EL PADRE VICENTE (Diario de un Cura de Barrio) El Padre Vicente, un cura de barrio, escribe sus experiencias cotidianas
Views 63 Downloads 0 File size 621KB
EL PADRE VICENTE (Diario de un Cura de Barrio) El Padre Vicente, un cura de barrio, escribe sus experiencias cotidianas y las cuenta a los oyentes. Por las páginas de su diario desfila una inmensa gama de personajes, con sus problemas, sus preguntas y sus esperanzas. En cualquier barrio, en cualquier parroquia, viven hombres y mujeres como éstos y se desarrollan situaciones semejantes. La fe cristiana con la que el Padre Vicente las mira y las resuelve ofrece pistas de discusión y reflexión.
Autor: Mario César Kaplún. 80 programas de 25 minutos cada uno.
En una nueva etapa de superación y como un servicio más, La Voz de Alemania Católica presenta a sus abonados de toda Latinoamérica esta nueva serie de 20 programas.
ÍNDICE Páginas Capitulo 1
7
Capitulo 2
17
Capitulo 3
27
Capítulo 4
37
Capitulo 5
47
Capitulo 6
57
Capítulo 7
67
Capítulo 8
77
Capitulo 9
87
Capítulo 10
95
Capitulo I1
105
Capítulo I2
115
Capitulo 13
125
Capitulo 14
137
Capitulo 15
147
Capitulo 16
159
Capítulo 17
I69
Capítulo 18
181
Capítulo I9
193
Capítulo 20
203
CAPITULO 1
Duración: 22:00
PERSONAJES:
PADRE VICENTE DONA CLARA
—35 años. Humano, afectuoso, jovial.
—40 ó 45 años. Vecina, presidenta de la Comisión de Damas de la Parroquia.
DOÑA ELVIRA —40 ó 45 años. Vecina, tesorera de la Comisión de Damas. DR. AVELLANAL
—48
años-
influyente,
Hombre
autoritario
y
importante acostumbrado
e a
mandar. JOSÉ
—27 años, obrero. Sensible, sincero,
servicial.
LOCUTOR
—A partir de hoy, vamos a compartir la vida de un hombre que vale la pena conocer… de un hombre que, estamos seguros, muy pronto ustedes apreciarán como se aprecia a un amigo. Ustedes podrán compartir su vida cotidiana,
y
pensamientos
hasta más
penetrar
íntimos.
en
Porque
sus este
hombre lleva un diario de su vida. Y nosotros
tendremos el privilegio de asomarnos a sus páginas, humanas y sinceras. (PAUSA) ¿Por dónde abriremos este diario? Al azar... por una página cualquiera. Abramos ya, pues, el cuaderno de tapas azules y empecemos a hacernos amigos de…
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA BAJA Y QUEDA.
PADRE VICENTE
—El Padre Vicente.
LOCUTOR
—Diario de un cura de barrio.
CONTROL
—SUBE
CARACTERÍSTICA
MUSICAL
-
LUEGO ENTRA FONDO SUAVE. PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Jueves 26- Me parece,
me parece que he hecho otra de las mías. Es inútil… Ya me lo decían mis maestros en el Seminario: "tienes que aprender a adaptarte a las normas sociales"… Y eso que doña Clara, la presidenta de la Comisión de Damas de la parroquia, ya me lo había prevenido esta mañana... (CESA FONDO) DOÑA CLARA —Por Dios se lo pedimos, padre Vicente... Por esta vez trate de ser un poco más… (NO SE ATREVE) un poco más... PADRE VICENTE
—(EN ACCIÓN) ¿Un poco más, qué?
DOÑA CLARA —Cómo le diré... un poco más diplomático. Eso: un poco más diplomático. Usted no se figura
el
trabajo
que
nos
ha
costado
convencer al doctor Avellanal de que viniera a visitar esta parroquia. ¿No es cierto, Elvira? dile, dile tú... DOÑA ELVIRA —Ah... fue un trabajo terrible. El doctor Avellanal es un hombre tan ocupado… tan importante… DOÑA CLARA —¡Tan tremendamente importante! Y él ya tenía
elegidas
las
parroquias
a
las
que
pensaba destinar este año la ayuda de la Cofradía San Roque. DOÑA ELVIRA —Y ya se sabe que la Cofradía hace lo que dispone el doctor Avellanal. Él es el que hace y deshace. (SUSPIRA) ¡Y tienen tanto dinero! DOÑA CLARA —(SUSPIRA) ¡Tanto! El año pasado, a la parroquia de San Javier, la Cofradía le construyó la torre del campanario íntegra. DOÑA ELVIRA —¡Con campanas y todo! DOÑA CLARA —Así que figúrese, padre, lo importante que es que el doctor Avellanal venga, quede bien impresionado, y consienta en incluir a nuestra parroquia en su lista de donaciones de este año. DOÑA ELVIRA —¡Ay! Sería una bendición de la Providencia.
PADRE VICENTE
—Y, sí, es verdad. Esta es una parroquia
muy pobre. Y nos hace tanta falta terminar de levantar la policlínica para el vecindario. DOÑA CLARA —Si
el
doctor
impresionado,
nos
Avellanal regala
queda una
bien
policlínica
"tamaño familiar". Todo está en que se vaya de aquí bien impresionado. ¡Es un hombre que se fija en todo! DOÑA ELVIRA —Ah, sí, en todo. Hasta en los menores detalles. ¡Tiene un sentido del orden...! DOÑA CLARA —Por eso le suplico, padre... con el trabajo que nos dio hacerlo venir... Por esta vez, siquiera
por
esta
vez,
trate
de
ser
diplomático, de caerle bien. ¡Hágalo por la policlínica! PADRE VICENTE
—(SONRÍE) Descuide, doña Clara. Seré
un nuncio. DOÑA CLARA —Elvira,
¿te
parece
que
el
despacho
parroquial está presentable? DOÑA ELVIRA —Habría que darle una buena fregada al piso, lustrar los picaportes... DOÑA CLARA —De eso me encargo yo. Como el padre Vicente es un cabeza dura que no quiere tener ama de llaves… PADRE VICENTE
— Pero, ¿volvemos otra vez a la historia
del ama de llaves? ¿Para qué necesito ama de
llaves si yo no como en casa, si como en la fonda de don Rómulo? DOÑA ELVIRA —Bueno, no es tiempo de discutir ahora. El doctor Avellanal puede llegar en cualquier momento EFECTO
—RUIDO DE CORRER SILLAS.
DOÑA CLARA —Tú ve llenando el balde, Elvira… ¿Me ayuda a correr este escritorio que es pesado, padre? CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
ÁGIL
-
LUEGO
FONDO.
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) - Todo el santo día me
lo pasé esperando al famoso doctor Avellanal. Me quedé sin almorzar por esperarlo. Claro, llegó la noche y tenía hambre. Además, yo sabía que esa noche en la fonda me esperaba José Benítez para hablar de un asunto muy importante… no le podía fallar. De modo que, ya avanzada la hora de la cena, resolví que el ilustre doctor Avellanal ya no se dignaría venir hoy, que era inútil seguir esperándole, y me fui a la fonda a cenar y a conversar con mi amigo José.
CONTROL QUEDA.
—LEVANTA
FONDO
MUSICAL,
BAJA
Y
PADRE VICENTE me
—Al regresar, doña Clara y doña Elvira estaban
esperando
a
la
puerta
del
despacho parroquial. Sus caras de tragedia griega me hicieron presentir la catástrofe...
CONTROL
—CORTINA
MUSICAL:
HUMORÍSTICO
DE
LA
COMENTARIO "CATÁSTROFE"
(PAUSA PARA EL CORTE).
CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
(MISMO
TEMA
O
ESTILO DE LA ANTERIOR) .
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Las
dos
señoras
me
abrumaron con el relato a dos voces de la tragedia... DOÑA CLARA —¡Ay, padre...! ¡Y tanto que le pedimos! ¡Y tanto
que
le
explicamos
que
el
doctor
Avellanal es un hombre que le da extrema importancia a las formas! PADRE VICENTE
—Pero si el doctor Avellanal no vino en
todo el día. Me cansé de esperarlo hasta bien entrada la hora de cenar. DOÑA ELVIRA —Porque, según le comentó a don Luís, tuvo problemas en su oficina. DOÑA CLARA —Y después un desperfecto en su automóvil.
DOÑA ELVIRA —Pero llegó justo cuando usted se había ido a la fonda. DOÑA CLARA —(DRAMÁTICA) ¡A la fonda! PADRE VICENTE
—¿Y nadie le dijo dónde estaba, que
podía encontrarme allá? DOÑA CLARA —Justamente. Esa fue la desgracia. Viene aquí, golpea, golpea, y en eso pasa don Luís, el
panadero,
que
venía
de
cerrar
su
panadería. Y el muy tonto, sin que nadie le preguntara nada, se le acerca y le dice: "¿Busca al Padre? A esta hora debe de estar en la fonda". PADRE VICENTE
—Y si era verdad... Allí estaba yo.
¿Qué hay de malo en eso? DOÑA ELVIRA —Pero usted no comprende, padre... ¿Cómo iba a impresionarle al doctor Avellanal, que es tan formal, saber que el cura párroco de esta parroquia come ['] en la f... PADRE VICENTE
—(INTERRUMPE EN [']) ¿Es que los
curas párrocos no deben comer? DOÑA ELVIRA —… ¡En la fonda! Dice don Luís que el doctor Avellanal
le
contestó
con
una
voz
muy
extraña, como no queriendo creer: "Debe de estar usted en un error, amigo. Le digo que estoy
buscando
al
padre
Vicente,
cura
párroco de esta iglesia. ¡Cómo va usted a hacerme creer que el señor cura párroco se encuentra... en la fonda!".
DOÑA CLARA —Y ese cabeza hueca de don Luís le contestó: "¿Pues no me quiere usted creer? Venga conmigo". Y lo llevó hasta la puerta de la fonda y se lo señaló a usted por la vidriera. PADRE VICENTE
—(ASOMBRADO) ¿Y por qué no entró?
¿Llegó hasta allí, me vio y no entró? Yo lo habría invitado a cenar conmigo. Había una cazuela riquísima. DOÑA CLARA —(DRAMÁTICA) . Lo vio a usted, sentado en una mesa, de gran conversación con no se quién y… ¡tomando vino! PADRE VICENTE
—Ah, sí, con José Benítez.
DOÑA CLARA —(REPITE ENFÁTICA). ¡Tomando vino! DOÑA ELVIRA —Dice don Luís que le preguntó: "¿Usted está seguro, usted me jura que ese que está sentado ahí bebiendo con ese otro, es el señor cura párroco? Bien. Es cuanto quería saber. No tengo nada más que hacer aquí". (LLOROSA) Y dio media vuelta... ¡y se fue! DOÑA CLARA —Qué
desgracia,
Señor,
qué
desgracia—
¡Después de tanto trabajo para hacerlo venir! ¡Qué habrá pensado de esta parroquia el doctor Avellanal... qué habrá pensado! DOÑA ELVIRA —¡Estamos perdidas! La Cofradía de San Roque nos ha hecho la cruz para siempre. ¡Adiós policlínica!
DOÑA CLARA —Y tantas veces que le hemos pedido, padre Vicente... tome un ama de llaves que le cocine... la Comisión se la paga... DOÑA ELVIRA —Padre, usted tiene que ir a verlo al doctor Avellanal,
explicarle.
Decirle
que
usted
estaba en la fonda por una casualidad... que usted nunca va... PADRE VICENTE
—Voy dos veces por día. Mentir no es
cristiano. DOÑA CLARA —O...
bueno...
pensando
y
que
había
ya
lo
resuelto
había
estado
tomar
una
cocinera. Que ya justamente el lunes que viene comienza a venir la cocinera. Que se ha dado cuenta que frecuentar la fonda es inconveniente para un sacerdote... PADRE VICENTE
—Ustedes son dos almas de Dios, pero
no comprenden nada. ¿No se dan cuenta de que también en la fonda hay hermanos, hay hijos de Dios? DOÑA ELVIRA —Sí, nosotras lo entendemos, padre Vicente, pero él... DOÑA CLARA —Él jamás lo va a entender. Es un hombre rico, severo, ordenado, que le gusta cada cosa en su lugar. Y el lugar del cura es la iglesia. PADRE VICENTE
—¡El lugar del cura! ¿Tuvo Cristo un
lugar, acaso? ¿No anduvo por todos los caminos predicando, curando, consolando, sin
siquiera
una
almohada
donde
reclinar
su
cabeza? DOÑA ELVIRA —(LLOROSA). Pero, ¿y la policlínica, padre? Si
usted
no
transa,
¡nos
quedamos
sin
policlínica! CONTROL
—ENTRA FONDO SUAVE
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) ... Y aquí estoy, sin
saber qué hacer. ¿Cuál es mi deber, Señor? ¿Seré tan torpe que hago siempre todo al revés? Sin duda, el párroco de San Javier nunca ha puesto los pies en ninguna fonda de su parroquia, y la Cofradía le ha regalado la torre del campanario con sus campanas de bronce y todo. ¿Seré tan anormal, Dios mío, que no me importa ni jamás me importó no tener campanario? Pero, ¿y la policlínica? ¿Qué es más importante? ¿La policlínica, o el gusto de sentarme a la mesa con todos los que van a la fonda, y conversar con todos, y comprenderlos y quererlos? Ay, Señor, soy tu servidor inútil... y lo peor es que lo se y no puedo ser de otro modo. Ayúdame, Señor... dime cuál es mi deber…
CONTROL
—LEVANTA FONDO COMO CORTINA
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(SIGUE
EN
RELATO).
Viernes
27.
Gracias, Señor... Me has respondido- Ahora se cuál es mi deber- Ya me disponía a ir a ver al doctor Avellanal, aunque sin saber qué le diría cuando estuviera frente a él, cuando de pronto... EFECTO
—GOLPES A LA PUERTA
AVELLANAL
—(DESDE AFUERA) ¿Se puede?
EFECTO
—PASOS
DEL
PADRE
VICENTE;
ABRE
PUERTA PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Ni bien lo tuve frente a
mí adiviné de quién se trataba. Ese traje tan elegante... ese sombrero... esos guantes... AVELLANAL
—(2º PLANO) ¿Padre Vicente? Buenos días.
Soy el doctor Avellanal. PADRE VICENTE
—(EN RELATO) ¿Y había vuelto a pesar
de todo? Pedí paciencia y serenidad al Señor y me preparé a pasar uno de los peores ratos de mi vida. (EN ACCIÓN) Pase, pase, doctor. Tome asiento. EFECTO
—RUIDO DE SILLAS
PADRE VICENTE
—(AZORADO).
Creo
que
tengo
que
pedirle perdón. Usted vino anoche y... y no me encontró. AVELLANAL
— (TRAS UNA PAUSA) Padre Vicente, creo que el que tengo que pedirle perdón soy yo.
PADRE VICENTE AVELLANAL
—¿Usted? ¿Por qué?
—Pues... verá usted: Anoche... me fui muy
disgustado. PADRE VICENTE
—Sí... es claro... algo supe, ¿verdad?
(INTENTA UNA RISITA FALSA; AL DARSE CUENTA
DE
QUE
QUEDA
PEOR,
CARRASPEA). AVELLANAL
—Esta mañana, tuve un impulso y decidí volver. Pero volvía —le voy a ser sincero— a decirle la penosa impresión que me había llevado de aquí y que la Cofradía había resuelto...
quiero
decir,
que
yo
pensaba
recomendar a la Cofradía que eliminase a esta parroquia de su lista. PADRE VICENTE
—Este...
¿Le
agradaría
un
cafecito,
doctor? (ALEJÁNDOSE). Caramba, ¿dónde me habrán metido esas buenas señoras la cafetera? AVELLANAL
—No se moleste. Como le decía padre, a eso vine. Pero quiso el destino que, a pocas cuadras de aquí, se me volviera a empacar el auto. Se ve que la reparación de apuro hecha ayer, no dio resultado.
PADRE VICENTE
—¡Caramba! ¡Qué contratiempo! ¡Cuánto lo
siento! AVELLANAL
—No lo sienta, padre. Yo tampoco lo siento. Fue muy bueno que el motor se atascara. Muy bueno para los dos: para usted... y para mí. Porque gracias a ese accidente, conocí a un amigo suyo. Cuando me vio dándole una y otra vez al arranque sin éxito, se me acercó muy servicial...
EFECTO
—ARRANQUE VARIAS VECES SEGUIDAS AMBIENTE DE CALLE DE BARRIO.
JOSÉ AVELLANAL
—¿Algún problema, señor? —(CONTRARIADO) Sí, el carburador. Ayer
me lo repararon de prisa, pero se ve que... EFECTO
—ARRANQUE OTRA VEZ.
JOSÉ
—No insista con el arranque. Se va a quedar sin
corriente.
El
motor
está
ahogado.
Permítame... AVELLANAL
—¿Usted es mecánico?
JOSÉ
—Sí. José Benítez, para servirle. ¿Tiene
un destornillador? AVELLANAL
—Mucho gusto. Enrique Avellanal.
EFECTO
—ABRE BAÚL DEL AUTO.
AVELLANAL
—Sírvase. ¿Cree que podrá servirle?
JOSÉ
—Espero poder arreglarme. ¿Usted no será el señor que esperaba ayer el padre Vicente?
EFECTO
—RUIDOS AL DESARMAR EL CARBURADOR.
AVELLANAL
—¿Cómo sabe?
JOSÉ
—Estuve anoche con él en la fonda de don Rómulo, y se disculpó de llegar tarde porque había estado todo el día esperando a un señor importante. Y como usted tiene aspecto de señor importante...
AVELLANAL
—Ah, usted estuvo anoche con él en la fonda. ¿Va muy a menudo a la fonda ese padre Vicente?
JOSÉ
—Almuerza y cena allí. Y eso es bueno.
AVELLANAL
—(AMOSCADO) ¿Bueno? ¿Qué puede tener eso de bueno?
JOSÉ
—Porque así uno sabe dónde encontrarlo
cuando lo necesita. AVELLANAL
—¿Y acaso no lo puede encontrar en la iglesia? ¿No es ese el lugar donde uno debe buscar y poder encontrar a un sacerdote?
JOSÉ
—Bueno... Hombres como yo no solemos ir a menudo a la Iglesia, ¿comprende? En cambio en la fonda... qué se yo... es distinto. Uno lo siente al padre Vicente un hombre igual que uno.
A
uno
le
es
más
fácil
confiarse,
hablar... Es distinto. Delante de un vaso de vino...
AVELLANAL
—Dígame... ¿es muy afecto al vino ese padre
Vicente? JOSÉ
—(OFENDIDO) Oiga, ¿qué está queriendo decir?
¿Qué
se
piensa
usted
del
padre
Vicente? Si bebe un vaso de cuando en cuando sólo por acompañarnos... porque sabe que en este barrio tomamos como un desaire al que rehúsa un vaso de vino. Y entonces... para que arranque el motor, ¿entiende? AVELLANAL
—No. ¿Para que arranque el motor?
JOSÉ
—Sí, para que haya confianza... para hablar de amigo a amigo... (CON AFECTO) El padre Vicente es eso. Un gran amigo de todos nosotros. Anoche, si no fuera por él... Yo estaba por hacer un disparate. Un enorme disparate. Y él, suavecito, poco a poco, me fue haciendo ver... que mi lugar estaba aquí... junto a mi mujer y mis hijos... (MUY HONDO) Si anoche yo no hubiese encontrado en la fonda al padre Vicente... al demonio conmigo, con mi hogar y con todo.
EFECTO JOSÉ
—CIERRA EL CAPOT DEL AUTOMOVIL. —Pruebe ahora, ¿quiere?
EFECTO
—PASOS, SUBE AL AUTO; ARRANCA.
AVELLANAL
—¡Arranca perfecto! ¡Qué suerte!
JOSÉ basurita.
—No era nada. Se le había quedado una
AVELLANAL
—Me ha prestado un gran servicio. Hágame el
favor, acepte esto. JOSÉ
—Déjele esos pesos mejor al padre Vicente. El siempre necesita para su policlínica...
CONTROL
—CORTINA MUSICAL EMOTIVA - QUEDA
DE FONDO. AVELLANAL
—"Si anoche yo no hubiese encontrado en la fonda al padre Vicente..." -Eso dijo José Benítez- Y por eso estoy aquí, padre Vicente. Para comunicarle que cuente con la policlínica.
PADRE VICENTE AVELLANAL
—(ALEGRE) ¿De veras?
—Eso sí... con una condición. Usted sabe que la Cofradía siempre pone sus condiciones, es muy exigente...
PADRE VICENTE
—(SUSPIRA)
Sí,
claro
tenía
que
suponérmelo. ¿Con la condición...? AVELLANAL
—Con la condición de que usted... siga yendo
a la fonda todos los días. CONTROL
—LEVANTA
CULMINA EN CIERRE.
CORTINA
MUSICAL
QUE
CAPITULO 2
Duración: 21:38
PERSONAJES:
PADRE VICENTE.
DOÑA BERTA —43 años. Quiere a sus hijos pero está convencida de que hay que ser severa e imponer ciertas conductas por la fuerza si es necesario. PEPÍN
—Un niño vivaz y sincero de unos 9 o 10
años.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA: BAJA Y QUEDA DE FONDO.
LOCUTOR
—"El padre Vicente" - diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA
Y
FUNDE
CON FONDO DE MÚSICA DE CUERDAS, MELODIOSO.
POÉTICO,
ALEGRE:
SENSACIÓN MUSICAL DE PRIMAVERA.
PADRE VICENTE
—(RELATA). Domingo 14. Esta mañana,
iba caminando de prisa rumbo a la iglesia a celebrar la misa de las 10. Había ido a visitar a don Damián, que está enfermo, y se me había hecho tarde. Lamenté estar de prisa: era una de esas mañanas de domingo con que a veces nos regala Dios, radiante, soleada, luminosa. Habría querido caminar despacio, con tiempo para gozar de la paz de ese azul, de la alegría de ese verde tierno de los árboles recién brotados. Pero debía llegar en
hora
(TRANS.).
para Unos
la
misa. metros
Apuré delante
el de
paso. mí,
también camino a la iglesia, iban doña Berta y su hijo Pepín. "Caramba, caramba —me dije— parece que hay tormenta entre madre e hijo". El niño forcejeaba como para soltarse y ella lo tenía fuertemente tomado del brazo y lo llevaba casi arrastrando. A medida que me acercaba a ellos, me fueron llegando cada vez más nítidamente los estrépitos de la batalla.
EFECTO
—PASOS DE DOÑA BERTA Y DEL NIÑO QUE SE RESISTE Y SE EMPACA.
DOÑA BERTA —(CON RABIA, LUCHANDO CON EL NIÑO) Camina, camina, hereje. Vas a caminar, te digo. O...
PEPÍN
—(PROTESTA MIENTRAS FORCEJEA) .
Pero yo no quiero. DOÑA BERTA —¡Qué es eso de "no quiero"! ¡Cómo no vas a querer ir a misa! PEPÍN
—Ay, ay, no me aprietes tanto.
DOÑA BERTA —¿No sabes que es obligación ir a misa todos los domingos? Camina, condenado, que la misa ya va a empezar. PEPÍN
—Pero yo quiero ir a jugar al fútbol.
DOÑA BERTA —¡Al fútbol! ¿Así que el importante
que
la
misa,
fútbol es más ¿eh?
Andando,
renegado... ale... rápido, así... Pero, ¿no te das cuenta que es por tu bien, para que Dios no se enfurezca contra ti? ¡Vamos impío! PEPÍN
—No quiero y no quiero.
DOÑA BERTA —(DRAMÁTICA) Pepín, que Dios lo ve todo. ¡Que Dios te está mirando! ¡Cuidado! ¿No sabes que faltar a misa es desobedecer a Dios? ¿No sabes lo que te va a pasar? Que Dios te va a castigar. Sí, vas a ver: Dios te va a castigar. PADRE VICENTE
—(RELATA) En ese preciso instante, en
el forcejeo con el niño, doña Berta volvió la cabeza y me vio. ¡Justo el cura allí en ese momento! Yo era el aliado ideal que el cielo le enviaba.
DOÑA BERTA —Mira,
mira
quién
está
ahí.
El
padre.
Pregúntale, pregúntale, él te va a decir. ¿Verdad, padre, que si él no va a misa Dios lo va a castigar? ¿Que si va a jugar al fútbol se va romper una pierna como castigo de Dios? PADRE VICENTE
—(RELATA) Y se quedó muy tranquila
esperando mi respuesta, la respuesta del representante
de
Dios,
que
seguramente
zanjaría el pleito a su favor, confirmando que en efecto, si Pepín no iba a misa, nada podría salvarlo del terrible castigo divino. El niño, por su parte, con la cabeza baja, esperaba su sentencia. ¿Qué decir? Si contesto que no, dejo mal a la madre —pensé—. Pero si contesto que sí, dejo al niño con una falsa idea de Dios. DOÑA BERTA —Diga, padre, dígale. ¿Verdad que Dios lo va a castigar? PADRE VICENTE
—No, Pepín. Dios no te va a castigar.
DOÑA BERTA —(ATÓNITA) ¿Cómo... cómo? Pero, padre... PADRE VICENTE
—(RELATA) Doña Berta abrió tamaños
ojos. Tan escandalizada que no podía creer lo que
oía.
El
propio
Pepín
me
miraba
asombrado, casi asustado. PEPÍN
—¿Entonces...?
PADRE VICENTE o a jugar al fútbol?
—Dime, Pepín: ¿tú qué quieres, ir a misa
PEPÍN
—(AVERGONZADO) A jugar al fútbol.
PADRE VICENTE
—Ve. ¿Por qué no vas?
PEPÍN
— ¿Y... y si Dios me castiga?
PADRE VICENTE
—Así que tú vas a misa, ¿por qué?
¿Porque quieres ir... o porque le tienes miedo a Dios? PEPÍN
—Porque le tengo miedo a Dios.
PADRE VICENTE
—¿Y si yo te doy mi palabra de que Dios
no te va a hacer nada? CONTROL
—ENTRA
FONDO
MUSICAL
TIERNO,
ALEGRE PADRE VICENTE
—(RELATA) Por un instante, el niño
vaciló asombrado, desconcertado, sin saber qué hacer. Después, resuelto, se soltó de la mano de la madre que, atónita por mi actitud, ya no atinó a retenerlo. Y salió corriendo. PEPÍN
—(SE
ALEJA
GRITANDO
ALEGRE)
Muchachos, ¡yo también juego! ¡Espérenme! ¡Voy a jugar! ¡Espérenme! PADRE VICENTE
—Sus gritos alegres vibraron como el
cristal bajo el azul luminoso de la mañana del domingo. PEPÍN
—(YA
LEJOS)
Muchachos,
¡juego
también! Ya voy, ¡espérenme! CONTROL
—LEVANTA MÚSICA ALEGRE, BRILLANTE
yo
PADRE VICENTE
—(RÍE)
Pobrecito.
Hay
que
comprenderlo. Con una mañana tan hermosa... DOÑA BERTA —(ESTALLA FURIOSA) Pero, padre, ¡usted lo deja faltar a misa! ¡Y para ir a jugar al fútbol! ¡Usted! Me echa a perder todo mi trabajo para educar al chico y hacerlo un buen cristiano... PADRE VICENTE
—¡Un buen cristiano! Doña Berta, me
parece que usted y yo tenemos mucho que hablar. No ahora, porque la misa está por empezar. Pero un día de estos necesito hablar largo con usted. ¿Cree que es así como se forma un buen cristiano, cómo le va a inculcar al niño el amor a Dios? ¿Llevándolo a misa a la fuerza, amenazándolo, asustándolo, diciéndole que Dios lo va a castigar? DOÑA BERTA —(ATROPELLADAMENTE) Y bueno, si él no... Peor es que... PADRE VICENTE
—Doña Berta, ¿qué es la misa? ¿Por qué
vamos los cristianos a misa? DOÑA BERTA —Y... para rendir homenaje a Dios. PADRE VICENTE
—Y bien: el mejor homenaje, el más
sincero que le puede hacer Pepín a Dios esta mañana, ¿no será quizá jugar al fútbol? DOÑA BERTA —(ASOMBRADA) ¿Cómo? PADRE VICENTE
—Doña Berta, no solo en misa rendimos
homenaje a Dios. Cuando Pepín se enferma y
usted se desvela cuidándolo, pasando días y noches junto a su lecho... también le está usted rindiendo homenaje a Dios. Cuando simplemente prepara la comida para los suyos, eso también es un homenaje a Dios. Su esposo trabajando para ganar el pan para ustedes, le rinde a Dios el homenaje de su trabajo. El dirigente obrero que sacrifica sus noches en el sindicato, luchando por más pan y más justicia para sus compañeros, rinde homenaje a Dios, aun sin saberlo. DOÑA BERTA —No entiendo nada. No lo entiendo. No me cabe en la cabeza. Usted, el cura, diciéndole al niño que no vaya a misa, que se vaya a jugar... PADRE VICENTE
—Sí, ya se que no entiende. Ahora en la
misa, pida a Dios que la ayude a entender. Y otro día hablamos. CONTROL
—CORTINA MUSICAL - PAUSA PARA EL
CORTE
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Mientras
me
ponía
las
vestiduras para celebrar la misa, me seguía sonando en la cabeza la confesión de Pepín: PEPÍN Dios.
—Yo voy a misa porque le tengo miedo a
PADRE VICENTE
—Y pensaba: ¿éstos que están hoy aquí
para la misa? ¿Cuántos habrán venido también por miedo a que si no Dios los va a castigar? Se que hay quienes vienen por amor a Dios... Pero, ¿y los otros? Pensé en don Mauricio, que viene mucho a la Iglesia. Pero, ¿para qué? Para que "la Virgen le de suerte" como él dice. Y en doña María, que no falta un día a misa... para que Dios permita que cambie la ley de alquileres, así ella les puede aumentar a sus inquilinos y sacar más. Tantos que usan a Dios. Para que les consiga un novio. O una casa. O un empleo. Usan a Dios como un talismán, como un amuleto mágico. Y otros que le tienen miedo, que solo tratan de escapar al castigo de ese Dios cruel y terrible que imaginan. CONTROL
—ENTRA SUAVEMENTE FONDO MUSICAL.
PADRE VICENTE
—Pepín. Pepín rubiecito lindo de ojos
celestes. Tú, con tus 9 o 10 años recién asomados a la vida... ¡quiera el Señor que descubras al verdadero Dios! Amén. CONTROL
—LEVANTA
FONDO
MUSICAL
COMO
CORTINA
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Al
terminar
la
misa...
estaba tan linda la mañana, que salí a disfrutar del sol. (SONRÍE) Del sol... y de otra cosa: del espectáculo de los chiquillos
jugando al fútbol en el campito. Acaso, esperaba volver a encontrarme con Pepín. EFECTO
—VOCES DE LOS CHICOS JUGANDO AL
FÚTBOL PADRE VICENTE
—En
efecto,
los
niños
estaban
entregados al entusiasmo de un encuentro reñido. Pero, curioso: Pepín no estaba entre los jugadores. Lo encontré solito en un rincón, pateando con desgano una pelota. EFECTO
—PAUSA LLENADA POR LAS VOCES DE LOS
NIÑOS. PADRE VICENTE
—(ACCIÓN)
¡Pepín! ¿Qué haces aquí,
solo? ¿Te echaron, no te dejan jugar? PEPÍN
—Me dejan, si. Pero... yo no quiero.
PADRE VICENTE
—¿Que no quieres jugar? ¿Por qué?
PEPÍN
—(EN VOZ BAJA) Tengo miedo.
PADRE VICENTE
—¿A quién?
PEPÍN
—A Dios.
PADRE VICENTE
—¿Por qué?
PEPÍN
—Porque me porté mal y no fui a misa. Y
eso es pecado mortal. PADRE VICENTE PEPÍN
—¿Quién te dijo?
—Mamá. Después de salir de misa pasó por aquí y me dijo que estaba en pecado mortal y que Dios me va a castigar.
PADRE VICENTE
—Y te asustaste y dejaste de jugar. Te
volvió a entrar el miedo. PEPÍN
—Sí.
PADRE VICENTE
—Claro. Tienes razón de estar asustado.
Porque mira, este es Dios. (CON CÓMICA VOZ DE ESPECTRO) Pepín, te estoy mirando. Estás jugando al fútbol. Grandísimo bandido. Te voy a castigar. Buuh... Grrrr... PEPÍN
—(SE ECHA A REÍR)
PADRE VICENTE
—(RIENDO CON EL) ¿Qué te parece?
¿Será así, Dios? PEPÍN
—(SIEMPRE RIENDO) No.
PADRE VICENTE
—(OTRA VEZ CON VOZ DE ESPECTRO)
Pepín, si llegas a errar ese penal y no haces gol y por culpa tuya tu equipo pierde el partido... entonces sí que te voy a castigar... (LAS
ULTIMAS
PALABRAS
LAS
DICE
RIENDO) PEPÍN
—RÍE CON EL.
PADRE VICENTE
—Ven para acá, trae esa pelota que está
ahí muerta de aburrimiento... tengo ganas de mandarme unos centros. PEPÍN
—(ASOMBRADO Y DIVERTIDO) ¿Usted,
padre? PADRE VICENTE
—Sí, yo. ¿O qué te crees? ¿Que a tu
edad no me hacía mis buenos partidos? ¡Los
vidrios que habré roto! (RÍEN) A ver, ataja esta si puedes. EFECTO
—RUIDOS
DE
LA
PELOTA
SEGÚN
VA
INDICANDO LA ACCIÓN. PADRE VICENTE
—¡Bravo, muy bien! Vas a ser un gran
Bolero tú. (CAMBIA DE TONO) Ven, Pepín dime: ¿y a mi también me tenías miedo? PEPÍN
—Sí.
PADRE VICENTE
—¿Por qué? ¿Porque yo era el comisario
de ese Dios cruel que se enoja y castiga, verdad? PEPÍN
—Sí.
PADRE VICENTE
— ¿Y ahora, ya no me tienes más miedo?
PEPÍN
—No. Tú eres... digo, usted es...
PADRE VICENTE
—Tú, tú, muy bien, nada de usted.
PEPÍN
—Tú eres bueno. Eres mi amigo.
PADRE VICENTE
—Claro que soy tu amigo. Y Dios es tu
amigo. ¿Ves el sol ahí arriba? Hoy hay un precioso sol, ¿no es cierto? Bueno: ese sol es el saludo que Dios nos manda. Porque está contento. Contento de vernos contentos a nosotros. De vernos alegres, felices amigos. No hay cosa que lo alegre más a Dios que ver a los hombres contentos y amigos. ¿Me crees, Pepín?
PEPÍN
—Sí, te creo. Pero, y entonces, ¿por qué
mamá...? PADRE VICENTE
—(INTERRUMPE) A ver, jefe, venga aquí
por esa pelota. A ver si me la puedes quitar. (RISAS
Y
JADEOS
MIENTRAS
HACEN
GAMBETAS) Basta... me entrego... se ve que estoy fuera de training. Me has dejado liquidado. Oye cómo me crujen los huesos: crrrc...
crrrrc...
(RÍEN)
(CAMBIA
DE
TONO) Mira, Pepín: cuando yo tenía tu edad, también me asustaban con Dios. Un padre que había en el colegio (pobre, debía ser un santo, pero creía que así se debía hacer) bastaba que yo me moviera un pelito no más durante la misa, para que ya me dijera: "Dios te va a castigar, verás, arderás en el fuego eterno del infierno"... (RIENDO) Hasta que yo de miedo me hacía pipí en los pantalones... PEPÍN
—(RÍE)
PADRE VICENTE
—Iba a misa así como tú: por miedo. No
me atrevía a dejar de ir un solo domingo. Hasta que un día, ya un poco mayor, dije: "Si Dios es así, tan malo, tan cruel, no quiero saber nada más de Él. Al diablo con Dios". ¡Así! (PELOTAZO), ¿No te parece? PEPÍN
—Claro
que
sí.
¡Al
diablo
con
Dios!
(PELOTAZO; LUEGO, ASUSTADO) ¡Huy, lo que estamos diciendo!
PADRE VICENTE
—No te preocupes. Si ese no es Dios. Un
día, por suerte, encontré al verdadero Dios. PEPÍN
CONTROL
—¿Y cómo es?
—CORTINA MUSICAL - PAUSA PARA EL
CORTE
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—¿Cómo es Dios? Bueno, mira Pepín.
Dios es un padre que nos quiere. Y El mismo vino a la tierra para que supiéramos que es nuestro Padre y que todos somos sus hijos. Y nos enseñó a querernos como hermanos para que en la tierra haya más justicia y más amor. PEPÍN
—¿Qué
quiere
decir
que
haya
más
justicia? PADRE VICENTE
—Bueno, tú sabes que los hombres no
siempre se portan como hermanos. A veces son egoístas. PEPÍN
—¿Como esos grandotes que vienen a veces aquí y nos sacan a puntapiés para jugar ellos?
PADRE VICENTE
—Así. Bueno: eso es egoísmo. Eso es
injusticia. Echarlos a ustedes así es una injusticia. Tú mismo, ¿no eres egoísta muchas veces?
PEPÍN
—Sí.
PADRE VICENTE
—Todos lo somos. Pues bien: Dios vino a
poner en el mundo la semilla de su amor, para que todos luchemos contra el egoísmo y para que se acaben las injusticias... unos que tienen mucho y otros que no tienen nada... Dios nos llama a trabajar y luchar junto a El para que el mundo sea más justo, más bueno. Para
que
todos
seamos
hermanos.
¿Qué
piensas? PEPÍN
—Que
Dios
es
formidable.
Que
me
gusta. PADRE VICENTE
—(SONRÍE)
Sí
Pepín.
Dios
es
formidable. PEPÍN
—Pero...
PADRE VICENTE
—¿Pero qué?
PEPÍN
—No, nada.
PADRE VICENTE
—Sí, tú querías decir algo: ¿pero qué?
PEPÍN
—Pero, ¿por qué hay que ir a misa? ¿Por
qué nos obliga a ir a misa? PADRE VICENTE
—No, Pepín, Dios no nos obliga. Mira, si
no quieres ir, no vas nunca más. PEPÍN
—¿Nunca más? ¿Puedo no ir nunca más?
PADRE VICENTE
—Dios no quiere que vayas si no vas a
gusto. Dios solo quiere que vayas si vas por tu propia voluntad, libremente.
PEPÍN
—Pero que vaya, ¿para qué?
PADRE VICENTE
—Mira, Pepín: Dios es padre. ¿No es
cierto? Bueno; a todo padre le gusta una vez por semana, el domingo que es día de fiesta, ver reunidos a todos sus hijos. Es como una comida en común, ¿entiendes? Y en esa comida nos alimentamos con el pan que El nos da, un pan de vida. ¿Para qué? Bueno... comemos para tener fuerzas, ¿no es cierto? Pues bien; ese pan de vida que todos juntos comemos en la misa, nos da fuerzas para cumplir nuestra tarea, que es la de luchar contra el egoísmo y la injusticia... poner en el mundo más justicia y más amor. PEPÍN
—Ah, si la misa es eso... yo quiero ir a misa. Si Dios es así como tú dices...
PADRE VICENTE PEPÍN
—Sí, Pepín, Dios es así como yo digo.
—¿Pero entonces, por qué siempre que hago esto o no hago aquello, mamita me dice a cada rato que Dios me va a castigar?
PADRE VICENTE
—Porque seguramente a tu mamita, de
niña, no le explicaron bien cómo era Dios. PEPÍN
—Ah, pero ahora yo que se, le voy a
explicar. PADRE VICENTE
—(SONRÍE)
Estupendo.
Y
si
no
te
comprende todo bien, me la mandas, le dices que venga a hablar conmigo.
EFECTO
—EL NIÑO HACE REPICAR LA PELOTA
PEPÍN
—(SONRÍE) Cuando le cuente que me he hecho amigo tuyo, no lo va a querer creer. ¿Sabes? Estoy contento, Vicente. ¡Epa! ¿Se te puede llamar Vicente, así sin el "padre" adelante?
PADRE VICENTE PEPÍN
—(RÍE) Claro.
—Dime, Vicente: ¿y por qué hay que rezar todas las noches? Mamá dice que hay que rezar todas las noches y confesar a Dios los pecados, las cosas malas que hicimos cada día. Y me hace hincar con las manos juntas, así, pero... no me sale nada.
CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL CONTINUA EL REPICAR DE LA PELOTA.
PADRE VICENTE
—Pues... si ya estamos rezando.
PEPÍN
—(ASOMBRADO) ¿Cómo?
PADRE VICENTE
—Cuando
dijiste
"estoy
contento",
estabas rezando. Contándole a Dios lo que sentías, compartiendo con El tu alegría y dándole gracias por ella. Sigue rezando. No, no, no, sin hincarte ni juntar las manos ni nada.
Sigue
haciendo
rebotar
la
pelota.
Recemos juntos. Padre, aquí estamos los dos,
Vicente y Pepín, contentos. Contentos de que sea una mañana tan linda de sol. PEPÍN
—Hemos jugado a la pelota los dos. Y yo aprendí que Tú eres bueno y que me quieres. Y que yo te quiero a Tí. Y que voy a tratar de no ser egoísta. Y de ayudarte a que nadie lo sea.
PADRE VICENTE
—(HONDO, EMOTIVO) Amén.
CONTROL—LEVANTA FONDO MUSICAL COMO CIERRE.
CAPITULO 3
Duración: 21:53
PERSONAJES
EL PADRE VICENTE.
DON RÓMULO —Dueño de la fonda. 55 años. Habla con acento italiano. RAÚL
—Obrero. 28 años. Sencillo, sincero,
espontáneo. PEDRO
—Obrero. 32 años. Un buen vecino.
SERVANDO REYES —40 años. Bravucón, pendenciero. BLANCA
—18 años. Una muchachita tímida y asustada.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA: BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL Y FUNDE CON FONDO SUAVE PARA EL RELATO.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Martes 2. Hoy he tenido un
incidente desagradable en la fonda de don Rómulo. Pensar que, desde que me nombraron cura de esta parroquia, voy todos los días a comer en la fonda y nunca en tantos años había tenido el menor choque, el menor rozamiento con nadie. Como bien dice don Rómulo
en
su
pintoresco
español
de
inmigrante... DON RÓMULO —Ah, sí; cuí, somo tutti amico. La clientela e tuta dal bario. Tutti nos conocemo, tutti nos entendemo bene... PADRE VICENTE
—(RELATA) Por eso, yo nunca he querido
tener cocinera y comer solo en casa. Porque ir todos los días a la fonda me permite conocer a la gente del barrio, fraternizar con todos, que me sientan uno más entre ellos, uno de los suyos. Que aun para aquellos que nunca vienen a la iglesia, el cura no les resulte un desconocido, un extraño, un tipo raro y diferente. Es lindo llegar a la fonda y sentir que en el saludo de todos, palpita el afecto, la confianza... RAÚL
—(CORDIAL)
Buenas
noches,
padre
Vicente, qué tal... PEDRO
—(IDEM) Hola, padre Vicente, qué gusto de
verlo... RAÚL
—Siéntese aquí al lado nuestro, padre...
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y me cuentan de sus vidas,
de sus problemas, de sus luchas. Y comparten conmigo su jarra de vino. Y comparten mucho más:
sus
sentimientos,
sus
penas,
sus
alegrías, sus esperanzas. Y en tantos años, nunca
un
incidente,
nunca
un
altercado.
Discutimos, sí... discutimos mucho de ideas y de religión y de Dios y de fe... (SONRÍE) y hasta de fútbol también. Pero siempre como amigos. Hasta que hoy... Qué lástima. Hoy por primera vez en tantos años, un incidente desagradable... CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL BREVE
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Parece
que
se
mudó
un
vecino nuevo al barrio. Un tal Servando Reyes. Tipo grandote con aire de bravucón. Y él fue el que provocó el incidente. Ya ni bien entré yo... EFECTO
—AMBIENTE FONDA
PADRE VICENTE
—(EN
ACCIÓN,
ENTRANDO)
Buenas
noches a todo el mundo. TODOS RAÚL
—Buenas noches, padre Vicente. —Cómo está. Venga, aquí tiene un lugar,
padre. SERVANDO
—(UN POCO MAS LEJOS) ¿Padre? (RIE) ¿Y a tí por qué te dicen padre? ¿Tantos hijos tienes? (RIE).
PADRE VICENTE
—(BAJO) ¿Y ese quién es, que no lo
conozco? PEDRO
—Nuevo en el barrio. Se mudó hace un par de
días. RAÚL
—Más vale que no le conteste. Está buscando gresca. Y debe andar con alguna copa encima.
SERVANDO
— (ACERCÁNDOSE) ¿Y? ¿No contestas?
¿Por qué te llaman padre? PADRE VICENTE
—(TRAS UNA PAUSA Porque soy cura,
amigo. Por eso. SERVANDO
—(RÍE) ¿Cura? ¿De veras? ¿Y la falda?
¿Eh? ¿Dónde está la falda? PEDRO
—(SERIO) Bueno, bueno, amigo; como broma
ya está bien. SERVANDO
—¿Saben por qué los curas arriba de los pantalones se ponen faldas como las mujeres? ¿No saben? Yo sí: porque son medio hombre y medio mujer. No hay un solo cura que sea hombre entero.
RAÚL
—Vea, amigo, usted ya se está pasando para el otro lado. Quédese tranquilo y tengamos la fiesta en paz.
SERVANDO
—¿Y usted qué se mete? Yo estoy hablando con el padre. Yo simplemente quería pedirle una cosa al padre, que se ve que es tan bueno. Padre, por favor, ¿no me bendice una estampita?
(SE
PALPA
LOS
BOLSILLOS)
(¿Dónde la puse?) Para que vea que soy católico. Yo siempre con mi estampita santa y ahora por suerte vengo a encontrar un padre para que me la bendiga. Pero, ¿dónde la puse? ¿Aquí? No, aquí tampoco. Ah, sí aquí está. PADRE VICENTE
—(RELATA) . Y me puso ante los ojos un
grasiento recorte de revista: el retrato de una mujer semidesnuda. SERVANDO
—Mire
qué
hermosa
estampita.
¿Le
gusta? (RÍE) . PADRE VICENTE
—(RELATA) Tuve que hacer esfuerzos
para mantenerme sereno y no soltarle una trompada. Don Rómulo se acercó tratando de apartarlo y poner fin a la ingrata escena. DON RÓMULO —Vea, signore, si quiere venir a esta fonda como tuto il mondo, tiene que respetare, ¿entiende? res-pe-tare. Y basta. Allá en el mostradore
tiene
su
copa
servita.
Allá.
Venga, venga. SERVANDO
—(SE ALEJA MURMURANDO) .
PADRE VICENTE
— (RELATA, SOBRE LOS MURMULLOS
DE SERVANDO) Se alejó murmurando no se qué. Pedro y Raúl trataron de calmarme. PEDRO
—No le de importancia, padre. Es un bruto.
PADRE VICENTE
—Es un ser humano. Hecho a imagen y
semejanza de Dios. Yo debiera acercarme a él, penetrar en su corazón. Pero no se cómo. DON RÓMULO —(DESDE ALGO MAS LEJOS) Padre Vicente, ¿qué va a cenar questa sera? PADRE VICENTE
—¿Qué
me
recomienda,
don
Rómulo?
¿Qué tiene de bueno esta noche? DON RÓMULO —¿Buono? ¡Buoníssimo! Una cazuela de gallina especiale. SERVANDO
—(ACERCÁNDOSE) Pero no, salvaje, cómo le va a ofrecer eso a un cura. Cómo una gallina se va a comer otra gallina. Para gallina ya lo tenemos a él. (SE ACERCA BIEN A PRIMER PLANO IMITANDO UNA GALLINA) Clo-cloclo-clo-clo...
RAÚL
—Cálmese
padre,
tranquilo.
Aquí estamos
todos con usted para defenderlo si hace falta. PEDRO
—(A SERVANDO) Dígame ¿qué está buscando usted? ¿Que le rompamos la cara? Pues ahora mismo le voy a hacer el gusto.
PADRE VICENTE
—Quieto, Pedro, quieto; te lo pido por
favor. Vea, señor. Se perfectamente lo que usted está buscando: sacarme de quicio hasta que salga a pelearlo. Pero no pienso entrar en su estúpido juego. Se que lo va a sacudir más que una trompada, encontrarse con alguien capaz de respetarlo a usted. De respetarlo
mas de lo que usted se respeta a sí mismo. (HONDO) ¿Qué le pasa? ¿Por qué necesita insultarme? SERVANDO
—Pero mire cómo cambia el mundo. Los curas se
disfrazan
pantalones...
de a
hombres la
y
cobardía
se la
ponen llaman
respeto... (VUELVE A CLOQUEAR) Clo-cloclo-clo-clo... RAÚL
—Bueno, basta, se terminó. Fuera de
aquí ahora mismo carroña. PADRE VICENTE
—Raúl, no... no vale la pena.
PEDRO
—Déjenos, padre. Esto es asunto nuestro.
EFECTO
—VOCES EN LA GRESCA
PADRE VICENTE
—(RELATA) No lo pude impedir. Se
trabaron a golpes. Así, a golpes y empellones, lo sacaron a la calle... RAÚL—
(REGRESA AGITADO) Listo. Ahora podremos
cenar en paz.
CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
(PAUSA
PARA
EL
CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL: QUEDA DE FONDO PARTE DEL RELATO Y LUEGO DESVANECE.
PADRE VICENTE más
—(RELATA) Viernes 19. Ya han pasado de
dos
semanas
después
de
aquel
incidente. Servando Reyes no ha vuelto a asomar por la fonda. Parecería que aquello ya pasó definitivamente, y que no habría por qué seguir recordándolo. Y sin embargo... sin embargo, hay algo que me inquieta. No es Servando. Son... los otros. Raúl, Pedro, Manuel, Nacho, todos los que estaban allí esa noche,
los
que
salieron
pendenciero
para
a
enfrentar
al
defenderme.
Aparentemente, siguen siendo tan amigos míos como
antes.
Pero
sin
embargo,
algo
ha
cambiado entre nosotros, algo se ha enfriado. Ya rara vez me invitan a su casa; no por herirme; sino porque no les nace. Ya no confían en mí como antes. Se diría que, en el fondo, ellos también me sienten un poco un cobarde. No es que me lo digan ni me lo demuestren; quizá ellos mismos ni siquiera se den cuenta. Pero es como si les hubiera defraudado que yo no haya salido a pelear con Servando; como si en el fondo, hubieran esperado otra cosa de mí. "Y claro —deben pensar—; cómo iba a pelear. Después de todo, es un cura, no es un hombre como nosotros". Por ejemplo, esta noche se hablaba de problemas gremiales y Pedro, como al pasar, casi sin darse cuenta, dijo algo muy sugestivo...
EFECTO
—AMBIENTE DE LA FONDA
RAUL PEDRO
—Estuvo brava la asamblea anoche, ¿eh? —A esos traidores que no quisieron votar el paro, va a haber que agarrarlos en la calle y...
PADRE VICENTE
—Pedro, ¿y te parece que es así como se
arregla un problema gremial? "Agarrando en la calle" a los que piensan distinto, y... PEDRO
—Vea, padre Vicente, ustedes los curas, ven las cosas de otra manera. Pero nosotros los obreros...
EFECTO
—DESVANECE AMBIENTE
PADRE VICENTE
—(RELATA)
"Ustedes
los
curas...
nosotros los obreros". Ustedes, los curas. La frase me golpeó. Decía mucho. Ustedes, los diferentes, los de otra raza. Ustedes los blandos, los flojos, los cobardes... Preferí no contestarle y hablar con don Rómulo. EFECTO
—VUELVE AMBIENTE
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) ¿Y, don Rómulo, cómo sigue
su señora? DON RÓMULO —Mecor, un poco mecor; pero dice el médico que todavía tiene para rato. Por eso he tomado a una empleada, a una pobre chica recién llegada de afuera que vino oggi a pedirme trabaco, para que me aiute un poco
en la fonda, porque lo solo sin mi signora no doy abasto. PEDRO
—Pero,
¿será
conveniente
traer
a
una
muchacha joven aquí, a una fonda? ¿A usted qué le parece, padre Vicente? PADRE VICENTE
—Dime, Pedro, ¿por qué soy el indicado
para opinar sobre si una muchacha joven puede estar en una fonda y no puede opinar sobre un problema gremial? PEDRO
—Y, bueno... lo que pasa es que ustedes, los
curas... PADRE VICENTE
—Yo antes no era "ustedes los curas".
¿Qué posó? Hablemos claro de una buena vez. Digamos las cosas como son. Pasó que no me enfrenté a pelear con Servando. ¿No es eso? PEDRO
—Natural, cómo se iba a poner a pelear. Un
cura. PADRE VICENTE
—¿Y qué es un cura para ustedes? ¿No
es antes que todo un hombre, un hombre igual que ustedes? Pero, ¿en qué consiste ser un hombre, un hombre de verdad? ¿En pelear y nada más? A veces, hace falta ser muy hombre para negarse a pelear. Si: negarse a pelear porque sí, a pelear sin sentido, a pelear simplemente porque otro nos provoca, solo por demostrar que uno es "muy hombre", que uno no es cobarde...
RAÚL
—Y además, Servando es un tipo peligroso, tiene mucha fuerza. Lo hubiera deshecho a usted. Usted no está acostumbrado a pelear, no sabe pegar.
PADRE VICENTE
—Te equivocas, Raúl. Se pegar. Pero no
quise. CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Pero leí en sus miradas que
no me creían. Yo soy un cura. Y, para ellos, los curas son así. Gentes que tienen el derecho y hasta la obligación de rehuir la lucha... de ser cobardes. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Sábado
20.
Esta
noche,
como era sábado, la fonda estaba llena de gente. Y, como nadie me invitó a su mesa, fui a sentarme solo, en la única mesa que quedaba libre, junto al mostrador. EFECTO
—AMBIENTE DE LA FONDA. AHORA CON
MAS GENTE. DON RÓMULO —Buona sera, padre Vicente. Vieni, Blanca, te voy a presentare al padre. Padre Vicente, esta
é
Blanca,
la
nuova
camariera.
arrivata... ha llegado questa tarde. PADRE VICENTE BLANCA
—Mucho gusto, Blanca.
—(TÍMIDA) Mucho gusto, padre Vicente.
E
PADRE VICENTE
—¿Y, cómo te encuentras aquí? ¿Es la
primera vez que vienes a la ciudad? BLANCA
—Sí, padre. La primera vez.
DON RÓMULO —La poveretta todavía está un poco asustada. Pero ya se va a ir costumbrando... PADRE VICENTE
—No tengas miedo. Ya verás: aquí es
toda gente muy buena. DON RÓMULO —Casi toda. (BAJANDO UN POCO LA VOZ) ¿Sabe quién volvió, maledetto, justo oggi? —(2o PLANO) ¿Y? ¿Para cuándo ese
SERVANDO aguardiente?
DON RÓMULO —¿Oyó? Mírelo ahí, detrás suyo. PADRE VICENTE
—Ya veo: ese fanfarrón.
DON RÓMULO —Justo oggi tenía que volver! SERVANDO
—A ver, rica, si te mueves. Un aguardiente he dicho. A mí se me atiende cuando yo pido una cosa, ¿sabes preciosa?
PADRE VICENTE
—(ENÉRGICO)
Oiga,
Servando:
a
la
muchacha déjala tranquila. Considere que esta pobre muchacha está aquí porque necesita trabajar. SERVANDO
—Ah... el curita... ¿Usted también le echó el ojo a la niña? ¡Qué va a decir su patrón: el Papa, si se entera! (RÍE).
EFECTO
—DILUYE AMBIENTE.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Mientras comía mi cena, no
le sacaba el ojo de encima a Servando. Y más de una vez me encontré con su mirada clavada en mí, entre burlona y desafiante. CONTROL
—CORTINA MUSICAL DRAMATICA (PAUSA
PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL DRAMÁTICA.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Fumando
displicente...
entrecerrados los ojos, me seguía mirando Servando Reyes, mientras, dificultosamente, vacilante, Blanca se abría paso entre las mesas
para
traerme
Disimuladamente,
Servando
la
sopa.
descorrió
una
silla. EFECTO
—RUIDO
DE
BLANCA
AL
TROPEZAR
-
RUIDO DE PLATOS BLANCA
—¡Ay! Esta silla... No la vi... casi me caigo... Creo que se me derramó un poco de sopa. Disculpe, señor. ¿Lo manché?
SERVANDO
—Aquí, un poco, en la camisa. Hay que tener más cuidado, dulzura. Pero no me enojo. Con tal de que usted misma con esas manitos tan lindas venga y me limpie. Venga, límpieme aquí. Así...
BLANCA
—(ASUSTADA) Suél... suélteme la mano.
PADRE VICENTE
—¡Cuidado, Servando! ¡Cuidado con lo que
hace! SERVANDO
—(BURLÓN) Clo-clo-clo-clo. Se alborotaron las gallinas. Muy bien, preciosura, me limpió muy bien. Aquí tiene su propina. Tome, un regalito para usted.
BLANCA
— (NERVIOSA) Gracias. No quiero nada.
SERVANDO
—Pero venga. Es una estampita. ¿qué se
ha pensado? Mire qué linda. PADRE VICENTE
—(RELATA) Nadie se enteró de lo que
estaba sucediendo; todo el mundo estaba ajeno, charlando animadamente en sus grupos. Pero yo reconocí en el acto aquella sucia fotografía. Y antes de que alcanzara a desplegarla y ponerla ante los ojos asustados de la muchacha, me abalancé sobre él y se la arrebaté. EFECTO
—PUSO QUE GOLPEA SOBRE LA MESA
SERVANDO
—¡Epa! Traiga eso que es mío.
PADRE VICENTE
—Guarde
esa
inmundicia,
¡canalla!
Guárdela ahora mismo, o... SERVANDO EFECTO
—Ahí va con vuelto y todo, curita. —RUIDO DE GOLPES
PADRE VICENTE
—(RELATA) Me soltó una trompada. Se
la devolví con alma y vida.
EFECTO
—DE LA PELEA ENTRE LOS DOS; RUIDO DE SILLAS,
GOLPES,
JADEOS.
TODOS
INTERVIENEN PARA SEPARARLOS. PADRE VICENTE
—(RELATA) Cuando nos separaron, yo
sentía que me ardía un poco la mandíbula; pero a Servando Reyes debía estar ardiéndole toda la cara. Había recibido duro. (ACCIÓN; AGITADO:) Y ahora, vamos a darle el gusto al
amigo
Servando
por
fin.
Vamos
a
bendecirle la estampita... EFECTO
—(EN P. PLANO) RUIDO DE PAPEL AL SER ROTO EN MUCHOS PEDAZOS
PEDRO
—¡Madre mía! ¡Qué paliza histórica!
RAÚL
—Entonces, era verdad que sabía pegar.
¡Y cómo! PADRE VICENTE
—Y... cuando me dan motivo...
RAÚL
—Pero, ¿en qué quedamos? ¿No era que
usted no quería pelear? PADRE VICENTE
—(RELATA)
Pero
Pedro
habla
comprendido. PEDRO
—¿No comprendes? Ahora es distinto. Un hombre, un hombre de verdad no pelea porque sí, por pregonar su hombría. Pero pelea por defender a un inocente, por proteger a un débil. Pelea contra una injusticia.
PADRE VICENTE hemos entendido.
—Así es, Pedro. Eso es ser hombre. Nos
RAÚL
—Venga, padre Vicente. Venga a nuestra
mesa a sentarse con nosotros. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 4
Duración: 22:10
PERSONAJES:
PADRE VICENTE SEÑORA CRESPO
—Directora
de
la
modesta
Escuela
Parroquial anexa a la Parroquia del padre Vicente. 48 años. Muy buenos sentimientos gran cariño y dedicación a su trabajo; pero un poquito cursi y novelera. Sin llegar nunca a lo ridículo,
habla
afectado
y
con
pedante,
un
tono
como
ligeramente
suelen
hablar
algunas educadoras. DON LUCAS
—Miembro de la Comisión de Padres de la Escuela. Hombre bondadoso y de muy buena voluntad. 42 años.
LUCHO
—Un niño de la escuela. 9 años. Simpático,
natural, espontáneo. MONSEÑOR
—El Obispo de la diócesis. Frisa los 60 años. Bondadoso y jovial, aunque al comienzo de su escena usará un tono que para quien no le conozca bien, podría parecer severo.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA DEL PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO.
LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—SUBE CARACTERÍSTICA Y FUNDE CON:
EFECTO
—VOCES
DE
NIÑOS
SALIENDO
DE
LA
ESCUELA EN BULLICIOSA ALGARABÍA. SEÑORA CRESPO
—(2°
PLANO)
¡Orden,
niños,
orden!
¡Salgan en orden! ¡No rompan la fila! EFECTO
—BAJA
SONIDO
PERO
SE
MANTIENE
SUAVE DE FONDO. PADRE VICENTE
—Martes
26.
Fue
hoy
al
mediodía.
Terminadas las clases de día los niños de nuestra escuela parroquial ganaban la calle en bulliciosa algarabía. Fue en ese momento que la señora de Crespo —la directora—se acercó para volver a recordarme... EFECTO
—VUELVE A LEVANTAR SONIDO.
SEÑORA CRESPO
—Padre... quería volver a recordarle...
PADRE VICENTE
—¿Cómo dice, directora? Con la bulla que
arman estos chiquillines, no le oigo nada. SEÑORA CRESPO
—(GRITA)
.
Quería
volver
a
recordarle... Es inútil. (EN OTRO PLANO) ¡Niños! ¡Si-len-cio!
EFECTO
—SONIDO
BAJA
Y
LUEGO,
MIENTRAS
CONTINUA EL DIALOGO, DESAPARECE DE A POCO: LOS NIÑOS SE VAN RETIRANDO. SEÑORA CRESPO
—¡Hoy están fatales!
PADRE VICENTE
—(RÍE). Todos los años para esta fecha
es igual. Llega el verano y con el calorcito y la fatiga de todo el año de clases... ¡Pobres! Hay que comprenderlos. SEÑORA CRESPO
—Usted es demasiado bueno, demasiado
tolerante con ellos. Cómo se ve que no tiene que lidiar toda la mañana con ellos, como nosotras, las maestras! PADRE VICENTE
—Y bueno, hay que tener paciencia.
Total, ya no faltan más que tres días para que terminen las clases. SEÑORA CRESPO
—Justamente
era
eso
lo
que
quería
recordarle, padre: la fiesta de fin de cursos. Es el sábado. Apenas nos quedan 4 días para ultimar los preparativos. PADRE VICENTE la
—(DESANIMADO) Ah, sí, es verdad... fiesta
de
fin
de
cursos.
Sí,
sí,
el
sábado... Cuatro días apenas... SEÑORA CRESPO
—(SONRÍE). No disimule, padre, que es
inútil. Igual se le nota. PADRE VICENTE qué?
—(FINGE INOCENCIA) ¿Que se me nota
SEÑORA CRESPO
—Ya todos en el colegio nos hemos dado
cuenta de la "simpatía" que le tiene usted a la fiesta de fin de cursos. PADRE VICENTE
—¿Yo? No se por qué lo dice. No tengo
nada contra la fiesta de fin de cursos, al contrario, me parece muy bien. Debe de ser una falsa impresión. SEÑORA CRESPO
—(SUAVEMENTE BURLÓN) Debe ser.
Bueno, padre: ya se ha invitado a todos los padres de los niños... estamos preparando los cantos, los recitados, los discursos. ¿Y usted, ya fue a ver al Obispo para invitarlo a la fiesta? PADRE VICENTE
—No... la verdad es que… tuve mucho
que hacer estos días… y… SEÑORA CRESPO
—Me pareció. Por eso quise volver a
recordárselo. Irá hoy sin falta entonces, ¿verdad? PADRE VICENTE
—Sí,
sí,
descuide,
iré.
Aunque
la
verdad, ni se para qué Ya es el tercer año que lo invitamos y nunca viene. SEÑORA CRESPO
—Y, son muchos colegios que tienen su
fiesta de fin de año el mismo día. Por más que Monseñor quiera multiplicarse, la tarde no le alcanza para cumplir con todos. Pero esperamos que este año nos toque a nosotras. No se olvide que hay un refrán que dice que "la tercera es la vencida".
PADRE VICENTE
—Vaya por el refrán, entonces.
SEÑORA CRESPO
—Y mañana me gustaría que se hiciera
usted
un
rato
para
revisar
conmigo
el
programa de la fiesta... ultimar detalles. PADRE VICENTE
—(CON
UN
SUSPIRO
DE
RESIGNACIÓN) Si, sí, con todo gusto. (AL MICRÓFONO, EN RELATO) ¡Hum! "Con todo gusto"... Me sentía un perfecto hipócrita. Y bueno, qué le voy a hacer si la dichosa fiesta de fin de cursos me resulta detestable. El infernal ajetreo de los preparativos... las corridas para conseguir prestado nunca se sabe de dónde un sillón de aspecto importante para Monseñor... los esfuerzos para decorar el patio y disimular la indisimulable pobreza de nuestra escuelita: con todos esos florones y guirnaldas de papel, el pobre patio queda tan feo como esas viejas que se pintorrajean para
parecer
(SUSPIRA)...
jovencitas. la
fiesta.
Y
¡Esa
luego...
fiesta
tan
solemnemente aburrida! ¡Esos recitados! ¡Esos discursos! Los pobres chiquillines almidonados, duros y tiesos "porque va a venir Monseñor y qué va a decir Monseñor". Y yo, de verlos así sufro más que ellos ¡Pobrecitos! Todo el año trabajando y el último día, en vez de una despedida alegre, todavía como "premio" esta tortura. ¡Qué le he de hacer, entonces, si la dichosa fiesta me resulta detes-ta-ble! CONTROL
—CORTINA MUSICAL BURLONA.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL FESTIVA.
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Sábado 30. Bueno. Ya
pasó por fin la fiesta de fin de cursos. Y tengo que reconocer que esta vez resultó muy diferente. ¡Vaya si fue diferente! ¡Pero qué susto bárbaro! Al principio, todo iba como siempre... EFECTO
—AMBIENTE,
SUAVE;
APENAS
MURMULLOS APAGADOS, EDUCADOS. DON LUCAS
—Mi buen trabajo me ha dado, pero ha quedado rebonito el patio, ¿verdad, padre?
PADRE VICENTE
—
(FINGE
CORTÉSMENTE)
Sí,
don
Lucas. Precioso. Le ha quedado precioso. DON LUCAS
—Disponiendo los adornos con picardía, fíjese: ¿Logra ver una sola soltadura, una sola rotura, del revoque de las paredes? Si viene Monseñor, se va a quedar encantado. Este año vendrá, ¿verdad? no nos irá a fallar de nuevo.
PADRE VICENTE
—No se. Me prometió que vendría. Me lo
aseguró; pero... DON LUCAS
—Entonces, vendrá.
PADRE VICENTE
—Pero
ya
también
me
había
dado
seguridad el año pasado y el ante-año. DON LUCAS
—¡Mire, mire qué formalitos están todos nuestros chicos! Como en misa. ¡Quién diría, viéndolos
así,
tan
serios,
tan
firmes
y
quietos, lo diablos que son! SEÑORA CRESPO
—(SE ACERCA) ¡También! Las cosas que
he tenido que decirles para que se quedaran así. Los tengo muertos de miedo. PADRE VICENTE DON LUCAS
—¡Pobrecitos! Me dan tanta lástima
—Este... Usted perdonará el atrevimiento, señora directora, pero se me hace que habría que comenzar. Ya son las 5 y media pasadas, y debimos haber comenzado a las 5.
PADRE VICENTE
—Sí; y los chiquillines mucho tiempo más
así no van a aguantar. Hace media hora que los tiene usted como penitentes. SEÑORA CRESPO
—Pero es que Monseñor no ha llegado
todavía. ¡Cómo vamos a empezar sin él! PADRE VICENTE
— Quizá llegue más tarde. Me dijo que,
en todo caso, si se retrasaba, que no lo esperásemos, que comenzáramos igual. DON LUCAS
—Quizá sea lo mejor. ¡Monseñor ha de tener tantas fiestas de colegios a las que está invitado hoy!
SEÑORA CRESPO
—Si,
no
habrá
más
remedio
que
comenzar. ¡Qué lástima! Sin Monseñor. (SE
ALEJA). En fin, qué le hemos de hacer. Voy a abrir el acto. EFECTO
—APLAUSOS EN 2° PLANO - GOLPES DE MICRÓFONO
A
PARLANTES, ALGÚN
EL
TRAVÉS RUIDO
ESTÁTICO.
AMPLIFICADO
DE
METÁLICO
LUEGO,
POR
LOS
LOS
DE
SIEMPRE
PARLANTES,
CRUJIDO DE PAPELES Y LA VOZ DE LA DIRECTORA
QUE
COMIENZA
SU
DISCURSO. SEÑORA CRESPO
—(SE ACLARA LA VOZ) Reverendísimo
señor
obis...
(SE
INTERRUMPE
AL
CONTENIDAS
DE
ADVERTIR LA GAFFE). EFECTO
—ALGUNAS
RISITAS
NIÑOS; CHISTIDOS. SEÑORA CRESPO
—(CARRASPEA) Reverendo señor cura
párroco.
Padres
y
madres
de
alumnos.
Señoras, señores, niños: Un año más ha transcurrido. Un año. Muy poco en la infinitud inescrutable de Cronos. (LA VOZ SE VA ESFUMANDO). Pero mucho, mucho, para las jóvenes y fecundas vidas que en esta querida casa van forjando su acervo acrisolado... (SIGUE DE FONDO DECLAMANDO HASTA PERDERSE TOTALMENTE). PADRE VICENTE
—(EN RELATO, SOBRE LA VOZ DE LA
DIRECTORA).
Siguió
el
largo
y
pesado
discurso. Y los cantos de siempre, esos cantos escolares tan insulsos y sin gracia. Y
los recitados de siempre. Los niños luchaban heroicamente contra aquella forzada rigidez y contra el aburrimiento mortal que los invadía. Y adelante de todo, presidiendo la ceremonia como un símbolo de tanto padecimiento inútil, el sillón para Monseñor... vacío. NIÑO
—FINAL DE UN RECITADO ESCOLAR: "Bebe, niña, bebe, la clara pureza de mi manantial"
EFECTO
—ALGUNOS APLAUSOS DESGANADOS.
DON LUCAS
—Todo va saliendo espléndido. ¡Qué pena que Monseñor no haya podido venir! ¡Le habría gustado tanto, se habría llevado tan buena impresión!
SEÑORA CRESPO
—(DECEPCIONADA)
Sí,
evidentemente
ya no viene. ¡Y yo que decía que "la tercera es la vencida!". PADRE VICENTE
—Olvidó que hay otro proverbio que dice
que "no hay 2 sin 3". SEÑORA CRESPO
—Les confieso que estoy desilusionada.
¡Tantos
trabajos,
tantos
preparativos!
Lo
siento como un desaire. Yo se que hoy tenía muchos compromisos. Y que nuestra parroquia está muy lejos. Pero por eso mismo, porque somos un colegio tan alejado y tan pobre, justamente por eso debió haber hecho un esfuerzo y venir aunque fuera una vez.
(CONTIENE
UN
LAGRIMEO).
En
fin,
continuemos la fiesta. PADRE VICENTE
—(EN
sarcasmo sucediéndose
RELATO).
¡La
llamarla
fiesta!
los
números.
fiesta! Y
¡Qué
Siguieron de
pronto,
mirando las caras de los niños, me di cuenta de por qué aquella "fiesta" me sublevaba tanto, pensé: "Somos un colegio católico... y parecemos habernos olvidado de que uno de los atributos del cristiano es la alegría. De que el primer milagro que hizo Jesús fue convertir el agua en vino para que hubiera alegría en una fiesta de bodas. Los cristianos de
ahora
nos
hemos
hecho
solemnes
y
tristes". Y así estaba pensando, cuando de pronto se me acerca Lucho, un delicioso chiquillo de 3°. y me dice... LUCHO
—Ay, padre, ¡qué aburrido está esto! ¿Por qué ahora, que sabemos que Monseñor ya no viene, no va a buscar un acordeón y nos toca un poquito?
PADRE VICENTE
—¿El acordeón? ¿Y por qué no? —pensé—
¿Por qué no darles un poco de limpia alegría? Y me fui a buscar mi acordeón a piano, ese acordeón que todos en la parroquia conocen y que tanto celebran cuando alegro un poco con él las fiestitas del barrio. Me lo calcé al hombro y de pronto, irrumpí en el patio tocando a todo volumen mi acordeón.
EFECTO
—AIRE POPULAR TOCADO EN ACORDEÓN A PIANO QUE SE VA ACERCANDO HASTA PRIMER PLANO- VOCES DE ALEGRÍA DE NIÑOS Y ADULTOS.
LUCHO
—(29 PLANO) ¡Hurrah! ¡Viva el padre Vicente!
DON LUCAS CONTROL
—¡Y viva su acordeón! —SUBE ACORDEÓN COMO CORTINA.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—ACORDEÓN; QUEDA DE FONDO
DON LUCAS
—(EN VOZ ALTA, ALEGRE). ¡Ahora sí, que se animó de veras la fiesta!
LUCHO
—(IDEM) ¡Viva, viva! ¡Viva el acordeón del
padre Vicente! PADRE VICENTE
—(EN RELATO, SOBRE EL FONDO DEL
ACORDEÓN). Una sensación de pesadez: que se rompe, como de brisa fresca irrumpiendo y quebrando el calor sofocante de una tarde de verano, se apoderó de todos. Me ubiqué junto al inútil "sillón episcopal" y seguí tocando. EFECTO
—SIGUE ACORDEÓN. AHORA SE SUMAN MANOS COMPÁS.
QUE
GOLPEAN
MARCANDO
EL
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Señor, cuando toco mi
acordeón soy feliz, porque siento que doy algo a la gente, algo muy tuyo: alegría. (TRANS.). Toda
la
estirada
solemnidad
del
acto
académico estaba rota y olvidada. Algunos se pusieron a bailar en rueda. Yo los animé: (GRITA) ¡Eso, eso, muy bien! (SONRÍE) - La directora no sabía qué hacer ni qué decir ante
aquel
programa.
imprevisto Al
número
principio,
fuera
parecía
de como
ofendida, como escandalizada. Pero al rato se plegó ella también a la alegría fresca y espontánea de la gente del barrio. Y cuando rompí con otro aire popular... EFECTO
—ACORDEÓN TOCA OTRO AIRE POPULAR (PUEDE SER "CIELITO LINDO").
DON LUCAS
—(CANTA) Y ese lunar que tienes-cielito
lindo-junto a la boca... EFECTO
—RISAS DE TODOS.
PADRE VICENTE
—(CANTA EN DÚO) No se lo des a
nadie... Vamos, todos... TODOS
—SE
VAN
INCORPORANDO
AL
CANTO:
cielito lindo - que a mí me toca. PADRE VICENTE
—(EN PRIMER PLANO) Ay, ay, ay, ay,
ay.-- ¡Vamos, todos! TODOS
—Canta y no llores... porque cantando se alegran... (LAS VOCES SE CORTAN, VAN
DEJANDO
DE
CANTAR,
HASTA
QUE
QUEDA EL PADRE VICENTE SOLO). PADRE VICENTE
—(SOLO) ay, ay, ay, ay, ay--. Pero,
¿qué pasa? ¡Vamos, todos! DON LUCAS
—(TOSES SIGNIFICATIVAS). Padre, padre Vicente... (SIGUE TOSIENDO).
SEÑORA CRESPO
—(ALTO,
PARA
QUE
EL
PADRE
VICENTE LA OIGA). Adelante, Monseñor, pase, pase, Monseñor... PADRE VICENTE
—(SE CORTA DE GOLPE)... cie...li...
to (CASI INAUDIBLE) ... lindo... EFECTO
—DE
LOS
NERVIOS,
EL
ACORDEÓN
REMATA EN UNA CÓMICA NOTA FALSA. PADRE VICENTE
—(RELATA) Ahí, frente a mí, estaba
Monseñor, mirándome con tamaños ojos de asombro.
Contemplando
al
"señor
cura
párroco" el acordeón en ristre, cantando a voz en cuello, y para colmo, bloqueando su sillón. ¡Hubiese querido que me tragara la tierra!
A
lo
único
que
atiné
fue
a
desembarazarme como pude de mi acordeón, tomar a Monseñor de un brazo y sacarlo de allí, llevármelo de prisa, casi a la rastra, al salón de la directora. (EN ACCIÓN). Venga por aquí, Monseñor… Pase, pase... (RELATA). Mientras nos alejábamos del patio, me cruzó por la mente la idea de hacerle un discurso sobre la alegría cristiana, hablarle de Jesús
transformando el agua en vino en las bodas de Caná. ¡¡Pero para discursos estaba yo, con lo nervioso y avergonzado que me sentía!! ¡Y Monseñor que me miraba de una manera! EFECTO
—PASOS. PUERTA QUE SE ABRE - PASOS SOBRE PISO DE MADERA AVANZANDO PUERTA SE VUELVE A CERRAR.
PADRE VICENTE
—Por
(RELATA).
aquí, ¡Y
por aquella
aquí,
Monseñor
mirada
extraña,
burlona, desconcertante, con que me seguía mirando! MONSEÑOR
— Vaya, vaya. Pues... no te conocía
esas habilidades. PADRE VICENTE
—Nosotros...
esperarle...
ya...
quiero
nos
cansamos
decir,
ya
no
de lo
esperábamos... y... MONSEÑOR
—DE
PRONTO
SE
ECHA
A
REÍR
CON
ALEGRE Y SONORA CARCAJADA. POCO A POCO EL PADRE VICENTE SE SUMA A SU RISA. TERMINAN RIENDO ALEGREMENTE LOS DOS. MONSEÑOR
—Te
felicito,
hijo.
Te
felicito
de
todo
corazón. Es la primera fiesta a la que me toca concurrir, que vale la pena, que merece llamarse fiesta. Estoy harto de ir de una a otra y todas iguales, ¡estiradas, aburridas! Te confieso que a esta casi no te vengo de miedo a otra lata igual. No se qué maldita idea se
hacen de lo que es un obispo y de lo que se debe hacer en su presencia. En cambio, ustedes... ¡Dios los bendiga! Ea, hijo, ven... volvamos
a
la
fiesta.
Tienes
que
seguir
tocando tu acordeón, tienen que cantar todos. PADRE VICENTE
—¿Delante de usted? ¿Tocar y cantar
delante de usted? MONSEÑOR EFECTO
—Sí, sí, tienen que darme ese gusto. —ACORDEÓN
TOCANDO
OTRO
AIRE
ALEGRE Y POPULAR DE FONDO. PADRE VICENTE
—
(EN RELATO) -
Al rato, ya lo
sentíamos como uno más de los nuestros. Arrumbamos en un rincón el pesado sillón que estorbaba, y ahí seguimos como dos horas más. Todavía me duele la espalda de tanto darle al acordeón. Y siento todavía el afecto con que Monseñor me abrazó al marcharse, los ojos brillantes. Y vuelve a sonar en mis oídos la bendición con que nos despidió: MONSEÑOR
—Dios los bendiga a todos, hijos, por saber sentir
la
alegría
y
por
saber
sentirse
hermanos en la alegría. Canten, cristianos. Siempre que puedan, canten. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 5
Duración: 22:56
PERSONAJES:
PADRE VICENTE ESTER
—37
años:
mujer
con
aspiraciones
intelectuales frustradas. Nerviosa, tensa. HÉCTOR
—16 años. Adolescente inteligente.
FELIPE
—42 años. Afectuoso, dinámico.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA - EMPALMA CON FONDO SUAVE.
PADRE VICENTE
—(RELATA)- Lunes 20. La visita de
Ester me retrotrajo a la época, antes de ser
nombrado párroco de aquí, cuando yo era teniente cura en la parroquia de Guadalupe. En aquel entonces, me tocó bendecir la boda de Ester con Felipe Míguez. Pese al tiempo transcurrido seguimos siendo amigos y todos los años me invitan a cenar en su casa. Aparentemente, invitarme,
Ester
como
había
todos
venido los
a
años.
Aparentemente. (CESA FONDO). ESTER
—De modo, padre, que lo esperamos el viernes
a cenar. PADRE VICENTE
—Muchas gracias, Ester. Iré con todo
gusto, porque les tengo mucho cariño a los dos, tanto a Felipe como a usted. ¿Cuántos años hace que los casé? ESTER
—El mes que viene se cumplen 17.
PADRE VICENTE
—¡17 años! ¡Cómo pasa el tiempo! Los
recuerdo aquel día, tan jovencitos todavía... y ahora ya con hijos mozos. ESTER
—(CON UN SUSPIRO) Si, 17 años.
PADRE VICENTE
—(EN
RELATO)
¿A
qué
venia
ese
suspiro? No se por qué, pero encontraba extraña a Ester. Nerviosa, tensa. ESTER
—No se olvide, entonces, padre. El viernes,
¿eh? PADRE VICENTE
—Si Dios quiere. Lo que siento es que se
haya molestado hasta aquí, tan lejos, solo
para
invitarme.
llamarme
por
No
valía
teléfono
la
pena.
habría
Con
bastado.
(RELATA). Bajó la vista; se mordió los labios nerviosamente.
Confirmé
aparentemente,
solo
mi
había
intuición;
venido
para
invitarme; pero en realidad, era otra cosa la que la traía. (ACCIÓN) ¿Le pasa algo, Ester? ¿Algún problema? ESTER
—No, padre, ¿por qué? Nada. No me pasa
nada. PADRE VICENTE ESTER
— Disculpe. Tuve una impresión.
—SÚBITAMENTE,
YA
SIN
CONTROL,
ROMPE A LLORAR. PADRE VICENTE ESTER
—(AFECTUOSO) ¿Qué hay, Ester?
—Nada, padre, nada... Nervios, nada más.
PADRE VICENTE
—Usted ha venido a decirme algo...
necesita decirme algo. Sabe que soy su amigo. Si lograra sincerarse le haría mucho bien.
¿No
quiere
que
pasemos
al
confesionario? ESTER
—No, no. En este momento no podría.
PADRE VICENTE ESTER
—Hablemos aquí, entonces.
—No, no puedo, no puedo. Sí, es cierto. Vine a decirle algo. Pero ahora no puedo. Pienso: usted va a venir el viernes a casa... y nos va a ver a todos alrededor de la mesa... y pensará que soy una mujer feliz...
PADRE VICENTE
—(ASOMBRADO) ¿Y no es, acaso, una
mujer feliz? ESTER
—(ESTALLA)
Es
todo
una
mentira... una
miserable mentira! PADRE VICENTE ESTER
—(APENADO) ¡Ester!
—¿Ve?, por eso no quería hablar. Usted nos
cree un matrimonio ideal... PADRE VICENTE
—Sinceramente,
sí.
Un
ejemplo
de
matrimonio. O soy muy mal sicólogo, o... ESTER
—O... dígalo... o yo disimulo muy bien. Sí, padre, parece que soy buena actriz. Pero no puedo más. Mi vida con Felipe es un infierno. Un tormento permanente. Le aseguro que, si no fuera católica, ya hace tiempo que habría pedido el divorcio. Pero ya que no puedo divorciarme, al menos separarme.
PADRE VICENTE
—(AFLIGIDO)
¿Separarse,
Ester?
¿Ustedes? ESTER
—Ahora que nuestros hijos ya son mayorcitos y no sufrirían tanto... No puedo más. Mi vida no es vida, es un infierno.
PADRE VICENTE
—¿Pero es que acaso Felipe no la quiere?
Viéndolos, uno tiene la impresión de que la adora. ESTER
—No se, no se. Es posible que me quiera. A su modo. Es posible que un hombre ame y al mismo tiempo destruya al ser que ama. Lo que
se es que me ha destruido. No, no, padre, no puede quererme y ser tan egoísta conmigo... humillarme así... portarse como un avaro. PADRE VICENTE
—¿Felipe egoísta? ¿Felipe avaro? Pero si
es todo generosidad. ESTER
—Sí, con todo el mundo. Menos conmigo. Usted, sabe, padre, que estamos en una situación económica bastante buena.
PADRE VICENTE
—Al menos, a juzgar por la casita que
tienen en Guadalupe... ESTER
—Y sin embargo, lo viera haciéndome escenas terribles por cuestiones de dinero. Me obliga a rogarle, a suplicarle para darme hasta para los gastos más indispensables de la casa. Hay días en que no me deja ni para el gasto diario.
Y
lo
hace
a
propósito,
para
amargarme. PADRE VICENTE
—Jamás hubiera sospechado una cosa así
de Felipe. ESTER
—Claro, ¿quién se lo podría imaginar, verdad? Se complace en humillarme, en rebajarme. Me hace sentir no como una esposa, sino como una esclava. El es el amo... yo dependo de él y tengo que arrastrarme a sus pies. Hace como un mes que quiero comprarme una novela que me interesa (usted sabe que siempre me ha gustado la lectura) . Y él... Un día me dijo de muy mal modo: "Hoy no tengo dinero".
Otro día, inventó cualquier pretexto... me obligó a pedirle cinco, seis veces. Hasta que al
fin,
como
siempre...
de
rabia
y
de
vergüenza renuncié a la novela y no le pedí más.
Pero
por
dentro
me
voy
sintiendo
deshecha. Claro, como a él mis libros no le interesan... como los desprecia... PADRE VICENTE ESTER
—¡Pobre Ester! ¿Y siempre fue así?
—No. Al principio era tan generoso. Pero poco a poco fue cambiando. Hasta que he acabado arrepentida de haberme casado con él. No, Felipe no es el hombre para mí. Somos demasiado distintos. Lo mejor será que me separe y termine este tormento.
PADRE VICENTE
—Espere, Ester. No se precipite. Ya que
soportó tanto tiempo, espere un poco más. ESTER
—¿Y para qué? ¿Qué objeto tiene seguir esperando? El ya no va a cambiar. El es así.
PADRE VICENTE ESTER
—No
—Se lo pido como un favor de amigo. se,
(SUSPIRA;
no
se.
Ya
PAUSA).
no
soporto
Bueno,
más.
tengo
que
marcharme. Será hasta el viernes, padre. PADRE VICENTE
—-Hasta el viernes, Ester. Es decir, no
se. No se si después de lo que me ha contado, le resultará cómodo que...
ESTER
—Sí.
Prefiero
que
haya
gente
en
casa.
Cuando estamos solos, hay una tensión tan grande. Venga por favor. PADRE VICENTE
—En ese caso, iré. Y entre tanto, sepa
que rezaré mucho por usted. Y por Felipe. CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Viernes
24.
Acabo
de
regresar de casa de los Míguez. HÉCTOR
—Mamá en seguida baja, padre. Se está
terminando de vestir. PADRE VICENTE
—¿Tú eres... a ver, a ver... Héctor,
verdad? El mayor... ¿Y tu padre, está en casa? HÉCTOR
—No, todavía no volvió de la obra. Trabaja
hasta muy tarde. PADRE VICENTE
—Y, Héctor, ¿cómo te va a tí en los
estudios? HÉCTOR
—(SIN DEMASIADA FIRMEZA) Bien, padre.
PADRE VICENTE
—¿Ya tienes pensado qué carrera vas a
seguir? HÉCTOR
—Sí. Profesorado de literatura.
PADRE VICENTE
—Ah, muy bien. ¿Y tus padres, qué
opinan? ¿Están de acuerdo? HÉCTOR
—Mamá, por supuesto que sí. Si es ella la que me hizo ver que esa es mi vocación. Papá, en cambio, quería que yo fuera al Politécnico y me recibiera de constructor para trabajar con él en su empresa.
PADRE VICENTE HÉCTOR
—Pero a tí no te gusta.
—En realidad, a mí al principio la idea me gustaba. Yo siempre decía que iba a ser constructor como papá. Pero por suerte mamá me hizo ver que estoy hecho para las letras. A papá le dio mucha rabia. Discutieron tanto por eso. Pero yo soy como mamá. Mamá es maravillosa. Tan inteligente, tan culta. Si hubiera estudiado...
PADRE VICENTE HÉCTOR
—(PENETRANTE) ¿Y papá... cómo es?
—(CON
UN
INVOLUNTARIO
DEJO
DE
DESDEN) Bueno. Papá es distinto. PADRE VICENTE ESTER
—¿Distinto, por qué? Cuenta.
—(ENTRANDO)
Buenas
noches,
padre.
Bienvenido. CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Fue una lástima la llegada de
Ester. Me habría gustado hablar más con Héctor. Luego llegó Felipe; nos sentamos a cenar.
Todo
transcurría
en
el
ambiente
amable y cordial de siempre. Pero ahora que yo sabia la tragedia de incomunicación, la guerra sorda que había detrás de aquella aparente cordialidad, no podía sentirme como antes. Me costaba mantener la conversación. EFECTO
—RUIDOS DE PLATOS, CUBIERTOS, COPAS,
ETC. PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) ¿Siempre con tanto trabajo,
Felipe? FELIPE
—Sí. Estoy haciendo el nuevo edificio para el Banco Industrial. Un sistema de construcción revolucionario, ingeniero
inventado
francés,
Laselle
por
ese
gran
(PRONUNCIA:
"Lasel") - Fíjese qué sistema tan genial, tan... ESTER
—(RISITA) Perdón, querido, pero el francés y tú nunca se han llevado demasiado bien. Se pronuncia Laseie.
FELIPE
—¿De veras? ¿Estás segura? Se escribe "Laselle". Hubiera jurado que se pronuncia Lasel.
ESTER
—Claro. Justamente. Se escribe "Laselle", se pronuncia Laseie. Héctor, tú que estudias francés, ¿verdad que es Laseie?
HÉCTOR mamá.
—(MOLESTO) Bueno... sí... es como dice
FELIPE
—(SIN
INCOMODARSE)
Bueno,
como
se
pronuncie. Lo cierto es que el sistema... ESTER
—(INTERRUMPE) Perdón, padre, ¿le sirvo un
poco más de ensalada? PADRE VICENTE
—Gracias.
Le escucho, Felipe.
Decía
usted que el sistema... ESTER
—Y a propósito de franceses talentosos, padre, ¿leyó la última novela de Simone de Beauvoir? ¡Qué interesante! ¡Qué escritora! qué estilo, que...
CONTROL
—CORTINA MUSICAL CUBRIÉNDOLA.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Antes
de
marcharme,
mientras Ester me alcanzaba mi abrigo, le dije en voz baja que quería volver a hablar con ella. Que viniera a verme. Voy a rezar mucho, Señor. Mucho. CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Sábado 25. Ester no se hizo
esperar. ESTER
—Anoche usted dijo que quería hablarme. Aquí
me tiene, padre.
PADRE VICENTE
—(SUAVEMENTE BURLÓN, TRAVIESO).
Ester. ESTER
—Sí, padre.
PADRE VICENTE ESTER
—Lasel.
—¿Cómo?
PADRE VICENTE
—Se escribe Laselle, se pronuncia Lasel.
Felipe tenía razón. Y su hijo Héctor se puso colorado porque él también sabía que se pronunciaba
Lasel,
pero
no
se
animó
a
desmentirla a usted. ESTER
—(MOLESTA)
¿Y
me
ha
llamado
para
corregirme mi francés? PADRE VICENTE
—No.
La
he
llamado
porque
he
reflexionado mucho sobre su caso. Sí, Ester, usted tiene razón. Usted no debía haberse casado con Felipe. Con su cultura, con sus inquietudes, usted debía haberse casado con un escritor, con un intelectual. ESTER
—Me alegro que lo comprenda, padre. Hace
mucho que me di cuenta. PADRE VICENTE
—(PENETRANTE). Y lo peor es que,
desde que se dio cuenta, empezó a hacérselo sentir a Felipe. A despreciarlo un poco. ESTER
—(NERVIOSA) ¿Cómo?
PADRE VICENTE
—Usted se sintió superior a Felipe. O, lo
que es lo mismo y es peor, sintió a Felipe
inferior a usted. E, inconscientemente, se lo hizo
sentir
arrogante,
así
a
él. Tomó una actitud
despectiva.
¿Cuántas
veces
delante de todos, delante de sus hijos, le ha corregido su pronunciación francesa, como anoche? ¿Cuántas veces, como anoche, cuando él intentaba hablar de la obra que está construyendo, hablar
de
usted la
lo
última
interrumpió novela
para
que
leyó?
Discúlpeme Ester, pero soy su amigo, la estimo, y tengo que ser sincero. ESTER
—Bueno, admitamos que haya algo de eso. Pero, en todo caso, ¿qué son esos pequeños defectos
míos
frente
a
las
horribles
humillaciones a las que él me somete? PADRE VICENTE
—Ya
Quizás
iremos
esas
sean
a
eso.
Déjeme
pequeñeces.
seguir.
Pero,
¿es
pequeñez también haber influido sobre su hijo Héctor
para
que
la
admire
a
usted
y
desprecie a su padre? ESTER
—(MUY NERVIOSA). Padre Vicente, ¿qué
está usted diciendo? PADRE VICENTE
—Tenga el valor de mirar por una vez
hasta el fondo de su corazón, Ester. Para Héctor, sólo usted vale. Felipe no es más que el que mantiene la casa. Héctor quería de veras ser constructor y trabajar junto a su padre. Pero usted lo inclinó hacia la literatura porque era una forma de alejarlo de Felipe y
mantenerlo unido a usted. Usted es la que siempre soñó ser profesora de literatura. ESTER
—(BAJO).
¿Cómo
lo
adivinó,
padre?
(REACCIONA). Bueno, pero le repito, aun así, todo eso no es nada al lado de lo que Felipe... PADRE VICENTE
—Quizá él diga: "Todo lo que yo le hago
a Ester no es nada al lado de lo que ella me hace a mí". Y tal vez los dos tengan razón. Cuando él sintió que usted lo menospreciaba, que la perdía, que perdía a Héctor, cometió un gran error. Sí, Felipe es muy culpable también y no lo defiendo. Pero necesitaba de alguna manera conservar el dominio sobre usted... hacerle sentir que, en otro terreno, él seguía siendo superior... y no encontró otra forma que hacerle sentir que él era el amo puesto que era el dueño del dinero. Y por eso se lo retacea, obligándola a humillarse y pedírselo.
Sin
darse
cuenta,
inconscientemente, se estaba vengando así de usted, desquitándose, tomándose la revancha. El es culpable, Ester. Pero usted también. Los dos tienen la culpa. Como casi siempre. El la quiere profundamente. La adora. Y es un hombre que vale muchísimo, un hombre lleno de valores. Pero usted no supo valorarlo. ESTER
—(PAUSA). Dios mío. Es increíble... pero nunca me di cuenta de todo lo que lo herí a
Felipe. Recién ahora que usted me lo dice, empiezo... PADRE VICENTE
—Ester, Felipe la ha hecho sufrir mucho
a usted, es cierto. Pero usted lo ha hecho sufrir
mucho
cambiara,
a
vería
él.
Mucho.
cómo
él
Y
si
usted
inmediatamente
cambiaría también. Si eso es lo que él está deseando y esperando con toda su alma! ¡recobrarla! ESTER
—Padre...
ahora
sí...
—FONDO
MUSICAL
ANTES).
SUBE,
hoy
sí
quisiera...
confesarme. CONTROL
(ENTRA
BAJA
Y
UN
POCO
QUEDA
DE
FONDO. PADRE VICENTE
—La confesión de Ester fue larga y
sincera. Reconoció totalmente su parte de culpa. Y al marcharse, ya no hablaba de separarse sino de rehacer su matrimonio. "Díos los va a ayudar", le dije. Y estoy seguro de que Dios los va a ayudar a los dos a redescubrir el camino del mutuo respeto, que es el camino del mutuo amor. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 6
Duración: 21:30
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. DON MATÍAS —Comerciante. 48 años. ENRIQUE
—Obrero. 32 años.
ELISA
—Su esposa. 29 años.
MEDICO.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA - EMPALMA CON FONDO SUAVE.
PADRE VICENTE
—(RELATA). Miércoles 2. Creo que hoy
no tengo nada especial para contar en mi diario. Ha sido un día como todos: pura rutina. (COMO RECORDANDO DE PRONTO) Salvo que... (SONRÍE) Si, después de todo,
es
un
hecho
inusitado,
digno
de
ser
registrado: ¡hoy den Matías ha cerrado su comercio!
La
tienducha
de
don
Matías
cerrada: algo nunca visto... un verdadero acontecimiento. Si me lo contaban, no la hubiera creído. Pero lo comprobé con mis propios ojos. Yo había ido a visitar a doña Julia, que está enferma. En el camino de regreso me encontré con mi joven amigo Enrique...
(DESVANECE
Y
CESA
FONDO
MUSICAL) . EFECTO
—AMBIENTE DE CALLE TRANQUILA.
ENRIQUE
—¿Va
para
su
casa,
padre
Vicente?
Yo
también voy para ese lado. Si gusta lo acompaño y vamos charlando por el camino. PADRE VICENTE EFECTO
—Encantado, Enrique.
—PASOS DE AMBOS.
PADRE VICENTE
—(SOBRE
EL
FONDO
DE
PASOS,
RELATA A PRIMER PLANO). Cuando nos acercábamos al pequeño comercio de don Matías... ENRIQUE
—Me quedé sin cigarrillos. Si no molesto, padre, voy a comprar en lo de don Matías. Es un minuto. ¿Me espera?
PADRE VICENTE
—Mejor entro contigo y aprovecho para
comprar café que se me acabó. EFECTO
—PASOS SE DETIENEN.
ENRIQUE
—Caramba. Qué raro. Cerrado.
PADRE VICENTE
—(ASOMBRADO)
¿Cerrado?
¿Don
Matías? Imposible. Si son apenas las 7 de la tarde. Y jamás cierra antes de las 11 de la noche. Ni los domingos, siquiera. ENRIQUE
—Sin embargo, ya lo ve. Cerrado a cal y
canto. PADRE VICENTE
—Bueno, enhorabuena. Se habrá decidido
por fin a descansar un día. ENRIQUE
—¿Qué habrá ido a hacer?
PADRE VICENTE
—Dios lo sabe. No sé, habrá salido con
algunos amigos. ENRIQUE
—¿Amigos? ¡Vamos! Si ese hombre no tiene un
solo amigo en el mundo! PADRE VICENTE ENRIQUE
—O habrá ido a visitar a algún pariente.
—Tampoco se le conocen parientes. Si los tiene, se ha alejado de todos. Usted sabe cómo es don Matías: no se da con nadie. Acuérdese, acuérdese cómo se portó conmigo cuando...
PADRE VICENTE
—Bueno, o simplemente se fue a pasear
por ahí. ENRIQUE
—Pues
es
como
para
publicarlo
en
los
periódicos: "Don Matías cerró su tienda y salió a pasear". ¿Qué santo es hoy, padre, para que se haya producido ese milagro?
CONTROL
—CORTINA MUSICAL BREVE, AGIL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) El "acontecimiento" fue el
tema obligado de conversación durante el resto del camino. Enrique y yo evocamos anécdotas, rasgos, actitudes de ese hombre huraño y solitario. ENRIQUE
—Un día, hace ya muchos años, medio en broma le pregunté: ¿Piensa vivir así siempre, don Matías?
DON MATÍAS —(SECO, CORTANTE). ¿Así, cómo? ENRIQUE
—Así, solo... sin nadie. ¿Nunca ha pensado en
casarse? DON MATÍAS —Primero tengo que juntar dinero. Después veremos. Por ahora, a mí que me dejen solo que estoy muy bien así. PADRE VICENTE
—Pero por lo visto, el dinero que juntó
nunca
le
pareció
bastante.
Recuerdo
un
domingo en que pasé cerca de medianoche y, como siempre, encontré todavía abierto el comercio. Necesitaba ya no recuerdo qué, y entré. Mientras me despachaba, no pude menos que comentarle: Un domingo... y un domingo tan lindo como ha hecho hoy... Todo el
mundo
paseando...
y
usted
siempre
encerrado aquí dentro, don Matías. DON MATÍAS —Qué quiere, padre. Tengo que trabajar, vender. A mí el dinero no me llueve del cielo. Si no trabajo...
PADRE VICENTE
—¿Y no le convendría tener un socio, así
se turnan y usted puede tener libertad para salir de tanto en tanto? DON MATÍAS —¿Un socio? ¿Para que me robe? A mí que me dejen solo. PADRE VICENTE
—Podría ser un amigo de su confianza.
DON MATÍAS —Gracias a Dios no tengo amigos. PADRE VICENTE
— (SERIO) ¿Cómo dice "gracias a Dios",
don Matías? Una de las cosas más hermosas que nos ha dado Dios son los amigos. DON MATÍAS —Sí, sí. Solo sirven para enredarle la vida a uno. Bien dice el refrán: "el buey solo bien se lame".
Yo
gano
lo
mío
para
vivir,
soy
independiente, no le debo nada a nadie. Eso es lo mejor de todo: no deberle nada a nadie, así tampoco nadie puede venir a pedirme nada. A mí que me dejen solo. PADRE VICENTE
—Pero, ¿no le resulta triste vivir así,
tan solo? DON MATÍAS —¿Triste, por qué? Si tengo todo lo que necesito. Mis ahorros en el banco... mi seguridad...
mi
tranquilidad.
Soy
independiente. No dependo de nadie. Lo mío es mío. Vivo seguro, ¿comprende, padre? Seguro. Y eso es lo más importante. Ah, sí: la seguridad es lo primero. CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
— (RELATA) De más está decir que en el
barrio don Matías no es querido. Un hombre así no se hace querer. Pero él parece no darse cuenta. O no importarle. Sobre todo, hubo una actitud de don Matías que le granjeó
la
antipatía
cuando,
precisamente
del a
vecindario. Enrique,
se
Fue le
incendió la pobre casucha en que vivía. Con esa solidaridad admirable de los pobres, todos acudimos en su ayuda para volver a hacerle la caza. EFECTO
—VOCES
ANIMADAS
DE
LOS
VECINOS
PASANDO - QUEDAN DE FONDO. PADRE VICENTE
—Bueno: todos, no, hubo uno... uno solo
que no vino: don Matías. (PAUSA MIENTRAS SE SIGUEN OYENDO LAS VOCES; LUEGO, EN ACCIÓN, EN VOZ ALTA, COMO AL PASAR) : Eh, don Matías, vamos. DON MATÍAS —(DESDE 2° PLANO) . ¿A dónde? PADRE VICENTE
—(SE ACERCA) ¿Cómo a dónde? ¿No
sabe, acaso? A ayudar. A hacerle la casita nueva a Enrique.
DON MATÍAS —(AHORA CERCA) Yo no puedo. Tengo que atender la tienda. PADRE VICENTE
—Pero, ¡don Matías! ¿Qué hay de grave
si cierra por una vez? Todos vamos. Hasta los viejos. Las mujeres, los niños... todos. DON MATÍAS —Entonces, si van tantos, ¿qué falta hace uno más? (LAS VOCES SE ALEJAN). PADRE VICENTE
—Pero, ¿no me quiere entender, don
Matías? Usted es el único, el único en todo el barrio que no se va a hacer presente. DON MATÍAS —Y... cuando se junta la gente es cuando más se vende, cuando más falta hace mi tienda abierta. Hace calor, con el trabajo les va a venir sed, precisarán re frescos... PADRE VICENTE
—(RELATA) Y es posible que, en efecto,
ese día don Matías haya vendido y ganado mucho. Pero nadie en el barrio olvida que fue el único que no colaboró. (PAUSA BREVE) Y por tantas cosas como esas, es que haber encontrado hoy por primera vez cerrado el comercio de don Matías, parece un suceso digno de ser registrado en mi diario... CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Jueves 3. La cosa cambia de
aspecto. Esta mañana salí en busca del café que no pude comprar ayer... y... la tienda de don Matías seguía cerrada! Frente a su puerta ya se había congregado un buen grupo
de vecinos que comentaban extrañados. Al verme, Enrique se me acercó. EFECTO
—COMENTARIOS DE LOS VECINOS.
ENRIQUE
—¿Qué me dice, padre? Esto ya es más que
raro. PADRE VICENTE
—¡Rarísimo! ¿Nadie lo ha visto por la
calle después que cerró? ENRIQUE
—Nadie.
PADRE VICENTE
—¿Y han golpeado a la puerta, a ver si
está adentro? ENRIQUE
—Varias veces. Pero no contesta.
PADRE VICENTE
—¿No sería cosa de avisar a la policía. y
que echen la puerta abajo? ENRIQUE
—En eso estamos pensando. Aunque para derribar esa puerta con todos los cerrojos y trancas que le pone...
PADRE VICENTE
—Probemos de llamar una última vez.
EFECTO
—GOLPES FUERTES A LA PUERTA.
TODOS
—(GRITAN) ¡Don Matías ¡Don Matías!
ENRIQUE
—Nada.
PADRE VICENTE EFECTO
—Silencio. Me parece oír pasos.
—PASOS QUE SE ARRASTRAN - SE OYE ABRIR CERROJOS - PUERTA SE ABRE.
DON MATÍAS —(MUY DÉBIL) ¡Socorro! Me siento muy mal.
ENRIQUE
—(IMPRESIONADO) ¡Don Matías!
PADRE VICENTE
—
(RELATA)
Había
acudido
casi
arrastrándose, con el último resto de sus fuerzas. (EN ACCIÓN). Este hombre está muy enfermo. Alguien que vaya donde el doctor Díaz y le pida que venga en seguida. CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL.
MEDICO
—¿Y desde ayer que está así? Tiene suerte de seguir con vida. Es un cuadro de origen cardíaco. Necesita cuidados muy especiales... un régimen de comidas muy sano y atención permanente. ¿Hay algún familiar que pueda hacerse cargo de él?
PADRE VICENTE
—Usted sabe, doctor, que don Matías es
un hombre solo. MEDICO
—En ese caso... (PAUSA).
ENRIQUE
—(TRAS LA PAUSA, RESUELTO). Yo tengo un cuarto en casa. Doctor, ¿me ayuda a llevarlo en su automóvil hasta allí?
PADRE VICENTE
—(CONMOVIDO) ¡Enrique! ¿Vas a llevarlo
a tu casa? (RELATA) Yo sabía hasta qué punto había indignado a Enrique la actitud egoísta de don Matías cuando se negó a ayudar a rehacer su casa. Sin embargo, ahora Enrique parecía haberlo olvidado por completo,
como
si
aquello
nunca
hubiese
sucedido. Gracias a Dios, hay gentes así,
para quienes los gestos generosos son algo tan natural como caminar o respirar. ENRIQUE
—Pobre hombre. Tan solo. No tiene a nadie. En este momento lo único que siento por él es una
lástima
enorme.
¿Me
ayuda,
padre
Vicente? ¿Viene conmigo? PADRE VICENTE
—(RELATA). No pude menos que pensar
en el Buen Samaritano... CONTROL
—CORTINA MUSICAL EMOTIVA.
PAUSA PARA EL CORTE
CONTROL
—CORTINA MUSICAL ALEGRE, EMOTIVA. QUEDA DE FONDO PARA EL RELATO.
PADRE VICENTE
— (RELATA) Martes 8. Como casi todas
las tardes desde que don Matías se enfermó, hoy fui a visitarlo. Aunque débil todavía, ya está mucho mejor. Los solícitos cuidados de Enrique y, sobre todo, los de Elisa, su esposa, que lo atiende como si fuera de la familia... la sana comida casera... el cuarto modesto, pero limpio, alegre, soleado, tan distinto de la oscura trastienda en que vive... todo ha contribuido a reponerlo. ELISA Adelante...
—¿Viene
a
ver
al
enfermo,
padre?
PADRE VICENTE
—(ACERCÁNDOSE)
¿Qué
tal,
don
Matías? ¿Cómo anda eso? DON MATÍAS —Mejor, padre... mucho mejor... Ya bien pronto podré levantarme, volver a la tienda y dejar de molestar a estos amigos. ELISA
—(REPROCHE CARIÑOSO) Don Matías, don Matías... ya sabe que usted no se va de aquí hasta que lo ordene el médico. De modo que no insista. Y ahora, se va a comer "todita" esta compota de manzanas.
EFECTO
—DEPOSITA PLATO SOBRE LA MESA.
DON MATÍAS —Pero es que... si hace apenas dos horas que... ELISA
—Ya sabe lo que dijo el médico: comida liviana, de a poquito y cada dos horas, para que se reponga.
DON MATÍAS —(SUSPIRA) ¡Me cuidan como a un niño! ELISA
—Y si usted es un niño, don Matías. Y ahora lo dejo con el padre Vicente, que tengo que preparar la cena. (SE ALEJA). No se olvide que cuando vuelva no quiero ver ni un restito de la compota. (RÍEN).
DON MATÍAS —(TRAS UNA PAUSA) ¡Dios mío! ¡Dios mío! PADRE VICENTE
—¿Qué le pasa, don Matías?
DON MATÍAS —Tengo tanta vergüenza. Todo lo que esta gente está haciendo por mí. Y después de la
forma en que yo me porté con ellos. No sé cómo podré pagarles. No hay dinero en el mundo que... EFECTO
—A LO LEJOS, RUIDOS EN LA COCINA (ELISA PREPARANDO LA COMIDA)
PADRE VICENTE
—Ya les está pagando con lo que acaba
de decir. Siga sintiendo, don Matías. Y pensando en lo que siente. DON MATÍAS —Oh, padre, si es por eso, estos días me han servido para pensar mucho. Mucho. PADRE VICENTE
—¿Y qué ha pensado?
DON MATÍAS —Que he sido un imbécil. He perdido mi vida. He vivido para nada. Yo podría tener un hogar, una familia, una esposa como Elisa... PADRE VICENTE
—Pero prefirió casarse con otra esposa.
Su famosa "señora Seguridad". DON MATÍAS —¡Seguridad!
Seguridad
porque
tengo
una
libreta del Banco con unos números puestos en columnas. ¿Y qué? ¿De qué me sirvió cuando me enfermé? De nada. Si los vecinos no llamaban a mi puerta... si Enrique y Elisa no se apiadan de mí y me recogen... ahí me hubiera muerto en mi cueva, solo, como un perro... solo con mi libreta de Banco. (SE ESTREMECE) Solo. Solo. Morir solo. Vivir solo.
PADRE VICENTE
—Qué palabra tan triste, ¿verdad? Y a
usted le gustaba tanto. La repetía con tanta satisfacción: "A mí que me dejen solo". Pero don Matías, los hombres no somos islas. Dios no nos ha hecho para vivir "independientes" como usted, sino para que dependamos los unos de los otros. Gracias a Dios, todos dependemos de todos. DON MATÍAS —Empiezo a comprenderlo. PADRE VICENTE
—A usted no le gusta deber nada a
nadie. Ni un favor, siquiera. Y ahora debe e Elisa y Enrique nada menos que la vida. DON MATÍAS —Es curioso. Usted no me creerá, padre. Pero deber tanto a otros por primera vez en la vida... me hace sentir feliz. ELISA
—(DESDE LEJOS) Y, don Matías ¿Cómo
marcha esa compota? CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Ya me marchaba, cuando en
la puerta de calle me encontré con Enrique que regresaba del trabajo. ENRIQUE
—¿Y, padre? ¿Cómo encontró hoy al enfermo?
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Mejor... mucho mejor. Y no
solo de salud. Sino de otra cosa también. Es otro hombre. No se imaginan Elisa y tú el bien que le han hecho. Lo han cambiado. Le han enseñado a vivir.
ENRIQUE
—Usted no me va a creer... pero le he tomado cariño a don Matías. Pobre hombre. Ahora que lo conozco mejor, no era una mala persona.
Simplemente
era
un
hombre
equivocado. Creo que llegaremos a ser buenos amigos... CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL.
PADRE VICENTE
—Miércoles 30. Hace pocos días que don
Matías, ya completamente repuesto, ha vuelto a su tienda. Esta noche, me acordé a última hora que necesitaba jabón y, llevado por la costumbre, me corrí hasta la de don Matías. Pero, con gran sorpresa, encontré la tienda cerrada. Y, clavado en la puerta, un cartel que decía:
DON MATIAS —Cerrado. Horario, de 8 a 12 y de 15 a 20. Se
ruega
al
vecindario
acostumbrarse
a
comprar sus provisiones en horario normal. Uno tiene que tener tiempo para sus amigos. Muchas gracias. Don Matías.
CONTROL
—CIERRE MUSICAL ALEGRE.
CAPITULO 7
Duración: 22:10
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. JORGE
—(20 años), joven estudiante, noble, sincero.
FÉLIX GARMENDIA
—(19 años), también joven estudiante. —(47
años),
temperamento
rico
hacendado,
dominador,
hombre
de
acostumbrado
a
imponer su voluntad.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA.
PADRE VICENTE
—Julio, jueves 6. Fue una alegría volver
a ver a Jorge Garmendia. Guardaba un recuerdo muy simpático de ese muchacho. Vino a verme esta tarde, en compañía de otro amigo de su edad.
JORGE
—¿Se acuerda de mí, padre?
PADRE VICENTE eres
—¡Pero, cómo no me voy a acordar! Tú Jorge
Garmendia,
el
estudiante
de
ingeniería que nos ayudó el año pasado a levantar el comedor infantil. JORGE
—(BROMEA). Y en confianza... el comedor ¿todavía está en su sitio? ¿No se cayó?
PADRE VICENTE
—(RÍE).
Está
enterito,
donde
tú
lo
levantaste. JORGE
—Menos mal. Tan mal aprendiz de ingeniero no soy, entonces. (RÍEN) Padre, le quiero presentar a un amigo, Félix Irrazábal.
PADRE VICENTE
—Mucho gusto, Félix.
FÉLIX
—Encantado, padre.
PADRE VICENTE
—Bueno, ¿y qué los trae por aquí?
JORGE
—Nosotros formamos parte de un grupo de estudiantes católicos. Somos siete que nos reunimos todos los sábados en casa de alguno de nosotros para conversar y reflexionar.
PADRE VICENTE FÉLIX
—Ah, muy bien.
—Y queremos pedirle, si le es posible, que venga a nuestra reunión de este sábado y nos de una meditación cristiana.
PADRE VICENTE
—¿El sábado? ¿A ver? Tengo bautismos
a las 5. Podría quedar libre a eso de las 7 de la tarde.
FÉLIX
—Estarla perfecto. Esa es la hora en
que solemos reunirnos. PADRE VICENTE
—Cuenten conmigo, entonces. ¿Dónde va
a ser la reunión? JORGE
—Este
sábado
la
hacemos
en
mi
casa.
Aprovechamos que este fin de semana papá tiene que ir a la hacienda y no va a estar. PADRE VICENTE JORGE
—¿Y por qué dices "aprovechamos"?
—Mi padre es furiosamente anticlerical. No le gustan nada los curas ni le gustan nuestras reuniones ni mis amigos católicos. Piensa que es a causa de mi catolicismo que no me intereso por sus negocios, y le echa la culpa a la religión y a los curas. Pero, como por suerte
papá
no
va
a
estar,
estaremos
tranquilos... CONTROL
—CORTINA MUSICAL ÁGIL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Julio, sábado 8. Llegué a
casa de Jorge Garmendia a la hora convenida. Viniendo de un barrio pobre como el mío, el contraste con ese jardín, con esos mármoles, con esas alfombras, me resultó un impacto. Bueno, tenía que habérmelo imaginado: yo sabia que don Alejandro Garmendia —el padre de
Jorge—es
uno
de
los
hacendados
terratenientes más ricos de la república. EFECTO
—SE ABRE PUERTA CANCEL.
y
JORGE
—Adelante, padre, adelante. Bienvenido.
PADRE VICENTE
—Buenas
tardes,
Jorge.
¿Ya
están
todos? EFECTO
—SE CIERRA PUERTA.
JORGE
—No, todavía faltan algunos.
FÉLIX
—Son muchachos que tienen exámenes en estos días y están estudiando fuerte; por eso avisaron que llegarán un poco más tarde. Pero no van a demorar. Permítame su abrigo, padre.
PADRE VICENTE JORGE
—¡Qué residencia, Jorge!
—No me hable. Me da tanta vergüenza vivir en medio de este lujo, cuando los campesinos de la hacienda de mi padre viven hacinados en tugurios.
PADRE VICENTE
—Tú
no
elegiste
a
tu
familia.
Lo
importante es que sientas eso y luches para corregir esas injusticias. JORGE
—Eso es lo que intento. Y a propósito de mi familia,
pequeño
contratiempo:
a
último
momento papá cambió de planes y no fue a la hacienda. Se quedó en casa. Por ahora está mirando televisión. Espero que el programa sea muy entretenido y no le de por... EFECTO
—SE ABRE LA PUERTA INTERIOR.
GARMENDIA
—(ACERCANDOSE) Jorge.
JORGE
—(BAJO) ¡Zas! Ahí viene.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
GARMENDIA
—(2° PLANO) Jorge.
PADRE VICENTE
—(RELATA)En un primer momento, don
Alejandro
Garmendia
no
reparó
en
mi
presencia. Es de esos hombres que siempre están solo en lo suyo, que no reparan en la presencia de otros. Que no miran. O que miran sin ver. GARMENDIA
—Jorge, tú que entiendes a ese endiablado televisor, ven a ver qué pasa que sale todo lleno de rayitas.
JORGE
—Sí, papá, ya voy.
GARMENDIA
—Oye aturdido, pero antes, ¿no me presentas
al señor? JORGE
—(EN 2º PLANO A DESGANO) Ah, sí. Papá, te presento al padre Vicente. (ALEJÁNDOSE) En seguida vuelvo, padre.
EFECTO
—SE CIERRA PUERTA INTERIOR.
GARMENDIA
—¿El padre Vicente? ¿Otro cura?
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Me
clavó
una
mirada
despectiva, burlona. GARMENDIA
—Antes era más fácil reconocerlos a ustedes.
Usaban faldas. PADRE VICENTE GARMENDIA
—(SONRÍE) ¿Y le parecíamos mejor así?
—En cierto modo, era más natural. Después de todo, la religión, la iglesia, son cosas de mujeres. ¿Y a qué debemos el honor de su visita?
PADRE VICENTE
—Los muchachos me invitaron a darles
una meditación. GARMENDIA
—(ARRUGANDO
LA
CARA)
Ah,
otra
meditación. PADRE VICENTE
—Seria una impertinencia invitarlo puesto
que está usted en su casa, pero por supuesto que si gusta escucharla... GARMENDIA
—No, muchas gracias. Prefiero seguir viendo pistoleros en la televisión. Son más reales que esas (va a perdonar la franqueza, padre, pero yo soy de los que llaman las cosas por su nombre) que esas cataplasmas espirituales.
PADRE VICENTE
—Cataplasmas. Vaya. Un poco fuerte el
nombrecito, ¿no? Sobre todo no habiéndola escuchado ni sabiendo de qué pienso tratar. GARMENDIA
—Ni falta que hace. Son todas por el mismo estilo. "Hay que sufrir en este mundo para ganar el cielo en el otro... Hay que atravesar
por este valle de lágrimas con la vista puesta en el más allá... Dios recompensa a los buenos y castiga a los malos... La oración es el
camino
espiritual
de
la
salvación
del
alma..." ¡Puff! ¿Qué tendrá qué ver todo eso con la realidad de la vida? Ustedes, los curas, no viven con los pies sobre la tierra. Viven en el limbo, al margen de la vida, ajenos al mundo. PADRE VICENTE
—Habría que ver qué es "vivir con los
pies sobre la tierra", según usted. GARMENDIA
—Mire esta casa. Vaya a ver mis campos, mis haciendas, mi ganado. No levanté todo esto rezándole a los santos, sino moviéndome, comprando, vendiendo, vigilando, mandando, siempre despierto para saber en qué momento dar el golpe. Y por eso llegué a donde llegué. Ganados,
tierras,
propiedades,
acciones,
billetes: esas son cosas sólidas, concretas, tangibles, que se pueden ver y tocar y contar. En cambio ustedes, misas, plegarias, súplicas, "mea culpas", el cielo, el más allá... (BAJA UN POCO LA VOZ; EN TONO FIRME E INTENSO) Y le quiero advertir una cosa, padre: lucharé con-to-das-mis-fuer-zas para que mi hijo Jorge (que no se cómo han conseguido ustedes llenarle la cabeza de incienso), se despabile de una buena vez. Que deje de perder el tiempo en "meditaciones" y
empiece a aprender a manejar mis negocios, mis haciendas... EFECTO
—SE ABRE PUERTA.
JORGE
—(ACERCÁNDOSE)
Papá,
ya
te
conseguí
ajustar el televisor. PADRE VICENTE
— (RELATA, SONRIENDO) Por suerte
vino Jorge a rescatarme. El señor Garmendia se
volvió
con
sus
pistoleros
y
nosotros
pasamos a la salita donde ya estaban todos reunidos. Si don Alejandro Garmendia hubiera oído mi meditación, mi "cataplasma espiritual" como él decía, menudo asombro habría tenido. Y menudo sobresalto. PADRE VICENTE
—EN PRIMER PLANO Y LOS JÓVENES
UN TANTO MAS ATRÁS, TERMINAN DE REZAR nuestras
EL
PADRE
ofensas
NUESTRO:
como
también
"Perdona nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. FÉLIX
—Cuando guste podemos empezar, padre.
PADRE VICENTE
—Bien. He elegido como tema de esta
meditación, la lectura y el comentario de algunos pasajes de la encíclica. "El progreso de los pueblos", del Papa Paulo VI. Nos dice el Santo Padre: EFECTO
—PASA LAS PÁGINAS DE UN LIBRO HASTA ENCONTRAR EL PASAJE BUSCADO.
PADRE VICENTE
—"Si la tierra está hecha para procurar
a cada uno los medios de subsistencia, todo hombre tiene el derecho de encontrar en ella lo que necesita. Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se contiene, para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar a todos en forma justa, según la regla de la justicia, inseparable de la caridad". Cita luego el Papa a San Ambrosio, cuando le dice al rico: "No es parte de tus bienes lo que le das al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú, te lo apropias. La tierra ha sido hecha para todo el mundo y no solamente para los ricos". Y comenta Paulo VI: "Es decir, que la propiedad privada no constituye para
nadie
absoluto.
No
un
derecho hay
incondicional
ninguna
razón
y
para
reservarse en uso exclusivo lo que supere a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario". CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Pude apreciar que aquellos
cristianas enseñanzas del Papa Paulo, calaban muy hondo en el corazón de los muchachos. Sobre todo en Jorge Garmendia produjeron un profundo impacto. JORGE
—(REPITE IMPRESIONADO) "La tierra ha sido hecha para todo el mundo y no solamente
para los ricos". Ahora veo más claro que nunca cuál es mi deber de cristiano, cuál debe ser mi lucha. No se imagina el bien que me ha hecho su charla, padre Vicente. CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Agosto, miércoles 9. Hoy
tuve que ir al centro a hacer unas diligencias y en la calle, por casualidad, me encontré con don Alejandro Garmendia. Se me acercó con una cordialidad mitad burlona, mitad triunfal. EFECTO
—AMBIENTE
CALLE
CON
INTENSO
TRANSITO. GARMENDIA
—(ACERCÁNDOSE) Francisco...
no,
Padre... no,
Vicente...
padre padre
Vicente... PADRE VICENTE
—(SALIENDO DE SU DISTRACCIÓN)
¿Eh? GARMENDIA
—(RÍE) ¿No ve? Estos curas. En la luna como siempre. ¿No se acuerda de mí? Estuvo en mi casa el mes pasado.
PADRE VICENTE
—Sí,
como
no,
lo
recuerdo
perfectamente. Simplemente andaba un poco distraído.
¿Cómo
está
usted,
señor
Garmendia? ¿Y su hijo? GARMENDIA
—Yo, muy bien. Y mi hijo, mucho mejor. Pero a usted le va a dar un poco de fastidio saberlo, padre.
PADRE VICENTE GARMENDIA
—¿Saber qué cosa?
—Que le gané la batalla. Mi hijo se despabiló por fin. ¿Sabe dónde está ahora? En la hacienda.
Ha
ido
a
interiorizarse
de
la
marcha de la hacienda. Ya no pierde el tiempo en cataplasmas. Por fin ha puesto los pies sobre la tierra. EFECTO
—DESVANECE AMBIENTE.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Si, don Alejandro Garmendia
hubiera leído la carta que yo había recibido esta mañana! Me escribía Jorge, desde la hacienda... JORGE
—Y estoy aquí tratando de organizar el sindicato de los campesinos para que ellos empiecen a defenderse y a reclamar sus legítimos derechos. Les doy charlas en que les leo el Evangelio y las inolvidables enseñanzas del Papa que usted nos comentó aquella tarde en casa.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—Agosto,
irrumpió
don
viernes Alejandro
18.
Esta
Garmendia
mañana, en
mi
despacho
echando
chispas.
Temblaba
de
indignación cuando me dijo... GARMENDIA
—¡Se lo exijo! ¡Se lo exijo! Usted es el que desencadenó todo este lío y usted tiene que arreglarlo. Usted que tiene tanta influencia sobre
mi
hijo,
tiene
que
hacerlo
volver
inmediatamente y que termine con esa locura. ¿Usted sabe lo que está haciendo en mi hacienda? ¿Usted sabe lo que está haciendo mi hijo allá? PADRE VICENTE GARMENDIA
—(SONRÍE) Algo se.
—¡Un sindicato... un sindicato en mi hacienda! ¡Me esta sublevando a mi gente! ¡Y todos andan repitiendo frases subversivas que mi hijo aprendió de usted!
PADRE VICENTE
—De mí, no. Del Papa Paulo VI. Y de
San Ambrosio. Pues no veo de qué se queja, señor Garmendia. Su hijo se ha "despabilado". Está pisando con los pies sobre la tierra. ¿No era lo que usted quería? GARMENDIA
—¡Pero no así, demonios! Usted tiene que parar esa insurrección. Tiene que convencerlo a mi hijo de que... ustedes, los curas, tienen recursos de sobra para frenarlo me lo hace rezar, confesar, meditar...
PADRE VICENTE
—¿Pero, cómo, don Alejandro? ¿Usted
pidiéndome
que
le
aplique
a
su
hijo
"cataplasmas espirituales"? En primer lugar,
dudo mucho de que su hijo me hiciera caso aunque
intentara
convencerlo.
Cosa
que
tampoco pienso intentar, porque lo que está haciendo su hijo me parece muy cristiano y muy bien. GARMENDIA
—¿Cómo?
¿Usted
aprueba
lo
que
está
haciendo Jorge? ¡Entonces, usted es un cura comunista! ¡Sí señor, un cura comunista! Lo voy a denunciar al obispo, a Roma si es necesario. Les voy a decir que usted está sembrando la subversión dentro de la Iglesia. Usted es un infiltrado, un enemigo de la Iglesia! PADRE VICENTE
—(IRÓNICO) ¿Y de dónde le viene a
usted, señor Garmendia, ese repentino interés por la Iglesia, por defender a la Iglesia de sus "enemigos"? ¿Qué le importa a usted la Iglesia... esa antigualla de museo, ese trasto inservible, esa cosa de mujeres...? GARMENDIA
—Yo no entiendo nada. Esto es el mundo al revés. ¿Qué tiene que hablar un cura de ricos y de pobres y de salarios justos y de condiciones de vida y de justicia social y de reparto de las tierras? Los curas están para rezar por los muertos, decir misa, predicar la resignación, ocuparse de las almas...
PADRE VICENTE era
—(DIVERTIDO) ¡Pero don Alejandro! ¿No justamente
eso
lo
que
usted
nos
reprochaba? ¿Qué solo habláramos del más
allá y del alma, que todo se nos fuera en misas y plegarias, que viviéramos en el limbo? Pero ahora que nos ve pisando con los pies en la tierra y denunciando las injusticias de los ricos
y
hablando
de
cosas
"concretas,
tangibles, que se pueden ver y tocar" como usted quería, y enseñando a los pobres que tienen derecho a una vida digna porque los bienes de Dios son de todos... entonces, no le gusta. Y se indigna. Y nos exige que volvamos al más allá, a las "cataplasmas espirituales" de las que tanto se burlaba... GARMENDIA
—(FURIOSO) ¡Ah! ¡Con usted no se puede
hablar! EFECTO
—PORTAZO
CONTROL
—INICIA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
...Y
se
marchó
echando
chispas, dando un portazo. Y yo me quedé pensando: "palos porque no bogas... y palos porque bogas". Cuántos como don Alejandro Garmendia le reprochan a la religión ser algo ajeno al mundo, le reprochan a la Iglesia vivir al margen de la vida. Pero cuando la Iglesia inspira una acción concreta, una puesta en práctica de las enseñanzas del Evangelio, los mismos que le reprochaban su inutilidad, su pasividad,
su
inacción...
reprochan su acción. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
esos
mismos
le
CAPITULO 8
Duración: 22:18
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. DOÑA CLARA —40/45 años. Presidenta de la comisión de señoras de la parroquia. Una señora lista, enérgica y vivaz. Es la misma del programa No. 1 de la serie. CARDUCHA
—55 años. Una viuda con perfiles cómicos y hasta ligeramente ridícula. Cursi, sentimental, habla sin escuchar al interlocutor. Con todo, la
interpretación,
no
debe
caer
en
la
caricatura ni ser cruel. En medio de todo, Carmucha debe inspirar algo de simpatía humana. VICARIO
—50 años. Un tanto curialesco y afectado en
sus maneras. PADRE VÁSQUEZ
—25
años.
Sacerdote
joven,
recién
ordenado, tímido.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO.
LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA
Y
FUNDE
CON FONDO ALEGRE, RISUEÑO. PADRE VICENTE
—(RELATA) Febrero, martes 3. Una vez
más tengo que reconocer que doña Clara, la presidenta de la Comisión de señoras de la parroquia, tiene razón cuando me regaña: DONA CLARA —Es inútil, padre, usted será muy buen cura, pero
para
las
cosas
prácticas,
es
un
desastre. A usted lo llevan de la nariz... lo manejan como quieren. PADRE VICENTE
—Y es cierto, no lo puedo negar. No hay
más que ver lo que me pasó esta tarde. Anteayer supe que Carmucha se va a vivir al interior. Aunque mi parentesco con Carmucha es bastante lejano (creo que debemos ser primos segundos o primos terceros o algo así) consideré del caso hacerle una visita para despedirla. CARMUCHA
—Muchas gracias, Vicente. Es muy gentil de tu
parte
costearte
hasta
aquí
para
despedirnos. PADRE VICENTE CARMUCHA
—De modo que te marchas al norte.
—Sí. Desde que murió mi marido, mi querido Sofanor que en paz descanse y quedé viuda, se me hace duro seguir en esta casa donde cada rincón me trae el recuerdo del pobre
Sofanor. Y Juan, mi hijo, tanto me insistió que me fuera a vivir con él y los suyos en Santa Inés... PADRE VICENTE
—Haces bien. Tu hijo tiene razón. A qué
quedarte tan sola aquí. CARMUCHA
—El problema grande que tengo ahora es que no se qué hacer con todas estas cosas. Tú sabes cómo era mi Sofanor, que en paz descanse. Un coleccionista, por así decirlo. Todo lo guardaba, todo lo conservaba, nada botaba... ni un periódico.
PADRE VICENTE
—Basta ver esta casa. Es casi un museo.
No se puede dar un paso sin tropezarse con un mueble o con algún adorno. CARMUCHA
—Todas antigüedades venerables, recuerdos de
familia,
de
un
valor
sentimental
incalculable. Pero, y ahora, que me tengo que ir de aquí, ¿qué hacer con todo esto? Sobre todo pensando que para el finado Sofanor, que
en
paz
descanse,
estas
cosas
eran
reliquias sagradas... PADRE VICENTE
—(POR DARLE LA RAZÓN) Es claro, es
claro. ¡Qué problema! CARDUCHA
—(DE PRONTO SE LE HA OCURRIDO LA GRAN IDEA) Y ahora que digo reliquias sagradas, cómo no se me había ocurrido antes! Vicente, tu visita es providencial. A ti te manda Dios. Pero sí, ¡cómo no lo pensé! ¡El
candelabro! ¡Ya tengo la solución para el candelabro! PADRE VICENTE CARDUCHA
—(CONFUNDIDO) ¿El cande...?
—Tú eres cura, en el altar de tu iglesia te va a venir de perlas. Y es el destino más espiritual
para
un
objeto
de
arte
tan
hermoso, de tanto valor y que el pobre Sofanor que en paz descanse apreciaba tanto. PADRE VICENTE CARDUCHA
—Pero...
—No, querido Vicente, no tienes nada que agradecerme. Soy yo más bien la que te quedo
agradecida.
Es
como
un
homenaje
póstumo que rindo a la memoria del pobre Sofanor que en paz descanse. El altar de tu iglesia será como un sitial de honor, digno de un objeto tan artístico... (SUSPIRA)... ¡tan artístico! PADRE VICENTE
—Sí, pero...
CARMUCHA
—(ALEJÁNDOSE) Ven, ven a verlo.
PADRE VICENTE
—Es que...
CARMUCHA
—Sí, sí, ahora mismo. No te imaginas lo que es
ese
candelabro.
(VUELVE
A
PRIMER
PLANO) Ni te lo imaginas! EFECTO CARMUCHA cosa única.
—ABRE PUERTA. —Aquí lo tienes. Mira qué belleza, qué
PADRE VICENTE
—(SE ATRAGANTA) Glup! ¿E... este e...
es? Sí, como único es único. CARMUCHA
—Te has quedado mudo de la emoción. Es lo que les pasa a todos la primera vez que lo ven.
PADRE VICENTE
—(RELATA) ¿Cómo describirlo? ¿Cómo
describir su forma, extraña mezcla de torre Eiffel, torre de Pisa y pirámide egipcia? ¿Cómo hacer el inventario de los cientos de figuras en relieve? Había de todo. Santos, ángeles, ninfas,
profetas, centauros,
evangelistas, sabinas,
sirenas,
coéforas,
las
siete plagas de Egipto, las doce tribus de Israel, San Jorge y el dragón, Hércules y todos sus trabajos, Romeo y Julieta... CARMUCHA
—¿Qué me dices? Jamás soñaste con tener un candelabro así en tu iglesia, ¿verdad?
PADRE VICENTE
—Es cierto, jamás tuve una pesadi...
digo... jamás soñé algo así. (TÍMIDAMENTE) Ahora... no se... ¿no te parece, Carmucha... que... que es demasiado candelabro para mi iglesia, tan sencilla? CARDUCHA
—Es lo que mi Sofanor decía siempre:
demasiado, demasiado hermoso. PADRE VICENTE
—Por eso me parece que...
CARMUCHA
—Y eso que es uno solo. Figúrate si
estuvieran los dos.
PADRE VICENTE
—(DÉBILMENTE,
SOLO
PENSARLO)
ATERRORIZADO
DE
Ah,
porque
eran
dos
como
tienen
que
ser.
todavía. CARMUCHA
—Es
claro.
Dos,
Exactamente iguales. Figúratelos en tu altar, uno de cada lado. Eso es lo único que siento, la única lástima: no poder ofrecerte los dos. No se sabe cómo el otro, la pareja, se perdió. Mira que Sofanor lo buscó y lo buscó. Visitó a todos los parientes ancianos de la familia, a los viejos sirvientes de la casa de sus
abuelos,
suplicándoles
que
hicieran
memoria, que trataran de recordar dónde podía haber ido a dar el otro, quién podía tener la pareja. (SUSPIRA) Pero todo fue en vano. PADRE VICENTE
—(TÍMIDO)Bueno,
Carmucha,
sabes,
pensándolo bien... CARMUCHA
—Sí, tienes razón: dos ya sería demasiada felicidad, una dicha demasiado perfecta para este mundo. Ay, Vicente, no sabes lo feliz que me siento al pensar que he encontrado un destino digno para el candelabro, para el predilecto de Sofanor. Pienso que el pobre Sofanor
en
el
cielo
debe
estar
tan
contento...! CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL HUMORÍSTICO.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y me despedí sin atreverme
a decirle que no. Todavía creo que murmuré
un "muchas gracias". Es inútil. Doña Clara tiene razón. Soy un tímido incorregible! CONTROL
—LEVANTA
FONDO
RISUEÑO
COMO
CORTINA.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL HUMORÍSTICAMENTE
PESADA. PADRE VICENTE
—(RELATA) Febrero, viernes 6. Hoy
trajeron
el
artefacto;
y
tras
no
pocas
maniobras —ya que el bendito candelabro pesa lo suyo y es más alto que yo—, el "artístico" objeto quedó instalado en el altar. Justo en ese momento entraba doña Clara... DOÑA CLARA —(ACERCÁNDOSE) Padre, ¿a qué hora va a ser la reunión de...? (LANZA UN GRITO DE HORROR). PADRE VICENTE
—Cálmese, señora, no se asuste. No
muerde. DOÑA CLARA —¿Y ese monstruo? PADRE VICENTE
—Donación.
DOÑA CLARA —¿Y por qué la aceptó? PADRE VICENTE
—Es
un
recuerdo
de
familia
de
la
donante. Ella cree que es el objeto más
hermoso
del
mundo.
No
me
atreví
a
desilusionarla. No tuve valor. DOÑA CLARA —Ay, padre Vicente, usted será muy buen cura, pero en las cosas prácticas... PADRE VICENTE
—Estamos completamente de acuerdo,
doña Clara: un desastre. DOÑA CLARA —A usted lo llevan de la nariz, lo manejan como quieren... CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Febrero, domingo 8. Primera
misa dominical con el monstruo instalado en el altar.
Varias
impresión.
señoras En
fin,
desmayadas ya
se
de
la irán
acostumbrando... CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Marzo, miércoles 18. El que
no se acostumbra soy yo. La presencia del monstruo me pone nervioso. Me cuesta un esfuerzo sobrehumano no mirarlo mientras celebro la misa. Y si lo miro es peor: me da la impresión de que en cualquier momento el dragón se me va a abalanzar y me va a devorar sin que San Jorge consiga impedirlo. Tengo que encontrar la manera de librarme de este adefesio. Pero, ¿cómo? CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Junio, domingo 14. El hijo
de doña Clara, que hoy oficiaba de acólito en la misa, se dio un golpe contra el monstruo y se hizo un hermoso chichón en la cabeza. Después de la misa, doña Clara me dijo furiosa: DOÑA CLARA —Padre, elija: el monstruo o yo. O usted se desprende de "eso" o renuncio a la comisión. Ya ve, hoy casi me deja huérfana de hijo. PADRE VICENTE
—Pero,
¿qué
quiere
que
haga,
doña
Clara? DOÑA CLARA —Véndalo a un trapero como chatarra. O mándelo a un remate de trastos viejos. PADRE VICENTE
—Pero,
cómo
voy
a
hacer
eso.
Le
prometí solemnemente a Carmucha que velaría porque el candelabro tuviera un destino digno. DONA CLARA —Le prometió, le prometió. A usted le hacen prometer cualquier cosa, ¿Me deja tomar el asunto en mis manos y verá cómo le encuentro solución al problema? CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL ÁGIL.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Agosto,
sábado
8.
Hoy
recibimos la visita del señor vicario para inaugurar el ciclo de reuniones bíblicas en el salón
parroquial.
Luego
del
acto,
nos
quedamos conversando con monseñor y algunos matrimonios de la parroquia. VICARIO
—Sí,
querido
padre
Vicente.
Esta
nueva
corriente de austeridad que impera hoy en la iglesia está muy bien. Pero siempre que sepamos distinguir. Una cosa es el lujo y otra la
belleza.
Un
grabado
de
Durero,
una
cantata de Bach, una escultura de Miguel Ángel, un candelabro de Benvenuto Cellini, no son lujo, son arte. Y el arte sacro siempre fue y debe ser hijo dilecto de la santa madre iglesia. Por eso yo, en mi casa... PADRE VICENTE
—(RELATA) Sentí que doña Clara me
daba un codazo. Como adiviné su nefasto plan, le hice una seña desesperada, pero se encogió de hombros y emprendió el ataque. DORA CLARA
—A propósito de obras de arte, monseñor. Ya que el padre Vicente no lo menciona de puro modesto, le diré que esta humilde iglesia ha recibido en donación un objeto de arte de incalculable valor; y que el padre Vicente estaba pensando si esta iglesia tan pobre es el lugar digno de un objeto tan hermoso, si no sería mejor donarlo, por ejemplo, a... la vicaría.
VICARIO
—¿Ah, si? Qué interesante. Confieso que el
arte es mi debilidad. PADRE VICENTE
—(ASUSTADO
POR
EL
GIRO
QUE
TOMAN LAS COSAS) Este... en realidad
monseñor, doña Clara exagera un poco. El objeto no es tan extraordinariamente hermoso como ella dice. Más bien es un poco... como decirle... un poco horriblemente feo. VICARIO
—(SONRÍE) Y bueno, padre Vicente, si se arrepintió
y
no
quiere
cedérmelo,
mala
suerte. Está usted en su derecho. PADRE VICENTE
—No,
no,
monseñor,
eso
no.
Si
le
agrada, yo con todo gusto... VICARIO
—¿Podría verlo, aunque fuera por curiosidad?
DOÑA CLARA —Pero si, desde luego, cómo no, monseñor... por aquí... EFECTO
—PASOS.
DOÑA CLARA —Aquí lo tiene. VICARIO
—(TOSE AHOGÁNDOSE) Jm, jm, jm. Creo que... no me siento bien. Bf, bf, bf. En cuanto a esta cosa... sería una crueldad privarlo de un objeto tan hermoso, querido padre. (SE ALEJA). Este... salgamos de aquí rápido. Necesito aire...
CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Octubre, martes 27. Hoy
estuvo a verme para despedirse, el padre Vásquez, un joven sacerdote de reciente ordenación que, cuando seminarista, venia muchas veces a ayudar a nuestra parroquia. PADRE VICENTE
—(EN ACCIÓN). De modo que te nos vas
al Este ¿Eh? Así que vas a ser cura rural. El cura de Monte Quemado. Muy bien, hijo, muy bien. Que Dios te guíe. DOÑA CLARA —¿Y ya conoce la iglesia de Monte Quemado, padre Vásquez? PADRE VÁSQUEZ
—Aún no. Me han contado que es muy
modesta; desnuda hasta por demás. Pero, poco a poco, iré tratando de embellecerla. DOÑA CLARA —¡Padre Vicente! ¿Ha oído usted eso? PADRE VICENTE
—(BAJO) No, doña Clara, ¡se lo prohíbo!
¿Cómo se le ocurre? DOÑA CLARA —Pero, padre, si usted viene pensando en hacerle ese regalo al padre Vásquez desde que se ordenó. No me diga que ahora se echó atrás. PADRE VICENTE
—(CONFUNDIDO) No, no es eso, sino
que realmente... PADRE VÁSQUEZ
—¿Un regalo?
DOÑA CLARA —Sí, padre: el padre Vicente tiene una sorpresa para usted, pero es tan tímido que
no se anima a decírselo. Un adorno para su iglesia. Un adorno bellísimo. PADRE VÁSQUEZ
—¿De veras?
DOÑA CLARA —Un candelabro para el altar. Y no se figura qué candelabro. PADRE VÁSQUEZ
—¡Padre Vicente! No sabe la emoción que
me da, lo agradecido que le quedo. PADRE VICENTE
—Bueno,
hijo,
en
realidad
yo...
te
diré... DOÑA CLARA —(ALEJÁNDOSE)
Venga,
venga,
padre
Vásquez, venga a verlo. EFECTO
—PASOS.
PADRE VICENTE
—(AZORADO) Va a ir después, doña
Clara, qué prisa hay. Después. EFECTO
—LOS PASOS SE DETIENEN; PAUSA.
PADRE VÁSQUEZ
—(EMITE
UN
CÓMICO
RUIDO
DE
SUSTO) Fffffff... No. no. Es demasiado. PADRE VICENTE
—Es lo que yo decía. ¿Ve, doña Clara?
PADRE VÁSQUEZ
—Quiero decir... demasiado importante.
DOÑA CLARA —No importa. El padre Vicente tiene una estima
tan
grande
por
usted,
que
se
desprende gustosamente de él. PADRE VICENTE toda franqueza y...
—Mira, hijo, si no te gusta, dilo con
PADRE VÁSQUEZ
—No, no es eso, padre, cómo no me va a
gustar. Si es una belleza. DOÑA CLARA —No
se
hable
más.
Mañana
mismo
lo
embalamos bien en un cajón, lo ponemos en el ferrocarril... y a ¡Monte Quemado! CONTROL
—CORTINA MUSICAL RISUEÑA.
PADRE VICENTE
—No, doña Clara, lo que usted ha hecho
no tiene perdón de Dios. El pobre muchacho de tímido, por no desanimarme, no se atrevió a confesar que el candelabro le parecía un reverendo adefesio. Y usted se aprovechó de su timidez y... DOÑA CLARA —Igual que su parienta se aprovechó de la timidez de usted. Si todos los curas son iguales,
si
ninguno
sabe
afrontar
las
situaciones prácticas. Si no era por mí, jamás nos deshacíamos del monstruo. Vamos, padre, déjese de escrúpulos y a festejarlo: por fin nos hemos librado de esa pesadilla!
CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Octubre,
jueves
28.
Ya
marchó el catafalco para Monte Quemado ¡Pobre
Vásquez!
Pero,
aunque
me
cueste
confesarlo, ¡qué alivio! Le hemos hecho una mala jugada al padre Vásquez, pero ¡qué bien
se está en la iglesia desde que nos hemos librado del monstruo! CONTROL
—CORTINA MUSICAL.
PADRE VICENTE los
—(RELATA) Diciembre, lunes 28, día de Santos
Inocentes.
Entre
las
muchas
postales de Navidad que el correo me trajo con retraso, recibí también una carta. CARMUCHA
—Santa Inés, 23 de diciembre. Querido Vicente:
te
escribo
para
desearte
feliz
Navidad y anticiparte el más extraordinario regalo navideño que puedas imaginarte. Hace pocos días, viajando con mi hijo de regreso de Río Seco, donde fui a tomar baños termales a causa de mi reumatismo, nos detuvimos a oír misa en un pequeño pueblecito perdido de campaña, Monte Quemado. ¿Y a que no te imaginas lo que encuentro en la iglesia? ¡La pareja, Vicente, la pareja! Exactamente igual al otro que te regalé. Sabe Dios por qué misterio había ido a dar ahí. Lo cierto es que conseguí convencer al joven cura párroco de Monte
Quemado
que
me
vendiera
el
candelabro (cosa que, aunque te sorprenda, aceptó
inmediatamente
y
sin
la
menor
dificultad) y ya te lo estoy enviando. Recibe un afectuoso abrazo de... CARMUCHA. PADRE VICENTE Vásquez. ¡La pareja!
—(PARA SI) ¡Carmucha! El bandido de
DOÑA CLARA —Padre, ¿qué es ese cajón que están bajando de un camión ahí afuera? y... ¿por qué está temblando así? ¿Se siente mal? PADRE VICENTE
—Nada, doña Clara, nada. Y ese cajón
es... el destino. Algo contra lo que nadie puede. ¡Ni siquiera su sentido práctico, doña Clara! CONTROL
—CIERRE MUSICAL RISUEÑO.
CAPITULO 9
Duración: 22:06
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. MANUEL, obrero, 42 años. ALFONSO, obrero, 50 años. EL
INGENIERO
REYES
LINARES,
55
años.
Industrial
acaudalado. Carácter autoritario, rígido, severo. Hombre acostumbrado a mandar y a ser obedecido. Temperamento dominador.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA - EMPALMA CON FONDO SUAVE.
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) . Martes 11. Ni bien
entré en la fonda de don Rómulo para cenar, tuve la sensación de que algo estaba pasando.
Algo grave. Todas las caras se veían serias, adustas, preocupadas. No necesité indagar mucho para saber que había una causa. Vaya si la había. (CESA FONDO MUSICAL). EFECTO
—DESDE
UNOS
SEGUNDOS
ANTES,
MURMULLOS, AMBIENTE DE LA FONDA. ALFONSO
—¡Cómo no vamos a estar así, padre! Cinco
despedidos en la fábrica. PADRE VICENTE
—(IMPRESIONADO) ¡Cinco despedidos!
MANUEL
—Cinco hombres que se quedan sin trabajo.
ALFONSO
—Injustamente.
MANUEL
—Cinco
familias,
cinco
hogares
con
hijos
chicos, donde desde mañana no habrá pan. ALFONSO
—Ah, no, pero esto no va a quedar así. Esta vez iremos a la huelga, si es necesario, hasta que repongan a los cinco. El ingeniero Reyes Linares tiene que empezar a comprender que somos seres humanos, no tornillos que se sacan y se ponen a capricho.
PADRE VICENTE
—Pero, ¿qué pasó? ¿Cómo fue?
MANUEL
—¿Cómo fue? Por nada.
ALFONSO
—Todo empezó por el problema de las duchas. Hace quince días que no podemos bañarnos. Se descompuso la bomba de agua y no la reparan.
MANUEL
—¿Usted sabe lo que es, después de 8 horas de trabajo en las máquinas, con un calor de infierno, no poder darse una ducha?
PADRE VICENTE ALFONSO
—Me figuro.
—Entonces hoy fue una delegación a hablar con González, superintendente. A reclamarle que mandase reparar la bomba de una buena vez.
MANUEL
—Pero usted no sabe cómo es González. Siempre fue medio déspota, medio tirano; pero ahora que ya está viejo se ha puesto imposible.
ALFONSO
—Ni con los hijos se habla. Hace mucho que debió haberse jubilado y retirado, lleva como 35 años en
la fábrica, está cansado y
enfermo. Pero sigue firme en su puesto, y cada día hay otro problema con él, otro incidente. MANUEL
—Ya era la tercera vez que se le hablaba por el problema de los baños. Con todo, los delegados empezaron hablando de buen modo, correctamente. Pero González se puso hecho una fiera. Que él sabía lo que tenía que hacer, que no necesitaba que nadie viniera a recordárselo a cada rato, que no toleraba órdenes ni imposiciones de nadie... y que ahora nos íbamos a quedar todo el verano sin duchas, para que aprendiéramos. Que igual
para qué queríamos tanta ducha si éramos todos unos mugrientos. ALFONSO
—Con esa respuesta... imagínese, padre... la cosa fue subiendo de tono... los ánimos se caldearon.
Y
justo
en
ese
momento,
el
patrón. El ingeniero que pasa por allí, oye las voces, entra, y ahí no más: "A ver, ustedes los cinco. A la calle. Por insubordinación". PADRE VICENTE
—Pero, ¿así, sin averiguar, sin entrar a
investigar la causa del altercado, el por qué, quién tenía razón? ALFONSO
—Nada. No quiso oír una sola palabra.
MANUEL
—El
ingeniero
Reyes
Linares
es
así.
Intentaron explicarle. Nada. "No me interesa quién tiene la razón, sino quién tiene la autoridad aquí. El señor González es el superintendente de la fábrica y nadie, por ningún concepto, puede levantarle la voz. Ni aun en el supuesto caso de que tuviera razón", ALFONSO
—Para el ingeniero Reyes Linares, no somos seres
humanos.
No
tenemos
dignidad
ni
derechos. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE de
—(EN RELATO) Domingo 16. El problema los
cinco
despedidos
me
tiene
muy
angustiado. Esta mañana, en la misa, hicimos una colecta para ayudar a las cinco familias.
Pero con eso no solucionamos nada. ¡Dios mío! No se qué hacer. ¿Hablaré con el ingeniero, intentaré
hacerle
comprender?
Tú
sabes,
Señor, que tengo una carta que jugar. Pero es una carta muy fuerte y muy arriesgada. Puede hacer cambiar a Reyes Linares... o endurecerlo todavía más. ¿Qué hacer? ¿La juego o no? Ayúdame a ver claro, Señor. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—Martes
18.
Fracasadas
todas
las
tratativas de entendimiento, ante la cerrada negativa de la empresa a reconquistar la situación de los cinco despedidos, los obreros han declarado la huelga. Sigo indeciso. ¿Voy a hablar con ese hombre, o no? CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—Jueves 27. Décimo día de huelga. Sin
perspectivas de arreglo. La angustia se ha apoderado de todo el barrio. Prácticamente todo el barrio vive de la fábrica, depende de la fábrica. Señor, creo que ha llegado el momento de actuar. De jugarme el todo por el todo. Confío en ti, Señor. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—Viernes 28. Esta mañana dije la misa a
las 6, recé mucho y, con mi carta en el bolsillo, me encaminé hacia la fábrica. Eran las 7 en punto cuando llegué... EFECTO
—SIRENA DE FÁBRICA. ... y estaba tocando la sirena. Ya me habían contado que, pese a la huelga, el ingeniero hacía sonar la sirena todas las mañanas como si no pasara nada. Nadie respondió a su llamado;
aquello
era
un
desierto.
Aquel
llamado de la sirena en medio del vacío, hacía aún más triste la desolación. (PAUSA) Y a pesar de que nadie, salvo el superintendente y los jefes, concurrían a trabajar, tal como me lo imaginaba, el ingeniero Reyes Linares había llegado como todas las mañanas a ocupar su puesto de mando a las 7 en punto. REYES
—Veo que usted también es de los que madrugan, padre. Muy saludable costumbre. Bueno; ¿qué lo trae por aquí? Supongo que algún pedido de donación para sus obras parroquiales. El momento no es muy propicio para nosotros, no se si sabe que estamos en conflicto con el personal; pero siempre puede contar con algo.
PADRE VICENTE dinero.
—No,
ingeniero.
No
vengo
a
pedir
REYES
—(INTENCIONADO) ¿No? Sin embargo, lo se muy afecto a organizar colectas. Con buenos motivos... o con malos. Ya me llegó la noticia de una que hizo el otro domingo a favor de unos revoltosos que no lo merecen. Y a propósito, espero que no vendrá a hablarme de esa gentuza... a mediar por ellos.
PADRE VICENTE REYES
—Tampoco. Vengo por otro asunto.
—Menos mal. Perdería su tiempo y me haría perder el mío. Así que me alegro de que no sea ese el motivo de su visita. De ese modo, usted y yo, los dos, nos ahorramos un mal momento inútil. ¿Sabe usted cuál es mi divisa, padre? "Cada cual en lo suyo".
PADRE VICENTE REYES
—Si... alguien me lo contó.
—Cada cual en lo suyo. El superior mandando, los subordinados cumpliendo sus órdenes. El panadero en su panadería, haciendo su pan...
PADRE VICENTE REYES
—(CAPTA) Y el cura...
—... El cura en su altar, diciendo la misa y dando los sacramentos, que esa y no otra es su función. Cada cual en lo suyo. Si no, ¿dónde vamos a parar? Si un cura, por ejemplo, se mete a terciar en conflictos gremiales... a decidir cómo debe actuar un director de fábrica... un asunto del que un cura no entiende nada... imagínese qué caos sería un mundo así. Es como si yo me pusiera
a decir sermones. Sería un desastre. En cambio, yo se cómo se dirige una fábrica, cómo se maneja a un personal. PADRE VICENTE
—¡Dios quiera, ingeniero, que realmente
lo sepa! REYES
—No lo dude, padre. Hace 30 años que estoy aquí dentro... 20 años, desde que murió mi padre, que empuño el timón de esta empresa. Y la llevo adelante, porque me atengo a mi principio: cada cual en lo suyo. Créame, padre. Ustedes, los curas, conocen muy poco de la vida. En la vida todo es cuestión de mantenerse
firme
en
sus
principios.
Por
ejemplo: González, nuestro superintendente, es
un
funcionario
fiel,
incondicionalmente
adicto a la empresa. Hace 35 años que está en la fábrica: desde los tiempos de mi padre. Es una cuestión de principios que González siempre tiene razón. PADRE VICENTE REYES
—¿Aun cuando no tenga razón?
—Aun cuando no tenga razón, tiene razón. Tiene que tenerla. Ese es el principio del orden, de la autoridad. Si usted entra a aflojar, donde admita la menor concesión, todo se desmorona. Adiós empresa, adiós todo. Y no solo en las empresas. En las familias es lo mismo. Yo puedo decir con orgullo que soy el jefe de una fábrica que funciona y de una familia que funciona. De
una familia ejemplar. ¿Y por qué? Porque he sabido sostener firmemente el principio del orden, el principio de la autoridad. Cada cual en lo suyo. El padre a disponer, los hijos a obedecer. PADRE VICENTE
—Bueno, pues, ingeniero. El caso es
que... justamente... he venido... por alguien de su familia. REYES
—(SORPRENDIDO) ¿Por alguien de mi familia?
¿Por quién? PADRE VICENTE REYES
—Por su hija Graciela.
—Una muchacha estupenda, de la que estoy orgulloso. La he formado en mis principios y ahí tiene: apuesto a que usted no conoce otra joven de 19 años más juiciosa, más seria, más dócil. Bueno, usted lo sabe bien puesto que es su confesor. Ahora está pasando el verano con sus tíos en el campo.
PADRE VICENTE
—Lo se. Desde allí me ha escrito. Hace
cerca de un mes que recibí su carta. Vacilé mucho en hablarle a usted de esa carta, pese a que ella casi me exhorta a hacerlo. Pero temía el impacto que pudiera causarle a usted. Finalmente, ya lo ve: me he decidido. Sentí como que Dios me impulsaba a venir. REYES
—(DISIMULA SU NERVIOSIDAD) Caramba. Vaya introducción. ¿Qué puede decir esa carta, para...?
PADRE VICENTE CONTROL
—Escuche.
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—Escuche, ingeniero. Trate de mantener
la calma... y escuche.
EFECTO
—MIENTRAS DICE ESTO ULTIMO, SACA UNA CARTA DEL BOLSILLO. EXTRAE EL PAPEL DEL SOBRE Y LO DESDOBLA.
(LEE) "Querido padre Vicente: le escribo porque usted es el único al que puedo abrirle mi corazón. Mi padre... usted sabe cómo es... jamás me comprendería. Padre Vicente, estoy al borde de la desesperación. Temo que voy a cometer un disparate, pero no puedo más. REYES
—Pero. ¿Qué quiere decir todo esto?
PADRE VICENTE
—Nuevamente...
Trate
de
guardar
calma. "Sigo más enamorada que nunca de Javier".
REYES
—(ESTALLA) ¿Cómo? Pero habíamos quedado en que esa locura de verano era un asunto definitivamente terminado. Le ordené que...
PADRE VICENTE
—"Cuando intenté hacérselo comprender
a papá fue tan tajante, tan terminante, que jamás me atreví a volver a hablarle del asunto. Usted sabe, papá es así. Yo se que nos quiere, a su modo, pero para él, ante todo está la autoridad. Son sus principios, como él dice. Los famosos principios que enfermaron a mamá, que nos han deshecho la vida a mis hermanos y a mí. REYES
—(ANIQUILADO) (MUY BAJO) ¿Qué... les
he deshecho...? PADRE VICENTE
—"Es el que tiene que decidir por todos.
Y una vez que dice una palabra, es inflexible. Ha dicho "no" a Javier y es no para siempre. REYES
—¡Por supuesto! Ese maestrucho rural, ese
pobretón... PADRE VICENTE
—"Pero yo lo amo, padre. En él he
encontrado lo que nunca tuve: comprensión. Papá... papá no nos ha comprendido nunca. A papá se le tiene miedo, más que cariño. Padre Vicente, si usted pudiera hacerle comprender a papá que no se puede vivir toda la vida así, sometidos, oprimidos, como si no fuéramos seres humanos. Que si mañana hago un disparate y me voy con Javier, toda la culpa será suya, por esa forma en que nos ha
tenido sojuzgados a todos. Por ese famoso `cada cual en lo suyo' que nos ha ahogado y aniquilado a todos". EFECTO
—VUELVE
A
DOBLAR
LENTAMENTE
LA
CARTA. REYES
—(TRAS UNA PAUSA, MUY ABATIDO) ¡Dios mío! ¡Qué golpee!, ¡Qué golpe!
PADRE VICENTE
—Lo comprendo. Se cómo se siente.
Tiene que haber sido como un mazazo. REYES
—Déme esa carta, por favor. Y déjeme solo. Comprenda: necesito asimilar el golpe... poco a poco.
PADRE VICENTE
—Lo entiendo perfectamente. Y créame:
de todo corazón, cuente conmigo. Si me necesita, no tiene más que avisarme. REYES
—(DÉBILMENTE) Gracias. Y ahora, por favor,
déjeme solo. CONTROL
—ENTRA
FONDO
MUSICAL
-
BAJA
Y
QUEDA PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Domingo 30. Gracias,
Señor.
Fue
una
jugada
arriesgada,
pero
parece que la carta estuvo bien jugada. Hoy he sabido que el ingeniero Reyes Linares partió para el campo, donde su hija Graciela. Tengo muchas esperanzas de que muy pronto habré de bendecir la boda de Graciela y Javier. Y esa esperanza se me hace más
cierta porque antes de partir, el ingeniero dispuso
el
retiro
a
jubilación
del
viejo
superintendente González, la restitución de los cinco despedidos... y hasta la reparación inmediata de la bomba de agua. Por todo lo cual, y por el corazón de un hombre que empieza a abrirse a los demás, la misa de este domingo ha sido en acción de gracias... CONTROL
—CAMPANAS A VUELO Y CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 10
Duración: 22:07
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. SEÑORA DE LAMAS, 48 años. Autoritaria; se ofusca cuando la contradicen. DANIEL,
27
años.
Trabajador
modesto.
Inteligente,
generoso. INÉS, 24 años ( su esposa) . Simpática, receptiva, sincera.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA; BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA.
DANIEL
—¿Y se acuerda, padre Vicente, de cómo
empezó todo esto?
CONTROL
—ENTRA FONDO SUAVE, EVOCATIVO. SIN INTERRUMPIR LOS PARLAMENTOS.
PADRE VICENTE
—(SIN
PAUSA,
COMIENZA
A
RELATAR): "Cómo empezó todo esto"... Esta pregunta,
hecha
hoy
como
al
pasar
por
Daniel, ¡me ha hecho evocar tantas cosas! Vaya si recuerdo "cómo empezó todo esto". Cómo
no
recordarlo,
si
fue
uno
de
los
momentos más duros y difíciles de toda mi vida. Además, bastaría para recordarlo tomar mi diario de aquellos días; releer los viejos cuadernos donde, con letra nerviosa y el pulso que me temblaba de angustia, iba anotando mi fracaso de cada día. Pero ni hace falta acudir al diario: lo recuerdo todo como si fuera ayer... CONTROL
—CORTINA MUSICAL - BAJA Y SIGUE DE
FONDO. PADRE VICENTE
—Todo empezó cuando me hice cargo de
esta parroquia. Llegué aquí lleno de celo, de entusiasmo, de optimismo. ¡Iba a crear una parroquia
modelo!
(IR
DESVANECIENDO
FONDO POCO A POCO). Como primer paso, implanté de inmediato algunas reformas que sabía urgentes. Por ejemplo, dispuse que, en lo sucesivo, antes de bautizar a un niño, sería obligación
de
los
padres
y
los
padrinos
concurrir a una serie de pláticas donde se les explicaría el significado del bautismo y el compromiso cristiano que asumían. Asimismo,
los novios antes de casarse tendrían que asistir también a un ciclo de reuniones de preparación al matrimonio, en las que se les explicaría
el
sentido
del
sacramento
matrimonial. Creí —iluso de mí— que todos comprenderían y aprobarían esos cambios, tan necesarios. No imaginé la ola de resistencias que iban a provocar. Un día, una vecina muy conocida en la parroquia, la señora de Lamas, me vino a ver especialmente para decirme... SEÑORA LAMAS
—Padre,
vengo
por
la
cuestión
del
casamiento de mi hija. PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Ah, sí, estuvo aquí esta
mañana con su novio para anotarse. SEÑORA LAMAS
—Sí, pero usted les dijo que primero
tenían que asistir a no se qué reuniones. PADRE VICENTE
—Así
es,
señora.
Usted
sabe
perfectamente que ahora, en esta parroquia... SEÑORA LAMAS
—Bueno, pero ellos no tienen tiempo para
reuniones. No van a poder venir. PADRE VICENTE
—En ese caso, lo siento mucho, señora:
yo no los puedo casar. SEÑORA LAMAS
—¿Cómo que no los puede casar? Usted
tiene que casarlos igual. Antes, cualquiera que quería casaba.
casarse,
venía,
se
anotaba
y
se
PADRE VICENTE
—Usted viene a misa, señora. Bien: en
misa se ha explicado bien claro durante varios domingos, por qué la Iglesia pone estas exigencias. SEÑORA LAMAS
—Pero ya le digo: él no puede, no tiene
tiempo. PADRE VICENTE
—Señora, si no tiene tiempo para oír la
palabra de Dios, es que Dios le interesa bien poco. Y en ese caso... SEÑORA LAMAS
—(CAMBIA DE TONO; EN CÓMPLICE)
Padre, hablemos claro. Usted me tiene que ayudar. El no quería casarse por la Iglesia. Fui yo la que tanto le rogué, tanto le lloré, que al fin conseguí convencerlo. Pero dice que más que hasta ahí no llega; que reuniones también, no. ¿Se da cuenta cómo es la situación, padre? Si nos ponemos demasiado exigentes, el muchacho no se casa por la Iglesia! Y eso no puede ser, sería pecado, ¿no es cierto? De modo que por esta vez hacemos una trampita y los casamos derecho, sin reuniones, ¿eh? PADRE VICENTE
—Señora, lo siento mucho, pero no me
gustan las trampitas. Sin preparación no caso a nadie. El sacramento no es una magia. El que se casa por la Iglesia tiene que saber qué es lo que está haciendo y por qué lo hace. SEÑORA LAMAS
—¿Cómo? ¿Usted, el cura, se niega a
ayudarme
a
cristianar
un
matrimonio?
(IMPACIENTE) ¡Oh, está bien, lo traeré a esas dichosas reuniones a la rastra, si es necesario!
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Sí; logró que vinieran. Pero
el resultado fue bien distinto al que ella esperaba. Tan distinto, que una mañana a primera hora se me apareció en mi despacho hecha una leona furiosa. SEÑORA LAMAS
—(FURIOSA)
¿Cómo
es
eso,
padre?
¿Qué es eso con lo que me salen ahora mi hija y el novio? ¿A ver, qué es lo que pasó aquí anoche? PADRE VICENTE
—Anoche, señora, pasó que estuvimos
conversando serenamente, amistosamente, los tres:
su
hija,
el
novio
y
yo.
Quedó
claramente en evidencia que ninguno de los dos, ni ella ni él, tienen el menor asomo de fe cristiana. Ella iba a casarse por la iglesia nada más que por el brillo de la ceremonia, por lucir el vestido de novia y todo eso. Y él lo hacía contra su voluntad simplemente para no tener que discutir más con usted. En esas condiciones ellos mismos comprendieron que no tenía sentido casarse por la Iglesia, recibir une sacramento en el que no creen. Que sería
una farsa, una comedia deshonesta. De modo que han decidido no casarse por la Iglesia, sino solo por lo civil. SEÑORA LAMAS
—¡Y vivir todo el resto de su vida en
pecado mortal! PADRE VICENTE
—(SONRÍE) ¿Por qué, señora? ¿Quién le
dijo semejante cosa? Si se casan según su conciencia. ¿No es eso cumplir con Dios? ¿Qué más les puede pedir Dios? ¿No sería más pecado celebrar el matrimonio cristiano sin creer en Cristo, fingiendo una fe que no tienen? SEÑORA LAMAS
—Yo de eso de fe y no-fe no entiendo.
Yo, como católica, lo que se es que es obligación casarse por la Iglesia como Dios manda. Y que yo ya lo tenía todo arreglado y que usted, con ese invento de las reuniones, lo ha echado todo a perder. Usted, un sacerdote,
es
el
que
tiene
toda
la
responsabilidad, toda la culpa. Ah, pero le prevengo que esto no va a quedar así, que todo el barrio va a saber que usted se ha negado a casarlos. PADRE VICENTE
—Pero le repito, señora, que han sido
ellos, voluntariamente los que han desistido, al comp... SEÑORA LAMAS
—Usted tendrá que darle cuenta a Dios
de lo que está haciendo. (SE ALEJA) Usted será cura, pero no es católico.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) La señora de Lamas es una
vecina influyente. Y soliviantó a todo el barrio contra mi. Las "buenas almas" que nunca faltan, venían corriendo a contarme las cosas que la buena señora iba diciendo sobre mí de casa en casa. SEÑORA LAMAS
—¿Se da cuenta, doña Julia? ¡Un cura
que se niega a casar a la gente por la Iglesia! Y para bautizar, también pone impedimentos, dificultades:
reuniones,
sus
famosas
reuniones. El, sin reuniones, no bautiza. ¡Ah, no! A él no le importa nada si los niños quedan sin bautizar, fritos en pecado mortal los pobrecitos inocentes. Dígame, vecina: ¿eso es estar al servicio de quién: de Dios o del demonio? Créame, doña Julia, es lo que yo le digo: ese será cura, pero no es católico. PADRE VICENTE
—Muchos la escuchaban y le creían. En
las misas, yo trataba de explicar el por qué de
los
cambios,
trataba
de
que
todos
comprendieran. Pero pesaban mucho más las palabras impactantes de los disidentes.
SEÑORA LAMAS ECO
—(VOZ CON RESONANCIA COMO UN LLEGA
casar...
se
EN
RÁFAGAS)
niega
a
Se
niega
bautizar...
a
pecado
mortal... demonio. PADRE VICENTE
—Me empezaron a hacer una verdadera
guerra de nervios. Se fue haciendo el vacío en torno mío. SEÑORA LAMAS
—Ah, no, lo que es yo, mientras no
saquen a ese padre Vicente, no piso más la iglesia. Iré a misa donde sea... a esa capillita del padre Anselmo, que ya de viejo casi ni puede tenerse en pie, pero por lo menos no sale con todas esas herejías de los curitas de ahora. CONTROL
—FONDO MUSICAL.
PADRE VICENTE
—... Y aunque tratara de no fijarme, yo
no podía dejar de ver que cada domingo había menos gente en la misa. Cada vez menos y menos.
Me
estaba
quedando
solo!
Mi
seguridad empezó a flaquear. Era joven, inexperto. ¿Estaría obrando bien? Yo lo único que quería era formar buenos cristianos; pero, ¿por qué entonces solo lograba provocar tamaño escándalo? Se fueron apoderando de mí el desaliento, el desconcierto, la angustia. Cuánto y cuánto recé a Dios aquellos días! "Señor —le decía—, soy tu servidor inútil... no sirvo para nada... soy un fracaso". Para terminar de desplomarme, aquella gente se
ensañaba mandando denuncias contra mí al obispo. Denuncias absurdas, increíbles. Y el señor obispo me mandaba llamar. Y aunque aceptaba mis explicaciones, yo regresaba de cada
una
de
esas
entrevistas
amargado,
destrozado de oír las cosas increíbles que la gente
en
su
ofuscación
podía
inventar.
Cuántas veces estuve a punto de renunciar a la parroquia, de pedir mi traslado! (PAUSITA) . Llegó un domingo en que la iglesia estuvo casi vacía: apenas un puñadito así de fieles. "Esto es el fin" —me dije—. En el sacrificio, ofrecí al Señor mi sufrimiento, mi tristeza. Al terminar aquella misa atormentada, se me acercó un joven matrimonio. CONTROL
—CESA FONDO
DANIEL
—Padre, usted apenas me conoce de vista. Nosotros somos Inés y Daniel. Y queremos decirle que... que nos duele mucho lo que está pasando.
PADRE VICENTE DANIEL
—Gracias. Muchas gracias.
—... y que estamos con usted.
PADRE VICENTE
—Sí,
ustedes,
sí.
Pero
todos
los
demás... ya ven. INÉS
—¡Qué mala puede ser la gente a veces!
PADRE VICENTE
—No; no son malos. Ellos creen que el
malo soy yo. Simplemente, no entienden, no se los ha sabido formar como cristianos.
Creen que los sacramentos (la comunión, el bautismo, el matrimonio) son magia, son una especie de pasaporte mágico para el cielo. Y que
yo
soy
un
brujo
malo
que
quiero
retacearles esos hechizos mágicos. DANIEL
—Padre, usted dice que ellos no entienden. Si hemos de decirle la verdad, nosotros tampoco entendemos muy bien esos cambios de ahora.
INÉS
—Estamos
con
usted,
porque
le
tenemos
confianza y vemos lo que sufre y lo que lucha y nos parece que todo eso usted lo hace por algo bueno. Pero nos gustaría comprender mejor la razón de todo eso. DANIEL
—¿No quiere venir una noche de estas a casa
y explicarnos? INÉS
—Nosotros no podemos salir de noche porque tenemos hijos chicos y no tenemos con quién dejarlos.
Pero
si usted
quisiera
venir
a
visitarnos... PADRE VICENTE
—Con todo gusto. No saben lo que les
agradezco
el
gesto
de
invitarme,
en
un
momento en que me siento tan solo. ¿Qué les parece pasado mañana? CONTROL
—CORTINA MUSICAL
INÉS
—(ACERCÁNDOSE) Bueno, por fin, se durmió el más inquieto. ¡Es un bandido!
PADRE VICENTE
—Es encantador. Inés, Daniel, ustedes
son una familia encantadora. DANIEL
—Bueno, y ahora que por fin hay paz y tranquilidad en casa, explíquenos, padre.
PADRE VICENTE
—He pensado que antes de hablar de la
Iglesia y de los cambios... antes que todo eso, tendríamos que empezar por hablar de otra
cosa
más
importante:
de
Cristo.
Preguntarnos quién es Cristo... por qué somos cristianos. ¿Ustedes han leído los Evangelios, los conocen? DANIEL
—Bueno... francamente, muy poquito, padre.
INÉS
—En el catecismo, no daban evangelio. Y
después, nunca nadie nos... PADRE VICENTE
—No se avergüencen. A casi todos los
cristianos les pasa lo mismo. Ese es el problema.
Nos
decimos
cristianos
y
no
sabemos lo que es. He traído el Evangelio. ¿Qué les parece si lo leemos y lo comentamos juntos? CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Quedaron vibrando ante el
mundo nuevo que se les abría. Me pidieron por favor que volviera el martes siguiente; luego, que siguiera yendo todos los martes. Me sentí renovado: por fin alguien que me escuchaba y me comprendía, aunque no fueran más que dos.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Fue, creo a la cuarta visita
a casa de Daniel e Inés. O a la quinta. En el momento de marcharme me dijeron... INÉS DANIEL
—Padre, queríamos pedirle un favor. —Hemos pensado que estamos aprendiendo tantas cosas importantes. Y que por qué solo nosotros y otros no. Tenemos un matrimonio amigo que sabemos que esto les haría mucho bien. ¿Usted tendría inconveniente en que los invitáramos el próximo martes?
PADRE VICENTE
—Pero cómo no. Si quieren venir, que
vengan no más. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y al martes siguientes ya
fueron dos matrimonios, y luego 3 y después 5 matrimonios los que, semana a semana, descubrían, deslumbrados y conmovidos, el mensaje del Evangelio. INÉS
—Y pensar que nos decíamos cristianos, y no sabíamos
nada
de
esto.
podremos agradecerle...
Padre,
jamás
PADRE VICENTE
—Soy yo el agradecido. Ustedes me han
devuelto
la
esperanza.
Ustedes
son
la
respuesta de Dios a mi angustia. (RELATA) Muchos otros vecinos que se iban enterando de aquellas reuniones, pedían participar. Pero ya no cabían más en la casita de Inés y Daniel, hubieran sido demasiados. Hubo que formar otro grupo en otra casa. Y luego otro. Y otro. Ya eran como 40 o 50 personas que empezaban a descubrir a Cristo. DANIEL
—Ahora entendemos. La fe no es solo ir a misa.
La
fe
es
sobre
todo
vivir
como
cristianos. PADRE VICENTE
—(RELATA) Compenetrados de la verdad
del Evangelio, comenzaron a vivir y a actuar como
cristianos,
dando
un
fraternal
testimonio de solidaridad en todo el barrio. Inés y Daniel enseñando a leer a muchos adultos de la zona que no habían ido a la escuela. Luis, destacándose por su entrega como dirigente en el sindicato obrero. Hugo y Adela,
organizando
una
cooperativa
de
viviendas. Andrés, en la lucha política por condiciones de vida más humanas y más justas para los pobres... DANIEL
—Es lo que anunció el Señor: "En esto se conocerá que son cristianos: en que aman a sus hermanos".
PADRE VICENTE
—Y era tan fuerte su testimonio de
generosidad, de sincera entrega a los demás, que llegó inclusive a muchos de los vecinos "disidentes".
No
pudieron
menos
que
conmoverse. Poco a poco, muchos de ellos volvieron a acercarse a la parroquia y a mí. Un día, hará unos 8 meses, en uno de esos grupos de reflexión cristiana, advertí con sorpresa a aquella pareja por la que empezó todo el conflicto... aquella pareja que, según mis censores "yo me había negado a casar". Cuando yo los conocí, no eran creyentes; pero ahora, a través de estos cristianos "en serio", Cristo y la fe se les presentaba de otra manera que los llamaba, los atraía. Me escucharon con gran interés, me hicieron un montón de preguntas. Y esta mañana, la señora de Lamas tuvo el gesto de venir a decirme... SEÑORA LAMAS
—Padre, tengo que reconocer que estaba
equivocada con usted. ¿A qué no se imagina lo que me dijo mi yerno anoche? Que después de haberlo escuchado a usted, empieza a creer, a tener fe. CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—Conté
a
Inés
y
Daniel
el
acontecimiento: la reconciliación de la señora de Lamas, mi más acérrima enemiga de aquellos días difíciles. Y fue justamente a raíz de eso, que Daniel comentó:
DANIEL
—Cuánto camino andado desde aquella época, ¿eh, padre? ¿Y se acuerda cómo empezó todo esto?
PADRE VICENTE
—Cómo no lo voy a recordar, Daniel.
Empezó justamente cuando creí que todo había terminado. Cuando me quedé con un puñadito. Pero un puñadito de hermanos que querían ser cristianos de veras. INÉS
—Y hoy somos unos cuantos, ¿eh?
PADRE VICENTE
—No
importa
cuántos
—si
pocos
o
muchos—. Lo que se es que ahora la parroquia es lo que debe ser: una auténtica comunidad de hermanos. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 11
Duración: 22:06
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. NACHO
—Joven obrero, 21 años.
LUCKY
—Vendedor a domicilio. 30 años. Muy listo; gran instinto comercial. Se hace el simpático para conseguir ventas. Ostentoso.
PELUSA
—Un niño de 11 años, afectuoso, tierno,
sincero.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA - BAJA Y QUEDA DE FONDO. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA
Y
FUNDE
CON MÚSICA ÁGIL.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Julio, viernes 7. En las
casas, cuando no se descompone una cosa se descompone otra. Hace días que el timbre de
casa no funciona. Visto que mi escasa ciencia no acertaba con el desperfecto, como siempre en esos casos, acudí a los buenos oficios de Nacho, que es tan hábil y tan servicial. Le mandé avisar si podía pasar por casa a revisar la instalación del timbre. Me hizo contestar
—cosa rara en él— que estaba
con mucho trabajo... que pasaría cuando pudiera.... CONTROL
—CORTINA MUSICAL ÁGIL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Julio, martes 18. Sigo sin
timbre. Nacho me falló: no vino. Hasta que hoy me lo encontré por la calle y, como al pasar le recordé su promesa incumplida y que yo seguía esperándolo. EFECTO
—AMBIENTE CALLE
NACHO
—Vea, padre, me va a disculpar, pero ya veo que no le voy a poder cumplir. Ando muy ocupado, con mucho trabajo ¿sabe? Va a ser mejor que llame a un electricista. Claro, le va a cobrar, no lo hará gratis como yo. Pero yo... lo siento mucho pero no puedo.
PADRE VICENTE
—Sí,
claro,
comprendo.
Perdona,
no
sabía que estás tan ocupado. Como antes siempre me hacías esos arreglitos en casa, había tomado la mala costumbre de acudir siempre a ti.
NACHO
—No solo usted, todos los vecinos. Que la plancha, que la cocinilla, que un fusible... Y yo, con todo gusto. Pero ahora las cosas son distintas. Los tiempos han cambiado.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Nerviosamente,
miró
su
vistoso reloj pulsera calendario. Y, mirando más al reloj que a mí, siguió hablando. NACHO
—(PARA
SI)
Las
6
y
23.
(AL
PADRE
VICENTE) ¿Sabe lo que ocurre, padre? Que además
de
mi
trabajo
en
el
taller
de
soldadura autógena, he tenido que tomar otros trabajitos. Con un empleo solo, no me alcanzaba para todos mis gastos. Y hacer favores está bien, pero la caridad bien entendida empieza por casa, ¿verdad? Uno tiene que pensar primero en uno mismo, después en los demás. PADRE VICENTE NACHO
—Ya
—Estás en tu derecho, Nacho; pero... le
digo,
padre.
Los
tiempos
han
cambiado. Ahora trabajo para mí. Y cobro. Necesito, ¿sabe? Y me va a perdonar, pero estoy de prisa. PADRE VICENTE
—(RELATA) Volvió a mirar otra vez su
llamativo reloj, y se alejó. Me quedé con las ganas de preguntarle: ¿Son los tiempos los que cambiaron... o eres tú el que cambiaste, Nacho?
Qué
cambio
tan
grande.
Antes,
siempre tan dispuesto, tan desinteresado, tan
servicial. Ni hacía falta pedirle. El mismo se ofrecía... NACHO
—¡Qué va a andar pagando electricista! Yo se
lo arreglo con todo gusto... PADRE VICENTE
—Y,
justamente
por
ser
así,
un
muchacho tan querido en el barrio, el amigo de los niños, de todo el mundo... ¿Qué te ha pasado, Nacho? ¿Por qué ese cambio tan grande
y
tan
de
golpe?
¿A
qué
podía
deberse? Me quedé pensando, y de pronto me acordé de un episodio en la fonda de don Rómulo. Fue meses atrás; en aquel momento no le di mayor importancia, tanto que ni lo anoté en mi diario. Justamente fue el día en que Nacho pasó a ser dueño de su famoso reloj. Yo estaba almorzando y Nacho sentado a mi mesa, cuando apareció Lucky. CONTROL
—BREVE RÁFAGA (DE FONDO) DE JAZZ MODERNO (TEMA DE LUCKY)
EFECTO
—AMBIENTE
DE
LA
FONDA:
(VOCES,
COPAS, PLATOS, CUBIERTOS, ETC.) . LUCKY
—(CON
PÉSIMA
PRONUNCIACIÓN
INGLESA) Good morning, muchachos. Este... hoy tengo algo sen-sa-cional. Un reloj que es la locura. PADRE VICENTE
—(RELATA) Qué tipo que no trago, ese
Lucky. Todos lo llaman así, Lucky; no se cuál es su verdadero nombre. Tampoco se de
dónde saca para vestir siempre ropa tan llamativa de última moda... para tanto nylon, tanta corbata chillona con traba de oro, tanto
anillo
de
rubíes,
tanto
cigarrillo
importado de los largos. Debe darle sus buenas ganancias su negocio de ventas a plazos. LUCKY
—Miren, Automático.
boys, Con
miren
doble
qué
calendario,
reloj. ¿ven?
Indica el día de la semana y la fecha del mes.
Máquina
25
rubíes,
Waterproof.
Antichoc. ¿Quiere verlo, padre Vicente? PADRE VICENTE NACHO
—No, muchas gracias.
—A ver, a ver... (ADMIRANDO) ¡Qué reloj
bárbaro! LUCKY
—¿Te gusta, Nacho?
NACHO
—¡Si me gustará! Pero no es para mí. Debe
costar un kilo de plata. LUCKY
—Pero con facilidades. Te lo puedo dar a 20
meses. Toma, póntelo. NACHO
—No, para qué, si no lo puedo comprar.
LUCKY
—Por gusto, para que veas cómo te queda. Trae, sácate ese viejo tacho de porquería que tienes y ponte este por un ratico.
NACHO Lucky?
—(EMOCIONADO) ¿Cómo... como se ajusta,
LUCKY
—Así, ¿ves? Un golpecito y ya queda. Cierre
automático de seguridad. NACHO
—¡Qué soberbio! Y me quedan bien ¿eh?
LUCKY
—Pareces James Bond.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y a Nacho le brillaban los
ojos, clavados en el reloj. CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
(TEMA
DE
JAZZ
MUSICAL
(TEMA
DE
JAZZ
MODERNO)
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA
MODERNO) PADRE VICENTE
—(RELATA) Nacho no podía separar los
ojos de su muñeca izquierda, en la que rutilaba la atractiva esfera del vistoso reloj. NACHO
—¿Le gusta, padre? Qué hermosura, ¿eh?
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) No se qué decirte. Para mi
gusto, lo hallo un poco ostentoso... cómo decirte... un poco insolente. Pero yo no entiendo de modas. NACHO
—(SUSPIRANDO)
Es
una
belleza.
Bueno,
Lucky, ¿cómo se hace para quitárselo? LUCKY
—Espera, tonto. No te lo quites todavía. ¿Por qué no te lo quedas? Si estás loco por
él. Me gustaría que fuera para ti, me caes simpático. NACHO
—(ANHELANTE) ¿Y... y cuánto pides por él?
LUCKY
—¿Cuánto podrías entregar ahora?
NACHO
—Pues... haciendo un sacrificio... quinientos.
LUCKY
—¿Nada más? Es muy poco.
NACHO
—Es todo lo que tengo.
LUCKY
—Bueno, o-kay. Vengan los 500 ahora y
después 800 por mes. NACHO
—¿Cuánto
dijiste?
¿800?
(TRISTE)
Qué
lástima. Ten tu reloj, Lucky. Es demasiado para mi. Yo no gano para poder pagarte tanto. LUCKY
—No seas idiota. Vas a vivir toda la vida amargado
de
haber
dejado
pasar
la
oportunidad. Si se te ve en la cara que te mueres por él. NACHO
—Sí, pero 800 por mes es demasiado para mí.
LUCKY
—Eso te parece ahora. Pero cuando uno tiene un motivo, se las arregla para ahorrar y consigue reunir el dinero.
NACHO
—Sí, eso también es verdad.
LUCKY
—Lo pagarás sin sentirlo, my boy, sin darte
cuenta.
NACHO
—(DESEOSO
DE
OBTENER
RESPUESTA
FAVORABLE) ¿Qué le parece, padre? ¿Me lo quedo? PADRE VICENTE
—No
soy
buen
consejero
para
esas
cosas, Nacho. ¿Lo necesitas mucho? ¿Tu reloj viejo ya no sirve? NACHO
—Sí, servir, sirve; pero...
LUCKY
—Pero no va a comparar ese tacho viejo con un reloj-calendario automático último modelo.
PADRE VICENTE
—Y además, no se, pero si tendrás que
meterte
en
una
deuda
tan
grande
para
pagarlo... NACHO
—Sí... con lo que gano en el taller, ¿de dónde
ahorro 800 por mes? LUCKY
—Bueno. Trae el reloj, entonces, si eres tan cobardón.
Total,
me
bastará
hacer
así
(CHASQUEA LOS DEDOS) y en un momento encuentro comprador para un reloj como este. NACHO
—Si, tómalo. (EN UN IMPULSO) No, espera.
Ten 500. Me lo quedo. LUCKY
— (LE PALMEA LA ESPALDA) O-kay, boy.
Eso es ser hombre. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) ¡Qué orgulloso andaba Nacho
con su reloj nuevo! Se paseaba mirando y dando la hora, viniera o no viniera al caso. En
la fonda, me daba risa observar la manera estudiada con que posaba el brazo sobre la mesa para que el reloj quedara bien a la vista. Pero ahora, viendo cómo ha cambiado Nacho, ya no me hace tanta gracia. Empiezo a relacionar las cosas, a atar cabos. Empiezo a recordar también que el mes pasado cuando Lucky dio su acostumbrada vuelta por la fonda... EFECTO
—AMBIENTE FONDA
LUCKY
—Good morning everybody... Salud, Nacho.
CONTROL
—TEMA DE LUCKY (RÁFAGA DE FONDO)
NACHO
—Hola, Lucky. Vienes por tu cuota, me
figuro. Aquí tienes tus 800. LUCKY
—"Thank-you very much". ¡4ª cuota paga! ¡Caja! Clinck! ¿Viste cómo podías?
NACHO
—Así tengo que trabajar también.
LUCKY
—Oye, ¿sabes lo que traigo en esta caja?
NACHO
—Por favor, Lucky. No me muestres nada.
LUCKY
—Bueno,
no
tienes
por
qué
ponerte
en
guardia. No estoy pensando en venderte. Era para que lo vieras, nada más. EFECTO
—DESENVUELVE PAQUETE
LUCKY
—¿Qué me dices de este radio?
NACHO
—(DEJA ESCAPAR UN SILBIDO)
LUCKY
—12 transistores. Onda corta y larga. Oye
qué sonido, qué potencia. EFECTO
—SE OYE RADIO: AUMENTA Y BAJA EL VOLUMEN (QUEDA FUNCIONANDO) .
LUCKY
—Tenía dos; le acabo de vender el otro a Lino
Marín. NACHO
—(ADMIRADO) ¿Lino Marín? ¿El cómico de la
televisión? LUCKY
—El mismo. Ahora me queda este solo.
NACHO
—¿Cuánto? No, para qué te lo pregunto. Ya
con el reloj tengo de sobra. LUCKY
—¿Y qué problema? Tú eres cumplidor, pagas puntual. Te amplío el crédito. Con 2 mil por mes vas pagando el radio y el reloj.
NACHO
—2 mil por mes... No, Lucky, es una locura.
LUCKY
—También te pareció locura los 800 del reloj y ya ves. Eres joven. Estás en la edad de darte gustos y gozar de las cosas buenas de la vida. Querer es poder. El que no tiene ambición, no progresa.
NACHO
—(PIENSA) 2 mil por mes... Mira, me han hablado de un trabajito extra de noche. Pagan bastante bien. Yo no quería aceptar, pero... Okay, Lucky. Venga el radio.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Octubre lunes 16. Nacho
sigue
"progresando".
Ahora
ya
casi
no
conversa con nadie en la fonda. Se sienta, enciende su radio y come de prisa, al ritmo de la música, y mirando nervioso su reloj, porque siempre está de prisa... EFECTO
—RADIO PASANDO MÚSICA BEAT
NACHO
—Don Rómulo, rápido ese asado, que tengo que ir a trabajar. Ah, Lucky, oye... Siempre tienes aquella cámara fotográfica, ¿verdad?
LUCKY
—Sí, Nacho, pero no te puedo ampliar tanto el crédito. Tendrías que hacerme una entrega a cuenta, bastante grande. 5 mil por lo menos.
NACHO
—O-kay. Querer es poder. Dame unos meses y los tendrás. Voy a tomar otro trabajito los fines de semana. No la vayas a vender, ¿eh? Mira que es mía.
EFECTO
—DESVANECE RADIO
PADRE VICENTE
—¡Los fines de semana también! Me dio
pena, porque antes Nacho dedicaba los fines de semana al cuadrito de fútbol de los niños del barrio. Era su entrenador, su "director técnico", el alma del cuadrito. Era. Pero, como
dice
Nacho,
cambiado"... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
"los
tiempos
han
PADRE VICENTE
—(RELATA) Noviembre, domingo 12. Hoy
encontré a los chicos del barrio sentados en el cordón de la acera, tristes y con la cara larga... (ACCIÓN) ¿Qué hay? Milagro. ¿Un domingo tan lindo y no juegan? PELUSA
—Tch. No tenemos ganas. Desde que nos falta
Nacho,
perdemos
casi
todos
los
partidos. (CONTENIENDO LAS LÁGRIMAS) Nacho nos dejó plantados. Ya no le importa de nosotros. Tan amigo nuestro que era y ahora no le importamos nada. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—TEMA NAVIDEÑO. ALEGRE
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Diciembre
25.
Navidad.
Tarde de sol radiante. Clima de fiesta en el barrio. Desde mi ventana, veía a los chicos jugando al fútbol en el campito... EFECTO
—CHICOS JUGANDO AL FÚTBOL
PADRE VICENTE
—(RELATA) En eso Nacho que se les
acerca. Siempre con su radio a cuestas. EFECTO
—SE ACERCA RADIO PASANDO MÚSICA
BEAT NACHO
—Hola, chicos.
PELUSA
—(FRÍO)
Hola,
¿No
trabajas
hoy?
Qué
milagro. NACHO
—No, hoy es Navidad. ¿Qué tal si hacemos un poco de prácticas como en los buenos tiempos?
PELUSA
—No, gracias. (GRITA) Sigamos, muchachos.
¿Quién hace ese tiro libre? PADRE VICENTE
—(RELATA) De puro nervioso ante el
desaire, en un gesto que ya es maquinal en él, Nacho miró su reloj. NACHO
—(PARA SI) 4 y 29. (A LOS CHICOS, HERIDO:)
Entonces,
si
no
quieren
practicar... hasta la vista. PELUSA
—Que te vaya bien, Nacho. (GRITA) Pasámela
que estoy solo, Mario. EFECTO
—MÚSICA DEL RADIO SE ALEJA - LUEGO DESVANECER GRITERÍA NIÑOS.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y Nacho se alejó con paso
lento, aburrido, triste. Me dio lástima. Le salí al encuentro. EFECTO
—PASOS DE LOS DOS POR LA ACERA: LA RADIO SIGUE FUNCIONANDO.
PADRE VICENTE NACHO
—(ACCIÓN) Hola, Nacho.
—Hola, padre.
PADRE VICENTE
—¿Qué haces?
NACHO
—Nada, qué voy a hacer.
PADRE VICENTE
—¿Cómo dijiste? No te oigo bien con ese
radio. NACHO
—Tiene razón. Ni se para qué lo tengo
funcionando. La costumbre. EFECTO
—APAGA RADIO - SIGUEN LOS PASOS DE
DOS. PADRE VICENTE
—¿Qué te pasa Nacho? Pareces de mal
humor. NACHO
—Y qué quiere. Navidad y solo. Parece que fuera un extraño en el barrio, que nadie me conociera. Soy el único que está solo en Navidad.
¿Qué
tengo,
soy
un
enfermo
contagioso para que todos me escapen así? PADRE VICENTE
—¿Qué tienes? Lo que quisiste tener, lo
que elegiste. Un reloj automático y un radio. NACHO
—Me los gané con mi trabajo, no los robé, Qué ¿me tienen envidia por eso?
PADRE VICENTE
—No, Nacho. Mucha más lástima que
envidia. Pero ya ves el precio que estás pagando por el radio y el reloj y por la cámara que pronto tendrás. El precio que tú mismo pusiste. Te alejaste de todos, cortaste con todos. Ahora no te quejes. EFECTO
—LOS PASOS SE DETIENEN.
NACHO
—Y bueno, tenía que trabajar. Si no, no podía
tener cosas. PADRE VICENTE
—Ahí está, Nacho: cosas. Cambiaste
afectos por cosas. Ahora tienes cosas. Un reloj. ¿Para qué sirve un reloj? NACHO
—Y... para medir el tiempo, creo, ¿no?
PADRE VICENTE
—Exactamente. Para medir el tiempo...
que no tienes. El tiempo que te falta. El tiempo que ya no tienes para los demás. Y un radio. Un radio para llenar el vacío de todas esas horas en que ya no hablas con nadie. En lugar de la gente, es el radio el que te habla. El radio te habla, pero tú no puedes hablar con él. Y pronto tendrás una cámara... ¿para fotografiar a quién? ¿A los amigos que ya no tienes? ¿A quién, entonces? ¿A tu propia sombra? Nacho, ni siquiera es cierto que tengas cosas. Las cosas te tienen a tí. Te dominan. Te has convertido en un esclavo, en un hombre solo y sin amigos, para pagar la cuota de Lucky. Te has hecho un esclavo de la cuota... un esclavo de las cosas. NACHO
—(REPITE
LENTA,
HONDAMENTE)
¡Un
esclavo de las cosas! PADRE VICENTE
—Es bueno tener cosas; pero no dejarse
esclavizar por ellas. Mira, Nacho, los pueblos ricos, los países desarrollados, fabrican cosas llamativas, vistosas, que nos tientan; que incitan en nosotros el deseo de poseerlas. Las
compramos. Y después, para pagarlas, nos pasamos la vida trabajando, sin tiempo para los amigos, sin tiempo para pensar, sin tiempo para vivir. ¿No eras mucho más feliz antes, Nacho, cuando no tenías tu reloj calendario pero tampoco necesitabas saber la hora a cada rato? ¿Cuando no tenias tu radio, pero tenias tiempo para hablar con la gente, para estar con los amigos, para arreglarle la plancha a doña Berta, para jugar al fútbol con los chicos? NACHO
—(REPITE PARA SI) Un esclavo. Me he hecho
un esclavo de las cosas. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Martes, diciembre 26. Creo
que en toda su vida de vendedor a domicilio, Lucky nunca se ha llevado una sorpresa tan grande. EFECTO
—AMBIENTE FONDA
CONTROL
—RÁFAGA TEMA DE LUCKY (DE FONDO)
LUCKY
—(ENTRANDO)
Salud,
everybody.
Hola
Nacho. Me dijeron que me andabas buscando. Mira, si es por la cámara, ya te dije que primero... NACHO
—No. No es por la cámara. Es por esto. Ten. Te los devuelvo. No te voy a seguir pagando. Quedamos a mano y en paz.
LUCKY
—¿Qué? ¿La radio? ¿El reloj? Pero, ¿vas a perder todo ese montón de dinero que ya me pagaste? ¿Te has vuelto loco?
NACHO
—Más bien me he vuelto cuerdo. Es que,
¿sabes? No tengo tiempo para trabajar, tanto. Tengo mucho que hacer. Por ejemplo, el cuadrito de los chicos se ha venido abajo, está perdiendo muchos encuentros. Tengo que volver a levantarlo... hacerlo campeón de nuevo... CONTROL
—CIERRE MUSICAL ALEGRE.
CAPITULO 12
Duración: 22:17
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. RUPERTO, modesto obrero. MANUEL, idem. BERNARDO ARRIAGA, 55 afios, acaudalado industrial.
CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
CARACTERÍSTICA,
BAJA Y QUEDA. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERISTICA
PADRE VICENTE
—(RELATA) Marzo, miércoles 8. Esta
tarde, esperaba el bus en la parada, junto a mí
dos
obreros
del
barrio,
mientras
esperaban también conversaban entre ellos. EFECTO
—AMBIENTE CALLE
MANUEL
—¿Y conseguiste trabajo, por fin?
RUPERTO
—Sí. En la fábrica de jabón.. ahí, en la calle
Viñas. MANUEL
—¿En qué fábrica de jabón? ¿En la de
Arriaga? EFECTO
—DESVANECE SONIDO
PADRE VICENTE
—(
COMO
TRATANDO
DE
HACER
MEMORIA) Fábrica de jabón... Arriaga... Arriaga... ¿de dónde me era familiar ese nombre? (RECUERDA) Arriaga. ¡Ah, sí! Fue el viernes
pasado
de
mañana.
Era
muy
temprano, yo acababa de levantarme, debían ser las 6 y media. Vi detenerse frente a la iglesia un imponente Mercury último modelo. En este barrio tan pobre, un automóvil tan lujoso
no
atención.
podía Y
a
menos esa
hora
de de
llamarme la
la
mañana,
resultaba un acontecimiento más insólito aún. Instantes después llamaban a la puerta de la casa parroquial. EFECTO
—TIMBRE, PASOS, ABRE PUERTA
ARRIAGA
—Buenos días, padre.
PADRE VICENTE
—(ACCION) Buenos días. (RELATA) Me
encontré frente a un señor muy bien vestido, pulcro, acicalado, con aspecto de persona importante. ¿Quién podría ser? ¿Y qué podía estar buscando allí a esa hora?
ARRIAGA
—Padre, va a haber misa ahora, ¿verdad?
PADRE VICENTE
—Sí, señor. Dentro de un rato... a las
7. ARRIAGA
—Ah, muy bien. Usted no me conoce, voy a presentarme. Bernardo Arriaga.
PADRE VICENTE
—Mucho
gusto.
Y
yo
soy
el
padre
Vicente, el párroco. Pero usted no es de por aquí, ¿verdad? ARRIAGA
—Bueno, yo vivo por Parque Ramos. Pero soy un industrial de esta zona. Quizá conozca usted la fábrica de jabón a unas pocas cuadras de aquí, en la calle Viñas. Bueno: esa es mi fábrica. De modo que, los días de trabajo, al ir para la fábrica, su parroquia me queda de paso. Y la misa de 7 aquí me viene de perlas: antes de las 8 ya puedo estar en la fábrica. ¿Sabe, padre? Quiero hacer los 9 primeros viernes.
PADRE VICENTE
—Ah, es verdad; justamente hoy es el
primer viernes del mes. ARRIAGA
—Hoy voy a empezar. Y quiero hacerlos bien completos; con comunión y confesión todas las veces.
PADRE VICENTE
—(ACOTA) Qué señor tan religioso —
pensé. ARRIAGA
—Así que si usted pudiera confesarme ahora,
antes de la misa...
PADRE VICENTE
—Bueno. La iglesia ya está abierta. Pase
y espéreme en el confesionario. Dentro de unos minutos estoy con usted. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) La confesión fue muy breve;
una confesión de rutina, digamos. Pequeñas faltas sin importancia. No tenía nada serio que confesar; se ve que se confesaba nada más que para llenar la formalidad y cumplir con su devoción de los 9 primeros viernes. Le dije que rezara 3 padrenuestros y le di la absolución. Ya en misa, recibió la comunión con gran solemnidad. Concluido el oficio, oí el zumbido de su Mercury alejándose; camino de su fábrica, seguramente. Y he aquí que esta tarde, cinco días después, en la parada del bus, por casualidad, oigo otra vez el nombre de Arriaga. Y con qué "elogios"! EFECTO
—VUELVE AMBIENTE CALLE
MANUEL
—¿Así que estás trabajando en lo de Arriaga?
Hermano, te compadezco. RUPERTO
—Sí, es un negrero. Pero qué le vamos a
hacer, no encontré otra cosa. MANUEL
—Es
famoso
Arriaga.
Paga
salarios
de
miseria. RUPERTO
—De hambre. Hay meses que no me alcanza ni para dar de comer a mis hijos. Es dura, es amarga la vida del obrero.
MANUEL
—Y pensar que ese explotador, en cambio... ¿viste que volvió a cambiar de automóvil? ¿Viste el acorazado que tiene ahora?
RUPERTO
—Sí. Pero ve a pedirle que te pague unos céntimos más por día. Te pone de patitas en la calle.
MANUEL
—(BURLÓN)
Y
tengo
entendido
que
es
católico. RUPERTO
—Ah, sí, muy católico. Mucha misa y mucha comunión y mucha confesión. ¡Pst! —¡Y después matan de hambre a la gente!
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL - BAJA Y QUEDA DE
FONDO. PADRE VICENTE
—(RELATA)
"Mucha
misa,
mucha
comunión, y después matan de hambre a la gente".
¡Cómo
me
dolió
que
un
católico
mereciera ese juicio! Qué doloroso me resulta siempre. Por lo visto, el señor Arriaga es uno de esos católicos "de templo adentro", como los llamaba mi maestro. Hombres muy devotos dentro del templo; pero que, ni bien dejan atrás el atrio, se olvidan de Dios y de Cristo. Ellos entienden que "cumplir con Dios" es solo
eso: hincarse, rezar, comulgar... Pero que eso no tiene nada que ver con su vida; que no los obliga a nada... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Abril, viernes 7. El señor
Arriaga ha vuelto esta mañana, para cumplir con el segundo de sus 9 viernes. Volvió a hacer una confesión banal, intrascendente. Que habla llegado un poco tarde a una misa... que se había distraído mientras rezaba su rosario.
Terminó
tranquilamente
la
y
quedó segura
esperando absolución.
(ACCIÓN). En conciencia, ¿eso es todo lo que tiene que confesar, señor Arriaga? ARRIAGA
—(SORPRENDIDO) ¿Cómo? Sí, claro que es todo. Al menos, no recuerdo nada más.
PADRE VICENTE
—(PENETRANTE) Piénselo bien. ¿Está
seguro? ARRIAGA
—(YA ALGO MOLESTO) Sí, padre.
PADRE VICENTE
—(SUSPIRA) Bien. En ese caso, voy a
darle la absolución. CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
— (RELATA) Ni se da cuenta que hay
otras faltas con Dios, infinitamente más graves que llegar tarde a misa o distraerse al rezar. No supe qué decirle, cómo atravesar esa muralla de insensibilidad. Confieso que me
desarmó verlo tan seguro de sí mismo, tan seguro de ser un cristiano casi perfecto. Y pensar
que
en
su
fábrica
paga
salarios
infrahumanos... Pero eso no lo perturbaba; no le impidió recibir la comunión —el cuerpo de Cristo— con la conciencia tranquila y en paz. CONTROL
—CORTINA MUSICAL - QUEDA DE FONDO DURANTE EL RELATO
PADRE VICENTE
—(RELATA) Viernes 1° de septiempre.
Con el de hoy, ya van 7 meses que, todos los primeros viernes, viene el señor Arriaga a confesarse y comulgar solamente. Y entre tanto,
me
sigo
enterando
de
detalles
tenebrosos sobre la forma en que paga a sus obreros. Esta vez, quise ver si de alguna manera podía llegar a su corazón; y, en la misa, a la lectura marcada para el día, agregué otra que yo había preparado y escogido a propósito... PADRE VICENTE
—(EN ACCIÓN; LEE EXPRESIVAMENTE.
SU VOZ RESUENA UN POCO EN EL TEMPLO CASI
VACÍO).
Lectura
de
la
carta
del
apóstol Santiago. ¿De qué sirve hermanos, que alguien diga "tengo fe" si no tiene obras? ¿Acaso la fe sola puede salvarlo? Si un hermano o una hermana están desnudos, si no tienen qué comer y uno de ustedes les dice "vayan
en
paz,
que
Dios
los
abrigue
y
alimente", sin darles lo necesario para su
cuerpo, ¿eso de qué sirve? La fe sin obras está muerta. (BREVE PAUSA) Ustedes los ricos, lloren, aúllen sobre las desdichas que les esperan. El salario con que explotan a sus obreros, grita; y el clamor ha llegado a oídos del Señor. Sus riquezas se pudrirán, sus ropajes se los comerán los gusanos. Sus tesoros se quedarán en el fuego y ustedes con ellos. Palabra de Dios. CONTROL
—COMENTARIO MUSICAL; BAJA Y QUEDA
DE FONDO. PADRE VICENTE
—(RELATA) Pero cuando levanté la vista
y miré a Arriaga, lo hallé hincado, sumido en el rezo de su rosario. No había oído nada. Estaba sordo a la palabra de Dios... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Viernes
6
de
octubre.
Penúltimo viernes de la novena del señor Arriaga.
Hoy,
mientras
oía
su
rutinaria
confesión sentí que no podía seguir callando; que, como sacerdote y como cristiano, tenía el deber de hablar. ARRIAGA
—(EN
VOZ
BAJA,
CONFESIONARIO)
Ah...
PROPIA también
DEL debo
acusarme, padre, de que el otro día me puse un poco violento con mi esposa y le dije algunas palabras fuertes. Es cierto que había razones; ya van 3 veces que se olvida de conseguir el lomo para el perro; y es un perro
fino, de raza, solo debe comer lomo. Pero reconozco que estuve un poco grosero en las cosas que le dije. Eso es todo, padre. PADRE VICENTE
— (RELATA). E inclinó su pulcra cabeza,
esperando la absolución. ¡Lomo para su perro, huesos
para
esperando
sus
obreros!
tranquilamente
Y la
ahí
estaba
bendición
de
Dios. Pasaron minutos que mi silencio hizo largos; él esperando, yo callado. Al fin, extrañado, volvió a levantar la cabeza. Quizá temió que yo me había adormecido. ARRIAGA
—(DESCONCERTADO,
CARRASPEA
PARA
LLAMAR LA ATENCIÓN) Jm, jm. Eso es todo padre. PADRE VICENTE ARRIAGA
—(INTENSO) No, Arriaga, no es todo.
—(AMABLE,
LE
DELICADAMENTE:)
Perdón,
RECUERDA padre,
pero
usted todavía no me ha dado la absolución. PADRE VICENTE
—Ya
lo
se,
tranquilícese,
no
lo
he
olvidado. Señor Arriaga: acerca de... sus obreros, ¿no tiene nada que confesar al Señor? ARRIAGA
—(SORPRENDIDO) ¿De... mis obreros? No veo qué tienen que hacer mis obreros en mi confesión.
PADRE VICENTE
—Venga, Arriaga, tenemos que hablar.
Es necesario que hablemos. Pasemos a mi
despacho, allí podremos hablar más sueltos, más cómodos. ARRIAGA
—Pero... pero, padre, aún no me ha dado la
absolución. PADRE VICENTE
—Ni usted ha terminado de confesarse,
aun que lo crea. (ALEJÁNDOSE) Venga, por favor. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—Señor Arriaga, yo no sería leal con
usted, no sería cristiano, si, como hermano suyo en Cristo, no tratara de hacerle ver que usted está faltando gravemente contra Dios. ARRIAGA
—¿Yo, faltando? ¿En qué? Disculpe, padre, pero, ¿de qué me acusa? Yo cumplo con Dios en todo. En todo. Y a usted le consta.
PADRE VICENTE
—Sí, usted cumple con Dios dentro del
templo. Pero, y afuera del templo, ¿qué? ¿O es que fuera del templo no existe Dios? ARRIAGA
—(YA
UN
TANTO
Francamente, no le entiendo, padre.
IMPACIENTE)
PADRE VICENTE
—Ya se que no me entiende. Pero trate
de entenderme, Arriaga, ábrale su corazón a Dios. Ya no estamos en el confesionario, pero Dios nos escucha, lo escucha. Arriaga, ¿paga usted lo debido a sus obreros? ARRIAGA
—¿Que si pago...? (SECAMENTE) Esa es una cuestión de negocios. ¿Qué tiene que ver con la religión? No mezclemos. Mi fábrica es mi fábrica y la iglesia es la iglesia.
PADRE VICENTE
—No, Arriaga. Justamente lo que estoy
tratando de hacerle ver es que usted tiene que ser cristiano en todas partes. En la iglesia y en su casa... y en su fábrica también. ARRIAGA
—De acuerdo. Vaya a ver mi escritorio en la fábrica. Es el de un cristiano. Verá el crucifijo que tengo colgado; y un Sagrado Corazón; y la Virgen de...
PADRE VICENTE
—(INTENSO) Sí; un crucifijo colgado.
Pero, ¿no se da cuenta de que usted vuelve a crucificar a Cristo cada vez que niega a sus obreros el salario al que tienen derecho como seres humanos? ¿No se da cuenta de que debemos ver a Cristo en cada hombre; que cada uno de sus obreros debería ser Cristo para usted? ARRIAGA
—(SUSPIRA) Lo de siempre. Porque uno es
rico, en seguida lo critican.
PADRE VICENTE
—No, Arriaga, no le estoy enrostrando
su riqueza. Hay malos cristianos ricos y hay malos cristianos pobres, también. Mire que no lo estoy juzgando; no lo estoy culpando, no lo estoy acusando de nada. Quizá más culpa que usted tengan los que no supieron inculcarle la verdadera fe. Pero ahora es deber suyo convertirse de veras a Cristo, convertir su corazón. Oír lo que le pide Dios, lo que le pide la iglesia. ARRIAGA
—¿La Iglesia? Todo lo que me pide la iglesia,
yo lo doy. PADRE VICENTE
—Lo que le pide la Iglesia es ante todo
justicia, señor Arriaga. Justicia. Le estoy hablando como hermano suyo. A usted le parece que "cumple" con Dios porque declara creer en El y se confiesa y comulga y reza el rosario.
Pero,
¿sabe
lo
que
enseña
el
Evangelio? Que no vamos a ser juzgados por la cantidad de misas que hayamos oído, ni por la cantidad de oraciones que hayamos rezado. Sino por si le dimos o no le dimos de comer al hermano
hambriento;
si
vestimos
o
no
vestimos al hermano desnudo. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Horas después, frente a la
parroquia, se detuvo un camión de la fábrica de Arriaga.
TÉCNICA
—CAMIÓN LLEGANDO - PASOS - TIMBRE
ABRE PUERTA. RUPERTO
—Buenas tardes. ¿Está el padre Vicente?
PADRE VICENTE RUPERTO
—Este sobre es para usted.
PADRE VICENTE RUPERTO
—Soy yo.
—Gracias.
—(ALEJÁNDOSE) Buenas tardes.
EFECTO —CAMIÓN QUE ARRANCA Y SE ALEJA. PADRE VICENTE RASGA SOBRE. PADRE VICENTE
—(RELATA) Adentro había un cheque de
Arriaga. Y una tarjeta que decía: "Para sus pobres. Bernardo Arriaga". CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA;
CON
TRISTEZA)
¡Una
limosna! ¡Como si se pudiera comprar a Dios con limosnas! ¡Qué tristeza! yo esperaba que hubiera entendido. Pero no ha comprendido nada. CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE no
—(RELATA) Sábado 7 de octubre. Decidí esperar
más.
Hoy
de
mañana,
bien
temprano, fui hasta la calle Viñas, me aposté en
una
esquina
y
aguardé
el
paso
del
automóvil de Bernardo Arriaga. Cuando le ví llegar —atildado... pulcro... seguro de sí mismo como siempre—...
CONTROL
—AUTOMÓVIL MODERNO SE ACERCA
PADRE VICENTE
—...salí a su encuentro y le hice una
seña. Detuvo su automóvil, extrañado. CONTROL
—AUTO SE DETIENE - QUEDA MOTOR EN MARCHA MUY SUAVE.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
En
silencio,
le
tendí
su
sobre. PADRE VICENTE
—(SIN ASOMO DE RABIA EN SU VOZ;
SOLO TRISTEZA) Tenga, Arriaga. Tome. Esto es suyo. ARRIAGA
—(DESCONCERTADO) ¿Cómo? ¿Mi cheque?
¿Me lo devuelve? PADRE VICENTE ARRIAGA
—Sí.
—Pero, ¿cómo? ¿No se trataba de eso, de dar para los pobres? ¿No quiere ayuda para sus pobres?
PADRE VICENTE
—(SIEMPRE APENADO) Pero. Arriaga...
no son "mis" pobres. ARRIAGA
—No entiendo.
PADRE VICENTE
—Sí, Arriaga, ya se que no entiende.
Rece para que Dios le haga entender. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 13
Duración: 22:20
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. DOÑA CLARA, vecina. Unos 40 años. Autoritaria y enérgica pero afectuosa. PADRE ALDAO, 35 años. Anodino; le gusta el orden, la tranquilidad, vivir, "sin problemas"... SEÑORA MARTICORENA. Alta sociedad. Muy dada a obras de beneficencia. SEÑORA MENDIZABAL. Otra dama de alta sociedad. MARCOS. Un albañil sencillo, cordial. (El mismo actor cubre el GUARDA).
CONTROL
—CARACTERÍSTICA PROGRAMA - BAJA Y
QUEDA. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA.
DOÑA CLARA —Padre,
usted
está
agotado.
Tiene
que
descansar, tomarse unas vacaciones. PADRE VICENTE
—(RELATA) Hace tiempo que mis amigos
de la parroquia me lo vienen diciendo. Y es cierto: estoy fatigado; me está haciendo falta un descanso. Por eso, la propuesta del padre Aldao me tentó. Mi viejo compañero del Seminario, me escribe desde su parroquia de Costa del Mar proponiéndome... PADRE ALDAO —Querido Vicente: Hace mucho que no voy a la capital a estar con mis padres. A tí, en cambio, podría resultarte agradable pasar una temporada
aquí,
en
este
balneario
tan
hermoso, junto al mar y los bosques. ¿Qué te parece la idea? Tú te vienes a pasar el mes de enero aquí y me atiendes mi parroquia y yo me voy allá y te atiendo la tuya. DOÑA CLARA —¿Y
qué
le
va
a
parecer,
la
idea?
Providencial. Llovida del cielo. Padre, tiene que aceptar volando. Y tan luego en Costa del Mar! ¿Usted sabe lo que es eso? ¡Un sueño! PADRE VICENTE
—Sí, dicen que es un sitio muy bonito.
DOÑA CLARA —El balneario más hermoso del país. Por algo los millonarios construyen allí su casa de veraneo. PADRE VICENTE
—Pero, ¿y me hallaré yo entre tantos
millonarios? Y además, no se... dejar la
parroquia por un mes, con todo el trabajo que hay en marcha... EFECTO
—PASOS DE DOÑA CLARA ALEJÁNDOSE Y LUEGO VOLVIENDO.
DOÑA CLARA —(SE ALEJA) ¿Ya empezamos? Ah, usted es incorregible. (VUELVE) Tome, tome. PADRE VICENTE
—(RISUEÑO) ¿Qué me da, doña Clara?
DOÑA CLARA —Papel de cartas, lapicera y tinta. Para que ya mismo le escriba al padre Aldao diciéndole que acepta la propuesta. PADRE VICENTE
—(RIENDO)
¡Esta
doña
Clara!
A
la
orden, mi sargento... CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
HUMORÍSTICA
DE
SABOR MILITAR. PADRE VICENTE
—(RELATA) 2 de enero. Fueron muchos
los amigos de la parroquia que me dieron el alegrón de venir a despedirme a la estación. EFECTO
—AMBIENTE ESTACIÓN FERROCARRIL.
DOÑA CLARA —...Y me da su palabra de honor que hasta el 31 no se nos aparece de vuelta por aquí, ¿eh? PADRE VICENTE
—(RÍE) Está bien, mi sargento, usted
manda... DOÑA CLARA —Y por Dios, padre, no se meta en líos. Por un mes, no piense en nada, no se preocupe de nada... Dedíquese a descansar, a tocar su
acordeón, a no pensar. Por un mes, deje que el mundo siga como está... PADRE VICENTE
—(RÍE) Se ve que me conoce, doña
Clara. EFECTO
—TIMBRE ELÉCTRICO - SILBATO GUARDA
- TREN ARRANCA. TODOS
—Adiós, padre Vicente... Hasta la vuelta...
Buen viaje... PADRE VICENTE
—(ALEJÁNDOSE)
Adiós...
hasta
la
vuelta... DOÑA CLARA —(P. P.; GRITA) Ya sabe, ¿eh? Hasta el 31. Antes no. Y nada de líos. PADRE VICENTE
—(MAS
LEJOS)
Hasta
el
31,
mi
sargentoooo... DOÑA CLARA —(P. P.) ¿Será capaz de pasar todo un mes sin meterse en líos ese hombre tan... tan... (EMOCIONADA) tan bueno? El más bueno que he conocido. CONTROL
—CORTINA MUSICAL EMOTIVA PERO ÁGIL
Y ALEGRE EFECTO
—TREN EN MARCHA - SILBATO DE LA
LOCOMOTORA. PADRE VICENTE
—(RELATA) Aunque los bancos de 3ª son
bastante duros, yo me sentía más feliz que un millonario en su mullido sillón del salón pullman.
Qué
bien
me
van
a
hacer
estas
vacaciones. Cómo voy a gozar. En la playa, tendido
al
sol,
sin
preocupaciones,
sin
problemas... Mientras la máquina devoraba distancias, ya por el solo hecho de estar viajando en un tren, yo me sentía como nuevo,
contento
como
un
niño.
A
cada
momento sentía la necesidad de volver a dar gracias a Dios por el inesperado regalo de este viaje. EFECTO
—LEVANTA
TREN
EN
MARCHA
CON
SILBATO DE LA LOCOMOTORA. CONTROL
—CORTINA ÁGIL Y ALEGRE ACOMPAÑANDO LA MARCHA DEL TREN.
EFECTO
—TREN LLEGANDO.
GUARDA
—¡Costa del Mar! ¡Costa del Mar!
CONTROL
—CORTINA POÉTICA, MELODIOSA, QUEDA DE FONDO HASTA (1) Y DESVANECE.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
¡Dios
mío!
¡Qué
belleza!
Jamás creí que el mar pudiera ser tan radiantemente azul. Y esa espuma del oleaje. Y esa sinfonía de rojos en la puesta de sol. Y el verdor intenso y vital de los pinos mecidos por la brisa marina. Vaya —pensé—; los ricos saben
vivir.
Por
algo
todas
las
grandes
familias tienen su residencia veraniega aquí. ¡Y
qué
residencias!
¡Qué
parques,
qué
jardines, qué mansiones! La misma casa del párroco
me
sorprendió
por
lo
amplia,
luminosa, confortable. ¡Qué distinta a la mía! Claro, este balneario está lleno de gente rica. ¿Qué les cuesta regalarle una casa así al cura?
Bueno,
bueno
ya
estoy
criticando.
Acordarse de doña Clara: este mes, disfrutar de la buena vida y no pensar en nada... CONTROL
—MÚSICA
BAILABLE
MODERNA,
LUEGO
EN
BEAT (2)
BIEN
CAMBIA
A
FONDO DE BLUES TRISTE Y DRAMÁTICO EN SOLO DE TROMPETA O CLARINETE. PADRE VICENTE
—Por la noche, salí a caminar, a conocer
el balneario. Me sentí un provinciano. Un club nocturno al lado del otro. Todos casi a oscuras. En medio de la oscuridad, siluetas de parejas
bailando
apretadas.
Bailando
y
bebiendo. Beben torrentes de alcohol. Dios sabe que no tengo nada de puritano, pero, ¿es
que
eso
es
divertirse?
Cuánto
más
sanamente se divierten las gentes de mi barrio. (2) Y pululando por las calles y los nightclubs, un enjambre de pobres mujeres y chiquillos desarrapados vendiendo —o tratando de vender— ramilletes de flores, cigarrillos, cerillas. Cuando emprendí el regreso a la parroquia, eran las 4 de la madrugada y todavía
andaban
por
ahí
esos
pobres
rapazuelos ofreciendo sus cajas de cerillas. Otros, dormían acurrucados en los portales. Y en la calle, relucientes, los Galaxies y los Impalas, los Jaguars y los Mercedes Benz. Y
adentro,
las
parejas
besándose
ebrias
y
bebiendo como esponjas. Y los camareros sirviendo más cócteles y echando a empellones a
esos
molestos
chiquillos
descalzos.
(INTENSO) Que me perdone doña Clara, pero no puedo no pensar. No puedo no pensar. CONTROL
—LEVANTA FONDO TRÁGICO DE BLUES
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL —CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Enero 3. Mi primer día de
vacaciones. Me disponía a ir a la playa, cuando
me
anunciaron
que
dos
señoras
preguntaban por el padre Aldao. EFECTO
—PUERTA, PASOS
PADRE VICENTE
—Buenos
días.
El
padre
Aldao
está
ausente por todo el mes de enero. Si se trata de algún asunto de la parroquia, soy el padre Vicente y estoy en lugar del padre Aldao por este mes. MARTICORENA
—Ah, mucho gusto, padre. Yo soy la
señora de Marticorena y esta es la señora de Mendizábal. PADRE VICENTE
—Mucho gusto. ¿En qué puedo servirlas?
MENDIZÁBAL —¿El padre Aldao no le habló de nosotras? PADRE VICENTE
—Pues... a decir verdad, no. Se le debe
haber olvidado. MARTICORENA
—(ALGO OFENDIDA) Qué extraño.
MENDIZÁBAL —Realmente, qué extraño, siendo como somos las principales benefactoras de la parroquia. Con todo el dinero que aportamos para sus pobres. MARTICORENA
—Ahora mismo veníamos para avisarle
que la semana próxima vamos a comenzar la temporada con un bridge de beneficencia. PADRE VICENTE
—¿Con un cómo?
MENDIZÁBAL —Un bridge. ¿No conoce padre? ¡No puede ser! Bridge; ese juego de cartas. PADRE VICENTE
—Ah,
sí,
es
claro,
un
bridge.
(PRONUNCIA COMO SE ESCRIBE). MARTICORENA
—Ah, pero un bridge que va a ser el
acontecimiento de la temporada. Con desfile de modelos de Pierre... ¿se da cuenta? MENDIZÁBAL —Y a la hora del cóctel, una receta creada especialmente por Marinucci. PADRE VICENTE
—(FINGE QUE SABE PERO NO LOGRA
CONVENCER) Sí, sí. MARTICORENA
—Padre, no me va a decir que no sabe
quién es Marinucci. El barman del Embassy, toda una institución en Costa del Mar. ¿A que
no sabe qué nombre se le ha ocurrido ponerle al cóctel? "Amor cristiano". ¿No está genial? PADRE VICENTE
—(ANTE
EL
NOMBRE
"GENIAL"
SE
SOBRESALTA Y CARRASPEA) Jm, jm. MENDIZÁBAL —Y todo a total beneficio de los pobres de la parroquia. ¿Se figura el dineral que vamos a obtener? MARTICORENA
—A propósito, padre, ¿qué le parece?
¿Cuánto podemos cobrar el ticket este año? El año pasado, el padre Aldao puso 50 dólares, pero no teníamos desfile de Pierre. MENDIZÁBAL —Seguro. Yo le dije a Michy que este año con el desfile bien podemos poner 80 dólares. ¿Qué opina, padre? PADRE VICENTE
—(NERVIOSO) No se, yo no entiendo de
eso. MARTICORENA
—Por supuesto, padre, que usted va a ir.
PADRE VICENTE
—¿Eh? No... yo... francamente...
MENDIZÁBAL —Pero,
padre,
el
cura
tiene
que
estar
presente. Aunque sea un ratico. Es una fiesta católica. Para los pobres. PADRE VICENTE
—(NO PUEDE CONTENERSE MAS) ¿Para
qué pobres? MARTICORENA padre.
—¿Cómo para qué pobres? No entiendo,
MENDIZÁBAL —Los de siempre. Los pobres de la parroquia, familias de buena moral. PADRE VICENTE
—¿Ustedes no han visto a los pobres de
aquí? ¿No han visto a esos niños vendiendo flores a las 4 de la mañana, durmiendo en los portales? MENDIZÁBAL —Ah, padre, eso es otra cosa, esos no son pobres, esos son vagabundos hijos de nadie que es una vergüenza que se les permita... PADRE VICENTE
—(INTERRUMPE) ... que se les permita
existir. MARTICORENA
—¿Cómo dijo, padre?
PADRE VICENTE
—Nada... no tiene importancia.
MENDIZÁBAL —Bueno, padre, volviendo al bridge... PADRE VICENTE
—Sí. Bueno, me imagino que ustedes
querrán saber mi opinión sobre la idea de esa fiesta, que han venido para saber si estoy de acuerdo... MARTICORENA
—(ASOMBRADA) ¿Su opinión? Disculpe,
padre, pero ya está todo organizado. MENDIZÁBAL —Además, cómo no iba a estar usted de acuerdo,
si
es
para
los
pobres
de
la
parroquia. PADRE VICENTE
—Yo se que ustedes tienen la mejor
buena voluntad, pero, si quieren realmente ayudar a los pobres, ¿no les parece que hay
formas mejores que esa, una fiesta con bridge y desfile de modelos y todo eso? MENDIZÁBAL —Pero, padre, se ve que usted no conoce. Esa es la única forma de que la gente venga y de dinero... PADRE VICENTE
—Perdón. No me siento bien. Voy a salir
a tomar un poco de aire. Vuelvan en otro momento
y
les
diré
si
cuentan
con
mi
aprobación o no. EFECTO
—PASOS EN PEDREGULLO EN EL SITIO
MARTICORENA
—(SU VOZ SE ALEJA) ¿Pero, cómo su
aprobación? ¿No le digo que ya está todo comprometido, el salón, el desfile, todo...? MENDIZÁBAL —Ven. Michy, ven. Este cura no entiende nada. Le falta roce. ¿De dónde lo habrán sacado? CONTROL
—CORTINA MUSICAL CUBRIÉNDOLA
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Enero
5,
domingo.
Mi
primera misa dominical en Costa del Mar. Allí estaban la señora de Mendizábal, la señora de Marticorena, el ministro Ibáñez Lagos... en fin, todo el gran mundo. Me dije: tengo que hacer que me comprendan. Sí; si se les explica, comprenderán. Comencé mi sermón. PADRE VICENTE
—(ALGO DE RESONANCIA) Hermanos,
el Evangelio de hoy nos invita a meditar en el amor
de
Cristo
por
los
pobres.
¿Cómo
debemos hoy vivir ese amor? ¿Con limosnas?
No. Yo se que al dar limosna, ustedes la dan llenos
de
buena
voluntad;
pero
debemos
comprender que la limosna no sirve para nada, no arregla nada. Al contrario; solo sirve para humillar al pobre, para degradarlo todavía más. TODOS
— TOSES Y CARRASPERAS QUE SIGUEN MIENTRAS EL PADRE VICENTE CONTINUA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Se empezó a crear un clima
incómodo. La gente comenzó a toser, a carraspear, a moverse en sus asientos... (2º PLANO) La limosna ofende, la limosna rebaja, la
limosna
no
redime,
no
construye, no
promueve, no levanta, porque no hay amor sin justicia... PADRE VICENTE
—Meditemos hermanos. Lo que Cristo nos
pide no es dar limosna y quedarnos con la conciencia tranquila. No es lucirnos en una fiesta social y creer que así cumplimos con el pobre. No tenemos derecho a hacer del pobre un pretexto para nuestra fiesta. El pobre es nuestro hermano, es igual a nosotros, y lo primero a lo que tiene derecho es a que respetemos su dignidad. PADRE VICENTE
— (RELATA) De pronto, la señora de
Marticorena
se
levantó
ostensiblemente
y
salió del templo. Tras ella, la señora de Mendizábal. Sus esposos. Y el ministro. Y un matrimonio. Y otro más. Hasta que el templo
quedó medio vacío. (2º PLANO) No puede haber, hermanos, auténtico amor si no está basado en la justicia. No se trata entonces de tomar al pobre de pretexto para una fiesta social, sino... (DESVANECE). CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Enero 7. Anteayer escribí en
mi diario que era mi primer domingo en Costa del Mar. Debí decir: mi primer domingo... y el último. Esta mañana, presuroso y repentino regreso del padre Aldao. PADRE ALDAO —Hermano, por Dios, ¿qué está pasando aquí? ¿Qué líos estás armando? Ayer recibí este telegrama de una familia amiga. EFECTO
—DESDOBLA PAPEL.
PADRE VICENTE
—(LEE)
"Fieles
escandalizados.
Punto.
Prudencia
cristiana
aconseja
inmediato
regreso".
(REPITE)
"Prudencia
cristiana
aconseja
inmediato
Prudencia
Cristiana
regreso". debe
ser
Esa una
señora dama
sumamente respetable. En este balneario uno aprende muchas cosas. El otro día conocí algo que he buscado toda la vida: nada menos que
el Amor Cristiano. ¿Y sabes lo que es? Ni te imaginas. Un coctel. PADRE ALDAO —Bueno, explícate de una vez. ¿Por qué me mandaron este telegrama? PADRE VICENTE
—Ya no importa. De todos modos, me
ganaron de mano por unas horas apenas. ¿Sabes
a
dónde
iba
cuando
llegaste?
a
ponerte yo un telegrama. Para pedirte que volvieras. Me quiero ir de aquí. Hoy mismo. Me ahogo aquí. Me asfixio. Esto no es descanso
para
mí.
El
ambiente
de
este
balneario de moda no es para un pobre cura de barrio como yo. Y además_ este telegrama tiene razón. Es mejor que me vaya. Fracasé. Fallé. No supe hacerme entender por la gente.
Quise
hacerlos
pensar,
hacerlos
revisar sus actitudes, y solo conseguí que se ofendieran. En lugar de hacerles comprender, lo único que logré fue herirlos. No sirvo para este lugar. EFECTO
—ABRE ARMARIO; MOVIMIENTOS.
PADRE ALDAO —¿Qué haces? PADRE VICENTE
—Aprontar mi valija. ¿No sabes a qué
hora hay tren para la capital? PADRE ALDAO —Dentro de... ¿a ver? ... dentro de 25 minutos. PADRE VICENTE
—Si me doy prisa lo alcanzo. ¡Cómo se va
a enojar doña Clara! Tanto que me repitió que
no me metiera en líos y que no volviese hasta el 31 y ahí tienes: hoy es 7, ¿verdad? y ya estoy regresando. Hermano, perdóname. Te repito: la culpa fue toda mía. No sirvo. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—TREN EN MARCHA.
PADRE VICENTE
— (RELATA) Curioso. En el tren que me
traía de regreso, en ese inhóspito vagón de tercera, volví a sentirme cómodo. Volví a respirar a mis anchas, cosa que no logré ni un momento en todos esos días en Costa del Mar.
Volvía
a
estar
rodeado
de
gente
sencilla, humilde, gente con la que yo puedo hablar, con la que puedo entenderme. Llegó el mediodía y todos abrieron sus paquetes e intercambiaron amistosamente sus provisiones. Todos compartieron lo de todos; todo era de todos, como entre los primeros cristianos. Recién entonces caí en la cuenta de que, en mi prisa, no había traído nada para almorzar. MARCOS
—Y usted, amigo ¿no come nada?
PADRE VICENTE MARCOS
—Pero no puede ser, sírvase.
PADRE VICENTE MARCOS
—No... me olvidé de traer.
—No, si no tengo hambre.
—Vamos, cómo no va a tener hambre. No se va a pasar todo el viaje sin comer nada.
Sírvase, hágame el favor. (GRITA) ¡Eh! Aquí hay un compañero sin almuerzo. TODOS
—Sírvase... Sírvase de lo mío... Tenga...
Sírvase otro poco. PADRE VICENTE
—(RÍE) Gracias, muchas gracias. Al final
voy a tener más que todos. MARCOS
—Usted subió en Costa del Mar, ¿no? ¿Estuvo
trabajando allá? PADRE VICENTE
—(COMIENDO) Intenté. Pero no me fue
bien. Por eso estuve unos pocos días y ya estoy volviendo. MARCOS
—Yo estuve el verano pasado y me sucedió lo mismo.
Eh...
con
los
ricos
es
difícil
entenderse. Yo soy albañil, ¿sabe? Bueno: los ricos, es como si estuvieran detrás de una pared de cemento. La plata es como una pared. No los deja oír, no los deja ver, no los deja entender. Pobres. Dicen que los ricos saben vivir. "Eh, Fulano es rico, qué bien vive". Mentiras. No saben vivir. PADRE VICENTE
—Tiene razón, mi amigo. Yo me echaba
la culpa de todo. Pero usted tiene razón. No pueden
oír,
no
pueden
ver,
no
pueden
entender. MARCOS
—En cambio entre los pobres, siempre nos entendemos. Porque sabemos lo que es la vida. ¿No le simpatiza un trago de vino? Sírvase.
EFECTO
—SIRVE VINO, CHOCAN VASOS.
PADRE VICENTE MARCOS
—Salud.
—Salud. Ahora, hay que decir lo que es: Costa del Mar es precioso. Para el que puede ir a descansar...
PADRE VICENTE
—(BEBE; LUEGO) Sí. Es precioso. Y sin
embargo, pasé todo el tiempo con un nudo atravesado
aquí.
Recién
ahora
aquí,
con
usted, entre ustedes, me vuelvo a sentir a gusto... Me vuelvo a sentir entre los míos. MARCOS —Dígame, hermano: ese estuche que lleva ahí, ¿no es un acordeón? PADRE VICENTE
—Sí, lo llevé pensando tocar allá, en
Costa del Mar. Y en todo el tiempo ni lo abrí. MARCOS
—Pero
ahora
tiene
que
tocarnos
algo,
alegrarnos el viaje. PADRE VICENTE
—Con todo gusto. Pero mire que no se la
música
de
moda.
Solo
viejas
canciones
populares. MARCOS
—Mucho mejor, son las más lindas. (ALTO) Oigan, que aquí el compañero nos va a tocar algo...
TODOS
—COMENTARIOS CELEBRANDO.
ACORDEÓN
—ESBOZA UN TEMA COMO REPASÁNDOLO Y ROMPE A TOCAR.
TODOS
—GOLPEAN LAS MANOS ACOMPAÑANDO.
CONTROL
—DISOLVING LENTO.
DOÑA CLARA —(ENTRE ASOMBRADA Y ENOJADA) ¿Eh? ¡Padre Vicente! ¿Qué hace usted por aquí? Si no
hace
una
semana
que
se
fue.
¿No
habíamos quedado en que...? PADRE VICENTE
—Qué le vamos a hacer, doña Clara. Los
extrañaba. Extrañaba el barrio. Vengo a... tomar vacaciones, ¿sabe? Necesito volver a respirar. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 14
Duración: 22:10
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. MARIANA.
—28
años.
Joven
sensible
y
afectuosa.
Temperamento vehemente y emotivo. FAJARDO.
—38 años. Penado. Como muchos presos que el autor ha conocido, no tiene nada de facineroso. No es un delincuente profesional. Posiblemente está purgando una condena por crimen pasional.
DOÑA AMPARO.
—Anciana humilde. Ha vivido una larga
vida de pobreza. SCHORENBAUM.
—Comerciante
alemán.
Aunque
tiene
varios años ya de residencia en el país, sigue hablando con bastante acento alemán.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA MUSICAL - BAJA Y
QUEDA DE FONDO. LOCUTOR barrio.
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA
-
FUNDE
CON FONDO MUSICAL SUAVE. PADRE VICENTE
—(EN
RELATO)
Martes
9.
Pobre
Mariana. ¡Qué angustiada estaba esta mañana Mientras yo decía la misa, la veía rezar con las manos crispadas... después, de pronto, no poder más y, con la cabeza hundida entre las manos, largarse a llorar. Rezaba y lloraba, lloraba y rezaba. Terminada la misa, se abalanzó a mi encuentro. (CESA FONDO SIN INTERRUMPIR LA ACCIÓN). MARIANA
—(ACERCÁNDOSE) Padre, usted tiene que hacer algo. Esto es horrible. Usted tiene que hacer algo.
PADRE VICENTE
—(SIGUE
EN
RELATO)
Estaba
demacrada y ojerosa. Sin duda, no había dormido en toda la noche. (EN ACCIÓN, SUAVE,
AFECTUOSO):
¿Qué
pasa,
muchacha? MARIANA
—(LLOROSA) Papá.
PADRE VICENTE
— (SE HACE CARGO EN SEGUIDA) Ah.
MARIANA
—Dice el médico que... no pasa de esta noche (LLORA) Ahora sí. Se acabó. (LLORA).
PADRE VICENTE
—(TRATA
DE
CONSOLARLA)
Bueno,
Mariana, hace mucho que tú sabías que tu padre...
MARIANA
—Sí, sí, yo sabía, pero no es solo eso...
no es solo eso... PADRE VICENTE
—Claro, ahora que la hora ha llegado...
comprendo, la separación siempre es muy dura,
muy
consolarte
dolorosa. pensando
Pero
que
es
tienes
que
mejor
así,
después de todo. Terminarán para él todos estos
largos
meses
de
sufrimiento...
descansará por fin. Es mejor Mariana. Es un acto de piedad de Dios llevárselo. MARIANA
—(SU ANGUSTIA ESTALLA) Llevárselo... ¿Y cómo puedo yo saber a dónde va mi pobre padre? Si va hacia Dios, o si va hacia... hacia...
PADRE VICENTE MARIANA
—¡Mariana! ¿Qué estás diciendo?
—Eso, eso es lo que me tiene así. Si a la separación yo estoy resignada, si comprendo que eso es lo mejor para él y para todos. Pero a lo que no puedo resignarme es a la angustia de que papá se... se condene. (LLORA REPITIENDO BAJO) : ¡Es horrible, es horrible!
PADRE VICENTE
—(AL MISMO TIEMPO, DESPUÉS QUE
ELLA PRONUNCIA "SE CONDENE") ¿Qué dices? Pero, ¿cómo se te ocurre? MARIANA
—Pero, padre, si usted sabe que papá... no cree. Que desde chico no pisa una iglesia. No va a misa, no se confiesa... Yo esperaba que
ahora, llegada su última hora se reconciliara con Dios. Pero no hay caso, no hay caso. No quiere ceder. No de su brazo a torcer. PADRE VICENTE
—(COMO PARA SI) Era eso, entonces, lo
que te tiene tan afligida. MARIANA
—¡Y cómo quiere que no me aflija! Usted sabe cómo quiero yo a papá. Lo adoro. ¡Es tan bueno! Ha sido siempre tan bueno conmigo, con mamá... con todo el mundo! Y verlo perderse... Anoche, después que el médico nos previno, me le acerqué, le hice una caricia, y le insinué: "Papá, ¿y si hiciéramos venir al padre Vicente?".
PADRE VICENTE MARIANA
—(ADIVINA) Pero él...
—...Sonrió afable, me dio un beso... pero hizo que no con la cabeza. "Hijita, lo haría por darte ese gusto. Pero no, sería una hipocresía. demasiado
Aunque tu
fe
no
para
creo, prestarme
respeto a
esa
comedia. Si Dios realmente existe, no puedo fingir ante Él y ante ti una fe que no tengo. Déjeme morir como he vivido: en mi verdad. Si el padre Vicente quiere venir a verme como amigo, bienvenido, me gustará mucho darle el último abrazo. Pero como "lo otro... no". PADRE VICENTE
—E
honrado, tan íntegro!
Este
don
Alberto!
¡Siempre
tan
MARIANA
—Pero hay que hacer algo, padre... Dios me tiene que ayudar. Papá se va a morir sin Dios. He estado todo el tiempo en la misa pidiéndole un milagro al Señor. Padre Vicente, usted tiene que venir conmigo, hablar con él. Usted que es tan bueno, sabrá encontrar la forma de convencerlo.
PADRE VICENTE
—Pero no comprendes, hija, que si no
nace de él no tiene ningún sentido. Dios no quiere confesiones forzadas, sino solo la aceptación que surge libremente de nuestro corazón. MARIANA
—Y entonces, ¿tengo que verlo irse así? ¡No, no es posible! Usted tiene que intentarlo. Tal vez a último momento Dios se apiade de papá y le conceda la gracia de creer. Usted tiene que venir conmigo, no me puede dejar así, en esta angustia horrible, en este infierno.
PADRE VICENTE
—(PAUSA; SE DECIDE) Espérame un
instante. Voy por mi bufanda. En seguida estoy contigo. MARIANA
—(ESPERANZADA) ¡Gracias, padre!
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—PASOS
EN
BALDOSA
(LOS
DOS
CAMINANDO POR LA ACERA). PADRE VICENTE modelo 27, verdad?
—¿No te asusta viajar en mi poderoso
EFECTO
—ABRE
PORTEZUELA
DE
AUTOMÓVIL
ANTIGUO PADRE VICENTE
—Sube. Ten cuidado que los muelles del
asiento son traicioneros. EFECTO
—CIERRA PORTEZUELA.
PADRE VICENTE
—Y ahora, ruega a San Cristóbal que se
digne arrancar. EFECTO
—VARIOS
INTENTOS
DE
ARRANQUE
FALLIDOS; EL PADRE MASCULLA COSAS. MARIANA
—Padre, pero ¿y el cáliz, y los santos
óleos? ¿Se le olvidaron? PADRE VICENTE
—No te preocupes; en el bolsillo llevo lo
necesario. MARIANA EFECTO
—(SORPRENDIDA) en el bol... —EL
VIEJO
AUTOMÓVIL
ARRANCA,
FINALMENTE. PADRE VICENTE
—Ah, todo llega alguna vez...
CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL ÁGIL.
EFECTO
—AUTOMÓVIL
ANTIGUO
EN
MARCHA;
TRANSITO EN SEGUNDO PLANO. MARIANA
—Pero, padre, por aquí no se va al
hospital. Nos estamos alejando. PADRE VICENTE
—No vamos al hospital, Mariana.
MARIANA
—No comprendo. Entonces, ¿no vamos
donde papá?
PADRE VICENTE
—Estamos yendo, pero dando un rodeo.
Saldremos al encuentro de tu padre por otro camino. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—AUTOMÓVIL ANTIGUO EN MARCHA.
MARIANA
—Pero, ¿por qué tenemos que ir al encuentro de papá por otro camino? No comprendo.
EFECTO
—FRENA.
PADRE VICENTE
—¿Conoces este edificio, verdad?
MARIANA
—Sí, la cárcel.
PADRE VICENTE
—Tu padre venía aquí casi todas las
mañanas. MARIANA
—Sí. A visitar a "sus presos", como él decía. (LAGRIMEA) Pobre papá. Tan bueno, tan generoso, y…
PADRE VICENTE
—Bajemos un momento, ¿quieres?
CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL ÁGIL.
FAJARDO
—¿Así que usted es la hija del doctor Sandoval, señorita? Entonces, ordene. Por el
doctor
Sandoval,
nosotros
aquí,
cualquier
cosa. MARIANA
—(EMOCIONADA) ¿Tanto lo quieren a
papá? FAJARDO
—Usted no sabe el golpe que fue para nosotros cuando supimos que estaba enfermo y que no podría seguir viniendo. Era como un padre para todos nosotros.
PADRE VICENTE
—Era el abogado de todos ustedes,
¿verdad, amigo Fajardo? FAJARDO
—De todos los que no podíamos pagarnos un abogado. Nos defendía gratis.
PADRE VICENTE
—¡Pobre! Así fue como pudiendo haberse
hecho una fortuna, como sus colegas... MARIANA FAJARDO
—... termina sin un céntimo. —Y cómo luchaba para conseguir justicia y clemencia para nosotros! Como un tigre. Pero no era solo eso, el abogado. Era mucho, mucho más. Era el amigo que nos visitaba, que nos escuchaba, que nos comprendía, que nos perdonaba, que nos quería.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—AUTOMÓVIL
ANTIGUO
EN
MARCHA:
TRANSITO PADRE VICENTE Mariana?
—¿En qué vas pensando tan callada,
MARIANA
—¿En qué voy a pensar? En papá. Era un hombre
de...
(SE
INTERRUMPE,
NUEVAMENTE ABATIDA) No. PADRE VICENTE
—Sigue. ¿Qué ibas a decir?
MARIANA
—Casi iba a decir que era un hombre...
un hombre de Dios. PADRE VICENTE MARIANA
—¿Y por qué no lo decías?
—Ahorra esa frase suena amarga y cruel. (TRANSICIÓN) ¿Ahora sí vamos al hospital, verdad?
PADRE VICENTE
—Todavía no. No te preocupes. Estamos
llegando donde tu padre. Pero... ya te lo dije... por otros caminos. EFECTO
—EL AUTOMÓVIL SE DETIENE
PADRE VICENTE
—En esa casa también deben recordarlo.
Vamos a saludar a doña Amparo. CONTROL
—PANTALLAZO MUSICAL.
DOÑA AMPARO
—¡Pero cómo no voy a recordar a don
Alberto, padre! Si fue el que me consiguió suspender el desalojo cuando ya me veía sin techo y en la calle. ¡Luchó a brazo partido con el propietario y con los abogados del propietario y con los jueces y con todo el mundo! Siempre así, siempre a disposición de todos los pobres del barrio. Y todavía hay quien dice por ahí que no es creyente.
MARIANA
—(TRISTEMENTE) Y no lo es, señora.
DOÑA AMPARO
—Si usted lo dice así será, niña. Pero
para mí, es el hombre más santo que he conocido en este mundo. CONTROL
—FONDO MUSICAL.
EFECTO
—AUTOMÓVIL ANTIGUO EN MARCHA EN MEDIO DEL TRANSITO.
PADRE VICENTE que
—(EN RELATO) "El hombre más santo he
conocido".
Ahora,
Mariana
iba
silenciosa, sumida en sus pensamientos. Una chispa de luz empezaba a abrirse camino en sus ojos cansados de llorar. Aun tuvimos tiempo de detenernos un momento en la cervecería de Schorenbaum. EFECTO
—DESVANECE
SONIDO
Y
MÚSICA
SIN
INTERRUMPIR LA ACCIÓN; ENTRA RUIDO DE VASOS, VOZ DEL MOZO AL HACER LOS PEDIDOS EN SEGUNDO PLANO, ETC. SCHORENBAUM
—Ustedes saben, yo recién llegado de
Alemania. desembagco y me "engfegmo". Muy "grafe". Al hospital. Solo. Solo como un pego. Yo no se cómo don Albegto se enteró. Venía a vegme todos los tías. Todos. Sin faltag uno. Yo lloraba de soledad, de desespegación. Y él, a dagme ánimos, a consolagme. Si no fuega pog don Albegto, yo me habría dejado morig, entregado. El me sacó adelante... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—AUTOMÓVIL ANTIGUO EN MARCHA EN MEDIO DEL TRANSITO.
PADRE VICENTE
—Estás muy callada, Mariana.
MARIANA
—(SALIENDO DE SU ABSTRACCIÓN)
¿Eh? Ah, sí. PADRE VICENTE
—Pero... ya no lloras.
MARIANA
—No se qué me pasa. No lo entiendo.
Me entró como una paz. PADRE VICENTE
—Esa es buena señal. La señal de Cristo.
Donde hay paz, es que está El. MARIANA
—¿Dónde estamos yendo ahora?
PADRE VICENTE
—Así me gusta. Ya no exiges el camino
del hospital. Te dejas llevar. Mira Mariana: salimos de mi casa para ver cómo juntar a tu padre con Dios. Con tu padre, ya hemos estado de alguna manera. Hemos estado con él a través de todos los que lo quieren y lo recuerdan. MARIANA
—(SUAVEMENTE) Sí, es verdad.
PADRE VICENTE
—Ahora, vamos a oír a Dios. Vamos a
ver qué dice Dios.
MARIANA
—(TEMEROSA) ¿Acaso usted sabe lo que
dice Dios de mi padre? PADRE VICENTE
—Sí. Lo se. El me ha hablado de tu
padre, y me dijo lo que tú quieres saber. Bajamos un momento en el parque. Aquí... EFECTO
—EL AUTOMÓVIL SE DETIENE, SE OYEN CANTOS DE PÁJAROS. PORTEZUELA SE ABRE. PASOS DE AMBOS CAMINANDO POR EL SENDERO DE PEDREGULLO.
PADRE VICENTE
—... bajo este sol, en medio de estos
árboles, de estos pájaros, déjame sacar lo que traía en el bolsillo. Este librito, ¿ves? MARIANA
—(LEE) "El Evangelio de San Mateo". ¿Y
aquí se habla de mi padre? PADRE VICENTE
—En el capítulo 25. Mira, es un pasaje
que leo y releo tantas veces, que el librito ya se abre solo en esta página. Sentémonos. EFECTO
—LOS PASOS SE DETIENEN - SIGUE EL
CANTO DE PÁJAROS. PADRE VICENTE
—"Entonces, Jesús dijo: Cuando el Hijo
del Hombre venga en su gloria, escoltado de todos sus ángeles, separará a las gentes y pondrá a unas a su derecha, y a otras a su izquierda. Entonces, el Rey dirá a los de su derecha: `Vengan, benditos de mi Padre, reciban en herencia el Reino que les está destinado desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de
comer, tuve sed y me dieron de beber, fui un extranjera y me acogieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, preso y vinieron a verme' ". MARIANA
—Dios. Pensar que papá hizo todo eso: dio de comer al hambriento, ayudó al extranjero, socorrió al preso, visitó al enfermo. Pero... no a Cristo.
PADRE VICENTE MARIANA
—Sigue leyendo, Mariana.
—"Entonces,
los
justos
le
responderán:
'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, extranjero y te acogimos, desnudo y te vestimos, enfermo o preso y te visitamos?' Y el Rey les dará esta respuesta: 'La verdad es que cuando lo hicieron al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo estaban haciendo' ". (LA EMOCIÓN LE IMPIDE CONTINUAR) . PADRE VICENTE
—(CONCLUYE DULCEMENTE) Y se irán
los justos a la vida eterna. MARIANA
—(REPITE EMOCIONADA) Cuando lo hicieron al más pequeño de sus hermanos...
PADRE VICENTE
—A El se lo estaban haciendo. El preso
Fajardo,
la
viejecita
Amparo,
el
alemán
Schorenbaum, son Cristo, Mariana. MARIANA lo sepa.
— (PARA SI) Son Cristo. Aunque papá no
PADRE VICENTE
—Y tu padre les tendió la mano. Y, sin
saberlo, Cristo.
le
estaba
Mañana,
tendiendo
ante
su
la
mano
a
gloria,
El
le
revelará: "Alberto, hermano querido, tuve hambre y tú me diste de comer; extranjero me acogiste, preso me socorriste, enfermo me visitaste". Y tu padre, asombrado, le preguntará: "¿Cuándo, Señor?". Y El le dirá: "Amparo
era
yo,
Fajardo
era
yo,
Schbrenbaum era yo. Y tú te abriste a mí en Fajardo, en Schorenbaum, en Amparo. Yo estuve todo el tiempo en tu corazón y tú, sin conocerme, supiste recibirme en él". MARIANA
—Bendito sea Dios, que hizo bueno a mi padre, aunque el pobre no sepa que esa bondad le viene del Señor!
PADRE VICENTE
—No lo sabe hoy todavía; mañana lo
sabrá... para siempre. MARIANA
—Sí. Dios mío, cómo pude ser tan tonta de temer que un hombre tan bueno podía no llegar a Dios!
PADRE VICENTE
—Y ahora sí, vamos al hospital. Como él
quería: simplemente en amigo, a darle un abrazo. El último abrazo. Ojalá todos los que nos
decimos
cristianos
fuéramos
tan
verdaderamente cristianos como él! Vamos, Mariana,
a
rodear
a
don
Alberto.
acompañarlo en su partida hacia el Padre. CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL SUAVE
A
PADRE VICENTE
—(EN RELATO) Ahora, cuando termino
de escribir esta página, ya clarea la luz de la madrugada. Acabo de regresar del hospital. Don Alberto se ha ido lleno de paz. Y me atrevo a decirlo, Señor; se ha ido... en tu paz, en la paz del Señor. Mariana le cerró los ojos y le lloró suavemente. También en ella, en medio del hondo dolor de la separación, ya no había angustia, sino paz. Y como oración de despedida, volvimos a leer juntos tu palabra: PADRE VICENTE Y MARIANA JUNTOS, SUAVEMENTE: —"Cuando lo hicieron al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo estaban haciendo". CONTROL MUSICAL.
—EL
FONDO
CULMINA
EN
CIERRE
CAPITULO 15
Duración: 21:46
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. ARTURO FERNÁNDEZ.
—19
o
20
años.
Estudiante.
Honrado, sincero, auténtico. ALBERTO FERNÁNDEZ. —48. Buen hombre pero de visión estrecha. ETELVINA.
—46.
Tímida,
apaciguadora,
conciliadora; pero no ve claro. Carácter débil, muy influenciable por su esposo. DON JOAQUÍN.
—65
años.
Un
hombre
humilde,
golpeado por una vida dura. DOÑA YOLANDA.
—62 años. Sufrida, cansada de
luchar...
CONTROL
—CARACTERÍSTICA MUSICAL PROGRAMA; BAJA Y QUEDA DE FONDO.
LOCUTOR barrio.
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA;
BAJA
Y
QUEDA DE FONDO.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Mayo
19.
A
veces,
sin
querer, uno pone "el dedo en la llaga", como suele decirse. Como me sucedió esta noche. Me habían invitado a cenar los Fernández... los padres de Arturo. Estábamos en la mesa los cuatro: Alberto, Etelvina, Arturo y yo. Hablábamos... de bueyes perdidos. Hasta que, simplemente por sacar otro tema de conversación se me ocurrió decir... EFECTO
—RUIDOS PROPIOS DE LA CENA (PLATOS, CUBIERTOS, VASOS).
PADRE VICENTE
—(ACCION)
Arturo,
qué
callado,
hombre. No has abierto la boca en toda la cena. ARTURO
—¿Y de qué quiere que hable, padre?
PADRE VICENTE
—No se. De tu vida... de tus estudios.
Ahí está: cuéntanos un poco cómo te va en los estudios. ¿Cómo marcha ese futuro abogado? EFECTO
—CUBIERTOS QUE CAEN SOBRE EL PLATO.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Inmediatamente que hice la
pregunta, el clima cambió de golpe. Arturo hizo un gesto de contrariedad y desvió la vista.
Doña
Etelvina
bajó
la
cabeza
y,
nerviosamente, se puso a hacer bolitas con
migas
de
pan.
Don
Alberto
dejó
caer
bruscamente los cubiertos y se mordió los labios. PADRE VICENTE
—(ACCIÓN)
Vaya...
parece
que
sin
querer he mentado la soga en casa del ahorcado. Perdónenme. ETELVINA
—Sí, va a ser mejor que cambiemos de tema, padre. Si queremos tener la fiesta en paz.
ALBERTO
—No, no; ya que el padre preguntó, hay que responderle. Vamos, Arturo, contesta. Ya oíste, el padre quiere saber cómo marchan tus estudios. Dile.
ETELVINA
—(BAJO) Ay, Alberto, por favor, no
empecemos como siempre. ALBERTO
—¿Por qué no le dices? Dile al padre que hace un año que no das un examen. Que el último que diste, saliste aplazado. Que estás a punto de perder la carrera... Que...
ETELVINA
—Este... ¿Le sirvo otro trocito de pastel
padre? PADRE VICENTE
—No, muchas gracias, señora, está muy
rico. pero... ETELVINA ALBERTO
—¿Y tú, Alberto? —No, gracias, ya se me fue el apetito al diablo. ¿Usted se da cuenta, padre, qué desgracia? Hacer los sacrificios que hemos hecho para que el muchacho estudie y llegue a
algo en la vida... y él, nada, mirando el techo, sin tomar un libro desde hace ya no se cuánto. Un vago. Eso es lo que es: un vago. "Cómo le va en los estudios". ¡Jm! ¿Qué estudios... si no estudia nada? PADRE VICENTE
—(RELATA) Yo observaba a Arturo. Los
tres lo mirábamos esperando que dijera algo. Nada. Permanecía callado. ETELVINA
—Arturo, por Dios, di algo. No te quedes así, callado como una pared. Siempre es igual este muchacho. Si eso es lo que más enfurece a tu padre.
ALBERTO
—¿Y qué va a decir? ¿Qué puede decir si sabe que no tiene perdón? Echar a perder una oportunidad así, que tantos se la quisieran y no pueden. Usted no sabe, padre, no se imagina los sacrificios que yo he hecho para que este inútil pudiera estudiar. Trabajé como
una
bestia,
privándome
de
todo,
ahorrando. Por él. Todo por él. Me decía, "yo soy pobre y nunca he podido llegar a nada, nunca
saldré
de
pobre
porque
no
tengo
estudios. Pero mi hijo, no. Mi hijo va a triunfar en la vida. Va a tener un porvenir, una
posición.
Va
a
ser
como
el
doctor
Simonetti, que también es hijo de una familia pobre, pero estudió, llegó... y hay que ver lo que es ahora. El sí que supo triunfar. Una casa que es un palacio. Y residencia de
verano en Costa del Mar. Y dos automóviles. Y viajes a Europa todos los años... ETELVINA
—Es cierto. Siempre le decíamos a Arturo: Tú
tienes
que
seguir
el
ejemplo
de
Simonetti... triunfar como él, llegar donde él llegó. ALBERTO
—Y nos sacrificamos como esclavos. ¿Para qué? Para esto. Mírelo, padre. Ahí lo tiene. Uno le habla y es como si le hablara a una estatua.
PADRE VICENTE
—(AFECTUOSO) ¿Qué dices tú, Arturo?
¿Por qué no te explicas? ARTURO
—Es inútil. No me comprenden. He intentado.
Pero no me comprenden. ALBERTO
—Claro. Seguro; no lo comprendemos. Ya va a salir con sus "ideales", con sus famosos ideales. Pero con los ideales no se come ¿sabes?
PADRE VICENTE
—¿No te gusta estudiar? ¿Te resulta
demasiado difícil? ETELVINA
—Pero no padre, si usted lo conoce desde niño y sabe que es inteligentísimo. Si toda su vida trajo notas brillantes, si de secundaria egresó con medalla de oro al mejor alumno. Si justamente por eso dijimos: "hay que hacer cualquier
sacrificio
para
que
pueda
estudiar"... (CASI LLORANDO) Y ahora ya
ve... Si él quisiera, se recibiría en dos años. Pero no quiere, no quiere. ALBERTO
—"No me comprenden". ¿Comprender, qué? ¿Qué es lo que tenemos que comprender? ¿Que
eres
un
vago?
¿Que
no
tienes
vergüenza? ¿Que a ti no te importa nada de nada? ETELVINA
—Calma, Alberto, por Dios. Que está el
padre... ALBERTO
—Pero si es la verdad. Que el padre también lo sepa. Sí, señor. No le importa nada de nada. No le importa nuestro sacrificio. No le importa lo que va a ser de su vida. No va a ser nadie, no va a llegar a nada... Ya lo veo, fregando platos en una fonda o cargando fardos en el puerto. (DANDO UN PUÑETAZO EN LA MESA) ¿No ve, padre, no ve? Ni se inmuta. Si a él le da todo lo mismo: ser abogado o estibador, llegar o no llegar, ser un triunfador o un muerto de hambre. A él tanto le da. Esta es la juventud de ahora... sin ambiciones, sin rumbo, sin norte. No les importa nada de nada.
CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y Arturo seguía mudo, como
si realmente no le importara nada de nada... como si fuera apático, indiferente a todo... como si en verdad todo le diera lo mismo. Casi se hubiera dicho un cínico. ¿Será así
realmente? ¿Se habrá convertido en eso Arturo Fernández: en un perdulario, en un parásito? CONTROL
—LEVANTA
FONDO
MUSICAL
COMO
CORTINA
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Mayo 26. Ahora se lo que
pasa a Arturo. Ahora lo comprendo. Esta noche, me vino a ver a casa. EFECTO
—MOVIMIENTOS
EN
LA
COCINA
CALENTANDO CAFÉ. ARTURO
—Hola, padre.
PADRE VICENTE ARTURO
—Hola, Arturo, ¿qué hay?
—Necesito hablar con usted.
PADRE VICENTE
—Con todo gusto, hombre. Siéntate.
Llegas justo a tiempo para tomar un café caliente, estaba por servirlo. EFECTO
—SIRVE CAPE
PADRE VICENTE ARTURO
—Bueno... ¿qué pasa, Arturo?
—Pasa que me... que me quiero ir de casa.
PADRE VICENTE
—(SILBA) ¿Y eso?
ARTURO
—Y para eso necesito de qué vivir, necesito un trabajo. Usted que conoce tanta gente... ¿no podría ayudarme a conseguir un trabajo? Cualquier trabajo, me da lo mismo.
PADRE VICENTE
—Pero, ¿has pensado que eso puede
costarte
la
carrera?
Fíjate:
trabajar
y
estudiar a la vez, es muy difícil. Pero mucho más si te vas de tu casa y tienes que ganarte la vida, pagarte tú solo todo: techo, comida, ropa... ARTURO
—No me importa. ¿No seré abogado? Y bueno, no seré abogado. No me importa.
PADRE VICENTE ARTURO
—¿Por qué no te importa?
—Mire, padre. Mis abuelos fueron pobres. Mis padres son pobres. Yo nací pobre. Todos en este barrio somos pobres. ¿Por qué voy a ser yo rico? No quiero ser rico. No me importa "triunfar", "llegar", como dicen mis padres. Quiero seguir siendo pobre como ellos, como lo somos todos aquí. Para mí ser obrero vale tanto y es tan respetable como ser abogado. O más. Estudiar. Recibirme. ¿Para qué? ¿Para ganar mucho dinero? para hacer fortuna como ese famoso Simonetti que a cada momento me sacan de ejemplo? ¿Para tener un palacete, un bungalow en Costa del Mar, dos automóviles y todo eso? No me importa.
O
si;
me
importa.
Pero
para
rechazarlo con toda mi alma. ¿Vivir para eso,
para ganar dinero y nada más? (INTENSO) Lo rechazo, lo rechazo, lo rechazo. PADRE VICENTE
—Ahora
empiezo
a
comprenderte,
Arturo. Ahora sí. ARTURO
—No quiero convertirme en un abogado rico, en
uno
de
esos
abogados
de
grandes
empresas... maestros en chanchullos, artistas en maniobras y astucias, que ganan dinero enseñando a las empresas cómo burlar, cómo evadir la ley. Esto es lo que mis padres llaman "triunfar". PADRE VICENTE
—Bueno, Arturo. Quiero creer que no
todos los abogados que hacen fortuna se prestan a maniobras deshonestas. ARTURO
—Ya lo se, padre; pero aun así... siempre son abogados del mundo de los negocios. Que acciones,
que
bancos,
que
consorcios
financieros, que sociedades anónimas, que convenios
comerciales,
que
contratos
petroleros... Y a mi todo eso, aun cuando sea licito, no me interesa. ¿Entiende, padre?... no me interesa. No nací para eso. No quiero vivir para eso. Y eso es lo que mis padres no com... EFECTO
—GOLPEAN LA PUERTA
PADRE VICENTE EFECTO
—¿Quién es? Adelante.
—SE ABRE LA PUERTA
DON JOAQUÍN
—¿Se puede, padre? Con permiso.
DOÑA YOLANDA
— Buenas noches, padre.
PADRE VICENTE
—Hola, don Joaquín. Cómo está, doña
Yolanda.
¿A
Arturo
lo
conocen,
verdad?
(CAMBIAN SALUDOS). DON JOAQUÍN
—Este... interrumpimos, por lo visto,
padre. PADRE VICENTE
—Bueno,
conversando
a
decir
con
verdad,
Arturo
de
estaba
cosas
muy
importantes. ARTURO
—No importa, padre. Yo puedo esperar, no tengo prisa. Después seguimos conversando...
PADRE VICENTE
—Siendo
así...
tomen
asiento.
(MOVIMIENTO DE SILLAS). DON JOAQUÍN
—Nosotros solo vamos a robarle al padre
un momentico. Y es urgente. ARTURO
—Yo
me
retiro,
así
los
dejo
hablar
tranquilos... DOÑA YOLANDA
—No, no hace falta... si no es nada
secreto... Puedes quedarte nomás. DON JOAQUÍN
—Padre,
estamos
desesperante.
Por
eso
ante nos
un
problema
tomamos
la
libertad de venir a ver si usted nos puede ayudar.
Padre,
usted
que
conoce
gente... PADRE VICENTE
—(SONRÍE) Esa frase me suena...
tanta
DON JOAQUÍN
—¿... no conocerá por casualidad a un
buen abogado... y que cobre poco? PADRE VICENTE
—¿Un buen aboga...? ¿Oyes. Arturo?
Seguimos en el terna. ¿Y por qué necesitan ustedes un buen abogado? DOÑA YOLANDA
—Convéncete Joaquín. Estás pidiendo un
imposible.
Los
buenos
abogados
solo
se
interesan por los asuntos gordos... los que les dejan dinero. De las cosas chicas, ni se ocupan. No les conviene. ARTURO
—¿Ve,
padre?
Es
lo
que
yo
le
estaba
diciendo. Eso es "triunfar". DON JOAQUÍN
—Padre, nos están por dar el desalojo.
Nos vamos a quedar sin techo, en la calle. ¿Usted sabe lo que es eso? Tenemos más de 60 años, somos pobres, estamos enfermos. ¿Dónde vamos, a dónde nos metemos? ARTURO
—Pero, ¿cómo, el desalojo? ¿por qué?
DOÑA YOLANDA
—Nos querían subir la renta al triple.
¿Se da cuenta? Al triple. Y como nosotros no podemos pagar tanto... ARTURO
—Pero
es
que
el
propietario
no
puede
aumentarles... no puede desalojarlos. La ley ampara al inquilino modesto y sin recursos. DON JOAQUÍN
—Sí, la ley, la ley. Pero resulta que el
propietario tiene un abogado sensacional... un
maestro... un tigre para esas cosas... un tal Simonetti. ARTURO
—(EXCLAMA) ¿No ve, padre? Simonetti. Ese
es el gran Simonetti. DOÑA YOLANDA
—Y nuestro abogado... claro, como para
él es un asunto insignificante, con el que no va a ganar porque nosotros qué le podemos pagar... DON JOAQUÍN
—... no se ocupa, no se dedica, no pone
interés. ARTURO
—¡Los abogados! ¿Ha visto, padre? Pero aun así
no
logro
entender
cómo
los
pueden
desalojar. La ley es clarísima. Los ampara, reconoce el derecho de ustedes. Y todos son iguales ante la ley. PADRE VICENTE
—Sí. Todos son iguales. Pero parece que
algunos son más "iguales" que otros... DORA YOLANDA
—SI, la ley está con nosotros. Pero
Simonetti sacó a relucir no se qué artículo de la ley... no me acuerdo. ¿Articulo cuánto era, Joaquín? DON JOAQUÍN
—Yo tampoco me acuerdo. De esas cosas
de leyes no entiendo nada. ARTURO
—¿No será el artículo 27?
DON JOAQUÍN
—Sí,
justamente.
(ASOMBRADO) ¿Y tú cómo sabes?
El
artículo
27.
PADRE VICENTE
—No se olviden que están delante de un
estudiante de Derecho. DON JOAQUÍN
—Ah,
es
cierto
que
Arturo
estudia
Derecho. ARTURO
—Al menos estudiaba.
DORA YOLANDA
—¿Qué? ¿Piensas dejar? ¿Te has vuelto
loco? Sería un pecado. ARTURO
—Ese es otro problema. Así que ese canalla les quiere aplicar el artículo 27. Pero no puede. Lo que tiene que hacer el abogado de ustedes es interponer recurso acogiéndose al artículo noveno inciso d... y lo funde a Simonetti. Lo liquida.
DON JOAQUÍN
—Si, pero lo que pasa es que ese
Simonetti es una fiera y nuestro abogado se deja estar. DORA YOLANDA
—(SUSPIRA) Harían falta abogados que
se ocuparan de nosotros, los pobres. ARTURO
—(REPITE
IMPRESIONADO)
Harían
falta
abogados que se ocuparan de los pobres. DON JOAQUÍN
—Los
pobres
cuando
caemos
en
esa
maraña de leyes y de artículos y de chicanas y expedientes y apelaciones... Y uno que no entiende nada se pierde, se marea... DOÑA YOLANDA
—Nos enredan, nos trituran.
DON JOAQUÍN
—Por eso, padre. ¿No conocerá usted a
un abogado cristiano que...? PADRE VICENTE
—De momento no se me ocurre, pero
déjenme un día para pensar y averiguar entre mis amigos, y seguramente lo encontraré. ARTURO
—Lo que yo les puedo decir es que el día que yo me reciba, podrán confiar en mí. Lucharé, pelearé por el derecho de los pobres. A mí no me va a envolver ningún Simonetti por astuto que sea.
PADRE VICENTE
—¿Cómo dices, Arturo? ¿El día que te
recibas? ¿Pero no era que...? ARTURO
—Sí. Pero creo que... he cambiado de idea.
PADRE VICENTE
—Bravo,
muchacho.
Te
pido
un
solo
favor; que me des el gusto de ser yo el que le de la buena noticia a tus padres. ¡Cómo se van a alegrar! CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
ALBERTO
—(DEPRIMIDO) ¡Abogado de pobres! ¿Oyes,
Etelvina? ETELVINA
—(SUSPIRA) Abogado de pobres.
ALBERTO
—Esto va cada vez peor, padre, cada vez peor. Ahora sí que ya no entiendo nada, que ya no se qué pensar de nuestro hijo. ¿Está loco?
PADRE VICENTE
—El que no entiende nada soy yo. Le
vengo a dar la gran noticia de que Arturo vuelve a estudiar, y a estudiar en serio, que está absolutamente resuelto a recibirse, y ustedes... mírense las caras: como si les estuviera anunciando una desgracia. ALBERTO
—Sí… recibirse... pero para trabajar aquí, en el barrio, defendiendo gente pobre. ¿Usted, sabe lo que es eso? No va a ganar ni un céntimo, se va a morir de hambre.
PADRE VICENTE
—Pero va a ser útil a los pobres, a sus
iguales, a quienes más lo necesitan, a quienes más necesitan justicia. Va a hacer lo que tiene que hacer todo verdadero cristiano: servir a los pobres, luchar por la justicia. ETELVINA
—Si
bueno,
pero
así...
nunca
va
a
triunfar. PADRE VICENTE
—¡Triunfar,
triunfar!
Pero,
¿qué
es
triunfar para ustedes? ¿Lo único que importa para ustedes es hacer dinero; eso es lo único que llaman triunfar? ¿No se dan cuenta que por hablarle tanto a Arturo de triunfar, a fuerza de ponerle siempre delante el ejemplo de ese Simonetti, lo único que consiguieron fue que Arturo terminara por tomarle asco a
su profesión... que no le encontrara sentido a estudiar? Ustedes se quejaban de que Arturo no estudiaba. Pero, ¿no se dan cuenta de que los culpables eran ustedes? ALBERTO
—(OFENDIDO) ¿Nosotros? ¿Que nosotros...?
ETELVINA
—(AL MISMO TIEMPO) ¿Nosotros?
PADRE VICENTE
—Ustedes... como tantos padres de hoy
que no comprenden a sus hijos. La juventud de hoy necesita un ideal, necesita encontrarle un sentido a lo que hace. Y ustedes lo único que
le
proponen
es
casas,
automóviles,
dinero... el premio que consigue aquel que es más
astuto,
proclaman
más
egoísta...
"triunfador"...:
y
ese
a es
ese el
lo que
"llega", el que tiene "éxito", el que ha sabido "hacerse una posición", "abrirse camino en la vida". ¿No comprenden que la juventud no quiere saber nada de ese "éxito", de esa "posición"... que los jóvenes rechazan todo eso... y que hacen bien en rechazarlo? ETELVINA
—Padre, pero entonces, ¿usted justifica
la rebelión de los jóvenes? PADRE VICENTE
—Por lo menos, trato de comprenderla.
Como tantos jóvenes de hoy, Arturo es puro, es
noble.
Tiene
un
ideal.
Rechaza
esta
sociedad que le ofrecemos, esta sociedad donde solo el dinero cuenta, donde imperan el interés y el egoísmo. Arturo sueña con una sociedad
más
justa,
más
humana,
más
cristiana, en la que el valor de la gente no se mida por el dinero que gana, sino por su capacidad de amar al prójimo. Sin saberlo, sin quererlo, un pobre matrimonio anciano reclamó
el
aporte
de
jóvenes
como
él,
reclamó su ayuda, y Arturo respondió al llamado y volvió a encontrarle sentido a sus estudios. Descubrió que su profesión podía ser un servicio, una forma de darse, de ayudar, de contribuir a cambiar este mundo injusto y egoísta... ALBERTO
—No entiendo, no entiendo nada.
PADRE VICENTE
—Ya lo se, amigo Fernández. Y eso es lo
triste:
que
no
comprendan.
Traten
de
comprender a su hijo antes de que sea demasiado tarde y lo pierdan. Traten de comprender. CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) ¿Comprenderán realmente?
No lo se. Señor, ayúdalos Tú a comprender. Y ayuda a Arturo para que triunfe, para que triunfe de veras en la dura lucha que ha emprendido. La lucha de ser un abogado pobre al servicio de los pobres. Ayúdalo a mantenerse fiel... a ser siempre capaz de seguir amando su pobreza. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 16
Duración: 21:34
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. DONA JULIA:
—Una vecina vanidosa, un tanto agresiva;
poco seso. DOÑA MARIA: —Una
vecina
simple,
muy
amiga
de
la
anterior. ANDRÉS:
—Otro vecino. Hombre sincero, que dice lo
que siente.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
PROGRAMA:
BAJA
Y
QUEDA. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL - FUNDE
CON FONDO TRISTE. PADRE VICENTE
—(RELATA) Sábado 2. Qué vergüenza.
Cómo pude exasperarme de esa manera... perder la calma hasta ese extremo. Tan luego yo, un sacerdote, que debe ser ejemplo de tolerancia; yo, que debo dar testimonio del
amor de Cristo, perder los estribos hasta ese punto! Qué vergüenza. Qué horriblemente culpable me siento, Señor, esto que estoy escribiendo, más que una página de mi diario, es una amarga, una dura confesión. CONTROL
—LEVANTA FONDO BREVEMENTE: LUEGO BAJA Y DESVANECE DURANTE EL RELATO.
PADRE VICENTE
—Sucedió esta tarde. Se acerca el día
en que los niños del catecismo tomarán su primera comunión; por eso, hice citar para hoy a los padres, para informarles de cómo pensábamos realizar este año la ceremonia. Los padres fueron llegando de a poco y ubicándose en el saloncito parroquial donde tendría lugar la reunión. En el despacho contiguo al saloncito, en tanto aguardaba a que llegaran todos, yo aprovechaba el tiempo contestando unas cartas. Mientras escribía, me llegaban las voces de los padres, que conversaban entre ellos. Sobre todo, la de doña Julia que, como es costumbre en ella, hablaba en voz muy alta. EFECTO
—RUMORES DE LA GENTE CONVERSANDO.
DOÑA JULIA
—Si viera, doña María... ¡si viera qué
vestido! Un sueño. DOÑA MARIA —(CON ADMIRACIÓN Y ENVIDIA A LA VEZ) ¿Largo?
DOÑA JULIA —Por
supuesto
que
largo.
Un
verdadero
vestido de primera comunión. Largo hasta el suelo. Todo de brodiere de nylon. DONA MARIA —(SIEMPRE EN EL MISMO TONO) ¡Brodiere de nylon! DOÑA JULIA
—... con religiosa de encaje.
DOÑA MARIA —(SUSPIRA) ¿Y el velo? DOÑA JULIA —Todo de tul de nylon. No veo el momento de que mi hija se lo ponga. Va a quedar... Una novia. Cabalmente, una novia. DONA MARIA —¡Qué maravilla! ¡La fortuna que debe salirle. doña Julia! DONA JULIA
—¡Uff! Si le digo solamente lo que me
cobra la modista por la hechura... PADRE VICENTE
—(ACOTA)
Mientras
escribía,
yo
oía
toda aquella descripción, e iba levantando presión. Cada vez sentí más rabia. DOÑA MARIA —¡Qué belleza! Feliz de usted que puede permitírselo. Yo, desgraciadamente... Mi hija no podrá lucir un vestido así. Y vaya si me gustaría. Pero no... ni en sueños. DOÑA JULIA —¿Y usted piensa que nosotros podemos? Hemos
tenido
que
pedir
un
préstamo
y
empeñarnos no se imagina cómo. Pero la primera comunión de una hija es la primera comunión de una hija. Una hace cualquier sacrificio.
ANDRÉS
—Pero, dígame, doña Julia, y perdone... Yo no estoy muy informado de cuestiones de iglesia, estoy aquí solo para acompañar a mi señora, pero nuestro hijo también viene al catecismo. Y el otro día le oí decir que el obispo ha mandado suprimir los trajes de lujo en la primera comunión.
DOÑA JULIA —Sí, mi hija también me dijo. Pero, bah, deben ser cosas del cura. Mire usted si el obispo se va a poner a ocuparse de cuestiones de ropa. Pst, qué ridiculez. Yo ni lo tuve en cuenta. EFECTO
—PASOS SE ACERCAN
DOÑA MARIA —¡Chist! El padre... ahí viene el padre. DOÑA JULIA PADRE VICENTE
—Huy, ¿me habrá oído?
—(EN
VOZ
ALTA)
todos. TODOS —Buenas
Buenas tardes...
tardes
a
Buenas
tardes, padre. PADRE VICENTE
—Bueno, la semana próxima sus hijos
tomarán la primera comunión. Por eso, les he pedido que vinieran para ponernos de acuerdo en algunos detalles. En primer lugar, ya sabrán —porque me imagino que sus hijos lo habrán comentado con ustedes— que el señor obispo ha mandado suprimir los vestidos de lujo. Todos —niñas y niños— deberán venir con ropa común y corriente. Ropa decente, limpia y planchada, desde luego; pero nada de vestidos largos y lujosos. Creo...
TODOS
—COMENTARIOS
(FAVORABLES
Y
DESFAVORABLES) . PADRE VICENTE
—Creo que ni hace falta que les explique
la razón de esta medida. Sus hijos van a recibir por primera vez el cuerpo de Cristo; deben vivir ese momento en un ambiente de sencillez,
despojada
de
toda
vanidad.
Además, ustedes saben que la iglesia es de todos, pero sobre todo es la Iglesia de los pobres, porque así lo quiso Cristo. Por eso... DOÑA JULIA
—(PROTESTA) Pero, padre... ¿y las que
ya compramos el vestido? PADRE VICENTE
—Lo
siento
mucho,
señoras;
pero
nosotros ya advertimos con tiempo que... DONA JULIA —Pero, padre, es el día de la primera comunión. Yo por ejemplo ya tengo todo arreglado: hora reservada en el fotógrafo para que le hagan a la niña la fotografía en colores con su vestido largo, que es un recuerdo para todo la vida... La visita a todos los parientes, para que la vean con su vestido de comunión... PADRE VICENTE
—Pero, señora, ¿no ve que todo eso es
pura vanidad social? ¿Qué tiene que ver todo eso con la comunión...? ¿Qué tiene que ver con el cristianismo?
DONA JULIA —Pero, padre, ¿qué me quiere decir con eso? ¿Que yo no soy cristiana? Yo cumplo con la iglesia en todo, yo... TODOS
—COMENTARIOS
PADRE VICENTE
—Le estoy queriendo decir, señora, que
Cristo,
nuestro
maestro,
al
que
todos
debemos imitar, vivió tan pobre que no tuvo una almohada donde posar su cabeza. Le estoy queriendo decir que no es cristiano que su hija venga vestida de no se qué de nylon, mientras comprarles
otras
cuyos
semejantes
padres
no
lujos,
pueden sufren,
disminuidas y humilladas porque solo tienen un sencillo vestido de algodón. ¿Usted quiere saber si eso es cristiano? Si aún no lo sabe, si necesita que se lo digan, yo le digo que no; que no es cristiano. DOÑA MARIA —Pero, padre, perdone, pero a mí me parece que usted debería considerar la situación. Ya hemos comprado las telas, ya hemos mandado a hacer los vestidos. Ahora no los vamos a botar. Por esta vez... PADRE VICENTE
—(IMPACIENTÁNDOSE) Ni por esta vez
ni por ninguna vez. Se ha dispuesto una cosa para todos y todos la van a cumplir. DOÑA JULIA —Yo no se padre, pero francamente, me parece una medida inhumana. Que las niñas tomen su primera comunión vestidas como un
día cualquiera... como si fueran huérfanas del asilo, las pobrecitas. PADRE VICENTE
—¡Huérfanas
del
asilo!
¡Pero
que
disparate está diciendo, señora! DOÑA MARIA —Yo pienso igual que doña Julia. Eso es destruirles a las pobres niñas toda la ilusión de su primera comunión. PADRE VICENTE
—(CADA VEZ MAS ENCOLERIZADO) La
ilusión que tienen ustedes, no sus hijas! Son ustedes las que quieren lucirse, las que quieren exhibir ante la parentela, ante el barrio, su tul y su encaje. DOÑA JULIA —Pero, ¿y qué hay de malo en eso? Una es madre, se pasa un año entero soñando con ese gran día, y ahora... PADRE VICENTE
—(ESTALLA) ¿Y ahora qué? Señoras, si
toda su religión depende de un vestido, si toda la fe cristiana que le van a dar a sus hijas consiste en disfrazarlas de largo, son ustedes las que tendrían que venir de nuevo al catecismo y aprender quién es Cristo y qué significa ser cristiano. Sí; tendrían que venir todas de nuevo al catecismo. Todas. DOÑA JULIA —(SE
VA
LLORANDO)
¡Cristiano,
tanto
cristiano! Tampoco es nada cristiano gritarle así a la gente y ofenderla, ¿sabe? EFECTO
—PASOS Y PORTAZO
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL - FONDO TRISTE
PADRE VICENTE
—(RELATA) Martes 5. Ya han pasado
tres días del altercado y cada vez me siento peor... más desasosegado... más culpable. Es imperdonable, no tiene perdón. Van tres noches que casi no duermo. No comprendo cómo
me
violentarme,
dejé
llevar
así,
descontrolarme,
cómo
pude
perder
la
paciencia hasta ese punto. Qué clase de cristiano, qué clase de sacerdote soy. Un servidor inútil, un testigo falso. Si pudiera borrar lo sucedido... Qué no daría porque no hubiera
pasado.
Pero
ahora,
desgraciadamente, ya está hecho y yo siento como un nudo por dentro. He mandado pedir a todos los que estuvieron en la reunión del otro día, que vuelvan mañana, que necesito hablar con ellos. Les presentaré mis disculpas por mi arrebato. Dios sabe que no me será fácil... mi buen esfuerzo me va a costar volver a enfrentarme a doña Julia y pedirle perdón. Pero es lo único que puedo hacer. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
TODOS
—VOCES
PADRE VICENTE TODOS
—Buenas noches a todos.
—CONTESTAN
PADRE VICENTE
—Muchas gracias por haber venido. Doña
Julia... ¿no está? ANDRÉS
—No, padre.
DOÑA MARIA —Doña Julia... no va a venir. PADRE VICENTE
—Lo siento. Era la que más deseaba que
viniera. Mañana iré a verla personalmente a su
casa.
vinieran...
Hermanos:
les
porque
sábado...
el
he
pedido perdí
que los
estribos... y dije cosas que no quería decir. Sigo creyendo que tenía razón en la cuestión de la ropa, pero no en como lo dije. He fallado como cristiano y como sacerdote. Les pido perdón. A todos. A doña Julia y a todos. Perdónenme, por favor. DOÑA MARIA —(TRAS
UNA
PAUSA)
Está
perdonado,
padre... No faltaba más... TODOS
—COMENTARIOS
PADRE VICENTE
—(RELATA) Pero ni aun así conseguí
tranquilizarme. terriblemente
Me
seguía
culpable...
sintiendo
horriblemente
incómodo conmigo mismo y con los demás. Sintiendo que, por mi culpa, algo se había roto en mis relaciones con los fieles, y eso que se había roto, ya nunca se volvería a reparar. Pese a las palabras amables con que
aceptaron mis excusas, me pareció sentir en todos como una frialdad, como una distancia, como si ya nada pudiera volver a ser como antes. Me sentía tan mal, que salí a caminar un poco. En ese estado de angustia, me conmovió como nunca sentir de pronto una mano
que
se
apoyaba
en
mi
hombro,
amistosamente. ANDRÉS
—Qué suerte que vuelvo a encontrarlo.
PADRE VICENTE
—Era Andrés, uno de los que había
estado en la reunión. Uno de los pocos vecinos con los que nunca he podido hacer amistad, que nunca se me ha acercado, que siempre me ha mirado... no se... con desconfianza. Y he aquí que justamente ahora, por primera vez, me dirigía una palabra afectuosa: "qué suerte que vuelvo a encontrarlo". ANDRÉS
—¿Para qué lado va, padre?
PADRE VICENTE
—Para ninguno. Salí a tomar un poco de
aire, simplemente. ¿Y usted? ANDRÉS
—Para el mismo lado que usted. ¿Podemos ir
juntos? PADRE VICENTE EFECTO
—Si quiere...
—PASOS DE LOS DOS
PADRE VICENTE
—¿Por qué dijo que se alegra de volver a
encontrarme?
Supongo
comentarme lo del otro día.
que
porque
quiere
ANDRÉS
—Sí.
PADRE VICENTE
—Dígame todo lo que piensa. Sin lástima.
Me lo merezco. He pedido perdón, pero si usted no me lo perdona, está en todo su derecho. Fue imperdonable. ANDRÉS
—Pues vea lo que son las cosas. Para mí fue
formidable. PADRE VICENTE
—¿Cómo?
deprimido.
No
Por me
favor, haga
estoy
más
duro
muy este
momento con esas ironías: sería una crueldad. ANDRÉS
—Pero si se lo digo en serio. Me hizo cambiar
de opinión sobre usted. PADRE VICENTE
—Sí, eso lo comprendo. Cómo no va a
cambiar de opinión sobre mí al verme en ese estado, diciendo barbaridades, gritando como un desaforado. ANDRÉS
—Y eso fue lo que me gustó.
PADRE VICENTE
—Le repito, Andrés. Esta noche, bromas
no. ANDRÉS
—¿Me
deja
hablar?
Voy
a
tratar
de
explicarle, aunque no es fácil. Usted sabe que yo no soy católico. En casa, la católica es mi señora.
Si
nuestro
hijo
va
a
tomar
la
comunión es por deseo de ella. Y si yo estaba el otro día en la reunión, fue simplemente por acompañarla. Era la primera vez que yo iba a la parroquia.
PADRE VICENTE
—Y justamente le tocó presenciar mi
arrebato,
esa
escena
tan
penosa.
Qué
vergüenza. ANDRÉS
—Al contrario, padre. Justamente, lo que estoy queriendo decirle es que... que me hizo mucho bien verlo alterarse.
PADRE VICENTE CONTROL
—(SORPRENDIDO) ¿Que le hizo bien?
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—(SIGUEN LOS PASOS)
PADRE VICENTE
—¿Dice usted que le hizo bien verme
enojado? No comprendo. ANDRÉS
—Le voy a decir toda la verdad: usted...
usted era un tipo que... PADRE VICENTE
—Dígalo, no me va a lastimar, siempre lo
supe. Yo no le gustaba, ¿verdad? ANDRÉS
—Sinceramente, no. Nada.
PADRE VICENTE ANDRÉS
—Es
—¿Por qué? difícil
de
explicar.
Lo
sentía...
demasiado perfecto... demasiado dueño de sí mismo... demasiado... cura. Lo veía... poco humano. Eso: poco humano. Un individuo sin
defectos.
¿Sabe
qué
insoportable
es
un
individuo sin defectos? PADRE VICENTE
—(RÍE) Tiene razón. Es insoportable.
Pero, ¿cómo se le ocurrió que yo era así? ANDRÉS
—No se. Su forma de hablar, su serenidad,
su calma, su equilibrio... PADRE VICENTE ANDRÉS
—Pura apariencia, ya lo ha visto.
—Justamente. Hasta que el otro día, cuando lo vi enojarse... Verlo enojarse, verlo perder los
estribos
como
cualquiera...
me
hizo
sentirme más cerca de usted... me hizo sentirlo... más a mi nivel... más humano. EFECTO
—LOS PASOS SE DETIENEN
PADRE VICENTE ANDRÉS
—(REPITE INTENSO) Más humano.
—¿Ve? eso era lo que más me rechazaba del cristianismo. Me parecía que los cristianos eran todos así: dechados de virtud, de serenidad, de bondad... máquinas que no fallaban nunca. Encontraba al cristianismo demasiado
perfecto
para
mí...
con
una
perfección de la que yo un tipo igual que todos, no soy capaz. Veía a los cristianos, lo veía a usted, allá arriba, muy lejos... Hasta que el otro día lo vi caer a tierra... ¡plum!... enojarse,
gritar,
perder
el
control...
y
después tener que pedir perdón. "Bueno — pensé— entonces, después de todo, este cura
es
un
hombre
igual
que
yo,
igual
que
todos...". PADRE VICENTE
—Qué curioso. Así que para usted los
cristianos éramos una especie de extractos de virtud químicamente puros, concentrados y deshidratados. No, Andrés. Los cristianos somos hombres como todos. De carne y hueso. Imperfectos, limitados, pecadores. Lo único
que
nos
diferencia,
quizá,
es
que
sabemos que Dios comprende y perdona. Nos equivocamos y pecamos y caemos una y otra vez...
pero
sabemos
que
no
debemos
desesperar, que debemos confiar en el amor de Dios. ANDRÉS
—Entonces, ¿por qué se recrimina tanto por su arrebato del otro día? ¿Por qué dice que no tiene perdón?
PADRE VICENTE
—(PAUSA) (INTENSO) Tiene razón. No
tengo por qué desesperarme así. Muchas gracias, Andrés. ANDRÉS
—¿Gracias, por qué?
PADRE VICENTE CONTROL
—Por habérmelo recordado.
—INICIAL FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Nos
despedimos
con
un
apretón de manos muy intenso... como dos amigos. Y aquí estoy. Sintiendo de nuevo poco a poco una paz que había perdido. Qué inesperado es todo en Dios... cómo siempre
Dios escribe derecho sobre líneas torcidas. Mi arrebato del otro día —algo que estuvo mal— Dios lo ha convertido en bien. Gracias a ese arrebato, me he podido acercar a un hombre con el que, de otro modo, tal vez nunca habría logrado dialogar. Empiezo a tranquilizarme...
a
sentir
que
mi
arrepentimiento ha tenido una respuesta. Y cosa curiosa: la absolución, el perdón de Dios, me ha llegado por boca de un hombre que dice que no cree en Dios. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 17
Duración: 21:30
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. GUILLERMO MÉNDEZ. —32 años. Discurseador. Espíritu crítico, negativo. ANSELMO.
—Un
trabajador.
Escéptico,
mordaz
afecto a provocar discusiones. DANIEL CERVIÑO. —Es el mismo del libreto 10. IGNACIO.
—43
años.
Hombre
de
experiencia.
Pintoresco, popular.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA DEL PROGRAMA; BAJA Y QUEDA DE FONDO
LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CARACTERÍSTICA
PADRE VICENTE
—(RELATA) Junio 22. Esta noche, en la
fonda, Guillermo Méndez se sentó a mi mesa y cenamos juntos. Guillermo es un buen muchacho,
uno
de
los
laicos
que
más
participan en las reuniones de la parroquia. Pero a veces me gustaría que hablara un poco menos... que no echara tantos discursos. EFECTO
—AMBIENTE FONDA
GUILLERMO
—Ah, sí, padre. Usted sabe que yo soy creyente. Pero en la Iglesia hay muchas cosas que andan mal. Muchas cosas que cambiar. Muchas.
PADRE VICENTE
—Muchísimas.
Absolutamente
de
acuerdo, Guillermo. Pero, oye, se te enfría el pescado. GUILLERMO
—Sí queremos hacer una iglesia cristiana de verdad, una iglesia que todos puedan decir "Esta es la verdadera Iglesia, tal como Cristo la quiso..." (1) hay que tener el valor de cambiar
muchas
cosas,
de
romper,
de
arremeter contra todo... CONTROL
—A PARTIR DE (1) LA VOZ DE GUILLERMO
SE ALEJA PADRE VICENTE
— (RELATA A PARTIR DE (1) SOBRE LA
VOZ DE GUILLERMO) En una mesa vecina, había dos sujetos tomando cerveza. Como Guillermo discurseaba en voz bastante alta, seguramente le habían oído pronunciando a cada
momento
la
palabra
Iglesia.
Seguramente también me conocían y sabían que era el cura del barrio. Y entonces,
encontraron que era una oportunidad brillante para despacharse a gusto contra la Iglesia. ANSELMO
—(2º PLANO) ¿La Iglesia? ¿Los curas? No me hables, hermano, por favor.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Hablaban como entre ellos,
pero en voz bien alta, para que nosotros los oyéramos. Justamente era eso lo que querían: que los oyéramos. ANSELMO
—Los curas ahora no hacen más que decir que la Iglesia está con los pobres. Se llenan la boca diciendo que son la Iglesia de los pobres. Pero entre tanto, ¿de qué viven? Del dinero de los ricos. Mientras reciban dinero de los ricos, ¿cómo van a ser la Iglesia de los pobres?
No
me
hagas
reír.
Son
unos
comediantes. GUILLERMO
—¿Ha visto, padre? Eso es lo que la
gente piensa de la Iglesia. PADRE VICENTE
—Veo.
GUILLERMO
—Y lo peor es que tienen razón.
PADRE VICENTE
—Tienen.
ANSELMO
—Tanto
hablar
de
pobreza.
Y
mira
el
Vaticano. Repleto de oro. Dime: ¿Cuándo la Iglesia
ha
presentado
un
balance,
una
declaración de sus bienes, eh? Nunca. ¿De dónde le viene todo ese oro? De los ricos. ¿Y de los curas, qué me dices?
GUILLERMO
—(BAJO) Eso va por usted, padre.
PADRE VICENTE
—Chubasco en puerta. Deja que abro el
paraguas. ANSELMO
—¿De qué viven, los curas? De lo que les pasan los ricos. Así, ¿cómo van a poder estar a favor de los pobres, si dependen del dinero de los ricos para poder vivir?
GUILLERMO
—¿Oye, padre, oye? Me subleva, me deprime, que
se
puedan
decir
esas
cosas
contra
nosotros. Y lo peor es que son ciertas. La Iglesia está comprometida con los ricos. Eso es un escándalo intolerable. ¿Ve? es lo que yo le decía: hay que cambiar la Iglesia. PADRE VICENTE
—Y,
bueno.
Me
parece
perfecto.
Cámbiala. GUILLERMO
—¿Quién, yo?
PADRE VICENTE
—Sí, tú. ¿Por qué no? Tú también eres
Iglesia. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Junio 24. Parece que la
conversación de antenoche en la fonda le encendió el ánimo a Guillermo Méndez. Porque esta noche había reunión de laicos en la parroquia; y cuando yo llegué, encontré el ambiente caldeado. Un ambiente de rebelión, de protesta.
GUILLERMO
—(EN VOZ ALTA) ¿Y qué me dicen del oro del Vaticano? Así, ¿cómo va a creer la gente en la sinceridad de la Iglesia? Y el mismo padre Vicente... nuestro propio cura... ¿no recibe ayuda de los ricos? Esto No puede seguir así, esto tiene que cambiar.
DANIEL
—Mira, justamente ahí llega el padre Vicente.
PADRE VICENTE TODOS
—Buenas noches a todos.
—CONTESTAN EL SALUDO
GUILLERMO
—Por favor, siéntese, padre. Tenemos
que hablarle. PADRE VICENTE
—¿Dónde?
¿En
el
banquillo
de
los
acusados? Qué, ¿me están por hacer un juicio? EFECTO
—SE SIENTA
GUILLERMO
—Padre, esto va muy en serio. La gente critica a la Iglesia. Y con razón. La Iglesia está diciendo una cosa y haciendo otra. Y eso es un escándalo. Las riquezas del Vaticano...
PADRE VICENTE
—Mira, Guillermo, el Vaticano está muy
lejos. Es difícil que nuestra voz llegue hasta allá. ¿Por qué no hablamos primero de lo que tenemos cerca, de lo que está en nuestras manos cambiar? Lo mejor es predicar con el ejemplo. Si todos somos capaces de cambiar, el
Vaticano
parece?
también
cambiará,
¿no
les
GUILLERMO
—Bueno, está bien. Hablemos de nuestra parroquia. Padre, todos lo queremos y lo respetamos y lo sabemos sincero. Pero usted no nos va a negar que recibe ayuda de los ricos.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
GUILLERMO
—Sí, padre: usted recibe ayuda de los ricos. Y eso va en contra de todo lo que usted predica. ¿Cómo el pueblo va a creer que usted está realmente a favor de los pobres, si por otra parte acepta los regalos de los poderosos?
PADRE VICENTE
—(PAUSA) Bueno hasta ahora solo he
oído hablar a Guillermo. Y los demás, ¿qué piensan? ¿Piensan como Guillermo? DANIEL
—Sinceramente, sí, padre. No nos parece
bien. TODOS
—APOYAN
PADRE VICENTE
—Magnífico. No saben lo que me alegro.
Siempre esperé que un día, ustedes, los laicos de la parroquia, me plantearan esta cuestión. A mí también me disgusta recibir esa ayuda.
Pero yo no lo podía plantear: eran ustedes los que debían tomar la iniciativa. Me alegra ver que los laicos han madurado y están resueltos a tomar su responsabilidad en la marcha de la Iglesia. GUILLERMO
—Padre,
mañana
mismo
usted
tiene
que
comunicar a esos señores que no quiere saber nada más de sus donaciones. PADRE VICENTE
—
Con todo gusto; será un placer para mí.
Les diré que, felizmente, su ayuda ya no es necesaria; porque de aquí en adelante, todos ustedes, todo el barrio, se compromete a sostener la parroquia, a contribuir para sus gastos. Muchas gracias, hermanos. GUILLERMO
—(TRAS
UNA
PAUSA
BASTANTE
LARGA) Este... sí... es claro... DANIEL
—En realidad... nosotros... todavía...
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Se
produjo
un
silencio.
Todos estaban sorprendidos, cortados. IGNACIO
—¿Y qué pasa ahora? ¿Se les acabó la gana
de hacer discursos? GUILLERMO IGNACIO
—Padre, usted quiere decir que... —(ACCIÓN) Creo que lo que dijo el padre es muy claro. Y muy lógico. ¿Independizarse de la ayuda de los poderosos? magnífico. Pero para independizarse, hacen falta recursos. ¿O a qué creen que destina el padre esa
ayuda?
¿A
comprar
cálices
de
oro
por
docenas? No: a sostener la parroquia. PADRE VICENTE
—Yo vivo muy modestamente, a todos
ustedes les consta. Pero tengo que comer, tengo que vestirme. La parroquia tiene pocos gastos,
pero
parroquia,
algunos
ustedes
tiene.
saben
Y
en
bien
que
esta los
servicios de la iglesia, son gratuitos. IGNACIO
—El padre casa gratis, bautiza gratis...
PADRE VICENTE
—Entonces,
si
resolvemos
prescindir
también de los donativos de los pudientes, de algún otro lado tiene que salir el dinero. Nos guste o no nos guste, esos donativos son casi la única entrada fija y segura con que cuenta la parroquia. ¿Independizarnos de esa ayuda? Me parece estupendo. Pero con algo hay que sustituirla, ¿no les parece? DANIEL
—(TRAS UNA PAUSA) Compañeros, creo que el padre tiene razón. No basta con criticar lo que
está
mal.
Hay
que
dar
soluciones.
Después de todo nosotros recibimos todo gratis de la parroquia y nos parece lo más natural del mundo; nunca nos hemos puesto a pensar que es obligación nuestra contribuir a sostenerla. El cura está a nuestro servicio. Nunca nos hemos preguntado: ¿de qué vive el cura?, ¿quién lo mantiene? IGNACIO
—Será cura, pero no vive del aire... Cuando vamos
al
cine,
pagamos
la
entrada.
Si
queremos leer el diario, lo compramos. Pero para la parroquia, ¿qué damos? Apenas unos pocos céntimos en la colecta de la misa de los domingos. Y después criticamos que acepte la ayuda de los ricos. DANIEL
—Voy a hacer una proposición concreta. Que nos comprometamos entre todos a aportar mes
a
mes
el
dinero
que
necesita
la
parroquia. Total, no es mucho dinero; y nosotros somos muchos. Con una pequeña contribución mensual que ponga cada uno (lo que pueda, según lo que gana) , se resuelve el problema. TODOS
—APOYAN
IGNACIO
—La idea es formidable. Pero yo conozco a la
gente. Eso no va a marchar. DANIEL
—¿Cómo que no va a marchar? Tiene que marchar. Hagamos una cosa: formemos un pequeño equipo responsable de las finanzas de la parroquia. El padre nos presenta la cuenta de los gastos de cada mes, y el equipo se encarga de reunir el dinero entre todos.
TODOS
—APOYAN
IGNACIO
—¿Y quiénes se ofrecen para trabajar en el equipo?
(PAUSA)
¿Ven?
Silencio
de
cementerio. DANIEL
—Propongo a Guillermo Méndez, que fue el que
planteó la cuestión.
TODOS
—APOYAN
GUILLERMO
—Bueno... yo... sinceramente... tengo
poco tiempo... DANIEL
—Para esto tienes que tenerlo, Guillermo.
(TODOS APOYAN). IGNACIO
—Y yo propongo a Daniel Cerviño, que fue el
que propuso la solución. TODOS
—APOYAN
PADRE VICENTE
—No se imaginan lo feliz que me siento.
Ahora será toda la comunidad parroquial la que maneje los problemas de dinero de la parroquia.
Ustedes
llevarán
las
cuentas,
ustedes aportarán los recursos... Ahora sí nuestra parroquia será en todo una comunidad cristiana. IGNACIO
—(MURMURA) Muy lindo, sí. Pero esto no marcha. Acuérdense lo que les digo... yo conozco a la gente. Esto no marcha.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Agosto 6. Hoy es un gran
día para mí. Daniel y Guillermo han venido a entregarme el primer aporte mensual. DANIEL
—Va a disculpar, padre, nos hemos atrasado unos días; y además, no está todo el dinero todavía, falta un poco, no hemos conseguido reunirlo todo.
PADRE VICENTE
—No importa; poco a poco con el tiempo
la cosa funcionará mejor. Lo importante es que hemos puesto en marcha el cambio. GUILLERMO
—Ya esos de la fonda no podrán decir que la Iglesia vive de los ricos. Qué lección les hemos dado, ¿eh? Ah, me gustaría ver la cara que ponen esos ricachones cuando usted les diga que se pueden guardar su maldito dinero, que no lo necesita para nada, que no depende más de ellos. Les va a caer como una bofetada.
PADRE VICENTE
—¿Y por qué dar "bofetadas", Guillermo?
¿Por qué ofenderlos? Ayudaban con buena voluntad. Les explicaré de buen modo que ustedes,
en
una
reflexión cristiana,
han
optado por una solución que les ha parecido más de acuerdo con el Evangelio. Ah, pero ustedes no pueden saber lo que significa este día para mí. Cuando recibía el dinero de los ricos, me parecía que yo no me ganaba el dinero... que era como una limosna que me daban. Era humillante. En cambio ahora, son ustedes mismos, los hermanos a cuyo servicio estoy, los que demuestran que aprecian mi servicio y me lo pagan. Y me lo pagan con sacrificio, con el fruto de su trabajo. Siento que me he ganado este dinero, que me lo he merecido, que tengo derecho a él, como el obrero a su salario. Cuánto más digno me siento, cuánto más hombre.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Octubre
14.
Tengo
el
corazón encogido mientras escribo esto. Pero ya no puedo seguir engañándome. Falló, la gente falló. Tan ilusionado, tan feliz que estaba al principio, y ahora... El primer mes, la gente más o menos respondió. Pero ahora, pasado el primer entusiasmo... hace ya dos meses que no recibo un céntimo. Las deudas de la parroquia se acumulan... los acreedores reclaman, se enojan... Y yo mismo estoy comiendo
fiado
en
la
fonda
y
pasando
apreturas. Debería hablarles, reclamarles. Pero me resulta violento. Me viene como una timidez. No me animo. Y lo peor no es el problema del dinero. Lo peor es ver cómo la gente se compromete y después no cumple. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Octubre 18. Hoy, en el
despacho
parroquial,
encontré
a
Daniel
Cerviño ordenando su contabilidad. DANIEL
—(SUSPIRA)
Aquí
Preparando mi balance para mañana.
me
tiene,
padre.
PADRE VICENTE
— (ACCIÓN) ¿Contabilizando, qué? ¿Más
deudas? DANIEL
—Es descorazonador. Esto no marcha, padre, no marcha para nada. Estamos a mediados de octubre y todavía no he conseguido cubrir el presupuesto de agosto. Todos se hacen los desentendidos. Que mañana, que la semana que viene, que este mes no pueden, que el sueldo no les alcanzó, que tuvieron gastos imprevistos...
PADRE VICENTE DANIEL
—Y, a lo mejor es cierto.
—No, padre. Si es una cuota ínfima. Si es menos de lo que gastan en cigarrillos o en revistas o en ir a la fonda. Me hacen volver y volver una y otra vez. Y además, me revelo: yo no tengo por qué estarles encima. Si ellos mismos se comprometieron. Si cada uno sabe cuál es su deber, el compromiso que asumió, sin necesidad de que yo tenga que estar recordándoselo.
PADRE VICENTE DANIEL
—En eso tienes toda la razón. Daniel.
—Pero casi nadie contribuye ni colabora. ¿Se acuerda
aquella
protestaba:
"La
noche?
Todo
el
mundo
Iglesia
no
debe
seguir
dependiendo de los ricos". Y ahora aquí me tiene. Solo. Luchando solo. PADRE VICENTE
—Bueno, tan solo no. Está Guillermo
Méndez en el equipo contigo.
DANIEL
—¿Guillermo? Por favor, padre. No colabora en nada. Que no tiene tiempo. Que está muy ocupado. ¡Con decirle que está atrasado tres meses en su cuota!
PADRE VICENTE
—¿Guillermo
Méndez?
El
que
más
criticaba... y ni siquiera ha puesto su parte? DANIEL
—Ah, pero mañana en la reunión... usted me va a perdonar, padre... pero les voy a decir lo que pienso. ¡No aguanto más!
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Octubre 19. ¡Sí que estuvo
animada esta noche la reunión parroquial! PADRE VICENTE
—(EN ACCIÓN) Bueno. Hoy vamos a
seguir comentando el Evangelio. DANIEL
—Perdón, responsable
padre, de
pero
finanzas,
antes... tengo
que
como dar
cuenta del balance del primer trimestre. Queríamos cuentas claras, que las cuentas de la Iglesia salieran a la luz del día, ¿no es cierto? Pues aquí están. Gastos, 34.287. Aportes, 9.513. Déficit, 24.773. TODOS
—COMENTARIOS
DANIEL
—Esta es la realidad, compañeros.
GUILLERMO 25.000? ¿Tanto?
—Pero... pero no puede ser... ¿Casi
IGNACIO
—Ya decía yo: esto no va a marchar... esto
no va a marchar. GUILLERMO IGNACIO
—Pero, ¿cómo es posible que...? —Es posible, compañeros, porque todos somos rápidos para criticar, pero después, cada uno en lo suyo. Mucho criticar a la Iglesia, mucho reprocharle
que
acepte
depender
de
los
poderosos... pero después nadie aporta. Y así hacemos
en
todo.
Para
criticar,
para
protestar, siempre estamos prontos. Pero para actuar... que actúe el de enfrente. Protestas,
si.
¿Pero
responsabilidad,
sacrificio? Ah, no... eso no. GUILLERMO
—Bueno, también hay que considerar que
a veces... DANIEL
—Mira,
Guillermo,
¿Recuerdas
con
tú qué
mejor
no
hables.
vehemencia
exigías
cambios, con qué ímpetu querías arrojarles su ayuda en la cara a los ricos? ¿Y? ¿Después qué te pasó? Hace dos meses que estás demasiado
"ocupado"
para
venir
a
las
reuniones del equipo de finanzas. Me dejaste solo. ¿Es cierto o no es cierto? GUILLERMO
—(INTENTA PONER PRETEXTOS) Bueno, lo que pasó es que yo realmente estuve... (AVERGONZADO) A qué mentir. Es cierto.
PADRE VICENTE
—Todos criticamos las cosas que están
mal, exigimos que cambien. Pero, ¿de quién
depende el cambio? De nosotros. Está en nuestras manos cambiarlas. El derecho a criticar
es
un
derecho
que
hay
que
conquistarlo, que hay que ganarlo. Actuando. No tiene derecho a protestar el que no asume su responsabilidad, su cuota de sacrificio, en el compromiso común de luchar por el cambio. GUILLERMO
—Qué mal hemos estado todos. Le aseguro, padre, que esto no se va a repetir.
TODOS
—APOYAN
PADRE VICENTE
—Así lo espero. Y les diré: casi me
alegro de que haya sucedido. DANIEL
—¿Que se alegra, padre?
GUILLERMO
—¿Cómo es eso?
PADRE VICENTE
—Sí: para que todos nos enfrentemos a
la realidad de cómo somos. De cómo nos gusta hablar... IGNACIO
—... y qué poco nos gusta hacer.
PADRE VICENTE
—Y por eso la Iglesia está como está:
llena
de
defectos,
defectos
que
todos
criticamos. IGNACIO
—Y no solo la Iglesia: el país. Y el mundo. ¿Defectos?
A
montones.
¿Injusticias?
En
cantidad. Y allá salen las lenguas a toda máquina, critica que te critica. Pero ¿qué hacemos por conseguir lo que está mal? Ni esto.
PADRE VICENTE
—La Iglesia somos todos. El país somos
todos. El mundo somos todos. IGNACIO
—Dígame, padre: si el mundo somos todos... ¿por qué a nosotros nos tocó una parte tan fea? (RÍEN).
PADRE VICENTE
—Quizá por eso, amigo Ignacio: porque
nunca hicimos nada por cambiarla. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 18
Duración: 21:56
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. NARRADOR BÍBLICO INÉS.
—(es la misma del libreto No. 10).
DANIEL CERVIÑO —(es el mismo de los libretos 10 y 17). RAMÓN BENÍTEZ. —Unos 40 años. Un hombre vencido y aplastado, aunque oculte su drama bajo una máscara arrogante.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA BAJA Y QUEDA. LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA
CARACTERÍSTICA
Y
FUNDE
CON FONDO INTIMO (OBOE, FAGOT O CELLO). NARRADOR
—Evangelio de Lucas. Como Jesús enseñaba que para alcanzar la vida eterna era esencial amar al prójimo, un doctor de la ley, para
confundirlo, le preguntó: "Sí, bien: pero... ¿quién es mi prójimo?" Jesús respondió con una parábola... Un hombre iba de Jerusalén a Jericó y cayó en medio de unos bandidos que, después de despojarlo y molerlo a golpes, se fueron dejándolo medio muerto. Por el camino acertó a pasar un sacerdote: vio al herido... cruzó al otro lado del camino... y siguió de largo. Así también un religioso, al llegar a aquel lugar, cruzó al otro lado del camino... y siguió de largo. Pero un samaritano que estaba de viaje, llegó cerca de él, lo vio y sintió compasión. Se acercó, vendó sus llagas; después lo cargó sobre su caballo, lo llevó a la posada y lo cuidó. Cuando terminó su relato, Jesús preguntó al doctor de la ley: ¿Cuál de estos tres te parece que se mostró el prójimo del hombre caído? Respondió el otro: "El que practicó la misericordia con él". Jesús dijo: "Ve y haz tú lo mismo". CONTROL
—LEVANTA
FONDO
INTIMO
COMO
CORTINA LARGA. PADRE VICENTE
—Miércoles 15. Esta noche, al llegar a
casa de mis amigos, Inés y Daniel para la reunión del grupo de reflexión cristiana, encontré caras largas, fruncidas. Claro.., estaban un poco enojados conmigo... INÉS
—El miércoles pasado nos falló feo, padre...
DANIEL
—Lo estuvimos esperando hasta más de las once de la noche y usted no vino. Nos abandonó, ¿eh?
INÉS
—(ALGO RESENTIDA) Claro, habrá tenido cosas
más
importantes
que
hacer
que
ocuparse de este modesto grupito... PADRE VICENTE
—No digan eso, ustedes bien saben cómo
los aprecio y lo importantes, lo valiosas que son para mí estas reuniones en que leemos y comentamos juntos el Evangelio. Si les fallé, créanme que fue porque hubo un motivo. Un motivo poderoso. A veces, cumplir puede ser una forma de fallar... y fallar puede ser una forma de cumplir. INÉS
—¿Cómo es eso? Que cumplir puede ser fallar...
y
fallar
puede
ser
cum...
Francamente, no comprendo. PADRE VICENTE
—(SONRÍE)
Claro,
dicho
así
para
ustedes suena como un galimatías. Será mejor que les cuente lo que me pasó el miércoles pasado. Por qué les fallé, por qué no vine. Verán ustedes... El miércoles pasado... CONTROL
—CORTINA
MUSICAL
(EMPIEZA
UN
POQUITO ANTES / RELOJ DE MESA DA LOS 3/4. PADRE VICENTE
—Eran las 9 menos cuarto. Faltaban 15
minutos para la hora de la reunión con ustedes. Yo estaba en casa, preparando el
tema para la reflexión. Recuerdan cuál era el tema
fijado,
¿verdad?...
el
pasaje
del
Evangelio que íbamos a leer y comentar... DANIEL
—Cómo no lo vamos a recordar. Un pasaje precioso: la parábola del buen samaritano.
PADRE VICENTE
—Pues bien. Yo estaba tomando algunas
notas del comentario que pensaba hacerles... de cómo debemos seguir el ejemplo del buen samaritano y acudir con amor en auxilio de nuestro prójimo... cuando en este momento... zaz: el timbre de la puerta de calle. EFECTO
—(SIMULTÁNEAMENTE CON EL RELATO) :
TIMBRE. PADRE VICENTE
—Caramba...
quién
podrá
ser
—me
dije... qué momento poco oportuno... justo cuando estoy de prisa, por salir... Acudí a abrir. EFECTO
—ABRE PUERTA
PADRE VICENTE RAMÓN
—Buenas noches. ¿Qué deseaba, señor?
—¿Señor? ¿Ya no te acuerdas de mí? ¿Cómo estás, Vicente? Tanto tiempo.
PADRE VICENTE
—El hombre que tenía ante mí me sonreía
con una sonrisa desagradable... desdentada. Siempre son desagradables las sonrisas de los desdentados,
¿verdad?
Llevaba
un
traje
raído... sucio... un gran lamparón de grasa en su gastada corbata. Y ese sujeto me tuteaba
y pretendía conocerme... Sin esperar mi respuesta, entró en la habitación. Siempre sonriéndome
con
una
sonrisa
estúpida,
molesta. RAMÓN
—Así que ya no te acuerdas de mí.
PADRE VICENTE RAMÓN
—A decir verdad...
—Debo
estar
muy
cambiado.
Estoy
muy
cambiado. A ver, escarba en tu memoria. Pasa revista a tus compañeros del colegio secundario. PADRE VICENTE RAMÓN
—Mis compañeros de...
—Exprime el archivo mental. Cómo no te vas a acordar de Ramón Benítez.
PADRE VICENTE
—Ramón...
Benítez...
(RECUERDA
VAGAMENTE) Ah, sí, ahora sí. No te había reconocido, hombre. Perdona. RAMÓN
—Claro...
tanto
tiempo.
Tú
estás
como
siempre. Yo, en cambio. PADRE VICENTE
—(RELATA) Sin ser invitado, se sentó en
mi sillón. INÉS
—¡Pero, qué individuo grosero!
DANIEL
—Y qué poco oportuno, además.
INÉS
—Me figuro lo nervioso que se sentiría usted. Justo cuando tenía que salir...
PADRE VICENTE
—Bueno... y... ¿y a qué debo tu visita,
Ramón? RAMÓN
—Pero,
hombre,
di
al
menos
que
estás
contento de volver a verme, después de tantos años. PADRE VICENTE
—Sí,
pero,
por
supuesto,
¿sabes?...
muy
contento...
desdichadamente,
esta
noche... RAMÓN
— (INTERRUMPE) Oye, me dejé los cigarrillos
en casa. ¿No tienes uno? PADRE VICENTE
—Y me extendió unos dedos amarillentos
de nicotina y con las uñas negras de tan sucias. EFECTO
—CHASQUIDO DE UN FÓSFORO
RAMÓN
—Ah, se está bien aquí. Pues, nada hombre. Esta noche de pronto sentí ganas de volver a ver a alguno de los viejos amigos... de recordar
con
alguien
los
buenos
viejos
tiempos. Me acordé de ti y me largué hasta aquí. Vamos a ver al cura —me dije—... al bueno de Vicente... PADRE VICENTE
—Pues,
mira,
me
pescaste
por
casualidad. Unos minutos más y ya no me encontrabas. Todos los miércoles a esta hora tengo una reunión de... RAMÓN
—Los miércoles. ¿Te acuerdas clase de qué
teníamos los miércoles?
PADRE VICENTE
—No,
sinceramente,
quién
se
va
a
acordar después de tantos años. Te decía que estoy por salir para... RAMÓN
—Pues
yo
sí
me
acuerdo.
Los
miércoles
teníamos Física con el Profesor Ugalde. ¿Te acuerdas
del
narigón
Ugalde?
Un
espectáculo... (RIENDO) ¿Te acuerdas de aquella vez...? CONTROL
—CORTINA MUSICAL CUBRIÉNDOLO
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL - TIC-TAC DE RELOJ
RAMÓN
—(RIENDO) ¿... Y aquella mañana en que el director
los
pescó
a
Carvajal
y
a
ti
remedando a los profesores? PADRE VICENTE RAMÓN
—(FRÍAMENTE) Si, fue muy gracioso.
—Carvajal era genial, ¿eh? Lo encontré hace un tiempo, vieras. Ahora es representante de la Stanley Steel. Está hecho un personajón. Gordo, inflado. Viaja por todo el mundo. Oye, ¿te queda otro cigarrillo?
PADRE VICENTE
—Pasaba el tiempo y Ramón Benítez no
parecía
dispuesto
a
marcharse
nunca.
Instalado en el sillón como para quedarse toda la noche, seguía fumándome cigarrillo
tras cigarrillo y exhumando viejas anécdotas del colegio, anécdotas polvorientas que ya no tenían
gracia
ni
sentido.
Yo
ardía
de
impaciencia. ¿Se marcharía alguna vez aquel latoso? RAMÓN
—... Y entonces yo, muy serio, le contesto: "San Bernardo, San Benito y Sanseacabó". (RÍE)
Yo
era
una
pantera
para
esas
respuestas, ¿eh? (RÍE) Tú y toda la clase se retorcían de risa... PADRE VICENTE
—Je, je. Oye, Ramón vas a perdonar,
pero son las 9 y media pasadas, ya hace más de media hora que me están esperando en una reunión... RAMÓN
—Pero, no, hombre, tú no te vas. Qué te vas a ir con esta noche tan fea. Eres cura, ¿no? No es de cristiano, una noche que viene un compañero a visitarte después de tantos años...
PADRE VICENTE
—(RELATA) Para peor, era impertinente.
Decía
cosas
así,
insolentes,
agresivas...
Parecía sentir un placer especial en molestar. RAMÓN
—Yo siempre digo: Primero, los amigos. Al
amigo que llega, se lo recibe. PADRE VICENTE mi
—Sentí ganas de increparle: "Pero no es obligación,
caramba.
Tú
caíste
de
sorpresa, sin anunciarte. Debes comprender que uno tiene obligaciones, compromisos. Y
además... ¿amigos? No somos amigos. Yo no me siento tu amigo. Apenas un ex-condiscípulo con el que ya no tengo nada en común...". RAMÓN
—¿Estabas escribiendo cuando yo llegué? ¿A
ver, déjame ver? PADRE VICENTE
—(COMENTA) No hay nada que me irrite
más que el que metan la nariz en mis cosas personales... (ACCIÓN) No, mira, son unos apuntes.. RAMÓN
—(LEE) "El ejemplo del buen samaritano". ¡Bah! Sermones. Eso es... lo que saben hacer los curas: sermones. Ahora, cumplirlos... jm. "Haz lo que yo digo y no lo que yo hago".
PADRE VICENTE
—(RELATA) No aguanté más. Me puse de
pie y me eché encima mi gabán. EFECTO
—RUIDO
AL
APARTAR
SILLA
Y
ABRIR
PUERTA PADRE VICENTE
—Oye, tendrás que disculparme, pero se
me ha hecho muy tarde. Me tengo que ir sin remedio.
En
todo
caso,
combinamos
con
tiempo para otra noche. Ven, te acompaño hasta la parada del bus y después yo sigo camino a mi reunión. Por la calle, entre tanto, seguimos conversando. ¿Te parece bien? RAMÓN
—No, pero a ti eso no te quita el sueño.
PADRE VICENTE
—Vamos, y discúlpame, hermano. De
veras que debo marcharme.
CONTROL
—ENTRA
EL
FONDO
DE
OBOE
DEL
COMIENZO NARRADOR
—Pasó un sacerdote... y siguió de largo.
CONTROL
—CORTA FONDO OBOE
EFECTO
—AMBIENTE
CALLE
CON
UN
POCO
DE
TRÁFICO (PERO POCO) PADRE VICENTE
—Me dijiste que vives en la ciudad vieja,
¿verdad? RAMÓN
—Sí, cerca del puerto.
PADRE VICENTE
—Entonces, ese bus que viene ahí te
deja bien. Adiós, hermano. CONTROL
—NUEVAMENTE EL FONDO DE OBOE
NARRADOR
—Pasó un religioso... y siguió de largo.
CONTROL
—CESA FONDO
RAMÓN
—Adiós.
EFECTO
—DENTRO DEL RELATO, BUS QUE LLEGA Y SE DETIENE BREVEMENTE
PADRE VICENTE
—(RELATA) Y entonces... le tendí la
mano... y me la apretó muy fuerte. Muy fuerte. Casi hasta lastimarme. En la sombra, busqué su mirada. La apartó en seguida. Pero alcancé a leer algo en sus ojos... no se bien qué... algo como una súplica... como un llamado. Y... ¿sería el reflejo del farol... o sus ojos estaban húmedos?
EFECTO
—ÓMNIBUS QUE REANUDA LA MARCHA
PADRE VICENTE
—No se qué impulso tuve... y cuando
subió al bus, salté tras él. RAMÓN
—¿Cómo? ¿Dónde vas?
PADRE VICENTE RAMÓN
—Te acompaño hasta tu casa.
—¿Y tu reunión?
PADRE VICENTE
—Ya
llegaría
demasiado
tarde.
Y
además... ahora más que la reunión deseo tu compañía. EFECTO
—ÓMNIBUS QUE SE ALEJA
CONTROL
—FONDO DE OBOE
NARRADOR
—Pero un samaritano que estaba de
viaje, lo vio y sintió compasión.
CONTROL
—LEVANTA FONDO OBOE
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Descendimos
del
bus
y
entramos en ese dédalo de callejuelas míseras y ruinosas de la ciudad vieja... De pronto, Ramón había perdido su aplomo, su altanería. Hablaba nerviosa, confusamente. EFECTO
—PASOS
DE
DOS
EN
LA
PIEDRA
este
barrio
RESONANDO EN LA NOCHE RAMÓN
—Estoy
viviendo
en
provisoriamente mientras me... me terminan
de refaccionar mi casa. Mentiras. Por qué te digo mentiras. Yo vivo aquí. En esta pocilga. Hace doce años que vivo aquí. EFECTO
—PASOS SE DETIENEN
RAMÓN
—Bueno, mi casa es aquí no más, al doblar la esquina. Aquí nos separamos. Gracias por la compañía. O bueno, ahora ya tanto da. Ven.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
Una
sórdida
casa
de
inquilinato que, de vieja y ruinosa, se caía a pedazos. Con ese olor tan penetrante, mezcla de olor a humedad, a agua estancada, a suciedad, a hacinamiento. RAMÓN
—(CON AMARGURA) Mi casa. Al menos, aquí vivo. No te invito a pasar a mi pieza porque a esta hora mi mujer y mi hijo deben estar durmiendo.
PADRE VICENTE RAMÓN
—¿Tu mujer? ¿Tu hijo? No sabia que...
—Sí, estoy casado con... Enferma. Ella está enferma, ¿me entiendes? Enferma de aquí. De los nervios. De la cabeza. Y el niño... nació con asma. No se desarrolló bien.
PADRE VICENTE
—Hermano... (RELATA) Apoyé una mano
sobre su hombro y ante ese solo, pobre gesto de amistad, cayeron todas sus barreras. RAMÓN
—(APRETANDO LOS PUÑOS) Ay.
PADRE VICENTE
—Le brotó muy de adentro algo como un
sollozo reprimido quién sabe cuánto tiempo.
RAMÓN
—Bueno. Tienes que irte.
PADRE VICENTE RAMÓN
— (HONDO) No. No me voy.
—Sí, Vicente. No te vayas. Por Dios, no te
vayas. PADRE VICENTE
—¿No hay por aquí algún café donde
quedarnos conversando? RAMÓN
—Cafetines por aquí hay a montones.
PADRE VICENTE CONTROL
—Vamos, entonces.
—FONDO OBOE
NARRADOR
—... Lo cargó sobre su caballo y lo llevó
a la posada... CONTROL
—LEVANTA FONDO OBOE
(PAUSA PARA EL CORTE)
EFECTO
—AMBIENTE CAFÉ
CONTROL
—FONDO OBOE
RAMÓN
—Qué bueno. Qué bueno que hayas querido
quedarte conmigo. PADRE VICENTE RAMÓN
—No digas tonterías, hombre.
—Tienes que perdonarme. Estuve tan necio,
tan majadero en tu casa. PADRE VICENTE
—Bah, quién se acuerda ya de eso.
RAMÓN
—Hoy, en mi pieza, de pronto, me ahogó la soledad. ¿Sabes qué solo estoy? Hace años que no hablo con nadie. Sin amigos. Es desesperante. La soledad es desesperante. Es inhumana. Al final te sientes como tirado en medio de un camino, moribundo, y que todos pasan de largo...
PADRE VICENTE
—(PARA
SI)
Como
el
herido
de
la
parábola. RAMÓN
—¿Eh?
PADRE VICENTE
—Nada, cosas mías, una idea que me
cruzó de pronto. RAMÓN
—Qué
tremendamente
crueles
son
las
ciudades. De pronto sentí que me ahogaba si no encontraba una compañía humana. Me acordé
de
ti.
Un
cura,
pensé...
quizá
encuentre calor en él. Pero llegué y sentí la frialdad de tu recibimiento. Sentí que era mal recibido,
que
era
inoportuno,
sentí
tu
impaciencia... y eso me exasperó. No sabía cómo retenerte... y me puse a hablar de tonterías. Por no soltarte. Y sentía que con eso solo lograba darte rabia... y no podía parar. Y hablaba y hablaba. Del colegio. Del tiempo
en
que
todavía
tenía
ante
mí
perspectivas, esperanzas, ilusiones de llegar a ser alguien. PADRE VICENTE
—(RELATA) Y Ramón Benítez se abrió.
Me volcó, toda su tristeza, toda la angustia,
toda la desesperanza de su vida frustrada, de su fracaso. Nos quedamos hablando hasta la madrugada. RAMÓN
—Vicente... no sabes el bien que me has
hecho. PADRE VICENTE
—¿Bien? ¿Por qué? Lo único que hice fue
escucharte. RAMÓN
—¿Y te parece poco?
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE el
—... Y ahora ya saben por qué les fallé miércoles
pasado.
Ahora,
si
quieren,
comentamos la parábola del buen samaritano. INÉS
—¿Y
no
le
parece...
que
ya
está
como
el
buen
comentada padre? DANIEL
—A
usted
le
tocó
ser
samaritano que se detuvo a recoger al herido junto al camino. PADRE VICENTE INÉS
—¿Yo? Oh, no.
—Ramón Benítez no estaba herido por fuera. Pero estaba herido por dentro. Y usted... "le vendó sus llagas".
PADRE VICENTE
—No,
no
creo
haber
sido
el
buen
samaritano. Más bien estuve a punto de ser el sacerdote que pasó de largo. Sí: casi paso de largo junto a Ramón Benítez y lo dejo tirado
en
el
camino.
Lo
único
que
me
importaba en aquel momento era la reunión, mi compromiso con ustedes. Seguramente, aquel sacerdote también tenía mucho que hacer, compromisos, obligaciones... "No puedo detenerme
—se dijo—; imposible, tengo
que ir al templo a rezar, a decir mis oraciones, a oficiar el culto, el homenaje a Dios... el culto es sagrado". Y pasó de largo junto al herido, sin darse cuenta de que lo que Dios le pedía en ese momento no eran oraciones, no eran cultos... sino que amara al prójimo...
¡Eso
era
lo
único
realmente
sagrado! Y habrá llegado al templo y rezado oraciones de amor a Dios... y le había dado la espalda al mismo Dios que se desangraba tendido en el camino. Yo estuve a punto de hacer lo mismo. De darle la espalda a Ramón. ¿Y para qué? Para venir a platicarles del amor al prójimo... y del ejemplo del buen samaritano... satisfecho,
Y muy
me
habría
buen
sentido
cristiano...
muy y
aparentemente, habría "cumplido"... pero en realidad, habría fallado. Los cristianos de hoy hablamos mucho de amor y amor... pero, ¿sabemos amar de veras? Este grupo de reflexión no sirve para nada si no sirve para eso,
para
amar,
para
amar
de
verdad.
Sabiendo que ese prójimo que hay que amar no siempre se presenta en el momento más oportuno, ni siempre es el ser más agradable. A veces es un tipo que nos cansa, que nos
rechaza, que nos cae pesado como Ramón Benítez. Pero que nos necesita. Nos necesita desesperadamente. Como Ramón Benítez. DANIEL
—Tampoco el herido con sus llagas abiertas debía ser cosa linda de ver... también debía resultar un poco repulsivo. Y el sacerdote y el religioso apartaron la vista y pasaron de largo.
INÉS
—Padre
Vicente,
¿qué
podríamos
hacer
nosotros por Ramón Benítez... y por esa esposa y ese hijo enfermos? CONTROL
—ENTRA FONDO OBOE
NARRADOR
—... Y Jesús le dijo: "Ve y haz tú lo mismo".
CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
CAPITULO 19
Duración: 21:25
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. ADELA MORETTI. —19
años.
Joven
inteligente,
lúcida,
generosa. DONA AIDA.
—50 años. Su madre, humilde lavandera.
DON TADEO. —60 años. Su padre, modesto albañil.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA
MUSICAL
DEL
PROGRAMA; BAJA Y QUEDA LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL Y FUNDE CON FONDO TIERNO PARA EL RELATO.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Julio 27. Todas las mañanas
a las 7 y cuarto en punto, la veía pasar, con sus libros bajo el brazo. Era una presencia amiga, tierna, querida. Iba a tomar el bus, camino al Instituto Superior de Comercio, donde estudiaba. Siempre miraba hacia mi
ventana y, si me veía, me hacía un saludo con la mano. ADELA
— (EN 2° PLANO) Adiós, padre Vicente.
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Adiós, Adela. ¿Cómo van
esos estudios? ADELA
—Bien, bien. Aunque es duro estudiar cuando
se es pobre. PADRE VICENTE
—Ya lo se, Adela. Es duro. Exige muchos
sacrificios. Pero tienes que tener voluntad. Tú eres inteligente, saldrás adelante. ADELA
—Dios quiera. Hasta mañana, padre.
PADRE VICENTE CONTROL
—Hasta mañana, Adela y... coraje.
—CORTINA MUSICAL TIERNO - FONDO TIERNO PARA EL RELATO
PADRE VICENTE
—(RELATA) Era de las que no faltaban
nunca a clase. A veces me conmovía verla andar por esas calles solitarias, en aquellas madrugadas de invierno... Oscuro todavía, casi
de
noche...
enfrentando
el
viento
helado... la naricita roja, la cabeza hundida como tratando de eludir el castigo... Y la pobre, con su chaquetica corta... la única que tenía... la misma siempre desde que yo la recuerdo... EFECTO
—VIENTO
ADELA
—(EN
2º
PLANO)
Buenos
días,
padre
Vicente... Brrrr... qué frío. PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Buenos días, Adela. ¿Cómo
te fue en las pruebas trimestrales? ADELA
—Estupendo. Ayer me dieron las notas. 10 en
redacción comercial, 9 en inglés, 9 en contabilidad, 8 en práctica mercantil, '7 en taquigrafía. PADRE VICENTE
—¡Bravo! ¿Viste? Y tú que estabas tan
asustada. Créeme, muchacha... es como yo te digo siempre: a ti no te para nadie. ADELA
—(TIRITA) Ay, pero qué frío. Hasta mañana,
padre. PADRE VICENTE CONTROL
—Hasta mañana. Y siempre adelante.
—COMENTARIO MUSICAL TIERNO
PADRE VICENTE
—(RELATA) Recuerdo que hace un par de
semanas...
Llovía
torrencialmente
cuando
Adela pasó... EFECTO
—LLUVIA
PADRE VICENTE
—La pobrecita iba hecha una sopa. Me
dio pena. ADELA
—(2º PLANO) Adiós, padre Vicente. Disculpe, hoy no me detengo. Llueve fuerte.
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Oye... ¿No quieres que te
preste un paraguas? ADELA
—Y bueno... le agradezco.
EFECTO
—ABRE PUERTA
PADRE VICENTE EFECTO
—Ven, pasa un segundo.
—CIERRA PUERTA; LA LLUVIA SE ESCUCHA AHORA MAS LEJANA
PADRE VICENTE
—¿No llovía ya cuando saliste? ¿Por qué
no te pusiste el impermeable? ADELA
—¿Por qué? Porque no tengo. Este invierno mis padres me iban a comprar uno, pero... bueno, no se pudo.
PADRE VICENTE
—Pero estás empapada, aterida. ¿No
quieres una taza de café caliente? ADELA
—Lo bien que me vendría. Pero se me hace tarde, voy a perder el bus. Y si lo pierdo, no llego a clase en hora.
PADRE VICENTE
—Es un momentito, ya lo tengo caliente.
Siéntate, Adela, deja que amaine un poco el chaparrón. Si te enfermas, va a ser peor, perderás más días de clase. EFECTO
—SIRVE CAFÉ
PADRE VICENTE
—Sírvete. Aquí tienes azúcar, ponte a
gusto. EFECTO
—SONIDOS REQUERIDOS POR LA ESCENA
ADELA
—Ah, qué bueno está. Bien calientito.
PADRE VICENTE
—¿No lo quieres con un poco de leche?
ADELA
—Bueno. (AGREGA RÁPIDAMENTE) Aunque en realidad yo ya desayuné.
PADRE VICENTE
—(RELATA)
No
se
por
qué
tuve
la
certeza de que no era cierto; que no había desayunado. Que la pobre iba a clase con el estómago vacío. (ACCIÓN) Sírvete un poco de pan, también. ADELA
—Qué glotona. Voy a desayunar dos veces
esta mañana. PADRE VICENTE
—¿Sabes,
Adela?
No
se
cómo
explicártelo. Pero me hace bien verte pasar todas las mañanas camino al Instituto. ADELA
—¿Que le hace bien? ¿Por qué?
PADRE VICENTE
—Pues... este es un barrio pobre, chato,
gris, donde la gente no progresa. Un barrio de vidas tristes; de vidas duras, fracasadas. La gente trabaja y trabaja sin horizontes, sin esperanza, sin ver una salida, un mañana. Mira tus propios padres, don Tadeo, doña Aída: trabajan desde que nacieron casi... y tienen que seguir trabajando duro sin ver nunca el sentido, el fruto de su esfuerzo. Siempre igual, siempre igual. Un día igual a otro día. Y la angustia del dinero que nunca alcanza. Y las privaciones. Y el impermeable para Adela, que no hay con qué comprarlo... Tú en cambio, tienes inquietud, tesón, luchas; no te dejas vencer. Eres como un rayo de luz, como un brote de esperanza.
EFECTO
—ADELA DEJA SU TAZA Y LA APARTA
PADRE VICENTE
—(PAUSA) ¿No dices nada, Adela? ¿Por
qué tan callada? Te digo cosas que debieran alegrarte y en cambio parecen haberte puesto triste. ADELA
—Un brote de esperanza, dice usted. ¿Sabe que papá en todo este mes apenas tuvo 5 días de trabajo? Ya van tres meses así, casi sin trabajo.
Dicen
construcción
que
está
la en
industria crisis.
de
Y
la
mamá
deslomándose lavando ropa. Con esa agua helada que corta las manos. PADRE VICENTE
—Bueno, pero dentro de 3 años te
recibes, y con tu capacidad y tus notas brillantes
en
seguida
consigues
un
buen
empleo. Y se acaban las privaciones. ADELA
—Tres años. Tres años son demasiados años. (PAUSITA) El profesor de mercantil exige un texto nuevo, que cuesta un ojo de la cara. ¿Con qué valor le puedo pedir a papá, sin trabajo...? (SUSPIRA) Bueno... amainó un poco. Sigo viaje. Gracias por todo.
PADRE VICENTE
—Llévate el paraguas. Está viejo, pero
algo protege. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Hasta que el lunes pasado...
por primera vez, no vi pasar a Adela. Pensé que acaso habría pasado más temprano que de
costumbre y que por eso no la había visto. Pero al día siguiente estuve atento... y tampoco pasó. Y al otro día tampoco. ¿Se habrá enfermado con aquella lluvia? Hoy al fin, ya inquieto y preocupado, resolví llegarme hasta la casa de Adela y preguntar. DOÑA AIDA
—¿Adela? ¿Quiere saber por Adela, padre? Adela no estudia más. Dejó el Instituto. Ha entrado de obrera en una fábrica de dulces.
CONTROL
—CORTINA MUSICAL DRAMÁTICA
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—¿Pero,
cómo?
¿Y
ustedes
le
han
permitido que deje de estudiar? DON TADEO
—¿Permitido? Estamos desesperados. Usted no sabe las escenas que ha habido en casa.
DOÑA AIDA
—Pero usted no la conoce a Adela. Una vez que toma una decisión...
PADRE VICENTE
—Qué
lástima.
Qué
lástima.
Tan
inteligente, tan capaz... DON TADEO
—Además, no nos dijo nada. Nos enteramos cuando
ya
estaba
todo
hecho.
Nosotros
creíamos que se iba al Instituto, como todas
las mañanas, con sus libros bajo el brazo... y se iba para la fábrica. PADRE VICENTE
—¿Y por qué dejó? ¿Qué explicación les
dio? DOÑA AIDA
—Bueno...
ahora
que
no
está
ella
oyéndonos... la verdad es que era demasiado duro. Si no tenía qué ponerse, con qué abrigarse. Esos zapatos viejos... remendados cuatro veces... los días de lluvia, los pies se le empapaban. Nunca nos dijo nada. Pero debía
tener
vergüenza
delante
de
las
compañeras. Para comprar los libros, era un drama. Y cuántas veces se fue de casa sin desayuno. Al final, no aguantó más. No era vida. PADRE VICENTE
—Pobrecita,
muchacha
qué
inteligente
y
injusticia. se
le
Una
niegan
las
posibilidades de estudiar, de hacerse un porvenir. DONA AIDA
—¿Dicen que la educación es gratis, que
es para todos? Mentira. PADRE VICENTE
—Pobre Adela, haber tenido que dejar.
Qué amargada debe estar. DOÑA AIDA
—Yo
no
se.
Es
raro,
pero
no
parece
amargada. A veces hasta diría que está más contenta que antes. DON TADEO
—Los que estamos amargados somos nosotros. Me dan ganas de agarrar y romper todo. ¡No
hay derecho! ¡No hay derecho! La veíamos tan inteligente. Todos los sacrificios que hicimos para que pudiera estudiar y llegar a ser una titulada. Yo pensaba: "Nosotros no somos nada... yo me voy a morir sobre un andamio apilando ladrillos... Aída nunca va a dejar de ser una pobre lavandera con las manos llenas de sabañones. Pero al menos Adela va a llegar, va a salir de esta vida de hambre y de miseria, va a ser otra cosa". Y ya ve. Empacando dulces en una fábrica. DORA AIDA
—(CON VOZ LLOROSA) Y lo raro es que ella parece contenta.
DON TADEO
—¡Cómo va a estar contenta! Se hace la que está
contenta
nosotros.
Pero
para por
no
afligimos
dentro
debe
más
a
estar
deshecha... odiando este mundo que no la dejó levantar cabeza, que la aplastó como a una cucharada, que le dijo: ¿Tú, la hija de un albañil y una lavandera pretendiendo ser alguien? ¡A su madriguera otra vez. Cucha! DONA AIDA
—Ah, padre, si se pudiera hacer algo... si usted pudiera hacer algo...
CONTROL
—CORTINA MUSICAL DRAMATICA
PADRE VICENTE
—(RELATA) Julio 29. Lo intenté. Hablé
con Adela. Pero sucedió lo que temía: no sirvió de nada. Esa muchacha tiene demasiado carácter para aceptar una solución así.
ADELA
—Me dijo mamá que usted quería hablar conmigo, padre.
PADRE VICENTE
—Siéntate,
Adela.
Oye.
He
sabido
que... ADELA
—Sí. Que ya no soy alumna del Instituto Superior
de
Comercio.
Que
ahora
pego
etiquetas en frascos de dulces. Con estas manos. ¿Ve? PADRE VICENTE tus
—Me imagino cómo te sientes. Ver todos sueños
destrozados,
tus
aspiraciones
frustradas... ADELA
—No. Créame que no. Estoy contenta.
PADRE VICENTE ADELA
—(INCREDULO) ¿De veras?
—De veras. Se acabó la comedia. Estoy en mi lugar.
PADRE VICENTE
—No,
Adela,
no
digas
eso.
Eso
es
entregarse. ¿Sabes? Yo extraño mucho tu paso de todas las mañanas a las '7 y cuarto. ¿Recuerdas que te decía que para mí eras como un rayo de esperanza? Pues bien... en nombre de esa esperanza... y en nombre de tus padres que están tan apenados, tan disilusionados... No te vayas a ofender... pero yo podría rabiar a algunas familias amigas... personas buenas y comprensivas... que estoy seguro de que te ayudarían.
ADELA
—(CORTA) ¿Una limosna? No, padre, muchas gracias.
PADRE VICENTE
—Pero no lo tomes así. Sería para que no
tengas que abandonar los estudios... para que el día de mañana... ADELA
—Mire, padre: si usted me hubiera hecho ese ofrecimiento hace un par de meses, lo habría aceptado feliz.
PADRE VICENTE ADELA
—¿Y ahora?
—Ahora es distinto. Trabajar en la fábrica me
está
haciendo
mucho
bien.
Estoy
aprendiendo a ver la vida de otro modo. CONTROL
—CORTINA MUSICAL - QUEDA DE FONDO
PADRE VICENTE
—Octubre 7. "Estoy aprendiendo a ver la
vida de otro modo" —me dijo Adela aquella tarde—. Ahora sé a lo que llamaba "ver la vida de otro modo". CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Sí. No cabía duda. Era ella.
Allí estaba su nombre en letras pintadas: Adela Moretti. Allí estaba su nombre, en el
cartel que acababan de poner en la plaza, frente a la parroquia. "Gran acto de la juventud obrera. Hablarán Carlos Rodríguez, Hugo Mederos, Adela Moretti...". DON TADEO
—¿Qué me dice de esto, padre? ¿Qué
me dice? PADRE VICENTE
—(RELATA) A mi lado, contemplando
también el cartel con ojos torvos, don Tadeo Moretti, el padre de Adela, se indignaba: DON TADEO
—Que haya dejado el Instituto, vaya y pase. Que haya entrado a trabajar de obrera, todavía.
Pero
esto...
esto
no.
Esto
es
demasiado! PADRE VICENTE DON TADEO
—La verdad, amigo Tadeo, es que...
—La verdad es que a esta muchacha le han llenado la cabeza de ideas locas... peligrosas. Quiere cambiar el mundo. Y no sabe que el mundo es así y siempre será así; unos que nacen con estrellas y otros que nacemos estrellados. Mucho hablar de justicia y de unión y de qué se yo. Como siga así, perderá el trabajo en la fábrica también...
PADRE VICENTE
—Bueno, don Tadeo, no entro a juzgar lo
que está haciendo Adela porque no lo sé. Pero nosotros
somos
cristianos,
¿no?
Nuestro
maestro es Cristo. Y Cristo también fue perseguido... acusado de agitador peligroso y subversivo.
DON TADEO
—Sí, pero, pero...
PADRE VICENTE
—¿Sabe una cosa? Voy a ir a ese acto.
Me interesa escuchar qué dice Adela. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—VOCES, AMBIENTE, CHISTIDOS
ADELA
—(UN POCO DE RESONANCIA PERO NO MUCHA) Compañeros. No les quiero hacer un discurso,
sino
con
versar
con
ustedes.
Contarles lo que estoy viviendo y sintiendo. Hasta hace poco yo era estudiante. Estudiaba comercio. Mi aspiración en la vida era la de llegar a tener un buen empleo en un banco o en una compañía, ganar un buen sueldo. No pude. Tuve que renunciar a esos planes. Entré en la fábrica. Y empecé a pensar... y comprender. Estudiando, yo me quería liberar sola. Tener un buen empleo para mí. Para mí sola. ¿Y los demás, entre tanto? ¿Todos ustedes, qué? Iban a seguir como hasta ahora, sin horizontes, sin mañana. Como mis pobres padres, que trabajan y trabajan como condenados a trabajos forzados y no le encuentran sentido. Mis padres creen que eso es una fatalidad. Que el mundo es así porque Dios lo hizo así. Yo creo en Dios. Soy cristiana. Y se que Dios no hizo el mundo así, no lo quiere así. Quiere un mundo de hombres libres, que puedan realizarse y amarse y encontrar un sentido a sus vidas y a su
trabajo
y
compartirlo
todo.
Empecé
a
preguntarme muchas cosas. ¿Por qué mi padre apenas consigue trabajo 5 días al mes? ¿Qué culpa tiene él de la crisis? ¿Por qué mi madre está encorvada de tanto lavar ropa? ¿Por qué en este pobre país nuestro, por qué en esta América Latina, no hay trabajo para todos ni casas para todos, ni salud para todos, ni educación para todos? CONTROL
—CORTINA MUSICAL
ADELA
—En el mundo hay miles, cientos de miles, millones como nosotros. Hundidos, aplastados bajo el peso de la pobreza. Entonces, ¿de qué hubiera valido que yo me liberara sola? Compañeros, lo que aprendí, lo que descubrí y vengo a decirles, es que nadie puede liberarse solo. Tenemos que liberarnos todos juntos. Todos unidos. Luchar. Construir entre todos un mundo más justo y más humano... un inundo mejor... un mundo de fraternidad y de amor
donde
todos
puedan
encontrar
un
sentido a su trabajo y a su vida, sentirse útiles, valiosos. Donde se reconozca a cada ser
humano
su
dignidad,
su
derecho
a
participar en la tarea común, su derecho a hacer oír su voz. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
ADELA
—¿Que el cambio va a costar? Claro que va a costar. No va a ser fácil. Tendremos que
conquistarlo entre todos poco a poco, a costa de muchas luchas, de muchos esfuerzos, de muchos sacrificios. Pero entre todos. No cada uno por su lado. Sino entre todos. Y para todos. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
EFECTO
—AMBIENTE
PADRE VICENTE
—¡Don
Tadeo!
¡Doña
Aída!
¿Ustedes
también aquí? DONA AIDA
—Y... pasábamos por casualidad y Tadeo me dijo: ¿entramos un momentito?
DON TADEO
—No
mientas,
no
es
verdad.
Vinimos
a
escuchar a Adela. PADRE VICENTE DOÑA AIDA
—¿Y qué piensan?
—Yo... Después de escucharla... tengo más miedo que antes.
DON TADEO
—Yo... la verdad es que mucho, mucho no entendí. Pero un poquito sí. Y ese poquito que entendí... bueno... me parece que un poco de razón tiene.
DOÑA AIDA
—¿Y a usted también le parece, padre? ¿Usted, qué piensa?
PADRE VICENTE
—Pienso... que Adela me ha dado una
gran lección de amor cristiano. Dice lo mismo que enseña Jesús en el Evangelio: que nadie se salva solo. Comprendo que para ustedes
resulte difícil entenderla y aceptarlo. Pero ella se ha embarcado en una lucha valiente por todos... por ustedes también... CONTROL
—ENTRA FONDO MUSICAL
PADRE VICENTE
—Adela... Todavía la recuerdo pasando
todas las mañanas camino del Instituto. La veía como un rayito de esperanza. DONA AIDA
—Ya no la verá pasar más, padre. Nunca más.
PADRE VICENTE
—Pero a esta Adela que ha descubierto
su puesto de lucha, la vuelvo a ver más que nunca como un rayo de esperanza. De esta nueva Adela espero aún mucho más que de la otra. Más que nunca me dan ganas de decirle, como cuando pasaba frente a mi ventana: "Valor, Adela. Valor y adelante". CONTROL
—CIERRE MUSICAL
CAPITULO 20
Duración : 22 :05
PERSONAJES:
PADRE VICENTE. INÉS.
—Es la misma de los libretos 10 y 18.
DANIEL.
—Es el mismo de los libretos 10, 17 y 18.
HUGO.
—Alrededor de 30 años. Sincero, simpático,
afectuoso. BETO.
—Un niño muy humilde, de unos diez
años. LA MADRE DE BETO. —Unos 40 años. Muy pobre. Una vida de dolor e indigencia.
CONTROL
—CARACTERÍSTICA MUSICAL PROGRAMA -
BAJA Y QUEDA LOCUTOR
—"El Padre Vicente" - Diario de un cura de
barrio. CONTROL
—LEVANTA CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) 5 de noviembre, 1969. Sí.
Mi decisión está tomada. Definitivamente. Una etapa de mi vida termina... otra nueva va a comenzar. INÉS
—Pero
entonces,
¿es
cierto,
padre?
¿Es
cierto que se nos va? No, no lo vamos a dejar. No puede ser que se nos vaya, no puede ser. PADRE VICENTE
— Puede... y debe ser, Inés. Debo
irme. CONTROL
—CORTINA MUSICAL - QUEDA DE FONDO
PADRE VICENTE
— (RELATA) Vuelvo atrás las páginas de
mi diario... Las páginas donde han quedado, aquí y allá, tenues huellas, borrosas pistas de los hechos que hoy me llevan a tomar esa decisión... EFECTO
—HOJEA CUADERNO
PADRE VICENTE
—La
primera
huella
está
registrada
aquí... en una anotación que escribí hace más de dos años. (LEE) "8 de septiembre de 1967. En Brasil, les llaman fevelas. En Argentina, villas miseria. En Chile, cayampas. En Uruguay, cantegriles. Aquí en mi país, les llamamos "lateríos", porque sus pobladores improvisan con latas las míseras casillas, los sórdidos tugurios en que viven —si es que a eso se le puede llamar vivir—. Pero llámese como se los quiera llamar, son siempre lo
mismo; fruto amargo de la pobreza, que va dejando por el camino gente sin techo, sin porvenir, sin horizontes. Y bien: aquí, en mi propio barrio, a unas 15 cuadras de la parroquia,
en
un
gran
terreno
baldío
abandonado, se ha formado un laterío. DANIEL
—¿Ha visto qué cosa espantosa, padre, ese laterío que se ha formado en la calle Olivera, detrás del arroyo?
PADRE VICENTE
—Sí, claro que lo he visto, Daniel. Cómo
no verlo. INÉS
—Un día cualquiera, apareció una casilla de lata. En seguida, otra, otra, otra... Ahora, son más de cien. Todo un barrio.
PADRE VICENTE
—Por
algo
en
Chile
les
llaman
"poblaciones cayampas", es decir poblacioneshongos, porque brotan y crecen así, como los hongos, de la noche a la mañana. HUGO
—Es horrible, ¡es inhumano que haya gente que tenga que vivir así!
INÉS
—Yo no se. La señora de Lamas dice que son vagabundos, gente de mal vivir, gente inútil que no quiere trabajar.
PADRE VICENTE
—No, Inés. Eso lo dice para quedar en
paz con su conciencia. Yo he ido a hablar con ellos... DANIEL
—Ah, ¿usted fue?
PADRE VICENTE
—... y les aseguro que la mayoría son
familias, gente buena, trabajadora. Viven así porque no tienen más remedio, porque no encuentran donde vivir. INÉS
—¡Qué injusticia! Es inhumano... subleva.
HUGO
—Pensar que hay pobre gente viviendo así, mientras familias de 4 personas disponen de residencias de lujo de 12 habitaciones con cancha de tenis y piscina.
INÉS
—Y después decimos que este es un país cristiano.
PADRE VICENTE
—¿No han ido ustedes todavía? Vayan,
aquello es dantesco. El piso de esos tugurios es de tierra. Cuando llueve, las casillas se convierten en fangales. Por entre las latas, se cuelan el frío, el viento, la lluvia. Del estado sanitario; no hablemos: un solo grifo de agua corriente para todo el barrio. Cada vez que necesitan agua, tienen que caminar 300 metros cargando sus baldes y esperar largo rato frente al grifo hasta que les toca el
turno.
De
modo
que
con
semejantes
"servicios sanitarios", se imaginarán lo que es aquello. DANIEL
—Un foco de enfermedades.
PADRE VICENTE
—Y ese olor... ¡Ese olor! Se me ha
quedado incrustado. HUGO
—Y si ahora es así, lo que será en verano.
PADRE VICENTE
—Bueno, en verano va a ser el infierno.
Recalentadas por el sol, las latas deben arder. INÉS
—Y nadie hace nada. A nadie le importa.
DANIEL
—Pero nosotros, que nos decimos cristianos, tenemos que denunciar esa injusticia, sacudir la conciencia de todos... luchar por soluciones humanas para esos pobres hermanos nuestros.
HUGO
—Sí, hay que hacer algo. Tenemos que hacer algo.
DANIEL
—Iniciar una gran campaña. Que todo el país se entere, que cobre conciencia.
HUGO
—Hacer oír nuestra voz de protesta, y no descansar
hasta
que
se
mejoren
efectivamente las condiciones de vida de todos los refugiados de los lateríos. PADRE VICENTE
—Si, amigos. Tienen que hacerlo. Me
alegra oírles hablar así. Eso significa que la semilla
del
Evangelio
ha
penetrado
en
ustedes. Que son cristianos de veras... CONTROL
—ARPEGIO DE ARPA SEÑALANDO PASO DEL TIEMPO
PADRE VICENTE
—(RELATA) En esa época casi todos los
días aparece mencionado en mi diario el laterío. Hablo de él con angustia, con dolor, con rabia, con urgencia. (TRANS.) Eso fue... al principio. Después... después, ya pasado el
impacto inicial, las menciones van escaseando, raleando cada vez más. Aquí y allá alguna anotación perdida... como ser... EFECTO
—PASA PÁGINAS DEL CUADERNO
PADRE VICENTE
—"12 de julio de 1968. En la misa de
hoy hicimos una colecta para las familias del laterio y les llevamos alimentos, ropas de abrigo usadas". Si, una colecta de tanto en tanto y nada más. Insensiblemente, todos nos fuimos acostumbrando a la existencia del laterio... a verlo como una cosa normal. Yo mismo
—lo
confieso
con
vergüenza—
lo
visitaba muy poco, cada vez menos; y rara vez pensaba en él. Cuántas veces habré pasado por la calle Olivera, frente al laterio, indiferente... pensando en otra cosa. Ya se había hecho un escenario habitual, corriente, aceptado. Hasta que un día... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE EFECTO
—(RELATA) Hasta que un día...
—PASA PÁGINAS DEL CUADERNO
PADRE VICENTE
—(RELATA)
A
ver...
aquí
está
la
anotación... fue hace pocos meses, este invierno... CONTROL
—REPITE ARPEGIO DE ARPA
EFECTO
—GOLPEA LAS MANOS
PADRE VICENTE BETO
—(ACCIÓN) ¿Qué hay, muchachito?
—Dice mi mamá si puede ir allá.
PADRE VICENTE
— (RELATA) No conocía al niño; pero me
bastaba ver su ropa andrajosa, su carita sucia y desgreñada, para saber dónde era "allá". BETO
—Dice mi mamá si puede ir allá a rezar un responso.
PADRE VICENTE
—¿Un responso? ¿Para quién?
BETO
—Esta noche se murió mi hermanito.
CONTROL
—GOLPE MUSICAL DRAMÁTICO (GOLPE DE CUERDAS EN VIOLA O CELLO) - LUEGO FONDO MUSICAL TRISTE Y DRAMÁTICO
PADRE VICENTE
—(RELATA)
muerto...
de
Aquella frío.
Dije
criatura el
había
responso...
acompañé al cementerio el pequeño, tosco ataúd de aquel niño a quien habían despojado de su derecho más elemental: el derecho a vivir. Luego volví al laterío a acompañar a los padres, a tratar de consolarlos. Pero, ¿qué palabra de consuelo podía decir? Lo que leí en
aquellos ojos agotados de llorar era distinto a la
tristeza.
Era
desesperanza...
desesperación. MADRE
—(AHOGA
UN
GEMIDO
DE
PROTESTA)
Traer hijos al mundo para que se mueran de hambre y de frío. ¿Por qué Dios nos castiga así? PADRE VICENTE
—No es Dios, señora. Dios no quiere
esto, le aseguro que Dios no lo quiere. Son los hombres. MADRE
—Pero, ¿por qué Dios y los hombres nos dejan tan solos? ¿Por qué estamos tan solos?
CONTROL
—LEVANTA FONDO BREVEMENTE; BAJA Y QUEDA.
PADRE VICENTE
—(RELATA) Esa pregunta se me metió
adentro. Se me grabó a fuego. ¿Por qué estamos tan solos? Se sienten abandonados de los hombres... y hasta de Dios. Aquella noche, al regresar deshecho, anoté en mi diario una sola frase: Jesús nació en un establo. Si hubiera vivido en esta época, habría nacido en un laterío... CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA)
creciendo,
Desde
madurando
en
entonces, mí
la
fue
decisión.
Hasta que me resolví a ir a hablar con el obispo...
CONTROL
—ARPEGIO DE ARPA
PADRE VICENTE
—(ACCIÓN) Monseñor... en el laterío
cercano a mi parroquia, hay más de mil seres humanos que se sienten solos, abandonados. Cristo vivió pobre entre los pobres. Quiero pedirle que me permita ir como sacerdote al laterío. Sí, ya sé lo que me va a decir, monseñor... que allí ni siquiera hay una capilla. No importa, la haré... de lata. CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—(RELATA) Cuando se enteraron, mis
feligreses, los fieles de mi parroquia, se rebelaron.
Los
sorprendí
redactando
un
petitorio para el obispo. HUGO
—Hay que ponerle también a monseñor, que el padre Vicente siempre fue de poca salud, acuérdense de esa infección que tuvo... que él no tiene resistencia física para vivir así, que se va a enfermar gravemente y entonces, qué ganamos con eso.
INÉS
—Sí,
sí,
escribe
eso
también,
Daniel,
escríbelo. Verás que todo el barrio firma el petitorio.
Todos
queremos
que
el
padre
Vicente no se vaya. DANIEL
—A ver, cómo podemos decirlo... (ENSAYA) "Por otra parte, monseñor, le encarecemos tener presente que el padre Vicente... cómo
diríamos... le encarecemos tener presente que el padre Vicente... EFECTO
—ABRE PUERTA
PADRE VICENTE
—(ENTRANDO, EMPALMA) ... que el
padre
Vicente
es
bastante
grande
para
decidir por sí mismo. INÉS
—(CONFUNDIDA) Buenas... buenas noches, padre... No...
DANIEL
—No lo esperábamos tan temprano.
PADRE VICENTE
—Tampoco
yo
esperaba
que,
en
mi
ausencia, en lugar de leer el Evangelio —que para eso son estas reuniones— se dedicaran a escribir cartitas. ¿Se puede saber qué están escribiendo y a quién? HUGO
—Bueno... ahora será mejor que digamos toda la verdad, ¿no les parece?
INÉS
—Al obispo. Pidiéndole que no lo traslade, que lo deje aquí, con nosotros. Lo necesitamos, padre, usted nos hace mucha falta.
PADRE VICENTE
—Vendrá otro párroco en mi lugar, tan
bueno y mejor que yo. DANIEL
—Pero lo queremos a usted. Usted es el que nos ha formado como cristianos. A usted le debemos el haber vuelto a descubrir a Cristo.
PADRE VICENTE
—Me conmueve mucho eso que dicen.
Pero...
INÉS
—Pero aunque diga que se conmueve, por lo visto usted no nos quiere. No le importa de nosotros, nos abandona.
PADRE VICENTE
—Eso no. No saben cuánto los quiero.
Separarme
de
ustedes,
va
a
ser
un
desgarrón. INÉS
—¿Y entonces, por qué se va?
PADRE VICENTE
—¿No lo comprenden? Ustedes ya no me
necesitan tanto, ya están encaminados por el camino del Evangelio. En cambio allá hay hermanos
que
me
necesitan
mucho
más.
Hermanos que están solos, abandonados. DANIEL
—¿Pero no se da cuenta que allá va a enfermarse, arruinar su salud?
INÉS
—¿Qué necesidad tiene de ir a vivir allá? ¿No puede visitarlos y ayudarlos sin necesidad de eso?
HUGO
—De veras, padre... ¿a qué se va?
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
(PAUSA PARA EL CORTE)
CONTROL
—CORTINA MUSICAL
PADRE VICENTE
—¿A
qué
voy?
Ante
todo,
a
acompañarlos. A compartir su suerte. A ser
un habitante más del laterío. A vivir con ellos y como ellos. A mostrarles que Dios no los ha abandonado. Que Cristo está como siempre junto a ellos. DANIEL
—Es
decir,
a
predicarles
la
resignación
cristiana... a decirles que deben aceptar resignadamente su destino... PADRE VICENTE
—(VIGOROSAMENTE) ¡No! ¿Resignación?
Al contrario. La resignación cristiana existe y es una virtud, pero se la ha deformado, se ha hecho una caricatura de ella, se la ha usado para acallar el justo clamor de los oprimidos. No es resignación lo que iré a predicarles, sino la Buena Nueva del Evangelio. El anuncio de que Cristo vino para todos los hombres... ¡para todos!... y sobre todo para ellos, para los pobres. Que ellos tienen, por amor de Cristo, la dignidad de hijos de Dios. Y por lo tanto, tienen derecho. Derecho a una vivienda digna, derecho a la salud, derecho a la educación, derecho a una vida humana. Y que deben luchar para conquistar esos derechos que hoy la sociedad les niega. HUGO
—Pero entonces usted se va a convertir no en un sacerdote, sino en una especie de líder político.
PADRE VICENTE
—En absoluto. Yo solo les comunicaré la
Palabra del Señor, la verdad del Evangelio. "La verdad los hará libres", dijo el Señor.
Una vez que descubran esa verdad liberadora, ellos mismos buscarán las formas de combatir contra la miseria que hoy los oprime. Yo simplemente iré en nombre de Dios a decirles que son seres humanos, que son hombres. Cuando
se
sepan
hombres,
cuando
se
descubran hombres, buscarán por sí mismos sus formas de acción. Pero para eso, para que me escuchen, tengo que estar allí, junto a ellos. Ellos no creen en los que van de visita, bien comidos, bien abrigados, para luego volver a sus casas calentitas. Y tienen razón en no creer. Solo me escucharán si me sienten de veras un hermano, uno de ellos, que vive como ellos, que se ha comprometido con su suerte. Solo así podré merecer su confianza. EFECTO
—ROMPE PAPEL
PADRE VICENTE
—¿Qué era eso que acabas de romper,
Daniel? DANIEL
—La carta. El petitorio a Monseñor.
INÉS
—Muy bien, Daniel. Justamente estaba por decirles que ya no quiero que enviemos esa carta. Ahora me doy cuenta con cuánto egoísmo estábamos obrando.
HUGO
—Sí, Inés tiene razón, su presencia, su palabra eran una gran riqueza para nosotros. Y entonces, quisimos retenerlo.
DANIEL
—Cuando justamente lo que usted nos enseñó, la enseñanza del Evangelio que usted nos trasmitió, es que las riquezas no son para guardarlas
sino
para
compartirlas.
Que
debemos compartir con los hermanos cuanto tenemos. INÉS
—Y si no fuéramos capaces de eso, es que no habríamos comprendido nada del Evangelio.
PADRE VICENTE
—Muy bien. Ahora, con esa actitud, me
demuestran que han crecido, madurado en la fe. Que me puedo ir tranquilo, seguro de que dejo cristianos formados. INÉS
—Aun así, de todos modos, la separación nos va a ser muy dura, muy dolorosa. Claro que podremos seguir viéndolo de tanto en tanto, pero no será lo mismo.
PADRE VICENTE
—¿Y creen que para mí no será duro y
doloroso? Ustedes son mis amigos queridos. Una parte de mi corazón queda con ustedes. Cuando me recuerden; cuando piensen en mí... ¿se acuerdan cuando brotó el laterío, qué indignados
estábamos
todos,
cómo
nos
sublevábamos contra esa injusticia, contra ese atentado a la dignidad humana? ¿Cómo juramos todos que íbamos a luchar, a hacer algo...? DANIEL
—... y cómo luego nos fuimos olvidando, conformándonos, haciéndonos indiferentes...
PADRE VICENTE
—Pues
bien:
cuando
piensen
en
mí,
recuerden que estoy allá, pasando frío y privaciones. Y que me fui no solo por ellos, sino también por ustedes, para inquietar sus conciencias, para que nunca acepten, para que nunca se dejen envolver por esa costra de indiferencia. Un cristiano no tiene derecho a aceptar el mal. No tiene derecho a aceptar que haya hermanos oprimidos por la injusticia. Un cristiano siempre debe luchar contra el pecado. Y la injusticia que se comete hoy contra nuestros hermanos, es el fruto del peor de los pecados; el pecado del egoísmo. (PAUSA)
Y
ahora,
amigos,
despidámonos.
Démonos las manos y oremos la oración que nos enseñó el Maestro. Padre nuestro que estás en el cielo... TODOS
—Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. (1) Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona
nuestras
ofensas
como
también
nosotros... CONTROL
—A PARTIR DE (1) CORTINA MUSICAL CUBRIÉNDOLOS - FONDO MUSICAL
EFECTO
—RUIDO AL CLAVAR MADERA
PADRE VICENTE
—(RELATA)
24
de
diciembre,
1969.
Nochebuena. Hoy he venido a radicarme en el laterío. Sobre mi casilla de lata, con dos toscas estacas que yo mismo desbasté y
clavé, planté una cruz. Me he traído muy pocas cosas. Entre esas pocas, mi Biblia y mi acordeón: la palabra de Dios para transmitir y un rayito de alegría para ofrecer... CONTROL
—UNOS COMPASES DE TEMA POPULAR Y ALEGRE EN ACORDEÓN - LUEGO REANUDA FONDO
PADRE VICENTE a
—Una etapa de mi vida termina, otra va comenzar.
Cierro
definitivamente
este
diario. Si algún día lo reanudo, ya no será el diario de un cura de barrio, sino el diario de un cura del laterio... CONTROL
—LEVANTA FONDO, BAJA Y QUEDA.
PADRE VICENTE
—Sí, Señor. Hagamos tu voluntad. En el
cielo, pero también aquí, en la tierra. Tu voluntad,
que
es
la
de
un
mundo
sin
egoísmo... un mundo de justicia y de amor. Un mundo de hombres fraternalmente unidos. CONTROL
—CIERRE MUSICAL.
Ha llegado así a su fin, este primer ciclo de "EL PADRE VICENTE". Diario de un cura de barrio. Esta última secuencia contó con el siguiente reparto, por orden de aparición:
Padre Vicente: Inés
:
Roberto Fontana Lilián Olhagaray
Daniel:
Leonel Etchegorry
Hugo:
Juan Jones
Un niño:
Leonardo Pozzolo
Su madre:
Violeta Amoretti
Montaje sonoro:
Juan Francisco Bello
Efectos especiales: Néstor Cebas Puesta en el aire:
Mario César
TEMA DE CIERRE Tuvo el agrado de ofrecerles estos humanos momentos en la vida del Padre Vicente, el Servicio de Radio de La Voz de Alemania Católica. En su nombre, les agradecemos el interés con que han recibido y
seguido este programa y les
decimos... hasta pronto.
GUITARRA DEL TEMA DE LARRY ADLER.