El Verdadero Discipulo PDF

“EL VERDADERO DISCIPULO” TEXTO: LUCAS 9:23 I. ABDICA A SI MISMO (LUCAS 9:23A-B) Ser cristiano es una cuestión de nuev

Views 68 Downloads 1 File size 124KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

“EL VERDADERO DISCIPULO” TEXTO: LUCAS 9:23

I.

ABDICA A SI MISMO (LUCAS 9:23A-B)

Ser cristiano es una cuestión de nueva identidad, de nueva creación (2 Cor. 5:17). Es nacer de nuevo espiritualmente (Juan 3:3, 5), y asumir en actitud de vida la identidad de Cristo (Gál. 2:20). Es declarar a Jesús como Señor (Rom. 10:9, 10) absoluto. Es someter nuestra voluntad, en sumisión, al pleno señorío de Jesús. Es renunciar al autogobierno, para que fluya el reino a través de nosotros. Es abandonar el derecho de la autodeterminación humana y abandonarse al control de Cristo. Parece estar presente, además, el concepto de esclavitud voluntaria (Deut. 15:12–17). II.

ASUME EL COMPROMISO (LUCAS 9:23C)

La cruz era símbolo de vergüenza, de maldición y de muerte. No tenía el entorno piadoso, y hasta ornamental, que hoy tiene para nosotros. Nadie en su cabal juicio habría querido tomar la cruz en ese tiempo. Era propia de los proscritos, sediciosos y asesinos. Pero en la mente de Jesús, la cruz es símbolo de entrega total, de identificación, de compromiso, de muerte; en una palabra, de obediencia. La cruz representa el abandono de la vida por causa de Cristo (2 Cor. 4:7–11). No hay cristianismo sin cruz. Por ello, ser cristiano también es una cuestión de compromiso; de pacto inmutable, de muerte. La redención es gratis pero no barata, tiene un costo: el sacrificio diario de sometimiento y de vida. Sólo Lucas añade la frase cada día. Implica la cotidianidad y frescura del compromiso con Cristo. El único tiempo que tenemos es hoy, el mañana no existe, sino sólo en la misericordia y eternidad de Dios. Cada día es una batalla diferente. El compromiso no es añejo ni lírico, es vivencial y perenne. III.

ATIENDE DILIGENTEMENTE SU LLAMADO (LUCAS 9:23D)

Jesús no vino al mundo a buscar simples simpatizantes del evangelio, fanáticos de temporada, o prosélitos de la cristiandad. Él vino sobre todo a hacer discípulos, seguidores. Por ello incluso, su encargo misionero para la iglesia se resumirá en dos palabras: “hacer discípulos” (Mat. 28:19). Un discípulo es aquel que pone sus pies en las huellas que va dejando su maestro y le sigue por doquiera, en alegre obediencia. Por ello, ser cristiano también es una cuestión de obediencia. No hay fe sin obediencia, ni obediencia sin fe. La obediencia autentica la fe personal en Jesús (1 Jn. 2:6). Un discípulo se identifica con Cristo en la obediencia. La fe en definitiva no es muerta, es viva cuando hemos tomado la cruz de Cristo (Stg. 2:17, 20, 26). El mensaje final de Jesús aquí es: El que quiere ser mi discípulo, que se muestre discípulo. Por ello la naturaleza del cristiano es ser discípulo.