Hay Un Dios L.O. Engelmann

L. O. ENGELMANN HAY UN DIOS Segunda Edición EDITORIAL CAJICA 19 Sur 2501 Puebla, Pue. Méx. PREFACIO A LA EDICION DE

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L. O. ENGELMANN

HAY UN

DIOS Segunda Edición

EDITORIAL CAJICA 19 Sur 2501 Puebla, Pue. Méx.

PREFACIO A LA EDICION DE 1963 Mucho aprecio la buena acogida que ha tenido este librito. El interés que levantó cuando primero se publicó y durante los años, me ha demostrado que el pueblo ansía saber la verdad, y que · está dispuesto a considerar los argumentos a favor de nuestra antigua fe.

Impreso en Imprenta Volcanes . 19 Sur 2501. Puebla. Pue Méx.

Tiro: 3.000 Ej em plares . Se terminó de imprimir el 15-I-1964.

Desde la primera edición, en 1936, el conocimiento de la naturaleza ha aumentado mucho. Digo que el conocimiento, pues la naturaleza no ha cambiado; sólo ha progresado nuestro conocimiento de ella. Y en algunos casos sólo ha cambiado la teoría acerca de ella. Las teorías cambian, pero la

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mocracia, la honradez, la libertad, la civilización y la educación, · en estos años.

Verdad, las leyes que Dios puso en la naturaleza, no cambian. Se oye decir, a menudo, que el mundo ha progresado. Y a veces que ha evolucionado. Pero cambio no siempre es progreso. Y de evolución no ha habido nada. Pues evolución, correctamente entendido, significa un progreso por calidades inherentes en la materia. y esto no ha habido. Y por otra parte, aunque ha habido mucho cambio, no todo ha sido progreso. En unas cosas hemos aventajado mucho. En otras hemos ido para atrás de una manera espantosa. En cuestión de máquinas hemos aJclantado. En cuestión moral hemos perJido terreno. Un hombre que ha tomado parte en la vida pública por medio siglo, como el autor, no puede menos que comparar la vida de hace cincuenta años con la de hoy, y tratar de delinear las tendencias. Y a la vez que se goza de conocer el avance físico, se entristece en ver la terrible decadencia de la de-

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Pero, tomando en cuenta los cambios, y los adelantos que ha habido en los conocimientos de la naturaleza, he creído prudente revisar este libro, y ponerlo al tanto de la ciencia moderna para esta nueva edición. Espero que mis lectores encuentren en él algún alimento para su mente y espíritu, y guía a la Verdad. Enero 15 de 1964.

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L. O. Engelmann.

INSTITUTO BIBLICO DE GUAYAMEO

Guayameo, Guerrero, México.

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¿HAY UN DIOS? En un VIaJe hacia el Egipto, los sabios yuc acompañaban a Napoleón, se divertían discutiendo en contra de la existencia de Dios. Después de largo hablar, y cuando habían comprobado a su satisfacción que Dios es una mera superstición, y que no existe en realidad, oyeron de repente la voz de Napoleón Bonaparte, quien, contestando sus argumentso sofísticos, les dijo: "Muy bonito, caballeros, pero ¿quién hizo eso?" y señaló el Cenit, lleno de estrellas. Un viajero francés tuvo una conversación con un Kafir, en la cual le dijo éste: "Ha-

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ce doce años fui a pastorear mis rebaños. El cielo estaba nublado, y me senté en una roca y me hice preguntas muy tristes; sí, tristes, pues no podía contestarlas. ¿Quién hizo las estrellas con sus manos? Y ¿sobre qué columnas descansan? Así me pregunté. Las aguas nunca se cansan; no saben otra ley que l¡¡. de fluir sin cesar, desde que amanece hasta que la noche llega y desde el ocaso hasta la aurora; pero ¿dónde descansan? y ¿quién hace que así caminen? Las nubes vienen y se van, y dejan caer sus aguas sobre la tierra. ¿De dónde vienen? ¿Quién las manda? Ciertamente, nuestros adivinos no nos dan lluvia; pues ¿cómo podrían hacerlo? Y ¿por qué no veo con mis ojos cuando suben al cielo a traerla? Al viento no lo veo, pero ¿qué cosa ·es? ¿Quién lo trae, lo hace rugir, soplar y llenarnos de terror? ¿Sé yo acaso cómo germina el maíz? Ayer no había ni una hoja en mi campo, pero hoy volví a él y ya la encontré; ¿quién dio a la tierra la sabiduría y el poder para reproducirlo? Entonces cubrí mi rostro con las dos manos".

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9 mil estrellas; con la ayuda de unos gemelos es posible ver cerca de cien mil; con la . ayuda del telescopio más poderoso se alcanza a distinguir más de cien .mil; mientras que la placa fotográfica nos revela millones, que ni el más poderoso telescopio revela. La luz camina a razón de 295,000 kilómetros por segundo; 'no obstante, hay estrellas tan lejanas que la luz salida de ellas, hace más de cuatro siglos, tal vez ahora la estemos viendo. Podría ser que veamos ahora la luz de estrellas que hace cien años se apagaron. En la primavera de 1934 se dio el caso de verse extinguir una estrella, que hace más de cien años había perdido su luz. La estrella más cercana que se ha observado hasta la fecha es la Alfa, de la constelación - del "Centauro", probablemente unos quince millones de kilómetros más cercá que cualquiera otra; no obstante si la miramos esta noche, no la vemos tal como es, sino tal como era hace cuatro años. Nuestro sol está un millón de veces más cercano que cualquiera estrella, y sin embargo dista apro-

Esta experiencia la tenemos todos. En 1922 estaba yo en Breckenridge, Texas, celebrando una serie de reuniones con confeíencias sobre este asunto. Una noche, al regresar al hotel, solo, ya muy noche, vi que alguien me seguía. Invité al que me seguía a que se me acercara, y vi que era un joven de unos 20 años. Después de andar juntos un buen rato, éste se detuvo y me dijo: "Señor, yo he perdido la fe en la religión de mis padres, y hace algunos años me propuse ser ateo. Pero no puedo ver esa luna y esas estrellas y decir que no hay Dios. Si sabe usted algo, explíquemelo". Y yo no pude menos que pensar en las palabras d~ Dios mismo, en el Salmo 19: 1, en la Biblia: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos". Lo primero que llama la atención del que se pone a observar el mundo, es la múltiple actividad y armonía con que se realiza, el gran poder y energía que ella representa. El ojo humano puede ver seis mil o siete

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-10ximadamente 148 millones de kilómetros de la Tierra. Nuestro universo entero es como un rinconcito de la "Vía -Láctea". Y en toda esta infinidad de espacio, · está obrando a cada momento una fuerza que llamamos: "Gravitación Univesral", que hace caminar en sus respectivas órbitas a los astros, planetas, estrellas y satélites, con la precisión de un reloj. No chocan las estrellas, no hay variación apreciable. Esta ley de gravitación, en sí sola, contiene un problema ante el cual desmaya nuestra inteligencia. Esta tierra en que vivimos, es tan grande que si se juntara la fuerza de todos los seres humanos que han vivido en el mundo desde la creación hasta hoy, en un solo brazo, no podría mover el mundo un milímetro. Si se repartiera el mundo entre todos los que han vivido desde la creación hasta ahora, le tocaría 185.896,544 metrós cúbicos a cada persona; sin embargo, la ma• no poderosa de Dios, lo mueve por el espa•

-11cio a razón de 27,683 kilómetros por segundo. De la misma manera, increíblemente maravillosa, es la vida microscópica. Un solo microbio, tan pequeño que no se puede ver sin la ayuda de uria buena lente de aumento, pero que vive en el agua de nuestro diario uso, s'e convierte en el breve lapso de unas pocas horas, en un millón de microbios. Una "familia" de insectos tiene más distintas especie que estrellas podemos ver con nuestros ojos, y una sola especie se forma de multitudes incontables de individuos. Dicen los exploradores, que en el Océano Antártico se cogen de diez a treinta mil crustáceos, de una sola clase, cada vez que se echa la red. Pero más notable, es la incesante actlVl' dad que despliegan los insectos, los peces y las aves. En el río San Lorenzo se encuentran montones de piedras de más de una tonelada, formados por peces que traen año tras año piedras, todas de un mismo tama-

t 12 ño y forma, y las dejan caer en un solo 'lugar. En otros lugares se encuentran montones de piedras, hasta de cinco metros de largo y metro y medio de alto, hecho por las anguilas. En la Australia hay una ave de tamaño de nuestro ganso doméstico, llamado el gallo de juncal (jungle fowl), que hace el nido más grande de todas las aves del mundo, en forma de montículo. Uno de estos nidos midió cincuenta metros de circunferencia y más de cuatro metros de alto. Hay una especie de araña que en ciertas épocas del año fabrica en Sll cuerpo dos hilos delgados, que se levantan hasta sesenta centímetros de la tierra; luego la araña da un brinco, y es llevada, hacia arriba por el viento, como por un globo, hasta donde quiere ir. Cuando desea aterrizar, sencillamente, hala hacia sí los hilitos y desciende suavemente. Hay días en que miles de estas arañas hacen el viaje tan interesante, a veces molestando a los hombres que se enredan la cara en las telarañas volantes. En los seres de esta tierra "algo" está siempre obr911do.

-13En la Sierra Madr~ de México vi en febrero de 1936, el trabajo de una esp~cie de avispa, cuyo instinto es admirable. Cuando desea poner un huevo, hace primero una cuevita de lodo, en forma de botella. Luego va y se busca cierta clase de gusano, y, cogiéndolo, lo va picando en ocho lugares del cuerpo, para dejarlo vivo pero paralítico. El veneno del piquete de la avispa tiene el poder de adormecer los nervios, y la avispa pica solamente donde hay un centro nervioso del gusano. Si matara al gusano, la carne se pudriría, al dejarlo paralizado pero vivo, al nacer la larva de la avispa encuentra carne viva para su alimento. Abrí la cuevita de una avispa, y encontré siete gusanos paralizados en ella. ¿Cómo sabe este animalito la manera de preparar comida para sus hijos? Instinto, qice usted. Sí, por supuesto, pero ¿por qué tiene la avispa un instinto tan científicamente desarrollado? No pica ni una ve:; donde no hay centro nervioso, pero no deja ni un centro nervioso sin su piquete venenoso. ¿Cuántos hombres podrían decir

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tan exactamente dónde están los centros nerviosos del gusanito? Y la avispa lo sabe. ¿Cómo? De igual manera, están en continuo mo~ vimiento, en trabajo perpetuo la electricidad, el magnetismo, y el radio. En cada gramo de carbón de piedra hay atesorada energía suficiente para transportar (si correctamente se usara) una tonelada a una distancia de 11 O metro~'>. Y esta energía, se atesoró en el carbón sin ayuda de los hombres, en los siglos pasados. De dieZí toneladas de mineral crudo se saca un gramo de radio; y el total de éste, que se ha producido desde que se descubrió, todayía no llega a diez; gramos. Pero una especie de radio despide ríos de particulitas microscópicas con una velocidad de 31,680 kilómetros por segundo, cuarenta mil veces más rápidamente que la bala de un rifle. Otra clase, despide los átomos a raz;ón de 158,400 kilómetros por segundo. Estas partículas pueden penetrar 30 centímetros de hierro y a pesar de tanta energía gastada no

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se nota desgaste en el ·poder del radio de modo que antes es creía que recupera constantemente la parte gastada. En tiempos pasados se creía que loo átomos eran las partes más pequeñas de la materia. Hoy se sabe que cada átomo consiste en un número de partículas eléctricas, electrones, neutrones, positrones, negatones, variadas en clase, cuyo arreglo determina la clase de materia.· Cada grupito gira como si fuera un sistema de planetas con un sol. Para explicar esto en la manera más sencilla, sin mención de los rayos alpha, beta, etcétera, sería neéesario un librogrande. Hablamos generalmente de las materias inorgánicas como "muertas", pero ahora se sabe que los gases, líquidos, y posiblemente hasta los sólidos, están sujetos al continuo bombardeo de la radiación y, por tanto, en movimiento continuo, moviéndose los electro' nes eternamente y chocando uno con otro. ¿Qué es ese "algo'', causa de tanto movimiento? ¿Qué es el origen del poder?

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Es casi increíble el poder que hay ates~

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pasar las hormigas. Pasan por la casa con bastante orden, investigándola punto por punto, cuarto por cuarto, para cazar su presa, y abandonándola después de convencidas de que ya no hay presa. En las regiones donde abundan, la gente abandona tempO" ralmente una casa cuando llegan estas hormigas, para evitarse las · desgracias que les ocasionan, pues investigan todo rincón y cualquier montoncillo de piedra que encuentren en su camino, llevándose en triunfo los inectos y larvas que encuentran. A veces estas tribus de hormigas, en lugar de descansar en la tierra en un lugar abrigado, suben a un árbol y se suspenden en un enjambre como ,las abejas. Refiere el señor Randolph, que vio formarse uno de éstos: "Una hormiga tras otra descendía, (colgándose de las que ya habían formado cadena) extendiendo sus p a t a s largas y abriendo sus mandíbulas, formando gradualmente una cadena viva hasta llegar a una hoja ancha de la canna cocinea que estaba

50deba jo. Después la cadena se mecía, mientras que la hormiga que estaba en el extremo trataba de coger la hoja con sus mandíbulas y patas delanteras; no lográndolo, otra de la misma clase (la más grande) subió a la planta,· y cogiéndose firmemente de ella con sus patas traseras, extendió hacia arriba las mandíbulas y sus patas delanteras y cogió a su compañera que colgaba desde arriba, concluyendo así una escalera de las más curíosas en el mundo". Esta misma manera se usa para cruzar arroyos; pero cuando se encuentran con una inundación forman una bola viva, con los huevos y las hormigas pequeñas en el centro y las hormigas grandes tapándolos, y así flotan sobre el agua hasta poder llegar a tierra firme. Lo más notable es, cuando las tepeguas (nombre que se da en el sur. de México) cogen un grillo o langosta que se defienden por sus brincos, primero les arrancan las patas de atrás, para que no puedan brincar, y

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-51después los despedazan a su gusto. También es notable, que algunas tribus marchan con sus soldados arreglados en filas como ejércitos, y atacan una casa rodeándola primero, para impedír que se escapen los insectos que haya en ella. Otros insectos y animales presentan iguales maravillas, cada uno según su raza. Por falta de espacio no damos más ejemplos, que son tan asombrosos como los ya citados. ¿De dónde tanta inteligencia (o instinto, si se negara la inteligencia) y tanto método en estos animalitos tan insignificantes? Si no hay inteligencia que los hiz,.o, ¿cómo se explica todo esto? Y si es sólo la casualidad la que gobierna este mundo, ¿por qué algunas células siempre funcionan de cierta manera fija? ¿Por qué produce un pollo el huevo de gallina y nunca un pato? Darwin una vez, hizo la muy pertinente pregunta, "¿Por qué crecen siempre plumas en la cabeza de un gallo y en la roca musgosa, siempre el musgo?" Si

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fuera la pura casualidad, ¿por qué no vemos de vez en cuando musgo en la cabeza del gallo, y plumas en la roca musgosa? Se ha dicho, que es posible que entre un número ilimitado de manchitas de tinta en el transcurso del tiempo, la casualidad llevara a algunas de ellas a transformarse en las letras del alfabeto. Pero si ~stas letras se fueran arreglando en palabras, y las palabras en oraciones, y las oraciones en párrafos, y estos párrafos en capítulos, y los capítulos en un lib,..r; que se imprimiese y encuadernase solo, al fin, empezaríamos a dudar, si todo esto es producto de casualidad, sin una inteligencia directora. El profesor Bowne, después de haber publicado su libro de "Metafísica", recibió una carta de un materialista, que le insistió en que la única realidad es la materia, lo físico, y que la mente es nada más que el resultado de la acción del cerebro, y nunca una causa en sí. A esto, contestó el Profesor Bowne. "Según su propia idea de usted, la pro. .

-53testa que usted me manda no es producto de una mente inteligente, sino que su carta es el resultado de ciertas fuerzas físicas, resultando en excitaciones nerviosas que rayaron el papel; su mente no tuvo efectivamente que ver en el asunto". Al leer algunos argumentos de ciertos llamados "científicos", tenemos la tentación de creer que tienen razón en describir sus escritos como producto de su vida física sin intervención de la mente. Pero no podemos llegar a creer que el mundo así llegó a ser, con las mil y una maravillas que contiene. El astrónomo Kircher construyó un globo celeste, lo puso en un eje, lo cubrió con la geografía de los cielos, señalando la posición de las estrellas. Un amigo ateo entró en su cuarto, y, notando el globo en un rincón, preguntó quién había hecho tan maravilloso globo y de dónde venía. Inmediatamente contestó el célebre astrónomo: "No sé de ·dónde viene, ni de quién es.

-54Lo único que sé de cierto es que nadie lo hizo". "¡Qué!" respondió el ateo asombrado, "Esto es imposible. Algúien tiene que haberlo -hecho. Este hermoso globo no podría haberse hecho a sí mismo". Y el señor Kircher usó luego el mismo ar• gumento para hacer comprender a su amigo ateo que este hermoso mundo, tanto más notabl~ que el globo construído por él, no se podría haber hecho solo, por la casualidad. Un fabricante de cuchillería dijo: "En ' nuestra fábrica. · una muchacha dura dos días para aprender a juntar las diecisiete piez.as de un molinillo de carnicero". Podría ser, como ustedes dicen, . que estos millones de mundos, cada uno con su órbita particular, todos tan admirablemente equilibrados en el espacio, sean el resultado de la casualidad. Pudiera ser -yo no sé. No soy más que un sencillo fabricante de cuchillería. Pero esto sé: que si ponen ustedes en un canasto

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55 las diecisiete partes de un molinillo, y por diecisiete millones de años las sacuden, no formarán nunca un molinillo con ellas". Y aquí descansa la inteligencia y el sentido común del hombre. Hay dificultades para creer en un Ser Supremo que hizo todas las cosas; pero hay ,infinitamente más dificultades para no creerlo. Como dijo el Profesor Bomne, los ateos quieren que creamos que el mundo es como una locomotora milagrosa, "que anda sin ma• quinista, pero que hace todo lo que podría hacer con su maquinista: anda para adelante y para atrás, se detiene en las estaciones, silba en los cruceros de camino, toca la cam• pana, enfrena cuando va camino abajo, atiende las señales que se le hacen, espera a otros trenes en las llaves correspondientes, y aumenta la velocidad sí anda atrasada". O, como el señor Smyth se expresa: "No sólo anda, sino que delante de sí arregla la vía, sola empiez,a a andar y sola se detiene; mien· tras anda se va componiendo y hasta mejo-

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rando, y va produciep.do otras máquinas aún más bonitas que ella misma". "Sola se atiza el fuego, sola se compone sus defectos, sola se adapta, sola se aumenta, sola se reproduce". Ciertamente es una locomotora admirable. Y esta maravillosa máquina, se explica diciendo que de alguna manera fue desde la eternidad predeterminada, que así tenía que funcionar. Así es, y siempre ha sido así. O, como otros dirían así es porque así se fue haciendo solita.

chos creían ateo, dijo poco antes de morir en un artículo publicado en un periódico, "Me es tan imposible dudar la existencia de una Inteligencia que mueve las cosas, como dudar de mi propia existencia".

Para creer esto se requiere una fe tan grande que no la tengo yo. No soy tan crédulo que crea todos los cuentos que me platican. Es para mí más lógico y más r~ona• ble creer que cada cosa tiene su r~ón de ser, y que cada máquina tiene su fabricante, sea esta máquina una sencilla locomotora, o un mundo entero. Todavía no hemos visto un hijo sin padres, ni humo sin combustión, para poder concluir y creer que hay un Universo sin Creador.

Lineo, el famoso naturalista, dijo: "Vi a Dios pasar junto a mí en Su gloria, y en

Edison, el famoso electricista, a quien mu-

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Todos los científicos, por muchos que sean sus