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E S T U DIO S

O R 1 E N TAL E S

FERNANDO GARCÍA ROMERO

Director: G. del Olmo Lete

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LOS EGOS OLIMPICOS el deporte en Grecia y

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IlI)I'IllHIAL AliSA .1(, (,U!'I'('{lS, 101 HO SABI>~., Wal'{l,lollal Spaill

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Editorial AUSA Sabadell

"no hay mayor gloria para un hombre mientras vi'va que la que haya conse. y sus manos " con sus pzes (Odisea 8.

"porque superior a la fuerza de hombres l' cabtdlos es nuestra sabiduría» 'lelZófanes de Colofón, fr. 2.11-12 \\/('51)

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, CAPÍTULO 1

EL DEPORTE GRIEGO: CARACTERÍSTICAS GENERALES Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA 1.1. CRETA Y MICENAS

HACIA

EL FfNAL DEL TERCER MILENIO a.c., la ¡,la de Creta, aprovechando su favorable situación geográfica, se convierte en el más importante centro cultural del Egeo. Los grandes palacios de Cnoso, Festo, Maliá, Hagia Triada, Zacro, fueron el núcleo de una civilización que, si bien influida por Egipto y Oriente, con quienes mantuvo relaciones comerciales, supo crear una cultura propia e independiente e irradiarla por el Mediterráneo Oriental durante casi un milenio. Hacia 1700 a.e. los primeros palacios sufrieron una violenta destrucción, a causa probablemente de un terremoto. Fueron, no obstante, rápidamente reconstruídos y dio comienzo entonces el período culminante de la civilización cretense del segundo milenio, hasta que, poco antes de 1450, la gran erupción del volcán de la isla de Tera precipitó su final, al quedar Creta sepultada por las cenizas y su costa septentrional arrasada por la violencia de las olas. Únicamente el palacio de (:n050 fue rl'ronstruído, y ello por obra de los griegos del continente, que aprovecharon la situación para conquistar fácilmente la isla. Hacia 1380, ya fuera por displIras illc('stinas l'ntn: los propios griegos ya por un levan')

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f'liRNANDO GARCÍA ROMERO

de la población no griega sometida, el fuego destruyó de .1111'1''' ddillitiva el palacio de Cnoso y marcó el final de la cultura C'1('IISl', Imo no afectó, sin embargo, al poderío micénico, que se I.UIl IIVO l'U auge durante un par de siglos más, hasta que se derrumbó 1('11 !,or illvasiones externas bien por un proceso de disolución interna. La illlagm que los hallazgos arqueológicos permiten hacernos de la IVlh1¡[11111I Illi!loica refleja una vida notablemente pacífica, ajena a la !.IWl'ra y libn' de agitaciones sociales, organizada en torno a los grandes I.da( IIIS, '111t' 110 11';111 [111 modo de vida cómodo y refinado y a hombres y mujeres .I,·.. ,·, ....os d(· disfrutar de la existencia, amantes de las competiciones d"I'41l'1lvas y olros espt-ctikulos (pues, efectivamente, también las mujeres I,'III¡III ¡[(IIVa panicipaci('m el1 los espectáculos, tanto en calidad de espec[".1111.1\ '''"111 1'11 1¡¡lidad de actuantes). I )¡Idll 'IUl', a l:tlla de testimonios escritos (los textos en Lineal B 11.1.1.1 1111S .1111'11 iHl'rCI dd deporte cretense), nuestra única fuente de Udollll,j( 11111 SOIl los hallazgos arqueológicos, no podemos obtener una 1,.lItOI.IIIII( ,1 wlllpkw de las anividades deportivas y su significado para I.. ~ 1llIlIlhn's dl' la ,lIuigua Creta, de manera que siguen siendo numerosas 1.1\ "ttdas y (OIl¡t'llIras al respecto. No obstante, en lo que sí hay unaniIllIdad ('S 1'11 d n'(()[lOlilllicllto de la importancia de las manifestaciones d('l0rvi~ ('11 la vida (k eSIC puchlo, habida cuenta de la sorprendente In'! 111'111 ia 1011 qUt' los l·¡t·nilios físicos aparecen representados en 1'"!lIra~, l'~( uhuras, sellos, ViISOS, t·tL, en mayor número que ninguna tilia ¡[! 1ivida.!, Adt'II1:íS, la IIlUI hedllll1hre de l'spenadores qUl' figuran en IIIS In'slos (tlllll'llIplalldo los l'slx'u;¡n!los n'lTcativos o deportivos parece lodílOlI' qlll' éstos 110 l'mll lOsa de una lIlilloría, SillO qUl' estaban abiertos a lOdo d pueblo. 1\11 lo qlw n'SIll'tW atada depol'll' t'l! panilltlar, los /t'SliI1l0Ilios SOIl 11 IIIl'owlo illl ttlllpl('l\)s 11 illllhi}o\lllls, y lílrl'lt'IIIOS lasi IIIlillnlt'llIe dl' dallls 1I11('I![O

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que nos proporcionen alguna luz sobre olros telllas illlponalllCS, lomo l'S el caso de la posible relación entre las actividades deportivas de los cretenses y las de los griegos posteriores, Así, en tanto que algunos pretenden encontrar en Creta el origen del deporte griego (Glotz, Sakellarakis, Ridington, Popplow, Renfrew con reservas), Otros niegan completamente tal posibilidad (Gardiner, JüthnerjBrein, Howell, Pattucco), mientras que otros estudiosos (Harris, Weiler) mantienen una prudente reserva ante la ausencia de datos, a nuestro juicio la postura más acertada, aunque también la más fácil y menos comprometida y arriesgada,

1.1.1. Juegos del toro Han sido los juegos del toro las formas de ejercicio físico de la Creta del segundo milenio a.e. que en mayor medida han centrado el interés de los estudiosos del deporte. Es, además, la actividad deportiva mejor documentada con mucho; sin embargo, pese a la gran cantidad de representaciones en frescos, vasos, relieves, terracotas, bronces, sellos y anillos, siguen siendo numerosos los aspectos poco claros, no solamente en lo que se refiere al origen, carácter y significado de tales juegos, sino incluso CIl lo que respecta a la manera de ejecutar el salto sobre el animal. Arthur Evans, basándose sobre todo en el gran fresco del palacio dl' Cnoso (figura la) que muestra a un joven apoyado de manos sohre el lomo de un enorme toro, a una muchacha que ase el cuerno del animal y a otra de pie, tras él, con los brazos extendidos hacia adelante, oi'n'l ¡tí una interpretación del salto en cuatro fases (figura lb): el atleta ase por los cuernos al toro t¡ue corre hacia él, aprovecha el impulso que fl·(ihe al sacudir la cabeza el animal para aterrizar sobre el lomo y de ahí pOl1er d pie en tierra (ayudado por la muchacha que extiende los bmzos). Esta explicación (con sus cuatro fases completas o bien n:ducidas a tres, dejándose caer el atleta directamente al suelo, sin pasar preVialllellll' por la espalda del toro) ha sido luego repetida y aceptada a Illl'lllldo, pero son también muchos quienes consideran tal ejercicio físiulIllt'llll' 11

FERNANDO GARCíA ROMERO

11'4I'.ihlt', opllllon que apoyan, al parecer, los profesionales del rodeo '1'''IIi'ados, entre otras cosas, dicen, por el modo de embestir el animal, H' 110 ('S IIllllta de abajo arriba, sino lateral, de manera que no podría IIPlllsar al atit'ta hacia su lomo. No obstante, la historia del toreo .pal)ol propurciona abundantes ejemplos de arriesgados saltos sobre el ,m qul' J'('quil'ren de sus practicantes asombrosa agilidad, destreza y alm ("salto del trascuerno" , "salto sobre el testuz", etc.; cf. ]. M. de tI,~il /,1/,1 111/'11,1: Inltado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943 ss., VIII. 1, p, 77755.), de manera que no podemos negar a los cretenses 'r,lIli\ as sl·llIl'jalltl's. Se han sugerido, sin embargo, otras interpretaciones lill'f!I;IIIV;¡S. Así, Chadwick (pp, 25-27) piensa que las equívocas posi1\ 1111'S d(' los l'jnlltantl's en las representaciones que conocemos se deben I la ¡lit apa( idad del artista para representar la perspectiva y que el Iqulrll' ddlla tOllsislir

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distillguido a los Wil'gos de (ualquil'r olro pucblo. hasla 1IIIeSI ro siglo, Aunque es poco lo qUl' SI' nos dil e dd pa pd dc la l'dll!.1I il )11 HSlt a 1'1\ la enseimnza (otro nlsgo lIIuy (aratlt'rIS( iw dI' la (iviliza{ ¡ 1.1 n'llIada dI' Sil tapitün del combate, en liíada 2,773-5: "y su gente /11///11 di /,1I11I/¡/t'1I1i' c/cl IIItlr .re gozaba lanzando pesos, venablos y flechas"; y "11 el '.111'11 I H de ()c!úed Se describe el cómico combate pugilístico que, p.II.1 ,01;1/ d!' los pretendientes, entablan el mendigo Iro y Odiseo, disfrazado 10111, I 1.11, Por líltilllO, 110 conviene olvidar tampoco que Hesíodo, que no era 1'11'1 ":1111('11(1' 1111 lIohle, obtuvo un trípode como premio al vencer en los ~JI('t. ,'11 hOllor tlt' Anfidamante celebrados en Calcis de Eubea, aunque Itll'nI ('I! Itll WlltllrSO poético y no atlético (Trahajos y días 654 ss.), ASI Pll('S, 110 parece exacto afirmar que en los poemas homéricos el 1Ilt'n~ por los ejercicios físicos y la posibilidad de practicarlos fuera un . I ('X( lusivo de la aristocracia, SI se ha estimado, en cambio, característico de una sociedad en la '11 W !,f('(lominan los valores la aristocracia, el ideal que se ha venido mmo el móvil que estimulaba al hombre homérico a prac11I~idl'ra() y a competir: el deseo de ser el mejor, de conseguir lo que !!!rus 110 pueden lograr, sobrepasando las limitaciones del hombre , "1111111. Iin decro, en la Ilíada encontramos formulada por primera vez la (, Illt q ltil ín de la existencia como una competición deportiva, el aglllllsl ilO de la vida" que, desde las investigaciones de J akob !·l

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el si,L(lo pasado, Sl' senala a Illl'mldo (OrWI 11110 d(' los ras,L(lIs (al'iIt ,('rls titos de la tivilizatí()1l gril',L(a; t'Il (1 .• )OS afirma ClaUlo, caudillo dI' los qut' su padre lo ellvil) a tOlllhalíl' a Troya enUllllt'lIdiversos t¡lnores desencadenaron y desarrollaron esa evolución, 1'1'1'0 podelllos resumirlos en cuatro fundamentales, En primer lugar, la ('olonización, que, en el curso de dos siglos (750-550 a,C.), expandió 1.1 (ulrura wjl'~a por todo el Mediterráneo, Ni Atenas ni Esparta particiJlaron .H livallll'nte en esta impresionante empresa, cuyos principales 1" 1I11IOlOn's fUl'ron Corinto, Mégara y las ciudades de la isla de Eubea, por varios motivos: la necesidad de ocupar nuevas tierras de así la relativa superpoblación; el deseo de instalar nuevas fal torlas marítimas con fines comerciales; los conflictos sociales, que lleva han hacia las nuevas tierras a los campesinos endeudados o a los exiliados políticos. Con la colonización no sólo se multiplicó el espacio viral de los griegos y se ensanchó su horizonte espiritual, sinó que lalllhi¿'f1, al elltrar en contacto con pueblos extraños, tomaron los griegos lilas fuerte conciencia de su unidad lingüística y cultural (las diferencias '1111' separahan a las diferentes estirpes griegas parecían agigantarse en el n'dlH ido marco de la Grecia peninsular) y, en consecuencia, se reforzaron 10:-' I'as~o que los distinguían de los demás pueblos; uno de ellos, y no el IIII'IIDS i 111 portante, era la afición por la práctica de ejercicios físicos, que el puchlo ~riego siempre consideró una característica diferencial de su 1 ivilizali()1I ton respecto a los "bárbaros", que no practicaban el

dq 'Urle. ()( ro factor de cambio decisivo fue la creación de la polis, de la illdad-estado, resultado de la unificación de comunidades rurales en una ('111 idad política superiot, independiente y autosufióente, con cultos y I('yes propios, a donde acudían, en busca de una vida más segura y ('slahk. los nlmpesinos privados de tierras, En el marco ahora más orgalIizado d(' la IMli.r pudo desarrollarse libremente la afición helénica por el deporte, que se hizo de manera definitiva con un lugar importante en la vida social de los griegos, en la educación, en los ratos de ocio y en los IeSI ¡vales, ya fueran locales o panhelénicos, EII la segunda mitad del siglo VII, desde Lidia y a través de los ;O"IOS de Asia Menor se adopta en Grecia la economía monetaria, que I

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haH' posihle lIlIa riqlH'I,a IlO li~ad ya a la I'l'Opil'lLltl flIslila. hasl' ,!I'I poderlo de la ariSflll!'a1 ia, La ifll ipil'llll' illdllslrializal iIISIll'IISI')II, allIltIU(' fuera fugaz, de las rivalidades entre las ciudades, sino ~(lhn' lodo porquc acrecentaron la confianza los griegos en sus propias IIISdll1l IOIl('S y ¡(¡mm de vida y se hicieron aún más conscientes de la IlIIporWl1l ia de ulla participación activa en el gobierno de la Por 011'0 lado, por lo que a la cultura física se refiere, en la victoria ..ol'n' los pl'rsas había desempeñado un papel fundamental la prepara( 11111 ad(;, i( a dl' los griegos, fruto de la notable presencia del deporte en el '>ISI('llIa l'dm ativo, pn:sidido, como veremos, por el ideal de la kalokaaristocnítico y ahora extendido a otros estratos sociales, y.1 '1111', segulI se ha señalado a menudo, la democracia no supuso la 11'1111.1,11 je tI! I k, los antiguos privilegios, sino su extensión a todos '1lId,ldanos (lIll'te(()s y esclavos quedaron aparte), Los años que siguieron .1 I.ls (illl'rras Médicas, en efecto, son probablemente la época en la que 'd' ,de ,111/1 i 1I1l mayor equilibrio entre el cultivo de las cualidades físicas e 11111'1('( (tlalvs del hombre en el mundo antiguo y quizá también en toda la IlIslllria lit- la Ilumanidad. Es asimismo el período más significativo de la (lvIIi/al i(tll de la Grecia antigua, durante el cual Atenas, bajo la dirección I J¡. Jl!'rilles, asumió la hegemonía cultural y económica de la Hélade. Esa al'lllOllía entre físico e intelecto comenzó a resquebrajarse en p.II'I(' por evolución interna y en parre también por la influencia de 1.IIIOfl'S ('x¡ernos, El estallido de la Guerra del Peloponeso y la consiJ-: 1I jI '111(' derrota de Atenas frente a Esparta y sus aliados (43 1-404 a. C.) .I( den) la decadencia de importantes valores políticos, sociales y educaIIv"s ('11 los que se había basado el florecimiento anterior. En el revuelto dd siglo IV se agrandaron las diferencias entre los ricos y los más pohrl's, que dejaron de tener fácil acceso a la educación física. Por otro ), la progresiva transformación del ejército de ciudadanos en ejército ·10

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de Ilwrn'lIarjos y la 111111"1 jlill Ik los idl'all's !jUI' sostl'lllall la IlIil/.l, a la que eSlaha I'SIn'! 11:111 H'II 1l' ulljdo el l'kllll'IIIO agolllstito, uuurihllY!'WII lall1hil-1I a provocar 1111 illlportallll' ulIllhio ('11 la altitud dI' los Wi(·fl.os la nlltlIra física, Parte de la jllvelltud ulIItillllaha Irt'tlIl'lItilIHlo los giml1asios, pero ahora mil intereses puramente individualistas, sill tearse como fin último las lIecesidades lk la 1,,¡liJ, El allterior equilihrio en la educación entre las cualidades físicas e intelectuales Sl.' rompió en beneflcio de éstas últimas, Olmo indica ya la llueja de ArislIVl'rsos pueblos, en efecto, dominaron el lugar y se han esgrimido 1lIIIlwrosas hipátesis para tratar de relacionar cada una de las versiones 11  tll il ¡IS mil la  presencia de un JeterminaJo gtupo humano. Se ha dicho, por ('j('lllplo, que el mito de Pélope responde a una época predórica y el I krar1('s a la dominaci6n de los dorios; unos sostienen que los Juegos ( )lilllpims tiellen su origen en época creto-micénica, otros niegan la exis1('111 ía de datos que lo confirmen, mientras que unos terceros recurren a la íllflw'IKi" tll' pu. y  al ¡¡Slt'. dt'~( ~() a.c.. por t'l "P¡}rlim de 1')(1 

LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Eco". Durante los primeros siglos todas las pruebas, salvo las disciplinas ecuestres, se desarrollaban en e! propio Altis, pero, a partir sobre todo dd siglo VI a.c., éste fue llenándose de construcciones sagradas y dl' ofrendas votivas y  conmemorativas, de modo que la pista de competicióll acabó por desplazarse hacia el  Este, fuera del santuario propiamenle dicho, y los lugares de entrenamiento hacia el  Oeste (figura 2 1) . La entrada principal de! Atlis se hallaba al Noroeste, donde desembocaba la vía procedente de Élide, por la cual llegaban atletas y jueces para dar comienzo a los juegos. Nada más entrar, a la izquierda, aparen' l'I  Pritaneo de los e!eos, construido hacia el año 500 a.e. y  n'lllozado posteriormente, donde se celebraban los banquetes oficiales y  se hallaha encendido el fuego sagrado, que los vencedores en la carreta