Gato Negro Gato Blanco

PRÓXIMA PELÍCULA: GATO NEGRO, GATO BLANCO Viernes 19 de noviembre FICHA TÉCNICA Dirección: Emir Kusturica Año: 1998 P

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PRÓXIMA PELÍCULA:

GATO NEGRO, GATO BLANCO

Viernes 19 de noviembre

FICHA TÉCNICA Dirección: Emir Kusturica Año: 1998 Pais: Yugoslavia GUIÓN: Gordan Mihic & Emir Kusturica MÚSICA: Dr. Nelle Karajlic FOTOGRAFÍA: Thierry Arbogast TÍTULO ORIGINAL: Crna macka, beli macor

BIBLIOTECA PÚBLICA VIRGILIO BARCO Jueves de cine foro

Sinopsis: Alisha es una pequeña que cree que el tiene el poder de hacer los sueños realidad. Todo ello chocará, cuando ya, hecha mujer, tenga que enfrentarse a los cambios de vivir en una gran ciudad como Moscú. Dirección: Anna Melikyan

FICHA ARTÍSTICA Bajram Severdzan Florijan Ajdini Jasar Destani Zabit Mehmedovski Srdjan Todorovic

SINOPSIS Grga Pitic, un padrino gitano y magnate de vertederos de basura, y Zarije, el orgulloso propietario de unas obras de cemento, son amigos de la infancia y de correrías de juventud. Ahora tiene ochenta años, han sobrevivido juntos a todo tipo de aventuras y se tienen un profundo respeto el uno por el otro. Estando Zarije en el hospital, su hijo Matka acude a Grga para pedirle dinero. Con él, y asociándose a Dada, un gángster de vida alocada, pretende hacer un gran negocio con la venta en el mercado negro de petróleo. Pero las cosas salen mal, y Dada le amenza de muerte, a menos que el joven hijo de Matka se case con la única hermana soltera que le queda a Dada. Pero el chico está enamorado de otra chica

www.elbarcocineclub.tk

GATO NEGRO, GATO BLANCO Dirección: Emir Kusturica 18 de noviembre / 2010

Informes: 315 8890 Ext. 310 Biblioteca Pública Virgilio Barco www.biblored.org.co

Internet: http://www.cinefagos.net/index.php?option=com_content&view=article&id=143:gato-negro-gatoTexto tomado de:

El rey de los gitanos Emir Kusturica, a quien ya han dado por llamar el “rey de los gitanos”, parece ser un personaje tan fascinante y sorprendente como sus películas. Nació en Sarajevo y hasta no hace mucho solía ser yugoslavo, pero en esencia es un servio a quien le preocupa su pueblo y por eso trata de participar, a su manera, en el conflicto de esta región. Es un cineasta político, pero también poeta de la imagen, artista y puta, porque trabaja en publicidad en París (de algo tendrá que vivir entre película y película, dirá, porque nadie vive veinte años con las ganancias de media docena filmes que distan mucho de ser lo que llaman “comerciales”). Esto da a entender que es un idealista y un soñador, pero con los pies bien plantados sobre la dura tierra: hombre de contrastes y contradicciones que después de ganar palmas, leones, osos y conchas en su errancia gitano-fílmica por los más importantes festivales de cine del mundo, decide dejar la séptima y mejor de las artes, tal vez para dedicarse más de lleno a su banda de rock o para seguir actuando como ya lo empezó a hacer en La viuda, la más reciente película de Patrice Laconte. Esta personalidad se refleja en su cine, aunque es verdad que no se le conocía la faceta extravagante que desplegó en este último filme, sin embargo, ya

Internet: http://www.cinefagos.net/index.php?option=com_content&view=article&id=143:gato-negro-gato-

Marginalidad y delirio gitano Por Oswaldo Osorio

Texto tomado de:

http://cineclubesdecordoba.files.wordpress.com/2010/04/ gngb.jpg

algo se le había visto en esa encantadora película que fue (y sigue siendo cada vez más) Arizona dream (1993), una historia hermosa y alucinante, de peces, aviones y amores, protagonizada por un reparto como pocas veces se ha visto, el reparto soñado de cualquier director independiente, que está encabezado por un mito viviente y cuasi-ignorado del cine: Jerry Lewis, y con él Faye Dunaway, Johnny Depp, Vincent Gallo y Lili Taylor, quienes tal vez algún día serán también mitos. En Gato negro, gato blanco, hay un poco de todo eso que se le ha visto en sus anteriores filmes, pero en triple ración. A ese pequeño pueblo gitano a orillas del Danubio en el que se desarrolla la historia, parece quedarle grande tanto exceso, tanta extravagancia, y tal vez eso es lo que no perdonan (o no aguantan) los que la abandonan. Y es que tal vertiginosidad en las acciones y acontecimientos pareciera que obedece a la necesidad de unir, en el menor tiempo y sentido posible, los extremos de una realidad del todo verosímil y seguramente en gran medida real, porque ir de las tradiciones del pueblo gitano, con toda su ancestral concepción de la familia y la muerte, por ejemplo, hasta la mentalidad infame y pendenciera de una tecno-mafia que no respeta nada y que impone sus valores a toda la comunidad, es asunto serio, tanto formal como narrativamente. Entonces, en el viaje entre estos dos extremos, la narración no parece tal, porque con tantos y tan heterogéneos elementos, da la sensación de que el direc-

http://elrayoverde.blogia.com/upload/20080331234142-gato-negrogato-blanco-emir-kusturica.jpg

tor trató de alcanzar una suerte de simultaneidad (que en el cine sólo a veces es posible gracias la profundidad de campo, la pantalla dividida http://4.bp.blogspot.com/_q3ywBrDfzNo/ y un manejo difeSb71AMGr8LI/ rencial de la imaAAAAAAAAAHU/9mgTvCCI-zY/s320/ gen y el sonido), gato+negro+gato+blanco+02.jpg porque la simultaneidad parecía ser el único recurso que le permitía dar cuenta de tantas cosas a la vez. Lo más sorprendente es que fue capaz de mantener tan delirante ritmo todo el tiempo, sin decaer, contradiciendo incluso esas reglas del guión que recomiendan un manejo cíclico de los momentos de acción y las pausas. Pero además de ese ritmo mantiene también el tono, que igualmente oscila en un espectro bastante amplio: entre la farsa trepidante, la comedia costumbrista y la fábula surreal. Y a todo esto se le suma un consecuente manejo de la concepción visual, también extravagante y llena de ingenio, regida inevitablemente por el kitsch y con resonancias fellinescas; además de una puesta en escena como dirigida con la gracia de un funambulista y la precisión de un relojero. Pero en la película no todo es delirio y desenfado, porque en medio del jolgorio de sus fiestas y la exaltación de sus sentimientos de amor filial y romántico, a este pueblo de gitanos les resulta inevitable ocultar su marginalidad atávica y esa problemática disyuntiva entre lo que solían ser, lo que pueden ser y lo que los nuevos tiempos traen consigo. Y es que Kustorica no podía dejar de sentar una posición ante la situación de su gente como lo ha hecho antes, no importa que ésta no fuera una película convencional, no importa que se tratara de una comedia apabullante y para muchos atosigante, de todas formas no hablamos de un director convencional y mucho menos de los que dejan contenta a toda la audiencia, lo cual suele suceder con esos autores que le apuestan a la originalidad y a su universo personal.