Fundamentos Teoricos Del Quehacer Del Trabajo Social

PREGUNTA 25 ÁREA DE TEORIA SOCIAL: SEÑALE LOS FUNDAMENTOS TEORICO CONCEPTUALES EN LAS QUE SE SUSTENTAN LAS PROPUESTAS Y

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PREGUNTA 25

ÁREA DE TEORIA SOCIAL: SEÑALE LOS FUNDAMENTOS TEORICO CONCEPTUALES EN LAS QUE SE SUSTENTAN LAS PROPUESTAS Y ESTRATEGIAS DE DESARROLLO EXISTENTES E IDENTIFIQUE LOS RETOS SOCIALES DEL DESARROLLO COMO ORIENTACION GENERAL DEL QUEHACER DEL TRABAJO SOCIAL.

INDICE

INTRODUCCION

I. ANTECEDENTES

DE LAS

ESTRATEGIAS

DE DESARROLLO EN

AMÉRICA LATINA. 1.1 El modelo primario-exportador (1850-1930). 1.2 El modelo de sustitución de importaciones (1930-1982). 1.3 El modelo neoliberal (1983-¿?)

II. EL CONCEPTO DE DESARROLLO 2.1 Desarrollo sostenible 2.2 Desarrollo humano 2.3 Desarrollo Local 2.4 La Cooperación para el desarrollo local: ¿hacia un nuevo paradigma?

III. RETOS PARA EL TRABAJO SOCIAL 3.1 En relación al desarrollo local y regional. 3.2 En relación a la formación profesional. CONCLUSIONES

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo intenta dar a conocer los fundamentos teóricos que sustentan las estrategias de desarrollo. Para lo cual iniciaremos con una retrospectiva del Desarrollo en América Latina, la cual a manera de circulo vicioso funciona en el tiempo tratando de superar los problemas relacionados a la generación de empleo y su necesario correlato, la mejora de la calidad de vida.

Así, el desarrollo nos lleva a considerar nuevos modelos de desarrollo, es el caso del Desarrollo Sostenible, que supone una visión ecológica dentro de la planificación de desarrollo, Desarrollo Humano, que se basa en la dicotomía aumento oportunidades, aumento capacidades y por último el tan considerado actualmente, Desarrollo Local, cuya línea se basa en generar nuevas formas y nuevos estilos de gobierno de los territorios, lo cual demuestra la crisis de los modelos tradicionales.

Posteriormente analizaremos como la cooperación internacional ha promovido el desarrollo en países de América Latina. Por ultimo examinaremos los retos del trabajador social en relación al desarrollo local y en la formación profesional.

I. ANTECEDENTES DE LAS ESTRATEGIAS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA

Lamentablemente no existe en la actualidad una teoría del desarrollo de orientación general1 como lo fue la Economía del Desarrollo en la posguerra. Esa carencia se explica primordialmente por la naturaleza de la relación entre teoría e historia. El curso que tomó la economía mundial después de los sesenta significó un giro que llevó al desmantelamiento del enfoque de los primeros

teóricos

y

el

debate

subsiguiente

tendió

a

amplificar

considerablemente el análisis, de modo que el resultado fue un alejamiento de los principios generales. La insatisfacción con las propuestas provenientes del modelo de equilibrio general ha fortalecido un movimiento muy amplio de corte heterodoxo que ha efectuado aportaciones invaluables a la temática del desarrollo. Sin embargo, esos esfuerzos por si solos no brindan una orientación teórica capaz de sustentar con firmeza una estrategia de desarrollo para principios del siglo XXI. No obstante proporcionan ciertamente una base a partir de la cual debe efectuarse una cuidadosa labor de unificación teórica, contextualizada históricamente.

El desarrollo económico de América Latina ha sido una constante en la búsqueda de construcción de un proyecto de desarrollo en el marco de la inserción latinoamericana en la economía-mundo capitalista. A modo de antecedentes, se expondrán las principales características de los tres 1

Teoría del desarrollo, cambio histórico y conocimiento Un balance de enfoques analíticos y aportaciones teóricas Miguel A. Rivera Ríos1

principales modelos económicos establecidos en América Latina a lo largo de su historia, a saber: el primario-exportador (MPE), el de sustitución de importaciones (MSI) y el “modelo neoliberal” (MN). No existe la pretensión de hacer un análisis de tipo histórico, sino únicamente utilizar la historia para reflexionar, con los elementos que nos proporciona la teoría del desarrollo, sobre los rasgos principales de cada modelo, históricamente determinado. 2 1.1 El Modelo Primario- Exportador (1850-1930). Por “modelo primario-exportador” en América Latina se toma al amplio periodo histórico que comienza con los movimientos de independencia política a comienzos del siglo XIX y que culmina en el periodo de Entreguerras, cuando se colapsa el orden liberal encabezado por Gran Bretaña desde la Revolución Industrial. En esa etapa, los ejes del proceso de acumulación de capital fueron el sector agropecuario y la producción minera. Los países latinoamericanos se especializaron en la producción y exportación de productos primarios. El motor de la economía era el mercado externo. En el plano interno, se configuró un sistema productivo “dual”: un sector “moderno” integrado por el sector exportador desarticulado del resto de la economía; y un sector “atrasado” o de “subsistencia” orientado a abastecer los mercados locales y sus necesidades de autoconsumo. 1.2 El Modelo de Sustitución de Importaciones (1930-1982). El tránsito al modelo de sustitución de importaciones (MSI) fue un proceso desigual en América Latina. En los países en los cuales el MPE había logrado mejores resultados, como es el caso de los del Cono Sur y Brasil, y aún en 2

Modelos de Desarrollo y Estrategias Alternativas en América Latina Por: Arturo Guillén R

México, el crecimiento de ciertas industrias de bienes ligeros o de equipamiento (frigoríficos, por ejemplo) cobró impulso antes de la Primera Guerra Mundial, aunque fue este conflicto – que colapsó el orden liberal y la ola globalizadora de finales del siglo XIX -, así como la consecuente “gran crisis” que se desenvuelve a partir del mismo y que desemboca en la depresión de los años treinta, la que precipita la sustitución de importaciones y el viraje “hacia dentro”. Sin embargo, aún después de la Segunda Mundial algunos de los países “grandes” de la región realizaron algunos intentos frustráneos por regresar al modelo anterior, y muchos medianos continuaron en el mismo hasta bien entrada la década de los cincuenta (Venezuela, los países centroamericanos y los países del Caribe) El MSI atravesó por dos grandes etapas: la primera, la que el pensamiento estructuralista definió como “sustitución fácil”, que termina grosso modo a mediados de los años cincuenta, y la etapa de la “sustitución difícil” que culminaría en 1982 con el quiebre del modelo, a raíz de la crisis de la deuda externa.

1.3 El Modelo Neoliberal (1983-¿?). La crisis de la deuda externa de 1982 señaló el fin del MSI y el tránsito al MN. Pero cómo todos los quiebres históricos, el MN tiene antecedentes que lo anuncian. En América Latina desde 1983 los países latinoamericanos transitaron al MN, un modelo de economía abierta, orientado hacia fuera, caracterizado por la conversión de la exportación en el eje del régimen de acumulación. De hecho, como la ha planteado la CEPAL, el proceso de

transición al nuevo modelo siguió dos rutas diferenciadas. Por un lado, los países del Cono Sur, en los que se gestó una cierta “reprimarización” de sus economías, y por el otro lado, México y los países centroamericanos y del Caribe que se convirtieron en plataformas de exportación hacia Estados Unidos, mediante maquiladoras. El MN fue una consecuencia de las tendencias mundiales a proyectar los sistemas productivos hacia el exterior, como resultado de la crisis estructural iniciada a finales de los años sesenta en los principales países desarrollados. Esa crisis coincidió con la crisis del MSI en América Latina. La globalización se convirtió en una estrategia de “salida” de la crisis. A su vez, los grupos privados internos y los gobiernos de los países endeudados de la periferia encontraron en la globalización neoliberal, una opción para reconvertir sus empresas y enfocarlas hacia el mercado externo, principalmente hacia el mercado norteamericano. El fracaso del “ajuste ortodoxo” de los ochenta que postró a América Latina en una situación de estancamiento en la llamada “década perdida para el desarrollo”, sin resolver los desequilibrios que estaba llamado a superar, obligó al replanteamiento de las estrategias de reforma. A la nueva estrategia, que consistía en diez medidas de política económica que abarcaban desde la disciplina fiscal hasta la liberalización comercial y financiera, se le bautizó como el Consenso de Washington a partir del famoso artículo de John Williamson (1990). Por Washington, Williamson aludía “tanto el Washington político del Congreso y miembros principales de la administración, como el Washington tecnocrático de las instituciones financieras internacionales, las

agencias económicas del gobierno de EUA, la Junta de la Reserva Federal y los ‘think tanks’”. El Consenso de Washington no consistió meramente en un decálogo de política económica impuesto desde Washington, con la colaboración del FMI y el Banco Mundial, ni refleja únicamente una convergencia de ideas, sino que expresa, ante todo, un compromiso político, un entramado de intereses, entre el capital financiero globalizado del centro estadounidense y las élites internas de América Latina.

Aparte de la Economía del Desarrollo que se adopta como referente teórico, tenemos la interpretación tecnologista del milagro asiático apoyada en el evolucionismo y la emergente teoría del conocimiento y el aprendizaje. Otra interpretación tiene fundamentación institucionalista inclinada hacia Weber pero también con influencia norteamericana (Veblen). Por otra parte tenemos las teorías que discuten la transformación del sistema mundial desde el ángulo de la integración global de la producción (Gereffi o Ernst) o a partir de las revoluciones tecnológicas (Pérez); ambas se unifican con las otras corrientes interpretativas en virtud de que comparten la influencia y el interés en el milagro asiático y aunque tienen un estatuto analítico más amplio, conllevan importantes derivaciones a una teoría del desarrollo. Un lugar especial merece la teoría que concibe el desarrollo como proceso integral estructurado políticamente, nutriéndose del debilitamiento intelectual del modelo neoclásico ahistórico. La teoría organizacional tiene perspectivas de cumplir con el papel jugado por la Economía para el Desarrollo

en los

cincuenta-sesenta, es decir, actuar como un cuerpo teórico unificador y por ende capaz de integrar las aportaciones que provienen de las corrientes o escuelas más específicas. Como se indicó previamente, esas corrientes teórico-analíticas son heterodoxas, esto es, razonan históricamente y en consecuencia se sitúan al margen de los modelos de equilibrio general. La ortodoxia, sin embargo, se ha involucrado en el debate y ha fijado posiciones determinantes, adhiriéndose a un papel que puede ser concebido dentro del concepto de “ciencia normal” de Kuhn (1970). Bajo un enfoque conservador han censurado las hipótesis y los análisis más audaces

de la heterodoxia. Su crítica más importante fue contra el estructuralismo, en de un tono de impugnación cada vez más enérgico del intervencionismo estatal de orientación keynesiana, uno de los fundamentos de la modalidad activa de política industrial hasta los setenta. De esa ofensiva, que no sólo tuvo un carácter intelectual sino también político, emergió una nueva concepción del desarrollo basada en el automatismo de mercado o neoliberalismo. El señalamiento de que la crisis financiera de 1997-98 en Asia Oriental se debía atribuir a “capitalismo de compinches” (crony capitalism), que de acuerdo a ese análisis habría emergido de las políticas desarrollistas de décadas anteriores, especialmente en Corea del Sur, fue otra de las principales incursiones críticas de la ortodoxia. Habiendo signos de extravió en la actuación del Estado Coreano a partir de fines de los noventa y de creciente escepticismo sobre la reproducibilidad del Estado desarrollista, la crítica ortodoxa aportó poco a la investigación de los nuevos problemas sobre el papel del Estado.

Hacia los finales del siglo XX, 3en Europa y luego en otras partes del mundo, comenzó a apostarse por un modelo de desarrollo alternativo al neoliberal dominante en condiciones de un proceso globalizador apenas incipiente y, que ya es una realidad reconocida. Con fuerza comenzaron a exaltarse las potencialidades de las pequeñas y medianas empresas, al tiempo que los monopolios se metamorfoseaban. En tal

3

Objeciones a la teoría del desarrollo local (desde una perspectiva tercermundista) Lic. Pedro Tejera Escull , Universidad de Oriente

situación, se comenzó a hablar de desarrollo endógeno y de desarrollo económico local, primero y, desarrollo local después. Así surge la teoría del desarrollo local la cual trata del uso de las potencialidades no explotadas en las comunidades, que representan una reserva para enfrentar los aspectos excluyentes de la globalización neoliberal. Al analizar las experiencias prácticas teorizadas se aprecia que son más significativos los éxitos en las localidades europeas; no así en otras áreas del mundo.

I.

EL CONCEPTO DE DESARROLLO

El desarrollo ha sido un tema preferentemente analizado desde la óptica de la ciencia

económica,

siendo

concebido

como

sinónimo

de

crecimiento

económico. Sin embargo, como señala Bunge, éste es un punto de vista unilateral y por lo tanto erróneo (Bunge, 1985: 123). El desarrollo es un proceso complejo que comprende elementos biológicos, económicos, políticos y culturales que deben analizarse desde una perspectiva sistémica. Por otra parte, tampoco es correcto asimilar el desarrollo y el subdesarrollo como un sólo proceso. Estos deben distinguirse y relacionarse entre si, «en lugar de confundirlos o sostener dogmáticamente que algunos de ellos (por ejemplo el económico) es el dominante, al cual están subordinados los demás (Bunge, 1985: 124). Esto tiene dos importantes consecuencias para el estudio del desarrollo. En primer lugar, todo modelo o plan de desarrollo debería considerar estas variables mencionadas. En segundo lugar, una visión sistémica del desarrollo

permite aseverar que «no existe un único indicador de desarrollo, ni siquiera una batería de indicadores del mismo tipo, por ejemplo económicos. Un indicador fidedigno de desarrollo no puede ser un número único (tal como el PIB) sino un vector con componentes biológicos, económicos políticos y culturales de diverso tipo: dominantes o débiles, relativos o absolutos, aislados o sistémicos, descriptivos o normativos» (Bunge, 1985: 128). Finalmente, una visión sistémica del desarrollo exige que la planificación del desarrollo sea realizado por equipos multidisciplinarios y la evaluación de su ejecución se efectúe teniendo en cuenta indicadores de los tipos señalados (Bunge, 1985: 126). El desarrollo debe también generar una dinámica de modernización, es decir, el surgimiento de «la actitud, de la creencia, de que la sociedad puede y debe transformarse, de que el cambio es deseable» .Es necesario que las sociedades

en

desarrollo

se

adaptasen

de

forma

creciente

a

las

transformaciones que conllevan un proceso de modernización. Estos cambios son de naturaleza intelectual, política, económica, psicológica y sociales (véase Black, 1979: 233-249). El no considerar estos aspectos ha sido una de las grandes limitaciones de los planes de desarrollo en los países del Tercer Mundo. Como expresa Bunge (1985: 66), «la mayoría de los planes de desarrollo concebidos para dichos países se deben a economistas que han ignorado las circunstancias y los valores culturales y políticos, y han sacrificado deliberadamente las necesidades culturales y las aspiraciones políticas del pueblo para alcanzar un objetivo a toda costo, sea industrialización, sea estabilización de la moneda».

Esto es particularmente válido para explicar las experiencias de programas de desarrollo en América Latina, que excluyeron elementos políticos y culturales, lo que a su vez es contradictorio, pues fue en América Latina donde se discutió, en el seno de la CEPAL, un programa global de desarrollo que no sólo incluía variables económicas sino también políticas y sociales. A pesar de algunos esfuerzos muy reconocidos por superar los problemas locales urbanos, es imperiosa la necesidad de considerar en la Administración y Planificación Local otros paradigmas y los modelos de desarrollo, tales como: el Desarrollo Sostenible y/o Sustentable, el Desarrollo Humano; hace un buen tiempo que vienen siendo difundidas, pero esta parte del mundo tiene una realidad en el que los intentos para impulsar estos modelos de desarrollo, no han sido eficaces durante la pasada década. Los pocos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento fragmentado y no coordinado y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo, han frustrado los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo sostenible, desarrollo humano entre las necesidades económicas y sociales de la gente y la capacidad de los recursos terrestres y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras.

I.1

Desarrollo Sostenible.

“... El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

(Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Estocolmo 1972 – Río de Janeiro 1992) . El plan urbanístico debe adaptarse al territorio físico y al entorno natural de la ciudad (urbanismo sostenible): no es posible ya en el siglo XXI que aun no se incorpore los criterios de sostenibilidad y de respeto del entorno, en la planificación del desarrollo de todo tipo de Asentamiento Humano. Por ello, los planes y su gestión posterior deben tender a conseguir los objetivos generales siguientes:  Los planes de desarrollo local deben potenciar y aplicar en su contenido las ventajas ecológicas de las ciudades. Los planes deben introducir el medio ambiente y el paisaje en el modelo de ordenación y desarrollo territorial. Han de superarse las presiones de los intereses económicos, vinculadas a determinadas empresas, y otras influencias de carácter general que proporcionan modelos no surgidos del propio lugar.



Han de superarse los modelos de planificación urbanísticas tecnocráticas, que se basan solo en análisis cuantitativos de la población y de las actividades y las visiones y análisis planimétricos, que pueden y deben complementarse con otros enfoques más cualitativos, como la diversidad del paisaje, el análisis del agua y del suelo, el análisis de los fenómenos sociales y la economía urbana. Este tipo de enfoque requiere saltar la escala local para pasar a visiones más amplias y así coordinar con las demás escalas de gobierno.

 Los planes deben también tener en cuenta criterios de sostenibilidad. Los puntos principales del mismo son:  Integrar el planeamiento urbanístico y los medios de transporte.  Reducir las distancias peatonales en el diseño del tamaño de la ciudad.  Promover métodos de planificación y de gestión urbanística sostenible.  Promover desarrollos urbanos y de edificios con criterios de ahorro energético.  Promover ciclos sostenibles de producción y reciclaje de los residuos.  Promover el uso de materiales locales y no contaminantes.  Promover la participación de los usuarios en el diseño de la ciudad y sus edificios.  Reducir el consumo abusivo y prever el reciclaje del agua para usos urbanos.  Reservar los recursos naturales (agua y suelo) en su ordenación.  Promover los principios para la ciudad sostenible (ver Cuadro N.º 4).

d) Los planes deben tener una concepción más integrada de las funciones y actividades, que permita una ordenación urbanística mixta, no segregada entre las diversas zonas urbanas. Una ciudad integrada o mixta, o al menos no segregada espacialmente, es una ciudad más sostenible e igualitaria. Permite un mejor, fácil y más cómodo desarrollo de las funciones y actividades humanas sobre el espacio.

2.2 Desarrollo Humano Desde 1990, el PNDU viene difundiendo y trabajando con el paradigma de “Desarrollo Humano”, el cual se enriquece de anteriores formulaciones en el ideal de desarrollo de la persona y los pueblos. “El Desarrollo Humano es un proceso mediante el cual se busca la ampliación de oportunidades para las personas, aumentando sus derechos y capacidades. Este proceso incluye varios aspectos de la interacción humana, tales como: la participación, la equidad de género, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos y otros que son reconocidos por la gente como necesarios para ser creativos, productivos y vivir en paz ” (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2002). Según este paradigma de desarrollo, el desarrollo no se expresa exclusivamente en el crecimiento económico. Este es un medio y no el fin del desarrollo.

El fin del desarrollo tiene que ver con la existencia de oportunidades para todos, con la posibilidad de que la gente viva más años, con mejor calidad de vida, con el acceso a la educación, al cultura y a otros aspectos que se permitan su plena realización. El desarrollo debe ser de las personas (ampliación de sus capacidades y oportunidades), por las personas (hecho por ellos mismos); y para las personas” (asumiéndolas como objetivo principal). Por esto, el desarrollo humano es un resultado que se puede alcanzar dentro de distintos modelos económicos, si se utilizan de la mejor manera posible las potencialidades humanas y colectivas. No es una receta de cómo lograr el progreso, sino una forma de enfocar los procesos económicos, políticos y

sociales, de tal manera que se puede alcanzar resultados en varias dimensiones humanas. Existen cuatro elementos esenciales del desarrollo humano: 1) Productividad: Es preciso posibilitar que las personas aumenten su productividad y participen plenamente en el proceso de generación de ingresos y en empleo remunerado. 2) Equidad: Es necesario que las personas tengan acceso a la igualdad de oportunidades. Es preciso eliminar todas las barreras que obstaculizan las oportunidades económicas y políticas, de modo que las personas puedan disfrutar de dichas oportunidades y beneficiarse con ellas. 3) Sostenibilidad: Es menester asegurar el acceso a las oportunidades no solo para las generaciones actuales, sino también para las futuras. Deben reponerse todas las formas de capital: físico, humano, medioambiental. 4) Participación: El desarrollo debe ser efectuado por las personas y no solo para ellas. Es preciso que las personas participen plenamente en las decisiones y los procesos que conforman sus vidas.

2.3 Desarrollo Local Se puede decir que uno de los objetivos de esta línea de trabajo es la de generar riqueza en un territorio. Los instrumentos para esto son, por ejemplo, el fortalecimiento de las empresas existentes, la atracción de nuevas empresas e inversiones, la integración y diversificación de la estructura productiva, el

mejoramiento de los recursos humanos del territorio, y la coordinación de programas y proyectos. Los impactos esperados son la activación de la economía local, el aumento de ingresos y empleo, el aumento de la productividad y la calidad del empleo, el aumento de la recaudación municipal y, en un sentido más amplio, una mejor calidad de vida. En este campo podemos claramente identificar instrumentos útiles para llevar adelante cada una de estas acciones. Los principales programas de desarrollo local son los que refieren a la dinamización empresarial (fortalecer y atraer empresas), el fomento del empleo (políticas activas de empleo) y el asociativismo municipal (búsqueda de escalas productivas desde el territorio).

2.4 La Cooperación para el desarrollo local: ¿hacia un nuevo paradigma? En este marco, la cooperación internacional está a la búsqueda de un nuevo paradigma. Debe partir de la base de que después de varias décadas de cooperación, los programas, tal como están concebidos, han fallado. No hay evidencia conclusiva de que hayan promovido sostenidamente desarrollo económico y social en los países de América Latina. La pobreza no ha bajado y la exclusión es creciente. El proceso de los programas de apoyo es que han sido, frecuentemente, más asistenciales y menos de desarrollo. Si bien se trata de un proceso dinámico, donde hay cambios y nuevas formas de cooperar, todavía no se ven cambios sustanciales. Ahora bien, es un juego que todos, en mayor o menor medida, hemos jugado. Si lo reconocemos, cambiemos.

A partir de un trabajo recientemente distribuido, se avanza en algunos puntos de agenda para resolver esta situación, transfiriendo capacidades y no sólo recursos. Se plantean diez puntos que debería tener presente la cooperación para enfocar en este marco: 

Todo proyecto de desarrollo debe tener un producto residual que sea mejorar la capacidad de concertación de la sociedad. Es un resultado que siempre debe estar presente.



Que las intervenciones no generen ruptura de los niveles de concertación previos. Frecuentemente hay impactos negativos por romper procesos previos. Que los proyectos no generen disminución de la cultura democrática, de reducción de la participación.



Se apoyan comunidades, no proyectos. El tema es la sociedad y sus articulaciones, donde debemos considerar especialmente el peso del actor político.



Los fondos son lo menos importante que los donantes pueden ofrecer. El tema es la lógica de fondos.



Permanecer con el proceso es uno de los principales aspectos a considerar. El desarrollo de lo cívico, entendido como interés público, como lo político entendido en sentido amplio.



Apoyar la flexibilidad y la capacidad del staff más que los fondos.



Ser menos estratégico y más vinculado a las necesidades inmediatas. Que la cooperación responda a la demanda de las comunidades. Que lo estratégico sea promovido desde adentro y no por la cooperación.



Apoyar a las comunidades a darse su tiempo en diseñar su proyecto. Respetar los tiempos de la comunidad, no de la cooperación.



Apoyar a las comunidades en retroceder y repensarse en torno a lo que han hecho más que urgirlos en concluir los reportes.



Los donantes no pueden desarrollar países, son los ciudadanos los que desarrollan los países.

En este marco hay algunos puntos a considerar especialmente y que merecen discusión:  Los actores, especialmente el rol del actor político, en los procesos de desarrollo local. Las Municipalidades, como nunca, tienen la oportunidad de ser actores claves de desarrollo, pero también más que nunca deben ganarse el lugar, a través del relacionamiento, la influencia y su capacidad de concertar. La legitimidad electoral, importante, es sólo una de las legitimidades presentes en el medio local. ¿Cuál es la institucionalidad del desarrollo local? Se debe tener cuidado con las agencias de desarrollo local vista como una “tecnología” impuesta al territorio, por el contrario, deben ser parte de un proceso, el cual, en un determinado momento, necesita de institucionalidad. Esto es después y no antes de construir las condiciones mínimas a nivel de los actores y la sociedad. Los procesos de desarrollo local deberán tender a la integralidad o no serán tales. En ese sentido, no es conducente caminar hacia procesos de desarrollo económico local en sentido estricto. El tema estratégico es la construcción de capital social como objetivo para un mayor y mejor manejo del excedente

económico local. En la situación actual, y en el mejor de los casos, podremos obtener un cierto crecimiento a nivel local, de los frutos del cual no serán capaces de apropiarse los actores locales.

 Es necesario un cambio de lógica en todas las cabezas. De la lógica vertical y sectorial, centralista, a la lógica horizontal, de redes, con el territorio como espacio idóneo para articular. En este plano está dada la potencialidad del desarrollo local. Se trata del momento en que se rompen las lógicas centralistas, que se comienzan a combinar con lógicas locales, participativas y pensadas para el territorio. Es el paso, como señala Barreiro, de pasaje de la “participación ideológica” a la “participación pragmática”, con objetivos y resultados claros y palpables. El desarrollo local no es, no puede ser, un proceso autárquico. Debe articularse con los procesos nacionales. La acción local será más útil si la unimos a una acción por cambiar los marcos nacionales de desarrollo. Las políticas nacionales de desarrollo local deben ser un objetivo de quienes trabajamos en desarrollo local y seguramente de la cooperación. En este sentido, podemos decir que el desarrollo local es más político que económico. Los procesos de desarrollo local son también procesos inducidos, es decir, son el resultado de una acción de los actores o agentes que inciden con sus decisiones en el desarrollo de un territorio determinado16. Son procesos que necesitan de agentes de desarrollo, con determinadas capacidades. Fortalecer y crear esas capacidades es un rol muy importante que la cooperación puede cumplir.

III. RETOS PARA EL TRABAJO SOCIAL 3.1 En relación al Desarrollo Local y Regional 

El desarrollo local debe aportar la convergencia de actores, fuerzas y recursos para nuevas formas de cooperación que permitan generar iniciativas de desarrollo incluyente e integral.



Debe existir intersectorialidad en la ejecución de la política pública, papel del trabajo social en la intersección, en tanto hace presencia entre el estado y la sociedad civil.



El papel de las redes sociales horizontales son relevantes en el avance de la formación.



Grupos como los ecologistas e indigenistas como voceros de un nuevo desarrollo humano.



El territorio debe asumirse como espacio habitado.



El capital social comunitario es la capacidad de una comunidad de generar normas consensuadas, a través de relaciones de confianza y cooperación para concretar el interés de lo público y comunitario.



La identidad cultural no sólo debe ser tomada como sentido de pertenencia; también constituye “fuerza” para pensar juntos el futuro.



Para ser actor social no se necesita vivir en un territorio, sino actuar dentro de las relaciones de poder e intereses.



Los cambios en las competencias y funciones municipales abren espacios para el Trabajo Social.



Los procesos locales incluyen el papel para realizar concertación desde el municipio con las organizaciones sociales de base, las empresas y el gobierno central.

3.2 En Relación a la Formación Profesional 

Se deben tener en cuenta para la formación, los enfoques de desarrollo humano, en el análisis cultural y en el concepto del territorio.



Es necesario el desarrollo de capacidades para la memoria local y la sistematización.



La paz y justicia social no son temas nuevos para Trabajo Social, pues históricamente ha trabajado por el reconocimiento de la singularidad y en contra de cualquier tipo de esclavitud.



Las modalidades participativas como la planeación y el presupuesto, deben ser impulsadas desde Trabajo Social.



Los análisis de la política pública en lo local deben comprender lo político y lo técnico y mirar su articulación con el plan de desarrollo. Se requiere mayor investigación desde Trabajo Social para efectuar balances críticos y prospectivos, desde la complejidad; clarificar líneas al respecto.



Las puestas pedagógicas y didácticas deben replantearse para una mayor estructuración de pensamiento de las y los estudiantes.



Urge una mayor formación democrática en profesores y estudiantes, y preocupación mayor de las escuelas por la formación política en el currículo.



El trabajo en las dicotomías ciudad-región, campo-ciudad, producción de alimentos-consumos, debe abordarse para retroalimentar, articular y potenciar, desde miradas sistémicas.

CONCLUSIONES



El

desarrollo

es

proceso

multidimensional

que

involucra

factores

económicos, sociales, políticos y culturales. 

Los resultados del MN han sido funestos. Mediante su implementación no ha habido crecimiento, ni fortalecimiento de la planta productiva, desarrollo científico y tecnológico, ni progreso social. En ver vez de avanzar en materia de desarrollo económico y social se ha retrocedido, lo que amenaza la estabilidad social y la gobernabilidad política.



Se requiere de una estrategia interna orientada a recuperar el crecimiento, elevar los niveles de empleo, satisfacer las necesidades básicas de la población y eliminar la pobreza extrema.



Para que el desarrollo sea eficiente debe verse desde una visión sistémica, planificados por equipos multidisciplinarios y evaluados en base a los indicadores biológicos, políticos, culturales, económicos, etc.



Los modelos de planificación urbanística deben complementarse con enfoques cualitativos que permita una ordenación urbanística mixta, aumentado las sostenibilidad de los territorios.



Si bien es cierto el desarrollo humano, busca el desarrollo de capacidades de las personas mejorando su nivel de vida y capacidades, este paradigma

de desarrollo es meramente económico, por lo cual constituye un medio, pero no el fin del desarrollo. 

El desarrollo histórico de la profesión muestra que desde su aparición fue utilizada por la clase dominante para reducir las tensiones sociales derivadas del proceso de producción capitalista y su correspondiente explotación de las personas. Sin lugar a dudas, puede afirmarse que las diferentes formas de tecnificar o profesionalizar el asistencialismo, no tomaron en cuenta la incorporación de conocimientos y metodologías que precisamente permitieran la superación real de la pobreza y la plena participación de las personas en la atención de sus necesidades



El empleo debe constituir un eje en las estrategias de desarrollo para América Latina. El mismo no es solamente dependiente del crecimiento económico, sino que deben existir políticas y acciones que lo vinculen fuertemente a la calidad de vida y a la apropiación por parte de los ciudadanos y los territorios de los frutos de ese crecimiento.

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