Fighting To Stay (Serie Fighting Madly) PDF

Página 1 El siguiente material es una traducción realizada por fans para fans. No recibimos compensación económica al

Views 151 Downloads 1 File size 2MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Página

1

El siguiente material es una traducción realizada por fans para fans. No recibimos compensación económica alguna por este contenido, nuestra única gratificación es el dar a conocer el libro, a la autora y que cada vez más personas puedan perderse en este maravilloso mundo de la lectura. Si el material que difundimos sin costo alguno está disponible a tu alcance en alguna librería, te invitamos a

Página

2

adquirirlo.

Índice S. L. Ziegler Sinopsis

Parte 1

Parte 2

Capítulo 1

Luchando para sobrevivir

Capítulo 2

Capítulo 1

Capítulo 3

Capítulo 2

Capítulo 4

Capítulo 3

Capítulo 5

Capítulo 4

Capítulo 6

Capítulo 5

Capítulo 7

Capítulo 6

Capítulo 8

Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10

Página

3

Epílogo

S.L. Ziegler

S

e describe a sí misma como una adicta a los libros. Pasó toda su vida con su cabeza en las nubes, soñando con personajes e imaginando cómo se desarrollarían sus historias. No fue hasta más tarde cuando esas historias en su cabeza se convirtieron en demasiado para manejar y lo plasmó en papel.

Página

4

Cuando no está escribiendo o leyendo, está pasando tiempo con sus dos hijos locos y su esposo. Viven en una casa en las afueras de Atlanta. Es una verdadera fanática de las castañas de indias y vive para los fines de semana, donde puede tomar una copa de vino y devorar los libros que esperan en su Kindle.

Sinopsis

P

ensé que sabía lo que era estar destrozada, después que fui la definición de eso.

Pensé que había conquistado el arte de recuperarme de un corazón roto; un alma rota. Pensé que encontraría un nuevo tipo de fuerza en los momentos de mi locura demencial. Pero cuando Reed Collins se convirtió en la única cosa que me importaba, cuando se convirtió en mi comienzo, mitad y envidiable final, nunca sería capaz de encontrar ninguna fuerza, porque le di toda la que tenía. Estaba tan dispuesta porque lo amaba. Sin razón, sin pensar, sin miedo de las consecuencias, porque eso es lo que amar con locura realmente significa. Minutos, días, meses pasaron después que me fui pero ninguna cantidad de tiempo aliviaba el dolor de que no estuviera aquí. Ninguna cantidad de tiempo podría alguna vez disminuir mi amor, mi necesidad, mi deseo por él. Ahora he regresado, teniendo que enfrentar cada verdad de la que hui. Mentiras fueron dichas. Pero incluso después de todo el indescriptible dolor que causó, aun lo amo. Aun lo quiero. Aun respiro por él. Estoy comenzando a preguntarme si eso alguna vez cambiará.

Página

5

Fighting Madly #2

Página

6

Capítulo 1

Hadley

L

evanto mis piernas hasta mi pecho y apoyo mi mentón en mis rodillas, observando por las ventanas de nuestro condominio, la lluvia nocturna bloqueando cualquier vista de las increíbles colinas en la distancia. El sonido de la lluvia golpeando el cristal nunca falla en recordarme esos días, esas noches, esas semanas. Todo el tiempo desperdiciado que pasé años atrás en Ohio, ahogándome en mi propia miseria, los momentos no mucho atrás cuando no sabía si podría respirar una vez más, todos los momentos en que mi alma había muerto, pero mi corazón aun palpitaba. Al principio, cuando mis pies aterrizaron en este suelo foráneo dos meses atrás, era la coraza de la persona que una vez fui, perdida en el fuego interno ardiendo dentro de mí, el cual había causado yo. No podía encontrar el deseo de vivir, de tomar el siguiente paso para ayudarme, no sabía cómo convertir la persona que era en una mejor.

Página

James y yo habíamos viajado por el primer par de semanas, haciendo excursionismo por toda Sudamérica antes de terminar en Medellín, Colombia. En esas ocasiones en que mi mente se oscurecía más era cuando no quería continuar, pero lo hacía. Pasé la mayor parte de mi tiempo en silenciosa reflexión, y reproduciendo todos los momentos cuando mis decisiones, mis elecciones, salieron terriblemente mal. La respuesta fue simple de ver una vez que di un paso hacia atrás y la niebla se disipó, evaluando desde un punto de

7

Pero sabía algo, las cosas que hice mal. Me dividí a la mitad, apoyándome en dos personas diferentes. Me convertí en polvo porque no podía ponerme de pie por mi cuenta, porque estaba demasiado desesperada estando enamorada para aceptar mi destino.

vista externo. Yo había permitido que Reed debilitara mi base, yo le permití a Bennett que lo golpeara con un martillo, y de alguna manera, soy yo quien implosionó lo que había quedado, dejándome en nada más que cenizas y escombros quemados. Dependía de mí —solo de mí— reconstruirme de nuevo. Este loco camino. El amor. El dolor agonizante de corazón. Mi confianza siendo cercenada por quienes me rodean… todo probaba ser demasiado. Usé a las personas que me rodeaban, escogí drogas como una bandita sobre mis heridas y esperé como el infierno que se pegara. Pero como todo lo demás en la vida, nada dura para siempre; solo era un arreglo temporal, un subidón fugaz. Una debilidad a la que no podía resistirme en el pasado cuando las cosas se ponían duras, quería cubrir el desastre. Un desastre que, cuando la bandita fuera finalmente arrancada… todo a su paso se derrumbara.

No tenía una imagen de lo que sería el venir aquí, o lo que experimentaría, pero si la tuviera, seguramente no sería el condominio en un rascacielos en una de las ciudades más únicas en la que he puesto un pie alguna vez, y las más vistas increíbles en las que he puesto mis ojos jamás. Pero esas son solo las pequeñas cosas que hacen genial a Medellín. Es su gente, sus tiendas, su alegría por la vida lo que amo, lo que necesitaba tan desesperadamente cuando vine aquí. Ven lo mejor en todas las circunstancias. Puedes tratar de luchar todo lo que quieras, pero es contagioso, comienza a enraizarse profundo en tu alma con cada día que pasas con ellos.

Página

No soy quien era dos meses atrás. Quien era un año atrás, se ha desvanecido. La chica de seis años atrás está extinta hace mucho. Y me tranquiliza, me da una sensación de paz, un sabor a esperanza. No quiero ser esa chica, alguien en quien nunca pensé que me convertiría. Era mi peor versión de mí misma. Se me dio algo que a la mayoría no se le da: una segunda oportunidad, para

8

Y eso te cambia.

aprender de las cosas de mi pasado, para asegurarme de no repetirlas de nuevo. Y trataré como el infierno de no hacerlo. Crezco, aprendo, y me construyo cada mañana que despierto viva, pero eso no significa que no haya días en los que pretenda que estoy bien. Que tengo que fingir más sonrisas que nada, y noches en las que quedo sola en la oscuridad mientras dejo que las lágrimas que había estado reteniendo finalmente caigan en mi almohada.

James se deja caer en el sofá, y mis pensamientos cambian cuando su cuerpo está relajado. —Liz está planeando venir este fin de semana, así que voy a tratar de zafarme. —Habla con su rostro inclinado lejos de mí, voz baja sin energía detrás de sus palabras. Como si eso no fuera suficiente para mostrarme su estado de ánimo, su postura hundida y sus dedos inquietos ciertamente lo son. Asiento y muerdo el interior de mi labio, preguntándome qué cambios puedo hacer para contenerme. Decir que Liz no es mi mayor fan es ponerlo suavemente. No es que la culpe un minuto por eso. —¿Ese es otro batido de tu proveedor? Cuándo son, ¿tres hoy? —El talento de James para cambiar a un asunto menos tenso una vez más se le hace útil. Y sigo la corriente de nuevo. Sé lo que es querer cambiar el tema, así que si quiere cambiarlo, entonces considéralo hecho. —Oye, es solo mi segundo del día, y este no es un batido, es un jugo. Fui por un camino diferente a casa y encontré este puesto nuevo. —Mi amor por cualquier cosa frita fue rápidamente reemplazado después del primer sorbo de una bebida de fruta fresca real. —¿Qué sabor pediste hoy?

James me observa, su frente arrugándose. Conozco las palabras que salen de su boca a continuación.

Página

9

—Mango con naranja. ¿Quieres probar? —ofrezco, pero James simplemente sacude su cabeza. Para estar en una carrera que salva vidas, no le podría importar menos la suya y se rehúsa a probar nada remotamente bueno para él.

—No es por cambiar el tema, pero… Levanto mis manos para interrumpirlo, deseando tener el talento de influir en los temas como él lo hace. —Pero lo haces, y lo terminaré por ti. Sí, hablé con mi papá y Courtney hoy. Y no, aún no he hablado con Reed. —James me pregunta lo mismo cada tres días, como un reloj. No he descubierto aun por qué lo hace porque cada vez obtiene la misma respuesta. Ningún contacto con Reed de mi parte. La única cosa que omito, sin embargo, es que incluso después de dos meses lejos de Reed, dos meses de ningún contacto ni de hablar de mi parte, Reed aún intenta. Siempre intenta. Un mes atrás, había conseguido un teléfono para reenviar todos los mensajes de Reed, y actualmente está en el fondo de una gaveta sin usar. Pero no sin tocar, le echo un vistazo al menos una vez al día para ver qué maneras intentó y asegurarme de que esté completamente cargado. Un hábito que no parezco poder romper. No tengo necesidad de este, sino solo para dedicarle los intentos de Reed de hacer contacto. Es una debilidad mía. Mensajes de texto llenan mi bandeja pero están sin leer; mensajes están esperando por mí en el buzón de voz, pero están sin escuchar; correos electrónicos continúan llegando a una carpeta, pero permanecen cerrados. Nada ha sido borrado, pero todo ha permanecido sin leer. Ahí van a quedar hasta que pueda leerlos sin llegar a tener una recaída, o hasta que tenga el coraje de presionar el botón de eliminar todo. Pero si los leyera o escuchara ahora, cuestionaré todo. Perderé mi determinación, saltaré en el próximo vuelo, y me dirigiré a casa. Todo irá debajo de la alfombra para estar en sus brazos una vez más. Me llenaré de arrepentimiento de irme, preguntaré por qué he vuelto. Incertidumbre. Arrepentimiento. Palabras que siempre serán parte de Reed y de mí. Pero si los borro, significará que he cerrado la puerta con nosotros.

Página

No estoy lista —ni siquiera soy capaz— para ninguna de las dos opciones, así que permanecen allí, esperando tomar una decisión sobre qué camino quiero tomar. Y si llega el momento en que tire la toalla y se vuelva mudo, mi dedo merodeará entre el botón de leer y borrar, y donde sea que aterrice mi dedo, será mi respuesta.

10

Permanentemente.

Después de que lo dejé por primera vez, el número de veces que había tratado de contactarme se volvieron demasiadas para llevar la cuenta… casi me sofocaron. Pero pareció frenarse en el mes que siguió, solo llegando a cinco o seis por día. Ahora, dos meses después de dejarlo, ha disminuido a solo un mensaje al día, y eso está perfectamente bien por mí. Porque con cada puesta de sol, otro día pasa y puedo ver —puedo sentir— que mi necesidad de tener a Reed en mi vida para poder respirar ya no está presente. No significa, no obstante, que si se sentara junto a mí en lugar de James, que mis respiraciones no se volverían un poco más fáciles o profundas, o que mi corazón no latiría un poquito más fuerte. —¿Cómo le está yendo a Courtney? ¿Aun quejándose de estar embarazada sin tener un anillo de Lance? —Síp, no tengo idea de qué le está tomando tanto tiempo para proponérselo. Me está matando esconderle ese gran secreto a ella, especialmente ahora que se está molestando tanto por no tener nada en su dedo. Y para rematar, hoy estaba molestándome para que esté ahí en el nacimiento. —Mi pobre mejor amiga. Cada vez que hablo con ella, algo más está mal, y entre eso y el loco tren de emociones del embarazo, la llevan a ser un manojo de nervios casi siempre.

Página

—Tengo bastante tiempo para pensar en eso. Quién sabe, me gusta mucho aquí, puede que me quede y no vaya a casa cuando tú vayas. —Esta idea cruza mi mente todo el tiempo que estoy lejos de las cosas que dejo que me rompan. Mientras más tiempo estoy lejos de la negatividad que he permitido en mi vida. Quizás el “hogar” que siempre he conocido no está donde se supone que yo esté en absoluto. Quizás necesito aprender a crecer, florecer sin mi familia

11

—Puedes… está prevista para julio, ¿cierto? Roberto debería estar de regreso para entonces, y si no lo está, puedo manejar dos semanas sin ti. —Lo cual estoy segura que puede. No he realizado ningún trabajo real de enfermera desde que llegué aquí. James está cubriendo las prácticas de Roberto por el momento, y una vez que Roberto descubrió lo que me sucedió; o mejor dicho, lo que me hice a mí misma; no me ha confiado nada importante. No importa que él y James sean amigos, o incluso que James confíe en mí. Roberto parece no poder ver más allá de mis errores. Así que aquí estoy, una enfermera registrada haciendo de voluntaria en un hospital. Miles de kilómetros lejos de casa.

cerca. Quizás, solo quizás, este lugar lo sea. Pero la única cosa que sé con seguridad es que tengo más “quizás” en mi vida que nunca antes. James estudia mi rostro con ojos entrecerrados por un ligero momento antes de agarrar el control remoto de la mesa y cambiar de canal al programa de un tipo en el que tengo cero interés. —Y hablando de eso, me voy a la cama. —Contengo un bostezo mientras me levanto. —Buenas noches, Hads —dice James con un asentimiento, su enfoque en el televisor. Le agito la cabeza mientras camino hacia mi baño y lavo mi rostro, cepillo mis dientes, y tomo mi píldora de la noche para dormir. Es la única cosa que tomo ahora y odio tener que hacerlo. En el hospital y esas noches en rehabilitación cuando cerraba mis ojos, la imagen de Reed estaba ahí. Veía su toque recorriendo a otra mujer, escuchaba sus gemidos y sus risas, al igual que las del video, y picaba. Me destrozaba tener que presenciar eso una y otra vez cada noche. Pero lo soportaba, porque ¿qué más podía hacer? Pero ahora que había empujado a Reed muy lejos de mi vida y estaba kilómetros y kilómetros de distancia, cuando cerraba mis ojos, mis visiones se habían transformado en Bennett y Krystal. Las dos personas que tenían un incomprensible rencor hacia mí, tenían su propia escala. Las cosas brutales en los sueños siempre son de la manera en que las soportaba en la realidad. Las cosas repulsivas por las que pasé protagonizan mi propio programa de terror, fieles a cómo las experimenté con cada golpe y bofetada que sentí. Con cada inyección de drogas que me dan, mis venas arden mientras me atraviesan.

Página

Dos finales diferentes, dos escenarios diferentes, y ambos me dan dos percepciones diferentes de lo que pasó esa fatídica noche. O lo que podría haber sucedido, ya que mi inconsciente juega bromas la mayoría de las noches. Mi pulso se detuvo, resucitación cardiopulmonar fue dada. Eso lo sé. Pero mi memoria es borrosa después de que el agua se había ido. ¿Así que morí? ¿O simplemente le hice trampa a la vida?

12

Es el final, donde la verdadera lucha por mi vida se desvía del verdadero camino de lo que sucedió.

Leí en algún lugar que si mueres en un sueño, entonces mueres en la vida real. Puedo dar fe de que es falso. El sueño en el que estoy fuera de mi cuerpo rondando sobre mi cadáver es espantoso, frío, y arenoso. Es en el que muero, donde tomo mi último aliento en esta tierra, donde siento que mi corazón de verdad deja de latir. Cuando el frío golpea mis labios, despierto sobresaltada, mis pulmones pesados, y jadeo por aire. Mis dedos siempre se estiran hacia el pulso en mi cuello, aunque solo sea para conseguir el recordatorio de que hay uno. Paso horas con un ladrillo en mi pecho que no se alivia. La intensidad de lo cerca que estuvo de convertirse en realidad se graba en mi alma. Lo Causa que el sueño me evada durante días, esas mañanas, tardes, y noches nunca me dejan olvidar cuál es el verdadero significado de lo que realmente es un zombi. Cada cierto tiempo, cuando la cafeína no es suficiente para mantenerme en marcha, y cuando luchar contra el sueño me pone de rodillas, considero imágenes de Reed estando con otras, y por una fracción de segundo, las recibo con los brazos abiertos. Pero entonces viene el destello de dolor, el dolor no de mi corazón sino de mi alma. Es el rápido recordatorio de que Reed es tan demonio como ellos, solo que a él es a quien estoy atada.

Sea que me despertara jadeando por aire o por tener una calma extendiéndose a través de mí, no importa porque en el momento en que soy sacada de mi

Página

Los días que siguen, no lucho contra la noche o con el sueño, lucho contra mi cerebro… lucho contra mi corazón con la familiaridad que Reed mismo me dio… esa misma calma más que nada. Esas son las veces en que oculto lo difícil que es quedarse aquí y no volver corriendo a lo único que siempre quise. Porque lo que quiero ya no es en lo que creo. Y eso es lo importante ahora.

13

En la segunda pesadilla estoy en la bañera y mis brazos chapotean mientras trato de luchar. Los sonidos del agua golpeando el azulejo se reproducen en mi cabeza repetidamente, amplificados, resonando más fuerte que cualquier cosa que haya escuchado antes. Hay un momento justo cuando mi boca se abre para recoger aire solo para encontrar que es agua, pero antes de que la punzada de algo golpee mis pulmones, soy retirada de la bañera. La presión golpea mi pecho, el aire se aferra a mis labios, pero empujo para detenerlo, hasta que el ligero toque de algo o alguien en mi mano, una quietud se extiende desde mis dedos hasta mi centro. Trayéndome de regreso. Trayendo de vuelta el deseo de avanzar, de vivir, de luchar por el latido de mi corazón. Y justo antes de abrir mis ojos en mi sueño, despierto.

sueño, un espeluznante grito rasga su camino fuera de mi garganta antes de que pueda detenerlo, y lágrimas vienen corriendo por mi rostro. James no podía ignorar los gritos y siempre lo enviaban a mi dormitorio. Cada noche que los tenía, venía a mi lado de la cama, tiraba de una silla a mi lado, y solo dormía ahí. Necesitaba el recordatorio que él susurraría en la oscuridad, que todo por lo que pasé había terminado, que Bennett y Krystal ya no eran amenazas para mí. Necesitaba su presencia por la seguridad. Necesitaba que alguien viera que estaba viva. Las líneas entre James y yo nunca estaban enredadas. Ambos ni siquiera pensábamos en cruzarlas. Pero tuve una mala noche en particular cuando Liz nos visitó, y se despertó para encontrar a su novio en el dormitorio de otra mujer… yo. Eso les causó la pelea de todas las peleas. Liz se fue molesta antes de que alguno de los dos pudiera explicar lo que realmente pasó. Después de eso, supe que tenía que hacer algo. No necesitaban pelear por mí… nadie lo necesitaba, e incluso ahora, es todavía una tensión constante entre ellos. Y odio que yo causara eso, me repugna. Al día siguiente encontré un médico en la consulta, le conté sobre las pesadillas, y me prescribió algo. Las pesadillas todavía vienen ocasionalmente, y tal vez siempre lo harán, pero puedo sentir el destello de esperanza cada mañana, sabiendo que no dejé que esto me matara como lo quise al principio. Porque los sueños podrían sentirse real, podrían ser un espejo de lo que había experimentado, pero sobreviví. Y eso es algo para recordar. Un despertar a la vez.

—Hads, levántate —grita James. Todo mi cuerpo está despierto, y sé que es demasiado temprano porque mi dormitorio todavía está completamente oscuro. —Jesús, estoy despierta —digo, frotando mis ojos.

Página

—Sé que es temprano; o tarde, cualquiera sea la forma en que lo mires; pero necesitas moverte. Ya preparé tu bolsa. —Su mandíbula está endurecida mientras habla.

14

Le echa un vistazo al reloj.

Bostezo y tiro de mi cabello en una desordenada cola de caballo. —¿Qué pasó? —Mi voz sale aturdida por mi falta de sueño. —Recibí una llamada de Roberto sobre un paciente suyo. Te explicaré más en el auto, pero levántate y vístete. —Deja caer ropa en mi regazo y se escapa de mi dormitorio antes de decirme otra palabra. Atravesamos las puertas del condominio. El aire de la noche trae un aire frío a mi cuerpo. Me giro hacia el puesto de estacionamiento cuando James agarra mi codo, atrayéndome a una camioneta todoterreno donde un enorme hombre en traje está esperando por nosotros. Arranca mi bolsa de mis manos, abre la parte trasera, y la deja caer en el maletero. La pierna de su pantalón se desliza hacia arriba y algo brillante llama mi atención. Mis ojos deben estar jugándome trucos porque es un arma, un arma en su jodido tobillo. James me mira boquiabierto y su agarre en mi codo se vuelve más fuerte. —No lo hagas. —Nos arrastra y cierra la puerta de golpe antes de que tenga oportunidad de parpadear. —¿Me vas a decir que está pasando ahora? —Un amigo de un amigo nos necesita. —La respuesta de James es apresurada. Su tono causa que deje de hablarle, y las preguntas giran en mi cabeza. Me ignora completamente, sacando su teléfono y escribiendo un mensaje febrilmente.

Página

Cruzo mis brazos, los descruzo, solo para doblarlos de nuevo. Mi mirada se lanza alrededor del auto y busco alguna señal de lo que podría estar pasando. Pasan dos horas y mi estómago se revuelve después de estar encerrado sin ninguna razón real de información sobre qué o por qué nos hemos alejado en la oscuridad. Nuestro silencio ensordecedor se rompe por el sonido de una reja abriéndose, llevándonos a una entrada privada. Miro por la ventana mientras nos acercamos a la casa, pero lo único que puedo ver son los guardias

15

El conductor entra y el impacto de su puerta cerrándose de golpe sacude todo el auto. Nuestros ojos se encuentran en el espejo retrovisor y los entrecierra hacia mí, evidenciando una advertencia de algún tipo. Estoy aterrada de averiguar lo que podría significar esa advertencia. Pero antes de que pueda saltar fuera del auto, el conductor pone el auto en marcha y pisa el acelerador. La fuerza me golpea el cuerpo en el duro asiento.

armados, cubriendo cada metro del exterior. Mi mente corre con los peores escenarios posibles y mi pecho se tensa mientras esperamos más tiempo para salir. La puerta se abre y James agarra su bolsa y se apresura a salir. Ya está a medio camino hacia la casa cuando se da cuenta que no estoy con él. La luz en la parte delantera de la casa se ilumina y brilla sobre James, su rostro rojo y ruborizado mientras me espeta: —En cualquier día, Hads. James maneja el estrés mejor que nadie que he conocido, y si esto lo tiene retorcido… Esto es grande. Me sacudo de mi espacio mental, corro detrás de él, y mantengo mis ojos puestos en la nuca de James, evitando todas las miradas de los hombres que nos rodean mientras nos acercamos a la casa con cada paso. Atravesamos un gran juego de puertas de madera y otro hombre en la puerta nos acompaña a una habitación a un lado. Mi pie no atraviesa ni dos centímetros cuando me tropiezo con algo y casi caigo al suelo. Bajo la mirada y veo a un hombre tendido en el suelo, con una máscara levantada solo lo suficiente para detectar el contorno de sus labios. Está empapado en un charco de su propia sangre, mientras gente entra y sale y lo rodea, algunos incluso pisando la sangre y dejándola rastros en el claro azulejo. Aun así, todos lo siguen ignorando. Todos actúan como si esta persona no significara nada.

Página

Me agacho para revisar su pulso, sabiendo que con la cantidad de sangre en el suelo, probablemente esté muerto. Aun así, necesito la confirmación para continuar. Mis dedos se suspenden sobre su cuello, a centímetros de donde estaría su pulso, sin embargo antes de que pueda revisar, una áspera mano agarra mi muñeca y otra mano me levanta por mi codo. Contengo mi respiración mientras miro al hombre que nos condujo aquí. Cada centímetro de mi cuerpo grita que huya, que corra de esta casa, pero sus ojos perforan los míos. Él sabía lo que estaba pensando en el auto. Sabe lo que estoy pensando ahora.

16

¿Quién hace eso?

Sabe que quiero correr, correr lo más rápido que pueda a la seguridad del condominio. Lejos de todo esto. Con un silencioso movimiento de su cabeza y una elevación de ceja, es como si me estuviera desafiando a hacerlo, advirtiéndome silenciosamente que en el momento que haga mi movimiento, también estará listo para golpearme. Abro mi boca solo para cerrarla igual de rápido cuando agarra mi brazo con más fuerza, está encerrado en cada movimiento que hago. —No estás aquí por él. —Sus palabras se pronuncian con tanta exigencia como su duro lenguaje corporal. Los gritos de una mujer reverberan a través de la habitación, rompiendo nuestra mirada. Balanceo mi mirada hacia el sonido y aterriza directamente en ella y en el profundo y rojo trapo que presiona en el estómago de un hombre mientras se desploma sobre el sofá. Sus gritos y llanto se elevan más y más, más y más fuerte… más y más aterradores. —Ayúdalo. Es por él que estás aquí. Me sacude. Su agarre no disminuye hasta que en la espalda de James. Deja caer su agarre en mí, se mueve a la chimenea, y cruza sus brazos sobre su pecho. Dos hombres se paran a la izquierda de James hablando español. Es demasiado rápido para que lo entienda, y cuando James dice algo, es demasiado bajo para que lo distinga. Después de unas cuantas palabras, James abre su bolsa y les entrega su tarjeta de identificación del hospital. Se da la vuelta para conseguir guantes para él, luego me entrega un par.

Página

Un enorme hombre con arrugas cubriendo su rostro, y un traje negro de arriba abajo, se acerca a nosotros. Su voz retumba con autoridad.

17

Dos horas después, James tira de la última puntada a través de la piel y limpia el sudor de su frente, con estrés y tensión todavía rodeándolo. Vuelvo a revisar la bolsa intravenosa, y el monitor cardíaco que parece haber aparecido mágicamente. Una mujer mayor vestida en uniforme de criada limpia los materiales empapados en sangre a nuestro alrededor.

—Sé que son americanos y puede que no lo sepan, pero lo que hicieron se queda entre nosotros y solo entre nosotros. —Su acento apenas está ahí mientras nos amenaza. Miro al hombre mayor que está desmayado por los analgésicos. No tengo idea de quién es realmente, pero sé que esto es más grande que cualquier cosa que haya hecho. —No diré nada en absoluto. Roberto ya me informó de la importancia de esto. Hadley tampoco. Sí necesitamos quedarnos y revisarlo por un par de días para asegurarnos que no haya infecciones o complicaciones. Será lento, pero debería tener una buena recuperación. Sin embargo, tiene suerte; generalmente, esas balas explosivas golpean más de un órgano principal. —La respuesta de James es completamente formal, no hay nada de la pasión que tiene normalmente cuando salva la vida de alguien. —Si tuviera suerte, no le habrían disparado, para empezar. Tenemos una casa de huéspedes en la parte trasera de la propiedad. Les dará privacidad, pero todavía estarán cerca. Gus se las mostrará. Si algo sucede ahora, iré a buscarlos. —Nos despide mientras el conductor, Gus, se para detrás de él y asiente para que lo sigamos. Miro hacia el suelo donde, solo unas horas atrás, un cuerpo yacía con sangre filtrándose en el suelo. Y ahora parece como si nada de esto hubiera pasado, como si fuera solo mi imaginación.

Tan pronto como la puerta en la pequeña casa se cerró detrás de mí, tengo que tener mis respuestas. —James, ¿quién era ese? —¿No lo reconociste? —El impacto se muestra en sus amplios ojos y cejas arrugadas.

—¿Ex?

Página

—Eso es lo que pasa cuando eres un expresidente.

18

—Nop, ni idea. ¿Y por qué tanto secreto, y cómo ya tenían todo ese equipo? Quiero decir, ¿quién tiene una máquina de ultrasonido portátil? Y no me hagas hablar de las drogas que tenían a mano.

—Eso fue lo que dije, ¿no? La idea de violencia nunca cruzó mi mente después de los dos primeros días que me quedé, porque siempre estuvimos a salvo. Incluso en el hospital, nada grave sucede como en la sala de emergencias de casa. James mayormente hace cirugías menores de accidentes, y solo una pequeña cantidad de ellos son a causa de violencia. Pero aquí es todo menos seguro, todo menos menor, y lo más lejano a un accidente que puedes tener. —¿Qué hay del tipo en el piso? Quiero decir, las personas actuaban como si ni siquiera estuviera ahí. —El presidente hizo un montón de enemigos en la oficina. Se opuso al problema de las drogas hace años, y algunas personas aún tenían ese resentimiento. Solo era uno de ellos, o el hijo de alguno de ellos. —James lo dice como si fuera algo con lo que lidiamos a diario. —¿Cómo pasó a los guardias? —Ni idea, y tampoco es problema nuestro. Mantenemos cerradas nuestras bocas, de todos los involucrados. —Pero… —Sin peros, Hadley, no abras tu boca. No le hagas preguntas a nadie. Es así como lidian con esto, y haremos justo eso. —James me interrumpe de nuevo mientras se desploma contra la pared. —Oye, ¿estás bien? Cierra sus ojos, inhala y exhala, y parece estar pensando muy fuerte. —Escucha, Hads, lamento lo de antes. Debería haberte dicho qué estaba sucediendo en el auto. Solo que nunca tuve una llamada como esa. No lo sabía cuando Roberto dijo que estaremos haciendo cosas en secreto, que esta es una de esas cosas. Joder, solo joder… —Su voz se desvanece y pasa sus manos a través de su cabello.

Página

—No viene, de todas maneras. Rompió conmigo después de que te fuiste a la cama anoche. —Evita mi mirada penetrante.

19

—Si eso significa que tenemos que quedarnos aquí, significa que Liz no podrá venir.

—¿De qué estás hablando? Dijiste que podría venir este fin de semana. —Supongo que no podía esperar hasta entonces. Hemos estado teniendo problemas por un tiempo, y mirando hacia atrás, que ella viniera aquí no ayudó a ninguno de ellos —dice, arrastrando una inhalación. —Pudiste habérmelo dicho. Sabes eso, ¿cierto? —Lo miro, y me pregunto cuánto dolor me está escondiendo realmente. —Lo sé, pero pensarías que fue por esa noche que entró a tu dormitorio, pero no lo fue. Y justo ahora comenzaste a mejorar, y necesitaba resolver todo en mi cabeza antes de decírselo a alguien más. Estaré bien, no obstante; no es nada que no cure el tiempo. Ahora deberías ir a dormir. Te ves mal. —Cielos, gracias por eso. —Solo hay un dormitorio, así que tomaré el sofá. —Baja la mirada, su rostro perdido en sus pensamientos. Miro el sofá y de nuevo a él, y tengo que suprimir mi risa, James no es un tipo pequeño, y esa cosa ciertamente no está hecha para ser cómoda ni para permitirle a nadie una buena cantidad de sueño. —No seas tonto, podemos dormir en la misma cama. James me mira, juntando sus cejas, y se toma su tiempo pensándolo.

Página

Bennett me tira encima de sus hombros. Cada paso que da hace que mi cabeza rebote y la urgencia de vomitar de nuevo se eleva en mi garganta. Pero me resisto, Bennett solo me golpeará más si lo ensucio. Abre el baño y me arroja en la bañera como si fuera una simple bolsa de basura. El sonido del agua golpeando los azulejos del baño hace que mi cerebro funcione sobre la marcha, y trato de pelear con cada gramo dentro de mí, pero las drogas me paralizan. Bennett ronda sobre mí, su cabeza haciéndose más, y más, y más grande mientras más drogas trabajan en mi sistema. Krystal entra en mi visión, alentándolo, escupiendo cada vil palabra para incitar a Bennett a seguir. No es como si necesitara más gasolina para el fuego dentro de él.

20

—Seguro. Me voy a dar una ducha. Iré a la cama después de eso.

El agua golpea mi nariz. Fijo la mirada en los ojos llenos de ira de Bennett una vez más, pero ya no puedo seguir. La pelea dentro de mí ha desaparecido. Bennett va a robar cada último suspiro, jadeo, y aire dentro de mí. Y le va a encantar hacerlo. Y no hay nada que pueda hacer al respecto. Ni una sola cosa. Pero no muero esta vez. El escrutinio furioso de Bennett ya no está enfocado en mí, pero los ojos preocupados de James permanecen fijos en mí. —Hads, no has tenido una pesadilla en mucho tiempo. —Su frente se arruga mientras me observa. Trago saliva ásperamente un par de veces antes de tratar de abrir mi boca para hablar. Cada vez que el aire llena mis pulmones, el dolor físico dentro de mí duele menos y menos, pero eso no es lo que me molesta, no es lo que me detiene. No, son las emociones que destellan esos sueños las que me apuñalan. —En su mayoría no, pero también he estado tomando píldoras para dormir. Creo que tiene algo que ver con que no las tomé esta noche, añade el nuevo ambiente y el desastre que sucedió más temprano. Mezcla todo junto, la receta para el terror, así que debería haber sabido que iba a tener una. Mi culpa. Lo siento, solo recuéstate y duerme. Voy a ver algo de televisión en la sala y a rogar que algo esté en inglés. —Me alejo de él, avergonzada de que tengo que tomar esas estúpidas píldoras para hacer que Bennett deje mi mente, y para detener los recuerdos que son muy poderosos para que los bloquee sin algo de ayuda. Levanto la sábana y balanceo mis piernas sobre la cama, pero cuando mis pies golpean el duro piso, el suave toque de James en mi espalda baja me congela de moverme más lejos de la base que me da.

Página

Escatimo una mirada sobre mi hombro y veo las sombras oscuras debajo de sus ojos. Sé que está diciendo la verdad.

21

—Puedes quedarte aquí, Hads. No estaba durmiendo de todas formas, así que no me mantendrás despierto.

James está herido, todos los pensamientos de mi terror atorados. Necesita a una amiga justo ahora, no que me revuelque en las réplicas de algo que no puede ser cambiado. Nunca. —¿Estás pensando en Liz? Su mirada se desvía a la cama. —En realidad no, solo un montón de cosas. Pero tienes que contarme sobre ese sueño. —Su voz brusca lo traiciona. —No es gran cosa; mismo sueño, noche diferente. Este terminó justo cuando me rindo, así que gracias por eso —digo entre el estrangulador agarre invisible en mi garganta que continúa hasta que arde. Casi morí… casi perdí mi vida porque no confié en mis instintos, lo que me advertían. Amé demasiado a Reed, al punto que se volvió doloroso, sangró tóxico entre nosotros. Lo odio por eso. Pero odio a Reed mayormente por continuar siendo la imperfecta pieza que faltaba en mí. Estaba muy ocupada pensando que me arregló… me centró porque pensaba que él poseía toda mi felicidad por su cuenta. Nunca pensé que alguna vez podría ser de esa forma sin él. Porque nunca le di a nadie ninguna oportunidad de probar lo contrario. Mi vida casi terminó porque yo fui demasiado locamente, demasiado esperanzada, demasiado estúpida. Lo amé como no debería hacerlo. Pero todo eso es mi culpa, y eso es lo que duele. Lo que más odio de mí. James desliza su mano alrededor de mi cuello.

Pero nunca lo sabré porque no soy normal.

Página

¿Estaría nerviosa? ¿Emocionada? ¿Aceleraría mi corazón?

22

—Ven, recuéstate. Te daré más píldoras para dormir mañana. Estoy seguro de que uno de los chicos tiene algunas por aquí. —Me atrae a él y apoyo mi cabeza justo junto a la suya, mirando sus ojos castaño oscuro. Me dejo preguntarme… si hubiera conocido a James primero, o si hubiera olvidado a Reed años atrás, o si fuera una simple y normal chica, ¿cómo se sentiría compartir una cama así con él?

Un día lo seré. Al menos lo suficiente para tener la semejanza de un pequeño latido en mi corazón. Este no es ese “un día”, y esas cosas no iban a suceder con James ahora. Porque por mucho que desee que mi rencor por Reed me detuviera de amarlo, nunca lo hará. Él es mi único amor y tendrá un lugar en mi corazón para siempre. Pero sin importar cuánto sea mi alma gemela, nunca puedo escapar del pasado que ambos hemos escondido del otro, nunca romper el lazo que continúa sofocándonos. Escucho el latido del corazón de James. Siento cada pequeño movimiento que hace en esta cama y la cercanía con otra persona que no había tenido desde la última noche que Reed me sostuvo. Todo juega trucos en mi frágil ser. No puedo hacerlo… no es remotamente correcto para mí o para James. Estoy engañándonos. A los tres. Pero James, merece a alguien que lo ame, y no que lo utilice para hacer desaparecer a viejos amores. Nunca tomaré a nadie en mi corazón sin estar lista. Y nunca usaré a una persona —o sustancia— para llenar el vacío dentro de mí. Eso lo he aprendido. Volteo la cabeza, y dejo que los pensamientos rueden lejos. Es mucha cercanía para nosotros. Mucha cercanía para que mi corazón —mi mente— reciba o procese. James pasa una mano suavemente por mi estómago, frotando pequeños círculos, pero solo lo alejo, ruedo a la esquina de la cama al punto más lejano al que puedo escapar de él sin dejar el dormitorio. Necesito lidiar con mis problemas por mi cuenta.

Si eso significa luchar contra cada recuerdo, lo haré, porque nadie más merece escribir el final de mi historia.

Página

Quería encontrarme a mí misma, y si eso significaba poner un rostro valiente cuando no puedo soportar más, lo haré. Lo haré todo si eso significa que un día miraré todo eso y sabré que aprendí y experimenté más que solo agonía.

23

Quiero correr, esconderme en un rincón muy lejos, y no ser fuerte, pero trago ese pensamiento hasta el fondo. Esa no es la razón por la que me fui en primer lugar; de hecho, es todo lo contrario.

Excepto yo.

Página

24

Esta segunda oportunidad que me dieron no es sobre James. Tampoco es sobre Reed. Ni sobre Bennett o Krystal. No es por nada más que tener una vida. Una verdadera y realizada vida. Es sobre vivir con lo que tienes. Mi madre una vez me dijo que escuchara a mi corazón, no a mi cabeza para ser capaz de vivir, sin embargo, es a mi cerebro al que escucharé para hacer rodar la bola.

Capítulo 2

Hadley

M

e duelen las piernas gracias a mi carrera así que me inclino contra un árbol en busca de apoyo, inhalando el vigorizante aire fresco y ya viendo los árboles moverse con cada ráfaga de viento que viene. El sol brilla sobre la colina, dándome una probada de colores que nunca conocí fuera de una caja de crayones. La lluvia de anoche todavía está fresca en el suelo, y me recuerda que cada día es un nuevo comienzo. Es tranquilo, abierto, y claro. Si supiera cómo pintar esta vista, lo haría en un instante. Una imagen capturada desde mi teléfono nunca le hará justicia. Así que siempre me quedo mirando, recordando mentalmente cada mancha de color, cada sonido que hacen las hojas, cada sentimiento que me da. Debo recordar.

Página

Me pongo de puntillas, agarro un mango del árbol, y me siento en las sombras que proporciona el árbol. Le doy una mordida y la quietud de la mañana es interrumpida cuando James se sienta a mi lado, tan cerca que nuestras rodillas se tocan.

25

No necesito música aquí, solo el latido de mi corazón para mantenerme yendo más allá, y las tres semanas que hemos estado en la ladera, me ha dado un nuevo amor por las mañanas que nunca tuve. Es el lugar donde puedo fingir que los guardias no están caminando protegiendo al expresidente. Pero siempre están ahí, siempre mirando alrededor, dándome la seguridad que necesito para sentirme segura en algún lugar tan extraño.

—¿Es aquí adónde has estado viniendo antes de que me despierte? —Seguro lo es. ¿Su infección se veía mejor esta mañana? —pregunto. —Sí. Nunca vi eso venir, pero supongo que es lo que sucede cuando tienes un paciente testarudo y se niega a tomar antibióticos. Deberíamos haber estado en casa hace una semana, pero el maldito tipo tiene demasiado orgullo para escuchar a alguien que le diga qué hacer. —¿Cuándo crees que nos iremos? —Tomo otro bocado antes de entregárselo a James. —No por un tiempo. Gus nos quiere aquí por un par de semanas más para asegurarnos que no ocurran más complicaciones. Roberto está de viaje para tratar con sus clientes en la ciudad, así que no hay prisa. ¿Por qué, Hadley, quieres dejar este lugar pronto? —pregunta, tomando un bocado enorme del mango, casi terminándoselo. —No, me gusta aquí. Así como que me encanta aquí. Es justo lo que necesito, estaba asustada de que iba a parecer que éramos rehenes con la cantidad de seguridad, pero no es así. Y no me miran como si tuviera tres cabezas cuando administro las drogas. —Eso puede tener algo que ver conmigo. Las revisiones de antecedentes regresaron un poco tarde y juré que si tocabas algo por tu cuenta, sería a mi nombre. —Gracias, James. Pero no tenías que hacer eso. No voy a defraudarte. O defraudarme a mí misma. Lo prometo. —No quiero. El subidón que dan no vale la pena. —Lo sé, Hadley. ¿Ahora, qué estabas diciendo de este lugar?

Página

—La ciudad es genial, pero no me malinterpretes. Esto es único. Esto es lo que pensé que sería cuando dijiste Colombia… quiero decir menos no tener las plantas de cocaína, lo cual parece decepcionante. —Suelto una risita—. Incluso con el hecho de que le dispararon, me alegra que viniéramos. Una cosa de oración sin respuesta. Además, no tengo que pensar mucho aquí, en nadie.

26

Cada vez que surge la conversación de mi pasado de consumo de drogas, James siempre cambia el tema a otra cosa, como si la mera mención de eso me hará ir a buscar la droga más cercana.

James agarra mi mano y envuelve sus dedos alrededor de esta, pero la saco de su agarre. —Puedes pensar en ello. Reed y Bennett fueron grandes partes de tu vida — dice, agarrando el césped alrededor de él y tirándolo al viento. Sé que de alguna manera en el fondo no está hablando solo de mí. —No quiero, eso es lo bueno de esto. Reed está tan lejos, no me apetece revisar mi correo electrónico, ni llamadas telefónicas… nada. ¿Por qué no nos mudamos aquí? —Recuesto mi cabeza en su hombro, pretendiendo que mudarnos de aquí podría ser una posibilidad real, y olvidar el teléfono escondido en la ciudad, el cual probablemente tenga cero carga no está esperando por mí. —No creo que a tu familia le gustaría mucho eso. Matt me llamó esta mañana con un ataque al corazón. Le preocupaba que te hubieran secuestrado, ya que no has respondido a ninguna de sus llamadas en el último par de días. —Lo llamaré cuando regrese a la casa, pero por ahora, ¿podemos fingir que no existe nadie más que nosotros y disfrutar de esta vista espectacular? Porque esta es una imagen mental que nunca quiero olvidar. —Y por primera vez, no me estremezco cuando se inclina y besa la parte superior de mi cabeza antes de colocar su cabeza encima de la mía. Durante tanto tiempo, quise regresar a la parte cuando mi vida —cuando el amor— era fácil y un signo de interrogación para lo que tenía mi futuro no era lo único que veía. Pero ahora estoy bien con las preguntas, buena con los “tal vez” y aun mejor con no tener ninguna de las respuestas porque a través de mis preguntas y flotando por el mundo, estoy descubriendo las cosas que quiero de mi vida. Es hora de seguir adelante, de pasar a cosas más grandes, de dar un salto gigante a lo que está en el otro lado, esperando que lo conquiste.

Página

—Hadley, dulce niña, tengo tu cena. Te cociné unos perritos calientes con kétchup casero y por supuesto algo de la sopa que quería que probaras —dice Martha, la empleada principal, mientras pone el plato delante de mí. Es el

27

Porque voy a conquistar.

único miembro de la casa con quien realmente puedo mantener una conversación más larga porque su inglés es casi perfecto. —Gracias, se ve muy bien. ¿Debería esperar a James? Lanza la toalla sobre su hombro, antes de ir a revolver algo de la sopa. —Fue a ver al Señor Pelaz. Haré su comida cuando vuelva. Ahora prueba el perrito caliente. Le pedí al carnicero que lo hiciera esta mañana para ti. Doy un gran bocado y gimo. Martha hace la mejor comida que he tenido en mi boca y este perrito caliente es el mejor de todos, avergüenza a Nueva York. —Oh, Martha, ¿puedes volver con nosotros y ser mi cocinera? —Oh, no, Hadley, he estado trabajando para la familia Pelaz por demasiado tiempo para irme. ¿Te gustó el jugo que te llevé esta mañana? —Sus ojos brillan de amor, hablando de su jefe. —Ciertamente. Fue el mejor hasta ahora, pero al menos deberías considerar visitarme cuando volvamos a la ciudad. Me ahorraría una fortuna con los vendedores —bromeo. Sé que nunca se iría de aquí. Piensa en él como un hijo, y le es leal hasta la muerte. —¿Conoces la historia de los árboles de la ciudad? —No, me pareció extraño que en una ciudad tan grande hubiera tantos, pero no lo pensé mucho. —Cuando mis hijos eran pequeños, vivíamos no muy lejos de aquí y el cartel nos empujó hacia la ciudad. Nos costó mucho salir con nada más que la ropa sobre nuestras espaldas y él… —Señaló la casa grande—, lo sentía por nosotros. La gente estaba muerta de hambre por todas partes, así que plantó los árboles. La gente siempre pudo comer, tener algo que vender a los que están por encima de nosotros. Cambió la vida de muchas personas haciendo eso.

Página

—Hadley, no puedes… cómo dices… oh, sí, evitarla para siempre. Solo se va a preocupar más por ti. —Martha coloca su pequeña mano sobre mi hombro y

28

Perdida en su historia, mi teléfono suena un par de veces, interrumpiéndola. El nombre y la imagen de Courtney destellan en la pantalla. He sido una amiga terrible para ella desde que llegamos a la colina. Mis conversaciones con ella son pocas y distantes porque siempre saca cosas de las que no quiero hablar.

su rostro se arruga, mostrando su verdadera edad, un trofeo para las lecciones de vida que ha vivido. —No la estoy evitando en absoluto. Ustedes no tienen un buen servicio telefónico por aquí —digo, defendiéndome. Su boca se curva en una pequeña sonrisa. —No, querida, lo tenemos —dice Martha severamente, mirando mi teléfono, incitándome a contestar. Ella gana. Deslizo el botón verde. —Hola, chica. —Oh, querido señor, contestaste. Pensé que necesitaba enviar un equipo de rescate. Solo que no tenía ni idea de dónde estás realmente, así que no sabía adónde enviarlos. No llamas, no escribes, no respondes —grita en mi oído. Nadie sabe dónde estoy, excepto Matt. No es que no confíe en Courtney. Lo hago con mi vida, pero me gusta la idea de no poder ser encontrada. Por no mencionar que tiene una gran boca y podría meter la pata si Lance le pregunta. Estoy bien aquí sin preguntarme, sin tener que preocuparme, quién vendrá a mostrar su cara. —Lo siento, recién llegamos a un lugar nuevo. La recepción de celular ha sido intermitente. ¿Cómo están tú y el bebé? —Si menciono a su bebé, sé que todos los demás pensamientos de desgarrarme serán olvidados. —¡Oh, Hads! Anoche tuvimos nuestra fiesta de revelación de género. Desearía que hubieras estado aquí para eso. Fue muy divertido incluso sin que bebiera, pero no estabas allí, así que sigamos adelante. ¡Es una niña! —Sostengo el teléfono lejos de mi oído mientras lo grita. Puedo verla reproduciéndose delante de mí, su baile y saltos cuando se enteró. Sonrío ante la idea.

—Me encanta. Y pregunta. —Contengo la respiración porque si me pide que regrese, voy a fingir una mala conexión y colgar sin pensarlo dos veces.

Página

—Ah, es Gracie Lee. Y quiero preguntarte algo. —Por supuesto que había elegido un nombre. Probablemente lo hizo el día después de que se enteró que estaba embarazada, y se resistió de contárselo a alguien hasta que se enteró con seguridad.

29

—Ay, Court eso es genial. ¿Ya tienes un nombre?

—¿Serás su madrina, por favor, por favor? Ni siquiera dudando, digo: —Sería un honor. Se queda callada en el otro extremo. —Genial, ahora la parte que estoy segura que odiarás. Reed es el padrino. — Susurra las últimas cuatro palabras, pero no tiene sentido, oí sus palabras altas y claras. —Está bien. —Tendré que verlo eventualmente. Va a suceder, pero gracias a Dios no pronto. Sin embargo, incluso sabiendo que tendré que enfrentarlo, tendré que estar cerca de él de vez en cuando, incluso antes que pudiera estar realmente lista para ello, todavía no me detendría de aceptar un título tan precioso. —¿No vas a pelear conmigo por eso? —pregunta. —Es tu bebé y de Lance, Court. Esta decisión es de ustedes y solo de ustedes. No diré que no a ser parte de la vida de Gracie simplemente porque Reed también será parte de ella. Eso es tonto. —Pero eso significa que tendrás que verlo… ya sabes, tendrás que hablar con él y no gritar. Mi bebé no necesita eso cerca de sus dulces oídos. —Soy consciente de eso, Courtney. Eres mi mejor amiga y él es el de Lance. Cuando me fui, no estaba delirante de que nunca iba a verlo de nuevo. Solo que no quiero hacerlo justo en este instante. —O en cualquier momento pronto. —Pero si ese es el caso, solo vuelve a casa y te esconderé de él. Desearía poder decirle que mi recién descubierto coraje estaba listo para enfrentarlo, pero no lo está. Y reconocerlo es un gran paso. El mes pasado le habría mentido a todo el mundo —incluso mentido a mí misma—, pero estoy lejos de estar lista para enfrentarlo.

Página

James toma un asiento a mi lado y trata de robar un bocado de mi perrito caliente. Lo golpeo. Trato de darle mi mirada malvada, pero solo se ríe.

30

—Qué tal esto… Volveré antes de que Gracie nazca, pero no hay promesas antes de eso. ¿Eso está mejor?

—Bueno, escucha, tengo que irme. Estaba cenando antes de llamar, y James

regresó y podría comer todo si no lo termino. Te llamaré más tarde. —Tú y tu comida, Hadley. Pero no es por eso que no puedes esconderte de mí. Sé que estás escondiéndote del teléfono, así que no te diría lo mal que está Reed. ¿Cómo pregunta por ti todos los días? Cómo… —Detente, Court. —La interrumpo—. Lo ves y lo entiendo. Pero no puedo hacerte jugar de intermediario por nosotros. Te llamaré más tarde esta semana. Te quiero, chica. —Estoy en el medio porque me estás poniendo allí. Pero yo también te quiero. Cuelgo murmurando un adiós antes de que ella diga cualquier otra cosa y dejo caer mi cabeza sobre la mesa. Y desearía, no por primera vez, que Reed y yo pudiéramos superar esto, no por él o por mí, sino por nuestros amigos. —No hay tiempo para preocuparse por ella. Date prisa y come lo que queda de tu comida porque tenemos un lugar al cual ir esta noche —dice James mientras trata de robar mi perrito caliente… y lo logra esta vez. —No tengo nada que usar —respondo con mi cabeza todavía sobre la mesa, con una ligera sonrisa apareciendo. —No necesitas ir elegante; solo usa lo que tienes puesto. Solo vamos a una fiesta al final de la colina en la casa de uno de la guardia. Debería ser divertido. Necesitamos un descanso de ver programas que me haces traducir. Así que deja de enfurruñarte y muévete. —No te pido que traduzcas cada uno de ellos, así que mientes. Y no estoy enfurruñada, estoy haciendo pucheros. Hay una diferencia. —Nop, Hads, no la hay. Vamos, muévete. Le echo un vistazo. —Está bien, pero si apesta, ¿prometes traerme a casa?

Página

31

—Dudo que lo hará, pero sí, Hadley. Lo prometo. —James sonríe antes de terminar toda mi cena.

Tomo un sorbo de mi segunda y última margarita en la casa de Gus. Gus, el guardia con personalidad cero, el que pensaba iba a matarme hasta una hora atrás. Gus, el guardia que, aparentemente, ofrece fiestas pateatraseros. Gus, quien en realidad es un tipo muy genial cuando no luce como si quisiera destripar a alguien. Y Gus, que es casi tan americano como yo. —¿Naciste en Las Vegas y aún vives allí? —Nací y lo hago. Soy socio de una empresa de seguridad, y vine aquí para tratar con algo de mierda. Al jefe le gustó cómo me manejé y que hablara español. Me hizo una oferta que no pude rechazar, así que aquí estoy. Estoy segura de que si mencionara la compañía de mi familia, la conocería, pero me gusta que nadie me conozca aquí, nadie sepa la cantidad que valgo. Nadie sabe las cosas que sabe todo el mundo en casa. Así que mantengo mi boca cerrada. —¿Acabas de citar a El Padrino? Gus ríe, una risa real y profunda de vientre, levantando sus manos al aire. —Finalmente, una chica que lo entiende. Pongo mis ojos en blanco. Con este tipo, las apariencias son engañosas. —Entonces, Guster… ¿Tienes una esposa, tal vez una chica bonita con quien ir a casa?

Página

—Ahora soy Guster… me gusta. Ni siquiera cerca. Mi contrato aquí se termina en un par de meses, y tengo que ir a casa después de eso o mi socio podría enviar a alguien aquí para matarme. Pero sí tengo a alguien, aunque es nuevo y ella nunca se va a ir de aquí. Así que eso nos deja un poco atascados en un solo lugar. —Encuentra sus ojos con una hermosa morena charlando con una de las personas de cuidado del césped. Y entonces clic. Es la nieta de Martha. La hija que estoy bastante segura es el resultado de una aventura que su madre tuvo con algún rico bastardo con quien trabajó. Negó a la hija de Martha cuando estaba embarazada, pero todavía tiene control sobre cada movimiento de su hija. Al menos por lo que entendí de mis conversaciones con Martha sobre eso.

32

Y este hombre grande se vuelve rojo remolacha.

—Buena suerte con eso. —Le doy una palmadita en la rodilla y seguro que sabe en qué se está metiendo, porque esto podría terminar con un infierno de explosión si no sale bien. —¿Qué hay de ti? ¿Tú y el buen médico tienen algo? —Me sonríe maliciosamente. Una carcajada amenaza con escaparse, pero la contengo. —¿James y yo? Ni siquiera cerca. Tenía a alguien en casa. Me quemé bastante mal, así que vine aquí a encontrarme a mí misma. —Muerdo mi labio mientras asiento. —¿Quieres decir que huiste? —Oh, querido Guster, desearía que fuera así de simple. Pero lamentablemente, nop. Es mucho más grande. Como mierda enorme de película de la semana. Este tipo era mi maldita mañana, mi mediodía, y mi jodida noche en un lindo y bonito paquete de desamor y drama. Él estaba, bueno es… maldición, no tengo ni idea, pero descubrí que estaba casado y tenía un hijo. El idiota no me habló de esas dos cosas. Aquellas que son importantes y como que no deberías ocultárselas a alguien a quien amas. Y el glaseado de todo esto, mi psicótico ex y la ex de él se unieron y trataron de matarme. Fueron momentos divertidos… déjame decirte. La expresión de Gus cambia. Su ceja se levanta, dejando aparente que quiere preguntarme más, pero la deja caer cuando la música cambia.

Página

El ritmo de la música llena mis oídos y no puedo evitar levantar mis manos sobre mi cabeza y moverme. Echo un vistazo a James y sus ojos se ensanchan cuando me ve divirtiéndome. Levanta su cerveza hacia mí, una pequeña sonrisa orgullosa jugando en sus labios, y eso es todo lo que toma para que una risa escape de mi boca. Una risa real, la cual siento todo el camino a través de mi cuerpo. Se extiende desde el fondo de los dedos de mis pies hasta las raíces de mi cabello. Con cada risa, con cada nueva canción y una sonrisa pegada a mi rostro brillante, sé que esto es vivir… realmente vivir.

33

—Oh, Hadley. Me encanta esta canción, y eso significa que debes bailar conmigo. —Ofrece su mano con entusiasmo. Solo sacudo mi cabeza, pero no me deja pensarlo dos veces mientras agarra mi mano y me lleva a la improvisada pista de baile.

El tiempo ha pasado. Estoy sanando y algo de peso que he estado reteniendo se desvanece. No podría importarme menos la gente que me rodea, sobre qué cicatrices tengo arraigadas en mí. Lo único que quiero es divertirme… hacer mis propios recuerdos, disfrutar del loco viaje. Gus me agarra por la cintura, uniéndome a él, y bailamos todo el camino hacia el sol elevándose sobre las colinas.

Abril y mayo trajeron nubes y lluvia, y junio trae cielos más soleados y clima más cálido, y nos aterriza de nuevo en la ciudad. El día D está a poco más de un mes de distancia; el plazo para ir a casa a visitar a Courtney y Gracie se arremolina a mi alrededor. Las ideas de ver —de enfrentar— a Reed de nuevo me tienen en partes iguales aterrada y petrificada. Me convertiré en una pila de masa a sus pies en el momento en que me abra su boca, en el segundo en que mis ojos se encuentren con los suyos. La posibilidad de tomar este tiempo fuera de mi vida para reagruparme será en vano. Todo es un desastre de miedo paralizante dentro de mí. —¿Necesitas otra Coca-Cola, Hads? —pregunta Gus mientras se lleva la cerveza a su boca. —No, estoy bien. ¿De verdad tienes que dejarme mañana, Guster? Creo que deberías quedarte aquí conmigo. —Levanto mi labio hasta hacer un puchero. No quiero que se vaya. Va a ser demasiado tranquilo, demasiado solitario. James tomó más y más turnos desde que volvimos, por lo que me deja sola más tiempo, pero Gus, siendo mi salvavidas, aparece los fines de semana para visitar. —Algunos de nosotros tenemos que volver al mundo real. Tenemos cuentas que pagar —bromea.

Página

Gus echa una ojeada a la única televisión en el bar, murmura algo entre dientes, y baja su cerveza antes de hablar de nuevo.

34

—Tú y tus bromas. Quédate hasta que me vaya, eso es todo lo que te estoy pidiendo.

—Salgamos de aquí. No quiero ver esta pelea; va a ser un combate de muerte. ¿Por qué no vamos al lugar de más abajo? Tengo ganas de sacudir el trasero contigo una última vez. —Su voz suena apresurada. —Está bien. —La televisión me está llamando para ver de qué pelea está hablando. Echo un vistazo y lo veo… en todos sus malditos tatuajes, peligro, tentación, y gloria. Seis meses de distancia, seis meses sin hablar, sin verlo, sin su toque, y con un vistazo de Reed, es como si me hubiera ido ayer. Mi estómago todavía se sumerge, da la vuelta y gira cuando lo veo en la jaula haciendo lo que hace mejor. Lucho contra la urgencia de alejarme de él, pero pierdo a medida que la cámara se acerca en el primer golpe que entrega. Y luego el segundo golpe, gime en la cara del chico, y tres más rápidos, duros y el hombre cae, con los brazos extendidos, y aterriza en el tapete con un ruido sordo. Pero Reed no lo deja levantarse. Con los puños apretados, Reed golpea el rostro del chico y la sangre salpica por todo el tapete, pero no duda. Repite sus movimientos una y otra vez, solo deteniéndose cuando el oficial lo retira. Reed dio a todos un combate de boxeo, le dio una golpiza al tipo, pero ¿para qué? Nadie va a estar feliz por lo que pasó esta noche.

Página

Dos cosas —dos cosas importantes— son diferentes en este momento de a como eran antes. Los golpes que sentí una vez, no los sentí, ni siquiera un ligero ruido sordo en mi corazón. Donde solo dos gorriones estaban tatuados antes, ahora hay tres. Solo que el más pequeño está entintado en todas las diversas etapas a medio vuelo antes de convertirse en una estrella. Colocó un símbolo de mi bebé que perdimos sobre su pecho, sobre su corazón. Nuestro pequeño gorrión está tatuado, girándose hacia las estrellas. Como su nombre, como dejó esta tierra.

35

El oficial tiene a Reed contra las cadenas gritando en su oído, pero Reed no le da una segunda mirada. Únicamente está centrado en el hombre tumbado en el suelo, sin embargo, no con la emoción que tiene Reed generalmente después de una victoria. Está ausente, reemplazado por una profunda rabia ardiendo en sus ojos, en su cerebro, en él. Una rabia que nunca había presenciado antes. El oficial suelta su agarre y Reed le da la espalda a todo el mundo, sus manos agarrando las cadenas, su pecho moviéndose rápidamente, sus ojos vacíos a través de la lente mientras suelta sus dedos de la jaula… solo golpeando ligeramente sus gorriones en su pecho tres veces antes de levantar la mirada a las luces encima de él.

Sería despiadado si la vista de este tributo no jugara con mis sentimientos, pero el tiempo para llorar por nuestra pérdida se ha ido, y mi tiempo de llorar ha pasado. Pero no para Reed. La pasión que tenía por la jaula está muerta. Mi Reed se ha ido. Ahora es todo Riker. Este no es a quien recuerdo. Este no es a quien amo. Amé. La multitud que anima es la única cosa que oigo, pero nadie se reúne alrededor de él, ni una sola persona entra para felicitarlo. Lance y Kenny mantienen su distancia en el otro lado de la jaula, sin sonrisas en sus rostros por la victoria, porque no había nada merecedor en esta. Porque me fui, porque tuve que correr lejos y rápido. Gus mira la televisión y me mira un par de veces con los brazos cruzados sobre su pecho y sus labios abiertos para hacer una pregunta, solo para cerrarlos con la misma rapidez. No le ofrezco nada, y mi atención vuelve al hombre que se aferra a una gran parte de mí. Obtengo la respuesta a la pregunta que me hice hace unos minutos… aquí, a kilómetros y kilómetros de distancia de este hombre. Sí, amo a Reed. Eso nunca cambiará, y por mucho que lo ame, tengo que amarme más a mí misma. Tengo que repararme. No puedo dejar que todo el trabajo duro que he hecho se derrumbe. Tengo que ser fuerte, porque me guste o no, tendré que enfrentarlo en algún momento en el futuro. Y estaré lista como pueda para eso. Mi corazón siempre latirá por él, y lo que tuvimos es lo único que siempre quise… por lo que siempre oré, pero ahora mismo no lo necesito. Nuestro amor no vale la pena el riesgo de subir al carrusel de emociones para ser expulsada de nuevo… porque eso es lo que haría. No hay un botiquín de primeros auxilios lo suficientemente grande para las heridas que tendría después de ese tipo de caída. Qué diferencia hace el madurar. Qué diferencia hace el estar lejos.

Página

—Es él, ¿verdad? —Vacila al preguntarme, su tono bajo.

36

Gus inclina su cabeza hacia un lado, deteniendo cualquier movimiento.

Gus se ha convertido en un amigo cercano a través de los meses, tan cerca como lo dejaré estar, pero nuestra relación se basa en risas y diversión. Y mi vida amorosa no es ni divertida ni risible, así que mi boca está apretada. —Es él. —Mis palabras pasan por mis labios mientras confirmo. —¿Estás bien? —Sus hombros se levantan y sus ojos se lanzan de mí hacia la pantalla. Algo en su cabeza está trabajando horas extras. Sin dudar ni mentirme a mí misma, le respondo: —Estoy bien, Guster. Realmente bien. Ahora termina tu cerveza para que podamos ir a bailar una última vez antes de que me dejes. —Choco mi botella de Coca-Cola con su cerveza, haciendo que la espuma se precipite hacia la cima. —Perra —bromea.

Página

37

Y todo lo que hago es sacudir mi cabeza, y una risita deja mi boca hacia él mientras se ríe de ello.

Capítulo 3

Reed

—¿Q

ué diablos quieres decir con que aún no sabes dónde está? — Taladro a Lance. Su culo debería tener mis respuestas. Pero nop. No tiene nada. No ha tenido nada durante meses. Nada más que inútiles callejones sin salida y falsas esperanzas que solo han servido para oscurecer este deprimente mundo en el que estoy inmerso. Bash debería tener respuestas. Pero no sabe más mierda aparte de que ella y ese chiflado de James tomaron un avión a Miami, luego otro avión privado en Brasil, para terminar alquilando un auto y desaparecer en algún lugar a lo largo del camino. ¿De qué sirve tener un amigo que encuentra gente para vivir si no puede encontrar a una persona para mí? Tengo a Laura revisando las redes sociales para inspeccionar a todos los amigos de Hadley, y cuando digo a todos, lo digo en serio. No hay un solo amigo de Hads que no haya sido acosado cibernéticamente. Pero en ninguna búsqueda ha aparecido nada. Ni una palabra, ni una publicación, ni siquiera una jodida foto. Es como si hubiera caído en la línea del ecuador y se la hubiera tragado la tierra. Pero sabemos que eso no puede suceder realmente, así que la sigo buscando.

Página

Ni una maldita cosa se interpondrá en mi camino.

38

Esos hijos de perra necesitan entender que no hay nada que pueda evitar que consiga devolver a Hadley al lugar al que pertenece.

Tengo el dinero, tengo el poder, y alguien debería tener una jodida idea de dónde está. Pero nada está dando resultados. Desapareció de la jodida faz de la tierra. Con el jodido James. Mis llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto, todo lo que le envío es ignorado. Es como si la hubiera inventado en mi maldita cabeza. —Hadley tampoco le ha dicho nada a Court aún. Hace mucho tiempo que apagó su GPS, así que es inútil buscarla de esa manera. Y sus llamadas a Court son esporádicas y muy cortas, todo lo que hace es rebotarlas a algún lugar de América del Sur, lo que ya sabíamos. Ya te diré si le dice algo a Courtney, pero Rike, sé tanto como tú. Creo que eso es mentira, Courtney tiene que saberlo, tiene que saberlo. Hads es su mejor amiga, solía contarle a Courtney hasta cuando se rompía una jodida uña, así que, ¿por qué mi chica no le diría a Courtney dónde está? Eso deja a Courtney o bien ocultándole a Lance dónde está, o bien poniendo su coño como rehén si él me lo dice. Ahora mismo apostaría por cualquiera de las dos opciones. —Mi vida sería más fácil si el idiota de Matt me lo dijera. —La vida y lo fácil nunca se mezclaron bien conmigo y conseguir que no me mate ya de por si es una hazaña, y no es que a veces no desearía que lo hiciera. Pero decirme dónde está su preciosa hermana solo sucederá cuando los cerdos vuelen. Y hoy no veo cerdos en el maldito cielo. —Hads dijo que sería la madrina, así que aférrate a eso. —Eso no hace soportable nada de esta mierda. Estuvo de acuerdo dos meses atrás, Lance, dos meses. Entonces, ¿por qué carajos lo dijiste? —Qué estúpido idiota es mi amigo. —A Courtney le preocupaba que se negara porque tú eres el padrino. Pero eso es todo lo que tengo. Solo intenta enfocarte en tu pelea y deja el resto de cosas locas para más tarde. —Se aleja y me deja solo en el gimnasio.

Página

Eso es todo lo que me queda.

39

Que me enfoque en la pelea, me dicen. Que canalice mi ira, me dicen. ¿Es que no saben que eso es lo que he estado haciendo?

Pasé los primeros días después de que se fuera encerrado en mi casa — nuestra casa— borracho como la mierda, solo, sucio, e intentando obsesivamente contactar con Hads. Los pensamientos discordantes de nosotros estando bien a estar jodidamente rotos en un instante me enviaban en espiral a una maldita rutina loca y esa mierda que hacía, nunca decía. Mantenía la maldita botella de whisky cerca. Con cada llamada que le hacía a Hadley, estaba cerca como mi jodido bebé, como si fuera una extensión de ella. Tomaba un trago, enviaba un mensaje de texto a Hadley, tomaba otro, la llamaba, tomaba uno más y le enviaba un correo electrónico, y una y otra y otra vez. Y no llegaba ni una maldita respuesta. Nunca un “Oye, estoy bien”. Ningún mensaje diciéndome cuándo regresará. Nada. Ni una maldita palabra de regreso. No podía evitar preguntarme si así se había sentido ella después de que la dejara, después de que la abandonara mientras estaba dormida, sin tener ni una pista de lo que había planeado. Pero no lo sé porque nunca abrí la boca para preguntarle eso. Porque era un maldito cobarde para escuchar la verdad de mi chica. La mañana del sexto día, desperté en el suelo con la resaca de todas las resacas. Supe que ya no podía seguir haciendo esto. Me estaba convirtiendo en mi padre y matando mi hígado en el proceso. Agrégale que su insolencia de nunca responderme me estaba volviendo loco. Como loco de verdad. Una vez incluso imaginé verla de pie junto a mí.

Página

Luego de mi llamada de atención, me quedé con pocas cosas que hacer, así que hice lo único que sabía hacer: entrenar. Pero a pesar de los límites que me puse para contactarla, y de pasar una eternidad de tiempo en el gimnasio, nunca me detuvo de intentar encontrar a Hadley como un loco.

40

Tenía que cambiar algo, detenerlo. Así que deje de intoxicarme y disminuí mi acoso, no porque quisiera, no porque no quisiera que supiera que estaba jodidamente loco por ella, pero si tenía que soportar un día más sin una respuesta de Hadley, mi siguiente parada sería en un pueblo de locos en una camisa de fuerza, mirando una pared acolchada.

Eso es todo… mi jodida vida en pocas palabras. Entrenar y usar todos mis recursos para encontrarla. Quizás necesitaba un boleto de ida a la tierra de los solitarios. El sudor, las molestias en mis músculos, y el golpeteo en la caminadora ya no están ayudando, sin embargo, pues mi mecha, mi rabia, mi ira están tragándome por completo. Cada día me despierto, me extiendo hacia el lugar en el que ya no está, en la mitad de la cama que es la suya, y queriendo contárselo todo, contarle la verdad de lo que sucedió. Que no es lo que piensa. Pero se ha ido. Así que mis jodidos brazos la seguirán buscando, y lo haré hasta que pueda sostenerla de nuevo. No ayuda que todo el mundo me mire como si fuera a prenderlos fuego. Todo el mundo mantiene una maldita distancia de mí, pero es lo mejor. Quiero encender un jodido fósforo, tirarlo en gasolina, y ver el fuego incendiarlo todo hasta tener su trasero de vuelta.

El jodido enero se desvaneció. Febrero y marzo se esfumaron. Abril y mayo desaparecieron.

Página

—Riker pesa ochenta y seis kilos doscientos —habla al micrófono Jamie Black, el MMPL CEP.

41

Estamos en junio… jodido junio. Mi pelea es mañana y mi chica está lejos, Dios sabe dónde. Han pasado seis meses, un montón de malditos días, minutos, y demasiados jodidos segundos para contarlos. Y Hads está ahí afuera —sin mí— ni en mis brazos ni en mi cama. Me dejó viviendo en mi jodido infierno personal en esta maldita tierra.

Bajo de la balanza hacia el centro del escenario, flexionando mis músculos para la multitud. Los aplausos explotan por la habitación y los flashes de las cámaras me impiden ver si está pasando algo en la primera fila. Esta es la parte que odio, interpretar un papel para estos buitres. Generalmente, sonrío y lo soporto. Es parte de la mierda que va ligada al deporte de masas. Pero entre luchar contra todas las preguntas sobre lo que pasó en diciembre, lo que pienso de Krystal, y si una persona más abre la boca y me dice que cree que puedo ganar mañana. No voy a ser el responsable de romper una nariz. Quiero decir, por el amor de Dios. ¿Acaso yo voy preguntando por ahí en quiénes le metían su polla? Nop, porque me importa una mierda. ¿Me presento en sus trabajos y les digo cómo escribir los números? No. ¿Por qué? Porque no tengo ni jodida idea de lo que estoy hablando, así que mi boca permanece cerrada. Estúpidos hijos de perra. Un golpecito en mi hombro llama mi atención. Doy la espalda a la multitud y enfrento a Chris “Speedy” Gilbert. Es un gran luchador, no hay duda de eso, pero este hijo de perra golpea por debajo del cinturón, y no solo en la jaula, sino por todos lados. Mañana será la última pelea que hará para la liga porque es un drogadicto, juega con un cóctel de hormonas de crecimiento. A principios del próximo año, la liga comenzará a hacer pruebas y no podrá pasarlas. Decir que mañana tiene mierda que demostrar es un eufemismo. Y me encantaría mostrarle que su trasero puede ser vencido por alguien que está limpio. Esa es solo una de las razones por las que es un idiota y no solo para el espectáculo. Es el tipo de idiota de “voy a vender los riñones de mi madre solo por hacerlo”.

Jamie nos habla de la lucha limpia que tendremos mañana. La misma advertencia que puedo repetir en mis sueños porque dice lo mismo cada vez

Página

A la mayoría de los chicos con los que lucho que conozco, los considero amigos fuera de la jaula y hemos comprendido que no es algo personal, el querer matarnos unos a otros, es un jodido negocio. Las imágenes de guerras de meadas son todas para el espectáculo. Pero si no eres amigo, y es tu primera vez que luchando con ellos, aprendes mucho en una mirada de cuarenta y cinco segundos. Si se estremecen cuando te mueves, están asustados. Si su nariz aletea, están listos. Si las venas en su cuello laten, es mejor estar en tu juego. Pero Speedy está enfocado, no pestañea, no mueve los ojos. Podría estar hecho de piedra y me daría más.

42

La peor clase.

que peleo. Una vez que el agarre de Jamie se aprieta en mi hombro, es mi señal para dejar a un lado el concurso de pollas y golpear nudillos y salir. Acerco mis nudillos hacia los de Speedy, pero el hijo de perra no quiere hacerlo. Bien por mí, mañana estaré feliz de tocar su bonito rostro con mis nudillos. —¿Cómo está esa linda perra tuya? Mis pies se detienen a media vuelta en el escenario, los músculos de mi cuello se tensan, y mis manos se empuñan por maldito instinto. Sé que no me acaba de decir esa mierda. Es jodidamente más inteligente que eso. Tiene que serlo. —¿Repite eso? Su rostro tiene una sonrisa, una jodida sonrisa en sus labios de rata. —Me escuchaste. ¿Me pregunto a quién se está follando ahora? Me gustaría bombear… Mi apretado puño vuela hacia arriba. Tengo ganas de golpearlo tan fuerte, que necesitará más que puntos de sutura en el rostro. Me asombro de la calidez de su piel contra la mía, pero la conexión que desesperadamente quiero, no la consigo. La mano de Lance rodea la mía, deteniendo el golpe demasiado pronto para mí. Está diciéndome algo, y Laura está del otro lado mostrándome algo, pero todo lo que escucho es mi maldita sangre fluyendo a mi cabeza, y todo lo que puedo ver es a este hijo de perra herido. Ahogándose en un charco de su propia sangre solo por mis golpes. Esa será mi satisfacción. Mi recompensa por las palabras que jodidamente pronunció. Nada de jodidamente bombear, porque no tendrá una polla para meterla en nada. Jamie coloca las palmas de sus manos en mi pecho, empujándome lejos de Speedy. Mi cuerpo tiembla de odio con cada centímetro que me alejo, y el deseo, la necesidad de infringirle daño corporal crece más y más.

Me desplomo y Jamie se ha ido, pero la emoción se acaba rápidamente cuando apretados brazos me sostienen por todas partes. Dejo caer la cabeza y

Página

—Te voy a atrapar. Recuerda mis jodidas palabras. Mañana vas a estar muerto —jodidamente gruño, y la vena en mi sien late con cada palabra que grito.

43

Mi garganta arde como si hubiera tragado ácido.

me rindo. No soy idiota, y ahora solo un idiota pelearía. Mañana estará acabado. Mañana la pagará, obtendrá lo que se merece por haber hablado de esa manera de mi jodida chica. Speedy se para allí y su cuerpo se relaja ahora que no puedo llegar a él. Su risa se expande por la habitación. —Guau, Rike. Debía de ser una maldita gata en la cama para que te pongas así. —Estás muerto —digo hirviendo.

—Riker, ¿qué sientes al tener un cinturón más para añadir a tu pared? —Bien. —¿Fue tu entrenamiento diferente para esta pelea? —Entrené como siempre lo hago para una pelea. Siguiente. Jamie les advirtió que no hicieran preguntas a menos que fueran sobre la pelea, por lo tanto recibo preguntas genéricas, y les doy respuestas genéricas.

Página

No está muerto, pero recibió su propia justicia. Sin embargo, la victoria no fue suficiente para mí. Olí la sangre y jodidamente me rompí. Lo que es delirante es que no estaba viendo el rostro de Speedy después de que cayó al suelo. Vi a James. James, quien se llevó a mi maldita chica. Las palabras que Speedy dijo sobre a quién se estaba follando mi chica me llegaron. No podía golpear con la fuerza suficiente para conseguir mi venganza, borrar la maldita visión de ella desnuda bajo otro hijo de perra, gritando su nombre en lugar del mío, arañando su espalda.

44

Cinco golpes. Eso es todo lo que necesité para derribar a Speedy. Meses de entrenamiento, demasiadas horas en el gimnasio para poder contarlas y solo cinco jodidos golpes y el hijo de perra cayó. Esta mañana los periódicos tenían sus propias conjeturas sobre lo que pasó, su propia versión arreglada de lo que él dijo. Los programas tenían el video, pero no sonaba ningún maldito audio excepto mi voz diciendo que estaba muerto.

Me rompí. Me quebré. No es mi primera vez, pero seguro como la mierda que es la peor hasta la fecha. No fue hasta que nos separaron y lo miré que me di cuenta del daño que le había hecho. Y no conseguí la satisfacción que quería. No me sentí orgulloso de lo que había hecho. Por primera vez en mi vida, no disfruté ni un segundo en esa jaula. Ni un minuto siendo Riker, porque significa una mierda sin alguien con quien celebrarlo, una mierda sin mi suerte, una mierda cuando no peleas por las verdaderas razones.

Solo mierda. Todo esto, hoy, ayer, una semana atrás, dos meses antes, mierda.

Es una jodida mierda. Ahora ya no tengo nada más que esperar, nada con lo que sacar mi agresividad, ni una maldita cosa. —Riker, usualmente juegas con tus oponentes un poco más. ¿Qué cambió esta vez? Mis labios se abren para responderle, cuando un movimiento a un lado me llama la atención. Lance sube al escenario, pero todas las miradas permanecen puestas en mí. Cubro el micrófono cuando se agacha y susurra en mi oído: —La encontramos. Dos palabras, eso es todo. Pero esas dos palabras son mi jodido regalo. Laura, en su papel de asistente personal, mira a Lance y de nuevo a mí, diciéndome silenciosamente que me quede exactamente donde estoy.

Página

Que se joda todo.

45

Que se joda eso, que se joda ella, que se jodan las preguntas.

No reciben nada más, excepto a mí poniéndome de pie de una maldita vez, y el sonido de mi silla golpeando el suelo es el único ruido que se escucha en la habitación mientras huyo del escenario. —¿Dónde? —Colombia. Oye, está viviendo con James. Sabíamos eso. —Y… Me importa una mierda. Me voy ahora. Escríbeme por mensaje los detalles. Me marcho malditamente para encontrarla. Me importa una mierda si está con ese maldito doctor, o demonios si está con otra persona. Porque arrancaré su trasero de ella, de cualquiera que esté en el maldito camino de mi mujer.

Mi es la jodida palabra clave.

Mis pies ya están rebotando en el suelo del avión al minuto en que tocamos tierra. —Gracias por volar con Air Central. Es un día soleado de veintisiete grados aquí en Medellín, Colombia. Les damos la bienvenida y esperamos que disfruten su estancia. En el segundo en que el signo del cinturón de seguridad se apaga, salgo corriendo de mi asiento y agarro las maletas del portaequipajes. No pierdo tiempo abriéndome camino a través de la multitud para salir de esta lata.

Yo: Entendido.

Página

Bash: Hadley trabaja en el hospital Oceana City. Según mi información, está anexo a un centro comercial. Ahora debería estar ahí, pero si no es así, vive en un condominio al otro lado. En el número 702.

46

Abro mi teléfono a medida que salgo del aeropuerto y veo un mensaje de Bash. Lance tenía razón, encontró a mi chica. Lo tenía en la palma de la mano. Literalmente.

Un taxi se detiene, y antes de que el ocupante pueda terminar de sacar su equipaje del maletero, entro y le doy el nombre del hospital. Me tiemblan las rodillas y me sudan las palmas de las manos. Mi interior es un total desastre. Esta es la mierda que me mata, preguntarme con qué seré golpeado cuando la vea. Tuve todo el vuelo para pensar en qué decirle y en lo que va a pasar cuando la encuentre. Ni idea para nada. Decir hola parece demasiado estúpido, ¿cómo estás? Demasiado cursi. Pero me valdré de cualquier cosa mientras pueda verla, tocarla, sentirla. Es hora de cagarla del todo o salir del pozo. El taxi se detiene en el hospital. Le lanzo el dinero que me dio Laura y cae al suelo antes de que mis pies toquen el cemento de la acera. Mis manos se presionan contra la puerta de cristal. El aire frío seca el sudor de las palmas de mis manos. Toda el área es de un blanco puro y el olor de flores golpea mi nariz. Un elegante y negro escritorio de recepción se encuentra a la derecha. Camino a zancadas hacia adelante y una señora mayor sentada ante el escritorio me fulmina con la mirada, con el teléfono en su oreja, y espero. El maldito tictac de mi reloj resuena en mis oídos, es lo único que puedo escuchar… o tal vez solo es mi jodido corazón latiendo. Estoy más nervioso que en el taxi, más que en el avión, más que en todos los seis meses anteriores. Cuelga, y el jodidamente poco español que aprendí en la escuela sale volando por la jodida ventana. Su boca se mueve, pero no entiendo ni una jodida palabra de lo que dice, excepto hola. ¿Por qué carajos mi chica escogió este lugar cuando apenas sabe decir hola en español? Escucho el ruidoso repiqueteo de unos tacones contra el azulejo cuando una señora más joven camina hacia el escritorio. La recepcionista levanta otro dedo, señalándola para que se acerque. A nuestro alrededor, palabras en español revuelan mientras hablan, mis ojos fijos en ellas. Son mi maldita llave para llegar a Hads. La más joven levanta la mirada y me habla en un inglés discontinuo.

Página

—Hadley Thomas. Trabaja aquí de enfermera.

47

—¿A quién estás buscando?

—Sí, está almorzando ahora, pero deber estar en la calle. Siempre va a buscar un jugo. Le doy la espalda antes de que diga nada más. Asiento mientras empujo la puerta para abrirla, sorprendiéndome de que el cristal no se rompa por el impacto. Estoy tan cerca de recuperarla, juro que casi puedo jodidamente saborearla de nuevo en mi boca. Miro por las calles, y si pudiera, la saborearía para siempre. Si tan solo fuera tan simple. Lo habría hecho la mañana en que se fue. Cuento al menos cinco vendedores en la calle vendiendo bebidas a otras personas. Las posibilidades de perderla si voy por el camino equivocado son demasiadas para arriesgarme, así que me paro delante del edificio junto a la puerta. Si vuelve por este camino, no hay posibilidad en el infierno de que se me escape. Miro el reloj. La segunda manecilla luce como si fuera el minuto uno por lo lento que se está moviendo esa mierda. El crujido de un trueno suena y levanto la mirada a las nubes, que justo ahora se están volviendo gris oscuro. En un instante, la lluvia comienza a caer. La gente que me rodea despliega paraguas, pero si pudiera verla, me importa dos mierdas lo mojado que estaré. Otro vistazo al reloj y otros quince minutos de pie bajo la torrencial lluvia pasan, y no Hads jodidamente no aparece. Las calles se llenan de cuerpos, pero nadie entra por la maldita puerta del hospital. El vello en mis brazos se eriza y sé que está aquí. Está lo suficientemente cerca para que la jodida corriente que nos une golpee la mierda fuera de mí. Estiro el cuello y veo un paraguas rosa brillante acercándose al hospital. Está siendo sostenido por alguien que parece vagamente familiar, pero es la risa de la chica la que me llama.

Página

Está sorbiendo un jugo y salpica en los charcos que se han formado, bailando alrededor de James —el jodido James que tenía una novia a la que amaba—, el mismo hijo de perra que está riendo y sacudiendo la cabeza hacia ella mientras ella actúa como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Él se ríe como yo solía hacerlo; la mira como yo todavía lo hago. Como si el sol se pusiera por ella, por mi chica. Me giro para ver su rostro, y soy golpeado con un proverbial dos por cuatro en el corazón, el que me sigue golpeando cada segundo que me quedo mirándola boquiabierta como el jodido intruso en el que me ha convertido. Todos mis pensamientos de recuperarla, todo lo que

48

Jodidamente es la de Hadley.

pensé, se va por la calle junto con la lluvia, junto con cada sonrisa que ella le da tan libremente, tan fácilmente. Karma… este es el jodido karma por lo que le hice. Me dijo cuánto le dolió verme con Krystal, pero no la entendía… no hasta ahora. Jodidamente lo siente; ya no soy su hogar.

La perdí. Lo perdí. ¿Qué carajos hice? Hadley ya no luce triste, no parece el cascarón que era la última vez que hablamos. La última vez que habló, dijo que se iba a jodidamente alejar de mí. Y Hadley hizo justo eso. Es feliz, feliz con él… con otro hombre. Ahora él tiene la maldito suerte de Hadley. Sus ojos tienen la luz de nuevo, la luz que siempre quería ver. La luz… esa inocencia de vida que no he visto desde la noche que la dejé años atrás. Trago saliva con fuerza, sorprendido de que el amargo bocado que tragué no me cortara la garganta. El dolor volvió, mi esperanza consumida. Hay un dolor ahí que nunca me abandonará ahora, mi corazón se rebanó en un millón de pedazos y quedaron en esta acera. Donde mi chica ya no es mía. Sino de otro de hombre. Me reemplazó… encontró lo que necesitaba con él. Hadley le abrió su corazón a alguien más. Alguien estable, alguien que no tenga problemas siguiéndolo como mierda de perro en la suela de su zapato. Hadley encontró el hombre con el que merece estar. Me apuñala en la tráquea el admitir que la amo lo suficiente para saber que no soy esa persona para ella, y no puedo ser un bastardo egoísta y estropearlo apareciendo de nuevo. A pesar de que jodidamente quiera hacerlo.

Página

Ante mi reconocimiento, Hads se detiene a medio salto, la sonrisa cayendo de su rostro mientras mira alrededor. Le toma más de lo normal, pero sé que también me siente. Aun así, no puedo dejar que me vea. Quiero ser quien pone el fuego en sus ojos, pero si no puedo hacer eso, tampoco seré quien atenúe esa mierda.

49

No lo haré.

Página

50

Bajo la cabeza antes de que pueda verme y me alejo de ellos. No puedo joder esto entre ellos. Ahora ella es normal. Encontró la cura a lo que le hice. Hadley ha sanado, puedo verlo… puedo sentirlo, con cada sonido de su brillante y embriagante risa que suena en mis oídos mientras camino en una dirección completamente opuesta. Opuesta a la única mujer que alguna vez fue mía, incluso si fue breve. Así que la dejo escapar, la dejo volar sin mí y acepto un significado totalmente diferente de lo que ahora significa locamente.

Capítulo 4

Hadley

A

terrizo sobre la cama y el edredón blanco se vacía de aire. Dios, esta cama es perfecta. Voy a echar de menos el quedarme dormida en esta, bueno, todo este lugar en realidad. Colombia es donde encontré lo que estaba buscando, la yo que nunca supe que estaba allí… la yo sin alguien a quien recurrir. Todavía tengo trabajo que hacer, cosas por las cuales batallar, pero me gusta la persona en el espejo ahora y antes de este tiempo pasado aquí no me gustaba ese reflejo por un buen tiempo. James se convirtió en mi mejor amigo. No me apoyo en él, ya no lo uso como mi muleta. Ahora es una amistad cincuenta y cincuenta entre nosotros. Habla sobre sus metas, su relación rota con Liz, su pasado con su familia disfuncional. Y como siempre, es mi hombro, de la manera en que también soy el suyo. Este viaje no solo me estaba cambiando la vida a mí, también se la estaba cambiando a él. Era lo mejor para los dos, nos mostró el panorama más grande de lo que realmente importa en la vida. Y Gus, mi Guster se convirtió en un hermano de otra madre para mí. Sé que él y su vida loca siempre serán parte de mí. Puede parecer una roca de persona, pero es un gran y suave osito de peluche.

Me doy la vuelta, poniendo mis brazos bajo mi cabeza, y miro a James en mi puerta.

Página

—Hadley, ¿estás saltando en esa cama una vez más?

51

Martha se convirtió en una segunda madre para mí, la que me da fuerte amor cuando no lo quiero, y la única persona que me ofrece la sabiduría que aprendió en esta vida.

—Síp, aunque… ¿podemos volver de nuevo? —pregunto. Este lugar tiene un sitio especial en mi corazón y lo tendrá siempre. Imaginar no volver es un pensamiento que no quiero. —Cualquier cosa que quieras. —¿Promesa? —Tú y tus estúpidas promesas. —No entiende mis promesas, mi deseo de tenerlas. Pero cuando alguien promete algo, no se puede romper. A diferencia de las de meñique, que no solo son rompibles sino también dislocadas,. Estrecho mis ojos y le envío una mirada plana. —Sí, lo prometo, Hadley, pero detén el romance con la cama y vamos. El servicio de auto estará aquí dentro de poco. Saco mi labio. —¿Al menos puedo robarla? Con toda seriedad, esto es lo mejor de todo. —No creo que quepa en tu equipaje de mano. Tengo una solución fácil, sin embargo. Solo consigue una cuando encuentres un nuevo lugar para vivir. Pero en serio, tenemos que darnos prisa. Mi apartamento se vendió meses atrás, así que no tengo una casa. No tengo planes de carrera, pero estaré bien. La habitación de sobra de Matt funcionará por el momento, y el negocio familiar puede usarme por mis habilidades telefónicas hasta que me mude a la siguiente cosa en la vida. Agarro mi bolsa, la lanzo sobre mi hombro, y con una mezcla de emociones, me despido de un lugar que me vio en mi peor momento de la vida y me ayudó a llegar a ser una mejor yo.

Página

—No puedo creer que cambiaran el aviso. Ha estado allí desde que vine por primera vez hace años —dice James mientras subimos a las escaleras mecánicas en el aeropuerto de Atlanta. Apunta al aviso que solía tener una

52

No es lo mejor de mí aún, solo yo puedo llevarme allí.

pintura de niños corriendo en los aros Olímpicos, pero ahora es un aviso de Porsche. Una sonrisa tira de mis mejillas… una sonrisa porque, por primera vez, pienso en Reed y yo allí. Es sobre los momentos divertidos, bailando en el agua, y el tiempo alegre que tuvimos allí. Nada más viene bombardeando para arruinar los recuerdos, como lo que sucedió en el pasado. Sin Entrepierna Podrida, sin Bennett, sin cintas de sexo, y sin drama, solo una cita con un antiguo novio. Hablando de madurar. —Supongo que algunas cosas no están destinadas a estar ahí para siempre — le señalo. —Entonces te involucraste mucho conmigo, ¿no? —Claro que lo hice, JJ. —Me río de él cuando llegamos en la parte superior de la escalera. Se detiene a medio camino. —Santa mierda, Hads, me diste un apodo. Te tomó una eternidad. Incluso tu Guster consiguió uno antes que yo. Estaba preguntándome cuánto tiempo tardaría en entrar en tu círculo íntimo. Empujo mi cadera, golpeando la suya. —Oh, JJ, te tengo en tu propio círculo. —Antes de que algo más pueda ser dicho, veo a Courtney y el enorme letrero que está sosteniendo. En colores radiantes, brillando, e incluso con plumas, para que todo el aeropuerto lo vea— . Bienvenidos a Atlanta, donde juegan los jugadores. —Nunca va a cambiar, ¿verdad? —Nah. Court no necesita cambiar. Nunca. Es mi aire fresco.

Pone su mano sobre la mía; realmente está brillando.

Página

Dejo caer mis brazos y pongo una mano en Gracie, luego froto el vientre de Courtney como si fuera mi Buda.

53

Corro a sus brazos, envuelvo los míos a su alrededor, y aprieto el cuello de mi mejor amiga. El vientre sobresaliente de Courtney, orgullosamente en exhibición, golpea el mío. La extrañaba.

—Regresaste antes de la llegada de Gracie. ¡Gracias! No sé si podría hacer esto sin ti. La barbacoa shower es mañana, así que estoy esperando que no estés demasiado cansada para ayudar a prepararla. —Divaga suplicándome. —No importaría, porque no me la perdería por nada. Puedo dormir cuando esté muerta. No puedo creer que tengas dos semanas más hasta que puedas verla. —Continúo frotando mi mano sobre su vientre hinchado—. ¿Y qué es exactamente una barbacoa shower, de todos modos? —Es un shower porque Gracie recibe los regalos, pero con ninguno de los otros juegos ni nada que vaya con la parte de un shower habitual. De esa manera, los chicos pueden venir y no querer arrancarse el cabello. Y sucede que va a ser cuatro de julio, así que, qué mejor manera de celebrar. James, vas a venir, ¿verdad? James aclara su garganta cuando Lance se acerca detrás de Courtney. —Seguro, supongo. Solo haz que Hadley me envíe por mensaje de texto los detalles más tarde. Bueno, me voy de aquí. Es toda tuya ahora, pero asegúrate de cuidar bien de ella. —Se inclina y coloca un beso en mi mejilla, luego camina a través del mar de gente. —¿Sabes que Reed estará allí? —Lo sé, Court. —Y chico, si lo sé. Después de la noche que lo vi luchar, el silencio es lo único que recibí de Reed. Con seguridad es definitivo, pero ya era hora de que siguiera adelante. Tiempo para los dos. —Puedes simplemente cortar este “viaje de encontrarte a ti misma” y ahorrarte las cosas incómodas que te seguirán durante los próximos meses simplemente volviendo con él. —Si fuera tan fácil. —¿Fácil? Quisiera. Tal vez. Lance toma la bolsa de mi hombro, con su cuello y su rostro tensos.

Página

54

—Court, suficiente de eso. Por favor. Hads, salgamos de aquí. ¿Dónde están tus maletas? —pregunta Lance, su voz envenenada con odio.

—Oh, solo tengo mi equipaje de mano. Hice que enviaran el resto, más fácil que lidiar con aduanas aquí. Probablemente Matt esté volviéndose loco porque no podía recogerme.

Pego la última decoración en la casa de Courtney cuando el timbre de la puerta zumba por los primeros invitados que llegan. Globos rosa, tul rosa, serpentinas rosa, ponche rosa. El rosa ha estallado en todas partes por toda su casa, y hasta más. A bebé Gracie será mejor que le guste el maldito rosa, porque estoy bastante segura de que va a ser el único color en ella hasta que pueda luchar por lo que realmente quiera. Me mezclo por ahí, charlando con amigos que no he visto en meses. Nunca se pregunta por el gran problema cuando llego a un grupo diferente, pero la maldita cosa es enorme. Todos dudan en hablar; ninguno tiene ni idea de qué decir o preguntar. Lo entiendo. No hubiera sabido cómo actuar si ellos fueran los drogadictos y abandonaran el país sin aviso alguno a los que los rodean. Mis manos están cargadas con más papas fritas para llenar la mesa cuando la cabeza oscura de Sarah cruza a través del marco de la puerta. Una sonrisa viene a mi boca que no podría cubrir si lo intentara. Las bolsas son olvidadas y caen al suelo por mi urgencia mientras paso de largo a los invitados de Courtney y voy directamente a mi nuevo sobrino, Jadon. Está acostado en un asiento de auto, profundamente dormido, usando el más lindo traje de mono, y sus pequeños labios hacen ese movimiento de succión que solo los bebés pueden hacer. Agarro el asiento de auto de la mano de Mark y lo pongo en el suelo. Mi corazón irradia felicidad mientras me agacho, lo desabrocho y lo levanto del asiento.

Ahora bien, este es el verdadero significado de la inocencia. De amor puro.

Página

Es oficial, estoy perdida por él.

55

Estoy impresionada. Aquí está, mi pequeño sobrino, aún durmiendo y acunado en mis brazos. Por primera vez, coloco un ligero beso en la piel más suave, su olor fresco llenando mi nariz. He oído hablar del amor de tía antes, y ahora lo entiendo. Es perfecto en todos los sentidos posibles. Podría comerlo, no de la manera escóndelo de mí, pero es demasiado lindo para no querer hacerlo.

—No puedo creer lo pequeño que eres. Soy tu tía Hadley. He estado esperando conocerte desde hace un tiempo. —Su pequeño rostro se crispa y deja escapar un estornudo, y otro, luego otro. Sus ojos nunca se abren antes de que su rostro se afloje y una pequeña sonrisa lo reemplace—. Un ángel te está hablando, ¿cierto? Tu abuela siempre decía que cuando un bebé sonríe, un ángel le susurra al oído. Apuesto a que es ella. Pude no haber estado allí cuando naciste, pero estaré allí ahora. Por siempre. ¿Trato? —le susurro, mis ojos nublándose. Mamá se está perdiendo esto, sostenerlo, ser capaz de malcriarlo demasiado. Todo ello. Pero simplemente tendré que hacer el trabajo y hacerlo por ella, al igual que el mío. La audiencia fue olvidada una vez que tuve a Jadon en mis brazos, sin embargo, la voz de Sarah viene por encima de mi hombro, recordándome que no estoy sola. —Y siempre estarás en su vida, Hads. No te perdiste una tonelada. Solo un montón de dormir y llorar, de todos modos. Me giro hacia ella, asintiendo. —No es todos los días que una chica llega a ser tía. Tristemente me perdí el primer momento de todo. —Y un paquete de más emociones. Estoy herida, enojada y confundida. Me enteré del nacimiento de Jadon por correo electrónico. Un estúpido correo electrónico que Mark no pudo ni siquiera encontrar el tiempo para escribir por sí mismo… hizo que su asistente lo tecleara y lo enviara. Llamé tan pronto como lo abrí, y Mark básicamente me dijo que no regresara a casa en absoluto. Veamos entonces si eso no duele…

—¿Cómo estuvo tu pequeña aventura, Hadley? —Las palabras de Mark gotean sarcasmo. No le importa, nunca lo ha hecho. Piensa que debería haberme

Página

Mark coloca sus manos en los hombros de Sarah, su boca se pone en una línea dura mientras me mira sosteniendo a Jadon.

56

—Estás aquí ahora, eso es lo que más importa. —Sarah ofrece una pequeña sonrisa, su mano alcanzando mi brazo para una pequeña sensación de comodidad. Pero eso no quita el aguijón. No alivia las palabras que su esposo siempre parece entregarme.

quedado en tratamiento en vez de huir como él dice que hice. Nada de lo que hago… He hablado con él la gran cantidad de cuatro veces en los seis meses que me fui, y en cada conversación está sermoneándome sobre cómo he decepcionado a la familia haciendo lo que hice; que fui egoísta al empañar el buen nombre de la familia, y que la única manera de acercarme a arreglarlo es quedarme lejos de cualquier miembro de la familia Thomas. Todo porque no recibí el tratamiento que él quería, no hice lo que él dijo. Soy una vergüenza para él. Cada conversación termina después de que logra destruirme sin siquiera un adiós de su parte. Algún día entenderá que hice lo mejor para mí.

Algún día. Espero. No lo necesité entonces… no lo necesito ahora. Sin embargo, hay una única verdad oculta en sus palabras… fui egoísta. Hice un berrinche y fui malcriada cuando las cosas no fueron a mi manera. Lo sé con todo dentro de mí. He llegado a un acuerdo con ello. Si pudiera retractarme, de esa decisión… lo haría, sin dudarlo, pero no es así como funciona. Cometes errores, creces, y aprendes. Pero jamás puedes cambiar el pasado. Y con cada error que he cometido, la lección enseñada, la lección aprendida cambia todo. —Estupendo. Voy a asegurarme de que todo esté listo para la barbacoa. — Entrego a Jadon a Sarah, luego me dirijo a la cocina antes de abrir la boca con palabras para Mark que nunca podré recuperar.

Página

La noche anterior, después de que desempaqué las cajas que me habían esperado, y después de que Matt tuviera rato dormido, me acosté en mi cama mirando las aspas del ventilador, dando vueltas y vueltas. El teléfono que había dedicado a todos los mensajes enviados de Reed nunca dejó mi agarre. Debo haber presionado la pantalla una docena de veces tanto para leer o

57

Levanto los frijoles del horno cuando lo siento. Puedo estar fuera por casi siete meses y no sirve de nada, su hechizo todavía funciona en mí; el vello en mi nuca todavía se levanta, todavía hace que mi aliento salga en jadeos cortos, como siempre.

eliminar los mensajes, pero al final, mi decisión no fue tomada, así que no se hizo nada. Mi dedo había flotado sobre su número, listo para llamar, para escuchar su voz profunda que una vez amé y tener la oportunidad de tener la conversación sin la oportunidad de una interrupción exterior. Pero ni siquiera podía hacer eso. ¿Gallina? Sin lugar a dudas, lo era… lo soy. ¿Y si me preguntaba cómo me sentía? ¿Y si me pedía regresar a mi vida? Demasiados “y si” para hacerlo por teléfono. Especialmente después de que su rostro no fuera el que había reconocido mientras estaba peleando. Estaba demasiado ido, y si le dijera algo que no le gustaba, con lo que no estaba de acuerdo, potencialmente podría romper otro pedazo de él. Y no puedo hacer eso porque todavía me importa. Sin importar qué nubes nos rodean, le debía más que una miserable conversación telefónica. Puedo fingir que no está aquí. Puedo ponerme una máscara y jugar a la mascarada. Pero, ¿de qué sirve realmente? Estará aquí, lo finja o no. Los frijoles se pegan mientras los sacudo y bajo la cacerola. Dejo caer los sostenedores y busco a tientas el mostrador con la esperanza de estabilizarme. La conversación entre Reed y yo, la conversación con la que podría haber tratado ayer, va a pasar ahora en la cocina de la casa de nuestros mejores amigos durante su baby shower. ¿Cómo llegamos tan lejos de donde estábamos, cuando no podemos lidiar uno con el otro como los adultos de nuestra edad que decimos que somos?

Página

Mi corazón se acelera y siento cada latido tembloroso contra mi pecho. Mis ojos se deslizan desde la base de sus viejas y oscuras botas hasta las puntas de su cabello castaño rojizo más largo de lo normal, luego hasta su rostro. El mismo rostro que me pone las rodillas débiles. Y maldita sea, la televisión no le hizo justicia. Ahora tiene una presencia enloquecedora. Reed está harapiento, está cansado y desgastado. Círculos oscuros bajo sus ojos, no se ha afeitado en semanas, y su cabello está demasiado largo para lo que a le solía gustar. Mientras nos miramos fijamente, ambos encerrados en nuestros pasos, ambos completamente sin palabras, me pregunto qué aspecto tengo para él.

58

Flexiono las manos y respiro hondo. Mientras exhalo, me vuelvo para hacerle frente.

Lo juro, veo que el pulso en su cuello se mueve rápidamente con cada agonizante segundo que se interpone entre nosotros. Reúno mi coraje lo mejor que puedo y hablo. Hablo las primeras palabras en meses. —Hola, Reed. ¿Cómo te va? —Mi voz imita mis entrañas, saliendo temblorosa y completamente intranquila. Cierra los ojos con fuerza e inhala bruscamente. La frente de Reed se arruga mientras su rostro se vuelve rojo remolacha, casi como si estuviera tratando de controlar la rabia que vive en él. Después de unos segundos de silencio ensordecedor, los ojos de Reed se abren, labios entreabiertos, moviéndose y a punto de decir algo, cuando el sonido de James entrando por la puerta de atrás rompe mi contacto interno con él. Cuando regreso para encontrarme con los ojos avellana de Reed, solo ofrece una dura sacudida de su cabeza, y se da la vuelta tan rápidamente que el sonido de sus botas pisoteando rebotan en la cocina mientras sale. —Mierda, lo siento, Hads. No sabía que todavía estaba aquí. —James mira cómo Reed acaba de salir. —Dios, James. No puedo… —Coloco mi mano sobre mi pecho, sintiendo cada golpe como un maldito tambor. —¿Hablaron? —No realmente. Dije hola, y eso fue todo. —No importa lo mucho que lo intente, mi corazón no dejará de correr. El lazo, el vínculo entre nosotros es pesado. Lo supe en el bar con Gus, pero algo sobre respirar el mismo aire que él parece cargar la corriente aún más entre nosotros. James pone sus manos sobre mis hombros y me atrae contra él.

Página

—No quiero correr. Bueno, tal vez un ligero trote. Pero debería haberlo llamado anoche para que esta mierda pudiera haber sido evitada. Lo que necesitamos es mantener una conversación sin esta torpeza que nos sigue, así tal vez podríamos ser amigos.

59

—Hadley, te he visto crecer estos meses y ha sido lo más asombroso de observar. Tienes que hablar con él, pero hazlo a tu propio ritmo, no al de alguien más. Pero estas situaciones van a surgir de nuevo cuando lo veas, y si no lo haces pronto, cada y toda vez que lo veas será así. —James coloca un suave beso en mi frente y sus cejas se juntan—. No dejes que esto te haga huir.

—La pelota está en tu cancha con eso. Solo asiento, porque tiene razón.

Reed El viaje en avión a casa fue jodidamente brutal. Las puertas se abrieron al exterior del aeropuerto y Lance estaba allí, con los brazos cruzados sobre el pecho y la pierna izquierda apoyada en mi todoterreno, esperando por mí. Tomó una mirada para que él supiera que el plan se fue a la mierda. Abrió la boca para hablar, pero detuve eso antes de que la primera maldita palabra dejara sus jodidos labios. Nos metimos en el auto y trató de hablar más. En el gimnasio al día siguiente, lo intentó. En mi casa dos días después, Laura lo intentó. En la cena una semana después de ello, Courtney lo intentó. Pero no lo hice. No quería que nadie supiera que terminó en fracaso y que no iba a funcionar para mí. No quería que me preguntaran qué pasó. No quería oír más cháchara de lástima de ellos. No quería que nadie dijera su maldito nombre cerca de mí. Joder, no quería que nadie la conociera. Quería que ella y su novio perfecto desaparecieran en las jodidas nubes.

Página

Pero no, ella no desapareció, nop… solo se alojó más profundo en mi maldito corazón. Como jodidamente siempre.

60

Me dolía demasiado. Más como si me destriparan.

Busqué por todas partes a alguien para me ayudara a olvidar, pero no lo hice todavía no lo hago —no puedo— porque todo lo que veo cuando miro a otra chica es a ella. Sus ojos, su cuerpo, sus labios, infierno, podría ser la forma en que parpadean o la forma de masticar un pedazo de chicle lo que me recuerda que ella estaba allí. En cada una de ellas, estaba Hadley. Terminaba antes que comenzara. Resultaba inútil incluso intentar meterlas en su cama —el baño del bar—, su auto, dondequiera que fuera, porque al momento en que tocaba la piel de una chica que no era de Hadley, eso enviaba al frente de mi maldito cerebro la dura realidad de que en verdad se había ido. Me hacía extrañarla jodidamente más. Así que dejé de intentarlo, porque ella tiene el jodido pago sobre mí. Cerrar los ojos por la noche es inútil; está en mis sueños, y cuando estoy a punto de abrazarla, fluye por el aire. Como un jodido fantasma. Por cuatro largas y agonizantes semanas la vi en todas partes, solo para ver que ella no estaba realmente ahí. Pero no ahora. No estoy soñando. No estoy mirando a otra y viéndola a ella… porque siento la agonía brotando a través de mí con cada respiración que compartimos solos en la habitación. Por supuesto, sabía que estaría aquí porque Courtney me recordó muy amablemente que Hadley estaría de vuelta, pero nada podría jodidamente entrenarme para esta sensación amarga. Está de pie delante de mí, a tres jodidos miserables metros… tan malditamente cerca, podría dar tres pasos y tenerla en mis jodidos brazos. Pero no puedo, porque ella solo me apartaría, porque para ella, ya no pertenece allí. Tiene los brazos de otra persona a los cuales correr. Otro hombre a quien amar. Y lo odio. Si pudiera apuñalar el sentimiento entre ellos, lo haría. Lo haría.

Página

El imbécil entra y sus ojos se fijan en él y no puedo manejarlo… mi rabia se desborda, consumiendo cada célula en mí. Hads acaba de abrir mi maldito

61

Recién me habló como si fuera un jodido amigo, alguien a quien nunca amó, con quien nunca compartió una vida, porque tal vez así es como me ve ahora.

pecho con un cuchillo herrumbroso, echó medio kilo de sal en mi jodida herida sin siquiera importarle una mierda, y la cerró con una grapa, dejando todo el dolor allí. Como una jodida infección que crecerá y crecerá. Joder todo. Podía lidiar con verla, pero no con ese tipo. La maldita cabeza de mierda que la había completado otra vez. El jodido imbécil. Me aparto de ellos antes de encontrar un cuchillo y apuñalar a algo o alguien, y salgo de esta cocina. No hay suficiente aire allí para mí con ellos. Espacio y aire. Afuera, ahí es donde iré. Toneladas de espacio, montones de jodido aire libre de James, y mucha cerveza. Necesito de los tres. Pero la cerveza, cualquier cerveza es imprescindible, antes de que regrese y mi puño se encuentre con el maldito rostro del chico bonito y lo reorganice. James ni siquiera sabe lo cerca que estuvo su vida de ser cortada por mis jodidas manos apretando su cuello. Retuerzo la parte superior de mi cerveza y bebo un trago, luego tomo una jodida inhalación profunda fuerte de aire libre de James. Me paro nariz con nariz con casi noventa kilogramos de hombres en la jaula y nunca retrocedo ante ellos, nunca quise hacerlo, pero mi chica vuelve con su nuevo chico y me convierto en un jodido bebé y huyo lanzando una maldita rabieta. ¿Qué me hizo ella? Amar jodidamente a alguien no es para perras débiles, eso es seguro. Miro alrededor y veo a Lance, Bash, y el compañero de Bash, Gus, escondidos en la esquina del patio, fuera del lateral de la casa, lejos de todo el mundo. Camino en silencio, pero me detengo en seco a medio camino cuando mis jodidos oídos escuchan su maldita conversación. —¿Qué crees que pasará ahora que van a ser lanzados juntos? —pregunta Lance. —No tengo la menor idea. No es como si ella me hablara de eso. Ni siquiera supe hasta mi última noche allí que fue Riker a quien ella estuvo atada.

Página

—James no es un imbécil. Es un tipo bastante agradable. Tradicional, pero una buena persona, y no quiere entrar en sus malditos pantalones. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Tuvo una enfermera por allá en Colombia después de que

62

—Si no fuera por ese imbécil intentando entrar en los pantalones de ella, la mierda se habría arreglado cuando fue allí.

su chica lo echara a la cuneta, de todos modos. Pero no creo que se hubiera arreglado incluso si Rike realmente le hablara. Ella parecía enfrascada en su plan. Permanezco completamente inmóvil, las palabras haciendo eco a través de mí, mientras el mundo gira con toda su fuerza a mi alrededor. Hadley, están hablando sobre mi chica. Lo sé. Y voy a descubrir por qué. Interrumpo antes de que siquiera me noten. —¿Qué carajos están diciendo? Lance da un encogimiento de hombros… un encogimiento. Como si no lo hubiera atrapado con la mano en la maldita lata de galletas, como si no estuviera parado aquí hablando chismes sobre el jodido amor de mi vida, como si eso perteneciera a una jodida revista en un kiosco. —Rike, tu trasero saltó a conclusiones cuando los viste juntos. Intenté decírtelo cuando saliste del avión. —¿Cuándo lo intentaste? —Mis dientes se aprietan mientras tengo que detenerme físicamente de matar al tipo que es como un hermano para mí. —Todos lo intentamos, Rike. Nos dijiste que no querías escuchar nada y llegaste al punto en el que simplemente dejaste de hablarnos por completo cuando tratamos. Muy fácil. Dejamos de intentarlo. Giro hacia Gus. —¿Cómo carajos la conoces?

Página

—Joder —murmuro para mí mismo, mis manos automáticamente en mi cabello—. Sé lo que jodidamente vi, lo que sentí cuando ella sonrió. —No lo digo para nadie más que a mí mismo, porque si no lo veía, si la dejaba ir y me alejaba de ella de nuevo, de mi maldita chica, entonces lo arruinaba. Porque una vez más, pensé que estaba haciendo lo mejor para Hads, pero no intervenir no sirvió de nada. No puedo manejar eso.

63

—¿Cómo crees que la encontraste, eh? Vimos tu pelea por televisión, y esa fue la noche en que me lo dijo, con seguridad eras tú. Llamé a Bash, el resto es historia.

—Creo que viste feliz a Hadley. Estos tipos estaban haciendo parecer como si fuera algún tipo de perra débil, pero la chica de la que me he hecho amigo no lo es —dice Gus. Courtney sale andando como un pato en el patio, poniendo fin a más conversación. Pero eso no detiene que mi cerebro trabaje horas extras en esta información. Si Hadley no está con él, entonces ella es un jodido juego limpio, y todos mis pensamientos de la mierda que me atormentó el mes pasado son expulsados por la maldita ventana. Juro que el cielo acaba de volverse jodidamente más brillante. Lance camina hasta mi lado y un golpe de su parte sacude mi centro para regresar a la normalidad. —Te dije que escucharas, pero tu trasero no lo hizo. Ahora, ¿qué vas a hacer? —Va a ser mía, de una vez y por todas. —Mi mente se ha establecido como una maldita montaña, ella es mi maldita chica otra vez. No más de este ser una mejor persona. Esto es una locura, pero siempre me gustó jugar con fuego. Y denme la cerilla porque estoy listo. Maldición, mi chica atraviesa las puertas de cristal sin James a la vista, da una mirada hacia mí, y saluda con la mano… jodidamente me saluda con la mano. Se mueve hacia la barra, mis ojos pegados a su trasero mientras se inclina hacia la nevera y agarra una Coca-Cola, nada de cerveza, nada de una margarita, nada de vino… una Coca-Cola. Mi chica no bebe Coca-Cola cuando sirven alcohol en las fiestas. Me hace preguntar si… eso ha cambiado, ¿qué más lo ha hecho? Mi cuerpo se mueve hacia ella, pero cuando Gus se mueve deprisa hacia ella, le doy espacio a Hads. Se da la vuelta y toma una fracción de segundo antes de que salte a sus brazos y chille… ensordecedores y escandalosos chillidos. Ocasiona que cada cabeza en la fiesta se vuelva en su dirección, pero no le importa. Está muy interesada en estar en los brazos de Gus. Saqué a uno del camino, solo para que otro se moviera al lugar de James. Nunca supe que el socio de Bash también querría una parte de ella.

Página

Voy corriendo y jodidamente miro a Gus de arriba a abajo. Puede ser más grande, puede tener más músculo y, sin dudas, el gigante piensa que puede

64

¡Jodidos infiernos no!

derribarme, y realmente podría ser capaz de hacerlo. Pero es un paliza que tomaré… infiernos, me acostaría con las manos levantadas y tomaría cada golpe si eso significara que podía tener a mi chica de regreso. Él sacude la cabeza, sus ojos advirtiéndome que no cause una escena, pero no funcionará. Estallaré este jodido lugar. Renuncié a ella pensando que James estaba con ella, pero no Gus. Él no es mejor que yo. Demonios, es peor. —¿Qué estás haciendo aquí, Guster? —le pregunta Hadley, y juro que su maldita voz baila cuando está hablando con él. —¿Sabes ese negocio que administro? Bash es mi socio allí. —Quieres decir cuando yo… —Gus asiente, bajando la mirada a sus pies. El tipo grande incluso se convierte en papilla cuando se trata de ella. Y Hads suma dos más dos. Que su buen viejo Guster, el mismo idiota al que ella le dio un maldito apodo, el mismo tipo por quien recién se emocionó de que estuviera está aquí, jodidamente también le escondió información. —Sé lo que piensas, Hadley. Pero no fue así. No lo supe hasta la noche antes de irme. Lo juro. Gus extiende la mano, pero Hadley da un paso hacia atrás y cruza sus brazos sobre el pecho. Todo su cuerpo se retrae y esa pared que generalmente reserva para mí se levanta para él esta vez. Su mirada se mueve de él hacia mí. Arquea su ceja hacia mí, con su expresión preguntándome toda esta situación. Levanto mis manos y niego con la cabeza. Si tan solo supiera, entonces esto no estaría sucediendo. —Nena, no sabía nada de que lo conocieras hasta hace cinco segundos. —Bien. —Me da una respuesta de una sola palabra, una única palabra espetada hacia mí. —¿No vas a taladrarme? —le pregunto. Niega con la cabeza, pero el resto de ella es una gran interrogante porque no puedo leerla como lo hacía antes.

Página

Y se aleja… se aparta de mí.

65

—Nop. Que se diviertan. Voy a encontrar a mi papá. Los veo luego, chicos.

Gus no está apartando su mirada de ella en todo el maldito tiempo en que se aleja, ni siquiera después de que se sienta con su papá en el columpio. Todavía mira. Siento que mi sangre hierve. —Rike, no me mires así. No la deseo. Es como una molesta hermanita para mí, así que no hagas una tormenta en un vaso de agua. Simplemente no quiero que se enoje conmigo. Hadley es buena gente, y rompí su maldita confianza. —Claro. —No creo eso ni por un jodido segundo. —No, en serio, Rike. No la quiero de esa manera, ella solo… —Entiendo. —Bebo un trago de mi cerveza. Sé todo acerca de esa jodida palabra confianza y lo que realmente significa perderla con Hadley. Si él lo dice, tal vez debería creerle, porque mis ojos me engañaron muchas jodidas veces. —Sabes, no creo que lo de ustedes haya acabado todavía. —Gus bebe un poco de su bebida. —¿Por qué dirías eso? Cuando volví la última vez, al menos conseguí algo de pasión de ella. La mayor parte del tiempo eran gritos, pero era algo. Lo tomaría por encima de lo que es esta mierda. Ahora finge no verme. —Como si fuera

una maldita ventana, solo en medio de su camino. —No dije que ustedes vayan a volver a estar juntos. No sé eso. Pero pueden reconstruir una amistad. —No puedo simplemente tener una amistad con ella. —No puedo… no cuando todo lo que veo cuando la miro es lo que compartimos, cómo era jodidamente perfecta junto a mí.

Página

Lo que vi no fue a ella enamorada, pero al principio pensé que lo estaba porque nunca la he visto tan libre antes… yo la había retenido. Hadley en esa calle era feliz y saludable por sí misma y cuando mira en mi dirección a través del patio y ofrece una sonrisa —una jodidamente pequeña, pero una sonrisa—, esa maldita señal destella en mi cerebro otra vez.

66

—Esa podría ser la única opción que te queda. Escucha, voy a irme. Tengo un vuelo que alcanzar. Dile a Hadley que la llamaré más tarde. —Y con una palmada en mi hombro, Gus me deja solo, queriendo llorar sobre mi maldita cerveza mientras miro a Hadley fijamente.

Sé lo que lo que hice, lo que oculté de ella, no fue correcto. No puedo mentir y decirme ahora que solo lo hice por ella. No solo rompí su confianza, lancé una jodida granada en todo lo que era ella y explotó en su rostro porque no quise mostrarle lo malo que vive en mí, la horrible parte de la vida que viví cuando ella no estuvo allí. No hice nada por reconstruir a Hadley después de eso. Ella lo hizo sin mí, sin su familia, los únicos que ella pensaba que siempre necesitaría. Lo hizo. Con mis mejores malditas intenciones, me juro a mí mismo justo aquí, que seré su amigo si ella quiere eso. Reconstruiré esa confianza de nuevo. La ganaré. La obtendré. Y después, la tendré de regreso, porque nos pertenecemos el uno al otro para toda la vida sin nada oculto entre nosotros.

Página

67

Nadie tomará su lugar. Hads es mi hogar. Ahora, para que ella también lo entienda.

Capítulo 5

Hadley

P

uedo manejar a un borracho Matt. A un Matt ebrio, no tanto. Habla más y más con su culo con cada bebida que ordena. Con cada bebida que destroza, más palabras inútiles salen. Se enamoró profundamente de alguna chica cuando me fui, y ahora el pobre tonto no puede resolver sus sentimientos lo suficiente para que tenga sentido lo que dice su corazón. Hablaba con Matt casi todos los días y solo mencionó a una chica nueva, Stephanie, en el trabajo. Ella lo irritaba hasta la mierda, pero nunca me dijo que Stephanie era la misma chica de la que se estaba enamorando. Está enamorado y quiere luchar contra ello. —Quiero decir, ¿ves lo que te hizo el amor? Y Dios, el jodido Mark fue el peor. Todos felices e hizo toda la mierda romántica con una chica en la secundaria, y luego bam, consiguió que su corazón fuera arrancado y pisoteado. Fue como si el idiota se convirtiera en un imbécil durante la noche. Todo porque no podía lidiar con eso, y nunca fue el mismo cuando eso terminó. Porque noticias de última hora, Hads, siempre terminan, siempre. —Matt coloca su cabeza en sus manos y sus hombros se desploman.

Página

—Casi moriste. Quiero decir, te descontrolaste tanto con este estúpido amor. Te desapareciste de nosotros durante tanto tiempo. Y Mark no encontró a Sarah hasta años después. Y me refiero a años, y ni siquiera Sarah ayuda con su estupidez. Su historia de mierda, hombre. Yo tenía diez y aun así recuerdo lo que atravesó. Quiero decir, la tensión alrededor de la casa era una locura.

68

—La mía fue la excepción, no la regla, y Mark encontró a Sarah y eso no va a terminar pronto. Así que no siempre.

—De nuevo, estoy de vuelta en la tierra de los vivos y él encontró a Sarah. Así que tus puntos no son válidos. Tienes treinta y seis, con los treinta siete acercándose. ¿No crees que ya es hora de establecerte con una chica? No eres Hugh Hefner. —Nop, soy Matt Thomas, y por cierto, el patrimonio neto de nuestra familia fue más alto que el suyo en el último año. ¿No viste la lista? —En su rostro aparece la primera sonrisa verdadera que me ha mostrado desde que empezó a hablar. —Está bien, en ese sentido, creo que es hora de dejar de beber e ir a casa. —De ninguna manera, hermana. Stephanie me tiene todo retorcido. ¿Por qué ustedes las chicas nos hacen eso? No entiende que necesito tiempo para ver si estar juntos vale la pena el riesgo. Tal vez es lo que consigo por enamorarme de una madre soltera de treinta años. —¿Es madre? ¿Y te dejó acercarte a su hijo? —Hijos, y nop. Stephanie dice que no soy lo suficientemente estable. Eso es gracioso… ¿yo inestable? Vamos, soy estable como esta mesa. —Matt farfulla y golpea sus puños en la mesa, y en efecto, la maldita cosa se mueve. —Síp, totalmente estable. Puedo verlo. Vamos a casa y a la cama. —Solías ser la divertida con la que podía contar para embriagarme. Pero no ahora. Estás viviendo como una vieja bruja —se queja. —De eso se trata madurar. Ahora paga tu cuenta antes que quedes inconsciente, porque no puedo cargarte y la única persona para ayudar es Mark. Y no quiero hacer esa llamada. —Me encanta cuidar a mi hermano diez años mayor. »Un pie delante del otro, por favor, Matt —insto, pero estoy suplicándole silenciosamente que no caiga dormido en las escaleras.

Página

—¿Dijiste Andrea?

69

—Andrea era una maldita perra para Mark, así como Reed lo era para ti, y así como lo es Stephanie para mí. Esa es la maldición Thomas: ser inclinados y follados por el culo por la gente que amamos. —Despotrica incesantemente. Y un poco más.

—Síp, esa perra dijo que estaba embarazada. Incluso recuerdo ver su vientre, y luego fue como si el bebé nunca llegara. Mierda mágica y cosas así. Nadie habló sobre eso de nuevo, como el maldito secreto del siglo. Pero nunca podría olvidarlo. La última vez que la vi, tú eras una jodida pequeña mierda, y llegó a nuestra casa y gritó una noche por la puerta. Mamá se molestó tanto esta noche. —Matt, ¿qué estás diciendo? —Hads, ¿no has estado escuchando? El primer amor de Mark se volvió loco, y luego una noche ella se levantó y desapareció. Me pregunto qué le pasó. Probablemente en un manicomio… —Se va a la deriva en su propia cabeza. —¿Cómo lucía? Parpadea, despertándolo de nuevo de su cabeza. —Joder, no recuerdo. Yo tenía como diez. Todo lo que sé es que estaba demente. ¿Por qué me estás preguntando? Eras solo una bebé. Nunca la conociste. Y yo tenía como unos jodidos diez o alguna mierda así. Es confuso, así que tal vez no recuerdo como debería haberlo hecho. Si esa es la Andrea del velorio de mi madre, no es de extrañar que no pareciera gustarle mi mamá. Pero aun así, necesito preguntarle sobre eso cuando esté sobrio. Podría usarlo a mi favor cuando Mark quiera decir que él es mejor que yo. Finalmente, llegamos a su dormitorio sin más basura de borracho saliendo de su boca, y lanzo su borracho culo, en su cama, sin retirar las mantas, y todavía vestido. Matt cierra sus ojos en el momento en que su cabeza toca la almohada y murmura unas cuantas veces sobre folladas por el culo. Pobre chico. El amor convierte incluso al más fuerte en el más débil cuando te toca con esa flecha. Me dirijo a la cocina y me sirvo una enorme copa de vino.

James: ¿Cómo vas?

Página

Me acomodo en el sofá, apoyo mis pies en la mesa auxiliar, y estoy a punto de encender la televisión cuando mi alerta para mensajes de texto suena.

70

Tengo un máximo de dos bebidas ahora, y nunca bebo en un bar. Es parte de la promesa que me hice cuando dejé el tratamiento y algo que nunca he querido romper.

Yo: Acabo de acostar a mi borracho hermano, ¿tú? James: Ojalá estuviera ahí con una cámara para ver eso. ¿Quieres ir a cenar mañana

Yo: ¡Sí! Dime cuándo y dónde. Mi teléfono suena de nuevo y asumo que es James. Inmediatamente toco leer, y mi corazón se dispara cuando ciertamente no es James. Mis dedos se ponen inquietos mientras leo el primer mensaje de texto de Reed en meses. Reed: Espero que recibas esto. Fui y conseguí un nuevo número solo para ti. ¿Crees que podamos reunirnos para tomar un café o algo más tarde esta semana? Estúpido iPhone. Puedo ver las burbujas de él escribiendo algo más, empieza y se detiene dos veces más. Pero nada más llega. Trago un sorbo de vino. Será mejor acabar con eso. Escribo, borro, escribo, borro, y después de cinco intentos más, presiono enviar al mejor mensaje que pude elaborar.

Yo: Eso está bien. ¿Quieres reunirte en la cafetería en Peachtree mañana a las 11? Dos segundos después, llega una respuesta de su parte. Reed: Nos vemos entonces. Tres simples palabras hacen que mi interior se sienta como un terremoto. Mañana.

Página

—Estoy lista para hacer esto. Tal vez después de que termine con esto, te llevaré a su casa para que puedas jugar con Loki. —Mi maldita gata sufrió abstinencia al estar lejos de ese perro. Y estoy lista para ver a Reed, hablar con él cara a cara. Podemos ser amigos, tal vez nada. Pero de cualquier manera, al

71

Apoyo mi cabeza en la parte de atrás del sofá mientras Lucy, mi dulce e increíble gata que nunca me abandona cuando necesito un poco de amor, viene y se arrastra en mi regazo.

menos cuando salga de la cafetería mañana, sabré lo que puede ser entre nosotros de una vez por todas.

Deslizo mis pies en mis zapatos y luego agarro mi bolso de la mesa. —¿Adónde vas? —pregunta Matt, luciendo demasiado bien para lo destrozado que estaba anoche. —A reunirme con alguien para tomar un café. ¿Cómo te sientes después de anoche? —Estupendo. ¿Con quién te reúnes? —Reed —digo tranquilamente. —¿Quién dijiste? —Levanta su cabeza. —Reed. Me voy a reunir con Reed. No hagas de esto un gran problema. —Si quieres reunirte con ese imbécil, depende de ti. Pero no me vengas llorando cuando llegue y te destroce de nuevo, porque ese es su modus operandi. Regresa, dice esa mierda que necesita ser escuchada, y vas corriendo directamente a él sin pensar dos veces en lo que significa. —Sus palabras son duras y directamente hacia mí y luego cambia su atención a la cafetera. —No seas así. No lo haré. Ten un poco de fe.

Página

—Matt, sí. No sé lo que pasaste. Y Dios, estoy tan condenadamente arrepentida de ponerte a ti o a cualquiera en eso a causa de mis acciones. Yo decidí irme, y yo decidí drogarme. Fui y tomé la primera dosis. Yo hice eso. No Reed, ni nadie más. Lo aposté todo como si no tuviera nada que perder cuando, de hecho, tenía todo que perder y ni una jodida cosa que ganar al hacer eso. Debería haber lidiado con eso totalmente diferente. Fue todo mi error.

72

—No te viste tendida es ese hospital, preguntándote si ibas a morir. Ese fui yo. Ese fue papá. E incluso Mark. Desde entonces mi fe en cualquier cosa que rodee tu relación con Reed no ocurre. —Su voz está cargada de tristeza.

—Entendido —espeta con su espalda todavía lejos de mí. Me duele saber por lo que puse en mi familia. —Matt. Te quiero. —Yo también te quiero, Hads. Ahora ve a reunirte con el imbécil. Y tráeme algunas magdalenas o algo. —Mira por encina de un tenso hombro mientras fuerza una sonrisa. Corro y lo beso en la mejilla. Desearía que pudiera entender que todo es mi decisión, reconocer que estoy un poco mejor. —Gracias por siempre apoyarme, pero esta vez soy diferente, así que no pasará de nuevo. Entiendo que ya no confíes en mí, y eso está bien. Solo tendré que probarlo. —Lo que sea que digas, pero no esperes que lleve un pastel a su maldita fiesta de cumpleaños esta vez.

Me siento en mi auto en la cafetería y escucho a Meg Myers a través de los altavoces, insegura de cómo llegué al estacionamiento en primer lugar porque todo el viaje sin duda es un misterio para mí. Nerviosa ni siquiera es la palabra para describir lo que estoy experimentando en mi interior. Voy a enfrentarlo para averiguar si podemos salvar algo de nuestra vieja amistad, para ver si puedo manejar estar en su vida en absoluto, para ver si algo se puede salvar a raíz de nuestras acciones anteriores.

Página

Reed puede ser muchas cosas, y ser puntual siempre ha sido una de ellas. Está sentado adentro esperándome, y estoy postergando lo inevitable, sin salir de la seguridad que me ofrece mi auto. Miles de excusas pasan por mi mente, y una tras otra, todas parecen excusas válidas para cancelarlo. Pero conociendo a Reed, vería a través de mis mierdas y las cuestionaría todas.

73

Bajo la visera y vislumbro mi reflejo, y por millonésima vez juego con mi desordenada coleta en la parte superior de mi cabeza, tratando de conseguir el aspecto correcto. Mis raíces rubias me miran directamente, pero me detengo de pensar en cualquier otra cosa antes de que aparezcan mis inseguridades.

Echo un último vistazo y cierro mi visera de golpe antes de sacar la llave del encendido. Saco mis piernas que parecen de plomo y me acerco a la puerta, manteniendo los dedos cruzados todo el camino esperando que él no note el terremoto en mi interior. La campana encima de la puerta tintinea cuando entro, e inmediatamente lo encuentro agazapado en la esquina. Un sombrero rojo se encuentra orgulloso en su cabeza y una ajustada camisa negra muestra sus músculos y tatuajes que amo. El furtivo idiota está sacando las armas grandes para esta reunión. Navego por las mesas hasta el mostrador y pido un café sencillo —un simple café negro— y evito cualquier vistazo hacia donde se encuentra Reed mientras espero lo que parecen horas, pero sé que son solo minutos, si no segundos. No quiero esperar. Esperar llena mi mente de ideas locas, como salir corriendo como un perro con la cola entre las patas, y enviarle un mensaje de texto a Reed mientras salgo, diciéndole que estoy teniendo un problema intestinal ya que es algo a lo que no le daría vueltas. Porque nadie lo hace. Es ahora o nunca mientras la camarera me entrega mi café. Camino tranquilamente hacia Reed, y empujo hacia atrás la silla frente a él. Levanta la cabeza y sus ojos avellana se encienden cuando me mira. Me siento cuidadosamente y gradualmente, poniendo mi bolso en la mesa. Cuanto más me penetra con su mirada, mejor suena la idea del mensaje de texto. Probablemente no funcionaría ahora. —Hola, Reed. Lamento que hayas tenido que esperar —digo mientras mis entrañas tiemblan por mis estúpidos nervios. —Está bien, gracias por venir —dice en voz baja, dándome apenas un encogimiento de hombros y un atisbo de sonrisa en ese rostro que amo.

Página

—Nop, pero estoy en una cafetería, pensé que necesitabas pedir café para sentarte —declara, sus manos casi alcanzando las mías antes de retirarlas, juntándolas sobre la mesa.

74

—No hay problema. Pensé que necesitábamos ir a un terreno neutral para que no fuera extraño cuando estuviéramos con nuestros amigos. —Empiezo a mirar mis uñas, pero me detengo cuando Reed toma un sorbo de su café, haciendo una cara graciosa tan pronto lo traga—. Supongo que el café sigue sin gustarte, ¿o me equivoco?

—No tenías que decir que sí. Podríamos habernos encontrado en otro lugar. —No es gran cosa... —Su lengua sale, mojando sus labios—. Quería contarte todo. Golpeo la mesa con un dedo y aclaro mi garganta. —Reed, ya no necesito tus verdades realmente. Tal vez las necesitaba hace meses, pero no ahora. Y si hablamos de ello, va a hacer que esta cosa retroceda, y no quiero eso. Tenemos que seguir adelante. —Lo miro a los ojos y siendo cien por ciento honesta, continúo—. Porque si me dices que ser amigos no será posible... Respira hondo, su expresión una de dolor, como si hubiera agarrado un cuchillo y lo hubiera apuñalado en el pecho. —¿Es lo único que podemos ser? —pregunta, inclinando la cabeza hacia mí. —Sí. Incluso si te quisiera de vuelta, o bueno… a cualquier otra persona en mi vida, no puedo. Tengo que aprender a amarme a mí misma, quiero decir realmente amarme antes de meter los dedos en otra relación. Es amistad o nada, pero te dejo esa opción. —Está hecho. Todo allí. Ahora todo lo que tiene que hacer es responder. —Solo no quiero que me odies, Hads. Me hundo contra la silla. —No te odio. Creo que lo hice por un tiempo al menos, pero ya no. No puedo odiarte. Soy tan culpable de nuestro pasado como tú. —Porque lo soy. No quería que las cosas desagradables nos tocaran. Solo quería las cosas impecables y hermosas entre nosotros, y cuando el mal tocó el pedazo más minúsculo de nosotros, lo manchó todo, y de allí en más, todo se derrumbó. —No, Hadley, no lo eres. Fui yo.

Reed retira el café de mi mano, llamando mi atención.

Página

Nos quedamos en silencio, ambos evitando la mirada del otro mientras alzo mi taza. Voy en la dirección correcta en mi vida, pero este corazón en mí quiere ir hacia el otro lado, de vuelta en el círculo llamado Reed.

75

—¿Podemos poner un alto a esto, o tal vez sacarlo de la ecuación, así no sacamos el tema de nuevo?

—Supongo que podemos intentar ser amigos. —Está bien. —Bandera en su lugar, marcado fuera de la lista, lo tenemos. Eso es lo que necesito, poder verlo, hablar con él sin preguntarme si piensa que algo saldrá de esto. Después de un par de segundos, pregunta: —¿Cómo estuvo Colombia? —Fue increíble, de seguro, algo que marcó mi vida. Vi que obtuviste otro cinturón. Podemos tener una pequeña conversación. Lo estamos haciendo. Esto está bien. Reed suelta un largo y bajo suspiro. —Lo hice. Me alegra que lo vieras. La siguiente está programada para septiembre. Deberías venir y verla. —Su voz carece de la energía habitual que normalmente tenía cuando hablaba de su pelea. Puede que haya ganado, pero algo lo está venciendo. Y soy una gran parte de eso. —Tal vez. —Sabiendo que verlo pelear no va a suceder todavía, cambio de tema—. ¿Cómo está Loki? Lucy lo extraña. Mi papá dijo que estuvo triste todo el tiempo que me fui. —Loki está bien. —Antes de que podamos hablar más, ambos teléfonos suenan al mismo tiempo. Bajo la mirada al mío y dos palabras me hacen mirarlo con una gran sonrisa.

Página

—Es la niña más linda, ¿verdad, James? —pregunto mientras abre la puerta de su casa. Gracie nos agració con su presencia un poco después de la medianoche, y no puedo creer lo perfecta que es. Ya estoy planeando jugar a la casamentera con ella y Jadon.

76

¡¡¡HORA DEL BEBÉ!!!!

—Esa pequeña niña va a ser tan mimada. ¿Viste cómo Lance no la dejaba? —Sí. Era como si derritiera su helado corazón. Ha cambiado muchísimo. Años atrás, habría huido de un bebé. Ahora gruñe cuando alguien trata de sostenerla. Me dirijo a su cocina, agarro dos cervezas para nosotros, y me recuesto en el sofá. A pesar de que estoy increíblemente feliz por Courtney, anhelo el mío que nunca llegué a ver. Ver a Reed sosteniendo a Gracie en el hospital hizo que las visiones de mi bebé fueran claras en mi cabeza. Estaba mirando hacia abajo, riéndose, y asombrado de ella cuando dejó escapar un gemido, sin estar siquiera un poco asustado por ello. Fue como si lo hubiera hecho antes, pero supongo que lo ha hecho con Krystal. Una pregunta me golpea, una pregunta que no sé por qué no la pensé hasta ahora. Me pregunto, ya que Entrepierna Podrida está en la cárcel, ¿qué o dónde está el bebé? ¿Reed siquiera sabe dónde está? James deja salir un suspiro, alejándome del choque del tren en mi mente cada vez que pienso en ella o Bennett o el bebé, o todos ellos. —¿Estás bien? —Sí, es confuso porque estoy tan contenta de que Gracie esté aquí, realmente lo estoy. Pero… —Pero desearías poder tener eso. Asiento mientras mis ojos comienzan a humedecerse. —¿Por qué siempre sabes lo que estoy pensando? Me mira y mis ojos se encuentran con los suyos. James pone una mano en mi mejilla. La suavidad de sus palmas lo contrario a las manos duras y callosas de Reed se siente mal, pero cuando quita las lágrimas antes de que tengan la oportunidad de caer, no me alejo. Ni siquiera pienso en alejarme de su toque.

Página

—Ni siquiera fue eso, Reed allí, sosteniendo a esa bebé. Rayos, eso es suficiente para cualquier mujer, pero pon a alguien a quien amas y eso hace cosas locas en tu interior.

77

—Porque te conozco —dice James suavemente, su pulgar arrastrándose sobre mis labios, trazando su contorno ligeramente. Sus ojos se dirigen hacia donde estamos conectados.

No sé si son las emociones del día, el anhelo del contacto físico de otro, o demonios, la mezcla de ambos, pero mi rostro se acerca más al suyo. Su mano nunca me deja, me atrae más cerca. Nuestros labios apenas se tocan. James no hace ningún movimiento para ir más lejos, pero presiono nuestros labios más fuerte. Mi lengua se abre paso por su boca, llamando a la suya. Con cada toque entre nosotros, con cada beso, anhelo sentir algo más por él, tengo hambre por la pasión que le falta a este hombre asombroso, así que trato de empujar más frenéticamente. Muevo mis piernas, a horcajadas sobre él, y deslizo mis manos alrededor de su cuello. Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, tirando de mí más cerca. La mano de James se mueve bajo mi camisa, sus dedos asomándose bajo mi sujetador. Muelo mi cuerpo sobre el suyo, y un gemido sale de mi boca. Aprieto mi agarre en él mientras me recuesta en el sofá. Mis manos vuelan hasta el dobladillo de su camisa y la quito sobre su cabeza. Su pecho desnudo está expuesto, su cuerpo esbelto se exhibe para mí. Me mira por una fracción de segundo antes de atacar mi boca una vez más mientras su mano trabaja en el botón de mis jeans. Empujo mis piernas para quedar más cerca de él, pero la necesidad que tuve con Reed simplemente no está ahí. Quiero el entusiasmo, el deseo con James. Pero no está allí, y no ayuda. Nada pasa conmigo. Nada arde dentro de mí, diciéndome que vaya más lejos. Todo me grita que me detenga, que diga que no, que si continuamos esto, nuestra amistad va a ser diferente, pero esos gritos no son suficientes para detenerme. Empujo a un lado los pensamientos racionales mientras me empujo más profundo contra él. Quiero algo más de James. Quiero que este beso produzca cosas entre nosotros para que pueda dejar de amar a Reed. James siente mi alejamiento y separa sus labios de los míos. —Hadley.

Página

—Lo siento, JJ. No debería haber hecho eso. —Repentinamente, soy completamente consciente de mí misma.

78

Mi nombre, una palabra que dice sin aliento, me sacude de vuelta a la realidad y vierte agua fría sobre mí.

—No tú. Debería haber detenido esto, Hads. —Rueda fuera mí y recoge su camisa del piso. Miro su espalda desnuda, la que no tiene ni una pizca de tinta en esta y siento que fui infiel de algún modo. —Desearía que pudieras ser tú. —Y lo hago, James es perfecto. —Pero los dos sabemos que no es por las razones correctas. —Seríamos simples juntos; sería seguro. —Y lo sería, aunque no sería un amor que consumiera todo. No, sería un agradable, pleno y seguro amor. Del tipo del que si nos alejamos, o mentimos, o engañamos, aun así sales completo, tu corazón intacto. Es seguro. La apuesta en la que no perderías nada porque no hay realmente nada que ganar. —Y quizás si Reed no estuviera aquí. —Apunta a mi corazón—. Pero lo está, y esto no está bien. Te aburrirías conmigo porque sería demasiado fácil estar juntos. Mereces a alguien que te de lo que necesitas, que te muestre lo que realmente vales, que te empuje cuando pelees con ellos, y no soy esa persona. No puedo darte eso. Me acurruco en su sofá, mi cabeza colapsando en el respaldo. —Sabía que siempre lo amaría, pero pensé que podría superarlo. Pensé que si me iba, ya no lo querría. James, mi mente siempre está yéndose, siempre buscando, porque sabe que lo mejor para mí como un todo es completa e irremediablemente equivocado para mi estúpido corazón —digo mientras mis lágrimas caen. —Hads, el amor no funciona así. Es desordenado. Lo que falta en ti no será encontrado en mí.

Página

79

Sé que el amor no funciona de esa forma, nunca lo hace. Amar a alguien y construir una vida con ellos no siempre funciona. Esos planes pueden desmoronarse, y las promesas siempre pueden romperse. Puedes desperdiciar todo el tiempo del mundo sabiendo lo que salió mal, pero nunca jamás ser capaz de componerlo. Y eso es exactamente lo que hizo nuestro amor. La jodida cosa chisporroteó entre Reed y yo, los dos la tocamos y nos quemamos.

—Hadley, por favor toma asiento. Soy Graham, como sabes. El hospital quiere que te evalúe —dice, mientras toma la silla detrás de su escritorio y mira la pantalla de su computadora. Estoy segura de que dice que soy un caso sin esperanza. Me siento en una silla acolchonada y miro alrededor. Dibujos de niños cuelgan de las paredes pintadas de amarillo brillante. —Oh, claro, el color no es algo que hubiera elegido. Esta es una oficina de otro terapeuta. Solo la tomo prestada durante mis sesiones aquí —declara, mirándome, pero sus dedos siguen escribiendo—. ¿Por qué no empezamos con algunas preguntas básicas y avanzamos a partir de allí? Este hombre frente a mí, vestido más como un hípster trabajador de una cafetería que como un terapeuta, es la persona que tomará la decisión de si puedo regresar a ser enfermera. Un trabajo que luché tanto por tener, el trabajo que amo más que nada está en sus manos. Esa idea es casi tan aterradora como compartirle lo que me pasó. —Como recordatorio, después de que terminemos aquí, enviaré mi evaluación a la junta con cuántas sesiones pienso que necesitas, pero eso es todo. Todo lo dicho aquí no pasa esa puerta. Les dejaré saber si siento que no puedes estar limpia y sobria mientras trabajas, pero nada de lo específico. —Entiendo —digo, quitando un cabello imaginario de mis pantalones. —Nada demasiado pesado hoy. Empecemos con cómo te sientes ahora. —Bien. —¿Eso es todo lo que vas a darme? —Se quita sus gafas, sus cejas se juntan y me mira fijamente.

Página

—Tienes que trabajar un poco más conmigo —insta Graham.

80

—Estoy aquí, estoy viva, así que síp, voy con bien. —Ajusto mi bolso en mi regazo, negándome a mirarlo.

—No tengo ganas de drogarme, y no tengo ganas de beber. No quiero perder el control, y me gusta tener estabilidad en mi vida. ¿Eso está mejor? —No quiero darle más porque eso no me regresará mi trabajo más rápido. Graham deja escapar un suspiro y pellizca el puente de su nariz. —Escucha, Hadley, esta no es mi primera vez. No puedes decirme lo que quiero oír. Necesito la verdad, o esto no va a funcionar, y estarás aquí más tiempo del que probablemente necesites o quieras. Empecemos de nuevo, y esta vez, con preguntas muy sencillas. ¿Tus padres siguen juntos? —Lo estaban, pero mi madre murió el año pasado de cáncer. —¿Qué me dices de hermanos? —Dos hermanos. —¿Mayores o menores? —Ambos son mayores, Mark por dieciséis años y Matt por diez años. —Esa es una gran diferencia de edades. —Lo sé. Fui adoptada. —¿Conoces a tus padres biológicos? —Mi adopción fue cerrada. Todo lo que sé sobre mis padres es que eran muy jóvenes para ser padres.

Página

El ruido de mis pies resuena a través del piso del estacionamiento mientras camino hacia mi auto. Es el mismo piso donde estacionaré tres noches a la semana para reunirme con Graham, para tener una sombra de oportunidad

81

Y así continua por otros cuarenta y cinco minutos. Más preguntas vienen de él, nada serio, nada que ver con las cosas que estuvieron mal en mi vida. Pero él construye algo de confianza conmigo. Lo sé porque con cada respuesta, digo que me siento un poco menos amargada de estar aquí, me siento un poco más abierta a él.

de ganarme mi licencia de nuevo. En el mismo hospital en el que trabajé una vez. Presiono el botón de desbloqueo en mi control remoto. El resplandor de una luz brilla directamente encima de un hombre diabólicamente guapo sentado en el capó de mi auto como si le perteneciera. Reed hace esta cosa de amigos más difícil con cada día que pasa, pero la visión de él después de la reunión dentro es justo lo que puedo usar. Una sonrisa juega en mis labios cuando mira en mi dirección. —Reed, ¿qué estás haciendo? —Viendo si quieres algo de cenar. —¿Contigo? Reed mira alrededor. Sus hombros levantándose en un encogimiento y una comisura de su boca se levanta. —¿Quién más? Un “no” juega en la punta de mi lengua. Esto podría ser un desastre, pero cuando mi estómago gruñe, responde su pregunta por mí.

—¿Estás diciéndome que salvaste su vida? —Reed inclina su cabeza a un lado, su mirada cuestionándome antes de que de un gran mordisco a su hamburguesa. —No lo salvé, salvé. Ese fue James, pero di una mano. Era algo silencioso allí. Así que mantén tu boca cerrada. De todos modos, así fue cómo conocí a Gus.

—¿Te arreglaste con él?

Página

—Pienso que la mayor parte lo fue, pero definitivamente hizo su trabajo ahí; bueno, con eso, de todas formas. —Mi voz se tensa mientras hablo sobre Gus.

82

—Cuando hablé con él el otro día, lo hizo parecer como si su viaje hubiera sido vacaciones.

—Si puedes llamarlo así, lo platicamos. Dijo su punto y yo dije el mío. —Mis pies se mueven bajo la mesa pensando en Gus. Y que me dijera que solo le contó a Bash dónde estaba la noche de la pelea, que no fue él quien hizo mi chequeo de antecedentes. No estoy segura si lo creo o no, pero le pedí más información de lo que pasó después, pero dijo que no me lo diría. No era su lugar decirlo. Que la historia pertenecía solo a Reed. —¿Puedo hacerte una pregunta? —Gira su botella mientras pregunta. —Claro, pero no significa que no te daré evasivas —bromeo, pero hay verdad en cada palabra. Simplemente asiente. —¿Por qué no estás tomando? —Su pregunta está enlazada con incertidumbre. —Raramente bebo ahora, y si lo hago, es porque quiero, no para emborracharme, y no en cualquier lugar y nunca en un bar —declaro simplemente. —Es porque… —Reed baja la voz. Estrecha sus ojos. —Sí, pero no es tan importante. Solo quiero saber qué está sucediendo a mi alrededor y tener el control si quiero irme —digo, tomando la servilleta de mi regazo y limpiando mi rostro. —¿Vas a quedarte con Matt más tiempo? —De ninguna manera. Ahora es un chico enfermo de amor. En realidad estoy buscando un apartamento para rentar mañana. —Venganza. —Reed se ríe. —¿Verdad? La chica debe estar hecha de platino, porque nunca lo he visto tan envuelto en nadie más que en el mismo. Reed alza su vista y resopla, ahogándose con su comida. —Dios, ¿estás bien? —le pregunto.

Página

—¿Qué dijiste?

83

Asiente, murmurando algo sobre coños.

—Um, nada importante. Bueno, debe estar enamorado entonces —dice, tomando un enorme trago de cerveza. —No me vas a dejar así Reed Collins. ¿Qué quisiste decir con coños? Suspira y una sonrisa tira de sus labios. —Cuando ese coño es de platino, nada es lo mismo, así que debe ser amor. Quiero decir, lo fue para mí… contigo. Mis ojos se salen de sus órbitas y estoy riéndome tan ruidosamente que mi vientre duele. —Bueno, está bien entonces… La chica tiene niños, así que mejor que no juegue con ella. Suficiente sobre él después de eso. ¿Cuándo comienza tu entrenamiento para la siguiente pelea? —La semana que viene. Estoy aquí en su mayor parte, pero Daily me necesita en Las Vegas para tener un nuevo tipo de entrenamiento allí, así que no estoy seguro de cuándo sucederá. —Guau, esa ruptura no duró tanto tiempo, ¿no? —No me digas. ¿A qué hora vas a cazar apartamentos mañana? —Salgo de casa de Matt a las nueve y media, tengo mi primera cita en un lugar a las diez.

Página

Después de anoche, comer, hablar, incluso reír con Hadley fue un paso en la dirección correcta, y cuando dijo que estaba buscando un apartamento, una maldita idea explotó en mi mente. Sabía que Matt estaba en el trabajo, Courtney estaba ocupada con Gracie, y Mark no la ayudaría para nada. Sabía que estaría sola, y yo iba a cambiar eso.

84

Reed

Ella quiere amistad, entonces seré el mejor jodido amigo que pudiera tener. Me pegaré a mí mismo con cola a su maldita sexy cadera si tengo que hacerlo. Incluso si eso significa que voy con ella a mirar casas cuando todo lo que quería hacer era empacar sus cosas y llevarla a la mía y encerrarla en nuestro dormitorio hasta que se rindiera a mí. Pero no es lo que ella quiere. Pude verlo cuando habló anoche. Necesita el espacio. Su propio espacio. Y se lo daré. El amor de Hads por mí todavía se mostraba en sus ojos. No tengo que cuestionar eso, pero tiene esa pared de la amistad levantada, una jodida pared de cemento tan malditamente alta, pero lo entiendo. No significa que no desearía que pudiéramos saltar sobre toda esa basura y llegar a la parte divertida, pero eso llegará porque no dejaré que otra opción se interponga entre nosotros. Mi cabeza da vueltas, revisando dos veces para no avistar el auto de Matt mientras salgo de mi auto. Darle una paliza tan temprano en la mañana no va ayudar en nada, y no me hará lucir nada mejor a los ojos de Hadley, esa es una situación que no quiero perder. Presiono el timbre, me doy la vuelta, y espero, tratando malditamente duro de actuar tan despreocupadamente como pueda, pero sé que al momento en que ella abra esa puerta, verá a través de mí. Siempre lo hace… bueno, supongo que lo hacía. El tiempo lo dirá. Hads abre la puerta, y la visión de ella estando de pie allí en una simple camiseta blanca, jeans llenos de agujeros, y sus viejas Chucks negras orgullosamente en sus malditos pies me tiene sujetándome de un poste por la conmoción. Mi antigua chica está regresando a mí lentamente, pero está llegando allí. Si su cabello volviera a ser rubio, juro que sería como la maldita primera cita para la que la recogí.

Página

—Imaginé que no querrías estar sola, así que soy tu compañía y el transporte. Como lado positivo, puedo ver si todo está funcionando bien en el lugar que escojas. —Síp, de mi boca no salen mentiras, pero estoy dejando de lado una parte clave. Imagino que si le digo que me quiero pegar con pegamento a ella, me pondría en la lista de locos más rápido de lo puede pestañear.

85

—¿Qué estás haciendo aquí? —Sospecha mis intenciones; está escrito por todo su lenguaje corporal, y es comprensible.

Hads se detiene un par de segundos, estudiándome, y maldición, siento cada uno de esos hijos de perra. Se acerca más lentamente a la puerta y asiente. —Um, sí, eso sería lindo. Entra por un segundo. Tengo que buscar algunas cosas. Ni siquiera he dado un paso dentro cuando Lucy baja las escaleras disparada y frota su cabeza en la punta de mi bota. Entregársela meses atrás fue como perder a Hadley una vez más para Loki. Solo salía de mi dormitorio para ir al baño, y el resto del tiempo, se recostaba en su maldita cama con uno de los juguetes para gatos de Lucy cerca de su cabeza. Creo que estaba tan enojado conmigo como yo lo estaba conmigo mismo, y cuando finalmente anduvo por allí, su trasero me lo hizo pasar mal por el primer par de semanas. —Algunas cosas no cambian —dice Hadley, riendo entre dientes hacia Lucy cuando me ataca. —¿Estás lista? —Síp, vamos a terminar con esto. Tengo que encontrar un lugar pronto. Cuando llegué a casa anoche, Matt estaba llamando borracho a Stephanie una y otra vez, y cuando ella apagó el teléfono, entró en mi dormitorio lloriqueando respecto a la maldición de nuestra familia… jura que es real. —¿Cuál maldición? —Oh, solo algo que inventó porque tiene el corazón roto. —Miserable llorón. —O miserable de mí —dice, asegurando la puerta, luego caminando hasta mi auto. Mi Chevelle… nuestro Chevelle. Si iba a ser su transporte hoy, voy a hacerlo de manera tal que recuerde todo.

Página

Sus ojos se abren de par en par, pero esa sonrisa todavía está en el rostro de Had. No está molesta de que estuviera comiéndola con los ojos.

86

Corro al frente y abro la puerta para ella antes de que tenga la oportunidad de tocar la maldita manija. Hads se inclina, entra, y no puedo evitar aterrizar mi mirada sobre su jodido trasero perfecto mientras se inclina sobre la consola central para abrir la mía desde adentro. Y solo contemplo más antes de que levante la mirada, con una gran sonrisa en su rostro.

Esta jodida chica. La amo tan jodidamente tanto que se apodera de mí. —¿Adónde primero? —pregunto, entrando finalmente al auto. No responde, solo agarra mi teléfono y escribe la dirección en la aplicación de direcciones como lo hizo tantas veces antes. Ni una sola vez hace mención a este maldito auto, pero debido a la libertad que me está dando, sé que escogí el correcto para llevarla hoy. Estos son los recuerdos que amaba entre nosotros, cuando éramos normales, cuando no le escondía ninguna mierda, cuando no sentía como si tuviera que manejarnos con jodidos guantes de seda. Supongo que la cosa de amigo de la que ella ha estado hablando tiene sus ventajas ahora… no que se lo admitiré ni en un millón de jodidos años.

Golpeo la puerta, tratando de hacer que cierre bien, pero no está cediendo. La madera está tan dispareja que no creo que alguna vez lo hiciera. —¿Por qué siquiera estás mirando algo de esto, Hadley? Tienes el dinero. ¿Por qué carajos querrías este tipo de lugares? —exijo. Este el cuarto lugar en el que entramos, y cada uno de ellos se ve peor que el anterior. El primero tenía manchas por todas partes en toda la alfombra. El segundo olía como si alguien hubiera muerto y dejado el cuerpo por allí hasta cinco minutos antes de que llegáramos. El tercero, bueno, digamos que un regalo fue dejado en el retrete, pero este se veía como todos esos hoyos de mierda combinados, y algo más. —No estoy segura si me voy a quedar aquí; en Atlanta; por mucho tiempo, así que esos son los únicos que hacen arrendamiento en un plazo de tres meses sin pagar un brazo y una pierna por ello. Sería una locura derrochar dinero así.

Página

—No sé si me voy a quedar en Atlanta —repite mientras abre su propia puerta del auto porque estoy anclado a pocos metros de distancia.

87

—¿Qué dices?

—Te escuché, pero ¿por qué? —pregunto de nuevo cuando finalmente entro al auto. Mis manos se sacuden mientras arranco el motor. Va a huir otra vez, a salir huyendo de mí otra vez… de nosotros. Que se joda eso. —Tal vez quiera viajar, tal vez quiera apuntarme en Enfermeras Sin Fronteras, o tal vez solo quiera irme. No sé lo que depara el futuro. —Sube el volumen y detiene toda discusión, como si no hubiera lanzado una maldita bomba en el auto. Pero ya no voy a hacer más esta mierda. Voy a sacar todo a la luz. La comunicación entre nosotros apestó en el pasado. Escondimos cosas que no nos gustaron y pretendimos que se iría, solo que nunca jodidamente lo hizo, y eso nunca va a suceder otra vez. Confianza y amistad. Esta mierda aquí es lo que ella quería, y lo va a conseguir. Bajo el volumen. —¿Por qué realmente quieres hacer un alquiler así de corto? Y no pienses en mentirme, Hads. Los amigos no mienten. Mira por la ventana, con sus hombros inquietos, y tira de una profunda inhalación. —El juicio está cerca, y después de eso, tal vez no quiera quedarme en ningún lugar donde viví antes. —Pierde todo el ánimo en su voz. —Hads, no permitas que esos desgraciados tengan más influencia sobre ti. —Es más fácil decirlo que hacerlo. —Mira fijamente sus manos sobre su regazo. Está mordiendo el interior de su mejilla, nerviosa y humillada por lo que admitió. Tiro de su barbilla hacia arriba, empujando su cabello detrás de sus orejas. —Todos tenemos mierda con la que vivir, errores que nos persiguen, pero eres más grande que cualquier cosa que te hicieron. Hads, eres una maldita luchadora, más que yo. Así que pelea contra ellos. —Reed, estoy trabajando en eso. —Puede haber dicho esas palabras, pero sus malditas cejas juntándose prueban otra cosa. Ya sea que lo crea o no.

—Entonces si no lo sabes, no te vayas. Estarías engañándote. ¿Me entiendes?

Página

—No lo sé.

88

—Si estás trabajando en eso, entonces ¿por qué carajos huyes?

Le toma algunos momentos para que sus ojos muestren entendimiento, pero lo hacen. —Te entiendo. —Ahora, ¿en cuál agujero de mierda quieres situar tu linda cabeza ahora? Y una pequeña risa sale de su boca, pero es una jodida risa hacia mí, no conmigo. De cualquier manera, es la mejor maldita música para mis oídos que haya escuchado alguna vez.

Página

89

—¿Podemos ir a mirar lugares mejores? ¿Que pueda pagar por un año?

Capítulo 6

Hadley

C

on cada nuevo día que estoy de regreso, sé que mi decisión de regresar a casa fue la correcta. La terapia me empuja hacia adelante, y mi familia —a excepción del completo fiasco de Mark— ha sido comprensiva en cada paso que tomo. Pero Reed es la pieza que hace que todo esto encaje. La duda es si Reed y yo podemos lograrlo solo como amigos que se esfumaron el día en que apareció en casa de mi hermano para buscar sitios conmigo. Nuestra amistad era consolidada con cada noche, platicando sobre nada durante la cena. Cada nueva cosa que compraba para mi apartamento, lo tenía a mi lado para burlarse o hacer un comentario sarcástico en cada una de las compras hechas. Pasamos cada amanecer corriendo en sincronía uno junto al otro sin palabras entre nosotros. Tengo un nuevo amor por la broma del día, y tengo que enviarle un mensaje de texto cuando el reloj marque la medianoche y el nuevo se muestre en mi teléfono. De esa manera, él tiene algo que esperar cuando despierte. Hemos compartido muchas risas para llevar la cuenta, demasiado tiempo siendo estúpidos y ridículos juntos, demasiados recuerdos nuevos siendo creados. En mis sueños más salvajes, no lo creería posible después de que lo vi un mes atrás en la cocina de Courtney.

Página

Cuando se concentra demasiado en mí como para considerarlo solo amistad, y puedo ver lo que realmente siente por mí, o cada vez que mis dedos lo rozan

90

Pero las cosas que no decimos aún permanecen entre nosotros, las cosas que ambos ignoramos como si no existieran.

accidentalmente y envía ondas sísmicas a través de mi sistema, puede ser difícil de soportar. O cada vez que sube a su auto después de dejarme, quiero gritar y gritar que nunca me deje, porque las sombras del amor que tenemos siempre van a oscurecer lo buenos tiempos. Pero eso no es lo que somos, no es donde necesito estar. Reed apareció esta mañana en la casa de Matt antes de que el sol siquiera se alzara, sus brazos cargados con suficiente café y donas para todos, y detrás de él están cinco de sus más grandes muchachos del gimnasio listos para mover el resto de mis cosas fuera de mi unidad de almacenamiento a mi propia casa. Me tendió una trampa porque sabe que odio mudarme, pero después de tres horas de mi culo pegado a la encimera de la cocina, con nada que hacer excepto señalar y dirigir dónde quería que todo fuera ubicado, me volví lo bastante loca y los eché. Me dejaron sola, tenía mi propio lugar, mi propia casa, y me encantaba. Inclino mi cabeza a un lado, con el martillo todavía en mi mano, y observo la fotografía sobre mi sofá. Me doy cuenta que nunca he vivido realmente por mi cuenta, nunca. Fui de la casa de mis padres a los dormitorios de la universidad, a mi casa con Reed, a Atlanta con Courtney, con Bennett siempre en mi casa, y de regreso con Reed otra vez. Solo para vivir con James en Colombia y de vuelta con Matt cuando regresé aquí. Mientras miro alrededor, sé que esto es correcto, un paso en una gran dirección. Tengo cien por ciento de control sobre la dirección de todo, ningún compromiso sobre dónde va mi sofá, ninguna discusión de si una fotografía está bien en este lugar o aquel, si las tazas deben de estar por encima del lavavajillas o por el refrigerador, y ni una sola pelea sobre qué ver en la televisión, o si quiero dormir con música o con el ventilador encendido… es mi decisión. Cada uno de estas es lo que yo quiero. Ningún compromiso sobre nada, ni dar o recibir, ni empujar o jalar.

Página

Mi espalda golpea la silla de duro metal y un escalofrío corre por todo mi cuerpo. Estoy en una habitación, en el sótano de una iglesia, viendo la vieja

91

Esto es solo yo, todo mío. Y me gusta… me encanta.

pared de cemento, ansiosa y esperando. He bebido mi café tan rápido que la taza todavía se siente caliente en mis manos, esperando mi primera reunión grupal desde que estoy en tratamiento. Graham sugirió que sería bueno para mí ir, y de alguna manera creo que no era realmente una opción el no venir. En nuestras sesiones juntos, Graham saca más de mí, cosas que ni siquiera yo sabía que tenía enterradas. Pero esta noche creo que algunas cosas necesitan estar enterradas mientras estoy rodeada por diferentes personas de todos los caminos de la vida. No se parecen en nada, aun así, todos platican entre sí como si fueran los mejores amigos… pero no soy incluida. Mis labios están cerrados, porque si los abro, vomitaré por toda la baldosa. Miro el reloj en la pared, el reloj roto que no da sentido del tiempo. La ansiedad no solo se enraíza en mí, crece como un maldito árbol dentro con cada palabra que dicen los extraños esperando. Graham entra, más casual de lo que lo he visto, usando solo jeans y una camiseta. La silla en la que se sienta se desliza contra el suelo mientras la conversación se detiene, esperando que hable. Se aclara la garganta un par de veces antes de hablar. —Soy Graham y tengo nueve años limpios en mi haber y he estado llevando este grupo por cinco de esos años. Tenemos algunos nuevos rostros aquí, así que primero quisiera repasar las reglas y lo que somos. Luego empezaremos con la parte de compartir para que todo quede claro y abierto. Somos un grupo de apoyo de sobriedad, no somos NA, no somos AA, así que no seguimos los pasos aquí, pero compartimos nuestras historias, nuestros problemas. Lo que quieras, con lo que te sientas cómodo, lo haremos. Las reglas son simples: nada de juicios, nada de hablar con nadie acerca de lo que pasa aquí cuando estén fuera de esta habitación. Es un lugar seguro. Y la última regla, nos apoyamos unos a otros. ¿Todos están de acuerdo con estas cosas? —Unos cuantos asienten, unos cuantos “sí” dichos—. ¿Quién quiere empezar?

Página

—Soy Xavier. La gente me llama X, y he estado sobrio por casi dos años, pero ayer, quería resbalar tanto, maldita sea. Fui a la presentación del coro de mi hija y estaba tan jodidamente emocionado. Quiero decir, ella está siguiendo los pasos de lo que yo amo hacer. ¿Qué padre no estaría orgulloso de eso? Cuando terminó, tenía la más grande sonrisa esperándola. Tenía este enorme

92

Un hombre más joven frente a mí en el círculo levanta el brazo lleno de tatuajes.

ramo de flores para ella, y no podía esperar para dárselo. Pero…tan pronto como ella corrió a los brazos de su padrastro y gritó “papi” con su rostro enterrado en su cuello, tan emocionada por la única margarita que le dio, fui destripado. Me acerqué y le di a mi ex las flores de mi hija y besé a mi hija en la cabeza… que estaba sobre el hombro de “su papi”, y ella solo miró hacia arriba y dijo “Gracias, X”. Eso es todo. No pude salir lo suficientemente rápido. El deseo me estaba llamando de que si iba y me daba un subidón, podía olvidarlo todo, podía olvidar que la razón por la que lo llamaba “papi” era por lo que hice. Habría sido mi vida, mi hija me habría estado haciendo eso si mantenía la mierda junta más temprano que tarde. —¿Qué hiciste después? —pregunta Graham. —Subí a mi moto y conduje durante horas, y de alguna manera terminé en casa de mi padrino. —X, eso está bien. Recordaste que tus problemas seguirán estando ahí después de que tu subidón terminara. Solo tienes que seguir apareciendo en los eventos, seguir demostrándole a tu hija que estás ahí para quedarte. Y permanecer sobrio —dice Graham, y asiento al igual que todos mientras acordamos lo mismo. Después de Xavier, uno por uno, la gente también empieza a compartir sus historias. Algunas son espantosas y hacen que quiera levantarme y abrazarlos, y algunas son simplemente tristes, a tal punto que me alegra que estén vivos. Y algunas son justo como la mía. Pero descubrí que en esa habitación, todos tenemos una cosa en común: nuestra incapacidad de afrontar las cosas con normalidad. Por mucho tiempo estuve consumida por lo que estaba atravesando y estaba curiosa por ver si las historias de otros podrían ayudarme, pero ya no. Tal vez lo necesitaba, tal vez podía ayudar a alguien, pero nunca lo sabré con certeza si no me abro a la gente. Todo el mundo compartió algo excepto yo, y justo cuando creí que me habían olvidado, Graham me mira con una sonrisa alentadora y da en el clavo cuando habla.

Página

Enderezo mi postura, el vaso en mi mano aplastado hace tiempo, y aclaro mi garganta antes de hablar.

93

—Tenemos una más esta noche. Hadley.

—Está bien, sí. Hola, mi nombre es Hadley. Pero creo que ya sabían eso. —Una sonrisa apretada aparece en mi rostro—. Mmm, no estoy segura de qué decir, o cómo siquiera empezar. La chica rubia junto a mí, Beth, toca mi brazo, luego susurra suavemente en mi oído: —Realmente, lo que quieras chica, todo tuvimos que hacer esto. Me muevo en mi silla, pero no importa cómo me mueva, no puedo ponerme cómoda y un escalofrío baja por mi columna mientras hablo. —Esto parece tan tonto comparado con todas sus historias. Crecí en un gran hogar, con magníficos padres, y tenía todo. Quiero decir todo lo que podía imaginar me lo daban, incluyendo su amor. Nuestro hogar estaba lleno de este. Sí, está bien. —Respiro profundo mientras Beth me recuerda que no hay juicios, pero esa idea no hace nada por ayudar a los temblores en mi estómago—. Mi novio y yo éramos dos personas totalmente diferentes de dos mundos diferentes, pero funcionaba para nosotros… los opuestos se atraen y todo eso. Vaya, me enamoré rápido y mucho de él. Era perfecto, realmente… por lo menos eso pensé. Hasta que él se fue y yo estuve bien; bueno, no bien, pero estaba sobreviviendo.

Página

—Después de que se fue, me enteré que estaba embarazada, y esa misma noche, perdí a mi bebé. Después de eso, descubrí algo que ya saben… me ayudaba a llenar ese vacío que me estaba sofocando cada maldito día que pasaba. —Me detengo y aprieto mis puños y mi pecho se aprieta con los recuerdos de lo que verdaderamente perdí—. Una cosa llevó a la otra y empecé a tomar estimulantes con tranquilizantes y tuve una sobredosis. No recuerdo mucho excepto el tubo que me empujaban por la garganta y ese espantoso sabor mientras mi estómago estaba siendo bombeado y… creí que esa era mi llamada para despertar; pero no lo fue, y estaba tristemente equivocada. Fui por la vida mejorando, pero mirando atrás, solo estaba fingiendo… y soy buena en la parte de fingir. —Di una pequeña risa para romper la pesadez, pero no hay humor en esta porque esta parte de mi vida no es graciosa. Es francamente horrible.

94

Concentro toda mi energía en un solo punto en el suelo y dejo que el resto de mi historia salga.

»Conocí a un tipo, Bennett, y me dio una dosis, y sí, nos drogábamos juntos, pero no era solo eso. Era el agarre que tenía sobre mí y que realmente ansiaba, esa era realmente mi droga. Cada pelea que teníamos era mi subidón personal. Cada vez que intercambiábamos palabras acaloradas, me anestesiaba y me traía a la vida al mismo tiempo. Éramos la definición de tóxico. Incluso elegía las peleas en lugar de huir de estas para curvar la necesidad. Estaba profundo en este hoyo de autodestrucción, pero mi mamá se enfermó y fue ahí cuando las cosas empezaron a cambiar para mí. Sentí el deseo de detenerme y lo hice… pero solo después de una fuerte pelea con Bennett que me dejó con una muñeca rota fue que realmente lo dejé. »Entonces Reed regresó a mi vida y me sentí… completa por primera vez en lo que parecía una eternidad. ¿Quién no querría tener de vuelta a quien lo había mejorado todo? —Y Dios, lo hizo. Respiro entrecortadamente—. Pero una cosa llevó a otra y las cosas terminaron entre nosotros. Definitivo. No lo entendí. Y en lugar de manejarlo, ya saben, hablando o peleando… como una pareja normal, huí, y la primera cosa que busqué fue el maldito subidón y me lo pusieron justo en las manos; solo que fue por mi ex. Pero jodida o no, sabía que no era una buena idea, aun así esa sensación que ansiaba era la única decisión que necesitaba tomar, y todas las otras llamadas de juicio volaron por la ventana con la primera dosis que tomé. »Mi ex y su ex planearon todo esto para tratar de sacarle dinero a Reed y matarme. —Bufo, tensando todos mis músculos—. De todos formas, miré fijamente a los ojos de lo que podría haber sido mi muerte, por la mano de personas que realmente me odiaban, y ya no podía hacerlo más, el escape, los impulsos. No los quería. El control que se esfumaba cuando tenía un subidón. Me disgusta cómo pude haber pensado alguna vez en querer volver a acercarme a eso otra vez. Así que síp… esa es mi historia.

Página

Todo el mundo escucha mi historia y fijan sus miradas en mí, y miro alrededor del círculo, sin ver lástima en sus rostros, ni juicio en sus expresiones. Solo veo y siento la comprensión por lo que pasé, por las decisiones equivocadas que tomé para terminar aquí, porque todos hemos estado ahí de una forma u otra. Y todos hemos triunfado de alguna forma sobre nuestros demonios, al menos

95

El calor de la gente a mi alrededor, compartiendo mi historia, causa que gotas de sudor se formen en mi frente. Limpio el sudor de mis mejillas y bajo la mirada y veo que no es sudor, sino lágrimas las que cubren mi mano. Mis emociones literalmente se derramaron fuera de mí, y ni siquiera las sentí.

por el momento, y en ocasiones ese tiempo está solo por un minuto delante de nosotros, a veces unas pocas horas, y algunas veces un día. Sin embargo aún seguimos luchando, siendo lo mejor que podemos ser. Pasan unos minutos y Graham dice unas palabras, pero solo me entran por un oído y me salen por el otro. La gente se mueve de un lado a otro. Estoy atrapada en mi silla, en shock de sentirme más ligera. Lo he reproducido otra vez y dicho en mi cabeza millones de veces, pero ni una vez en voz alta, nunca… no completo, de todas formas. Ni Reed ni Courtney, ni James han oído toda la historia. Sin embargo, aquí estoy en una habitación llena de extraños y el peso de mi historia es levantada de mi corazón. Y de alguna forma, pienso que es solo otro paso más en el camino de la curación. Mis piernas tiemblan cuando me levanto, pongo a un lado mi taza de café y Graham viene a mí. —¿Ves por qué quería que vinieras? —¿Es para entender que realmente necesito ayuda? —pregunto, pasando el peso de un pie a otro. —Todos necesitamos ayuda, incluso aquellos que nunca han consumido antes. Pero ese no es el motivo. Tu historia es lo que pasa cuando las personas escuchan a sus instintos.

Página

—Sí, así es. No lo dudes. En la vida de cada drogadicto hay una escena del baño… una encrucijada de cualquier tipo, y algunos eligen el camino donde estar fuera de control no es algo que quieran de nuevo y luchan contra sus demonios sin el uso de las drogas o el alcohol. Continúan y viven vidas normales, saludables y felices sin la ansiedad de tener un subidón. Y algunos como yo y la mayoría de los que están aquí eligen el camino; el camino incorrecto; y siguen buscando el subidón para adormecerse. Esos son quienes siempre lo anhelarán, y terminan golpeando al fondo de las rocas. Pero si nos arrastramos lejos de esa maldita cama de rocas, también podemos tener una jodida asombrosa y feliz vida. Todo es cuestión de perspectiva, Hadley. Te veré mañana a las siete en punto. —Me deja con una suave palmada en la espalda y pensamientos corriendo en mi cerebro.

96

—No, no los míos. —Sacudo mi cabeza. Si los hubiera escuchado, mi vida nunca se hubiera descarrilado tanto.

Mi perspectiva aún sigue nublada. Las cosas todavía no están bien conmigo. Sigo sintiéndome atada al pasado, sin importar lo que compartí diez minutos atrás, porque la carga regresa, manteniéndome cautiva como para realmente continuar más allá de mi pasado. Hasta que enfrente lo que sucedió, no seré realmente libre. ¿O sí?

Mis manos están cargadas con un batido de vainilla, una bolsa llena de gordas hamburguesas con queso, grasosas papas fritas solo esperando ser comidas, y una película debajo de mi codo. Una noche de flojera en casa con Lucy nunca había sonado tan bien. Dejo caer todo en la mesa excepto el batido, cuando un ligero golpe suena en mi puerta. Mi Lucy, siendo Lucy, me vuelve loca haciendo que el batido caiga sobre mi pecho y baje sobre mi camisa negra, y la fuerte palabra con J sale de mi boca. Al minuto en que abro la puerta y vislumbro las malditas botas que solía quedar justo al final de mi cama, Lucy se vuelve aún más loca. —Solo por ti hace esto. Vamos, entra, me cambiaré realmente rápido. Se ríe alto y cierra la puerta. —Eso le da totalmente un nuevo significado a los disparos de dinero y collares de perlas. Pongo mis ojos en blanco y sonrío. Su mente está siempre en el maldito desagüe.

1

OSU: Oregon State University

Página

Estoy ansiosa con él a solo unos pocos metros, una sola puerta separándonos mientras espera. Hemos recodito al otro en su casa antes, pero que esté en mi espacio sin ninguna otra persona mezcla todo tipo de sentimientos en mí. El bonito atuendo al que me cambié al principio yace en la cama; enviaba unas fuertes vibras de cita, así que fui por el camino completamente distinto con una vieja camiseta de la OSU1, un par de pantalones negros de yoga, y mi

97

—Ja ja, Reed. Tengo que darte crédito. No te tomó mucho salir con esa. De todas formas, siéntete como en casa, volveré enseguida.

cabello amarrado en lo alto de mi cabeza. Así me vería Courtney si viniera en su lugar, así que voy por eso. Salgo de la habitación. El piso ahora está libre de batido y Reed se acomodó como en su casa al sentarse en mi sofá, con los pies apoyados en la mesa auxiliar, y su regazo es ahora la cama de Lucy. El sofá se sumerge cuando me siento sobre mis rodillas y agarro la sábana del respaldo, colocándola sobre mi regazo. —¿Querías pasar el rato? ¿No tuviste suficiente de mí más temprano? Reed estira su brazo sobre lo alto de los cojines, sus dedos tocando mi hombro suavemente. —No me puedo quedar mucho tiempo, pero quería hacerte saber que mi pelea se movió a Atlantic City y Daily me quiere allí mañana. —Pudiste haber llamado. —Mi voz suena densa. —Pude haberlo hecho, pero he estado pensando. Nos estamos divirtiendo con la cosa esta de la amistad, ¿verdad? —Reed mueve su brazo abruptamente lejos de mí y lo pone en su regazo, pero nunca aleja su mirada de la mía. —Síp. —Cualquier otra palabra se atora en mi boca. —Y por eso, quería contarte sobre lo que oíste esa noche en el baño —declara con total naturalidad. En el tiempo que le toma decir esas palabras y a mi corazón latir, una ráfaga de aire me deja y mi corazón cae a mis pies.

—Pero necesitas saberlo, nena, y necesito sacarlo de mi pecho.

Página

La expresión de Reed se desinfla, su rostro ahora está fruncido.

98

—Por favor, no. Por favor, Reed. Hoy ha ido realmente bien, un poco curativo, y no quiero perder mi día. —Miro hacia la cocina—. Nueve treinta y cinco, así que lo que tengas que sacar de tu pecho puede esperar a que regreses, porque no quiero salir herida esta noche, no quiero excavar en eso y no quiero llorar, y eso pasará si hablamos sobre eso. —Evito el comentario sarcástico de que ahora quiera decírmelo, porque esa conversación también arruinaría mi día. Demonios, en este momento ya pienso que es insalvable.

Me froto la frente, un dolor de cabeza está comenzando a formarse. Síp, pon este día a relucir. —No, no lo hago, y no, tú tampoco. Aún no lo entiendes, ¿verdad? Vienes a mi casa en un día que ha abierto jodidamente mis ojos de la mejor forma posible y quieres llegar y dejar caer esta maldita mierda sobre mí. Dejándolo todo abierto, y después solo te vas para dejarme limpiando el desastre. De nuevo. Saldrás por esa maldita puerta con tu maldita conciencia limpia. Con tu corazón más ligero. Pero eso no pasará conmigo. Nunca lo hace. Estaré aquí con mis lágrimas, mis pañuelos, y mi jodida gata para hablarlo. Porque eso es justo lo que sucedería. —Cruzo mis brazos sobre mi pecho, la distancia emocional entre nosotros a kilómetros y kilómetros de distancia—. Pero si eso es lo que quieres, siéntete libre de contarme, Reed. Habla. Desperdicia tu aliento y solo jodidamente cuéntame, porque eso es lo que tú quieres. Porque a ti no te importa una mierda lo que es realmente lo mejor para mí… —Mi voz se entrecorta al final, pero sé en el fondo que es la verdad. Él será quien salga libre de esto, sin duda. Y la verdad a veces duele, y sus palabras lo harían, y no estoy dispuesta a ahogarme en la duda, en la realidad de lo que podría significar. Se estremece ante mi dura explosión, frotando sus manos sobre su pecho como si lo hubiera herido con mis palabras, pero asiente y se levanta para irse. Reed está casi en mi puerta cuando se voltea, sus ojos duros pero su rostro tan malditamente suave. —Hads, te entiendo. Lo hago. No te contaré hasta que lo necesites. Porque un día, tendrá que ser contado. Cuando doy vuelta a la cerradura, apoyo mi cabeza en la puerta y me golpea como una tonelada de ladrillos: cruzará el país para entrenar en Nueva Jersey cuando yo esté en Las Vegas para el juicio. Y ni siquiera cruza por mi mente quererlo junto a mí. Tal vez mi día no está arruinado. Recuesto la cabeza en la almohada, cierro los ojos, y me dispongo a dormir con mi pastilla aun sin tocar en mi mesita de noche.

Página

99

Y no sueño con malditamente nada.

Reed Me aferraba a Hadley. Adonde quiera que ella fuera, yo iba. No le daba la maldita opción de alejarme. Estaba ahí para las cosas pequeñas, las cosas grandes, todas ellas. Estaba ahí. No era una obligación; eso es lo que jodidamente me encanta de pasar tiempo con ella. Cuando cerró la puerta en mi rostro la noche antes de que me fuera, permanecí afuera viendo fijamente la maldita manija de metal y queriendo arrancar esa mierda pensando que era el final de nosotros de ser cualquier cosa. El final de todas las mierdas divertidas que hicimos, el final de la amistad que habíamos desarrollado, porque quise presionarla antes de que estuviera lista. Su rostro, su cuerpo, su voz, eran todo de piedra cuando soltó las palabras, y había hablado completamente en serio sobre no querer saber la verdad. Y lo entendí, lo comprendí. Yo quería liberarme, pero la heriría. De nuevo. Salí del avión al día siguiente aun pensando en lo que estábamos atravesando, encendí mi teléfono, y tenía un mensaje de texto de Hads esperándome. Diviértete, amigo.

Página

Estos veinte días pasaron tan lentamente como una jodida tortuga cruzando la calle, y era duro estar lejos de Hads, pero a diferencia de cada otra época lejos de ella, realmente nos comunicamos. Mensajes de texto que realmente son contestados, llamadas telefónicas que son respondidas, es algo nuevo para mí, y lo más impactante es que no solo yo inicio todo. Juro que por poco y me sorprendo cuando recibí un Face Time de su parte solo porque quería ver mi rostro mientras me contaba su broma del día. Por mi vida que no puedo recordar la maldita cosa, pero ver esa sonrisa tan brillante a través del teléfono, y escuchar esa maldita risa suya, es lo que amo. Lo que necesito. Es

100

Palabras simples y directas de su parte. Y supe que todo iría bien. Tal vez no de la forma en que yo quería, pero aprendí que algo es mejor que nada cuando se trata de Hads y de mí.

una nueva jodida sensación saltar como un marica cada vez que mi teléfono suena, pero reto a alguien a decírmelo en mi rostro. Pero con lo bueno viene lo malo, y ayer bien entrada la noche maldije la llamada que entró. Y no era de Hadley. No, esta era de Bash informándome que la basura de Bennett y la perra de Krystal querían retorcer a mi chica en el estrado y decirle la verdad, y sabía lo que tenía que hacerse. Si lo escuchaba en el estrado, no estaría bien. Si lo escucha de alguien que no sea yo, está jodidamente mal. Hads lo necesita de mí, no del imbécil de un abogado mientras se pone delante de Krystal para que pueda disfrutar de otro gramo de dolor de Hadley. Incluso si significa que no esté lista, porque es el momento de enfrentar la verdad, aunque eso signifique que Hadley no me mire de nuevo de la misma forma. Lo tomaré. Empaqué mi mierda y conseguí el primer vuelo a Las Vegas esta mañana e ignoré cada llamada telefónica de Daily o el presidente de MMPL, Jamie Black, por no estar en el campamento. No me importa una mierda lo que tengan que decir, o cuál va a ser mi sanción por no estar allí para la parte promocional de mi contrato para la lucha. No me harán arrepentirme. No me arrepentiré de ningún dinero perdido o gastado en Hadley. En lo más mínimo. Ciertamente, no vacilo ni un poco al abrir la puerta de la sala de audiencias ahora y no me arrepiento mientras me deslizo sobre el banco de madera en el pasillo detrás del padre de Hadley y Matt, mientras observan sin siquiera reconocer el más mínimo atisbo de que estoy aquí. El juicio sigue y sigue por lo que parecen horas. Los testigos suben al estrado y bajan como una puerta giratoria, todos diciendo cosas sobre lo que Bennett y Krystal hicieron o dijeron, dirigiéndose a lo que sucedió con Hadley. El reloj en la pared marca las cuatro de la tarde y el juez cierra la corte por el día. Mañana por la mañana, Hadley será la primera testigo en subir al estrado antes de que el estado apoye su caso contra ellos. Y sé por las horas en el teléfono con ella que está nerviosa como la mierda de enfrentarlos.

Página

Matt y William se acercan para hablar con el fiscal y estoy en la puerta, de espaldas, cuando Krystal se levanta, me mira con una jodida sonrisa en su feo rostro, agita su mano desagradable y me guiña un ojo. Piensa que romperá a

101

Tiene que estarlo.

Hadley. Piensa que no le diré la verdad, pero lo haré. Krystal piensa que tiene una carta más para jugar en este jodido juego que está jugando. Matt me vislumbra, esperando afuera de la puerta del testigo, y joder si su mirada pudiera matar entonces estaría muerto en el suelo, sangrando en este mismo lugar. —Reed, juro por Cristo que es mejor que no tengas ninguna idea en ese cerebro del tamaño de un guisante tuyo y jodas esto para ella —escupe Matt, sus dientes descubiertos hacia mí, y cada músculo en su cuerpo listo para derribarme. Levanto mis manos en señal de rendición. —Escucha, tengo que decirle algo a Hads, eso es todo. —Hazlo, entonces súbete a un maldito avión esta noche y no vuelvas. —Y con cada palabra que Matt dice, se acerca a mí, su nariz a centímetros de la mía cuando termina. William se para entre nosotros, su mano sobre el pecho de Matt, empujándolo más lejos de mí. —Hijo, cálmate ahora. No quiero quedarme más tiempo en este maldito estado, y lo haré si tu culo es arrestado por iniciar una pelea con él. —Se gira hacia mí con una tensión que desfigura su rostro—. Ahora, Reed, espero que le digas a mi niña lo que tienes que decir y que dejes que tome la decisión correcta después de eso. No la fuerces más de lo que has hecho. —Sí, señor. —Meto las manos en los bolsillos delanteros, agacho mi cabeza, al igual que hacía cuando el director de la escuela me regañaba.

Gus me da una mirada de satisfacción. Sí, contraté al hijo de perra para que velara por ella todo el tiempo que esté aquí, incluyendo estadía en la

Página

Está de vuelta.

102

La puerta del cuarto del testigo se abre y Hadley sale con Gus detrás de ella mientras mi mandíbula cae. La visión de Hads es un puñetazo en el maldito intestino. Es mi chica, mi Hads, y con su cabello rubio en su maldita cabeza, rizos cayendo, alrededor de su rostro, hace que mis ojos salten. El cabello rubio que no he visto en su maldita cabeza desde que la dejé dormida todos esos años atrás.

habitación de invitados en su casa. Estoy agradecido como el infierno de que se arreglaran por su cuenta, o habría sido otra mierda difícil con la que tratar. Pero lo habría hecho aunque no lo hubieran hecho. Es su seguridad lo que está en la parte superior de mi lista, y este lugar es como una maldita bola de demolición. Hadley mira alrededor y me distingue en segundos con su familia. Camina hacia nosotros, sus tacones tintineando en el piso emparejando el latido de mi maldito corazón. —¿Qué estás haciendo aquí? —Su voz chilla y su maldito labio está entre sus dientes. Pero no me enfoco en eso. Ella tiene toda esta mierda revoloteándole encima y el resto de Hads está vacilando, pero sus ojos… sus ojos me muestran que está jodidamente demasiado feliz de verme. Está concentrada en mí y solo en mí, incluso ignora la mirada amenazadora que me da su hermano. —Me gusta tu cabello. —Levanto mi mano y envuelvo mi dedo alrededor de un mechón perdido. Cambia su postura y su rostro se sonroja. —Gracias, pero ¿qué estás haciendo aquí? —Quería otra broma, esta vez en persona. —Claro —dice burlonamente. —¿La verdad? —Siempre. —No podría dejarte hacer esto sin mí. —Esa es una respuesta bastante simple, Reed. —Pregunta sencilla, Hads, pero necesito hablarte de algo antes de mañana.

—Si esto es sobre… —Pone su bolso delante de su cuerpo como si fuera un maldito escudo para la verdad, pero eso no la ayudará con esto.

Página

—No sobre algo que escuché hoy. Es hora de sacar la basura. Y antes de que empieces, es necesario.

103

—No puedo hablar de nada. Podría…

—Lo es. No quieres saberlo, y respeté esa mierda cuando me lo dijiste, pero si no te lo digo, mañana será una mierda para ti. Ahora cállate y ven conmigo. Podemos hacerlo en mi casa, pero prometo que tendrás a Gus de vuelta más tarde. O puedes decirle que venga a recogerte. Lo que quieras, pero esto debe ser dicho de una vez por todas. —No lo sé, quiero decir… Agarro su mano antes de que pueda protestar más, evito que Matt y William se interpongan en nuestro camino y la llevo a la todoterreno que alquilé para los próximos días. Gus se queda atrás y espera a que nos acomodemos en el auto antes de hablar con Hadley. —Iré a buscarte, lo juro, pero confía en mí, necesitas escucharlo. —¿Todo el mundo sabe lo que está pasando excepto yo? —Solo sé algo, Hadley, pero recuerda que te dije que nunca fue mi historia. —No me gusta, Gus. —Necesitas saberlo. ¿Prefieres escucharlo de Reed o de ellos? Porque eso es lo que va a pasar. Estaré en casa de Reed en dos horas, pero llámame si necesitas que te recoja antes de eso. Y no te preocupes, se lo diré a William y Matt. —Gus cierra la puerta y Hadley se encoje, cerrando los ojos y levantando los dedos hacia su boca. —Deja de masticarte las uñas, Hads. —Hace eso cuando está estresada. Quiero decirle que no debería preocuparse, pero debería. Hice cosas jodidas, escondí toda esta mierda. No quería que fuera así, aunque ella no lo quería antes. Pero no ahora, no le voy a dar más opciones de saber la verdad o no.

Página

104

—No puedo evitarlo. Vienes pavoneándote diciendo que cruzaste el maldito país en un vuelo por una maldita broma y llevarme lejos. Por no mencionar que Gus está como, “necesitas escuchar esto”. Esa es una receta para que mis nervios estén a flor de piel, Reed.

Las puertas de acero del ascensor se cierran y Hads no le quita los ojos, sin duda sabe que está atascada aquí hasta que se entere de todo. Pongo mi mano sobre su espalda baja, empujándola por la entrada de mi apartamento. —Te has metido en este lío para tenerme aquí, y aquí estoy. Así que habla — exige Hadley. Sus pasos están haciendo un agujero en mi piso y su maldito pulgar está en su boca todo el tiempo. —¿Quieres tomar algo? —Inclino la cabeza hacia la cocina y me retiro antes de que pueda contestarme. Abro una cerveza y le doy una botella de agua, comprando más tiempo para poder reunir el coraje y romper la maldita compuerta a lo grande. Hadley sigue paseando de un lado a otro mientras el sol se pone en la distancia y se refleja en su cabello. Hads bebe toda el agua en pocos segundos y comienza a despegar la etiqueta en la botella. —Por el amor de Dios, nena. Hazme un favor y siéntate, toma un respiro o algo, por favor. El movimiento que estás haciendo me está volviendo loco y está jodidamente mareándome. Hads suelta un bufido, pone los ojos en blanco, y cruza sus brazos. Pero se sienta en la silla que había movido hacia la ventana porque ella solía amar la vista cuando leía. Parece que fue décadas atrás cuando estuvimos aquí, felices y como una jodida pareja. Malditos errores. Hadley se da golpecitos en la muñeca, instándome a hablar. Un trago más de mi cerveza y arranco esa bandita. —Abierto y honesto ahora. En primer lugar, contraté a Gus para que te vigilara esta semana, pero él te iba a pedir que te quedaras con él de todos modos. Solo le estoy pagando por eso. Ella deja caer sus brazos y su rostro se eleva como si oliera algo podrido.

Página

—Nena, te amo, pero por el amor de Dios, no me interrumpas o voy a enloquecer. —Y es verdad. Mis malditos nervios están saliéndose de control. La ansiedad de preguntarme qué hará una vez que le diga esta mierda me hace enfermar—. Mierda. Hace tres años… Hads. ¡Joder! —Mi corazón palpita fuera

105

—Ya sabía que ese pedazo de…

de mi pecho y mi garganta lucha con mi cerebro para sacar las palabras. La jodida verdad me estrangula con cada mirada que me está dando—. Dejé embarazada a Krystal… no tengo ni idea de cómo. Usábamos preservativos todo el tiempo. Quiero decir que nunca lo hice… —Trato de escupirlo en un reguero de palabras, sintiendo que podría vomitar. Hads se hunde de vuelta en la silla y tiene una mano apretada en un puño sobre su corazón. —Reed, entiendo tu necesidad de contarme. Pero no quiero los detalles. He visto los vídeos, y esas imágenes están atascadas en mi cabeza y no quiero escuchar tus palabras reproduciéndose con ella. —Su voz tiembla. Me froto el cuello, mirando el brillo de las lágrimas sin caer en sus ojos. —Síp, está bien, lo siento pero tengo que terminar… Verás, ella vino tarde una noche cerca de un año después de que la conocí y dijo que estaba embarazada. Nena, estaba en shock. Es decir, esa mierda me asombró… no podía procesar lo que dijo Krystal, así que me fui antes de poder preguntarle. Era demasiado difícil respirar estando en la misma habitación que ella. No podía superar lo que dijo, y en todo lo que pensaba era en que no quería tener nada que ver con un bebé si no eras tú quien lo llevaba. Nuestro bebé. —Me ahogo con las palabras. Nuestro bebé que perdió y lloró mientras estaba follando a otra chica y haciendo uno.

Página

—¿Así que te casaste con ella? Pensaba… esperaba. Demonios, no lo sé. Pero Reed, le diste los votos que siempre pensé eran destinados para nosotros, incluso si no estábamos juntos. Nunca… —Hads mira hacia la distancia

106

—Instantes del futuro del que hablamos cruzaban por mi mente una y otra vez. Pensé que estabas fuera de mi vida para siempre. No es excusa para lo que hice, pero es la verdad. Siendo honesto con Dios, es la jodida verdad sacada de mi pecho. Y la única forma con la que pude superar cualquier maldita decepción fue tomar un jodido trago tras otro. Me emborraché. Quiero decir completamente, más mierda que la mierda. El resto de la noche está en blanco. Pero me desperté tarde y tenía un jodido anillo en el dedo. Y hasta este maldito día, no tengo idea de qué pasó. Todavía está muy borroso. —Hago contacto visual con Hads mientras sus ojos se llenan con más lágrimas no derramadas. Nuestra conexión se pierde cuando voltea la cabeza.

mientras parpadea una sola lágrima. Cae de sus ojos—. Hay más, lo sé, así que por favor solo termina con esto. Me muevo hacia ella, pero con una sacudida de su cabeza, me detiene de acercarme más. Hads no me quiere cerca. Sabía que tomaba una oportunidad, sabía que si salía, este amor que tenemos podría no ser suficiente para reparar el daño que hice. Y también sabía que puedes amar a alguien con todo en ti y jurar nunca lastimarlo y aun así hacerlo. Sabía eso porque repetí todas mis faltas. Hablo sin dejar de mirar a Hads. —Al día siguiente, Krystal me dio algunos detalles de cuando fuimos a la corte. Terminamos peleando y quería anularlo, pero sus ojos estaban rojos y fue demasiado para mí. Más que ella o tú o nosotros. Era por el bebé, ese bebé que no hizo nada ni pidió ser concebido. Ella tenía resaca, resaca y estaba embarazada y sabía que no podía alejarme. Si le hacía eso a mi bebé, ¿qué tipo de persona era? Por mucho que no quisiera tener nada que ver con el bebé la noche anterior, sabía que no era su culpa. La jodí. Hice que Laura investigara las leyes, y siempre y cuando estuviéramos casados hasta que el bebé naciera y yo estuviera en el certificado de nacimiento, era el padre legalmente y podía luchar por la custodia. Así que hice el juramento de que intentaría hacer lo mejor con la jodida situación. —¿Cómo podrías intentar hacerlo funcionar si nunca la besaste? A menos que fuera una mentira. —No fue una mentira, y aún nunca la he besado. No sé sobre la boda, pero en cualquier otro momento, mis labios nunca jodidamente tocaron los suyos. Solo quería hacer un hogar, un solo hogar, donde pudiera observarla para que no pudiera drogarse o beber, y después de que tuviera al bebé y fuera saludable, la iba a echar y tomar la custodia, porque aceptémoslo, no hay ni un hueso con instinto maternal en su cuerpo. Pero no importó. Nada de eso importó al final. Seis semanas después de que se enteró, Krystal tuvo un aborto y se terminó.

Página

—Eso era lo que estaba esperando antes de que te encontrara. —Esos jodidos nueve meses no los puedo recuperar, pero el día en que firmé el papel, seguía sin estar libre del agarre que Krystal tenía sobre mí. No lo entendía entonces…

107

—¿Cuándo te divorciaste?

pensé que sí, pero no. Es porque nunca fui de Krystal ni siquiera cuando estuvimos casados, ni siquiera cuando hicimos un niño, nunca tuvo nada mío. Siempre fui de Hads, siempre lo fui desde el primer minuto en el que la vi. Siempre lo seré. —¿Te tomó tanto tiempo? —La voz de Hadley es inexpresiva. Tan inexpresiva que cualquier emoción que tenga en su interior están encerradas, escondiéndose de mí. —No pensé… —Ese es siempre el problema, Reed. No piensas. No lo hiciste cuando te fuiste hace años, ni una vez cuando estabas persiguiendo tus sueños. Y definitivamente tampoco cuando regresaste, porque si hubiera sido así, habrías pensando en qué pasaría cuando me enterara por alguien más aparte de ti. —Por favor, nena, entiende esto. La jodí. Soy un jodido, es en lo que soy grandioso. Pero juro que no hay nada más oculto. Todo está aquí, no hay nada mío entre nosotros. Podríamos empezar de nuevo, de cero.

Página

—Cuando abría mi boca, siempre me acobardaba, luego con tu madre enferma nunca parecía ser el mejor momento. Me enteré que perdiste a nuestro bebé, y luego después de eso, con toda la mierda que pasó, no pude. No quería verte romperte más porque cuando te rompes, me mata. Quiero decir que te lo habría contado si no te hubieras enterado, pero no lo sé. No quería decepcionarte, y no quería ver tu rostro cuando te dijera que estaba casado. Especialmente la persona con la que estaba casado. Se supone que siempre debiste ser tú con quien me casaría, y arruiné eso. Siempre se suponía que fueras tú quien debería haber llevado mi apellido. Tú… tú se suponía que usaras un vestido blanco al caminar al altar de una iglesia, o en la maldita playa, o en donde sea que lo quisieras haber hecho. No se suponía que fuera yo con alguien que me arrepiento de conocer y no lo recuerdo. —Esos secretos que teníamos, que tuve controlados durante los últimos años entre nosotros,

108

—Dios, es como si todos esos meses que estuvimos juntos el año pasado… todo lo que me dijiste fueran mentiras. Tu boca estaba llena de puras mentiras. Aunque es gracioso, solo es una, pero es la única que realmente importó. ¿Alguna vez pensaste en decirme?

arruinaron lo que pudo haber sido, lo que realmente debería haber sido, porque estaba demasiado asustado de que me arruinara. Hads asiente, se levanta de la silla. Sus hombros tiemblan con cada lágrima que corre por su rostro. Da un pequeño paso lejos de mí. —Desearía que me hubieras dado la oportunidad de enterarme por ti, pero debería haberte preguntado cuando lo escuché. Seré poseedora de ese error, porque si lo hubiera hecho, quizás habríamos podido salvar algo. Cualquier cosa. Quizás. —Lo sé, nena. —Y demonios, lo sé siempre. Estamos separados solo por unos cuantos metros, pero podría haber sido por todo el planeta por lo lejana que es nuestra conexión. Nos quedamos callados por demasiado tiempo, demasiados perdidos en nuestros pensamientos de qué salió mal entre nosotros. Pero la respuesta está justo enfrente: nosotros somos lo que salió mal. Soy yo quien salió mal. Se enamoró de la persona equivocada, pero ese amor soportará lo que nosotros no. El rostro de Hadley está mojado y sus ojos están rojos por las lágrimas, lágrimas causadas por mi maldita verdad. —Estamos jodidos más allá de la reparación, lo entiendes, ¿verdad? —No tan jodidos para no poder superarlo. —Me muevo hacia ella y tomo su rostro entre mis manos, ignorando su estremecimiento por mi maldito toque, y le quito las lágrimas con el pulgar. En cuanto mis manos bajan, ella se quiebra, cayendo hacia mí. —Aún te amo, demasiado, Reed. A veces desearía no hacerlo, porque duele tanto. Amarte me lastima. Me mata. No está bien que estemos juntos, con todas esas cosas detrás, y las cosas que todavía están por delante. No somos lo suficientemente fuertes para superarlo, para seguir adelante juntos.

Página

—Nena, puede que no, pero nuestro amor es lo suficientemente fuerte. ¿No entiendes que si no fuera así, nuestro amor no seguiría aferrándose a nosotros? Porque, Hads, mi amor por ti crece cada maldito día mientras estás junto a mí, en mis brazos, o viviendo en una maldita jungla. De otra manera, no estaría allí.

109

Beso su frente y la rodeo con mis brazos.

—Ese es el punto, lo que teníamos no era, ni es, siquiera cerca de ser saludable. No es correcto amar tanto como lo hacíamos. O como lo haces. —¿Quién lo dice? —Yo, porque, Reed, ya no te necesito. Puedo sobrevivir sin ti ahora. Descubrí eso. —Nena… —Haré un intercambio con el maldito diablo para que ella esté conmigo, para que entienda lo que significa para mí, y para tenerla junto a mí por el resto de mi vida. —No, Reed, no puedo ir allí, no ahora, y quizás nunca. No estoy bien. Todavía tengo mierda en mi cabeza y no todo eso es tu culpa, pero aun así está allí. Es este estúpido agujero por el que caemos cada vez que decidimos regresar, y esta vez, ninguna píldora mágica estará allí para sacarme. »Soy diferente ahora. Estoy sola y aprendiendo cosas que no sabía, y no quiero comprometer eso por ninguna relación en este momento, ni siquiera contigo. Tú y yo sabemos que si empezamos esto de nuevo, estaré de vuelta en tu cama, en tu casa antes de que yo ponga un pie en un avión, y no quiero… Reed, no puedo hacer eso ahora, y tampoco puedo pedirte que me esperes para resolverlo todo, porque cuando termine de superar esta montaña de desastre, no estoy segura de quién estará al otro lado. —Hads, nena, podemos hacer esto juntos si le das una oportunidad. Podemos ir tan lento como quieras, tanto como lo necesites. Una simple sacudida de la cabeza de Hads y sé lo que dirá antes de que mi chica hable. Al menos eso no ha cambiado.

Página

—¿Por qué se siente como un adiós? —cuestiono, porque esto se siente como el maldito final del amor de Reed y Hadley. No la dejaré irse si es así, pero mi deseo de huir se hace más fuerte con cada golpe en mi pecho.

110

—No. Ya he aprendido la lección de usar gente para sentirme mejor varias veces, y en esta ocasión, voy a escuchar a mi cabeza. —Hads pasa sus dedos por mi cuello, se pone de puntillas y deposita un suave beso en mi mejilla. Su mandíbula está fija como su maldita mente cuando se trata de nosotros—. Te amo y eso nunca ha cambiado y nunca cambiará, pero no es suficiente para mí, no es suficiente para ti o para nosotros ahora mismo.

—Como dije cuando empezamos a hablar, quiero tu amistad ahora. Espero con interés nuestras conversaciones, pero necesitas decidir si realmente puedes manejar eso, y si no puedes, lo entiendo. Cualquier cosa que elijas, no es una despedida. Nunca será una despedida con nosotros. Verdaderamente eres una de las mejores partes de mí —declara pura y simplemente, sus palabras dejándome sin nada que decir. Nada para convencerla de que está equivocada. Nada para hacer que se quede. Una mierda de nadas. Hadley agarra su bolso, se detiene por un segundo, y con una sola mirada por encima de su hombro, Hads escapa. La puerta hace eco cuando la azota. Se fue de esta conversación con la maldita verdad, pero no conmigo. Yo, sin embargo, estoy muriendo. Dolorosamente. Cada respiración es una punzada contra mí. Cada momento aquí con mis pensamientos es agonía. Porque las palabras “ya no te necesito” permanece en el aire al igual que su esencia. Era lo único que quedaba. A lo único a lo que me aferraba cuando ella no estaba. Lo que quería, y lo que no puede ni me dará. Terminado. Acabado. Agotado. Toda mi jodida vida he luchado, robado, o arañado mi camino para conseguir lo que quería, y así lo he hecho. Nunca fue fácil, pero lo logré, lo hice. Nunca me eché atrás. Nunca me di vuelta. Y esas cosas… no me podían completar, solo pensaba que podían. La fuerte bofetada a mi rostro, lo único con lo que no puedo luchar o escabullirme, es mi chica. Porque no puedes robar algo que está jodidamente perdido para la persona que quiere tomarlo. Y no puedes luchar con alguien que ya ha abandonado la pelea.

Página

Me dejo caer en el sillón, todo mi cuerpo jodidamente blando, y la vergüenza de lo que hice, y la maldita decepción de Hadley, me llena. Es demasiado para lidiar ahora. Me pierdo en las distantes luces de Las Vegas y me pregunto qué

111

Todos estamos solo luchando para quedarnos.

puede hacerse para detener este desastre, para encontrar otro camino en el alma de Hads de nuevo. Me toma algunos minutos procesar el sonido de mi teléfono sonando una y otra vez, y aún más reunir la voluntad para moverme y contestarlo. —Laura, jodidamente no ahora. No me grites. Tenía que hacerse. —No llamo para eso, aunque tuve que despachar llamadas de toda la liga todo el maldito día. Quería ver cómo lo tomó Hadley. —¿Cómo lo sabías? —¿No siempre lo sé? ¿Cuándo es la boda? —No va a haber una. —¿Qué? No puede ser. ¿Le contaste todo? ¿Me refiero a la razón del por qué? Agarro fuerte mi teléfono y tengo la urgencia de meterme a través de este, solo para arrancarle el teléfono así deja de hablar. —Joder, Laura, tranquila. Tenías razón cuando me dijiste que ya era demasiado tarde. —Me encontré con silencio en su extremo, silencio de Laura, porque ella quería creer que un felices para siempre pasaría entre nosotros. Pensó que el amor podía ganar sobre todo. —Reed… —Escucha, voy a entrenar por un rato y luego voy a dormir. El juicio empieza temprano. —¿Aún vas a ir?

Página

112

—Sin duda. Puede que Hads ya no me necesite, pero eso no me ha detenido de jodidamente querer estar allí si ella lo está.

Capítulo 7

Hadley

N

o me gusta esta habitación oscura, fría y triste. No me gusta nada sobre este juzgado; es deprimente, asfixiante, y cargado.

Está empezando a no gustarme nada acerca de este espantoso estado. Tiene un hechizo sobre mí. Y no del bueno. Oré para que acepten el trato, cualquier trato si admitían lo que hicieron. Y no sé por qué me sorprende que Bennett y Entrepierna Podrida rompieran el acuerdo y tiraran los restos en el rostro de su abogado. Nunca harán nada para hacer la vida más fácil o correcta. Así que en su lugar, estoy lanzando una mirada asesina a una sola hoja de papel que me da un delito grave, pero con ello viene una buena oportunidad para atrapar a Bennett y Krystal por todo lo que hicieron. Así es como realmente prevalece el ojo de la justicia.

Página

Pero así es la vida, esa es la vida que escogí cuando hice estas cosas.

113

Pensar que desperté esta mañana con cierta satisfacción, lista para hacer frente al estrado, la cabeza en alto con alguna reivindicación, y equipada para responder las preguntas que iban a lanzarme. Porque nada se interponía entre las verdades de lo que realmente sucedió entre Entrepierna Podrida y Reed. Pero cuando entré en el edificio hoy y vi los rostros de aquellos involucrados en el caso, mi confianza se desvaneció mientras más me acercaba y supe que tenía otro golpe para saltar.

—Sra. Thomas, es mi deber informarle que no está obligada a proceder de esta manera. Sin embargo, si decide hacerlo y de acuerdo con este alegato 2, la defensa no tiene nada para utilizar a favor de que usted no sea acusada por su parte en lo que sucedió —me dice Peter, el fiscal auxiliar. —Gracias, entiendo. —Y lo hago. No significa que me guste o que lo quiera, pero lo entiendo. La puerta se abre, y mi papá se abre paso, su piel ruborizada mientras mira fijamente el documento del alegato. Tengo el bolígrafo en mi mano, preparado sobre el papel y lista para firmarlo. Apunta su dedo al rostro de Peter. —¿Ustedes imbéciles no pueden encontrar otra manera? Ustedes son los jodidos abogados. Encuentren otro camino. Esto va a arruinarla. Trabajar por la gente, mi maldito trasero. —Escupe sus palabras, rudas y abrasivas, todo su cuerpo ardiendo con su ira. El pobre Peter se encoge en su asiento, evitando la mirada de mi padre a toda costa. Si tan solo conociera a mi padre y lo que realmente podría hacer por mí. Pongo mi mano en el brazo de papá, mis ojos llenándose de lágrimas. —Papá, está bien. Realmente, lo está. No hay pena de cárcel, y mis citas con Graham cuentan como mi rehabilitación. Su rostro se suaviza en un instante. Me mira, sus ojos brillando, listos para derramar lágrimas por mí. Papá pone su gran mano en mi mejilla. —Pequeña, ¿sabes lo que significa eso? —Su voz es diez veces más suave conmigo que segundos antes, mientras saca el asiento a mi lado.

2

Alegato: En términos legales, hace referencia a cuando el acusado presenta una declaración de inocencia o culpabilidad.

Página

114

—Lo sé, papá. —Y chico, lo hago, este papel; un solo papel; sobre esta mesa de metal pondrá fin a todas mis posibilidades de ser enfermera otra vez, pondrá fin a mi oportunidad de trabajar en cualquier lugar excepto el negocio de mis padres. Porque tendré antecedentes, un jodido antecedente de delito grave en mi registro, uno que me seguirá por toda la vida en cualquier momento que alguien mire mi pasado. ¿Quién va a querer contratarme con esa enorme

mancha en mi registro? Sobredosis de drogas es una cosa, pero agrégalo a esto y es un desastre en la mezcla. Una elección, un giro, arruinó todo para mí. Se ha terminado. Mi título universitario no significa nada; mis horas gastadas haciendo lo que amo están finalizadas. Acabadas. Terminadas. El trabajo de mis sueños empacado. Tengo que ser dueña de todas mis consecuencias, buenas o malas, y esta es la peor. Me concentro en el papel que contiene una gran parte de mi futuro y lo firmo antes de tener más dudas. Esto es lo que merezco atravesar, lo que gané cuando le di la espalda al tipo equivocado de paraíso. Mi papi saca el bolígrafo de mi mano, me mete en su costado sin decir una sola palabra y me deja derramar mis lágrimas sobre su hombro. Sabe que nada se puede decir, nada se puede hacer para resolver esto. Ninguna cantidad de su dinero cambiará este resultado.

—Srta. Thomas, ¿es correcto que el día en que afirma que mis clientes la drogaron ya estaba en posesión de narcóticos y, de hecho, ya estaba usándolos? —Ajusta su corbata de doscientos dólares y me dirige una sonrisa de satisfacción.

Página

—Y usted no ha sido acusada, ¿correcto?

115

—Sí. —Coloco mis manos sobre mi regazo, mis hombros se cuadran, mi rostro relajado. Todo en el exterior grita confianza, pero mis entrañas están encogiéndose de miedo por estar en el banquillo con Bennett y Krystal a solo una corta distancia.

—No, eso no es correcto. Fui acusada y me declararon culpable de un delito grave. —Esta pequeña comadreja retrocede, y me da cierta satisfacción el que lo sorprendiera. Se agacha, sus costos zapatos brillando con las luces del techo. Bennett sostiene algo y el imbécil susurra en su oído con una actitud demasiado tranquila. Coloca una mano en el soporte de madera que esta frente a mí y junta sus cejas, estudiándome. —Srta. Thomas… Hadley. ¿Puedo llamarte así? La palabra “no” toca la punta de mi lengua, pero la retengo. Al juez no le gustaría esa parte arrogante de mí. —Sí, señor, puede hacerlo. —Así que, déjame ver si entiendo bien… Te enteraste del matrimonio entre el Sr. Collins y la Sra. Duncan la noche del ocho de diciembre, ¿correcto? —Sí, señor. La noche de la fiesta por el cinturón de Reed. —¿Y estabas en una relación con el Sr. Collins? —Sí. —¿Estabas enamorada de él? Peter grita “objeción”, solo para que el juez lo deje pasar. —Sí, lo estaba. —Lo estoy. —Así que, si estabas enamorada de él, ¿te dolió escuchar que se casó con alguien más? Mis hombros se hunden y muevo mis rodillas. Dolor no es necesariamente la palabra lo suficientemente fuerte como para describir cómo se sintió. —Correcto. —¿Esto es venganza sobre la Sra. Duncan porque se casó con el Sr. Collins?

Asiente, inspecciona un trozo de papel que sostiene y luego lo golpea.

Página

—No, no lo es. Esto me sucedió a mí.

116

Hago una mueca y niego con la cabeza. Desearía poder inventar eso.

—¿Es tu padre quien estuvo allí cuando capturaron al Sr. Norton y a la Sra. Duncan? Digo que no, al mismo tiempo que Peter se pone de pie y ruge una objeción. —Su Señoría, voy a llegar al punto en las siguientes preguntas —dice la delgada comadreja con un borde en sus palabras. —Lo permitiré por ahora, pero si siento que es irrelevante más tarde, lo haré quitar del registro. —Entiendo, su Señoría. Ahora, Hadley, ¿has admitido que tu padre no estaba allí cuando mis clientes fueron capturados? —No, estaba conmigo cuando llegó la policía. —Eso es interesante. ¿Estás segura de eso? —Levanta una ceja. —Sí, nunca se apartó de mi lado después de que desperté. —Bueno, parece que estás mintiendo bajo juramento, o alguien te ha estado mintiendo. Ahora, Hadley, eres adoptada, ¿es correcto? —Sí, señor. —¿Alguna vez has visto tu certificado de nacimiento, o alguna foto de cuando eras un bebé? —No, señor. No tengo ninguna foto, y no he visto mi certificado de nacimiento original, solamente el que dice que mis padres adoptivos son mis padres legales. —Mis entrañas son un desastre porque lo tienen… sé adónde se dirige con esto. Simplemente lo sé. Lo que sostiene en sus dedos larguiruchos es algo que nunca he tenido el impulso de averiguar.

Página

El fiscal se levanta y habla, pero sus palabras pasan por mí como el aire. Estoy trabada en los nombres del documento. Mis ojos son como un juego de ping pong mientras inspecciono la primera foto, luego la otra, luego de nuevo la primera. La necesidad de vomitar violentamente en el estrado viene con cada parpadeo de mi ojo.

117

—¿Así que nunca has visto esto? —Me entrega dos fotografías y mi antiguo y desgastado certificado de nacimiento original.

Justo aquí en letra negrita, en mis palmas temblorosas y sudorosas, está mi verdad. Ambas imágenes son claras como el día… son mis padres, los que solo me proveyeron su ADN. El nombre de mi padre está delante de mí en blanco y negro. Escaneo la fotografía de él sosteniéndome, y la otra foto con su mano sobre un vientre de la que debe ser mi madre. Se miran el uno al otro con amor en sus ojos. Devuelvo mi atención a los nombres. Los nombres de mis padres. Y los escalofríos recorren mi cuerpo como si acabara de entrar en el Ártico. Padre: Mark Thomas. Madre: Andrea Clark. Miro hacia la tribuna. Me dirijo al hombre que me crió, al padre que nunca me defraudó, mi papi que me ha tenido en sus brazos más veces que las que no, pero que ahora no es él. Está manchado, todo respecto a mi familia se siente destruido. Volado en pedazos, derrumbado en el suelo. Mi padre se pone de pie, su cuerpo entero arrugado, sus ojos tristes, rogando y suplicándome que entienda. Pero ¿entender qué? No puedo. No ahora. Mi vida es una mentira. Todo es una mentira. No fui elegida. No fui escogida. Solo no fui deseada.

Mis piernas se tambalean mientras me pongo de pie. Estoy mirando por encima del borde de mi agarre a la realidad, y con un empujón, o un solo salto

Página

Le doy un vistazo a Bennett; está allí sentado como si fuera Dios. Su rostro hostil, sádico y despiadado está feliz… esta extático. Krystal brilla, radiante de orgullo. Estoy dolida, adolorida una vez más debido a las manos de ambos, y aquí están absorbiendo mi miseria como si fuera la última gota de luz del sol.

118

Me giro hacia el juez y mi voz es tan ronca que apenas saco las palabras, tan bajas que no estoy segura de si me escucha cuando le pido un par de minutos. Pero lo hace, y con un asentimiento y una sincera mirada hacia mí, nos libera hasta mañana por la mañana.

esto podría causar un giro. La necesidad de escapar y salir de este lío supera mis sentidos. Evito todas las miradas, todas las palabras de la gente, y paso a través de las puertas de la sala, paso a través de las puertas del juzgado y salto al primer taxi que diviso. Todo antes de que alguien pueda seguirme, antes de que pueda concebir lo que sucedió, antes de que la negación venga a perseguirme.

No pensé que el impulso de mandar todo a la mierda de nuevo me llamaría de vuelta… pero lo hizo. Quería emborracharme hasta un estado de entumecimiento, aspirar ese polvo blanco, entrar en el estado de alta felicidad y olvidar. Quería volar por encima de todo lo que había descubierto. Pero por primera vez, la voz en mi cabeza, la buena voz, compensó lo malo, instándome a no usarlo. No podía ignorarla. O tal vez no quería ignorarla. Le he dado demasiado tiempo a Bennett y Krystal, demasiadas lágrimas, demasiado poder para darles eso. Es por eso que lo hicieron, es por eso que desenterraron la verdad sobre quién soy. Querían tener una oportunidad más para jugar conmigo, para disfrutar de este juego enfermo sobre mí. No podía dejar que eso sucediera. Era mejor que ellos. No sabían cuán lejos había llegado. Deslizo la llave en la cerradura. Ha estado en mi anillo sin usar hasta ahora. Estoy en el único y solitario lugar que sé que puede sacar la asfixiante agresión de mí sin aspirar polvo por mi nariz.

Página

Se fue cuando le dije que ya no lo necesitaba. No lo culpo. Dijo que se sentía como una despedida y lo fue. Las despedidas entre nosotros siempre son lentas, penetrantes y extremas. Debería haber dicho algo más, debería haberle dicho tantas cosas más, explicado que soy un complicado lío de emociones.

119

Mis esperanzas de que Reed esté aquí se van a la deriva con cada paso que doy más adentro. Está demasiado oscuro, y el gimnasio huele demasiado rancio, demasiado húmedo. Pero ¿por qué estaría aquí después de que me alejé de él ayer?

Todo el tiempo. Que cuando miro al hombre con el que voy a pasar mi vida, es a él con quien me veo envejecer… y que tiempo es lo que necesito ahora, tiempo y espacio a solas hasta que pueda ser la persona que siempre estuve destinada a hacer… la Hadley de quien estoy orgullosa. Después de las revelaciones de hoy, una diminuta parte de mí quiere decir joder, a la miera con mejorar por mi cuenta, porque la muleta que él me da es la solución rápida. Una solución fácil. Lo que no haría para que Reed envuelva sus brazos tatuados a mi alrededor, me proteja de todo lo demás, y me haga sentir segura, me diga que está bien, que soy querida. Me ayude a olvidar mi vida. Pero la vida no se trata de olvidar, se trata de vivir, incluso a través de lo malo. No puedo evitar volverme histérica. Todo mi trabajo fue para nada, porque si estoy mejor, ¿por qué me siento tan malditamente perdida?

Me siento en una banca frente a la jaula y pulso “repetir” en mi cabeza. Cada recuerdo, cada palabra hiriente que Mark me dijo desde que era joven, las miradas disgustadas que me daba cuando hacía algo que él no aprobaba, que fuera tan distante cada vez que estaba cerca de mí. Ni siquiera me dejaba abrazarlo… oh, Dios, Jaden es mi hermano. Joder. No puedo respirar. No puedo meter aire en mis pulmones.

Página

Me levanto de un salto y vuelvo al casillero de Reed, y después de un par de intentos fallidos en la cerradura, pongo mi fecha de cumpleaños, 0522, y se desbloquea. Me quito mi vestido y me pongo su vieja ropa sucia, aún tan maloliente y sudorosa como está, me da algo de la comodidad que necesito. Robo sus guantes rojos y empiezo a golpear el saco, golpeando en la forma en que Reed me mostró hace siglos. Con cada golpe al saco, me siento mejor, pero en el segundo en que me detengo para recuperar el aliento, las dudas, las verdades, me arrastran de nuevo, así que golpeo… peleo.

120

Esto no es lo que debería estar pasando cuando descubro quién es realmente mi padre.

Cuanto más pienso, cuanto más proceso todo, más rápido golpean mis brazos. Todo el sentido del tiempo se desvanece, cada centímetro de mi cuerpo cubierto de sudor. Mis músculos arden, pero insisto más, escapando por solo un poco más. Nunca quise entrenar con Reed. No veía el atractivo después de las primeras veces que vine aquí. Pero ahora entiendo por qué lo hace. El silencio que le da a mi cerebro es la única paz que he tenido en años. —¿Qué te hizo ese saco? Dejo caer mis brazos ante el sonido de su voz. Mis hombros se mueven en sintonía con el sonido de sus pasos acercándose a mí. Me giro y miro a Reed fijamente y el shock suena a través de mí. Esta aquí. Se había ido, y lo dejé ir. Me alejé cuando me dijo la verdad, porque mi frágil fuerza no está aquí. Pero él está aquí, de pie frente a mí. Solo por mí. Como ha estado todos los días desde que regresé. Porque me ama. Tengo la mirada fija en cada movimiento que hace Reed mientras camina hacia mí, sin mirarme al rostro en ningún momento. Agarra mis brazos y libera mis muñecas de las vendas. Reed está dándome el pequeño espacio que necesito, exactamente lo que le habría pedido que hiciera si hubiera hablado. Porque me conoce. Enlaza sus dedos con los míos, me tira en el banco, y se arrodilla, nunca soltando el agarre que quiero en la mano. Porque me entiende. —Mark es mi padre. —Echo humo. Decir las palabras en voz alta por primera vez no lo hace mejor, no me hace aceptarlo. —Lo sé, estaba ahí. Nena, joder, ¿qué puedo hacer? —Es objetivo conmigo.

Página

Atrae mi cabeza más cerca y mira mis ojos con furia, su rostro de piedra fría mientras busca señales en mí.

121

—Quería un subidón.

—No lo hice, sin embargo. Y te quería. Pensé que te habrías ido, y cuando no estuviste aquí, hice lo que te ayuda a calmarte. —¿Funcionó? —Un poco. —Bueno. ¿Quieres ir a casa de Gus? Solo advierto, tu papá está allí. —¿Cuál papá? Porque ahora tengo dos. Quiero decir, supongo que siempre los tuve, pero ahora sé quiénes son. Inclina su cabeza. —Nena. ¿Casa de Gus? —No, no quiero ir a ningún lugar donde estén ellos. No quiero verlos ni escuchar lo que quieran decirme. ¿Puedo quedarme en tu casa esta noche? — Pensé que entregarme de nuevo a Reed me rompería, pero no lo hace. Es mi vida, las cosas que hice, las que no me hacen bien, las cosas ocultas profundamente en las paredes de mi cerebro, y los secretos de todas las personas que amo. Esa es mi última costura para rasgarme. —¿Es lo que realmente quieres? —Sí. —Porque lo es. Una noche sin todo el mundo excepto Reed, una noche antes de que maneje las cosas. —Está bien. Vamos a cerrar y salir ahora. Te asearé y podemos pedir algo de comida.

Página

Me conduce escaleras arriba hasta su habitación, sus brazos la única razón por la que llegué tan lejos.

122

Reed me acompaña a subir las escaleras. No hablo, ni una mirada hacia él, mi boca sin abrirse un centímetro. No puedo. Después de la adrenalina de la sesión de ejercicio, me dejó agotada. Cada minuto que mantengo los ojos abiertos, la energía para tener una conversación disminuye.

—Quédate aquí, deja que te traiga algunas cosas, entonces te limpiaremos. Creo que dejaste algo de ropa en el armario. —Su rostro es demasiado suave, su voz demasiado alta. Ahora está preocupado. Todavía no le digo nada, solo dejo salir un pequeño lloriqueo, reconociéndolo antes de aterrizar en la cama que una vez compartimos. Sin importar cuán cansada esté, mi cuerpo lucha contra el sueño. —Hads, vamos a meterte aquí. —El grito en la voz de Reed resuena desde el baño. Me levanto lentamente y camino hacia él. Cruzo la puerta. Un leve escalofrío me impulsa a envolver mis brazos alrededor de mi cintura, pero me congelo a medio paso. Miro la bañera, llena de agua por completo, y a Reed parado a su lado con una pequeña sonrisa en el rostro. Pero mi concentración no está en él, ni en nada más que el agua. Y la sonrisa de Reed se desvanece y el tiempo gira y soy transportada al pasado a la bañera en la habitación del hotel. —No, no, no, no puedo. Por favor, no, ¡no puedo! No en bañera, no puedo, no, no, ¡no el agua! —Jadeo. Mi visión se pone borrosa a mi alrededor. El rostro de Reed ya no está frente a mí. Ahora es solo una enorme y borrosa burbuja. Mi corazón se acelera, mis piernas ya no pueden sostenerme, y me caigo, pero de alguna forma no golpeo el suelo. Sonidos… voces, entran en mi cabeza… las que sé que no están verdaderamente aquí. Imágenes de dos personas que desprecio están aquí, pero no pueden estar aquí, porque Bennett y Krystal están encerrados detrás de las barras que los rodean… aun así aquí están. Justo al lado de mi Reed, mi lugar seguro.

Página

Los escucho, los veo, los siento estallar en mi mente. Ambos me miran. Risas suenan en mi cabeza, salpicando… y lucho por respirar siquiera la cantidad más pequeña de oxígeno. Las drogas nunca dejan que los gritos dejen mis labios, los gritos para que Reed rompa la puerta y me salve. El agua gorgotea por mi nariz y azota mis pulmones. Ellos se alejan más y más de mí. Gritos de cada uno perduran en la habitación antes de que se vayan, cerrando la puerta de golpe sin una mirada hacia mi ser muriendo. Cierro mis ojos firmemente,

123

Arruinaron también este momento.

aceptando todo y dejo que mis últimos pensamientos de muerte se apoderen de mí.

El agua ya no me rodea, pero hay golpes firmes en mi pecho. Una boca pegada a la mía, una mano suave sostiene la mía, pero no muevo ni un músculo. No puedo responder. Estoy congelada desde la punta de los dedos hasta los pies. Mi cuerpo entero tiembla de adentro hacia fuera, pero no me está ayudando a despertar. Porque quiero quedarme en mi cabeza por un momento más antes de ver a mi creador, antes de que todo termine para mí.

La voz de Reed flota de nuevo hacia mis oídos, pero demasiado lejos para poder sostenerme, aunque lo suficiente para ahuyentar los fantasmas de Bennett y Krystal. Mi ropa es retirada, dedos peinan los nudos en mi cabello, pero no puedo aguantar más. Me alejo de nuevo. No estoy aquí. Mi realidad no es real. Es mental. Todo esto es mental.

Un beso suave en mi frente me hace parpadear y esos ojos color avellana que me dan seguridad son una vista bienvenida. Pero es la forma del destino de reírse de mí. Lo dejé con preguntas sin hacer. Ya no más volver atrás incluso cuando duermo, porque esta pesadilla es verdadera y genuina.

Página

124

Dedos acarician mi piel, la camisa está siendo retirada de mí, una suave y gruesa voz es la última cosa que registro antes que me sumerja… dejo que los insondables pensamientos corran en mi cabeza. Es demasiado pronto para que le encuentre sentido a algo antes de que la oscuridad vuelva a tomar el control y cierro mis ojos, apagando todo lo demás.

Reed Mis brazos están envueltos apretados como el demonio alrededor de Hads, y le hablo una y otra vez al oído diciéndole que estoy aquí. Horas parecen pasar antes de que su cuerpo deje de temblar contra el mío, y la lucha interna que está sosteniendo se aligere lo suficiente como para poder dormir. Me alejo suavemente. Miro fijamente el cuerpo de mi Hadley en posición fetal sobre mi cama. Su rostro sigue tenso… tiene líneas duras por todas partes y sé que no me mintió ayer. La mierda no está bien en su cabeza. Dejo la puerta abierta antes de bajar las escaleras. No sé a quién llamar o qué hacer. Pero después de esta ruptura, sé que su papá no es a quien debo llamar, y Courtney y James están a varios jodidos estados de distancia. Joder. Un fuerte golpe en la puerta principal detiene mi preocupación. Miro a través de la mirilla y mi cabeza choca contra la puerta. Él vendría aquí después de lo que ella descubrió. La ama a su manera. Algún vínculo de mierda. Es jodidamente infantil, pero no me gusta. Sin embargo, esta noche, tal vez ese vínculo pueda darle algo que yo no puedo. —Oye, Gus. Si estás buscando a Hads, está arriba durmiendo. —Dejo la puerta abierta para que pase. —Me imaginaba, pero quería decirle algo. —Adelante, le daré el mensaje. —Los hijos de perra hicieron una petición, una malditamente buena si puedo decirlo. —Levanta su cabeza con una sonrisa amarga. —¿Qué? Nunca lo harían. —No lo harían después de lo que le hicieron pasar hoy.

Página

—¿Qué carajos hiciste? —No debería preguntarle esto, pero necesito saber. Gus es quien se ensucia las manos en la empresa y siempre consigue algo de placer enfermo haciendo su propia justicia.

125

—Fácil. Lo harían si quisieran vivir. —Truena sus nudillos e incluso esos hijos de perra lucen brutales.

—Me cobré algunos favores de viejos amigos. Ambos recibieron una visita en detención. Solo digamos que les gustó más la oferta de la fiscalía que nuestra alternativa. —Y ninguna amenaza de Gus es a la ligera. —No, no lo hiciste. —Mi mente jodidamente baila con solo pensar en las cosas viles que fueron dichas. Y hechas. —Joder, sí. Debería haberlo hecho antes de que ella pasara por toda esa mierda, pero pensé que lo teníamos controlado. Infiernos, todavía puedo hacer que ellos lo hagan, después de la mierda que tiraron. —¿Averiguaste cómo es que ellos sabían y Bash no? —Ni jodida idea, pero voy a averiguarlo, puedes estar malditamente seguro. ¿Qué es…? El sonido de un horrible chillido reverbera a través de mi apartamento y me alejo antes de que tenga oportunidad de detenerse, subiendo los escalones de dos en dos para llegar a ella. Me deslizo contra la pared cuando la encuentro. Hadley está en la esquina de mi habitación. Sus manos dan golpecitos a su cuello, sudor cubre su rostro, y sus ojos azules jodidamente perfectos están vidriosos antes de cerrarlos fuertemente. Me arrodillo y me acerco gateando a ella. Mi estómago es una roca mientras paso mis dedos a través de los mechones de su cabello. La fuerza de su calor contra mí agudiza mi preocupación aún más. —Hads, nena, ¿despertarás por mí? Por favor, déjame ver esos hermosos ojos tuyos. Su barbilla tiembla mientras sus ojos se abren. No parpadea ni una sola vez, mirándome sin reconocerme. Su mente se ha ido por el desagüe. Ahora soy invisible para ella.

Página

—¿Era Bennett en esa cabeza tuya? —Dudo al preguntar. Debería haber sabido que la bañera era demasiado, debería haber jodidamente recordado dónde se encontraba cuando la encontramos.

126

Mi tacto nunca la deja, y mi voz es contenida mientras le digo “te amo” repetidamente. Un par de unos minutos malditamente largos pasan antes de que parpadee fuerte. Las arrugas sobre sus ojos se aligeran cuando su cerebro hace clic de nuevo y se concentra en mí.

Debería haberlo hecho. Podría haberlo hecho. Pero no lo hice. La historia de mi maldita vida. Se aleja de mí y se aclara la garganta. —Sí… El agua estaba tan alta, se mete en mi nariz y no puedo… sus ojos. Reed, por favor, haz que se vaya. Está en el fondo de mi mente y no se irá. Jamás se irá, nunca. Por favor, haz que me deje sola. Siempre está ahí, riéndose de mí, siempre riéndose. —La voz de Hads me suplica. Sus lágrimas fluyen como una maldita cascada por su rostro rígido. Sus manos cubren sus oídos, murmurándose a sí misma de sonidos que solo ella escucha. El rostro de Hads pierde toda expresión de nuevo y regresa a las nubes de su mente. Levanto la mirada y Gus está de pie en la puerta. Sus manos están empuñadas, agitándose a sus costados. Su jodido rostro refleja el mío, el maldito odio derramándose de nosotros hacia esos dos hijos de perras. Esos dos hijos de perra que le hicieron esto. No merecen respirar. No merecen una oportunidad de convertirse en mejores personas porque tomaron una pieza de mi mejor parte. Que se jodan. Coloco a Hadley contra mi pecho, acaricio su cabello y susurro sobre su cabeza: —Es su fin.

Página

No quiero admitirlo. No quiero verla de esta forma. Esto me afecta porque la amo mucho. Tenerla sufriendo así, me hiere como espinas incrustadas en mi alma. Hads necesita ayuda real, y ninguna cantidad de amor por ella va a lograr que el tormento que está pasando mejore. Ni siquiera un poco, pero estaré condenado si no le ayudo a encontrar a alguien que la pueda ayudar.

127

Gus me asiente ligeramente, otro chasquido de sus enormes nudillos. Esos hijos de perra pagarán lo que le hicieron a mi chica. Y no perderé ni una noche de sueño por eso.

Despierto con una luz brillando sobre mi rostro, un enorme retorcijón en el cuello, y la cabeza de Hads en mi regazo. Me inclino y todo lo que puedo ver de mi chica son las bolsas oscuras debajo de sus ojos. Luce como si hubiera estado diez rounds en el ring y hubiera perdido. —¿No dormiste? —Deslizo mi dedo por su rostro. Suelta un suspiro pesado, sentándose cuidadosamente. —No, anoche los sueños eran como películas en mi cabeza. —¿Ha ocurrido eso antes? —He tenidos sueños, pero nunca así, e incluso esos no han estado ahí por un tiempo. Tengo píldoras para los terrores nocturnos, pero están en casa de Gus. Debería haberlo pensado. Apoyo mi mano sobre la suya y la aprieto. —Hads, tenemos que hablar. Anoche me diste un susto de muerte. Nunca, quiero decir… tú así… tienes que hablar con alguien o pedir ayuda. —Lo sé Reed. Solo quiero ir a casa. Mierda, ¿qué hora es? Se suponía que estuviera en la corte a las ocho de la mañana. —Separa su mano de la mía. Mi teléfono está a mi lado. Tengo demasiadas llamadas perdidas y mensajes de personas que no podrían importarme menos. —Nena, son las once pero… Me tira al suelo, rueda fuera de mi dormitorio y vuela escaleras abajo antes de que pueda decirle sobre Gus.

—¿Qué?

Página

Se detiene, sin voltearse hacia mí. Su atención está en la vista exterior. Nada de ella se mueve mientras pregunta.

128

—Hadley —grito tras ella—. Hicieron un trato anoche. No hay más corte.

—Hicieron un trato. Gus se pasó por acá anoche y quería decírtelo él mismo, pero estabas… durmiendo. No estoy seguro cuánto tiempo obtuvieron, pero créeme, nunca tendrás que preocuparte por ellos. Sus hombros se relajan y escucho el maldito suspiro que deja salir. —Gracias a Jesús —susurra. Los segundos pasan a minutos antes de que vuelva a hablar. —Tengo que ir a casa de Gus, recoger mis cosas, y salir de esta maldita ciudad para nunca volver. Me acerco a ella. —Sabes que no es tan fácil. —Coloco mis brazos alrededor de su cintura y la acerco a mí, sosteniendo a Hads firmemente contra mi cuerpo. Sus respiraciones profundas se emparejan con las mías. Le toma un par de segundos antes de poner sus dedos sobre los míos y se relaja contra mí. Beso la cima de su cabeza y nunca rompo mi agarre de ella. Mis labios acarician su cuello, sintiendo el latido de su pulso.

Página

—Solo quiero ser fuerte de nuevo, ser normal y no verlo o escuchar su jodida voz cuando cierro los ojos. Reed, está ahí… cada vez que voy a la cama, sin importar lo que haga, está en mi corazón, en mi cabeza. A veces, solo por un segundo; otras veces, son horas o días. La cosa es que no quiero lástima de la gente… tu lástima, porque realmente soy feliz. Amo donde estoy ahora… la mayor parte del tiempo. Pero a veces se siente como si una banda elástica

129

»Nena, siempre te amaré, con locura… eso nunca se detendrá. Puedes tratar de alejarme, puedes tratar de huir de nuevo, pero necesitas saber que nunca se detendrá. Pero la mierda de anoche… eso va a volver a suceder. Es solo cuestión de tiempo para que algo más desencadene otro ataque. Y no puedo pelear eso por ti. Quisiera, nena, pero joder… no puedo. Si pudiera, juro que iniciaría un maldito motín para que te mejoraras. Pero solo tú puedes hacerlo. Necesitas ayuda. Ayuda real con jodidas personas que fueron a la escuela para esa mierda. Pero estaré a tu lado, de pie junto a ti viéndote luchar, cada jodido golpe que des. Porque, nena, no hay duda en mi maldita cabeza de que puedes vencer a golpes la mierda que está nublando tu mente. Solo tienes que hacerlo y querer hacerlo. —Tiene que lograr esto, grabarse en el cerebro que siempre estaré aquí.

estuviera alrededor de mí, y si alguien la toca, va a estallar. Voy a estallar. Anoche, después de que vi la bañera, esa banda hizo justo eso. Estaba viviendo esa noche de nuevo, pero esta vez fue mucho peor porque era consciente y no podía alejarme de eso. Ya no sé qué más hacer. Solo quiero volver a ser yo, Reed, eso es todo. —Que pasaras por esa mierda por la que tuviste que pasar, no puede ser cambiado o arreglado, pero tu futuro sí. No tiene que ser solitario o deprimente. Eso depende de ti. Tampoco hay una forma de evitarlo. No puedes desestimarlo… mejor hazte amiga de tus demonios porque estarán por siempre contigo. —Necesito ayuda, ayuda de verdad, y finalmente estoy lista para admitirlo. Volteo a Hads y mi mirada penetra en la suya. Espero las lágrimas en sus ojos como lo han estado tantas veces. Pero no están ahí. Ella lo entiende. Lo acepta. —Hads, dices que eres débil, pero se necesitan bolas de acero para admitir eso. Estaré ahí, lo prometo. La empujo hacia el sillón, la arrastro a mi regazo y abro mi computadora portátil en la mesa. —Bien, encontraremos juntos un lugar.

Dos horas después, el plan está hecho, se han hecho llamadas, y las cosas están en movimiento. Mi chica finalmente está durmiendo en mi sofá, con una de mis sábanas envolviéndola. El rostro de Hads y su cuerpo están mucho más relajados que anoche. Está contenta.

Todo se irá a la mierda menos Hads.

Yo: Estoy fuera de la pelea. Llama a Daily.

Página

A la mierda la pelea.

130

Sé lo que necesita hacerse. Lo correcto para ella y, a la larga, para nosotros. Juré que estaré ahí, y por una vez, mi chica va a ser la primera jodida elección que haga. Mi primera elección. Siempre deberá haberlo sido.

Laura: Como tu agente debería advertirte que esto es completamente estúpido y enormemente irresponsable, pero como tu amiga, ya era el maldito momento.

Cuatro días más tarde, nos vamos a una cabaña aislada en las montañas del norte de Georgia, la cual fue reestructurada para usarse como un pequeño centro de rehabilitación. Ella quería algo simple y callado y consiguió justo eso. —¿Estás lista, nena? —Estaciono mi auto y tomo la mano de Hads en la mía. —Si te dijera que no, ¿podría irme? —Haría cualquier cosa que me pidieras, pero irás a esta mierda. Su puerta se abre, terminando nuestra conversación. Hads me mira y luego de regreso al edificio. Su pecho se eleva cuando toma una respiración profunda y su garganta se mueve con cada trago. —Otra despedida. —Nunca, Reed, nunca. —Hadley envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y deja un beso suave en mi mejilla. —Ve, nena. Llámame cuando tengas tiempo, pero recuerda que esto es por ti.

Página

131

—Lo haré, gracias Reed. Significa el mundo tenerte a mi lado. —Desenvuelve sus brazos de mí, pero sostiene mi mano hasta que ya no puede hacerlo. Sale de mi auto. Con una larga mirada sobre su hombro y una simple jodida sonrisa que me patea en las bolas, entra en el lugar que jodidamente espero que le pueda mostrar cómo hacerle frente a la mierda que vive dentro de ella.

Capítulo 8

Hadley

T

iempo… Es gracioso, cuando lo quieres, no lo obtienes. Todo se mueve más rápido, rebasándote con un rastro de polvo. Pero cuando no lo quieres, tienes mucho. Segundos, minutos, horas se mueven al paso de un caracol. Y eso es lo que tengo ahora. Todo el tiempo del mundo. Atravesé esas puertas: arruinada, perdida y cobarde, queriendo encontrar otra versión, pero ¿cuántas versiones de mí misma podría recrear? La respuesta es ninguna, pero estoy ganando las herramientas para aprender a lidiar con el resultado de la versión que tengo.

Página

Aunque podría haber encontrado un nuevo doctor, Graham viene para mis reuniones privadas a diario. Me gusta cómo me presiona. Cómo no endulza las cosas para hacerlas más fáciles. Usé mi viaje a Colombia como terapia y lo fue, al menos en una pequeña parte. Me forzó a ver el panorama de cómo funcionaba el mundo. Pero volví, no del todo curada. Aún estaban presentes las viejas cicatrices y se hicieron nuevas. Era imprudente con mi salud mental y me lancé de vuelta a la vida cotidiana demasiado rápido, con demasiado miedo y demasiadas cosas sin resolver. Todo eso combinado no hizo más que provocar mi inevitable crisis.

132

Tres semanas de abrir cicatrices que cerré en mi cabeza, de encarar cosas que bloqueé, no siempre han sido recibidas con los brazos abiertos, pero con el crecimiento vino un nuevo entendimiento, una aceptación de lo que pasó viene cada vez que comparto.

Dos semanas aquí, después de muchas reuniones con diferentes terapeutas especializados, fui diagnosticada oficialmente con estrés postraumático. Algo que pensé que solo era para soldados que regresaban a casa después de la guerra, pero no solo son ellos. Puede pasarle a cualquiera. Tenemos un grupo aquí para nosotros, tres son soldados, dos son víctimas de violación, dos esposas maltratadas, y yo, todos lo compensan. Todos luchamos con ello de una u otra forma, y todos queremos esos demonios fuera, pero todos entendemos que se necesita tiempo, e incluso con eso, todos esos demonios siempre estarán allí; se trata de cómo aprendemos a lidiar con ellos y ya no dejarles dominar. Me entienden y los entiendo; hablamos de nuestros sentimientos, pensamientos, deseos… todo, incluso afuera de nuestros grupos.

Dejo mi última sesión de la noche y solo quiero tres cosas: una taza de té, mi llamada nocturna con Reed, y dormir. Graham y yo hemos trabajado con mis detonantes, lo que podría causarlos y qué puedo hacer para controlarlos cuando vengan. Porque nunca estaré cien por ciento curada de todas las cosas que me plagan. Pero siempre me cansa mental y físicamente cuando hablo de ellos o cuando tengo que lucharlos. El primer día trajo fotos de Bennett y Krystal que aceleraron mi corazón. En el segundo día hablamos de una de las cintas sexuales de Reed y me volvió loca, pero no porque sea un detonador, solo porque duele. Esta noche, sacó las armas fuertes mencionando una bañera y enloquecí. Pero con Graham presionando y sus consejos, ayudó a salirme de mi cabeza. “Mira algo, Hadley.

Canta una canción feliz, piensa en un buen momento, escoge una película y mírala en tu cabeza”. Me tomó mucho tiempo irme porque cada vez que pensaba en tiempos felices, involucraban a Reed, o a mi familia, y eso me provocaba hundirme más profundo en mi cabeza con agua a mi alrededor. Pero finalmente, saqué un pensamiento de Courtney y yo, ambas en primer año en la universidad, bailando en nuestro dormitorio cantando Mariah Carey desde lo profundo de nuestros pulmones. Y eso funcionó.

Página

El rostro de Graham cuando salí era algo que nunca pensé que vería. Estaba orgulloso, y nunca olvidaré lo que dijo al final de nuestra sesión.

133

Finalmente, fui capaz de vencerlo.

—Estás más allá… el dolor por el que pasaste no puede ser arreglado, pero si se puede arreglar cómo lidias con este. Y Hadley, lo estás haciendo y estás haciendo un muy buen trabajo.

Me desvío al patio y me sirvo una taza de té caliente y un par de personas de mi grupo están sentados afuera bebiendo café. —¿Puedes creer que mañana es día de familia? No puedo esperar para ver a mis hijos —dice Carol. —Solo mi hermana vendrá. —Me siento mal por Drew. Su padre y madre no lo aceptan después de que se metió en muchos problemas. —¿Qué hay de ti, Hadley? —No me emociona mucho. —Aquí no puedes esconder emociones si quieres sentirte mejor. Nada de meter mierda bajo la alfombra, así que dejé de hacerlo en mi segundo día. No quiero ver a mi papá, ni a Matt, o Mark. Para nada. Pero Graham sí que trajo el punto de que si tengo una crisis, al menos estoy aquí con personas que pueden ayudarme a salir. Así que es ahora o nunca.

—Hadley, ¿estás lista para hoy? —No —digo con una risa. —Habla de lo que quieras, y mira tus notas si te pierdes. —Entendido. —Mis rodillas tiemblan por su cuenta y me aferro a mis notas como un salvavidas. —Voy a ir por ellos y nos reuniremos, y después de eso, depende de ti si quieres hacer las otras actividades familiares con ellos.

Página

Mi padre viene primero, el hombre que siempre lucía bajo control. Solo que ahora luce perdido cuando me mira. Hace un movimiento hacia mí, pero Matt viene detrás de él y lo palmea en el hombro antes de correr a mí con un gran

134

—Entendido.

abrazo. Mis brazos no lo rodean. Solo lo deja pasar y se sienta junto a mí. Y por último, pero no menos importante, Mark, mi verdadero padre, entra dándome una sola mirada antes de sentarse en el lugar más lejano. ¿Sorprendente? No. ¿Me lastima? Sí. Graham se sienta en el lugar vacío a mi izquierda y nos habla. —Hadley ha estado trabajando mucho aquí, y uno de sus problemas es guardar sus sentimientos. Y para ser honestos con ustedes, ella no quería que vinieran, porque aún quiere guardarlos. Pero no lo hará. ¿Correcto? —Sí —contesto, doblando y desdoblando mis notas. —Estoy aquí como un punto en común, para estimular conversaciones que sean beneficiosas para ambas partes. Hadley ha escrito una carta que debería leer primero y entonces partiremos de allí. Bajo la mirada a mis papeles y nada sale de mi boca. Matt me codea una vez y ofrece una pequeña sonrisa. —Oh, mi turno. Está bien. »Querido papá: Mi dolor por los secretos que tuviste es profundo. Ni siquiera sé cómo decirte lo rota que me sentí al escucharlo de alguien que no fuiste tú, mi papi de quien siempre pensé que podía confiar para escuchar la verdad. Si me hubieras dicho antes, o hubieras querido mantenerlo en secreto, no importa porque ahora lo sé y no lo escuché de ti o incluso cuando mamá estaba viva. Quiero saber por qué lo mantuviste en secreto. »Matt: Mi hermano que siempre me apoyó. Me gusta pensar que no lo sabías, y que si lo sabías, me lo hubieras dicho. Pero pienso mucho en esa noche que te traje a casa y no dejabas de hablar de Mark y Andrea, y me pregunto si también me decepcionaste.

Graham mira a Matt.

Página

»Eso es todo, porque nada más es importante.

135

»Mark: Siempre he sabido que nunca me amaste, por cómo me mirabas y me hablabas mal, acepté eso hace mucho tiempo, pero que no me ames ahora me duele hasta el corazón. Soy tu hija, a quien se supone que ames incondicionalmente, y jamás tuve eso de ti, y quiero saber por qué.

—Probablemente tu respuesta será la más fácil. ¿Sabías la verdad? —No, no tenía idea. Estaba tan asombrado en la corte como tú, Hads. Aunque no estoy diciendo que si hubiera sabido te lo habría dicho. Pero, hermana, no tenía idea. —Gracias, hermano. —Y eso me hace sentir mejor. —Está bien, entonces, sé que las respuestas de William y Mark van de la mano. ¿Quién quiere responder? —Yo lo haré —se ofrece Mark—. En primer lugar, Hadley, estás equivocada. Te amé desde que lo descubrí, pero nunca fue fácil. Andrea y yo éramos novios desde la segundaria, y la amaba con locura. Descubrió que estaba embarazada cuando solo tenía quince años, y teníamos todas nuestras vidas por delante. Pero estábamos planeando quedarnos contigo todo el embarazo, aunque su familia odiaba la idea… que estuviéramos arruinando nuestras vidas, pero estábamos decididos a ser una familia. Cuando descubrió que eras una niña, fue ella quien te nombró Hadley, sabes. Pero cuando se acercó su fecha, se volvió más distante, nunca iba a la escuela. Y justo cuando naciste, algo en Andrea realmente cambió. Su padre le prohibió hablarnos y no creo que eso le ayudara. El día que fue dada de alta del hospital, terminé entrando por la fuerza a su casa y estábamos hablando de cómo Andrea cambió de opinión. Que te iban a dar en adopción. No lo entiendes Hadley, no podía dejar que eso pasara. Estaba tan impactado. Te amaba mucho, lo hacía. Lo hago. Esa noche fui a casa y le dije a mamá y papá que no podía criarte solo, pero la idea de no verte nunca, no podía manejarlo. Juntos, pensamos en un plan para mantenerte en la familia y criarte como uno de los suyos. De esa manera, podrías estar en nuestras vidas y tener una casa estable.

Página

Algo viene a mí. El dolor y la ira aumentan dentro de mí. Todas las situaciones en el pasado prueban que nunca seremos más que extraños que comparten un apellido y algunos genes.

136

»Pensé; pensamos; que esa era la situación ideal para todos. Y cuando Andrea firmó los papeles, se volvió inestable. La noche… que trató de matarse, me destrozó. Era mi jodido primer amor, y tuve un momento terrible entendiendo por qué te hizo eso a ti o a mí y exploté. Te vi entonces como el problema. Y por eso, lo siento.

—¿Lo sientes? ¿Realmente lo sientes por lo que hiciste? ¿Por actuar como si yo fuera una carga? Bueno, ¿sabes lo que no lo acepto? ¡Deberías haberlo intentado mejor! —Intenté ser un buen hermano mientras crecía, pero Matt y tú tenían su propio lazo y estaba celoso. Quiero decir, que mi propio maldito hermano tuviera una mejor relación contigo que yo. Y entonces cuando todo pasó con Reed y te rompiste… Fue como ver a Andrea otra vez. Estaba viviendo ese corazón roto otra vez. Y no soy lo suficientemente fuerte para verte atravesar eso como ella lo hizo. —Fuerte o no, deberías haberlo hecho. —Me volteo hacia Graham—. ¿Puedo acabar ahora? Lo que necesitaba escuchar, lo hice, y esto no va a ir a ningún lado excepto que termine enojándome más con él. —No, Hadley, por favor, también quiero hacer las paces —dice mi papá. —¿Por qué no? —me burlo, cruzando mis brazos. Conseguí lo que quería. Las respuestas de él son suficientes. —Hice lo que hice para protegerte. Tu madre y yo seguimos la salud de Andrea después de que naciste y no estuvo lo suficientemente estable por un largo tiempo para estar cerca de ti. Luego, mientras crecías y Andrea nunca volvió, tu madre y yo nos volvimos demasiado nerviosos sobre lo que pensarías de la verdad. Queríamos decírtelo juntos antes de que muriera, pero ella me suplicó no hacerlo. Tu madre no quería que la odiaras antes de que muriera.

Página

Graham palmea mi hombro.

137

—Nunca podría odiarlos a ti o a ella. Solo quería amor de mi “hermano”. Eso es lo que realmente duele de todo. Solo quería la verdad. Y escucharla de las personas que querían que yo muriera, Dios. —Mis dedos comienzan a cosquillear, bajando por mis manos, y me toma un segundo calmar mis pensamientos—. Eso apestó. Desearía que las cosas fueran diferentes ahora. Pero no lo son. Solo… no puedo seguir con eso ahora mismo. —Pasaré por esto, lo haremos. Un día, la picadura no dolerá tanto; un día, miraré hacia atrás después de que este tiempo se haya desvanecido y entendido, pero ahora mismo no lo es, y no lo será por un tiempo.

—Bueno, creo que es un buen punto para detenernos todos. Cuando Hadley se vaya de aquí la próxima semana, me gustaría tener más tiempo de grupo familiar. Creo que será mejor para todos. Todos están de acuerdo antes de que Matt venga y me de un gran abrazo. Esta vez se lo regreso. —Vamos, algunas personas están aquí para ti. —Me guía fuera de la habitación. —¿Qué? Oh, Dios. —Mis manos se apresuran a mi boca. Court viene hacia mí y me envuelve en sus brazos. —¿Creíste que no vendría? Calla todo ese desastre ahora. James, Lance, Gus, e incluso Bash están todos aquí y eso me sorprende más. La pelea de Reed es esta noche y vinieron aquí en vez de ir a verlo. —¡Estoy sorprendida! Chicos. —Cállate, pequeña Hads. Muéstrame este lugar —interrumpe Gus, jalándome de Courtney y envolviéndome en un gran abrazo de oso.

Les muestro los alrededores por un par de horas desde la piscina, las canchas de tenis, el lago, a los senderos por los que corro diariamente. Y les presento a todos los amigos que he hecho aquí. Terminamos en el muelle riéndonos por nada, cualquier cosa, y todo. Después del tiempo que pasé con Mark y mi papá, necesito que este día termine de esta forma. Necesito sus sonrisas amigables, las bromas, la familiaridad de ellos, pero no con la pesadez que tuve persistiendo por las pasadas semanas.

Página

—De ninguna manera —me susurro. Está aquí, en carne y hueso. Debería estar en Jersey listo para pelear en unas horas. Pero no lo está. Porque Reed está aquí.

138

Me estoy riendo tan fuerte de la imitación que hace Bash de Gus cuando se despierta que no noto que todos están en silencio, hasta que Gus golpea mi brazo y levanta su cabeza hacia el comienzo del camino. La sensación, mi sensación de Reed me golpea hasta los huesos.

Santas bolas de mierda, ¡Reed está aquí! Todos mis amigos se difuminan a mi alrededor mientras despego corriendo por el muelle. Cada vez que mis pies golpean la madera, rechina por la presión. Salto en él, envolviendo mis brazos fuertemente alrededor de su cuello. —Reed… ¿Qué…? Quiero decir, la pelea… No. Presiona su dedo en mi boca, callándome. —Vayamos por aquí un rato, alejémonos de los ojos entrometidos. —Reed asiente a todos nuestros amigos mientras me baja y enlaza sus dedos a través de los míos. Pero no miro detrás de mí, temerosa de que si me giro Reed desaparecerá en una nube de humo. Todavía no puedo comprender que estoy tocando a Reed, que estoy aspirándolo. —¿Por qué no viniste con el grupo? —Necesitabas tiempo con ellos. Sabía que no pasaría tiempo con ellos si estaba aquí, porque lo sabe todo. Maldito Reed, está haciendo que mi corazón crezca incluso más por él. Mano a mano caminamos por el único sendero boscoso que nunca he explorado antes. Ambos desaceleramos cuando un edificio de vidrio llega a la vista. Suelto su mano. Mi ritmo se acelera cuando veo lo que hay dentro. Giro el pomo y la manija se mueve, empujo duro y la puerta se abre. Me quedo sorprendida por el hermoso trabajo que es esto. La clase de recuerdos que han sido creados en esta capilla deben ser asombrosos. Vidrios del suelo al techo me proveen varios ángulos y vistas del exterior. Puedo ver el sol poniéndose a través de la ventana posterior. Brilla en la distancia justo en la cima de un viejo cruce al final. Camino por el pasillo y arrastro mis dedos por cada uno de los oscuros, bancos de madera.

Página

—Graham me dijo que debería llevarte por este camino cuando me aparecí, pero no, no sabía que esta era la razón. Pero debo jo… mier… Tenías razón todas esas veces. Sí maldigo mucho si no puedo parecer hacerlo en una iglesia. —Reed se ríe ligeramente, su mano frotando la parte posterior de su cuello—. Es perfecto para lo que quiero decirte.

139

—Reed, ¿sabías que esto estaba aquí?

Agarra mi mano otra vez y me pone en el centro del edificio. Su mirada nunca deja la mía, como si pudiera importarle menos que estamos en la iglesia más hermosa alguna vez creada porque soy su centro. —Nena, nunca te puse primero. Dije que lo haría antes y aun así no lo hice. Así que ahora lo estoy haciendo. Respiro profundamente y todos mis pensamientos, todas las profundas y conmovedoras dudas de hacer esto por mi cuenta, desaparecen porque incluso sin que él estuviera conmigo físicamente, ha estado ahí para mí cuando realmente cuenta. Siempre responde su teléfono cuando lo necesito, escucha mis dudas, me empuja cuando no quiero seguir más, y ¿no es eso parte de cómo funciona una relación, una parte de lo que realmente se trata el amor? ¿Tener a alguien que te atrape cuando caes, ser capaz de apoyarte en alguien cuando no quieres moverte? La vida sigue, nos empuja hacia adelante. Ya no puedo seguir amándolo con un pie fuera de la puerta. No puedo seguir corriendo en círculos solo para terminar en el mismo punto. No es justo para él o para mí. Porque el pasado… es solo eso, el pasado, y que Reed abandonara la pelea por mí es parte del futuro. Nuestro. —No tenías que perdértela. La pelea, sabes. Habría entendido. —Lo sé, nena, lo habrías hecho, y es por eso que te amo, pero tenía que hacerlo. Me necesitabas aquí. Necesitaba estar aquí. Para ti. —Estás en esto para siempre. Quiero decir para nosotros, ¿cierto? —Mis ojos buscan los suyos por una pizca de duda. —Síp, completamente. Viste mis cartas y estoy apostando por nosotros. —Está parado aquí, con los brazos abiertos, esperando que haga mi movimiento.

—Lo sé. —Podría nunca estarlo. Tienes que aceptar este desastre en el que estoy.

Página

—No estoy del todo mejor todavía.

140

Doy el primer paso para cerrar la distancia física y emocional entre nosotros, y su rostro se ilumina. Esos malditos ojos avellana brillan solo por mí. Disparan a través del corazón, soy un fracaso total. Siempre fui un fracaso cuando se trataba de él.

—Lo hago. —Te amo. —También te amo, nena. Con locura. Sé que estás asustada de volver a caer y lo entiendo ahora. Iremos lento, citas y mier… cosas. Hasta que estés lista. Ahora generalmente no te preguntaría, pero estando en una iglesia y todo se siente como que debería. ¿Puedo jodi… benditamente besarte ahora? Y antes de que tenga la oportunidad de responderle, los labios de Reed están aferrados en los míos, dándole a Dios un espectáculo totalmente inapropiado de nuestro afecto. Y no tengo una pizca de culpa por eso. Sé que este no es el fin de los problemas que estoy luchando, y no es el último de nuestros problemas juntos, pero es el comienzo de mi nuevo capítulo, y voy a escribir cada palabra de ello. Y no siempre va a ser suave, o feliz, o fácil. Estoy segura de que más lágrimas serán derramadas, y será más complicado que nunca antes. Pero ¿no es esa la vida? Es un gran, hermoso desastre. Realmente, todos estamos luchando por sobrevivir a esta. De una forma u otra. Esta cosa llamada vida. Voy a montar nuestro viaje hasta el final. Sin importar qué.

Página

Gus hizo su trabajo y Bennett y Krystal desaparecieron hace tiempo. No sé cómo o qué hizo, pero Bennett ya no respira, y después de eso, Krystal comenzó a confesar otras cosas que hizo, lo cual añadió otros veinte años a su sentencia de doce años por lo que le hizo a Hadley. Cuando le dijimos a Hadley, dijo una sola palabra: “Bien”. Y esa fue la última vez que hablamos

141

Reed

sobre el tema. Sé que habló con Graham, pero no me dijo nada más. Sí note la última vez que la recogí, su frasco de píldoras para dormir no ha sido rellenado desde entonces. Levanto la mano para llamar a su puerta para otra cita. Ha habido bolos, películas, café, las cosas normales que hacen las nuevas parejas. Hads incluso estableció una regla de vernos solo de tres a cuatro veces por semana y ni un día extra. Dijo que es para no escudarse en nada más mientras está mejorando. Lo que jodidamente diga, porque cada maldito día que estoy con ella lo tomaré. No estamos de vuelta donde lo dejamos, pero solo porque ella es más fuerte. Y jodidamente me encanta esa mierda, pero me está matando contener nuestros jodidos besos cuando la dejo en su puerta. Quiero empujarla a través de la maldita cosa y volverme loco. Pero hay que hacerlo. Tenemos que conocernos no como amigos, no como amantes, sino como novio y novia. No significa que mis bolas no duelan cada vez que estoy jodidamente cerca de ella. ¿A quién carajos engaño cada vez que pienso en ella? Hads abre la puerta en nada más que una jodida toalla, su cabello chorreando, y sin una pizca de maquillaje. Y no puedo jodidamente hablar. Mis ojos se deslizan por su cuerpo, su jodido cuerpo que no he visto desnudo, tocado, o besado en siglos. —¿No recibiste mi mensaje? Está hablando, pero parece que no puedo comprender ninguna palabra. Jesucristo, mi chica está desnuda… un rápido tirón a la toalla y estaremos en el piso.

Estaremos en el piso. —Reed, ¿el mensaje de texto?

Página

Lucy sale de entre las piernas de Hads para atacarme, pero en el proceso, Hads pierde el agarre de su toalla y esta cae al suelo. Jodidamente demasiado rápido para agarrarla, pero cae en cámara lenta para mí. Mi jodido sueño

142

—Nop. —¿A quién le importa un maldito mensaje de texto o una jodida llamada telefónica cuando las malditas gotas de agua comienzan a deslizarse por sus piernas? A mí no, eso es seguro. Mataría por ser esa gota en este momento, destriparía a un perra por ser esa maldita toalla.

húmedo, de verdad, cada sueño sobre Hads está parado frente a mí ahora. Al carajo mi vida. Hadley habla más y doy un par de vistazos a su boca, pero todavía no estoy escuchando una maldita cosa de lo que está diciendo. Tampoco hace ningún movimiento para recoger su maldita toalla del suelo. Sus jodidas tetas enormes están exhibidas para mí. Mi polla se pone dura en mis pantalones, estirándose contra la cremallera. Es como si supiera adónde pertenece. En qué puerta debería estar, y ¿adónde está corriendo toda mi sangre? Porque ciertamente no a mi cerebro. Debe ser la razón por la que mis pies van hacia Hads ahora. Porque no hay otra razón por la que esté a solo unos pasos de ella en este momento. No hay otra razón por la cual mis brazos acerquen su cuerpo desnudo contra el mío. No hay otra razón por la cual mis labios están devorando los suyos. Pero todo esto está sucediendo y Hads no me está empujando. De hecho, se está abriendo para mí. La agarro del culo y la levanto, sus piernas envueltas alrededor de mí, nuestros labios sin perder el contacto. La empujo contra la pared, sus dedos ardiendo por quitarme la camisa. Y así mi mente vuelve a tener el control. Separo los labios. —Nena, lo siento, pero si no te detienes, no podré detenerme. Mi resolución se quedó fuera de esa maldita puerta cuando la abriste en esa jodida toalla. Si quieres esto, estoy dentro, si no, tenemos que detenernos. Uno pensaría que hablaría conmigo. Tenía tantas palabras tan solo minutos atrás, pero lo único que hace es tomar los bordes de mi camisa y jalarla sobre mi cabeza. —Hads, necesito palabras. Necesito escucharte decirlo.

—Nena, ni siquiera me digas esa mierda. —Bueno, llévame a la cama, nene.

Página

Gruño, un jodido gruñido al pensar en otro hijo de perra.

143

—Señor, ayúdame Reed, si no me llevas a mi cama y me tumbas en las sábanas y me follas hasta que no sienta mis piernas, voy a encontrar a alguien que pueda.

—Con jodido placer. Llego parcialmente corriendo a su dormitorio. La dejo caer sobre la cama, sus malditas tetas rebotan llamándome a que las tome. —Una vez más Hads, ¿segura? —Reed, cállate, sí estoy segura. Esto es lo que quiero. Mi boca se adhiere a su pezón. Hago girar mi lengua alrededor de este. Hads gime, llenando mis oídos, y nuestras caderas chocan contra las del otro. La urgencia de llenarla me consume. Ni siquiera le doy la opción de quitarme los pantalones porque ya lo estoy haciendo. Mi cuerpo está encima de ella, piel contra piel ahora. Mis labios bajan por su cuello, sus piernas bien abiertas para mí, esperándome. Miro su rostro y veo algo que no he visto en mucho tiempo. Deseo. Nuestros besos al final de nuestras citas subían de tono, pero nada como esto. Está bien abierta para mí, y no son solo sus malditas piernas, sino su maldito corazón, su mente, su jodida alma, porque hacer esto ahora significa que confía en mí. Confía en mí completamente. Una vez más, y ese es un regalo que nunca daré por sentado. Me introduzco en ella, rápido, veloz, y tan jodidamente duro. Mi cuerpo está ardiendo, y si Dios hace que muera, moriría como un hombre feliz. Sus caderas se encuentran con las mías, sus uñas se entierran en mi espalda. —Mierda, Hads, juro que esta es mi jodida casa. Eres mi jodida casa.

Página

Golpeo mi nariz, solo para que otra cosquilla le siga. Golpeo de nuevo, esta vez agarrando un dedo.

144

Sus piernas se envuelven alrededor de mi espalda y voy más profundo de lo que pensé que podría. Una lágrima cae del lado del rostro de Hads y ralentizamos nuestros movimientos, tomándonos unos últimos segundos antes de explotar juntos.

—Tienes que ser rápida para llegar a mí. —Mi voz es profunda y seca, pero no detiene que la comisura de mi boca se arquee, pero mis ojos permanecen cerrados. —Vas a tragarte eso, grábate mis palabras, un día voy a lograrlo. —Hadley coloca un beso en el centro de mi pecho. —Un día que no es hoy. —Abro mis ojos, más tranquilo y relajado de lo que me he sentido en, bueno, nunca. Hadley apoya su rostro bajo su brazo, sus ojos brillan tan jodidamente relucientes. —Entonces ¿recuerdas todas esas veces que me llamaste cuando me fui? —¿Quieres decir cuando casi me volví loco? Sí, lo recuerdo. —Tenía este teléfono al que enviaba todos tus contactos. —Eres una mujer astuta. —Lo soy, de todos modos. Lo tiré ayer. —Oh, ¿sí? —Porque no necesito escuchar cuánto me quieres de vuelta porque me tienes. —Oh, ¿sí? —Lo bueno es que en la mayoría estaba marcando borracho, pero en algunas puse mucho esfuerzo. No me refiero a la mierda de poesía, pero fui muy profundo. Pero ella tiene razón. La tengo. —Hagamos algo divertido y montemos algo con cuatro ruedas hoy, ensuciémonos y divirtámonos. —Oh, ¿sí? —Síp, he ido unas cuantas veces con cómo sea que Matt la llame… Es divertido.

—Oh. ¿sí?

Página

—Y un día quiero mudarme lejos de la ciudad, no tan lejos que tarde horas en llegar al centro comercial, pero lo suficientemente lejos como para tener tierra para tener más perros, y no vecinos.

145

—Oh, ¿sí?

—¿Vas a decir algo más que “oh, sí!”? —Nop, podrías pedirme que gire y ladre ahora mismo porque tu teta está en mi pecho y es todo en lo que puedo pensar. Un golpe en mi pecho y la risa de Hads lo hace aún peor porque ahora sus tetas se mueven. —Siempre con tu polla, sabes que vamos a hacerlo al menos dos veces más antes de que dejemos esta cama. —Lo sé. —Sabes que esto no significa que me voy a mudar contigo. —Lo sé. —Y sabes, mi regla de vernos cualquier otra noche sigue en pie. —Lo sé. —¿Reed? —¿Sí, Hads? —¿Sabes que te amo y esta vez es para siempre? Mi jodido rostro se va a romper si sigo manteniendo esta maldita sonrisa. —Eso es jodidamente correcto. Para siempre, como si le diera cualquier otra opción para esa mierda.

Página

146

Ella es eso. Para siempre y jodidamente por siempre. Con Locura. Dos caras de una misma moneda y todo ese lío. Desnuda, sin tetas, ropa, sucia, maloliente, ella es eso. Solo estamos luchando para sobrevivir en la vida y hacerlo al lado del otro.

Página

147

Luchando para sobrevivir

L

os días de preguntarme si Reed estará en mi vida, en mi corazón, se han ido hace mucho tiempo. Lo está. Tenía solo diecinueve años, joven, segundo año en la universidad, nunca supe lo que era el amor, cuando lo conocí. Recuerdo el momento exacto en que las mariposas entraron en mi estómago por primera vez. Y cada una de las veces después de esa revolotean solo cuando pensaba en él. El primer beso, la primera cita, la primera pelea, lo recuerdo todo. Soñaba despierta por horas, en clase, en el trabajo, en cualquier lugar sobre cómo sería nuestro futuro. Esas ideas eran llenadas con nada de angustia, nada de peleas, ningunas otras personas compartiendo nuestro mal porque nadie podía derrumbarnos. Éramos fuertes y herméticos, y lo que teníamos era intangible para los otros a nuestro alrededor. Invencible. Cuando recostaba mi cabeza en las noches, cerrar mis ojos y quedarme dormida nunca venía lento porque mi vida era mejor que cualquier cosa con la que pudieran salir mis sueños más salvajes, porque él era mi mundo, yo giraba alrededor de él. Él giraba a mi alrededor. Reed era rudo en todos sus bordes, y lo contrario a mis prepotentes novios de secundaria en todos los sentidos. Sus tatuajes, su vida creciente, su elección de carrera, todo increíblemente diferente. Pero nunca me importó. Ni siquiera me importaba cuando se trataba de él. Sacaba las reglas por la ventana con cada toque que compartía, con cada sonrisa que me daba, con cada mirada anhelante que ofrecía. Lo amaba. Me amaba.

Página

Entonces la vida se metió en el camino, y ese mismo amor que me tenía volando me aplastó en el suelo. Después, cuando estuvimos lejos, perdidos para el otro, pensé que nunca regresaríamos, que nunca seríamos una unidad de nuevo. Los giros y vueltas de nuestras vidas nos cambiaron en una forma que no vi venir, porque ambos íbamos a ciento cuarenta kilómetros por hora

148

Nos amábamos uno al otro. Sin razón.

en direcciones opuestas y sin forma de parar. Pero lo hicimos, o lo hice. Choqué de lleno con la pared sin frenos. Derrumbada en el piso en los escombros de verdades sin decir. Nada quedó de los sueños de nuestro futuro que había imaginado en mis días de juventud e ingenuidad, porque conocí la tragedia, conocí el dolor, conocí lo que la pérdida significa realmente. Pero nuestro amor nunca murió, solo creció. Cada día que iba y venía, Reed no se paraba ni delante ni detrás de mí, sino justo a mi lado mientras recogía las piezas para completarme de nuevo. Algunas de esas piezas que recogí fueron por él, otras fueron por mí. Algunas fueron por influencias externas. Aun así me aceptó por todas las cosas que odiaba más. Y yo caí más profundo. Porque me amaba, por mí. Y yo lo amé. De nuevo. Sin pensar. Ambos sabíamos que las cosas fueron terriblemente mal, y estábamos determinados a cambiar cómo se desarrollaba nuestro destino. Solo que el destino no funciona de esa manera. No te puedes meterte con este, no puedes virar de su camino sin que regrese para mostrarte quién es el jefe. Ahora, dos años después, con mi amor por él aun enhebrado en cada parte de mi ser, el destino muestra respaldo riendo, burlándose de nosotros con cada giro que realizo. Me quedo viendo esos ojos avellanas —suyos— y no veo ni una pizca de haz de luz regresar a mí. Sé que es por cómo salieron las cosas, por cómo queríamos cambiar nuestro plan en la vida. Solo que esta vez, tengo algo más grande, algo para probar al destino: que estar juntos es lo correcto. Y ahora mi momento de estar aquí para Reed ha llegado, para ser su hombro, para tomar su mano, incluso con cada empuje y tirón que él me da. Estaré ahí para cada paso que él tome. Porque eso significa realmente amar con locura a alguien.

Página

149

Que se joda el destino, Reed es mío.

Capítulo 1

Hadley

C

ierro mi computadora portátil, con el teléfono bajo mi oreja en espera por el distribuidor para un nuevo lío que tengo que arreglar. Carcajadas y voces del gimnasio viajan hacia aquí mezclándose con las palabras en el otro extremo de la línea. Me levanto y miro por la puerta de mi oficina para ver una mezcla de Reed y Lance en la colchoneta en movimientos de lucha. Sonrío. Lance siempre intentará derribar a mi hombre en la jaula. El único problema, nunca ha sucedido y nunca lo hará. Reed siempre será la bestia sobre él. Cuando dejé el centro de rehabilitación, Reed se aferró a cada promesa que me dio. Salíamos como la pareja normal que siempre quise: películas, café, y bolos. Lo hicimos todo. Incluso atendió mi deseo de pasar más tiempo al aire libre ensuciándonos y me compró mi propio cuatriciclo para Navidad. El viejo Reed se habría molestado, que quisiera ir lento. Quiero decir, nos movíamos como un caracol yendo cuesta arriba y hasta el punto en que era doloroso para nosotros. Pero no estuvo molesto, no insistía. Reed tomó mi mano, y fue tan lento como yo necesitaba. Trata de guardar las apariencias cuando presume a nuestros amigos sobre lo paciente que fue conmigo, diciéndoles que fue amable y dulce para volver a meterse en mis pantalones, pero eso es mentira.

Página

Tres meses terminaron siendo suficiente. Los besos en mi puerta no estaban cerca de satisfacer el deseo en mí, y resultó que un tirón de una toalla fue todo lo que se necesitó para darle la bienvenida de nuevo en mi cama. Esa noche estuvo tan cerca de lo perfecto como podría ser. La pasamos envueltos en los brazos del otro, explorando a los nuevos nosotros, nuestras nuevas alturas.

150

Reed lo hizo por mí, porque era lo mejor para mí.

Pensé que cuando saliera el sol al día siguiente, mis cosas estarían en cajas y los transportistas estarían a mitad de camino de mudarme de vuelta a su casa. Nop. Todavía esperó. Posponiéndolo hasta que estuviera lista. Hasta que la restricción que tenía sobre las reglas que había impuesto disminuyera. Incluso si eso le causaba tener un loco conjunto de bolas azules la mayoría de los días. Una mañana, aproximadamente un mes después de nuestra noche en la cama, estaba corriendo por su casa para prepararme para ir al trabajo y me di cuenta que estaba postergando lo inevitable cuando olvidé mis zapatos del trabajo, sin embargo, tomamos la decisión de mudarnos a su casa. Juntos. Sin presión en nuestras cabezas, ni lucha por ello, solo comunicando lo que era correcto para nosotros. Gráficos circulares y una lista con pros y contras pudo haber sido hecha. Pero lo importante es que la hicimos lado a lado. Reed iba a tirar la toalla en la jaula por mí, abandonar lo que nos separó para empezar. Me lo repitió una y otra vez, estaba bien con lavarse las manos de ello, pero eso es él. Riker está en su alma, y amo esa parte de él igual que a Reed. Así que con un gigante empujón de mi parte, retrocedió. Blandiendo armas. Fue un duro y difícil camino el ponerse en buenos términos con la liga de nuevo, incluso más tiempo conseguir peleas dignas de su tiempo y esfuerzo, y tenía la suspensión colgada sobre su cabeza. Sin mencionar que las multas que tenía que pagar eran increíblemente enormes, pero no dio marcha atrás por ese desafío y lo golpeó de frente. La liga carecía de la publicidad que él le daba al deporte, y una vez que sus fans se enteraron de su regreso, no pudieron rechazar sus peticiones aunque quisieran. Es el rudo Riker, y hace ese papel tan malditamente bien, ¿qué más se puede pedir? Reed no se atrevería a decirme la verdad, pero la forma en que su rostro se iluminó después de su primera noche de vuelta en la jaula lo dijo todo.

Página

Ahora su retención de un año de ganar campeonatos se termina. Está entrenando para su oportunidad de recuperar el cinturón, el cinturón que había entregado para estar ahí para mí, y ahora está listo. Es solo el comienzo de la segunda semana en el campeonato y está en llamas. Entrena en la mañana, tarde, y noche. Todas las veces hace algo nuevo, es fluido como si

151

Ama esa jaula casi tanto como me ama a mí.

fuera la cosa más fácil en el mundo. Lo hace parecer un arte. Tal vez ha sido así con otros campeonatos, solo que esta vez puedo ver todos los aspectos de ello. Mi tiempo como enfermera había desaparecido incluso con mi tiempo en rehabilitación. Soy una responsabilidad demasiado grande de garantizar para los hospitales, y acepté eso hace mucho tiempo. Trabajar con mi padre o hermano no es una opción. No he perdonado ni olvidado; el dolor es demasiado profundo para que lo deje ir completamente. Mi padre y yo solo hablamos cuando somos lanzados en la situación que requiera algún tipo de comunicación, y Mark es demasiado temeroso conmigo solo al estar presente en la habitación como para que suceda algo significativo entre nosotros. Ese tipo de incomodidad cotidiana es una nube oscura sobre mi felicidad. Pasé algún tiempo en terapia incluso después de rehabilitación, abriéndome más, profundizando en lo que me motiva. Ese tiempo fue bien gastado. Abrí mis ojos a cosas aún más grandes, errores más grandes que todavía estaba cometiendo. Ayudar a otros me ayudó, así que me ofrecí voluntaria en las fundaciones en las que mi madre estuvo en la junta, y cada función que ayudé a planificar, cada boleto de rifa que vendí, me trajo una sensación de paz de extrañar a mi madre. Sin embargo, todavía anhelaba algo solo para mí, algo para permanecer en la tierra, algo bueno… no para ayudarme a convertirme en una mejor persona, no para ocultar la pena de la falta de un ser querido. Sino por diversión. Auténtica diversión.

Página

Cuando el entrenamiento comenzó de nuevo, el tiempo que pasaba en su línea se convirtió en un pensamiento posterior, y la pila de papeleo que no podía hacer crecía cada día más. Una noche después de un día lleno de práctica y horas pasadas en su oficina poniéndose al día, subió a la cama con la oferta de quedar a cargo como su compañera directiva. Reed se veía miserable, todo estresado y la oferta era insistente y dije que sí en un abrir y cerrar de ojos. No pensé que lo disfrutaría, y solo lo acepté para mantener mis manos ocupadas,

152

Las cosas cayeron sobre mi regazo cuando Reed vino a mí con una oferta, cuando se apartó para manejar el incidente conmigo. Necesitaba un flujo constante de ingresos, así que el tiempo se centró más en su propia línea de ropa y se amplió, llevada no solo en línea, sino a grandes almacenes por todo el mundo.

pero encontré mi lugar, mi lugar en mi nueva vida. Y a veces creo que lo disfruto más de lo que alguna vez disfruté como enfermera, estoy ansiosa por llegar a mi escritorio cada mañana, ver lo que me espera, amo ver un diseño cobrar vida, me complace averiguar cómo hacer algo de la nada. Y la vista desde mi escritorio ofrece un increíble placer para los ojos diariamente, lo cual también podría desempeñar un papel en eso. Solo uno pequeño, sin embargo. Uno pequeñito.

—¡Hads! Trae tu lindo pequeño trasero aquí y muéstrale a Lance, porque sigue escupiendo mierda de que no puedes hacer el movimiento de giro de anoche. —La profunda voz de Red resuena en las paredes de cemento del gimnasio, causando que las cabezas de los chicos azoten en mi camino. Entrecierro mis ojos en su camino mientras murmuro un adiós al distribuidor y mis mejillas arden color rojo por la atención exterior. —¿Podemos no hacerlo con la audiencia? —Salgo de mi oficina, mis brazos cruzados sobre mi pecho. Sabe que odio cuando juega esta carta delante de todos. Reed levanta sus brazos y sonríe con brillante orgullo.

Página

Cuando la noche de mi colapso surgió con Graham por lo que pareció la billonésima vez, abordé el tema de la bolsa de boxeo y cómo me calmó y la idea se desató en su cabeza de que comenzara a hacerlo de manera regular. No se me dio la oportunidad de tomar en consideración la idea por más de dos segundos. Las palabras apenas salieron de mi boca antes de que Reed me arrastrara al gimnasio. Esa noche, Reed no me mimó, no contuvo sus habilidades. Me volteó, me aplastó en esa colchoneta más veces de las que no, pero bajo las magulladuras y músculos adoloridos nació una pasión.

153

—¿Dónde está la diversión en eso? Muéstrales a estos perezosos hijos de perra que mi chica es mejor que cualquiera de estos tontos. —Mira a todos ellos y sonríe—. Se los estoy jodidamente diciendo, chicos. No se metan con chicas pequeñas como mi chica aquí. Sí, son lindas como la mierda, pero son ninjas y de altura perfecta para darles un cabezazo en sus bolas. Y Hadley puede hacerme eso. Aun así, todavía no ha logrado vencerme. ¿No es cierto, nena?

Antes de que el sol tenga oportunidad de salir en las mañanas, cuando no hay nadie más cerca, Reed me entrena en todas las cosas, y cada noche después de que el último miembro se marcha, saco lo que aprendo de Reed. Me está molestando para que entre a una liga de mujeres, pero temo que si lo hago no será mi salida, se convertirá en una tarea o trabajo. Ayuda a aliviar mis demonios de rondar sus cabezas, y proporciona la fuerza física para ser capaz de defenderme de los atacantes si alguna vez estoy en una situación de nuevo. Por eso lo hago. Tomo una profunda respiración mientras me muevo por el gimnasio. Las miradas de los luchadores me siguen con cada paso que doy, pero con sonrisas gigantes en sus rostros que hacen que los nervios en mi vientre bailen. Me concentro en cada movimiento de mis piernas, y los pasos que conducen a la jaula rechinan mientras camino, ignorando a los hombres que rodean las cadenas. Lance golpea a Reed en la espalda y choca en mi hombro cuando me pasa por delante, una enorme sonrisa jugando en su rostro también. —Mmm… ¿qué pasa en el mundo, y por qué todos estos hombres parecen pensar que soy un gran pedazo de carne? —Ni idea, ahora los callaremos con tus locas habilidades. Que te enseñé. —La voz de Reed es fuerte, confiada, pero su piel normalmente color oliva está fantasmalmente pálida. Y sus ojos avellana no se encuentran con los míos mientras su musculoso brazo agarra mi cuerpo y engancha su cadera, lanzándome lentamente al suelo. Reed encierra mi cabeza en su otro lado y tuerce mi brazo izquierdo detrás de mi espalda, atrapándome contra la áspera colchoneta. Su áspera mejilla roza mi oreja, enviando escalofríos por mi cuello. Sus susurrantes palabras son lo único que escucho, lo único en lo que me quiero concentrar. —Sabes que te amo jodidamente con locura, Hads. Hemos pasado por mierda. Montones y montones de mierda. Y solo salimos por el otro lado cada vez más fuertes.

Página

La austera frialdad de algo se desliza en mi dedo, en ese dedo.

154

—Lo sé —digo, mis palabras rebotando en la colchoneta.

—Cásate conmigo —dice, de lleno. No pregunta. Reed me dice. Directo y al punto. Así como él. Y todo excepto mi mente se queda inmóvil: ¿Es demasiado pronto después de

lo que pasamos? ¿Qué hay de tener hijos? Mi familia no es nuestro mayor admirador. ¿Podríamos lograrlo? Todavía tengo mierda mala en mi cabeza. Más y más dudas nublan un momento que solo debería ser nuestra alegría. El control de Reed se afloja y me da la vuelta sin esfuerzo, con sus duros y callosos dedos tocando mi rostro, sus ojos inmovilizados en los míos. —Hads, sé que tu cerebro se está volviendo loco, haciendo esa mierda de pensar demasiado que hace. Pero es hora de hacer esto, hacerlo real. Tu apellido necesita ser Collins. Hay que lidiar con cosas, finalmente te haremos estudios para ver si puedo poner bebés en tu vientre, o empezamos el proceso de adopción. De cualquier manera, lo vamos a resolver. Jodidamente te amo, todo de ti. Así que hagámoslo. El trato real y todo. —Sí. —Bajo la mirada a mi dedo y la brillante banda envuelta de diamantes. Es simple y tan totalmente mi Reed. Levanto mi rostro encontrando sus labios—. Estás loco. —Dime algo que jodidamente no supiera. Y esto es por mí. —¿Eh? —El anillo es por mí, sabes. También es sexy como el infierno. Es una enorme señal para todos esos perdedores de que den un paso jodidamente atrás y se mantengan lejos de mi chica. —Su voz es tan malditamente susurrante y sé que habla en serio. El color de Reed está de vuelta, sus ojos brillan tan intensamente, y esa sonrisa suya me golpea profundo en el pozo de mi corazón—. Y no estaba preguntando, pero me alegra que dijeras que sí. Lo hace mucho más fácil para mí.

—¿Me habrías secuestrado?

Página

—Nena, solo déjame decirte que un poco de cinta adhesiva y un sótano sin ventanas fue la idea más sosa que tuve.

155

—¿Qué harías si hubiera dicho que no? —Me levanto, apoyándome con mis brazos, mi sonrisa enlucida en mi rostro. La maldita cosa nunca puede caer.

—Joder, sí. —Su rostro está muy serio. Ningún músculo se mueve para demostrar que estaba bromeando. —¿Realmente lo harías? —Lo sabes. ¿Por qué incluso estoy sorprendida? Ni idea. Reed me tiene bloqueada de la mejor manera posible. La idea de dejarlo de nuevo, o la idea de que algún tipo de bomba fuera lanzada para destruir lo que construimos, nos asusta. Sabemos lo que es perderse el uno al otro, tener el alma tan exhausta que desaparece. Cuán duro tuvimos que arañar nuestra salida de la zanja para volver al corazón del otro, para nunca querer volver a ponerlo en peligro. Reed cierra la corta distancia y sus labios descienden sobre los míos una vez más y mientras empuja más profundamente contra mí, las luces, la audiencia, todo se desvanece hasta que gritos y aplausos estallan y me recuerdan que no estamos en nuestra propia burbuja. Entierro mi cabeza en la curva de su cuello, mi respiración saliendo apresuradamente cuando la voz de Reed retumba diciendo que el espectáculo ha terminado. Pero todo su cuerpo se sacude contra el mío mientras trata de contener su risa. El sonido se atenúa mientras la gente se dispersa. Realzo mi rostro, mi estómago es un desastre del ajetreo, y mi pulso late rápidamente. —¡Mierda, Reed! ¿De verdad nos vamos a casar? —Demonios, sí. No estoy jugando en esta ocasión. Compré el maldito anillo cuando te mudaste hace cinco meses, solo esperé el momento adecuado para hacerlo. —¿Y este era el momento adecuado?

Página

Y lo es. No necesitaba el romance, no necesito velas encendidas o pétalos de rosa revistiendo nuestra cama. Ya no necesito a nadie ni nada. Solo quiero a Reed y lo tengo en mi vida, en mi casa, y lo más importante… en mi corazón. Ahora es realmente para bien o para mal. Hasta que la muerte nos separe. Dios sabe que tuvimos nuestra parte de lo peor, ahora es momento para nuestro mejor.

156

—Joder, sí, nena.

Tal vez incluso más.

El vapor de mi té vuela en el aire mientras espero a que mi nuevo prometido llegue a casa para que podamos celebrar de manera correcta. O eso dice. Con cada sorbo que levanto la taza, el sol se refleja en las docenas de diamantes en mi anillo. Me voy a casar, nos vamos a casar. Tengo una extraña compulsión de pellizcarme, porque toda esta locura es demasiado buena para ser verdad, aun así tengo demasiado miedo de despertar. Está sucediendo. Loki deja caer su vieja y sucia pelota de tenis en mi regazo y se sienta, colocando una pata en mi pierna que me distrae de los vestidos blancos, arreglos florales, y establecimientos. Lanzo la pelota, pero ya no tiene la atención de Loki y se olvida de todo cuando ve a Reed en la puerta corrediza de vidrio. Se acerca dando zancadas, luciendo deliciosamente caliente, y las mariposas en mi estómago se despiertan. Debería ser el maldito modelo de su propia línea. Nos ahorraría un montón de dinero porque con certeza pone a los modelos que contrato en vergüenza. Reed está justo frente a mí, su propia camiseta ajustada exhibiendo todos esos tatuajes en sus brazos. Tiene puestos unos pantalones cortos negros de baloncesto, y si se girara en estos, su trasero sería perfecto. Y ahora coloca la gorra de su propia marca hacia atrás en su cabeza. —¿Te gusta lo que ves, nena? Muerdo mi labio para evitar que la comisura de mi boca se levante. —¿Por qué lo dirías?

Reed se inclina, sus labios a centímetros de los míos. 3

WaffleHouse: Cadena de restaurantes de comida rápida estadounidense

Página

—No puedo discutir contigo en eso. —Sonrío.

157

—Estás mirándome como si fuera algo de WaffleHouse3.

—Bueno, por mucho que me gustaría tomarte aquí y ahora, tenemos que irnos. —Atravieso el espacio y sello sus labios con los míos, solo para que lo rompa antes de que vaya más lejos—. Tenemos mierda que hacer. —¿Vas a decirme adónde vamos? —Eso estropearía la sorpresa. —¿No fui sorprendida recientemente? —Levanto mi mano y señalo mi dedo, una sonrisa aún plantada en mi rostro. Agarra mi mano izquierda, la lleva hacia su boca, y planta un beso donde se encuentran mi dedo y el anillo. —Así fue, Hads, pero solo porque tienes mi anillo en tu dedo no significa que las sorpresas para ti se detengan. Y van a suceder una y otra vez. Acostúmbrate a ello, solamente que nunca sabrás cuándo volaré tu mente, así que mira por encima de tu sexy hombro todo el tiempo. Ahora mueve tu dulce trasero y pongámonos en marcha.

El sol se puso hace horas mientras conducíamos lejos de la ciudad, aparentemente sin destino. Reed nunca parecía tener prisa, aun así con cada giro que navega, sabe justo adónde quiere ir. Los árboles se separan hacia la izquierda cuando Reed disminuye la velocidad del auto. —¿Por qué estamos entrando en este camino de tierra? Vas a poner en marcha una de tus ideas de secuestro, ¿verdad? —Golpeo su duro estómago, pero está tenso como el resto de su cuerpo. Nunca me mira mientras maniobra el auto por encima de los baches.

Reed tamborilea con los dedos en el volante y suspira pesadamente.

Página

—Solo a ti se te ocurriría eso.

158

—Nah, esto no es secuestro. Pensé que podríamos tachar una de las cosas pendientes de mi lista y tener sexo en un tractor. —Su boca se retuerce, pero su atención permanece adelante en el camino.

—Estaba pensando. —¿Dolió? —¿De verdad, nena? —Reed apoya la mano derecha sobre su pecho, burlándose de mí—. No, así que lo que estaba pensando… quizás deberíamos hacerte un chequeo lo antes posible… sabes, por lo del bebé. —Ajá. —¿Qué? ¿No quieres ver lo que dicen? —Esta vez se gira hacia mí y estudia mi rostro. —No, no es eso. Yo no… estoy un poco asustada de lo que vayan a decir o encontrar. —Nunca sabrás lo que dicen a menos que vayas. Y sabía que serías demasiado cobarde, así que tienes una cita para mañana. —¿Tú qué? —Agarro el apoyabrazos y una súbita brisa de frío me golpea. —Puedo cancelarla, pero sabía que no lo harías por tu cuenta, así que la hice por ti con el mejor médico que hay. —Deberías haberlo hablado conmigo. Es una decisión muy importante, Reed, una que deberíamos discutir. Juntos. No solo tú. —Y como dije, puedes cancelarla, pero tú no eres la única que necesita esas respuestas. —Una tristeza se arrastra sobre él. La misma expresión que siempre nubla su rostro cuando mencionamos el tema de los niños. No estoy segura de si es solo por nuestro bebé que se lamenta, o por ambos. Pero sigue lamentándolo.

Página

Una última conversación y Reed admitiendo que se sentía culpable por no estar más afectado por la pérdida de su bebé, e incluso con más culpa por la tristeza que le dio nuestro bebé. Habíamos terminado. Incluso con las cicatrices y demonios que produjeron. Al igual que la gente, y los problemas

159

Después de que saliera la verdad, después de un par de sesiones juntos con Graham, nos dimos cuenta de que Krystal y su vida con ella estaban en el pasado, y no podíamos traerla con nosotros a nuestro futuro. Con Bennett muerto en una pelea en la cárcel, y Krystal encerrada por más cargos que habían descubierto, ha terminado y acabado.

pegados a ellos, están en el pasado, porque nuestro destino en la vida no tiene lugar para las cosas tóxicas que traen. Giro la cabeza hacia un lado, mirando por la ventana, y mi estómago parece confundido y mi corazón resentido, pero no soy capaz de estar molesta con él. —¿Puedo pensarlo? —Mi labio inferior se estremece solo con la idea de descubrirlo, la única respuesta que aún sigue molestando. Une sus dedos con los míos. —Por supuesto, nena. No quería lanzarte la mierda, pero este tipo conoce su mierda, y era una de esas que si no entras ahora, no lo harás en años. Pero sea cual sea tu decisión, como sea, tendremos nuestra familia. De sangre o no. Lo entiendes, ¿verdad? —Gira mi anillo—. Este anillo aquí significa que ya estamos casados en mi jodido corazón, así que cualquier mierda que se nos presente, lo solucionaremos. Las luces del auto iluminan la oscuridad, y lo que veo me saca el aliento. —Esta vista es, cielos… hermosa. —Las palabras se pierden en el aire mientras salgo del auto y entro en el claro. Todo alrededor son árboles de todos los tipos diferentes: arce, pino y roble, todos en senderos bajan hasta un cuerpo de agua a la distancia—. ¿Qué lago es ese? —Ni idea. Es la escorrentía de un río. Aunque me dijeron que se puede navegar en este. Ahora saca tu trasero de este auto. Quiero mostrarte algo.

“Like a Wrecking Ball” de Eric Church llena la noche silenciosa. Me detengo, la

Reed está bailando conmigo.

Página

Sus pisadas crujen contra las piedras de gravilla mientras se acerca cada vez más a mí. Todos mis sentidos se han intensificado mientras Reed envuelve su brazo alrededor de mi cintura, girándome para enfrentarlo. Mis labios se separan ligeramente, a punto de interrogarlo, pero Reed me recoge en sus brazos y mueve sus pies.

160

respiración dentro de mí se obstaculiza y mi curiosidad alcanza el punto máximo. Reed tiene un odio extremo por cualquier cosa country. Ni una sola vez ha escogido reproducirlo en lugar de lo suyo, y si entra en mi auto y está encendida la estación, nada más que quejas siguen hasta que sea cambiada.

Respira profundamente en mi cuello y sus profundos murmullos envían escalofríos por mi cuerpo. Nos balanceamos durante toda la canción. La letra se ajusta a Reed como un guante. Estoy perdida en este momento. Con cada movimiento, su cuerpo se desliza con el mío, dándome la necesidad de aferrarlo más fuerte. Este es el hechizo que me lanza. Reed dice que soy su yuyu, pero lo somos el uno del otro. En este instante, este precioso segundo que me ha dado, lo ha hecho por mí, y hace que mi corazón crezca, que mi amor se profundice. La canción se desvanece, convirtiéndose en “Fall Into Me” de Brantley Gilbert. Hace una pausa y arrastra sus manos por mi cuerpo. La réplica de su toque envía mi corazón a dar vueltas. Pasa mi cabello por encima de mi hombro y pone sus manos contra mi cuello. Reed me dirige una sonrisa radiante, el deseo entre nosotros viajando a través de cada célula de mi cuerpo. —Hads… —Reed traga con fuerza y aclara su garganta. Me reiría en cualquier otro momento, pero está nervioso, y ha ocurrido dos veces en el mismo día. Eso no ha ocurrido nunca antes, pero es demasiado lindo para reírme en su rostro.

Página

»Eres lo único que siempre necesitaré, lo único que siempre querré, lo único que nunca dejaré de desear. Cuando todo el mundo se vuelve una mierda, eres tú quien me hace sentir con los pies en la tierra, eres tú quien me mantiene estable. Eres tú quien me impulsa, eres tú, Hads, quien vio algo en mí cuando pensé que solo era una mierda. Todos los altos y bajos, todos los empujones y tirones que tuvimos a lo largo del camino, salimos adelante, demostrando que aún nos amamos el uno al otro.

161

»Mierda, estas palabras están jodidamente pegadas en mi garganta. —Sus labios se encuentran con los míos para un pequeño beso—. Cuando te dije esa espantosa noche en que me fui que te amaba jodidamente con locura, no sabía la jodida gravedad del asunto. Solamente que lo que sentía me hacía enojar, pero ahora entiendo. Sé lo que significa con toda jodida sinceridad. Con todo lo que hay en mí, con cada vez que me doy vuelta en la noche y tú estás justo a mi lado, cada toque, risa, cada jodido momento que me regalas, y esas miradas que me das que me hacen sentir que debería tener un coño, porque me golpea en las rodillas. Es un amor jodidamente puro y real. Esos cinturones, mi dinero, no significan nada sin ti. Sin lugar a dudas.

No hay nada que pueda decir. Lo está haciendo todo él mismo. Está entregando su corazón esta noche. Reed cae sobre una rodilla, abriendo una caja negra. —Ahora, esto es para ti. Esto es todo tuyo, nena. ¿Me harás el jodido honor y te casarás conmigo? Lágrimas se acumulan en mis ojos. Mi boca se abre de par en par cuando las palabras que nunca ha dicho antes todavía suenan en mi cabeza. —Eso fue una pregunta. El nudo en mi garganta se hace una bola, provocando que mis palabras se conviertan en un confuso desastre. —Lo fue. Amas ambos lados de mí, y jodidamente nunca me has pedido que cambie. Así que conseguiste que te lo pidiera de ambas maneras…te lo mereces. Las lágrimas caen. Mi mano se estremece mientras sujeto las suyas, ásperas, examinándolas en mi palma. —Sí. Reed Collins, será un placer. —Mi voz es tan suave. Estoy perdida en lo que acaba de darme. En lo que hizo por mí, el factor romance de una propuesta, el cual no sabía que quería, hasta que lo hizo. Sus tensos hombros caen y deja escapar el aire. Desliza el anillo en mi dedo, colocándolo sobre el de antes. Mi mirada cae de la suya y mis ojos se pegan. Mi respiración se dificulta y mi mano libre cubre mi boca abierta cuando un sollozo emerge de mi garganta. Esto está más allá de cualquier cosa que podría soñar. —Oh, Dios… es… Reed.

Soy yo.

Página

Aquí yace la verdadera representación de nosotros.

162

La luz baila en el enorme diamante circular, y numerosos y diminutos zafiros azules lo rodean en una banda de oro blanco. Se enlaza perfectamente con la banda de diamantes que puso allí hace unas horas, dando la ilusión que es un anillo. Separados, se sostienen por sí mismos, pero juntos, encajan.

Es él. Nosotros. Reed se pone de pie y me jala fuertemente contra su pecho, el latido de su corazón tamborileando con el mío. —El de antes no es un anillo de boda; lo llamaremos un anillo de compromiso. Los hijos de perra en el trabajo pensaron que era estúpido por darte ambos, pero quería un poco de ti y un poco de mí en tu dedo. ¿Qué mejor forma que esta? Y ahora tendremos dos historias de muerte para contar a los niños. Me levanto de puntillas y envuelvo mis brazos alrededor de él, apretando su cuello. —Eres bastante increíble —susurro. Soy muy afortunada de tener este hombre, bendecida de ser atendida de la forma en que lo hace. —Bueno, y una cosa más, nena. Nuestra dirección. ¿Recuerdas esa charla que tuvimos sobre conseguir un terreno y construir nuestra propia casa? Si lo quieres, todo esto podría ser nuestro. —Agita su brazo alrededor, gesticulando hacia el hermoso terreno que se extiende ante nosotros. Y a solo unos metros de nosotros hay un poste clavado en el suelo. Camino más cerca. La sombra que lo cubría antes se ha ido cuando Reed se mueve a un lado y la luz del auto brilla en un cartel. “Futura casa de los patea traseros Collins”. Las palabras están en negro, escritas con la apresurada letra de Reed. —Reed… quiero decir, tienes que subir las expectativas para todo… ¿Por qué?

—Soy buen vino entonces. Y lo es… cada centímetro de él que podría beber justo ahora, justo aquí.

Página

—Todo esto, los anillos, tus palabras, las canciones. Maldita sea. Solo mejoras con el tiempo. —Y es el sentimiento más asombroso del universo sabiendo que salió de su caja, lejos de su zona de confort porque está locamente enamorado de mí.

163

—Porque, nena, te lo mereces todo, la seguridad, que tus sueños se hagan realidad, y tus pensamientos necesitan ser escuchados, y si puedo, te los daré. Todo eso y jodidamente más. Mucho más, Hads.

Página

164

Capítulo 2

Hadley

U

na cosa en la que he pensado mucho en el pasado, demasiado. Como mujeres, gastamos —bueno, muchas mujeres gastan— la mayor parte de nuestra vida sexual activa tratando de no quedar embarazadas. Invertimos innumerables horas, investigando la diferencia entre las píldoras contra las inyecciones, el DIU4 contra los anillos, los condones, o el método de extracción y oración. Todo el tiempo que pasamos para asegurarnos de no quedar embarazadas antes de que estemos realmente listas. Pero ¿estamos realmente listas para tener uno? ¿Para criar a un niño?

4

DIU: Dispositivo Intrauterino

Página

A medida que nos hacemos mayores, más maduros y posiblemente más sabios, la fiebre se establece, o nuestro reloj biológico comienza a marcar. Empezamos a intentarlo. Y para algunas, pueden quedar embarazadas, tener un bebé sin problemas. Pero para otras, incluyéndome en esa horrible mezcla, quedar embarazada puede convertirse en un montón de cosas. Algunas simplemente pueden, algunas no pueden tenerlo, y bueno, algunas nunca sabemos lo que está mal. ¿Yo? Mi pesadilla es si puedo y el cuándo. Si el médico me dice hoy que no puedo llevar a un bebé con seguridad, ¿será una

165

Mientras la madre de Courtney y la mayoría de los padres de mis amigos solo trataban el tema superficialmente con aves y abejas, mi madre pasaba la mayor parte del tiempo de mi adolescencia inculcándome y perforando pensamientos de sexo seguro en mí. Ahora sé que no quería que repitiera el error de Mark… hasta el punto de que fui virgen hasta Reed. Pero cuando el amor joven se involucra, toda la cordura y el sexo seguro salen por la ventana, así que el bebé fue hecho, y el bebé fue perdido.

derrota? Si puedo quedar embarazada, llevaré una cantidad indeterminada de ansiedad hasta que el bebé esté fuera y en mis brazos, solo para seguir eso con las preocupaciones normales al criar al niño. De cualquier manera, lo superaré. Seré fuerte y Reed será mi hombro, la maldita piedra a mi lado. Lo haré. La cita que Reed organizó la semana pasada me dio más preguntas persistentes que respuestas. Extrajeron más de la sangre de mi cuerpo de la que creí poder bombear para todos los tipos de pruebas, desde genética hasta niveles hormonales, un ultrasonido, y el estudio completo de todo lo que está debajo de mi cinturón. Ahora que la semana ha terminado, los resultados están allí, y recién he sido vista por la enfermera, nos sentamos en el consultorio del doctor, esperando que entre y entregue las noticias buenas o malas sobre cómo se encuentra nuestro futuro. Reed se sienta en la silla junto a mí, con una pierna sobre la otra, tan tranquilo y sereno. Me revuelvo en mi asiento, con mi corazón casi explotando dentro de mí, y cada segundo que pasa con Reed sentado allí como si no importara me hace querer golpearlo con mi bolso. —Nena, no me mires así. Funcionará. —¿Cómo estás tan tranquilo? —Años de ocultarlo, y no tiene sentido preocuparse, porque diga lo que diga, eso no nos ayudará. —¿Crees que encontró algo? ¿O tal vez no encontró lo que debería haber encontrado? —Ni idea, pero pronto veremos. —Pero la señora no dijo nada cuando hizo el ultrasonido. Es una mala señal, ¿cierto?

—Estás intentando distraerme. —Lo estoy. Ahora, ¿lo sabes?

Página

—Hads, esta mierda de las mujeres es todo nuevo para mí. ¿Quieres saber por qué tienen plantas falsas en las oficinas de los médicos?

166

Inclina la cabeza y estrecha los ojos.

—Ni idea, Reed. —Porque si la planta muere, podrías no confiar en ellos para mantenerte viva. Sacudo la cabeza y no puedo dejar de reír. —Y me llamas idiota. Un golpe fuerte interrumpe las palabras y el Dr. Lewis entra por la puerta. No tengo tiempo para estar de pie antes de que el Dr. Lewis estreche la mano de Reed primero. Luego estrecha la mía y camina detrás de su enorme escritorio de madera de cerezo oscuro. Deja su tablet sobre la mesa, pero su rostro no me muestra ninguna señal, ya sea positiva o negativa. —Hadley, ¿cómo estás hoy? —Muy bien. —Estoy ansiosa. No hay ni un centímetro de mi cuerpo que no tenga sudor. Me llena un abrumador deseo de salir por la puerta si no sé los resultados en dos segundos. Pero mi verdadera sensación no es lo que él realmente quiere escuchar. El Dr. Lewis presiona sus labios antes de volver a hablar. —Espero poder hacerlo mejor entonces. Tenemos buenas noticias. Tus resultados de sangre llegaron y todos los niveles están normales: recuentos de sangre, genética, todo se ve genial. Ni un problema, incluso tu colesterol era perfecto. Tu ultrasonido tampoco mostró nada malo en tu útero, trompas de Falopio u ovarios. El agujero inquieto en mi estómago no se relaja porque sé lo que tengo que preguntar después… La pregunta desde ese día que me desperté con mi estómago y corazón vacío, la misma que me siguió durante años, y la que sé que su respuesta podría no ser encontrada. —¿Sabe por qué tuve el aborto?

Página

—No había indicaciones de por qué sucedió. Sé que es difícil de escuchar, pero la mayoría de las causas de los abortos involuntarios no están definitivamente determinadas.

167

Ofrece una pequeña sonrisa, el tipo que solo se utiliza por razones educadas.

Lo cual sabía en el fondo. Habiendo sido enfermera en la sala de emergencias, he escuchado a los médicos decirlo a los pacientes mucho tiempo. Pero esperanza. Quería que una pequeña mancha de esperanza se aferrara, algo en lo que pudiera echar la culpa y luego resolver lo que sea para bien. Apoya los codos sobre su escritorio y me mira directamente a los ojos. —Hadley, eres joven y saludable. Eso es algo positivo. Muchas de las pacientes que veo que han tenido un aborto previo, terminan teniendo un exitoso embarazo a término después. —¿Así que mis posibilidades de tener otro aborto involuntario son como los embarazos normales? Quiero decir… ¿no sería de alto riesgo o algo? — pregunto. Al igual que el porqué de mi aborto, esta pregunta se prolongó demasiado tiempo. —Como dije, todo se ve genial, pero desafortunadamente, tampoco puedo decir que hay un cien por ciento de certeza de que no lo tendrás. Pero no, no te veo siendo de alto riesgo, pero monitorearé las cosas de cerca, si llega el momento en que quedes embarazada. Trago profundamente y echo un vistazo a Reed, mi Reed, a quien amo más que a nada, pero… —Podría… —Me asusto solo al pensar en esto, y lo odio, pero tiene que ser preguntado—. Reed, um, su… exesposa estaba embarazada, y eso también resultó en un aborto involuntario… ¿Podría ser la razón? Otra educada sonrisa del Dr. Lewis. —Con el permiso de Reed, su doctor envió por fax sus análisis de sangre y también el recuento de esperma. Esos también resultaron normales.

Página

Reed envuelve su mano áspera alrededor de mi muñeca, su sonrisa extendiéndose.

168

A medida que la noticia se hunde, una explosión de aire brota de mis pulmones y mi corazón vuelve a un ritmo normal de nuevo. No quería pensar que era Reed. Había empujado eso hasta el fondo de mi mente demasiadas veces, pero la parte más minúscula pensaba que tal vez era Reed. Podría ser la razón por la que tanto Krystal como yo no pudimos llegar a término.

—¿Puede sacarle su DIU hoy? —pregunta al médico, pero su mirada nunca deja nuestras manos unidas. Sus dedos recorren círculos suaves y lentos sobre el dorso de mi mano. Sin embargo, su contacto no impide que mis ojos se ensanchen y lo miren dos veces. ¿Realmente pidió eso? No, debo estar volviéndome loca. No se atrevería a ofenderme de esa manera… ¿verdad? No después de que discutiéramos primero hablar de ese tipo de cosas. Pero está inquieto. Quiere su respuesta. Antes de que pueda darle una bofetada, decirle que se vaya, o ambas cosas, el Dr. Lewis contesta: —No veo por qué no. Pero discúlpeme, señor, eso depende de Hadley, no de usted. —Ummm. —Reed digiere la respuesta del Dr. Lewis, pero mantiene su enfoque en mí. Estudiándome. Sabe que podría golpearlo en cualquier momento. El Dr. Lewis se aclara la garganta. Tiene que sentir la tensión en la habitación. —¿Por qué no hablan de eso y volveré dentro de unos minutos? En el segundo en que se cierra la puerta, estoy en el borde de mi asiento, la ira pasando sobre mí de nuevo está saliendo. Saco mi mano de la empuñadura de Reed y las palabras salen volando. —¿Tienes un subidón? ¿Por qué preguntas eso? —Si pudiera, reaccionaría con ira literalmente, y rascaría mis garras en su garganta. —Nena. Hads. Cálmate y escucha mis jodidos puntos. Uno, estás lista. Dos, mi mierda está bien… eso también me había asustado. Y tres, no quería decir sacar tu DIU justo ahora y luego limpiar el escritorio y follar aquí para hacer el maldito bebé. Pero si lo sacas, tomas la píldora, y cuando decidas que es tiempo, dejas la píldora y podemos comenzar esa maldita cosa del calendario que dice cuándo es el mejor momento para follar como conejos. Ya sabes, ¿como hacen las parejas regulares cuando empiezan a intentarlo? ¿Está bien, nena?

Página

—Bueno, nene. Aquí están mis puntos. Uno, también me alegra que no haya nada malo conmigo. Dos, la mayoría de tu mierda de hombre de las cavernas me gusta; bueno, amo; pero has sido tan bueno durante el último año respecto

169

Pongo en blanco los ojos, la ira todavía hirviendo en mí.

a la comunicación abierta. Sin embargo, este tren ferroviario en el que has estado en las últimas semanas tiene que parar, especialmente frente a la gente que no conocemos. Tres, ¿cuándo te convertiste en el experto en saber todo sobre el DIU y las píldoras anticonceptivas? —Hice mi investigación sobre todo. Quiero decir, en toda esa mierda. Ni Laura, ni nadie, sino yo. No quería esperar para encontrar esas respuestas, cuando tenemos tantas otras opciones. —Esa debería de ser mi decisión, ¿no crees? —Solo estaba tratando de ayudar. —Bueno, no lo hagas. —Cruzo mis brazos sobre mi pecho y hago una mueca. Separa mis brazos y toma mi rostro en sus manos. Ese irresistible toque suyo. Es mi maldita debilidad y casi perdono su excedido trasero. —Oye, Hads, mete ese labio o me voy a ver obligado a involucrarme. No voy a decir lo siento solo por decirlo. Sí, debería haberte preguntado, es mi error. Pero escucha, entiendo que tengas miedo de volver a pasar por esto otra vez… infiernos, yo también. Pero valdrá la pena tener un bebé. Tu bebé, mío, nuestro, en ese maldito estómago tuyo. Y piensa en todo lo divertido que será el intento, y todos los lugares donde lo tendremos que hacer cuando sea el momento adecuado del mes.

Página

—Recuerda, a veces tienes que saltar sin el paracaídas para obtener la recompensa más grande, y esto podría serlo. Entiendo si quieres pensar en eso durante un tiempo, y entenderé si no puedes hacerlo cuando termines de pensar. Nena. Lo haré. Te lo dejo a ti, sin embargo. Esta es tu decisión. Pero ¿oíste toda la otra mierda? Tus jodidas entrañas son perfectas. Quiero decir, siempre supe que tu interior era tan caliente como por fuera, pero ahora tenemos prueba médica de esa mierda.

170

—Sigo escuchando al médico diciendo que no puede garantizar que no tendré otro aborto. —Aquí es donde deseo que puedan reprogramar mi cerebro de enfermera, olvidar todas las madres embarazadas que llegaban a la sala de emergencias, cien por ciento saludables, solo para perder a su bebé sin ninguna razón en absoluto. Madres que no consumían drogas en el pasado, que comían sano, que no bebían cafeína ni alcohol. Madres que también merecían tener su bebé.

—¿Te das cuenta que transformaste esto en algo extraño y sexual, y eso como que arruina todo lo dulce que dijiste justo antes? Sus cejas se estrechan y sus malditos hoyuelos aparecen mientras sonríe. —¿Lo hizo? Pero apuesto a que ayudó. Mordisqueo mi labio para detener la sonrisa, pero Reed menea sus cejas, y maldita sea, fue en vano porque una sonrisa brota en mi rostro. —¿Ahora qué decidiste hacer? —La píldora. —Bien. —Eso no significa que vamos a empezar. —Lo sé, nena. Reed planta un beso en mi frente antes de que vaya a la puerta para buscar al doctor.

—Te odio, como que te desprecio, como imaginando maneras de matarte que serían tan jodidamente dolorosas para ti, o quizás solo te apuñale en tu sueño para sorprenderte. —Gimo mientras otra serie de calambres golpea el interior de mi estómago. —No decía nada sobre dolor en mi investigación —murmura Reed en voz baja mientras me ayuda a salir del auto. —No dolió cuando salió, pero mierda, ahora sí. Esto es horrible. Mi útero se siente como si alguien lo estuviera apuñalando. Quiero nuestra cama, una almohadilla caliente, y películas. Eso es todo.

Página

Y Reed lo hace. Me reúne en sus brazos, camina a la casa, sube las escaleras y luego me coloca en la cama como si estuviera hecha de cristal. Me quita la ropa suavemente y me pone una camisa vieja suya encima de mi cabeza.

171

—Eso es lo que obtendrás entonces.

Podría haberlo hecho por mi cuenta, pero por mucho que verdaderamente lo ame todo el tiempo, no me está gustando mucho en este momento. Y voy a sangrar esta culpa con todo lo que él me da. Y algo más. Es el pago por tener un pene y no tener que lidiar con este lío. Agarro el control remoto a un lado de la mesita de noche y enciendo la televisión. Las voces sin sentido de la televisión llenan mis oídos mientras Reed desaparece en el baño. Estoy absorta en otra pelea de reality show de la televisión cuando Reed sale con un vaso de agua y mi botella de píldoras para dormir en la mano. He tratado con la mayoría de las razones por las que vienen las pesadillas y rara vez necesito algo de ayuda adicional para tener una tranquila noche de descanso. Pero las veces que me duermo con siquiera la menor cantidad de dolor, los terrores regresan con toda su fuerza. Se lo mencioné a Graham la tercera vez que sucedió, y la explicación a la que llegó fue que a veces el cerebro se engancha a la verdadera incomodidad, recuerda el dolor pasado que tuvimos, y se hace cargo. Pero todo lo que Reed, mi hombre de las cavernas, hace es abrazarme cuando lo necesito, darme espacio cuando lo anhelo, y lo habla abiertamente cuando me está consumiendo. Sabe cuándo o dónde empujar cuando se trata de estos sueños. Porque por mucho que nunca lo admitirá, presta atención a mis tics. Retuerzo la botella para destaparla y arrojo una en mi boca y luego tomo un trago del agua. Mi cabeza se descompone con cada minuto que permanezco erguida, y los calambres se mueven por mi cuerpo. Saco la almohadilla caliente de un lado de la cama, y en el instante en que la pongo en mi vientre, el calor crea un poco de comodidad. Reed se quita la ropa, dejando solo los pantalones deportivos, su cuerpo en exhibición para mí. Solo que esta vez nada de comérselo con los ojos para mí, nada de querer saltar sobre ese deleitable cuerpo suyo. Maldición, jodido infierno del DIU. Aun así, todavía puedo encontrar la belleza en todos esos tatuajes. Especialmente los gorriones y las estrellas de Astra.

Página

—Todavía pienso que deberías entrar en el negocio de los perfumes también, y copiar tu olor. Y ¿sabes que esto no significa ningún asunto divertido por un tiempo?

172

Me acurruco con él, apoyando mi cabeza en su pecho, e inhalo profundamente, su olor una maldita magia.

Mi cabeza rebota mientras su pecho se mueve cuando se ríe. —¿Siempre es sobre sexo contigo? —No, siempre es sobre sexo contigo. Siempre es como, “Vamos a besarnos más,

vamos a follar más y pensar menos, nena”. Su cuerpo se sacude cuando se ríe de mí. —No hablo así, nena. —Es totalmente así. Oh, no te olvides… “Nena, esas tetas siempre me miran

deseando ser tocadas. Nena, ese culo está en llamas”. —Si tú lo dices. —Lo hago, ahora cállate. Las luces se apagarán en poco tiempo. Reed cubre mi cadera con su brazo, planta un ligero beso en mi cabeza, y antes de que pueda responder, mis ojos se cierran solos y me estoy quedando dormida. Estoy tan segura en sus brazos, incluso con mi dolor, y con no gustarle. Estoy segura y querida por este hombre.

Página

Estoy desequilibrada. Se siente como si un piano estuviera en mi espalda mientras espero que él responda a la cantidad masiva de nuevos desarrollos en mi vida. Nuestras reuniones se reducen a una vez cada tres semanas, para “sintonizar”, como me gusta llamarlo. Y esta es la sintonización más grande, todas las cosas alegres: el compromiso, la construcción de nuestra casa, y las decisiones para la extracción de mi DIU. Eso es mucho para cualquier persona, pero con alguien con TEPT, la felicidad podría ser un detonador. Mi habilidad para autosabotear cosas buenas, ver mal cuando realmente lo único alrededor son pasos positivos, es uno de mis fantasmas. Es una respuesta que podría tener toda mi vida sin importar lo que haga. O lo que Graham me dice. Pero sé

173

Fijo mi vista en la luz sobre la puerta, deseando que se vuelva mágicamente verde, señalando que la sesión con Graham ha terminado. Pero nop, todavía es de color rojo brillante. Echo un vistazo sobre su cabeza morena al pequeño reloj de madera ubicado en su estantería, y juro que el tiempo se detiene.

esto: sé que es una de mis faltas, y es la razón por la que siempre se necesitará la sintonización. Y un pequeño temor de que podría estar decepcionando a Graham, de que tal vez tenía que preguntar antes de zambullirme de cabeza. Otra cosa que nos advirtieron en rehabilitación es la cercanía entre los pacientes y los médicos. ¿Y si piensa que estoy loca, o si piensa que me estoy precipitando? ¿Qué haría? ¿Cómo cambiaría eso mis decisiones? —Hadley, solo para hacerte saber, no puedes hacer que la luz cambie de color. Estás muy inquieta hoy. ¿Por qué es eso? Dejo salir un profundo suspiro y jugueteo con las manos en mi regazo. —No quiero decepcionarte, y si no lo apruebas, bueno… Eso no me ayudará. —No puedes buscar mi aprobación para todo. No la necesitas. Y tampoco es saludable. Solo estoy aquí para ayudarte a trabajar en tu vida, no para decirte cómo vivirla. Hadley, vive por ti, por tu felicidad, por tu futuro, por nadie más. Por lo tanto, ¿eres feliz? —Lo soy. Realmente feliz. Es hora de dar ese paso, no porque sea el siguiente paso lógicamente, sino porque lo quiero. Quiero ser la esposa de Reed. —Entonces esa es tu respuesta. Ahora la situación del bebé… ¿Cómo estás lidiando con eso? —Estoy asustada, aterrada. Pero estoy absorbiéndolo todo y lo discutimos. Esa es una gran diferencia. Me refiero a algo de eso, Reed me descarriló al principio, pero si no lo hacía, nunca lo habría hecho. —Tómalo un día a la vez. Un paso, una cosa a la vez. Y si necesitas verme más, todo lo que tienes que hacer es llamar y te haré espacio.

Página

Y Graham lo dice en serio. Es la única persona en mi vida, incluido Reed, que está en el exterior velando solo por mi bienestar. Mi sanidad. No es mi amigo, no charlamos sobre su vida, no nos reunimos fuera de la oficina para un café, aun así conoce los secretos en mi alma. Conoce las dudas que nublan mi cerebro, probablemente mejor que yo. Conoce los demonios dentro de mí, mis pecados que he superado.

174

—Gracias.

Página

175

Y un día, puede llegar el momento en que nuestras reuniones no puedan suceder más, que ya no busque su guía. Pero me deja con las herramientas para ser lo suficientemente fuerte para hacerlo por mi cuenta.

Capítulo 3

Hadley

¿C

onoces esa sensación de caminar dentro de la guarida del león con miradas de la gente rodeándote, esperando ver que tus extremidades sean devoradas? Eso es lo significa una fiesta para una persona que odia ser el centro de atención. Quien fuera que pensara que las fiestas de compromiso eran necesarias en la sociedad, necesita una patada en los dientes o en las pelotas. Puedo hacer ambas, de ser necesario.

Página

Pero eso nos deja en mi aprieto actual: el cabello rizado y recogido a un lado, un maquillaje perfecto, y un precioso vestido negro cayendo hasta el piso, y para mi consternación, siendo el centro de atención de todos estos invitados. Me pongo de pie, incómoda, en un maldito salón de baile en el que mi dama de honor, Courtney, insistió que teníamos que hacerlo en este lugar, ignorando la opción que Reed y yo deseábamos: no tener ninguna fiesta en absoluto. Reed está inmerso en su entrenamiento, pero yo no tenía excusa. Aun así, ella sostenía que esta sería la única que tendré, alegando que ese era su trabajo

176

Nadie quiere estar aquí, ni yo, ni Reed, ni mi familia, ninguno de nosotros. Matt está furioso por la boda. Puede que haya superado la fase de desear estrangular a Reed, pero eso no significa que no lo escupirá si Reed es derribado alguna vez. A Mark no le podría importar menos algo concerniente a mí, pero un casamiento con Reed, un luchador, no es su idea de lo mejor. Y mi padre, está enfadado. Reed no le pidió permiso para casarse con su única hija. Solamente lo llamó para contarle lo que habíamos planeado. Contarle. Solté una carcajada cuando se lo gritó por teléfono. ¿Reed pedirle permiso a alguien? Eso no iba a pasar. Ahora, ¿Reed contándoselo? Sí, ese es el Reed que conozco, el hombre que amo.

como mi mejor amiga, adornándolo con un atisbo de culpa para finalmente conseguir su propósito. Así que aquí estamos todos bajo unas luces blancas destellando sobre nuestras cabezas, flores cubriendo todas las paredes, y velas iluminando cada mesa. Con mi familia que desea estar aquí tanto como yo, y rodeada de más personas de las que he conocido en mi vida, y no tengo idea del nombre de la mitad de ellas, aun así parecen muy emocionados de que Riker me haya encontrado de nuevo. —No puedo creer que Reed diseñara el anillo personalizado, es precioso —dice la cálida voz de una impresionante rubia alta llamada Leddy. Sus ojos brillan ante mi dedo, y probablemente es la única chica de la liga que no parece envidiar nuestra felicidad. —Gracias. —Sonrío, la primera real desde que entramos aquí esta noche. Porque tampoco puedo creer nada de esto. Mi anillo, o anillos, son una visión de mi fantasía. Solo Reed podría conseguir dos anillos que tuvieran su propia individualidad pero que juntos parecieran solo uno. —¿Están planeando quedarse en Atlanta una vez que se hayan casado? —Sí, compró un terreno para construir y mi familia está aquí, así que no queremos mudarnos muy lejos. Leddy asiente. —Me gusta aquí. Es totalmente diferente de Las Vegas… —Se interrumpe y sus ojos se vuelven distantes y oscuros mientras observa algo sobre mi cabeza. —Oye, ¿estás bien? —Coloco una mano sobre la de ella, mi voz empapada de preocupación.

Página

Diviso a Reed saliendo de la habitación trasera con Lance, Bash y Gus siguiéndolo de cerca. Sus tatuajes están sobresaliendo del traje y tiene barba incipiente en su rostro. Al otro lado de la sala, entre la masa de personas, me encuentra en un parpadeo y destella una de esas sonrisas que siempre hace que mis rodillas se debiliten. Es la única sonrisa que reserva específicamente

177

—Oh… sí, he visto un ex aquí. Pero no te preocupes, no habrá drama de mi parte.

para mí y su propio deseo. Es la misma mirada que me ha estado dando desde que di mi primer paso por las escaleras, lista para marcharme. Leddy mira por encima de su hombro, al parecer olvidando los problemas con su ex. Se gira, con una sonrisa de nuevo en el rostro. —Sabes, lo conozco desde que se unió a la liga y siempre has sido tú. Incluso con toda esa mierda que lo confundió. —Lo sé. Al igual que siempre fue él para mí. Si me disculpas, voy a ser la prometida molesta y lo molestaré para pasar el rato. Ven a verme antes de que te vayas y planearemos un almuerzo antes de que regreses a Las Vegas. — Debería haberme quedarme hablando con ella más tiempo y haber actuado un rato como la anfitriona, pero no puedo soportar seguir charlando cuando Reed me espera. Atravieso la sala, ignorando la multitud, rechazando cualquier distracción excepto a él y a su mandato por mí, sobre mí. Reed se aproxima a mitad de camino, mirándome directamente a los ojos mientras sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura. —¿Te he dicho lo malditamente bien que te ves esta noche? Presiono los labios y levanto una ceja. —Solo cuando bajaba la escalera, después en el auto… ah, sí, y no podemos olvidarnos de cuando llegamos aquí. Sitúa las manos en mi cintura y luego desliza sus brazos a mi alrededor, rozando mi culo con las puntas de sus dedos. —Bueno, es que esa es la jodida verdad. Me río en su hombro, con todo el cuerpo ardiendo cuando empuja su duro cuerpo contra el mío. —Ten cuidado o les darás un vistazo a nuestros invitados.

Página

—Oh, ¿lo hiciste?

178

—¿A quién le importa un carajo? Sabes, cuando estaba hablando con los chicos, encontré una habitación que es perfecta para…

—Sígueme. —La voz de Reed es profunda y ronca, y provoca escalofríos a través de mi piel. Me suelta y entrelaza sus dedos con los míos, jalándome a través de la multitud. Miro alrededor, asegurándome de que nadie nos vea desaparecer y la única que lo hace es Courtney. Levanta el pulgar de una mano y con la otra su bebida, haciendo una especie de brindis. Reed atraviesa la puerta y luego vamos por un oscuro pasillo hasta llegar a otra serie de puertas. Una vez cerrada la puerta, nuestras bocas se aplastan y nuestras manos recorren el cuerpo del otro. Me separo, sujetando el labio inferior de Reed entre mis dientes. —Hiciste un recorrido antes, ¿verdad? Me muerde el labio. —Joder, sí. Dijiste manos fuera en casa, pero mierda, nena, eso es más de lo que puede manejar mi polla. No sé cómo demonios tu cuerpo pudo mejorar, pero lo hizo, y no puedo dejar las manos quietas. Las palmas de Reed trazan las cuentas de mi vestido. Manoseando mi trasero, me empuja fuertemente contra él. Su boca encuentra la mía, me estrella contra la pared, rompiendo las cosas de los estantes. Pero no me importa, no con su dura polla presionándose contra mi estómago. Saco su camisa de los pantalones. Recorro cada centímetro de los músculos de su pecho con mis manos. Sus labios se deslizan por mi cuello y el calor en mi centro me está consumiendo. Reed flexiona las rodillas y amontona mi vestido alrededor de mis caderas. —Joder, no puedo creer que te haya dejado salir de casa llevando solo este jodido vestido. ¿Dónde están tus bragas? —El calor de su aliento contra mi clítoris me enciende en llamas. Gimo.

Página

—Maldición, mujer, me destripas. —Sus palabras se pierden cuando su lengua lame mi centro. Golpeo las manos contra la pared para no agarrarlo, forzándome a no mover las caderas. Su asalto continúa una y otra vez. Los dedos de Reed empujan y giran dentro de mí, presionando todos los lugares correctos una y otra vez antes de que explote por todo su rostro.

179

—No podía llevarlas. No quería que se marcaran líneas.

Una vez que los estremecimientos se calman, Reed se desabrocha los pantalones y se levanta. El clic del metal de su cinturón resuena en la habitación cuando cae al suelo. Reed saca su polla y la rodea con las manos y se coloca cerca de mi abertura empapada. La urgente necesidad de tenerlo llenándome envía ondulaciones por todo mi cuerpo. Quiero devorarlo con todo en mí. Lo anhelo. El tiempo se detiene mientras se entierra hasta la empuñadura dentro de mí. —Esta mierda… —Empuja—. Es jodido platino. —Bombea—. Y me voy a correr profundamente dentro de ti… —Impulso dentro—. Tanto, que todavía estará dentro de ti el jodido próximo año. Mis manos dejan el soporte de la pared y se enredan en su cabello. Acerco su rostro al mío. —Solo escucho palabras. Quiero acciones —digo, mis dientes rechinando mientras mis piernas se enganchan alrededor de su cintura, tratando desesperadamente de contener el grito que quiere estallar. No decimos más palabras sucias. Solamente surgen gritos y gemidos cuando se sumerge dentro y sale, una y otra vez. Su polla, dura como el acero, me lo da todo, y más, la presión construyéndose con cada segundo que está dentro de mí. Nuestras miradas se bloquean cuando se detiene, entonces empieza a bombear deliciosamente lento. Cada movimiento de su polla contra mi punto G hace que me tiemblen las piernas. Aprieto mis músculos internos alrededor de su dureza antes de que casi esté fuera y se empuje de nuevo dentro de mí, tomándolo lentamente otra vez, solo para embestirme de nuevo. Hace esto demasiadas veces para contarlas y mis ojos pierden su enfoque en él mientras todo mi cuerpo se tensa. Cada músculo de mi cuerpo se estremece por su poderosa liberación. Reed toma mis caderas con un agarre duro y desesperado, vaciando cada gota dentro de mí.

Página

—Mierda —dice Reed contra mi cuello. Ambos estamos respirando como si recién hubiéramos corrido un maratón y el sudor gotea de nuestros cuerpos.

180

Colapsamos juntos. Mis piernas y brazos cuelgan alrededor de él como una muñeca de trapo, los estremecimientos remanentes aún estallando a través de mi torrente sanguíneo.

Desenreda mis extremidades, nunca soltando su agarre mientras se desliza fuera de mi calidez. Mi cuerpo se aferra a su alrededor instintivamente, pero eso no le detiene de dejarme con una sensación de vacío. Me mira, con un tenue resplandor en los ojos, y se sube los pantalones. Saca un pañuelo del bolsillo y me limpia. Suelto una risita. La relajación quema a través de mí; me siento drogada, mareada. —Realmente eras un niño explorador, ¿verdad? Desliza su polla a través de la cremallera y se ajusta los pantalones. —Tenía planes, eso es todo. Ahora vayamos a la fiesta antes de que la gente se pregunte adónde han ido los invitados de honor. —¿Qué no estemos presentes? No necesitan pensar demasiado en eso. —Certeras palabras, nena. Mis dedos permanecen sobre él mientras termino de abotonar su camisa. —Estás listo. Yo no mucho. Necesito limpiarme primero. Ve adelante. Iré justo detrás de ti. —No te voy a follar y correr. Déjame llevarte al baño. Reed entrelaza nuestras manos y abre la puerta. Camina hacia el pasillo sin vacilar, pero me paro en la puerta, giro la cabeza hacia ambos lados, y salgo solo cuando estoy segura de que la costa está despejada. Mis pasos son muy ligeros en el suelo de azulejos, mis tacones apenas hacen algún ruido. Navegamos a través de los pasillos, en la dirección opuesta por la que llegamos. Abre puerta tras puerta y vuelta tras vuelta, nos abrimos paso a través del laberinto. De alguna manera conseguimos llegar al baño. —Ahora arregla el nido de ratas de tu cabeza y ven a buscarme. —¿Alguna vez te he dicho que me dices unas palabras muy dulces?

Página

Me giro y la palma de Reed me golpea el trasero. Su risa llena el aire mientras se aleja.

181

—Si no quieres oír la verdad, te vas a casar con el imbécil equivocado.

Mi reflejo en el baño muestra mi aspecto. Veo una sonrisa muy tonta en el rostro ya retocado y cuando deslizo la última horquilla en mi cabello, la puerta se abre poco a poco. Es Sarah. Le sonrío a través del espejo, pero hasta ella nota que es falsa. Incluso un desconocido podría notarlo. Cada conversación entre nosotras es forzada, falsa, incomprensible, y algunas veces las tres cosas. Es alguien a quien una vez consideré mi hermana, de alguna forma mi confidente. Pero realmente es mi… ¿mi madrastra? No. No puedo aceptar eso. No ahora, en cualquier caso. La veo como una de las únicas personas que guardó el secreto más profundo de mi vida. No puedo culparla, y en mi alma, sé que ella no es el problema, o al menos no el principal. Si Reed me pidiera guardar el secreto de quien fuera, grande o pequeño, lo haría. Mis labios estarían cerrados con firmeza sin vacilar, y sin duda, ni una palabra. Así que lo entiendo, pero duele; mi orgullo está herido por cómo se derramó la verdad. Nos esquivamos la una a la otra, barriendo nuestros problemas bajo la alfombra para tranquilizarlos a todos, para evitar el drama que vendría si no lo hiciéramos. No es la mejor forma. Infiernos, es lo que sigo trabajando en terapia un año más tarde, pero es la forma más fácil. Y por ahora, la pared sigue en pie y así seguirá hasta que llegue una solución mejor que la derribe. —Oye, Reed me envió para ver si necesitas ayuda. —La comisura de su boca se levanta. Está esperando una respuesta diferente de mi parte. —Gracias, pero estoy bien. —Giro el cuello, mis músculos tensos. La alegría de minutos antes va desapareciendo con cada segundo que pasa. Estoy atrapada, encerrada. Ella se interpone entre mí y la única salida de este cuarto de baño. Suspira. Su postura se tensa mientras asegura su bolso bajo el brazo. —¿Vas a continuar así para siempre? Esto es demasiado para la alfombra y la escoba. Quizás sería necesaria una aspiradora para poder limpiar este desastre.

Página

—De verdad, corta ya la mierda, Hads. Ahora estás actuando como una niña mimada. Sí, lo sabía. Lo supe antes de casarme con él. Puede que no entiendas por qué lo hizo, y puede que no te guste. Todos lo entendemos, pero este espectáculo tiene que parar. Él te ama.

182

—¿De qué hablas? —pregunto con sarcasmo.

—Lo que tú digas. Si me disculpas. —La rozo al pasar, pero Sarah me agarra del codo, congelándome. Estamos de pie, una al lado de la otra. Ya no ocultamos nuestras expresiones. La suya es triste y herida, y la mía es, sin duda, exasperada y molesta. —Solo habla con él. Quiero decir, no solo abras la boca, sino habla y escúchalo y también a tu papá. Está matándolos a ambos que les hayas dado la espalda. —Todos odian a Reed por lo que me ocultó, cada uno de ellos odia al hombre que amo porque me ocultó algo. Algo que realmente no me afectó personalmente si piensas en ello. Pero lo gracioso, lo irónico, es que la noche que tuve mi crisis, no fue Reed quien me rompió, como todos pensaron que haría. No, fue el secreto que guardaban. Y la forma en la que lo descubrí, no nos olvidemos de eso. —Tienes un hermano. Jaden es tu hermano, y nunca lo visitas. Ni siquiera viniste a su fiesta de cumpleaños. —¿Y crees que no lo sé? Pienso en él todos los días, pero ¿eso qué importa, eh? Mark no me quiere cerca de Jaden. Me lo dejó muy claro, demasiadas veces. Ahora, si me disculpas, tengo que ir a disfrutar de mi fiesta con la gente que no me mintió en la cara toda mi vida. Mi rostro se va calentando cuando salgo del cuarto de baño, y a medida que mis zancadas más me alejan de ella, el pecho se me hincha con cada bocanada de aire que inhalo. Atravieso la masa de gente, con la vista fija en una cosa: el bar. El barman se acerca y mi bebida aparece mágicamente sin pedirla. Tomo un sorbo, el temblor en mi mano haciendo que el hielo tintinee en el vaso. —¿Quién provocó que te molestaras, hermanita? —Nadie. —Bajo mi vaso de golpe. El chapoteo del líquido golpea la madera. Matt lo recoge y lo agita por debajo de su nariz, olfateando y arrugando la nariz mientras huele el contenido.

Página

Matt apoya los codos en la barra, jugueteando con su gemelo de platino.

183

Lamento decepcionarte, pero esto no es nada divertido.

—Se supone que este sea un momento de felicidad. ¿A quién debo matar? Por favor, que sea a Reed. Me encantaría tener tu bendición para finalmente poder hacerle algo. —Qué gracioso, no la tendrás… nunca. Ni el resto de nuestra antigua familia. Noto un ligero toque de la mano de Matt sobre mi hombro y una profunda bocanada de aire sale de él. —Hads, no te estoy diciendo que sigas adelante. Si me hubiera pasado a mí, probablemente me hubiera enfurecido con todos. Pero tú eres mejor que yo. ¿No crees que es hora de dejar ir la rabia, no por esos tarados, sino por ti? —Reed me dijo lo mismo la otra noche. —Toma nota de esto. Estoy de acuerdo con tu hombre. Por primera vez. —Matt levanta un dedo, avisando al camarero por otra copa—. Te quiero, hermanita, pero la ira luce como la mierda en ti. Tengo que ir a llevarle su bebida a mi cita. —¿Stephanie? —Nah, no quiso esperar. Esta es solo una amiga. —Le da una palmada a mi hombro antes de girarse, luego desaparece entre la multitud. Me siento en el bar, dando vueltas al hielo que aún queda en mi copa. ¿Tiene razón? ¿Reed tiene razón? ¿Debería olvidarlo? ¿Debería perdonarlos? Pero si los perdono, no puedo olvidar. Nunca. Me giro en el taburete y Reed está al otro lado de la habitación hablando, riendo y divirtiéndose como nunca. Está disfrutando lo que se supone es una fiesta que nos lleva a nuestra vida futura. Celebrando el amor que nos tenemos. Eso es lo que debería estar haciendo yo y en vez de eso estoy sola en el bar, ahogando las penas en mi agua con gas, sobre un pasado que no puede cambiarse.

Página

Mi mejor amiga tenía razón. Un compromiso, una fiesta, una boda es todo lo que voy a tener. Todo lo que tendremos Reed y yo. Y maldita sea, esta noche voy a tener un baile que esté a la altura y voy a disfrutar de todos los beneficios del duro trabajo de Court.

184

Pero demonios, este presente si puede.

Y la vivo al máximo. Tres horas pasan volando, los invitados aprovechan plenamente la barra libre, y soy la única que despertará mañana sin odiar su vida. Al margen del pequeño problema anterior, Reed y yo tenemos la velada que Courtney planeó para nosotros. La pista de baile se va quedando vacía a medida que pasa el tiempo, pero eso no nos detiene a Courtney ni a mí de sacudirla con algún éxito pop. La canción acaba y Court abandona la pista, dejándome sola y siento un pequeño y ligero golpecito en el hombro. Mi padre está ahí de pie, su rostro decaído, sus ojos una vez animados y estatura arrogante completamente deprimidos y ausentes. —¿Puedo disfrutar de este baile, pequeña? —Sus palabras carecen de convicción mientras levanta su mano hacia la mía. Siento un hueco en el estómago cuando pongo mi mano en la suya, nuestras palmas sudando. En el momento en que comienzan las primeras notas de la canción “Wonderful Tonight”, mis ojos se llenan de lágrimas, mi barbilla tiembla, los recuerdos llenan mi mente. Mi padre hacía lo mismo cuando era una niña, excepto que esta vez bailo sobre mis propios pies, no sobre los suyos, y esta es una pista de baile real con público, no las baldosas de nuestra cocina cuando estábamos solos en casa por la noche. En aquella época era joven e inocente, y solo veía la belleza de las cosas. Es lo que me mostraba, me enseñaba, y me probaba cómo debería ser tratada.

Página

Toma la punta de mis dedos, girándome en un círculo. La parte de abajo de mi vestido se sacude con cada giro, y a través de la ventana de mis propias lágrimas, los ojos de mi padre brillan, y es como si los recuerdos de imágenes estuvieran resplandeciendo. Él enseñándome a atarme los cordones de los zapatos, soltando la parte trasera de mi bicicleta de dos ruedas sin irse nunca lo suficientemente lejos como para dejarme caer, la primera vez que vine a casa con mi rostro cubierto de lágrimas por un chico, y el abrazo de seguridad de mi papi esa noche. El confort que recibía me daba paz, y sus amenazas de romperles las rodillas a los chicos me hacían reír a pesar de mis lágrimas.

185

Era su pequeña.

Eso es lo que hace un papi: te protege con su amor. Mi padre me jala a sus brazos, nuestros pechos chocan. Palidece cuando abre la boca, vacilando antes de hablar, pero cuando lo hace, es el puñetazo en el estómago que necesito. —Pequeña, lo siento. —Parpadea, y con esa solitaria lágrima que cae de sus ojos consigue mi perdón. Nunca me dañaría a propósito. Ha terminado. Pongo la cabeza en su hombro mientras me abraza. —Papi. —Una sola palabra es todo lo que toma para que las lágrimas fluyan como una cascada cuando lo miro y lo veo, lo comprendo verdaderamente, y lo acepto. —¿Cómo puede ser que esta hermosa mujer que me está mirando sea aquella pequeña niña pecosa de cabello rizado que solo podía bailar de puntillas sobre mis pies? Hadley… Estoy malditamente orgulloso de ti. —Su voz se vuelve más espesa con tanta emoción. Lo inhalo, y el aroma de su Old Spice me alivia. —Siempre serás mi primer amor, papi. Fuiste tú quien me enseñó cómo amar. —Es mejor que Reed también reciba ese memo. —No te preocupes, me aseguraré de decírselo. —Mi voz se pierde mientras me gira una vez más, y con un descenso, la canción termina.

Detrás de él, Sarah se mueve, asomando la cabeza por encima de la de Jaden, con un rayo de felicidad. Articulo un “gracias” hacia ella, y con un pequeño

Página

Mark puede que sea mi padre biológico, y lo pateé del pedestal cuando descubrí eso, quería más de él, pero eso es todo. Me dio la vida, pero no me ha ayudado a vivir. Nunca ha sido mi papi. Solo una persona se merece ese título para siempre. Y de ahora en adelante, Mark solo será mi hermano.

186

Cuando me levanto, una multitud nos rodea. Algunos tienen lágrimas en sus ojos, sabiendo por lo que estamos pasando. Algunos simplemente sonríen ante el baile de padre e hija. Pero de todos los rostros, el que más me habla, el que me llama, es el de Mark. Está ahí de pie, Jaden —mi hermano pequeño— contenido en sus brazos, profundamente dormido y con una ligera sonrisa en nuestra dirección.

asentimiento y sin nada más que entorpezca nuestro camino, comenzaremos a construir una nueva relación, una amistad diferente. Puedo tener a mi familia conmigo, puedo tener a Reed de pie junto a mí. Con mucho trabajo, puedo tenerlo todo.

Me desplomo en el sofá, mis piernas incapaces de sostenerme por más tiempo, mis pies demasiado agotados para incluso poder sostener mis zapatos mientras caen al suelo. La chaqueta de Reed fue abandonada hace siglos, y su camisa antes perfectamente planchada, ahora está llena de arrugas. Pero a pesar de lo cansada que estaba y de nuestra desastrosa apariencia, Reed aún sigue pareciéndome caliente llevando algo diferente a camisas y jeans. Se sienta a mi lado y una pesada exhalación sale de su boca. Reed coloca mis pies en su regazo. Sin decirle dónde me duele, sus fuertes manos encuentran y masajean exactamente todos los puntos doloridos. —No creo que pueda volver a moverme de nuevo, y Señor, por favor, no te detengas nunca. —Gimo. —El problema vendrá cuando tengas que hacer pis. —Odio cuando tienes razón. Sus dedos continúan masajeando mis pies. —Aún no puedo creer que James no viniera esta noche. ¿Estás bien con que no apareciera?

—Pero… —Pero te detuviste antes de que te viera las tetas, bla, bla, bla.

Página

—Te enrollaste con él. Ese idiota de James es afortunado de que no lo asesinara.

187

—Síp. Ahora está ocupado con sus propias cosas, y la última vez que hablé con él me dijo que la perra y él están juntos de nuevo así que… —Reed pellizca la parte externa de mi muslo ante la mera mención de ello—. Ay.

Aparto mis piernas de él y me siento. —¿Me amas? —Sí. Engancho mis muslos sobre su cuerpo. —¿Confías en mí? —Sí. —Reed agarra mis caderas. Me saco las horquillas del cabello y los rizos caen en cascada sobre mis hombros. —Entonces créeme cuando te digo que no sentí nada, quiero decir ni una pizca de deseo por él. Nada. Nulo. Nada de nada. —Ajaaaaa. —Las manos de Reed se mueven por mi espalda y rasgan la cremallera de mi vestido. El aire fresco acaricia mi cuerpo mientras sus dedos me bajan los tirantes y mis pechos se liberan. —Realmente no te importa James, ¿verdad? Su mirada recorre admirada desde mi rostro hasta mi pecho, y en un instante se relaja de nuevo, mientras su polla se endurece debajo de mí. —Joder no, llevas mi anillo en ese dedo, y sé qué es lo que quieres. Pero cada vez que lo menciono, te subes a mi regazo y alejas los fantasmas con besos, entonces, ¿qué quieres qué haga? —Reed toma mis pechos en sus manos, su lengua deslizándose por el borde de sus labios. —Tú pedazo de mierda.

Cualquiera sea tu estado de ánimo del día, siempre es mejor con un orgasmo.

Página

No respondo. No es necesario ni siquiera que lo contradiga. Reed tiene razón. El buen sexo ayuda a pasar el día. Y el sexo genial te da una sonrisa. Pero el devastador, el sexo que curva tus pies… ese resuelve los problemas, hace desaparecer la culpa, desvanece la locura, y lava las lágrimas.

188

—Pero recuerda todos los orgasmos que has tenido gracias a la culpa. —Se encoje de hombros antes de empujar sus caderas hasta mi centro y me guiña un ojo.

Página

189

Capítulo 4

Hadley

¿C

ómo pudo pasar esto? No hay manera de volver. No está pasando.

No estoy lista, él no está listo. No estamos listos. Mierda. Carajo. —¿Cuánto retraso es, Hads? —pregunta Courtney, entregándome la prueba de embarazo que le hice comprar. Mis dedos están en mi boca y ni siquiera puedo tratar de detener mi urgencia de morderlos. No se supone que esto suceda así. Planificado. Pensado.

Página

—No lo sé realmente, me sacaron el DIU y tuve sangrado por un par de días, comencé la píldora el domingo, y el paquete se terminó y todavía no hay período.

190

Ejecutado. Esa es la manera, no esta, nunca esta.

—Jesús, Hads, eres una enfermera. —James está sentado en el sofá, sus pies sobre la mesa auxiliar, y oh tan presumido. —Gracias por eso, y PTI5, ya no lo soy. Esperamos los siete días antes de que se hiciera efectivo para tener sexo, así que no me des charla médica, imbécil. —El bastardo hace una aparición cuando la mierda se pone bien, no antes. Regresó tres días después de la fiesta de compromiso, con la cola entre sus piernas con otro corazón roto por Liz. Un día encontrará a alguien que no se canse de infligirle dolor. —¿Cuánta agua has tomado? Me tomo el resto de la botella de plástico y la arrojo en la basura en camino al baño. —Tres, estoy bien. Solo espera aquí.

Salgo del cuarto de baño, la prueba todavía apoyada en el lavabo a la espera de ser leída. Pero mis nervios están fritos y no soporto ni siquiera mirarla. Mi futuro, el nuestro está esperando, pero mis entrañas están demasiado agotadas para averiguarlo. —Court, no puedo… por favor, dime, porque no puedo —grito en un tono como si estuvieran a punto de servirme mi última comida. Camino de regreso a la sala de estar y llego a un punto muerto cuando diviso las botas de Reed junto a la puerta principal.

5

PTI: Para Tu Información.

Página

Reed está aquí, con su presencia enloquecedora, las manos cerradas en puños mientras emana humo. Su cuello se tensa mientras se centra en mí y en la prueba. Nada más parece importarle, nada. Mi mente se reduce a la mitad, preguntándose cómo se desarrollará esto. Mi estómago se encoge cuando Court y James se levantan del sofá, evitando a Reed como la plaga. Ambos salen por nuestra puerta principal. No sé si miran hacia atrás. Ni siquiera

191

—¿Vas a decirme por qué demonios hay una jodida caja de prueba de embarazo abierta sobre mi jodida mesa? —brama Reed, tan fuerte que mis entrañas se sacuden por la intensidad.

tengo oportunidad de comprobar porque la furia de Reed me mantiene cautiva. —¿Dónde está? —Su tono áspero me hace estremecerme—. Hads, lo juro por Dios, no me mires así. ¿Dónde carajos está? Mi barbilla se estremece y me quedo aquí sin moverme. Mis palabras tiemblan. —En el b-baño. El cabello se mueve con la brisa que crea mientras pasa pisoteando. Reed vuelve en un instante. Nunca hace contacto conmigo, pero lanza el palo, rompiéndolo contra la pared. —¡Joder! Piso el resto del palo, sin molestarme en agacharme, porque la ventana de la prueba es la única parte que no está rota y “no embarazada” me mira, burlándose de mí. Reed se sienta en el sofá, sus manos temblando incontrolablemente mientras sostiene su cabeza con estas. —Esta mierda no debería haber ocurrido —escupe. Sus palabras venenosas me dejan sin aliento. El dolor en mi garganta es como fragmentos dentados que me impiden hablar. Para interrogarlo. Para entender su significado. Esto no puede significar que Reed esté molesto de que podríamos haber estado embarazados Es él quien quería esto. Fue él quien me empujó a ser revisada, para querer comenzar una familia. Juntos.

Página

Mis piernas tienen mente propia y me mueven fuera de la habitación y con una ojeada por encima de mi hombro, abandono a Reed y las emociones extremas que lo rodean. Es una estatua en el sofá. Las únicas cosas todavía moviéndose ligeramente son sus hombros con cada inhalación y exhalación.

192

No, ahora esto es un desastre, un enorme montón de ello.

Doy pasos silenciosos hasta nuestro dormitorio y me cambio tan rápido como puedo antes de caer en la comodidad de nuestra cama. Me enrosco en una bola, tirando de mis rodillas a mi pecho, y rezo para que lo que creo que acaba de suceder, de hecho, no haya ocurrido realmente. Ruego que esto fuera solo otra pesadilla, que cuando me despierte, todo volverá al lugar perfecto por el que hemos estado pasando durante más de un año. Una paz constante entre nosotros. Pero no lo es. Lucy se arroja sobre la cama y se acurruca cerca de mi pecho. Su suave ronroneo es la única comodidad que tengo, la cosa ayudando a enfocarme en algo más que mis dudas. Estas son las veces en que mis demonios levantan sus desagradables cabezas, cuando el miedo de no estar bien otra vez viene a la vanguardia de mi cerebro. Reed y yo somos fuertes ahora, más firmes que nunca antes. Nuestras peleas una vez normales atadas con pasión y subrayadas con problemas de confianza no han sucedido en meses porque hablamos, nos comunicamos lo que nos está molestando antes de que las cosas se salgan de control. Hemos aprendido, entrenado y trabajado duro para encontrar esta manera, la mejor manera para nosotros. La forma más segura de mantenernos como un frente unido. Pero esta cosa esta noche, la forma en que Reed explotó, es el viejo y tóxico amor que compartimos una vez. Y me asusta. Reed está furioso, y huí y me escondí de él como lo hacía antes. Mi espalda está hacia la puerta, pero el vello en mis brazos se levanta. Los escalofríos bajan por mi columna mientras se abre. Evita mi lugar seguro ahora. Contengo la respiración, esperando algo mientras la cama se hunde y espero a que Reed me toque, que alivie algo del sufrimiento que ha causado, pero no se mueve. No habla. Trajo su yo de piedra aquí arriba. —Reed, si no quieres tener hijos ahora, explica ¿por qué querías que mi DIU fuera retirado? No puedo comprender por qué. —Mis palabras suenan tan huecas mientras el hoyo en mi estómago crece.

Página

Me doy la vuelta y le hago frente. Está tan cerca, puedo sentir su aliento caliente abanicando mis labios y el calor de su cuerpo irradiando a través de mí. Puedo oler su débil pero embriagadora colonia, pero aun así no ayuda al dolor.

193

—Joder, Hads, ¿crees que por eso estoy enojado?

—¿Qué más pensaría después de la forma en que actuaste? Reed me pone el cabello detrás de la oreja, su toque tierno, su mirada reluciente de fascinación por lo que acabo de decir. —Nena, no podrías estar más equivocada. Estoy jodidamente enojado porque quiero estar aquí cuando te hagas la prueba. Quiero estar aquí cuando te vuelvas loca, cuando finalmente suceda, porque quiero ser quien te calme. No Courtney, no James. Yo, Hadley. Quiero ser quien mire la prueba por ti, contigo. No Courtney. No lo conseguí la última vez debido a la mierda que hice, pero esta vez, lo quiero. Todo, los nervios, la espera. Cada jodida cosa. Ahora, Hads, es por eso que estoy enfadado. Sus palabras encajan en mi cerebro. —Dios, ni siquiera lo pensé de esa manera, pero volví a casa y tú todavía estabas entrenando, y con la pelea tan cerca, quería saber ahora mismo. Señor, pensé que no querías un bebé. Esa no es una buena sensación en absoluto. Y siento mucho que hayas venido a casa para presenciar eso. Lo sé ahora, si tratamos de tener uno, no te sorprenderé con esas lindas cosas del bollo en el horno. Pero eso no significa que podrías haberlo manejado mucho mejor. Reed inclina la cabeza, observando mientras su pulgar grueso y calloso traza mis labios.

—Probablemente deberías disculparte con James y Court. Solo puedo imaginar lo que están pensando ahora. Vaya.

Página

Planto un beso en su dedo. El agarre en mi corazón se relaja.

194

—No, no hagas eso. No necesito cursilerías cuando consiga embarazarte. Pero mierda, lo siento, nena. Debería haber contado hasta jodido diez antes de explotar. Lo sabía mejor, puedo ser mejor. Pero cuando vi esa caja en la mesa con James, me refiero a James que justo en ese momento apareció de nuevo en tu vida sentado en mi sofá con esa gran sonrisa de idiota en su rostro como si perteneciera a ese lugar y Courtney esperando, contar era lo último en mi jodida mente antes de romperme. Solo tenemos un par de oportunidades para hacer el espectáculo de locos de preguntarnos, así que jodidamente prométeme esa mierda. La próxima vez, por favor, jodidamente dime al minuto en que la idea pueda aparecer en esa mente tuya.

Reed se ríe, la fuerte ira que estaba alrededor de él en la sala de estar se secó. —Lo haré mañana, pero ahora dime por qué pensaste que te embaracé antes de que tengamos nuestras folladas de reconciliación y tratemos de practicar para hacer otro de nuevo.

Mi agarre en el cuello de Reed se afloja con cada empujón hacia atrás que me da. Giro mi cuerpo, y coloco mi pierna sobre la cadera de Reed y me niego a detenerme. No me voy a dar por vencida. Por una vez, la victoria está tan cerca que puedo probarla. —Vamos, Rike. Necesitas la bandera blanca para rendirte, hijo de perra. —Cada músculo se estremece contra él mientras trato de derribarlo. —Recuerda, no es una victoria hasta que tu mano esté levantada en el centro, y esa mierda no está sucediendo. Ni hoy ni mañana. —Una sacudida final de energía de él y Reed se escapa de mi agarre. Todo su cuerpo se desliza por el suelo. Se pone detrás de mí y engancha un brazo alrededor de mi cuello. La lucha ya no está a mi alcance, me doy por vencida, y con un golpecito en la lona, deja caer su enganche automáticamente. Ahora hay una mirada presumida en ese maldito rostro suyo. Subo a mis rodillas, con mi respiración superficial. —Un día voy a ganarte. —Y ese día será el día en que renuncie. —Me tira una toalla. —Shhhh. —Agarro una toalla y limpio el sudor goteando por mi rostro—. Sabes que la mayoría de los hombres dejan que su chica gane al menos una vez. Alza las manos en un encogimiento de hombros y guiña.

Página

—Bueno, no lo sé. Pero tenía que facilitártelo. Ya sabes, con la lucha de mañana y todo. No quería dañar la mercancía. —Su lucha por el cinturón está cerca, una oportunidad para recuperar lo que entregó dispuesto a estar

195

—No soy la mayoría, nena.

conmigo. Tan cerca de estar de vuelta adonde realmente pertenece. Reed se puso firme en la cláusula de su contrato de no luchar en Las Vegas. Me reí debido a que estaba en el nivel más bajo de la liga. Sin embargo, nada le importaba sino eso. Conocía mi disgusto por ese lugar, y ni siquiera pensaría en pelear allí de nuevo. Incluso le vendió su apartamento y el gimnasio a Gus, así de serio iba. Así que aquí estamos en Atlanta, su base, en su gimnasio para terminar las cosas de última hora, y decir que hice un baile feliz porque no teníamos que ir a ninguna parte pudo haber sucedido. Más de una vez. Más de dos veces. —Demonios, sí. —Una sonrisa ilumina su rostro, y pensar que él quiso darse por vencido por mi culpa. Laura irrumpe en el gimnasio, terminando nuestra sesión de entrenamiento. Su teléfono y el de Reed están en una mano, un portapapeles en la otra, sin duda lleno de una lista de mil cosas por hacer, preparada para abordar cada cosa previa a la pelea que debe estar hecha a tiempo. —De acuerdo, tortolitos, suficiente de preliminares. Hadley, puse tu ropa en tu casillero, y Reed, hice lo mismo por ti. Los dos tienen treinta minutos hasta que tengamos que irnos al pesaje. Reed toma un largo trago de su agua mientras se apoya contra las cadenas, sin ninguna preocupación en el mundo, como si su lucha no fuera mañana. Una sonrisa todavía está plantada en su rostro. —Ella es una mandona.

Página

196

—Y está justo aquí. Pongamos este espectáculo en marcha, y por cierto, Reed, ni siquiera pienses en ir al vestuario de las chicas en este momento. No hay tiempo para la extraña mierda que hacen normalmente después de ponerse melosos.

Mi espalda está contra la pared fría para evitar tropezar con mis nervios, no para causar una distracción a nadie. Reed incluido. Estoy haciendo todo lo posible para mantenerme fuera del camino, y lo único que puedo hacer para no causar un problema es permanecer aquí y observar el caos organizado que me rodea mientras Kenny y su equipo preparan a Reed para esta noche. Conversaciones llenan el aire, charlas sobre derribos, llaves, giros, pero ninguna de esas palabras vienen de la boca de Reed. Ninguna es la voz profunda y confiada de mi Reed. Está en un silencio mortal, captando cada pequeño consejo de última hora que puede de los que lo rodean, aquellos miembros del equipo que saben lo que significa esta victoria para él. Está listo, alerta, y dando pequeños saltos para entrar a la jaula y dar un paliza. Y esta noche, por primera vez en mi vida, estaré justo junto él, sin excepción para cada golpe, patada, y llave dados esta noche. Estaré allí. La multitud se divide al medio cuando Reed se mueve hacia mí. Saca su gorra roja de mi mano y la coloca en su cabeza y solo ofrece una pequeña mirada en mi dirección mientras tira su capucha gris sobre la gorra. Ni una sonrisa, ni palabras que provengan de él y nada en respuesta de mi parte. Su monstruo sale, blandiendo sus armas, cuando escuchó al último momento que habían cambiado el programa y puesto a Speedy como su oponente. Nos detuvimos para el pesaje, todavía bromeando, riéndonos de la sesión de entrenamiento, donde encontramos a Jamie Black esperándonos. Fue justo antes de que Reed pisara el escenario para pesarse, Jamie muy contento de dejar caer la pelota sobre Reed. Podías verlo en los ojos de Jamie. Era su propia versión de venganza por la vez que Reed lo dejó en la estocada casi un año atrás. Y si fuera una mujer de apuestas, Jamie tenía planeado que sucediera así desde el principio.

Capaz.

Página

Dispuesto.

197

Por supuesto, Reed podría haberlo desafiado sin ninguna consecuencia real. Todos pensamos que debería haberlo hecho, pero no lo haría. Todo el mundo lo sabía. Reed subió a ese escenario y Riker regresó. Así de testarudo es. Riker está listo.

Para derribar a alguien, especialmente a alguien como Speedy. La redención de Reed. Yo, por otro lado, no estoy tan segura. Speedy le dijo cosas a Reed la última vez que se encontraron de las que ni siquiera Reed dirá una palabra. Mantiene la conversación para sí mismo, pero aparentemente fue horrible. Y conmigo a su lado esta noche, eso posiblemente podría herirlo más que ayudarlo. Pero cuando intenté traerlo a colación anoche, Reed lo descartó antes de que todo el pensamiento saliera de mi boca. Su mente estaba decidida, me quería aquí, al diablo con la distracción. Yo significaba más que el cinturón. Gus presiona una mano en mi espalda, empujándome a través del pasillo. La única luz proviene de la arena, y con cada paso que nos acercamos, los sonidos de los cánticos ahogan mi propio interior. Mi aliento queda atrapado tan pronto llegamos al punto donde no hay retorno. El presentador habla, pero estoy al borde. Tomo respiraciones rápidas, pero no hace nada para detener el ritmo de mi corazón. Diez minutos y contando. Mi mente va al peor de los escenarios y soy un mar de nervios de que ocurrirá algo, algo que no pueda detener, algo que podría cambiarlo todo. Reed no es inteligente cuando está en este estado de ánimo antes de una pelea. Estoy tensa y tímida porque no estoy en las gradas, no estoy escondida como tantas veces antes, y solo estoy observando como un espectador. Pero estoy justo a su lado, en el centro de la jaula como parte del equipo de Collins. Puedo no ser una parte indispensable, puedo no saber las cosas para ayudarlo a ganar, pero soy una parte de ello. Estoy con él.

Me muevo a un lado, con el brazo enganchado al de Laura. Mi Riker entra en la jaula. Sus músculos se tensan con cada movimiento que hace, sus tatuajes

Página

Un grupo de guardias de seguridad nos rodean mientras caminamos a través del pasillo hacia la jaula. Reed va primero, Lance y Kenny detrás de él. Laura y Gus me obligan a avanzar cerca del final de la línea. Entonces Reed sube la escalera, con los brazos extendidos mientras lo revisan una vez más antes de pasar por las cadenas. Lejos de nosotros.

198

Los aplausos se vuelven ensordecedores cuando el nombre de Reed es anunciado. Las olas en mi estómago se balancean, haciendo que las náuseas suban a mi garganta. Mi boca está tan seca, que si no lo supiera mejor, podría jurar que no he tomado un sorbo de algo de beber durante semanas. Echo un vistazo a todos los demás y o bien deberían ganar un premio por actuación, o no están nerviosos por el encuentro entre Reed y Speedy.

cobran vida bajo los focos y la fuerza que está demostrando lo rodea como una burbuja impenetrable. Rike tiene un objetivo, un premio, y su único propósito es derribar a Speedy. Para siempre. Speedy está justo en el centro de la lona, su emoción es contraria de la de Riker. Está relajado y tranquilo mientras permanece allí estirando los brazos contra su pecho, sin importarle el resto del mundo. Se vuelve hacia mí y las comisuras de su boca se levantan. Me guiña el ojo y frunce los labios. Speedy se está regodeando con el diablo en el hombro de Reed y no le importa. Lo quiere. Pero qué, no sé. Las fosas nasales de Reed se mueven con cada respiración enojada que da, y sus muñecas se aprietan con la necesidad de golpearlo. Lance dice algo en su oído, y todo lo que Riker hace para reconocer que escucha es ofrecer un ligero asentimiento con los dientes descubiertos y listos para saltar sobre él. Le echo un vistazo a todas las salidas. El deseo de huir está aquí, pero la presencia de Reed me grita que me quede. Donde estoy, aquí en este asiento, mis pensamientos de huir se desvanecen. Un toque en mi espalda llama mi atención, pero elijo ignorarlo. Quiero observar cada cosa que sucede delante de mí, sin distraerme de donde está mi corazón. Pero después de otro toque un segundo más tarde, no puedo ignorarlo más. Vuelvo la cabeza ligeramente, solo ofreciendo mi oído. La persona quiere hablar, bien, pero esa es toda la atención que recibirá de mí. La profunda voz de Gus llena mis oídos. —No dejes este asiento. Esa mierda quiere que lo hagas, y si te vas, gana.

Página

Con tres golpes en el pecho de Reed, comienza la pelea. Los pies de Speedy trabajan mientras baila, desviando los golpes y patadas de Reed. Reed mueve su pierna izquierda, lista para intentar atacar de nuevo, pero Speedy es demasiado rápido y sorprende a Reed con un gancho en el mentón. Después de eso, la conexión de cada golpe que le entrega zumba en mis oídos. Speedy no titubea: golpe, patada, golpe, y patada. Sangre brota del rostro de Reed

199

No digo nada, porque huir no es una opción y estoy concentrada en la jaula donde está Riker, ignorando el golpe del guante de Speedy antes que suene la campana de inicio. Reed recién dio el último gesto despectivo en este mundo. El respeto se gana, y con Reed lo tienes o no. No hay un punto intermedio, y Speedy bien podría estar muerto en el cerebro de Reed.

cuando cae en la lona, y Speedy todavía no se detiene cuando se cierne sobre él, aterrizando sobre Reed. Me estremezco, y todos esos escenarios parecen hacerse realidad, esas peores cosas que pensaba que era mi cerebro jugándome trucos. Incorrecto, está pasando justo delante de mis ojos. Mis pies se pegan al piso como si hubiera pegamento en el fondo de mis suelas, pero mis manos se levantan y mis dedos hormiguean por hacer algo. Cualquier cosa por Reed. Algo para ayudar. Lance y Kenny están en las cadenas, gritando muy fuerte, cada una de sus voces resuena para que Reed regrese a luchar, levante las manos, algo, pero nada se está registrando en Reed. Speedy se inclina hacia el oído de Reed. Le dice algo a Reed y él destella una mirada misteriosa y deslumbrante hacia mí, sus ojos color avellana ya casi cerrados por la inflamación. Pero lo que sea que Speedy dijo le da el combustible a Reed, lo recupera. Lanza sus piernas hacia arriba, agarrando la espalda de Speedy, y la utiliza como palanca para darle la vuelta. El brazo de Reed se clava alrededor del cuello de Speedy, y sube sus piernas, tensan el agarre en él, sus muslos apretando por su propia vida. El brazo derecho de Reed golpea el costado de Speedy, y su rostro palidece debido a la falta de oxígeno en su cerebro. Mis pies se despegan y salto directo al lado de Lance. Mis puños golpean la jaula y los gritos están fuera de mi garganta antes de que pueda detenerlos. Y con un toque de la lona, Speedy se rinde. La última vez que pelearon, Reed tuvo que ser arrancado del cuerpo de Speedy, pero esta vez los brazos y las piernas de Reed caen, liberándolo, y todo lo que hace es levantarse. Arranca el protector bucal y Reed escupe sangre. Aterriza al lado de la cabeza de Speedy. Reed abre la boca, e incluso con la histeria de la muchedumbre, puedo escuchar sus palabras tan claras como el día.

Página

Sin una segunda mirada al cuerpo en la lona, Reed baja las escaleras e ignora a todos los demás. Aterriza en seco delante de mí. Su rostro todavía está cubierto de sangre, sus labios ya están amoratados. Las feas marcas rojas comienzan a formarse en su pecho y sus pobres ojos son solo rendijas.

200

—De ahora en adelante, eso es lo único que vas a golpear, hijo de perra.

—Casi conseguí que patearan mi culo. —Los dientes de Reed están rojos por toda la sangre. —Eso veo. Me alegro de que no lo hicieras. —Tú y yo, nena. —Extiende su mano y me la ofrece. Mi mano izquierda se desliza en la suya. Mi anillo refleja la luz. Reed lo ve, y lo único que se muestra es el representado tanto por Reed como Riker. Se inclina, casi dándole un beso, pero en su lugar sacude la cabeza y solo una esquina de su boca se levanta. —Una elección inteligente. No quisiera limpiar partes de tu ADN en todos esos diamantes. —Cállate. Ahora déjame escoltar tu trasero allá arriba conmigo, conseguir mi maldito cinturón, y terminar con las malditas entrevistas para que pueda ser yo el siguiente en rendirse. —Su sonrisa está distorsionada por sus labios hinchados, pero no me podría importar menos. Todavía es tan malditamente caliente. Reed lo hizo de nuevo… le mostró al imbécil que es el mejor sin importar lo que cualquiera diga.

Página

201

Y no podría estar más orgullosa de él.

Capítulo 5

Reed

M

i vida son jodidas margaritas y rayos de sol. Perfecta. Bueno, lo más jodidamente cercano a perfecto que una persona como yo puede tener. Me voy a dormir cada noche con mi chica, desnuda en toda su maldita gloria y metida junto a mí. Y cada mañana me despierto caliente y sudoroso, pero todo vale la pena cuando Hads no ha movido un maldito músculo, adherida a mí como pegamento. Es la maldita vida. Tengo mi cinturón de regreso, tengo mis gimnasios, la casa por la que me he roto el culo se está construyendo, y tengo este jodido imperio alrededor de mí. ¿Qué más podría pedir?

Página

A Hads podría no importarle una mierda un montón de cosas y es tan relajada como puede serlo una chica, pero malditamente relajada no ha estado en ninguna parte de su vocabulario, ni una vez, para la celebración del cambio de su apellido. La maldita Courtney llegó a ella después de la fiesta de compromiso y jodidas ideas nacieron a diestra y siniestra. Ayer era una boda en la playa, completa con bailarines de hula hula y antorchas hawaianas al atardecer. La semana anterior a eso era la misma iglesia donde sus padres se habían casado en su aniversario, y la semana anterior a eso era la casa de su

202

Bueno, es sencillo, una miserable cosa. El asunto urgente es que Hads sea finalmente mi jodida esposa, que tenga mi apellido, y que tenga ese último un anillo en su dedo. Pero eso podía nunca suceder porque su maldita mente cambia de opinión de dónde y cuándo casi cada hora. Tal vez no cada hora, pero mierda, se siente como eso cuando tengo ganas de casarme. Reed Collins quiere casarse, empezar una jodida familia, y construir una maldita casa desde los cimientos. Luego será una maldita cerca blanca.

familia en Colorado en la primera nevada. Como si jodidamente pudiéramos ver el futuro para el día exacto de esa mierda. Y hoy, joder hoy, se despertó, su boca y cerebro moviéndose a un kilómetro por minuto con otra bomba y todo un maldito nuevo lugar. Todo esto —esta gran pila de indecisión— me está volviendo jodidamente loco. Pero cada vez que me mira con esos malditos ojos azules, con otra idea, su rostro brilla tan malditamente radiante y sus labios hacen un puchero, que no puedo evitar convertirme en masilla en sus manos. A esa maldita mirada que Hads ha perfeccionado, nadie puede sobrevivir. Se envuelve alrededor de mis pelotas y me convierte en una jodida nena quejumbrosa. Es firme con todo esto, declara que es la única boda que tendremos alguna vez, por lo que tiene que ser adecuada para nosotros como pareja. Bla, bla, bla. Y no importa cuántas veces le diga que no me importa mientras sea finalmente mía para siempre, Hads se mantiene firme y no cederá un centímetro sobre lo que quiere ese día. Le tengo muchísimo respeto, sin embargo, y entiendo de dónde viene toda esa mierda. Y al final, amo a Hadley al punto de estar loco, y si ella quiere decir los votos en la maldita luna, moveré el infierno para hacer que funcione para ella. Para ver esa sonrisa en su rostro. La mesa de nuestra cocina ya no es utilizada para las comidas. Se ha convertido en la zona cero para la planeación, y mientras estoy aquí sentado, todavía en mi maldita ropa de entrenamiento de mi carrera matutina, ni siquiera sé por dónde empezar a contribuir para aliviar algo de esta mierda sobre su espalda. Quería contratar a un organizador. Todo el mundo y sus madres le dijeron a Hads que contratara a un organizador, pero nop, ha vetado esa idea desde el principio.

—¿Cuál es este nuevo sitio al que has cambiado?

Página

Tomo una de las fotos que ella había impreso antes de que el café estuviera incluso dentro de su sistema.

203

Mi chica quiere su mano en cada olla y dice que ella y Courtney lo tienen bajo control. Pero estoy atrapado con un nuevo grupo de fotografías del lugar que escogió hoy, toda una tonelada de revistas de mierda apiladas en una columna desordena con pestañas amarillas sobresaliendo de las páginas. La carpeta de la tercera boda de Hads está abierta mostrando otra idea. Estoy jodidamente asfixiado con eso ahora y necesito un organizador para lidiar con su jodida planificación. Esto está fuera de control.

—Reed, este un plan brillante. Es decir, es un lugar genial para hacerlo. ¿Conoces ese lugar cerca de la clínica de rehabilitación por donde caminamos? ¿La capilla de cristal que encontramos? Vamos a hacerlo ahí. — Hads habla a mil por hora. Una amplia sonrisa se extiende por su perfecto rostro. Aun así todavía no tengo la jodida idea de adónde va todo esto, pero obtendrá la boda de sus sueños. —¿Hacen bodas? —Dejo caer la foto y voy por una taza de café que odio, pero necesito el maldito golpe de cafeína para mantenerme al día con ella. Hads tamborilea sus dedos en la mesa. Le habla a las revistas, hojeando las páginas a gran velocidad. —Esa puede ser la dificultad. El lugar ha estado cerrado por años. Es por eso que estas son fotos de otras capillas de cristal, para esto nos da la idea de cómo se verá. Pero como siempre dices, el dinero habla, y estoy segura de que por la cantidad correcta los dueños nos lo rentarán. Court está fuera ahora mismo, averiguando con quién podemos hablar. Pero Reed, es este. Este es el lugar. Hacerlo bien cuando las hojas cambien en el otoño, y haya colores y…oh, ¡tengo una idea! Qué dijo, no. —¿Dijiste otoño? —Sí.

Pero no escucho nada después de contar mentalmente cuán lejos está. Siete jodidos meses. Siete. En el gran esquema de otros, es más corto que un

Página

—Lo busqué en Google esta mañana. En las montañas, cambian en octubre. Aja, déjame ver… —Sus dedos pasan rápidamente las hojas del calendario, porque este evento requiere que tenga su propio calendario—. Podemos hacerlo el siete de octubre. Sí, eso es. Perfecto. Incluso podrías trabajar de acuerdo a tu calendario, y si hacemos esto temprano, incluso podemos tener una larga luna de miel. ¿No suena mágico, tal vez una semana en la playa y quizás volar a Europa? ¿Quién sabe? Pero no tienes planificada una pelea, y eres el defensor, así que puedes dar fecha. —Hads continúa divagando incasablemente, claramente emocionada por esto.

204

—¿El otoño, Hads? ¿De verdad? Estamos en jodido marzo, y el otoño en Georgia ni siquiera empieza realmente hasta noviembre.

compromiso normal, pero ¿de verdad? Es una maldita vida esperar cuando ya hemos estado comprometidos por tres meses. Pero Hadley no ha estado tan animada por un lugar antes, y sé que está empeñada en esto.

Courtney retira la silla, con su teléfono girando en la mano. —¿Quieres las buenas noticias, o las malas noticias? Hadley hace una pausa en lo que está haciendo, se mueve al borde de su asiento. —Las malas. —El dueño no cederá en el alquiler. Dijo que hacer que la estructura sea lo suficientemente buena para sostener a alguien o algo, no vale la pena para él. —Si esa es la mala, entonces ¿cómo puede haber una buena? —Dijo que te la vendería y podrías hacer lo quieras con esta. —¿Qué haríamos con una jodida capilla de cristal después de casarnos? Hads jodidamente me mira como si tuviera serpientes saliendo de mi cabeza. —Reed, shhh. Court, ¿cuánto? —Con el edificio y el terreno, dijo que se desharía de él por cincuenta grandes. Me río a carcajadas. Joder, estas chicas no tienen idea de cómo podrían cambiar vidas cincuenta mil dólares. —Sin mencionar el costo de arreglarlo. Estamos hablando probablemente de setenta y cinco, y sin mencionar la boda en sí. Eso es demasiado para un día, nena.

Abre los ojos y están cristalinos, y estoy seguro, está a punto de empezar con las lágrimas.

Página

—Hads, nena. Mierda, ¿vas a llorar?

205

Hads hace pucheros. Sus ojos se cierran apretadamente y su boca tiembla.

—No… bueno, tal vez. No sé qué me pasa. He estado tan malditamente emocional toda esta semana y eso apesta. Realmente quería el lugar. Salto de mi asiento, tomo su barbilla con mi mano, e inclino su rostro hacia el mío. —Encontraremos otro lugar. Pero es demasiado para un día. Sé que tienes el dinero, pero si quieres desperdiciar el dinero así, saca cincuenta grandes del jodido banco, luego baja la ventanilla y deja que dinero llueva, nena. Porque es una locura gastarlos. —Lo sé, estoy actuando como niña malcriada, y no tengo idea de por qué estoy llorando. Solo… era perfecto, y como mamá no estará ahí, realmente lo quería. Buenos recuerdos y todo eso. —Hads aspira un par de veces y siento que la amenaza de un colapso total todavía existe. El sonido de Gracie riendo y Loki ladrando detiene la conversación. Courtney se incorpora y pone una mano sobre el hombro de Hadley. —Demonios, chica, la última vez que lloré en un abrir y cerrar de ojos, estaba embarazada de Gracie. Oh, mierda, ¿de verdad es mediodía? Probablemente debería llevarla a casa antes de que Lance regrese del gimnasio. Hads, lo resolveremos. Lo prometo. Pero Hads no le dice nada mientras se va porque está demasiado ocupada mirando su calendario, luego saca su celular, vuelve a moverse nerviosamente al calendario, y rápidamente me empuja fuera de su camino, sacando un paquete de su bolso en la encimera. Hads deja escapar un jadeo y sus manos vuelan a su pecho. Se da vuelta hacia mí lentamente, los ojos saltones, tan redondos en su pequeño rostro. —Reed ¿sabes cuándo me dijiste que querías enloquecer conmigo? Oh, ¡mierda! —Sí, lo recuerdo.

Página

Agarro el borde de la mesa tan duro que es una maravilla que la cosa no se rompa.

206

—Estoy enloqueciendo. Tengo un retraso otra vez.

—¿Cuánto? —Mi corazón martillea contra mis costillas, pero mi voz se mantiene firme. —Se suponía que empezara en algún momento en esta semana. Seguramente no lo estoy. Quiero decir, como la última vez, probablemente vendrá en pocos días. —¿Te quedaron alguna de esas pruebas? —Sí. Mis dientes se aprietan y estiro mi cuello a un lado, calmando los nervios o la emoción o lo que sea que esté saliendo de mí. —Entonces jodidamente hazla.

Cinco minutos después, los dos estamos viendo la palabra “embarazada” en la pantalla de la prueba. —Reed. —La boca de Hadley está bien abierta y sus manos tiemblan mientras sostiene la prueba. —¿Puede estar mal? ¿Tienes otra? Deberíamos hacer otra. —Mis palabras salen en un estallido. —Era solo un paquete de dos y usé la otra la última vez. ¿Podrías ir por favor, Reed? Necesito unas cien para creerlo. Por favor, por favor, por favor. Me muevo hacia el armario y agarro mi casco para mi moto. Tomo la chaqueta y me dirijo hacia Hadley. Su expresión es una mezcla de felicidad y aprensión. Y lo sé, porque me siento de la misma jodida manera. La tomo en mis brazos y la beso en los labios.

—¿Quieres esperar a ir al doctor el lunes?

Página

—Dicen que no puedes obtener un resultado falso positivo. Creo que solo estoy siendo estúpida, Reed. Solo quédate aquí.

207

—Voy a conseguir más pruebas. Bebe toneladas de agua para que puedas tener un montón de orina para las pruebas. Y si es positivo entonces, Hads, la mierda está por volverse real. —Pongo las dos manos sobre su estómago y le doy otro beso en los labios.

Sujeta el labio inferior entre sus dientes. —No realmente. —Entonces iré. Voy a la nevera y agarro tres botellas de agua. Abro una y la coloco en sus manos. —Oye, Hads, mírame. Eso es todo. Y por primera vez desde el resultado positivo, sus tensos hombros se relajan.

Acelero mi moto. El fuerte cansancio ahoga todo a mi alrededor, los autos, los pensamientos, y los sonidos. La prueba fue tomada y ahí estaba diciendo que vamos a tener un bebé. Y más pruebas metidas en el bolsillo de mi chaqueta. Nuestro bebé está atrapado en su jodido estómago. Pero ella necesitaba más pruebas, necesita otra confirmación. Y yo también. Si tiene razón, si las pruebas no hacen mierdas falsas… Entonces vamos a tener un pequeño niño, gritando en nueve meses. Mierda, necesito hacerla mi esposa, tan pronto como sea posible. Mi mente vaga mientras imágenes de su vientre creciendo con nuestro bebé destellan y no se alejarán de mi mente. Giro en la curva de la carretera mientras maniobro y un auto entrante se desvía en mi carril. El sol se refleja en el espejo de mi línea de visión, dejándome ciego por un momento demasiado largo. Golpeo mi freno trasero y la llanta trasera derrapa.

Página

El chillido resuena en mi cabeza cuando mis llantas rechinan contra el pavimento mientras su cierre suena en mi cabeza. Tiro del manubrio, tratando frenéticamente de corregirlo, pero nada ayuda. Pierdo todo el control y la moto se zambulle en el piso, lanzándome sobre el manubrio. Levanto mis brazos por instinto, y cuando me estrello, el quiebre de huesos retumba en mis oídos. La fricción de metal de la moto arrastrándose por el pavimento envía chispas, y mi cuerpo patina contra la carretera. Con cada centímetro que me deslizo, mi piel se desgarra debajo de mí.

208

Abruptamente, mi estómago se siente como una roca.

Mi cuerpo golpea contra algo, y me detengo en seco. Un zumbido suena en mi cabeza cuando me levanto, y mis piernas tiemblan con la urgencia de caer. Miro alrededor, escuchando una voz apagada en la distancia, y un cuerpo llega a la vista, pero mis ojos se cierran por su cuenta. La adrenalina corriendo por mis venas se agota mientras la quemadura en mi piel me come vivo. Escucho más palabras ahogadas, pero no puedo ubicar de dónde están viniendo. El inmenso dolor me abrasa, llevándome a mis rodillas. Miro al sol, tratando de mantener mis ojos abiertos, pero es demasiado para mi cuerpo, para que mi mente maneje o comprenda. Y esas imágenes de mi chica, la que malditamente amo más que a mi vida, se hacen cargo de mi vista. Daría cualquier cosa en esta fracción de segundo para decirle a Hadley una última vez que la amo, una vez más decirle que gastaría ese dinero para la boda en un segundo solo para verla sonreírme otra vez como si yo fuera la mejor cosa en su vida. Una oportunidad para decirle que no puedo esperar para verla llevar a nuestro hijo, para ver a mi hijo crecer. Pero cuando el dolor insoportable se extiende más profundo, carcomiéndome por dentro, no estoy seguro de que tendré esas oportunidades nunca más.

Hadley

Página

Me levanto de mi asiento, pero nada está bien, todo está fuera de control. Es como si mi corazón estuviera tratando de decirle a mi cerebro que recuerde este exacto momento a tiempo, solo que no sé por qué, solo que no lo entiendo.

209

Tres botellas vacías de agua están frente a mí en la mesa. Cruzo mis piernas, tratando de aliviar algo de incomodidad de mi vejiga llena hasta el borde. Si Reed no trae su trasero de vuelta aquí pronto, voy a tener que romperme e ir o arriesgarme a una combustión de vejiga. El sonido de una puerta de auto estrellándose despierta a unos durmientes Loki y Lucy y los envía directo a la puerta a investigar. Reed llevó su moto, sé que lo hizo. Al menos creí que lo había hecho.

Un nudo se ata en mi vientre cuando pongo los ojos en Matt a través de la ventana. Se para ahí, mirando mi puerta de entrada, sin moverse. Los botones de su camisa están desiguales y su cabello es un completo desastre. Sostengo a Loki por el collar mientras abro la puerta. —Oye. ¿Tuviste una noche tardía? No soy agraciada con una sonrisa de él mientras pasa sus manos por su cabello. —Hadley. —Algo está mal. Su usual actitud optimista está apagada. Su voz suena sombría, muy seria. Una repentina frialdad como el hielo me congela hasta la médula. Esto es lo que se supone que recuerde. —¿Qué sucede, Matt? —¿Por qué no buscas tus zapatos y cartera? Tengo que llevarte a un lugar. Mi espalda golpea la puerta por apoyo. —No, Matt, dime ahora. —Hadley, por favor, ve a ponerte tus zapatos. Dejo mi agarre en Loki, mi cabeza nada en aturdimiento, y una ola de náuseas me golpea. Algo definitivamente está mal; está gritándome que algo no está bien. —No, no, no. ¿Adónde vamos? Matt agarra mi mano, me lleva hasta el sofá y corre por la casa. Entra, sus brazos cargando mis zapatos, cartera, y la vieja sudadera de Reed. Pero todo en lo que puedo pensar es que algo está mal, algo desesperadamente mal.

Levanta la mirada, su rostro mezclado con compasión, no sabía que Matt lo tenía en él.

Página

—Es Reed, ¿no es así? —En el fondo, sé que lo es. Puedo percibirlo. Puedo sentirlo.

210

Deja caer todo a mi lado y se inclina, a punto de poner mis zapatos, pero retiro mis piernas de su agarre.

—Lo es, Hadley. Lo transportaron a tu viejo hospital. James me llamó cuando vio quién era. Quiero los detalles, quiero saber qué está pasando, pero mis labios permanecen sellados. La negación hace eso porque, Dios, sé que si llevaron a Reed ahí, tenía que ser un paciente de trauma nivel uno, y eso es tan malo como parece. Pero si estuviera muerto, si estuviera muriendo, lo sabría. Nuestra conexión es así de profunda. O al menos pensé que lo era.

Todo es un desastre borroso. No sé cómo llegamos al hospital, o qué hora es, o qué día es, o si alguna vez fui al baño. Estoy aturdida.

Página

Paseo por los suelos de la sala de espera, mis zapatos chillando en la baldosa mientras me muevo adelante y atrás. Viejos compañeros de trabajo vienen hacia mí para ofrecer un sentimiento de consuelo, pero no les dirijo nada de mi tiempo. Mi tiempo se necesita para orar por Reed. Mi corazón, el nudo, la tensión, la preocupación, todo me deja completamente exhausta, pero continúo. Lance, Matt, Mark, Laura, y mi padre llenan las sillas en un lado de la habitación, perdidos en su propia conversación, pero tampoco quiero estar cerca de ellos.

211

No hace mucho tiempo, la prueba leía que nuestra familia estaba creciendo. Que tal vez podíamos acostumbrarnos a la siguiente etapa de nuestras vidas. Pero como tantas veces antes, esa siguiente etapa está en el aire y no hay alivio a la vista. Todo lo que puedo imaginar son los horribles gritos de Reed mientras las enfermeras limpian toda la grava y otros desechos de sus raspones con la carretera, y mi mente se hunde en escenarios que vi con demasiada frecuencia con accidentes de motos: los huesos rotos, las heridas en la cabeza, o sangrado interno. Podía estar lidiando con todo eso, y yo estoy aquí afuera inútil para ayudarlo. James, uno de los mejores cirujanos de traumatología posible, está cuidando a Reed ahora, pero eso no ayuda porque si muere… No, eso no va a pasar. Positiva en que no lo hará, porque no llegamos tan lejos juntos para solo ser arrancados en un final trágico.

Caigo en una silla, lejos de mis seres queridos. Jugueteo con mis anillos, girándolos alrededor de mi dedo repetidamente. Son un símbolo de que un día nos volveremos uno, algo que he sabido desde la primera vez que nos besamos. No siempre fue fácil, pero nos recuperamos. Quería esperar, planear el día perfecto, bajo las circunstancias perfectas, pero eso es inútil. Una boda es un solo día. No representa el valor o la fuerza del matrimonio en sí. Mi cabeza cae y mi cabello cae en cascada sobre mis hombros, dándome una pared de una clase de lejanía de todos los demás. Silenciosamente, rezo y rezo y hago un trato con el hombre de arriba, prometiéndole que si permite que Reed esté bien, si lo deja vivir, me casaré con Reed en cualquier lugar, en cualquier momento que quiera. Soy golpeada con una oleada de ira. No con Reed, o mi familia, o ninguna otra persona, sino conmigo misma. Estoy furiosa porque no hay una maldita cosa que pueda hacer aquí. Nada. Todo lo que puedo hacer es ver pasar la hora en el reloj en la pared sin palabras. La espera e impotencia me corroe. No hay nada que pueda hacer para ayudarlo. Un brazo familiar se desliza por mi espalda, acercándome. Apoyo mi cabeza en su hombro y disfruto del agarre reconfortante de mi papá, capaz de respirar un poquito más fácil mientras me relajo y mis párpados se hacen pesados.

Página

Mark ofrece su fuerte presencia cuando se para a mi lado, se estira por mi mano, y le da un ligero apretón, pero es justo lo que necesito para reunir el coraje para enfrentar lo que sigue. Inhalo profundamente y mi corazón late detrás de mi esternón a medida que tomo ese primer paso. Mi familia entra detrás de mí, sillas chillando en el piso mientras se acomodan, pero no puedo ponerme cómoda. ¿Cómo pueden sentarse tan malditamente compuestos? Me

212

James me despierta. No ofrece palabras. Nadie habla las cosas correctas mientras James me arrastra a mis pies y me conduce a través de las puertas a una de las habitaciones. Mi mente se oscurece a mi alrededor cuando me paro frente a una de las siete habitaciones usadas para situaciones como esta que pueden causar un alboroto de miembros de la familia en la sala de espera. Aprieto mis ojos y detengo mis pasos justo afuera de la puerta, sabiendo que si voy más lejos, si cruzo el umbral, la vida de Reed —y posiblemente el futuro de nuestro bebé— no será lo mismo una vez deje esta habitación. No seremos los mismos cuando me de la vuelta.

balanceo en las puntas de mis pies, fijo mis ojos en la pintura agrietada en la pared, y espero, aguardo mi tiempo por las respuestas que van a venir. James aclara su garganta un par de veces. Sus hombros están tensos y su mandíbula está rígida. Esto es lo que odio, lo que no quiero. Pero me concentro en James ahora, sabe cómo está Reed. Sabe cuán adolorido está. Laura le pasa un sobre de manila a James y mi corazón maltratado se sacude en mi garganta. Es el testamento de Reed, las cosas que estableció si algo va terriblemente mal. Esto está mal, porque él es fuerte, saludable, y joven. Si pudiera volver el tiempo atrás y esperar hasta el lunes, lo haría. Él no debería haber estado en esa moto en primer lugar. Yo debería haberlo mantenido en casa y esperado. Esperado solo cuarenta y ocho horas, pero no, no tenía paciencia, y me sentí con el derecho a saber la verdad. James hojea el sobre y luego lo pone en la mesa, el desastre de papeles dispersos. —Hadley, necesitas saber que solo estás aquí porque te conozco. Y pensé que era mejor decirte aquí que afuera en la ocupada sala de espera. Reed es malditamente afortunado de estar vivo. Tiene grandes arañazos en el lado derecho de su cuerpo, algunos lugares tan profundos que van hasta el músculo. Y necesitará injertos de piel. Pero no sabremos la extensión de eso por uno o dos días. Su tobillo derecho está roto, y debería sanar con solo un yeso. Tuve que llamar un cirujano ortopédico para lidiar con su brazo, sin embargo. Hadley, el codo y hombro de Reed estaban destrozados. Tuvieron que ponerle algunas placas y barras para estabilizarlos. Recién dejé la sala de operación mientras estaban cosiéndolo, así que debería estar en recuperación pronto. —¿Estará bien? —pregunta mi papá. —Tiene un largo camino de recuperación. —Pero ¿estará bien?

Página

—Exceptuando una infección, debería estar bien. Pero no puedo darle un plazo de cuándo estará camino a casa.

213

Huesos rotos. Barras de metal para fijar sus huesos. Daño muscular imprevisto. Se reproduce una y otra vez.

—¿Qué hay después de que sane, podrá pelear? —pregunta Lance. —No estoy seguro. Ninguna promesa de nada en este punto. Tendremos que esperar y ver. Pero lo sé. Incluso si está bien físicamente, el cuerpo de Reed nunca será lo suficientemente fuerte para pelear en el nivel en el que estaba, nunca será capaz de moverse a la velocidad que necesita para competir. Ha perdido su habilidad para girar, para voltearse a través de los agarres, y lanzar un golpe con la delicadeza necesaria por detrás. Su carrera está acabada, la única cosa además de mí que ama, que necesita. Perdida. Quiero estar ahí, justo a su lado cuando se despierte, lo necesitará. —¿Cuándo puedo verlo? —En una hora. Hadley, ¿puedo hablar contigo en privado? El resto del grupo se queda detrás mientras James y yo entramos al pasillo. —Tenía una prueba de embarazo en su bolsillo cuando llegó. Mis ojos se llenan de lágrimas. —¿Quieres que lo haga aquí para ti? —Tomé una antes y fue positivo y quería otra solo para… —Me ahogo con mis palabras —. É-él estaba camino a comprarla. —Hads, esto no es tu culpa. Aunque James afirma que no es mi culpa, lo es. Soy quien tuvo que tener la respuesta… otra vez. —James, debería haber… Sacude su cabeza y me ofrece un ligero toque en mi hombro.

Página

214

—Déjame conseguirte una prueba y entonces partiremos desde ahí.

Capítulo 6

Hadley

M

e quedo viendo a Reed mientras me siento en la silla junto a su cama, la misma maldita silla que mi trasero no ha dejado por tres días completos. Finalmente está dormido gracias a otra ronda de analgésicos en su cuerpo. Cuando está despierto, cada vez que abre los ojos para hablar, aprieta sus dientes, maldiciendo por el dolor. Las palabras salen volando de su boca que lo harían sonrojarse en un buen día. Su presión arterial es muy alta, sus raspaduras por la carretera están comenzando a sanar, lo cual le causa comezón. Reed está en el infierno. Ese rostro suyo, el rostro en el que adoro perderme, es la única parte de su cuerpo que no tiene nada mal físicamente, y me pregunto qué está pasando a través de esa hermosa cabeza suya. No ha mencionado al bebé desde que despertó de cirugía, sin ningún recuerdo de por qué tuvo el accidente en primer lugar. Pero el bebé —nuestro bebé— permanece en mi vientre protegido de todo esto. Por ahora. La puerta de la habitación de Reed se abre y Matt entra. Se sienta en una silla y se relaja en el lado opuesto a mí. —¿Con qué palabras salió hoy?

—Así es él.

Página

—Está perdiendo su originalidad.

215

—“Jodida perra chupa pollas de mierda” fue dicho un par de veces.

—¿Vas a jugar a esta cosa de las pequeñas charlas? —Fuiste tú quien mencionó eso de las charlas. Yo solo iba a seguir la corriente. —Te embarazó. No lo confirmo, pero tampoco lo niego, porque Matt no lo necesita. De alguna manera lo sabe. —Fui a la casa a buscarte ropa y la prueba estaba ahí. Al descubierto para que la vieran. Froto la mancha de algo en mis jeans. Aún sin hablar. —¿De cuánto, Hadley? —Iba a esperar hacerme un ultrasonido para que Reed pudiera ver, pero no podía después de este estrés. Tenía que hacerlo esta mañana. Solo tengo cuatro semanas. Aparentemente, las píldoras no funcionaron. —¿Todo está bien? —Hasta el momento. —Si te dijera que te fueras a casa, ¿sería un desperdicio de palabras? —Síp. —Ve a buscar algo de comer entonces… y no es una pregunta. Si el retrasado aquí no va a cuidar de ti, yo lo haré. Ve. Mi estómago gruñe en el momento justo. —Bajaré a la cafetería. Por favor, llámame si vienen los doctores. Estamos esperando resultados del estudio neurológico. Y Matt, si se despierta, no seas un imbécil.

Página

Tomo la mano de Reed y planto un beso en esta antes de dejarla de nuevo junto a él.

216

—Me ofendes. Puede que sea un idiota, pero no lo patearía cuando ya está caído.

Deslizo mi bandeja a lo largo de la barra de la cafetería, agarrando comida sin pensar mientras me muevo. Entrego mi dinero sin decir nada y me muevo hacia el patio exterior. El sol está muy brillante, ni una nube en el cielo. La primavera está aquí y pronto el verano. Pero ¿qué aguardará una nuestra estación para Reed? ¿Para nosotros? El destino es caprichoso. Cuando las cosas van en un curso perfecto, te envía a girar. Y te hace frenar de golpe con todas tus fuerzas y quedarte atascado haciendo un giro en U hacia una pila de desastre.

—¿Qué estás haciendo aquí sola? —Necesitaba asegurarme de que el sol aún estaba en el cielo. —Subo la mirada y absorbo la vitamina D. —Lo que se dice por ahí es que estás embarazada. —Matt tiene una boca grande. —Bueno, como tu hermano, pensé que debería saberlo. —O papá. —¿Siempre vas a pensar eso? —¿Quién sabe?

—¿Te fuiste a chequear?

Página

—Tan bien como se espera. Reed no hablará de nada, y tengo la necesidad de vomitar más veces que no, pero aparte de eso, podría ser peor.

217

—Pero hablando en serio, ¿estás bien? —Hemos crecido a pasos agigantados y ahora está preocupado por mi bienestar.

—Síp, esta mañana. —Eso es bueno.

Página

218

Recojo mi comida, pero nunca la pongo en mi boca en realidad, nunca mastico nada de eso. Pero Mark se queda junto a mí. Porque los pensamientos de este bebé y dónde estará Reed hace su propio estilo de masticar.

Capítulo 7

Hadley

—M

ierda hija de perra. Pensarías que esto sería más fácil, maldición —grita Reed desde la cocina mientras se escucha el sonido de cristal quebrándose.

Su grito me hace saltar y camino a la cocina tranquilamente. Está de pie agitando una muleta en el aire como algún tipo de grúa para agarrar una taza del gabinete superior. —Todo lo que tienes que hacer es pedirlo y lo agarraría por ti. —No necesito ninguna jodida ayuda. Ninguna. No puedo cagar sin que estés limpiándome el culo, así que déjame hacer esta maldita cosa sin ti. —Essssstaaaaaa bieeeeeeeen.

Página

Hoy salimos de la casa para otra cita con el doctor, pero esta la quiero; espero que esta ayude a sacar a Reed de la depresión en la que está atrapado. Marca la cita de mi doceava semana, y es la primera vez que podemos ver a nuestro camaroncito juntos.

219

El rostro de Reed se tensa mientras se disculpa, pero cada disculpa que ha ofrecido, es inútil. No lo dice en serio; simplemente son palabras huecas de su boca. Pero la crueldad es demasiado. Ha llegado a casa desde el hospital hace un mes, treinta días pasados dentro de los confines de estas paredes, solo saliendo cuando otro chequeo es planificado. Y un nuevo tipo de frustración se trama dentro de él cada día, y la peor parte del punto de enfoque de eso normalmente soy yo.

Ya no habla en realidad, solo estalla, y la distancia entre nosotros crece cada día que pasa. Parece romperlo. Pero incluso esta mañana, cuando se despertó por el sonido de la alarma de su teléfono, Reed parecía, me atrevo a decir, feliz… bueno, si no es feliz, quizás satisfecho. Pero fue de corta duración. Toda la sensación de luz se fue en una nube de humo cuando tuve que ayudarlo a vestirse, cuando tuve que abotonar su camisa, subir sus pantalones, atar sus zapatos. Sucias y furiosas cicatrices rojas de los raspones con la carretera cubren su lateral entero, su brazo y pierna aún tienen un yeso. Él no puede hacer nada. Tengo que hacerlo todo, y lo haría por siempre. No estamos casados, y quien sabe cuándo o si lo haremos, pero es lo que haré. Le pondré la ropa, cepillaré sus dientes. Porque la alternativa de no hacer nada de eso no es una opción. Está vivo. Incluso si la persona que sobrevivió no es la misma, porque aprenderé a amar a esta con la misma cantidad de pasión y locura. Pensé que era el dolor lo que lo destrozaba, pero ahora, eso solo permanece ahí. Es su orgullo, su vena obstinada que ahora está en medio de su camino. La reconozco. La entiendo. Aun así, algunas veces quiero gritar desde el fondo de mis pulmones, golpearlo en la frente para darle algo de sentido así quizás entenderá que el que yo lo ayude no lo hace débil.

Página

Mis ojos arden por las lágrimas, unas totalmente diferentes a las normales. Esta vez, son lágrimas de alegría, la felicidad filtrándose. En el mar de todo esto, desde el inicio de este nuevo viaje de embarazo, no hemos tenido nada más que caos gestándose, aun así, tenemos nuestro propio milagro.

220

—¿Ves esto justo ahí? Eso es su bebé. Él o ella mide lo correcto en la semana doce. —La ecografista señala la pantalla. Mueve el transductor con la otra mano sobre mi estómago. Y con un giro del mando, un fuerte y rápido latido llena la habitación. El aire me deja en un silbido—. Y ese es el latido de su corazón. Es casi ciento cincuenta latidos por minuto.

Nuestro niño, hecho no por accidente, no por agujas o cirugías, o por la amargura que rodea a Reed ahora, sino antes, cuando todo lo que teníamos era pasión inconmensurable y amor loco. Estoy anonadada. Estoy completa y absolutamente enamorada de este bebé. Este bebé crece dentro de mí y moveré cielo y tierra para asegurarme de que esté seguro. Evito mirar a Reed. Tiene su espalda contra la pared y muestra más emoción de lo que ha hecho en semanas. No hay líneas de preocupación en su frente, no hay mirada de dolor. Este bebé está ayudándolo a regresar a quien era él.

Reed —Reed, por favor háblame —me insiste Hadley, pero no se mueve de su lugar en la mesa.

Página

El rostro de Hads no revela sorpresa o impacto, claro. Hads lo ha sabido desde que le contaron sobre mis heridas en el hospital. Esa es la parte mala de tener una relación con una enfermera. Y no puede mentir por la mierda, así que intentó esconderlo cuando los mejores doctores de la nación volaron para ver mi caso.

221

—Se ha acabado, eso es todo. El doctor dijo que mis nervios están muy destrozados y mi rango de movimiento se ha ido. No puedo hacer ningún tipo de pelea, y mucho menos en la jaula. —Sabía que había una gran jodida oportunidad después de mi última cirugía dos semanas atrás y que se fueran las largas agujas y solo mis discos en su lugar. Llegué al doctor después de una sesión de terapia física y toda la esperanza se hizo añicos. No tenía daño en los músculos de las piernas, así que al menos no tenía que caminar como un maldito cojo. Pero mover mi brazo, tener un rango normal, es casi imposible, mucho menos tratar de lanzar un golpe o sostener o hacer lo que sea. No tiene caso intentar.

Se quedó en silencio cuando fui a otra cirugía con la que no estaba de acuerdo. Estaba para intentar reparar huesos que ya no estaban ahí. Quería que estuviera equivocada, quería probarle que esto no mató mi oportunidad. Quería que los yesos salieran y estar jodidamente curado. Necesitaba ser capaz de aún tener mi válvula de escape. Pero eso no va a pasar. Su vientre está más redondo cada mañana con mi jodido hijo creciendo ahí, la única cosa que me mantiene un poco en el suelo. No es suficiente, sin embargo. No puedo dejar ir esta mierda que pasó. No puedo romper el maldito agarre que me sujeta ahora que no tengo nada más grande, nada mejor que hacer con mi vida. Nada. Una parte de mi muere un poco más cada día que despierto sin nada que hacer, nada largo que hacer. Pero a Hads no le importa; aún me ama, aún está junto a mí con la esperanza de una imagen más grande. Pero la imagen que yo tengo, la imagen a la que me enfrento, es muy malditamente pequeña para ver lo que es. Y porque ella está aquí, porque soy muy débil, peleo con ella cuando no hay una jodida razón, aun así Hads se queda. Está aquí, y con su pensamiento positivo y su sabiduría, sigue siendo quien es. Pero yo aún peleo, aún picoteo, aún estallo. Incesantemente. Lo veo con mis propios ojos, siento en mis huesos que está peleando por mí, tratando de sacarme de la destrucción dentro de mí. Pero mientras más intenta, más la empujo con más fuerza. No puedo ser quien cree que soy, quien fui una vez, no hasta que vea lo que será mi vida ahora. Pero tampoco puedo irme. No puedo darle la espalda. No es una opción.

Página

Me miro en el espejo cada día y no veo nada de lo que era. Mis músculos se están deteriorando por no entrenarlos. Mis tatuajes que alguna vez fueron

222

Así que nos hago miserables a ambos. Una y otra vez. Cada día me quedo ahogándome en mis propias malditas heridas. Necesito que la luz al final del túnel brille y me diga adónde demonios ir ahora.

artísticos son un desastre con cicatrices que nunca se irán. ¿Cómo puede gustarle mirarme cuando yo no puedo soportar la maldita vista de mí? También es jodidamente estúpido, y estoy siendo un idiota y lo sé hasta mis huesos. Eso es lo que no entiendo, lo que esa parte de mí no ve que soy más que eso. Me lo dijeron toda mi vida mientras crecía que era un fracaso en casi todo, y ahora, eso es lo que soy. Aun así, iba a tirar la toalla e irme, pero irse así apesta. Apesta jodidamente. —Mira el lado bueno. —¿Cuál lado bueno, Hadley? ¿Dónde carajos está el lado bueno de todo esto, ah? ¿Qué voy a hacer ahora? —No lo sé, Reed, pero si alguien puede descubrirlo, eres tú. Podemos descubrirlo. —Puedo ver en sus ojos que Hads cree lo que dice. No me culpa por eso. Si tan solo pudiera hacer lo mismo. —Lo que sea que digas, querida. —Mi tono es cruel con ella, lo sé, pero el ciclo no se romperá. —Reed, para, por favor. Solo acaba con esto.

Página

—Nene, escúchame por favor. Es solo que temes hablar, eso es todo. Es el temor a lo desconocido. Lo entiendo. Lo hago. Pero ¿adivina qué? Debajo de ese temor hay una segunda oportunidad de algo nuevo, algo que puede ser mejor. Y está bien revolcarse en la lástima, mierda, yo lo hice. Pero no montes todo tu equipaje en el maldito tren de la lástima y lo dejes destrozarte.

223

—Hadley, ¿qué quieres que haga? Lo único que he hecho es pelear. No tengo estudios en los que apoyarme, y todo lo que tengo rodea mi carrera, los gimnasios, la línea de ropa. Todo eso. Ahora dime, ¿quién va a entrenar en un gimnasio que posee un perdedor que una vez fue importante, o a comprar ropa de alguien que no puede siquiera utilizarlas porque no puede ni levantar peso sobre su cabeza? La respuesta es nadie, Hads. Nadie. Renuncié a todo por algo que no me devolverá amor. Jodí mi camino a través de todo. Te arrojé como basura, y solo te recuperé después de que saqué mi pie de mi trasero, y esa mierda se ha ido ahora. Te dejé descubrir tu mierda sin que yo estuviera en el maldito aerodeslizador. ¿Alguna vez piensas que eso es lo que necesito justo ahora?

—Síp. —Jodido tren, malditas metáforas que saca de todo el jodido tiempo que pasa con Graham. —En serio, ¿escuchaste algo de lo que dije? Los círculos oscuros debajo de los ojos de Hads son demasiado profundos. No se ha hecho el cabello en semanas, tampoco ha salido de sus leggings y mis camisetas desde entonces. Está desgastada, cansada, harta de cuidarme. Hads necesita relajarse, descansar y dormir sin que la empuje y me voltee a su lado. Voy a darle ese espacio de mi mierda para que no se contagie. —Algo. Escucha, Bash está en la ciudad. Voy a encontrarme con él para un trago. Su dulce rostro, ese rostro que amo, el mismo que cayó como si le hubiera dicho que maté a Lucy, el mismo que tiene labios dice: —Está bien. Te amo. —Yo también. —Planto un pequeño beso en sus labios. No importa cuán molesto esté, cuán lejos esté en mi cabeza, después de ese maldito accidente, no me iré de esta casa sin un beso. Me monto en mi auto. Mi cabeza golpea el respaldo, mi brazo y cuello se sienten como si diminutos cuchillos estuvieran disparando a causa de las sesiones de terapia física. Una imagen atrapa mis ojos del retrovisor. La tomo y una idea hace chispas dentro del dolor. La cosa de Hadley sobre el temor… mi chica y sus palabras sobre dirigirse a algo mejor. Jodida luz al final del túnel. Hadley de alguna forma siempre se convierte en mi linterna de luz de neón señalándome el lugar en el que necesito estar.

Página

224

Lo tengo, mi plan. Ahora solo tengo que encontrar la jodida manera de hacerlo.

Capítulo 8

Hadley

L

as semanas han pasado, pero el tiempo parece estar congelado. Reed y yo dejamos de discutir el día en que el doctor le dijo las noticias sobre el daño que le ocurrió realmente al brazo de Reed.

Hemos detenido todo. La intimidad que compartíamos… se acabó. Nada de acurrucarnos en el sofá, nada de darme la mano mientras caminamos, ni una sola cita. Y para mi consternación, ciertamente no hay sexo. No estamos en una relación, tampoco en una amistad. Somos simples compañeros de cuarto caminando por los pasillos. Él pasa las noches fuera de la casa últimamente, demasiado ocupado para volver y lidiar con su prometida embarazada. Demasiado ocupado para siquiera dejarme saber en lo que se ha enterrado. La casa que estábamos construyendo ha sido puesta en espera. Los libros, las revistas de bodas, o cualquier cosa relacionada con la boda están guardadas en una caja en un estante en el garaje. Mi vida está paralizada. Indefinidamente.

El próximo lunes, llego a las veinte semanas y el ultrasonido nos dirá si tendremos un niño o una niña. La única vez que Reed aparece, cada vez que

Página

Me quedaré en silencio.

225

La impaciencia de Reed, la agonía, su molestia, pesa sobre nosotros, me desgasta. Pero dejé de intentar apartarlo de lo que ahora lo mantiene ocupado. No quiero ser quien se queja, quien arruine lo que ha provocado que se vuelva a mover.

muestra interés en mí, es cuando se trata de “su bebé”. Menciono que quiero algo para el bebé, lo consigue. Tengo algún antojo, está en la encimera antes de que pueda parpadear. Y la mayoría de las veces, ni siquiera es a él a quien se lo menciono. Tiene un espía. Al menos tenemos eso en cualquier caso, en la masa de lo desconocido, ama tanto a su hijo que hará estas cosas por la madre. Lo cual me hace amarlo mucho más. —Tenemos que hacer una fiesta de revelación de género para ti. Por favor, es mi trabajo como madrina hacerlo. Meto una uva en mi boca. Por supuesto que este bebé ya es una nuez saludable como su padre. Qué no haría por un jugo de Colombia, y si lo dijera en voz alta, sin duda Reed volaría solo por mí. —Todavía no eres la madrina, y no queremos una. No necesito los globos saliendo de una caja o cortar un pastel azul o rosado para decirme si tengo una niña o un niño. —Solo tienes un par de oportunidades con los bebés, Hads. Vívelo, haz la fiesta. Vamos, por favor, no tendrías que levantar ni un dedo. Haré todo el trabajo y también obtendrás regalos. —Sus brazos comienzan a aletear solo por la emoción. Lástima que veo más allá de esto ahora; el panorama general es mucho más que fiestas. —Court, jugaste esa carta con la fiesta de compromiso, así que no entrarás en mi cabeza esta vez. Estoy bien con lo tradicional, averiguarlo durante el ultrasonido. Ha estado sucediendo de esa manera por años. Pone los ojos en blanco con tanta fuerza que me sorprende que no se quedaran atrapados. —Lo que digas, pero creo que es más por tu prometido que por otra cosa. Dejo escapar un profundo suspiro.

Página

—Reed está peor que eso, y me alegro que estés hablando de eso, no solo fingir que no está sucediendo.

226

—Nah, por la forma en que está actuando Reed, probablemente querría eso. Parece que solo soy una incubadora para su bebé. No quiero la fiesta, y estoy bien de esa forma.

—Incluso hablé de eso con Graham ayer. Es lo que hay, y voy a seguir luchando hasta que salga huyendo. —¿Está? Quiero decir, ¿crees que está, ya sabes…? Una risa dura estalla de mi boca. —No, ni siquiera se me ha pasado por la cabeza. —Hadley, solo quieres ver lo mejor de él. Incluso Lance dijo algo sobre cómo nunca está en el gimnasio ahora realmente. Si no está allí, ¿dónde está? —Escucha, Court, lo entiendo. Tampoco está allí cuando voy a trabajar, pero no. Parece que está haciendo algún proyecto que está ocupando todo su tiempo. No llega a casa con olor a alcohol, ni corre directamente a la ducha, nada de perfume barato en él. Nada. Creo que solo está desorientado y está haciendo sus cosas. —O hundiéndose y llevándolos con él. A ti y a tu bebé. Hago una mueca cuando mi vientre se aprieta e instintivamente llevo mis brazos alrededor de este. —Oye, ¿estás bien? —Sí, probablemente estoy deshidratada. No he bebido tanta agua como debería. —Me pongo de pie, con mis manos apoyadas sobre la mesa para sostenerme mientras un dolor agudo se extiende por mi estómago. Escucho pasos detrás de mí. El suave toque de Courtney cae sobre mi espalda. —Mmmm… Hads, necesitas un hospital ahora. —No, es solo un calambre. —Y otra oleada de dolor me atraviesa, solo que esta vez no es un calambre. Un chorro de algo viene con este y se arrastra por mis piernas.

Esto no puede estar sucediendo. No otra vez.

Página

—Mi teléfono, necesito mi teléfono. Tengo que llamar a Reed —digo con una mueca de dolor.

227

—Vamos. —El brazo de Court me rodea la espalda, sacándome de la casa.

—Hazlo en el auto y usa el mío. Llamaré a tu médico. Dr. Lewis, ¿verdad? ¿Está en tu directorio? —Sí, Courtney. No puedo… —Todo el camino hacia el auto camino como pato, mis manos agarran mi estómago. Si lo tengo así de apretado, mi hijo; el segundo hijo que he cargado; no se escapará de mis manos. El auto arranca y caigo en un estado de trance, concentrándome en mi hijo. Me pongo en piloto automático. El teléfono se encuentra en mi regazo. Temo llamar a Reed e interrumpirlo. Si perdemos a este bebé, si yo pierdo este bebé, lo perderé para siempre. A cambio, me perdería a mí misma. Presiono el nombre de Reed, agarro el teléfono con fuerza, y espero mientras suena… y espero un poco más. Cuelgo y llamo una y otra vez. Finalmente, contesta, su voz muy lejana, demasiado lejos de mí. Lo necesito aquí conmigo, a mi lado. No me importa lo que tenga que interrumpir para traerlo aquí. —Courtney, estoy en medio de algo. Tomo un respiro. Mi alma se rompe cuando salen las palabras. —Reed, soy yo. Estoy yendo al hospital. Algo está mal. —¿Qué quieres decir con “algo mal”? —La tensión de su voz ruge a través del teléfono. —Tengo calambres. Reed, por favor, Señor, Reed. —Es inútil fingir seguridad. Soy un desastre, pero aun así, no lloro. Ni siquiera existe ese ardor en la esquina de mis ojos a la que me he acostumbrado. Mientras los calambres disminuyen, me doy cuenta de que puedo hacer esto. Puedo mantener la calma solo por un poco más. Hay movimiento en el otro extremo de la línea, su aliento llega en ráfagas cortas. —¿Qué hospital?

—Está bien. —Aprieto los dientes.

Página

—Estaré allí.

228

—Hamilton. Ahí está el doctor Lewis.

—Hades, nena. Funcionará. —¿Lo prometes? —Nena, lo prometo.

Esta escena es inquietantemente familiar. Pero no. Mi sensación es un bizarro y errático déjà vu. Estuve fuera de mí la última vez, mi mente y visión estaban demasiado tensas por los acontecimientos de las semanas anteriores. Era joven a los veintiún años, perdida en mi cabeza durante semanas en mi propia agonía de perder a Reed. Y cuando vieron a mi bebé en la pantalla del ultrasonido, el niño ya había fallecido. Fue el comienzo de mi primera ruptura, un chasquido a la realidad, y mi primera experiencia extracorpórea. Había tenido una vida lujosa, mi familia siempre me trató como un cristal cuando habían manejado mis problemas. Así que nunca había conocido el dolor, un dolor verdadero, desgarrador, devastador y que cambia la vida hasta esa noche. No ayuda, había bloqueado mucho de lo que pasó. La medicina que había tenido que darme nublaba los recuerdos, sin embargo, esto, esto es lo que había sentido.

Entonces bam, los golpes vinieron volando desde todos lados. El accidente de Reed y los efectos secundarios inclinaron el eje.

Página

Era feliz, no obstante. Durante un año, estuve en paz. Siguiendo adelante. Estaba en la mejor etapa de mi vida, corrigiendo todos mis errores. Reed y yo éramos uno.

229

Pero durante los siete años que han pasado desde esa fatídica noche, parece que eso es todo lo que he tenido a mi alrededor… mi propia sombra adherida a mí. He conocido la locura, el tipo de obsesión que creció dentro de mí. El no saber te mata.

Y ahora mismo, justo en este momento. Es por nuestro precioso hijo que vendería mi alma, mi vida para que este bebé tenga un latido en la pantalla. Aun así, puede que no sea mi destino. Podría ser que un hijo no está en mis cartas. Tal vez Reed y yo no estamos hechos el uno para el otro. Es posible que esté destinada a estar sola. Quizás. Alguien tiene que saberlo, porque ciertamente yo no. Esta vez es diferente, sin embargo. Esta vez, mi madre no está sosteniendo mi mano; mi madre era la voz de la razón, la que veía la luz en la oscuridad. Ahora, está ausente. Nunca volverá a estar aquí. Pero Reed está aquí. Mientras la última vez, las paredes tenían a todos mis seres queridos alineados para que yo anunciara mis noticias. Ahora, esperan demasiado lejos para darme cualquier consuelo. Pero Reed está aquí. El mismo hombre que no atravesó este viaje la última vez, está aquí conmigo. El que está tan perdido en sí mismo. El que parece roto a su manera. Mi roca está destrozada, así que ¿cómo puede ser un apoyo cuando no me puedo apoyar? Pero Reed está aquí, su mano apretando la mía, sus dedos entrelazados con los míos mientras pasa el tiempo, mientras mi estómago se acalambra con cada latido de mi corazón, donde mis pantalones están oscurecidos con sangre. Pero el momento aguarda, en espera de nuestro doctor, el único en quien Reed confía para llegar a pasos de mi estómago. Rezo. Su mirada se pierde en la distancia.

Página

Y todavía se queda.

230

Pero los dos esperamos.

La puerta se abre y el doctor Lewis entra, en su rostro se fija una línea dura. Conozco esa sensación, sé lo terrible que es sacudir el mundo de alguien. Está preparándose, mentalizándose. Una enfermera camina detrás de él con una máquina portátil. Y el agarre de Reed se aprieta en mí mientras el Dr. Lewis y la enfermera se instalan al otro lado. —Hadley, te haremos una revisión. ¿Las otras enfermeras dijeron que no aceptabas que nadie más te revisara? —No me importaba, pero Reed solo te quería ti. Se pone los guantes, su frente se arruga mientras mira a Reed. —Voy a continuar y haré el ultrasonido aquí. Si no podemos conseguir una imagen lo suficientemente buena, ordenaré instrucciones y te pondré en contacto con la mejor máquina. Sus dedos levantan mi camisa, el látex de los guantes pegándose a mi piel. Una calma se apodera de mí, extendiendo una tranquilidad de algún tipo. Vuelvo la cabeza y me alejo mentalmente de todo el mundo, de todo. Levanto la mirada hacia las luces fluorescentes y cierro los ojos, tan fuertes, nada de luz llega a través de estos. Exhalo mi miedo, exhalo la duda, la desesperación, hasta el último centímetro de lo negativo. Inhalo confianza, inhalo la esperanza. Esta vez es diferente. Esta vez, cuando eche un vistazo a la pantalla, no tendré que desear un latido porque nunca se detuvo. Tengo esperanza. Nuestra confianza. El lado positivo.

La fe, mi fe, desde el fondo de las plantas de mis pies hasta la parte superior de mi cráneo. La misma fe que prometí a mi madre que nunca perdería. Pero lo

Página

En una habitación donde los sueños se rompen todos los días, no se aplastarán los míos. En las profundidades de mi alma, tengo mis razones.

231

Mi deseo de tener esto.

hice. Permití que me abandonara por tanto tiempo, casi olvidada en todos los problemas de ayer, pero aquí, justo aquí cuando la necesito de nuevo. Más la necesito. Está presente. Y maldición, la agarraré con dedos de hierro y nunca la dejaré ir. Nunca. La frialdad del gel envía temblores por mi columna vertebral. Y la otra mano de Reed juega con mi cabello, sus dedos anudándose a través del desastre de ondas. Necesita mi toque, el toque del que ha rehuido durante todo el embarazo hasta ahora. Su respiración fluye por mi piel, con el recordatorio constante de que está cerca. Bizqueo a través de ojos entrecerrados y la respiración de Reed se contiene cuando el Dr. Lewis presiona mi abdomen y apenas abro mis párpados y mi bebé está en la pantalla. Un bebé que está bailando. Mi bebé está vivo, veo con mis propios ojos. Ahí está, la pequeña mariposa aleteando. El sonido de un fuerte latido llena la habitación. Lágrimas, una cascada de lágrimas cae por mi rostro, bloqueando mi vista de todo. Pero no me importa, nop, ni siquiera un poco. Todo está donde debería estar. Todo está justo donde debería estar.

Página

La presencia de Reed me rodea. No puedo sacudirlo incluso si quisiera. Está atado a mí, como si nos hubiera engrapado juntos.

232

—Buenas noticias, el bebé está bien. Saludable y parece estar del tamaño perfecto para diecinueve semanas. Ahora las malas noticias, parece que tuviste una ruptura de quiste. Y el quiste creció entre el ultrasonido de tus doce semanas y ahora. Ese es un crecimiento grande en tan corto período de tiempo y de alguna forma me preocupa. Voy a proceder y admitirte por la noche y hacer unos exámenes más mañana en la mañana. Desde ahora, nada de moverte. Haré que una enfermera venga, te cambie, y te limpie. Voy a poner en las órdenes cambiarte a una habitación diferente.

—¿Qué podría ser, doc? —pregunta Reed mientras mueve nuestras manos unidas sobre mi vientre. —Más que probable, es un quiste de cuerpo lúteo que no vimos durante los otros ultrasonidos. —¿Qué los causa? —pregunta Reed. Un quiste, un quiste común, eso es todo. La esperanza también me guiará sobre el siguiente obstáculo. Pero por ahora, mi bebé está saludable y crece, eso importa. —Mucho tiene que ver con las hormonas extra que el cuerpo produce a lo largo del embarazo. Y también puedo decirles el género ahora si quieren. Asiento tan rápido y me llena la alegría. Court podría haber querido su fiesta de revelación de género, pero esta forma se ajusta a nosotros, alivia este día de caos. Reed desliza nuestras manos y las deja caer en la cama, también está listo. —Está bien, déjenme ver… bueno, tienen con ustedes un bebé testarudo. —El Dr. Lewis mueve su transductor por mi estómago, presionando más duro—. Ahí está. Parece que tienen un niño. Hago una doble toma a la pantalla. Reed inclina su cabeza hacia el lado, totalmente estupefacto por lo que está haciendo nuestro bebé. Es un niño. Vamos a tener un niño. Mi niño.

—Sí, lo estás. Construye unas alas y puedes ser un maldito aerodeslizador.

Página

—No lo estoy.

233

—Reed, bien por favor, querido Señor, tienes que parar de merodear.

—Nena, solo quiero asegurarme de que estás bien. Como lo estaba haciendo yo cuando me gritó. —Lo estoy, gracias. Ahora, por favor, déjame sola así puedo dormir —espeto. Estuvo mentalmente ausente por más de cuatro meses. Como si solo revisara cómo estaba. Tuve que valerme por mí misma emocionalmente todo el tiempo. Ahora está de vuelta, nunca queriendo dejar mi lado. No se cambiará, no se duchará, y no hará nada si lo lleva a más de tres metros de mí. —Hads, solo come. —Reed mete el tenedor frente a mi boca, como si fuera alguna clase de niña. —Quita esa cosa de mi rostro. No tengo hambre y estoy bien. —¿Qué te dije sobre usar la palabra “bien”? Un suspiro exasperado sale de mi boca. —Que “bien” es la misma cosa que mal. —¿Qué sucede? Esto tiene que detenerse. Aplasto el botón en los controles y la cama zumba mientras me levanta a una posición donde puedo de hecho estar al nivel de los ojos de Reed. —Está bien, se supone que no me estrese, pero estar sentada aquí, acostada aquí, y ahora tú de hecho queriendo estar aquí… eso me estresa. Se siente raro. Estamos tensos. No has querido estar cerca de mí en meses, aun así tengo este problema, y ahora no puedo tirarme un pedo sin que estés cerca de mí. Entiendo tu necesidad de estar aquí por nuestro niño. Lo entiendo, lo entendí. Pero eso no significa que necesites estar en mi culo. Lo he hecho bien desde que has estado desaparecido. O bueno, no desaparecido, solo no presente en mi vida.

Mi rostro se aprieta con mi corazón. Está escondiéndome cosas. Sabía que lo hacía, las noches tardías lejos, la distancia que puso entre nosotros. Pero

Página

—No tienes idea de lo que he estado haciendo, Hads, ninguna. Pero te prometo que cuando las cartas caigan, entenderás.

234

Reed se retira de mí y la parte trasera de sus piernas golpea la silla y cae en el asiento.

escuchar la confesión, y que no mienta, no cambie el tema otra vez, es algo totalmente diferente. —Deja de esconderte, Reed. Somos simplemente compañeros de habitación. No me has tocado en tanto tiempo, demasiado tiempo. ¿Y sabes qué? No estoy diciendo que necesito sexo contigo, pero Señor, no ha sucedido desde que estuviste en tu accidente. Esos no somos nosotros. Es la intimidad lo que anhelo. Pero un toque sería algo bueno, y no uno de esos pequeños picoteos de pollo que haces cuando te vas. Es algo malditamente genial que al menos confío en que no estás metiendo tu polla en otra mujer, porque si no te conociera mejor, eso es lo que estás haciendo. —Hads, nena, eso no es… —Detente, sé eso, sé que nunca me harías eso. Lo sé, pero esta cosa que has estado escondiendo desencadena cosas. Me hace sentir insegura, y ser insegura me conduce a pensamientos confusos. Ideas locas giran en mi mente. Pero, Reed, esto… —Apunto mi vientre, ondeo mi mano, y la apoyo en mi estómago—. Te amo con todo mi ser, pero algo tiene que ceder. No puedo traer; quiero decir nosotros; nosotros no podemos traer un bebé a un hogar cuando los padres están atascados en algún extraño túnel del tiempo. Dependiendo de cómo salgan los exámenes, tenemos veinte semanas para arreglarlo, y lo haremos. ¿Entiendes eso? Lo haremos. »Me despierto cada mañana, agradecida como el infierno de que estés vivo, que no murieras. Entiendes eso, ¿verdad? Sé el hombre en esto. Sé el maldito hombre, Reed. Por favor. ¿Porque adivina qué? No tengo que quedarme. No estamos casados, y nada me está atando aquí. Nada excepto mis sentimientos por ti. Así que me quedo. Sí, el bebé es nuestro, pero personas solteras tienen bebés todo el tiempo. Por ahora, me estoy quedando aquí, sin embargo, no puedo hacer mi trabajo como tu prometida si no me dejas entrar. Así que déjame entrar.

Página

—Hads, estoy siendo un hombre. Por primera vez, estoy pensando en alguien además de mí, además de ti. Presionemos pausa en esta mierda hasta que salgas del hospital. No es el mejor lugar para profundizar en detalles. Pero

235

Reed se mueve al borde de su asiento, sus rodillas balanceándose de arriba abajo. Mueve su brazo para estirarse por mí, solo para retirarlo inmediatamente.

escucha, te diré, podría no ser mañana o el siguiente. Pero malditamente lo haré. Prometo esa mierda. Te dejaré entrar. —Es deprimente y completamente loco que tuviéramos que pensar que algo estaba mal con el bebé para mantener una conversación por más de dos minutos. Quiero decir, es lo máximo que hemos hablado desde que te lesionaste. ¿Entiendes eso, Reed? Hicimos un pacto de no ocultarnos nada. Y eso es todo lo que has estado haciendo. Todo Reed. —Nena. —Está frustrado. Yo también lo estoy. No más vueltas. No más pararse encima de ello, como si no estuviera en el camino. Ahora, está exactamente correcto, con toda la fuerza. Un ligero golpe en la puerta interrumpe nuestra conversación. Mi papá y Mark entran sin ninguna respuesta de nuestra parte. Ambos solo ofrecen un pequeño asentimiento a Reed antes de que se sientan en casa en la habitación de hospital, y con cada paso el espacio en la habitación se vuelve más pequeño. La fricción en el aire puede ser cortada con un cuchillo. Mi padre se inclina y coloca un suave beso en mi frente. —Pequeña, no me asustes más así. Tienes que cuidar de mi nieto. ¿Te dijeron algo más sobre él o ella? Porque no puedo llamarlo “ello” por más tiempo. Miro a Reed. Tenemos nuestros problemas, pero la decisión de a quién le digo y cuándo será de ambos. Me da un ligero asentimiento antes de mirar sus botas, y levantarse.

Papá tose, llamando mi atención hacia él. Sus cejas están levantadas, esperando que hable.

Página

Todos miramos su espalda mientras sale, y con una mirada sobre su hombro, sale. El golpe de la puerta me golpea duro, muy parecido a la conversación que acabamos de tener. Y por primera vez en veinticuatro horas, Reed no está junto a mí. No quiero que seamos así. Nos arrastramos a través de mierda y salimos manchados, pero las manchas combinaban. Ahora no lo hacen.

236

—Tengo que ir a hacer algunas llamadas. Hadley, por favor, por el amor de Dios, quédate en la maldita cama. —Reed se inclina, y las venas en su cuello se tensionan cuando pone su frente en la mía. Su voz es tan baja, tan profunda que vibra en mis labios—. Lo resolveremos. Solo quiero las cosas en orden antes de decirte. —Un suave beso en mi boca y se levanta otra vez.

—¿Adivina lo que descubrimos anoche? Otro nieto varón para ti. La boca de mi padre asciende, su sonrisa tan grande y brillante. —Gracias, Jesús, no creo que pueda manejar una nieta. —Tú humor es uno en un millón, papá. —Eso es lo que me han dicho. ¿Por qué nos escribiste? Miro la puerta. Un minuto es todo lo que va a tomar, pero Reed no puede saberlo. —Está bien, esto tiene que ser rápido porque él no me dejará por mucho tiempo. Quiero encontrar a Andrea. Mark se aferra al brazo de mi cama, su agarre tan fuerte que podría arrancarlo. —No, no necesitas eso ahora. —Lo hago. Tengo que obtener las respuestas de su boca… las respuestas que solo ella puede darme ahora. Después de anoche, cerca de perder otro hijo cuando me estaban trayendo en silla de ruedas hasta aquí, sabía que tenía que ser hecho, y pronto. Antes de que mi hijo nazca. Por favor, tengo que hacerlo. —Nop, no te lo voy a dar. Mis ojos bailan entre ellos. —Me dirijo a los dos por respeto y entendimiento, pero mejor crean que si no me dan la información, la conseguiré de Bash y Gus. No quiero llegar a eso, pero lo haré. —Esta urgencia al principio estaba ausente, pero ya no. Está bien despierta en el frente de mi mente.

Página

Pero Mark se queda conmigo, el mismo hombre que en los primeros veintitantos años habría vendido su brazo izquierdo para no estar a seis metros de mí. Pero después de la fiesta, después de que una paz fuera forjada

237

Mi papá voltea su espalda hacia mí y esconde su rostro, y estoy perdida sobre qué piensa, cómo está procesando esto, pero mientras sale pisoteando de la habitación, sé que no es bueno. Sé que no es lo que quiere para mí. Me ha protegido del mundo a mi alrededor, pero su protección ya no puede salvarme.

en nuestra relación, la estamos construyendo. Está llegando a conocerme, y estoy llegando a conocerlo. Y el hombre frente a mí, mi hermano está fuertemente herido, su balanceo en sus talones, su boca ampliamente abierta. —Hads… Escucha, tienes que entender que ella no ha estado bien. La chica que amé está perdida en años de daño. Dame algo de crédito, por favor. No estoy haciéndolo para ser controlador. Ella es un desastre. —¿Cuándo fue la última vez que la revisaste? —Papá lo hizo cuando me puse en serio con Sarah. Necesitaba eso detrás de mí, ningún equipaje para llevarme conmigo en esta. El uso de drogas de Andrea estaba en su punto más alto. —Después del funeral, cuando supiste que se presentó, ¿no la buscaste después? Mark suspira y pasa su mano sobre su pecho, como si hablar sobre esto lo hiciera sufrir físicamente. —Sí. Hice mi investigación. Pero solo sé dónde vive. No indagué con demasiada profundidad. Estaba envuelto con Sarah y contigo. Y es demasiado… ella hiere todo lo que toca. Tienes que entender eso. Me estiro para alcanzar su mano. —Quiero la dirección. Necesito respuestas. No puedo decirte cómo se siente, o este eterno impulso que está impulsándome a obtener las respuestas. Cuando lo averigüe todo, sacaré todos los viejos demonios y seré capaz de seguir adelante. —Si no te gusta lo que averigües, ¿vas a estar en modo autodestructivo? Porque no puedes, Hadley. Ese hijo tuyo merece a alguien que no se rinda cuando las cosas se pongan duras.

Página

—No me gusta, no estoy de acuerdo con ello, y todo el desastre está hiriendo a papá. Tu relación es frágil con él.

238

—No, caminaré de vuelta aquí y nunca miraré hacia atrás. Lo mismo si me gusta lo que averigüe.

Y ahí está. Sabía, sé que va a ser horrible y difícil para mi padre. Aun así, lo necesito, tengo este lugar en mi corazón, dentro de mi alma que necesita que las cosas sean resueltas. No le respondo a Mark, ni un asentimiento o una palabra. Pero lo entiende. Por primera vez en mi vida, me entiende. —¿Cómo vas a hacerlo desde una cama de hospital? —Fue un quiste, así que debería estar yéndome más tarde hoy. Si el Dr. Lewis me da el visto bueno, lo voy a hacer. Y me haré un ultrasonido antes de irme. —Habrías ido a Gus, ¿cierto? Aprieto su mano mientras mi corazón baila en mi pecho. —Fui a ti primero. Mi familia primero. Pero sí, lo habría hecho. Tengo que saber lo que estaba pensando y entonces termino eso. Ella no fue mi mamá, justo como tú no fuiste mi papá. Pero tengo tus respuestas. Llegué a un acuerdo con estas, y a pesar de cómo me siento sobre eso, fue la mejor decisión para mí. Las suyas todavía están en el aire. Mark arruga su frente y pasa sus dedos por su cabello.

Página

239

—Las conseguirás entonces. Pero si te hiere, recuerda, te lo advertí. Esta vez, sin embargo, estaré ahí.

Capítulo 9

Hadley

A

lcanzo la puerta solo para retirar mi mano de vuelta, para alcanzar la manija de nuevo, aun así la traigo de regreso otra vez. Bajo la mirada al expediente en mi regazo y abro el archivo por centésima vez. No debería estar sintiendo que este es el paso equivocado después de tener el valor para descubrirlo. Pero si bien la duda se arrastra hasta mis huesos, algo no se siente bien. Sospechoso. Equivocado. Mi conocimiento sobre ella es mínimo. Andrea Markus se casó con Joseph Markus en el 2010. Tenían un hijo de cuatro años y es la madrastra de Joseph, de doce años. Andrea se queda en casa mientras su esposo es el profesor de gimnasia y entrenador de fútbol en la escuela privada local. Ahora, esa es una vida normal, tan estereotipada como parece. Podría ser que las apariencias sean engañosas, pero no lo sé.

Pero no quiso darme nada de eso. Tuve que extraer todo esto de sus manos.

Página

Esta es la información que tengo a mi disposición, literalmente en la punta de mis dedos. Estoy segura de que el expediente de mi papá está lleno de detalles. Él tiene todo el conocimiento profundo sobre ella en su oficina bajo llave, y cada pequeño sucio secreto suyo está escondido allí.

240

Tal vez esa perfección es la razón por la que tengo mis dudas.

Y ahora me siento aquí tres semanas después de que me dieran el alta en un auto de alquiler maloliente, por la calla donde vive. Una casa promedio en un vecindario promedio, en una ciudad promedio justo a las afueras de Columbus. No es el refugio de drogadictos que Mark había hecho parecer que sería, y tampoco algún área rica de clase alta en la que vivió cuando era más joven. Una mujer, probablemente Andrea, está sobre sus rodillas frente a un lecho de flores, una carretilla llena de tierra. Como si fuera Suzy ama de casa6, no una loca mujer drogadicta como mi familia la hizo parecer. Mi teléfono vibra en el portavasos y el nombre de Reed se refleja. Lo ignoro, como lo he ignorado desde que descubrió que no estoy en Atlanta. Dejé una nota, para él, sobre mi almohada, pero fue una nota corta de “regreso mañana”. No le dije lo que quería hacer, adónde iba, o a quién estaría buscando. Tengo que hacer esto sola. Si hablo con él, le permito saber mi plan, podría convencerme de lo contrario, o peor, estaría en el asiento a mi lado. Tengo que probarme esto a mí misma, probarle a mi hijo, a los otros alrededor que soy lo suficientemente fuerte. Después de otra llamada y mensajes de texto, apago mi teléfono. Respiro profundamente y abro la puerta del auto. Es ahora o nunca. Ahora es mi oportunidad para conseguir respuestas.

6

Suzy ama de casa: Línea de juguetes de electrodomésticos en miniatura para niñas.

Página

Es como mirar una versión mayor de mí misma.

241

Mis pies y piernas se mueven por su cuenta mientras camino por la acera. Los nervios se hacen una bola en mi estómago a medida que me aproximo a la casa. Con una respiración profunda más allá del nudo en mi garganta, estoy aquí, en su casa. Mi lengua se siente como gelatina mientras trato de sacar las palabras de mi boca, captar su atención. Pero no puedo moverme, no puedo hacer nada sino mirar fijamente un lado de su rostro mientras cava en el lodo. Tenemos la misma nariz y barbilla; sus labios se levantan hacia un mismo lado mientras trabaja, al igual que lo hacen los míos.

Un perro me ladra al otro lado del jardín y viene corriendo hacia mí. Sin embargo, estoy paralizada. Por temor, conmoción, tristeza, pegada a la acera mientras mis emociones causan estragos en mí cuando ella gira hacia lo que llamó la atención de su perro. —Buster, deja eso. Lo siento, se vuelve un poco loco. Puedo ayu… ¿Hadley? Es… oh, Dios, me dijeron que tú no… quiero decir. —Su mirada inspecciona las calles, nunca haciendo algún contacto duradero con mis ojos—. ¿Por qué no vienes adentro, te libramos de este calor? Aclaro mi garganta y asiento, mis rodillas doblándose ligeramente mientras las hago moverse con la parte superior de mi cuerpo. Mis piernas finalmente se mueven y estoy a tres miserables centímetros de distancia de ella mientras cruzamos el césped, subimos las escaleras, y atravesamos la puerta de entrada de su casa. Me paralizo en el vestíbulo cuando desaparece demasiado rápido como para que la alcance. Las fotos de una familia feliz me devuelven la mirada por todas partes. Agarro mi bolsa firmemente sobre mi pecho mientras me doy cuenta que puede que ella lo tenga todo. La pequeña casa, con la familia perfecta. Puede que lo tenga. —Hadley, te traje un poco de agua. Esta ola de calor salió de la nada. Apuesto a que sientes que estás en Atlanta ahora, con toda esta humedad. —Me repasa con la mirada, mucho más calmada de lo que estaba unos segundos antes. Los ojos de Andrea se arrastran por todo mi cuerpo y regresan a mi estómago. Sus ojos se abren ampliamente cuando ve mi bulto—. Oh, vaya, esto ciertamente es una sorpresa. ¿Cuán avanzada estás? Dejo caer mi bolso y mis manos se mueven hacia mi vientre mientras froto a mi niño. —Acabo de cumplir veintitrés semanas.

—¿Por qué no vamos a sentarnos en la sala de estar?

Página

—Sí. —Giro los anillos en mi dedo. Las conversaciones triviales se me han dado bien, sin embargo, esta es la conversación más corta que puedes tener. Y me irrita.

242

—¿Es de Reed Collins, ese luchador? —La manera en que dice luchador, como si fuera una palabrota, una palabra sucia, no me sienta bien.

Se sienta en una silla cerca de la ventana, cruza una pierna sobre la otra como si no hubiera estado trabajando afuera en el jardín, como si no fuera la hija que ella regaló. —Viniste desde muy lejos, embarazada y todo. ¿Quieres decirme por qué? Sacudo la cabeza, despejando todas las cosas. —Está bien… descubrí que tú… ya sabes, que tú y Mark, quiero decir… Bebe un sorbo de su agua, la vuelve a colocar en el posavasos, y apoya sus manos en su regazo, formal y correcta. —¿Que soy tu madre y Mark es tu padre? Sí, es cierto. ¿También te contaron sobre mi colapso? —Andrea pronuncia las palabras como si no significaran nada para mí. Ofrezco un simple asentimiento. —Y ahora que estás embarazada, ¿quieres saber los cómo o por qué? Otro asentimiento sin palabras. —Veamos si puedo aclarártelo. Estaba enamorada de Mark, loca, completamente enamorada. Creo que solo te enamoras así de profundo una vez, y lo hice de él. Tu hermano era un fiestero, muy aficionado a las cosas. Mis ojos se salen de sus órbitas. —¿Mark, el palo de escoba tieso Mark? —Nunca habría previsto eso, jamás.

Página

»Cuando descubrí que estaba embarazada, él cambió. Detuvo todo eso, y yo también lo hice. Por un tiempo. —Se detiene y mira a la distancia, sus ojos lejos del aquí y ahora. Andrea exhala fuerte—. Mi padre, no lo manejó bien en absoluto. Me encerró en la casa, solo me dejaba salir a la escuela. Hadley,

243

—Hadley, sí, ese Mark. Era el chico malo de nuestra escuela. Tus padres y su dinero, su influencia, lo hacían intocable. Todas lo deseaban, pero me escogió de entre todas las chicas. Era la más joven al frente de la clase, con la nariz en mis libros. Él era el mayor, jugador de fútbol, y me quiso. Nos enamoramos con fuerza. Y la chica buena que era desapareció así de rápido. Fiestas los fines de semana, bebidas y drogas volaban con locura. Tienes que entender, todos teníamos dinero para comprar las mejores drogas, y nuestra relación giraba alrededor de emborracharse y usar drogas.

tienes que entender, mi familia hacía su dinero de la iglesia, una enorme mega iglesia, con programas en televisión nacional, uno en el que incluso mi hermano predica ahora. Yo, la chica fiestera de quince años embarazada, no era la imagen perfecta que un pastor quería para una hija. Tus padres ayudaron un poquito, intentando hacerlos entrar en razón, pero una vez que se me empezó a notar, ellos… —Su voz se interrumpe. —No tienes que continuar si es muy difícil. —Gracias, pero no. Tiene que decirse. Mis padres enloquecieron, hablando de enviarme a una casa de acogida y adopción. No podía. Una noche me fui y, Hadley, no sé en qué estaba pensando, pero me drogué y todo después de eso se desintegró. Te tuve prematuramente, muy prematuramente, y mis padres y los tuyos, e incluso Mark, actuaron a mis espaldas, trabajando en tu adopción. No tuve opción. No me dieron ninguna. Y eso me deshizo, me hizo caer por el agujero. Drogas, drogas muy pesadas durante años y años. Se detiene, su voz llega a algo mientras pronuncia su verdad. —Hadley, te regalé, no porque no te quisiera. Sino porque no estaba en el lugar correcto, y cuando llegué a estar limpia, descubrí que tenías diez años. Parecías feliz. No quise estrellarme en tu vida. Tu madre me encontró fuera de una de tus funciones en la escuela e hice un trato con ella. Cuando tuvieras veintiuno, iba a regresar, no como tu madre, sino como una especie de amiga, y a construir una relación contigo. Pero recaí y tu madre lo descubrió y rechazó el trato, dijo que si venía a ti, la ira del infierno me perseguiría. No tuve más remedio que no decírtelo. Y en el funeral, estaba comprometida y quería verte una última vez.

Página

—¿Cómo te lo dijo Mark? —Andrea permanecía equilibrada, muy correcta, sin demostrar ninguna emoción real, y ahora veo las líneas en su vida perfecta, la vida que hizo para sí misma, la vida que construyó sobre un suelo inestable.

244

Mi madre, mi dulce, maravillosa y verdadera madre, le escondió cosas a mi padre y a mis hermanos por mí. Sabía que no podía manejar más desorden en mi vida. Sabía que mi plato ya estaba demasiado lleno. Mi madre, mataría para abrazar su cuello por meter su nariz en todo. Sabía que esta mujer no era la versión de madre que yo necesitaba.

—Mmm. —Aclaro mi garganta, con mi espalda arqueándose mientras me siento más derecha—. Él no… tuve algunos problemas, y alguien escarbó por ahí y me enteré de esa manera. —Oh, bueno, eso no es divertido. Entonces, ¿cuándo es la boda? —Andrea baja la mirada a mi anillo y una sonrisa forzada tira de su boca. —No se ha fijado una fecha. No hay ningún apuro. —¿Sabes qué vas a tener? —Y la pequeña conversación se acaba de convertir en una charla minúscula. —Un niño. —¿Ya tiene nombre? —No, tampoco tiene nombre. Escucha, Andrea, ¿esto también es incómodo para ti? —Un poco. —Su teléfono suena y sus cejas se arquean y su boca forma una O cuando lo mira—. Escucha, Hadley, detesto interrumpir esto, pero mi esposo está de camino a casa. Así que creo que es hora de que te vayas. —¿Qué? —No sabe acerca de ti, y no tenía planes de traer esa vieja vida a la nueva. Es por eso que le dije a ese investigador privado la verdad hace unos dos años. No quiero que mis errores empañen mi vida ahora. Conmoción, sí, esto es una conmoción. No estaba esperando una alfombra de bienvenida, pero ¿ser un secreto después de las cosas que ella dijo? Nunca pensé que sucedería. Nunca ni en mis sueños más salvajes vi venir esto. —¿Sabes a quién le contaste?

Página

—No recuerdo el nombre, pero vino y me dijo que si no se lo contaba, lo arruinaría todo. Le di todas las cosas que me quedaban de ti y nunca escuché de él otra vez. Pero, Hadley, de verdad, tienes que irte. ¿Por qué no dejas tu número de teléfono y te llamaré después? Podemos ir por más.

245

Así lo descubrió Bennet, porque así es como ella me ha descrito, como un desliz.

Me vendió para mantener esta vida. Su preciosa vida significaba más que yo. No sé si Bennet vino, pero la cronología estaría equivocada. Estaba en la cárcel sin fianza, así que tuvo que pagarle a alguien para que hiciera el trabajo sucio por él. Pero no me importa eso. Está muerto y el secreto está descubierto. Nunca más me molestará. Pero esto me hace sentir sucia. Casi sórdida. —Sabes qué, Andrea, estoy bien. Dijiste lo que querías decir, y tengo todas las respuestas que necesito. Muchas gracias por eso. —Me levanto, sorprendida por la energía en mis piernas. Salgo por la puerta y fuerzo la cabeza para mantener mi mirada al frente mientras me voy, no darle otro minuto o pensamiento. No darle otro segundo de mi tiempo. Cierro mentalmente la puerta a cualquier esperanza para esta relación. La cierro de golpe, pongo el seguro y cualquier otra cosa relacionada con Andrea volará con el viento. Mi hijo patea, una patada real por primera vez. Y sé que la vida es muy corta para preocuparse por las cosas que no podemos cambiar, para meditar sobre un pasado que no podemos volver a vivir. Adiós a ella.

Página

Ese avión no podía aterrizar lo suficientemente pronto. La jodida Hadley llevó su trasero hacia el maldito Ohio en una búsqueda de respuestas sobre su madre biológica —su maldita madre— y nunca dijo nada. Tuve que sobornar a Mark con boletos para un jodido encuentro de boxeo, tuve que sacar la mierda de él con un maldito regalo, hijo de perra. Pero al menos me lo dijo, en lugar de hacerme quedar sentado sobre mis manos, preocupándome y esperando que su trasero regrese a mí.

246

Reed

Me siento en una cama de hotel dura como el infierno. Alguna estúpida maldita repetición de un programa sobre crimen sirve como mierda para la distracción. Ella está ahí afuera y le dejé tener un respiro de mí, su maldito espacio, pelear esta batalla por su cuenta. Bueno, si llamas espacio a lo mismo que acecharla, además de volar desde nuestra ciudad y exigir entrar en su habitación para esperar a que regrese, entonces así es como lo llamaré. Mis planes, el sueño que estoy construyendo ahora, me han estado alejando, ocasionando que esté ausente de nuestra relación. No quería soltar la lengua. Lo quería envuelto en un bonito y jodido paquete para mi chica, pero podría tener que salir ahora antes de que esté listo para ser desenvuelto. Pero mis planes, las cosas en las quiero gastar mi tiempo y energía, significan mucho, probablemente signifiquen demasiado. Es mi propio repunte. Mi pasión por luchar, para mi mayor sacrificio, es sangrar en ello, y cuando regresemos, si Hads quiere saber qué toma mi tiempo, lo que ha estado llamándome, lo sabrá. Una llave magnética se desliza a través de la puerta. Me levanto de un salto, firme para entrar en su vista. Hads… la leal hasta el extremo, el amor de mi vida. Si no salió según lo planeado por ella, podría destrozarla, disparar la mierda que luchó por superar. Las inseguridades aún plantadas dentro de ella podrían salir. Pero tal vez no. Es jodidamente fuerte ahora, le crecieron un par de pelotas en los últimos años, y puede patear cualquier cosa en su camino. Entra tranquilamente a la habitación, con su cabeza baja, los brazos cargados de mierda, y no me presta ninguna jodida atención. Hads deja caer su bolso, no le importa un carajo dónde aterriza. Se gira y sus cejas se elevan tanto que podrían rasgar su frente. Deja caer el resto de sus cosas en el suelo. —Mierda, Reed, ¿por qué te metiste furtivamente? ¿Nadie te enseñó que nunca asustas a una mujer embarazada? Y por no mencionar que me hiciste tirar mi café Tim Horton y la comida por todas partes. —Empuja su labio hacia afuera.

—Oh, bueno, tú me debes más comida. Dime, ¿por qué te debo entradas?

Página

Hads ladea la cabeza.

247

—Me debes entradas para una pelea de boxeo.

Me agacho, recogiendo el desastre en el suelo. —Tuve que dar los míos a tu maldito hermano para que me diera información, nena. —Bueno, pudiste simplemente haber esperado dado que estoy programada para aterrizar y regresar a casa al mediodía. —No pude, de ninguna jodida manera. No iba a interrumpir la mierda, pero no puedes dejarme así y no esperar que no te siga. Entonces, ¿la conociste? —Lo hice. —Se aferra a nuestro hijo, algo que he notado que está haciendo desde que apareció su vientre. Pero desde la noche en el hospital, ha sido más constante, una cosa protectora suya. —Yyyyy… Hads, estas matándome al no dejarme saber. —No quiere que su familia sepa acerca de su pasado y los problemas en este, y yo siendo uno de esos problemas. Miro su rostro fijamente, buscando señales de que esté enloqueciendo, como lo que vi la noche de su colapso. Pero está calma. Tiene todo bajo control. —Nena, lo tienes controlado, ¿verdad? ¿Estás bien?

—Hads, mañana cuando el avión aterrice, te voy a llevar adonde he estado. Esa mierda que dijiste en el hospital me dio de cerca. He estado perdido en mi

Página

Alcanzo sus manos y la acerco al círculo de mis brazos. Ese jodido aroma de ella me alcanza. He estado muy ausente, demasiado perdido por mucho tiempo.

248

—Lo estoy. No voy a mentir, dolió por un segundo. Y cuando me fui, lo lamentaba por mí, haciendo el baile de lástima en mi cabeza, pero entonces lo sentí patear. Quiero decir, no los pequeños y rápidos movimientos, sino una verdadera patada por primera vez. Tuve una oleada de amor, del tipo incondicional. Eso me golpeó. Y Reed, de esto se trata; esta vida, nuestra y de este bebé; es mostrar eso el uno al otro, y darle lo mismo a muestro hijo. Mi papi y mi mamá me lo mostraron toda mi vida, sin preguntas al respecto. La vergüenza que tenía Andrea en su rostro cuando su esposo estaba camino a casa, literalmente me echó a patadas, no es amor. Terminé con este pasado de mierda. Porque eso es: el pasado. No puedo traer el viejo y sucio drama a esta pura y nueva vida. Es por eso que necesitas recomponerte.

cabeza por mucho tiempo. Pero lo que dijiste acerca de que el miedo conduce a una segunda oportunidad, me golpeó y he estado trabajando en algo, algo que podría cambiar la vida de las personas. Quería que toda la mierda se alineara, solo por si no sucedía. —¿Nada malo? Tomo un mechón de su cabello entre mis dedos. Jodida seda. —Nada malo en absoluto. Ahora, ¿qué dijo el doctor acerca del sexo? —Ahh, ¿mi querido Reedyboo quiere tener sexo ahora que su pulgar ya no está en su trasero? —Bueno, hablando de eso, estás aquí y estás de culo sobre mi regazo. Eso está haciendo a mi polla realmente feliz. —Lo siento, semental, nada de sexo en la habitación de champaña por otras dos semanas. —Bueno, ¿hay algo malo con tu boca? Hago una mueca de dolor, preparándome para el golpe bajo, pero todo lo que hace Hads es tomar mi mano y colocarla en su vientre. —Eso es… era… santa mierda. —Levanto a Hads, mis brazos a cada lado de su estómago, mi boca justo donde acababa de patear—. Tú, hijo, deja de golpear a tu mamá. —Miro a Hads y las lágrimas están fluyendo por sus mejillas—. Necesitamos un nombre para él. Hijo, eso, o mierda de bebé ya no están funcionando. —Oh, ¿de verdad? ¿Cómo te gustaría nombrarlo?

Oye Reed, ¿leíste hoy?: Juego de palabra. En inglés, Reed se pronuncia igual al verbo leer: read. 7

Página

—Pensemos en eso. Pero primero, realmente necesito tener algo de Tim Hortons.

249

—Jodidamente no Reed Junior, eso seguro. Eso me mataba en la escuela. “Oye, Reed, ¿leíste hoy?7”. “Reed, ¿qué libro estás leyendo?”. “Reed, ¿de verdad puedes leer?”. La mierda más estúpida del mundo. No le haré eso a mi hijo, es malditamente seguro.

—Bueno, vamos a conseguirte comida, mamá del bebé. Me levanto y tiro de Hads hacia mí, y la sostengo entre mis brazos. Ha crecido, cambiado y madurado, y todo para mejor. Soy un jodido hombre afortunado. —Oye, ¿Hads? —Oye, ¿Reed? —¿Qué dijo tu mamá acerca de la cosa de la fe? —Nunca perder la fe. Ya sabes, en el amor y en la vida. ¿Por qué? Saco mi teléfono. —Google es una gran fuente. Tengo el nombre. De una jodida mierda épica estoy hablando. —Oh, ¿épica?

Página

250

—De fuegos artificiales y mierda.

Capítulo 10

Hadley

¿Q

uién podía llegar a pensar que Reed sería capaz de ponerme una venda en el rostro y sin un motivo sexual? Los baches en la carretera mientras conducimos están haciendo que nuestro hijo baile dentro de mi vientre. —¿Cuánto tiempo falta? De verdad, cuando te dije que necesitaba orinar hace veinte minutos, no bromeaba. —Nena, no fue hace veinte minutos. Más bien hace dos. —Dime eso cuando tengas un ser humano en tu vejiga golpeándola como si fuera un saco de boxeo. Una mano, que será mejor que sea la de Reed, se acerca a mi pierna. —Crúzate de piernas porque recién limpié los asientos. —¿Por qué será que todas las personas de mi vida quieren ser graciosas? —Son habilidades, locas habilidades, Hads. En cualquier caso, ya llegamos. Subo las manos para sacarme la venda, pero Reed se limita a darles una palmada.

Página

—Sí, señor, Sr. Controlador.

251

—Nena, relájate por un segundo. Déjame sacarte y mierda. Tengo algo planeado y esa venda sale cuando yo lo diga, ¿está bien?

Una puerta se cierra. Después de escasos segundos, la mía se abre, y las duras manos de Reed me sacan de la todoterreno. Mis pies golpean el suelo. Hay rocas duras debajo de mis pies mientras me aferro fuertemente al codo de Reed. —¿Estás lista, Hadley? —Nací lista para esto. Jala el lazo de la parte posterior de mi cabeza y la venda cae al suelo. Reed se para justo delante de mí, malditamente orgulloso de sí mismo. Grandes árboles se alinean detrás de él al fondo. —Reed, por favor, dime que no has encontrado otro sitio para construir la casa, porque el terreno que teníamos era perfecto, y los cimientos ya se construyeron hace meses. —Oh, mi caliente-como-el-demonio Hadley, no, no es para eso. Mira a tu alrededor, pasea un poco, y mira para ver si lo reconoces. Me dirige por el camino hacia el centro de un claro donde está situada la capilla, llena de su hermosa gloria. —Reed, ¿hiciste esto? ¿Hiciste todo esto para mí? Enlaza sus dedos con los míos, y mientras nos aproximamos, veo una señal situada al lado. Esto es algo real, una empresa real.

El refugio de Sparrow y Star. —¿Qué es esto? Reed deja de agarrarme la mano y arrastra los pies.

Página

—La puse allí cuando fuiste a conseguir otra prueba. Una indirecta de algún tipo, y me olvidé totalmente de eso. Me alegra que mi sutil pista te trajera hasta aquí. Pero ¿qué es esto exactamente?

252

—Ese día, cuando me enteré de la noticia de que había acabado para siempre; a mi carrera, me refiero. Me subí al auto, y vi la maldita imagen de este lugar metida en mi visor.

—No tan sutil, pero esto es realmente sobre ello. ¿Sabías que el terreno tiene más de dieciséis hectáreas? No es mucho, pero es suficiente para lo que he planeado. —¿Y qué es eso que has planeado? —Un lugar donde los niños puedan venir y ser niños, un lugar donde, si su papá es un idiota, puedan venir y tomarse un descanso. Un lugar donde, si su madre está muriendo, puedan venir a liberarse. Un lugar donde los niños de este loco mundo puedan ser jodidamente niños solo un poquito más de tiempo. —Por qué, Reed, ¿por qué harías esto? —Imagina esto, Hads. No sé qué pasó. Siempre supe que no lucharía para siempre. Quiero decir, ¿puedes imaginarme con cincuenta jodidos años volteando imbéciles sobre la colchoneta? Síp, eso no iba a pasar. Pero quería marcharme en mis términos, en mis propios términos. No a causa de alguna herida sacándome la mierda a golpes; una herida que fue un accidente jodidamente casual. »Pero la cuestión es que no se sentiría como si mi mundo entero estuviera cambiando si viera la imagen más grande, si supiera que había una más grande ahí afuera. Y esto, Hads, es la enorme imagen hija de perra. Los niños vendrán aquí, sabrán lo que valen desde el principio. Haré que Kenny y Lance den algunas clases de boxeo y lucha una vez que el gimnasio esté construido. Laura, quien, no me mates, ya sabía sobre esto, está a bordo para ayudar a los niños con clases de arte, ya que ella es una artista en el armario. Encontré un chef que dará algunas clases de cocina. Bash dijo que ayudará con los tipos de computadoras, y ese chico de tu grupo de mierda, Xavier, dijo en nuestra fiesta de compromiso que quería asentarse y enseñar música. ¿Tal vez podría hacerlo aquí?

Página

—Bueno, la primera función para esta capilla una vez salvada de la muerte, va a ser la de casarnos. Entonces mi familia tendrá el mismo apellido. Después de eso, será usada para grupos. Cualquier grupo… recuerdo cuando me hablabas de tus encuentros en el sótano, y es un terreno fértil para las arañas. Y esta da una vista mortal para contemplar cuando hablen sobre mierda jodida y emocional.

253

—Has estado ocupado como el infierno. Pero ¿para qué va a usarse la capilla?

Reed me sorprende todo el tiempo, pero esto supera todo lo que ha hecho alguna vez y lo eleva por cien. Envuelvo mis brazos a su alrededor. Mi vientre evita que logre la cercanía que realmente necesito para poder demostrarle cuánto aprecio todo el duro trabajo que ha hecho. —Me estás medio asustando con esta nueva perspectiva. ¿Qué le pasó a mi Riker? —Nena, siempre tendré esa mierda dentro de mí, necesitando salir. Es mi demonio, pero ahora tendré que combatirlo de otra manera. No puedo seguir peleando, pero encontraré otra forma de hacerlo. —¿Por qué no me lo dijiste? Quiero decir, durante meses fue como si yo no existiera para ti. —Si ponías tus esperanzas en esto y yo no podía lograrlo, habría fallado jodidamente… Bueno, eso hubiera sido otra pérdida para mí. Y no tenía la intención de mantenerte a distancia. Estaba jodidamente preocupado y honestamente con mucho más jodido dolor del que dejaba ver, y bueno, soy un idiota y cometí un error. —Reed, un error es una cosa, pero cuando cometes los mismos errores una y otra vez, se vuelve una decisión. Un juicio de valor. Tomaste la decisión de hacer todas esas cosas. No puedo soportarlo más. No puedo dudar sobre esto nunca más. Estás completamente dentro. De aquí en más. ¿Entiendes eso, Reed Collins? Reed pone las manos alrededor de mi cuello, sus ojos bloqueados en los míos.

Página

—Te amo, pero ni siquiera voy a intentar mentir. Durante el último par de meses, no me gustaste mucho realmente. No me gustaste nada. Estoy hablando de la mayor parte del tiempo, tuve el impulso de apuñalarte con una cuchara, así sabrías que no te haría mucho daño, pero aun así te dolería. Todo

254

—No lleves un registro de mis errores, porque esa lista será jodidamente larga. Hads, eres con quien quiero estar. Nunca seremos perfectos para el otro. Un hecho que hemos jodidamente probado diez veces. Eres tú, sin embargo, tú, a quien quiero mirar cuando la mierda se vuelva amarga, y eres tú quien está a mi lado. Eres tú quien quiero que mire mis tatuajes mientras mi piel se vuelve vieja. Nena, nuestro amor es jodidamente así.

excepto cuando me conseguías comida. Me gusta la comida todo el tiempo. Es como un tipo de amor ahora. —Sé que lo haces. Tu culo lo demuestra ahora. —Presiona sus manos en la curva, acunándolo y me jala más cerca de él. Pongo los ojos en blanco y el borde de mi boca se eleva. —Tu amor por mi culo y por mis tetas no conoce límites. —Ciertamente no. —Reed inclina la cabeza hacia un lado, con voz profunda y ufana. —Este plan tuyo es una locura. —Es una locura, nena. Todo sobre nosotros es una locura. Locura por ti, locura por mí, locura por esta jodida vida. Pero contigo, quién sabría que no solo romperíamos todas las reglas, sino que estrellaríamos esa mierda. —Ni los huracanes pueden detener nuestros gorriones. —Torpeza, Hads, pura torpeza. Me pongo de puntillas y presiono mis labios en los suyos. —Y aun así me amas. —Jodidamente con locura, nena. Por siempre. —¿Promesa? —Jodida promesa.

Cuarenta largas semanas.

Página

Cuarenta semanas.

255

Reed

Y había perdido veinte de esas semanas, aunque las otras veinte compensaron el tiempo perdido por culpa de mis metidas de patas. Ya sabes, la mierda habitual que hago siempre. Porque la jodo, es lo que hago, es quien soy. Sin embargo, ella me ama de todos modos, me acepta con todo. Fue hecha solo para mí y yo para ella. Mi pobre chica no se puede atar los zapatos, ni puede dormir más de veinte minutos seguidos, incluso poniéndose doce almohadas para apoyar a ese monstruoso hijo mío, y por supuesto, nuestro bebé sería un imbécil testarudo y se quedaría atascado allí dentro. Así que ahora Hads, después de un día entero en el hospital con drogas siendo bombeadas a través de ella sin la maldita suerte de expulsar a mi chico, hace volar palabras de su boca que hacen que mi rostro se ruborice. Voy vestido con una bata azul, observando a mi chica prepararse para que le rajen el estómago. Los malditos ojos azules de Hads se llenan de agua mientras sus brazos son atados a la mesa. —Reed, no lo sé… quería abrazarlo inmediatamente, y no puedo si lo hacemos de esta forma. A lo mejor debería haber esperado un poco más. El trabajo de parto no era tan malo. —Su voz está vacía, su jodida barbilla se estremece mientras habla, y su rostro ha perdido todo el color natural que me encanta jodidamente ver. El trabajo de parto no estaba siendo tan malo, sí claro. Mi jodida mano magullada dice lo contrario, y cambiaría de sitio con ella en un instante, pero esto es algo que no puedo hacer por ella.

—Te prometo esta mierda. Está bien, concéntrate en mí, no en el Dr. Lewis. Aquí no hay nadie más que yo y esta increíble mascarilla que llevo puesta.

Página

—No grabes la parte de cortar y abrir, eso es asqueroso. Pero una vez que esté fuera, ten preparado tu dedo. ¿Prometido? me ruega, su voz inusualmente forzada por los nervios. Nervios que ya ni siquiera está tratando de reprimir.

256

—Nena, ya lo tienes. No lo has cargado todo este tiempo para que baje y salga. Sé que querías abrazarlo, pero mira, tengo la cámara y estoy listo para estrenarla con todas las tripas y el desastre sangriento. —Sí, ahora soy uno de esos chicos que va a llevar una enorme cámara alrededor del cuello y tomará fotografías cuando sus hijos metan la pata.

Aprieta los dientes. Levanto la mirada hacia el Dr. Lewis cuando él baja la mirada, todo su maldito cuerpo cubierto por la sábana que nos separa de él. Está cortando a mi nena, lastimándola. Empuño mis manos y tengo que recordarle a mis puños que es por una jodida buena razón, pero joder, si no quiero golpearle el culo por causarle dolor. —¿Estás segura de su nombre? —pregunto, mi solución para desviar su mente de todo esto. —Reed, hemos pasado meses discutiendo sobre esto. Puedes bromear sobre todos los nombres. El mío era “¿Ya has tenido a Hads?8”. Nos pasa a los mejores. Así que solo tendrás que enseñarle a luchar, para cuando esa elección provoque que le hagan bullying. —¿Vas a permitir que luche? —Desde este momento, la mente de Hadley estaba decidida a que no se lo permitiría. —Si eso es lo que quiere, lo dejaré. —Nop, no te creo. —Lo haré. Oh, mierda, siento mucha presión ahí abajo. Síp, sigo sin creerle, deben ser las drogas que le dieron. —Estoy seguro, pero céntrate en los ojos de este semental de prometido. La casa debería estar lista pronto. ¿Qué sitio quieres bautizar primero? —No podemos tener sexo durante seis semanas, Reed. —¿Qué dices? ¿Seis semanas? Nadie me dijo esa mierda. —Mejor que tengas la cámara preparada, Reed —interrumpe el doctor Lewis. —¿Eso es…?

¿Ya has tenido a Hads?: Juego de palabras por la semejanza del verbo y su nombre, en el original: Have you had Hads yet? 8

Página

El doctor Lewis alza a nuestro bebé por encima de la cortina. A nuestro enorme bebé, y presiono el estúpido botón a rápida velocidad, sin perderme un solo instante de este momento.

257

Un fuerte grito irrumpe en la sala.

—Diez dedos en las manos, y diez dedos en los pies. Un magnífico par de pulmones. Se lo entrega a las enfermeras. Dudo entre quedarme al lado de Hads, o ir con nuestro hijo. Mi primera jodida decisión como padre y ya es una equivocada. —Está bien, ve con él, Reed. Ve con nuestro niño. El taburete se desliza debajo de mí mientras me pongo de pie, mis piernas tambaleándose, y me muevo hacia los gritos que brotan de la boca de mi hijo. Nuestro hijo. Mis ojos se posan sobre él, lleno de sangre y con el cuerpo cubierto de porquerías, y su rostro luce vagamente como si pudiera ser de un alienígena. Sin embargo, está aquí. Mitad mío y mitad de Hads. Y jamás he tenido tantas ganas de golpearme el pecho y de gritar a todo pulmón.

Mi chica siempre fue sexy, caliente como la mierda. Pero sosteniendo a nuestro bebé en los brazos es jodidamente hermosa. —¿Estás listo para que las multitudes se deleiten? —pregunta Hads. Está muerta de cansancio, pero su rostro resplandece. —En realidad no, quiero un poco más de tiempo de solo nosotros. De nosotros tres. —Va a suceder de todas formas, tanto si se lo decimos como si no. O abrimos la puerta, o la derribarán. —Como la mierda que lo harán.

Página

—Papi, creo que necesitaré ser su viejo. Papi no suena como yo. Y será mejor que se acostumbre. Esas palabras han estado en mi vocabulario por más tiempo del que puedo recordar, y yo salí bien —digo, con una sonrisa de

258

—Cuidado con tu lenguaje, papi.

satisfacción en mi rostro. Hace unos segundos envié un mensaje de texto a la familia de Hads. —Tengo que diferir en eso de que te saliste bien. La familia entera de Hads, Lance, Courtney, Laura, Bash y James irrumpen por la puerta, la habitación llenándose de gente loca. Todos a los que amamos están aquí. Todos quieren agarrar a mi hijo. Fijo la vista en mi hijo, al que estos idiotas se van pasando como una patata caliente. Va a estar a salvo. Nadie lo dejará caer, todo el mundo se lavará las manos antes de tocarlo o sostendrán mal su cuello mientras esté bajo mi vigilancia. Mi brazo se posa sobre el hombro de Hads y entonces su mano sube, su tierno toque tranquilizando mis nervios. —Probablemente deberíamos decirles su nombre ya que lo hemos mantenido en secreto. —¿Qué diversión tiene eso si ni siquiera nos lo han preguntado todavía? —Reed, hazlo. Consigue su atención. —Oigan, oigan, cálmense. —Mi alto tono de voz rebota contra las paredes—. Hoy los reunimos a todos aquí. —Hads pellizca jodidamente fuerte la piel de mi mano—. Bromas aparte. Nuestro hijo, cuatro kilos y trescientos cincuenta gramos, nació esta misma tarde, y pensamos que querrían oír su nombre. El cual la nueva y sexy mamá les va a decir. El agarre de Hads se aprieta en mi camisa, haciéndome bajar a su nivel, terror en ese rostro suyo. —Me voy a volver loca. —No lo harás.

Página

—Tuvimos muchas dificultades con los nombres. Reed quería asegurarse de que nadie pudiera molestarlo por eso, y ambos queríamos algo con significado, no solo algo elegido en un libro para bebés. Al principio, íbamos a nombrarlo con algo que significa “fe” debido a una de mis últimas conversaciones con mamá, pero ya no necesitábamos recordar nuestra fe

259

Courtney coloca a nuestro hijo en los brazos de Hads y sus dedos se deslizan sobre su rostro dormido.

debido a esto. —Hads baja la mirada, tanta emoción escrita en cada línea de su rostro—. Él es nuestra fe ahora. Así que después de muchas búsquedas en Google y muchas noches peleando para no pelearnos por los nombres, elegimos el perfecto para él: Owen Jace Collins. Owen significa joven guerrero, un luchador como su papá; Jace significa luna para que vaya con su hermana Astra al cielo; y bueno, Collins porque yo no seré una Thomas mucho más tiempo. Miro a mi alrededor y no hay un solo ojo seco en esta habitación. Allí está la familia de Hads —la cual también se ha convertido en la mía después de toda la mierda por la que pasamos—, mis amigos que se convirtieron en los suyos, y ese maldito James al que tolero porque matarlo heriría a mi chica. Todos cuidarán a Owen. Nunca jodidamente sabrá lo que se siente el no ser jodidamente amado, ni tendrá maldita idea de lo que se siente el no tener a alguien que quiera lo mejor para él. Es algo jodidamente casi fuera de este mundo. Hadley es la única para mí, la única diseñada solo para follarme. Nuestros saludos, nuestras horribles despedidas. Como un reloj que avanza fuera de ritmo, nuestro tiempo estuvo detenido durante jodidos años. Pero llegamos aquí, a este maldito momento. Nos trajo a Owen en este mismo lugar.

Página

260

Ahora esa mierda está justo a tiempo.

Epílogo

M

i vestido, mi perfecto traje de novia en tono rosáceo —en el cual tuve que apretujar mi cuerpo—, las tiras fuertemente apretadas en mi espalda causando que mis respiraciones salgan con dificultad. Mi cabello recogido a un lado, rizos cayendo sobre mi hombro, y estoy en constante movimiento para calmar los nervios. Esto necesita apresurarse, estoy lista para casarme con él. Miro por la ventana a la gente esperando justo sobre la línea de árboles, todos en la capilla de cristal listos para nuestros minutos solitarios convertidos en horas, horas transformadas en meses, y meses destellados en años, pero ha llegado el día de que mi sueño se convierta en mi realidad. Convertirme en la esposa de Reed. Casi una década en el proceso, lágrimas, risas, y recuerdos para llegar aquí. Pero estamos aquí. Listos para cruzar el próximo puente. Mi realidad. Nuestra. Mi padre entra a la habitación, baja tres obsequios envueltos, y el silencio permanece entre nosotros mientras contempla cada centímetro de mí. Aclara su garganta, con una suave sonrisa formándose en su rostro. —Pequeña… vaya… quiero decir, estoy sin palabras. —¿El vestido se ve bien? Un asentimiento y mi padre me reúne en sus brazos.

Página

—Nop, es Reed, y extraño, pero sin nervios de pensarlo dos veces. Solo ansiosos nervios por llegar allí. Ha pasado demasiado maldito tiempo en el proceso. Pero desearía que mamá estuviera aquí. Tuve un momento difícil vistiéndome porque, bueno…

261

—Realmente es perfecto. ¿Estás nerviosa? Si no quieres casarte, te escabulliré.

Sus manos levantan mi barbilla y la cascada de lágrimas baja su rostro. —Hadley Marie, ella está. Con cada paso por ese pasillo, está contigo, y mmm, un minuto. Se agacha y coloca la caja más grande en mis manos. Mis labios se separan y mi corazón parece paralizarse. Mis dedos rozan la delicada caligrafía de mi madre. —Papi, ¿qué es esto? —Algo hizo que tu madre cuando supo que no estaría aquí para ti. Ábrelo. —Da un paso hacia atrás, sus manos a sus costados, y su rostro tan dividido entre la felicidad por mí y la tristeza de extrañar a su esposa hoy. Mis dedos remueven la cinta cuidadosamente, saboreando cada segundo del último obsequio que me ha dado mi madre. Abro la caja, y en esta reposa un par de antiguas zapatillas de ballet color marfil con cristales en la parte superior. Y un sobre con mi nombre en este yace sobre estas. Mis manos se estremecen mientras lo abro. Mi estómago tiembla porque la caligrafía de mi madre todavía está fresca, como si lo escribiera justo ayer, en lugar de cuando estaba invadida por el cáncer.

Mi preciosa Hadley,

Página

Y tú, Hadley Marie Thomas, eres una de las tres mejores cosas que me pasaron. Fue un placer ser tu madre, criarte, y verte crecer. Estoy más allá de orgullosa de ti.

262

Ha llegado el momento de que camines por ese pasillo. No estoy segura con quién o cuándo es ese momento. Pero déjame darte algunas palabras de sabiduría que he aprendido al estar casada más de la mitad de mi vida. El matrimonio es hermoso y estresante, y a veces, a esa misma persona que amas más que la vida, también podrías asfixiarla con una almohada. Es en esos momentos que debes recordar lo grandioso, sumergirte en lo bueno. Porque cuando esos malos momentos golpeen —y lo harán, pequeña—, vas a necesitar los buenos momentos para atravesarlos. Y vivir a través de las cosas mundanas del día a día. Es la vida y el amor. Y el mejor obsequio que podemos conseguir.

Espero que tengas tu “algo azul”, “algo nuevo”, pero quería que tengas estas como tu “algo viejo”. No son de gama alta, o hechas por el mejor diseñador italiano. Las compré en una tienda de segunda mano el día después de casarme con tu padre. Lo sé, lo sé, tu madre las usó, y por no mencionar que no son tacones altos. Pero no teníamos dinero y quería zapatos de lujo, así que esas fueron las que conseguí. Desearía increíblemente estar allí para ayudarte a sujetar tu cabello o atar tu vestido o sostener tu mano cuando esos nervios tuyos se pongan abrumadores, pero tristemente no estoy. Y lamento eso. Aun así, quiero ser capaz de caminar contigo por ese pasillo, y esta es la única posibilidad que tendré de hacerlo. Disfruta este día, y no te atrevas a arruinar tu maquillaje con esas lágrimas por esto. Estaba destinado a ser un asunto feliz, no uno triste. ¿Me oyes? O tendré que pedir algunos favores y hacer que llueva en tu gran día. ¡¡Te amo hasta la luna y de regreso!! Mamá

PD: Si no es Reed con quien te estás casando, tienes que revisar de nuevo este asunto del matrimonio.

—Papi… tú… ¿sabías acerca de esto? —Mis ojos ya están drenados de las lágrimas. Mi madre me dio este obsequio en uno de los días que más la extrañaría. —Puede que sí.

Página

—Nah. No lo estés, uno es de mi parte… nada muy especial, solo tu “algo azul” que tu madre me hizo prometer asegurarme de que tuvieras. Solo en caso de que lo olvidaras. —Se agacha, levantando de la silla uno de los otros obsequios. Lo tomo de sus manos, e igual de cuidadosamente, lo abro. Un par de impresionantes pendientes de zafiro azul profundo cuelgan en la caja.

263

—Estoy asustada de descubrir qué hay en las otras dos.

—Oh, papi. ¡Muchas, muchas, muchas, muchas gracias! Hacen juego a la perfección con mi anillo de compromiso. —Me pongo de puntillas y presiono un beso en su mejilla. El rostro de mi padre se vuelve de un profundo rojo por mi elogio. Se lo quita de encima. —Síp. Sarah y Courtney ayudaron a escogerlos por mí. Voy a salir por un rato, a tomar un poco de aire antes de que tenga que entregar a mi pequeña y él simplemente te arranque lejos. —Me aprieta fuerte antes de dejarme sola. Me siento, luego coloco las zapatillas en mis pies. Se ajustan como un guante. Estiro mis piernas. La luz de afuera baila en los cristales. Un día tendré una hija, ya sea adoptiva o biológica, y se las pasaré a ella, junto con la nota y el fuerte significado detrás de estas. Siempre dije que significaba el mundo para mí, pero ni una sola vez algo se arraigó tan como esto. Me pongo de pie, y cada paso se siente como caminar en el aire. Es agridulce, saber que estoy caminando en los mismos zapatos que lo hizo mi madre. Ciertamente, grandes zapatos para llenar. —¿Qué estás haciendo? —Mierda, Reed. No se supone que me veas. —Mis brazos vuelan hacia arriba, tratando de esconder mi vestido de su vista. Da lentos y firmes pasos hacia mí, tan endemoniadamente guapo en su camisa negra abotonada, y corbata roja. —La primera vez que te viera así no podía ser con todos esos hijos de perra cerca. No querría contenerme de poner mis manos sobre ti. Probablemente sean malas mierdas de boda el arrancar el vestido con invitados cerca. —Las manos de Reed encuentran mis caderas, reuniéndome contra él. —¿Quién está cuidando de Owen?

—¿Lo tienes pasando por ahí, así puedes conseguir sexo?

Página

—¿Quién no quiere sostener a un tipo duro de seis meses en un traje de tres piezas?

264

Junta sus cejas.

—Nah, no soy un cerdo así de grande, solo quería asustarte hasta los huesos. No te preocupes, Sarah y Laura lo tienen vigilado. Ahora detén toda esta charla sin sentido y déjame ir al grano acerca de la razón por la que estoy aquí. Tiro de mi labio inferior entre mis dientes y le sonrío. Déjale a Reed romper la tradición de tener sexo antes de la noche de bodas. Aun así, ni siquiera puedo fingir estar molesta con él por hacerlo, porque en un traje, y esos tatuajes asomándose por sus mangas y cuello, le hacen cosas salvajes a mi interior. —¿Y qué podría ser ese cierto asunto? —Motivo, follar a mi hermosa novia contra esa pared antes de que mi polla estalle en estos pantalones. Pero primero, quiero darte mi obsequio. —¿Ese es el otro obsequio que tenía mi papá? No va a hacerme llorar, ¿cierto? —¿Quién lo sabe contigo? —Deja caer una mano de mi cintura, recoge la caja, y la mete en mis manos—. Ahora, este es de parte de Owen y mío, y no, tu papá no sabe que estoy aquí arriba. Esta vez, no le presto atención al envoltorio y lo rasgo tan rápido como pueden moverse mis dedos, las piezas de papel cayendo al suelo. Estoy aturdida cuando la caja pequeña roja yace en mi mano y Reed abre la tapa para mí. —Reed… ¿qué hiciste? Esto… —Lo miro fijamente, mi rostro tiene que brillar con la vida de amor, felicidad y satisfacción. Mi corazón se desborda de emociones. —Nunca dije que no hacía toda esta mierda romántica. —Esto nunca será retirado. Reed saca el colgante de la caja, luego me da vuelta y lo engancha alrededor de mi cuello. Mis dedos se deslizan alrededor de los dijes, un gorrión, una luna, y una estrella. Son las cosas que significan más para mí.

—Puedo hacerlo. Pero solo tenemos diez minutos hasta que tengas que estar esperando por mí.

Página

—Puedes agradecerme ahora.

265

—Es perfecto. —Giro mi cuello, besándolo completamente en los labios. Mi corazón late febrilmente contra mi pecho.

—Calidad por encima de la cantidad, nena. Y mi calidad es la mierda. —Me empuja contra la pared y estrella sus labios contra los míos.

—¿Puedo tener este baile, Sra. Collins? —Reed desciende, extendiendo su mano para que la tome. —Ciertamente puede, Sr. Collins. —No me llames así. Señor es para alguien que no es tan genial como yo. Nos movemos juntos, bailando a través de la improvisada pista en el exterior, y el las estrellas resplandecen brillantes xsobre nosotros. —Esta noche ha sido mágica, Reed. De verdad, gracias por hacer que esto se hiciera realidad. —Siempre dije que si querías casarte bajo la jodida luna, haría que eso sucediera. —La luz brilla sobre su alianza de matrimonio, haciéndola relucir. Y nunca una pieza de joyería se vio tan bien en alguien. Ahora sé por qué siempre está besando la mía. —No es la luna, pero está malditamente muy cerca. —Apoyo mi cabeza sobre su hombro, echando un vistazo a los amados a nuestro alrededor. Laura, Gus, Courtney, Lance, y James todos riendo por la cita que trajo Matt. Mi padre tiene a Owen sobre su regazo, haciéndole caras divertidas. Sarah y Mark están perdidos en su propio momento. Cooper y Gracie se están moviendo a su propio ritmo junto a ellos. Todo el mundo aquí, toda esa gente que nos ayudó a lo largo del camino. Es una noche especial, y un infierno de camino para traernos hasta aquí.

A veces nuestra pasión, terquedad, y errores recurrieron a decisiones y terribles determinaciones que nos apartaron del otro.

Página

Pero es nuestro.

266

Nuestro amor, a veces, fue desastroso. Podría llamarse sin remordimientos, o una pila de un millón de piezas lanzadas por todo el mundo.

Pero siempre fue nuestra para cambiarla. Llegado el momento, nuestro amor fue fuerte y firme, listo para luchar. Y esos son los momentos por los que vivo. Era nuestro, tomar el gran paso era responsabilidad de los dos. Nada trascendental en la vida deja de valer la pena el riesgo. Si no toma lágrimas, tiempo, lucha, sangre o sudor, ¿cómo lo apreciarías cuando lo consigues? ¿Cómo serías capaz de lograrlo a través de los malos momentos sin todo lo bueno antes y después? Corazones fueron destrozados, verdades fueron dichas. Pero nuestros corazones todavía se aferraban el uno al otro. Luchamos para comenzar, cuando ser levantado muy alto era la cosa más difícil de hacerle frente. Luchamos para permanecer envueltos en los brazos del otro, cuando nada parecía estar bien. Y. Luchamos para sobrevivir cuando el destino intentó separarnos. Pero aquí estamos, con todos esos errores entre nosotros, nuestro futuro brilla, y estamos listos para todo. Con Owen en nuestros brazos. Lo haremos todo.

Página

267

Ahora, ese es el verdadero y honesto significado detrás de amar a alguien al borde de la locura.

Página

268