Guia Tematica Derrida de La Gramatologia 1 y 2

DE LA GRAMATOLOGIA (Siglo XXI, 1986) GUÍA DE LECTURA EXERGO 1. Etnocentrismo y logocentrismo: metafísica de la escritura

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DE LA GRAMATOLOGIA (Siglo XXI, 1986) GUÍA DE LECTURA EXERGO 1. Etnocentrismo y logocentrismo: metafísica de la escritura fonética = etnocentrismo de la metafísica 2. Lo anterior impone un orden que rige 1. El concepto de escritura como fonetización: disimula su propio acto de producción 2. La historia de la metafísica: de los presocráticos, pasando por Platón, a Heidegger: el logos como origen de la verdad, la historia de la verdad. Fenómeno asociado a la degradación de la escritura, frenge al habla “plena”. 3. El concepto de ciencia, la ciencia como “lógica” 4. La gramatología: una “ciencia” de la escritura, que debe deconstruir la primacía del logocentrismo.

CAPÍTULO I: EL FIN DEL LIBRO Y EL COMIENZO DE LA ESCRITURA 1. El programa 1. El “problema” del lenguaje: la centralidad de la cuestión del lenguaje y su relación con el signo: oculta una “crisis”: la clausura de la época de la metafísica. 2. La importancia de la lingüística y de la semiología (o “semiótica”): requiere la deconstrucción del concepto “lingüístico” de lenguaje y del concepto de signo. 3. Lenguaje y escritura: el desplazamiento como diagnóstico: 1. La escritura (significante del significante) como auxiliar del lenguaje 2. La escritura como lo central: desborda el lenguaje. El rasgo fundamental: ser significante del significante. 3. Deconstrucción del concepto de signo: si todo signo es significante del significante, no ha más signo. 4. El significado. El “juego” de los significantes. El programa: deconstrucción del concepto de signo, sobre el que se cimenta la noción de “lenguaje”

5. El lenguaje, en su concepción centrada en la voz, el sonido, oculta o disfraza su carácter primario de escritura. La escritura deja de ser el suplemento del habla. 6. Este disimulo: “necesidad histórica”. Privilegio de la phoné. La phoné como el significante primario, como lo más próximo al “sentido” y a la presencia ante sí mismo: la “voz” interior. La Palabra, el logos, 7. La propuesta del programa: la “inversión”: el lenguaje es un “momento” de la escritura, pero produjo un “olvido” de la escritura. La historia de este olvido coincide con la historia de la metafísica, logocéntrica. Anuncia: la muerte del libro y la muerte del habla. 8. Síntomas: creciente importancia del concepto (o la metáfora) de la escritura, en reemplazo de la metáfora del lenguaje. Escritura pictórica, programa (cibernético, biológico) 9. Anticipaciones: El desarrollo de la matemática teórica: notación operatoria, no ligada a lenguaje fonética. La ciencia, en su dependencia de la matemática, independización del lenguaje fonético. Negación de la episteme clásica. 10. Desarrollo de las técnicas modernas de información: en ese momento: técnicas de grabación, fonografía, cintas, etc. Hoy en día, mucho más. Preponderancia del ícono sobre el lenguaje alfabético. El tema central: presencia del hablante ante los demás y ante sí mismo, que autentifica lo que dice por su presencia. 2. El significante y la verdad: Tema fundamental la deconstrucción del concepto de signo a partir de la diferencia entre significante y significado. La deconstrucción de la verdad. 1. Desarrollo de la “lógica” de la escritura y deconstrucción de todas las distinciones que se fundan en la primacía del logos. Particularmente, la noción de verdad, en su sentido “transcendental”. 2. La tesis fundamental: todas las caracterizaciones de la verdad, incluido Heidegger como superador de la ontoteología, son deudoras del logos o del logocentrismo. Este logos estuvo siempre asociado a la phoné, a la voz. 3. El caso paradigmático de Aristóteles. De interpretatione: Proximidad de phoné y pensamiento: el caso paradigmático de Aristóteles: la voz es el signo del pensamiento, la escritura es signo de signo. Las “afecciones del alma”. 4. El signo como tal es significante, carácter derivado (especialmente la escritura). El signo como significante: en la raíz de la distinción entre significado y significante (Saussure). La distinción pertence a la metafísica en cuanto tal. Se requiere una deconstrucción del

concepto de signo, pertenece al logocentrismo. Logocentrismo es fonocentrismo. La voz y la idealización. 5. Indisolubilidad de logos y la voz: el hablante se comprende a sí mismo oyéndose hablar, se afecta a sí mismo, se vincula a sí mismo con la idealidad del sentido. 6. El paso metafísico de la concepción logocéntrica del signo: el sentido del ser como presencia. Retoma la destrucción heideggeriana de la ontoteología: presencia como eídos, sustancia o ousía, como punto temporal o presente, presencia a sí mismo (cogito), conciencia, intersubjetividad, etc. El mismo Heidegger queda presa del logocentrismo y, por ello, no se sale completamente de la onto-teología. 7. La distinción entre significado y significante y el logocentrismo y degradación de la escritura al suplemento exterior del lenguaje auténtico. La distinción, propia de la historia de la metafísica, y especialmente, de la metafísica cristiana. Distinción sensible/inteligible, que acompaña al desarrollo mismo de la lingüística. 8. Otra tesis “metafísica”: independencia del significado respecto del significante: lo inteligible es lo es antes de toda unión con su significante. Referencia a un logos absoluto, las ideas de Dios. La época del signo es esencialmente teológica. 9. Tesis: esta época está “clausurada”, es decir, concluida. El trabajo de la deconstrucción: desmontar la metafísica logocéntrica (y por tanto, el concepto de signo) desde dentro. Esto significa: deconstruir el concepto tradicional de “verdad”, en el sentido transcendental. La deconstrucción no puede realizarse desde una instancia “superior”, más “veradadera”. 10. El objetivo: deconstruir la tesis de la exterioridad de la escritura. La escritura, ahora, es esencial para el lenguaje: “no hay signo lingüístico sin escritura”. Eso significa desconstruir el concepto tradicional de signo. 11. Hilos conductores de la deconstrucción de la exterioridad de la escritura: el texto en general como tejido de signos, secundarios de una verdad (un sentido totalizable) que lo precede, constituido en el medio del logos, como palabra hablada. La escritura como metáfora: la escritura del alma y la escritura “exterior”, (Platón), el libro de la naturaleza, la ley de Dios inscripta en el alma (Rousseau). Buena y mala escritura. 12. El libro como totalidad del significante, que hace referencia a una totalidad de significado. La primacía de la escritura es la muerte del libro. La primacía del texto es la muerte del libro (como unidad absoluta de sentido). El concepto de libro es logocéntrico.

3. El ser escrito. 1. La tesis fundamental: el significado (ideal) es el reverso del significante. El signo es la unidad de una heterogeneidad. El significado no es significante, en sí mismo. La presencia: esencia formal del significado. El signo se determina a partir de la presencia. 2. Nietzsche y la metafísica del signo: Interpretación, perspectiva, evolución, diferencia: elementos nietzscheanos para la deconstrucción del signo en su dependencia de la presencia. Está “fuera” de la metafísica. A diferencia de la interpretación de Heidegger, Nietzsche no queda preso dentro de la metafísica de la presencia. El texto de Nietzsche no está sometido a las exigencias del logos. 3. La posición de Heidegger: 1. Permanece dentro del logocentrismo (la palabra del ser, la voz del ser) y 2. Está fuera del logocentrismo. 1. Permanece, porque toda lengua “precomprende” el ser y lo inscribe en sus categorías lexicales y sintácticas, sin que se confunda con ellas. Abre la historia del logos y hace posible el logos. Todavía hay un significado transcendental. Ser como “palabra originaria” o al menos, el sentido del ser como algo que queda articulado dentro de un sistema de lengua (posibilidad de la palabra en general). La lingüística “deconstructiva”: por encima de una óntica u ontología regional. No necesita de la pregunta por el ser. Quiebra la unidad de la palabra. “Deconstruye” los conceptos-palabra de la ontología. 2. Está fuera del logocentrismo: quiebra la seguridad de la ontoteología. Intenta sobrepasar la metafísica de la “presencia”. Se disloca la unidad del sentido del ser y la unidad de la palabra. La voz del ser no tiene sonido, es silencio o “á-fona”. No es un sonido articulado. El sentido del ser no es un significado y, por tanto, escapa a la relación semiótica. No es transcendental, en sentido estricto, ni fundamental, ni primero. El “retiro” del ser, su ocultamiento. La diferencia entre el significado y el significante no es nada. Ser tachado: puro significante, borradura del significado (o sentido) transcendental. 3. Nietzsche y Heidegger, parte de este doble juego. Antecedente: Hegel: la escritura como exteriorización del logos y la escritura fonética como la forma más servil de escritura, pero, al mismo tiempo, la más idealizadora, la escritura del espíritu: libera la idealidad del concepto en un medio puro: la voz (la escritura se borra en la voz, el medio más abstracto): interiorización del espíritu consigo mismo.

DE LA GRAMATOLOGIA CAPITULO SEGUNDO LINGÜÍSTICA Y GRAMATOLOGÍA 1. La posibilidad de una ciencia de la escritura. La posibilidad de una “ciencia de la escritura” depende del concepto de “ciencia”, que nació dentro de la metafísica, lo cual implica una relación determinada entre habla y escritura. Predominio de la escritura fonética: fonologocentrismo. Pero: la escritura misma es la condición de la episteme, de la ciencia (Husserl, El origen de la geometría). La “ciencia de la escritura” tiene que deconstruir el concepto mismo de ciencia (que pertenece a la metafísica logocéntrica). Confrontación de esta forma de pensar la Gramatología con las teorías positivas de la escritura y las historias de la escritura. Lingüística y gramatología: la lingüística aporta “cientificidad” a la gramatología? Presuposiciones metafísicas acerca de la relación entre habla y escritura. Análisis de la lingüística de Saussure. Deconstrucción de la lingüística de Saussure. 2. La deconstrucción del fonocentrismo de la lingüística saussuriana 1. El predominio de la fonología en Saussure: su cientificidad radica en su enfoque fonológico. 2. El lenguaje para la lingüística: unidad de phoné, glossa y logos (voz, lengua y concepto) (lengua/habla (Saussure); código/mensaje (Shannon); lingüística/lógica; fonología/fonemática/fonética/glosemática (Hjelmslev): carácter derivado de la escritura. Pertenece a la tradición metafísica: signo de signo: Aristóteles, Rousseau, Hegel. 3. Deconstrucción de la lingüística de Saussure: marginaliza la escritura, pero al mismo tiempo requiere su carácter central. El afuera y el adentro. 1. El afuera y el adentro 1. Saussure sólo le reconoce a la escritura un carácter derivado. Si la lengua es un sistema de significantes sonoros, la escritura está expulsada fuera de la lengua, como un adminículo o suplemento. La escritura es significante de significante. La voz es el significante inmediato del sentido (concepto, sentido, etc.).

2. La palabra como unidad de sentido y sonido: significado y significante: pensamientosonido. 3. Lo anterior determina el tipo relación entre palabra y escritura: la fonética, la más próxima a la voz. La escritura parte de unidades de significación previas. Los dos tipos de sistema de representación escrita que reconoce Saussure: el ideográfico (que representa una palabra globalmente) y el fonético (que representa los elementos sonoros de la palabra: silábico o alfabético). 4. El signo es eminentemente arbitrario. No hay escritura si no hay arbitrariedad. No hay escritura pictográfica para Saussure (porque hay una relación de semejanza). 5. Como “representación” de la lengua, la escritura constituye un sistema exterior a ella. Es el “afuera” de la lengua: Externo/interno, imagen/realidad, representación/presencia. Distinciones que se remontan a Platón. 6. El peligro de no ver la relación de exterioridad de la escritura respecto de la lengua: contaminación de la lengua por la escritura. La notación “deforma” la lengua, la “conquista”. Saussure y el Fedro: denuncia de la amenaza de la escritura como perversión: irrupción del afuera en el adentro. Inversión de las relaciones entre el alma y el cuerpo. El cuerpo es al alma como la escritura al habla (viviente): aliento, logos, verbo, espíritu. La escritura: vestimenta del habla. La escritura usurpa el lenguaje y como imagen ocupa su lugar propio. 7. Pero la escritura es olvido de los orígenes: la proximidad entre logos y sonido. 8. La deconstrucción: no invertir la relación entre escritura y habla, sino mostrar que el afuera es el adentro. La violencia de la escritura (la perversión del habla) no es inocente ni inmotivada: el lenguaje es escritura. Preguntas al programa lingüístico de Saussure: 1. ¿Por qué se expulsa del interior de la lengua un sistema particular de escritura, la fonética? Pero la escritura puramente fonética no existe: escritura matemática, fenómenos de la escritura “fonética”: el espaciamiento, la puntuación. 2. La usurpación de la lengua por parte de la escritura, ¿no es un fenómeno esencial y no meramente accidental? 3. La usurpación de la escritura: ¿no estará vinculada a la posibilidad de un significante sin concepto”, a una escritura pura, sin “presencia del sentido”, sin “significado”? Un ejemplo: la notación matemática, el puro formalismo matemático: un pensamiento “sin intuición”. Manipulación formal del significante. 4. Lo que Saussure “dice” sin reconocer: el reconocimiento del predominito de un cierto modelo de escritura como sistema de representación de un sistema de lengua: la escritura

fonética y alfabética. Pero: si la escritura es signo de signo, y si todo signo, para ser signo, remite a otro signo, entonces (como se verá), la lengua también es escritura (o, al revés, si no se admite esto, la escritura no es un signo de signo, porque no hay signo). 5. El sistema de lengua asociado a la escritura fonética pertenece a la metafísica logocéntrica (en realidad, la funda), para la cual el sentido del ser es la presencia. La metafísica logocéntrica reprimió la reflexión sobre la importancia de la escritura. 6. Sin embargo, es Saussure mismo quien funda las posibilidades de una ciencia de la escritura por derecho propio (es decir, más allá de la técnica de representación). El afuera es el adentro. La escritura es el origen del lenguaje. 2. El afuera es (tachado) el adentro 1. La tesis de lo arbitrario del signo y la primacía de la escritura como modelo general. 1. La tesis de la arbitrariedad del signo: borra la distinción esencial entre signo lingüístico y el signo gráfico. Si arbitrario es “institución inmotivada” duradera de un sistema de signos (una “inscripción” duradera), entonces el modelo de la escritura es universal, anterior a la lengua fónica. Dentro de esta universalidad se distingue luego entre signo gráfico y signo fónico. Ojo: el lenguaje como un sistema de diferencias más o menos “permanentes”: el juego regulado de las diferencias. 2. La tesis de lo arbitrario del signo destruye el concepto de significante (grafema) del significante (fonema). En la escritura fonética, el grafema (la escritura) no es la mera imagen del fonema-significado, no es su exterior “figurado”, justamente porque es “arbitraria”. El grafema no es un ícono del fonema. La escritura no es imagen, no es símbolo (en el sentido saussuriano). Como reconoce Saussure mismo: son dos sistemas de signos distintos. 3. El origen de esta lógica contradictoria de Saussure (le resta autonomía al signo escrito, pero al mismo tiempo, de derecho, debería otorgársela): el concepto de episteme que pertenece a la metafísica logocéntrica. Se requiere una deconstrucción del concepto de episteme. 2. La escritura como huella (comienzo de deconstrucción de la episteme). 1. La escritura es “externa” al habla (porque no es su imagen) y lo más interior del habla (porque ella misma es una escritura): toda forma de signo es una inscripción, es una cierta “grafía”. El concepto de huella instituida. Todo sistema de significación es “huella instituida”. 2. La huella instituida es inmotivada (“signo arbitrario”): no hay “naturalidad” en la constitución de la huella.

3. Por qué huella instituida (en lugar de sistema de signos): la huella instituida es 1. un sistema de diferencias y referencias mutuas. 2. Es una huella, en el sentido de que no hay una “presencia” transcendental de la cual es signo (un sentido, por ejemplo, pero también a presencia del sujeto para sí mismo). La huella es precisamente, marca de una ausencia transcendental, de algo que falta. La huella es un movimiento: es el movimiento de la alteridad total, de lo absolutamente otro, que se destaca siempre como ausente (y es previo a todo ente). En la huella se “anuncia” lo otro, sin hacerse presente nunca. 3. La huella es un movimiento general de lo “otro”. Por esa razón, no es inmotivada, sino que deviene inmotivada y pasa por diversas fases de desarrollo. En ese sentido, el ente es una huella, el símbolo lo es también (como lo semejante a lo que significa) y deviene inmotivado a través del signo (cualquiera que sea), como un caso especial de la huella. 4. En ese sentido, el “símbolo” (en el sentido saussuriano) es anterior al signo: en el movimiento inmotivado de la huella, no hay símbolos y signos, sino que el símbolo deviene signo. 5. La huella está antes que toda distinción y oposición. Es lo que permite el devenir inmotivado del signo. 6. La semiótica de Peirce: el proceso de la semiosis como devenir inmotivado del símbolo (en un significado diferente del de Saussure: símbolo = signo convencional, para Peirce). Todo orden del símbolo (Peirce) o del signo (Saussure) está enraizado previamente en un orden no-simbólico (Peirce) o simbólico (Saussure). 7. La consecuencia de lo anterior: todo signo (en cualquiera de sus significaciones) remite a una cadena anterior de signos (por el movimiento de la huella): no hay una base no semiótica. No hay una base o fundamento donde no exista ya un movimiento de significación o remisión semiótica, es decir, en la que haya una “presencia plena” del significado (o denotado). Sólo hay un juego de signos. No hay una presentación o presencia definitiva (“intuitiva”) de la cosa misma: contra Husserl. Peirce sobre Husserl. 8. En este sistema de referencias recíprocas: el sentido es un efecto de las referencias mutuas: es decir, todo signo es significante de significante. Donde hay sentido, hay signo. Por tanto, el concepto mismo de signo (saussuriano) como fusión de significante y significado, pierde su sentido. El sentido o significado es resultado del juego de significantes, pero el mismo está ausente (“ausencia de significado transcendental”). “La escritura es el juego en el lenguaje”: ausencia del significado transcendental. 9. Este juego como algo “transcendental” sólo puede pensarse metafísicamente, a través de Husserl, Heidegger y más allá, como destrucción de la metafísica: pensar el “juego del mundo”.

10. La gramatología: una “ciencia” que “sigue” las transformaciones de la huella: ciencia de la inmotivación de la huella. Ciencia que sigue los movimientos de la huella. La gramatología como superación de la semiología (que tiene como modelo el lenguaje). 3. La lengua es una especie de la escritura: la archiescritura, la archihuella y la diferancia. 1. La lengua y el sistema de la escritura poseen una raíz común. La segunda no es una imagen de la primera. 2. La inversión de Saussure: la escritura se vuelve “modelo” de la lengua: diferencia fónica y diferencia gráfica. Reconoce que una lengua, en cuanto sonora, es un “sistema de diferencias” en analogía a las diferencias “gráficas”. Una “inscripción”: escritura originaria. La diferencia como valor lingüístico. 3. La diferencia como tal no es fónica. El sonido, por sí mismo, no pertenece a la lengua. Lo que hace a la lengua es el sistema de diferencias fónicas. La diferencia entre forma y sustancia o materia fónica. La lengua estable es “un sistema de diferencias”, es decir, una estructura. 4. El estudio de los aspectos formales del lenguaje: la estructura: la fonología, la glosemática de Hjelmslev: poner entre paréntesis la sustancia sonora. 5. En términos generales, no hay ningún lenguaje que no haya sido escritura. No hay un lenguaje “original”, “natural”. En la “fundación” del lenguaje hay una “archi-escritura” (en el sentido de un arché, origen). Todo lenguaje es, en su origen, escritura. Es decir, en el “origen” del lenguaje hay una archiescritura, que es el movimiento de la huella como tal. 6. No hay ciencia de la archiescritura, en el sentido de que no puede ser reducida a una presencia (no hay una archi-estructura, una estructura originaria). 7. La archiescritura está en el origen de todo sistema de signos como sistema de diferencias. Está caracterizada por el movimiento de la “diferancia”: 1. Diferencia, 2. Remisión dentro de un sistema y 3. Diferimiento, en el sentido de “retardo” o “temporalización”: una estructura de remisión no está presente nunca en cuanto tal, sino que es un sistema que difiere de una parte a otra. La archiescritura trabaja, precisamente, en el sistema de diferimiento (“diferencia que diferencia”). 8. La archiescritura no forma parte del sistema lingüístico: lo origina, pero también está fuera de él. No puede tamatizarse. No puede ser reducida a la presencia. Es una “archiestructura” que, en sí misma, no es una estrctura. 9. El concepto de archiescritura: solidario del concepto de archi-huella y tachadura. La archiescritura es el “origen” del lenguaje (o de todo sistema de signos), entonces hay que tachar el origen: nunca hubo origen. La archi-huella es la desaparición del origen, en el sentido de que nunca hubo una presencia originaria. El “origen” es un concepto de que

debe ser necesariamente “tachado”. Es decir, utilizado, para luego ser, él mismo, eliminado. La archiescritura no es una “huella originaria”. 10. Esta archi-huella (o huella originaria) es el origen de todo sistema de significación y de todas las oposiciones: la articulación de los signos en un orden abstracto y entre dos órdenes de expresión: por ejemplo, la articulación de habla y escritura. La oposición entre lo sensible y lo inteligible, entre significante y significado, etc. El movimiento de la archihuella es la diferancia. No ha ciencia posible de ella. 11. El sistema de las diferencias (la lengua, el sistema semiótico) es resultado del movimiento de la archi-huella, la diferancia. 12. La archi-huella no es sólo el “origen” de todo sistema semiótico y del significado, sino, en última instancia, está en el “origen” de toda forma de orden y estructura y, por tanto, funda nuestra misma experiencia (entre otras cosas, del espacio y del tiempo). Entre otras cosas, la experiencia del espacio y del tiempo que permite la aparición de sistemas semióticos, como diferencia entre características espaciales (multidimensionalidad) y temporales (secuenciación, sucesión). 3. La juntura 1. La huella como fundamento de la articulación del lenguaje y de todo sistema semiótico 1. La huella como articulación entre una cadena gráfica (visual, táctil, espacial) con una cadena hablada (fónica y temporal). 2. El lenguaje hablado es “articulado”. Tiene que “quebrarse” en partes. Espaciarse. La diferencia es articulación. Para decir “algo” es preciso la articulación. La presencia total corresponde a una única palabra proferida. Una única palabra, para nosotros, no diría nada. 3. La huella, el signo como tal, contiene una síntesis temporal (pasado, presente, futuro): como tal, temporiza el sentido (el sentido o significado es temporal). En eso consiste el movimiento de la diferancia: remite, retiene y difiere. El presente no es presente, sino que está diferido por el movimiento de la huella. 4. la diferancia, como movimiento de la huella, funda la articulación, la distinción entre ítems semióticos cuya diferencia y remisión recíproca funda la significación. Esta articulación es el espaciamiento: espaciar significa quebrar el discurso sonoro en unidades significativas. Pero el espaciamiento (la quebradura, la juntura) no es un evento fónico, sino espacial. 5. El espaciamiento es el devenir tiempo del espacio y el devenir espacio del tiempo. La archiescritura es, fundamentalmente, espaciamiento: separación, juntura, articulación. El espaciamiento es un “blanco” de sonido. 6. El trabajo de la archiescritura como espaciamiento, como articulación, está más allá del control consciente, es un trabajo que está más allá del sujeto hablante. Es lo inonsciente por

excelencia. En la huella como escritura, el sujeto se vuelve ausente: lo que dice el sujeto ya no es lo que el sujeto dice: queda librado al movimiento del espaciamiento, de la articulación (es decir, la diferancia). O, en otras palabras, el sujeto nunca estuvo realmente allí. 7. El espaciamiento (como resultado de la diferancia) es la condición de la significación, en el sentido también de nuevas significaciones. 4. Conclusión: la huella como superación de la metafísica de la presencia 1. Una meditación sobre la huella tiene como consecuencia deconstruir el concepto de signo como fusión de signifiado y significante. 2. Deconstrucción del significado como algo independiente del significante. El significado es también resultado del movimiento de la huella: no es exterior al “significante”. 3. La idea de un significado independiente del significante conduce a la metafísica de la presencia, que tiene en su raíz un carácter ontoteológico. 4. La deconstrucción del concepto tradicional del signo es solidaria de la deconstrucción de la metafísica ontoteológica.