Especies Invasoras en Venezuela

ESPECIES INVASORAS EN VENEZUELA ESPECIES EXÓTICAS INTRODUCIDAS EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. ANÁLISIS CRÍTI

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ESPECIES INVASORAS EN VENEZUELA ESPECIES EXÓTICAS INTRODUCIDAS EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

ANÁLISIS CRÍTICO DE LAS ESPECIES EXÓTICAS INTRODUCIDAS EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

Todas las especies que habitan en un área o entorno diferente a su área natural son especies exóticas, ya sea por causas naturales (huracanes), por cambios climáticos, o directamente por el ser humano; entre estas tenemos: plantas ornamentales, medicinales, alimenticias, insectos, hongos, bacterias, moluscos, mamíferos, pájaros, entre otros. De manera general se define como especie exótica, todos aquellos organismos vivos que conviven en un ecosistema diferente a su origen natural, que pueden ser no agresivas, aparentemente no causan daño al entorno natural y se adaptan al mismo, o todo lo contrario pueden ser dañinas, se identifican con el nombre de especies invasoras, sustituyen o desplazan a las especies autóctonas, como a las adaptadas, lo que constituye un problema grave para la biodiversidad del país y el resto de las naciones que conforman la comunidad internacional.

En la República Bolivariana de Venezuela la mayor incidencia de especies exóticas invasoras se ubican en la franja norte, cuenca del Lago de Maracaibo, del Lago de Valencia, y en el sector noroccidental, Estado Sucre.

En él País, la ganadería bovina ancestral introducida por los españoles en la época de la colonia, ha sido reemplazada totalmente por especies exóticas, buscando mejorar la raza, producción de leche y carne, sin cumplir con las leyes y normas nacionales, e internacionales. De acuerdo a estudios realizados por “Ecologistas en acción, 2009” durante el período comprendido entre 1970 a 2005 la biodiversidad del planeta disminuyó casi el 30 %,

causado fundamentalmente por la pérdida del hábitat. En trabajos de investigación realizados por “Logue, 2009” se encontró que de toda esta extinción al menos el 40 % es consecuencia de la acción de las especies exóticas invasoras.

Entre las especies exóticas invasoras de mayor relevancia introducidas al País, tenemos: La Tilapia, introducida en el año 1.964, con fines de piscicultura, en el Lago de Valencia y Lago de Maracaibo, áreas costeras venezolanas ubicadas en el Estado Sucre. La Rana Toro (Rana catesbeiana), introducida en el año 2.001, en el Pueblo Merideños de Jají, tipo de rana muy agresiva, depredadora voraz, de alta reproducción, con posturas entre 20.000-70.000 huevos. Caracol Africano (Achatinaefulica), de introducción clandestina, con fines comerciales, para la producción de la famosa baba del caracol, es una especie invasora en el Parque Nacional Henri Pittier y áreas cercanas, de alta reproducción, es hermafrodita, tamaño de 10 a 30 cm, afecta drásticamente la biodiversidad. Pez León (Pterois volitans), pez venenoso, de atractivos colores, con espinas largas, proveniente del acuario de acuario de La Florida, al paso de huracán Adrews, originario del océano Índico y Pacífico, muy voraz.

Causa mucha atención la introducción de 2 especies forestales exóticas, plantadas en los estados orientales, Monagas y Anzoátegui, en suelos franco arenosos. Pino Caribe (Pinus caribaea), originario de diferentes Islas de Caribe, sin estudio previo investigativo, y del Eucalipto (Eucaliptus urophilla), originario de Australia, con aproximadamente ochocientas (800) especies diferentes. En esta oportunidad se tratará la plantación de pino existente en el oriente venezolano.

Para el año 2009 existían seiscientas mil Ha, de Pino Caribe plantadas en Venezuela, entre los Estados Monagas y Anzoátegui, administradas por CVG.PROFORCA, (año 1.988), el paño más grande de especie forestal exótico sobre la tierra. Autorizado por el Estado Venezolano a través de Conare (Compañía Nacional de Reforestación), con una inversión de doscientos setenta y cinco mil Dólares (275.000), un valor actual de cuatrocientos mil Dólares (400.000), y una capacidad de acerrado trescientas mil (300.000) metros cúbicos anuales. En la actualidad no existe un estudio serio de investigación

científica que especifique porque no se debe plantar Pino Caribe en el país, daños irreversibles que puedan causar al ecosistema, a su biodiversidad o por el contrario las bondades de su plantación.

Sin embargo de acuerdo a observaciones realizadas en el terreno, se puede expresar que la plantación de pino en monocultivo puede favorecer la introducción de insectos, microorganismos nocivos, que además pueden mutar al aplicar los diferentes controles naturales o de pesticidas biodegradables de corta duración. El dosel trancado de las copas de los árboles puede aumentar el tiempo de recarga de los acuíferos. Disminuir la fertilidad de los suelos por la acumulación de un manto vegetal formado por acículas del pino, de largo tiempo de descomposición, y no permitir el desarrollo de otras especies autóctonas de la zona. La cosecha se realiza a través de corta total, lo que no permite un equilibrio de energía entre el suelo y biomasa.

Dentro de las bondades que justifica su plantación, tenemos, la producción de materia prima para fabricación de papel, cartón, madera para acerrado, producción de muebles, entre otros. Constituye zona para la protección de la fauna silvestre autóctona, generación de empleo seguro, la creación de mini empresas o empresas de producción social, que van a contribuir con el desarrollo sustentable de la región, siempre y cuando el recurso forestal sea manejado de forma sustentable para que perdure en el tiempo, y que las futuras generaciones cuenten con suficientes recursos para su sobrevivencia y la perpetuación de las diferentes especies.

Es necesario aplicar las diferentes leyes y normas nacionales, con atención a las normas internacionales. Debe haber apoyo político del Estado Venezolano. Emplear los mecanismos, herramientas y métodos de la Educación Ambiental para crear conciencia en el ciudadano. Realizar estudios científicos que aborden principalmente las especies exóticas invasoras que destruyan la biodiversidad venezolana. http://gerenciadelambiente.blogspot.com/2014/11/especies-exoticas-introducidas-en-la.html El movimiento de especies fuera de su área de distribución natural constituye un componente significativo de los cambios globales inducidos por actividades humanas. En el

ambiente marino, la presencia de algas provenientes de otras latitudes constituye un peligro para la biodiversidad, como lo es el caso emblemático del “alga asesina”, Caulerpa taxifolia, alga verde

introducida accidentalmente en el Mar Mediterráneo desde los

acuarios de peces tropicales del museo marino de Mónaco, su dispersión por varios países ha dejado una secuela de destrucción de amplias zonas de praderas de pastos marinos y la desaparición de numerosas especies de peces. Este es solo un caso emblemático, ya que se tienen registradas más de 100 especies de algas que han generado diversos problemas a nivel mundial. En Venezuela se tiene referencias de problemas con un alga exótica, Ulva reticulata (Chlorophyta), especie común en aguas del océano Pacífico e Indico, la cual fue reportada por primera vez para nuestro país en 1985 para las playas de Cumaná, estado Sucre, especie que posiblemente fue introducida accidentalmente con el agua de lastre de los barcos de transporte comercial. Esta macroalga no se encuentra fija y crece libremente en las aguas, constituyendo sus arribazones un problema al disminuir el valor turístico de las playas y dificultar las tareas de pesca artesanal. Posteriormente se tiene conocimiento de la introducción desde Filipinas de las algas Rhodophyta Eucheuma denticulatum y Kappaphycus alvarezii con fines comerciales en 1996, bajo la premisa de que su cultivo generaría nuevas fuentes de ingreso, ya que ambas especies son fuente de un gel de uso comercial denominado carragenina. El cultivo de estas especies en nuestras costas generó polémicas ya que existía información previa sobre daños ambientales a ecosistemas coralinos en Hawai por la invasión de varias especies de Kappaphycus. La prohibición del cultivo de estas especies en Venezuela no impidió que se dispersara Kappaphycus alvarezii en la región nororiental, pudiendo observarse en varias partes de las islas de Margarita, Coche y costa norte del estado Sucre ejemplares saludables de esta alga arrastrados por las corrientes y depositados en las playas. El alga Kappaphycus alvarezii puede tener dos variantes en su color, marrón claro o verde, y es cultivada con éxito en varias regiones costeras del Océano Pacifico, en donde constituye una importante fuente de ingresos para sus pobladores. Lamentablemente, se ha determinado que esta especie puede constituirse en un problema ambiental por su capacidad de invadir zonas coralinas, como ha acontecido en Hawai, su éxito como invasora se debe a las siguientes características: plasticidad fenotípica que favorece su persistencia en

ambientes de alta y baja energía (puede adaptar su forma para soportar condiciones de oleaje fuerte, o crecer en aguas tranquilas), reproducción asexual por fragmentación que incrementa las probabilidades para su dispersión, adaptaciones fisiológicas que le permiten la coalescencia y fijación posterior a un sustrato (puede fijarse a una superficie luego de haber permanecido flotando libremente) y características químicas y morfológicas que reducen sus consumo por parte de los herbívoros. Durante un estudio de campo el profesor Juan Bolaños, quien dirige el equipo de trabajo de Carcinología del Instituto de Investigaciones Científicas de Nueva Esparta, adscrito a la Universidad de Oriente (Núcleo Nueva Esparta, Sede Boca de Río, Isla de Margarita), encontró en la isla Cubagua un alga extraña nunca vista por sus colegas afectando una extensa zona coralina dominada por el coral de fuego Millepora alcicornis. Con la ayuda del profesor Jorge Barrios, Ficólogo que ha estudiado la problemática de la presencia de algas exóticas en nuestra costas (Instituto Oceanográfico de Venezuela, Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre), se determinó que se trataba de Kappaphycus alvarezii, constituyendo este el segundo registro mundial de una invasión de esta especie en ambientes coralinos y el primero para el Mar Caribe. Posteriormente se efectuó una inspección con una evaluación fotográfica, determinándose que esta alga había modificado su morfología, adaptándose al sustrato, observándose blanqueamiento del coral en las zonas de contacto con el alga. Es importante destacar que el coral de fuego Millepora alcicornis es un componente dominante en las comunidades coralinas del oriente de Venezuela, en donde es común encontrarlo junto a corales hermatípicos (formadores de arrecifes), por lo general constituye colonias en áreas de aguas tranquilas, escasa profundidad e intensa iluminación, mostrando adaptaciones morfológicas que lo hacen resistente a elevadas tasas de suspensión de sedimentos. La estructura del coral de fuego permite la existencia de una gran variedad de organismos asociados que incrementa la biodiversidad de las áreas en las que se encuentra. Lo extenso del área afectada pone en evidencia el peligro que corren las comunidades coralinas de nuestro país por la presencia de esta alga invasora, por lo que se ha propuesto un estudio multidisciplinario dirigido por los profesores Jorge Barrios y Juan Bolaños para evaluar la situación de los arrecifes coralinos afectados en Cubagua que incluyan una evaluación de la cobertura y biomasa de Kappaphycus alvarezii, la extensión de la zona

afectada por el blanqueamiento y las especies asociadas afectadas por esta alga, para lograr finalmente la implementación de medidas para minimizar los daños en este ecosistema. Adicionalmente se propone iniciar una inspección extensiva de otras comunidades coralinas en la región nororiental de Venezuela para determinar si están afectados por esta especie invasora. http://www.fundacionlatortuga.org/actividades/13-investigacion-cientifica/461investigadores-de-la-udo-descubren-una-nueva-amenaza-para-los-corales-de-venezuela

El país alberga dos de las 100 especies consideradas más peligrosas por la IUCN: la rana toro y el caracol africano. Pero no son las únicas, existen al menos 94 especies invasoras en total, según una lista oficial que aún no ha sido publicada

1 Especies invasoras amenazan la biodiversidad del país Por JEANFREDDY GUTIÉRREZ | @JEANFREDDY 17 DE FEBRERO DE 2017 04:05 PM Un total de 42 especies animales y vegetales son citadas como exóticas en el Sistema Venezolano de Información sobre Diversidad Biológica (SVIDB) que depende del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas (MINEA). La lista incluye especies de arraigado consumo y distribución en Venezuela como el aguacate, el tamarindo, el mango, el café o la paloma casera (Columbia livia). Pero también el caracol africano, el pez león y la rana toro, especies invasoras que también han ingresado en territorio colombiano.

Estas últimas son la segunda causa de pérdida de biodiversidad, la primera es la destrucción del hábitat, según Francisco Nava, biólogo del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) para el programa de control de la rana toro en Venezuela.

Sin embargo, hablar de exóticas en vez de invasoras es un error de concepto que se repite en el marco jurídico y en el entramado institucional venezolano, según explica el ictiólogo e investigador del Museo de Historia Natural de la Fundación La Salle, Óscar Lasso-Alcalá, para quien este error dificulta el manejo apropiado de estas especies. “Cuando se introduce una especie de un hábitat natural a un espacio nuevo, casi siempre por el hombre de forma intencional o incidental, no consigue tener éxito si el ecosistema está sano. Pero si hay un desequilibrio en este, aprovechará para colonizar rápidamente, superando la barrera ambiental, por lo que pasa de la etapa de latencia a la de dispersión”, dijo.

Por eso para Lasso-Alcalá debe hablarse de especies introducidas, porque pueden ser transplantadas para entonces transformarse en invasoras sin ser exóticas, es decir, pueden ser especies que habitan el mismo territorio pero que simplemente han sido introducidas en un nuevo ecosistema. Eso precisamente sucedió con el pavón (Cichlidae), que fue llevado desde el Orinoco al Lago de Maracaibo para su pesca deportiva, pero hoy se cree que la voracidad natural de este pez estaría afectando la impactada biodiversidad del estuario. Hasta octubre de 2016 se seguían haciendo estudios junto al Instituto Socialista de la Pesca y la Acuicultura (Insopesca) para permitir la captura y comercialización regional de las especies Cichla orinocensis y Cichla temensis del pavón para regular sus poblaciones introducidas. Al cierre de este trabajo, la resolución legal que debe autorizar la pesca del pavón aún no ha sido publicada. “Desde la llegada de los españoles ha habido especies introducidas, como las abejas italianas que se trajeron en panales y desplazaron por completo a las nativas, hasta mascotas como pájaros que se han encontrado en los andes venezolanos y que fueron traídos por migrantes europeos para recordar sus tierras”, explica el entomólogo José Clavijo del Museo del Instituto de Zoología Agrícola de la Universidad Central de Venezuela en Maracay e investigador asociado del Departamento de Agricultura de Florida. Estas prácticas continuaron con especies invasivas que se han establecido como la voraz

trucha, hoy un platillo ofrecido como autóctono en los Andes venezolanos y también en un pueblito venezolano-alemán de La Colonia Tovar en el centro-costero estado Aragua.

Un caso similar sucedió con el crecimiento exponencial de la acuicultura en Venezuela. Algunas variedades de tilapia (Oreochromis niloticus, O. aureus, O. hornorum y Sarotherodon galileus), una de las 100 especies exóticas invasoras más peligrosas según el Programa Global de Especies Invasoras (GISD), fueron traídas del vecino Trinidad y Tobago y luego introducidas en el Lago de Valencia en 1959. El ingreso descontrolado e ilegal de esta especie desde los ochenta ha traído como resultado que existan poblaciones en 22 de los 24 estados del país. Un estudio de 2001 determinó que las normas reguladoras elaboradas para el manejo de tilapias se realizaron “sin considerar debidamente o siquiera tomar en cuenta” aspectos biológicos fundamentales, lo que demostraba

“el

desconocimiento de los entes gubernamentales nacionales acerca del impacto de especies introducidas, la falta de sistemas de alerta y la carencia de personal capacitado para realizar las evaluaciones de riesgo”. En apenas 12 años las tilapias introducidas arrasaron con la biodiversidad de La Laguna de Los Patos, en Cumaná, donde de 23 especies de peces solo quedan 10.

Ni la tilapia ni la trucha, ya establecidas, están en la lista del Sistema Venezolano de Información sobre Diversidad Biológica. Tampoco figuran especies que han sido reseñadas o investigadas por el equipo de Costas de Venezuela como el capín melao (Melinis minutiflora), usado como forraje para animales y presente en la GISD; el alga exótica (Kappaphycus alvarezii), que fue introducida para cultivo pero terminó afectando a los corales de Cubagua; y el coral blando xenia (Alcionacea xeniidae), que ha reducido la diversidad marina al desplazar a corales nativos en el Parque Nacional Mochima. “Debe haber más de 400 especies invasoras en Venezuela”, establece Clavijo.

Pez león a la carta En el restaurante D.O.C. en Los Palos Grandes, Caracas, solo se usan “ingredientes nobles venezolanos” como explica su gerente, Natalia Nouel. Junto al ron y al cacao con

denominación de origen certificado, hay exóticos frutos amazónicos, quesos artesanales y varios platos de pez león invasor (Pterois volitans), un vistoso y voraz depredador marino que fue identificado en las costas venezolanas en el 2009. Los comensales pueden pedirlo en ceviche, sushi o tirados (pescado fresco sin cocción), así como en versiones más elaboradas como con costra de casabe y pasta de ají margariteño, mientras en el menú se especifican los riesgos ecológicos de su presencia en el país.

El platillo llegó a la carta porque se ajustaba a la filosofía de trabajo del restaurante: servir productos que estén presentes en el país. Por eso cuando Nouel les habló a los dueños del D.O.C. en Los Palos Grandes del pez león, estos aceptaron de inmediato. Ella ya había capturado y consumido el pez león junto al biólogo y buzo profesional Carlos Soucre en varias de sus incursiones submarinas. Sabía que funcionaría.

Hoy el restaurante no solo compra más de 25 kilos semanales de pez león, también realizan charlas informativas para explicar la versatilidad culinaria de la especie, la conveniencia ecológica de su consumo y aclarar mitos sobre el veneno de las espinas y la idea errónea de que estas afectan la carne del pez.

Sin embargo, la oferta de este restaurante capitalino es una celebrada rareza a pesar de la oportunidad de explotación. Carlos Soucre señala que hace falta un programa de formación de pescadores artesanales, así como realizar un seguimiento a sus prácticas, porque muchas veces no existen sanciones a aquellos que incumplen las vedas de especies como la sardina o el pulpo. El biólogo venezolano ha participado en la mayoría de los eventos que se han organizado entre el 2011 y el 2014 en La Tortuga y Bahía de Cata para promover la captura y consumo del pez león.

La primera alerta

El ictiólogo e investigador Óscar Lasso-Alcalá, de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, junto al profesor Juan Posada de la USB, dio la alerta en el 2008 cuando el pez león ya había llegado a Colombia. Meses más tarde, el experto documentaría en noviembre

de 2009 el primer avistamiento en Venezuela. Este sería el punto de partida para la creación, a finales de 2010 y

junto al investigador Eduardo Klein, del Centro de

Avistamiento en Línea de la Universidad Simón Bolívar.

Desde entonces ha brindado más de 100 charlas en Venezuela y varios países caribeños sobre los peligros ambientales de esta especie. El pez león fue introducido en las costas de Florida por medio de liberaciones de acuaristas, pero es originario del Índico oriental y del Pacífico occidental. Es ampliamente comercializado en el mundo con fines ornamentales. Desde 1985 está presente en las costas del sur de Estados Unidos, pero hubo una dispersión explosiva a partir de 1999, explica Lasso-Alcalá. Para el investigador, EE.UU. debería dar fondos para investigar porque continúa introduciendo el pez león. “Es una especie supervoraz que se reproduce muchísimo y las corrientes marinas lo ayudan porque sus huevos fecundados flotan, lo que le ha permitido poblar el Caribe en un período entre 10 y 15 años”, detalla el ictiólogo. Su reproducción es especialmente veloz: una madre puede poner hasta 30 000 huevos en cada evento reproductivo, lo que sucede al menos siete veces al mes durante todo el año.

Esta capacidad de multiplicarse le ayudó a apoderarse en tan solo 14 meses de los 4000 kilómetros de costa venezolana, como ocurrió en el Parque Nacional Mochima, y las 300 islas ubicadas en 14 archipiélagos en Venezuela, como el de Los Roques. Se cree que aún no ha logrado entrar al Golfo de Venezuela.

El gran problema es que el pez león arrasa con todas las especies nativas, lo que afecta la pirámide alimenticia. “Puede comer juveniles de langosta, crustáceos, pulpos, calamares y otras especies de importancia económica. También jureles, sardinas y hasta barracudas, lo que impacta la pesquería, pero además, si se comen a los herbívoros de los corales, el exceso de algas puede matar a los arrecifes”, precisó Lasso-Alcalá. Un estudio de 2012 reveló que en Venezuela se encontraron 19 familias de peces y siete grupos de crustáceos en los estómagos de 216 ejemplares de pez león.

Solo siete trabajos de investigación se han hecho en Venezuela sobre esta especie, pero faltan muchos más, lamenta el científico. Uno de ellos determinó que el tejido tenía una calidad proteíca similar a la sardina, con una alta cantidad de fósforo, pero solo en una localidad. “Los de la costa central se pueden comer, no tienen contaminantes” –como los que captura la empresa de Carlos Soucre en Farallón Centinela– pero advierte de que los que nadan cerca de plantas petroquímicas, en Carabobo y el oriente del país, podrían tener metales pesados. Tampoco se han realizado estudios exhaustivos.

Por su abundancia, algunos juveniles pequeños de pez león están cayendo en redes de pescadores, quienes los dejan morir en la arena o los devuelven al mar, como ha atestiguado Soucre en el estado Miranda y Clavijo en Aragua. La preocupación de LassoAlcalá tiene que ver con el impacto a corto plazo: “acabará con los crustáceos y luego comerá solo peces, si no se actúa habrá un colapso ecológico en diez años”. “Todavía no sabes cuánto, cómo y dónde hay que pescarlo para su manejo, no hay una ley al respecto y el Ministerio de Pesca le pasó por encima, publicando solo al respecto una resolución sobre la pesca con arpón”, denunció el ictiólogo. Oficialmente no hay un documento que regule su introducción y manejo. El SVIDB alude a la Ley de Gestión de la Diversidad Biológica de 2008 (que Lasso-Alcalá señala como equívoca al ignorar sus especificaciones sobre las especies invasoras y exóticas), así como a las normas para Regular la Introducción y Propagación de especies Exóticas de la Flora y Fauna Silvestres y Acuáticas de 1992 y la Estrategia Nacional para la Conservación de la Diversidad Biológica.

¿Caracol dormido?

Salvador Boher-Bentti es experto en manejo y conservación de fauna silvestre, especialmente en las relaciones planta-animal. Fue jefe del Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas entre 2010 y 2016. Llegó a este

centro de investigación para controlar al caracol gigante africano (Achatina fulica) que había colonizado el Jardín Botánico de la UCV, así como había sucedido en el país después que fue introducido con presuntos fines cosméticos en 1997 . “Tuvimos el reporte de que se vendía la baba del caracol para mejorar la piel de la mujer, era una farsa pero era muy popular”, explica Boher. Oficialmente el caracol africano está distribuido en cinco biorregiones de Venezuela, desde el Orinoco hasta la Isla de Margarita.

Es la segunda especie invasora más peligrosa del mundo, considerada como una plaga establecida en Venezuela. Los riesgos asociados a su introducción en los ecosistemas se basan en su dieta amplia: es una herbívora generalista y puede comer excremento, pero además puede poner hasta 500 huevos por año como hermafrodita que se autofertiliza, por lo que su reproducción no requiere de una pareja.

El caracol africano es especialmente dañino para cultivos de cacao, café, caraota, yuca, lechuga, repollo, maní, lechosa, pimentón, naranja, maíz, cambur, pepino, tomate y zanahoria, plantas ornamentales, pastizales y alimento concentrado para mascotas. Además es un riesgo para la salud porque puede ser un vehículo de transmisión de patógenos como lo son las ratas, las cucarachas y las moscas, que se transmiten al contacto con ojos, nariz o boca. También puede ser peligroso su consumo, pues es comestible, sin una preparación adecuada, como indagó una investigación hecha en el núcleo de Maracay en la UCV, campus donde también están presentes.

En cuatro años consecutivos de fuertes lluvias (2010-2014), sus poblaciones crecieron apresuradamente, mientras que su actual disminución podría explicarse por los períodos de sequía debido a El Niño y al Cambio Climático.

Boher espera el regreso de los caracoles africanos con las lluvias de mayo, mientras Clavijo lo considera “ampliamente distribuido y abundante”, tanto así que advierte el impacto que

está generando en el Parque Nacional Henri Pittier, tomando en cuenta que se ha medido que es capaz de comer cientos de especies vegetales.

A pesar de la sequía, el caracol sigue afectando cultivos y no ha desaparecido. En 2016 el Ministerio de Ecosocialismo retiró 10 kilos en cultivos urbanos de maíz y plátano en Cojedes (Llanos Centrales) y 16 kilos más en Mérida (Andes), mientras que el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (INSAI) brindó un taller sobre manejo y control del caracol africano en el céntrico estado Miranda en febrero de 2017. “Solo se puede mitigar porque ya no se puede eliminar”, dijo Boher, quien comandó operaciones que aniquilaron hasta 30 000 individuos durante 2012 en el Jardín Botánico de Caracas, “si no estarían caminando por la Ciudad Universitaria”. Sin embargo, sabe que esto puede despertar sentimientos encontrados por posibles acusaciones de crueldad animal. Pero esto no impidió que en el 2012 se emprendiera una campaña oficial que explicaba cómo eliminar al molusco con sal, lo que causa una reacción violenta en el animal, que luego debe ser enterrado en por lo menos medio metro de profundidad añadiendo cal a los caparazones. “Los ensayos científicos que hicimos encontraron que desarrollan caparazones de hasta 4 milímetros, eso hace que ni siquiera el gavilán chiriguare lo pueda cazar”, detalló Boher, para explicar cuán complicado puede ser controlarlo.

La amenaza de la rana toro

Ubicada entre las 100 especies invasoras más peligrosas, la rana toro tiene una capacidad reproductiva y una voracidad asombrosas, características similares a las del caracol africano gigante y el pez león. Puede depositar entre 7 000 y 13 000 huevos en cada nidada, y puede depredar serpientes, tortugas, peces, murciélagos, crustáceos, lombrices, ratones y otras ranas, con las que también compite y desplaza por alimento, espacio y refugio. Además, es portadora del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, que produce quitridiomicosis cutánea, enfermedad responsable de la extinción de tres especies.

La investigadora Margarita Lampo encontró que más del 85 % de los adultos poseen este patógeno, lo que dañaría especialmente a la endémica ranita merideña (Dendropsophus meridensis) especialmente afectada por está enfermedad transmitida, así como por la depredación y competencia con la rana toro.

Proveniente del este de los Estados Unidos puede pesar entre 60 a 900 gramos y medir entre 10 a 20 centímetros. Fue introducida ilícitamente en lagunas de Mérida en el 2001, presuntamente para su cría y aprovechamiento para el consumo humano. La investigadora e ingeniero forestal Yolanda Herrera presentó una ponencia en el V Congreso de Diversidad Biológica (2015) en la que aseguró que tras una campaña de dos años, que empezó en el 2008 y se desarrolló en la Laguna La Rosa, lograron controlar la población de rana toro. En esa oportunidad emplearon rifles, trampas y arpones para cazar a los individuos, y además aplicaron una estrategia para la extracción de huevos y el exterminio de especímenes de todas las edades. Los reportes de entonces indicaban que no se volvió a registrar la presencia de esta especie invasora.

Sin embargo, Herrera reveló que las protestas políticas de 2014 y la ausencia total de apoyo institucional desde el Ministerio de Ecosocialismo –así como el cierre del Ministerio de Ambiente, fusión con Ministerio de Vivienda y regreso con nuevo nombre– a partir de 2015 impidieron que la estrategia, que incluía desmalezar y limpiar toda la periferia de la Laguna donde se encontraron los nidos, prosiguiera, por lo que desconoce si la especie logró ser confinada o volvió a expandirse. Herrera también apeló, como Lasso-Alcalá, a las dificultades del trabajo en solitario y sin fondos que impidió que continuara su labor científica.

¿Abandono oficial?

El Ministerio de Ambiente de Venezuela publicó en el 2012 la primera Estrategia Nacional de Conservación de la Diversidad Biológica para el período 2010-2020. El documento incluía entre las cuatro amenazas que urgía atender la “introducción, establecimiento e

invasión de especies exóticas”, asegurando que estas habrían ingresado al país por medio del tráfico o comercio —para su posible uso agrícola o como control biológico—, también por la descarga de aguas de lastre en las costas, lo que sería producto de la llegada frecuente de tanqueros petroleros.

Entre las líneas claves de la estrategia nacional está la creación de un Programa Nacional para la Prevención, Control y Erradicación de Especies Exóticas, así como la creación y publicación de una lista actualizada de las invasoras o las que potencialmente podrían ser.

Hasta diciembre de 2105, la lista oficial de especies invasoras estaba avanzada al 90 %, aunque el V Informe de Diversidad Biológica de la República Bolivariana de Venezuela establece como fecha tope para su finalización el 2020, año en el que se deberá haber terminado con la identificación y priorización de las especies invasoras, así como con determinar sus vías de introducción para prohibir la importación mediante un decreto oficial. Según la Memoria 2015 del Ministerio de Ecosocialismo, el listado preliminar incluye 94 vertebrados exóticos, así como un programa de control, prevención y erradicación. Además, se considera la aplicación de normas sanitarias y agrícolas para el manejo del caracol africano, y el control y erradicación del pez león y la rana toro.

Para los expertos consultados estas especies llegaron para quedarse. Se sabe que no pueden ser erradicadas sino controladas, por eso demandan el diseño de normas para el control de esta problemática y señalan la necesidad de educar a las comunidades para disminuir las liberaciones irresponsables y el tráfico de especies potencialmente dañinas. http://www.el-nacional.com/noticias/ciencia-tecnologia/especies-invasoras-amenazanbiodiversidad-del-pais_81471 Caracol Gigante Africano en Venezuela

Caracol Gigante Africano en Venezuela

El caracol africano gigante (Achatina fulica), es una especie de caracol, es el molusco terrestre más grande del mundo que fue introducido de manera accidental a Venezuela

aproximadamente en 1993, y hasta el momento ha sido vista en los estados Monagas, Sucre,

Nueva Esparta, Delta Amacuro, Anzoátegui, Miranda, Aragua, Portuguesa,

Carabobo, y Lara, inclusive en algunas zonas de Caracas. No es el primer caso de introducción ilegal de especies exóticas en nuestro país, ya en los años cincuenta se introdujo al pez Tilapia que invadió la laguna de Los Patos en Cumaná y el Lago de Valencia desplazando a las especies locales. Más recientemente, a fines del siglo pasado, se introdujo ilegalmente ejemplares de la rana Toto desde Colombia, esta rana de mayor tamaño y voracidad que las especies nativas ocupó los nichos naturales que estas ocupaban y su erradicación todavía se intenta. Usted se preguntará, ¿cuál es el problema?, pues este caracol igual que los roedores, es portador de un parásito en los tejidos fibromusculares y lo expulsa a nivel intestinal llamado

Anguiostróngylus,

que

puede

generar

la

enfermedad

conocida

como

Angiostrongiliasis abdominal en el caso del A. costaricensis, cuyos signos son fiebre, dolor e inflamación abdominal, mucho malestar fuerte; si se trata del A. cantonensis, causa de la meningoencefalitis eosinofílica. La forma de adquirir la enfermedad es mediante el contacto de la boca, nariz y ojos con las secreciones o baba del caracol, mediante el consumo de caracol contaminado con el Anguiostróngilus o de manera indirecta al consumir alimentos contaminados con las heces del caracol, que una vez consumido, el parásito es absorbido al torrente sanguíneo y llega al cerebro causando los signos y síntomas.

Otra enfermedad causada por el caracol es la Bilarzia, o Esquistosomiasis, ésta enfermedad es causada por un parásito o gusano llamado squitosoma, que vive dentro del caracol, este lo expulsa al agua contaminándola, el hombre que bebe, trabaja, o nada en estas aguas, es penetrado por el parásito, causándole daños hepáticos severos, altamente incapacitante por las fiebres que genera entre otros. Para que tengan una idea del problema, en África estiman unos 160 millones de afectados y decenas de miles de defunciones por año. Si no es suficiente, puede ser vector de virus y bacterias por lo que es considerada una plaga igual que las ratas, moscas y las cucarachas.

Es considerado como una amenaza, es invasora a la agricultura por la capacidad de acabar rápidamente con grandes plantaciones de café y cacao, amenaza a la salud y diversidad biológica por su gran capacidad de reproducción, ya que puede colocar 1.200 huevos al año en seis posturas, características éstas que lo llevan a formar parte de las lista de cien especies más invasoras del planeta. Es herbívoro generalista, es decir que come hojas, frutas, tallos del cacao, café, caraotas, yuca, lechuga, repollo, maní, lechoza, pimentón, maíz, naranjas, cambur, pepino, tomate, zanahorias, inclusive plantas ornamentales y pastos, y también puede comer perrarina, pollarina, cerdarina, y cachamarina, por si fuera poco, se come los huevos y crías de otros caracoles propios de la zona, inclusive puede alimentarse de heces, es un fuerte competidor con todas las especies autóctonas del sitio por espacio y alimento, a su vez cuenta con una fácil adaptación a condiciones las condiciones climáticas.

¿Cuáles son las características más resaltantes de este temido caracol?, Entre las más importante tenemos: su alta tasa de reproducción, tiene dos pares de testículos, es hermafrodita con fertilización cruzada, es decir que aun cuando un individuo pose los dos sexos, es incapaz de auto fertilizarse por lo que debe aparearse con otro individuo, siendo aptos sus crias para la reproducción a los seis meses de edad. Poseen la capacidad de colocar 100 huevos en el primer año de vida y hasta 500, en su segundo año de vida y 1000 en 6 años, con esta capacidad reproductiva, se estima que un solo individuo fertilizado es capaz dar origen a una colonia numerosa. ¿Qué hacer si veo uno caracol Africano en mi casa, patio o jardín?, No toques los caracoles directamente con las manos, usa guantes de látex, evita el contacto con la baba del caracol especialmente en ojos, boca y nariz, si tocas un caracol lávate inmediatamente las manos, lavar muy enérgicamente con agua potable las verduras y hortalizas antes de su consumo. Para su control, se recomienda eliminar de los jardines, patios y espacios abiertos los restos de madera, materiales de construcción o cualquier otro elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol africano, no botes los caracoles en ríos, quebradas, sitios baldíos, calles o en la basura, y por favor sigue las medidas de control indicadas por las autoridades nacionales, no los uses como mascota, no los consumas, no lo manipules, no lo uses como carnada ni adorno.

¿Cómo debo desecharlo?, Puedes utilizar uno de estos tres métodos: a)

Mezcla tres partes de agua y una de cal, o tres litros de agua con un kilo de cal,

colóquelos dentro de la mezcla, tápelos, deje pasar cuatro horas para luego enterrarlos en una fosa de 50 cm para luego añadirles más cal. b)

Mezcle dos partes de cloro con una de agua, el resto del procedimiento es igual

al anterior. c)

También puede quemarlos, pero NUNCA echarlos a la basura vivos ni muertos.

Resulta importante diferenciarlos de la Guácara Venezolana, ya que la nuestra es totalmente inofensiva y se ha reducido su población de manera alarmante, por perder la lucha de competitividad con el Caracol Africano invasor. Para ello les mencionaré las principales características y diferencias entre ambos. Caracol africano: es de concha cónica, con rayas alternas entre el color marrón oscuro y beige, el cuerpo es marrón grisáceo con una banda más clara en el lomo y al estresarse produce la baba. Guácara venezolana: la concha no es puntiaguda es unicolor y NUNCA presenta rayas, su cuerpo es gris parejo y al final del borde de la concha tiene un engrosamiento o reborde. Es de menor tamaño.

Si usted desea información adicional, puede contactar a Protección Civil del Municipio Urbaneja en el Estado Anzoátegui, Venezuela, al 0424 8296177, que cuentan con una campaña de información gratuita y muy completa. http://ottoalvarado.blogspot.com/2014/03/caracol-gigante-africano-en-venezuela.html

Una especie exótica, foránea o no nativa, es una planta, animal o microorganismo que ha sido introducido fuera de su rango de distribución, aquí también se incluye las semillas, huevos, gametos o propágulos de dichas especies que pueden sobrevivir y

subsecuentemente reproducirse. Una especie exótica se convierte en invasora cuando su establecimiento y dispersión amenaza ecosistemas, hábitats o especies. Se estima un total de 1410 especies exóticas presentes en el país; la mayoría domesticada y cultivadas (62,5%), y cautivas (18%) sin contacto directo con el medio natural. Si se incluyen todas las especies de peces de acuario importadas en Venezuela, el total de exóticas alcanzaría más de 1700 especies. Por su parte, las naturalizadas, alcanzaron 232 especies (15,3%; 116 animales, 99 plantas y 17 bacterias fitopatógenas). Entre estas, 139 especies (9,1%) se clasificaron como invasoras. La mayor parte son insectos plaga (53), moluscos (4), malezas (20), plantas forrajeras (9), algas marinas (3), bacterias fitopatógenas (17), árboles (15) y vertebrados (13). La incidencia de las especies exóticas es mayor en el norte del país, coincidiendo con la concentración de la población humana. Este hecho es congruente con la preferencia que tienen las especies exóticas en general por los ambientes periurbanos, cultivados y alterados y con el avance de la deforestación, que sustituye los mosaicos de vegetación natural por extensos monocultivos que facilitan a su vez la expansión espacial y numérica de las especies invasoras.

En esta sección se señala las especies exóticas invasoras presentes en la República Bolivariana de Venezuela. La información asociada a estas especies resalta las posibles vías de entrada de las especies al país, los principales o potenciales daños que ocasionan a la diversidad biológica y al bienestar humano y los sitios donde estas especies se encuentran introducidas en al país. Esta información contribuirá a detectar cuando una de estas especies exóticas invasora está ampliando el área de invasión señalada aquí. Fuente: http://www.diversidadbiologica.info.ve.

Minamb realizará jornadas de concientización sobre el Caracol Gigante Africano CARACOL2.JPG

Caracas, 13.07.2012. (Prensa Minamb).- En el marco del plan de acción del Gobierno Bolivariano para generar conciencia en las comunidades, el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Minamb) realizará, durante este fin de semana, jornadas de información sobre el Caracol Gigante Africano (Achatina fulica), en diversos parques recreativos del Distrito Capital y del estado Miranda. Desde la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del Minamb se diseñó e implementó el proyecto Conocimiento, Manejo y Control de Caracol Gigante Africano (Achatina fulica), para que el pueblo venezolano pueda conocer la biología y ecología de esta especie. El Minamb lleva adelante el Plan de Acción Nacional para el Control y Erradicación de Especies Exóticas, que está contemplado en la Estrategia Nacional para la Conservación de la Diversidad Biológica 2010-2020. CARACOL5.JPG En el territorio nacional estas especie se encuentran principalmente al norte del río Orinoco, en áreas urbanas y periurbanas del Distrito Capital y los estados Miranda, Portuguesa, Delta Amacuro, Lara, Sucre, Monagas, Nueva Esparta y Aragua (Biorregiones: Cordillera de la Costa, insular, Los Llanos, Delta del río Orinoco, sistema de colinas Lara-Falcón). El escaramujo gigante, como también se le denomina a este animal, es una especie exótica del este de África, pero se ha introducido deliberadamente y consistentemente por toda Asia, islas del Pacífico y el Caribe, Brasil y Venezuela, debido a las industrias de cosmetología que a base del molusco hacen sus productos. Si desea colaborar y obtener más información básica sobre la historia natural de esta especie, distribución, métodos de erradicación y la posibilidad de reporte de la presencia de la misma en la población nacional, puede acceder a través del Sistema Venezolano de Información

sobre

Diversidad

Biológica,

http://www.diversidadbiologica.info.ve.

(FIN/Sully Bravo) https://elambienteron.wordpress.com/2012/07/13/que-es-una-especie-exotica-y-comoestan-afectando-en-venezuela/