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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ FACULTAD CIENCIAS HUMANÍSTICAS Y SOCIALES ESCUELA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA MATERIA DE PSICOMETRÍA 5TO B Grupo # 1 TEMA El Test de los

Garabatos De Louis Corman

INTEGRANTES Valeria Carvallo Ángel García Vianka Cedeño Gabriela Palma John Intriago

FICHA TÉCNICA NOMBRE: El Test de los Garabatos- Louis Corman AUTOR: Louis Corman EDAD DE APLICACIÓN: entre 2-3 años de edad se le llama estadio Pregarabato, luego se puede aplicar de forma regular de 4 años en adelante. FORMAS DE APLICACIÓN: individual DURACIÓN DE LA PRUEBA: sin límite de tiempo Área que evalúa: Personalidad Profunda infantil Validación: La primera es que el test esté estandarizado, es decir que el material, la técnica de realización y el método de interpretación deben establecerse de tal suerte que los resultados no puedan depender de la individualidad particular del psicólogo que lo aplica. La segunda condición a llenar es que el test sea fiel, es decir, que dé los mismos resultados cuando se lo aplica una segunda vez y que explore siempre el mismo sector de la personalidad. La tercera condición es que el test tenga buena sensibilidad, es decir que dé resultados diferentes para individuos diferentes y en situaciones clínicas también diferentes y que permita, por lo tanto, distinguir unos de otros, los casos sometidos a prueba. Ya la gran variedad de los garabatos nos da derecho a sostener que este test es un revelador muy sensible de las diferencias individuales. Pero es necesario además que esas variaciones tengan sentido y nos permitan interpretaciones valederas. Tenemos la esperanza de haber mostrado en nuestra obra cómo de la diversidad de los trazados se pueden destacar tipos de garabatos que responden a situaciones psico-patológicas comparables. La cuarta condición es la validez del test. Esta es, con toda evidencia, la condición más importante y en la que están contenidas todas las demás. Un test es válido, como es sabido, si mide efectivamente lo que está destinado a medir: en este caso, la personalidad y sus trastornos.

LA TÉCNICA DE LOS GARABATOS El test del garabato es una prueba simple, de ejecución rápida y sencilla y que encuentra

fácilmente

ubicación

en

el

curso

de

los

exámenes

médicopedagógicos,donde no se dispone de mucho tiempo. La consigna es completamente elemental: se da al sujeto una hoja de papel blanco (bastante resistente) y un lápiz negro (con mina medianamente blanda), y se le dice: “Garabatee en esta hoja”. En el caso de niños mayores (o aun de adultos) que se sorprenden a veces de esa orden, debemos ocasionalmente agregar: “Imagínese usted que vuelve a la infancia, a la edad en que todavía no sabía escribir y garabatee esta hoja como le gustaba hacerlo a esa edad”. Para que el sujeto afloje su tensión, se puede añadir: “Abandónese por completo a su fantasía”. I. El nombre en el centro de la hoja A partir de Meurisse, se acostumbra pedir al sujeto que comience por escribir su nombre en el centro de la hoja. Se trata, en efecto, de un excelente medio de centrar los garabatos con relación al Yo del sujeto: por un lado el Yo personal, íntimo, representado por el nombre de pila; por el otro el Yo familiar, social, presentado por el patronímico. Ocurre a veces que el sujeto pregunta cuál de sus dos nombres debe escribir, o si debe escribir los dos. Conviene responderle que goza de libertad para hacer lo que guste. A los niños pequeños, que no pueden escribir su nombre aún, puede dárseles la consigna de dibujar un muñeco en el centro de la hoja y decirles luego: “Ese muñequito eres tú”. LA INTERPRETACIÓN GRAFOLÓGICA Es interesante acotar que Meurisse es grafólogo. En efecto, no han sido los psicólogos sino los grafólogos los primeros que insistieron en el significado de los garabatos, considerándolos, con justa razón, como la forma primitiva del grafismo infantil. Ludwig Klages, el célebre grafólogo alemán, menciona esto al pasar, en sus obras; pero, después de Meurisse, los Bernson han hecho, tal vez, los estudios sistemáticos más importantes sobre el tema, tomando como referencia las reglas habituales del análisis grafológico.

Ese análisis se basa en la hipótesis de trabajo que afirma que la escritura de un individuo expresa, no solo los rasgos particulares de su inteligencia y de su carácter, sino además su personalidad profunda, es decir, las tendencias y los sentimientos de los cuales no tiene clara coincidencia; eso se podrá saber por medio de su escritura mejor de lo que el mismo se conoce. Llegamos aquí a la moderna noción de proyección, la cual, como es sabido, ha adquirido gran importancia en psicología después de los descubrimientos freudianos. En efecto, tal como lo ha demostrado el psicoanálisis, algunas tendencias dormidas en el inconsciente, y que parecen muertas, pueden, bajo ciertos estímulos, despertar a la vida y manifestarse en la conducta del sujeto, sin que este tenga conciencia de los móviles que lo impulsan a actuar. Se dice entonces que esas tendencias se proyectan directamente en la conducta. Por ejemplo, el sujeto que escribe tiene conciencia del significado de lo que escribe, pero no del movimiento que gobierna su pluma, el cual es automático, y sin embargo, su estado de ánimo profundo se expresa en la escritura. Ahora bien, con los garabatos ocurre lo mismo que con la escritura; Meurisse fue el primero que tuvo la idea de considerar al garabato (que llama “garabateo”) como una proyección de la personalidad profunda del sujeto que lo traza, pudiendo por lo tanto constituir un verdadero test de proyección. Esto nos permite comprender que se hayan podido aplicar a los garabatos las reglas del análisis grafológico y obtenido así deductivamente que, en grafología, se evalúan la amplitud de los trazos, la fuerza, la forma, la dirección, la localización, la rapidez, el ritmo y la armonía de los mismos y que cada una de estas características tiene, como es sabido, un significado grafopsicológico determinado. Meurisse ha agregado a este esquema clásico complementos sumamente sugestivos referentes a la personalidad profunda, y ha desarrollado aún más la noción de test de proyección.

NECESIDAD DE UNA INTERPRETACIÓN ORIGINAL DEL GARABATO Sin embargo, cuando quisimos utilizar al garabato como test de investigación psicoclínica, apoyándonos en los estudios de Meurisse y de Bernson, nos vimos detenidos en nuestras interpretaciones. Advertimos entonces que había, al comienzo, un error de método y que era excesivo asimilar el garabato a la escritura. La interpretación por medio de las reglas grafológicas ha sido estudiada para la escritura, es decir para un grafismo muy elaborado, muy socializado un grafismo en el que la personalidad se expresa disciplinándose, para lograr esa necesario comunicación con los demás y que es el objeto esencial del texto escrito. Nos dimos cuenta que, por el contrario, los garabatos son un grafismo muy primitivo, un grafismo anterior a la comunicación social. La misma consigna de completa liberta que rige el trazado de los garabatos y que estos den libre curso a lo que hay en nuestra personalidad de menos elaborado, de menos socializado, a la expresión del fondo del inconsciente salvaje en que se agitan confusamente nuestras tendencias más primitivas. Por consiguiente, sin dejar de reconocer que el gesto grafico tiene, en la escritura y en los garabatos, significado comunes pensamos que el buen método científico consiste en no confundirlos y en averiguar en que difieren los garabatos de la escritura, elaborando, mediante el estudio de los mismos, un método de interpretación que les sea propio. Considerando pues el garabato como un test de proyección, pensamos que, para interpretarlo correctamente, debíamos comenzar por examinar cuales son las tendencias de la personalidad profunda que se proyectan en él. En efecto una de las premisas fundamentales de la psicología proyectiva es la de que los diversos test de proyección no son equivalentes, pues según el estímulo usado para suscitar la proyección, vemos manifestarse planos diferentes de personalidad. Se debe, pues, en cada caso, examinar el nivel de personalidad que se proyecta, pues de su nivel dependerá el método de interpretación que se utilice.

Este estudio original es lo que presentamos a continuación. El mismo nos ha permitido, como se verá, llevar mucho más lejos que nuestros predecesores, la interpretación de los garabatos y su provechosa utilización en clínica. LA TÉCNICA DE LOS GARABATOS Antes de penetrar en la interpretación del test del garabato, vamos a indicar la técnica que hemos empleado. El test del garabato es una prueba simple, de ejecución rápida y sencilla y que se encuentra fácilmente ubicación en el curso de los exámenes médicopedagógicos, donde no se dispone de mucho tiempo. La consigna es completamente elemental: se da al sujeto una hoja de papel (bastante resistente) un lápiz negro (con mina medianamente blanda) y s ele dice: “Garabatee en esta hoja”. En el caso de niños mayores(o aun adultos) que se sorprenden a veces de esa orden, debemos ocasionalmente agregar: “Imagínese usted que vuelve a la infancia, a la edad en que todavía no sabía escribir y garabatee esta hoja como le gustaba hacerlo a esa edad”. Para que el sujeto afloje su tensión, se puede añadir: “Abandónese por completo a su fantasía”. EL NOMBRE EN EL CENTRO DE LA HOJA A partir de Meurisse, se acostumbra pedir al sujeto que comience por escribir su nombre en el centro de la hoja. Se trata, en efecto, de un excelente medio de centrar los garabatos con relación al Yo del sujeto: por un lado el Yo personal, intimo, representado por el nombre de pila; por el otro el Yo familiar, social, presentado por el patronímico. Ocurre a veces que el sujeto preguntar cuál de sus dos nombres debe escribir, o si debe escribir los dos. Conviene responderle que goza de libertad para hacer lo que le guste. A los niños pequeños, que no pueden escribir su nombre aun, puede dárseles la consigna de dibujar un muñeco en el centro de la hoja y decirles: “Ese muñequito eres tú”.

LA CONSIGNA Meurisse ha dado instrucciones muy precisas para la ejecución de su test de los garabatos. Quiere que se comience siempre en el mismo lugar, dos centímetros más arriba del nombre y que, partiendo de este punto así establecido se garabatea durante un minuto y medio sin levantar y lápiz y sin detenerse. De este modo, se pretende asegurar al test condiciones de ejecución constantes, que deben permitir luego una fácil estandarización Nosotros con esto no podemos seguir a dicho autos, como ya mostramos (al final de esta obra al tratar la validez del test), en los test de proyección hay que elegir una técnica estándar, qe impongan las mismas reglas a todos los sujetos, dejando que las diferencias individuales se manifiesten solo dentro de límites muy estrechos, pero facilitando, en cambio, las comparaciones estadísticas y una técnica libre, que deje que cada personalidad individual exprese toda su originalidad, permitiéndonos así analizar en profundidad. En nuestro caso hemos optado por esta segunda técnica, puesto que lo importante aquí no es comparar un sujeto con los demás (y en particular con los sujetos normales) sino apreciarlo en su individualidad propia y poder así captar las motivaciones dinámicas profundas de su conducta o de sus trastornos. Volviendo a la libertad en la técnica, veremos por ejemplo, que muchos sujetos limitan sus garabatos a la zona que está debajo del nombre; estos permitirán, pues, e u punto subyacente al nombre y les molestaría la consigna contraria de Mausisee. De igual modo, el tiempo empleado por el sujeto para trazar sus garabatos suministra indicios precisos: algunos acaban rápido; otros, por el contrario no terminan de repetir compulsivamente los mismos trazos y tanto en un caso como en el otro, imponerles un tiempo determinado sería contrario al desarrollo espontaneo del test. Así también las veces que se levanta el lápiz y las interrupciones en el curso del trazado nos dice mucho acerca de las inhibiciones del sujeto y sus rupturas de contacto, y la consigna que lo prohíbe no es conveniente.

REPETICIÓN DEL TEST Nuestra técnica comporta la realización de dos garabatos sucesivos. Lo motiva el hecho de que en un gran número de casos, el sujeto titubea ante el carácter insólito de la prueba a los que se lo somete y produce garabatos que llevan la marca de una fuerte inhibición. Si se le hace repetir en seguida la prueba del sujeto o reproduce el mismo trazado de la primera vez, en cuyo caso se puede llegar a la conclusión de que el estado de inhibición es habitual en él, o bien se libera en un trazado más amplio, lo cual nos indica que su inhibición

era

pasajera y, muy probablemente debida al carácter poco usual de la prueba. De manera más general, el test de los garabatos puede repetirse sin inconveniente gran número de veces. Más aun, se recomienda, hacer varios, a diversos intervalos de tiempo, si se quiere extraer conclusiones valederas. Desde este punto de vista, sucede con el garabato lo mismo que con el texto escrito es sabido que un grafólogo sagaz no se aventura a hacer el retrato de un individuo basándose en un documento único, sino que pide que se le presenten varios y de distintas fechas, a fin de observar en ellos los caracteres gráficos permanentes que le permitirán deducir los rasgos que dominan en la personalidad estudiada. Del mismo modo, el intérprete de los garabatos, debe hacer repetir varias veces la prueba a fin de ver si el sujeto reproduce siempre los mismos trazos o si difieren de un test a otro. En el primer caso, podemos estar seguros de que esos trazos correspondes a rasgos de personalidad constantes; en el segundo caso, por el contrario puede inferirse que la situación psicológica del sujeto varía según los momentos. En cierta medida una personalidad bien equilibrada, capaz de adaptarse dócilmente, presentara variaciones en sus garabatos sucesivos según las condiciones del ambiente. Por otra parte esas condiciones pueden ser provocadas

experimentalmente,

por

ejemplo

suscitando

en

el

sujeto

sentimientos momentáneos de exaltación o de depresión, se pueden obtener garabatos reveladores de esos estados particulares de ánimo. Del mismo modo , los garabatos hechos después de un psicodrama en que el sujeto, como ocurre a menudo a descargado fuertes pulsaciones agresivas , pueden expresar en sus trazos la liberación que se ha producido. Veremos por otra

parte que en el curso de una psicoterapia es posible a menudo seguir los procesos realizados a través de la evolución de los garabatos trazados después de cada sesión. CARÁCTER DINÁMICO DEL TRAZADO Como vimos los garabatos no son dibujos, sino un acto gráfico. Por lo tanto, la manera en que se hacen tiene tanta importancia como el trazado final y es indispensable observar al sujeto mientras hace sus garabateos. Es decir que debemos notar el punto de partida, del trazado su dirección progresiva o regresiva, ascendente o descendente, la zona que cubre primero y la rapidez de su ejecución, signos todos estos de los cuales veremos la importancia para la interpretación del test. Debemos consignar, por ejemplo, por tener un valor muy especial, la tendencia de algunos sujetos a volver a pasar una y otra vez, por el mismo lugar de la hoja, tendencia compulsiva ligada frecuentemente a una fijación morbosa relacionada con la zona en cuestión, cono ya lo hizo notar Meurisse. REACCIONES AFECTIVAS Hay que observar también las disposiciones afectivas, del sujeto en el momento en que garabatea. Los garabatos amplios y vigorosos se ejecutan en general, con alegría, y es evidente que, en este caso el sujeto siente un gran placer en exteriorizar sus pulsiones. Puede ocurrir aun, que el sujeto tenga luego, oscuramente, conciencia de haber hecho algo “inconveniente”

y dirija al psicólogo una mirada de

vergüenza o de temor. Los garabatos inhibidos, son hechos en la generalidad de los casos con mucha seriedad, y a veces con una disposición de ánimo melancólica. Una vez cumplido el test conviene consignar también la impresión afectiva producida en el sujeto por su realización. Algunos están contentos, otros en cambio, expresan su desconformidad. Señalemos, en particular el malestar que causa frecuentemente el garabato que pasa sobre el nombre, que es sucio o que está prohibido.

Veamos algunos que, habiendo casi borrado su nombre con sus garabatos, repasan luego todas las letras, para que sea nuevamente legible. También puede resultar interesante hacer interpretar los garabatos, por el autor mismo, en la medida en que este puede luego comprender el significado simbólico de su trazado. Anticipándonos a nuestro capítulo de interpretación podemos decir aquí que, en los garabatos se proyectan muchas pulsiones agresivas de las cuales el sujeto puede, a través de su ademan, tomar conciencia. He aquí dos ejemplos: El primero los proporciona un niño de 11 años muy celoso de su hermano menor, pero muy contrariado en su instinto de rivalidad por las severas censuras de sus padres; como consecuencia, se ha vuelto tartamudo; pero no tartamudea durante los psicodramas, cuando puede exteriorizar libremente sus pulsiones agresivas. Luego De uno de esos psicodramas trazo en los garabatos intensamente agresivos, con los cuales borró, en particular su nombre (del cual vamos a ver más adelante el significado). Invitado a decir q1ue piensa de sus garabatos, dice que es una explosión y que el “pajarito” se ha escavado hacia arriba a la derecha “donde está bien”. (fig. 1)

El segundo ejemplo es

de un hombre de 40 años, atacado de neurosis

obsesiva, caracterizado por dudas inconscientes, con rituales y verificaciones. Es sabido que, en esta neurosis, la carga agresiva interior es fuerte, pero que es anulada por una poderosa censura. Sin embargo en el caso de nuestro sujeto, las censuras ceden y dejan que se exteriorice, si bien en el plano puramente ideal, sin tentativas de realización, ideas de asesinar sobre todo a su esposa. Invitado hacer garabatos el sujeto no se presta a ello de buena gana; se somete, empero, y traza con bastante rapidez las volutas que vemos aquí; para terminar con un gesto violento que se imprime en el trazo grueso y negro en dirección H-D (hacia arriba y hacia la derecha), (fig, 2).

Interrogado, declara que eso le recuerda algunos informes que le tocaba redactar, informes que sus colegas escribían sin ningún cuidado, pero que se consideraba obligado a preparar con mucha conciencia. Ocurría, a veces, que al final inpaciente, garabateaba la hoja y la rompía, lo cual le obligaba a empezar de nuevo. Vemos, pues, actuar en sus garabatos el

mismo proceso dinámico que nos muestra la conciencia profesional incapaz de dominar por completo las pulsiones agresivas subyacentes. En el capítulo siguiente, a propósito de caso del joven Y ves, veremos otro ejemplo notable en la interpretación simbólica suministrada por el sujeto coincide con el análisis científico que se hiso.