El Son Guatemalteco

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EL SON GUATEMALTECO El son es uno de los ritmos más característicos de Guatemala, se compone generalmente en un compás ternario. Este tipo de música es la más representativa del país. La palabra son sufrió una transformación de significado desde su primitivo sentido etimológico como sonido, derivado del latín sonus, a género musical popular latinoamericano con variantes estilísticas de acuerdo al país o lugar donde se produce, al cual representa nacionalmente. El son es una denominación genérica aplicada a una amplia y diversa gama de expresiones musicales vocales e instrumentales de carácter popular o tradicional, frecuentemente asociadas a la danza, surgidas en Guatemala durante la época colonial (siglos XVII a XIX) en las que intervienen, en forma diversa, componentes europeos, indígenas y/o africanos y cuya percepción, estructura y características específicas dependen del contexto social donde se practican, lo que incluye factores culturales, étnicos y musicales. Los sones guatemaltecos se encuentran asociados a estratos poblacionales específicos, lo que permite diferenciar dos variantes principales: 1. Los sones indígenas, de carácter tradicional, vigentes en el sector indígena (grupo étnico originario, con al menos veinte subgrupos lingüísticos diferenciados culturalmente), 2. Los sones ladinos, de naturaleza popular, creados por mestizos y transmitidos principalmente en forma escrita. Ambos derivan, junto a otras formas de música popular latinoamericana, de un tronco común europeo enraizado en la tradición hispánica del villancico, que se hizo presente en América, luego de la conquista, bajo el patronazgo de la iglesia católica. Como consecuencia comparten rasgos generales, presentes principalmente, aunque no en forma exclusiva, en gran parte de villancicos navideños, como se practicaron desde mediados del siglo XVIII en Guatemala, es decir: textura homófona, enmarcados en el sistema tonal diatónico con su dicotomía modal (mayor-menor), melodía diatónica y uso predominante de compás binario compuesto (6/8) y ternario simple (3/8) con especial gusto por figuras rítmicas de sesquiáltera y contratiempo. 1. SONES INDÍGENAS El proceso formativo del son indígena, involucró la incursión de la música hispana en contextos, creencias y rituales locales, ajenos a ella. La cultura indígena paso a constituir la manifestación de un estrato social dominado, subalterno y marginal, pero no exterminado, convirtiéndose en expresión popular tradicional colonial, caracterizada por la supervivencia y continua reinterpretación de elementos culturales prehispánicos asimilados dentro de la tradición católica. Como parte de estas expresiones, el son indígena transmitió oralmente valores culturales y propuestas musicales de autores anónimos con elementos interpretativos y funcionales distintos de los de la cultura impuesta, mostrados en presentaciones realizadas durante celebraciones comunales. Estos elementos distintivos se refieren a múltiples facetas que van desde su función ritual, la actitud de los intérpretes, las ocasiones y forma en que se presentan, hasta aspectos musicales específicos, como el tipo de instrumentos utilizados, su afinación, la construcción de frases, la manera de improvisar variaciones o la duración de las piezas(de Gandarias, 2010: 63). La música era diferente a la europea, así, los indígenas practican y siguen ejerciendo estas artes no con un afán de lucimiento de sus habilidades, o para darse o darnos gusto sino más bien dentro del sentido esotérico y simbólico de las danzas orientales. La resistencia indígena y la necesidad de conversión dieron lugar, desde el inicio, al surgimiento y gradual consolidación de expresiones musicales mestizas que fueron arraigándose como elementos identitarios del nuevo orden social. Tempranamente la música fue utilizada dentro de la estrategia de dominación, como herramienta pedagógica en la conversión y conquista pacífica de algunos pueblos indígenas. De acuerdo a Remesal, en 1537 Bartolomé de la Casas, junto a otros misioneros dominicos, empleó con éxito cantos evangelizadores en lengua local acompañados de

tun, chichines y cascabeles para dominar al pueblo de Tezulutlán en la región de la Verapaz (Remesal, 1932, I: 200). 2. SONES LADINOS Desde su origen los sones guatemaltecos ladinos se transmitieron en partituras manuscritas realizadas por los propios compositores y copistas, siendo los autores en su mayor parte, mestizos identificados. Su función, forma de presentación y transmisión, siguió los convencionalismos y lineamientos europeos a pie juntillas, a pesar de incorporar un sentido musical y sabor propio mestizo. Los antecedentes del son ladino se encuentran en villancico, género musical de añeja tradición hispana, transplantado y mantenido en el Nuevo Mundo durante todo el período colonial. El término villancico (diminutivo de villano, el campesino de aldea) se aplicó desde fines de siglo XV a la forma poético musical española consistente en varias estrofas o coplas, alternadas y enmarcadas por un estribillo o refrán. El son ladino estaba ligado inicialmente al uso de la liturgia. El son de pascua El más antiguo son ladino del que se tiene noticia es el son de pascua, que surge paralelamente al villancico de pascua en el seno de la iglesia a mediados del siglo XVIII. El son de pascua nació como una pequeña pieza instrumental destinada a la celebración el nacimiento del Niño Dios (Samayoa, 1843: Fol. 7v). Sus parámetros musicales seguían los del villancico vernáculo de donde se derivaron directamente. La creciente popularidad de estos sones inicia a partir de la segunda mitad XVIII, evolucionando estilísticamente en el siglo XIX de acuerdo a las tendencias estéticas del momento. Los sones ladinos, empezaron a ligarse a la vida política y social del país en forma integral. El fenómeno de la independencia marcó sin duda el espíritu de los músicos contemporáneos. La búsqueda de identidad nacional se reflejó no solo en la producción de himnos patrióticos sino en sones íntimos para entretenimiento familiar. Son sones galantes, para el conjunto tradicional de cornos y cuerda, que se tocaban fiestas en casas particulares y posiblemente al finalizar las novenas de Concepción, las guadalupanas y las pascuas (Díaz, 1928 II:88), donde indudablemente llamaban a la danza. Estructurados en forma binaria tienen parentesco con el carácter cortesano y elegante de las danzas barrocas del siglo anterior. Los últimos años del siglo XIX son testigos del máximo esplendor del son como expresión mestiza de raíz indígena en la obra de Anselmo Sáenz. Los sones eran ejecutados por pianistas, grupos de cámara y orquestas completas. Compositores locales produjeron gran número de piezas para la danza destinadas a los Salones de Baile que proliferaron en esa época. Allí se escuchaban principalmente elegantes piezas de los tipos polca, chotis, vals, pero también el son. TIPOS DE SONES: Es la forma musical que representa el folkolore de Guatemala dentro de los sones Tenemos: -Son Ceremonial -Son Tradicional o Autóctono -Son Proyección Folklórica -Son Barreño

-Son Típico

Fuente: -Son Chapin -Son de Pascua

De Gandarias, Igor. El son guatemalteco ladino en el siglo XIX. 2012. DIGI. Guatemala. 153 págs.

-Son de la Chabela COMPOSITORES Vicente Sáenz

Tánchez, Eduardo. Programa Musical. Guatemala. 98 págs.

de

Educación

Juan de Jesús Fernández José escolástico Andrino Anselmo Sáenz Salvador Iriarte Albino Paniagua Remigio Calderón

SONES GUATEMALTECOS El barreño El Cenzontle Noche Buena El Rey Quiché La Danza del Venado La Caída del sol

De Gandarias, Igor. El Repertorio Nacional de Música Antología anotada de Música Guatemalteca de los siglos XVIII y XIX. 2001. Digi. Guatemala. 58 págs.