Escalas de Valoracion Geriatricas

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Facultad de Trabajo Social Grado de Trabajo Social Psicología del Envejecimiento

ESCALAS DE VALORACIÓN GERIÁTRICAS Autores: Boitelle Recio, Alexandra Cuesta Ortega, Marta Fernández Alonso, Rocío Figueirido Arroyo, Marta Tutor: Díaz Ovejero, Mª. Benigna Curso: 3ºA Fecha de entrega: 28 de abril de 2015.

INDICE 1. RESUMEN .............................................................................................................................................. 3 2. OBJETIVOS ........................................................................................................................................... 4 3. MATERIALES Y MÉTODOS ............................................................................................................... 5 4. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 6 5. EVOLUCIÓN HISTÓRICA ................................................................................................................... 9 6. ESCALAS DE VALORACIÓN .......................................................................................................... 11 6.1 Escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit (ZCBI). (Zarit, Rever y Bach-Peterson, 1980 ................................................................................................................................................................ 11 6.2 Escala de satisfacción de Filadelfia (Lawton, 1975) ................................................................ 12 6.3. Escala OARS de recursos sociales (Duke University, 1978) ................................................ 13 6.4. Escala FUMAT (Verdugo, Gómez y Arias, 2009) .................................................................... 14 6.5. Cuestionario Breve de Calidad de Vida CUBRECAVI (Fernández-Ballesteros, 1996) ..... 15 7. APLICACIÓN DE LAS ESCALAS EN TRABAJO SOCIAL ........................................................ 17 8. ANÁLISIS Y RESULTADOS ............................................................................................................. 19 9. CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 20 BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................................ 21 ANEXOS.................................................................................................................................................... 23 ANEXO I: ESCALA ZARIT .................................................................................................................. 23 ANEXO II: ESCALA DE FILADELFIA ............................................................................................... 24 ANEXO III: ESCALA FUMAT ............................................................................................................. 25 ANEXO IV: ESCALA OARS ............................................................................................................... 30

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1. RESUMEN Este trabajo se centra en las escalas de valoración social utilizadas en las personas mayores, las cuales son los instrumentos que utilizan los profesionales de la salud y de lo social para medir las necesidades y debilidades de este colectivo. De esta manera, se busca encontrar la mejor forma de acercamiento, para su posterior diagnostico e intervención para mejorar su calidad de vida. Lo primero que se aborda es una aproximación conceptual de los elementos clave necesarios para conocer y comprender las escalas que a continuación se desarrollan; pasando primero por una breve explicación histórica de la evaluación geriátrica, para continuar con el análisis de varias escalas, las cuales con: la escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit, la escala de Filadelfia, la escala de recursos sociales (OARS), la escala de FUMAT, y por último el Cuestionario Breve de Calidad de Vida (CUBRECAVI). Para concluir, se desarrolla como el trabajador social aplica estas escalas para el desarrollo de su intervención.

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2. OBJETIVOS El objetivo último del trabajo es conocer cómo se desarrolla una adecuada intervención en el ámbito de la gerontología desde el papel del trabajador y trabajadora social. Para llegar hasta aquí se deben alcanzar una serie de objetivos específicos, tales como el acercamiento a la realidad de las personas mayores, indagar en las herramientas que se utilizan para ello y conocer en profundidad la utilidad de estas herramientas dentro del Trabajo Social.

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3. MATERIALES Y MÉTODOS A continuación haremos alusión tanto a los métodos empleados en el desarrollo y consecución del presente trabajo, así como al material complementario a la docencia, que nos hemos encargado de adquirir para la correcta realización del mismo. Por un lado, se ha hecho uso de información vía internet. La página utilizada en su gran mayoría, ha sido la biblioteca electrónica Pycinfo, creada específicamente para la búsqueda de artículos científicos, en la que se ha consultado bibliografía de gran utilidad para la realización del trabajo. Para el uso de conceptos técnicos y científicos se ha utilizado el manual Psicología de la vejez: una psicogerontología aplicada (2009), de Rocío Fernández-Ballesteros sacado de la biblioteca de la facultad de Trabajo Social, de la Universidad Complutense de Madrid. Para una adecuada estructuración del trabajo hemos usado el método de citación APA 6ªedicion. Las dificultades que hemos encontrado a la hora de hacer el trabajo han sido las siguientes: una información escasa sobre la evolución histórica; la sintetización de la información sobre las escalas; difícil accesibilidad a algunos cuestionarios, como por ejemplo el cuestionario de la escala CUBRECAVI, que no lo hemos encontrado disponible gratuitamente; poca disponibilidad horaria de las componentes del grupo para reunirnos, aunque hemos contado con las facilidades de Internet, utilizando Google Drive y también reuniéndonos varias veces para coordinarnos, así como utilizando las horas de las clases prácticas que nos han dejado exclusivamente para la realización del trabajo. En principio el desconocimiento acerca del tema nos supuso una dificultad, aunque más tarde se convirtió una facilidad porque nos pareció una temática interesante e importante. Otras facilidades que nos hemos encontrado, son las tutorías y las clases teóricas y prácticas con la profesora que nos ha dado la orientación para la realización del trabajo.

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4. INTRODUCCIÓN Las escalas de valoración geriátricas son las herramientas que proporcionan la detección y seguimiento de problemas en los procesos de valoración geriátrica integral. Son un medio de comunicación interprofesional. Para empezar se entiende la valoración geriátrica integral, como: un proceso diagnóstico dinámico y estructurado que permite detectar y cuantificar los problemas, necesidades y capacidades del anciano en esferas clínica, funcional, mental y social para elaborar basada en ellos una estrategia interdisciplinar de intervención, tratamiento y seguimiento a largo plazo con el fin de optimizar los recursos y de lograr el mayor grado de independencia y, en definitiva la calidad de vida. (Sanjoaquín, Fernández, Mesa, Garcia-Arilla, 2006, p.59) Esta valoración se hace al paciente geriátrico, que es aquel que cumple 3 o más de los siguientes caracteres: -

Superar los 75 años.

-

Tener una variedad de patologías relevantes.

-

Presencia de enfermedad incapacitante.

-

Contar con una patología mental.

-

Que haya una problemática social.

La valoración geriátrica integral se maneja dentro de cuatro ámbitos: el clínico, el funcional, el mental y el social. Por tanto, se encuentran multitud de escalas en los diferentes ámbitos. A continuación se describen y se nombran aquellas escalas más utilizadas para cada ámbito: La valoración clínica es la más compleja de medir ya que la manera de enfermar del mayor es diferente de uno a otro, puede ser atípica e inesperada. Los métodos que utilizan para la valoración son la anamnesis (entrevista al mayor, teniendo en cuenta 6

las dificultades que se pueden encontrar), exploraciones físicas (inspección del aspecto, de las constantes vitales, y del cuerpo) y exploraciones complementarias (análisis y pruebas específicas). En cuanto a valoración funcional, las escalas pretenden saber la capacidad que tiene mayor a la hora de realizar las actividades básicas y de la vida diaria (ABVD), instrumentales (AIVD) y avanzadas (AAVD). Entre las escalas de valoración funcional encontramos algunas como el Índice de Barthel (Mahoney y Barthel, 1965), Índice de Lawton y Brody (Lawton y Brody, 1969), escala de Plutchik (Plutchik et. al., 1970) o la escala de incapacidad física de la Cruz Roja (Servicio de Geriatría de Cruz Roja de Madrid, 1972). Así mismo, las escalas de valoración del estado mental son muy importantes, para el estudio del área cognitiva, como la afectiva. A la hora de valorar el estado cognitivo de los mayores existen multitud de escalas que miden muchas variables mentales. Cabe destacar el cuestionario Short Portable Mental Status de Pfeiffer (SPMSQ) (J. Am. Geriatr. Soc. 1975),el test Mini-Mental State Examination de Folstein (MMSE) (J. Psychiatr. Res., 1975), el test del reloj (Sunderland et al.,1989), el test de los siete minutos (Solomon, 1998), el set-tests (Isaacs y Akhtar, 1972) y la escala de depresión de Yesavage (Brink y Yesavage, 1982). Por último, se aplican también las escalas de valoración social, estas son realizadas de forma exhaustiva por el trabajador social. Nos ayudan a saber cómo es la relación que tiene la persona con su entorno. Miden lo relativo a los aspectos que tienen que ver con el hogar, apoyo familiar y social, ya que son importantes para realizar el plan de cuidados del mayor. Por tanto, logramos situar al paciente geriátrico en el nivel asistencial adecuado y gestionar los recursos sociales que necesite. A lo largo del trabajo se hablará sobre la valoración geriátrica social, haciendo hincapié en las siguientes herramientas de medición: la escala Zarit (Zarit, Rever y BachPeterson, 1980), la escala de Filadelfia (Lawton, 1975), la escala OARS (Duke

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University, 1978), la escala FUMAT (Verdugo, Gómez y Arias, 2009), y la escala CUBRECAVI (Fernández- Ballesteros, 1996) ,las valoraciones realizadas en la actualidad en España, y la actuación de los Servicios Sociales ante dicha valoración. (Sanjoaquín, Fernández, Mesa y García-Arilla, 2006).

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5. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Marjorie Warren, Lionel Cosin y Ferguson Anderson son los pioneros de la Geriatría en Gran Bretaña (años 30). Se encontraron con que existía un completo desinterés por los problemas de cierto número de ancianos. Estos ancianos eran los que estaban ingresados de por vida en algún hospital crónico inglés con una enfermedad no diagnosticada, privados de un tratamiento médico o rehabilitador. Mediante “la evaluación sistemática e integral de los pacientes y la introducción de planes individualizados, muchos de estos ancianos pudieron recuperar su autonomía, y gran parte de ellos integrarse de nuevo en su familia y en la comunidad. Este fue el comienzo de la Geriatría y de la valoración geriátrica” (Alarcón, 1996, p.3-4) La valoración geriátrica ha ido desarrollándose a lo largo del tiempo y su uso ha logrado abarcar “desde los pacientes ancianos residentes en unidades de larga estancia hospitalaria y residencias asistidas, hasta los ingresados en unidades de agudos y de rehabilitación hospitalarias y los que viven en la comunidad, en su domicilio” (Alarcón, 1996, p.4) Se crean 8 tipos de necesidades debido al incremento de personas con edad avanzada. Estas necesidades se utilizan de diferente forma en los servicios de salud y en los servicios sociales. Se asocia a que cuanto más mayor más aumenta la morbilidad y la mortalidad. Los ancianos, sobre todo los mayores de 75 años, suelen tener patologías múltiples, lo que requiere una terapéutica múltiple. Frecuentan “síntomas atípicos, signos no específicos de enfermedad con repercusión médica, funcional, mental y, secundariamente, social” (Alarcón, 1996, p.4). Se debe actuar de forma integral, ya que la salud está influida por problemas psicológicos y socioeconómicos, sino pasarían inadvertidos la mitad de los problemas. El origen de los problemas que se hayan valorado dependerá del método utilizado.

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Los Colegios de Médicos y el Instituto Nacional de Salud americanos recomiendan la realización de la valoración de déficit e identificación de dependencias al anciano. También se están implantando programas de cuidados al mayor en Atención Primaria, en la que la valoración geriátrica es fundamental en su atención, en el apoyo y en la coordinación con la asistencia geriátrica especializada.

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6. ESCALAS DE VALORACIÓN

6.1 Escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit (ZCBI). (Zarit, Rever y BachPeterson, 1980 La carga es un concepto clave en el análisis de las repercusiones del cuidado de las personas mayores en la familia. Desde su aparición ha sido profundamente utilizada en la investigación gerontológica sobre el proceso de cuidar y sus efectos. Así, el sentimiento de carga del cuidador se ha revelado como un importante factor, tanto en la utilización de servicios de larga estancia como en la calidad de vida de los cuidadores. Dentro del concepto de carga diferenciamos entre carga objetiva y carga subjetiva. La carga objetiva sería el grado de perturbaciones o cambios en diversos aspectos del ámbito doméstico y de la vida de los cuidadores, y la carga subjetiva podría definirse como la actitud y las emociones que surgen en el cuidador ante la experiencia de cuidar. La finalidad de la escala de Zarit sería medir el grado en el que el trabajo de asistencia a la persona mayor dependiente alteraba en la salud física y emocional del cuidador, al igual que en su situación económica. En otras palabras, cuantifica el grado de sobrecarga que padecen los cuidadores de las personas dependientes. Aunque existen más métodos para valorar esto, la escala de Zarit es la más utilizada. La versión original en inglés de 1993, consta de un listado de 22 afirmaciones que describen cómo se sienten a veces los cuidadores; para cada una de ellas, el cuidador debe indicar la frecuencia con que se siente así, utilizando una escala que consta de 0 (nunca), 1 (rara vez), 2 (algunas veces), 3 (bastantes veces) y 4 (casi siempre). Las puntuaciones obtenidas en cada ítem se suman, y la puntuación final representa el grado de sobrecarga del cuidador. Por tanto, la puntuación global oscila entre 0 y 88 puntos.

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En España otra escala muy utilizada es la escala de Zarit, de la que ya hemos hablado anteriormente, sin embargo en España la mayor parte de autores codifica las respuestas de 1 a 5. Con esta codificación la puntuación mínima es de 22, y la máxima, 110. Los puntos de corte establecidos son los siguientes: -

De 22 a 46 no existe sobrecarga.

-

De 47 a 55 existe sobrecarga leve.

-

De 56 a 110 existe sobrecarga intensa (Álvarez, González y Muñoz, 2008).

6.2 Escala de satisfacción de Filadelfia (Lawton, 1975) Lawton (1975) desarrolló esta escala, la cual es aconsejada por expertos de la British Geriatrics Society y el American Nacional Institute of Aging para la medición de la calidad de vida. Su objetivo claro es el de medir el grado subjetivo de satisfacción del anciano, cuya aplicabilidad es formidable. Al hacer la valoración social, hay que tener en cuenta al cuidador principal, porque es un factor clave en la atención en el día a día del mayor. En la sobrecarga de los cuidadores pueden influir factores como: la gravedad de la demencia y el tipo de relación entre el cuidador y el paciente. Hay varias versiones de la escala (la original tenía 22 ítems), la más extendida contiene 17 ítems y valora estas tres dimensiones: agitación, actitud hacia el envejecimiento y la insatisfacción que acompaña a la soledad. Se trata de un instrumento muy recomendable para la evaluación del bienestar en los ancianos por su brevedad y fácil comprensión, entre otras cualidades. En relación con otros instrumentos de bienestar su aceptación y estabilidad son mayores. Es una de las pruebas más empleadas. En España, Montorio hizo una adaptación de la escala Moral de Satisfacción del Centro Geriátrico de Filadelfia en 1990 para llevarla a cabo en la población que se encuentra institucionalizada. Consta de 16 ìtems en base a cuatro factores: -

‰Actitud hacia el envejecimiento: valoración de la inaceptación y aceptación del curso de envejecer. ‰

-

Satisfacción: insatisfacción y satisfacción de la vida, o bajo y alto afecto positivo.

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-

Agitación: inquietud e irritabilidad y tranquilidad, o alto y bajo afecto negativo. ‰ Aprensión: muestra elementos de miedos, horror al futuro, falta energía, vs seguridad/energía (Montorio, 1990).

La máxima puntuación es 16, variando el promedio del global y de sus factores según los contextos en donde se aplique.

6.3. Escala OARS de recursos sociales (Duke University, 1978) La escala Older Americans Resource and Services Group, o dicho de otra forma, la escala OARS de recursos sociales, es una herramienta diagnóstica multidimensional. Esta escala fue aplicada por Grau en la población anciana española para así comprobar su fiabilidad y viabilidad. Abarca 5 áreas de recogida de información: - Estructura familiar y recursos sociales. - Recursos económicos. - Salud mental. - Salud física. - Capacidades para la realización de AVD (Duke University, 1978). Al terminar de rellenar la información, se evalúan las respuestas obtenidas en una escala de 6 puntos. La interpretación de los resultados de la escala de OARS es la siguiente: 1. Excelentes recursos sociales: las relaciones sociales son muy amplias y satisfactorias. Al menos una persona puede cuidarlo/a indefinidamente en caso de necesidad (puntuación de 13 a 15). 2. Buenos recursos sociales; las relaciones sociales son razonablemente satisfactorias y adecuadas, y al menos una persona puede cuidarlo 13

indefinidamente. O las relaciones son muy amplias y satisfactorias y puede ser cuidado por sólo un período corto de tiempo (puntuación de 10 a 12). 3. Deterioro social leve; las relaciones sociales son insatisfactorias, de pobre calidad y pocas, pero al menos una persona puede cuidarlo de forma indefinida. O las relaciones sociales son razonablemente satisfactorias, pero sólo puede ser cuidado un período corto de tiempo (puntuación de 7 a 9). 4. Deterioro social moderado: las relaciones sociales son insatisfactorias, de pobre calidad y pocas; sólo se pueden dar cuidados durante períodos cortos de tiempo. o las relaciones sociales son al menos adecuadas o satisfactorias, pero la ayuda sólo puede prestarse de vez en cuando (puntuación de 4 a 6). 5. Deterioro social grave: las relaciones sociales son insatisfactorias, de pobre calidad y pocas; se puede prestar cuidados sólo de vez en cuando. O las relaciones son al menos satisfactorias o adecuadas, pero la ayuda no se le puede dar ni de vez en cuando (puntuación de 1 a 3). 6. Deterioro social total: las relaciones son de pobre calidad, insatisfactorias y pocas, y la ayuda no se le puede dar ni de vez en cuando (puntuación de 0) (Rodríguez, 2007, p.315).

6.4. Escala FUMAT (Verdugo, Gómez y Arias, 2009) Esta escala se desarrolló con el objetivo de construir una escala de Calidad de Vida aplicable a personas mayores y personas con discapacidad que midiese de un modo objetivo la calidad de vida de personas mayores y personas con discapacidad que acuden a algún tipo de servicio social. El objetivo último de esto sería evaluar y mejorar la calidad de los servicios programas y apoyos dirigidos a estas personas. Esta escala consta de 155 ítems que se valoran de 1(nunca o casi nunca) a 4 (siempre o casi siempre). Estos ítems están divididos en 6 bloques que evalúan distintos indicadores: - Bienestar emocional. - Relaciones interpersonales. 14

- Bienestar físico. - Autodeterminación. - Inclusión Social. - Derechos (Verdugo, Gómez y Arias, 2009).

6.5. Cuestionario Breve de Calidad de Vida CUBRECAVI (Fernández-Ballesteros, 1996) Rocío Fernández Ballesteros (1996) desarrolló junto con sus colaboradores el Cuestionario de Calidad de Vida en la Tercera Edad. Dicho instrumento realiza una evaluación multidimensional de la Calidad de Vida de personas de la tercera edad. A partir de este,

los mismos autores crearon un Cuestionario Breve de Calidad de Vida

(CUBRECAVI) adaptándolo a la población local, teniendo en cuenta cinco variables .El instrumento dio de resultado índices altos de fiabilidad. El Cuestionario Breve de Calidad de Vida (CVCB) tiene 180 ítems agrupados en 8 dimensiones, dentro de las cuales se mide, valora lo siguiente: -Estado mental: demencias o daños neurológicos específicos. -La Salud física objetivamente valorada: índices de enfermedad, trastornos crónicos, dolores recientes, ingesta de medicamentos, entre otros. -La Evaluación subjetiva de la salud: grado en el cual los ancianos consideran su estado de salud, el nivel de satisfacción con la misma, entre otros. -La dimensión Integración social : contactos y frecuencia de visitas según el tipo de vínculo y la satisfacción producida por dichas interacciones. Adicionalmente se incluyen ítems que evalúan aspectos relacionados con las relaciones sexuales. -Nivel funcional: grado de dificultad en las conductas autónomas. -Utilización del tiempo y nivel de actividad: frecuencia de realización de diversas actividades y la valoración subjetiva de la misma. 15

-Calidad ambiental: satisfacción de los ancianos según las características de su vivienda y barrio. -Satisfacción vital: agrado o disgusto con su estado actual, el nivel de optimismo hacia el futuro, entre otros. Este instrumento es bastante importante para evaluar la calidad de vida con el fin de diseñar las intervenciones dirigidas a las personas mayores.

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7. APLICACIÓN DE LAS ESCALAS EN TRABAJO SOCIAL El procedimiento que se lleva a cabo para la realización de las escalas de valoración se hace con el trabajo de un equipo interprofesional. En este equipo encontramos lo que se suele denominar núcleo mínimo del equipo, que está formado por el médico geriatra, el personal de enfermería y el trabajador social, y por otro lado, están habitualmente los colaboradores (fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales). En las escalas descritas en los puntos anteriores, el papel del trabajador/a social es: -

Evaluar a fondo las necesidades sociales del paciente, sus recursos y red de apoyo.

-

Plantear si los cuidados necesarios podrán mantenerse en el futuro.

-

Conocer los recursos disponibles, gestionar e informar al paciente y a la familia sobre los mismos, facilitando el acceso a aquellos dispositivos que el paciente requiera tanto en el momento inmediato como a largo plazo.

-

Planificación del alta, desarrollando un plan de soporte y gestión de ayuda social. (Gutiérrez, Jiménez y Corregidor, 2006, p.90)

Para obtener unos buenos resultados de las escalas y lo que conlleva después, es muy importante conocer el sistema sociopersonal del mayor. Por ello el trabajador social también realiza una evaluación del sistema sociopersonal. En este proceso se pretende recoger los datos de las características de la persona mayor y de su entorno social. Por ello se indaga en: -

Factores demográficos de los usuarios y allegados (edad, sexo, estado civil, …)

-

Factores socioeconómicos (educación, nivel de ingresos y estatus)

-

Calidad de vida (estado de salud integral, habilidades funcionales, nivel de actividad y ocio, integración social, utilización de los servicios ofrecidos y necesidades)

-

Redes sociales (apoyo familiar, apoyo social y puntos de referencia e implicación en redes sociales) 17

-

Recursos comunitarios (recursos de los servicios sociales y recursos de los servicios sanitarios)

-

Bienestar emocional (salud subjetiva, satisfacción con la vida, variables psicosociales y hechos vitales)

-

Cohesión de la comunidad (satisfacción con las relaciones familiares, satisfacción con la organización y las redes sociales, satisfacción con el personal de apoyo especializado)

-

Clima social (cohesión, conflicto, independencia, expresividad, organización e implicación de los usuarios) (Caprara y Corraliza, 2009).

Esta información se obtiene mediante la observación y valoración subjetiva del profesional, las entrevistas con el usuario como con la familia y la ejecución de los cuestionarios de las escalas descritas anteriormente. Los factores socioeconómicos y demográficos, así como las redes sociales y el clima social se puede deducir de la observación del profesional y de las entrevistas. Para el análisis de la calidad de vida en relación a los servicios sociales se usa la escala de FUMAT, para el bienestar emocional y satisfacción subjetiva es usada la de Filadelfia, para los recursos comunitarios la OARS, y para lo referente a la satisfacción del apoyo especializado (cuidador) se usa la escala de Zarit.

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8. ANÁLISIS Y RESULTADOS Hemos escogido la escala OARS porque

da información concreta sobre recursos

sociales y así podremos ver la demanda de los mayores. Hemos pasado este cuestionario a 4 mujeres mayores que comprenden entre 70 y 85 años, obteniendo lo siguiente: Cuestionario 1. Mujer de 82 años, viuda y vive con la nieta, saca en la escala OARS una puntuación de 10, por tanto se encuentra con buenos recursos sociales, donde sus relaciones sociales son razonablemente satisfactorias y adecuadas, y al menos una persona puede cuidarla indefinidamente. Como bien indica en la última pregunta, que responde que su hija podría cuidar de ella indefinidamente en caso de invalidez. Por tanto a la hora de trabajar con esta mujer hay que tener en cuenta y apoyarse en sus redes sociales y familiares. Cuestionario 2. Mujer de 74 años, casada y vive con su cónyuge, saca en la escala OARS una puntuación de 10, por lo que también presenta relaciones sociales agradables y satisfactorias. En la pregunta sobre quién podría cuidar de ella indefinidamente en caso de invalidez, esta mujer contestó que se encargaría una cuidadora de forma indefinida. Cuestionario 3. Mujer de 80 años, viuda y vive sola. Su puntuación en la escala OARS es de 11. De esto se deduce que según el cuestionario utilizado, sus relaciones sociales son adecuadas y satisfactorias. En caso de encontrarse incapacitada en algún momento, dispondría de familiares (en este caso hijos) que podrían hacerse cargo de ella de manera inmediata hasta que se encontrase un recurso adecuado para ella. Cuestionario 4. Mujer de 83 años, casada y vive con su esposo. Según las respuestas dadas en la escala OARS, presenta una puntuación de 9, por lo que tiene un deterioro social leve. Esto es que las relaciones sociales son insatisfactorias, de pobre calidad y pocas, pero al menos una persona puede cuidarla de forma indefinida.

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9. CONCLUSIONES Estas escalas son las herramientas utilizadas por los profesionales que trabajan con personas mayores para evaluar su calidad de vida y relaciones sociales. La evaluación es llevada a cabo por un equipo multidisciplinar en los centros de salud de atención primaria, hospitales, residencias o en servicios sociales. Consideramos importantes las escalas de valoración social ya que las relaciones interpersonales influyen en la salud. Por ello hay que tener en cuenta a la familia y al entorno a la hora de realizar la intervención y no solo centrarse en la persona concreta. Gracias a los resultados que se obtienen de los cuestionarios se pueden realizar intervenciones más individualizadas, en función de sus necesidades concretas. De las escalas estudiadas, la que nos ha parecido más interesante para el Trabajo Social, es la FUMAT ya que la usan los servicios sociales para medir los aspectos más influyentes en la calidad de vida de las personas mayores.

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ANEXOS ANEXO I: ESCALA ZARIT

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ANEXO II: ESCALA DE FILADELFIA

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ANEXO III: ESCALA FUMAT

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ANEXO IV: ESCALA OARS

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