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Interludio II: “Problemas en las tablas” Salí de la herrería tan consternado, que ni siquiera me di cuenta de cuando Henneka se retiró a revisar un asunto que le urgia. Volver a Benzor fue como un baldazo de agua fría que me trajo de vuelta a la realidad de mi situación familiar, ser un sin casta. En el pantano tuve un atisbo de lo que es ser tratado como un igual, aunque solo haya sido por horas, al estar rodeado de gente que no define la identidad de alguien por un tatuaje o un apellido, o por lo menos eso fue lo que sentí. Pero en la ciudad ya desde el primer contacto con el guardia de la puerta, pasando por el conserje de la posada y hasta con la mismísima Ivanka - herrera legendaria - sentía que la atención que merecía era la que fuera suficiente para reconocer el tatuaje en mi frente. Con Thantalas a mi lado evaluando sus próximos pasos, me di cuenta que, de las pocas posibilidades que se me abrían en Benzor, las disponibles para hacer antes de que se acabe el dia eran aún más limitadas. Perfeccionar un oficio o aprender nuevas tácticas estaban fuera de la cuestión, pero cuando el elfo mencionó que se iba a continuar con la busqueda de un tal príncipe, supe que mi lugar era al lado de aquellos que le habian dado valor a mis palabras, ayudándolos en su camino y de esta forma, tal vez, encontrando el mio. Entre tanto salíamos de la herrería, sentimientos de frustración y algo de angustia me invadían la paz al buscar noticias del príncipe Telperion y no obtener absolutamente nada. Como último recurso decidí ir a la taberna, a fin de cuentas es el primer sitio donde van a parar los chismes.. “La Banshee Enojona” al estar ubicado a pocos metros de la puerta principal de Benzor es casi parada obligatoria de todos los que ingresan a la capital enana por lo tanto implica la asistencia perfecta de aventureros armados. Le sugerí a Bregret pasar por la posada a buscar dinero y equiparnos para estar preparados antes cualquier eventualidad que haya en la taberna, el enano accedió a acompañarme. Mientras caminábamos a la posada me llamó poderosamente la atención que había muy pocos guardias en las calles, además me era inevitable sentir las miradas extrañadas de la gente que nos veía pasar, después de todo no era de lo más común ver a un enano sin casta circulando sin aparente preocupación con un elfo aventurero. De camino a “La barba de la enana saltarina” divisamos dos guardias en la puerta que dividía el distrito central del comercial. Atinamos a entrar y nos detuvimos al escuchar la voz de uno de ellos que se dirigió a nosotros diciendo: -”Alto ahí, control de pasaje. Sus permisos, por favor”. Guardia de Benzor

Con mi compañero le entregamos los permisos. A medida de que bajaban la mirada en el texto era muy evidente sus expresiones de no entender ni una sola palabra de lo que estaba escrito. Esto delataba que serían jóvenes reclutas, ya que los mejores soldados estarían prestando servicio en el distrito de Diamante. Se miraron con una ceja levantada y nos dejaron pasar. Nos adentramos al distrito y nuevamente otros guardias pero esta vez con apariencia de ser experimentados, nos pidieron los permisos. Bregret algo molesto, le comenta que la capitana en persona nos ha entregado estos documentos, a lo que el soldado luego de estudiarlos y mirarnos fijamente, contesta con tono sobrador: -”Ya veo que tan mal está este lugar.. Que la mismísima Brelania recurre a un enano sin casta y -me mira de arriba a abajo- a un ordinario y flacucho aventurero..” Y concluye con un gesto de darnos paso mientras nos devuelve las declaraciones. Una vez en la posada no hubo mayores inconvenientes, recogimos nuestras armas, mochilas y nos retiramos de la habitación, pero en la sala principal el conserje llamó la atención del elfo (con un tartamudeo muy hilarante por cierto, al no saber como llamarlo ni conocer su nombre) y le entregó lo que parece ser una invitación de casamiento entre reyes de distintos países elficos, nunca fue de mi interés conocer las internas de tales lugares pero el explorador recibió la noticia con una quietud que me sorprendió, sumado al hecho de que significaba que alguien sabia donde estaba Thantalas y como contactarlo, realmente inquietante. Una vez partimos para la taberna noté al elfo sumido en sus pensamientos, consternado, confundido. Estado que le duró hasta que llegamos a nuestro destino. Me sorprendió recibir correspondencia en un lugar como este. ¿Quién más sabe que estoy acá? ¿Cómo sabe mi paradero? Al abrir el sobre que no tenía ninguna inscripción, me encontre con una tarjeta donde delicadamente con letras doradas decía: “Cordialmente invitado a un banquete en Eryn Galen, a celebrar la unión matrimonial del Rey Laurelin (hermano mayor de Telperion) con la Matriarca Alexia Relyn’ Tlar” Automáticamente un sudor frío me corrió por la espina dorsal al mismo tiempo que me brotaban mil preguntas empeorando mi incertidumbre. ¿Qué raíz tendría un matrimonio entre un rey elfo y una matriarca drow? Se que el príncipe Telperion había ido a Benzor para una misión secreta,que tal vez era la de pedir ayuda a los enanos con la invasión de los orcos. Crixaloth, la simpática arañita, me comunicó que algo no andaba bien con los drow en Eryn Galen y.. ¿ahora esto? ¿No teníamos suficiente con los orcos que se acoplan los drow? Trataba de hacer un razonamiento lógico de los hechos y cuando menos me di cuenta ya habíamos llegado a nuestro destino.. En la taberna no noté nada fuera de lugar más que una humana de apariencia muy vistosa y delicada (y borracha, por lo que pude adivinar de su leve vaivén al reposar en

la silla, con la cabeza gacha y el pelo tapando su cara). Aproveche la ocasión para dejarle al tabernero un mensaje dedicado a Lannie agradeciendo por la oportunidad que me había brindado al contratarme, como si estuviera en deuda. Iba a hacer lo posible por mantener y cuidar las pocas relaciones que mi linaje (o falta de) me permitieron. noté que Thantalas me llamaba la atención y señalaba a la mujer que habiamos visto al entrar. Cuando el enano terminó su mensajería le propuse de acercarnos a ofrecerle nuestra ayuda, aunque es cierto que su cabellera le tapaba el rostro, debo afirmar que logré notar una expresión no muy feliz. -”permiso, ¿podemos sentarnos contigo?” me expresé. Al escucharme, la muchacha salta de su lugar sacando una daga y la clava perfectamente en el medio de la mesa (vale aclarar que de casualidad la logré esquivar) y nos clava la mirada levantando su cabeza, al verla reconocemos que es nada más y nada menos que Dona Dinamo. -”Suficiente que no vienen a mis tan fabulosos shows, ¿¡y ahora quieren venir a molestarme en este estado!?”, nos increpó. -“Sólo queremos ayudar, te hemos visto aquí anoche, con tus meca gnomos” -”Venir a verme es lo mínimo que debieron hacer.. ¿Oh, y ahora te preocupas por ver a mujeres llorar? Ya, lárguense de aquí..” Al ver que los intentos de ser gentiles eran inútiles, comenzamos a alejarnos de ella cuando de repente comenzó a llorar y a vociferar con furia -”sí, lárguense!.. lárguense del teatro!” -prosiguió como en un hilo de pensamientos- “¡Son unos inútiles! Ellos me negaron la entrada a mi propio lugar, me alejaron de mi gente, mi teatro! cuando fuí a buscar a mis ayudantes. Ahí mismo supe que estaban desaparecidos y no hacen nada para recuperarlos. ¡Tomaré justicia por mano propia!” Afirmando esto, da un trago profundo de cerveza y al intento de levantarse se desploma desmayada en el piso de lo borracha que estaba. Por supuesto que el estallido de la jarra en el piso, la bebida derramada y el cuerpo de la muchacha en el suelo, fueron motivos más que suficientes para que Helgo viniera a “decirnos” algo. -”¿¡Qué rayos hicieron!?” Nos dijo. (grr) -”Ehm..¡está borracha!” le contesté. Dirigió su mirada a la blonda tirada en el piso y evidentemente tenía razón. Se acercó a la barra a buscar un bálsamo purgativo, se lo acercó a la nariz para que la joven se reanimara. Comenzó a despertar y en eso la mesera le abre la boca vaciándole el frasco entero. Dona levantándose rejuvenecida, nos mira con desprecio diciendo -”¿Qué no tienen otra cosa más importante que hacer? Les dije que me dejaran en paz”. Y se retiró apresuradamente de la taberna. Antes de que Helgo vuelva a trabajar le pregunté si había visto a Telperion estos días, sólo pudo decirme que estuvo en el local la primer noche que llegó y después pasó el resto de su estadía en el distrito de Diamante previo a una audiencia con el rey.

Decidimos finalmente ir al teatro a seguir investigando, nuestra suerte ya estaba echada, si queríamos siquiera acercarnos al distrito de diamante Dona tenía que ayudarnos, pero para eso primero debíamos ganarnos su favor. Una vez en las cercanías del teatro, de arquitectura humana según pude reconocer, pudimos ver una muchedumbre de curiosos a un lado, separados del frente del edificio por cercas de madera improvisadas desde donde pude ver un niño solitario agazapado -aparentemente de origen humilde- junto a un guardia y a Dona acosando a los gritos a otro guardia que custodiaba la puerta de entrada, Teatro de Benzor exigiendo que la dejen pasar. Mientras la gente rumorea (cuchicheos inútiles y sin razón) el niño solloza y pide por su madre, diciendo que se encuentra dentro del teatro. Dona al no ver flaquear a los guardias se retira por nuestro lado de la calle, donde estaba la gente, casi chocando con nosotros y enfrentandonos nuevamente al creer que la seguíamos. El elfo hablando muy calmadamente y con argumentos, todo un espectáculo de diplomacia, logra hacer entrar en razón a la artista, que no solo vuelve a sus cabales sino que al ver nuestras armas nos recluta como mercenarios para presionar al guardia de la puerta a dejarnos pasar. Esto último personalmente no es lo que hubiera preferido, los guardias están haciendo su trabajo, pero tras que la ciudad ya de por si tiene problemas mayores como para enviar a alguien a resolver el problema, no tendremos otras oportunidades como ésta para acercarnos a Dona. Niño perdido

Al acercarnos a la puerta del teatro pude notar que en sus ventanas se notaba una espesura negra cual humo dando vueltas (evidentemente lo que sea que estaba ahí adentro lo estaba ocultando todo). Una vez más el guardia (comprendiendo la desolación de la criatura huérfana pero sin dejar su trabajo de lado) intentó agarrar al niño pero este se le escapaba de las manos, haciendo un berrinche reclamando por su madre provocando un griterío de la gente que presionaba para que no lo tocara. Bregret amablemente se acercó, se agachó y se puso a conversar con el niño para ganarse su confianza y prometiéndole que iba a regresar con su madre logró sacarlo de la zona de peligro (el niño se le prendió de su barba) y lo dejó bajo el cuidado de un par de señoras que estaban viendo lo que sucedía. Intentamos nuevamente con el guardia explicándole que nos hemos enfrentado a misterios de esta magnitud en el medio del bosque, que confiara en nosotros y nos

dejara pasar. Dona aseguró al guardia que entrábamos por cuenta propia y eramos responsables de lo que nos pasara. El soldado dejandose vencer por la insistencia nos permitió avanzar advirtiéndonos que 3 de sus compañeros habían entrado y no regresaron más. Sólo delante de la puerta pude darme cuenta que la cubría la misma espesura que las ventanas. Ante semejante enigma, Dona dió el primer paso para ser la primera en entrar, Bregret se le antepone aclarando que ya hemos lidiado con estas cuestiones y traspasó con su maza esa cortina de oscuridad. No notó nada fuera de lugar, tomó coraje y pasó primero, siguió Dona y finalmente pasé último cerrando la marcha. Primero lo sentí sobre la pierna al dar un paso, luego un brazo, era un frio intenso que recorría cada parte de mi cuerpo a medida que salía de ese velo cegante y vicioso. No podía creer lo que estaba viendo, mi racionalidad se alborotaba al tratar de entender como dentro de un teatro podría existir una recamara tan colosal, que sentido tiene que mis ojos acostumbrados a la perfecta oscuridad no llegaran a ver hasta donde llegaba el techo ni el fin del precipicio que me rodeaba, y una incomodidad que rompía toda lógica enana de no poder presentir que nos encontráramos bajo tierra, sabia que esto no era un calabozo, de verdad lo sabia? era yo o era el lugar que me producia esta sensación?. Lo unico que tenia enfrente mio era un puente de piedra rodeado del más puro y oscuro abismo que serpenteaba hasta dar a lo lejos con una puerta gigante y majestuosa... Recinto detras del velo

ES LA PUERTA, era igual a la puerta de los dioses en el pantano? aquella era también de oro? desde este lugar no podía terminar de reconocerla. En eso escucho a Dona vociferar y me percato de que ya habian ingresado a la inconmensurable bóveda junto a mi, “no hay vuelta atrás, y hay gente que todavía nos necesita”, la veo ya avanzar con determinación, esta mujer ya no era la actriz y diva que habíamos conocido, ya blandia dos espadas cortas, una en cada mano, y por primera vez noté la gigantesca ballesta que llevaba en la espalda, toda una obra de arte compuesta de mecanismos y engranajes, trabajo de gnomos supuse dado el par de pintorescos acompañantes con los que compartía escenario. No habíamos recorrido tres cuartos del puente cuando un viento fuerte se desató a nuestro alrededor, como si un tornado horizontal se formara y el ojo fuera el puente, fue tan de repente que perdí el equilibrio y caí de bruces en el borde, mirando hacia el abismo. Realmente no puedo describir lo que sentí, solo que no recuerdo como me paré

del vértigo sufría y que noté como el elfo me ayudaba a volver al centro del puente. Ellos habian reaccionado justo a tiempo y lograron aferrarse antes de que el viento los arrastre. No alcanzamos a recuperarnos (yo agachado, lo más cerca posible del piso) que una nube gigante se empezó a formar frente a nosotros, y arremolinándose tomando colores violáceos y rosados emergió de ella un Djinn. Yo había oído hablar de ellos, seres celestiales gigantes de facultades atractivas y aspecto de aristócratas, Gajiit me había comentado de los valiosos artefactos mágicos que los aprisionaban, donde objetos tan simples y vulgares como una bota permitian invocarlos. El imponente ser proclama que estamos ante las puertas del gran Kala, quien solo recibe a quienes superan sus Dona Dinamo pruebas, e inmediatamente nos recita un acertijo. “El pobre lo tiene, el rico lo necesita, si ambos se alimentan de el, moriran” Con Dona nos miramos y me animo a preguntarle al ente superior si respondiendo incorrectamente podríamos seguir intentando pero este hace caso omiso de mis palabras, junta sus enormes manos en forma de cuenco y al separarlas se forma una fina lluvia frente a ellas. Al posar mi vista sobre el agua cayendo logro... ¿dilucidar palabras?, claramente se puede leer “Dinero, Comida, Todo, Nada, Amor, Esperanza”. Cuando giro la cabeza para ver si los otros están realmente viendo lo mismo que yo, el elfo dice con total naturalidad (cual enano teniendo que distinguir oro de plata), “Nada”. Ésas palabras... llegaron a lo más hondo de mí. Como si el ser espectral supiera de mi historia y que la prueba estaba dirigida hacia mi persona, a mi corazón, reviví en mi mente mi experiencia en carne El Gran Djinn propia del acertijo y desafiandolo le respondí con firmeza. El dijin sorprendido nos proclama dignos de la sabiduría del gran Kala y esfumándose, nos da el paso. Avanzamos sobre el puente y al llegar a un arco confirmamos lo peor, esa puerta era idéntica a la que habíamos visitado en el templo del pantano. Sólo que además de los campos de Lathander y el sol de Pelor, hay una luna de Ehlonna. Mi compañero notifica

a Dona que ya dimos con esta puerta alguna vez y que lo que encontramos no era nada positivo. Pero la muchacha sin titubear, toca la puerta, ésta se desvanece cual rocío dejando solo el marco. Al atravesar la moldura dimos con un antiquísimo templo circular con tintes arabescos que abundaba de riquezas. Un aroma dulce envolvía el lugar, larguísimas cortinas de fina seda, calderas de oro rebozantes de monedas y joyas, mesas con comidas exóticas acompañadas de los mejores vinos, montones de almohadones, candelabros con velas encendidas… Un sin fin de lujos que sólo alguien extremadamente pudiente podía tener.

El Lujoso Salón principal

Bregret, no pudo con su genio y se puso a estudiar un par de joyas y piedras preciosas de uno de los calderos, sin percatarse del gigante ogro que teníamos delante. La bestia estaba en una plataforma circular que estaba unida a la sala principal por medio de una escalera inmensa de mármol. El ogro nos miraba de lejos, mientras respiraba fuerte y sacudía su brazo izquierdo como con ciertos espamos de querer soltarse de algo que lo estuviese sujetando, agarraba con su otra mano un bate de tronco de árbol ( típico de ogros, ¿verdad?) Después del episodio del dijin, no nos parecía extraño que tengamos que resolver más acertijos para poder avanzar hasta dar con el Gran Kala. No obstante y sin temor el joyero muy cortésmente le pregunta al ogro si podemos pasar. Para nuestro GRAN asombro se da el épico hecho de que nos contesta y como si eso fuera poco, tenía la voz femenina mas dulce que jamás había escuchado en toda mi vida ( y cuando digo toda mi vida, recuerden lo que eso significa para un elfo). -”¡Corran! ¡Vayanse antes de que tome también sus vidas!” Algo atontado le pregunto su nombre, me responde que se llama Aerie. Nos cuenta que el Gran Kala juega con la gente y los animales. Que todo lo que veíamos era fruto de un gran

sueño que estaba teniendo el intelectual, que todo lo que imaginaba ocurría. El enano medio desconfiado, lanza una piedra a los pies del ogro para corroborar que no sea una ilusión más, como la que había ocurrido con la puerta. El choque de la pequeña piedra contra el desmesurado pie del ogro nos afirmó que se trataba de un ogro real. Esto nos llevo a preguntarle que era en realidad, a lo que nos responde -”Soy una elfa alada. O..al menos lo era” -tras una pausa prosiguió- “Todo empezó a cambiar drásticamente cuando mi tío, el dueño del circo ambulante, le dió trabajo a Kala y éste lo traicionó de la peor manera. ¡Deben ayudarme! Hay muchos inocentes encerrados aquí en el juego macabro de Kala”. Le pedimos indicaciones de que manera podíamos colaborar con esta gente, a fin al cabo a eso hemos venido. -”En la habitación contigua hay unos guardias que tienen las llaves del grillete que tengo en mi muñeca izquierda, probablemente ustedes no puedan verlo por el disfraz de ogro. Pero recuerden todo el tiempo que no todo es lo que parece. Constantemente van a tener pruebas retorcidas donde creer o no va a traer su consecuencia inmediatamente”. Decidimos ir por la llave y tomamos la galería que se ubicaba a la izquierda de la puerta principal y cuando ingresamos en ella... ARAÑAS! por qué tienen que ser siempre arañas? Y esta es gigante, cubre casi todo el pasillo, suficiente con que todavia siento el vértigo de mirar al vacío. Desde la distancia la miro, con asco, y la noto muy quieta, casi como un déja vu de imperceptibles rasgos y movimientos que me recuerdan al ogro. -Hola? Eres una araña realmente? cuestiono con la voz menos temerosa que logré. Cuando veo que la araña solo chasquea sus colmillos y gesticula haciendo ruidos se me ocurre una idea. -Si no eres una araña golpea dos veces el piso. Y sorpresivamente lo hizo, muy claramente se escucharon dos golpes secos. Rápidamente con Thantalas le pedimos que responda preguntas afirmativamente con dos golpes y empezamos a decir todo tipo de preguntas cuando de la nada Dona se para frente a la araña y con una gran seguridad, la señala y dice “No eres una araña!” y la araña de repente empieza a hablar con voz de mujer. Ya el ogro nos lo habia advertido, todo parecia ir lentamente tomando forma. Previamente cuando entramos al salón me había parecido extraño ver tanto lujo y riqueza (me pregunto que haría ese vulgar ladrón mediano si lo viera), las joyas que delicadamente identifique pertenecian a lo mas profundo de la montaña, tan finas, de facetas delicadas y tamaños tan extraordinarios que solo deberían existir por docenas en el mundo, y aquí parecian existir por cientos, realmente nada es lo que parece. La araña nos dijo que se llamaba Nara, una humana, y que estaba preocupada por su hijo Phinneas, que se había quedado solo! le expliqué que habíamos dejado a su hijo al

cuidado de unas madrazas y nos agradeció al tiempo que nos daba el paso para continuar nuestra búsqueda. Ya al final del pasillo que daba a la habitación lateral empezamos a escuchar una canción circense, del estilo que suele sonar cuando bufones hacen sus payasadas en la plaza central de Benzor, pero esta era diferente… macabra. Ante nosotros vemos tres nobles, que susurran entre sí al tiempo que gesticulan extasiados como si estuvieran ante un espectáculo, una y otra vez, con la mirada perdida. Solo que en este caso quienes están delante de ellos somos nosotros, no hay nada mas. Pronuncio un saludo pero ni siquiera se inmutan, parecieran que estuvieran moviéndose de forma repetitiva, como si fueran un muñeco al que se le dio cuerda, gesticulando una y otra vez. La música sigue, la situación se pone cada vez más tensa y me acerco un poco mas y le pido amablemente la copa a uno de los nobles, ¿Podria ser esta la llave? pero nuevamente el noble ni siquiera ejecuta una variación en su juego de gesticulaciones y susurros.

Pasillo camino a la habitación lateral

Los espeluznantes Nobles

Acordandome de Dona saco de adentro lo poco de voluntad que me queda y grito convencido “Ustedes no son nobles!”. En ese momento, los tres se giran hacia a mi en el lugar y me miran, enojados, con los brazos al costado y en silencio. Durante unos instantes (que parecieron horas) fui observado por esos tres individuos, de forma desafiante, pero luego todo lo que siguió pasó muy rápido. Veo volar una flecha que golpea en el hombro del noble con la copa, que nuevamente no se inmuta ni suelta la copa (esto a esta altura ya me parece natural), casi como si no hubiera existido esa flecha, pero un momento después escuchamos como que algo metalico golpea el piso y rueda. En un parpadeo los tres nobles se giran y clavan su vista en Thantalas, el autor de

la flecha. Yo aprovecho para hacer una muy enrevesada reverencia mientras hago un paso hacia atras lo mas largo posible para mis piernas de enano y tomo mi maza disimuladamente. Empiezo a ver a los nobles de forma… entrecortada? cada vez más, como si yo estuviera parpadeando muy rápidamente al mirarlos. Cuando de repente dejan de verse intermitentes y automáticamente los nobles se desvanecen dando lugar a 3 orcos que se abalanzan sobre nosotros. El que sostenía la copa se saca la flecha que le aventé en el hombro. El enano falló los mazazos que le atinó al que más cerca que tenía. Dona entona un cantico que nos llena de inspiración, resulta ser una barda, para luego golpear a uno de los orcos y dormir a base de una dulce melodía, a otro de los seres (advirtiendonos de que si el hacemos daño, se rompería el sueño). Uno de los orcos se me acerca y me da tal golpe que me deja al borde de la inconciencia. Luego de una breve lucha el último orco al morir deja caer una espada, y salvo esto, todo el resto de cuerpos y armas de nuestros enemigos se desvanecen y desaparecen. Aunque suene raro, para poder agarrarla debimos creer que era una espada, así es como esta funcionaría cómo llave. Volvimos a la sala principal donde estaba el ogro esperandonos, al vernos con el artefacto nos insistió en entregársela, después de dudar finalmente se la dimos. Aerie soltó su bate de madera y elevó la espada en alto, sólo ese movimiento le bastó para romper el hechizo. El ogro se pulverizó mostrándonos a una preciosa elfa “alada” a la que le faltaban sus alas. Su belleza era angelical como demostraba su voz. Nos agradece por haber confiado en ella y nos pide que encontremos a su tío, dandonos unos consejos antes de seguir. • Esto es un mundo de ilusiones! • Solo si creen que existen… APARECEN! • Si pensamos que el teatro es toda una mentira, mueren quienes están en su interior. Aerie joins the party

El enano le pregunta a Aerie con todo respeto cuales son sus habilidades para poder definir su rol en este equipo y por su seguridad, ella cuenta que es una clériga y blande una lanza. Para buscar finalmente a Kala fuimos por la otra galería ubicada a la derecha de la puerta principal, volviendo sobre nuestros pasos y tomando otro corredor. Era una gran escalera acaracolada que nos llevaba a un nivel más alto. Mientras subíamos vimos una muchacha que era la cortesana del lugar, vestida de odalisca.

Aerie

Corredor previo a la otra sala lateral

Nos dice que el Gran Kala nos aguarda y en un intento de seguir los consejos de Aerie sobre las ilusiones, la ignoramos y seguimos ascendiendo, resultando efectivo. Al final de la escalera dimos con un salón majestuoso con un cuadro parecido al de la habitación de los nobles. Más espectadores adulando anodadados una obra que no existía, esta vez duplicándonos en numero. Afiné mi vista y divisé que estos espectadores eran MARIONETAS. Bregret tuvo la brillante idea de simular ser uno mas de ellos y avanzar a la escalera que era el lugar donde se encontraba el supuesto escenario para los viles seres. Dona y Aerie fueron tras él, simulando a la perfección estar adulando una obra de teatro. Cortesana de Kala Mientras que yo iba a lo último cuidando de las muchachas (especialmente de Aerie, claro está), si hay un defecto que debo destacar es mi torpeza y mi descuido, ésto no me ayudó en absoluto para fingir ser un títere embobado, por lo que los “espectadores” me descubrieron.

El Salón de las marionetas

En medio de mi magistral interpretación escucho un aullido horrible, seguido de un gruñido. Al darme vuelta veo horrorizado que en lugar de varias de las marionetas ahora había hombres lobo y un par se estaban abalanzado sobre Thantalas. Este al defenderse de un flechazo logra retrasar el avance de una de las bestias y me deja el camino abierto a mí para saltar de la escalera y enfrentarme cara a cara con otro de ellos. Comienzo a intentar golpear al hombre lobo pero veo como si cada mazazo solo sacudiera el aire, diluyendo fugazmente la parte del hombre lobo que atinaba a dañar, sin efecto alguno. En uno de su zarpazos logra alcanzarme y al cubrirme veo por el rabillo del ojo como tanto los elfos como Dona luchan con toda su voluntad, ellos si lastimando a las bestias. No importa cuán perfecto sea mi ataque ni que tan ferrea mi defensa, uno tras otro recibo golpes errando los mios, en un momento veo que Aerie ejecuta una parsimonia a mi lado y noto como mis heridas empiezan a sanar. Ya no quiero esto, no quiero riscos ni arañas, desde el principio este lugar se apoderó de mi mente y la sacudió como esas esferas de cristal de los gnomos, casas en miniatura donde nieva cada vez que se agitan, siento como mi cuerpo se cura pero mi voluntad flaquea. Miro a la elfa, omnipotente con su lanza sagrada, y veo como el hombre lobo que me estaba atacando a mi se cierne sobre ella, intento advertirle pero ella hace algo inesperado. Aerie cierra los ojos, y con una cara de paz y tranquilidad recibe el golpe que conecta en su hombro y… la traspasa? Abro grandes los ojos, esto tiene que ser un poder de la cleriga, ella puede con este animal, me giro para ayudar al explorador justo cuando noto que este levanta una mano en señal de alto hacia otro de los hombres lobo que se había lanzado a derribarlo, el ser salta y golpea fuertemente contra una columna detrás de Thantalas. El elfo no se había movido, era como si fuera etereo, el hombre lobo tendria que haberle acertado, que era

esto? estaban acaso luchando usando su voluntad? era como si creer o descreer le diera corporalidad a los hombres lobos y mis compañeros estuvieran aprovechándose de eso para muy lucidamente derrotar a estos seres. Esta era mi oportunidad, me concentré en el hombre lobo que luchaba con Aerie, salté y desplegué mi mejor golpe al grito de “Muere bestia” y cerré los ojos al concentrar todos mis sentidos en la existencia de tal criatura. Escuché un golpe, y quede tendido de rodillas a los pies del antropomórfico canino mirando el hueco que había dejado mi maza al azotar el suelo, en eso siento que me toman de los hombros y me arrastran alejándome de la bestia. -suficiente Bregret, oigo que dice Thantalas, a medida que nos alejamos veo como el ultimo hombre lobo empieza a desvanecerse, ya no es nada, nunca fue nada. Al ver las reacciones de Bregret y Dona, intuitivamente descubrí que éste realmente era un juego de creer o no. Cuando estiraba mi arco debía creer con todas las fuerzas de mi corazón que ese hombre lobo era real para que mi flecha pueda impactar sobre él. En cambio para defenderme, contrariamente, debía convencerme de que la bestia no existía, solo así se pulverizaba y no lograba hacerme daño. En esta encarnizada lucha ya se estaban agotando tanto nuestra mente como nuestras fuerzas de forma que cuando escucho el grito de Aerie, sólo tomé a mi camarada y lo arrastré a la escalinata. Finalmente llegamos a una habitación donde había un ogro enorme, nuevamente, pero escoltado por dos orcos. A un lado había una fuente de agua, pero del otro, una mancha viscosa de alquitrán que se movía constantemente cual gota de agua dentro de un frasco de aceite, como si estuviese VIVA. El ogro nos da la bienvenida proclamando: -”¡Vaya! Por fin llegaron mis mascotas. Demos comienzo a este VERDADERO SHOW”. Cuando miré a mi costado vi a Aerie hablando con la sustancia “movediza”, que resultó ser su tío Quail. Desesperadamente, él le decía que se vaya para salvar su vida. obviamente la elfa no iba a hacerle caso y arriesgaría su vida para rescatar a su queridisimo tío. El Ogro Kala

En todo este ambiente pensé para mis adentros el alivio de dar por fin con el Gran responsable de todo el delirio que ocurría, pero también recordé que habíamos ingresado al teatro para rescatar a dos sujetos en especial. Mi pensamiento se interrumpe ante la voz de Dona que nos pide no hacerles daño a los orcos, por la alta posibilidad de que sean sus gnomos y le pregunta a Kala sobre ellos. El despreciable ser se le ríe y le muestra que ahora son fieles obedientes suyos. Todos avanzamos y nos dispusimos a pegarle al ogro, ya que era el único modo de terminar con todo esto. Kala le pega un mazazo a Quail dejandolo muy malherido. Que el dueño del circo sobreviva era crucial. Puesto que si él moría, todo quedaría así para siempre, un gran y eterno sueño descabellado y retorcido. El golpe a su tío deja consternada a Aerie quien va a defender a su tío. Era por demás sabido que el ogro se sacaría de encima a tal “estorbo” del camino, por lo que me interpuse en medio y le tiré la mayor cantidad de flechas posibles. Dona saca su impresionante ballesta enorme para ayudarme a derribar al temible ser perverso, al accionarla todo un barril de proyectiles se vacía en instantes haciendo gran daño al amenazante ogro. El Tío Quid, un blob de alquitrán En el momento en que uno de los orcos avanza a pegarle a Dona, ella exclama desesperada el nombre de sus gnomos y de manera automática él se detiene y se queda observándola atontado. Finalmente, el acto final -y destacado- se lo lleva Bregret con su letal mazazo en la espalda del ogro que cae, dejándonos ver a un gnomo… El gnomo llamado Kala Se disipa todo el humo, el teatro vuelve a ser el de siempre. La sustancia negra recobra su forma original mostrando a otro gnomo, quejándose de dolor antes de morir. Rápidamente entran al local todos los que estaban afuera, aguardando a la espera de algún hecho extraordinario. Vimos al niño Phinneas reecontrarse con Nara, su madre, que ya no tenía forma de araña (para alivio del enano). Al costado Gnomodick y Manos prendidos como garrapatas a las piernas de Dona que los acaricia en la cabeza. Con mi enano colega nos miramos satisfechos por haber ayudado en la causa y antes de retirarnos Aerie El Gnomo Kala

nos saluda con un beso en la mejilla a cada uno de nosotros y nos comparte que es un Avariel caído (elfo con alas). De joven fue prisionera de un circo que la tenía enjaulada. Esto causo que sus alas se atrofien al punto de que se las mutilaron horrorosamente para lograr mantenerla con vida. Obviamente que al no serle “útil” para el espectáculo, su tío le tuvo compasión y cuidó de ella.

Nara se reencuentra con Phinneas, y Dona con sus Mecagnomos

Le pregunté si por casualidad en alguna de sus obras ambulantes lo había cruzado al príncipe Telperion. Me mencionó que jamás lo cruzó y que estaría encantadísima de que esto ocurra. Antes de retirarnos, Dona saca un fardo de su bolsillo y cortando dos pliegues, nos da una entrada sin cargo a cada uno para ir a verla a su próximo show. -Los vi! desde la fuente!, me gritó un guardia que se acercó al trote, -No puedo creer por todo lo que pasaron, yo entré al teatro cuando oí gritos y terminé croando como un estúpido sapo en la fuente junto a Kala, pero de esto se van a enterar! ahora mismo voy a los cuarteles a informar a Brelania por todo lo que pasaron, gracias por mí parte y gracias de parte de Benzor… FIN