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TRABAJO PRACTICO Nº 1 EL FENÓMENO DE OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD El trabajo práctico sobre Obediencia a la Autoridad se incluye en el más amplio campo de estudio de Psicología Social como es el de la “Influencia social” entendida como la “elaboración y procesamiento por parte del individuo de la misma así como el de la influencia del individuo sobre los demás y la sociedad”. La preocupación por el estudio, investigación y explicación de los procesos de influencia social constituyen a la Psicología Social como una disciplina de estatuto pleno en la comprensión de los fenómenos de la Comunicación Social. La materia se dicta en el segundo año del ciclo básico de la Lic. En Comunicación Social, ciclo en el que se dictan además las disciplinas de fuerte injerencia en los estudios de comunicación en particular y en las Ciencias Sociales en general como las Teorías Sociológicas, la Antropología, la Semiótica, la Lingüística, la Historia, la Teoría del Conocimiento y Lógica. La materia de la que hablamos además, recupera contenidos de “Psicología de la Comunicación” perteneciente al segundo cuatrimestre del Primer Año, por lo que los temas encuentran una fructífera continuidad en el segundo año, como profundización y en el aporte de grandes núcleos teóricos desarrollados en el primer año para la comprensión de fenómenos de la influencia social estudiados en el segundo. El fenómeno de Obediencia a la autoridad, ha adquirido en los últimos años una importancia marcada. Se han publicado una significativa cantidad de producciones teóricas e investigaciones sobre el “Experimento de Milgram”, y sobre sus hallazgos para la explicación de los fenómenos mundiales de la guerra, la experiencia concentracionaria, la deshumanización de las víctimas. Una vía de investigación interesante por ejemplo, que no desarrollaremos aquí pero que tiene una gran actualidad es la de la relación entre el fenómeno de la distancia a la víctima, variable fundamental en el experimento de Milgram, y las llamadas guerras “Asimétricas”, y “Guerras de Cuarta Generación” (Fourth Generation Warfare - 4GW). Guerras de Cuarta Generación es el término usado por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas, teorizado por William Lind y 4 oficiales del cuerpo de Infantería de Marina de EE.UU. en el documento “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación” (1989). En esta estrategia la guerra se desarrolla en un plan de guerra psicológica destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo pero en la que se revalorizan los métodos científicos de control social, las investigaciones sobre la ingeniería social ya desarrolladas y aplicadas en períodos anteriores, pero ahora elevadas a la categoría de la más eficiente estrategia de dominio sin el uso aparente de las armas de fuego. Cuando el psicólogo Stanley Milgran investigó el fenómeno de la Obediencia, seguramente lo hizo preocupado por otras circunstancias. Hoy vemos que la investigación sobre los procedimientos de ingeniería social ocupa un lugar preeminente en la estrategia de la guerra y en los modelos de dominación. En la Argentina, la obediencia a la autoridad tuvo consecuencias graves y dolorosas. La sociedad argentina demostró que aunque cueste tiempo, existen formas para luchar contra la impunidad, más allá de la perversidad de los métodos del terror utilizados por los dictadores. En todo este trabajo de reparación y justicia, la Universidad pública debe proveer sus recursos para el “Nunca Más” patrimonio de la Humanidad. El práctico del que hablamos intenta trabajar sobre los temas arriba mencionados si bien somos concientes de la dificultad de agotar esta cuestión en el tiempo con el que contamos

IMPORTANCIA PARA EL COMUNICADOR SOCIAL El tema es importante para los alumnos como sujetos que participen y luchen por la dignidad humana, por la comprensión de lo que Arendt llama “El Derecho a tener derechos” base de los derechos universales y donde “sólo la pérdida de la comunidad nos arroja de la Humanidad" (Arendt, Hanna: "Los Orígenes del Totalitarismo”, Alianza editorial, SA. Madrid, 2002). Como sujetos, es necesario que conozcan las cuestiones traumáticas de nuestro pasado porque quien no las conoce está condenado a su repetición, porque inadvertidos podríamos convertirnos en parte de una maquinaria que en cualquier acto o lugar de la vida cotidiana imponga la distancia que arroja fuera de la visión a ese “otro” excedentario. Como Comunicadores Sociales los alumnos de la carrera deben conocer y aprender a orientarse hacia el diálogo, la comunicación que posibilita la particular producción de sentido entre los sujetos interlocutores, diálogo que implica la lucha contra el monopolio del sentido por una de las partes, por que esto es ya una forma de violencia. El comunicador social apuesta al diálogo porque los seres humanos somos sujetos de discurso y porque el diálogo es el opuesto a la violencia. Es importante por lo tanto conocer los mecanismos que desde lo psicosocial obstruyen ese intercambio entre iguales, como son los métodos de ingeniería social que anulando la proximidad promovieron y promueven la deshumanización de las víctimas. OBJETIVOS: 1. Conocer el experimento de Obediencia a la Autoridad de Milgram identificando las variables investigadas por el autor. 2. Reflexionar sobre las consecuencias sociales e individuales de la Obediencia. 3. Reflexionar sobre los límites de la explicación en la experiencia de Milgram. 4. Tratar de relacionar los instrumentos investigados por Milgram con la experiencia concentracionaria, y con las propias de los procedimientos terroristas utilizados por la dictadura militar argentina del 76 al 83. 5. Conocer la metodología del terrorismo de estado argentino del 76 al 83. MARCO TEORICO Para la realización de este trabajo práctico correspondiente a la unidad 2 se ha seguido la bibliografía de cátedra propuesta en el apunte. Se han aportado además algunas lecturas provistas por la docente en forma de fotocopias: Para la primera parte del práctico, del texto de “Psicología Social I y II” de Moscovici,S. et alt. , y de “Anatomía de la Destructividad Humana” de E. Fromm se han tomado los siguientes conceptos:

A) En el plano de la descripción 1) Definición. Diferencias entre conformidad y obediencia. Las investigaciones sobre la obediencia: Milgram. Estudio sobre las condiciones en que se produce el fenómeno Definición Existe conformidad cuando un individuo modifica su comportamiento o actitud a fin de armonizarlos con el comportamiento o actitud de un grupo. Existe obediencia cuando un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de una autoridad legítima. Diferencias La presión a conformarse es ejercida, generalmente, por otra parte que disfruta del mismo estatus que el sujeto. La presión de obedecer es ejercida por una autoridad de elevado estatus. La obediencia presupone que la autoridad desee ejercer una influencia que genere sumisión del subordinado a sus órdenes. Por el contrario, la conformidad puede producirse sin que el grupo desee ejercer una influencia o vigilar al individuo, basta con que la persona conozca la posición del grupo y desee estar de acuerdo con ella. Los individuos que se conforman tienen un comportamiento similar o idéntico al de la fuente de influencia, mientras que los individuos que obedecen generalmente tienen un comportamiento diferente al de la fuente de influencia. La conformidad responde a la idea de que una persona modifica su posición en dirección de la posición de un grupo (esto es que, una persona ha sido influenciada por un grupo y primero estaba en desacuerdo y luego cambio para ir hacia él). La obediencia tiene lugar cuando un individuo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de una autoridad. La semejanza entre la obediencia y la conformidad reside en que ambas constituyen formas de influencia social. Estudio sobre las condiciones en que se produce el fenómeno Los experimentos de Milgram empiezan tres meses después de iniciarse el juicio a Adolf Eichmann en Jerusalén, que acabó ahorcado, condenado por crímenes contra la Humanidad. Eichmann fue un alto funcionario responsable de los transportes de millones de personas a los campos de exterminio. Durante el juicio no paró de repetir que él solo cumplía órdenes de la manera más competente posible, no era más que una pieza en el engranaje. Él sólo cumplía con todo lo que se le pedía sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Milgram quiso ver si, en una sociedad como la norteamericana y en un contexto normal, muy alejado de lo que pudo suponer esa mezcla de adoctrinamiento y terror nazi, unos individuos corrientes se comportarían de manera similar en respuesta a órdenes emanadas por una autoridad. Para el experimento, no se seleccionaron psicópatas sin escrúpulos, sino a personas comunes, de comportamientos y vidas estándares. Se trataba de un simple experimento para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona (a través de un mecanismo conectado a un agente a través de cables con tensión) simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. El agente “alumno” recibiría descargas eléctricas de mayor intensidad en la medida que repita errores en sus respuestas; mientras que el sujeto experimental debía aplicar estas sanciones. El contexto lleva a preguntarnos ¿qué mecanismos llevan a una persona a torturar y seguir torturando a otra? Los investigadores llegaron a la conclusión de que los sujetos del experimento cayeron en lo que denominaron “estado de agente”. Proceso en el cual, el sujeto no se ve como un ser

individual con responsabilidad y conciencia propias; sino como una mera máquina ejecutora de las decisiones de la autoridad (el investigador ‘disfrazado’ con su bata y en su laboratorio es la autoridad reconocida y legítima, así que a partir de ahí son los únicos responsables de mis actos). Otro mecanismo psicológico interesante que se daba en muchos de los torturadores que llegaban hasta el final era culpar a las víctimas. Si eran tan burros como para fallar tantas preguntas no eran inocentes, merecían el castigo. Así descargaban su responsabilidad a la vez que se preservaba su sentido de la justicia: cada uno recibe lo que se merece. La estructura social del experimento activaba con fuerza una norma social que todos hemos aprendido desde niños: "Debes obedecer a una autoridad legítima", entre ellos los representantes de instituciones universitarias y científicas (o los profesores en los colegios), policías, bomberos, oficiales de mayor rango en el ejército, etc.). Cuando el sujeto entra libremente en una organización social jerárquica, acepta, en mayor o menor medida, que su pensamiento y sus actos sean regulados por la ideología de su institución. 2) Proximidad física de la víctima: 4 condiciones: Distanciamiento, Retroacción de la voz, Condición de proximidad y Proximidad Táctil. Las diversas variaciones del experimento probaron que el grado de lejanía con la víctima facilita al agente torturador seguir cumpliendo órdenes. Milgram razonaba que la proximidad física de la víctima (el alumno) podía constituir un factor importante de la obediencia. Para manipular esta variable, elaboró 4 condiciones: Distanciamiento: la víctima se hallaba en la habitación contigua y tan sólo golpeaba la pared al llegar a los 300 voltios; tras la descarga de 315 voltios, dejaba de reaccionar. Retroacción de voz: desde la habitación contigua se podía oír su voz (la víctima suplicaba que la liberaran y gritaba de dolor al recibir las descargas); a 315 voltios, dejaba de reaccionar. Proximidad visual: la víctima estaba en la misma habitación que el sujeto y reaccionaba verbalmente igual que en la condición anterior. Proximidad táctil: la víctima sólo podía recibir descargas si su mano reposaba sobre una placa que las transmitía, y el sujeto recibía instrucciones de obligar a la víctima a colocar su mano sobre la placa. Los resultados demostraron que la obediencia disminuye a medida que la víctima se aproxima al sujeto. El porcentaje de sujetos que llegaron hasta 450 voltios fue de 65%, 63%, 40% y 30%, respectivamente. 3) Las fuentes del poder de la autoridad: autoridad con presencia física, prestigio de la autoridad, autoridad netamente definida etc. Milgram intentó determinar cuáles eran las características de una autoridad (experimentador) que explican su capacidad de obtener obediencia, así puso a prueba varias variables. Descubrió que una autoridad con presencia física producía una obediencia mayor que una autoridad ausente que daba sus órdenes por teléfono. En otra experiencia intentó saber si la obediencia se ve afectada por el prestigio de la institución que representa la autoridad, y obtuvo por resultado que una autoridad no necesita representar a una institución prestigiosa para obtener obediencia. Por último, descubrió que incluso una autoridad inmoral era obedecida por una proporción sustancial de sujetos.

4) Los efectos de grupo Tras haber demostrado la poderosa influencia de la autoridad sobre un individuo aislado, Milgram introdujo el nuevo elemento: el grupo. El resultado fue el inverso de lo ocurrido en los otros : la mayoría desobedeció cuando observó que lo hacían sus compañeros. En su nuevo estudio, dos cómplices recibían tareas secundarias mientras que el sujeto ingenuo estaba encargado de aplicar las descargas a la víctima. A la mitad de la sesión, los dos cómplices lanzaron un desafío al experimentador y se negaron a continuar. Solo un 10% de los sujetos se mostraron obedientes en presencia de esta rebelión de sus pares, de forma complementaria el 93% de los sujetos llegaron a los 450 voltios si sus pares continuaban el experimento. Curiosamente, en el cuestionario que se pasó después de terminado el experimento para preguntarles por ese efecto mimético, los sujetos no dieron ninguna importancia a ese hecho, manifestando que actuaron desobedeciendo por sí mismos, sin tener nada que ver la actitud desobediente de los otros. Los factores que Milgram propuso como decisivos en la influencia del grupo fueron: - la idea de desobedecer se ve como normal cuando los iguales desobedecen. En el grupo se dispersa la responsabilidad entre varios, consuela compartir un posible castigo. Señala Milgram: "la deserción de un único individuo tiene mínimas consecuencias mientras pueda ser mantenida en silencio. El gran peligro está en que un solo desertor pueda despertar las conciencias de otros”. B) En el plano de la Explicación 1. Análisis teórico de la obediencia: Obediencia y responsabilidad. Diferencias entre Autonomía y Estado de Agente, Factores que influyen en el pasaje de un al otro. Estado de agente y sentimiento de responsabilidad menor hacia los propios actos. Naturaleza secuencial de la tarea, temor a ofender a la autoridad. Importancia de los factores internos, de la personalidad. Milgram al intentar explicar por qué las personas obedecen a los personajes dotados de autoridad, diferencia dos estados psicológicos. Cuando una persona se halla en estado de “autonomía”, se considera como individuo, se siente personalmente responsable de sus actos y utiliza su propia conciencia como guía de comportamiento correcto. Por el contrario, cuando una persona se encuentra en estado de “agente” considera que forma parte de una estructura jerárquica, siente que las personas situadas por encima de uno en la jerarquía (las autoridades) son responsables de sus actos y utiliza las órdenes de tales autoridades como guía de acción correcta. Milgram sugiere que cuando una persona se convierte en un sujeto de una experiencia de obediencia, varios factores pueden hacerla pasar del estadio autónomo al estadio de agente. Estas condiciones previas incluyen las recompensas anteriores por su sumisión a la autoridad en el marco de la familia, la escuela, el trabajo, así la percepción de que la ciencia es una empresa social legítima y que el experimentador constituye una autoridad legítima en la situación experimental. Milgram identifica varios factores que impiden que un sujeto abandone el estado de agente. Estos factores apremiantes son la naturaleza de la tarea dada, el temor de ofender a la autoridad y la inquietud ante la obediencia a las órdenes de una autoridad legítima. 2. Consecuencias sociales e individuales de la obediencia. Las consecuencias de la conformidad y de la obediencia: La conformidad tiene consecuencias positivas y negativas. Desde la perspectiva del individuo puede ser una reacción compleja y flexible. Una persona que desea reaccionar con exactitud en un medio complejo a menudo hará bien fijándose de los juicios de sus pares. De manera similar, una persona que desea ser estimada y aceptada a menudo se encontrara que con la conformidad es una estrategia útil para hacerse aceptar. Sin duda también la conformidad puede tener consecuencias negativas para el individuo. En ciertas circunstancias el individuo tiene mayores probabilidades de estar en lo cierto si se mantiene en su propia posición que si adopta el paso del grupo.

Desde la perspectiva del grupo, la conformidad puede tener ventajas e inconvenientes. Todos los grupos elaboran normas o reglas de conducta apropiada. Si bien estas varían de un grupo al otro y frecuentemente se modifican con el paso del tiempo al interior de un grupo, ningún grupo puede permitir que sus normas sean habitualmente violadas. La conformidad con normas fundamentales resulta esencial si el grupo en su conjunto debe sobrevivir y alcanzar sus fines. Pero no siempre constituye una ventaja para el grupo. En algunas ocasiones las normas elaboradas por un grupo a fin de enfrentarse a todas las eventualidades internas o externas no cambian, aunque las circunstancias que han originado las normas hayan cambiado. En tales casos, la continuidad de la conformidad puede resultar inadecuada para el grupo al reducir su capacidad de alcanzar sus fines e incluso al amenazar su existencia. Las recompensas y los costes de la obediencia para el subordinado son similares a los de una persona que se conforma con la presión de un grupo. En favor de la obediencia esta el hecho de que un subordinado tiene mayores probabilidades de dar una respuesta objetivamente corriente si obedece las ordenes de una autoridad. Por otra parte, el subordinado que obedece será recompensado. En contra de la obediencia, sucede a veces que un subordinado reacciona de forma objetivamente más adecuada desafiando a la autoridad que obedeciéndola. Desde el punto de vista de la autoridad, la obediencia también puede tener consecuencias positivas y negativas. El hecho de ver sus órdenes obedecidas a menor aumenta la eficacia del individuo. Además, la obediencia refuerza su propia imagen en tanto que persona poderosa, de status elevado. Las consecuencias negativas de la obediencia para la autoridad incluyen la posibilidad de que se le considerara responsable de las acciones incorrectas por parte de sus subordinados y que perderá las capacidades necesarias para cumplir los comportamientos que encarga a otras personas. 3. Obediencia y Valor: el concepto de gramática de la acción y la imposibilidad de explicar las cuestiones relativas a los juicios de valor desde la experiencia de Milgram.

falta 4. Fromm, E. y el cuestionamiento a los experimentos de laboratorio: la vida real y las consecuencias de los actos crueles. El engaño en la experiencia de laboratorio.

Falta

5. Límites de la explicación de Milgram: la presencia de fuerzas intensas a las que resulta intolerable el comportamiento cruel y que el experimento no consideró. Los mecanismos de racionalización como recurso para resolver el conflicto: la presencia de fuerzas internas e inconscientes además de las condiciones externas controladas en el laboratorio. Resolución de la tensión: la desobediencia Ésta es la acción más difícil. Algunos sujetos eran capaces de manifestar su disconformidad con el experimento pero, aún así, seguían obedeciendo. Y ¿cómo es que, a pesar de ser la única acción que puede resolver la tensión que produce la obediencia es tan difícil desobedecer? Algunas razones son: - Desobedecer es un proceso complejo: el proceso mental que entraña la desobediencia es mucho más complejo que el de la obediencia. Supone una secuencia que contempla los siguientes pasos: duda interna, manifestación externa de la duda buscando complicidad en la autoridad, miedo al castigo, disensión, amenaza de desobediencia y desobediencia. - Desobedecer genera sentimientos de culpa: refirió Milgram que los sujetos desobedientes se mostraron muy molestos, incluso con sentimientos de culpa, por haber quebrantado el orden y no hacer lo que se esperaba de ellos. Es decir, el acto de desobedecer supone un proceso más complejo y que, además, requiere una serie de recursos internos (habilidades psicológicas) del sujeto. Desobedecer es como "nadar contra corriente". No obstante, volviendo a la clasificación del principio, si se desobedece una orden, se está obedeciendo a un principio interno superior. Es la dialéctica propia de la obediencia / desobediencia (sometimiento / autoafirmación). - Desobedecer transgrede reglas de carácter social: porque es una acción que viola las enseñanzas de sometimiento tan arraigadas en el Carácter Social. Para E. Fromm aquí está la verdadera razón de la obediencia ciega. Pero es la sociedad la que moldea el carácter social, no el individuo. Es por eso que éste está alienado. Se cree feliz porque comulga con la ideología nacida del carácter social de la época. Frente a esa mayoría silenciosa, que ignora la injusticia, existe la posibilidad de la acción individual de no colaboración. Ésta es la base del pensamiento de la No Violencia y una de sus manifestaciones es la desobediencia civil.

No sé si estará bien

Para la segunda parte del práctico y el análisis de los textos periodísticos se han tomado conceptos en: - Fragmentos del libro “El Vuelo” de H. Verbitsky publicados en el diario “Página 12” el 5 de marzo de 1995: “La Solución Final” y “El idolo caído” - Verbitsky, H: “El Vuelo”. Ed. Planeta-Espejo de la Argentina. Bs.As., 1995 - Bauman, Z.: ”Modernidad y Holocausto” Ediciones Sequitur. Toledo, 1989. - Calveiro, Pilar: ”Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina”. Ed. Colihue. Bs.As., 1995 Conceptos a trabajar: 1. Proximidad Social y responsabilidad Moral (en Bauman) Falta 2. Genocidio y paradigma de la racionalidad burocrática moderna (en Bauman). Falta 3. Los estudios de R. Hilberg: el silenciamiento gradual de las inhibiciones morales. La producción social de la distancia (en Bauman). Falta 4. La fragmentación de la acción: la maquinaria de torturar, extraer información, aterrorizar y matar en la ESMA (en Calveiro y Verbitsky). Falta 5. El dispositivo desaparecedor. El caso argentino (en Calveiro y Verbitsky) Falta METODOLOGIA Por su extensión y complejidad este práctico se desarrolla en dos clases prácticas. La primera parte consiste en: 1. Ver en grupo el fragmento de 20 minutos del film “I como ICARO” en el que se describe el experimento de Milgram. 2. A continuación ver un fragmento del documental sobre el Juicio a la Junta Militar, correspondiente al testimonio del Capitán Radice de la ESMA, beneficiado con la ley de obediencia debida y citado como testigo. En su testimonio Radice describe el procedimiento de

detención de los prisioneros de la ESMA y en el que se comprueba el mecanismo de fragmentación administrativa de los procedimientos de desaparición forzada de personas. 3. Responder en grupo la primera parte de la guía. 4. Puesta en común de las conclusiones de los grupos. La investigación llevada a cabo por Milgram demostró el peligro que encerraba la predisposición de los sujetos a obedecer y cómo esta actitud llegaba a despojarlos de su conciencia y sentido de responsabilidad frente a los actos que cometieran. En el epílogo del artículo de publicación de su experimento, decía que lo peligroso no era el autoritarismo sino el principio de autoridad en sí mismo porque, refiriéndose a la guerra contra Vietnam, las matanzas de civiles indefensos eran Ilevadas a cabo por personas corrientes, transformadas por la obediencia a la autoridad. La autoridad es una sola, se muestra segura, transmite sólo una orden y está muy presente.. Es necesario tomar medidas para neutralizar las imponentes autoridades que dominan al mundo, ya que con sus productos, ejércitos y medios masivos de comunicación; con toda su uniformidad de dominancia, pueden poner en peligro el futuro de la Humanidad. En la segunda parte: 1. Deben traer leídos y discutidos los textos periodísticos y los capítulos de los libros provistos por la docente. 2. Responder la guía de análisis y discusión. 3. Lectura y puesta en común en clase de los informes elaborados. GUIA DE ANALISIS Y DISCUSIÓN PARTE I TRABAJO PRACTICO ACERCA DE LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD Discuta en grupo el experimento observado en el film contestando las siguientes preguntas. 1. Describa las condiciones generales en que se realiza el experimento desarrollado por Milgram: distancia a la víctima, fuente del poder de la autoridad, características del sujeto “monitor”, factores internos de personalidad del sujeto En principio el experimento requiere de tres personas: El experimentador (el investigador de la universidad, fuente de autoridad), el "maestro" (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico, sujeto experimental o monitor) y el "alumno" (un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el experimento). El experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una respuesta. Separado por un módulo de vidrio del "maestro", el "alumno" se sienta en una especie de silla eléctrica y se le ata para "impedir un movimiento excesivo". Se le colocan unos electrodos en su cuerpo con crema "para evitar quemaduras" y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante. Si el "maestro" expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:

Continúe, por favor. El experimento requiere que usted continúe. Es absolutamente esencial que usted continúe. Usted no tiene opción alguna. Debe continuar. Si después de esta última frase el "maestro" se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas. En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todos los "maestros" pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.

Falta agregar características del sujeto “monitor”, factores internos de personalidad del sujeto 2. ¿Según el experimento por qué obedece el sujeto de la experimentación a pesar de conocer que está ocasionando un daño? ¿Por qué no se detiene?

Milgram, asegura que la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Una vez que esta transformación de la percepción personal ha ocurrido en el individuo, todas las características esenciales de la obediencia ocurren. Este es el fundamento del respeto militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos. Es necesario explicar por qué un sujeto puede entrar en este “estado agente”, en qué ocasiones lo hace y cómo se mantiene en el mismo. Para Milgram, hay dos tipos de procesos: los antecedentes necesarios y los que genera la misma situación en el momento. Entre los antecedentes encontramos la socialización en la obediencia. La familia, la escuela y el trabajo son estructuras fundamentales de nuestra sociedad y son instituciones jerárquicas basadas en la autoridad de unos sobre otros. La lógica de las instituciones no sólo nos lleva a obedecer, sino también a considerar la obediencia como una necesidad para la supervivencia misma de la situación, lo cual a menudo se confunde con la supervivencia misma de la humanidad. Además, existe un antecedente necesario más propio del experimento, la ideología cientifista, es decir, el hecho de que se reconozca comúnmente que la ciencia es una forma de conocimiento legítima y que el científico es quien ostenta la autoridad legítima en una situación “de ciencia”. Así, por tanto, a la existencia de una ideología que justifica la situación se añade la circunstancia de que el sujeto considera al científico como la autoridad adecuada para la situación en cuestión. El poder de la autoridad proviene del cumplimiento adecuado de su rol y, como bien dice Milgram, no de sus características propias, sino de su posición percibida en una estructura social. Son varios los procesos que hacen que el sujeto se mantenga en la situación en lugar de salirse de ella una vez que ha empezado. El sujeto ha adquirido un compromiso con el experimentador y, por tanto, tiene una

relación con lo que considera una autoridad legítima que quiere que sea lo más satisfactoria posible. 3. ¿Cuál es el conflicto por el que pasa el sujeto de la experimentación y cómo intenta resolverlo de acuerdo al experimento de Milgram.

La responsabilidad de la acción se delega a la autoridad y el sujeto se siente responsable hacia la autoridad pertinente, pero no de los actos cometidos, sino del cumplimiento de las órdenes. Milgram afirma que un individuo es originalmente autónomo y a causa de su pertenencia a un sistema pierde parte de esta autonomía, que cede al grupo. Los sujetos no obedecen por sadismo, Milgram establece que los mismos entraron en lo que él llamó "estado de agente", caracterizado por el hecho de que el individuo se ve a sí mismo como un agente ejecutivo de una autoridad que considera legítima. Aunque la mayoría de las personas se consideran autónomas, independientes e iniciadoras de sus actos en muchas situaciones, cuando entran en una estructura jerárquica pueden dejar de verse de ese modo y descargar la responsabilidad de sus actos en la persona que tiene el rango superior.

3. ¿Cualquier persona que pase por un experimento similar podría reaccionar de la misma manera? ¿Por qué? El concepto de estado agente implica que en las personas se da un cambio de autopercepción, una reorientación cognitiva que tiene lugar cuando ocupan un rol en una organización. Para Milgram (1974), el estado agéntico sería el responsable de la obediencia en las organizaciones, incluida la obediencia destructiva, tal como se podría observar en procesos históricos, tales como el Holocausto. Como afirmó Miller (1986), la "tesis de la normalidad" para explicar la obediencia de carácter destructivo no justificaría los crímenes producidos por este tipo de obediencia, sino que negaría la suposición de que las personas que cometen tales acciones destructivas y violentas fuesen a priori diferentes del resto de los individuos en términos de funcionamiento psicológico básico. La explicación proporcionada por Milgram encajó plenamente en el concepto de la banalidad del mal de Arendt, al basarse en él. En definitiva, se podría sostener, siguiendo el planteamiento de Milgram, que Eichmann no fue un asesino por poseer un determinado tipo de psicopatología, sino que lo que fue, simplemente, por ser un burócrata eficiente que cayó en el estado agéntico al estar sometido a las órdenes de una autoridad. Para Milgram, someterse a las órdenes de una autoridad en un contexto jerárquico, al estar en el estado agéntico, sería un elemento constitutivo de la naturaleza del ser humano, una tendencia esencial para el buen funcionamiento de los grupos sociales. 4. ¿Cuáles aspectos de la vida real y del comportamiento cotidiano cree usted que no han sido tenidos en cuenta en el control del laboratorio? ¿Cuáles son los límites y cuál es la validez de la explicación dados por el experimentador? ¿Qué cosas no alcanza a explicar según Ud. y que le parecen importante en las conductas habituales de las personas? Es probable que se haya cometido un error en la interpretación de los resultados obtenidos sobre obediencia utilizando el procedimiento experimental de Milgram: se parte de la evidencia que las personas pueden obedecer a la mayoría de las

instrucciones y órdenes y se acaba concluyendo que las personas no pueden dejar de obedecer a autoridades destructivas. Incluso tal vez hable más de la capacidad de las personas para ejercer violencia que para obedecer. Como explicamos con anterioridad, la noción de estado agente sostiene que, ante una autoridad, las personas pierden de vista sus valores y normas y ceden la responsabilidad de sus actos a la autoridad, preocupándose tan sólo de seguir las instrucciones que proceden de la autoridad y no de las consecuencias de sus actos de obediencia. Pero en realidad, no hay evidencia empírica de que las personas entren en ese estado agéntico, como tampoco hay evidencia de que las variaciones en ese estado puedan explicar los distintos niveles de obediencia obtenidos en el laboratorio. Probablemente las conclusiones obtenidas del estudio, donde se demuestra que los sujetos experimentales, tomando por caso a Eichman, solo fueron obedientes a las órdenes impartidas por sus superiores (más que un nazi convencido, activo y dinámico en el ejercicio del poder); pueden servir como excusas para justificar su accionar ni su falta de responsabilidad en los hechos cometidos.

Otro factor que no se tuvo en cuenta es la continuidad de la obediencia en el tiempo. Lo inesperado del tipo de órdenes emitidas por el experimentador (figura de autoridad) y la ambigüedad de la situación hacen que no sean comparables los actos genocidas que han tenido lugar en la Historia y la investigación de Milgram. Los nazis y sus seguidores fueron concientes y responsables de sus actos. Cada quien actuó considerando que exterminar a otro ser humano es lo correcto. Los experimentos de Milgram fueron diseñados cuidadosamente para provocar obediencia de manera gradual. Fueron realizados de tal forma que una autoridad legítima iría dando órdenes cada vez más ilegítimas, de naturaleza más destructiva y es probable que sus sujetos experimentales hayan avanzado en el proceso casi sin darse cuenta; prácticamente perdiendo obediencia con cada nueva descarga eléctrica. Observando los porcentajes de la gente que obedeció y la que no lo hizo, se puede considerar que se ha prestado más atención a los niveles de obediencia. Pues también ha quedado demostrado que la desobediencia es posible.

PARTE II GUIA DE ANALISIS DE LOS TEXTOS: Lea y debata en grupo los textos seleccionados, de acuerdo a las siguientes preguntas: 1.

¿Qué características tiene la fuente de autoridad?

En principio se muestra como representante de una institución social reconocida socialmente. Su comportamiento se adecúa al contexto que lo rodea. Posee habilidades comunicativas que le permiten al sujeto experimental entender rápidamente que su lugar en la jerarquía está subordinado al anterior. Muestra seguridad y autonomía para gestionar las emociones y los sentimientos ajenos, guiándolo hacia la puesta en marcha de acciones concretas. Determina las metas y objetivos que el subordinado debe lograr. Demuestra tener mejor información sobre la acción a realizar.

2.

¿De quién provenían las órdenes? ¿Cómo era la cadena de mando? Describa el procedimiento. ¿En quién descansaba la responsabilidad?

En la dictadura las órdenes provienen siempre de un superior militar. Sin embargo, cabe aclarar que la gran burguesía agroexportadora, la gran burguesía industrial y el capital monopólico también se convirtieron en sus aliados y toda decisión política debía pasar por su aprobación. En la ESMA el número uno era el almirante Chamorro. En el proceso del vuelo, según el propio Scilingo, las órdenes las impartía Adolfo Mario Arduino. El resto debía aceptar sus mandatos de manera rotativa; le podía tocar a cualquiera. Para los subordinados la responsabilidad recae siempre sobre sus superiores. Según sus visiones las órdenes se cumplen sí o sí; sin cuestionar nada. Cada sujeto justifica su accionar elaborando su argumento en base a la obediencia hacia las órdenes de un superior. Se puede considerar como un hecho justificativo, o como una circunstancia real; lo cierto es que cada participante involucrado banaliza su grado de responsabilidad en la cadena de mando, aludiendo estar al margen de las decisiones. Para los subordinados la responsabilidad descansa sobre las autoridades. Estos sujetos no tienen conciencia (o simulan no tenerla) de que forman parte de un acto final. En esta división de pequeñas responsabilidades, en la que el sujeto no juzga la situación global, sino que solo sigue órdenes, advierte que no es responsable de sus actos. No se siente cruel e inhumanamente involucrado en el proceso, sino que justifica su accionar delegando la responsabilidad a las autoridades. Así en la visión de estos sujetos, lo único que sucede es que el que arresta solo arresta; el que transporta, solo transporta y el que aprieta el gatillo no era el propio Juan Carlos Radice, sino él mismo en función de sus tareas de orden jerárquico. El procedimiento era apresarlos, interrogarlos, torturarlos. Luego mentirles diciéndoles que les aplicarían una vacuna necesaria para emprender el vuelo: Las víctimas eran anestesiadas. Finalmente los subían a los aviones y los tiraban vivos al mar. 3. Analice la variable “distancia”. ¿Cuál es el episodio en el relato del testimoniante que lo coloca frente a la dimensión inhumana de sus acciones? En el caso del testimonio de Radice se advierte que el grado de lejanía con la víctima facilita su accionar como militar sujeto a una jerarquía y como agente criminal. En su testimonio aclara que no detenía ni transportaba a sus víctimas (escaso contacto físico, retroacción de voz, proximidad visual), solo accionaba las armas. En este sentido él justifica su accionar estableciendo que la superioridad le fijaba un objetivo y solo impartía la orden fijada. Gatillarle a un ser humano, para él, es tan significativo y memorable como tirarle a una ventana. Caso similar es el de Scilingo, prácticamente no tenía relación directa con los detenidos, ni tampoco lo investigaba. Verlos dormidos, sin reflejos, sin resistencia, facilitaba su misión. Nunca dudó en incumplir su trabajo. En esta cadena de episodios inhumanos, el testimoniante indica que la acción de mentir respecto al derecho de conocer el destino final de la víctima es repudiable. Es una medida elemental de respeto a la dignidad humana. El método se corresponde con una enorme cobardía, tendiente a evitar la mirada de la persona que se va a matar, llevarlos contentos, con engaños, para poder después volver y hacer de cuenta que no pasó nada, para no recordar ni un grito ni una mirada. 4. ¿Existen referencias a normas éticas, religiosas, militares etc? ¿Por qué no pudieron obstruir la obediencia? ¿Cuál es el conflicto que manifiesta el sujeto y cómo lo resuelve? Es probable que los actores simplemente se hayan conformado a las reglas del grupo. En una jerarquía militar lo único que existe es el cumplimiento de una orden.

Incluso a sabiendas que todo lo que hicieron estaba fuera de la ley, se justifican en el grupo: “Entonces somos todos delincuentes”.

Falta agregar 5. ¿Cuál es el reclamo fundamental que Scilingo dirige a sus superiores? ¿Por qué habla? El reclamo que les hace es que informen a la ciudadanía lo ocurrido en aquella época. Porque si es cierto que la fuerza armada actuó dentro de las normas militares no hay duda de que todo estaba bien… pero ¿por qué se oculta?. Si lo oculto es ilegalidad la institución convirtió a todos sus miembros en delincuentes. 6. ¿Cómo era la maquinaria de “burocratización, rutinización y naturalización de la muerte” descripta por Pilar Calveiro en su libro?

Aquí pegue los fragmentos del libro que sirven para responder esta pregunta…. Hay que leer y redactar la respuesta ¿cómo un aviador formado para defender la soberanía nacional, y convencido de que esa era su misión en la vida, se podía dedicar a arrojar hombres vivos al mar? No creo que los seres humanos sean potencialmente asesinos, controlados por las leyes de un Estado que neutraliza a su "lobo" interior. No creo que la simple inmunidad de la que gozaron los militares entonces los haya transformado abruptamente en monstruos, y mucho menos que todos ellos, por el hecho de haber ingresado a una institución armada, sean delincuentes en potencia. Creo más bien que fueron parte de una maquinaria, construida por ellos mismos, cuyo mecanismo los llevó a una dinámica de burocratización, rutinización y naturalización de la muerte, que aparecía como un dato dentro cié una planilla de oficina. La sentencia de muerte de un hombre era sólo la leyenda "QTH fijo", sobre el legajo de 1 un desconocido. ¿Cómo se llegó a esta rutinización, a este "vaciamiento" de la muerte? Casi todos los testimonios coinciden en que la dinámica de los campos reconocía, desde la perspectiva del prisionero, diferentes grupos y funciones especializadas entre los captores. Veamos cómo se distribuían. Las patotas La patota era el grupo operativo que "chupaba" es decir j que realizaba la operación de secuestro de los prisioneros, ya fuera en la calle, en su domicilio o en su lugar de trabajo. Por lo regular, el "blanco" llegaba definido, de manera que el grupo operativo sólo recibía una orden que indicaba a quién debía secuestrar y dónde. Se limitaba entonces a planificar y ejecutar una acción militar corriendo el menor riesgo posible. Como podía ser que el "blanco" estuviera armado y se defendiera, ante cualquier situación dudosa, la patota disparaba "en defensa propia". Si en cambio se planteaba un combate abierto podía pedir ayuda y entonces se producían los operativos espectaculares con camiones del Ejercito, helicópteros y decenas de soldados saltando y apostándose en las azoteas. En este caso se ponía en juego la llamada "superioridad táctica" de las fuerzas conjuntas. Pero por lo general realizaba tristes secuestros en los que entre cuatro, seis u ocho hombres armados "reducían" a uno, rodeándolo sin posibilidad de defensa y apaleándolo de inmediato p para evitar todo nesgo, al más puro estilo de una auténtica patota. Si ocupaban una casa, en recompensa por el riesgo que habían corrido, cobraban su "botín de guerra", es decir saqueaban y rapiñaban cuanto encontraban. En general, desconocían la razón del operativo, la supuesta importancia del "blanco" y su nivel de compromiso real o hipotético con la subversión. Sin embargo, solían exagerar la "peligrosidad" de la víctima porque de esa manera su trabajo resultaba más importante y justificable. Según el esquema, según su propia representación, ellos se limitaban a detener delincuentes peligrosos y cometían "pequeñas

infracciones" como quedarse con algunas pertenencias ajenas. "(Nosotros) entrábamos, pateábamos las mesas, agarrábamos de las mechas a alguno, lo metíamos en el auto y se acabó. Lo que ustedes no entienden es que la policía hace normalmente eso y no lo ven mal."6 El señalamiento del cabo Vilariño, miembro de una de estas patotas, es exacto; la policía realizaba habitualmente esas prácticas contra los delincuentes y prácticamente nadie lo veía mal... porque eran delincuentes, otros. Era "normal". Los grupos de inteligencia Por otra parte, estaba el grupo de inteligencia, es decir los que manejaban la información existente y de acuerdo con ella orientaban el 20 "interrogatorio" (tortura) para que fuera productivo, o sea, arrojara información de utilidad. Este grupo recibía al prisionero, al "paquete", ya reducido, golpeado y sin posibilidad de defensa, y procedía a extraerle los datos necesarios para capturar a otras personas, armamento o cualquier tipo de bien útil en las tareas de contrainsurgencia. Justificaba su trabajo con el argumento de que el funcionamiento armado, clandestino y compartimentado de la guerrilla hacía imposible combatirla con eficiencia por medio de los métodos de represión convencionales; era necesario "arrancarle" la información que permitiría "salvar otras vidas". Como ya se señaló, la práctica de la tortura, primero sobre los delincuentes comunes y luego sobre los prisioneros políticos, ya estaba para entonces profundamente arraigada. No constituía una novedad puesto que se había realizado a partir de los años 30 y de manera sistemática y uniforme desde la década del sesenta. La policía, que tenía larga experiencia en la práctica de la picana, enseñó las técnicas; a su vez, los cursos de contrainsurgencia en Panamá instruyeron a algunos oficiales en los métodos eficientes y novedosos de "interrogatorio". "Yo capturo a un guerrillero, sé que pertenece a una organización (se podría agregar, o presumo y quiero confirmarlo, o pertenece a la periferia de esa organización, o es familiar de un guerrillero, o...) que está operando y preparando un atentado terrorista en, por ejemplo, un colegio (jamás los guerrilleros argentinos hicieron atentados en colegios)... Mi obligación es obtener rápidamente la información para impedirlo... Hay que hacer hablar al prisionero de alguna forma. Ese es el tema y eso es lo que se debe enfrentar. La guerra subversiva es una guerra especial. No hay ética. El tema es si yo permito que el guerrillero se ampare en los derechos constitucionales u obtengo rápida información para evitar un daño mayor", señala Aldo Rico, perpetuo defensor de la "guerra sucia". Por su parte, los mandos dicen: "Nadie dijo que aquí había que torturar. Lo efectivo era que se consiguiera la información. Era lo que a mí me importaba." Como resultado, después de hacer hablar al prisionero, los oficiales de inteligencia producían un informe que señalaba los datos obtenidos, la información que podía conducir a la "patota" a nuevos "blancos" y su estimación sobre el grado de peligrosidad y "colaboración" del "chupado". También ellos eran un eslabón, si no aséptico, profesional, de especialistas eficientemente entrenados. Los guardias Entonces, ya desposeído de su nombre y con un número de identificación, el detenido pasaba a ser uno más de los cuerpos que el aparato de vigilancia y mantenimiento del campo debía controlar. Las guardias internas no tenían conocimiento de quiénes eran los secuestrados ni por qué estaban allí. Tampoco tenían capacidad alguna de decisión sobre su suerte. Las guardias, generalmente constituidas por gente muy joven y de 21 bajo nivel jerárquico, sólo eran responsables de hacer cumplir unas normas que tampoco ellas habían establecido, "obedecían órdenes". La rigidez de la disciplina y la crueldad de) trato se "justificaba" por la alta peligrosidad de los prisioneros, de quienes muchas veces no ¡legaban a conocer ni siquiera sus rostros, eternamente encapuchados. Es interesante observar que todos ellos necesitaban creer que los "chupados" eran subversivos, es decir menos que hombres (según palabras del general Camps "no desaparecieron personas sino subversivos'"'), verdadera amenaza pública que era preciso exterminaren aras de un bien común incuestionable; sólo así podían convalidar su trabajo y desplegar en él la ferocidad de que dan cuenta los testimonios. También hay que señalar que esta lógica se repetía punto por punto, en amplios sectores de la sociedad; la prensa de la época da cuenta de la "imperiosa necesidad" de erradicar la "amenaza subversiva" con métodos "excepcionales" de los que esos guardias eran parte. Un día, llegaba la orden de traslado con una lista, a veces elaborada incluso hiera del campo de concentración como en el caso de La Perla, y el guardia se limitaba a organizar una fila y entregar los "paquetes". Los desaparecedores de cadáveres Aquí los testimonios tienen lagunas. El secreto que rodeaba a los procedimientos de traslado hace que sea una de las partes del proceso que más se desconocen. Se sabe que estaban rodeados de una enorme tensión y violencia. En unos casos, se transportaba a los prisioneros lejos del campo, se los fusilaba, atados y amordazados, y se procedía al entierro y cremación de los cadáveres, o bien a tirar los cuerpos en lugares públicos simulando enfrentamientos. Pero el método que aparentemente se adoptó de manera masiva consistía en que el personal del campo inyectaba a los prisioneros con somníferos y los cargaba en camiones, presumiblemente manejados por personal ajeno al funcionamiento interno. La aplicación del somnífero arrebataba al prisionero su última posibilidad de resistencia pero también sus rasgos más elementales de humanidad: la conciencia, el movimiento. Los "bultos" amordazados, adormecidos, maniatados, encapuchados, los "paquetes" se arrojaban vivos al mar. En suma, el dispositivo de los campos se encargaba de fraccionar, segmentarizar su funcionamiento para

que nadie se sintiera finalmente responsable. "Mientras mayor sea la cantidad de personas involucradas en una acción, menor será la probabilidad de que cualquiera de ellas se considere un agente causal con responsabilidad moral."1" La fragmentación del trabajo "suspende" la responsabilidad moral, aunque en los hechos siempre existen posibilidades de elección, aunque sean mínimas. La vida entre la muerte Intentaré describir aquí cómo eran los campos de concentración y cómo era la vida del prisionero dentro de ellos, para mirar el rimbombante poder militar desde ese lugar oculto y negado. En general funcionaban disimulados dentro de una dependencia militar o policial. A pesar de que se sabía de su existencia, los movimientos de las patotas se trataban de disimular como parte de la dinámica ordinaria de 25 dichas instituciones. No obstante se trataba de un secreto en el que no se ponía demasiado empeño. Los vecinos de la Mansión Seré cuentan que oían los gritos y veían "movimientos extraños". La Aeronáutica hizo funcionar un centro clandestino de detención en el policlínico Alejandro Posadas. Los movimientos ocurrían a la vista tanto de los empleados como de las personas que se atendían en el establecimiento, "ocasionando un generalizado terror que provocó el silencio de todos"'6. En efecto, es preciso mostrar una fracción de lo que permanece oculto para diseminar el terror, cuyo efecto inmediato es el silencio y la inmovilidad. Para el funcionamiento del campo de concentración no se requerían grandes instalaciones Se habilitaba alguna oficina para desarrollar las actividades de inteligencia, uno o varios cuartos para torturar a los que solían llamar "quirófanos", a veces un cuarto que funcionaba como enfermería y una cuadra o galerón donde se hacinaba a los prisioneros. La población masiva de los campos estaba conformada por militantes de las organizaciones armadas, por sus periferias, por activistas políticos de la izquierda en general, por activistas sindicales y por miembros de los grupos de derechos humanos. Pero cabe señalar que, si en la búsqueda de estas personas las fuerzas de seguridad se cruzaban con un vecino, un hijo o el padre de alguno de los implicados que les pudiera servir, que les pudiera perjudicar o que simplemente fuera un testigo incómodo, ésta era razón suficiente para que dicha persona, cualquiera que fuera su edad, pasara a ser un "chupado" más, con el mismo destino final que el resto. Existieron incluso casos de personas secuestradas simplemente por presenciar un operativo que se pretendía mantener en secreto, y que luego fueron asesinados con sus compañeros casuales de cautiverio. Si bien el grupo mayoritario entre los prisioneros estaba formado por militantes políticos y sindicales, muchos de ellos ligados a las organizaciones armadas, y si bien las víctimas casuales constituían la excepción (aunque llegaron a alcanzar un número absoluto considerable), también se registraron casos en donde el dispositivo concentracionario sirvió para canalizar intereses estrictamente delictivos de algunos sectores militares, que "desaparecían" personas para cobrar un rescate o consumar una venganza personal. Aunque el grupo de víctimas casuales fuera minoritario en términos numéricos, desempeñaba un papel importante en la diseminación del terror tanto dentro del campo como fuera de él. Eran la prueba irrefutable de la arbitrariedad del sistema y de su verdadera omnipotencia. Es que además del objetivo político de exterminio de una fuerza de oposición, los militares buscaban la demostración de un poder absoluto, capaz de decidir sobre la vida y la muerte, de arraigar la certeza de que esta decisión es una función legítima del poder. Recuerda Grass que los militares "sostenían que el exterminio y la desaparición definitiva tenían una finalidad mayor: sus efectos 'expansivos', es decir el terror generalizado. Puesto que, si bien el aniquilamiento físico tenía cómo objetivo central la destrucción de las organizaciones políticas calificadas como 'subversivas', la represión alcanzaba al mismo tiempo a una periferia muy amplia de 26 personas directa o indirectamente vinculadas a los reprimidos (familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.), haciendo sentir especialmente sus erectos al conjunto de estructuras sociales consideradas en sí como 'subversivas por el nivel de infiltración del enemigo' (sindicatos, universidades, algunos estamentos profesionales)."17 Si los campos sólo hubieran encerrado a militantes, aunque igualmente monstruosos en términos éticos, hubieran respondido a otra lógica de poder. Su capacidad para diseminar el terror consistía justamente en esta arbitrariedad que se erigía sobre la sociedad como amenaza constante, incierta y generalizada. Una vez que se ponía en funcionamiento el dispositivo desaparecedor, aunque se dirigiera inicialmente a un objetivo preciso, podía arrastrar en su mecanismo virtualmente a cualquiera. Desde ese momento, el dispositivo echaba a andar y ya no se podía detener. Cuando el "chupado" llegaba al campo de concentración, casi invariablemente era sometido a tormento. Una vez que concluía el periodo de interrogatorio-tortura, que analizaré más adelante, el secuestrado, generalmente herido, muy dañado física, psíquica y espiritualmente, pasaba a incorporarse a la vida cotidiana del campo. De los testimonios se desprende un modelo de organización física del espacio, con dos variables fundamentales para el alojamiento de los presos: el sistema de celdas y el de cuchetas, generalmente llamadas cuchas. Las cuchetas eran compartimentos de madera aglomerada, sin techo, de unos 80 centímetros de ancho por 200 centímetros de largo, en las que cabía una persona acostada sobre un colchón de goma espuma. Los tabiques laterales tenían alrededor de 80 centímetros de

alto, de manera que impedían la visibilidad de la persona que se alojaba en su interior, pero permitían que el guardia estando parado o sentado pudiera verlas a todas simultáneamente, símil de un pequeño panóptico. Dejaban una pequeña abertura al frente por la que se podía sacar al prisionero. Por su parte, las celdas podían ser para una o dos personas, aunque solían alojar a más. S 7. ¿Qué función cumple la fragmentación del trabajo respecto de la responsabilidad en el acto de barbarie?

Aquí pegue los fragmentos del libro que sirven para responder esta pregunta…. Hay que leer y redactar la respuesta En suma, el dispositivo desaparecedor de personas y cuerpos incluye, por medio de la fragmentación y la burocratización, mecanismos para diluir la responsabilidad, igualarla y, en última instancia, desaparecerla. Es muy significativo que las Fuerzas Armadas hayan negado la existencia de los campos como una tecnología gubernamental de represión, como una instancia en la que el Estado se convirtió en el perseguidor y exterminador institucional. Al soslayar este hecho se ignora la responsabilidad fundamental que le cabe al aparato del Estado en la metodología concentracionaria, en tanto que los campos de concentración-exterminio sólo son posibles desde y a partir de él. Dentro de las Fuerzas Armadas, la política de involucramiento general también tendía a un compartir responsabilidades, cuyo objetivo era la disolución de ¡as mismas. Dentro del trabajo que fuera, se trataba de que todos los niveles y un buen número de efectivos tuviera una participación directa, aunque fuera circunstancial. Sus funciones podían ser distintas pero todos debían estar implicados. Dar consistencia y cohesión a las Fuerzas Armadas en torno a la necesidad de exterminar a una parte de la población por medio de la metodología de la desaparición era un objetivo prioritario, que se cumplió en forma cabal. Es un hecho que, si hubo un punto en que las Fuerzas Armadas fueron monolíticas después de 1 976, fue la defensa de la "guerra sucia", la reivindicación de su necesidad y lo inevitable de la metodología empleada. Desde los carapintadas hasta los sectores más legalistas lo declararon públicamente. Esto es efecto de una auténtica cohesión política interna que no reside tanto en la adscripción a determinada doctrina sino más bien en la certeza del rol político dirigente que le cabe a las Fuerzas Armadas y en su autoadjudicado derecho de "salvar" la sociedad cada vez que lo consideren necesario y con la metodología ad hoc para tan noble empresa. Sin embargo, así como en la cerrada defensa que la institució n hace de su actuación se puede detectar un alto grado de cohesión interna, también se adivina el compromiso de la complicidad. La convicción ideológica se entrelaza con la culpa, la recubre, atenuándola y encubriéndola. Al mismo tiempo, impide el deslinde de responsabilidades que el dispositivo desaparecedor se encargó de enmarañar, igualar y esfumar. 8. ¿Cómo eran visualizadas las víctimas, cómo era el proceso denominado de deshumanización de las víctimas y a qué tipos de conducta da lugar?

Aquí pegue los fragmentos del libro que sirven para responder esta pregunta…. Hay que leer y redactar la respuesta El tormento Fue la ceremonia iniciatica en cada uno de los campos de concentraciónexterminio. La llegada a ellos implicaba automáticamente el inicio de la tortura, instrumento para "arrancar" la confesión, método por excelencia para producir la verdad que se esperaba del prisionero, criterio de verdad para producir el quiebre del sujeto. Su duración y las características que adoptara dependían del

campo de concentración del que se tratara, de las características del prisionero, de su tenacidad en ocultar la información y de un sinnúmero de imponderables. No obstante, por su centralidad en el dispositivo concentracionario, estuvo pautada por criterios generales y adquirió características básicas comunes en todos los campos. La aplicación de tormentos tenía una función principal: la obtención de información operativamente útil. Es decir, lograr que el prisionero entregara datos que permitieran la captura de personas o equipos vinculados con la llamada subversión, que comprendía todo tipo de oposición política pero preferentemente a la guerrilla y su entorno. La tortura era el mecanismo para "alimentar" el campo con nuevos secuestrados. Dentro de las organizaciones guerrilleras existían mecanismos de control de sus militantes, generalmente cada 24 o 48 horas, de manera que, al momento de la captura, el dispositivo del campo contaba con un día, dos, a veces un poco más, para extraer de cada hombre información inmediatamente útil. Una vez que vencía el plazo, las organizaciones "desactivaban" todas las citas y desalojaban las casas y los militantes que la persona capturada conocía. A partir de entonces, los secuestradores podían obtener otro tipo de datos que a veces conducían también a la captura de personas o armamento, como el reconocimiento de fotos o información que, unida a otra, llevaba indirectamente a ubicar una persona, una casa, una base operativa, un depósito de armas. Además, el prisionero tenía un conocimiento precioso: las caras de otros militantes. Si se lograba "trabajar" sobre él de tal manera que estuviera dispuesto a identificarlos en lugares públicos, "marcarlos", se podía capturar a muchas personas. Cada militante que accedía a esta práctica podía provocar decenas de muertes y detenciones. Por último, cada preso era una muestra viviente del "enemigo", de su forma de actuar, pensar, razonar política y militarmente. También esto representaba una información valiosa. La tortura perseguía, por lo tanto, toda la información que sirviera de inmediato, pero necesitaba también arrasar toda resistencia en los sujetos para modelarlos y procesarlos en el dispositivo concentracionario, para "chupar", succionar de ellos todo conocimiento útil que pudieran esconder; en este sentido hacerlos transparentes. El eje del mecanismo desaparecedor era obtener la información necesaria para multiplicar las desapariciones hasta acabar con el "enemigo" (más adelante se verá la vastedad que alcanzaba el termina). En consecuencia, la tortura era la clave, el eje sobre el que giraba toda la vida del campo. En tanta ceremonia iniciática, el tormento marcaba un fin y un comienzo; para el recién llegado el mundo quedaba atrás y adelante se abría la incertidumbre del campo de concentración: "...una hora antes tenían vida. Al desaparecer ya no tenían vida", así explicaría el suboficial Vilariño la realidad de estos "muertos que caminan"3''. La desnudez, la capucha que escondía el rostro, las ataduras y mordazas, el dolor y la pérdida de toda pertenencia personal eran los signos de la iniciación en este mundo en donde todas las propiedades, normas, valores, lógicas del exterior parecen canceladas y en donde la propia humanidad entra en suspenso. La desnudez del prisionero y la capucha aumentan su indefensión pero también expresan una voluntad de hacer transparente al hombre, violar su intimidad, apoderarse de su secreto, verlo sin que pueda ver, que subyace a la tortura, y constituye una de "las normas de la casa". La capucha y la consecuente pérdida de la visión aumentan la inseguridad y la desubicación pero también le quitan al hombre su rostro, lo borran; es parte del proceso de deshumanización que va minando al desaparecido y, al mismo tiempo, facilita su castigo. Los torturadores no ven la cara de su víctima; castigan cuerpos sin rostro; castigan subversivos, no hombres. Hay aquí una negación de la humanidad de la víctima que es doble: frente a sí misma y frente a quienes lo atormentan. La tortura, como "procedimiento de ingreso o admisión", despoja al recién llegado de todos sus apoyos anteriores, entre otros, cualquier contacto personal que pueda fortalecerlo; es la forma en que se lo procesa para aceptar las reglas del campo". Señala el antes y el después. De hecho, casi todos los testimonios pasan del relato del secuestro que corresponde al "afuera", al de la tortura, primer paso del "adentro". Los testimonios también señalan que durante el periodo de tortura, se mantenía a los prisioneros aislados en los cuartos cié interrogatorio, separados del resto; por lo general sólo cuando esta etapa inicial, de asimilación y si es posible de quiebre concluía, se los integraba a la cuadra, al lugar de depósito. En el testimonio de Geuna resulta evidente este antes y después, como un abismo que se abre frente a la persona, en su caso agudizado por la muerte de su marido en el momento de la detención. Al día siguiente de su captura, después de la tortura, "estaba a kilómetros de distancia de la militante que era el día anterior. Ahora mi esposo estaba muerto y yo sentía que no tenía fuerzas para resistir."41 Como ya se señaló, la tortura se había aplicad o sistemáticamente en el país desde muchos años antes, pero los campos daban una nueva posibilidad: usarla de manera irrestricta e ilimitada. Es decir, no importaba dejar huellas, no importaba dejar secuelas o producir lesiones; no importaba siquiera matar al prisionero. En todo caso, si se evitaba su muerte era para no "desperdiciar" la información que pudiera tener. Lo ilimitado de los métodos se unía a su uso por un tiempo también ilimitado. Grass señala que los oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada afirmaban que eran necesarias formas "no convencionales" de respuesta a ¡a acción subversiva, de las cuales, el "instrumento central era la tortura aplicada en forma irrestricta e ilimitada en el tiempo". Decían: "No hay otra forma de identificar a este enemigo oculto si no

es mediante la información obtenida por la tortura y ésta, para ser eficaz, debe ser ilimitada."42 También Geuna lo registra de la siguiente manera: "Si no te quebraban en horas, disponían de días, semanas, meses. 'Nosotros no tenemos apuro', nos advertían. 'Aquí—subrayaban—el tiempo no existe.” Lo ilimitado suponía también que la tortura, una vez terminada, se podía reiniciar. En muchos campos, como La Perla o la Mansión Seré, se registró el hecho de que por detectar que el prisionero no había dado determinada información o por represalia ante una actitud de desobediencia se reiniciara la tortura. Aun en lugares como la Escuela de Mecánica de l Armada, en donde no se acostumbraba volver a torturar al prisionero una vez concluida la etapa de interrogatorio, sin embargo la amenaza permanecía latente para el secuestrado que convivía con los instrumentos, los objetos y los sujetos de tortura durante toda su permanencia en el campo. ¿En qué consistía la tortura? El método de tormento "universal" de los campos de concentración argentinos, por el que pasaron prácticamente todos los secuestrados fue la picana eléctrica. Es natural; se trata de un instrumento nacional, "vernáculo", inventado por un argentino. Consiste en provocar descargas; cuanto más alto es el voltaje, mayor es el daño. Su aplicación es particularmente dolorosa en las mucosas, por lo que éstas se convierten en el lugar preferido de los "técnicos". Puede y suele provocar paros cardiacos; de esta manera se mató a muchos prisioneros; en algunos casos porque "se les fue la mano", en otros de manera intencional. La picana, ya mencionada, tuvo variantes; una fue la picana doble que consistía en lo mismo pero multiplicado por dos; otra fue la picana automática. Esta se ponía a funcionar sin que hubiera ningún interrogador, ninguna pregunta. Sufrir para sufrir, sin otro fin que el propio sufrimiento, como castigo y la domesticación del hombre al campo, como ablande. Quebrar la voluntad de resistencia frente al vacío, frente a ninguna pregunta, frente a la sola manifestación ele poder del secuestrador. No describiré los distintos métodos utilizados pero sí haré mención de los más frecuentes. Es importante saber qué se le hace a un hombre para entender cómo se lo aterroriza y se lo procesa. El terror corresponde a un registro diferente que el miedo. Mientras uno está sentado, leyendo, el terror es apenas un concepto que se asocia vagamente con una especie de miedo grande, tal vez con un género cinematográfico, pero basta seleccionar cualquiera de estas técnicas, la que personalmente pueda parecer más tolerable, y pensar en su aplicación sobre el propio cuerpo, de manera irrestricta e ilimitada, repetida e interminablemente, para tener una aproximación a cómo se produce el terror. Interminablemente quiere decir exactamente sin fin, hasta la muerte o hasta un fin arbitrario que no depende de uno. Para obtenerla información necesaria, los interrogadores "se vieron obligados" a usar técnicas de asfixia, ya fuera por inmersión en agua o por carencia de aire. Aplicaron golpes con todo tipo de objetos, palos, látigos, varillas, golpes de karate y práctica, sobre ¡os prisioneros, de golpes mortales, así como palizas colectivas. Practicaron el colgamiento de los seres humanos por las extremidades dentro de ¡os campos y también desde helicópteros. Hicieron atacar gente con perros entrenados. Quemaron a las personas con agua hirviendo, alambres al rojo, cigarros y les practicaron cortaduras de todo tipo. También despellejaron personas, como Norberto Liwsky en la Brigada de Investigaciones de San Justo. En muchos campos, en particular en los que dependían de la Fuerzas Aérea y la policía, los interrogadores se valieron de todo cipo de abuso sexual. 38 Desde violaciones múltiples a mujeres y a hombres, hasta más de 20 veces consecutivas, así como vejámenes de todo tipo combinados con los métodos ya mencionados de tortura, como la introducción en el ano y la vagina de objetos metálicos y la posterior aplicación de descargas eléctricas a través de los mismos. En estos lugares también era frecuente que a una prisionera "le dieran a elegir" entre la violación y la picana 44. De ahí en más hicieron todo lo que una imaginación perversa y sádica pueda urdir sobre cuerpos totalmente inermes y sin posibilidad de defensa. Lo hicieron sistemáticamente hasta provocar la muerte o la destrucción del hombre, amoldándolo al universo concentracionario, aunque no siempre lo lograron. El abuso con fines informativos, el abuso para modelar y producir sujetos, el abuso arbitrario, todos atributos principales del poder pretendidamente total: saber todo, modelar todo, incluso la vida y la muerte, ser inapelable. La práctica de estas formas de tortura de manera irrestricta, reiterada e ilimitada se ejerció en todos los campos de concentración y fue clave para la diseminación del terror entre los secuestrados. Una vez que el prisionero pasaba por semejante tratamiento pretería literalmente morir que regresar a esa situación; son muchos los testimonios que así lo afirman. La muerte podía aparecer como una liberación. De hecho, los torturadores usaban la expresión "se nos fue" para designar a alguien que se /«había muerto durante la tortura. Y sin embargo, decidir la propia muerte era una de las cosas que estaba vedada para el desaparecido, que descubría entonces no ya la dificultad de vivir sino la de morir. Morir no era fácil dentro de un campo, Teresa Meschiati, Susana Burgos y muchos otros sobrevivientes relatan intentos a veces absurdos pero desesperados para encontrar la muerte: tomar agua podrida, dejar de respirar, intentar suspender voluntariamente cualquier función vital. Pero no era tan simple. La máquina inexorable se había apropiado celosamente de la vida y la muerte de cada uno. No obstante estos denominadores comunes, existieron modalidades diferentes. En algunos casos, relatados por sobrevivientes de campos de la Fuerza Aérea y la policía, el tormento tomaba

las características de un ritual purificador. Más que centrarse en la información operativamente valiosa buscaba el castigo de las víctimas, su desmembramiento físico,

Los militantes caían agotados política y psíquicamente; por medio de la tortura se produciría su agotamiento físico hasta intentar desintegrarlos, desaparecerlos, "quebrar" toda posibilidad de "fuga" o resistencia, arrasar en ellos al hombre para dejar un cuerpo desechable o reprocesable, en el mejor de los casos. En ese "procesamiento", el dolor era imprescindible pero no suficiente. Hay una auténtica labor del campo de concentración para destruir al hombre; para eso usa la tortura, el terror y un conjunto de mecanismos de deshumanización y despersonalización que, corno ya se señaló, tienen una doble función: destruir a la víctima y facilitar el trabajo del victimario. Las capuchas que ocultaban los rostros, los números que negaban los nombres, el hacinamiento y depósito de las personas en calidad de bultos fueron formas de escamotear la humanidad del prisionero. Pero hubo otras, de igual poder destructivo, que tomaron la forma de la humillación y la animalización de los sujetos, como manera de negarles su condición humana. Obligar a las personas a exhibirse y permanecer desnudas ante extraños, como lo hacían en todos los campos; hacerlas adoptar posturas ridiculas y humillantes, como correr estando encapuchados o atarlos del cuello como si fueran perros (La Perla y Escuela de Mecánica); sumirlos en un terror que los haga temblar (Mansión Seré); forzarlos a pelear entre sí estando encapuchados (Campo de Mayo); llevarlos hasta la desesperación por el hambre para que sólo piensen en la comida y luego devoren el alimento como bestias (comisaria de Castelar); hacer que una mujer desnuda y con los ojos vendados tenga un parto en medio de insultos (Brigada de Investigaciones de Banfield) son sólo algunas de las prácticas que constan en los testimonios y que se usaron para inducir un comportamiento aparentemente animal que justificara el tratamiento posterior de esos seres humanos como si en verdad no fueran hombres. Los secuestradores de la Mansión Seré decían en tono de superioridad que los presos olían como bestias, a adrenalina, después de que ellos los habían torturado hasta aterrarlos. Pero el hecho de que oheran como bestias les ayudaba a "creer" que lo eran y por eso merecían el trato que ellos suponían se le debía dar a una bestia. Antonio Horacio Miño describió de una manera muy gráfica esta suerte de "animalización" en que intencionalmente se coloca a los prisioneros. Refiere que después de una golpiza colectiva: "Nos dejaron todos apiñados, temblando, mojados, tiritantes, acercándonos unos a otros para darnos calor"8'. Bajo el influjo del terror, cuando se orilla a un ser humano a una precariedad tal que sólo puede sentir frío, hambre, sed, ganas de ir al baño, dolor, es decir deseos de satisfacer las necesidades más básicas, retrayéndolo a su núcleo primario, entonces la inteligencia, los valores culturales, la sensibilidad, la complejidad psíquica no desaparecen, pero como los mismos sentidos, entran en un estado de larencia. La intención es clara: destruir al sujeto y retraerlo a una existencia casi exclusivamente animal como si realmente se pudiera "animalizar" al hombre. Colocara las personas en situaciones, posturas, actitudes que se asocian con la conducta animal tiende a reforzar una muy dudosa superioridad del poder y a resaltar su indefensión, denigrándolas. La cosificación del prisionero, del paquete que "pertenece" a una fuerza o a un secuestrador no es más que otra modalidad de lo mismo. Uno de los oficiales de La Perla le decía a Graciela Doldán: "Gorda, decíle que sos nuestra". Muchos relatos registraron esta supuesta pertenencia de los prisioneros, como cosas, a un oficial, a un campo, a una fuerza. De hecho, BIBLIOGRAFÍA: - Bauman, Z.:”Modernidad y Holocausto” Ediciones Sequitur. Toledo, 1989. - Calveiro, Pilar: ”Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina”. Ed. Colihue. Bs.As., 1995 - Fromm, E.: “Anatomía de la Destructividad Humana”. - Moscovici, S.: “Psicología Social I y II”. - Verbitsky, H: “El Vuelo”. Ed. Planeta-Espejo de la Argentina. Bs.As., 1995 - Textos periodísticos: Verbitsky,H..: “La Solución Final” y “El ídolo caído” (Fragmentos del libro “El Vuelo” de H. Verbitsky publicados en Página/12 el 5 de marzo de 1995).