EL VIEJO Y EL ASNO

EL VIEJO Y EL ASNO Un viejo y su hijo llevaban al mercado un asno para venderlo. Iban a pie para no fatigar al animal,

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EL VIEJO Y EL ASNO

Un viejo y su hijo llevaban al mercado un asno para venderlo. Iban a pie para no fatigar al animal, pues pensaban que, al llegar descansado, se recomendaría solo en las ventas de la feria. A poco se encontraron con unas mujeres, quienes comentaban la torpeza de caminar a pie teniendo tan buena cabalgadura. El viejo, al oír el comentario, mandó a su hijo que montara en el burro. Después de andar algún trecho, pasaron cerca de un grupo de ancianos, quienes también criticaron la acción del mozo que iba montado, mientras que su anciano padre iba a pie. Entonces, el viejo hizo desmontar al hijo y subió él sobre el jumento. Más adelante hallaron un grupo de muchachos que, al verlos pasar, trataron al viejo de inhumano, ya que iba muy cómodo sobre el pollino, mientras que el zagal apenas podía caminar por el cansancio. Al buen viejo le pareció haber encontrado el secreto de complacer a todo el mundo, haciendo que el mozo montase al anca; cuando un hombre, dirigiéndose a ellos, les gritó: -¿Cuál de los tres es el asno? Sintiose el viejo muy contrariado con esta pregunta burlona. También un vecino manifestó su parecer diciendo que era una barbaridad cargar de aquella manera a un animal tan pequeño y débil. El viejo encontró razonable la observación y, para evitar que el jumento muriera en el camino, decidió llevarlo cargado hasta la feria. Entre él y su hijo ataron al animal con una cuerda y, tomando en hombros una extremidad cada uno, fueron trabajosamente llevando a la bestia en dirección al pueblo. Entonces sucedió que una procesión de curiosos les seguía haciendo bromas, al ver que dos personas llevaban un asno a cuestas. Finalmente, al pasar un puente, el burro hizo un esfuerzo para recobrar su libertad y, asustado con tanto alboroto, cayó al agua y se ahogó. El pobre viejo, por pretender complacer a todos, perdió su asno. Por ello, conviene no ser demasiado complaciente cuando se tiene la razón. Si a todos pretendes agradar, a nadie podrás contentar.

DESPUES DE LEER EL TEXTO RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS: 1. ¿Qué tipo de texto es? a. Descriptivo b. Narrativo c. Informativo 2. ¿Para qué fue escrito el texto? a. Para contarnos sobre la venta del burro en la feria. b. Para contarnos la historia del viejo y el asno. c. Para contarnos cómo era el jumento. 3. ¿Quiénes son los personajes? a. El anciano, las mujeres y el burro. b. El jumento, el joven y los vecinos. c. El anciano, el joven y el burro. 4. ¿Cómo era el viejo? a. Era decidido. b. Era complaciente. c. Era curioso. 5. ¿Qué significa la frase: “Sintiose el viejo muy contrariado con esta pregunta burlona”? a. El viejo se sintió confundido. b. El viejo se sintió contento. c. El viejo se sintió molesto. 6. ¿Para qué llevaban el viejo y su hijo, el asno, al mercado? a. Para ir de compras. b. Para venderlo. c. Para pasear. 7. ¿Qué significa: “Si a todos pretendes agradar, a nadie podrás contentar”? a. Que, hagamos lo que hagamos, no podemos contentar a todos. b. Para todos somos muy amables. c. Para todos somos desagradables. 8. ¿Cuál fue el comentario de las mujeres? a. Por qué son ociosos de caminar junto al asno. b. Por qué son torpes de caminar teniendo tan buena cabalgadura. c. Por qué son tan buenos de caminar teniendo una cabalgadura. 9. ¿Estás de acuerdo con lo que dijo el vecino: “Es una barbaridad cargar de aquella manera a un animal tan pequeño y débil”?

SI

NO

¿POR QUÉ?: …………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………… 10. ¿Qué hubieras hecho tú si fueras el hijo? …………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………

EL VENDEDOR DE PERIÓDICOS Tomás era muy pobre. Vivía con su mamá y sus hermanos en un cerro de la ciudad. Tomás estudiaba y ayudaba a su mamá en algunos quehaceres de la casa. Por las noches se sentaba sobre una piedra y observaba las luces de la ciudad. - Mamá, ¿habrá otras ciudades como la nuestra? – preguntaba el niño. - Hay ciudades pequeñas y grandes en distintos países. - David, mi amigo, es canillita. Él me dice que, en los periódicos que vende, aprende mucho del mundo. Me gustaría vender periódicos como él y poderlos leer para saber más. - Es una idea excelente, hijo. Tomás consiguió un trabajo de canillita. Por cada periódico que vendía, ganaba una pequeña suma de dinero. - Quiero leer las informaciones que traen los periódicos – le dijo Tomás al encargado de ventas. - Me alegra mucho tu interés por aprender: Hay que perseverar, sentir amor por el trabajo. Si en el momento no alcanzas lo que deseas, sigue intentando hasta que lo consigas – replicó el hombre. - Gracias por el consejo, señor. Tomás caminaba largo rato por vendiendo sus periódicos. Día a día hacía su trabajo mucho mejor. Una mañana, Tomás encontró un paquete de periódicos en la vereda.

las

- ¿De quién será? – pensó. Decidió vender los periódicos y, luego, entregar el dinero al encargado de ventas. Terminada su tarea, se encontró con David. - ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás triste? – le pregunto Tomás. - He perdido un paquete de periódicos y ahora debo pagarlo. - No tienes que alarmarte, David. Yo encontré los periódicos, los vendí y aquí está el dinero que pensaba entregar al encargado de ventas. - ¡Qué buen amigo eres! – exclamó David mientras abrazaba a su amigo.

calles

Tomás siguió trabajando y estudiando y cuando creció, cumplió su sueño: trabajar como reportero de un gran periódico. ISABEL FREIRE DE MATOS (adaptación)

CITIUS, ALTIUS, FORTIUS ¿Sabía que esas tres palabras latinas son el lema de los Juegos Olímpicos?. Significan “más rápido, más alto, más fuerte”, y son la esencia del atletismo, el deporte que dio origen a los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia. Hoy en día, el atletismo no es un deporte único, sino que se compone de numerosas y diferentes especialidades que se pueden agrupar en pruebas de carrera, de salto y de lanzamiento. Entre las pruebas de carrera se pueden distinguir las siguientes: vallas, obstáculos y lisa. Dentro de esta última, los atletas pueden correr distancias muy diversas: relativamente cortas, como las carreras de 100 metros, hasta la llamada maratón, que es la más larga: 42 195 metros. Agotador, ¿no lo crees? ¡Con razón deben prepararse los atletas tan duramente para prueba!. Dentro de las pruebas de salto están de salto largo, el triple salto, el salto alto y el de garrocha. Ésta es una vara flexible y resistente que sirve para impulsarse y saltar. Y entre las pruebas de lanzamiento se encuentran el lanzamiento de bala, de disco de martillo y de jabalina. En todas estas pruebas, no sólo hay que ser el más fuerte; también es necesario poseer una depurada técnica para poder enviar los “artefactos” mas lejos que nadie.

Las Orejas del Conejo Cuando el Dios de los animales terminó su trabajo les preguntó a todos: - ¿Están contentos? Y el león le dijo: Estoy muy contento con esta enorme melena y la garras que me diste. - Y yo me siento muy bien con mi poderoso rugido – rugió el tigre. - Estoy feliz con estas alas que me hacen volar hasta el sol, dijo el águila. - Me gusta mi canto a más no poder – cantó el tordo. - A mí el color de mis plumas – dijo el faisán. - Yo estoy contento con mis colmillos y fuerza – dijo el elefante. - Nada mejor que esta joroba para vivir en el desierto, que es donde pienso vivir – dijo el camello. - A mí me alegra la rapidez de mis patas – dijo la gacela -, así no habrá tigre que me alcance. Así siguieron todos. Bueno todos no. El conejo, con sus largas orejas, escuchaba lo que iba diciendo cada uno de los animales, y cada vez estaba menos conforme con lo que le había tocado en suerte. Entonces protestó: - Mire, don Dios, usted les dio a los otros la mejores cosas. A mí me hizo chiquito, sin garras, ni melena, ni alas, ni fuerza, ni rugido. Apenas si me dio estas enormes orejas. ¿No le parece que fue injusto? - ¿Te parece, conejo? - Estoy seguro. Cualquiera tiene más que yo. - Vamos a ver qué se puede hacer. Antes que nada vas a tener que cumplir tres trabajos, y después conversamos. - Siga nomás, que comienzo. - Quiero que me traigas una pluma del águila, un huevo de una víbora cascabel y un puñado de pelos de la melena del león. Entonces veremos. - Voy corriendo-gritó el conejo. Y corrió y corrió, hasta que encontró al león. El león rugía de una manera que asustaba al conejo. Entonces se le ocurrió una idea.

- Buenas, don león – saludó amablemente-, vengo con un pedido del águila, que es una gran admiradora de su fuerza. Dice que le encantaría tener un mechón de su melena para llevarlo a volar hasta el sol. Al león le gustó la idea de algo suyo volara hasta el sol. Se arrancó un puñado de los más hermosos pelos de la melena y se los dio al conejo. - Y dígale que yo me muero de envidia por su vuelo tan alto. El conejo corrió y corrió. Y subió hasta la montaña donde vivía el águila. Cuando estuvo cerca y vio el enorme pico curvo y las poderosas garras, las patas le empezaron a temblar. Pero se dio ánimo pensando que él también se volvería poderoso. - Buenas, buenas – saludó poniendo voz de tener miedo-, le traigo un mensaje del león. - Ajá – dijo el águila mirándolo con sus enormes ojos redondos-, ¿qué mensaje? - Aquí le manda un recuerdo. Son sus pelos. Los arrancó de su melena que es lo que él más aprecia en éste mundo, y dice que nada lo haría más feliz que tener dos plumas se sus alas. El águila no dudó ni un segundo. Se arrancó con el pico las dos plumas más hermosas y se las dio al conejo. El conejo corrió y corrió con las plumas. Bajó de la montaña y se fue a donde vivía la víbora cascabel. Aquí la cosa era más complicada, porque no es lo mismo conseguir unos pelos o un par de plumas que un huevo de víbora cascabel. Entonces se le ocurrió una idea. Escondió en un tronco hueco un puñado de pelos del león y de una de las plumas del águila. Con los pelos restantes y con la otra pluma siguió corriendo. Cuando llegó donde estaba la víbora saludó desde lejos, mostrando lo que traía. - Esto es un mensaje del león y del águila dijo acercándose y dejando en el suelo los pelos y la pluma. Le mandan una señal de amistad, los mejores pelos de la melena del león y la pluma más hermosa del águila, y dicen que la están esperando por allá, al lado del árbol seco, porque tienen urgentes cosas que conversar con usted. - ¿Qué cosas, conejo? - No me contaron nada. Sólo me dieron esto como comprobante y me dijeron que era un secreto que sólo debían saber ustedes tres, que eran los más poderosos. Y ya hace rato que la están esperando. Y el conejo salió corriendo para el lado opuesto del árbol seco. Pero apenas encontró unas matas que quedó esperando, mirando que hacía la víbora. La vio acomodar su nido y partir hacia el árbol seco. El conejo miró bien que estuviese lejos, y corrió, robó de unos de los huevos del nido y desapareció más ligera que nunca. Después fue hasta el hueco del árbol donde había guardado los pelos y la pluma, y con los tres problemas resueltos corrió a ver al Dios de animales. - ¡Los tres trabajos terminados! – mostró con orgullo. Y le entregó los pelos de la melena del león, la pluma del águila y el huevo de la víbora cascabel. - ¡Ajá! – dijo el Dios de los animales. - ¿Ahora voy tener el tamaño del león, el rugido del jaguar y la fuerza del rinoceronte?

- ¡Ni loco! – dijo el Dios de los animales -, si teniendo nada más que esas grandes orejas fuiste capaz de hacer todo esto, me parece que no te hace falta nada. Anda nomás conejo, y deja de protestar, que todo está bien así como está.