En una noche de diciembre

JorDan Ramirez 2013 Aviso Legal Todos los contenidos del presente libro están debidamente registrados en el Registro

Views 148 Downloads 8 File size 598KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

JorDan Ramirez

2013 Aviso Legal

Todos los contenidos del presente libro están debidamente registrados en el Registro de Propiedad Intelectual, bajo la autoría de Don Hígado bajo su nombre real. Esta prohibida la reproducción total o parcial de la obra sin previa autorización del autor, según el real Decreto Legislativo 1/1996 del 12 de Abril. Contacto:

[email protected] [email protected]

A todos los que aman con fidelidad A Noelia E. F. siempre

Prólogo

Toda creación latente de vida, durante su existencia aprende, camina, corre, vuela…, Aquella creación, un atardecer al mirar hacia el pasado observa con claridad que de a pocos se transformó en un coleccionista de historias, que se presentan con ropajes distintos, a veces se visten de risa, otras de nostalgia, recuerdos o de tantas formas caprichosas como los sentimientos reflejen aquellos instantes. “HISTORIAS EN BLANCO Y NEGRO”, es la primera entrega de una colección de relatos y situaciones que he vivido durante estos años que llevo caminando por esta preciosa tierra; caminado si, bajo la lluvia, por el contorno del “tajo”, por calles que ya no existen, por sentimientos que dejan cicatrices, por corazones moribundos… Bajo este nombre he reunido una colección de libros de Historias y anécdotas personales, que consiste en un libro de poemas, un libro de fotografías y una serie de libros de Historias y anécdotas personales (que se van ampliando diariamente). En esta oportunidad comparto con ustedes, un relato corto que forma parte de un libro de historias y anécdotas personales, donde les escribo acerca de un amigo que compartió conmigo la experiencia de una promesa, que no tuvo condiciones para ser cumplida; a un año y unos días mas de aquello que ocurrió “En una noche de Diciembre”. Avoco de parte de ustedes comprensión si en algún momento del relato les parece que la presente es obra de un ser antisocial o que trato de influenciar de manera negativa. Todo lo narrado ocurrió tal y como esta escrito, sólo las identidades de las personas están protegidas bajos nombres imaginarios, por razones obvias. No espero que me crean que todo lo escrito es real, aunque yo puedo dar fe ello, sólo espero en algún momento poder compartir todas mis historias en blanco y negro

Que la naturaleza les regale momentos bellos…

Don Hígado (J.D.C.R.) Cerro de Pasco, Lunes 7 de enero del 2013

Índice

Página Prólogo……………………………………………………………………………………………………………………… 3 En una noche de Diciembre……………………………………………….…………………… 5 Agradecimientos………………………………………………………………………………………………… 28

Contraportada: MELANCOLIA EN UN VELADOR (Poema del Proyecto “BLUES OSCURO” 2011 – 2013)

5|En u n a n o ch e d e D i ci e m b r e

En una noche de Diciembre Esta madrugada me he sentido atacado sin piedad por la duda existencial, pienso si acaso el escribir todo lo vivido le importara a alguien sino sólo a mi, otra vez la noche se ha dormido lejos de los dos le digo a mi musa por el internet, me quedo en silencio y de manera casi imperceptible comienzo a sumergirme otra vez en un relato, ¡esta vez será distinto! me digo; mis cuadernos bostezan escondidos en los cajones de un mueble de mi habitación. Son pocos, quizás no mas de dos lectores que se interesaron en conocer aquello que se duerme escondido entre el olvido y el polvo acumulado de las calles, pero ¡ahora ha de ser distinto¡, me repito de nuevo, por que mis historias ya han descansado ajenas a multiplicarse en una editorial, los he de compartir por la red… ¡que gracia mas grande y dicha para mi si uno de mis escritos, no, mejor dicho mis hijos de tinta y tiempo llegan a recibir un poco de gratitud !…

Existen noches que de cuando en vez se visten de recuerdos, noches que a veces preferimos mantener en silencio, sea por que la historia vivida sufrirá de falta de entendimiento de los demás, sea por que si hablamos de ella pensaran que tenemos algún problema psicológico. Como si todos no tuviéramos algo que callar, al compartir alguna de ellas el interés sincero es ausente y lo que uno quiere relatar queda reducido a menos de una anécdota sin fondo ni forma. A riesgo de hacerme acreedor a la incomprensión comparto con ustedes las siguientes líneas que trataran de reflejar las situaciones ocurridas un 24 de diciembre.

6|En u n a n o ch e d e D i ci e m b r e

Hacia días que había estado contestando algunas llamadas al celular de uno de esos amigos que uno prefiere mantenerlos un poco alejados de su vida; por no compartir los mismas actividades o simplemente por que Alejandro es un engreído que muy a pesar de sus años y de ser mucho mayor que yo, (quizás sea la diferencia de edad o su “poca experiencia” en la vida), se la pasa presumiendo de una vida de alta sociedad ficticia, presumiendo del poder imaginario de su padre y su vida perfecta… el echo es que evitaba su compañía, era mas agradable encontrarlo de casualidad en una discoteca, un apretón de manos, compartir un par de tragos y luego de una conversación “vacía” cada uno seguir su camino. Aquel 24 de diciembre me encontraba en una “cabina de internet” enviando tarjetas electrónicas a los amigos, escribiendo e-mails cargados de cursilería y también respondiendo a algunos; que unos pocos conocidos habrían de haberme enviado irremediablemente por que me encontraba en su lista de contactos. Llevaba ya un poco mas de una hora muy amena “chateando” con la mujer mas linda con la cual he compartido una gran parte de mi existencia, estuvimos comentando sobre el pasado y como seria un pronto reencuentro, el día en que yo me atreviera a subir a un bus y viajar a Tarma; estaba tan distraído cuando mi celular comenzó a disparar el tono característico asignado para los números desconocidos, al sacarlo del bolsillo observe que aquel numero le era ajeno a cualquiera que yo conociera, así que lo deje en frente mío, a un costado del teclado; pero las llamadas eran insistentes, en un momento ya incomodo pensé en apagarlo; pero hacia poco que haba terminado una relación, la esperanza de que la “nochebuena” le haya devuelto la conciencia a su corazón seco y pensando en la posibilidad, conteste:

7|En u n a n o ch e d e D i ci e m b r e

-Buenas noches-,

hubo un silencio y la esperanza creció

-Hola-, contestaron segundos después. Al reconocer la voz de Alejandro me sentí fuera de lugar, tuve ganas de arrojar muy lejos el teléfono y seguir en lo que estaba, pero la llamada continúo. Por aquellos días me encontraba un poco alejado de la realidad; sentía un gran vacío y aquella noche a pesar de la reunión familiar sabia que no iba sentirme bien, por algunas diferencias infinitas que existían entre mis familiares y yo. La navidad la pasaba en casa rodeada de personas que no me querían allí (o así lo quería creer yo), así que me la pasaba tratando de que no notaran mi presencia y a medianoche cuando todos se encontraban abrazándose y deseándose mutuamente “Feliz Navidad”; dándole continuidad a la tradición de los últimos años, me la había pasado sólo en mi cuarto recordan do a mi padre, ahogándome en los mares de la nostalgia y extrañando a Karina (mi bella Tarmeña) que seguramente en la distancia se encontraría feliz. Retornando a la llamada, Alejandro quería que lo acompañe a una reunión, esto me pareció simpático, por que conocer personas es algo que me agrada, quien sabe podría conocer a alguien interesante que pasaría a formar parte de mi colección de amigos. ¡Soy un coleccionista de personas con historias! Alejandro por casualidad se encontraba muy cerca de las “cabinas”, así que me apresure en despedirme de los amigos que estaban “en línea”, con mensajes melosos deseándoles lo mejor y a ella a la ”princesa” un consuelo virtual compartido, una melodía “MIDI” y una tarjeta dibujada en pixeles que sólo existe en la pantalla de una computadora.

8|En u n a n o ch e d e D i ci e m b r e

Luego de cortar la comunicación con el “mundo”, procedí a pagar con un par de monedas el tiempo de alquiler de la pc. Luego de un saludo muy amable y unos planes que no se iban a concretar con el amigo dueño del negocio; Salí algo apresurado, pero a unos poco pasos pude distinguir a Alejandro envuelto en una casaca azul, +el se acercó y me saludo tan afectuosamente como si fuera un hermano que estuvo mucho tiempo ausente, ante este desborde de afecto inesperado decidí ser un poco mas comprensivo con aquel amigo: debo decir que eran mas o menos ocho y treinta de la noche. Caminamos un poco ante la atenta mirada de la “Iglesia Mayor”, Alejandro se fue poniendo cada vez más triste y comenzó casi a rogarme que lo acompañara a la casa de su novia, yo comencé un poco a faltar a mi auto promesa e inició a escasear la comprensión, no era por que su novia fuera una mala persona, es sólo que mi amigo siempre me había hablado de lo desagradable que eran sus familiares, ¡ya estaba bueno de soportarlo a él!, en un momento casi al borde de las lagrimas se ofreció hasta a darme dinero, echo que me ofendió y me incito a aceptar su invitación con la única condición de que estaríamos allí hasta antes de la medianoche, no importaba lo que pasara, siempre la navidad la “recibía” en casa a pesar de todo lo expuesto. Él acepto y quedamos en encontrarnos un poco mas tarde ya que él tenia que unirse a todo el grupo de personas que caminaban presurosos por las calles de la pequeña Ciudad; claro que yo también tenia mucho que hacer. Anticipándome a la mañana de aquel 25 de Diciembre, semanas antes y aprovechando mis viajes a la Ciudad Capital del Perú, me hice de algunos objetos para obsequiárselos a la que hasta ese entonces era la mujer con la que compartía mi vida, pero como lo mencione;

9|En u n a n o ch e d e D i ci e m b r e

hacia poco que habíamos terminado, pero aquella noche, sentí que debía de hacerme presente, por que las cosas eran para ella, ya bastaba con que yo me sintiera sólo, además no creo que exista algo mas triste que un regalo sin dueño, sin pecar de materialista. Sin seguir el consejo de la lluvia que me quedara en casa, fui a buscarla; en el camino, de manera casi arreglada fui al negocio de un gran amigo (que hoy vive en el dolor del recuerdo de unas grandiosas tardes de conversación y música) que ya estaba celebrando desde la tarde, me alcanzó una cerveza y luego de terminarla y de prometer retornar continúe mi camino hacia el domicilio de aquella ingrata, frente a la puerta de su casa, justo en la frontera de aquel callejón la duda enfrió otra vez mis ganas de verla, pero me obligue a mi mismo a dar unos pasos más, me atreví a “tocar” el timbre sobre su puerta, un par de minutos después, me dijeron que no se encontraba; fui atendido por su hermana, ella una persona intratable y feroz, con un agrio carácter y proceder (fruto seguramente de los años, pero a favor de ella debo de decir que no he conocido una chica mas bella en toda la Ciudad, es una perfecta combinación hermosa y agresiva, justo como me gustan); esto me acrecentó un poco mas la distancia con las celebraciones de la noche. Me había pasado los últimos cinco años llegando a su puerta con algún objeto extraño, algo fuera de lugar, pero esta noche aquella costumbre habría de morir. Me fui caminando muy lentamente por unos segundos, luego di unas vueltas jugando a la casualidad de encontrarla por ahí, pero esto no se dio; Conforme a mi promesa y quizás buscando un consuelo decidí retornar al negocio del amigo que me esperaba para seguir celebrando la noche anticipadamente; él se puso muy contento con mi

10 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

retorno y se apresuro en complacerme al poner a girar el cd de Daniel f, pasamos allí un largo rato conversando y escuchando la música que nos daba “la gana”, al volumen antojadizo que atrae el alcohol en las venas y la lucha de los pensamientos y la realidad. Muchos minutos después y encontrándome ya en casa, quizás impulsado por el humo de un cigarrillo la conciencia retorno a mi y comprendí lo estúpido de mi proceder de querer cumplir con una persona que no formaba parte ya de mi vida; pero aun tenia el maldito deseo de entregárselo todo, con la estúpida excusa y en el nombre de la tradición, ¡Qué tontería! Me acomode en un sofá a mirar un rato la televisión, mientras todos estaban ocupados con una que otra cosa, todos se preparaban, cocinaban, salían a comprar una y otra vez, los mas pequeños corrían por todas partes, disfrutando que por aquella noche les era permitido todo, desde ver dibujos animados todo el día y jugar hasta caer rendidos de sueño; por unos instantes me contagie con su alegría. Hasta que una llamada de Alejandro se hizo presente otra vez en mi celular, y yo sin nada mejor que hacer y honrando a mi palabra decidí salir a su encuentro, no sin antes acicalarme un poco mas de lo habitual; quedamos en encontrarnos en “el minero”, (una mini estatua que se encuentra ubicada en la frontera de la Av. los próceres y la Av. el minero), eran casi las once de la noche. Mientras caminaba yo pensaba en disculparme y retornar a mi hogar por que seria casi imposible el ir y volver de alguna reunión en cuarenta minutos; estaba en eso cuando un “taxi” blanco se detuvo en frente; del cual su padre y el descendieron, y se acercaron rápidamente.

11 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Me apresuré en saludar al anciano con un corto -buenas noches-, él me contesto con un -buenas noches- luego agregó algo que no alcance a comprender en su plenitud lo poco que le oí decir fue algo así como – ¿tú le vas a acompañar a detrás del cementerio?Yo no le respondí por que noté que al hablarme le parecía algo gracioso, pensé que se burlaba de mí, así que le puse cara de sarcástico y lo ignore por completo. Alejandro por aquel momento se apresuro en detener un auto, con el cual nos desplazaríamos hasta donde él tan ansiosamente deseaba ir; rápidamente luego de contratar los servicios del automóvil oscuro, se despidió de su padre y me dijo -¡vamos!- Sin darme tiempo casi de decir nada. Dentro del automóvil y teniendo como base las palabras de su padre comencé a pensar en que si seria posible retornar de detrás del cementerio antes de medianoche, mientras el móvil se desplazaba ya por la pista rumbo al “centro” de la Ciudad, frente a la vieja Yanacancha y continuo su viaje escalando hacia la parte más alta y alejada, con rumbo a una zona tan oscura como peligrosa; en la ultima esquina Alejandro detuvo al taxista con la excusa de comprar algo en una tienda, bajó presuroso del “taxi” y en un par de minutos retorno con lo adquirido dentro de una bolsa de color negro, además traía en una mano “una cajetilla” de cigarrillos. Hasta aquel momento yo seguía con la idea de que pronto llegaríamos al lugar escogido como destino, como es tradicional uno no puede llegar a una reunión con las manos vacías. Me sentía fuera de lugar por que yo no tenia nada con que hacerme presente, cuando le hice saber de mi incomodidad Alejandro asintió diciendo -tú eres mi invitado, no te preocupes-, aun así yo le dije que deseaba comprar algo.

12 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

El sólo dijo: -más arriba-; yo jamás me había atrevido a transitar por aquel lugar ya que a parte de su fama de peligroso queda muy alejado del lugar donde resido. Después de unos minutos el automóvil que nos transportaba, fue impulsado por los requerimientos que le hacia Alejandro al chofer hasta una calle oscura, bueno iluminada tímidamente por la luz naranja de un poste solitario que dormitaba en medio de una casi imperceptible lluvia. -Sólo llego hasta aquí- dijo, el chofer –mas arriba no voy a poder dar la vuelta-Muy bien- contesto Alejandro, justamente hasta aquí quería venir, luego volteo la mirada y me dijo: -vamos-, yo acostumbrado a las aventuras y en especial a las que incluyen su buena dosis de Adrenalina me apresure en internarme en aquellas calles que si apenas se distinguían en la penumbra. Luego de cerrar el trato con aquel chofer, mi amigo vino hacia donde me encontraba y me dijo: -tengo que contarte algo-. Yo sólo lo escuché, ya tenia la idea preconcebida de que seguramente me iba decir que su familia era esto y lo otro, que uno debía de hacerlo quedar bien y cosas así, pero estaba lejos de imaginar lo que me iba a decir. -¿Sabes a donde vamos?- me interrogó -Claro a ver a tu novia-, respondí, -no me digas que ya te arrepentiste y quieres ir a otro lado, en ese caso yo me retiro por que ya va a ser medianoche. -Vamos a ir en ella, pero no a su casa, hace casi un año que María falleció, y comenzó a hablar mucho más pero yo no alcazaba a oírlo, la noticia me impacto.

13 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

María fue una buena persona, quizás de las pocas buenas mujeres que habitan este lugar, siempre amable y cortes; junto a Alejando habían pasado muchos años quizás diez, quizás mas. -Escúchame- me dijo, y yo saliendo del impacto procedí a tratar de hacerle muchas preguntas -por favor escúchame- me dijo otra vez, -te voy a pedir un favor y si no quieres nos vamos, pero escúchame Yo me sentí algo incomodo y engañado, por que esperaba que me dijera que estaba triste y que quería emborracharse en algún lugar. Pero decidí a abusar un poco de la poca paciencia que me quedaba, escucharlo y luego largarme de aquel desagradable lugar. -bueno habla- le dije sin ocultar mi desagrado. -no te molestes- discúlpame por no decirte esto antes, pero no sabía como decírtelo, tenía miedo que te burlaras como todos, de lo que me ocurrió- escondió sus ganas de llorar y comenzó con su relato: Hace mucho que no estoy en la Ciudad, una semana después de que María falleció tuve que irme por que mi pena era tan grande que estar solo en la casa que compartimos estaba acabando conmigo día a día, sentía pena por estar ahí adentro y afuera no quería ver a nadie, sólo me la pasaba bebiendo, no quería estar vivo, una mañana me propusieron un trabajo muy lejos de aquí, y allá fui en busca de mantener ocupada mi mente, trabajando me mantuve en un estado algo tranquilo, pero le hice una promesa a ella que hoy debo cumplir. Caminamos muy lentamente por medio de las callecitas mal iluminadas mientras el me narraba lo que a continuación compartiré a mi estilo:

14 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

María habría de haber estado enferma durante un par de años o quizás un poco más, habría padecido largos días y noches quejándose de unos dolores que los aliviaba con pastillas que compraba en las farmacias; Alejandro y ella trabajaban diariamente durante muchas horas, para mantener el cuarto alquilado en el cual habitaban, no dispondrían de mucho tiempo para estar juntos, así que los ratos libres los “aprovechaban” para hacer de todo menos para ir al hospital. Cierto atardecer María se habría puesto tan enferma que no quería que Alejandro ni se acercara a ella, se quejaba de dolores intensos que las pastillas de siempre habrían olvidado el como aliviar el sufrimiento, así que tuvo que ser llevada de emergencia al hospital donde le aliviaron en algo el suplicio con unos inyectables, pero el dolor no cesaba en su plenitud, ella pasaría toda la noche despierta y quejándose por largos minutos; por recomendación de los médicos tratantes, al concluir la noche eterna que aflige a los enfermos, la mañana siguiente, casi al mediodía fue trasladada a Lima; por que en esta Ciudad no tenían los medios para poder diagnosticar cual era el origen de sus padecimientos. Allá le hicieron muchas pruebas y fue derivada a una clínica especializada a ser atendida por un Medico oncólogo. Para Alejandro todo lo que ocurría le era nuevo, ignoraba casi absolutamente de que se trataba, hasta que el Doctor lo hizo llamar para hablar en privado. Él muy nervioso y con miedo a lo desconocido habría de haberse mantenido en pie frente al especialista, dejando de lado la invitación a sentarse, aquel Doctor sin mucho tiempo hubo de comunicarle que ella sufría de cáncer y se encontraba muy avanzado, tendría que empezar un tratamiento, una lucha, pero le

15 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

redundó que ya estaba muy avanzado y quizás seria poco lo que se podría hacer, sino alargarle un poco la vida. Alejandro habría de haber sentido sus brazos pesados, el mundo entero se le oscureció y la incredulidad le cubrió el horizonte del futuro. Al retornar al presente y pararse otra vez sobre sus pies, incrédulo todavía habría de haber perdió el equilibrio; apoyado entre una silla y el suelo con un brazo, trataría de pensar de que todo era un mal sueño que aquellas palabras que cortaban sus sentimientos y los desangraban si piedad, estarían pronto a desvanecerse. Evitando la mano amiga del doctor comenzaría a suplicarle hasta las lágrimas que la curara; Pero aquel ser portador de malas nuevas parecía ser de piedra y nunca le dio esperanzas, solo le dijo que debería de apoyarla. Desde Aquel momento comenzaron unos largos días de viajes y hospitales, Alejandro se fue transformando en un viajero acostumbrado a dormitar en bancas apoyadas en corredores blancos, procurando estar siempre lo más cerca posible al cuarto en el cual se quedaba internada la mujer que amaba. En una de aquellas visitas vinieron las quimioterapias, a consecuencia de aquello María se fue quedando sin cabellos a la par que perdía kilos, ella habría de preguntarle a él constantemente si todavía la quería, él aprendería a contestarle -con toda el almaAlejandro observaría transformarse a su compañera de largos años, en alguien que casi ya no reconocía. A la par de su metamorfosis, él también cambiaba para ella, surgiría un hombre “payaso”, prohibido de mostrar sus sentimientos, sonrisas para ella y lagrimas para la soledad.

16 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

En uno de sus incontables viajes a los hospitales Capitalinos y al asistir casi religiosamente a uno más de sus “controles”, el ya familiar Doctor tratante de María, emplazó a Alejandro en privado y le habló de la vida de lo importante que era ser feliz y hacer felices a los demás, citó tantas cosas hasta el punto de la reflexión, pero termino diciéndole que a María no le quedaba mas allá de seis meses de vida y que ya nada se podía hacer. La desesperación se apoderó de Alejandro, fuera de control y sin ninguna respuesta, suplico otra vez casi tumbado en el piso y sin ocultar su consternación e incredulidad al Doctor que la “sanara”, y al no obtener mas que las palabras -que no podía hacer nada ya,Alejandro se puso agresivo, luego aceptando a medias; por que no alcazaba a creerlo, Salió del consultorio tropezando con todo y a ratos apoyándose en las largas paredes, habría de haber ingresado a los servicios higiénicos y llorado de rodillas desde el fondo de su alma, pidiéndole al cielo un milagro, mucho rato habría permanecido así sin importarle nada ni siquiera que lo vieran. Un espejo reflejaría al hombre dolido. Después tuvo que lavarse bien la cara, arreglarse la ropa e ir a buscar a María. Cuando ingreso a su habitación, al verla acostada muy cerca a él sintió miedo; ella al notar su presencia, pregunto sobre que le había dicho el doctor, él contesto -me dijo que estas mejorando-; el hombre “payaso” tendría ahora que aprender a mentir sin llorar, ella se alegraría un poco mas. ¿Quien sabe lo que ella también ocultaba detrás de su alegría? La mañana siguiente el doctor hablaría con Alejandro y lo convencería que lo mejor era llevarla a su casa, que

17 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

esté con su familia diría, por que ellos ya no podían hacer nada por ella, era mejor que descansara de aquellos ambientes que ya se habían transformado en parte de la rutina. Así que Alejandro con mucho cuidado, salió de aquel hospital donde alguna vez habitaba la esperanza, cada paso que daba abrazado de María, representaba un inconformismo con la vida, él estaba triste mas no podía decirlo, el mundo allá afuera continuaba, parecía que su dolor no le importaba a nadie, esto se lo habría confirmado cuando al voltear su rostro para ver por ultima vez las puertas del hospital, el doctor le habría echo un gesto de despedida con una media sonrisa. Juntos de la mano retornaron a la ciudad. Desde aquel momento estuvieron viviendo casi todos los días encerrados en una habitación, ella cada mañana le diría que se sentía mejor, él quería creerle, sentía pena por ella, penas que no podía llorar. Las dudas se hicieron presentes en la mente de él ¿por que a mi? Se preguntaba a cada momento, cuando los pensamientos latentes del incierto futuro golpeaban a su conciencia. Con el correr imparable de los días. María habría de decaer tanto hasta el punto de asemejarse a una niña pequeña -como si fuera mi hijita- me dijo Alejandro, él tendría que hacer todo por ella, por que hasta las mas minúsculas labores se le fueron haciendo imposibles de realizar, María se pasaba gran parte del día acostada, por que el caminar le era un martirio; la televisión encendida se aburría en una esquina, parecía que no le prestaban atención, por que a ratos el silencio se hacia presente y jugaba por toda la casa, ambos se sumergían en pensamientos. Pero a pesar de todo estuvieron más unidos que nunca.

18 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Ella parecía que presentía algo; con el correr de los días había adquirido el habito de llevar consigo una cruz de madera que le obsequiaron hacia algunos años, se la puso en el cuello con un cordel oscuro y nunca dejó que se la quitarán, Alejandro buscando una cura en internet, encontró en una cuenta de Facebook un poema que podía enmarcar sus sentimientos.

Mi niña se aferra a su cruz de madera Al cuello aun para dormir y volver al día Ella no sabe que los milagros no existen ¡Quien soy yo para decirle eso!

Me ha visitado por la tarde en mis paredes Se ha dormido como una tarde con lluvia, Su cuerpo ha retornado a mi como ayer Su alma la extravío en algún hospital

Nos hemos amado con amor marchito Afuera el cielo ha llorado, quizás compadecido; Tanto amor y no poder hacer nada Vallejo editor de la verdad

19 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Desnudez abrazada en la oscuridad Creación destinada a desaparecer, Ya se ha resignado a ser cambiada Y me he dolido como amante incrédulo

Se me esta muriendo y cree en su cruz Y solo me dice que se marchara sin tiempo, Su fe la ha guardado junto a sus pastillas Yo sufro, yo me callo…

Una noche, pasadas un par de horas de la cena, después de una habitual larga conversación a media luz frente al televisor, Alejandro se ausento de su habitación por un momento breve dejándola sola; al retornar luego de “ponerle llave” a las puertas, y con ganas de acostarse habría de encontrar a María muy agitada que hacia intentos por llamarlo, pero su voz era débil, presuroso se acercó a ella y la abrazo intentando calmarla, y la oyó decir –ayúdame-, muy bajito incesantes veces; Alejandro sentía como se agitaba cada vez mas, no pasó mucho tiempo cuando notó que ella parecía ahogarse, Él sin saber que hacer con la vista nublada, con un calor extraño endureciendo su cuerpo habría de haber salido presuroso en busca de ayuda. Luego de que sus llaves cayeran de sus manos y escondieran negándole la posibilidad de darle permiso

se

20 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

para salir acrecentando su consternación, y después de haber alcanzado la calle de una forma que no recuerda, llamó a la puerta de un vecino para que los llevara al hospital; el amable vecino accedió luego que casi su puerta fuera arrancada por los golpes que fueron impulsados por la desesperación. Alejandro luego habría de retornar presuroso a su habitación e ingresar, dejando las puertas abiertas; abrazó nerviosamente a María y como el dice: “fue como una luz que se apagaba lentamente, dejó de agitarse y de respirar, la vi como si fuera una mariposa muerta”… Él Habría comenzado a llamarla a sacudirla con fuerza, gritando su nombre, pidiéndole que por favor no se vaya, que no lo deje, que la necesitaba. Este seria el ultimo recuerdo que tendría de haberla tenido entre sus brazos, por que desde aquellos segundos se sumergió en un sueño vivo eterno, alguien, quizás fue el vecino que los iba a llevar al hospital, ingreso, le dijo que había fallecido, trato de calmarlo y de apartarlo de ella. Aquel momento toda su vida se habría puesto como en “cámara lenta”, todo transcurría ante sus ojos y él no sabia que pasaba, recuerda haber caído al piso, no sabe decir cuanto tiempo después llegaron sus familiares. Guarda recuerdos vagos del hospital, donde tuvieron que “sedarlo” para que pueda calmarse. Nada es imperecedero, mucho menos el dormir, ni aun el sueño para aquel quien ama. Alejandro habría de despertarse una madrugada mas fría en comparación a todas aquellas acostumbradas, pensando que todo fue un sueño, habría extendido su brazo esperando encontrar a María; su búsqueda fue inútil; trató de pensar un par de segundos, cuando la oscuridad abrió una ventana en sus recuerdos y fue golpeado por la realidad.

21 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Salió presuroso de su habitación, el dolor le esperaba al final del último escalón de las escaleras; él acudió a su cita tan rápido como pudo; al ver a María sin vida siendo velada por un reducido grupo de personas se perdió en la locura, se sentó junto al féretro de la mujer que amaba para enfermar allí. Su memoria guardo vagos recuerdos, casi nada, es poco lo que p udo decir de los días del velorio y del día del sepelio. Habría de “darse cuenta” que ya no estaba, una tarde cuando se encontraba solo, mirando por la ventana y aceptando que ya no volvería atravesar aquella puerta, lloró mucho rato y le reclamó a sus fotografías y al silencio el por que de su ausencia… Diciendo esto se quedó en silencio. Yo lo miraba y no sabia que decirle. Al recuperar la voz me dijo: sepultada, por favor acompáñame-.

-allá

arriba

esta

Yo no podía negarme ante tal pedido, estaba tan arrancado de la realidad que ni siquiera le preste atención al tiempo, hasta que el dijo con voz intermitente: -vamos a tratar de volver rápido-. -¿vamos a ingresar al cementerio?, lo interrogue, -por favor has esto por mi y te quedare eternamente-, simplemente le dije -esta bien-

en

deuda

Comenzamos nuestra travesía, ya que el cementerio queda en la cima de un cerro; estaba totalmente oscuro, no se podía ver casi nada alrededor pero sabíamos que en aquella dirección se encontraba el lugar al cual Alejandro ansiaba llegar; en el camino alguien lo reconoció, se acerco, lo saludó y conversaron muy brevemente.

22 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Luego de unos diez minutos, se podía observar las paredes y las grandes puertas del cementerio a unos cien metros, desde allí avanzamos iluminando los pasos con los celulares, pero sólo un tramo por que es un lugar muy peligroso, por allí se esconden delincuentes y perdonas de mal proceder. Era mejor cubrirse con la noche, transformarse en sombra y hablar en voz baja. -¿tienes miedo? Me pregunto haciéndose al valiente, le respondí que no, realmente no tenia miedo el ingresar allí; estaba mas preocupado en los delincuentes que en ingresar. Valgan verdades, no era la primera vez que visitaba un cementerio de noche, ya lo había echo muchas veces en el pasado, pero cabe aclarar que nunca fue el echo de “molestar” a los difuntos en su descanso, ni por actividades ilícitas, me gustan los cementerios y siento un gran respeto por todas y cada una de las tumbas; pero en días de primera juventud una amigas y amigos teníamos algo que llamábamos *iniciación (*esto esta explicado en mi libro TIEMPO PARANORMAL II)se puede decir que era mas una travesura de adolescentes mal influenciados y atraídos por algo fuera de lo común. Además de las investigaciones que he estado realizando por sucesos paranormales durante años. Caminábamos y sólo se podía escuchar nuestros pasos, y las paredes blancas se hacían cada vez mas grandes, al llegar hasta ellas nos quedamos sorprendidos al observar de que ingresar no seria nada difícil, ya que parte de la pared por alguna razón estaba tirada y no tenia ni siquiera la altura de un metro; la vista era extraña, en plena oscuridad se veía a la pared blanca como una frontera. Alumbrados por la luz de un teléfono celular, atravesamos la menuda pared sin ningún contratiempo,

23 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

estando dentro ya, se podían ver un campo libre y mas allá siluetas de cruces de todas las formas y tamaños; mas distante algo que me llamo la atención fue, ver la capilla donde se hacen los últimos rezos ante los cadáveres en sus ataúdes, momentos previos a ser llevado a su morada final; se mostraba en su plenitud pero parecía un catillo medieval de estilo gótico, parecía un dibujo siniestro de sombras, con un fondo azul color cielo nocturno, figuraba que alguien estaría pronto a salir de allí. continuamos avanzando lentamente, se podía oir la escaza y pequeña vegetación siendo aplastada por los zapatos, a unos metros pudimos ver casi con perfecta claridad la silueta de un hombre de mediano tamaño que parecía que nos miraba y comenzó a bajar del cerro y acercarse como quien siente curiosidad; por un momento creí que se trataba del guardián del recinto y que pronto tendríamos problemas, esto lleno de nervios a Alejandro que comenzó a insultarlo con palabras irreproducibles, la silueta se detuvo y estuvo un largo rato detrás de una cruz; notamos que no era un hombre era sólo un ser de sombra que parecía ser arrastrado por el viento. mi amigo un poco descontrolado abrió la bolsa que traía de la tienda y saco una botella de vino, que no pudo abrir por los nervios, me alcanzó la botella para que yo la abriera; a falta de un descorchador, comencé a empujar con un bolígrafo el corcho para que fuera a para dentro del néctar de uvas; él muy nervioso me dijo: -con esto vamos a espantar a los espíritus-, yo me quedé sorprendido, ¿quien le dijo a él que el vino servía para eso?, sin decir nada le seguí en su falsa esperanza, demoré unos minutos y cuando conseguí “abrirlo”, busque a la sombra y no pude hallarla, Alejandro me dijo: -toma un sorbo-; así lo hice y luego le pase la botella, él también bebió y me dijo: –vamos-.

24 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Continuamos caminando y a unos cuantos metros mas allá se encontraba una típica tumba, un “entierro en suelo”, que no parecía muy antiguo ya que todavía se encontraba el cumulo de tierra flanqueada por piedras blancas. Alejandro se paro delante luego se arrodillo y termino casi totalmente tumbado sobre la tierra, llorando sobre ella, estuvo así durante un largo rato. Para aquel momento la vista se iba acostumbrando a la oscuridad y se podía ver un poco mas claro el ambiente; minutos después Alejandro se incorporo, me dijo: -alumbra aquíy me mostró una fotografía que el guardaba en su billetera; allí estaba María presente en dos partes, sonriente en unos centímetros en sus manos y sepultada en su humanidad bajos sus pies. El “abrió” su casaca y saco un ramo de flores algo aplastado, las colocó en la tumba, mientras yo trataba de consolarlo con lo poco que podía decir. Alejandro, acercándose a mi me agradeció por acompañarlo, hablo de deudas eternas, -ya cumplí mi promesa- me dijo, -yo le prometí que esta navidad no la iba a pasar sola- y me agradeció una vez mas. Yo sólo le dije -basta de estar triste- luego vi la hora en el celular, faltaban apenas cinco minutos para la medianoche, ya no podría retornar a casa, entonces puse la radio del celular a todo volumen y estuvimos allí bebiendo vino y conversando. Hasta que a la cuenta regresiva comenzando con el cinco, cuatro… nos anunció la navidad; el ruido procedente de la ciudad, los cohetes que explotaban y dibujaban ecos distantes, las luces rojas se podían observar a lo lejos; seguramente todos se estarían abrazando en casa. Una gran cantidad de humo proveniente de la Ciudad cubría gran parte del cielo y por un momento comenzó a envolvernos a nosotros también, Alejandro y yo nos saludamos con un apretón de

25 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

manos, luego oramos en voz baja por María. Al terminar alguien llamó a su celular y mientras el contestaba, yo me puse a enviar mensajes de felicitación a mi familia, a mi fiel amiga, a los conocidos y a ella, a la ingrata que amaba por aquellos días y se me iba haciendo ajena. Luego el me dijo: -vámonos-, pero no dio ni un paso, parecía no tener la menor intención de irse, entonces apagamos los celulares para experimentar la noche y el silencio en plenitud, guardamos silencio y él me dice sin dudar: -¿oíste?, ha golpeado su ataúd y trato de imitar un sonido, y me dijo: -escucha-. Realmente yo no oí nada pero le dije que si para darle gusto. Estábamos en silencio y yo algo incomodo, cuando otra sombra de mediana altura comenzó a descender desde la cima del cerro a mucha velocidad que si se venia encima nuestro no hubiéramos podido evitar el impacto. La sombra se acercaba cada vez mas y un silbido extraño del viento helado anunciaba su cercanía, lo miramos de reojo y justamente detrás de nosotros a unos centímetros un sombra que parecía un lobo negro muy grande paso corriendo de frente y se fusiono con la oscuridad de las paredes del cementerio, parecía que la había atravesado como si el muro fuera de aire; ambos nos miramos, el muy agitado me dijo, -espérame aquí- y se oculto detrás de las ramas de unos menudos arboles que se encontraban muy cerca. Unos minutos después, sin previo aviso oí claramente una voz que me hablaba en los oídos, luego podía sentir como si alguien o algo invisible me rondaba y me rozaba pero no dije nada (conozco de estos fenómenos), fue cuando Alejandro se puso de pie con un cigarrillo en la mano, él me dijo que también sintió que alguien lo toco varias veces, por eso encendió un cigarrillo.

26 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Tratando de mantener la calma y de hablar de cualquier cosa, Alejandro comenzó a caminar delante de mi; al llegar justo a la menuda pared, yo salí sin dudar, pues deseaba llegar pronto a casa; pero él se detuvo como hipnotizado y no quiso salir; parecía que su pena por dejar atrás una vez mas a quien amaba, superaba cualquier miedo; unos minutos después atravesó rápidamente el pequeño umbral y comenzamos a caminar rumbo a la ciudad. Él no ocultaba su desconsuelo, ya sin necesidad de alumbrarnos caminamos hasta las primeras casas, de allí hasta la carretera, era casi la una de la madrugada cuando nos encontrábamos buscando una movilidad; pero no la hallamos así que tuvimos que caminar un poco más y no faltaron los conatos de “bronca” durante la travesía de retorno. Compramos cigarrillos en el camino, al “encontrar” un “taxi” Alejandro me invito a ir al domicilio de sus padres, como era ya muy tarde y sin nada mejor que hacer, acepté. Algunas calles y algunos minutos después encontrándonos en su casa, en compañía de algunos de sus familiares, conversando y compartiendo una Cena improvisada, Alejandro muy emocionado me dijo: -gracias hermano-, yo le respondí -gracias a ti por compartir esta historia conmigo- un día la voy a escribirEstuvimos hablando hasta que en un momento se quedo dormido, yo lo desperté para despedirme, pues era hora de ir a mi hogar; somnoliento y casi con lágrimas en los ojos me dijo literalmente, -¡ella se alegro y golpeo su ataúd ¿verdad?!, haciendo uso de la mentira yo le conteste: –si-, luego de estas palabras se quedo profundamente dormido, sus hermanos me dijeron que el día anterior Alejandro había viajado casi todo el día para llegar hasta la mujer que le hizo la promesa, yo

27 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

estaba muy confundido, por que al parecer toda su familia estaba enterada de la aventura de aquella noche y mas aun parecían apoyarlo; muy agradecido y deseándoles muchas felicidades, me despedí de ellos. Al salir de su casa y caminar por la ciudad, todo estaba en silencio, no había gente en las calles y se me vino a la mente una extraña inspiración, ¿no existe acaso un cementerio a ambos lados de las paredes blancas?, ¿acaso también no existen personas que parecen cementerios?... ¡aquella madrugada como hoy, Mirella la ingrata que se me hizo ajena por aquellos días, “era sólo el nicho de la mujer que había amado”! Camine con esta idea. Llegue a casa, al ingresar todo estaba en penumbra, la reunión familiar hacia horas que había terminado; me sentí muy solo, necesitaba el abrazo de todos aquellos que me habían extrañado a medianoche, y mientras disfrutaba de la comida que la habían guardado para mi, me prometí a mi mismo “que mientras me dure la vida, no volvería a crear dolores de ausencia”, menos aun… en una noche de Diciembre.

28 | E n u n a n o c h e d e D i c i e m b r e

Agradecimientos: Gracias a mi madre y a toda mi familia por soportarme aunque siempre vaya en contra de todo, gracias a mi padre por enseñarme a amar a una sola mujer, por la vida de lujo que no merezco, y por guardarme un lugar allá donde esta ahora. Gracias a Christian Córdova por ser mi hermano, por incluirme en uno de sus proyectos y por las horas de ideas; por soportar el teclado y la música de la pc durante muchas madrugadas Gracias al maestro Eduardo Hinostroza por enseñarme a amar a la literatura en las cortas horas de clases de Colegio. Gracias a Rafael Estrada, por los largos años de amistad, por ser la voz distante, que acompaña, comparte experiencias y siempre tiene la razón Gracias a Nilton Estrada por su compañía, por formar gran parte de mis historias y por compartir la pasión de la literatura. Gracias a Jimmy Tazo por las horas de conversación, el apoyo de amigo y las ganas de leer mis historias Gracias Karina Jessenia aceptarme en el Facebook

por

aquellos

días

inolvidables

y

por

Gracias N. E. F. por ser la esencia de mis poemas y por que al mirarte puedo creer en la perfección Gracias a Jim Ayala por concederle unos minutos a uno de mis agrios poemas y compartirlo. Gracias a ellos por ser mis amigos a pesar de que me conocen bien. Gracias, a todos aquellos quienes por error o curiosidad lleguen a descargar y a leer este contenido Y también a aquel que en una película dijo: que para ser alguien hay que atreverse a hacer algo.

Cerro de Pasco 10 de enero del 2013

Melancolía en un velador

Hay de tu copa Que sabe tañer y herir; Ha guardado el aroma del pasado Pero no el sabor de tus labios.

¿Recuerdas acaso la tarde de cementerio? El abrazo resentido y la cruz negra de lágrima El brindis por tu padre, la flor tatuada; Mi consuelo dibujado en bebida de fruta

Como ha caminado el recuerdo Y sin ganas de más se ha dormido en mis manos. No hemos terminado de despedirnos Lo nuestro es un ajedrez empolvado.

Hay de tu copa que brilla y entristece Mientras le devuelvo a su ataúd de tiempos; Despertará en la oscuridad y reclamara luz, Su flor pintada marchitara con olvido

Hay de tu copa guardada Hay de mí reclamando tus labios

02/12/12