Estudio Libro de Daniel

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LIBRO DE DANIEL (ESTUDIOS BIBLICOS) Daniel - Introducción - 1:1 En el día de hoy, amigo oyente, llegamos a nuestro estudio al libro del profeta Daniel, que es uno de los libros más emocionantes de la Biblia. Por supuesto, se trata de un libro de profecía. Y ya que la profecía ocupa una buena parte de la Biblia, quisiéramos decir algo sobre ella, antes de considerar específicamente el libro de Daniel. Una cuarta parte de los libros de la Biblia son de naturaleza profética; la temática y la exposición de los libros son escatológicas, es decir, que tratan sobre profecía. Una quinta parte del contenido de las Escrituras fue predictiva en el momento de ser escrita. Una gran parte de esta ya ha sido cumplida. Por lo tanto, la profecía de la Biblia puede ser dividida en dos partes: la profecía cumplida y la profecía que no ha sido aún cumplida. En el libro de Daniel encontraremos mucha profecía que ya se ha cumplido. Hay ciertos grandes temas de profecía, y todos ellos son como grandes aviones que se acercan al aeropuerto, provenientes de todas las partes del mundo. Uno puede leer en el libro de Apocalipsis y ver allí estos grandes temas que llegan a su cumplimiento final. El Señor Jesucristo es el tema principal de la profecía. Otros temas incluyen a Israel, las naciones no judías, el mal, Satanás, el hombre de pecado, el período de la Gran Tribulación, cómo terminará la edad presente. La Iglesia es también un tema de la profecía; sin embargo la Iglesia no se encuentra mencionada en el Antiguo Testamento, y por tanto, no habrá ninguna referencia a ella en el libro de Daniel. Después, tenemos los temas del reino, el milenio, y la eternidad futura. Éstos son los grandes temas de la profecía. No creemos que alguien pueda tener una perspectiva completa de la Biblia o ser un estudiante completo y equilibrado de la Biblia sin un conocimiento de escatología o profecía. Y el descuido del estudio de la profecía ha producido algunos resultados perjudiciales que creemos son evidentes en la actualidad. Muchos de los cultos se han desviado en ciertas áreas proféticas. Esto se debe principalmente a que la enseñanza de la profecía ha sido descuidada por las grandes denominaciones. El Dr. Charles Hodge, un gran teólogo de la Universidad de Princeton, hizo la siguiente declaración, y citamos sus palabras: "El tema de la profecía no puede discutirse adecuadamente sin realizar un estudio de todas las enseñanzas proféticas de las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Esta tarea no puede ser llevada a cabo satisfactoriamente por nadie que no haya convertido el estudio de las profecías en su especialidad. El autor, (es decir, el Dr. Hodge) sabiendo que él no tiene tales calificaciones para esta tarea, se limitó a sí mismo, en gran medida al estudio histórico de los diferentes esquemas de interpretación de las Escrituras proféticamente". Ésta fue seguramente fue una admisión sorprendente y triste por parte del Dr. Hodge. Como resultado, en muchas de las denominaciones del presente, uno encuentra que hay hombres que no están bien preparados para hablar sobre profecía así que lo rechazan y lo dejan de lado como si fuera un tema sin importancia. Y aquellos que sí se han implicado en la profecía con frecuencia producen

conclusiones que son sensacionales o revelan fanatismo. El libro de Daniel, especialmente, ha sido el tema de muchos escritores de profecía sensacionalistas. El libro de Daniel es muy importante y por lo tanto ha sido objeto de los ataques especiales de Satanás, de la misma manera que el libro de Isaías. Isaías ha sido llamado el príncipe de los profetas, y nos agradaría decir que Daniel, entonces, es el rey de los profetas. Ambas profecías son muy importantes en las Sagradas Escrituras y han sido atacadas especialmente por los no creyentes. El libro de Daniel ha sido, por años, el campo de batalla entre los eruditos conservadores y críticos, y mucha de la controversia ha tenido que ver con la fijación de la fecha de la escritura del libro. Porfirio, un hereje del tercer siglo, declaró que el libro de Daniel era una falsificación escrita durante el tiempo de Antíoco Epífanes y de los Macabeos, alrededor del año 170 A.C., casi 400 años después de haber vivido Daniel. Bueno, los críticos alemanes aprovecharon y junto con el Dr. Driver han desarrollado esta clase de crítica. Estos críticos, así como también los no creyentes de nuestros días, asumen la premisa de que lo sobrenatural no existe. Considerando que la presciencia es sobrenatural, por lo tanto, no puede haber predicciones ni profecías. Pero lo interesante es que la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, fue traducida antes del período de Antíoco Epífanes, y contiene el libro de Daniel. Ésa es la razón por la cual los eruditos críticos han ignorado un testimonio similar muy claro de los manuscritos del Mar Muerto. Los rollos del Mar Muerto confirman el hecho de que hubo un solo autor del libro de Isaías, Los críticos han querido argumentar que había dos o tres Isaías, que escribieron dicho libro. Los manuscritos del Mar Muerto están muy vivos en al ambiente intelectual, y refutan la crítica en ese punto. Es interesante notar cómo esas cuestiones que surgen con respecto a la Biblia, tienen su respuesta con el transcurso del tiempo. El hereje y el crítico siempre actúan en una área de la Biblia donde en el presente nosotros no tenemos un conocimiento completo. Así que todos pueden especular y usted puede especular de la forma que quiera. Y generalmente la especulación toma el camino equivocado. Sin embargo, con el tiempo, la Palabra de Dios prueba su exactitud. El historiador Flavio Josefo (en su libro "Antigüedades de los judíos") también registró un incidente ocurrido durante la época de Alejandro Magno, que apoyó el origen temprano del libro de Daniel. Cuando la invasión de Alejandro alcanzó el cercano Oriente, el sumo sacerdote Jaddua, se dirigió a su encuentro y le mostró una copia del libro de Daniel, en el cual Alejandro fue claramente mencionado. Alejandro quedó tan impresionado que, en vez de destruir Jerusalén, entró en la ciudad en paz y adoró en el templo. Estos argumentos claramente contradicen a los críticos; sin embargo, algunos, ciegamente, los ignoran. No está dentro de los alcances de este breve comentario entrar en argumentos inútiles y polemizar sobre asuntos que ya se han solucionado. Debemos decirle que aceptamos los descubrimientos de los eruditos conservadores, de que Daniel no fue un engañador, y que este libro no fue una falsificación. Pensamos que las declaraciones que hizo Pusic vienen muy

bien aquí, él dijo: "El resto de lo que se ha dicho es mayormente una suposición insolente contra las Escrituras, basada en la incredulidad". Y fue Isaac Newton quien dijo: "El rechazar a Daniel equivale a rechazar la religión cristiana". Además, nuestro Señor Jesucristo llamó a los fariseos, hipócritas; pero Él llamó a Daniel, "el profeta". (Mateo 24:15; Marcos 13:14). Francamente hablando, estamos de acuerdo con el Señor Jesús que, por cierto, nunca revocó Sus declaraciones. La aprobación del Señor Jesucristo es válida y suficiente para cada creyente, haya o no examinado los argumentos de los críticos, y satisface al cristiano sincero sin tener que estudiar las respuesta de los eruditos conservadores. Sabemos más de Daniel como hombre que sobre cualquier otro profeta. Él ofreció un relato personal de su vida desde el tiempo en que fue llevado cautivo a Babilonia en el tercer año del rey Joacim, alrededor del año 606 A.C., hasta el primer año del rey Ciro, alrededor de 536 A.C. La vida y el ministerio de Daniel llenaron la totalidad de los setenta años de la cautividad. Al comienzo del libro, era un joven adolescente, y al final, un anciano de unos 80 años o más. Aquí tenemos la evaluación de Dios de este hombre, Daniel, en 10:11, "Daniel, varón muy amado". Yo no quisiera ser uno de esos críticos que ha llamado al libro de Daniel una falsificación. Algún día me voy a encontrar cara a cara con Daniel en el cielo, y allí descubriré que él tiene una reputación muy buena, la de un hombre "muy amado." Hay tres palabras que caracterizan la vida de Daniel: propósito, oración y profecía. 1. En primer lugar, Daniel era un hombre de propósito (Daniel 1:8, 6:10) Cuando el rey decretó que todos tenían que comer los mismos alimentos, Daniel y sus amigos decidieron que ellos iban a obedecer la ley de Moisés, y así lo hicieron. Por ello decimos que era un hombre de propósito, y podemos comprobarlo a través de todo su libro. Aquí había un hombre que se mantuvo firme, y tuvo el valor, la fuerza interior, de pronunciar la Palabra de Dios. Que Dios tenga misericordia de los hombres que dicen ser Sus mensajeros a este mundo, pero que no tienen el valor de declarar la Palabra de Dios. Y damos gracias a Dios porque hay muchos que están proclamando la Palabra de Dios en nuestro tiempo, incluyendo la profecía. En nuestro tiempo, el estudio adecuado de la profecía no nos conducirá al sensacionalismo ni al fanatismo, sino que nos guiará a una vida de santidad y temor de Dios. Juan dijo en su primera carta 3:3, "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro". Estimado oyente, el estudio de la profecía purificará nuestras vidas. 2. Daniel no era solamente un hombre de propósito, sino que también era un hombre de oración (Daniel 2:17-23, 6:10, 9:3-19, y 10). Hay varios incidentes registrados en este libro sobre la vida de oración de Daniel. Por cierto, fue la oración la que hizo que Daniel fuera a parar al foso de los leones. ¿Qué le parece este caso, estimado oyente, como ejemplo de una oración contestada? Bien,

debemos decir que Dios milagrosamente lo salvó de los leones. Así que, recordemos, que Daniel fue un hombre de oración. 3. Daniel fue un hombre de profecía. El libro de Daniel, como veremos, se divide en dos partes iguales: la primera parte es histórica y la segunda parte es profecía. Daniel nos dio el esquema de profecía en el cual encaja toda la profecía. La imagen del sueño de Nabucodonosor (Daniel 2) y las bestias (Daniel 2) constituyen la columna vertebral de la profecía; las Setenta Semanas (Daniel 9) son como las costillas, que encajan en su debido lugar. El versículo clave del libro de Daniel se encuentra en 2:44 y dice: "44En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre". El Dr.Campbell Morgan sugirió el siguiente tema para el libro de Daniel: "El continuo gobierno de Dios en el gobierno del mundo". Éste es el libro de la soberanía universal de Dios. La profecía está aquí entretejida con la historia para mostrar que Dios está anulando la idolatría, la blasfemia, la obstinación, y la intolerancia de las naciones. Más específicamente, Daniel 12:4 une "los tiempos de las naciones no judías" (Lucas 21:24) y "el tiempo del fin" (ver también Daniel 8:17, 11:35, 40) para la nación de Israel en el período de la Gran Tribulación. Esta crisis que vendrá resultará en el establecimiento por parte de Cristo del reino milenario. Dice Daniel 12:4, "Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará". El libro de Daniel trata los asuntos políticos aparte de los asuntos eclesiásticos, proporcionando el resultado final de los eventos y las cuestiones que actúan en el mundo actual. Responde a la pregunta: ¿Quién gobernará el mundo? y no ¿cómo se convertirá el mundo? El libro de Daniel es la clave para la comprensión de otras partes de la Biblia. Nuestro Señor, en el discurso del Monte de los Olivos, solo citó del libro de Daniel. El libro de Apocalipsis es mayormente un enigma sin el libro de Daniel. La revelación de Pablo sobre "el hombre de pecado" (2 Tesalonicenses 2:3) necesita el relato de Daniel para su ampliación y clarificación. Ahora, dijimos hace un momento que uno puede dividir este libro en dos partes iguales. La primera parte la llamamos, "la noche histórica con la luz profética" (capítulos 1 al 6) y la última, "la luz profética en la noche histórica" (capítulos 7 al 12). En la primera sección, La noche histórica con la luz profética, en el capítulo 1 tenemos la decadencia de Judá y la caída de Jerusalén. Daniel fue llevado cautivo a Babilonia y decidió permanecer fiel a Dios. Luego, en el capítulo 2 tenemos el sueño de Nabucodonosor sobre la imagen de varios metales, y la interpretación de Daniel sobre los cuatro reinos de los tiempos de las naciones. En el capítulo 3 tenemos el decreto de Nabucodonosor, de imponer una idolatría universal; tres hebreos fueron arrojados a un horno de fuego por negarse a inclinarse a la imagen de oro. Y luego, en el capítulo 4 tenemos el sueño de Nabucodonosor,

de un gran árbol que fue derribado. Esto se cumplió en el período de locura del rey. Y luego, en el capítulo 5 Daniel predijo la caída de Babilonia al leer la escritura en la pared en la fiesta del rey Belsasar. En el capítulo 6 tenemos que Daniel fue arrojado en el foso de los leones por un decreto de Darío el Medio, para imponer la adoración hacia sí mismo. Éste es, pues, el bosquejo de la primera parte del libro. Y así llegamos al:

Daniel 1 En los primeros cinco versículos tenemos la decadencia y la caída de Jerusalén, así como la batalla de Nabucodonosor. En los versículos 6 al 14, tenemos la decisión de Daniel, uno de los cautivos, de ser fiel a Dios. Y en los versículos 15 al 21 veremos el placer de Nabucodonosor ante el desarrollo de Daniel y sus tres amigos. Veamos la caída y la decadencia previa de Jerusalén en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia. Leamos entonces el versículo 1 de este primer capítulo, donde se comienza a hablar sobre:

La decadencia de Judá y la caída de Jerusalén "En el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén, y la sitió." Ahora, Joacim había sido puesto en el trono de Judá por Faraón Necao, para reemplazar a su hermano Joacaz. Estos dos hombres malvados eran hijos de Josías, el rey piadoso que había impulsado la última renovación espiritual de Judá (2 Reyes 23:31-37). El verdadero nombre de Joacim era Eliaquim, y fue durante su reinado que Nabucodonosor vino por primera vez contra Jerusalén. Eso ocurrió alrededor del año 606 A.C., y él se apoderó de la ciudad en el año 604 A.C. La ciudad, sin embargo, no fue destruida, pero el primer grupo de cautivos fue llevado a Babilonia. Entre estos se encontraba Daniel y sus tres amigos, y miles de otras personas. Cuando murió Joacim, su hijo Joaquín ocupó el trono; éste se rebeló contra Nabucodonosor, quien en el año 598 sitió a Jerusalén nuevamente. Y esta vez tampoco fue destruida Jerusalén, pero el rey y su madre y todos los utensilios de la casa del Señor fueron llevados a Babilonia, y en esta ocasión junto con una cantidad mayor de prisioneros. Evidentemente, entre los que formaban este último grupo estaba Ezequiel (ver 2 Reyes 24:6-16). Ahora, Sedequías, el tío de Joaquín, quien fue hecho rey posteriormente, también se rebeló contra Nabucodonosor, y esta vez Nabucodonosor vino contra la ciudad, destruyó el templo e incendió a Jerusalén. Los hijos de Sedequías fueron asesinados en su presencia, y a él se le arrancaron los ojos (2 Reyes 25:7). Él fue conducido al cautiverio junto con la deportación final, alrededor del año 588 o 587 A.C. Y todo esto, por cierto, ocurrió en cumplimiento de la profecía de Jeremías en su libro, capítulo 25, versículos 8 al 13. Tanto Jeremías como Ezequiel habían comunicado al pueblo que los profetas falsos estaban equivocados y que Jerusalén sería destruida. Y sucedió que estos dos profetas estaban en lo cierto.

Bien, vamos a dejar este estudio aquí por hoy, amigo oyente, y lo continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa. Confiamos en que usted nos acompañe en nuestro estudio de este interesante libro de Daniel y le sugerimos que lea el resto de este primer capítulo, para estar más familiarizado con su contenido.

Daniel 1:2-13 Regresamos hoy, amigo oyente, a este interesante libro del profeta Daniel. En nuestro programa anterior vimos que Joacim había sido puesto en el trono de Judá por el Faraón Necao, para reemplazar a su hermano Joacaz. Estos dos hombres malvados eran hijos de Josías, el rey piadoso que había impulsado la última renovación espiritual de Judá (2 Reyes 23:31-37). El verdadero nombre de Joacim era Eliaquim, y fue durante su reinado que Nabucodonosor vino por primera vez contra Jerusalén. Eso ocurrió alrededor del año 606 A.C., y él se apoderó de la ciudad en el año 604 A.C. La ciudad, sin embargo, no fue destruida, pero el primer grupo de cautivos fue llevado a Babilonia. Entre estos se encontraba Daniel y sus tres amigos, y miles de otras personas. En los primeros cinco versículos de este capítulo 1 tenemos la decadencia y la caída de Jerusalén, así como también la batalla de Nabucodonosor. Después, en los versículos 6 al 14, tenemos la decisión de Daniel, uno de los cautivos, de ser fiel a Dios. Y en el versículo 2 de este capítulo 1 dice: "El Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios." Sólo una parte de los utensilios fueron llevados a Babilonia en ese momento; el resto de los utensilios fue llevado cuando Joaquín, rey de Judá, se rindió (ver 2 Reyes 24:13). Nabucodonosor tomó esos utensilios y los llevó a la tierra de Sinar, al templo de su dios. Queremos recordar este detalle, porque más adelante, el rey Belsasar (probablemente el nieto de Nabucodonosor) los traería para celebrar su banquete. Continuemos leyendo el versículo 2 de este primer capítulo: "Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajera de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes" Ahora, este rey, Nabucodonosor, se llevó lo mejor que había de todos los cautivos de cualquier nación de la cual él se apoderaba, y encontramos aquí que Daniel fue incluido entre estos. Pensamos que estos jóvenes eran examinados para determinar la inteligencia que tenían y los que resultaban seleccionados eran entrenados como sabios para aconsejar al rey de Babilonia. Un poco más adelante en este capítulo, veremos que Daniel sería incluido en este grupo y que el rey los consultó.

Dice aquí "Y dijo el rey a Aspenaz, el jefe de sus eunucos". Y el versículo 9 de este capítulo también dice: "9Puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos". Daniel y sus tres amigos fueron hechos eunucos en cumplimiento de Isaías 39:7 que dice, "7De tus hijos que saldrán de ti y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia". La mayoría de los eruditos conservadores están de acuerdo en que Daniel fue llevado cautivo cuando tenía 17 años de edad. Él fue hecho un eunuco, y así uno puede entender por qué Daniel nunca se casó ni tuvo hijos. Algunos se preguntan qué clase de persona rara era Daniel. En realidad, no era una persona excéntrica; esto fue algo que el rey había hecho, y que no destruyó el desarrollo mental de aquellos jóvenes. Cumplía el propósito de hacerlos más dóciles hacia el rey, y también les permitía dedicar todo su tiempo a los estudios que se les impartían. El rey quería que aquellos jóvenes pasaran todo su tiempo estudiando, y su forma de lograr ese objetivo era hacerlos eunucos. Y Daniel estaba en ese grupo. Continuemos leyendo el versículo 4 de este primer capítulo de Daniel: "Muchachos en quienes no hubiera tacha alguna, de buen parecer, instruidos en toda sabiduría, sabios en ciencia, de buen entendimiento e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñara las letras y la lengua de los caldeos." Permítanos decirle, amigo oyente, que la Biblia no fue escrita por un grupo de hombres ignorantes. Moisés fue instruido en toda la sabiduría de Egipto, y los Egipcios estaban muy adelantados; sabían cuál era la distancia entre la tierra y el sol, y sabían que la tierra era redonda. Fueron los griegos quienes más adelante dijeron que la tierra era plana. Ellos eran los "científicos" de aquel día. La ciencia enseñó que la tierra era plana. La Biblia nunca enseñó tal cosa. En realidad, dijo que era un círculo, habló de la redondez de la tierra (ver Isaías 40:22). Volviendo a nuestro relato, Daniel, también, era un joven sobresaliente. Él debe haber ocupado un lugar muy alto en la lista de aquellos jóvenes que fueron sometidos a pruebas de inteligencia en la corte de Nabucodonosor. El apóstol Pablo, que escribió mucho del Nuevo Testamento, estaba también intelectualmente en esa categoría. Todos ellos fueron jóvenes brillantes que fueron expuestos a los conocimientos de su tiempo. A veces nos produce cierto cansancio ver que algunos que se consideran intelectuales actúan como si la Biblia hubiera sido escrita por un grupo de personas ignorantes. Si usted piensa lo mismo, amigo oyente, entonces debemos decirle que está equivocado. Daniel no tenía nada de ignorante. Era un joven brillante y recibió una educación como pocos recibieron. No despreciemos los conocimientos ni la erudición de aquellos tiempos. Había muchas personas que estaban en un nivel muy avanzado dentro del conocimiento, en la ciencia y en muchas otras áreas. Y Daniel iba a estar expuesto a toda esa sabiduría. Dice el versículo 5 de este primer capítulo de Daniel: "Y les señaló el rey una porción diaria de la comida del rey y del vino que él bebía; y que los educara durante tres años, para que al fin de ellos se presentaran delante del rey."

Esta era, por supuesto, la dieta que tenían los paganos, e incluiría animales considerados impuros por los judíos. Recordemos que Daniel era judío y se encontraba bajo la ley de Moisés. A los israelitas se les había dicho que no comieran de ciertas carnes, ciertas aves, y ciertos peces. Leamos ahora los versículos 6 y 7 de este primer capítulo, que encabezan el párrafo en el cual veremos que

Daniel decidió ser fiel a Dios "Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A estos el jefe de los eunucos puso nombres: a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego" Como podemos ver, el jefe de los eunucos les cambió sus nombres hebreos y les asignó nombres paganos. A Daniel le puso el nombre Beltsasar, que significa "adorador de Baal", que era un dios pagano. Creemos que estos cuatro jóvenes fueron los que sacaron las calificaciones más altas en los exámenes por los que tuvieron que pasar. Es que Babilonia quería los mejores cerebros, así como también a los jóvenes de mejor aspecto físico. Estos cuatro jóvenes del reino de Judá fueron elegidos e identificados para nosotros, y el motivo fue que ellos iban a adoptar una postura a favor de Dios. Si todos estos jóvenes eran de la misma edad que Daniel, diríamos que tenían alrededor de 17 años de edad. Hay algunos otros expositores del Antiguo Testamento que opinan que quizá tendrían unos 14 años. Y aún quienes piensan que quizá la edad de ellos oscilaba alrededor de los 20 años. De modo que la edad de 17 años podría ser un cálculo realista de la edad de los cuatro jóvenes. Y dice el versículo 8: "Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse." Aquí vemos la decisión que adoptó el joven Daniel a favor de su relación con Dios, y lo hizo en una corte pagana. Bajo circunstancias normales, esta actitud habría resultado fatal. Obviamente, Daniel no estaba tratando de ser popular. No estaba intentando complacer a Nabucodonosor. La decisión que él tomó, por cierto que no refleja la posición moderna de compromiso e indulgencia que predomina a nuestro alrededor en la actualidad. Daniel no conocía nada de la conducta oportunista que podría resumirse en la frase "cuando estés en babilonia, haz lo mismo que hacen los babilonios". Daniel no se amoldó al mundo de su época, pero fue transformado por medio de la renovación de su mente, y el cumplir la voluntad de Dios fue el propósito apasionante de su vida. Daniel y sus amigos representaron en su tiempo a ese remanente judío que Dios tiene en todas las épocas. Ése fue el remanente del cual Pablo habló en Romanos 11:5, cuando escribió: "Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia". Así que hemos visto que estos jóvenes no querían comer la comida del rey; se iban a rebelar contra la dieta babilónica. En realidad, se haría un intento de

convencer a estos jóvenes, de conseguir que fueran babilonios interior y exteriormente. Ellos debían comer, vestir y pensar como los babilonios. Sin embargo, Daniel y sus compañeros estaban bajo el sistema de Moisés. Y en el Antiguo Testamento, Dios dijo bien claro a Su pueblo lo que debían comer. En Levítico 11:44-47, leemos: "Porque Yo soy el Señor vuestro Dios. Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque Yo soy santo. Así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. Yo soy el Señor, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos, porque Yo soy santo. Esta es la ley acerca de las bestias, de las aves, de todo ser viviente que se mueve en las aguas y de todo animal que se arrastra sobre la tierra, para que hagáis distinción entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer". Ciertas carnes estaban específicamente prohibidas, y se encuentran enumeradas en el libro de Levítico; también las comidas ofrecidas a los ídolos resultaban repulsivas para los israelitas piadosos. Quizás Daniel y los otros jóvenes hebreos eran nazareos, a quienes les estaba prohibido incluso el vino. En Números, capítulo 6, versículo 3, leemos: "Se abstendrá de vino y de sidra. No beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas y secas". Estos jóvenes estaban siguiendo el mandato del profeta Isaías, que dijo en su libro, capítulo 52 y versículo 11: "¡Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda! ¡Salid de en medio de ella, purificaos los que lleváis los utensilios del Señor!" Sin embargo, los creyentes hoy no se les han dado una dieta o una lista de comidas. El apóstol Pablo dijo en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 10, versículos 25 al 27: "De todo lo que se vende en la carnicería comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo cuanto en ella hay. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia". También, en el capítulo 8, versículo 8 de la Primera Epístola a los Corintios, el Apóstol Pablo dijo: "Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos". Estos jóvenes Hebreos estaban adoptando una posición bajo la Ley de Moisés, y estaban asumiendo una postura de parte de Dios. Y dice el versículo 9 de este primer capítulo: "Puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos" Como podemos ver, Daniel ya era un favorito, y ello no fue un accidente. Dios estaba actuando a favor de Daniel, tal como Él actuó en la vida de José en la tierra de Egipto. Continuemos leyendo el versículo 10: "Y el jefe de los eunucos dijo a Daniel: Temo a mi señor el rey, que asignó vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, haréis que el rey me condene a muerte."

El jefe de los eunucos no quería obligar a estos jóvenes a que comiesen esta dieta, pero él mismo se encontraba en una situación bastante difícil. A él le agradaba Daniel, pero, ¿qué iba a hacer entonces? Escuchemos lo que Daniel dijo en los versículos 11 y 12: "Entonces dijo Daniel a Melsar, a quien el jefe de los eunucos había puesto sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber." En lugar de legumbres, como algunos traductores consideraron conveniente traducir, creemos que en realidad lo que comieron fue una especie de cereales, como los que se comen hoy para desayunar. El comer el cereal ayuda a tener una buena condición física. Y eso es lo que Daniel estaba diciendo al jefe de los eunucos. O sea que no estaba diciendo que se iba a convertir en un vegetariano. Así que propuso una prueba que duraría 10 días, al final de los cuales quedaría demostrada la buena condición física de él y de sus compañeros. Y luego, en el versículo 13 continuamos leyendo: "Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la porción de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas." De esta manera quedaría demostrada la calidad de la dieta que Daniel y los suyos querían seguir por motivo de su fidelidad a las instrucciones de la Ley de Moisés. Y Dios hizo que Melzar, el encargado directo de supervisar a estos jóvenes, sintiera que debía favorecer a Daniel y mostrarle su buena voluntad. Entonces, este funcionario del rey resolvió aceptar la propuesta y realizar la prueba que Daniel había sugerido. La Biblia nos dice que la decisión de Daniel de negarse a comer la dieta de Babilonia fue algo que se "propuso en su corazón". Y queremos comentar por un momento sobre el tema de convertir la vida cristiana y la separación del mundo en algunas reglas breves que tienen que ver con la comida y la forma de comportarse. En esta área siempre hay una tendencia a ser dogmáticos y a prohibir ciertas cosas dudosas, cosas que en realidad son discutibles. Cierta persona decía en una carta que, poco después de convertirse a Cristo se unió a un grupo pequeño, y sus dirigentes le dijeron que había ciertas cosas que no podría hacer, y ciertas cosas que podría hacer. En su carta dicha persona aclaró su situación diciendo: "He seguido todas estas reglas y aun así, me sentía miserable". En la historia de la iglesia podemos leer acerca de épocas en las cuales las personas establecieron un sistema de hacer algunas cosas y de no hacer otras. Tales sistemas, en un principio, funcionaron bien. Por ejemplo, los monasterios que comenzaron en el imperio romano, fueron en realidad resultado de una protesta contra el libertinaje de su tiempo. Pero antes de no mucho tiempo, la situación en algunos de ellos era peor dentro del monasterio que fuera. Recordemos que el Señor Jesucristo mismo le dijo a los fariseos en Lucas 11:39: "Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad". En la actualidad, el principio Bíblico de la época de la gracia está expresado en Tito 3:5, que dice: "nos salvó, no por

obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo". O sea, que para vivir una vida de santidad, primero tenemos que recibir nueva vida de parte de Dios, tenemos que experimentar un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual. Volvamos a la frase inicial: "Daniel propuso en su corazón" (v. 8). Todo comenzó en el corazón de Daniel. Él no era un robot. Tenía un corazón, y sus convicciones surgieron de su corazón, de su interior. Y ésa debería ser también nuestra experiencia. Nosotros estamos como prisioneros en este mundo en el cual vivimos. No podemos escapar de esta tierra. La gravedad nos mantiene en este planeta, no es posible alejarnos de él. El Señor Jesucristo mismo dijo que estamos en este mundo, pero no pertenecemos a este mundo. Él también dijo en Mateo 6:24, "No podéis servir a Dios y a las riquezas". Sin embargo, no podemos servir a Dios siguiendo un conjunto de reglas; debemos tener un propósito en nuestros corazones. Jesús dijo que de dentro del corazón humano proceden los elementos de la vida, las vivencias. Las cosas que introducimos dentro de nuestros cuerpos no son lo más importante. Daniel propuso en su corazón que él obedecería la ley de Dios que fue dada al pueblo de Dios, y éste sería su testimonio. Tenemos que terminar, por hoy, pero en nuestro próximo programa veremos el resultado de esta interesante prueba, que fue una prueba para la fe de aquellos jóvenes en Dios. Estimado oyente, esperamos que usted nos acompañe en nuestro recorrido por este libro tan importante como apasionante, donde se desvelaron grandes misterios y del cual aprendemos mucho para aplicar en nuestra vida práctica y para hacer frente a las variadas situaciones de nuestra vida.

Daniel 1:14-2:1 Recordemos que estamos recorriendo este libro, especialmente la parte histórica, que abarca los capítulos 1 al 6, y que hemos titulado "La noche histórica con la luz profética". La segunda parte, de igual extensión, que abarca los capítulos 7 al 12, se titula "La luz profética en la noche histórica." En los primeros cinco versículos de este capítulo 1 hemos repasado la decadencia y la caída de Jerusalén. Y en los versículos 6 al 14, hemos estado considerando la decisión de Daniel, uno de los cautivos, de ser fiel a Dios. Ya hemos visto que la historia personal de Daniel, autor de este libro, comenzó cuando, a los 17 años, al caer Jerusalén y ser conquistada por el rey Nabucodonosor, fue llevado, junto con otros jóvenes, cautivo a Babilonia. Allí fue objeto de una educación especial del idioma, la lengua y la cultura de los caldeos. El objetivo del rey era prepararlos lo mejor posible para posteriormente poder usarlos en su servicio. Daniel y sus compañeros fueron hechos eunucos. De esa manera, el rey pretendía lograr de estos jóvenes una docilidad mayor, una dedicación total de

su vida a los estudios que se les impartirían y después, a los intereses del imperio. Pero Daniel rehusó comer de la dieta que comían los demás en el palacio real, porque algunos de los alimentos de dicha diera eran impuros para quienes, como estos jóvenes, se consideraban bajo la ley de Moisés. Quizás Daniel y los otros jóvenes hebreos eran nazareos, a quienes les estaba prohibido incluso el vino. La Biblia nos dice que la decisión de Daniel de negarse a comer la dieta de Babilonia fue algo que se "propuso en su corazón". Y queremos comentar por un momento sobre el tema de convertir a la vida cristiana y la separación del mundo en algunas reglas breves que tienen que ver con la comida y la forma de comportarse. En esta área siempre hay una tendencia a ser dogmáticos y a prohibir ciertas cosas dudosas, cosas que en realidad son discutibles. Así que todo comenzó en el corazón de Daniel. El no era un robot. Tenía un corazón, y sus convicciones surgieron de su corazón, de su interior. Y esa debería ser también nuestra experiencia. Nosotros estamos como prisioneros en este mundo en el cual vivimos. No podemos escapar de esta tierra. La gravedad nos mantiene en este planeta, no es posible alejarnos de él. El Señor Jesucristo mismo dijo que estamos en este mundo, pero no pertenecemos a este mundo. Y El también dijo en Mateo 6:24, No podéis servir a Dios y a las riquezas. Sin embargo, no podemos servir a Dios siguiendo un conjunto de reglas; debemos tener un propósito en nuestros corazones. Jesús dijo que de dentro del corazón humano proceden los elementos de la vida, las vivencias. Las cosas que introducimos dentro de nuestros cuerpos no son lo más importante. Daniel propuso en su corazón que él obedecería la ley de Dios que fue dada al pueblo de Dios, y éste sería su testimonio. El jefe de los eunucos no quería obligar a estos jóvenes a que comiesen esta dieta, pero él mismo se encontraba en una situación bastante difícil. Entonces Daniel sugirió que les dieran de comer cereales y agua durante diez días, al término de los cuales comprobarían su aspecto y estado de salud y lo compararan con los demás, que habían comido de la dieta del palacio de Babilonia. De esta manera quedaría demostrada la calidad de la dieta que Daniel y los suyos querían seguir por motivo de su fidelidad a las instrucciones de la Ley de Moisés. Dios hizo que Melzar, el encargado directo de supervisar a estos jóvenes, sintiera que debía favorecer a Daniel y mostrarle su buena voluntad. Entonces, este funcionario del rey resolvió aceptar la propuesta y realizar la prueba que Daniel había sugerido. Leamos entonces el versículo 14 de este primer capítulo de Daniel: "Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos durante diez días." Ahora, aquí comprobamos que el jefe de los eunucos era más bien reacio a seguir la sugerencia de Daniel, porque él había sido criado en la cultura de Babilonia y él creía que esta dieta era lo que producía sus genios. Sin embargo, él apreciaba a Daniel, y así estuvo de acuerdo en llevar a cabo esa prueba con ellos por diez días.

Leamos el versículo 15, a partir del cual veremos

El placer de Nabucodonosos ante el desarrollo de Daniel y sus tres amigos "Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey." La dieta de Daniel actuó a favor de ellos. Esto nos debería decir algo. Dios quiso que Su pueblo Israel fuera diferente a las naciones que lo rodeaban, pero El no les dio una dieta especial solo para lograr que fueran diferentes; aunque también estaban implicados factores de salud. Creemos firmemente que si siguiéramos la dieta establecida en el libro de Levítico, tendríamos una salud mejor y disfrutaríamos de una vida más sana que alguien que simplemente come cualquier cosa. Pero nosotros podemos comer cualquier cosa que queramos; porque no estamos bajo la ley. Hemos encontrado que este es un asunto que solo concierne a la salud. Muchas veces los médicos tienen que recomendar ciertas dietas a sus pacientes para tratar de ayudarles a que recuperen su salud de una manera más rápida. Por ejemplo, el comer cerdo, en muchos casos, no se recomienda, no por motivos religiosos, sino por cuestiones de salud. Y la dieta que Dios recomendó era muy positiva y beneficiosa para la salud, y tenía más valor que el simplemente ceremonial. Ahora, en los versículos 16 y 17 continuamos leyendo: "Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres. A estos cuatro muchachos, Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños." De la misma manera en que Dios bendijo al rey Salomón, Dios estaba bendiciendo aquí a estos jóvenes hebreos que se encontraban en una corte extranjera. Al final, Daniel llegaría a ser el primer ministro de dos grandes imperios mundiales. Ahora, observemos que Daniel podía entender toda visión y sueños. Daniel estaba viviendo aun en la época de la revelación, en el tiempo en que Dios usaba sueños y visiones. Nosotros creemos que en la actualidad Dios nos habla en Su Palabra. Por ello enfatizamos el valor de estudiar la Biblia. En el caso de Daniel, Dios le habló audiblemente, porque él estaba escribiendo uno de los libros que componen las Sagradas Escrituras. Ahora, el versículo 18 del primer capítulo de Daniel nos dice: "Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los llevaran, el jefe de los eunucos los llevó delante de Nabucodonosor." Al fin llegó el momento en que Nabucodonosor iba a examinar el entrenamiento que les había sido impartido a los jóvenes, para comprobar si había sido la preparación adecuada. Creemos que es una equivocación el tratar de torturar a una persona y tratar de hacerle un lavado cerebral de esa manera. Hay sistemas que tratan de dominar completamente a los seres humanos, y el hombre

finalmente tiene que darse por vencido porque solamente puede soportar un poco de sufrimiento. Y hay sistemas que utilizan estos métodos. Pero Nabucodonosor en su tiempo tenía otros métodos. Alimentó bien a aquellos jóvenes, les hizo pasar por pruebas, y al final los colocó en una buena posición. Y todo ello lo hizo de una forma amistosa. Esta era su filosofía, su manera de hacer amigos e influenciar a la gente. Continuemos leyendo el versículo 19 de este primer capítulo: "El rey habló con ellos, y no se hallaron entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, permanecieron al servicio del rey." Vemos aquí que el rey Nabucodonosor habló con aquellos cuatro jóvenes y llegó a la conclusión de que eran verdaderos genios, así que les colocó en buena posición en su reino. Y añade el versículo 20: "En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey los consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino." El rey, entonces, colocó a Daniel en el lugar principal. Y el versículo 21 dice: "Así continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro." Con el primer versículo de este capítulo 1 y este último versículo, podemos apreciar la duración de la vida de Daniel. El llegó a Babilonia a la edad de 17 años, y murió cuando tenía unos 90 años de edad. Así su vida se prolongó durante los 70 años del cautiverio. Aparentemente, no regresó a Israel sino que murió antes de que el pueblo saliera de Babilonia. Aunque en realidad no tenemos información ni ningún registro histórico de ello. Y así llegamos al

Daniel 2 El tema de este capítulo es el sueño de Nabucodonosor de la imagen de varios metales, y la interpretación de Daniel sobre los cuatro reinos del tiempo de las naciones no judías. En este capítulo dos, tenemos el sueño de Nabucodonosor y la demanda que él hace de los sabios de Babilonia; eso lo vemos en los primeros 9 versículos. Luego, en los versículos 10 al 13 tenemos el decreto de Nabucodonosor de destruir a los sabios por no haberles podido interpretar ese sueño. Luego, tenemos el deseo de Daniel, de que se le diera tiempo para mostrar la interpretación al rey. Eso lo vemos en los versículos 14 al 18. Tenemos después que Daniel le describió detalladamente el sueño a Nabucodonosor, en los versículos 19 al 35. A continuación se nos presentó la definición de los cuatro imperios mundiales y su destino, interpretado por Daniel, en los versículos 36 al 43. En los versículos 44 al 49 tenemos la destrucción del poder mundial de los gentiles, y el establecimiento completo del reino de los cielos en esta tierra. Nos encontramos en una de las grandes secciones de la Palabra de Dios, en cuanto a la profecía se refiere. La imagen de varios metales del capítulo 2, las cuatro bestias del capítulo 7 y la profecía de las 70 semanas del capítulo 9, representan para la profecía lo que el esqueleto y las costillas representan para

el cuerpo humano. No se podría formar un esquema de la profecía sin estos pasajes de la Escritura del Antiguo Testamento. Todo lo que el Señor Jesucristo dijo en Su discurso del Monte de los Olivos, estaba basado en realidad, en el libro de Daniel. En Mateo 24:3 y 15, leemos que los discípulos le preguntaron: ¿cuándo serán estas cosas y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo? Y Él respondió: Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel...Este capítulo es, pues, muy importante en la Palabra de Dios. La gente pregunta por todas partes: "¿hacia dónde se dirige el mundo? ¿Cómo se van a solucionar los problemas en la actualidad? Hay crisis por todas partes". Estimado oyente, los tiempos de las naciones (no judías) van a llegar a su fin. Las naciones no han realizado una buena tarea en la dirección o control del mundo. Podemos ver el principio de este estado de cosas en el libro de Daniel, y podemos llegar a ver casi el final. Sin embargo, la iglesia de Jesucristo dejará esta tierra antes de que llegue el tiempo de la plenitud de las naciones. Y cuando la iglesia sea trasladada, Cristo regresará a la tierra para reinar. Este capítulo profético es básico para la comprensión de toda la profecía. Es por ello que continuamos insistiendo en que saber solo unos pocos versículos de la Biblia e intentar interpretarlos es una tarea arriesgada. Esta es la forma en que comienzan los cultos y sectas; usan solo ciertos versículos de la Biblia. Los que inician tales cultos entienden la historia y la naturaleza humana; conocen la necesidad de las personas de una doctrina o enseñanza que satisfaga la mente natural. Y algunas corrientes críticas de la Biblia y un énfasis únicamente social apelan a esa mente natural. A veces nos preguntamos cómo es posible que personas que dejan de lado la ética Bíblica en su conducta personal tengan éxito al atraer a la gente con tanta facilidad. Al no guiar a las personas a un conocimiento de Cristo que les salve, iniciando así una relación con Dios, les ofrecen a las personas un cristianismo "a la carta", cómodo y carente de compromisos con Dios, Su Palabra y la iglesia misma. Tenemos que ser conscientes de que aquellos que representen realmente a Dios en el ministerio cristiano estarán en minoría. A San Agustín, que llegó a ser un gran hombre de Dios, se le preguntó por qué había sucumbido antes a la herejía maniquea de su tiempo. El respondió que el motivo fue que era "muy completa y razonable". La aproximación filosófica usada por algunos predicadores es probablemente el planteamiento más peligroso que se pueda imaginar a la Palabra de Dios. Ellos nunca piensan recurrir a la Palabra de Dios como el fundamento y la autoridad. Más bien, quieren ofrecer la interpretación de filósofos o teólogos del pasado o del presente. Ese enfoque halaga al expositor porque parece proporcionarle una credencial de intelectualidad. Es por todo ello que enfatizamos la necesidad de un conocimiento completo de la Palabra de Dios y, en este sentido, esta sección adquiere una gran importancia para nosotros. Leamos entonces el primer versículo del capítulo 2 de Daniel, que inicia el párrafo dedicado a

El sueño de Nabucodonosor y su petición a los sabios de Babilonia "En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se turbó su espíritu y se le fue el sueño." Estamos seguros este rey Nabucodonosor, que había sido elevado y exaltado a una posición muy alta, pensó acerca de este gran imperio que había llegado a existir bajo su liderazgo. En realidad, Babilonia era el primer imperio mundial. Nabucodonosor había hecho algo que los Egipcios no habían podido lograr porque Egipto era una nación autónoma, autosuficiente. El mayor error que cualquier Faraón habría podido cometer habría sido dejar el río Nilo. Simplemente se quedaban allí, y se encontraban bien protegidos: tenían una especia de muralla alrededor de ellos en la que nadie habría podido abrir una brecha, y esa muralla era el desierto. Todo lo que tenía que hacer era cuidar el Río Nilo, que constituía la única entrada a Egipto. Los Egipcios comenzaron a expandirse, pero nunca llegaron a ser lo que llamaríamos un imperio mundial, aunque influenciaron al mundo como pocas naciones han podido hacerlo. Sin embargo, Nabucodonosor comenzó como un jefe de poca importancia y unió a varias tribus. Entonces se apoderó del imperio asirio, después de Siria, y continuó avanzando. Y venció a los Egipcios. Los Griegos habrían sido incapaces de ofrecer resistencia, pero él no hizo ningún esfuerzo por moverse en dirección a ellos. No necesitaba hacerlo, ya que en realidad estaba controlando el mundo entonces conocido. Estamos seguros que este hombre Nabucodonosor tenía que considerar estas cuestiones estratégicas y llegó a la conclusión de que tenía un imperio mundial en sus manos. Era como aquel antiguo refrán sobre asir a un león por la cola; uno no puede sujetarlo y tampoco puede soltarlo. En esa posición se encontraba Nabucodonosor, y en ese tiempo, Dios le habló. Este hombre fue inquietado en su descanso, reflexionando sobre el futuro de este gran imperio que había creado: ¿dónde iba a terminar? ¿Sabía usted que después de 2.500 años de historia humana desde Nabucodonosor, aún nos estamos preguntando acerca de ello? Y por cierto, en este capítulo tenemos la respuesta. Estimado oyente, debemos terminar aquí pero continuaremos con esta historia en nuestro próximo programa y le invitamos cordialmente a que nos acompañe en este estudio. Mientras tanto, le sugerimos que lea atentamente este capítulo 2 del libro de Daniel, fijándose lo más posible en los detalles e incluso, subrayando su Biblia, para estar mejor informado del contenido del mismo.

Daniel 2:2-23 En nuestro programa anterior, amigo oyente, dejamos este estudio en la corte del primer gran imperio mundial, en el palacio de Nabucodonosor. Este hombre, pensando en cuanto al futuro del gran imperio que él había fundado, había tenido un sueño que le había perturbado. ¿En qué terminaría semejante aventura? Y,

amigo oyente, después de 2.500 o 3.000 años de historia de la humanidad desde el tiempo de Nabucodonosor, nosotros nos estamos aun formulando la misma pregunta. Hay muchas personas que se han hecho la misma pregunta. Bueno, aquí tenemos la respuesta en este pasaje. Leamos el versículo 2 de este capítulo 2 de Daniel, que dice: "Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicaran sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey." El rey hizo llamar a todos sus sabios. Estos sabios eran hombres que habían sido educados de la misma manera en que Daniel y sus amigos habían sido entrenados. En otras palabras, el rey convocó a su gabinete. Estos sabios eran hombres de una gran capacidad intelectual y de grandes conocimientos. Es cierto que ellos tenían las muchas supersticiones y conceptos de una religión pagana. Pero, amigo oyente, no creemos que nosotros hayamos avanzado mucho en este camino. Hay algunos filósofos hoy que rechazan la Biblia. Pensamos que ellos también tienen algo de paganos, y que son supersticiosos, (en el sentido en que tienen una fe desmedida, una valoración excesiva de sí mismos y de ciertos conceptos científicos.) Nos llama la atención el rechazo de la Biblia en algunos círculos, y al mismo tiempo se crea en la astrología y otras supersticiones que han sido rechazadas por las personas civilizadas en el pasado. Así que no debemos mirar despectivamente a aquellos sabios de Babilonia, porque eran tan inteligentes como algunos de los sabios de nuestra época. Así fue que los hombres más inteligentes del reino fueron traídos ante el rey para escuchar su único mandato. Leamos el versículo 3: "El rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por saber el sueño." Él les explicó que había tenido un sueño bastante raro, y él creía que ese sueño tenía un significado trascendental de gran alcance. Es que Dios le dejó en claro al rey que tenía algo que decirle, pero este hombre, en la oscuridad en que se encontraba, todo lo que supo fue que se trataba de algo importante. Y dice el versículo 4 de este segundo capítulo: "Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: ¡Rey, para siempre vive! Cuenta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación." El decir eso parecía una tontería, algo absurdo, pero era la forma en que halagaban al rey. Estamos seguros que más de un rey habrá escuchado esa frase sentado en el trono con algún problema serio de salud en su corazón y habrá pensado: "¡que equivocados estáis! No voy a vivir para siempre. Uno de estos días tendré un ataque y no me veréis más". Es importante destacar que en este punto del libro de Daniel se produjo un cambio del idioma Hebreo al Arameo o Siríaco, como es llamado en el versículo 4. Desde el citado versículo 4 de este capítulo, hasta el capítulo 7, versículo 28, el libro fue escrito en Arameo o Siríaco. El Arameo era el lenguaje de la corte, el lenguaje diplomático de aquellos tiempos. Era el lenguaje de los no judíos, el

lenguaje del mundo. Sería equivalente al francés, de hace algunos años o al inglés, en los últimos años. El significado de este cambio es notable. Dios estaba hablando a partir de este punto al mundo, no solamente a Su pueblo. Israel había sido conducido al cautiverio Babilónico. Dios había quitado el cetro de la línea genealógica de David, y lo había colocado en manos de los no judíos. Y va a permanecer allí hasta el día en que el recoja nuevamente ese cetro. Cuando lo haga, las manos perforadas por los clavos tomarán el cetro, porque la intención de Dios es que gobierne Jesús. El tema aquí es un reino mundial. La idea de que la palabra de Dios está limitada a una deidad local, y que la Biblia tiene un punto de vista limitado está totalmente equivocada. Si examinamos los datos con detenimiento, encontraremos que Dios piensa en un gobierno mundial. En el Salmo 89:27 Él dijo del pacto que estableció con David: "Yo también lo pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra". Y en los versículos 34 al 37 del mismo Salmo dijo: "No olvidaré mi pacto ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre y su trono como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre y como un testigo fiel en el cielo". Fue como si Dios estuviera diciendo, "si usted sale, y ve que el sol ha desaparecido de los cielos y la luna no se ve en la noche, entonces sabrá que he cambiado de opinión. Pero mientras se vean el sol y la luna, sabrán que yo voy a poner a mi rey sobre esta tierra". Él estaba hablando de algo global, y no de una situación local. Esto concernía al primer gran gobernante mundial, y el idioma utilizado fue el idioma del mundo de aquel tiempo. Dice el versículo 5 de este segundo capítulo de Daniel: "Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé; pero si no me decís el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en estercoleros." Ahora, este parece un juicio extremo, muy severo, pero usted puede apreciar lo que el rey quería. Y a causa de una traducción no muy exacta se dio la impresión aquí de que el rey se había olvidado de su sueño. La realidad es que él no se había olvidado de su sueño. Él sabía cual era el sueño, percibió su importancia, y no lo quiso divulgarlo a sus sabios. ¿Y por qué? Porque quería escuchar una interpretación correcta del mismo. Y cuando aquí dice que "El asunto lo olvidé", otra versión traduce "Mis órdenes son firmes". Y otra traduce "Mi decisión ya está tomada". En otras palabras, el rey les estaba diciendo a estos hombres: "No cambiaré de opinión acerca de este juicio que estoy pronunciando. No me imploréis que os cuente el sueño. No voy a hacerlo". O sea, que ellos tenían que averiguar primero cuál había sido el sueño, para que él escuchara después su interpretación. Y el castigo que se mencionó aquí fue por cierto algo muy severo. El rey estaba inculcándoles temor. Ahora, en el versículo 6, de este capítulo 2 de Daniel, leemos: "Pero si me decís el sueño y su interpretación, de mí recibiréis dones, favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación."

A la inversa, Nabucodonosor podía ser generoso y caritativo. Este rey estaba muy influenciado por sus emociones, como veremos más adelante. En el versículo 7, vemos la respuesta de ellos, "Respondieron por segunda vez, y dijeron: Cuente el rey el sueño a sus siervos, y le daremos la interpretación." Estos sabios fueron conscientes de la situación peligrosa en que se encontraban, y cautelosamente le sugirieron al rey que les contara el sueño, y que luego ellos le darían la interpretación. En el versículo 8 vemos la reacción del rey: "El rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido." Otra vez, varias versiones traducen este versículo de esta manera: "Ciertamente se que queréis ganar tiempo, porque veis que mis decisiones son firmes". Y el versículo 9 continuó diciendo: "Si no me contáis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis una respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Contadme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación." El rey realmente estaba demostrando aquí su falta de confianza en los sabios de Babilonia. Creemos que probablemente ellos le habían fallado anteriormente en sus predicciones, de la misma manera en que los profetas de Baal le fallaron al rey Acab. Pero como éste fue muerto en la batalla, no pudo vengarse de ellos. Nabucodonosor se dio cuenta que estos hombres le habían estado dando información equivocada y él entonces, en esta ocasión los estaba sometiendo a una verdadera prueba. Y en ese momento su razonamiento era muy lógico: si ellos podían decirle cual había sido su sueño, entonces era razonable concluir que su interpretación fuese genuina. Pero si no podían averiguar su sueño, cualquier interpretación que dieran permanecería bajo sospecha. Leamos ahora el versículo 10, que inicia el párrafo en que el rey ordenó el:

Decreto para destruir a los sabios por su fracaso "Los caldeos respondieron delante del rey y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey. Además, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo." Esta fue la primera declaración veraz que los sabios hicieron: nadie sobre la tierra podía averiguar el sueño, solo Dios podría. Con desesperación, ellos suplicaron que se les perdonara la vida, tratando de demostrar irracionalidad del pedido del rey. Si uno deja de lado lo sobrenatural, por supuesto, su pedido no era razonable. Sin embargo, ellos habían afirmado que eran superiores, y el rey les estaba pidiendo que lo demostraran. Y añadieron ellos en el versículo 11: "Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no está entre los hombres."

Lo que en realidad ellos estaban diciendo era que ellos no tenían ninguna comunicación con el cielo. Incluso confesaron que sus dioses no les estaban facilitando mucha información. Y concluyeron su argumentación diciendo que ningún ser humano podía satisfacer el pedido del rey. Este incidente, preparó el camino para que Daniel apareciera en la escena. Y veamos la reacción del rey en el versículo 12: "Por esto el rey, con ira y con gran enojo, mandó que mataran a todos los sabios de Babilonia." El rey demostró aquí ese temperamento tan violento por el cual se destacó. Fue otro síntoma de la psicosis que estaba sufriendo, y que más adelante volveremos a ver. Así que el rey ordenó que estos hombres fueran ejecutados sumariamente. Y continuamos leyendo en el versículo 13: "Se publicó, pues, el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron también a Daniel y a sus compañeros para matarlos." Ahora, el decreto del rey incluía también a Daniel y a sus hermanos, aunque ellos estaban siendo preparados por el mismo grupo en el cual el rey había perdido su confianza. La orden tan severa de destruir a los sabios de Babilonia iba a causar la muerte de muchos hombres que eran realmente inocentes y que no podían ser considerados responsables de esa situación. La dictadura de Nabucodonosor podía llegar al extremo de que él hiciera lo que quería hacer. Leamos ahora los versículos 14 y 15, en los que comenzamos a ver:

El deseo de Daniel de contar el sueño "Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. Habló y dijo a Arioc, capitán del rey: ¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había" Daniel estaba realmente perplejo por el precipitado e injusto decreto del rey, pero actuó con tacto al acercarse a Arioc. Arioc era el capitán de la guardia del rey, es decir que estaba a cargo del servicio secreto de aquellos días y, como es natural, estaba con frecuencia en presencia del rey. Sería interesante saber todo lo que Arioc le contó a Daniel. Quizá se habrá tocado la cabeza diciendo: "Bueno, ya sabes como es el rey". Pues bien, el versículo 16 dice entonces: "Y Daniel entró y pidió al rey que le concediera tiempo, que él daría al rey la interpretación." Ahora, Daniel solicitó una audiencia con el rey. El joven ya había hallado una buena disposición hacia él, así que le solicitó tiempo para poder contarle el sueño. Este gesto parecería demostrar atrevimiento por parte de Daniel, una acción de parte de un joven presuntuoso, con demasiada confianza en sí mismo. Sin embargo, los hechos sucesivos revelarían que esta actitud fue impulsada por la confianza de un hombre con fe en Dios. Ahora, los versículos 17 y 18 entonces nos dicen:

"Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, lo que sucedía para que pidieran misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no perecieran con los otros sabios de Babilonia." Veamos la frase "para que pidieran las misericordias del Dios del cielo". Ésta fue una expresión que uno encuentra en los libros del cautiverio, incluyendo a Esdras, Nehemías y Daniel. Es que después de la partida de la gloria de Dios de Jerusalén, del lugar Santísimo del templo, a Él se le llamaba "el Dios del cielo". Estos jóvenes Hebreos sabían que Dios no residía en algún templo pequeño en Jerusalén. Él era "el Dios del cielo." Y dijo "para que pidieran misericordias". Esta frase revela la base de sus oraciones. Dios no responde a las oraciones a causa del valor, del esfuerzo, del carácter, o de las obras de las personas que están orando. Toda oración debe apoyarse en Su misericordia, o sea en la misericordia de Dios. El orar hoy en el nombre del Señor Jesucristo indica sencillamente que nosotros nos acercamos a Dios, no en base a nuestros méritos, sino en base a los méritos de Jesús, y entonces nos dirigimos a Él para recibir misericordia. Leamos ahora el versículo 19, que comienza el párrafo en que:

Daniel describió el sueño como una imagen de muchos metales "El secreto le fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo." Nosotros pensamos que la forma en que Dios le reveló esto a Daniel consistió en darle el mismo sueño que le había dado a Nabucodonosor. Esta nos parece una explicación razonable. Continuemos leyendo los versículos 20 al 23 de este segundo capítulo de Daniel: "Habló Daniel y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey." Aquí tenemos una de las varias oraciones registradas de Daniel. Recordemos que en nuestra introducción a este libro dijimos, entre otras cosas, que Daniel era un hombre de propósito, un hombre de oración y un hombre de profecía. Solamente Dios podía revelar este secreto a Daniel, y esta fue su gran oración de agradecimiento. Entonces, él estaba listo para ir y solicitar nuevamente otra audiencia con el rey. Pero vamos a tener que dejar nuestro estudio aquí, y usted, amigo oyente, seguramente querrá saber cómo se resuelve esta dramática situación del sueño

del rey y su interpretación. Así que le invitamos a que nos acompañe en nuestro próximo encuentro.

Daniel 2:24-39 En el día de hoy, amigo oyente, llegamos a nuestro estudio en el capítulo 2 de Daniel, y nuestro punto de partida será el versículo 24. Pero antes queremos recordar que al finalizar nuestro estudio anterior, examinamos, en los versículos 20 hasta el 23, una de las varias oraciones registradas del profeta Daniel. Igualmente sería conveniente recordar que en nuestra introducción a este libro dijimos, entre otras cosas, que Daniel era un hombre de propósito, un hombre de oración y un hombre de profecía. Solamente Dios podía revelar el secreto del sueño del rey Nabucodonosor a Daniel y ésta fue su gran oración de agradecimiento. En ese preciso momento, él estaba preparado para ir y solicitar nuevamente otra audiencia con el rey. Leamos, pues, el versículo 24 del capítulo 2 de Daniel: "Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le daré la interpretación." Daniel quiso detener la matanza que habría tenido lugar, y aparentemente, el capitán de la guardia, Arioc, no tenía ningún deseo de llevarla a cabo. Él no quería matar a todos los sabios. Continuamos leyendo en el versículo 25: "Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un hombre de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación." Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante la presencia del rey con las buenas noticias de que el sueño sería revelado. En el versículo 26, leemos: "Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación?" Obviamente y creemos que era lógico y razonable, esperar que el rey se mostrara bastante escéptico. Todos los sabios de su reino no habían podido contarle el sueño ni su interpretación. Pero aquí se presentaba un joven, Daniel, que decía poder hacerlo. Y el rey le preguntó: "¿Me quieres decir que tú sí sabes todo lo que los sabios de este reino no pudieron averiguar? Quizás éste es solo otro intento de los sabios para poder ganar tiempo". Su respuesta podía parecer cínica, pero Daniel tenía para él una hermosa respuesta. Leamos los versículos 27 y 28: "Daniel respondió al rey diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama"

Daniel hizo inmediatamente una distinción entre la sabiduría de Babilonia y la sabiduría de Dios. El apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 1:1:20, 25 que Dios ha convertido en locura la sabiduría de este mundo, y que la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. Entonces, Daniel tuvo el privilegio único de presentar ante la mente entenebrecida de este rey pagano al Dios vivo y verdadero. Y le dijo "hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días". Ésta fue una declaración muy importante porque va a ser el énfasis en el libro de Daniel; este sueño se refería al final del tiempo de las naciones (o, de los "gentiles", que son los no judíos en el lenguaje Bíblico). El final del "tiempo de las naciones" (no judías) transcurre simultáneamente con los últimos días de la nación de Israel; y ambos llegan a su cumplimiento durante el período de la gran tribulación. El día en el cual nosotros vivimos es el "día del hombre". El Apóstol Pablo dijo en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 4, versículo 3: "En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo!" Estamos viviendo en el día del hombre. Y es bueno tomar nota del término "el tiempo de los gentiles (o de las naciones)", que no es sinónimo de la expresión "la plenitud de los gentiles (o de las naciones)". El Apóstol Pablo dijo en su epístola a los Romanos, capítulo 11, versículo 25: "No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles". La llamada "plenitud de los gentiles" termina con el arrebatamiento de la iglesia. Los términos "los últimos días" y "el tiempo de los gentiles" no son sinónimos de los "últimos días" de la iglesia, que llegan a su cumplimiento en el arrebatamiento y preceden a la Gran Tribulación. "Los tiempos de los gentiles" continuarán en la Gran Tribulación, y en ese tiempo Dios dirigirá nuevamente Su atención a la nación de Israel. Volviendo a nuestro capítulo 2 de Daniel, leamos el versículo 29: "Estando tú, rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de suceder en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser." Nabucodonosor estaba preocupado cuando yacía en su cama por la noche, preguntándose qué le depararía el futuro. Aunque había comenzado como un rey sin importancia, había llegado a ser un gobernante mundial. Y continuó Daniel hablando en el versículo 30: "Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en los demás vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón." Este sueño tenía que ver con el futuro del reino de Nabucodonosor, y lo que resultaría de este gran imperio mundial. Aparentemente, Nabucodonosor estaba

preocupado en cuanto al futuro de este vasto imperio del cual de repente él resultó siendo poseedor y dictador. Y el sueño era la respuesta de Dios a su problema. Daniel dejó en claro que él no merecía ningún mérito, que había sido el Dios de los cielos quien le había revelado el sueño, y que Dios fue impulsado a revelar el sueño para salvar las vidas de esos hombres sabios, así como para satisfacer también la curiosidad del rey Nabucodonosor. Ahora Dios le iba a hablar a este hombre en un lenguaje que él pudiera comprender, es decir, en el lenguaje del esplendor y la gloria exterior de su reino. En el sueño Dios le mostró el brillo externo de su reino. Este sueño era también el sueño de un no judío, de un gentil, y en él Dios le habló usando una imagen. La imagen en el sueño de Nabucodonosor no era una imagen para ser adorada; pero, como Nabucodonosor se había postrado ante imágenes en la ciudad de Babilonia, Dios usó una imagen en su sueño. En esta tierra de idolatría, semejante visión era el único lenguaje que Nabucodonosor podía verdaderamente entender. Babilonia era conocida como la fuente de la religión pagana, y la cuna de los ídolos paganos. En esta sección veremos la historia del gobierno de este mundo por parte de los gentiles o no judíos. A causa del fracaso de la casa de David, Dios estaba entonces tomando el cetro de este universo de las manos del linaje de David, y lo estaba colocando en manos de los gentiles. Y allí se quedará hasta que el Señor Jesucristo regrese a la tierra. Entonces Cristo tomará el cetro y gobernará esta tierra como el Rey de reyes y Señor de señores. Así que los "tiempos de los gentiles (o no judíos)" se extienden durante el lapso de tiempo que transcurra desde Nabucodonosor, pasando a través de los siglos, hasta que el Señor venga a reinar. Y continuó Daniel diciendo en el versículo 31: "Tú, rey, veías en tu sueño una gran imagen. Esta imagen era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible." Es decir, que la imagen producía terror, era impresionante. Era grandiosa, tremenda y extraordinaria. Mientras Daniel comenzó a describir el sueño, hubiéramos deseado estar allí para ver cambiar la expresión del rostro de Nabucodonosor del cinismo a un asombro que no pudo disimular. Cuando Daniel comenzó a decir "veías en tu sueño una gran imagen. Esta imagen era muy grande y su gloria muy sublime...su aspecto era terrible", creemos que los ojos de Nabucodonosor se iluminaron. Se sentó en el borde del trono y habrá pensado: "Joven, has comenzado bien". Y leemos ahora en los versículos 32 y 33, lo que Daniel continuó diciendo al rey: "La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido." Y creemos que cuando Daniel dijo esto, el rey nuevamente pensó: "Joven, tú tienes toda la razón". Ahora él estaba preparado para escuchar la interpretación de ese sueño. El especialista Bíblico Tregelles ha dicho de este sueño: "Aquí todo es presentado delante de este rey, según su capacidad de comprensión. Las

cosas visibles y externas son mostradas como el hombre las puede contemplar". Y como ya hemos dicho, Dios le estaba hablando al rey en un lenguaje que él podía comprender. Esta tremenda imagen que estaba ante este rey simplemente estaba allí de pie. Se encontraba absolutamente inmóvil. Era impresionante grandiosa, tremenda y extraordinaria. La cabeza era de oro, su pecho y sus brazos de plata, su vientre y sus muslos de bronce, sus piernas de hierro, y sus pies eran en parte de hierro y en parte de barro cocido. Esa imagen, por tanto, estaba formada de una extraña variedad de metales. No era una mezcla de metales, sino que era una imagen, digamos, multimetálica, de cuatro metales diferentes, más una parte de barro. Continuemos escuchando la descripción de Daniel. Leamos entonces, los versículos 34 y 35 de este capítulo 2 de Daniel: "Estabas mirando, hasta que una piedra se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra." Más adelante, vamos a leer la interpretación de esta gran imagen. Y vamos a escuchar la interpretación que dio Daniel, porque no necesitamos adivinar nada en cuanto al significado del sueño. Lo que debemos destacar aquí es que, mientras Nabucodonosor contemplaba con asombro y admiración la imagen, la piedra, que venía desde más allá de las inmediaciones de la imagen, sin un origen o una motivación humana, hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y la golpeó con tal fuerza que todos los metales fueron desmenuzados. Entonces el viento se llevó todo ese polvo y la imagen desapareció completamente. Entonces la piedra que había derribado a esa imagen comenzó a crecer cada vez más, como una piedra viviente, y llenó toda la tierra, ocupando el lugar de esa imagen. Leamos ahora los versículos 36 al 38 de este segundo capítulo de Daniel, en los cuales se presenta una:

Definición de cuatro imperios mundiales y sus destinos "Este es el sueño. También la interpretación de él diremos en presencia del rey. Tú, rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tus manos, y te ha dado el dominio sobre todo. Tú eres aquella cabeza de oro." Nabucodonosor fue el primer gran gobernante mundial. Creemos que éste era el ideal de Dios para Adán; a Adán se le dio dominio, pero él lo perdió. El mundo ha conocido cuatro grandes gobernantes mundiales; ha habido cuatro grandes naciones que han intentado gobernar el mundo y todas fracasaron en esa tarea. Ninguna pudo alcanzar un verdadero éxito en sus dominios. Pero el primero, el rey Nabucodonosor, realizó la mejor labor.

Daniel comenzó a interpretar inmediatamente este sueño. Los diferentes metales representaban imperios mundiales. A Nabucodonosor se le identificó como la cabeza de oro. El ejercitó el dominio y la autoridad sobre todo el mundo entonces conocido. Nadie discutió su autoridad. La suya fue una monarquía absoluta, y por cierto, ha habido muy pocas desde entonces. En otras partes de la Biblia se dice más sobre el Imperio Babilónico, incluyendo este mismo libro de Daniel capítulo 5, versículos 18 y 19, que dicen lo siguiente: "18El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad. 19Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien le placía, mataba, y a quien le placía, daba vida; engrandecía a quien le placía, y a quien le placía, humillaba". Comentaremos este pasaje cuando en nuestro estudio de este libro de Daniel lleguemos a este capítulo. Otro pasaje del Antiguo Testamento se encuentra en el libro del profeta Jeremías, por medio de quien Dios dijo en el capítulo 27, versículos 5 al 11: "5Yo, con mi gran poder y con mi brazo extendido, hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, y la di a quien quise. 6Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. 7Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que llegue también el tiempo de su misma tierra y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.8A la nación y al reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada, con hambre y con peste, dice Jehová, hasta que acabe con ella por medio de su mano. 9Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, adivinos, soñadores, agoreros o encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. 10Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra y para que yo os arroje y perezcáis. 11Pero a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y lo sirva, la dejaré en su tierra, dice el Señor, la labrará y habitará en ella". Dios hizo de Nabucodonosor el soberano que ocupó la primera posición, la más alta de la imagen, es decir, la misma cabeza de la imagen. Dios lo convirtió en el primer gran gobernante mundial, y desde entonces, no ha habido ninguno como él. Continuemos leyendo el versículo 39 de este segundo capítulo de Daniel: "Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra." El reino que vendría después de Nabucodonosor, rey de Babilonia, sería inferior al suyo. El tercer reino sería inferior al segundo, y el cuarto sería interior al tercero. Esto significa que el cuarto reino o imperio sería el peor de todos ellos. Y aquí, estimado oyente, es donde nos encontramos en la actualidad. En este versículo 39 que acabamos de leer, se mencionaron dos reinos. Los brazos de plata representaban a Media y Persia. En el capítulo 5 de Daniel, versículo 28, leemos algo sobre el futuro del reino de Babilonia. Dice allí: "Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y los persas". No necesitamos especular sobre cuál fue el segundo reino, porque ha sido identificado directamente. Recordemos que Daniel vivió en el reino de Nabucodonosor y posteriormente en

el reino de Media y Persia. Y podemos leer en el capítulo 6 de Daniel, versículo 8: "Ahora, pues, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, que no puede ser abrogada." Ahora, el tercer reino, representado por el bronce, del cual se dice en este versículo 39, "el cual dominará sobre toda la tierra", fue el imperio grecomacedonio, el imperio gobernado por Alejandro Magno; y más adelante en nuestro estudio de este libro, tendremos algo más que decir sobre este tercer reino. Esto nos lleva al cuarto reino. Y aquí es importante destacar que en esta imagen, en esta visión, sólo aparecieron cuatro reinos o imperios. No se mostró a un quinto reino. O sea, que el período del cuarto reino es aquel en el cual nos encontramos en la actualidad. Y aquí, estimado oyente, debemos interrumpir nuestro estudio, para continuar en nuestro próximo programa. Como puede usted ver, estamos realizando un viaje a través de la Biblia, y en este libro de Daniel en particular, este recorrido es también un viaje a través del tiempo, de la historia, en al cual comprobamos como se van cumpliendo los propósitos de Dios en el mundo, y cómo Él controla el curso de los acontecimientos. Este viaje nos muestra hasta donde puede llegar el poderío humano, así como la debilidad del hombre y la fragilidad de todo lo que él construye para perpetuarse a sí mismo en el poder. Por ello veremos también, cuan fuerte puede ser la caída de una nación, de un imperio, y de un ser humano. Le invitamos, pues, a que continúe acompañándonos en este interesante viaje.

Daniel 2:40-44 En el día de hoy, continuaremos estudiando el capítulo 2 de este libro profético tan importante en el contexto de la profecía Bíblica. Nos encontrábamos estudiando una sección del capítulo titulada "Definición de los cuatro imperios mundiales y sus destinos". Vamos a recordar brevemente, algunas informaciones y consideraciones expresadas al final de nuestro programa anterior. Nabucodonosor fue el primer gran gobernante mundial. Creemos que éste era el ideal de Dios para Adán; a Adán se le dio dominio, pero él lo perdió. El mundo ha conocido cuatro grandes gobernantes mundiales; ha habido cuatro grandes naciones que han intentado gobernar el mundo y todas fracasaron en esa tarea. Ninguna pudo alcanzar un verdadero éxito en sus dominios. Pero el primero, el rey Nabucodonosor, realizó la mejor labor. Daniel comenzó a interpretar inmediatamente este sueño. Los diferentes metales representaban imperios mundiales. A Nabucodonosor se le identificó como la cabeza de oro. Él ejercitó el dominio y la autoridad sobre todo el mundo entonces conocido. Nadie discutió su autoridad. La suya fue una monarquía absoluta, y por cierto, ha habido muy pocas desde entonces. En otras partes de la Biblia se dice más sobre el Imperio Babilónico, incluyendo este mismo libro de

Daniel capítulo 5, versículos 18 y 19 y Jeremías 27:5-11. Así que Dios hizo de Nabucodonosor el soberano que ocupó la primera posición, la más alta de la imagen, es decir, la misma cabeza de la imagen. Dios lo convirtió en el primer gran gobernante mundial, y desde entonces, no ha habido ninguno como él. Cuando leímos el versículo 39 comentamos lo siguiente. El reino que vendría después de Nabucodonosor, rey de Babilonia, sería inferior al suyo. El tercer reino sería inferior al segundo, y el cuarto sería interior al tercero. Esto significa que el cuarto reino o imperio sería el peor de todos ellos. Y aquí, estimado oyente, es donde nos encontramos en la actualidad. En el versículo 39 se mencionaron dos reinos. Los brazos de plata representaban a Media y Persia. En el capítulo 5 de Daniel, versículo 28, leemos algo sobre el futuro del reino de Babilonia. Dice allí: "Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y los persas". No necesitamos especular sobre cual fue el segundo reino, porque ha sido identificado directamente. Recordemos que Daniel vivió en el reino de Nabucodonosor y posteriormente en el reino de Media y Persia. Y podemos leer en el capítulo 6 de Daniel, versículo 8: "Ahora, pues, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, que no puede ser abrogada." Ahora, el tercer reino, representado por el bronce, del cual se dice en este versículo 39, "el cual dominará sobre toda la tierra", fue el imperio grecomacedonio, el imperio gobernado por Alejandro Magno; y más adelante en nuestro estudio de este libro, tendremos algo más que decir sobre este tercer reino. Esto nos lleva al cuarto reino. Y aquí es importante destacar que en esta imagen, en esta visión, sólo aparecieron cuatro reinos o imperios. No se mostró a un quinto reino. O sea, que el período del cuarto reino es aquel en el cual nos encontramos en la actualidad. Comencemos entonces nuestra lectura de hoy leyendo los versículos 40 al 43, de este capítulo 2 de Daniel: "Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y lo quebrantará todo. Lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; pero habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste el hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro." Este es un pasaje notable de las Sagradas Escrituras. Se dirigió más atención a este cuarto reino que a los otros tres reinos juntos. Daniel usó aquí 4 versículos para describirlo, y para interpretarlo, mientras que dos de los reinos, el segundo y tercer reino, es decir, los imperios medo-persa y griego, fueron descritos en un solo versículo; el versículo 39.

El cuarto reino será el reino de los últimos tiempos. Recordemos que Daniel le dijo a Nabucodonosor que ése era el motivo para mostrarle esa imagen. Dios le estaba hablando a Nabucodonosor, un adorador de ídolos, por medio de esta imagen, y le estaba contando como serían los últimos tiempos. Él era un gobernante mundial, y estaba preocupado al pensar en el futuro de su reino. Estimado oyente, estamos viviendo en el período de los últimos tiempos, y la pregunta de aquel rey continúa siendo una pregunta relevante en la actualidad. ¿Hacia dónde se dirige el mundo? Tenemos que alejarnos lo suficiente como para contemplar esta imagen en su totalidad. Es una imagen impresionante, de un tamaño enorme. Creemos que era una imagen que se elevaba a gran altura y al contemplarla, Nabucodonosor debió ver que se destacaba notablemente en las planicies de Babilonia. Como vimos al considerar los versículos precedentes, era una imagen de varios metales. Tenía una cabeza de oro, que se refería al imperio de Babilonia. Su pecho y sus brazos eran de plata, y señalaban al imperio Medo-Persa. Su vientre y sus muslos eran de bronce, y se referían a Grecia y Macedonia. Las piernas, eran de hierro, lo cual señalaba a Roma. En los pies, el barro estaba introducido en el hierro, lo cual se refería a la última forma en el que el Imperio Romano adoptaría en la historia, concretamente, en los últimos tiempos. La imagen representaba a cuatro imperios, y sobre ellos habría que destacar algunos detalles. Se podía apreciar un deterioro bien definido al pasar de un reino a otro, y este detalle se hace evidente en ciertas formas específicas. Debemos decir que este deterioro va en contra de la filosofía y opinión contemporánea. La opinión que prevalece hoy entre mucha gente es de que estamos mejorando cada vez más, y que la evolución continua su curso y las consecuencias se notarán en un movimiento hacia delante y hacia arriba elevando el nivel de progreso humano de forma continua y para siempre. Creemos que hemos alcanzado las mejores formas de gobierno y que somos superiores a las generaciones anteriores que poblaron la tierra. En realidad, ninguna de estas conclusiones es cierta. La raza humana siempre ha querido auto-complacerse pensando que el futuro siempre será mejor. Sin embargo, la descripción de esta imagen puso en evidencia que se producía un deterioro al pasar de un reino a otro; es decir, que cada uno de ellos era inferior a su predecesor. Esto se reveló en esta imagen de varias formas: 1. La calidad de los metales: el oro es superior a la plata, y la plata es superior al bronce. El bronce es mejor que el hierro, y el hierro es superior al barro. Por ello es evidente este deterioro inexorable. 2. La gravedad específica de los metales: cada metal muestra un deterioro: un científico llamado Tregelles llamó la atención hacia este factor. 3. La posición de cada metal: la cabeza tiene más honor, por ejemplo, que los pies. 4. Las declaraciones específicas del relato. Dice el versículo 39: "Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo". O sea, que las Sagradas Escrituras son claras al expresar que cada reino será inferior al que lo precedió.

5. La división de la soberanía: la división clara de soberanía denota debilidad. Nabucodonosor fue la cabeza de oro, pero habría dos brazos en el Imperio MedoPersa. El imperio de Babilonia fue fuerte porque no existía esa división. El Imperio Greco-Macedónico comenzó siendo una unidad, pero pronto se dividió en cuatro partes. Y en cuanto al Imperio Romano, tendría dos piernas de hierro, pero al final, acabará teniendo diez dedos, hechos de hierro y barro cocido. Hay muchas personas que dicen que creen en la democracia, aunque en la práctica, esta forma de gobierno ha adquirido diversas formas, algunas de las cuales son calificadas como de dudosa realidad democrática, dependiendo en que parte del mundo uno se encuentre. Lo que está claro es que constituye una forma de gobierno representativa. Pero el problema siempre estará en la naturaleza humana controlada por el pecado, que conduce a un abuso del poder en beneficio propio. Desde un punto de vista humano, se opina mayoritariamente que es la mejor forma de gobierno. Ahora, la forma de gobierno de Dios será en muchos aspectos igual a la cabeza de oro de esta imagen, solo que el que ejerza el gobierno será esa Roca que fue cortada no con una mano humana, y esa Roca no será otro que el Señor Jesucristo. Él va a reinar sobre esta tierra, y no va a pedir asesoramiento o consejo a nadie al respecto. No tendrá un Congreso de representantes de la voluntad popular. Tampoco tendrá un Consejo de Ministros y no efectuará llamamientos para que le vayan a votar porque no convocará elecciones. En realidad, estimado oyente, si usted no toma una decisión para aceptar lo que Él ha hecho para salvarle, usted, con toda seguridad, no se encontrará allí. Y no conviene rebelarse contra este hecho, porque se da el caso de que éste es su mundo; Él lo ha creado. Usted y yo sólo somos como pigmeos en este universo que nos movemos en medio de grandes limitaciones. Hay muchas personas que parecen no poder adaptarse al programa de Dios. Pero éste es Su mundo, y Él lo va a disponer de una forma que se adapte a Su Persona, a Su carácter y manera de actuar. Su forma de gobierno será una de las formas más estrictas y severas de gobierno que el mundo jamás haya conocido. Usted piensa que ha habido dictadores en este mundo y tiene seguramente una imagen o se ha formado una opinión sobre ellos. Bueno, salvando las distancias, el Señor Jesucristo también va a ejercer Su autoridad absoluta, y si no está dispuesto a inclinarse ante Él, no creemos que usted quiera incluso estar como ciudadano de Su reino cuando Él lo establezca sobre la tierra. Quizá sea mejor que Él tenga otro lugar para personas como estas, porque para ellas no será agradable estar aquí, porque no lo disfrutarían en absoluto. La forma de gobierno de Dios será el gobierno absoluto de un rey, la soberanía efectiva de un gobernante, que será autocrático, detentará el poder absoluto y Su voluntad prevalecerá. Ésa es la razón por la cual es bueno para usted y para mí que comencemos aquí nuestra práctica de inclinarnos ante Él, reconociéndolo como el Señor, porque el va a asumir el control del mundo uno de estos días. Bien, antes de continuar, deberíamos tomar nota de otro detalle. De acuerdo con esta visión de la imagen que contempló el rey Nabucodonosor, ninguna otra potencia mundial aparece siguiendo a Roma. El Imperio Romano será el último,

y estará en existencia en los últimos tiempos. En realidad, ya existe en nuestra época. Todos estos imperios que están incluidos en la imagen de la visión, fueron destruidos por un enemigo exterior, pero ningún enemigo destruyó a Roma. Atila, rey de los Hunos, llegó hasta la ciudad y la saqueó, pero tan impactado, tan atemorizado de lo que vio que fue consciente de que si se quedaba, no podría controlar la situación. Así que tomó a sus bárbaros y salió de la ciudad. El Imperio Romano cayó, pero su caída fue provocada desde dentro, por razones internas. Así que ningún enemigo lo destruyó. Podemos decir que Roma pervive hoy en las grandes naciones de Europa: Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y España fueron todas ellas parte del Imperio Romano. Las leyes de Roma permanecen vigentes y su idioma también. Pocos hablan hoy en latín, pero este idioma es básico para entender el francés, el español, y otros idiomas. Su espíritu bélico también pervive: Europa ha sufrido guerras desde que el Imperio se desmembró en estos reinos. Es posible que ciertas condiciones para la aparición de alguien que pretenda formar un gobierno fuerte y eficaz ya hayan comenzado a cumplirse. Nos referimos a las condiciones políticas, que requieren la unidad de las naciones para fortalecer la posición frente a otras potencias, a las condiciones económicas, que requieren la formación de grandes mercados, para tener mayor fortaleza frente a la competencia de las diferentes regiones del mundo y a la línea de pensamiento que pretende crear un mundo unido en el cual no pueda haber guerras. Pero hasta que Dios no quite el obstáculo, este hombre no surgirá y entonces todos estos acontecimientos políticos, económicos o ideológicos se harán realidad. Como ese personaje será el hombre de Satanás, Dios no le permitirá aparecer hasta que Él reúna a un pueblo que invoque Su nombre. Cuando haya finalizado de hacerlo, removerá a Su iglesia de la tierra. Porque Dios está llevando a cabo Su programa, tanto como si es evidente como si no lo es. En consecuencia y como acabamos de decir, va a venir alguien que reunirá nuevamente al Imperio Romano. Nunca hablamos de la resurrección del Imperio Romano, porque ello implicaría que murió. A lo largo de la historia ha habido varios que han tratado de reunir a ese vasto imperio. Ha habido esfuerzos eclesiásticos para lograr otra vez esa unidad. También el emperador Carlomagno intentó reagruparlo. Napoleón trató de emprender esa tarea, así como varios emperadores de Alemania o dictadores que surgieron en el siglo pasado. Pero hasta el momento, no ha surgido un hombre capaz de realizar esa gigantesca empresa. Y ello se debe a que Dios aún no está dispuesto a que él surja en la escena internacional. Llegamos entonces a un nuevo párrafo, que trata los siguientes temas:

Destrucción de las potencias mundiales de los gentiles establecimiento del reino de los cielos sobre la tierra El desarrollo histórico de los reinos descritos en la estatua que contempló el rey Nabucodonosor, hace surgir la siguiente pregunta: ¿Cuál será el final de este último reino, el reino que se identifica como los pies en la imagen y formados por hierro mezclado con barro? Creemos que el barro representa a las masas,

las multitudes, a las diferentes naciones de los diez dedos. El hierro nos habla del hecho de que Roma pervive en esta forma final del antiguo imperio. ¿Cómo va a finalizar este proceso? Encontramos la respuesta en esta sección final del capítulo 2, que se extiende desde el versículo 44 hasta el 49. Vamos a examinar más detenidamente esta sección. Así que leamos ahora el versículo 44 de este capítulo 2 de Daniel: "En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre" El Anticristo, o el Hombre de Pecado, que tiene aproximadamente unos 35 apodos en la Biblia, será el que reúna al Imperio Romano. Este hombre será un dictador mundial, que gobernará el mundo así como lo gobernó el rey Nabucodonosor al principio, representado por aquella cabeza de oro de la imagen (como podemos ver en Apocalipsis 13). La suya será una forma efectiva e ideal de gobierno. Pero si la persona equivocada se encuentra en la máxima situación de poder político, será horrible. Ése fue el caso del rey Nabucodonosor, como veremos más adelante, y seguramente será cierto del Anticristo. Cuando el Señor Jesús venga, va a reinar como un gobernante autocrático, y va a sofocar toda rebelión que se dirija contra Él. En ese sentido podemos recordar las palabras del Salmo 2:8 y 9, que dicen: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Dios no quiere que nadie pida disculpas por Sus palabras, ni por Su forma de actuar. En ese caso, y si en el futuro hubiera medios para ello, usted podría emprender viaje hacia otro planeta y alejarse de esta tierra. Porque Él va a asumir la autoridad en esta tierra, y nosotros creemos que va e ejercer la autoridad también en cualquier lugar del universo que usted escogiera para retirarse. Porque éste es el universo que Él creó. Y este universo le pertenece. Bien, amigo oyente, vamos a dejar nuestro estudio aquí por hoy, y vamos a continuar Dios mediante en nuestro próximo programa examinando los próximos versículos de esta última sección del capítulo 2 de Daniel. Y a continuación, también en nuestro próximo programa, vamos a estudiar el capítulo 3 de este libro. Como es nuestra costumbre, le sugerimos leer todo este capítulo 3 para estar más informado de los temas que trataremos en nuestro próximo encuentro. Y esperamos que este estudio sea para usted de provecho espiritual y le ayude a comprender mejor el propósito de Dios para su propia vida, así como algunos de los acontecimientos que ocurren en este mundo en la actualidad.

Daniel 2:45 - 3:2 En este día, amigo oyente, regresamos otra vez al capítulo 2 de este libro de Daniel. En nuestra mente se encuentra aun la imagen de varios metales que representaba a las grandes potencias mundiales de la historia.

A Nabucodonosor se le identificó como la cabeza de oro. El ejercitó el dominio y la autoridad sobre todo el mundo entonces conocido. Nadie discutió su autoridad. La suya fue una monarquía absoluta, y por cierto, ha habido muy pocas desde entonces. Así que Dios hizo de Nabucodonosor el soberano que ocupó la primera posición, la más alta de la imagen, es decir, la misma cabeza de la imagen. Dios lo convirtió en el primer gran gobernante mundial, y desde entonces, no ha habido ninguno como él. Hablando ahora del segundo reino, los brazos de plata representaban a Media y Persia. En el capítulo 5 de Daniel, versículo 28, leemos algo sobre el futuro del reino de Babilonia. Dice allí: "Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y los persas". Ahora, el tercer reino, representado por el bronce, del cual se dice en este versículo 39, "el cual dominará sobre toda la tierra", fue el imperio grecomacedonio, el imperio gobernado por Alejandro Magno; y más adelante en nuestro estudio de este libro, tendremos algo más que decir sobre este tercer reino. Esto nos lleva al cuarto reino. Y aquí es importante destacar que en esta imagen, en esta visión, sólo aparecieron cuatro reinos o imperios. No se mostró a un quinto reino. O sea, que el período del cuarto reino es aquel en el cual nos encontramos en la actualidad. Nos encontramos en la sección de este capítulo que hemos titulado "Destrucción de las potencias mundiales de las naciones, y establecimiento del reino de los cielos sobre la tierra". Ahora, recordemos lo dicho a partir del principio de esta sección del capítulo 2. Habíamos dicho que el desarrollo histórico de los reinos descritos en la estatua que contempló el rey Nabucodonosor, hace surgir la siguiente pregunta: ¿Cuál será el final de este último reino, el reino al que se refiere la parte de la imagen que se identifica como los pies, formados por hierro mezclado con barro? Creemos que el barro representa a las masas, las multitudes, a las diferentes naciones de los diez dedos. El hierro nos habla del hecho de que Roma pervive en esta forma final del antiguo imperio. ¿Cómo va a finalizar este proceso? Encontramos la respuesta en esta sección final del capítulo 2, que se extiende desde el versículo 44 hasta el 49. Vamos a leer nuevamente el versículo 44 de este segundo capítulo de Daniel, para situarnos en el contexto del relato que ocupará nuestra atención en el día de hoy. Leamos entonces el citado versículo 44: "En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre" El Anticristo, o el Hombre de Pecado, que tiene aproximadamente unos 35 apodos en la Biblia, será el que reúna al Imperio Romano. Este hombre será un dictador mundial, que gobernará el mundo así como lo gobernó el rey Nabucodonosor al principio, representado por aquella cabeza de oro de la imagen (como podemos ver en Apocalipsis 13). La suya será una forma efectiva e ideal

de gobierno. Pero si la persona equivocada se encuentra en la máxima situación de poder político, será horrible. Ése fue el caso del rey Nabucodonosor, como veremos más adelante, y seguramente será cierto del Anticristo. Cuando el Señor Jesús venga, va a reinar como un gobernante autocrático, y va a sofocar toda rebelión que se dirija contra Él. En ese sentido podemos recordar las palabras del Salmo 2:8 y 9, que dicen: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Dios no quiere que nadie pida disculpas por Sus palabras, ni por Su forma de actuar. En ese caso, y si en el futuro hubiera medios para ello, usted podría emprender viaje hacia otro planeta y alejarse de esta tierra. Porque Él va a asumir la autoridad en esta tierra, y nosotros creemos que va e ejercer la autoridad también en cualquier lugar del universo que usted escogiera para retirarse. Porque éste es el universo que Él creó. Y este universo le pertenece. Vamos a comenzar nuestra lectura de hoy, que se inicia en el versículo 45 de este segundo capítulo de Daniel. Pero la continuidad del relato exige que leamos juntos los versículos 44 y 45 de Daniel 2: "En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte se desprendió una piedra sin que la cortara mano alguna, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación." Ahora, esa piedra que fue cortada de un monte "sin que la cortara mano alguna" representa directamente al Señor Jesucristo. Él no es un hombre, Él es el ungido de Dios. El Señor Jesucristo dijo con toda claridad que Él era esa piedra. En Su día había probablemente más gente que comprendió lo que estaba queriendo decir, que la que hay hoy. Y en el evangelio según San Mateo, capítulo 21, versículo 44 leemos: "El que caiga sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella caiga será desmenuzado". El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 3:11, "Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo". Si usted cae sobre esa Piedra, es decir, si usted descansa en Él por medio de la fe, entonces, venga tal como usted es, sin otro alegato, sin otra defensa que Su sangre, que Él derramó por usted y por mí en la cruz del Calvario. Usted esta quebrantado, usted viene como un pecador, sin nada que ofrecer. Pero Él es una maravillosa Piedra sobre la cual apoyarse, sobre la cual el alma puede descansar. La Piedra es una de las muchas figuras retóricas de la Biblia que habla de Cristo en su función de Salvador y Juez. Él es la Roca de salvación (como leemos en Deuteronomio 32:15) y Él es la Roca de juicio (como podemos leer en Deuteronomio 32:4). Estos versículos de Daniel hablan del tiempo en que Jesús vendrá a la tierra como Juez para sofocar la rebelión de la tierra contra Dios. La referencia aquí es a la segunda venida de Cristo al mundo, que es descrita para nosotros en detalle

en Apocalipsis 19:11-21. Su venida va a ser culminante, catastrófica y constituirá un verdadero cataclismo. Fue mencionada en la Biblia una y otra vez (ver Zacarías 14:1-3, Joel 3:2. 9-16. Isaías 34:1-8, Salmo 2). La jactancia del hombre al gobernar esta tierra y establecer una utopía terminará en la sombría destrucción de la así llamada civilización. Es difícil parar nosotros encajar este hecho en nuestra mente: que vivimos en un mundo juzgado. Este mundo no se encuentra en un proceso judicial. Se escucha a la gente decir: "Bueno, yo voy a correr el riesgo". Estimado oyente, si usted no es salvo, no tiene ninguna opción. Usted está perdido. Está sin Dios. No tiene capacidad ni aptitud para relacionarse con Dios. Todo lo que usted tiene en su corazón es quizá un pequeño deseo de ser un poco religioso. Quizá sí, quiere ganarse algunos méritos, un poco de reconocimiento. Pero estimado oyente, usted necesita confiar en Cristo como Salvador, y esto no es algo fácil de hacer, ¿no es cierto? No es fácil inclinarse ante Él y reconocerle. Sin embargo, o usted va a dirigirse hacia esa Piedra, o esa Piedra va a venir a usted. Nosotros preferimos, ir hacia la Piedra. Dios va a poner fin al breve día de preponderancia del hombre. El reino de Dios prevalecerá, y por mil años esta tierra será probada bajo el reino personal de Cristo. Y aparte de un breve momento en el cual a Satanás y al pecado se les permitirá efectuar su último asalto contra el reino justo de Dios, el reino de Dios continuará hasta la eternidad (como podemos ver en Apocalipsis 20) Volviendo ahora al capítulo 2 de Daniel, leemos los versículos 46 y 47: "Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro, se humilló ante Daniel, y mandó que le ofrecieran presentes e incienso. El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio." El efecto de la interpretación de Daniel sobre Nabucodonosor fue tan profundo que, en realidad, adoró a Daniel y ordenó a otros que hicieran lo mismo. Él no sabía como expresar mejor lo que sentía; sólo sabía adorar a objetos físicos, y a través de esta manera se propuso adorar al Dios vivo y verdadero. Ésta fue su presentación al Dios de los cielos. Y nosotros le sugerimos, estimado oyente, porque en este libro vamos a observar el crecimiento de la fe en el corazón de este rey idólatra, fe que atravesó la oscuridad del paganismo, y lo iba a impulsar a venir a la luz maravillosa del conocimiento de Dios. Ahora, en los versículos 48 y 49 de este capítulo 2 de Daniel que estamos estudiando, leemos: "Entonces el rey engrandeció a Daniel, le dio muchos honores y grandes dones, y lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Daniel solicitó y obtuvo del rey que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey." Aquí vemos a Daniel en la corte del rey, fue una práctica mencionada en otras partes de la Biblia. En el libro de Génesis, encontramos a Lot sentado a la puerta de la ciudad de Sodoma, lo cual indicaba que él ocupaba un cargo destacado, que él era un juez. También hemos leído en el libro de Ester, donde se nos dijo

que Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey, lo cual indicaba que él también era un juez. Así fue que entonces Daniel fue recompensado y elevado a una alta posición por Nabucodonosor, pero él no se olvidó de sus tres amigos hebreos. Ellos igualmente recibieron altos cargos en el gobierno de Babilonia. Este joven Daniel llegó a ocupar una alta posición en la corte, y llegó a ser un juez de la Corte Suprema de Justicia, pero también desempeñó la función de primer ministro. A través de este libro encontraremos que él era la persona a quién Nabucodonosor consultaba. Así que le vemos como juez supremo y primer ministro del reino de Babilonia. Y ahora llegamos al:

Daniel 3 El tema de este capítulo incluye dos eventos de gran importancia. En primer lugar es el decreto de Nabucodonosor para imponer la idolatría universal. Y los tres jóvenes hebreos fueron arrojados al horno, cuando se negaron a inclinarse ante la imagen de oro. En nuestro programa de hoy consideraremos únicamente, el tema de la construcción de la estatua de oro por orden del rey Nabucodonosor. Hemos estado estudiando unos temas bastante interesantes. En el capítulo 1 vimos que las costumbres paganas fueron juzgadas; en el capítulo 2 vimos que la filosofía pagana fue juzgada, y en este tercer capítulo vemos que el orgullo pagano fue juzgado. Quisiéramos leer esta primera sección; los versículos 1 y 2 nos hablan que, dentro de los planes para instituir una religión universal, estaba:

La construcción de la imagen de oro "El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, cuya altura era de veintisiete metros y la anchura de dos metros y medio; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Y ordenó el rey Nabucodonosor que se reunieran los sátrapas, los magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces y todos los gobernadores de las provincias, para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado." Aquí se nos presenta a la imagen de oro, que fue un suntuoso despliegue de riqueza y trabajo dedicados a la construcción de esta impresionante estatua. Algunos eruditos creen que Nabucodonosor construyó esta imagen en memoria de su padre, Nabopolasar. Otros están igualmente convencidos de que la hizo para honrar a Bel, el dios pagano de Babilonia. Pero en realidad, lo más probable fue que la hiciera para sí mismo. Daniel había declarado que él estaba representado por la cabeza de oro en esa imagen del sueño. Ahora, en vez de humillarse a sí mismo ante Dios, ese sueño causó que Nabucodonosor se llenara de un orgullo excesivo; así es que, él construyó una imagen hecha completamente de oro, para representar el reino que él había construido. Recordemos las medidas de la estatua: 27 metros de altura y dos metros y medio de ancho. Babilonia estaba situada en una llanura, sin montañas a su alrededor. Aunque para su tiempo era una ciudad de edificios altos, la gran altura de la imagen la hacía visible desde una gran distancia. El campo de Dura era

como un aeropuerto, llano y amplio, y permitía que una gran multitud se reuniera para adorar a la imagen, que era en realidad como adorar al rey. Todos los altos cargos y funcionarios del gobierno estaban presentes para la dedicación de la imagen. Sólo la alta jerarquía del reino estaba invitada, y querían convencer a la gente de la importancia de este proyecto. Éste era el primer paso de un lavado de cerebro. Estos burócratas constituían un gran grupo de personas. Ahora, ¿qué pensamientos tuvo Nabucodonosor para sentirse impulsado a construir esta imagen? Podríamos llegar a tres conclusiones. (1) En primer lugar, la construcción de esta estatua mostró la rebelión de Nabucodonosor contra el Dios de los cielos, que le había dado a él ese dominio mundial. En vez de gratitud, esta empresa constituyó un acto concreto de rebelión. (2) En segundo lugar, mostró su orgullo, al hacer una imagen que evidentemente mostraba su deseo de deificarse a sí mismo. Más adelante, los emperadores romanos también intentarían lo mismo. (3) Y en tercer lugar, obviamente, Nabucodonosor estaba buscando un principio unificador para unir a todas las tribus, lenguas y pueblos de su reino, para formar un gran gobierno totalitario. En otras palabras, él estaba intentando instituir una religión mundial. Ésta no fue otra cosa que una repetición de la torre de Babel. O sea, lograr que todos los habitantes del mundo pertenecieran a una misma religión. También hay intentos en la actualidad para llegar a tener una religión mundial. Desgraciadamente, los que esto propugnan, dejarán a Jesús totalmente fuera de su proyecto. Todos estos intentos no están encaminados hacia la adoración del Dios vivo y verdadero; en realidad, los que quieren imponer esta religión, se oponen a Dios. Éste es un movimiento que irá ganando adeptos y en una última etapa conducirá al período de la gran tribulación, a la aparición del llamado hombre de pecado y al falso profeta. Esto ocurrirá, de acuerdo a nuestro punto de vista, después de que la iglesia sea removida de la tierra. Cuando decimos "iglesia", nos estamos refiriendo a todos aquellos que forman el cuerpo de los creyentes. Cada creyente en Cristo, quienquiera que sea, y cualquiera sea el color de su piel o la raza a la cual pertenezca, e indiferentemente de la denominación o grupo cristiano del que forme parte, si ha confiando en el Señor Jesucristo, se irá junto con ese gran grupo de cristianos. Ahora quizás debamos aclarar que en nuestra época nos encontramos en una fase inicial de los intentos arriba mencionados. En estos momentos, nadie habla de dejar fuera de estos proyectos al cristianismo, ni a ninguna otra religión histórica con arraigo en el mundo de nuestra época. Se enfatiza el respeto, la tolerancia y en principio, se trata de investigar, por medio de grupos integrados por teólogos de las diversas religiones, cuales son los puntos de contacto entre las mismas, es decir, aquellos elementos que pueden unir, que pueden promover una adoración y ritual conjunto que sea una expresión de unidad, enfatizando esas creencias sobre aquellas divergencias que históricamente han dividido y enfrentado a las religiones. Bien, amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Le invitamos pues, a que nos acompañen nuestro próximo programa para continuar con este

interesantísimo estudio. Recuerde que le sería de provecho leer todo este capítulo 3 del libro de Daniel para estar así informado de lo que consideraremos en nuestro próximo programa, en el cual presentaremos las consecuencias, los hechos que ocurrieron como resultado de este intento del rey Nabucodonosor de imponer una adoración universal.

Daniel 3:3-16 Regresamos hoy, amigo oyente, al tercer capítulo del libro de Daniel. Anteriormente dijimos que en el primer capítulo, las costumbres paganas fueron juzgadas; en el segundo capítulo la filosofía pagana fue juzgada y vemos que en este tercer capítulo, el orgullo pagano fue juzgado. Recordamos también el contenido total de este capítulo, que incluye los siguientes eventos: el decreto de Nabucodonosor de imponer una idolatría universal, y en incidente de los tres jóvenes hebreos que fueron arrojados en el horno de fuego por no adorar a la estatua de oro. El material que cubriremos hoy está distribuido de la siguiente manera: tenemos la construcción de la estatua de oro (versículos 1 y 2), la dedicación de la estatua de oro (versículos 3 al 7), los tres jóvenes se negaron a adorar a la imagen (versículos 8 al 12), los tres jóvenes declararon el poder de Dios (versículos 13 al18). Aquí se nos presenta a la imagen de oro, que fue un suntuoso despliegue de riqueza y trabajo dedicados a la construcción de esta impresionante estatua. Algunos eruditos creen que Nabucodonosor construyó esta imagen en memoria de su padre, Nabopolasar. Otros están igualmente convencidos de que la hizo para honrar a Bel, el dios pagano de Babilonia. Pero en realidad, lo más probable fue que la hiciera para sí mismo. Daniel había declarado que él estaba representado por la cabeza de oro en esa imagen del sueño. Ahora, en vez de humillarse a sí mismo ante Dios, ese sueño causó que Nabucodonosor se llenara de un orgullo excesivo; así es que, él construyó una imagen hecha completamente de oro, para representar el reino que él había construido. Recordemos las medidas de la estatua: 27 metros de altura y dos metros y medio de ancho. Babilonia estaba situada en una llanura, sin montañas a su alrededor. Aunque para su tiempo era una ciudad de edificios altos, la gran altura de la imagen la hacía visible desde una gran distancia. El campo de Dura era como un aeropuerto, llano y amplio, y permitía que una gran multitud se reuniera para adorar a la imagen, que era en realidad como adorar al rey. Todos los altos cargos y funcionarios del gobierno estaban presentes para la dedicación de la imagen. Sólo la alta jerarquía del reino estaba invitada, y querían convencer a la gente de la importancia de este proyecto. Éste era el primer paso de un lavado de cerebro. Estos burócratas constituían un gran grupo de personas. Ahora, ¿qué pensamientos tuvo Nabucodonosor para sentirse impulsado a construir esta imagen? Podríamos llegar a tres conclusiones. (1) En primer lugar, la construcción de esta estatua mostró la rebelión de Nabucodonosor contra el

Dios de los cielos, que le había dado a él ese dominio mundial. En ved de gratitud, esta empresa constituyó un acto concreto de rebelión. (2) En segundo lugar, mostró su orgullo, al hacer una imagen que evidentemente mostraba su deseo de deificarse a sí mismo. Más adelante, los emperadores romanos también intentarían lo mismo. (3) Y en tercer lugar, obviamente, Nabucodonosor estaba buscando un principio unificador para unir a todas las tribus, lenguas y pueblos de su reino, para formar un gran gobierno totalitario. En otras palabras, él estaba intentando instituir una religión mundial. Ésta no fue otra cosa que una repetición de la torre de Babel. O sea, lograr que todos los habitantes del mundo pertenecieran a una misma religión. Una vez recordado el contexto, vamos a comenzar nuestra lectura hoy, en el versículo 3, de este capítulo 3 de Daniel, donde se inicia el relato de la ceremonia de:

La dedicación de la imagen de oro "Se reunieron, pues, los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces y todos los gobernadores de las provincias, para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor." Había llegado el día de la dedicación de la estatua. Todos estaban presentes excepto Daniel. Creemos que Daniel tenía una buena y legítima razón para su ausencia. Probablemente se encontraba de viaje en asuntos de estado. Él ocupaba esa posición única de ser el consejero principal del rey, que ahora era el gobernante del mundo de aquella época. La vista que ofrecía la imagen de oro en la llanura de Dura, era realmente impresionante. La vista se parecería hoy a la de un cohete colocado en la lanzadera espacial a punto de despegar. Debía ser un espectáculo atractivo para contemplar. Ahora, los versículos 4 al 6, de este capítulo 3 de Daniel dicen: "Y el pregonero anunciaba en alta voz: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la trompeta, la flauta, la cítara, el arpa, la lira, la zampoña y todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiente." Allí no hubo ninguna libertad de adoración en esta ceremonia de dedicación. Cuando la orquesta comenzara a tocar, los presentes tendrían que postrarse y adorar la imagen. Allí no quedaba lugar para la religiosidad personal, espontánea. Toda la ceremonia estaba fijada de antemano. Aquí tenemos algunos instrumentos que ya son conocidos en nuestro tiempo: tenemos a la trompeta y la flauta, como instrumentos de viento; instrumentos de cuerda como el arpa, la lira, y el salterio, que era como una caja prismática de madera, más estrecha por la parte superior, donde está abierta, y sobre la cual se extienden muchas hileras de cuerdas metálicas, y la zampoña, que era un instrumento rústico a modo de flauta, o compuesto por muchas flautas, o parecido a una gaita. Y la descripción terminó diciendo "y todo instrumento de

música", lo cual indica que había instrumentos de varios tipos que no están incluidos en la lista. Lo importante en aquella ceremonia fue que era más que la dedicación de un monumento, porque la gente fue obligada a adorar. Sin embargo, la adoración verdadera es una expresión del corazón; no puede ser impuesta a la fuerza. Así que sería más exacto decir que aquella gente participó en una forma exterior de adoración. En aquella ocasión la música fue utilizada para apelar a la parte física de las personas. La música espiritual es una gran ayuda para la adoración. Sería bueno que tuviéramos la capacidad de discernir, en el tema de la adoración, cuál es la música espiritual, inspirada por Dios, y cual no lo es. El apóstol Pablo tuvo mucho que decir acerca de la importancia de la música para el creyente en relación con la adoración. En su carta a los Efesios, capítulo 5 versículo 19, dijo: "19hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones". Y además, en la carta a los Colosenses, capítulo 3 versículo 16, dijo: "16La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales". Sin embargo, en el mismo principio, la música apareció con un mal comienzo. Fue mencionada en la línea de descendencia impía de Caín, en el libro del Génesis, en el capítulo 4, versículo 21 donde leemos: "Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta". Cuando la música o el ritual agradan a la carne a la parte física, degradan al ser humano en vez de elevarle, y no constituyen una ayuda para la verdadera adoración. Podemos decir incluso que anulan a la adoración, porque embotan los sentidos. Sin embargo, la música puede también elevar el nivel de una reunión de adoración. Puede ser un verdadero ministerio espiritual y una gran bendición. Por ello insistimos en la importancia de la música, que puede ser un estímulo o un estorbo para la adoración, por la gran influencia que puede tener la melodía y el sonido en las personas. Hay que tener en cuenta que cierta música puede transmitir los valores del sistema mundano, ya sea por tratar de imitar algunos estilos que estén de moda, o por carecer de una letra que constituya una expresión de adoración en sí misma. Volviendo ahora a Babilonia, vemos que Nabucodonosor había establecido un castigo terrible para los que se negaran a adorar a la estatua. La música ayudó a preparar el ambiente para aquella adoración mundana, y podemos estar seguros de que todos en aquella multitud se postraron ante la imagen, con la excepción de tres jóvenes. Leamos el versículo 7 de este tercer capítulo de Daniel: "Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, todos los pueblos,

naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado." Esta reunión de dedicación era un acto externo de adoración, y fue prácticamente unánime. Posiblemente había muchos que no estaban convencidos interiormente, pero no demostraron ninguna evidencia visible de que estuvieran en contra de lo que estaba ocurriendo. Estamos seguros de que estaban intentando interiormente justificar su posición con algún tipo de razonamiento. También nosotros cuando queremos justificar una determinada actitud o conducta acerca de la cual nuestra propia conciencia nos ha reprochado, la racionalizamos. Es decir, que buscamos una razón, una circunstancia, una situación, un antecedente que justifique esa actitud o conducta. Leamos ahora el versículo 8 de este tercer capítulo, que comienza el párrafo que nos relata el incidente en el que:

Los tres jóvenes hebreos no adoraron a la estatua "Por esto, en aquel tiempo algunos hombres caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos." Aparentemente el rey había designado a personas para que observaran si se producía cualquier irregularidad en esta reunión. La mención de este versículo a "algunos hombres caldeos" podría indicar que ellos habían estado observando especialmente a estos tres jóvenes judíos. Quizás porque sentían celos o porque sentían algún rencor personal hacia ellos. Los únicos judíos que estaban implicados, por supuesto, eran los tres jóvenes hebreos que se encontraban entre los funcionarios del rey Nabucodonosor. Los otros judíos del cautiverio que no ocupaban posiciones de liderazgo no estaban presentes en este acto. Leamos entonces el relato Bíblico, en los versículos 9 al 12 de este tercer capítulo de Daniel: "Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Rey, para siempre vive! Tú, rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiente. Hay unos hombres judíos, a los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, oh rey, no te han respetado; no adoran a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado." Esta debe haber sido una orquesta famosa en aquellos días, porque ésta fue la tercera vez que se nos dio una lista de sus instrumentos. La acusación de los caldeos ante el rey fue muy formal y de acuerdo con el protocolo. Ellos presentaron una acusación directa contra los tres jóvenes hebreos mencionándolos pos sus nombres. No quedaba ninguna duda sobre a quienes se estaban refiriendo. Ahora, la insinuación de ellos de que estos jóvenes no habían respetado al rey, era completamente falsa. La negativa de los hebreos a adorar a la estatua no era un acto de deslealtad personal hacia el rey,

sino que fue el reconocimiento de un poder más alto, porque ellos fueron obedientes a su Dios, lo cual quedaría en evidencia en la propia respuesta de ellos a su acusación. Continuemos leyendo este interesante relato en el versículo 13, en el cual:

Los tres jóvenes hebreos declararon el poder de Dios "Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajeran a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos delante del rey." La descripción que aquí se hizo de la reacción del rey nos indica que aquel hombre tenía un verdadero problema psicológico. Probablemente sufría de histeria o de algún tipo de psicosis maníaco depresiva: en un momento se encontraba extremadamente airado y quizás al instante siguiente se encontraría desternillándose de risa. Y dice el versículo 14. "Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios ni adoráis la estatua de oro que he levantado?" El rey aquí les preguntó su la acusación que se había dirigido contra ellos era cierta. ¿Se habían atrevido a negarse a adorar a aquel dios pagano y la estatua que él había hecho construir? Continuemos leyendo el versículo 15 de este tercer capítulo de Daniel: "Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que, al oír el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiente, ¿y qué dios será el que os libre de mis manos?" El rey les quiso dar a estos jóvenes otra oportunidad para que cambiaran de opinión, y se postraran ante la estatua. Su sumisión en ese momento habría sido una deshonra peor y una mayor vergüenza de lo que habría sido al principio. Entonces el rey recitó nuevamente el castigo por negarse a ese acto, y el error de mantener esa actitud. El rey había escuchado hablar de Dios antes, y les aseguró que Él no sería capaz de librarlos. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 16 de este tercer capítulo de Daniel: "Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto." Los tres jóvenes respondieron al rey pero no se dirigieron a él diciéndole "¡Rey, para siempre vive!". Veamos la respuesta que ofrecieron al rey: "No es necesario que te respondamos sobre este asunto". Esta respuesta significaba que ellos ya habían sopesado cuidadosamente las consecuencias de negarse a obedecer al rey. Habían calculado el coste y no estaban siendo cautelosos al dar su respuesta; en otras palabras, no se estaban preocupando por su propio bienestar en la respuesta que le dieron al rey.

Los sabios en Babilonia habrían aconsejado a los hebreos que se postraran y adoraran a la estatua del rey. Pero Dios les había dicho: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos". (Éxodo 20:3-6). Estos jóvenes hebreos estaban siendo fieles a Dios, y requirió mucho valor por parte de ellos el adoptar esta posición pública. Estimado oyente, si usted no ha leído este capítulo 3 de Daniel se estará preguntando que les sucederá a estos tres valientes jóvenes en Babilonia, al enfrentarse al rey más poderoso del mundo en esa época. Bueno, amigo oyente, vamos a tener que esperar hasta nuestro próximo programa, para responder a esta pregunta. A no ser que usted lea el resto de este capítulo 3 por sí mismo, para estar mejor informado del curso de los acontecimientos. De todas formas le agradecemos que nos haya escuchado hoy y le invitamos a continuar acompañándonos en nuestro próximo encuentro, y en el resto del recorrido que estamos realizando a través de la Biblia.

Daniel 3:17-30 En este día, amigo oyente, regresamos al capítulo 3 del libro de Daniel. Habíamos dicho anteriormente que en el primer capítulo las costumbres paganas fueron juzgadas; en el segundo capítulo, la filosofía pagana fue juzgada, y que en este tercer capítulo, el orgullo pagano fue juzgado. El material que abarca este capítulo 3, y que terminaremos de considerar hoy, incluyó las siguientes secciones: "La construcción de la estatua de oro" (versículos 1 y 2), "La dedicación de la estatua de oro" (versículos 3 al 7), "Los tres jóvenes se negaron a adorar a la imagen" (versículos 8 al 12). En nuestro programa de hoy concluiremos con la sección iniciada al terminar nuestro programa anterior, titulada: "Los tres jóvenes declararon el poder de Dios" (versículos 13 al 18). Y después, comentaremos la sección titulada "Los tres Hebreos fueron preservados en el horno de fuego" (versículos 19 al 27), y examinaremos la última sección, titulada, "El decreto de Nabucodonosor sobre el Dios de los jóvenes Hebreos" (versículos 28 al 30). La descripción que en el versículo 13 se hizo de la reacción del rey nos indica que aquel hombre tenía un verdadero problema psicológico. Probablemente sufría de histeria o de algún tipo de psicosis maníaco depresiva: en un momento se encontraba extremadamente airado y quizás al instante siguiente se encontraría desternillándose de risa. Al interrogarles personalmente, el rey les preguntó si la acusación que se había dirigido contra ellos era cierta. ¿Se habían atrevido a negarse a adorar a aquel dios pagano y la estatua que él había hecho construir?

El rey les quiso dar a estos jóvenes otra oportunidad para que cambiaran de opinión, y se postraran ante la estatua. Su sumisión en ese momento habría sido una deshonra peor y una mayor vergüenza de lo que habría sido al principio. Entonces el rey recitó nuevamente el castigo por negarse a ese acto, y el error de mantener esa actitud. El rey había escuchado hablar de Dios antes, y les aseguró que Él no sería capaz de librarlos. Los tres jóvenes respondieron al rey pero no se dirigieron a él diciéndole "¡Rey, para siempre vive!". Veamos la respuesta que ofrecieron al rey: "No es necesario que te respondamos sobre este asunto". Esta respuesta significaba que ellos ya habían sopesado cuidadosamente las consecuencias de negarse a obedecer al rey. Habían calculado el coste y no estaban siendo cautelosos al dar su respuesta; en otras palabras, no se estaban preocupando por su propio bienestar en la respuesta que le dieron al rey. Los sabios en Babilonia habrían aconsejado a los hebreos que se postraran y adoraran a la estatua del rey. Pero Dios les había dicho: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos". (Éxodo 20:3-6). Estos jóvenes hebreos estaban siendo fieles a Dios, y requirió mucho valor por parte de ellos el adoptar esta posición pública. En los versículos 17 y 18 de este capítulo 3 de Daniel, que estamos estudiando, vemos como se completó la respuesta de los tres jóvenes hebreos: "Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado." Estos jóvenes expusieron muy claramente su decisión y afrontaron las consecuencias de la misma. Y dijeron: "Si es la voluntad de Dios, Él nos librará de tu mano". No importaba el resultado, porque estos tres se habían propuesto servir a Dios y no al ídolo de Nabucodonosor. Leamos ahora los versículos 19 y 20, que nos comienzan a relatar cómo:

Los tres hebreos fueron librados del horno de fuego "Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, cambió el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego y ordenó que el horno se calentara siete veces más de lo acostumbrado. Y ordenó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiente." Dice aquí que el rey "se llenó de ira". Nabucodonosor tenía un temperamento incontrolable. En un arranque extremo de emocionalismo, el rey descargó su ira

sobre estos hombres a quienes el previamente había favorecido. El fuego del horno se calentó siete veces más de lo normal. Esto último no era necesario, pero revela lo que había en el corazón de aquel hombre. Veamos entonces qué sucedió leyendo el versículo 21 de este capítulo 3: "Así pues, estos hombres fueron atados con sus mantos, sus calzados, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiente." Es decir, que ellos tenían su vestidura completa para este traslado a este horno ardiente. Y ellos fueron arrojados a las llamas así. Y en los versículos 22 y 23 leemos: "Y como la orden del rey era apremiante, y habían calentado mucho el horno, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abednego. Estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiente." La precipitación con que los soldados actuaron y la alta temperatura mató a aquellos que habían arrojado a los cautivos para que perecieran en las llamas. Y vemos ahora la reacción del rey Nabucodonosor, leyendo los versículos 24 y 25: "Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres hombres atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: Sin embargo, yo veo cuatro hombres sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de los dioses." Este horno era aparentemente un horno abierto, y Nabucodonosor, que había esperado ver que estos hombres expiraran inmediatamente, estaba muy sorprendido al verlos vivos y caminando en el fuego. Otro hecho sorprendente para el rey fue poder ver a una cuarta persona a quien Nabucodonosor describió como a "uno semejante a un hijo de los dioses". En ese tiempo, Nabucodonosor aún no tenía un conocimiento del Dios vivo y verdadero, aunque Daniel le había hablado de Él. No teniendo ninguna percepción espiritual, Nabucodonosor sólo podía dar testimonio de esa aparición tan fuera de lo común, que al rey le parecía un personaje divino, uno hijo de los dioses. Sin embargo, creemos que el cuarto Hombre era el Hijo de Dios, el Cristo pre-encarnado. La preservación de estos hombres fieles en el horno de fuego fue milagrosa. No hay otra explicación; y sólo queda la opción de aceptarla o rechazarla. O el libro de Daniel presenta una imagen falsa tergiversando los hechos, o está contando la verdad. Algunos teólogos críticos privan a la Escritura de su verdadero significado. Cuando el texto relata un hecho milagroso, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ellos debilitan o anulan el significado del lenguaje, diciendo que el texto no quiere decir lo que dice literalmente, pues para ellos significa una verdad espiritual. Ese tipo de racionalismo no sólo es hipócrita, sino engañoso.

Lo importante es que en la Biblia hay muchos milagros que tales críticos han tratado de explicar de otra manera. Por ejemplo, dicen que Jesús no caminó sobre las aguas, sino que caminó por la orilla del mar; y los discípulos pensaron que Él estaba caminando sobre el agua. El hijo de la viuda, no estaba realmente muerto; sus familiares pensaron que lo estaba, y Jesús simplemente lo despertó. Así también se dan todo tipo de explicaciones imaginables para decir que Cristo no alimentó a la multitud multiplicando milagrosamente los panes y los peces. Y ése es el caso con el resto de los milagros. Esa actitud de asignar un doble sentido a las palabras y a los hechos, es engañosa e hipócrita. Uno realmente cree en los milagros, o no los cree. Tres hombres no pueden ser arrojados en un horno de fuego sin quedar absolutamente consumidos, a menos que tenga lugar un milagro. Creemos que allí ocurrió un milagro, y que el cuarto Hombre presente no era otro que el Señor Jesucristo. Los hechos registrados aquí en este capítulo constituyen un incidente histórico, pero también son una figura profética, y prefiguran el período de la Gran Tribulación. El horno de fuego representa al sufrimiento que tendrá lugar durante la Gran Tribulación. El rey Nabucodonosor representa a la bestia que sale del mar (de la cual leemos en Apocalipsis), es decir, el Anticristo, el último gobernante mundial. Esta estatua de oro representa la "abominación desoladora" de la cual habló Jesús en Mateo 24:15. Estos tres jóvenes Hebreos representan al remanente que será preservado milagrosamente durante el período de la Gran Tribulación. Después observamos, y es un detalle interesante, que Daniel no fue mencionado en absoluto en este capítulo. Él no se encontraba cerca. Aparentemente él actuaba no solo como Corte Suprema de Justicia, sino también como primer ministro del reino. Probablemente él se encontraba de viaje por asuntos del reino, desplazándose por los caminos del rey. Él fue, por lo tanto, una figura de los redimidos que serán trasladados antes de la Gran Tribulación. Así que en este capítulo tenemos una hermosa figura profética. En el cuarto Hombre presente en el horno, vemos al Señor Jesús junto a los Suyos. Él estará también con ellos en el día de la Gran Tribulación, con aquellos que son Suyos, mientras ellos pasen por los sufrimientos de ese período. En este sentido es oportuno recordar las palabras de Jesús en Juan 16:33, cuando dijo: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo". Y también dijo en Mateo 28:20, "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". En estos pasajes y en muchos otros vemos que Él prometió que nunca dejaría y abandonaría a los Suyos. Estas palabras deberían traer no sólo consuelo sino también seguridad al creyente, que puede contar con la presencia misma de Jesucristo en los momentos más difíciles y controlando las situaciones cuando parece que uno se encuentra desbordado por los acontecimientos. Aunque sea invisible, Su presencia no deja de ser real. Continuemos observando la perplejidad del rey ante lo que acababa de suceder ante sus propios ojos. Leamos los versículos 26 y 27 de este tercer capítulo de Daniel: "Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid."

Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey para mirar a estos hombres, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos y ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas, intactas, ni siquiera olor de fuego tenían. Aquí destacamos las palabras de Nabucodonosor, reconociendo que aquellos tres jóvenes eran "siervos del Dios Altísimo". Creemos que esta expresión reveló que este hombre se estaba acercando a un conocimiento de Dios. El relato resalta el estado de estos jóvenes, sin un solo cabello chamuscado ni olor a humo en sus ropas. Éste fue un milagro claro. Ahora continuaremos con nuestra lectura leyendo los versículos 28 al 20, que nos hablan sobre:

El decreto de Nabucodonosor sobre el Dios de los jóvenes hebreos "Y Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, los cuales no cumplieron el edicto del rey y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en estercolero; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia." No había nada personal en esta forma de expresarse de Nabucodonosor, pero aún así, él reconoció la omnipotencia del Dios viviente, y Su poder al librar a estos tres jóvenes. Él admitió que el Dios de ellos era superior al suyo. Ésta fue la manera en la cual él expresó su convicción; en el próximo capítulo leeremos su testimonio personal de conversión. Creemos que el llegó a tener un conocimiento del Dios vivo y verdadero. A este hombre le llevó un largo tiempo apartarse del paganismo del cual había estado saturado. Esto es algo que también les sucede a muchas personas; que necesitan escuchar la Palabra de Dios varias veces antes de llegar a un conocimiento del Señor Jesucristo como su Salvador. Es una realidad que estamos descubriendo en nuestro programa radial de "A Través de la Biblia". Tenemos gran cantidad de cartas de personas que han escuchado este programa por mucho tiempo antes de llegar a ser salvos. Hay algunas personas que necesitan escuchar una y otra vez la predicación de la Palabra de Dios, las enseñanzas que tenemos en la Palabra de Dios, para poder llegar entonces, al conocimiento del Dios Vivo y Verdadero. Es como si Dios tuviera que hablarles varias veces, y de diferentes maneras, para que Su palabra y Su Espíritu puedan tocar la parte interior de una vida, y esa vida sea alcanzada por Su amor y Su gracia. Volviendo a nuestro relato, vemos que estos tres jóvenes hebreos se encontraban nuevamente disfrutando del favor del rey Nabucodonosor. En dos ocasiones tuvieron la sentencia de muerte sobre ellos, en esas dos ocasiones

fueron librados milagrosamente, y en dichas ocasiones fueron también ascendidos a una elevada posición en el reino. De la misma manera el Señor Jesucristo es capaz de guardar a los Suyos hoy en este mundo. Este debería ser un pensamiento consolador para muchos de nosotros. En el Evangelio de Juan capítulo 10, versículos veintisiete y veintiocho, el Señor dijo: "27Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; 28yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". También, en el capítulo 17 del mismo evangelio según San Juan, versículo 11, leemos: "Ya no estoy en el mundo; pero éstos están en el mundo; y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en Tu nombre, para que sean uno, así como nosotros". Luego, en este mismo capítulo, un poco más adelante, en el versículo 15, continuó diciendo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal". También, en el libro de la carta a los Hebreos, capítulo 7, versículo 25, leemos: "Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos". Por último, veamos lo que dijo el apóstol Pablo en su Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 1, versículo 12: "Por lo cual así mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a Quien he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día". Amigo oyente, usted y yo estamos viviendo en un mundo hoy en el cual vamos a tener problemas y dificultades. Algunos de los hijos de Dios tienen que pasar por el horno del fuego ardiente, pero Él puede cuidarles aun allí, y Él tiene poder para de sacarles de ese lugar. Sencillamente, reconocemos que no confiamos en el Señor como deberíamos confiar, es decir, que no tenemos la fe que tuvieron aquellos tres jóvenes Hebreos. Y vamos a detenernos aquí por hoy. Les adelantamos que en el próximo capítulo, el capítulo 4 de este libro además de mostrarnos nuevamente a Daniel en acción como portador de la revelación de Dios, tiene al rey Nabucodonosor como máximo protagonista humano. Mientras tanto, le sugerimos leer todo el capítulo 4 de este libro de Daniel, para estar así mejor informado sobre los temas que consideraremos en nuestro próximo estudio, en el cual, como siempre, esperamos contar con su compañía.

Daniel 4:1-10 En la última parte de nuestro programa anterior desarrollamos la última parte del capítulo 3, es decir, la última sección del mismo, titulada "El decreto de Nabucodonosor sobre el Dios de los jóvenes Hebreos". Las palabras del rey constituyeron el desenlace del grave incidente en que los tres jóvenes, arrojados en el horno ardiendo, fueron preservados con vida y disfrutaron al mismo tiempo de la compañía de un cuarto Hombre, que identificamos como el Señor Jesucristo en una de sus apariciones ocurridas antes de su reencarnación. Su apariencia era tal, que el rey Nabucodonosor lo identificó como "un hijo de los dioses".

Al examinar las palabras del decreto del rey dirigido a todos los pueblos, naciones y lenguas del imperio, llegamos a la conclusión de no había nada personal en esta forma de expresarse de Nabucodonosor, pero aun así, él reconoció la omnipotencia del Dios viviente, y Su poder al librar a estos tres jóvenes. Él admitió que el Dios de ellos era superior al suyo. Esta fue la manera en la cual él expresó su convicción; en este capítulo 4 leeremos su testimonio personal de conversión. Creemos que Nabucodonosor llegó a tener un conocimiento del Dios vivo y verdadero. A este hombre le llevó un largo tiempo apartarse del paganismo del cual había estado saturado. Esto es algo que también les sucede a muchas personas; que necesitan escuchar la Palabra de Dios varias veces antes de llegar a un conocimiento del Señor Jesucristo como su Salvador. Es una realidad que estamos descubriendo en nuestro programa radial de "A Través de la Biblia". Tenemos gran cantidad de cartas de personas que han escuchado este programa por mucho tiempo antes de llegar a ser salvos. Hay algunas personas que necesitan escuchar una y otra vez la predicación de la Palabra de Dios, las enseñanzas que tenemos en la Palabra de Dios, para poder llegar entonces, al conocimiento del Dios Vivo y Verdadero. Es como si Dios tuviera que hablarles varias veces, y de diferentes maneras, para que Su palabra y Su Espíritu puedan tocar la parte interior de una vida, y esa vida sea alcanzada por Su amor y Su gracia. Volviendo a nuestro relato, vemos que estos tres jóvenes hebreos se encontraban nuevamente disfrutando del favor del rey Nabucodonosor. En dos ocasiones tuvieron la sentencia de muerte sobre ellos, en esas dos ocasiones fueron librados milagrosamente, y en dichas ocasiones fueron también ascendidos a una elevada posición en el reino. De la misma manera el Señor Jesucristo es capaz de guardar a los Suyos hoy en este mundo. Este debería ser un pensamiento consolador para muchos de nosotros. En el Evangelio de Juan capítulo 10, versículos veintisiete y veintiocho, el Señor dijo: "27Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; 28yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". También, en el capítulo 17 del mismo evangelio según San Juan, versículo 11, leemos: "Ya no estoy en el mundo; pero éstos están en el mundo; y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en Tu nombre, para que sean uno, así como nosotros". Luego, en este mismo capítulo, un poco más adelante, en el versículo 15, continuó diciendo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal". También, en el libro de la carta a los Hebreos, capítulo 7, versículo 25, leemos: "Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos". Por último, veamos lo que dijo el apóstol Pablo en su Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 1, versículo 12: "Por lo cual así mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a Quien he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día". Amigo oyente, usted y yo estamos viviendo en un mundo hoy en el cual vamos a tener problemas y dificultades. Algunos de los hijos de Dios tienen que pasar por el horno del fuego ardiente, pero Él puede cuidarles aun allí, y Él tiene poder para de sacarles de ese lugar. Sencillamente, reconocemos que no confiamos en

el Señor como deberíamos confiar, es decir, que no tenemos la fe que tuvieron aquellos tres jóvenes Hebreos. En este capítulo 4 del libro de Daniel, encontraremos el desarrollo de los siguientes temas, todos ellos directamente relacionados con el rey Nabucodonosor. Así que leeremos (1) "El testimonio de Nabucodonosor" (versículos 1 al 3); (2) "El sueño de Nabucodonosor" (versículos 4 al 18); (3) "El sueño interpretado por Daniel" (versículos 19 al 27); (4) "La enfermedad mental de Nabucodonosor" (versículos 28 al 33) y finalmente, (5) "El sueño de Nabucodonosor cumplido y su razón restaurada" (versículos 34 al 37). En el programa de hoy desarrollaremos el primer tema o sección, "El testimonio de Nabucodonosor" y comenzaremos con el segundo, "El sueño de Nabucodonosor". Este capítulo va a darnos mucha más información sobre el rey Nabucodonosor que la que hemos tenido hasta ahora. En realidad, aquí había un secreto y era algo de lo cual estamos seguros que la gente no se enorgullecía. Nabucodonosor sufría de una forma de locura. Este capítulo es como una página de historia tomada de los archivos de Babilonia. La forma de demencia que sufría el rey ha sido identificada y es conocida en la actualidad, y se trata de una enfermedad de la cual varios gobernantes de influencia mundial han sufrido. Estamos viviendo en un día en el que se le dedica mucha atención a las enfermedades mentales, y a las variadas formas de comportamiento anormal. A veces nos preguntamos simplemente quién es normal en este mundo loco en el cual vivimos. Algún sicólogo le dirá que la mayor parte de la humanidad es normal, y que unos pocos son anormales, y otros pocos están por encima de lo normal y son genios. Ahora, ¿quién ha de determinar quien está en su sano juicio, y quién no lo está? La norma, o el nivel, por supuesto, está fijado por la manera en que la mayoría de nosotros actuamos, es decir, que el comportamiento de la mayoría se considera normal. Pero, cuando sólo unos pocos reaccionan de cierta manera, esa manera se considera anormal. Pero, ¿quién puede decir en realidad que lo que la mayoría está haciendo es lo normal? Creemos que esto sería un tema interesante para un gran debate, y posiblemente sería difícil mantener hoy la tesis de que la mayoría de nosotros somos normales. En la obra Hamlet, de Shakespeare, Hamlet fue enviado de Dinamarca a Inglaterra, porque, según el autor dijo en la obra, todos en ese país son anormales. Bueno, esa afirmación hecha en la ficción de la citada obra, se podría aplicar a toda la raza humana. Creemos que muchos sufren hoy alguna clase de anormalidad, pero este hombre, Nabucodonosor, tenía un verdadero problema. Leamos entonces los versículos 1 al 3 de este cuarto capítulo de Daniel, que comienzan el párrafo que nos habla sobre:

El testimonio de Nabucodonosor "Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales

y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno; su señorío, de generación en generación." Este es el hermoso testimonio de Nabucodonosor, que muestra un desarrollo en la fe de este hombre. Recordemos que anteriormente, en el capítulo 3, versículo 29 promulgó un decreto y expresó una cierta convicción. Aquí, en el pasaje que acabamos de leer, presentó su testimonio personal. En el capítulo 3, era un decreto, y aquí en el capítulo 4, fue una decisión. En el capítulo 3, había sido una convicción, y aquí en nuestro pasaje de hoy, fue una conversión. Cronológicamente, este testimonio debería figurar al final del capítulo, porque surgió de su experiencia aquí registrada. Aquí se dice que Nabucodonosor envió un mensaje de paz "a todos los pueblos, naciones y lenguas" de su reino. Él no estaba hablando de paz entre las naciones, porque él ya había obtenido esa paz, lograda por medio de su fortaleza militar, e impuesta por su poder superior. Es decir, que él aquí estaba hablando de la paz del corazón que experimenta un pecador cuando sabe que ha sido aceptado por Dios, y que está en paz con Dios. La propia tranquilidad de ese hombre fue restaurada, como veremos en el relato de este capítulo. Él habló, de "las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo". Su testimonio era muy personal. Dios ya no era solamente el Dios de esos tres jóvenes hebreos. Él también dio testimonio de Sus señales, de Sus maravillas, y de Su dominio. Él admitió y reconoció que el gobierno de Dios, el reino de Dios era superior al suyo. La paz de la cual habló Nabucodonosor, solo puede ser experimentada por el corazón humano cuando éste conoce a Dios. Como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 5, versículo 1: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo". Ésa fue la paz que Jesús logró por medio de Su sangre derramada en la cruz. Esa paz que viene al corazón del pecador hoy, esa paz que le asegura que todo está bien en su relación con Dios, debido a que Cristo ya pagó el castigo del pecado, y entonces Dios está de su parte. Detrás de todos los problemas y dificultades que hay hoy en el mundo, detrás de todos los corazones turbados, se encuentra el problema del pecado. Las cosas no van bien. Cierto joven nos escribió en una ocasión diciendo: "Yo no tengo paz conmigo mismo. No tengo paz con mis padres; no tengo paz con mis maestros. Yo no tengo paz con nadie". Fundamentalmente, el ser humano tiene que hacer la paz con Dios. Cuando hay paz en el corazón humano, entonces la paz puede lograrse con aquellos que se encuentran a nuestro alrededor; pero hasta ese momento, el hombre no conoce la paz. Pensamos que mucha de la anormalidad y de lo que hoy se llama enajenación, puede ser curado llevando el evangelio y el conocimiento de Dios a la gente que se encuentra sufriendo esa aflicción. Hace muchos años, ocurrió algo verdaderamente curioso. Cuando los prisioneros de guerra de la guerra de Vietnam fueron liberados, se habían preparado hospitales para ellos en las Filipinas, para que les proporcionaran un tratamiento adecuado con el objeto de prepararlos emocionalmente para su encuentro con su vida anterior. Los

soldados iban a ser examinados y tendrían que pasar por unas pruebas psicológicas. Pero cuando los prisioneros liberados llegaron, saltaron de los aviones dispuestos a llamar a una esposa, a una madre o algún otro ser querido. Muchos dieron testimonio de que Dios había estado con ellos. Habían aprendido a orar, y habían sentido la presencia de Cristo. En ese momento no necesitaban ningún tratamiento psicológico. A la gente se le enseña de todo hoy; por diferentes métodos, y a través de una variada serie de instituciones dedicadas a la enseñanza. Pero hay que reconocer que la enseñanza de la Palabra de Dios no es valorada en su debida dimensión. Sin embargo, es la Palabra de Dios la que puede traer paz al corazón humano. Este era el problema que tenía Nabucodonosor. Pero al fin él hizo esa paz con Dios, y Dios entonces, hizo Su paz con él. Estimado oyente, Dios ya ha hecho la paz con usted. Él está esperando que usted haga su paz con Él. Cuando usted resuelva este asunto, llegará a la conclusión de que ya no tendrá que pasar tanto tiempo acudiendo a la consulta de un profesional. En cambio, será un creyente radiante, capaz de expresar paz, alegría, y esperanza en el tiempo de la aflicción. Vamos a leer el versículo 4, para pasar al párrafo titulado:

El sueño de Nabucodonosor sobre un árbol "Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, floreciente en mi palacio." A partir de este versículo observaremos que se repiten con gran frecuencia los pronombres personales en una gran parte de los versículos, hasta el versículo 10, revelando el carácter de una persona muy centrada en sí misma. El patriarca Job sufrió un problema parecido. Dicen los versículos 5 al 9 de este cuarto capítulo de Daniel: "Tuve un sueño que me espantó; tendido en la cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron. Por esto mandé que vinieran ante mí todos los sabios de Babilonia para que me dieran la interpretación del sueño. Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les conté el sueño, pero no me pudieron dar su interpretación, hasta que entró ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: Beltsasar, jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación." En esta ocasión los sabios fueron llamados nuevamente para interpretar el sueño, pero no pudieron dar una interpretación del sueño. Era Dios el que había causado los dos sueños que tuvo el rey, y sólo Dios podía revelar la interpretación. Finalmente, Daniel fue convocado. Nabucodonosor había aprendido que Daniel era un hombre lleno del Espíritu y que Dios le comunicaba las interpretaciones a los sueños. Pensamos que la familia guardó silencio en cuanto a la enfermedad mental de este hombre. No hablaron mucho sobre ello, pero aquellos que tenían una relación más cercana con él la reconocieron. Algunos psiquiatras identificarían

sus trastornos como histeria. La histeria es una enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por una gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos. Es una enfermedad psicótica, más que una forma estructurada de locura, lo cual quiere decir que, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas o mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. Puede manifestarse produciendo sonambulismo y amnesia (o pérdida de la memoria) y se considera una enfermedad hereditaria. Algunos historiadores han destacado a algunos gobernantes que han sufrido de alguna forma de inestabilidad mental: Antíoco Epífanes, Alejandro Magno, Carlos VI de Francia, Christian VII de Dinamarca, Jorge III de Inglaterra, Oto de Baviera, Julio César y Napoleón. Ha habido también otros casos en algunas casas reales europeas. Entre ellos se destacó Enrique VI, que sufrió ataques de locura durante toda su vida, y en una época estuvo totalmente incapacitado. También hubo casos en la Rusia de los zares. Y aquí en el pasaje que estamos estudiando, Nabucodonosor, representado en la cabeza de oro de la imagen del sueño, era un lunático, que es una forma de locura, pero no continua, sino que se manifiesta por intervalos. En ocasiones, el rey no tenía un control completo sobre sí mismo y a veces estaba fuera de sí, totalmente alterado por la furia. Y así, su estado estaba dominado por un emocionalismo extremo, que oscilaba de un extremo a otro. La clave de este capítulo se encuentra en el versículo 17, y es importante destacarla en este punto. Dice el versículo 17 de este capítulo 4: "La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da, y sobre él constituye al más humilde de los hombres." Otra versión traduce la última frase de este versículo de la siguiente manera: "Y a su arbitrio ensalza sobre él (es decir, sobre el reino de los hombres) al más bajo de los hombres". Dios dijo que Él colocaba en los tronos de este mundo a los hombres de más baja condición. Es decir, que Dios nos da la clase de gobernantes que merecemos aquí y la clase de gobernantes que nosotros queremos tener. Muchos de ellos han perdido la razón, llegando a extremos en que perdieron su propia dignidad como seres humanos, y atentaron contra la dignidad de aquellos que estaban sometidos a su autoridad. Dos mil quinientos años de historia desde Nabucodonosor han demostrado la verdad de esta declaración del versículo 17. Bien, debemos interrumpir hoy nuestro estudio en este punto, y vamos a continuar nuestro estudio a partir del versículo 11 de este capítulo 4 de Daniel, en nuestro próximo programa. La compleja personalidad de este rey y la forma en que llegó a conocer a Dios hasta el punto de exaltar Su nombre ante todos sus súbditos, formaron parte de un proceso interesante y de gran dramatismo. Por ello, estimado oyente, le invitamos a que continúe acompañándonos en el estudio de este libro, que nos convierte en testigos de acontecimientos dramáticos, que seguramente dejarán en nuestra vida el impacto que produce ver actuar a Dios en la historia, así como también en los individuos, en la intimidad de las personas. Le sugerimos leer el resto de este capítulo 4 del libro

del profeta Daniel, para estar mejor informado de cara a nuestro próximo encuentro.

Daniel 4:10-22 Regresamos hoy, amigo oyente, a este importante capítulo cuatro del libro de Daniel. Habíamos dicho que este capítulo nos ofrece más información personal sobre el rey Nabucodonosor que cualquier otro pasaje Bíblico que hayamos leído en este libro. En esta ocasión los sabios fueron llamados nuevamente para interpretar el sueño, pero no pudieron dar una interpretación del sueño. Era Dios el que había causado los dos sueños que tuvo el rey, y sólo Dios podía revelar la interpretación. Finalmente, Daniel fue convocado. Nabucodonosor había aprendido que Daniel era un hombre lleno del Espíritu y que Dios le comunicaba las interpretaciones a los sueños. Pensamos que la familia guardó silencio en cuanto a la enfermedad mental de este hombre. No hablaron mucho sobre ello, pero aquellos que tenían una relación más cercana con él la reconocieron. Algunos psiquiatras identificarían sus trastornos como histeria. La histeria es una enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por una gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos. Es una enfermedad psicótica, más que una forma estructurada de locura, lo cual quiere decir que, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas o mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. Puede manifestarse produciendo sonambulismo y amnesia (o pérdida de la memoria) y se considera una enfermedad hereditaria. Algunos historiadores han destacado a algunos gobernantes que han sufrido de alguna forma de inestabilidad mental. Y aquí en el pasaje que estamos estudiando, Nabucodonosor, representado en la cabeza de oro de la imagen del sueño, era un lunático, que es una forma de locura, pero no continua, sino que se manifiesta por intervalos. En ocasiones, el rey no tenía un control completo sobre sí mismo y a veces estaba fuera de sí, totalmente alterado por la furia. Y así, su estado estaba dominado por un emocionalismo extremo, que oscilaba de un extremo a otro. La clave de este capítulo se encuentra en el versículo 17, y es importante destacarla en este punto. Dice el versículo 17 de este capítulo 4: "La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da, y sobre él constituye al más humilde de los hombres". Otra versión traduce la última frase de este versículo de la siguiente manera: "Y a su arbitrio ensalza sobre él (es decir, sobre el reino de los hombres) al más bajo de los hombres". Dios dijo que Él colocaba en los tronos de este mundo a los hombres de más baja condición. Es decir, que Dios nos da la clase de gobernantes que merecemos aquí y la clase de gobernantes que nosotros

queremos tener. Muchos de ellos han perdido la razón, llegando a extremos en que perdieron su propia dignidad como seres humanos, y atentaron contra la dignidad de aquellos que estaban sometidos a su autoridad. Dos mil quinientos años de historia desde Nabucodonosor han demostrado la verdad de esta declaración del versículo 17. Vamos a comenzar nuestra lectura hoy, leyendo los versículos 10 hasta el 16 de este capítulo 4 de Daniel: "Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso, su fruto abundante y había en él alimento para todos. Debajo de él, a su sombra, se ponían las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cielo y se mantenía de él todo ser viviente. Vi en las visiones de mi cabeza, mientras estaba en mi cama, que un vigilante y santo descendía del cielo. 14Clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol y cortad sus ramas, quitadle el follaje y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; que lo empape el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos." Estos versículos contienen la esencia del sueño de Nabucodonosor, que está centrado en un árbol que creció hasta alcanzar el cielo, y se extendió lo suficiente como para llenar la tierra. Este árbol creció hasta el cielo, y se extendió hasta los confines de la tierra. El árbol era evidentemente uno de hoja perenne, porque sus hojas tenían un aspecto hermoso. Era un árbol frutal, y su fruto era comido por todos. Las bestias se refugiaban a su sombra y los pájaros se posaban en sus ramas. Ahora, un árbol en las Escrituras puede representar varias cosas. Puede representar, por ejemplo, a un hombre. En el Salmo 1, versículo 3, hablando del hombre bienaventurado el salmista dice: "Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará". (También pueden verse Jeremías 17:8, Isaías 56:3). Un árbol también puede representar a una nación, como podemos ver Ezequiel capítulo 31, versículos 3 al 14, y en Mateo capítulo 24, versículos 32 y 33. El árbol de la mostaza que se mencionó en el capítulo 13 de Mateo, versículos 31 y 32, representa al cristianismo de nuestra época. El árbol del olivo representa a Israel y también a los gentiles o no judíos, lo cual podemos comprobar en el libro de Romanos, capítulo 11, versículos 16 al 24. Aquí este árbol representa principalmente a Nabucodonosor, y también a su reino de Babilonia, porque el rey y el reino son inseparables. El "vigilante" y el "santo" eran un orden de las inteligencias creadas por Dios. Los "vigilantes" son los santos que administran los asuntos de este mundo. Es interesante destacar que el libro de Daniel nos enseña con toda claridad que Dios tiene inteligencias creadas que administran Su universo y este mundo en

el cual usted y yo vivimos. Así que Dios tiene sus administradores, bajo los cuales hay muchas inteligencias creadas. En oposición a este sistema, Satanás también tiene sus servidores, que están a cargo de ciertas áreas de algunas naciones. Ya vamos a ver algo más sobre este tema, más adelante, en este libro de Daniel. Ahora, hablando de estos vigilantes, diremos que ellos pueden ver todo, pueden oír todo, y pueden informar sobre todo lo visto y oído. Muchos creyentes piensan hoy que pueden vivir en secreto, que no están bajo la mirada de Dios. Hablamos de que queremos disfrutar de nuestra privacidad, pero si usted quiere saber la verdad, usted y yo no tenemos ninguna privacidad. El Salmo 139:7-12 nos dice que no podemos huir de Dios, no importa donde vayamos. El pecado secreto en la tierra es un escándalo abierto en el cielo. Sus inteligencias creadas saben todo acerca de usted, y si usted es un cristiano, será mejor que se dirija a Dios con ese pecado secreto en su vida y solucione ese problema. Ahora, este árbol fue derribado, y se colocó una atadura de hierro y de bronce alrededor de su tocón o cepa de sus raíces para indicar que crecería y florecería nuevamente dentro de siete años. Y el corazón del gobernante (es decir, del "árbol") sería convertido en el corazón de una bestia. O sea que el vegetal se iba a convertir en un animal. Ahora, continuemos leyendo el versículo 17 de este cuarto capítulo de Daniel: "La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da y sobre él constituye al más humilde de los hombres." Del sueño del rey Nabucodonosor podemos aprender tres cosas: 1. Aquí dice que "el Altísimo gobierna en el reino de los hombres". Si usted piensa que Dios ha abdicado y se ha retirado de este universo, está equivocado, amigo oyente. Emerson estaba equivocado cuando dijo que los elementos llevaban las riendas, que llevaban el control de la humanidad. Pero sucede que hay Alguien que lleva las riendas, y Dios lleva el control de esta tierra. El salmista dijo en el Salmo 2, versículos 4 al 6: "Él que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego les hablará en su furor, y los turbará con su ira: Yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte". Dios dice que Él sigue adelante con Su propósito en este mundo. Él está permitiendo a Satanás llevar a cabo una infame conjura por una razón muy concreta: Dios está demostrando algo a sus inteligencias creadas. Hay muchas cosas insensatas que se están diciendo sobre Satanás que no tienen ninguna base Bíblica. Las naciones se levantan y caen para enseñarles a los hombres que Dios gobierna y domina los reinos de este mundo. No habrá naciones favoritas que escapen a su juicio. 2. Dice además el versículo 17, "a quién él quiere lo da" (se refiere al reino). A veces pensamos que son los partidos políticos los que llevan a alguien al poder. Ellos "creen" que lo hacen, pero Dios dispone de esos reinos según Su voluntad. Este pensamiento podría hacer que alguien se enorgulleciera y pensara: "Bueno,

estoy ocupando este cargo por la voluntad de Dios". Muchos reyes en el pasado, tuvieron la insensata idea de que estaban gobernando en lugar de Dios. Esta idea está totalmente equivocada. Dios pone a reyes y gobernantes en el poder. Recordemos lo que dijo Pablo en Romanos 13:1, "las (autoridades) que hay, por Dios han sido establecidas". Pero, ¿por qué permite Dios que ciertos poderes gobiernen en esta tierra? 3. Finaliza diciendo el versículo 17: "sobre él (el reino) constituye al más humilde de los hombres". Otra versión traduce "al más bajo de los hombres". Esta tercera frase debería enseñar a los dirigentes y gobernantes una lección de humildad. Si usted cree que siempre se elige para los más altos cargos a los mejores, la verdad es que no es así. Todo lo que tiene que hacer es leer la historia humana para comprobarlo. Deberíamos recordar esta frase que acabamos de leer: "constituye al más bajo de los hombres". Los pueblos eligen a la clase de gobernantes que se merecen. Una vez elegidos, vendrán las quejas de sus votantes, pero el caso es que una mayoría les ha llevado a ocupar sus cargos. Así que Dios permite que ellos lleguen al poder. Éste es un versículo que podría resultar ofensivo para algunos. Nadie usaría estas palabras para tratar de ganar el favor de los que van a ocupar u ocupan los más altos cargos. La historia confirmaría la verdad de esta declaración. En nuestro pasaje, la cabeza de oro de la imagen del sueño, el rey Nabucodonosor, era un enfermo mental. Sin embargo, él era un gobernante brillante que formó el primer imperio mundial. Él tuvo momentos en los que sufrió de enajenación mental y ni siquiera sabía quien era. Como hemos mencionado anteriormente, muchos de los gobernantes de varias naciones han sufrido problemas similares al suyo. Y así se ha cumplido la tercera y última declaración de este versículo. Así que, después de haber leído estas tres declaraciones del versículo 17, continuemos leyendo el versículo 18 de este cuarto capítulo de Daniel: "Yo, el rey Nabucodonosor, he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, darás su interpretación, porque ninguno entre los sabios de mi reino lo ha podido interpretar; pero tú puedes, porque habita en ti el espíritu de los dioses santos." Entonces Daniel se dispuso a interpretar el sueño del rey Nabucodonosor. Leamos entonces el versículo 18 de este capítulo 4, a partir del cual comenzamos a conocer el significado del:

El sueño del árbol interpretado por Daniel "Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos y su interpretación para los que mal te quieren." El sueño le causó un gran impacto y una conmoción a Daniel. Nabucodonosor se había convertido en su amigo, y Daniel era su primer ministro. El primer sueño del rey, había dignificado a Nabucodonosor, pero este sueño le degradaba. Era tan negativo que Daniel era reacio a revelárselo al rey.

Daniel resistió cualquier tipo de tentación que pudo haber sentido para ocultar al rey la versión completa de la interpretación del sueño. Iba a revelarle entonces la totalidad de la interpretación. A veces surge la pregunta sobre si un médico debería contarle a su paciente que está sufriendo de una enfermedad terminal. Personalmente creemos que si una persona ha de dar el paso más importante de su vida, debería saberlo, es decir, si hay alguien más que lo sabe. Por lo tanto, los médicos deberían decirle al paciente toda la verdad acerca de su verdadero estado de salud, no importa quien sea esa persona o cuales sean sus circunstancias. De esa manera el paciente puede mantener su confianza en el médico. Desgraciadamente hay algunas personas que prefieren que el médico las tranquilice mencionando únicamente el lado positivo de la situación y las haga sentir bien. Para un creyente es importante conocer su verdadera situación porque, conociendo su verdadera condición, puede acercarse a Dios con una actitud de fe y dependencia total, para pedirle su intervención ante ese grave estado de salud, de acuerdo con Sus propósitos y Su voluntad. También sabe que Dios puede darle su fortaleza y el ánimo para sobrellevar cualquier dolencia, cualquier dolor, y que Él permite esa situación con un propósito, con la finalidad de bendecir la vida de una persona y fortalecerla espiritualmente. Precisamente, cuando un creyente se encuentra agobiado por una dolencia física, es cuando más puede apropiarse de palabras como, por ejemplo, las pronunciadas por el apóstol Pablo en su carta a los Romanos 8:28, donde dijo: "Sabemos, pues, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien". Volviendo a nuestra historia diremos que Daniel se dispuso a revelarle la interpretación del sueño al rey, hablándoles con toda claridad. Pero, eso sí, hizo uso de mucho tacto al abordar el problema. En primer lugar, le contó a Nabucodonosor que la parte buena del sueño era para los enemigos del rey. Continuemos leyendo los versículos 20 al 22 de este cuarto capítulo de Daniel: "El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo, que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, en el que había alimento para todos, debajo del cual vivían las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra." El árbol representaba a Nabucodonosor. Había crecido, se había hecho fuerte y se había engrandecido. Él era el gobernante mundial su poder alcanzaba a todo el mundo civilizado de su época. O sea que en este pasaje se presentó una imagen personal del rey Nabucodonosor, y también una imagen de su dominio. Estimado oyente, debemos interrumpir aquí nuestro estudio de la interpretación del sueño de Nabucodonosor por parte de Daniel, hasta nuestro próximo programa, y en el cual esperamos contar con su compañía. En nuestro próximo encuentro consideraremos los terribles acontecimientos que se aproximaban, es decir, lo que le sucedería al rey a nivel personal. Veremos que las lecciones prácticas de lo que ocurriría en aquel reino son muy útiles para los creyentes, porque pueden ver con toda claridad que Dios tiene innumerables formas de humillar a aquellas personas que están dominadas por su orgullo, por esa disposición del carácter que las aleja cada vez más de Dios para centrarlas en sí

mismas. Además, este incidente nos muestra, una vez más, como Dios tiene poder para intervenir directamente en la vida de los individuos, no importa cual sea su posición en esta vida, sus recursos económicos, su poder o su influencia en la sociedad.

Daniel 4:22-37 Continuamos estimado oyente estudiando el capítulo cuatro de este capítulo tan significativo de este libro, capítulo centrado en la persona del rey Nabucodonosor. El capítulo cuatro abarca los siguientes temas: (1) "El testimonio de Nabucodonosor" (versículos 1 al 3); (2) "El sueño de Nabucodonosor" (versículos 4 al 18); (3) "El sueño interpretado por Daniel" (versículos 19 al 27); (4) "La enfermedad mental de Nabucodonosor" (versículos 28 al 33) y finalmente, (5) "El sueño de Nabucodonosor cumplido y su razón restaurada" (versículos 34 al 37). En el día de hoy consideraremos el texto a partir de la tercera sección, que desde el versículo 19 trató sobre la interpretación del sueño por parte de Daniel. Antes de comenzar la lectura asignada para el día de hoy diremos que éste fue el segundo sueño que Daniel interpretó para este rey. Él había visto un gran árbol que llenaba completamente la tierra; este árbol, un árbol frondoso, de hoja perenne, proveía sombra, fruta, protección y refugio para todos los que vivían sobre la tierra. Los versículos 20 al 22 lo expresaban de la siguiente manera: "El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo, que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, en el que había alimento para todos, debajo del cual vivían las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra." El árbol representaba a Nabucodonosor. Había crecido, se había hecho fuerte y se había engrandecido. Él era el gobernante mundial su poder alcanzaba a todo el mundo civilizado de su época. O sea que en este pasaje se presentó una imagen personal del rey Nabucodonosor, y también una imagen de su dominio. Comencemos entonces la lectura específica para nuestro programa de hoy leyendo los versículos 23 y 24, Daniel continuó exponiendo la interpretación a este sueño de Nabucodonosor y dijo: "En cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; que lo empape el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor, el rey" Como ya hemos visto, amigo oyente, el árbol (o sea Nabucodonosor) iba a ser cortado, pero no iba a ser rechazado completamente. Nabucodonosor tendría

que vivir como las bestias del campo y entre ellas por 7 años, y él ni siquiera iba a reconocer quien era. Continuamos leyendo los versículos 25 y 26, de este capítulo 4 de Daniel, que dicen: "Que te echarán de entre los hombres y con las bestias del campo será tu habitación, con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, después que reconozcas que es el cielo el que gobierna." Daniel aclaró aquí por qué este sueño había sido dado a Nabucodonosor, y por qué él iba a tener esta experiencia. Nabucodonosor se había llenado de orgullo, lo cual fue puesto en evidencia cuando hizo construir esa enorme estatua y obligó a toda la humanidad a postrarse y adorarle. Este hombre ciertamente estaba lleno de orgullo, y Dios iba a humillarlo. Él sería sacado del palacio y conducido a los pastos, donde viviría con los bueyes y olvidaría que clase de hombre era. Sin embargo, Dios también iba a liberar a Nabucodonosor de su demencia. Evidentemente Nabucodonosor sufría de histeria; algunos de los síntomas que fueron evidentes en su vida son característicos de esta forma de anormalidad o trastorno mental. Uno de los síntomas es un emocionalismo excesivo, realmente, una especie de psicosis maníaco-depresiva. En un determinado instante el paciente se encuentra alegre y es muy amistoso, pero después, al siguiente instante, se muestra antagonista y malhumorado. Es una neurosis síquica. La persona afectada demuestra tanto su melancolía y tristeza como una radiante alegría con una gran facilidad e intensidad. O sea, que cambia con gran rapidez de un estado de euforia a un estado de depresión. Hay muchas personas que tienen síntomas leves de esta enfermedad y lo podemos comprobar en la vida de relación con otras personas que presentan un humor cambiante, que pasan de rebosar de alegría a mostrar su mal genio de una forma que va más allá de lo normal. Pero volviendo al hombre que estamos hoy estudiando, para Nabucodonosor éste era un verdadero problema. En su caso se trataba de un problema funcional y no de un problema estructural; es decir que no era el resultado de alguna herida producida en su cerebro. La histeria de Nabucodonosor también se manifestaba en una amnesia. Aquellos que están aquejados por esta enfermedad mental no saben quienes son por un período de tiempo. Por ejemplo, en las instituciones mentales, hay quienes creen ser personajes famosos. En nuestro caso, Nabucodonosor pensaba que era un animal. Otro síntoma que identifica a la histeria es el egocentrismo extremo y el orgullo. En Nabucodonosor este trastorno se convirtió en una obsesión (como podremos ver en Daniel 4:30). Hemos visto como en los primeros versículos de este capítulo 4, concretamente desde el versículo 4 hasta el 10, él habló mucho de sí mismo, lo cual evidenciaba su carácter egocéntrico.

El orgullo es una de las cosas que Dios detesta y es algo que caracteriza al ser humano. Al antiguo César Augusto dijo de una ciudad que había conquistado: "La encontré construida con ladrillos, y la dejé como paja": Y se expresó de esa manera porque la había destruido totalmente. Otro de los césares hizo también la siguiente declaración: "Encontré a Roma de madera, y la dejé de mármol". Es que el orgullo es el pecado principal y dominante de la familia humana. Pero, ¿qué tiene el ser humano para sentirse orgulloso? El profeta Jeremías, en su capítulo 9, versículos 23 y 24 dijo: "Así ha dicho el Señor: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy el Señor, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan. Dice el Señor". La salvación de Dios excluye al orgullo. El orgullo es algo que usted no puede tener cuando viene a Cristo para recibir la salvación. El apóstol Pablo dijo en su primera carta a los Corintios capítulo 2, versículos 1 y 2: "1Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría, 2pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado". En cuanto a nosotros, no tenemos nada de lo cual enorgullecernos. Nuevamente, el apóstol escribió, también en su primera carta, capítulo 4, versículo 7: "7porque ¿quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?" Y finalmente, en la segunda carta a los Corintios capítulo 10, versículo 17 y 18 escribió el apóstol Pablo: "17Pero el que se gloría, gloríese en el Señor. 18No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba". El orgullo es el pecado número uno en la lista de las cosas que Dios detesta, como podemos ver en el libro de los Proverbios en el capítulo 6, versículos 16 al 19. No leeremos este pasaje, pero en él, el orgullo aparece primero en una lista de actitudes y características de los efectos del pecado en la naturaleza humana. Por otra parte, el Señor Jesús nos dio el ejemplo máximo y final de humildad. Recordemos aquella gran declaración del apóstol Pablo en la carta a los Filipenses, capítulo 2, versículo 8, que dice: "Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." Finalmente, otra característica de la histeria es que en la conducta humana se manifiesta en ciclos. En el caso del rey Nabucodonosor, fue un ciclo de siete años. Continuemos leyendo, en el cuarto capítulo de Daniel, el versículo 27: "Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad." Este hombre, Nabucodonosor estaba inquieto y alterado en su propio corazón. No tenía paz. Él había traído la paz al mundo, pero una vez lograda esa estabilidad, ya no había nadie que desafiara su autoridad en esta época en particular, pero él estaba viviendo en pecado. Daniel le dijo que se arrepintiera, que renunciara a sus pecados. Él necesitaba volverse a Dios y vivir una vida practicando la justicia. Por ello Daniel le advirtió que se arrepintiera, para que fuera anulado el juicio que se acercaba. Aún había esperanza de liberación.

Nabucodonosor podría conocer la paz y la tranquilidad que solo Dios podía proporcionarle. Creemos que ésta fue la última advertencia de parte de Dios al rey Nabucodonosor. Amigo oyente, mucha de las anormalidades mentales y emocionales que vemos en la actualidad son realmente el resultado de problemas espirituales. No decimos que todas esas anormalidades tienen ese origen, porque sabemos que a veces existe una base estructural para tales problemas. Sin embargo, muchos de los trastornos afectivos-mentales que observamos en las vidas de las personas, tienen su raíz en la condición espiritual del ser humano. Hay esperanza para ellos, hay una paz disponible, si solamente acuden a Cristo y le reconocen como Salvador y Señor. Leamos ahora los versículos 28 al 30 de este cuarto capítulo de Daniel, donde veremos el cumplimiento trágico de esta visión, en la:

Enfermedad mental de Nabucodonosor "Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor: Al cabo de doce meses, paseando por el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?" Nabucodonosor no prestó atención a la advertencia de Daniel. Pasó un año de gracia antes de que cayera sobre él el juicio. ¡Qué paciente es Dios! Pero su gracia, compasión y paciencia no son comprendidas por los malvados. En conexión con esto podemos leer Eclesiastés 8:11, que dice: "Si no se ejecuta enseguida la sentencia para castigar una mala obra, el corazón de los hijos de los hombres se dispone a hacer lo malo." El rey estaba a punto de sufrir un quebranto nervioso, un colapso. Dirigió su mirada hacia la magnificencia de su gran reino; Pero Dios ya le había dicho que ese reino se lo había dado Él. A pesar de ello, Nabucodonosor, mirando con admiración a aquella gran ciudad dijo: "¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué?" A través de la historia ha habido multitud de hombres y mujeres que han tratado de edificar pequeños imperios, y los han contemplado con orgullo. A veces hemos aconsejado a los predicadores jóvenes que no intenten edificar un pequeño imperio de su iglesia. Conocemos algunos que han comenzado a trabajar con ese objetivo y al pasar un poco de tiempo les hemos visto preocupados e infelices. El trabajar con esas miras no trae la paz de estar cumpliendo con la voluntad de Dios. Un pasaje como este del libro de Daniel, que estamos estudiando, constituye toda una advertencia a aquellos que, con la mejor de las intenciones, están tratando de construir una gran estructura que no figura en los planes y propósitos de Dios para ellos. Nosotros hemos optado por tratar de edificar las vidas de las personas, no una grande y poderosa organización. Así que esa sería la mejor forma de empezar una obra para Dios, construyendo espiritualmente las vidas de las personas, y tenemos la seguridad de que el Señor nos permitirá tener lo que Él quiere que tengamos. Bien, veamos

entonces que le sucedió al rey Nabucodonosor; continuemos leyendo los versículos 31 al 33 de este cuarto capítulo de Daniel: "Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino te ha sido quitado; de entre los hombres te arrojarán, con las bestias del campo será tu habitación y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor: Fue echado de entre los hombres, comía hierba como los bueyes y su cuerpo se empapaba del rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila y sus uñas como las de las aves." El rey Nabucodonosor salió del palacio y se fue a vivir con en contacto directo con la naturaleza. Dios trató con este hombre personalmente. Cuando él se apartó de la normalidad y de la racionalidad, su reino se le fue de las manos. Los dementes de aquella época eran más bien apartados de la vida en sociedad, en vez de ser ingresados en una institución mental para seguir un tratamiento médico. Bajo circunstancias normales, Nabucodonosor nunca habría podido regresar al trono; sin embargo, Dios prometió que regresaría después de que hubiera aprendido la lección. La historia confirmó este evento en la vida de Nabucodonosor. El Dr. Newell, en un libro sobre Daniel, citó la siguiente nota de Albert Barnes: "El historiador Josefo atribuyó a Berosus, historiador de Babilonia, una referencia sobre una extraña enfermedad sufrida por el rey Nabucodonosor antes de su muerte". Ahora, leamos el versículo 34 del capítulo 4 de Daniel, donde comenzamos a comprobar la realidad del:

El sueño cumplido y la razón de Nabucodonosor restaurada "Al fin del tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y mi razón me fue devuelta; bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es sempiterno; su reino, por todas las edades." Aquí vemos que su capacidad de comprensión le volvió, y entonces añadió estas breves palabras a su testimonio personal, testimonio que ya hemos leído porque fue presentado al principio de este capítulo 4. Y continuó diciendo el rey en el versículo 35: "Considerados como nada son los habitantes todos de la tierra; él hace según su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra; no hay quien detenga su mano y le diga: ¿Qué haces?" Así que el rey Nabucodonosor había finalmente aprendido que Dios era quien dirigía todas las cosas, Él es quien estaba en control del universo. En sus palabras finales vemos que el rey aceptó este castigo que había le había venido como la voluntad de Dios para su vida, rindiendo su mente orgullosa a la voluntad de Dios. Esta actitud es la que muchos creyentes deberían tener en la

actualidad. Y encontramos las palabras finales de Nabucodonosor en los versículos 36 y 37 de este cuarto capítulo de Daniel: "En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia." A Nabucodonosor se le devolvió la razón. Fue restaurado a su posición de rey de Babilonia, y sus oficiales y funcionarios le rodearon nuevamente. Su reino no corrió peligro alguno durante el prolongado período que duró su ausencia, y se le dio mayor grandeza y majestad porque había llegado a tener un conocimiento del Dios vivo y verdadero. Vamos a detenernos aquí por hoy, amigo oyente, y Dios mediante, en nuestro próximo estudio, vamos a considerar el capítulo 5 de este libro de Daniel. Le sugerimos que lea este capítulo en su estudio personal, y le invitamos a que nos acompañe en este recorrido a través de la Biblia, en el cual nos encontramos estudiando este interesante libro de Daniel.

Daniel 5:1-19 Llegamos hoy, amigo oyente, al capítulo 5 del libro de Daniel. Los eventos registrados en este capítulo tuvieron lugar mucho más tarde que los registrados en los capítulos anteriores. Una vez más, ésta es sólo una página sacada de los registros históricos de Babilonia. En los primeros cuatro versículos, se hablo de la fiesta de Belsasar. A continuación, en los versículos 5 al 7, vemos la mano de Dios escribiendo sobre la pared. Después, en los versículos 8 al 12, se relató el fracaso de los sabios al tratar de leer la escritura en la pared. En los versículos 13 al 24, vemos que Daniel rechazó los regalos del rey; en los versículos 25 al 29 se narró como Daniel interpretó la escritura en la pared y finalmente, en los versículos 30 y 31 se relató la caída de Babilonia, o sea, el cumplimiento del sueño en esa misma noche. Leamos el versículo 1 de este quinto capítulo que nos cuenta como fue:

La fiesta del rey Belsasar "El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino." Ahora, ¿quién era Belsasar? y ¿cómo llegó él al trono? En el capítulo anterior, rey Nabucodonosor ocupaba el trono. Belsasar ha sido una figura polémica en la historia, así que tenemos que dedicar unos momentos para observarle. Incluso un escritor como Dean Farrar escribió que nunca existió un rey llamado Belsasar. El profesor John Walvoord, en su libro "Daniel, la clave para la revelación

profética" escribió: "Hasta el descubrimiento del cilindro de Nabónido, a quién Daniel identificó como rey de Babilonia, no se había encontrado ninguna mención a Belsasar en la literatura extra-bíblica. Por lo tanto, los críticos de la autenticidad e historicidad de Daniel se sintieron con libertad para cuestionar si tal persona existió realmente. Desde la publicación de los resultados de la erudita investigación de Raymond Dougherty sobre Nabónido y Belsasar, basada en el cilindro de Nabónido y en otras fuentes, no existe ningún margen para dudar de la historicidad de Belsasar". El nombre de Belsasar ha sido encontrado en piezas cilíndricas de arcilla, en las cuales él fue llamado hijo de Nabonidus. Hoy se acepta generalmente que Belsasar actuó como regente bajo su padre, que fue Nabónido. Al llegar a este punto sería útil tener un resumen de los eventos que se sucedieron después del reinado de Nabucodonosor. Cuando murió Nabucodonosor, su único hijo, Evil-Merodach le sucedió en el trono, alrededor del año 561 A.C. (podemos leer 2 Reyes 25:27). Este rey fue asesinado por Nergal-Sarezer, quien se había casado con una de las hijas de Nabucodonosor, y entonces le reemplazó en el trono en el año 559 A.C. Y Nergal-Sarezer fue sucedido en el trono por su joven hijo, que reinó sólo unos pocos meses antes de ser asesinado por Nabónido, que era el esposo de otra de las hijas de Nabucodonosor. Ahora, Nabónido, el último gobernante del imperio de Babilonia pasó mucho tiempo alejado del reino en expediciones extranjeras y Belsasar, su hijo, permaneció en Babilonia como el co-regente. Todo esto nos revela la exactitud de lo que el profeta Jeremías había escrito en el capítulo 27, versículos 6 y 7 de su libro, cuando dijo en cuanto a Nabucodonosor: "Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que llegue también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes". En otras palabras, el reino de Babilonia duraría a través del reino de un hijo, y de un nieto de Nabucodonosor, y entonces el reino de Babilonia, como el reino de la cabeza de oro de la imagen, llegaría a su fin. Éstos fueron, pues, los antecedentes del rey Belsasar. Tenemos información adicional de Belsasar en una oración de Nabónido dirigida a la diosa luna por su hijo, que fue descubierta en un cilindro de arcilla y decía: "Que mi hijo, el fruto de mi corazón, pueda honrar a su divinidad y que no se entregue a sí mismo al pecado". Y Herodoto, el historiador griego, también mencionó y confirmó esa información. Así que durante los eventos registrados en el capítulo 5, Nabónido se encontraba en el campo de batalla mientras su hijo Belsasar permanecía en Babilonia. Más adelante destacaremos que cuando Belsasar le ofreció a Daniel una posición en su reino, fue la de ser el tercer gobernante del reino. Ahora, ¿por qué Belsasar no le ofreció el segundo lugar del reino? Bueno, porque Belsasar mismo era el número dos. Su padre era en realidad el rey. Fue durante ese banquete presentado aquí en el versículo 1, que Gobiras, el general del reino de Media, se encontraba muy cerca, sitiando la ciudad de Babilonia. Jenofonte, el historiador griego, describió como tomaron la ciudad

desviando un canal del río Éufrates para que enviara su caudal de vuelta al mismo río, permitiendo así que el ejército se introdujera en la ciudad pasando por debajo de las murallas. Por lo tanto, los eventos de este capítulo, que por muchos años habían sido descartados por los críticos, han sido confirmados por la historia secular. Nosotros preferimos expresar lo mismo diciendo que la historia secular ha sido confirmada por la Palabra de Dios. Sabemos que los historiadores a veces faltan a la verdad y que no siempre podemos depender de sus escritos. Sin embargo, aquí la investigación histórica está de acuerdo con el relato de la Biblia. Dice este versículo 1: "El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino". Observemos la arrogancia de este presuntuoso y joven Belsasar, que organizó este suntuoso banquete mientras los ejércitos de Gobiras se encontraban a la vista de la ciudad. Quizás Belsasar pensó que la ciudad era inexpugnable. Nabucodonosor la había construido de manera que resistiera cualquier sitio. La ciudad, rodeada de murallas, construidas de ladrillos, tenía una extensión de unos 24 Km cuadrados. La muralla tenía una altura de 45 metros y era lo bastante ancha como para que cuatro carros recorrieran juntos y en una misma línea el perímetro de la ciudad. En otras palabras, sus habitantes podrían haber habilitado una carretera que recorriera la parte más alta de la ciudad, Tenía provisiones de grano y agua para varios años; en realidad, había un canal que traía el agua del río Éufrates, y que atravesaba la ciudad. La fiesta de Belsasar puede haberse organizada como un desafió al enemigo que se encontraba fuera, o quizás el rey quiso elevar la moral de aquellos que se encontraban dentro de la ciudad. Fue así que, en esa fiesta, el rey y los asistentes consumieron gran cantidad de vino, ya fuera por animarse mutuamente o para festejar la seguridad de la cual pretendían gozar. Así también hoy muchas personas convierten al consumo de la bebida en el desahogo de sus penas o en la forma de expresar su alegría. Hay más alcohólicos en el presente que adictos a las drogas, y la gran mayoría de los accidentes de tránsito que tienen lugar cada año en tantas ciudades del mundo, han sido provocados por personas que estaban conduciendo bajo la influencia del alcohol. En nuestro país, concretamente, se establecen controles cada vez más estrictos en las carreteras o calles de las ciudades porque las autoridades están alarmadas por la cantidad de accidentes ocasionados por conductores que se encontraban bajo la influencia del alcohol y, en consecuencia, realizaron maniobras arriesgadas que les hicieron perder el control de sus automóviles. La influencia del abuso del alcohol alcanza a muchas personas en todos los niveles de la sociedad. Produce daños cerebrales y a otros órganos del cuerpo, daños de carácter irreversible que afectan gravemente a la calidad de vida a nivel individual y familiar. A nivel familiar, por ejemplo, el excesivo consumo de alcohol ha traído tristeza, tensión y violencia, en vez de alegría. Bien, veamos lo que dicen los versículos 2 y 3, de este capítulo 5 de Daniel: "Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajeran los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor, su padre, había traído del templo de Jerusalén, para que bebieran de ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces

trajeron los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios, que estaba en Jerusalén, y bebieron de ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas." Aquel rey no sólo estaba desafiando al enemigo que rodeaba la ciudad, sino que en ese momento, bajo la influencia del alcohol tuvo un gesto audaz que su abuelo nunca habría tenido. Cuando Nabucodonosor se apoderó de Jerusalén, era un rey pagano, y trajo consigo esos vasos del templo de Jerusalén. Pero cuando él llegó a tener un conocimiento del Dios vivo y verdadero, hizo que se guardaran esos vasos. Ahora, Belsasar, siendo un joven que creció en el palacio, sabía donde se encontraban y suponemos que él sabía que no debía tocarlos. Pero en aquel momento de euforia provocado por la bebida, los hizo traer para servir a sus invitados. Aquellos vasos ya no eran más los vasos santos. "Santo" significa "aquello que ha sido separado para el uso de Dios". Sin embargo Belsasar estaba desafiando a Dios con este acto. Y los seres humanos hoy también están desafiando a Dios por medio de sus acciones. A veces nos sentimos impulsados a quejarnos y preguntarnos por qué Dios no actúa contra tales personas. Estimado oyente, Dios tiene mucho tiempo. Él no se apresura en actuar. Él se hará cargo de la situación, de la misma manera en que se ocupó del rey Belsasar. Belsasar sabía que su abuelo había llegado a conocer a Dios y que le había honrado y adorado (ver el versículo 22); sin embargo, deliberadamente desafió y profanó a Dios. En el libro de Proverbios, capítulo 29, versículo 1, leemos: "El hombre que, al ser reprendido, se vuelve terco, de repente y sin remedio será quebrantado". Al avanzar los festejos de aquel banquete, llegaron al punto en que prácticamente todos estaban ebrios. Debió ser una escena de verdadera depravación y libertinaje. Ahora, en el versículo 4, de este capítulo 5 de Daniel leemos: "Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra." Aquí vemos que ellos estuvieron brindando a los dioses, y les habría llevado más de una noche el brindar por todos los dioses que tenían en Babilonia. Ellos disimularon su pecado como un acto de adoración y encubrieron su blasfemia en nombre de la religión. Leamos a continuación el versículo 5, que comienza a relatarnos como:

Los dedos de Dios escribieron sobre la pared "En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre que escribía delante del candelabro, sobre lo encalado de la pared del palacio real; y el rey veía la mano que escribía." Llegado este momento, Dios intervino directamente. Él no habló por medio de un sueño o una visión, porque éste era un hombre a quien Dios no tiene intención de alcanzar. Dios no soportaría este insulto malvado al cielo, así que escribió en

la pared del salón del banquete. Creemos que Aquel que escribió esto en la pared fue el mismo que escribió sobre la arena cuando le presentaron a esa mujer que había cometido un pecado (como podemos ver en Juan 8:1-11). En esta ocasión, la escritura de Jesús fue un mensaje de perdón; pero en el banquete de Belsasar, fue un mensaje de juicio, de muerte. Este rey había ignorado al Dios de los cielos, como Daniel muy pronto le aclararía. Veamos la tremenda reacción del rey leyendo el versículo 6: "Entonces el rey palideció y sus pensamientos lo turbaron, se debilitaron sus caderas y sus rodillas daban la una contra la otra." Este hombre posiblemente no se podía mantener en pie. Hacía tan solo unos momentos estaba demasiado ebrio como para incorporarse. Pero ante este misterio, se encontró repentinamente sobrio. Lo que había visto escrito sobre la pared le había aterrorizado y estaba abrumado por el miedo. Y continuó diciendo el versículo 7 de este quinto capítulo de Daniel: "El rey gritó en alta voz que hicieran venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me dé su interpretación, será vestido de púrpura, llevará en su cuello un collar de oro y será el tercer señor en el reino." Como anticipamos anteriormente, observemos aquí que la recompensa sería el cargo de "tercer señor del reino". ¡Qué exacto y preciso fue Daniel! El hombre que escribió este libro tuvo que haber estado allí y entendió todas las circunstancias de aquel reino. Nabónido era el verdadero rey, y Belsasar era sólo el segundo hombre del reino. Leamos ahora el versículo 8, que nos describirá:

El fracaso de los sabíos para leer la escritura "Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni dar al rey su interpretación." Cuando Belsasar finalmente pudo controlarse un poco reunió apresuradamente a los sabios y les pidió una interpretación de la escritura de la pared. Pero aunque les ofreció una recompensa tan atractiva, sólo pudieron permanecer allí en pie mirándole, sin poder articular una palabra. No sabían la respuesta ni lo que había que hacer. Esta fue la tercera vez que los sabios de Babilonia fracasaron. Después de este fracaso, ya no tendrían nada que hacer en el ejercicio de su cargo de consejeros. Y continuamos leyendo en el versículo 9: "Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera y palideció, y sus príncipes estaban perplejos." Podemos imaginarnos el cambio que se produjo en la sala del banquete. Unos momentos antes todos habían estado riendo y embriagándose. Ahora se encontraban sobrios, perplejos e inquietos. Continúa diciendo el versículo 10 de este capítulo5:

"La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: ¡Rey, vive para siempre! No te turben tus pensamientos ni palidezca tu rostro." La "reina" aquí era la reina madre, la esposa de Nabucodonosor. Ella había oído lo que había ocurrido en el banquete, y vino a hablarle al rey. Y le dijo lo que leemos en el versículo 11: "En tu reino hay un hombre en el que mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría, como la sabiduría de los dioses. El rey Nabucodonosor, tu padre, oh rey, lo constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos" Dice aquí "Nabucodonosor, tu padre". Las relaciones se indicaban con una palabra; por lo tanto "padre" podía referirse al padre, al abuelo, al bisabuelo o al tatarabuelo. Y continuó diciendo en el versículo 12: "Por cuanto en él se halló más espíritu, ciencia y entendimiento para interpretar sueños, descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación." La reina madre había venido para ayudar a su nieto y librarle del aprieto en que se hallaba. Le habló de que había un hombre en su reino, llamado Daniel, un hombre lleno del Espíritu, que podría descifrar la escritura de la pared: Leamos los versículos 13 y 14, a partir de los cuales veremos que:

Daniel rechazó los regalos del rey "Entonces trajeron a Daniel ante el rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría." Así que Daniel fue presentado ante el rey. Evidentemente había sido relevado de su cargo después de la muerte de Nabucodonosor. Y continuó diciéndole el rey en los versículos 15 y 16: "Y ahora trajeron ante mí sabios y astrólogos para que leyeran esta escritura y me dieran su interpretación; pero no han podido interpretarme el asunto. Yo, pues, he oído de ti que puedes interpretar y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, llevarás en tu cuello un collar de oro y serás el tercer señor en el reino." El rey Belsasar lo halagó y le manifestó que si podía dar la interpretación que los sabios no habían podido dar, entonces él sería convertido en el tercer señor del reino. Así, a Daniel se le ofreció la misma recompensa que se le había ofrecido a los sabios. Leamos entonces en el versículo 17 de este quinto capítulo, la respuesta de Daniel: "Entonces Daniel respondió y dijo al rey: Tus dones sean para ti; da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey y le daré la interpretación."

Daniel rechazó los regalos del rey y le mostró su absoluto desprecio. Estamos seguros de que si el rey no hubiera estado tan lleno de miedo, no habría pasado por alto el insulto de Daniel. Después de todo, ¿para qué necesitaba Daniel esta recompensa? Sólo le habría servido para unas pocas horas. Antes que Daniel interpretara la escritura de la pared, le presentó a este joven rey que estaba reinando bajo la autoridad de su padre el mejor sermón que aquel hombre probablemente jamás pudo recibir. Daniel ya no era el joven que se presentó ante el anciano rey Nabucodonosor; él era en este momento un hombre de avanzada edad acudiendo a la presencia de un joven rey. No había habido una brecha de generaciones con Nabucodonosor, y no la había en este momento del relato. Escuchemos lo que Daniel le dijo a Belsasar, en los versículos 18 y 19 de este quinto capítulo del libro: "El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien le placía, mataba, y a quien le placía, daba vida; engrandecía a quien le placía, y a quien le placía, humillaba." Nabucodonosor había sido un gobernante absoluto en esta tierra, y creemos que no ha habido ningún otro gobernante como él y que no habrá ningún otro hasta que venga el Anticristo. Daniel expuso ante Belsasar como Dios había actuado con su abuelo. Dios le había puesto en el trono y le había entregado un reino mundial. Bien, estimado oyente, vamos a tener que detenernos aquí, pero si Dios permite vamos a continuarlo en nuestro próximo programa. Le invitamos a acompañarnos, y le sugerimos que lea los versículos finales de este capítulo 5 para estar así mejor informado de lo consideraremos en nuestro próximo programa.

Daniel 5:20-31 Regresamos hoy, amigo oyente, al capítulo 5 de este libro de Daniel. En primer lugar vamos a situar el pasaje de hoy en su contexto dentro del capítulo. En los primeros cuatro versículos, se hablo de la fiesta de Belsasar. A continuación, en los versículos 5 al 7, vemos la mano de Dios escribiendo sobre la pared. Después, en los versículos 8 al 12, se relató el fracaso los sabios al tratar de leer la escritura en la pared. Daniel fue llevado entonces a la presencia del rey Belsasar para que interpretara la escritura en la pared. Esa escritura se encontraba sobre esa pared de una manera muy clara, y se podía distinguir muy bien, es decir, que todos podían verla con claridad aunque nadie había sido capaz de interpretarla. En los versículos 13 al 24, vemos que Daniel rechazó los regalos del rey. Fue en esta sección donde finalizamos nuestro programa anterior, concretamente en el versículo 19. Así que en nuestro programa de hoy retomaremos el relato en los versículos 18 y 19, y continuaremos por esta sección hasta el versículo 24. Después, y en los versículos 25 al 29 veremos como Daniel interpretó la escritura en la pared y finalmente, en los versículos

30 y 31 el relato nos llevará al hecho mismo de la caída de Babilonia, o sea, el cumplimiento del sueño de Nabucodonosor en esa misma noche. Antes de leer los versículos 18 y 19 recordemos que dijimos que antes que Daniel interpretara la escritura de la pared, le presentó a este joven rey, que estaba reinando bajo la autoridad de su padre, el mejor sermón que aquel hombre probablemente jamás pudo recibir. Daniel ya no era el joven que se presentó ante el anciano rey Nabucodonosor; él era en este momento un hombre de avanzada edad acudiendo a la presencia de un joven rey. No había habido una brecha de generaciones con Nabucodonosor, y no la había en este momento del relato. Leamos entonces los versículos 18 y 19 de este quinto capítulo de Daniel: "El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien le placía, mataba, y a quien le placía, daba vida; engrandecía a quien le placía, y a quien le placía, humillaba." Nabucodonosor había sido un gobernante absoluto en esta tierra, y creemos que no ha habido ningún otro gobernante como él y que no habrá ningún otro hasta que venga el Anticristo. Ahora vamos a ver que Daniel expuso ante Belsasar como Dios había actuado con su abuelo. Dios le había puesto en el trono y le había entregado un reino mundial. Continuemos escuchando el mensaje de Daniel al rey Belsasar en los versículos 20 al 24 de este quinto capítulo: "Pero cuando su corazón se ensoberbeció y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino y despojado de su gloria. Fue echado de entre los hijos de los hombres, su mente se hizo semejante a la de las bestias y con los asnos monteses fue su habitación. Le hicieron comer hierba, como al buey, y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. Pero tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón sabiendo todo esto, sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido; hiciste traer ante ti los vasos de su Casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas bebisteis vino de ellos; además diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven ni oyen ni saben; pero nunca honraste al Dios en cuya mano está tu vida y de quien son todos tus caminos. Por eso, de su presencia envió él la mano que trazó esta escritura." Daniel le predicó a Belsasar un mensaje directo y poderoso. Dios le había entregado el reino a Nabucodonosor, y él había sido un soberano absoluto a quien nadie podía cuestionar o estorbar, y cuyos deseos y caprichos eran la ley del reino. Sin embargo, cuando el rey se llenó de orgullo, Dios lo humilló por medio de un episodio trágico. Cuando Daniel le recordó a Belsasar la experiencia humillante de Nabucodonosor, uno se pregunta si no estaba insistiendo demasiado en ese tema. Quizás lo estaba haciendo. Le estaba recordando a este rey joven y orgulloso que si se dejaba llevar por su orgullo y soberbia, era a causa de la bebida o porque sufría de una enfermedad mental.

Belsasar era una persona orgullosa y presumida. Aunque él sabía lo de la locura de su abuelo y de su degradación al nivel de un animal, no había aprovechado la lección de esa experiencia. En cambio, había cometido un sacrilegio usando los vasos traídos del templo de Dios en Jerusalén. Había desafiado al Dios vivo y verdadero y, por su uso profano de aquello que había sido santo, se había burlado de Dios y le había insultado. O sea que, aun sabiendo la verdad, la había rechazado. Dios, amigo oyente, destruye sólo a aquellos que han conocido la verdad y la han rechazado. Durante el período de la Gran Tribulación, serán engañados aquellos que han rechazado la luz. El apóstol Pablo, en su Segunda Epístola a Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 9 al 12 escribió lo siguiente: "9El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, 10y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia". Daniel le estaba comunicando a Belsasar el principio por medio del cual Dios actuaba, y que el apóstol Pablo confirmaría siglos después. El Señor Jesús también lo dejó bien claro cuando dijo en Juan 5:43; "Yo he venido en nombre de mi padre y no me recibís; si otro viniera en su propio nombre, a ése recibiríais. Cuando usted rechaza a la Palabra de Dios revelada en Cristo y le da la espalda a la verdad, usted queda abierto y vulnerable para cualquier secta que pueda llegar. ¿Por qué es que las sectas crecen hoy? y ¿por qué oímos hablar del demonismo y de la adoración a Satanás? Estas creencias se manifiestan especialmente en sectores que han tenido la Palabra de Dios y la han rechazado. Necesitamos urgentemente la enseñanza de la Palabra de Dios. Tenemos mucha predicación, y muchos que nos informan de sus propias opiniones, pero, ¿qué dice Dios? ¿Qué importancia tiene lo que usted y yo pensemos? Lo verdaderamente importante es lo que Dios piensa. Daniel concluyó su sermón declarando que la escritura a mano en la pared provenía de Dios, a quién Belsasar había rechazado, ridiculizado y blasfemado. Algunos se preguntan si este rey habría cometido el pecado imperdonable. No tenemos una respuesta. Sólo sabemos que él tuvo aquí una oportunidad de recibir la verdad, y la rechazó. Leamos ahora los versículos 25 y 26 de este quinto capítulo, que inicia un párrafo en el cual vemos que:

Daniel interpretó la escritura de la pared "Y la escritura que trazó es: Mene, Mene, Tekel, Uparsin. 26Esta es la interpretación del asunto: Mene: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin." "MENE" es una palabra que se traduce como "contar" y se encuentra repetida "contar" "contar". Tenemos una expresión coloquial en la que se dice de alguien: "le ha llegado la hora", y otra parecida que dice de alguien que "tiene las horas

contadas". Esta es una expresión exacta de la idea que aquí se da. Dios le estaba indicando al reino de Babilonia que sus días habían sido contados, es decir, que le había llegado la hora. En el Salmo 90, versículo 12, leemos: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría". Sólo Dios conoce cuando "nos ha llegado la hora", es decir, cuando nuestro viaje terrenal se ha terminado. Así que aquí tenemos este mensaje. "MENE" "MENE" significaba que Dios había contado los días del reino de Babilonia. Dios sigue de cerca todos los momentos de cada día. Él determina de antemano la longitud de nuestros días, y no podemos cambiar ese hecho. Continuó Daniel la interpretación del resto de la escritura en el versículo 27, que comienza con la palabra: "Tekel: Pesado has sido en balanza y hallado falto." TEKEL simplemente significa "pesar". Babilonia había sido colocada en la balanza divina y ésta reveló que pesaba menos de lo debido. Ellos no tenían el suficiente peso como para ser aceptados por Dios. Dios había levantado a Babilonia y en ese momento la va a derribar. ¿Por qué? Porque Babilonia no había alcanzado el nivel establecido por Dios. En los capítulos dos y tres del libro de Apocalipsis, leemos acerca de las siete iglesias de Asia Menor. Allí vemos al Señor Jesús en el medio de los candeleros que representan a las iglesias. Él recorta las mechas, echa el aceite, y apaga aquellas que no dan suficiente luz. Él también juzga a la iglesia en la actualidad. Quizá aquí nosotros pesamos una determinada cantidad de acuerdo con una balanza humana, Pero Dios nos pesa en la balanza divina. Y así hizo con aquellas iglesias de Asia Menor: "arrepiéntete, pesas menos de lo debido". Y nos dice lo mismo a usted y a mí en el día de hoy. Nuestra justicia no sólo es insuficiente, sino que ante Su mirada, como bien dijo el profeta Isaías, nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Solo Su justicia imputada a nosotros puede hacernos pasar la prueba, y proporcionarnos el peso que Dios requiere para aceptarnos. En el libro de Romanos, capítulo 3, versículos 21 al 23, leemos: "pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios". Él es quien pesa las acciones, los hechos de la humanidad. Leamos ahora el versículo 28, que comienza con la palabra: "Peres: Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas." Ahora, la palabra "PERES" es la forma singular de "UPARSIN" (como figura en el versículo 25), y significa "divisiones". Quería decir que el reino de babilonia sería dividido y entregado a los Medos y a los Persas. Es decir, que la cabeza de oro de aquella gran imagen sería removida; había llegado el momento en que los brazos de plata ocuparan su lugar. Dios está en el mando supremo de los reinos de la tierra. El profeta Ezequiel escribió en 21:27, "27¡A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel a quien corresponde el derecho, y yo se lo entregaré!". Dios continuará quitando el poder a unos reinos y entregándoselo a otros hasta que Cristo venga. Y creemos que Él realiza una buena tarea de control. Recordamos la trayectoria de dictadores que han asolado

a sus países y a una parte del mundo, que eran temidos y causaban terror a quienes eran gobernados por ellos. Pero recordamos también el final trágico que tuvieron y como fueron desapareciendo del escenario de la historia. Dios está aún a cargo de la situación, y Cristo es aquella "piedra que se desprendió sin que la cortara mano alguna" (como dice Daniel 2:34), y que va a establecer Su reino algún día aquí en la tierra. Ahora, leamos el versículo 29 de este capítulo 5 de Daniel, que nos describe la reacción del rey Belsasar: "Entonces Belsasar mandó vestir a Daniel de púrpura, poner en su cuello un collar de oro y proclamar que él era el tercer señor del reino." Aquí destacamos nuevamente que la recompensa consistía en nombrarle "el tercer señor del reino". Como ya dijimos, el verdadero rey era Nabónido, y Belsasar, el nieto de Nabucodonosor, era el segundo en autoridad. Ahora, los versículos 30 y 31, los versículos finales de este capítulo 5 de Daniel nos describen:

La caída de Babilonia - El cumplimiento de la interpretación en aquella misma noche "La misma noche fue muerto Belsasar, rey de los caldeos. Y Darío, de Media, cuando tenía sesenta y dos años, tomó el reino." En el mismo instante en que tenía lugar este banquete, los soldados del ejército de los Medos estaban marchando por debajo de los muros de Babilonia, donde antes fluían las aguas del canal. Como mencionamos anteriormente, debajo de los muros de esa ciudad corrían las aguas de un canal que proveía de agua a la ciudad, y en esta ocasión el ejército enemigo había desviado las aguas de dicho canal haciéndolas regresar a la corriente principal del río Éufrates. El general Gobiras, del ejército de los Medos, y que demostró ser un gran estratega, estaba marchando con su ejército y penetrando en el interior de la ciudad, donde estaba situado el palacio del rey. La historia registró que él y sus hombres llegaron a la parte más interior de la ciudad antes de que los guardias siquiera detectaran ninguna anormalidad. Fue Jenofonte, el historiador griego, que registró para la historia secular la forma en que los Persas conquistaron la ciudad. Belsasar fue muerto esa misma noche. Él había sido pesado en la balanza divina, y no había alcanzado el peso debido, el nivel que Dios requería y entonces, fue juzgado. Ésa es la forma en que Dios actúa. Él usa Su balanza, sus normas, su nivel. Dios les dice a los seres humanos de todos los tiempos, y a usted, y a mí, lo que expresó por medio del apóstol Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 3 y versículo 23: "Todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios". Otra versión traduce este versículo diciendo: "Porque todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios". Nosotros no llegamos a alcanzar el nivel, la norma, el estándar establecido y requerido por Dios. No estamos a prueba en la actualidad, sino que estamos perdidos, y Dios nos está ofreciendo la salvación. Tomemos ejemplo del protagonista de este capítulo 5 de Daniel, el rey Belsasar. Después de desechar muchas oportunidades por la forma en que Dios había actuado con su abuelo Nabucodonosor, este rey había rechazado a Dios, y fue muerto en la misma noche del día en que fue anunciado su juicio.

Darío de Media se convirtió en el gobernante del reino representado por el pecho y los brazos de plata de la gran imagen descrita en el capítulo 2 de Daniel. Él llegó y realizó un ataque repentino e inesperado, y destruyó Babilonia. De acuerdo con la opinión de muchos intérpretes, el profeta Isaías había profetizado la caída de Babilonia en Isaías capítulo 21 ante el imperio Medo Persa. En ese capítulo 21 leemos una significativa descripción profética, que escrita unos doscientos años antes de los acontecimientos sobre los que acabamos de leer, nos hacen revivir el dramatismo de la caída de aquella gran ciudad. Dicen los versículos 5 al 9 del citado capítulo 21 de Isaías: "Ponen la mesa, extienden los tapices; comen, beben. ¡Levantaos, príncipes, engrasad el escudo! Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea. Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos. Miró entonces más atentamente, y gritó como un león: ¡Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guardia! ¡He aquí que vienen hombres montados, jinetes de dos en dos! Después habló y dijo: ¡Cayó, cayó babilonia, y los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra!" Estas palabras revelan la sorpresa de los centinelas que conscientes de realizar una vigilancia constante, como dice aquí el texto, "continuamente de noche y de día, y las noches enteras" se ven sorprendidos por la aparición de los jinetes del ejército invasor. En un día futuro, otra Babilonia caerá en las manos de Dios, lo cual se nos presenta en el capítulo 18 de Apocalipsis, y así se pondrá fin a la orgullosa civilización del hombre. Anticipándonos al tema de nuestro próximo programa diremos que el capítulo 6 de este libro es uno de los más conocidos de la Biblia y, con toda seguridad, el más conocido de este libro. Contiene el relato de Daniel en el foso de los leones. Estimado oyente, ¿se ha detenido usted a pensar que Daniel sólo pasó una noche en el foso de los leones, pero que pasó toda una vida, desde que era un niño a los 17 años hasta que tenía unos 90 años de edad, en el palacio de los reyes paganos? Fue más peligroso para Daniel vivir en el palacio del rey, que pasar una noche en el foso de los leones. Los leones no le podían tocar, pero allí en el palacio de los reyes Nabucodonosor, Nabónido, Belsasar del reino de Babilonia, y en el mismo palacio también con los reyes Darío de Media y Ciro, del imperio Persa, que eran reyes paganos, Daniel estuvo en constante peligro. Sin embargo, tuvo el privilegio de conducir a algunos de estos hombres a un conocimiento del Dios vivo y verdadero. Estimado oyente, esperamos que este avance sirva como introducción a lo que diremos sobre el capítulo 6 y despierte su interés para seguir el interesante desarrollo de la historia de Daniel. Así que esperamos que usted nos acompañe en nuestro próximo encuentro. Y le sugerimos que lea el contenido del capítulo 6 de este libro de Daniel para estar más familiarizado con su contenido y poder así aprovechar las grandes lecciones prácticas que contiene este pasaje de la Biblia.

Daniel 6

Llegamos hoy, amigo oyente, al capítulo 6 del libro de Daniel. Este capítulo es uno de los más conocidos de la Biblia y, con toda seguridad, el más conocido de este libro. Contiene el relato de Daniel en el foso de los leones. Estimado oyente, ¿se ha detenido usted a pensar que Daniel sólo pasó una noche en el foso de los leones, pero que pasó toda una vida, desde que tenía unos 17 años hasta que tenía unos 90 años de edad, en el palacio de reyes paganos? Fue más peligroso para Daniel vivir en el palacio de estos reyes, que pasar una noche en el foso de los leones. Los leones no le podían tocar, pero allí en el palacio de los reyes Nabucodonosor, Nabónido, Belsasar del reino de Babilonia, y en el mismo palacio también con los reyes Darío de Media y Ciro, del imperio Persa, que eran reyes paganos, Daniel estuvo en constante peligro. Sin embargo, tuvo el privilegio de conducir a algunos de estos hombres a un conocimiento del Dios vivo y verdadero. Daniel pasó sólo una noche en el foso de los leones, pero vamos a examinar este incidente porque tiene un mensaje para nosotros hoy. Este capítulo concluye la sección estrictamente histórica del libro de Daniel, y cada evento histórico ha quedado registrado para nosotros con un propósito. Este episodio en particular de la vida de Daniel constituye otra ilustración del poder de Dios para cuidar a los Suyos, y es una ilustración más de la forma en que Dios protegerá al remanente durante el período de la Gran Tribulación. Este capítulo es el equivalente al capítulo 3, en el que vimos que Dios protegió a los tres amigos de Daniel en el horno de fuego. Como surgió la pregunta acerca del paradero de Daniel en los episodios de ese capítulo, hay también aquí una pregunta sobre el paradero de los tres jóvenes hebreos en este capítulo 6. Seguramente éstos habrían seguido a Daniel en su obediencia a Dios. Quizás, teniendo en cuenta de que había transcurrido un lapso de tiempo, ya no estaban con vida. Por lo tanto, los capítulos 3 y 6 presentan dos aspectos de la protección del remanente, tanto de los judíos como de los no judíos, durante el período de la Gran Tribulación. En el capítulo 3 el énfasis recae sobre las presiones que hay que soportar ocasionadas por el odio humano y la persecución. En este capítulo 6 énfasis recae más bien sobre el odio satánico y la persecución. El mensaje para nosotros hoy es el que aparece en la primera carta de Pedro, capítulo 5 y versículo 8: "Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar". Es como si usted y yo viviéramos en una jaula de leones. Esa jaula es el mundo, y un gran león rugiente anda merodeando de aquí para allá por la jaula. Pedro lo llamó "nuestro adversario, el diablo." Leamos ahora los versículos 1 y 2 de este sexto capítulo de Daniel, que nos describirá:

La posición de Daniel bajo Darío el medo "Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas que gobernaran en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas dieran cuenta, para que el rey no fuera perjudicado."

Al abrir este capítulo, comprobamos que nos hemos adelantado nuevamente en la historia. El reino de Babilonia, la cabeza de oro, había desaparecido; había sido removido del primer lugar de poder mundial. En vez de Babilonia, tenemos al imperio Medo Persa, que estaba representado en la imagen del sueño de Nabucodonosor por el pecho y los brazos de plata. Ahora llegamos a Darío el Medo, probablemente otro nombre para Gubaru, gobernador de Gutium, que junto con el ejército de Ciro conquistó la ciudad de Babilonia. Darío el Medo, como gobernador de la ciudad de Babilonia bajo Ciro continuó en el poder solamente por dos años. Ciro, que continuó en el trono, era hijo de la hermana de Darío y de Cambises, el Persa. Esto fue lo que unió al Imperio Medo-Persa que en ese momento comenzó a gobernar al mundo de esa época. Aunque se produjo un cambio de un imperio a otro, aún encontramos a Daniel en la posición de primer ministro bajo Darío el Meda. Recordemos que cuando estábamos considerando la imagen de varios metales, hecha de oro, plata, bronce, hierro y barro (capítulo 2), sugerimos que ilustraba el deterioro de varias maneras. Había un deterioro en la posición, en el tipo de metal, etc. Y aquí podemos ver que la inferioridad de este reino, en comparación con el de Nabucodonosor, era bastante evidente. El reino de Nabucodonosor fue autocrático y absoluto, en el sentido en que él no compartió la autoridad con nadie. Sin embargo, se nos dice que Darío tenía 120 príncipes o subgobernadores que compartían con él la responsabilidad y el liderazgo. Sobre este grupo Darío nombró tres presidentes o administradores, que se desempeñaron como funcionarios de enlace o coordinación entre los príncipes y el rey. Hubo, por lo tanto, una distribución de responsabilidad y gobierno. Se nos dijo que estos tres presidentes (y Daniel era uno de ellos) ejercían su cargo para que los intereses del rey no se vieran afectados. Ahora, esto sugiere que los presidentes o administradores debían evitar que los príncipes le robaran o socavaran de cualquier forma el poder al rey. Entre estos tres administradores, Daniel ocupaba el primer lugar, y calculamos que en ese momento tendría unos 80 años de edad. Ahora, el versículo 3 de este capítulo 6 de Daniel, nos dice: "Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino." Ahora, Daniel no sólo tenía antigüedad, sino que tenía también superioridad y un espíritu extraordinario. Esto indica que Daniel era un hombre lleno del Espíritu. Y el rey tenía tal confianza en él que lo colocó inmediatamente después de sí mismo en la posición de poder. Vamos a leer ahora el versículo 4, que comienza un párrafo que describe:

Una conjura para destruir a Daniel "Los gobernadores y sátrapas buscaron ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado con el reino; pero no podían hallar motivo alguno o falta, porque él era fiel, y ningún error ni falta hallaron en él." Esto es algo que, con toda seguridad, ocurre siempre. Cuando usted se destaque por ser el primero en algunos círculos sociales, en la política, en la escuela o en el mundo de los negocios, será observado por aquellos que son celosos. Si usted

tiene un defecto en su vida, o si tiene un talón de Aquiles, un punto sensible en el que pueda ser herido, los que sienten celos van a intentar descubrir ese punto débil y podrían usarlo contra usted. Ahora Daniel estaba respaldado por una vida personal notable. Estos hombres no pudieron encontrar nada en el carácter de este hombre o en su vida pasada que pudieran aprovechar para perjudicarle. Hoy un hijo de Dios tiene que vivir de tal manera que cualquier acusación que inevitablemente sea dirigida contra él no sea cierta. Uno no puede evitar que la gente hable de uno, pero puede vivir de tal manera que lo que otras personas digan sea mentira, cuando hagan comentarios. El apóstol Pablo, exigió lo siguiente a todos los creyentes, en su carta a los Filipenses, capítulo 2, versículo 15: "Para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo". Y en el capítulo 24 del libro de los Hechos, versículo 16, leemos el testimonio personal de Pablo. Dice así: "Por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres". En otras palabras, que Pablo podía acostarse por la noche y dormir, y no tenía una conciencia que le inquietara. Eso tendría que ser cierto en cada creyente. Alguien ha dicho que una conciencia es algo que sólo una buena persona puede disfrutar. Bien, veamos ahora el versículo 5 de este capítulo 6 de Daniel que estamos estudiando: "Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel motivo alguno para acusarlo, si no lo hallamos contra él en relación con la ley de su Dios." Daniel era diferente, y Dios había hecho a su pueblo diferente. Cuando fue llevado por primera vez a la corte de Nabucodonosor como un joven esclavo, había pedido una dieta diferente. A partir de aquellos días su vida fue diferente, y estos hombres fueron conscientes de ello. Y entonces pensaron: "Bueno, si nosotros vamos a encontrar algo malo para usar contra él, lo tendremos que buscar en su religión". Cuando pensaban en algo malo, quisieron decir, algo de lo cual pudieran acusarle ante el rey. Así fue que el único punto vulnerable en Daniel, desde el punto de vista de aquellos políticos, era su religión. Ellos sabían que Daniel era fiel a Dios, y que dependía de Dios. Su vida de oración era algo bien conocido. En consecuencia, se dispusieron a provocar un conflicto entre el rey y la religión de Daniel. Leamos entonces los versículos 6 y 7 para ver como que acción idearon para llevar a cabo su plan: "Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron: ¡Rey Darío, para siempre vive! Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real, y lo confirmes, ordenando que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, rey, sea echado al foso de los leones." Lo que tramaron estos príncipes, administradores y políticos era algo muy sutil. El rey Darío era un buen hombre, lo cual resulta obvio en la historia secular, y creemos que es también la implicación del libro de Daniel. Pero este rey Darío

tenía un punto vulnerable, como muchos de nosotros tenemos, y era su vanidad. Él sucumbía a los halagos. Así que aquellos políticos halagaron al rey y este entonces, accedió a hacer lo que le pedían. Él debe haber pensado "Bueno, esto va a ser grandioso". Así es que él redactó un proyecto de ley y fue convertido en un edicto. De esa manera él se elevó a la posición de deidad, y la ya sólo se podía orar al rey. Entonces, en los versículos 8 y 9 leemos: "Ahora, pues, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, que no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición." Así que el rey Darío cedió en su debilidad, y entonces el edicto que salió firmado por el rey, no podía ser revocado. Incluso el rey de Media y Persia mismo no podía cambiarlo después de haber sido confirmado y publicado. De modo que esto colocó a Daniel en una situación difícil. Leamos ahora el versículo 10, que nos presenta:

La oración de Daniel "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa; abiertas las ventanas de su habitación que daban a Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, oraba y daba gracias delante de su Dios como solía hacerlo antes." Observemos la reacción de Daniel a esta nueva ley. Él no hizo nada audaz ni temerario cuando abrió esas ventanas; lo había estado haciendo por años. Simplemente, no retrocedió. No actuó de una manera cobarde y transigente, cerrando las ventanas, sino que continuó con su vida de oración normal. Deseamos destacar aquí, que él se arrodilló para orar. Siempre surgen preguntas sobre cual es la postura apropiada para la oración. Nosotros dudamos que la postura que se adopte al orar sea lo más importante. Fue Víctor Hugo quien dijo hace mucho tiempo que el alma se pone de rodillas muchas veces indiferentemente de la posición en que se encuentre el cuerpo. O sea que la postura del espíritu de la persona es lo más importante. Sin embargo, si usted prefiere elegir una postura para orar, aquí tenemos un caso en que el que oraba estaba arrodillado. Observemos también que Daniel oraba orientado hacia Jerusalén. Ésta era la dirección en la vida de Daniel, y él no tenía intención de cambiar a causa del decreto de Darío. Cuando el pueblo de Dios de aquellos tiempos se encontraba lejos del templo en Jerusalén, oraba orientándose en aquella dirección. En la actualidad, en el momento de orar, no se prefiere ninguna dirección a otra; el Señor Jesús dijo en Juan 4:21 y 24: "La hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre". "Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren". Continuemos leyendo el versículo 11 para ver como los enemigos de Daniel se pusieron en acción para espiarlo:

"Se juntaron entonces aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios." Estos hombres estaban esperando para comprobar lo que hacía Daniel, y ello era realmente un cumplido. Este hombre tenía una reputación, y ellos tenían la sensación de que no retrocedería de sus convicciones. Y entonces, los versículos 12 al 14 nos cuentan como se pusieron en acción: "Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado un edicto ordenando que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, rey, sea echado al foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, que no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarlo." Estos hombres llamaron la atención al rey sobre el hecho de que Daniel estaba desobedeciendo; se encontraba con una ventana abierta orando en dirección a Jerusalén. Realmente, esto fue algo que causó mucha tristeza al rey. Darío no podía cambiar su propia ley; Nabucodonosor habría podido hacerlo. Este detalle ponía en evidencia el deterioro producido al pasar de un reino a otro. Así que estos hombres insistieron. Leamos el versículo 15: "Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sabes, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado." Daniel tendría que ser puesto en el foso de los leones, y el rey no podía hacer nada para evitarlo Continuamos leyendo aquí en el versículo 16, en el cual vemos a:

Daniel en el foso de los leones "Entonces el rey ordenó que trajeran a Daniel, y lo echaron al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre." Pensamos que el rey quizá no creyó en lo que estaba diciendo. Fue como una de esas frases pronunciadas con poco entusiasmo que a veces los cristianos le dirigimos a alguien; por ejemplo si le decimos "Ah, el Señor le cuidará", pero si estuviéramos en esa situación, no confiaríamos en Él de esa manera. Aunque el rey Darío había llegado muy lejos, reconoció que el Dios de Daniel era omnipotente y soberano y podría librarle. También reconoció que Daniel era fiel a Dios. El testimonio de Daniel en la corte disoluta de dos potencias mundiales fue algo nada menos que milagroso. Su vida sencilla, sin afectación, modesta, sin pretensiones fue un testimonio poderoso de la gracia salvadora de Dios en aquellos días. Continuemos leyendo el versículo 17, donde se consumó el encierro de Daniel:

"Trajeron una piedra y la pusieron sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se cambiara." Así que, una vez puesta la piedra en la entrada del foso de los leones, Daniel pasó allí la noche. Estos leones eran feroces y animales salvajes. No era leones sin dientes. Así que los leones que estaban con Daniel tenían dientes y eran feroces, pero el lugar más seguro aquella noche. Creemos que Daniel disfrutó de un muy buen descanso allí abajo. Lo interesante fue que el rey estaba más inquieto que Daniel y se encontraba probablemente en un peligro mayor. Leamos ahora el versículo 18 de este sexto capítulo para ver la reacción del rey y en los momentos siguientes:

La liberación de Daniel "Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó en ayunas; no trajeron ante él instrumentos musicales, y se le fue el sueño." El rey no pudo dormir, pero Daniel sí. Darío pasó una noche de insomnio debido a su preocupación por Daniel como cuentan los versículos 19 y 20: "El rey se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Acercándose al foso, llamó a gritos a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?" Bueno, no sabemos si el rey esperaba que Daniel le contestara, pero Daniel contestó. Y en los versículos 21 y 22 leemos: "Entonces Daniel respondió al rey: ¡Rey, vive para siempre! Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo." Vemos aquí que su respuesta cortés y respetuosa fue: "Rey, vive para siempre". Fue como si le hubiera preguntado si había dormido bien. Por supuesto, el rey no había tenido una buena noche de descanso, pero Daniel sí. Evidentemente Daniel había recibido la misma certeza que sus tres compañeros tuvieron en el horno de fuego, de que Dios podía librarle y así lo haría. El ángel aquí mencionado fue evidentemente el mismo que Nabucodonosor había visto en el horno de fuego, es decir, una aparición del Cristo reencarnado mismo. Entonces, en el versículo 23, leemos: "Se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso. Sacaron, pues, del foso a Daniel, pero ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios." Aquí vemos que el rey amaba a Daniel y estaba sinceramente encantado de su supervivencia. Daniel había sido salvado por la fe. Dijo el autor de la carta a los

Hebreos 11:33, "Todos ellos, por fe, conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones". Y añadió el relato en el versículo 24 de este sexto capítulo: "Luego ordenó el rey que trajeran a aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados al foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos." Así que la cobarde conjura de aquellos enemigos de Daniel, fue descubierta. Junto con sus familiares, fueron arrojados en el foso de los leones. La brutalidad y la agresividad de los leones quedó en evidencia en todo su horror. Leamos ahora el versículo 25, que en el último párrafo de este capítulo nos habla sobre:

La prosperidad de Daniel y el decreto de Darío "Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada." Darío promulgó un edicto mundial que fue su testimonio personal. Él había encontrado la misma paz que le había venido a Nabucodonosor (como podemos ver en Daniel 4:1). Este testimonio de paz venía del mismo hombre que no había podido dormir la noche anterior. Y seguía diciendo el decreto en los versículos 26 y 27: "De parte mía es promulgada esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel. Porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, su reino no será jamás destruido y su dominio perdurará hasta el fin. Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones." Darío ordenó a todos los hombres tener un temor reverencial por el Dios de Daniel y testificó que Él era el Dios vivo (en contraste con los ídolos) y que Él era soberano. Darío fue así conducido a Dios por medio del milagro del foso de los leones. Y finalmente por hoy, el versículo 28 de este sexto capítulo dice: "Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro, el persa." La posición de Daniel estuvo segura y la mantuvo hasta el final de su vida, que llegó durante el reinado de Ciro. Fue Ciro quien promulgó el decreto que permitió a los judíos regresar a Palestina (ver 2 Crónicas 36:22-23: Esdras 1:11) Este episodio concluye la sección estrictamente histórica del libro de Daniel. A partir de este punto el libro trata sobre las visiones y profecías que fueron dadas a Daniel durante un prolongado período de tiempo de su vida, pasada en tierra extranjera. Bien, amigo oyente, en nuestro próximo programa, comenzaremos a estudiar la parte profética de este libro de Daniel y esperamos contar con su compañía en la segunda parte de este interesante libro.

Daniel 7:1-4 El capítulo 7 inicia una sección nueva y diferente en el libro de Daniel. Los primeros seis capítulos contienen la noche histórica con la luz profética y en los últimos tres capítulos, comenzando aquí con el capítulo 7, tenemos la luz profética en la noche histórica. Mientras que en la primera sección del libro el énfasis recayó en la historia, el énfasis a partir de ahora recaerá en lo profético, aunque aún incluyendo los antecedentes históricos. Dios le dio a Daniel, varias visiones de cuatro bestias notables. Daniel tuvo estas visiones en periodos diferentes. La visión del capítulo 7 tuvo lugar en el primer año del rey Belsasar. En el capítulo 8 la visión fue contemplada en el tercer año del rey Belsasar. En el capítulo 9, ocurrió en el primer año de Darío; en el capítulo 10 fue en el tercer año de Ciro; y en los capítulos 11 y 12 la visión fue vista en el primer año de Darío. Daniel no registró estas visiones en la sección histórica sino que reunió estas visiones proféticas incluyéndolas en la segunda sección de su libro. Los temas que abarca la totalidad de este capítulo son los siguientes: (1) La visión de Daniel de las cuatro bestias (versículos 1 al 8); (2) la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo (versículos 9 al 18) y, finalmente (3) La explicación de la cuarta bestia (versículos 19 al 28). En nuestro programa de hoy nos concentraremos en la primera visión. Por lo tanto, pasemos ahora a considerar:

La visión de Daniel de las cuatro bestias Nabucodonosor de Babilonia era un hombre brillante que encontró a sí mismo elevado a la posición del primer gran gobernante mundial Tenía territorio en tres continentes. Había conquistado Egipto en el norte de África, y también tenía territorio en Europa. Él tenía un imperio enorme, el más grande que el mundo jamás había conocido. Pero Nabucodonosor se preocupaba por el futuro. ¿Qué le sucedería a él y a su imperio? Como ya hemos visto anteriormente, tuvo un sueño sobre una imagen fabricada de varios metales, y por medio de Daniel Dios le dio la interpretación del sueño (como podemos ver en Daniel 2). Había cuatro clases de metales en la imagen soñada por Nabucodonosor, no cinco, sino cuatro metales. La visión de Daniel de las bestias abarcó cuatro bestias -el león, el oso, la pantera (o leopardo) y una bestia compuesta, considerada como una bestia que no se puede definir. Ésta última era un animal de aspecto salvaje que nunca había sido visto en la tierra, en el mar o por el aire. Simplemente no existía como una bestia real. No creemos que Daniel haya dormido mucho esa noche. ¡Probablemente tuvo una mejor noche de descanso en el foso de los leones que en la noche que tuvo este sueño! Imaginamos que después de que Dios le mostró el sueño y su interpretación, Daniel quedó bastante desconcertado. Como buen estudiante y seguidor del Antiguo Testamento, Daniel sabía los términos del pacto que Dios había hecho con David, de que Alguien vendría de su línea de descendencia y se convertiría en un gobernante mundial. Ahora, con los cuatro reinos del sueño de

Nabucodonosor delante de él, se preguntó cómo el plan de Dios y el programa de traer a un gobernante mundial descendiente de David encajaría en todo este escenario. En el resto del libro, Daniel iba a responder a esta pregunta. Nos daría historia mundial preescrita. Historia que se ha cumplido hasta el más mínimo detalle por dos mil quinientos años transcurridos desde el tiempo en que fue escrita. Dios habló a Daniel por medio de la visión de las cuatro bestias para satisfacer su corazón y darle la explicación que necesitaba. En la visión de Daniel de las varias clases de metales, quedó demostrado el esplendor exterior y la gloria de los reinos, porque Dios sabía que ese detalle atraería la atención de Nabucodonosor. Pero en la visión que Dios dio a Daniel, Dios le permitió penetrar en el carácter interior, el verdadero carácter de estos reinos. ¿Qué eran estos reinos? Eran como bestias salvajes, carnívoros por naturaleza, y cada uno de ellos era un asesino destructor, un depredador. Las cuatro bestias de la visión de Daniel, por supuesto, se correspondían con los cuatro metales de la imagen de la visión de Nabucodonosor. En su libro "El declive y caída del Imperio Romano" el historiador Edgard Gibbon, que no era cristiano declaró: "Los cuatro imperios han sido claramente delineados; y los ejércitos invencibles de los romanos han sido descritos con tanta claridad en las profecías de Daniel, como en las historias de Justino y Diodoro". Vamos a leer un gráfico breve que resume y compara la imagen de varios metales con la visión de las cuatro bestias: Imagen de varios metales - Cuatro bestias - Naciones designadas Cabeza de oro - león - Babilonia Pecho, Brazos de plata - oso - Medo-Persia Vientre y muslos de bronce - leopardo - Greco-Macedonia Piernas de hierro: - Pies de hiero y arcilla. - bestia compuesta - Roma Leamos entonces el versículo 1 de este séptimo capítulo del libro de Daniel: "En el primer año de Belsasar, rey de Babilonia, tuvo Daniel un sueño y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño y relató lo principal del asunto." El tiempo de la visión fue señalado con precisión para nosotros como el primer año del rey Belsasar; es decir, hacia el final del tiempo en que la cabeza de oro o Babilonia estaba gobernando el muro. Belsasar estaba reinando en Babilonia la noche en que Gobiras llegó con su ejército y penetró bajo las murallas de la ciudad, por donde fluyó una vez el canal, y conquistó la ciudad. El término "visiones" aquí sugiere que las primeras tres bestias le fueron mostradas en la primera visión, y que la segunda visión se refería solamente a la cuarta bestia, y que la tercera visión era una escena en el cielo. Por lo tanto, hubo realmente tres visiones que quedaron aquí registradas.

Luego dice aquí "que escribió el sueño". Daniel estaba en ese tiempo en la oscuridad de Babilonia, y creemos que tenía más oportunidades de dedicar su atención a la Palabra de Dios y a escribir. Quizás fue en este período que registró la primera parte del libro de Daniel. Continuemos leyendo el versículo 2 de este séptimo capítulo de Daniel: "Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y vi que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar." Aparentemente los cuatro vientos se desataron "en el gran mar", es decir, sobre el Mar Mediterráneo, porque ése es el nombre que se le dio. Los "vientos" hablan de agitación, propaganda, opinión pública y disturbios. "El mar", sugiere las masas, la multitud, y los pueblos de las naciones (ver Mateo 13:47, Apocalipsis 13:1, Isaías 57:20). En Apocalipsis 17:1 y 15, dicen: "Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y habló conmigo, diciendo: Ven acá y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas, (es decir las naciones no judías). Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas". Por lo tanto, el mar es este conglomerado de la población de naciones no judías de todo el mundo. Por lo general, el viento sopla solamente desde una dirección a la vez; pero aquí en este pasaje vemos un tornado de gran violencia, con el viento viniendo de todas direcciones. Aquí la imagen se refiere no sólo a las condiciones turbulentas de las cuales surgieron estas naciones, pero especialmente a la última etapa del último reino (versículos 11, 12, 17), en la cual ciertas ideologías pugnarán por conquistar los pensamientos de las multitudes inquietas de todos los pueblos y naciones. En la actualidad nos encontramos en la última etapa del cuarto reino. Aparentemente estamos muy cerca del tiempo en el que el Imperio Romano será reunido nuevamente. En cierta manera aún existe en las naciones europeas que formaron parte del Imperio Romano (Italia, Francia, Alemania y España). Todo lo que se necesita es alguien que reúna dicho imperio otra vez. Parece que nos encontramos cerca de esa época. Pero creemos que no debemos tratar de especular en cuanto a esta posibilidad. Así que todas estas naciones van a ser reunidas una vez más, con sus diferentes ideologías, formas de gobierno y puntos de vista. En este momento deberíamos llamar la atención al paralelo mortal que existe entre las circunstancias aquí descritas y nuestra situación mundial contemporánea. Esa es la razón por la cual decimos que aparentemente nos estamos acercando al final de esta época. Continentes enteros se están hoy despertando, y todos están pidiendo ocupar un lugar en el escenario mundial. Pueblos que por siglos han tenido una civilización primitiva han sido repentinamente catapultados a la época contemporánea. Los artilugios contemporáneos de comunicación y armamentos han cambiado la forma de pensar de las multitudes. Nuevas ideologías han captado sus mentes, y nuestro perturbado mundo está intentando desesperadamente evitar una tercera guerra mundial. Es el "cuerno pequeño" mencionado en este capítulo, el que tendrá éxito al captar las mentes de las multitudes. Él fue descrito en el versículo 8 de este

capítulo, como teniendo "una boca que hablaba con gran insolencia". Cuando él aparezca, causará una excelente impresión al mundo. Será el hombre de Satanás. El Señor Jesús dijo en Juan 5:43, "43Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en su propio nombre, a ése recibiríais." En la actualidad el humanismo está alabando por todas partes a la humanidad. El nombre de algunas personas es elogiado hasta grandes extremos, y se las idealiza, se las idolatra. Y como resultado final, se corrompe a tales personas. Y al fin, todo aquello que corrompió a las grandes civilizaciones del pasado, está corrompiendo en la actualidad nuestros principios morales. Incluso, aquellos que más hablan sobre la libertad se dejan esclavizar por hábitos, patrones culturales, ideologías de otros contextos sociales, vicios y pecados. Al final uno ansía contemplar y ver donde se encuentra esa tan proclamada libertad. La gente en general se deja hoy lavar el cerebro con relativa facilidad. Pero lo cierto es que todos estaríamos hoy mucho mejor si nos dejáramos convencer e influenciar por la Palabra de Dios. Ésta es la terrible imagen y la preocupante escena que Daniel nos estaba presentando. Pero no queremos ser mal entendidos. No estamos diciendo que lo que estamos viendo en la actualidad es el cumplimiento de la profecía. Estamos simplemente diciendo que los vientos están comenzando a soplar; y puede que la tempestad sea bastante prolongada. Continuemos leyendo el versículo 3 de este séptimo capítulo de Daniel: "Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar." Cada una de estas cuatro bestias era diferente a las demás: así es que vemos al león, al oso, al leopardo, y a la bestia con diez cuernos. Nunca hemos visto una bestia con diez cuernos, excepto en este libro de Daniel. Estas bestias representaban los reinos formados por muchos pueblos, lenguas y naciones. Y dice el versículo 4 de este séptimo capítulo: "La primera era como un león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas le fueron arrancadas; fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies, a manera de hombre, y se le dio corazón de hombre." El león con alas de águila representaba a Babilonia en particular. El rey Nabucodonosor también estaba representado, ya que el versículo 17 aclaró que las cuatro bestias representaban a cuatro reyes. Este león tenía alas de águila, lo cual lo convertía en un león fuera de lo normal. Estas alas de águila denotaban la capacidad que tenía Babilonia para desplazar a su ejército rápidamente, lo que ha constituido el secreto de cualquier potencia mundial a través de la historia. A un gran soldado del pasado se le preguntó cuál era la fórmula para ganar batallas. Y él contestó: "El que va a ganar es aquel que llega al lugar primero y con los mejores efectivos militares". Nabucodonosor tenía la habilidad de desplazar a sus ejércitos rápidamente, y esa estrategia fue la que le llevó a conquistar el poder mundial. Ese también fue el secreto de Alejandro Magno, de los césares Romanos y, por supuesto, de Napoleón. La aparición del avión fue significativa en la primera guerra mundial y después, la segunda gran guerra fue ganada mayormente por el poder aéreo. Aquel que se

podía trasladar más rápidamente con el mayor poder militar posible sería el gobernante mundial. Esto fue cierto de Babilonia en el pasado, y probablemente será el factor determinante en el futuro. Dice el versículo 4 que al león, "sus alas le fueron arrancadas". Esto se refiere evidentemente a la humillación de Nabucodonosor en su período de enfermedad mental y de pérdida de identidad. Dice aquí que esta bestia "fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies, a manera de hombre". Esta frase se refiere a la restauración de Nabucodonosor que se convirtió en una bestia y actuó como tal, pero su mente fue restaurada y sanada. Dice también aquí que "se le dio corazón de hombre". Creemos que esto se refiere a la conversión de Nabucodonosor. Creemos que él llegó a conocer al Dios vivo y verdadero. "El león" era el símbolo de la cabeza de oro, Babilonia. En la actualidad aquella ciudad se halla reducida a un montón de ruinas. Pero, como predijo Jeremías, esas mismas ruinas ofrecen un testimonio elocuente de la gloria que le perteneció en el pasado. Entre dichas ruinas uno puede ver a un león orgulloso colocado sobre un pedestal; era el símbolo que representó a aquel gran imperio. Las excavaciones en la ciudad de Babilonia han revelado la gloria y majestuosidad que allí se vivió y expresó. Los jardines colgantes de Babilonia fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo. Nabucodonosor se había casado con una joven de la zona montañosa del país, pero como Babilonia fue construida en una llanura, el rey construyó para aquella joven los jardines colgantes, para que ella no sintiera nostalgia. Aquella fue una obra de gran belleza. También había allí un gran zigurat, que evidentemente siguió el modelo de la torre de Babel, fabricado de ladrillo, y que consistía en una torre escalonada y piramidal, con una escalera de caracol que subía hasta su parte más alta. Allí en esa parte alta había altares en los cuales se ofrecían sacrificios humanos. Los Babilonios también tenían un sistema postal que nadie había podido superar. Tenían bañeras con tuberías de bronce. Eran un pueblo culto y la ciudad tenía entre sus edificios una gran biblioteca. Alrededor de la ciudad se alzaba una muralla de 90 m. de alto, lo suficientemente alta como para que cuatro carros de guerra pudieran marchar juntos uno al lado del otro, en línea, y que protegía adecuadamente toda la ciudad. Mientras que la cabeza de oro de la imagen de los varios metales representaba la gloria exterior de esta avanzada civilización, la naturaleza cruel del león describía el paganismo brutal de este reino, que se encuentra claramente ilustrado en los capítulos 2 y 3 de este libro de Daniel. Recordemos que al principio dijimos que en la visión de Daniel de las varias clases de metales, quedó demostrado el esplendor exterior y la gloria de los reinos porque Dios sabía que ese detalle atraería la atención de Nabucodonosor. Pero en la visión que Dios dio a Daniel, Dios le permitió penetrar en el carácter interior, el verdadero carácter de estos reinos. ¿Qué eran estos reinos? Eran como bestias salvajes, carnívoros por naturaleza, y cada uno de ellos era un asesino destructor, un depredador.

Y vamos a esperar amigo oyente, hasta nuestro próximo programa, para contemplar a esta segunda bestia que se menciona aquí en este capítulo 7 de Daniel. Por ello le invitamos cordialmente a que continúe acompañándonos por este recorrido a través de la Biblia y, concretamente, por este interesante libro de Daniel. Mientras tanto, le sugerimos que usted lea el resto de este capítulo y se familiarice con su contenido para que esté así mejor preparado para nuestro próximo estudio.

Daniel 7:1-6 El capítulo 7 inicia una sección nueva y diferente en el libro de Daniel. Los primeros seis capítulos contienen la noche histórica con la luz profética y en los últimos tres capítulos, comenzando aquí con el capítulo 7, tenemos la luz profética en la noche histórica. Mientras que en la primera sección del libro el énfasis recayó en la historia, el énfasis a partir de ahora recaerá en lo profético, aunque aún incluyendo los antecedentes históricos. Dios le dio a Daniel, varias visiones de cuatro bestias notables. Daniel tuvo estas visiones en períodos diferentes. La visión del capítulo 7 tuvo lugar en el primer año del rey Belsasar. En el capítulo 8 la visión fue contemplada en el tercer año del rey Belsasar. En el capítulo 9, ocurrió en el primer año de Darío; en el capítulo 10 fue en el tercer año de Ciro; y en los capítulos 11 y 12 la visión fue vista en el primer año de Darío. Daniel no registró estas visiones en la sección histórica sino que reunió estas visiones proféticas incluyéndolas en la segunda sección de su libro. Los temas que abarca la totalidad de este capítulo son los siguientes: (1) La visión de Daniel de las cuatro bestias (versículos 1 al 8); (2) la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo (versículos 9 al 18) y, finalmente (3) La explicación de la cuarta bestia (versículos 19 al 28). En nuestro programa de hoy nos concentraremos en la primera visión. Por lo tanto, pasemos ahora a considerar:

La visión de Daniel de las cuatro bestias Nabucodonosor de Babilonia era un hombre brillante que se encontró a sí mismo elevado a la posición del primer gran gobernante mundial, tenía territorio en tres continentes. Había conquistado Egipto en el norte de África, y también tenía territorio en Europa. Él tenía un imperio enorme, el más grande que el mundo jamás había conocido. Pero Nabucodonosor se preocupaba por el futuro. ¿Qué le sucedería a él y a su imperio? Como ya hemos visto anteriormente, tuvo un sueño sobre una imagen fabricada de varios metales, y por medio de Daniel Dios le dio la interpretación del sueño (como podemos ver en Daniel 2). Había cuatro clases de metales en la imagen soñada por Nabucodonosor, no cinco, sino cuatro metales. La visión de Daniel de las bestias abarcó cuatro bestias: el león, el oso, la pantera (o leopardo) y una bestia compuesta, considerada como una bestia que no se puede definir. Esta última era un animal

de aspecto salvaje que nunca había sido visto en la tierra, en el mar o por el aire. Simplemente no existía como una bestia real. No creemos que Daniel haya dormido mucho esa noche. ¡Probablemente tuvo una mejor noche de descanso en el foso de los leones que en la noche que tuvo este sueño! Imaginamos que después de que Dios le mostró el sueño y su interpretación, Daniel quedó bastante desconcertado. Como buen estudiante y seguidor del Antiguo Testamento, Daniel sabía los términos del pacto que Dios había hecho con David, de que Alguien vendría de su línea de descendencia y se convertiría en un gobernante mundial. Ahora, con los cuatro reinos del sueño de Nabucodonosor delante de él, se preguntó cómo el plan de Dios y Su programa de traer a un gobernante mundial descendiente de David encajaría en todo este escenario. En el resto del libro, Daniel iba a responder a esta pregunta. Nos daría historia mundial preescrita. Historia que se ha cumplido hasta el más mínimo detalle por dos mil quinientos años transcurridos desde el tiempo en que fue escrita. Dios habló a Daniel por medio de la visión de las cuatro bestias para satisfacer su corazón y darle la explicación que necesitaba. En la visión de Daniel de las varias clases de metales, quedó demostrado el esplendor exterior y la gloria de los reinos porque Dios sabía que ese detalle atraería la atención de Nabucodonosor. Pero en la visión que Dios dio a Daniel, Dios le permitió penetrar en el carácter interior, el verdadero carácter de estos reinos. ¿Qué eran estos reinos? Eran como bestias salvajes, carnívoros por naturaleza, y cada uno de ellos era un asesino destructor, un depredador. Las cuatro bestias de la visión de Daniel, por supuesto, se correspondían con los cuatro metales de la imagen de la visión de Nabucodonosor. En su libro "El declive y caída del Imperio Romano" el historiador Edgard Gibbon, que no era cristiano declaró: "Los cuatro imperios han sido claramente delineados; y los ejércitos invencibles de los romanos han sido descritos con tanta claridad en las profecías de Daniel, como en las historias de Justino y Diodoro". Vamos a leer un gráfico breve que resume y compara la imagen de varios metales con la visión de las cuatro bestias: Imagen de varios metales - Cuatro bestias - Naciones designadas Cabeza de oro - león - Babilonia Pecho, Brazos de plata - oso - Medo-Persia Vientre y muslos de bronce - leopardo - Greco-Macedonia Piernas de hierro: - Pies de hiero y arcilla - bestia compuesta - Roma Leamos entonces el versículo 1 de este séptimo capítulo del libro de Daniel: "En el primer año de Belsasar, rey de Babilonia, tuvo Daniel un sueño y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño y relató lo principal del asunto." El tiempo de la visión fue señalado con precisión para nosotros como el primer año del rey Belsasar; es decir, hacia el final del tiempo en que la cabeza de oro

o Babilonia estaba gobernando el muro. Belsasar estaba reinando en Babilonia la noche en que un general persa llegó con su ejército y penetró bajo las murallas de la ciudad, por donde el fluyó una vez el canal, y conquistó la ciudad. El término "visiones" aquí sugiere que las primeras tres bestias le fueron mostradas en la primera visión, y que la segunda visión se refería solamente a la cuarta bestia, y que la tercera visión era una escena en el cielo. Por lo tanto, hubo realmente tres visiones que quedaron aquí registradas. Luego dice aquí "que escribió el sueño". Daniel estaba en ese tiempo en la oscuridad de Babilonia, y creemos que tenía más oportunidades de dedicar su atención a la Palabra de Dios y a escribir. Quizás fue en este período que registró la primera parte del libro de Daniel. Continuemos leyendo el versículo 2 de este séptimo capítulo de Daniel: "Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y vi que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar." Aparentemente los cuatro vientos se desataron "en el gran mar", es decir, sobre el Mar Mediterráneo, porque ése es el nombre que se le dio. Los "vientos" hablan de agitación, propaganda, opinión pública y disturbios. "El mar", sugiere las masas, la multitud, y los pueblos de las naciones (ver Mateo 13:47, Apocalipsis 13:1, Isaías 57:20). (Y en Apocalipsis 17:1 y 15, dicen: Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y habló conmigo, diciendo: Ven acá y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas, (es decir las naciones no judías). Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.) Por lo tanto, el mar es este conglomerado de la población de naciones no judías de todo el mundo. Por lo general, el viento sopla solamente desde una dirección a la vez; pero aquí en este pasaje vemos un tornado de gran violencia, con el viento viniendo de todas direcciones. Aquí la imagen se refiere no sólo a las condiciones turbulentas de las cuales surgieron estas naciones, pero especialmente a la última etapa del último reino (versículos 11, 12, 17), en la cual ciertas ideologías pugnarán por conquistar los pensamientos de las multitudes inquietas de todos los pueblos y naciones. En la actualidad nos encontramos en la última etapa del cuarto reino. Aparentemente estamos muy cerca del tiempo en el que el Imperio Romano será reunido nuevamente. En cierta manera aún existe en las naciones europeas que formaron parte del Imperio Romano (Italia, Francia, Alemania y España). Todo lo que se necesita es alguien que reúna dicho imperio otra vez. Parece que nos encontramos cerca de esa época. Pero creemos que no debemos tratar de especular en cuanto a esta posibilidad. Así que todas estas naciones van a ser reunidas una vez más, con sus diferentes ideologías, formas de gobierno y puntos de vista. En este momento deberíamos llamar la atención al paralelo mortal que existe entre las circunstancias aquí descritas y nuestra situación mundial contemporánea. Ésa es la razón por la cual decimos que aparentemente nos estamos acercando al final de esta época. Continentes enteros se están hoy despertando, y todos están pidiendo ocupar un lugar en el escenario mundial. Pueblos que por siglos han tenido una

civilización primitiva han sido repentinamente catapultados a la época contemporánea. Los artilugios contemporáneos de comunicación y armamentos han cambiado la forma de pensar de las multitudes. Nuevas ideologías han captado sus mentes, y nuestro perturbado mundo está intentando desesperadamente evitar una tercera guerra mundial. Es el "cuerno pequeño" mencionado en este capítulo, el que tendrá éxito al captar las mentes de las multitudes. El fue descrito en el versículo 8 de este capítulo, como teniendo "una boca que hablaba con gran insolencia". Cuando él aparezca, causará una excelente impresión al mundo. Será el hombre de Satanás. El Señor Jesús dijo en Juan 5:43, "43Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en su propio nombre, a ése recibiríais." En la actualidad el humanismo está alabando por todas partes a la humanidad. El nombre de algunas personas es elogiado hasta grandes extremos, y se las idealiza, se las idolatra. Y como resultado final, se corrompe a tales personas. Y al fin, todo aquello que corrompió a las grandes civilizaciones del pasado, está corrompiendo en la actualidad nuestros principios morales. Incluso, aquellos que más hablan sobre la libertad se dejan esclavizar por hábitos, patrones culturales, ideologías de otros contextos sociales, vicios y pecados. Al final uno ansía contemplar y ver donde se encuentra esa tan proclamada libertad. La gente en general se deja hoy lavar el cerebro con relativa facilidad. Pero lo cierto es que todos estaríamos hoy mucho mejor si nos dejáramos convencer e influenciar por la Palabra de Dios. Ésta es la terrible imagen y la preocupante escena que Daniel nos estaba presentando. Pero no queremos ser mal entendidos. No estamos diciendo que lo que estamos viendo en la actualidad es el cumplimiento de la profecía. Estamos simplemente diciendo que los vientos están comenzando a soplar; y puede que la tempestad sea bastante prolongada. Continuemos leyendo el versículo 3 de este séptimo capítulo de Daniel: "Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar." Cada una de estas cuatro bestias era diferente a las demás: así es que vemos al león, al oso, al leopardo, y a la bestia con diez cuernos. Nunca hemos visto una bestia con diez cuernos, excepto en este libro de Daniel. Estas bestias representaban los reinos formados por muchos pueblos, lenguas y naciones. Y dice el versículo 4 de este séptimo capítulo: "La primera era como un león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas le fueron arrancadas; fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies, a manera de hombre, y se le dio corazón de hombre." El león con alas de águila representaba a Babilonia en particular. El rey Nabucodonosor también estaba representado, ya que el versículo 17 aclaró que las cuatro bestias representaban a cuatro reyes. Este león tenía alas de águila, lo cual lo convertía en un león fuera de lo normal. Estas alas de águila denotaban la capacidad que tenía Babilonia para desplazar a su ejército rápidamente, lo que ha constituido el secreto de cualquier potencia

mundial a través de la historia. A un gran soldado del pasado se le preguntó cuál era la fórmula para ganar batallas. Y él contestó: "El que va a ganar es aquel que llega al lugar primero y con los mejores efectivos militares". Nabucodonosor tenía la habilidad de desplazar a sus ejércitos rápidamente, y esa estrategia fue la que le llevó a conquistar el poder mundial. Ése también fue el secreto de Alejandro Magno, de los césares Romanos y, por supuesto, de Napoleón. Dice el versículo 4 que al león, "sus alas le fueron arrancadas". Esto se refiere evidentemente a la humillación de Nabucodonosor en su período de enfermedad mental y de pérdida de identidad. Dice aquí que esta bestia "fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies, a manera de hombre". Esta frase se refiere a la restauración de Nabucodonosor que se convirtió en una bestia y actuó como tal, pero su mente fue restaurada y sanada. Dice también aquí que "se le dio corazón de hombre". Creemos que esto se refiere a la conversión de Nabucodonosor. Creemos que él llegó a conocer al Dios vivo y verdadero. "El león" era el símbolo de la cabeza de oro, Babilonia. En la actualidad aquella ciudad se halla reducida a un montón de ruinas. Pero, como predijo Jeremías, esas mismas ruinas ofrecen un testimonio elocuente de la gloria que le perteneció en el pasado. Entre dichas ruinas uno puede ver a un león orgulloso colocado sobre un pedestal; era el símbolo que representó a aquel gran imperio. Las excavaciones en la ciudad de Babilonia han revelado la gloria y majestuosidad que allí se vivió y expresó. Los jardines colgantes de Babilonia fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo. Nabucodonosor se había casado con una joven de la zona montañosa del país, pero como Babilonia fue construida en una llanura, el rey construyó para aquella joven los jardines colgantes, para que ella no sintiera nostalgia. Aquella fue una obra de gran belleza. También había allí un gran zigurat, que evidentemente siguió el modelo de la torre de Babel, fabricado de ladrillo, y que consistía en una torre escalonada y piramidal, con una escalera de caracol que subía hasta su parte más alta. Allí en esa parte alta había altares en los cuales se ofrecían sacrificios humanos. Los Babilonios también tenían un sistema postal que nadie había podido superar. Tenían bañeras con tuberías de bronce. Eran un pueblo culto y la ciudad tenía entre sus edificios una gran biblioteca. Alrededor de la ciudad se alzaba una muralla de 90 m. de alto, lo suficientemente alta como para que cuatro carros de guerra pudieran marchar juntos uno al lado del otro, en línea, y que protegía adecuadamente toda la ciudad. Mientras que la cabeza de oro de la imagen de los varios metales representaba la gloria exterior de esta avanzada civilización, la naturaleza cruel del león describía el paganismo brutal de este reino, que se encuentra claramente ilustrado en los capítulos 2 y 3 de este libro de Daniel. Recordemos que al principio dijimos que en la visión de Daniel de las varias clases de metales, quedó demostrado el esplendor exterior y la gloria de los reinos porque Dios sabía que ese detalle atraería la atención de Nabucodonosor. Pero en la visión que Dios dio a Daniel, Dios le permitió penetrar en el carácter interior, el verdadero carácter

de estos reinos. ¿Qué eran estos reinos? Eran como bestias salvajes, carnívoros por naturaleza, y cada uno de ellos era un asesino destructor, un depredador. Leamos el versículo 5 de este capítulo 7 de Daniel para ver la segunda bestia: "Vi luego una segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro. En su boca, entre los dientes, tenía tres costillas; y se le dijo: Levántate y devora mucha carne." El oso, que representaba el imperio mundial de Media y Persia, correspondía a los brazos de plata de la imagen de Nabucodonosor. Como se levantaba sobre uno de sus costados, la imagen era ambidextra. Primero golpeó con el fuerte brazo izquierdo de los Medas, conquistando Babilonia; después continuó su acción con un fuerte golpe del brazo derecho los Persas, que conquistó a Egipto y al resto del mundo, que había estado dominado por Babilonia. Dice aquí que "En su boca, entre los dientes, tenía tres costillas". Estos fueron los tres reinos que constituyeron el imperio: o sea, Babilonia, Lidia y Egipto. No había alas en este oso y se le dijo: "Levántate y devora mucha carne". El ejército de los Medos y los Persas avanzaba pesadamente, como un gran oso, produciendo un ruido sordo y continuo, ya que los soldados hasta llevaban a sus familias consigo. Y fue Jerjes el que condujo a unos 300.000 hombres, y 300 barcos contra Grecia en el desfiladero de las Termópilas y fue derrotado. Su flota fue destruida por una tempestad, porque Dios no tenía la intención de que el Este controlara al Oeste en esa época en particular. Continuemos pues nuestra lectura leyendo el versículo 6 de este séptimo capítulo de Daniel: "Después de esto miré, y otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas. Esta bestia tenía cuatro cabezas; y le fue dado dominio." "Leopardo" aquí quedaría quizás mejor traducido como "pantera". Una pantera, que salta de forma imprevista sobre su presa indefensa, representa al Imperio Greco-Macedónico de Alejandro Magno. Dice aquí que tenía "cuatro alas". Este detalle acentúa más la capacidad de Alejandro para desplazar a su ejército con rapidez y para golpear repentinamente. En comparación, habría hecho parecer al ejército de Nabucodonosor como si fuera lento. Las naciones poderosas que han obtenido un dominio mundial han desarrollado la capacidad de desplazarse y atacar con gran rapidez. En nuestra época, la carrera armamentística para perfeccionar los misiles es un refinamiento más en el proceso de añadir, figurativamente hablando, más "alas" a una nación. Las "cuatro cabezas" describían la división del imperio de Alejandro en el momento de su muerte cuando tenía unos 30 años de edad. Babilonia había caído en medio de una orgía de ebriedad y desenfreno y así también le sucedió a Alejandro: ambos acabaron de la misma manera. Después de la muerte de Alejandro, cuatro de sus generales dividieron el imperio mundial que él había formado, porque cada uno de ellos sabía que no podía controlar la totalidad del imperio. Casandro se hizo cargo de Macedonia; Lisímaco tomó Asia Menor; Seleuco se quedó con Siria y de la cual surgió el "cuerno pequeño" de Daniel 8,

que fue Antíoco Epífanes, que causó tantos estragos en el templo de Jerusalén, y finalmente, Tolomeo se hizo cargo de Egipto y, por supuesto, Cleopatra llegaría más delante de esa línea. La Biblia no nos dejó el registro histórico del reino Greco-Macedónico. Este reino cayó cronológicamente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, es decir, en el período conocido como el período intertestamentario. Sin embargo, fue en ese período cuando el remanente judío de Palestina soportó el mayor sufrimiento bajo las naciones de Egipto y Siria. Dios mediante, en nuestro próximo programa, continuaremos considerando este capítulo 7 de Daniel, y esperamos que continúe acompañándonos en este recorrido por este interesante libro del Antiguo Testamento. Así que, en nuestro próximo encuentro veremos el desarrollo de la cuarta bestia de esta visión. Y por ello le sugerimos, estimado oyente, que lea anticipadamente los restantes versículos de este capítulo 7, para estar más familiarizado con su contenido.

Daniel 7:7-13 Nos encontramos, amigo oyente, en el capítulo 7 del libro de Daniel. Antes de introducirnos en su estudio, recordemos los títulos de todos los temas considerados en este capítulo. Los temas que abarca la totalidad de este capítulo son los siguientes: (1) La visión de Daniel de las cuatro bestias (versículos 1 al 8); (2) la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo (versículos 9 al 18) y, finalmente (3) La explicación de la cuarta bestia (versículos 19 al 28). Como hoy comenzaremos por el versículo 7, finalizaremos la primera subdivisión del capítulo que trata sobre la visión de Daniel de las cuatro bestias, que termina en el versículo 8. A continuación, y a partir del versículo 9, comenzaremos a considerar la segunda subdivisión, que nos presentará la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo, subdivisión que finalizaremos en nuestro próximo programa. Leamos, pues, el versículo 7 de este capítulo 7 de Daniel: "Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos." La bestia indefinida, que tenía diez cuernos representaba al Imperio Romano, de la misma manera que las piernas de hierro de la imagen del sueño de Nabucodonosor. Encontraremos la interpretación detallada de esta cuarta bestia en los versículos 19 al 28. Y queremos presentar la explicación que el Espíritu Santo nos ha dado, lo cual nos liberará de cualquier especulación al respecto.

Se le dedicó más atención a la cuarta bestia que a las otras tres juntas. Esta sección es muy importante para nosotros porque estamos viviendo en los tiempos de la cuarta bestia, es decir, en el tiempo en que los diez dedos y cuernos comenzarán a hacerse evidentes. La cuarta bestia es completamente diferente a las otras, y se le dedicó una visión separada. Hay que destacar que todas las otras bestias tienen su equivalente en el mundo animal, y pueden verse en zoológicos o safaris. La mayoría habremos visto de cerca de un león, un oso, o una pantera, pero nunca hemos visto una bestia como esta en la tierra, en el mar o desplazándose por el aire. Es realmente una bestia fuera de lo normal. Después de soñar con una bestia como esta y despertarnos sobresaltados, no creemos que haya tranquilizante alguno capaz de ayudarnos a conciliar el sueño nuevamente. Los detalles horribles que habríamos observado nos mantendrían despiertos toda la noche. La bestia fue descrita como "espantosa, terrible y en gran manera fuerte". Esta bestia que representaba al imperio romano, se caracterizaba por su fortaleza. Provocaba temor y terror, y no tenía ningún parecido con ninguna de las bestias que la precedían. Dice aquí que "tenía unos grandes dientes de hierro" y este detalle la identificaba con las piernas de hierro de la imagen de la visión, que era la parte de la imagen que representaba al Imperio Romano. El talón de hierro de Roma estuvo sobre el cuello de este mundo por un milenio. Y mucho se ha dicho en cuanto al imperio romano, que aún en nuestra época sorprende a los historiadores. Sobre el imperio romano, el historiador Gibbon dijo lo siguiente: "El imperio romano llenaba al mundo. Y cuando el imperio cayó en manos de una sola persona, el mundo se convirtió en una prisión segura e inhóspita para sus enemigos. El resistir era una acción fatal y era imposible huir de él". Hasta aquí, las palabras de Gibbon. Otro escritor, el Dr. Roberto Caldwell, quien también ha escrito un buen libro sobre Daniel, dijo lo siguiente: "Hace dos mil años Roma le dio al mundo la unidad ecuménica que la Liga de Naciones y la Organización de las Naciones Unidas han tratado de lograr en nuestra época. Los intentos de la época moderna no son originales en absoluto (como muchos de nuestros contemporáneos suponen), sino que constituyen esfuerzos por reavivar el antiguo ideal Romano que nunca se ha perdido totalmente desde la época de Augusto Cesar". El imperio romano simplemente se desintegró. Pervive en la influencia dejada sobre muchas naciones de Europa que bordean el Mar Mediterráneo y el Norte de África, naciones que formaron parte del Imperio Romano. Nadie venció a Roma, pero se desintegró dando lugar a la formación de estas diferentes naciones. Esta bestia fuera de lo común tenía diez cuernos, que obviamente equivalen a los pies de la imagen con sus diez dedos. El énfasis no recayó en el origen de este imperio, sino más bien sobre el tiempo del fin, es decir, sobre el período de los diez cuernos.

La visión de la cuarta bestia cobra aun más importancia para nosotros porque esta profecía aún no se ha cumplido. Aparentemente estamos viviendo en algún período que se dirige hacia el tiempo del fin. Las visiones de las tres bestias se han cumplido, lo cual significa que las tres cuartas partes de esta profecía ya se han cumplido literalmente; ha quedado para el futuro solo el período de los diez cuernos. El cuarto reino, es decir, Roma, ya ha aparecido, ya se ha cumplido. Aunque se desintegró, regresará en la forma de diez reinos. Será reunido por alguien que la Palabra de Dios ha calificado como el Anticristo. Continuemos leyendo entonces el versículo 8 de este séptimo capítulo de Daniel: "Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas." Nuestra atención se dirige ahora hacia los diez cuernos. Observemos que ellos no representaban a un quinto reino; crecieron de la cabeza de la cuarta bestia y constituyen el último desarrollo de la cuarta bestia. Los dedos de la primera visión, la visión de la gran imagen, eran de hierro y arcilla. El hierro estaba allí, es decir, Roma estaba aún allí, pero la arcilla, es decir, la debilidad, también estaba allí. Creemos que el hierro representa el gobierno autocrático de un solo hombre, y la arcilla representa a la multitud, a una democracia. Francamente hablando, hay quienes ven esa clase de debilidad en la democracia actual. Estamos orgullosos de la democracia que disfrutan muchos pueblos y damos gracias a Dios por estar entre quienes la tienen. Pero a veces parece que uno siente la necesidad de expresarse con una cierta ironía al considerar la importancia que tiene un ciudadano en ese sistema. Por supuesto que en época de elecciones, se nos dice cuán importante es nuestra participación y nuestro voto. Sin embargo nos preguntamos si no tenemos demasiado poco que ver con el control de un determinado gobierno, cualquiera que sea ese gobierno. Parece que los que realmente influyen en la vida política y determinan el curso real de la acción política en algunos países son los grupos de presión. El gobierno ideal de Dios no coincide con esa democracia. Es más bien una autocracia. Cuando el Señor Jesucristo gobierne en esta tierra, no va a andar preguntando a las personas qué quieren que Él haga. Él elegirá las opciones y esta tierra será gobernada de forma en que Él quiera hacerlo. Ésa es una de las razones por la cual usted y yo tenemos que ser semejantes a Su imagen, porque de otra manera estaremos muy incómodos con su sistema de gobierno. En realidad, Dios quitará de Su reino todo aquello que ofenda, y a cualquiera que se rebele contra Él. Por ello debemos inclinarnos ante Él y ante su autoridad absoluta. El Imperio Romano se desmembró y cayó debida a su corrupción interna, a su podredumbre moral. Todos estos cuatro imperios cayeron por los mismos motivos. En la actualidad, estos factores incluyen igualmente al alcoholismo y a la drogadicción. Y también son evidentes las consecuencias de este declive moral, tales como, por ejemplo, la violencia de género, la agresividad entre padres e hijos, la violencia en las escuelas y en la vía pública.

El Imperio Romano va a ser reunido nuevamente y es interesante que a través de la historia algunos hayan estado buscando a alguien que lo hiciera. El historiador Hoffman ha dicho lo siguiente; "Cuando los alemanes y eslavos avanzaron parcialmente sobre tierras romanas, introduciéndose de alguna manera en la posición histórica del Imperio Romano, sus príncipes se casaron con familias romanas; Carlomagno descendía de una familia romana; casi al mismo tiempo, el Emperador alemán Otto II y el Gran Príncipe ruso Vladimiro se casaron con hijas del Emperador romano del oriente. Esta política fue la característica de la relación de las naciones inmigrantes hacia Roma; "ellas no fundaron un nuevo reino, sino que continuaron el romano". Y así continuará el proceso hasta el final y culminación de todo poder romano, hasta su ramificación final en diez reinos. Intentar identificar a estos reinos sería tan inoportuno como fijar la venida de Cristo (con la cual ellos están conectados), para mañana o para el día siguiente. Aquí se nos habla de "otro pequeño cuerno", que se convertirá en la clave de toda esta situación. Él arrancará de raíz a tres de los diez cuernos y se establecerá él mismo sobre todos ellos. No sabemos cuáles serán esos diez reinos, pero ellos provendrían de la desintegración del Imperio Romano. Observemos este detalle del versículo 8: "este cuerno tenía ojos como de hombre", lo cual denota inteligencia y genio. Y finalmente dice que tenía "una boca que hablaba con gran insolencia" o arrogancia, lo cual nos describe el carácter blasfemo de este hombre. Leamos ahora el versículo 9 de este séptimo capítulo de Daniel, que comenzó a describirnos:

La visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo "Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos y se sentó un Anciano de días. Su vestido era blanco como la nieve; el pelo de su cabeza, como lana limpia; su trono, llama de fuego, y fuego ardiente las ruedas del mismo." Aquí la escena se trasladó al cielo y se hizo visible el trono de Dios. Esta es la misma escena descrita en los capítulos 4 y 5 del libro de Apocalipsis. Se trata de la preparación para el juicio de la Gran Tribulación y la segunda venida de Cristo a la tierra. Dice aquí "Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos". Esta frase corresponde a Apocalipsis 4:4. Mientras que en Apocalipsis Juan, que fue el escritor, dio el número de los ancianos y otros detalles, aquí en este pasaje podemos ver que Daniel no estaba preocupado con tales detalles, ya que su tema no incluía hablar de la iglesia ni de su futuro. Aquí en este versículo 9, el "Anciano de días" es el Dios eterno. Dice que "su vestido era blanco como la nieve". Esto se refiere a Sus atributos de santidad y justicia.

Y se describió "el pelo de su cabeza, como lana limpia", lo cual nos habla de Su infinita sabiduría. Y "su trono era como llama de fuego", lo cual nos habla del juicio (como podemos ver en Apocalipsis 4:5). Y dijo finalmente Daniel "y fuego ardiente las ruedas del mismo". Este detalle nos habla de la energía irresistible y del poder de Dios, que no deja de actuar (como lo vimos ilustrado en Ezequiel 1:13-21). Continuemos leyendo el versículo 10 de este capítulo 7 de Daniel: "Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y los libros fueron abiertos." Este no es el juicio del Gran Trono Blanco, que tendrá lugar después del reino en la tierra, sino que se trata del escenario para el juicio de la Gran Tribulación y el retorno de Cristo para establecer su reino aquí en la tierra (como podemos ver en Apocalipsis 5:11-14). Dice el versículo 11 de este séptimo capítulo de Daniel: "Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes insolencias que hablaba el cuerno; y mientras miraba mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para quemarlo en el fuego." Mientras Dios esté disponiendo la escena de juicio en el cielo para determinar quien entrará en el reino, "el cuerno pequeño" estará blasfemando y jactándose de forma pública y muy audible (como vemos en Apocalipsis 13:5 y 6). Sin embargo, su juicio ha sido determinado y su reino, condenado al fracaso. El énfasis de este reino, representado en la última bestia, no recae sobre sus comienzos, sino en su final. La aparición del "cuerno pequeño" tendrá lugar poco antes de que Cristo venga a juzgar a las naciones e individuos de ese tiempo. Este período es el de la Gran Tribulación. Continuemos leyendo el versículo 12 de este capítulo 7 de Daniel: "También a las otras bestias les habían quitado su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo." Aunque las primeras tres bestias fueron destruidas, la ideología y filosofía de los reinos que ellos representaron aparentemente continúan vivas, y serán manifestadas en el período de la Gran Tribulación. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 13 de este séptimo capítulo de Daniel: "Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de él." El Hijo de Dios en el cielo apareció aquí investido con la autoridad para arrebatar los reinos de este mundo a las naciones y establecer Su reino. Jesús se refirió a este pasaje cuando fue sometido a juicio ante el Sanedrín, que era el tribunal supremo religioso de los judíos. Así es que leemos en Marcos 14:61 y 62, "El Sumo sacerdote le volvió a preguntar: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

Jesús le dijo: Yo soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo". En este punto conviene recordar que en el momento del nacimiento de Jesús, y como leemos en Lucas 1:32, el ángel profetizó: "32Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre;" En consecuencia aquí tenemos una declaración clara de que el Señor Jesús es "aquella piedra que se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen" (como leímos en Daniel 2:34). Él establecerá Su reino aquí en la tierra. En el segundo Salmo, versículo 7 leemos: "Yo publicaré mi decreto; el Señor me ha dicho; Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy". Él fue engendrado de los muertos, o sea, que esta declaración se refiera a Su resurrección, y no a su nacimiento en Belén. Por otra parte, al apóstol Pablo nos daría siglos más tarde esta misma interpretación en Los Hechos 13:33, porque el Salmista continuó diciendo en el versículo 8 de este Salmo 2: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra". El Señor Jesús va a asumir el reino. Y podríamos preguntarnos, ¿cómo lo hará? Y el salmista nos responde desde el versículo 9 del mismo Salmo 2: "Los quebrarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Cuando Él venga a la tierra, el reino no le estará esperando aquí. Él sofocará toda rebelión, y aquellos que sean obedientes al Rey, entrarán en el reino. Bien, estimado oyente, vamos a dejar nuestro estudio aquí por hoy, y continuaremos, Dios mediante en nuestro próximo programa con el versículo 14 de este séptimo capítulo de este libro de Daniel. Como todavía nos quedan por considerar algunos versículos de este capítulo, le sugerimos que los lea antes de nuestro próximo encuentro para estar mejor informado de lo que estudiaremos en nuestro próximo programa.

Daniel 7:13-23 Volvemos hoy, amigo oyente, al capítulo 7 del libro de Daniel y vamos a iniciar nuestro estudio leyendo nuevamente el versículo 13 y recordando lo que comentamos sobre el mismo: "Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de él." El Hijo de Dios en el cielo apareció aquí investido con la autoridad para arrebatar los reinos de este mundo a las naciones y establecer Su reino. Jesús se refirió a este pasaje cuando fue sometido a juicio ante el Sanedrín, que era el tribunal supremo religioso de los judíos. Así es que leemos en Marcos 14:61 y 62, "El Sumo sacerdote le volvió a preguntar: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús le dijo: Yo soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo". En este punto conviene recordar que en el momento del nacimiento de Jesús, y como leemos en Lucas 1:32, el ángel

profetizó: "32Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre;." En consecuencia aquí tenemos una declaración clara de que el Señor Jesús es "aquella piedra que se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen" (como leímos en Daniel 2:34). Dios establecerá Su reino aquí en la tierra. En el segundo Salmo, versículo 7 leemos: "Yo publicaré mi decreto; el Señor me ha dicho; Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy". Él fue engendrado de los muertos, o sea, que esta declaración se refiera a Su resurrección, y no a su nacimiento en Belén. Por otra parte, al apóstol Pablo nos daría siglos más tarde esta misma interpretación en Los Hechos 13:33, porque el Salmista continuó diciendo en el versículo 8 de este Salmo 2: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra". El Señor Jesús va a asumir el reino. Y podríamos preguntarnos, ¿cómo lo hará? Y el salmista nos responde desde el versículo 9 del mismo Salmo 2: "Los quebrarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Cuando Jesús venga a la tierra, el reino no estará aquí esperando por Él. Él sofocará toda rebelión, y aquellos que sean obedientes al Rey, entrarán en el reino. Volviendo ahora al capítulo 7 de Daniel que estamos estudiando, leamos ahora el versículo 14: "Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido." Todo esto preparará el camino para la venida de Cristo y la demolición de la imagen por la piedra "que se desprendió sin que la cortara mano alguna" (en relación con esto podemos leer Apocalipsis 19:11-16). La frase "su dominio es dominio eterno" parece contradecir la idea de un reino de mil años. Sin embargo, al final de los mil años, el cual será un período de prueba con Cristo reinando, habrá un breve tiempo de rebelión contra Él cuando Satanás sea liberado por un corto período de tiempo, y el reino pasará directamente a la eternidad. En el libro de Apocalipsis, capítulo 20, versículo 6, leemos: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con Él mil años". Este reino de mil años no es sino una fase del reino eterno. Según la opinión del profesor McGee, autor de estos estudios, los pasos se detallaron claramente en el capítulo 20 de Apocalipsis; Cristo reinará mil años sobre la tierra, bajo condiciones celestiales. Después de ese período, Satanás será liberado. Los corazones humanos que no hayan sido regenerados, aún en rebelión contra Dios, aceptarán el liderazgo de Satanás, y él los reunirá para luchar en una guerra contra Cristo. Después, Satanás y los rebeldes traidores serán arrojados al lago de fuego. Los incrédulos o perdidos que hayan muerto serán resucitados para un juicio que tendrá lugar delante del Gran Trono blanco. Después de esto, el aspecto eterno del reino se manifestará en todos sus alcances, como podremos ver en el versículo 27 de este capítulo 7 de Daniel.

La Palabra de Dios deja en claro que este reino estará situado en la tierra. En Miqueas, capítulo 4, versículo 2 dice: "vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; él nos enseñará en sus caminos y andaremos por sus veredas, porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la Palabra del Señor". Continuemos leyendo ahora los versículos 15 y 16 de este séptimo capítulo de Daniel, que comienza a presentarnos:

La definición de las cuatro bestias "A mí, Daniel, se me turbó el espíritu hasta lo más hondo de mi ser, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que allí estaban y le pregunté la verdad acerca de todo aquello. Me habló y me hizo conocer la interpretación de las cosas" Así como el sueño de la imagen perturbó a Nabucodonosor, esta visión, en este momento preocupó a Daniel. Él se acercó, entonces, a una de las criaturas celestiales para pedir una explicación. Y leemos aquí en el versículo 17: "Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra." Así que estas cuatro bestias representaban no solo a reinos sino también a reyes. Por ejemplo, Nabucodonosor, junto con su reino de Babilonia, fue representado por la cabeza de oro, y por el león con alas de águila. Y Alejandro Magno, sinónimo del imperio greco-macedónico fue descrito en el vientre y muslos de bronce, y por el leopardo. Estas bestias salvajes de rapiña, con sus naturalezas carnívoras y voraces, fueron representativas del carácter de los reyes y de los reinos correspondientes. En el versículo 18 leemos: "Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre." La identidad de "los santos" aquí es el factor importante de esta declaración. Hay cinco versículos en este capítulo que los mencionan (ver también los versículos 21-22, 25 y 27). Hay una referencia a ellos nuevamente en Daniel 8:24. Una escuela de interpretación asume inmediatamente que se trata de santos del Nuevo Testamento. Otros tienen un punto de vista más limitado y limitan aun más a este grupo de santos. Incluyéndose, por supuesto ellos mismos. Estimado oyente, Dios tiene una familia bastante grande. En los tiempos del Antiguo Testamento Él tenía a los santos de esa época. Los miembros de la nación de Israel fueron llamados santos; los no judíos, los paganos, también llamados Gentiles en la Biblia, que se hicieron prosélitos, es decir que se circuncidaban y se agregaban al pueblo de Israel, fueron llamados santos de Dios. Éste es un grupo diferente al formado por los santos del Nuevo Testamento que hoy forman parte de la iglesia. No pensemos entonces que un pequeño grupo será el único que se salvará, o incluso que los creyentes en esta época de la gracia de Dios serán los únicos que se salven. Dios salvó a personas antes del Día de Pentecostés, y va a salvar a personas después de recoger a Su iglesia. Dios se ocupa de la tarea de salvar personas; quizás la iglesia cristiana

no está logrando alcanzar a la gente con el evangelio como debería hacerlo, pero Dios no está fracasando en absoluto. Daniel 8:24 dice: "Su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; causará grandes ruinas, prosperará, actuará arbitrariamente y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos". Aquí tenemos la referencia a los "santos". Éxodo 19:6 identificó a Israel como una nación santa, o como santos. Dice allí: "Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa". La palabra griega que se utiliza para santos es "hagios", y se menciona unas 200 veces en el Nuevo Testamento. En 92 de los casos, "hagios" es traducida "santo" en combinación con "espíritu", refiriéndose al Espíritu Santo. También se ha utilizado para hablar de los creyentes en la iglesia, que son llamados "santos". En el Nuevo Testamento, los "santos" son pecadores que han sido declarados justos a causa de su fe en Cristo (como podemos leer en la epístola a los Romanos, capítulo 1, versículo 7). La palabra griega "hagios" fue utilizada igualmente para los creyentes del Antiguo Testamento (como podemos ver en Mateo 27:52-53) y para los santos del período de la Tribulación (como vemos en Apocalipsis 13:7). Por lo tanto, en el libro de Daniel, el término "los santos" se refiere al pueblo de Israel, no a todo Israel sino sólo al remanente de creyentes. Que los santos de la iglesia no han sido aludidos aquí parece evidente, ya que Daniel no se refirió a la iglesia en ningún sentido. Llegamos ahora a un párrafo que hemos titulado:

La explicación de la cuarta bestia El énfasis de este relato recae en la cuarta bestia. Aquí fue donde Daniel puso el énfasis y donde Dios también hizo recaer el énfasis. Y nosotros también deberíamos hacerlo, ya que nuestro período de historia encaja en algún momento del período de la cuarta bestia. Leamos entonces los versículos 19 y 20 de este séptimo capítulo de Daniel: "Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y pisoteaba las sobras con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, ante el cual habían caído tres. Este mismo cuerno tenía ojos y una boca que hablaba con gran insolencia, y parecía más grande que sus compañeros." Todo aquí nos habla de poder y ferocidad. La ferocidad de la bestia, con sus dientes de hierro y uñas de bronce, se destacó nuevamente. Roma fue odiada pos sus naciones cautivas. Aníbal, el general y político cartaginés, cuya marcha sobre Roma desde Hispania continúa siendo una hazaña muy recordada, juró venganza contra ese poder tan cruel y vivió para ejecutarla. Pero aun así, fue finalmente dominado por Roma. Roma rechazó al Hijo de Dios, el Salvador, a través de Pilato, que le formuló a Jesús esa pregunta insolente y cínica: "¿Qué es la verdad?".Roma crucificó a Jesús y persiguió a la iglesia.

Los diez cuernos crecieron en la cabeza de la bestia, indicando un desarrollo posterior, y no un reino separado. Observemos que los cuernos no crecieron en una cabeza muerta. Roma pervivió en la fragmentación del imperio en muchas de las naciones existentes en Europa y el norte de África, incluyendo quizás algunas de Asia. Sin embargo, no creemos que podamos identificar específicamente a las naciones. En el tiempo del fin, tres de los cuernos caerán ante ese "pequeño cuerno", que será dominante en su personalidad, capacidad, propaganda, y atractivo público. Y ese "cuerno pequeño" es el Anticristo, el llamado "hombre de pecado" (2 Tesalonicenses 2:3-4), y la primera bestia de Apocalipsis 13:3-6. Continuemos leyendo el versículo 21 de Daniel 7: "Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos y los vencía" Debemos destacar que Roma será nuevamente un poder mundial bajo el Anticristo. En Apocalipsis, capítulo 13, versículo 7, leemos: "Y se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación". Este será un breve período en la última parte de la Gran Tribulación (Apocalipsis 11:3, 12:6, y 13:5) La iglesia ya habrá sido recogida antes del comienzo de la Tribulación. Los Romanos han sido un pueblo belicoso, como aquellos que han tenido antepasados en ciertas regiones de Europa habrán podido comprobar. Fue el escritor inglés Chesterton dijo: "Una de las paradojas de la presente era es que vivimos en la era del pacifismo, pero no en la era de la paz". Uno puede escuchar grandes declaraciones acerca de la paz y convivencia ciudadana o internacional, pero la especie humana no es precisamente una raza pacífica. Situando una de estas paradojas en el futuro, la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5 y versículo 3 dice: "3Cuando digan: Paz y seguridad; entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán". Más allá de los gestos de pacifismo y tolerancia, la agresividad y la guerra están presentes en nuestro corazón. En la historia registrada el ser humano se ha implicado en unas quince mil guerras y, por otra parte, ha firmado unos ocho mil tratados de paz. Sin embargo, en todo ese prolongado período, sólo ha disfrutado de un tiempo de doscientos o trescientos años de verdadera paz. Realmente, el ser humano es una persona belicosa. Como dijimos anteriormente, el imperio romano va a ser reunido una vez más y el Anticristo será el que logre llevar a cabo esa empresa. De esa manera, sus esfuerzos le llevarán a obtener por un tiempo el poder mundial, convirtiéndose en su figura máxima. La Biblia nos dice que blasfemará al Dios de los cielos. Dice Apocalipsis capítulo 13, versículo 6: "Y abrió su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo y de los que habitan en el cielo." Ya en la década de los cincuenta del siglo pasado, apenas unos pocos años después del fin de la segunda guerra mundial que trajo al mundo tanta muerte y destrucción, era evidente que algunos pueblos estaban anhelando encontrar a un líder, a un hombre fuerte, que restaurara sus naciones a la grandeza, gloria y prosperidad que una vez disfrutaron.

Y un hombre como el obispo Fulton J. Sheen declaró: "El Anticristo vendrá disfrazado como un gran personaje humanitario. Él hablará de paz, de prosperidad y abundancia, no como un medio para llevarnos a Dios, sino como un fin en sí mismo. Él justificará la culpa desde un punto de vista psicológico; hará que los hombres se sientan avergonzados si sus semejantes dicen que ellos no son tolerantes. Él difundirá la mentira de que los hombres nunca serán mejores, hasta que construyan una sociedad mejor". Hasta aquí las palabras del obispo Fulton J. Sheen. Volvamos entonces al séptimo capítulo de Daniel y leamos el versículo 22: "Hasta que vino el Anciano de días, y se hizo justicia a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino." "El Anciano de días" aquí mencionado es Cristo. Él es el único que va a poder vencer al Anticristo. Y el término "los santos" no se refiere a los santos del Nuevo Testamento. Este es al Antiguo Testamento, y debemos permitir que la Biblia exprese lo que quiere comunicar, en vez de intentar encajarla en un determinado sistema doctrinal. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 23 de este séptimo capítulo de Daniel: "Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará." La cuarta bestia fue identificada aquí como un reino, y en el versículo 17, fue identificada como un rey. Es imposible separar al rey de su reino: ambos se presentan en esta descripción juntos, como los dos lados de una puerta. Bueno, concluiremos este capítulo, Dios mediante, en nuestro próximo programa, en el cual comenzaremos a estudiar también el capítulo 8 de Daniel. Estimado oyente, apreciaremos mucho que nos acompañe al avanzar en nuestro estudio de este interesante libro del Antiguo Testamento y le sugerimos que lea, en su propio estudio personal, el capítulo 8 del libro de Daniel, antes de nuestro próximo encuentro.

Daniel 7:24-28 Vamos a concluir hoy, amigo oyente, nuestro estudio de este capítulo 7 del libro de Daniel. Hemos dedicado bastante tiempo a este capítulo, del cual hemos hablado durante cinco programas. Pero se da el caso de que éste es un capítulo bastante importante. Estamos seguros que muchos expositores han dicho que éste es uno de los capítulos más importantes de la Biblia. Quizá podríamos decir que hay un sentimiento unánime en cuanto a esta afirmación. En primer lugar recordemos que hemos dividido el estudio del libro de Daniel en dos secciones principales: la primera se titula "La noche histórica con la luz profética", y abarcaba los capítulos 1 al 6. La segunda sección se titula "La luz profética en la noche histórica" y abarca los capítulos 7 al 12. Así que con este capítulo 7 hemos dado comienzo a esta segunda sección. Al comenzar el estudio de este séptimo capítulo, también destacamos que, mientras en la primera

sección del libro el énfasis recayó en la parte histórica, en esta segunda sección, el énfasis se puso en la parte profética incluyendo, sin embargo, los antecedentes históricos. Antes de reanudar el estudio de este pasaje Bíblico, recordemos también los temas que abarca la totalidad de este capítulo son los siguientes: (1) La visión de Daniel de las cuatro bestias (versículos 1 al 8); (2) la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo (versículos 9 al 18) y, finalmente (3) La explicación de la cuarta bestia (versículos 19 al 28). En nuestro programa de hoy consideraremos la última parte de la explicación de la cuarta bestia, es decir, los versículos 24 al 28. En este capítulo estamos estudiando a la cuarta bestia que observó Daniel en su visión. Usted recordará que había otras tres bestias: el león, que representaba la cabeza de oro de la imagen que había soñado Nabucodonosor, y que era Babilonia. Luego vimos el oso que equivalía a los brazos de plata que representan a su vez el imperio medo-persa. Tuvimos después al leopardo con cuatro alas, que equivalía a los lados de bronce de la imagen, y que representaba al imperio grego-macedónico que fue formado por Alejandro Magno. Después llegamos a esta bestia, a la cuarta bestia indescriptible, que equivalía a las piernas de hierro y a los pies de hierro y arcilla de la imagen. Esta bestia, diferente a las demás. representaba al imperio romano, y era única en todos los aspectos. Los tres imperios anteriores ya han desaparecido. Ellos representaron su parte y ya han salido de la escena de la historia humana. Ahora, nos encontramos en algún punto de tiempo del período de esta cuarta bestia. La bestia en sí misma era feroz, viciosa, brutal, pecadora, dictadora y dominante. Como ya hemos visto, así era el imperio romano, y realmente, Roma no desapareció. Simplemente se desmembró en diversas naciones, lo cual constituyó un caso único en la historia del mundo. Así es que, muchos aspectos del imperio romano aún continúan presentes en el lenguaje, en la psicología, en la filosofía, en los gobiernos y sistemas legales de todas las naciones de nuestro tiempo. Vamos a leer nuevamente el versículo 23, de este capítulo 7 de Daniel, para conectarlo con la lectura correspondiente al día de hoy. Dice así el versículo 23: "Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará." La cuarta bestia fue identificada aquí como un reino, y en el versículo 17, fue identificada como un rey. Es imposible separar al rey de su reino: ambos se presentan en esta descripción juntos, como los dos lados de una puerta. Ahora, en el versículo 24 de este capítulo 7 leemos: "Los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y derribará a tres reyes." O sea, que había diez cuernos que salieron de esta cuarta bestia, y ellos constituyen la forma final del cuarto reino. Cada uno de estos reyes representaba a un reino. Y surgirá un undécimo rey, el "cuerno pequeño", que será diferente a los otros y logrará el poder sometiendo a tres de los reyes. Realmente, se convertirá en el dictador de todo el mundo. Ésta es la imagen que nos dejó el

capítulo 13 de Apocalipsis, donde en el versículo 7 leemos: "Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua, y nación". La segunda carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses capítulo 2, versículos 3 y 4 lo describe de la siguiente manera: "el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios". Será el Anticristo, que va a gobernar al mundo durante el período de la Gran Tribulación, que será un período de siete años. Ya hemos leído anteriormente lo que Gibbon tuvo que decir en cuanto a este Imperio; pero, nos gustaría volver a repetirlo porque fue una declaración muy importante. El talón de hierro de Roma estuvo sobre el cuello de este mundo por un milenio. Y mucho se ha dicho en cuanto al imperio romano, que aun en nuestra época aún sorprende a los historiadores. Sobre el imperio romano, el historiador Gibbon, que no era cristiano, dijo entonces lo siguiente: "El imperio romano llenaba al mundo. Y cuando el imperio cayó en manos de una sola persona, el mundo se convirtió en una prisión segura e inhóspita para sus enemigos. El resistir era una acción fatal y era imposible huir de él". Hasta aquí, las palabras de Gibbon. En su libro "El declive y caída del Imperio Romano" el citado historiador Gibbon, también declaró: "Los cuatro imperios han sido claramente delineados; y los ejércitos invencibles de los romanos han sido descritos con tanta claridad en las profecías de Daniel, como en las historias de Justino y Diodoro." Ahora, leamos el versículo 25, de este capítulo 7 de Daniel: "Hablará palabras contra el Altísimo, a los santos del Altísimo quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la Ley; y serán entregados en sus manos hasta tiempo, tiempos y medio tiempo." Ese pequeño cuerno será un blasfemador. En el capítulo 13 de Apocalipsis, en los versículos 5 y 6 se habló de él en los siguientes términos: "También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemia contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo". Y es que una de las características del Anticristo será que se pondrá en contra de Dios, y contra Cristo. Eso es lo que Anticristo quiere decir; aquel que está contra Cristo. Éste es uno de los significados de "anticristo"; el otro significado es "imitar a Cristo". Creemos que las dos bestias de Apocalipsis 13 representan estos dos aspectos del Anticristo; (1) Que ese personaje estará en contra de Cristo y será un blasfemador; y (2) que será un falso profeta e intentará imitar a Cristo. Aunque él actúe como un cordero, verdaderamente será un lobo con piel de cordero. También se nos ha dicho que él "quebrantará a los santos del Altísimo". Esto literalmente quiere decir que afligirá a los santos y los perseguirá, como podemos ver en el capítulo 12 de Apocalipsis, versículos 13 al 17.

Luego se nos dice, también en este versículo 25, que "pensará en cambiar los tiempos y la Ley". Querrá cambiar las festividades, las costumbres y las leyes. Ahora, el período del reinado de este llamado "pequeño cuerno" será de corta duración. Se nos dice que "serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo". Esta expresión significa, un año, dos años y la mitad de un año. Es decir, tres años y medio. Y será durante ese último período de tres años y medio de la Gran Tribulación cuando él reinará sobre la tierra (en este sentido podemos leer Apocalipsis 11:2-3, 12:6 y 13:5). Ahora continuemos leyendo el versículo 26 de este séptimo capítulo de Daniel: "Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio, para que sea destruido y arruinado hasta el fin" Otra versión traduce esta primera frase del versículo de la siguiente manera: "Pero el tribunal se sentará para juzgar". Esto nos recuerda la escena en el cielo, relatada en Apocalipsis 4 y 5, en la que son descritos los tronos. Se determinará por parte del trono central y por el Cordero, que es el ejecutor del juicio, y será el acuerdo de todas las inteligencias creadas y redimidas por Dios que están en el cielo, que la bestia sea abatida. Su dominio deberá darse por terminado y ella misma será juzgada. Esta decisión tomada por el tribunal no podrá ser cambiada. Este juicio tendrá lugar durante la Gran Tribulación y será consumada por el retorno de Cristo a la tierra para establecer Su Reino (como podemos ver en Apocalipsis 19:11-21). Así concluirán los "tiempos de las naciones" o de los Gentiles, que comenzaron con Nabucodonosor y continuarán hasta el regreso de Cristo. Ahora, el versículo 27 del capítulo 7 de Daniel, continúa diciendo: "Y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo sean dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios lo servirán y obedecerán." Ahora, ésta es una referencia al reino eterno que aparece primero en su aspecto milenario en Apocalipsis, capítulo 20, y después se abre hacia la eternidad. Aquellos que creen encontrar una deficiencia en la posición premilenarista dicen que el milenio no constituye una interpretación acertada, sino que el reino, es un reino eterno. Sin embargo, el milenio es simplemente un reino de un período de mil años, es decir, un período de prueba tal como el que nos encontramos en la actualidad, que conduce y resulta en el reino eterno. Ahora, Ireneo, uno de los padres de la iglesia, dijo lo siguiente: "Pero cuando este Anticristo haya devastado todas las cosas en este mundo, él reinará por tres años y 6 meses, y se sentará en el templo de Jerusalén; y después el Señor vendrá de los cielos en las nubes, en la gloria del Padre, arrojando a este hombre y aquellos que le siguen al lago de fuego; pero trayendo para los justos los tiempos del reino, es decir, el descanso, ese séptimo día santificado; y restaurando a Abraham la herencia prometida en cuyo reino el Señor declaró que muchos vendrían del este y del oeste y se sentarían junto con Abraham, Isaac y Jacob". Hasta aquí, las palabras de Ireneo. En vista de esta declaración, el profesor McGee cree que no queda lugar para minimizar o anular el concepto y la realidad del milenio y el programa profético de Dios para este mundo diciendo que los padres de la iglesia cristiana primitiva no eran premilenaristas.

Ahora, aquí tenemos otra cita. Ésta es del historiador Philip Schaff, que dijo lo siguiente: "Uno de los puntos más sobresalientes de la escatología de la época anterior a Nicea es el prominente milenarismo; es decir, la creencia de un reino visible de Cristo en gloria sobre la tierra junto a los santos resucitados, por mil años, antes de la resurrección general y el juicio. Ésta por cierto no fue una doctrina de la iglesia incorporada en algún credo o forma de devoción, sino una corriente amplia y generalizada de opinión de algunos maestros destacados". Hasta aquí la cita del historiador Schaff. Ahora, el versículo 28 y final de este capítulo 7 de Daniel, dice: "Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón." Al leer estas palabras comprendemos que Daniel no divulgó a sus contemporáneos las visiones y su contenido, ya que éstas pertenecían al final de los tiempos. Sin embargo, estas revelaciones resultaron inquietantes para Daniel, y le causaron tal impresión que le hicieron alterar la totalidad de su perspectiva. Todo este asunto fue una revelación completamente nueva para él. Lo que se pretende no es discutir, crear polémicas o debates, sino difundir la Palabra de Dios y el mensaje de la salvación. El estudio de la profecía en la actualidad no tiene la finalidad de proporcionar una satisfacción personal, ni la motivación de una pura curiosidad, ni el objetivo de lograr un conocimiento inútil. Por el contrario, un estudio cuidadoso de las Escrituras proféticas, tiene un efecto transformador sobre la vida del creyente. Ya que hemos iniciado la segunda sección de este libro recordemos que Dios le dio a Daniel, varias visiones de cuatro bestias notables. Daniel tuvo estas visiones en períodos diferentes. La visión del capítulo 7 tuvo lugar en el primer año del rey Belsasar. En el capítulo 8 la visión fui contemplada en el tercer año del rey Belsasar. En el capítulo 9, ocurrió en el primer año de Darío; en el capítulo 10 fue en el tercer año de Ciro; y en los capítulos 11 y 12 la visión fue vista en el primer año de Darío. Daniel no registró estas visiones en la sección histórica sino que reunió estas visiones proféticas incluyéndolas en la segunda sección de su libro. Así que llegamos ahora al capítulo 8, cuyo tema general es la visión de Daniel sobre el carnero y el macho cabrío. Esta visión fue profética cuando le fue revelada a Daniel y registrada por él. Ahora, hay que destacar que como se cumplió tan clara y literalmente en la historia, este capítulo ha constituido la base para que los críticos asignaran una fecha tardía para la escritura del libro de Daniel. Los argumentos de los críticos se apoyan en el hecho de que la profecía, al referirse al futuro, es sobrenatural, y ellos no creen en lo sobrenatural; por lo tanto, ellos sostienen que esta profecía no pudo haber sido escrita en el tiempo de Daniel, sino que tiene que haber sido escrita después del profeta, ya como historia. Nosotros mantenemos el punto de vista de que este libro profético fue escrito por Daniel aproximadamente en el año 600 A.C. La visión profética de Daniel de un carnero con dos cuernos altos, siendo uno de ellos más alto que el otro, y del macho cabrío que tenía un cuerno notable entre sus ojos coloca ante nosotros como un microscopio que nos permite observar el

conflicto entre el segundo y tercer imperios mundiales y la lucha entre el Este y el Oeste, entre el Oriente y el Occidente, entre Asia y Europa. Esta fue, pues, la lucha entre el Imperio de los Medo-Persas y el Imperio Greco-Macedónico. La visión incluyó otro "cuerno pequeño", que ya ha sido cumplido en la historia en Antíoco Epífanes, siniestro personaje que fue el gran perseguidor de los judíos, y conocido como "el Nerón de la historia judía." Finalmente, también deberíamos observar que la sección precedente (como vemos en Daniel 2:4 - 7:28) fue escrita en Arameo, el idioma original de Siria y el idioma mundial de estos cuatro grandes imperios. Pero hay que destacar que con el comienzo del capítulo 8, el libro regresa al uso del idioma Hebreo. Bien, estimado oyente, tenemos que detenernos aquí porque nuestro tiempo ha llegado a su fin por el día de hoy. En nuestro próximo programa continuaremos con esta breve introducción al capítulo 8 y comenzaremos a estudiarlo en detalle. Le sugerimos leer todo el capítulo 8 del libro de Daniel para estar más familiarizado con los detalles de esta visión que Dios le reveló al profeta Daniel. Y para facilitar su lectura, le adelantamos que este capítulo tiene dos divisiones naturales. En los primeros 14 versículos, tenemos la visión del carnero y del macho cabrío. Desde el versículo 15 hasta el versículo 27, tenemos el significado o la interpretación de la visión.

Daniel 8:1-13 Llegamos hoy, estimado oyente, al capítulo 8, cuyo tema general es la visión de Daniel sobre el carnero y el macho cabrío. Esta visión fue profética cuando le fue revelada a Daniel y registrada por él. Ahora, hay que destacar que como se cumplió tan clara y literalmente en la historia, este capítulo ha constituido la base para que los críticos asignaran una fecha tardía para la escritura del libro de Daniel. Los argumentos de los críticos se apoyan en el hecho de que la profecía, al referirse al futuro, es sobrenatural, y ellos no creen en lo sobrenatural; por lo tanto, ellos sostienen que esta profecía no pudo haber sido escrita en el tiempo de Daniel, sino que tiene que haber sido escrita después del profeta, ya como historia. Nosotros mantenemos el punto de vista de que este libro profético fue escrito por Daniel aproximadamente en el año 600 A.C. La visión profética de Daniel de un carnero con dos cuernos altos, siendo uno de ellos más alto que el otro, y del macho cabrío que tenía un cuerno notable entre sus ojos nos coloca delante como un microscopio que nos permite observar el conflicto entre el segundo y tercer imperios mundiales y la lucha entre el Este y el Oeste, entre el Oriente y el Occidente, entre Asia y Europa. Ésta fue, pues, la lucha entre el Imperio de los Medo-Persas y el Imperio Greco-Macedónico. La visión incluyó otro "cuerno pequeño", que ya ha sido cumplido en la historia en Antíoco Epífanes, siniestro personaje que fue el gran perseguidos de los judíos, y conocido como "el Nerón de la historia judía." Finalmente, también deberíamos observar que la sección precedente (como vemos en Daniel 2:4 - 7:28) fue escrita en Arameo, el idioma original de Siria y

el idioma mundial de estos cuatro grandes imperios. Pero hay que destacar que con el comienzo del capítulo 8, el libro regresa al uso del idioma Hebreo. Leamos entonces el primer versículo de este octavo capítulo de Daniel, que comienza el párrafo dedicado a relatarnos:

La visión del carnero y el macho cabrío "En el año tercero del reinado del rey Belsasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de aquella que había tenido antes." Aquí se fijó la fecha de la visión en el año tercero del reinado de Belsasar, el último rey de Babilonia. La visión dada en el capítulo 7 tuvo lugar en el primer año de su reinado; por lo tanto, ambas visiones fueron reveladas hacia el final del imperio de Babilonia. Ahora, el versículo 2 de este capítulo 8 de Daniel, dice: "Miraba yo la visión, y en ella yo estaba en Susa, que es la capital del reino, en la provincia de Elam. En la visión, pues, me veía junto al río Ulai." En esta visión, Daniel se encontró a sí mismo en Susa, capital de Medo-Persia, el segundo imperio mundial. Otra versión traduce más precisamente que él se encontraba "en la ciudadela de Susa", es decir, en la fortaleza. Ulai era el río que pasaba a través de Susa. Ahora, la razón para que el escenario de la visión estuviera en Susa, en lugar de Babilonia, fue que esta visión tenía que ver con el segundo y el tercer reino o imperio mundial. Los eventos que se predijeron en esta visión se cumplieron todos dentro de un plazo de 200 años. Tal cumplimiento fue tan notable que, como ya indicamos en un programa anterior, los críticos insistieron en una fecha tardía para la escritura del libro de Daniel. Es decir, ellos mantienen la opinión de que este libro fue escrito después de los eventos habían ocurrido y entonces, se trataba de un simple relato histórico. Éste fue un intento para librarse del aspecto milagroso, que resulta embarazoso para su sistema de interpretación. Ahora, en el versículo 3, Daniel comenzó el relato de la visión, y allí dice: "Alcé los ojos y miré, y había un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro, y el más alto creció después." Aquí se menciona a "un carnero que tenía dos cuernos", que más tarde será identificado con Media y Persia (como podremos ver en el versículo 20). Y se indicó que el "más alto creció después". En otras palabras, el cuerno que representaba a Media creció primero cuando el general del ejército de Media destruyó Babilonia, Entonces más tarde, los monarcas Persas lograron predominio y mayor influencia sobre los Medos y llevaron al Imperio a su época culminante. Así que este carnero, con sus dos cuernos y uno de ellos más prominente que el otro, fue el Imperio Medo-Persa, con una superioridad posterior de los Persas. Ahora, el versículo 4 de este capítulo 8 de Daniel, dice:

"Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapara de su poder. Hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía." Observemos las direcciones en las que se movía el carnero. Dice aquí: "Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur". Ahora, ¿por qué no dijo que estaba dirigiéndose al oriente? Bueno, es que Persia estaba en el oriente, y no realizó ningún avance posterior hacia el lejano Oriente. Si ellos hubieran avanzado más hacia aquella dirección, habrían llegado hasta el mismo Oriente, donde se encontraban India y China. Sin embargo, los Medos y Persas proyectaron su imperio en todas las demás direcciones. Éste fue el imperio que en el capítulo 7 vimos representado por el oso, en la descripción de las bestias de la visión; estos pueblos estaban motivados por un espíritu de conquista. Leamos lo que dijo Daniel aquí en el versículo 5 del capítulo 8: "Mientras yo consideraba esto, un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos." Mientras Daniel estaba admirado por el poder y la capacidad del carnero, desde más allá del occidente llegó un macho cabrío moviéndose de forma imponente y con un destacado cuerno entre sus ojos. Este macho cabrío representaba a Grecia, como podemos ver en el versículo 21 de este mismo capítulo y el cuerno tipificaba a Alejandro Magno. Bajo el rey Jerjes, Persia intentó desplazarse hacia el oeste, pero desde el Oeste llegó este macho cabrío que, en la imagen de la visión, avanzaba tan rápidamente que ni siquiera tocaba la tierra. Esto equivale a las cuatro alas del leopardo e indica la velocidad con la que Alejandro desplazaba su ejército. Ahora, en los versículos 6 y 7 de este capítulo 8, leemos: "Vino hasta el carnero de dos cuernos que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Lo vi llegar junto al carnero; se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos; y el carnero no tenía fuerzas para hacerle frente. Lo derribó, por tanto, a tierra, lo pisoteó y no hubo quien librara de su poder al carnero." Otras versiones, añaden una frase en el versículo 7, cuyo principio queda así: "lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él..". Este detalle añade viveza a la imagen e indica que lo atacó con gran furia y odio. Se lanzó contra él para destruirlo. El rey Jerjes fue el último gran gobernante de Persia, y realizó incursiones contra Europa y contra Grecia. En una ocasión, él se encontraba avanzando con 300.000 hombres y sus familias, y los soldados griegos fueron inteligentes. No salieron a su encuentro, sino que esperaron hasta que él llegara a Termópilas, un desfiladero de Tesalia, que consistía en un paso bastante estrecho y por el cual no podía avanzar un gran ejército. Así fue que los griegos llegaron a obtener la victoria en Termópilas. Causaron una gran mortandad en el enorme ejército Persa, cuando éste intentó avanzar por aquel desfiladero con unos pocos soldados a la vez. Y después, en Salamina, la flota de Jerjes de 300 barcos fue

destruida por una temporal. Cuando a Jerjes le llegó la noticia de que su flota había sido destruida por la tormenta, el rey se dirigió a la orilla del mar, se quitó su cinturón y con él golpeó las olas, porque consideró que habían destruido a sus barcos. Podríamos decir que esa acción no lo mostró como un hombre inteligente y ya vimos algunos de sus problemas de control de su temperamento cuando estudiamos el libro de Ester. Todos los esfuerzos de mayor o menor envergadura que se llevaron a cabo desde entonces por parte de fuerzas del oriente, fueron derrotados en grandes batallas, tanto en la península Ibérica, en Francia, y a través de los Balcanes. Así fue que surgió en el Oeste ese gran general, un hombre joven, Alejandro Magno. Solo tenía 32 años cuando murió. Era un genio militar, uno de los más destacados de todos los tiempos. Pudo desplazar una fuerza militar imponente por tierra más que cualquier otro militar hasta su tiempo. Bien, veamos lo que sucedió entonces, leyendo el versículo 8 de este capítulo 8 de Daniel: "El macho cabrío creció en gran manera; pero cuando estaba en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo." La frase significativa en este versículo es la siguiente: "cuando estaba en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado". Ahora, ¿qué fue lo que quebró ese cuerno? No había ningún poder humano que pudiera quebrarlo. Se nos ha dicho que cuando él llegó al poder, todo el mundo estaba bajo el poder de Alejandro Magno. La tradición dice que él se sentó y lloró porque no había ya más mundos que conquistar. Él ya había conquistado el mundo conocido de su época. Sin embargo, en medio de sus enormes proyectos, fue atacado por una fiebre después de haber estado bebiendo en varias sesiones, a lo largo de toda una noche. Murió en Babilonia en el año 323 A.C., y tenía la edad de 32 años. Estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, como predijo la profecía de este versículo. Todos estos tres imperios, el de Babilonia, el Medo-Persa y el Greco-Macedónico, pasaron sus momentos finales durante una orgía y los excesos de bebida fueron uno de los factores que causaron su caída. Pero al alcoholismo ha continuado causando estragos a través de la historia y en nuestro tiempo, ha pasado a ser uno de los problemas más grandes. Es difícil evaluar si los excesos continuados del alcohol podrían destruir a una sociedad en un grado mayor que la adicción a las drogas. Pero incluso las autoridades están preocupadas en la actualidad por los efectos destructivos del alcohol, que afectan a la salud personal de forma irreversible, destruyendo órganos vitales. Y hay que destacar los daños que puede producir en el cerebro, alterando gravemente a la mente, dañando a la memoria y produciendo trastornos mentales. Además, afectan gravemente a la familia, incidiendo como uno de los factores que agravan la violencia de género, los maltratos a los niños. Y en la vida pública, ante el aumento de conductores de vehículos que conducen bajo los efectos del alcohol, este problema ha pasado a ser el factor principal de la mayoría de los accidentes de tráfico. Sólo la severidad y periodicidad de los

controles ha podido disminuir hasta cierto punto el número de accidentes. O sea que el alcoholismo produce daños personales, familiares y sociales. Este gran imperio de Alejandro Magno cayó, porque él se convirtió en un alcohólico. Él pudo conquistar el mundo conocido de entonces, pero no pudo conquistarse a sí mismo. Ahora, ¿qué sucedió cuando cayó Alejandro Magno? Dice aquí en la última parte del versículo 8: "y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables" (que equivalen a las cuatro cabezas del leopardo de la visión de las bestias en el capítulo 7). Es decir, que su imperio fue dividido entre cuatro hombres, cuatro generales. Cesandro, que estaba casado con la hermana de Alejandro, se apoderó de la sección de Europa, es decir, de Macedonia y Grecia. Lisímaco tomó una gran parte de Asia menor, y esa región corresponde en su mayor a la Turquía moderna. Seleuco ocupó Asia, toda la zona oriental del imperio de Alejandro, excepto Egipto. Y Tolomeo se quedó con Egipto y el norte de África. Ahora, volviendo a este capítulo 8 de Daniel, que estamos estudiando, leamos el versículo 9: "De uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur y el oriente, y hacia la tierra gloriosa." Ahora, aquí la tierra gloriosa es una referencia a Israel. El "cuerno pequeño" de este capítulo no fue el mismo que el descrito en el capítulo anterior. Allí el cuerno pequeño surgió del cuarto reino; aquí, en el capítulo 8, el cuerno pequeño surgió del tercer reino. Este cuerno pequeño fue un personaje histórico, mientras que el cuerno pequeño del capítulo 7 será revelado en el futuro. Este pequeño cuerno aquí mencionado en este versículo 9 que acabamos de leer, surgió de Siria, de la dinastía seléucida. Fue Antíoco IV o Epífanes, hijo de Antíoco el Grande. A veces fue llamado Epífanes, que significa "El loco", porque fue otro gobernante demente. Antíoco accedió al trono en el año 175 A.C. y realizó un ataque contra Jerusalén; y fue contra él que se rebelaron los macabeos en Judá. Él tenía un sentimiento anti-semita muy arraigado y trató de exterminar a los judíos. Colocó una imagen de Júpiter en el Lugar Santo del Templo de Jerusalén. Este acto fue el primer horrible sacrilegio, o, en palabras de esta versión, "la abominación de la desolación" (como podemos leer en Mateo 24:15). Este rey llegó a derramar caldo de cerdo sobre los vasos santos. Ahora, el versículo 10 de este capítulo 8 de Daniel, dice: "Creció hasta llegar al ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó." Reconocemos que este pasaje es difícil de interpretar. Creemos que la interpretación natural es que Antíoco desafió a Dios y le fue permitido capturar Jerusalén y el templo. Esta guerra incluyó al reino espiritual, en el cual los ángeles y los demonios estaban implicados. Algunas de las hazañas que se atribuyeron a Antíoco fueron asombrosas; si son ciertas, hubo una demostración de poder demoníaco. Ahora, el versículo 11, continúa diciendo:

"Aun se engrandeció frente al príncipe de los ejércitos; por él fue quitado el sacrificio continuo, y el lugar de su santuario fue echado por tierra." Antíoco era un creyente devoto de Júpiter, de quien pudo haber pensado ser él mismo una encarnación. Este rey eligió para sí el título de "Theos Epiphanes", que significa "Dios manifestado". Y añadió el versículo 12: "A causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el sacrificio continuo; echó por tierra la verdad e hizo cuanto quiso, y prosperó." Fue a causa de la voluntad permisiva de Dios que este cuerno pequeño actuó y prosperó durante este período. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 13 de este octavo capítulo de Daniel: "Entonces oí hablar a un santo; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, la prevaricación asoladora y la entrega del santuario y el ejército para ser pisoteados?" Aquí "santo" se refiere a una de las inteligencias creadas por Dios, aparte el ser humano. Es lo que llamaríamos una criatura sobrenatural. Por cierto, a veces nos hemos preguntado cómo nos llamarán a nosotros los ángeles. También observamos que en este versículo, la profanación del templo es llamada "la prevaricación asoladora" y según otra versión, "la transgresión que espanta". Debemos concluir por hoy nuestro estudio y continuaremos con este capítulo 8 hasta finalizarlo, en nuestro próximo programa. Estimado oyente, esperamos contar con su compañía al proseguir nuestro estudio de estas interesantes visiones que Dios reveló al profeta Daniel.

Daniel 8:13-27 En el capítulo 8, amigo oyente, del libro de Daniel, estamos tratando con esta visión del carnero y del macho cabrío, que fue profética cuando le fue revelada a Daniel y registrada por él. Ahora, hay que destacar que como se cumplió tan clara y literalmente en la historia, este capítulo ha constituido la base para que los críticos asignaran una fecha tardía para la escritura del libro de Daniel. Los argumentos de los críticos se apoyan en el hecho de que la profecía, al referirse al futuro, es sobrenatural, y ellos no creen en lo sobrenatural; por lo tanto, ellos sostienen que esta profecía no pudo haber sido escrita en el tiempo de Daniel, sino que tiene que haber sido escrita después del profeta, ya como historia. Nosotros mantenemos el punto de vista de que este libro profético fue escrito por Daniel aproximadamente en el año 600 A.C. La visión profética de Daniel de un carnero con dos cuernos altos, siendo uno de ellos más alto que el otro, y del macho cabrío que tenía un cuerno notable entre sus ojos coloca ante nosotros como un microscopio que nos permite observar el conflicto entre el segundo y tercer imperios mundiales y la lucha entre el Este y el Oeste, entre el Oriente y el Occidente, entre Asia y Europa. Ésta fue, pues, la lucha entre el Imperio de los Medo-Persas y el Imperio Greco-Macedónico. La visión incluyó otro "cuerno pequeño", que ya ha sido cumplido en la historia en

Antíoco Epífanes, siniestro personaje que fue el gran perseguidos de los judíos, y conocido como "el Nerón de la historia judía." Se fijó la fecha de la visión en el año tercero del reinado de Belsasar, el último rey de Babilonia. La visión dada en el capítulo 7 tuvo lugar en el primer año de su reinado; por lo tanto, ambas visiones fueron reveladas hacia el final del imperio de Babilonia. En esta visión, Daniel se encontró a sí mismo en Susa, capital de Medo-Persia, el segundo imperio mundial. Ahora, la razón para que el escenario de la visión estuviera en Susa, en lugar de Babilonia, fue que esta visión tenía que ver con el segundo y el tercer reino o imperio mundial. Los eventos que se predijeron en esta visión se cumplieron todos dentro de un plazo de 200 años. Tal cumplimiento fue tan notable que, como ya indicamos anteriormente, los críticos insistieron en una fecha tardía para la escritura del libro de Daniel. Es decir, ellos mantienen la opinión de que este libro fue escrito después de los eventos habían ocurrido y entonces, se trataba de un simple relato histórico. Éste fue un intento para librarse del aspecto milagroso, que resultaba embarazoso para su sistema de interpretación. En esta visión se mencionó a "un carnero que tenía dos cuernos", que más tarde será identificado con Media y Persia (como podremos ver en el versículo 20). Y se indicó que "el más alto creció después". En otras palabras, el cuerno que representaba a Media creció primero cuando el general del ejército de Media destruyó Babilonia. Entonces más tarde, los monarcas Persas lograron predominio y mayor influencia sobre los Medos y llevaron al Imperio a su época culminante. Así que este carnero, con sus dos cuernos y uno de ellos más prominente que el otro, fue el Imperio Medo-Persa, con una superioridad posterior de los Persas. Pero mientras Daniel estaba admirado por el poder y la capacidad del carnero, desde más allá del occidente llegó un macho cabrío moviéndose de forma imponente y con un destacado cuerno entre sus ojos. Este macho cabrío representaba a Grecia, como podemos ver en el versículo 21 de este mismo capítulo y el cuerno tipificaba a Alejandro Magno, que extendería sus dominios hacia el Oeste, hacia el Norte y hacia el Sur. Este gran imperio de Alejandro Magno cayó, porque él se convirtió en un alcohólico. Él pudo conquistar el mundo conocido de entonces, pero no pudo conquistarse a sí mismo. Ahora, ¿qué sucedió cuando cayó Alejandro Magno? Dice aquí en la última parte del versículo 8: "y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables (que equivalen a las cuatro cabezas del leopardo de la visión de las bestias en el capítulo 7). Es decir, que su imperio fue dividido entre cuatro hombres, cuatro generales. Casandro, que estaba casado con la hermana de Alejandro, se apoderó de la sección de Europa, es decir, de Macedonia y Grecia. Lisímaco tomó una gran parte de Asia menor, y esa región corresponde en su mayor a la Turquía moderna. Seleuco ocupó Asia, toda la zona oriental del imperio de Alejandro, excepto Egipto. Y Tolomeo se quedó con Egipto y el norte de África. El "cuerno pequeño" de este capítulo, en el versículo 9, no fue el mismo que el descrito en el capítulo anterior. Allí el cuerno pequeño surgió del cuarto reino; aquí, en el capítulo 8, el cuerno pequeño surgió del tercer reino. Este cuerno pequeño fue un personaje histórico, mientras que el cuerno pequeño del capítulo

7 será revelado en el futuro. Este pequeño cuerno aquí mencionado en este versículo 9 que acabamos de leer, surgió de Siria, de la dinastía seléucida. Fue Antíoco IV o Epífanes, hijo de Antíoco el Grande. A veces fue llamado Epífanes, que significa "El loco", porque fue otro gobernante demente. Antíoco accedió al trono en el año 175 A.C. y realizó un ataque contra Jerusalén; y fue contra él que se rebelaron los macabeos en Judá. Él tenía un sentimiento anti-semita muy arraigado y trató de exterminar a los judíos. Colocó una imagen de Júpiter en el Lugar Santo del Templo de Jerusalén. Este acto fue el primer horrible sacrilegio, o, en palabras de esta versión, "la abominación de la desolación" (como podemos leer en Mateo 24:15). Este rey llegó a derramar caldo de cerdo sobre los vasos santos. Ahora, leamos nuevamente el versículo 13 de este capítulo octavo de Daniel: "Entonces oí hablar a un santo; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, la prevaricación asoladora y la entrega del santuario y el ejército para ser pisoteados?" Aquí "santo" se refiere a una de las inteligencias creadas por Dios, aparte el ser humano. Es lo que llamaríamos una criatura sobrenatural. Por cierto, a veces nos hemos preguntado cómo nos llamarán a nosotros los ángeles. También observamos que en este versículo, la profanación del templo es llamada "la prevaricación asoladora" y según otra versión, "la transgresión que espanta". Ahora, el versículo 14 de este capítulo 8, dice: "Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado." Siempre ha habido mucho desacuerdo en la interpretación de estos 2.300 días. Algunos aplicaron a este versículo una interpretación de un día por año, y la fecha para la venida de Cristo fue entonces fijada como el año 1.843. Ahora, estos intérpretes pensaban que "el santuario" era la tierra, que sería purificada en Su venida. Algunos de los que propugnaron esta teoría eran sinceros maestros de la Biblia pero creemos que estaban equivocados. La interpretación de día por año era una base frágil e insegura para elaborar una teoría de profecía, y la historia ha demostrado que estaba equivocada. Sin embargo, si los 2.300 días son considerados literalmente días de 24 horas, el período acaba siendo de una duración aproximada de 6 o 7 años, que fue aproximadamente el tiempo de Antíoco, que comenzó a perpetrar sus atrocidades alrededor del año 170 A.C. Finalmente, el sacerdote Judas Macabeo (llamado "el martillo") rechazó al ejército sirio, y en ese tiempo el templo fue purificado, y dedicado nuevamente después de su profanación (recordemos que él había colocado una imagen de Júpiter, y derramado caldo de cerdo sobre los utensilios santos.) Esa purificación se celebraba en la fiesta de las luces. En Juan 10:22: "Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno". Éste fue uno de los días santos que se recordaba en la época de Cristo, y que aún recuerdan los judíos en la actualidad. Esta fiesta, en realidad, no se mencionó en absoluto en el Antiguo Testamento, porque fue establecida en el período de tiempo transcurrido entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Leamos ahora los versículos 15 y 16, que comienzan a presentarnos:

El significado de la visión "Aconteció que mientras yo, Daniel, consideraba la visión y procuraba comprenderla, se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión." Daniel quedó perplejo con esta visión y quiso saber el significado de ella. Entonces se le apareció el ángel Gabriel. Por cierto, ésta fue la primera vez que el ángel Gabriel apareció en un relato del texto Bíblico. Y dice el versículo 17: "Vino luego cerca de donde yo estaba. Y al venir, me asusté y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, que la visión es para el tiempo del fin." En la explicación que siguió, Gabriel dejó en claro que Antíoco Epífanes no sería más que una figura en miniatura del Anticristo que vendría en el futuro distante. Dice aquí "que la visión es para el tiempo del fin". Observemos que dice "el tiempo del fin" y no el final del tiempo como tal. "El tiempo del fin" sitúa el cumplimiento completo de esta profecía en el período que nuestro Señor llamó la Gran Tribulación. El hombre aquí aludido es el Anticristo, también llamado "el hombre de pecado" en la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses, y el "cuerno pequeño" en el capítulo 7 de Daniel. Esta profecía se extiende más allá del futuro inmediato y se proyecta al futuro distante, hasta tal punto, que incluso para nuestro tiempo su cumplimiento es aún futuro. Antíoco fue una simple prefiguración de otro "cuerno pequeño" que aparecerá al final del "tiempo de las naciones" (o de los Gentiles) lo cual, creemos que se expresa con abundante claridad al utilizar estos términos escatológicos. Ahora, el versículo 18 de este capítulo 8 de Daniel, dice: "Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro. Él me tocó y me hizo estar en pie." Aquí podemos observar el gran efecto físico que esta visión causó en Daniel. Y el versículo 19 continúa diciendo: "Y dijo: Yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin." Nuevamente, Gabriel se apartó del cumplimiento local en Antíoco, proyectándose hacia al fin de los tiempos de las naciones. Y continúa diciendo en el versículo 20: "En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos: éstos son los reyes de Media y de Persia." Estos reyes fueron aquí claramente identificados para nosotros, así que no queda margen para la especulación. El carnero, definitivamente representaba a los reyes de Media y de Persia. Y la interpretación continuó en el versículo 21, que dice:

"El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero." De la misma manera, el macho cabrío es identificado como el rey de Grecia, y el cuerno grande sería el primer rey, es decir, Alejandro Magno. Y continuamos leyendo en el versículo 22: "En cuanto al cuerno que fue quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él." En otras palabras, ninguno de estos reyes tendría el poder que Alejandro Magno tuvo. Y añade el versículo 23: "Al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas." Como ya anticipamos, el "cuerno pequeño" sería Antíoco Epífanes, de la línea de la dinastía de los Seléucidas, que ocuparon Siria. La única explicación adecuada de este versículo y de los hechos de la historia, es que este hombre estaba poseído por demonios. En este sentido, él sería también una figura del Anticristo que vendrá. El Señor Jesús se refirió a él cuando dijo, en Mateo 24:24, "Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aún a los escogidos". Volviendo ahora, al capítulo 8 de Daniel que estamos estudiando, leemos el versículo 24: "Su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; causará grandes ruinas, prosperará, actuará arbitrariamente y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos." Aquí el "pueblo de los santos" se refiere a Israel. La matanza de este pueblo por parte de Antíoco fue algo casi increíble. Él fue uno de los peores dictadores que actuó contra el pueblo de Israel. Sin embargo, él fue meramente una prefiguración, una representación anticipada del Anticristo que vendrá en el futuro, de quien se ha dicho lo siguiente en Apocalipsis capítulo 13 y versículo 7: "Se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación". Después, aquí en el versículo 25 del capítulo 8 de Daniel, leemos: "Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; en su corazón se engrandecerá y, sin aviso, destruirá a muchos. Se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana." Antíoco fue un pálido ejemplo de este rey que vendrá en el futuro. Y el hará cuatro cosas que Antíoco hizo a mucho menor escala. 1. Hará prosperar el engaño en su mano. Se nos dice en Apocalipsis capítulo 13, versículo 17, que nadie podrá comprar ni vender, a menos que lleve la marca, que es el nombre de la bestia o el número de su nombre. Este hombre controlará la economía con gran poder y un espíritu de venganza. 2. En su corazón se engrandecerá. En Apocalipsis capítulo 13, versículo 5 dice que se le permitirá hablar con arrogancia y proferir blasfemias contra Dios. Se

le dará poder para continuar con sus acciones durante cuarenta y dos meses. La humildad no será precisamente una de las características del Anticristo. Será como Satanás, que fue lleno de orgullo. 3. Dice aquí que sin aviso destruirá a muchos. Aparecerá en la historia como un cordero, pero acabará siendo como un león. En Apocalipsis capítulo 6, se presenta como el jinete del caballo blanco. Observemos que inmediatamente después de él llegará el caballo de color rojo encendido de la guerra. Es decir, que este personaje habrá logrado establecer una paz falsa. 4. Finalmente, dice aquí, Se levantará contra el Príncipe de los príncipes. Queda claro que él se opondrá a Cristo y luchará contra Él. Una de las señales características del Anticristo y de la primera bestia mencionada en Apocalipsis capítulo 13, será que se pondrá en contra de Cristo. Ahora, en el versículo 26 de este capítulo 8 de Daniel, leemos: "La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días." A Daniel se le dijo que esta visión era para un futuro distante, es decir, que para su cumplimiento faltaba mucho tiempo. Por lo tanto, no debía hacerla pública. Y en el versículo final de este capítulo 8 de Daniel, el versículo 27 leemos: "Yo, Daniel, quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días. Cuando me levanté, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía." El efecto físico y psicológico de esta visión sobre Daniel fue algo realmente devastador. En este punto, Dios comenzó a encajar los tiempos de las naciones (o de los gentiles) en la historia de la nación de Israel. Y esto fue lo que dejó perplejo a Daniel al principio, y que aun desconcierta a muchísima gente. ¿Cómo puede Dios encajar Su programa con Israel en Su programa para los no judíos? Y en la actualidad, para complicar este asunto aun más, está el programa para la iglesia. Por supuesto, la respuesta es bastante simple. En nuestro tiempo, Dios está llamando a un pueblo alrededor de Su nombre, y a este grupo llamado, lo denominamos "la iglesia". Cuando este programa concluya, y la iglesia sea recogida de la tierra, entonces Él nuevamente volverá a cumplir Su propósito para Israel y las naciones. Bueno, terminamos por hoy, pero continuaremos con el estudio del capítulo 9 en nuestro próximo programa. Como esperamos contar con su compañía, estimado oyente, le sugerimos que lea este capítulo 9 de Daniel, para familiarizarse con él, ya que contiene una importante profecía.

Daniel 9:1-19 Y ahora llegamos al capítulo 9 de este libro de Daniel. Conocidos expositores Bíblicos han declarado que era "el principal capítulo del libro y uno de los grandes capítulos de la Biblia". El capítulo presenta un tema doble: oración y profecía. Si uno fuera a elegir los diez capítulos más importantes de la Biblia en el tema de

la oración, este capítulo estaría incluido en cualquier lista. Y si se eligieron los diez más importantes en profecía, este capítulo nuevamente sería incluido en cualquier lista. Los primeros 21 versículos nos presentan la oración de Daniel, y los 6 versículos finales contienen la muy importante profecía de las Setenta Semanas. En primer lugar, tenemos la oración de Daniel en los primeros 21 versículos. Tenemos luego, la profecía de las Setenta Semanas en cuanto al pueblo de Daniel, que es por supuesto Israel. Eso lo tenemos en los versículos 22 al 27, de este capítulo 9 de Daniel. En primer lugar consideraremos:

La oración de Daniel La oración de Daniel en este capítulo es en realidad la culminación de una vida de oración. Al comienzo del libro Daniel pidió una reunión de oración para conocer el sueño de Nabucodonosor, y continuó siendo un hombre de oración toda su vida registrada en este libro. La oración de este capítulo nos da el modelo de su vida de oración y nos familiariza con las condiciones de la oración. Aquí están algunos de los elementos básicos de la receta de la oración. En primer lugar, el profeta tenía una planificación decidida. La oración en la vida de Daniel no era un asunto desordenado. Él escribió en el versículo 3 de este primer capítulo: "Volví mi rostro a Dios, el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, ropas ásperas y ceniza". La oración no era simplemente una repetición de palabras vacías, o un conjunto de frases hermosas con una gramática florida y expresiones elocuentes. El Señor Jesús dijo en Mateo 6:7, "7Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, (es decir, los paganos) que piensan que por su palabrería serán oídos". Esa manera de dirigirse a Dios no constituye una verdadera oración. En segundo lugar, su oración fue como un acto penoso, doloroso. Fue un período de ayuno, de vestirse de luto y sentado sobre cenizas. Daniel no lo hizo como un gesto exterior sino para revelar la sinceridad de su corazón. En la actualidad, uno no ve muchas reuniones de oración con esta actitud interior y espiritual. En tercer lugar él se dirigió al Señor de manera clara, franca y sencilla y expresó con sinceridad su confesión. Él se dirigía directamente al grano en sus peticiones a Dios. Necesitamos este tipo de oraciones, en vez de algunas oraciones largas que escuchamos y que, en muchas ocasiones, en realidad no dicen mucho. Al expresarnos ante Dios, debemos adoptar el ejemplo de Daniel en el carácter directo, en la sinceridad y en el ser concretos, específicos. En cuarto lugar, la oración de Daniel fue una petición poderosa. El profeta recibió una respuesta mientras se encontraba hablando y orando. El ángel Gabriel se le apareció para darle alguna explicación. Este hombre recibió respuestas a sus oraciones. Como dijo el apóstol Juan en su primera epístola capítulo 5, versículo 14, "Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa de acuerdo con su voluntad. Él nos oye". En quinto lugar, su oración fue privada y personal. Daniel no convocó a ninguna reunión de oración pública; oró en privado. La suya fue una oración que habrá durado unos tres minutos. Nuestro Señor oró con frecuencia en privado. Su oración registrada en el capítulo 17 de Juan también duró unos tres minutos.

Hay muchas personas que participan en reuniones públicas de oración, y ello es indispensable en el funcionamiento de una iglesia. Pero necesitamos pasar más tiempo en oración privada. En sexto y último lugar la oración debe lograr una penetración plena en la presencia de Dios. La oración es la lo única fuerza que ha penetrado con éxito la esfera espacial dirigiéndose al trono de Dios. Sir Isaac Newton dijo que él podía tomar un telescopio y ver las estrellas más cercanas, pero que podía dejar el microscopio, ponerse de rodillas y penetrar en el cielo hasta el mismo trono de Dios. Para Daniel la oración era un verdadero ejercicio del alma llevado a cabo como un trabajo espiritual arduo e intenso. Requiere esfuerzo, resistencia e incluso sufrimiento del alma. Ahora, comenzando con los versículos 1 y 2, tenemos las circunstancias que rodearon a esta oración de Daniel. Y en el primer versículo leemos: "En el primer año de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos" Aquí se señaló al "primer año de Darío. . . de la nación de los medos". Aquí surgen dos preguntas significativas: ¿Quién era Darío? y, ¿cuál era la fecha? Darío el medo podría ser identificado con Ciaxares II de la historia secular (Daniel 5:31). "Darío" es más un título oficial, como rey, zar o emperador, que un nombre real. Ahora, ha habido algún desacuerdo en lo concerniente a la fecha exacta. Newel cree que fue el año 538 A.C. Culber lo sitúa en el año 536 A.C. Creemos que cualquiera de esas fechas encaja con el contexto y los antecedentes. Este hombre conquistó Babilonia en el año 538 A.C. Continuemos leyendo el versículo 2 de este noveno capítulo de Daniel: "En el primer año de su reinado, yo, Daniel, miré atentamente en los libros el número de los años de que habló el Señor al profeta Jeremías, en los que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años." Este era, pues, el primer año de Darío. Daniel había entonces visto un nuevo imperio mundial tomando forma, y se estaba preguntando en cuanto al futuro de su propio pueblo. Así que Daniel se puso a estudiar la Palabra de Dios. Leyó el libro del profeta Jeremías, que había dicho que Israel estaría en el cautiverio por setenta años. En este capítulo la fecha era alrededor del año 537 A.C. Daniel tendría unos 85 o 90 años de edad. Él había sido hecho prisionero cuando tenía 17 años, lo cual quiere decir que el período de setenta años de cautiverio estaba llegando a su fin. Era la hora de que aquel pueblo tuviera la oportunidad de regresar a su propia tierra. Daniel estaba preocupado por su pueblo. Creemos que estaba afectado por el cuerno pequeño del cual leímos en el capítulo 8, Antíoco Epífanes, el rey Sirio de la dinastía Seléucida. Él maltrataría al pueblo de Daniel y profanaría el templo. Y todo ello le había causado una gran preocupación. Deberíamos tomar nota de que el factor determinante que impulsó a orar a Daniel fue su estudio de la Palabra de Dios. La Palabra revela la voluntad de

Dios. Un estudio de la Palabra de Dios seguido de oración, es la fórmula para determinar la voluntad de Dios. Estas son las promesas que Daniel leyó y que aparecen en Jeremías 25:11, "Toda esta tierra será convertida en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia durante setenta años". Y también en Jeremías 29:10 debió leer: "10Porque así dijo el Señor: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar." Recordemos que Daniel había estado estudiando la profecía de Jeremías sobre los setenta años. Ahora, cuando el ángel Gabriel utilizó la expresión "setenta semanas" (usada en el versículo 24), él estaba extendiendo el tiempo de 70 años. Y las setenta semanas cubrirían todo el tiempo de la nación de Israel en esta época de prueba antes que el reino fuera establecido sobre la tierra. Simplemente el leer la oración de Daniel revela cuán diferente era la oración en sus días, a lo que es en la actualidad. Observemos primero las condiciones. Leamos los versículos 3 y 4 de Daniel 9: "Volví mi rostro a Dios, el Señor, buscándolo en oración y ruego, en ayuno, ropas ásperas y ceniza. Oré al Señor, mi Dios, e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos" Aquí hay una frase clave, cuando dice que Daniel se dirigió a Dios "buscándolo en oración y ruego, en ayuno". Sabemos que el Señor Jesucristo ayunó, pero el ayuno nunca se le ha dado al pueblo de Dios como un servicio. Era algo que uno podía hacer más allá de lo requerido. Se ha mencionado que en la iglesia cristiana primitiva había muchos que ayunaban. Pablo escribió a los cristianos de Corinto en 2 Corintios 11:27, "En trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez". Daniel demostró una persistencia decidida en la oración. Incluso el patriarca Jacob, en su oración clamó diciendo: "No te dejaré si no me bendices". (Génesis 32:26). La oración de Daniel fue muy personal. Le concernía a él y a su pueblo, lo cual era evidente por el uso repetido del pronombre en primera persona, al decir "yo", "nosotros", y "nuestro". Estos pronombres aparecen 41 veces en esta oración. Recordemos que en su momento destacamos, en el capítulo 4, que Nabucodonosor utilizaba este mismo pronombre una y otra vez. ¿Cuál era la diferencia? Para Nabucodonosor era una señal de orgullo, una señal de envanecimiento. El contraste con el uso que Daniel hizo del pronombre personal fue notable. Denota humildad, confesión, turbación y vergüenza, en contraste con el orgullo y la adulación propia de Nabucodonosor. Daniel se encontraba con su rostro ante Dios. Él reconocía los atributos de Dios. En primer lugar vimos que se apoyaba en su relación personal con Dios. Le llamó "Mi Dios", apelando a Dios de una forma muy personal. Antes de hacer una confesión, concentró sus pensamientos en la grandeza de Dios. Al decir "digno de ser temido" quiso decir que era un Dios digno de reverencia. Uno no puede jugar con Dios, es decir, tratarle con poca seriedad.

Daniel reconoció que Dios cumplía su pacto de misericordia con los que le amaban y obedecían sus mandamientos. Ahora, Dios no sólo hace promesas y pactos, sino que también los cumple. Él es inmutable y, por lo tanto, Él es fiel. Él es también un Dios de misericordia. Fue por Su misericordia que esta nación de Israel había sido preservada; y es por Su misericordia que usted y yo, amigo oyente, hemos sido traídos hasta este momento presente. Es por Su misericordia que Él nos salva. En el libro de Lamentaciones, capítulo 3, versículo 22, Jeremías dijo: "Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias". Es decir que, Dios es misericordioso, compasivo, pero Dios también espera que actuemos con seriedad, es decir, que espera que le obedezcamos. Ahora observemos la confesión de pecado que hizo Daniel. Leamos los versículos 5 y 6 de este noveno capítulo de Daniel: "Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos actuado impíamente, hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra." Aquí vemos que dijo: "hemos pecado". Daniel se identificó a sí mismo con su pueblo allá en la tierra de Israel cuando se rebelaron contra Dios, lo cual trajo como consecuencia su cautiverio. Fue específico en su confesión. Él mencionó cada pecado por su nombre: iniquidad, maldad, rebelión, desobediencia, y su negativa a escuchar a los profetas de Dios. Puso todos estos pecados por escrito. No dejó ninguno fuera de la lista. Estimado oyente, creo que nuestra confesión de pecado requiere exactamente esta actitud. No es suficiente acudir a Dios y decir: "He pecado". La confesión significa decirle a Dios exactamente todo lo que hemos hecho. Tiene que ser una confesión específica en ese sentido. Debemos decírselo todo en detalle. Quizás no nos sentimos inclinados a hacerlo porque se trata de algo feo, desagradable. Pero aun así debimos abrirle nuestro corazón, Él ya sabe lo malo y detestable que es. Así que tenemos que acudir a Dios dispuestos a hacer una confesión sincera y abierta. Dice el versículo 7 de este noveno capítulo: "Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro que en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los habitantes de Jerusalén y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti." Aquí dice "todo Israel, los de cerca y los de lejos". El pueblo de Israel había sido esparcido, pero no había tribus perdidas. Es inapropiado llamarlas de esa manera. Algunas de las tribus estaban cerca de Daniel, allí en Babilonia y otras se encontraban lejos, pero Dios sabía dónde estaban. Él no dijo que estuvieran perdidas. Pero ellas estaban diseminadas, como dice el versículo, "en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti". Continuemos leyendo ahora los versículos 8 al 14 de este noveno capítulo de Daniel:

"Nuestra es, Señor, la confusión de rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque contra ti pecamos. Del Señor, nuestro Dios, es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado y no obedecimos a la voz del Señor, nuestro Dios, para andar en sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Todo Israel traspasó tu Ley, apartándose para no obedecer a tu voz. Por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque contra Dios pecamos. Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan gran mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; pero no hemos implorado el favor del Señor, nuestro Dios, y no nos hemos convertido de nuestras maldades ni entendido tu verdad. Por tanto, el Señor veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es el Señor, nuestro Dios, en todas sus obras que ha hecho, y nosotros no obedecimos a su voz." Hasta este punto, ¿ha observado usted cómo Daniel contrastó la bondad de Dios con el pecado de Israel? Él contrastó Su justicia con la confusión de rostros, es decir, con su vergüenza. Ellos habían sido esparcidos a causa de su rebelión y ofensas contra Dios. Ellos merecían el castigo que habían recibido. Y Dios había sido justo al enviarles al cautiverio. Dios estaba en lo correcto; ellos eran los que estaban equivocados. Estimado oyente, si usted se dirige a Dios presentando excusas por su pecado, si usted le dice: "Tú sabes, Señor, que Yo soy débil, y tú sabes que yo me encontraba en tal o cual circunstancia..". es como si usted estuviera echando la culpa del pecado a Dios. Usted le está diciendo, indirectamente, que Él ha cometido un error, porque Él tenía que haber tomado esos factores en consideración. Es como si usted pensara que Dios ha sido demasiado duro con usted. Estimado oyente, la verdad es que usted y yo estamos recibiendo exactamente lo que merecemos. Y necesitamos acudir a Dios para confesar nuestro pecado. A veces escuchemos a personas implicando que Dios podría estar equivocado en lo que está haciendo, pero Dios no está equivocado, somos nosotros los que estamos en el error. La actitud de Daniel fue la actitud apropiada que cada uno de nosotros debería adoptar al acercarse a muestro Dios en oración. Dios no nos va a abandonar completamente, pero con toda seguridad no se va a mover a favor nuestro hasta que usted y yo ocupemos el lugar donde podamos clamar por la misericordia de Dios y dejemos de poner excusas a favor nuestro. Continuemos ahora leyendo loe versículos 15 al 18 de este capítulo 9 de Daniel: "Ahora pues, Señor, Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa y te hiciste renombre cual lo tienes hoy, hemos pecado, hemos actuado impíamente. Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración y los ruegos de tu siervo, y haz que tu rostro

resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. Inclina, Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias." Esta fue la petición de Daniel y su súplica. Él recordó como Dios había conducido a Israel fuera de Egipto. Dios lo hizo a causa de Su justicia, no a causa de la de ellos. El libro de Éxodo 2:24 y 25 dice: "24Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. 25Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición". El único factor que apeló a Dios por parte de ellos, fue su sufrimiento. En otras palabras, Dios vio su miseria, y recordó Su misericordia. Entonces Daniel le pidió a Dios que se repitiera a Sí mismo liberándoles otra vez a causa de Su justicia divina. Dios es justo cuando extiende Su compasión y misericordia hacia nosotros, porque Jesucristo ha pagado completamente el castigo por nuestro pecado. Como añadió Pablo en Romanos 3:26: "con miras a manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe en Jesús". Ahora observemos le súplica apasionada de Daniel. Leamos, finalmente por hoy, el versículo 19 de este noveno capítulo de Daniel: "¡Oye, Señor! ¡Señor, perdona! ¡Presta oído, Señor, y hazlo! No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío, porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo." Ésta fue la súplica culminante de Daniel. Le pidió a Dios que escuchara y respondiera por ser quien era y por lo que había prometido. En Israel no quedaba nada de bueno. Daniel no suplicó por ser Daniel. Más bien, él se asoció a sí mismo con el pueblo y dijo: "Hemos pecado", incluyéndose a sí mismo. Es que el nombre de Dios estaba en juego, y Daniel estaba profundamente preocupado acerca del nombre de Dios y la gloria de Dios. Ésta fue la base pasa su súplica y petición. Debemos terminar por hoy, estimado oyente, pero como estamos en un capítulo muy importante, le sugerimos que lea los siguientes versículos de este capítulo 9 de Daniel, para estar más informado de los importantes detalles proféticos que vamos a considerar en nuestro próximo programa.

Daniel 9:20-29 Volvemos hoy, amigo oyente, a nuestro estudio en este libro de Daniel, y estamos en el capítulo 9. Nos encontramos en la primera sección del capítulo, dedicada a la oración de Daniel. Y vamos a comenzar leyendo el versículo 20; y dijo Daniel: "Aún estaba hablando, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová, mi Dios, por el monte santo de mi Dios"

En la primera frase del versículo dice "aún estaba hablando, orando y confesando mi pecado". Queremos destacar que Daniel dijo "mi pecado". Daniel confesó que él era un pecador. Resulta interesante comprobar que no hay ningún lugar en la Biblia que mencione algún pecado que Daniel haya cometido. En realidad, cuando sus enemigos estaban tratando de encontrar alguna negligencia o práctica abusiva en su vida, no pudieron encontrar nada, y estamos seguros de que examinaron cada rincón de su vida. Ahora, con frecuencia hemos enfatizado que nadie ha sido jamás salvo guardando los diez mandamientos. Y también hemos hecho la sugerencia que si alguien sabía de alguna persona en el Antiguo Testamento que pudo ser salva al cumplir con los diez mandamientos, pues, que nos lo comunicara. En cierta ocasión, un joven estudiante universitario se acercó a su Pastor y le dijo: "Usted siempre está diciendo que no hay nadie en el Antiguo Testamento que haya sido salvo cumpliendo los diez mandamientos, y que nunca pecó. Bueno, yo puedo mencionarle uno, esa persona es Daniel". Bien, le dijo el Pastor, hablando honradamente debemos decir que no se puede encontrar en ninguna parte que Daniel haya pecado. No tenemos ninguna clase de información en cuanto a esto, pero, le dijo el Pastor a este joven, Daniel mencionó ese asunto en una oración, y que en esa oración, él nos dijo: "estaba hablando, orando y confesando mi pecado". Si Daniel no hubiera pecado nunca, pero dijo en su oración que estaba confesando su pecado, entonces estaría mintiendo si, en realidad, nunca hubiera pecado. Así que Daniel era un pecador, de cualquier forma en que lo consideremos. Creemos que aquel estudiante se fue convencido de que la Biblia está en lo cierto cuando dijo, en Romanos 3.23, "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Ahora si usted se está preguntando qué pecado cometió Daniel, permítanos decirle que ese no es un asunto suyo ni mío. Porque Dios no lo registró en Su Palabra. Así que Daniel fue un pecador y todavía podemos decir que nadie ha sido salvo jamás por guardar los Diez Mandamientos. Daniel se estaba entregando a sí mismo y a su pueblo a la misericordia de Dios. Dijo además aquí Daniel: "Derramaba mi ruego delante del Señor, mi Dios, por el monte santo de mi Dios", el cual sería Jerusalén y el Reino de Dios que se encontrará allí establecido (ver Isaías 2:1 y 2). Y dice el versículo 21 de este noveno capítulo de Daniel: "Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión, al principio, volando con presteza vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde." Aquí apareció el varón Gabriel. Gabriel era un ángel y, aparentemente, aparecía en forma humana. El tiempo de su aparición fue la hora del sacrificio de la tarde, que sería aproximadamente a las tres de la tarde. A continuación vamos a comenzar el dedicado a la exposición de:

La profecía de las setenta semanas

Aquí tenemos la profecía comunicada por Gabriel que hace de este capítulo una parta de gran importancia en el estudio de la escatología. Leamos los versículos 22 y 23 de este capítulo 9 de Daniel: "Me hizo entender, y habló conmigo diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión." Aquí queremos destacar que Daniel recibió una respuesta inmediata a su oración. Hemos escuchado a un profesor de hebreo decir que le llevó tres minutos leer la oración de Daniel en Hebreo. Para el momento en que Daniel terminó su oración, el ángel Gabriel ya estaba allí. Así que el citado profesor declaró: "le llevó a Gabriel tres minutos llegar del cielo a la tierra". Por supuesto, si Daniel tenía sus ojos cerrados mientras estaba orando, podría haberse dado el caso de que Gabriel habría estado allí en pie esperándole que terminara su oración. Recordemos que el Señor Dios ha prometido, en Isaías 65:24, "Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído". Observemos que Daniel era "muy amado" en el cielo. Esto es maravilloso. El creyente en Cristo Jesús es visto por Dios estando en Cristo. De acuerdo con la carta a los Efesios capítulo 1, versículo 6, si somos aceptos en el Amado, es decir, en Cristo, de esa manera el creyente es amado en el cielo porque se encuentra en Cristo, unido a Cristo. Continuemos leyendo ahora el versículo 24 que da comienzo a la profecía misma: "Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos." Aquí "setenta semanas" no significan estricta o necesariamente semanas de siete días ni tampoco semanas de siete años u otros siete períodos de tiempo. La palabra hebrea pasa siete es "shabua", que significa "una unidad de medida". Sería comparable, por ejemplo, con la palabra "docena". Cuando esta palabra aparece sola, puede indicar una docena de cualquier cosa. Así, en este pasaje, "setenta semanas" significan "setenta sietes". Pueden ser "setenta sietes" de cualquier cosa. Podrían ser unidades de días, meses o años. En el contexto de este versículo estaba claro que Daniel había estado leyendo en Jeremías sobre "años", setenta años. Jeremías había estado predicando y escribiendo que el cautiverio duraría setenta años. Los setenta años del cautiverio eran el castigo específico por haber violado setenta años sabáticos. Ello equivaldría a setenta sietes, es decir, a un total de 490 años. En esos 490 años, Israel había violado exactamente setenta años sabáticos; así que irían al cautiverio por setenta años. Dice el segundo libro de Crónicas capítulo 36, versículo 21: "21para que se cumpliera la palabra del Señor, dada por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos". Para enfocar mejor la estructura de esta profecía tenemos el siguiente esquema: 1 semana = 7 años

70 semanas = 490 años 70 semanas divididas en 3 períodos: 7 semanas - 62 semanas -1 semana Ahora Daniel estaba perplejo en cuanto a como el final de los setenta años del cautiverio encajarían en el prolongado período de dominio de los pueblos de las naciones gentiles, que las visiones de los capítulos 7 y 8 habían indicado con tanta claridad. Él obviamente pensó que al final de los setenta años su pueblo sería llevado de regreso a su tierra, que el Mesías prometido vendría y que el Reino que había sido prometido a David sería establecido. ¿Cómo podían ser ciertas ambas opciones? Estamos seguros que le deba haber parecido una situación irreconciliable creada por estas profecías aparentemente contradictorias. Las setenta semanas, o los setenta sietes, responden a dos preguntas. El reino de Israel no vendría inmediatamente. Y las setenta semanas debían seguir su curso. Estos setenta sietes encajan en los tiempos de los gentiles (o de las naciones), y transcurren simultáneamente con ellos. Están divididas o separadas para encajar en los tiempos de los gentiles. Cuando se dice que se han determinado setenta semanas, "determinadas" significa literalmente "cortadas". O sea que los setenta sietes iban a ser cortados o separados, como los versículos siguientes así lo indicarán. Los setenta sietes para Israel y los tiempos de los gentiles (o de las naciones) llegarán ambos a su fin al mismo tiempo, es decir, en el momento de la segunda venida de Cristo. Es importante conocer este detalle para una interpretación correcta de la profecía. La semana setenta concierne a "tu pueblo", refiriéndose al pueblo de Daniel. Ese pueblo sería Israel. Y conciernen a la "santa ciudad", que no puede ser otra que Jerusalén. Seis cosas tienen que llevarse a cabo en este período de Setenta Semanas o 490 años. Y según el esquema profético del profesor McGee, al progresar en nuestro estudio veremos que sesenta y nueve de esas "semanas" ya han transcurrido, y una "semana" aún debe cumplirse. Aquí están los seis eventos que tienen que ocurrir: 1. Terminar la prevaricación (o "poner fin a la transgresión", según otra versión) Se refiere a la prevaricación de Israel. La cruz proveyó la redención por el pecado de la nación pero no todos la aceptaron. En el día de hoy, la Palabra ha sido difundida hasta los confines de la tierra, de que hay redención para la humanidad. Pero en esa última semana se nos dice que Dios dirá, como escribió Zacarías, en el capítulo 12, versículo 10: "Pero sobre la casa de David, y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración". Y luego escribió también en el capítulo 13, de Zacarías, versículo 1: "En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia". Ese manantial aún no ha sido abierto. Todo lo que uno tiene que hacer es mirar a la tierra de Israel y comprobará que esto aún no se ha cumplido. 2. Poner fin al pecado. Los pecados nacionales de Israel llegarán a su fin en la segunda venida de Cristo. Ellos serán exactamente iguales a cualquier otro pueblo o a cualquier otra nación. Ellos son pecadores como individuos y como

nación. Como nación Israel ha cometido muchos errores, tal como otras naciones, pero Dios pondrá fin a esa situación de pecado y de maldad. 3. Expiar la iniquidad. Durante este período de las Setenta Semanas, Dios ha provisto una redención por medio de la muerte y la resurrección de Cristo. Esta redención, por supuesto, es tanto para los judíos como para los no judíos o gentiles. 4. Traer la justicia perdurable (o eterna). Esta frase se refiere al retorno de Cristo al final de los 490 años para establecer su reino. 5. Sellar la visión y la profecía; significa que todo se cumplirá, lo cual vindicará esta profecía así como todas las demás profecías de la Biblia. 6. Ungir al Santo de los santos. Este evento se refiere a la unción del Lugar Santísimo del templo del reino milenario, acerca del cual escribió Ezequiel en los capítulos 41 al 46. Continuemos entonces leyendo los versículos 25 al 27 de este capítulo 9 de Daniel: "Sabe, pues, y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; se volverán a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y nada ya le quedará. El pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario, su final llegará como una inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Por otra semana más confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después, con la muchedumbre de las abominaciones, vendrá el desolador, hasta que venga la consumación y lo que está determinado se derrame sobre el desolador." El punto de partida para este período de 490 años es esencial para una comprensión correcta de la profecía. Considerando que este período se proyectó en los llamados "tiempos de las naciones (o de los gentiles)", debe encajar en la historia secular y originarse en alguna fecha relacionada con los tiempos de las naciones. Por supuesto, ha habido muchas sugerencias para un punto de partida: el decreto de Ciro (que vemos en Esdras 1:1-4); el decreto de Darío (que vemos en Esdras 6:1-12); el decreto de Artajerjes, en el séptimo año de su reino (que vemos en Esdras 7:11-26); pero el profesor McGee cree que el decreto de Artajerjes del vigésimo año de su reinado (que vemos en Nehemías 2:1-8) satisface los requisitos del versículo 25. El mandato para reconstruir la ciudad de Jerusalén fue promulgado en el mes de Nisán del año 445 A.C. Éste sería, entonces, el punto de partida. Las primeras siete semanas de cuarenta y nueve años nos llevan al año 397 A.C. y al libro de Malaquías, al final del Antiguo Testamento. Éstos fueron los "tiempos angustiosos" mencionados en este versículo 25, tiempos de los que fueron testigos Nehemías y Malaquías. Después, en esta división natural, vienen las sesenta y dos semanas, o los 434 años, que nos llevan al tiempo del Mesías. Algunos han efectuado ciertos cálculos

que muestran que desde el primero del mes de Nisán al 10 de Nisán (6 de Abril) del año 32 D.C., habría un período de 483 años (equivalente a sesenta y nueve sietes o semanas de años). En ese mismo día Jesús entró en Jerusalén, ofreciéndose por primera vez, pública y oficialmente como el Mesías. Después de las sesenta y nueve semanas, o de los 483 años, el profesor McGee cree que hay una pausa de tiempo y, de esa manera, entre la semana 69 y la 70 ocurrieron dos eventos de máxima importancia. 1. El Mesías será muerto. Ésta fue la crucifixión de Cristo, el gran misterio y la verdad del Evangelio. Dijo Mateo en su capítulo 16:21, "21Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día". Y complementando el mensaje del evangelio dijo Juan en su capítulo 3 versículo 15: "15para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna". 2. El segundo evento de gran importancia fue la destrucción de Jerusalén, que tuvo lugar en el año 70 D.C. El general romano Tito fue el instrumento. Siguiendo siempre el esquema del profesor McGee, la semana final, la semana setenta, un período de siete años, se proyecta hacia el futuro y no sigue cronológicamente a las otras sesenta y nueve. El intervalo entre la semana sesenta y nueve y la setenta es la época de la gracia, desconocida para los profetas (ver Efesios 3:1-12, y 1 Pedro 1:10-12). Así que la semana setenta es escatológica el período de tiempo final de esta profecía y aún no se ha cumplido. El "príncipe" aquí mencionado es romano; es el "cuerno pequeño" de Daniel 7; y es la bestia de Apocalipsis 13. Después de que la iglesia sea removida de la tierra, él hará un pacto con Israel. Israel lo aceptará como su Mesías, pero en la mitad de esta semana de años, él romperá su pacto colocando una imagen en el templo (Apocalipsis 13). Ésta será la llamada "abominación desoladora", o el horrible sacrilegio, citado en Mateo 24:15 y haciendo referencia a Daniel, lo que Israel pensó que iba a ser un milenio se convertirá en la Gran Tribulación (Mateo 24:15-26). Sólo la venida de Cristo podrá concluir ese período terrible (Mateo 24:27-31). Estimado oyente, usted y yo estamos viviendo en la época en que la gracia salvadora de Dios se expresa en el mensaje de las buenas noticias del Evangelio. Y la semana setenta de Daniel, la Gran Tribulación, como el Señor Jesús la llamó, todavía debe tener lugar en el futuro. Y así, amigo oyente, concluimos nuestro estudio de este capítulo 9 de Daniel. Sería una buena sugerencia que usted vuelva a leer esta parte que hemos estudiado hoy y si surge alguna pregunta con respecto a otros puntos de vista de la profecía, póngase en contacto con nosotros. Dios mediante, en nuestro siguiente programa, entraremos a estudiar el capítulo 10 de Daniel, y esperamos contar con su compañía en este viaje a través de los importantes pasajes de la profecía del Antiguo Testamento.

Daniel 10:1-10 En el día de hoy, amigo oyente, llegamos al capítulo 10 del libro de Daniel. Los últimos tres capítulos de este libro, los capítulos 10, 11 y 12 deberían ser considerados como una sola visión. La visión está relacionada con la nación de Israel en el futuro inmediato y también con los últimos días. Por ejemplo, aquí tenemos ese "cuerno pequeño" histórico, y también ese "pequeño cuerno" de los últimos días. Algunos expositores Bíblicos consideran a esta última visión como la más importante de todas las visiones de Daniel. Aunque pueda no tener ese rango, es seguramente la sección más única. Aquí hay características que son diferentes a todos los demás capítulos de Daniel. En esta última visión, incluso el método de revelación fue cambiado. Otra característica sobresaliente es que añade mucho detalle de las visiones anteriores. Aunque todo era profético en el momento en que fue revelado, en el tiempo presente mucho ya se ha cumplido y pertenece a la historia. Pero también hay una gran parte que es aún profética, que se cumplirá en los últimos días. La línea de demarcación entre lo que se ha cumplido y lo que aún se tiene que cumplir, no siempre se ve con claridad. Ya hemos visto este principio de la doble referencia, que se refiere a las predicciones que tienen un cumplimiento cercano y local, y también tienen un cumplimiento distante. Por supuesto, el cumplimiento en el futuro inmediato nos proporciona la clave para el cumplimiento futuro lejano. Por ejemplo, el cumplimiento histórico en Antíoco Epífanes nos da una imagen del futuro cumplimiento que se hará realidad en el Anticristo. La clave para la comprensión de estos tres últimos capítulos se encuentra en la explicación del ángel a Daniel, que leemos en el versículo 14 de este capítulo 1: "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". En otras palabras, que pasaría mucho tiempo antes que esta profecía se cumpliera, y que concernía al pueblo de Daniel, es decir, al pueblo de Israel. (Aquí no cabe incluir ninguna alusión a la iglesia porque el profeta dejó en claro que la profecía iba dirigida a su propio pueblo). Nos estamos introduciendo en una sección sobrecogedora y hasta podríamos considerarla extraña. Aquí notamos que el velo que oculta el mundo espiritual se levanta parcialmente y por un breve tiempo uno puede dirigir una mirada al mundo invisible. No hay nada aquí que pueda satisfacer la curiosidad morbosa de cualquier espectador que busque un momento de ocio. Sin embargo, hay lo suficiente como para producir un efecto benéfico y aleccionador sobre el creyente humilde, similar al que produjo sobre Daniel. La intrusión en el ámbito espiritual introduce al creyente en el orden de los ángeles, tanto los buenos ángeles como los malos, ángeles caídos y no caídos. Veremos algo acerca del reino de Satanás, que nos rodea en la actualidad. Suele escribirse a veces mucho sobre este tema. Muchos aprovechan un hecho

pequeño y después le añadan mucha ficción al asunto. Nosotros vamos a atenernos a los hechos que la Biblia nos presenta en este pasaje. Aparentemente los ángeles ejercen una voluntad libre, ya que algunos de ellos, por voluntad propia siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios. Algunos de éstos pertenecen a la orden de los demonios, a quienes se menciona frecuentemente en los Evangelios. Los ángeles están organizados en diferentes órdenes, rangos y posiciones, a la vez que tienen diversos poderes y capacidades. El apóstol Pablo dijo cuando escribió a los Colosenses, en el capítulo 1, versículo 16 de esta carta; "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él". Esto indica una separación en la creación de Dios, no sólo de aquello que está en el cielo y de aquello que está en la tierra, sino también de aquello que es visible y lo que es invisible. Hay un gran mundo hoy que es invisible. Nosotros estamos descubriendo que hay muchísimas cosas en este mundo de la energía, del cual sabemos muy poco. Pero, como hemos leído en Colosenses, Dios ha creado "tronos", que puede referirse a los arcángeles como Miguel, Gabriel u otros enviados especiales. Hay "dominios", que serían los querubines y serafines. Hay "principados", que serían los generales, el alto mando de los ejércitos angelicales. Y los "poderes" serían los soldados, que sirven como ángeles guardianes (Hebreos 1:4). Algunos ángeles en el rango de los principados, es decir, de los generales, cayeron para unirse a Satanás. Observemos lo que se dice de los principados en Efesios, capítulo 6, versículo 12: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Eso se refiere a los principados. Satanás también tiene a sus ángeles organizados según rango. Así es como un ejército se prepara para luchar contra otro ejército; hay generales en ambos bandos. Los "principados" de Satanás, o generales, parecen tener a su cargo la supervisión de las naciones. Sus "poderes" son los soldados de su ejército, que son los demonios que procuran poseer a los seres humanos. Los "gobernadores de las tinieblas de este mundo" son los demonios que están a cargo de los asuntos humanos de Satanás, y creemos que en esta área se registra mucha actividad. Después están "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales", que serían los demonios que están a cargo de la religión. Quizás no seamos conscientes, pero el departamento de religión de Satanás es su sección más importante. Él está bien implicado en los asuntos de la religión. Muchos creen que Satanás está en contra de la religión. Con toda seguridad que no. Satanás promueve la religión, no a Cristo, sino la religión. Estos dos grupos se mueven en la arena del universo en el cual vivimos. Están comprometidos en una guerra incesante para capturar las almas de los hombres. Nos encontraremos otra vez con este tema al ir avanzando por esta sección. Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 10 de Daniel, que nos presenta:

El tiempo, el lugar y la preparación de Daniel para la visión "En el tercer año de Ciro, rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar. La palabra era verdadera y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión." El año tercero de Ciro fue el año 534 A.C. o sea, cuatro años después de la visión de las setenta semanas. En este tiempo Daniel ya era un hombre anciano y probablemente se había jubilado de sus funciones públicas. Dice aquí "fue revelada palabra a Daniel", lo cual sugiere un nuevo modo de comunicación. Y se añadió la siguiente frase: "la palabra era verdadera y el conflicto grande". Esto indica que el cumplimiento final se encontraba en el futuro distante y no en el inmediato futuro. Y dice además el versículo 1: "pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión". Esto nos aclara que esta visión le fue presentada a Daniel de una forma muy clara. Continuemos leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 10 de Daniel: "En aquellos días yo, Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas." Él no se bañó por tres semanas. Ahora no se nos dijo cual fue la causa de la aflicción de Daniel, pero podemos especular al respecto. Recordemos que era el tercer año del reino de Ciro, y que en su primer año, este rey había promulgado el decreto por el que Israel podía regresar a su tierra (Esdras 1:1-4). Dos años enteros habían pasado y solo un ínfimo número de judíos había regresado a la tierra de Israel bajo el mando de Zorobabel. Este retorno tuvo lugar antes de que el grupo bajo Esdras y el grupo liderado por Nehemías hubieran regresado. Éste fue un tiempo muy duro para Daniel. Este anciano profeta de Dios, que superaba los 90 años de edad, sintió pena en su corazón al ver que su pueblo no quería regresar a la tierra que había sido su hogar. Probablemente retirado de toda participación activa en el gobierno, y evidentemente, habiendo trabajado durante el primer año de Ciro, se entregó totalmente al servicio de Dios. Ayunó por 3 semanas porque no recibió una respuesta inmediata a su oración. Y aquí en el versículo 4 de este capítulo 10 de Daniel, continuamos leyendo: "El día veinticuatro del primer mes estaba yo a la orilla del gran río Hidekel." Aquí se nos dio la fecha y el lugar exactos de la recepción de su visión y revelación. Él estaba junto al río Hidekel, que es en realidad el río Tigres. La fecha era el día 24 de Nisán, correspondiente al 24 de Abril. Aquí vemos que Daniel daba fechas exactas. Esto causa a los críticos dificultades difíciles de resolver, porque el que escribió este libro dio fechas específicas. Y ahora llegamos a un nuevo párrafo titulado:

La visión de Cristo glorificado Creemos que Daniel vio la transfiguración del Señor antes de que Moisés y Elías lo vieran. Es que siempre ha habido tres representantes: Moisés representó la ley. Elías representó a los profetas, pero Daniel representó a ese grupo muy particular de aquellos que habían estado en el exilio, y en este momento a él le fue dada una visión del Cristo glorificado antes del tiempo, para proporcionarle estímulo. Ahora, en los versículos 5 y 6 continuamos leyendo: "Alcé mis ojos y miré, y vi un varón vestido de lino y ceñida su cintura con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo o topacio, su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud." Éste fue un método nuevo de revelación. Daniel ya no vio una imagen o una visión de bestias o semanas. Vio a cierto hombre. Ahora, ¿quién era ese hombre? Algunos excelentes expositores Bíblicos dudan al tratar de identificarle, y esquivan el problema diciendo que era un visitante celestial. Bueno, eso es realmente generalizar y uno no puede equivocarse al llamarlo un visitante celestial. Pero eso no es realizar una interpretación y explicación del pasaje. Por nuestra parte, creemos que se trataba de la persona de Cristo. Cuando el Señor Jesucristo estuvo en la tierra, presentó muchas parábolas, algunas de ellas tenían que ver con la actividad de "cierto hombre". Aquel hombre representaba a Dios el Padre o a Dios el Hijo. Así es que, en el versículo que tenemos ante nosotros, este hombre fue identificado aun más, por Su persona y por Su vestido. ¡Que sorprendente similitud hay entre esta visión y la visión de Cristo después de Su ascensión a la gloria, tal como fue visto por Juan en el Apocalipsis! Veamos lo que él dijo en Apocalipsis, capítulo 1, versículos 12 al 16: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza". Ésta fue una visión de Cristo, y nosotros creemos que Daniel vio a Cristo, no antes de Su encarnación, sino que le vio después de Su encarnación, ocupando Su cargo como intercesor sacerdotal, como Juez, y como el gran Pastor de las ovejas. Después de todo, tanto Israel como la iglesia son llamados Sus ovejas. Resulta interesante recordar que Moisés y Elías estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús, tal como quedó registrado en el relato de los Evangelios. Pero Daniel no estaba presente. ¿Por qué? Bueno, quizás porque él ya había sido testigo de la transfiguración de Jesús, y este pasaje que estudiamos hoy es el relato de aquel evento. Leamos ahora el versículo 7, que nos describe:

El efecto transformador sobre Daniel

"Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. No la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor y huyeron y se escondieron." No creemos que un ángel normal o incluso un arcángel habría causado semejante efecto sobre estos hombres. Aunque había otros que estaban allí con Daniel, sólo él contempló la visión. Es evidente en los muchos incidentes relatados que sólo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo ante los hombres, y esto es lo que estaba haciendo por Daniel. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16, versículo 14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber". El Apóstol Pablo tuvo una experiencia similar en el camino a Damasco. En Los Hechos capítulo 9, versículos 7 y 8 leemos: "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco". Pablo había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado. Y ahora, volviendo a este capítulo 10 de Daniel, leamos el versículo 8: "Quedé, pues, yo solo ante esta gran visión, pero no quedaron fuerzas en mí, antes bien, mis fuerzas se cambiaron en desfallecimiento, pues me abandonaron totalmente." Aquí vemos que Daniel se quedó solo. Esta fue la maravillosa experiencia de aquel hombre de Dios, y hay muchos que han compartido con entusiasmo y alegría una experiencia semejante. Abraham dejó a Ur de los Caldeos, y finalmente dejó a sus parientes, y se quedó solo con Dios. Moisés fue enviado a una zona lejana del desierto de Madián, y ante la zarza ardiente estuvo solo con Dios. Elías, por su parte, fue disciplinado cerca del arroyo de Querit, y Dios estaba con él. Jeremías tuvo que recorrer un camino solitario, pero Dios estuvo con él. Juan el Bautista fue otro que estuvo solo en el desierto, pero Dios estuvo con él. El apóstol Pablo también pasó dos años de confinamiento solitario en el mismo desierto, pero esa fue la forma en que Dios estuvo con él y lo preparó para su ministerio. Y el apóstol Juan fue exilado en la solitaria isla de Patmos, pero Dios, una vez más, estuvo con él. A muchas personas les agrada asistir a grandes reuniones de oración, u otro tipo de encuentros en los que se concentre mucha gente. Estimado oyente, ¿ha tratado alguna vez de estar solo? Allí es donde Dios se encontrará con usted. Lleve la Palabra de Dios consigo y váyase a un lugar en el que pueda estar a solas con Él. Le hará muy bien. A veces los oyentes preguntan si al grabar estos programas el que les habla está frente a un determinado público. Y debo contestar que no. Me encuentro en un estudio, con las puertas cerradas. Estoy solo, solo con Dios. Es en momentos como éste que Dios me habla. Es en ocasiones como ésta cuando Él ha sido capaz de usar este débil trozo de barro para difundir la Palabra de Dios. Él hace posible que Su Palabra sea transmitida a enormes distancias, y Él es el que hace que esa Palabra resulte poderosa y efectiva.

En contraste, los no creyentes, los que no tienen a Dios en sus vidas necesitan mantener una incesante actividad social. Necesitan tener a gente alrededor suyo casi constantemente. No les agrada estar solos. Recordemos al patriarca Jacob, que trató de evitar el quedarse solo. Pero Dios lo empujó hacia un rincón, para que una noche Dios pudiera luchar con él y lo dejó cojo para poder dominarle. En este pasaje que tenemos ante nosotros Daniel se encontró solo con Dios, y tuvo esta visión del Señor Jesucristo. Y entonces dijo: "no quedaron fuerzas en mí". La visión le causó un gran impacto, un efecto tremendo. Y añadió en el versículo 9 de este capítulo 10 de Daniel: "Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra." Aparentemente Daniel quedó inconsciente. No sabemos cuánto tiempo estuvo allí. El Señor Jesucristo le dejó, y cuando él recobró el sentido, vio que un ángel había venido para ayudarle. Leamos el versículo 10, donde comenzamos a escuchar:

El mensaje de un mensajero celestial no identificado "Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos." Daniel aparentemente estaba postrado en tierra boca abajo. Y entonces una mano lo tocó. Este mensajero celestial fue enviado por el Cristo glorificado para responder a la petición de Daniel. ¿Quién puede haber sido? Sugerimos el nombre de Gabriel. Ya que Gabriel fue enviado a Daniel en otras ocasiones sin embargo, puede haber sido otro ángel. Estimado oyente, en nuestro próximo programa escucharemos ese mensaje dirigido al profeta Daniel, procedente del mundo espiritual, del cual usted y yo sabemos tan poco, y esperamos contar con su compañía. Le agradecemos que nos acompañe en este recorrido por uno de los grandes capítulos de la profecía Bíblica que, al mismo tiempo, contiene un mensaje de vida y esperanza, y para que en medio de las actividades diarias e intensas que nos ocupan, nos acerquemos al Señor Jesucristo, fuente de la salvación, y fuente de la vida.

Daniel 10:10-21 Este capítulo 10 que estamos considerando puede dividirse para su estudio en las siguientes secciones o párrafos. En los versículos 1 al 4 tenemos "El tiempo, el lugar y la preparación de Daniel para la visión". En los versículos 5 y 6, se desarrolló la sección dedicada a "La visión de Cristo glorificado". Después, entre los versículos 7 y 9, vimos el párrafo titulado "El efecto transformador sobre Daniel". Hoy, en los versículos 10 al 14, desarrollaremos el párrafo titulado "El mensaje de un mensajero celestial no identificado". Después, en los versículos 15 al 21 examinaremos como, "Daniel recibió seguridad y fue fortalecido."

El contexto inmediato del pasaje de hoy proviene de "La visión del Cristo glorificado", que vimos a partir del versículo 5: Creemos que Daniel vio la transfiguración del Señor antes de que Moisés y Elías lo vieran. Es que siempre ha habido tres representantes: Moisés representó la ley. Elías representó a los profetas, pero Daniel representó a ese grupo muy particular de aquellos que habían estado en el exilio, y en este momento a él le fue dada una visión del Cristo glorificado antes del tiempo, para proporcionarle estímulo. ¡Que sorprendente similitud hay entre esta visión y la visión de Cristo después de Su ascensión a la gloria, tal como fue visto por Juan en el Apocalipsis! Veamos lo que él dijo en Apocalipsis, capítulo 1, versículos 12 al 16: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza". Ésta fue una visión de Cristo, y nosotros creemos que Daniel vio a Cristo, no antes de Su encarnación, sino que le vio después de Su encarnación, ocupando Su cargo como intercesor sacerdotal, como Juez, y como el gran Pastor de las ovejas. Después de todo, tanto Israel como la iglesia son llamados Sus ovejas. Resulta interesante recordar que Moisés y Elías estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús, tal como quedó registrado en el relato de los Evangelios. Pero Daniel no estaba presente. ¿Por qué? Bueno, quizás porque él ya había sido testigo de la transfiguración de Jesús, y este pasaje que estudiamos hoy es el relato de aquel evento. A partir del versículo 7 consideramos el efecto transformador de esa visión sobre Daniel. Aunque había otros que estaban allí con Daniel, sólo él contempló la visión. Es evidente en los muchos incidentes relatados que sólo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo ante los hombres, y esto es lo que estaba haciendo por Daniel. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16, versículo 14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber". El apóstol Pablo tuvo una experiencia similar en el camino a Damasco. En Los Hechos capítulo 9, versículos 7 y 8 leemos: "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco". Pablo había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado. En el caso de Daniel, el se quedó solo. Ésta fue la maravillosa experiencia de muchos siervos de Dios que luego han compartido gozosamente con otros. En nuestro programa anterior mencionamos a Abraham, a Moisés, a Elías, a Jeremías, a Juan el Bautista, y al apóstol Juan. En este pasaje que tenemos ante nosotros Daniel, al encontrarse solo con Dios, y tener esta visión del Señor Jesucristo, sintió que desfallecía. Y entonces dijo: "no quedaron fuerzas en mí". La visión le causó un gran impacto, un efecto

tremendo. Aparentemente quedó inconsciente. No sabemos cuánto tiempo estuvo allí. El Señor Jesucristo le dejó, y cuando él recobró el sentido, vio que un ángel había venido para ayudarle. Pero pasemos al siguiente párrafo, donde comenzamos a escuchar:

El mensaje de un mensajero celestial no identificado Daniel aparentemente estaba postrado en tierra boca abajo. Y entonces una mano lo tocó. Leamos entonces el versículo 10 de este décimo capítulo: "Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos." Este mensajero celestial fue enviado por el Cristo glorificado para responder a la petición de Daniel. ¿Quién puede haber sido? Sugerimos el nombre de Gabriel. Ya que Gabriel fue enviado a Daniel en otras ocasiones sin embargo, puede haber sido otro ángel. Leamos ahora el versículo 11: "Me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que he de decirte y ponte en pie, porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando." Ya hemos destacado que Daniel estaba postrado en tierra. Después fue puesto apoyado sobre sus rodillas y las palmas de sus manos. Y a continuación recibió órdenes de ponerse en pie. Se le recordó el hecho de que era un "hombre muy amado" por Dios. Por cierto, esa era una muy buena reputación para tener en el cielo. Y entonces, Daniel se puso en pie temblando. Leamos ahora los versículos 12 y 13, de este capítulo 10 de Daniel: "Entonces me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia." Por primera vez, aquí se levantó temporalmente un velo, y se reveló que se estaba llevando a cabo una guerra en los ámbitos celestiales. Este pasaje nos revela que hay mucho más en cuanto a este universo de lo que conocemos en la actualidad. Se nos ha revelado muy poco sobre ese tema, y no deberíamos tratar de conocer más de lo que ha sido revelado sobre el mundo invisible. Este pasaje nos revela que en el mundo que permanece invisible para nosotros se está desarrollando un conflicto, un conflicto entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, Dios y Satanás. Aquí se revela que hay fuerzas satánicas y fuerzas celestiales. Se le dijo aquí a Daniel "desde el primer día. . . fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido". El ángel le estaba diciendo a Daniel que su

oración había sido oída inmediatamente y que él fue enviado como un mensajero con una respuesta. Pero en su camino hacia él fue obstaculizado, y no pudo llegar hasta Daniel. Esta es una declaración sorprendente, que arroja luz sobre lo que escribió Pablo a los creyentes de Éfeso en el capítulo 6, versículos 11 y 12: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra seres humanos, sino contra principados, (aquí están nuevamente estos principados, estos diferentes grados de los demonios), contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Aquí vemos otra vez los grados y el rango de las fuerzas de Satanás. Su poder puede explicar la razón por la que su oración y la mía todavía no han recibido respuesta. En realidad, la oración consiste en implicarse siempre en una batalla espiritual. Pablo dejó en claro que la oración para él la oración era una batalla espiritual. Por ello escribió lo siguiente en Romanos 15:30, "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios". Otra versión dice "Que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mi". Este "esforzarse juntamente" corresponde a la palabra griega "sunagonizom" de cuya raíz proviene nuestra palabra agonizar. Usted y yo tendríamos que agonizar en oración, es decir, desear vivamente algo y luchar intensamente a través de la oración para recibir la respuesta. La oración se ha convertido hoy en algo ligero, sin mayor trascendencia. A veces escuchamos oraciones que, o tienen un lenguaje florido, elaborado, o son muy teológicas, y creemos que podríamos arreglarnos bien sin ellas. La oración verdadera consiste en agonizar. Es como traspasar todas las barreras para permitir actuar libremente al poder espiritual. No se trata de entretener al Señor con un lenguaje atractivo, ni de ser muy profundos teológicamente. Estimado oyente, no olvidemos que estamos implicados en una batalla espiritual. Y el ángel le dijo a Daniel: "Cuando tú comenzaste a orar, Dios me envió a responder a tu oración, pero no pude llegar hasta ti porque en el camino, el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días". ¿Y quién era él? Ningún príncipe humano podría haber hecho tal cosa. Este era evidentemente un enviado de Satanás, uno de los demonios. Sabemos que Dios tiene a sus ángeles organizados, y aparentemente Satanás también tiene a sus demonios organizados como un ejército. Están los generales y los coroneles. Tenientes, sargentos, etc. Aparentemente este ángel fue superado en rango por el ángel satánico que era el príncipe del reino de Persia, y de esa manera, él no pudo continuar su misión y tuvo que pedir refuerzos. En realidad, Miguel, el arcángel, tuvo que venir para despejarle el camino. ¿Por qué estaría bloqueado el camino? Bueno, Daniel iba a recibir información sobre el reino de Persia y sobre el reino de Grecia (veremos esto cuando lleguemos al capítulo siguiente, el capítulo 11). Y naturalmente, Satanás no quería que esa información trascendiera. Era una información secreta que él no quería que se facilitara a la familia humana. Pero Dios quiso que la información llegara a Daniel.

Continúa diciendo el versículo 13: "Pero Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia". Aparentemente allí se estaba desarrollando algún conflicto que implicaba a los reyes de Persia (recordemos que Daniel estaba en Persia) y eran necesarias algunas fuerzas celestiales para proporcionar ayuda. Esto ocurrió aproximadamente en el tiempo en que Daniel tuvo la experiencia de ser puesto en el foso de los leones. Es que el Señor estaba activo a favor de Daniel sin que éste supiera nada al respecto. Nosotros como creyentes, estimado oyente, debemos reconocer que estamos comprometidos en una lucha espiritual, y es sorprendente cuántas veces el diablo pone en cortocircuito, interrumpe, nuestra vida de oración. Una de las razones por las cuales las reuniones públicas de oración son tan muertas desde un punto de vista espiritual es que aquellos que van allí se limitan a expresar algunas hermosas y breves oraciones sin ser conscientes de que se está desarrollando una batalla espiritual. Hay una guerra que debe ser luchada, y ganada. Pablo mencionó este asunto nuevamente en su Segunda epístola a los Corintios, capítulo 10, versículos 3 al 5; dijo el apóstol: "Aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, destruyendo especulaciones, y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo". Amigo oyente, la vida cristiana es una tarea mucho más grande de lo que nosotros hemos imaginado que sería. Usted y yo debemos reconocer que necesitamos el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas, y cuánto necesitamos la presencia de Cristo. Necesitamos ser más conscientes del hecho de que estamos implicados en una guerra espiritual. Ahora, volviendo al capítulo 10 de Daniel que estamos considerando, leemos aquí en el versículo 14: "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días." Esta es la llave que abre la puerta del entendimiento al resto del libro de Daniel. Hay tres elementos que caracterizan a esta visión final: 1. La visión concierne, en palabras del texto, "a tu pueblo". Creemos que podemos identificar dogmática y categóricamente la profecía como teniendo a Israel como su sujeto. Si alguien tratara de interpretar este hecho de alguna otra manera, entonces la semántica y la sintaxis no tienen sentido. La expresión "tu pueblo" significa Israel. 2. La visión será cumplida "en los últimos días". El profesor McGee cree que esta afirmación coloca el cumplimiento final en el período de la semana setenta, que corresponde al período de la Gran Tribulación. Los "últimos días" sitúan el cumplimiento al final de dicho período. 3. Otra versión traduce la última parte del versículo 14: "porque la visión es para días aún lejanos". Esto enfatiza el hecho de que se espera el transcurso de un prolongado período de tiempo, no sólo en cuanto al cumplimiento, sino también hasta que la visión sea completada.

Así es que ahora nos encontramos con las dos partes de la visión: la parte histórica (es decir, que fue profética cuando fue revelada, pero ya ha sido cumplida) y la parte profética que todavía no se ha cumplido. Leamos ahora, los versículos 15 y 16 de este capítulo 10 de Daniel, que nos relatan como:

Daniel recibió seguridad y fue fortalecido "Mientras me decía estas palabras, yo tenía los ojos puestos en tierra y había enmudecido. Pero uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí la boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores y no me quedan fuerzas." Como podemos comprobar, esta gran experiencia había causado un efecto tremendo físico sobre Daniel. Y continuó diciendo en los versículos 17 y 18: "¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltaron las fuerzas, y no me quedó aliento. Aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, me fortaleció" Cuando uno escucha a la gente decir que ha tenido la visión de un ángel, y no parece haberles afectado mucho, entonces nos damos cuenta que no han visto a un ángel, porque esta experiencia de ver un ángel, sin duda alguna, le causó un gran impacto a Daniel. Ahora, el mensajero divino habló y dijo en los versículos 19 y 20 de este capítulo 10: "Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y cobra aliento. Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá." O sea, que otro ángel que representaba a Grecia vendría, que sería otro principado satánico. El ángel que estaba hablando con Daniel tenía que regresar a la batalla que estaba teniendo lugar. Y en el versículo 21 dijo: "Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad: nadie me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe." Destacamos la frase "lo que está escrito en el libro de la verdad". El ángel dirigió a Daniel a la Palabra de Dios. Aquí dice: "escrito", esto indica que ha sido anotado, registrado. En otras palabras, Daniel no oiría ni vería nada que estuviera en contradicción con la Palabra de Dios. Estimado oyente, la Palabra de Dios es la única arma disponible para el hijo de Dios para un uso efectivo en la guerra espiritual. Ha sido llamada "la espada del Espíritu", y nos preguntamos si realmente sabemos como usar nuestras espadas. Y estimado oyente, en este proceso de saber utilizar con eficacia la Palabra de Dios, le invitamos a acompañarnos en el estudio del capítulo 11 y le sugerimos lea anticipadamente este capítulo para estar familiarizado con su contenido y poder así, juntos, continuar analizando la continuación de esta visión.

Daniel 11:1-14 En nuestro programa anterior recalcamos que tres elementos que caracterizan a esta visión final: 1. La visión concierne, en palabras del texto, "a tu pueblo". Creemos que podemos identificar dogmática y categóricamente la profecía como teniendo a Israel como su sujeto. Si alguien tratara de interpretar este hecho de alguna otra manera, entonces la semántica y la sintaxis no tienen sentido. La expresión "tu pueblo" significa Israel. 2. La visión será cumplida "en los últimos días". El profesor McGee cree que esta afirmación coloca el cumplimiento final en el período de la semana setenta, que corresponde al período de la Gran Tribulación. Los "últimos días" sitúan el cumplimiento al final de dicho período. 3. Otra versión traduce la última parte del versículo 14: "porque la visión es para días aún lejanos". Esto enfatiza el hecho de que se espera el transcurso de un prolongado período de tiempo, no solo en cuando al cumplimiento, sino también hasta que la visión sea completada. Así es que ahora nos encontramos con las dos partes de la visión: la parte histórica (es decir, que fue profética cuando fue revelada, pero ya ha sido cumplida) y la parte profética que todavía no se ha cumplido. La visión había causado a Daniel un gran efecto físicamente. Así que en ese momento Daniel recibió seguridad y fue fortalecido por un mensajero celestial que tocó sus labios; entonces el profeta pudo expresarle que las fuerzas le habían abandonado, y entonces el mensajero le tocó nuevamente y le infundió fuerzas. Después el relato Bíblico nos informó de que otro ángel que representaba a Grecia vendría, es decir, otro principado satánico, y el ángel que estaba hablando con Daniel tuvo que regresar a la batalla que estaba teniendo lugar. Finalmente, en el capítulo anterior enfatizamos las palabras del versículo 21. Especialmente destacamos la frase "lo que está escrito en el libro de la verdad". El ángel dirigió a Daniel a la Palabra de Dios. Aquí dice: "escrito". Esto indica que ha sido anotado, registrado. En otras palabras, Daniel no oiría ni vería nada que estuviera en contradicción con la Palabra de Dios. Estimado oyente, la Palabra de Dios es la única arma disponible para el hijo de Dios para un uso efectivo en la guerra espiritual. Ha sido llamada "la espada del Espíritu", y nos preguntamos si realmente sabemos como usar nuestras espadas. Llegamos hoy, amigo oyente, al capítulo 11 del libro de Daniel, y al llegar a este capítulo, necesitamos recordar que los capítulos 10, 11 y 12 tratan todos la misma visión, y este capítulo 11 es una continuación del anterior. Creemos que es un capítulo muy importante porque completa algunos de los detalles de las setenta semanas del capítulo 9, que concierne específicamente al pueblo de Daniel, o sea, al pueblo de Israel. También complementa algunos de los detalles que ya tenemos en cuanto a las últimas tres de las cuatro naciones simbolizadas

en esa estatua de varios metales que vimos en el capítulo 2, y en las bestias del capítulo 7. La misma importancia de este capítulo impulsó a Satanás a estorbar al ángel cuando se dirigía al encuentro de Daniel para responder a su oración. Porque esta profecía concernía a dos de las naciones que tenían suma importancia en relación con el pueblo de Daniel. Las 2 naciones eran Persia y Grecia. Otra contribución que de este capítulo fue que une proféticamente parte de ese vació o espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Nosotros hablamos del período inter-testamentario entre el Antiguo y el Nuevo Testamento como de un período de silencio, lo cual no es rigurosamente exacto. Este período fue el tiempo del mayor sufrimiento para Israel. Los israelitas sufrieron en manos de Siria y Egipto. Como estas naciones mantuvieron guerras entre sí, Palestina fue sorprendida en el medio de estos conflictos cuando los ejércitos de estas dos naciones marchaban en una u otra dirección a través de la tierra de Israel. Durante el período inter-testamentario surgió Antíoco Epífanes (que fue una figura del Anticristo del futuro). Él era un miembro de la familia Seléucida y lo identificaremos cuando lleguemos a esa parte de este capítulo. Fue un perseguidor de los judíos, sobrepasando en mucho a Faraón, Amán o a cualquier otro dictador de la historia. Ha sido llamado el Nerón de la historia Judía. También ha sido conocido como el Gran Profanador. Hay en este capítulo una notable división que separa la historia y la profecía, es decir, la sección histórica de la escatológica. Recordemos que todo era futuro cuando fue escrito originalmente, pero parte de ello se ha cumplido. Esta profecía es más bien complicada y entra en la profecía un poco más profundamente de lo que a una persona común le agradaría entrar. La mayoría de las personas parece gustarle la parte apasionante y sensacional de la profecía, pero no quieren profundizar en la palabra de Dios para ver lo que ella realmente dice. Sin embargo, si usted es una persona que disfruta con un estudio profundo y detallado de la profecía, usted se emocionará con esta sección de le extraordinaria Palabra de Dios. Hasta el momento, la reacción que hemos recibido de nuestros oyentes ante los estudios de Isaías, Jeremías y Ezequiel, nos ha animado a entrar en el tema de la profecía de una forma más detallada. Pero si usted realmente quiere ver una de las profecías más sobresalientes de la Palabra de Dios, pues, le invitamos a que continúe con nosotros al examinar estas páginas proféticas. Llegamos ahora al primer párrafo de este capítulo, que podríamos titular:

Una continuación de la visión Esta profecía une el vacío o espacio existente desde medo-Persia hasta Grecia, y entre Asia y Europa. Nos habla de la transición de potencias mundiales de un continente a otro, desde el Este hasta el Oeste. Recordemos que la profecía concierne al pueblo de Israel. Para Israel fue especialmente importante porque ellos quedarían atrapados entre estas diferentes potencias. Para ese pueblo sería

un período de gran sufrimiento. Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 11 de Daniel: "También yo en el primer año de Darío, el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo." El que hablaba aquí era el ángel, y ésta es una continuación del capítulo 10: El ángel puede haber sido Gabriel; su nombre no figura en este relato. Recordemos que esto ocurrió durante el reinado de Darío, cuando Daniel fue arrojado al foso de los leones. Darío trató en vano de librar a Daniel y ante su impotencia para protegerlo le dijo, como leímos en Daniel 6:16, "El Dios tuyo, a quien tu continuamente sirves, él te libre". Las palabras del ángel fueron: "estuve para animarlo y fortalecerlo". Así que este mensajero celestial consoló y ayudó a Daniel. Recordemos que después de aquella experiencia en el foso de los leones Daniel había dicho, como leímos en 6:22, "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones". Así que aquí es donde encaja históricamente la visión, y une el espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, llamado el período intertestamentario. Continuemos leyendo el versículo 2 de Daniel 11: "Ahora yo te mostraré la verdad. Aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas, más que todos ellos. Éste, al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia." Desde aquí y hasta el versículo 34, tenemos uno de los ejemplos más destacados de historia pre-escrita. Esta sección ha impulsado a los críticos destructivos de la fiabilidad de la Biblia para exigir una fecha tardía para la composición del libro de Daniel. Aquí tenemos afirmaciones claras de profecía, que se han cumplido literalmente. La profecía de este capítulo es tan detallada y exacta que el crítico de la Biblia no acepta el hecho de que este material fue escrito antes de que sucediera. Él insiste en que la profecía de Daniel fue escrita después de haberse convertido en historia. Personalmente no nos agrada que se considere a estos críticos como flexibles y tolerantes. Consideramos que muchos de ellos son personas estrechas de miras. Sin embargo les gusta hacer ostentación de su amplitud de miras, y de que no tienen una concepción estricta de las Sagradas Escrituras. Cuando a uno de ellos le preguntamos en qué autoridad se basaba para rechazar una fecha temprana para el libro de Daniel nos respondió que él partía de la base de que los milagros eran imposibles, que simplemente no ocurrían. Y entonces su conclusión era que si este relato profético hubiera sido escrito con antelación, habría constituido un milagro; así que este crítico creía que tenía que haber sido escrito después de ocurridos los hechos. Y nosotros nos preguntamos: ¿no es esa una forma mezquina, estrecha de miras, parcial y llena de prejuicios? Evidentemente este pasaje que estamos considerando es uno de los pasajes más sobresalientes de la historia escrita con antelación de la Palabra de Dios. Por ello los eruditos conservadores mantienen el punto de vista de una fecha temprana para el libro de Daniel. Esto significa, y debemos decirlo con toda claridad, que tenemos en nuestras manos un milagro.

Ahora, cuando el ángel le facilitó esta información a Daniel, supo que Daniel no viviría para verla cumplida. Obviamente, fue registrada para el consuelo y estímulo del pueblo de Dios que viviría los días difíciles que se anunciaban y describían. También esta profecía fue escrita para todas las generaciones, como un testimonio del hecho de que Dios conoce el final desde el principio. El ángel le dijo que habría cuatro importantes reyes de Persia que sucederían a Ciro. Creemos que en la actualidad podemos identificarlos: (1) Cambises, en el año 529 A.C.; (2) Pseudo-Smerdis en el año 522 A.C.; (3) Darío Histaspes, en el año 521 A.C.; y (4) finalmente, Jerjes, quien invadió Grecia en el años 480 A.C. Él fue derrotado y, después de esta derrota los Medo-Persas nunca realizaron nuevos intentos para lograr el dominio mundial. Por cierto, creemos que Jerjes es el rey Asuero mencionado en el libro de Ester. Él era muy rico, como la profecía dijo que sería. Ahora, en el versículo 3 de este capítulo 11 de Daniel leemos: "Se levantará luego un rey valiente, que dominará con gran poder y hará su voluntad." Este rey valiente sería Alejandro Magno, que accedería al poder en el año 335 A.C., en el imperio greco-macedónico. El derrotó a Persia y asumiría un dominio mundial. La profecía continuó en el versículo 4, con estas palabras: "Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; pero no será para sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó, porque su reino quedará deshecho y será para otros aparte de ellos." Alejandro Magno fue un gobernante mundial y probablemente el estratega militar más grande que el mundo ha conocido; pero falleció como un alcohólico en el año 323 A.C. Su propia posteridad no heredó su gran reino. Cuatro de sus generales dividieron el imperio en cuatro áreas geográficas gobernadas por cada uno de ellos. La división, en términos generales fue la siguiente: Casandro se apoderó de Macedonia; Lisímaco tomó Asía Menor, que corresponde a la Turquía contemporánea; Seleuco Nicanor tomó Siria y el resto del Medio Oriente; y Tolomeo tomó a Egipto. Así fue como se dividieron estas cuatro familias que acabaron luchando entre ellas. Al final todas ellas perdieron sus reinos cuando los romanos marcharon hacia el Este. Ahora, continuando con el versículo 5 de este capítulo 11 de Daniel leemos: "El rey del sur se hará fuerte, pero uno de sus príncipes será más fuerte que él, se hará poderoso y su dominio será grande." Aquí se habla del "rey del sur". Ahora, ¿del sur de dónde? Las direcciones en la Biblia se calculan considerando a Palestina como si fuera el centro de la tierra. El sur, entonces, aquí indicaría el sur de Israel, o se que se estaría refiriendo al rey de Egipto. Este rey del sur sería uno de los Tolomeos. Ahora, el versículo 6 continúa diciendo: "Al cabo de unos años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, y ni él ni su brazo permanecerán; porque ella será entregada a la muerte, y también

los que la habían traído, y su hijo y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo." El rey del norte se refiere al linaje de los Seléucidas. Este versículo nos lleva ahora al año 250 A.C. aproximadamente. Aunque algunos historiadores difieren en los detalles menores, han registrado algunas de las manipulaciones e intrigas que tenían lugar en las cortes de aquella época, que cumplieron esta profecía con mucha exactitud. Para formar una alianza entre estas dos familias que se encontraban enfrentadas por la guerra, Tolomeo Filadelfo, de Egipto, entregó a su hija Berenice en matrimonio a Antíoco Theos de Siria. Pero Antíoco ya estaba casado con Laodica, y entonces se divorció de ella. Después de dos años, Tolomeo Filadelfo murió; así que Antíoco Theos se separó de su mujer Berenice y de su hijo y tomó nuevamente a su primera esposa, Laodica. Ella, a su vez, envenenó a Antíoco Theos y ordenó la muerte de Berenice y su hijo. Laodica colocó a su propio hijo, Seleuco Calinico, en el trono. Éste fue, pues una historia de intrigas y resulta interesante ver como fue cubierta en la profecía dada a Daniel. Y la voz profética continuó diciendo en el versículo 7: "Pero un renuevo de sus raíces se levantará sobre su trono, vendrá con un ejército contra el rey del norte, entrará en la fortaleza y hará con ellos a su arbitrio, y predominará." Éste era Tolomeo Evergetes, hermano de Berenice, que vino con un ejército y conquistó a Siria, y se apoderó del fuerte que era en aquellos tiempos el puerto de Antioquia. Y añaden los versículos 8 y 9: "Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y durante años se mantendrá él alejado del rey del norte. Así entrará en el reino el rey del sur, y volverá a su tierra." La historia registró que Tolomeo Evergetes se llevó a Egipto como botín, 4.000 talentos de oro, 40.000 talentos de plata, y 2.500 ídolos. Todo esto fue cumplido literalmente. Luego, en los versículos siguientes, los versículos 10 hasta el 13, leemos: "Pero los hijos de aquel se airarán y reunirán multitud de grandes ejércitos. Vendrá uno apresuradamente, inundará y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. Por eso se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; éste pondrá en campaña una gran multitud, pero toda esa multitud será entregada en manos de aquel. Al llevarse él la multitud, se elevará su corazón y derribará a muchos millares; pero no prevalecerá. El rey del norte volverá a poner en campaña una multitud, mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá rápidamente, con un gran ejército y muchas riquezas." Entre Egipto y Siria había un estado de guerra permanente. Sin entrar en detalles, queremos destacar que durante este período Israel pareció elegir repetidamente las opciones erróneas y se encontró cautiva primero de uno de los países, y después del otro. Y finalmente por hoy, leamos el versículo 14:

"En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur. Hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán, para que se cumpla la visión, pero caerán." Muchos de la nación de Israel fueron muertos en esa ocasión. Ellos padecieron sufrimientos indecibles provocados por el rey del norte y el rey del sur. Finalmente, el rey del norte se levantaría, y será a quien vamos a observar, Dios mediante, en nuestro próximo estudio. Él es el que nos mostrara esta figura del Anticristo o el tipo del Anticristo que vendrá en el futuro. Estimado oyente, continuaremos, pues, con este relato en nuestro próximo programa, en el cual nos agradaría contar, como siempre, con su compañía.

Daniel 11:15-36 En nuestro programa anterior destacamos que la propia posteridad de Alejandro Magno no heredó su gran reino. Cuatro de sus generales dividieron el imperio en cuatro áreas geográficas gobernadas por cada uno de ellos. La división, en términos generales fue la siguiente: Casandro se apoderó de Macedonia; Lisímaco tomó Asía Menor, que corresponde a la Turquía contemporánea; Seleuco Nicanor tomó Siria y el resto del Medio Oriente; y Tolomeo tomó a Egipto. Así fue como se dividieron estas cuatro familias que acabaron luchando entre ellas. Al final todas ellas perdieron sus reinos cuando los romanos marcharon hacia el Este. Queremos pues, continuar leyendo el capítulo 11 donde dejamos nuestro programa anterior. El rey del sur, era el rey de Egipto y era uno de los Ptolomeos. Habíamos dicho que el rey del norte era de la dinastía Seléucida. Tolomeo Evergetes, hermano de Berenice, que vino con un ejército y conquistó a Siria, y se apoderó Del fuerte que era en aquellos tiempos el puerto de Antioquia. Como botín de guerra trajo a Egipto una fabulosa fortuna. Entre Egipto y Siria había un estado de guerra permanente. Sin entrar en detalles, queremos destacar que durante este período Israel pareció elegir repetidamente las opciones erróneas y se encontró cautiva primero de uno de los países, y después del otro, padeciendo como pueblo grandes sufrimientos. Ahora, los versículos 15 y 16 de este capítulo 11 de Daniel, dicen: "Vendrá, pues, el rey del norte, levantará baluartes y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. El que vendrá contra él hará su propia voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y permanecerá en la tierra gloriosa, que será consumida bajo su poder." Dice aquí que el rey "permanecerá en la tierra gloriosa". Ahora, no sabemos por qué estos eventos fueron registrados y revelados a Daniel; conciernen a la llamada "tierra gloriosa", que es una referencia a Israel, la tierra que Dios había concedido a Abraham y a sus descendientes.

Estos dos versículos predicen lo que la historia después registraría como la victoria de Antíoco el Grande sobre Egipto. Sería una victoria decisiva y causó a Israel terribles sufrimientos. Vamos a pasar por alto algo de la historia secular de este período. Si usted tiene interés en conocer más detalles le sugerimos que consulte una de las grandes Enciclopedias Bíblicas, en las que podrá leer detalladamente los acontecimientos de la historia secular cubiertos en esta sección. Y encontrará que la profecía de Daniel fue cumplida de una forma extraordinaria. Hubo un período de 125 años que se cumplió con todo detalle. Continuemos pues, con el versículo 17 de este capítulo 11 de Daniel, que dice: "Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino. Hará convenios con aquél, y le dará una hija por mujer, para destruirlo; pero no permanecerá ni tendrá éxito." Esto nos lleva ahora al año 198 o 195 A.C., cuando Antíoco el Grande firmó un tratado con Egipto, y entregó su hija Cleopatra a Tolomeo Epífanes en matrimonio. Ahora, los versículos 18 al 20 de este capítulo 11 de Daniel, dicen: "Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; pero un príncipe le hará cesar en su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; pero tropezará y caerá, y no será hallado. En su lugar se levantará uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será muerto, aunque no con ira ni en batalla." Dice aquí "volverá después su rostro a las costas" y ésta es una referencia a Grecia y a todas las islas griegas. Allí fue donde estaba comenzando a actuar Antíoco el Grande en esta ocasión, no sólo contra Tolomeo en el sur, sino también contra Lisímaco en el occidente. También dice aquí, "pero un príncipe le hará cesar su afrenta"; Esto se refiera a otro linaje, es decir a Roma, que estaba comenzando a surgir en el occidente y a desplazarse hacia el oriente. Es que los romanos cobraban impuesto a los sirios. Los romanos eran probablemente los mejores tasadores y recaudadores de impuestos del mundo, hasta que otras naciones de la época moderna perfeccionaron el sistema. Roma estaba construyendo un enorme imperio gravando con impuestos a los pueblos que conquistaba. Cuando los Sirios comenzaron a caer ante Roma, hubo muchos detalles históricos que podrían mencionarse. Pero, ante le falta de tiempo, y como lectura adicional, le sugerimos consultar un buen libro sobre el profeta Daniel. Llegamos ahora a un párrafo en el que vemos que:

Antióco Epífanes fue identificado Presentado ante nosotros ahora como una persona malvada, Antíoco Epífanes, que fue rey de Siria, fue fácilmente identificado en la historia. Este fue el "cuerno pequeño" que ya se ha cumplido en la historia, tal como estudiamos al dedicarnos al capítulo 8. Leamos el versículo 21 de este capítulo 11 de Daniel, donde la voz profética continuó diciendo:

"Ocupará su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino. Vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos." Esta profecía se refiere a un rey de la línea genealógica de los Seléucidas, es decir, a Antíoco Epífanes. La mayoría de los intérpretes conservadores de la Biblia consideran esta sección como una referencia directa a ese hombre. La profecía encaja con la historia de Antíoco Epífanes como un anillo en el dedo. Al mismo tiempo, él fue una figura del Anticristo, siendo así ilustrativo y figurativo del llamado "hombre de pecado" que vendrá en el futuro. Las trayectorias de ambos son sorprendentemente similares. Antíoco Epífanes llegó al trono en el año 175 A.C. y se le consideró un hombre malvado y despreciable a causa de sus blasfemias. Llegó a ocupar el trono con un programa de paz, y así será como el Anticristo va a obtener el poder. Él introducirá la Gran Tribulación con tres años y medio de paz, y el mundo creerá que están entrando en el milenio, cuando en realidad van a estar entrando al período de la Gran Tribulación. Antíoco fue un engañador y un adulador. Estimado oyente, debemos tener cuidado con ese tipo de personas. Ahora, continuando con el capítulo 11 de Daniel, leamos los versículos 22 al 24: "Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como por inundación de aguas; serán del todo destruidas, junto con el príncipe del pacto. Él, después del pacto, engañará, subirá y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá entre sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios. Esto durará un tiempo." La frase "el príncipe del pacto", es una probablemente una referencia al sumo sacerdote Onías III, que fue derrocado y asesinado en ese tiempo por las maniobras engañosas de Antíoco cuando éste asumió el poder. Ahora, los versículos 25 al 28, dicen de este capítulo 11 dicen: "Despertará sus fuerzas y su ardor con un gran ejército, contra el rey del sur, y el rey del sur se empeñará en la guerra con un ejército grande y muy fuerte; pero no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares lo quebrantarán; su ejército será destruido, y muchos caerán muertos. En su corazón, estos dos reyes tramarán hacer mal. Sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro; pero no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. Él volverá a su tierra con gran riqueza, y pondrá su corazón contra el pacto santo; hará su voluntad y volverá a su tierra." Estos versículos describen la campaña de Antíoco y su victoria sobre los reyes de Egipto, que le reportó muchas riquezas y prestigio. Aquí destacamos la frase en la que se afirma que estos reyes "sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro". Esto se refiere al hecho de que este rey no era de fiar, pues era un engañador consumado. Este hecho del pasado también nos revela que las mesas y conferencias de paz de aquellos tiempos se parecían a algunas mesas de paz de nuestro tiempo. Muchos encuentros dan como resultado tratados firmados por naciones, que pronto se convierten en

trozos de papel sin ningún significado. Y sigue diciéndonos la profecía en los versículos 29 y 30: "Al tiempo señalado volverá al sur; pero la última venida no será como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará y retrocederá, se enojará contra el pacto santo y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto." Antíoco llevó a cabo una segunda campaña contra Egipto, pero no tuvo éxito, a causa de la flota de Roma, aquí llamadas, "las naves de Quitim". Él rompió su pacto con Israel, pero observemos que algunos de los judíos traicionaron a su propio pueblo; porque dice aquí "volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto". Luego, el versículo 31 nos dice: "Se levantarán sus tropas, que profanarán el santuario y la fortaleza, quitarán el sacrificio continuo y pondrán la abominación desoladora." Antíoco se lanzó contra Jerusalén en el año 170 A.C., y en aquella oportunidad 100.000 judíos fueron asesinados. Él eliminó el sacrificio diario que tenía lugar en el templo, y en su lugar ofreció la sangre y el caldo de un cerdo sobre el altar. Y además colocó una imagen de Júpiter para que fuera adorada en el lugar santo del templo de Dios. Este fue un supremo sacrilegio o, en palabras de este versículo, "la abominación desoladora". Pero aquella no fue la abominación a la que se refirió el Señor Jesús, y que era futura cuando Él se encontraba en la tierra, y es aun futura para nuestro tiempo. Será la abominación o el sacrilegio que realizará el Anticristo. Antíoco colocó una imagen de Júpiter en el lugar santo, y el Anticristo probablemente colocará una imagen de sí mismo en el lugar santo. Y el versículo 32 de este capítulo 11 añadió: "Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará." Hubo unos cuantos en la nación de Israel que desempeñaron el papel que Judas asumiría en el futuro frente a Jesucristo. Pero hubo también muchos que conocían a Dios y actuaron con firmeza llevando a cabo verdaderas hazañas. Fue durante ese tiempo que Dios levantó a la familia de los Macabeos. En el año 166 A.C. Matatías, el sacerdote, provocó un levantamiento contra esa tremenda blasfemia. El nombre de la familia, "Macabeos" significaba "martillo". Aunque ellos no quedaron registrados en los libros canónicos de la Escritura, estamos convencidos de que fueron los hombres de Dios para esa época en particular. Y continúa la profecía diciendo en los versículos 33 y 34: "Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero durante algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. En su caída serán ayudados con un pequeño socorro, y muchos se juntarán a ellos con lisonjas." Este período se encuentra entre los dos Testamentos, y es una epopeya de sufrimiento. Hubo muchos en este período que sirvieron a Dios tan fiel y valientemente, como Gedeón, David, Elías, Jeremías o Daniel. Si usted no está familiarizado con este período de la historia, debería los libros apócrifos o deuterocanónicos primero y segundo de Macabeos, así como los escritos del historiador Josefo. Y continúa diciendo el versículo 35:

"También algunos de los sabios caerán para ser depurados, limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo." Otra versión traduce aquí "hasta el tiempo del fin". El tiempo del fin da un salto hacia adelante en la profecía desde Antíoco Epífanes hasta el Anticristo. O sea que salimos de la historia de aquel tiempo y nos dirigimos hacia aquello que aún se encuentra en el tiempo futuro. Toda esta profecía se encontraba en el futuro cuando Daniel la entregó; algo de esa profecía es ahora historia, o sea que se ha cumplido, y otra parte es aún futura. Leamos ahora el versículo 36 de este capítulo 11 de Daniel, que nos muestra:

Agresividad verbal del hombre de pecado "El rey hará su voluntad, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios; contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará hasta que sea consumada la ira, porque lo determinado se cumplirá." Ahora, en este punto concluye la historia y comienza la profecía. El texto pasa de una persona vil a un personaje despiadado, avanzando en la historia sobre un puente de tiempo ilimitado. Antíoco Epífanes fue seguramente una persona despreciable, pero era una figura del Anticristo. Habrá un Anticristo político, el mencionado aquí, un no judío que surgirá del Imperio Romano. También habrá un Anticristo religioso que fingirá ser Cristo, y que surgirá de la tierra de Israel; será como un lobo con piel de cordero. El Anticristo ha recibido muchos nombres en la Biblia. En su libro "Eventos del Porvenir", el Dr. Pentecost presentó una lista de nombres compilados por otro autor llamado Arthur Pink, nombres que son aplicables al Anticristo: algunos de los hombres son los siguientes: "hombre sanguinario y engañador", "el cuerno pequeño". "el hombre de pecado", "el hijo de perdición", "el impío", "la bestia", etc. Dice aquí, "el rey hará su voluntad". El Anticristo será una persona obstinada. Qué contraste con el Señor Jesucristo, que dijo en Juan capítulo 5, versículo 30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió." También dice que el rey "se enaltecerá". Ahora, el cuerno pequeño, que es otro nombre para el Anticristo, de Daniel capítulo 7, tratará de ser un gran cuerno. Nuevamente vemos el contraste con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo escribió de Cristo en su epístola a los Filipenses, capítulo 2, versículos 5 al 8, diciendo: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Pero hay más aún. Dice aquí que "se engrandecerá sobre todo Dios". El apóstol Pablo, una vez más, en su Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4, dijo de él: "El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios,

haciéndose pasar por Dios". Y en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 8, se nos dice: "La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado". Será esta rebelión blasfema contra Dios, la que señalará a este rey obstinado como la expresión final y lógica del humanismo. Él será un típico representante de todo aquello que se opone a Dios y de lo que constituye nuestra vieja naturaleza. Dice Romanos capítulo 8, versículos 7 y 8, en otra versión: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Esa mente concentrada en la carne, en lo material, se volverá al Anticristo. Es que los pueblos suelen elegir a quienes se parezcan a ellos. Finalmente dice el versículo 36, "y prosperará hasta que sea consumada la ira". Ese rey obstinado tendrá éxito al principio y por un breve período de tiempo. Dios permitirá que esto suceda durante la última mitad de la Gran Tribulación. Bien, amigo oyente, vamos a dejar aquí nuestro estudio de hoy y continuaremos con el versículo 37 en nuestro próximo programa. Esperamos continuar contando con su compañía en este recorrido por aspectos tan importantes de la profecía de la Biblia que nos dejó el profeta Daniel.

Daniel 11:37-45 Recordemos que al comenzar a estudiar el capítulo 11, enfatizamos la unidad de los capítulos 10 al 12, que tratan la misma visión, y este capítulo 11 es una continuación del anterior. Creemos que es un capítulo muy importante porque completa algunos de los detalles de las setenta semanas del capítulo 9, que concierne específicamente al pueblo de Daniel, o sea, al pueblo de Israel. También complementa algunos de los detalles que ya tenemos en cuanto a las últimas tres de las cuatro naciones simbolizadas en esa estatua de varios metales que vimos en el capítulo 2, y en las bestias del capítulo 7. La misma importancia de este capítulo impulsó a Satanás a estorbar al ángel cuando se dirigía al encuentro de Daniel para responder a su oración. Porque esta profecía concernía a dos de las naciones que tenían suma importancia en relación con el pueblo de Daniel. Las dos naciones eran Persia y Grecia. Otra aspecto importante de este capítulo es que une proféticamente parte de ese vació o espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Nosotros hablamos del período inter-testamentario entre el Antiguo y el Nuevo Testamento como de un período de silencio, lo cual no es rigurosamente exacto. Este período fue el tiempo del mayor sufrimiento para Israel. Los israelitas sufrieron en manos de Siria y Egipto. Como estas naciones mantuvieron guerras entre sí, Palestina fue sorprendida en el medio de estos conflictos cuando los ejércitos de estas dos naciones marchaban en una u otra dirección a través de la tierra de Israel.

En nuestro programa anterior comenzamos un párrafo del capítulo concretamente en el versículo 36, en el que afirmamos que en ese punto del texto Bíblico, la historia terminaba y comenzaba la profecía. El texto pasa de una persona vil a un personaje despiadado, avanzando sobre un puente de tiempo ilimitado en la historia. Antíoco Epífanes fue seguramente una persona despreciable, y es que era una figura del Anticristo. En esta sección se destaca especialmente la agresividad verbal del llamado "hombre de pecado". El versículo 36 nos ofreció ciertas características inquietantes de ese personaje, que recordamos brevemente: Dice aquí, "el rey hará su voluntad". El Anticristo será una persona obstinada. Qué contraste con el Señor Jesucristo, que dijo en Juan capítulo 5, versículo 30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió." También dice que el rey "se enaltecerá". Ahora, el cuerno pequeño, que es otro nombre para el Anticristo, de Daniel capítulo 7, tratará de ser un gran cuerno. Nuevamente vemos el contraste con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo escribió de Cristo en su epístola a los Filipenses, capítulo 2, versículos 5 al 8, diciendo: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. El, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Pero hay más aún. Dice aquí que "se engrandecerá sobre todo Dios". El apóstol Pablo, una vez más, en su Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4, dijo de él: "El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios". Y en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 8, se nos dice: "La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado". Será esta rebelión blasfema contra Dios, la que señalará a este rey obstinado como la expresión final y lógica del humanismo. Él será un típico representante de todo aquello que se opone a Dios y de lo que constituye nuestra vieja naturaleza. Dice Romanos capítulo 8, versículos 7 y 8, en otra versión: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Esa mentalidad concentrada en la carne, en lo material, se volverá al Anticristo. Es que los pueblos suelen elegir a quienes se parezcan a ellos. Finalmente dice el versículo 36, "y prosperará hasta que sea consumada la ira". Ese rey obstinado tendrá éxito al principio y por un breve período de tiempo. Dios permitirá que esto suceda durante la última mitad de la Gran Tribulación. Y, continuando con nuestra lectura asignada para el día de hoy, se nos dice algo más en cuanto a él en el versículo 37, de este capítulo 11 de Daniel;

"Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres, ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá." La frase "del Dios de sus padres no hará caso" ha dado lugar a suponer que el Anticristo tendría que ser un israelita. Sin embargo, esta frase podría referirse a una persona que profese cualquier religión o un pagano. Provenga de donde provenga, no respetará al Dios de sus padres. Como ya hemos dicho anteriormente, creemos que serán necesarios dos hombres para ocupar este cargo, y ambos se nos presentan en el capítulo 13 de Apocalipsis. El primero es un guía o gobernante político que sale del imperio romano, y probablemente de la sección griega del imperio romano. Pero éste será aquel que no tiene que ser en absoluto un israelita. La segunda bestia que surgirá será un líder religioso, e imitará a Cristo. Suponemos que será un israelita. Y luego dice el versículo 37 que no hará caso "ni del amor de las mujeres". Otra versión traduce esta frase desde el principio del versículo: "No le importarán los dioses de sus padres, ni el favorito de las mujeres". Esto se refiere evidentemente al deseo de las mujeres hebreas de ser la madre del Mesías. No sólo será el Señor Jesucristo rechazado completamente, sino que se convertirá en el enemigo. El Anticristo dirigirá una rebelión contra Dios y Cristo. Como lo expresa el Salmo 2, versículos 2 y 3, "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes conspirarán contra el Señor y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas". Continúa diciendo el versículo 37, "ni respetará a dios alguno". Esto indica claramente que él se opondrá a todas las religiones y a toda la adoración, con excepción de la adoración dirigida a él mismo. Su lema será promover una sola religión para el mundo, y él mismo constituirá esa religión. Termina diciendo este versículo "porque sobre todo se engrandecerá" y ese será el cumplimiento final de su propia voluntad de este obstinado rey. Su ambición total será la adulación propia. Estas son las perspectivas terribles para los días finales de la Gran Tribulación. Dice en Apocalipsis capítulo 13, versículos 15 al 17: "Se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablara e hiciera matar a todo el que no la adorara. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, y que ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre". Ésta va a ser realmente una dictadura motivada por la venganza. Ahora, en el versículo 38 de este capítulo 11 de Daniel, leemos: "Pero honrará en su lugar al dios de las fortalezas, un dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y cosas de gran precio." El Dr. Newell señaló lo siguiente: "Sabemos por la mitología pagana, que las diosas Cibeles y Diana son representadas muchas veces como coronadas con coronas de hileras múltiples, indicando claramente la idea de una fortificación

con sus torres, sus murallas almenadas y cosas por el estilo". Hasta aquí, las palabras del Dr. Newell. Ahora, estamos seguros que usted ha visto cuadros de estos ídolos paganos, con esas coronas de hileras múltiples y con toda clase de fortalezas en ellas, y que representan a los reinos de este mundo. Según este versículo, el Anticristo honrará al dios de las fortalezas, que tiene los reinos de este mundo. ¿Y quién es él? Bueno, es Satanás, que le ofreció a Cristo los reinos de este mundo, y el Señor rechazó su oferta. Aparentemente él tenía el derecho de hacerle ese ofrecimiento. El Anticristo aceptará esa oferta, y llegará a ser un dictador mundial. Esto se nos dijo en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4 y también en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 4, que el Anticristo va a aceptar la adoración, y él hará que en aquellos días el mundo adore a Satanás. Todos los reinos de este mundo estarán bajo su gobierno, que será la primera dictadura mundial verdadera. Continuando ahora en la lectura de este capítulo 11 de Daniel, leemos en el versículo 39: "Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, colmará de honores a los que lo reconozcan, los hará gobernar sobre muchos y repartirá tierras como recompensa." Ésta será la hora de Satanás, y él le sacará el mayor beneficio posible, ya que él sabe que su tiempo será breve. En Apocalipsis, capítulo 12, versículo 12 leemos: "Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo". El Anticristo será el instrumento para cumplir totalmente, en ese tiempo, la voluntad de Satanás. Él ejercerá su gobierno sobre muchos pueblos y dispondrá de las propiedades como prefiera hacerlo. Él es ese rey obstinado en hacer realidad su voluntad, y será el último dictador de este mundo. Ahora, en el versículo 40 de Daniel 11, comenzaremos a comprobar que:

La victoria del rey obstinado será temporal "Al cabo del tiempo, el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo y muchas naves; y entrará por las tierras, las invadirá y pasará." Otra versión comienza este versículo diciendo "Y al tiempo del fin". Este era el tiempo del fin que Daniel había tenido en mente por toda esta sección, es decir, los últimos días de la nación de Israel, que el Señor Jesús llamó la "Gran Tribulación". El "rey del sur" mencionado aquí, será evidentemente un gobernante de Egipto, pero nos resulta imposible identificarlo. En realidad, Egipto no había tenido un gobernante nativo por años. Sin embargo, este que va a surgir en el tiempo del fin probablemente unirá a toda África como ningún líder de Egipto ha sido capaz de hacerlo, y él vendrá contra el Anticristo. El "rey del norte" es más fácil de identificar. Ocupará el lugar de la dinastía Seléucida, y creemos que será el que provenga del norte y que fue mencionado en Ezequiel 38 y 39. Esa potencia desencadenará la campaña de Armagedón,

que no será una simple batalla, sino una guerra total. En el mismo principio, el rey del norte será eliminado, cuando Dios ponga en acción su juicio sobre esa nación. Y continúa la profecía diciendo en el versículo 41: "Entrará en la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; pero escaparán de sus manos Edom, Moab y la mayoría de los hijos de Amón." La entrada de esa nación del norte en Palestina precipitará la gran crisis y el conflicto del período de la Gran Tribulación. Cuando el Anticristo entre a Palestina, es decir, en la llamada "tierra gloriosa", él se dará cuenta que va a tener problemas con Edom, Moab y Amón. Y ése es el territorio donde se encuentran hoy los descendientes de Ismael, que en el día de hoy son los árabes. Él va a tener dificultades con ellos, al menos por un tiempo. Y luego, en el versículo 42, leemos: "Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto." Así que, según estas palabras, Egipto y el rey del sur se entregarán al Anticristo. Y en el versículo 43 continuamos leyendo: "Se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto. Los de Libia y de Etiopía lo seguirán." Este personaje obtendrá el control de la riqueza de este mundo. Controlará todos los mercados monetarios del mundo. Libia y Etiopía se rendirán ante él, que obtendrá el control del África. Y dice también el versículo 44 de este décimo capítulo de Daniel: "Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos." Aquí se habla de "noticias del oriente y del norte". Estas noticias se refieren al Oriente, con sus numerosos millones. Un gran ejército vendrá de aquellas tierras para participar en la batalla de Armagedón, y este gobernante mundial estará preocupado. En aquel tiempo, no habrá esperanza para el pueblo de Dios, excepto en Dios mismo. Y leamos ahora el versículo final de este capítulo 11 de Daniel, que dice: "Plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; pero llegará a su fin, y no tendrá quien lo ayude." "Los mares" aquí se refieren al Mar Mediterráneo, y "el monte glorioso y santo" es Jerusalén. En otras palabras, en ese tiempo el Anticristo establecerá su cuartel general para la conquista del mundo entre el Mar Mediterráneo y Jerusalén. Sin embargo, en vez de gobernar desde allí, será destruido por el regreso personal del Señor Jesucristo (como podemos ver en Apocalipsis capítulo 19, versículos 17 al 20). El mal habrá asumido el control total, y sólo la venida personal del Señor Jesucristo para establecer Su reino podrá liberar y salvar a cualquiera que se encuentre sobre la tierra. Iniciaremos en detalle y concluiremos el próximo capítulo, el capítulo 12, en nuestro próximo programa, terminando al mismo tiempo nuestro estudio del

libro de Daniel. El capítulo 12 concluye entonces la visión que comenzó en el capítulo 10. Todo lo comprendido en estos capítulos, como destacamos al principio, forma parte de una visión, y todos los detalles de la misma deben encajar conjuntamente como un gigantesco rompecabezas. El problema es que algunas personas se meten en esta profecía por aquí y por allá, haciendo aplicaciones donde lo consideran apropiado. Necesitamos recordar que se trata de una sola visión, y que con respecto a ella un mensajero celestial no identificado le dijo a Daniel en 10:14, "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". Hay tres detalles importantes que necesitamos observar en este versículo: 1. Vemos que se refería a "tu pueblo". Concernía al pueblo de Daniel, es decir, a la nación de Israel, después de que la iglesia fuera removida de la tierra. 2. Es una visión para "los últimos días". Los últimos días del Antiguo Testamento son identificados con los últimos días del nuevo Testamento que el Señor Jesús llamó el período de la Gran Tribulación, y que corresponden, en opinión del profesor McGee, a la Semana Setenta de la profecía revelada a Daniel. 3. Dice aquí "porque la visión es para esos días". Y, como traduce mejor otra versión. "la visión es para días aún lejanos". Es decir que transcurrirá un prolongado período de tiempo hasta que lleguemos a los últimos días. Ya hace mucho tiempo que Daniel tuvo estas visiones; en realidad, por lo menos, han pasado 2.600 años. No sabemos realmente si nos estamos moviendo en la órbita de esos días. La iglesia tendrá que ser recogida primero, lo cual constituiría el próximo evento en el programa de Dios. Y para ese evento no hay fecha ni señal que pueda anticiparla. Cualquiera que intente fijar una fecha para el momento en que Cristo recoja a Su iglesia estará manejando datos que no se encuentran en la Palabra de Dios. El capítulo 12, tratará los siguientes temas: La Gran Tribulación (versículo 1); La resurrección de los santos del Antiguo Testamento (versículos 2 y 3), El sello de la profecía hasta el tiempo del fin (versículos 4 al 9) y La abominación desoladora o sacrilegio (versículos 10 al 13). Estimado oyente, esperamos que nos acompañe en nuestro próximo encuentro en el que estudiaremos el último capítulo de este libro. Y mientras tanto, le sugerimos que lea todo este capítulo final de Daniel, el capítulo 12, siguiendo el breve temario que hemos presentado del mismo.

Daniel 12:1-13 El capítulo 12 concluye entonces la visión que comenzó en el capítulo 10. Todo lo comprendido en estos capítulos, como destacamos al principio, forma parte de una visión, y todos los detalles de la misma deben encajar conjuntamente como un gigantesco rompecabezas. El problema es que algunas personas se meten en esta profecía por aquí y por allá, haciendo aplicaciones donde lo consideran apropiado. Necesitamos recordar que se trata de una sola visión, y que con respecto a ella un mensajero celestial no identificado le dijo a Daniel en

10:14, "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". Hay tres detalles importantes que necesitamos observar en este versículo: 1. Vemos que se refería a "tu pueblo". Concernía al pueblo de Daniel, es decir, a la nación de Israel, después de que la iglesia fuera removida de la tierra. 2. Es una visión para "los últimos días". Los últimos días del Antiguo Testamento son identificados con los últimos días del nuevo Testamento que el Señor Jesús llamó el período de la Gran Tribulación, y que corresponden, en opinión del profesor McGee, a la Semana Setenta de la profecía revelada a Daniel. 3. Dice aquí "porque la visión es para esos días". Y, como traduce mejor otra versión. "la visión es para días aun lejanos". Es decir que transcurrirá un prolongado período de tiempo hasta que lleguemos a los últimos días. Ya hace mucho tiempo que Daniel tuvo estas visiones; en realidad, por lo menos, han pasado 2.600 años. No sabemos realmente si nos estamos moviendo en la órbita de esos días. La iglesia tendrá que ser recogida primero, lo cual constituiría el próximo evento en el programa de Dios. Y para ese evento no hay fecha ni señal que pueda anticiparla. Cualquiera que intente fijar una fecha para el momento en que Cristo recoja a Su iglesia estará manejando datos que no se encuentran en la Palabra de Dios. Vamos a leer entonces el versículo de este capítulo 12 de Daniel, que nos habla sobre:

La gran tribulación "En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos en el libro." Alguien nos podría preguntar: ¿Qué autoridad tienen ustedes para llamar a éste, el período de la Gran Tribulación? Bueno, por la autoridad del Señor Jesucristo. Él utilizó el mismo lenguaje al hablar de la Gran Tribulación que el que Daniel utilizó aquí. Él dijo que éste será un período de tiempo breve, un tiempo de angustias, y que nunca habría un período como éste ni antes ni después, éste fue el tiempo que el Señor Jesucristo mismo llamó el período de la Gran Tribulación. Evidentemente Él sabía de lo que estaba hablando, y nosotros aceptaremos lo que Él dijo (como podemos ver en Mateo 24:15-26). Ahora, aquí indicó "En aquel tiempo" esta expresión aquí, identifica el marco de tiempo como el "tiempo del fin" (como lo vimos mencionado en Daniel 11:35, 40, 12:4), y como los "últimos días". Éste es ahora el final de la visión revelada a Daniel, y termina con el período de la Gran Tribulación. Vamos a citar lo que dijo el Dr. Culver, ya nos hemos referido a él y a su libro muchas veces, y de su libro citamos lo siguiente: "Otra expresión del tiempo del fin, de Daniel 11:40, parece indicar tiempos escatológicos. No creemos que esta evidencia, tomada por sí misma, pueda ser presionada mucho, porque obviamente, el final de cualquier serie de eventos que estuviera en la mente del autor, ha sido

designado por esta expresión "el tiempo del fin". Esta no es necesariamente una serie que se extiende hasta la consumación de los tiempos. Sin embargo, es muy claro por lo que dice el capítulo 10, versículo 14, que fija el alcance de la profecía para incluir los días postreros, que "el tiempo del fin" en esta profecía se usa con referencia al período consumado por el establecimiento del reino Mesiánico". Ahora, en este versículo se identificó a Miguel. Él fue el único ángel a quien se le dio el título de arcángel (como podemos ver en Judas 9). Y su nombre significa "¿quién como Dios?". Él será el que va a arrojar a Satanás fuera del cielo, como vemos en Apocalipsis, capítulo 12, versículos 7 al 9. Él es aquel que protege a la nación de Israel, y está a favor de ellos, como Daniel expuso aquí con claridad. Su estrategia fue bosquejada por Juan, en Apocalipsis, en el capítulo 12, versículos 14 al 16. Ahora, aquí se dice, hablando de Miguel, "que está de parte de los hijos de tu pueblo". Esta es positivamente la nación de Israel. De otra manera, el lenguaje no tendría ningún significado. Dice también este versículo que "será tiempo de angustia". Este es el período de la Gran Tribulación, como lo llamó el Señor Jesucristo en el evangelio según San Mateo, capítulo 24, versículo 21. El remanente de Israel será preservado, como podemos ver en Mateo, capítulo 24, versículo 22; en la epístola a los Romanos, capítulo 11, versículo 26; y en Apocalipsis, capítulo 7, versículo 4; En este último pasaje se nos dijo: "4Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel". Leamos ahora el versículo 2 de este capítulo 12 de Daniel, que comienza a hablarnos sobre:

La resurrección de los santos y pecadores del Antiguo Testamento "Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua." El remanente de Israel que viva en el período de la Gran Tribulación será preservado, y esa gran multitud de no judíos que se salvarán durante esa época también serán preservados. Aquellos del Antiguo Testamento que murieron perteneciendo al remanente fiel y los no judíos salvados durante el Antiguo Testamento, serán resucitados para vida eterna al final de la Gran Tribulación. Los santos del Antiguo Testamento no serán resucitados cuando Cristo recoja a Su iglesia. La Biblia indica claramente que en el arrebatamiento "traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él" como podemos leer en primera Tesalonicenses 4 versículo 14. En el versículo 16, más abajo, en ese mismo pasaje dice: "los muertos en Cristo resucitarán primero". Y nosotros estamos en Cristo, unidos a Cristo por medio del bautismo del Espíritu Santo que comenzó en el día de Pentecostés, y que finalizará con el arrebatamiento de la iglesia. Y este cuerpo

específico de creyentes es llamado la iglesia. En la Primera Epístola a los Corintios, capítulo 12, versículo 12, se nos dice: "Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". El Señor Jesucristo le dijo a Sus discípulos, que eran miembros de la nación de Israel, que ellos serían bautizados por el Espíritu Santo y colocados en el cuerpo de los creyentes, es decir, en la iglesia. En el capítulo 1, versículo 5, del libro de los Hechos de los Apóstoles, leemos: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días". Cuando la iglesia sea recogida de este mundo, los santos del Antiguo Testamento no serán resucitados. ¿Por qué? Bueno, porque el tiempo para entrar al reino será al fin del período de la Gran Tribulación, cuando Cristo venga a establecer Su reino sobre la tierra. Entonces los santos del Antiguo Testamento serán resucitados. En ese tiempo, Abraham, Isaac, y Jacob serán todos resucitados para entrar en el reino. Sin embargo, si fueran resucitados en el momento del arrebatamiento, entonces, ellos tendrían que esperar un cierto tiempo, por lo menos siete años. Por ello la Biblia deja en claro que ellos serán resucitados al final de la Gran Tribulación. Y termina diciendo el versículo 2, "algunos para vergüenza y confusión perpetua". Esto se refiere a los perdidos del Antiguo Testamento, que serán resucitados para el juicio del Gran Trono Blanco, al final del reino de Cristo en la tierra. Ahora, en el versículo 3 de este capítulo 12 de Daniel, leemos: "Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad." Los siervos de Dios en esos días oscuros de la Gran Tribulación brillarán como luces. Y, por cierto, los creyentes de hoy deberían hacer lo mismo. Dijo el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, capítulo 2, versículo 15, "15para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo". El remanente en aquel día será el testigo de Dios en este mundo, y ellos "instruirán a las multitudes en el camino de la justicia". Y esa justicia es Cristo, la única justicia que es aceptable para Dios. Nuestra justicia es como trapos de inmundicia ante Él (como podemos leer en Isaías 64:6). No así ante nuestros propios ojos; nosotros pensamos que somos buenas personas, y nos gusta hablar de ello y que nos lo digan a nosotros también, mientras al mismo tiempo producimos un montón de ropa sucia. Estimado oyente, Dios no está aceptando nuestras obras; Él está aceptando la justicia de Cristo, la cual es provista únicamente por fe. Leamos ahora el versículo 4, en el cual vemos:

El sello de la profecía hasta el tiempo del fin "Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará."

Estas profecías tenían que ser selladas "hasta el tiempo del fin". Esto no significa el fin del tiempo, sino que se refiere a ese período de tiempo definitivo que en el libro de Daniel es llamado la semana setenta. Y en vista del hecho de que nosotros nos encontramos en el intervalo que precede inmediatamente a ese período, resulta difícil saber exactamente cuánto sabemos o entendemos al respecto. Considerando que tantos buenos maestros en la actualidad difieren en la interpretación de la profecía, esta realidad parecería indicar que hay mucho que no entendemos. Todo esto será revelado cuando lleguemos a ese período en particular. Ésa es la razón por la cual necesitamos mantener nuestra mirada concentrada en un hecho como dijo Pablo en su carta a Tito capítulo 2, versículo 13, "Mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo". Dice aquí en el versículo 4, "muchos correrán de aquí para allá". Creemos que esto se refiere a ir de un lugar a otro por toda la Biblia estudiando la profecía. Muchos tratarán de investigarla completamente. Se está llevando a cabo en la actualidad un estudio serio de la profecía que no se ha realizado en el pasado. Grandes y diferentes doctrinas de la iglesia se han estudiado y desarrollado durante los diversos períodos de la historia de la iglesia. En el mismo principio, la doctrina de la inspiración de las Escrituras, fue bien establecida: también la doctrina de la deidad de Cristo y de la redención. Otras doctrinas fueron desarrolladas a través de la historia. En el día de hoy, podemos decir que hemos visto más estudios de profecía que nunca antes. Y finalmente aquí dice que "la ciencia se aumentará". Creemos que esto significa conocimiento y profecía. Es cierto que en la actualidad el conocimiento se ha incrementado en todas las áreas, aunque esta afirmación del versículo 4 se refiere principalmente al estudio de la profecía. Continuemos avanzando y leamos los versículos 5 hasta el 7, de este capítulo 12 de Daniel: "Yo, Daniel, miré y vi a otros dos que estaban en pie, uno a este lado del río y el otro al otro lado. Y dijo uno al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su mano derecha y su mano izquierda al cielo y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas se cumplirán." Estos versículos nos hacen regresar a la visión que Daniel había visto al comienzo del capítulo 10. El vio a "un varón vestido de lino" que fue previamente identificado como el Cristo después de su encarnación. A Él se le unieron otros dos allí. Uno estaba en pie en una orilla del río Tigris, y el otro en la orilla opuesta. Uno preguntó cuánto durarían estos eventos, y el Cristo post-encarnado juró que durarían tres años y medio, que equivalen a la última mitad de la semana setenta de Daniel. Luego leemos: "Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo", esta es una frase extraña. Puede significar que la rebelión de Israel habrá sido

finalmente quebrantada al fin del período de la Gran Tribulación, y que, entonces, habrá habido un gran retorno a Dios en ese tiempo. Ahora, el versículo 8, nos dice: "Yo oí, pero no entendí. Dije entonces: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?" Aunque Daniel fue un testigo de esta escena, no comprendió lo que había visto u oído. Daniel estaba perplejo y quiso saber cómo se iban a desarrollar todos esos eventos que acababa de presenciar. Y en el versículo 9, leemos: "Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin." Entonces a Daniel se le recordó nuevamente que estas cosas ocurrirían en el tiempo del fin y, por lo tanto, estaban temporalmente selladas (Como podemos ver en el versículo 4). Leamos ahora el versículo 10, en el cual comienza a describirse:

El sacrilegio o la abominación desoladora "Muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos comprenderán." Estos grandes principios de Dios prevalecen desde los días de Daniel hasta el tiempo del fin, sin distinción de épocas. Dice aquí: 1. "Muchos serán limpios". Esta afirmación se refiere a aquellos que han venido a Cristo. Como dijo la carta a Tito 3:5, "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia". 2. Otra frase es "ninguno de los impíos entenderá". Ésta se refiere al hombre natural. Dijo Pablo en su primera carta a los Corintios 2:14, "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente". 3. Y la última frase dice: "pero los entendidos comprenderán". Dice Juan 16:13, "13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir". Y en el versículo 11 de este capítulo 12 de Daniel, leemos: "Desde el tiempo en que sea quitado el sacrificio continuo hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días." No se puede enfatizar demasiado la importancia de este versículo, ya que el Señor Jesucristo se refirió a él en Mateo 24:15, cuando dijo: "Por tanto, cuando veáis en el Lugar Santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (él que lee, entienda)". Ésta será la señal para el remanente de que la Gran Tribulación ha comenzado.

El ídolo de la bestia permanecerá en el templo por 1.290 días. En realidad, esta cifra es treinta días más extensa que los tres años y medio. La última mitad de la Gran Tribulación constará de 1.260 días, y por una razón inexplicable, a la imagen del Anticristo se le permitirá permanecer treinta días después que el Anticristo mismo haya sido echado en el lago de fuego, lo que parece indicar que habrá un intervalo antes del establecimiento del reino aquí en la tierra. Ahora, el versículo 12, dice: "Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días." Aquí se nos presenta otro período de días, sin ninguna otra explicación que el decir "Bienaventurado el que espere, y llegue" a ellos. Nadie tiene la interpretación de esta frase, que está sellada hasta el tiempo del fin. Creemos que a veces intentamos saber más de lo que realmente nos ha sido revelado. Y el versículo 13, último de este capítulo y del libro de Daniel dice: "En cuanto a ti, tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días." A Daniel se le dijo (como el Señor Jesús le dijo a Simón Pedro) que él moriría. Él no viviría para ver el retorno de Cristo, pero sería resucitado de los muertos para entrar en el reino terrenal. Y sería, como aquí dice, "para recibir tu heredad". Esta expresión indica que Daniel será resucitado con los santos del Antiguo Testamento al comienzo del milenio. Y añadió, "al fin de los días", lo cual nos introduce a la amplia y abundante entrada al reino de Cristo. Estimado oyente, éste es el futuro que está ante nosotros ahora mismo, un futuro que dice que Cristo vendrá a la tierra para establecer Su reino. Ésta es la esperanza que deberíamos mantener ante nosotros en estos días. Y así, amigo oyente, concluimos nuestro estudio de este gran libro del profeta Daniel. Es nuestra esperanza de que cada capítulo de este maravilloso libro haya bendecido abundantemente. Ahora, Dios mediante, en nuestro próximo programa, volveremos al Nuevo Testamento para comenzar nuestro estudio de la epístola a los Hebreos. Le invitamos pues, a acompañarnos en este nuevo recorrido por esta importante carta del Nuevo Testamento.