Ensayo El Imperialismo Fase Superior Del Capitalismo

El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo Lenin con esta obra busca dar una visión clara sobre lo que es la cuestión

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El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo Lenin con esta obra busca dar una visión clara sobre lo que es la cuestión económica esencial, en específico la cuestión económica en el imperialismo, todo esto nos lleva a una cuestión de analisis marxista, lo real es economía, constante autotransformación dialéctica de la materia única por medio del trabajo humano; y este proceso unidireccional y continuo, regido por leyes determinadas y necesarias, cuyo motor son las contradicciones intrínsecas, constituye la misma historia de la Humanidad. Se puede comenzar por la situación que existía en Europa en cuanto a la concentración de producción, Lenin señala 3 fases para indicar esto: 1. 18601870: apogeo y límite del desarrollo de la libre concurrencia. Se advierte apenas el embrión de los monopolios. 2. Después de la crisis de 1873: período de gran desarrollo de los cartels, que, no obstante, son todavía excepcionales y poco sólidos. Constituyen un fenómeno transitorio. 3. Período de prosperidad hacia finales del siglo XIX y crisis de 19001903. Los cartels se convierten en una de las bases de la vida económica. El capitalismo se ha vuelto imperialista En el punto 1 logré identificar una contradicción. La inversión del dominio de uno de los aspectos de la contradicción sobre el otro origina un cambio en la naturaleza misma de la cosa: con la conversión de la libre concurrencia en monopolio y el dominio de éste sobre aquélla, el capitalismo se ha vuelto imperialismo. El punto 2 habla sobre los cartels, cuando estos se originan buscan ponerse de acuerdo para condiciones de venta, en que territorio se va a colocar cada cartel y así determinan cual es la cantidad de producción así como los precios. Una vez que el cartel ha obtenido ganancias, son divididas, otra caracteristica de estos es que concentran toda la producción en un ramo de la industria para así asegurar un beneficio enorme. También se habla acerca de los grandes “trust” que someten a las pequeñas empresas para que produzcan lo que ellos quieran, su gran éxito está dado por sus brillantes dirigentes. Lenin también habla sobre la banca que lo ve como algo ya monopolizado o tal vez se ha convertido en un instrumento de monopolización. En un primer momento, la función de los bancos era la de intermediarios en los pagos; pero, en la medida misma en que las operaciones bancarias se han ido desarrollando y concentrando en un pequeño número de organismos, se han convertido en potentes monopolios que disponen de casi todo el capital, de casi todos los capitalistas (y de los pequeños propietarios), además de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materia prima del país y de distintos países. Observa Lenin que la concentración bancaria se ha realizado con extraordinaria rapidez, alcanzando nivel internacional, en todos los grandes países capitalistas Alemania, Francia... Gracias a ella, los capitalistas desperdigados forman una colectividad capitalista; y un pequeño número de plutócratas. Las bancas asimilan también las antiguas funciones de las Cajas de Cambio y de la Bolsa. Las operaciones financieras aumentan considerablemente y acentúan la creciente dependencia del capital industrial con respecto a las bancas: nace así una íntima unión de éstas con las mayores empresas comerciales e industriales, a través de la compra de acciones y de la participación de los directores de banca en los consejos de administración de las empresas industriales y comerciales. El concepto de capital financiero lo tomó Lenin prestado de Hilferding; pero corrige su definición “el capital financiero es aquel del que disponen las bancas y que emplean los industriales”, ya que ésta silencia uno de los factores más importantes: la creciente concentración de la producción y del capital, en proporciones tales de alcanzar el monopolio. El límite del desarrollo del capitalismo anterior al monopolio lo sitúa Lenin entre 1860 y 1870. Y es precisamente a partir de estas fechas cuando se iniciaría el desarrollo de las conquistas coloniales; y cuando la lucha por la división y repartición del mundo se tornaría extraordinariamente áspera. “Queda, por tanto, fuera de toda duda el hecho de que el paso del capitalismo de la libre concurrencia al monopolio, al capitalismo financiero, haya que unirlo a la

intensificación de la lucha por la división del mundo”. Esta afirmación de Lenin supone elevar gratuitamente y de un plumazo a la categoría de causa absoluta y excluyente lo que en un análisis objetivo no pasaría de ser un elemento lateral y coadyuvante. Atribúyase a los factores económicos toda la importancia que se quiera; déseles si se desea y es ya conceder demasiado una influencia decisiva; pero nunca actuarán estos factores más que tamizados, por la radical libertad de las personas individuales. Lenin define económicamente el imperialismo como el capitalismo en la fase de desarrollo en la que se constituye la dominación de los monopolios y del capital financiero, en la que la explotación del capital cobra una gran importancia, en la que comienza la división del mundo entre los grandes trusts internacionales, en la que se completa el reparto de todos los territorios del planeta entre las grandes potencias capitalistas. Lenin estudia el conjunto de aquellas críticas influenciadas por la ideología capitalista. Según él, estas críticas constituyen una defensa global del capitalismo, camuflada normalmente bajo forma de ataques a algunos rasgos completamente secundarios y unida a fútiles proyectos de reforma: no se encontraría en ellas el “más pequeño indicio de haber comprendido el hecho de que el imperialismo está absolutamente ligado al capitalismo en su forma actual y que, por ello, la lucha directa contra él es absolutamente vana, a no ser que se limite a una reacción contra excesos aislados particularmente repugnantes”. Para Lenin es fundamental, en la crítica del imperialismo, saber si es posible una modificación reformista de las bases del imperialismo, si es necesario continuar adelante, aumentando los antagonismos que causa, o volver atrás, disminuyéndolos. La respuesta marxista, por su concepción unidireccional del proceso económico objetivo y por su voluntaria decisión de finalizarlo en sentido revolucionario, no puede ser otra que la de continuar adelante; no se puede obrar de otra forma: en el materialismo dialéctico, el máximo de mal marca precisamente la única solución radical de la presente negación, y la exasperación de la contradicción conduce al enfrentamiento violento de los contrarios y a un avance substancial del proceso; sin embargo, son pocos los que “tienen el valor de reconocer que es absurda cualquier reforma de los caracteres fundamentales del imperialismo”. El imperialismo constituiría la componente política indisolublemente unida a los monopolios; la democracia, por el contrario, estaría indisolublemente ligada a la libre concurrencia. La realidad económica, según Lenin, ha superado ya irreversiblemente el capitalismo de la libre concurrencia, para convertirse en capitalismo monopolístico: el retorno, tanto de los monopolios a la libre concurrencia como paralelamente del imperialismo a la democracia, es, para él, sencillamente absurdo.