Goldsmith-Practicando La Presencia

1 POR J O E L PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011] S. G O L D S M I T H 2 PRACTICANDO

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POR J O E L

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

S.

G O L D S M I T H

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PRACTICANDO LA PRESENCIA

LA GUÍA INSPIRADORA PARA RECOBRAR EL SIGNIFICADO Y EL SENTIDO DE PROPÓSITO EN LA VIDA

POR JOEL S. GOLDSMITH

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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OTROS LIBROS ESCRITOS POR JOEL S. GOLDSMITH:

EL ESTRUENDO DEL SILENCIO EL ARTE DE LA MEDITACIÓN UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD ELEVÁNDONOS EN

CONCIENCIA

CONCIENCIA EN TRANSICIÓN CONCIENCIA

TRANSFORMADA

EL FUNDAMENTO DEL MISTICISMO EL MAESTRO HABLA LA VIDA CONTEMPLATIVA CONCIENCIA DE LA UNIDAD EL CAMINO INFINITO

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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CONTENIDO Introducción I

Conciencia Espiritual

II

Demostrar a Dios

III

Dios, el Único Poder

IV

La Naturaleza Infinita del Ser Individual

V

Ama a tu Prójimo

VI

Al que Tiene

VII

Meditación

VIII

El Ritmo de Dios

IX

Un Instante de Naturaleza-Cristo

X

La Visión a Contemplar

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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A MENOS QUE EL SEÑOR EDIFIQUE LA CASA, EN VANO TRABAJAN LOS QUE LA EDIFICAN... -SALMO 127

"LA

ILUMINACIÓN

MATERIALES

Y

DISUELVE

UNE

A

LOS

TODAS

HOMBRES

LAS CON

DORADO DE LA COMPRENSIÓN ESPIRITUAL;

ATADURAS EL

CORDÓN

SÓLO RECONOCE

EL LIDERAZGO DEL CRISTO; NO CUENTA CON RITUALES NI NORMAS,

SINO

UNIVERSAL;

CON EL AMOR

NO TIENE MAYOR

DIVINO, IMPERSONAL Y

ADORACIÓN QUE LA

DE

LA

FLAMA INTERNA QUE ARDE SIEMPRE ANTE EL ALTAR DEL ESPÍRITU.

ESTA

HERMANDAD DISCIPLINA LIBERTAD

UNIÓN

ES

EL

ESPIRITUAL.

SU

ÚNICA

DEL SIN

UNIDO SIN

ALMA; CENSURA

LÍMITES

POR

UN

LIBRE

DE

LA

ES

LA

CONOCEMOS

LA

RESTRICCIÓN

LO TANTO

ALGUNA;

FÍSICOS,

ESTADO

SOMOS SERVICIO

UN

UNIVERSO

DIVINO

HACIA

DIOS SIN CEREMONIA NI CREDO. LOS ILUMINADOS CAMINAN SIN TEMOR, POR GRACIA". -JOEL S. GOLDSMITH EN: EL CAMINO INFINITO

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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INTRODUCCIÓN

Nadie va a tomar este libro y a leerlo, a menos que ya haya conocido momentos de tranquilidad, de reflexión interna; a menos que haya estado atormentado por la frustración, por la falta de éxito o la falta de armonía; y haya considerado suficiente y seriamente, el por qué la vida tiene que ser insatisfactoria. Puesto que ésta fue mi experiencia, y puesto que dicha experiencia condujo a la escritura de este libro, sólo aquéllos que hayan tenido una experiencia similar y hayan sido acosados por la misma insondable pregunta, se interesarán en continuar leyendo para descubrir aquello que yo he encontrado y el cómo me ha beneficiado. Ha habido muchas ocasiones en mi vida en las que he tenido razón de más para estar insatisfecho con el rumbo que la vida tomaba, al grado de que silenciosa e internamente me preguntaba y consideraba la posibilidad de encontrar una salida. Largos períodos de éxito y felicidad, seguidos de otros plenos de insatisfacción e infelicidad, condujeron finalmente a períodos más largos y frecuentes de introspección, reflexión y contemplación de la vida; y de aquello de lo que la vida se trataba. En una de esas experiencias, aunque no puedo afirmar que escuchara una voz, sé que recibí una impresión parecida a un ser interno, diciéndome: "Tú mantendrás en perfecta paz a aquél cuya mente permanezca en Ti". Debo admitir que esta fue una experiencia sobrecogedora, porque hasta ese instante había permanecido casi por completo ajeno a la Biblia; ella no había sido una compañía diaria, sino tan sólo un asunto de lectura ocasional. Después se desplegaron otros pensamientos más de esta misma clase, y comencé a darme cuenta de que por todas las Escrituras se nos dice: "No te apoyes en tu propio entendimiento. . E n todos tus caminos reconócelo a Él, y Él dirigirá tus senderos. Aquél que more en el Lugar Secreto del Altísimo, vivirá bajo la sombra del Omnipotente. En silencio y en confianza está tu fortaleza". Mientras que pasaje tras pasaje se desplegaba y revelaba la Biblia a sí misma, fui finalmente conducido a la mayor experiencia de todas, en la cual el gran Maestro Cristo Jesús, revela que si moramos en el Verbo y dejamos que el Verbo more en nosotros, daremos fruto abundante, y que de verdad a Dios le place que prosperemos y demos mucho fruto. Siempre estaba ahí el recordatorio de que el precio a pagar es: "Morad en Mí; PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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permitidME morar en vosotros. Permaneced en el Verbo, y permitid que el Verbo permanezca en vosotros. Morad en Dios; vivid, moveos y tened vuestro ser en Dios. BuscadLE mientras Él pueda ser hallado". Gradualmente se me hizo claro que toda Escritura le estaba revelando al mundo que: "El hombre cuyo aliento está en su nariz", el hombre separado y alejado de Dios, de nada vale, porque nada es. Comencé a entender el por qué Cristo Jesús pudo decir: "Yo nada puedo por mí mismo" -por mí mismo nada soy; "el Padre que mora en mí, Él hace las obras". Pude entender a San Pablo cuando dijo: "Todo lo puedo a través de Cristo que me fortalece", y entonces supe cuál era el factor que faltaba en mi vida. Había estado teniendo y viviendo, una vida cotidiana ordinaria. Todo lo que Dios significaba para mí era una lectura ocasional de la Biblia y una asistencia ocasional a la iglesia. Ahora veía que el principio de la vida, el secreto de toda vida exitosa, era hacer de Dios parte de mi conciencia verdadera, algo que Pablo describe como: orar sin cesar. En un principio pueda ser que no entiendan el por qué el orar sin cesar o el pensar acerca de Dios, tiene que ver con que sean felices, exitosos o saludables. Incluso pudieran no ser capaces de ver la conexión que Dios tiene con los asuntos mundanos de la vida. Por supuesto que esto sólo lo van a descubrir por medio de su propia experiencia, porque a pesar de cualquier testimonio que les pueda ofrecer de lo que ha hecho en mi vida o en las vidas de miles a quienes les he enseñado este camino de vida, ustedes no estarán convencidos hasta que hayan tenido la experiencia verdadera por ustedes mismos. La causa por la que están leyendo este libro es que están siendo atraídos irresistiblemente, hacia Dios. Hay una urgencia dentro de ustedes por encontrar el factor faltante en sus vidas; aquello que les va a devolver su estado de armonía, gozo y paz, originales. El que hayan leído hasta aquí la Introducción es señal de que esto es lo que están buscando, ésta es la necesidad en ustedes que clama por reconocimiento; y tengan la seguridad de que a partir de ahora su mente se volverá una y otra vez hacia Dios, hasta que un día, más tarde o temprano, será evidente para ustedes que su vida sólo estará completa cuando sea vivida en Dios, y tengan a Dios viviéndola. Jamás volverán a sentirse separados o alejados totalmente de Dios, puesto que en su vida ya no podrán ser capaces de pasar otra vez largos períodos sin traer a Dios a su reconocimiento consciente, y sin permanecer en cierta medida, en Él. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Piensen por un instante acerca de lo que sucede en la mente de la persona que despierta por las mañanas y reconoce: "Sin Dios nada soy; pero con Dios todos los poderes de la armonía se unen para expresarse en mí"; o en aquél quien reflexione acerca de algún pasaje de las Escrituras, tal como: "Él lleva a cabo aquello que se me ha asignado. El Señor perfecciona aquello que me concierne. ¿A dónde iré de Tu Espíritu? ¿A dónde huiré de Tu presencia? Si subiere a los cielos, Tú estás ahí; si hiciere mi lecho en el Seol, mira, Tú ahí estás. Sí, aunque ande a través del valle de la sombra de muerte, no temo mal alguno porque Tú estás conmigo". Piensen lo que significa para un hombre de negocios cuando sale de su oficina, o para una madre cuando envía a sus hijos a la escuela, el saber que no están solos -que dondequiera que ellos estén, el Espíritu de Dios está con ellos; y donde el Espíritu de Dios está, ahí hay libertad. Ellos jamás podrán volver a sentirse solos o a sentir que sus vidas dependen por completo de lo que hagan o de lo que otros puedan hacer por ellos, para bien o para mal, puesto que jamás volverán a olvidar que hay un Ello, más cerca que la respiración, más cerca que manos o pies; hay una Presencia que va delante de ellos para enderezar lo torcido; una Presencia y un Poder que va a preparar un lugar para ellos. Jamás podrán estar separados del Espíritu de Dios, en tanto el Espíritu de Dios sea mantenido vivo dentro de ellos. Al considerar esto, ustedes comenzarán a descubrir en verdad que el lugar donde se encuentran, tierra santa es, siempre y cuando estén contemplando la presencia y el poder de Dios, dentro de ustedes mismos; ya sea que oren en montañas sagradas o en los grandes templos de Jerusalén, o que no oren en ningún lugar en particular. Lo anterior no implica que no puedan continuar adorando en la iglesia de su elección. Este libro no pretende apartarlos de ningún templo donde en este momento pudieran estar disfrutando de la asociación con aquéllos de su propia senda religiosa en particular, ni tampoco pretende llevarlos a ninguna iglesia en la cual no estuvieran adorando ya. El propósito de este libro es revelar el Reino de Dios -dónde está y cómo alcanzarlo. El Maestro dijo que el Reino de Dios no está aquí ni allá, sino dentro de ustedes; y ustedes van a aprender por medio de este estudio, que el Reino de Dios está establecido en ustedes, en el instante en que comiencen a contemplar Su presencia y Su poder dentro de ustedes. Dios es; de eso pueden estar seguros. Sin embargo esto sólo será cierto en su experiencia en la medida en que contemplen, mediten y mantengan su mente establecida en Dios; viviendo, moviéndose y teniendo PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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su ser, en el reconocimiento consciente de que Dios jamás los dejará ni los abandonará. La gracia de Dios es su suficiencia, pero esto sólo se vuelve práctico en su vida en tanto contemplen esa gracia. Sólo en el grado en que vivan conscientemente en el reconocimiento de Dios, permitiendo que este reconocimiento de Dios more en ustedes, se volverá cierto que ustedes no viven solos -que el lugar donde están, tierra santa es, puesto que Dios está con ustedes, y Él jamás los dejará ni los abandonará. Toda persona que haya conocido el descontento, la limitación y la frustración, algún día aprenderá que hay un solo vínculo que falta en su cadena totalmente armoniosa de vida. Esto es: la práctica de la presencia de Dios -conscientemente; a diario y constantemente; morando en alguna gran verdad espiritual de los Escritos Sagrados, sin importar cuál sea: cristiana, hebrea, hinduista, budista, taoísta o musulmana. El Verbo de Dios dado al hombre a través de santos, sabios, videntes o reveladores inspirados -es todo cuanto necesitamos, en cualquier lengua de cualquier país, siempre y cuando sea una verdad universal. Durante casi cincuenta años he estado viajando, y he encontrado paz, gozo y compañía dondequiera que he estado. En mi opinión, la razón por la que he disfrutado de tan satisfactorias experiencias alrededor del mundo, se debe a que he llevado conmigo la gran verdad que nos diera el Maestro: "No llaméis padre a nadie sobre la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos". Esta verdad ha sido mi pasaporte y el 'Ábrete Sésamo' para la libertad y el gozo en todo país, porque dondequiera que he estado, he recordado conscientemente que Dios es el Padre, el Principio creativo, la Vida de todos aquéllos con quienes he hecho contacto. Nadie puede alterar el hecho de que independientemente del nombre, nacionalidad, raza o credo, hay un solo Dios, un Padre, y que todos somos hijos de ese Padre único; aunque ciertamente esta verdad sólo le sirve a aquéllos que la recuerdan conscientemente; que la reconocen, la creen y confían en ella. A lo largo de mi vida he conocido tanto la abundancia como la escasez, pero en cada caso donde ha habido escasez de algo -armonía, totalidad y compleción, éstas han sido restauradas por medio del reconocimiento de que: "El hombre no sólo vive de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. . Y o tengo carne para comer que vosotros no conocéis". ¿Alguna vez se han preguntado lo que el Maestro quiso decir con esas palabras? Por años he pasado semanas y meses considerándolas; en ocasiones durante algunas semanas, y al siguiente año otras semanas más, PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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hasta que entendí su significado. Me di cuenta que él estaba hablando de una substancia interna que produce carne en el plano externo de relativa poca importancia -no quiso decir que él no fuera a comer en su oportunidad, sino que cuando hubo algo más importante que hacer, él contó con otra clase de alimento y de pan para sustentarlo. Luego de años dedicados a esta labor es que puedo decirles que el alimento interno, el agua interna, el vino interno y el pan de vida, -todos estos son traídos a experiencia tangible por medio de la comunión interna, ¡y por ningún otro medio! No pueden ser traídos de afuera hacia adentro. Incluso ni siquiera la lectura de la Biblia haría eso por ustedes. Se trata de traer las verdades de la Biblia a la meditación, para obtener un reconocimiento interno de aquello que cambiará las palabras que se leen en un libro, en La Palabra de vida, el pan de vida, la carne, el vino y el agua, de vida. La verdad espiritual en la Biblia es poder, sólo en la medida en que la traigan viva a su conciencia y la mantengan así. Esto no lo digo yo, sino es lo que los maestros nos han dicho que nos mantendría en paz: mantener nuestra mente en Dios. Y si moramos en el Verbo de Dios dejando que el Verbo more en nosotros, daremos fruto abundante. Entonces tendremos agua, vino, carne y pan, interiores, para acercarlos al despliegue y crecimiento del fruto que deberá aparecer en lo externo. El árbol de vida sólo puede ser alimentado desde dentro; nunca desde fuera. El pan de vida, la carne, el vino, el agua -son formados dentro de nosotros a través de la contemplación de Dios, de las cosas de Dios y del Verbo de Dios. Se forman dentro de nosotros como consecuencia de la comunión con el Espíritu. Recuerden siempre: el Espíritu de Dios está dentro de ustedes; pero parecieran ser pocos hoy en día quienes son capaces de pasar horas con literatura de naturaleza espiritual, y más horas en comunión interior -tan sólo unos cuantos. El deseo sincero de conocer a Dios asegurará su éxito en la senda espiritual. El mensaje de este libro no es personal. Que el hombre no sólo vive de pan sino de toda palabra recordada en conciencia, de toda palabra y pensamiento de Dios mantenidos dentro de nosotros, es sabiduría antigua. Vivimos debido a ello. Si tratásemos de vivir sin Dios, estaríamos viviendo sólo con las armas carnales de este mundo. Pero cuando tomamos esta gran verdad en nuestra conciencia y permitimos que more en nosotros, entonces nos revestimos con la coraza espiritual, y la única espada que necesitamos es PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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la espada del Espíritu. ¿Y cuál es esa espada del Espíritu, sino toda palabra que procede de la boca de Dios? Esto he aprendido e insisto en compartirlo con ustedes: Mantengan el Verbo de Dios vivo en su mente, en su pensamiento y en su experiencia, y jamás conocerán escasez o limitación alguna. Mantengan conscientemente delante de ustedes la verdad de que ningún hombre sobre la tierra es su padre -hay un solo Padre, el Principio creativo de toda la humanidad -y jamás volverán a conocer algo más que el amor de los hombres y las mujeres de este mundo. Al mantener la palabra de Dios viva en su conciencia, estarán practicando los principios del vivir espiritual. En este libro encontrarán una exposición de estos principios, a los cuales me refiero, de vez en cuando, como "la letra de la verdad". En sí misma y por sí misma no es suficiente, porque "la letra mata, pero el Espíritu vivifica". Este libro es mi vida personal revelada. Este libro, así como El Arte de la Meditación y Viviendo el Camino Infinito, revelan todo cuanto me ha acontecido en toda mi carrera espiritual; y no sólo a mí, sino a todos aquéllos que han sido instruidos en este camino, ya sea por mí o por algún otro maestro espiritual en esta senda en particular. Porque yo no soy el único que ha aprendido este secreto del Maestro; se trata de sabiduría ancestral vivida muchas veces por muchos hombres. Por todas las épocas esta forma de vida ha sido practicada, aunque estaba perdida excepto para aquéllos pocos que viven la vida mística. Los problemas del mundo en estas generaciones pasadas han conducido al hombre a buscar aquello que restaurará "los años que se comió la langosta", aquello que establecerá paz sobre la tierra y la buena voluntad para con los hombres. Yo lo he encontrado -y en este libro también ustedes lo encontrarán.

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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CAPÍTULO I

CONCIENCIA ESPIRITUAL

El secreto para el vivir armonioso es el desarrollo de la conciencia espiritual. En esa conciencia desaparecen el temor y la ansiedad, y la vida se vuelve significativa, con plenitud como su tendencia en general. El grado de conciencia espiritual que alcanzamos puede ser medido por el grado en el que renunciamos a nuestra dependencia del mundo exterior de las formas, colocando nuestra fe y confianza, en algo mayor que nosotros mismos, en lo Invisible Infinito, lo cual puede superar todos y cualesquiera de los obstáculos. Se trata de un reconocimiento de la gracia de Dios. Hay una práctica específica que ayudará a alcanzar esta conciencia espiritual. Es una práctica que puede llevarse a cabo durante todo el día en tanto el mundo nos acosa con insinuaciones de que: necesitamos esto o que deseamos aquello. Ante todas estas insistentes demandas, que nuestra respuesta sea: "No, no; esto no es lo que yo necesito o quiero. Tu gracia es mi suficiencia; nada más -ni dinero ni mármol, sólo Tu gracia". Aprendamos a aferramos a eso con decisión. Si la necesidad pareciera ser un pasaje para viajar, renta, vestido, vivienda o salud, reconozcamos firmemente que nuestra única necesidad es: Su gracia. Nuestra actividad pudiera requerir de mayor fortaleza, mayor conocimiento o mayor habilidad de la que parecemos poseer, o pudiera haber mayores demandas sobre nuestro bolsillo de las que podemos enfrentar. Pero en lugar de aceptar esta limitación aparente, recordemos: "Él lleva a cabo aquello que me ha sido encomendado. . E l Señor perfecciona aquello relacionado conmigo", o bien algún otro pasaje de las Escrituras. La creencia humana pudiera indicar que hay una demanda sobre nosotros mayor a nuestra capacidad física, mental, moral o financiera; pero en el instante preciso en que nos volvemos hacia Ello, que está dentro de nosotros, reconociendo que Ello lleva a cabo aquello que se nos asigna, que Ello perfecciona aquello relacionado con nosotros, el peso cae de nuestros hombros y el sentido de responsabilidad personal es levantado. De inmediato nos es dada la habilidad necesaria, la cual descubrimos que no es del todo nuestra propia habilidad; es Su habilidad, siendo expresada por PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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medio de nosotros. De nuestra debilidad surge fortaleza, pero no nuestra fortaleza; se trata de Su fortaleza, y cumplimos con la tarea por medio de Su fortaleza. Si es descanso lo que necesitamos, al volvernos hacia las Escrituras hallamos: "Venid a mí todos los que estáis cansados y trabajados, y Yo os daré descanso". Uno de los pasajes más consoladores en las Escrituras, dice: "Mi paz Yo os doy; no como el mundo la da os la doy Yo". Si pudiéramos pasar un mes con dicha declaración, nos abriría un mundo completamente nuevo. Debiéramos preguntarnos, ¿qué es lo que sabemos acerca de la paz? Todos conocemos la clase de paz que el mundo puede dar, pero esa no es la paz que necesitamos. Muchos pensamos que tendríamos paz si tuviéramos suficiente provisión, salud o la compañía correcta. Eso pudiera ser cierto, pero el tenerlas no garantiza que no fuéramos perturbados por alguna otra razón. Mientras busquemos gente y situaciones para hallar paz, fallaremos en encontrar satisfacción o paz duraderas: "Mi p a z . no como el mundo la da", sino: "Mi paz". "Mi paz" es un espíritu gentil que brota desde dentro de nosotros y que no está relacionado con el estado de nuestros asuntos personales, aunque en última instancia soluciona nuestros asuntos. La fe en lo Invisible Infinito se profundiza e incrementa a medida que aprendemos a depender conscientemente de Eso que lleva a cabo aquello que se nos asigna. Ese Eso, lo Invisible Infinito, lleva a cabo aquello que se nos pide que hagamos en el mundo visible. Lo Invisible Infinito perfecciona aquello que se relaciona con nosotros. La Gracia Invisible es nuestra suficiencia en todo. La Presencia Invisible va delante de nosotros para enderezar lo torcido. Cuando llegue la tentación repitiendo una y otra vez: "Es que yo necesito... ; yo quiero... ; yo no tengo lo suficiente; yo no soy capaz", recordemos que nuestra suficiencia está en lo Invisible Infinito. Esta práctica profundiza la conciencia espiritual. El hermano Lorenzo la llamó: la Práctica de la Presencia de Dios. Los hebreos la llamaron: Mantener la mente en Dios y reconocer a Dios en todos los caminos. Jesús la llamó: Morar en el Verbo. Es una práctica que en última instancia conduce a una dependencia radical en lo Invisible Infinito, la que a su vez trae lo visible hacia nuestro reconocimiento, conforme se presenta la necesidad de ello. La vida material pone su fe en las formas del bien. La vida espiritual hace uso de aquello que está en el mundo; disfruta la forma, pero su dependencia está en Aquello que constituye la substancia de toda forma o en PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Aquello que ha creado la forma -lo Invisible. Toda revelación espiritual ha mostrado que la substancia de este universo está en nosotros. Nuestra conciencia es la substancia de nuestro mundo. De ahí las palabras del Maestro: "Destruid este templo y en tres días Yo lo levantaré". Si en el mundo del efecto algo fuese destruido, en poco tiempo podría ser reconstruido, re-establecido. Grandes civilizaciones han sido destruidas, y otras han tomado su lugar. Todo cuanto ha sido construido puede ser re-construido, porque todo lo que existe en el reino exterior, existe como una actividad de la conciencia. Si perdiéramos nuestra casa, nuestra fortuna o familia, estemos seguros que la conciencia que las construyó podría reconstruirlas. Al espiritualizarse más la conciencia, la confianza en lo Invisible Infinito aumenta, y disminuyen nuestro amor, odio o temor, por lo externo. Vemos lo Invisible Infinito como la ley, causa y actividad de todo cuanto es; y perdemos el interés por la forma, trátese de persona, cosa o condición. La comprensión de lo Invisible como la substancia de toda forma, resulta indispensable para alcanzar la conciencia espiritual. La forma visible es meramente el resultado natural de la actividad de la ley y de la causa, invisibles. Todos los asuntos en la vida están determinados, no por las condiciones y cosas externas, sino por nuestra conciencia. Por ejemplo, en y por, sí mismo, el cuerpo no tiene poder, inteligencia ni es responsable de sus acciones. Una mano a la que no se prestara atención, permanecería justo donde estuviera, por y para, siempre. Tiene que haber algo que la mueva, y a ese algo le llamamos: "yo". Ese "yo" determina cómo va a ser usada esta mano; la mano no puede determinar eso en, y por, sí misma. La mano existe como un efecto o como forma, y responde a las indicaciones. Como medio o herramienta, nos obedece, y nosotros le comunicamos cualquier utilidad que tenga. Esta idea puede también ser aplicada a otras partes del cuerpo. La conciencia que en un principio formó el cuerpo, es la que lo mantiene y sustenta. Por medio de la conciencia, Dios nos dio dominio, y esta conciencia, siendo el principio creativo de nuestro cuerpo, también debiera ser su principio sustentador y recuperador. Una vez que captemos este principio, habremos captado el principio completo de la vida. El Reino de Dios está literalmente dentro de nosotros; literalmente, la ley de la vida -la substancia, actividad y dirección inteligente de la vida -está dentro de nosotros. Tan sólo tendríamos que probar esto en PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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un sentido y lo habríamos probado en todo sentido. Si pudiéramos probar que al multiplicar doce veces doce manzanas, obtenemos ciento cuarenta y cuatro manzanas, podríamos probar que doce veces doce son ciento cuarenta y cuatro, ya sea que lo apliquemos a manzanas, gente o millones. Si pudiéramos probar en algún caso que el Reino de Dios está dentro de nosotros, y que la vida, actividad, substancia y armonía de nuestro ser están determinadas por la ley de Dios, dentro de nosotros, no tendríamos problema alguno en probar esto en todos las circunstancias de nuestra vida en la salud de nuestro cuerpo y en todas las relaciones de la vida. Todo el secreto yace en la palabra: "conciencia". El conocimiento intelectual del hecho de que Dios es todo, carece de valor. El único valor que tiene cualquier verdad, está en el grado de su comprensión. La verdad comprendida es conciencia espiritual. Si estamos conscientes de la presencia del Señor, si estamos conscientes de la actividad de Dios, entonces, así será para nosotros. Dios es amor; Dios es vida; Dios es Espíritu; Dios es todo. Esto es cierto, independientemente de que seamos santos o pecadores; es cierto, independientemente de que seamos jóvenes o maduros, judíos o gentiles, orientales u occidentales, negros, amarillos, rojos o blancos. No hay excepciones para Dios; Dios no hace acepción de personas. No hay forma en la cual Dios pueda ser dejado fuera de Su propio universo, aunque nosotros sí que podemos dejarnos fuera de él. Dios es; hay un Dios -sin lugar a dudas. Este Dios es infinito, eterno, universal, impersonal, imparcial y omnipresente en naturaleza. Pero, ¿cómo beneficiarnos de aquello que Dios es? ¿Cómo traer esto que sabemos que Dios es, a nuestra experiencia individual? Para poner un ejemplo consideremos el campo de la música. El principio de la música es absoluto. Sin embargo si falláramos en entender su principio, y los sonidos producidos como resultado se convirtieran en un caos de sonidos discordantes, en ningún momento le reclamaríamos a dicho principio. Por el contrario, nos dedicaríamos con mayor diligencia a practicar el principio hasta que nos volviéramos competentes en su aplicación. Lo mismo debiera ser en nuestra experiencia de Dios. Dios es, Dios está aquí y Dios es ahora, pero Dios está disponible sólo en la medida de nuestra comprensión y disposición para aceptar, la disciplina necesaria para poder tener aquella mente que hubo también en Cristo Jesús. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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De nada serviría quedarnos sentados e implorar: "Oh Dios, ¿cuándo es que vas a actuar en mi vida?" Mejor démonos cuenta: "Dios es bueno. Lo que le corresponde a Dios está hecho. Gracias Dios porque este principio es y ha estado, disponible todo el tiempo. Ahora muéstrame lo que yo debo hacer para beneficiarme de este principio, de este amor, de esta vida, de este cuerpo inmortal". Cuando hayamos alcanzado ese estado de disposición, habremos comenzado a recorrer la senda que nos conducirá a la conciencia espiritual. La conciencia espiritual se obtiene por medio de la actividad de la verdad en nuestra conciencia. El morar en las citas de las Escrituras o en las declaraciones de la verdad, ayuda a espiritualizar el pensamiento. Cuanta más verdad leamos y escuchemos, tanto más activa será la verdad en nuestra conciencia. Esta es la manera como aprendemos a morar en el Verbo. Este es el primer paso del Camino. El segundo y más importante paso es, ser capaces de recibir la verdad desde el interior: es estar receptivos y sensibles a la verdad que brota desde dentro de nosotros. Entonces no pensaremos, leeremos ni oiremos la verdad con la mente -por el contrario, estaremos haciéndonos conscientes de la impartición del Verbo de Dios desde dentro, porque el oído y el ojo internos, habrán sido desarrollados por medio de nuestro conocimiento de la letra de la verdad, así como por morar en ella. La letra de la verdad se construye con declaraciones, citas y palabras, pero ninguna de ellas es poderosa. El único poder es el Mismo Dios. Es igual a cuando las cortinas de una ventana permanecen cerradas, y toda la tarde hubiésemos estado sentados hablando de la luz del sol; lo que ella es, lo que hará y cómo nos beneficiaremos de ella. Después de varias horas alguien verdaderamente escéptico señalaría: "Pero aún está oscuro aquí. A pesar de esta charla acerca de la luz, aquí sigue oscuro". Sí, aún está oscuro, y así seguirá hasta que abramos las cortinas. De igual forma podemos hablar acerca de la verdad; podemos leer acerca de la verdad; podemos estudiar la verdad; podemos escuchar acerca de la verdad. y ni una sola vez haber sentido la luz, ni una sola vez haber sentido la presencia y el poder de Dios, a menos que, y hasta que, demos el paso final de abrir nuestra conciencia a la verdadera presencia de Dios. Cuando la verdad llegue a nuestro reconocimiento consciente desde el interior de nuestro ser, habremos avanzado de la letra, al Espíritu. Esa es la fase más importante de la actividad de la verdad en la conciencia. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Sin embargo, el segundo paso que conduce al estado de conciencia donde estamos receptivos y sensibles a la vocecita callada, no puede ser dado a menos que el primer paso haya sido dominado; es decir, a menos que conozcamos la letra de la verdad. Todos los años que la persona haya pasado leyendo, escuchando, pensando acerca de la verdad, asistiendo a servicios religiosos, conferencias o clases, son útiles en cuanto a que la condujeron al punto donde la inspiración fluye desde el interior de su propio ser. Por lo regular esta inspiración llega sólo después de que nos establecemos sólidamente, en la letra de la verdad. Jesús nos dice que permitamos que: "Mis palabras moren en vosotros. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto". Vivir en esa verdad, morar en ese Verbo, es dar fruto abundante; es decir, es vivir vidas espirituales armoniosas. Pero si olvidáramos vivir en el Verbo, morar en él, impidiendo que el Verbo more en nosotros, nos convertiríamos en ramas cortadas y secas. ¿Cómo podemos morar en ese Verbo si no lo conocemos? Debemos conocer la verdad. Tenemos que aprender lo que la letra correcta de la verdad, es. Tengamos un principio específico con el cual trabajar y basémonos en él hasta que llegue el momento en que sintamos ese despertamiento espiritual dentro de nosotros, el cual es: conciencia. Entonces sabremos que habremos alcanzado el espíritu de la verdad y la conciencia de la verdad, el cual es poder y constituye el Verbo de Dios. Cualquiera que tenga el suficiente deseo por la realización de Dios, puede alcanzar esa conciencia -la gracia de Dios lo garantizará. Es posible que conozcamos toda la verdad hallada en la letra de la Verdad y aún así, seguir siendo una rama seca; hasta que moremos de tal forma en el Verbo, dejando que este Verbo more en nosotros, como para que el verdadero Espíritu de Dios more en nosotros. Hay un Espíritu en el hombre. Verdaderamente hay un Espíritu -el Espíritu de Dios en el hombre. Ningún hombre está privado de él, aunque la mayoría de nosotros estamos inconscientes de él, tal como lo estamos de la sangre que circula por todo nuestro cuerpo. Dios está con nosotros. La presencia de Dios llena todo espacio; el Espíritu de Dios mora en nosotros. ¿Pero cuánta gente ha sentido esa Presencia? Se habla de ella, se ora a ella, se teoriza y sermonea acerca de ella, pero no es experimentada. Lo que se necesita es el reconocimiento consciente, el verdadero sentimiento y reconocimiento de la Presencia. ¿Cómo saber cuándo mora en nosotros el Espíritu de Dios? Cuando estemos dándole la espalda al odio, la envidia, los celos, la malicia, el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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egoísmo, la glorificación personal, el prejuicio y la intolerancia, es que estaremos haciendo espacio para el Espíritu de Dios, puesto que Dios no puede morar en medio de tales cualidades. Mientras esas cualidades estén presentes en nuestra conciencia, no habremos terminado el trabajo, y deberemos morar más en la verdad, permitiendo que la verdad more en nosotros; hasta que llegue el tiempo cuando el Cristo haya venido con tal vivificación, que los pensamientos mortales no nos toquen más. Entonces el Espíritu de Dios morará en nosotros, "el cual es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Mirad: Yo estoy a la puerta, y toco; si algún hombre escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré en él, y cenaré con él y él Conmigo". En la mayoría de las enseñanzas religiosas se nos dice que el Espíritu de Dios está en todos lados, pero yo sé que eso no es cierto. Si el Espíritu del Señor estuviera en todos lados, todo mundo sería libre, saludable, próspero, independiente, gozoso y armonioso. No; el Espíritu del Señor está presente sólo donde es reconocido. Si no sentimos la verdadera presencia de Dios, entonces, por lo que respecta a nosotros, no tenemos ese Espíritu. Se trata otra vez de abrir las cortinas de la ventana, pues de lo contrario sería como afirmar que la electricidad está en todos lados. Y claro que eso es cierto; la electricidad está en todos lados, tal como el Espíritu de Dios está en todos lados. Sin embargo la electricidad de nada sirve, a menos que esté conectada de alguna forma, para nuestro uso en particular. Lo mismo aplica con este Espíritu de Dios. Hablando en forma absoluta, el Espíritu está dondequiera, pero nos será de utilidad sólo en el grado en que sea reconocido. El estudiante de sabiduría espiritual no puede pasar sus días satisfecho con haber leído alguna verdad por la mañana o debido a que va a escuchar alguna otra verdad por la tarde o la noche. Tiene que tener una actividad consciente de la verdad todo el tiempo. Eso no significa que descuidemos nuestros deberes y actividades humanos, sino que quiere decir que nos ejercitemos para tener la verdad siempre activa en cierta área de la conciencia. Ya sea que salgamos a ver algunas formas de la naturaleza como árboles, flores u océanos, o que nos encontremos con gente, siempre encontraremos cierto grado de Dios con cada experiencia. Entrenémonos para contemplar la presencia y actividad de Dios en todo cuanto nos rodea, así como para morar en el Verbo. La meta está muy cerca de nosotros; sin embargo, aunque parezca muy cerca, está bastante lejos, porque con cada horizonte que alcanzamos, PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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otro más se percibe a la distancia. Al continuar en nuestra búsqueda o indagación podríamos medir nuestro progreso de esta manera: ¿Vemos el horizonte delante de nosotros, y sentimos: "Oh, tengo sólo una distancia corta que recorrer"? En ocasiones toma sólo unas cuantas semanas o meses el alcanzar ese horizonte, y entonces el mundo entero del Espíritu se despliega a nuestra vista. Es en ese momento cuando creemos que verdaderamente hemos entrado al Reino de los Cielos, y de hecho así ha sido -por unos cuantos días. Pero luego, cuando nos acostumbramos a esa luz, nos damos cuenta de otro nuevo horizonte que nos impulsa a continuar, otra senda que debe ser recorrida paso a paso. y proseguimos una vez más. Es importante aprender todo cuanto podamos acerca de la letra correcta de la verdad, entender todo principio, y luego practicar dichos principios hasta que vayamos, desde un conocimiento intelectual hacia un reconocimiento interior de ellos. De hecho edificamos nuestro fundamento sobre principios específicos. Algunos de ellos pueden ser encontrados en los Escritos Sagrados cristianos, hebreos y orientales. Otros no se encuentran escritos, mas sin embargo son conocidos por todos los místicos del mundo. Cuanto más avancemos en esta labor, tanto más necesario será el conocer cada uno de estos principios. Estos principios específicos son el cimiento de nuestro entendimiento, y deben convertirse en una parte vital de nosotros, para que cuando enfrentemos algún problema, no tengamos que pensar en forma consciente, en ellos. Luego de muchos años de estudio y práctica, los matemáticos pueden responder a muchos de los problemas en el mismo instante en el que se les plantean; incluso ni siquiera requieren de lápiz y papel para sus cálculos. Un arquitecto puede dibujar un bosquejo de una hermosa casa en un tiempo tan corto, que uno se maravilla de su habilidad. Un abogado de experiencia se familiariza tanto con las leyes y los decretos de la corte, que, o conoce la ley que es aplicada en cada caso, o sabe dónde encontrarla casi de inmediato; pero si se les preguntara a todos ellos acerca de su conocimiento, probablemente dirían: "Me ha llevado más de veinte años llegar al punto donde puedo hacer esto". Lo mismo ocurre con nosotros. Cada vez que se nos pide ayuda, Dios pone las palabras necesarias en nuestra boca. En ocasiones no son ni palabras, tan sólo una sonrisa. Para alguien con problemas financieros pudiera significar: "Hijo, tú siempre estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo es tuyo"; para otro que siente la necesidad de compañía: "Yo nunca te dejaré PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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ni te abandonaré"; para quien esté luchando con un problema físico: "Tú eres sano"; y para otro más que esté bajo el peso de la culpa: "Ni Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más". Si día tras día por uno, dos, tres o más años, resolvemos suficientes problemas y buscamos comprender la verdad tras todo caso y condición, tendremos todas las respuestas disponibles para su uso instantáneo. Años y años de contemplar a Dios y las cosas de Dios, meditando y comulgando con Dios, habrán eliminado la necesidad de pensar en las cosas de este mundo. Cuando surja alguna pregunta, la respuesta correcta será revelada de inmediato. La disposición para escuchar y la actitud expectante, desarrolladas por medio de la meditación, crean una especie de vacío dentro del cual Dios se lanza con aquello de lo cual tenemos necesidad, ya sea sabiduría, poder, gracia o lo que sea necesario. Es necesario que comprendamos los principios del vivir espiritual, es decir, se requiere un conocimiento de la letra correcta de la verdad. Esto es el fundamento sobre el cual edificamos, y sirve para que comprendamos hacia dónde vamos y por qué, así como para saber cuál es nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Resulta indispensable que conozcamos esto para no caer en la fe ciega que en un momento o en otro pudiera defraudarnos. Necesitamos conocer la letra correcta de la verdad para no encontrarnos en un estado de caos mental, confiando hoy en algo y mañana en otra cosa; jamás llegando al entendimiento de aquello que es. La vida espiritual no puede ser edificada sin una comprensión de Dios -de la naturaleza y carácter de Dios, de la naturaleza de la ley de Dios y de la naturaleza del ser de Dios. Tomen los pasajes de las Escrituras que incorporen principios espirituales, y vivan a diario con ellos. Manténganlos por lo alto, como si fueran un estandarte, ante la presencia de alguna y de todas las formas de discordia, hasta que llegue el momento en que estos principios se vuelvan automáticos. Esto es morar en el Lugar Secreto del Altísimo: vivir, mover y tener nuestro ser continuamente, en la conciencia de Dios; ¡pero no por unos cuantos minutos mientras se lee un libro o se escuche una charla! Independientemente de las exigencias que el mundo nos haga, debemos detenernos con frecuencia durante el día y durante la noche, para practicar la Presencia. Esto no necesita interferir con nuestras actividades diarias, ni quiere decir que dejemos de hacer lo que estemos haciendo. Pudiéramos estar ante la estufa o podando el pasto, manteniendo al mismo tiempo PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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nuestra conciencia abierta a Dios, recordando que: "Mi gracia te baste"; pudiéramos estar en la calle, haciendo compras o manejando, recordando siempre: El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, y ese Espíritu es paz y gozo para mí y para todos aquéllos que vengan a mi conciencia. [Los párrafos italizados de este libro son meditaciones espontáneas que han llegado al autor durante períodos de conciencia elevada y de ninguna manera pretenden ser utilizados como afirmaciones, negaciones o fórmulas. Han sido incluidos de vez en cuando para servir como ejemplos del libre flujo del Espíritu. Conforme el lector practique la Presencia, él también en sus momentos exaltados, recibirá siempre inspiraciones nuevas y frescas como la efusión del Espíritu.]

Es muy importante que no permitamos que pase ninguna hora del día sin algún recuerdo consciente dentro de nosotros, de que la meta de la vida es: alcanzar 'esa mente que hubo también en Cristo Jesús'. El propósito de la vida espiritual es: alcanzar la conciencia de Dios -vivir, movernos y tener nuestro ser en el reconocimiento eterno de la presencia de Dios. Entiendan claramente que toda la sabiduría espiritual consta de dos partes: primero, el conocimiento de la verdad; y segundo, el tener en nosotros 'esa mente que hubo también en Cristo Jesús'. Tomen algunos de estos principios específicos contenidos en este libro, y vivan con ellos. Tómenlos uno por uno; lleven uno de ellos con ustedes día tras día, durante una semana o un mes. Luego tomen otro y vivan con él, utilizándolo como norma con la cual medir toda experiencia. Cambiar la dirección de la vida es posible para cualquiera, no debido a que escucha ni debido a que lee la verdad, sino debido a que la hace activa en su conciencia, en su experiencia diaria, hasta que se convierte en un hábito durante cada instante del día, en lugar de un simple pensamiento ocasional. Permitan que estos principios actúen en su conciencia mañana, tarde y noche, hasta que gradualmente les llegue el verdadero reconocimiento. Entonces es cuando se hará la transición de ser oyentes del Verbo para ser hacedores del Verbo. Entonces estaremos morando en el Verbo y daremos fruto abundante.

PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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CAPÍTULO II

DEMOSTRAR A DIOS

¿Qué estamos buscando? ¿Es Dios aquello que estamos buscando, o estamos buscando algo de Dios? En el momento en que estemos en busca de hogar o compañía; en el instante en que estemos buscando provisión o trabajo; en el momento en que estemos buscando salud, estaremos buscando mal. A menos que tengamos a Dios, nada tendremos; pero en el instante en que tengamos a Dios, tendremos todo aquello que está en el mundo. Pero no existe algo así como Dios y. Buscar provisión, salud o compañía, es del todo espiritualmente imposible, porque en lo espiritual no hay tales 'cosas'. Espiritualmente sólo hay Dios; pero alcanzando a Dios alcanzamos todo cuanto Dios es, es decir, Dios apareciendo 'como toda forma'. No busquemos las formas de Dios, busquemos la totalidad de Dios; y en la búsqueda de la totalidad de Dios obtendremos todas las formas necesarias para nuestro propio despliegue. Nada es más importante que este punto: ¿Estamos buscando la conciencia de Dios, o tratando de llegar a Dios para obtener 'algo' a través de Dios? Al principio de cualquier estudio espiritual casi siempre nos encontramos buscando algún bien para nosotros en lo particular. Pudiera ser curación -física, mental, moral, financiera -o pudiera ser paz de mente; pero lo que sea, por lo regular lo buscamos para nosotros mismos. Sin embargo muy pronto descubrimos que cuando la luz del Espíritu nos toca, no sólo nos beneficia a nosotros sino también al mundo. Aquél quien esté estudiando y practicando la presencia de Dios, pronto no tendrá mayores problemas, necesidades ni deseos. Todo aquello necesario para su salud y provisión, cuenta con su propia forma de hacerse cargo de sí mismo. Dios está expresando Su vida como nuestra vida; Dios es vida individual. Dios está trazando Su vida en aquello que parece ser la forma de nuestras vidas. Dios está desarrollando Su vida como nuestra conciencia individual. Dios está trazando Su plan en nosotros y por medio de nosotros. En este conocimiento podemos relajamos y volvernos espectadores. Ya no se trata más de nuestra vida; es la vida de Dios desplegándose PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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individualmente. Dios aparece sobre la tierra como el tú y como el yo, individuales; y cuando nos hacemos a un lado es que comenzamos a ver a Dios brillando. La armonía que experimentamos está en proporción directa a nuestro conocimiento de que ésta, es la vida de Dios. Cuando nos aferramos a ella tratando de manipularla, o cuando hagamos algo con ella o de ella, es que estaremos hablando sólo de tu vida o de mi vida. En realidad deberíamos convertirnos en espectadores de Dios viéndoLo cumplirSE a Sí Mismo sobre la tierra; Dios apareciendo individualmente sobre la tierra; Dios encarnado sobre la tierra. De hecho Dios está viviendo sobre esta tierra como tú y como yo. Cuando lo único que anhelemos sea la experiencia de Dios, los mismos cielos se abrirán y se derramarán a nuestros pies en la forma de toda clase de bien. Estemos expectantes de la experiencia del Cristo, de la experiencia de Dios, expectantes de alguna clase de impulso espiritual sentido en el interior; ésa es la demostración que debiéramos estar buscando. El liberarse de alguna enfermedad y demostrar trabajo o compañía, no tiene nada que ver con la enseñanza espiritual. En la enseñanza espiritual nuestro deseo debiera ser tan sólo poder conocer a Dios, a Quien conocer correctamente es vida eterna. Cuando tengamos vida eterna tendremos todo, puesto que la vida eterna incluye salud, armonía, totalidad, vitalidad, juventud y abundancia. Resultaría imposible estar ante la presencia de Dios y a la vez hallar que falta algo de naturaleza armoniosa en nuestra experiencia, porque: "Yo he venido para que ellos puedan tener vida, y para que la puedan tener en abundancia". ¿De qué manera podríamos tener la presencia de ese Yo, la presencia de ese Dios, y no tener vida, ni tenerla en mayor abundancia? Buscar gente, lugares o circunstancias sería buscar fuera del Reino de Dios -y precisamente en eso radica el problema. Muchos han sido destruidos justo por la búsqueda a la que dedicaron su vida; pero ninguno ha sido destruido jamás por buscar y encontrar a Dios. Dios nos guía hacia el reconocimiento, hacia la experiencia verdadera de Dios. Bien sabía el Maestro que en dicha experiencia tendríamos todo, puesto que dijo: "Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de esto. Porque es el gran placer de vuestro Padre daros el Reino". Para entender todo el significado de lo dicho por el Maestro debiéramos entender la naturaleza de Dios. Estoy seguro que a todos nosotros se nos enseñó en la niñez que había un Dios, pero pocos sabíamos lo que Dios verdaderamente es. Si pudiéramos hacer a un lado todos los PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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libros, incluyendo la Biblia, y vivir sólo con una sola pregunta en nuestra mente: "¿Qué es Dios?", meditando en eso de día y de noche, finalmente el Propio Dios nos revelaría la respuesta. Sin embargo habría que llevar esto a cabo con una mente completamente libre de aquellos conceptos de Dios, y comenzar tal como si estuviéramos totalmente a solas con Dios. No deberíamos aceptar ninguna otra opinión, ninguna otra experiencia ni ningún otro punto de vista: tendríamos que tener nuestra propia experiencia de Dios. Si pudiéramos hacer eso, hallaríamos que más tarde o temprano, Dios Se revelaría a nosotros en forma impecable, por lo que jamás volveríamos a tener alguna duda en cuanto a lo que Dios es o en cuanto a cómo orar. Ha habido y hay, hombres que han conocido a Dios cara a cara. Podemos tener la certeza de su conocimiento por el fruto de sus enseñanzas. Juan fue uno de ellos, y para Juan la naturaleza de Dios era Amor. Podríamos tomar la palabra "amor" y ver si es que podemos llegar a cierto entendimiento de lo que esa palabra significa y de cómo operaría incluso en nuestro nivel de entendimiento. Por ejemplo, si estuviésemos completa y absolutamente controlados por el amor, ¿cómo sería nuestra relación con nuestro hijo, y cuál sería nuestra conducta hacia él? ¿Acaso encontraríamos en ese amor rastro alguno de daño o provocación de sufrimiento en forma alguna? ¿Hallaríamos en nuestra conciencia algún deseo de encarcelarlo como castigo por sus pecados, o de ponerlo en un cuerpo o mente enfermos? ¿Encontraríamos dentro de nosotros algún vestigio de deseo por castigo o venganza? ¡No!; en el amor hay corrección y disciplina, pero no hay castigo; en el amor no existe posibilidad alguna de impedir el bien. Al morar en esto vamos a adquirir un concepto de Dios completamente nuevo y a comenzar a comprender el secreto del vivir espiritual. Mientras nos mantengamos aferrados a un Dios que puede darnos cualquier 'cosa' incluso buena, no llegaremos al entendimiento de la verdadera naturaleza de Dios. Dios no tiene 'cosas' para darnos. Todo cuanto Dios es, ya lo somos; todo cuanto Dios tiene, ya es nuestro. Sólo cuando nos apartemos del temor de lo que mañana tendremos o de lo que no tendremos, podremos llegar a experimentarlo. Si alguna noche pudiéramos permanecer sentados junto a una ventana observando en contemplación la obscuridad, el movimiento de la luna y las estrellas hasta que la luz del día irrumpiera, y luego con la llegada de la plenitud de la luz del día, cuando la luna y las estrellas ya no se vieran sino que en su lugar estuviera el sol, haríamos bien en preguntarnos si tuvimos nosotros algo que ver en todo eso. ¿Qué papel jugamos en todo PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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eso? Si pudiéramos al observar los árboles o las flores floreciendo, y en la etapa de plena floración preguntarnos de nuevo si tuvimos algo que ver con ello -si acaso nos lo ganamos, lo merecimos o fuimos dignos de ello, pronto hallaríamos que Dios nos trajo todas estas glorias sin considerar si lo merecíamos o no. Dios es inteligencia infinita, sabiduría infinita y comprensión infinita. Nunca habrá necesidad de que Le digamos algo o Le pidamos algo, excepto quizá, más luz, más comprensión, más visión. Es la función de Dios gobernar Su creación, mantenerla y sustentarla, y todo esto Lo hace sin la ayuda del hombre. Dios no necesita la ayuda del hombre; Dios no necesita sugerencia ni consejo alguno del hombre. Estaremos gobernados por Dios sólo en la medida en que comprendamos esto, y nos encomendemos a Su cuidado. Cualquier intención de informarle a Dios cuál es nuestra necesidad, implica desconfianza y escasez de entendimiento acerca de la naturaleza de Dios, y actuará como una barrera apartándonos de las verdaderas bendiciones que son nuestras, precisamente como herederos de Dios, como coherederos con Cristo en Dios. ConocerLO a Él correctamente, es vida eterna; conocerLO incorrectamente, es establecer un sentido de separación entre nosotros y Aquello que verdaderamente constituye nuestra vida, así como con la continuidad y armonía de nuestro ser. Debemos entender la naturaleza de Dios como plenitud. Esto impide la posibilidad de pensar en Dios como esa forma de la que vamos a obtener algo. Dios es plenitud. Dios es la Misma plenitud, tal como el sol brillando y derramando su luz y calor, es pleno en sí mismo como sol. Nosotros no oramos al sol para que mande más luz ni para que dé más calor. Si es que fuésemos a expresar alguna clase de oración en relación con el sol, nuestra oración debiera ser un reconocimiento interno de lo que es -el sol es brillo; el sol es calor; el sol es luz. Así es con Dios. Jamás debiéramos pensar de Dios como aquello de lo cual esperamos obtener algún bien. Jamás debiéramos pensar de Dios como aquello que puede traer paz a la tierra. ¡No existe tal dios! El único Dios que hay es un Dios que es vida eterna. Dios no puede darnos vida eterna; Dios no puede retener la vida eterna; Dios no nos da la vida hoy o mañana, para detenerla cuando tengamos ciento veinte años. Dios es vida eterna, y nuestra oración es el reconocimiento de esa verdad. Dios es cumplimiento, plenitud. Si no nos estamos beneficiando de la gracia de Dios, nada tiene que ver con Dios sino con el hecho de que nos apartamos, al menos en creencia, PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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de Su gracia. El Espíritu no está en modo alguno, relacionado con la escena humana. Un Dios espiritual no puede ser traído abajo, al concepto material de vida. Elevémonos por sobre el concepto material de vida hacia Dios. Buscar a Dios sin ningún propósito es el mayor reconocimiento espiritual. Para alcanzar dicho reconocimiento, debemos alcanzar ese lugar en la conciencia donde todo nuestro corazón y alma suspiren por Dios, y sólo por Dios, en lugar de anhelar que algún bien, armonía o lugar pueda llegar a nosotros. En ese estado de entrega de uno mismo es que podemos decir: No busco nada sino a Ti. Debo conocerte a Ti a quien conocer correctamente es vida eterna. Permíteme vivir y moverme y tener mi ser en Ti, Contigo, y que pueda aceptar cualquier cosa que pueda venir. ¿Entonces, qué diferencia hay si tengo un cuerpo o no lo tengo, si estoy saludable o no lo estoy? "En Tu presencia hay plenitud de vida". Cuando la conciencia se eleve a ese lugar de devoción donde Dios es Dios para nosotros, sólo por Dios Mismo, entonces es cuando habremos alcanzado El Camino Infinito de la vida. En El Camino Infinito la vida no conoce ninguna limitación. Ya no hay más pre-ocupación de si somos ricos o pobres, enfermos o sanos. Nuestro único objetivo en la vida será conocerLO a Él correctamente, estar cara a cara con Dios, ser capaces de morar conscientemente con Dios, ser capaces de comulgar con Dios. Este es un gozo mayor a cualquier otro que haya sido conocido por el hombre sobre la tierra, sin tener en cuenta cuánto dinero pudiera haber adquirido ni cuántos honores le fueron conferidos. Nada de esto iguala al gozo, la paz y la eterna armonía infinita, experimentada por la persona que conoce a Dios. Ahora bien, en ese gozo hay una completa indiferencia en relación a los efectos externos que resultan por la práctica de la Presencia. El corazón, mente y alma enteros están centrados en el reconocimiento de la Presencia, de manera de poder alcanzar ese punto dentro de nosotros donde el Espíritu de Dios esté sobre nosotros, y experimentemos ese gozo interno que constituye la Presencia. Sentiremos ese Espíritu latiendo hacia abajo, hasta las puntas de los dedos de nuestros pies. Todo nuestro ser y todo nuestro cuerpo, estarán vivos y alertas con Ello. Encontrar a Dios cara a cara es el final de El Camino. No hay nada más que pueda ser deseado. Cuando lleguemos a este punto, sabremos PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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exactamente lo que Pablo quiso decir al afirmar: "Vivo Yo; pero no yo, sino Cristo vive en mí". Es casi como si estuviéramos viendo por encima del hombro y observáramos al Cristo trabajar en nosotros, por medio de nosotros y para nosotros; yendo delante de nosotros. Si se requiriera de provisión, Ello la proveería. Si se requiriera de casa, Ello la proveería. Si se requiriera de transporte, Ello lo proveería. Jamás tendríamos que afanarnos por esas cosas; todo cuanto tendríamos que hacer sería continuar nuestra vida de contemplación, y observar cómo en nuestro negocio, profesión o actividades artísticas, tendríamos mayor discernimiento, habilidad, inspiración, gozo y remuneración. Sin embargo no tendríamos que estar orando para alcanzar dichos resultados; ellos fluirán por sí mismos, tal como el sol se levanta por la mañana o tal como se pone por la noche: sin ningún esfuerzo consciente por parte de alguien. Todo cuanto se requiere es esperar -tan sólo 'esperar lo suficiente, y el sol saldrá mañana por la mañana y se pondrá de nuevo por la noche'. Nosotros nada tenemos que ver con eso, excepto el contemplarlo, mirarlo, observarlo. No tuvimos que orar a Dios acerca de ello, ni tuvimos que conocer la verdad al respecto. Lo mismo se aplica para nosotros. Aprendamos a no tratar de manipular mentalmente nuestras vidas, esperando que debido a la afirmación de alguna verdad, algún bien será traído a nuestra experiencia. La vida se convertirá en un gozo total, porque así como no tuvimos necesidad de pre-ocuparnos por el movimiento del sol, la luna o las estrellas, del mismo modo tampoco sentiremos ninguna carga de responsabilidad por nuestra provisión o salud. Todo estará a cargo de la gracia de Dios. Nuestra única responsabilidad será que el Espíritu de Dios more en nosotros. En un momento o en otro deberemos comenzar a hacer la transición del hombre cuyo aliento está en su nariz, que no puede agradar a Dios y que tampoco está bajo la ley de Dios, hacia ser el hijo de Dios. Desde ese instante uno no podrá fallar -será sólo cuestión de devoción. No podemos usar a Dios, pero sí podemos rendirnos a Dios y permitir que Dios nos use. Podemos contemplar las cosas de Dios y meditar acerca de lo espiritual, lo invisible, y lo que no se ve, hasta que verdaderamente sintamos ese espíritu y presencia de Dios dentro de nosotros. Por ello dejemos que nuestra oración sea: Dame mayor sabiduría; dame más luz; enséñame cómo morar en Tu Verbo. Permite que Te quiera por lo que Tú eres. No me permitas pedir PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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jamás por alguna persona. Déjame morar y comulgar Contigo. Permite que mi único propósito sea estar unido a Ti. Un contacto ocasional con Dios, tal como con el grano de verdad proverbial, obrará maravillas, pero no podemos esperar una existencia espiritual completa y perfecta, sólo porque en una ocasión nos acordamos de volvernos hacia Dios, ni por dedicar unas cuantas horas al estudio de libros espirituales. Para hacer de la vida una experiencia continua de bien, se requiere: orar sin cesar. Entonces es cuando hallaremos que Dios, la mente que todo lo sabe, la Omnipresencia divina, la Omnipotencia y Omnisciencia divinas, siempre irán delante de nosotros para proveernos con aquello necesario para nuestra experiencia. Por eso es que jamás tenemos que decirLE lo que necesitamos; jamás tenemos que decirLE que necesitamos dinero, casa, compañía, libertad, alimento ni vestido. Jamás tenemos que decirle a Dios nada acerca de nuestras necesidades. Dios es la Inteligencia Infinita del universo, Aquello que lo formó, y Aquello que lo mantiene y sustenta sin necesidad del consejo humano. Si Dios puede hacer eso por este gran universo, confiemos nuestro ser y cuerpo individuales, a esa misma Presencia y Poder. Sólo hay una clase de oración que honra a Dios: Padre dentro de mí, más cercano a mí que la respiración y más cercano que manos y pies, Tú eres la inteligencia de este universo que todo lo sabe, la inteligencia que lo creó. Tú eres el amor divino que ha provisto esta tierra con vegetales y flores, diamantes, uranio, petróleo, oro, plata y platino. Tú has llenado los cielos con Tu gloria -las estrellas, el sol y la luna -y los océanos con la rítmica actividad de las mareas. Reconozco Tu presencia en todas las cosas y como todas las cosas. Padre, Tú conoces mis necesidades incluso antes que ore. Tú no sólo conoces mis necesidades incluso antes que eleve mis ojos o pensamientos hacia Ti, sino que es Tu gran placer darme el Reino. Me vuelvo a Ti ahora, no para contarTE mi necesidad, sino para reconocer la satisfacción de mi necesidad. Ahora vengo a Ti, no buscando cosas ni personas, sino buscando Tu gracia, Tu bendición, el don de Ti Mismo. Que la paz que sobrepasa el entendimiento descienda sobre mí -Tu paz; una paz interior, una gracia interior, un gozo y armonía, interiores. Permite que el Espíritu Santo me abrace y envuelva. Permite que el Espíritu PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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del Cristo llene mi alma, llene mi mente, llene mi ser y mi cuerpo. En quietud y en confianza está mi fortaleza porque el Espíritu del Señor está sobre mí. Que sea un poder de paz y gracia para todos aquéllos que tocan mi conciencia. Vayamos a Dios por el gozo de experimentar a Dios, y entonces veamos lo que Dios hace. Podemos empezar en este instante a dar un paso importante renunciemos al deseo. Debemos renunciar al deseo de cualquiera y de toda forma de bien. A partir de hoy haya un solo deseo permitido para nosotros, y ese deseo sea: experimentar a Dios. Debemos demostrar a Dios -no demostrar personas, cosas ni condiciones. Este es verdaderamente el principio fundamental de todo El Camino Infinito. El Camino Infinito nos enseña que tenemos el derecho de demostrar el Espíritu de Dios, el derecho de demostrar el reconocimiento de Dios; pero no tenemos derecho alguno a demostrar personas, lugares o cosas. Debemos estar bien seguros de que estamos buscando sólo la realización de la gracia de Dios; que estamos buscando sólo estar en el Espíritu del Señor. "Donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad"; de toda limitación, de toda discordia y de toda desarmonía. Nuestra completa demostración debe ser la realización de Dios, la demostración de Dios, la conciencia de la presencia de Dios. Reconocimiento es demostración. Es el reconocimiento de la actividad de Dios en la conciencia, lo que hace que todo el bien espiritual aparezca. La realización de la gracia de Dios como nuestra suficiencia es la que hace la demostración. El reconocimiento de cualquier verdad espiritual trae dicha verdad a manifestación, como efecto. Simplemente el decir: "Él perfecciona aquello que me compete" nada hará por nosotros, pero la conciencia de esta verdad lo hará instantáneamente efectivo en nuestra experiencia. Reconocimiento es demostración; pero tiene que ser un reconocimiento del Reino de Dios, un reconocimiento de la actividad de Dios, un reconocimiento del Espíritu de Dios, una conciencia de Dios como poder único, un reconocimiento de Dios como substancia única, un reconocimiento de Dios como causa única, una conciencia de Dios como el Todo-en-todo. El reconocimiento, el estar conscientes de Dios, es demostración. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Si conocemos la letra correcta de la verdad, si entendemos que la voluntad de Dios es amor, que la voluntad de Dios es vida eterna, si sabemos que la voluntad de Dios es que experimentemos Su inmortalidad, la infinitud de Su ser, no estaremos pre-ocupados por contarle a Dios nuestras necesidades. Todo lo que haremos será vivir en el intento constante de reconocer a Dios más y más, de tener una conciencia cada vez más profunda de Dios, de ese Dios que es nuestro verdadero propio ser. El gozo de comulgar con Dios es suficiente: Padre: todo cuanto quiero es mi relación Contigo, mi reconocimiento consciente del Cristo -no por alguna razón en particular, tan sólo por el gozo de sentarme aquí, con el Cristo. Cristo vive mi vida. En el instante en que tengo a Cristo, no tengo vida propia que vivir; la responsabilidad está sobre Sus hombros. A partir de ahora todo cuanto tengo que hacer es ir hacia donde quiera que Él guíe; hacia verdes prados, junto a aguas tranquilas. Hacer contacto con el Cristo con el único propósito de experimentarLO, es la forma más alta de demostración que existe sobre la tierra.

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CAPÍTULO III

DIOS, EL ÚNICO PODER Así dice el Señor, el Rey de Israel, y su redentor el Señor de los Ejércitos: Yo Soy el Primero y Yo Soy el Postrero; y aparte de Mí no hay Dios. Isaías 44:6 Y deberás amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5

A través de todos los tiempos las Escrituras han revelado que Dios es el único poder; ¿pero quién ha aceptado esto, literalmente? Incluso en la Biblia hay recuentos de gente peleando unos contra otros. El sentido de la enseñanza al mundo por parte de la mayoría de los religiosos ha sido que hay dos poderes, el poder de Dios y el poder del diablo. El poder de Dios es lo bueno y bendice; el del diablo es lo malo y maldice. Siempre están esos dos poderes; siempre Dios está peleando contra el demonio por el control del alma del hombre; y la pregunta eterna es: ¿Quién va a ganar? Lo mismo acontece hoy en día. Accidentes, desastres y enfermedades se explican siempre sobre la base de dos poderes, o responsabilizando a Dios por estos males. ¿Cómo puede hacerse responsable a Dios por algún mal a la luz del mensaje y misión del Maestro, el cual era sanar al enfermo, resucitar al muerto, alimentar al hambriento y vencer toda clase de desastres? El Maestro dijo: "Yo no he venido a destruir, sino a cumplir", así que nada de eso puede ser la voluntad de Dios. En la presencia de Dios no hay mal alguno. Si Dios tolerara el pecado, la enfermedad y la muerte que experimentamos, ¿qué posibilidad tendríamos de sobrevivir o de vencerlos? Si Dios estuviera permitiendo estos males, o si Dios fuera un padre humano enseñándonos una lección, ¿cómo podríamos elevarnos sobre el pecado, la enfermedad y la muerte, y regresar a la casa del Padre? Desde el comienzo de nuestro estudio espiritual hemos aprendido que Dios es el único poder, todo el poder; y no sólo todo el poder, sino todo el poder del bien. ¿Es

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posible entonces para 'todo el poder del bien', crear, permitir, tolerar o enviar el mal? En El Camino Infinito nos ocupamos de aquello llamado: curación espiritual, por lo que debiéramos tener un principio que sea exacto. No debiera haber ninguna desviación de dicho principio, así como tampoco debiera haber desviación alguna de los principios de las matemáticas o la música. El principio de la curación espiritual es que Dios es amor, Dios es vida, y en Él no hay obscuridad alguna. Él es demasiado puro como para contemplar la iniquidad. Pero si se nos pudiera hacer creer que Dios tolera, conoce o permite la enfermedad, o que está tratando de probarnos o castigarnos con ella, habremos perdido toda posibilidad de producir alguna vez una curación. No se puede negar el hecho de que el mundo actual consiste casi por completo de pecado, enfermedad, muerte, escasez, limitación, guerra y rumores de guerra. ¿Significa eso que Dios lo permite? No más de lo que el principio de las matemáticas es responsable de nuestros errores en aritmética, o el principio de la música de nuestros errores al cantar o tocar instrumentos musicales. De acuerdo con Génesis: "Dios vio todo cuanto había hecho, y mirad, era bueno en gran manera". Por eso, si el mal existiera, Dios lo habría hecho, e incluso el diablo debiera ser bueno. Lo que nos separa de la armonía física, mental, moral y financiera es el considerar al diablo como el mal y a Dios como el bien. No hay ningún misterio para el mal; las enseñanzas del Maestro son muy claras al respecto: Si un hombre no permaneciera en Mí sería echado fuera como una rama que se seca; y los hombres recogerían las ramas y las echarían al fuego, y serían quemadas. Si vosotros permaneciereis en Mí, y Mis palabras permanecieren en vosotros, podríais pedir lo que quisierais y os sería concedido. Juan 15: 6, 7

Si no permitimos que este Verbo more en nosotros, no deberíamos sorprendernos de lo que nos ocurra; pero el derecho de culpar a Dios, no lo tenemos. Si no estamos expresando la salud, armonía y riquezas que son nuestro derecho de nacimiento espiritual, se debe a que no estamos cumpliendo con las condiciones del acuerdo. El acuerdo es que si moramos en el Lugar Secreto del Altísimo, ninguno de estos males llegará cerca de nuestra morada. Ese es el principio. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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¿Estamos morando en el Lugar Secreto del Altísimo? ¿Lo estamos? Meditamos cinco minutos por la mañana y más tarde leemos un libro por quince minutos, y luego pensamos que estamos permaneciendo en el Verbo y morando en el Lugar Secreto del Altísimo. Eso no es suficiente. Debemos leer y estudiar, meditar y reflexionar, hora tras hora de cada día, hasta que estemos viviendo completamente en la presencia del Señor, fuera del Cual no hay otro. Aceptemos en nuestra mente un estado de conciencia en el cual admitamos que Dios es todo poder, que Dios es infinito, y que aparte de Dios no hay otro poder. En el capítulo 43 de Isaías leemos: Así dice ahora el Señor que te creó, oh Jacob, y que te formó, oh Israel: No temas, porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres tú.

Si desde niños se nos hubiese enseñado esta única verdad: "No temas, porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres tú", ¿habríamos acaso conocido el temor? Cuando pases por las aguas Yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no serás quemado; ni la llama arderá sobre ti. Porque Yo Soy el Señor tu Dios, el único Santo de Israel, tu Salvador... Porque a Mi vista fuiste preciado, has sido honorable, y Yo te he amado. Isa. 43: 2, 4

¿Acaso no podemos imaginar rápidamente el estado de conciencia en el que habríamos vivido si se nos hubiese enseñado única y continuamente durante nuestra infancia, que Dios nos ama y que no permite que ningún mal nos acontezca? Entonces habríamos vivido en la conciencia de Dios como el único poder al que jamás deberíamos temer, y no nos habría faltado ningún bien. Ahora pues escucha, oh Jacob siervo Mío, y tú Israel a quien Yo he escogido; Así dice el Señor que te creó, y que te formó desde el vientre [materno], Quien te ayudará: No temas oh Jacob, siervo Mío, ni tu Jesurún a quien Yo elegí. Porque Yo derramaré aguas sobre aquél que tenga sed, y ríos sobre la tierra árida; Yo derramaré mi Espíritu sobre tu simiente, y Mi bendición sobre tu descendencia. Isa 44: 1-3 PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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En nuestra juventud fuimos enseñados a reconocer sólo a nuestros padres, pero aquí aprendemos que Dios "te formó desde el vientre [materno]". Somos los hijos de Dios desde el vientre, bajo la protección de Dios; y Dios, y sólo Dios, siempre ha satisfecho nuestras necesidades y apoyado nuestras actividades. Aprendamos que sólo Dios es el único poder en nuestras vidas desde siempre y para siempre. Entendiendo esto podremos ver lo que habría acontecido con el diablo: Jamás habría habido temor alguno por el mal ni por el castigo. Habríamos encontrado el amor por Dios en lugar del temor a Dios, y jamás habríamos creído que Dios podría habernos dado la espalda. Conocer a Dios es amar a Dios. Por cierto, sólo cuando entendamos la naturaleza de Dios es que seremos capaces de amar al Señor nuestro Dios con amor tan grande, que ni siquiera el esposo, la esposa o los hijos, podrían estar antes en nuestro corazón y alma. Entonces Dios se convertiría en un ser vivo, no para ser temido, sino reverenciado, amado; bien-venido a cada momento del día, y no sólo durante una hora los domingos. No hay un solo momento del día en que no podamos mantener a Dios conscientemente vivo en nuestros corazones, al recordar lo que Dios es: Dios es la inteligencia del universo, el amor del universo, el Espíritu omnipresente que creó, mantiene y sustenta el universo. Dios es el origen de la belleza de los árboles, las flores y los frutos. Dios es la substancia verdadera de vegetales y minerales. Dios es la substancia del oro, de la plata, de los diamantes en la tierra, y de las perlas en el mar. Dios es aquello que llena el mar con peces; Dios es aquello que llena el aire con aves. Dios es, en medio de mí. Dondequiera que yo estoy, Dios está, y el amor de Dios siempre me está envolviendo. Dios es el origen de mi ser. Dios es el origen de mi provisión, el origen del alimento verdadero sobre mi mesa. Dios es aquello que me da el propósito de mi vida. Dios es aquello que me da la fortaleza para llevarlo a cabo. "Él lleva a cabo aquello que me es encomendado. ...el Señor perfecciona aquello relacionado conmigo. ...Aquél que está dentro de mí es mayor que el que está en el mundo", mayor que cualquier problema que esté en el mundo.

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Sólo hay un poder, y Dios es ese poder. No hay poder en el efecto, y no hay poder aparte de Dios. Dios es la vida de todo ser. Esta verdad ha estado en existencia todo el tiempo y ha estado disponible para toda la gente. En el poema sagrado hindú, El Bhagavad Gita, traducido por Sir Edwin Arnold como el hermoso poema épico El Canto Celestial, leemos: Armas, a vosotros yo os digo: no toquéis la vida; A las flamas: no queméis; a las aguas: no aneguéis; Y a los vientos secos: no marchitéis. Impenetrable Inalcanzable, irrebatible, ilesa, intocable, Inmortal, llegando a todo, estable, segura, Invisible, inefable, imposible de ser abarcada por la palabra o el pensamiento; siempre total en sí misma, ¡Así es el Alma declarada!

Aquí vemos de nuevo que hay una sola vida, y que Dios es esa vida; hay un solo poder, y Dios es ese poder. Una conciencia plena con el reconocimiento de Dios como el único poder, nada puede temer en el reino del efecto. La mayoría de las enseñanzas religiosas no nos han dicho la verdad acerca de que Dios es omnipotente en la tierra, tal como Lo es en el cielo; pero he aquí ahora el día cuando toda rodilla debe doblarse ante la verdad de que no hay más que un solo poder. Todas las enseñanzas metafísicas tienen su origen en la revelación de Dios como Uno. ¿Pero, qué ha sido de esa enseñanza? Se ha perdido dentro del diablo moderno, la mente mortal. Los seguidores de las enseñanzas ortodoxas temen al diablo, y aquéllos que siguen enseñanzas más nuevas y modernas le temen a la mente mortal. Interpretaciones erróneas e ignorantes de la verdad nos aprisionan en la creencia acerca de dos poderes, aunque la respuesta es siempre la misma: Dios es el único poder. Todos nosotros, en cierto grado en nuestra experiencia humana, hemos aceptado dos poderes: Dios y un poder aparte de Dios; un poder que en ocasiones recompensa y en otras castiga; un poder que en ocasiones está disponible y en otras no puede alcanzarnos -y hoy en día seguimos pagando las consecuencias de tal aceptación. Debiéramos elevarnos a una dimensión superior de vida en la cual veamos que no hay poder en ningún efecto; todo el poder está en la causa que produce el efecto:

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Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos Mis caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isa 55: 8, 9

Sin embargo si no estamos espiritualmente alertas, pudiéramos ser obligados a aceptar cualquier clase de enseñanza o propaganda falsas que nos fuera presentada con suficiente fuerza y frecuencia. A través del hipnotismo masivo de la prensa y el radio todos hemos sido víctimas de alguna clase de propaganda, pero nada de eso puede tocarnos, siempre y cuando aceptemos la enseñanza de que Dios, lo Invisible Infinito, es el único poder. En nuestra actual carrera desenfrenada por la supremacía armamentista y la fuerza material, se hace necesario detenernos y preguntarnos: ¿Dónde es que termina todo esto? ¿Son la superioridad y el tamaño, todo lo que existe en relación al poder? .porque por la fuerza ningún hombre triunfa. I Sam 2:9 No temáis ni os desalentéis por causa de esta gran multitud; porque no es vuestra la batalla, sino de Dios. II Crón 20:15 Fortaleceos y animaos, no temáis ni os desaniméis por causa del rey de Asiria, ni por toda la multitud que está con él; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el ejército de carne; pero con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. II Crón 32: 7,8

Aquéllos que son de mentalidad material cuentan sólo con "el ejército de carne". Aquéllos que reconocen a Dios como el único poder, viven sin temor, sin pre-ocuparse por los poderes exteriores, independientemente de su tamaño. Ya sea que se trate de una fiebre alta, de una terrible pobreza o de una bomba de hidrógeno, no se trata más que de "el ejército de carne"; pero nosotros contamos con Aquello que es invisible; tenemos Aquello que no puede ser tocado, ya que "ningún arma forjada contra Ti prosperará.". Tal como David salió a enfrentar a Goliat armado con la fe en Dios, del mismo modo podemos nosotros enfrentar cualquier sugestión de desarmonía con nuestro reconocimiento de: un solo poder. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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En el sentido material de vida, la palabra "protección" conlleva el significado de: defensa o armadura, un escondite del enemigo, o algún medio para retirarnos del peligro. En la ciencia mental, "protección" implica algún pensamiento o idea, o alguna forma de oración que nos salve de algún daño o mal. La palabra "protección" presupone una actividad, presencia o poder destructivos o dañinos en algún lugar, de los cuales tenemos que ser resguardados. En el instante en que la idea de Dios como uno comienza a clarear en la conciencia, empezamos a entender que en todo este mundo no hay poder ni presencia del cual necesiten ser defendidos aquéllos que estén morando en el Lugar Secreto del Altísimo. Podemos comprender esto si nos detenemos en la palabra "Omnipresencia", y reconocemos que en esta presencia total de bien estamos completamente a solas con la armonía divina -una armonía que impregna y baña la conciencia, y que en sí misma constituye la totalidad y la unidad, del bien. Consideremos y meditemos en esta idea. La revelación y la seguridad llega desde nuestro propio ser de que esto es cierto: No hay más que el Uno, y debido a la naturaleza de ese Uno, no hay influencia externa alguna para bien ni para mal. No hay presencia o poder alguno al cual orar por algún bien que no exista ya como Omnipresencia, justo donde estemos. En nuestros períodos de comunión sintamos la presencia infinita de Dios. No hay otro poder; no hay otra presencia; no hay influencia destructiva o dañina alguna en ninguna persona, lugar o cosa; no hay mal en ninguna condición. Dios es Uno, y no puede haber existencia separada ni apartada de ese Uno. El Maestro nos ha dicho: "No hay nada fuera del hombre que entrando en él, pueda engañarlo; pero lo que sale de él, eso es lo que engaña al hombre". Hemos aceptado la creencia universal en un poder, presencia y actividad aparte de Dios; hemos aceptado la creencia de que alguien o algo fuera de nuestro propio ser puede constituir un poder para mal en nuestra experiencia, y la aceptación de esta creencia casi universal provoca muchas de nuestras discordias y desarmonías. Cuando conscientemente retornemos día tras día al reconocimiento verdadero de Dios como ser infinito, Dios manifestándoSE y expresándoSE como ser individual, comprenderemos mejor que todo el poder fluye desde nosotros y por medio de nosotros como una bendición, y bendice al mundo. Ningún poder actúa sobre nosotros fuera de nuestro propio ser. Debemos tener bien claro que nada fuera de nosotros actúa sobre nosotros, ya sea PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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para bien o mal. Así como hemos aprendido que las estrellas, la creación de Dios en los cielos, no pueden actuar sobre nosotros de acuerdo a las creencias astrológicas, de la misma manera hemos aprendido que las condiciones del tiempo, el clima, las infecciones, los contagios o los accidentes, no pueden actuar para dañar a aquéllos que han alcanzado cierto grado de entendimiento acerca de la naturaleza de Dios y de la naturaleza del ser individual. Constantemente se nos está recordando que debemos volvernos más y más conscientes de la naturaleza de Dios, de la naturaleza de la oración y de la naturaleza del ser individual, para que nos comprendamos como la descendencia de Dios, de los cuales verdaderamente se dice: "Hijo, tú siempre estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo, es tuyo". Tenemos que pensar seriamente acerca de este tema de la protección porque cada día somos confrontados con sugestiones de amenaza o peligros que acechan. Personas, lugares o cosas están siempre siendo presentados como fuerzas destructivas a las que temer o por las cuales buscar a Dios para ser salvados. La totalidad de Dios hace del todo imposible el que exista en algún lugar, alguna influencia destructiva o dañina -en los cielos, en la tierra o en el infierno -así que no cometamos el error de pensar acerca de Dios como un gran poder que sea capaz de salvarnos de alguna influencia o persona destructiva sólo con alcanzarLO. No cometamos el error común de pensar que la Práctica de la Presencia de Dios es tan sólo otra forma de utilizar a Dios, ni otro método de oración para traer la influencia de Dios a nuestra experiencia para vencer la discordia, el mal, el pecado y la enfermedad. El propósito de la Práctica de la Presencia de Dios es traer a lo consciente, de forma individual, el reconocimiento de Dios como Uno, de Dios como ser individual infinito, de Dios como la presencia y el poder, totales. La creencia universal en dos poderes, bien y mal, continuará actuando en nuestra experiencia hasta que nosotros, en lo individual, -y recuerden esto: ustedes y yo, individualmente -rechacemos la creencia en dos poderes. En esta época el pensamiento protector es: el reconocimiento de la totalidad de Dios que excluye la posibilidad de que exista en el mundo algún origen para el mal que actúe en la experiencia individual. Nuestro trabajo de protección o nuestras oraciones por protección, deben consistir en el reconocimiento de que nada ha existido, existe ni existirá en algún lado, en algún momento, en nuestra experiencia del pasado, presente o futuro, que sea de naturaleza destructiva. Finalmente por medio del estudio y la PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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meditación, llegaremos a ese contacto con Dios dentro de nosotros, donde recibiremos la garantía divina de que: "He aquí, Yo estoy con vosotros siempre"; la seguridad continua de la única Presencia, el único Poder, el único Ser, la única Vida, la única Ley, en los cuales no hay poderes de mal ni fuerzas destructivas. En este reconocimiento de unidad es que encontramos nuestra paz. Los estudiantes debieran considerar este tema de protección dentro de su meditación diaria durante un mes o dos, sin mencionarlo a nadie. No debieran divulgarlo, sino mantenerlo en secreto dentro de ellos, hasta que lleguen al lugar en la conciencia donde sientan que Dios es uno. El secreto de la protección no yace en buscar a Dios para que nos salve de algún peligro, sino por lo contrario, yace en comprender que la salvación, la seguridad y la paz dependen de que recordemos y reconozcamos la verdad de Dios como Uno. El mundo está buscando fuera de su propio ser la paz, tal como está buscando salvación y seguridad; en tanto que ninguna paz, salvación ni seguridad se hallarán jamás fuera de nuestro reconocimiento individual de Dios como Uno -el único ser, la única presencia y el único poder. No podemos hablarle al mundo acerca de esta paz, salvación o seguridad; pero sí podemos encontrarlas para nosotros, y con ello dejar que el mundo vea en nuestra experiencia que hemos encontrado un camino superior al de la supersticiosa creencia en algún poder de bien que milagrosamente nos salvará de algún poder de mal. No podemos explicarle al mundo que no hay peligro en fuentes, influencias ni poderes externos; pero nuestra conciencia de esta verdad puede hacer evidente para otros, la armonía, compleción y perfección de nuestras vidas, de tal forma, que uno por uno se volverán a buscar aquello que nosotros hemos hallado. De las enseñanzas acerca de dos poderes surgen las filosofías que provocan que los hombres tengan desacuerdos entre ellos. No hay forma de resolver estas diferencias, porque aquéllos que creen en dos poderes están actuando desde una premisa errónea -bien y mal. El bien y el mal están siempre peleando el uno contra el otro -¡y vaya que es una lucha! ¿Pero qué sucede cuando los hombres renuncian a creer en dos poderes y descansan en la conciencia de el Cristo? Entonces es cuando comienzan a entender lo que el Maestro quiso decir al declarar: "Tú no podrías tener poder alguno sobre mí, a menos que se te hubiese conferido de lo alto". PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Los místicos del mundo, Krishna en la India, Lao-Tze en China, Jesús de Nazaret o Juan en Patmos, nos han dado la revelación de que Dios, uno es. Los místicos hebreos también conocían esta verdad cuando enseñaban: "Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es". Por todas las Escrituras encontramos una y otra vez, garantías del amor de Dios por Sus hijos: No temas, porque Yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; Mío eres tú. .Incluso todo aquél que es llamado por Mi nombre, porque Yo lo he creado para Mi gloria, Yo lo he formado; sí, Yo lo he hecho. Vosotros sois Mis testigos, dice el Señor, y Mi siervo a quien Yo he escogido, para que vosotros Me podáis conocer y creáis en Mí, y entendáis que Yo soy Él; antes que Yo no hubo Dios formado, ni lo habrá después de Mí. Yo, sí, Yo, Soy el Señor; y aparte de Mí no hay salvador. Yo Soy el primero, y Yo Soy el postrero; y aparte de Mí no hay Dios. ¿Y quién como Yo para llamar y declarar y ordenarlo para Mí desde que nombré a la gente de antaño? Y lo que está aconteciendo, y acontecerá, dejen que se los muestre a ellos. No temáis ni os amedrentéis; ¿no os lo dije Yo desde antaño, y os lo declaré? Incluso vosotros sois Mis testigos. ¿Hay Dios aparte de Mí? Ciertamente no hay Dios; Yo no conozco otro. Isa 43: 1, 7, 10, 11; 44: 6-8

Y así es revelado una y otra vez que Dios es un solo Dios; Dios es un solo poder. Aquéllos que forjan ídolos son del todo vanidosos; y sus imágenes deleitables, para nada sirven. .¿Quién ha formado a un dios, o ha fundido una imagen grabada que sirva para algo? Isa 44: 9, 10

Cada uno de nosotros hemos hecho una imagen de Dios: unos la miran y ven a Buddha; otros ven a Jesús. Cada uno ha formado un concepto de aquello que piensa que Dios es, y luego adora y ora a ese concepto, en tanto que todo el tiempo Dios nos está diciendo: "Sólo Yo Soy Dios, y no tu concepto. Sólo Yo, lo Invisible, Soy Dios -Yo, solamente, Soy Dios". Debemos dejar de hacer imágenes grabadas en nuestra mente, dejar de PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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imaginar a qué se parece Dios, y confiar en lo Invisible e informe que penetra e interpreta todo ser. "El reino de Dios está dentro de vosotros. . e l lugar donde estáis, tierra santa es". Incluso aunque en este instante este lugar pareciera estar en el infierno o en el valle de sombras de muerte, Dios está justo aquí, con nosotros. Debemos abandonar esta creencia absurda en un Dios que castiga y recompensa, un Dios que está presente cuando experimentamos una curación y ausente cuando no experimentamos lo que esperábamos. Dios jamás está ausente de nosotros, excepto en nuestra creencia de que existen dos poderes, excepto en nuestro temor acerca de otros poderes que hemos establecido en nuestra mente. No sólo tememos estos poderes- ¡en ocasiones le tememos a Dios! En realidad sólo hay un poder: no hay poder de mal; no hay poder de pecado; no hay poder de enfermedad; no hay poder de carencia o limitación. Dios hizo todo cuanto fue hecho; cualquier cosa que Dios no haya hecho, no fue hecha. El mundo pareciera estar lleno con el poder de infección, de contagio, de enfermedades hereditarias, de poder de carencia y limitación, de poder para todas las múltiples formas de mal. Lo cierto es que mientras estemos tratando con el mundo humano, de manera humana, seguirá habiendo dos poderes: el poder del bien y el del mal. Tal es el cuadro humano: Algunas personas están enfermas más tiempo de lo que pasan sanas; la mayoría de la gente en el mundo es afectada por la pobreza. Como seres humanos siempre tendremos leyes de pecado, leyes de enfermedad, leyes de carencia y limitación. Mientras haya conciencia humana en el mundo, seguirá habiendo dos poderes, porque la conciencia humana en sí misma es una casa dividida; dividida en dos partes: bien y mal. Un estado de existencia que trascienda esto y donde no actúen estos opuestos, sino donde sólo opere un solo poder, una sola ley, es producido como resultado de una actividad de la conciencia. Nadie puede hacer esto por nosotros, sino nosotros mismos. Dios debe volverse una actividad en nuestra conciencia, pues de lo contrario estaremos luchando en la vida como seres humanos, creyendo en dos poderes, y experimentando tanto bien como mal. Comencemos con el tema de que Dios es uno. Dios es uno: "Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios, uno es. . N o tendrás otros dioses delante de Mí", ningún otro poder, ninguna otra ley, sino uno. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Dios es la única ley, una ley que mantiene y sostiene la armonía y perfección de Su propia creación, en todo momento. Al mirar los árboles que crecen nos maravillamos de la ley que hace que retoñen y florezcan cada año. Hay una ley en acción produciendo su fruto. El sol, la luna y las estrellas, y el flujo y reflujo de las mareas, dan testimonio de una ley divina gobernando el universo. Éstas son leyes, y no pueden ser cambiadas. Todo lo que sea permanente está soportado por la ley; mas las discordias y enfermedades del mundo van y vienen -siempre están cambiando; no tienen permanencia; carecen de ley para sostenerlas. Si la enfermedad estuviera respaldada por una ley, esta ley de enfermedad no podría ser violada, y ninguno podría ser sanado o liberado de la enfermedad jamás. Pero la enfermedad no es permanente. Puede ser sanada -en ocasiones físicamente, en otras mentalmente, y en otras espiritualmente. Aceptar a Dios como Uno, es aceptar una sola ley; y esa ley, la ley de Dios, la ley de bien, como siempre activa y siempre presente en nuestra experiencia. No hay ninguna ley atándonos a ninguna condición de mal: La verdad, omnipresente en mi conciencia, es la ley de eliminación para toda forma de discordia en mi experiencia. La ley espiritual gobierna mi ser, mi cuerpo, mi hogar y mi trabajo. La ley espiritual gobierna mi conciencia. La ley espiritual me impregna, mantiene y sustenta. Cada día somos encarados con la tentación de muerte. No importa si se trata de la muerte de un amigo, un familiar o algún desconocido en tierras lejanas. Cada día el pensamiento de muerte es traído conscientemente a nuestro reconocimiento. Incluso, aunque no se relacione directamente con nosotros, el tema de Dios como Uno, debiera ser traído a un recuerdo consciente: Dios es: una sola vida -eterna, inmortal, infinita, sin principio ni fin. Hay un solo Dios, por tanto hay una sola vida. Muchos estudiantes de metafísica que ya no creen en el poder de un demonio personal, han creado otro poder separado y alejado de Dios, un poder en la forma de temor supersticioso del pensamiento negativo, y una fe y confianza en el pensamiento correcto. Renunciemos a tales ideas, ahora y PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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para siempre. ¡El pensamiento humano no es poder; la mente humana no es poder! ¿Acaso Jesús no refutó tal idea cuando preguntó: "¿Quién de vosotros, por pensarlo, puede añadir un codo a su estatura?"? Démosle a la mente su lugar como un medio de reconocimiento, y no como una facultad creadora. La facultad creadora está muy en lo profundo, en el Alma. Con nuestra mente nos hacemos conscientes de las profundas verdades y leyes de Dios; pero es el Alma, la cual es Dios, aquello que es el Principio Creativo de la existencia. La actividad del Alma es aquello que es poder, y de ella fluyen la gentileza, la humildad y la paciencia, de las cuales Pablo habló como las cosas de Dios, las cuales "el hombre natural no recibe. porque le parecen locura; y tampoco puede conocerlas, porque han de discernirse espiritualmente". El "hombre natural" es la facultad de razonamiento. Las cosas de Dios son recibidas por el Espíritu de Dios, la conciencia de Dios, el Alma, que es un estrato de vida más profundo que la mente. Utilicemos la mente humana como una vía de conciencia, pero reconozcamos al Alma como la Facultad Creativa. Asignarle poder a algo externo a la conciencia, sería idolatría; sería reconocer un poder aparte de Dios. Debemos llegar a la convicción interna de que el poder no existe en la forma -en ninguna forma, sin importar cuán buena la forma pudiera parecer. La forma puede ir y la forma puede venir, pero el Espíritu continúa por siempre, re-novando y re-formando. Como seres humanos educados bajo el sentido material de vida, nos mantenemos esclavizados a la forma, y con ello, cometemos idolatría. Es decir, nos postramos y adoramos o tememos, a algún tipo de forma. No amemos, odiemos ni temamos aquello que existe en el reino exterior, puesto que no es poder. Una vez que veamos que Dios es la única causa, no temeremos alguna otra causa. Una vez que entendamos que Dios es la única substancia, no temeremos un exceso de substancia ni una falta de ella. La vida es una actividad de la conciencia reflejada por el cuerpo, pero la vida no está en el cuerpo. Amor, paz, salud, totalidad y perfección, todas son actividades de la conciencia. Ahí yace todo el poder. No tratemos de aferramos a las formas del cuerpo. Nosotros no somos cuerpo; en este momento en particular el cuerpo es tan sólo un instrumento para nuestra locomoción. Es un instrumento para nuestra actividad; pero nosotros, no somos cuerpo. Nosotros no somos dedos, manos, piernas, corazones ni cerebros. Nosotros somos entidades PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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espirituales, y contamos con un cuerpo eterno en los cielos que nos ha sido dado por Dios. En lugar de tratar de aferramos a esta forma de cuerpo, apeguémonos a la verdad de nuestra identidad verdadera, y el cuerpo será mantenido armoniosamente. El Maestro promete que si estamos dispuestos a perder nuestra vida, ganaremos vida eterna. Si dejáramos de tratar de asir nuestra vida como si pudiéramos mantenerla o perderla, y en su lugar comprendiéramos que toda vida es la gracia de Dios, encontraríamos a la vida siendo eterna. La enseñanza es esta: Jamás adoremos el efecto; jamás odiemos, temamos o amemos ningún efecto. Adorar la forma, es consentir con la idolatría. En el mismo instante en que cualquier forma se volviera una necesidad en nuestra experiencia, estaríamos depositando nuestra dependencia, felicidad y gozo en ella, en lugar de en lo Invisible Infinito, lo cual es la causa de la forma; y por ello, seríamos idólatras. Continuemos amando todo lo bueno de la vida, pero sin amarlo al grado de que no estemos dispuestos a ver desaparecer la forma para que una nueva tome su lugar. Todas las relaciones humanas, ya sean relaciones con los padres, esposo, esposa o hijos, se nos han dado para nuestro cumplimiento en esta fase de nuestra existencia. Entendámoslas, amémoslas y tratémoslas como tales, pero recordemos que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y no en alguna forma externa. Desde que amanece hasta que anochece, somos encarados con apariencias que podrían hacernos creer que hay poder en el efecto. Esa es la razón por la que en un mundo abundantemente provisto con todas las formas de bien -diamantes, perlas, plata, petróleo, vegetales, peces, frutas la gente continúa orando por provisión. La gente cree que todas estas formas de bien son provisión, en tanto que la provisión está: dentro de ellas. Esas formas no son más que los efectos de la provisión; sin embargo, la conciencia es aquello que origina la provisión. La provisión es espiritual, es una actividad de la conciencia. Al principio pudiéramos estar de acuerdo con esto sólo intelectualmente, pero llegará el día cuando será discernido espiritualmente, y entonces veremos que el mundo de la provisión está dentro, aunque aparezca visible, en el exterior. Nosotros no vemos, escuchamos, gustamos, tocamos ni olemos la provisión; sino que vemos la forma que toma la provisión. Nos hacemos conscientes de diversas substancias en que nuestra provisión toma forma; mas comprender que la provisión es interna, una actividad de la conciencia, PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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es hacer infinita nuestra provisión, trátese de palabras, dinero o transporte. Si entendemos que la provisión es el Espíritu invisible de Dios en nosotros, entonces el efecto de la provisión aparecerá en la forma. Tan pronto como utilicemos las formas en que la provisión aparece, la provisión invisible se hará de nuevo manifiesta, debido a que es infinita; siempre es omnipresente, y la propia provisión que es el Espíritu de Dios en nosotros, la reproducirá. Ya no viviremos más sólo de pan, sino por la conciencia de la presencia de Dios, la cual no requiere de palabras, sino que descansa en Dios como Uno. Al persistir en esto durante el día, la noche, la semana, el mes, gradualmente llegaremos a un punto donde el reconocimiento de esa verdad será tan automático, como lo es el manejar un automóvil. Cuando aprendemos a manejar tenemos que estar atentos a nuestro pie izquierdo, al derecho, a nuestra mano izquierda y también a la derecha; pero al cabo de un mes ya estamos manejando sin haber vuelto a pensar en nuestras manos o pies. Lo mismo ocurre con esto; al final de un mes hallaremos que no tenemos que pensar conscientemente acerca de Dios como Uno, o acerca de Dios como vida. Ya no tendremos que pensar más en eso, porque será parte de nuestra conciencia, y en el instante en que se presente una sugestión de mal, será borrada sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Ahora hemos aceptado como nuestro principio que: Dios es uno; Dios es la única ley; Dios es la única presencia; Dios es la única substancia; Dios es el único poder, ¡y no hay poder en el efecto! .Pero en la siguiente respiración, nos volteamos y le damos poder a algún efecto. ¿Qué importa, pues, de cuál apariencia se trate, si Dios es el único poder? ¿Verdaderamente creemos que Dios sea el único poder? Sólo Dios es poder. Dios es uno: un poder, una vida, un amor, un Espíritu, una causa, un ser, un origen. Nada llega a nuestra experiencia, a menos que venga de Dios. La próxima vez que algo que llamemos 'mal' llegue a nuestra experiencia, recordemos nuestro principio y volviéndonos digamos: "También esto viene de Dios. ' . s i en el infierno hiciere mi lecho, helo ahí, Tú estás ahí'". Incluso aunque bajáramos al infierno hallaríamos a Dios, y al encontrarlo, el infierno sería transformado en cielo. Ocurre un cambio en nuestra experiencia en el instante en que re-conocemos que no hay origen, causa, efecto, poder, presencia ni ser, sino Dios. La práctica de este principio, manteniendo a Dios como la ley de nuestro ser, a Dios como el origen de nuestro bien, a Dios como la actividad PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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de nuestro día -hora tras hora, día tras día, durante uno o dos meses, cambiará toda nuestra experiencia. Al principio todo esto ocurrirá en el reino de la mente, pero con la práctica constante abandonará el reino de la mente y descenderá al corazón, hacia el reconocimiento, hacia la conciencia, y entonces Eso se hará cargo y vivirá nuestra experiencia. Y deberéis amar al Señor vuestro Dios, con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, y con todas vuestras fuerzas. Deuteronomio 6: 5

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CAPÍTULO IV

LA NATURALEZA INFINITA DEL SER INDIVIDUAL

Existe una historia muy antigua acerca de un maestro espiritual que tocó a las puertas del cielo para ser admitido en el paraíso. Luego de algún tiempo Dios llegó a la puerta y preguntó: "¿Quién es? ¿Quién toca?" Ante esta pregunta vino la respuesta confiada: "Soy yo". "Lo siento, lo siento mucho. No hay lugar en el cielo. Vete. Tienes que regresar en alguna otra ocasión". El buen hombre, sorprendido por el rechazo, se alejó perplejo. Luego de muchos años que pasó en meditación considerando esta extraña recepción, regresó y tocó de nuevo a la puerta. Fue recibido con la misma pregunta a la que respondió en forma similar. Una vez más se le dijo que no había lugar en el cielo; estaba completamente lleno en ese momento. En los años que siguieron, el maestro fue más y más a lo profundo de sí mismo, meditando y contemplando. Luego que hubo transcurrido un tiempo considerable, tocó a la puerta del cielo por tercera vez. De nuevo Dios preguntó: "¿Quién es?" Esta vez su respuesta fue: "Eres Tú". Y la puerta se abrió de par en par en tanto Dios decía: "Entra. Jamás hubo lugar para Mí y para ti". No hay Dios y además tú o yo; sólo hay Dios expresado, manifestado como ser individual. Hay una sola vida -la del Padre. Mientras creamos que tenemos una individualidad separada de Dios, un ser separado e independiente de Dios, estaremos fuera del cielo sin esperanza alguna de jamás poder entrar. A lo largo de los siglos la dualidad nos ha separado de nuestro bien, pero es un sentido de dualidad, no la dualidad en sí, puesto que la dualidad no existe. El secreto de la vida es unidad, y la unidad no es algo que se logre. La unidad es un estado del ser. Tomemos como ejemplo un vaso de cristal, y pensemos acerca de su exterior y de su interior. ¿Dónde termina lo exterior y dónde comienza lo interior? Por cierto, ¿tiene este vaso un exterior así como un interior? ¿Posee este vaso dos lados, o es solamente un vaso? ¿No son lo externo y lo PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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interno de este vaso, uno solo y la misma pieza de cristal? ¿No desempeña lo externo una función, y lo interno otra? Cuando nos quede claro que lo externo y lo interno del vaso son una y la misma pieza de cristal, entonces podremos ver la relación entre Dios y el hombre. No existe tal cosa como Dios y hombre, como tampoco tiene el vaso un exterior y un interior separados y alejados uno del otro. Lo exterior y lo interior son uno. Dios es nuestra Individualidad invisible; nosotros somos la forma o expresión exteriorizada de ese Dios; pero no somos dos, tal como los lados del vaso tampoco son dos. Somos dos sólo en función: Dios es el principio creativo, el origen, la actividad y la ley de nuestro ser; y nuestro ser es Dios en expresión y manifestación. Como individuos recibimos nuestra vida, ley, causa, substancia, realidad y continuidad, de lo Invisible Infinito; y esa invisible actividad se hace visible como la armonía de nuestro ser. Volviendo al ejemplo del vaso observamos que cualquier cualidad que pareciera pertenecerle, le pertenece al cristal del cual está formado. Entonces pues, el cristal es la substancia del vaso, y es el cristal aquello que determina la calidad y naturaleza del vaso. Lo mismo aplica para nosotros. Dios, nuestra individualidad interior, es la calidad, la cantidad, la causa, la realidad y la substancia de nuestro ser. Todo cuanto Dios es, somos nosotros; todo cuanto esta individualidad interior es, es aquello que está manifestado como mi ser individual y como el de ustedes. Dios no hace distinción de personas. Dios no tiene favoritos -ninguna religión, raza o nacionalidad, favorita. Por lo que toca a Dios, Dios es uno. El grado de nuestra demostración es el grado de nuestro reconocimiento de esta relación. Si una persona cree que tiene una cualidad, naturaleza o característica, propias, ha establecido un sentido de limitación que la separa de la infinitud de su demostración. Cuando una persona renuncia a la creencia de que tiene cualidades, actividades o características, propias, y se da cuenta de que su Individualidad interior, aquello que está apareciendo externamente es Dios, Dios Mismo, y que esta Individualidad interior tiene y posee todas las cualidades, actividades y características de su ser, en ese instante ha comenzado a 'morir a diario'. Este es el significado de la declaración de Pablo: "Muero a diario". Debemos morir a toda sugestión de que somos o tenemos algo propio, separado y alejado, de Dios. Debemos morir a la creencia de salud, tanto como debemos morir a la creencia en enfermedad. Espiritualmente no hay PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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enfermedad ni salud, debido a que no somos ni contamos con algo propio. Sufrir a causa de la enfermedad o gozar de buena salud, sería tener algo propio. Dios no tiene salud ni enfermedad; Dios es Espíritu, y todo cuanto posiblemente pudiéramos tener, no es más que el Espíritu de Dios. Cuando nos damos cuenta que no hay individualidad 'separada' de Dios, nos elevamos sobre este par de opuestos: salud y enfermedad. Lo único que podemos poseer es lo que Dios posee. La individualidad de Dios es la única Individualidad -ni rica ni pobre, ni enferma ni sana, ni joven ni vieja, y ni viva ni muerta. Es un estado de inmortalidad, ser eterno e inmutable, aunque infinito en sus formas y aspectos. No reconocer ninguna individualidad separada de Dios, es el significado del mandato del Maestro de negarnos a nosotros mismos. Debiéramos negar que poseamos alguna cualidad, carácter, fortaleza, salud, riqueza, sabiduría, gloria o potencialidades, propias. Es nuestra Individualidad interior, Dios, aquello que aparece exteriormente como ustedes o como yo. La naturaleza de nuestra existencia es: inmortalidad, eternidad, infinitud. Y debido al hecho de que Dios es nuestro ser, es que cualquiera puede decir: Yo soy infinito; Yo soy eterno; Yo soy inmortalidad -no en, ni por, mí mismo, separado y alejado de Dios, sino debido a que Dios es la vida y substancia de mi ser. Infinitud es la cantidad, y perfección es la cualidad del ser. El Verbo se hace carne; toda carne está formada del Verbo de Dios. Por ello mi cuerpo es el perfecto Verbo de Dios hecho carne, manifestado. Mi cuerpo, participando de la esencia y substancia de Dios, gobernado por Dios, puede incorporar solamente la actividad, armonía, gracia, gozo y belleza de Dios. Nada externo puede afectar la perfección de mi cuerpo, ya sea que se trate de comida, gérmenes o de los pensamientos de otras personas. Nada que no venga de Dios puede llegar para engañar o mentir. Hay una creencia generalizada de que la comida tiene poder para nutrirnos, para enfermarnos, para hacernos engordar o adelgazar; pero el hecho es que nuestra conciencia gobierna los órganos y funciones del cuerpo. Es nuestra conciencia, la conciencia de Dios, la cual es nuestra conciencia individual, aquello que constituye la ley, la causa, la actividad y la substancia de los órganos y funciones del cuerpo. Esa misma conciencia es la PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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substancia y nutrimento del alimento que ingerimos. La comida en sí misma y por sí misma, carece de la cualidad o propiedad para nutrir, a menos que le otorguemos tal cualidad. Una vez de acuerdo en esto, comprendamos que nuestros órganos digestivos y de eliminación, en sí mismos y por sí mismos, carecen del poder para actuar; pero dicha conciencia es el poder de animación que dirige sus funciones; y continuando en este sentido podemos reconocer que es esta misma conciencia la que imparte su mérito a nuestra comida. Desde el instante en que fuimos concebidos como seres 'humanos', hemos estado bajo las leyes materiales y mentales; hemos estado gobernados por las leyes de los alimentos, del clima, del tiempo y del espacio. Como seres humanos siempre estamos bajo alguna ley, ya sea una ley natural, una ley de la materia médica o de la teología. En realidad éstas son: creencias universales: pero actúan como ley en nuestra experiencia hasta que nos damos cuenta, conscientemente, de nuestra inmunidad a todo aquello y a todos aquéllos, externos a nosotros, reconociendo que los aspectos de la vida fluyen desde nosotros. ¡No somos las víctimas de algo externo a nosotros! Nosotros somos identidad espiritual, no seres mortales concebidos en pecado ni habiendo nacido en perversidad. Nuestra identidad verdadera es conciencia, Espíritu, Alma; por lo tanto no estamos sujetos a las leyes de la materia. Dios es ley infinita, y siendo esto cierto, la única ley es la ley de Dios operando en nuestra conciencia como una ley de armonía para nuestros cuerpos. Si esta comprensión tuviera suficiente profundidad, automáticamente estaríamos excluyendo de nuestra vida toda discordia física; pero como en la mayoría de los casos es tan sólo una aceptación intelectual, no es eficaz en nuestra experiencia. Hagámosla eficaz a través de un acto específico de conciencia: El Espíritu es mi verdadera identidad. Ahora salgo y soy apartado; ya no pertenezco más al mundo aunque esté aún en él, y por ello es que no estoy sujeto a las leyes del mundo. Ninguna de estas creencias humanas está vinculada con el Hijo de Dios, con el linaje del Espíritu, el cual yo soy. Dios es el origen de mi ser; Dios es la actividad y la ley de mi ser, y lo acepto conscientemente. No estoy sujeto a las leyes hechas por el hombre; sólo estoy sujeto a la gracia. Tu gracia es suficiente para mí. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Consideremos cada detalle de nuestra vida -nuestro cuerpo, nuestra comida, nuestra actividad, nuestra casa -y hagamos esta transición conscientemente. Reconozcamos que todos los detalles de nuestra vida no están más bajo la ley de la creencia humana, no están más sujetos a las circunstancias o a los cambios. Todo cuanto se relacione con nosotros está suministrado por este almacén infinito dentro de nuestro propio ser: "Yo tengo carne para comer que vosotros no conocéis. ...Yo soy el pan de vida; aquél que venga a Mí, jamás tendrá hambre; y aquél que crea en Mí, jamás tendrá sed". De este depósito infinito yo alimento mi cuerpo; yo manejo mi trabajo; yo abastezco mi cartera; yo mantengo mis relaciones con todos. Dado que Dios es mi conciencia individual, Eso es la substancia de mi vida y Eso incorpora todo el bien. Eso se convierte en la ley para mi experiencia, un manantial de vida que brota hacia vida eterna. Dios Se realiza a Sí Mismo como nuestro ser individual. Si soltamos la pre-ocupación por nosotros mismos, por nuestro bienestar y por nuestro destino, entonces Dios Se hace cargo y Se realiza a Sí Mismo, proveyéndonos con la sabiduría, actividad, oportunidad y prosperidad necesarias, para que Eso pueda ser pleno en la tierra tal como Lo es en el cielo. Esta tierra es sólo tierra en la medida en que la veamos como un lugar distinto al cielo. La tierra se vuelve el cielo en el grado en que dejamos a Dios realizarse a Sí Mismo como nuestra experiencia individual. Hay una sola Individualidad, y esa una es Dios. Nosotros hemos aceptado un sentido falso de ese ser, y llamamos a ese sentido falso: Alberto, María o Enrique, y luego nos pre-ocupamos por Alberto, María o Enrique. Siempre hay algún problema que nos atormenta: la renta, el corazón, la mente o el amigo. Esto así continuará mientras haya afán por nosotros mismos. Una vez que abandonemos la pre-ocupación por este sentido 'humano' del ser, y nos demos cuenta de que existimos como Dios realizándose a Sí Mismo en una forma individual, y que la responsabilidad está sobre Sus hombros, abandonaremos este falso sentido de responsabilidad. Entonces Dios cumplirá Su destino como ser individual. Ante el mundo podría parecer que estamos saludables, contentos, exitosos o prósperos; pero nosotros sabemos más de lo que se ve. Sólo Dios es saludable, alegre, exitoso y próspero, y el bien que el mundo contemple PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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cuando nos hagamos a un lado y permitamos que Eso sea lo que haga, no será sino Dios realizándose a Sí Mismo como nuestro destino. En esta relación con Dios podemos relajarnos puesto que ahora todo cuanto Dios es, es permitido que fluya hacia el ser sin que interfiera la palabra "yo", el "yo" que dice: "yo no tengo suficiente preparación; yo no tengo suficiente experiencia; yo soy muy joven para esto; yo soy muy viejo para aquello". Si Dios fuese lo único, ¿habría alguna falta de preparación, de experiencia, o algún problema con la edad? Para Dios 'todas las cosas son posibles'. Dios es la mente o inteligencia universales, pero también Dios es la mente o inteligencia individuales. Por eso es que la naturaleza de nuestra inteligencia y capacidad es la infinitud en sí misma. Nuestra mente es ilimitada siempre y cuando reconozcamos a Dios como su naturaleza, carácter, calidad y cantidad. Se nos dice que tengamos en nosotros 'aquella mente que hubo también en Cristo Jesús'. De hecho la tenemos, pero es necesario el reconocimiento de ella. Es esta mente la que trasciende nuestra educación y experiencia, y nos usa para su propio propósito, siempre que hagamos un reconocimiento consciente de ella como nuestra mente individual. Alcanzar incluso un grado de esta conciencia, separa a la persona. Pudiera elevarla fuera de las ocupaciones ordinarias cotidianas, y hacer de ella un pintor, un artista, un escultor, un músico, un poeta, un vidente religioso, un arquitecto, un constructor o un trabajador creativo de una forma u otra, porque estaría extrayendo algo mayor que sí mismo, algo mayor que su educación o su experiencia. Moisés, un pastor de las colinas, se convirtió en el líder del pueblo hebreo. Jesús, a quienes sus vecinos conocían como carpintero, se convirtió en el Mesías. Dios es conciencia infinita, y Dios es nuestra mente y nuestra conciencia. Por lo tanto es desde la conciencia, de ustedes y la mía, que los asuntos de la vida deben surgir -la actividad de provisión, la actividad de la salud, la armonía y la totalidad. No existe un Dios allá lejos que nos dé. La actividad de la verdad en nuestra conciencia aparece como el milagro de la nube de día, de la columna de fuego en la noche, del maná cayendo del cielo, del Mar Rojo abriéndose, y del agua brotando de la roca. Dios en medio de nosotros, este Yo en el centro de nuestro ser, multiplica panes y peces, es nuestra salvación y seguridad; y el centro de nuestro ser, incluso en medio de la guerra, en medio de las bombas atómicas, en medio del infierno. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo, en medio de ti, Soy poderoso. Yo en medio de Moisés, hice la nube de día y la columna de fuego de noche. Yo en medio de Jesús multipliqué los panes y los peces, y sané a las multitudes. Yo Soy es el Señor; Yo Soy es el Salvador; Yo Soy es Dios. Este Yo no es el sentido personal de la individualidad que camina sobre la tierra llamándose a sí mismo: Alberto, María o Enrique, diciendo arrogantemente: "yo soy Dios". ¡No!; llega como un susurro gentil a tu oído y al mío: "¿No sabéis? Yo en ti y tú en Mí, somos uno; Yo en medio de ti Soy poderoso". Cuando escuchemos eso hablado a nuestro oído, cuando la intuición divina interior nos hable de esta Presencia, sabremos que Yo es Dios, "más cerca, que la respiración, y más cerca que manos o pies". Este Yo que es Dios nos ha hecho a Su propia imagen y semejanza, nos ha dado Su naturaleza y Su carácter. Es una Presencia que nunca nos deja ni nos abandona. Aun si camináramos a través del horno ardiente, esta Presencia, este Cristo, nos sacaría con seguridad, para que ni siquiera el olor del humo estuviera sobre nosotros. Cualquiera que sea la experiencia en la vida, incluso "en el valle de sombras de muerte. Tú estás conmigo". Encontramos nuestro bien en nuestra unidad con Dios, y nuestro reconocimiento de la presencia de Dios aparece externamente como nuestra provisión diaria, como nuestra oportunidad, como nuestra vestimenta, como nuestro transporte, nuestro alimento, y como toda expresión de armonía y belleza en la vida. Todas las discordias y desarmonías del mundo provienen del sentido personal del "yo", del sentido de que "yo" soy el origen, o que "yo" soy el hacedor, o que "yo" soy algo u otro. Pero "yo" no soy nada por mí mismo. El Padre es aquello que "Yo" soy, y "yo" soy sólo el instrumento para el Padre, el instrumento de la gloria del Padre, el instrumento de la vida del Padre, la lámpara a través de la cual Su luz puede brillar. "Regocijaos porque vuestros nombres están escritos en el cielo". Regocíjense de que han hallado su identidad como un hijo de Dios. Regocíjense de que han despertado a su conciencia celestial. Si el Espíritu los toma de la mano y comienzan a escribir, si el Espíritu toma su voz y hace que canten, sigan la guía del Espíritu. Hasta entonces, vivan su vida normal y natural, pero desde que amanece hasta que anochece, y desde que anochece hasta que amanece, acuérdense de reconocer que es lo Invisible Infinito, aquello que está produciendo la armonía, el gozo, la paz y la prosperidad de PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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la experiencia visible. Conforme insistan en esta práctica harán una transición consciente a un lugar donde verdaderamente sentirán y sabrán: Yo no estoy viviendo sólo de comida; yo no estoy viviendo sólo de pan. Hay otro poder actuando en mí. Algo más que yo, está haciendo la obra; yo no la estoy planeando conscientemente; yo no la estoy haciendo conscientemente; yo no la estoy pensando conscientemente. Un poder mayor que yo es responsable de esto. "Yo tengo carne que ustedes no conocéis.". Yo tengo pan, vino, agua... Yo Soy la resurrección. Todo el poder para sanar, redimir y regenerar, está dentro de Mí. Esta es la enseñanza trascendental del Maestro. Como seres humanos ponemos nuestra confianza en personas y cosas en el mundo exterior: en la educación, en el dinero, en las acciones o en las inversiones. Pero el hombre que tiene su ser en Cristo coloca toda su confianza en el Espíritu, y confía en Él para que traiga a luz todo aquello necesario en el reino exterior. Cada vez que nos enfrentemos con alguna necesidad o deseo, reconozcamos al Espíritu como la fuente de su cumplimiento; reconozcamos al Espíritu como la ley para aquello, incluso la ley de multiplicación si fuese necesaria. Luego regresemos a nuestras labores, cualesquiera que sean, dando los pasos humanos necesarios para ese momento. Esto es vivir una vida normal y natural, pero dejando que el Espíritu, lo Invisible Infinito, sea la ley de aquello, su substancia, su causa, y aquello armonioso que lo mantiene y sostiene. En resumen: no hagamos cambios en nuestra forma de vida presente, a menos que el Espíritu, en Sí Mismo, nos tome y nos dirija hacia nuevas actividades. Hay un poder que nos gobierna, nos cuida, nos protege, nos mantiene y nos sostiene. Pudiéramos seguir activos en el mundo de los negocios, en la política o el hogar; pero esa influencia sostenedora, siempre presente, va delante de nosotros para enderezar lo torcido. El sentido de responsabilidad personal y el temor de lo que el hombre pueda hacernos, se desvanece: Yo, en medio de mí, es poderoso; Yo va delante de mí para enderezar lo torcido; Yo está conmigo en aguas profundas; Yo está a mi lado en el horno ardiente. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Es este recuerdo consciente del Yo, la naturaleza infinita del ser individual, el que debe ser continuamente practicado. El cumplimiento se producirá sólo cuando ustedes y yo seamos capaces de renunciar al sentido personal del ser para que Dios pueda cumplirse a Sí Mismo. Estemos siempre alertas para evitar cualquier sentido ególatra de que Dios está cumpliéndoles o cumpliéndome, haciendo algo para ustedes o para mí, o haciendo algo por ustedes o por mí. El cumplimiento espiritual implica Dios cumpliéndose a Sí Mismo, cumpliendo Su destino. Dejemos que Dios sea la única presencia; dejemos que Dios sea el único poder; dejemos que Dios sea la luz. "Levántate, brilla, porque tu luz ha llegado y la gloria del Señor está sobre ti". La gloria de Dios brilla eternamente como ser infinito e individual.

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CAPÍTULO V

AMA A TU PRÓJIMO Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y mayor de los mandamientos. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mat 22:37-39

Los dos mandamientos mayores del Maestro forman el cimiento para nuestro trabajo. En el primero y mayor de los mandamientos, se nos enseña que no hay poder alguno aparte de Dios. Nuestra comprensión debiera ser siempre que lo Invisible Infinito es nuestra vida, nuestra Alma, nuestra provisión, nuestra fortaleza y nuestra torre alta. El mandamiento que le sigue en importancia es el de "amar a tu prójimo como a ti mismo", y su cita correlativa es: "que debemos hacer a otros como quisiéramos que otros hicieran con nosotros". ¿Qué es el amor en el sentido espiritual? ¿Qué es el amor, que es Dios? La palabra "amor" toma un nuevo significado cuando recordamos cómo Dios estuvo con Abraham, con Moisés en el desierto, con Jesús, con juan y con Pablo, ministrándolos. Vemos que este amor no es algo lejano ni tampoco es algo que pueda venir a nosotros. Este amor ya es parte de nuestro ser, ya está establecido dentro de nosotros; y más que eso, este amor es: universal e impersonal. Cuando este amor universal e impersonal fluye desde nosotros, comenzamos a amar a nuestro prójimo, ya que es imposible sentir este amor por Dios dentro de nosotros y no amar a nuestro prójimo. Si un hombre dijera: 'Yo amo a Dios', y odiara a su hermano, sería un mentiroso. Porque aquél que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? I Juan 4: 20

Dios y el hombre son uno, y no hay forma de amar a Dios sin que algo de ese amor fluya hacia nuestro prójimo. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Entendamos que todo de lo que nos podemos hacer conscientes, es de un prójimo, ya sea que aparezca como persona, lugar o cosa. Toda idea en la conciencia es: un prójimo. Podremos amar a ese prójimo cuando los veamos a él o a eso, sin más poder que el que procede de Dios. Cuando vemos a Dios como la causa, y a nuestro prójimo como aquello que está en, y procede de, Dios, entonces es que estamos amando a nuestro prójimo, ya sea que aparezca como un amigo, familiar, enemigo, animal, flor o piedra. En ese amor que abarca a todo prójimo como proviniendo de Dios, derivado de la substancia de Dios, hallamos que toda idea en la conciencia, toma su lugar correcto. Aquel prójimo que es parte de nuestra experiencia encuentra su camino hacia nosotros, y quienes no lo son, son apartados. Decidámonos a amar a nuestro prójimo dentro de la actividad espiritual, contemplando al amor como la substancia de todo cuanto es, sin importar la forma que pueda tener. Estaremos amando verdaderamente al elevarnos sobre nuestra humanidad hacia una dimensión superior de vida, en la cual comprendamos que nuestro prójimo es un ser espiritual puro, gobernado por Dios; ni bueno ni malo. El amor es la ley de Dios. Cuando estamos en sintonía con el amor divino, amando tanto al amigo como al enemigo, entonces es que el amor se vuelve algo gentil, y trae paz. Pero el amor es gentil sólo en tanto estemos en sintonía con él. Es como la electricidad. Siempre que las leyes de la electricidad son obedecidas, la electricidad es muy gentil y amable, dando luz, calor y energía. Pero en el instante en que dichas leyes son violadas o se juega con ellas, la electricidad se convierte en una espada de doble filo. La ley del amor es tan severa como la de la electricidad. Tengamos ahora bien claro que: No podemos dañar a alguien, y nadie puede dañarnos. Nadie puede perjudicarnos, pero una violación a la ley del amor nos daña a nosotros mismos. El castigo estará siempre sobre aquél que esté haciendo el mal, jamás sobre aquél a quien se haya dañado. La injusticia que hacemos a otros reacciona sobre nosotros; al robar a otros nos robamos a nosotros mismos. La ley del amor hace inevitable el que la persona que pareciera haber sido dañada, sea realmente bendecida. Esa persona tendrá la gran oportunidad de elevarse como nunca, y por lo general le llegará un beneficio mayor de lo que pudiera haber soñado; en tanto que el autor del mal será acosado por los recuerdos hasta que llegue el día cuando pueda perdonarse a sí mismo. La prueba completa de que esto es verdad se encuentra en la única palabra: "Ser [Yo]". Dios es nuestra PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Individualidad, Dios es mi Individualidad, y Dios es tu Individualidad. Dios constituye mi ser, porque Dios es mi vida, mi Alma, mi espíritu, mi mente y mi actividad. Dios es mi ser [Yo]. Ese Ser es el único Ser que existe -mi Ser y tu Ser. Si le robo a tu Ser, ¿a quién le estoy robando? A mi Ser. Si miento acerca de tu Ser, ¿acerca de quién estoy mintiendo? De mi Ser. Si estafo a tu Ser, ¿a quién estafo? A mi Ser. Hay un solo Ser, y aquello que hago a otros, se lo hago a mi Ser. El Maestro enseñó esta lección en el capítulo 25 de Mateo cuando dijo: "En la medida en que hagáis esto a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a Mí me lo habréis hecho". Lo que de bueno haga por ti, de hecho no lo haré por ti; será para mi bien. Lo que de malo te haga, no te dañará, porque encontrarás la forma de recuperarte; pero la reacción será siempre sobre mí. Debemos llegar al punto donde en verdad creamos y podamos decir con todo nuestro corazón: "Hay un solo Ser. La injusticia que le estoy haciendo a otro, me la hago a mí mismo. La consideración que muestro hacia otro, la estoy mostrando para mí mismo". El verdadero significado de hacer con otros lo que quisiéramos que ellos hicieren con nosotros se revela en el reconocimiento anterior. Dios es ser individual, lo cual significa que Dios siendo el único Ser no hay manera de que ningún daño o mal entre para engañar la infinita pureza del Alma de Dios, ni nada a lo cual el mal pueda atacar o a lo cual pueda adherirse. Cuando el Maestro repitió la sabiduría de antaño: "Por tanto todo cuanto quisiereis que los hombres hicieren con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas", él nos estaba dando un principio. A menos que hagamos con otros como quisiéramos que otros hicieran con nosotros, perjudicaremos no a los otros, sino a nosotros mismos. Es cierto que los pensamientos malvados, los actos deshonestos y las palabras desconsideradas que proferimos en contra de otros en este estado actual de conciencia humana, los dañan temporalmente, pero al final siempre hallaremos que el daño no fue tan grande para ellos como para nosotros. En un futuro, cuando los hombres reconozcan la gran verdad de que Dios es la Individualidad de todo individuo, el mal que nos dirija otro jamás nos tocará sino que rebotará inmediatamente en aquél que lo envió. En la medida en que reconozcamos a Dios como nuestro ser individual, reconoceremos que ningún arma forjada contra nosotros podrá tener éxito debido a que el único Yo es Dios. No habrá temor de lo que el hombre PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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pueda hacernos, ya que nuestra Individualidad es Dios y no puede ser dañada. Tan pronto como la primera vislumbre de esta verdad nos llegue, ya no importará más lo que nuestro prójimo pudiera hacernos. Mañana, tarde y noche, debiéramos velar nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones, para asegurarnos de no estar respondiendo a algo cuya naturaleza negativa pudiera tener repercusiones indeseables. Esto no hará que seamos buenos sólo debido al temor de las consecuencias negativas. La revelación del Ser único, es más profunda que eso -nos capacita para ver que Dios es nuestra individualidad, y que cualquier cosa de naturaleza errónea o negativa que emane de algún individuo, tendrá poder sólo en la medida en que nosotros mismos le demos poder. Por eso es que todo lo bueno o malo que les hagamos a otros, se lo hacemos al Cristo de nuestro propio ser. "En la medida en que habéis hecho esto a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo habréis hecho". En ese reconocimiento vemos que esto se aplica a todos los hombres, y que el único camino para una vida exitosa y satisfactoria es el comprender a nuestro prójimo como nuestro Ser. El Maestro nos ha dado enseñanza específica acerca de las formas con las cuales podemos servir a nuestro prójimo. Él dio gran importancia a la idea del servicio. Toda su misión fue la de curar a los enfermos, levantar a los muertos y alimentar a los pobres. En el instante en que nos hagamos vías para que fluya el amor divino, comenzaremos a servir a unos y a otros, expresando amor, devoción, y compartiendo todo, en nombre del Padre. Sigamos el ejemplo del Maestro y no busquemos la gloria o reconocimiento 'personales'. Con Jesús era siempre el Padre quien hacía las obras. Así que jamás haya espacio para la justificación propia o la glorificación personal en el cumplimiento de cualquier servicio. El compartir unos con otros no debiera limitarse a una simple filantropía. Algunas personas se preguntan por qué, habiendo sido tan caritativas, se quedaron sin nada. Llegaron a ese estado porque creyeron que daban de sus posesiones personales, en tanto que la verdad es que: "La tierra y su plenitud es del Señor". Si expresamos nuestro amor por nuestro prójimo dándonos cuenta que no estamos dando nada que nos pertenezca, sino que es del Padre de quien proviene toda buena dádiva y todo don perfecto, entonces seremos capaces de dar con libertad y descubriremos que a pesar de toda nuestra dádiva aún quedan doce cestos llenos. El creer que estamos dando de nuestras propiedades, de nuestro tiempo, o de nuestras fuerzas, baja PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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dicha dádiva hacia la filantropía y no trae recompensa alguna con ella. La dádiva verdadera llega cuando el dar es un reconocimiento de que: "La tierra es del Señor", y que aquello que damos de nuestro tiempo o de nuestro esfuerzo, no lo damos de lo 'nuestro', sino de lo que es del Señor. Es entonces cuando estaremos expresando el amor que es de Dios. Siempre que perdonamos fluye el amor divino desde nosotros. Cuando oramos por nuestros enemigos, estamos amando divinamente. Orar por nuestros amigos no nos beneficia. Cuando aprendemos a apartarnos cada día durante períodos específicos para orar por aquéllos que nos ultrajan, por aquéllos que nos persiguen, por aquéllos que son nuestros enemigos, es cuando llegan las mayores recompensas por orar -y no sólo por los enemigos personales, puesto que hay gente que no los tiene, sino por los enemigos religiosos, raciales o nacionales. Aprendamos a orar: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". En muchas ocasiones, cuando oramos por nuestros enemigos, cuando oramos para que sus ojos sean abiertos a la verdad, estos enemigos se convierten en nuestros amigos. Comencemos esta práctica con nuestras relaciones personales. Si existieran individuos con quienes no estuviéramos en armonía, volvámonos al interior y oremos para que el amor y la armonía fraternos sean establecidos entre nosotros, para que en lugar de ser enemigos lleguemos a una relación de hermandad espiritual con ellos. Entonces nuestras relaciones con todos se volverán armoniosas y tomarán un tinte de gozo hasta aquí, desconocido. Pero esto no será posible en tanto sintamos animadversión por alguien. Nuestras oraciones carecerán de valor si dentro de nosotros nos alborotamos con hostilidad personal, o si nos unimos al odio, prejuicio o fanatismo, nacional o religioso. Tenemos que ir a Dios con las manos limpias para poder orar; y para acercarnos a Dios con las manos limpias, debemos renunciar a toda mala voluntad. Debiéramos orar dentro de nosotros la oración de perdón, antes que nada, por aquéllos que nos hubieran ofendido, puesto que no sabían lo que hacían; y después debiéramos reconocer dentro de nosotros: "Estoy en relación con Dios, como hijo, y por ello es que estoy en relación con todo hombre, como hermano". Cuando hayamos establecido ese estado de pureza dentro de nosotros, entonces podremos pedir al Padre:

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Dame gracia; dame entendimiento; dame paz; dame este día mi pan de cada día -dame hoy, pan y entendimiento espirituales. Dame perdón, incluso por aquellas deudas inofensivas que haya cometido involuntariamente. La persona que se dirija a su interior por luz, por gracia, por entendimiento y por perdón, jamás fallará en sus oraciones. La ley de Dios es la ley del amor, la ley de amar a nuestros enemigos no de temerles ni de odiarlos, sino de amarlos. No importa lo que algún individuo nos haya hecho, de ninguna manera le vamos a devolver el golpe. Responder el mal, desquitarse o buscar venganza, es reconocer al mal como realidad. Si respondemos al mal, si lo rebatimos, si nos vengamos o devolvemos el golpe, no estaremos orando por "aquéllos que nos ultrajan y nos persiguen". ¿Cómo podríamos decir que reconocemos sólo el bien, a Dios, como el único poder, si odiamos a nuestro prójimo o hacemos mal a alguien? Cristo es la verdadera identidad, y reconocer alguna otra identidad además de el Cristo, es apartarnos de la conciencia-Cristo. Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a quienes os odian, y orad por aquéllos que os ultrajan y os persiguen. Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos; y envía la lluvia sobre justos e injustos. Mat 5: 44, 45

No hay otra manera de ser el Cristo, el Hijo de Dios. La mente-Cristo carece en sí misma, de crítica, juicio o condena; pero contempla al Cristo de Dios como la actividad del ser individual, como el Alma de ustedes y la mía. Los ojos humanos no pueden comprender esto debido, a que como seres humanos, somos buenos y malos; pero espiritualmente somos los Hijos de Dios, y por medio de la conciencia espiritual es que podemos discernir el bien espiritual en cada uno. En el vivir espiritual no hay espacio para la persecución, el odio, el juicio ni la condena de alguna persona o grupo de personas. No sólo resulta inconsistente, sino hipócrita, el hablar en un suspiro acerca de Cristo y de nuestro gran amor por Dios ,y en seguida hablar despectivamente de alguien que sea de raza, credo, nacionalidad, filiación política o nivel económico, diferentes. Uno no puede ser el hijo de Dios PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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mientras persiga u odie algo o alguien, sino sólo cuando se viva en la conciencia de: no juzgar ni condenar. La interpretación común de: "No juzguéis", es de que no juzguemos mal a nadie. Pero debemos ir mucho más allá de eso: tampoco debemos atrevernos a juzgar bien a nadie. Debemos tener cuidado de no llamar a alguien 'bueno', así como tampoco llamarlo 'malo'. No debemos etiquetar algo o a alguien como malo; e igualmente no debemos etiquetar algo o a alguien como bueno. El Maestro dijo: "¿Por qué me llamáis bueno? Nadie es bueno sino uno, y ése es Dios". Decir: "yo soy bueno; yo tengo entendimiento; yo soy moral; yo soy generoso; yo soy benevolente", es el colmo del egotismo. Si algunas cualidades de bien se están manifestando a través de nosotros, no nos llamemos 'buenos' a nosotros mismos, sino reconozcamos estas cualidades como la actividad de Dios. "Hijo: tú siempre estás Conmigo; y todo cuanto Yo tengo, es tuyo". Todo el bien del Padre es expresado a través de mí. Uno de los principios básicos de El Camino Infinito es que la bondad humana no es suficiente como para asegurar nuestra admisión dentro del reino espiritual, ni para llevarnos a la unidad con la ley cósmica. Claro que indudablemente resulta mejor ser un buen ser humano que uno malo; tal como resulta mejor ser un ser humano saludable que uno enfermo; pero alcanzar la salud o la bondad, en sí misma y de sí misma, no es el vivir espiritual. El vivir espiritual llega sólo cuando nos hemos elevado sobre el bien y el mal humanos, y reconocemos: "No hay seres humanos buenos ni seres humanos malos. Cristo es la identidad única". Entonces es cuando miramos fuera hacia el mundo y no encontramos ni hombres ni mujeres buenos ni malos, sino que reconocemos sólo, al Cristo, como la realidad del ser. Por lo tanto si traéis vuestra ofrenda al altar, y ahí os acordáis que vuestro hermano tiene algo contra vosotros, Dejad vuestra ofrenda ante el altar y continuad vuestro camino; reconciliaos primero con vuestro hermano, y luego venid y ofreced vuestra ofrenda. Mat 5: 23, 24

Si estamos manteniendo a alguien en condenación como ser humano, bueno o malo, justo o injusto, es que no hemos hecho las paces con nuestro hermano y no estamos listos para la oración de comunión con el Infinito. Sólo cuando dejamos de ver el bien así como el mal, y dejamos de presumir PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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acerca de la bondad como si alguno de nosotros pudiera ser bueno, es que nos elevamos sobre la justicia de los escribas y fariseos. La bondad es una cualidad y actividad sólo de Dios, y debido al hecho de que la bondad es, es que es universal. Jamás aceptemos en nuestra conciencia a ningún ser humano que requiera curación, empleo o riquezas, porque de lo contrario seríamos su enemigo en lugar de su amigo. Si creemos que hay por ahí algún hombre, mujer o niño enfermos, en pecado o en el lecho de muerte, no oremos hasta que hayamos hecho las paces con ese hermano. La paz que debemos hacer con ese hermano es pedir perdón por haber cometido el error de sentarnos a juzgar a algún individuo, ya que todos, son Dios en expresión. Todo es Dios manifestado. Sólo Dios constituye este universo; sólo Dios constituye la vida, la mente y el Alma de todo individuo. El "no levantarás falso testimonio contra tu prójimo", tiene un significado más amplio que simplemente el esparcir rumores o el estar de acuerdo con las habladurías acerca de nuestro prójimo. No hay que mantener a nuestro prójimo dentro de lo humano. Si dijéramos: "tengo un buen vecino", estaríamos dando testimonio falso contra él; de igual manera si dijéramos: "tengo un mal vecino", estaríamos reconociendo un estado de humanidad en ocasiones bueno y en otras, malo, pero jamás espiritual. Dar falso testimonio contra nuestro prójimo, es declarar que es humano, que es finito, que tiene fallas, que es algo menos que el mismo Hijo de Dios. ¡Violamos la ley cósmica cada vez que reconocemos la naturaleza humana! Cada vez que reconocemos a nuestro prójimo como pecador, pobre, enfermo o muerto; cada vez que lo reconocemos siendo algo diferente al Hijo de Dios, damos testimonio falso contra él. Al violar esa ley cósmica ocasionamos nuestro propio castigo. Dios no nos castiga. Nosotros nos castigamos debido a que si yo afirmo que tú eres pobre, virtualmente estoy declarando que yo soy pobre. Sólo hay un solo Yo y una sola individualidad; cualquier verdad que yo sepa acerca de ti, es la verdad que sé acerca de mí. Si acepto la creencia de pobreza en el mundo, eso reacciona sobre mí. Si digo que estás enfermo o que no eres amable, estoy aceptando una cualidad separada de Dios, una actividad separada de Dios, y de esa forma me condeno, ya que no hay más que un solo ser. En última instancia me condeno por dar falso testimonio contra mi prójimo, y yo seré quien sufra las consecuencias. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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La única forma de evitar dar falso testimonio contra nuestro prójimo es reconocer que el Cristo, es nuestro prójimo; que nuestro prójimo es un ser espiritual, el Hijo de Dios, igual a nosotros. Él pudiera no saberlo; nosotros pudiéramos no saberlo; pero la verdad es: Yo Soy Espíritu; Yo Soy Alma; Yo Soy conciencia; Yo Soy Dios expresado -y lo mismo es él, ya sea bueno o malo, amigo o enemigo, cercano o muy lejano. En el Sermón del Monte, el Maestro nos dio una guía y un código de conducta humanas a seguir, en tanto se desarrolla la conciencia espiritual. El Camino Infinito enfatiza los valores espirituales, un código espiritual que automáticamente da, como resultado, una humanidad buena. Una buena humanidad es una consecuencia natural de la identificación espiritual. Sería difícil entender que el Cristo es el Alma y la vida del ser individual, y luego pelear con, o calumniar a, nuestro prójimo. Pongamos nuestra fe y nuestra confianza en lo Invisible Infinito sin tomar en cuenta las circunstancias y condiciones, humanas. Entonces, cuando enfrentemos circunstancias o condiciones, humanas, las contemplaremos en su verdadera dimensión. Cuando digamos: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", no estaremos hablando de amor, afecto o amistad, 'humanos'; sino que estaremos manteniendo a nuestro prójimo en la identidad espiritual, y después veremos el efecto de esta identificación correcta, en la escena humana. Muchas veces hallamos difícil amar a nuestro prójimo, debido a la creencia de que él, se interpone entre nosotros y nuestro bien. Permítanme asegurarles que esto está muy lejos de ser verdad. Ninguna influencia externa, para bien o para mal, puede actuar sobre nosotros. Nosotros mismos liberamos nuestro bien. Comprender todo el significado de esto, requiere de una transición en la conciencia. Como seres humanos pensamos que en el mundo están aquellos individuos que pueden, si así lo quieren, ser para nuestro bien; y también pensamos que están aquellos otros que son una influencia para mal, para perjuicio o destrucción. ¿Cómo puede ser esto cierto si Dios es la única influencia en nuestra vida -Dios, quien está "más cerca que la respiración, y más cerca que manos o pies"? La única influencia es aquélla del Padre interior, la cual siempre es buena. "Tú no podrías tener poder alguno sobre mí, a menos que se te hubiese dado de lo alto". Cuando nos demos cuenta que nuestra vida se está desplegando desde dentro de nuestro propio ser, llegaremos a la comprensión de que nadie sobre la tierra nos ha dañado jamás, y que nadie sobre la tierra nos ha ayudado jamás. Todo daño que alguna vez haya llegado a nuestra PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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experiencia, ha sido el resultado directo de nuestra incapacidad para contemplar este universo como algo espiritual. A este universo lo hemos elogiado y también lo hemos condenado, pero no importa cómo haya sido, acarreamos el castigo sobre nosotros. Si miráramos hacia atrás, casi podríamos detectar las razones para cada partícula de discordia en nuestra experiencia. En todos los casos se trata siempre de lo mismo -mirar algo o a alguien, como no siendo espiritual. Nadie puede beneficiarnos; nadie puede dañarnos. Es aquello que sale de nosotros, lo que regresa para bendecir o para condenar. Nosotros creamos el bien y nosotros creamos el mal. Nosotros creamos nuestro propio bien y nosotros creamos nuestro propio mal. No Dios; Dios es; Dios es un principio de amor. Si estamos en sintonía con ese principio, entonces traeremos el bien a nuestra experiencia; pero si no estamos en sintonía con dicho principio, traeremos el mal hacia nuestra experiencia. Todo aquello que fluye desde nuestra conciencia, todo aquello que va delante en secreto, se muestra al mundo en la manifestación externa. Lo que sea que mane desde Dios en la conciencia del hombre, individual o colectivamente, es poder. ¿Qué es aquello que mana desde Dios y actúa en la conciencia del hombre, si no amor, verdad, compleción, perfección, totalidad -todas las cualidades del Cristo? Puesto que hay un solo Dios, un Poder infinito, el amor tiene que ser la emoción gobernante en los corazones y almas de todas las personas sobre la faz de la tierra. Ahora bien, en contraste con aquello están esos otros pensamientos de temor, duda, odio, celos, envidia y animalidad, los cuales probablemente son mayoría en la conciencia de mucha gente en el mundo. Nosotros, como buscadores de la verdad, pertenecemos a una pequeña minoría que ha recibido la enseñanza de que los pensamientos de mal, del hombre, no constituyen poder. No tienen control alguno sobre nosotros. Cuando comprendemos que el amor es el único poder, ningún mal o pensamiento falso sobre la tierra tiene poder alguno sobre ustedes o sobre mí. No hay poder en el odio; no hay poder en la mala voluntad; no hay poder en el resentimiento; en la codicia, en la avaricia ni en la envidia. Hay poca gente en el mundo capaz de aceptar la enseñanza de que el amor, es el único poder, y que a la vez esté dispuesta a "volverse como un niño". Sin embargo aquéllos que aceptan esta enseñanza básica del Maestro, son aquéllos de quienes él dijera: PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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. Y o Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que has escondido esto de los sabios y prudentes, y lo has revelado a los niños; sí Padre, porque así pareció bueno a Tu vista. .Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes han deseado ver aquello que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. Luc 10: 21, 23, 24

Una vez que aceptemos esta enseñanza vital del Maestro, y nuestros ojos miren más allá de las apariencias, debiéramos reconocer a diario, conscientemente, que toda persona en el mundo ha sido dotada con amor desde lo Alto, y que el amor en su conciencia es el único poder, un poder de bien para ti, para mí y para sí misma; pero que el mal en el pensamiento humano, ya sea que tome la forma de codicia, celos, avaricia o ambición malsana, no es poder, y no debe ser temido ni odiado. Nuestro método de amar a nuestro hermano como a nosotros mismos se encuentra en este reconocimiento: El bien en nuestro hermano es de Dios y es poder; el mal en nuestro hermano no es poder, no es poder contra nosotros, y en último análisis, ni siquiera poder contra él, una vez que despierta a la verdad. Amar a nuestro hermano significa conocer la verdad acerca de él: conocer que aquello en él, que es de Dios, es poder; y aquello en él que no es de Dios, no es poder. Entonces estaremos verdaderamente amando a nuestro hermano. Siglos de enseñanza ortodoxa han inculcado en toda la gente del mundo un sentido de separación, por lo que han desarrollado intereses separados y apartados los unos de los otros, y también apartados del mundo en general. Sin embargo, cuando dominemos el principio de unidad, y este principio se vuelva una convicción profunda dentro de nosotros, en esa unidad, el león y el cordero podrán yacer juntos. Esto es probado cierto a través de la comprensión del significado correcto de la palabra "Yo". Una vez que captemos la primer vislumbre de la verdad de que el Yo en mí es el Yo en ti; de que el Ser en mí es el Ser en ti; entonces es cuando veremos por qué es que no tenemos intereses separados los unos de los otros. Si tan sólo pudiera estar claro que el ser verdadero de todos en el universo es el único Dios, el único Cristo, la única Alma y el único Espíritu, no habría guerras ni conflictos de ninguna naturaleza. Lo que bendijera a uno bendeciría a otro, debido a esta unidad.

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En esa unidad espiritual encontraríamos nuestra paz, los unos con los otros. Si experimentáramos con esto, pronto veríamos cuán cierto es. Si fuéramos al mercado, reconoceríamos que todo aquél que encontráramos es el mismo uno que nosotros somos; que es una misma vida la que anima al otro, la misma Alma, el mismo amor, el mismo gozo, la misma paz, el mismo deseo de bien. Es decir, se trata del mismo Dios entronizado dentro de todos aquéllos con quienes nos pusiéramos en contacto. En ese momento ellos podrían no estar conscientes de esta Presencia divina dentro de su ser, pero responderían en la medida en que La reconociéramos en ellos. En el trabajo, entre nuestros compañeros, jefes o empleados, entre nuestros competidores, o en las relaciones administrativas o laborales, mantengamos esta actitud de reconocimiento: Yo soy tú. Mi interés es tu interés; tu interés es mío debido a la única vida que anima nuestro ser, la única Alma, el único espíritu de Dios. Cualquier cosa que hagamos el uno por el otro, la hacemos debido al Principio que nos mantiene unidos. De inmediato percibiremos una diferencia en nuestras relaciones de trabajo, en nuestras relaciones comerciales y en nuestras relaciones con la comunidad -y finalmente en las relaciones nacionales e internacionales. En el instante en que depongamos nuestro sentido humano de separación, este Principio se activará en nuestra experiencia. Nunca ha fallado y nunca fallará al dar mucho fruto. Todos estamos aquí sobre la tierra con un solo propósito, y ese propósito es: manifestar la gloria de Dios, la divinidad y totalidad de Dios. En ese reconocimiento seremos puestos en contacto sólo con aquéllos que sean una bendición para nosotros y nosotros una bendición para ellos. En el momento en que busquemos a alguien para nuestro propio beneficio personal, podremos encontrar bien ahora y mal mañana. El bien espiritual puede llegar a través de ti hacia mí, desde el Padre; pero no viene de ti. Ustedes no pueden ser la fuente de algún bien para mí, mas el Padre puede usarlos como un instrumento para Su bien, de modo que fluya por medio de ustedes hacia mí. Así que al contemplar a nuestros amigos o familiares bajo esta luz, ellos se vuelven un instrumento de Dios, del bien de Dios, que nos llega a través de ellos. Nos pondremos bajo la gracia al tomar la postura de que todo bien mana desde el Padre interior. Pudiera parecer PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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que llega por medio de una infinidad de diferentes personas, pero es una emanación de bien del Dios dentro de nosotros. ¿Cuál es el principio? "Ama a tu prójimo como a ti mismo". En obediencia a este mandamiento amemos a amigos y enemigos; oremos por nuestros enemigos; perdonemos aunque sea setenta veces siete; no demos falso testimonio de nuestro prójimo al mantenerlo en condenación; no juzguemos como bueno ni como malo, sino contemplemos a través de toda apariencia a la identidad-Cristo -al ser único, el cual es tu Ser y mi Ser. Entonces es que podría decirse de nosotros: .Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y Me disteis de comer; tuve sed y Me disteis de beber; fui forastero y Me acogisteis; estuve desnudo y Me vestisteis; estuve enfermo y Me visitasteis; estuve en prisión y vinisteis a Mí. Entonces los justos Le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo Te vimos hambriento, y Te alimentamos? ¿O cuándo Te vimos sediento, y Te dimos de beber? ¿Cuándo Te vimos forastero, y Te acogimos? ¿O desnudo, y Te revestimos? ¿O cuándo Te vimos enfermo o en prisión, y vinimos a Ti? Y el Rey responderá y les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis para con uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí lo habéis hecho. Mat 25: 34-40

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CAPÍTULO VI

AL QUE TIENE

Cuando el Maestro fue llamado para alimentar a la multitud, y los discípulos le dijeron que tan sólo había unos cuantos panes y peces, él no admitió que hubiera escasez. No; él comenzó con aquello que estaba disponible y lo multiplicó, porque sabía que: "Al que tiene, a él se le dará; pero al que no tiene, a él le será quitado incluso aquello que tiene". Las Escrituras cuentan la historia de la viuda que alimentó a Elías. Aunque ella tenía sólo un "puñado de harina en un barril, y un poco de aceite en una botella", no dijo que no tuviera lo suficiente para compartir; por el contrario, antes de cocer una torta para su hijo y para ella misma, primero hizo una torta pequeña para Elías. "Y el barril de harina no escaseó, ni tampoco el aceite". Ella tenía poco, pero utilizó lo que tenía a mano y permitió que fluyera, desde ella. Día tras día somos puestos frente a la misma pregunta: ¿Qué tenemos? Si estamos bien cimentados en la letra de la verdad, la respuesta será clara y exacta: Yo tengo; todo cuanto Dios tiene, Yo tengo, porque: "Yo y mi Padre somos uno". El Padre es la fuente de toda provisión. En esta relación de unidad, Yo incorporo toda provisión. ¿Entonces, cómo podría Yo esperar que la provisión me llegase desde el exterior? Yo debo admitir que Yo ya tengo todo cuanto el Padre ya tiene, debido a mi unidad con el Padre. ¿Somos nosotros aquello que recibe, o somos el centro desde el cual emana la infinitud de Dios? ¿Somos nosotros la multitud que se sentó a los pies del Maestro esperando ser alimentados, o somos el Cristo alimentando a los no iluminados? En la respuesta a eso yace nuestro grado de cumplimiento espiritual. El "Yo y mi Padre somos uno" significa exactamente, lo que dice. Por nuestro bien no debiéramos arriesgarnos a mirar fuera de nuestro propio ser, sino debiéramos considerarnos siempre como ese centro desde el cual Dios está manando. La función del Cristo o

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Hijo de Dios, es ser el instrumento por medio del cual el bien de Dios se vierte al mundo: Yo soy ese centro a través del cual Dios actúa, y por lo tanto Yo entiendo la naturaleza de la provisión. Jamás intentaré yo demostrar provisión; jamás intentaré yo obtener provisión. Puesto que la actividad del Mismo Cristo es provisión, entonces todo cuanto yo necesito hacer es dejar que fluya. Ya que "Yo y mi Padre somos uno", y Yo Soy el Cristo o Hijo de Dios, Yo Soy ese sitio por medio del cual fluye Dios. De ahí que Yo pueda satisfacer toda demanda que me sea hecha en reconocimiento del tener. Lo anterior implica una transición en la conciencia desde ser un receptor de bien, hacia el reconocimiento de que somos: ese punto en la conciencia por medio del cual la infinitud del bien de Dios mana hacia aquéllos que aún no se han dado cuenta de su verdadera identidad. Desde la infancia se nos ha inculcado que necesitamos de cierta gente y de ciertas cosas para que nos hagan felices. Se nos ha dicho insistentemente que necesitamos dinero, casa, compañía, familia, vacaciones, automóviles, televisores y todo aquello considerado 'esencial para la vida moderna'. Mas la vida espiritual revela con claridad que la gracia de Dios es nuestra suficiencia en todo. No necesitamos nada en este mundo, excepto Su gracia. Cuando seamos tentados a creer que necesitamos cosas, debiéramos recordar la letra correcta de la verdad, la cual es: que Su gracia es nuestra suficiencia en todo. Al establecernos en esta verdad frente a toda apariencia, de repente llegará un momento de transición, y con él, una convicción interna de que: todo cuanto necesitamos es Dios. Muy cierto es que si tuviéramos a Dios y también todo cuanto hay en el mundo, no tendríamos más que si tan sólo tuviéramos a Dios. Si Dios es el ser que todo lo incluye, todo ya está incluido en Dios. Nuestra relación con Dios, nuestra unidad consciente con Dios, constituye nuestra unidad con todo ser e idea, espirituales. En el instante en que nos demos cuenta de ello, el bien comenzará a fluir hacia nosotros desde fuera, desde fuentes alrededor de todo el mundo. Siempre se tratará de la actividad de Dios y no la de una persona. Cada persona llegará trayendo regalos, porque cada una es un instrumento para la emanación de Dios; pero si buscáramos a determinadas personas para nuestro bien, bloquearíamos dicho bien. Esposas que buscan esposos, maridos que buscan inversiones y PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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empresarios que buscan clientes, todos están buscando mal. El principio de la sabiduría es el reconocimiento de que: el reino de Dios está dentro de nosotros, y que tiene que manar desde nosotros. Cuando nos establezcamos en la letra correcta de la verdad y Su gracia sea nuestra suficiencia en todo, perderemos todo sentido de dependencia del mundo. Finalmente esta letra correcta de la verdad será registrada en la conciencia, y el Espíritu tomará el mando. La vida se convertiría en un milagro de gozo incesante y de abundancia inmensurable si tan sólo pudiéramos morar en la conciencia de esta verdad de que: Su gracia es nuestra suficiencia en todo. A diario surgen situaciones que nos tientan a creer que nosotros o nuestras familias, estamos en la necesidad de algún tipo de bien, ya sea comida, alojamiento, oportunidades, educación, empleo o descanso; pero respondamos a todo esto: "El hombre no vivirá sólo de pan, sino de toda palabra que salga de la boca de Dios", ya que Su gracia es nuestra suficiencia en toda circunstancia. Por medio del uso de pasajes de las Escrituras es que edificamos la clase de conciencia de la presencia eterna de lo Invisible Infinito, de tal manera que aunque continuamos disfrutando y apreciando todo en el mundo de las formas, de todo cuanto existe como efecto, ya nunca más tendremos la sensación de necesitar o de requerir, algo. En la medida en que la gracia de Dios sea nuestra suficiencia, ya no viviremos sólo por el efecto, sino por toda palabra de verdad que haya sido incorporada en nuestra conciencia, así como por todo pasaje de la verdad que hayamos hecho nuestro. Toda palabra de verdad debe ser estudiada hasta hacerla parte de nuestra conciencia para que se vuelva carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos; hasta que el pasado, el presente y el futuro estén todos ligados en el reconocimiento consciente de la gracia de Dios como nuestra suficiencia. Es decir, nuestra conciencia de la verdad es la fuente, la substancia, la actividad y la ley de nuestra experiencia diaria. Cuando reconozcamos a Dios como la fuente de todo bien, a Dios como nuestra suficiencia, y reconozcamos que la gente y las circunstancias son sólo las vías o instrumentos para nuestra provisión, entonces estaremos dispuestos a tener la experiencia de Moisés con el maná cayendo del cielo, o PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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como Elías con los cuervos trayendo alimento, hallando panes cocidos sobre las piedras o a una viuda compartiendo. Todo puede suceder; pero algo es cierto que sucederá, y esto es: la abundancia. En toda vía o camino de la vida se hace necesario el llevar la verdad al mundo, como una actividad de la conciencia. Ustedes pudieran decir que es un trabajo duro, pero es más duro de lo que piensan. Esa es la razón por la que el Maestro se refirió al Camino, como: "recto y angosto". Siempre había multitudes viniendo a él para ser alimentadas, pero jamás hubo multitudes multiplicando panes y peces. Maestros y practicistas pudieran producir curaciones, pero a menos que nosotros, nosotros mismos, incorporemos esta verdad en la conciencia, habremos perdido nuestra oportunidad de alcanzar la libertad de la limitación, aquí y ahora. "Al que tiene, a él le será dado; y al que no tiene, a él le será quitado incluso aquello que tiene". Esto podría sonar como una declaración muy cruel, sin embargo es la ley, un principio importante de vida. Si somos encarados con un problema y aceptamos no tener suficiente entendimiento, suficiente experiencia o suficiente provisión para satisfacer la demanda específica que se nos haga, habremos declarado lo poco que tenemos. Muy pronto ese poco nos será quitado, porque al consentir con la escasez habremos hecho todo cuanto es necesario para empobrecernos; habremos declarado nuestra propia escasez, pues la única demostración que podemos hacer es: perfecta. Demostraremos escasez, perfecta y completa. Todo aquél que desee hará una demostración perfecta del deseo. Sólo en la medida en que se reconozca la totalidad, es que podrá alcanzarse la totalidad. "¡Al que tiene!" ¿Qué es lo que tienen? ¿Hay alguien que no conozca al menos una declaración de verdad? ¡Entonces tomen esa única declaración y reconozcan que no carecen, sino que tienen! Siéntense con esa única declaración y observen lo pronto que llega otra, seguida de una tercera, cuarta, quinta, etc. -y así hasta el infinito. Fluirán tantas declaraciones como necesiten, porque descubrirán que no es la verdad que conocen la que les está llegando, sino la verdad que Dios conoce. Dios les estará impartiendo Su comprensión y Su verdad. Su única responsabilidad será: abrir su conciencia y ser receptivos. Aquello que mana hacia afuera, jamás es nuestro; viene del Padre manando por medio o a través de, nosotros, y cuanto más grande sea la demanda hecha sobre Él, mayor la emanación. Encontramos eso PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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ejemplificado en la botella de aceite que jamás se secó; tan sólo por el simple hecho de levantarla y comenzar a verter su contenido, el fluir del aceite fue continuo. Encontramos el mismo fenómeno en la multiplicación de los panes y los peces. Cada vez que tomemos y utilicemos aquello que tenemos, continuará fluyendo y fluyendo. Por reconocer que tenemos es que demostramos el tener. En el reconocimiento de la sabiduría, la comprensión, la presencia y la infinitud de Dios dentro de nosotros, el flujo comienza. Si afirmáramos nuestra insuficiencia de verdad bajo la fachada de falsa humildad, estaríamos obstaculizando nuestro propio reconocimiento de la armonía. No se trata de 'nuestra' verdad o de la verdad que 'nosotros' conocemos, sino siempre, de la verdad que Dios conoce. Si estuviéramos de acuerdo con las Escrituras en que: "Hijo: tú siempre estás Conmigo, y todo cuanto Yo tengo, es tuyo", y de que somos coherederos con Cristo para todas las riquezas celestiales, nos daríamos cuenta que nada de lo que tenemos en el mundo es por causa de nuestro propio mérito o sabiduría, sino debido a la filiación, debido a la divinidad, debido a que somos el Hijo de Dios. En nuestra filiación divina, ¿cómo es que andamos pidiendo limosna, solicitando, implorando o esperando que nuestro bien nos llegue de otra persona? ¡No hay coherencia en ello! Aceptemos que somos las ramas; Cristo es la vid -la Presencia invisible dentro de nosotros -y Dios es la plenitud de la Deidad con la cual somos uno. Si tuviéramos un árbol frutal que en este momento estuviera estéril y sin frutos, no le pediríamos a alguien que colgara duraznos, peras o manzanas a nuestro árbol frutal estéril. No esperaríamos que ningún árbol de nuestro huerto fuera a darle fruta a otro árbol, o que una rama fuera a darle fruta a otra rama. Cada árbol produce fruto desde dentro de sí mismo. Para alguien que jamás haya visto el milagro de un árbol de frutas, pudiera parecer extraño que desde dentro del árbol salga el fruto a través de las ramas. La razón consideraría ridícula tal posibilidad: He aquí una rama vacía y un tronco vacío; ahora, ¿cómo es que van a salir duraznos desde dentro del tronco, y cómo es que van a colgarse de las ramas? Pudiera parecer un misterio, pero el hecho es que es un fenómeno común de la naturaleza. Resulta incomprensible para la mente humana decir que nuestra provisión no viene de los unos y los otros -que nuestro prójimo, amigos o familiares no proveen para nuestras necesidades -sino que nosotros, en lo individual, a través de nuestro contacto con Dios, recibimos nuestra provisión desde dentro de nuestro propio ser. Tal como la araña teje su telaraña PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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desde dentro de sí misma, de igual manera nuestro bien se despliega desde dentro de nuestro propio ser. "Hijo: todo cuanto Yo tengo es tuyo", es la letra correcta de la verdad; pero conocerla tan sólo intelectualmente, no transformará la escasez en abundancia. Esta declaración de verdad nos da la base con la cual enfrentar toda sugestión de limitación; pero llegará el día cuando ya no la repetiremos más; la sentiremos, y en ese instante, se convertirá en ley para nuestra experiencia. A partir de ese momento ya no estaremos afanados por lo que habremos de comer o beber, ni por aquello que habremos de vestir, porque la ley de la herencia divina se habrá hecho cargo. Nuestro bien nos llegará en el momento correcto, sin necesidad de planes humanos. Esto no quiere decir que no le demos una consideración seria a nuestro trabajo, sino que a partir de ese instante, trabajaremos por el trabajo en sí mismo y no por el sustento. Lo que sea que hagamos, lo haremos debido a que es la obra que se nos ha encomendado hacer en ese momento. Lo haremos lo mejor que podamos, pero sin la intención de convertirlo en sustento. Muy pronto encontraremos que si no estamos en la clase de actividad que satisfaga nuestro sentido de Alma, seremos removidos de aquello que estábamos haciendo, hacia alguna otra actividad. Sin embargo, esto nunca ocurrirá en tanto creamos que nuestro trabajo es la fuente de nuestra provisión. Una vez que nos demos cuenta del "tener", de que "Yo y mi Padre somos uno, y de que todo cuanto el Padre tiene es mío", a partir de ese momento hallaremos caminos en los que ese bien mane desde nosotros. No podemos obtener amor; no podemos obtener provisión, no podemos obtener verdad; no podemos obtener una casa; no podemos obtener compañía. Todo esto ya está incorporado dentro de nosotros. Nosotros no podemos obtener eso, pero sí podemos comenzar a derramar; a obtener comenzando a multiplicar. Debemos iniciarlo. El sólo el reconocimiento de este principio pudiera abrirnos la vía para experimentar todo el bien, aunque por otro lado pudiera ser necesario que abriéramos, conscientemente, los medios para que fluyera. Si necesitamos provisión, debemos comenzar a expresarla, y hay muchas formas de hacerlo. La gente pudiera dar parte de lo que tiene a alguna institución de beneficencia o incluso podría hacer algún desembolso innecesario, sólo para probar que tiene. El dinero no es la única forma de comenzar a emanar. Podemos comenzar a desembolsar amor, perdón, cooperación y servicio. Cualquier concesión para Dios o para los hijos de Dios, es un dar de uno mismo. Esta PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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es la aplicación del principio de que: ningún bien puede llegar a nosotros; el bien debe manar desde nosotros. ¿Queda claro que la expectativa de recibir bien de alguna fuente fuera de nuestro propio ser, pudiera ser la verdadera actitud que nos esté separando de dicho bien; y que la búsqueda interior constante por mayores oportunidades para liberar el bien ya establecido en nosotros, para dejarlo fluir, para expresarlo, para compartirlo, abriría las ventanas del cielo? Debiéramos dar, puesto que tenemos -dar debido a que tenemos en abundancia, dar porque tenemos amor y gratitud, desbordantes. La gratitud no está relacionada con la expectativa de aquello que pudiéramos recibir mañana. La gratitud es compartir o expresar el gozo por el bien ya recibido. Es un dar sin necesidad de la menor señal, sin el menor rastro de un deseo por recompensa. Cualquier forma de dar, ya sea dando lo tangible como dinero, alimento o vestido; o dando lo intangible como perdón, comprensión, consideración, amabilidad, generosidad, amor, paz o armonía; debiera ser debido a que tenemos en abundancia. Entonces vendría la transformación en la conciencia que revelaría nuestra naturaleza-Cristo. La naturaleza-Cristo jamás busca recibir. No hay ningún recuento en todo el Nuevo Testamento de la búsqueda del Maestro por salud, riquezas, reconocimiento, recompensa, fama, pago o gratitud. El Cristo brilla; Su actividad total es la de brillar. Esa es la razón por la que a menudo se le menciona como "la Luz". La luz nada puede recibir: la luz es un fluido; la luz es una expresión; la luz es una efusión. Igual es la naturaleza-Cristo. Jamás tiene deseo alguno de recibir; en Sí Misma, es la infinitud de Dios en expresión individual. En el instante en que un individuo admita el pensamiento de búsqueda o de recompensa, caerá de nuevo en lo humano; ya no estaría en la naturaleza-Cristo, porque la naturaleza-Cristo es la plenitud del cuerpo de la Divinidad hecho manifiesto, individualmente. La naturaleza-Cristo se asemeja mucho a la integridad. La integridad es aquello que se derrama a sí mismo, pero que no busca 'algo' a cambio. La integridad no es una cualidad del ser que busque recompensa o devolución. La integridad es un estado del ser sin mayor razón que: ser. Así es la naturaleza-Cristo. Al alcanzar incluso un poco de Ella, ya no habrá más un ser personal que quiera ser atendido. La naturaleza-Cristo es la del siervo, no la del maestro; es aquello que confiere, que da, que comparte; pero no tiene nada que recibir a cambio, puesto que ya es la totalidad del cuerpo de la Divinidad. Eso es lo que constituye la naturaleza-Cristo. Tal como un PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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individuo expresa integridad, no por interés, sino porque es la naturaleza de su ser, de igual manera es que en la naturaleza-Cristo uno vive su vida como instrumento por medio del cual Dios puede verterse a Sí Mismo en Su totalidad. Los hebreos fueron enseñados a compartir los primeros frutos de sus posesiones dando al templo la décima parte de sus cosechas, ganados, manadas y bienes. Así es la práctica del diezmo, la cual ha sido interpretada como si por dar el diez por ciento de nuestros ingresos con propósitos religiosos o caritativos, estuviéramos cumpliendo con el requisito de: dar de nuestros primeros frutos. Pero tras la idea de los primeros frutos hay una visión más amplia y ancha. Por ejemplo, si nos diéramos de nuestros primeros frutos el uno al otro, significaría que estaríamos dando nuestra visión espiritual el uno hacia el otro, al conocer conscientemente la verdad, al reconocer a Dios como siendo el origen del ser individual. Al reconocer la verdadera identidad de amigos y familiares, es que estaríamos dándoles de nuestros primeros frutos. Finalmente tendríamos que hacer esto también, con nuestros enemigos. El Maestro nos ordena orar por nuestros enemigos, porque dice que de nada sirve orar por nuestros amigos. ¡Tenemos que orar por nuestros enemigos y tenemos que perdonar! Debemos perdonar a quienes abusan de nosotros, a quienes pecan contra nosotros. Esto no es fácil, pero no por ello es menos necesario, ya que a través de esta práctica es que el Cristo es nacido en nosotros. Aceptar que cada uno de nosotros es el instrumento del Cristo de Dios, por medio del cual todas las bendiciones pueden emanar hacia este universo, nos trae la experiencia del Cristo. Dar de nuestros primeros frutos es 'lanzar nuestro pan sobre las aguas'. Sólo el pan que hemos lanzado sobre las aguas es el que puede retornar a nosotros. No tenemos ningún derecho al pan que ha sido lanzado sobre las aguas, por nuestro vecino. No hay nada en el mundo que pueda regresarlo a nosotros, a menos que previamente lo hayamos puesto en el mundo. El principio es: que la vida está completa dentro de nosotros. Cuando le permitimos que fluya hacia afuera, fluye de retorno a nosotros. Sólo tenemos derecho al pan de vida que ponemos en las aguas de la vida, porque Dios ha plantado en nosotros la compleción de Su propio ser. El pan que lanzamos es la substancia de vida, aquello que nos sustenta y mantiene. El lanzar nuestro pan sobre las aguas, consiste en conocer la verdad acerca de Dios como el Alma de este universo, y como la mente, la vida y el Espíritu PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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del ser individual. En ese reconocimiento estaríamos lanzando el pan sobre las aguas, y entonces, el pan eterno sería nuestro. Nuestro reconocimiento de nuestra unidad con Dios nos da la totalidad del cuerpo de la Divinidad, y por ello es que somos "herederos de Dios, y coherederos". Entonces es cuando puede comenzar a manar desde nosotros. El principio de la abundancia es: "Al que tiene se le dará". Practiquen este principio lanzando su pan sobre las aguas, dando libremente de ustedes mismos y de sus posesiones; sabiendo que lo que están dando, le pertenece a Dios, y que ustedes son el simple instrumento por medio del cual, mana hacia el mundo. Nunca busquen la devolución; por el contrario; descansen en tranquila confianza en la seguridad de que dentro de ustedes, está la fuente de la vida, y que Su gracia es su suficiencia en todo. En esa seguridad nacida del entendimiento interior de la letra de la verdad, es que ustedes tienen. La copa de gozo se derrama, y todo cuanto el Padre tiene fluye a expresión.

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CAPÍTULO V I I

MEDITACIÓN

"Al que tiene le será dado. . a m a al Señor tu Dios con todo tu corazón. . a m a a tu prójimo como a ti mismo. . Y o y mi Padre uno somos". Estos son principios importantes para cualquier aspirante en la senda espiritual. ¿Pero cómo van a comprenderse estos principios? Una cosa es comenzar con lo que es, y otra alcanzarlo o lograrlo. Asumiendo que ahí está este Padre interior del cual Jesús hablara, este Cristo por medio del cual podemos hacer todo, ¿entonces, cómo alcanzamos en lo individual la experiencia del Cristo?; es decir, ¿cómo traemos esa Presencia divina a nuestros asuntos? Esa es la cuestión. En El Camino Infinito el antiguo tema de la meditación y de la comunión, interiores, es enfatizado, y su práctica capacita a la persona para salir y ser separada -ya sea que esté sentada con reverencia en una iglesia, que se haya retirado a un tranquilo rincón de su propio hogar, o que esté asoleándose en su jardín -para que olvidando las cosas del mundo, se vuelva hacia el interior y haga contacto con sus fuerzas internas, con aquello que llamamos Dios, el Padre interior, el Cristo. La experiencia de el Cristo es una posibilidad presente; la forma de experimentarla es a través de la meditación. Actualmente la mayoría de los aspirantes al camino de vida espiritual conocen la letra de la verdad y se encuentran satisfechos con haber llegado hasta ahí. "Yo y mi Padre uno somos", es la letra correcta de la verdad. ¿Ayuda de alguna forma el repetir estas palabras o el conocimiento intelectual de ellas? ¿Cuán a menudo decimos: "Yo soy el hijo perfecto de Dios; yo soy espiritual; yo soy divino"; y luego nos encontramos tan pobres como antes o con los mismos problemas? Esas son tan sólo simples declaraciones. Se asemeja al estar sentado en un cuarto a obscuras repitiendo una y otra vez: "La electricidad da la luz". La anterior es una declaración correcta, pero seguiremos sentados en la obscuridad hasta que prendamos el interruptor y se haga la conexión con la fuente de la electricidad.

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Independientemente de cuántas afirmaciones de verdad sepamos o repitamos, nada va a acontecemos, a menos que alcancemos la conciencia de la verdad, y comprendamos nuestra unidad con nuestro Origen. La meditación, es el camino. El reino de Dios está dentro de nosotros; el lugar donde estamos tierra santa es; dondequiera que estemos, Dios está; en la iglesia o fuera de ella. El Maestro dice: "No adorarán al Padre en este monte; ni aun en Jerusalén". Dios no se encuentra en lugares; Dios es hallado en la conciencia. Dios está donde estamos nosotros, porque: "Yo y mi Padre uno somos". No podemos evadirnos de Dios. ¿A dónde huiré de Tu Espíritu? ¿O a dónde huiré de Tu Presencia? Si subiere a los cielos, Tú estás ahí; o si hiciere mi cama en el infierno, mira, Tú estás ahí. Y si tomara las alas de la mañana, y morara en lo más apartado del mar, incluso ahí Tu mano me conduciría y Tu diestra me sostendría. Sal 39: 7-10

Dondequiera que estemos Dios está; dondequiera que Dios esté estamos nosotros, porque somos uno, inseparable e indivisible: Nunca te dejaré ni te abandonaré. Dondequiera que estés o como quiera que seas, nunca te voy a dejar ni te voy a abandonar -hindú, judío, cristiano, musulmán, ateo. Es Mi naturaleza ser el verdadero corazón y alma de tu ser. Ni siquiera tus tonterías ni tus pecados pueden interponerse entre tú y Yo. Temporalmente podrías apartarte de Mí, es decir, podrías pensar que te has separado de Mí; y ciertamente puedes separarte del beneficio de Mi Presencia, pero eso no significa que Yo te haya dejado. Encontrarás que en algún momento, de noche o de día, si hubieses hecho tu cama en el infierno o en los cielos, o caminases a través del valle de la sombra de muerte, en el instante que quieras puedes volverte y hallar que Yo estoy caminando a tu lado. Yo soy los brazos eternos debajo de ti. Yo soy la nube de día y la columna de fuego de noche. Yo soy Aquello que pone mesa en el desierto frente a ti. Si tienes hambre, Yo soy los cuervos que llegan trayendo tu alimento. Yo soy la viuda compartiendo la pequeña torta y la botella de aceite. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Yo nunca te dejaré. Yo seré el maná para ti en tu árida experiencia. Yo seré Aquello que abrirá el Mar Rojo para ti si no se abriese otro camino. YO SOY AQUELLO que YO SOY, por siempre y para siempre. Yo he sido Eso hasta la eternidad, y seguiré siendo Eso, porque Yo Soy Yo en medio de ti. Dondequiera que vayas, Yo iré. Dios no es hallado arriba en los cielos -tampoco en peregrinaciones, lugares o personas. Dios debe ser hallado dentro de nosotros. En el instante en que aceptemos interiormente que esto es cierto, habremos recorrido la mitad de nuestro camino de vida hacia la experiencia del cielo en la tierra; pero falta la otra mitad. Ahora sabemos dónde está el reino de Dios, pero ¿cómo alcanzamos su reconocimiento? Los hombres y mujeres que buscaron el Santo Grial, el símbolo para el reino de Dios, pasaron toda una vida sólo para descubrir que había sido un error buscar afuera aquello que ya estaba dentro de ellos. Regresaron de su búsqueda exhaustos, física, financiera y mentalmente; decepcionados por el fracaso de su misión. Entonces, en un instante, miraron alrededor y encontraron el Cáliz dorado colgando en el árbol, o escucharon al pájaro azul cantando su mensaje de gozo -justo en su propio hogar, todo el tiempo. Eso es lo que sucede cuando llegamos al reconocimiento de que el reino de Dios está dentro de nosotros. Entonces es cuando se completa la otra mitad del trayecto. Se han escrito cientos de libros sobre este tema, pero todos aquéllos quienes han escrito desde las profundidades de la experiencia, están de acuerdo en que la presencia de Dios, puede ser reconocida, sólo cuando los sentidos son silenciados, cuando nos hemos establecido en una atmósfera de expectación, de esperanza y de fe. En ese estado de descanso y paz es que esperamos. Eso es todo cuanto podemos hacer, tan sólo esperar. No podemos traer a Dios a nosotros, porque Dios ya está aquí en esta quietud, silencio y confianza, interiores. La meditación es una invitación para que Dios nos hable o para que Se haga presente a nuestra conciencia; no es un intento de llegar a Dios, puesto que Dios es omnipresente. La Presencia ya está. La Presencia siempre está; en la enfermedad o en la salud, en la escasez o en la abundancia, en el pecado o en la pureza; la presencia de Dios siempre está y ya está. No estamos tratando de llegar a Dios, sino más bien de alcanzar un estado de silencio en el que la conciencia de la presencia de Dios nos inunde. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Hemos sido educados para orar con nuestra mente pensante, como si Dios pudiera ser alcanzado por medio del pensamiento. Dios jamás puede ser alcanzado con o a través de, el pensamiento. Nadie podrá alcanzar a Dios jamás con la mente; nadie podrá alcanzar jamás a Dios con el pensamiento consciente -Dios sólo puede ser alcanzado por medio de un estado de conciencia receptivo. Jamás sabremos cuándo nos hablará Dios, pero podemos estar seguros de esto: Si vivimos en meditación, dedicando suficientes períodos para mantener nuestro contacto con la Presencia, estaremos bajo el gobierno de Dios, y en cualquier momento de necesidad o apuro, Dios nos hablará. Es nuestra responsabilidad hacer el contacto. Hasta que se haya hecho el contacto, el Espíritu de Dios en el hombre es tan sólo una promesa; el Cristo no es más que una palabra o concepto. Debe volverse una experiencia, pero hasta que no se vuelva una experiencia la pregunta bien debiera surgir: ¿Hay Espíritu dentro del hombre? ¿Es real el Cristo? Interioridad es el secreto. Siglos y siglos de buscar nuestro bien en el jardín de otros, siglos y siglos de pensar que nuestro bien debiera llegarnos por la fuerza y el poder, o por el sudor de nuestra frente, nos han separado de las profundidades de esta interiorización, tal como si hubiera una enorme pared entre nosotros y ese Cristo. Requiere un volvernos constantemente al interior para rasgar el velo de la ilusión, ese muro intermedio que pareciera separarnos. Qué tan rápido atravesaremos el velo, no tiene relación alguna con nuestra bondad humana o con lo profundo de nuestros pecados; -tiene relación sólo con lo profundo de nuestro deseo para hacer el contacto. Cuando hacemos ese contacto no sólo son perdonados nuestros pecados, sino que también son sanados. No se requiere que una persona primero se vuelva buena, antes que pueda llegar bajo la gracia de Dios. No; actúa en el orden inverso: si se permite que la gracia de Dios toque a una persona, la hará buena. El Espíritu interior cambiará la vida exterior; la gracia interior aparecerá exteriormente. Si persistimos en el reconocimiento: "El reino de Dios está dentro de mí; el lugar donde estoy tierra santa es; Hijo: tú siempre estás Conmigo y todo cuanto Yo tengo es tuyo"; y si nos acordamos de hacer esto dos o tres veces al día, cada día, un día de estos algo nos acontecerá: Tendremos una experiencia -pudiera ser una sensación de calor; pudiera ser una sensación de liberación; pudiera ser una voz en el oído; mas es algo que ocurre dentro, y nosotros, dentro de nosotros mismos, sabremos que hemos tenido la PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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visitación de el Cristo. Entonces sabremos que hemos experimentado el anunciamiento y la concepción de el Cristo; el Cristo en nosotros es despertado, y desde ese instante seremos capaces de decir: "Yo puedo hacer todo por medio de Cristo", no por medio de mi sabiduría humana, ni a través de mis músculos; no debido a que sé un montón de palabras y he leído muchos libros; sino que por medio de Cristo, Yo puedo hacer todo. El Cristo interior me fortalece; el Cristo interior es una Presencia que va delante de mí para enderezar lo torcido. Esto ya no sería más una serie de citas; se volvería una experiencia. Esta experiencia interior se convertirá en la substancia de nuestra experiencia exterior. Puede verterse desde nuestra boca como un mensaje; puede verterse desde nuestro hogar como felicidad; puede derramarse desde nuestra actividad como éxito; pero deberá ser un Cristo reconocido, un Cristo resucitado; deberá ser un Cristo sentido en la conciencia. Ello debe tocarnos; Ello debe calentarnos; Ello debe iluminarnos. Entonces podremos descansar, mas no por mucho tiempo porque el mesmerismo del mundo se impone de nuevo, y al cabo de seis horas, los encabezados sensacionalistas del periódico y las noticias del radio afectarán nuestra conciencia, y el Cristo comenzará a deslizarse hacia un último plano. De esta manera es como aprendemos a sentarnos de nuevo y a renovarnos, a llenarnos con el reconocimiento de esta presencia del Cristo, y seis horas más tarde habrá que volverlo a hacer. Llegará el día cuando este reconocimiento de el Cristo se convertirá en una práctica de cada hora, y finalmente meditar se volverá del todo innecesario, porque en esa etapa el Cristo se hará cargo y vivirá nuestras vidas, y cualquier otro esfuerzo consciente ya no será necesario. Pero antes de que sea alcanzada esa etapa de desarrollo, se requiere de este esfuerzo consciente para alcanzar "esa mente que hubo también en Cristo Jesús", para alcanzar el reconocimiento de la presencia del Cristo; y este esfuerzo consciente requiere horas y horas de meditación y contemplación. Es durante este tiempo de meditación y contemplación, que nos abrimos al Cristo. Las palabras se vuelven innecesarias; los pensamientos se vuelven innecesarios. Ahora los pensamientos nos llegan desde el Interior. El Verbo de Dios nos es hablado, nos es expresado desde dentro de nosotros. Ya no estamos diciendo palabras, sino La Palabra. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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¿Qué tan profundo es nuestro deseo por el reconocimiento de Dios? ¿Cómo podemos medir la profundidad de nuestro amor por Dios? La respuesta es muy simple: ¿Cuánto tiempo y atención estamos dispuestos a darle al permanecer sentados en el silencio hasta que sintamos la presencia de Dios? Eso es lo que determina cuánto amor tenemos por Dios. Si no tenemos el tiempo, si no tenemos la paciencia, si no tenemos la voluntad de entregar nuestro corazón, alma y mente completos al reconocimiento de esta presencia del Cristo, es que no tenemos suficiente amor por Dios. Es como cuando tenemos una madre que vive en algún lugar distante. ¿Qué tanto estamos dispuestos a luchar, qué tan grande el sacrificio que estamos dispuestos a hacer para obtener los recursos para visitarla o para enviarle los recursos para su bienestar? Eso determinaría cuánto amor le tenemos. Debiéramos usar la misma clase de vara para medir, en el momento de determinar nuestro amor por Dios. ¿Qué tanto estamos dispuestos a sacrificar de tiempo y esfuerzo para leer, estudiar, o lo que sea necesario, para despertar a ese Cristo invisible que duerme? Justamente esa es la medida de nuestro amor. Cuando lleguemos al punto donde tengamos no menos de cuatro períodos de meditación diarios, estaremos comenzando a obedecer el mandato de Pablo de: "orad sin cesar". Los místicos revelaron que en quietud y en silencio está nuestra fortaleza. En quietud y en silencio es que encontramos a Dios; no en adoración exterior. Jesús fue un paso más allá y dijo que deberíamos orar en secreto debemos entrar al santuario interior, cerrar la puerta, y orar donde ningún hombre pueda vernos. Cuando estamos a solas se da la oportunidad para que ocurra algo que jamás puede acontecer en público. ¿Por qué? Porque cuando estamos en público el ego se exhibe. No podemos ser nosotros mismos, incluso ni en la presencia de aquéllos a quienes amamos. Todo aquello que tiende a exhibir al ego, destruye nuestra integridad espiritual. Cuanto más secreta y sagrada mantengamos nuestra relación con Dios, sin exhibirla en ningún momento, tanto más poderosa será. El ego debe ser destruido para hacer espacio al Ego único, nuestra naturaleza-Cristo. Como seres humanos tenemos una personalidad propia que gustamos de glorificar. Toda la enseñanza de Jesús fue la destrucción del ego personal: "Las palabras que Yo les digo, no las digo por mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras. ...Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me envió". Él venció su ego y nos dejó una pauta a seguir: PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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orar en secreto. Incluso avanzando más, dijo: "Cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que la derecha hace. .y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público". Cada vez que somos caritativos o generosos en público, cada vez que oramos en público para ser vistos por los hombres, cada vez que en público expresamos nuestras convicciones religiosas, es que estamos glorificando a nuestro propio ego tratando de demostrar cuánto hacemos o cuánto sabemos. Y es porque olvidamos que nuestro Padre que ve en lo secreto, nos recompensará en público. En todo esto hay un gran misterio espiritual. Resulta extraño que conforme nos acercamos más y más a Dios, y cuanto más mantenemos todo esto encerrado dentro de nosotros, tanto mayor es nuestro despliegue espiritual. Cuando se trata de un secreto profundo dentro de nosotros, Dios, a Su manera, lo hace evidente externamente para aquéllos que pudieran tener algún interés en saber acerca de nuestra generosidad o de nuestra relación con Dios. El secreto de la meditación es: silencio; ninguna repetición; ninguna afirmación; ninguna negación -tan sólo el reconocimiento de la totalidad de Dios, y entonces. el silencio profundo, profundo, que anuncia la presencia de Dios. Cuanto más profundo es el silencio, tanto más poderosa es la meditación. Aquello que es santo, manténganlo santo; manténganlo sagrado; y manténganlo en secreto. No hay nada de naturaleza sagrada que necesite ser compartido con otro. Cada uno es libre de buscar a Dios a su propia manera, y deberá hacer el esfuerzo por sí mismo, para encontrar aquello que está buscando. No hay justificación alguna para compartir lo profundo, para compartir lo más sagrado de nuestra relación con Dios, porque cada uno es libre para ir y hacer lo mismo. Lo profundo y lo sagrado, debe ser escondido dentro de nuestra propia conciencia. Cuanto más mantengamos lo secreto y lo sagrado dentro de nosotros, tanto mayor será el poder. La meditación interior continua, el esfuerzo constante hacia el centro de nuestro ser, dará, a su tiempo, como resultado, la experiencia de el Cristo. En ese instante descubriremos el misterio de la vida espiritual: No tendremos que pensar en aquello que comeremos, en aquello que beberemos ni en aquello con lo que nos vestiremos; no tendremos que planear; no tendremos que pelear. Sólo Cristo puede vivir nuestra vida por nosotros; y encontramos al Cristo dentro de nosotros, en la meditación. En la medida en la que alcancemos la experiencia o actividad de el Cristo, la presencia de el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Espíritu de Dios en nosotros, en esa misma medida se determinará el grado del despliegue espiritual. Cuando a través de la meditación hayamos alcanzado este reconocimiento de el Espíritu de Dios morando en el Cristo, retirándonos hacia el centro de nuestro ser día tras día, sin hacer el menor movimiento sin Su aprobación interior, la actividad de el Cristo nos alimentará, nos proveerá, nos enriquecerá, nos sanará y nos traerá hacia la plenitud de vida. Entonces con seguridad sabremos: "Yo he venido para que puedan tener vida, y para que la tengan más abundantemente".

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CAPÍTULO

VIII

EL RITMO DE DIOS

La persona que vive por meditación jamás vuelve a estar totalmente sola y tampoco vuelve a ser parte completa de este mundo. Si se mantiene fiel a la práctica de la Presencia, a los pocos meses se encontrará en el estado de ánimo contemplativo la mayor parte del tiempo. Al contemplar a Dios y las cosas invisibles de Dios, se volverá uno con Ello, de manera que no habrá lugar donde Dios se quede fuera y ella irrumpa. Aquello en lo que more continuamente una persona; aquello que abrace en su conciencia, será aquello con lo que finalmente se volverá uno. Ese estado de unidad continua fue lo que capacitó al Maestro para decir: "Aquél que me ha visto ha visto al Padre que me envió, porque Yo y mi Padre uno somos". Todo lo bueno tiene que llegar a la experiencia de los Hijos de Dios. ¿Quiénes son los Hijos de Dios? ¿Nosotros? No; a menos que el Espíritu del Señor esté sobre nosotros -"Así que si el Espíritu de Dios mora en vosotros, entonces vosotros sois los Hijos de Dios", y sólo entonces estaremos sujetos a las leyes de Dios. Si salimos de casa sin el reconocimiento interior de que el Espíritu del Señor está sobre nosotros, estaremos yendo al mundo como seres 'humanos' sin ninguna ley de Dios que nos sostenga; seremos seres 'humanos' sujetos a las leyes 'humanas' -leyes de accidentes, contagio, enfermedad y muerte. Habremos desaprovechado la oportunidad de admitir la influencia divina en nuestra experiencia, y nuestra actitud virtualmente sería: "Puedo vivir bien este día, bajo mi propio poder; puedo hacerme cargo de este día sin la ayuda de Dios", en lugar de hacer de Dios la actividad del día y con ello establecernos en el ritmo de Dios: Padre, este es Tu día, el día que Tú has hecho. Tú hiciste que el sol se levantara; Tú has dado luz y calor a la tierra; Tú nos has dado la lluvia y la nieve; las estaciones del año son Tuyas, "tiempo de siembra y de cosecha, de frío y calor, verano e invierno, y día y noche". Éste es Tu día. Tú me creaste; yo soy Tuyo. Desde el principio Tú me creaste en el vientre. Úsame este día, porque como los cielos declaran la gloria de Dios y la tierra muestra las obras de Tus manos, así debo yo mostrar la gloria de PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Dios. Este día me permito glorificar a Dios. Este día, dejo que la voluntad de Dios se manifieste en mí. Este día dejo que la gracia de Dios fluya desde mí y a través de m, para todos aquéllos con quienes me encuentre. Durante esa breve pausa para la comunión interna en las primeras horas del día, pudieran llegarles en otro momento, estas palabras: Padre, Tu inteligencia es lo que yo necesito hoy -no mi sabiduría limitada, sino Tu infinita sabiduría. Este día necesito todo el amor con el cual Tú puedas llenarme. Dame Tu sabiduría y Tu amor en gran medida. Esa clase de meditación surge de una profunda humildad, de una gran humildad de espíritu que está dispuesta a admitir: "Padre: sin Ti nada puedo hacer; sin Ti nada soy; sin Ti soy nada". Pudiera ser que durante el día tuviéramos serios problemas que deban ser resueltos y que estén más allá de nuestra capacidad o entendimiento, o más allá de nuestra capacidad económica para resolverlos; o pudiera haber decisiones difíciles que deban ser tomadas. La respuesta no se encuentra en ninguna habilidad personal que pudiéramos o no tener, ni en nuestros recursos materiales; la respuesta se halla en contactar el almacén infinito interior: "Él lleva a cabo aquello que se me encomienda. . E l Señor perfecciona aquello que me corresponde". Entrar a nuestro santuario interior y orar sin pedir nada, sino reconociendo nuestra filiación divina y morando en las promesas de los inspirados recuentos de las Escrituras, nos llena de una confianza que mantenemos todo el día, la cual es adecuada para triunfar sobre algún y sobre todo obstáculo que pudiésemos encontrar: Padre, tengo grandes demandas que están más allá de mi entendimiento y más allá de mi fuerza, por lo que debo confiar en Ti para que lleves a cabo aquello que se me encomendara. Tú has dicho que Tú siempre estás conmigo y que todo cuanto Tú tienes es mío. Concédeme hoy la seguridad de que Tu amor está conmigo, que Tu sabiduría me guía, y que Tu presencia me sostiene. Tu gracia es mi suficiencia en todo. ¡Tu gracia! Estoy satisfecho Padre, de saber que Tu gracia está conmigo. Eso es todo cuanto pido, porque esa gracia se hará tangible como maná cayendo del cielo, como PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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botella de aceite que jamás se agota, como panes y peces que siempre están multiplicándose. Cualquiera que sea mi necesidad Tu gracia la satisface hoy. Eso es más que suficiente para comenzar nuestro día, no como el hijo del hombre, sino como el Hijo de Dios. Una Presencia mora en nosotros, una Presencia trascendental, la cual no puede ser descrita aunque es reconocida en la meditación. No hay mayor don que pueda llegar a algún hombre o mujer, que la convicción inquebrantable de que Dios cuida de nosotros; pero ninguno puede tener esta garantía mientras niegue el reconocimiento consciente y continuo de la presencia de Dios. Si el Verbo mora en nosotros, daremos mucho fruto. Dios es glorificado en el fruto de nuestras vidas y de ninguna otra manera. En la medida en que vivamos en este Verbo permitiéndole que a su vez more en nosotros, experimentaremos una vida humana armoniosa y fructífera. Cierto, pudiera haber problemas, pero ¿qué importa? A ninguno se le promete inmunidad total de las discordias de la vida en tanto esté en la tierra viviendo una vida 'humana'. Inevitablemente surgirán problemas, pero sólo pueden ser de bendición, debido a que es a través de estos problemas, que nos elevamos más alto en conciencia, y por medio de dicha elevación, la armonía es traída a nuestra cotidianeidad. Las experiencias que llegan mientras vivimos en obediencia a la voz interna, son milagros de belleza y gozo. No temamos seguir esa voz, incluso si al principio estuviésemos tan mal sintonizados a ella que no la escucháramos correctamente. Mucha gente va por la vida sin alcanzar nada, debido a que no está dispuesta a actuar por miedo a cometer algún error. No hay necesidad de temer a los errores ni a los fracasos. Cualquier error que pudiera cometer una persona que sea obediente a la vocecita callada, será insignificante, y dichos errores jamás serán lo suficientemente serios como para no ser reparables; rápidamente podría recuperarse de nuevo y pronto estar completamente inmersa en el Espíritu. Los errores no son fatales; ninguno es eterno; -el triunfo es eterno, pero los fracasos sólo duran días. Si hiciéramos contacto con el reino de Dios dentro de nosotros, estaríamos viviendo a través de Dios el resto de nuestros días. Entonces la filiación espiritual -Dios expresándoSE como individualidad -sería revelada sobre la tierra. Dios nos formó para manifestarLO sobre la tierra, para expresar Su gloria; y tal es nuestro destino. Dios plantó Su abundancia PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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infinita en medio de nosotros. No es necesario que algo les llegue a ustedes o a mí, aunque todo debe manar desde nosotros. ¿Y por qué medios? Por medio de esa Presencia, esa Presencia que sana, provee, multiplica y alecciona. Esa Presencia llevará a cabo toda acción legítima de vida, pero sólo estará activa en nuestra vida en tanto nos consagremos y dediquemos a los períodos de meditación. La devoción y la consagración son necesarias para darnos la intención suficiente para recordar una docena de veces al día, el no hacer ningún movimiento sin el reconocimiento de la Presencia, o al menos, sin concientizarnos de Ella. Hay muchas oportunidades durante el día para que cualquier persona reconozca la Presencia. Frente a cualquier puerta que abramos o cerremos, no es tan difícil desarrollar el hábito de esperar por un segundo para reconocer: Dios está de este lado de la puerta tal como Lo está del otro lado. No hay lugar alguno donde pudiera ir el día de hoy, en donde la presencia de Dios no esté. Dondequiera que yo estoy, Dios está. Podemos detenernos antes de comer para recordar que no sólo vivimos de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. Así que mientras contemplamos la comida sobre la mesa, podemos silenciosamente, expresar gratitud por la Procedencia de esa comida, por Aquello que la trajo a nosotros: "Tu gracia ha dispuesto mi mesa". No hay un solo momento durante el día en el que una persona espiritualmente alerta no encuentre una razón para decir: "Gracias Padre". Muchas veces podría parecer no haber nada por lo cual agradecer a Dios, excepto quizá por el sol que brilla, pero incluso eso, es un reconocimiento de la Presencia. En ocasiones, frente a circunstancias frustrantes o perturbadoras, pudiéramos preguntarnos cómo podríamos alabar a Dios, mas si estamos despiertos en filiación espiritual, siempre encontraremos razones para agradecer a Dios. Esta práctica continua de la Presencia, reconociendo a Dios en todos nuestros caminos, nos provee de amplios períodos para sentarnos en el silencio y esperar por el sentimiento interno de que el Espíritu de Dios se está moviendo, haciendo a Dios el principio gobernante, sostenedor y sustentador de toda nuestra experiencia. La verdadera oración de comprensión espiritual es una oración de que el don de Dios de Sí Mismo, puede sernos dado. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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La infinitud está dentro de nosotros en este y en todo momento: toda sabiduría espiritual, toda gracia divina, la eternidad y la inmortalidad -todo esto está incorporado dentro de nosotros, en este y en todo instante. Comencemos a manifestar esta infinitud. ¿Cómo? Comiencen a derramar. Busquen en toda su casa espiritual, su conciencia, y vean si no pueden hallar algún pasaje bíblico, alguna pizca de amor que expresarle a alguien, o unas cuantas gotas de perdón. Encuentren algo en su hogar. Comiencen a permitir que unas cuantas gotas del aceite que hallen ahí, fluya silenciosa, secreta y sagradamente. Manténganlo fluyendo, y mientras tanto, estén receptivos a lo que se despliegue desde el interior. No intenten inventar declaraciones o pensamientos. En un estado de receptividad sosegada esperen pacientemente el despliegue. Pronto será añadida al pensamiento original, una segunda idea. Contemplen ambas. Moren en su significado; moren sobre su posible efecto en la vida de ustedes o en la de otros. Mientras consideran estas dos ideas, en ocasiones gentilmente, y en otras abruptamente, irrumpe un tercer pensamiento, algo que no habían considerado con anterioridad. Y, ¿de dónde están llegando estas ideas? De dentro de ustedes. Recuerden que siempre han estado ahí, pero ahora ustedes les están 'permitiendo' salir. Dentro de esa Interiorización está el almacén que constituye su propio almacén individual, el cual es infinito, porque es Dios. El reino de Dios está dentro de ustedes, y en meditación es que están extrayendo de él. Si no hay suficiente amor en sus vidas, es tan sólo porque no están amando lo suficiente, y eso quiere decir que no están tocando la fuente infinita de amor dentro de su propio ser. Dejen que ese amor fluya: Amen este mundo; amen el sol, la luna y las estrellas; amen las plantas y las flores; amen a toda la gente. Permitan que el amor fluya. Ese amor que fluye desde el almacén de amor infinito dentro de ustedes constituye el pan de vida que ha de regresar. Dejen que la verdad mane desde ustedes hacia este mundo. Cuanta más verdad liberen, tanta más verdad tendrán. Ustedes son los instrumentos a través de los cuales la verdad de Dios está fluyendo hacia la conciencia. Desconocen a dónde está yendo o a quién está bendiciendo esta verdad. Desconocemos quién está sintiendo el amor que brota dentro de nosotros, y no importa que lo sepamos, porque no es nuestro amor; se trata del amor de Dios. Ustedes no son más que los instrumentos por medio de los cuales, fluye el amor. Comiencen siempre su meditación con el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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reconocimiento de que la infinitud yace dentro de ustedes, que no están buscando el que 'algo' les llegue; jamás estén buscando tener, adquirir o alcanzar; solamente busquen el permitir que la gracia de Dios fluya a través de ustedes, el instrumento, el Hijo de Dios. Quizá alguien los esté buscando por bendición espiritual. No comiencen creyendo que no tienen suficiente entendimiento, que no han leído suficientes libros o que no han tenido la suficiente experiencia como para poder ayudar a otros. Comiencen con las dos gotas de aceite que ya tienen, y háganlo re-conociendo la verdad, no acerca de la 'persona', sino acerca de Dios: Yo permito que la verdad fluya a través de mí hacia las naciones del mundo que estén todavía buscando aquello que habrán de comer, aquello que habrán de beber, y aquello con lo que habrán de vestirse; mas yo no sólo vivo de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios. Cada verdad que llega a mi conciencia es la longitud de mis días, mi provisión diaria, y mi sabiduría y comprensión. Todo cuanto necesito o todo cuanto puedo necesitar es escuchar la vocecita callada dentro de mí, y descansar en el ritmo de Dios. Por medio de mí la gracia de Dios fluye hacia este mundo como una Presencia y un Poder de bendición invisibles. Yo soy ese centro a través del cual esa gracia es conferida al mundo, mi mundo; el instrumento de Dios a través del cual la sabiduría divina, el pan, el vino y el agua de la vida llegan a la humanidad. Las naciones del mundo buscan pan, alimento, vestido y techo, pero "no vosotros, mis discípulos" -no yo; yo sólo busco el reino de Dios y permito que la gracia de Dios fluya a través de mí. El Espíritu de Dios en mí es el Cristo. Su función es sanar, levantar al muerto, abrir los ojos al ciego -al ciego material y al espiritual, -e iluminar la conciencia humana. "Mi paz", la paz del Cristo, me es dada; y a través de mí, hacia el mundo. Esa es la función de la luz que se derrama por medio de mí. La verdad, el Yo Soy, se convierte en el pan de vida para este mundo que aún no conoce su propia identidad. Yo, mi conciencia divina, me convierto en el vino y el agua. Esta luz que Yo Soy, se vuelve la luz del mundo para aquél que no esté iluminado; y Mi presencia, una bendición. Hay un ritmo eterno en el universo -"tiempo de sembrar y de cosechar; de frío y de calor; de verano e invierno; y de día y de noche. para PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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todo hay una estación, y un tiempo para todo propósito bajo los cielos". Al contemplar el flujo eterno de la gracia de Dios nos convertimos en uno con ese propósito eterno y descansamos en el ritmo de Dios. El ritmo del universo fluye a través de nosotros: Los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra las obras de Sus manos. Un día emite palabra a otro día; y una noche a otra noche declara sabiduría. ...Permite que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón, sean gratas a Tu vista, Oh Señor, mi fortaleza y mi redentor. Sal 19: 1, 2, 14

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CAPÍTULO IX

UN INSTANTE DE NATURALEZA-CRISTO

La letra correcta de la verdad necesaria para el despliegue espiritual está incorporada en los principios expuestos en los capítulos anteriores: Ama a Dios con todo tu corazón, reconociendo que Dios es el único poder y que no hay poder en ningún efecto; ama a tu prójimo como a ti mismo absteniéndote de todo juicio como bueno o malo, perdonando setenta veces siete y orando por tus enemigos; reconoce la naturaleza infinita del ser individual cuya conclusión es que hay un sólo Ser; comienza a verter en el reconocimiento de que 'al que tiene se le dará'; demuestra a Dios, no demuestres 'cosas'; medita en Dios y en las cosas de Dios; y sólo vive en este instante, el cual es el único instante que hay. Una conciencia llena con cualquiera de estos principios, viviendo y trabajando con ella día tras día y semana tras semana, bastará para transformar nuestra experiencia y llevarnos al reino de los Cielos. En lugar de intentar captar todo el significado de la verdad en el corto plazo de un día o de una semana, leyendo éste o aquel otro libro, debiéramos comenzar a trabajar con alguno de los principios, considerándolo a diario en la meditación por al menos durante un mes; morando en él hasta que su significado interior sea revelado y se convierta en "el Espíritu que vivifica"; observando luego hasta qué grado nuestras palabras y acciones están en armonía con él. Así es como se convierte en hueso de nuestros huesos y en carne de nuestra carne. Con frecuencia permitimos que las presiones del mundo nos roben, no sólo nuestra paz sino también el tiempo en el cual tenemos estos tranquilos períodos de renovación que obran en la transformación de nuestras vidas. Si somos sinceros en nuestro deseo de experimentar a Dios, será cuestión de tomar la decisión de no permitir que nada interfiera con nuestra firme resolución y nuestro propósito tenaz. Muchos de nosotros conocemos gente que ya ha descubierto la forma de hacer esto. Esa gente es capaz de llevar a cabo una tremenda cantidad de trabajo e incluso jamás parece estar presionada por el tiempo, sino siempre, aun en medio de las circunstancias más agresivas, mantiene una gentil tranquilidad y una ecuanimidad PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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inamovible. Se mueve dentro y fuera de la confusión, y resiste la presión exterior con una calma equilibrada y ecuánime. ¿Cuál es su secreto? ¿Cómo es que ha desarrollado esta habilidad? Hay una práctica sencilla con la cual puede alcanzarse una considerable cantidad de esta paz si se lleva a cabo día tras día. Se trata del desarrollo de una conciencia en el ahora, un estado del aquí y el ahora. Este estado del ahora se alcanza al entrenarnos conscientemente, en vivir sólo en este instante, reconociendo primero que nada, que no vivimos por el maná del día de ayer. Puesto que vivimos sólo por el maná que cae el día de hoy, nuestra dependencia está sólo en aquello que nos llega hoy y no en aquello que se presentó ayer ni en aquello que aconteció el mes pasado. No perdamos el tiempo pensando en lo que la gente nos debe del ayer, ni en el perjuicio o daño que pudieron habernos ocasionado. Nuestra responsabilidad es únicamente por este día y por este momento. Cualquier petición que se nos haga, cumplámosla en este momento. Si nos llegara una llamada por ayuda no esperemos hasta la noche para otorgarla, sino respondamos la llamada en el instante en que llegue. Si hubiera correspondencia por atender, debiera ser respondida hoy para que mañana comencemos nuestro trabajo y nuestro día sin asuntos pendientes. Es sorprendente cuánto tiempo libre sobra durante el día una vez que nos hemos hecho cargo de todo, conforme se fue presentando. A la mayoría de nosotros nos faltan días libres por estar tratando siempre de terminar el trabajo que se acumuló del día de ayer, y del de antier, trabajo que debió haber sido hecho en su oportunidad. Esta práctica del ahora desarrolla una conciencia que jamás está presionada por el afuera, debido a que no hay nada que hacer excepto aquello que tenemos a la mano en este instante. Viviendo en esta conciencia, jamás nos pre-ocupamos por la provisión ni por ninguna obligación para el mañana. Sólo existe el hoy; sólo existe esta hora para el hoy; sólo existe este instante del hoy. Así es como se desarrolla en nosotros -nosotros no la desarrollamos, -Eso; el Cristo de nuestro ser desarrolla en nosotros una sensación de paz, una sensación de calma, de manera que escuchamos dentro de nosotros las palabras: "Yo nada puedo por mí mismo; es el Padre que mora en mí quien hace las obras. .Todo lo puedo en Cristo. Vivo, pero no yo; sino Cristo vive en mí". Cuando "Cristo vive en mí", cuando Cristo vive mi vida por mí, ninguna demanda jamás es hecha sobre mí; toda demanda es una petición sobre el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Cristo. El Padre interior puede hacer más en doce segundos, de lo que nosotros podemos en doce horas. Estemos dispuestos a responder a cualquier cosa en este mundo sin resentimientos, sin rebeldía, sin el sentimiento de que es demasiado para nosotros, o de que se nos pide en demasía. Pudiera ser mucho para Juan, María o Enrique; pero jamás es mucho para el Cristo. Sólo existe este momento -un instante de naturaleza-Cristo. No podemos vivir el ayer. Nadie tiene la habilidad para vivir el ayer y nadie puede vivir el mañana. Tan sólo hay un tiempo en el cual podemos vivir y ése es: ahora, en este momento; aquello que somos en este instante es lo que constituye nuestra vida. En Isaías leemos: ".Aunque tus pecados fuesen rojos como la grana, se harán blancos como la nieve". En ese mismo sentido el Maestro dijo al ladrón en la cruz: "Hoy estarás tú conmigo, en el paraíso". Estos ejemplos indican un sólo punto, y es: el que vivimos en un estado constante del ahora. El ayer no existe. Por cierto, incluso el 'hace una hora' no existe, y por ello es que todo aquello que le pertenece al ayer o al 'hace una hora' está tan muerto como el periódico de ayer; no forma parte de nuestro s e r . a menos que lo revivamos en este instante. Nuestra demostración es mantener nuestra integridad en el grado más alto del que seamos capaces en un momento dado. Si cometemos una falta, levantémonos y asegurémonos de que no vuelva a ocurrir. Sólo aquello que arrastramos al presente es lo que nos hiere -no lo que aconteció en el pasado, sino aquello que traemos al presente de lo que aconteció en el pasado. Cada uno de nosotros podría comenzar fresco cada día en el reconocimiento de: "Yo y mi Padre somos uno", y no importarían nuestros errores del pasado mientras no fueran repetidos hoy. Es sólo cuando revivimos el ayer y lo traemos al ahora, que nos daña. No vivimos debido al maná de ayer; ni siquiera podemos sufrir por la escasez de maná del ayer. Lo único que cuenta es lo que somos y tenemos en este instante, lo que estemos viviendo ahorita. Nosotros somos los únicos que con la memoria, traemos el ayer al ahora. También podemos traer el ayer a nuestras acciones, al cometer hoy, los mismos errores de ayer. Si en este momento revivimos los odios, temores y animadversiones del ayer, los avivaremos y re-activaremos en nuestra experiencia del ahora. Entonces estaremos sujetos al castigo de la ley cósmica, debido a que éste es PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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el instante en el cual estamos en enemistad o en animadversión a la ley de el Cristo. Pero démonos cuenta en este instante: El ayer se fue para siempre; el mañana jamás llegará; sólo está el hoy; y el amor del ahora es el cumplimiento de la ley. En este momento reconozco al Cristo como mi ser; reconozco al Cristo como la vida de mi amigo o enemigo; reconozco sólo al Cristo. Entonces en este instante estaremos en la conciencia-Cristo. En este momento estaremos alineados con la ley cósmica, y todo el poder de la Deidad estará fluyendo a través de nosotros para "perdona nuestras deudas tal como nosotros perdonamos a nuestros deudores, [para] que no caigamos en tentación", y para mantenernos en la vía que conduce al cumplimiento espiritual. Adhirámonos firmemente a esta naturaleza-Cristo. "Ve y no peques más". No importa cuán rojos fueron nuestros pecados hace un momento, si en este instante reconocemos al Cristo -Cristo como omnipotencia, Cristo como nuestro ser individual, Cristo como el único poder en nuestra experiencia. Entonces es que somos hijos de Dios; entonces es que estamos alineados con el poder cósmico y todas las fuerzas del mundo se unen para apoyarnos, sostenernos, sustentarnos y mantenernos. "Ni Yo tampoco te condeno; pero vete y no peques mas". Éste es nuestro momento de arrepentimiento. "Volveos y vivid". Éste es nuestro instante de adoptar al Cristo; éste es el momento de aceptar al Cristo; éste es el momento en el cual reconocemos que ya no consentiremos más con el resentimiento, la venganza o las revanchas; ni tampoco con ponernos alguna armadura con la cual defendernos de las malas acciones o pensamientos de otros, sino que en este instante nos apoyamos en nuestra naturaleza-Cristo. No sólo nos apoyamos en nuestra propia naturaleza-Cristo, sino que nos apoyamos en la naturaleza-Cristo de cada persona. Mas no podremos apoyarnos en nuestra naturaleza-Cristo, a menos que reconozcamos también la naturaleza-Cristo de toda otra persona. Cuando contemplemos la naturaleza-Cristo en este universo, cuando veamos al Cristo aparecer como formas humana, animal o vegetal, entonces todo el poder del cosmos trabajará en nosotros. Incluso trabajará por medio de nuestro cuerpo para levantarlo, para resucitarlo, para redimirlo, para espiritualizarlo, de manera que incluso este cuerpo se convertirá en el templo del Dios vivo, y no sólo

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será un cuerpo carnal o mortal. Este cuerpo carnal será trasladado hacia su realidad espiritual -pero sólo en un instante de naturaleza-Cristo. El ayer se ha ido; nuestros viejos días -se han ido. Nuestras animadversiones, nuestras envidias y disputas - ¿qué hay de ellas? Bajo circunstancias comunes eso representa sólo la ignorancia humana; ¿pero qué sucede cuando aquéllos que han reconocido al Cristo consienten con todo eso? Lo que sucede es que se vuelven 'huestes espirituales de maldad en las regiones celestes'. Si una persona ha aceptado al Cristo, si se ha revestido con el Manto y ha adoptado la naturaleza-Cristo -y luego regresa y consiente con estos errores humanos, se le exigiría un castigo doble debido a que entiende la ley, y a sabiendas, la violó. Entonces estaría pecando consciente y no ignorantemente. La única palabra final sería: "Vete, y no peques más". Esta vida no es nuestra. Esta vida es de Dios. Le pertenecemos a Dios, y Dios es responsable por nuestra vida y por nuestra realización. Todo lo bueno que ocurra en nuestra vida es Dios en acción; y todo lo malo que nos acontezca será sólo en la medida en que la palabra "yo" sea introducida -yo, Juan; yo, María; yo, Enrique. ¡Que no haya alabanza, condena, ni peso de responsabilidad, en nosotros! Cuando llegue la responsabilidad, asegurémonos de no permitir que este sentido humano del "yo" se presente y diga: "¿Cómo puedo 'yo' llevar a cabo esto? ¿Cómo podría 'yo' realizar aquello? 'Mi' fuerza no es suficiente; 'mi' saldo bancario no basta". Jesús no permitió que la palabra "yo" se introdujera cuando fue llamado a alimentar a los cinco mil. Él reconoció que nada podía hacer por sí mismo. Mientras estudiamos, leemos y meditamos, estamos desarrollando un estado de conciencia que reconoce al Padre interior como: el único actor y la única actividad, y estaremos adoquinando el camino para una verdadera experiencia de Dios. En el instante en que tengamos una experiencia de Dios ya no viviremos nuestra propia vida; Dios vivirá Su vida, como nosotros. No tendríamos nada que hacer sino estar muy tranquilos, y en silencio. Sería como estar mirando sobre nuestro hombro observando a Dios desplegarse. Nos convertiríamos en espectadores de Dios y de la actividad de Dios, y entonces todo sentido de responsabilidad personal se desvanecería. Temprano por la mañana iniciaríamos nuestro día con un sentido de expectación por aquello que el Padre nos presentaría para llevarlo a cabo. Una vez que el trabajo nos fuera asignado, surgiría una tranquila sonrisa al recordar que Él, Quien nos lo ha dado, es Quien lo llevará a cabo. El día se

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llenaría con gozo al contemplar el despliegue de la gloria del Padre como nuestra experiencia individual. Nos convertiríamos en espectadores de Dios apareciendo como ustedes y como yo. ¿Pero qué hay de toda la gente allá afuera en el mundo con quienes nos pondríamos en contacto a diario? Ellos representarían nuestro concepto finito de Dios, aunque en realidad todo cuanto aquí hay, es Dios manifestado como el Hijo: el Padre y el Hijo, uno; Dios, lo invisible, y el Hijo, lo visible. Ver esto sería ser capaces de vivir como espectadores de Dios llevando a cabo aquello que se nos encomendara, como espectadores de Dios como la ley divina que todo lo ajusta. Cuando esto se llevara hacia las relaciones familiares, las relaciones con la comunidad, las relaciones entre jefes y empleados, esta ley de ajuste actuaría para revelar: la armonía eterna. Es la responsabilidad de Dios velar para que estemos agradecidos unos con otros; para que cooperemos unos con otros; ya que estas actividades son amor; y el amor es de Dios, y no del hombre. El hombre es el único vehículo para la expresión del amor; el instrumento para que el amor de Dios sea expresado. Mientras el Cristo sea la fuerza de motivación en nuestras vidas, jamás glorificaremos con alabanzas y nunca seremos lastimados por la censura. Porque aquello que fuese, alabado sería el Cristo. Sin embargo si ese Cristo fuera mal interpretado, podría ser condenado. No habría condenación alguna para la persona que supiera que sólo es el Cristo aquello que está actuando en ella. Con amor y gracia el Cristo puede disolver cualquier condenación que surja. Nosotros y todos, seremos esclavos del mundo mientras estemos buscando en el mundo, aquello que debe venir de Dios y que sólo puede venir de Dios. El temor y la inquietud acerca de si tenemos o no suficiente entendimiento o sabiduría para cumplir con nuestras responsabilidades, son disipados cuando sabemos que no es nuestra sabiduría ni nuestro entendimiento, sino la sabiduría, el entendimiento, la justicia y la benevolencia de Dios, aquello que nos gobierna a todos nosotros. Todo el conflicto gira en torno al uso y significado de las palabras: "yo", "mi", "mío" "mi" sabiduría, "mi" fuerza o "mi" entendimiento; "tu" aprecio o "tu" gratitud; al igual que si nos hemos elevado lo suficiente para reconocer: Yo no estoy inquieto acerca de si alguien es agradecido, amoroso o justo. Renuncio a todo eso. Yo busco amor, justicia, reconocimiento, recompensa y compensación, en, y de, Dios. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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En el instante en que tomemos esa actitud, estaremos libres del mundo. El gran Maestro dijo: "Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me envió. Si yo hablase de mí mismo, estaría testificando de una mentira". Toda la enseñanza consiste en que: sólo Dios puede actuar, sólo Dios puede amar, sólo Dios puede pensar; sólo Dios es la vía de la curación, de la alimentación y de la provisión; sólo Dios puede expresar sabiduría y gozo. Podemos hacer todo por medio de Dios; pero sin Dios nada podemos hacer; nosotros somos los vehículos a través de los cuales, y como los cuales, Dios aparece. Finalmente tendremos que renunciar al sentido personal de la personalidad con su pesada losa de responsabilidad, y permitir que la Presencia divina se haga cargo. Debiéramos comenzar en este instante. Todo cuanto ocurre, ocurre ahorita. En este instante podemos comenzar a reconocer: Sólo Dios actúa como mi ser; sólo Dios actúa como cualquier y como toda persona sobre la faz de la tierra. Libero a todos en mi experiencia; permito que cada uno vaya y busque sólo a Dios, por todo aquello que hasta aquí, estuvieron esperando del hombre. Ese es el secreto de la vida. Ese es el secreto del primer Mandamiento. Sólo Dios es poder: jamás adoren el efecto; adoren sólo a Dios. "Dejaos del hombre cuyo aliento está en su nariz, porque. ¿de qué es él estimado? . N o pongáis vuestra fe en los príncipes". El gran placer del Padre es darnos el reino. Entonces, ¿por qué debiéramos esperarlo del hombre? ¿Por qué debiéramos buscar al hombre por aquello que el Padre tiene gran placer en darnos? ¿Por qué buscar a los padres, hijos, vecinos o amigos, cuando todo el tiempo Yo he venido para que puedan ser satisfechos? En el instante en que vivamos esta vida del Espíritu que es suficiente a través del Cristo, nada de lo que aflige al mundo nos afligirá. En ese momento nos habremos unificado con la ley espiritual. Buscaremos al Yo de nuestro propio ser, para satisfacer toda nuestra experiencia; llevaremos toda responsabilidad de nuestro ser sobre el Cristo. Al vivir en esa vida, liberando a todo mundo de la esclavitud de la crítica, la condena y el juicio, el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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mundo entero bien pudiera colapsarse; pero no se colapsará donde estemos porque no llegará cerca de nuestra morada. En el grado en que estemos dispuestos a liberar al mundo y dejarlo ir, estaremos libres del mundo, de las cosas del mundo y de la gente del mundo. Liberemos al hombre 'cuyo aliento está en su nariz' y jamás volverá a representar un problema. La gente se ofende, lucha y se opone a nosotros, sólo en la medida en que hayamos atado a algunos de ellos. En el grado en que los estemos buscando con algún interés, es que lucharán para liberarse de esa esclavitud y obtener su libertad. En el momento en que les devolvamos su libertad y les digamos: "Tú nada me debes. Mi bien es de Dios, así que vivamos juntos y compartamos", es que nos liberaremos de todo el odio, la envidia y los celos, en el mundo. Y más importante aún, viviremos en unión consciente con Dios. Este es el secreto del vivir espiritual. Es el secreto de la vida mística. "Yo y mi Padre uno somos", y todo cuanto el Padre tiene es mío. ¿Tiene eso algo que ver con alguien más, en el mundo? Cuando nuestra dependencia esté en Dios, jamás podremos sentirnos decepcionados. ¡Dios jamás le ha fallado a alguien! "Jamás he visto a un hombre justo mendigando por pan". Los justos están viviendo en obediencia a la ley espiritual, la ley de: no tener otros dioses salvo el único Mi; amando a su prójimo como a ellos mismos; orando por sus enemigos; perdonando setenta veces siete; no manteniendo a nadie en esclavitud; buscando sólo al Cristo para su suficiencia en todo. La persona que esté viviendo esa vida, jamás mendigará por pan. Esto constituye la justicia: Unión consciente con Dios; conciencia de Dios como Padre o como Principio creativo; conciencia de Dios como apoyo y provisión; conciencia de Dios como salud de nuestro semblante; conciencia de que nuestra suficiencia proviene de Dios; conciencia de que sólo Dios puede amar y por eso no debiéramos buscar al hombre por amor, sino permitir que el amor de Dios fluya a través de nosotros hacia el hombre, sin reclamar recompensa alguna, puesto que le pertenece a Dios, y no a nosotros. El Camino es secreto y silencioso. Dentro de nosotros hay un manantial profundo de contento; un gran silencio que todo lo abarca dentro del cual descansamos, y a través del cual aparece todo el bien para nosotros. Busquen la atmósfera de la presencia de Dios, y descansen; busquen la conciencia de Su presencia. "En tranquilidad y en confianza será vuestra fortaleza". Él nos conduce junto a aguas tranquilas y dentro de verdes PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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prados, para que podamos descansar de la contienda, la lucha y el esfuerzo, y para que contemplemos la gloria de Dios incrementada alrededor de nosotros. Este es el significado interior de El Camino Infinito. En esta comprensión habremos entrado a ese santuario donde los ruidos del mundo nunca llegan, y donde los problemas del mundo jamás penetran. ¿En dónde está esto? Está en lo más profundo de nuestra propia conciencia, en lo más profundo de nuestra propia alma, cuando nos abstenemos de la lucha, de la contienda y de opinar.

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CAPÍTULO X

LA VISIÓN A CONTEMPLAR

Al principio de la Era Edénica el hombre era completo, intacto y armonioso -uno con Dios. Había paz y todo florecía por la gracia de Dios. Lo que ahora el hombre está esforzándose por alcanzar, en su búsqueda de Dios, es el re-establecimiento de ese estado edénico de paz y armonía completas, un estado en el cual no estemos en guerra unos con otros sino en amor los unos con los otros; un estado en el cual no despojemos a otros sino que compartamos con, y les demos a, otros. La esperanza del hombre ha sido encontrar algún poder sobrenatural; así él sería capaz de recobrar ese estado de dicha sobre la tierra. Sin embargo, resulta claro para la persona pensante, de que en su intento por encontrar armonía, el hombre ha estado buscando en la forma y en el lugar, incorrectos. La armonía individual y la paz del mundo jamás serán establecidas por la búsqueda de algún poder sobrenatural. La necesidad del hombre es la de restablecerse en su estado edénico original, el cual es: de unidad con Dios. Cientos de años de frustración y fracaso debieron haberle probado al mundo que ésta, no es una tarea que Dios haga por nosotros; nos corresponde hacerla para nosotros, al establecer esa relación original de unidad. El Maestro dijo: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". En ningún lado dice él que ésta sea la responsabilidad de Dios. Por el contrario, reitera una y otra vez que es nuestra la responsabilidad: "Vosotros conoceréis la verdad. Vosotros amaréis al Señor vuestro Dios. Vosotros amaréis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Vosotros oraréis por vuestros enemigos. Vosotros perdonaréis setenta veces siete. Vosotros traeréis vuestro diezmo al templo.". En ningún lugar y en ningún instante pone él la responsabilidad de nuestro sentido de separación de Dios, sobre Dios, sino sobre nosotros. Toda la enseñanza de Cristo Jesús está dirigida a nosotros -no a Dios; a nosotros. Sin embargo, a menos que no entendamos, el Maestro nos ha dado la forma, el dónde, el cuándo y el cómo, de esta demostración de unidad. La forma: es la oración; el dónde: es el reino de Dios dentro de nosotros; el PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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cuándo: es ahora -en este instante de naturaleza-Cristo; el cómo: es acción. En un principio, los secretos dados a los hombres y mujeres inspirados por Dios en todas las épocas, sólo pudieron ser enseñados impartiendo aquello llamado: la letra de la verdad. Es por medio de la letra de la verdad que aprendemos a detener esa búsqueda sin propósito concreto por Dios; ese orar infructuoso por algo a un dios lejano; ese deseo y esperanza insensatos de que la adoración de cierta manera, complazca lo suficiente a Dios como para influenciarLO a nuestro favor; y llegamos a un reconocimiento de que no sólo hay un Dios, sino de que Dios es el Ser interno de nuestro propio ser; no un Dios separado y alejado de nosotros para ser adorado a distancia, sino en realidad un Dios más cerca que la respiración, más cerca que manos y pies. La letra correcta de la verdad evita que consintamos con sueños diurnos ociosos o con la falsa esperanza de que algún milagro vaya a traer a Dios o a Su mensajero, bajando en una nube ondeando una varita mágica para que todos nuestros problemas desaparezcan. Por el contrario, esta simple verdad del Maestro hace que apartemos nuestra mirada de lo alto y de lo externo, y la volvamos hacia la única dirección en la cual podemos hallar paz y armonía -dentro de nosotros mismos. Cuando nuestra atención ha sido cambiada de lo externo hacia lo interno es cuando podemos dar el siguiente paso que todo gran maestro enseña: BuscadME dentro; buscad; tocad; suplicad si fuese necesario; pero siempre, hacia adentro. La visión de unidad tiene que ser siempre un faro de luz en nuestro camino ascendente: "Yo y mi Padre somos uno". A través de la contemplación interior del Padre que mora dentro, finalmente "Yo y el Padre" amoldados y fundidos en uno, es que establecemos esa unidad arcana. Ahora, "Yo y mi Padre somos uno", ya no es más una percepción intelectual sino que "Yo y mi Padre uno somos" se convierte en una relación demostrable, visible en sus frutos. Ya no buscamos más favores; ya no hay más necesidad de algún favor; el Espíritu interior se está desplegando, revelando y develando a Sí Mismo; actuando en, y por medio de, nosotros. La aceptación del mundo de un poder de bien y otro de mal, ya no nos esclaviza más; descansamos en un solo poder serenamente en paz. ¡Ya no hay poderes que luchen; ya no hay poderes que temer! Esa es la razón por la que no tenemos que orar para que algún gran poder haga algo. Todo aquello que el mundo ha considerado como poder durante siglos, y por lo PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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que ha estado buscando a Dios, no es poder. El poder está: en la vocecita callada. En algún instante, en esta búsqueda de Dios, esa unión indisoluble con el Padre comienza a ser reconocida y sentida. La letra de la verdad se vuelve menos importante y el Espíritu de la verdad se vuelve lo vital. El Espíritu, a quien habíamos conocido sólo por medio de la lectura de libros, se vivifica en nosotros y nosotros vivimos la verdad. Estas verdades, vividas y practicadas, se convierten en la verdadera presencia de Dios. Dios es revelado como el Principio creativo mantenedor y sustentador -no nuestro sirviente ni nuestro instrumento, no algo que exista con el propósito de otorgarnos Sus favores, sino la infinita sabiduría de este universo, el Amor divino de todo cuanto es. Ahora el mensaje Mesiánico dado al mundo hace más de dos mil años está comenzando a cumplirse en nosotros: Dios es amor. Ningún dios puede actuar en nuestra experiencia, excepto a través del amor; y nosotros debemos convertirnos en el instrumento por medio del cual es permitido que ese Amor escape. A partir de ahora el mandamiento: "Deberás amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo", no tendrá sentido alguno para nosotros, excepto en la medida en que seamos amorosos. Este mandamiento ha sido conocido por miles de años. Hoy ahora, en este instante de naturaleza-Cristo, debe ser puesta en acción esta enseñanza; debe finalizar la repetición sin sentido de dichas palabras. Ahora ese mandamiento debe descender hacia el corazón y vivirse implementado por la obediencia al mandato del Maestro: "Haced a otros como quisierais que otros hicieren con vosotros. .Perdonad setenta veces siete. .No condenéis. . N o enjuiciéis". No hay dios milagroso, excepto el milagro que se hace evidente al vivir nuestra unidad con Dios. Ése es el milagro. Conocer la verdad con la mente no garantiza que ésta vaya a ser puesta en acción. Cuando la verdad desciende de la mente y penetra el corazón, es cuando el Espíritu reina y el Amor se entroniza. La letra de la verdad sirve como un recordatorio para llevarnos a la vivencia de esa verdad. Hay ocasiones en que debido a un sentido de separación de Dios, la verdad pareciera estar muy lejana, de manera que tenemos que sentarnos y entablar una discusión con nosotros mismos, recordando conscientemente, que: "el Señor en medio de nosotros, es poderoso":

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¿Qué estoy buscando? ¿Un dios en algún lugar? No; Dios está en Su cielo, y todo está bien con el mundo. Dios ya está a cargo de Su propio negocio, y el Hijo de Dios ya está atendiendo los negocios del Padre. ¿Qué estoy buscando? ¿Un dios mitológico 'arriba' en los cielos? ¿Una estatua? ¿Una imagen grabada? ¿Estoy buscando un hombre o una mujer que influencie a Dios a mi favor? No; Yo y el Padre uno somos, y sólo en mi unicidad con Dios es que puedo obtener la paz que deseo; sólo en el cumplimiento de dicha unidad, de ese amor que existe entre Dios y el Hijo de Dios, y entre el Hijo de Dios y Dios; sólo en la conciencia de que mi Padre celestial está más cerca de mí que la respiración, y que manos y pies, y que Le place darme el reino -sólo en eso es que fluye el amor, un amor que pareciera estar fluyendo de mí hacia Dios y desde Dios de retorno hacia mí, pero el cual es, en verdad, una interacción dentro de la unidad de mi ser en el reconocimiento de mi unicidad con el Padre. El Maestro enseñó que los seres humanos nada pueden hacer por sí mismos; pero que los seres humanos reunidos con el Padre dentro de ellos ya no siendo más dos, sino uno - todo lo pueden hacer, y que son los Hijos de Dios eternos e inmortales. Cuando el Espíritu de Dios está sobre nosotros y mora en nosotros es cuando nos convertimos en los Hijos de Dios. ¿Y quién más puede llevar a cabo esto por nosotros, sino nosotros mismos? Se nos ha dado el camino y ese camino es: oración y meditación. Es una forma de oración con entendimiento, tal como Elías se la enseñó a Eliseo: "Alza tus ojos y mira si puedes contemplarme subiendo en una nube. Alza tus ojos hacia los montes desde donde viene tu ayuda. Contempla el reino de Dios dentro de ti". Eliseo pretendía heredar el manto de Elías; él anhelaba ser un gran profeta -él quería ese manto de la conciencia-Cristo. Cuando Elías iba a ascender a un estado de conciencia superior, Eliseo le pidió un gran favor: que "una doble porción de tu espíritu, esté sobre mí"; quería que el manto de Elías le fuera dado. Pero Elías, una de las almas más iluminadas espiritualmente de todos los tiempos, sabía que no podía dar a Eliseo su manto, sino que Eliseo debía ganárselo -debía merecerlo, ser digno de él, estar listo para recibirlo -y le dijo el cómo: "Si me vieres cuando fuere separado de ti, te será hecho así" -si cuando me eleve fuera de la vista, si me contemplas como Yo Soy, subiendo en una nube fuera de la vista, entonces mi manto caerá sobre tus hombros. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Elías no podía conferir su gran sabiduría espiritual ni siquiera a Eliseo; pero este último podía alcanzar esa conciencia espiritual por sí mismo, siempre y cuando su visión pudiera elevarse a tal grado, que pudiera reconocer que no hay muerte; que no hay separación: sólo hay una elevación en conciencia. Si Eliseo pudiese subir a esa altura suprema de conciencia, entonces sería un profeta de la estatura de Elías. Y en eso, tuvo éxito. Eliseo fue iluminado a tal grado, que vio a Elías subiendo en un torbellino al cielo, y debido a su unidad consciente con Dios, contempló la inmortalidad del ser individual así como la eternidad del hombre, en su plenitud y totalidad. La responsabilidad está sobre nosotros para contemplar la visión y luego ponerla en acción. Siempre ha habido y siempre habrá maestros; siempre hemos tenido con nosotros a los iluminados; mas el Maestro dijo: que los obreros son pocos. Son pocos los obreros que están dispuestos a ser reconciliados con Dios, que están dispuestos a contemplar el Alma dentro de sí mismos para luego dejarla fluir en obras de amor. "Si un hombre dijese que ama a Dios y odia a su hermano, sería un mentiroso; porque aquél que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo podría amar a Dios a quien no ha visto?" Si el Maestro no hubiera lavado los pies de los discípulos, el mundo jamás habría aprendido que la tarea del Maestro era: la de ser siervo. La tarea de los iluminados es servir a aquéllos que aún no conocen su verdadera identidad. Nuestra tarea, como buscadores de Dios y como estudiantes de la verdad, no es la de ser maestros sobre las multitudes, sino la de servir a las multitudes -no tomar de las multitudes, sino dar a las multitudes. El reino de Dios no está "¡Helo aquí! o ¡Helo allá!", sino dentro de nuestro propio ser. ¿Y cómo encontramos ese reino? Por amor; amen al Señor que está en medio de ustedes, y demuéstrenLE ese amor con su amor hacia el prójimo; al prójimo que no sólo es su amigo, sino también a quien es su enemigo y que abusa de ustedes y los persigue. De acuerdo al Maestro es mejor dar tiempo y atención a un humilde pecador, que a noventa y nueve justos. Mientras exista algún individuo, ya sea santo o pecador, anhelando ayuda, es nuestra obligación y deber responder a dicha llamada. No todos están listos para responder en el nivel espiritual, porque pudieran no estar listos para el despliegue completo de la verdad espiritual; pero debido a que es nuestro prójimo, podemos al menos ayudarlos dentro de su nivel de conciencia, en tanto evolucionan a un estado superior de conciencia. PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Esperemos con paciencia por uno o dos que lleguen a nosotros -los doce, los setenta, los doscientos -y entonces compartamos este pan de vida con ellos, compartamos el vino y el agua. Éstos son aquéllos que serán capaces de apreciar su sabor; lo disfrutarán; y más todavía, serán capaces de asimilarlo. Retengamos aquello que tenemos como la perla de gran precio, y mostrémosla al mundo viviéndola más que hablando de ella. Cuando llegue alguien que no sea atraído sólo por los panes y los peces, sino que perciba la naturaleza de esta verdad, y pida el pan, el vino, el agua y la vida eterna, compartamos hasta lo máximo de nuestra habilidad. Nadie va a ser llamado jamás para hacer algo mayor a su comprensión, ya que la única llamada es sentarnos tranquila y silenciosamente, hasta que el Espíritu del Señor Dios esté sobre uno, y entonces podremos expresar cualquier cosa que llegue a nuestros labios o de hecho, no expresar nada. El amor es la respuesta: el amor a Dios, el amor a la verdad y el amor a nuestro prójimo. A partir de ese instante debiera ser el quehacer y la misión de aquéllos de nosotros, quienes estamos practicando la Presencia, revelar que: Dios es experimentado sólo en la medida en que Dios es expresado. Dios es experimentado en la medida en que le permitamos a Dios fluir desde nosotros en forma de amor, verdad, servicio y dedicación. El poder del amor debe ser liberado desde dentro de nosotros. La presencia de Dios está disponible sobre la tierra como lo está en el cielo, por medio de la experiencia de la unión consciente. Eso requiere un gran esfuerzo y mucha sabiduría, tal como Eliseo la demostrara cuando contempló a su maestro elevándose en un torbellino, o una visión ilimitada como la que tuvieron los discípulos cuando fueron testigos de la Transfiguración. El Maestro fue capaz de transfigurarse, pero se requería algo por parte de los discípulos para tener la visión de contemplarlo. El Maestro no podía revelar la Transfiguración; él sólo podía experimentarla: la revelación tuvo que llevarse a cabo en la conciencia de aquéllos que estuvieron presentes, para poder ser capaces de testificarla. En nuestra experiencia pueden ocurrir muchos milagros, pero sólo quienes estén suficientemente sintonizados para contemplarlos, serán conscientes de lo que ha acontecido. ¿Tenemos ojos y no vemos? ¿Tenemos oídos y no oímos? El milagro de la Transfiguración está en espera de que lo contemplemos. Está ocurriendo en este mundo cada día, cada instante de cada día, y en el mismo lugar donde estamos, siempre que podamos abrir nuestros ojos para contemplar la visión de Aquello que es. La PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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Transfiguración no es una experiencia de hace dos mil años, como tampoco lo son la Crucifixión, la Resurrección y la Ascensión. Estas son experiencias que están ocurriendo, a cada instante de cada día, dondequiera que haya un alma iluminada para contemplarlas. Este mismo lugar en donde estamos, tierra santa es, si tenemos la visión para contemplar a Elías elevándose; si tenemos la visión para contemplar al Maestro en la experiencia de la Transfiguración; si tenemos la visión para contemplar la Resurrección así como la Ascensión. Todo depende de nosotros: depende de ustedes; depende de mí. ¿Hasta qué grado queremos ver la Transfiguración? ¿Hasta qué grado deseamos ser testigos de la Resurrección y la Ascensión? En ese mismo grado será la experiencia de ellas. ¿Y cuáles son los medios? oración -la oración de contemplación interna, la oración de meditación interna, la oración de expectativa que siempre sabe que en cualquier momento el Padre Se revela a Sí Mismo; en todo momento el Padre está revelándoSE a Sí Mismo. Dios no puede imponerSE dentro de la mente, corazón o alma de alguien. Es el individuo quien tiene que abrirse a Dios. La vida de Gautama, el Buda, ejemplifica este punto. El día que Gautama se dio cuenta por vez primera que existía el mal en el mundo -pecado, enfermedad, pobreza y muerte -se quedó horrorizado, atormentado al grado de abandonar su posición regia, su enorme fortuna, y probablemente aquello que es más importante para cualquier hombre, a su mujer e hijo. Dejó todo eso y vagó como un mendigo buscando la verdad, con el único propósito de descubrir el gran secreto que acabaría con el pecado, la enfermedad y la limitación de la tierra. Para él fue un llamado tan apasionado, que siguió a cualquier maestro y a cualquier enseñanza que le prometiera conducirlo a la respuesta. Durante veintiún años vagó y anduvo, sentándose a los pies, primero de uno y luego de otros maestros; siguiendo las prácticas primero de una y luego de otras enseñanzas; pero siempre con la misma hambre en el corazón. ¿Cuál era el poder que removería estos males de la tierra? Y cuando perdió toda esperanza de que las enseñanzas y los maestros se lo revelaran, habiéndose sentado bajo el árbol del Bodhi, meditó día y noche hasta que le fue dada la gran revelación: Estos males no son reales, son mera ilusión; la gente los acepta y luego los odia; les teme, los ama o los adora cuando en realidad no tienen existencia alguna, excepto en la mente del hombre. La mente del PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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hombre ha creado las malas condiciones del mundo, y la mente del hombre las perpetúa. No fue Dios quien Se impusiera a Gautama y lo hiciera el Buda Iluminado. Fue la devoción de Gautama por la búsqueda de Dios, su pasión por ella, la que se evidenció en su sacrificio y disposición para viajar a lo largo y ancho de la India, buscando dondequiera que hubiese algún aspecto de la verdad, hasta que en un instante, se elevó a un grado suficiente de iluminación espiritual, y la verdad le fue revelada. En realidad no sabemos lo que condujo a Cristo Jesús a la experiencia que finalmente lo estableció en toda su naturaleza-Cristo, pero esto sí sabemos: Cuando vino a revelar lo que había aprendido, dijo: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá", indicando que en el grado en que buscamos, tocamos y suplicamos, en el grado en que hagamos un camino dentro de nosotros, la respuesta nos será dada. No llegará por sentarnos y esperar por algún dios que se imponga sobre nosotros, sin rumbo y supersticiosamente. Si quisiéramos convertirnos en maestros de música, de idiomas o de arte, Dios podría inspirarnos; pero nosotros tendríamos que cavar, buscar, estudiar y practicar, hasta que aquello que estamos buscando se desplegara dentro de nuestro propio ser. Yo creo que es Dios quien planta en nosotros el deseo de hallarLO, y que jamás tendríamos éxito si Dios no hubiese llevado a cabo esa acción inicial. Hay un poder de Dios en cada uno de nosotros forzándonos a "tocar y buscar", pero no hay dios alguno que pueda hacerlo por nosotros. Ningún dios puede ahorrarnos los años de sentarnos a solas y trabajar a solas, tratando de penetrar el velo para elevarnos hacia ese estado elevado de conciencia, donde también podamos contemplar a Jesús ascendiendo, la Ascensión del Cristo. Sólo Dios pudo hacer que Gautama permaneciera en la senda durante veintiún años, pero sólo Gautama pudo persistir, luchar y orar, hasta que el velo se partió y la visión se aclaró. Lo mismo ocurre con nosotros. Ninguna obra milagrosa de un dios lejano vendrá a la tierra para cambiarnos y revelarnos sus maravillas y sus glorias, mientras nosotros permanezcamos ociosamente sentados como simples espectadores. La carga está sobre ustedes y sobre mí. El mismo hecho de que podamos permanecer sentados durante horas, silenciosamente y en paz a la vez, con el mensaje de Dios, es prueba de que el Espíritu de Dios nos ha tocado y nos ha invitado al banquete. El grado en que toquemos, investiguemos, busquemos e imploremos, y el nivel de PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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intensidad con el cual toquemos, investiguemos, busquemos e imploremos, determinarán el grado de la visión a contemplar. Algunos, verán un poco; y otros, verán muchísimo; en tanto que otros más verán completamente -todo según el grado. El éxito depende más que nada: del secreto. El secreto y lo sagrado van de la mano. Si la búsqueda por Dios es sagrada para nosotros, jamás permitiremos que sea ultrajada exponiéndola a lo profano. No llevemos un manto sagrado en público, ni pongamos una expresión moralista frente a nuestros amigos. Exteriormente seamos como todos los demás hombres y mujeres, pero internamente recordemos la naturaleza sagrada de nuestra búsqueda por Dios y mantengámosla como un secreto que se verá sólo por sus frutos, jamás debido a que la expresamos; y no por tratar de hacer proselitismo. Eso no quiere decir que retengamos la copa de agua fría, pero habiendo ofrecido nuestra copa de agua fría, recordemos que aquéllos a quienes se la hemos ofrecido tendrán que beberla por sí mismo, y deberán ser ellos quienes regresen y pidan más. Todo mundo tiene el derecho de tener la clase y el grado de religión que quiera, así como el derecho a no tener ninguna. Esa es la libertad que tenemos que darles a todos -permitir que cada uno tome su propia decisión, dentro de sí mismo, hasta que la semilla sea plantada y lo envíe fuera en busca del Santo Grial. Si mantenemos al niño-Cristo dentro de nosotros y jamás lo des-cubrimos, su fruto será tan glorioso que seremos notados, seremos la nación buscada, y la gente querrá comer de nuestro fruto, carne y pan, y querrá beber de nuestra agua. El objetivo de la búsqueda-unión, es reunirnos con Aquello de lo que fuimos separados luego de la expulsión del Jardín del Edén, o luego de la experiencia del Hijo Pródigo. Cuando el Hijo Pródigo llegó hasta ese lugar apartado, hasta ese último grado de pobreza, fue cuando sus pasos se volvieron hacia la casa del Padre para ser reunido con Él. Ésta no es una experiencia en el tiempo o en el espacio; ocurre dentro de su conciencia y de la mía. Cuando llegamos a ese lugar apartado, más allá del cual pareciera no haber nada sino desesperanza e incluso muerte -cuando llegamos a ese lugar, algo dentro de nosotros nos regresará a la vida espiritual y será cuando lentamente, comenzaremos a recorrer el camino de retorno a la casa del Padre. Nosotros, quienes somos aspirantes en la senda espiritual, hemos alcanzado ese lugar donde reconocemos que el reino de Dios se va a PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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encontrar dentro de nosotros. Hemos encontrado ese lugar donde ahora, sabemos que todas las formas exteriores, de nada sirven en nuestra búsqueda; hemos alcanzado ese lugar donde sabemos lo que estamos buscando -reunirnos con Aquello de lo cual pareciera que hemos sido separados. Eso no puede ocurrir afuera de nuestro propio ser; nadie puede hacerlo por nosotros. Sólo en nuestra meditación interior, en nuestra contemplación interior es que podemos encontrarlo; cuando interiormente nos hayamos vuelto apacibles y cuando sintamos un amor tan profundo que casi nos haga abrir nuestros brazos para abarcar al mundo, tal como a Jesús le hubiera gustado hacer por Jerusalén: "Oh Jerusalén, cómo me hubiera gustado poner mis brazos a tu alrededor y abrazarte; pero tú no quisiste. Acercarte y hacerte sentir el calor del amor". También nosotros hallaremos algunos que no querrán; hallaremos algunos que no querrán, excepto unos cuantos. Nosotros, quienes estamos practicando la Presencia, somos de los pocos que saben lo que finalmente salvará al mundo. Por sobre todo está el reconocimiento de que ningún hombre sobre la tierra es nuestro padre. Hay un solo Padre universal dentro de nosotros, y unidos a Él estamos unidos a todo hijo espiritual de Dios alrededor del mundo. Nuestro amor por Dios constituye nuestro amor por la gente del mundo. Ya no odiamos más; ya no tememos más; ya no requerimos del castigo; no necesitamos buscar venganzas. Tan sólo necesitamos retirarnos dentro de nosotros mismos, y contemplar nuestra unidad con Dios y con los demás. Nuestra tarea es amar; amar a todos los hombres con un amor que brote del reconocimiento de que, nuestra unión con Dios, constituye nuestra integridad. En ese amor no hay más tentación de recurrir a prácticas astutas tales como mentir, engañar o hacer triquiñuelas, en un esfuerzo inútil por sostenernos en algo, ya que debido a nuestra unión con Dios, tenemos acceso a la mente de Dios que es inteligencia infinita y el origen de toda vida, verdad y amor. Somos alimentados; no por nuestra posición ni por la cantidad de nuestras riquezas, sino por el pan, el vino, el agua y la carne que están dentro de nuestro propio ser. Este es el secreto que sana la enfermedad, reforma el pecado, vence la escasez y la limitación, y nos une no sólo con nuestro círculo social inmediato, sino con todo individuo sobre la faz de la tierra; incluso aunque ellos aún no se hayan percatado de nosotros o del amor que sentimos por ellos, y aun si no se han dado cuenta de que hemos formado un círculo y ahí PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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los tenemos incluidos. Ellos pudieran no percibirlo de inmediato, pero nosotros lo sabemos; y basta el que nosotros lo sepamos, ya que ese conocimiento se transmite por sí mismo, hacia aquéllos incluidos dentro del mencionado círculo. Nos sentamos en nuestro interior, mirando fuera hacia el mundo sin utilizar fuerza de ninguna clase, ni siquiera fuerza mental, desvaneciendo toda oposición; y esta renuncia a utilizar las armas del mundo, es la única forma por medio de la cual puede ser establecida la paz sobre la tierra. Pudiera tomar años, pudiera tomar siglos antes de que llegue Aquél a quien le corresponde el derecho; es decir, antes que esto sea demostrado sobre la tierra tal como lo es en el cielo; puesto que sólo hay unos cuantos de entre los millones de gentes sobre la tierra, que están practicando conscientemente, la Presencia. Sin embargo, esa pequeña levadura bastará para leudar toda la masa. ¿Se dan cuenta de que lo que están leyendo es cierto, y de que si así lo sienten, serán inspirados a vivir esta verdad? ¿Pueden ver también que no sólo dondequiera que se encuentren en tiempo o espacio, si aman a Dios al grado de pasar varios períodos al día, incluso cortos, morando en el templo de su propio ser interno con esta Presencia, serán atraídos hacia ustedes uno por aquí y otro por allá? Como individuos, pudieran creer que nada pueden hacer; tan sólo son uno entre incontables millones. Pero si miran a las grandes luces espirituales del pasado entenderán que eso no es cierto, porque un solo individuo como Gautama, el Buda; un solo individuo como Jesús, el Cristo; un solo individuo como San Pablo, influyeron no sólo a su propia generación sino a las generaciones siguientes, e influirán en generaciones que todavía no están presentes. Piensen en la enorme influencia que un solo individuo puede tener por medio de la gracia de Dios un individuo cuyo único propósito en la vida sea: encontrar a Dios y resolver los misterios de la vida. Este es el mensaje que les doy: No me importa cuán grandes o poderosos sean -por ustedes mismos, nada son; no me interesa cuán pequeños o insignificantes sean; -ustedes nada son, hasta que la gracia de Dios los toque, hasta que el Espíritu de Dios more en ustedes, hasta que el dedo del Cristo los haya movido. A partir de ese instante, ustedes son: infinitos -infinitos en expresión, infinitos y eternos en vida, infinitos en poder, infinitos en experiencia, infinitos como ejemplo y como mostradores del Camino. Pero jamás se trata de ustedes en lo personal; jamás se trata del PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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"yo"; es el Espíritu de Dios aquello que puede hallar salida sólo como conciencia humana; como su conciencia y la mía. Toda la verdad del mundo continuará escondida, excepto en la medida en que pueda encontrar una conciencia humana a través de la cual o como la cual, pueda fluir al mundo de los hombres. Cualquiera que sea o dondequiera que esté, su comunidad, esta verdad permanecerá encerrada en el espacio, a menos que alguien en dicha comunidad, sea el instrumento que ahí le dé salida. Dios no actúa sin una conciencia a través de la cual actuar. Dios tiene que contar con santos, sabios y videntes. Pongámoslo de esta otra manera: Dios debe tener carpinteros humildes; Dios debe tener príncipes poderosos; Dios debe tener amas de casa sencillas. De entre éstos Dios hace santos o sabios, para enviarlos al mundo a llevar luz. Casi todos aquéllos quienes han alcanzado algún grado de estatura espiritual en el mundo, han sido los pequeños 'don nadie' del mundo, y sólo la luz inspirada que experimentaron, fue la que hizo que fueran más que eso para el mundo. En sí mismos y por sí mismos, ellos nada eran; en y por ustedes mismos, ustedes nada son; pero en su unión consciente con Dios, todo cuanto Dios tiene, es suyo. Todo cuanto el Padre tiene, es suyo. El mismísimo lugar donde están se vuelve tierra santa debido a que: "Yo y mi Padre estamos ahí". Ustedes no pueden elevarse en conciencia más allá del lugar donde la Presencia espiritual penetra el corazón, y se den cuenta que ha sucedido -la Presencia está dentro de ustedes. Cuando hospeden la Presencia, una dimensión nueva habrá penetrado su corazón; pero tengo que aclararles que la responsabilidad de nutrirla, es sólo de ustedes. Esa es la única forma de asegurarse de no perder aquello que han ganado. Lo que han ganado tan sólo es un Bebé; ustedes tienen que permitirle que se desarrolle hasta la plenitud de la naturaleza-Cristo: Vuelvan su pensamiento varias veces al día como en dirección a su corazón -y no porque su corazón físico tenga algo que ver con su demostración espiritual, sino porque el corazón es el símbolo del amor. Piensen en el corazón como un símbolo del amor, como un símbolo del lugar de descanso de el Cristo dentro de ustedes; vuelvan su pensamiento varias veces al día hacia el corazón en reconocimiento de que el Bebé está entronizado ahí, de que el Cristo ha entrado y de que vive con ustedes. Son ustedes quienes deben cuidar de que el Bebé no salga errante de su corazón y se pierda. Está ahí, pero les digo, es un Bebé: Deben guardarLO; deben cuidarLO; deben reconocerLO; amarLO. Observen Su PRACTICANDO LA PRESENCIA JOEL S. GOLDSMITH [TRADUCIDO EN : 2011]

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crecimiento en tanto aprenden la forma de amar a Dios y al hombre. Ninguna mejora ha sido descubierta, ninguna modificación ha sido hecha a los dos grandes mandamientos: "Deberás amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente., y... Deberás amar a tu prójimo como a ti mismo". Ya no imploren nada a Dios; permitan que este Bebé haga todo eso por ustedes. Él, no tendrá que implorar; Él Se experimentará a Sí Mismo, como las añadiduras. No busquen a Dios por algún favor ni Lo busquen como algún extraño poder para que haga algo por ustedes. Vuelvan ahora su atención al lugar donde ya han sentido esa gentil Presencia. SonríanLE. Secreta y sagradamente reconozcan que el Cristo está ahí, y que está cumpliendo Su función, y que está en los negocios del Padre. Este Bebé les es dado a ustedes para restaurar los años perdidos por causa de la langosta, para regresarlos a la casa del Padre, y para su unión consciente con Dios. Revelar que ustedes están viviendo en medio del Edén es la función de este Bebé, donde siempre serán tentados con una sola tentación: Hay un solo mal en el Jardín del Edén, un solo pecado -la creencia en el poder del bien y del mal. Ustedes, sentados dentro de su propio templo, deberán ser capaces de mirar a ese 'árbol del conocimiento del bien y del mal' en todo momento, y resistir la tentación de creer en él. Ustedes, ustedes mismos, deberán ser capaces de decir: Aunque te veas hermoso o aunque te veas horrendo, yo sé que no hay verdad en ti. No hay poder alguno para bien ni para mal en ninguna forma; es decir, en ninguna persona, en ningún lugar, en ninguna cosa, en ninguna circunstancia ni en ninguna condición. Dios en medio de mí es el único bien, el único poder y la única Presencia. El único mal que existe es la creencia de que hay una individualidad o condición separada y apartada de Dios. Aun cuando hayan vencido por ustedes mismos toda forma en la cual esta única tentación pudiera aparecer, los problemas del mundo los tentarán: tormentas en el mar, desastres, guerras, pobreza y enfermedades; pero cualquiera que sea la tentación, siempre se tratará de la única gran tentación -la aceptación de dos poderes. Es entonces cuando deberán volverse hacia el Cristo interior:

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El Cristo dentro de mí es mi garantía de que sólo Él tiene poder -el Hijo de Dios, el Espíritu de Dios en mí. Nunca me dejará ni me abandonará, en tanto yo me haga consciente de Él y Lo reconozca, y en tanto yo viva la vida que Él me dice que debo vivir. Me vuelvo a Él por guía; me vuelvo a Él por sabiduría. Siempre que una pregunta sea presentada a mi mente, miro hacia abajo, hacia mi corazón, y la respuesta surgirá en la forma que sea necesaria. Oh, no tomen esto en forma muy literal. En ocasiones esta Presencia parecerá estarlos viendo por encima del hombro o parecerá estar sentada justo sobre su hombro; en ocasiones aparecerá como un rostro frente a ustedes, a veces sonriendo pero siempre tranquilizando. ManténganLA viva. La presencia de este Cristo, gentil y pequeña como pudiera ser, es la substancia de toda experiencia que van a tener en el plano externo. No busquen salud ni riquezas, no busquen fama ni fortuna. Busquen "primero" la conciencia de este reino interior y sean un espectador en tanto lo externo es añadido a su experiencia. No duden en volverse a Él en busca de revelación. ¿Por qué no habría de dárseles la revelación como a aquellos otros que han vivido antes? "Dios no hace acepción de personas". Gautama fue el único Buda debido a que trabajó durante veintiún años para recibir la iluminación; Jesús fue el Cristo sólo porque se entregó a sí mismo al mundo; y ustedes lo serán según el grado de amor que sientan por Dios y por su prójimo. Ustedes serán aquello que ustedes se permitan ser, pero reconociendo siempre que por ustedes mismos nada pueden ser; es esta gentil Presencia que ustedes han sentido, la que los llevará a lo largo de sus días, de retorno a la unión consciente con Dios. Ustedes saben cuál es la meta de la vida -ser reunidos con el Padre, ser conscientemente, uno con Dios. Ustedes conocen el camino -la oración de contemplación y la meditación, internas; el reconocimiento de el Cristo; el amor por Dios y el amor por el hombre. Ahora lleven este mensaje en su mente, donde siempre estarán recordando los principios; y en su corazón moren sobre el don que les ha sido conferido, entregado a ustedes por el Padre -el don de la Presencia reconocida dentro de ustedes. BendíganLA siempre, para que pueda acrecentarse.

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