Fundamentos para jugar billar

Fundamentos La empuñadura El puente La posición del cuerpo El brazo derecho La línea del tiro LA EMPUÑADURA Para jugar

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Fundamentos La empuñadura El puente La posición del cuerpo El brazo derecho La línea del tiro

LA EMPUÑADURA

Para jugar bien al billar, a lo primero que nos enfrentamos incluso antes de acercarnos a la mesa es a la acción de coger el taco. En realidad tener una empuñadura correcta es muy sencillo, es casi más complicado cogerlo incorrectamente aunque con frecuencia nos encontramos con principiantes que agarran el taco con las yemas de dos o tres dedos, como si tuvieran miedo de romperlo. El taco hay que sujetarlo con toda la mano, con firmeza, pero con relajación; es decir, sin ahogarlo pero sin que baile en la mano. La altura de la maza a la que vamos a cogerlo dependerá de la posición de nuestro cuerpo (en concreto, los hombros) y la veremos más adelante. EL PUENTE Para un principiante resulta más sencillo realizar un puente abierto que uno cerrado, y se puede jugar perfectamente y al mejor nivel con el primero así que nos concentraremos en él. Debemos tener claro que lo que buscamos es un soporte para el taco lo más compacto posible. Vamos a ver cómo conseguirlo.

Lo primero que debemos hacer es situar la mano izquierda bien abierta y con todos los dedos bien separados, con naturalidad sobre el paño, con toda la palma tocando el mismo y los dedos hacia arriba y hacia la derecha, con relación a la línea del tiro que queremos realizar. Una vez hecho esto sólo necesitamos juntar bien el pulgar y el índice (el pulgar debe apuntar hacia arriba todo lo que podamos) y ahuecar la mano como si tiraran de nuestros nudillos hacia arriba, de forma que la palma se separe del paño y sólo los dedos y las partes más carnosas junto a la muñeca toquen el mismo. El taco va a deslizarse en la 'v' formada entre el pulgar y el nudillo del dedo índice. La cantidad de elevación que le demos

a los nudillos nos servirá para atacar la bola blanca más arriba o más abajo (para qué necesitamos hacer esto lo veremos más adelante). La distancia a la que situemos nuestro puente con relación a la bola blanca dependerá de la cantidad de velocidad que queremos imprimir al tiro, y lo veremos más adelante, en principio podemos poner como referencia unos 15 cm. LA POSICION DEL CUERPO · Las piernas

Para colocar nuestro cuerpo correctamente ante la mesa, nuestros pies deben estar abiertos unos 45º y el pie izquierdo debe estar en línea con nuestro tiro, aunque como ninguno tenemos la flexibilidad de una gimnasta de doce años se permite girar ligeramente el pie izquierdo hacia dentro (unos grados). Nuestras piernas deben estar ligeramente flexionadas y el peso debe descansar perfectamente sobre ambos pies, sin que exista más peso en alguno de ellos, o en nuestros talones o puntas de los mismos. Debemos buscar completa estabilidad. El peso debe caer a plomo hacia el suelo bajo nosotros -y esta es la sensación que debe tener el jugador. De esta forma si nos dieran un pequeño empujón en cualquier dirección, deberíamos ser capaces de mantener nuestra posición (sin caernos) sin esfuerzo.

El tronco Ahora viene lo más delicado, especialmente para el principiante... Aunque lo cierto es que muchos jugadores de buen nivel descuidan este punto que resulta fundamental. Se trata del tronco, o de ‘cómo bajarse' a la mesa.

El error más común, como se muestra en la foto, entre jugadores noveles y más experimentados, es bajar el tronco hacia la mesa. Esto provoca los siguientes problemas, también comunes: No existe espacio para mover el taco (éste te encuentra demasiado cerca de nuestro pecho, hasta el punto de pegarnos puñetazos cuando atacamos una bola con cierta fuerza). El hombro derecho no está sobre el taco, con lo cual, o bien el brazo pierde la línea, o bien el codo queda hacia fuera, con lo que igualmente perdemos línea de tiro (que veremos más adelante), y nuestra rectitud en la entrada o ataque sobre la bola blanca se ven perjudicados.

El tronco hay que bajarlo hacia la derecha en relación al tiro. Esto nos obligará sin duda a situar los pies más a la izquierda de lo que lo haríamos si nos bajáramos hacia la mesa. La posición correcta de los pies la iremos controlando con la práctica, aunque el secreto sigue siendo la estabilidad del peso del cuerpo. La bajada en la foto en la correcta. Compárese especialmente la inclinación de la columna vertebral en ambas fotos. Ciertamente no somos máquinas que nos descoyuntamos y ponemos un brazo aquí, una pierna allá y la cabeza en la mesa de al lado pero este punto es importante cuidarlo con el mayor celo pues la mejora en espacio, rectitud, ataque y calidad (¡sí, sí, por ese orden!) va a ser enorme. Llegado a este punto nos hacemos una pregunta: ¿a qué distancia debe estar nuestra cabeza, nuestra barbilla, del taco?

En el billar americano entronerar la bola objetiva se convierte, aparte de en uno de nuestros objetivos cuando aprendemos, en un requisito indispensable si queremos continuar jugando y no sentarnos en la silla a mirar jugar a nuestro adversario. Y mejorar el punto de bola se hace indispensable, especialmente para las bolas más cortadas o más alejadas de la tronera. Está demostrado y además es lógico que se apunta mejor cuando la distancia entre la flecha del taco y nuestra barbilla es menor. Así que eso será lo que intentemos cuando juguemos a nuestro juego: pegar la barbilla a la flecha del taco todo lo posible, hasta el punto de... hum... casi tocarla en algunos momentos del limado, y tener la cabeza bien recta sobre la flecha. Yo no quiero decir que no se pueda alcanzar un estupendo nivel jugando un poco más erguido pero sí es cierto que la pauta común en los jugadores de billar americano, y en especial en los de snooker, donde la mesa es más grande y las troneras más pequeñas, es jugar con la barbilla pegada, incluso literalmente, al taco. Tenemos que sentir cómo estiramos, cómo los hombros buscan estar más en línea del tiro (aunque no llegan a estarlo, la línea la forman en realidad la cabeza, bien pegada al hombro izquierdo, y el hombro derecho). Por supuesto no vamos a hacerlo perfecto el primer día, pues el cuerpo tiene que ir acostumbrándose a estirar, pero lo ideal será sentir cómo estiramos un poquito más cada día, eso sí sin forzar demasiado y hacernos daño. Tras todo esto la sensación debería ser tener el taco al lado derecho del cuerpo, y no bajo el cuerpo en realidad.

EL BRAZO DERECHO

Si hemos seguido todos los pasos anteriores correctamente, nos será muy sencillo ‘colocar' el brazo derecho en su sitio... al menos en teoría. Dejémoslo en que será más fácil hacerlo bien si la posición de nuestro cuerpo es la correcta. El brazo estará en línea con el taco y nuestro codo, antebrazo y muñeca deberán caer naturalmente hacia el suelo de forma que se encuentren en la línea del tiro. La muñeca dejará caer el taco por su propio peso de forma que éste coincida con el hueso del antebrazo. La posición del antebrazo con respecto al suelo debe ser, para cualquier tiro, perpendicular al suelo justo en el momento del impacto. Esto nos garantiza un recorrido de limado cómodo a la vez que el recorrido de entrada también será cómodo, y además que atacaremos la blanca en el momento en el que el brazo puede imprimir máxima calidad a nuestro ataque. LA LINEA DEL TIRO

Una vez seguidos todos los pasos para colocarnos correctamente, la línea del tiro deberá estar formada por: - El taco - La barbilla - El hombro derecho - El brazo derecho - El codo derecho - El antebrazo derecho - La muñeca derecha Por supuesto nadie nos va a garantizar una entrada perfectamente recta y no fallar ni una

bola si cumplimos todos estos requisitos, pero las opciones de conseguirlo van a aumentar considerablemente.

Jugando la blanca El limado El ataque _________________________________________

EL LIMADO Llamamos limado al movimiento de vaivén de preparación que realizamos con el taco y en el que la punta del mismo se desplaza desde nuestros dedos de la mano izquierda hasta unos milímetros detrás de la blanca. Lo más importante que tenemos que hacer al limar es procurar que el limado sea fluido y recto. Nunca se insistirá lo suficiente en este punto. Nuestro objetivo es conseguir que nuestra entrada sea a su vez fluida y recta, y con esto ganaremos precisión y calidad en el impacto, con las lógicas ventajas que esto nos reportará. Un limado fluido consistirá en un movimiento rítmico y constante del taco, nada de movimientos espasmódicos ni frenazos bruscos en cualquiera de los momentos del limado. Es importante también que la velocidad de éste sea igual o similar a la que luego pretendemos imprimir a la blanca. Recordemos que estamos preparando el tiro. La rectitud del limado casi se explica por sí sola pero qué duda cabe que si el objetivo es 'situar' la blanca en un lugar concreto con la máxima precisión, será más útil atacarla con rectitud hacia ese punto, y esto será difícil de conseguir si por el camino hacia la bola la punta del taco describe una trayectoria más serpenteante que recta. Un limado correcto, es decir, fluido y recto, es probablemente lo más importante de todo lo que podemos hacer (y entrenar) para jugar bien a este juego. Con el limado perseguimos además los siguientes objetivos: - Relajar. Con el limado perseguimos relajar y preparar completamente nuestro cuerpo, en especial nuestro brazo derecho, responsable final del resultado de nuestra jugada. - Afinar la línea del tiro. El tiro, el contacto con la blanca, al fin y al cabo no es sino la continuación de nuestro limado, y la calidad de dicho contacto dependerá directamente de lo que hayamos hecho al limar. ¿Cómo conseguir todo esto? Bien, como doy por sentado que nuestra alineación es correcta, lo único que necesitamos es mover el antebrazo atrás y adelante tratando de dejar

el codo lo más quieto posible. Sin embargo, por una cuestión de física elemental, si llevamos el taco hacia atrás y no movemos el codo en absoluto, la maza se elevará sobre la mesa, lo cual, como más adelante veremos, se traducirá en una entrada algo más pobre, en una pequeña pérdida de calidad. Para solucionar esto, se permite bajar ligeramente el codo al llevar el taco hacia atrás. En la práctica totalidad de los tiros en billar americano el ideal será tener el taco lo más paralelo posible a la mesa en todo momento (de hecho, si a menudo no lo está totalmente es porque hay que salvar una banda) para mejorar la calidad de corridos y retrocesos y por un tema de compensación de efectos que veremos más adelante. De todas formas, lo más importante sigue siendo la fluidez y la rectitud (¿lo había dicho ya...?).

EL ATAQUE Podría decirse que el ataque sobre la bola blanca, también conocido como entrada, es el alma del billar. Ningún principiante puede pretender alcanzar un nivel aceptable sin trabajar y mejorar su entrada sobre la blanca. De hecho son muchos los jugadores del más alto nivel que siguen trabajándola durante toda su vida. Un buen ataque sobre la bola blanca se produce cuando se cumplen las siguientes premisas: - El recorrido de la suela del taco es bien recto. Esto vuelve a explicarse por sí solo y será más fácil conseguirlo cuando nuestro limado ha sido bien recto. Es de lo más usual encontrarse con jugadores que imprimen con su muñeca un ligero giro hacia la derecha al taco en el momento del ataque, algo que incluso parece natural. Bien, si son capaces de hacerlo conservando la rectitud, este giro no influye mayormente en el impacto con la blanca ni la calidad del tiro, aunque obviamente para conseguir esta rectitud girando así la muñeca habrán debido modificar la línea del brazo o antebrazo (¡o ambos!) con lo que ya nos encontramos un pequeño vicio corregido con otro vicio. Para el principiante, sin duda lo mejor será intentar hacer las cosas bien desde el principio. - La velocidad de la entrada es uniforme. De nuevo un limado a una velocidad uniforme va a ayudarnos decisivamente a cumplir este objetivo. - La suela alcanza cierta profundidad de penetrado. La gran mayoría de los tiros en billar americano nos exigirá esto, y conseguirlo sí que ya no depende sólo de nuestro limado. Son muchos los jugadores que hacen un limado medianamente correcto y luego atacan la blanca 'cortando' el tiro. Así, el penetrado es muy pequeño y el recorrido en el que el taco ‘agarra' la blanca, mucho menor, con lo cual no podemos esperar ni mucha fidelidad con la dirección que esperábamos de la bola blanca, ni una gran calidad. Es fundamental que la suela traspase unos centímetros la posición en la que se encontraba la blanca. Así conseguiremos acompañar el tiro durante el tiempo y el espacio suficientes para ‘sujetar' la bola (especialmente si buscamos algún impacto fuera del centro de la blanca) y darle con la

máxima precisión la dirección (rectitud) que deseamos. Sin embargo esto no debe confundir al principiante y hacerle realizar un ataque de un metro o metro y medio que haga bajar su codo derecho y perjudique seriamente su rectitud en la entrada. No existe ningún tiro en el billar en el que la ganancia de calidad (por otro lado discutible) haga que merezca la pena una entrada en la que el codo derecho baje de su posición más que un par de centímetros (y tal vez ni siquiera eso), con lo que intentaremos mantener el codo lo más quieto posible en el momento del impacto. Tendríamos que ser auténticas máquinas para bajar el codo casi hasta el nivel de la mesa y conseguir que tanto éste como la muñeca y bueno, todo el brazo en realidad, guarden la rectitud. Para intentar convencer al principiante de este punto sólo hay que invitarle a que eche un vistazo al juego de los mejores jugadores para que se de cuenta de la calidad de efecto que son capaces de obtener sin bajar lo más mínimo el codo derecho. En definitiva, podemos pretender atacar la blanca penetrando hasta unos pocos centímetros más allá de su posición (todo lo que nos permita controlar el codo derecho) sin dudar que vamos a conseguir prácticamente la máxima calidad posible con el tiro, al menos después de unas cuantas horas de entrenamiento.

Fuerzas La cantidad de fuerza que necesita un tiro determinado para llevar la bola blanca al sitio correcto para el siguiente tiro es algo que iremos afinando con el tiempo, pero que podemos trabajar específicamente para que luego nos resulte más sencillo aplicarlo en una partida. Más adelante veremos que la fuerza necesaria para la mayoría de los tiros es menor que la que a menudo se aplica, y parece lógico que los tiros que precisen de menor fuerza serán los más fáciles de controlar y de ejecutar con mayor precisión y rectitud. Para practicar las diferentes fuerzas que podemos aplicar a un tiro, y ser capaces de diferenciarlas y controlarlas, podemos intentar jugar bolas a lo largo de la mesa con fuerzas del 1 al 10. Vamos a ver cómo jugar bien cada una de las fuerzas. La fuerza 1 sería la mínima con la que atacaríamos la bola como para que cayera llorando en la tronera (¡ojo, no es tan fácil!, y por cierto, es preferible quedarse justo corto que pasarse de fuerza y pensar que se está haciendo bien). La fuerza 10 sera toda la que podamos aplicar al tiro, y que seamos capaces de controlar con razonable precisión. Estos tiros nos servirán más adelante para las bolas presionadas, pero evidentemente, no sirve de nada presionar una bola con la fuerza de un saque si luego no somos capaces de acercar siquiera la objetiva a la tronera. El objetivo de practicar la fuerza 10 es realizar un tiro con gran velocidad de ataque, pero en el que confiemos. En el que nos concentremos especialmente en la rectitud, y en acabar bien quietos después del disparo. La fuerza 5, por lo tanto, puede ser la que aplicaríamos a un tiro normal, bien penetrado y

cómodo. A partir de aquí, las demás fuerzas deben ser practicadas hasta que se vayan 'sintiendo'. Por ejemplo, entre la fuerza 1 y la 5, encontrar el término medio justo sería acercarse a una fuerza 3. Y luego, al buscar un término medio entre esta fuerza 3 obtenida y la fuerza 5, o la 1, estaríamos buscando una fuerza 4 ó 2, respectivamente. Este mismo sistema se aplicará para calibrar las fuerzas entre la 5 y la 10. Con algo de práctica se llega a diferenciar las fuerzas con precisión. Como ejercicio interesante invito al alumno a que disponga las bolas del 1 al 10 sobre la mesa al azar y trate de aplicar la fuerza que le indique cada bola. Este es un modo de cambiar rápidamente entre diferentes fuerzas.

El punto de bola Lo más importante para el principiante, y qué duda cabe de que lo que causa mayor satisfacción, es ver cómo la bola objetiva se dirige hacia la tronera, y allí desaparece. Yo siempre digo que en el billar americano lo realmente importante es mover la bola blanca (y saber cómo hacerlo), y que meter la bola no es lo importante sino 'simplemente' una premisa indispensable para continuar en juego. En fin, allá cada cual con su forma de entender el billar pero nadie me negará que si en lugar de una bola larga y fina, nos la dejamos más cerca de la objetiva, y menos cortada, el punto de bola perderá mucha importancia. Pero ¿qué es eso del 'punto de bola'?

Llamamos punto de bola al lugar exacto en el que hay que tocar o impactar la bola objetiva para que se dirija hacia el centro de la tronera, y es el punto de la bola más alejado de dicha tronera. Por desgracia, si como se muestra en el gráfico apuntamos simplemente hacia ese punto con exactitud con la bola blanca, pegaremos demasiado llena a la objetiva y ésta no caerá, especialmente cuanto más cortado sea el tiro. ¿Pero qué está fallando? El problema es que como la bola blanca tiene masa alrededor de su centro, y no es una flecha, con una punta bien definida, o simplemente un punto, el

resultado es que impactará con la objetiva mucho antes de que cualquier parte de ella llegue al punto de bola. ¿Cómo podemos solucionar esto? Por desgracia, no existe una referencia concreta, al menos visualmente, a la cual apuntar.

Tal vez el mejor método, sin ser la panacea (si existiera algo así, este juego sería muy fácil), sea el de la bola imaginaria. Consiste en imaginar una tercera bola pegada a la bola objetiva, tocándola exactamente en el punto de bola. Si apuntamos con la blanca al centro de esa bola imaginaria (apréciese en los dos gráficos lo distintas que son ambas direcciones), la objetiva debe caer. Esta bola no tiene por qué ser tan imaginaria, y al menos en los entrenamientos o para que el principiante comprenda el funcionamiento de esta teoría, podemos situar una bola auténtica en el lugar de la imaginaria (pegada al punto de bola de la objetiva) y apuntar hacia ella, intentando 'sentir' el punto de bola. Luego la quitaremos y trataremos de tirar hacia el lugar que ocupaba; seguro que es más fácil imaginarla si realmente ha estado allí. Otra opción: pedir a un amigo que nos ayude y que aparte la bola (¡ojo, sin mover la objetiva!) justo en el momento en el que tiremos. Si la bola no cae es que no estamos apuntando bien llena la bola imaginaria (real en este caso), o no estamos entrando con buena rectitud. Recomiendo al principiante utilizar este método pero sin obsesionarse. También (y sobre todo) deberá intentar meter unas cuantas bolas sin utilizar físicamente una tercera bola para nada. Recordemos que nunca podrá utilizarla en una partida real. Además, y para qué engañarnos, el método DE-FI-NI-TI-VO para mejorar y confiar en nuestro punto de bola, al fin no es otro que meter miles y miles de bolas con todos los cortes.

Puentes en banda Uno de los tiros más delicados en billar americano es el que nos encontramos cuando la bola se encuentra próxima a la banda (no digamos si está sólo a unos pocos milímetros, o la toca). En los bares se suele separar una distancia determinada la bola

blanca pero en el juego de competición esto de ningún modo se permite. El tiro se hace delicado porque no nos permite hacer un puente cómodo sobre el tapete, y en todo caso nos obliga a levantar la maza del taco, a ejecutar un tiro más 'de arriba a abajo' que tiene muchos inconvenientes, como ya veremos más adelante. En todo caso, incluso en estos tiros debemos intentar que el levantamiento de la maza sea el mínimo y que el taco esté lo más paralelo a la mesa que sea posible en esta situación. La cuestión es que cuando nos enfrentamos a un tiro de este tipo, esto es lo que hay, lo que tenemos delante es a lo que nos enfrentamos y debemos tratar de sacarle el máximo partido posible. Cuando veíamos los puentes naturales, con la mano izquierda bien asentada sobre el paño, buscábamos un soporte para el taco lo más compacto posible. Bien, en el caso de la bola próxima o pegada a banda, esto mismo es lo que intentaremos: salvando las limitaciones, hacer un puente lo más compacto que la situación nos permita.

Cuando la bola se encuentra a una distancia razonable, digamos a unos 10 - 20 cm. de la banda, la cuestión no es tan complicada. Simplemente debemos situar la mano abierta sobre la banda, con los dedos justo donde acaba la misma, y el taco bien pegado al dedo pulgar. Una vez hecho esto, sin mover ni el taco ni el pulgar, cruzaremos la mano de modo que el dedo índice quede por encima del taco. Debemos conseguir, según se muestra en la fotografía, que el pulgar, el índice y el anular sirvan para sujetar el taco. Nuestro puente debe ser lo más compacto posible pero el taco debe seguir moviéndose con libertad hacia adelante y hacia atrás dentro del mismo.

Cuando la bola esta completa o prácticamente pegada a banda, las cosas se complican. Tengo que decir que con estas bolas difíciles cada jugador tiene su truco y trata de adaptar su cuerpo y su flexibilidad al tiro que tiene delante. El problema es que no podemos hacer nada parecido al puente anterior porque no tendríamos espacio para limar. Mi solución es meter el anular hacia dentro, para que haga de soporte de todo el puente evitando desagradables movimientos de la mano hacia abajo, y tratar de acercar el nudillo lo más posible a la mesa (ojo que cuesta!). Así, consigo que el taco descanse tranquilamente entre el nudillo del dedo índice y el pulgar, que es lo más alejado que puedo situar el soporte de la bola blanca sin perder solidez y seguridad en mi puente. Yo trato, como se muestra en la fotografía, de que, a la vez, el punto donde apoya la flecha del taco esté lo más alejado posible de la blanca (como se ve, justo donde comienza la mesa de billar), y el puente siga siendo lo más compacto que sea posible. Obsérvese también que el taco permanece bastante paralelo a la mesa, dentro de lo que cabe para la difícil situación.

Corrido y retroceso (¡y centro-bola!) El retroceso El corrido El centro-bola _________________________________________ Aunque de momento vamos a tratar básicamente las bolas rectas, en realidad con este capítulo comenzamos a ver un poco el control de la bola blanca, al menos de forma elemental, pues cualquier acción que modifique la posición final de la blanca tras el tiro hace que estemos controlando la blanca de algún modo.

EL RETROCESO

Llamamos retroceso al giro de la blanca sobre sí misma y hacia atrás en relación al sentido de la marcha, y se produce como consecuencia de atacar la bola blanca por debajo de su centro. La cantidad de retroceso que llevará la bola blanca inmediatamente tras el impacto con el taco dependerá de dos factores: 1. La distancia que nos separemos del centro. Cuanto más abajo toquemos la blanca, más retroceso le aplicaremos. 2. La velocidad a la que ataquemos la bola. Con la misma cantidad de retroceso, la blanca llevará más retroceso cuando sea atacada con más velocidad. Arriba hemos especificado que mediríamos la cantidad de retroceso ‘inmediatamente’ después del impacto con el taco. ¿Por qué? Al jugar un retroceso, tras el contacto del taco con la bola blanca, ésta sale despedida hacia delante, girando hacia atrás con más o menos giro dependiendo de la cantidad de retroceso que hayamos aplicado según lo que hemos visto más arriba. Sin embargo, y da igual la cantidad de retroceso que apliquemos, la blanca comienza a perder este retroceso desde el primer momento debido a la fricción con el paño, hasta que llega un momento en el que lo pierde totalmente y comienza a girar hacia delante, si antes no impacta con una bola, banda, etc.

Esto es visualmente fácil de comprobar para el principiante con una bola rayada. Colóquese ésta como si fuera la blanca, con la ‘raya’ atravesada con relación al sentido de la marcha, y aplíquesele retroceso a un tiro a lo largo de la mesa, sin bola objetiva. Se verá cómo la bola gira claramente hacia atrás, aunque cada vez menos, luego parece que ‘resbala’ un instante

sin girar atrás ni adelante, y comienza a girar hacia adelante con naturalidad. ¿Cuánto tarda la blanca en perder el retroceso? Esto dependerá básicamente de la cantidad de retroceso que le hayamos aplicado, aunque también de la velocidad a la que se desplace la blanca. Es lógico pensar que una bola que lleva más retroceso tarda más en perderlo. También debemos pensar que una bola que lleva más velocidad resbalará más (hará más distancia) antes de perder su giro de retroceso y comenzar a girar hacia adelante. Una vez comprendemos todo esto, imaginemos una bola recta. ¿Qué hará la blanca tras el impacto, y suponiendo que entroneremos la bola objetiva? 1. Si la bola blanca ha perdido el retroceso por el camino, llegará girando hacia adelante y tras el choque avanzará hacia la tronera, más allá de la posición en la que se ha producido el impacto. 2. Si aún llevaba retroceso antes de impactar, en este caso saldrá hacia atrás, alejándose de la tronera y del punto del impacto, y acercándose hacia nosotros. La cantidad de espacio que recorra la blanca (tanto en este caso como en el anterior) dependerá de la cantidad de giro que lleve, y lo iremos viendo más adelante, aunque sólo con la práctica podremos comprenderlo realmente y afinarlo para sentir ese ‘toque’. 3. Pero ¿y si llega sin corrido ni retroceso? Es decir, ¿y si impacta justo en ese instante en el que resbala por el paño sin girar hacia adelante o hacia atrás? Efectivamente: en este caso la bola blanca quedará clavada justo en la posición del impacto. ¡Bien! Ya tenemos una ligera idea de cómo mover la blanca, que nos servirá al menos en algunos tiros. Pero... con los pocos tiros que en realidad se quedan ‘completamente rectos’ en una partida... ¿merece la pena conocer esto? Pues bien, ‘esto’, que es algo tan simple, es la base fundamental, como el principiante irá aprendiendo y comprobando, de todo lo que se puede explicar y conocer en cuanto al control de la bola blanca, y nos hará falta tenerlo en cuenta y mucho en la grandísima mayoría de los tiros que se nos puedan presentar en una partida, pues, como veremos más adelante, controlar la cantidad de corrido o retroceso con el que la blanca llega al impacto será fundamental también en las bolas cortadas, o dicho de otro modo, en los tiros que no sean rectos. Volviendo al retroceso en las bolas llenas, el principiante hará muy bien en entrenar tiros rectos, incluso cortos, para tratar de comprobar cuántas veces es capaz de clavar completamente la blanca o hacer que retroceda cinco centímetros o diez o quince a su voluntad, incluso comprobar cuánto es lo máximo que puede hacer retroceder la blanca, o la máxima suavidad (atacando más abajo) con la que puede 'sujetar' la blanca.

EL CORRIDO El corrido se produce cuando atacamos la blanca por encima de su centro y hacemos que salga girando hacia adelante. Si aplicamos la velocidad y la cantidad de corrido (separación del centro) suficiente, haremos que la blanca gire sobre sí misma hacia delante más de lo que lo haría rodando naturalmente sobre el paño. Esto hará que la blanca continúe desplazándose hacia adelante con más viveza tras el choque de lo que lo haría si llegara, como hemos comentado, con una rodada natural. El corrido no es un tiro tan fundamental como el retroceso (¡¡no he dicho que sea menos importante!!), entre otras razones porque podemos ejecutar muchos corridos atacando la blanca por debajo de su centro, o centrobola (como hemos visto anteriormente, con golpes más o menos suaves en los que la blanca pierde su retroceso por el camino), y no podemos hacer lo contrario pues el paño, como es lógico, siempre tiende a aplicar corrido a la bola blanca (o a cualquier otra bola), en cualquier tipo de tiro. Por decirlo así, el retroceso es un tiro más 'versátil', que nos aportará una más amplia gama de tiros posibles. También hay que pensar que el corrido es algo más sencillo de ejecutar precisamente debido a que, por decirlo de algún modo, 'nos ayuda' el paño. Del corrido hay menos que contar que del retroceso pues cuando hablamos de retroceso, también hablamos de corrido, y de centro-bola.

EL CENTRO-BOLA El centro-bola consiste en eso mismo: en atacar la bola blanca en su mismo centro para que, al menos nada más tocarla, salga de la suela de nuestro taco resbalando por el paño sin girar hacia delante ni hacia atrás. Tengamos en cuenta que el centro-bola comenzará a friccionar con el paño nada más ser atacado, y tendrá tendencia a girar naturalmente hacia delante. ¿Cuánto tardará en dejar de deslizar? Dependerá directamente de la fuerza empleada en el tiro: a mayor fuerza, mayor distancia de deslizamiento, de forma que si la atacamos con mucha suavidad, la bola ‘se agarrará’ a la mesa enseguida. Por lo tanto, si dada una bola recta, queremos ejecutar un clavado con un tiro centro-bola, la velocidad del ataque sobre la blanca deberá ser más o menos alta, tanto más cuanto más alejada se encuentre la bola objetiva, precisamente para evitar que la bola tiradora pierda ese deslizamiento aplicado con el ataque centro-bola y 'se agarre' a la mesa. Estas bolas atacadas centro-bola con cierta velocidad del taco se llaman bolas de presión y las veremos específicamente algo más adelante.

Control de la bola blanca I Salida de la blanca tras el impacto (90º) Modificación de la salida _________________________________________

SALIDA DE LA BLANCA

Seguramente lo más básico que se puede explicar al principiante en cuanto al control de la bola blanca es la regla de los 90º, según la cual, en cualquier bola cortada, y sea cual sea el corte, la bola blanca saldrá en un ángulo de 90º con respecto a la dirección en que salga la bola objetiva, siempre y cuando la blanca haya llegado al impacto con ésta sin corrido ni retroceso. La blanca va a salir en dirección contraria a la objetiva, y la cantidad que se desplace dependerá de dos factores: 1. La cantidad de corte que exista. Cuanto más corte exista, más se desplazará la bola blanca (con la misma fuerza), y si el corte es muy pequeño (casi bola llena) será necesario aplicar mucha más velocidad al disparo para apenas mover la blanca un poco -es lo que llamamos presión. 2. La velocidad que lleve la bola blanca en el momento del impacto. Recordemos que para conseguir ese ángulo de 90º es fundamental que la bola blanca llegue sin corrido ni retroceso al impacto con la objetiva. Así, ante cualquier bola, si calculamos visualmente (o incluso ayudándonos de un taco: esto no está prohibido en competición mientras no toquemos accidentalmente ninguna bola) el ángulo entre la dirección de la objetiva hacia la tronera y la línea imaginaria en la que saldrá la blanca si llega sin giro alguno, podremos comenzar a controlar efectivamente la posición donde llevar la bola blanca según la cantidad de fuerza que imprimamos al impacto. ¡Pero ojo con dos extremos!: 1. Hemos dicho que la regla de los 90º funciona según la dirección en la que salga la objetiva; quiere decirse que si fallamos el tiro por dos diamantes y medio, no se espere que la blanca haga lo que habíamos pensado.

2. La blanca ha de llegar sin corrido ni retroceso. Es decir, para el mismo corte, si queremos mover menos la blanca, necesitaremos aplicar más retroceso (pues necesitaremos un tiro más suave en el que por lo tanto la blanca perderá antes dicho retroceso), y viceversa: para mover más la blanca, y especialmente cuando el corte sea menor, el retroceso deberá ser menor, incluso centro-bola para las bolas presionadas.

MODIFICACION DE LA SALIDA Una vez conocemos cómo reacciona la blanca ante un choque cuando llega sin corrido ni retroceso, la pregunta casi surge sola: ¿qué sucederá si llega con corrido, o con retroceso? Hemos visto que existen dos fuerzas que mueven la blanca después del impacto. La primera, el giro sobre su eje horizontal, nos servía en las bolas llenas para mover la blanca tras el impacto en la línea de dirección de la objetiva, en sentido de su marcha en los corridos y en sentido opuesto en el caso de los retrocesos. La segunda, la dirección de salida de la blanca en relación a la trayectoria de la objetiva en las bolas cortadas, en el caso de que la blanca llegara sin corrido ni retroceso. Pues bien, en estas bolas cortadas, el corrido y el retroceso nos servirá para modificar la trayectoria de salida de la bola blanca. Así, la trayectoria de salida de la blanca será una combinación de ambas fuerzas.

Al aplicar corrido a una bola cortada, lo que estamos haciendo es cerrar el ángulo de salida. Es decir, ya no va a ser de 90º, si no menor. Al jugar un retroceso, hacemos lo contrario: abrimos el ángulo. Pero debemos tener en cuenta que:

1. En las bolas menos cortadas, el corrido y el retroceso modificarán más los ángulos de salida, pero será más difícil mover la blanca hacia el eje de los 90º cuanto más recta sea la bola. 2. En las bolas más cortadas, los ángulos de salida serán menos modificables con corrido y retroceso. Será más difícil mover la blanca cerca de la línea de dirección de la objetiva, y más fácil (y con menos fuerza) llevarla más cerca del eje de los 90º. Obsérvese lo expuesto en los tres cortes de bola en el gráfico. Se indican, según los cortes de bola, los puntos de ataque sobre la bola blanca, y las correspondientes salidas aproximadas de la misma.

Dividiendo la tronera Una mesa de billar americano, al menos si cumple las actuales normas y medidas de la Federación Española, que son poco más o menos que las mismas que cualquier otra Federación seria del mundo, tiene una tronera de un ancho aproximado de dos bolas y cuarto, incluso algo más grande en el caso de las troneras del medio que son mayores que las de las esquinas. Como es lógico, cualquier bola que entre dentro de ese ancho, entrará en la tronera. Esto nos permite, con frecuencia, intentar entronerar la bola objetiva por un lado de la tronera o por el otro, de forma que ganamos algo de salida para la blanca que a veces es decisivo, especialmente si... bueno, si no hemos jugado la mesa correctamente, dejándonos el ángulo adecuado (como veremos más adelante), o si es con lo que nos encontramos, por ejemplo después del saque, o tras el tiro de nuestro contrincante. Llamamos a esto dividir la tronera. El tiro se hace algo más complicado, porque en realidad nuestra tronera es más pequeña: si fallamos por el lado de la banda lógicamente la bola no entra, y si fallamos por el lado en el que sí que hay tronera, bueno... en este caso el problema es que, si necesitábamos dividir la tronera para jugar la posición de la blanca, es posible que la blanca ya no siga el camino que nosotros habíamos planeado.

Obsérvese el gráfico. Se estudian dos formas de

tirar la misma bola. Tenemos la opción de apurar la tronera por el lado izquierdo, con lo cual sacamos la blanca por la derecha (en el gráfico es centro-bola, en el caso de que aplicáramos corrido o retroceso se aplicaría obviamente lo visto en el capítulo anterior), o al revés, metiendo la bola objetiva por la derecha, la blanca saldría por la izquierda. En el ejemplo expuesto la bola es recta. Pero la tronera se puede dividir igualmente cuando exista un corte, por ejemplo para mover más o menos la bola blanca, o para sacarla en un ángulo diferente. Una buena manera de ejecutar este tiro es intentar visualizar dos troneras, como se indica en el gráfico. Jugando una de las dos conseguimos mover la blanca según nuestros objetivos. Sin embargo esto es sólo una idea visual para aquel que se sienta cómodo utilizándola; habrá jugadores que sin imaginar una tronera diferente apunten bien la bola objetivo hacia un punto concreto del agujero. Otros pueden estimar que este sistema es arriesgado y prefieran, por ejemplo, imaginar cuatro troneras o espacios y apuntar la bola a la segunda, o tercera, en lugar de a las de las esquinas. Dividir la tronera es algo delicado y tenemos que hacerlo con mucho cuidado y decidir bien cuándo merece la pena el riesgo de jugar una tronera más pequeña. En general, para cualquier tiro alejado de la tronera será mejor buscar otra solución, porque aparte de ser más fácil fallar, el ángulo que ganamos con la blanca es menor que si la objetiva, por ejemplo, está casi colgando de la tronera. En la mayoría de los casos tampoco merece ajustar hasta el último milímetro la tronera. Con frecuencia es suficiente desviar ligeramente el punto de bola lo suficiente como para apurar el movimiento de la blanca hacia el lugar que deseamos.

Efectos 1ª compensación Llegados al tema de los efectos, habrá que explicar al jugador una compleja historia de empuje de la blanca fuera de la línea, compensaciones, curvas, fuerzas, grados del taco en relación a la horizontal... pero la primera pregunta que surgirá es ¿para qué tanta complicación? O dicho de otro modo, ¿para qué sirve pegarle a la blanca fuera de su eje vertical? ¿Acaso va a ser más fácil meter la objetiva en el hoyo? Hum... lejos de eso, de hecho se convierte en algo bastante más difícil. Entonces... ¿qué demonios...? Bueno, para hablar de efectos hay que empezar por comentar que el efecto lateral (conocido entre los jugadores simplemente como 'efecto') "sólo" sirve para modificar la dirección de la bola blanca tras tocar cualquiera de las bandas de la mesa. Es decir; tras el choque con una bola, el efecto no modificará la salida de la blanca; y nunca se va a insistir lo suficiente sobre esto. Es asombroso lo extendida que está, entre los principiantes, la creencia de que, si queremos que la blanca vaya hacia un lado después de meter una bola, hay que empezar por darle a ese lado a la blanca. Probemos una vez más: lo único que moverá la bola blanca hacia un lado u otro tras el choque con otra bola es que exista un corte con esa bola, y lo único que modificará esta salida, en mayor o menor grado según los casos y tal y como lo estudiamos en el apartado 'Principiante / Control Blanca I' será el corrido o el retroceso. Tras el choque con otra bola, el efecto no modificará la salida, nunca, en ningún caso. Volveremos a insistir sobre este punto, toda la vida.

Bien: así como modificar la salida tras el impacto con otra bola es trabajo del corrido y el retroceso, sucede al contrario: el corrido o el retroceso no modificarán el comportamiento de la blanca ante el choque con las bandas, al menos de forma apreciable, especialmente para la práctica del billar americano. Veremos, justo en el siguiente capítulo, cómo se comporta la blanca al tocar las bandas y cómo utilizarlo en nuestro beneficio. Imaginemos una bola recta. Si apuntamos a la bola objetiva en el centro, y atacamos con rectitud y precisión, la bola objetiva caerá, independientemente del punto de su eje vertical en el que ataquemos la blanca (es decir, con más o menos corrido, o retroceso). El asunto cambia si nos salimos de dicho eje, hacia los extremos de la bola; es decir, si le aplicamos efecto. Al aplicar efecto a la bola blanca, por más rectitud con que la ataquemos, la blanca sale empujada fuera de la línea hacia el lado contrario al que hemos aplicado el efecto. Así, si intentamos meter una bola objetiva imprimiendo efecto a la blanca y sin modificar la dirección hacia la que apuntaríamos sin efecto, la objetiva fallará la tronera por haberse dirigido hacia el mismo lugar al que apuntamos el efecto. Resulta obvio que para meter la bola hay que apuntar un poquito hacia el mismo sitio hacia el que apuntamos el efecto. Pero cómo que un poquito... ¿cuánto? Probablemente no exista una teoría seria aplicable, y si existe, es posible que no sea ni recomendable. Lo mejor será que el jugador que se inicia en los efectos experimente por sí mismo, eso sí, conociendo la teoría, y recordamos que la mejor forma de meter las bolas es sentirlas por haberlas jugado muchas, muchas veces. La cantidad que vamos a expulsar la blanca fuera de la línea depende directamente de la cantidad de efecto que apliquemos a la blanca. Por eso, es recomendable que el jugador, especialmente el que comienza a practicar y comprender estos tiros, intente no alejarse mucho del centro de la blanca, especialmente en partidas de torneo o en las que pretenda sacarles una copa a los amigos; es decir, en las partidas que pretenda o intente ganar. Es inútil intentar un efecto máximo con una bola en la que sin imprimir efecto (o intentando jugar muy poquito efecto) fallaríamos 8 de cada 10 bolas. Para practicar la 1ª compensación, coloca bolas bien rectas y bastante próximas una de la otra, y de la tronera; pongamos 30x30x30 cm. Ataca la bola en el centro de su eje vertical (sin corrido ni retroceso), y con ambos efectos. Debes aplicar el máximo efecto que puedas, y con buena velocidad de ataque (un fuerza 10: es decir, algo que puedas controlar). El objetivo de este ejercicio es conseguir clavar completamente la bola blanca (debe quedarse girando como una loca, pero exactamente en el sitio donde golpeó). Si la bola blanca se mueve hacia adelante o hacia atrás, esto no tiene nada que ver con la compensación; tienes que precisar mejor el ataque sobre el centro del eje vertical. Practica presiones sin efecto si esto se te resiste antes de volver al ejercicio. Si el problema es que la bola blanca se mueve hacia un lado o hacia otro, ahí está apareciendo la falta de precisión en la compensación. En estos casos la bola objetiva se moverá (lógicamente) hacia el lado contrario al que se mueva la blanca (y, por supuesto, hablamos de colocar una bola perfectamente recta), incluso es posible que fallemos la bola. Procurando meter la objetiva por el centro de la tronera en cada ocasión, estaremos trabajando la 1ª compensación del efecto sobre la bola blanca.

Control de la bola blanca II (usando las bandas)

Usando las bandas Comportamiento de las bandas Transmisión de efectos _________________________________________

USANDO LAS BANDAS ¡Estupendo!, así que en el control de la bola blanca también va a influir el efecto que juguemos cuando éste se manifieste en una o varias bandas. Pero... ¿y si deseamos ambas cosas? ¿Y si necesitamos precisión en la salida de la blanca, y también en su trayectoria tras tocar alguna banda? (O sea, casi siempre.) Bien, en este caso no vamos a tener ningún problema en alejarnos a su vez del eje horizontal de la tiradora (control salida) y el vertical (control bandas) y esperar que la bola blanca haga lo que queremos, al menos en teoría, si ejecutamos correctamente el tiro. Lo único que no podremos es maximizar a la vez en los dos ejes, al menos no tanto como haríamos en sólo uno de ellos, puesto que simplemente no quedaría bola al ser ésta redonda. Sin embargo podremos trabajar cada eje de forma independiente, comprendiendo que la función que necesitamos de cualquiera de ellos no influirá en la del otro y trabajarán de forma conjunta perfectamente. Pero centrémonos ya en cómo usar las bandas para llevar la blanca donde queremos con más facilidad. Para ello será fundamental conocer cómo funcionan las bandas, no ya sólo con la blanca sino con cualquier bola que se dirija hacia una de ellas.

COMPORTAMIENTO DE LAS BANDAS En primer lugar, hay que comentar que las bandas actúan sobre una bola que llegue sin efecto, como un espejo, devolviendo la bola los mismos grados en los que llegó. La cantidad de efecto que lleve la bola, y por supuesto, hacia dónde, modificará esta trayectoria de salida tras el contacto con la banda. Así, una bola que llegue y se encuentre la banda por la derecha, abrirá en su salida si lleva efecto izquierdas (su ángulo de salida será mayor), a lo cual llamamos efecto natural con relación a la banda, y cerrará si lleva derechas (cerrará el ángulo). Esta es la forma (usar el efecto) con la que se obtendrá una mayor modificación en la trayectoria de salida de una bola tras tocar una banda, pero debemos también tener en cuenta las siguientes reacciones al usar las bandas: - La trayectoria de salida será más modificable cuando el ángulo de entrada sea menor - La trayectoria de salida será más modificable con efecto natural a la banda - La velocidad de la bola tras el contacto se incrementará ligeramente con efecto natural (más cuanto más efecto) y se reducirá si el efecto es contrario - El ángulo de salida será algo más cerrado si la bola llega con más velocidad, y viceversa. - La banda imprimirá algo de efecto natural a la bola (lleve el efecto que lleve). Esto no influirá en la salida, pero sí en la salida del choque con la siguiente banda, si ésta se produce. La cantidad de efecto que imprima la banda será mayor cuanto mayor sea el ángulo de entrada. Una vez conocemos bien cómo trabajar las bandas, deberá ser más fácil poder utilizarlas en pos de lograr nuestros fines, aunque una vez más, la forma de conseguir realmente sacar provecho de todo esto es trabajar mucho y tirar diferentes bolas muchas veces, aunque qué duda cabe de que esto será más fácil conociendo la teoría. Yo siempre digo que la forma más rápida que hay de progresar a esto es combinar la práctica, la experiencia personal, con la teoría y el estudio de lo que ya se conoce. Al fin y al cabo, miles de jugadores han pasado miles de horas en una mesa antes que nosotros, y muchos de estos han intentado transmitir lo que han aprendido de ello... ¿por qué no aprovecharlo?

TRANSMISION DE EFECTOS Hace un momento hemos visto que la banda es capaz de imprimir efecto a las bolas. Bien, esto mismo sucede entre las bolas cuando chocan una contra otra. Aunque el efecto que alcanza una bola contra otra es muy inferior al que alcanzaría si tocara una banda, en algunos casos puede ser suficiente como para cambiar definitivamente el curso de una jugada, para nuestro beneficio (¡o no!) si hemos contado con ello. En el choque entre dos bolas, debido a la fricción entre ellas, tanto una a la otra como viceversa pueden transmitir cierto efecto. Esto puede producirse en los siguientes casos: 1. Transmisión por intercambio de efectos, se produce con bolas llenas o cortadas, cuando la tiradora lleva efecto. En este caso las bolas funcionan como si fueran dos ruedas de un engranaje: la objetiva ganará un ligero efecto opuesto al efecto de la tiradora. 2. Transmisión por peinado, se produce sólo cuando existe un corte entre ambas bolas. En este caso, debido al 'peinado' que la tiradora ejerce sobre la bola objetiva, ambas bolas ganarán un ligero efecto hacia el lado contrario al que se desvíe la bola objetiva. En los dos siguientes capítulos veremos dos de las bolas en las que más habrá que tener en cuenta este efecto entre las bolas (presiones y bolas por banda), y obrar en consecuencia.

Presiones Hablamos de bola presionada generalmente cuando nos referimos a aquella bola llena o bastante llena en la que, para mover la bola blanca, incluso muy poco, necesitamos imprimir una gran velocidad al disparo. Admeás, hablamos de bola presionada con aquella que requiere un centro-bola, o alejarnos muy poco del mismo. La bola presionada es una de las más delicadas del billar, especialmente si la tronera estás lejos de la bola objetiva. La complicación que entraña esta bola reside, por un lado, en la dificultad de controlar con precisión la bola blanca (siempre será más sencillo controlar tanto la trayectoria como la distancia que recorre la blanca si no tenemos que forzarla al máximo; es decir, con un tiro con más corte. Por otro lado, cuando la bola es más llena y existen menos opciones para mover la bola blanca, a menudo será necesario dividir la tronera para ganar un poco de salida de la blanca, con el riesgo que esto conlleva. Además, conservar la precisión y la rectitud en un tiro de máxima velocidad es obviamente mucho más difícil. Para acabar de comentar las bolas presionadas, hay que explicar que cuanta más presión se aplique a una bola, y especialmente si se trata de una bola más llena, el efecto que ganará la blanca en el choque (por transmisión, según vimos en algún

capítulo anterior) será mayor. Esto es fácil de explicar físicamente, y es que en el caso comentado (bola más presionada) el tiempo (en milésimas de segundo) que ambas bolas permanecerán tocándose es un poco mayor, con lo cual la bola objetiva tiene ‘más tiempo’ para friccionar con la tiradora y aplicarle el efecto. Con todo lo visto, si la bola blanca va a contactar una banda en estas condiciones, el jugador debe tenerlo en cuenta y aplicar efecto contrario para compensar el que se producirá en el choque, o más efecto natural si lo cree necesario.

Bolas por banda Según hemos visto en el capítulo "Control de la bola blanca II", las bandas van a comportarse como un espejo a la hora de devolver una bola que se dirija hacia ellas. Sin embargo, a la hora de jugar una bola por banda debemos tener muy en cuenta el corte que tenemos con la blanca. Cuanto más corte exista, el efecto transmitido a la bola objetiva, como también hemos visto anteriormente, será mayor, con lo que habrá que compensarlo modificando el punto de bola según convenga, o bien aplicando efecto para contrarrestar el peinado que la blanca ejerce sobre la bola objetiva. También debemos tener en cuenta que cuando una bola llegue con más velocidad al choque con la banda, tenderá a cuadrar (cerrar el ángulo de salida) con lo cual tendremos que tener esto muy en cuenta si vamos a jugar con más potencia por razones de emplazamiento, u otras. Veamos algunos ejemplos:

Como vemos en el gráfico, el 'Caso 1' es un ejemplo de una bola recta, en la cual esperamos que la banda devuelva la bola como un espejo. Para ello, tiramos sin efecto y con fuerza media. Aplicar un tiro con fuerza 9 ó 10 cuadraría a la banda, de forma que fallaríamos la tronera por la izquierda. Si jugáramos un tiro muy suave, con la fuerza justa para que la bola llegara a la tronera, es posible que fallara por la derecha. En el 'Caso 2' la blanca sale hacia el lado contrario al que se desplaza la bola objetiva. Como se ve en el ejemplo, si consideramos el punto de bola en el mismo lugar que antes, la bola blanca va a transmitir efecto por peinado a la bola objetiva (como vimos en 'Control de la blanca II') de modo que dicha objetiva va a ganar efecto de la izquierda. Las dos soluciones que tenemos son, como se indica, o bien seguir jugando el punto de bola, aplicando el efecto izquierdas suficiente a la bola blanca (teniendo en cuenta las compensaciones de efecto necesarias) como para 'anular' el peinado, o bien contar con que la objetiva va a salir con efecto izquierdas y va a cerrar en la banda, y apuntarla más hacia la derecha (más fina). En el 'Caso 3', la blanca va a salir hacia el mismo lado hacia el que se desplaza la bola objetiva en relación a la línea central, de hecho pasará por la línea de la objetiva antes que la propia bola objetiva. A este tiro se le llama 'pase-bola'. Es el caso contrario al 'Caso 2', y esta vez transmitiremos efecto derechas a la bola objetiva, de forma que abrirá, o alargará en la banda. Para compensar esto, del mismo modo que antes pero al revés, debemos aplicar derechas para anular el 'peinado', o bien contar con el efecto de la objetiva y apuntarla más hacia la izquierda. Utilizar exclusivamente la cantidad de fuerza para modificar la salida de la bola objetiva de la banda puede hacerse cuando el ángulo a abrir o cerrar sea muy pequeño. También puede utilizarse en combinación con las otras dos opciones (anular el 'peinado', o apuntar más fino), incluso estas dos últimas pueden combinarse entre ellas. En definitiva, cualquiera de las posibles soluciones que decidamos emplear para entronerar la bola objetiva, obedecerá por regla general a la necesidad que tengamos de mover la blanca a uno u otro lado, para emplazar de cara al siguiente tiro.

Tiros específicos I

El saque Bola objetiva pegada a banda Combinaciones _________________________________________

EL SAQUE

El objetivo del saque, tanto en Bola 8 como en Bola 9, es tratar de meter alguna bola para continuar tirando. El objetivo es, por lo tanto, tratar de aplicar la máxima potencia al disparo para aumentar las posibilidades de meter alguna bola. Sin embargo, un tiro con fuerza desmedida provocará probablemente un pésimo control de la bola blanca, con lo cual ésta puede acabar fuera de la mesa o, en el mejor de los casos, deambulando por la mesa entre un montón de bolas que se mueven alrededor de ella a toda velocidad y en todas las direcciones. Incluso metiendo bola en este caso, la posición final de la blanca sería incierta, y esto nos restaría opciones, especialmente en Bola 9 donde sólo vamos a poder tirar hacia una bola y ésta puede haber quedado en el otro lado de la mesa. El ataque generalmente será centro-bola. Algunos jugadores estiman que aplicando un ligero efecto, es más sencillo meter la bola delantera en la tronera lateral, especialmente en Bola 9, pero personalmente creo que el riesgo de intentar esto por la dificultad que conlleva compensar correctamente (máxime en un tiro con esta fuerza) no merece realmente la pena, al menos en un nivel de juego intermedio y debe dejarse para jugadores experimentados. Cuando vayamos ganando velocidad en nuestro saque, habrá que apuntar un ligero corrido pues la blanca, al chocar contra el bloque de bolas, tiende a rebotar hacia atrás cuando llega

con verdadera potencia, y el corrido ayudará a controlarla. Para lograr la máxima potencia en el saque, los jugadores de primera línea intentan echar todo el cuerpo hacia la bola en el momento de sacar. Para ello, mientras liman tienen el peso más atrás, sobre el pie derecho, para trasladarlo hacia delante en el momento del impacto. También es común coger el taco más adelante, para que al echar adelante el cuerpo el antebrazo no esté muy retrasado en el momento del impacto. Esta técnica requiere mucha práctica y una gran coordinación. Pero conviene recordar que si así somos capaces de pegarle con el doble de potencia a la bola blanca, pero no controlamos la reacción de la blanca, no hemos hecho nada que valga la pena. Por lo tanto, lo que debemos intentar en el saque es aplicar toda la fuerza que seamos capaces de controlar. Nuestra principal preocupación debe ser intentar que la blanca quede lo más muerta posible tras el impacto, así estará algo más segura del choque fortuito con alguna otra bola, y además tendrá una mejor situación para un próximo tiro.

BOLA OBJETIVA PEGADA A BANDA Cuando la bola objetiva se encuentra totalmente pegada a la banda, el tiro se hace especialmente delicado. El margen de error se hace mucho más pequeño, y hay que afinar bien para meter la bola, especialmente cuando esta se encuentra en la banda larga y alejada de la tronera, y lógicamente cuando es más cortada. El problema con esta bola es que si pegamos antes a la bola que a la banda, la bola va a chocar rápidamente con la banda y va a salir rebotada hacia fuera, fallando la tronera. Lo que hay que intentar con esta bola es tratar de pegar justo a la vez a la bola y a la banda, que en realidad es el sitio exacto donde estaría la bola imaginaria. Sin embargo, en caso de fallar por algún lado, siempre será preferible tocar justo antes la banda que la bola. Debemos procurar, siempre que sea posible, llegar muy bien emplazados a esta difícil bola para tener las máximas garantías, porque mover la blanca se complica enormemente. De nuevo aconsejo mucha práctica y paciencia para practicar y confiar en esta bola.

COMBINACIONES Llamamos combinación al tiro en el que, tocando una bola, pretendemos que ésta toque a otra, y que sea esta segunda la que entre en la tronera. Es siempre un tiro especialmente difícil, incluso cuando parece sencillo, especialmente cuando las dos bolas objetivas no se encuentran muy cerca una de otra.

Para jugar estas bolas debemos pensar que la bola tiradora es en realidad la bola objetiva que vamos a jugar con la blanca. Así, según la teoría de la bola imaginaria, podemos calcular el sitio donde apuntaríamos con la primera objetiva para meter la segunda. Tras esto, intentaremos jugar la bola objetiva donde habíamos apuntado, sin pensar más en la segunda bola. Si ejecutamos el tiro correctamente conseguiremos nuestro objetivo.

Efectos 2 ª compensación Como ya tuvimos ocasión de conocer al estudiar la 1ª compensación, al atacar la bola blanca fuera de su eje vertical (hacia alguno de sus lados) se producen fuerzas que la desvían realmente de nuestra línea de tiro. Son casi siempre desviaciones muy ligeras, pero si son suficientes (que a menudo así es) para que la bola objetiva no caiga en la tronera, requerirán que las estudiemos, las conozcamos y, por fin, realicemos las compensaciones necesarias para... no fallar la bola. Llegado a este punto debo comentar que, si bien es muy importante conocer las teorías de todas estas fuerzas que intervienen en un disparo, no es menos cierto que existen jugadores de alto nivel que jamás se pararon a pensar en todo esto. Lo que trato de explicar es que lo realmente importante es 'sentir' la bola blanca, y que todos los tipos de ataque, especialmente los más alejados del centro, acaben siendo más una cuestión de intuición y de sensaciones que un conjunto de reglas, teorías, medición de fuerzas y contrafuerzas que a la hora de tirar, por mejor que conozcamos no van a impedir que fallemos si no 'sentimos' todo eso. ¿Cómo conseguir ganar todas esas sensaciones? ¡Naturalmente!, tirando muchas, muchas bolas, con diferentes cortes y efectos, en principio hasta que comencemos a estar habituados a atacar la bola blanca de esta manera con confianza, y en última instancia, hasta que consigamos desarrollar nuestras sensaciones con mayor precisión. Si bien existen, como he comentado, jugadores que desarrollan estas sensaciones a base de práctica y sin mayor preocupación por la teoría, personalmente creo sinceramente que conocer la teoría puede ayudarnos muy bien a que esa cantidad de práctica sea mejor aprovechada, y probablemente más corta. Así que comentemos qué demonios es eso de la 2ª compensación. Cuando atacamos una bola de billar fuera de su centro vertical, independientemente de que apliquemos corrido o retroceso, estamos obligando a la bola a rotar, no hacia adelante o hacia atrás, sino lateralmente. Sin entrar en temas técnicos o en teorías físicas más complicadas, baste con conocer que este giro lateral hará que la bola describa una curva sobre el paño, hacia el lado en el que se haya aplicado ese efecto.

Observemos el gráfico (no se representa la 1ª compensación). En este caso, con efecto izquierdas, la bola sale girando hacia la derecha (así es: el efecto 'izquierdas' hace a la bola girar hacia la derecha), y describe, tarde un temprano, un giro más o menos pronunciado hacia la izquierda. La línea punteada es la línea de ataque, y la línea continua, ligeramente curvada, la trayectoria aproximada (dependiendo de una serie de factores que ahora veremos) que en realidad describe la bola blanca.

¿Qué factores harán que esa curva sea más pronunciada? - Para empezar, y como es lógico, la cantidad de efecto. Cuanto más efecto y con igual velocidad en la entrada, al igual que ocurría con el corrido y el retroceso, el giro aplicado a la bola blanca será más pronunciado, y como consecuencia la curva que hará ésta sobre la mesa, más acentuado. - La velocidad del tiro. Pero ojo: mayor velocidad, incluso aunque aplica más giro a la bola blanca, hace que ésta deslice más sobre el paño, y el giro tarde más en 'agarrarse' (en cierto sentido, es igual a lo que sucedía con el retroceso, como ya estudiamos). Es decir, un ataque más suave hará que la bola marque más el giro, y sobre todo, comience a girar antes. - La cantidad que elevemos la maza del taco. Esto es muy importante: al apuntar la bola blanca levantando la maza de nuestro taco, hacemos, por un lado, que la bola blanca ofrezca una resistencia al ataque (la propia mesa), con lo cual el efecto es más vivo sobre la bola blanca; y por otro, le restamos velocidad de avance (de hecho, con el taco prácticamente perpendicular a la mesa, una bola atacada con máxima velocidad, sale con muchísimo giro pero con poca velocidad de desplazamiento, al menos antes de que el girro 'agarre' la bola a la mesa). Este es el principio del 'massè', muy utilizado en billar francés y (especialmente) en la modalidad de fantasía, pero raramente útil en pool. Y como es lógico, si no es esto lo que buscamos intencionadamente, lo ideal será tratar de minimizarlo en lo que se pueda, llevando

siempre el taco bien horizontal sobre la mesa y aproximando la maza a la banda en la medida de lo posible. Cualquier buen observador (aparte del ya conocedor de la 1ª y 2ª compensaciones de los efectos) se dará cuenta de que ambas compensaciones son contrarias; esto es, la 1ª compensación empujará nuestra bola hacia el lado contrario al que apliquemos el efecto, y la 2ª compensación hará que la bola blanca 'regrese' de ese lugar, hacia la línea. Sin embargo, esto no facilita las cosas; lejos de esto, en realidad la bola blanca cruzará la línea de fuera a dentro, y sólo se encontrará 'en el lugar adecuado' en un único punto en su trayectoria, con lo cual, tratar (por así decirlo) de compensar una compensación con otra será, por un lado realmente complicado, y por otro, poco productivo en la gran mayoría de los tiros en los que necesitamos, en realidad, marcar más una compensación que la otra o al revés, por las propias características del tiro, y lo que necesitemos de la bola blanca. En líneas generales, podemos decir que en los tiros en los que la bola blanca recorra menos distancia hasta la objetiva, y en los tiros de mayor presión, o velocidad de entrada, la 1ª compensación será más marcada, y a la 2ª apenas le dará tiempo de entrar en escena. Por el contrario, en los tiros más largos (donde la blanca, no sólo tiene tiempo de agarrarse al paño con el giro, sino que una vez agarrada, cada vez se va más de la línea) y también en los más suaves, será la 2ª compensación la que haya que tener más en cuenta. Para practicar la 2ª compensación, puedes colocar una bola próxima a la tronera del fondo (estaría bien en el cruce entre los dos diamantes próximos a la tronera) y tirar con la blanca desde cabaña; primero con efecto de la izquierda, y luego, con la misma bola, con efecto de la derecha. Procura aplicar el máximo efecto posible a tus tiros, y la mínima fuerza que puedas. 'Sentirás' la curva que realiza la blanca en su recorrido hacia la bola objetiva, y comenzarás a compensar el tiro apuntando más o menos bola según todo lo aquí comentado.

Control de la bola blanca III - Táctica Dejarse un siguiente ángulo Bolas llenas, ángulos y el lado correcto de la bola El verdadero concepto de la 'zona sombreada' Cómo buscar la zona sombreada correctamente _________________________________________

DEJARSE UN SIGUIENTE ANGULO Ya conocemos cómo reacciona la bola blanca tras el choque con otra bola (con la sana intención, en la mayoría de los casos, de enviarla a un agujero), como y cuánto podemos modificar esa reacción, y cómo influir asimismo en la dirección que tome tras tocar una banda, o varias. Y sin embargo, conocer todo esto ni mucho menos

garantizará que juguemos la jugada correcta en el momento adecuado y, si no se trata de bola 9, incluso ni la bola indicada. A menudo me llama la atención la cara de asombro de mis alumnos la primera vez que les revelo el secreto del juego de posición; esto es, pensar generalmente en tres bolas por delante, a lo largo de la secuencia. Muchos se asombran cuando les cuento que lo importante no es dejarse un siguiente tiro, sino un siguiente ángulo, y nunca falta el optimista que me pregunta si tengo toda la secuencia, de ocho o más bolas, en la cabeza. Bien, esto nunca funciona así (aunque si existen bolas que se molestan unas con otras o, por ejemplo en bola 8, ésta se encuentra tapada, por supuesto habrá que pensar en algo). En billar americano, para poder volver a tirar es necesario meter una bola. Esto dicho tan simple parece hasta una memez; sin embargo, si lo llevamos al extremo de la simplificación... es muy probable que sólo tiremos dos veces. Si en cambio, después de meter nuestra primera bola, intentamos mover la blanca en la dirección adecuada (y existen muchísimos principiantes que realmente lo intentan) para disponer luego de otro tiro sencillo, estamos trabajando en la dirección correcta –aunque, desde luego, aún debemos afinar esta idea para alcanzar un nivel superior de billar. La idea fundamental, necesaria para comenzar a comprender el juego de posición, es que no basta con buscar una siguiente bola, sino un siguiente ángulo correcto con esa bola, que nos permita después estar en disposición de volver a repetir la misma idea: buscar una nueva bola, pero teniendo en cuenta que habrá que dejar otro ángulo para buscar otra más. Pero, ¿estamos pensando en 4, 5 o más bolas? No!, pensamos siempre en la 3ª bola, en cada uno de nuestros sucesivos tiros (con lo cual, todas las bolas, de la 3ª a la última, pasan en un momento dado por ser la 3ª bola de la secuencia). Y, ¿cómo saber cuál es ese ángulo que debo dejar con la siguiente bola, para jugar esa 3ª bola? A mí me gusta explicarlo de la siguiente manera: si lo que busco es un ángulo que me permita llegar cómodamente a la 3ª bola, intentaré determinar, antes de nada, cuál es ese ángulo. Puedo incluso imaginar que tuviera bola en mano, de la segunda a la tercera bola. ¿Dónde me gustaría colocar la blanca? Ya tenemos una buena referencia. Ahora sólo tengo que alcanzar ese punto exacto desde mi tiro actual. Fácil!, eh? Aunque... vaya, si lo pensamos despacio... ¿dije ‘punto exacto'? Bueno, me temo que... en el 99% de los tiros voy a ser incapaz de conseguirlo (y tampoco lo conseguirá ningún jugador de élite). En fin qué decepción... pero no desesperemos; volvamos un poco más atrás: lo que buscábamos, ahora que recuerdo, era un ángulo, y no un punto preciso... es posible que en mi actual tiro disponga de una jugada que haga llegar mi bola blanca, no al punto, sino al ángulo correcto con mejores opciones de minimizar el error (es decir, de seguir en el lado correcto de la bola en el caso de que mi precisión no sea matemática). Este sí es el modo de pensar de los jugadores de primera línea (y de hecho, ellos no buscarán la posición final exacta de la bola blanca salvo en contadísimas ocasiones) y la actitud que hay que trabajar y desarrollar para mejorar de verdad nuestro nivel de billar. Pero, ¿es siempre necesario dejar un ángulo entre la bola blanca y la siguiente objetiva a jugar?

BOLAS LLENAS, ANGULOS Y EL LADO CORRECTO DE LA BOLA Bien, es posible que dejar un ángulo entre la blanca y la objetiva no sea siempre necesario. Pero es una idea muy sana que el principiante debe comenzar a desarrollar inmediatamente, y será la idea general del juego de emplazamiento correcto y de posición. Existen dos casos fundamentales (quizá los únicos) en los que no será necesario. Estudiémoslos brevemente. El primer caso resulta muy obvio, es aquel en el que busquemos emplazamiento a nuestra bola de partida (la última bola de la secuencia). En este caso nos conviene lógicamente dejar el tiro más recto posible, pues una bola más llena es siempre, por definición, más sencilla. Pero ojo: no hay que malinterpretar esta filosofía: si por dejar la bola bien llena, elegimos una jugada menos natural, que exija un ataque a una velocidad desmesuradamente alta, efecto excesivo cuando hay otras opciones, o en general una ruta arriesgada, forzada o ilógica por la razón que sea, es probable que el resultado de forzar las cosas sea fallar el tiro, y sentarnos a comprobar si nuestro oponente lo hace mejor que nosotros. Lo más importante, en líneas generales, es mover la bola blanca con naturalidad, siempre que sea posible. Analicemos el segundo caso, el que realmente nos interesa en el tema táctico: tras tirar nuestra primera bola, podemos jugar a dejar recta la siguiente en aquel caso en el que el tiro sobre esa segunda bola nos permita tener buena salida para buscar la tercera bola (esta es, en realidad, la idea general del juego de posición, aunque por ser tan pocos los casos en los que va a aparecer esta situación, es preferible hacer más énfasis en la idea de los ángulos y el lado correcto de la bola). En el momento embocar nuestra primera bola, la segunda de la secuencia se convierte automáticamente en la primera bola a tirar a continuación, y la cuarta, en la tercera. En ese momento, debemos volver a estudiar la secuencia de 3 bolas y analizar si nos vale un clavado (por tener la bola recta), o hay que buscar un corrido o un retroceso para ganar un ángulo determinado al jugar la nueva 1ª bola.

En cualquier caso hay que ser cuidadoso al jugar a dejar bolas llenas: si tratamos de dejar la bola bien llena (lo cual, será generalmente difícil de realizar con exactitud) y nos vamos al lado malo, mejor hubiéramos hecho en jugar el lado correcto directamente, buscando, como siempre, mayor margen de error. Es sin embargo una técnica muy aceptable cuando para dejar una bola llena, podemos simplemente clavar sobre la anterior (eso sí, se necesita una alta precisión en el clavado).

Si analizamos el diagrama, comprobamos que un clavado sobre la seis nos dejaría la bola 7 recta, pero en este caso esto sería correcto para tirar luego sobre la 8. Una vez entronerada la 6, es cuando debemos pensar en la secuencia 7-8-9, y comprobamos que un nuevo clavado sobre la 7 nos deja la bola blanca con algo de ángulo sobre la 8, y en el lado correcto de ésta para salir naturalmente hacia la bola 9. Pero ¿qué es eso de ‘lado correcto' de la bola? Bueno, en primer lugar, comentemos que, con cualquier bola que no esté bien recta, nos enfrentaremos con un corte de bola; en este caso, estaremos a un lado u otro de la bola objetiva o, lo que es lo mismo, a un lado u otro de la propia bola blanca, si estuviera llena. Visto esto, el ‘lado correcto' es aquel que permita una salida mejor para la bola blanca en busca de la siguiente bola objetiva. Vamos a analizar con más precisión cómo buscar ese lado correcto de la bola.

EL VERDADERO CONCEPTO DE LA 'ZONA SOMBREADA' He escuchado y leído con frecuencia hablar de 'zonas sombreadas' para situar la bola blanca después de un tiro. No me opongo a este concepto, de hecho creo que puede ayudar a diseñar un correcto juego de posición, pero hay que conocer muy bien cuál es la zona sombreada correcta. Infinidad de jugadores, incluso de un nivel alto, imaginan como 'sombreada' toda la zona detrás de la siguiente bola objetiva ante su tronera (con lo cual, lo de la 'zona sombreada' casi no sirve para nada).

Estudiemos el diagrama: la zona sombreada es muy correcta para tener un fácil disparo sobre la bola 8, después de entronerar la 7. Así, podemos jugar un sencillo clavado sobre la 7, y tener un tiro muy fácil sobre la 8. Sin embargo, acabamos de meternos en un lío: conseguir, en la situación resultante, mover la blanca hacia la 9 va a ser un trabajo de chinos. Si consideramos todo esto al elaborar el tiro sobre la 7 e imaginamos una bola en mano sobre la 8, nos damos cuenta de que la zona correcta para detener la blanca tras meter la 7 es la zona rayada, no toda la zona sombreada.

Así, acabamos de redefinir nuestro concepto de ‘zona sombreada', y también hemos detectado cuál y por qué es el ‘lado correcto' de la bola. Podemos además sacar una interesante conclusión de todo esto: es mucho más importante dejar, antes que el ángulo exacto, el lado correcto. En todo caso, seguimos hablando de buscar ángulos antes que bolas rectas. Estar en el lado correcto de la bola no significará forzosamente estar en el ángulo correcto (aunque sí casi siempre), porque habrá ocasiones en las que necesitemos un ángulo muy preciso para conseguir algo determinado (abrir un grupo de bolas, o llevar la bola blanca por una ruta muy puntual), y estar a un lado de la bola no tiene por qué significar ganar exactamente ese ángulo. Pero esto son situaciones excepcionales; en la mayoría de los casos, elegir bien el lado correcto, y el tiro para ganar ese lado correcto, será suficiente para tener un buen ángulo a la hora de ejecutar nuestro siguiente disparo.

COMO BUSCAR LA ZONA SOMBREADA CORRECTAMENTE Ahora podemos dedicar un momento a estudiar nuestra zona sombreada y, lo que no es menos importante, cómo alcanzarla del mejor modo posible. Si, de momento, prescindimos de bolas que estorben y reduzcan la zona sombreada, y para hablar de generalidades, podremos mencionar que esta zona siempre es más o menos triangular (pruébese el mismo método utilizado para buscar la zona sombreada en los diagramas anteriores, con cualquier otro tipo de bola, y podrá comprobarse que así es). La razón por la que la zona tiene esta forma (de triángulo) es que, en los lados de este triángulo, estamos marcando los límites de lo razonable para la bola blanca, y

en cualquier punto de este lado, ya sea más cerca o más alejados de la bola objetiva, el ángulo con ésta continúa siendo el mismo. Entonces, lo primero que comprobamos es que esta zona correcta para nuestra tiradora 'se encoge' según nos vamos acercando más a la bola objetiva. Es por esto que es un error buscar bolas demasiado cortas con la escusa de que sean más fáciles, pues nuestro margen de error será cada vez más pequeño. Podemos apreciar, además, que es mejor entrar 'a favor', en la medida de lo posible, de esa zona sombreada, antes que contra ella, pues (y otra vez hablamos de generalidades, en principio) la zona será aún mayor, y tendremos mejores posibilidades de parar la blanca en un lugar correcto, y un mayor margen de error.

Pero examinémoslo a través de un gráfico: si, para no ir más lejos, tomamos como ejemplo la zona sombreada que analizábamos en el apartado anterior, podemos apreciar todas estas cuestiones, con más detalle: Para empezar, podemos apreciar la diferencia del tamaño entre los segmentos marcados en la zona sombreada. Como se ve, el marcado cerca de la bola 8 es claramente menor que los otros dos, lógicamente por encontrarse demasiado cerca de la objetiva. El segmento intermedio, paralelo al anterior, es claramente más jugable por estar más alejado de la bola objetiva, donde la zona sombreada 'se abre'. Pero estos dos segmentos indican algo más: están marcando la entrada de la bola blanca, según entremos en la zona más o menos lejos de la bola objetiva. Pero son entradas 'contra' la zona, en lugar de a favor de ésta. Es por esto que podemos encontrar un segmento más grande: el que marca la entrada 'C' que es 'a favor' de la zona y que, por consiguiente, tendrá que ser el que busquemos siempre que tengamos oportunidad de elegir.

Pero analicemos aún otra entrada más, en el diagrama 3b, a menudo poco contemplada por jugadores menos experimentados. Estamos entrando, en realidad, en dirección contraria a la bola, pero perfectamente 'a favor' de nuestra bonita zona sombreada. La vision de esta forma de atacar la zona sombreada abrirá fenomenalmente nuestras opciones, a la hora de jugar una partida. Buscar la zona sombreada entrando a favor de ella es siempre una buena política. Pero no deben menospreciarse tiros de aproximación del tipo 'B', en el diagrama 3a. Se producen con frecuencia en las partidas de más alto nivel. No se debe malinterpretar esta cuestión: si hay que forzar la blanca por buscar una entrada a favor de la zona cuando se puede llevar a la zona correcta con un tiro suave y natural, incluso aunque sea entrando menos a favor o incluso contra ella, es posible que sea mejor la segunda opción. Esto hay que sopesarlo siempre con agudeza, y entender que a menudo es más fácil parar la blanca en una zona menor, pero con un tiro de fuerza controlado y suave, que hacerlo en una zona grande pero con una presión.

Observemos un diagrama más: insistiendo en la zona sombreada que nos creamos hace un rato (para facilidad de explicación y comprensión), tenemos dos claras opciones, en este caso con la bola 7 cerca de la 8, para buscar emplazamiento y ángulo para llevar la blanca de la 8 hacia la 9. Existe la opción de llevar la bola blanca en 90º según lo ya estudiado en capítulos anteriores, y este tiro no es complicado, pero sí es crítico: tenemos que meter algo de presión a la bola (es difícil transmitir la mayor precisión mediante un gráfico, pero pongamos que el tiro requiriera 7 u 8 de fuerza), y en este caso cualquier modificación del ataque que necesitamos, prácticamente un centro-bola, sería catastrófico. Por ejemplo, un ligero corrido produciría un choque con la 8 o una 'escapada' a la izquierda de la 8 que, en el mejor de los casos, nos permitiría un tiro incierto a la bola 8 a alguna de las troneras de la derecha (en el gráfico) y pocas o ninguna opciones para volver al otro lado, buscando la 9. Sin embargo, buscando la zona correcta a favor de ella, y no en contra, advertimos que un retroceso muy suave (tal vez un fuerza 3 ó 4) nos lleva la bola blanca a una zona amplísima y con margen de error mínimo (quiere decirse, aunque el tiro no sea exacto, es más que probable que la blanca aterrice en un lugar muy válido para nuestros fines (transición 8-9). Seguiremos estudiando este tipo de casos. Lo importante (y lo bonito al billar americano), como intento transmitir en este apartado de táctica, es conseguir hilvanar una bola con otra, y especialmente un ángulo correcto con otro.