El Reino de Este Mundo

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EL REINO DE ESTE MUNDO “¿Pero qué es la historia de América toda sino una crónica de lo realmaravilloso?”. Alejo Carpentier “El mundo de lo divino no cesa de fascinarnos porque más allá de la curiosidad intelectual, hay en el hombre moderno una nostalgia”. Octavio Paz.

1) ¿Qué es el realismo mágico y cómo se diferencia de lo real maravilloso americano? 2) ¿Cómo concibe Carpentier su obra dentro de los parámetros del realismo mágico? 3) ¿Cuál es la importancia o el vínculo que establece con la historia?

1- ¿Qué es el realismo mágico? El realismo mágico, tal como lo entiende Echevarria, es una narrativa que podemos considerar fantástica. Una narrativa pues que no refleja las leyes naturales o físicas, la percepción usual, cotidiana (burguesa/occidental) de la naturaleza y del hombre. Es decir: una narrativa, unos relatos, en que la relación no está fundada o justificada por el reflejo del mundo físico o social. Lo que mueve a Carpentier a resucitar el término como real maravillo americano en la década del 40 son dos cuestiones: por un lado, el intento de formular las bases de una literatura que sea auténticamente hispanoamericana y, por el otro, el deseo (como) escritores vanguardistas y de izquierda de preservar el legado de la vanguardia del embate del realismo socialista. Existen a su vez dos vertientes del realismo mágico. Una es la fenomenológica y la otra la ontológica, esta última denominada también lo real maravilloso.

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El realismo mágico, según su versión fenomenológica tiene más que ver con un acto perceptivo. Es así la unión o el roce de dos elementos: la subjetividad y lo real. Pero lo real, desde este enfoque, siempre permanece inmutable. Lo que varía es el acto de percepción, que al asumir una perspectiva inusitada proyecta sobre la realidad un asombro o una devoción que hacen del gesto y del objeto un milagro: las maravillas concretas y la magia del ser. Para los hispanoamericanos se trata de un realismo idealista: es mágico en tanto crea un nuevo espíritu que tiene su forma en lo sobrenatural y se llama mágico para evitar que nunca salga de la esfera neutra de la idealidad y el subjetivismo y caiga y pueda confundirse con el realismo religioso. El término magia es un instrumento que sirve para distanciar al observador de lo supranatural que describe desde una perspectiva europea, y para la comprensión de los europeos. La tendencia hacia esa fe, hacia lo trascendente que se intenta esquivar con el adjetivo: mágico, se encuentra en la otra vertiente de pensamiento en que se apoya el realismo mágico: la ontológica que ha gozado de mayor fortuna en Hispanoamérica. Aquí la magia no depende de la observación privilegiada de un mundo concordante y organizado hasta sus últimas e ínfimas minucias y partículas, y por el sentimiento de asombro y devoción. Las maravillas no son concretas y estáticas, sino funciones dinámicas del ser. El término magia subraya su carácter religioso.

2- ¿Cómo concibe Carpentier su obra dentro de los parámetros del realismo mágico? Para Carpentier “la sensación de lo maravilloso siempre presupone una fe”. Así manifiesta de inicio su vínculo con la otra tendencia, la ontológica que fue la de mayor fortuna en Hispanoamérica. Pero Borges y el surrealismo, como exponentes de este enfoque, plantean una suerte de onto-teología: para ellos, la magia, el sueño, la alucinación, el orden narrativo, no son propiedades exclusivas de esta o aquella cultura, sino manifestaciones superficialmente disímiles, pero homólogas, del ser. Tanto Borges como el surrealismo persiguen formas definitorias del hombre en un sentido universal, en contra de una visión

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centrada de la historia de orientación hegeliana o policéntrica de orientación spengleriana. En cambio, Carpentier con todo lo afecto al surrealismo que pueda ser en sus comienzos, “se afana por aislar de su concepto de lo maravilloso algo que sea exclusivamente hispanoamericano”. “Persigue lo maravilloso en las capas soterradas del ser hispanoamericano, donde todavía percuten tambores africanos y rigen amuletos indígenas”. Para él lo maravilloso existe todavía en América. Echevarria, afirma que solo es posible comprender lo que Carpentier entiende por maravilloso si partimos de La decadencia de Occidente de Spengler. Este sostenía que la decadencia de una cultura empezaba a manifestarse cuando surgía la reflexividad. (Sentimiento de extrañeza ante sus propias formas) y consideraba este paso evolutivo de la cultura como principalmente negativo. Así para ellos el Nuevo Mundo se encontraba en un momento de su ciclo cultural- momento de fe- anterior al de la reflexividad. Lo maravilloso en Carpentier responde a una presunta ontología, a una peculiar forma de ser del hispanoamericano que excluye la reflexividad para dar paso a la fe, y que le permite vivir inmerso en la cultura y sentir la historia como sino, no como un proceso causal analizable intelectual y racionalmente.

Por su parte, Carpentier en su prólogo, explica como en su permanencia en Haití descubre que se halla inmerso en algo que llama lo real maravilloso y dice así “pisaba yo una tierra donde millares de hombres ansiosos de libertad creyeron en los poderes licantrópicos de Mackandal a punto de que esa fe colectiva produjera un milagro el día de su ejecución”… “a cada paso hallaba lo real maravilloso. Pero pensaba, además, que esa presencia y vigencia de lo real maravilloso no era privilegio único de Haití, sino patrimonio de América entera…” Carpentier aspira a fundamentar ese principio trascendente que pide la narrativa en la fe que le ofrece la cultura, la historia hispanoamericana. Pero, siguiendo a Echevarría, su ensayo y su tentativa albergan contradicciones insalvables, al menos en los términos en que el problema queda planteado, y que la escritura misma de su ensayo pone en evidencia; porque disertar sobre lo real maravilloso americano

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excluye el sistema spengleriano, excluye toda posible espontaneidad producto de una fe, de una falta de autoconciencia. Suponer que lo maravilloso existe en América, por oposición a Europa, es adoptar una falsa perspectiva europea porque solo desde otra perspectiva podemos descubrir la alteridad, la diferencia- lo mismo visto desde adentro es homogéneo, liso, sin aristas, sin diferencias. Puede que la magia este en esta orilla pero tenemos que verla desde la otra para verla como tal.

3- ¿Cuál es la importancia o el vínculo que establece con la historia? Al hacer un recorrido por la crítica en torno a esta novela y a la producción de Carpentier me encontré con tres planteos diferentes. Cada uno de ellos responde de cierta forma a una perspectiva diferente. Así el primero podríamos pensarlo desde una perspectiva más bien literaria. El segundo se enmarca en un problema de tipo filosófico y, finalmente, el último planteo se vincula directamente con una perspectiva que analiza la historia como discurso. Ahora bien, el primero se relaciona con todo lo que se vino exponiendo hasta el momento. Tiene que ver con poder sostener en la narración ese realismo al que necesita aludir para afirmarlo en América como característica propia. Carpentier lo anuncia en el prólogo al Reino de este mundo; Es menester advertir que el relato que va a leerse ha sido establecido sobre una documentación extremadamente rigurosa que no solamente respeta la verdad histórica de los acontecimientos, los nombres de personajes- incluso secundarios-, de lugares y hasta de calles, sino que oculta, bajo su aparente intemporalidad, un minucioso cotejo de fechas y de cronologías. La inclusión de la historia funciona como ancla necesaria para que su relato se disfrace de “realista”. Así, bajo el amparo de la documentación rigurosa y la ocurrencia en la novela de tal o cual personaje con referencia en la historia, Carpentier demuestra cómo lo maravilloso o mágico forma parte del tejido “real” de América latina. Su voluntad es mostrarnos como, en definitiva, la historia de América es una crónica de lo real maravilloso. Así fundamenta y apoya su perspectiva teórica. Si como se dijo antes, lo maravilloso está en la realidad cultural de

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América, así su historia lo puede documentar y así también es vivido por sus participantes. Ese es el momento cultural spengleriano por el que atravesaba este continente. Un detalle clave para comprender esto es el personaje de Ti Noel. Al elegir a Ti Noel, Carpentier está creando un intermediario para salvar no solo el problema técnico de la narración misma, sino algo más importante., ¿Cómo trasmitir la maravilla del vudú sin asumir la perspectiva del testigo comprometido, envuelto en la magia que describe? El fracaso de Carpentier en su anterior esfuerzo narrativo, Ecue-Yambo-O, derivaba precisamente de haber adoptado en aquella novela su propio punto de vista de narrador europeizado, de folklorista que registra los ritos afro-cubanos pero que no participa radicalmente en ellos, de antropólogo distanciado emocionalmente del material que estudia. "Al inventar el personaje de Ti Noel -que naturalmente es capaz de registrar la magia del vudú a la misma altura emocional en que esta funciona, Carpentier evita el error de su primera novela, y consigue al mismo tiempo dotar a su relato histórico de la doble visión necesaria. (Emir, Monegal) Lo que se quiere decir es que en este primer plano, la historia funciona para dar crédito a dos cosas: la primera que lo que se está contando es real, forma parte de la historia del continente. La segunda que es algo profundamente americano, porque es en América en donde estas cosas forman parte de la historia. No será, pues, en las visiones de la literatura sino en las visiones de la historia; no en la imaginación onírica sino en las ruinas verdaderas; no en la geografía de los libros sino en la topografía real donde habrá de encontrar Carpentier lo maravilloso. Es decir: esta categoría de la obra de arte (según las retóricas europeas) se le aparecerá como un elemento de toda la realidad americana. Ya que no se trata solo de Haití. El segundo se relaciona con una idea de tipo filosófica. Muchos críticos de Carpentier, al analizar sus relatos, encuentran una constante estructural que termina por afirmar una idea sobre el hombre y sobre el paso del tiempo, sobre el transcurrir de la historia. Echevarria en un texto referido a un cuento de Carpentier “Semejante a la noche” resume en tres puntos los temas centrales de toda la narrativa carpenteriana: la decadencia de occidente, la revolución y la

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inmutabilidad del hombre a lo largo de la historia. Este último tema puede verse en la siguiente estructura. Un personaje se fuga de un punto (mundo A) porque es un mundo corrompido a un mundo B que es un mundo mejor. En medio pasa por C que es el camino, el acontecimiento de la narración en donde, en general aparece la historia o los elementos históricos. Pero al llegar a B el personaje descubre que B es igual a A. En El Reino de este mundo encuentro un ejemplo esclarecedor: Ti Noel tiene deseos de entrar al mundo de los gansos porque los ve como una sociedad bella y mejor, pero cuando se transforma en ganso decubre que se trata de una sociedad tan injusta como la sociedad humana. Desde una óptica diferente Noe Jitrik entiende como la presencia de la historia en la narrativa de Carpentier funciona estableciendo una suerte de invariante histórica en la cual pareciera que el relato culmina con una idea cuyo desarrollo tendría los siguientes términos, que enmarcarían los avatares de una opresión siempre vigente: a) rasgos del sistema opresivo; b) nacimiento de un movimiento de liberación; c) derrota parcial del movimiento de liberación; d) triunfo episódico del movimiento de liberación; e) nacimiento de nuevas formas de opresión; f) manifestación de una voluntad evasiva respecto de la nueva opresión o de toda opresión; g) nacimiento de un nuevo movimiento de liberación; etc.. Lectura del presente a través de la exposición de episodios del pasado, lección histórica que relacionaría, en una unidad de sentido y — en otro nivel— el sistema de producción económica representado con lo que caracteriza el modo de producción presente. Si esos términos definen la época novelada, puesto que por medio de ellos se la "representa" y caracterizan una estructura social eminentemente dependiente (económica, racial, cultural y políticamente), también tienden —a través del lazo que tiende el mensaje— a definir la época actual.

Desde el punto de vista de lo "representado" se trata del sistema productivo colonial y que, en todo caso, la "escritura" debe estar naturalmente vinculada con un sistema productivo posterior. No obstante, puede señalarse una continuidad entre ambos, un esbozo de

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circuito constituido sobre la sustancia de lo que aparece como "mensaje", filosóficamente hablando. Así el carácter histórico de esta novela nos permite ver un posicionamiento filosófico. No importa la época, los hombre buscan en otra parte un mundo mejor para hallar finalmente que otros mundos son iguales. O como lo enuncia Jitrik la historia de América es una historia circular de búsqueda de una sociedad mejor y más justa que acaba por transformarse en una reproducción de aquella misma sociedad que se buscó abandonar. Finalmente el tercer problema afecta a la historia como relato. Si por un lado, la historia ayuda al relato, le otorga un carácter de verdad de hecho ocurrido y cotejable con datos, por otro lado la narración y, podríamos decirlo así, la ficción corroe a la historia y la pone en una situación, al menos incómoda. El crítico que mejor sostiene esto es Echevarria. Para él, lo que ocurre con los relatos de Carpentier es que niegan a la historia al vaciar el acontecimiento de valor real y erigirlo en artificio, en literatura. Pero, a su vez, las continuas y exactas referencias históricas parecen afirmarla nuevamente. La clave que permite disolver esta aparente contradicción está, precisamente, en lo escandalosamente librescas que son esas alusiones. La historia, en la obra de Carpentier, es un vacío, un silencio, que el texto de la narración, sea esta histórica o novelesca, viene a llenar. Por ello, toda alusión en la obra de Carpentier remite a crónicas, a enciclopedias, a bibliotecas; es solo en ellas que existe la historia. De este modo la inclusión de la historia en la novela acaba por incomodarla, por recordarle lo unida que está a la ficción.

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Bibliografía consultada 

Carpentier, Alejo (1986), El reino de este mundo, Barcelona, Seix



Barrial. Echevarría, Roberto (1993), El peregrino en su patria, México,



UNAM. págs. 134-157. --------------------------- (1972), “Semejante a la noche de Alejo



Carpentier”, en MLN, Vol. 87, No. 2, Págs. 272.285. Fonegra Osorio, Claudia (2013), “Alejo Carpentier. De Europa a América. Del surrealismo a lo real maravilloso” en Psicoespacios,



Universidad de Envigado. Rodriguez Monegal, Emir (1971), “Lo real y lo maravilloso en El



reino de este mundo” en Revista Iberoamericana, Yale University. Jitrik, Noé, “Blanco, Negro ¿Mulato? Una lectura de El reino de este mundo de Alejo Carpentier”.