Co lecc i ó n h a b í a u n a v e z Una colección de pictocuentos, creada por Graciela Montes, que presenta narraciones
Views 153 Downloads 83 File size 2MB
Co lecc i ó n h a b í a u n a v e z
Una colección de pictocuentos, creada por Graciela Montes, que presenta narraciones breves en un lenguaje lúdico y poético, con elementos gráficos que ayudan a la mejor comprensión textual. Libros para leer acompañados o para comenzar a leer solos.
Había una vez una princesa
Graciela Montes Elena Torres
Graciela Montes Juan Lima
Graciela Montes Saúl Oscar Rojas Graciela Montes Isol
www.loqueleo.santillana.com
Graciela Montes / Elena Torres
Graciela Montes Claudia Legnazzi
GRACIELA MONTES elena torres
GRACIELA MONTES elena torres
H abía una vez una muy linda que vivía en lo de la un
más
, en
inmenso, todo
rodeado de
L a princesa era muy rica
.
y tenía de todo: cien pares de
,
quinientos y dos mil
.
También tenía
,
, y un lago azul,
todo lleno de
Y muchos sirvientes que la y le
y la en la boca.
.
estaba aburrida. Pero la Aburrida de probarse , de comer
y de
tirarles pan a los
.
Q uiso aprender a
,
y bailó hasta que se le cansaron los
Q uiso aprender a
. ,
pero se cansó de no dar nunca en el
.
U n día cuando llegó el invierno y empezó a caer la y el castillo se puso tan frío que hubo que encender la
, la tuvo una idea:
aprender a tejer.
M andó comprar muchos de lana de colores, dos agujas brillantes como dos y dos
, uno blanco y
otro negro, para que hiciesen y jugasen con los
Entonces la princesa se sentó en el
y se puso a
Voy a tejer una
—
–dijo–, una bufanda muy pero muy
.
Y tejió y tejió. Tejió con
y con
y con
.
y la bufanda crecía.
Todos los días venían los y la
bien para
que no se arrugase y venían las y la
Tanto creció la bufanda que los soldados tuvieron que
y llevarla hasta lo más profundo del
L a
, mientras tanto,
seguía tejiendo.
Y pronto la fue tan larga que llegó mucho más allá del hasta las chiquitas del campo.
, más
El campo y las campo estaban
del de
nieve y la bufanda era como un
de colores que bajaba de la montaña.
—
Con este caminito de lana
me voy a hacer una el invierno —dijo un y se cortó un pedazo.
Y después vinieron una y un y tres
y dos
con cinco
y un
para
y cada uno de ellos se cortó un pedacito de para abrigarse.
Y pronto hubo muchísima
con bufanda al cuello.
L a princesa seguía tejiendo. Pero la ya no crecía. S e acortaba, porque cada uno que pasaba le
un pedacito.
L a punta ya no llegaba hasta las
del campo.
Tampoco llegaba hasta lo más profundo del
.