Enfermedades Del Sistema Respiratorio

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ENFERMEDADES DEL SISTEMA RESPIRATORIO

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Enfermedades del aparato respiratorio Clasificación y recursos externos

Especialidad

Neumología

CIE-10

J00-J99

Aviso médico

[editar datos en Wikidata]

Las cinco enfermedades del aparato respiratorio que causan mayor mortalidad a nivel mundial son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma bronquial, tuberculosis pulmonar, cáncer de pulmón y neumonía. 1 2

Índice         

1Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 2Asma bronquial 3Tuberculosis 4Infecciones del tracto respiratorio inferior 5Cáncer de pulmón 6Clasificación de enfermedades 7Descripción 8Referencias 9Enlaces externos

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica[editar] Artículo principal: EPOC

El humo del tabaco es la principal causa de enfermedad pulmonar.

Enfermedad causada primordialmente por el consumo de cigarrillos que afecta aproximadamente a 200 millones de personas en todo el mundo, de las cuales 65 millones presentan afectación moderada o grave. El humo del tabaco provoca obstrucción de las vías aéreas y causa destrucción progresiva del tejido pulmonar con aparición de enfisema. Los síntomas son tos persistente, expectoración y dificultad para respirar (disnea). En los primeros años de evolución la sintomatología suele ser leve, pero tiende a agravarse progresivamente, especialmente si no se abandona el consumo del tabaco. 1 Se calcula que únicamente en el año 2004 fallecieron por EPOC 3 millones de personas en el mundo, más de 8 000 al día, y el número de casos tiende a aumentar. 3

Asma bronquial[editar] Artículo principal: Asma bronquial

El asma afecta a alrededor de 334 millones de personas en todo el mundo y su frecuencia tiende a aumentar. Se caracteriza por una obstrucción reversible de las vías aéreas y cursa habitualmente con episodios agudos de sensación de asfixia (disnea).1

Tuberculosis[editar] Artículo principal: Tuberculosis

Microfotografía de Mycobacterium tuberculosis (bacilo de Koch), agente causal de la tuberculosis.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa provocada por el bacilo de Koch que puede afectar a numerosos órganos, pero tiene predilección por el pulmón. En el año 2015 se declararon 10 millones de casos a nivel mundial de los cuales al menos un millón fueron niños. El bacilo de Koch, agente causante del mal, se adapta progresivamente a los antibióticos que

se utilizan para tratar la enfermedad, fenómeno que se conoce como resistencia, por lo que la dificultad para erradicarla es cada vez mayor. 1

Infecciones del tracto respiratorio inferior[editar] Artículo principal: Neumonía

La principal enfermedad infecciosa del tracto respiratorio inferior es la neumonía. Generalmente está causada por virus o bacterias y su aparición se ve favorecida por diferentes factores, entre ellos la existencia de condiciones de vida insalubres, hacinamiento, malnutrición, exposición a contaminantes ambientales o tabaco, edad avanzada y déficit de inmunidad. Las personas afectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana son más propensas a presentar neumonía grave.1

Cáncer de pulmón[editar] Artículo principal: Cáncer de pulmón

La principal causa que provoca cáncer de pulmón es el humo del tabaco. El riesgo de presentar esta enfermedad es proporcional al número de cigarrillos consumidos al día y al tiempo de duración del hábito. Los fumadores pasivos y las personas expuestas a otros cancerígenos como el radón y el amianto tienen también mayor probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón. En el año 2012 se produjeron 14 millones de nuevos casos en el mundo y el número de fallecidos ascendió a más de 8 millones de personas.1

Clasificación de enfermedades[editar] Artículo principal: Anexo:CIE-10 Capítulo X: Enfermedades del sistema respiratorio

La enfermedades del aparato respiratorio pueden dividirse en 10 grupos según la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10):4 

  



    

Infecciones agudas de las vías respiratorias superiores. Este apartado incluye la rinofaringitis aguda, sinusitis aguda, faringitis aguda, amigdalitis aguda, laringitis y traqu eitis. Gripe y neumonía. Incluye las infecciones del aparato respiratorio ocasionadas por el virus de la gripe y la neumonía, tanto la de ocasionada por virus como por bacterias. Otras infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores. En este apartado se incluye la bronquitis aguda y la bronquiolitis. Otras enfermedades de las vías respiratorias superiores. Incluye procesos que afectan a las vías respiratorias superiores que tienen carácter crónico. Entre ellas la rinitis alergica, faringitis crónica, pólipos nasales y adenoides. Enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores. Se clasifican en este grupo algunos de las enfermedades más habituales en el campo de la neumología, entre ellas la bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema pulmonar, asma y bronquiectasias. Enfermedades del pulmón debidas a agentes externos. Incluye la silicosis, neumoconiosis y neumonitis por hipersensibilidad. Otras enfermedades respiratorias que afectan principalmente el intersticio pulmonar. Afecciones supurativas y necróticas de las vías respiratorias inferiores Otras enfermedades de la pleura Otras enfermedades del sistema respiratorio.

Descripción[editar]

El polen es una de las causas más frecuentes de rinitis.

La amigdalitis aguda está provocada por una infección localizada en la amígdala palatina.

A continuación se describen las principales enfermedades del aparato respiratorio. 

Vías aéreas superiores. o Rinitis. El término rinitis hace referencia a un proceso inflamatorio que afecta a las fosas nasales. Las causas pueden ser múltiples, las más habituales son de origen infeccioso o alérgico. Puede tratarse de un cuadro agudo de solo unos días de duración (rinitis aguda) o bien convertirse en crónico (rinitis crónica). Los síntomas más frecuentes producidos por la rinitis son congestión nasal, secreción nasal (rinorrea), estornudos y picor nasal. Un tipo especial es la rinitis irritativa provocada

por estímulos físicos como olores intensos , tabaco o cambios bruscos de temperatura.5 o Faringitis. Es la inflamación de la mucosa que reviste la faringe. Puede ser aguda (faringitis aguda) o crónica (faringitis crónica). La faringitis aguda está origina generalmente por infecciones víricas o bacterianas. o Sinusitis. Es la respuesta inflamatoria de los senos paranasales que suele deberse a una infección por bacterias o virus En ocasiones se designa como rinosinusitis pues casi siempre se acompaña de rinitis. o Amigdalitis. Inflamación de origen infeccioso en la amígdala palatina. Cursa con fiebre y dolor de garganta. Es muy frecuente en la niñez. o Laringitis. La laringitis, también llamada crup es una enfermedad común, generalmente de origen vírico, que cursa con inflamación de la laringe. Es más frecuente en niños de entre seis meses y tres años de edad. Provoca tos, afonía y dificultad para respirar (estridor laríngeo). Aunque suele ser de carácter leve, existen cuadros graves que obstruyen la vía aérea superior. o Traqueitis. Es la inflamación de la tráquea, generalmente de origen infeccioso. Aunque existe como proceso independiente, generalmente se asocia a laringitis, cuadro clínico conocido como laringotraqueitis, especialmente frecuente en los niños.  Pulmón y vías aéreas inferiores o Asma bronquial. Se caracteriza por una obstrucción reversible de las vías aéreas. Puede ser de origen alérgico (asma extrínseca) o no alérgico (asma intrínseca). o Atelectasia. Colapso de una región pulmonar periférica que hace imposible al sector afectado realizar el intercambio gaseoso. o Bronquitis. Se produce por inflamación del revestimiento de los bronquios. Puede ser aguda o crónica y en ocasiones provoca sensación de asfixia (disnea). o Bronquiolitis. Afecta sobre todo a niños menores de 2 años. Está causada por virus y se caracteriza por inflamación aguda en los pequeños bronquios (bronquiolos) del aparato respiratorio. o Cáncer de pulmón. Crecimiento y proliferación de células cancerosas en el pulmón. o EPOC. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica esta causada por la inhalación repetida del humo del tabaco. o Fibrosis pulmonar idiopática. Enfermedad poco frecuente causada por un proceso de cicatrización anómala del tejido pulmonar. Se produce un exceso de tejido fibrótico que sustituye progresivamente al tejido pulmonar normal. o Fibrosis quística. Enfermedad de origen genético que afecta a varios órganos, entre ellos el pulmón. o Neumoconiosis. Enfermedad que afecta el parénquima pulmonar provocada por la inhalación de polvo, en general polvo mineral, pero también por polvo orgánico de diferentes tipos.  Silicosis. Provocada por la inhalación de partículas de sílice. Considerada enfermedad profesional en los mineros.  Asbestosis. Provocada por la inhalación de fibras de asbesto o amianto. o Neumonía. Infección respiratoria que afecta a los alveolos pulmonares. Puede estar causada por bacterias o virus, raramente por hongos. o Neumonitis por hipersensibilidad. También llamada alveolitis alérgica extrínseca, está provocada por la inhalación de polvo de procedencia orgánica que desencadena una reacción de hipersensibilidad. Por ejemplo la bagazosis. o Tuberculosis pulmonar. Enfermedad infecciosa causada por el bacilo de Koch. Bronquiectasia. Dilatación irreversible en uno o varios puntos del árbol bronquial.

Imagen de bronquitis

Qué es La bronquitis es el resultado de la inflamación de los conductos que transportan el aire al interior de los pulmones y de ellos de nuevo al exterior, para así llevar a cabo la respiración. Estos conductos, que se conocen como bronquios (y conectan la tráquea a los pulmones), son también el canal de salida de las secreciones que se forman a este nivel. Cuando los bronquios están inflamados o infectados entra menos aire a los pulmones y también sale menos cantidad. Como consecuencia, se tose mucho expulsando esputo o flema. Se dice que la bronquitis es crónica cuando este tipo de tos es persistente y cuando no hay otra enfermedad subyacente que pueda explicar su origen.

Prevalencia e incidencia La bronquitis aguda es más frecuente en otoño e invierno, ya que los microbios que las ocasionan sobreviven y se multiplican más fácilmente en un ambiente frío. Es complicado saber su incidencia es difícil porque cuando los síntomas son leves los pacientes no consultan en los centros de salud, dificultando así el cálculo pormenorizado de los casos.

Causas "La causa más frecuente de las bronquitis agudas son microorganismos que infectan y, en consecuencia, inflaman los bronquios. Los microbios

responsables tienen diferente naturaleza -bacterias o virus-, encontrándose en nuestro entorno diario. Es en épocas frías cuando se favorece a su multiplicación", explica Sandra Ros, neumóloga y miembro del Área de Enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). El contagio se produce mediante dos vías: 1. A través del aire: al toser y estornudar. Por eso se recomienda proteger a los demás cubriendo nariz y boca en estos casos. 2. A través de contacto directo con piel o superficie que contenga el microbio: por ejemplo, la mano con la hemos controlado el estornudo o la tos puede transmitir el microbio. Frecuentemente, no somos conscientes de estos gestos cotidianos. De ahí la insistencia con el lavado de manos.

Evalúa tus síntomas

Síntomas La bronquitis se manifiesta habitualmente con tos, mucosidad con salida oral y, en ocasiones dificultad respiratoria como consecuencia de la reducción del calibre de los bronquios. Puede acompañarse también, en ocasiones, de febrícula, a partir de 37ºC, o fiebre, a partir de 38ºC. Los síntomas de la bronquitis crónica empeoran cuando aumentan las concentraciones de dióxido sulfúrico y de otros contaminantes en el aire, y lo hacen aún más cuando los afectados fuman. A menudo, las personas no prestan atención a la bronquitis crónica hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada, porque creen erróneamente que la bronquitis no supone un riesgo importante. Cuando el paciente finalmente va al médico, muchas veces sus pulmones ya están lesionados y el riesgo de padecer problemas respiratorios graves o de sufrir un fallo cardiaco es elevado.

Prevención "La prevención se centra, fundamentalmente, en proteger la vía aérea en los ambientes fríos y cumplir las normas explicadas anteriormente para evitar el contagio", aconseja Ros.

Tipos Ros señala que existen varias clasificaciones: Según el tiempo de duración o evolución: 

Agudas: de reciente aparición y poca duración.



Crónicas: se debe sospechar cronicidad cuando una persona padece más de dos episodios anuales de bronquitis. En este caso debe de ser valorado por el médico de familia y/o neumólogo. Debe tenerse en cuenta que antecedentes en la infancia, alergias respiratorias y tabaquismo (actual o en años previos) predisponen a padecer lo que se conoce a nivel coloquial como “bronquitis crónica” y que engloba dos entidades: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma. Según la causa que la desencadena:



Infecciosa, que en ocasiones se acompaña de febrícula o fiebre y podemos distinguir dos tipos: * Vírica: los virus suelen producir secreciones transparentes o blanquecinas. No se trata con antibióticos porque no combaten a este tipo de microorganismo. * Bacteriana: las secreciones son amarillentas o verdosas. Se suelen tratar con antibiótico.



Irritativa: el ambiente cada vez más cargado con agentes contaminantes o humo de tabaco puede favorecer la aparición de bronquitis.



Alérgica: en este caso depende de la predisposición del individuo a que determinados alérgenos del ambiente, principalmente los ácaros, pólenes y epitelio de animales, desencadenen la inflamación bronquial.

Diagnóstico Un cultivo de esputo puede indicar la necesidad de otro tipo de antibióticos cuando los síntomas son persistentes o recurrentes o cuando la bronquitis es muy grave.

Tratamientos El tratamiento va dirigido al control y mejoría de los síntomas, así como a la causa sospechada: 

Hidratación: es importante la ingesta de líquidos, preferiblemente de agua.



Antitérmicos (medicamentos que reducen la temperatura): en caso de presentar fiebre.



Antibiótico: solo si se sospecha que la causa es una bacteria y únicamente prescrito por el médico. En los niños, la amoxicilina es el fármaco de elección habitual.



Inhaladores: es el tratamiento que se administra a través de la vía respiratoria. Suelen recomendarse los que contienen corticoide y broncodilatador porque desinflaman y dilatan los bronquios, aumentando su calibre para facilitar el paso del aire.

Otros datos "Las bronquitis se resuelven entre una o dos semanas después de su comienzo. Es importante saber que la tos -que normalmente es lo que más nos desespera- suele ser el síntoma inicial y también el último en desaparecer", comenta Ros.

¿Cuándo es necesario volver al médico? Cuando no existe una mejoría de los síntomas durante los primeros dos o tres días de tratamiento, se aconseja nueva valoración médica. También puede ocurrir que se lleve a cabo una correcta recuperación, pero que se presenten episodios repetidos, en cuyo caso debe descartarse que exista alguna enfermedad respiratoria crónica de base. Las recaídas se pueden prevenir siguiendo el consejo médico para la recuperación. Principalmente, evitando suspender precozmente el tratamiento cuando se empieza a notar la mejoría y huyendo de factores de riesgo como el tabaco.

SINUSITIS

Qué es La sinusitis es la inflamación de la mucosa de los senos paranasales que puede ser causada por un hongo, una bacteria o un virus, o bien por una alergia. Los senos paranasales son pequeños huecos llenos de aire; se dividen en senos frontales (están en la parte frontal del cráneo, situados encima de la nariz, es decir, en la frente), senos etmoidales (se sitúan en los laterales de la nariz, entre los huesos) y senos maxilares (localizados en las mejillas). En situaciones normales, el aire pasa a través de los senos sin problema; sin embargo, las personas que padecen sinusitis tienen bloqueados estos espacios y sufren molestias y dificultades a la hora de respirar. La inflamación de la mucosa sinusal (sinusitis) normalmente viene asociada con la inflamación de la mucosa de la cavidad nasal (rinitis) llamándose entonces, rinosinusitis. Es una patología muy común en la población general, por lo que suele ser vista por multitud de especialistas. Puede presentarse con una gran variedad de síntomas y, en algunos casos, puede tener una importante repercusión a la calidad de vida de los pacientes.

Causas Las causas principales de esta patología son las infecciones, ya sean víricas (las más frecuentes), bacterianas y fúngicas. Existen otras causas relacionadas con los mecanismos inflamatorios y del sistema inmune del propio paciente, que pese a estar ampliamente demostradas sus implicaciones, todavía se desconoce del mecanismo exacto. Según Isam Alobid, Alfonso Santamaría y José Miguel Villacampa, presidente y vocales de la Comisión de Rinología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), hay factores que predisponen a la sinusitis: 

Variaciones climáticas: las estaciones más frías y el aumento de la humedad predisponen a una mayor probabilidad de padecer sinusitis.



Tabaco: Tanto ser fumador activo como estar expuesto a su humo es un factor predisponente en esta patología.



Exposiciones ambientales o laborales a la contaminación, a irritantes utilizados en la industria y a la exposición al humo.



Variaciones anatómicas individuales (desviaciones septales y del tabique nasal, falta de desarrollo de los senos paranasales, un espolón óseo nasal o la presencia de pólipos nasales).



Alergias: relación no clara con las sinusitis agudas, pero sí demostrada en el caso de la sinusitis crónica, junto con el asma.



Enfermedades asociadas: alteraciones del aclaramiento mucociliar (los cilios o vellos que se sitúan en el interior de las aberturas paranasales no logran sacar el moco debido a alguna afección), fibrosis quística, vasculitis.



Tener un sistema inmunológico débil, debido al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o a tratamientos como la quimioterapia.



Hipertrofia de adenoides (tejido linfático que se encuentra en las vías respiratorias entre la nariz y la parte posterior de la garganta).



Sometimiento a fuerzas como la gravedad y la presión: volar, bucear, montañismo, etcétera.

Evalúa tus síntomas

Síntomas Los principales síntomas de esta enfermedad son: 

Dolor y presión detrás de los ojos y en la zona maxilofacial.



Secreción y congestión nasal.



Pérdida parcial o total del sentido del olfato.



Fatiga y sensación de malestar general.



Cefalea o dolor de cabeza.



Fiebre.



Dolor de garganta y goteo entre la nariz y la faringe.



Tos, que tiende a empeorar por la noche. En una sinusitis aguda, estos síntomas suelen aparecer tras el séptimo día de un resfriado que no ha mejorado o que incluso ha empeorado. En el caso de una sinusitis crónica, los síntomas son los mismos, aunque más leves. A pesar de que no es frecuente que se produzcan complicaciones, una sinusitis puede provocar absceso (aparición de pus en una zona determinada que causa dolor e inflamación), meningitis, osteomielitis e infección cutánea alrededor de los ojos.

¿Cuándo acudir al médico? Se debe acudir a un especialista en cualquiera de estos casos: 

Los síntomas duran más de 14 días o se agrava un resfriado a partir de los siete días.



Se presenta fiebre.



Se padece un fuerte dolor de cabeza.



Todavía perduran los síntomas después de haber tomado un tratamiento antibiótico.



Se nota algún cambio en la visión durante una infección.

Prevención

La prevención está basada principalmente evitar los factores predisponentes, dicen los miembros de la SEORL-CCC. “Eludir o disminuir el contacto con contaminantes, humo del tabaco y tóxicos puede reducir la probabilidad de padecer una sinusitis o disminuir los síntomas. Por otro lado, evitar el contacto con agentes infecciosos con unas buenas medidas de higiene también reduce las tasas de sinusitis, especialmente en el caso de las agudas”.

Consejos para evitar la sinusitis: 

Aumentar la humedad del cuerpo y de las vías sinusales mediante la ingesta de líquidos, especialmente agua, y el uso de un humidificador.



Atajar rápidamente y de forma eficaz las alergias.



Evitar el humo y espacios contaminantes.



Administrar descongestionantes si se sufre una infección de las vías respiratorias.

Tipos Existen dos tipos de sinusitis, que vienen determinados por la duración de la enfermedad y sus síntomas: 

Sinusitis aguda: su duración es menor a 12 semanas. Es una patología muy frecuente y se le estima una prevalencia entre el 6 y el 15 por ciento. Causada principalmente por infecciones víricas y conocida en ocasiones como catarro común. Es más habitual en las épocas invernales. Se estima que el 0,5 y el 2 por ciento de estas rinosinusitis agudas víricas se convertirán en bacterianas, caracterizadas entonces por presencia de mucosidad purulenta, fiebre, dolor unilateral intenso, empeoramiento posterior al inicio de la recuperación. En estos casos está indicado el uso de antibióticos sistémicos.



Sinusitis crónica: su duración es igual o mayor a 12 semanas. Con una prevalencia estimada de entre el 2 y el 16 por ciento de la población. Existen dos tipos principales: con pólipos y sin ellos. Debido a su curso crónico y su molesta sintomatología los subtipos más graves de estas sinusitis pueden generar una gran alteración de la calidad de vida del paciente. Además de por las bacterias, también puede ser causada por hongos.

Diagnóstico Es una patología muy común, por lo que suele ser atendida por multitud de especialistas y facultativos generalistas. En la mayoría de las ocasiones el diagnóstico es clínico, basado en los síntomas, dado que no llegan a un especialista en Otorrinolaringología. Sin embargo, en aquellos casos crónicos o que no mejoran con el tratamiento sería recomendable la realización de una endoscopia nasal para descartar la presenta de pólipos u otras alteraciones. Además, en algunos casos también puede ser necesaria la realización de alguna prueba de imagen como una tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM). En concreto, hay disponibles las siguientes pruebas y exámenes: 

Rinoscopia: es una endoscopia nasal mediante la que se introduce un tubo para ver los senos paranasales.



Tomografía computarizada: para ver las aberturas paranasales y observar el estado de los tejidos y los huesos.



Resonancia magnética: para comprobar la posible presencia de tumores e infecciones en los senos paranasales.



Transiluminación: el especialista proyecta una luz contra los senos para comprobar si están inflamados u ocupados.



Hacer presión sobre el área sinusal para causar dolor, lo que significa que hay infección o inflamación.

Tratamientos El tratamiento de las sinusitis agudas está basado principalmente en tratamiento sintomático. La analgesia en caso de dolor, los lavados nasales con soluciones salinas, los corticoides intranasales o descongestionantes nasales pueden ser de utilidad. A pesar de que en la mayoría de los casos no cambian el curso de la enfermedad, mejoran los síntomas durante la misma. Los antibióticos sistémicos son recomendados en pacientes con sinusitis aguda y factores de riesgo como fiebre, mucosidad purulenta y dolor unilateral por sospecha de sobreinfección bacteriana. En algunos casos más graves, tandas cortas de corticoides orales pueden ser de gran utilidad. En el caso de las sinusitis crónicas el tratamiento está basado principalmente en los corticoides intranasales. Los lavados nasales con soluciones salinas mejoran el efecto del tratamiento al remover la mucosidad que cubre la mucosa nasal. En casos de reagudizaciones, las pautas de corticoides sistémicos y tandas cortas de antibióticos sistémicos suelen ser necesarias. En otros casos tandas largas de antibióticos también han demostrado beneficio. Si la clínica persiste tras un correcto tratamiento médico los pacientes podrían beneficiarse de cirugía -con el objetivo de ensanchar las aberturas y drenar los senos paranasales-. El autocuidado también puede ayudar a reducir la congestión sinusal. Ante un caso de sinusitis se pueden tener en cuenta las siguientes recomendaciones para tratar y reducir los síntomas de esta patología: • Beber mucho líquido para diluir las secreciones. • Inhalar vapor, de dos a cuatro veces al día. • Utilizar un humidificador para reducir la sequedad ambiental.

• Aplicar paños calientes y húmedos en la cara varias veces al día. • Usar descongestionantes nasales.

Otros datos

Complicaciones de la sinusitis: La mayoría de las complicaciones que pueden aparecer a partir de una sinusitis son debidas a las estructuras adyacentes a los senos paranasales. 

Erosión ósea o infección/inflamación del hueso que rodea los senos paranasales.



Formaciones de mucoceles (quistes).



Infecciones de la piel facial.



Complicaciones orbitarias: celulitis orbitaria, abscesos orbitarios, alteraciones de la agudeza visual o de la movilidad ocular.



Complicaciones cerebrales: meningitis y abscesos cerebrales.



Crisis de asma: la sinusitis crónica puede desencadenar dificultades respiratorias y ataques de asma.



Problemas de visión: si la infección se propaga al ojo, puede causar pérdida de visión o incluso ceguera.



Aneurismas o coágulos de sangre: la sinusitis puede ocasionar problemas en las venas que rodean los senos paranasales, interfiriendo el suministro de sangre al cerebro y poniéndolo en riesgo de sufrir un derrame cerebral. GRIPE

Qué es La gripe es una enfermedad infecciosa del aparato respiratorio producida por el virus de la influenza. Si algo caracteriza a este microorganismo es su capacidad de contagio. El virus pasa con mucha facilidad de una persona a otra a través de las gotitas de saliva que se

expulsan al hablar, toser o estornudar. El contacto con manos u objetos contaminados también supone una vía de infección. Todos los años se producen epidemias de enfermedades respiratorias en nuestro país causadas por la gripe durante el final del otoño o el comienzo del invierno. A pesar de que muchos virus respiratorios pueden causar síntomas de gripe, los virus A y B de la gripe suelen ser responsables de las epidemias hacia el final del otoño o el invierno. En el hemisferio norte, la gripe aparece todos los años entre los meses de noviembre y abril, siendo más agresivo de diciembre a marzo. En cambio, en el sur, el virus aparece en el periodo de mayo a octubre. Según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), la proporción de personas afectadas durante las epidemias anuales oscila entre el 5 y el 15 por ciento en la población general y es superior al 50 por ciento en grupos de población cerrados, como los asilos.

Causas La causa de la gripe es el virus de la influenza. Tal y como explican desde Seimc, la transmisión se produce principalmente a través de gotitas de saliva que se forman al hablar, toser o estornudar por la persona enferma y que pueden alcanzar a una persona sin gripe pero capaz de padecerla. El virus también se puede transmitir por contacto con las superficies contaminadas por esas gotas y a través de las manos.

Evalúa tus síntomas

Síntomas El cuadro clínico inicial de la gripe suele comenzar de forma brusca con fiebre y escalofríos que aparecen junto con dolor de cabeza, molestias de garganta, malestar general, dolores musculares y tos seca. Con la fiebre los síntomas respiratorios se hacen visibles: congestión nasal, enrojecimiento e inflamación en la garganta. La fiebre y los dolores musculares suelen durar de 3 a 5 días y la congestión y la falta de energía puede prolongarse hasta dos semanas.

Una de las características de la gripe es que se propaga con mucha facilidad y puede llegar a afectar a un grupo de personas en un periodo de tiempo muy corto. Aunque la mayoría de los síntomas son comunes a todas las edades hay algunos que se manifiestan sólo en determinados grupos de edad. En los ancianos, por ejemplo, es frecuente que los pacientes tengan dificultad para respirar y la producción de esputo. En el caso de los niños, es común la otitis media y molestias abdominales (náuseas, vómitos, diarrea).

Prevención Según Seimc, la principal prevención para la gripe es la vacunación. El periodo idóneo de vacunación es entre septiembre y octubre en el hemisferio norte y entre marzo y abril en el hemisferio sur, puesto que el efecto protector aparece a las dos semanas de administrarla. A partir de los 13 años de edad, la vacuna se administra mediante una inyección intramuscular (hay también intradérmicas o nasales). Además, está contraindicada en alérgicos al huevo (anafilaxia) y en personas con fiebre de más de 38ºC. Un cinco por ciento de los vacunados sufren reacciones a la misma que consisten en fiebre, malestar general y alteraciones alérgicas en la zona donde se ha administrado la inyección. Generalmente desaparecen a los dos días. Otros métodos preventivos que tienen que tener en cuenta los pacientes son el mantenimiento de una buena higiene, que incluye lavar frecuentemente las manos, y llevar un estilo de vida saludable. Los expertos aconsejan seguir una dieta equilibrada y variada que incluya cereales integrales, verduras, marisco y sustancias como el ajo; también se comenta el beneficio de consumir hierbas como la equinácea, el saúco, astrágalo y milenrama y aumentar la ingesta de vitamina C. Beber mucho líquido y dormir las horas necesarias también pueden ayudar a evitar complicaciones.

Conviene que las personas que estén en contacto con los grupos de riesgo se pongan la vacuna para prevenir la enfermedad.

Tipos Existen tres tipos de virus gripales A, B y C. Los más importantes son el A y el B, ya que el C no provoca epidemias, sólo infecciones sin síntomas o con manifestaciones poco trascendentes. El tipo A es el responsable de la mayoría de las epidemias que se producen cada año mientras que el B aparece en brotes localizados. El virus tipo A se divide en dos subtipos basándose en dos proteínas de la superficie del virus, hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Los subtipos más frecuentes del virus A que a día de hoy circulan entre humanos y están incluidos en la vacuna antigripal son A (H1N1) y A (H3N2). Los virus gripales B y C tienen menos variaciones y, por tanto, no se dividen en subtipos.

Diagnóstico El diagnóstico de esta patología suele ser clínico, al detectar los síntomas dentro de un contexto como la temporada gripal o casos de gripe en personas cercanas al paciente. Lo que le diferencia de un catarro común es su gravedad y la presencia de fiebre más alta. Aunque sus síntomas los suele conocer la mayoría de la población, en ocasiones puede ser difícil diferenciarla de otros tipos de infecciones respiratorios si el médico sólo se basa en la clínica, porque las

manifestaciones pueden ser similares a las que se producen en otros virus. Para identificar la infección por el virus de la gripe se puede realizar un análisis de sangre.

Tratamientos El virus de la gripe no tiene cura. Las terapias son sintomáticas y van enfocadas a mejorar y aliviar los síntomas que produce esta patología. Las recomendaciones de los facultativos son: 

Descansar.



Beber abundantes líquidos.



Evitar el consumo de alcohol o tabaco



Tomar medicación que mejore los síntomas de la gripe (como medicamentos para bajar la fiebre).



La gripe está causada por un virus, así que los antibióticos no mejoran los síntomas ni aceleran la curación.



No dar aspirina a niños ni adolescentes (podría provocar un síndrome raro pero grave que se denomina Síndrome de Reye). Respecto a la utilización de fármacos antivirales, si se dan en los primeros días tras el inicio de los síntomas pueden reducir la duración de la enfermedad. En lo que concierne a los antibióticos, sólo en caso de que evolucione la enfermedad hacia complicaciones como neumonía o bronquitis tiene sentido valerse del tratamiento antibiótico.

Otros datos Desde Seimc advierten que la gripe puede complicar otras enfermedades e insisten en prestar especial atención a los grupos de riesgo.

Grupos de riesgo La población con mayor riesgo de tener complicaciones como consecuencia de la infección gripal y en los que se recomienda la vacunación son:  

Mayores de 65 años. Mujeres embarazadas.

 



Niños menores de 2 años y mayores de 6 meses. Personas con enfermedades crónicas cardiacas, hepáticas, renales, pulmonares (como aquellos que tienen EPOC), sanguíneas, metabólicas e inmunodepresión. Personas que conviven o cuidan a pacientes con riesgo. Colectivos profesionales con un mayor riesgo de exposición y que realizan servicios esenciales para la comunidad. CANCER DE PULMON

Qué es Los pulmones son los órganos incluidos en el aparato respiratorio que están encargados de realizar la función respiratoria, es decir, a través de las vías respiratorias suministran oxígeno al cuerpo y expulsan el dióxido de carbono, un producto de desecho producido por las células del cuerpo. El cáncer de pulmón se produce cuando hay un crecimiento exagerado de células malignas en este órgano. Si no se diagnostica a tiempo se puede producir la metástasis del tiempo, en estos casos las células cancerosas se desplazan hacia otros órganos del cuerpo. Es la causa más frecuente de muerte por cáncer tanto en hombres como en mujeres.

Causas Los motivos que pueden provocar la aparición del cáncer son: 

Tabaco: Es la principal causa. El humo de tabaco, con su elevada concentración de carcinógenos, va a parar directamente al aire y es inhalado tanto por los fumadores, como por los no fumadores. Dejar de fumar reduce de manera significativa el riesgo de desarrollar esta patología así como de contraer otras enfermedades relacionadas con el tabaco, como las enfermedades del corazón, el enfisema y la bronquitis crónica.



Efectos del radón: El radón es un gas radiactivo que se halla en las rocas y en el suelo de la tierra y que se forma por la descomposición natural del radio. Al ser invisible e inodoro, la única manera de determinar si uno está expuesto al gas es medir sus niveles. Además, la exposición al radón

combinada con el cigarrillo aumenta significativamente el riesgo de contraer cáncer de pulmón. Por lo tanto, para los fumadores, la exposición al radón supone un riesgo todavía mayor. 

Exposición a carcinógenos: El amianto es tal vez la más conocida de las sustancias industriales relacionadas con el cáncer de pulmón, pero hay muchas otras como el uranio, arsénico, ciertos productos derivados del petróleo, etc.



Predisposición genética: Se sabe que el cáncer puede estar causado por mutaciones (cambios) del ADN, que activan oncogenes o provocan que los genes supresores de tumores permanezcan inactivos. Algunas personas heredan mutaciones del ADN de sus padres, lo que aumenta en gran medida el riesgo de desarrollar cáncer.



Agentes causantes de cáncer en el trabajo: Entre las personas con riesgo se encuentran los mineros que tienen posibilidad de inhalar minerales radiactivos, como el uranio, y los trabajadores expuestos a productos químicos como el arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los éteres clorometílicos.



Marihuana: Los cigarrillos de marihuana contienen más alquitrán que los de tabaco. Igualmente, el humo se inhala profundamente y se retiene en los pulmones por largo tiempo.



Inflamación recurrente: La tuberculosis y algunos tipos de neumonía a menudo dejan cicatrices en el pulmón. Estas cicatrices aumentan el riesgo de que la persona desarrolle el tipo de cáncer de pulmón llamado adenocarcinoma.



Polvo de talco: Algunos estudios llevados a cabo en mineros y molineros de talco sugieren que éstos tienen un mayor riesgo de desarrollar dicha enfermedad debido a la exposición al talco de calidad industrial. Este polvo, en su forma natural, puede contener amianto.



Otros tipos de exposición a minerales: Las personas con silicosis y beriliosis (enfermedades pulmonares causadas por la inhalación de ciertos minerales) también tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón.



Exceso o deficiencia de vitamina A: Las personas que no reciben suficiente vitamina A tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Por otra parte, tomar demasiada vitamina A también puede aumentar el riesgo.



Contaminación del aire: En algunas ciudades, la contaminación del aire puede aumentar ligeramente el riesgo del cáncer de pulmón. Esta posibilidad es mucho menor que la que provoca el hábito tabáquico.

Evalúa tus síntomas

Síntomas Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), las personas que tienen cáncer de pulmón suelen presentar la mayoría de las veces los mismos síntomas (aunque no siempre es así) o síntomas similares a otras enfermedades que no son mortales. Estas manifestaciones son:     

Cansancio. Pérdida de apetito. Tos seca o con flemas. Tos con sangre en el esputo. Dificultad para respirar (disnea).



Dolor. En algunos casos, los pacientes no presentan síntomas y el cáncer se suele detectar mediante una radiografía en los pulmones que se realiza por otros motivos. Sin embargo, la mayoría de los diagnósticos se producen cuando el tumor crece y empieza a interferir con los órganos y estructuras cercanos a los pulmones. Desde la SEOM apuntan que los tumores de pulmón pueden generar líquidos que se acumulan en el pulmón o alrededor de él provocando su colapso. Si el tumor presenta metástasis los pacientes pueden desarrollar otros síntomas en los pulmones, los huesos, los ganglios linfáticos, el cerebro, el hígado y/o las glándulas suprarrenales que dificultan el buen funcionamiento de los mismos.

Prevención Entre el 80 y el 90 por ciento de los cánceres de pulmón se desarrollan en fumadores o en personas que han dejado de fumar hace poco tiempo. Por este motivo, la mejor forma de prevenir la aparición de la enfermedad es dejar de fumar. El riesgo de tener cáncer de pulmón de un exfumador se iguala al de un no fumador cuando han transcurrido 15 años aproximadamente. Las fibras de asbesto, cristales parecidos al cabello que se producen en muchas rocas y que se utilizan como aislante o como material de construcción a prueba de incendio, pueden irritar los pulmones. De hecho, los fumadores que en el trabajo están expuestos al asbesto (reparación de frenos, aislamiento o construcción naval, por ejemplo) tienen más riesgo de tener cáncer de pulmón. Utilizar equipos de protección para respirar puede reducir ese riesgo.

Dejar de fumar reduce de manera significativa el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.

Tipos Según la apariencia de las células al ser examinadas a través del microscopio, los cánceres de pulmón pueden dividirse en dos tipos: 

Cáncer de pulmón de células no pequeñas: Este tipo se desarrolla en personas fumadores, ex fumadores, fumadores pasivos o personas que han estado expuestas al radón. Los tipos principales de cáncer de pulmón de células no pequeñas reciben su nombre dependiendo del tipo de células encontradas en el cáncer: carcinoma escamocelular (también llamado carcinoma epidermoide), adenocarcinomas, carcinoma de células grandes, carcinoma adenoescamoso y carcinoma no diferenciado.



Cáncer de pulmón de células pequeñas: Sólo se desarrolla en fumadores y ex fumadores.

Diagnóstico Debido a que los síntomas del cáncer de pulmón a menudo no se manifiestan hasta que la enfermedad está avanzada, solamente un 15 por ciento de los casos se detectan en sus etapas iniciales. Muchos casos de cáncer de pulmón en etapa precoz se diagnostican accidentalmente, como resultado de pruebas médicas que se llevan a cabo por otro problema de salud no relacionado con el cáncer.

Una biopsia del tejido del pulmón sirve para confirmar o desmentir un posible diagnóstico de cáncer, además de proporcionar información valiosa para determinar el tratamiento adecuado. Si finalmente se detecta un cáncer de pulmón, se realizarán pruebas adicionales para determinar hasta qué punto se ha propagado la enfermedad, entre ellas:

Historial clínico y examen físico En el historial clínico se registran los factores de riesgo y los síntomas que presenta el paciente. El examen físico proporciona información acerca de los indicios del cáncer de pulmón y otros problemas de salud.

Estudios radiológicos Estos estudios utilizan rayos X, campos magnéticos, ondas sonoras o sustancias radiactivas para crear imágenes del interior del cuerpo. Con frecuencia se utilizan varios estudios radiológicos para detectar el cáncer de pulmón y determinar la parte del cuerpo adonde haya podido propagarse. La radiografía de tórax se suele utilizar para ver si existe alguna masa o mancha en los pulmones.

Tomografía computarizada (TC) Da información más precisa acerca del tamaño, la forma y la posición de un tumor, y puede ayudar a detectar ganglios linfáticos aumentados de tamaño que podrían contener un cáncer procedente del pulmón. Las tomografías computarizadas son más sensibles que las radiografías de tórax de rutina para detectar los tumores cancerosos en etapa inicial.

Exámenes de imágenes por resonancia magnética (RM) Utilizan poderosos imanes, ondas radiales y modernos ordenadores para tomar imágenes transversales detalladas. Estas imágenes son similares a las que se producen con la tomografía computarizada, pero son aún más precisas para detectar la propagación del cáncer de pulmón al cerebro o a la médula espinal.

Tomografía por emisión de positrones (PET) Utiliza un indicador radiactivo sensible de baja dosis que se acumula en los tejidos cancerosos. Las tomografías óseas requieren la inyección de una

pequeña cantidad de sustancia radiactiva en una vena. Esta sustancia se acumula en áreas anormales del hueso que pueden ser consecuencia de la propagación del cáncer.

Citología de esputo Se examina en el microscopio una muestra de flema para ver si contiene células cancerosas.

Biopsia con aguja Se introduce una aguja en la masa cancerosa mientras se visualizan los pulmones en un tomógrafo computarizado. Después se extrae una muestra de la masa y se observa en el microscopio para ver si contiene células cancerosas.

Broncoscopia Se introduce un tubo flexible iluminado a través de la boca hasta los bronquios. Este procedimiento puede ayudar a encontrar tumores localizados centralmente u obstrucciones en los pulmones. También puede utilizarse para hacer biopsias o extraer líquidos que se examinarán con el microscopio para ver si contienen células cancerosas.

Mediastinoscopia Se hace un corte pequeño en el cuello y se introduce un tubo iluminado detrás del esternón. Pueden utilizarse instrumentos especiales que se manejan a través de este tubo para tomar una muestra de tejido de los ganglios linfáticos mediastínicos (a lo largo de la tráquea y de las áreas de los principales tubos bronquiales). La observación de las muestras con un microscopio puede mostrar si existen células cancerosas.

Biopsia de médula ósea Se utiliza una aguja para extraer un núcleo cilíndrico del hueso de aproximadamente 1,5 milímetros de ancho y 2,5 centímetros de largo. Por lo general, la muestra se toma de la parte posterior del hueso de la cadera y se estudia con el microscopio para ver si existen células cancerosas.

Análisis de sangre Con frecuencia el especialista puede realizar ciertos análisis de sangre para ayudar a detectar si el cáncer de pulmón se ha extendido al hígado o a los huesos, así como para diagnosticar ciertos síndromes paraneoplásicos.

Tratamientos La elección de tratamiento dependerá de la etapa y de la extensión del cáncer, del tamaño del tumor o el tipo de cáncer de pulmón. Las principales opciones son:

Cirugía El objetivo de la cirugía es la extirpación del tumor y los ganglios linfáticos cercanos en el tórax. Si el paciente tiene cáncer de pulmón de células no pequeñas, los especialistas recomiendan que durante la operación se realice una lobectomía pulmonar (la extirpación del lóbulo pulmonar completo), incluso si el tumor es pequeño. El periodo de recuperación después de la cirugía depende de la cantidad extirpada y de la salud del paciente antes de realizar la operación.

Radioterapia La radioterapia consiste en la aplicación de dosis de radiación graduadas dirigidas para destruir las células cancerosas y reducir el tamaño del tumor. Desde SEOM especifican que este tipo de terapia, al igual que con la cirugía, no se utiliza para tratar cánceres diseminados porque la radiación también daña las células que no son cancerosas.

Quimioterapia Esta opción se utiliza para destruir las células cancerosas en todo el cuerpo. La mayoría de los medicamentos se suelen aplicar por vía intravenosa. Los medicamentos que se utilizan en este tratamiento también pueden dañar las células normales del cuerpo y puede provocar que el paciente presente un recuento bajo de glóbulos rojos, blancos, plaquetas y alto riesgo de infección.

Además, los pacientes pueden tener efectos secundarios como pérdida de cabello, llagas en la boca, náuseas, vómitos y fatiga.

Inmunoterapia El desarrollo de cualquier tipo de cáncer se asocia a un fallo del sistema inmunológico, incapaz de detectar y destruir las células tumorales. Hasta hace poco, no se había logrado que el sistema inmunológico actuara de forma activa contra el tumor, de modo que el abordaje tradicional de esta enfermedad se centraba en eliminar las células cancerígenas mediante fármacos (quimioterapia) o radiación (radioterapia). Con la inmunoterapia, el tratamiento deja de dirigirse al tumor para dirigirse a reforzar los recursos del sistema inmunológico del enfermo. “Mediante los nuevos fármacos inmuno-oncológicos estamos logrando que sea el propio organismo el que actúe contra el cáncer, una estrategia radicalmente distinta a la quimioterapia convencional”, explica Javier de Castro, jefe de sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz, de Madrid. Según el experto, los nuevos tratamientos inmunoterapéuticos han conseguido que entre un 20 y un 30 por ciento de los pacientes con este tipo de tumor sobrevivan cinco años. No obstante, todavía no es posible su aplicación en todos los enfermos. “Los primeros resultados obtenidos en los ensayos clínicos realizados con el tratamiento de segunda línea han demostrado un beneficio superior a la quimioterapia habitualmente empleada; todo ello, en las distintas variantes de cáncer de pulmón y en pacientes ya tratados previamente con otras opciones de tratamiento que habían fracasado”, detalla de Castro. Sin embargo, la inmunoterapia tiene grandes retos por delante: “Quedan cuestiones por determinar como, por ejemplo, en qué momento de la enfermedad es mejor aplicar la inmunoterapia o si será eficaz en todos los pacientes”, advierte. Los fármacos inmuno-oncológicos parecen ser más eficaces cuanto mayor sea el número de mutaciones genéticas sin identificar que tenga el tumor. Por esta razón, la inmunoterapia tiene más éxito en pacientes fumadores, los que tradicionalmente tenían peor opciones de tratamiento. “Posiblemente el carcinógeno tabaco ha causado tales alteraciones genéticas en la célula tumoral que las células tumorales de los pacientes muy fumadores son las que están más preparadas para que el tratamiento inmunológico sea útil”, afirma Castro.

Otros datos

Incidencia El cáncer de pulmón es el más frecuente en hombres y mujeres. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), en España se diagnostican al año unos 20.000 casos nuevos, lo que supone el 18,4 por ciento de los tumores en los hombres y el 3,2 por ciento en las mujeres. Esta incidencia es alta para los hombres y sólo se supera en los países de Europa del Este y América del Norte. En el caso de las mujeres, la incidencia puede considerarse baja. Sin embargo, en los últimos años el número de diagnósticos en mujeres ha aumentado. Esto se atribuye a que la cifra de fumadoras se está incrementando. Este tipo de cáncer suele diagnosticarse entre los 55 y los 75 años, aunque existen casos a partir de los 35 años.

Pronóstico El pronóstico de la patología depende del estadio en el que se encuentre el paciente, ya que si bien el cáncer de pulmón se puede tratar en cualquier estadio, sólo algunos de ellos se pueden curar.

Etapas El médico necesita saber la etapa en que se encuentra el cáncer para poder planificar el tratamiento adecuado. La clasificación del cáncer de pulmón de células no pequeñas pasa por las siguientes etapas: 

Etapa oculta: Se encuentran células cancerosas en el esputo, pero no se puede encontrar ningún tumor en el pulmón.



Etapa 0: El cáncer se encuentra localizado en una sola área, en algunas capas celulares únicamente y no presenta crecimiento a través del recubrimiento superior del pulmón. Otro término para referirse a este tipo de cáncer de pulmón es el de "carcinoma in situ".



Etapa I: El cáncer se encuentra únicamente en el pulmón y está rodeado por tejido normal. * Etapa II El cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos

cercanos. 

Etapa III: El cáncer se ha extendido a la pared torácica o al diafragma cerca del pulmón; o el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos en el área que separa los dos pulmones (mediastino); o a los ganglios linfáticos al otro lado del tórax, o a los del cuello.



Etapa IV: El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.



Recurrente El cáncer ha reaparecido después de haber recibido tratamiento. En la clasificación del cáncer de pulmón de células pequeñas se habla de las etapas que siguen a continuación:



Etapa limitada: El cáncer se encuentra sólo en un pulmón y en los ganglios linfáticos cercanos.



Etapa extensa: El cáncer se ha diseminado fuera del pulmón donde se originó a otros tejidos del tórax o a otras partes del cuerpo.



Etapa recurrente: La enfermedad ha vuelto a aparecer después de haber sido tratada, ya sea en los pulmones o en otra parte del cuerpo.

Tabaco y cáncer de pulmón: El cáncer de pulmón ha evolucionado en la última década en función de muchos factores, entre ellos, el hábito tabáquico. En los años 80 y 90 los tumores escamosos representaban el 60 por ciento de los casos. La sustitución masiva por parte de la población del tabaco negro por el rubio ha invertido esta tendencia. “Se dice que el tabaco rubio no es agresivo pero es absolutamente nocivo, si bien en lugar de producir carcinomas escamosos ha empezado a producir adenocarcinomas: hoy en día, el 60-70 por ciento de los cánceres de pulmón son tumores no escamosos", asegura Javier de Castro, jefe de sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz, de Madrid. El jefe de sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz ha advertido también sobre el riesgo de los cigarrillos mentolados y las nuevas formas de fumar. "El cigarrillo electrónico es otra forma de fumar, pero una forma de fumar", alerta. En este sentido, ha concluido que “aunque quien tiene pulmón puede tener cáncer, el cáncer de pulmón sigue teniendo mucha relación con el tabaco y, por eso, tenemos que cuidarnos cuanto más mejor”.

NEUMONIA

Qué es La neumonía es una infección en uno o en los dos pulmones caracterizada por la multiplicación de microorganismos en el interior de los alvéolos, lo que provoca que aparezca una inflamación con daño pulmonar. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la neumonía provoca entre 9.000 y 10.000 muertes cada año en España. Además, el incremento en la esperanza de vida y la mayor supervivencia de pacientes con enfermedades crónicas y/o con inmunodeficiencias hace prever que la población susceptible continúe en aumento en los próximos años, tal y como destacan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). La neumonía suele aparecer en los dos extremos de la vida del ser humano: es frecuente en niños menores de 5 años y en adultos mayores de 65 años. “Las personas con más probabilidad de tener una neumonía son personas con enfermedades respiratorias crónicas, como la EPOC, que es la más frecuente”, explica Charo Menéndez, neumóloga y directora del Año SEPAR 2019 de las Infecciones Respiratorias. La especialista indica que también hay más riesgo de que la neumonía aparezca en personas con cardiopatías y diabéticos, enfermos renales o neurológicos. “Un grupo de especial riesgo son las personas trasplantadas porque llevan medicación con inmunosupresores que les debilitan las defensas y también las personas con tratamientos para el cáncer”.

¿Es contagiosa? Según Eva de Santiago, neumóloga del Hospital Universitario del Henares, en Madrid, la mayoría de los casos de neumonía bacteriana no es contagiosa. “Ninguna de estas bacterias generalmente se transmite de una persona a otra; son las bacterias ya presentes en nuestro cuerpo las que infectan el pulmón como las presentes en la flora de la faringe. Sin embargo hay algunos tipos de neumonía que pueden transmitirse a otras personas, como la neumonía de origen vírico (virus de la gripe)”, especifica.

Causas Las neumonías se desarrollan cuando un germen infeccioso invade el tejido pulmonar. Estos gérmenes pueden llegar al pulmón por tres vías distintas: por aspiración desde la nariz o la faringe, por inhalación o por vía sanguínea. Las bacterias constituyen la causa más común de neumonía y, especialmente, la bacteria Streptococcus pneumoniae, conocida como neumococo. Los virus también son una causa común de neumonía; por ejemplo, el virus de la gripe, la varicela, el sarampión o la tosferina.

Evalúa tus síntomas

Síntomas

Los síntomas de las neumonías son variables. Además, esta variabilidad no siempre tiene relación con el tipo de germen que causa la neumonía.

Algunos casos debutan como una neumonía típica, que consiste en la aparición en varias horas o entre 2 y 3 días de tos con expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, con dolor torácico y fiebre con escalofríos.

Otras neumonías, llamadas atípicas, tienen síntomas más graduales que consisten en décimas de fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza. La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico es menos intenso. La mayoría de las neumonías tienen características de ambos grupos. Si la neumonía es extensa o hay enfermedad pulmonar o cardiaca previa, puede que el paciente tenga también dificultad respiratoria. Además, si los gérmenes pasan a la circulación sanguínea, producen una bacteriemia que puede conducir a un shock séptico, con riesgo para la vida. En personas con edad avanzada los síntomas pueden ser más inespecíficos y aparecer como cuadros con menos manifestaciones. En estos casos puede cursar como confusión, malestar general y disminución del nivel de conciencia.

Prevención

Para diagnosticar la neumonía el médico tiene que realizar una radiografía de tórax.

Tal y como señala la neumóloga de SEPAR, Charo Menéndez, la primera forma de prevenir la neumonía es vacunarse contra la gripe y contra el neumococo. Otras medidas de prevención en población sana son: 

No fumar (en este punto están incluidos tanto los cigarros y los puros convencionales como los cigarros electrónicos, el vapeo o el tacaco de liar). "El tabaco daña nuestras defensas respiratorias y aumenta por cuatro el

riesgo de padecer una neumonía", advierte Eva de Santiago, neumóloga en el Hospital Universitario del Henares. 

No consumir alcohol.



Mantener una buena higiene de los dientes y la boca para evitar que se forme placa en la boca y se dé la colonización de la boca por microorganismos.



Comer adecuadamente.

¿Quién tiene que vacunarse? Las expertas señalan que deberían vacunarse todas las personas mayores de 60 años de la gripe y aquellos adultos que con factores de riesgo también deberían vacunarse contra el neumococo. Los factores de riesgo más comunes son: 

Pacientes trasplantados.



Personas con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos.



Personas con cáncer.



Personas con problemas respiratorios crónicos, cardiopatías, enfermedad renal o enfermedad neurológica, entre otras.



Personas con falta de bazo.



Personas con implantes cocleares.

Tipos Distinguimos dos tipos de neumonía: 

Neumonía adquirida en la comunidad: es la neumonía corriente, la que puede tener cualquier persona simplemente por el hecho de vivir fuera de un hospital. Las neumonías adquiridas en la comunidad, en general, son las menos graves. “Podemos encontrar formas leves que suelen ser causadas por virus y bacterias como la Chlamydia pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae y

que se tratan de forma ambulante. Y otras que requieren hospitalización en las que el neumococo es el germen más frecuente y relevante”, explica De Santiago. 

Neumonía que se puede adquirir en el hospital: es el segundo tipo de neumonía nosocomial, es decir, aquella que se puede adquirir en el hospital como complicación de algún proceso que se haya realizado allí, como una intervención quirúrgica. “En España hay peculiaridades epidemiológicas según la zona, así por ejemplo, la neumonía por Legionella se da sobre todo en la zona mediterránea. Aunque la mayoría de los casos ocurre de forma aislada, han tenido lugar brotes de predominio estival. El origen más frecuente es la eliminación de aerosoles producidos por torres de refrigeración e instalaciones de agua caliente. Suele cursar en brotes de muchas personas”, añade De Santiago.

Diagnóstico

La prueba que se realiza para diagnosticar una neumonía cuando hay una sospecha clínica es la radiografía de tórax. “Esta prueba es obligada no sólo para establecer el diagnóstico sino también para ver la localización, la extensión, posibles complicaciones como el derrame pleural y para descartar otros procesos diferentes que cursan con síntomas similares”, describe De Santiago. Posteriormente los especialistas pueden realizar estudios complementarios que se llevarán a cabo según la gravedad del caso.

Otras pruebas que se pueden llevar a cabo son: analítica sanguínea, muestra de esputo, hemocultivos, antigenurias en orina, broncosocopia y drenaje de líquido pleural.

Tratamientos La neumonía se cura en la mayoría de los pacientes. “Una vez que diagnosticamos la neumonía se indica inmediatamente un tratamiento antibiótico. Cuando hay sospecha de que está presente el virus de la gripe se añade también un tratamiento antivírico (más habitual en invierno), el resto del año se trata con antibióticos”, explica la directora del Año Separ 2019. Para las neumonías que se pueden tratar de forma ambulante De Santiago indica que los antibióticos vía oral más habituales son los macrólidos (azitromicina) y las quinolonas (levofloxacino o moxifloxacino). Para pacientes que requieren ingreso hay varias opciones intravenosas, cefalosporinas de tercera generación, amoxicilina-clavulánico más macrólido o una fluorquinolona. Menéndez especifica que la duración del antibiótico varía en función de cada caso, aunque el promedio está en una semana. Una vez que ya ha pasado la neumonía lo habitual es que la recuperación sea completa.

Otros datos

¿Cuánto tiempo suele estar hospitalizado un paciente? La duración de un ingreso es muy variable y puede ir desde dos hasta 30 días o más si existen complicaciones graves. Sin embargo, lo habitual, tal y como explica Menéndez, es que el promedio esté entre 5 y 7 días de hospitalización. Posteriormente tardarán unas 3 semanas en recuperar el ritmo de actividad habitual. La evolución de la neumonía y por lo tanto del ingreso hospitalario depende de la resolución de los parámetros infecciosos, de sus complicaciones y de las alteraciones de otras enfermedades del paciente. “Los primeros días se alcanza la estabilidad clínica, después hay un periodo progresivo de recuperación y por último desaparecen las imágenes radiográficas”, describe De Santiago. “Es importante que el paciente esté

estable antes del alta hospitalaria, pero no es necesario que haya una resolución de las imágenes radiológicas ya que este proceso es más lento

¿Qué tiene que tener en cuenta al volver a casa? En la vuelta a casa hay que tener en cuenta que, aunque el periodo crítico ha pasado, la neumonía normalmente no se ha resuelto completamente. El cuerpo tiene una recuperación progresiva y lo normal es que el paciente se encuentre cansado y con menos vitalidad de lo normal. Por ello es conveniente una buena alimentación e hidratación e ir recuperando la actividad habitual poco a poco. Una de las pautas más importantes que deben seguir los pacientes es cumplir exactamente el número de días de tratamiento. “No se recomienda estar acostado ni en la cama, tiene que estar moviéndose. Le vamos pidiendo que vaya haciendo ejercicio físico de forma progresiva y que empiece a salir a la calle, si fuese posible”, añade Menéndez.

¿En qué se diferencia la neumonía de la bronquitis? Con frecuencia neumonía y bronquitis tienden a causar confusión entre los pacientes, pero su diferencia es importante. La portavoz de SEPAR lo aclara: “La neumonía es la infección propiamente dicha del pulmón, una bronquitis es la infección de la vía aérea”. Menéndez indica que una bronquitis es mucho más banal que una neumonía. “No tiene ni sus complicaciones ni sus consecuencias. En general, las bronquitis son producidas por virus respiratorios y no suelen causar complicaciones graves ni necesitan hospitalización. Sin embargo, una neumonía sí tiene consecuencias porque puede producir afectaciones locales, bien sea una insuficiencia respiratoria, bien una afectación del estado general del paciente. Por tanto, la diferencia en cuanto a importancia en el pronóstico y en la evolución es totalmente distinta”, afirma. TOSFERINA

Qué es La tos ferina es una enfermedad infecto-contagiosa aguda que afecta al aparato respiratorio. Su principal síntoma es tos violenta en accesos o

paroxismos que puede dificultar la respiración. El contagio se realiza directamente desde la persona enferma a la sana por el aire, al hablar y toser, fundamentalmente, por las gotas de Pflügge. Una de las características de esta enfermedad es que con frecuencia se puede escuchar un sonido convulsivo profundo cuando el paciente trata de inspirar. Según la Asociación Española de Pediatría, la tos ferina es una de las enfermedades infecciosas más contagiosas, que afectan principalmente a los lactantes menores de seis meses, a adolescentes y adultos, si bien es el primer grupo el más vulnerable.

Causas La tos ferina o tos convulsiva es una infección bacteriana aguda que afecta a las vías respiratorias altas. Esta enfermedad la causan la bacteria Bordetella pertussis o Bordetella parapertussis, patógenos exclusivamente humanos que pueden afectar a individuos de todas las edades y provocar discapacidad permanente en los bebés e incluso la muerte. Cuando una persona con el virus estornuda o tose, pequeñas gotas que contienen la bacteria se mueven a través del aire favoreciendo la propagación de una persona a otra. El tiempo medio de la enfermedad suelen ser seis semanas aunque puede durar hasta diez.

Evalúa tus síntomas

Síntomas Inicialmente las manifestaciones clínicas de la tos ferina son semejantes a los que aparecen con un resfriado común. Estos síntomas suelen aparecer cuando ha transcurrido una semana desde la exposición a la bacteria. Entre 10 y 12 días más tarde pueden comenzar los episodios más graves de tos. En el caso de los niños, todo termina en la mayoría de los casos en un

estertor, un sonido que se produce cuando el paciente trata de tomar aire. Es raro que éste aparezca en menores de 6 meses y en personas adultas. La tos puede provocar que los pacientes tengan vómitos e incluso que los pacientes lleguen a perder el conocimiento. De hecho, es frecuente que los episodios de asfixia y las pausas largas de la enfermedad al respirar aparezcan en los bebés. Otros síntomas comunes son:   

Diarrea. Fiebre leve. Rinorrea.

Etapas de la enfermedad 

Periodo de incubación: Dura entre 1-2 semanas. En este periodo el paciente no suele presentar síntomas.



Periodo catarral o de inicio: Dura 2 semanas con síntomas catarrales inespecíficos: rinitis, estornudos, febrícula (si la hay), lagrimeo, tos leve, seca e irritativa, que se va haciendo cada vez más intensa, de predominio nocturno y que puede provocar vómitos. La tos comienza a ser en accesos provocados por el mínimo estímulo.



Periodo de estado convulsivo o asfíctico: Dura unas 4-6 semanas. La tos se vuelve paroxística o convulsiva en accesos o “quintas”. El enfermo, encontrándose bien, nota que va a tener un acceso, realiza una inspiración profunda y comienza con una tos a golpes, ininterrumpida, atropellada, que dificulta la respiración, por lo que el niño estira la cara y el pecho hacia delante, saca la lengua, se va poniendo colorado, cianótico y con ojos llorosos y tiene una gran sensación de angustia. Al terminar la crisis aparece una inspiración ruidosa (al pasar el aire por una faringe muy estrecha) que es lo que se llama “gallo” de la tos ferina. En este momento la tos va cediendo y al final de acceso se expulsa un esputo mucoso blanquecino y con mucha frecuencia vómitos. El enfermo está agotado. El número de “quintas” diarias y su intensidad varían dependiendo de la agresividad del germen, así como del carácter del paciente (más frecuente en nerviosos e irritables). Tras unos días la cara está abotargada, edematosa y con los párpados hinchados. Debido a las “quintas” de tos pueden aparecer pequeñas hemorragias subconjuntivales, petequias en cara, epistaxis, pérdida de

conciencia (si la apnea o falta de respiración es prolongada, ulceración en el frenillo de la lengua (al golpearse con los dientes), incontinencia de orina, prolapso rectal, etc. 

Periodo de convalecencia o remisión: Dura entre 1-3 semanas. Las “quintas” se van haciendo menos frecuentes hasta desaparecer. Pueden aparecer nuevas crisis de tos convulsiva después de varios meses, ante la presencia de un catarro banal.

La tos ferina puede llegar a producir la muerte en los lactantes menores de seis meses.

Prevención La vacuna contra la tos ferina es la opción más eficaz para controlar la transmisión de la enfermedad en la población. Aun así, ni la inmunidad que ofrece la vacuna ni la inmunidad natural aportan una protección duradera. Según la AEP, en los últimos años se ha producido una reemergencia de la tos ferina en los países con altas tasas de vacunación. El aumento de la incidencia se ha producido en bebés menores de seis meses y en adolescentes y en adultos. En los primeros, el motivo es que por su edad todavía no han sido vacunados; en los segundos, la razón es porque ha disminuido su inmunidad debido al tiempo que ha transcurrido desde que recibieron la vacuna o porque han padecido alguna enfermedad que les ha debilitado.

Debido al brote que se ha producido en los lactantes menores de seis meses, desde la AEP recomiendan vacunarse a cualquier adolescente o adulto que esté o vaya a estar en contacto con el bebé:     

Padres. Abuelos. Contactos domiciliarios. Personal sanitario. Cuidadores de guarderías. Desde la sociedad explican que la vacunación de todos los futuros contactos domiciliarios de los bebés que vayan a ser amamantados hasta los seis o doce meses de edad debe realizarse, al menos, dos semanas antes del nacimiento del bebé. Para proteger a un bebé desde el momento de su nacimiento, se recomienda la vacunación de todas las mujeres gestantes a partir de la semana 27 de embarazo, con el fin de transferirle anticuerpos a través de la placenta. Esta vacuna no afecta a la lactancia materna ni tampoco a la madre, ya que es una vacuna inactivada.

Tipos En la actualidad no hay subtipos descritos para esta patología.

Diagnóstico El diagnóstico de la tos ferina se basa en analizar el cuadro clínico de los síntomas. No obstante, si las manifestaciones no son obvias puede ser complicado establecerlo. De hecho, en bebés pueden confundirse los síntomas con los de la neumonía. El diagnóstico definitivo puede obtenerse al analizar las secreciones nasales en el laboratorio.

Tratamientos En los primeros días de la enfermedad los antibióticos pueden reducir los síntomas. Sin embargo, si el diagnóstico se realiza tarde, los antibióticos no serán tan efectivos. En bebés menores de 18 meses la enfermedad puede llegar a ser mortal, por lo que es muy importante que estén constantemente bajo supervisión ya que en algunos casos pueden requerir ser hospitalizados.

Si al paciente le cuesta beber líquidos, se le puede administrar estos por vía intravenosa. Los expectorantes, los antitusígenos y los jarabes para la tos no suelen ser eficaces y los especialistas desaconsejan su utilización.

Otros datos Según los datos del Ministerio de Sanidad, en España se registran algo más de 3.000 nuevos casos al año. La incidencia más alta se da en menores de un año y, en especial, en bebés de menos de dos meses, edad a la que se administra la primera dosis de la vacuna.

Pronóstico En adolescentes y adultos el pronóstico suele ser muy bueno. Los bebés tienen mayor riesgo de complicaciones y de fallecer a consecuencia de la tos ferina, como ha ocurrido recientemente en Andalucía y en Cuenca, donde tres bebés menores de dos meses perdieron la vida a causa de esta enfermedad y un cuarto está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. ASMA

Qué es El asma es una enfermedad cada vez más frecuente entre los niños y los jóvenes. Se calcula que la padece el 5 por ciento de la población adulta y el 10 por ciento de los niños y adolescentes en países industrializados, y en muchos casos la enfermedad aparece como respuesta a determinados estímulos que producen alergia: polen, ácaros del polvo, partículas de la piel de gato y perro, humo, aire frío, ciertos alimentos o aditivos alimenticios. Durante el año 2016, se registraron en España 23.125 altas hospitalarias por asma y en 2017 murieron 1.118 personas a causa de la enfermedad. Se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad respiratoria (crisis o ataques), generalmente asociados a otros síntomas como tos, pitidos al respirar y sensación de ahogo. Los síntomas varían según la edad.

De esta manera, en los niños prevalece principalmente la tos, en especial durante la noche, mientras que en los adultos los tres principales síntomas son rigidez en el pecho, silbidos y fatiga en la noche. En los últimos años se ha registrado una mayor prevalencia y un aumento progresivo de casos en niños y adolescentes, lo cual pone de manifiesto la necesidad de tomar medidas preventivas. La curación del asma solamente puede alcanzarse en algunos casos de asma alérgica o relacionada con el lugar de trabajo del paciente, siempre que se pueda evitar el agente causal. La GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma) establece 6 escalones para medir la gravedad de los pacientes con asma. Se estima que el 3,9 por ciento de los pacientes con asma padecen asma grave no controlada.

Causas Pólenes: Aunque la polinización se produce durante la primavera, existen variaciones según los climas y tipos de plantas. Los síntomas de la alergia al polen suelen detectarse con concentraciones superiores a 50 granos de polen por metro cúbico de aire. El pequeño tamaño del polen favorece que quede suspendido en el aire durante largo tiempo y recorra grandes distancias hasta penetrar en los conductos respiratorios. En España prevalece el polen de las gramíneas, el olivo en la zona sur y la parietaria en la zona mediterránea. Ácaros del polvo: Son parásitos microscópicos que viven en el polvo de las casas y se alimentan de escamas dérmicas y otros residuos. Necesitan unas condiciones precisas para desarrollarse: 25º C de temperatura y 85 por ciento de humedad. En España los más importantes son los Dermatophagoides pteronyssinus y Dermatophagoides Farinae. Alimentos: Los episodios de asma relacionados con alimentos son frecuentes durante la infancia y van acompañados de otros síntomas como urticaria y vómitos, por lo que tienden a confundirse con intoxicaciones alimentarias. Los productos que mayores reacciones provocan son la leche, los huevos y el pescado. En la edad adulta este tipo de asma es menos frecuente. Hongos: Algunos hongos producen alergenos que se depositan en sus esporas, y la liberación de éstas depende de la humedad, la temperatura y la

existencia de materia orgánica en su entorno, como basuras o cortinas de baño. Las épocas más favorables para su desarrollo son la primavera y el otoño, y entre los más comunes destacan la alternaria, el cladosporium, el penicillium, el aspergillus y el mucor.

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Síntomas Los síntomas, la frecuencia y la gravedad del asma varían de una persona a otra y suelen empeorar con la actividad física o por la noche. Las personas con asma pueden presentar: 

Sibilancias producidas durante la salida del aire a través de los bronquios estrechados. Es lo que comúnmente llamamos pitos en el pecho.



Dificultad para respirar, también conocida como disnea.



Opresión en el pecho.



Episodios de tos seca, que se dan especialmente por la noche o a primeras horas de la mañana.



Menor nivel de actividad.



Incapacidad para dormir.



Cansancio durante el día. Durante las crisis asmáticas la mucosa bronquial que recubre los conductos respiratorios se inflama y se produce un moco espeso que obstruye los conductos de las vías aéreas. Como consecuencia, los músculos que rodean estos conductos se contraen y estrechan disminuyendo su diámetro, impiden el paso del aire y complican la respiración. Las características básicas de la enfermedad son las siguientes:



Inflamación: Aumenta la sensibilidad bronquial y la obstrucción. En ocasiones su origen es alérgico. Produce un incremento de las secreciones y la contracción de la musculatura bronquial.



Aumento de la sensibilidad bronquial: Tras la exposición a diversos estímulos (humos, gases, olores, aire frío o ejercicio), los bronquios de los asmáticos se contraen produciendo el estrechamiento de la vía aérea.



Obstrucción bronquial: Es variable y reversible de manera espontánea o con tratamiento. Durante las crisis el aire circula con dificultad produciendo pitidos y sensación de fatiga o ahogo. En el momento en el que la crisis se resuelve el aire puede moverse normalmente por los bronquios y desaparecen los síntomas.

Prevención Aunque el asma no tiene cura, sí se pueden tomar una serie de medidas para prevenir una crisis. Estos son algunos consejos: 

Cuando la causa del asma es extrínseca como por ejemplo una alergia, es recomendable evitar la exposición a los agentes que la originan. Los principales en España son el polen (las gramíneas, el olivo, las cupresáceas, las arizónicas, el plátano de sombra y la parietaria), los hongos ambientales, los ácaros de polvo y los epitelios de algunos animales (perros, gatos, caballos y roedores comúnmente). Los síntomas más frecuentes de la alergia al polen son picor en los ojos, estornudos y goteo nasal. En el caso de que una persona no esté diagnosticada pero presente alguno de estos síntomas, debe acudir al alergólogo.



Otra precaución que deben tener en consideración los alérgicos es evitar realizar ejercicios intensos en época de polinización, ya que esto puede generar dificultades respiratorias que deriven en un ataque de asma.



Los enfermos de rinitis deben tener especial cuidado ya que esta enfermedad con frecuencia precede al asma. Es recomendable que el paciente se observe para detectar cualquier indicio de principio asmático.



Por sus limitaciones a la hora de detectar y explicar los síntomas que presentan, los niños son un colectivo vulnerable (cabe recordar que el asma afecta a un 10 por ciento de la población infantil y adolescente). Los padres deben controlar a los niños en especial cuando atraviesen un proceso viral o si padecen obesidad, poniendo especial cuidado a la aparición de pitidos, fatiga y otros signos de obstrucción bronquial.



Los asmáticos ya diagnosticados deben hacer un seguimiento estricto del tratamiento, incluso cuando experimenten fases de mejoría. Según los

datos facilitados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica en el Día Mundial del Asma (5 de mayo) solamente un 30 por ciento de los pacientes realizan una adherencia correcta al tratamiento, lo que dificulta el control de la enfermedad y de las crisis. 

Las personas con asma deben abstenerse completamente de fumar, puesto que el humo del tabaco es un irritante que produce inflamación de los bronquios.



En los casos en los que el asma esté generado por la exposición de harinas, maderas u otros productos presentes en el entorno de trabajo (asma ocupacional), es necesario evitar el contacto mediante un sistema de ventilación adecuado y el uso de mascarillas de protección. Si el cuadro es severo, es recomendable cambiar de trabajo.



Siempre es conveniente que la persona asmática permanezca alerta ante cualquier indicio de agravamiento de los síntomas. Es importante que el especialista facilite al paciente un plan de tratamiento por escrito con las instrucciones precisas sobre la administración de los medicamentos que necesita. Estas instrucciones pueden modificarse en función de la gravedad de los síntomas, por lo que es aconsejable que el enfermo sea capaz de percibir cualquier cambio en el cuadro clínico, por ejemplo, mayor necesidad de recurrir a un broncodilatador, malestar inusual por las noches, pitidos al hacer ejercicio, etcétera.

Tipos Existen diferentes clasificaciones del asma. En cuanto a su origen se puede dividir en asma intrínseca y asma extrínseca o alérgica. El origen del asma intrínseca es desconocido y se detecta con mayor frecuencia en la edad adulta. Tiene un peor pronóstico que el de carácter alérgico y tiende a cronificarse. El asma extrínseca, por su parte, consiste en una reacción antígeno-anticuerpo que desencadena el proceso. Afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, se caracteriza por ataques reversibles y breves de broncoespasmos con silbidos y dificultad respiratoria, y se controla con un tratamiento adecuado. La alergia es una alteración del mecanismo de defensa del organismo que consiste en una reacción exagerada, por medio de un anticuerpo especial (inmunoglobulina E), contra sustancias que, en principio, no son nocivas (pólenes, ácaros, epitelios, alimentos o medicamentos). Cuando estos anticuerpos, que se encuentran fijados en determinadas células, se unen a

los alergenos, se produce la liberación de ciertas sustancias que, directamente o a través de otras células, provocan la inflamación del órgano donde se asientan (bronquios, nariz, ojos o piel). Existe una predisposición heredada para padecer alergia, pero la exposición a los alergenos es necesaria para desarrollar la enfermedad. El asma también se puede clasificar como leve, moderada o grave, según la frecuencia e intensidad de los síntomas, la manera en la que repercute en la actividad cotidiana y el grado de obstrucción bronquial. El asma leve se puede controlar mediante tratamiento farmacológico y no suele alterar la vida cotidiana de los enfermos y el asma moderada requiere tratamientos más severos e interfiere con las actividades diarias de los pacientes En el caso del asma grave: 

El asma grave no controlada es una forma debilitante y potencialmente mortal de la enfermedad en la que los pacientes experimentan exacerbaciones frecuentes, también conocidas como crisis o brotes, y más modernamente como ataque y una limitación considerable de la función pulmonar y de su calidad de vida.



En España, hasta el 6 por ciento de los pacientes con asma sufren asma grave que, en ocasiones, no puede controlar la enfermedad a pesar de tomar dosis altas de los medicamentos recomendados para el control del asma, lo que deriva en la utilización de tratamientos orales de forma crónica pudiendo provocar efectos secundarios graves.



Existen distintos fenotipos de asma grave, incluyendo eosinofílica, paucigranulocítica y neutrofílica. En aproximadamente el 50 por ciento de los pacientes con asma grave, los eosinófilos son las células efectoras biológicas que provocan la hipersensibilidad de las vías respiratorias, intensificando los síntomas del asma, afectando a la función pulmonar y aumentando la frecuencia de las exacerbaciones.



En los pacientes con asma grave no controlada, el número de eosinófilos o células efectoras biológicas es elevado y requieren tratamiento crónico con tratamientos orales, que provocan efectos secundarios graves.

Diagnóstico

En primer lugar hay que hacer el diagnóstico clínico, basado en la historia clínica donde se ponen de manifiesto los síntomas descritos con anterioridad. Además hay que indagar en las características de las crisis, forma de presentación, intervalo entre las crisis, desencadentes, periodo estacional, evolución de la enfermedad y una anamnesis pedíatrica general al objeto de poder hacer un diagnóstico diferencial de otras patologías respiratorias que pueden cursar con los mismos síntomas que el asma. Con el fin de poder objetivar la obstrucción al flujo aéreo, se hace el diagnóstico funcional, que consiste en una prueba de función respiratoria (espirometría). Tiene el inconveniente que requiere la colaboración del niño y por tanto se realiza en niños por encima de los 6 años. En todo niño en el que se sospeche un asma bronquial hay que realizar la espirometría basal y con broncodilatador (dar al niño a inhalar un fármaco) con el fin de demostrar que la obstrucción de la vía aérea es reversible (característica del asma). Por último, un diagnóstico etiológico, dirigido a buscar la causa que desencadena los síntomas; el identificar la causa es el paso más importante para poder controlar la enfermedad.

Tratamientos El tratamiento del asma debe cubrir varios frentes:inflamación de la mucosa bronquial, broncoespasmo y alergias:

1. Inflamación de la mucosa bronquial: En los últimos años se ha demostrado que el tratamiento de la inflamación es la parte más importante del tratamiento del asma. Hasta ahora se ponía demasiado énfasis en la broncodilatación, pero si no se trata la inflamación, los efectos de los broncodilatadores son efímeros. Existen diversos medicamentos que tienen efecto antiinflamatorio en la mucosa bronquial, pero los más potentes y eficaces son los corticoides (cortisona) inhalados. Por vía inhalatoria las dosis de corticoides empleadas son muy bajas y producen un efecto tópico sin los efectos secundarios de la administración por vía oral, endovenosa o intramuscular. Los corticoides inhalados han pasado a ser el medicamento más importante en el tratamiento del asma. Comienzan a prescribirse en pacientes con asma persistente, es decir, aquellos en los que se producen síntomas varios días a la semana, y en aquellos en los que se producen síntomas nocturnos. Para los que los síntomas ocurren de forma esporádica, por ejemplo una o dos veces cada 15

días, no es necesario comenzar con corticoides y puede bastar con broncodilatadores.

2. Broncoespasmo: Los corticoides inhalados no actúan de forma inmediata, aunque cuando hacen efecto tras unos días de tratamiento, el broncoespasmo remite. Pero para el tratamiento inmediato del mismo se utilizan broncodilatadores que normalmente se administran por vía inhalatoria. Existen dos tipos fundamentales según la duración de su acción: los broncodilatadores de acción prolongada se toman por la mañana y por la noche todos los días, se tengan o no síntomas, mientras que los de acción corta se suelen reservar para tomar en caso de necesidad (sensación de ahogo, tos, etc). El objetivo primordial es que los pacientes recurran a los broncodilatadores de acción corta en muy contadas ocasiones. Si no es así, es necesario potenciar el tratamiento antiinflamatorio. Obviamente, hay pacientes con asma severo que, a pesar de recibir tratamiento antiinflamatorio máximo, requieren broncodilatadores con frecuencia.

3. Alergias: En pacientes en los que se demuestra un componente alérgico, el tratamiento con antihistamínicos puede ser beneficioso. Por otro lado, con ciertas alergias existen tratamientos inmunológicos eficaces (vacunas) que pueden ayudar notablemente en el control del asma. No obstante, lo más eficaz en el tratamiento de las alergias es evitar o reducir en lo posible la exposición a alergenos. Por ejemplo, en el caso de la alergia a los ácaros del polvo, con medidas higiénicas de la casa sencillas se puede disminuir considerablemente la presencia de los mismos.

Enfermedades asociadas con el asma: El reflujo gastroesofágico y la sinusitis crónica pueden agravar o causar asma, por lo que es importante descartarlos en casos de asma que no responden al tratamiento usual.

Otros datos Esta enfermedad es un problema de salud pública que afecta a un 10 por ciento de los niños y jóvenes, y a un 5 por ciento de la población adulta en los países industrializados. En España dos millones de individuos padecen

asma, y en el mundo superan los 150 millones. En cuanto a la tasa de mortalidad por esta patología, en nuestro país fallecen por esta causa 2 x 100.000 h/a, y en el mundo se producen 100.000 muertes por año. Los fallecimientos son provocados por ataques agudos que no pueden controlarse, aunque existen otros factores que impiden el abordaje de las crisis mortales. Un estudio multicéntrico patrocinado por la Sociedad Española de Patologías Respiratorias (Separ) ha demostrado que existe una relación entre fallecer o sufrir una crisis casi mortal por asma y la alexitimia, un trastorno psicológico que afecta al 10 por ciento de la población sana y que impide percibir y expresar bien las emociones y sensaciones físicas. El trabajo constata que los asmáticos con alexitimia, alrededor del 38 por ciento de los pacientes que tomaron parte en la investigación, sufren con más frecuencia crisis casi mortales, ya que al no percibir correctamente los síntomas del asma no son capaces de actuar en consecuencia. "La alexitimia también podría ser una de las causas del bajo cumplimiento del tratamiento que se registra entre los pacientes asmáticos", ha señalado Vicente Plaza, del Servicio de Neumología del Hospital San Pablo, de Barcelona. El asma es la causa más frecuente de visita a urgencias en edad pediátrica y la quinta causa de consulta en atención primaria. Un 60 por ciento de las urgencias atendidas en los servicios de neumología son agudizaciones de asma provocadas, la mayoría de las veces, por falta de cumplimiento del tratamiento prescrito. Esto confirma que la enfermedad no está bien controlada, ya que más de la mitad de los asmáticos diagnosticados, pese a estar bajo tratamiento, tiene que utilizar medicación de rescate para aliviar la exacerbación de sus síntomas. La falta de cumplimiento podría resolverse con fármacos más cómodos, una mejor comunicación entre médico y paciente y la educación del enfermo. "Se debe informar al paciente acerca de todo lo relativo a su enfermedad y entrenarle para la correcta utilización de la medicación, creando una relación activa y continuada entre el facultativo, el paciente y su entorno. Así, a través de la aceptación y comprensión de la enfermedad el paciente se corresponsabiliza de su tratamiento, y no necesita mentir al médico ni sentirse culpable por no seguir el tratamiento", señala Santiago Nevot, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Manresa. Hasta el momento se ha comprobado que el cumplimiento es mejor con fármacos orales que inhalados, y aumenta si se trata de una sola dosis diaria.

El asma se asocia a una importante carga física y socioeconómica. En 2014 provocó más de 345.000 muertes y cada año es responsable de la pérdida de 22 millones de años de vida ajustados por discapacidad en todo el mundo. Los adultos y los niños con asma grave no controlada pierden el doble de días laborales y de escolarización frente a los pacientes que controlan la enfermedad. La carga económica del asma es alta y la estimación de los costes directos anuales en EE. UU. es de aproximadamente 50 mil millones de dólares, en su mayoría relacionados con las hospitalizaciones. En Europa, el coste del asma se ha estimado en 18 mil millones de libras cada año y la pérdida de productividad representa casi 10 mil millones de libras de dichos costes. El asma no controlada es el subtipo de la enfermedad que mayor carga económica representa. Los pacientes con asma no controlada tienen una probabilidad un 39 por ciento mayor de acudir a urgencias y un 22 por ciento mayor de ser hospitalizados que aquellos en los que la enfermedad es menos grave. En consecuencia, aunque el asma grave representa el 10 por ciento de los pacientes, el asma grave no controlada supone el 50 por ciento de la carga económica.