Himno Nacional de Bolivia

Himno Nacional de Bolivia Letra: José Ignacio Sanjines Música: Benedetto Vincenti I Bolivianos el hado propicio Coronó n

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Himno Nacional de Bolivia Letra: José Ignacio Sanjines Música: Benedetto Vincenti I Bolivianos el hado propicio Coronó nuestros votos y anhelos Es ya libre, ya libre este suelo Ya cesó su servil condición.

Al estruendo marcial que ayer fuera Al clamor de la guerra horroroso, Siguen hoy en contraste armonioso Dulces himnos de paz y de unión. CORO De la patria, el alto nombre En glorioso esplendor conservemos Y en sus aras de nuevo juremos, Morir antes que esclavos vivir.

II Loor eterno a los bravos guerreros, Cuyo heroico valor y firmeza Conquistaron las glorias que empieza Hoy Bolivia feliz a gozar.

Que sus nombres el mármol y el bronce A remotas edades transmitan, Y en sonoros cantares repitan, Libertad, libertad, libertad. CORO De la patria, el alto nombre En glorioso esplendor conservemos Y en sus aras de nuevo juremos, Morir antes que esclavos vivir.

III Aquí alzó la justicia su trono Que la vil opresión desconoce Y en su timbre glorioso se goce Libertad, libertad, libertad

Esta tierra inocente y hermosa Que ha debido a Bolivar su nombre Es la Patria feliz donde el hombre Goza el bien de la dicha y la paz CORO De la patria, el alto nombre En glorioso esplendor conservemos Y en sus aras de nuevo juremos, Morir antes que esclavos vivir. IV Si extranjero poder algún día Sojuzgar a Bolivia intentare A destino fatal se prepare Que amenaza a soberbio agresor

Que los hijos del grande Bolívar Han ya mil y mil veces jurado ¡Morir antes que ver humillado de la Patria el augusto pendón! CORO De la patria, el alto nombre En glorioso esplendor conservemos Y en sus aras de nuevo juremos, Morir antes que esclavos vivir.

Colgando En Tus Manos Carlos Baute Quizá no fue coincidencia encontrarme contigo Tal vez esto lo hizo el destino Quiero dormirme de nuevo en tu pecho Y después me despierte en tus besos Tu sexto sentido sueña conmigo Sé que pronto estaremos unidos Esa sonrisa traviesa que vive conmigo Sé que pronto estaré en tu camino Sabes que estoy colgando en tus manos Así que no me dejes caer Sabes que estoy, colgando en tus manos Te envío poemas de mi puño y letra Te envío canciones de 4:40 Te envío las fotos cenando en Marbella Y cuando estuvimos por Venezuela Y así me recuerdes y tengas presente Que mi corazón está colgando en tus manos Cuidado, cuidado Que mi corazón está colgando en tus manos No perderé la esperanza, de hablar contigo No me importa que dice el destino Quiero tener tu fragancia conmigo Y beberme de ti lo prohibido Sabes que estoy colgando en tus manos Así que no me dejes caer Sabes que estoy, colgando en tus manos Te envío poemas de mi puño y letra Te envío canciones de 4:40 Te envío las fotos cenando en Marbella Y cuando estuvimos por Venezuela Y así y así me recuerdes y tengas presente Que mi corazón está colgando en tus manos Cuidado (cuidado) mucho cuidado (cuidado) Marta yo te digo me tienes en tus manos Cuidado (mucho cuidado) cuidado No importa que diga el destino quédate conmigo, Lo quiero todo de ti, tus labios, tu cariño, lo prohibido

Te envío poemas de mi puño y letra Te envío canciones de 4:40 Te envío las fotos cenando en Marbella Y cuando estuvimos por Venezuela Y así me recuerdes y tengas presente Que mi corazón está colgando en tus manos Cuidado, cuidado Que mi corazón está colgando en tus manos Que mi corazón está colgando en tus manos Que mi corazón está colgando en tus manos

EL LOBO CON PIEL DE OVEJA

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada. Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante. Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

Biografia de: NATANIEL AGUIRRE

(Cochabamba, 1843 - Montevideo, 1888) Político y novelista boliviano. Considerado un clásico de la literatura de su país, su narrativa se inscribió en la novelística de finales del siglo XIX como una excepción al relato colonial, al memorialismo y a la reconstrucción histórica que predominaron hasta entonces. Su obra sirvió así de puente entre el ya caduco romanticismo y el incipiente realismo. El conjunto de su producción es por ello difícilmente catalogable. Se le considera un caso excepcional incluso por su biografía, ya que sólo en la madurez fue reconocido por su obra ensayística, habiendo dedicado anteriormente su vida a la política. Fue miembro del Consejo de Estado en 1872 y de la Convención en 1880, y después ocupó sucesivamente la cartera de ministro de Hacienda, de la Guerra, del Gobierno y de Relaciones Exteriores durante gobiernos de distintos presidentes. En 1885 publicó la novela Juan de la Rosa (Memorias del último soldado de la Independencia), que le valió el mayor reconocimiento de los intelectuales y del mundo de la cultura boliviana y lo situó entre los narradores más relevantes del país. La novela relata algunos de los episodios más heroicos de la historia de Cochabamba, su ciudad natal, para destacar la resistencia del pueblo contra el general español José Manuel de Goyeneche. Al tratar en una novela histórica hechos recientes que todavía estaban en la conciencia de los lectores, Nataniel Aguirre se alejó del estilo romántico que prefería situar los relatos en tiempos más remotos y acercarse a una literatura didáctica que trataba de formar a la población en la corriente liberal. Por esta obra el eminente crítico Anderson Imbert lo juzgó el mejor novelador de la historia de Bolivia.

De 1874 a 1883 publicó varios ensayos de relativo éxito pero de indudable interés, comoUnitarismo y Federalismo, Biografía del General Francisco Burdett O'Connor o Bolivia en la Guerra del Pacífico. Escribió también poesía lírica y patriótica, cuentos, dramas románticos de corte folletinesco, como Visionarios y mártires (1865) y Represalia de héroe (1869), y las novelas La bellísima Floriana y La Quintañona.

Cuento literario INVIERNO. Chancadora de Quijada. Escritora española de cuentos y poesías infantiles y reflexiones. Cuento sobre el invierno.

Esta mañana, al abrir la puerta, me encontré con el Sr. Invierno recién llegado a la ciudad. Buenos días, le dije. Buenos días tenga usted, él me respondió. Venía, como cada año, a invitarme a pasear y a charlar. El Sr. Invierno es alto y delgado. Afilado, casi puntiagudo y muy atildado. Es muy friolero por eso viste siempre, como mínimo, con quince abrigos, diez bufandas, cinco gorras, varios pares de guantes, ocho calcetines y sólo usa un par de botas porque si se pone más, anda como un pato. El Sr. Invierno es bastante taciturno, reservado, circunspecto… Vamos, que es muy callado. Y hay quien piensa que es seco, adusto y bastante agrio. Él se queja, es normal, de que nadie parece quererle, de que todos le vienen a protestar, que si hace mucho frío, que si no se puede ver el sol, que si las flores, que si las plantas, que cuando vuelve el

calor… Y yo dejo que proteste porque no tiene con quien hablar. Y lo dejo que se queje porque no tiene con quien charlar. Y me cuenta que todo el mundo le pregunta por la primavera y todos suspiran por ella: ¡Ay, cuándo llegará!- y el pobre no lo comprende porque a él, el invierno, le parece, ella, la primavera, una cabeza a pájaros sin un gramo de seriedad. Y con el verano -se lamenta- ya es una locura: que si el sol, que si la playa, que si los helados, que si la alegría… ¡menuda chaladura! Y el pobre no lo comprende porque a él, el invierno, le parece él, el verano, un cabeza loca sin un gramo de formalidad. Hasta al otoño, su hermano más cercano, me cuenta, lo prefieren antes que a él. Porque dicen que es romántico, bufa desdeñoso, y nostálgico y… otras zarandajas. Y el pobre no lo comprende porque a él, el invierno, le parece que él, el otoño, un cabeza loca sin un gramo de gravedad. Y yo dejo que proteste porque no tiene con quien hablar. Y lo dejo que se queje porque no tiene con quien charlar. Y seguimos paseando mientras él se sigue lamentando sin parar. En el fondo, es su modo de disfrutar. Y poquito a poquito, pasito a pasito, a casa regresamos charlando sin parar. Llegamos a casa, sirvo un chocolate bien caliente y el Sr. Invierno, da un suspiro satisfecho y guarda silencio. No se quita ni abrigos, ni bufandas, ni guantes ni nada, es muy friolero. Sentado cerca del radiador me pide una manta y contempla con aire tristón la nieve que cae en el exterior. Es un poco huraño el Sr. Invierno, un tanto taciturno, algo melancólico, y bastante quejicoso, no lo no voy a negar pero en cuanto le conoces -créeme, es la verdad- es bastante agradable sentarse en silencio junto al fuego mientras, allá afuera, el frío, la lluvia, el viento, la nieve, la niebla y el hielo llegan tras él. Cuando la cae la noche el Sr. Invierno se despide porque su trabajo debe continuar. Buenas tardes, le digo, vuelva para Navidad. Buenas tardes, me responde, aquí estaré sin faltar. Y, mientras cierro la puerta, y le veo marchar pienso en que me gusta el Invierno, no lo puedo evitar. Fin