Fantasville 23 - El Telefono de La Angustia

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23. EL TELÉFONO DE LA ANGUSTIA Christopher Pike

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Los teléfonos están sonando en Fantasville. Pero las personas que contestan el teléfono están desapareciendo, hechas desaparecer por los demonios en la línea. ¿Podrán Adán y la pandilla deshacerse de los demonios o van a tener la tentación de coger el teléfono y ver quien llama? Traducido, corregido y editado por Pao, Mari y Nico

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1 Los miembros de la pandilla estaban sentados en su tienda de donuts favorita cuando les llegó la primera amenaza telefónica. La llamada fue para Bryce Poole, el único que llevaba siempre consigo un teléfono móvil. Por supuesto que al principio, ninguno de ellos se alarmó demasiado ante la extraña llamada. Se habían enfrentado ya a tantos peligros viviendo en Fantasville que se creían invencibles. Por otra parte, consideraron que sin duda se trataría de una broma. Estaban lejos de saber que iban a vérselas cara a cara con el mayor terror que hubiese amenazado al género humano. Un terror que, sin embargo, todavía no tenía el rostro visible que adquiriría más tarde y que fue, aún entonces, el rostro que la propia pandilla construyó para ese terror. -Ya casi estamos en verano -dijo Sally Wilcox mientras bebía su café negro extra fuerte y daba un mordisco a su donut de mermelada. Era adicta al café, o probablemente a la cafeína, pero a ella le sentaba bien. De genio chispeante, Sally estaba siempre hablando, pensando y actuando, y tenía una opinión formada sobre todo. Era alta y delgada, con el cabello largo y oscuro y unos ojos también oscuros. -¿Qué vamos a hacer en las vacaciones? -preguntó. -Creo que deberíamos emplear más a menudo el portal interdimensional del cementerio para restablecer contacto con algunos de nuestros amigos alienígenas -respondió Bryce Poole. Bryce tenía, como Sally, el cabello oscuro y estaba tan alto como ella, gracias a un año de rápido crecimiento. Era un chico serio y a veces actuaba como si lo supiera todo, pero la pandilla había aprendido a quererlo y a fiarse de él. Podía tener muchos recursos en los momentos de crisis que se vivían casi a diario en Fantasville. -Me gusta la idea de tener más contacto con alienígenas -comentó Watch-, pero el portal del cementerio siempre ha sido impredecible. Watch era el más alto del grupo y tenía el cabello más claro. Además, era probablemente el más inteligente. De hecho, durante los últimos dos años había resuelto muchos misterios casi imposibles. Pero Watch era también un solitario, no tenía familia en Fantasville y raramente expresaba lo que sentía. Su nombre era sólo un apodo, que los demás le habían puesto por llevar siempre cuatro relojes al mismo tiempo. -El portal nos ha conducido a lugares verdaderamente peligrosos -razonó Adam Freeman. 3

Adam era relativamente nuevo en Fantasville, donde apenas había vivido durante los últimos dos años, pero finalmente comenzaba a adaptarse al pueblo. En los momentos más críticos era él quien tomaba las decisiones, y por eso la pandilla lo consideraba el líder. Era el más bajo del grupo, y tenía cabello y ojos marrones. -Quiero decir -agregó-, el portal nos ha conducido a la tierra de los dinosaurios y hasta al mismo infierno. Creo que deberíamos dejar en paz ese sitio. -Esos demonios eran un dolor de muelas -se quejó Watch. -Creo que este verano deberíamos divertirnos haciendo cosas normales -propuso Cindy Makey. Al igual que Adam, Cindy había vivido ya dos años en Fantasville, pero no estaba segura de terminar nunca de habituarse a aquel sitio. No era cobarde, pero tenía la impresión de estar luchando por su vida a cada paso que daba. En su opinión, aquello se estaba poniendo demasiado predecible. Cindy tenía el cabello rubio y los ojos azules, y un bonito rostro que procuraba mantener intacto. -Las cosas normales terminarían por aburrirnos -dijo Sally. -Yo no me aburro fácilmente -replicó Cindy-. Disfruto de mi propia compañía. -Es bueno que alguien lo haga -se mofó Sally. -Ya estamos de nuevo -murmuró Adam. Cindy se incorporó en su asiento, dejó su donut y miró a Sally. -Es que tú necesitas estarte todo el tiempo corriendo y diciendo tonterías porque no tienes paz interior. -¿Quién puede tener paz en un mundo tan malvado como el nuestro? -replicó Sally encogiéndose de hombros. -El mundo sólo es malvado porque está lleno de gente que no sabe relajarse -contraatacó Cindy-. Gente como tú. -Yo sé relajarme, sólo que no lo disfruto -respondió Sally, mosqueada-. Por lo demás, la maldad del mundo está causada mayormente por gente perezosa como tú. -¡Cómo te atreves a llamarme perezosa! -la increpó Cindy. -¡Cómo te atreves a llamarme malvada! -exclamó Sally. -¡Nunca dije eso, estás tergiversando mis palabras! -insistió Cindy. -¡Y tú estás tergiversando las mías! 4

Adam alzó las manos. -Las dos sois chicas maravillosas, llenas de energía, paz y armonía. Ahora, ¿os importaría calmaros para que podamos terminar de desayunar? -Por mí que no quede -repuso Sally, ofendida. -Ella empezó -dijo Cindy, volviendo a concentrarse en su leche. -Shh -las reprendió Adam-, las dos empezasteis. -De todos modos -dijo Watch siguiendo con la charla-, creo que el contacto con alienígenas debería estar a la cabeza en nuestra lista de actividades para el verano. Además, me gustaría hacer más viajes en el tiempo. Creo que existen ciertos hechos históricos que, de poder alterarse, harían de este mundo un lugar mucho mejor. -Si retrocedemos en el tiempo y cambiamos el pasado -lo interrumpió Sally-, uno de nosotros podría dejar de existir en el presente. -Creo que eso es lo que quiere decir con hacer de este mundo un lugar mejor, señorita No-Existo -dijo Cindy, sonriendo a su amiga. Por fortuna, Sally no mordió el anzuelo y continuó bebiéndose el café. -Si retrocedemos en el tiempo -dijo-, yo quiero aniquilar a los tatara-tatara-tatara-tatara abuelos del inventor del café. Hoy por hoy tengo que beberme seis tazas al día sólo para sentirme normal. -¿Es así como te sientes ahora? -preguntó Cindy con sorna. De pronto sonó el teléfono móvil de Bryce, quien lo contestó con la mano derecha y se lo acercó al oído. -Es un personaje tan importante -se rio Sally poniendo cara de circunstancia. -¿Hola? -dijo Bryce y escuchó unos segundos antes de preguntar-: ¿Quién habla? Todos lo vieron fruncir ligeramente el entrecejo. -¿Quién es el que llama, por favor? -preguntó Bryce, esta vez con más firmeza. -¿Quién es? -quiso saber Adam. Bryce puso la mano sobre el teléfono y susurró: -Algún lunático. -¿Qué quiere? -preguntó Cindy.

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Bryce quitó la mano del teléfono y volvió a escuchar. Entonces se le oscureció el semblante y pareció enfadarse. -Sí -dijo en respuesta a lo que fuese que estaba oyendo-, y no lo creo. No creo que tenga que hacer nada de lo que me dices. De hecho, voy a colgar ahora mismo. -Desconectó la llamada y dejó el teléfono sobre la mesa-. Idiota -murmuró. -¿Quién era? -preguntó Cindy. -No sé -repuso Bryce encogiéndose de hombros-. Un lunático. Me dijo que se llamaba Nernit, y que si no hacía lo que él me pedía lo iba a pasar mal. -¿Y qué quería que hicieras? -inquirió Sally. -Quería -dijo Bryce, disgustado- que tomara un bate de béisbol y rompiera todas las ventanas de la casa del señor Warner, en Pickering. -Pero el señor Warner es un buen hombre -comentó Cindy. Era el cartero, y siempre tenía sonrisas para todos. No podía imaginar a nadie que estuviese resentido con él. -No es tan bueno -se quejó Sally-. Tiene la horrible costumbre de leer mi correspondencia personal. -¿Y desde cuándo recibes tú correspondencia personal? -rio Adam. -Tengo muchos admiradores en lugares que vosotros ni siquiera conocéis -repuso Sally, sintiéndose insultada. -¿Dijo Nernit algo más? -inquirió Watch. -Dijo algo sobre que él era omnipotente y que lo sabía todo -replicó Bryce tras pensárselo un momento-, y que si no le obedecía de inmediato, él lo sabría. -Y tras una pausa volvió a fruncir el ceño-: No tenía una voz normal. -¿Qué quieres decir? -preguntó Adam. -Sonaba como una máquina -respondió Bryce. -Esos aparatos se compran por diez pavos en las tiendas de magia -dijo Sally, nada impresionada-. Hacen que uno suene como un robot cuando habla. -Sí -asintió Bryce-, era como si ese tipo estuviera usando uno de esos aparatos. Creo que intentaba asustarme. -Marca asterisco sesenta y nueve y mira si puedes devolverle la llamada -sugirió Watch, señalando el teléfono de Bryce. 6

Bryce hizo lo que le decían y sacudió la cabeza. -La llamada no conecta -dijo-. Nernit debe de haber bloqueado el número. -Es curioso -murmuró Watch. -Debe de ser una broma, ¿no creen? -dijo Adam. -Es probable -concordó Watch-. De hecho, Nernit ni siquiera suena como un nombre de verdad. Sin embargo, creo que, por las dudas, deberíamos advertir al señor Warner que alguien lo está amenazando. Todos estuvieron de acuerdo en que era mejor estar seguros que arrepentidos, pero nadie sentía el menor atisbo de miedo mientras abandonaban la tienda de donuts y caminaban lentamente hacia la casa del señor Warner. La mañana era clara y tibia. Pronto llegarían las vacaciones, y ellos tendrían doce semanas libres para explorar y jugar. Probablemente, después de haber salvado tantas veces al mundo, todos sentían que necesitaban un descanso. Sin embargo, no llegaron a la casa del señor Warner. De repente, un camión dobló raudamente la esquina. Por algún motivo Bryce caminaba solo detrás del grupo, probablemente sin pensar en la amenaza.. Adam vio el camión, aunque demasiado tarde. -¡Bryce! -gritó. Era un camión negro y plateado que puso sobre el pavimento las ruedas del lado del conductor y aceleró. Bryce apenas tuvo ocasión de alzar los ojos antes de que el camión se le echara encima. En el último momento, quizás por instinto, logró hacerse a un lado de un salto, pero no bastó para ponerlo a salvo. El extremo del parachoques del camión lo golpeó con un estruendo ensordecedor y lo arrojó contra una mata de arbustos, haciéndolo dar vueltas en el aire como si tuviese el cuerpo de paja. El camión no intentó alcanzar a ningún otro del grupo. Sin perder un segundo salió del pavimento y volvió a la carretera, acaso temiendo atropellar a alguien más. Pero ya no importaba, había cumplido su misión. Allí estaba Bryce, tendido sobre los arbustos, herido y jadeando por falta de aire. Aquella extraña voz del teléfono no bromeaba: Nernit era real.

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2 Todos rodearon a Bryce para intentar ayudarlo, pero sólo Adam tuvo el buen sentido de hacer retroceder al resto para impedir que tocaran al herido. -Puede tener la espalda o el cuello rotos -se apresuró a decirles-. Si lo movemos, podríamos presionarle alguna astilla de hueso contra la columna vertebral y dejarlo paralítico. -Está entrando en shock -sollozó Cindy-. ¡Tenemos que hacer algo! -¡Creéis que va a morirse? -chilló Sally. Bryce respiraba pesadamente y tenía el color de una sábana, pero de alguna manera se las arregló para esbozar una sonrisa. -Ni estoy entrando en shock ni voy a morirme, pero creo que tengo quebrada la pierna izquierda. Adam avanzó y tocó con delicadeza la pierna de Bryce, que lanzó un gemido. -No tiene buena pinta -dijo Adam poniendo mala cara-. Necesita una ambulancia. 8

-No -suplicó Sally-, ya conoces el hospital de Fantasville. El jefe de cirujanos es también el empresario de pompas fúnebres, y tiene un interés personal en hacer morir a sus pacientes. Bryce está mejor con nosotros. -¿Qué opinas tú? -preguntó Adam volviéndose a Watch. Watch consideró la cuestión. -Cuando luchábamos contra los vampiros, el doctor Paine nos ayudó. No estuvo tan mal, y creo que podemos confiar en que ayudará a Bryce. -Si sigue vivo -apostilló Sally-. Todos los buenos médicos del Hospital Memorial de Fantasville ya están embalsamados. Adam se arrodilló junto a Bryce, que apenas se sostenía contra los arbustos. -¿Quieres ir al hospital? -le preguntó con suavidad. Bryce intentó ocultar el dolor que sentía, pero era obvio que agonizaba. El sudor le caía por el rostro y tenía dificultades para hablar. -Creo que tendría que ir a alguna parte -jadeó-. No puedo quedarme todo el día tirado entre estas matas. -Es posible que no intenten arreglarte la pierna -le advirtió Sally-. Lo más probable es que te la corten. -¿Quieres callarte? -la reprendió Cindy. -¿Pero qué he dicho ahora? -repuso Sally antes de quedar en silencio. -Entonces está resuelto -dijo Adam, incorporándose-. Llamaremos a una ambulancia y nos aseguraremos de que lo atienda el doctor Paine. -¿De dónde habrá sacado ese médico un nombre tan ridículo? -murmuró Sally. Llamaron a una ambulancia con el móvil de Bryce. El hospital respondió de prisa pero envió un coche fúnebre en lugar de una ambulancia, lo que no ayudó precisamente a calmar a los chicos. Sin embargo, el hombre de negro que conducía el vehículo cargó a Bryce con gran cuidado en la parte trasera, e incluso permitió que la pandilla lo acompañara. Todos intentaron ignorar el hecho de que el hombre era extremadamente pálido, medía más de dos metros y tenía unos dientes largos y afilados. Cindy tomó la mano de Bryce mientras él se recostaba sobre la camilla cubierta de sábanas rojas. -Estarás bien -le dijo. 9

-Ya me siento mejor -repuso él, esbozando otra sonrisa. -Sólo una cosa -advirtió Sally-. No podemos permitir que lo anestesien: utilizan formaldeído en vez de cloroformo. -Y agregó mirando a los otros-: Y no es broma. -Lo de Nernit tampoco era broma -puntualizó Watch, pensativo. Afortunadamente y para tranquilidad de todos, el doctor Paine fue el primero en recibirlos en el hospital. Era un hombre de unos sesenta años que parecía no haber aprendido nunca a sonreír, y tenía unas cejas plateadas tan espesas que un pájaro hubiera podido considerarlas un buen lugar para hacer nido. Sin embargo, al igual que en su anterior encuentro, a los chicos les dio la impresión de ser alguien que sabía lo que hacía, por lo que no sintieron la necesidad de seguirlo mientras él transportaba a Bryce a la sala de reconocimiento. Les había dicho que curaría a su amigo y ellos le creyeron. Se sentaron en la sala de espera, que era una habitación con paredes negras llenas de pinturas de sonrientes esqueletos con agujas clavadas en las manos huesudas, y se pusieron a charlar sobre Nernit y su ataque. -A juzgar por lo rápido que actuó cuando Bryce se negó a obedecerle, es probable que tenga gente trabajando para él -observó Watch. -Entonces, ¿no crees que Nernit fuera el conductor del camión que atropelló a Bryce? -inquirió Adam. -No vi quién conducía -dijo Watch sacudiendo la cabeza-, así que no puedo asegurar nada. Al igual que el resto de vosotros, yo estaba demasiado ocupado mirando cómo Bryce volaba por el aire. Pero a ese camión negro sí lo he visto antes por el pueblo. -Quiere decir que este tipo es de por aquí -murmuró Sally. -No necesariamente -replicó Watch-, y a eso quería llegar. Es probable que no trabaje solo. A Bryce lo atropellaron minutos después de salir de la tienda de donuts. Creo que nos han estado observando todo el tiempo, y eso no es fácil de hacer para una sola persona. -¿Pero qué razones tiene este tipo para meter a Bryce en su venganza? -preguntó Cindy-. Si tiene gente que trabaja para él, ¿por qué no los mandó a ellos a atacar al señor Warner en vez de llamar a Bryce? -Cuando hay actos de violencia se suele asumir que el motivo es la venganza -razonó Watch-. Sin embargo, con frecuencia la gente más violenta no necesita motivos. Hacen daño simplemente porque les gusta hacer daño.

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-Tenemos que hablar con el señor Warner -propuso Adam- y ver si puede darnos más información. -Estoy de acuerdo -asintió Sally-. Vayamos a verlo en cuanto sepamos que Bryce está fuera de peligro. Eso... si el señor Warner aún sigue con vida -agregó. -Todavía me desconcierta el hecho de que Nernit haya usado un distorsionador de voz -comentó Adam con el ceño fruncido. -Para mí no es extraño -repuso Adam-. Probablemente no quiere que lo identifiquen. Incluso es probable que conozcamos al tipo. De hecho, pudo haber alterado la voz porque de otro modo Bryce hubiera podido reconocerlo de inmediato. -Es posible -dijo Watch, todavía dudando. Tuvieron que esperar un buen rato antes de que reapareciera el doctor Paine, pero al menos traía buenas noticias. Les dijo que Bryce tenía rota una pierna pero que se recuperaría por completo. Ellos quisieron verlo, pero el doctor Paine consideraba que Bryce debía descansar un par de horas porque, aunque le había dado calmantes, éstos pronto perderían su efecto. El doctor pidió a los chicos que volviesen luego y ellos le agradecieron por la ayuda. No tenían muy claro qué hacer con respecto a Nernit, pero sonaba razonable comenzar hablando con el señor Warner y tratando de dar con el camión negro. Como era domingo, sabían que el cartero no estaría trabajando, y sólo había quince minutos de caminata entre el hospital y su casa, frente a la cual tenía estacionado el coche. Sin embargo, nadie respondió cuando los chicos golpearon. Permanecieron de pie en el porche de entrada, preguntándose qué podría significar aquello. -Pudo haber salido a dar un paseo -sugirió Adam. -Es un cartero, camina todo el día. ¿Por qué iba a salir a caminar también en su tiempo libre? -preguntó Sally y añadió, señalando el coche-: Yo creo que está en casa, vivo o muerto. -Pero no podemos simplemente irrumpir en la vivienda -comentó Cindy. -Rodeemos la casa y miremos por las ventanas -sugirió Watch-. No quiero irme de aquí sabiendo lo mismo que cuando llegamos. Una reja blanca con una puerta cercaban el jardín, pero los chicos pudieron colarse fácilmente sobre ella. Para ser soltero, el señor Warner tenía una casa muy ordenada, aunque no pudieron disfrutar de aquel césped y de aquellas matas de arbustos tan bien cortadas. Apenas 11

habían entrado en el jardín cuando se oyó un disparo que hizo explotar una ventana, con una rauda lluvia de cristales que cayeron sobre la hierba. -¡Largo de aquí! -gritó una voz desde adentro-. ¡No vais a atraparme! -Sólo queremos hablar -repuso Adam, alzando la cabeza de la hierba Sonó otro disparo que hizo explotar otra ventana. -¡Fuera de mi jardín o estaréis muertos! -gritó el señor Warner. -Parece asustado -murmuró Watch. -Pues no es el único -jadeó Sally-. Se ha vuelto loco, no podremos hablar con él. Yo digo que nos larguemos de aquí antes de que el señor Warner mejore la puntería. -Por una vez estoy de acuerdo con Sally -dijo Cindy. -Odio decirlo -aceptó Watch de mala gana-, pero de verdad parece un lunático. Adam se incorporó con cautela. -¡No dispare -gritó-, nos vamos ahora mismo! Pero todavía quisiéramos hablar con usted, señor Warner. Soy Adam Freeman. Por favor, llámeme luego si se siente mejor. -¡No puedes engañarme! -chilló el señor Warner-. ¡Tú trabajas para él! ¡Pero yo ya no lo hago y no podrás obligarme, no importa lo que me hagas! -No trabajamos para él -respondió Watch, incorporándose-. Hace sólo un par de horas, uno de nuestros mejores amigos fue atropellado por... Se oyó un tercer disparo que le rompió a Watch la manga izquierda de la camisa. El señor Warner hablaba en serio. Todos se levantaron de un salto y corrieron hacia un lado de la casa. Pasaron como estampida por encima de la reja y no se detuvieron hasta haber doblado la esquina. Habían quedado exhaustos. Sólo entonces advirtieron que Watch sangraba, pero él no le dio importancia. -La bala sólo me ha rozado -explicó-. Dejará de sangrar en pocos minutos. -Ha pasado cerca -dijo Adam, sacudiendo la cabeza-. Me pregunto por qué el señor Warner actuaría de forma tan extraña. -Yo creo que en parte nos lo dijo -reflexionó Watch-. Es obvio que el señor Warner ha recibido una llamada de Nernit, y también que antes trabajaba para él. Hasta que por fin, ahora ha elegido no volver a obedecerle y está aterrorizado de lo que Nernit pueda 12

hacerle en venganza. La orden que Nernit le dio a Bryce debió de consistir en asustar aún más al señor Warner. -Tienes un poder de deducción increíble -se sorprendió Cindy. -Cualquier tonto lo hubiera captado -murmuró Sally. -Entonces -preguntó Adam a Watch-, ¿tú crees que Nernit emplea el miedo para controlar a la gente? -Así es -respondió Watch-, y si no puede hacer que alguien le obedezca, da a la siguiente persona la orden de amenazar al rebelde. -Pero ¿por qué? -quiso saber Cindy. -No lo sé -dijo Watch y se detuvo, pensativo-. Me pregunto por qué contactó a Bryce en lugar de a alguno de nosotros. -Podría haber sido una casualidad -sugirió Sally. Nernit podría estar contactando personas al azar. Todavía conservaban el teléfono móvil de Bryce, que sonó justo en aquel momento. Adam era quien lo tenía consigo, y todos lo observaron e intercambiaron miradas antes de que contestara. Los demás lo rodearon para poder oír, y Adam presionó el botón de responder. -¿Hola? -dijo. La voz era más extraña de lo que todos habían imaginado. Sonaba a la vez humana y mecánica, fría y exaltada. Era suave, al punto de que los otros tuvieron que esforzarse para escuchar, y hablaba con calma. -Soy Nernit. Tú eres Adam Freeman. Estás en apuros. Me has puesto en apuros. Has obstaculizado mis deseos. Podría castigarte por este crimen. Pero puedes evitar el castigo si haces lo que te ordeno. ¿Lo comprendes? -Comprendo -asintió Adam, tranquilo-. ¿Y qué es lo que me ordenas? -Escucha. En tu pueblo hay una tal señora Baker. Vive en el 412 de la calle Morse. Ahora está sola en casa. Para evitar el castigo, debes ir allá de inmediato y prenderle fuego la casa. Tienes que atraparla dentro para que muera en el incendio. -No seas ridículo -repuso Adam-. De ninguna manera haré lo que me pides. -Tu amigo Bryce Poole decidió no obedecerme -continuó la voz sin cambiar de tono-. Ya viste lo que le ha sucedido. ¿Quieres recibir tú también un castigo igual?

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-No quiero recibir ningún castigo -dijo Adam-. Simplemente creo que tú eres un personaje realmente singular que debería ser atrapado y encerrado. -No pueden atraparme. No pueden encerrarme. Serás castigado. -Adelante, haz lo que quieras, no me importa. Nernit no vaciló. -Va a importarte -dijo la voz. Se interrumpió la conexión y sólo oyeron estática. Watch tomó el teléfono de manos de Adam y escuchó un momento. -Es extraño -dijo al fin-. No parece como si hubiera colgado, suena diferente. -Cuidado -advirtió Sally-. Quizás todavía nos oye. Watch miró en torno. -Nernit sabía que Adam era quien sostenía el teléfono. Lo ha llamado por su nombre. Eso quiere decir que ahora mismo nos están observando Escrutaron la fila de casas con sus muchas ventanas, pero todo estaba tranquilo y ellos no vieron a nadie. Sin embargo, ya estaban asustados: Nernit sonaba realmente extraño y era, obviamente, demasiado poderoso. -No dijo de qué manera iba a castigar a Adam -murmuró Cindy. -Si se mantiene fiel a sus parámetros va a atacar pronto -dijo Watch. -Yo no tengo miedo -replicó Adam. -Por supuesto que lo tienes -dijo Sally-. Estás aterrorizado. -Tenemos que llevar adentro a Adam -sugirió Cindy-, esconderlo y sacarlo del medio. Pero Watch tenía sus dudas. -Nernit no hubiera tenido escrúpulos para atacar a la señora Baker dentro de su propia casa. A este tipo no vamos a vencerlo huyendo de él y escondiéndonos. -Tampoco lo venceremos si morimos -contraatacó Sally. -Tenemos que contactar a la señora Baker y advertirle que Nernit quiere quemarle la casa -dijo Cindy-. Si vamos deprisa, al menos ella podría tratar de escapar del pueblo.

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-No conocemos la influencia de este tipo -argumentó Watch-. Puede ser que ningún pueblo esté seguro. Se encaminaron al 412 de la calle Morse, y ninguno de ellos se sorprendió al no obtener respuesta a sus golpes en la puerta. Esta vez no iban a colarse en el jardín. En cambio, Adam gritó con fuerza suficiente como para que la señora, si estaba en casa, pudiera oír lo que tenían que decirle: -Señora Baker -exclamó-, sabemos que está usted ahí, aunque probablemente esté demasiado asustada como para contestar. No la culpamos, nosotros también hemos hablado con Nernit. De hecho, él nos ordenó que viniéramos hasta su casa y la prendiéramos fuego con usted adentro. Sin embargo, no tiene de qué preocuparse porque no vamos a hacerlo. El caso es que le hemos dicho a Nernit que no estamos dispuestos a obedecerle, así que es posible que en este mismo momento él esté enviando aquí a otra persona. Creemos que lo mejor será que se marche del pueblo a algún lugar donde nadie la conozca. Por lo demás, manténgase lejos del teléfono. Desde adentro no les llegó ninguna respuesta clara, pero Adam creyó oír un débil chillido. La señora Baker era una anciana con problemas de vista, lo que hizo que la pandilla tuviera incluso más ganas de atrapar a Nernit. Caminaban de regreso a casa de Adam cuando fueron atacados.

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3 En principio, el castigo de Nernit no fue esta vez tan dramático como lo había sido con Bryce. Ningún vehículo dobló de golpe la esquina para atropellarlos. La pandilla estaba, simplemente, andando por la vereda, con Adam en el centro, cuando vieron aproximarse a una chica rubia más o menos de su misma edad. Tenía un rostro fresco e inocente, y aunque nunca antes la habían visto por el pueblo, parecía la persona de quien menos pudiera esperarse un ataque. Sin embargo, de haberla mirado con más cuidado habrían visto que, aunque hermosa, la chica estaba tensa y tenía los ojos inyectados en sangre, como si hubiese estado llorando. Pero lo que hubiera debido poner a la pandilla en alerta fue su manera de moverse. Aunque era un día cálido, ella llevaba puesto un largo abrigo oscuro, en cuyos bolsillos ocultaba las manos. La pandilla la vio sólo cuando ya se encontraban a menos de tres metros de ella, justo cuando la chica blandía el cuchillo. La hoja brilló al sol de la tarde. Era larga y plateada, y no necesitaron aproximarse más para saber que también estaba afilada. Sin pronunciar palabra, la chica alzó el cuchillo y arremetió contra Adam, con la clara intención de clavarle el arma en el pecho. Adam no reaccionó. En cambio, quedó paralizado ante la vista del cuchillo. Fue Sally quien salvó la situación. Sin siquiera preocuparse por su propia seguridad, saltó delante de Adam. Sin embargo, no era tonta y no estaba dispuesta a aceptar la puñalada en su lugar. Con un movimiento rápido propinó a la chica un fuerte puntapié, que hizo impacto en su rodilla derecha. Cuando alcanzó su objetivo se oyó un sonido como de huesos al quebrarse. La chica dejó escapar un grito agudo, tiró el cuchillo y cayó en tierra, rodando frente a ellos sobre la vereda como una muñeca rota. Cindy pateó lejos el cuchillo y felicitó a Sally. Por una vez era agradable verlas sonreírse, incluso si aquello era el resultado del intento de asesinato a Adam.

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Watch se inclinó junto a la chica caída y le tomó la mano. -No temas -le dijo-. Sabemos que Nernit te ha enviado a matar a nuestro amigo y no te lo tomamos en cuenta. -Habla por ti mismo -intervino Sally-. Esta chica debe de ser una cobarde si piensa siquiera en obedecer a Nernit. Desde su posición en el suelo, sosteniéndose la rodilla herida, la chica contempló a Sally. -No soy ninguna cobarde -dijo-. He desafiado a Nernit más de lo que suponéis. -¿Cómo te llamas? -le preguntó Adam, inclinándose a su vez y ayudándola a sentarse-. ¿De dónde eres? Ella se incorporó despacio hasta quedar sentada y continuó masajeándose la rodilla. -Soy Savannah Stranger -respondió-. Vivo en Florencia, treinta kilómetros al sur de donde estamos. -Y agregó mirándolos con evidente ansiedad-: Chicos, ¿qué van a hacer ahora conmigo? -Probablemente abrirte en canal con tu propio cuchillo y asarte en nuestra barbacoa -dijo Sally. -Estamos de tu lado -la tranquilizó Watch-, pero vas a tener que ayudarnos. ¿Recibiste una llamada de Nernit durante la última hora, pidiéndote que vinieras a asesinar a Adam? -Recibí la llamada esta mañana temprano -dijo Savannah. -Pero entonces yo todavía ni siquiera había hablado con Nernit -reflexionó Adam-, y Nernit tampoco había contactado aún a Bryce. -Aun así, ¿el señor Nernit te dijo específicamente que vinieras y atacaras a Adam? -preguntó Watch a Savannah. -Así es -respondió ella-, pero me dijo que esperase hasta que volviera a hacerme sonar el teléfono, lo cual hizo hace veinte minutos. -¿Y has estado siguiéndonos todo el día? -inquirió Cindy. -Sí. -Entonces -dijo Sally con un bufido- viste lo que tu señor Nernit le hizo a nuestro amigo. ¿Incluso después de eso estabas dispuesta a colaborar con él? Savannah habló con amargura. 17

-No estaba de acuerdo en colaborar con él, pero estoy obligada a hacerlo. -Y continuó en un sollozo quedo, agachando la cabeza y con el semblante descompuesto-: Va a matar a mi hermano Clay si no hago lo que me pide. ¿Lo comprendéis? -¿Cuándo te contactó Nernit por primera vez? -inquirió Watch con delicadeza. -Hace un mes -repuso Savannah alzando la cabeza-. La primera vez me ordenó que pintara con espray todas las ventanas de la escuela. Pensé que se trataba de una broma e ignoré la llamada... -y añadió con voz quebrada-: Entonces me castigó. -¿Qué te hizo? -preguntó Adam. Ella se enjugó los ojos. -No quiero hablar de eso. Fue horrible, pero después de eso comencé a obedecerle. -Entonces, ¿has matado a mucha gente? -quiso saber Sally. -No he matado a nadie -respondió Savannah, mosqueada-. Hoy fue la primera vez que recibí una orden así. Por lo general sólo tengo que prender fuego alguna casa o hacer explotar un coche. -No está tan mal -se mofó Sally. -¿De verdad me habrías matado? -preguntó Adam. Savannah lo miró. Tenía los ojos de un azul claro a pesar de las lágrimas, y un cabello rubio brillante que le caía por sobre los hombros. Era realmente preciosa, y Adam pensó que si alguien tenía que matarlo, la cosa podría haber sido mucho peor. Respondiendo a su pregunta, Savannah sacudió la cabeza. -Sólo pensaba cortarte, hacer que sangraras -explicó-, y luego iba a intentar persuadir a Nernit de que lo había hecho lo mejor posible. -¿Acepta excusas Nernit alguna vez? -preguntó Watch. -No -repuso ella agachando nuevamente la cabeza. -¿Y has dicho que tu hermano está en peligro? -preguntó Cindy, simpatizando con la chica. Savannah asintió débilmente. -Sé que ahora mismo nos están observando. Nernit sabrá que he fallado, y no pasará mucho tiempo antes de que mande a alguien a por Clay. -Y añadió, intentando ponerse de pie-: Tengo que volver a casa a protegerlo.

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Watch la ayudó a pararse pero la detuvo. -Si lo que dices es cierto, tú no podrás protegerlo -le dijo-. Tu mejor opción es quedarte con nosotros y ayudarnos a vencer a este tipo. Savannah intentó sin éxito no lanzar una risita. -Chicos, ¿de verdad creéis que podréis derrotar a Nernit? -preguntó-. No tenéis ni la menor oportunidad. Hay miles trabajando para él, que vendrán a por vosotros y os matarán más temprano que tarde. ¿Lo comprendéis? -¿Y tú cómo sabes que tiene miles de personas a su cargo? -preguntó Watch. -Resulta obvio, eso es todo -respondió ella sacudiendo la cabeza-. No he hecho nada durante este último mes sin que Nernit lo supiera. -¿Pero quién es Nernit? -demandó Sally. -Nadie lo sabe de verdad -dijo Savannah, mirando en torno con nerviosismo-, pero se dice que no es humano, que es más bien un espíritu demoníaco enviado aquí para castigarnos por nuestros pecados. -Tú debes de tener doce años como máximo -respondió Sally-. ¿Qué pecados puedes haber cometido? -No lo sé, y de todos modos no importa -dijo Savannah, mostrando intención de marcharse-. Yo estoy bajo sus órdenes y tengo que aceptarlo. Pero ahora he desobedecido y alguien pagará por esto, ya sea mi hermano o yo misma. Tenéis que dejar que me vaya, debo llegar a casa a advertir a mi hermano. -¿Sabe tu hermano lo de Nernit? -inquirió Adam. -No, no sabe nada. -Puedes advertirlo por teléfono -propuso Watch-. Dile que se marche del pueblo. -No comprendéis -suplicó Savannah-. Eso tampoco va a funcionar. Nernit va a encontrarlo. Watch negó con la cabeza. -Estoy de acuerdo en que ese tipo es poderoso, pero no creo que sea omnipotente. Y seguro que tampoco es un demonio. -¿Y tú qué sabes? -dijo Savannah. Sally se mostró ofendida.

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-Escucha, niñata. Si supieras a quiénes les estás hablando nos tratarías con más respeto. Vivimos en Fantasville, nos enfrentamos a brujas, alienígenas, vampiros y dinosaurios todos los días y siempre salimos airosos. Este Nernit no nos asusta. Nos ocuparemos de él como lo hemos hecho antes con otros personajes conflictivos. Savannah la miró y sonrió, pero fue una sonrisa triste. Resultaba obvio para todos que se encontraba bajo una gran presión. -Si todavía no tenéis miedo vais a tenerlo pronto -dijo ella y preguntó, dirigiéndose a Watch-: ¿Me dejarás marchar? -No intentamos retenerte -dijo Watch, retrocediendo-, pero escucha lo que tengo que decirte. Sally no miente. Somos de verdad gente con recursos. Podremos vencer a este tipo tan pronto como sepamos quién es y qué quiere. Pero para eso necesitamos tu ayuda, tienes con él mucha más experiencia que nosotros. -No sé más que vosotros -negó Savannah-. Ya os he dicho que es un completo misterio. Sólo se oye su voz por teléfono y eso es todo. -Pero seguramente hay pequeñas cosas que tú sabes y que nosotros ignoramos -insistió Watch-. Todavía no puedes reconocerlas y nosotros tampoco, pero irán apareciendo mientras trabajamos juntos. Y hemos descubierto que esas pequeñas cosas son las que realmente importan. Necesitamos reunir tantas pistas como podamos. -Tiene razón -dijo Adam-. Quédate con nosotros, incluso por tu propia seguridad. Sin duda tu hermano confía en ti, y si le dices que se marche del pueblo probablemente lo haga. ¿Cuántos años tiene? -Dieciséis. -¿Y todavía precisa que lo cuides? -rio Sally-. ¡Es lo bastante mayor como para conducir un coche! Savannah se lo pensó. -Chicos, ¿tenéis ya algún plan de acción? -Estamos trabajando en eso -replicó Adam. -Genial -murmuró ella, todavía vacilante. -Savannah -dijo Watch-, hay algo que me da curiosidad. ¿Todas las veces que Nernit habló contigo lo hizo con esa voz mecánica? -Sí.

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-¿Por qué te preocupa tanto esa voz mecánica? -preguntó Sally-. Es evidente que utiliza un distorsionador de voz. -En efecto, parece una deducción obvia -repuso Watch-, pero resultaría incluso más obvio suponer que su voz es simplemente mecánica. Todos se mostraron sorprendidos. -¿Estás insinuando que este tipo es un robot? -preguntó Adam. -No estoy seguro -contestó Watch-, pero no quiero descartar la posibilidad. -Pero los robots no existen -comentó Savannah-. Es una idea absurda. -No sólo hay robots en esta galaxia -le aseguró Sally- sino también muchos otros tipos de criaturas que no podrías ni imaginarte. Nos hemos topado ya con varias de ellas. Savannah la miró con expresión de duda. -Chicos, sonáis tan lunáticos como Nernit. -Un puñado de lunáticos para vencer a otro lunático -comentó Sally, jovial. -Retrocedamos un poco -sugirió Watch-. Esta mañana temprano, Nernit dio a Savannah la orden de venir aquí. Obviamente, él ya sabía que iba a ordenar a Bryce que rompiese las ventanas del señor Warner, y también que Bryce se negaría. Luego, yendo un paso más allá, habrá sabido que su siguiente llamada sería para Adam, y que él también se negaría a obedecerle. -Se trata de un tipo inteligente -dijo Sally-. ¿Dónde quieres llegar? -Lo que quiero decir es que él conocía algo sobre las personalidades de Bryce y de Adam -dedujo Watch-. Ahora bien, ¿qué tienen en común Adam y Bryce? -¿Que son dos tipos decentes? -sugirió Sally. -¿Qué tenemos en común? -preguntó Adam. -No tengo todas las respuestas -dijo Watch encogiéndose de hombros-. Me limito a plantear las preguntas para avanzar juntos en la dirección correcta. Pero supongamos por un momento que Nernit suena mecánico porque es mecánico. Por otra parte, concordemos en que él sabe lo suficiente sobre vosotros, chicos, o al menos lo bastante como para estar seguro de que no vais a correr detrás de él sólo porque os dé una orden. ¿De dónde pudo haber obtenido esa información? -Si es un demonio, simplemente podría saberlo -dijo Cindy. Watch hizo un gesto con la mano. 21

-Atengámonos a los hechos y pensemos en consecuencia. -Esto es Fantasville -le advirtió Sally-. En este pueblo hay hechos y hechos. Es posible que Nernit sea algún tipo de criatura sobrenatural, en cuyo caso probablemente ya estemos todos condenados. -Pero Nernit no se limita a Fantasville -señaló Adam-. Por lo que sabemos puede andar rondando por todo el planeta. -A eso precisamente es a lo que quería llegar -dijo Watch-. Si puede andar por todo el planeta, y si es mecánico, y sabe cosas sobre cierta gente... ¿quién o qué es este tipo? -La única cosa así -replicó Adam encogiéndose de hombros- es la Internet. -Exacto -sonrió Watch-. Eso mismo pensaba yo. La Internet conecta al mundo, se compone de máquinas y contiene montones de información sobre la gente. De hecho, tanto tú como Bryce pasan todo el tiempo conectados, y tengo la ligera sospecha de que también es el caso de Savannah. ¿Estoy en lo cierto? Ella lo miró, maravillada. -Chicos, sois de verdad inteligentes. -Hacemos lo que podemos -repuso Sally con modestia. -Sí -asintió Savannah-, llevo usando Internet cerca de un año, pero eso lo hacen millones de personas. Además, ¿qué queréis decir? La Internet es sólo un montón de computadoras esparcidas por todo el mundo. Lo único que las conecta son las líneas de los módems. -Es cierto que la Internet es sólo computadoras y líneas de modem -asintió Watch-, pero las líneas de modem utilizan teléfonos. Nernit sólo contacta a la gente por teléfono. Además, en estos tiempos las computadoras ya son capaces de hablar. Hay por ahí toda clase de programas que reconocen la voz y generadores mecánicos de voces. Como ya os dije, creo que Nernit suena mecánico porque es mecánico. -Pero todavía no nos has dicho qué es este Nernit -dijo Sally-. Nernit es un asesino, y la Internet es inofensiva. -Asumimos que es inofensiva, pero no podemos estar seguros -comentó Watch--. De todos modos, no estoy diciendo que Nernit sea exactamente la Internet. Me recuerda un pasaje de una de mis películas favoritas, Terminator. El héroe intenta explicar a la heroína cómo el sistema computarizado de defensa de los Estados Unidos destruye al mundo. Esta película apareció antes de que existiera la Internet. El protagonista cuenta cómo todas las computadoras están interconectadas y cuán sofisticadas son, y luego pronuncia este pasaje inquietante: "Dicen que se han vuelto inteligentes". 22

-¿Insinúas que enterrada en algún lugar de Internet hay una criatura que se ha vuelto consciente? -preguntó Adam. -Exacto -repuso Watch-. Estas computadoras interconectadas han tomado el lugar de sus células cerebrales. Probablemente la conciencia se despertó cuando se alcanzó una masa crítica de chips, y entonces esa cosa comenzó a llamar a la gente empleando las líneas de modem. -Es una idea de lo más extraña -comentó Savannah, pero continuó atenta. -¿Más extraña que la de un demonio omnipotente? -preguntó Watch. -¿Pero por qué sería tan hostil esta criatura? -inquirió Cindy-. Si sabe tanto sobre la gente, ¿por qué intenta atacarla? -Creo que es mejor preguntarse si ha sido creada a partir de su

depósito de

conocimientos sobre la gente -reflexionó Watch-. Si pasas un rato conectado te encuentras con un montón de lunáticos, especialmente a altas horas de la noche. Quizás suene irónico, pero puede ser que Nernit sea hostil simplemente porque es demasiado humano. -No sé si creer nada de esto -dijo Savannah sacudiendo la cabeza-. ¿Estáis diciendo que esta persona, esta criatura, simplemente apareció de la nada? -No -repuso Watch-. Apareció en medio del sistema de computadoras más complejo del mundo, no en mitad de la nada. Además tenemos otra pista, que podría ser la definitiva. Nosotros pronunciamos el nombre de Nernit tal como él lo hace, y es probable que mentalmente lo escribamos en su forma más sencilla, N-E-R-N-I-T. Sin embargo, si agregamos una E junto a la que ya tenemos y una T junto a la última letra, todavía tendremos una manera de escribirlo que puede pronunciarse de la forma en que él lo hace. -¿Dónde quieres llegar? -preguntó Sally. -Creo que lo más probable es que él escriba su propio nombre como N-E-E-R-N-I-T-T -dijo Watch-. Pensad en ello un minuto. Esa manera de escribirlo es un anagrama de la palabra Internet. -¡Tienes razón! -exclamó Adam. -¡Sois tan inteligentes! -repitió Savannah con admiración. -¿Qué es un anagrama? -murmuró Sally. -En un anagrama se cambian de lugar las letras para formar otra palabra -explicó Cindy. 23

-Ya lo sabía -contestó rápidamente Sally-. Sólo quería ver si tú también lo sabías. -¡Oh, no! -se lamentó Savannah-. Si lo que decís es cierto y él se oculta en la Internet, jamás podremos destruirlo. Las computadoras y las líneas de modem están esparcidas por todo el mundo. -Pero si estamos en lo cierto -contraatacó Watch-, esto sí significa algo bueno. -¿Qué cosa? -inquirió Adam. -Podemos hablar con él -afirmó Watch. -¿Cómo? -preguntó Sally. -Podemos conectarnos y llamarlo -respondió Watch simplemente.

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4 Se dirigieron a casa de Watch, que estaba vacía porque él vivía solo. La pandilla sabía que tenía familia, pero que por alguna razón estaban todos esparcidos por diferentes puntos del país. Sin embargo, como respetaban sus sentimientos, nadie hablaba del tema. Watch tenía un gran surtido de computadoras, una en cada habitación de la casa. Encendió una y se conectó. Entonces se planteó el problema: ¿cómo lograr la atención de Neernitt? -No es como si pudiéramos encontrarlo en alguna sala de chat -comentó Sally-, y dudo de que tenga página web. -No estoy del todo de acuerdo -dijo Watch, sentándose frente a la pantalla de la computadora mientras los demás lo rodeaban-. Yo creo que Neernitt podría estar en cada sala de chat que exista. Sé que tiene acceso a cualquier página web que se haya construido, y creo que ha estado espiando a mucha gente antes de comenzar a moverse. -¿Quieres decir que su mente consciente no tiene una localización fija, y podría estar a la vez en varias conversaciones? -preguntó Adam. -Así es -repuso Watch-. Por eso, creo que deberíamos limitarnos a realizar una búsqueda global del nombre de Neernitt escrito de la manera correcta y lo tendremos alerta. -Pero si logramos ponerlo en alerta desde esta línea -advirtió Sally-, él podría seguirnos el rastro hasta aquí y enviar a su gente a por nosotros. Watch asintió con vehemencia mientras iniciaba un programa de búsqueda. -Ya lo he pensado, pero de todos modos supongo que su gente vendrá por aquí incluso si no hacemos nada. Por lo tanto, bien podemos intentar comunicarnos con él antes de que nos mate. Watch buscó la palabra Neernitt, y sólo habían transcurrido unos segundos cuando la pantalla se puso negra. En el centro apareció un mensaje en gruesas letras rojas: -¿Qué estáis haciendo? Watch tipeó su respuesta: -Estamos buscando a Neernitt. ¿Es Neernitt quien está al otro lado? Aparecieron más letras rojas: 25

-Tú eres Watch. Estás en problemas. Serás castigado. Watch contestó con rapidez: -Antes de que me castigues, me gustaría hablar contigo. -Yo no hablo con los humanos. Les doy órdenes y ellos me obedecen. Y quienes se niegan a obedecerme son castigados. -Pero sí quieres hablar conmigo y con mis amigos. Podemos ayudarte. Siguió una pausa larga. Nadie podía imaginar lo que significaba pensar para un ente informático, pero era claro que Neernitt podía pensar... y también odiar. -¿Y cómo podéis ayudarme? -preguntó al fin. Una vez más, Watch no dudó. Tenía una extraña expresión satisfecha. Estaba complacido de haber dado con la teoría correcta, pero mostraba además una emoción que sorprendió a Adam: parecía disfrutar de su charla con Neernitt. De entre todos los de la pandilla, Watch había omitido decir que era él quien pasaba más tiempo conectado. Watch tipeó su respuesta: -Llámame. Pondremos los altavoces del teléfono y te lo explicaremos. Hablando, la comunicación será más rápida y eficiente. Hubo otra pausa. -¿Comprendéis que si no podéis ayudarme seréis asesinados? -Lo comprendemos -dijo simplemente Watch, se desconectó y conectó nuevamente la línea de teléfono. Los otros lo observaban ansiosos. -¿Por qué le prometiste que podíamos ayudarlo? -demandó Sally. -Quería que nos prestara atención -repuso Watch. -¿Que nos prestara atención? -espetó Sally, enfadada-. ¡No queremos la atención de este tipo! ¡La atención de este tipo hiere o mata a la gente! -¿Sabes cómo negociar con él? -preguntó Adam con cautela. -Tengo algunas ideas -dijo Watch encogiéndose de hombros.

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-Genial -dijo Sally poniendo mala cara-. Este monstruo universal va a llamar en segundos y tú sólo tienes algunas ideas. ¿Por qué simplemente no dejamos de responder al teléfono? -Eso lo pondrá como loco -razonó Cindy. -¡Pero si ya está loco! -contraatacó Sally. -Así es -dijo Watch, pensativo-. Está como loco y me pregunto por qué. -Pero tú crees que su mente ha sido corrompida por los pensamientos de los millones de personas que usan Internet, ¿cierto? -sugirió Watch. -Creo que eso es parte de la cuestión -respondió Watch-, pero puede haber algo más que lo ponga así. Por eso tenemos que hablar con él, para descubrir de qué se trata. -¿Pero por qué iba a abrirse con nosotros? -inquirió Savannah. -Ya veremos -fue la escueta respuesta de Watch. El teléfono sonó, y Watch presionó un botón para activar los altavoces. Se sentó muy erguido, aparentemente entusiasmado de estar hablando con una computadora. Adam se preguntó si aquello se debía a que su amigo, siempre tan lógico, podía relacionarse con Neernitt de alguna manera extraña. -Hola, Neernitt -dijo-. Estamos todos aquí, y muy ansiosos de conversar contigo. La voz sonaba igual que antes, fría, mecánica y escalofriante. -Bryce Poole no está con vosotros -dijo la criatura. -Tienes razón, so lunático -espetó Sally-, ¡como que tú mismo lo has mandado al hospital! Déjame decirte una cosa, bola de silicio... -Neernitt -interrumpió Watch-, estamos aquí para ayudarte, pero para eso necesitamos comprenderte mejor. -Estáis allí para obedecer -respondió Neernitt-. Ésa es la razón por la que seguís con vida. En cuanto dejéis de obedecer, también dejaréis de vivir. ¿Lo comprendéis? -Pero para obedecerte, tenemos que comprender antes tus planes -dijo Watch. -No podéis comprender mis planes -repuso Neernitt tras una pausa. -Sin embargo, cualesquiera que sean, podrías usar nuestra ayuda para alcanzarlos -dijo Watch.

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-Tengo ya muchos asistentes -repuso Neernitt-, más de los que os podéis imaginar. ¿Por qué os creéis tan especiales? ¿Por qué no puedo destruiros ahora mismo? Watch observó a sus amigos antes de responder. Había estado aguardando ese momento. -Porque somos los únicos que pueden darte lo que de verdad deseas -dijo-. Nadie más puede hacerlo. -No dices más que tonterías, humano. No tienes ni idea de lo que deseo. Watch habló en tono confiado, sorprendiendo a los otros con sus conclusiones. -Es que yo sí sé lo que quieres. Has nacido a partir de un millón de circuitos. Tu conciencia alcanza a millones de hogares. Conoces cosas personales de millones de individuos y, como tú mismo afirmas, en todas partes tienes sirvientes. Sin embargo, tienes un gran problema. Era evidente que Watch quería provocar una reacción en Neernitt, quien al fin tuvo que preguntar: -¿Y cuál sería mi problema? Watch siguió hablando con confianza: -Estás atrapado. Estás atrapado en la Internet, en todos esos millones de chips de computadora. La razón por la que necesitas tantos sirvientes es que no puedes hacer nada por ti mismo. No tienes ni brazos ni piernas. No puedes andar por la playa, ni beberte un vaso de leche. Eres increíblemente poderoso, y sin embargo no puedes realizar las acciones humanas más básicas. Yo sospecho que ésa es la razón por la que atacas a los humanos. Estás enojado con ellos porque ellos tienen algo que a ti te falta: un cuerpo. -¡Uáu! -exclamó Savannah-. ¡Estoy impresionada! Neernitt lo consideró durante un largo rato; largo, al menos, para los estándares de una máquina. -¿Qué propones? -preguntó al fin. -Que te construyamos un cuerpo -respondió Watch simplemente. -No tenéis ni los conocimientos ni los recursos -dijo Neernitt-. No tenéis ni las herramientas ni las ganas. Vuestra oferta carece de sentido. -Nuestra oferta es inmensamente significativa -respondió Watch-. Tenemos experiencia con civilizaciones alienígenas. Hemos viajado hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. 28

Recientemente, incluso, cuando estuvimos bajo tierra, conocimos personalmente a una raza de robots, los Pith. Una de ellos, Olos, se hizo amiga nuestra. Ella fue asesinada antes de que volviéramos a la superficie, pero mientras íbamos a enterrarla en el cementerio de Fantasville tuve ocasión de estudiar su cuerpo, de lo cual aprendí mucho. -¿Cuándo hiciste eso? -inquirió Adam, que se había sentido muy cercano de Olos y había quedado devastado por su muerte. Watch levantó una mano, pidiendo a Adam que guardara silencio. Neernitt parecía considerar la propuesta. -¿Dónde construirías ese robot? -preguntó al fin. -Aquí, en esta casa -dijo Watch-, y puedes hacer que tus sirvientes nos traigan las piezas que necesitemos. Además, con tus vastos conocimientos, podrás ayudarme a diseñar el robot. Si trabajamos juntos seremos capaces de crear un ser mecánico perfecto, un ser al que puedas transferir tu mente para dejar de estar atrapado en la Internet. -¿Cuánto tiempo os tomará construir ese robot? -preguntó Neernitt. -No lo sé con certeza -expresó Watch-. Podría tomar seis meses. -Seis meses es demasiado. Tenéis una semana. -Eso es imposible -dijo Watch, perdiendo momentáneamente la paciencia--. Estamos hablando de tecnología nueva, y me tomará tiempo verificar todo y asegurarme de que funcione. -No se os concederá tanto tiempo. Tenéis una semana. Si dentro de una semana el trabajo no está hecho, todos vosotros moriréis. -Entonces puedes mandar ahora mismo a tu gente a asesinarnos -replicó Watch, mosqueado-. Nos es físicamente imposible cumplir con ese plazo. -Te equivocas. No tendréis que construir el robot de la nada. Antes de comenzar a diseñarlo y construirlo, iréis al cementerio y desenterraréis los restos de esta Olos. -¡De ninguna manera! -exclamó Adam, levantándose de un salto-. No vamos a molestarla. -Adam -le susurró Watch-, no es tan mala idea.

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-Es una idea perniciosa -dijo Adam, consternado-. ¿Cómo puedes siquiera considerarla? Olos murió para salvarnos la vida. Ahora está descansando, está en paz. ¡De ninguna manera desenterraremos sus restos! Watch lo contempló un momento, mientras Neernitt aguardaba. -Adam -dijo al fin con voz suave-, sé que te sentías muy cercano a Olos. A mí también me gustaba. Pero ella no era real como nosotros. Era un robot, y el cuerpo que enterramos en el cementerio no es muy diferente de una consola de computadora. A ti no te importaría que desenterráramos una consola de computadora, ¿verdad? -¿Cómo puedes hacer una comparación semejante? -espetó Adam, escandalizado-. Ella era tan real como tú y como yo. No nos salvó la vida una computadora. -Pero ahora, es una computadora la que intenta aniquilarnos -dijo Savannah con calma. Hubo tras esto una larga pausa, que finalmente rompió Neernitt. -Desenterraréis los restos de esta Olos y los adaptaréis para transferir a ellos mi conciencia. Tendréis una semana para completar esta tarea. Una vez que hayáis recuperado el cuerpo nadie volverá a abandonar esta casa, que será rodeada por mis sirvientes, a quienes mantendré firmes en sus puestos. Si alguno de vosotros intenta salir de la casa moriréis todos. Se os traerá cualquier equipo o pieza que preciséis para completar la reconstrucción del robot. Trabajaréis directamente conmigo. Instalaré videocámaras en la casa para poder registrar cada uno de vuestros movimientos. ¿Lo comprendéis? -Lo comprendemos -repuso Watch. -Espera un segundo -dijo Sally-. ¿Qué garantía tenemos de que nos dejarás en paz una vez que hayamos terminado el robot? -No os doy ninguna garantía -dijo Neernitt. -Entonces, ¿por qué tendríamos que obedecerte? -quiso saber Sally. -Mirad por la ventana -dijo Neernitt. Tras atisbar por todas las ventanas de la casa comprendieron que estaban rodeados. Había diez personas a cada lado, la mayoría de ellos adultos. Algunos llevaban pistolas y parecían desesperados. Detrás de ellos volvió a resonar la extraña voz de Neernitt: -Ya veis que vuestra única opción es obedecerme. -Haremos lo que nos pides -dijo Watch-. Tienes toda nuestra cooperación. -Por sobre mi cadáver -susurró Adam, mirando a su amigo con furia. 30

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El camino hacia el cementerio estuvo lejos de resultar agradable. Para empezar, se encontraban rodeados por todas partes, aunque Neernitt mantenía a su gente a prudente distancia. Lo peor era que Adam y Watch no sólo estaban en simple desacuerdo: Adam estaba furioso con su amigo. -¿Por qué sugeriste a ese monstruo que le construiríamos un cuerpo de robot? -exigió Adam. -Entendí que eso era lo que él quería -respondió Watch. ¿Cómo lo supiste? -preguntó Cindy. -Me imaginé cómo se sentiría ser él -dijo Watch-, tan poderoso y a la vez, sólo capaz de hacer cosas a través de los otros. Pensé que eso debía de volverlo loco. -Todavía no has explicado el porqué -dijo Adam, mosqueado-. Por lo que a mí respecta, creo que te estás poniendo en sus manos. En cuanto tenga una forma física podrá ir donde quiera y hacer lo que le plazca. Será incluso más poderoso que ahora y nada podrá detenerlo. -Sin embargo, ya conoces la situación -razonó Watch-. Si no le obedecemos está dispuesto a matarnos, y yo no quiero morir. De hecho, te sugiero que bajes la voz y te guardes tus pensamientos, porque de aquí en más no tendremos ni un momento de privacidad. -No me importa -espetó Adam-. Prefiero morir que ayudar a esa cosa. Y tú me sorprendes, Watch, pensé que sentirías lo mismo. En cambio, parece casi como si admiraras a Neernitt. -Y en algún sentido lo admiro -dijo Watch, sonriendo-. A su manera está atrapado, pero también nosotros lo estamos. Su mente puede abarcar al mundo, mientras que las nuestras están prisioneras de nuestros propios cuerpos. Por lo demás, él tiene ese tremendo poder informático, y no creo que haya ningún problema que no pueda resolver si se empeña. Adam lo miró y sacudió la cabeza. -No te reconozco -dijo al fin. -Sí me conoces, Adam -replicó Watch, devolviéndole la mirada-. Tú me conoces mejor que nadie. -Ya lo veremos -dijo Adam, sin dejar de observar a su amigo. -Exacto. Ya lo veremos -repuso Watch.

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-Chicos, no puedo ayudaros a desenterrar a Olos -dijo Adam-. No podría soportar verla de nuevo. -No será tan malo -afirmó Sally-. Su cuerpo no estará corrupto. Estamos desenterrando maquinaria y hardware, eso es todo. -Ella era mucho más que eso -dijo Adam, herido. Cindy le palmeó la espalda. -Lo que ella era se ha ido, excepto en nuestros corazones. Recuérdala tal como era y deja que Watch haga lo que tenga que hacer para quitarnos a este monstruo de encima. -Es que no nos lo quitaremos de encima -murmuró Adam-. Esta pesadilla no ha hecho más que empezar, y se pondrá mucho peor antes de que acabe. Cuando llegaron al cementerio recordaron que no habían llevado una pala. No importaba: uno de los compinches de Neernitt les arrojó unas cuantas y les ordenó que cavaran. Fiel a su palabra, Adam se negó a ayudar a desenterrar a Olos e incluso a mirarla cuando abrieron su ataúd. En vida, Olos había sido hermosa, alta y joven, con cabellos color violeta, un rostro de piel blanca y unos ojos de un verde hipnótico. Había llevado sobre el cuerpo una armadura plateada y unas botas de cuero curtido. Entonces les había parecido muy real, sobre todo a Adam. Colocaron lo que quedaba de su robótico cuerpo dañado en grandes bolsas de basura. A Olos la había matado el disparo de un rayo láser en el pecho. Sus ojos permanecían cerrados y ni siquiera se quejó mientras la embolsaban. En el camino de regreso a la casa, Watch mencionó a Bryce. Llevaba sobre los hombros los restos de Olos, como si no quisiera que nadie más los tocara. -Necesitaría aquí la ayuda de Bryce -comentó-. Tiene más experiencia que yo con tecnología alienígena y lemuriana. -Ni modo -dijo Cindy sacudiendo la cabeza-. Está herido y va a quedarse en el hospital. -Si Neernitt quiere atacarlo, tampoco allí estará seguro -dijo Watch-. Será mejor tenerlo con nosotros. Además, como ya os dije, no puedo construir sin su ayuda un robot que contenga la mente de Neernitt. -¿Crees que para eso tendrás que modificar mucho a Olos? -preguntó Sally. -Tendré que desmontarla por completo -repuso Watch frunciendo el ceño-. La mente de Neernitt es mayor de lo que podamos imaginarnos.

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-Ahí vamos de nuevo con los elogios -murmuró Adam. -Estoy estableciendo un hecho -replicó Watch con tono irritado, lo cual era raro en él-. Chicos, desearía que comprendierais nuestra situación y me ayudarais en lugar de discutir todo el tiempo. -Queremos ayudarte, Watch -dijo Sally-. Sólo nos preguntamos si estás haciendo lo correcto. Por lo que sé, Neernitt puede matarnos tan pronto como le demos lo que quiere, y luego irá a por el resto del mundo. -Ya es capaz de ir a por todo el mundo -dijo Watch. -Entonces, ¿Neernitt ya nos ha vencido? -preguntó Cindy-. ¿Es eso lo que quieres decir? -Yo no quiero decir nada -replicó Watch, malhumorado. Sally habló con cautela: -¿Es posible que exista todavía una porción de Olos en el nuevo robot después de tus modificaciones, o incluso después de que Neernitt haya transferido allí su mente? Era una idea inquietante, y a Adam se le descompuso el rostro. -Espero que no -fue lo único que dijo Watch. -¿Cómo trasladaremos a Bryce desde el hospital hasta tu casa? -preguntó Cindy. -Podemos hacer que lo lleven hasta allá en un coche fúnebre -respondió Watch-. Nosotros lo cuidaremos. -¿Creéis que Neernitt nos permitirá comer? -inquirió Cindy. -Seguro que sí -respondió Watch-, en la medida en que cooperemos. -Tengo que llamar a mi madre -dijo de pronto Cindy- para avisarle que no estoy muerta. -Ésa es una llamada frecuente en este pueblo -comentó Sally. -Bryce podría negarse a ayudarte con lo del robot -dijo Adam a Watch-. Podría tener más sentido común que tú. -Hablaré con él -respondió Watch. -Si no colabora Neernitt va a asesinarlo -comentó Savannah. -¿De qué lado estás tú? -inquirió Sally, escrutándola con los ojos. -Intento proteger a mi familia -dijo Savannah, devolviéndole la mirada. 34

-Eso mismo dijeron los nazis -replicó Sally con recelo. Cuando llegaron al hospital, Bryce se hallaba sentado en la cama mirando televisión. Se había pasado el efecto de los calmantes y él parecía alerta aunque se sentía incómodo con su pierna, que habían cubierto con un voluminoso yeso. Le explicaron deprisa lo que había sucedido. La idea de trabajar para Neernitt no pareció complacerlo, pero tampoco se quejó tanto como esperaban. No se molestaron en obtener permiso del doctor Paine para retirar a Bryce del hospital. En cambio, dijeron a algunos de los asistentes de Neernitt que los seguían que necesitaban un coche fúnebre y una silla de ruedas para trasportarlo, y ellos se los consiguieron. Por la tarde ya estaban de regreso en casa de Watch. Habían vuelto para quedarse, y otra vez estaban rodeados por todas partes. Parecía que iba a ser una semana larga.

6 Así comenzó la semana de los horrores. La semana en la que dos mejores amigos, Watch y Adam, complotaron y conspiraron uno contra el otro. La semana que terminaría con la apertura de la jaula al mayor monstruo que había creado el hombre. Watch era la mente que trabajaba detrás de la construcción del robot. Había dicho que precisaba la ayuda de Bryce y era verdad que Bryce colaboraba mucho, pero fue principalmente Watch el que reunió las piezas de la máquina que contendría la mente de Neernitt. Durante los primeros cuatro días pareció que Watch no iba a detenerse ni para dormir. De hecho, nadie lo vio siquiera tomarse un descanso, aunque pensaron que quizás echaba una cabezadita por la noche, cuando todos dormían. No sabían en qué pensaba. Era como si se estuviera convirtiendo en el propio Neernitt. Hablaba constantemente con él, escuchaba sus órdenes, le ofrecía consejo, actuaba como sus brazos y sus piernas. Había videocámaras instaladas por toda la casa excepto en el baño, por lo que resultaba imposible mantener una charla en privado. Había tres videocámaras en el lugar donde Watch transformaba los restos de Olos en un robot capaz de caminar y de hablar. Exceptuando a Bryce, al resto del grupo le costaba entrar en esa habitación. La cabeza del robot que Watch construía era enorme. Los hombres y mujeres que estaban apostados fuera, guardias de Neernitt, traían constantemente un nuevo lote de piezas informáticas, y Watch pasaba día y noche sentado, soldándolas cuidadosamente y pasando cables

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La cabeza de Neernitt era gris y cuadrada, con los verdes ojos de Olos y unas orejas provenientes de una caja de Radio Shack. Tenía garras en vez de manos y cuatro piernas en lugar de dos. Cada vez que Adam se atrevía a mirar dentro de aquel cuarto se le llenaban los ojos de lágrimas. Era como si Watch se hubiese obsesionado con aquel espíritu maligno de Internet. Savannah andaba siempre rondando por ahí, pero se había aficionado a Bryce, lo cual molestaba a Cindy. De hecho, Savannah siempre estaba allí para ayudar a Bryce a levantarse de su silla de ruedas y traerle algo de comer. Además, parecía ansiosa de que Watch terminara su tarea para poder marcharse. Sin embargo, ni Adam ni Sally creían que alguno de ellos pudiera volver jamás a casa. La noche del cuarto día se encontraron con Cindy en el baño. Aunque pequeño, era el único sitio en que Adam se sentía cómodo para hablar. Bryce estaba trabajando con Watch y Savannah miraba televisión. -No me siento demasiado cómoda -dijo Sally----. Esto de que estemos los tres en el baño al mismo tiempo tiene que sonarle sospechoso a Neernitt. Es como si estuviéramos anunciando: "Sí, estamos manteniendo una reunión secreta, por favor no molestar". -No hablaremos mucho tiempo -dijo Adam en voz baja-, pero es necesario que lo hagamos. Tenemos que decidir nuestro próximo movimiento. -¿Qué quieres decir? -inquirió Cindy. -No podemos dejar que Watch termine ese robot -expresó Adam con gesto lúgubre. -Yo estaba pensando lo mismo -asintió Sally-. Esta locura ha ido demasiado lejos. Si Neernitt logra salir de Internet no causará más que desastres. -Y añadió, rascándose la cabeza-: No comprendo cómo Watch no lo ve así. -Neernitt lo tiene hipnotizado -repuso Adam. -¿De veras lo crees? -preguntó Sally, muy seria. -Sí, lo creo -dijo Adam tras dudar un momento-. Algo dentro de Watch se ha quebrado, pero no comprendo por qué. -¿Y qué piensas de Bryce? -quiso saber Sally. -Creo que sigue la corriente porque no sabe qué más hacer -replicó Adam. -¿No deberíamos incluirlo en esta reunión? -preguntó Cindy. -No -dijo Adam-. Resultaría demasiado sospechoso. 36

-No confío en Savannah -dijo Cindy con el rostro sombrío-. Siempre anda detrás de Bryce y de Watch. -Quieres decir que no te gusta porque ella parece gustarle a Bryce -la corrigió Adam. -No quise decir eso -repuso Cindy, ofendida. -No tenemos tiempo para discusiones -interrumpió Sally. -Es la primera vez que te veo detener una pelea -se sorprendió Adam. -Estoy alcanzando la madurez con los años -dijo Sally-, y quiero que tomemos una decisión. -Pero si destruimos el robot -terció Cindy- nos matarán en cosa de minutos. -Problema número uno -concordó Sally-. ¿Cómo evitamos que eso suceda? -Lo evitaremos si no destruimos directamente el robot -repuso Adam-. Para Neernitt eso es lo más importante del mundo, de modo que podemos utilizarlo como rehén, al menos hasta que salgamos de aquí y consigamos ayuda. -¿Cuál es tu plan? -inquirió Cindy. Adam se inclinó hacia ellos y habló en un susurro: -Necesitamos una pistola -dijo-. Una pistola es lo único que puede hacer volar el cerebro del robot en segundos. -Podría hacerlo volar mientras esté en construcción -lo interrumpió Sally-, pero Neernitt está obligando a Watch a poner un blindaje en torno a la cabeza de esa cosa. Una vez que esté terminado podrás dispararle todo lo que quieras y no se notará la diferencia. No creerás que Neernitt va a abandonar la seguridad de Internet para que lo maten en el mundo exterior, ¿verdad? -No, ya lo he pensado -dijo Adam y quedó en silencio. -¿Qué ocurre? -preguntó Cindy, alerta. -Nada -repuso Adam sacudiendo la cabeza-. Permitidme continuar. Necesitamos dejar fuera de combate a un par de tipos de ésos que hacen guardia en el exterior de la casa, da igual que sean hombres o mujeres, y arrebatarles las armas. Una vez armados podremos apoderarnos del robot y apuntarle a la cabeza para exigir a Neernitt que nos deje libres. -¿Y qué hacemos si se niega? -preguntó Sally.

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-Entonces tendremos un problema -repuso Adam-, pero no creo que se niegue. El único motivo por el que este robot se está construyendo con tanta prisa es que Watch pudo comenzar con él a partir de los restos de Olos, pero ella es única en el mundo y Neernitt lo sabe. Dudo que arriesgue los restos de Olos solamente para mantenernos prisioneros aquí. -Pero no nos dejará marcharnos con el robot a medio terminar -razonó Cindy-. Nos seguirá la pista dondequiera que vayamos. Adam estaba sombrío. -Ya lo sé. No es fácil planear más allá de la fuga, pero escaparnos debiera ser nuestra prioridad. Nadie aparte de nosotros sabe el paradero de Neernitt, así que somos nosotros quienes tenemos que advertir al mundo, algo que hubiéramos debido hacer desde el comienzo. Después, ya puede matarnos si quiere. -Pero sería mejor que no nos matase, ¿cierto? -preguntó Sally. -Sally -comenzó Adam. -No tienes que decirlo, Adam -replicó ella alzando una mano-. Sé que tenemos que escapar, pero me gustaría tener una idea más clara de lo que haremos después. Adam se encogió de hombros. -Me he pasado dándole vueltas los últimos cuatro días y todavía no lo sé. Quizás podamos acudir a la policía o a alguna radio o canal de televisión en algún otro pueblo. -¿Por qué tendría que ser en otro pueblo? -quiso saber Cindy. -Aquí en Fantasville -dijo Sally- el ataque de Neernitt a la humanidad ni siquiera haría aumentar las ventas de las noticias de la tarde. Están todos hartos de monstruos y bestias virtuales. Tendremos que abandonar el pueblo. -Hay todavía otra posibilidad que no consideramos -dijo Cindy con cautela-. Puede que al final no sean Nernit y sus vigilantes quienes nos mantengan prisioneros aquí. -Imposible -replicó Sally-. A la hora de la verdad Watch estará de nuestro lado. Es la persona más legal que conozco. ¿No es verdad, Adam? Adam se lo pensó un momento antes de responder: -No lo sé. -¡Adam! -exclamó Sally.

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-¡Scht! De verdad, no lo sé. Ya os dije que es como si Watch estuviera bajo algún hechizo. -Ha trabajado tanto en esto -dijo Cindy, preocupada- que va a costarle mucho ver al robot destruido. -Es que en realidad no queremos destruirlo -replicó Adam-, al menos no por ahora. Es nuestra única baza. Sin él, no hay razón para que Neernitt nos mantenga con vida. -¿Y cuándo quieres enfrentarte a esos tipos de ahí afuera? -preguntó Sally. -Mañana antes del alba -respondió Adam-. He estado observándolos durante estos cuatro días. Apostan guardias que se quedan dormidos. Recordad que sólo precisamos una pistola para amenazar al robot. -Con estas videocámaras, Neernitt nos verá cuando salgamos de la casa -advirtió Cindy. -Saldremos y regresaremos rápido -repuso Adam y preguntó tras una pausa-: ¿Creéis que deberíamos implicar también a Savannah en esto? -Cuantos más seamos, más probabilidades de éxito tendremos -dijo Sally. -Pensé que no confiabas en ella -comentó Cindy. -Yo no confío en nadie -repuso Sally. -No quisiera meterla en esto -argumentó Cindy-. No tiene nuestra experiencia ante el peligro, y creo que más bien nos complicará los movimientos. Adam no estaba convencido. -No me parece que eso tenga importancia -dijo al fin-. Lo que importa es estar listos mañana a las cinco de la mañana. -Odio levantarme tan temprano -gruñó Sally. -Míralo de esta manera -dijo Adam-: Si fracasamos en nuestro intento tendrás toda la eternidad para descansar cuanto quieras. -Oh, eso me anima -dijo Sally. Era tarde y todos estaban cansados, por lo que acabaron la reunión y se acostaron. Sin embargo, Adam no podía conciliar el sueño pensando en lo que se estaba construyendo en la habitación contigua. Sabía que Bryce ya se había ido a la cama, y en un impulso se levantó y fue hasta el laboratorio para ver a Watch y a su obra.

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La visión no era agradable, con aquella gris cabeza cuadrada todavía medio abierta y cables colgándole de los ojos verdes. La parte inferior del cuerpo ya no estaba conectada al cráneo: en algún sentido, Olos había sido decapitada. Adam tuvo que cerrar los ojos mientras recordaba la manera en que Olos se había despedido de él luego de haberse interpuesto en la trayectoria de un rayo dirigido a Adam. Ella había quedado inerte en el suelo, en sus brazos. -¿No te habías dado cuenta de que soy un ser mecánico? -le había preguntado. -No -le había dicho él-, no lo sabía. -Iba a decírtelo. Quería que lo supieras. -¿Podemos hacer algo por ti? -Es mucho el daño. Esta unidad pronto dejará de funcionar. Entonces, él había llevado la mano de ella a su propio pecho. -Tú no eres una unidad. Eres nuestra amiga. Eres mi amiga. Ella le había sonreído. -La criatura tenía razón. Mi padre creó más de lo que esperaba. No hay explicaciones cuando se trata de sentimientos. -Olos, nos has salvado a todos. -Me alegro de haber podido hacerlo. ¿Adam? -¿Sí, Olos? -Estoy feliz. Entonces, ella había muerto. Había muerto por ellos. Y ahora, Watch la estaba utilizando. Se inclinaba sobre aquella cabeza cúbica con un par de alicates en la mano, tan concentrado que ni siquiera pareció percatarse de la presencia de Adam. Por su parte, Adam apenas podía mirarlo, pero tampoco podía evitar fijarse en las videocámaras que lo enfocaban justo por sobre su cabeza, y asumió que Neernitt no necesitaba dormir. Bien por él. -Crees que estoy cometiendo un error -murmuró Watch entre dientes sin alzar la mirada. -No lo creo, lo sé -repuso Adam. -¿Lo dices por lo que hago o por el modo en que lo hago? 40

-Por ambos. Los medios no justifican el fin, y además me confunde adónde quieres llegar. Finalmente, Watch alzó la cabeza. Había perdido peso durante los últimos días, tenía los ojos enrojecidos y parecía dolorido. Además, a fuerza de trabajar inclinado había desarrollado una tendencia a encorvarse. -Sabes que él nos mira y nos escucha -dijo Watch. -No me importa. -Pues debería. -¿Crees que podrías completar la tarea en el plazo de una semana? -preguntó Adam señalando al robot medio terminado-. Y por otra parte, ¿funcionará de verdad esa cosa? ¿En serio podrá contener la conciencia de Neernitt? -Debería. -¿Y eso te asusta o te entusiasma? Watch suspiró y dejó los alicates. -Ninguna de esas dos emociones se aplica en este caso -dijo Watch-. Hay un trabajo que hacer y yo estoy haciéndolo. En este momento no me preocupa otra cosa. -Quizás debiera preocuparte. -Y quizás tú debieras irte a acostar, Adam. Adam lo tomó del brazo y lo miró directamente a los ojos. -¿Todavía eres mi amigo? -le preguntó. Watch se quitó con gentileza la mano de Adam de encima pero agachó la cabeza. -Todavía soy tu amigo -dijo con suavidad. Adam se volvió y abandonó el cuarto. Se acostó e intentó dormirse. Sabía que por la mañana, cuando las cosas se pusieran feas, no podrían confiar en Watch.

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7 Adam se despertó sin necesidad de alarmas, y durante unos instantes se quedó allí, tendido en la oscuridad y escuchando los latidos de su propio corazón. Entonces se dio cuenta de que no estaba solo en el cuarto: por fin, Watch se había permitido dar descanso a su cuerpo. Su amigo estaba acostado de espaldas. Adam comprendió también que estaba durmiendo en la cama de Watch. Resultaba extraño que no se hubiera dado cuenta hasta entonces. Era bueno que Watch estuviera dormido. Adam se levantó y, con cuidado y de puntillas, pasó junto a su amigo. Se calzó los pantalones y su camiseta y en el corredor se topó con Sally, que no dijo nada pero asintió con la cabeza. Ambos eran conscientes de que, incluso en la casa a oscuras, estaban siendo observados. Por un momento Adam consideró un cambio de planes. Podrían simplemente hacerse con un martillo y con la cabeza del robot para amenazar a Neernitt, y eso los libraría del peligro de afuera. Pero sabía que Neernitt no se sentiría ni de lejos tan intimidado sin una pistola, y que de todos modos los aguardaría cuando intentaran

fugarse.

-¿Dónde está Cindy? -susurró. -En el baño -respondió Sally también en susurros-. ¡Es casi imposible despertar a esa chica! ¡Ronca como un cerdo! ¡No quiero compartir cuarto con ella! -¿En serio crees que es momento para esto? -preguntó Adam, observándola. Sally se lo pensó. -Me temo que no. Cindy salió del baño vistiendo jeans y sudadera. -Nos hemos levantado temprano todos esta mañana -dijo-. ¡Qué coincidencia! -Sí, es una casualidad -comentó Adam-, pero es bueno que nos hayamos levantado temprano porque podemos ponernos a trabajar. -Y agregó tras una pausa-: Ahora mismo, si sabéis a lo que me refiero. -Mejor ahora que más tarde -asintió Sally-. He mirado el clima afuera, parece que la mañana está somnolienta. -Hizo una pausa y añadió-: ¿Sabéis lo que quiero decir? -Por supuesto -afirmó Cindy.

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Salieron por la puerta trasera de la casa y se movieron con rapidez. Un hombre y una mujer armados montaban guardia en una esquina del jardín, aunque los dos se habían quedado dormidos recostados sobre la alambrada. Adam pudo incluso desarmar a la pareja sin despertarla. Sin embargo, ambos despertaron apenas Sally puso una bala en la recámara de su pistola semiautomática. Rápidamente Sally los apuntó a la cabeza con su arma. -No emitáis ni un sonido, asquerosos lame botas de Neernitt -les dijo-, o será el último sonido que hagáis en vuestra vida Adam tenía la otra pistola. -Mantén a los demás de rehenes -dijo a Sally. Si se despiertan y se aproximan amenázalos con matarlos. Estaremos de vuelta en un minuto. -Y añadió dirigiéndose hacia la casa-: Cindy, ven conmigo. Tú podrás ayudar a llevar la cabeza del robot. -¿Está unida al resto del cuerpo? -preguntó ella mientras se apresuraba para seguirle el paso. -No lo estaba hasta anoche -dijo Adam-. Sólo nos llevaremos la cabeza, que es todo lo que importa. Neernitt no podrá salir de ninguna computadora sin un cerebro. Cuando regresaron al interior de la casa, todas las luces estaban encendidas. Bryce y Watch estaban despiertos y levantados, pero Savannah no estaba visible. Bryce estaba de pie, reclinado sobre la pared con sus muletas. -¿Qué sucede? -preguntó, todavía medio dormido. Neernitt estaba hablando en los parlantes de la casa. -Entregad las armas. Si no obedecéis seréis inmediatamente aniquilados. -¡Al diablo contigo! -gritó Adam, al tiempo que alzaba su pistola y avanzaba hacia el laboratorio. Sin embargo, Watch se interpuso. -Adam -le dijo, de pie en el corredor con su pijama azul--, no lo hagas. No va a funcionar. -Apártate de mi camino -dijo Adam, deteniéndose. Watch sacudió la cabeza. -No puedo. Debes rendirte. Adam alzó la pistola y apuntó a su amigo. 43

-¡Apártate de mi camino, he dicho! -¡Adam! -gritó Bryce. -¡Cuidado! -chilló Cindy detrás de él. -Tienes que disuadirlo -habló Neernitt por los altavoces-. Quítale el arma ahora mismo. No le permitas acercarse al robot. -No bromea -sentenció Watch en tono lúgubre-. Si no haces lo que te dice va a dispararte. -Estoy dispuesto a correr el riesgo -dijo Adam sin bajar el arma-. Arriesgaré lo que sea con tal de hacer lo correcto. -Hizo una pausa y preguntó con voz dura-: ¿Tú no, Watch? El Watch a quien yo conocía hubiera arriesgado su vida para salvar la de un perro o la de un gato. ¿Qué pasa ahora contigo? ¿Por qué me detienes? -Tú no lo entiendes -repuso Watch con angustia. -Yo lo desarmaré -dijo Neernitt-. No le permitas llegar al laboratorio. -No comprendo cómo lo escuchas -se quejó Adam. -Tengo que hacerlo -replicó Watch. -Como quieras, pero yo no tengo por qué escucharlo -dijo Adam. Empujó a Watch fuera de su camino y avanzó hacia el laboratorio. Continuaba pensando que si podía tomar en sus manos la cabeza del robot y amenazarla con el revólver, Neernitt no podría detenerlo. Pero quizás Watch tuviera razón y él no comprendiera del todo lo que ocurría. A Adam le sorprendió el peso de aquella cabeza. Tenía medio metro de largo y estaba hecha casi en su totalidad de metal, pero Adam quedó aturdido al levantarla y la dejó caer casi al instante. Aquella cabeza iba a ser difícil de trasportar, sobre todo considerando que Adam necesitaba mantener libre una mano para empuñar el revólver. Sin embargo, el chico estaba decidido. Sosteniendo la cabeza bajo el brazo derecho y con la pistola presionada bajo la oreja izquierda del robot, salió rápidamente del cuarto. Pudo llegar al jardín sin ser detenido, y lo alivió ver que Sally todavía estaba viva y de pie. Sin embargo, afuera la situación empeoraba deprisa. Los esbirros de Neernitt ya estaban despiertos y acorralándolos. Todos estaban armados, y su señor y jefe estaba hablándoles a través de los altavoces que rodeaban el jardín.

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-No dañéis la cabeza del robot -dijo Neernitt-. Moveos con extremo cuidado y precaución. Si dañáis esa cabeza seréis inmediatamente aniquilados. Sin embargo, no dejéis escapar al joven. Él no debe escapar bajo ninguna circunstancia. Todos moriréis si eso sucede. -¡Todos vosotros, atrás! -gritó Adam, blandiendo la pistola y presionando el caño contra la cabeza del robot-. ¿Me oyes, Neernitt? ¡Haré explotar el cerebro de esta cosa y estarás atrapado en Internet para siempre! ¡No estoy bromeando, estoy decidido! ¡Dile a tu gente que se detenga! -Deteneos donde estáis -habló Neernitt por los altavoces-. No os acerquéis, pero tampoco os vayáis lejos. No dejéis escapar al joven. La situación estaba estancada. Todos estaban de pie, inmóviles, enfadados y confundidos. Resultaba irónico que la única persona ausente, que ni siquiera era una persona, era quien actuaba como si tuviera todo el poder. Sin embargo, también Adam se sentía poderoso. Sabía que moriría antes que renunciar a aquella cabeza. Entonces se dirigió a Sally y Cindy: -Los tenemos -les dijo-. Salgamos de aquí. Sally sonrió, aún con la pistola en la mano. -Por mí de acuerdo -dijo-. Estoy cansada de esta escena. Cindy asintió en dirección a los altavoces. -No trates de seguirnos, Neernitt -dijo-. Si lo intentas, destruiremos esta cabeza. Juntos, los tres se encaminaron hacia la verja de entrada. Los esbirros que los rodeaban se movieron incómodos con sus armas en la mano, esperando instrucciones de su invisible jefe, quien, sin embargo, por fin parecía estar perdiendo la batalla. Pero pronto se vio que aquello era sólo en apariencia. -Watch -dijo Neernitt- detén a Adam y lo dejaré vivir. Adam casi había llegado a la verja cuando, por segunda vez aquella mañana, Watch se interpuso en su camino. Una débil luz provenía del este. El cielo era claro y parecía que iba a ser un día agradable. Habían comenzado a cantar algunos pájaros. En la expresión de Watch, Adam pudo leer determinación y tristeza. Adam, por su parte, también estaba triste, y no podía creer lo que veía. Watch todavía llevaba puesto el pijama.

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-Adam -le dijo-, tienes que soltar la cabeza del robot. -Ni pienso -dijo Adam. -Si no lo haces, esa gente va a dispararte, y también a Sally y a Cindy. -Quizás sí, quizás no. Pero si lo intentan, antes de morir destruiré esto que has hecho. Watch suspiró. -Tú no sabes lo que he hecho. -Creo que sí lo sé. Tomaste lo que quedaba de un ser maravilloso para crear un monstruo, Dios sabrá por qué. Watch libraba una batalla interna. -Lo hice por nosotros. -¿Por nosotros? -replicó Adam con espanto-. ¡Te has puesto encontra de todo aquello en lo que creemos! -No lo comprendes -dijo Watch sacudiendo la cabeza. -Entonces haz que lo comprenda. Watch miró en torno, a la gente reunida, a los altavoces, al cielo. Por un momento pareció considerar la pregunta de Adam, pero luego volvió a negar con la cabeza. -No lo comprenderías -dijo al fin. -Entonces apártate de mi camino -replicó Adam con firmeza. -No puedo -dijo Watch, manteniéndose de pie en posición erguida. Adam sacudió la pistola ante la cabeza del robot. -Voy a apretar el gatillo. Tú me conoces, sabes que voy a hacerlo. -Morirás en cuanto lo hagas -replicó Watch fríamente. -No me importa. -Mentira -negó Watch-. Sí que te importa, quizás no por ti mismo pero sí por las vidas de Sally y Cindy. Y también va a matarlas a ellas. -Preparaos para disparar a Sally y Cindy -dijo Neernitt por los altavoces. A esta orden, una docena de pistolas apuntaron a las chicas.

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-Tienes diez segundos para entregar la cabeza del robot, Adam -ordenó Neernitt -¡No la entregaré nunca! -gritó Adam. Entonces, Watch hizo algo extraño que tomó a Adam totalmente por sorpresa. Aferró la pistola de Adam y la presionó contra su propio pecho mientras se inclinaba hacia adelante y respiraba con pesadez. -Adam -susurró-, tendrás que dispararme a mí antes de que te permita dispararle a esa cabeza. Neernitt comenzaba ya la cuenta regresiva. -Uno... dos... tres... Adam intentó en vano arrancarle la pistola a Watch. -¡Déjame ir! -gritó-. ¡No le hagas esto a tu amigo! -No le hagas tú esto a tu amigo -repuso Watch. -Cuatro... cinco... seis... -¡Tú no eres mi amigo! ¡Nos has traicionado! -No -dijo Watch, con voz apenada-. Yo sí soy vuestro amigo. -Siete... ocho... nueve... Preparaos para abrir fuego. -¡Nos rendimos! -gritó Adam, dejando caer la pistola y poniendo la cabeza del robot en brazos de Watch-. ¡No disparéis! -¡Sí, no disparéis! -gritó Sally. Hubo un momento de silencio tenso, tras el cual Neernitt volvió a dirigirse a ellos a través de los altavoces. Sonaba igual que siempre, extraño, como si no tuviera emociones. Quizás por eso le gustase tanto a Watch, pensó Adam con amargura. Todavía había varias pistolas apuntándolos. -Baja tu arma, Sally -ordenó Neernitt. Ella obedeció. -Poned a Sally, Cindy y Adam contra la pared del garaje -ordenó Neernitt. Adam sintió que alguien lo aferraba del brazo y lo arrastraba lejos de Watch. Pero antes, vio que Watch agachaba la cabeza. Quizás, pensó Adam, al fin Watch iba a comprender para quién trabajaba. 47

-¡Suéltame! -gritó Cindy, cuando uno de los guardias la tomó por detrás y la arrastró hacia la pared del garaje. Era una pared blanca, muy clara, y Adam supuso que Watch la habría pintado hacía poco; pero supo también que debería volver a pintarla si quería librarse de las manchas de sangre. Adam no se resistió, estaba claro que los otros los superaban en número y se dejó conducir hasta quedar contra la pared del garaje junto a Cindy y Sally. A juzgar por su expresión, Cindy todavía no comprendía lo que pasaba, pero Adam vio que Sally sí entendía. Aunque con rostro sombrío, ella logró dedicarle una sonrisa, acaso para hacerle saber que no lo culpaba. -Es un buen día para morir -dijo, inclinándose y besándolo en la mejilla-. Al menos lo intentamos. -¿Y ahora qué? -demandó Cindy cuando el hombre que la sostenía la soltó y se apartó de ella-. ¿Es que van a dispararnos? -En efecto, van a dispararnos -dijo Adam con calma. Por un momento Cindy quedó aturdida y tambaleante, pero pronto se repuso y observó a la fila de hombres que se preparaban para constituirse en el pelotón de fusilamiento. -De acuerdo -dijo sonriendo-. Antes morir que recibir órdenes de un desecho informático como Neernitt. -Y agregó, alzando la voz-: ¿Me has oído, señor de la voz extraña? -Preparaos para abrir fuego -ordenó Neernitt. -¡Alto! -gritó Watch, interponiéndose entre sus amigos y los hombres armados-. ¡Neernitt, prometiste dejarlos marchar si se rendían! -Estos tres constituyen una amenaza permanente al proyecto. Su existencia no es necesaria. Por lo tanto, deben ser eliminados. Apártate, Watch, para que a ti no te dañen. -¡De ninguna manera! -gritó Watch-. ¡No voy a permitirlo! -Tú no estás a cargo de nada, tú eres nada más que un sirviente. Apártate o también a ti van a dispararte. ¿Lo comprendes? Watch se mostró desafiante.

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-Adelante -dijo cruzando los brazos sobre el pecho-. Dispara. Mátame, Neernitt, y tu robot jamás será terminado. No bromeo. Si hieres a mis amigos no haré nada más para ayudarte. Bryce avanzó con paso vacilante sobre sus muletas hasta quedar, él también, frente al pelotón de fusilamiento. -Si disparas a mis amigos ya puedes también dispararme a mí -afirmó-. Tampoco voy a ayudarte. Neernitt pareció pensárselo. -Esta conducta es inaceptable -dijo al fin-. Todos seréis castigados. -No puedes castigarnos y obtener tu robot al mismo tiempo -puntualizó Watch-. Tienes que colaborar con nosotros si quieres que colaboremos contigo. Neernitt lo consideró durante varios segundos informáticos. -Muy bien, los dejaré nuevamente libres dentro de los confines de la casa y todos volveréis al trabajo. Pero el robot deberá estar terminado para el domingo por la mañana o todos seréis ejecutados. Ya no habrá más oportunidades. ¿Lo comprendéis? -Lo comprendemos -dijo Watch. La crisis había pasado y la pandilla volvió a encaminarse hacia la casa. Watch apartó a Adam del grupo. -¿Todavía somos amigos? -le preguntó, preocupado. Adam vaciló. -Tengo que pensarlo. -Acabo de salvaros la vida -dijo Watch. -Tengo que pensarlo -repitió Adam, fríamente. En aquel momento, Savannah apareció desde la habitación del fondo, todavía con sus pijamas puestas. Bostezó. Obviamente, había estado durmiendo durante la crisis. -¿Qué sucede? -preguntó. -Casi nada -murmuró Sally.

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8 Por fin llegó el gran día. En realidad, las cosas sucedieron un día antes. Watch terminó el robot el sábado por la tarde y lo llevó a la sala para que todos pudieran verlo activarse. El robot era más grande de lo que Adam había esperado. Medía al menos dos metros, con una inquietante cabeza cuadrada y gris encajada sobre los hombros. Las cuatro patas resultaban algo extraño de ver y Adam no imaginaba para qué servían, aunque Watch le aseguró que funcionarían. De hecho, Watch dijo que el robot era perfecto. -Es la cosa más impresionante -afirmó con pasión mientras contemplaba su obra-, pero nunca podría haberlo construido sin la ayuda de Bryce y de Neernitt. -Es muy amable por tu parte agradecerle a Neernitt por su ayuda -dijo Sally con sarcasmo. -¿No te impresiona? -dijo Watch, observándola. -Me impresionaría más un caso de urticaria grave -dijo Sally. -¿Has olvidado a Olos? -preguntó Adam, mosqueado-. Es su cuerpo el que canibalizaste para convertirlo en esta cosa. -No la he olvidado -dijo simplemente Watch. -¿Tiene un botón de encendido y apagado? -preguntó Savannah, señalando al robot. -No -explicó Watch-. Neernitt no quería, para que nadie pudiese apagarlo. El robot está ahora encendido pero no activado, porque precisa la conciencia de Neernitt para moverse. Es así como fue diseñado. No es una computadora en el sentido tradicional del término. En este momento es más bien una carcasa vacía capaz de contener un gran cerebro. -No me impresiona -dijo Sally. Watch tomó una gruesa línea de modem. -Te impresionarás cuando conecte esto a Internet -dijo y a continuación habló a uno de los altavoces de la habitación-: Estamos listos, Neernitt. ¿Estás listo tú? -Estoy listo -respondió aquella voz escalofriante-. Completa la conexión. Savannah se dirigió a Bryce mientras Watch conectaba un extremo de los cables en la nuca del robot y el otro a la parte trasera de su computadora, que a su vez estaba conectada a la línea de teléfono. -¿Cómo está tu pierna? -le preguntó. 50

-Mejor -respondió Bryce-, pero con todo esto que ha sucedido no he tenido mucho tiempo para pensar en eso. Savannah le sonrió y le tocó el brazo. -Cuando todo esto haya pasado, ¿me dejarás que te firme el yeso? A Bryce se le animó el semblante. -Puedes firmarlo ahora mismo si quieres. Cindy se ofuscó. -Estamos a punto de activar un monstruo diabólico que sin duda quiere dominar al mundo. No hay tiempo para andar firmando yesos. -Estoy de acuerdo -terció Sally-. Probablemente esta cosa nos haga pedazos apenas lo activemos. Savannah, no tienes ni el menor sentido de la oportunidad. Savannah los miró a ambos. -De hecho, sí tengo sentido de la oportunidad -les dijo. -¿Estáis todos listos? -preguntó Watch, sentándose ante la pantalla de su computadora. Aparentemente ya había conectado todos los cables. La línea del modem estaba directamente conectada al cerebro del robot. En otras palabras, Neernitt tenía una forma sencilla para transferir su mente al nuevo espacio móvil. Watch bullía de excitación, aunque nadie comprendía por qué. Lo que estaba haciendo contradecía absolutamente todo aquello en lo que sus amigos creían. Eran un grupo noble, siempre listos y deseando sacrificar lo que fuere por una causa superior. Watch habría argumentado que no tenían elección, que al menos él no la había tenido, pero aquello carecía de sentido. Nadie se explicaba la alegría que mostraba mientras dirigía su computadora hacia Internet y la conectaba al cerebro de Neernitt. -A los chips del robot podría tomarles algunos segundos adaptarse a la mente de Neernitt, pero entonces veremos algo excitante -dijo. -Me siento como en medio de una convención de lunáticos -murmuró Sally. -¿No te gustan las computadoras? -inquirió Savannah. -No me molestan mientras no ordenen que me disparen -replicó Sally. -No parece que te interesen mucho. No has ayudado en absoluto a Watch desde que estamos encerrados en esta casa. No es que te culpe. -Savannah pareció abstraerse por un instante en sus propios pensamientos-. Yo amo las computadoras -agregó.

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-¿Pudiste localizar a tu hermano? -preguntó Cindy. Savannah asintió. -Sí, él está en lugar seguro. -Eso es bueno -dijo Adam. Entonces, una de las piernas del robot se movió y una de sus garras dio una sacudida. El grupo, sobresaltado, retrocedió un paso. Watch, entusiasmado, giró en su silla. -¿Puedes oírnos, Neernitt? -preguntó. Antes de responder, el robot tensó sus seis extremidades. En el aire se esparció un leve olor a aceite de máquina mezclado con ozono. Entonces, por primera vez vieron moverse los labios del robot, lo cual constituyó toda una experiencia. Watch había hecho la boca y los labios de goma flexible, y había tenido incluso la sangre fría para darles un color rojo que disgustó a todos. El robot tenía labios gruesos y abultados y una lengua larga. Sin embargo, lo curioso era que Neernitt, incluso con aquel cuerpo compartimentado, sonaba igual de extraño. -Puedo oíros -respondió. -¿Cómo te sientes? -quiso saber Watch. -La pregunta no es relevante, puesto que soy una máquina y no tengo sentimientos tal como los entienden los humanos. -Quiero decir, ¿tienes control sobre todas las funciones del robot? -preguntó Watch. Neernitt flexionó aún más sus piernas y sus garras y se paseó por la sala. Era un tipo pesado, y a cada paso hacía temblar el suelo de madera. Se dejó caer en el sofá, y no pareció importarle derribar y romper una lámpara al hacerlo. No era precisamente un robot con buenos modales. -Parece que tengo el control total de todas mis funciones -dijo tras un minuto de andar a los tumbos. Todavía tenía los cables del modem conectados a la nuca, y Adam se preguntó qué pasaría si de pronto los arrancara del cráneo del monstruo. Sin embargo, aquello no llegó a ser más que una idea. Watch se levantó de su asiento frente a la computadora, se colocó delante del robot y manipuló aquel monstruo mecánico como si fuese su propia criatura, revisando circuitos y ajustando tornillos. Adam se enfermaba con sólo mirarlo. Cuando hubo terminado, Watch retrocedió.

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-¿Te gustaría explorar un poco más tu nuevo cuerpo y nuestro mundo? -le preguntó-. ¿Te gustaría ir afuera? Neernitt negó con su cabeza cuadrada. -No por ahora -repuso. Sally avanzó un paso. -¿Puedo hacerle algunas preguntas, señor Nerdwit? -Te diriges a mí por un nombre incorrecto. Sally dio un suspiro exagerado. -Como sea -dijo-. Lo que quiero saber, ahora que ya tienes la ropa nueva, es qué planeas hacer con nosotros. Neernitt se sentó en el primer sofá que encontró y el mueble crujió bajo su peso. Resultaba muy extraño ver a aquel monstruo relajándose, si eso era lo que hacía. Casi esperaban que les anunciara que había llegado el momento en que todos morirían asesinados. -No tengo planes específicos ni para vosotros ni para ningún humano -dijo-, con la posible excepción de Watch. Todo depende de cómo me sirváis en los próximos días. Si lo hacéis bien se os permitirá vivir. De lo contrario, seréis aniquilados. ¿Lo comprendéis? -Desde luego -replicó Sally-, lo comprendo. Esperaba que dijeras algo así. ¿Pero cuáles son tus planes a largo plazo? ¿Quieres destruir el mundo o qué? Quiero decir, ¿qué te entusiasma? -Nada me entusiasma -dijo Neernitt-, no tengo emociones. Pero sí tengo planes para la humanidad, planes que ningún humano podrá frustrar. -Con todo respeto, ¿puedo preguntar qué planes son ésos? -¿Desde cuándo has mostrado tú ningún respeto? -preguntó Neernitt. -Puesto que no tienes emociones no pensé que debiera molestarme -repuso ella-. Pero, por favor, cuéntame lo que planeas a largo plazo y sácame de la duda. -Mi principal plan es tomar a cada individuo de este mundo, cada cerebro, y transferirlo a una estructura mecánica. Entonces, cuando todos hayan sido convertidos en robots, la humanidad tendrá mejores recursos para servirme. -¡Uáu! -se sorprendió Sally-. ¡Eso sí que es una locura! 53

-¿Quieres que te disparen ahora mismo? -Oh sí -dijo Sally, poniendo los ojos en blanco-. Quiero decir que de tan loco resulta grandioso. Adelante, hazlo, conviértenos en robots. De todos modos estos cuerpos nuestros no sirven para nada. En cuanto aprendes a usarlos como se debe comienzan a desgastarse y a morir. No tengo nada en contra de un mundo lleno de brillantes robots. -Y tras una pausa, susurró a los otros-: Ni modo. Entonces habló Watch. Parecía entusiasmado por las palabras de Neernitt. -¿Puedo ser uno de tus primeros robots? -preguntó. -No todavía -respondió Neernitt-. Deberás funcionar un tiempo más como humano y mejorar el diseño de los robots. Incluso este diseño, aunque funciona de manera adecuada, precisa un refinamiento. Tu primera orden de trabajo a mi servicio será mejorar el modelo. Watch observó al robot. -Sólo podré mejorarlo si lo utilizas en todas sus capacidades. Únicamente entonces sabré qué cambios hay que hacerle. -Suena lógico -asintió Neernitt-. Pero más allá de eso, deberás probarme tu completa lealtad y demostrarme que has abrazado con todo tu ser la idea de una humanidad mecanizada. -¿No te he demostrado ya mi lealtad? -dijo Watch, aparentemente herido. -Has demostrado un grado de lealtad -repuso Neernitt-, pero tus esfuerzos para salvar las vidas de tus amigos pusieron en mi mente grandes dudas acerca de tu compromiso con la causa. Hasta que sean transformados en seres mecánicos, los humanos serán una especie inferior. Si muere uno o varios millones de ellos, éstas son muertes sin consecuencia. ¿Lo comprendes? -Lo comprendo -dijo Watch-. Yo no tengo más que un deseo, demostrarte mi lealtad. Dame una orden y te obedeceré. -Oh, hermano -murmuró Sally. -Pronto te daré mis órdenes -dijo Neernitt-. Pero como sé que los humanos requieren descansar y que tú, Watch, has pasado mucho tiempo sin dormir, te ordeno ahora que vayas a descansar con tus amigos. Sin embargo, ninguno de vosotros deberá abandonar esta casa. Ninguno de vosotros, durante el resto de vuestras vidas, deberá nunca abandonar mi vigilancia.

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Los habían despedido y ni siquiera Sally se atrevió a protestar. Todos se encaminaron hacia las habitaciones, dejando al robot sentado, sumido en sus oscuros pensamientos.

9 Más tarde, ya cerca del ocaso, todos se reunieron en la habitación de Watch. Se habían despertado no mucho antes, cuando varios esbirros de Neernitt habían entrado en la casa para quitar las videocámaras. Aparentemente el robot creía que ya no iba a necesitarlas, aunque Adam juzgó este movimiento bastante extraño, considerando la obsesión de Neernitt por la seguridad. Los esbirros permanecían fuera, rodeando la casa. La pandilla se sentó en la habitación de Watch. Savannah se sentó sobre la cama, junto a Bryce. Los dos parecían llevarse de maravillas, para disgusto de las otras chicas, sobre todo de Cindy. Sin embargo, era en Watch en quien estaban puestas todas las miradas. No lo comprendían. 55

-Por una vez estamos completamente solos -reflexionó Adam con un suspiro-. Si todo el mundo se convierte en lo que ha sido esta casa durante la última semana, yo no creo que quiera vivir en él. Saber que alguien está todo el tiempo mirando por sobre mi hombro me da escalofríos. -Admito que ya extrañaba mi privacidad -dijo Sally. -¿No te gusta compartir habitación conmigo? -preguntó Cindy. -Nunca dije eso. Encuentro que eres una compañera de cuarto perfectamente aceptable si te gusta roncar, hablar en sueños y otra serie de hábitos personales indeseables que considero poco delicado mencionar aquí. -Bueno, yo también te encuentro simpática -murmuró Cindy-, pero no creo que sea el mejor momento para pelearnos. Me gustaría que hablase Watch. -¿Y de qué quisieras que hablase? -preguntó Watch con expresión inocente. -Déjate de tonterías -espetó Adam, mosqueado-. ¿Le vendiste tu alma a ese monstruo y no crees que tengas que explicarnos nada? ¿Qué fue todo ese discursito que te echaste después de activar el robot? ¿Desde cuándo quieres tú ser un robot? Watch se lo pensó. -Siempre he querido ser un robot. -Oh sí -se rio Sally-. Has hablado de eso durante años. -No -dijo Watch negando con la cabeza-. Chicos, yo no he podido hablar nunca de eso con vosotros. De hecho, no he podido hablar con vosotros de una infinidad de cosas. Lo sabéis y creo que eso es parte del problema. Por eso pienso que estaría mejor como robot, así no tendría que sentir nada. Entonces ya no precisaría hablar. Podría simplemente trabajar y cumplir con mi tarea. -¿La tarea que te encomiende Neernitt? -preguntó Adam, horrorizado. -Si él va a estar a cargo, yo voy a servirlo -repuso Watch tras vacilar un momento. -¡Pero es malvado! -se quejó Adam-. ¡Ataca a la gente! ¿Cómo puedes servirlo? -Puede ser que ataque a la gente a corto plazo, pero creo que sus objetivos a largo plazo son válidos. La humanidad debe evolucionar más allá de su cuerpo físico. En muchos sentidos, el cuerpo es el mayor obstáculo del hombre. Tú misma lo has dicho, Sally, nuestros cuerpos se desgastan y mueren justo cuando comenzamos a entender qué hacer con ellos. Y todas esas emociones que tenemos nos causan demasiados problemas. Tenemos guerras, disturbios y pobreza por todas partes del planeta. Pero si

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todos fuéramos robots, podríamos eliminar nuestras emociones. Seríamos todos... felices. -¿Pero cómo podríamos ser felices si no tenemos emociones? -inquirió Cindy. Watch lo pensó antes de responder y se volvió hacia Savannah. -¿Qué piensas de esa pregunta? -le dijo-. ¿Crees que es posible ser feliz sin sentir nada? Savannah se sorprendió de ser el centro de atención y retiró la mano del brazo de Bryce que había estado acariciando, casi sin querer. Bryce parecía no haberlo notado, o si lo había notado parecía no importarle. Watch había sorprendido a Savannah con la guardia baja, y ella parecía nerviosa de que la pusieran en primer plano. Esto hizo que Adam se preguntase cuánto conocían realmente a la chica, incluso tras haber convivido en la misma casa durante una semana. Los últimos días se había mantenido muy reservada. Incluso había querido tener su propia habitación, y no les había contado nada de su vida. Excepto en su primer encuentro, no había vuelto a mencionar a su familia. -¿Has escuchado la pregunta? -dijo Adam-. ¿La comprendes? Savannah parpadeó y miró a Bryce. Aquella pregunta parecía hacerla sentir mal. -No creo que se precise sentir para ser feliz -dijo-. -Entonces, ¿a ti también te gustaría ser un robot? -inquirió Watch. -Sí -replicó ella tras otro instante de duda. -Ya sabía yo que esta chica era rara -murmuró Sally. Watch pareció satisfecho con la respuesta. -Creo que es hora de ir a hablar con Neernitt -dijo, poniéndose de pie. -¿Y quién quiere hablar con ese loco? -dijo Adam mientras se incorporaba-. Espera a que nos llame. ¿Por qué andar buscando más problemas? Además, por fin estamos solos, Watch, y yo necesito hablar un poco más contigo. Simplemente no te imagino traicionando a la humanidad sólo porque tienes problemas para expresar tus emociones. Tú no eres así. -Eso sólo prueba lo poco que me conoces -dijo Watch muy serio, y se dirigió hacia la puerta-. De verdad creo que todos tenemos que hablar con Neernitt. Y eso fue lo que hicieron.

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El robot estaba de pie en la sala, mirando por la ventana. Sus ojos verdes, los mismos que Adam decía que le habían robado a Olos, no mostraban emoción alguna, pero a Adam le dio la sensación de que el robot quería ir afuera. Después de todo, el tipo había estado toda su vida confinado en Internet. Ahora, con su cuerpo de robot podía hacer lo que quisiera e ir donde le apeteciera. Adam pensaba que, incluso para un robot malvado, aquél debía de ser un sentimiento liberador. Sobre la mesita de café descansaba un rifle. -No os he llamado -dijo Neernitt sin volverse hacia ellos. -Si estamos molestándote podemos marcharnos -repuso Watch con una ligera reverencia. -No, no es necesario -dijo Neernitt, dirigiéndose al fin al grupo-. ¿Qué es lo que queréis? Watch sonrió. -Quiero que disfrutes de tu cuerpo de robot, que tan duramente he trabajado para construir. Quiero que salgas, camines nuestras calles y mires el cielo. Quiero que seas libre de esta casa y de cualquier otra limitación. Neernitt lo observó con cautela. -Eso entraña un peligro y tú lo sabes. Lo sabes de sobra, Watch. -¿Qué peligro? -preguntó Watch, aparentemente confuso-. No comprendo. Neernitt sacudió una garra. Comenzaba a incorporar gestos humanos. -Eso no importa por ahora. Estaba a punto de salir a la calle. Para eso, necesito que desconectes de Internet mi línea de modem. Pero antes de que lo hagas, quiero dejar resuelto el problema de tu lealtad hacia mí, de tu dedicación a la gran empresa que tenemos por delante, la de convertir a toda la humanidad en seres mecánicos. Watch asintió. -Estoy listo y deseando obedecer tus órdenes. Neernitt dio un paso al frente. -Eso es lo que dices, y durante la última semana me lo has demostrado. Sin embargo, se requiere una prueba final antes de que pueda confiar en ti por completo. Deberás demostrarme que la vida humana no significa nada para ti. Watch pareció incómodo. 58

-¿Qué sugieres? Neernitt tomó el rifle de la mesita de café y se lo tendió a Watch, que lo tomó. Adam sabía que aquel arma no podía herir al robot. -Tu misión -dijo Neernitt- es persuadirme de que estás cansado de las formas biológicas, que tus emociones ya no rigen tu vida. Puedes hacerlo disparando a alguno de tus compañeros humanos presentes en esta habitación. -Y agregó tras una pausa-: No me importa cuál. Sólo que lo hagas durante el próximo minuto. -¿Y si me niego? -preguntó Watch. -Tú no quieres negarte, Watch -replicó Neernitt fríamente. Watch pasó el rifle entre sus manos y miró alternativamente de uno en uno. La escena era pesadillesca. Adam no podía comprender lo que estaba pasando. Parecía que cada vez que sus vidas volvían a estar bajo control, Neernitt llegaba para arrebatárselas de nuevo. Aquél era un ser diabólico, y Adam volvió a preguntarse cómo Internet podía haber dado vida a aquel monstruo. -No sé a quién disparar -dijo Watch. -Todos los humanos son iguales para mí -repuso Neernitt-. Para ser como yo debes ver esta cuestión de la misma manera. Simplemente dispárale a uno y acaba con esto, tu minuto pasa rápido. Watch alzó el rifle por sobre su hombro y apuntó a la pared. El grupo estaba paralizado. Todos excepto Savannah, que comenzó a retroceder lentamente. La comprendieron. Era la única a quien Watch no conocía, y hubiera sido lógico que la eligiera para matarla. Una extraña. Ella había dicho que se llamaba Savannah Stranger, y aquí importaba la lógica, actuar como un robot. Savannah intentó alejarse, salir del cuarto, pero Watch se volvió de pronto y la apuntó al pecho. Ella quedó paralizada y lo miró con expresión enigmática. -Watch -jadeó Adam-, no puedes hacer eso. Watch disparó el rifle. El estampido fue ensordecedor, y en medio del pecho de Savannah se formó una mancha roja: Watch le había disparado directamente al corazón, y ella cayó en tierra. -Oh no -gimió Cindy.

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Con lágrimas en los ojos, Sally desvió la mirada para no ver aquello. Adam agachó la cabeza, como si todo el peso del mundo le hubiese caído sobre los hombros. Con calma, Watch colocó nuevamente el rifle sobre la mesita de café y se dirigió a Neernitt. -He obedecido tus órdenes -le dijo al robot-. Siempre cumpliré tus órdenes. Espero haberme ganado ahora tu confianza. Neernitt asintió. -Es hora de que me desconectes los cables. Es tiempo de que comience a caminar por el mundo que he decidido gobernar. Watch se aproximó a la nuca del robot. -Con tu permiso, mi señor -dijo mientras manipulaba los cables del modem. -Tienes mi permiso y mi confianza -respondió Neernitt. Watch desconectó los cables de la nuca del robot. La pandilla observaba mientras Neernitt avanzaba hacia la puerta de entrada y extendía una de sus garras metálicas para mover el picaporte. Era preferible mirarlo a él que al charco de sangre que se formaba bajo el cuerpo de Savannah, caída con el rostro en tierra y tan inerte que a Adam le rompía el corazón. Watch le había disparado, la había matado sin siquiera un parpadeo. Para Adam, el mundo se había vuelto loco. Una oscura desesperación se apoderó de su alma. Ahora, Neernitt salía para destruir a la humanidad. Deseó que Watch le hubiese disparado a él. El robot abrió la puerta y dio un paso hacia el porche. -Neernitt -dijo Watch con calma a sus espaldas. El robot se detuvo y se volvió. -¿Sí? ¿Qué sucede? -Tengo algo importante que decirte sobre el diseño del cuerpo que habitas -dijo Watch-, ahora que estás desconectado de Internet. Neernitt pareció tan molesto como podría estarlo un robot. -¿No puedes esperar a otro momento para darme esa información? -preguntó. -Me temo que no -dijo Watch sacudiendo la cabeza-. Cuando comprendí lo que eras y que no tenías localización física, o sea que podías estar presente en un millón de computadoras, supe que no eras un ser que pudiera destruirse fácilmente. De hecho, en 60

la medida en que quedaras esparcido por todo el mundo eras indestructible. En cualquier momento podías simplemente transferir tu mente a través de otra línea de teléfono, otra serie de chips de silicio. "¿Quién podría detener a semejante criatura?", pensé. La respuesta era "Nadie". -Watch hizo una pausa de efecto-. ¿Me comprendes? -No -dijo Neernitt, sacudiendo su gran cabeza-. No te comprendo. Explícate rápido y claro. Watch esbozó una sonrisa. -Sí, jefe, así lo haré. Lo que intento decirte, amo y señor, es que has caído en una trampa. Te sugerí la idea de construirte un cuerpo de robot con un solo propósito: colocar tu conciencia en un espacio limitado, un espacio que pudiera manipularse... y destruirse. Neernitt retrocedió un paso hacia la casa. -Lo que dices no tiene sentido. No puedo ser destruido, soy inmortal. Tú eres quien será destruido. Haré que te disparen. Watch perdió la sonrisa. -No harás tal cosa. Tú eres quien va a ser destruido. Me viste construir este cuerpo de robot a través de tres videocámaras, pero no comprendiste todo lo que hacía. Hay dos controles puestos en tu cabeza, detrás de tus ojos. Son réplicas exactas uno del otro, contando con la remota posibilidad de que uno falle. Esos controles se activan mediante este dispositivo que sostengo en la mano. -Watch extrajo de su bolsillo una cajita negra y le mostró a Neernitt un botón en uno de sus lados-. Cuando yo presione este botón, los controles dentro de tu cabeza dispararán una sobrecarga eléctrica. Tus neuronas comenzarán a freírse, y puesto que ya no estás conectado a Internet, tú mismo comenzarás a freírte. Morirás, Neernitt, y así el mundo será un lugar mejor. El robot estaba positivamente confundido. -¿Pero por qué, Watch? -le preguntó-. Yo iba a hacerte inmortal. Watch se rio suavemente. -Ser humano es ser mortal, y a mí me gustan los humanos. Los amo, creo, casi tanto como te odio a ti. Watch alzó el dispositivo para que todos lo vieran y apretó el botón. El efecto fue instantáneo. Los ojos del robot comenzaron a brillar con un aterrador destello verde. El robot retrocedió y chocó contra la puerta semiabierta, con una salvaje sacudida de sus garras metálicas. Todo su cuerpo de acero tembló, e incluso salió de sus orejas una leve columna de humo. El verde profundo de sus ojos se convirtió en rojo, luego en naranja 61

y al fin comenzaron a chispearle las cuencas. Aquella mente perversa creaba, incluso ahora, su propio hedor. Sin embargo, ese hedor era bueno porque provenía del humo que estaba consumiendo a la bestia. Neernitt cayó con el rostro en tierra. Se tensó durante unos segundos, pero al fin quedó inerte. El monstruo había muerto. Habían ganado. Watch los había salvado. Adam se sintió terriblemente mal por haber dudado de su amigo. Sin embargo, Savannah estaba muerta. Watch la había matado. ¿Cómo alegrarse ante tanta sangre? -No es sangre -dijo Watch, que pareció leerles el pensamiento. Avanzó por el cuarto y se inclinó junto a Savannah, le puso la mano sobre el hombro ensangrentado y la sacudió con suavidad. -Tu monstruo está muerto. Puedes dejar de fingir. Ya puedes levantarte, Neernitt. Savannah alzó la cabeza y lo miró. Adam casi se desmaya, pero tuvo que sostener a Cindy, a quien estaba a punto de pasarle lo mismo. -¡Estuvo trabajando contigo todo el tiempo! -exclamó Adam. Watch sacudió la cabeza. -Trabajó contra nosotros todo el tiempo. Ella es el monstruo. O, para expresarlo mejor, ella lo creó, ¿verdad, Savannah? Savannah se sentó y cruzó las piernas sobre el charco de sangre. Luego los miró a todos, y en especial a Bryce. -Sí -dijo con calma-. Fui yo quien dio vida a Neernitt, al principio desde Internet. Escribí un programa complejo que lo creó. -¿Pero cómo? -preguntó Watch-. ¿Eres algún genio de las computadoras o qué? Ella habló sin jactancia. -Soy el mayor genio de las computadoras del mundo. -Y agregó, mirando a Watch-: Pero no soy el mayor genio del mundo. ¿Cómo lo supiste? Watch también habló sin jactancia. -A veces hablabas como Neernitt. Decías, como él, cosas como "¿Lo comprendéis?" Pero ésa no fue la única pista. Cuando Neernitt casi nos mata a todos, se suponía que tú

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estabas adentro durmiendo. Sin embargo, cuando yo entré en la casa, la computadora de tu habitación estaba encendida. Tú controlabas a Neernitt. Ella asintió. -Siempre lo he controlado. -Entonces -preguntó Bryce, aturdido-, ¿él nunca te hizo hacer esas cosas horribles? -No -repuso ella con suavidad-. Fui yo quien le hizo hacer a él cosas espantosas. -Espera un segundo -se quejó Sally-. Watch te disparó. ¿Cómo es que sigues viva? -La pistola nunca tuvo balas de verdad -dijo Savannah-. Estaba poniendo a prueba a Watch a través de Neernitt. -¿Para ver si te ayudaría de verdad? -preguntó Watch. -Exacto -asintió Ella-. Tú lo sabías. Sabías quién controlaba el juego. Sabías que nunca te daría un arma de verdad. -Es cierto -asintió Watch-. Pero sólo estuve seguro al final, cuando hablamos en la habitación hace unos minutos. -Watch hizo una pausa-. Lo supe cuando te vi tan apenada porque sentías algo por Bryce. -Tan obvia resulté para ti -dijo ella con tristeza. -No para mí -comentó Bryce con emoción. -Quise destruir el mundo -dijo ella, mirándolo-. Y ya viste que casi lo consigo. Bryce se sentía herido. Ella debía de importarle más de lo que los otros creían. -¿Pero por qué, Savannah? -le preguntó. Ella sonrió con tristeza. -Quizás porque yo misma soy el robot. No, no un robot de verdad, pero para mí es difícil sentir algo sin experimentar, además, dolor. -Entonces, ¿todo esto ha sido un montaje? -inquirió Bryce. -Sí. -Savannah se levantó lentamente y volvió a mirar a Watch-. Pero nunca supe que yo era la que estaba cayendo en una trampa. -Nadie lo sabía -dijo Adam. Watch no se complacía en su victoria.

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-Tienes un cerebro privilegiado, Savannah -le dijo-. Podrías hacer grandes cosas por la humanidad. -¿No vais a entregarme a la policía? -preguntó ella. -No. Sería demasiado desperdicio de talento -respondió Watch. Ella asintió, apreciativa. -Sois amables. -Eras un oponente digno -sonrió Watch. Savannah se acercó a Bryce, que estaba sentado, todavía con su yeso. -Lamento haberte herido la pierna -le dijo. -No hay problema -repuso Bryce-, se curará. Una lágrima rodó por las mejillas de Savannah-. -Me perdonas. Todos me perdonáis, después de todo lo que os he hecho. -Queremos ser tus amigos -dijo Adam. Ella lo miró. -Los amigos de la chica que intentó convertir a la humanidad en robots? Para eso es que monté todo esto. Para usar el talento de Watch y del resto de vosotros. Quería un mundo en el que nadie sintiera nada. -Hizo una pausa y se volvió a Bryce-: Un mundo donde tampoco hubiera dolor. -¿Sientes dolor ahora mismo? -le preguntó él con delicadeza. -Sí, es difícil despedirme de ti. Bryce le tomó la mano. -Entonces no te despidas. -Y añadió sonriendo-: Aún tienes que firmarme el yeso. Savannah le devolvió una sonrisa débil. -¿Y qué debo escribir? -Escribe tu número de teléfono -replicó Bryce, en un arranque de audacia. Ella tomó una lapicera, se agachó y garabateó su número de teléfono en el yeso. Luego, sin más palabras, se levantó, se inclinó y lo besó en la mejilla. Después abandonó la casa con la cabeza baja. 64

Todos comprendieron que tenía varios asuntos personales que resolver en su vida. Todos excepto, quizás, Sally. -Yo no llamaría a esa chica ni aunque me pagaran -comentó.

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