EMPRENDEDORES PERUANOS

“Año de la Consolidación del Mar de Grau” Tema: “EMPRENDEDORES PERUANOS” Integrantes: LEÓN GARRIDO MÓNICA KATHERINE

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“Año de la Consolidación del Mar de Grau”

Tema:

“EMPRENDEDORES PERUANOS”

Integrantes:

LEÓN GARRIDO MÓNICA KATHERINE

Curso:

CONSTITUCION Y GESTION DE EMPRESAS

Especialidad:

ANÁLISIS DE SISTEMAS

Docente:

ABOG. NOHELIA ROMINA GUZMAN PALACIOS

Piura, Noviembre del 2016

EMPRENDEDORES PERUANOS 1. ALBERTO BENAVIDES DE LA QUINTANA Alberto Benavides de la Quintana (Lima, 21 de octubre de 1920 - 12 de febrero de 2014) fue un ingeniero, empresario minero y político peruano. Don Alberto Benavides de la Quintana ha significado muchas cosas para nuestra minería, creemos que su mayor legado ha sido su dedicación y amor a la minería. Fue un extraordinario geólogo y un visionario de la minería, desde que fundó hace 61 años la Compañía de Minas Buenaventura no dejó de darnos satisfacciones, con los hallazgos que tuvo a lo largo de su fructífera carrera. A los 93 años, Don Alberto nos ha dejado, pero su recuerdo siempre estará presente en nuestros corazones.

Alberto Benavides de la Quintana tras realizar estudios en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), luego de haber estudiado Geología en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), regresó al Perú en 1950 e ingresó a trabajar en la Cerro de Pasco Corporation, la compañía minera más importante de la época. Al poco tiempo, en 1951, el empresario compró su primera mina en Huancavelica: Julcani. De esta forma dio origen a la Sociedad Minera Buenaventura. Tras varios años de trabajo, el empresario comenzó una rápida expansión, comprando nuevas minas y asociándose con otras compañías. Con los pasos que dio, Benavides de la Quintana logró consolidar su empresa como una de las mineras más importantes del país. Al empresario se le reconoce haber logrado desarrollar la minería compenetrándose con las comunidades donde realizaban las operaciones mineras. En el año 2013, la revista Forbes designó a Benavides de la Quintana como el quinto peruano más rico del Perú con una fortuna estimada en US$2.000 millones. Tras su alejamiento de la Compañía de Minas Buenaventura, sus hijos Roque Benavides y Raúl Benavides asumieron la Dirección General y la Consejero de Administración de la compañía, respectivamente. Alberto Benavides de la Quintana, quien tuvo cinco hijos, nació en 1920 en la Calle de la Minería en el Centro de Lima. Estudió Ingeniería de Minas en la Escuela de Ingenieros (hoy la UNI) y después fue becado por la Universidad de

Harvard (EE.UU.) para seguir Geología. Al volver al país, trabajó en Cerro de Pasco Corporation como asistente. Ascendió, pero luego salió a recorrer el Perú por su cuenta. Briceño destaca que su trayectoria debería ser conocida por los jóvenes porque fue un hombre que se hizo solo en base a su inteligencia y su trabajo. El presidente de la Confiep, Alfonso García Miró, dice que se debe reconocer que Benavides fue quien con sus exploraciones dio un nuevo valor al gran potencial que tenía el Perú en la minería mundial. “Fue gravitante para que el Perú recuperara su protagonismo histórico en la minería, al mismo tiempo que llegó la extracción moderna y atrajo inversionistas”. En 1982, Buenaventura empezó su exploración en Yanacocha, y en 1992 Benavides logró que Newmont Mining invirtiera sus primeros US$45 millones. Esa fue la primera gran inversión en el Perú después de muchos años. García Miró dice: “Don Alberto era un convencido de que el Perú estaba primero que nada, y eso es algo que debería quedar en los empresarios y en las generaciones más jóvenes”. Con los pasos que dio, don Alberto Benavides de la Quintana logró consolidar su empresa como una de las mineras más importantes del país. Y es que más que un exitoso empresario, fue un gran apasionado por su país. Su amor y respeto por la naturaleza y las comunidades indígenas nunca serán olvidados.

2. ISAAC LINDLEY Isaac Robinson Lindley Stoppanie (n. Lima, 4 de abril de 1904 - † 18 de octubre de 1989), empresario peruano, hijo de los fundadores de la bebida gaseosa Inca Kola.

Fue hijo de don José Robinson Lindley y de doña Martha Stoppanie, realizó estudios en el Colegio de la Srta. Cook y en el Lima High School. A los ochos años empezó a trabajar en la fábrica de bebidas gasificadas que su padre fundara en 1910; primero como lavador de botellas, luego en la sala de jarabeado, y tiempo después en 1925 compró un pequeño auto Ford que su padre había adquirido para reemplazar las antiguas carretas haladas por caballos utilizadas para la repartición de gaseosas. Debido a la importación de máquinas semiautomáticas, la empresa inició su expansión a escala regional, llegando hasta Huarochirí, Canta, Huarmey y Lurín. Fue, además uno de los fundadores de Panamericana Televisión y uno promotores de la fundación de la Universidad de Lima.

En 1928, el pequeño negocio familiar se transformó en sociedad anónima, adquiriendo el nombre de "Fábrica de Aguas Gaseosas Santa Rosa", de J.R Lindley e Hijos S.A. Tras la muerte del patriarca en 1932, y de sus hermanos José en 1936, Antonio en 1937, Alfredo en 1939 y Nicolás en 1945, Isaac asumió el cargo de gerente general de la empresa, que conservaría durante 44 años, en lo que logró establecer su producto, la famosa gaseosa Inca Kola. Actualmente, su hijo, Johnny Lindley Taboada, es presidente de la Corporación Lindley, y su nieto, Johnny Robinson Lindley, gerente general. La historia de Inca Kola no puede ser contada sin la presencia de don Isaac Lindley. Sin proponérselo el hijo menor del matrimonio Lindley-Stoppiane tuvo que asumir la dirección de la compañía en 1945. Eran épocas difíciles, ya no estaban sus hermanos mayores ni su padre José Robinson Lindley, el patriarca del imperio Inca Kola. Con 41 años encima este hombre de pequeña estatura pero de gran corazón, tuvo que sacar adelante el negocio familiar. Para entonces ya estaba en las mesas de los limeños la famosa bebida de sabor nacional. Como se recuerda, después de varios intentos salió al mercado el 18 de enero de 1935, justo cuando Lima cumplía 400 años. Con don Isaac se adquirió la primera máquina automática que embotellaba 36 unidades por minuto, se cambió la botella con etiqueta por una propia con la marca en alto relieve, y se acuñó esta frase publicitaria: “Inca Kola sólo hay una y no se parece a ninguna”. Con él se inició el proceso de expansión de la empresa a nivel nacional para lograr posicionarse y competir fuertemente con Coca Cola, que ya había llegado al Perú en 1936. Para conseguirlo estableció alianzas con: Casinelli en Trujillo- Piura, Panizo en Ica, Siu en Cusco y Arequipa, Martorell en Tacna y Moquegua, Higushi en la selva central.

Sin embargo, el reconocimiento más importante que se le atribuye a don Isaac fue su desvelo por el capital humano de su empresa y el respeto al cliente. En tiempos en que ello no importaba gran cosa al empresariado peruano. Él fue el creador de la cultura organizacional del imperio Inca Kola. Una filosofía orientada a la gente y que hasta el día de hoy perdura. Los más fieles colaboradores de la compañía del Rímac, como Luis Paredes, lo recuerdan perfectamente. “Hay hombres de auténtica personalidad, que con profunda convicción y serenidad del deber que les imponen las circunstancias,

hacen frente a las dificultades por complejas e intempestivas que estas se presenten. Ese fue el caso de don Isaac”, contó alguna vez. Don Isaac era de aquellos hombres de negocios que no solo tenía ojos para la empresa. Su mayor preocupación era el bienestar de todos sus colaboradores. Cuentan que si alguno estaba enfermo, él mismo recorría semanalmente los hospitales para enterarse de su estado de salud y saber si le faltaba algo a él o a su familia. Cinco años antes de su partida, soltó una frase que confirmaba una vez más su gran interés por sus colaboradores. “Me he preocupado siempre por el capital humano. El hombre debe disfrutar, así lo entiendo yo, de los bienes que requieren él y los suyos en un nivel de vida humana y civilizada, conseguidos con esfuerzo y trabajo”. Señaló en aquella oportunidad. Gracias a don Isaac se instauró entre los trabajadores el respeto por el cliente. Él sembró la cultura del valor al servicio. Alguna vez su nieto Johnny Lindley Suárez confesó: “Fue mi abuelo quien concibió y desarrolló lo que hoy es nuestra cultura organizacional, que se basa en una preocupación genuina por la gente”.

3. ERASMO WONG La más grande cadena de supermercados de nuestro país no nació de grande capitales e inversiones, sino de una humilde tiendita que gracias al esfuerzo y empeño pudo convertirse en lo que es ahora.

Era 1942 cuando Don Erasmo Wong fundó una pequeña bodega en Lima, ayudado por su esposa Ángela y sus hijos, quienes luego de salir de la escuela apoyaban en todo lo que podían. “Mi madre no dejaba de repetirnos que todos comíamos, nos vestíamos y teníamos nuestro techo gracias a la bodega” dice Efraín Wong, hijo de don Erasmo.

La filosofía consistía en intentar tener clientes no solo por un día sino para toda la vida, por lo que la atención y el trato debía ser su punto fuerte. Resolviendo consultas, dudas y reclamaciones, la bodega de los Wong fue ganando una gran reputación. Cuando uno de los hijos mayores se convirtió en profesional, el cariño a esta pequeña empresa hizo que viera y proyectara la idea de una gran expansión

pues la primera tienda ya no era suficiente. Es así que adquieren su segunda tienda en el Óvalo Gutiérrez.

Las oportunidades les sonrieron y ellos tuvieron la inteligencia de aprovecharlas. Tiendas como Galax y Monterrey no resistieron el shock y los Wong seguían avanzando. Cada vez fueron sumando más tiendas y todas con la política que el cliente siempre es lo más importante. En 1993 deciden abrir su primer supermercado. Gracias a su buena reputación de excelentes pagadores logran conseguir crédito para la implementación de semejante local comercial, el éxito estaba a la vuelta de la esquina. La acogida fue tan buena que dio paso a toda una cadena, convirtiendo los 60 metros de su primera tienda en más de 130 mil metros cuadrados que albergaban más de un millón de compradores cada semana. Actualmente la familia Wong ya no está el frente de la cadena, luego de vender el 100% de las acciones por US$500 millones. Sin embargo no se han alejado de los negocios y ven otras empresas donde han invertido fuertes capitales, destinando otra parte de su fortuna en obras de beneficio social. “No creemos que haya obstáculo que no podamos vencer independientemente de nuestro lugar de procedencia, o pertenencia a grupo social o racial”, opinan los Wong luego de convertir su sueño en realidad. 4. HERMANOS TORVISCO Sin más capital que el olfato y la tenacidad, edificó junto a sus hermanos una de las principales compañías del país. Nemecio Torvisco, la imagen del nuevo perfil del empresario peruano. La confirmación que se pueden hacer fortunas sin tener que cruzar la frontera.

Era mediados de la década de 1980 cuando Nemecio Torvisco empezó a vender golosinas en la puerta del cine Riva Agüero en El Agustino. Desafiando el peligro que encierra la noche, esperó a que saliese el último asistente de la última función nocturna para venderle algo. Su perseverancia para los negocios ya se manifestaba, y moldeó su personalidad. Perdió a su padre cuando apenas tenía dos años. Muy niño aún, tuvo que trabajar duro en el campo con sus hermanos y su madre para llevar todos los días algo a la mesa de su hogar. No importaba si la lluvia era fuerte, si el frío era intenso, había que cultivar la tierra. En su natal Abancay, antes que el gallo cantara, su abuelo lo despertaba

a las cuatro de la mañana junto a sus hermanos para darles ánimo, decirles que tenían que luchar en la vida y a pesar de que su padre no estaba con ellos, se hubiera sentido orgulloso de verlos triunfar algún día. Desde pequeños, los hermanos Torvisco hicieron la promesa de mantenerse unidos. Años más tarde, migraron a la capital a estudiar y trabajar. Así llegaron al populoso distrito de El Agustino. En el colegio no les agradaba el recreo porque todos los niños salían a comprar caramelos, galletas, y ellos no tenían la propina de papá o mamá para hacer lo mismo. Nemecio recuerda especialmente un bizcocho con pasas, cuyo olor se dejaba sentir a la distancia, y no podía comprarlo; por eso, prefería quedarse en el salón de clases.

A los catorce años empezó a trabajar en una carpintería y a ahorrar lo que ganaba. Uno de sus hermanos laboraba en una pequeña fábrica de pinturas y de pronto quedó sin empleo. Poco después, se inició en la venta de pinturas. Nemecio se unió a él en la tarea. En una bicicleta repartía pintura a clientes de diferentes distritos, y llegó incluso a Villa El Salvador, que distaba bastante de su barrio. Usaba una mochila en la que colocaba el pago de sus ventas: fajos y fajos de billetes. Era la época de la hiperinflación. Cierta noche, en una reunión familiar, estaban los hermanos reunidos tal como lo habían prometido de niños, cuando uno de ellos le preguntó si tenía algún dinero ahorrado. “Sí, ¿para qué?”, preguntó Nemecio. “Para comprar un motor eléctrico, vamos a poner una fábrica de pinturas”, fue la respuesta del hermano. Alejandro, Nemecio y Prudencio –los hermanos Torvisco– decidieron aquella noche entrar en el mundo de los negocios. Al día siguiente fueron a la calle Pachitea en el centro de Lima a comprar el motor eléctrico, y luego al jirón de La Unión a que les hicieran el logo de su empresa. Así nació Anypsa, denominación formada por las iniciales de sus nombres. El primer local que alquilaron, de cien metros cuadrados, resultó una pésima inversión, fueron estafados, pues quien les alquiló el local no era el verdadero dueño. Se recuperaron y continuaron con el proyecto. El 11 de setiembre de 1991 a las 11 de la noche comenzaron a elaborar las pinturas. Su local no contaba con techo y caía una persistente garúa.

“Tuve que cortar un par de bolsas de plástico y coserlas para utilizarlas como techo, de manera que la lluvia no afectara la preparación de las pinturas. Con mi hermano sostuvimos el plástico por ambos extremos durante varias horas esa noche”, recuerda vívidamente Nemecio.

Las ventas iniciaron y la respuesta fue positiva. Estaban creciendo. Era tiempo ya de tener una oficina. Nemecio compró cuatro esteras de las más económicas y utilizó dos baldes usados de pintura y los colocó boca abajo como escritorio, mientras que un balde pequeño sería la silla gerencial. Una antigua máquina de escribir, donada por un padrino de los hermanos, serviría para llenar las facturas. Sus primeros intentos fueron fallidos, no tenía mucho conocimiento de cómo calcular los impuestos, y en el intento malogró varias facturas hasta que obtuvo una perfectamente mecanografiada y bien calculada. Luego, aquel local ubicado en Santa Anita no fue lo bastante amplio para sus expectativas, por lo que se mudaron a otro de 500 metros cuadrados en Naranjal. “Lo logramos”, decían los hermanos Torvisco cuando compraron el terreno financiado por el banco. Era tan grande que tenían espacio para jugar un partido de fulbito. Pero también quedó pequeño. Sus operaciones y ventas crecieron con el transcurso de los años, y ahora tienen una moderna planta de pinturas de 45 mil metros cuadrados, en la que operan 280 trabajadores, que en su mayoría proviene de Abancay. También cuentan con una flota propia de 34 camiones de reparto. Su trabajo y sus planes no cesan. “Queremos aumentar nuestra capacidad de producción y exportar a Ecuador, Bolivia y Chile”, comenta Nemecio, mientras caminamos entre los miles y miles de baldes de pintura de todo tipo y precio, depositados en gigantescos almacenes que semejan hangares de aviones. Pintura industrial, para el hogar, para autos, para todos los gustos y colores. En Navidad realizan chocolatadas en su pueblo natal, a donde llevan unos cinco mil panetones. Ello los obligó a crear su propia panadería que produce los panetones Torvisco. También tienen una cervecería que ya da que hablar: Anpay, pequeña aún, pero que dispone de un terreno y equipos para ampliar su producción a 45 mil cajas diarias para el verano de 2007. Ahora, desde la comodidad de su oficina, ubicada en el piso cinco de su propio edificio, donde está el área administrativa, con una computadora personal con pantalla de plasma y un confortable sillón gerencial, nos narra sus inicios con la transparencia y la humildad que no ha perdido con el tiempo. 5. MÁXIMO SAN ROMÁN Máximo San Román Cáceres (Cusco, 14 de abril de 1946) es un ingeniero mecánico de producción graduado de la Escuela Nacional de Ingeniería Tecnica (ex-ENIT) de la Universidad Nacional de Ingeniería, empresario y político peruano. Ocupó la Primera Vicepresidencia de la República durante los primeros años del Fujimorato. Fue también Senador y fue Presidente del Senado y del Congreso durante el periodo 1990-1991, siendo sucedido por Felipe Osterling Parodi.

Cuando Alberto Fujimori lanzó el Autogolpe en 1992, San Román fue declarado por el disuelto Congreso de la República, Presidente Constitucional. El 21 de abril de ese año, San Román juramentó en el Colegio de Abogados de Lima ante Felipe Osterling Parodi y con la banda del presidente Fernando Belaúnde. Los senadores consideran que la ceremonia se realizó en estricto respeto al marco legal y constitucional entonces vigente,1 aunque no fue reconocido ni por la opinión pública ni por la comunidad internacional en ese momento.

En un país en el que tener origen andino y ser pobre se convierte en una combinación fatal que complota contra salir adelante, Máximo San Román – cusqueño de Quispicanchis- optó por el único camino que le quedaba libre para surgir: estudiar. Primero, ingeniería mecánica en la UNI.

Y después una serie de pasantías y especializaciones en Norteamérica, Europa y Asia. Uno tras otro, todos fueron pasos cuesta arriba. Cuando era un estudiante de ingeniería tuvo que doblar fierros en la puerta de un taller de mecánica en Piñonate, barrio bravo frente a su universidad. Poco después fabricó su primera máquina, el molino picador, y desde entonces otras para la industria metal mecánica, agroindustrial, minera y para la panificación.

A los 34 años, en plena carrera ascendente en el sector privado, decidió arriesgarse y fundar Nova, su fábrica insignia que hoy exporta equipos de panificación a Sudamérica y Norteamérica, y que emplea a cerca de 400 personas. Ingresó a la política y fue vicepresidente de Alberto Fujimori hasta 1992, año del famoso autogolpe, cuando se retiró. Su discurso suele tener un fuerte contenido social: “Tenemos que cambiar nosotros al país no esperar que el gobierno lo haga”.

6. GASTON ACURIO

Gastón Acurio Jaramillo (Lima, 30 de octubre de 1967) es un reconocido chef, escritor, hombre de negocios y el más importante promotor de la gastronomía peruana.

Desde la inauguración de su restaurante Astrid & Gastón en 1994 en Lima, Acurio ha abierto 34 restaurantes dedicados a diferentes especialidades de la comida peruana, en 11 países alrededor del mundo. En 2005 fue nombrado "Empresario del Año" por la revista América Economía – la revista de negocios más importante de Latinoamérica –, y nombrado “Embajador de Buena Voluntad” por Unicef. En el 2007 Acurio funda la Escuela de Cocina de Pachacútec, dedicada a formar como cocineros y mozos a jóvenes de bajos recursos. Durante el 2015 anuncia también un proyecto conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Perú de educación gastronómica. Hoy Acurio lidera una compañía con más de 3,000 empleados, presente en 13 ciudades distintas con 11 conceptos y marcas diferentes. El conocido chef Gastón Acurio, es hijo del ex ministro y ex senador del Parlamento Peruano Gastón Acurio Velarde y de doña Jesusa Jaramillo Razuri. Nació en Lima, Perú el 30 de octubre de 1967.

Desde muy pequeño siempre busco refugio en la cocina de su casa, donde hizo una gran amistad con la cocinera, una señora llamada Juana. Según se comenta muchas veces la señora Juana no tenía ganas de cocinar y en esos momentos el pequeño Gastón aprovechaba y ensayaba metiendo mano en la cocina. Su madre vio bien el gusto que tenía su hijo por la cocina y lo alentó a seguir pasando la mayor parte de su adolescencia aprendiendo y experimentando cada vez mas. Pero cuando estuvo en edad de ir a la Universidad, su padre le aconsejo seguir sus pasos y hacer la carrera de Derecho. En 1987 viaja a España para seguir sus estudios en la universidad Complutense, a pesar de no estar muy contento con lo que estudiaba resulto ser buen alumno y sacaba buenas calificaciones, pero prefería los libros de cocina antes que la constitución y aprenderse recetas en lugar de memorizar las leyes.

Pronto se dio cuenta que no tenia destino como abogado y que su pasión era seguir estudios de chef, por ello decide hablar con su padre y confesarle la verdad. Su padre se convenció de la decisión que había tomado Gastón y decidió apoyarlo, entonces deja España y viaja a Paris para estudiar en el afamado Cordon Bleu. Desde un primer momento el joven aprendiz sintió que por fin estaba haciendo lo que más le gustaba y logro terminar su carrera graduándose con honores.

Regreso a su país y ha conseguido ser el dueño de varios restaurantes en el Perú y en otros países del mundo, varios de los cuales vienen de otras franquicias. Se caso con la también chef, Astrid Gutsche y ambos manejan su otro restaurante, el primero de todos y que se llama Astrid & Gastón. Este primer negocio creció rápidamente y se prolifero por otros países como Ecuador, Colombia, Venezuela, Chile, Bolivia, Argentina, Panamá, México, y España.

Es propietario también de una cadena de pastelerías y de productos delicatesen de diseño. Luego abrió otro restaurant-bistrot-pastelería al que llamo Tanta y que también ha logrado expandir hacia Chile, Bolivia, ha llegado a España y hasta a Estados Unidos. Demostrando ser un chef completo no solo ha destacado en comida peruana e internacional también es experto en comida marina y la cebicheria La Mar lo demuestra. Todo un empresario y hombre de negocios, Gastón es dueño de la antcucheria Panchita, de la jugueria La Pepa y del chifa Madam Tusan.

Posee un restaurante regional en donde solo se emplean ingredientes locales y típicos, este recibe el nombre de Chicha y tiene locales en los departamentos de Cuzco y Arequipa. Es imagen publicitaria del banco BBVA Continental, tiene su propio programa de televisión y publica recetas de cocina en muchas revistas nacionales. Se hizo más famoso y querido en su país cuando en 2009 organiza la II Feria Gastronómica Internacional de Lima “Mistura 2009”. En este evento se premiaron los mejores platos peruanos, y se pudo conocer a los mejores

representantes de la cocina típica del Perú. Ese mismo año fue considerado y nombrado por todos los medios como “El peruano del año”.

7. MARINA BUSTAMANTE Renzo Costa es una empresa peruana líder en prendas y artículos de cuero. Fundada en 1973 por la señora Marina Bustamante, hoy es una de las firmas más importantes de Latinoamérica dentro de su rubro. Entre los premios y reconocimientos a Marina Bustamante, destacan la Condecoración de la Orden de Trabajo otorgado por Palacio de Gobierno en 2009; el Premio IWEC de International Women’s Entrepeneurial Challenge, recibido en la Cámara de Comercio de Manhattan en 2011; y fue nombrada Mujer del Año 2013 por la Organización Internacional de Mujeres en Negocios. Con una cadena de más de 50 puntos de venta, Renzo Costa está ubicada en los centros comerciales más importantes del Perú, como el Jockey Plaza, la cadena Real Plaza y Larcomar, como también en tiendas independientes en zonas estratégicas de Lima y en el aeropuerto internacional Jorge Chávez. Asimismo, tiene presencia en reconocidas zonas comerciales de Chile. Actualmente la marca ofrece un rango único de artículos de alta calidad, a partir del uso de cueros de las mejores curtiembres nacionales y de materiales importados. De esta manera, Renzo Costa se halla a la vanguardia del diseño de prendas de cuero en los países donde se ha posicionado.

La historia de Renzo es la historia de Marina Bustamante, una emprendedora que proviene de una de las zonas más tradicionales y populares de Lima, Barrios Altos. Desde muy joven luchó para mejorar su situación económica y convertirse en una empresaria. Marina Bustamante ha contado en diversas entrevistas que desde el colegio ya tenía en mente la idea de tener un negocio propio. Para no defraudar a sus padres, que soñaban que tuviera un título universitario, ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos y estudió psicología. Su primer negocio relacionado a los cueros fue la fabricación de cinturones. Esta primera aventura empresarial tuvo tal éxito que decidió alquilar un taller y compró una máquina de coser.

Ese fue el germen de lo que años después se convertiría Renzo Costa. No obstante, debemos señalar que los grandes proyectos no se construyen en un solo día. Recorrió un largo camino a través del cual hizo crecer a su empresa y acompañó el desarrollo del Perú. Según Marina Bustamante, durante los primeros años los clientes se acercaban a su taller sorprendidos por la calidad de sus productos. Su fama creció al punto que la zapatería “La Gaviota” de Trujillo realizó una alianza estratégica con su taller. Invirtió dinero en maquinaria para que pudieran confeccionarle sus calzados.

En 1973, Renzo Costa abrió su primera tienda. Este primer local estaba localizado en el Centro Comercial La Gran Vía, del centro de Lima. Le puso el nombre de su primer hijo, Renzo Costa, para que le diera suerte. No se equivocó en la elección. 8. JORGE LUIS SALINAS Jorge Luis Salinas es uno de los diseñadores peruanos que más éxitos ha cosechado, tanto en nuestro país como a nivel internacional, gracias a las ocho tiendas propias que posee su marca, los corners en las tiendas Ripley en donde exhibe sus productos y las pasarelas internacionales en las que ha participado. Su madre, una diseñadora, y su padre, un emprendedor con talento para las ventas, criaron a Jorge Luis Salinas en medio del gran emporio comercial Gamarra. Ahí fue donde Jorge Luis aprendió del oficio, el arte y la pasión por las telas.

Cuando los años pasaron y al joven Jorge Luis le llegó la hora de decidir su vocación, optó por estudiar Arquitectura en Estados Unidos, pero con el tiempo tuvo que reconocer que lo que verdaderamente le interesaba era el diseño de modas, así que a los 21 años se mudó e inicio sus estudios en la Universidad de Filadelfia. A su regreso a Lima, su madre puso en sus manos una tienda pequeña, le obsequió dos máquina de coser y le entregó la libertad de hacer lo que él soñara. Salinas contrató a un patronista y comenzó a diseñar pantalones jeans que rápidamente se convirtieron en todo un éxito gracias a sus innovadores diseños. Por esas fechas ingresan a mercado peruano las tiendas por departamento Ripley y Saga Falabella, dejando en la mente de Jorge Luis un nuevo objetivo:

vender su marca de ropa en esas tiendas. Preparó sus diseños, los presentó, pero no obtuvo la respuesta que esperaba. Los problemas no detuvieron a Jorge Luis Salinas. En 1998 ganó el Concurso Internacional de la Semana de la Moda Masculina Inter Jeans de la ciudad de Colonia (Alemania), derrotando a 1,600 diseñadores de 57 países. Fue en este momento cuando su marca Emporium comenzó a cobrar notoriedad incluso a nivel internacional. Es también gracias a este reconocimiento que Saga Falabella lo llama para diseñar los pantalones de Sybilla, la marca bandera de la tienda. En el 2002, Jorge Luis Salinas ganó el Gen Art de Nueva York, un concurso que ha lanzado a la fama a diseñadores jóvenes y en el que los jueces son la autoridad del mundo de la moda. Pero el joven diseñador aún no se sentía preparado para arriesgar todo por su marca y sentía que aún tenía mucho por aprender, así que continúo su trabajo con Saga Falabella, oportunidad que le permitió aprender desde el manejo de una línea de ropa hasta el precio que se debe cobrar por las prendas. Hasta que finalmente la tienda Ripley lo llamó para, inicialmente, trabajar el diseño de los jeans AXXS y luego invitarlo a iniciar el diseño y venta de su marca propia. Sus padres lo convencieron a aceptar la oferta y hoy en día los diseños de Jorge Luis Salinas están presentes en 16 de los locales Ripley, cuenta con ocho tiendas propias y cuenta con una marca que ha logrado posicionarse como una de las más seguidas por los jóvenes peruanos. 9. LUIS MIGUEL STARKE Es un joven economista y fundador de Crea+ Perú, un programa de voluntariado y responsabilidad social en donde jóvenes profesionales tienen la oportunidad de compartir sus talentos e influir positivamente en las vidas de los niños. Computación, inglés, yoga y pintura son solo algunas de las actividades que más de 3.540 jóvenes voluntarios han compartido con más de 12,800 niños de las escuelas de Lima.

Luis Miguel Starke, fue el primer puesto de Economía en la Universidad del Pacífico y del Colegio de la Inmaculada. Desde su primer trabajo, como asistentes de Rectorado de la Universidad del Pacífico y luego de tres años de trabajar en empresas del Grupo APOYO, decidió incursionar, por interés personal, en el mundo de la educación. Actualmente, es Presidente Ejecutivo de CREA+ y Gerente General de la Asociación Cultural Ángeles D1, de Vania Masías.

La educación, los negocios y los deportes son su pasión y, por ello, desde el año 2009 lidera al grupo de más de 110 jóvenes que llegan al Colegio Fe y Alegría No. 34 como parte del voluntariado Crea+.

El proyecto se inició en Santiago de Chile (2003), pero fue en el 2009 cuando Luis Miguel, gracias a una beca para el programa “Global Competitiveness Leadership – GCL” del Latin American Board de la Universidad de Georgetown, que conoció el proyecto y a uno de sus fundadores, Jose Miguel Ossa (GCL 2009, Chile). No pasó mucho tiempo y en junio de ese mismo año se realizó la primera reunión de Crea+ en el Perú.

CREA + inicia sus actividades en Perú el 2009. CREA+ ofrece todos los sábados reforzamiento en matemáticas y talleres multidisciplinarios, que cubren distintas actividades, desde inglés, computación, yoga hasta circo. Hasta el momento, cada sábado alrededor de 500 niños se ven favorecidos con este programa que busca fortalecer el nivel educativo formando capacidades y otorgando herramientas, a través de un voluntariado profesional que cuenta con miembros de 10 universidades distintas. Hoy Crea+ se ha trazado el objetivo de llegar a más colegios y ciudades del país. Por tal motivo, se encuentra en proceso de reclutamiento para el 2012. ¿Quiénes pueden participar? Todos aquellos que quieran ayudar a formar mejores personas y contribuir al desarrollo de sus competencias y habilidades, compartiendo con aquellos que no tuvieron sus mismas oportunidades. Todos aquellos que desean darse cuenta que la vida es mucho más de lo que la cotidianidad nos ofrece.

10. AQUILINO FLORES Aquilino Flores es uno de los empresarios peruanos más exitosos de los últimos 20 años, su fuerza e inteligencia lo han convertido en todo un ejemplo empresarial no solo en el Perú sino en el mundo.

Nació en Huancavelica, pero la muerte de su padre hace que emigre con solo 12 años, viaja por Chincha y Cañete hasta llegar a Lima, que es donde comienza a ganarse la vida lavando carros, en los alrededores del Mercado Central.

Lavando carros es donde conoce a un comerciante que le propone que sea su vendedor, dándole veinte polos que fabricaba en su taller informal le dice que se tome tiempo que haga falta, Aquilino termina de vender esos veinte polos al final del día. Y comienza a dedicarse a la venta de polos.

Luego de conocer el negocio, decide comprarse una máquina de coser con sus ahorros y elaborar sus propias prendas, el negocio le va tan bien que se puede expandir comprando más máquinas y trayendo a sus hermanos de Huancavelica.

En 1966 organizan su primer taller de confecciones, para poder cubrir la gran demanda de pedidos que tienen, comenzando a exportar a países como Bolivia y Argentina. En 1983 crea la empresa Topitop y en 1986 se inaugura su primera tienda en Lima; luego también abrirá tiendas similares en Trujillo, Arequipa y Piura. Para no tener que seguir recurriendo a intermediarios.

En el 2005 consigue posicionarse como el primer exportador de productos textiles y confecciones del Perú, teniendo tiendas en otros países. Actualmente la empresa da empleo a más de 15ooo personas y el 2007 alcanzó la valorización de 65 millones de dólares.