, y cuya invasión se efectuó el día 2 de junio de 1845. Cabañas no encontró resistencia, sino hasta cerca de Comayagua, en donde fué derrotado por el General Santos Guardiola, que a su vez invadió El Salvador por el puerto de La -31-

Unión, mientras las tropas de Cordero eran batidas en los llanos de Sensenti el 10 de julio, teniendo este Jefe que replegarse a Suchitoto. Guardiola, que en su invasión a El Salvador había ocupado San Miguel, fué a su vez batido por el General salvadoreño Nicolás Angulo en «El Obrajuelo», el 15 de agosto, y esa serie de acciones de armas que no decidían la contienda, obligó a los Gobiernos beligerantes a acordar un armisticio, precursor de la paz que se convino en Sensenti, el 27 de noviembre del mismo año. Así terminó aquella guerra entre los tres Estados, que en abril de 1842 se habían confederado por el Pacto de Chinandega, quedando sin efecto ese esfuerzo por la reconstrucción de la nacionalidad centroamericana. Invasión y Muerte de Malespín El 1° . y 25 de Noviembre de 1846 El 20 de febrero de 1846 ocupó la Presidencia de la República de El Salvador don Eugenio Aguilar, contra quien promovió, poco después el Obispo de la Diócesis, Jorge Viteri y Ungo, un movimiento subversivo al orden, que motivo la dimisión del Presidente Aguilar; pero sus partidarios, apoyados por el Comandante del Departamento de San Miguel, General Gerardo Barrios, le llevaron de nuevo al poder, el día 17de julio del mismo año, y el Obispo Viteri tuvo que buscar refugio en Honduras, Desde allí el Obispo indujo al General Malespín a que llevase la revolución a El Salvador para recuperar el puesto que había perdido, y en efecto, la invasión tuvo lugar el 1° . de noviembre siguiente; pero habiéndosele rechazado por las fuerzas del Gobierno, fué asesinado Malespín por los indígenas de San Fernando, el día 25 del mismo mes.

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ALIANZA DE EL SALVADOR Y HONDURAS CONTRA GUATEMALA El año de 1850 El Presidente Vasconcelos, de acuerdo con el Presidente Lindo, de Honduras, favoreció la insurrección de José Dolores Nufio, contra el Presidente de Guatemala, don Mariano Paredes, movimiento que fue sofocado por el Comandante de las Armas, General Rafael Carrera, en noviembre de 1850, y Nufio huyó a El Salvador, en donde se reunían tropas del país y de Honduras, ligadas contra el gobierno conservador de Guatemala. El General Carrera, conociendo el peligro, levantó un ejército y se dispuso a rechazar la invasión de los aliados. Batilla de La Arada El 2 de Febrero de 1851 Como la guerra se hiciera inevitable, el Presidente de El Salvador, Doroteo Vasconcelos, se puso al frente del ejército expedicionario, y depositando el poder en el Senador mas inmediato, reconcentró sus tropas en la plaza de Metapán, en numero de 4,000 hombres, habiendo nombrado como General en Jefe, al General Trinidad Cabañas. El Capitán Eusebio Bracamonte, destacado de Ocotepeque por el General José Dolores Nufio, invadió el territorio guatemalteco con el fin de impedir que una partida de facciosos salvadoreños, despachada de Jutiapa por el General Vicente Cerna, se introdujera al Departamento de Sonsonate a revolucionar contra el Gobierno de El Salvador, y habiéndola sorprendido en Ipala, la batió con 40 hombres de su mando, capturando a los principales cabecillas, que paso por las armas e ingreso a Metapán el dia 5 de enero de 1851. los fusilados fueron: Petronilo Castro, Juan Machuca, Benito Jovel, Rafael González (a) Macaco y Matías Casco. -33-

La División migueleña, al mando de los Generales Asturias y Gerardo Barrios, ocupó la aldea de Chingo el día 22 del mismo mes, y el General Cabañas, con 1,500 hombres llegó a Metapán el 24; habiéndose dirigido a Esquipulas el General Vicente Vaquero con 500 hombres a reunirse con las fuerzas salvadoreñas que ocupaban dicha plaza. El General Carrera, con el grueso de las suyas, abandono el camino de Jutiapa, y avanzando por el de Chiquimula ocupó las posiciones de San José y La Arada, en donde fué atacado por los salvadoreños al mando del General Cabañas el 2 de febrero siguiente, habiendo sufrido los invasores después de sangrienta y porfiada lucha, la mas completa derrota. COSTA RICA Y EL SAVALDOR DECLARAN LA GUERRA A WALKER El Año de 1856 El filibustero William Walker se había apoderado de Nicaragua con un ejército de aventureros reclutados en los muelles de San Francisco y Nueva York, y amenazada la independencia de la América Central. Walker se hace elegir Presidente de Nicaragua, bajo la presión de las armas filibusteras, y reúne un Congreso en Granada para que le de posesión del cargo, y pone en práctica sus propósitos decretando la confiscación de los bienes de sus enemigos, empréstito de dos millones de pesos, la lengua inglesa como idioma oficial y el restablecimiento de la esclavitud negra en Nicaragua, para cuyo efecto derogó las leyes federales, que la habían abolido. Bajo amenaza tan tremenda, el Gobierno de Costa Rica declaró la guerra a los filibusteros, el día 1°. de marzo de 1856, siguiéndole en su actitud enérgica, el Gobierno de El Salvador, contando para ello con los auxilios guatemaltecos ofrecidos por el General Carrera. -34-

Por otra parte, el Presidente legitimo de Nicaragua, don José María Estrada, que había invadido por la frontera de Honduras, organizó en Somotillo su Gobierno el 21 de junio de 1856; pero atacado en «El Ocotal» por una partida de asesinos, fué muerto el 13 de agosto siguiente. Trinidad Cabañas de acuerdo con Máximo Jerez, se dirigió a El Salvador, en donde acababa de inaugurar su Gobierno don Rafael Campo, y logró que éste pidiese explicaciones a Patricio Rivas sobre el aumento de la falange americana, que se componía de 2,200 hombres. Campo ofreció a Cabañas influir en el ánimo de los Presidentes de Guatemala, Rafael Carrera, y de Honduras, Santos Guardiola, para llevar un ejército aliado contra los filibusteros, y al efecto, el día 18 de julio de ese mismo año, los Gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, se comprometieron a unir sus fuerzas proporcionalmente, para arrojar de Nicaragua a los aventureros. Combate de Santa Rosa El 21 de Marzo de 1856 El Presidente Mora, de Costa Rica, levanto un ejército bien equipado, que dividió en dos columnas, la una destinada a operar sobre la zona del río San Juan y la otra sobre el Departamento de Rivas, poniendo al frente de esta última al General José Joaquín Mora. De Rivas envió Walker 250 filibusteros sobre la providencia de Guanacaste, al mando de Luís Schellinger que penetró hasta la hacienda de Santa Rosa en donde fue atacado por 500 costarricenses, el día 21 de marzo de 1856, derrotándolos completamente en menos de una hora de combate, haciéndoles muchos muertos y tomándoles 12 prisioneros. De parte de los defensores de Centro América, murieron 16 valientes, entre ellos los Capitanes José María Gutiérrez y Manuel Quiroz y los Tenientes Justo Castro y Manuel Rojas. Este primer triunfó alentó al ejército defensor de Centro América. -35-

Batalla de Rivas El 11 de Abril de 1856 El descalabro de sus tropas en Santa Rosa, obligó a Walker a dirigirse a Granada; pero volvió sobre la ciudad de Rivas, cuando supo que los costarricenses la habían ocupado el 11 de abril siguiente, fortificándose en ella. Los filibusteros lograron parapetarse en los edificios llamados Mesones del Cabildo y de Guerra y de la casa de Máximo Espinoza, (en el Mesón Guerra estaba Walker con lo mejor de su tropa) en la iglesia su campanario y casa de la señora Abarca, llamada del Dr. Colle, resistiendo allí los ataques del General Mora y las fuerzas demócratas. A las 11 del día ocuparon los filibusteros la plaza por el lado de la iglesia, y los demócratas y costarricenses, desde una cuadra atrás del Mesón Guerra, hacía Noreste; teniendo libres los caminos de La Virgen y San Juan. En un encuentro cuerpo a cuerpo sostenido por el nicaragüense Francisco Elizondo, y ayudados por las teas incendiarias de Juan Santamaría y Manuel Mongalo, se decidió la batalla a favor de los defensores de Centro América, que había durado 20 horas. los defensores de la autonomía patria perdieron en ese memorable día, además del héroe Santamaría, a los valientes militares José Manuel Quiroz, Juan Francisco Corral, Vicente Valverde, Carlos Alvarado, Miguel Granados, Florencio Quiroz, Pedro Dengo, Juan Ureña, Pablo Valverde, Ramon Portugués y Jerónimo Jiménez, y estaban heridos 260 entre jefes, oficiales y soldados. Entre los que mas se distinguieron en esa acción, figuran el General José María Cañas, Coroneles Lorenzo Salazar, Manuel Arguello y Juan Alfaro Ruiz, y los Capitanes Santiago Mollet y Román Rivas. Después de la derrota, Walker se dirigió a Granada, y el 24 del mismo mes, el ejército costarricense tuvo que volverse a su país, diezmado por el cólera que apareció en sus filas, y a principios de mayo, habían muerto de la terrible epidemia los valientes Alfaro Ruiz, Zenón Mayorga, Rojas y otros. -36-

El Ejército Aliado en León A mediados del año de 1856 Resuelta la expedición, una División del Ejército guatemalteco marcho a Nicaragua, al mando del General Mariano Paredes, en mayo de 1856. Tropas salvadoreñas se dirigieron al mismo lugar, a las órdenes del General Ramon Belloso, habiendo llegado las primeras a Somotillo el 4 de julio siguiente, y las segundas a Playa Grande el 8 del mismo mes. El Presidente de Honduras, General Guardiola, envió a su vez, otra columna al mando del General Florencio Xatruch. Los aliados llegaron a la ciudad de León, residencia del Gobierno demócrata que presidía don Patricio Rivas, a mediados de aquel año, y se unieron a las fuerzas legítimas y demócratas que allí se organizaban a las órdenes del General Tomas Martínez.

Combate de San Jacinto 14 de septiembre de 1856 Como supiese el Presidente Rivas, que Walker se preveía de víveres en las haciendas situadas sobre el valle del río Tipitapa, envió algunas tropas a explorar a aquella comarca, y una columna que iba a órdenes del Coronel José Dolores Estrada, tomó posiciones en San Jacinto, donde fue atacado por los filibusteros al mando de Byron Cole, en la mañana del día 14 de septiembre, y al ser rechazados los americanos, dejaron en el campo muerto a su jefe con 27 mas, después de 4 horas de combate, quedando muerto, de parte de las nacionales, el valiente oficial Ignacio Jarquín. -37-

Ataque sobre Rivas y Granada El 2 de Octubre de 1856 Después que los aliados resolvieron atacar a Walker salieron de León con dirección al cuartel general filibustero, y el General Belloso hizo un movimiento estratégico sobre Masatepe y ocupó la plaza de Masaya. El General Jerez y el Coronel Zavala se movieron por el camino real de Managua con todo el grueso de su ejército y ocuparon el pueblo de Nindirí. El día 2 de octubre de 1856; fue atacada la plaza de Masaya por los filibusteros; pero fueron rechazados, y el Coronel José Víctor Zavala, atacó la plaza de Granada, con resultado negativo. El día 11 a las 8 de la noche, fue nuevamente atacada la plaza de Masaya por más de 700 filibusteros, y después de 24 horas de lucha, fueron rechazados dejando como 50 muertos y llevándose como 200 heridos. Las fuerzas que defendieron la población, fueron salvadoreñas y nicaragüenses, muriendo en ella el Capitán Sérbulo Espinosa y el Teniente Timoteo Bernabé. La cooperación del Coronel Pedro Rómulo Negrete, fue de mucha importancia en la defensa. Los Coroneles Zavala y Estrada, que se encontraban en Diriomo, a 2 leguas de Granada, tomaron esta plaza y ocuparon Jalteva, después de reñido combate, capturando muchos filibusteros y hasta la bandera de Walker; pero habiendo sido contra-atacados por los filibusteros doblemente reforzados, se vieron obligados a abandonarla en manos del enemigo. El 21 del mismo mes, llegó a León la Segunda División salvadoreña al mando del General Domingo Asturias, y se dirigió a incorporarse al ejército aliado que ocupaba los Departamentos orientales. El 31 del mismo fue destacado por el General Belloso el Coronel Félix Ramírez para ocupar la ciudad de Rivas, y el 7 de noviembre, las fuerzas costarricenses con las de Ramírez, ocuparon San Juan del Sur y amenazaron La Virgen. -38-

Los Costarricenses Vuelven a Nicaragua En Octubre de 1856 Para cooperar a la acción de los aliados, el Presidente de Costa Rica, don Juan Rafael Mora, envió otro ejército a Nicaragua, a las órdenes del General José Maria Cañas, que el 1° de noviembre ocupo la ciudad de Rivas y se posesionó de la línea terrestre de El Tránsito, después de rechazar a los filibusteros; pero fue detenido por Walker en su avance, en la acción de «Cuesta Grande». Walter volvió a Granada, plaza que amenazaban de continuo los centroamericanos, quienes resistieron con éxito varios ataques de los filibusteros en Masaya el 15 de noviembre. Poco después cayó en poder de los filibusteros la plaza de Rivas. Recuperación de Granada Desde fines de noviembre hasta mediados de Diciembre de 1856 Con refuerzos guatemaltecos y salvadoreños que los Generales Joaquín Solares y Domingo Asturias, respectivamente, llevaron al campo de los aliados, emprendieron éstos el asedio de Granada, plaza defendida por el Coronel Henningsen, mientras Walker se trasladaba a Rivas y detenía a los costarricenses que avanzaban por el Sur. Desde el día 24 de noviembre de 1856, el ejército aliado ocupaba los alrededores de Granada, y desde esa fecha hubo varios encuentros de armas bastante reñidos; pero con éxito favorable para los aliados. El enemigo se vió en la necesidad de reconcentrarse a la plaza, fortificándose en las casas que la circuyen, únicas que quedaban por incendiarse, y el fuertecito del Lago, punto en comunicación con los vapores de la Compañía de El Tránsito. El día 26 ocupó las casas de los «Leones», «Rouhaoud» y «Espinosa», situadas al Norte de la plaza, y este mismo día, se dió un fuerte ataque, a las 8 de noche, al -39-

fuertecito y muelle hasta tomarlo a la bayoneta. El día 27 a las 5 de la mañana, se dió el asalto a la plaza, quedando los filibusteros reducidos a la Parroquia, de donde, acosados por las bayonetas, se retiraron a la «La Sirena», edificio situado al extremo oriente de aquella iglesia, haciendo explosión una mina subterránea que dejaron preparada en la torre izquierda, sin causar gran daño. El ataque continuó, desalojándolos de sus defensas y dejándolos reducidos a los intermedios de la calle que parte de la plaza a la iglesia de Guadalupe, hacia el Este. Los filibusteros quedaron reducidos a 250 hombres y se vieron obligados a abandonar la plaza, dejándola totalmente incendiada, y huyeron por las aguas del Lago hacia Rivas. Los aliados ocuparon la ciudad reducida a cenizas. Había muerto, durante el sitio, el General Mariano Paredes, victima del mortífero cólera el 2 de diciembre de 1856, y el General Joaquín Solares había sucumbido de fiebre el 28 de noviembre en Masaya; por tal motivo, asumió el mando en Jefe de la División guatemalteca, el General José Víctor Zavala. Combate de «El Coyol» El 4 de marzo de 1857 El General Chamorro con 500 hombres, a las 5 de la tarde el día 4 de marzo de 1857, tuvo un sangriento encuentro con los filibusteros en el llano de «El Coyol», obligándolos a replegarse a la plaza de Rivas, quedando en el campo 28 muertos, 40 rifles y 3 prisioneros. Batalla de San Jorge El 16 de marzo de 1857 En la mañana del día 16 de marzo de 1857, se presentó el enemigo ante las fortificaciones del cuartel general de San Jorge y dió un ataque que duro todo el día; pero fue rechazado -40-

con grandes pérdidas, y el General Máximo Jerez tomó posiciones a inmediaciones de Rivas, amenazando la Plaza, en la hacienda «Las Cuatro Esquinas». El 18 del mismo mes llegó a San Jorge el General José Joaquín Mora al frente de la 3” División costarricense; y fue encargado del mando en Jefe de los Ejércitos Aliados, por acuerdo de los demás Generales, y activo las operaciones militares. El 1° de abril estaba sitiada la plaza de Rivas; el General Chamorro ocupó San Esteban, de donde rechazaba constantemente el enemigo, y el General Xatruch conservo La Puebla, cortando la comunicación con La Virgen y San Juan del Sur. Por acuerdo del 8 de abril de 1857, el Gobierno de El Salvador nombró al General Barrios. General en Jefe de las Fuerzas que operaban en Nicaragua, de este Estado, y le ordenó salir inmediatamente con 1,000 hombres al teatro de la guerra para ponerse a las ordenes del General José Joaquín Mora, General en Jefe de los Ejércitos Aliados. Captura de los Vapores del Río San Juan Años de 1856 y 1857 Interesado en la destrucción del poder de Walker el Comodoro Vanderbilt, Jefe de la Compañía de El Tránsito, envió desde los Estados Unidos al diestro marino Spencer, quien habiéndose puesto a las órdenes del Presidente Mora, guió la expedición destinada a la captura de los vapores del río San Juan, que estaban en poder de los filibusteros, llegaron los costarricenses, al mando del Coronel Bariullier y del Mayor Máximo Blanco, al estero de Copalchí, el 21 de diciembre de 1856, y se apoderaron por sorpresa del fuerte «La Trinidad», en donde se organizó la pequeña flota que el 23 del mismo mes arribó a San Juan del Norte, habiendo capturado los buques filibusteros «Wheeler»,«Morgan»,«Machuca»y«Bulwer» con los cuales volvió a «La Trinidad». -41-

En el «Bulwer» remontaron los costarricenses el río San Carlos, en busca del General en Jefe, José Joaquín Mora, y se apoderaron también, por su sorpresa, del Castillo Viejo y del Vapor «Ogden» allí anclado. Sorprendieron el 30 de diciembre a la guarnición del puerto San Carlos y el 3 de enero siguiente cayó en su poder el vapor de ese nombre, con lo que terminó aquella feliz expedición. La toma de vapores del río San Juan, fue para Walker un golpe mortal, porque perdía con ellos la comunicación con las aguas del Atlántico. Sitio y Capitulación de Rivas El 2 de mayo de 1857 Los aliados marcharon sobre Rivas, única plaza que poseía Walker y que estaba resuelto defender. Establecieron su cuartel general en el puerto lacustre de San Jorge, donde rechazaron los continuos ataques de los filibusteros, y a donde llegó, el 19 de marzo siguiente, el General Mora, Jefe del Ejército Defensor de Centro América. Mora ordenó el sitio de Rivas, en donde Walker rechazó los ataques del 23 al 26 de marzo y el 11 de abril siguiente, sin que mejorara por eso su ya precaria situación. Cayó en poder de los aliados San Juan del Sur, con lo que fue cerrada la comunicación que mantenían hasta entonces los filibusteros con el exterior por aquel puerto. El General Mora permitió, sin embargo, que salieran de Rivas las mujeres y los niños, para renovar el bombardeo, el día 27. Desde el 6 de febrero de ese año, había anclado en San Juan la corbeta de guerra norteamericana «Saint Mary» cuyo capitán, Enrique Davis, ofreció su mediación a los combatientes para terminar la prolongada lucha. Aceptada por los aliados se convino por ultimo el 1° de mayo siguiente con el enviado de Walker, Coronel Henningsen, en la capitulación de la plaza, -42-

estipulándose además, que los americanos saldrían de Rivas y de la República, después de entregar las armas a los aliados, comprometiéndose estos a respetar la vida y hacienda de los nacionales, que habían militado a las ordenes de Walker, quien salio de Rivas en la tarde de ese día, se dirigió a San Juan del Sur, y tomó un vapor que lo condujo a Panamá. El Ejército Aliado ocupó la ciudad el 2 de mayo de 1857 por la mañana. Asi terminó aquella guerra que consumió muchas vidas, y que puso en inminente peligro la autonomía e independencia de la América Central. Sublevación en el Cuartel de San Salvador El Día 3 de marzo de 1859 Habiendo las Cámaras decretado la inhabilitación para el ejercicio del mando supremo del Senador don Miguel Santón del Castillo un grupo de desafectos del Senador General Joaquín Eufrasio Guzmán, que ejercía el mando por ley, provocó una sublevación en el interior del cuartel de San Salvador, la noche del día 3 de marzo de 1859, encabezada por los músicos de la banda marcial, e inducidos por el Coronel Santiago Delgado; pero como dicho Jefe no se presentará al cuartel, como era convenido, el movimiento fracasó, y en la madrugada del día siguiente, fueron escarmentados los insurrectos por los leales del Gobierno mandados por el General Santiago González. Asalto de Sensuntepeque El 1° de mayo de 1859 Esa noche del día 1°. de mayo de 1859, un grupo de emigrados salvadoreños procedentes de Honduras, como de 50 hombres encabezados por el General Ciriaco Choto y el Coronel

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Santiago Delgado, asaltó la plaza de Sensuntepeque desconociendo la autoridad del Senador. Presidente General Gerardo Barrios; pero no habiendo encontrado eco en su intentona, y sabedores que iban sobre ellas las fuerzas del Gobierno, se volvieron a Honduras llevándose muchas bestias y enseres que habían arrebatado a los vecinos de la ciudad. Asalto de Santa Ana El 1° de Abril de 1862 En la madrugada del día 1° de abril de 1862, fue sorprendida la ciudad de Santa Ana, a los gritos de «Viva la Religión », « Viva el Señor Obispo», por el Teniente Coronel Francisco Sáenz, acompañado de 15 oficiales guatemaltecos destacados de la guarnición de Jutiapa, entre los que se encontraban el Capitán Luís García, Agustín Cantoral, Manuel Campos y como 60 hombres que habían recibido armas de las autoridades guatemaltecas con ese fin; pero como los santanecos les volvieran la espalda, se dirigieron a las cárceles de la ciudad en busca de prosélitos entre los reos, ofreciéndoles su libertad si los secundaban, y habiendo sido repulsados hasta de esos, les entró el desaliento y resolvieron abandonar la empresa dirigiéndose a la frontera de su procedencia, perseguidos por las fuerzas del Gobierno procedentes de Ahuachapan y otras guarniciones. GUERRA ENTRE GUATEMALA Y EL SALVADOR El Año de 1863 El 15 de Septiembre de 1861 pronunció discurso oficial en el Palacio de San Salvador, el Licenciado don Manuel Suárez, y en el censuro algunos abusos del clero, no sin que protestara el Obispo don Tomás Zaldaña, que fue obligado a jurar la -44-

Constitución, y como negasen a hacerle algunos párrocos, el General Barrios los expulso del país, y el mismo Zaldaña se vió obligado a salir de la República y asilarse en Guatemala. Pero un suceso de mayor trascendencia, determinó la completa ruptura entre estos Gobernantes, y fue que, en agosto de 1862, el Presidente de Nicaragua, General Tomás Martínez, envió a San Salvador a Máximo Jerez y Fernando Chamorro, proponiendo a Barrios un proyecto de unión centroamericana, bajo la condición de que se ofreciese a Carrera la Presidencia, proyecto que Barrios rechazó, a Pesar de ello, Jerez y Chamorro se trasladaron a Guatemala y conferenciaron en los propios días de septiembre, con el General Carrera, que también lo desechó, pues conocía ya la actitud del Gobernante salvadoreño. Batalla de Coatepeque Los Días 23 y 24 de Febrero de 1863 El presidente Barrios nombro Ministro de la Guerra, a don Manuel Irungaray, enemigo político de Carrera, el cual instado por los doctores Dueñas y Zaldaña, pidió al Presidente de El Salvador lo retirara de aquel puesto, y como Barrios se negara a sastifacer aquella pretensión, «La Gaceta, periódico oficial de Guatemala, reclamo con acritud, contestando la prensa salvadoreña en términos tales, que la guerra se hizo inevitable. La Cámara de Representantes autorizó entonces a Carrera para invadir a El Salvador, y luego que estuvo lista la expedición, el Presidente depósito el mando en el Consejo de Ministros, y poniéndose al frente del ejército, llegó a Jutiapa el 9 de febrero de 1863, seguido por las Divisiones de los Generales José Víctor Zavala y Serapio Cruz, que se le unieron en aquella plaza. Pronto se movieron los guatemaltecos sobre el Departamento de Ahuachapan, habiendo ocupado Zavala el pueblo de Yupiltepeque y Carrera, Chalchuapa, en donde se -45-

le incorporó la División General Vicente Cerna, y juntos ocuparon Santa Ana el 21 del mismo mes. Mientras tanto, Barrios, facultado ampliamente por la Asamblea reunida en sesiones extraordinarias, hizo salir las primeras Divisiones del ejército salvadoreño de la capital el 6 de febrero del mismo año, se puso al frente de ellas y establecio su cuartel general en Coatepeque, pueblo distante tres leguas y media de Santa Ana. CUARTEL GENERAL DE LA PLANA MAYOR DEL EJÉRCITO DE OPERACIONES Estado Mayor General General de División don Trinidad Cabañas, Mayor General 2°. Jefe. Presbítero «Domingo Maria Jehl, Vicario General. General de División «Rafael Osorio, Inspector General. «Manuel Pérez Lasala, Primer Secretario de S.E. Coronel Efectivo «Héctor Galinier, Primer Ayudante de S.E. Teniente-Coronel «Aquiles Bigot. Segundo Ayudante de S.E. « « «Fernando San Clemente, Tercer Ayudante de S.E. « « «Juan Alfredo Penouil, Cuarto Ayudante de S.E. « « «Calixto Luna, Aposentador. Coronel Efectivo «Juan Antonio Chica, Primer Ayudante del 2°. Jefe.

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Teniente-Coronel

don Ignacio Nuila, Segundo Ayudante del 2°. Jefe. Don Fabio Castillo, Tesorero General Teniente Efectivo «Román Peña, Ayudante del Tesorero. Licenciado «Rafael Izaguirre, Cirujano Mayor. « «Darío Mazariego, Ayudante del Cirujano. « «Carlos Aragón, Ayudante del Cirujano. « «Braulio Viteri, Auditor General. Plana Mayor de la Guardia de Honor de Su Excelencia Coronel Graduado don Tomás Santander, Primer Comandante. Tte/Cnel. Graduado «Lisandro Chamorro, Mayor del Batallón. Sub-Tte. Efectivo «Beltrán Moreno Ayudante del Comandante. « Graduado «Fernando Letona, Sub-Ayudante del Comandante. Plana Mayor del Cuerpo de Artillería Teniente Coronel don Horacio Parker, Primer Comandante Sub-Teniente «Antonio Herrera, Ayudante. « « «Ciriaco Canales, Guarda-Parque Plana Mayor de la 1ª. División «González » General de División don Santiago González, Primer Jefe. Coronel de Efectivo «Salvador Galarza, Segundo Jefe. « « «José Luzarraga, Comandante del 1er. Batallón Tte-Cnel.Graduado «Wenceslao Matamoros, Mayor del 1er. Batallón.

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Coronel Graduado 2°.Batallón. Teniente Coronel Tte.Cnel. Efectivo Sub-Teniente Teniente Efectivo « « Sub-Teniente Teniente Efectivo Sub-Teniente

don Manuel Estévez, Comandante del «José María Jerez, Mayor del 2°.Batallón. «Antonio Medina, Ayudante del 1er. Jefe. «Daniel Escobar, Ayudante del 1er. Jefe. «Manuel Bonilla, Ayudante del 2°. Jefe. «Joaquín Gutiérrez, Ayudante del 2°. Jefe. «Rafael Mayora, Ayudante del Comandante Del 1er. Batallón «Luís Macia, Ayudante del Comandante del 2°. Batallón. «Carlos Velis, Ayudante del Mayor del 2°. Batallón. «Julián Recinos, Ayudante del Mayor del 2°. Batallón.

Plana Mayor de la 2ª.División «Paz Y Orden» General de División don Rafael Osorio 1er. Jefe. Coronel Graduado «Julián Martínez, 2°. Jefe Tte.Cnel.Graduazdo «Agapito Alvarado, Comandante del 1er. Batallón. Capitan Efectivo «Miguel Molina, Comandante del 2°. Batallón. « « «Tiburcio, Elena, Mayor del 1er. Batallón. « « «Juan Merino, Mayor del 2°. Batallón Tte.Cnel.Graduado «Luís Cotera, Ayudante del 1er. Jefe Capitan Efectivo «Pantaleón Peralta, Ayudante General.

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Capitán Efectivo don Felipe Molina, Ayudante del Mayor de la División Capitan Graduado «Doroteo Funes, Ayudante del 2°.Jefe. Sub-Teniente «Francisco Ortiz, Ayudante del Comandante del 1er. Batallón. « « «Natividad Ortiz, Ayudante del Comandante del 2°.Batallón. Capitan Graduado «Catarino Ortiz, Habilitado. Bachiller «Crescencio Castellanos, Cirujano de la División. Plana Mayor de la 3ª. División «Bracamonte» General de Brigada don Eusébio Bracamonte, 1er. Jefe. Teniente-Coronel «Braulio Velásquez, Mayor de la División. « « «Ignacio Henríquez, Comandante del 1er. Batallón. « « «Antonio Carmona, Comandante del 2° Batallón. « « «Serapio Garay, Mayor del 1er. Batallón. « « «Indalecio Miranda, del 2°. Batallón. Capitan Efectivo «Ignacio Villacorta, Ayudante del 1er. Jefe. « « «Nemesio Revelo, « « « « « « «Rafael Lara, « « « « Sub-Teniente «Bruno Rosales, « « « « « « «Juan Peralta, « « « « « « «Manuel Escobar « « « « Teniente Efectivo «Emeterio Marin, « « 2° . « « « «Miguel Peralta, Ayudante del 1er. Batallón. « « «Dolores Miranda, Ayudante del 2°. Batallón « « «David Barros, Habilitado. -49-

Sub-Teniente don Eligio Miranda, Abanderado. « « «Jose Zarate, Abanderado. Plana Mayor de la 4ª. División «Bracamonte» General de División don Mariano Hernández 1er. Jefe. General de Brigada «José Chica, 2°. Jefe Coronel Graduado «Saturnino Sigüenza, Comandante del 1er. Batallón. Tte.Cnel.Efectivo «Patricio Zepeda, Comandante del 2°. Batallón. Tte. Cnel.Graduado «Cayetano Díaz, Mayor del 1er. Batallón. Capitan Efectivo « Nicanor Fonseca, Mayor del 2°. Batallón. « « «Domingo Chacon, Ayudante del 1er. Jefe. « « «Manuel Delgado, Habilitado Teniente Efectivo «Casimiro Escobar. Ayudante del 2°. Jefe. « « «Nicolás Chica, Ayudante del Comandante del. 1er. Batallón. « « «Máximo Cabrera, Ayudante del 2°. Comandante del 1er. Batallón. Plana Mayor de la 5ª. División «Escalón» General de División don Pedro Escalón 1er. Jefe. Capitan Efectivo «Francisco Garcia, 2°. Jefe. « « «Ramón Lima, Ayudante del 2°. Jefe. Teniente Efectivo «Victoriano Hidalgo, Ayudante del 1er. Jefe Sub-Tte. Efectivo «Salvador Herrera, « « « « Cabo 1°. «Manuel Arroyo, Corneta de Ordenes. Coatepeque, febrero 15 de 1863 El Inspector General, Rafael Osorio. -50-

El día 10 de ese mes, llegó el General Barrios a Coatepeque, dedicándose a distribuir los servicios y a organizar la defensa; fortificó la calle que conduce a Santa Ana, (El Atajo) que ocupó el General González con el General Hernández, el «Cerro de San Pedro», (Malakoff) que ocupó el General Bracamonte; el centro, (la población) fue confiado al General Escalón, y en la retaguardia en el cerro de «El Congo», se colocó el General Osorio, comprendiendo en todo, un radio como de legua y media; la Artillería fue distribuida entre los dos cerros y parte en la plaza, comandada por los oficiales franceses Biscouby y Basel. El centro tenía su principal apoyo en la cuesta a la salida para Santa ana, allí, a uno y otro lado del camino, se construyeron prolongadas trincheras en las laderas del cerro en que esta situado aquel pueblo, y que dominan una larga extensión del camino de Santa Ana; en la cumbre de una estrecha loma, se construyó una trinchera con el fin de que el enemigo no se apoderase de una fuente que corre al otro lado de dicha loma; esa posición casi quedo desconectada con la defensa general, por lo que tenía que ser un principal objetivo del enemigo; su defensa fue encomendada al Coronel Estévez; una vereda que de Coatepeque conducía al volcán de Santa Ana, fue interceptada con un promontorio de maderas. El General Carrera lanzó 6,500 hombres sobre los salvadoreños que apenas eran unos 5,000 pero con la ventaja de estar a la defensiva en buenas posiciones y con muy buenos Jefes. Los fuegos se rompieron a las 10 de la mañana del día 22 de febrero de 1863 entre dos patrullas de reconocimiento de ambos ejércitos; y el día 23 los guatemaltecos atacaron el «Cerro de San Pedro», por la mañana, y habiendo sido rechazados, se concretaron a bombardear las posiciones durante el resto del día. Por la noche rodearon el «Cerro de San Pedro», e intentaron asaltarlo; pero fueron rechazados. Al despuntar el día 24 los guatemaltecos iniciaron un ataque general con todo su ejército; como a las nueve de la mañana, una fuerte columna cayo sobre la -51-

loma defendida por el Coronel Estévez con 150 hombres, que, al retirarse, dejo incendiados los montes cercanos que en pocos momentos quemaron muertos y heridos. Los guatemaltecos que escaparon de la muerte, buscaron su salvación en la fuga; pero no desmayaron en su arremetida. Por la vereda del volcán al pueblo, obstruida con maderas, intentaron entrar a la plaza; pero el propio General Barrios, con su Guardia de Honor, acudió al momento y rechazó el asalto. El General Carrera dirigiendo en personal su artillería desde lo alto de luna loma situada a la altura de Coatepeque, como a 700 metros de distancia, disparaba sus cañones sobre la plaza y el «Cerro de San Pedro»; pero la artillería salvadoreña estaba mejor servida, y logro desmontar varias piezas enemigas. Bombas caídas en los reductos de San Pedro, incendiaron las barracas de hojas de caña e hicieron pedazos una pipa que contenía abundante agua. Entre tanto los guatemaltecos intentan un último y desesperado asalto; pero una compañía de santanecos, con el Capitan Estanislao Pérez a la cabeza, los rechaza con denuelo; esto pasaba como a la una de la tarde. El General González sale de sus reductos y ataca al enemigo por el frente; pero pronto fue rodeado y se vió obligado a retroceder a punta de bayoneta; al mismo tiempo el General Bracamonte ataca por un flanco y logra picar la retaguardia enemiga, desconcertando todo el ejército de Carrera, que se precipita en completa derrota a las 5 de la tarde del día 24 de febrero de 1863. El General González, con un cuerpo de caballería, salió en persecución del enemigo que no se detuvo hasta llegar a Jutiapa, dejando en el campo más de 900 muertos y más de 1,500 heridos, 9 piezas de artillería, casi 2,000 fusiles, parque en abundancia, y todo clase de equipos. Los heridos fueron cuidados en los hospitales de Santa Ana, y los numerosos prisioneros recibieron un peso de plata cada uno, un vestido y su libertad para volver a sus hogares. -52-

Entre los Jefes y oficiales de Carrera encontrados muertos en el campo de batalla, estaban los Coroneles Cleto Castillo, Luís Martínez, Brígido Lucero, un tal Bruno, y otros que no se pudieron reconocer, mas los oficiales Paniagua, Carías, Cividanes, Cuevas, Minera Beteta, Castillo y tantos otros desconocidos. Los Jefes y oficiales del General Barrios que mas se distinguieron fueron: José María Jerez, Santander, Luzarraga, Estévez, Juan Antonio Chico, Cayetano Díaz, Lisandro Chamorro. Zepeda, Martínez, Vigil, Matamoros, Galarza, Sigüenza, Nuila, Medina, Ignacio Henríquez, Agapito Alvarado, Gallardo, Nicanor Fonseca, Calderón, Castellanos y el Capitán Estanislao Pérez, que se lucio con su compañía de santanecos derrotando a los «Camisas Rojas» y «Camisas Azules»; mas los Capitanes Santiago Nuila y Domingo Chacon; los Tenientes Casimiro Escobar, Manuel Gudiel, Bartolo Bonilla, José María Nuila, Estanislao Figueroa, José María Peña, Juan Manuel Coto, Federico Salazar, Basilio Guevara, Sargento José María Rojas, Capitan Leal, Tenientes Hilario Duran, Sotego Choriego, Gregorio Rivas, Sargento Salguero y Cabo Justo Ordóñez. Asalto y Saqueo de Ahuachapán El día 28 de Marzo de 1863 El Comandante del Departamento de Jutiapa, (Guatemala) Coronel Leandro Navas, atacó la ciudad de Ahuachapán con 500 hombres, a las 6 de la mañana del día 28 de marzo de 1863; plaza que estaba guarnecida con 67 soldados que se defendieron mas de dos horas; pero la ciudad fue tomada, muriendo el Comandante en ella, Coronel Francisco Moran, el Capitán Vicente Madrid y los Tenientes Eduardo Mendoza y Vicente Salinas, 13 soldados y 2 civiles. La población fue saqueada e incendiado el edificio del Convento y otras casas, y al saber que una fuerza de Chalchuapa iba sobre el, se retiro hacia la frontera de su procedencia, -53-

dejando varios muertos de los suyos, y llevándose el cadáver de uno de sus jefes y el del oficial, Rafael Páez y más de 20 heridos, que condujeron en hombros de prisioneros paisanos. Asalto y Saqueo de Metapán El 12 de Abril de 1863 El Coronel Leando Navas, Jefe Político y Militar de Jutiapa, a la cabeza de 500 soldados guatemaltecos, asaltó y saqueó la indefensa villa de Metapán el día 12 de abril de 1863; destruyó los archivos de las oficinas públicas, incendiándolos y a las 12 del mismo día salió llevándose presas varias personas entre ellas, a los ciudadanos Olayo Magaña y Vicente Gomez, a quienes exigió una fuerte suma por su rescate. GUERRA DE EL SALVADOR Y HONDURAS CONTRA NICARAGUA En Abril del año de 1863 Con el fin de romper la alianza pactada entre Carrera, Presidente de Guatemala, y Martínez, Presidente de Nicaragua, que pretendían derrocar a los Presidentes de El Salvador y Honduras, estos, después de los triunfos de Coatepeque y Olancho, declararon la guerra a Nicaragua, y al efecto, enviaron sus tropas hacia aquel país. El General Barrios destacó una División al mando del General Eusebio Bracamonte, que salió a unirse con las fuerzas hondureñas en Choluteca, y fue nombrado General en Jefe del Ejército Expedicionario en Nicaragua y el General Máximo Jerez, que inmediatamente invadió aquel territorio, lanzó una proclama en el lugar de «Satoca». El día 20 de abril de 1863, y el día 28 del mismo mes se encontró en Telica, a dos leguas de la ciudad de León. -54-

Combate de San Jacinto El día 28 de 1863 Parapetado el ejército nicaragüense en los pretiles del cerro de San Jacinto, puesto ventajoso, y en número de 1,500 hombres, fue batido complementado por tres compañías vicentinas al mando del Coronel Galanza y una brigada de artillería al mando del Comandante Basel, en dos horas de reñidísimo combate, distinguiéndose el Coronel Adolfo Zuniga; pero a su vez fueron rechazados en los suburbios de León el día 29 del mismo mes, quedando tales circunstancias, que se vieron obligados a buscar las fronteras salvadoreñas. El General Barrios fracaso también en su proyecto de apoderarse por mar del puerto Corinto, mientras los nicaragüenses tomaban el de amapala, y en tal situación, supo que el General Carrera Movilizaba de nuevo su ejército para invadir a El Salvador. Asalto y Asesinatos en Candelaria de la Frontera La noche del día 2 de Mayo de 1863 A las 12 de la noche del dia 2 de mayo de 1863, fue asaltada la hacienda y el valle de Candelaria, en jurisdicción de Santa Ana, por una fuerza guatemalteca de 50 hombres mandada por el Oficial Darío Lorenzana, destacada de Jutiapa, y habiendo capturado al alcalde auxiliar de dicha demarcación, don Manuel Puquir, y a los ciudadanos don Vicente Ramírez y don Antonio Ramos, los fusiló en el acto, despojándolos de cuanto tenían. Y después de consumado el crimen, regresó al territorio guatemalteco por el camino mita, llevándose prisioneros a los hijos de una de las victimas y don Rafael Palma. -55-

Nueva Invasión de Carrera El día 7 de junio de 1863 Organizadas las tropas guatemaltecas destinadas a atacar a Honduras y a El Salvador, Carrera salió de Guatemala el día 7 de Junio de 1863 con dirección a la frontera salvadoreña y ocupó Chalchuapa el día 21 del mismo mes, en unión del General José Víctor Zavala, quedando el General Serapio Cruz en Atiquizaya con 1,000 hombres; mientras el General Vicente Cerna vencía a las tropas hondureñas en Santa Rosa de Copán. Sucesos de Sonsonate El día 27 de junio de 1863 A las 3 de la tarde del día 27 de junio de 1863, de improviso se presentó una partida de tropas guatemaltecas, como de 60 hombres, al Gabildo Municipal de Izalco, donde se encontraba el Gobernador del Departamento de Sonsonate, don Miguel Laizar, encabezada por Juan Choto, Rafael Campo, Licenciado Ipiña, Agustín Velado, un joven Arce y el Licenciado Zaldivar. Se apoderaron estos del Gobernador, a quien Zaldivar dió de bofetadas, llevándolo a Sonsonate para entregarlo al General Zavala que ocupaba esa ciudad, quien lo puso inmediatamente incomunicado. Al siguiente día fue proclamado por los invasores Barrientos, Zaldivar y otros emigrados, el Licenciado Francisco Dueñas, como Presidente Provisorio de la República de El Salvador. Conspiración en San Salvador El día 28 de Junio de 1863 Inesperadamente, procedente de Santa Ana, llegó al pueblo de mejicanos el Presidente Barrios, acompañado de su Guardia de Honor, el día 28 de Junio de 1863, que ya tenía conocimiento -56-

de lo que se fraguaba en la capital y por la tarde ingresaba a ella acompañado de don José Antonio González, hermano del General don Santiago González, que venía protestándole adhesión y respeto; pero para esa noche estaba preparada una sublevación contra el Presidente, urdida por el mencionado González, que, al considerarse descubierto, se escapó a media noche acompañado de los señores Ireneo Chacon, Manuel Suárez, Manuel Meléndez, Mariano Pinto y Emeterio Ruano, dirigiéndose a Chalatenango donde iniciaron un levantamiento; pero habiendo fracasado con en la capital, huyeron hacia Honduras. Sublevación del General González en Santa Ana El día 30 de junio de 1863 El Comandante General del Ejército, General Barrios, retardo su regreso a Santa Ana, por los motivos antes indicados, dando tal demora margen a que el mal aconsejado General Santiago González, cometiese su traición; y el día 30 del mismo mes de junio, a las 6 de la tarde, reunió el ejército en la plaza de Santa Ana, fingiendo sus agentes una alarma, y mientras el ilustre General Trinidad Cabañas, que tenía el mando en Jefe, había ido al Campamento del General Osorio, publican que el Presidente Barrios había sido desconocido en la capital y que era menester que el ejército lo desconociera también y que se proclamase al General González, su General en Jefe. Al regresar el General Cabañas de su excursión, increpó a González su criminal proceder, enrostrándole que comprometía el honor de la Nación, y esto lo efectuaba a presencia de una veintena de Jefes y Oficiales conjurados, revolver en mano, que proferían mil amenazas, y, por no empeorar la situación, resolvió retirarse en la misma noche, y asi lo efectuó, acompañado de los Generales Bracamonte y Alvarado, de los Coroneles Mejía y Espinosa, don Manuel Lasala, don Luís Beteta y otros. Antes que todo había salido -57-

el Auditor de Guerra Licenciado Adolfo Zuniga, por quien se tuvo en esta capital la primera noticia del atentado. Tras el General Cabañas vinieron primero los Coroneles Bil y Matamoros con el Batallón de esta capital, y poco después, el General Osorio con su División, siguiéndole un sinnúmero de jefes, oficiales y soldados. Los Generales Chico y Escalón, siendo los primeros en el complot, se quedaron en Santa Ana con el General sublevado. El dia 1°. de julio siguiente, el General González mandó a tratar con el General Zavala en Sonsonate a don Simón Vides; mas aquel Jefe puso preso a Vides, creyendo que iba con el fin de engañarlo; pero al cerciorarse de la vedad, lo puso en libertad, ordenándole que fuera a decir a González, que reconocieran al Dr. Dueñas como Presidente Provisorio de la República. Al mismo tiempo que a Sonsonate, salió el Licenciado Vicente Loucel para Chalchuapa con misión de González para el General Carrera; pero este contestó a González intimándole la rendición de la plaza y que se uniera a sus fuerzas, adhiriéndose al Acta de Sonsonate o que le entregara todo el armamento; todo en el término de cuatro días. La repulsa de Carrera aterró a González y entonces envió a conferenciar con él a don Manuel Gómez, que nada consiguió: el dia 2 envió a don Manuel Sandoval y a otras personas que no recabaron mas que la promesa de que continuaría el armisticio. Amaneció el día 3 y las fuerzas guatemaltecas se aproximaron a Santa Ana, presentándose un Ayudante de Carrera intimando la rendición de la plaza, en nombre de este. Entonces González, que rehusó rendirse, apresto las fuerzas existentes, que, de 4,000 hombres habían parado en 1,200 mas el batallón de Santa Ana, disparar un tiro, se retiro desbandándose; lo mismo hicieron otras tropas, quedando mas o menos 700 hombres.

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Combate de Santa Ana El día 4 de julio de 1863 A las 8 de la mañana del día 4 de julio de 1863 3000 guatemaltecos iniciaron el ataque a Santa Ana, y por todos lados fueron rechazados. Sin embargo, una gruesa columna de guatemaltecos logró, como a las 12 del día, apoderarse de un reducto; pero pronto fue rechazada también. Continuó la pelea hasta anochecer. Herido el General González en la mano derecha, desamparo su fuerza y tomó el camino de Coatepeque, no parando sino hasta Opico. Los Generales Escalón y Chico también desaparecieron, y sin Jefes las tropas, siguieron peleando hasta las dos de la mañana. Los artilleros clavaron las piezas e inutilizaron el parque. Al amanecer del día 5 entró el enemigo, matando a todos los heridos que encontró, sin excepción ninguna, y se entregó al saqueo general de todas las casa. Quedaron en poder del enemigo 8 cañones, más de 2,000 fusiles y rifles; mucho parque y 10,000 pesos que había en la Tesorería del Ejército. Sucesos de Suchitoto El 27 de Julio de 1863 A principios del mes de julio de 1863, después de la huída de los conspiradores de San Salvador, se unió el General Mariano Hernández a las fuerzas del General Cerna, que ocupaba Suchitoto, y habiéndolo dejado éste Jefe en esa plaza con 400 hombres, en la madrugada del día 27 del mismo mes, fue completamente deshecho por una columna destacada de la capital por el General Barrios. -59-

Digna Actitud del General Barrios A mediados de Agosto de 1863 A mediados de agosto de 1863, el General Barrios, queriendo evitar que se siguiera derramando la sangre de sus conciudadanos y salvar el país de la anarquía, propuso al General Carrera, por medio del Cuerpo Diplomático residente en Guatemala, que resignaría el poder en la persona llamada por la ley y se desocuparía el territorio salvadoreño, a cambio de que los invasores regresasen a sus respectivos países, puesto que la guerra, según Carrera, era contra la personal de Barrios, considerado, como el perturbador de la paz en Centro América, y no contra el pueblo salvadoreño; pero Carrera contestó que no bastaba con que Barrios dejase el poder y se expatriara: que era indispensable que ocupase la Presidencia de la República el Licenciado Francisco Dueñas. Avance de las Fuerzas Aliadas Sobre San Salvador En Agosto del año 1863

Cuando el General Carrera, supo, a mediados de agosto de 1863, que el General Cerna se aproximaba por el camino de Chalatenango, procedente de Honduras, y que los nicaragüenses se acercaban por San Miguel, movilizó su ejército sobre la ciudad de San Salvador. El General Cerna, en sus partes rendidos a Carrera, recomienda especialmente a los Jefes y Oficiales que le acompañan: General Santiago González, Coronel Balbino Espinosa, Tenientes-Coroneles Horacio Parker, José Maria Rivas, Comandante de Cojutepeque, Francisco Iraheta, Pedro Falla, José Dolores Molina e Ignacio Molina; a los Capitanes Francisco Rivas y Vega y Obdulio Espinola y al Teniente Lisandro Letona.

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Consejo de Generales En Agosto del año de 1863 «Consejo de Generales reunidos para juzgar al Capitán Simón Calderón y al Teniente Vaquerizo, preso el primero por haberse fugado frente al enemigo, en San Miguel Tepesontes, cuando mandaba en Jefe una partida de tropas que fueron a dicho pueblo en comisión del Gobierno, después de oídas las declaraciones de varios testigos y la defensa que del supuesto culpable hizo el Coronel Matamoros, lo condenó ayer a ser degradado públicamente delante del Ejército. El Teniente Vaquerizo, acusado de haber intentado seducir alguna tropa para que se pasase el enemigo, y por haberle encontrado un mapa de la ciudad y sus principales atrincheramientos, que se presumía era para Carrera, fue también condenado a degradación pública, prisión mientras el enemigo permanezca en nuestro territorio, y destierro perpetuo de la República después que aquel la haya evacuado». «Ambas causas están ahora a presencia del General en Jefe por si tiene a bien confirmar la sentencia pronunciada por el Consejo». Excursión del Coronel Ramírez El 12 de Agosto de 1863 El 12 de agosto de 1863, el Coronel Ramírez con 50 hombres voluntarios volcaneños de San Salvador, tomó el pueblo de Quezaltepeque, haciendo al enemigo 7 muertos, y capturando 20 fusiles y cogiendo 5 prisioneros que condujo a la capital, de donde había salido la noche antes. Los Duendes «Los Duendes»: así se llamó una expedición compuesta de 150 hombres que el General Barrios destaco de la capital, -61-

Al mando del Teniente-Coronel Calixto Luna, a mediados de agosto de 1863, con la misión de ir a Santa Ana para asustar al enemigo que estaba en aquella plaza y animar a los dispersos que dejara el General González, para que ingresaran a reunirse con sus camaradas a la capital; pero esos «Duendes» no se conformaron con asustarlos, sino que tomaron la plaza de Santa Ana, haciendo muchos prisioneros y capturando muchas armas, y de allí se dirigieron a Chalatenango, cuya plaza atacaron; pero no tomaron por falta de parque, regresando a su base de operaciones, habiendo sufrido pocas bajas y dejando sembrado el terror en los enemigos. Indignación Pública 1°. de Septiembre de 1863 Con fecha 1°. de Septiembre de 1863 circuló una protesta titulada: «Indignación Pública», repudiando el proceder de las autoridades guatemaltecas, que en la capital de aquella República pisotearon las banderas salvadoreñas cogidas en Santa Ana el 4 de julio último; firmada por algunos oficiales defensores de la plaza de San Salvador, y son los siguientes: Comandante Santos Valencia, Capitán Mayor Candelario Ibarra, Capitanes Nicolás Garay, Benito Belloso, Juan Somoza, Antonio Gamero, Laureano Campos, Eduardo Sazo y José María Saravia; y los Tenientes Manuel Ramírez, José María Angulo, Doroteo Pineda, José D. Macias, Eleuterio Flores, Félix Molina, Bernardino Avila, y los Sub-Tenientes Vicente Guadrón, Cosme Canizales, Francisco Panameño, Idelfonso Paniagua, José María Martínez, Agapito Escalante, Sebastián Cardoza, Octavio Valdés, Blas Minero, Manuel Flamenco, Lisandro Villacorta, Ramon Chica, Filadelfo P. Sosa, Ignacio Esquivel y Miguel Morales.

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Excursión del General Barrios El 5 de Septiembre de 1863 El día 5 de septiembre de 1863 salió el General Barrios de la capital, acompañado del General Bracamonte, con 200 hombres sobre Soyapango, por haber tenido noticias de que el enemigo estaba en ese pueblo; pero no estando sino mas allá, mando al General Bracamonte que diera un rodeo y lo atacara por la retaguardia, mientras él lo batía de frente; en efecto, atacáronlo a dos fuegos y lo derrotaron, haciéndole varios muertos y quitándole armas, municiones y bestias. Exposición de Varios Oficiales El 17 de Septiembre de 1863 El Primer Batallon de la División «Bracamonte» con fecha 17 de septiembre de 1863, elevó a la Superioridad la exposición que literalmente dice:« EXPOSICIÓN. Excelentísimo Señor Capitan General, General en Jefe del Ejército y Presidente de la República, don Gerardo Barrios excelentísimo Señor: –Los Jefes, Oficiales y Tropa del Primer Batallón de Tiradores de la División «Bracamonte»: Tenemos la honra de manifestaros, que si el gobierno se encontrase, en cualquier tiempo, en alguna dificultad o escasez de recursos, nosotros todos exigimos ser también participes de las necesidades de la Patria, lo mismo que lo hemos sido de sus glorias y abundancia. Pero desde hoy, Excelentísimo Señor, deseamos que se nos admita la renuncia, que espontáneamente hacemos a favor del Erario, de la tercera parte de nuestro diario, y si las circunstancias lo demandasen algún día, estamos resueltos a alimentarnos, si fuere necesario, con el correaje de nuestras fornituras ennegrecidas en los campos de Coatepeque, antes que el pérfido invasor profane con su planta nuestro patrio suelo. Si Excelentísimo Señor, estamos resueltos hasta esa extremidad, y solo con nuestra muerte podrá triunfar

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Carrera y el puñado de traidores miserables que lo acompañan, pues los tiradores tenemos el legitimo orgullo de alzar nuestras fuentes a presencia de todo Centro América y del mundo entero, sin que la traición ni la cobardía las hayan manchado jamás. Nosotros amantes de la independencia y libertad de nuestra Patria y de su gobierno legitimo, por su santa causa, pelearemos, bien lo sabéis Excelentísimo Señor, hasta derramar la última gota de sangre a vuestro lado, y así estamos seguros que lo harán todos nuestros compañeros. San Salvador 17 de septiembre de 1863. Comandante, Coronel Wenceslao Matamoros; Capitán Mayor, Doroteo Funes; Capitán de Tiradores, Agustín Rosales; Capitán de la Primera, Estanislao Pérez; Capitán de la Segunda, Casildo Cubías; Capitán de la Tercera, Salvador Orantes; Capitán de la Cuarta Regino Monterrosa; Capitán de la Quinta, Luís Quiroa. Tenientes: Jeremías Luna, Manuel Flores, Tomas Moreira, Santos Sánchez, Pedro J. Avela, Felipe Villavicencio, Eusébio Saravia, Sotero Choriego, Marcos Meléndez, Concepción González, José Maria Campo, Ignacio Rosales, Ildefonso Cerro, Asunción Velis, Santiago Pérez, Jacinto Parracia, Pío Castillo, Francisco Zamora, Teodoro Mejia, Teodoro Rodríguez, Ignacio Marcial, Prudencio Parada, Francisco Argumedo, Daniel Pacas, Benito Agreda, Juan Gabino Custodio y Jesús Suárez». Carrera se Aproxima a San Salvador El día 11 de Agosto de 1863 El día 11 de agosto de 1863, llegó el General Carrera, acompañado de los Generales Serapio Cruz y José Víctor Zavala, a Quezaltepeque, con 3,000 hombres, dispuesto a establecer el asedio formal de la ciudad capital. El día 10 de septiembre siguiente, estaban ocupados Tonacatepeque, Soyapango y la ciudad de Santa Tecla, de donde el General Zavala en nombre de Carrera pidió la rendición de San Salvador al General Barrios. Véase las comunicaciones cruzadas entre ambos Jefes, que a continuación se insertan: -64-

«Mayoría General del Ejército Expedicionario de la República de Guatemala.–Nueva San Salvador , septiembre 18 de 1863. –Señor General don Gerardo Barrios: –Teniendo ya reunidos todos los elementos que pudiéramos tener necesidad para tomar a viva fuerza esa ciudad, podríamos desde luego verificarlo; pero deseando, al mismo tiempo evitar los males incalculables que irremediablemente deberan sufrir, tanto la ciudad misma, como muchos de sus inocentes moradores, he recibido instrucciones del Excmo. Señor Presidente, General en Jefe del Ejército, para dirigirme a Ud. como lo hago, intimándole la rendición de la plaza, en el perentorio término de cuarenta y ocho horas; en cuyo caso nada tendrán que temer sus habitantes, a quienes se darán las mayores garantías en sus personas y propiedades; pero, si pasado el termino, la ciudad fuese tomada, como lo será a viva fuerza. Ud. será responsable ante Dios y los hombres, de los incalculables males que se originen; conviniendo en ese caso que Ud. haga salir de su recinto a los extranjeros, ancianos, mujeres y niños; disminuyéndose así, hasta cierto punto, los terribles estragos que puedan ocasionar el bombardeo que Ud. se empeña en acarrear sobre la capital de esta República. No puedo figurarme que quepa en el corazón de un verdadero salvadoreño, la idea de ocasionar tan grandes como inevitables desgracias, en cambio de unas pocas horas de un mando puramente nominal. Y me lisonjea la seguridad de que Ud. aceptara esta intimación, que se ha publicado por la prensa, para conocimiento del publico, y que Ud. considerara como una tabla de salvación, que tengo mucho gusto en proporcionarle, tanto en beneficio del pueblo salvadoreño, como en el de Ud. mismo, a quien siempre he profesado amistad, y de quien me repito atento seguro servidor. –J. Víctor Zavala ». ‫٭ ٭‬ ‫٭‬ San Salvador, septiembre 18 de 1863. –Señor General don José Víctor Zavala, Segundo Jefe del Ejército de Guatemala. –Mi Estimado Amigo: –Acabo de recibir su comunicación oficial -65-

fecha de hoy, en la cual me notifica de orden del General Carrera la rendición de esta plaza en el perentorio término de cuarenta y ocho horas, ofreciendo garantías a todos los habitantes de esta población, y en el caso de que no se rindan las armas, protesta Ud. ante Dios y los hombres que yo seré el responsable de los males que se originen. Me indica Ud. además que hará salir a los extranjeros ancianos, mujeres y niños, para disminuir los estragos del bombardeo. Mi amigo: me alegro mucho al observar que Ud. está siempre de buen humor, inventando para darle expansión a su genio, y que ni los trabajos de la campaña le quitan sus travesuras. Ud. me ha dirigido su citada carta en forma oficial, creyendo espantarme para vengarse del susto que le dieron «Los Duendes» al ejército guatemalteco con las bombas de cartón. Por lo que a mí toca, ha llevado chasco completo, porque conozco su genio travieso; pero por lo que respecta a las viejas que han trascendido su broma, no se la perdonaran, pues noto en este momento que corren con sus «bombones» por las calles pidiendo a gritos que las dejen salir de las trincheras, para que no las maten y quemen los bombones de Carrera: son sus propias palabras. Mi amigo respete otra vez la ancianidad. No le perdonarán jamás las viejas el susto que les ha dado Ud. y antes que lo maldigan rogando a Dios que se le seque la mano derecha, procure reconciliarse con ellas volviéndoles su tranquilidad, declarando en el Boletín que todo lo del ataque a la plaza y bombardeo, ha sido para dar motivo de reír. Cuanto he dicho lo creo de buena fe; no puedo pensar que el Mayor o Segundo Jefe del Ejército de Guatemala, sea considerado por el General Carrera, como el órgano para comunicarse directamente con el Presidente legitimo de esta República, y si he abierto el pliego a que me refiero, fue en la inteligencia de ser una carta particular. Si fuese un asunto serio la intimación que se hace de rendir las armas, estaría yo muy contento por ser Ud. quien me comunica la voluntad y deseos del General Carrera. Recuerdo que Ud. en febrero de este año, se dirigió desde Chingo al Ministro de Relaciones de esta República,

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notificándole que en derechura venía a esta capital, que ocuparía irremisiblemente con su División de «vanguardia»; y según noticias, mudó de parecer el General Carrera, y regresó desde Coatepeque hasta Guatemala. Ahora es Ud. él mismo y por cuyo conducto se comunica que quiere el General Carrera ocupar esta plaza; es consiguiente que yo espere que se arrepienta en las rodas de la ciudad, y se marche a la de Guatemala, por lo cual no he creído oportuno fijarme en la proposición, no sea que me quede esperando los huéspedes. Cuídese mucho y mande a su afectísimo S.S. Q.S.M.B. –Gerardo Barrios». Sitio de San Salvador Del 29 de septiembre al 26 de Octubre de 1863

Es el día 22 de septiembre de 1863. Los ejércitos aliados se movilizaron sobre San Salvador, y el General Carrera estableció su cuartel general en San Jacinto, y cuando consideró que los defensores de la plaza no podrían recibir auxilios de ninguna especie, ordenó que toda su artillería, emplazada en las alturas del cerro, abrieran sus fuegos sobre la ciudad. El bombardeo duró todo el día 29, hasta entrar la noche; había empezado al rayar el día, y de la plaza se correspondió de igual manera. El día 30 se reanudó el combate de artillería de ambas partes, suspendiéndose al entrar la noche. El día 1°. de octubre siguiente, volvió el combate de artillería, suspendiéndose como a las 12, que el General Carrera ordenó un ataque general a la plaza, con numerosas fuerzas de infantería; pero fue rechazado en todas partes con grandes pérdidas. Volvió el bombardeo casi continuo durante muchos días, y una que otra carga de infantería a los sectores de la plaza; pero siempre sin resultado favorable para Carrera. Así transcurrieron los días del sitio, en una lucha porfiada y sangrienta; pero después de 20 días de heroísmos, las municiones empezaron a escasear, los mismos que las provisiones de boca; más, sin embargo, el espíritu guerrero no decaía. Llegó el momento de hacer balas hasta de las varillas de los

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balcones de las casas, se cargaban los fusiles con clavos, aldabas, bisagras, y piedras y no se escaparon ni los tipos de imprenta, el agua había que conquistarla a tiros, pues las corrientes del Acelhuate y las de Las Oscuranas, estaban en poder de los sitiadores. Muchas casas habían sido incendiadas; cada día se libraban sangrientos combates en las calles de la ciudad, especialmente por los sectores del Calvario, por el lado del Panteón y Santa Lucía. Así llegó el día 26 de octubre de 1863, y por la noche de ese día, el General Barrios evacuó la plaza abriéndose campo a la bayoneta y tomando el camino de Apopa; pero antes, el Alcalde del Barrio de San José, Capitán don Laureano Campos, incendio su propia casa para que las hordas de Carrera no profanasen su humilde hogar, según él dijo, y juró no quitarse las bardas jamás en señal de duelo, juramento que cumplió aquel hidalgo soldado e ilustre patriota. El General Carrera ocupó la ciudad por la mañana del día 27 del mismo mes. Y la soldadesca se dedicó a sus acostumbrados saqueos y asesinatos. El día 28 el Coronel Juan José Barrientos atacó al General Barrios en el llano de El Ángel y en Apopa. En el Guayabal se parapeto el General Barrios y rechazo al Coronel Gregorio Solares; pero continuó su retirada, perseguido por el General Santiago González, que lo fue tiroteando hasta la hacienda de San José Arrazola. En Sebastián fue capturada la vanguardia del General Barrios, comandada por los Coroneles Alejo Cáceres y Luciano Argote; pero los barristas los rescataron después de un reñido encuentro. De San Miguel salió el General Florencio Xatruch con el objeto de detener al General Barrios; pero su empeño fue infructuoso, pues éste logró embarcarse el día 18 de noviembre del mismo año, disfrazado de marinero, a bordo de un barco de guerra ingles que lo condujo a Panamá, y para burlar la vigilancia de las autoridades, sus amigos dieron una fiesta en el puerto a los marinos del barco, quienes al regresar de noche a bordo, lo llevaron entre ellos.

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El General Carrera hizo pasar por las armas, pocos días después, en Santa Ana, a muchos de los vencidos, inclusive al Ministro de Guerra don Manuel Irungaray, que se había escapado de San Salvador en unión de don Eugenio Oyarzun y don Luciano Luna, capturados en Atiquizaya. Decreto del Gobierno de El Salvador Suspendiendo sus Relaciones con el de la República de Costa Rica El 3 de Enero de 1865 Con fecha 3 de enero de 1865 se dió el decreto que dice: El Presidente de la República de El Salvador. –CONSIDERANDO: Que el perturbador de la paz de Centro América don Gerardo Barrios, ha llegado a Costa Rica y que es necesario prevenir con medidas precautorias los males que este hecho pueda causar a El Salvador: que si el Gobierno de Costa Rica tiene el derecho de dar asilo a las personas que guste, el de El Salvador tiene el deber de conservar, por los medios que estén a su alcance, el orden y la paz de esta República, se ha servido decretar lo siguiente: Artículo Primero.– Quedan cortadas las relaciones de toda especia con la República de Costa Rica, y no se dará curso a ninguna correspondencia que venga de aquel país ni a la que se dirija de esta Republica para aquella. Las cartas u oficios que vengan antes del tiempo necesario para que se sepa esta providencia, serán devueltas al lugar de su procedencia. Artículo Segundo. –No se permite en nuestros puertos y fronteras el desembarque ni introducción de ningún pasajero procedente de Costa Rica, y los que lleguen por no haber sabido a tiempo esta prohibición; quedan sujetos a un escrupuloso registro. Artículo Tercero. –Los que de cualquier manera contravengan a lo dispuesto en este decreto y a los que se les apruebe por algún medio, que mantienen correspondencia con don Gerardo Barrios o sus agente, sufrirán la pena de seis meses de trabajos forzados con cadena, si fueren

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centroamericanos, y si extranjeros serán desterrados de la República. Artículo Cuarto.– Estas penas se impondrán gubernativamente y no podrán conmutarse sino por impedimento físico. Artículo Quinto.– Los empleados omisos o morosos en el cumplimiento de esta disposición, perderán sus empleos y serán, además castigados según su falta. Artículo Sexto.– El presente decreto regirá mientras el perturbador Barrios permanezca en Costa Rica. Lo tendrá entendido el Ministro de Relaciones Exteriores y dispondrá lo necesario a su cumplimiento. Dado en San Salvador a 3 de enero de 1865. .–Francisco Dueñas.–El Ministro de Relaciones Exteriores: Gregorio Arbizú.» Pronunciamiento del General Cabañas en San Miguel El 15 de Mayo de 1865 Al divulgarse la muerte del General Carrera, Presidente de Guatemala, acaecida el 14 de abril de 1864, creyeron los liberales llegada la oportunidad de restablecer en la Presidencia de la República al General Gerardo Barrios, que se encontraba emigrado en Costa Rica, y el 15 de mayo de 1865 el General Trinidad Cabañas promovió un alzamiento en San Miguel, desconociendo la autoridad del Dr. Francisco Dueñas, quien envió a sofocarlo a los Generarles González y Florencio Xatruch. Cabañas que se había dirigido al puerto de La Unión para recibir a Barrios, fue atacado allí por las fuerzas de González y Xatruch y completamente derrotado el día 29 siguiente, (digno de mencion es el valor temerario del General Cabañas, que al verse derrotado, se dirigió solo, por entre las fuerzas enemigas en busca del General Xatruch, a quien le disparó varios tiros a quema ropa sin lograr herirlo; pero los ayudantes de éste hicieron fuego contra Cabañas, infiriéndole dos heridas), pudo escaparse, buscando refugio a bordo de un barco de la marina norteamericana, dejando muertos en el puerto al Comandante de éste. Coronel Clemente

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Cierra y a su segundo Coronel Lorenzo Torres, mas ocho oficiales y varios músicos de la Banda Marcial. Cabañas se defendió con 650 hombres, siendo atacado por un número más o menos igual. El combate terminó a las 3 de la mañana, habiéndose distinguido, de parte de las fuerzas de González y Xatruch, el Coronel Felipe Barrientos; los Tenientes Coroneles, Luciano Hernández y Luís Cruz; los capitanes Antonio Zaragoza, Rafael Lara, Abdulio Espinola y Victoriano Hidalgo; los Tenientes Lisandro Letona, Antonio Villatoro y Miguel Pérez; los SubTenientes Manuel Contreras, Miguel Barraza y Ramón Xatruch; el Coronel Indalecio Miranda, Jefe del Batallón Vicentino y con él, el Coronel Inocente Marín, los Capitanes Francisco Rivas y Francisco Burgos, y el Sub-Teniente Manuel Flores.

Captura y Muerte del General Gerardo Barrios El 29 de Agosto de 1865 En ex - Presidente Gerardo Barrios, que procedente de Costa Rica se dirigía a La Unión, a bordo del barco Manuela Planas, se vio obligado, por haber un rayo desarbolado su nave, a arribar al puerto nicaragüense de Corinto, en donde fue hecho prisionero, de orden del Presidente de la República General Martínez, quien después de varias gestiones diplomáticas, convino en entregarlo al gobierno de El Salvador, bajo la condición de que fuese respetada su vida. Conducido a San Salvador y encerrado en la cárcel pública, fue el General Barrios sometido a un Consejo de Guerra, que le condeno a muerte, a pesar de la defensa que le hiciera el Coronel Domingo Fagoaga, y la elocuentísima que él se hiciera por mas de cinco horas, sentencia que se ejecutó a las cuatro y media de la mañana del día 29 de agosto de 1865, al pie de La Ceiba que se encuentra a la entrada del cementerio de la ciudad capital.

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Revolución en El Salvador El 5 de Marzo de 1871 La emigración salvadoreña fue auxiliada por el Presidente de Honduras, General don José Maria Medina, quien rompió sus relaciones con el Doctor Dueñas y le declaró la guerra en 1871. El 5 de marzo invadió el territorio una columna hondureña. Que fue derrotada en Pasaquina por el General Florencio Xatruch; pero otra que tomó el camino de Sensuntepeque, llegó a la población, en la que fue proclamado Presidente Provisorio el General Santiago González, quien a fines de marzo ocupó la ciudad de Santa Ana, donde fue atacado por las fuerzas del Gobierno, mandadas por el General Tomás Martínez, durante los días 7 a 10 de abril, siendo estas rechazas, mientras los revolucionarios se apoderaban de San Miguel, y del puerto de La Unión. La batalla de Sana Ana abatió el poder del Dr. Dueñas que propuso un arreglo; pero sin esperar contestación, se refugió en la Legación Americana, cuando supo que los revolucionarios, al mando del General González, marchaban sobre la capital, en donde hicieron su entrada sin encontrar resistencia, el día 15 del mismo mes. El Presidente de Honduras concertó la paz con el nuevo Gobierno establecido en San Salvador. GUERRA DE EL SALVADOR Y GUATEMALA CONTRA HONDURAS El año de 1872 Para contener la reacción conservadora, los Gobiernos de El Salvador y Guatemala decidieron hacer la guerra a Honduras, y tres columnas del ejército salvadoreño la invadieron, una por el camino de Nacaome, al mando del General Miguel Espinosa, que

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derrotó a los hondureños en Sabana Grande, y ocupo Tegucigalpa el dia 9 de mayo de 1872; la otra por el Golfo de Fonseca, a las ordenes del General Ricardo Streber, que ocupo Amapala, y la tercera por el camino de Chalatenango, comandada por el Presidente González, la cual desalojo de Gracias al General Medina. González estableció allí un Gobierno Provisorio, presidido por el Licenciado don Céleo Arias. El Presidente de Guatemala, General García Granados, desde el 8 del mismo mayo marchó al frente de las tropas a la frontera hondureña y se unió en Gracias al ejército salvadoreño, la columna guatemalteca del General Gregorio Solares. Medina, después de haber sido rechazado en Comayagua, se retiro a Trujillo y se embarco para Omoa, e internándose hasta San Pedro Sula, fue derrotado por los salvadoreños en la acción de Santa Cruz, el día 12 de julio siguiente, corriendo igual suerte en Santa Bárbara el día 26. Poco después fue hecho prisionero. Guerra de Guatemala y El Salvador en Honduras El año de 1873 Por Oriente de Guatemala surgió un movimiento revolucionario encabezado por don Enrique Palacios, en julio de 1873, que al ser rechazado, se internó en territorio hondureño al perseguirle las tropas del Gobierno. Las fuerzas que perseguían a Enrique Palacios se internaron tambien en territorio de Honduras, y le alcanzaron y derrotaron a orillas del río chamelecón, el 09 de agosto permaneciendo dichas tropas en el Departamento de Gracias, en donde se les unió una columna salvadoreña que iba en apoyo de don Céleo Arias. Combatido también por los reaccionarios que se habían apoderado, desde el mes de junio anterior, del puerto y castillo de Omoa.

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Los Presidentes Barrios y González conferenciaron entonces en la población fronteriza de Chingo para decidir sobre los asuntos de Honduras, y convencidos de que el Gobierno de Arias era incapaz de dominar aquel movimiento, dispusieron sustituirle por el General Ponciano Leiva, que inauguró su administración en Choluteca el 23 de noviembre de 1873, y como Arias se opusiera a tal resolución, las tropas aliadas se movilizaron de Gracias sobre Comayagua, de donde fue desalojado aquel gobernante, mientras el General salvadoreño Juan José Samayoa se apoderaba del puerto de Amapala en diciembre del mismo año. Aceptado por los pueblos de Honduras, el General Leiva fue electo Presidente Constitucional en 1874, e inauguró su período en febrero de 1875. Administración del Mariscal González en El Salvador En los años de 1872 a 1876 La disposición del Gobierno haciendo cesar los efectos del Concordato y la ley secularizando los cementerios, causaron mala inteligencia entre el Gobierno y la autoridad eclesiástica. La cuestión se debatió acaloradamente por la prensa de ambas autoridades. Una constitución emitió la nueva Carta Fundamental en 1873. Asesinatos en San Miguel El 21 de Junio de 1875 Con sutiles pretextos pero en realidad disgustados y ofuscados por el fanatismo religioso, a causa de las reformas introducidas en la nueva Carta Fundamental, el Prebistero José Manuel Palacios, cura de San Miguel, lanzo contra las autoridades civiles y militares de la ciudad, una cuadrilla de facinerosos

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encabezada por Resalió Santana, Nicolás Benavides, Simón Manzanares, Félix Granillo y otros, atacando las turbas, la noche del dia 20 de junio de 1875, la casa del cuartel. Los asaltantes entraron y asesinaron al Gobernador y Comandante General Felipe Espinosa; a su segundo, General Juan Manuel Castro, y a varios soldados de la guarnición, al Jefe de Serenos, Trinidad Coello, y al Señor Narciso Benítez; se dirigieron a las cárceles y pusieron en libertad a los reos; cortaron las líneas telegráficas para el interior de la República; saquearon los almacenes comerciales e incendiaron varias casas; durante el día y la noche del 21 cometieron atrocidades; pero el día 22 se presentó el Coronel Domingo Vásquez, que llegado del puerto de Amapala, los atacó y capturó, dando cuenta con ellos a las autoridades, y el dia 27 del mismo mes fueron fusilados 14 bandidos. GUERRA ENTRE GUATEMALA Y EL SALVADOR El Año de 1876 Como el General Leiva, Presidente de Honduras, no cumplió sus compromisos con el General Barrios, éste, de acuerdo con el nuevo gobernante salvadoreño, don Andrés Valle, apoyo al General don José María Medina, que se había proclamado Presidente de Honduras en la ciudad de Gracias, en el mes de marzo de 1876. Valle, en vez de apoyar a Barrios en aquella ocasión, como se convino en las conferencias de Chingo, se unió a Leiva y acogió a los emigrados guatemaltecos para atacar a Barrios. Entonces tropas salvadoreñas, unidas a las de Honduras, rechazaron al General Medina en la acción de «Los Naranjos», por lo cual Barrios corto sus relaciones con el gobierno de El Salvador, aceptando la guerra provocada. El ejército salvadoreño cubrió las fronteras guatemaltecos con la División del Mariscal González; las del Norte, con la

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del General Santiago Delgado, y la Oriental, con la del General Miguel Brioso; mientras, el General Barrios enviaba sobre Honduras parte de su ejército al mando del General Gregorio Solares, a la que iba agregada parte de la emigración salvadoreña, a las órdenes del General Indalecio Miranda. Acciones de «El Platanar» y Apaneca El 25 de Marzo de 1876 Desde el 10 de marzo de 1876 había declarado el Gobierno de El Salvador el estado de sitio en la República. Los guatemaltecos avanzaron sobre sus fronteras occidentales, habiendo tenido lugar el primer encuentro el día 25 de marzo en la hacienda «El Platanar», en donde fueron derrotados los salvadoreños, y Barrios ocupó las plazas de Ahuachapan y Chalchuapa. Los Generales Solares y Miranda, que marchaban por la frontera meridional de Honduras, invadieron a El Salvador por Oriente, dividiendo sus tropas: 500 hombres a las órdenes de Miranda que ocupo la ciudad y puerto de La Unión, y Solares, con 2,000 hombres, se dirigió sobre Pasaquina, mientras los guatemaltecos, por Occidente, se apoderaban y perdían sucesivamente el pueblo de Apaneca. Batalla de Pasaquina Los Días 17,18 y 19 de Abril de 1876 El General Brioso, Jefe de la División de Oriente, compuesta de 1,500 hombres, salió de San Miguel y se situó en el pueblo de Santa Rosa de Lima, donde empezó a fortificarse. La División estaba organizada así: 800 hombres al mando del General Fernando Figueroa y 700 hombres al mando del Coronel Benjamín Molina Guirola; este Jefe fue destacado por

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el General Brioso para contener el avance del enemigo que amenazaba por el lado del río Lempa, al que batió al pasar el río, lo persiguió y desalojo de Mapulaca y por último lo derrotó en «El Portillo», replegándose al grueso del ejército en Santa Rosa de Lima. El General Brioso mando al General Santiago Delgado con una diminuta fuerza a ocupar el pueblo de Pasaquina en la mañana del día 17 de abril de 1876, donde fue atacado por el General Solares en la misma mañana; pero el General Delgado se defendió heroicamente hasta perder la vida, sustituyéndole en la defensa los Coroneles Ignacio Henríquez y Jerez, hasta que, como a las 2 de la tarde, atacaron a los guatemaltecos los Generales Fernando Figueroa y Longino Sánchez; el primero por el centro con 150 hombres y el segundo por el flanco derecho con 100 lo desalojaron de «Las Lomas de la Pelea», y lo cargaron a la bayoneta hasta hacerlos desocupar la parte de la población ocupada, derrotándoles completamente. El General Miranda salió de La Unión con su fuerza y logró reorganizar la diezmada de Solares y volvieron al ataque ocupando el cerro de «El Partideño» y «Las Lomas de la Pelea», de donde tirotearon la plaza durante todo el día 18, y como nunca llegaran los refuerzos ofrecidos desde la capital, el día 19 no pudieron resistir el formidable ataque que se les hizo, viéndose obligados a romper el cerco a punta de bayoneta y dirigirse a San Miguel, pero sin dejar sus heridos, entre los que iban el General Figueroa y el Coronel Molina Guirola. En el campo de batalla quedaron mas de 600 muertos, y entre ellos los guatemaltecos General Cuevas con muchos Jefes Oficiales y de parte de los salvadoreños, además del General Delgado, los Coronel Ignacio Enríquez y el valiente Jerez.

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Batalla de Apaneca El 14 de Abril de 1876 Mil guatemaltecos salieron de Atiquizaya y ocuparon Apaneca. El General Francisco Menéndez salió de Ahuachapán, ocupo Ataco y se apoderó de La Cumbre, interceptando las comunicaciones entre Apaneca, Atiquizaya y Chalchuapa. El día 13 de abril de 1876, los guatemaltecos presentaron acción entre 8 y 9 de la mañana y se empeñó el combate. Los Generales Andrés Van Severen y Estanislao Pérez, con 1200 hombres, ocuparon Juayúa, amenazando la retaguardia del enemigo y prologándose los fuegos del lado de Átaco y «La Cumbre». Las tropas enemigas que estaban en Montúfar, marcharon hacia Tacuba, amenazando Ahuachapán, que Barrios quería ocupa a todo trance. El día 14, a las 8 de la mañana, ocuparon los salvadoreños el pueblo de Apaneca, después de un dilatado y reñido combate. El enemigo huyó dejando sus heridos, y el Coronel Carlos Molina lo persiguió con 200 hombres. El General Menéndez hizo un movimiento de flanco para unirse a los Generales Van Severen y Pérez que atacaban por el lado de Juayúa. Los Coroneles Molina y Carlos Zepeda salieron a su persecución con 600 hombres. Las bajas de ambos ejércitos fueron numerosas, y entre ellas se contó el valiente Coronel Florencio Lira, de parte de los salvadoreños. El Coronel Agustín Aguilar, con 300 hombres, reconoció el campo, encontrando en el un cañón, muchos fusiles y bastantes cartuchos.

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Batalla de Ahuachapán Del 18 al 21 de Abril de 1876 El General Francisco Menéndez reconcertó sus fuerzas a la plaza de Ahuachapán, atacada tenazmente por los guatemaltecos, sosteniéndose una lucha porfiada y sangrienta. El General Barrios con 4000 hombres, empezó el asedio de Ahuachapán, a la 1 de la tarde del día 18 de abril de 1876 haciendo inauditos esfuerzos por tomarla; pero siempre fue rechazado con grandes perdida. La artillería funcionó sin interrupción de ambas partes. El panteón fue el principal objetivo de los guatemaltecos; pero todos sus intentos fracasaron. La lucha se prolongo hasta el día 21 y el 22 el enemigo se retiro por haberse convenido un armisticio entre el General Barrios y el Presidente don Andrés Valle. En esas acciones y en las de Oriente, quedo probada la capacidad de los Jefes que actuaron en los campos de batalla, conquistando sus estrellas de Generales los Coroneles Carlos Molina Agustín Aguilar, Carlos Zepedea, Constantino Ambrogi y Benjamín Molina Guirola, y las de Divisionarios, los Brigadieres Francisco Menéndez, Fernando Figueroa, Longino Sánchez, Luís Molina y Estanislao Pérez (Se cuenta que cuando el General Barrios ocupo Santa Ana, después de firmado el convenio de Chalchuapa, quiso ver a los Jefes que se habían batido con el, para felicitarlos, y que dijo «Encontré gallos en El Salvador».) El día 25 de abril de 1876 se firmo en Chualchuapa el convenio por el cual resignaba el poder don Andrés Valle en el Dr. Rafael Zaldivar, por ser esa la voluntad del General Justino Rutino Barrios.

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Convenio de Chalchuapa Firmado el 25 de Abril de 1876 «Los infrascritos José María López Uraga, General de División y Mayor General del Ejército de la República de Guatemala, comisionado expresamente por el señor Presidente de dicha República don J. Rufino Barrios, por una parte; y José Valle Jacinto Castellanos y Encarnación Mejía, Enviados Extraordinarios del señor Presidente de la República de El Salvador don Andrés Valle; deseando poner terminó a las calamidades de la guerra que actualmente existe entre ambas Repúblicas, después de examinados recíprocamente sus plenos poderes y encontrándolos en debida forma, han convenido en celebrar la paz bajo las condiciones siguientes: 1ª–El Señor Presidente de la República don Andrés Valle, resignará el mando supremo en la persona y en los términos que adelante se expresarán. 2ª.–El General don Santiago González, cesa inmediatamente en su carácter de Vice-Presidente de la República; debiendo también resignar el mando en Jefe del Ejército en el Señor Comandante General Presidente de la República don Andrés Valle. Tanto el señor Valle como el señor González, tendrán completadas garantías en sus personas e intereses. 3ª–Las fuerzas que actualmente ocupan la ciudad de Santa Anal, se concentraran inmediatamente a la capital de la República, debiendo estar evacuada a las 12 del día 27 de los corrientes. Los elementos de guerra que no puedan ser trasladados a la capital, se entregarán bajo inventario para su reintegro, al señor Mayor General del Ejército de Guatemala, ó a la persona que éste designe. 4ª–La ciudad de Santa Ana con un radio de dos leguas, será ocupada por las fuerzas del General Barrios; y durante la ocupación, continuarán las autoridades civiles en el ejercicio de sus funciones, quienes prestarán los auxilios correspondientes; dando al General Barrios, garantías en su persona e intereses y a todos los habitantes de dicha ciudad. Las fuerzas de Guatemala que operan en el Oriente de esta República, ocuparan la ciudad de San Miguel.

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con un radio de una legua, ofreciendo las mismas garantías a los habitantes de aquella ciudad; a cuyo efecto, el señor General Barrios impartirá las correspondientes órdenes al ocupar Santa Ana. 5ª.–El Señor Valle convocará una junta de personas notables de la República, para que dentro de cuatro días contados desde la ratificación de este convenio, se reúnan en la ciudad de Santa Ana, con el objeto de elegir, de acuerdo con el General Barrios, la persona en quien dicho señor Valle resigne el mando supremo. 6ª.–La persona designada, convocará dentro de diez días a todos los pueblos de la República, para que, un mes después, elijan libremente su Gobernante. 7ª.Cuando la persona designada por la junta, de acuerdo con el General Barrios, haya organizado su Gobierno y dado el Decreto de convocatoria, las fuerzas de Guatemala desocuparán el territorio de la República. 8ª.–El General Barrios celebrará con la persona designada por la junta, un tratado definitivo, para asegurar la paz entre ambas Repúblicas. 9ª.–El presente convenio será ratificado inmediatamente por el Señor Presidente de la República de Guatemala; y por telégrafo, dentro de 24 horas, por el Señor Presidente de esta República. Y las ratificaciones, canjeadas, seis horas después. En fe de lo cual, firmamos el presente duplicado en Chalchuapa, a las cuatro y media de la tarde del dia veinticinco de abril de mil ochocientos setenta y seis». Campaña Nacional El año de 1885 Por decreto de 28 de febrero de 1885, el General Justo Rufino Barrios proclamó la unión de Centro América, bajo la forma de un Gobierno Central Unitario, y asumió la Jefatura Militar de la nueva República. El Gobierno de El Salvador empezó a movilizar su ejército para oponerlo al de Guatemala, sin que el Dr. Zaldivar se atreviera a contrarrestar la opinión publica, que rechazaba aquel Decreto.

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El Dr. Cárdenas, Gobernante de Nicaragua, envió una columna de tropas, a las ordenes del General Florencio Xatruch, en auxilio de El Salvador; pero el General Bográn, Presidente de Honduras, que estaba en todo de acuerdo con el General Barrios, a la vez movilizó otra fuerte columna a las órdenes del General Longino Sánchez, que se situó en Choluteca para impedir el paso de las tropas que venían de Nicaragua. Operaciones Militares en la Frontera Salvadoreña El General Barrios escalonó un ejército de 14,000 hombres en los Departamentos de Jutiapa y Chiquimula, y el día 23 de marzo salió de la capital para Jutiapa, en donde el día 28 celebró un Consejo de Generales, que resolvió el avance de las tropas, divididas en tres alas, habiendo ocupado ese día la Brigada «Girón», las alturas de Chingo, donde se enfrentaron los guatemaltecos con los salvadoreños que ocupaban «El Coco». El ejército salvadoreño cubrió la frontera de Guatemala con tropas al mando del General Adán Mora; la de Honduras con las de los Generales Andrés Van Severen y jesús Parrilla, y la Oriental con la del General Lisandro Letona, el Presidente Dr. Zaldivar estableció su cuartel general en la ciudad de Santa Ana. Ordenes Generales Cuartel General en Santa Ana, marzo 19 de 1885. «Orden General: «Servicio, el de campaña, General de día para hoy, el de División don Indalecio Miranda y Jefe de día Coronel don Salvador Avila; el General en Jefe del Ejército, Presidente de la República, ha tenido a bien en esta fecha, dar al ejército la organización siguiente: General de División Doctor Rafael Zaldivar, General en Jefe del Ejército; General de División don

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Adán Mora, Mayor General del Ejército; General de División don Indalecio Miranda, Comandante de la 1ª.División; General de División don Carlos Molina, Comandante de la 2 ª. División; General de División don Fernando Figueroa, Comandante de la 3 ª. División; General de División don Pedro Escalón, Comandante de la 4 ª. División; General de División don Santiago Nuila, Comandante de la 5ª. División. Brigadas: Comandante de la Primera Brigada, General don Doroteo Funes; Mayor de la Primera Brigada, Coronel Efectivo don Abraham Castillo Mora; 1er. Batallon, Comandante, Coronel Efectivo don Rosendo Orellana. Segunda Brigada. –Comandante, General don Regino Monterrosa; Comandante de 3er. Batallón, Coronel Efectivo don Juan Calderón; Comandante del 4°.Batallón, Coronel Efectivo don Felipe Calderón, Tercera Brigada.–General don Manuel Montalvo, Comandante; 5°.Batallón, Coronel Graduado don Ezequiel Moreno, Comandante; 6°.Batallón Comandante, Coronel Graduado don Manuel Fonseca. Cuarta Brigada. – Comandante, General don Santiago Nuila; 7°. Batallón, Comandante, Teniente Coronel Efectivo don David Trejo; 8°. Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Máximo Cortes, Quinta Brigada.Comandante, General don Braulio Velásquez; 9°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don José Perez; 10°.Batallón, Comandante, don Gregorio Larreynaga. Sexta Brigada.–Comandante, General don Joaquín Gutierrez; 11°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Ignacio Marcial; 12°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Samuel Jiménez. Séptima Brigada. –Comandante, General don Carlos Zepeda, 13°.Batallón, comandante, Coronel Efectivo don Elías Reyes; 14°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Francisco Hurtado, Octava Brigada. –Comandante, General don Narciso Avilés; 15°.Batallón, Comandante, Comandante, Teniente Coronel Efectivo don Salvador Orantes; 16°.Batallón, Comandante, Teniente Coronel Efectivo don Eusebio Menéndez. Novena Brigada. –Comandante, General don Federico Velarde; 17°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Felipe Dia; -83-

18°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don David Quiñónez. Décima Brigada. –Comandante, General don Hipólito Belloso; 19°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Prospero Ruiz. El día de mañana saldrá el nombramiento de los Comandantes de los 20°., 21°. Y 22°. Batallones. Los Señores Comandantes de los cuerpos respectivos remitirán también el día de mañana el nombre y la graduación de los Mayores de los Batallones enumerados, para publicarlos en la Orden General. Se nombran Ayudantes del General en Jefe, al Coronel Efectivo don Marcos Cañas; a los Tenientes Coroneles Efectivos don Pedro S. Spilburry, don Marcos Aguiluz; a los Capitanes Efectivos, don Carlos Marroquín, don Felipe Chacón y don Antonio Delgado; a los Tenientes Efectivos, don Casimiro Campo y don Manuel Andaluz; y en la orden del día de mañana se darán a reconocer a los que faltan. Se nombran Ayudantes del Mayor General a los Tenientes Coroneles Efectivos don Pedro A. Mora, don Mariano Machón y don Felipe Lara; al Capitán Efectivo don Manuel Serrano, al Teniente Efectivo don Antonio Cobos y al Subteniente Efectivo don José Guerrero. Se da de alta en el Estado Mayor General a los Coroneles Doctores don Francisco Galindo, don Rafael Reyes y don Juan María Villatoro. El señor General en Jefe del Ejército y Presidente de la República ha tenido a bien conferir a los Coroneles Graduados don Ezequiel Moreno, don Sabas Azmitia y don Manuel Fonseca, la efectividad de sus grados, y al Teniente Coronel don David Trejo ha tenido a bien conferirle el Grado de Coronel Efectivo del Ejército. Por tanto se ordena a quienes corresponda guardar a los Jefes expresados los fueros y preeminencias que conforme a Ordenanza debe gozar. «Se agrega al cuerpo de Ayudantes del señor General en Jefe, al Coronel Efectivo don Manuel Monedero, y a los Capitanes Efectivos don Jorge Lainez y don José A. Ruiz». «Se nombra Mayor de la Brigada «Monterrosa» al Coronel Efectivo don Obdulio Espínola. –El Mayor General, Mora». ‫٭٭٭‬ -84-

«Cuartel General en Santa Ana. «Orden General para el día 200 de marzo de 1885. «Servicio, el que esta mandado. «Se agregarán a la División «Miranda», para que se les coloque en las plazas que haya vacantes, a los Coroneles don Daniel y don Cruz Miranda, al Capitán Graduado don José Díaz, al de igual grado don Inocente Acevedo, al Capitán Efectivo don Alejandro Varela y al Teniente don Florencio Rivas. El señor General Miranda dará cuenta de la colocación de estos individuos, para estar al corriente del puesto que se les haya designado. –El Mayor General, Mora». ‫٭٭‬ ‫٭‬ «Orden General del 25 de marzo de 1885. «Servicio el que está ordenado. «General de día para hoy, el de Brigada don Rafael Osorio, y jefe de día el Teniente Coronel don Eusebio Menéndez. «Se ordena, que el General Osorio proceda a organizar la fuerza de su mando, tomando por base las dos compañías que tiene de San Vicente, al Batallón «Jiménez». Que el Teniente Coronel Efectivo don Prospero Aguilar sea Comandante de Artillería, y el de igual grado don Ceferino Azucena, sea el Jefe de la Reserva del mismo cuerpo. –El Mayor General, Mora». Combates de «El Coco» y San Lorenzo Los Días 30 y 31 de Marzo de 1885 El 30 de marzo de 1885, la artillería, guatemalteca abrió sus fuegos sobre las fuerzas salvadoreñas que ocupaban «El Coco», sus a las órdenes de los Generales Carlos Molina y Carlos Zepeda, consistentes en 800 hombres, que obligados por la superioridad numérica y la de los cañones enemigos, mas la desventaja de sus posiciones, se retiraron a San Lorenzo, cuyas alturas ocupaba el General Regino Monterrosa con 1500 hombres, -85-

donde fue atacado, y después de reñido combate, se retiró hacia Chalchuapa. Los guatemaltecos intentaron cortarle la retirada por Atiquizaya; pero llegaron tarde, pues los salvadoreños pasaron antes e ingresaron a Chalchuapa. La ciudad de Chalchuapa estaba ocupada por los Generales Adán Mora, Indalecio Miranda, Horacio Villavicencio, Rafael Osorio, Rosendo Orellana, Jaime Avila, Francisco Ruiz, Braulio Aragón, Felipe Barrientos, Doroteo Funes, Joaquín Leiva, Pedro Escalón, y llegados de «El Coco», y San Lorenzo, Carlos Molina y Carlos Zepeda que venía herido. Celebraron un Consejo de Generales, y resolvieron vencer o morir en aquella plaza, conviniendo que el Jefe que dejase penetrar en ella al enemigo, seria responsable ante la Patria del desastre consiguiente. Batalla de Chalchuapa El día 2 de abril de 1885 Mas de 14000 hombres mandados por el General Justo Rufino Barrios, avanzaron sobre Chalchuapa. El General Camilo Álvarez, avanzo hasta «Los Caulotes» con 2000 hombres, interceptando el camino de Chalchuapa a Santa Ana, y al despuntar el día 2 de abril de 1885, la artillería enemiga abrió sus fuegos sobre la plaza, iniciándose el asalto de ella con la infanteria por todos los sectores; pero los salvadoreños no cedieron, rechazaron aquel primer empuje formidable; vuelven a la carga con mayor furia, pero también son rechazados. El General Barrios se enfurece y es avisado de que las fuerzas de Jalapa no quieren combatir con el Coronel Girón que las manda, y va él en persona e inicia el asalto por el Sector «Casa Blanca», defendido por los Generales Miranda y Barrientos, y muere en su intento; el enemigo vuelve a retroceder, pero lo alienta el General Venancio Barrios que, loco de fuerza, quiere vengar la muerte de su caudillo; pero también muere este jefe, y el enemigo se retira en completo desorden, cargando los cadáveres de sus dos jefes mas queridos. Eran las diez y media de aquella mañana. -86-

La gloria de aquellos valientes defensores de la integridad nacional, donde perecieran tantos bravos coronados de laureles, aun perdura; pero lo que está mas vivo en el alma del ejército salvadoreño, es el nombre de Rafael Osorio, que habiendo sido ascendido a General antes de marchar a la guerra, no quiso ostentar las estrellas de tal, alegando que las ganaría en el campo de batalla, y las ganó muriendo como un héroe. No llegaron a 3000 hombres los defensores de Chalchuapa, y el General Barrios lanzó sobre la plaza 12000 combatientes. La artillería salvadoreña estuvo servida por buenos oficiales, mandados por el intrépido Alberto Touflet, francés de nacimiento, pero salvadoreño de corazón, y allí perdió la vida con valentía sin igual, lo mismo que Leiva, Cajal, Aragón, Orellana, Chávez, Benito González y otros jóvenes que supieron morir con honor, y el inolvidable Coronel Peralta, que intimado a rendirse, lanza una injuria al invasor, y muere heroicamente. Revolución del General Menéndez El año de 1885 Los desbordes de la opinión pública contra el Presidente Dr. Rafael Zaldivar, después de la batalla de Chalchuapa, fueron incontenibles, y una revolución encabezada por el General Francisco Menéndez, invadió el país por la frontera de Guatemala y ocupó la ciudad de Chalchuapa en los primeros días del mes de mayo de 1885. El día 13 del mismo mes, la revolución ocupó la ciudad de Santa Ana después de un combate que duró dos horas. En ella se establecio un Gobierno Provisional, presidido por el General Francisco Menéndez, cuyas tropas tomaron Sonsonate, derrotando a las del gobierno. El Dr. Zaldivar resignó el poder en el General Fernando Figueroa y se embarcó en el puerto de La Libertad para el exterior.

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Los revolucionarios se apoderaron de la plaza de Chalatenango,y el General José Maria Rivas marchó al encuentro de las tropas nicaragüenses enviadas por aquel Gobernante en auxilio del Dr. Zaldivar y Figueroa, mandadas por el General Narciso Talavera, a las cuales derrotó el General Rivas en la reñida acción de Santo Domingo, donde fue muerto el General Miguel Brioso, quien al caer en manos de los soldados que acompañaran al invito General Santiago Delgado, en Pasaquina, diez años antes, donde fuera sacrificado por Brioso aquel denodado Jefe, lo despedazaron a machetazos al pie de «Cerro Partido». Después que las fuerzas revolucionarias ocuparon Ahuachapán y Cojutepeque, el General Fernando Figueroa deposito el poder en el Senador don José Rosales, quien reconoció al Gobierno presidido por el General Menéndez, que ocupó la ciudad de San Salvador el día 22 de junio de 1885. Insurrección del General Rivas en Cojutepeque El año de 1889 Era gobernador y Comandante del Departamento de Cuscatlan, el General José María Rivas, hombre vigoroso de cuerpo y de recia voluntad, amaba a su pueblo y éste le correspondía con creces, en su cuartel de Cojutepeque casi no se veían soldados, todos tenían permiso para permanecer en sus trabajos agrícolas y tenían el equipo en sus propias casas, con la orden de que al oír, la detonación de un cañonazo en el pueblo, se presentaran listos a su Jefe. Todo marchaba bien, pero la envidia de los que rodeaban al Gobernante empezó a morderle, sobre todo, que ya era muy marcada la inclinación del General Menéndez Lara, para dejar en el poder al Dr. Julio Interiano, y por eso el General Rivas estorbaba; había un antecedente que enalteció su nombre, y fue el hecho de que, siendo el Presidente Menéndez tan dura para dar dinero, le asignara al General Rivas la suma de diez mil pesos como recompensa de haber dado en -88-

tierra, el 10 de julio de 1885, en «Cerro Partido», con los Generales Brioso, Aviles, Parilla y Monterrosa; suma que el digno General Rivas no acepto para sí, sino que la cedió para la instrucción popular. En el círculo del Gobernante estaba decretada la caída del Gobernador y Comandante del Departamento de Cuscatlán, y al efecto fue nombrado para sustituirle el General Aquilino Calonge, quien al llegar a Cojutepeque, fue capturado por el General Rivas. El caudillo llamó a sus amigos y se preparó para repeler las fuerzas que el Gobierno destacara para reducirle a la obediencia; pero «El Chachacaste» y «El Mango» fueron testigos de la bravura de los de Rivas. El General Horacio Villavicencio ocupó el puesto que dejara el General Rivas, concretándose a eliminar de la vida a todos los humildes hijos del pueblo que de algún modo demostrasen simpatías por el caudillo caído, y se formo el panteón de «Los Amatillos». Sublevación del General Carlos Ezeta El 22 de Junio de 1890 Desde que asumiera el poder en El Salvador, el General don Francisco Menéndez, se celebraba con paradas militares todos los años el dia 22 de junio, conmemorando el triunfo de la revolución que lo llevara al solio presidencial. Para la celebración del 22 de junio de 1890 el General don Carlos Ezeta hizo venir de Santa Ana una fuerte columna de soldados, con tal pretexto; pero en realidad era con el objeto de derrocar al General Menéndez. En la mansión presidencial, llamada «Casa Blanca», se daba un suntuoso baile en honor del Presidente General Menéndez y lo mejor de la sociedad se había dado cita en sus salones. El General Melecio Marcial se presentó en los salones de la fiesta, acompañado de una numerosa escolta militar, intimando al Presidente su rendición, y ordenó que desocuparan las señoras el -89-

edificio inmediatamente. El General Menéndez, fue víctima de un ataque cardiaco, según diagnosticaron los médicos que lo asistieron; el caso fue que el General Menéndez murió, lo mismo que el General Marcial al intimar la rendición de la guardia de Honor Presidencial, defendida por el General Francisco Martínez Olivares. Todo esto pasó en las primeras horas de la noche del día 22. El General don Carlos Ezeta expidió una proclama el día 23 explicando los móviles de aquella insurrección, y asumió el poder, pidiendo el reconocimiento de su Gobierno a las demás Republicas de Centro América; y como Guatemala y Honduras en vez de hacerlo, movilizaron sus tropas sobre El Salvador para sostener el primer designado de esta República, Dr. don Rafael Ayala, la guerra fue inevitable entre estos países. GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y GUATEMALA El Año de 1890 Con motivo de los sucesos que se desarrollaron en San Salvador el día 22 junio de 1890, el General Manuel Lisandro Barillas, Presidente de la República de Guatemala, movilizó tropas sobre la frontera de El Salvador y declaró el estado de guerra, con fecha 28 del mismo mes. Las hostilidades se rompieron entre las tropas salvadoreñas y guatemaltecas, librándose el primer combate en «Paraje Galán», donde fue derrotado el General Camino Álvarez que defendía la plaza con fuerzas, guatemaltecas, replegándose a Atescatempa. Allí fue atacado por el General Antonio Ezeta el 20 de julio siguiente, habiéndose apoderado los salvadoreños de esa posición, y el día 21 se libraron las acciones de Cotepeque y Mita, donde tambien salieron vencedores los salvadoreños, mientras se acercaba el General Cayetano Sánchez a «El Coco», nulificando sus ventajas por las derrotas sufridas en «Paraje Galán», «Atescatempa», «Contepeque» y «Mita». -90-

Actitud del General José Maria Rivas El 29 de julio de 1890 El General José María Rivas, llegando de Honduras, diciendo al General Ezeta que venía en su ayuda, ingresó a Cojutepeque, reunió un regular ejército e ingreso a San Salvador, donde fueron equipadas sus tropas, saliendo con dirección a la frontera; pero en la ciudad de Santa Tecla se le unieron varios amigos que le indujeron a regresar a la capital, proclamando Presidente Legitimo de la República, al Dr. don Rafael Ayala, que estaba refugiado en Honduras; atacó la ciudad capital, defendida por el General Benjamín Molina Guirola, Ministro General del General Ezeta, que parapetado en el edificio del Gobierno «Casa Blanca»., con reducido numero de soldados, se defendió valientemente, no siendo suficientes los heroicos esfuerzos del joven militar don Manuel Rivas para rendirlo; pero las municiones se le agotaron y solo le quedaban 14 hombres para defenderse, los demás habían muerto o estaban heridos; en esas condiciones se rindió, quedando prisionero. Los sucesos se verificaron el día 29 de julio de 1890, y el combate duró 14 horas. El General Carlos Ezeta estaba en Santa Ana, dirigiendo las operaciones de la guerra con Guatemala, cuando supo lo que pasaba en la capital, y ordenó a su hermano Antonio que viniera inmediatamente a recuperarla. El General Antonio Ezeta abandonó la frontera y se dirigió a marchas forzadas sobre San Salvador, que recupero día 1°. de agosto siguiente, después de reñidos combates en las calles de la ciudad y cuartel de artillería, saliendo derrotado el General Rivas con dirección hacia los pueblos de San Sebastián y Aculhuaca, donde fue capturando, y traído a la capital, fue pasado por las armas. Al mismo tiempo el General Horacio Villavicencio, que se encontraba en la frontera con mando de fuerzas, desconoció al Gobierno Provisional de El Salvador representado por el General don Carlos Ezeta, volviendo sus armas contra éste; pero fracaso en su intento. -91-

El General Barillas, Presidente de Guatemala, en vista de los descalabros sufridos, el día 26 de agosto, mediando el Cuerpo Diplomático, firmó la paz y reconoció el Gobierno del General Carlos Ezeta. Revolución del General Rafael Antonio Gutierrez El 29 Abril de 1894 En la madrugada del día 29 de abril de 1894, fue tomado el cuartel de artillería de Santa Ana, por un grupo de emigrados venidos de Guatemala, encabezados por los Generales Rafael Antonio Gutierrez, Joaquín Pérez, Francisco Hurtado, Tomas Regalado, Lisandro Arévalo, el Dr. Prudencio Alfaro y los Jefes interiores José María Rodríguez, (chepito), Santiago Calidonio, Juan de Dios Ortiz y Patricio Magaña; acompañados de un grupo de campesinos, haciendo un total de 44. Los oficiales de la guarnición, Miguel Ángel Cortes, Adolfo Galán y David Cartagena, fueron conquistados por el Presbítero Juan de Dios Sandoval para felicitar la entrada al cuartel. Era Comandante del Cuerpo el Coronel Isaías Solís; pero esa noche dormía en su casa, y al ser avisado de lo que pasaba, quiso, solo, restablecer el orden, muriendo en su leal intento. El Mayor General del Ejército y Comandante del Departamento de Santa Ana, General don Antonio Ezeta, que dormía en casa de una meretriz, huyó hacia Coatepeque, acompañado de sus ayudantes y del Director de Policía, Coronel Ángel Vásquez, para esperar tropas de la capital y recuperar la plaza. El Coronel Hermógenes Escobar. Sub-Director de Policía, con los individuos de su Cuerpo y secundado por el destacamento que prestaba servicio en guardia de cárcel, se aprestó al combate, y al despuntar el día, fue atacado por los revolucionarios, trabándose una lucha encarnizada que duró hasta las tres de la tarde, muriendo el Coronel Escobar.

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El día 30 del mismo mes, fue proclamado Presidente Provisional de la República el General don Rafael Antonio Gutierrez, y nombrado Jefe de Operaciones el General Joaquín Pérez. Combate de Coatepeque a «Las Quesadillas» El día 3 de Mayo de 1894 El día 3 de mayo de 1894, iban a jugarse los destinos no solo de El Salvador, sino de la América Central, (dados los designios del General Antonio Ezeta, que, al suceder en el poder a su hermano Carlos, pretendía extender sus dominios hasta Honduras) en desigual batalla. Entre 7 y 8 de la mañana de ese día memorable, desfilaron las primeras columnas de Coatepeque sobre Santa Ana, mandadas por los Generales Proto Jacinto Colocho y León Bolaños, por los flancos, y la del centro por el General Antonio Ezeta. Luego detuvieron los primeros encuentros, y los revolucionarios, batidos formidablemente, fueron perdiendo terreno hasta llegar a la aldea «Las Quesadillas» donde estaba resuelto el General Máximo Salguero, a contener el avance de las fuerzas del Gobierno. El General Salguero murió valientemente aquella mañana; pero el General Ezeta recibió una herida en la cabeza que lo incapacitó para el mando, y lo delego en el General León Bolaños. Las fuerzas entraron en desaliento al ver herido a su Jefe; pero los del General Colocho, que avanzaban por el flanco derecho, no se detuvieron hasta ocupar las primeras casas de Santa Ana, por el lado del Campo de Marte. La revolución se consideró perdida y empezó a preparar la retirada por el camino de Texistepeque, y a no haber sido la heroicidad del Mayor José María Rodríguez, (chepito), que con unos pocos soldados abandonados, por los Coroneles Francisco Menéndez, Silva y Tadeo Pérez, que se introdujo audazmente entre las fuerzas del Gobierno, provocando una matanza entre ellas mismas, dando por resultado una derrota espantosa que los obligara a dejar abandonados numerosos

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elementos de guerra, que al Mayor Rodríguez, recogió y condujo a Santa Ana, la revolución había concluido. Malísima era la moral de las fuerzas del General Ezeta; pero la oportuna llegada del General Heriberto O. Jeffries y del Coronel Gregorio Molina, que con fuerzas de Cojutepeque, migueleñas y del Calvario de esta capita, salvaron la situación. Iniciando nuevamente el avance, se libraron los reñidos combates de «Primavera», «Las Pulgas», «Las Quesadillas» y «Barranca de Bejuco», en la primera de las cuales, hizo alarde de valentía el Coronel Emilio F. Avelar, valiéndole, por voluntad unánime de sus tropas, el grado de General, que inmediatamente confirmó el Gobierno. En uno de esos encuentros cayo avanzado el Teniente-Coronel J. Mariano Calderón, e invitado para que ayudase a la revolución, contestó: Yo he jurado fidelidad a mi Gobierno, y prefiero morir antes que traicionarlo; por esa contestación tan digna, fue apreciado por los Jefes de la revolución, que, aunque prisionero lo trataron siempre bien. El General Sotero Choriego hizo varios esfuerzos por tomar el cerro de «Tecana», defendido por el Coronel Luís Gomez; pero fue siempre rechazado con numerosas perdidas. Combate del 3 de Mayo De Los Naranjos a la Aldea «El Matasano», el Año de 1894

El General RosendoFerrera, nombrado Jefe de Operaciones de Occidente, salio de Sonsonate y ocupo la hacienda Los Naranjos , y el dia 3 de mayo de 1894, inició su avance sobre la ciudad de Santa Ana, a las seis de la mañana. Por los flancos marcharon los Coroneles Félix Rodolfo Cristales, Rodolfo Kreitz, Adolfo Nolasco, Luís Rodas, Manuel Vásquez, José María Villatoro y otros. Por el centro el General Joaquín López y el Coronel Juan Maria Cuellar, con un cuerpo de caballería, y con la infantería, también por el centro, los Coroneles Antonio Castellanos y José del Carmen Herrera. La retaguardia fue cubierta por el General en

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Jefe y el General José Tomas Vilanova, con un selecto grupos de Jefes y Oficiales, rompiéndose los fuegos inmediatamente, y como a las cuatro horas de combate, fue herido el valiente Coronel Castellanos y sus tropas vacilaron en el avance; pero el Capitan Gregorio Bustamante, machete en mano, las alentó imputándolas hacia delante, afirmándose el empuje, con la presencia del Jefe Castellanos, que vendado de la cabeza, volvió a ocupar su puesto de honor. El combate continuo hasta las seis de la tarde, hora en que ocuparon las fuerzas gobiernistas la aldea de «El Matasano» y se establecio el campamento general en la finca del Dr. Cornelio Lemus, situándose la caballería del General López en la Finca de Belismelis. Días después fueron desalojados los revolucionarios del cerro «Los Quesos», donde dejaron muerto al valiente Coronel Salvador Montalvo, y a punto estuvieron de perder al General Tomás Regalado, que, en unión de Francisco Soriano y Valeriano Menéndez, quedaron confundidos con los soldados del Gobierno, logrando escaparse, gracias a la oscuridad de la noche. Combate de «El Portezuelo» El Día 17 de Mayo de 1894. El día 17 de Mayo de 1894, entre dos y tres de la tarde, fueron atacadas las fortificaciones de «El Portezuelo» por las fuerzas gobiernistas dirigidas por el General José Tomás Vilanova, y mandadas por los Coroneles Ciro Mora, Adolfo Nolasco, Antonio Castellanos, José María Villatoro, Luís Rodas Galán, Quezada y Rivera, con fuerzas migueleñas, tecleñas y de San Salvador, cuyas posiciones estaban defendidas por los Generales Tomás Regalado y Francisco Hurtado. El empuje fue formidable, los Coroneles Quezada, Galán, Rivera y Rodas, murieron como valientes, sobre todo, el intrépido Luís Rodas, que

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logró hasta caer detrás de las trincheras enemigas, y con ellos numerosos subalternos; los heridos fueron numerosísimos, entre éstos, el Jefe del Batallon migueleño Coronel Adolfo Nolasco, sustituyéndole el segundo Jefe, Mayor Gregorio Bustamante, quien por orden del General Vilanova, se retiró del combate como a las ocho de la noche, reconcentrándose al cuartel general de la fina «Lemus». Combate de la Finca «Lemus». El día 22 de Mayo de 1894 Fuerzas revolucionarias destacadas de Santa Ana, a las órdenes del General Manuel Monedero, atacaron el cuartel general de las fuerzas del Gobierno, establecido en la finca del Dr. Cornelio Lemus, el día 22 de mayo de 1894. Los revolucionarios, burlando la vigilancia de los puestos avanzados de los gobiernistas, consiguieron atacar por la retaguardia el campamento, habiendo llegado hasta a asaltar algunos reductos; pero fueron rechazados vigorosamente, sobre todo por la valiente actitud del General José David Polio, del Capitan Huezo con su Compañía Migueleña y de la del Capitan Bernardo López Méndez, Jefe de la batería de cañones Grussonwerk, que los Barrios con sus fuegos. El enemigo se retiro dejando numerosos muertos y heridos en los alrededores del campamento, en busca de la ciudad de Santa Ana, lugar de su procedencia. En los combates últimamente descritos, continuaron su titulo de valientes, José del Carmen, Ezequiel y Lucas Herrera, Cipriano Rosales, Adolfo Nolasco, Leonidas Vargas, Gustavo Medina, el migueleño Palomeque, el artillero Arriaga, (este ultimo fusilado injustamente por el General Ferrera) y muchos oficiales mas.

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Descarrilamiento del Ferrocarril El Día 5de Mayo de 1894 El Presidente de l a República, General don Carlos Ezeta, en vista de la inutilidad de sus esfuerzos para vencer la revolución de Santa Ana, dispuso marchar al campo de las operaciones y salio de la capital con las ultimas tropas que pudo reunir, acompañado de un numeroso Estado Mayor; pero a inmediaciones de la estación de Ateos, el dia 5 de mayo de 1894, una mano criminal descarrillo el tren, muriendo en la catástrofe, muchos de sus acompañantes, por lo que regresó a la capital a caballo y muy contrariado. En las ciudades de Ahuachapán, Atiquizaya y Chalchuapa, se libraron reñidos combates, plazas que perdían y volvían a recuperar ambos contendientes. El General Luís Alonso Baraona, destacado de Santa Ana, salio con fuerzas sobre Chalatenango, plaza que atacó con tan mala suerte, que derrotado por el Coronel Encarnación Gambetta Cruz, segundo Jefe de las fuerzas de la guarnición, fue tambien herido y obligado a replegarse sobre Cojutepeque y a unirse con el General Manuel Rivas que había tomado esa ciudad, derrotando al Comandante de la plaza, General Erasmo Salazar, a quien quitó la artillería y demás pertrechos de guerra en el lugar «Los Amatillos», obligándole a huir por los barrancos a inmediaciones de la laguna de Ilopango. General Tomás Regalado , tambien destacado de Santa Ana, ocupó la población de Opico e interceptó las comunicaciones telegráficas, trasmitiendo partes fechados en San Salvador para Antonio Ezeta, y otros fechados en Coatepeque para Carlos Ezeta; pero en realidad expedidos de Opico; en ellos hizo creer a ambos Generales que ya no quedaba mas remedio que rendirse o abandonar el país. El Presidente Ezeta, temeroso de caer en manos del General Manuel Rivas, abandono la capital y se dirigió al puerto de La

Libertad, embarcándose en el vapor «Valeria» con rumbo a Panamá. -97-

El Mayor General del Ejército, General don Antonio Ezeta, se retiró de Coatepeque, llegando a Santa Tecla, y se dirigió tambien al mismo puerto, logrando embarcarse en el cañonero norteamericano Bennington, gracias a las gestiones del General Heriberto O. Jeffries, mientras el General Rosendo Ferrera se entregaba en Sonsonate y era conducido preso a la capital en unión de varios Jefes. Los Generales Manuel Rivas y Luís Alonso Baraona, ocuparon la capital, y el General Rafael Antonio Gutierrez al frente de sus tropas vencedoras, ocupó San Salvador el día 16 de junio de 1894. Pronunciamiento del General Regalado El 13 de Noviembre de 1898

El día 13 de noviembre de 1898 se pronunció en San Salvador el cuartel llamado «La Brigada de Línea», contra el Gobierno de El Salvador presidido por el General Rafael Antonio Gutiérrez. Fuerzas de Santa Ana ingresaron a la capital para acuerpar el movimiento revolucionario, y proclamaron Presidente Provisional al General Tomás Regalado. El Presidente Constitucional, General Gutiérrez, abandonó la ciudad y se dirigió hacia la frontera de Honduras, refugiándose en aquel país. Mientras el Comandante del cuartel «El Zapote», General Francisco Reyes, no quiso rendirse y se preparo para el combate, en espera del Vice-Presidente, Dr., Prudencio Alfaro, que había salido de Sonsonate sobre la capital con 800 hombres, acompañado del General Salvador Avila, Comandante de aquel Departamento. El General Reyes fue atacado por los revolucionarios; pero resistió el ataque con la esperanza de la llegada del Dr. Alfaro, el que solo se arrimo a la ciudad capital y se dirigió en busca de la frente de Honduras, para unirse a las fuerzas ofrecidas por los

gobernantes de Honduras y Nicaragua que pretendían sostener la República Mayor de Centro América; en esa -98-

confianza, llegó a la ciudad de Sensuntepeque y se fortificó en ella. Mientras el Comandante de El Zapote, al verse abandonado, se rindió. Combate de Sensuntepeque El Día 19 de Noviembre de 1898 De San Salvador salieron fuerzas revolucionarias en persecución de las legítimas, que parapetadas, esperaban en Sensutepeque, y antes del medio día del 19 de noviembre de 1898, fueron atacadas por tropas santanecas mandadas por los Generales Ladislao Salazar y Guillermo Valdés, y gente de la capital y de Sensuntepeque, al mando del Coronel Ángel Castillo. La plaza estaba defendida por los Generales Prudencio Alfaro, Luís Alonso Baraona, Salvador Avila, Ciro Mora, Joaquín Gutierrez y muchos Jefes mas. El ataque dio principio desde Guaco sobre la cuesta de San Francisco, rompiendo el reten que estaba al pie de ella; pero los defensores de ese sector, Coroneles Juan Amaya y Esteban Cuellar, los rechazaron enérgicamente; al mismo tiempo los revolucionarios atacaron por el sector del Calvario, defendido por el Coronel Leoncio Camacho; pero tambien fueron rechazados con grandes perdidas. El ataque se generalizó y corrió sangre en abundancia, y como a las cuatro de la tarde, las fuerzas revolucionarias intentaron un asalto dispersado; ya subían la cuesta de San Francisco hacia la plaza, pero el General Joaquín Gutierrez se lanzó contra ellos y los tiró sobre Guaco, haciéndoles numerosos muertos, y de parte de los legitimistas, perecieron heroicamente los oficiales Pedro Rivera y Longino González, el primero al pie de la bandera que se le había confiado, y el segundo, en la vanguardia de la tropa de Gutiérrez. Las municiones eran ya escasas y en vano se operaron las enviadas de San Miguel por el General Horacio Villavicencio.

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con el oficial Sebastián Hernández. Se reunió un Consejo de Generales y resolvieron evacuar la plaza y refugiarse en Honduras; solo un grupo de valientes se quedo, pero a las ocho de la mañana, del dia siguiente fueron rodeados y obligados a rendirse. La ciudad cayó en manos de los revolucionarios y la soldadesca se entregó al saqueo, encabezada por el Coronel Ángel Castillo, que, ebrio de sangre, pidió permiso al General Regalado para formar un Consejo de Guerra y fusilar a los prisioneros, por traidores, como él decía; pero el Jefe de la revolución, que ya tenia conocimiento de los desmanes de Castillo, le contesto: «Sírvase poner en libertad inmediatamente a los 19 reos políticos que dice tener en su poder, antes de que entre ellos se forme el Consejo de Guerra que ha de juzgar a Ud.–firmado. T. Regalado». Los prisioneros fueron el Coronel José María Sermeño, los Tenientes-Coroneles Gregorio Bustamante y Ezequiel Herrera, el Mayor Vicente Bolaños, y los oficiales José Tomás Herrera, Manuel de Jesús Tablas, Eliseo Fernández, Cesar Estrada y Juan Pacheco y los señores Salvador Avila (h), Rodrigo Delgado y Aguirre y José María Castro; completando el numero de 19, con unos humildes inditos de Izalco. Asi terminó la República Mayor de Centro América. Revolución Contra Estrada Cabrera El 27 de Mayo de 1906 Los Generales José Montúfar y Salvador Toledo, emigrados guatemaltecos, con el apoyo del General Tomás Regalado, quien aunque no era Presidente de la República, mandaba tanto o mas que el Gobernante don Pedro José Escalón, invadieron el territorio guatemalteco el día 27 de mayo de 1906, y ocuparon la población de Mita; pero fueron atacados por la fuerzas de aquel

Gobierno y obligados a refugiarse en este Estado. Vuelven a invadir los revolucionaron y se apoderan de las alturas de -100-

«Mongoy» de donde fueron desalojados por los soldados gobiernistas de Guatemala en las jornadas del 8 al 10 de junio siguiente. Se organizan de nuevo e invaden por Ayutla, y son rechazados por tercera vez el día 11 del mismo me de junio. GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y GUATEMALA El Año de 1906 El estado de guerra entre El Salvador y Guatemala se declaró por los motivos antes indicados, y el General Regalado salio de San Salvador hacia la frontera guatemalteca, después de haber cañoneado la Casa Presidencial, por enojo con el Presidente de la Republica, don Pedro José Escalón, e invadió a Guatemala el dia 9 de julio de 1906. Las fuerzas guatemaltecas ocupaban las posiciones del Jicaro, donde fueron atacadas por los salvadoreños y tomaron parte de ellas. El día 10 se continuo la batalla por el mismo sector; pero sin gran resultado. El General Regalado reclama refuerzos de Santa Ana. Que le llegan a medias y el día 11 se lanza desesperadamente contra el enemigo; pero en el lugar conocido por «El Entrecijo», cayó muerto. Los salvadoreños emprenden la retirada y el enemigo invade El Salvador y converge hacia Metapán, donde estaban los Generales José Dolores Preza y Aquilino Duarte, fortificados en los cerros «El Huehuecho», «El Picudo», «Cerro de las Víboras» y «Las Crucitas»; esta última posición estaba defendida por el General José Antonio Tercero y los Coroneles Antonio C. Martínez, y fue el principal objetivo del enemigo, que no pudo tomar nunca a pesar de sus esfuerzos de los días 14 y 15 de julio 1906 la plaza de Metapán contaba con 2,000 defensores y las fuerzas que la atacaban eran en número de 7,000 hombres mandados por el

General Juan Bautista Padilla y el Coronel Antonio Méndez Monterrosa. -101-

Combates de «El Platanar» y «Las Escobas» Los Días 14 y 17 de julio de 1906 El General Félix Rodolfo Cristales salió de Ahuachapán y se posesiono de las haciendas de «El Platanar» y «Las Escobas», en territorio guatemalteco, el día 11 de julio de 1906, y se fortificó en ellas. El día 14 fue atacado por las fuerzas guatemaltecas que lograron desalojarlo de «Las Escobas»; pero esas posiciones fueron recuperadas por los salvadoreños mandados por los Coroneles Mariano Montenegro, Santiago Ruiz y Rafael Rivas, después de un reñidísimo combate que costó la vida de muchos valientes, entre ellos la del tipógrafo Israel Ramos y la de dos hijos del arrojado Coronel Montenegro. El día 17 del mismo mes, corría el plazo de un armisticio acordado entre ambos combatientes; pero a las 6 de la mañana de ese día, los guatemaltecos, en número como de 6000 hombres mandados por el General Miguel Larrave, rompieron sus fuegos sobre todas las posiciones de los salvadoreños, que, defendidas por el Norte por el Coronel José Manuel Duron y el Mayor Liberato Mendoza; por el Sureste por los Tenientes-Coroneles Antonio Romero y Gregorio Bustamante; por el Oeste, el Cerro «Las Margaritas», ocupado por los Teniente-Coroneles Felipe Figueroa y Manuel Fiallos y el centro por la fuerza vicentina, la Escuela Politécnica y una selecta Plana Mayor, por el chileno Coronel Carlos Ibáñez, los rechazaron bravamente, dejando en el campo muchos muertos, un considerable numero de prisioneros y algunos elementos de guerra en poder de los vencedores salvadoreños. Con la intervención de los Estados Unidos del Norte y la de los Estados Unidos Mexicanos, se firmo el tratado de paz a bordo

del barco de guerra norteamericano «Marblehead», y así terminá la guerra.

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GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y NICARAGUA El Año de 1907 __________ Batalla de Namasigüe Del 18 al 24 de Marzo de 1907

Una revolución encabezada por el General Dionisio Gutiérrez y apoyada por el Gobierno por el Gobierno de Nicaragua, invadió a Honduras con el fin de derrocar al Presidente General don Manuel Bonilla; y como fuera rechazada en «Los Calpules« y «El Carrizal», tropas hondureñas atacaron a los nicaragüenses enviados en auxilio de Gutiérrez y como el Gobernante de El Salvador, General don Fernando Figueroa, apoyara al General Manuel Bonilla en Honduras, la guerra se hizo inevitable entre las tres Repúblicas. 5000 Salvadoreños al mando del General José Dolores Preza, se dirigieron a Choluteca para unirse a las tropas del Presidente de Honduras, y los nicaragüenses se apoderaron de San Marcos de Colón y de las gargantas estratégicas de «El Corpus» y «Namasigüe»; en esas posiciones fueron atacados por los salvadoreños con un empuje formidable, pero desorganizado, dando por resultado un verdadero desastre para las tropas del General Preza. La paz fue firmada a bordo del crucero norteamericano «Chicago», en las aguas de Ampala. Sublevación de los Cadetes en San Salvador El 15 de Febrero de 1922

Una Compañía de Cadetes en San Salvador, con la mira de derrocar del poder al Presidente de la República, don Jorge Meléndez, se sublevo el día 15 de febrero de 1922 y como no fuera secundada por los demás cuerpos armados de la capital, huyeron y se refugiaron en Honduras. -103-

Sublevación del Sexto de Infantería El 22 de Mayo de 1922

A media noche del día 22 de mayo de 1922 un grupo de paisanos, encabezados por Oliverio Gronwell Valle y Mandados por el Capitan Fernando Carranza Tenorio, se posesionó del cuartel Sexto de Infantería, sublevando parte de la guarnición y reduciendo a prisión a los Jefes. Al amanecer del día 23 siguiente, fue atacado el Sexto por tropas de los otros cuarteles de la capita, y restablecido el orden.

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Rasgos Biográficos de Algunos Militares

General Francisco Morazán El héroe de la Unión Centroamericana, el vencedor en cien combates, el caudillo que es, él sólo, la más grande figura política y guerrera, desde la independencia a nuestros tiempos; el triunfador de San Pedro Perulapán «Las Charcas», «El Espíritu Santo» y Guatemala, nacido el 3 de octubre en la ciudad de

Tegucigalpa, en el año de 1799 y muerto el 15 de septiembre de 1842 en San José de Costa Rica, por la facción separatista, cumple el próximo 3 de octubre el 136 aniversario de su nacimiento; porque Francisco Morazán no ha muerto, ni morirá nunca en el corazón de los centroamericanos. EL GRAFICO se honra una vez mas al publicar la efigie del genio militar, bajo cuyo busto dice: «PROVINGIAS UNIDAS DEL CENTRO DE AMERICA» y da su voz de aliento en estos días, a los que aun persiguen el ideal morazánico, que es sin duda el mas alto sueño realizable que deben tener los Estados disgregados de la antigua Federación (Reproducción de la Revista «El Graficó» de Tegucigalpa)

General Domingo Vásquez _______ Juicios de un Escritor Costarricense El Señor Dr. don Ramon Zelaya, distinguido intelectual de Costa Rica, que ejercía las funciones de Cónsul de su país en Génova, Italia tuvo ocasión de tratar íntimamente al Dr. y General Domingo Vásquez, cuando este malogrado hombre publico hondureño vivió en la tierra de Juan Santamaría; y al tener noticias de su fallecimiento escribió un articulo dirigido al Director de «La Prensa» , diario que se editaba en Tegucigalpa, en el cual muestra los rasgos mas salientes del carácter moral del General Vásquez y narra vario hechos que confirman los juicios que el escritor costarricense expone. He aquí algunas de esas atinadas y discretas observaciones: «Hace una docena de años, en efecto en una época en que Costa Rica estuvo a punto de ser arrastrada fuera de las tradiciones de su pueblo, el General Vásquez recibió en Nueva York, por medio de los respectivos Ministros Plenipotenciarios, la oferta simultánea de los Gobiernos de aquella República y de El Salvador, de todo cuando pudiera necesitar en dinero, armamento y hombres, para que recuperara la Presidencia de su país. Este hubiera sido el primer paso para encerrar al General Zelaya, su mortal enemigo, en un círculo de hierro. «Sin la menor vacilación, don Domingo rehusó en forma cordial, y como los proponentes insistieran por cable, fue expresamente de Nueva York a Costa Rica a dar las gracias al Presidente y a ratificar su negativa. Algunos años después, refiriéndome el caso, me decía el General Vásquez: «Nada me

repugna tanto como hacer una guerrilla imbécil de nuestras atrabiliarias revoluciones, andar por campos y montañas, sorprendiendo aldeas y matando indios». Y agregó «Si he de volver a la Presidencia de mi país, y tengo el presentimiento de que volveré que sea por el voto de mis conciudadanos. Y si -106-

no, nó». La suerte se encargó de desmentir sus presentimientos, por desgracia de la América Central. Bajo la dictadura de Manuel Bonilla, el Comandante Militar de un importante Departamento de Honduras, uno de tantos oficiales formados por Vásquez, le escribió ofreciéndole entregar las fuerzas que comandaba. Y me consta que de Costa Rica le contestó el General: « He tenido siempre por ti la mayor estima, y me dolería mucho tener que retirártela por traidor; permanece fiel a tu Jefe » . Y todo esto se lo decía y hacia con la naturalidad de quien da un consejo desinteresado en una causa ajena. Noble y generoso, le fue siempre un inmenso placer rendir servicio a todo el que tocaba a su puerta; y daba, sin contar amigos ni enemigos, con delicadeza de gesto, con discreción romántica, sin reclamar ni esperar la gratitud de los hombres. Solamente el actual Presidente de Costa Rica, Licenciado Cleto González Víquez, está dotado de un altruismo comparable al de Vásquez. Su conversación concisa, toda ella salpicada de frases lapidarias, era una continua enseñaza. Con una admirable espontaneidad, sentada en forma de sentencia la solución mas digna de cada problema, de cualquiera divergencia social o política.«Por la manera de dar se reconoce un hombre». «Hay servicios que provocan el odio, antes que la gratitud de quien los recibe» «Yo no tengo que arrepentirme de uno solo de los actos de mi vida. «Si hubiera de recomenzar esta, la repetiría idéntica a la primera edición» «Nada me es mas insoportable, que la compañía de los majaderos ensimismados». «Se me ha tratado de tirano, porque en momentos de tormenta, hice saber, que cuando yo mando, mando». Tal es el tipo de la frase cortante y

clara de Vásquez, frase clara y limpia como una hoja de acero, como su alma del soldado, gentil hombre. Y él, que tantos puñados de oro repartió por el mundo, entre necesitados e ingratos, tuvo horas amargas y crueles en mi país, Costa Rica, horas que la vida no ha escatimado nunca a las almas grandes y bien templadas, horas tristes en que la dignidad de esos hombres se debate en el vació de la Natura, como las alas de un -107-

molino fantasma, horas malditas en que la miseria viene a tocar a la puerta custodiada por el honor. Y es una satisfacción inmensa que declaro a sus conciudadanos que esa fue la única pordiosera, que fue mal recibida por el General Vásquez, quien, siempre erecto, no le sacrifico un ápice de su dignidad. En efecto: Fue en tales momentos angustiosos del prescrito, que el entonces Presidente de Costa Rica, que se decía su amigo, le ofreció quinientos pesos mensuales por que albergara en su casa, el título de Inspector General del Ejército. Vásquez rehúso el honor, por los siguientes motivos: «Yo no puedo usar un uniforme que no sea el de mi país, dijo;» y después agregó: «además los costarricenses tendrían razón de reprocharme el sueldo que les quito para no hacer nada». Diz que esa fue la época sola, en que el General Vásquez, siempre pulcro, se le envió andar con el ruedo de los pantalones un tanto usados ¿se refería a este episodio cuando me decía, que por la manera de dar se conocía la nobleza de un hombre? Los hechos de guerra del General Vásquez, son mejor conocidos por sus compatriotas, que por mi. Seria una obra patriótica, la que emprendería el hondureño que escribiera la historia de los seis meses de la Presidencia de don Domingo. Me consta el alto concepto que conservó siempre del soldado de su país. Su gratitud intensa hacia sus compañeros de armas en la cruenta campaña de 1893, en la cual hubo momentos en que luchó uno contra treinta. Se quejaba amargamente de la desmoralización en que las continuas revoluciones han sumido el espíritu militar de cuatro de las repúblicas centroamericanas, en donde a veces la traición sirve de peldaño glorioso al traidor, en vez de su patíbulo. Desde este punto de vista, Vásquez consideraba al costarricense

como el mejor soldado del Istmo, porque no es traidor, ni cobarde, ni vicioso, ni insubordinado; pero cuando el hondureño está comandado por un Jefe que le inspire confianza, es el soldado mas heroico que se pueda encontrar. Espero que el letrado que haya de bosquejar la historia del sitio admirable, que sostuvo en Tegucigalpa, durante 33 días, en 1893, no se hará esperar mucho tiempo. -108-

Sitio memorable, digno de un Massena, en que los sitiados careciendo de todo, debían aprovisionarse en el campo de los sitiadores para continuar la lucha. Un italiano manejaba una maquineta rudimentaria de fabricar cápsulas, y cuando las bajas redujeron su tropa a 300 hombres es decir, a menos de la tercera parte, cuando a los asediados les faltó el pan y el agua, y aun la maquineta del italiano se rompió, Vásquez convocó a Consejo a sus oficiales. Como es natural, la casi unanimidad del Consejo, opinó que no quedaba mas recurso que rendirse. «Yo no me rindo» –contestó el Jefe –. Prefiero morir, abriéndome paso por entre los enemigos»; y la retirada gloriosa de los 300 vasquitas hacia la frontera de El Salvador, comenzó, rompiendo el arma blanca, las filas de innumerables enemigos coligados. Al llegar a los confines de la República, a aquel grupo de héroes le quedaba una cápsula por soldado. Vásquez mandó a hacer alto, y esperó la llegada del más cercano de sus perseguidores. Esta era el General Manuel Bonilla con su tropa; el Comandante de los 300 mando hacer la última descarga, y entró en tierra salvadoreña, con el bagaje glorioso de sus hazañas. «¿Cuándo aparecerá el Plutarco inspirado que habrá de escribir las VIDAS de estos varones de la raza américo-latina? «Esta es quizá la única pagina militar de ese hondureño ilustre; pero esa pagina es bella, por la dignidad de su gesto y la elocuencia de su enseñanza. Vivir siempre listo a sacrificar el todo por el todo, en aras del deber y del honor. Es uno de los distintivos del héroe latino; esa fue también una de las divisas del ex-Presidente de Honduras. No era don Domingo, hombre que se retirara ante la amenaza arbitraria de unos cuantos barcos de

guerra o de algunos batallones de infantería extranjera. El hubiera obligado al audaz provocador a desembarcar sus tropas, y no se hubiera retirado, sino después de haberle librado un par de combates y después de haber lavado el ultraje inferido a la Patria, regando el territorio nacional con un poco de sangre del invasor. ¡Quijotismo! gritarán algunos; mas sin un poco de quijotismo no puede haber verdadera grandeza en la historia. -109-

En 1893 el Presidente de Honduras hubiera encontrado un apoyo eficaz en Ezeta, si hubiera querido mantenerse en el poder, y si hubiera solicitado ese apoyo, que el pueblo salvadoreño, siempre generoso, le ofrecía con entusiasmo. Prueba de ello la popularidad de que gozaba Vásquez en esa época, en la República vecina, y las manifestaciones de simpatía con que fue recibido en todas partes. Mas Vásquez no se rebajo a solicitar el auxilio de nadie. Aun mas: rehusó al dictador Ezeta una entrevista que le propusiera éste, algún tiempo antes de que se rompieran las hostilidades entre su Gobierno y el de Nicaragua. «Cuando el General Vásquez me refirió el caso, algunos años después, agregó: «Bueno era yo para extenderle la mano a un traidor». Tal era el temperamento del hombre que la hermana República de Honduras acaba de perder. Espíritu noble y géneros, por todas partes dejo una estela de afectos, de estima y de admiración. Inteligencia amplia y estricta, parecía deber sus pensamientos e inspirar sus actos en la altura donde soplan los «cuatro vientos del espíritu humano». Sirva de consuelo a la noble Honduras, la gloria, rendida, incompleta por las circunstancias de la política, la gloria roja, y sin embargo bella, que le han dado sus dos hijos predilectos. Si resultaran ciertas las profecías que hacen los augures de nuestros tiempos y las nacionalidades de Centro América, hubieren de defender su independencia indolatina, los nombres Morazán y Vásquez, serán como dos banderas muy altas que flamearan siempre en la vanguardia de nuestras líneas». _____

Pasajes de la Vida Militar del Autor Obra en poder del autor de la «Historia Militar» de El Salvador, el documento, debidamente autenticado, que literalmente dice: «Me consta de vista, que el Teniente don Gregorio Bustamante, el año de 1890. estando de baja, fue llamado por el -110-

General Longino Sánchez para que lo acompañara, en calidad de ayudante, en la ciudad de Tegucigalpa, cuando el día 8 de noviembre el General Sánchez desconoció al Presidente de la Republica, General don Luís Bográn; y que, cuando Sánchez en persona tomó el Palacio Presidencial, el oficial Bustamante desarmo y redujo a prisión al Jefe del Estado Mayor de Bográn, General don Ramón Mendizábal, y a toda su oficialidad. Tambien me consta que el Teniente Bustamante se batió valientemente en las calles de la ciudad y en el cuartel de San Francisco, durante tres días y tres noches que duró el combate entre las fuerzas del Gobierno, en numero como de 4000 hombres, mandados por los Generales Vitalicio Laínez, José Santos Bardales, Horacio Villavicencio, José Maria Reina (p), Dionisio Gutiérrez, Miguel R. Dávila, Miguel Oquelí Bustillo, Matute, Gallardo y otros mas; y los soldados de Sánchez, que no llegaban a 400 mandados por el propio Sánchez, Isidoro Pacheco, Juan Suazo, Félix Herrera, Calixto y Federico Lozano, Francisco y Juan Paguagua, Francisco Discua y otros oficiales; y que, cuando Sánchez abandono el cuartel antes dicho, y rompió las líneas que le asediaban, Bustamante contribuyó eficazmente a romper la línea de «El Guanacaste» que defendía el General Horacio Villavicencio, donde quedó gravemente herido y prisionero. También me consta, por encontrarme en esa época en Tegucigalpa al servicio del Gobierno de Honduras, que, en los partes rendidos por el Coronel Ernesto Barrera al Ministerio de la Guerra, figuraba el nombre del Teniente Gregorio Bustamante, entre los audaces que, salidos de La Unión, tomaron el puerto de

Amapala el día 5 de mayo de 1891. Igualmente me consta: que encontrándose en esta ciudad de San Salvador, el Teniente Gregorio Bustamante, fue llamado por el General Domingo Vásquez, de Tegucigalpa, en octubre o noviembre de 1893; y que, siendo ayudante de dicho Jefe en la batalla de Choluteca, librada a mediados del mes de enero de 1894, contra las fuerzas revolucionarias encabezadas por el Dr. Policarpo Bonilla y el ejercito nicaragüense mandado por el General J. Anastasio Ortiz, fue herido en el pecho al tercer día de lucha y conducido a la -111-

ciudad capital; y que, sin estar totalmente curado se batió durante los treinta y tres días que duró el sitio de Tegucigalpa, donde fue ascendido al grado de Capitán por su buenos comportamientos; y que, no queriendo quedarse cuando el General Vásquez rompió el sitio para buscar la frontera de El Salvador, no se separo de su Jefe hasta llegar a la capital salvadoreña, donde fue especialmente recomendado al General Presidente de la República, don Carlos Ezeta, en unión de sus demás compañeros. Conste también: que, el día 30 de abril de 1894, por orden especial del Señor Presidente de la República de El Salvador, don Carlos Ezeta, fueron llamados y dados de alta, previo reconocimiento de sus respectivos grados militares, todos los Jefes y Oficiales que habían acompañado en Honduras al denodado General Domingo Vásquez, y mandados a combatir sobre la ciudad de Santa Ana, donde un dia antes había surgido una revolución encabezada por el General Rafael Antonio Gutiérrez; y que, entre los llamados, se encontraban, el que esto declara, el General José David Polío, los Coroneles José Maria Villatoro, Luís Rodas, Manuel Vásquez, Juan Maria Cuellar, Adolfo Nolasco, Rivera y otros mas, y los Capitanes Gregorio Bustamante, Trinidad Jereda, Juan Pino, Víctor Manuel Muñoz y otros mas. Declaró tambien: que el Capitan don Gregorio Bustamante fue ascendido a Mayor del Ejercito el dia 4 de mayo de 1894, por su valentía en el combate del dia anterior que duró doce horas, y asi se hizo constar en la Orden General de esa fecha. Lo mismo me consta que fue ascendido al grado de Teniente-Coronel por su arrojo en el combate recuperando la plaza de Chalchuapa el día 24 del mismo

mes. También declaro: por haber intervenido en los acontecimientos que, el ya Coronel don Gregorio Bustamante, se encontró en el sitio de Tegucigalpa que resistieron las fuerzas del Gobierno dictatorial del General Rafael López Gutiérrez, el año de 1924; y que, el Coronel Bustamante, encontrándose de incógnito dentro de la ciudad, prestó importantísimos servicios a la revolución encabezada por los Generales Vicente Tosta,

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Gregorio Ferrera, Tiburcio Carias Andino, Francisco Martínez Funes y el infrascrito, comprando elementos de guerra clandestinamente y enviándolos a los Jefes de «Toncontin» y «Berrinche», con una completa información del enemigo, y que, por ultimo, sedujo a los defensores del sector «El Picachito», para que por ese lado penetrara el revolucionario General Tiburcio Alvarado a la ciudad sitiada. Me consta también: que el día 14 de agosto de 1924, salio de Tegucigalpa el Coronel don Gregorio Bustamante con una columna a expedicionar por el Suroeste de la República, en persecución de la revolución encabezada por los Generales Julio Peralta y José María Fonseca, y que, después de haberlos desalojado de los pueblos de «San José», «Libertad» y «Curaren», los batió seriamente a inmediaciones del pueblo de «Lauterique», el dia 19 del mismo mes de agosto; y que, en ese sangriento combate, recibió un balazo en el omoplato derecho, y que, después del triunfo, sus oficiales y soldados lo proclamaron General del Ejército, en premio de su valor y pericia, habiéndolo confirmado toda la prensa de Honduras, con felicitaciones muy calurosas. Firmado en la ciudad de San Salvador, a los once días del mes de junio de mil novecientos treinticinco. –Heriberto O. Jeffries. –General de División del Salvador, Honduras, Costa Rica, Colombia y Panamá». El anterior documento fue autenticado ante los oficios del cartulario Dr.don Constantino Hernández, y firman como testigos el Dr. don Rafael Viana y don Benjamín Rivera. ________

Rasgos Biográficos del General don Benjamín Molina Guirola Padres del General Molina G. Coronel don José Dolores Molina y Lara y doña Concepción Guirola de la Cotera. Nació en Zacatecoluca, a la media noche del 24 de diciembre de 1844. Estudio sus primeras letras en colegios de -113-

Zacatecoluca y San Vicente; y trasladada su familia a San Salvador, asistió a las clases del Colegio de don Nicolás Tiberino. Por la ruina de la capital, del 16 de abril de 1854, regresaron los Molina a Zacatecoluca, en donde el niño Benjamín asistió a la escuela pública para completar sus estudios de primaria, como sus hermanos mayores. Terminados esos estudios, su padre lo envió a Santa Tecla, internándolo en el colegio Tridentino, que acababa de ser fundado por el señor Obispo Zaldaña. Allí principio el estudio de humanidades, matemáticas, ciencias naturales e idiomas, y en 1861 al recibir el bachillerato, fue declarado competente para comenzar sus estudios en la Universidad Nacional. Asistió a la Universidad desde ese año hasta 1863 época en que abrazo la carrera de las armas. Con ideas conservadoras, como todos los de su familia, que las seguían por tradición y por convencimiento, se alistó como voluntario en las tropas revolucionarias que, ayudadas por las tropas de Carrera, Presidente de Guatemala, querían derrocar al Gobierno liberal del Capitan General don Gerardo Barrios y elevar al solio presidencial al Licenciado Francisco Dueñas, líder conservador. Por heroicos y distinguidos servicios que prestó el Teniente Molina Guirola a la causa de Dueñas, éste, cuando subió al poder, lo ascendió el 17 de junio de 1864 al grado de Capitan. En esa misma fecha del año siguiente, fue Capitan Efectivo, grado que

meritoriamente gano en el ataque de La Unión, llevando a cabo la noche del 29 de mayo de 1865 por el General don Florencio Xatruch contra el General Cabañas, que se había sublevado en San Miguel a favor del General Barrios, y que al saber que iba hacer atacado por fuerzas superiores a las suyas, se había retirado al puerto de La Unión donde, como ya sabemos, fue vencido. El Capitan Molina Guirola iba como Ayudante del General Xatruch en esa expedición.

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En 1870, el 6 de julio, pocos días después de ser nombrado Comandante de Zacatecoluca y Jefe de Milicias del Departamento de La Paz, recibe el nombramiento de Teniente Coronel Graduado. Caída la Administración de don Francisco Dueñas, por la revolución que llevó al poder al General González Molina Guirola quiso retirarse del servicio activo, pues habíase conservado a fiel a Dueñas, pero al negarse González a darle de baja, y sabiendo que Dueñas había desligado del juramento de fidelidad a sus tropas, felicita Molina por su comportamiento y hace que siga ejerciendo la Comandancia de Zacatecoluca. En marzo de 1872, Honduras declara la guerra a El Salvador, y Molina Guirola, al prestar sus servicios a la Patria, ejerciendo siempre la Comandancia de Zacatecoluca, recibe órdenes del Ministerio de la Guerra para que salga con una Brigada contra Cojutepeque ciudad que se había insurreccionado contra el Gobierno constituido. En la batalla contra los insurrectos, Molina se cubrió de gloria, y fue tal el heroísmo que demostró en esa acción, que el Ejecutivo, el 8 de agosto de ese mismo año, lo ascendió al grado de Teniente-Coronel Efectivo. En 1874, el Coronel Molina, después de servir al Gobierno como Comandante del puerto de La Libertad y Administrador de Correos del mismo puerto, es nombrado Gobernador y

Comandante del Departamento del mismo nombre, en los últimos días de marzo. El 9 de ese mes había sido ascendido Coronel Graduado, por disposición que la Asamblea Nacional había tomado el 24 de febrero; siendo ascendido el 30 de julio del año siguiente, al grado de Coronel Efectivo, después de prestar sus servicios al Gobierno en una misión secreta militar llevada a cabo satisfactoriamente en San José de Guatemala a fines del año 74. Ocupaba de nuevo la Gobernación y Comandancia del Departamento de La Libertad en 1876, cuando Guatemala declara -115-

la guerra a El Salvador, y el Coronel Molina recibe órdenes de sus Jefes de salir para San Miguel a reunirse allí con el General Brioso, Jefe de la División de Oriente que defendía los santos derechos de la independencia patria. De San Miguel fue destacado el Coronel Molina, con una Brigada, a hacer un reconocimiento por aquellos departamentos, y sabiendo que el enemigo se encontraba cerca, por el «Vado del «Río Lempa», le presenta batalla, haciéndole retroceder. En «Mapulaca» y «El Portillo», acciones en que derroto completamente a los contrarios, lo consagraron como una estratega de primera orden; pero estas batallas no fueron de tanta importancia como para hacer salir del territorio nacional a los invasores. En «Pasaquina», ultima batalla a la que asistió el Coronel Molina en esa campaña, y que duró tres días, fue herido gravemente, y en sumo estado de postración, fue llevado a las minas de «El Tabanco». En la batalla de Pasaquina había muerto su hermano menor, don Asiselo. El 26 de abril de ese mismo año, fue ascendido a la graduación de Brigadier; mas enfermo de muerte, es trasladado al puerto de La Unión, en donde lo embarcan para La Libertad, ciudad de la cual es trasladado a Santa Tecla, a donde llegó el 1° de septiembre para que muriera en el seno de su familia, pues los médicos lo habían desahuciado.

En articulo de muerte, contrae enlace, el 6 de ese mismo mes y año, con la señorita doña Juana Antonia Zaldaña, sobrina carnal del ilustrísimo Señor Obispo del mismo apellido, Segundo Mitrado de esta Diócesis. El General Molina Guirola se retira de las milicias y después de un año de grave enfermedad, se restablece poco a poco, dedicándose a la vida de hogar y de donde salio, casi forzado por las circunstancias, a ocupar el Ministerio General el 25 de julio de 1890, en la Administración del General -116-

Carlos Ezeta. Este acto de su carrera política es muy discutido, pero según el mismo lo dice en sus memorias y autobiografía, obedeció únicamente a su acendrado patriotismo, pues esperó salvar a El Salvador de la guerra fratricida que esperaban iba a ser declarada por Guatemala, Honduras y Nicaragua. Dice el General Molina Guirola en su autobiografía: «Acepte el nombramiento de Ministro General, no porque estuviera del lado de Ezeta, ni acuerpara su bandera, pues era un traidor, sino porque creía en esos momentos difíciles, podía yo salvar al país, si no de una guerra, por lo menos de una invasión. No me arrepiento de haber obrado como lo hice, ni por ello ninguna culpa me reprocha mi conciencia; antes de todo banderín, de todo partido político, de toda diferencia personal, esta el bien, la seguridad y la defensa de la patria». Por su política conciliadora logró que, ni Honduras ni Nicaragua, atacaran a El Salvador y definieran su política; y al mismo tiempo, habiendo agotado todos los medios conciliadores con Guatemala y al convencerse que aquella República quería la guerra, puso en pie de defensa un ejército de 40,000 hombres, perfectamente equipados, el mas grande que hasta esa fecha se había visto en El Salvador. Ocupaba el Ministerio General, y cuando el Presidente Provisorio Ezeta, se encontraba en Santa Ana dirigiendo la gloriosa campaña de 1890, el General don José Maria Rivas se insurrecciona contra el Gobierno constituido y ataca la madrugada del 29 de julio, la ciudad de San Salvador.

Sitiado el General Molina Guirola en la Casa Blanca, después de una heroica defensa de 14 horas, sin parque y solo con 14 sobrevivientes de los defensores, tiene que declararse vencido, es tomado preso, pero al huir Rivas, vencido por las tropas comandadas por el General Antonio Ezeta, recobra su libertad, pero su salud muy quebrantada, a consecuencia de las privaciones y del mal estado de sus heridas que conservaba abiertas desde la batalla de Pasaquina, se va deshaciendo poco a poco todas las Carteras, hasta que renuncia de la última en agosto de ese año. -117-

Pocos meses después acepta el nombramiento de Ministro Plenipotenciario, encargado de la Legación de primera clase que se había creado ante el Gobierno de los Estados Unidos de Norte América. Sirvió el Gobierno en ese cargo casi cuatro años, y al regresar al país se retira completamente de la política, y en el seno de su familia, muera en su residencia de Santa Tecla, en la madrugada del 2 de julio de 1900. ______ Vida Militar del General de División don Emilio F. Avelar Ingreso al Ejército el año de 1883, como Sub-Teniente, y fue agregado al Cuerpo de Artillería comandado por el General Adán Mora en esta capital. Fue ascendido a Teniente Efectivo el siguiente año y trasladado a Santa Ana, en donde, el año de 1885, se le ordenó ponerse a las órdenes del General Doroteo Funes, Jefe de una Brigada, siendo Comandante de Batallón, el entonces Coronel Rosendo Orellana, que le nombro ayudante. En esa situación se encontraba cuando se desarrollaron los históricos acontecimientos de aquel año, habiendo tomando parte en las acciones de armas de «El Coco» y Chalchuapa, en donde fue ascendido al grado de Capitán, después de la batalla del 2 de abril, en que murió el General Justo Rufino Barrios.

El mismo año de 1885, fue destacado de esta capital, a las órdenes del General Ezequiel Moreno, que fue a atacar la revolución que había estallado en Santa Ana, encabezada por el General don Francisco Menéndez. Del cuartel general de Coatepeque, se destacaron varias veces las fuerzas del General Moreno para atacar al enemigo, y el capitan Avelar, algunas veces actuaba como Ayudante Mayor, otras como Capitan de Compañía y una vez, como 2°. Jefe del 1er. Batallón por muerte del Jefe respectivo. -118-

El 1887, estando de comandante Local de la villa de Nejapa, fue trasladado a Santa Ana y nombrado Capitan de la Escuela de Cabos y Sargentos, recién fundada en aquella ciudad; después de algún tiempo fue nombrado Instructor de Chalchuapa, y 2°. Jefe de aquella plaza. El año de 1889 paso a Sonsonate como Capitan de Compañía e Instructor de Milicias del Departamento, y en ese año estalló la revolución en Cojutepeque, encabezada por el General José Maria Rivas, por cuyo motivo salió un batallón de Sonsonate al mando del Teniente Coronel don Dionisio López, figurando el Capitan Avelar como Ayudante Mayor, y regresando a Sonsonate, después de dejar pacificado el Departamento de Cuscatlán vinieron los acontecimientos de 1890, dando por resultado la muerte del General Menéndez y la guerra con Guatemala, y en un batallon salido de Sonsonate al mando del Coronel Jesús Valdés, marchó el capitan Avelar como 2° Jefe, con rumbo a Ahuachapán, siendo el Jefe de la Brigada el General Valentín Amaya, y habiendo llegado a esa plaza el General don Carlos Ezeta, ordenó que se reconociera el grado de Teniente-Coronel al Capitán Avelar. Organizando un nuevo batallon, se nombro Jefe de él al Coronel Joaquín López, 2°. a Avelar, saliendo a incorporarse a las fuerzas mandadas por el General Antonio Ezeta, a cuyas ordenes se libraron los combates de «El Pinalon», «Tierra Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules», «Atecatempa», «Contepeque» y «Volcán de Chingo»; en este último, por haber hecho retroceder al enemigo en el llano de ese

volcán, el General en Jefe dió a reconocer a Avelar como Coronel Efectivo. El año de 1894, actuaba Avelar como Comandante y Gobernador del Departamento de Cuscatlán, de donde fue llamado a esta capital por el Presidente de la República General don Carlos Ezeta, para que comandase el batallón «Los Colorados» y saliese sobre Santa Ana a combatir la revolución que, encabezada por el General Rafael Antonio Gutiérrez, había tomado aquella ciudad. Al llegar a Coatepeque se incorporó a las fuerzas del General Antonio Ezeta, y su batallón hizo importante -119-

Papel en los combates que se libraron en los primeros días del mes de mayo de ese año, donde fue aclamado el Coronel Avelar por sus soldados, General del Ejército, grado que fue aprobado inmediatamente por el Supremo Gobierno. Caído el régimen ezetista, el General Avelar emigró y permaneció en Guatemala algún tiempo, y habiendo vuelto al país, se encontraba de baja en Santa Ana, el año de 1906 donde fue llamado por el General Tomás Regalado para que le ayudase en su campaña contra Guatemala, y como no hubiese organizado alguna, le acompaño hasta que fue herido en uno de los encuentros de armas librados antes del 11 de julio, fecha en que murió Regalado y conducido a Chalchuapa en unión del General José Montufar y del Mayor Teodoro Cantón, que también venían heridos. El año de 1907, el General Avelar salió de esta capital comandando un cuerpo de Jefes y Oficiales, bajo las órdenes del General José Dolores Preza, que comandaba las fuerzas que marchaban a Honduras en auxilio de aquel Gobierno, y de la plaza de Choluteca, fue destacado Avelar a ocupar la hacienda «San Pedro» cera de la garganta de Namasigüe, donde se libraron sangrientos combates, desgraciados para los salvadoreños, viéndose obligados a reconcentrarse a Choluteca y después a Pasaquina. De esta última población fue destacado el General Avelar, nuevamente, sobre la frontera de Honduras y ocupo el lugar llamado «Los Amates», con su fuerza. En este lugar permaneció hasta que se firmó la paz.

Por sus buenos comportamientos en la campaña, la Honorable Asamblea Nacional de ese mismo año, por aclamación, le confirió el grado de General de División. Combates a que Asistió el General Avelar

En 1885 en la guerra nacional, asistió al combate de «El Coco» y batalla de Chalchuapa. Este mismo año, contra la revolución de Menéndez, a los combates de «La Barranca del Bejuco», «Primavera», «Caña Brava», -120-

«Sisimite» y la defensa del cerro de «San Pedro Malakoff». En 1889 asistió a los combates de «El Mango», cerca de

Cojutepeque. En 1890 asistió a los combates de «El Pinalon», «Tierra Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules», «Atescatempa», «Buena Vista» y «Cerro de Chingo». En 1894 asistió a los combates de la aldea «Las Quesadillas», «El Molino», «Caña Brava», «Primavera», «Las Pulgas», «Calle de La Laguna», «Finca de doña Maria Álvarez», «Cerro de Tecana» y «Cerro de Valdés». En 1906 asistió a los combates de «La Hacienda» y «Contepeque», donde fue herido. En 1907 asistió al combate de la haciendo «San Pedro», a inmediaciones del pueblo de Namasigüe. Puestos que ha servido el General Avelar

1891. –Jefe media Brigada en el Departamento de Cuscatlán, bajo las órdenes del General Aquilino Calonge, Comandante y Gobernador del Departamento de Cabañas. Mayor de la Plaza del Departamento de San Salvador y Organizador de las Milicias del mismo Departamento. 1892. –Comandante del Departamento de La Paz y Organizador de sus Milicias. Director General de Administración Militar, con residencia en San Salvador. Jefe del Estado Mayor de la Mayoría General del Ejército, con residencia en Santa Ana.

1893. –Comandante y Gobernador del Departamento de San Miguel. 1894. –Comandante y Gobernador del Departamento de Cuscatlán . 1900. –Comandante y Gobernador del Departamento de Morazán.

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1900. –Comandante y Gobernador del La Unión y Capitán del puerto. 1903. –Comandante y Gobernador del Usulután. Inspector General de las Fuerzas Republica, con residencia en San Salvador. 1900. –Jefe de la Organización Departamento de San Salvador.

Departamento de Departamento de disponibles de la de

Milicias

del

Actuación del General Avelar en Guatemala

En el año de 1897, cooperó eficazmente en la revolución encabezada por los Licenciados Prospero Morales, Feliciano Aguilar y General Daniel Fuentes Barrios, cuyas directas órdenes tomó parte en los ataques de «San Juan Ostuncalco y Tierra Blanca, y habiendo sido rechazados, Avelar emigro a México. Vuelto a Guatemala, de México, fue llamado por el Gobierno para defender la plaza de San Marcos, a las órdenes del General Luís Molina, plaza que fue tomada por el enemigo, después de reñido combate, quedando muerto el Mayor de Plaza, Coronel Manuel Reyna Barrios, el Coronel Ingeniero Carlos Vela, con muchos oficiales, y prisionero el General Molina. El General Avelar se escapó rompiendo línea con los músicos de la Banda; pero sin dejar sus heridos y pasando por el pueblo de Cucho, llego a Coatepeque, (Guatemala) se unió a las fuerzas del General Mariano Serrano, incorporándose después a las del General Manuel Lisandro Barrillas, y se le ordeno que

pasara a Retalhuleu, y de allí a defender el puerto de Champerico, donde permaneció hasta concluir la guerra. El General Avelar estuvo al servicio del Presidente Estrada Cabrera hasta los últimos días en que cayó éste del poder, habiendo sido a última hora Jefe del 1°. y 2°. Cuerpos de Artillería, que fueron los últimos en rendirse y esto hasta que Estrada Cabrera capitulo en «La Palma».

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Rasgos Biográficos del General Heriberto O. Jeffries Allá por el año de 1887 llegó a Honduras, siendo muy Joven, el norteamericano Heriberto O. Jeffries, contratado por una compañía maderera para practicar sondeos en las desembocaduras de los caudalosos ríos que mueren en el Atlántico. Al terminar esos trabajos, vino a El Salvador, acompañado del Padre Matute Brito, con el objeto de comprar unas bestias y habiéndoles sucedido percance, llegaron a la capital en los días que se empezaban a desarrollar los acontecimientos políticos del año de 1890 y cuando el General José Maria Rivas se regreso de Santa Tecla para tomar la capital, Jeffries, que era amigo desde Honduras del joven militar don Manuel Rivas, lo acompaño en el combate, atacando «Casa Blanca» donde fue herido de un pie; pero se pudo escapar, volviéndose a Honduras. Las capacidades e inteligencia demostradas por el joven Jeffries, lo hicieron acreedor a la estimación del Gobierno y por su carácter jovial y generoso, se abrió campo en la sociedad hondurense. Este joven había sido educado en una de las mejores escuelas militares de su país, y cuando llego a Honduras, era Teniente, con prácticas en la Escuela Naval; de manera fácilmente se hizo amplio campo tambien en el Ejército Nacional, y el Presidente Bográn le encomendó el difícil trabajo de levantar la

Carta Militar de Honduras, trabajo que no pudo concluir, debido a la agitación política que se empezó a desarrollar en todo el país. El 8 de noviembre de 1890, ocurrió la sublevación del General Longino Sánchez en Tegucigalpa, y Jeffries encabezando un grupo de norteamericanos, ayudo eficazmente al General Bográn a restablecer el orden constitucional, donde tuvo ocasión de distinguirse en los sangrientos combates que se libraron durante varios días, afirmando, con su conducta, el aprecio del Gobernante y la admiración de sus compañeros de armas.

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A principios del año de 1892, se sublevo el Coronel Leonardo Nuila en el puerto de La Ceiba, y Jeffries, que ya había sido ascendido al grado de Comandante 1°. marcho sobre Nuila bajo las órdenes de los Generales Belisario Villela y Félix A. Molina, que batieron en Quiebra Botija, capturándolo el Coronel Salvadoreño Alejandro Dávila. A mediados del mismo año, fue tomado el mismo puerto de La Ceiba por el licenciado Enrique Lozano con un grupo de emigrados, proclamando como Presidente de la Republica al Dr. Policarpo Bonilla y Jeffries fue a recuperar el puerto, bajo las órdenes del General Jesús Quiroz, salidos de San Pedro Sula. A fines de ese mismo año, invadió el Dr. Bonilla por el lado de Nicaragua, con una fuerte columna de revolucionarios hondureños, apoyados por el General José Santos Zelaya, Gobernante de Nicaragua, y Jeffries se batió con ellos en «Las Anonas» y «El Corpus», ayudando eficazmente a rechazarlos. En enero de 1893, el Dr. Policarpo Bonilla, siempre apoyado por Nicaragua, invadió otra vez Honduras, internándose en el país, pero numerosas fuerzas del Gobierno lo batieron en todas partes y Jeffries, que ya era Coronel, se acreditó otra vez como valiente en los sucesivos combates de «Tatumbla», «Tegucigalpa», «La Cuesta», «Cedros», «Guaimaca» y «El Salto»; tirándolos al territorio nicaragüense por el lado de Olancho. A fines del mismo año, invadió de nuevo el Dr. Bonilla a Honduras, con armas del Gobierno de Nicaragua. Entonces el

Poder Legislativo facultó al General don Domingo Vásquez, que ya ocupaba la Presidencia legalmente, para declarar la guerra a Nicaragua. Y fuerzas nicaragüenses invadieron el territorio en apoyo de la revolución del Dr. Bonilla. Jeffries salió de Tegucigalpa con otros Jefes sobre Yuscaran, ocupada por el General Nicaragüense Silvestre Herradora con sus fuerzas; pero, atacado formidablemente por Jeffries y sus compañeros lo derrotaron completamente. Mientras el General Ortiz ocupaba Choluteca con numerosas fuerzas nicaragüenses, donde fue atacado por el propio General Vásquez, llevando a su vanguardia al Coronel Jeffries. La batalla fue sangrienta. -124-

y duró tres días pero Vásquez fue rechazado y obligado a reconcentrarse a Tegucigalpa, donde resistió 33 días de asedio, y Jeffries se batió casi todos los días con arrojo temerario en «El Berrinche», «Piedra Grande», «La Granja», «Zopilotera», «Juana Laines», «Picachito», y «El Picacho»; esta última posición había sido tomada por el enemigo, y Jeffries la recuperó heroicamente con sus valientes gracianos e intibucaes, que siempre le seguían de noche, con sus hombres desnudos y solo armados de machetes, valiéndole esa acción las frases históricas del inolvidable Juan J. Cañas: «Donde Heriberto Jeffries asoma, siembre la muerte y el espanto», y el General Vásquez que no había querido hacerlo General por su demasiada juventud, se vió obligado a conferirle las estrella tan gallardamente, ganadas, y conste que el General Vásquez, solo hizo tres Generales en todas sus campañas, que fueron: Heriberto Jeffries, Eduardo Campos y Jaime de la peña; estos últimos murieron heroicamente en el sitio. El General Vásquez, obligado por las circunstancias, rompió el cerco, batiéndose en retirada y cargando los heridos que no quisieron abandonarlo; se batió en Reitoca, abriéndose paso, y vino a librar su ultimo combate a orillas del Goascoran, cobrando la frontera salvadoreña, y siempre Jeffries se distinguió en esas ultimas acciones, efectuadas en los primeros días del mes de marzo de 1894. En la ciudad de San Salvador tuvo un incidente caballeroso el General Jeffries, que provocó el enojo del Presidente don

Carlos Ezeta, que ordenó ponerlo preso en los sótanos del Cuartel de Artillería. allí se encontraba cuando estalló la revolución en Santa Ana, el 29 de abril de 1894 y Ezeta o mandó sacar para hacerle presente que el General Vásquez, antes de partir para Costa Rica, lo había recomendado como buen militar, invitándolo para que le ayudase a debelar la revolución, y como Jeffries aceptara, inmediatamente tomó el mando de unas fuerzas de Cojutepeque, migueleñas y de esta capital, marchando hacia Coatepeque y llevando como 2° Jefe al Coronel Gregorio Molina, a donde llegaron el 3 de mayo siguiente en momentos que el -125-

General Antonio Ezeta era rechazado y herido en la aldea de «Las Quesadillas»; pero la oportuna llegada de Jeffries y Molina, salvó la situación de ese dia. Jeffries avanzó hasta colocarse muy cerca de Santa Ana y allí permaneció, rechazando al enemigo varias veces y donde se le notificó su ascenso a General de División. Triunfante la revolución, Jeffries se unió a don Antonio Ezeta en Santa Tecla y lo salvó de ser capturado, consiguiendo, además, que se embarcara en La Libertad, a bordo del cañonero «Bennington»; allí fue invitado el General Jeffries por los Jefes de la revolución para que se quedase en el país, ocupando un honorífico cargo; pero a instancias del General José Santos Zelaya, Presidente de Nicaragua, que temía mucho a Jeffries, fue desterrado por el General Gutierrez, Presidente de El Salvador, refugiándose en Costa Rica, donde contrajo matrimonio y tuvo varios hijos. Recién llegado a Costa Rica el General Jeffries, asistía a una función teatral, acompañado del General Domingo Vásquez, cuando fue llamado por el Presidente de la Republica don Rafael Iglesias, para que fuera con fuerzas a recuperar el puerto de Limón, que había sido tomado por una revolución encabezada por don Federico Mora. Después que Jeffries recupero el puerto, fue nombrado Comandante General de la Costa Atlántica, aprovechando esa ocasión para ayudar a don Baldomero Vargas a construir el parque mas lindo que existe en Centro América, en Limón, sin que le costara ni un centavo al Gobierno. En esa

misma época 1897 Jeffries fue nombrado Jefe de las Fuerzas de «Bocas del Colorado» y río San Juan, que estaban para batirse con las fuerzas nicaragüenses. En 1898 vino el General Jeffries de incógnito a El Salvador, acompañado del Dr. Francisco Antonio Reyes, entrando por el puerto de La Unión, con el objeto de ayudar al General Regalado a botar al General Gutierrez de la Presidencia de la República. Después del triunfo, Regalado le ofreció la Dirección General de Policía, puesto que no acepto Jeffries, pues él no tenia intención -126-

de quedarse en el país, sino que vino porque creyó que había que pelear contra José Santos Zelaya, su enemigo irreconciliable; pero como eso no paso, se regreso a Costa Rica. Poco tiempo después fue llamado el General Jeffries por el General Carlos Alban de Panamá, por medio de don Manuel Calderón Ramírez, para que le ayudase a combatir la revolución que se había levantado contra él, y después de los combates victoriosos de «Buena Ventura» y «Tumaco», Albán lo mandó a los Estados Unidos y Europa, con la comision de comprar elementos de guerra, inclusive un barco, que Jeffries compró en Génova a Bennet, dueño del «New York Herald», y después de haberlo armado en guerra, lo bautizo con el nombre de «El Pinzón» y lo entrego al Gobierno de Colombia en el puerto de Colón. Jeffries fue nombrado Comandante de las flotillas del Atlántico y del Pacifico, y «El Pinzón» hizo el mejor papel en la batalla del río «Hacha» contra los venezolanos que venían en auxilio de la revolución encabezada por el General Uribe. Después Jeffries paso al Pacifico, para unirse al Gral. Quirino Escalón, que, llamado de El Salvador por Albán, debía organizar una revolución contra Nicaragua, y en cuyo plan entraba la captura de los Presidentes de Centro América, que estaban en conferencias en el puerto de Corinto. Jeffries contaba con una flotilla de tres barcos armados, y tomó, de orden de Albán, el vapor chileno «Lutaro», de 10,000 toneladas, para transportar las

fuerzas que tenia listas para la expedición. El «Lutaro», estaba en reparación anclado en la bahía, sin funcionar sus calderas, y habiendo sido atacado por el vapor revolucionario «Padilla», los numerosos prisioneros del «Lutaro», se sublevaron y asesinaron al General Albán e incendiaron el barco, hundiéndolo. Jeffries estaba a bordo del remolcador «Chucuita»,de donde ataco al «Padilla», obligándole a retirarse muy dañado. Jeffries siguió siempre al servicio del gobierno de Colombia, bajo las ordenes del nuevo Jefe nombrado en lugar de Albán Sicar Briceña; pero -127-

contrariado por la muerte de Albán, que dejaba cortado su deseo de derrocar a José Santos Zelaya. los combates se sucedieron encarnizadamente, tomando parte en casi todos el General Jeffries, pero Briceño no lo supo estimar como su antecesor, y empezaron a disgustarse ambos Jefes, sobre todo Briceña que atribuía al otro las derrotas seguidas que sufrían sus fuerzas del Jefe de los indios de Penonomé, Victoriano Lorenzo, hombre astuto y valiente, que en uno de los combates mató a un hermano de Briceña. Por fin Victoriano Lorenzo tuvo que rendirse y entregar las armas, mediante el convenio de respetar su vida y quedar bajo la protección del General Jeffries, que lo garantizó en su propia casa, conociendo los designios y encono de Briceña contra el Jefe indio; pero el protegido de Jeffries, hombre confiado, como todo valiente, aprovecho una ausencia de su protector, y salio de la casa, capturándolo sus feroces enemigos que le dieron muerte a palos. Cuando el General Jeffries se dio cuenta de lo sucedido rompió completamente con aquellos hombres, y les juro que los castigaría en forma tal, que no pudieran olvidarlo jamás. El General Jeffries se embarcó para Nueva York con varios amigos, en busca de salud, regresando a Panamá en octubre, dispuesto a dedicarse a sus trabajos agrícolas; pero el 3 de noviembre siguiente estalló la revolución, proclamando la independencia de Panamá, para lo cual Jeffries prestó importantes servicios, y el Dr. Nicanor Ovario, Ministro de la Guerra de la

Nueva República, lo nombro Comandante General de la Flotilla del Pacifico; y la nueva República fue reconocida por el Gobierno de los Estados Unidos, cinco días después; pero al organizarse esa nueva entidad política, Jeffries puso su renuncia, dedicándose a trabajos de ingeniería, y construyo los mejores puentes de hierro del país, por cuenta de la Compañía «Trust de Acero de New York». En 1907 Jeffries se trasladó a Nueva York, donde permaneció hasta el año de 1911; regreso a Honduras y aprovechando los vínculos de amistad que de antaño lo ligaban con el General Manuel Bonilla, Gobernante de ese país le ayudó -128

en la construccion de la carretera del Sur, hasta que murió Bonilla, trasladándose a Nicaragua para hacerse cargo de los trabajos de ingeniaría en la carretera de Matagalpa para Managua; pero renuncio al salir de la Presidencia don Emiliano Chamorro, con quien siempre fue buen amigo. Tiene el defecto el General Jeffries de proteger siempre a los caídos, sobre todo a los hondureños, sin fijarse en colores políticos; asi, pues tuvo gran numero de emigrados en sus trabajos de Nicaragua, por lo que, al subir al poder el General López Gutierrez en Honduras, le puso obstáculos para que ingresase a ese país; entonces se vino a El Salvador en busca del General Gregorio Ferrera, para ayudarlo en su revolución contra López Gutierrez en 1924 y como no lo encontrase en San Salvador, se fue a buscarlo a Honduras, uniéndosele a inmediaciones de Comayagua una noche antes de librarse el combate para tomar esa plaza, cooperando, como siempre con marcada inteligencia, y valor, al grado de capturar en Flores, al General Román Díaz, a quien quito gran cantidad de elementos de guerra. Siguió la campaña hasta sacar a los dictoriales de Tegucigalpa, después de haber asediado esa plaza por mas de 40 días, pero antes de entrar a Tegucigalpa, tuvo un incidente mortal con uno de los revolucionarios, recibiendo dos graves heridas. Otro incidente desgraciad, en las calles de la capital, lo obligo a refugiarse en el Palacio Viejo, cuartel del General Ferrera; y cuando este Jefe, que desempeñaba las funciones de Ministro de la Guerra, se sublevo

contra el Presidente Tosta, Jeffries, obligado por las circunstancias tuvo que acompañar a Ferrera y actuó con admirable pericia en el combate de Santa Rosa de Copan, donde fueron derrotadas las fuerzas del Gobierno; coopero con la misma inteligencia en la toma de Comayagua, derrotó al enemigo en Zambrano y triunfo en San Isidro y habría triunfado en Ajuterique, si el General Ferrera no lo hubiera abandonado, huyendo con 1,500 hombres y el tren de guerra dejándolo empeñando en la batalla, en unión del valiente General José María Reina y otros no menos valientes Jefes. -129-

Cuando el General Jeffries alcanzó a Ferrera en Santa Maria, lo humilló enrostrándole su cobardía. Las fuerzas quisieron seguir la campaña con Jeffries como Jefe; pero éste no aceptó según el dijo, por no ser hondureño para asumir tal responsabilidad, y se retiro a El Salvador, donde se hizo cargo de la construccion de un tramo de ferrocarril de la I.R.C.A., en donde, como siempre, tuvo abierta la bolsa para favorecer a los hondureños, esencialmente al os valientes intibucaes y gracianos que siempre lo han seguido. ________ Datos Biográficos del Coronel José Dolores Nuila Padres del Coronel José Dolores Nuila: General don Santiago Nuila y doña Josefa Henríquez; hizo sus estudios militares en una de las primeras escuelas militares del país; acompaño al General Francisco Menéndez y a su padre, General Nuila, en la revolución de 1885 que derrocó al Presidente Dr. Rafael Zaldívar, donde figuró en lugar prominente el General Nuila. Cuando el General José Maria Rivas, en 1889, ataco la plaza de Cojutepeque, siendo Comandante del Departamento el General Horacio Villavicencio, el Coronel Nuila que desempeñaba las funciones del Mayor de Plaza de San Vicente,

salió con fuerzas disponibles vicentinas a atacar al General Rivas a Cojutepeque, y en un combate que duro varias horas, desalojo a Rivas del parque de la ciudad, obligándolo a retirarse a «El Chachacaste», en donde continuo atacándolo hasta hacerlo huir hacia Sensuntepeque. Cuando cayo el Presidente General Carlos Ezeta, en 1894 desempeñaba la Gobernación y Comandancia del Departamento de Morazán, en donde recibió orden del General Fernando Figueroa, Jefe de Operaciones de Oriente, para organizar un batallon y marchar con él a la frontera de Honduras, por el lado de Santa Rosa, para detener la invasión de los -130-

emigrados salvadoreños que amenazaban por ese rumbo, encabezados por el General Potenciano Escalón, a quienes batió obligándolos a repasar la frontera hondureña. Después del combate de Santa Rosa, el Coronel Nuila recibió orden de salir a marchas forzadas hacia el puerto de La Unión; pero esa orden no era del General Figueroa, sino suplantada por el Capitan del puerto quien había hecho causa común con los revolucionarios y tomado prisionero al General Figueroa. Al llegar a La Unión, fue apresado tambien el Coronel Nuila y encerrado en la misma bartolina con el General Figueroa. En el mes de noviembre de 1898, cuando el General Tomas Regalado rompió la Republica Mayor de Centro América; el Coronel Nuila tomó parte en el ataque de la plaza de Usulután con fuerzas migueleñas; pero fracasó en este ataque y entonces se retiro a la vida privada, donde fue sorprendido por un ataque de parálisis que lo llevó a la tumba el 15 de diciembre de 1908 en el pueblo de El Triunfo, Departamento de Usulután. _____ Datos Biográficos del General de División don Carlos Zepeda Nació el General don Carlos Zepeda en la ciudad de Zacatecoluca, el año de 1833 fue hijo del Coronel Ignacio Zepeda

secretario y amigo de confianza del General don Francisco Morazán, ingreso como soldado al ejercito que organizó el General Barrios, figurando en las filas de los Generales González, Espinoza, Los Choto y otros mas. Por motivos que se ignoran, se traslado a Guatemala, donde fue hecho Teniente Ayudante del General Serapio Cruz y cuando este Jefe fue decapitado, estaba con él, logrando escapar y refugiarse en el Convento de las Monjas, donde era superiora Teresa Zepeda, hermana de su padre. El año de 1871 cuando el General Santiago González botó al

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Presidente Dueñas, asistió a los combates de Santa Ana, defendiendo la iglesia del Carmen. Los años de 1872 a 1875 siendo ya teniente-coronel graduado militó a las órdenes del General Espinosa, he hizo la campaña de Honduras contra el General Medina, siendo herido en el combate de «El Llano del Conejo». en la segunda expedición a Honduras, siendo Teniente Coronel Efectivo, salió herido en la toma de Santa Bárbara, plaza que tomaron por asalto los salvadoreños. A su regreso fue ascendido a Coronel. En la campaña nacional de 1876 estuvo bajo las órdenes del General Francisco Menéndez, en Occidente, y estando sitiadas las fuerzas salvadoreñas en Apaneca por las fuerzas del General Venancio Barrios, fue destacado con una compañía de remicheros para protegerlas, pasando a viva fuerza entre las filas enemigas por el llano de «La Otra Banda», e ingresando a la plaza, ocupó la Iglesia del pueblo, en donde resistió hasta que el General Menéndez lo protegió atacando por el lado de Ahuachapan. Allí fue ascendido a General de Brigada. Poco tiempo después emigro a Guatemala y estando en una cena en compañía de los Generales Luís Molina, Venancio Barrios y otros, empezaron a hacer reminiscencias de Apaneca y ya acalorados, Zepeda dijo a Barrios: “A vos y tus hombres los pisé con las herraduras de mi caballo en el llano de La Otra Banda»”, por esas frases se disgusto Barrios y ordenó al General Molina

que lo apresase; Molina, pariente de Zepeda por parte de madre, trató de salvarlo sacándolo para México, radicándose en Tapachula donde al salir una noche de una reunión, fue herido por un desconocido, a quien, en su defensa, pegó un tremendo garrotazo causándole la muerte; pero antes de morir declaro que había sido mandado por Barrios, y se reconoció que ese individuo era un gran asesino. Por tales motivos el General Zepeda se trasladó a Honduras, donde permaneció hasta el año de 1880, ocupando varios puestos públicos, uno de ellos la Comandancia y Gobernación del Departamento de El Paraíso, y en ese año regreso a El Salvador radicándose en Armenia. -132-

En el año de 1885, cuando la guerra nacional, fue mandado a ocupar las posiciones de «El Coco» en unión de otros jefes, donde fue herido de gravedad. En la historia del General Zamora Castellanos aparece en un episodio de ese combate que lo enaltece mucho. El año de 1890 en la guerra con Guatemala, actuó bajo las órdenes del General Antonio Ezeta, en los combates de «El Sacamil» y «El Coco». En el año de 1893 fue llamado de Honduras por su viejo amigo General Domingo Vásquez, quien lo distinguió con el nombramiento de Mayor General del Ejercito, y en tal carácter, acompaño lealmente a su digno Jefe en sus campañas hasta que Vásquez cayo, quedándose en Tegucigalpa por ser enemigo del Gobierno del General Ezeta, y después se traslado a Guatemala, en donde estaba cuando los valientes 44 se tomaron el cuartel de Santa Ana, el 29 de abril de 1894; y queriendo ingresar a la revolución, fue apresado en Jutiapa por las autoridades guatemaltecas, hasta que logro fugarse e ingresar a Santa Ana el dia 13 de mayo de ese año. Poco después salió con una fuerza revolucionaria a interceptar el ferrocarril en Armenia, y el 8 de junio siguiente se posesiono de Sonsonate. El General Zepeda desempeño varios puestos públicos en el Ramo de la Guerra, y fue Diputado a la Asamblea Nacional en tiempo del General Menéndez, muriendo en la ciudad de San

Salvador, el dia 27 de septiembre de 1906 en el seno de su familia.

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Anécdotas Militares ____ «El Janane» de Nejapa En el pueblo de Nejapa vivió un individuo de apellido Cucufate, mas conocido por el apodo de «El Janane» , por tener una abertura en el labio superior de la boca, que le impedía pronunciar claramente las palabras. Allá por los años de 1835 a 1840 fue invadido nuestro territorio por las fuerzas guatemaltecas; mandadas por el General Carrera y la nobleza de aquel país, que no veían con buenos ojos al Gobierno liberal de nuestra República. Fue el caso que el ejercito enemigo acampo en «El Playon» ,

Extensión de terreno plano y limpio que existía desde el pueblo de Nejapa hasta la hacienda de «El Sitio del Niño» , y que hoy esta transformado, debido a las repetidas correntadas de lava arrojadas sobre esa planicie por el Volcán de San Salvador. «El Janane» era el encargado por el Supremo Gobierno de guardar el orden en el pueblo de Nejapa y de vigilar los movimientos del enemigo, que solo esperaba la orden de Carrera y de la nobleza de Guatemala para marchar sobre la capital cuscatecla. «El Janane», hombre patriota y astuto, como todos los hijos de nuestros campos, tenia organizada su patrulla, de tal manera, que estaba al corriente de todos los pormenores del campamento enemigo. Todas las noches, después de dejar arreglado el servicio

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en el pueblo, se dirigía a formar su campamento en las faldas de su cerro con un crecido numero de hombres armados de machete. Tres días y tres noches llevaba de fatigas aquella gente y ya se empezaba a notar el descontento por tanto trajín. «El Janane», solo observaba a su gente, sin darle explicaciones; pero el momento que nuestro héroe esperaba, por fin llegó. La noche estaba muy oscura y tempestuosa; la lluvia caía a torrentes sobre el campamento enemigo; «El Janane», manda formar su gente y le ordena que se despojen de los vestidos; todos obedecen, pues «El Janane», no es hombre que ordena dos veces; les da las instrucciones precisas y marcha sobre el campamento enemigo con aquella legión de diablos desnudos y entilados; decapita los centinelas a su paso y penetra al centro enemigo, con rapidez tal, que nadie se dió cuenta cabal de lo que acontecía. «El Janane», ordenó una matanza, sin perdón, de todo aquel que estuviera vestido y la sorpresa fue tan tremenda en aquella gente confiada, que todos huyeron sin saber por donde, en la creencia de que los diablos los perseguían. La carnicería fue horrorosa, y el «El Janane», a buena mañana, mando correo tras correo a la capital, dando aviso de haber derrotado al enemigo y de estar en posesión de muchas armas con abundante parque de varias cajas

conteniendo mucho pisto, y de un cajón grande repleto de escapularios, rosarios y medallas. _____ «30 Arriba» y «30 Abajo» Allá por los Nonualcos, existió una hacienda cuyos propietarios eran españoles, y entre los colonos había una indita, morena, simpática y atrayente, muy apetecida por uno de los hijos de «los Chapetones», asi llamados los españoles; pero era la novia de Anastasio Aquino, joven indio, altivo y valiente, a quien la muchacha daba preferencia.

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El hijo del «Chapetón», que asistía a la capital como estudiante, intrigó con el Jefe Militar para que fuera capturado su rival Aquino y remitido como recluta a hacer plaza de soldado, y le dejara el campo libre con la morena. En efecto, Aquino fue reclutado, en unión de varios indios, y era conducido amarrado por la escolta correspondiente; pero comprendió la mala jugada de su rival, y desde que salió del pueblo empezó a conquistar a sus compañeros para tirarse contra los soldados que los custodiaban, y cuando llegaron a «El Agua Escondida», lugar de sesteo obligado de las comisiones militares, situado en el lugar conocido por «Las Vueltas del Loco», en el camino que de esta capital conduce al puerto de La Libertad; cayó de sorpresa sobre los soldados y les quitó las armas, regresando a los Nonualcos. Allí comprendió el Indio Aquino que seria perseguido por tropas del Gobierno, y alguien le aconsejó que regresase al mismo lugar de «Las Vueltas del Loco» con la gente que ya se le había unido, y se emboscase para sorprender a la tropa que viniese en su persecución, puesto que no sospecharían de su audaz maniobra, y que, una vez el enemigo entrado en las vueltas referidas, ordenara a los suyos que ascendían a 60 hombres armados con machetes y

los pocos fusiles quitados anteriormente: «30 Arriba» y «30 abajo» para que no se le escapara ni un enemigo. Asi lo hizo, y en realidad, derrotó la fuerza que de esta capital iba en su persecución, quitándole las armas y municiones con que pronto se hizo caudillo celebre.Tomó Zacatecoluca proclamándose «Rey de los Nonualcos» , y después tomó San Vicente, donde despojó de su corona a la Virgen del Pilar, y se coronó con ella. Así fue que, creyendo que era un talismán para el triunfo, su grito de guerra «30 Arriba» y «30 abajo» siempre lo empleó en los encuentros que sostuvo con las tropas del Gobierno, y a pesar de él, fue capturado y pasado por las armas.

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El Indio no Olvida, ni Perdona Los coquimbos (nombre dado a los jefes morazanistas llegados de Costa Rica a Nicaragua el año de 1844) en su lucha por derrocar a Rafael Carrera de la Presidencia de Guatemala, provocaron una insurrección en San Miguel, dirigida por el General Trinidad Cabañas; pero habiendo fracasado, los insurrectos se refugiaron en Nicaragua. Reclamado por el General Francisco Malespín, Gobernante de El Salvador, los asilados en la tierra de los lagos, el Presidente de aquella Republica, don Manuel Pérez se negó a entregarlos. Este hecho motivo la guerra de El Salvador contra Nicaragua en aquel año. Perduran en la imaginación de los leoneses los actos de barbarie cometidos por el General Malespín. Los episodios mas horribles de la guerra se verificaron entonces, al grado de fusilar al defensor de la plaza, Senador Emiliano Madrid, en unión de varios salvadoreños que cayeron en su poder, inclusive unos pobres indígenas originarios de San Fernando. Derrocado Malespín y odiado por propios y extraños, se refugio en Honduras, de donde, empujado por el Obispo Viteri y Ungo, invadió El Salvador, y habiendo sido rechazado por las

tropas del Gobierno, fue capturado y muerto por los alguaciles del pueblo de San Fernando; siendo el Mayor de la patrulla, un indígena hermano de otro que fuera fusilado por Malespín en León de Nicaragua. La cabeza del General Malespín fue separada del tronco de su cuerpo y triada a esta capital, clavada en la punta de una vara de huiscoyol, y en La Garita hoy Regimiento de Caballería, fue expuesta al publico por muchos días, metida en una jaula de hierro; y los indios de San Fernando siempre allí presentes, se encargaban de dar detalles de la vida y muerte del que fuera el General Francisco Malespín, lo que confirma el titulo del presente episodio histórico.

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Los Cantor en Cojutepeque Desempeñaba las funciones de Comandante en el Departamento de Cuscatlán, el Coronel don Joaquina Gutierrez. En la ciudad de Cojutepeque se celebraban las tradicionales fiestas de enero el año de 1885, y en los chinamos levantados en la plaza, frente al cuartel, se oían las músicas de acordeones y dulzainas, acompañadas de sonoras y guitarras. La venta de aguardiente y Chicha fuerte, bebida favorita de los indios, Expedia libremente y se servía en sendos huacales de morro. La alegría estaba en lo mejor, cuando unos gritos de mujer, a inmediaciones de la muralla del cuartel, alborotaron a la muchedumbre; era un oficial de la guarnición que un poco pasado de tragos, trataba mal a una morena que llegada a la fiesta, de San Pedro Perulapán, no quiso corresponder a las exigencias del militar; después se supo que todo aquel alboroto obedecía a un plan premeditado, pues esa muchacha, en unión de otras, había estado comprando los cartuchos a los soldados y regalándoles aguardiente.

Entre 4 y 5 de la tarde del dia 20 de enero del año en referencia, un grupo de paisanos encabezados por el Capitan Tomás Cantor, se lanzó sobre la guardia matando al oficial, al centinela y a otros soldados, apoderándose de las armas. El Comandante Coronel Gutierrez, se encontraba en el alto del cuartel, y al darse cuenta de lo que pasaba, bajo por la estrecha escalera, encontrándose en medio de ella con el Capitan Cantor, que subía y se trabo un combate cuerpo a cuerpo, del que resultaron heridos ambos contendientes. Quiso la casualidad que acababa de llegar una comision militar, y esa, en un combate a punta de bayoneta y machete limpio, restableció el orden, quedando muertos los Cantor y varios de sus acompañantes.

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Encontré Gallos en El Salvador Cuentan que el General Justo Rufino Barrios, que se encontraba en la ciudad de Santa Ana, después de las batallas de Apaneca, La Cumbre, San Juan de Dios y Ahuachapan, en abril de 1876 y cuando se estaba firmando el convección del dia 25 del mismo mes en Chalchuapa, en el cual se estipulo que las fuerzas de Occidente se debían reconcentrar en Santa Ana, quiso ver a los Jefes con quienes se había batido tan lucidamente, para felicitarlos y como los Generales Menéndez, Pérez, Van Severen, Luís Molina y otros se excusaran, Barrios insistió en verlos y se reunieron en un salón lujoso de las mansiones de la ciudad, en donde se abrazaron, y el General Barrios expuso que el no había hecho la guerra al pueblo salvadoreño, sino al Presidente Valle y al General González; que el estimaba a todos los salvadoreños y en particular a los Jefes allí presentes, pues había encontrado gallos en El Salvador, y que estaba dispuesto a probarles ese cariño. Entonces uno de nuestros jefes le pidió que ordenara a su representante en Chalchuapa, General López Uraga, que modificara la cláusula del convenio en que se estipulaba que

nuestro armamento pasara a poder de Guatemala, pues si de veras quería al pueblo salvadoreño, no debía dejarlo sin armas, a merced de cualquier vecino, a lo que Barrios accedió gustosamente, dejándolas en Santa Ana. _____ Dos Mil Quinientos Pesos por un Viva El año de 1890 a raiz de la guerra con Guatemala, que afirmó en el poder al General Carlos Ezeta, una noche asistió al Teatro, luciendo su costoso uniforme de gala, acompañado de varias hermosas damas de esta capital, a quienes el galanteaba, todo el mundo abría paso admirado tan gallarda figura, cuando de repente logro arrimársele uno de esos tipos audaces callejeros, -139-

que tanto abundan a guisa de oportunidades, descubriese y a todo grito dijo: «Viva el Napoleón Centroamericano», arrojando el sombrero a los pies del General Ezeta, que una de las damas recogió para devolverlo al adulador; pero, presuroso, el Presidente lo tomó de las manos de la señora para devolverlo en persona, y zafándose del dedo una hermosa sortija con un brillante, valorado en 2,500 pesos, la dió al adulador en premio de tan oportuno viva. Pocos momentos después, dos ayudantes del Presidente, no se sabe si de orden del Jefe o de Mutuo Propio, ofrecían al afortunado 200 pesos por la sortija; pero éste se imagino lo primero y les contestó que no era posible que él se desprendiese de una joya que se había honrado en los dedos del hombre mas galán y valiente de todas las Américas. _____ A Ratito Cada Uno Había en San Miguel un sacerdote muy familiarizado con los empleados del cuartel, de manera que entraba y salía por la guardia cuando a el se le antojaba. En esos tiempos estaba en

boga la famosa Carrera de Baquetas. Cuando se sabía que se iba a ajusticiar a algún desgraciado con tan bárbaro castigo, los familiares de la victima acudían al padre para que intercediera por él, consiguiendo casi siempre por lo menos que se rebajara el castigo. Pasaron esos tiempos, convirtiéndose las victimas en victimarios; pero el magnánimo cura conservaba sus prerrogativas. Una vez fue suplicado por los familiares de uno de los que ayer eran verdugos, para que suplicara por su deudo, a quien tenían, con los pantalones bajados, a horcajadas de un cañón caliente a pleno sol. el cura llegó al Cuartel y se arrimó al ajusticiado, que se retorcía en su martirio, y al ver al padre, con lágrimas en los ojos, le suplico de por Dios que lo salvara de aquel suplicio, a lo que el cura contestó: Ya se arreglará, hombre,

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tené paciencia; ayer eran Uds., hoy son los otros, a ratito cada uno; pero ¿que ha conseguido, padre? lo mismo que conseguían con Uds., rebajar a la mitad el castigo. ____ Perdieron sus nombres de Orden Superior Después de los triunfos del 90, los aduladores apellidaron al General Antonio Ezeta «El León de la Frontera», y como siempre estaban buscando la manera de sacarle cumba, le hicieron ver que no era correcto que otros, sobre todo siendo chapines, se firmaran con el nombre de León, profanando el título que honrosamente le había conferido la voluntad nacional, asi que, pocos días después, de orden de la Mayoría General del Ejército, el Jefe del Cuartel de Artillería de San Salvador, en sus comunicaciones, se firmó: D.O.S. Bolaños, y el Director General de Policia; Juan Cevallos de D.O.S. ____

El Proceder de Dos Jefes Militares En los primeros días del mes de marzo de 1894, cruzaba el río Goascorán (Departamento de La Unión) una pequeña columna de militares, comandada por el General don Domingo Vázquez, venían de la ciudad de Tegucigalpa de sostener una lucha titánica contra las fuerzas nicaragüenses mandadas por el General J. Anastasio Ortiz, y las falanges hondureñas encabezadas por el Dr. Policarpo Bonilla; lucha que duro 33 días, llena de episodios sangrientos y actos de heroísmo, que fueron la admiración de propios y extraños. Desde Tegucigalpa los seguían numerosas fuerzas atacándolos y tratando de cortar su retirada, cosa que parecía fácil por la lentitud de la marcha a causa de venir muchos heridos graves; pero esos bravos eran de los que no se rinden, que -141-

pelean hasta perder la vida; así, pues no era posible contenerlos. Cruzaba el río, como antes dije y era de ver la solicitud paternal del Jefe, General Vásquez, haciendo primero pasar a los heridos, después a la tropa y oficiales, y por último él, que, acompañado de sus fieles ayudantes defendía la retirada, haciendo los disparos de despedida a sus tenaces perseguidores. De este lado del río se encontraba una fuerza salvadoreña que hizo fuego sobre aquellos hombres, como en negación de asilo, y a no haber intervenido el invicto General Vásquez, con toda la energía que le caracterizaba, prohibiendo que se contestaran aquellos fuegos, se hubiera entablado un serio combate de funestísimas consecuencias. Las armas fueron rendidas y aquellos valientes fueron conducidos presos hasta la villa de Anamorós, donde se encerró en la cárcel del lugar a los principales Jefes, y ¡aquel caballeroso soldado que volara desde el puerto de Amapala hasta San Miguel, en junio de 1875, para salvar las honras y las vidas de las familias de aquella metrópoli, amenazadas por una cuadrilla de malhechores! Aquel hombre, pequeño de cuerpo, pero alma grande, que traía el corazón traspasado de dolor, porque dejaba flameado en el Capitolio de su querida patria una bandera extraña, a causa de la

desenfrenada ambición de unos pocos y la incomprensión de sus demás hermanos. ¡Aquel hombre digno de respeto y consideración por su intachable conducta patriota, fue vejado en la cárcel del humilde pueblo de Anamorós, en unión de sus valientes compañeros, que aunque derrotados, venían con la frente muy alta y cargada de laureles! ¡Preciso es que no fuera salvadoreño el Jefe despótico que ordenara tales atropellos, y preciso tambien que tuviera atrofiada el alma para no inspirarle respeto aquel grupo de héroes, que en su marcha, simulaba una procesión fúnebre! Con el gran Vásquez venían Jefes de reconocida honradez y valentía a toda prueba, como los Generales Heriberto Jeffries, el mas joven de los Jefes, Jesús Quiroz, Leopoldo Córdova y tantos Jefes mas, casi todos heridos en distintas partes del cuerpo y en distintos combates; pues sin sanar unas, eran recibidas otras heridas. Aquellos hombres, en lugar de -142-

encontrar un asilo sagrado en el territorio salvadoreño, encontraron la cárcel y el despojo hasta de los objetos mas insignificantes de su uso personal; pero, en San Miguel estaba como Comandante y Gobernador un verdadero interprete de los humanitarios y justicieros sentimientos del pueblo salvadoreño, y obedeciendo a sus propios impulsos de genuino cuzcatleco, al enterarse de los vejámenes que sufrían sus hermanos en desgracia, destaco inmediatamente al Coronel José Dolores Nuila, con fuerza suficiente, con la orden de arrebatarlos de las manos del tirano y conducirlos con toda consideración a San Miguel. Nuila llega a Anamorós a media noche y reclama a los presos y como se tardaran en salir los Jefes de la cárcel, se dirigió el personalmente a sacarlos, se arrima a la reja y, ¿Qué vió, que lo dejara como clavado en el lugar? el cuadro siguiente: Vásquez estaba sonriendo, sentado en una humilde camilla de soldado, y en el suelo sentados sobre una manga chapina, a Jeffries con un cabo de vela alumbrando a Córdova, que, solicito, remendaba los pantalones de Quiroz que, abiertos de la parte mas ancha, en una agachada, dejaban al descubierto las partes mas intimas del hombre, y este Jefe, acurrucado en un rincón, operando que su

camarada terminara la operación, y Jeffries, ese gringo amargo frente al enemigo y guasón por excelencia, que a todo el mundo le toma el pelo con una franqueza sin igual, en su lenguaje bárbarogringo-español amonestaba a Quiroz, diciéndole que era una vergüenza para un Jefe hondureño dejarse fusilar así. Digna de todo encomio fue la conducta del Coronel Nuila que, aunque obraba obedeciendo ordenes de su Jefe, el entonces Coronel don Emilio F. Avelar, probo el deseo sincero de mitigar en todo lo que pudo la penosa situación de sus protegidos. Antes de entrar a San Miguel, el Coronel Nuila mando a formar su tropa en columna de honor y se coloco a la cabeza de ella, la Banda Militar de la ciudad dejó oír los acordes acompasados de nuestro conmovedor Himno Nacional, y a lo -143-

lejos se oyó, la detonación de veintiún cañonazos. Eran honores de Altos Poderes con que se recibía aquellos valientes militares, ordenados por el pundonoroso Jefe de la Plaza. La emoción sentida por aquellos valientes, al darse cuenta del homenaje con que eran recibidos, fue tal, que derramaron silenciosas lagrimas de gratitud al desfilar entre la valla formada hasta el lugar designado para hospedarlos, y entonces se oyeron de labios del denodado General Vásquez, las profecías que textualmente escribió: al entrar a la ciudad, Vásquez preguntó por el General Avelar, y éste, con toda cortesía, se presentó poniéndose incondicionalmente a las ordenes; pero objetando que no era mas que Coronel a lo que Vásquez contestó: «Pocos días le faltan para serlo; porque Carlos Ezeta, caído yo, está caído él, y Ud. tiene que conquistar sus estrellas de General en los campos de batalla defendiéndolo, y esta falange de hombres que Ud. esta conquistando con su proceder, señalando a un grupo de los suyos, estará con Ud. leal y valientemente como han estado conmigo hasta ultima hora». Demás está decir que todo se cumplió, pues un mes después estaba caído don Carlos Ezeta, y el

caballero Coronel Avelar era ascendido a General por sus propios soldados, en los campos de «Primavera». Solo me falta decir que, despechado el General León Bolaños, Jefe de la fuerza que vejó al General Vásquez en Anamorós, aviso al Presidente de la República de los honores hechos a los reos, como el los llamaba, y del derroche que Avelar estaba haciendo en sus festejos. El Presidente Ezeta pregunto a nuestro simpático Chele de donde estaba haciendo tantos gastos, éste contestó lacónicamente: de mis propios fondos, y era verdad. _____ El Chane (Guía) del General Antonio Ezeta Recién llegados a esta capital, a fines de marzo de 1894, el General don Domingo Vásquez y los valientes Jefes que lo habían acompañado en sus campañas de Honduras, Vásquez elogiaba con -144-

calor la inteligencia, pericia y valor del mas joven de sus Generales, el norteamericano Heriberto Jeffries, ante la presencia de los Generales don Carlos y don Antonio Ezeta. En una de las visitas que hiciera al Señor Presidente el General Vásquez, acompañado del General Jeffries, don Carlos expuso los deseos de su hermano Antonio de llevarse a Jeffries como su segundo a la ciudad de Santa Ana y como el General Vásquez hiciera disimuladamente una señal negativa al designado, éste con toda cortesía, declinó tan honroso nombramiento, provocando el despecho e hiriendo el amor propio de «El León de la Frontera», como lo llamaba la prensa servil de aquella época. Oír la negativa de Jeffries y levantarse del asiento don Antonio, todo fue uno; y paseándose a pasos largos por la sala, dijo: «Cuando ocupe un General hondureño, será únicamente como Chane » (Guía). Debe recordarse que don Antonio soñaba con ser el amo, no solamente de El Salvador, sino que tambien de Honduras, y con este fin, siempre estaba en inteligencias con su hombre escogido, el General Rosendo Ferrera (a) Remolino.

Un mes después de lo ocurrido, estallaba la revolución en Santa Ana, el dia 29 de abril de 1894, que diera en tierra con el régimen ezetista, y entre los Jefes de mas nombradía, figuraba al General Heriberto Jeffries, defendiendo al Gobierno constituido de don Carlos Ezeta. La lucha fue encarnizada durante todo el mes de mayo, corrió sangre en abundancia: pero todo fue en vano; el momento de tocar fagina (o sálvese el que pueda) llegó pronto, y don Carlos, temeroso de caer prisionero en manos del General Manuel Rivas, abandonó la capital y se embarcó en el puerto de La Libertad (hizo la inversa del cuento del Capitan Araña) dejando a su hermano Antonio en tierra, soñando con no dejar piedra sobre piedra de la ciudad heroica. Le llega noticia de la fuga de su hermano y empieza a recibir falsos telegramas fechados en San Salvador; pero en realidad transmitidos de Opico por el General Tomas Regalado, que audazmente ocupa ese pueblo. Todo fue desconcierto y desbarajuste loco. Don Antonio -145-

Sale de peque para Santa Tecla, sin ordenar la preconcentración de los puestos avanzados ocupados por el General Jeffries y el valiente coronel Gregorio Molina, que avisados por una vivandera, se dan cuenta de lo que pasaba y se retiran tambien sobre Santa Tecla, recogiendo a su paso elementos de guerra abandonados y engrosando sus filas con soldados dejados en abandono por sus jefes. A su paso por la hacienda de «El Sitio del Niño» apagan el incendio dejado por las fuerzas de don Antonio y llegan a Santa Tecla en momentos que los vecinos se preparaban para darle caza a «El León de la Frontera», que casi estaba solo; pero la llegada de las fuerzas del Jeffries y Molina los hace desistir de su propósito. Del puerto de La Libertad hablan por teléfono y el Coronel Federico Breve no entiende lo que le dicen, solo oye el nombre de Jeffries, cree que le hablan en baturro y llama a este Jefe para ver si el entiende; resultando que hablaba el Capitan del cañonero norteamericano «Bennigton», Thomas, amigo de infancia de Jeffries, que le ofrece refugio en su barco. Este jefe le comunica a don Antonio la generosa oferta de su amigo y le ofrece interceder para que Thomas lo reciba a bordo

del barco en unión de sus poquísimos compañeros. No había tiempo que perder y se dirigen hacia el puerto; pero en Zaragoza estaba el Coronel Salvador Ayala, con una fuerza destacada de San Salvador, que estaba ya en poder de la revolución, con el objeto de capturar a los fugitivos; pero Jeffries ordena a sus dos cornetas, que no lo habían abandonado, que toquen atención y ataque a la bayoneta por distintos rumbos de la población, y la fuerza de Ayala se encierra en las casas dejando libre el paso. Don Antonio llega al puerto y se embarca acompañado de diez y seis compañeros, entre los que se encontraban Juan Cienfuegos, Florencio Bustamante y Guzmán (El Choco), mas los Capitanes José Maria Castro, Fernando Carranza Tenorio, y los dos cornetas de Jeffries; de los demás no recuerdo el nombre. A bordo estaban cuando llegó un oficial del puerto con una carta firmada por el General Estanislao Pérez, de San Salvador, dirigida al Señor

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General de División don Heriberto O. Jeffries, cuyos términos, mas o menos eran: «Teniendo datos fidedignos de la honrosa conducta observada por Ud. en la emergencia política que toca a su fin, en unión de mis compañeros de armas, le ruego no abandonar el país y venirse a esta capital para ayudarnos en la construcción de la patria, programa inicial de nuestra gloriosa revolución. Queda empeñado mi honor de soldado patriota en el cumplimiento y sinceridad de mi oferta, etc. etc. el General Jeffries acepta quedarse y va a despedirse de don Antonio en la forma siguiente: «Ya tuve el alto honor de servir a Ud. de Chane y puede estar seguro de que le serviré como tal, cada vez que me necesite». Don Antonio recordó la escena de un mes antes, y dio excusas muy cumplidas al digno General Jeffries. Poco tiempo después vimos el nombre del General Jeffries figurando como Presidente de la Comision Reformadora de las Leyes a Militares de El Salvado, y trabajando como ingeniero constructor en unos pabellones del Asilo Sara; construyendo una cloaca madre que arranca de la Penitenciaria y concluye en el

Zanjon Zurita; montando el primer crematorio de la capital; haciendo la casa de doña Josefina de Uriarte y levantando un edificio de dos pisos que sirvió para el Club Unión. e interviniendo en muchos trabajos mas de importancia. La Conducta de Dos Mayores del Ejército El año de 1909 estaba haciéndose una de tantas reparaciones en la carretera que de esta capital conduce al puerto de La Libertad. En el lugar llamado «El Coplanar» se establecio el campamento general del «Cuerpo de Rurales», compuesto de desertores del ejercito, faltistas a las paradas dominicales, pequeños contrabandistas, (chicheros), algunos ladrones rateros y en su mayoría, de presos de Orden Superior.

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Uno de tantos días dispuso el jefe del cuerpo mandar a bañarse a un pelotón de reos al puerto, y designo al Mayor Chicas, para que fuera en su custodia con un grupo de soldados; Chicas era el segundo jefe del cuerpo, el Capitan Federico C. Grande, el tercero: Jefe de flagelación, el Teniente Escobar (a) La Muerte, y el terror del presidio, el Teniente Pleités. Perdura la imaginación de los pacíficos habitantes de La Libertad la tragedia siguiente: cuando el Mayor Chicas obligó al pelotón de reos a internarse en el mar, como era natural, las cadenas fueron aterradas por la arena y muchos de aquellos desgraciados perecieron ahogados; y como los humanitarios porteños quisiesen auxiliarlos, el Mayor Chicas lo impidió diciéndoles «Son unos bandidos. Lo que hay que sentir son las cadenas»……. La Providencia, ya que no la justicia humana, se encargó de castigar a esos criminales. El Coronel, Comandante del Cuerpo, murió envenenado poco después en Olocuilla, el Mayor Chicas, nombrado Comandante Local de Victoria, Departamento de Cabañas, fue despedazado a machetazos por los vecinos de dicho

pueblo; el Capitan Calero Grande, fue muerto de una puñalada en uno de los estancos de esta capital; el Teniente Escobar, fue retirado del Ejercito, y por hambre, según dijo el, entro a prestar servicios de policia de línea, y al Teniente Pleites, se le vio ambular por las calles de esta ciudad consumido por la terrible tuberculosis. Y para borrar la impresión dolorosa que ha dejado en las conciencias honradas de la narración histórica anterior, voy a referir otra no menos verídica, que prueba que siempre ha habido, hay y habrá de todo en la Viña del Señor. En el pueblo de Estancuelas allá por los años de 1905 a 1906, existió una modesta y graciosa muchacha que, por sus virtudes era la adoración de todo el pueblo. En una de sus salidas a un valle cercano un sátiro criminal abuso de la indefensa muchacha, y como en su heroica resistencia golpeara y amenazara a aquel malvado con denunciarlo ante las autoridades, aquel hombre sin entrañas la asesino bárbaramente. -148-

Cuando los vecinos del pueblo se dieron cuenta del crimen cometido, se unieron a las autoridades para perseguir y capturar al criminal. Pronto se supo que el asesino había sido cogido y que una escolta militar lo conducía preso. Aquel vecindario, justamente indignado, salio al encuentro del reo con el propósito de lincharlo; pero un jovencito se adelanto a todos disparándole varios tiros al monstruo, dejándolo muerto instantáneamente; la escolta capturo al joven dando cuenta con él al Comandante Local, Mayor Raimundo Moscote; éste dio cuenta inmediatamente al Comandante Departamental, General Alejandro Gomez, de lo ocurrido, y el General Gomez le ordenó instruir inmediatamente el informativo respectivo y dar cuenta con el reo al Juez de Paz; pero el Mayor Moscote le contestó: «Ruego al Señor Comandante General mandarme un sustituto, pues la ley me prohíbe actuar como juez y parte en el asunto. El reo es hijo mió». El General Gomez mandó un oficial a sustituir al digno Mayor Mascote, y le ordeno reconcentrarse a San Miguel.

Con el alma traspasada de dolor aquel militar cumplidor de sus sagradas obligaciones, entrego al reo al nuevo Comandante y se retiro en el cumplimiento de lo ordenado por su jefe, pero con la conciencia del deber cumplido. ____ Lagrimas de un Mayor del Ejército El 4 de febrero de 1913, como todos sabemos, se cometió el bárbaro asesinato del Dr. Manuel Enrique Araujo en pleno parque central; como había que engañar a los ingenuos, se les hizo creer que se desventurado Presidente estaba vivo, para envolver bien el tamal político. Todos los días del 4 al 9 de ese mes, llegaban infinidad de personas a la casa Presidencial a informarse de la salud del ilustre paciente, y mientras dejaban sus firmas en un libro, el 2°Jefe del Estado Mayor Presidencial, deshecho en llanto, -149-

hacía presente su pesar y deseos de fusilar a los célebres asesinos; pero tanto disgusto causó con sus lagrimas, que el General Manuel Rivas que llegaba con frecuencia para informarse, como todos, de la salud del enfermo, para consolarlo le dijo: « Vea, Mayor eso de fusilar a tres hombres atados de pies y manos lo hace a Ud. el mas infeliz; la gracia sería que soltaran al Mulatillo y le dieran un machete a él y otro a Ud. así si vengaría merecidamente al Dr. Araujo». El remedio fue infalible. No solo se secaron las lagrimas del Mayor, sino que se le alargo mas la nariz.

ERRATAS NOTABLES 1° –En la página 10, ultima línea «La Republica Federal», donde dice: López de Santa Ana, léase López de Santa Anna. 2°.–En la página 16 primera línea, donde dice: denominan, léase dominan. 3°.–En la página 24 antepenúltima línea, donde dice: de aquellos de manifiesta hostilidad, debe leerse de a aquellos actos de manifiesta hostilidad. 4°.–En la página 29, primera línea, donde dice Mayota, léase Mayorga.

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