F. Dubet (2011). Repensar La Justicia Social (Libro Completo, Parte 2)

3. La igualdad de oportunidades De sde su origen, la igualdad de o portunidades participa del p royec to democrático mo

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3. La igualdad de oportunidades

De sde su origen, la igualdad de o portunidades participa del p royec to democrático mo derno . Incluso, q uizás esté más presente que la igualdad de las posiciones, po rq ue ha sido impulsada por las burguesías y las elites deseosas de des-truir los o bstác ulos que el sistema estamentaric del An tiguo Ré gime n oponía a sus aspiraciones; por lo demás, la Ilustració n ide n tifica la ig uald ad con la igualdad política y la libertad común de expresión a ntes que con la igualdad social . La Revolución Fra ncesa abolió los antiguos estame ntos con el fin de q ue cada u no pud iera acceder a todos los empleos según su mérito , co n inde pendencia de su nacimiento. Al prohibir la ex istencia de corporaciones, las leyes d 'Allard e y Le Cha pelíer votadas e n 179 ] defien den la libertad de circular en e l es-pacio soc ial en función de los talentos y de las necesidades de cada uno, y de los requisitos de l co me rcio . Estás leyes , así como la abolición de l feudalismo en la no ch e del 4 de agosto, destruyen los fundamentos de l Antiguo Rég imen; anuncian el re ino de la igualdad de o po r tun idades. No cue stio nan las desigualdade s sociales, pero ofrecen a cada uno la posibilidad de aspirar a todas las posiciones so ciales -por desiguales que esta s sean (Savidan, 2007 )-. Aun cuand o la hlstoriograíla marxista ha opuesto este principio "burgu és" a las aspiraciones ígualitanstas de los sans-CtJ.loues y a la política del aú o IJ, parece más razonable con sidera r que la igu al dad d e oportunidad es es , jun to co n la igu aldad d e las posiciones. la seg unda manera de re solver la contrad icción crucial de las sociedades dem ocráti cas liberales

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REr·E.N$AR tA J USTl CTA SOC TAL

qu e d eb en co mb inar la igua ldad fundame ntal de lodos 10 5 ciud ada nos co n las desigu aldad es sociales producid as por el funcionami e nto de la economía y la libertad d e cada un o (Gauche r, 2002). Por cie rto , la izquierda ha preferido hist érice mente la igua lda d de las posiciones a la igualdad de oport unidades. pero nunca ha re nunc iado totalmen te a esta ú ltima. Así lo atestiguan su an tigua y prolonga da defen sa de la me ritocracía re publican a en la escu ela y el hecho de q ue ven en es te modelo u na man ifestación del combate co ntra los privilegios. En la actua lidad, la igualdad de o po rtu n idades es reivindicada tanto por la de rec ha como por la izqu ierda; está e n el corazón de la mayoría de las teorías de la j usticia , e mpezando po r la de Rawls ([ 1971] , 1987) . Sin e mbargo, la sustitució n progresiva d e la igualdad de las posiciones por la igualdad d e las oport u n idades no surge so lame nte d e la histo ria de las ideas sociales y po líticas: induce una profunda transformación de las representaciones de la vida .social, de sus ac tores y de sus mecanismos.

UNA FlCCIÓN ESTADfSTICA

La igu aldad de oportu nidades reposa sobre un a ficción y sobre un modelo estadístico que supo ne que, en cada ge neración . los ind ivid uos se d istribuyen p roporcionalm ente e n todos los niveles de la es tr uc tura socia l sean cua les fueren sus orígenes y sus co nd iciones ini ciales. No se afecta la jerarquía de las posiciones y de los estatus, pe ro los individuos qu e ocupan esas posicio nes deben provenir de todas las capas sociales según el modelo de un a movilidad pe rfecta. Así, e n una socied ad que es tuviera com puesta po r un 30% d e obre ros, por un 10% d e m ie mbros de m inorías visibles y un 50% de muje res, la igualdad de oportun idade s supondría qu e los d irigentes po líticos, los estudiantes de las mejores u nive rsid ades y 10 5 obre ros de la construcció n constitu iría n grupos com puestos

u.. IG UALDAD DE O PORTUJoJ IOADES SS

por 30% de hijos de obreros . 10% de hijos de las m.inorias visibles y 50% d e mujeres. Las d esigu aldad es de los Ingr esos y de las cond icione s de vida qu e se paran a cada un o de estos grupos d ejarí an de se r injustas porque tod os y cada un o de sus miembros tendrían la opor tu nidad de esca par de ellas. y como se supone o bien qu e los ind ividuos so n todos iguales, o bie n que sus talentos o sus mé ritos iniciales han sido repartidos al azar po r la provide ncia, en tonces, e n consec ue ncia . debe n terminal" reparti éndose pro po rcionalm ente e n todos los niveles de la sociedad. Esta ficció n es tan exigen te como la de la igua ldad de las po siciones: sin d uda. todavía más exigente . po rq ue supone qu e la he ren cia ylas difere ncias de ed ucación están a~ lidas para q ue el mé rito de los individuos produzca, po r SI solo. desigu ald adesj ustas. 6 Por cierto, nad ie cree po r co mp leto e n una ficción d e estas características. como tampoco nadi e desea u na estricta igu ald ad de las posicio nes; pero todo parece in dica r qu e el modelo fun ciona. Extra e su fuerza d e la crí tica social que denun cia, co n el a poyo de estadísticas, la parte mu y escasa que representan las muje res. tos hijos de obreros, 10 5 hijos de migrames, 10 5 discap acitados. e n las di\'C~ esferas d e la vida soc ial. Mientras que un a crítica co nduc ida e n nombre de las po sicion es denuncia las brech as e n ~s salarios qu e se pa ran los ingr esos de los dirigentes de los ingresos de los asalar iados más modestos, la critica ejercida en nombre de la igualdad de oportun idades d enuncia la endogam ia soc ial de los gru pos diri gentes en los cu ales las mujeres y las minorías visibles no se e ncuen tra n suficien te me nte re presen tad as. Esta ficción se reencuentra e n todas partes -eu la vida política, e n la esc ue la, e n el mundo del u-abajo-. En todo s esos

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