Fe Humana y Fe Sobrenatural

1. LA FE La fe tiene una doble vertiente: una humana y una sobrenatural. 1. 1. LA FE HUMANA La fe humana es entendida es

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1. LA FE La fe tiene una doble vertiente: una humana y una sobrenatural. 1. 1. LA FE HUMANA La fe humana es entendida esencialmente como conocimiento, pues es la manera en la que el ser humano obtiene la mayor parte de sus conocimientos, es decir, tenemos la mayor parte de nuestros conocimientos porque creemos. En este sentido, la fe humana se define como “creer algo a alguien”. De esta definición podemos obtener los siguientes elementos a considerar: 1. Creer: se trata de una confianza, pues la confianza es la base de la fe. 2. Algo: ese algo es el objeto de la fe, o el objeto de confianza. 3. A alguien: se trata de la persona o sujeto de confianza. En este sentido, siempre se trata de una persona, pues no se puede tener confianza en las cosas. Cuando creemos algo, lo creemos por el testimonio de una persona. La fe en este sentido no es un sentimiento, ni un salto al vacío. La fe es ante todo confianza. La confianza es una de las virtudes humanas que nos permite relacionarnos con los demás. Confiamos por el testimonio de quien es sujetó de confianza. Por ejemplo, podemos decir que creemos en la existencia de Napoleón Bonaparte, pero nunca hemos comprobado que en verdad haya existido. Lo creemos porque el profesor de historia que nos habló el tema es digno de confianza. Este tipo de conocimientos en los cuales creemos por medio de la fe humana no afectan nuestra vida entera, no afectan nuestra persona, sino sólo la

inteligencia, pues no implican un cambio de vida ni un modo de conducta determinado que haga a la persona que los posee cambiar su forma de ser. 1.2 LA FE SOBRENATURAL La fe sobrenatural la podemos definir de las siguientes maneras: 

“Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina, por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia... Dios habla y el hombre responde” Santo Tomás de Aquino.



“La fe es una virtud sobrenatural mediante la cual, con la gracia de Dios que inspira y ayuda, creemos ser verdad las cosas reveladas por Él, no por la evidencia de esas cosas, percibida con la luz natural de la razón, sino por la autoridad de Dios que revela, El cual no puede engañarse ni engañarnos” Concilio Vaticano I.



“Cuando Dios se revela, se le debe la obediencia de la fe con la cual el hombre se entrega todo él con libertad a Dios, prestando el pleno homenaje de la inteligencia y de la libertad al Dios revelador, y dando voluntariamente su asentimiento a la revelación que El le hace.” Concilio Vaticano II.

En este sentido, se entiende la fe como una respuesta a la revelación dada por Dios. Por Revelación podemos entender: “ese algo que Dios nos dice acerca de sí mismo y de su designio de benevolencia”. A diferencia de la fe humana, en la fe sobrenatural ese algo que creo, afecta no sólo mi inteligencia, sino a toda mi persona: 

Ese algo que Dios nos dice acerca de sí mismo y de su voluntad divina nos compromete.



De hecho, la revelación es aquello que Dios nos dice acerca de sí mismo y de su voluntad o designio de salvación, y ese conocimiento de sí mismo y de su voluntad, si creo afecta mi persona entera, pues esa revelación implica aceptar a Dios, y aceptar a Dios es aceptar a Alguien, y en el momento que acepto a alguien establezco una relación íntima y vital mucho más íntima que cualquier relación humana, y por tanto ese querer divino, esa salvación no es un objeto sino una persona.



En el momento en que acepto a Dios me transformo para hacerme semejante a Dios, me transformo para hacerme otro Cristo (Alter Christu), y es más, me transformo incluso para hacerme el mismo Cristo (Ipse Christus).



La fe sobrenatural no es meramente conocimiento ético, sino una relación con una persona de tal manera que se da esa identificación con esa persona.

En la fe sobrenatural, no confío por cuanto yo entiendo, sino por la persona que me lo dice: Cristo. Dios no nos revela cosas científicas, ni sabiduría humana, sino lo necesario para nuestra salvación. En la revelación Dios nos habla, y cuando el hombre responde lo hace mediante el acto de la fe cuando dice junto con la Iglesia “yo creo”. Una vez que se tiene la fe, hay que vivirla y alimentarla con la doctrina.