Esgrima Del Sable

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ESGRIMA DKI,

k*5 J\

JLJ

J_i JQJ

ESCRITA POR EL OFICIAL DE CÍBALLERIA

DON FEDfiRK^O (il^IllONA Y KNSENAT

Edición de hijo ihistrada con 19 láminas.

MADRID IMPRIÍNTA

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ESGRIMA

DEL

SABLE

Los pedidos se harán á D. Ricardo Fortanet, calle de la Libertad, 29, Madrid.

ESGRIMA DEI

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SABLE ESCRITA POR EL OFIOlkL DE CtBAUERlt

DON FEDERICO GERONA Y ENSEÑAT

Edición de lujo ilustrada con 19 láminas.

MADRID I M P R E N T A DE T. F O R T A N E T 29 —CJII.LE DE r,A LIBERTAD

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M ÍXCMO. SESOK TESIEJÍTE GETÍERAL

DON ANTONIO LÓPEZ DE LETONA, DIEECTÜU

Tiene

GENERAL

DE

CABALLERÍA,

ETC.,

ETC.

La alta })onra de dedicar esta obra

s u AUTOR,

Federico Gerona y Enseñat,

PRÓLOGO.

La historia del noble arte de la esgrima ofrece un interés por demás grande. Naciendo este arte de las primeras luchas que son tan antiguas cuasi como el hombre, recorre la larga escala de los siglos apareciendo siempre triunfante. En la Edad antigua, en que dos poderosas dominaciones sucesivas, la griega y la romana, extendieron al mundo sus civilizaciones, se ve ya á la esgrima desempeñando un papel principalísimo. Los griegos la enseñaban en sus renombrados gimnasios de Atenas junto al sitio donde espar-

PRÓLOGO.

cian su notable filosofía, y era dirigida por un magistrado que, elegido anualmente por el Areópago con el título de Gimnasiarca, presidia todos los gimnasios. Las admirables luchas de los atletas, son pruebas bastantes á demostrar el sublime grado de perfección que nuestro arte alcanzó entre los griegos. Más tarde, los romanos en su época de poderosa dominación, practicaban la gimnasia militar en el famoso Campo de Marte, donde todos, grandes y pequeños, acudian á recibir la conveniente instrucción. Los gimnasios eran visitados á la vez con profusión , y hasta las damas de la nobleza se honraban aprendiendo el manejo de las armas. Si grandes habían sido las luchas de los atletas griegos, mucho mayores fueron las de los gladiadores romanos, que, aunque sanguinarias y feroces hasta el colmo, dieron una muestra de la maravillosa perfección de la esgrima en los tiempos antiguos.

PROLOGO.

La Edad-media, esa Era de. gran reconstitu­ ción para todas las naciones, encierra la creación de la Caballería, admirable concepción que elevó hasta la sublimidad las desordenadas costumbres de aquellos tiempos. En esta época fué donde la esgrima ocupó el más bello lugar que nunca alcanzara, pues prac­ ticada sin excepción por todas las clases, fué no obstante premisa indispensable para aspirar al título de Caballero. Más aún, la gloria y el amor, esos dos poderosos agentes del hombre para las grandes empresas, hacian de la esgrima en el torneo y en el paso hon­ roso la escala que conducia á su deseado logro. Épocas fueron la antigua y la media en que este arte se colocó á la mayor altura de aprecio y esplendor. Durante la Edad moderna, ha disminuido so­ bremanera el general conocimiento de las armas, con la modificación de las costumbres de los pue­ blos, y no poco, por la generalización del uso de jas armas de fuego.

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PRÓLOGO.

También la reforma de las armas blancas ha modificado notablemente las Escuelas. A principios de este siglo publicaba aún el maestro Brea su tratado áe Destreza del espadín, arma antigua de gavilanes, que acompañaba de la daga ó del sombrero, y cuyo manejo se apoya cuasi del todo en la escuela antigua. Más tarde, los maestros Zea y Orange dedicaban su celosa actividad á la juiciosa modificación de la esgrima y, por último, la escuela moderna representada sucesivamente por varios excelentes Profesores, entre los que debo citar á mi querido y excelente maestro Mr. Nicolás, el Zuavo, ha sentado por completo las excelencias de la esgrima del florete, y hoy muchos brillantes aficionados lucen en difíciles asaltos la proverbial y admirable destreza castellana. Hemos de dedicar aquí un recuerdo al eminente tirador Sr. Marqués de Heredia, á quien justamente se le ha designado como el Principe de los aficionados. Mas si tratándose del florete hay unidad de es^

PRÓLOGO.

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cuelas, en el sable, por el contrario, existen varias y muy diversas, que como las pocas obras que acerca de él hay escritas, son bastantes complicadas é imperfectas. A modificar convenientemente lo que existe vicioso, suprimiendo lo superfino, y sentando sobre bases sencillas y exactas la esgrima del sable, dedicamos estos trabajos. Al efecto, hemos dividido nuestra obra en las tres partes de que debe constar la enseñanza del arte que nos ocupa: la primera, trata de las lecciones preparatorias, para poder entrar de lleno en la segunda, que se compone de todos los movimientos simples, la cual, aprendida convenientemente , abre lugar á la tercera, que se extiende en los compuestos y los golpes especiales. En todo este libro hemos prescindido de la pomposidad que viene siendo condición peculiar de las obras de armas, aceptando la sencillez más útil. Por lo tanto, nuestros lectores sólo hallarán movimientos y consejos, y en forma alguna largas é inútiles consideraciones que nada dicen.

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PRÓLOGO.

Desechando tradiciones ridiculas, hemos divi­ dido el cuerpo en menos líneas (cuatro), desig­ nando el golpe de ataque con la denominación de cuchillada, y prescindiendo de los distintos nom­ bres de revés, tajo ó mandoble, con los que se lograba únicamente confundir al discípulo. Como aceptamos solamente seis paradas y seis golpes simples de ataque que se pueden aplicar como respuestas, creamos una base fácil y sencilla de movimientos simples, que sin más que combi­ narlos entre sí por medio de fintas, nos dan los compuestos de dos y de tres, con lo que el d iscípulo desde el primer dia tiene una noción perfecta de la esgrima, y puede dedicarse con libertad á ad­ quirir la práctica, y á deducir profundas consi­ deraciones sobre cada uno de los movimientos, derivando la oportuna aplicación de los arrestos. Suprimimos las teorías de los planos, círculos y gradación de brazo y sable, pomo considerar­ las de utilidad. Crear una Escuela completa á la parque sen­ cilla, ha sido nuestro objeto, y la bondad del fin

PBÓLOGO.

disculpa la temeridad de la empresa y reclama la indulgencia de los lectores hacia quien sin otra pretensión, es únicamente un ardiente apasionado de las armas españolas.

EL AUTOR.

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ESGRIMA DEL SABLE.

PRIMERA PARTE. LECCIONES PRELIMINARES.

Nomenclattira del sable. El sable (Lám. I) se compone de varias piezas que contribuyen á formar bien la empuñadura ó bien la hoja; mas como quiera que existen en él partes de una misma pieza que por su distinta forma llevan otro nombre, de aquí la necesidad de dividirlo en dos partes principales, que como queda dicho, son: empuñadura y hoja. La empuñadura se forma con el pomo («), la empuñadura {h) y \h guarnición [c). La hoja se subdivide en racazos superior (á) é

ESGRIMA DEL SABLE.

inferior íe), filos superior (y) é inferior [g), espiga y punta. Considerando aquí el sable desnudo, hacemos caso omiso de la vaina que puede aceptar distintas formas. Respecto á sus condiciones más esenciales, señalaremos : la de que la empuñadura sea del peso necesario para aligerar la punta y de la longitud necesaria, procurando que nunca sea corta y ha de tener indispensablemente un gavilán (í), que preserve la mano de los golpes á que habría lugar sin ser dirigidos en el caso de faltar este requisito; la taza debe ser calada ó formar un reborde en su límite exterior que evite igualmente toda estocada casual dada en la guarnición. Los recazos de la hoja tendrán de longitud: el superior, la mitad de la hoja; el inferior, un tercia. (Lám. I.)

ES&RIHA DEL SABLE.

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Primera posición.

Es la colocación primitiva de todo tirador an­ tes de tomar la guardia, y á la que debe r ^ i tuirse inmediatamente que en el combate haya tocado á su adversario. Se obtiene, formando con los pies un ángulo recto de modo que el talón del pié derecho toque al tobillo interno del izquierdo, las. rodillas ten­ didas, el cuerpo derecho, el brazo izquierdo caido con naturalidad á su costado, aunque sin tocarlo, el derecho extendido hacia este lado, al frente y formando línea recta con el sable, de modo que la mano quede á la altura de la vista, la cabeza flexible y en dirección del contrario. La mano derecha agarrará el sable con firmeza pero sin contracción, de-modo que el pulgar se

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ESGRIMA DEL SABLE.

extienda á lo largo del canto exterior de la empuñadura. Cogida así el arma, la mano ha de quedar uñas abajo. (Lám. II.)

El saludo.

A más de ser ana forma social imprescindible entre los combatientes, y de éstos para coii los que están á su alrededor, tiene por objeto preparar la distancia entre ambos. Para ejecutarlo: 1." Se establecerán los dos adversarios frente á frente colocando el cuerpo en primera posición, agarrando el sable con la mano izquierda por debajo de la empuñadura, la que se colocará á la altura de la cintura y de modo que el sable esté algo inclinado hacia adelante; Q1 brazo derecho caido con elegancia á esté costado.



ESORIHA DEL SABLE.

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Cuchillada en quinta.

Se ejecuta siempre que un tirador descubra mucho sus líneas de primera ó segunda. Al efecto, se extiende el brazo al frente levantando el puño y la hoja lo precisamente indispensable, y tomando la oposición por el lado en que se halle el sable del contrario, (Lám. XI.)

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ESGRIMA DEL SABLE.

Sexta ó estocada.

Si viereis que el contrario levanta mucho su puño, bajad vuestra hoja con viveza, ciñéndola al rededor de su mano hasta colocar la punta al centro de su cuerpo, y partir á fondo tomando la oposición alta y por el lado en que quede su arma. (Lám. XII.)

Observaciones.

Los golpes de ataque exigen del tirador una ligereza admirable y grandefirmezaal partir; pues

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ESGRIMA DEL SABLE.

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sin lo primero, serian ineficaces, y faltando lo segundo, quedarla el tirador imposibilitado para volver á la parada con la libertad y prontitud ne­ cesarias para evitar una respuesta hábil.

La oposición perfecciona el ataque, y es tan indispensable, que sin ella pueden siempre tener lugar los golpes dobles. Por esto no cesaremos de recomendarla como una de las primeras necesi­ dades.

Cuando el contrario baja mucho la punta del sable, hay que atacarle con pregaucion suma, prefiriendo á todo golpe la estocada; pues podría ocurrir, que al dirigirle una de las cuchilladas, se lanzase él con la estocada, golpe siempre más temible.

ESGRIMA DEL SABLE.

Por regla general, los ataques obedecen á los movimientos del contrario, pero si éste se con­ denara á una perfecta inmovilidad, se le debe obligar á quebrantarla cortándole la línea ó cam­ biándola, y atacándole en seguida con cautela y prontitud.

ES&RIMA DEL SABLE.

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PARADAS.

La parada es el movimiento por el cual sepa­ ráis con vuestro sable el deltíbntrariode la linea de vuestro cuerpo, evitando así el golpe que aquél os dirija. Asi como en el ataque hay seis distintos golpes simples, en la defensa existen seis paradas con aplicación á cada uno de aquéllos, por cuya ra­ zón, y para evitar confusiones, llevan igual nom. bre que el golpe á que se aplican. Por lo tanto, la destinada á evitar la cu(|||illada en primera, se denomina parada en primera, y así respectiva­ mente todas las demás.

GSGRmA DEL SABLE.

Parada en primera.

Para parar la cuchillada en,primera, elevad rápidamente la punta del sable hasta colocarla á la altura de la payte superior de la cabeza, llevando el puño un poco á la derecha y volviéndolo lo bastante para que el filo inferior quede casi á este lado. (Lám. XIII.)

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ESGRIMA DEL SABLE.

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Parada en segunda.

Al tirar vuestro contrario la cuchillada en segunda, llevad rápidamente el puñoá la izquierda hasta que rebase por completo vuestro costado, de modo que la hoja cubra perfectamente esta linea y la cabeza, y colocad el puño con las uñas hacia el cuerpo, para que el filo inferior quede casi á la izquierda. (Zám. XIV.)

ESGRIMA DEL SABLE.

Parad»ien tásrcet^.

La para3a?én tercera se Rae» bajando tó|)idamerite la mano hasta colocar la punta unos veinticinco centímetros del suelo, por medio de una rotación pronta del puño, que ha de quedar con las uñas hacia los piés/ y fuera de la línea del cuerpo. El filo inferior á la derecha. (Zámlna XV.)

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K8&RIMA DEL SABLE.

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Parada en cuarta.

Se ejecuta bajando el sable en dirección del cuerpo, y Üevándolo en seguida al costado dere-, che, el puno fuera de la línea de cuarta, y con las unas hacia la derecha, para que el filo quede casi á la izquierda.

esta parada hay que tener presente, que como para tirar la cuchillada correspondiente el adversario habrá conseguido colocar su hoja delíajo de la vuestra, es necesario bajar el sable como queda prevenido, llevándolo luego á la de­ recha, como para sacar el de aquél de la línea de vuestro cuerpo. (Lám. XYI.)

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ESGRIMA DEL SABLE.

Parada en quinta.

Para emplear esta parada, subid la hoja con prontitud hasta colocarla casi horizontal y poco más alta que la cabeza, con elfilosuperior arriba, y la punta todo lo adelantada que se pueda, sin descubriros. La mano ha de quedar con las uñas al frente, á la altura de la cabeza, un poco más á la derecha que el codo, y adelantada del hombro como unos cuarenta centímetros. El brazo doblado sin rigidez. (Lám. XVII.)

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ESGRIMA DEL SABLE.

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Parada en sexta.

Ha de emplearse contra la estocada del modo siguiente: se baja la punta con prontitud por una veloz rotación del puño, quedando éste y la hoja como en la parada de tercera, con la única diferencia de que la punta no ha de bajar más que lo muy preciso, como indica la Lám. XYIII.

Observaciones.

En todos los movimientos se ha de tener un especial cuidado de conservar el dedo pulgar ex-

ESGRIMA ÜBL SABLE.

tendido á lo largo del borde exterior de la empuñadura, pero especialmente en las paradas; pues la fuerza del golpe hace que el sable se incline, dejando lugar á aquél, si no se observa esta precaución.

El puflo ha de quedar siempre fuera de la linea en que se para.

El cuerpo, en la defensa, debe, en lo posible, permanecer en guardia, é independiente á los movimientos del brazo y pufio. Aceptamos desde luego la defensa rompiendo, si bien debemos indicar que de esta suerte, como se agrandan las distancias, queda el tirador imposibilitado para contestar, aunque libre del ataque que le hayan dirigido.

KS&RIM^L DEL SABLE. - —





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Todas las paradas deben comenzar por la punta, y se han de practicar con rapidez suma, si bien conservando el dominio del sable; pues de lo contrario, os sucedería que á una finta bien marcada del adversario pararíais bien, pero al ser engañados, recibiríais el golpe decisivo por no poder restituiros á otra parada con la prontitud necesaria.

El corte ha de quedar mirando al frente y al lado por el cual se para.

Es de suma importancia en las paradas conservar la punta tan adelantada como sea posible, pues así son más breves las segundas paradas y más fáciles y prontas las oportunas respuestas.

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ES6RIHA DEL SABLE.

RESPUESTAS.

Respuesta es el golpe que se tira al adversario inmediatamente que se para su ataque.

Aparte de los golpes al brazo y del cupé de coronacion, de que hablaremos más adelante, y que ya conocemos con la denominación de especia­ les, las respuestas que pueden tirarse son única­ mente los seis golpes simple?, que se emplean como marcan los párrafos siguientes,

ESOaiMA DEL SABLE.

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Respuestas desde la parada en primera.

En las respuestas conviene para su ejecución, como en los golpes simples de ataque, que el con­ trario descubra alguna de sus líneas al restituirse á guardia; pero de no hacerlo así, hay que elegir la respuesta más ventajosa. Desde la parada en primera, por ejemplo, será muy conveniente responder con las cuchilladas en tercera ó cuarta, ó la estocada; puesto que de responder primera, segunda ó quinta, el con­ trario hallaría mucha más facilidad para parar en su movimiento de elevación á guardia. En el caso presente, como en todos los demás, nos limitaremos á exponer las respuestas más ventajosas; volviendo á repetir que si el que atacó

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ESGBIMA DEL SABLE.

descubre cualquiera de sus líneas, sobre ésta de­ beremos contestar preferentemente.

Resptiesta por la cíichülada en tercera. En cuanto el adversario retire su sable ó se restituya á la guardia, extended rápidamente el brazo dando la cuchillada en tercera, partiendo é fondo y tomando una perfecta oposición en primera.

Respuesta por la cuchillada en cuarta. Tirad este corte como en ataque, colocando inmediata­ mente vuestro sable debajo del contrario, y to­ mando al" partir una correcta oposición en se­ gunda.

Respmstapar la estocada. Ésta se hace como' la preanterior, si bien dirigiendo la punta al cen-

ESORIMA DEL SABLE.

57

tro de las líneas y tomando la oposición consi­ guiente.

Respuestas desde la parada en segunda.

Son preferibles las respuestas por las cuchilla­ das en tercera ó quinta, ó por la estocada.

Respuesta por la cuchillada en tercera. Siem­ pre que el tirador que atacó se retire precipita­ damente á la guardia, se le podrá responder por esta cuchillada con la oposición en primera.

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ESGRIMA DEL SABLE.

Respitesta por la ctichillada en quinta. En el momento que paréis el ataque, tirad rápidamente quinta, restituyéndoos á guardia con no menor prontitud, pues así lo exigen las condiciones de este golpe.

Respitesta por la estocada. Dirigid veloces vuestro sable con elevación y oposición en se­ gunda, partiendo con firmeza.

Respuestas desde la parada en tercera.

Se tirarán con éxito las tres siguientes;

SSñRIUA. DEL SABLE.

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Respuesta por mcMllada en pñmera. Desde la parada en tercera, elevad rápidamente la hoja extendiendo el. brazo y dirigiendo la cuchillada á la línea de primera con oposición de este lado.

Respuesta por cuchillada en tercera. Se efectúa como la anterior, pero dirigiendo el golpe á la línea de tercera, y tomando bien la oposición en primera en el momento de partir.

Respuesta por estocada. Desde la parada, llevad la punta directamente al centro del cuerpo del contrario con oposición en primera, extendiendo el brazo y partiendo con prontitud.

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ESGRIMA DEL SABLE.

Respuestas desde la parada en cuarta.

Se pueden practicar estas tres:

Respuesta por cuchillada en tercera. Al le­ vantar el contrario su sable, llevad el vuestro á su línea de tercera, extendiendo el brazo con oposición en primera, y lanzaos á fondo con ra­ pidez.

Respuesta por cUfCMllada en quinta.' Ésta ne­ cesita tal ligereza, que se confundan en un solo movimiento la parada y la respuesta; y exige

ESGRttfA DEL SABLE.

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también, la pronta restitución á guardia que en otro lugar dejamos consignada.

Respuesta por la estocada. Se hace como la respuesta por cuchillada en tercera, si bien tirando la estocada.

Respuestas desde la parada en quinta.

Cinco son las que pueden practicarse.

Respuesta por cuchillada en primera. Se hace con ligereza suma, y tomando la oposición en primera al bajar sii sable el contrario.

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ESGRIMA DEL SABLE.

Resjmesta por cuchillada en segunda. Como la anterior, pero con oposición en segunda.

Respvssta por cuchillada en tercera. To­ mando la oposición en primera.

Sespuesia por cuarta. No olvidándose de to­ mar la oposición en segunda en el momento de partir.

Hespuesta por la estocada. Bajando la punta directamente al cuerpo del contrario por debajo de su brazo derecho, y partiendo á fondo con elevación y oposición en primera.

E8SR1MA DEL SABLE.

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Respuestas desde la parada en sexta.

Creemos deber preferir las respuestas por pri­ mera, tercera y sexta.

Respuesta por cuchillada en prim&ra, En«l momento que el contrario se retire á guardia, partid con oposición baja en primera.

Resptiesta por cuchillada en t&rcera. Gomo la anterior.

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E8GRIHA DEL SABLE.

Respuesta por la estocada. Alargad el brazo levantando el puño y tomando la oposición en primera.

Observaciones.

En las respuestas, como en los golpes de ataque, es indispensable tomar una buena oposición, á fin de evitar golpes dobles quizás más temibles que los que se tiraran como respuestas.

En caso de que el contrario no vuelva á la guardia, no se deberá partirá fondo al responder.

ES&RIMA DEL. SABLE.

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Como el que ataca pierde algo de su fuerza y equilibrio, y gasta su ligereza en volver á guardia, resulta que el que contesta lleva alguna ventaja, á más de la que le dá la iniciativa. Para aprovecharla es necesario contestar con precisión, y al efecto, tener presentes las respuestas má¡ convenientes, para aplicarlas sin demora en el momento mismo de la parada.

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ESGRIMA DEL SABLE.

DE LAS FINTAS.

Se entiende por Jinta el movimiento de figurar un golpe cualquiera, con el objeto de engañar la parada que el adversario tome contra el fingido ataque.

Finta de cuchillada en primera.

Extended el brazo al frente con la misma lige* reza que si fueseis á tirar la cuchillada, tomando la oposición en primera, pero sin partir á fondo.

BS9KI)U OBt SABIiB.

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Finita de cuchillada en segunda.

Alargad el brazo, girando el puño y marcando perfecta y rápidamente la cuchillada en segunda, con-oposición por este lado.

Pinta de la cuchillada en tercera.

Marcad bien la tercera, pero'sin partir, y llevando alguna oposición en primera.

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BSGIlIMA DEL SABLfi.

Finta de cuchillada en cuarta.

Se hace como la finta en segunda.

Finta de cuchillada en quinta.

Ésta se reduce á extender el brazo al frente marcando la cuchillada, y exige grandísima pron­ titud, pues descubre al que la ejecuta.

ESGRIMA DEL SABLE.

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Finta en sexta ó de estocada.

Gomo en ataque, pero sin partir.

Observaciones.

Se ha de poner especial puidado en Ja ejecución de las fintas, pues de darles la rapidez y parecido de un golpe de ataque, ano hacerlo así, resulta la diferencia de que el adversario no tom¡ la parada, ó que lo haga con prevención, no des-

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ESGRIMA DEL SABLfi.

Finta de cuchillada en cuarta.

Se hace como la finta en segunda.

Finta de cuchillada en quinta.

Ésta se reduce á extender el brazo al frente marcando la cuchillada, y exige grandísima pron­ titud, pues descubre al que la ejecuta.

ESGRIMA DEL SABLE.

69

Finta en sexta ó de estocada.

Como en ataque, pero sin partir.

Observaciones.

Se ha de poner especial cuidado en la ejecu­ ción de las fintas, pues de darles la rapidez y parecido de un golpe de ataque, á no hacerlo así, resulta la diferencia de que el adversario no tome la parada, ó que lo haga con prevención, no des-

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ESGRIMA DEL SABLE.

cubriendo, por lo tanto, la parte del cuerpo en que debierais herirle.

La oposición se ha de tomar como dejamos in­ dicado, á fin de evitar que el contrario os tome el tiempo á vuestra finta^

Los pies han d,e permanecer inmóviles.

En el caso de que á vuestra finta sobre una línea descubierta, la de primera por ejemplo, no tomase el adversario la parada conveniente, de­ beríais partir en seguida con la misma cuchillada en primera, con buena oposición, y retiraros in­ mediatamente á guardia para preveniros contra cualquier asechanza.

TERCERA PARTE. DE LOS GOLPES COMPUESTOS.

GOLPES DE DOS MOVIMIENTOS EN ATAQUE. Se entiende por golpe de. dos movimientos en ataque, el compuesto de una finta y un golpe simple, que se llama golpe final.

En esta teoría se podrían combinar cada una de las fintas con todos los golpes simples, resultando infinidad de compuestos; pero nosotros señalaremos únicamente los más ventajosos, recor-

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ES&BIMA DEL SABLE.

dando á los señores Profesores, que sobre éstos debe versar la enseñanza de sus discípulos, pues es indispensable no embrollar su mente, ni acostumbrar su brazo á golpes que sobre ser expuestos, no ofrecen seguridad de éxito.

Golpes desde la finta de cuchillada en primera.

Finta m primera, y cuchillada en tercera. Al eimpezar el adversario la parada á vuestra finta, bajad rápidamente el sable, asestándole el golpe en la línea de tercera, partiendo á fondo y tomando alta la oposición.

Finta en primera y cuarta. Hecha la finta, pasad vuestro sable por encima de la hoja del

ESGRIMA DEL SABLE.

73

contrario, sin tropezaría, dirigiéndole la cuchi­ llada en cuarta, y cuidando de tomar alta la opo­ sición en segunda al empezar el golpe final.

Finta en primera y estocada. Como el golpe preantérior, |iero dirigiendo la estocada algo baja, y con oposición alta en segunda al final del mo­ vimiento.

Golpes desde la finta en segunda.

Finta en segunda y cuchillada en t&rc&ra. Mar­ cad muy bien la finta, y en seguida, tomando la oposición en primera, tirad Ja cuchillada levan­ tando y retirando un poco la hoja, y bajándola luego sobre la línea de tercera.

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ESGRIMA DEL SABLE.

Golpes desde la finta en tercera.

Finta de t&rc&ra y primera. En cuanto el ad­ versario pare tercera tiradle la cuchillada en pri­ mera baja sin elevación y restituiros á guardia con prontitud.

Finta de tercera y estocada. De igual modo y con la misma oposición que el anterior, y diri­ giendo la estocada por encima de su brazo.

ESORIMA DEL SABLE.

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Golpes desdé la finta en cuarta.

Se debe hacer únicamente la

Finta de cmrta y mchülada en segunda, pues es la más breve, y aún exige oposición baja y pronta restitución á guardia.

Golpes desde la finta en quinta.

Finiaenquintayprimera. Al.tirár el golpe final, mareadlo alto y con perfecta oposición en primera.

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ESGRIMA DEL SABLE.

Finta de quinta^ y segunda. Sobre esta línea y en la misma forma que el precedente. Finta en quinta y estocada. Al levantar el sable el contrario, dirigidle la estocada alta, con oposición en primera y describiendo con la, punta un arco tan pequeño como se pueda.

Gtolpes desde la finta de estocada.

Finta de sexta y primera. Es el único golpe que puede intentarse, y se ha de ejecutar con ligereza suma, y restituyéndose á guardia sin demora.

E8&RIMA DEL SABLB.

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Observaciones.

Es indispensable que las hojas no se tropiecen en las fintas; pues si tal acontece, disminuye la ligereza del golpe del que ataca, y el contrario, á su vez, no pierde más tiempo en prolongar su parada.

Si el adversario no se previniese contra una finta bien marcada sobre una línea descubierta, deberéis continuarla sin temor como si tiraseis un golpe simple sobré la misma, pero tomando una perfecta oposición.

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BS6RIHA DBL SABLE.

Las dos oposiciones que exigen la finta y el golpe final, se han de practicar con sumo cuidado á fin de evitar todo golpe doble ó de arresto.

ESGHIMA DEL SABLE.

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PARADAS Y RESPUESTAS.

Las paradas contra los golpes de dos movi­ mientos, no son más que la aplicación de dos paradas simples, que conservan por lo tanto sus mismos nombres. Así, si tenemos que parar la finta de quinta y estocada, usaremos de las pa­ radas en quinta y sexta. Insistimos en recordar que tódáí parada debe empezarse por la punta, y que ésta debe quedar en aquéllas todo lo adelantada posible, á fin de que sea más corto el espacio que necesite recor­ rer para asistir á las segundas paradas ó para res­ ponder oportunamente.

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ESGRIMA DBL SABtB.

Las respuestas desde las paradas contra los golpes de dos movimientos, pueden ser simples y compuestas. En el primer caso, se verifican como está consignado en el capítulo que trata de las respuestas desde las paradas contra los golpes simples; en el segundo, se hace la finta de cualquier respuesta simple, añadiéndole como golpe final aquel que esté más en armonía con la finta elegida, según se señala en los golpeado dos movientos en ataque.

Todos los compuestos exigen un perfecto dominio del sable, que dá la práctica, y no deben ser enseñados hasta tanto que los discípulos ejecuten con perfección todo lo prevenido en las teorías que forman las dos primeras partes de este tratado.

ESGRIHA DEL SABLE.

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GOLPES DE TRES MOVIMIENTOS.

Son los compuestos de dos fintas y un golpe final. Como las fintas en la esgrima del sable son bastante abiertas, resulta que en estos compuestos de tres, se halla el tirador más expuesto que en los de dos movimientos á recibir un golpe de arresto; por cuya razón aconsejamos á nuestros lectores los apliquen rara vez. En las sala¡s de armas, no obstante, deben practicarse mucho los más convenientes; pues como exigen gran fuerza y ligereza, hallan luego los discípulos mayor facilidad para aplicar los golpes de dos movimientos.

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ESGhIMA DEL SABLE.

Vamos á exponer un ejemplo de estos compuestos, en ataque, en defensa y como respuesta, dejando á juicio de los Profesores la fácil elección de los más útiles para la enseñanza.

Fintas de cuchilladas en tercera y primera, y estocada.

Haced una finta perfecta á la línea de tercera; cuando el adversario baje á la parada, amenazad la linea de primera con oposición baja, y estad atentos para qlie en el momento que aquél cambie de parada subiendo su hoja, bajéis la vuestra al rededor de su puño, lanzándoos con la estocada al centro de sus líneas, y tomando una correcta oposición y elevación.

ESGRIMA DEL SABLE.

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Parada contra el tnovimiento anterior.

Se emplearán la tercera, la primera y la sexta, conservando en todas ellas el dominio del sable para acudir á la final con la prontitud que exige el ataque.

La respuesta se verifica como el ataque, de­ biendo el tirador elegir la respuesta más conve­ niente, siempre que el contrario no se descubra.

ESGRIMA OEL SABLE.

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DEL CUERPO Á CUERPO.

En la, lucha sucede algunas veces que un tirador poco delicado ó diestro, al partir á fondo, por flojedad ó demasiado ímpetu, se aproxima á su contrario hasta anular las distancias y chocar las empuñaduras, produciendo un efecto tanto más desagradable, cuanto que no obedece á objeto alguno.

Contra estos tiradores hay que retirarse al parar, aprovechando el arresto en este momento ó cuando se restituyan á guardia.

84

ESGRtUA DEL SABLE.

DE LOS GOLPES DE ARRESTO.

Se entienden por tales los que se efectúan rec­ tos sobre los movimientos del contrario, antes de que su sable llegue á ofender al que los em­ plea.

La escuela moderna ha refundido en estos gol­ pes los llamados antiguamente de tiempo, á fin de evitar toda complicación y por ser lo mismo en su esencia; puesto que debian únicamente su distinta denominación á que los detienjpo se tiraban hallándose los tiradores á pié firme, mientras que los de arresto exigían que el con­ trario estuviese marchando.

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En cada una de las líneas, alta& ó bajas, puede caber un golpe de arresto, si bien donde se emplean más generalmente es sobre el brazo, á fin de inutilizar al contrafio para el combate, y por ser esta parte la más adelantada y que más se descubre en la lucha.

A nuestro juicio, los golpes de arresto no deben formar, como sostiene algún autor, la serie más propia y preferible de la esgrima del sable; pues si bien es verdad que cuando se verifican oportunamente deciden el combate, en cambio no reconocen base determinada, son, expuestos en la práctica y carecen de aplicación fija, puesto que siempre obedecen á descuidos del adversario ó falta de perfección en sus movimientos.

Por lo tanto, vamos únicamente á reseñar los casos más preferentes en que pueden eipplearse.

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encargando muy especialmente á los señores Profesores, que dediquen un delicado interés en su enseñanza y aplicación, haciéndolos practicar oportunamente á sus discípulos cuando hayan adquirido un conocimiento exacto de la esgrima, y vituperándoles la costumbre de emplearlos constantemente á los que así lo verifiquen, faltos de la calma y buen juicio que debe distinguir á todo tirador.

Cordelois, el escritor de armas que consideramos como el primero de los tiempos modernos, fundado en su larga y respetabilísima experiencia, asegura que el tirador que emplea siempre los arrestos, expone más su vida que la defiende, y los califica de recursos de la debilidad contra la fortaleza cuando se verifican sin probabilidades de éxito,

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En conclusión, los golpes de arresto pueden y deben verificarse: 1." Cuando el adversario ataque sin extender el brazo. 2." Cuando se descubra en todafintaó ataque. 3." Contra los que abusen de los compuestos de tres. 4." Si tiraseis con un tirador que os oprimiese constantemente vuestro sable. 5." Imnediatamente después de un ^ataque frustrado, si el contrario os contesta descubriéndose, cuyo movimiento es conocido en la escuela francesa por la remise; y 6." Con el golpe al brazo como respuesta cuando al restituirse el enemigo á guardia lo haga desordenadamente.

Dejamos á juicio de los Maestros la enseñanza de la oportuna aplicación de las salidas de línea para favorecer algunos arrestos sobre los ataques del contrario; único caso en que las considera-

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mos oportunas, pues el aplicarlas con el fin de preparar el ataque, no da resultado alguno, en razón á que el adversario halla más facilidad en dar frente al tirador que salió de línea, que éste en ejecutar dicho movimiento, cuyos efectos quedan de esta suerte totalmente anulados.

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El que rompe ha de procurar cubrirse perfec­ tamente con el sable, colocándolo, no obstante, tan horizontal como sea posible, á fin de acudir más vivamente á todas las líneas, ya con el ar­ resto ó con otra segunda parada.

Los antiguos castigaban esta acometida desor­ denada con el cupé de coronación, representado por la Lám. XIX, golpe desechado hoy dia para el asalto, y por el cual, el tirador acometido ase­ guraba á su contrario por el brazo, privándole del uso del arma.

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EL ASALTO.

Es la lucha en que los tiradores lucen su ha­ bilidad y se disponen para la práctica, y no debe ejecutarse más que por aquellos discípulos que, muy hábiles en la ejecución continuada de los compuestos de tres, se hallen ya en estado de tirar con alguna perfección.

El Profesor debe presenciar los primeros asal­ tos y estudiar en ellos los defectos más sobresa­ lientes de sus alumnos, para corregírselos antes que se conviertan en hábitos, procurando verifi­ quen aquéllos, en lo posible, con aficionados in­ teligentes, á fin de que sean más pí