Francisco Penzotti

Francisco Penzotti Fué un admirable pastor metodista de fines del siglo 19, nacido en Italia el 26 de setiembre de 1851

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Francisco Penzotti Fué un admirable pastor metodista de fines del siglo 19, nacido en Italia el 26 de setiembre de 1851 emigró junto a su familia a Montevideo, Uruguay a los trece años. Mas tarde se casó con Josefa Sagastibelza hija de españoles con la cual tuvieron ocho hijos. Se convirtió al evangelio el año 1876. Desde ese entonces fue un ferviente discípulo de Jesucristo. En 1887 La sociedad Misionera Metodista lo nombró como colportor de biblias para la costa del Pacífico, tarea que lo llevó por todos los países de América latina. En 1888 Penzotti llegó al puerto del Callao en Perú y al año siguiente en el mes de enero fundó la primera iglesia evangélica: Iglesia Metodista Episcopal del Callao. En este mismo año viajó a Arequipa donde milagrosamente escapó de ser apedreado, lo encarcelaron, predicó el evangelio a los presos y salió en libertad por orden presidencial de don Andrés Avelino Cáceres. Fue nuevamente detenido en El Callao, el día 26 de julio de 1890, y encarcelado en un calabozo del Real Felipe; fue allí donde el Espíritu Santo lo guió para escribir el hermoso poema con música: “Que importa del mundo las penas…” muchos presos se convirtieron los cuales al ser liberados fueron miembros de la iglesia. Salió libre el 28 de marzo de 1891 después de un proceso que impactó la opinión pública, los medios de comunicación quienes en la practica lo defendieron. Le ofrecieron su libertad a cambio de que saliera del país la cual no fue aceptada por el hombre de Dios. En aquel tiempo en el Perú estaba prohibida cualquier forma de culto que no sea el católico romano con lo cual quedaba en evidencia que las libertades proclamadas por San Martin y Bolívar todavía estaban incompletas; finalmente, que el juez doctor Porra decidió liberar al predicador. Cuando Penzotti salió de la recibió una multitudinaria bienvenida de creyentes y simpatizantes. En los siguientes cultos el templo estaba lleno. “No vaya Pezotti !No vaya Penzotti!” Era el consejo de los que lo conocían cuando el anunció en Arequipa su viaje a Bolivia, porque habían acabado de matar a otro colportor llamado José Mongiardino. Preocupado Penzotti, entró en su cuarto para orar a Dios mientras en el otro cuarto una señorita tocaba en el piano un himno que decía: “No os detengáis, no os detengáis. Nunca, nunca, nunca; Cristo por salvarnos dio su sangre, cuando el murió.” El siervo de Dios se lleno de valor y entendió que su mision estaba por encima de su bienestar personal y fue. En 1892 llego a vivir en Guatemala, de allí, recorrió los países de América Central, Su enorme compromiso con Cristo, su amor por la palabra de Dios le hicieron superar, la enfermedad, la escases, las privaciones; insultado, perseguido; pero, jamás desalentado. Viajero constante, en trenes, a lomo de mula, a pie, durmiendo en el suelo; seguía tocando puertas en todos los países de latino América, distribuyó más ejemplares de la Santa Biblia que cualquier otro en su tiempo. Murió en Buenos Aires, Argentina el 24 de julio de 1925 dejando un ejemplo a todos los creyentes de lo que implica el compromiso con el gran Mandamiento de: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del padre y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28.19-20)