Fischer Contra Spassky - S. Gligoric

FISCHER CONTRA SPASSKY POR EL GRAN MAESTR O 1 NTER NACIONAL SVETOZAR GLIGORIC EL AC ONTECIMIENTO CULMINANTE de la mil

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FISCHER CONTRA SPASSKY

POR EL GRAN MAESTR O

1 NTER NACIONAL SVETOZAR GLIGORIC

EL AC ONTECIMIENTO CULMINANTE de la milenaria historia del ajedrez anotado por el más respetado analista del mundo: el Gran Maestro Interna­ cional yugoslavo S vetozar Gligoric, quien ha jugado con ambos conten­ dores y vencido a Fischer en más de una oportunidad. Jugada a jugada, y en permanente

diálogo con Gligoric, podrá el aficio­ nado integrarse a este histórico torneo de la inteligencia y la voluntad. Robert J. Fischer, de 29 años, el rey

sin corona del ajedrez, campeón de los Estados Unidos a los 14 años y Gran Maestro a los 15, desafía y de­ rrota a Boris Spassky, el Gran M aes­ tro de Leningrado, quien luchaba por defender el honor de cuatro millones de ajedrecistas rusos y la supremacía de su nación que duró veinticinco años imbatida.

EDITORIA L

POMAIR E

Santiago de Chil e México

/

/

Buenos Aires

Barcelona

SVETOZAR GLIGORIC

FISCHER CONTRA SPASSKY

Título original FISCHER vs. SPASSKY Edición original THE CHESS PLAYER / NOTTINGHAM / 1972 Traducción DOMINGO SANTOS Y LUIS VIGIL Supervisión técnica CARLO FRABETTI Diseñó la cubierta ENRICH Dibujos de Fischer y Spassky SHEILA S. WHITE Fotografías de Fischer y Spassky DAVID N. L. LEVY

SVETOZAR GLIGORIC

FISCHER CONTRA

SPASSKY

1 EDITORIAL POMAIRE SANTIAGO DE CHILE / BUENOS AIRES MÉXICO / BARCELONA

Nota de los Editores: A excepc1on de las biografías de Fisc:her y de Spassky, la totalidad de esta obra ha sido escrita por Svetozar Gligoric.

Agradecimiento: Editorial Pomaire desea expresar aquí su reconocimiento a Mr. An­ Player, por su eficaz colaboración en la

thony J. Gillam, Director de The Chess

realización de la presente edición en castellano.

© 1972 by The Chess Player © 1972 by Editorial Pomaire S.A. Avda. Infanta Carlota, 100 / Barcelona / España

Printed in Spain Depósito Legal: B. 40697 1972

Gráficas Diamante Zamora, 83 / Barcelona 5 -

1NDICE

Explicación de los símbolos

8

In traducción

9

Historial de juego de Spassky

21

Historial de juego de Fischer

25

Encuentros previos

27

La escena en Reykjavik

37

.

41 51 53 61 69 77 85 93 99 105 113 119 127 137 145 153 163 173 183 193 201

Perfil de un genio .

209

¿El último de una dinastía?

233

Anteriores campeonatos mundiales

248

En retrospectiva

251

Partida uno Partida dos Partida tres Partida cuatro . Partida cinco Partida seis Partida siete Partida ocho Partida nueve Partida diez Partida once Partida doce Partida trece Partida catorce . Partida quince . Partida dieciséis Partida diecisiete Partida dieciocho Partida diecinueve . Partida veinte . Partida veintiuna

EXPLICACION DE LOS SIMBOLOS

+

Jaque.

0-0-0

Enroque largo.

0-0

Enroque corto. Un movimiento fuerte (a veces usado por Gligoric al comienzo de la partida para mostrar una importante elección de movimiento de apertura).

!!

Un movimiento muy fuerte, que suele conducir a una rápida victoria.

? ??

Un mal movimiento. Un error, que habitualmente produce la derrota in­ mediata.

!?

Un movimiento sorprendente o interesante.

?!

Un movimiento dudoso.

INTRODUCCION

Una escena filmada por un director cinematográfico yu­ goslavo en Bled, en 1959, permanecerá como un impresionante documento del ajedrez mundial en la segunda mitad del si­ glo xx. Tal alzó sus grandes ojos negros, miró a Fischer, y lanzó una sonrisa abiertamente despectiva hacia el muchacho de dieciséis años de edad. La forma en que contemplaba a su rival (las reglas de buena educación piden que la concentra­ ción se dirija hacia el tablero) sólo podía estar fundamentada en el especial placer que sentía Tal al enfrentarse y superar psicológicamente a su joven rival que, absorto en los proble­ mas del juego, no se daba cuenta evidentemente de lo que sucedía a su alrededor. En el banquete final del acontecimiento (el Torneo de Can­ didatos), Fischer se lamentó al autor de este texto de que había perdido cuatro posiciones superiores en contra de Tal.

La queja de Fischer fue en vano. Tal había triunfado en el torneo, y poco después triunfaba de nuevo en su primer match con Botvinnik, alcanzando así su corto pero impresionante reinado como Campeón Mundial. f:ste fue probablemente el momento en que comenzó la indignación de Fischer hacia los jugadores de ajedrez soviéticos y su autoproclamada supe­ rioridad. Cuando aún era un niño, Fischer creyó que su misión era convertirse en el mejor jugador del mundo. Luego declararía : «La gente no intenta, la mayor parte de las veces, hacer todo lo que puede. No tiene un espíritu tenaz, un espíritu de vic­ toria. Y, una vez uno ha conseguido un buen puesto, tiene que conservar su reputación... empezar cada día como un

9

desconocido para probar su valía . Por eso yo no hago el pa­ yaso. No creo que se deba perder el tiempo. Mi obj etivo es ganar el Campeonato Mundial de Aj edrez ; vencer a los rusos (así es como Fischer se expresa siempre cuando habla de los grandes maestros soviéticos , aunque, por ejemplo, Petrosian sea armenio y Keres estoniano). Me lo tomo muy en serio . » E s cierto. Fischer s e h a tomado esta tarea más en serio que cualquier otra persona en toda la historia del aj edrez . Fue su hermana, que l uego se casó y trasladó a California, la que le inició en las reglas del j uego . Desde la edad de los seis años , sólo ha pensado en el ajedrez . Después dejó la es­ cuela, y luego abandonó el piso de su madre en B rooklyn, y más tarde dej ó también su casa de Los Angeles y se convirtió en un vagabundo que vive en hoteles y dej a atrás su equipaj e . Pero no su ajedrez de viaj e, hecho en madera . « Mire esas piezas , suaves y ligeras . No tienen aristas cortantes . Están maravillosamente tallada s . E s el mej or j uego que j amás he visto . ¡ Tome, palpe este caballo! » Tras lograr finalmente las calificaciones necesarias para enfrentarse con Spassky, Fischer dij o : « Al guien tiene que de­ tener los (a los soviéticos ) , yo he sido e l elegido. Pienso ense­ ñarles a tener un poco de humildad » . Dándose cuenta de la exageración de sus declaracione s , Fischer admite en privado que no sabe por qué razón dice ocasionalmente cosas como ésas , pero que « tales estados de áni mo le llegan de vez en cuando » . Ha estado siguiendo la prensa soviética durante años , y lo que ha escrito acerca de é l . ¿ Por qué este interés por las opiniones de un país a millares de kilómetros de distan­ cia, opiniones que a pocos otros estadounidenses les interesan o les importan ? « Me repugna su hipocresía», dice Fischer, « como cuando derroté a Petrosian . Apenas si hubo una pequeña nota en sus periódicos acerca de ello. Pero luego hubo un campeonato l ocal, y le dedicaron grandes titulare s . Si Petrosian me hu­ biera derrotado a mí, en tonces sí que hubiera habido grandes titulares » . 10

El renombre ( siempre) y el j uego límpio ( desde el Torneo de Candidatos en Curac;ao en 1 962) no han sido los únicos motivos de l a indignación de Fischer con los soviéticos. Tam­ bién lo está a causa del dinero . C ree que ha sido sistemática­ mente excluido de ganar dinero, dado que el Gobierno sovié­ tico paga a sus j ugadores y los envía a los torneos « gratuita­ mente » ( o sea, sin pedir una retribución por intervención ), mientras que él insiste en percibir retribuciones extra, l o cual , lógicamente, ha suscitado opiniones desfavorables e n todo e l mundo. « Envían a los mej ores j ugadores rusos p o r todo e l mundo a j ugar gratis e n lugares en los que y o estaba pidien­ do miles de dólare s . Bueno, finalmente he logrado acabar con esto ( su conspiración contra él), pero durante un año y ocho meses , entre 1 969 y 1 970, me sentí muy descorazonado. Rehusé j ugar contra los rusos, y ellos tienen a la mayor parte de los mej ore s j ugadores del mundo. Durante un tiempo estuve pen­ sando en abandonar el aj edrez internacional . Pero luego pen­ sé : ¿ qué otra cosa puedo hace r ? La respuesta fue : nada . » Fischer está muy i rritado porque, según dice, h a sido el mej or j ugador del mundo desde que tenía dieciocho años , y no se le ha reconocido. En particular, está i rritado porque no se ha hecho rico como merece un campeón . . . como, de he­ cho, merece el mej or j ugador del mundo de todos los tiempos ( según el sistema d e calificaciones empleado por la F . I .D . E . ) . Parte de e s t e descontento recae sobre los Estados Unidos : « Hasta se me postergó en mi propio país . Los estadouniden­ ses no saben mucho de aj edrez. Así que e scucharon a otra gente . Pero creo que cuando derrote a Spassky, los estadouni­ denses sentirán mayor interés por el aj edrez . A los estado­ unidenses les gustan los ganadores . . . Los E stados Unidos no es un país culto. A l a gente de aquí le gusta ser divertida. No quieren trabaj ar mentalmente, y el aj edrez es una práctica altamente intelectua l . A los estadounidenses les gusta apol­ tronarse frente a un televisor y n o tener que abrir un libro . . . Pero ahora el presidente Nixon me acaba de enviar una carta diciendo que Estados Unidos m e apoya. » 11

Así, para Fischer, este enfrentamiento con Spassky es el enfrentamiento de su vida contra el ajedrez soviétic . No hay muchas razones para que Fischer esté i rritado personalmente con Spassky. Su oponente, que tiene seis años de edad más que él , siempre l o ha tratado de una forma amistosa y simpá­ tica . ( Spassky me dij o en una ocasión, ea privado, y con cierta ironía dirigida contra sí mismo, que le gustaría más viaj ar por el mundo y, como un filósofo, i r estudiando las relacio­ nes humanas . ) Si advierte sencillez y sinceridad en los derrás, Fischer s e queda desarmado . P o r e s o parece que ( inconscientemente) l e moleste recordar, antes del gran encuentro, l o s momentos de amistad que vivió con Spassky en Santa Mónica, en 1966, y en otros lugare s . Esto sólo podría abrir b rechas en la arm a­ dura psicológica con que se ha revestido contra su p rincipal oponente . Pero Fischer tiene amigos . Quinteros, un j oven maestro de Argentina, exclamó en Buenos Aires durante el encuentro Fis­ cher-Petrosian : « Los periodistas siempre han hablado mal de Fischer. Le gusta enormemente el ajedrez, y es un maravilloso amigo » . Lo abierto que se muestra Fischer con aquellos que le evidencian sus buenas intenciones contrasta con su hos­ quedad con todo el mundo, y especialmente con el círculo de aj edrecistas soviéticos . No puedo dej ar de recordar un detalle en especial. Cuando tuve una entrevista intercontinental con ambos para Radio Belgrado, Fischer inició su conversación en tono irritado, di­ c iendo que Spassky había estado llevando a cabo preparativos para enfrentarse con él durante tres años, mientras que él sólo había tenido dos meses ( que era e l tiempo t ranscurrido desde su encuentro con Petrosian) para p repararse. No obs­ tante, cuando le dije que Spassky también deseaba que el encuentro se realizase lo más tarde posible , se sintió desagra­ dablemente sorprendido, en lugar de satisfecho . En sus nego­ ciaciones previas, había adquirido el hábito de seguir la regla, más por instinto que por raciocinio , de que «todo lo que el 12

rival no desea tiene que ser bueno para mí». Pero ahora se encontraba desconcertado, al coincidir sus deseos con los de su oponente. Su primera reacción fue tratar de evitar com­ prometerse con cualquier declaración . Unas negociaciones exhaustivas estaban en concordancia con la aureola de trucu­ lencia que el estadounidense había montado alrededor de su aj edrez, lo cual no podría decirse de un fácil acuerdo . Spassky, por su parte , ante mi sugerencia en una conver­ sación telefónica, se inclinaba a apoyar l a idea de ir a l a cen­ tral de la F . l .D . E . para hablar acerca del lugar y momento del encuentro . Bobby se mostraba menos entusiasta acerca de la posibilidad de entrevistarse -co n su rival antes del encuen­ tro . «Nada de amistad » , parece ser el ansioso lema oculto de Fischer. No obstante, los acontecim ientos tomaron el camino opuesto . Por miedo de perder su mej or oferta financiera, Fis­ cher fue a Amsterdam ( el plan personal de Fischer durante el primer año de la nueva era de su vida, dado su diferente status en la mercantilista sociedad estadounidense, era lograr cien mil dólares anuale s ) . En Amsterdam fue Spassky el que estaba ausente. El Campeón Mundial deseaba hacer más pre­ sión y obligar a aceptar su elección de un lugar en el que tuviera unas condiciones climatológicas y de otro tipo más favorables para sí. El lado soviético tenía sus propias razones para no llegar a un compromiso. Fischer había j ugado todos sus torneos en el lado americano del Atlántico. Creían haber favorecido ya bastante a su j oven rival. E l Campeón Mundial tenía sus propios derechos y no iba a ir al terreno de Fischer como habían hecho todos los demás . Y tampoco pensaba j ugar en el sur de Europa, con un calor veraniego al que no estaba acostumbrado. Había llegado el momento en que Fischer de­ bía hacer concesiones. Fueron elegidas ocho localidades posibles, para ser some­ tidas a una consideración seria, y una lista de diecisiete ofer­ tas. Entonces llegó el primer movimiento sorprendente. El orden de preferencias soviético se limitaba a cuatro lugares : 1 , Reyj avi k ; 2, Amsterdam; 3, Dortmund ; 4, Parí s . Las otras 13

cuatro proposiciones fueron rechazadas por intermedio de la embaj ada soviética en los Países B aj os, que proclamó que eran « inaceptables para Spassky». Ahora era el turn o del re­ presentante de Fischer, E d Edmondson (el direcor ej ecutivo de la U.S.C.F.), de hacer el movimient o adecuado . Fischer en persona, mientras estaba en Amsterdam, sólo musitó tres pa­ labras a los periodistas holandeses: « No lo sé», cuando le preguntaron si aceptaría jugar en los Países Baj o s . Una sola repetición en l a lista americana de cualquier lugar que apa­ reciese en la lista soviética representaría que el presidente de la F.1.D . E . , doctor Euwe, señalara aquel lugar como « la única elección posible según acuerdo de ambos rivales». Pero tal acuerdo habría reducido a la m itad los ingresos de Fischer por el encuentro para e l que se había estado preparando du­ rante toda su vida. Tras varias horas de reflexión, la decisión de Edmondson en este j uego diplomático de adivinanzas fue infalible : eligió las ciudades de Europa del sur, que no es­ tarían ciertamente en la lista de Spassky ( es decir, dos ciuda­ des de Yugoslavia: 1, Belgrado ; 2 , Saraj evo), y las dos ciu­ dades transatlánticas (3, B uenos Aire s ; 4, Montreal), que tam­ poco interesaban a los soviéticos . Así que ninguna ciudad es­ taba en ambas listas. La p rime ra parte de este torneo acabó en tablas . A Fischer, en realidad, le gustaba especialmente Bue­ nos Aires, pero había ofrecido una suma garantizada insufi­ ciente, lo cual impedía que la colocase en el primer lugar de su lista. Un nuevo intento de acuerdo se produj o cuando Edmond­ son visitó Moscú, pero sin resultado. Aunque Reykj avi k no era una mala elección (ciento veinticinco mil dólares para el p re­ mio en lugar de los ciento cincuenta y dos mil ofrecidos por Belgrado), Fischer, en Nueva York , siguió su sagrada regla de no aceptar, en p rincipio , las sugerencias d e su rival. Cuando quedó claro que el desacuerdo tomaba el aspecto de un nudo gordiano, e l doctor Euwe l o cortó al estilo de Alej andro Mag­ no, y decidió d ividir el encuen t ro en dos partes : doce parti­ dos en Belgrado, y el resto, hasta un máximo de doce, en 14

Reyj avik . No era la solución ideal, pero tenía su precedente: en 1948, Botvinnik ganó el títul o en un torneo que tuvo lugar mitad en l os Países B aj os y m itad en la Unión Soviética . Y, después de todo, ¿ qué otra cosa podía hacer el doctor Euwe , si deseaba ser imparcial ante los ojo s de los miem­ bros de la F . l .D .E . ? La franqueza agresiva está más de moda que la llamada consideración caballeresca . Ni Spassky ni Fis­ cher habían demostrado ninguna especial consideración por los deseos de su rival . Fischer no había ocultado su aspira­ ción de hacer atravesar el océano a su oponente (« Los rusos j uegan peor aquí » ) , ni Spassky su deseo de j u gar muy al norte, porque « I slandia me recuerda mucho al clima de mi Lenin­ grado nativa » . L a Federación Soviética de Aj edrez presentó una dura pro­ testa contra la solución de Euwe: « Spassky no puede aceptar el verano de Belgrado, aunque respetamos las condiciones ofrecidas». La revista estadounidense Time dij o que la deci­ sión había sido tomada del Rey Salomón . Fischer tampoco deseaba felicitar a Euwe por su decisión : . «Es u n error. Tendrán el doble de problemas . La gente va a estar confundida, yendo de u n sitio a otro, y parecerá un es­ pectáculo de feria . ¡No me gusta! » De hecho , Bobby no esta­ ba verdaderamente irritado. Reykj avik era únicamente acepta­ ble para él a causa de razones tácticas, y fue el primero de los dos en aceptar la división del torneo. Sus declaraciones a la F . l .D.E .: « Prefiero todas las partidas e n Belgrado, empe­ zando el 25 de j unio, pero aceptaré su decisión de empezar entre el 21 y el 25 de j unio repartiéndolas entre Belgrado y Reykj avik». Y sus declaraciones para el público estadouni­ dense: « Todo acabará en un p ar de meses, y entonces yo seré el Campeón » . Para Spassky, l a aceptación era u n proceso más difícil. De nuevo le parecía, al menos hasta cierto punto, que las deman­ das de Fischer h abían sido aceptadas en mayor grado que las suyas . La razón se encontraba parcialmente en el hecho de que las fechas de comienzo por el lado soviético e ran menos 15

elásticas. Pero, en cualquier caso, la decisión del doctor Euwe no se mantuvo mucho . A principios de abril, la « gran compe­ tición» fue inesperadamente puesta e n cuestión . Fischer, que admite él mismo ser « impredecible», repentinamente no deseó jugar baj o las condiciones del acuerdo aceptado en su nom­ bre, tanto como en el de Spassky, en Amsterdam . B aj o la impresión equivocada de que sus intereses estaban siendo desdeñados por l a F . l .D . E . y los organizadores, y de que la Federación Estadounidense estaba « llegando a demasiados compromisos por miedo a que l a Federació n Soviética pu­ diera cancelar el encuentro», Fischer decidió no emplear nin­ gún representante y tomar tod o el asunto en sus propias manos. Esto supuso que, tras largas exposiciones de argumentos y discusiones, efectuadas princip almente mediante llamadas telefónicas y telegramas intercontinentales, el presidente de la F . l .D . E . se viera obligado a presentar un ultimátum al as­ pirante: ¿ él, o Petrosian ? Pues, frente a nuevas peticiones financieras de Fischer, el organizador de Belgrado había can­ celado su oferta, y la Federación Soviética rehusó enérgica­ mente nuevas propuestas de localidad, pidiendo que el ofre­ cimiento de I slandia fuera respetado según los acuerdos pre­ viamente alcanzados. En el último momento, cuando el mundo del aj edrez no sabía si iba a realizarse un encuentro S pessky-Fischer en Reykjavik o un Spassky-Petrosian en Moscú, Fischer aceptó las condiciones a través de un nuevo abogado. El gran en­ cuentro había sido salvado . . . Pero sólo aparentemente . Cuando Fischer debía encontrar­ se en I slandia para comenzar la competición, se hallaba en Nueva York, reiterando su petición de un treinta por ciento de la recaudación de las taquillas para cada uno de los juga­ dores. Por razones financieras, esta demanda no podía ser aceptada por los organizadore s . Hasta Spassky, que se encontraba en Reykj avik desde ha­ cía un par de semanas antes de que debiera comenzar el en16

cuentro, creía que ya no había ninguna posibilidad de que el torneo se celebrase. Fischer no estaba p resente en la gran ceremonia de aper­ tura en la noche del sábado primero de j ulio, ni al día si­ guiente cuando debía haberse j ugado la p rimera partida. Pro­ bablemente, Fischer, aún en Nueva York en esa ultimísima hora, tenía la misma opinión pesimista que Spassky. ¿ Aca­ so estaría diciéndose que Clay nunca aceptaría que se le pri­ vase de su porcentaj e de la recaudación de las taquillas ? (¿ Po r qué iban a ser tratados los campeones de ajedrez peor que los boxeadores ? ) Quizá Fischer hubiera perdido instin­ tivamente el deseo de j ugar con Spassky en el momento en que el poseedor del título se hallase aún en su plenitud, y fue esto lo que le impulsó a permanecer alej ado. Nunca lo sabremos . Para lograr sacar de su consternación a los organizadores islandeses ( que habían invertido mucho dinero en l a prepara­ ción del torneo), y para saivar los intereses del aj edrez mun­ dial , el doctor Euwe , presidente de la F . I .D . E . , corrió el riesgo de tomar la decisión ( quizá j u rídicamente errónea) de retrasar la primera partida por dos días . Esta decisión inesperada le daba un poco más de tiempo a Fischer con la esperanza de que « recuperase su buen sentido». Pero esto no habría ayuda­ do mucho si, en el mismo día, no hubiera aparecido un deus ex mach ina en la persona del mecenas del ajedrez británico Jim Slater, que simplemente añadió cincuenta mil libras al premio islandés de ciento veinticinco mil dólare s . Su mensaj e a Fischer fue : « Si el problema es el dinero, aquí está. ¡ Ahora sal y j uega! » Robert Fischer llegó al campo islandés a p rimeras horas de la mañana del martes 4 de julio, antes de la hora tope del mediodía marcada por el doctor Euwe . Pero de nuevo fue re­ trasada la primera partida, porque el campeón no aceptó que se sorteasen las partidas hasta que Fischer presentase excusas por « haber violado las reglas » con su tardía llegada . La atmósfera era tal que la mayoría señalaba a Fischer 17 2.

-

F!SCHER CONTRA SPASSY.Y

como favorito del encuentro . En una encuesta entre los parti­ cipantes y expertos en Hastings en enero , sólo un maestro internacional había d icho : « No sé cómo puede j ugar Fischer contra el peón de l a reina de Spassky. Fi scher no tiene una buena defensa » . Pero casi todos los demás predijeron que Fis­ cher ganaría fácilmente, y el más voluble fue Naj dorf, que había p resenciado el j uego de Fi scher contra Petrosian en Buenos Aires . Los notables resultados de Spassky en sus encuentro s , y su habilidad camaleónica de adaptarse a cualquier rival, ha­ bían sido o lvidados . Spassky , observador excepcionalmente inteligente de las personas , es un rival astuto y peligroso. Re­ c ordemo s , por ejemplo, cómo esperó que Larsen comenzase a j ugar negligentemente en su encuentro en Malmoe . En cam­ bio, Fischer, contra el m i smo rival, e l año pasado en Denver, s i gu i ó una línea recta , tratando de j ugar mej or en general. Spassky ha derrotado a algunos por pura paciencia ( Korchnoy, t ras perder la final de los Candidatos en 1 968, dij o : « Spassky me ha enseñado a no empujar demasiado lej os los peones » ); derrotó a Geller con ataques de mate, a Tal con un j uego agresivo sin contar las pérdidas materiales ( que es lo que hace Tal ), a Petrosian (el más difícil) mediante una súbita explosión de energía en la última parte del encuentro , cuan­ do Petrosian dejó de porfiar, creyendo que ya iba a ganar la lucha . El final de ese encuentro debió de parecerle a Petro­ sian como despertar de una corta y fea pesadilla. Todo esto ha tendido a ser olvidado frente a los impre­ sionantes resultados de Fischer y al poco ambicioso j uego de Spassky en los encuentros recientes ( Donner ha dicho: « Spas­ s ky es más fuerte, pero me temo que, inconscientemente, desea per d er la competición » ) . Fischer h a dicho del j uego d e Spassky e n Gotenburgo ( agosto de 1 97 1): « T iene el título, y no le interesa mucho más » . L a intensidad creativa d e Fischer e n sus partidas s e halla s iempre al mismo nivel, mientras que Spassky oscila y se comporta de una forma mucho más casual a ese respecto. 18

Tal vez sea ésa la causa de que en las j ugadas de Fischer se produzcan menos errores que en las de Spassky. ¿ Hasta qué grado había logrado Spassky armarse p sicoló· gicamente para la competición contra el ambicioso aspiran­ te? La obligación de defender su reconocido imperio del aje­ drez contra los asaltos y la destrucción es una gran responsa­ bilidad y estímulo , pero tamb ién puede ser una terrible carga . No obstante, cuando comience la lucha, se defenderá. Antes de su segundo encuent ro con Petrosian , d i j o en privado : « Esta vez lucharemos sin compasión. Debemos dej ar a un lado la amistad » . Spassky puede sentir respeto, pero n o es impresionable. Del j uego de Petrosian en la segunda mitad de la competición de Buenos Aires, dij o: « ¡ Como un niño ! » . Y hablando de la experiencia de su segundo encuentro con Petrosian dice: « La regla que indica que un tanteo de doce a doce dej a el título en manos del campeón es un handicap para el aspirante . Por otra parte, esta regla lleva al campeón a adoptar tácticas más cautelosas para no perder. Estas tácticas son, en la práctica, arriesgadas contra un rival que se aventura a algo . . . Las tácti­ cas de Petrosian eran demasiado pasiva s , demasiado cautelo­ sas, y ést a fue la p rincipal razón de s u derrota. Yo, por mi parte, aprovecharé la lección, y nunca u t ilizaré tales tácticas . » Spassky y a s e h a preparado contra Fischer en o t ra oca­ sión, en p revi sión del encuent ro entre la Unión Soviética y el resto del mundo en Belgrado en 1 970. Él y Botvinnik decidie­ ron que el estilo de Fi scher era « demasiado s imple » , y que era muy fácil p rever el objetivo de Fischer en una partida. Pero , hablando del abortado encuent ro n o oficial entre Fis­ cher y Botvinnik planeado para los Países Baj o s , Spassky dij o: « Botvinn i k era un optimista. Es divertido. Para mí, es muy divertido. Creo que este encuentro sería muy difíci l para Bot­ vinni k . » Dando una ojeada a l o s veinte años de carrera de Spassky, puede verse que la mayor parte de sus éxitos han tenido lugar en campo p ropio, en terrible competición con los p rincipales 19

grandes maestros soviéticos . Esto le da una experiencia prácti­ ca que Fischer nunca pudo tener. Pero, como compensación , Fischer parece haber supera do a Spassky y a l o s grandes maestros soviéticos en general en su actitud tremendamente profesional hacia el aj edrez . Contestando a un periodista de Life acerca d e su manera de prepararse para el encuentro, Fischer no supo qué decirle: « Daré paseos como siempre . Mi­ raré el aj edrez . . . » De hecho , mientras que para Spassky la preparación significa una forma de vida excepcional (y por eso prefirió que el encuentro se realizase más tarde, un punto que Fischer no pudo comprender en seguida), para Fischer no significa n ingún cambio en su rutina cotidiana. En esto tiene una importante ventaj a: « SU motor de j ugador está siem­ pre en marcha » . Era bastante natural que Fischer s e mostrase más optimis­ ta en una entrevista para Radio Belgrado. Cuando le pregunté si la competición llegaría al máximo de veinticuatro partidas , respondió que no. mientras que Spassky, que es muy distinto, d ij o que sabría la respuesta « sólo cuando acabe mis prepara­ tivos en m ayo » . Mientras paseaba conmigo en una ocasión, Spassky, que ya era Campeón del Mundo, me confesó que desearía olvidar · todo lo que sabía, como s i fuera una carga superflua, y co­ menzar a pensar desde el principio en el aj edrez. ¡Qué enor­ me ambición creativa en un hombre que ha sido llamado ca­ sual por algunos! En la práctica , Fischer ha evidenciado más a menudo un t ratamient o impecable de varias posiciones, especialmente en la apertura. De hecho, sólo queda pendiente una cuestión: ¿quién sabe más de aj edrez, Spassky o Fischer ? Quizás el aspirante tenga razón cuando dice: « Probable­ mente será el acontecimiento deportivo mayor de toda la h is­ to ria. Aún mayor que la pelea Frazier-Alí . . . »

20

HISTORIAL DE JUEGO DE SPASSKY TORNEOS

1952 1 953 1954 1955

1956

1957

1958

1959

1960

1961

Campeonato de Leningrado Campeonato de Bucarest Torneo Jóvenes Maestros Semifinal Campeonato U.R.S.S. 22.º Campeonato de la U .R.S .S. Campeonato Mundial Junior de Amberes Interzonal de Gotenburgo Olimpíada Estudiantil de Lyon 23 .º Campeonato de la U.R.S.S. Desempate Campeonato de la UR.S.S. Torneo Candidatos Ams terdam Semifinal Campeonato de la U.R.S.S. 24.º Campeonato de la U .R.S.S. Olimp:ada Estudiantil de Reykjavik Campeonato Equipo Europeo de Ham­ burgo Semifinal Campeonato de la U .R.S.S. 25 .º Campeonato de la U.R.S.S. Olimpíada Estudiantil de Varna Semifinal Campeonato de la U.R.S.S. 26.º Campeonato de l a U .R.S.S. Campeonato del Club Ajedrez Central de Moscú Campeonato de Leningrado Semifinal Campeonato de la U .R.S.S. Spartakiad ( Campeonato de Equipos de la U.R.S.S.) Riga 27.º Campeonato de la U .R.S . S . M a r d e l Plata Olimpíada E studiantil de Leningrado Campeonato Equipo de la U.R.S.S. Campeonato del Sindicato Trud Semifinal del Campeonato de la U .R.S.S. 28.º Campeonato de la U .R.S.S.

Clasific.

G

T

p

2.º 4 .º - s.· l .º 4 .º 3 .º - 4 .º l .º 8 .0 - 9.º

6 8 10 6 7 13 7 7 o 3 7 7 5

7 8 5 12 9 2 8 1 9 1 13 9 12 4

o 3 o 2 3 1 5 o 1 3 2 3 2 o

3 11 7 5 6 9

o 1

l .º - 2 .º 2 .º - 3 .º

2 7 7 4 7 8

l .º - 3 .º l .º l .º - 2 .º

4 11 9

6

1 o 1

4 10 5 12 o 3 8 8

4

7

l .º - 3 .º 3 .º 3 .º - 8 .0 l .º - S .º 4 .º - S .º

l .º - 2.º S .º - 6.º

l .º 9 .º - 1 0.º l .º - 2 .º

l .º l .º S .º - 6 .°

7

6 5

3 10 3 2 5 7 8 8

4 o 2 2

o o

4 o 1

o o 1 4

21

Campeonato de Leningrado

29.º Campeonato de la U.R.S.S. 1962

Olimpíada Estudiantil de Marienbad Campeonato de La Habana

C las i fi c.

G

T

p

l .º 2.º l .º

8 10

10

o 1

6 2.0- 3.0

11 8 4

3 10

-

Campeonato de Varna Campeonato de Equipos de la U.R.S.S.

30.º 1 963 1 964

1965

1 966

1 967

1 968 1969 1970

1971

Campeonato de la U.R.S.S.

Semifinal Ca m p eo na to de la U. R.S.S.

3 1 .º Campeonato de la U.R.S.S. Desempate del Camp eo n ato de la U.R.S.S. Torneo Zonal de Moscú Interzonal de Amsterdam Sochi Bel gr ado Olimp!ada de Tel-Aviv Spartakiad de los Sindicatos Sochi Hastings Santa Mónica Campeonato de Equipos de la U.R.S.S. Sochi Olimpíada de La Habana Beverwij k Campeonato de R.S.F.S.R. Moscú Spartakiad Sochi Winnipeg Olimpíada de Lugano Palma San Juan Palma U.R.S.S. contra el resto del mundo ( Tablero 1 contra Larsen) Leiden Amsterdam Olimpíada de Siegen Gotenburgo Campeonato de Equipos de la U.R.S.S. Moscú

5 .º 2 .º l .º - 3.° 2 .º l .° l .º 4.º 4.º l .º -

l .º - 2 .º l .º - 2.º l .° 5.°- 6.° l .º l .º - 2 .º 6.º - 8 .º l .º - 5 .° 3.º - 4.º 2 .º - 3 .0 l .º 5 .º

l .º l .º - 2.º 3 .º 6.º - 7 .º

Total : 43 1 ganadas, 496 tablas, 64 perdidas

22

=

9

6 5 1 4 13 5

9

o

4 7

o

9

8 3 6 6 5 o 6 5 7 6 4 3 5 2 6 10 8 3 1 2 8 7 5 3 4

10 7 5 6 1 11

68,5 %

o

6

14 2 6 8 9 8 6 4 9 3 13 9 7 10 8 5 11 5 10 7 8 6 7 14

9

o

1

3 o o 1 2 2 1 o o o o o o 1

1 o o o 2 o o o o 1 o o 1 o o o o o 2

PARTIDAS 1965

Keres Geller Tal 1966 Petrosian 1968 Geller Larsen Korchnoy 1969 Petrosian

ganó ganó ganó perdió ganó ganó ganó ganó

Total : 3 1 ganadas , 5 7 tablas, 13 perdidas

=

4

3 4

3 3 4 4 6

4 5 5

2

17

4

5 5

o 1 1

13

4

3

o 1

58,9 %

23

HISTORIAL DE JUEGO DE FISCHER TORNEOS 1956 1957/8 1 958 1 958/9 1 959

1959/60 1960

1960/1

1961 1962

1 962/3 1 963/4 1 965 1 965/6 1 966 1966/7 1 967

1 968 1970

Trofeo Rosenwald Campeonato de los Estados Unidos lnterzonal de Portoroz Campeonato de los Estados Unidos Mar del Plata Santiago Zurich Torneo de Candidatos ( Yugoslavia ) Campeonato de los E stados Unidos Mar del Plata Buenos Aire s Reikj avik Olimpíada de Leipzig Campeonato de los Estados Unidos Bled Interzonal de E stocolmo Torneo de Candidatos de Curac;:ao Olimpíada de Varna Campeonato de los E stados Unidos Campeonato de los Estados Unidos La Habana ( Por telex ) Campeonato de los Estados Unidos Santa Mónic a Olimpíada de La Habana Campeonato de los E stados Unidos Mónaco Scopj e lnterzonal Sousse ( se retiró cuando iba primero ) Ne tan ya Vinkovc i U.R.S.S. contra el resto del mundo (Tablero 2 contra Petrosian ) Rovinj /Zagreb Buenos Aires

Clasific .

G

T

p

8.· l .º 0 5 . - 6.0 l .º 3 .º - 4.º 4 .º - 7.• 3.0 - 4.• 5 .· - 6 .º l .º l .º - 2.º 1 3 .° l .º

2 8 6 6 8 7 8 8 7 13 2 3 10 7 8 13 8 8 6 11 12 8

5 5 12 5 4

4 o 2 o 2 4 2 11 o

l .º 2.° l .º 4.° l .º l .º 2 .° - 4.° l .º 2 .º l .º l .º l .º

l .º l .º l .' l .º

1

5 9

14 8 6 12

4 1 11 1 6 4 11 9 12 6 4 o 6 1 8 2 3 2 3

7 10 9 2 10 13

3 3 4 2 6 4

7

1

5 o 2 o o o 7 3 1 o 3 2

3 1 o 1 2

o o o o 1 o

25

Olimpíada de Siegen Interzonal de Palma

Clasific.

G

T

l .º

8 15

4 7

Total : 290 ganadas 173 tablas, 59 perdidas

=

p

72 9b

PARTIDAS

1961 197 1

Reshevsky Taimanov Lar sen Petrosian

Total : 19 ganadas, 10 tablas, 3 perdidas

26

2 6 6 5

inconclusa ganó ganó ganó =

75 9b

7 o o

2

3

1

o o

ENCUENTROS PREVIOS

Aunque Fischer y Spass ky son dos de los jóvenes «Ve tera­ nos» del circui to de encuen tros internacionales, únicamente se habían encontrado cinco veces en los tableros antes de esta compe tición. Son esas cinco partidas las que han añadido tan­ to interés a la compe tición, no a causa de las part idas en

sí,

sino a consecuencia de los resultados. ¡La simple realidad es que Fischer nunca había derrotado a Spassky! El americano tiene un puntaje posi tivo contra la mayor parte de los j ugadores internacionales, pero no había logrado una sola victoria contra el ruso. Así, aunque casi todos los que habían hecho predicciones señalaban a Fischer como vencedor para Reikjavik, la mayor parte de ellos aco taron sus afirmaciones. Damos a continua­ ción, con b reves notas, las cinco razones de esas aco tacianes. Blancas: Spassk7

7.

C3D

CxP

Negras : Fischer

8.

AxP

A2C

Mar del Plata, 1 960 Gambito de Rey l.

P4R

P4R

2.

P4AR

PxP

:S.

C3AR

P4CR

Tras este juego, Fischer escri­ bió un famoso artícul o : «El Gam­ bito de Rey está aniquilado•, en el que recomendaba 3 . . . P3D como la defensa correcta. PSC

4.

P4TR

5.

CSR

C3AR

6.

P4D

P3D

27

9.

C3A?

Es mejor 9. P3A 9.

cxc

1 0.

PxC

P4AD

11.

A2R

PXP

1 2.

0-0

C3A

13.

A x PC

0-0

H.

AxA

TxA

1 5.

D4C

P4A

La sugerencia de Fischer 15 . . . . Rl T es más segura . 16.

D3C

PxP

1'1.

TDlR!

Rl T

23.

• . •

D5C?

Lo cocrecto es : 23 . . . D6C ! ; 24. DxD, T x D ( amenazando . . . T x C seguido por . . . P7A), y las blan­ cas están en mala posición .

18.

24.

T2A

25.

T4R

25.

. . .

A2R

RlT?

Fischer p refirió la captura in­ mediata. 1 8 . A x P, por ejemplo : 1 8 . . . TlCR; 1 9 . CSR! 18.

TlCR

19.

A X P!

Al A!

20.

A5R +

21.

DxC+

CxA T2C !

ganando el PTR 22.

TxP

Si 22. T4A ?, A3D o 22. PST, D4C. DxP+

22. 23.

RlC

( Ve r diagrama.)

28

D4C?

Las negras pueden forzar tablas por repetición : 25 . . . D8D + ; 26. T lR, DSC ; 27. T4R, D8D + , etc. - Fischer. 26.

D4D!

Tl AR?

26. . . A l A es suficiente para unas tablas. Por ejemplo : 27. D x PT, A4A ; 28. C x A, D x C ; 29. T8R + , T l C o 27. CSR, A4A! ; 28. C7A + , RlC.

2'7. O 27 . . .

T5R!

TlD

D3C; 28. TxA ganando .

28.

D4R

D5T

29.

T4.A

abandona.

13.

P4A

C4T

14.

A3D

P4A

15.

TlD

P3C

1 6.

D2A

P X PD

1 '7 .

Ax P

Ax A

18.

PXA

A2C

19.

C3C

D2A

20.

P5D!

Dej ando al descubierto el rey de F i scher .

Blancas: Spassky Negras: Fischer

Segunda Copa de Piatigorsky Santa Mónica, 1966 Defensa Grunfeld l.

P4D

2.

P4AD

P3CR

3.

C3AD

P4D

4.

PxP

CxP

5.

P4R

CxC

6.

PxC

A2C

'7.

A4AD

P4AD

8.

C2R

C3A

9.

A3R

0-8

C3AR

10.

0-0

D2A

11.

TlA

TlD

12.

DlR

P3R

12 .. . D4T ! es más fuerte, y si 13. P X P o 13. PSD, entonces 13 . . C4R!. Spassky. .

-

20.

...

PA X P

21.

PxP

D x PR

22.

P5A

D2A

No 22 . . . P x P;

23. C x PA, D3AR, porque con 24. D3R las blancas t ien en un ataque arrollador.

29

23.

AXP

TxT

24.

TXT

TlAR!

no 24 . . . A x A; 25. C x A, D x PA ; 2 6 . C6A + , R2C ; 2 7 . T7D + , R x C ; 28. D4T + , de nuevo con un ata­ que vencedor. y

25.

AlC

D3A

26.

D2A

RlT

27.

PXP

PxP

28.

D2D

R2C

29.

TlAR

D2R

30.

D4D +

T3A

33 .

• • .

Tx T+?

Spassky elogió la conducción de la defens a de Fischer hasta ese momento, pero aquí sugiere 33 . . . P x D con buenas posibilidades de unas tablas. Por ejemplo : 34. T x T, R x T ; 35. P4TR, C5A; 36. R2A, C3D, o 34. TlA, P5A ; 35. T3A, T3R; 36. A3A, R3A; 37. R2A, P4C . 34.

RxT

PxD

35.

P4TR

C5A

36.

R2R

C4R

37.

R3R

R3A

38.

R4A

C2A

39.

R3R

xe

31.

C4R

A

32.

AXA

D4A

33.

DxD

39. ASD hubiera sido más acerta­ do, ya que ahora las negras pue­ den jugar : 39. . . C3D cuando es difícil forzar la victoria. P4C?

39.

30

C3T

40.

P5T

41.

R3D

R4R

42.

A8T

R3D

43.

R4A

P5C

44.

P4T

ClC

45.

P5T

C3T

46.

A4R

P6C

47.

R5C

ClC

48.

AlC

C3T

49.

R6T

R3A

50.

A2T

abandona.

9.

PxP

10.

CxP

cxc

11.

TxC

P3AD

12.

P3C

C3A

13.

P4D

A3D

14.

TlR

A5CR

1 5.

D3D

CxP

1 5 . P3A, A4AR; 1 6 . ASC, P4A tam­ bién da a las negras compensa­ ción por el peón.

Blancas: Fischer N egras : Spassky

Segunda Copa de Piatigorsky Santa Mónica, 1 966 Ruy López l.

P4R

P4R

2.

C3AR

C3AD

3.

A5C

P3TD

4.

A4T

C3A

5.

0-0

A2R

1 5.

6.

TlR

P4CD

16.

PxP

A x PA

7.

A3C

0-0

17.

DXD

TD x D

8.

P3A

P4D

18.

A4AR

P3T

19.

C3T

P4C

20.

A3R

P4A

31

Si 20. ASR, T7D y si entonce s 2 1 . A x C?, A x P + ganando. 20 .

. ..

Ax A

2I.

TxA

T7D

34.

R2R

35.

RIA

T7C +

Tablas aceptadas.

Blancas: Fischer Negras : Spassky

TIR

22.

C2A

23.

TxT+

CxT

24.

C3R

A6A

25.

A2A

C3D

26.

P3C

RIA

27.

P4TD

C5R

28.

AxC

AxA

29.

PxP

PxP

30.

P4CD

T7C

Olimpíada de La H abana, 1 966 Ruy López I.

P4R

2.

C3AR

C3AD

3.

A5C

P3TD

P4R

4.

A4T

C3A

5.

0-0

A2R

6.

TIR

P4CD

7.

A3C

0-0

8.

P3A

P3D

9.

P3TR

P3T

1 0.

P4D

TlR

11.

CD2D

Al A A2D

I2.

ClA

1 3.

C3C

C4TD

14.

A2A

P4A

15.

P3C

PA x P

Spassky prefiere el juego de b lan­ cas después de 15 C3A; 1 6 . PSD. . . .

32

3I.

P4C

R2C

32.

RIA

R3A

33.

T5T

T8C +

( Ve r diagrama.)

28.

TDlD

C2TR

29.

A2T

30.

cxc

C4C P x .c

31.

PxP

PxP

Si 3 1 . . . e X PR; 32. CSD resulta­ ría más peligrosa. 32.

C5D

C2R

Si 3 2... CSD ( que fue sugerido por muchos de los mirones ) ; 33. D2D, C3R ; 34. P3C seguido por R2C, T1 TR y P 4T R con un ata­ que peligroso. 1 6.

PxP

C3A

33.

c x c+

TxC

17.

A2C

P3C

34.

D2D

A3AR

35.

D6D

R2C

36.

D x PT?

18.

D2D

A2C

19.

TDID

D3C

20.

ClA

21. 22.

C3R

TDlD DlC

AlC

D2C

23.

TlAD

R2T

Si 23 ... PxP; 24. C x P, C x P; 25. A x C, T x A; 26. C x C, A x C; 27. A X A, R x A; 28. D 3 A + ,

ganando

una pieza.

36. T3R ! es mucho más fuerte, defendiendo el alfil antes de ir tras el PTD negro. Ahora, Spass­ ky gana piezas.

Al AD

36.

...

3'7.

T6D

TlAD !

Si 37. A lT, A3R ; 38. A x A, T x A; 39. DST, A l D y las blancas pue­ c:len abandonar.

24.

P3T

25.

A3A

A2D

26.

D2C

DlC

37.

2'7.

P4CD !

RlC

38.

Tx A T x A ( 6A)

A3R!

33 3.

-

FISCHER CONTRA SPASSKY

39.

TxA

40.

TlD

40.

..



PxT

D2C?

error por problemas de tiemmovimiento antes del control cronométrico. 40... DlAR! dejaría a las negras Un

po en el último

con

una

posición

vencedora

a

causa de la creciente presión sobre el rey blanco.

Nerras: Flscher Olimpíada de Siegen, 1970 Defensa Grunfeld

41.

DxD

TxD

42.

AX P

T X PTD

l.

P4D

C3AK

43.

R2T

TST

2.

P4AD

P3CR

44.

TICD

T2AD

3.

C3AD

P4D

45.

P3A

T3T

4.

PXP

CxP

46.

A3C

T6T

s.

P4R

cxc

4'7.

T2C

T8T

6.

PxC

A2C

48.

R3C

R3A

'7.

A4AD

P4AD

49.

R4C

T6A

8.

C2R

C3A

so.

ASD

T ( 8T ) 6T

9.

A3R

0-0

51.

P4T

PxP

10.

0-0

D2A

52.

RX P

T8T

11.

TIA

TID

53.

T2D

T ( 8T ) 6T

1 2.

P3TR

54.

R4C

T6D

55.

T2R

T ( 6T ) 6A

56.

T2T

T6T

5'7.

T2C

Tablas aceptadas.

34

Blancas: Spassky

A diferencia de la 1 2 . D l R de la primera partida de Santa Mónica. La idea es privar a las negras del uso de su cuadro SCR y apoyar el posible avance P4CR.

DXA

1 9.

12 .

..

P3C

13.

P4A

P3R

14.

DlR

C4T

15.

A3D

P4A

16.

P4C

P x PR

17.

AXP

A2C

18.

C3C

C5A

20.

A2A

D3A

21.

D2R

PxP

22.

PXP

P4CD

23.

C4R

23•

AxP

• • .

Debilitando

los

cuadros



neg os

alrededor de su rey al camb iar . _ su alfil protector. Hubiera sido ·

me1or 23... TlR seguida por · · · . . TDlD, consolidando la posición de las negras en el centro.

24.

ese

Ax A+

25.

TxA

T3D

26.

Tl R

D3C

2'7.

C4R

T5D

28.

C6A +

KIT

28_. . R2C, 1 9.

aunque aparentemente

más débil, no hubiera sido tan

AxA

insegura.

Si 19. A2AR, AxA; 20. DxA, C7D; 21. Dx PR + , RlT; 22. TRlD,

29.

DxP

T3D

C6A+; 23. RlT , CST! ; con un ex­ celente j uego para las negras, amenazan ya sea . . . TlR.

. . . Dx p

�ue

o bien

(Ver diagrama.)

35

33.

TxT

34.

D4D

TlD

35.

CSD+

RlC

36.

T2A

CSA

3'7.

T2R

T3D

38.

T8R+

RZA

39.

T8AR+ !

abandona.

CXT

A causa de 39 ... RxT; 40. D8T+ seguida

CxD.

29.

T3D

29 ... T8D, el movimiento que to­ dos los espectadores habían es­ tado esperando, falla al 30. D7A,

TxT+; 31. R2C, D3A+; 32. R3C, T6R+; �3: R4T, TxP+; 34. RxT, D8T+; 35. T2T, D8AR+; 36. R4T

y

las negras quedan encajonadas.

36

30.

D4R

TlAR

31.

PSC

T'1D

32.

T(l ) lAR

D2A

por

41.

DxP+

y

42.

LA ESCENA EN REYKJAVIK

El torneo de Reykj avik es el primer Campeonato Mun­ dial de Aj edrez que se celebra fuera de Moscú desde que Botvinnik ganó el título en 1 948 . Desde 1 948 a 1 969 se han celebrado en la capital soviética diez torneos por el título, de manera que los rusos han consolidado una fórmula para la organización de dichos acontecimientos . Las partidas se j ugaban habitualmente en el escenario de un gran teatro, con capacidad para varios millares de especta­ dores. Sobre el estrado se encontraba l a mesa con el tablero, así como las sillas para los contendientes . E n un lado había otra mesa a la que se sentaban el Arbitro Jefe y su ayudante (entre los que ha habido un checo, un inglés y un belga ) . En la parte trasera del escenario había un gigantesco tablero de demostraciones que permitía a los espectador�s ver la posi­ ción en cada momento de la partida, y t ambién el tiempo empleado por ambos jugadores. Durante algunos de los encuentros, l os espectadores de la sala dispusieron de unos auriculares para oír un comentario sobre la partida que se desarrollaba, efectuado por un emi­ nente gran maestro ( ¡no hay escasez de ellos en Moscú ! ) . En el vestíbulo del teatro había stands con libros de aj e­ drez y exhibiciones de simultáneas a cargo de grandes j uga­ dores (en las que se enfrentaban con veinte, treinta o quizá más oponentes al mismo tiempo ) . En el exterior, aquellos que no podían entrar ( se rumorea que siempre hubo un mercado negro de e ntradas) podían contemplar el desarrollo de la par­ tida en un segundo tablero de demostración aún mayor que el del escenario . 37

Los torneos de Moscú eran fielmente seguidos por la ra­ dio y la televisión rusas, y se informaba acerc a de las par­ tidas en todos los periódicos soviéticos, con comentarios de expertos. Pero, exceptuando a los entusiastas del ajedrez, se prestaba bien poca atención a esos torneos en el mundo «exterior » . Sin embargo, e l Campeonato Mundial d e Aj edrez y a n o es a sunto interno que interese únicamente a los ruso s . Hay un «nuevo poder » , y la hegemonía soviética se ve seriamente amenazada. Esta vez, el mundo exterior ha permanecido muy atento. ¿ Qué disposiciones se habían tomado en Reykj avi k? A gran­ des rasgos , los i slandeses siguieron la pauta soviética. Natural­ mente, no tenían grandes maestros locales a los que recurrir (hay únicamente un gran maestro islandés, Fridik Olafsson ) , pero algunos j ugadores visitantes di�ron demostraciones de simultáneas . Había una gran colonia de periodistas de paso (la mayor parte de ellos no j ugadores), y muchísimos turistas espectadores , algo bastante raro en los días de Moscú. ¡ Pero el mayor cambio era la presencia de un estadounidense en el estrado! Los islandeses lograron dar al marco de la competición un aspecto más actualizado que los rusos al introducir televisión de circuito cerrado. Por todo el auditorio se distribuyeron monitores que mostraban a los j ugadores sentados frente al tablero . En lo alto, delante del escenari o , se hallaba una gran pantalla que mostraba la imagen de una segunda cámara, continuamente enfocada en el tablero, y así el auditorio veía una gigantesca reproducción de las mismas piezas utilizadas en lugar de un tablero de demostración como el usado en las competiciones de Moscú . El programa del torneo preveí a tres partidas por semana, que debían ser j ugadas los domingos, martes y jueves, de las cinco de la tarde a las diez, hora local . Cualquier partida no terminada debía ser aplazada , y sería continuada a las cuatro de la tarde del siguiente día. E l sábado, el sabbath de Fischer, 38

era el día de descans o . A cada jugado r se le concedía un máxi­ mo de t res posposiciones motivadas por enfermedad . Así que cada partida tenía una primera sesión p revista de cinco horas . Cada jugador tenía un reloj que marcaba su t iem­ po de reflexión . Cuando había hecho su movimiento, detenía su propio reloj y , automáticamente, ponía en marcha el de su oponente. Cada reloj e staba provisto de una señal que caería al final de su margen de tiemp o . Si no había efectuado cua­ renta movimientos cuando cayese la señal, entonces la partida sería ganada por su oponente . Cada j ugador podía usar su tiempo como quisiera, pero si gastaba mucho en la p rimera parte de la partida, entonces se encontraría con « problemas de tiemp o » , y entonces tendría que apresurarse en sus últimos movimientos . Si un j ugador estaba muy corto de tiempo, tendrí a lugar una « Carrera de tiempo » . Si l a partida n o había terminado después d e cinco horas de j uego , entonces el j ugador al que le tocaba mover tenía que « sellar» su siguiente movimiento. Esto s ignificaba que cuando hubiera decidido el movimiento, lo escribiría en un trozo de papel, que sería cerrado dentro de un sobre y entre­ ga d o al árbitro . Se trata del « movimiento secreto » , que no le sería comunicado al otro j ugador hasta el día siguiente, cuan­ do se continuase la partida y se abriese el sobre . Este extraño p rocedimiento e s adoptado por una razón de mucho peso : ambos j ugadores pasan habitualmente muchas horas estudiando lo que van a j ugar cuando se reanude la par­ tida. El sistema de sellar un movimiento garantiza que nin­ guno de los jugadores pueda estar seguro de la posición que presentará el tablero cuando le toque mover. Así se hallan en una situación aproximadamente igual . Esto es mucho más equi­ tativo que detener simplemente la partida cuando el j ugador al que le toca mover tendrá todo un día para meditar su si­ guiente movimiento, con la consiguiente ventaj a . Para asistirle en su estudio de l a s partidas n o terminadas, cada j ugador tenía uno o varios lugarteniente s . Spassky llegó 39

I slandia con los grandes maes tros Geller y Krogius, y el maestro internacional Nei, mientras que a Fischer le ayudaba el gran maes tro William Lombardy, un ex-campeón j unior del mundo , ahora sacerdote j esuita. El resto de los acompañantes es tadoun idenses eran el abogado de Fischer, Paul Marshall, y un representante de la Federación de Ajedrez de los Estados Unido s , Fre d Cramer. A estos dos últimos se los podría clasi­ ficar como personas encargadas de resolver los problemas . Cada j ugador recibía u n punto por una partida ganada, y medio por unas tablas . Fischer necesitaba doce puntos y medio para ganar el título, mientras que Spassky sólo doce para conservarlo, aunque doce y medio para ganar el primer premio. a

40

1 Nueve largos días de expectació n han precedido a esta partida, que debería haberse jugado el domingo 2 de julio. Mientras tan to, ha parecido como si la competición nunca fuera a tener lugar. Por primera vez en la historia, el aje­ drez ocupó las cabeceras de las primeras páginas de la prensa mundial, llenando el doble de espacio que cualquier tema po­ lítico impo rtante, como el de Vie t Nam. Para el martes 11 de julio, ambos contendien tes se habían, aparen temen te, calmado. El aplazamiento por parte de Euwe de la prime ra partida había sido un indulto para Fischer, y significaba que el aspirante podía sentirse, después de todo lo que había pasado, muy contento. No sólo se le daba otra oportunidad de jugar la competición, sino además con el do­ ble de premio. Su moral estaba tan alta, después de su pri­ mera buena noche de descanso en Reikjavik, que ni siquiera le importó leer personalmen te para la televisión estadouniden­ se su carta de a rrepentimiento a Spassky. La sinceridad casi infantil de Bobby h izo que mucha gente se mostrase menos crítica respecto a su previa « Conducta descortés». Habiendo recibido excusas tanto de Fische r como del doctor Euwe, y tras haber pasado u n día o dos de pesca·, Spassky también recuperó el estado de ánimo confiado con que había llegado a Islandia. En el sorteo, Fischer señaló la mano derecha de Spassky, en la que ocultaba un peón negro. Surgió la excitada pre­ gunta acerca de qué movimiento escogería Spassky para la primera partida. Si bien no comparte la devoción del aspi­ ran te por el l . P4R, éste sigue siendo e l movimiento que más le gusta, y lo usó como a rma principal con t ra Petrosian en 1 969. Sin embargo, con tra Fischer, e l campeón había preferi41

do 1 . P4D en aquellas raras ocasiones en que se habían en­ fren tado en los últimos años. ¿ Buscará de nuevo Spassky las debilidades de su oponen te en el juego cerrado, o, tras ocho meses de dura preparación, cambiará de actitud y atacará a su rival más peligroso con el peón del rey, expresando su disposición a discu tir las inci­ sivas líneas de a.taque que Fischer ha analizado duran te años ?

42

Blancas: Spassky

4.

Negras: Fischer

Defensa Nimzoindia. Spassky entró en el área ilumi­ nada de la gran sala de torneos un minuto antes de las cinco de la tarde, hora de I slandia. Fis­ cher no estaba allí. Así que el aplauso inicial de millares de es­ pectadores ( también se pudo ver allí al embajador soviético) fue para el detentador del título. El árbitro islandés conectó el reloj . (El Arbitro Principal, el gran maestro Lothar Schmid, regresó más tarde de su casa de Alema­ nia, a donde había acudido para visitar a su hijo, que había su­ frido un leve accidente.) El si­ lencio se produjo automáticamen­ te, y Spassky, tras una pequeña pausa ( quizás esperando a que apareciese su oponente ), hizo su primer movimiento. l.

P4D

Se creó una cierta atmósfera de tensión, y pasaron nueve minu­ tos antes de que finalmente lle­ gase Fischer, estrechase la mano del campeón, e hiciese su movi­ miento, sin demasiada reflexión. l.

...

C3AR

2.

P4AD

P3R

Un planteamiento bastante sóli­ do y cauto de la primera par­ tida de la competición. 3.

C3AR

3.

• . •

P4D

A5C

5.

P3R

Sólo ahora las blancas aceptan pasar a una posición de la de­ fensa Nimzoindia. ¿ Qué es lo que se busca ? Las blancas han evitado, con el diferente orden de movim ientos , las líneas más incisivas tras l. P4D, C3AR ; 2. P4AD, P3R; 3. C3AD, ASC ; 4 . P3R, por ejemplo, 4 . . . P3CD o 4 . . . P4A. Las alternativas S . D4T + y S . ASC serían una elección menos clási­ ca y menos clara, mientras que S. P x P p odría llevar a simplifi­ caciones en una etapa demasia­ do inicial del juego. 5. 6.

Lo mismo puede decirse de Spassky, que hace una invitación para la Defensa India de l a rei­ na, pero en vano . . .

C3A

ofreciendo la posibilidad, de nue­ vo, de una defensa Nimzoin­ dia. El movimiento efectuado es más agresivo, y por consiguiente quizá más agradable a Fischer, que el modesto 4 . . . A2R . El maes­ tro americano acostumbraba a j ugar 4 . . . P4A, pero Spassky de­ mostró la estrategia correct a contra e s t e movimiento en l a quinta partida de su competición con Petrosian en 1 969 : S. PA x P, C x P ; 6. P4R, C x C ; 7. P x C, P x P ; 8. P x P, ASC + ; 9 . A2D, A x A + ; 10 . D x A, O.O ; 1 1 . A4A, C3A; 1 2 . 0-0, P3CD; 1 3 . TDlD , A2C ; 1 4 . TRlR, T l A; 1 5 . PSD ! , y el PD de las blancas ganó la partida.

0-0 A3D

P4A

7.

0-0

C3A

8.

P3TD

Parece que esta posición, bien conocida, era adecuada a los pre­ parativos de ambos jugadores .

43

8.

• • •

A4T

Que no se reconoce como la me­ j or, y por consiguiente fue una pequeña sorpresa para Spassky, que, entonces , comenzó a pensar por primera vez en la partida. El movimiento intermedio de Larsen 8 .. . PD x P o el clásico 8 . . . A x C se realizan más fre­ cuentemente.

9.

C2R

El •libro roj o » (la colección de trescientas cincuenta y cinco par­ tidas de Spassky editadas por el doctor Wildhagen de Hamburgo ) , que , según los periódicos estado­ unidenses, estaba en las manos de Fischer continuamente duran­ te sus preparativos para la com­ petición , y hasta durante las co­ midas, cumple con su cometido. Spassky, probablemente no de­ masiado conocedor de las varia­ ciones cruciales, repite una con­ tinuación poco pretenciosa de hace catorce años . El j uicio psi­ cológico del aspirante es muy atrevido, pues sigue una partida entre Spassky y Krogius . . . Kro­ gius era ahora miembro del equi-

44

po del campeón en Reikj a v i k . En mi opinión, u n intento más ambicioso seria no malgastar un movimiento en una pieza desarro­ llada para evitar la presión del AR negro, sino luchar por el par de alfiles y el centro con 9. PA x P, PR x P ; 10. P x P, A x C ; 1 1 . P x A, por ejemplo 1 1 . . . A5C ; 12. P4A, P5D ! ? ; 13. T I C ! con ven· taja para las blancas . Gligoric· Szabo, Beverwijk, 1 967. El movimiento efectuado se es­ capa de las rutas teóricas, ela­ boradas, y amenaza 1 0. PD x P, pero primero las negras tienen opción a simplificar. ¿ Se podía culpar a Spassky por esa elec· ción ? Fischer nunca ha prolJado antes esta línea, que ha apare­ cido únicamente algunas veces en la praxis de los torneos en los últimos años. ¿ Quién podía , sin preparación alguna, predecir lo que guardaba Fischer en la manga ? PD x P

9.

menos de doble filo que 9 . . . PA x P ; 10. PR x P, P x P ; 1 1 . A x PA, P3TR; 1 2 . A2T ( o 12. A4A, P3T ; 13. TIA, C2R ; 14. A2T , A2D ; 1 5 . A5R, C(2)4D, con un buen j uego. Petrosian - Tolush , U.R.S.S., 1 95 1 ) ; 12 . . . A2A ; 13. C3A, C2R ; 14. T I R , P3CD. Hodos-Kro­ gius , 30 Campeonato U .R.S .S., 1960. 1 0.

A x PA

A3C

defendiendo al peón y quitando el 2Jfil de un cuadro expuesto. 11.

PXP

De otra manera, las blancas se habrían quedado con un peón

aislado en el centro. Las negras aprovechan ahora la oportunidad de plantear un final de partida igualado, pues no tienen debili­ dades en su posición. 11.

. . .

DXD

más radical ahora que luego . La partida Spassky-Krogius se desarrolló : 1 1 . . . A x P ; 12. P4CD, D x D (es más débil 1 2 . . . A3D ; 1 3 . A2C, P4R; 14. C3C, D2R; 1 5 . D2A ! , ASC ; 16. T D l D , P3CR; 1 7 . A2 R , T D l A ; 1 8 . D l C cuando l a s blancas t ienen clara ventaj a . Gasztonyi-Dely, Hungría, 1966 ) ; 13. T x D, A2R, transponiéndonos de regreso a la partida actual. 12.

TxD

AxP

13.

P4CD

A2R

14.

A2C

A2D

La mejora preparada ( ? ) y el pe­ queño truco muestran que las negras no t ienen difi cultades para completar su desarrollo ( 1 5 . A x C ? , A x A; 16. T x A ? ? , A x T ) . Probablemente l a s blancas recor­ daban y esperaban sacar algún provecho al final de esta partida : 14. . . P3CD ? ! ; 1 5 . C4A, A2C; 16. ese. C l D ; 1 7 . TDlA, P3TR ? ; 1 8 .

C( S ) x PR ! , P x C ; 19. C x P, T I A ; 20. A 3 C , C2A; 2 1 . C x T , R x C ; 22. T x T + , A x T ; 23. T I AD, C3D; 24. P3A, C( 3A ) 1 R ; 25. P4R, A4C ; 26. P4A ! , A x P ; 27. T I A, P4CR; 28. P3C, A6T ; 29. T2A, C x P ; 30. T2R, C7D ; 3 1 . P X A, C x A; 32. T3R, y las blancas ganaban en cincuenta movimientos ( Spassky­ Krogius , 25 Campeonato U.R.S.S., Riga, 1 958 ) . 1 5.

TDl A

1 5 . C( 2)4D parece ser más pre­ ciso . 1 5.

.. .

16.

C ( 2 ) 40

TRlD

Este caballo resultaba pasivo en 2R, y por consiguiente las blan­ cas ofrecen cambiarlo. 16. C3A evitaría la simplificación, pero, a1 mismo tiempo, las blancas no lograrían mucho llevando el ca­ ballo de vuelta a donde estaba, con una pérdida de ritmo. 16.



1'7 .

cxc

.

.

cxc

Tras 1 7 . C x A, AST, las blancas no serían capaces de cubrir la diagonal TD4 1 D , pero 17. T x C también era j ugable. Ahora el j uego entra en un puerto tran­ quilo, pero ninguno de los juga­ dores se arriesgó a ofrecer ta­ blas debido a su propio pres­ tigio. 1 7.

...

A5T

usando el hueco en el lado de la reina blanca para activar más rápidamente sus piezas. 1 8.

A3C

AxA

1 8 . . . T x C ? ; 19. A x A no sirve para nada. E l intercambio de los alfiles de cuadros blancos favo-

45

recería a las negras, pues las blancas son un tanto débiles en los cuadros blancos del lado de la reina, y sus peones están algo expuestos. I 9.

CxA

TxT+

Una pequeña ganancia de tiem­ po para las negras, pues las blancas han movido ya ambas torres con el fin de tener sólo una en 1 0 . 20.

TxT

TIAD

Ya que la fila AD es más valio­ sa para la torre blanca que la fila D, donde todos los cuadros de posible penetración están pro­ tegidos por las negras. 2I.

RI A

Llegando al rey más cerca del aérea potencial de peligro. 2I.

.. .

RIA

Las negras también ponen en ac­ tividad su rey. 21 . . . T7A no cons­ tituye amenaza a causa de 22. T2D . 22.

R2R

C5R

La primera amenaza seria de la partida : 23 T7A + y gana. Las b lancas no pueden hacer nada mejor que su siguiente movi­ miento :

23.

TI AD

24.

AxT

TxT

mejor que 24 . e X T, pues así las blancas también tienen la posibi­ lidad de una eventual CST. 24.

con el cuadro ataque caballo 25.

• .

.

P3A

propósito de proteger el defensivo 30 de cualquier del alfi l blanco contra el negro. C 5T

C3D

Las negras no deben debilitar la estructura de sus peones, pues quedarían expuestos a nuevos ataques del caballo blanco sin que hubiera ninguna posibilidad de defenderlos bien. 26.

R3D

AlD

Alejando la pieza más activa de su oponente sin realizar mo­ vimientos comprometedores tle peón. 27.

C4A

A2A

Activando al mismo tiempo el alfil. 28.

cxc

29.

P5C

Axe

. . .

46

quitando los peones de los cua­ dros negros y, por consiguiente,

dej ando atrás todas sus preocu­ paciones. 29 •

• • •

A X PTR?

Una cita del libro de Norman Mailer Caníbales y cristianos, re­ ferente a Scranton en su inten­ to por alcanzar la presidencia : «A uno le parecía que lo habían malcriado de niño por falta de si tuaciones difíciles. No es que le faltase coraj e, era que le ha­ bía faltado toda oportunidad de ser valiente durante demasiado tiempo, y ahora estaba más in­ miscuido en un rito de pubertad que en una seria lucha política . » ¿Fue la falta d e seria resistencia que había encontrado Fischer en sus partidos previos de califica­ ción lo que hizo que el aspirante se sintiese demasiado confiado y maduro en ese momento como para cometer el peor . error de toda su carrera ajedrecística {si es que había realizado alguno an­ tes ) ? ¿ Fue un vano deseo de de­ mostrar a su oponente que no podía obtener medio punto tan fácilmente, o simplemente el pre­ juicio de que con la captura de un peón las negras estaban co­ ronando su ( inexistente ) « inicia­ tiva » ? El movimiento efectuado consti­ tuye un descuido casi increíble en una posición totalmente equi­ librada, añadiendo un tono dra­ mático a un inicio de l a compe­ tición tranquilo y bastante mo­ nótono . Sorprendentemente, las negras se tomaron muy poco tiempo para decidir acerca de una continuación tan peligrosa.

Si Fischer hubiera pensado algu­ nos minutos más, estudiando un movimiento más allá, fácilmente se habría dado cuenta de que después de 30. P3C, P4TR; 3 1 . R2R, PST; 32. R3A, P6T ; 33. R4C, ASC ; 34 . R x P , A x P, las blancas t ienen el movimiento 35. A2D, cerrando finalmente la trampa sobre la pieza negra. 30.

P3C

P4TR

31.

R2R

P5T

32.

R3A

Un impulso causado por la im­ paciencia y volubilidad de las ne­ gras, no compatible con el ver­ dadero carácter aj edrecístico de Fischer, le hizo creer probable­ mente por un tiempo que aquí las blancas estaban forzadas a aceptar una estructura de peo­ nes peor con 32. P x P. 32.

• . .

R2R

No le llevó mucho a Fischer dar­ se cuenta de su terrible equivo­ cación, pero se mantuvo tranqui­ lo. El movimiento efectuado pa­ recía la mejor posibilidad de contrataque. Sin embargo, la ex­ traña continuación 32 . . . P4C ; 33. R2C, PSC ; 34. R x A, P6T también podría haber sido una interesan­ te posibilidad práctica. 33.

R2C

PxP

34.

PxP

AXP

35.

RXA

R3D

¿ Hay alguna posibilidad, gracias al activo rey negro, de salvar la partida teniendo únicamente dos peones a cambio de la pieza in­ necesariamente perdida? 36.

P4TD

Lo mejor. Las b lancas tenían que

47

evitar quedarse con el peón TD; por ejemplo : 36. P4R, R4A ; 37. A3R + , R x P ; 38. A x P, RSA, con posibilidades de unas tablas por­ que el PT de la dama está en un cuadro inasequible para el al­ fil : 39. R3A, R6D, amenazando P4R y P4C o se + . 36. R4C, P3CR ; 37. A2C, P4R tampoco era intere­ sante para las blancas. 36.

• .



R4D

mej or que 36 . . . R4A ; 37. A3T + . Ahora las negras tienen abierta la posibilidad de que su rey vaya a cualquiera de los dos lados. 37.

A3T

RSR

Parece ser una ventaj a impor­ tante para las negras tener su rey en este cuadro central, do­ minante, y las b lancas no tenían tiempo de impedirlo. E n caso de 37 . . . P3TD o 37 . . . P3CD las blan­ cas pueden operar muy bien con la amenazada ASA en el momen­ to adecuado, abriendo el acceso del rey blanco a los peones ne­ gros . 38.

ASA

P3TD

No 38 . . P3CD ; 39. A x P ! , P x A ; 40. PST y gana. .

39.

P6C !

Las blancas han de mantener tantos peones sobre el tablero como le sea posible, con el fin de disminuir las oportunidades de que su adversario obtenga ta­ blas. 39.

.. .

P4A

Si 39. . . P4R ; 40. R4C ,P3 C ; 4 1 . A7R, R x P ; 42. A x P , PSR; 43. RSC, R6D ; 44. R x P, RSA; 45. RSA, la posición sería similar a la que

48

existía en la partida tras el apla­ zamiento. 40.

R4T

PSA?

Esto destruye la última posibili­ dad de unas tablas, haciendo que sus propios peones sean menos peligrosos. Después de 40 . . . R4D ; 4 1 . A4D, P4R ; 42 . A3A, RSR; 43. RSC, PSA; 44. P x P, P x P, o 4 1 . A7R, RSR; 42. ASC, P4R y PSA, el rey negro correrá al lado de la reina salvando la partida . Con el movimiento efectuado , las ne­ gras sólo apartan temporalmen­ te al rey de su oponente en el j uego, no logrando , por consi­ guiente, nada. Las blancas decidieron aplazar la partida, retrasar su obvio movi­ miento 4 1 .º y sacrificar cerca de veinticinco m inutos de su reloj a causa de que no se habían com­ pletado cinco horas de juego en aquel momento. E l camino a la victoria iba a ser hallado, con toda seguridad, en los análisis realizados en el tiempo de des­ canso. 41.

PxP

RXP

42.

49.

R5T

Este es el método correcto : las blancas tratan de acercarse más al lado de la reina, y decidir allí la partida. La 42. A6 D + , P4R; 43. P5T ? estaría muy equivocada, porque las negras alcanzarían una posición de tablas dirigien­ do su rey a 1 T D o lAD según se le permitiese uno u otro movi­ miento. 42.

• . .

R4A

Las negras impi de n que el rey de las blancas entre en j ueg o , pues con 42 . . . P4C ; 43. R6C , P5C ; 44. R6A, P4R; 45 . A6 D , gan arí an fá­ cilmente. 43.

A3R

44.

A2A

R5R

44.

• . •

nuevo una 45.

50.

R5A

Naturalmente, cada

ca del .centro y dama. 50.

vez más

.cer­

en el lado de la

...

P4T

50 . . . R5A; 5 1 . R x P , R5 C ; 52. RSD , R x P ; 53. R6 D gana. Así, las ne­ gras hacen su último intento de ganar

tiempo

para

la posterior

carrera en el lado de la reina.

51.

A2A

continuando

insistiendo

en

el

czugzwang • establecido.

51. l�

única

. . •

P4C

arma que queda para

distraer al rey b lanco del área

¡ La clave ! Las blancas mantienen el alfil en la mej or diagonal, don­ de protege su posibilidad de vic­ toria, el peón CD , y controla el avance de ambos peones negros adelantados. De

R4D

R5C

Las negras no tienen otra posi­ bilidad.

R4A

crucial.

52.

R x PC

R5A

Ahora o nunca.

53.

R5A

54.

RxP

RxP

55.

R5D

R4C

56.

R6D

R5C

jugada necesaria.

A4T!

obligando a las negras a mover un peón y buscando crear una posición «Zugzwang». P4R

45. 46.

A5C

4'7.

A3R

P5R

regresando a la mej or diagonal tras haber completado la prime­ ra tarea. Ahora las negras no tie­ nen ningún movimiento útil, y deben permitir que el rey de su oponente salga de su prisión tem­ poral .

R3A

4'7. 48.

R4C

R4R

Las negras aba n don a n . El rey de a 7AD y decide la p a rt ida. El puntaj e : 1 -0 a favor de Spass­ ky. las blancas va

49 4.

-

FISC H E R CONTRA SPASSKY

2 ¿ Le recordaban a Fische r las cámaras ocultas de televisión unos ojos humanos, que lo miraban con t inuamente y dis­ traían su atención del tablero de ajedrez ? Fuera cual fuese la razón, la elección «O las cámaras o yo », presen tada po r Fischer en la víspera de la segunda partida, produjo la más absolu ta incredulidad entre los o rganizadores islandeses y la empresa estadounidense del señor Ches ter Fox ( que había com­ prado todos los derechos de filmación ) . ¿ Acaso n o había sido e l gran maes t ro es tadoun idense el que había luchado testarudamente duran te varios meses so­ bre el derecho de Spassky y suyo a recibir el t reinta po r cien­ to de los beneficios obtenidos por la televisión ? ¿Acaso de­ seaba tirar a la basura todo ese dinero ? ( los organizadores desde luego no lo deseaban, pues hab ían gas tado sesenta mil dólares en los prepara tivos del torneo) , y no sólo eso, sino una excelente parte de los doscien tos cincuenta mil dólares del premio si dejaba sin terminar la compe tición ? El sentido común decía: « no, no es posible ». ¿ Puede un « an tojo » ser más precioso que un par de cen tenares de millares de dó­ lares ? La cámaras se quedaron ( estaba en el con t ra to, aceptado por los jugadores ) , y tamb ién Bob by, pero en su habitación del h otel. Vein ticinco minutos antes de la declaración de pér­ dida por incomparecencia, el señor Fox, desesperado, envió un mensaje por teléfono desde la sala de compe tición dicien­ do que las cámaras serían re tiradas si Fische r aceptaba venir a jugar. Entonces, el aspiran te pidió también que se re trasase treinta y cinco m inu tos su reloj. Pero hay unas reglas de jue­ go. Así que esto sólo hubiera podido ser hecho si el tiempo 51

mismo hubiera pod ido ser retrasado. Nadie lo podía hacer, ni siq u iera para qu e s iguiera el torneo. Fischer perdió por incom�arecencia al no presen tarse du­ rante la primera hora de juego. De hecho, no apareció en todo el día, pe rma neciendo encerrado en su habitación, con el telé­ fono desconectado. Puntaje: 2 a O a favor de Spassky.

52

3 ¿Se había terminado la competición, o proseguía ? A las ocho de la mañana, Fischer personalmente entregó su carta de protesta al árbitro, Lothar Schmid, tal como había hecho con la carta a Spassky antes de que comenzase la competi­ ción. El gran maestro alemán, sorprendido en su habitación y aún en pijama, se dio un golpe en la cabeza contra la lám­ para, que colgaba baja. Dándose cuenta de que su inesperada presencia era el motivo de esto, Bobby dijo: « ¡Lo lamento mucho, muchísimo! » Se mostró amable y m uy correcto. Pero la pro testa escrita contra la pérdida por incomparecencia no lo era tanto. ¿Iba a retirarse Fischer tal como lo h izo, por ra­ zones similares, durante la Interzon al de Souse en 1 967? El comité del torneo no aceptó la protesta. Además, sus miembros inspeccionaron la sala y comprobaron « que las con­ diciones de juego estaban conformes en todos los aspectos a las Reglas de Competición, y que todas las posibles fuentes de distracción estaóan muy bien con troladas ». Mientras tanto, Spassky se fue a pescar salmones, para alejarse de todo el lío. Muy pocas personas esperaban que Fische r apareciese aquel domingo en la sa?a del torneo y continuase el mismo. Proba­ blemente ni siquiera Spassky. Si el razonamiento de Fischer hubiera sido racional y no emo tivo, hubiera tomado la única decisión correcta en lugar de arriesgar no sólo todo el dinero, sino también su reputación. Pero, puesto que no había apare­ cido el jueves, entregando por consiguiente un punto sin nin­ guna lucha sobre el tablero, ¿ actuaría de forma difere nte tres días más tarde, estando en una situación aún más compro­ metida en el torneo? Se rumoreaba que Fischer había reservado un billete de avión de Reikjavik a Groenlandia, pero resultó ser un turista 53

alemán del mismo apellido. Sin embargo, fue cierto que había reservado un billete para Nueva York el día de la tercera par­ tida ( Fischer la llamaba la segunda ) . Dos horas antes de que debiera comenzar és ta, el abogado de Fischer, Paul Marshall, y su lugarteniente William Lombardi, llamaron al árbitro y le pidieron, de parte de Fische r, el favor de que la partida fuera jugada en una habitación de detrás del escenario. Esta llama­ da dio una posibilidad de comprom iso. Schmid llamó a Spass­ ky, y el campeón aceptó generosamente. Pero luego, Spassky casi cambió de idea y deseó jugar en la sala principal cuando el aspirante, en lugar de sen tarse a la mesa y comenzar el juego, empezó a hablar acerca de la cámara que se encendía y apagaba. El mismo Schmid detuvo el reloj y salvó la situa­ ción durante u n retraso sin preceden tes de ocho minu tos. Una cámara de circuito cerrado ( la única que no moles­ taba al aspirante) reprodujo la partida en una gran pantalla de la sala principal. En lugar de la partida en sí, los especta­ dores contemplaron una excitante réplica muda. Fischer dudó de dar su réplica a la l . P4D de Spassky. De vez en cuando se volvía con su sillón giratorio negro ( del mis­ mo tipo que había usado en Buenos Aires) hacia el árbitro, y se quejaba de algo ( ¿ sería el color de las piezas lo que deno­ taba que la segunda partida se daba por irrevocablemente pasada ? ) . Pasaron cinco minu tos an tes de que Fische r se de­ cidiera a hacer su primer m ovimiento. No pudo oír el aplauso de la sala principal, que significaba que una sensación de ali­ vio había recorrido la multitud. De nuevo se había salvado el « mayor de los acontecimientos deportivos ».

54

Blancas : Spassky Negras : Fischer

Benoni Moderno. l.

P4D

C3AR

2.

P4AD

P3R

3.

C3AR

P4A

Esto es mucho más agudo que 3 . . . P4D como había j ugado en la primera partida del campeo­ nato. 4.

P5D

El campeón acepta el reto a una lucha abierta. ¿ Fue un error tác­ tico ? Quizá Spassky decidiese que como su oponente no había aban­ donado la competición, iba a tra­ tar de eliminarlo de ella tan pronto como le fuera posible. ¿ O acaso la llegada, de nuevo inesperada, de Fischer, produj o otro cambio psicológico ventajo­ so para el adversario de Spassky? 4.

PxP

5.

PxP

P3D

6.

C3A

P3CR

7.

C2D

La llamada semi-Benoni no po­ día constituir una sorpresa para Spassky ,y en sus prepartivos probablemente había descubierto alguna razón para este movimien­ to en lugar del más habitual 7. P4R. 7.

.

.

.

CD2D

estando dispuesto a enfrentarse con l a amenaza de posición 8 . C4A y 9 . A4A c o n 8 . . . C3C. Por ejemplo : 8 . C4A, C3C; 9 . P4R, C x C ; 10. A x e, A2C ; 1 1 . 0-0, 0-0 ; 12. A4A, P3TD ; 1 3 . P4TD, C4T ! con iguales posibilidades. Gligo­ ric-Trifunovic, Campeonato Yu­ goslavo, 1 957. 8. P3CR también

lleva a una partida igualada : 8 . . . A2C ; 9 . A2C, 0-0 ; 10. 0-0, D2R ; 1 1 . C4A, C4R; 1 2 . C x C, D x C . Gligoric-Petrosian, Zurich , 1953. A2C

8.

P4R

9.

A2R

0-0

0-0

TlR

1 0.

trasponiendo a una posición bien conocida . El orden específico de movimientos elegido por las blan­ cas impedía a su oponente la posibilidad de j ugar una de las otras lineas, por ejemplo con CD3T o A5CR, si es que alguna \ ez lo había pensado. 11.

D2A

¿ Una nueva j ugada preparada ? Tiene la buena intención de ga­ nar tiempo para el desarrollo de las blancas, pero al mismo tiem­ po aparta en alguna manera a la dama de la defensa del costado del rey. Otra posibilidad es 1 1 . P4TD ( más débil e s 1 1 . P3A, P3TD ; 1 2 . P4TD, D2A; 1 3 . D3C ? ! , CAR ; 14. P5T, T l C ; 1 5 . c m , C4T ; 1 6 . C4A, P4A ; 1 7 . P x P, A x P ! ; 1 8 . P 4 C , C x C ; 1 9 . A x C , P4CD ; 20. P x P, T x PC ; 2 1 . D2T, ASD + ; 22. R2C, D2CR ! , con ventaj a para las negras. Tukmakov-Tal, 37 Campeonato de la U .R.S.S., 1 969 ). Y ahora : 1 ) 1 1 . . . P3TD : l a ) 1 2 . P4A ! ( 1 2 . P3A se traspon­ dría a la Tukmakov-Tal citada arriba ). 12 . . . P5A ! ; 1 3 . P5R ! , P x P ; 14. e X P, C3C; 1 5 . P x P, C5C ! ; 16. C6D ! , A x P ; 17. C x T, A x P + ? ( 1 7 . . . D5T! lleva a complicacio­ nes interesantes ) ; 18. RlT, D5T; 1 9 . ASCR ! , D x A; 20. A x C y las

55

blancas ganaron. Gligoric-Nicevs­ ki, Rovinj , 1 970; lb)

12 .

PST,

CxPC;

P4CD;

14. P3A , D2A ;

13 .

bos bandos. Gligoric-Tatai, Vene­ cia, 1971 .

PxP,

15 . C4A,

CR2D; 16. A2D, CxC; 17. AxC , 18. P3C, con una partida igualada. Gligoric-Minic, Rovinj ,

C3C;

1 970; l e ) 12. D2A , P3C ( o 12 . . . T IC. Purdy-Hartoch, Siegen, 1 970 ); 13 . P4A, T IC; 14. T IC ( mejor 14. R l T ), PSA !;

15 . RlT , P4CD;

16.

con un fuerte con­ trataque. Fernández-Velimirovic, La Habana, 1 97 1;

PxP, PxP ,

ld)

12 . TlR, T IC; 13. A lA , C4R;

14. P4A ?

( 1 4. P3T ), C ( 4 )5C;

15.

C3A ( 15 . P3T, CxPD ! ). PSA !; 16. 17. PSR ( Donner-Veli­ mirovic, La Habana, 1971 ) y las negras se perdieron una victoria PST, D2A;

con 1 7 . . . PxP; 18. PxP , A lA !;

o 2 ) 11 . . . C4R; 12. D2A , P4CR; 2a)

13 . C3A , CxC+;

14. Ax e,

( Gligoric-Fischer, Palma de Mallorca, 1 970 ), pero la forma más sencilla de igualar era : 14 . ..

P3TR

C2D;

15 .

A4C,

• •



12.

Axe

16.

Ax A ,

CxC;

14.

Ax e ,

13.

e4A

T3T ,

14.

e3R

PXA

12.

13.

C4A ,

CSC;

15.

D2R ;

1 7 . T3CR ! , P3T;

D x P;

C2R ! , P3TD;

1 9 . A3D,

DSC;

16.

1 8 . P4A ! , 20.

Px P ,

P x P; 2 1 . A x PC , D x PC; 22 . Dx D ,

T4A,

e4T!

¿Qué otra cosa cabía hacer ? 12 . PJCR, C4R o 12 . C4A, C4R n o lleva a las blancas a ninguna par­ te, y 12 . P4A abriría peligrosa­ mente la posición del rey blanco.

C4R;

TxA; 2b )

11.

Explotando la ausencia de la dama blanca de la diagonal lDSTR, las negras se aprovechan de su mejor posibilidad de con­ trataque activo.

e4B

adquiriendo mayor control sobre un hueco en SA R. 14.

...

D5T!

T6R

( Naj dorf-Ree, Wij k aan Zee, 1 97 1 ). y las blan­ cas perdieron la victoria con 24.

creando desagradables amenazas alrededor del rey de su oponente.

T(4 )3A ! , Tx T ; 25 . Px T, C4R; 26 .

mejorando su desarrollo, y espe­ rando que las negras declaren sus intenciones.

A x D; 2 3 .

A6A + ,

R IA;

27. A7T ,

R l R;

28.

TSC + , R2D; 29. ASA + , R2A; 30.

15.

A8D + , R lC; 3 1 . A6CD; 2c) C4T,

56

1 3. P3CD ! ,

PSC !;

15.

14.

A2C ,

con posibilidades para am-

A2D

. • .

ese

Una solución estrictamente posi­ cional. También se podía jugar :

15 . . . A2D, pero 15 . . . C6A + ? ! n o era lo bastante sólida : 1 6 . P x C , A4R; 1 7 . T R I A , creando un ca­ mino de escape para el rey vía lAR. 16.

CxC

PxC

corrigiendo de nuevo la forma­ ción de los peones. 1'7.

MA

No hay nada mej or que tomar esta importante diagonal. No obstante, las blancas tuvieron que gastar dos movimientos para llevar el alfil a este cuadro. 1'7.

• • •

D3A!

un go ría de

plan claro : p rcs10n a lo lar­ de la fila del R, y una mayo­ flexible de peones en el lado la dama. 20.

TRl R

P3TD

Una obvia confirmación de que la mayoría de peones negros en el lado de la dama tiene más valor que la preponderancia blan­ ca sobre el ala opuesta. 21.

T2R

buscando su mejor posibilidad para abrirse paso con P5R, si esto resulta posible. 21.

. . •

22.

TDlR

P4C

22. P x P, P x P; 23. T x T , T x T ; 24. P5R, TST + ; 25. R2C, P x P ; 2 6 . T x P, P 5 C ; 2 7 . C4R, D3TD n o sería agradable para l a s b lancas . 22.

• .

.

D3C

enfrentándose con la amenaza de P5R y colocando la dama en su cuadro ideal. 23.

Cuantas más piezas en el table­ ro, más fácil es para las negras realizar muchos contrataques. En cambio, 1 7 . . . A4R le daría a las blancas una partida fácil. 18.

P3CR

Una decisión importante, que convierte en una debilidad du­ radera su PR. Las blancas te­ nían que intentar : 1 8 . A3C ( 18 . . . P4TR; 1 9 . P3A). .

18.



19.

P4TD



P3C

Las negras son más fuertes en el lado de la dama, así que las b lancas pretenden no abrir la po­ sición en esa área, pero, de al­ guna manera, bloquear la forma­ ción de peones negros. 23.

.

. •

T2R

Las negras tienen más j uego en esta posición.

A2D P3C !

dej ando intacta la cadena de peones . Ahora las negras tienen

( Ve r diagrama. )

57

29.

T ( 3 ) 2R

Las blancas no tienen mejor op­ ción que esperar y dejar a su oponente que muestre lo que pueden hacer las negras. 29.

.

.

.

R2T

Las negras ponen a prueba la pa­ ciencia de su oponente y dudan un tanto en tomar su propia de­ cisión.

24.

D3D

25.

PXP

TIC

Las blancas tienen que pensar en la a menaza PSA. 25.

...

26.

P4C

PXP

Los peones negros tenían que ser bloqueados, de lo contrario se­ guirán : 2 6 . . . PSC y 27 . . . A4 C . 26.

...

30.

T3R

31.

T ( 3 ) 2R

Rl C

La repetición de movimientos le iba muy bien a las blancas, pues tenía menos tiempo hasta el con­ trol de tiempo. No viendo otra forma en que abrirse camino, las negras deciden cambiar alfil por caballo con el fin de ganar un peón.

P5 A

Las negras cambian el bloqueo del lado de la dama por la ven­ taj a estratégica de un peón ade­ lantado. Tienen buena razón para ello, p orque si 26. . P x P; 2 7 . C2T, T l AD ; 28. C x P, TSA; 29. C6A, las blancas se podrían man­ tener bastante bien. .

27.

D2D

T ( l ) lR

La crisis de la partida se aproxi­

ma a su clímax. ¿ Son capaces de defenderse las blanca s ? No con 28. ASC ? a causa de 2 8 . . .

32.

DXA

TxP

A x e.

33.

TxT

TXT

34.

TxT

28.

T3R

P4T

31.

Axe

dándole una escapatoria adicio­

Este intercambio hace

nal al rey. 28 . . A x C; 29. D x A, T x P; 30. T x T, Tx T ; 31 . T x T , D x T no ofrecería nada, debido a 32. D6A! , A4A; 33. DSC + , A3C; 3 4 . A2D.

dama negra se haga más pode­

.

58

que la

rosa. No obstante, 34. T l T, T l R tampoco era atractivo ( 35. T6T ?, D8C + ; 36. R2C, T8R; 37. T8T + , AlR), y las negras podían tratar

de jugar el fin de partida c on un eventual D6D. 34. 35.

DXT A6T

No 35. A x P?, D x P; 36. D6A, D8D + ; 37. R2C , A3A + , y gana. 35.

D3C

36.

Al A

37.

Rl A

D8C

deseando salir de la j aula. Las blancas están atadas, y por con­ siguiente el ataque de las negras en los cuadros blancos es más fuerte que cualquier contrataque de las blancas en los cuadros negros. A4A

3'7.

38.

R2R

DSR +

40.

. . .

D6C

presenta un aspecto terrible para las blancas, pero aún 4 1 . R l R po­ dría ofrecer re s istecia. Au n que llegaba el momento en que se tenía que aplazar la partida, las blancas se apresura ron con su movimiento, intentando hacer que Fischer cerrara el tiempo. 41.

D4D?

Resultado de prematura desespe­ ra c ión, visto que 4 1 . A2C, D6A + ; 42. R l R , DST + ; 43. R2R, A6D + , pierde inmediatamente. Esto hizo las cosas fácil e s para las negras, que tardaron poco tiempo en en­ contrar la jugada fatal y meter­ la en el sobre. ¿ Y si 41 . . . A6D + ; 42. R3R, DSD ?

Las negras fuerzan a la dama blanca a abandonar l a diagonal larga . Sería muy equivocado el jugar 38. . . ASR ; 39. A2C, A6A + ; 40. R2D ! , DSD + ; 4 1 . R3R, D7R + ; 42. R4A, D5R + ; 43. R5C, D x P + ; 4 4. R6T, RlA; 45. DST + , R2R ; 4 6 . A6A + , R3R; 4 7 . R7C ! , y l a dama blanca está dispuesta para numerosos e inevitables j aques. 39.

D3R

D7A +

39 . . . D x P ? ; 40. D5C + , sería ta­

bla. 40.

D2D ?

p agando la deuda a su oponente, el cual también cometió P.I error decisivo, con problemas de tiem­ po, en el 40.º movimiento de la pdmera partida de la competi­ c i ón . Tras 40. R l R , l a s blancas a ú n tendrían esperanzas de so­ b r evivir.

A6D + !

41. I.as

blancas

abandonan

( al siguiente día tras haber visto el mejor movimiento sellado ). ¡ E ra l a primera victoria sobre Spassky en la carrera ajedrecís­ tica de Fischer !

59

Fischer llegó un cuarto de hora tarde a la sesión aplazada e n la sala de torneos y s e perdió el ser felicitado por el campeón, que encontró incómodo el espe-

60

rar demasiado tiempo con el re­ loj detenido. El puntaj e : 2 a 1 a favor de Spassky.

4 Tras el aplazamiento de la tercera partida, Spassky no efectuó protesta alguna, sólo una simple declaración de que no jugaría de nuevo en la habitación trasera. Los árbitros es­ tuvieron de acuerdo con el campeón. Al ser construida, aquella espaciosa habitación había sido prevista para pin-pong. Du­ ran te aquellas cinco horas jugando al ajedrez allí, se descu­ brió que se podía oír toda clase de sonidos exteriores: tráfico en la calle, coches en el aparcamien to, niños jugando en los campos cercanos. ¿Y qué opinaba Fischer? Un amigo señaló : « l!se era el tipo de sonidos adecuado, no como el de las cámaras ». Esto tiene sentido. ¡En algunos países que están menos influenciados por la civilización occidenta-Z, la gen te no acepta ser fotogra­ fiada! Fischer no estaba actuando. Su disgusto hacia la cá­ mara es congénito, genuino. Hubo años de su solitaria vida en que la prensa no podía hallar ni una sola foto reciente de Bobby. El comité de competición usó instrumentos para medir el ruido en la sala principal de juego. No había ninguno. Sin embargo, si Fische r no podía oír las cámaras, las podía notar. El aspirante prefería un aislamiento de las cámaras y el pú­ blico a un aislamiento de los sonidos de la calle. Así que dejó que su representante escribiese una carta señalando que la conclusión del comité acerca de que « todas las fuentes de mo­ lestias en la sala principal estaban b ien controladas» no era correcta. Los miembros del comité se fijaron, con satisfacción, en que la carta no estaba firmada por el mismo Fischer. De acuerdo con las reglas del torneo, esto les daba derecho a no hacer caso de la misma. Pero un temor oculto surgió entre los funcionarios. ¿ Qué sucedería aquella tarde, cuando deb ían encontrarse los juga61

dores en la sala principal para jugar la cuarta partida ? ¿ In­ sistiría de nuevo Fischer en pasar a la sala tras el escenario, arruinando así, posiblemente, el torneo? ¡No, el aspirante permaneció callado! Después de todo, la habitación de a t rás tenía también una cámara de circuito cerrado para reproducir el juego en una gran pan talla para los espectadores de la gran sala. A esta cámara Fischer nunca le había puest o objeciones. Pero q uizá recordó la insostenible situación de antes de la tercera partida, que originó el re traso de ocho minutos. Mientras mos traba el desarrollo de la parti­ da en un diagrama a mpliado e iluminado, la cámara iba pa­ sando, de tiempo en tiempo, de un jugador a otro. Fischer quería saber cuándo estaba apagada y cuándo es­ taba captándoles, pero la lente de la pared de la sala de pin­ pong siempre tenía el m ismo aspecto y no se lo indicaba. La única forma de saberlo e ra que el equipo de la cámara gritase cuando la apagaba y cuando la encendía, en orden a indicar a los jugadores como debían comportarse. No sólo Fischer, sino tamb ién Spassky rehusó aceptar esta sugerencia. Quizás el gran maestro estadounidense fue influenciado por la avalancha de telegramas de apoyo o rganizada en un chorro continuo por los amigos del ajedrez de los Es tados Unidos, que estaban t ratando de persuadir/e de que jugase durante la crisis de an tes del t e rcer par tido. ¿O sería la lla­ mada de larga dis tancia de Kissinger desde Washington, efec­ tuada más o menos al m ismo tiempo, lo que h izo que Bobby tomase o t ra actitud ? (Algunas personas has ta sugirieron que una retirada prematura de Fischer podría provocar un m ovi­ miento interno en Islandia destinado a forzar a los estado­ unidenses a abandonar la base militar que allí tienen. ) Bueno . . . De cualquier forma, en la cuarta partida no hubo ninguna de las habituales complicaciones. Aquel martes por la noche, t ras la partida, cuando cenaba en su ho tel, el paciente árbi­ t ro, el gran maestro Lothar Schmid, fue visto de buen humor por primera vez. ¿ Habían terminado las reuniones de comité ? 62

Blancas : Fischer Negras: Spassky

Defensa Siciliana. l.

P4R

P4AD!

Una sorpresa. En momentos de gran responsabilidad, Spassky siempre acostumbraba a ceiiirse al clásico l . . . P4R, tal como hizo contra Fischer en la segunda copa Piatagorsky en Santa Móni­ ca, y en la Olimpíada de La Ha­ bana en 1 966. 2.

C3AR

P3D

3.

P4D

PxP

4.

CxP

C3AR

5.

C3AD

C3A

6.

A4AD

El arma, «buena para todo », de Fischer contra la Defensa Sici­ liana. Spassky debía habérsela esperado. 6.

. . .

7.

A3C

Fischer intentó la poco clara con­ tinuación 9. D2R y 10. 0-0-0 con­ tra Geller ( Skopje, 1 967 ) y Lar­ sen ( Palma de Mallorca, 1 970 ), sin ningún éxito. Hubiera sido prematuro : 9 . P4A, C x C ; 1 0 . A x e . P4CD ! ; 1 1 . P5R, P X P ; 12. P x P, C2D ; 1 3 . 0-0, P3TD (o 13 . . . A4A ! ; 1 4 . A x A, C x A; 1 5 . D x D, TR x D ; 16. C x P, A3T ; 1 7 . A4A, T D l C ; 1 8 . P4TD, e X P ! , con igualdad. Fischer-Geller, Curac;ao, 1 962 ) ; 1 4 . C4R, A2C ; 1 5 . D4C (o 1 5 . C6D, A x C ; 1 6 . P x A, D4C ; 1 7 . D 2 R , T D l D ; 1 8 . TDlD, P4R ; 1 9 . A3R, D 3 C , c o n contraataque ) ; 1 5 . . . A x C ; 16. D x A, C4A, con mej or juego para las negras . Klovski-Shamkovich, U. R. S. S., 1 97 1 .

P3R

eliminando el peligro de las ne­ gras . . . e X p seguido por . . . P4D . 7.

• • •

8.

A3R

A2R

evitando 8. 0-0, e X C ; 9. D X c . 0- 0 ; 10. P4A, P3CD ; 1 1 . R l T , A3T ! ; 12. T3A, P4D ; 1 3 . P x P , A4A ; 1 4 . D4T, A2C ; 1 5 . A 3 R , P x P ; 1 6 . A4D ( Fis.cher-Geller, Curac;ao, 1 962 ), cuando 16. . . P3TD hubiera ofre­ cido buenas posibilidades para las negras. 8.

. . .

0-0

Es más débil 8 . . . P3TD ; 9. P4A, D2A; 1 0. 0-0, C4TD; 1 1 . D3A, 0-0; 12. P5A, P4R ; 13. C(4 )2R, C x A; 14. PT x C, P4CD; 1 5 . P4CR, P5C; 16. P5C ! , Fischer-Hamann, Na­ tanya, 1 968. 9.

0-0

9•

.

. .

P3TD

Tras ocho meses de preparación, Spassky tenía que saber lo que estaba haciendo, pues Fischer ha j ugado más de veinte partidas de torneo siguiendo esta línea, y ha aplastado a muchos oponen­ tes. Por ejemplo : 1 ) 9 . . . C4TD; 1 0 . P4A, P3CD ; 1 1 . P5R, C l R ; 1 2 . P5A, P D x P ; 1 3.

63

P x P, C x A; 14. C6A , D3D; 1 5 . D x A, A x D ; 1 6 . PT x C, A x P ; 1 7 . C x PT, con el mejor final de partida. Fischer-Korchnoi, Cura­ c;:ao, 1 962 ; 2 ) 9 . . . A2D ; 10. P4A, C x C (es interesante : 1 0 . . . D lA. Fischer­ Larsen, S.• partida de competi­ ción, Denver, 1 97 1 ) ; 1 1 . A x C, A3A; 1 2 . D2R, P4CD ; 1 3 . C x P, y ahora : 2a ) 1 3 . . . A x P ; 1 4 . C x PT , P4R ; 1 5 . P x P , P x P ; 1 6 . A3R, D l C ; 1 7 . CSC, A3A ; 1 8 . C3A, con una ven­ taja material. Fischer-Saidy, East Orange, 1957; 2b ) 1 3 . . . A x C ; 14. D x A, C x P; 1 5 . PSA, A3A ; 1 6 . D3D, P4D ; 1 7 . A x A, C x A; 1 8 . P4A, PD x P; 1 9 . D x D, TR x D; 2 0 . A x P, c o n el mejor fin de partida. Fischer­ Weinstein, Campeonato de los E s­ tados Unidos, 1 958/9. 3) 9 . . . C x C ; 1 0. A x e, P4CD ! ? ; 1 1 . C x PC, A3T; 1 2 . P4AD, A x C ; 1 3 . P x A, C x P ; 1 4 . D4C , C3A; 1 5 . D2R, C2D ( Fi scher-Kortchnoi, Ro­ vinj , 1 970), y entonces las blan­ cas se perdieron la mejor conti­ nuación : 1 6 . TDlA. 10.

P4A

CxC

Es pasiva la j ugada : 1 0. . . A2D ; 1 1 . PSA ! , D l A ? ; 1 2 . P x P, A X P ; 1 3. C x A, P x C ; 1 4 . C4T ! ( Fischer­ Larsen, tercer partido de compe­ tición, Denver, 1 97 1 ). 11.

Axe

12.

P3m

P4CD

O 12. D3A, A2C ; 1 3 . P3TD, P4TD ! ; 14. TD l R , PSC ; 1 5 . P x P, P x P ; 1 6 . C l C , P4D ; 1 7 . P x P, A x P ; 1 8 . A x A, P x A ; 1 9 . P3A, CSR ; 20. T l D, P4A, con ventaja para las

64

negras. Radulov-Bobotzov, Bulga­ ria, 1 967. 12.

. . •

13.

D3D

A2C

Un tipo de posición bien conoci­ do. En la partida Nicolayevsky­ Geller, Campeonato de la U.R.S.S., 1 959, las negras , en una situa­ ción muy similar, hicieron la ju­ gada pasiva : D2A.

13 .

. • .

P4TD!!

Una ventaj a p reparada. Las ne­ gras están dispuestas a enfren­ tarse con la amenaza posicional 1 4 . PSA con 14 . . . PSC, seguida de . . . P4R después de que el caba­ llo blanco haya sido alej ado del centro. De hecho, las negras de­ ben continuar con su acción en el lado de la dama sin ninguna pérdida de tiempo. 14.

P5R

Las blancas casi se ven obliga­ das a alterar su estrategia. Qui­ tando el peón del cuadro ataca­ do, las blancas ponen a prueba la corrección del sacrificio del peón negro ofrecido. 14.

. . •

PxP

15.

PxP

C2D

1 6.

CxP

C4A

Obviamente, ésta debía de ser una posición analizada por el equipo soviético previamente. 17.

Axe

No perdiendo tiempo en cual­ quier retirada de la dama y man­ teniendo el alfil de los cuadros blancos sobre el tablero, pues esto da mayor protección al flan­ co de la dama blanca. Asimismo, tras el inevitable 1 7 . . . e X A, las tendrían dificultades blancas para sobreponerse a varias ame­ nazas tácticas. 17.

...

18.

RlT

A x A+

¿ E s suficiente compensación por un peón ? Tras haber gastado sólo cinco minutos en toda la apertura ( Fischer usó media hora ), Spassky empezó ahora a pensar durante largo rato.

peones blancos ) ; 1 9 . P x D, A3T ; 20. C7A, T2T ; 2 1 . C x A, T x C ; 22. A4A, T2T, aunque podría ser suficiente para Spassky el repar­ tir puntos teniendo en cuenta su liderato en la competición . 19.

D4C

Un movimiento ambicioso que da al partido más animación que un simple y aburrido luchar por unas tablas tras 18 . . . D x D (par­ tiendo en dos la formación de

TDlD

19. 20.

TDID

21.

TxT

TxT

Signo de que las negras se ha­ bían creado nuevos problemas eran los tiempos en el reloj . En este momento, Spassky había pa­ sado más tiempo en sus movi­ mientos que Fischer. 21.

.

. .

P4T!

La posibilidad mejor de las ne­ gras, con mucho, es actuar con­ tra el rey de su oponente. Po­ dría haber sido hecho con igual eficiencia mediante 2 1 . . . A6R ! ; 22. C6D, A3A; 23. C4A, ASA; 24. R l C, PSTD ; 25. A2T, P4T, o 22. C4D, D x PR; 23. C3A, DSA, de­ j ando a las blancas en una si­ tuación sin esperanzas. Las negras no tenían nada que hacer en la fila D : 2 1 . . . T l D ? ; 2 2 . C6D. 22.

18.

D2R

Una alternativa más segura era 19. D3C, pero las blancas prefie­ ren tener su dama centrada sub­ valorando los peligros de esta posición.

C6D

AlT

Con el intercambio de un par de torres, las negras han dej ado este cuadro libre para el alfil, y disminuido la presión de las blancas a lo largo de la fila AR. 23.

A4A

65 5.

-

FISC H ER CONTRA SPASSKY

Las blancas aún siguen confia­ das y juegan fríamente y con bastante rapidez, preparando l a centralización d e su alfil pasivo, ·y abriendo camino libre para su peón CD. 23.

P5TR

. • .

Probablemente sólo ahora se die­ ron cuenta las blancas de que es­ taban expuestas a un severo ata­ que, y Fischer empezó a pensar. ¡ Toda la serie de Spassky no ha­ bía sido simplemente un bluff ! 24.

P3T

Debía detener 24 . . . P6T.

metida, y la amenaza mortal 2S . D6C tenía que ser prevenida. . .

25.

amenaza

de

D X P?

26.

D X PT

26. C x P ? ! no era correcta a cau­ sa de 26 . . . R x C ! , y el rey negro alcanzaría la seguridad ya fuera en 2R o en l TR 26.

la

.. .

Perdiéndose una oportunidad ma­ ravillosa : 2S. . . D x D ; 26. P x D, ASA; 27. T l R, P6T ; 28. AlA, P3A; 29. C4A, P x P, y si 30. C x PT ? , A6C ; 3 1 . T l D , T x A + , etc.

• • •

P4C

Luchando duramente por el cua­ dro lD para su torre, y 6CR para su dama. También se podría ju­ gar : 26. . . A4C . 2 '7 .

D4C

Previniendo 27 . . . D6C y 28 . . . ASA.

24.

• • •

A6R

¡ Las negras juegan buscando una victoria ! La otra posibilidad era : 24 . . . D6C ; 2S . C4R ( no 2S. T3D ? a causa de 2S. . . A x P + ! ; 26. D x A, D8R + ; 27. R2T , D x P + ; 28. R l T , D8R + ; 29. R2T, A x e + ; 30 . T x A, D4R + , ganando la torre ) ; 2S . . . D x PR ; 26. C x A, D x C, estableciendo igualdad ma­ terial. 25.

D4C

2S. T3D, ASA, dejaría las piezas b lancas en una posición compro-

66

2'7.

• • •

A4A

Las negras se dieron cuenta de que 27 . . . T l D no podía ganar a causa de 28. C x P ! , T x T + ; 29. D x T, DSR ( o 29. . . D6C ; 30. C6T + !, R2C ; 3 1 . D7D + , con j a­ que perpetuo ) ; 30. Al A, R x C ; 3 1 . D7D + , R3A ; 3 2 . D8D + , R4R ; 33. D 7A + , y el rey negro n o puede escapar a l o s j aques.

28.

31.

ese

Aunque esto elimina temporal­ mente a una pieza del campo de batalla, era la única forma ade­ cuada para que escapase el ca­ ballo. 28.

• •



R2 e

tratando de decidir la partida con la maniobra T l TST. 29.

C4D

Llegando al rescate en el último momento. Spassky tenía ahora un problema bastante agudo de tiempo.

DXA

Obligadamente : 3 1 . P x A ?, TST. 31.



• •

A3D

3 1 . . . TST ; 32. AlA, A3D, daban mejores posibilidades para lu­ char hasta una victoria en el fi­ nal de partida que se aproxi­ maba. 32

D3A!

De nuevo el único movimiento posible, probablemente no pre­ visto por su oponente. 32. RlC, TST, haría sentirse muy mal a las blancas . 32.

33.

. .



PxD

DxD A4R

Las negras tienen el mejor final, pero su ventaj a no es decisiva porque los alfiles son de distinto color. 33 . . . A x P ; 34. TlT hubie­ ra simplificado la partida. 34.

T7D!

R3A

Previniendo 35. A x P. 35.

Rle

AxP

No 35. . . T l AD debido a 36. A2R con la amenaza de AST. 36. TlT? !

29.

Teniendo problemas de tiempo, las negras omiten el movimien­ to vencedor intermedio 29 . . . T l D ! ; 30. P3A ( no 30. CSA + , R3A ! ! ) , y sólo ahora 30 . . . T l T ! ! ( 30 . . . . . . A3D n o l leva a ninguna parte después de 3 1 . R l C ! ) , con la continuación de ataque como en el j uego, pero dejando a las blancas sin el cuadro 3AD para su salvación ( mediante el inter­ cambio de damas ) : 3 1 . R l C , D6R + , o 3 1 . C3A, A x C ; 3 2 . D x A, A3D. 30.

C3A

A2R

Las blancas se han defendido muy bien y las tablas están a la vista.

Axe

67

A4R

36. 3'1.

RI A

T I AD T2A

38.

A5T

39.

TxT

AxT

40.

P4TD

R2R P4A

41.

R2R

42.

R3D

A4R

43.

P4A

R3D

44.

A'1A

A6C

45.

P5A +

tablas aceptadas.

68

Las primeras tablas de la competición y el resultado que más le gustó al árbitro Schmid : « ¡ Pondrá a ambos j ugadores en el estado de ánimo adecuado para la competición ! » El puntaj e : 2 1 /2 a 1 1 /2 a favor de Spassky.

5 Como bien se sabe, cuando Fische r se enfrentó a Petrosian en las finales de los Candidatos en Buenos Aires, Fischer ganó la primera partida pero perdió la segunda. Esto fue seguido por tres tablas. Luego se supo que Fischer sufría un resfriado y tomaba medicinas para combatirlo. Se man tuvo increíble­ mente silencioso durante la primera semana. Luego comenzó a quejarse: acerca de su habitación de ho tel, acerca de la co­ mida, acerca de las condiciones de juego. Sus admiradores, que habían estado preocupados, se animaron: esto significaba que Bobby volvía a estar en forma. Pasó a ganar las cuatro partidas siguientes de un tirón . . . período duran te el cual Pe­ trosian, alegando una extenuación nerviosa, se tomó dos días de descanso bajo recomendación médica. Pero esto no afectó al pun taje final. Antes de la quinta partida con Spassky, corrió el rumor de que Fische r había hecho catorce ( ! ) nuevas peticiones a la Federación Islandesa de Ajedrez. Quería cambiar de habita­ ción. Pidió tener únicamente que firmar las facturas adonde­ quiera que fuese. Deseaba más dine ro de bolsillo que los diez dólares diarios que se le entregaban, un nuevo coche Mercedes ( el que le habían facilitado tenía dos años de antigüedad ) , la opción a cambiar la sala de juego, un suministro mayor de periódicos y revistas estadounidenses, con trol personal de la filmación (su propio botón para abrir y cerrar las cámaras ) , u n tablero de ajedrez con los cuadros t res m ilímetros más pequeños, el uso de una cancha de tenis cub ierta, el uso exclu­ sivo de la piscina del hotel, e tc. Los islandeses mantuvieron silencio acerca de es tas peti­ ciones, y nadie supo hasta qué pun tos habían sido exagerados los rumores. La piscina del hotel se cerraba a las diez de la

69

noche, y se le concedió a Fischer el derecho a usarla él solo después de esa hora. Se sen tía contento en la piscina y sauna durante las dos o tres horas, físicamente exhaus tivas, que pa­ saba allí desde las once en adelante. Pero lo que importaba era saber si estaba en forma de nuevo, y la cuarta partida había originado algunas dudas. Pero los días de pánico por la reserva de un vuelo de re­ greso por parte de Fische r ya habían pasado. El mejor signo de que todo iba b ien fue la llegada del experimen tado y vete­ rano gran maes tro Miguel Najdo rf desde Buenos Aires. No había querido arriesgarse a incurrir en los gas tos del viaje has ta que creyó seguro que iba a jugarse el torneo has ta el ftnal. Para la quinta partida, el torneo se había convertido en algo ru t inario, con Spassky llegando a la hora en punto y Fischer con unos m inu tos de retraso. Spassky gastó mucho tiempo y energías en la apertura, y halló un ingenioso décimoprimer movimien to. Sin embargo, tras la modesta (pero maravillosamen te simple ) réplica de Fis­ cher, Spassky se halló luchando con tra una pared de ladrillo. La posición de las negras era impenetrable, y cada movimiento activo de Spassky sólo incrementaba sus problemas para lle­ gar a unas tablas. Los infructuosos esfuerzos del campeón fueron coronados por el peor error de su carrera, en un mo­ mento en que de nuevo se hallaba preocupado por la amenaza de los problemas de tiempo. Mientras tanto, Fischer había estado jugando con t ranqui­ lidad, gas tando relativamen te poco tiempo en sus fuertes mo­ vimien tos. ¿ Cómo era que el aspirante siempre sabía lo que estaba haciendo ? Según Najdorf, el secreto se hallaba en la naturaleza y el trabajo ajedrecís tico de Fischer. El gran maes­ tro es tadounidense nunca se ha preocupado demasiado acerca de los movimien tos iniciales. Ha estudiado los diferen tes tipos de posiciones, m illares de ellos, hasta del pasado más olvida­ do, e inves tigado y memorizado las razones de la derrota de un jugador. Es ta forma de actuar, junto con su habilidad para 70

el juego, hacen que posea una experiencia y conocimiento personal sin paralelo en la historia del ajedrez. Surja la posi­ ción que surja, con muy pocas excepciones ( po r ejemplo, la cuarta partida ) , sabe donde cc hace daño ». Así es como Fischer se orientó de una forma tan excelente mien tras Spassky vaci­ laba en la quinta partida. Aquella m isma noche, para celebrar su victoria, Fischer pasó más de dos horas en la piscina del hotel. Mien tras tan to, Spassky jugaba a tenis con su ayudante, el maestro interna­ cional Nei, en la cancha cercana a su ho tel, hasta que oscu­ reció allá a las once. Para en tonces, estaba físicamente exhaus­ to de una manera saludable, y e ra capaz de olvidar su fallo y recobrarse rápidamente para la siguiente partida.

71

Se necesita el caballo para la de­ densa del costado del rey.

Blancas: Spassky Negras: Fiscber

Defensa Nimzoindia.

1 0.

l.

P4D

C3AR

2.

P4AD

P3R

3.

C3AD

La primera vez que Spassky ha permitido la Nimzoindia sin re­ trasos. La razón puede ser que esta vez hay un abanico de elec­ ciones más amplio para las b lan­ cas si Fischer intenta de nuevo el Benoni Moderno con 3 . . . P4A. 3.

...

4.

C3A

A5C

E s más popular 4 . P3R, pero a Spassky le gusta mantener la op­ ción de desarrollo de su alfil de dama hasta se si esto es posi­ ble. Con su siguiente movimien­ to, Fischer lo impide : 4.

P4A

5.

P3R

6.

A3D

Axe+

7.

PXA

P3D

C3A

La línea favorita del j oven gran maestro alemán Huebner. Difí­ cilmente podía ser evitada una vez que las blancas habían desa­ rrollado su caballo de rey en la primera parte de la partida . 8.

P4R

9.

P5D

P4R

Spassky reflexionaba demasiado tiempo cada uno de sus movi­ mientos. ¿ Se sentía sorprendido por aquella variación específica ? 9 P x PA, P x P ; 10. D2A, A3R ! ; 1 1 . C2D, C4TD, n o permite que las blancas jueguen su pretendi­ da maniobra C 1 A-3R-SD . 9.

72

.

.

.

C2R

C4T

Se considera que es la continua­ ción más activa ( 1 0 . . . C3C ; 1 1 . CSA! ) , pero otra cuestión e s si realmente es la mejor, pues en muchos casos produce demasia­ das simplificaciones. 1 0.

.. .

P3TR

Todas jugadas antes. Las negras intentan 1 1 . . . P4CR, impidiendo por consiguiente el avance del peón AR blanco. Ambos lados es­ taban luchando para conseguir más espacio en la crucial ala del rey, en donde la posición podía convertirse en abierta. 11.

P4A ! ?

Como un rayo caído del cielo. Spassky s e tomó mucho tiempo para esta nueva idea, lo que re­ veló lo muy imaginativa que era . Fue mala suerte para él que este movimiento de ataque no pudie­ ra hacer ningún daño a su opo­ nente. La continuación normal es : 1 1 . P3A, P4CR; 12. C5A, A x C ; 1 3 . P x A, D4T, por ejemplo : 1 ) 1 4 . A2D, 0-0-0; 1 5 . P4C, T D I R ; 1 6 . R2A, PSR ! ; 1 7 . P x P, P4TR ; 1 8 . P x P, T x P ; 1 9 . D3A, T( l R ) l T ; 20. P3TR, con iguales posibilida­ des. Donner-Damj anovic, Berl:n , 1 97 1 . 2 ) 1 4 . D2A ! , 0-0-0 ; 1 5 . P4TR, P5R; 1 6 . A x PR ( 1 6. P x PR es aún más fuerte, Donner); 1 6 . . . . , C x A ; 1 7 . P x C, TD l R ; 1 8 . R2A, P3� 1 9 . A3R, R l C ; 2 0 . P5R ! ! , y la posición de las blancas era arrolladora. Donner-Damj anovic, Cienfuegos , 1 972.

defender fácilmente sus puntos débiles, mientras que los de las blancas no han disminuido en número. H.

A3R? !

Las blancas comienzan a equivo­ carse un poco ( las negras tienen que jugar, de todas maneras, P3C ). Tras 1 4 . ,