ensayo literatura infantil

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR. INSTITUTO UNIVERSITARIO PEDAGÓGICO “MONSEÑOR RAFAEL AREAS BLANCO”. CÁTEDRA: LITERATURA INFANTIL. PROFESORA: DOLORES TORREALBA.

ENSAYO ALUMNO: TERÁN JOSÉ

CARACAS, FEBRERO 2010

Para la gran mayoría de las personas la mejor edad en la vida, es la edad infantil, es por eso que la literatura en dicha etapa se ha enmarcado dentro de una de las más importantes tomando en cuenta los textos didácticos, podemos decir también que es una idea interesante cuando se trata de pensar hoy en la literatura infantil. Como mucho de lo que tiene que ver con el mundo de los niños, la literatura infantil hipotéticamente pertenece al territorio de lo conocido, de lo familiar, de lo fácilmente dominable o apresable por la razón y los sentidos. Tratar a la literatura infantil fundamentalmente como literatura supone meterse en un apasionante problema, y pensar que la literatura que se escribe para los niños cuestionando quién la lee y cómo la lee, es la preocupación por los lectores y sus prácticas, serán las que nos guíen en este intento por problematizar a la literatura infantil. En relación a la definición, y existencia de la llamada “Literatura Infantil” ha sido largo y persistente. Su existencia es, por hoy aceptada en el mundo entero, no sin antes haber pasado por un proceso de evolución conceptual en lo que concierne al niño. Dicha evolución se ha visto reflejada, según Efraín Subero, desde canciones de cuna, trabalenguas, rondas infantiles, entre otros, es decir, de una tradición oral que obedecía a cada país, a cada idiosincrasia; hasta evolucionar a los libros que son casi de carácter universal dentro de la literatura infantil. Ahora bien, dentro de la definición de la Literatura Infantil nos encontramos con la mezcla de dos géneros, como lo son la “Literatura” y lo que denominamos como “Infantil”, que no necesariamente van de la mano. Vemos con cierto grado de sorpresa como libros de referencia obligada dentro del género ya antes mencionado, como “Platero y yo” y “Los viajes de Gulliver” no fueron escritos originalmente para dicha audiencia. Agregado a esto, los autores que han escrito del tema no esbozan un concepto que sea compartido, por lo contrario, difieren entre si. Por lo tanto es difícil establecer una definición concreta, más sin embargo, se puede concluir de esta mezcla de géneros que la literatura infantil obedece a realidades actuales (para el momento que fueron

escritas), sociales y culturales que de cierta forma desarrollan la imaginación del niño, ayudándolo a comprender conceptos complejos en un lenguaje sencillo, incluida la famosa “moraleja de la historia” la cual tiene un corte sumamente moral (ya que moraleja es un derivado de la palabra moral). Si bien ya tenemos una idea de lo que es la Literatura infantil, vemos como diferentes contextos forman parte fundamental dentro de dicha literatura, tenemos que recalcar la importancia de la misma en la formación del Docente. Mucho énfasis se ha puesto sobre el desempeño del Docente al manejar la literatura infantil en clase, de cómo el docente mediante dichas lecturas debe formar lectores que sean, de acuerdo con Griselda Navas: “creativos, críticos, participativos, capaces de desarrollarse como ciudadanos comprometidos con el quehacer y desarrollo cultural de nuestra nación, del continente y del mundo.” En resumidas cuentas, se le exige al Docente hacer el papel de “súper educador” mediante las lecturas infantiles. Mas cabe preguntar si como Docentes exigimos algo que no damos, es decir, ¿Cómo podemos demandar alumnos lectores cuando somos pobres predicadores del tema? ¿Acaso leemos con tanto fervor como se lo exigimos a nuestros alumnos? Por lo tanto debemos comenzar tomando conciencia y, como cita Susana Itzcovich: “adquiriendo un sentido critico y preparación técnica; a su vez que tomar conciencia lingüística e ideológica en relación con la literatura infantil”. Una vez que logremos esto, estaremos mas cerca de poder incorporarnos con nuestros educandos y orientarlos hacia una lectura, que más que obligatoria, sea una actividad que disfruten al máximo sin verla como una tarea. Esto podremos lograrlo mediante una selección razonable de obras de Literatura Infantil. Documentémonos con respecto al tema, busquemos opciones, y sobre todo, salgamos del enfoque tradicional, intentemos con libros o autores nuevos. Muchos autores, eruditos del tema de la teoría Literaria; tales como Benedeto Croce negaron la existencia de una “Literatura” que no llenaba los requisitos para cumplir las condiciones de ser obras literarias.

Existe la Literatura Infantil en cuanto existe un sujeto niño que bebe en la fuente del arte según su sed particular. Para que los adultos cedieran a la infancia una zona propia de existencia, señala Enzo Petrini (1981, 21) fue preciso todo un movimiento emocional y una conciencia más clara de los derechos del individuo. Hoy existe un conocimiento teórico que le afirma como ser diferenciado del adulto, como una realidad particular que posee un mundo autónomo y unas necesidades propias. Sin embargo, todavía es poco frecuente que se reconozca con respeto y desde la igualdad el mundo de los niños. Escribir para ellos es una aventura arriesgada que exige de los adultos una difícil

comunicación

con

el

universo

infantil,

el

que

les

pertenece

verdaderamente, no aquel inventado por los mayores, lleno de paternalismo y pedagogía, al que en tantas ocasiones se les quiere conducir con los libros. El escritor Uruguayo Eduardo Galeano (1995) “denuncia en la literatura que los adultos han hecho y hacen para los niños la relación de poder y la imposición del miedo a la libertad”. «El problema radica en que el adulto es mudo con relación al niño. Y es mudo porque es sordo. Entonces, como es incapaz de escucharlo es incapaz de decirle». Por otro lado, la peculiaridad del niño como receptor estético diferenciado resulta bastante problemática de caracterizar (Sánchez Corral, 1992, 1995). El propósito de escribir para este destinatario singular encierra variadas dificultades, mezcla de aspectos literarios y psicopedagógicos. La cuestión es si la literatura que se les ofrece acierta con los gustos estéticos y ofrece cauces a las pulsiones emocionales y necesidades afectivas de los niños. Es el intento de adecuación al mundo de los niños lo que explica ciertos rasgos particulares que en alguna medida singularizan esta literatura. La descripción de los mismos, no obstante, resulta difícil debido a la complejidad misma del proceso de comunicación y del propio lenguaje literario. Con todo, nos parece necesario en la formación de los maestros abordar un

primer acercamiento al tema. La determinación de tales rasgos se enfrenta con las mismas incógnitas que sobre esta cuestión se han planteado en la teoría de la Literatura Infantil. No olvidemos que la Literatura Infantil, dado su atractivo para el niño, se constituye en un medio muy útil para enseñar a leer y para estimular el hábito lector. Ahora bien, esta utilización de los textos literarios tiene que integrarse en una dinámica educativa de métodos variados y eficaces por parte del Docente, en la que los principios pedagógicos se basen en los intereses reales de los niños. En otro caso, el rechazo hacia la lectura podría extenderse fácilmente a la propia literatura.

BIBLIOGRAFÍA

*NAVAS, Griselda Introducción a la Literatura Infantil Fondo Editorial de la universidad Pedagógica Experimental Libertador Caracas, 2000. *SUBERO Efraín La literatura Infantil Venezolana Ministerio de Educación y capacitación Docente El Mácaro, Turmero Edo. Aragua, Venezuela 1997. *SÁNCHEZ, Corral Imposibilidad de la Literatura Infantil una característica estética del discurso Cause, Universidad de Sevilla 1992 www.elliberpensador.com *GALEANO, Eduardo Eduardo Galeno responde IBBY ¿Te cuento? España 1995. www.cervantesvirtual.com