Enfermeria en 100 palabras

Primer concurso literario de la carrera de Enfermería de la Universidad de Concepción.Descripción completa

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La Enfermería no es solo una carrera, es una forma de vida, una construcción diaria en un camino cargado de esperanzas, anhelos, situaciones inolvidables y anécdotas que nos acompañarán siempre. Con motivo de la conmemoración del Día de la Enfermería nace “Enfermería en 100 palabras” concurso de cuentos breves que invita a contar tu propia experiencia de vivir la Enfermería. Este es impulsado por la Vocalía de Cultura 2015 y busca fomentar el vínculo con la escritura y la lectura e iniciar un viaje creativo a través de las palabras de quienes conformamos parte de esta gran familia. Agradecemos la acogida, la participación y el apoyo entregado por alumnos, docentes y administrativos de la Facultad de Enfermería y esperamos disfruten de los 40 cuentos que le han dado vida a este proyecto.

- 1era edición del proyecto “ENFERMERIA EN 100 PALABRAS” - Concurso realizado entre los días 3 al 11 de mayo - Los ganadores fueron anunciados y premiados el dio 13 de mayo - Bases y detalles del concurso se encuentran disponibles en: http://es.scribd.com/doc/263797095/Bases-Concurso-Literario-CEE2015

“Doble turno” Las 7.50 am. Me preparo para mi turno, pero siempre estoy alerta, esta profesión no tiene horarios, todo puede pasar en cualquier momento. Exacta, ordenada, correctamente identificada y uniformada. Limpia por fuera, estéril por dentro. Llega el momento, veo la orden. Bandeja; me mentalizo, servicio abnegado o vivir para servir. Clin Clin – sonido de les dedos sacando las burbujas. ¿Qué sucederá después? ¿Asistiré al siguiente inventor? ¿La próxima Florence? “Un pinchacito” – empujan mi émbolo, ya está. Plaff – caigo en el desecho cortopuzante, termina mi vida.

Daniela González Naranjo, 21 años, 3er nivel

Primer Lugar

“Promesa” “Ojalá no me rete el profe” pensaba mientras caminaba hacia su sala en el servicio de medicina con 10 minutos de atraso. Había pactado con doña Rosa que se verían de nuevo el día de hoy. Llega al hall y afortunadamente su grupo aún esperaba al profesor. -Chicos, vengan. Pasen a sus salas- Dijo alguien. Era el profesor que venía extrañamente del servicio, y no desde la escalera por donde llegaba siempre. “Que extraño” pensó inmediatamente. Al pasar a su sala correspondiente, el docente le dijo: -Escoja una nueva paciente. La señora Rosa ya no está.

José Arriagada Silva, 20 años, 3er nivel

Segundo Lugar

“Disfraz Azul” Despertar, vestirse, desayunar, ir rumbo a la universidad, escuchar música todo sin muchas expectativas, saludas sin ánimo como de rutina. Te paras frente al casillero y allí está... el disfraz azul. Lo miras con un cariño especial y te cambias, de allí en adelante te conviertes en una heroína. Te sientes llena de energía y te diriges a salvar el mundo, sonríes, hablas, escuchas, cuidas, usas todos tus poderes para ayudar lo más que puedes, tu corazón se infla, te sientes auténtica, te despides y retornas a la otra realidad, es hora de guardar el disfraz azul. De un momento a otro las energías desvanecen, tu sonrisa se apaga y vuelves al hermetismo. ¿Cuál es la realidad? No entiendo la gama de emociones contradictorias que vivo actualmente, pero cada vez la necesidad de usar el disfraz azul es más fuerte.

Gabriela Rivas Alvarado, 21 años, 3er nivel

Tercer Lugar

“El chiquillo de la chasca” A una cuadra de mi casa vi su chasca por primera vez, llamativa por lo bajo. Él corría hacia Freire, y yo corría hacia Barros. La segunda, fue en la sala, en alguna clase de primero, creo que en biología celular. Las siguientes no están claras, pero hubo una en la que me gustó, otra en donde me conquistó, y en otra, en la que me enamoró. Pero fue ese día, bajo el campanil, que marcaba las 22.00 hrs., con mis dedos hundidos en su chasca, en que me di cuenta de que Enfermería era mucho más que una carrera.

Paz Martínez Muñoz, 21 años, 4to nivel

Mención Honrosa

“Sólo jeringas” "Pero, ¿ustedes hacen algo más que pinchar?"- Le dijo. En ese momento ella tomó su bolso y se fue.

Natalia Aguayo Verdugo, 21 años, 3er año

Mención Honrosa

“Servicio de medicina” Un tumor cerebral le había quitado a este hombre lo que conocía de su esposa, Ana. Los conocí en mi práctica médicoquirúrgica y sé que no los olvidaré. El amor que presencié ese día, es un amor que jamás he recibido ni he dado, era el esplendor de la incondicionalidad y la ternura más pura que puedes encontrar en dos adultos. Él lograba mirarla sin síntomas, sin postración, sin tubos, como si su esencia fuera inherente a su existencia. La acariciaba agradeciendo un día más de su corazón latir, sin exhibir siquiera, cansancio de ya 10 años de su cuidado.

Francisca Inilo Ramírez, 23 años, 4to nivel

Mención Honrosa

“Familia” ¿Mechones con mechones? ¿Segundo solo con segundos? ¿Terceros con terceros? ¿Cuarto no se ve nunca? ¿Internos solo quieren salir? Probablemente si escuchamos esto, estaríamos en cualquier carrera, menos en Enfermería. Aquí el interno invita una “chela” al mechón o el mechón un “wiscacho” al interno, el medio enfermero te ayuda con la “fisio” y “fisiopato”, el de cuarto comparte su colchón si estas representando a tu carrera en olimpiadas y el de segundo te invita “carretes” por doquier… aquí si tropiezas al alzar la mirada habrá más de una mano ayudándote. Alumnos, docentes, directivos, agrupaciones, todo resúmelo en una palabra…

Byron Montero Jiménez, 21 años, 3er nivel

Mención Honrosa

“El Extraviado Cuarto Rey” Jamás me había ido a repete, hasta Mujer. Me fui relajada ese miércoles en la mañana después de un carretito con cuarto rey incluido, directo a mi casa, a 5 horas en bus. La nota del examen llegó al día siguiente, Jueves, 11 am. Un 3.8, y el repete era ese Viernes. Viajé el mismo Jueves, dos horas después. Estudié esa noche, como jamás había estudiado, rezándole hasta a SanPaoli. Pero la señal divina llegó al salir del departamento. Encontramos un Káiser del cuarto rey de la noche antepasada botado en la vereda de la calle. Y bueno, todos pasamos.

Paz Martínez Muñoz, 21 años, 4to nivel

Mención Honrosa

“La Esperanza” Un 3.0 en el primer certamen de química me abrumó, pero no me destruyó, si Massú pudo, yo también. Nunca había estudiado tanto, lo sabía todo, nada me podía detener. Una hora de certamen y la esperanza de pasar el ramo renacía. Una semana después llegó la nota y no lo podía creer, parecía una broma de mal gusto, una película de terror, el llanto asomaba, pero la esperanza de que fuera un error ahí estaba. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero ese 1,1 no me lo sacaba nadie porque hasta mi nombre estaba malo.

Camilo Contreras Valderrama, 21 años, 4to nivel

Mención Honrosa

“Aquel sueño” Quedar en Enfermería fue dar un suspiro de alivio jamás exhalado por años, fueron lágrimas de felicidad besando las mejillas de quien estaba cumpliendo su sueño más anhelado, fue un salto de fe hacia lo desconocido y es y será por siempre un faro de luz en mi vida, que me guía a ser alguien mejor, a continuar con la decisión de servir a los demás, de crecer intelectual y personalmente. Estar en enfermería es un latir de pasión puesto en cada clase y en cada segundo, es el caminar por los pasillos y saber que soy feliz estando aquí.

Romina Runco Valenzuela, 18 años, 2do nivel.

Recuerdo el primer día que fui al hospital, los nervios que me consumían y no saber cómo enfrentarme al nuevo mundo del hospital, al final del día todo se resumió en el gesto más simple de todos, una sonrisa, de un desconocido al cual le hable y realice una mini investigación llamada valoración y lo nombre “mi paciente”.

Constanza Rioseco Ricotti, 20 años, 3er nivel

“Más que una profesión” Y ahí estaba yo sentada, por mi mente pasaban miles de cosas, a la vez estaba nerviosa, angustiada, con sueño y hambre, estaba en cualquier parte menos donde debía estar, el laboratorio de bases, me iba a tocar a mi demostrar como tomar la presión , al tratar de sentir el pulso de mi compañero, mis dedos temblaban, una sensación de frustración inundo mi cuerpo, "no puedo profe” le dije, "nunca me vuelvas a decir que no puedes, si puedes Mackarena", me dijo ella , lagrimas y lagrimas salieron de mis ojos , me fui al baño muerta de vergüenza y con pena, una compañera me fue a ver, me paso papel higiénico , me pregunto qué había pasado , pero yo no podía hablar ni tampoco quería , solo lloraba y lloraba, la profesora fue la siguiente en ir a verme , ella me tranquilizó me dijo que muchas palabras que me reconfortaron en ese momento , creo que nunca en mi vida había tenido un momento así con algún profesor , me dijo que tenía que ser capaz de controlar eso que me ocurría, que estaba bien llorar con los pacientes pero por historias que ellos nos contaran , que no podía llorar en frente de mi paciente por una frustración, ya que podía poner nervioso al paciente, y toda la razón que tiene. Me di cuenta en que en esta profesión uno va a pasar por todo tipo de momentos junto al paciente y su familia, momentos de alegrías, penas, nerviosismo, enojo, pero uno siempre tiene que estar ahí con una sonrisa en la cara, para tratar de alegrarle un ratito de su día a la otra persona que está peor que uno y ver que la otra persona sonríe gracias a ti, es el mejor sentimiento que puede haber, es una satisfacción enorme. La enfermería es mucho más que una profesión, es un arte que mezcla conocimiento, fortaleza, humanitarismo y por sobre todo mucho corazón

Mackarena Melo Viel, 18 años, 2do nivel

“El lenguaje del cuidado” Allí estaba frente a mi primer paciente, su diagnóstico AVE. Con el corazón agitado me presenté, la saludé, solo tenía sus ojos que decían estar poniendo atención. Le dije que quería examinarla, le di una simple indicación. Le tomé su mano, la que podía mover y le expliqué: un apretón significa si y dos no. Así, ella me autorizó, le explicaba todo, quería que se sintiera presente, activa, cuidada, valorada como persona, comunicada a pesar de que no podía hablar. Al terminar le agradecí, la abracé, hablé con un familiar y le expliqué como la señora Hilda se podía comunicar.

Pamela Sepúlveda Cáceres, 22 años, 4to nivel

“Rutina” Aun esta oscuro y ya estoy esperando la micro, tengo que llegar temprano a la “U”, la micro no tarda y me dirijo a los casilleros, me cambio y camino al hospital para empezar el día de clínica, la rutina de siempre, al llegar me acerco a una paciente, me presento, le pregunto cómo está, desde cuando está aquí, preguntas de rutina, le pregunto si la han venido a visitar y me responde que si, -¿y cómo se sintió?- bien me sentí, respondió, en ese momento veo su cara, lo dijo con los ojos brillantes y la mirada baja, me quedo un momento en silencio, la veo a los ojos y le sonrió, me responde con una sonrisa, que creo, no estaba en la rutina.

Cristopher Betancur Vargas, 21 años, 3er nivel

“Lumazo” Y al final el que sacó la luma para que no lo mechonearan se convirtió en mi mejor amigo.

Álvaro Tapia Yáñez, 19 años, 2do nivel

“Enfermería UdeC HEPTACAMPEON!” Ahí estábamos… la patota amarilla esperando ser heptacampeones. Nerviosos pero unidos como familia UdeC deseando obtener la Nightingale como recompensa a cada entrenamiento, cada gota de sudor, cada enojo, cada golpe al bombo, cada triunfo, pero también lo merecíamos por tener el espíritu necesario, ese que hace que dejes la vida en la cancha independiente del deporte en el que participes, ni lo cansado/a que estuvieses… había que ganar… “Los campeones de las Olimpíadas deportivas de enfermería 2014: Universidad de Concepción”. Corrimos como nunca y cantando como siempre a recibir la copa. Lo logramos!

Constanza Benvenuto Rebolledo, 19 años, 3er nivel

“Mi enfermero favorito” Años sufriendo una depresión severa me tenían con el cuerpo desgastado y el alma rota, pero dentro de la carrera encontré a una de las personas más importantes en mi vida, “encontré el amor en los pastos de la UdeC”, sinceramente no me esperaba ser flechada por cupido, pero debo confesar que aquella persona me salvó, me sacó de aquel agujero negro en el cual estuve sumida por tanto tiempo y me abrió los ojos hacia un mundo que jamás había visto, uno lleno de luz y esperanza, me enseñó que merezco ser amada, me enseñó a amar mi vida.

Romina Runco Valenzuela, 18 años, 2do nivel

“Que alguien me explique en qué página del Brunner dice que un guante de látex liga mejor que todo!”

Adrián Mella Concha, 20 años, 3er nivel

“¿Hipocresía? vs realidad” Más de alguna vez escuchamos: “si, era mi primera opción” cuando sabemos que no lo era, y más importante aún, cuando quien lo emite sabe que no lo era. ¿Cuál es la idea? ¿Engañarnos poniendo excusas del fracaso de cual fuiste participe?, ¿sentirte mejor con tu situación? Ahora, futuro colega o futuro desertor pon atención: puede que esta hermosa labor no sea tu primera opción de trabajo, de vida, de futuro o solo la tomaste porque es una buena proyección o porque no sabías que estudiar, aquí “médicos frustrados aquí hay muchos, enfermeros arrepentidos ni uno”.

Byron Montero Jiménez, 21 años, 3er nivel

“No era mi primera opción, pero sí la mejor de mis opciones” Venía de un curso humanista, pero con seguridad de que lo mío era el área de la salud. La carrera no era mi primera opción. No estaba segura de entrar a ella. Pero como nada es al azar, me arriesgué, y sin querer encontré el lugar que combinaba dos cosas que me apasionaban: el servicio social y las ciencias. Hoy llevando apenas dos meses de clases, puedo decir que estoy enamorada de mi futura profesión, del ambiente, de la hermosa familia llamada Enfermería, donde no se percibe el egoísmo, sólo las ganas de servir con el corazón, sin esperar retribuciones.

Monserrat Valenzuela Norambuena, 18 años, 1er nivel

Le dijo la aguja a la vena: “me falto un milímetro”

Ismael Gajardo Cáceres, 21 años, 3er nivel

“Esto recién comienza” Lloré, si, lloré mucho cuando supe que no quedaba en medicina Año 2010, segundo medio, era la típica niña nerd con excelentes notas, mi papa había comprado un departamento a mi nombre para cuando yo fuera a estudiar medicina en la Universidad de Chile o en la Pontificia Universidad Católica. Año 2011 me fui de intercambio por un año a EEUU, mi vida cambio rotundamente. Volví, di la PSU, no entre, no importaba, me daría un año y lo lograría, pero no..., no lo logré, nunca tuve realmente otra opción de carrera, era medicina o nada y la verdad ni siquiera sabía el porque quería tanto medicina, si me imaginaba siendo una gran cirujana plástica, pero odiaba el hecho de que había que estudiar tantos años para llegar a lograrlo y yo quiero ser mama joven. Año 2014 .. Comienzo de lo que sería el principio de una hermosa vivencia, entré a enfermería en la gloriosa UdeC, nerviosa y dándole una oportunidad a mi nueva carrera. Comenzaron las clases, todo bien , llego el paseo mechón me hice mi grupo de amigos que hoy en día sin ellos mi vida universitaria seria un total desastre, me uní al grupo olímpicos de la carrera jugando voleibol, todo era una locura, los chicos salían a carretear y llevaban suero, agujas, vendas!, bastante fuera de lo común, si me preguntan a mí, todos de distintos cursos hasta compañeros egresados dispuestos a ayudarte en lo que sea, profesores también , siempre recordare a la profesora Julia Ramírez que jubilo el año pasado. Los días pasaban, enfermería imponía retos, creí hasta que reprobaría 3 ramos, pero lo logre, hoy puedo decir que todo en la vida pasa por algo, que cuando la vida cierra puertas otras se abren y que hay que aprovechar las oportunidades hasta no poder mas, contentísima viviendo el día a día en esta hermosa carrera que llego a mi camino.

Mackarena Melo Viel, 18 años, 2do nivel

“La chica de al lado” Nos conocimos en la clase de la profe Julia, y me hizo una pregunta que ya ni recuerdo, sus ojos me recorrieron hasta lo más hondo. Y la primavera estaba comenzando.

Álvaro Tapia Yáñez, 19 años, 2do nivel

“Senderos de recuerdos” Aflojó el paso. Los caminos estaban impregnados de olor a madera y la suave brisa otoñal le colmaba los sentidos. Desde todas direcciones le asaltaban los recuerdos, bombardeándola como si fueran gotas de lluvia. Cuando egresó del liceo se había sentido perdida. Habían pasado tres años ya. Recordó el día en que tuvo a su primer paciente, suspiro sonriente; la calma la embargó. Enfermería le enseñó a confiar, a querer ser más, le enseño a mirar la vida como lo hermosa que es. Hoy sabe que le espera una sonrisa al final del camino. Gracias a enfermería volvió a encontrarse.

Geovana Novoa Vallejos, 22 años, 2do nivel

“PAE” Hace un tiempo me perdí en el proceso… Entre tanta valoración de conciencia me vi loca, entre tantas necesidades me vi indiferente! Entre tanto examen físico me vi 27 lunares y entre tanto PAE me diagnostique feliz…

Daniela Cofré Luengo, 21 años, 3er nivel

“Seré Capaz” Caminando por esos pasillos blancos y eternos, llenos de habitaciones con miles de ojos expectantes y humildes que miran con respeto y en busca de respuestas, me encuentro, con un lápiz y una libreta en la mano… Una estudiante que viste de azul, un azul que llena de orgullo a una comunidad entera, ¿seré capaz de llevar esta gran responsabilidad que me espera a futuro? Reflexiono y pienso que quiero llenarme las manos como fruto de mis estudios, pero llenármelas con muestras de afecto y palabras de gratitud que emanen de un paciente y su familia. Sí, seré capaz.

Camila Ramírez González, 20 años, 3er nivel

“La mechona alérgica” Mi momento había llegado, entré tratando de disimular el miedo que tenía, habían muchas caras nuevas con la misma expresión que la mía, estaban todos asustados. Me senté al lado de una niña que parecía simpática cuando entró un caballero de acento medio raro. Todo estaba saliendo bien, estaba lista para dar el test de entrada para el que había estudiado todo febrero, hasta que el temido grito resonó en toda la sala: ¡SÁQUENSE UNA ZAPATILLA Y AMARRENLA A LA MOCHILA MECHONES! No tenía salida, y me había puesto mis calcetines más bonitos.

Karen Peña Caamaño, 1er nivel

“No es así” Las personas creen que las enfermeras somos las “secretarias” del médico y que lo que hacemos es “fácil”…por mucho tiempo yo también lo pensé así… y le agradezco a cada profesor y a cada profesional que me demostró lo contrario; aprendí que somos más que eso y que por ello nos necesitan, porque no es lo mismo curar una herida sucia a una contaminada, no da lo mismo si usamos o no alcohol al 70° o si contaminamos el campo estéril, todos esos detalles son clave, permiten la recuperación óptima del paciente y es nuestro trabajo velar por ellos.

Catalina Rubilar Drews, 20 años, 3er nivel

“La entrevista” Te veo de frente, aun no te observo, muchas veces es difícil quitar ese velo entre mi ignorancia y tus problemas. La gente camina a tu alrededor como si no estuvieses allí, pero llevas más tiempo que cualquiera, sufres más que cualquiera, quisiera que me contaras sobre eso y mucho mas. Déjame decirte que el amor es tan efímero como la confianza, a pesar de eso debo admitir que tal vez te amo, porque la única razón por la que estoy aquí es para ayudarte, ayudarte a seguir adelante y que la gente que te ama pueda seguir haciéndolo.

Sergio Romero Miranda, 20 años, 2do nivel

“Primer paciente” Cada paciente es mundo adverso al cual no sabes que podrá resultar de la primera interacción. Mi primera paciente fue especial, con pocas palabras, ella me abrió su mundo y me mostro su pasión, la poesía, su poema fue manos de madre y fue así como comparó nuestra labor con las de ellas con el cuidado, delicadeza, dedicación y pasión que otorga a sus hijos como nosotros a nuestros pacientes. Y ese fue mi primer día de clínica, en que comprendí que no somos solo personas que realizan procedimientos, que interrogan al paciente, que preparamos historias; somos sus seres incondicionales, somos los oídos que necesitan, la voz que los alienta, los ojitos que los pueden guiar, las piernas que acompaña su marcha, las manos y hombros que acompañan sus momentos de lágrimas.

Ninoska Dunn Torres, 21 años, 3er nivel

“Atención de urgencia” Era tan sólo una típica mañana cualquiera de un día cualquiera, me disponía a ir a las clases de la "Fide", llego caminando hasta el final de la universidad y entro a la impecable y nueva facultad de enfermería, me siento, como de costumbre al final de la sala, pero, algo andaba mal, no existe edificio de enfermería en la universidad. De pronto la silla en la cual estaba sentado se transforma rápidamente en frío pavimento y allí estoy yo, el real, el "yeta", tendido frente a "Sir Perro" y sólo pensaba en una cosa: "Llamen a la enfermera".

Francisco Vidal Zepeda, 1er nivel

“Día de lluvia” Llovía y el caminaba al paradero, llovía y el estaba en el taco, seguía lloviendo y él se bajo en Paicaví y estiro sus atrofiadas piernas para correr al plato, sus pulmones fumadores le rogaban que se detuviera, con la lengua afuera tomo un respiro en el semáforo de la plaza Perú, casi ya sin fuerzas corrió al arco, debía llegar a química, debía llegar al aula A-3, continuo su recorrido, ya en el foro una voz lo distrajo “¿Vas al plato? Suspendieron las clases”

Bernabé Chávez Jiménez, 20 años, 2do nivel

“La planchada” Eulalia fue una hermosa chica de ojos fulgurantes que siempre demostró gran profesionalismo y diligencia por la enfermería. El desamor la llevó a la negligencia, a la enfermedad y finalmente a la muerte. Lo que más se recuerda es su apariencia pulcra y almidonada, es así como hasta hoy se presenta, siendo su propio homenaje de ultratumba, y dando origen a su leyenda, donde miles de enfermos han amanecido atendidos, por un ente esfumado, bello y diligente. Se llamó la planchada, pues así luce su uniforme, su corazón y su orgullo. Siendo un Icono mexicano y latino de la enfermería, por sobre el último adiós.

Sergio Villegas Canales, 19 años, 2do nivel

“Cordero de Dios” Usualmente les hago el quite a los predicadores y sus largas charlas, pero esa fría mañana fuera de la facu, no pude dejar de detenerme ante una mano que alzaba un nuevo testamento de regalo. Guarecido en mi mochila, aquel librito esperaba a que lo tomara y pudiera salvar mi alma de este mundo pecaminoso, el que, sin importarle el partido de fútbol en el que me encontraba, me atacó directo al intestino, haciendo de mi esfínter el jugador más preciado. Nada hacía presagiar que de una u otra forma, la palabra del señor me limpiaría de todos mis pecados.

Camilo Contreras Valderrama, 21 años, 4to nivel

“El luma” ¡¡¡¡MECHON REBELDE!!!! Escuchó el grito en su espalda, triunfante se alejaba del plato, había logrado escaparse, sonriendo se cambió de ropa (no fuera a ser que alguien se acordara de su polera amarilla y chaleco café), se fumo un cigarro para entrar en calma, comió sushi riendo a carcajadas al recordar las palabras de su amigo "si no te mechonean no tendrás que contarle a tus hijos de tu primer día como universitario", susurrando en voz alta se decía a si mismo ¿Quién tiene ahora una buena historia?

Bernabé Chávez Jiménez, 20 años, 2do nivel

“Mi Elección” ¿Me podrías repetir la pregunta?... bueno, es simple… Es más que nada pasión a lo que hacemos, a los demás, no seremos simplemente hombres y mujeres que vistan de azul, nos estamos formando para ser humanos íntegros, comprenderemos sentimientos y necesidades del paciente, seremos proveedores de entendimiento, amabilidad, afecto, solidaridad y sobre todo Cuidado para ellos. Lo más gratificante será una muestra de cariño por parte de las personas, que pude comprobar siendo simplemente estudiante y sentí lo gratificante que fue un apretón de manos sincero de una madre al encontrar un apoyo fundamental en mi… Por eso elegí Enfermería.

Camila Ramírez González, 20 años, 3er nivel

No recuerda nada, no ve, no siente, solo escucha aunque las personas no lo sepan. Entre ese sonido constante de las maquinas hay una voz dulce y amable que viene a él, siente su amor, su dedicación, no la conoce, y en el fondo de su corazón desea que sea un ángel que lo viene a ver. Esta solo en el mundo desde que tiene memoria, en esa mente de niño no hay juegos ni el cariño de un familia amorosa, solo está el recuerdo de la crueldad de los adultos. El ángel le dijo que está en el hospital, en su vida no había recibido cuidados así, ahora sabe que si hay personas buenas, y que este ángel, lo ayuda a aferrarse a la vida que antes no deseaba.

Daniela Cádenas Badilla, 19 años, 2do nivel

“El ultimo “te amo” Caminaba de vuelta a casa luego de una larga jornada de práctica en el hospital, de pronto el suelo empieza a moverse fuertemente, -¡un terremoto!-. Corro desesperadamente, en lo único que pensaba era que mi madre estaba sola e indefensa en su silla de ruedas. Entro rápidamente y la encuentro en el suelo con el mueble del comedor sobre su cuerpo ensangrentado. Intento sacarla de allí y salvarla con mis conocimientos de enfermería, pero ya es tarde; ella me reconoce y me dice “te amo hijo”; yo contengo mis lágrimas. Con mis manos cubiertas de su sangre, solo me queda acompañarla en el final.

Diego Salgado Ruiz, 19 años, 2do nivel

“Dos viejos en un pasillo” - ¡Hombre! Que sorpresa encontrarte aquí- dijo aferrándose a su bastón - Parece que a esta edad es el nuevo club social- dijo con una sonrisa que dejaba entrever su falta de dientes - Anda a verme a la sala cuando puedas- dijo el querido don Jaime -Claro, mañana paso, ahora voy a la mía- hizo un ademan y se despidió el 27/8

Anónimo

“4 Lechones para un Chanchito” Entraron desconcertados, con pánico en sus ojos, implorando... Yo, su asesino, también tenía pánico y miedo y culpa… todo era irreal. Venían gritando o empezaron a gritar cuando los bañamos, no olvido que se retorcían lanzando patadas y mordían y el piso mojado y sus chillidos… cómo pedirles perdón si nunca los miré a los ojos. En mi cabeza decidí estampar la otra mirada, de la guagüita quemada, sus colgajos de piel, su llanto musitado por el cansancio del sufrir temprano... mientras terminábamos los últimos detalles del crimen, como haciendo un pacto se entregaron. Electrocución. Silencio. Pedazos de piel fresca.

Porfirio Contreras, 5to nivel – Interno (Pseudónimo)

Universidad de Concepción Facultad de Enfermería Centro de Estudiantes Enfermería, Vocalía de Cultura Mayo 2015.-