En Torno a Daniel Zamudio

En torno a Daniel Zamudio: un ensayo sobre la cultura y la diversidad sexualidad Por Alexandros* Para Daniel, con mucho

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En torno a Daniel Zamudio: un ensayo sobre la cultura y la diversidad sexualidad Por Alexandros*

Para Daniel, con mucho cariño “Otra víctima del siglo XX que empezó y terminó de repente y tengo dudas sobre qué hacer. Bebé, has sido un amigo fiel, no me fragmentes yéndote, amig@ ¿habrá alguien más que esté despierto?”. Odisea. Casa Latina (2010)

Daniel Zamudio era un joven chileno como muchos otros jóvenes latinoamericanos. Tenía 24 años, era un chico simpático, tenía buen gusto y le gustaba la ropa de moda. Su familia y sus amigos le decían el Dani. Le gustaba cocinar. Le gustaba la música de Britney Spears, Coldplay, Madonna, Placebo y de varios cantantes del pop chileno actual. Le gustaba bailar, hacer coreografías y verse con sus amigos. Tenía habilidades sociales. Vivía entre la casa de su madre y la casa de su abuela en la Villa Loncomilla, en la comuna San Bernardo, al sur de Santiago, una comuna de clases medias que antes fueron poblaciones. Sus papás están separados. Era muy cercano y cariñoso con su mamá y solía regalarle y comprarle cosas del centro de la ciudad cuando salía del trabajo. Adoraba a su abuela Elena. Él pensaba ir a la playa con su mamá ese fin de semana. Tenía tres hermanos. Trabajaba esporádicamente como vendedor en una tienda de ropa china en la comuna de Providencia. Estudiaba el cuarto de media. Dejó de estudiar cuando una amiga suya se suicidó y esto lo sumió en un dolor muy fuerte. Además, en ese tiempo su familia pasaba momentos económicamente difíciles. Daniel tenía aspiraciones: quería acabar de estudiar la educación media y soñaba con estudiar teatro, ser diseñador de modas y ser modelo. Cuidaba bastante su apariencia física y le gustaba verse muy bien, siempre estaba impecable. Se me hace que aparentaba menos edad que la que tenía. Quienes lo conocieron dicen que era un chico espontáneo y lindo. Era sensible y a la vez rebelde. Daniel tenía otra particularidad que también comparten muchos jóvenes latinoamericanos. Su familia y algunos amigos se dieron cuenta de que era homosexual desde que era pequeño. Daniel era homosexual o gay como solemos llamar a los varones que sienten atracción por otros chicos. Y no la ocultaba tras un comportamiento varonil. Era un chico gay que no tenía problemas en mostrarse como era y comportarse como quería. En el colegio, hace años, solían molestarle diciéndole “eres hueco” y él solo se reía de lo que sus compañeros le decían. Cuando tenía 17 años le contó a su abuela Elena que era homosexual. Y hace unos años, su mamá le decía que le presentara a su pololo (enamorado) y él un día le presentó a Francisco. En los últimos tiempos, estaba o al menos salía con Mauro. Tal vez el Dani no soñaba con hacerse muy conocido tan pronto ni era un activista del movimiento homosexual chileno, pero el destino le tenía guardado algo inesperado y terrible a su vida. El viernes 2 de marzo salió muy temprano de casa de su mamá a trabajar como de costumbre y, en circunstancias que las investigaciones policiales aclararán, a eso de las 9 de la noche se hallaba recostado durmiendo en una tarima de cemento del parque San Borja en el centro de Santiago de Chile y al parecer había tomado bastante. Cuatro sujetos, de entre 19 y 26 años, que se dirigían a tomar alcohol al parque, hallaron a Daniel dormido y lo intentaron despertar. Eso fue solo el comienzo de una sesión de tortura de cinco horas, aproximadamente, durante las cuales no solo lo golpearon con los puños y con patadas por todo el cuerpo, sino

también le rompieron una botella en la cabeza y con los vidrios que cayeron le hicieron tres esvásticas en el cuerpo, le cortaron parte de una oreja, le arrojaron varias veces una piedra grande en el estómago, en el cráneo y las piernas; tomaron una de ellas como si fuera una palanca hasta que se la fracturaron. Apagaron cigarrillos en su cuerpo. Y lo dejaron abandonado. Un policía lo encontró dos horas más tarde, cerca de las 4 a.m., tirado en el parque, sobre el cemento. Lo condujeron a la Posta Central en estado de coma. Su familia dio con él dos días después. Del coma logró salir por un breve lapso para volver a ser inducido al mismo estado tras sufrir un paro cardiorespiratorio. Falleció el 27 de marzo, 25 días luego de la golpiza. La cultura: machismo y homofobia “lo mejor que podría pasar es que se muera el maldito maricón no queremos a lacras queremos a hombres y mujeres de verdad que respeten el orden natural, que la muerte de este bastardo marque los corazones de quienes lo apoyan y que marque el de los maricones para que se auto mutilen ;)”.1 Post de Loba Odaliss (La Bélica) en su facebook. 27 de marzo de 2012. “(…) nosotros tenemos una idiosincrasia: la del machismo. Nosotros somos súper machistas. Nos duele, nos ponemos hueones si nos deja una mujer. Mientras no te pase nada, todos somos machistas. Mientras no tengas a tu hijo gay, eres machista. Pero cuando tienes un hijo gay y lo quieres, dejas de ser machista. Posiblemente eso me pasó a mí”.2 Iván Zamudio, papá de Daniel. “Mi mayor miedo en la vida es que un hijo me salga gay”.3 Patricio Ahumada (a) Pato Core, uno de quienes golpeó a Daniel Zamudio en el Parque San Borja. Mucho se ha escrito sobre este violento ataque contra el cuerpo y la vida de Daniel que conmovió a la sociedad chilena y al mundo entero. La agresión sufrida por él y su posterior muerte conmueve no solo por la juventud de Daniel y la ferocidad del ataque de sus agresores, sino también por el cuestionamiento social que trae consigo. Muchas preguntas y muchas respuestas nos vienen a la cabeza cuando nos ponemos a reflexionar sobre lo ocurrido. ¿Qué pasó esa noche? ¿Por qué le pegaron a Daniel? Las motivaciones del ataque y su magnitud deberán ser aclaradas en las investigaciones. Algunos de sus atacantes tienen antecedentes penales de haber agredido o robado a peruanos.4 Pero esa noche, según las declaraciones iniciales que se han prestado, uno de los atacantes, Patricio Ahumada, le preguntó a Daniel: “¿vos sos maricón?”. Y tras la golpiza, dos de ellos, el mencionado Patricio y Alejandro Angulo, al llegar a casa de una amiga suya, dijeron, en respuesta a la curiosidad que habían despertado por llevar una bolsa manchada de sangre fresca: “Es que le pegamos a un huevón y le quebramos las piernas”. Algunos han querido justificar la violencia contra Daniel por ser homosexual. Pregunto: ¿“ser maricón” justifica un trato de esta naturaleza? Otros han querido hallar una justificación en que estaba ebrio o que tal vez había tenido alguna discrepancia con su familia. Pregunto ahora: ¿estar ebrio justifica una golpiza? ¿Por qué el ensañamiento sádico contra un cuerpo indefenso? El caso de Daniel nos permite reflexionar sobre diversos temas. ¿De qué nos habla el ataque sufrido por Daniel? ¿Por qué nos tiene que llamar la atención? Lo primero que se debe decir es que resulta completamente secundario si sus atacantes son o no neonazis. Lo segundo es que tampoco llega a ser relevante del todo que Daniel fuera homosexual o que lo hubieran golpeado por serlo, aunque resulta revelador que, en el diálogo inicial entre él y sus agresores, como ya hemos visto, estos le preguntaran específicamente por su orientación sexual, la cual, por el comportamiento que él solía tener, se concluía sin lugar a dudas teniendo en cuenta los rasgos externos a través de los cuales generalmente juzgamos a los chicos homosexuales. Sin

embargo, algunos sostienen que el ataque se debió a un intento de robo y que luego “les entró la maldad” y lo comenzaron a torturar. Esta explicación, a mi juicio, pierde cada vez más sentido. Entonces, ¿por qué debemos reflexionar sobre la muerte de Daniel? Porque, sin quererlo, su muerte sacó a la luz de inmediato el tema de la homofobia en una sociedad conservadora en materia moral como la chilena, haya sido o no ese el móvil del delito. Y la homofobia habla y está presente en muchos países de América Latina. La sociedad chilena se caracteriza por su conservadurismo en materia política y moral, y hay instituciones con mucho poder –como la Iglesia católica, las iglesias evangélicas y algunos partidos políticos como Renovación Nacional (RN) y la UDI– en las cuales varios de sus miembros y adeptos sostienen y luchan por mantener el cuerpo de creencias común de la sociedad chilena y las normas jurídicas amparadas en ese sistema de creencias. Sin embargo, en el caso de Daniel, para buscar posibles explicaciones de este feroz ataque, debemos ir más al fondo del sentir de una parte del pueblo chileno y todavía más allá, pues existen creencias y actitudes que no solo pertenecen a los chilenos, sino también atraviesan a la mayor parte de pueblos de Latinoamérica. Una de estas creencias es la que pone al macho, a los varones, en situación de ventaja y superioridad sobre los demás miembros de la sociedad (mujeres, niños, ancianos, etc.) como consecuencia de una determinada interpretación de lo que significa ser macho o ser varón. Esto se llama machismo. Pero hay una cosa interesante en nuestro machismo: si ser varón es estar en situación de ventaja y superioridad, tener pene no basta para ser varón; hace falta tener una determinada manera de comportarse en varios aspectos de la vida, unas conductas que serán juzgadas como correctas y otras como incorrectas. Hay que ser macho, ser varón, sí claro. No hay otra forma aceptable de comportarse para un varón. Y hay una sola forma de ser varón y ninguna más. No hay libertad para ser, para bailar, para moverse, hablar, caminar, vestirse o comportarse como uno quiera. En algunos casos, no hay libertad ni siquiera para elegir ciertas palabras o el color de ropa que quieres usar (nada de rosado, nada de amarillo patito). Ni hay libertad para elegir cómo ser valiente, por ejemplo: la valentía aceptable es al modo como ellos, los machos, piensan que debe ser. No hay libertad ni para llorar: allí tenemos la frase “los hombres no lloran”. Al parecer en esto consiste ser varón según esta manera de ver las cosas: tener comportamiento varonil y ningún rasgo “femenino”. Lo que habría que preguntarnos, frente a esta propuesta de comportamiento masculino único, es ¿en qué se basan aquellos que distinguen con tanta claridad entre un comportamiento masculino y uno femenino? ¿Quién ha escrito y dónde están esas clarísimas normas de conducta? ¿No serán solo fruto del prejuicio convertido en tradición de conducta en nuestras sociedades y culturas? Aquí me detengo para hacer un comentario. Vivimos en una época en que los roles masculino y femenino han empezado a desdibujarse y a borrarse en muchos aspectos, en que los varones estudian carreras y se desempeñan profesionalmente en oficios y profesiones que antes se pensaba que solo le correspondían a las mujeres, como la gastronomía; y viceversa, las mujeres empiezan a estudiar y laborar en actividades que antes eran consideradas solamente masculinas, como las ingenierías. Y algo más: vivimos en una época en que los papás y las mamás salen a trabajar y comparten o se intercambian roles en la vida del hogar. Además, las apariencias andróginas de algunos hombres y mujeres, es decir, aquellas que tienen un look indefinido entre masculino y femenino, son vistas, valoradas y aceptadas no solo en el mundo del arte sino en la vida corriente. En este nuevo escenario en que vivimos, ¿cómo sostener que hay una sola forma de comportarse como varón o mujer? Además, este es el tiempo de la moda unisex pero algunos aún no se enteran. Y todavía más, en los últimos años ha aparecido la metrosexualidad y hay varones muy preocupados por su apariencia física, al margen de su orientación sexual. Para decirlo en pocas palabras, en la actualidad, las fronteras entre lo masculino y lo femenino están redefiniéndose como fruto de los cambios culturales que han ocurrido a consecuencia de la igualdad entre sexos en el campo económico y profesional, para comenzar. Esto puede verse en las calles y programas de televisión, revistas de moda y videos de música. Pero existe gente que se ha quedado atrapada en el pasado y que paradójicamente son jóvenes, y tienen el prejuicio de que hay una sola forma de vivir y ser varón y que los varones son superiores a las mujeres y/o a los gays y lesbianas.

Para esa postura de conducta única masculina o femenina, también hay una sola forma de comportarse en cuanto al gusto y atracción sexual: a los varones solo les gustan las mujeres y a las mujeres solo les gustan los varones. Al varón que no le gustan las mujeres es un anormal, un enfermo, un marica; otro tanto para las mujeres a quienes no les gustan los varones. Otra atracción sexual no es aceptable. Este es el orden natural del que hablan algunos amparándose en la Biblia para sostener razones como las siguientes: Dios creó solo hombre y mujer y no creó un gay o una lesbiana. Y, como consecuencia de este orden natural, para algunos hay una sola manera de ser de las familias: la que está conformada por padre, madre e hijos. Esta postura a favor del orden natural, en algunos casos sofistica su presentación y cree fortalecer su argumento con la creencia en un derecho natural preestablecido a la existencia del mundo, porque procede del derecho divino y, por tanto, es anterior al derecho positivo. El derecho positivo es el derecho establecido por los seres humanos en las instancias creadas por ellos y que son capaces de crear leyes (como los Estados, los congresos republicanos, los municipios, etc.). Para esta posición, el derecho positivo debe estar en consonancia con el derecho natural porque es anterior y superior a él. La doctrina del derecho natural encuentra sus raíces en la filosofía griega clásica, es decir, en la antigua ciencia, y tuvo una interpretación en la filosofía medieval que es la que he resumido en las líneas anteriores. Y esa interpretación del derecho no es la única ni histórica ni teóricamente. Las respuestas de parte de los machos (y también de algunas mujeres) para aquellos que incumplen estas reglas no escritas de conducta aceptable, no se hacen esperar. Estas respuestas son, en primer lugar, en su versión más amable, la búsqueda de reforma del desviado, o de lo contrario, ya sin amabilidad, su discriminación del grupo, o su desprecio y agresión. Y hasta su eliminación como respuesta extrema. Pero hay algo que está a la base de estas respuestas: una persona o una sociedad, pequeña o grande, que discrimina a otros es porque parte del prejuicio de que es superior a esos otros. Esa superioridad es la que legitima que se busque hacer cambiar, o alejar, agredir o matar a esos otros. La inferioridad de los otros es la que hace que no los reconozcamos y que los veamos como desiguales e inferiores a nosotros. Hay personas a quienes les cuesta admitir y reconocer a quienes no piensan, sienten, viven o aman como ellos. Planteo dos preguntas. La primera: ¿existe acaso una práctica del sexo natural y normal y otra antinatural y anormal? Como ha señalado Mario Vargas Llosa, en referencia a quienes creen en una única conducta aceptable en materia sexual, “tenemos miedo al sexo y nos cuesta aceptar que en ese incierto dominio hay opciones diversas y variantes que deben ser aceptadas como manifestaciones de la rica diversidad humana”.5 Es así como se muestra y revela la homofobia. Con un miedo a la diferencia. Miedo a los diferentes. Es una angustia, ansiedad, pánico, asco, fobia al diferente por alguna razón: por su color, su raza, su nacionalidad … o su orientación sexual. Tal como lo dijo Pato Core, su mayor miedo en la vida es tener un hijo gay. Miedo. Y el miedo puede convertirse en agresión como respuesta a algo que es considerado una amenaza real, ficticia o latente. Y sin duda estamos hablando de conductas y estas pueden ser tratadas por especialistas, pero tienen una causa cultural. Y, como hemos visto, estas conductas no siempre se manifiestan pacíficamente. La segunda pregunta que deseo plantear es: si tenemos en cuenta que la familia es una invención cultural (lo mismo que el matrimonio y sus ritos), ¿acaso puede hablarse de una única forma de familia? Hace poco, la Corte Constitucional de Colombia ha sentenciado que “el vínculo familiar se logra a partir de diversas situaciones de hecho, entre ellas la libre voluntad de conformar la familia, al margen del sexo o la orientación de sus integrantes. Por lo tanto, resulta claro que la heterosexualidad o la diferencia de sexo entre la pareja, e incluso la existencia de una, no es un aspecto definitorio de la familia, ni menos un requisito para su reconocimiento constitucional”. En otras palabras, las familias deben su origen a muchas circunstancias y se originan de manera libre, sin que sea fundamental para hacer familia el sexo o la orientación sexual de quienes desean conformarla.6 Por lo tanto, la única manera de constituir una familia no es en la forma heterosexual de papá y mamá. Como era de esperarse, la Iglesia católica ha hecho llegar su voz de protesta a esta manera de

comprender a la familia. La Iglesia olvida que la familia es una creación cultural y que la religión es parte de la cultura. Y que ellos no son los únicos portavoces legítimos para hablar de la familia. La Iglesia, como siempre, se siente portadora de la Verdad que hay que admitir sin dudas ni murmuraciones. Un apunte sobre la realidad de la vida de los jóvenes sexualmente diversos “Entiendo totalmente lo que le sucedió a Daniel. Durante años crecí normalmente hasta que descubrí que los sentimientos que tenía eran “anormales” según algunos y “una abominación” según mi religión, traté de suicidarme y rogaba no sentir lo que sentía, por suerte pude darme cuenta que amar no era lo enfermo, sino el tratar de cambiar lo que por naturaleza sentía...”.7 Comentario de Pablohorus (9 de marzo) Para muchas personas y familias, la homosexualidad u otras manifestaciones de la diversidad sexual no existen ni deberían existir; es decir, no hay lo diferente. No se habla de eso en las familias. Sin embargo la homofobia es completamente visible. Recientemente fue entrevistado Luis Larraín, un joven chileno que expresó lo siguiente: “Sí conozco organizaciones que tratan con violencia psicológica a los homosexuales en Chile: las iglesias. Desde que nacemos, las iglesias nos hacen un verdadero lavado de cerebro indicándonos qué es bueno y qué es malo. Y la homosexualidad claramente pertenece al segundo grupo para la iglesia”. 8 En las misas o en el colegio, miembros de instituciones religiosas “se encargan” de enseñar qué es lo bueno y qué es lo malo, qué es permitido y qué no lo es conforme a sus credos, sin pensar en las consecuencias que traen tales enseñanzas. Cuando una persona con autoridad e influencia, como un sacerdote o un profesor de colegio, nos dice que una actitud es mala e incluso se burla de ella, la sensación de indefensión puede ser grande tratándose de menores de edad, por ejemplo, de chicos y chicas de educación primaria. Los menores empiezan a sentirse culpables y no se aceptan a sí mismos; se sienten extraños consigo mismos. Y después nos sorprendemos de que haya tanta gente dentro del closet. ¿Y por qué no nos preguntamos alguna vez quién las metió en el closet? Para que alguien deba vivir su vida a escondidas, como si estuviera haciendo algo dañino o abiertamente indeseable, ha tenido que sentir el rechazo y la no aceptación, la censura procedente de los demás, es decir, del hogar, la escuela, los amigos, el culto religioso, el periodismo o de otros miembros de la sociedad.9 ¿Son, cada uno de ellos, conscientes de su responsabilidad sobre las consecuencias de su modo de asumir y referirse a la sexualidad homosexual y, en general, a las diversidades sexuales? Muchos gays, lesbianas y otros miembros de la diversidad sexual, al sentirse rechazados, empiezan a vivir su vida en la sordidez y la clandestinidad. Como si tuvieran que esconderse, estar en el silencio y condenados al mismo. Y algunos de ellos pueden acabar en las drogas o incluso en intentos de suicidio. Por fortuna, en los últimos años la gente joven se siente menos presionada por la opinión de otros en torno a sus creencias, su sexualidad y el estilo de vida que quieren llevar o que ya llevan. Daniel Zamudio era uno de ellos: se sentía libre. La gente joven hoy encuentra en las herramientas tecnológicas actuales a fuertes aliados para hallar información y a personas de su país o región o de otros lugares que sienten como ellos y tienen modos de vida similares y logran así compartir problemas y ansiedades. Logran hallar la comprensión que otros les niegan. Sin embargo, para un adolescente es muy importante la aceptación del medio social para sentir confianza en sí mismo y tener una buena autoestima. Por ello, nada será igual para beneficio de su desarrollo que ser aceptados por su medio, por sus amigos y su familia cercana, y ser respetados por la sociedad en conjunto. Conclusiones

“hay que hacer arta campaña nomas, repletar los facebooks con estas imagenes, pa q los maicones no se sientan en su salsa, q se sientan incomodos, q se sientan discriminados, q se sientan mal, haber si asi paran de andar exibiendose”. Comentario de Emil Blodigesvaerd al post de Loba Odaliss Este no es el tiempo ni el lugar para hablar sobre por qué existen la homosexualidad y los homosexuales, si la homosexualidad es natural o no, si su causa es biológica o ambiental o una combinación de ambas, ni hacer una justificación de la misma; eso puede ser motivo de otro texto. Pero sí es el momento para decir que hay seres humanos que se creen superiores a otros seres humanos en razón de su sexo o su nacionalidad o sus creencias. Y que se sienten amenazados frente a los humanos con diferentes comportamientos o modos de ser o vivir. Y por eso los discriminan y/o los agreden. La muerte de Daniel Zamudio lamentablemente no es un caso aislado ni extraño a la sociedad chilena. Ha habido muchos casos parecidos al de Daniel. Chile es un país del que recibimos muchas noticias y que se ha ufanado de su buena situación económica y financiera, de ser un exportador de capitales y de llevar empresas a otros países. Pero en materia moral, su habitante promedio parece no diferenciarse tanto de sus pares del resto de las sociedades sudamericanas conservadoras. Chile, además, cuenta con la presencia de desadaptados que se organizan y agrupan y tendrían que ser estudiados, pues son capaces no solo de robar y agredir sino incluso matar. En síntesis, el ataque contra Daniel nos habla de la cultura viva de su país. Nos habla de un modo de ser de algunos chilenos y, por extensión, de los peruanos y otros latinoamericanos, ya que hechos como el ocurrido con Daniel también suceden en otros países de la subregión. El feroz ataque contra Daniel y su lamentable muerte es una invitación a la reflexión y a la acción. El ataque y su muerte nos ha permitido entrar y conocer la vida de un joven hasta hace poco anónimo que vivía en una villa de América Latina. Vivimos en un mundo que manifiesta su pluralidad y diversidad de muchas maneras, y una de ellas es la sexual y la vida afectiva. Reconozcamos las diferencias y las diversidades. Seamos tolerantes y vivamos en paz con ellas. Ojalá podamos ser conscientes de nuestros miedos, prejuicios y frustraciones y el alcance y peligrosidad que pueden estos alcanzar. Ojalá aprendamos a detectarlos y a desechar los que no nos ayudan a vivir con los demás de manera pacífica. Ojalá que en el mundo haya espacio para todas las maneras de vivir, de ser, de querer, de amar y de expresar los afectos y los deseos que nos hacen ser felices y no hacen daño a los demás.

Notas: 1. https://www.facebook.com/#!/profile.php?id=100003117003614 (Consultado el 1 de abril de 2012). 2. http://www.theclinic.cl/2012/03/22/habla-el-papa-de-zamudio-cuando-tienes-un-hijo-gay-y-lo-quieres-dejasde-ser-machista/ (Consultado el 8 de abril de 2012). 3. http://cosecharoja.fnpi.org/caso-zamudio-perfil-de-un-asesino-de-gays/ (Consultado el 18 de abril de 2012). 4. Raúl López Fuentes (25), alias El Gacke II, el 6 de mayo de 2009, junto a otros 4 sujetos, atacó a 2 peruanos. Fueron detenidos por delito de robo. Alejandro Angulo Tapia (26) también fue detenido una vez por protagonizar riña y provocar lesiones a peruanos. http://www.latercera.com/noticia/nacional/2012/03/680-440495-9-el-perfil-queelaboro-el-os9-de-carabineros-y-que-revela-el-historial-xenofobo.shtml (Consultado el 08 de abril de 2012). 5. http://elpais.com/elpais/2012/04/04/opinion/1333540547_113226.html. Consultado el 08 de abril de 2012. 6. http://www.elliberal.com.co/liberal/actualidad/colombia/110115-parejas-homosexuales-si-son-familia-corte (Consultado el 22 de abril de 2012). 7. http://www.theclinic.cl/2012/03/07/la-historia-del-joven-gay-al-que-los-neonazis-dejaron-en-coma/ (Consultado el 08 de abril de 2012). 8. Entrevista a Luis Larraín. http://www.biobiochile.cl/2012/04/15/luis-larrain-la-iglesia-trata-con-violenciapsicologica-a-los-homosexuales-en-chile.shtml (Consultado el 15 de abril de 2012)

9. Nosotros hemos conocido el año pasado una muestra de ello en el periodista Philip Butters, cuando manifestó: “Yo te digo una cosa, así para terminar, yo por la mañana voy al nido de mi hija y si veo a dos lesbianas u homosexuales chapando les pido por favor que se vayan a la primera y segunda, a la tercera ya los estoy pateando”. http://www.clasesdeperiodismo.com/2012/04/13/10-casos-de-homofobia-en-medios-de-comunicacion/ (Consultado el 15 de abril de 2012).