El Test Del Dibujo de La Familia

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Lours CORMAN

EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

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LOUIS CORMAN

El test del dibujo de la fa mili a Con 103 ilustraciones

CENTRO EDITOR .ARGENTINO

Buenos Aires

2008

Gorman, Louis Test del dibujo de la familia. - 2ª ed. - Buenos Aires : Centro Editor Argentino, 2008. 240 p.; 21x15 cm. Traducido por: Pedro Gómez de la Fuente.

ISBN 978-950-9238-51-0 1. Test. l. Gómez de la Fuente, Pedro, trad. 11. Título CDD 153.9

Fecha de catalogación: 15/05/2008

Hecho el depósito que ordena la ley. Buenos Aires, marzo de 2008. Impreso en la Argentina. ISBN 978-950-9238-51-0 Traducido por:

lra. Edición francesa. Presses Universitaires de France, 1961. París, Francia 6ª. Edición francesa corregida y aumentada. Marzo, 1990.

2da. Edición en español. © Centro Editor Argentino, 2008. Jorge Savino, Editor. Marcelo T. de Alvear 2217 Teléfono/Fax 4826-4157 - Buenos Aires -Argentina [email protected]

Sin la autorización expresa del editor, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcialmente, en manera alguna ni por ningún medio creado o por crearse; ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, trata­ miento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante al­ quiler o préstamo público.

PRÓLOGO DEL EDITOR

El Centro Editor Argentino, tras treinta años de labor especializada y continua en los temas de Psicología, incorpora al Dr. Louis Corman

entre los autores de su fondo editorial. Lo hace con la traducción al español de la sexta y última edición francesa de nuestros colegas Presses Universitaires de France; que cuenta con la inestimable calidad de nuevos textos -reelaborados otrosy se agregan ilustraciones hasta un total de ciento tres, con las que se potencian las observaciones y aplicaciones del clásico Test del dibujo de la familia. Como se sabe el test, que fue diseñado con el objetivo de explorar la adaptación del niño al medio familiar, es de sencilla y económica ejecución; a lo que el autor añade el método de las preferencias­iden­ tificaciones, que permite conocer la interpretación personal del sujeto evitando la interpretación propia del profesional interviniente. Con estas características, no es extraña la preferencia que tiene este test en el ámbito clínico, en la orientación vocacional e incluso en el forense. Nos sentimos gratificados por la confianza brindada por la editorial francesa y, con orgullo, entregamos esta cuidada traducción a la consideración de los lectores y profesionales de habla española. Lic. Jorge R. Savíno Editor

INTRODUCCIÓN

En la práctica de la psiquiatría infantil, un gran número-de los problemas que la Medicina y la Psicología tienen que resolver se deben a las

dificultades de adaptación del niño a su entorno familiar. En efecto: toda la primera parte de la vida de un niño -y sabemos que es la más importante- transcurre en el seno de su familia. Es con sus padres y sus hermanos con quienes el niño hará sus primeras experiencias de adaptación. Es con ellos que entrará en conflicto, si es que hay conflictos. De modo que, como veremos, los trastornos psicógenos, ·ya sea que se produzcan en la esfera afectiva o en la intelectual, estarán siempre en relación o bien con los conflictos edípicos o bien con los propios de la rivalidad fraterna. No siempre aparecerá esto claramente en la simple entrevista en la que se nos describen los problemas, porque lo aparente, lo que se hace notar, son los efectos, mientras que las causas, más profundas, frecuentemente quedan ocultas. Estas causas profundas, en efecto, son en muchos casos· inconscien­ tes. No son por lo tanto conocidas por los padres y ni siquiera por el niño, dado que la censura educativa pone bajo interdicto toda una parte de nuestra personalidad e impone una máscara de corrección a nuestros pensamientos y sentimientos más verídicos. No será entonces en un interrogatorio donde podremos descubrir las motivaciones profundas de los problemas de adaptación. En particular, si hay un conflicto grave entre un niño y un miembro de su familia, será necesario, para ponerlo en evidencia, llevar al niño a des-

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cubrirnos sus sentimientos más íntimos, la manera en la que vive en el

fondo de su corazón la relación con la persona en cuestión. Es preciso, para decirlo de otra manera, que el niño pueda expresarse libremente. El dibujo es precisamente un medio de expresión libre. El dibujo de lafamilia, particularmente, permite al niño proyectar hacia fuera las tendencias reprimidas en el inconsciente y, de ese modo, puede revelamos los verdaderos sentimientos que expfrimenta por los suyos. Ciertamente, si se le da el niño una consigna limitativa, como cuando se le dice, "Dibuja a tu familia", puede creerse obligado a hacerlo de una forma completamente objetiva, respetando el orden de sus estaturas y edades, las características verdaderas de cada uno de sus miembros, las relaciones que el decoro establece en el seno del grupo familiar. Pero más frecuentemente la subjetividad lo arrastra (sobre todo como se verá cuando se le de como consigna: "Dibuja una familia inventada"). La manera en la cual el niño se ubica entonces entre los suyos es sumamente influenciada por su estado afectivo, sus sentimientos, sus deseos, sus temores, sus atracciones y repulsiones. Somos así ilustrados sobre su personalidad y sus conflictos íntimos. El dibujo de la familia es por lo tanto un test de personalidad que podremos interpretar basándonos en las leyes de la proyección. Agreguemos que es un test de fácil aplicación. En la consulta médicopsicológica, debe procederse -casi siempre- no sólo bien, sino rápido y éstas son dos exigencias nada fáciles de conciliar. El test del dibujo familiar lo logra: es rápido de ejecutar e interpretar (alrededor de treinta minutos); es casi siempre bien aceptado por el niño y el adolescente; es realizable a partir de los cinco o seis años y finalmente no exige otro material que una mesa, papel y lápiz. _ Por nuestra parte, lo practicamos de modo sistemático en el Centro Médico Pedagógico de Nantes y esa práctica nos ha llevado, para hacerlo mas fructífero, a desarrollar un "método especial de ejecución e

interpretación. En primer lugar, no damos como consigna al niño: "Dibuja tu fami­ lia", sino "Dibuja una familia, cualquier familia que inventes". En realidad, no hay entre estas dos propuestas tanta diferencia como pareciera a primera vista. Dibujando su familia, el niño se proyecta y en consecuencia expresa su subjetividad casi tanto como si dibujase una familia imaginaria. Sin embargo pensamos que nuestra propuesta es preferible en la medida en que tiende a desviar la atención de los niños de su

INTRODUCCIÓN

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propia familia y facilita, por lo tanto, sin ninguna duda, la proyección de sus tendencias más personales. En segundo lugar, el dibujo es seguido de una corta entrevista en la que el niño es invitado a explicar por sí mismo lo que ha hecho, a definir los personajes, a considerar su función, su sexo, su edad, las relaciones mutuas entre ellos. Luego aplicamos a ese test el método especial que hemos elaborado para el test PN y que hemos llamado: método de las Preferencias­Identi­ ficaciones. Este método consiste en invitar al sujeto a expresar sus preferencias y sus aversiones con respecto a los diversos personajes representados y luego a identificarse con uno, es decir, a elegir el personaje que quisiera ser. Como hemos dicho en trabajos anteriores, este método tiene la gran ventaja de sustituir la interpretación del psicólogo, siempre más o menos dudosa, por la interpretación personal del sujeto que ha hecho el test, que siempre será el mejor ubicado para saber lo que su test quiere decir. Habiendo sido rápidamente agotada la primera edición de esta obra, presentamos ahora una nueva versión, con el aporte de -cómo nuevos documentos ilustrativos- cuarenta dibujos suplementarios. Por una parte, nos apoyamos en los resultados de una estadística llevada a cabo sobre mil doscientos casos: ochocientos dibujos son provenientes de varones y cuatrocientos de niñas (cien de ellos comprendidos entre los seis y los catorce años en el caso de los varones y cincuenta dentro de la misma edad en el caso de las niñas). Los sujetos incluyen niños normales, con características especiales, débiles mentales en grado leve y neuróticos. Pese a no haber podido establecer como referencia a un grupo completamente normal (pero, ¿que sería un sujeto normal en esta materia?) pensamos que el gran número de casos reunidos nos autoriza a considerar nuestros resultados como aptos para distinguir entre lo banal y lo original. Además, hemos llegado a estudiar de un modo mas profundo el significado de la investidura de la imagen de una persona, especialmente en su relación con la identificación inconsciente y con las relaciones objetivas. Es así, por ejemplo, que utilizaremos, para interpretar la investidura privilegiada de la imagen de sí mismo, la noción de repliegue narcisista, noción fértil en consecuencias, como se verá. · Hemos también señalado, aun más que en nuestra primera obra, la acción de la defensa del Yo contra la angustia, ya que esto es particularmente

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importante en el dibujo familiar. Es por eso que hemos hecho una mención especial de la relación a distancia concebida como mecanismo de defensa. Estas nuevas concepciones nos han llevado, en particular, a repensar nuestro capítulo sobre el complejo de Edipo, que una interpretación más trabajada nos ha llevado a considerar más frecuentemente involucrado de lo que pensábamos, no solamente en las neurosis sino en muchos problemas de adaptación, en el hogar y en la escuela.

LIBRO 1

El dibujo de la familia Test proyectivo

CAPÍTULO!

El dibujo infantil,

expresión de la inteligencia y de la afectividad del niño El creciente interés que existe desde hace muchas décadas por la psico­ logía infantil ha llevado a estudiar los modos de expresión de las primeras etapas de la vida y particularmente los juegos y los dibujos. En lo que concierne a estos últimos, se ha descubierto el gran valor del dibujo libre. No se lo enseñaba demasiado en la escuela tradicional, puesto que se prefería sobre todo la copia de modelos. Se sabe hoy que, en el dibujo sin modelo, el niño realiza una verdadera creación y que puede expresar incomparablemente mejor todo lo que hay en él cuando crea, que cuando imita. Nos da, al hacer esto, su propia visión del mundo que lo rodea y de ese modo nos informa sobre su propia personalidad. El dibujo como test de inteligencia Es sabido que el niño pequeño al que se le da una hoja de papel y un lápiz se aplica de inmediato a dibujar toda clase de cosas. En particular y mucho antes de dibujar objetos, se complace en dibujar "monigotes." Los dibuja, no tal como los ve, ya que sería incapaz de lograrlo, sino tal como los concibe, o más exactamente tal como se concibe a sí mismo y esto en función de su grado de madurez psicomotriz. Es así, entonces, que la noción instintiva que el niño tiene de su "esquema corporal" determinará a cada edad su representación del "monigote". De donde se puede deducir un modo de estimar su inteligencia. Es el TEST de GOODENOUGH, llamado también el "Test del Monigote", el que da el nivel intelectual de un sujeto según el grado de perfección, el equilibrio general y la riqueza de detalles con los que el monigote está dibujado.

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EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

El TEST de FAY: "Dibuja una mujer paseando bajo la lluvia", que exige una integración mas afinada de los diferentes elementos, también permite medir el nivel de inteligencia. Además de ese nivel, el dibujo libre (represente personajes o cualquier otra cosa) permite también apreciar el modo perceptivo particular del sujeto. Francois MINKOWSKA contrapuso muy atinadamente dos tipos posibles, que llama sensorial y racional según el aspecto formal diferente del dibujo. En el sensorial, la realización del dibujo no es demasiado precisa, pero los detalles están ligados unos con otros por un vivo dinamismo. En el racional, por lo contrario, la realización es muy precisa; cada ser, cada objeto está dibujado con rigor y frecuentemente con simetría, pero cada uno de ellos está aislado, sin conexión con el resto.

El dibujo como test de personalidad El dibujo no sólo abarca elementos formales. Al lado de la forma está el contenido y en ese contenido se expresa algo de la personalidad del

sujeto en su totalidad. El dibujo espontáneo de un niño nos revela entonces muchas otras cosas además de su nivel intelectual y su manera de percibir la realidad. En particular, nos revela su vida afectiva. Florence GOODENOUGH, al crear su TEST DEL MONIGOTE no parece haberse preocupado demasiado de la posible influencia de las tendencias afectivas sobre el dibujo. Hubiera debido, sin embargo, estar atenta a la circunstancia de que en un cierto número de casos hay discordancias entre el nivel mental atribuido al sujeto por el TEST DEL MONIGOTE y el nivel medido por los tests clásicos de inteligencia, como por ejemplo, el BINETSIMON o el WISC. Karen MACHOVER, por lo contrario, había comprendido en 1949 la importancia del problema y al modificar el TEST DEL MONIGOTE por medio de la consigna de dibujar sucesivamente dos personajes de distinto sexo, planteaba, además y de manera muy pertinente, el problema del contenido. Es así que su primer libro tiene por titulo: "Proyección de la personalidad en el dibujo de una figura humana:' (3)1. 1

Sus estudios psicológicos, muy apreciados, han sido expuestos en francés por Ada Abraham en una obra reciente ..

EL DIBUJO INFANTIL

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BUCK, proponiendo en 1948/49 su TEST HOUSE-TREE-PERSON (H-T-P -4) comprendió también claramente que el dibujo libre permite una excelente aproximación a la personalidad. Su test comprende dos tiempos: el primero es no verbal y creador, y se expresa por la realización gráfica de la consigna H-T-P; el segundo es verbal e interactivo, siendo el sujeto invitado a definir, describir e interpretar los objetos dibujados y su entorno, haciendo asociaciones en relación a ellos. Juliette BOUTONIER (2) en su libro Los Dibujos de los Niños (5), hace sobre esta cuestión algunas observaciones muy pertinentes. En particular dice que: "El dibujo del niño expresa mucho más que su inteligencia o su nivel de desarrollo mental: es una especie de proyección de su propia existencia y de la de otros o más bien de la manera en que se siente existir a sí mismo y a los otros " (página 25). Y un poco después: "El estudio de los dibujos de los niños conduce inevitablemente al corazón mismo de los problemas que se les plantean, de sus historias y de las situaciones que viven" (página 38).

Proyección y simbolismo Como bien dice J. BOUTONIER, el dibujo libre es una proyección, es decir que la personalidad en su totalidad busca en él una manera de expresarse y particularmente de expresar sus elementos subconscientes e inconscientes, proyectándose hacia fuera gracias a la libertad que es concedida al sujeto. Esta proyección de elementos inconscientes de la personalidad es utilizada, como se sabe, en un cierto número de tests que se llaman, por este motivo, tests proyectivos. El dibujo libre es el prototipo mismo de la prueba proyectiva, en la medida en que favorece muy particularmente la expresión de las tendencias inconscientes. Será preciso, entonces, preguntarse ante todo dibujo libre, que nivel de la personalidad nos revela o, por decirlo de otra manera, cual es la parte consciente y la parte inconsciente que expresa. No ocurre de otra manera, como se sabe, en los otros tests proyectivos, por ejemplo el T.A.T. de MURRAY. El relato hecho por el sujeto ante una lámina es, o bien la pura y simple reproducción de una situación vivida 2

Actualmente la Sra. Favez-Boutonier, es profesora de Psicología en la Sorbona.

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por él o de un hecho concreto, y por lo tanto explicable racionalmente, o bien la proyección de un estado o de un conflicto inconsciente que es necesario interpretar.

Psicoanálisis Este inconsciente es el dominio del psicoanálisis, método de investigación de las profundidades oscuras del alma desarrollado por FREUD. Pero la técnica de asociación verbal libre que se utiliza en el psicoanálisis de adultos no es aplicable a los niños. Se la ha debido reemplazar, por lo tanto, sirviéndose para ello -como material de investigación- de los productos espontáneos de los primeros años, sean éstos los juegos o los dibujos libres. Es Sophie MORGENSTERN quien, en 1928 (6), tuvo por primera vez la idea de servirse de los dibujos espontáneos de un niño para psicoanalizarlo. A partir de ahí, son numerosos los autores que han aplicado este método de interpretación del dibujo libre con una finalidad de diagnóstico o de terapia. Citemos particularmente a BAUDOUIN, (7) André BERG, (8) Madeleine RAMBERT, (9) y Francoise DOLTO-MARETTE (10). Veremos que, cuanto mejor informados estemos de los datos debido al psicoanálisis, más indicaciones valiosas se podrán obtener del estudio de un dibujo infantil.

Dibuja tu familia Es posible imponer ciertos límites a la libre creatividad del niño imponiéndole una consigna. Así es como procedemos en el TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA. Como hemos dicho, el mundo del niño es su familia y por lo tanto las relaciones que mantiene con ella son decisivas para la comprensión de su personalidad. La consigna clásica es: "Dibuja tu familia". Es eso lo que hacen, cada uno por su lado, Francoise MINKOWSKA (11), Maurice POROT (12), CAIN y GOMILA (13), y, entre los autores extranjeros, N. APPEL (14), F. BARCELLOS (15) y N. FUKADA (16). Nos consideramos obligados a hacer una mención particular de Maurice POROT, porque su estudio abunda en anotaciones muy interesantes. Él afirma lo siguiente, al presentar el dibujo de la familia como test proyectivo:

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EL DIBUJO INFANTIL

"Se sabe que un test proyectivo es bueno si es que permite obtener una proyección de la personalidad global, consciente e inconsciente, del sujeto, usando para ello un material que sea al mismo tiempo lo suficientemente poco estructurado para no molestar en nada esa proyección, pero que lo sea lo bastante como para permitir luego el análisis de esa personalidad por comparación con los resultados experimentales provistos por otros sujetos. El dibujo de la familia responde de manera muy exacta a esas exigencias por demás contradictorias." Subrayando luego las ventajas de la prueba, M. POROT escribe: "La simple observación y un estudio detallado del dibujo permite conocer, con respecto al niño, los sentimientos reales que experimenta hacia los suyos, la situación en la cual se coloca a sí mismo en la familia; permite conocer, en una palabra, la familia del niño tal y como él se la representa, lo cual es mucho más importante que saber como es ella en realidad." M. POROT insiste sobre la composición de la familia tal como es dada en los dibujos y sobre la importancia del hecho que algunas personas puedan haber sido olvidadas. Remarca que el personaje que ha sido dibujado en primer lugar, es casi siempre el más importante a los ojos del niño. Indica los signos de valorización y desvalorización y por último, nos invita a considerar el lugar que se da a sí mismo el sujeto en el grupo familiar, lugar que es significativo en relación con el modo en el que se considera a si mismo.

Dibuja una familia Venimos de ver que, a pesar del carácter acentuadamente limitativo de la consigna precedente, que impone al niño la obligación de dibujar su propia familia, la proyección es siempre potencialmente capaz de deformar la realidad en el sentido de las preocupaciones afectivas del sujeto. No obstante, hemos pensado que esta proyección de sentimientos subjetivos se encontraría facilitada si se da al niño una consigna más vaga y difusa: "Dibuja una familia, lafamilia que tu imagines". Entre quienes nos han precedido, hasta donde sepamos, tan solo André BERGE ha formulado la consigna del test de esa manera (entre otros 8). Remarquemos que un cierto número de sujetos, a pesar de haber sido invitados por esta consigna más amplia a dar libre curso a su fantasía imaginativa, se ciñen estrictamente a la realidad y dibujan su propia familia. Se verá más adelante la interpretación que hacemos de esto.

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EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Pero en la mayoría de los casos la nueva consigna da una libertad más amplia, lo cual permite a las tendencias inconscientes expresarse más fácilmente. Es así que, como veremos, el niño puede entonces apartarse mucho más de la realidad; podrá por ejemplo dibujar una familia en la cual él mismo no figura de modo alguno, o bien, en otros casos, podrá proyectarse en múltiples personajes diferentes.

CAPÍTULOII

Nuestro método personal Técnica del test

I.- La técnica de este test es simple. Se instala al niño ante una mesa adecuada a su estatura (esta precaución es muy importante), con una hoja de papel blanco y un lápiz de punta muy bien afilada. Nosotros practicamos generalmente el dibujo con lápiz negro. Pero se pueden obtener también resultados muy interesantes (incluso con información suplementaria) si se utilizan lápices de colores. La consigna es "Dibújame unafamilia" o bien: "Imagina unafamilia de tu invención y dibújala". Si el niño parece no comprender bien, se puede agregar: "Dibuja todo lo que quieras: las personas de una familia y si quieres, cosas o animales". II.- La manera en la cual el dibujo se hace, es casi tan importante como el resultado final. Esto significa que es necesario que el psicólogo esté presente en el momento de la prueba. Deberá permanecer cerca del niño, pero sin darle nunca la impresión de que lo vigila y estar preparado a dirigirle una sonrisa, una palabra de aliento o una explicación complementaria si el niño lo pide. Algunos sujetos con tendencia a inhibirse se declaran incapaces de hacer un dibujo, bien dicen que no pueden hacerlo sin contar con una regla y una goma de borrar (siguiendo el desafortunado hábito tan extendido en nuestras escuelas). Es necesario entonces animarlos y darles seguridad diciéndoles que uno se interesa en lo que van a dibujar, pero que no serán de ninguna manera juzgados por la perfección de sus dibujos y que la prueba no tiene nada que ver con un deber con notas, como en la escuela.

o

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EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

La inhibición puede traducirse en momentos de inactividad, tanto al comienzo como en el transcurso del dibujo. Según que estos periodos de inactividad se produzcan antes de la representación de uno u otro personaje, tendrán una significación diferente en relación con el personaje que haya provocado la inhibición. Deberá observarse también en qué lugar de la página ha comenzado el dibujo y con cuál de los personajes. El orden en el cual son dibujados es, en efecto, muy importante. En caso de haberlo-pasado por alto, se podrá preguntárselo en el mismo momento al niño. Es importante también el tiempo invertido para dibujar tal o cual personaje, el cuidado puesto en los detalles o, tal vez, una tendencia obsesiva a volver siempre sobre el mismo personaje. III.- La terminación del dibujo no significa que por eso el test haya acabado. Como veremos en el capítulo siguiente, es necesario reducir cuanto sea posible la parte personal del psicólogo en la interpretación. Es el sujeto el más apto para saber qué es lo que él mismo ha querido expresar al hacer su dibujo. Es por lo tanto a él mismo a quien hay que preguntárselo. De ahí la necesidad absoluta de la entrevista posterior. Comenzaremos por alabar discretamente al niño por lo que ha hecho. Siempre decir: "Está muy bien", sin importar el valor estético del dibujo. Luego diremos: "Esta familia que tú has imaginado, ¿me la vas a explicar? Después: "¿Dónde están?" y "¿Qué hacen ahí?" Luego: "Nómbrame todas las personas, comenzando por la que hayas dibujado primero". De cada uno de los personajes, preguntaremos su papei en la familia, su sexo y su edad. También intentaremos hacer hablar al sujeto sobre las preferencias afectivas de unos por otros. No se trata aquí de imponer un cuestionario rígido, sino de inspirarse en las circunstancias e inducir al niño, en la medida de lo posible, a expresarse por sí mismo sin ninguna traba. Sin embargo, tenemos por hábito formular cuatro preguntas, siempre las mismas, que proveen información muy interesante: "¿Quién es el más bueno de todos, en esta familia?" "¿Quién es el menos bueno de todos?" "¿Quién es el más feliz?" "¿Quién es el menos feliz?" A cada respuesta preguntaremos siempre el porqué.

NUESTRO MÉTODO PERSONAL

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Una quinta pregunta es: "Y tú, en esta familia, ¿a quién prefieres? Según las circunstancias uno puede verse llevado a completar el test con otras preguntas, que serán dictadas por la inspiración del momento. Por ejemplo: "El papá propone un paseo en el auto, pero no hay lugar para todo el mundo. ¿Quién es el que se va a quedar en casa? O bien: "Uno de los chicos no se portó bien. ¿Quién es? ¿Qué castigo tendrá? IDENTIFICACIÓN.-Aplicandoal dibujo de la familia nuestro método de Preferencias­Identificaciones (P.l), terminaremos diciendo al niño: "Suponiendo que tú fueras parte de esa familia ¿quién serías? Si vacila en responder, podríamos agregar: "Estamos sólo jugando, ya sabes, jugamos a ser uno de esta familia, el que quieras". Y cuando el niño elije un personaje para identificarse con él, le preguntaremos porqué. Como veremos en el capítulo dedicado a la interpretación, la identificación responde generalmente al principio de la obtención de placer y nos clarifica por eso sobre las motivaciones profundas del sujeto. Este método no ha sido practicado por quienes nos precedieron. Sin embargo Maurice POROT lo había presentido. Él ha remarcado, en efecto, que el personaje dibujado en primer lugar y con el mayor cuidado es aquel al cual el niño está más apegado o aquél con el que más desea identificarse o las dos cosas a la vez. Observemos que en los casos en los que, a pesar de nuestra consigna más larga, el niño dibuja su propia familia y se incluye en ella, podría parecer superfluo pedirle que se identifique, puesto que ya lo ha hecho. Pero, por una parte, siempre será posible decirle: "¿Qué otro personaje desearías ser?" Y por otra, no es para nada raro que, espontáneamente, el sujeto se atribuya otra identificación. Por ejemplo, en el caso de Solange, de doce años (figura 1, ver en pági­ na 24), tenemos una reproducción muy fiel de su verdadera familia, los niños arriba, los padres abajo, pero contrariamente a lo que es habitual, la niña, que es la mayor de cinco, ha representado sus hermanas en orden inverso a sus edades, poniendo primero a la mas pequeña, Maryléne, y ubicándose ella en último lugar. Se observa, además, que se desvaloriza dibujándose completamente en el borde de la hoja y más pequeña que su hermana menor, su rival directa, no escribiendo su nombre y para rematar, declarándose a sí misma la menos buena. Ahora bien, a la pregunta: "¿Cuál serías tú?", ella responde: "Maryléne".

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EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

Figura l. Quiero ser la hermana menor. REACCIONES AFECTIVAS.- Es conveniente prestar atención a las reacciones afectivas eventuales del niño durante la prueba. Se observará muy especialmente si hay una situación de inhibición general o de incomodidad, que puede llegar incluso a una negativa a dibujar y que se expresa en todo caso en la confección y en los trazos del dibujo. A la inversa, ciertos niños lo realizan con una alegría a veces adornada de exclamaciones. En el curso mismo del dibujo, los movimientos mal humor, de tristeza, de alegría o de cólera, pueden ser muy significativos en cuanto a las relaciones del niño con el personaje o la escena que está representando en ese momento. Finalmente, habiendo terminado la prueba, se preguntará al niño si está contento o no de lo que ha hecho. Y según diga sí o no, se le podrá preguntar que haría en el caso de que tuviera que hacer el dibujo nuevamente, si lo haría parecido, si agregaría o le quitaría alguna cosa o si haría algún cambio. Este procedimiento aporta a veces elementos de información muy reveladores.

Es indispensable tomar nota, sobre la hoja del dibujo, de la composición de la verdadera familia COMPARACIÓN CON LA FAMILIA VERDADERA.-

NUESTRO MÉTODO PERSONAL

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ya que, como veremos en la interpretación, la fidelidad mayor o menor con la cual el niño, bajo el disfraz de una familia inventada, ha reproducido su propia familia tiene una gran importancia, puesto que toda omisión o deformación de un personaje es reveladora de algún problema. (1)

1

Los ciento tres dibujos infantiles incluidos en esta obra han sido hechos con lápiz. Sin embargo, para facilitar la impresión, se los han reproducido en tinta china.

CAPÍTULO III

La interpretación

El test del Dibujo de la Familia es, como hemos visto, de una gran facilidad de ejecución. Tampoco podría decirse, por otra parte, que sea de una interpretación dificil, pero es evidente que cuanto más experiencia tenga el psicólogo, más numerosa será la información sobre la personalidad del niño que podrá deducir del test. La interpretación, como hemos dicho, comienza con la entrevista y con las preguntas formuladas al niño. Se trata aquí de extraer el máximo de información del sujeto mismo, ya que es el mejor situado para saber lo que el dibujo quiera decir. El dibujo de una familia comprende, por una parte una forma y por otra un contenido. A decir verdad hay frecuentemente un entrelazamiento entre los elementos formales y los elementos de contenido. Por lo tanto, la distinción que haremos no debe ser considerada como absoluta sino sólo como un intento de aportar algo de claridad en la exposición. Los elementos formales del dibujo son ellos también de dos órdenes diferentes, según que se considere los trazos aislados o las estructuras de conjunto. Esto nos lleva a distinguir tres niveles de interpretación: 1 º) El nivel gráfico. 2º) El nivel de las estructuras formales. 3º) E.I nivel del cóntenido.

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El TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA

I

El nivel gráfico Las reglas generales de la grafología son en gran medida aplicables al dibujo y por lo tanto la manera en la cual el sujeto se sirve del lápiz y traza puntos, líneas rectas y curvas, es reveladora de su psicomotricidad y por esa vía, de sus disposiciones afectivas. En el trazo del dibujo es necesario distinguir la amplitud y la fuerza. Las líneas trazadas con un gesto amplio y que ocupan una buena parte de la hoja indican una gran expansión vital y una fácil extraversión de las tendencias. Por lo contrario, si el gesto es de poca amplitud, trazando líneas cortas (o bien, cuando traza una línea larga, lo hace mediante pequeños trazos cortados), se puede deducir que hay una inhibición de la expansión vital y una fuerte tendencia a replegarse sobre si mismo. Lafuerza del trazo se traduce en su espesor, en su grado de intensidad de color y en la marca que deja en el papel (llegando a veces hasta desgarrarlo). Por supuesto, estas características dependen en buena medida de la naturaleza y calidad del papel y los lápices empleados y será conveniente utilizar siempre los mismos materiales, de modo de poder llevar a cabo la interpretación con elementos comparables. Habiendo hecho esta observación, un trazo fuerte significa fuertes pulsiones, audacia, violencia, o bien liberación instintiva: un trazo débil significa débiles pulsiones, suavidad, tímidas o bien inhibición de los instintos. Los dos efectos pueden, claro está, combinarse en alguna medida. La fuerza expresada por el trazo puede ser amplia, que se dispersa en el medio, o una fuerza contenida, incluso inhibida, que se concentra en el interior del ser. Lo mismo puede decirse de la debilidad. Se considerará sobre todo, como significativo, el exceso de esas dispo­ siciones. Por ejemplo, cuando la amplitud de su expansión vital conduce al sujeto a dibujar personajes muy grandes que tienden a desbordar la hoja, eso puede ser el signo de una expansión reactiva cuyo exceso indica un desequilibrio (cf. figura 40) Cuando, por lo contrario, el dibujo es demasiado pequeño para la hoja, esto indica una falta de expansión, una inhibición de las tendencias (figura 2). Un trazo hecho con una energía

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LA INTERPRETACIÓN

desproporcionada indica pulsiones brutales, a veces reactivas a un temor a la impotencia.

Figura 2. Miniatura por inhibición.

Un trazo exageradamente ligero, por lo contrario, si bien puede indicar delicadez de sentimientos y espiritualidad, significa también, muy frecuentemente timidez morbosa, incapacidad para autoafirmarse y incluso una neurosis de fracaso. Más remarcable aún es el significado de esos trazos cuando se localizan en alguna parte del dibujo.Así, cuando un personaje o un objeto (la casa, por ejemplo) está dibujado más grande que el resto, puede deducirse que un impulso particular lleva al sujeto hacia él y lo valoriza de modo especial. El ritmo del trazo también debe considerarse. Es muy frecuente que el sujeto repita en un personaje o de un personaje a otro los mismos trazos simétricos (por ejemplo, rayas o puntos). Esta tendencia a la repetición rítmica, que puede llegar a ser verdaderamente estereotipada (Cf., figura 9), es lo opuesto al dibujo libre hecho al libre arbitrio de la imaginación.

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Significa precisamente que el sujeto ha perdido una parte de su espontaneidad, que vive bajo el dommio de lo reglado. En ciertos casos muy pronunciados esto puede ponemos en la posibilidad de un diagnóstico de neurosis o por lo menos de una estructura de carácter obsesivo. En el mismo sentido destacamos el cuidado, que llega hasta la meticulosidad, con el que algunos sujetos ejecutan su dibujo. La zona de la página ocupada por el dibujo tiene también una significación gráfica, por referencia a las nociones clásicas sobre el simbolismo del espacio. En efecto, al lado de los niños que ocupan toda la página, están aquellos que se limitan a una parte reducida. La parte de debajo de la página es la zona de los instintos primordiales de la conservación de la vida, la zona de elección de los fatigados, de los neuróticos asténicos y de los deprimidos. La parte de arriba es la de la expansión imaginativa, la zona de los soñadores y de los idealistas. La izquierda es la parte del pasado, la de los sujetos que regresan hacia su infancia. La derecha es la del porvenir. Recomendamos de todos modos ser prudentes al interpretar este simbolismo del espacio, ya que no toma significación verdadera sino cuando es corroborado en función de otros elementos. Por otra parte habrá que recordar siempre que las zonas blancas, aquéllas donde no hay dibujo, no son por eso zonas sobre las que no haya nada que decir; son zonas de interdicción, que será necesario interpretar en consecuencia. Por ejemplo, los sujetos que no dibujan sino en la parte baja de la hoja, los un poco deprimidos, los asténicos, son sujetos a los que toda expansión, todo impulso hacia lo alto, toda imaginación está prohibida (por una censura exterior o interior). Así es que el dibujo de Jacques, niño de doce años, el menor de trece hermanos, ocupa un espacio reducido, en la parte mas baja de la hoja y en la mitad izquierda. (figura 3) Contrariamente a lo que este dibujo parecería indicar, el niño es inteligente y tiene éxito en la escuela. Pero es emotivo, triste y constantemente replegado sobre sí mismo. En el test, por otra parte, suprime a todos sus hermanos y hermanas y se identifica con una niñita de dos años (el "microbio" de la derecha) con el comentario de que "cuando se está solo, se es mejor tratado". Ahora bien, ese deseo de ser hijo único para poder gozar de una felicidad no compartida, lo expresa también con fuerza en su

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Figura 3. Inhibición y astenia.

Test de la Aldea, donde declara vivir solo con su madre, llegando al extremo de generalizar y decir que todas las familias de la aldea son familias con un solo hijo. Pero este deseo no está exento de culpabilidad, de un temor ansioso de ser rechazado como demasiado egoísta y, en el test PN, el héroe es el menos bueno, ya que siempre quiere mamar, pero el más feliz porque siempre es mimado. Sus preocupaciones orales exclusivas nos muestran también que no ha alcanzado la etapa edípica y toda competencia con el padre le es imposible, lo que nos explica bien la sujeción interior que lo retiene en la parte inferior de la hoja. Quienes limitan su dibujo a la mitad izquierda de la hoja son, no solamente sujetos en regresión, sino incluso sujetos ante quienes las puertas del porvenir (representadas en la zona de la derecha) están cerradas y han debido, por eso, retroceder. Así es que Loíc, de quince años, comienza por dibujar un tronco de árbol en la mitad de la hoja (figura 4) y luego ubica a la izquierda al padre, al hijo y a la madre, en ese orden, para terminar con una ruta bordeada de

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Figura 4 Refugio en el pasado.

árboles a la derecha. Parece entonces que sitúa su familia (es hijo único) en un plan regresivo y en una actitud de inmovilidad: "los están fotografiando"). El árbol, con su tronco masivo y su follaje mínimo, parece interponerse sobre el camino que va hacia la derecha. Ahora bien, clínicamente Loic es muy regresivo: es aniñado, pasivo, sin iniciativa, demasiado centrado en sus padres a los que no quiere dejar; rehusa el esfuerzo y la afirmación de sí mismo. Dicho de otra manera, como lo demuestra su dibujo, desea quedarse ahí, en el statu quo, encuadrado y protegido por sus padres. Más aún, ha renunciado a toda competición varonil y uno podría muy bien preguntarse si el árbol que bloquea la ruta del porvenir no es aquí el símbolo de un poder castrador. La derecha y la izquierda. Es necesariotambién, al observar el sujeto que dibuja, prestar atención a si su dibujo se construye de izquierda a derecha, que es el movimiento progresivo natural, o bien de derecha a

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izquierda, lo que es un movimiento regresivo. En este caso habrá primero que preguntarse si el niño no es zurdo. Por ejemplo, el sujeto de la figura 5 ha comenzado a dibujar por la madre, a la derecha, después ha colocado ordenadamente el niño de doce años, que lo representa, el padre y finalmente la pequeña niña de seis meses en su cuna. Ahora bien, Pierre-Yves es un zurdo contrariado.

Figura 5. Dibujo de un zurdo.

Si el sujeto es diestro, el movimiento de derecha a izquierda indica una fuerte tendencia regresiva de la personalidad que puede tener consecuencias patológicas. Así es que el sujeto de la figura 6 es un joven de diecisiete años, aquejado de esquizofrenia, es decir de una afección mental que siempre implica una regresión al estadio oral. Ha dibujado primero y en el centro, al padre, luego ordenados hacia la izquierda, a la madre, el muchacho, la niña y el perrito. Remarquemos al pasar, con ZAZZO, que cuando un diestro dibuja personajes de perfil, generalmente los hace mirar a la izquierda, mientras que si es la mano izquierda la que dibuja los perfiles tienden a mirar hacia la derecha. (cf.figura 11 ). Pero esto no es una constante y hay demasiadas excepciones como para que podamos hacer de esto una regla.

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Figura 6. Retorno al pasado. II

El nivel de las estructuras formales Hemos afirmado al comenzar que la manera en la que cada niño dibuja un "monigote" expresa su propio esquema corporal. Pero esta visión interior del propio cuerpo no se edifica más que poco a poco, a medida y en función del progreso de la edad. I.- Resulta entonces que el grado de perfección del dibujo es aquí el testigo de la madurez de quien dibuja y puede constituirse en una medida de su nivel de desarrollo. Es de ahí de donde Florence GOODENOUGH ha deducido, como ya lo hemos visto, su test del monigote. Es conveniente mencionar, en el mismo sentido, los estudios de Karen MACHOVER y los que Jacques THOMASI ha llevado a cabo sobre los niños de "La Reunión" (17) Intervienen aquí el modo en el cual está dibujada cada parte del cuerpo, la búsqueda de detalles, las proporciones de las diferentes partes entre

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ellas y el agregado de vestimentas u otros ornamentos. Pero hemos visto que es conveniente formular algunas reservas sobre el Test de GOODENOUGH y con respecto a esto coincidimos con K. MACHOVER, su alumna Ada ABRAHAM así como con Juliette BOUTONIER, cuando declaran que la manera en la que es realizado el dibujo no depende solo del nivel de inteligencia, sino que es igualmente influenciada por los factores afectivos y por el equilibrio de la personalidad en su totalidad. Es corriente constatar que ciertos niños inteligentes parecen ser, ante el Test de GOODENOUGH muy inferiores a lo que valen realmente. Esto es debido a la aparición de los factores afectivos de inhibición.

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Figura 7. Dibujo de inhibición.

Sería posible argumentar que en el test del monigote se podría tomar la precaución de decir: "Dibújame un monigote, el más hermoso que pue­ das", esperando que esta consigna ponga al niño en las mejores condiciones posibles para que rinda lo mas posible. Y se podría contestar a eso diciendo que durante un primer examen, sin una aproximación previa y con la agitación inevitable de una consulta rápida, la invitación que se le hace al niño de dibujar una familia, con todas las resonancias afectivas

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subterráneas que esto puede entrañar, es por si misma muy apta para inhibir al sujeto.

Figura 8. Dibujo de expansión (Por el mismo sujeto).

Es posible. Pero no es menos verdadero que se deberá ser muy prudente cuando uno quiera apreciar la inteligencia de un niño por su dibujo de la familia según las normas de GOODENOUGH Dos casos deben retener nuestra atención de manera especial. El primero es el de los grandes inhibidos, que reducen su dibujo del monigote a un pálido esquema sin densidad ni vida. Hemos visto ejemplos en las figuras 2 y 3. He aquí otro caso, muy notable, de un niño de once años y medio, Jean-Francois que, en una primera consulta,.cuando se le invitó a dibujar una familia, trazó con gran inhibición las siluetas esquemáticas de la figura 7, como hubiera podido hacerlo un niño de cuatro o cinco años. Una semana después, con la misma consigna, hizo un retrato mucho más vivo,

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con numerosos detalles, el que se ve en la figura 8, no sin agregarle, llevado por su impulso, una pequeña familia de patos. El segundo caso a considerar es el de los disléxicos. Se ha mencionado frecuentemente la mediocridad de sus dibujos haciendo referencia a: 1 º) que están muchas veces mal lateralizados, sin importar que procedan de diestros o de zurdos mas o menos contrariados; 2º) que suelen sufrir de trastornos del esquema corporal; 3°) que muchos de ellos tendrán una oposición afectiva hacia lo que se espera de ellos. De tal modo, tampoco en este caso podría deducirse de la mediocridad del dibujo la mediocridad de la inteligencia de su autor. La prueba en contra es elocuente: la mejoría de la dislexia se traduce en un mejoramiento del dibujo. He aquí el caso de Didier, disléxico de nueve años y medio, cuyo dibujo es una seguidilla estereotipada de pequeños monigotes a lo sumo dignos del lápiz de un niño de cinco años. Tres años después, Didier, habiendo seguido un proceso de educación plenamente exitoso nos hizo los dibujos siguientes (figuras 9 y 10). Incluso teniendo en cuenta su maduración lógica luego de €(SOS tres años, la diferencia entre ambos dibujos continúa siendo considerable y muy significativa.

Figura 9. Dibujo de un disléxico.

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Figura 1 O. Dibujo del mismo sujeto reeducado.

II. - En el dibujo de la familia hay que tener en cuenta, por otra parte, la estructura formal del grupo de los personajes dibujados, sus interacciones mutuas y el cuadro general, inmóvil o animado en el que actúan. La mayor parte de esos elementos son parte del contenido, que estudiaremos luego. Hay sin embargo un elemento formal que es conveniente examinar aquí y que ha sido objeto del penetrante análisis de F. MINKOWSKA (II). Hemos visto que ella opone el sensorial y el racional como dos tipos extremos. No la seguiremos en la asimilación que hace de esos dos tipos de aprehensión de la realidad a dos estados patológicos. Para ella el tipo sensorial sería epileptoide y el racional sería esquizoide. Esta asimilación nos parece, en todo caso, sin ningún tipo de utilidad en la práctica médico-pedagógica y vemos la oposición -muy justa- de F. MINKOWSKA, desde una perspectiva completamente distinta. El sensorial es para nosotros un tipo de espontaneidad, muy vital, que en el grupo familiar es especialmente sensible al ambiente, al movimiento, al calor de los vínculos. Se observará aquí.la importancia de las líneas curvas que expresan el dinamismo de la vida. El racional es, por lo contrario, un tipo de aprehensión de la realidad en el que la espontaneidad ha sido, por lo menos en parte, inhibida por

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censuras y ha dejado su lugar a una regla de cierta rigidez, lo que lleva a la reproducción estereotipada y rítmica de personajes poco móviles, aislados unos de otros, pero frecuentemente dibujados con una preocupación extrema por el detalle preciso. Aquí, a la inversa, las líneas rectas y los ángulos predominan sobre las curvas. Se podría, viendo el carácter más vivaz de los dibujos del primer tipo, caer en la tentación de decir que son la obra de sujetos más inteligentes que otros. Es un error que hemos cometido algunas veces, antes de haber comprendido la significación de los dibujos del tipo racional. Volvamos a poner los trabajos de los niños en su contexto habitual y recordemos que la frescura y la espontaneidad de los dibujos de los pequeños se pierden al llegar a la edad escolar. ¿Por qué? Pues bien, por un lado porque la escuela, desde el punto de vista de la cultura artística de los jóvenes, da en general una formación deplorable, puesto que concibe demasiado frecuentemente la obra de arte como una copia servil y hace jugar un rol demasiado grande a la regla y a la goma de borrar; este es el rol negativo de la formación escolar. Pero por otra parte, el acceso al pensamiento racional y a la disciplina de espíritu que la escuela permite sustituye con la regla al capricho y favorece el espíritu científico a expensas del sentido artístico, lo cual puede se considerado (salvo para los artistas, claro) como el lado positivo de la formación escolar. Refiriéndonos a la concepción psicoanalista, podemos expresar la misma cosa en otros términos: que la edad escolar está marcada por el desarrollo de lasformaciones reactivas del Yo, que sustituyen por la norma al capricho infantil y hacen prevalecer el orden, la exactitud, el ritmo y la prolijidad. Cuando estas formaciones reactivas se encuentran demasiado desarrolladas, imponen a la infancia la rigidez de la regla estricta y le prohiben dejarse llevar por la espontaneidad. Entonces el niño pondrá mucho cuidado en el dibujo de una copia, que será preciso reproducir con exactitud. Pero invitado a hacer un dibujo libre se sentirá desamparado, ya que es precisamente su regla interior lo que le prohibe la libertad. Si no llega a rehusar directamente a hacer lo que le pedimos, producirá con esfuerzo un dibujo de figuras rígidas trazadas con cuidado y minucia. Cuando se observan enfrentados un dibujo sensorial y un dibujo racional se tiene la impresión de que han sido realizados por personalidades muy diferentes, incluso completamente opuestas. Pero nada es menos se-

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guro, ya que para crear esas diferencias no es necesario más que variaciones en la defensa del Yo. Es probable que el mismo niño, al pasar de la edad de la espontaneidad a la edad de las formaciones reaccionales producirá en las dos etapas los dos tipos de dibujos. Es remarcable que ésto se puede observar también en las parejas de gemelos. En estos casos estamos ante las condiciones ideales de experimentación, con un mínimo de variables: misma estructura mental y fisica, mismo medio educativo, mismo pasado. Hemos tenido como sujetos dos parejas de gemelos verdaderos, una de varones y otra de niñas, y dentro de cada una de ellas no había mas que-ligeras diferencias, que se traducían en un nivel de madurez intelectual y afectivo netamente superior en uno de los gemelos. En esas dos parejas se puede notar la misma oposición entre el tipo sensorial y el racional en relación al dibujo de la familia. He aquí los dibujos de la pareja de varones, Christian y Michel, de once años. (Fig. 11 y 12)

Figura 11. Dibujo de tipo racional ..

Christian nos dibujó una familia en "posición de firmes", sin fondo y sin vida. Michel, por lo contrario hizo un dibujo muy vívido y que parece-

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ría a primera vista indicar un nivel de inteligencia superior al de su hermano. Pues bien, lo verdadero es lo contrario. Ambos están en 6º grado, donde Christian hace un papel aceptable mientras que Michel está entre los últimos de la clase. Por otra parte, Christian tiene más personalidad: es paciente, asiduo en su trabajo escolar, muestra más audacia e iniciativa que su hermano, apareciendo corno menos abierto y más personal. Michel es más nervioso, más abierto, más espontáneo, más colérico, más impulsivo e inestable; siempre se deja conducir por su hermano.

Figura 12. Dibujo del tipo sensorial del hermano gemelo.

Se advierte claramente por eso que la rigidez del dibujo de Christian es producto de su Yo más rígido, que impone reglas severas a su espontaneidad vital y la inhibe. En cambio el valor estético mayor del dibujo de Michel se debe a que tiene una personalidad más flexible, más lábil y no acepta someterse a una regla, corno frecuentemente sucede con los temperamentos artísticos. · En conclusión, se deberá pensar siempre en la intensidad creciente de las formaciones reactivas del Yo a partir de la edad de ocho o nueve años,

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que corresponde a las exigencias de la adaptación escolar. Por otra parte, en la apreciación del valor intelectual de los niños, el psicólogo no deberá dejarse llevar por su propia personalidad. En efecto, si él es del tipo artístico y ha salvaguardado en sí mismo la libre espontaneidad, tendrá tendencia a sobreestimar el tipo sensorial. Si por lo contrario tiene formaciones reactivas poderosas, sobrevalorará el tipo racional. Es preciso remarcar, finalmente, que los dibujos de estos gemelos nos presentan dos situaciones extremas y que ordinariamente tendremos situaciones intermedias, con elementos a la vez sensoriales y racionales. He aquí un ejemplo entre otros muchos

Figura 13. Dibujo mixto: racional­sensorial.

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III

El nivel del contenido y la interpretación psicoanalistica Entre los diferentes test proyectivos, el Dibujo de la Familia es-por lo mismo que su consigna es amplia-, uno de los que mejor permiten al sujeto construir un universo social a su conveniencia, es decir, apartarse tanto como lo desee de la realidad objetiva para dar precedencia a sus propias tendencias y a su concepción personal de la vida familiar. Se podría, sin embargo, esperar que el sujeto, cuando uno le pide dibujar "una familia sacada de su imaginación", tenga en primer lugar en su mente -acorde con el principio de realidad- el cuadro de su propia familia, en medio de la cual vive y que por lo tanto, renunciando a toda fantasía imaginativa, dibujara a su padre, su madre y sus hermanos, según el orden jerárquico de sus edades e importancias relativas. En un número de casos no despreciable, esta preocupación por la objetividad se impone al sujeto y lo lleva a ejecutar la consigna sin permitirse ningún desvío de la realidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la subjetividad lo domina y el niño, comportándose así corno un creador, representa en su dibujo no su propia familia, sino una familia según su deseo. Nos bastará entonces comparar esta producción imaginaria con la familia auténtica para observar las deformaciones, las supresiones y los agregados que nos indiquen en que sentido y en qué medida las tendencias afectivas propias del sujeto han podido trasformar su visión de la realidad. Estas tendencias afectivas son de dos clases: las positivas y las negativas. Las tendencias positivas son los sentimientos de admiración o de amor que conducen al sujeto a investir el objeto privilegiado, es decir a valori­ zarlo de manera especial en su dibujo. Las tendencias negativas son los sentimientos de menosprecio que conducen al sujeto a desinvestir a la persona que es el objeto, es decir, a desvalorizarla en su dibujo. Mientras que el sujeto que reproduce su verdadera familia obedece, al hacerlo, al principio de realidad, contrariamente quien inventa una familia imaginaria obedece al principio de placer­desplacer, siguiendo la re-

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gla según la cual la situación dibujada acarreará el máximo de placer y el mínimo de desplacer. Es bien sabido que estos dos principios opuestos están en los fundamentos de la conducta humana. Sabemos también que ambos se encuentran más o menos equilibrados y que el niño, originalmente sometido solo al principio del placer, a medida que crece y madura se somete gradualmente a la obediencia a la realidad. En los casos patológicos, el pasaje del primer principio al segundo no se hace cómodamente. En caso de fuertes conflictos psíquicos, en efecto, la obligación de aceptar la realidad tal como es provoca un desplacer tan grande que el sujeto experimenta una angustia insoportable. Es necesario, entonces, que el Yo, instancia de adaptación, elabore las conductas que reduzcan la angustia permitiendo al mismo tiempo una adaptación suficiente a la realidad. El equilibrio de una personalidad depende enteramente del logro de este compromiso. Si la defensa del Yo contra la angustia puede salvaguardar· 1a adaptación, el equilibrio está asegurado y se puede considerar al sujeto como normal. Si por lo contrario, para reducir la angustia a un grado soportable cuando es demasiado intensa, el sujeto debe utilizar mecanismos de defensa demasiado brutales, suele pasar que esto sea en detrimento de una buena adaptación. La defensa del Yo obedece aquí a la regla primitiva de todo o nada: aquello que provoca la angustia es pura y simplemente suprimido. Negar una realidad penosa es, en efecto, el procedimiento de defensa más arcaico. El "¡no fui yo quien/o hizo!", tan habitual en niños sorprendidos en alguna falta, es una defensa suscitada por un fuerte angustia de culpabilídad. Pero cuando una defensa parecida es utilizada por sujetos de más edad, es el signo claro de una inmadurez afectiva y de una inadaptación a la realidad. He aquí un ejemplo en el caso de un muchacho de catorce años, Ber­ trand, que luego de algún tiempo rehusa ir a la escuela y se recluye en su casa en un estado de pereza morbosa, al extremo que podría sospecharse en su caso un principio de esquizofrenia. Él es el cuarto de cinco niños. Sus padres están divorciados desde hace diez años y Bertrand vive con su madre. Se nos dice que quería mucho a su padre y lo veía muy frecuentemente hasta el año anterior a la prueba, época en que el padre partió hacia las colonias. Su dibujo de una familia inventada (figura 14) ofrece dos particulari-

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dades notables. Por una parte Bertrand no hace figurar en el dibujo ninguno de sus hermanos reales, sino, en cambio, a dos varones más jóvenes que él, quienes representan muy probablemente dos identificaciones de él mismo a una edad en la que era más feliz puesto que podía ver a su padre. El mismo, en su edad actual, no figura en la escena. Por otra parte, representa al padre y a la madre teniéndose por el brazo, a una edad en que aún lo hacían (30 años). Podemos pensar que en el dibujo, negando la realidad actual desagradable y traumatizante, el muchacho retrocede a una época pasada en la que era más feliz. Pero ese rechazo a aceptar la realidad y la correlativa tendencia a la regresión si se instalan para permanecer, podrían arrastrar al sujeto hacia la pendiente vertiginosa de la psicosis.

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Figura 14.

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EL TEST DEL DIBUJO DE LA FAMILIA IV

Las defensas del Yo contra la angustia La defensas que el Yo utiliza en situaciones patológicas derivan todas en mayor o menor medida de este mecanismo de rechazo, de la negación de una realidad demasiado penosa como para ser soportada. I.- Cuando la amenaza que suscita la angustia proviene del exterior, el sujeto puede suprimirla pura y simplemente en su dibujo. Venimos de ver un excelente ejemplo de ello en el caso del joven Bertrand, que, a pesar de sus catorce años, niega el divorcio de sus padres. Si un niño está celoso de un hermanito, del cual desconfia ansiosamente por temor de que lo suplante en el cariño de sus padres, puede expresarlo en su dibujo (negación de existencia) o bien ponerlo en la posición del hermano mayor y colocarse el mismo en la posición del más pequeño (inversión de roles) o puede incluso tomar simplemente su lugar (identifi­ cación con el rival). Del mismo modo, cuando un niño teme ser castigado por algún mal comportamiento se declarará, a pesar de la realidad, el más bueno de todos o bien se pondrá en el dibujo como teniendo una menor edad, es decir, esa edad de oro en la que no era todavía "malo" (regresión); o bien, si es un muchacho, podrá representarse bajo los trazos de una niña buena y obediente o a la inversa, si es una niña representarse como un muchacho. Pero ya, en estos últimos ejemplos rozamos los casos en los que el peligro que provoca la angustia no se origina en el exterior sino en el interior del sujeto, sea del Ello o del Superyo. II. El Ello es el dominio de las fuerzas instintivas, principalmente de la sexualidad y de la agresividad. Cuando la intensa presión de estas fuerzas las impulsa a proyectarse en el test con una forma brutal, esto puede causar al sujeto una angustia muy viva y la defensa del Yo será puesta en alerta, igual que si se tratara de un peligro exterior. Es siempre el mismo mécanismo de defensa primordial que es puesto en acción, aquí bajo la forma de negación de Id pulsián culpable. Pero como la pulsión es exterior, no puede ser suprimida pura y simplemente. Es entonces rechazada hacia el inconsciente, es decir eliminada del cons-

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ciente con este doble resultado: por una parte que el sujeto crea no tener ya esa tendencia y por otra que la tendencia rechazada no tenga ya acceso a su realización. Sin embargo, no por ser rechazada al dominio del inconsciente la tendencia oculta dejará de existir e intentar realizarse y para lograrlo deberá acudir al disfraz, emplear una vía alternativa que no provoque angustia. Dos mecanismos de defensa pueden utilizarse con ese fin. El primero es el desplazamiento. La tendencia está presente pero es asumida por otro personaje, una persona bien diferente al sujeto por la situación familiar, la edad o el sexo para no poder ser reconocido en ella. Y cuando más generadora de angustia es la pulsión reprimida más importante será el desplazamiento. Puede suceder incluso que el niño (esto ya no es posible en el adulto) haga asumir su pulsión interdicta por un animal, es decir por un ser tan diferente como es posible serlo y bajo los rasgos del cual no sería nunca posible que fuera reconocido. El segundo mecanismo de defensa es la proyección en el primer senti­ do freudiano de la palabra, por medio de la cual la tendencia culpable es atribuida al personaje que es el objeto de ella y que desde ese momento asume el lugar y rol del sujeto. Por ejemplo, veremos que con frecuencia el niño muy fuertemente cargado de agresividad hacia su padre o su madre proyecta este sentimiento sobre aquel que sea objeto de la agresividad e imagina temas donde ya sea el padre o ya sea la madre, se muestran con respecto a él de una severidad cruel, Escapa así de la culpabilidad de sus tendencias y además, en ciertos casos, logra satisfacerlas identificándose con ese padre o madre severa que puede ejercer su acción represiva sin temer al castigo. (identificación con el agresor). Es fácil de comprender que esas defensas, gracias a las cuales la acción culpable se encuentra asumida por un personaje distinto al sujeto, son conformes al principio del máximo placer, ya que el sujeto puede satisfacer sus tendencias de un modo vicario o, por decirlo así, por procuración. Y correlativamente el desplacer está reducido al mínimo, puesto que el castigo o bien se ha evitado o bien es sufrido no por el sujeto sino por aquel a quien el sujeto ha hecho asumir la acción culpable. III.- La. angustia ante el Superyo, es la angustia de culpabilidad. Al principio es una angustia ante las severidades paternales. Pero luego los ideales y las prohibiciones paternales son introyectados en la personalidad del niño y constituyen una instancia especial que se llama el Superyo.

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Es a partir de ese momento que el Superyo, aún sin la presencia efectiva y coactiva de los padres, operando en el interior del sujeto critica, censura y castiga las actitudes culpables de éste. Por una parte el Superyo refuerza el rechazo de las pulsiones censurables desarrollando en el Yo consciente las tendencias exactamente contrarias a las pulsiones rechazadas. (retorno a lo contrario y formaciones reac­ tivas del Yo). Por otra parte, mientras que la mayor parte de los sujetos tienden a valorizar el personaje bajo los rasgos del cual se presentan, los que sufren la angustia del Superyo, por lo contrario, se humillan, se empequeñecen ante esta instancia agresiva (retorno contra sí mismo de las pulsiones agre­ sivas) a fin de obtener el perdón. En consecuencia, cada vez que en su dibujo un niño se desvaloriza, sea dibujándose pequeño, sea declarándose el menos bueno o el menos dichoso, es que sufre la angustia de la culpabilidad. En los casos extremos, raros en realidad, esto puede llegar incluso a suprimirse completamente en el dibujo. En otros casos, esto puede conducir al sujeto a renunciar a la situación que ocupa para aceptar espontáneamente una más modesta: por ejemplo en forma de un bebé en la cuna. Entre los varones, sucede también que las manifestaciones agresivas de virilidad susciten un temor a la castración que puede decidir al sujeto a abdicar de su sexo y a representarse bajo la forma de una niña. En un primer análisis, la angustia ante el Superyo parece implicar reacciones que son contrarias al principio del placer. Pero un análisis más profundo de esas reacciones muestra que no es así de modo alguno: el castigo aceptado borra la culpa y suprime la angustia de culpabilidad: ella es entonces, en último extremo, si no una satisfacción, por lo menos un menor desplacer. De modo que en los casos límites, ante esos ansiosos ante el Superyo, es posible comprender el fenómeno del masoquismo moral por el cual algunos llegan a amar el castigo y complacerse con él. Veremos, por otra parte, que en oposición con quienes sufren la angustia ante el Yo, los ansiosos ante el Superyo se identifican frecuentemente no con quien castiga sino con quien es castigado.

CAPÍTULO IV

El dibujo de la familia clínicamente

Como se expresan en el dibujo de la familia las tendencias y las defensas del Yo Hemos visto, en el capítulo precedente, que el Yo se defiende contra la angustia de una situación exterior o interior demasiado penosa por medio de mecanismos diversos y hemos subrayado que el aspecto creador del dibujo de la familia tiende a acentuar de manera muy especial las defensas hechas por medio de la valoración o de la desvalorización. 1.- Valorizacióndel personaje principal La puesta en valor de una de las personas de la familia-ya ha sido mencionada como indicadora de relaciones particularmente significativas entre el niño y esa persona. Es la que el niño considera la más importante, la que admira, o envidia, o teme. Según el psicoanálisis es la persona sobre la que apoya la más importante carga afectiva y muy frecuentemente, como ha remarcado Maurice POROT, aquélla con quien se identifica, conscientemente o no. Como en su dibujo el niño construye los personajes a su arbitrio, la puesta en valor de uno de ellos está claramente indicada por la manera en que fue dibujada. a) El personaje valorizado es muy frecuentemente dibujado primero, porque es en él en quien el niño ha pensado primero y a quien acuerda más atención. Notemos que ocupa frecuentemente el primer lugar a la izquier-

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