El Narcotrafico en America Latina

EL NARCOTRAFICO EN AMERICA LATINA: HISTORIA, CONSECUENCIAS E IMPACTO. El fenómeno del narcotráfico ha sido uno de los p

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EL NARCOTRAFICO EN AMERICA LATINA: HISTORIA, CONSECUENCIAS E IMPACTO.

El fenómeno del narcotráfico ha sido uno de los problemas más relevantes en el escenario de la historia reciente de América Latina, y en particular con la relación que mantiene con Estados Unidos. Durante la última década del siglo XX aparece de manera destacada en la agenda de dichos países la llamada ‘’ guerra contra las drogas’’. ‘’El narcotráfico supone el comercio de sustancias tóxicas, que engloba la fabricación, distribución, venta, control de mercados, consumo y reciclaje de estupefacientes, adictivos o no, potencialmente dañinos para la salud (conocidos comúnmente como drogas). ’’ El desarrollo del tráfico de drogas en un número creciente de países, constituye uno de los fenómenos más significativos de la reciente historia latinoamericana. Su desarrollo ha estado y sigue estando condicionado por una gran variedad de factores, fuerzas y procesos ya

sean internacionales o nacionales. Existen entrelazamientos e

interacciones de unos países con otros para la reproducción ampliada y modificada de la adicción y el tráfico de drogas. Este fenómeno- proceso se caracteriza por su gran velocidad y su avance permanente e irreversible y sobre todo por las dificultades que tiene el gobierno correspondiente para su control y anulación. La problemática de la drogadicción y el narcotráfico son de historia reciente. El uso de sustancias estimulantes, sin embargo, es una práctica que se despliega a través de milenios, desde tiempos antiguos, la especie humana ha utilizado una gran variedad de sustancias que hoy en día se clasifican como drogas. El narcotráfico también figura en la década de los noventa como un tema relacionado con los sectores sociales y políticos pero durante muchos anos el asunto de las drogas había estado reservado casi exclusivamente en temas de salud u organismos públicos dedicados al combate de la delincuencia. En cambio, en la actualidad se plantea como un problema de seguridad nacional que en diversos países latinoamericanos se reconoce en términos generales como una amenaza a la soberanía nacional y a la seguridad del Estado.

Con el enfoque que se le ha aplicado sobre la seguridad, en América Latina se empieza a examinar cada vez mas como un objeto de análisis con claras connotaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Se puede afirmar que el narcotráfico se presenta como un nuevo y

complejo problema político que padece la región

latinoamericana que a su vez, resulta una inmensa fuente de riquezas y como tal, para su realización es indispensable utilizar fuentes políticas, jurídicas y sociales. De esta manera se alcanzan plenamente sus fines y objetivos: obtener la mayor ganancia posible, por lo mismo, el narcotráfico recurre a la extorsión, la corrupción y la impunidad para fortalecer las condiciones de su propio funcionamiento. Un espacio vital para el desenvolvimiento de esta actividad ha sido principalmente Estados Unidos siendo el número uno en consumo de drogas, en donde se presenta una ganancia de 320,000 millones de dólares anuales, de ahí el surgimiento de la demanda y sus enormes ganancias que impulsan el narcotráfico latinoamericano. En México, Centro, Sudamérica y el Caribe, se encuentran los lugares en los que se cultivan, procesan y trafican grandes cantidades de drogas que se destinan al mercado mundial y es en esas mismas áreas donde operan algunas de las principales redes dedicadas al comercio de drogas que penetran al mercado, convirtiéndolo en un punto importante para el transito ilícito de las mismas. Uno de los cambios más notorios en las dinámicas del narcotráfico latinoamericano en los últimos 10 años ha sido el refuerzo y el avance geográfico de los grupos criminales de México. Mientras que a mediados de la década de los noventa los colombianos todavía dominaban tanto el tráfico como la distribución de cocaína en EEUU, hoy en día tres carteles mexicanos (Sinaloa, Golfo y Tijuana) son los que controlan, según las informaciones de las autoridades estadounidenses, hasta tres cuartos del mercado de la droga en ese país. Los traficantes colombianos empezaron a traspasar las actividades de mayor riesgo a los mexicanos, incluyendo la distribución de la cocaína en Estados Unidos. Por su lado, los carteles mexicanos han establecido bases en Centroamérica donde se encuentran los países productores y donde cooperan con grupos criminales en el tráfico de drogas, armas y personas.

El fortalecimiento de los grupos narcotraficantes mexicanos ha ido de la mano con un alto índice de violencia en el país, en donde se estima que en los primer seis meses de 2008 hubo 2.000 homicidios relacionados con el narcotráfico. “En vez de reducir la violencia, la ‘guerra contra el narcotráfico’ de México ha provocado un incremento dramático de la cantidad de asesinatos, torturas y otros terribles abusos por parte de las fuerzas de seguridad, que sólo contribuyen a agravar el clima de descontrol y temor que predomina en muchas partes del país.” (Vivanco, José Miguel: 2006) Desde el inicio de su mandato el presidente Felipe Calderón lanzo un masivo despliegue militar, policial y de personal de la Procuraduría General de la Nación en contra de los carteles de droga. Su predecesor y compañero del PAN, Vicente Fox, ya había intentado pero no tuvo éxito ya que se rumoraba que necesitaba acabar con la práctica del PRI que se le acusaba de ‘’administrar el narcotráfico’’, lo cual significaba la compenetración de las autoridades municipales y federales, incluida la policía, con la mafia del narcotráfico y crimen organizado. Por otra parte, en la actualidad se observa un aumento del narcotráfico en los países fronterizos con Colombia. Venezuela se ha convertido en una de las principales rutas de transito de cocaína colombiana de alta calidad hacia Europa. Mientras que en Ecuador, Perú y Bolivia se ha observado un incremento en el tráfico ilícito de cocaína, en Argentina, Brasil y Chile se consta de un aumento en la intensidad del negocio y en la producción de cocaína, así también como un mayor consumo de los mismos internamente. En la XX sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Junio de 1998, la comunidad internacional expreso su preocupación por el ‘’problema global de las drogas’’, por lo que la Asamblea General se propuso a erradicar, o al menos disminuirla tanto la producción como el consumo y su tráfico ilícito, por lo que se acordó llevar a cabo en 2003 un primer análisis del progreso alcanzado, que se complementaria en 2008 con una evaluación exhaustiva. De aquí surge la comunidad internacional agrupada en el sistema ONU (UNODOC, Organización Mundial de la

Salud, Comisión de Estupefacientes), que inicio en un largo proceso de evaluación de las políticas contra el narcotráfico. Un simple ejercicio hecho a partir de las cifras oficiales del último World Drug Report (UNODC) de 2012, nos permite demostrar los problemas que tienen las acciones de los países para ‘’terminar con el narcotráfico’’, lo cual no han tenido el impacto deseado y hoy en día el narcotráfico es una industria ilegal que funciona aprovechándose del libre comercio, de la modernidad y la tecnología. Las consecuencias derivadas del tráfico ilícito de drogas tienen un efecto negativo y perjudicial tanto en los países que concurren en el negocio como productores, exportadores, consumidores y los que sirven como rutas a los distintos mercados. En América Latina, los gobiernos de Centroamérica, México y Colombia son incapaces de enfrentar un problema cuyos excedentes generan cifras millonarias superiores a los que pueden gastar para aplicar en su defensa nacional. Los países que tradicionalmente funcionan como productores de droga, paulatinamente van elevando su consumo e iniciando producciones domesticas, ya no solo para exportarlas si no para la demanda interna que atienden. El 19 de octubre de 2011 el ex presidente mexicano Vicente Fox, impartió una conferencia en el Instituto de Cato de Washington, abogando sobre la legalización de las drogas para lo que enfatizo: ‘’mi propuesta es legalizar todas las drogas y su sistema de producción’. Tras la suma de varios políticos a su idea, la ONU expreso: ‘’ni el PNUD ni la ONU tienen posición sobre el tema, pero nos parece legitimo que se empiece a discutir, como han propuesto algunas personalidades, regularizar o legalizar algunas drogas (…) el narcotráfico acabara minando la democracia en América Latina si no se aborda desde el lado de los países consumidores’’. No obstante, teniendo en cuenta las graves consecuencias que conlleva el problema de las drogas al interior de los países, el hecho de cambiar patrones de consumo hacia drogas legales no debe ser una solución absoluta, ya que lejos de buscar un mayor control del consumo por parte del gobierno, se proyectara una guerra contra los carteles de la droga, donde la sociedad será quien cargue con la factura más negativa.

Por otro lado tenemos el impacto económico de este negocio en donde se mostrara a Latinoamérica en un complicado escenario, pues si bien se sabía que tradicionalmente era que los países pobres concurrieran en el negocio de las drogas como centros de producción y tráfico, en los últimos años se ha registrado un aumento y expansión de su consumo que ya no solo incluye a los países subdesarrollados como México, Centro y Caribe, sino que también adhiere a los países del Cono Sur y de África Occidental. Con la liberación de las economías y de los mercados financieros el tráfico ilegal de drogas se extiende por todo el mundo. La disminución de los precios de la cocaína desde los años 90 y la respuesta militar que se ha tenido en contra de las drogas, han acrecentado los conflictos entre los carteles en la lucha de territorios para aumentar su papel en el mercado. Este negocio cuenta con un mercado de primer mundo, por lo que las producciones de los países pobres suelen ser muy rentables para la mano de obra, generando 300,000 empleos para campesinos. Según datos oficiales de la ONU, el mercado de las drogas representa alrededor del 0.8% del PIB de los Estados Unidos; sin embargo para los países de América latina la dependencia aumenta, dejándola sumergida en el ‘’narco’’. Así, el narcotráfico se observa a fines del siglo XX y a principios del XXI como un nuevo mecanismo de poder económico y político que les brinda un nuevo perfil a los países latinoamericanos. La producción y el comercio de drogas que se desarrolla desde nuestra región, cuyo propósito central es exportar sus mercancías al mercado del llamado Primer Mundo, es un elemento que permite comprender de manera más amplia la dinámica en la que están inmersas nuestras actuales formaciones sociales. Tras una década de intentos fallidos por reducir la producción, el tráfico y el consumo de drogas en el mundo, existe ahora una ventana de oportunidad para llevar a cabo un apremiante cambio de política. Es importante que los estados y la comunidad internacional se unan para actuar y afrontar esta problemática con éxito, empezando por asumir realmente el reto y compartir la responsabilidad para su misma solución.