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Tomando a Colette Soler quien en su texto acerca de la cosa materna en el ionconsciente del niño dice asi: “ Podríamos decir que aquí, ese Otro del que se trata es de la madre, Otro omnipotente, no castrado, que por no castrado podría dar el falo pero que no lo daría por su propio capricho. Ahí la niña quedaría enlazada, a ese capricho materno, con sus frustrados intentos de venganza.”[1] Leyendo a distintos autores que hablan acerca de la relación madres e hijas, mas precisamente del estrago materno, y por otro lado, de la sexualidad femenina, se me aparecía el estrago a nivel de la estructura, es decir, lo desestructurante del estrago materno. Me interesa abordar teórica y clínicamente aquellos fenómenos y/o síntomas que aparecen en la clínica donde se puede leer el efecto del estrago materno, lo cual requiere un trabajo de pensar si se trataría en cada caso de un fenómeno o de un síntoma. Pensando el estrago en relación a los tres tiempos del Edipo[2], y a la metáfora utilizada por Lacan de la boca del cocodrilo mencionada anteriormente, podemos describir a un primer tiempo como el de la boca del cocodrilo, al segundo tiempo como el de la boca con el palo, y un tercer tiempo, donde al haber una identificación al significante fálico permite un posterior acceso a la dimensión de la falta. En este sentido, al estrago materno se lo podría ubicar en ese primer tiempo donde la hija tomada como objeto a, obturada allí, estaría entre las fauces de la madre, devorada y tragada por esa gran boca. Siguiendo la metáfora lacaniana[3] es interesante como marca la cuestión del capricho materno, al decir “no se sabe que mosca puede picarle de repente… “ que me parece ilustra perfectamente esto del estrago materno y del goce materno que es sin medida. Capricho ante el cual queda ubicada la hija estragada en una posición de objeto, de lo cual tenemos los efectos sintomáticos en la clínica. Al decir de Eric Laurent “el deseo de la madre con respecto al niño…DM/x, una x que plantea la cuestión del deseo de la madre, ya que en la experiencia analítica nos encontramos con las significaciones que el niño viene a dar a este problema del deseo de la madre”. Es decir que el deseo de la madre es un problema, un problema y un enigma, al cual el niño intentará responder desde su subjetividad, a veces no pudiendo hacerse a un costado del estrago que se le presenta. El niño, con su síntoma, da una significación a esa x, al deseo de la madre. Se trata de una identificación total, absoluta, una apuesta del ser del sujeto pero no esta ligada a ningún momento preciso del desarrollo. Tiene un valor estructural, y esto es lo que plantea muy precisamente Lacan cuando nos dice que el niño viene a sustituir a ese objeto del fantasma de la madre. ” [4] En esta línea podemos decir que la posición mujer esta en intima relación con la posición de madre, es decir, se trataran de dos posiciones diferentes pero que están en relación en el punto en que es necesario que una no tapone a la otra. “Es preciso…que para ella el niño no sature la falta en la que se sostiene su deseo…que la madre solo es suficientemente buena si no lo es demasiado, solo lo es a condición de que los cuidados que prodiga el niño no la disuaden de desear como mujer…no basta con la función del padre…es preciso que la madre no se vea

disuadida de encontrar el significante de su deseo en el cuerpo de un hombre…el niño no solo colma, también divide… “[5] Donde allí lo que estaría dividido es el deseo materno. Que pasa cuando el niño no logra dividir a la madre? Cuando no causa ese efecto? Es posible pensar desde acá el estrago materno? Es decir, si el niño no logra dividir a la madre en su posición madre y en su lugar de mujer, y queda detenida y obturada su posición de mujer sin poder ser desplegada, seria toda madre? Por eso resultaría estragante su deseo hacia ese hijo? De allí decimos que se produciría un cierto arrasamiento de la constitución subjetiva, por el tipo de deseo materno que estaría en juego. Miller en su texto acerca del niño como siendo quien divide el deseo de la amdre dice: “Los estragos subjetivos que pueden derivarse de esta elección materna ùnica en un niño van mucho mas allá que los producidos por la negligencia de la mujer…”[6] Se trataría de una saturación del deseo materno? Podemos decir que se trata de una imposibilidad de pasaje desde el goce hacia el deseo por vía del amor? Estos cuidados amorosos no permitirían al goce condensar el deseo? Sexualidad femenina a nivel de la estructura: En relación a lo desestructurante del estrago materno, Eric Laurent retomando a Lacan dice: “… por esta razón a partir de 1969 para Lacan hay una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de los niños: la sexualidad femenina…”[7]. Dicha cita entiendo hace referencia a lo estructural de la sexualidad femenina, propio de toda constitución subjetiva. Para poder desear un hijo primero debe haber un alojamiento de ese hijo. Mi trabajo girara alrededor de aquellos estragos que producen síntoma, es decir, leer desde dichas manifestaciones clínicas el estrago materno, para ello me remito a la clínica:

Una paciente, María (caso clínico trabajado en la jornada de Nudo del 2004) cuenta que cuando está muy nerviosa por sus exámenes toma Rivotril. En una oportunidad ella quería consultar al médico pero su madre compró el psicofármaco sin receta. En un accidente en la casa se quema el dedo con pegamento, se pone muy nerviosa, toma 10 gotas de Rivotril, y como no se le pasa la crisis y no se acuerda cuántas tomó, toma 15 gotas más, se lo comenta a la madre quien le dice que eso es querer suicidarse, llama al médico a domicilio y le ofrece a su hija llamar a la línea de asistencia al suicida. Lo hace y se queda hablando más de una hora. De su posición deseante dice: “ojala no quisiera nada así ella (su madre) no puede castigarme”. En cuanto a su relación con su pareja dice: Con A me pasa que no puedo sentir las cosas de verdad, entregarme a lo que siento, como si no pudiera sentir lo que siento, como si las viviera en tercera persona. Lo único que me interesa es complacer al otro porque me hace sentir re grosa,

tengo la capacidad de adivinar lo que el otro quiere, lo adivino, pero lo hago con apatía. No me animo a decir que quiero sentir. Otra paciente, Victoria, que concurre por un intento de suicidio cuenta que frente a la insistencia de su madre de que se mate ella agarra el cuchillo de la cocina y se hace un corte en el brazo. También relata la excesiva preocupación de la madre por las enfermedades, especialmente el cáncer, enfermedad sufrida por la madre de la madre, ante lo cual le prohíbe prácticamente todos los alimentos que podrían llegar a ser cancerígenos, así como actividades como mirar televisión, hablar por celular, usar la computadora, etc. A partir de estas viñetas podemos decir que se tratarían de dichos maternos performativos, oraculares, aquellos incuestionables para estas hijas estragadas? Al hablar de efectos en la sexualidad femenina pienso en la envidia al pene descripta por Freud como una de las posibles salidas del complejo de Edipo en la mujer, donde la mujer quedaría envidiando aquello que en algún punto supone que tendría que tener, y desde allí reprochándole a la madre, de allí esta fuerte hostilidad en el vinculo madres e hijas que no siempre es tramitado. Al decir de Freud: “El descubrimiento de su castración es un punto de viraje en el desarrollo de la niña. De ahí parten tres orientaciones del desarrollo, una lleva a la inhibición sexual o a la neurosis, la siguiente a la alteración del carácter en el sentido de un complejo de masculinidad, y la tercera en fin, a la feminidad normal. “[8] Tanto en la primera como en la segunda salida del complejo de Edipo habría una dificultad en disfrutar del placer que se podría obtener de una relación sexual. La llamada frigidez tendría que ver con esto que estoy describiendo, o la pensaríamos ya como una salida del Edipo, es decir, un síntoma neurótico? . Por otro lado, citando a Lacan en uno de sus Escritos quiuen, tomando el caso famoso de Freud, La homosexual femenina, dice que podemos hablar de una posición decepcionada, por aquello que esperaba recibir y no recibió del padre, como don de amor, e intentando hacer bandera de cómo se tendría que comportar un hombre con una mujer: “… su demostración pasa por la homosexual femenina, en quien las consecuencias de la decepción debido a la falta del don paterno del objeto niño, como sustituto de la falta falica, llegan a hacer de la mujer, objeto electivo de un amor que da una lección al padre.”[9] En estas sujetos podríamos ubicar una prohibición del disfrute, una imposibilidad de acceder a la posición femenina, posición determinante en relación a la estructura deseante? Hasta que punto puede la hija ubicarse desde una posición de castración y desde allí acceder a su propio deseo y su goce sexual si desde la relación estragante con su madre, aquella que no pudo ser elaborada y produjo síntomas, primaba la frustración materna produciendo una objetivación de su ser, y un arrasamiento de la constitución subjetiva?. Quedara la hija desde allí definida y coagulada?

Es interesante también poder cruzar el estrago materno con el Edipo en términos de tres generaciones, es decir, poder leer en la analizante no solamente los efectos sintomáticos del estrago materno, sino también como ha sido esto mismo en su madre, como ha sido el Edipo de la madre. En este sentido el citado por Eric Laurent en el texto “La psicosis en el niño en la enseñanza de Lacan”, el Dr. Cooper[10] habla de que son necesarias tres generaciones para hacer un psicótico. Sin ánimos de establecer diagnósticos estructurales ni mucho menos en este trabajo me parece interesante esta referencia en el sentido de poder leer los efectos del Edipo y del estrago en las tres generaciones. Colette Soler[11] habla del reproche femenino a la madre y de ubicarla como culpable de lo que no le dio a la hija. Lo interesante de esta referencia es que en este sentido la madre no castrada estaría ubicada en un lugar de potencia y de capricho, es decir, la madre tiene pero no le da porque no quiere. Desde allí lo que podemos nombrar como particularidades femeninas de aquellas hijas estragadas, el rencor, la venganza, el capricho, la envidia. Que efectos puede tener esta posición materna sobre la constitución subjetiva y el posicionamiento sexual de la hija? Se podria pensar que el intento de hacer justicia característico de las pacientes que describo tendría que ver con este sentido de la venganza y de un rencor propio de estas relaciones con estas madres no castradas? Podemos pensar todo esto como los efectos de la dificultad materna de ubicarse en la dialéctica de la castración? Que habrá sido de su propia relación con su madre en este sentido?

Por ultimo, citando a Colette Soler quien se cuestiona acerca de la mujer y la madre, dice: “La pregunta entonces no lo es tanto por el amor de la madre como por su deseo…en la madre busquen a la mujer… Que mujer fue esa madre?”[12] Por lo tanto, me pregunto cómo pasar de ser hija estragada a ser sujeto deseante, y definir su posición femenina desde allí? Interrogantes en relación a la dirección de la cura. Bibliografía: Jacques Lacan, Seminario 7, clase del 11/3/70 Jacques Lacan, El Atolondradicho Elba Batla, “Jacques Lacan, del estrago a la metáfora paterna” Eric Laurent en “El niño y la madre” Jacques Alain Miller “El niño, entre la mujer y la madre” Eric Laurent en “Hay una fin de análisis para niños?” Sigmund Freud “Conferencia 33: La feminidad”

Jacques Lacan “Ideas directivas para un congreso sobre a sexualidad femenina” Colette Soler “La cosa materna en el inconsciente del niño” MARIA SOLEDAD MILOZ [1] Colette Soler “La cosa materna en el inconsciente del niño” [2] Elba Batla, “Jacques Lacan, del estrago a la metáfora paterna” [3] Jacques Lacan, Seminario 7, clase del 11/3/70 [4] Eric Laurent en “El niño y la madre” [5] Jacques Alain Miller “El niño, entre la mujer y la madre” [6] Jacques Alain Miller “El niño, entre la mujer y la madre” [7] Eric Laurent en “Hay una fin de análisis para niños?” [8] Sigmund Freud “Conferencia 33: La feminidad” [9] Jacques Lacan “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” [10] Eric Laurent en “Hay una fin de análisis para niños?” [11] “La madre es siempre culpable, siempre. El reproche a la madre tiene una universalidad de la cual debemos tener la medida. Siempre es culpable: por su falta, por su falta de amor, de falo. Si manifiesta su falta, se le reprocha. Pero es culpable también de suficiente. Si no manifiesta su falta, se le reprocha también.” Colette Soler “La cosa materna en el inconsciente del niño” [12] Colette Soler “La cosa materna en el inconsciente del niño”