El Mundo de Hielo y Fuego

EL MUNDO DE HIELO Y FUEGO LA HISTORIA NO CONTADA DE PONIENTE Y JUEGO DE TRONOS GEORGE R. R. MARTIN ELIO GARCÍA JR. Y L

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EL MUNDO DE

HIELO Y FUEGO LA HISTORIA NO CONTADA DE PONIENTE Y JUEGO DE TRONOS

GEORGE R. R. MARTIN ELIO GARCÍA JR. Y LINDA ANTONSSON

El Mundo de Hielo y Fuego es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y hechos ocurridos son producto de la imaginación del autor o son usados ficcionalmente. Cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, eventos o locales es una entera coincidencia. Copyright © 2014 by George R. R. Martin All rights reserved.

Published in the United States by Bantam Books, an imprint of Random House, a division of Random House LLC, a Penguin Random House Company, New York.

BANTAM BOOKS and the HOUSE colophon are registered trademarks of Random House LLC. LIBRARY OF CONGRESS CATALOGING-IN-PUBLICATION DATA Martin, George R. R.

The World of Ice & Fire : the Untold History of Westeros and the Game of Thrones / George R.R. Martin, Elio Garcia, and Linda Antonsson.

pages cm — (A song of ice and fire) Includes index.

ISBN 978-0-553-80544-4

eBook ISBN 978-0-345-53555-9 1. Martin, George R. R. Song of ice and fire. 2. Game of thrones (Television program) I. Garcia, Elio. II. Antonsson, Linda. III. Title. PS3563.A7239S5936 2014

813’.6—dc23 2014013093 www.bantamdell.com

Book design by Rosebud Eustace

EQUIPO DE TRADUCTORES Simon Romera Klement Paolo Villanueva Kevin Leon María Camila Meléndez Ricardo Berrios "Caras Teorias Locas Manchada" Lu Hermida Maria Gay Niko Ignacio Ferreyra Luis Alfonso Figueroa Bockelmann Alejandra Martinez Cruz Denisse Brust Klau Correa Guillermo E Lengua Camelo Raúl Vega Mendicuti Y agradecemos la inestimable ayuda de las traducciones del portal: juegodetronos.1foro.com, sin cuyas traducciones esto no hubiera sido posible, o tal vez dentro de un milenio ya que fueron los banderizos a quienes llamamos en tiempos de urgencia. GRACIAS.

La presente es una traducción libre y desinteresada del texto original, sin ánimos de lucro por parte de los traductores, movidos por el mero ánimo de hacer accesible la cultura a personas hispanoparlantes. Todos los derechos pertenecen al autor del libro y los traductores o quien publica esta traducción no tienen responsabilidad alguna sobre el destino que se le dé a la traducción. Recomendamos comprar el original para ayudar a editorial, escritor y a todo lo que implica el realizar un libro.

Bastión de Tormentas

PREFACIO SE DICE con certeza que cada edificio se construye piedra tras piedra, y lo mismo puede decirse del conocimiento, extraído y compilado por muchos hombres instruidos, cada uno de los cuales construye sobre el trabajo de aquellos que les precedieron. Lo que uno de ellos no sabe es sabido por otro, y poco permanece como verdaderamente desconocido si uno busca lo suficiente. Ahora yo, el Maestre Yandel, tomó mi turno como constructor, aportando lo que sé para colocar una piedra más en el gran bastión del conocimiento que ha sido construido a lo largo de los siglos tanto dentro como fuera de los confines de la Ciudadela—un bastión construido por incontables manos que aun llegando antes, y el cual sin duda, continuará creciendo con la ayuda de incontables manos aún por venir. Yo fui un niño huérfano desde mi nacimiento, en el décimo año del reinado del último rey Targaryen, abandonado en una mañana cerca de un tenderete vacío en el Hogar de los Escribas, donde los acólitos practicaban el arte de las letras para aquellos que lo necesiten. El curso de mi vida fue determinado ese día, cuando fui encontrado por un acólito que me llevó ante el Senescal de ese año, el Archimaestre Edgerran. Edgerran, cuyo anillo, barra y máscara eran de plata, completó mi rostro berreante y anunció que yo podría serles de gran utilidad. La primera vez que me dijeron esto de pequeño, lo interpreté como que él había previsto mi destino como maestre; pero tiempo después supe del Archimaestre Ebrose que Edgerran estaba escribiendo un tratado sobre como envolver a los niños y quería confirmar ciertas teorías. Pero por poco prometedor que aquello suene, el resultado fue que me dejaron al cuidado de los sirvientes y recibí la atención ocasional de los maestres. Yo mismo fui criado como un sirviente entre los salones, cámaras y bibliotecas, pero recibí el don de las letras del Archimaestre Walgrave. Así llegue a conocer y amar la Ciudadela y a los caballeros de la mente que protegían su preciosa sabiduría. Deseaba más que nada llegar a ser uno de ellos—leer sobre lugares lejanos y hombres hace mucho muertos, contemplar las estrellas y medir el paso de las estaciones. Y eso hice. Forjé el primer eslabón de mi cadena a los trece, y otros eslabones después de ese. Completé mi cadena e hice el juramento en el noveno año del reinado del Rey Robert, el Primero de su Nombre, y sentí bendecido de seguir en la Ciudadela, para servir a los Archimaestres y ayudarles en todo lo que hicieran. Era un gran honor, pero mi gran deseo era crear una obra propia, un trabajo que tanto hombres humildes como letrados pudieran leer—y leerlo para sus esposas e hijos—de modo que aprendieran sobre cosas tanto buenas como malas, justas e injustas, grandes y pequeñas, y de aquel modo saber más acera del conocimiento que se recoge en la Ciudadela. Así que me puse a trabajar nuevamente en mi forja, para crear contenido valioso acerca de las obras maestras de aquellos maestres fallecidos hace tiempo que me precedieron. Lo que sigue a continuación nació de aquel deseo: una historia de los hechos galantes y malvados, de personajes familiares y extraños, y de las tierras cercanas y las lejanas.

Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.

Construyendo el Muro.

LA EDAD DEL AMANECER NO HAY NADIE que pueda decir con certeza cuándo empezó el mundo, aunque esto no ha detenido a muchos maestres y eruditos de buscar la respuesta. Tiene cuarenta mil años de antigüedad, según algunos, o tal vez un número tan grande como quinientos mil—o ¿quizás más? No está escrito en ningún libro conocido, ya que en la primera edad de este mundo, la Edad del Amanecer, los hombres no conocían las letras. De todas formas, podemos estar seguros de que el mundo era mucho más primitivo, un mundo bárbaro poblado de tribus que vivían directamente de la tierra sin saber cómo trabajar el metal o como adestrar a las bestias. Lo poco que sabemos de aquellos días está contenido en los textos más antiguos: las historias escritas por los Ándalos, los Valyrios y por los Ghiscarios, e incluso por aquellas distantes gentes de la legendaria Asshai. Aun así, por más viejos que fueran estos pueblos letrados, no eran más que niños durante la Edad del Amanecer. Así que las verdades que puedan contener sus historias son difíciles de encontrar, como intentar separar los granos de la paja. ¿Qué podemos decir con certeza sobre la Edad del Amanecer? Las tierras del este estaban inundadas de gente, incivilizadas, ya que todo el mundo lo era, aunque numerosas. Pero en Poniente, desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano, existían solo dos pueblos: los niños del bosque y la raza de criaturas conocidas como gigantes. Poco, y quizás menos, puede ser dicho de los gigantes de la Edad del Amanecer, ya que nadie recopiló sus relatos, sus leyendas, o sus historias. Los Hombres de la Guardia dicen que los salvajes tienen relatos de gigantes viviendo de forma intranquila entre los niños, yendo por donde querían y tomando lo que deseaban. Todos los reportes indican que eran inmensas y poderosas criaturas, pero ingenuas. Reportes de confianza de los exploradores de la Guardia de la Noche, quienes fueron los últimos en ver a los gigantes mientras vivían, afirman que estaban cubiertos por un tupido pelaje, en vez de ser simplemente hombres de gran tamaño, como dicen los cuentos de niños. Existe evidencia considerable de entierros entre los gigantes, como registra "Pasajes de los Muertos" del Maestre Kennet, un estudio de los túmulos y los sepulcros del Norte en su tiempo al servicio de Invernalia, durante el largo reinado de Cregan Stark. De los huesos hallados en el Norte y enviados a la Ciudadela, algunos maestres calculan que el más grande de los gigantes pudo alcanzar los cuatro metros, mientras que otros dicen que tres metros y medio es más cercano a la verdad. Los relatos de los exploradores, hace mucho fallecidos, concuerdan en que los gigantes no construían casa ni confeccionaban vestimentas, y no conocían mejores herramientas o armas además de ramas arrancadas de los árboles.

Los archivos de la Ciudadela contienen una carta del Maestre Aemon, enviada en los primeros años del reinado de Aegon V, informando sobre el relato de un explorador llamado Redwyn, escrito en los días del Rey Dorren Stark. Es el recuento de un viaje a Punta Lorn y la Costa Helada, en el cual se dice que el explorador y sus compañeros pelearon contra los gigantes y comerciaron con los niños del bosque. La carta de Aemon afirmaba que había encontrado muchos de estos relatos en sus búsquedas en los archivos de la Guardia en el Castillo Negro, y los consideró creíbles.

Los gigantes no tenían rey ni señores, no construían hogares excepto en cavernas o bajo árboles altos, y no trabajaban ni el metal ni los campos. Permanecieron como criaturas de la Edad del Amanecer incluso después de que las eras transcurrieran, los hombres se volvieron cada vez más numerosos, y los bosques fueron dominados y reducidos. Ahora los gigantes se han ido incluso de las tierras de Mas-allá-del-Muro, y los últimos informes de su avistamiento tienen más de cien años de antigüedad. E incluso esos son dudosos, historias de los exploradores de la Guardia podrían contar junto a una cálida hoguera. Los niños del bosque eran, en muchos aspectos, lo opuesto a los gigantes. Pequeños como niños pero de piel oscura y hermosa apariencia, vivían de una forma que hoy en día podríamos considerar ordinaria, sin embargo eran menos barbáricos que los gigantes. No trabajaban el metal, pero tenían gran habilidad trabajando la obsidiana (lo que el pueblo llano conoce como vidriagón, mientras que los Valyrios lo conocían por una palabra que significaba "fuego helado") para fabricar herramientas y armas para cazar. No tejían ropas pero tenían talento en la confección de prendas hechas de hojas y corteza de árbol. Aprendieron a hacer arcos de arciano y a construir trampas de hierba, que ambos sexos utilizaban para cazar. Se dice que su música era tan hermosa como ellos, pero lo que cantaban ya no se recuerda, salvo en pequeños fragmentos transmitidos desde días antiguos. "Reyes del Invierno, o las Leyendas y Linajes de los Stark de Invernalia" del Maestre Childer, contiene un fragmento de una balada que supuestamente habla del tiempo en el que Brandon el Constructor buscó la ayuda de los niños mientras construía el Muro. Fue llevado a un lugar secreto para reunirse con ellos, pero al principio no fue capaz de entender su lenguaje, que fue descrito como el sonido de las piedras en un arroyo, o del viento soplando a través de las hojas, o de la lluvia al caer sobre el agua. La forma en que Brandon llegó a comprender el lenguaje de los niños es un relato en sí mismo, y no vale la pena repetirlo aquí. Pero parece ser que su lenguaje se originó, o tomó inspiración de los sonidos que escuchaban a diario. Los dioses que adoraban los niños eran los dioses sin nombre que algún día se convertirían en los dioses de los Primeros Hombres, los innumerables dioses de los ríos, los bosques y las piedras. Fueron los niños quienes tallaron los rostros en los arcianos, tal vez para que sus dioses pudieran observar a sus fieles y sus oraciones. Otros, con poca evidencia, dicen que los verdevidentes—los sabios entre los niños—eran capaces de ver a través de los ojos de los arcianos tallados. La supuesta prueba de ello sería el hecho de que los Primeros Hombres creían en esto. Fue su miedo a que los arcianos los espiaran lo que los llevó a cortar muchos de los árboles tallados y las arboledas de arcianos, para negarles a los niños tal ventaja. Sin embargo, los Primeros Hombres eran menos instruidos de lo que somos ahora, y creían en cosas que sus descendientes actuales no; consideremos "Casado con el Mar, un Relato de la Historia de Puerto Blanco desde sus Primeros Días” del Maestre Yorrick, el cual relata la práctica del sacrificio de sangre para los antiguos dioses. Dichos sacrificios persistieron hasta hace tan poco como cinco siglos atrás, de acuerdo a los relatos de los predecesores del Maestre Yorrick en Puerto Blanco. Esto no quiere decir que los verdevidentes no conocían artes perdidas que pertenecían a los misterios mayores, como ver eventos a gran distancia, o comunicarse a través de medio reino (como hacían los valyrios, los cuales llegarían mucho tiempo después que ellos). Pero tal vez algunas de estas proezas que los verdevidentes poseían, tenían más que ver con charlatanería que con la verdad. Ellos no podían transformarse en bestias, como decían algunos, pero parece ser cierto que eran capaces de comunicarse con los animales de una manera que no podemos conseguir hoy en día. Así es como surgieron las leyendas de cambiapieles y hombres bestia.

Un gigante A decir verdad, son muchas las leyendas sobre cambiapieles, pero la más común— traída desde más-allá-del-Muro por hombres de la Guardia de la Noche, y registradas en el Muro por septones y maestres de siglos anteriores—sostienen que los cambiapieles no solo se comunicaban con las bestias, sino que podían controlarlas al

unir sus espíritus. Aun entre los salvajes, estos cambiapieles eran temidos como hombres antinaturales que podían convocar a los animales para ser sus aliados. Algunos relatos hablan de cambiapieles que se pierden dentro de sus bestias, y otros dicen que los animales podían hablar con voz humana cuando un cambiapieles los controlaba. Pero todos los relatos acuerdan en que los cambiapieles más comunes eran aquellos que controlaban lobos—incluso huargos—y estos tenían un nombre especial entre los salvajes: wargs. Además, las leyendas sostienen que los verdevidentes podían ahondar en el pasado y ver lejos en el futuro. Pero como nuestro aprendizaje nos ha enseñado, los misterios mayores que afirman este poder también afirman que las visiones de los eventos por venir son confusas y a menudo malinterpretadas, algo útil que decir cuando se intenta engañar a los desprevenidos con adivinaciones del futuro. A pesar de que los niños tienen sus propias artes, siempre debemos procurar separar la verdad de la superstición, y el conocimiento debe ser probado y confirmado. Los misterios mayores y las artes mágicas, fueron y están más allá de los límites de nuestra capacidad mortal para entenderlos.

Aunque actualmente es considerado desacreditado, un fragmento de "Historia antinatural" del Septon Barth se ha convertido en fuente de controversias en la Ciudadela. Reclamando haber consultado en los textos que se dice son conservados en el Castillo Negro, el Septon Barth asegura que los niños del bosque podían hablar con los cuervos y hacer que repitieran sus palabras. Según Barth, este misterio mayor les fue enseñado a los Primeros Hombres por los niños para que pudieran transmitir mensajes a gran distancia. Esto fue transmitido, de forma degradada, hasta los maestres de hoy en día, quienes ya no saben cómo hablar con estas aves. Es cierto que nuestra orden entiende el lenguaje de los cuervos… pero esto supone los propósitos básicos de sus graznidos y ronquidos, sus signos de miedo e ira, y las formas en las que ellos muestran su disposición para aparearse o su falta de salud. Los cuervos están entre los pájaros más inteligentes, pero no son más listos que los niños pequeños, y son considerablemente menos capaces de poseer un verdadero lenguaje, fuera lo que fuera que el Septon Barth pueda haber creído. Unos pocos maestres, dedicados al eslabón de acero valyrio, han dicho que Barth estaba en lo cierto, pero ninguno ha sido capaz de probar sus afirmaciones respecto a la comunicación entre cuervos y hombres.

Sin importar la veracidad de sus artes, los niños fueron guiados por los verdevidentes, y no cabe duda de que en algún momento se los pudo encontrar desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano. Erigieron sus casas con sencillez, sin construir fuertes, ni castillos, ni ciudades. En lugar de esto, vivían en los bosques, en chozas sobre los pantanos y ciénagas, y hasta en cavernas y colinas huecas. Se dice que, en los bosques, construyeron refugios de hojas y juncos sobre las ramas de los árboles, "ciudades" secretas entre los árboles.

Un niño del bosque

Durante mucho se ha creído que hacían esto para protegerse de predadores como los huargos o los gatosombras, contra los que sus simples armas de piedra—y hasta sus alardeados verdevidentes—no podían hacer nada. Pero otras fuentes niegan esto, afirmando que sus mayores enemigos eran los gigantes, tal como insinúan los relatos contados en el Norte, y como probablemente fue probado por el Maestre Kenneth en su estudio de los túmulos cerca del Lago Largo—la tumba de un gigante con puntas de flecha de obsidiana encontrados entre las sus costillas. Trae a la mente una transcripción de una canción salvaje en la "Historia de los Reyes de Mas-Allá-delMuro" del Maestre Herryk, con respecto a los hermanos Gendel y Gorne. Ellos fueron llamados a mediar en una disputa entre un clan de niños y una familia de gigantes sobre la posesión de una caverna. Se dice que Gendel y Gorne resolvieron el asunto a través de engaños, haciendo que ambas partes renunciaran a cualquier deseo sobre la caverna, después de que los hermanos descubrieran que esta era parte de una cadena de cavernas mucho más grande que en algún punto pasaba por debajo el Muro. Pero teniendo en cuenta que los salvajes no eran letrados, sus tradiciones deben ser vistas con cierta dosis de escepticismo. Sin embargo, las bestias de los bosques y los gigantes eventualmente se unieron a causa de otro, aun mayor peligro.

Surge la posibilidad de que una tercera raza haya habitado los Siete Reinos en la Edad del Amanecer, pero es tan especulativa que sólo necesita ser tratada con brevedad. Entre los hombres del hierro, se dice que los primeros de los Primeros Hombres que llegaron a las Islas del Hierro encontraron la famosa Silla de Piedramar en Viejo Wyk, pero las islas estaban deshabitadas. De ser cierto esto, la naturaleza y origen de los creadores de la silla son un misterio. El Maestre Kirth, en su colección de leyendas sobre los hombres del hierro "Canciones que cantan los Hombres Ahogados", sugiere que la silla fue dejada por visitantes venidos desde el otro lado del Mar del Ocaso, pero no hay evidencias de esto, tan sólo son especulaciones.

LA LLEGADA DE LOS PRIMEROS HOMBRES DE ACUERDO A los informes más prestigiosos de la Ciudadela, hace entre ocho mil a doce mil años, en los confines meridionales de Poniente, un nuevo pueblo cruzó la franja de tierra que unía el Mar Angosto y conectaba las tierras orientales con las tierras donde los niños y los gigantes vivían. Fue aquí cuando los Primeros Hombres llegaron a en Dorne a través del Brazo Roto, que en ese entonces aún no estaba roto. El por qué estas personas dejaron su tierra natal es totalmente desconocido, pero cuando llegaron lo hicieron en cantidad. Miles entraron y comenzaron a establecerse en las tierras, y con el paso de las décadas, se fueron estableciendo cada vez más hacia el norte. Los cuentos que tenemos de aquellos días de migración no son confiables, porque sugieren que, en unos pocos años, los primeros hombres lograron moverse más allá del Cuello e incluso en el Norte. Sin embargo, en realidad, habría tomado décadas, sino siglos, para que esto ocurriese. No obstante, lo que sí parece ser cierto de todos los cuentos es que los Primeros Hombres pronto entraron en conflicto con los niños del bosque. A diferencia de los niños, los Primeros Hombres cultivaban la tierra y levantaron fuertes circulares y

aldeas. Y al hacerlo, talaron los arcianos, incluyendo aquellos con rostros tallados, y fue por esto que los niños les atacaron, lo que llevó a cientos de años de guerra. Los Primeros Hombres—que habían traído consigo otros dioses, caballos, ganado y armas de bronce—eran también más grandes y fuertes que los niños, por lo que representaban una amenaza significativa. Los cazadores entre los niños—sus danzarines del bosque—se convirtieron también en sus guerreros, pero todas sus artes secretas sobre los árboles y las hojas, no pudieron hacer nada más que retrasar el avance de los Primeros Hombres. Los verdevidentes emplearon sus artes, y lo cuentos dicen que podían llamar a las bestias de los pantanos, los bosques y los cielos para que lucharan por ellos: lobos huargo y monstruosos osos de las nieves, leones de las cavernas y águilas, mamuts y serpientes, y muchos más. Pero los Primeros Hombres resultaron demasiado poderosos, y se dice que los niños se vieron forzados a tomar acciones desesperadas.

Un arciano tallado Las leyendas dicen que las grandes inundaciones que rompieron el puente de tierra que ahora es el Brazo Roto y convirtieron al cuello en un pantano fueron la obra de los verdevidentes, quienes se reunieron en Foso Cailin para llevar a cabo su magia oscura. Sin embargo, algunos discuten esto: los Primeros Hombres ya estaban en Poniente cuando esto ocurrió, y detener las invasiones provenientes del este no hizo más que ralentizar su avance. Además, tales poderes estaban más allá de lo que se decía que los verdevivientes tradicionalmente han sido capaces de hacer… y hasta esos cuentos parecen exagerados. Es más probable que las inundaciones del Cuello y la ruptura del Brazo fueran eventos naturales, posiblemente causados por un hundimiento natural de la tierra. Es bien sabido lo que ocurrió en Valyria, y en las Islas del Hierro, el castillo de Pyke se asienta sobre pilares de piedra que fueron en alguna ocasión parte de una isla más grande, antes de segmentos de la misma se derrumbaran en el mar. En cualquier caso, los niños del bosque pelearon tan ferozmente como los Primeros Hombres para defender sus vidas. Inevitablemente, la guerra se extendió por generaciones, hasta que al final los niños entendieron que no podrían ganar. Los Primeros Hombres, quizás cansados de la

guerra, también querían ponerle fin al conflicto. Los más sabios de ambas razas se hicieron oír, y los jefes, héroes y gobernantes de ambos bandos se reunieron en la isla del Ojo de Dioses para llevar a cabo un Pacto. Renunciando a todas las tierras de Poniente salvo por los espesos bosques, los niños obtuvieron de los primeros hombres la promesa de que ellos ya no volverían a talar sus arcianos. Se tallaron rostros en todos los arcianos de la isla en la cual el Pacto fue forjado de forma que los dioses pudieran atestiguarlo, y se formó la orden de los hombres verdes para atender a los arcianos y proteger la isla.

Los niños del bosque y los Primeros Hombres llevando a cabo el Pacto.

Con el pacto, la Edad del Amanecer del mundo llegó a su fin y la Edad de los Héroes le sucedió.

No está claro si los hombres verdes aún sobreviven en su isla, aunque hay relatos ocasionales de algún joven temerario señor de los ríos que toma un bote hacia la isla para observarlos antes de los vientos los desvíen o una bandada de cuervos lo termine alejando. Los cuentos de niños afirman que ellos poseen cuernos y tienen la piel de un color verde muy oscuro, pero esto es una corrupción de la probable verdad, ya que los hombres verdes llevaban prendas de color verde y tocados astados.

LA EDAD DE LOS HÉROES LA EDAD DE LOS HÉROES duró miles de años, en los cuales reinos florecieron y se marchitaron, casas nobles fueron fundadas y se extinguieron, y grandes hazañas fueron llevadas a cabo. Sin embargo, lo que realmente sabemos de esos antiguos tiempos es poco más de lo que sabemos de la Edad del Amanecer. Las historias que tenemos ahora son producto del trabajo de septones y maestres quienes las escribieron miles de años después de sucedieran los hechos—no obstante, a diferencia de los niños del bosque y los gigantes, los Primeros Hombres de la Edad de los Héroes dejaron atrás algunas ruinas y antiguos castillos que pueden corroborar parte de estas leyendas, y existen algunos monumentos en los túmulos y en otras partes marcados con sus runas. Es a través de estos restos que podemos empezar a desentrañar la verdad oculta en los cuentos. Lo que es comúnmente aceptado de la Edad de los Héroes es que comenzó con el Pacto y se extendió por de miles de años en los cuales los Primeros Hombres y los niños vivieron de forma pacífica entre ellos. Con tanta tierra a su disposición, los Primeros Hombres por fin tuvieron espacio para expandirse. Desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano, los Primeros Hombres gobernaron desde sus fuertes circulares. Los reyes menores y los señores poderosos proliferaron, pero con el tiempo algunos demostraron ser más fuertes que el resto, plantando las semillas de los reinos que son los ancestros de los Siete Reinos que conocemos hoy en día. Los nombres de los reyes de esos reinos primitivos están envueltos en leyenda, y los cuentos que afirman que sus reinados individuales duraron cientos de años deben ser entendidos como errores y fantasías introducidos por otros en los días posteriores. Nombres tales como Brandon el Constructor, Garth Manoverde, Lann el Astuto y Durran Pesardedioses son figuras destacadas de esta era, pero es probable que sus leyendas contengan menos verdad que fantasía. En otro lugar, me esforzaré por discernir los granos de verdad entre la paja, pero por ahora es suficiente con reconocer estos cuentos. Y además de los legendarios reyes y los cientos de reinos de los cuales nacieron los Siete Reinos, historias tales como las de Symeon Ojos de Estrella, Serwyn del Escudo Espejo, y otros héroes se convirtieron en pasto tanto para septones como para bardos. ¿Tales héroes alguna vez existieron? Podría ser. Pero cuando los bardos cuentan a Serwyn del Escudo Espejo como un miembro de la Guardia Real—una institución que fue formada durante el reinado de Aegon el Conquistador—podemos ver porque es que pocos de estos cuentos pueden ser considerados verdaderos. Los primeros septones que escribieron sobre ellos tomaron los detalles que les convenían y añadieron otros, y los

bardos los cambiaron—algunas veces más allá de todo parecido—con tal de obtener un lugar en el cálido salón de algún señor. De tal manera que algunos de los Primeros Hombres hace mucho tiempo fallecidos se convirtieron en caballeros que seguían la Fe de los Siete y protegían a los reyes Targaryen miles de años después de que haber existido (si es que en verdad lo hicieron). Son incontables las legiones de niños y jóvenes que son engañados con estos cuentos tontos sobre la historia pasada de Poniente.

Es mejor recordar que cuando hablamos de esos legendarios fundadores del reino, hablamos simplemente de algunos dominios primitivos—generalmente centrados en un gran asentamiento, como Roca Casterly o Invernalia—que con el tiempo incorporaron más tierras y poder a sus dominios. Si Garth Manoverde alguna vez gobernó sobre lo que él afirmaba era el Reino del Dominio, es probable que su mandato no se extendiera más allá de quince días de marcha desde los salones de su castillo. Pero es desde estos pequeños dominios de donde surgieron los más poderosos reinos que llegaron a dominar Poniente en los milenios siguientes.

Un fuerte circular en ruinas de los Primeros Hombres.

LA LARGA NOCHE A MEDIDA QUE LOS PRIMEROS HOMBRES establecían sus reinos tras el Pacto, poco les preocupaba a excepción de sus propias peleas y guerras, o al menos eso nos dicen las historias. Es también de estas historias de donde aprendemos sobre la Larga Noche, cuando llegó una estación de invierno que duró una generación—una generación en la cual los niños nacían, crecían y llegaban a la adultez, y en muchos casos morían sin llegar a ver la primavera. De hecho, algunos de los cuentos más antiguos dicen que nunca llegaron a ver la luz del día, así de terrible fue el invierno que cayó sobre el mundo. Mientras que esto último podría no ser más que fantasía, el hecho de que algún tipo de cataclismo tuviera lugar hace muchos miles de años parece ser cierto. Lomas Pasolargo, en sus “Maravillas creadas por el Hombre”, relata haberse reunido con

descendientes de los Rhoynar en las ruinas de la ciudad festiva de Chroyane, quienes tenían cuentos de una oscuridad que hizo que el Rhoyne menguara y despareciera, sus hacia se congelaron incluso tan al sur como en la unión con el Selhoru. De acuerdo a esos cuentos, el sol tan sólo regreso cuando un héroe convenció a los múltiples hijos de la Madre Rhoyne—dioses menores como el Rey Cangrejo y el Viejo Hombre del Rio—de dejar a un lado sus disputas y unirse para cantar una canción secreta que trajo de vuelta al día. También está escrito que existen anales en Asshai sobre tal oscuridad, y sobre un héroe que la combatió usando una espada roja. Se dice que sus hazañas se realizaron antes del surgimiento de Valyria, en la edad temprana cuando el Viejo Ghis recién empezaba a formase como un imperio. Esta leyenda se ha extendido al oeste de Asshai, los seguidores de R’hllor afirman que este héroe fue llamado Azor Ahai, y profetizan su regreso. En el “Compendio Jade”, Colloquo Votar relata una curiosa leyenda de Yi Ti, la cual establece que el sol ocultó su rostro del mundo por una eternidad, avergonzado por algo que nadie pudo descubrir, y que ese desastre fue evitado tan sólo por las hazañas de una mujer con cola de mono.

A pesar de que durante mucho tiempo la Ciudadela ha buscado aprender la manera de predecir la duración y el cambio de las estaciones, todos sus esfuerzos han resultado en vano. El septon Barth parece argumentar, en un tratado fragmentario, que la inconstancia de las estaciones era una materia de las artes mágicas más que del conocimiento confiable. “Medición de los Días” del maestre Nicol—de otra manera, un trabajo loable que contiene cosas de mucha utilidad—parece influenciado por este argumento. Basado en su estudio sobre el movimiento de las estrellas en el firmamento, Nicol sostiene de forma muy convincente que las estaciones podrían haber tenido, en el pasado, una duración regular, determinada únicamente por la forma en la cual el mundo se coloca respecto al sol en su curso celestial. La idea detrás de este argumento parece ser cierta—que el alargamiento y acortamiento de los días, si hubiese sido más regular, hubiera llevado a estaciones más regulares—pero fue incapaz de encontrar evidencia de que aquel hubiera sido el caso, salvo lo que decían los antiguos cuentos.

No obstante, si este cruel invierno tuvo lugar como lo describen los cuentos, la miseria que debió haber provocado de seguro fue un espectáculo atroz. Durante los inviernos más duros, entre los norteños, es costumbre que los más viejos y los enfermos digan que van a salir de cacería—sabiendo muy bien que nunca regresaran pero dejando así un poco más de comida para aquellos con más probabilidades de sobrevivir. Sin duda esta práctica era común durante la Larga Noche. Sin embargo, existen otros cuentos—más difíciles de dar crédito pero aún más importantes en las viejas historias—sobre criaturas conocidas como los Otros. De acuerdo con esos cuentos, ellos venían de las congeladas Tierras del Eterno Invierno, trayendo consigo el frío y la oscuridad buscando extinguir toda luz y calidez. Los cuentos dicen que montaban monstruosas arañas de hielo y los caballos de los muertos, resucitados para servirles, así como que también resucitaban a los hombres muertos para que peleen por ellos.

Los Otros montados en arañas de hielo y caballos muertos, como afirman las leyendas. El cómo llegó a su fin la Larga Noche es materia de leyendas, así como todas las cuestiones del pasado parecen serlo. En el Norte, hablan de un último héroe quien buscó la intercesión de los niños del bosque, sus compañeros lo abandonaron o murieron uno tras otro mientras se enfrentaban a gigantes hambrientos, sirvientes del frío, y a los mismos Otros. Sólo, al final, llegó donde los niños, a pesar de los esfuerzos de los caminantes blancos, y todos los cuentos coinciden en que este fue un momento decisivo. Gracias a los niños, los primeros hombres de la Guardia de la Noche, se unieron y fueron capaces de pelear—y ganar—la Batalla por el Amanecer: la última batalla que acabó con el invierno sin fin y envió a los Otros de regreso al norte congelado. Ahora, seis mil años después (u ocho mil como propone “Historia Verdadera”), el Muro, construido para defender los reinos de los hombres aún esta al mando de las hermanos juramentados de la Guardia de la Noche, y ni los Otros ni los niños han sido vistos en muchos siglos.

“Las Mentiras de los Antiguos” del Archimaestre Fomas—aunque poco apreciada en estos días por sus afirmaciones erróneas sobre la fundación de Valyria y ciertos reclamos limítrofes en el Dominio y las tierras de Occidente—especula que los Otros de las leyendas no fueron más que una tribu de los Primeros Hombres, ancestros de los salvajes, que se habían establecido en el lejano norte. A causa de la Larga Noche, esos primitivos salvajes se vieron obligados a comenzar una ola de conquistas hacia el sur. El que se conviertan en monstruos en los relatos contados posteriormente, según Fomas, refleja el deseo de la Guardia de la Noche y los Stark de darse una identidad más heroica como salvadores de la humanidad, y no simplemente como los vencedores de una lucha sobre el dominio de sus tierras.

Los Señores dragón de Valyria.

EL ASCENSO DE VALYRIA MIENTRAS PONIENTE SE RECUPERABA de la Larga Noche, un nuevo poder nacía en Essos. El vasto continente, extendiéndose desde el Mar Angosto hasta el legendario Mar de Jade y el lejano Ulthos, parece ser el lugar donde la se desarrolló la civilización como la conocemos. La primera de estas (sin considerar las dudosas afirmaciones de Qarth, las leyendas de Yi Ti del Gran Imperio del Amanecer, y las dificultades al buscar cualquier rastro de verdad en los cuentos de la legendaria Asshai) tenía sus raíces en el Viejo Ghis: una ciudad construida sobre la esclavitud. El legendario fundador de la

ciudad, Grazdan el Grande, sigue siendo tan reverenciado que los hombres de las familias esclavistas con frecuencia son nombrados como él. Grazdan fue quien, según las más viejas historias de los Ghiscaris, fundó las legiones de marcha sincronizada, con sus altos escudos y sus tres lanzas, las cuales fueron las primeras en pelear como cuerpos disciplinados. El Viejo Ghis y su ejército procedieron a colonizar sus alrededores, luego, ejerciendo presión, subyugaron a sus vecinos. Así fue que el primer imperio nació, y por varios siglos reinó con supremacía. Fue en la gran península al otro lado de la Bahía de los Esclavos donde se originaron aquellos que pusieron fin al imperio del Viejo Ghis—aunque no del todo. Allí, resguardados entre las montañas volcánicas conocidas como los Catorce Fuegos, fueron los Valyrios, quienes aprendieron a domar a los dragones y a convertirlos en las armas de guerra más temibles que el mundo jamás ha visto. Los relatos que los Valyrios contaban de sí mismos decían que ellos descendían de los dragones y eran parientes de los que controlaban.

En fragmentos de “Historia Antinatural” de Barth, el septon parece haber considerado varias leyendas examinando el origens de los dragones y como estos llegaron a ser controlados por los Valyrios. Los Valyrios afirmaban que los dragones brotaron como los hijos de las Catorce Llamas, mientras que en Qarth los cuentos manifiestan que una vez existió una segunda luna en el cielo. Un día esta luna fue calentada por el sol y se rompió como un huevo, y un millón de dragones brotaron de ella. En Asshai, los relatos son variados y confusos, pero algunos textos—todos muy antiguos—afirman que los dragones llegaron de la Sombra, un lugar donde todo nuestro conocimiento nos falla. Estas historias de Asshai dicen que un pueblo, tan antiguo que no tenía nombre, fue el primero en domar a los dragones en la Sombra y los llevaron a Valyria, donde les enseñaron a los Valyrios sus artes antes de desaparecer de los anales de la historia. Sin embargo, si estos hombres de la Sombra fueron los primeros en domar a los dragones, ¿por qué no conquistaron el mundo como hicieron los valyrios? Lo más probable es que el relato Valyrio sea el verdadero. Pero también hubo dragones en Poniente, mucho antes que llegaran los Targaryen, como nuestras propias leyendas e historias nos dicen. Si los dragones en verdad surgieron de las Catorce Llamas, deben haberse extendido por gran parte del mundo conocido antes de que fueran domados. Y, en efecto, existe evidencia de esto, ya que se han encontrado huesos de dragón tan al norte como en Ib, e incluso en las junglas de Sothoryos. Pero los Valyrios los entrenaron y dominaron como nadie más pudo.

La gran belleza de los Valyrios—con su cabello color plata o dorado y ojos en tonalidad de color púrpura no encontrados entre otras razas del mundo—es bien conocida, y a menudo presentada como una prueba de que los Valyrios no eran completamente de la misma sangre que otros hombres. Aunque, hay maestres quienes señalan que, mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una característica deseable, y que poblaciones en aislamiento con frecuencia pueden mostrar notables variaciones que podrían considerarse fuera de lo común. Esto puede ser una respuesta más probable para el misterio de los orígenes Valyrios, aunque esto no explica la afinidad con los dragones que aquellos con sangre Valyria claramente tenían. Los Valyrios no tuvieron reyes, en lugar de eso se llamaron el Feudo Franco porque todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo de entre ellos mismos, y por un periodo limitado de tiempo. No era frecuente que Valyria fuera gobernada por una sola familia del Feudo aunque tampoco era del todo imposible.

Las cinco grandes guerras entre el Feudo Franco y el Viejo Ghis cuando el mundo aún era joven, son materia de leyendas—enfrentamiento que siempre terminaron con la victoria de los Valyrios sobre los Ghiscaris. Fue durante la quinta y última guerra que el Feudo Franco decidió asegurase de que no existiera una sexta guerra. Las antiguas murallas adoquinadas del Viejo Ghis, levantadas en tiempos antiguos por Grazdan el Grande, fueron arrasadas. Las colosales pirámides, templos y hogares cedieron ante las llamas de dragón. Los campos fueron sembrados con sal, cal y cráneos. Muchos de los Ghiscaris fueron asesinados, y muchos otros fueron esclavizados y perecieron trabajando para sus conquistadores. Así los Ghiscaris se convirtieron en parte del nuevo imperio Valyrio, y con el tiempo olvidaron la lengua que hablaba Grazdan, aprendiendo en su lugar el Alto Valyrio. Así fue como unos imperios cayeron y en su lugar surgieron otros.

Ahora queda muy poco de lo que alguna vez fue el orgulloso imperio del Viejo—un par de ciudades que se aferran como llagas a la Bahía de los Esclavos y otra que pretende ser el Viejo Ghis renacido. Después de que la Maldición llegará a Valyria, las ciudades de la Bahía de los Esclavos fueron capaces de liberarse del último de los grilletes Valyrios, gobernándose a sí mismos en verdad en vez de hacerlo sólo en apariencia. Y los Ghiscaris restante rápidamente restablecieron su comercio de esclavos—aunque donde alguna vez los ganaban por conquista, ahora tan sólo los compraban y reproducían. Una vieja rima dice “con adoquines y sangre se construyó Astapor, y con adoquines y sangre su gente”, refiriéndose a las murallas adoquinadas de la ciudad y la sangre derramada por los miles de esclavos quienes vivieron, trabajaron y murieron construyéndolas. Gobernada por hombres quienes se llamaban a sí mismos como los Bondadosos Amos, Astapor es mejor conocida por la creación de los esclavos soldados eunucos llamados Inmaculados—hombres criados desde su niñez para convertirse en feroces guerreros incapaces de sentir dolor. Los Astaporis pretenden que son las legiones de marcha sincronizada del Viejo Imperio renacidas, pero aquellos hombres eran libertos, y los Inmaculados no lo son. De Yunkai, la ciudad amarilla, poco necesita decirse, pues es un lugar con aún peor reputación. Los hombres que la gobiernan se llaman a sí mismos los Sabios Amos, están inmersos en la corrupción, vendiendo esclavas de cama, niños prostitutos y cosas peores. La más formidable de las ciudades en la Bahía de los Esclavos es la antigua Meereen, pero a diferencia del resto, es un lugar en ruinas, su población es una fracción de lo que alguna vez albergó el Viejo Imperio en sus tiempos de gloria. Sus murallas de adoquines multicolores contienen sufrimiento sin fin, ya que los Grandes Amos de Meereen entrenan esclavos para pelear y morir para su entretenimiento en las sangrientas arenas de lucha. Se sabe que las tres ciudades pagan tributos a los khalasars que las visitan en vez de enfrentarlos en batalla abierta, pues los dothrakis les proveen muchos de los esclavos que los Ghiscaris entrenan y venden —esclavos tomados de sus conquistas y vendidos en los mercados de carne de Meereen, Yunkai y Astapor. La más importante de las ciudades Ghiscaris es también la más pequeña y la más joven, y no menos presta a la grandeza: Nuevo Ghis, legada en su isla y en sus propias costumbres. Ahí, los Amos han formado legiones de hierro a semejanza de las legiones del Viejo Ghis, pero a diferencia de los Inmaculados, estos son hombres libres, como lo fueron los soldados del Viejo Imperio.

La caída del Viejo Ghis

LAS HIJAS DE VALYRIA LOS VALYRIOS APRENDIERON algo deplorable de los Ghiscari: la esclavitud. Los Ghiscari que ellos conquistaron fueron los primeros en ser esclavizados, pero no los últimos. Las montañas ardientes de los Catorce Fuegos eran ricas en minerales, y los Valyrios los anhelaban: cobre y estaño para el bronce de sus armas y monumentos; también hierro para el acero de sus legendarias espadas; y como siempre, también oro y plata para pagarlo todo.

Las propiedades del acero Valyrio son bien conocidas, y son el resultado tanto de plegar el hierro varias veces para balancearlos y remover las impurezas, y el uso de hechizos—o al menos artes que nosotros no conocemos—para darle una fuerza supernatural al acero resultante. Esas artes ahora se han perdido, aunque los herreros de Qohor afirman aún conocer los hechizos para reforjar el acero Valyrio sin que éste pierda su fuerza o su capacidad inigualable para mantener el filo. Las espadas de acero Valyrio que quedan en el mundo pueden contarse por miles, pero en los Siete Reinos hay solo 227 de tales armas según “Inventarios” del Archimaestre Thurgood, desde entonces algunas se han perdido o han desaparecido de los anales de la Historia.

Nadie puede decir cuántos perecieron, trabajando en las minas Valyrias, pero ciertamente el número es tan grande que desafía la comprensión. A medida que Valyria crecía, también lo hacía su necesidad de minerales, lo que los llevó a más conquistas para mantener sus minas abastecidas de esclavos. Los Valyrios se expandieron en todas las direcciones, extendiéndose hacia el este, más allá de las ciudades Ghiscari y al oeste, hasta los confines de Essos, donde ni siquiera los Ghiscari habían hecho incursiones. Esta primera incursión del nuevo imperio fue de suma importancia para Poniente y para el futuro de los Siete Reinos. Mientras Valyria buscaba conquistar más y más

tierras y pueblos, algunos huyeron buscando seguridad, liberándose del yugo Valyrio. En las costas de Essos, levantaron ciudades, que conocemos hoy en día como Ciudades Libres. Sus orígenes fueron muy diversos. Qohor y Norvos fueron fundados siguiendo cismas religiosos. Otras, como la Antigua Volantis y Lys, fueron las primeras colonias mercantes de importancia, fundadas por mercaderes adinerados y nobles quienes compraron el derecho para gobernarse a sí mismos como clientes del Feudo Franco y no como sus súbditos. Estas ciudades prefirieron elegir a sus propios líderes en vez de recibir arcontes provenientes de Valyria (a menudo montados en dragones) para supervisarlos. En algunas historias se afirma que Pentos y Lorath eran de un tercer tipo—ciudades que ya existían antes de que los Valyrios llegaran, cuyos gobernantes pagaban tributos a Valyria y por tanto mantenían su derecho a gobernarse. En estas ciudades, la afluencia de sangre Valyria llegó mediante emigrantes del Feudo Franco, o a través de matrimonios políticos utilizados para consolidad los vínculos entre estas ciudades y Valyria. Sin embargo, la mayoría de las historias que recuentan esto utilizan como fuente a “Antes de los Dragones” de Gessio Haratis. Haratis era de Pentos, y en ese tiempo, Volantis amenazaba con restaurar el imperio Valyrio bajo su control, así que la idea de una Pentos independiente con orígenes alejados de Valyria hubiera sido de mayor conveniencia política. No obstante, es evidente que Braavos era única entre todas las Ciudades Libres, ya que no fue fundada por voluntad del Feudo, ni por sus ciudadanos, sino por sus esclavos. Según los relatos de los Bravoosi, una gran flota esclavista que había estado recolectando tributos humanos en las tierras del Mar del Verano y del Mar de Jade, fue víctima de un levantamiento de esclavos; el éxito de éste levantamiento sin duda dependió del hecho de que los Valyrios solían usar esclavos como remeros, e incluso como marineros, y estos hombres terminaron uniéndose a la revuelta. Tomando control de la flota pero dándose cuenta de que no había ningún lugar cercano en el cual esconderse del Feudo, los esclavos decidieron buscar una tierra alejada de Valyria y de sus súbditos, y a escondidas fundaron su propia ciudad. La leyenda dice que las Cantantes Lunares (o Bardos Lunares) profetizaron que la flota debía viajar al lejano norte, a un rincón desolado de Essos—un lugar de marismas, aguas salobres y neblinas. Allí, los esclavos empezaron a sentar las bases de su ciudad. Por siglos, los Braavosi permanecieron ocultos del mundo en su remota laguna. Y aún Después de revelarse, Braavos siguió siendo conocida como la Ciudad Secreta. Los Bravoosi eran un pueblo que no era un solo pueblo: decenas de razas, cientos de lenguas, y cientos de dioses. Todos tenían en común el lenguaje Valyrio, que se convirtió en el idioma de comercio en Essos, y el hecho de que ahora eran libres, cuando antes habían sido esclavos. Las Cantantes Lunares fueron honradas guiarlos a su ciudad, pero los más sabios entre los esclavos libertos determinaron que, para unificarse, debían aceptar todos los dioses que los esclavos habían traído consigo, sin honrar a ninguno con preferencia sobre el resto. En resumen, hoy en día se desconoce el número de pueblos que cayeron ante Valyria. Los reportes que los Valyrios mantenían de sus conquistas fueron completamente destruidos durante la Maldición, y muy pocos de estos pueblos documentaron sus propias historias de un modo que sobrevivieran al dominio del Feudo Franco.

Los fuegos de las Catorce Flamas fluyendo a través de Valyria, combustible de la magia de los piromantes. Algunos pocos, como los Rhoynar, resistieron su avance durante siglos, incluso milenios. Se decía que los Rhoynar, quienes fundaron grandes ciudades a lo largo del Rhoyne, fueron los primeros en aprender a trabajar el hierro. Además, la confederación de ciudades posteriormente conocida como el Reino de Sarnor sobrevivió la expansión Valyria gracias a la gran llanura que separaba a unos de los otros… pero esa llanura y la gente que la ocupaba—los Dothraki o Señores de los Caballos—fueron el origen de la caída de Sarnor después de la Maldición.

De la historia de Valyria como es conocida hoy en día, muchos volúmenes han sido escritos durante los siglos, y los detalles de sus conquistas, sus colonizaciones, los feudos de los Señores Dragón, los dioses que adoraban, y más, podrían llenar bibliotecas y aun así estar incompletos. “Los Fuegos del Feudo Franco” de Galendro es considerado la historia más completa de Valyria, y aún de este, a la Ciudadela le faltan veintisiete de sus pergaminos.

Y aquellos que querían ser esclavos, pero eran incapaces de resistir ante el poderío de Valyria, huyeron. Muchos fracasaron y fueron olvidados. Pero un pueblo, alto y de cabello rubio, valiente e indomable gracias a su fe, tuvo éxito en su escape de Valyria. Y aquellos hombres fueron los Ándalos.

LA LLEGADA DE LOS ÁNDALOS LOS ÁNDALOS SE OGIRINARON en las tierras de El Hacha, al noreste de donde ahora se ubica Pentos, aunque por muchos siglos fueron un pueblo migratorio que no permanecía en un sólo lugar por demasiado tiempo. Desde el corazón de El Hacha—un gran espolón de tierra rodeado por el Mar de los Escalofríos—ellos viajaron al suroeste para forjar Andalia: el antiguo reino que los Ándalos gobernaron antes de cruzar el Mar Angosto. Andalia se extendía desde El Hacha hasta lo que ahora es la Costa Braavosi, y al sur hasta las Llanuras y las Colinas de Terciopelo. Los Ándalos trajeron consigo armas de hierro y armaduras de placas de hierro, contra los cuales las tribus que habitaban estas tierras no pudieron hacer nada. Una de estas tribus era la de los hombres peludos; su nombre ha sido olvidado, pero aún se recuerdan en ciertas historias Pentoshi. (Los Pentoshi creían que estaban emparentados con los hombres de Ib, y las historias de la Ciudadela concuerdan, aunque algunos argumentan que los hombres peludos se establecieron en Ib, y otros dicen que los hombres peludos llegaron desde Ib.) El hecho de que los Ándalos forjaran el hierro ha sido tomado por algunos como prueba de que los Siete los guiaban—que el Herrero mismo les enseño este arte—y así lo enseñan los textos sagrados. Pero los Rhoynar ya eran una civilización avanzada en ese entonces, y ellos también sabían del hierro, así que tan sólo hace falta revisar un mapa para darse cuenta que los primeros Ándalos deben haber tenido contacto con los Rhoynar. El Olas Oscuras y el Noyne yacen directamente en el trayecto de la migración de los Ándalos, y según el historiador norvoshi Doro Golanthis aún existen restos de asentamientos Rhoynar en Andalia. Y no sería la primera vez que los hombres aprendieran a trabajar el hierro de los Rhoynar; se dice que los Valyrios también aprendieron el arte de ellos, aunque los Valyrios eventualmente los superaron. Durante miles de años los Ándalos moraron en Andalia, haciéndose cada vez más numerosos. En el más antiguo de los libros sagrados, “La Estrella de Siete Puntas”, se dice que los Siete caminaban entre su gente en las colinas de Andalia, y que fueron ellos quienes coronaron a Hugo de la Colina y le prometieron a él a sus descendientes grandes reinos en una tierra lejana. Esto es lo que los septones y septas enseñan como la razón por la cual los Ándalos dejaron Essos y marcharon rumbo al oeste hacia Poniente, pero la historia que, a través de los siglos, la Ciudadela ha descubierto podría proporcionar una mejor explicación.

Aventureros ándalos en el Valle, con las Montañas de la Luna en la distancia.

Una vieja leyenda contada en Pentos afirma que los Ándalos asesinaron a las doncellas cisne que atraían a los viajeros hacia su muerte en las Colinas de Terciopelo, que se encuentran al este de la Ciudad Libre. Un héroe que los Pentoshi llaman Hukko guiaba a los Ándalos en ese entonces, y se dice que asesinó a las siete doncellas no por los crímenes que cometieron, sino para entregarlas como sacrificio a sus dioses. Algunos maestres piensan que Hukko podría ser una traducción del nombre Hugor. Pero las antiguas leyendas del este deben ser desconfiadas, incluso más que aquellas de los Siete Reinos. Demasiados pueblos han viajado de un lado a otro, y muchas leyendas y cuentos han sido entremezclados.

Durante un par de siglos, mientras los Ándalos prosperaban en las Colinas de Andalia, fueron dejados en paz. Pero con la caída del Viejo Ghis llegó la gran oleada de conquistas y colonización del Feudo Franco de Valyria, mientras estos expandían sus dominios y buscaban más esclavos. Al comienzo, el Rhoyne y los Rhoynar sirvieron como un escudo. Para cuando los Valyrios llegaron al gran río, descubrieron que sería difícil cruzarlo a la fuerza. Los señores dragón no tendrían problemas, pero los que iban a pie y los jinetes a caballo encontraban desalentadora la perspectiva de enfrentarse a la resistencia Rhoynar, dado que los Rhoynar eran de momento tan poderosos como lo había sido Ghis en su gloria. Hubo una tregua durante años entre los Valyrios y los Rhoynar, pero tan sólo protegió a los Ándalos de momento. En la desembocadura del Rhoyne, los Valyrios fundaron la primera de sus colonias. Allí, Volantis fue erigida por los hombres más ricos del Feudo con el fin de reunir la riqueza que discurría desde el Rhoyne, y desde Volantis sus fuerzas conquistadoras cruzaron el río en gran número. Al inicio, los Ándalos podrían haber peleado contra ellos, y los Rhoynar podrían haberlos ayudado, pero su avance era imparable. Así que es probable que los Ándalos decidieran huir en vez de enfrentarse a la inevitable

esclavitud que llegaba con la conquista Valyria. Se retiraron a El Hacha—las tierras de donde habían surgido—y cuando aquello no los protegió, se retiraron más hacia el noroeste hasta que llegaron al mar. Algunos debieron haberse rendido y entregado a su suerte, y otros pudieron haber hecho un último esfuerzo por resistirse, pero muchos otros construyeron barcos y navegaron en gran número a través del Mar Angosto hacia las tierras de los Primeros Hombres en Poniente. Los Valyrios les negaron a los Ándalos la promesa de los Siete en Essos, pero en Poniente ellos eran libres. Hechos fervientes por el conflicto y la huida, los guerreros de los Ándalos tatuaron en sus cuerpos la estrella de siete puntas y juraron por su sangre y por los Siete que no descansarían hasta haber labrado sus reinos en las Tierras del Ocaso. Su éxito le dio a Poniente un nuevo nombre: Rhaesh Andahli—la Tierra de los Ándalos, como los Dothraki le dicen hoy en día. Los septones, los bardos y los maestres concuerdan en que el primer lugar donde los Ándalos desembarcaron fue en los Dedos en el Valle de Arryn. Tallas de la estrella de siete puntas se encuentran dispersas en las rocas y piedras en toda esta área—una práctica que con el tiempo cayó en desuso mientras las conquistas de los Ándalos progresaban. Barriendo el Valle con espadas y fuego, los Ándalos empezaron su conquista de Poniente. Sus armas y armaduras de hierro sobrepasaban las de bronce que los Primeros Hombres usaban para luchar, y muchos de los Primeros Hombres perecieron en esta guerra. Una guerra—o una serie de varias guerras—que posiblemente se extendió durante varias décadas. Eventualmente algunos de los Primeros Hombres se rindieron, y es por esto que aún existen casas en el Valle que proclaman con orgullo su descendencia de los Primeros Hombres, como los Redfort y los Royce. Los bardos dicen que el héroe Ándalo Ser Artys Arryn voló sobre un halcón para asesinar al Rey Grifo sobre la Lanza del Gigante, fundando de este modo el linaje real de la casa Arryn. Estas son tonterías, si bien una corrupción de la verdadera historia de los Arryn entremezcladas con leyendas de la Edad de los Héroes. En cambio, lo que sucedió fue que los reyes Arryn suplantaron a los Reyes Supremos de la Casa Royce. Con el Valle resguardado, los Ándalos volvieron su atención al resto de Poniente y marcharon desde la Puerta de Sangre. En las guerras posteriores, los aventureros Ándalos forjaron pequeños reinos de los viejos reinos de los Primeros Hombres y lucharon entre sí con tanta frecuencia como lo hicieron con sus enemigos. En las guerras sobre el Tridente, se dice que siete reyes Ándalos unieron fuerzas contra el último verdadero Rey de los Ríos y las Colinas, Tristifer el Cuarto, quien era descendiente de los Primeros Hombres, y lo derrotaron en lo que los bardos afirman fue su centésima batalla. Su heredero, Tristifer el Quinto, demostró ser incapaz de defender el legado de su padre, y así fue como su reino cayó ante los Ándalos. En esta misma era un Ándalo, recordado en las leyendas como Erreg el Matarreyes, se topó con la gran colina de Alto Corazón. Allí, bajo la protección de los reyes de los Primeros Hombres, los niños del bosque cuidaban de los enormes arcianos tallados que la coronaban (treinta uno, según el Archimaestre Laurent en su manuscrito “Antiguos Lugares del Tridente”). Cuando los guerreros de Erreg intentaron talar los árboles, se dice que los Primeros Hombres pelearon junto a los niños, pero el poder de los Ándalos fue mucho mayor. A pesar de que los niños y los Primeros Hombres hicieron un valiente esfuerzo para defender su arboleda sagrada, todos fueron asesinados. Hoy en día los cuentacuentos afirman que los fantasmas de los niños aún merodean la colina por las noches. Incluso hoy en día, los ribereños evitan el lugar.

Los clanes de las Montañas de la Luna son, sin lugar a duda, descendientes de los Primeros Hombres quienes no doblaron la rodilla ante los Ándalos y, por tanto, fueron expulsados a las montañas. Por otra parte, hay similitudes entre sus costumbres y las costumbres de los salvajes de más allá del Muro—tales como el rapto de la novia, su obstinado deseo de gobernarse a sí mismos, y otros similares—ya que los salvajes también son descendientes indiscutibles de los Primeros Hombres.

Al igual que los Primeros Hombres antes que ellos, los Ándalos demostraron ser enemigos acérrimos de los niños restantes. A sus ojos, los niños adoraban dioses extraños y tenían extrañas costumbres, por lo que los Ándalos los expulsaron de todos los espesos bosques que el Pacto les había concedido. Debilitados y aislados con el paso de los años, los niños carecían de cualquier ventaja que pudieran haber tenido sobre los Primeros Hombres. Y lo que los Primeros Hombres nunca pudieron lograr—erradicar por completo a los niños—los Ándalos lo lograron en muy poco tiempo. Algunos pocos niños pudieron haber escapado al Cuello, donde podrían haber encontrado seguridad entre los pantanos y las ciénagas, pero si lo hicieron, no quedó ningún rastro de ellos. Es posible que unos pocos sobrevivieran en la Isla de los Rostros, como algunos han escrito, bajo la protección de los hombres verdes, a quienes los Ándalos nunca pudieron exterminar. Pero de nuevo, nunca se han encontrado pruebas definitivas.

La masacre de los niños del bosque a manos del guerrero Ándalo, Erreg el Matareyes

De cualquier modo, los pocos niños restantes escaparon o perecieron, y los Primeros Hombres se hallaban perdiendo guerras tras guerra, y reino tras reino, ante los invasores Ándalos. Las batallas y guerras fueron interminables, pero eventualmente todos los reinos sureños cayeron. Al igual que los hombres del Valle, algunos se sometieron ante los Ándalos, incluso tomando la fe de los Siete. En muchos casos, los Ándalos tomaron a las esposas e hijas de los reyes derrotados en matrimonio, a modo de consolidar su derecho a gobernar. Ya que, a pesar de todo, los Primeros Hombres eran mucho más numerosos que los Ándalos y no podían simplemente dejarlos de lado. El hecho de que muchos castillos sureños aún tengan bosques de dioses con arcianos tallados en su interior se dice que es gracias a los primeros reyes Ándalos, quienes cambiaron su deseo de conquista por el de la integración, evitando de este modo conflictos basados en la diferencia de credos. Incluso los Hombres del Hierro—los feroces guerreros navegantes que se pensaban seguros en sus islas—cayeron ante el avance de la conquista Ándala. Porque aunque a los Ándalos les tomó mil años dirigir su atención hacia las Islas del Hierro, cuando lo hicieron, lo hicieron con renovado fervor. Los Ándalos arrasaron las islas, exterminando el linaje de Urron Manorroja, que había gobernado con hacha y espada durante mil años. Haereg escribe que, en un comienzo, los nuevos reyes Ándalos intentaron forzar la adoración de los Siete en los hombres del hierro, pero estos no lo aceptaron. En su lugar, permitieron que su fe coexistiera junto a la del Dios Ahogado. Al igual que en el continente, los Ándalos se casaron con las esposas e hijas de los hombres del hierro y tuvieron hijos con ellas. Pero a diferencia de en el continente, la Fe nunca echó raíces; ni siquiera se mantuvo firme entre las familias de sangre Ándala. Con el tiempo, tan sólo la fe del Dios Ahogado reinó sobre las Islas del Hierro, con sólo unas cuantas casas recordando a los Siete. Tan sólo el Norte fue capaz de mantener a los Ándalos a raya, gracias a los impenetrables pantanos del Cuello y los antiguos fuertes de Foso Cailin. Es difícil estimar el número de armadas Ándalas que fueron destruidas en el Cuello, pero fue así como los Reyes del Invierno preservaron su regencia durante los siglos venideros.

DIEZ MIL BARCOS LA ÚLTIMA DE las grandes migraciones hacia Poniente ocurrió mucho tiempo después de la llegada de los Primeros Hombres y de los Ándalos. Una vez que las guerras Ghiscari terminaron, los señores dragón de Valyria volvieron su mirada hacia el oeste donde el creciente poderío Valyrio llevó al Feudo y a sus colonias a entrar en conflicto con los pueblos del Rhoyne. El río más caudaloso del mundo, y los múltiples afluentes del Rhoyne se extendían por gran parte del occidente de Essos. A lo largo de sus orillas había surgido una civilización y cultura tan legendaria y antigua como la del Viejo Imperio de Ghis. Los Rhoynar se habían enriquecido con la generosidad de su río; la Madre Rhoyne, como la llamaban. Pescadores, comerciantes, maestros, eruditos, trabajadores de la madera, la piedra y el metal, ellos erigieron sus elegantes ciudades y pueblos desde la cabecera hasta las desembocaduras del Rhoyne, cada una más bella que la anterior. Estaba Ghoyan Drohe en las Colinas de Terciopelo, con sus arboledas y sus cascadas; Ny sar, la ciudad de las fuentes, llena de música; Ar Noy en el Qhoyne, con sus salas de mármol verde; la pálida

Sar Mell de las flores; Sarhoy a orillas del mar con sus canales y jardines de agua salada; y Chroyane, la más grande de todas, la ciudad festiva con su grandioso Palacio del Amor. El arte y la música florecieron en el Rhoyne, y se dice que su gente tenía su propia magia—una magia de agua muy diferente de las hechicerías de Valyria que eran producto de la sangre y el fuego. Aunque estaban unidas por la sangre, la cultura y el río que les había dado nacimiento, las ciudades Rhoynar eran extremadamente independientes, cada una con su propio príncipe… o princesa, ya que entre estas gentes de los ríos, las mujeres eran consideradas como iguales de los hombres. Aunque generalmente eran un pueblo pacífico, los Rhoynar podían ser formidables cuando eran incitados, como debió haber aprendido muy a su pesar más de algún aspirante a conquistador Ándalo. El guerrero Rhoynar con su armadura de escamas plateadas, casco con forma de cabeza de pez, alta lanza, y escudo de caparazón de tortuga era respetado y temido por aquellos que lo enfrentaban en batalla. Se decía que la Madre Rhoyne misma les susurraba a sus hijos sobre cualquier amenaza, que los príncipes Rhoynar poseían extraños, y misteriosos poderes, que las mujeres Rhoynar peleaban tan ferozmente como los hombres Rhoynar, y que sus ciudades estaban protegidas por "murallas de agua" que se elevaban para ahogar a cualquier enemigo. Por varios siglos los Rhoynar vivieron en paz. Aunque muchos pueblos salvajes habitaban las colinas y bosques alrededor de la Madre Rhoyne, todos se cuidaban de molestar a las gentes del río. Y los propios Rhoynar mostraban poco interés en expandirse; el río era su hogar, su madre, y su diosa, y muy pocos de ellos deseaban morar alejados del sonido de su eterna canción. Cuando aventureros, exiliados y comerciantes del Feudo Franco de Valyria empezaron a expandirse más allá de las Tierras del Largo Verano en los siglos posteriores a la caída del Viejo Imperio de Ghis, los príncipes Rhoynar los recibieron, en un comienzo, y sus sacerdotes declaraban que todo hombre era bienvenido a compartir la generosidad de la Madre Rhoyne. A medida que esos asentamientos Valyrios se transformaron en pueblos, y esos pueblos en ciudades, algunos Rhoynar llegaron a lamentar la tolerancia de sus padres. La amistad dio paso a la enemistad, particularmente en la ribera baja del río, donde la antigua ciudad de Sar Mell y la ciudad Valyria amurallada de Volon Therys se enfrentaban a través de las aguas, y en las costas del Mar del Verano, donde la Ciudad Libre de Volantis pronto rivalizó con el puerto escalado de Sarhoy, donde cada una de sus escalas dominaba cada una de las cuatro desembocaduras de la Madre Rhoyne. Las disputas entre los ciudadanos de las ciudades rivales se hicieron cada vez más frecuentes y rencorosas, produciendo al final una serie de pequeñas pero sangrientas guerras. Sar Mell y Volon Therys fueron las primeras ciudades en entrar en batalla. La leyenda afirma que el enfrentamiento empezó cuando los Valyrios pescaron y mataron una de las gigantescas tortugas que los Rhoynar conocían como el Viejo Hombre del Río y consideraban sagradas como consortes de la propia Madre Rhoyne. La Primera Guerra Tortuga duró menos de dos cambios de luna. Sar Mell fue asaltada e incendiada, pero salió victoriosa después de que los magos del agua Rhoynar invocaran el poder del río e inundaran Volon Therys. La mitad de la ciudad fue arrasada, si le damos crédito a los cuentos.

Los Rhoynar enfrentándose al poderío del Feudo. No obstante, otras guerras la sucedieron: la Guerra de los Tres Príncipes, La Segunda Guerra Tortuga, la Guerra del Pescador, la Guerra de la Sal, la Tercera Guerra Tortuga, la Guerra en el Lago Daga, la Guerra de las Especias, y muchas más, demasiado numerosas para escribirlas aquí. Ciudades y pueblos fueron quemados, ahogados, y reconstruidos. Miles fueron asesinados o esclavizados. En estos conflictos los Valryos eran quienes salían victoriosos con mayor frecuencia. Los príncipes del Rhoyne, muy orgullosos de su independencia, peleaban por su cuenta, mientras que las colonias Valyrias se ayudaban entre ellas, y cuando estaban en apuros, convocaban el poder del mismísimo Feudo. “Historia de las Guerras Rhoynar” de Beldecar hace un excelente trabajo describiendo estos conflictos, los cuales se extendieron por casi dos siglos y medio. Esta serie de conflictos alcanzó un clímax sangriento hace mil años durante la Segunda Guerra de las Especias, cuando tres señores dragón de Valyria se unieron con sus parientes y primos en Volantis para derrotar, saquear y destruir Sarhoy, la gran ciudad portuaria Rhoynar sobre el Mar del Verano. Los guerreros de Sarhoy fueron salvajemente asesinados, sus hijos fueron arrastrados a la esclavitud, y su orgullosa ciudad amarilla fue pasada por el fuego. Después los Volantinos sembraron las ruinas humeantes con sal para que Sarhoy no pudiera volver a levantarse nunca jamás. La destrucción absoluta de una de las ciudades más ricas y hermosas del Rhoyne, y el esclavizamiento de su gente, conmocionó y consternó al resto de príncipes Rhoynar. "Todos seremos esclavos a menos que nos unamos para ponerle fin a esta amenaza," declaró el más poderoso de ellos, Garin de Chroyane. Este príncipe guerrero convocó a sus compañeros para unírsele en una gran alianza, para arrasar todas las ciudades Valyrias en el río. Tan sólo la Princesa Nymeria de Ny Sar habló en su contra. “Esta es una guerra que no podemos esperar ganar," les advirtió, pero los otros príncipes la abuchearon y le juraron sus espadas a Garin. Incluso los guerreros del mismo Ny Sar estaban ansiosos por luchar, y Nymeria no tuvo otra opción más que unirse a la gran alianza. El ejército más grande que Essos jamás haya visto pronto se reunió en Chroyane, bajo el mando del Príncipe Garin. Según Beldecar, tenía un cuarto de millón de hombres. Desde los nacimientos del Rhoyne hasta sus múltiples desembocaduras, todo hombre con edad para pelear tomó la espada y el escudo y se dirigió hacia la ciudad festiva para unirse a esta gran campaña. El príncipe declaró que mientras el ejército se mantuviera

cerca de la Madre Rhoyne, no tendrían por qué temerle a los dragones de Valyria; sus propios magos de las aguas los protegerían contra los fuegos del Feudo. Garin dividió sus enormes huestes en tres partes; una marchó por la orilla este del Rhoyne, la otra por el lado oeste, mientras que una gran flota de galeras de guerra mantenían el paso en las aguas, dejando el río libre de naves enemigas. Desde Chroyane, el Príncipe Garin condujo sus huestes río abajo, destruyendo cada aldea, pueblo, y asentamiento en su camino y aplastando cualquier oposición. En Selhorys ganó su primera batalla, derrotando un ejército Valyrio de treinta mil hombres y tomando la ciudad por asalto. Valysar corrió la misma suerte. En Volon Therys, Garin se enfrentó a cien mil enemigos, cien elefantes de guerra, y tres señores dragón. Aquí también triunfó, pero a un gran costo. Miles fueron incinerados, pero miles más buscaron refugio en las aguas poco profundas del río, mientras sus magos levantaron enormes remolinos de agua contra los dragones del enemigo. Los arqueros Rhoynar derribaron a dos de los dragones, mientras que el tercero escapó, herido. Como consecuencia, la Madre Rhoyne se levantó con furia para engullir Volon Therys. Después de esto, los hombres empezaron a llamar Garin el Grande al victorioso príncipe, y se dice que en Volantis los grandes señores temblaban de terror a medida que sus huestes avanzaban. En vez de enfrentársele en campo abierto, los Vonlatinos se refugiaron tras sus Murallas Negras y recurrieron al Feudo buscando ayuda. Y los dragones llegaron. Pero no fueron tres, como los que el príncipe Garin había enfrentado en Volon Therys, sino que fueron trescientos o más, si podemos creer en los cuentos que nos han llegado. Contra sus fuegos, los Rhoynar no tuvieron opción. Decenas de miles fueron incinerados mientras otros se precipitaron al río, esperando que el abrazo de la Madre Rhoyne les ofreciera protección contra el fuego de dragón… tan sólo para ahogarse con el abrazo de su madre. Algunas crónicas insisten en que los fuegos ardieron con tal intensidad que las mismísimas aguas del río hirvieron y se convirtieron en vapor. Garin el Grande fue capturado vivo y obligado a observar como su gente sufría por su insolencia. Sus guerreros no recibieron misericordia alguna. Los Volantinos y sus parientes Valyrios los pasaron por la espada—fueron tantos que se dice que su sangre tiñó de rojo el puerto de Volantis tan lejos como alcanzaba la vista. Después los vencedores reunieron sus propias huestes y marcharon hacia el norte a lo largo del río, saqueando Sar Mell salvajemente antes de avanzar hacia Chroyane, la ciudad del príncipe Garin. Encerrado en una jaula dorada por órdenes de los señores dragón, Garin fue arrastrado de regresó a la ciudad festiva para presenciar su destrucción.

Una pila de muertos al lado del Rhoyne.

En Chroyane, la jaula fue colgada de las murallas, de modo que el príncipe pudiera presenciar el esclavizamiento de las mujeres y niños cuyos padres y hermanos habían muerto en su valerosa e irremediable guerra… pero se dice que el príncipe invocó una maldición sobre los conquistadores, suplicándole a la Madre Rhoyne para que vengara a sus hijos. Y así fue que, esa misma noche, el Rhoyne se desbordó y con una intensidad como no había sido vista nunca antes. Cayó una espesa niebla llena de vapores malignos, y los conquistadores Valyrios empezaron a morir de psoriagrís. (Existe, por lo menos, algo de verdad en la historia: en siglos posteriores, Lomas Pasolargo escribió de las ruinas ahogadas de Chroyane, sus infectas nieblas y aguas, y el hecho de que los viajeros descuidados infectados con la psoriagrís merodean las ruinas—un peligro para aquellos que viajan en el río por debajo del derrumbado Puente de los Sueños.) Más arriba en el Rhoyne, en Ny Sar, la Princesa Nymeria pronto recibió noticias de la demoledora derrota de Garin y del esclavizamiento de los pueblos de Chroyane y Sar Mell. Ella vio que el mismo destino le esperaba a su propia ciudad. Así que reunió cada embarcación que quedaba en el Rhoyne, grande o pequeña, y las llenó con tantas mujeres y niños pudo llevar (ya que la mayoría de hombres en edad de pelear se habían marchado con Garin, y habían muerto). Nymeria condujo esta irregular flota río abajo, pasando a través de pueblos humeantes en ruinas y campos de muertos, a través de aguas atestadas de cadáveres flotantes e hinchados. Para evitar a Volantis y sus huestes, decidió seguir el viejo canal y emergió hacia el Mar del Verano por donde estaba Sarhoy. La leyenda nos dice que Nymeria llevó diez mil naves hacia el mar, buscando un nuevo hogar para su pueblo, más allá del alcance de Valyria y sus señores dragón. Beldecar sostiene que este número fue muy exagerado, quizás hasta diez veces. Otros cronistas ofrecen otros números, pero a decir verdad nunca se hizo ningún tipo de conteo. Podemos decir con seguridad que eran muchísimas naves. La mayoría eran embarcaciones fluviales, esquifes y botes de pértigas, galeras comerciantes, botes de pesca, barcazas de placer, incluso balsas, sus cubiertas y bodegas repletas de mujeres,

niños y ancianos. Sólo uno de cada diez estaba en condiciones de navegar, insiste Beldecar. El viaje de Nymeria fue largo y terrible. Más de un centenar de barcos naufragaron y se hundieron con la primera tormenta que su flota enfrentó. Muchos más regresaron por miedo y fueron capturados como esclavos cerca de Volantis. Otros se quedaron atrás o se alejaron, para no ser vistos nunca jamás.

La Princesa Nymeria guiando los diez mil barcos.

El resto de la flota navegó por el Mar del Verano hacia las Islas del Basilisco, donde se detuvieron para tomar agua fresca y provisiones, tan sólo para caer en manos de los reyes corsarios de la Isla Hacha, la Garra y la Montaña Aullante, quienes dejaron de lado sus propias riñas por el tiempo suficiente para caer sobre los Rhoynar con fuego y espadas, pasando cuarenta naves por la antorcha y llevándose a cientos como esclavos. Después, los corsarios ofrecieron permitirle a los Rhoynar asentarse en las Isla de los

Sapos, con tal que ellos renunciaran a sus barcos y enviarán a cada rey treinta niñas vírgenes y muchachos bonitos cada año como tributo. Nymeria se negó y llevó su flota de vuelta al mar, esperando encontrar refugio entre las calurosas junglas de Sothoryos. Algunos se establecieron en Punta del Basilisco, algunos cerca de las brillantes aguas verdes del Zamoyos, entre arenas movedizas, cocodrilos, y árboles podridos medio-sumergidos. La Princesa Nymeria permaneció con las naves en Zamettar, una colonia Ghiscari abandonada hace mil años, mientras otros se abrieron camino río arriba hacia las enormes ruinas de Yeen, atormentadas por espíritus y arañas. Existían riquezas escondidas en Sothoryos—oro, gemas, maderas poco comunes, pieles exóticas, misteriosas frutas, y extrañas especias—pero los Rhoynar no pudieron prosperar allí. El sofocante calor y la humedad agobiaron sus espíritus, y enjambres de moscas que picaban esparcieron una enfermedad tras otra: fiebre verde, la plaga danzante, hervores de sangre, llagas supurantes, la putrefacción dulce. Los jóvenes y los ancianos resultaron ser especialmente vulnerables a este tipo de contagios. Incluso zambullirse en el río significaba cortejar a la muerte, ya que el Zamoyo estaba infestado con bancos de peces carnívoros, y diminutos gusanos que ponían sus huevos bajo la piel de los nadadores. Dos de los nuevos pueblos en Punta del Basilisco fueron arrasados por esclavistas, sus poblaciones fueron pasadas por la espada o arrastradas en cadenas, mientras que los que estaban en Yeen tuvieron que lidiar con los ataques de los espíritus moteados de las espesas junglas. Por más de un año los Rhoynar lucharon por sobrevivir en Sothoryos, hasta el día en que un bote de Zamettar llegó a Yeen y se encontró con que cada hombre, mujer, y niño en aquella atormentada ciudad en ruinas había desaparecido durante la noche. Entonces Nymeria convocó a su gente de regreso a los botes y zarpó hacia el mar de nuevo. Por los siguientes tres años los Rhoynar deambularon en los mares del sur, buscando un nuevo hogar. En Naath, la Isla de las Mariposas, el pacífico pueblo les dio la bienvenida, pero la diosa que protegía aquella extraña tierra pronto empezó a atacar a los recién llegados con una mortal enfermedad, llevándolos de vuelta a sus naves. En las Islas del Verano, se establecieron en una roca inhabitada frente a la costa oriental de Walano, la cual pronto empezó a ser llamada Isla de las Mujeres, pero su terreno delgado y pedregoso producía muy poca comida, y muchos murieron de hambre. Cuando las velas se volvieron a levantar, algunos de los Rhoynar abandonaron a Nymeria para seguir a una sacerdotisa llamada Druselka, quien afirmaba haber escuchado a la Madre Rhoyne pidiendo que sus hijos regresaran a casa… pero cuando Druselka y sus seguidores regresaron a sus viejas ciudades, encontraron a sus enemigos esperándolos, y pronto la mayoría fueron perseguidos, asesinados, o esclavizados. El maltrecho y destrozado remanente de los diez mil barcos navegó hacia el oeste con la Princesa Nymeria. Esta vez ella se decidió por ir a Poniente. Después de tanto deambular, sus naves eran incluso menos navegables que cuando habían partido de la Madre Rhoyne. La flota no llegó completa a Dorne. Incluso hoy en día existen grupos aislados de Rhoynar en los Peldaños de Piedra, que afirman ser descendientes de aquellos que naufragaron. Otras naves, desviados de curso por las tormentas, llegaron a Lys o Tyrosh, donde prefirieron entregarse como esclavos antes que perecer ahogados. El resto de las naves desembarcó en las costas de Dorne cerca de la desembocadura del río Sangreverde, no muy lejos de las antiguas murallas de arenisca del Barco de Arena, asentamiento de la Casa Martell. Seca, desolada, y escasamente poblada, Dorne en ese entonces era una tierra pobre donde una veintena de señores y pequeños reyes peleaban constantemente sobre el

dominio de cada río, arroyo, pozo, o pedazo de tierra fértil. Muchos de estos señores Dornienses veían a los Rhoynar como intrusos no deseados, invasores extranjeros de extrañas costumbres y dioses, que debían ser expulsados de vuelta al mar de donde habían venido. Pero Mors Martell, el Señor de Barco de Arena, encontró en los recién llegados una oportunidad… y si podemos darle crédito a los bardos, su señoría también perdió el corazón por Nymeria, la feroz reina guerrera que había liderado a su gente a través de medio mundo para mantenerlos libres. Se dice que, de entre los Rhoynar que llegaron a Dorne con Nymeria, ocho de cada diez eran mujeres … pero un cuarto de ellas eran guerreras, según la tradición Rhoynar, e incluso aquellas que no lo eran, se habían endurecido durante el tormentoso viaje. Así como también miles que habían sido niños cuando partieron del Rhoyne habían llegado a la adultez y habían tomado la lanza durante los años que deambularon. Al unirse a los recién llegados, los Martell habían incrementado por diez veces el tamaño de sus huestes. Cuando Mors Martell tomó a Nymeria como esposa, cientos de sus caballeros, escuderos y señores banderizos también se casaron con mujeres Rhoynar, y muchos de aquellos que ya estaban casados tomaron mujeres como amantes. Así fue como los dos pueblos se unieron por sangre. Estas uniones enriquecieron y fortalecieron a la Casa Martell y a sus aliados Dornienses. Los Rhoynar trajeron consigo innumerables riquezas; sus artesanos, trabajadores del metal y de la piedra, trajeron habilidades más avanzadas que las alcanzadas por sus homólogos Ponienti, y sus armeros pronto empezaron a producir espadas, lanzas y armaduras de escamas y placas que ningún herrero Ponienti podía esperar igualar. Aún más importante, se dice que las brujas del agua Rhoynar conocían hechizos secretos que hacían que los arroyos secos volvieran a fluir y que los desiertos florecieran. Para celebrar estas uniones, y asegurarse de que su pueblo no pudiera regresar al mar, Nymeria quemó los navíos Rhoynar. "Al fin dejaremos de deambular", declaró. "Hemos encontrado un nuevo hogar, y aquí viviremos y moriremos." (Algunos Rhoynar lamentaron la pérdida de las naves, y en vez de abrazar su nueva tierra, empezaron a navegar las aguas del Sangreverde, considerándolo una pálida sombra de la Madre Rhoyne, a quien siguieron adorando. Aún existen hoy en día, y son conocidos como los huérfanos del Sangreverde.) Las llamas iluminaron la costa por cincuenta leguas mientras cientos de cascos destrozados eran pasados por la antorcha y se convertían en cenizas; a la luz de las llamas, la Princesa Nymeria nombró a Mors Martell como Príncipe de Dorne, al estilo Rhoynar, afirmando su dominio sobre las "arenas rojas y blancas, y todas las tierras y ríos desde las montañas hasta el gran mar salado." No obstante, tal supremacía era más fácil de declarar que de conseguir. Siguieron años de guerras, mientras los Martell y sus compañeros Rhoynar encontraron y sometieron a un rey tras otro. No menos de seis reyes conquistados fueron enviados al Muro con cadenas de oro, por Nymeria y su príncipe, hasta que sólo quedo el más grande de sus enemigos: Yorick Yronwood, el Sangre Regia, Quinto de su Nombre, Señor de Palosanto, Guardián del Sendahueso, Caballero de los Pozos, Rey de las Marcas Rojas, Rey del Cinturón Verde, y Rey de los Dornienses. Durante nueve años Mors Martell y sus aliados (entre ellos la Casa Fowler de Dominio del Cielo, la Casa Tolland de Colina Fantasma, la Casa Dayne de Campoestrella, y la Casa Uller de Sotoinferno) pelearon contra Yronwood y sus banderizos (los Jordayne de Tor, los Wyl de Sendahueso, junto a los Blackmont, los Qorgyle, y muchos más), en batallas demasiado numerosas para ser mencionadas aquí. Cuando Mors Martell cayó

antes la espada de Yorick Yronwood en la Tercera Batalla de Sendahueso, la Princesa Nymeria asumió el mando completo de sus ejércitos. Se requirieron dos años más de batallas, pero al final fue ante Nymeria que Yorick Yronwood dobló la rodilla, y Nymeria gobernó desde Lanza del Sol a partir de entonces. Aunque se volvió a casar dos veces (primero con el anciano Lord Uller de Sotointerno, y después con el apuesto Ser Davos Dayne de Campoestrella, la Espada de la Mañana), Nymeria permaneció como la incuestionable gobernante de Dorne por cerca de veintisiete años, y sus esposos sirvieron como consejeros y consortes. Sobrevivió una docena de atentados contra su vida, acabó con dos rebeliones, y desbarató dos invasiones del Rey Tormenta Durran el Tercero y una del Rey Greydon del Dominio. Cuando por fin murió, fue la mayor de las cuatro hijas de Mors Martell quien la sucedió, no el hijo que tuvo con Davos Dayne, ya que para entonces los Dornienses habían adoptado muchas de las leyes y costumbres de los Rhoynar, aunque los recuerdos de la Madre Rhoyne y de los diez mil barcos se fueron desvaneciendo hasta convertirse en leyendas.

LA MALDICIÓN DE VALYRIA CON LA DESTRUCCION de los Rhoynar, Valyria pronto consiguió el dominio completo de la mitad occidental de Essos, desde el Mar Angosto hasta la Bahía de los Esclavos, y desde el Mar del Verano hasta el Mar de los Escalofríos. Los esclavos llegaron a raudales al Feudo y rápidamente fueron enviados a trabajar dentro de las Catorce Llamas para extraer el precioso oro y la plata que los señores del Feudo tanto apreciaban. Quizás, también en preparación para cruzar el Mar Angosto, los Valyrios también establecieron su asentamiento más occidental en la isla que llegaría a conocerse como Rocadragón, unos doscientos años antes de la Maldición. Ningún rey se les opuso—y los señores locales que hicieron algún esfuerzo para resistirse se dieron cuenta que la fuerza de Valyria era muy grande. Con sus artes arcanas, los Valyrios levantaron la Ciudadela de Rocadragón. Dos siglos pasaron—siglos en los que las codiciadas espadas de acero Valyrio empezaron a emerger en los Siete Reinos con mayor rapidez que antes—pero no con tanta rapidez como para complacer a todos los señores y reyes que las deseaban. Y aunque la visión de un señor dragón que sobrevolando la Bahía del Aguasnegras ya no era del todo desconocida, a medida que el tiempo pasaba esto ocurrió con más frecuencia. Valyria sintió que su sentamiento estaba asegurado, y los señores dragón continuaron con sus planes e intrigas en su continente natal. Y luego, inesperado para todos (salvo tal vez para Aenar Targaryen y su hija doncella Daenys la Soñadora) la Maldición cayó sobre Valyria. Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud que causó la Maldición. Muchos dicen que fue un cataclismo natural—una explosión catastrófica causada por la erupción conjunta de los Catorce Fuegos. Algunos septones, menos sabios, afirman que los Valyrios trajeron el desastre sobre ellos debido a sus promiscuas creencias en cientos de dioses, y hurgaron demasiado en su sacrilegio desatando los fuegos de los Siete Infiernos sobre el Feudo. Un puñado de maestres influenciados por fragmentos de la obra del Septon Barth, sostienen que Valyria había usado hechizos para contener las Catorce Llamas por miles de años, que su incesante hambre de esclavos y riquezas era, tanto para sostener estos

hechizos como para expandir su poder, y que cuando al fin esos hechizos decayeron, el cataclismo fue inevitable. Acerca de esto, algunos afirman que fue la maldición de Garin el Grande, quien al fin obtuvo su venganza. Otros hablan de los sacerdotes de R’hllor invocando los fuegos de su dios en extraños rituales. Algunos, enlazando la noción fantástica de la magia Valyria con la realidad de las ambiciosas casas Valyrias, argumentan que el incesante conflicto y engaño entre estas grandes casas lo que pudo desencadenar el asesinato de muchos de los respetados magos que renovaban y mantenían los rituales que contenían las llamas de los Catorce Fuegos. La única cosa que se puede decir con certeza es que fue un cataclismo como el mundo no había visto nunca antes. El antiguo y poderoso Feudo Franco—hogar de dragones y hechiceros de inigualable habilidad—fue arrasado y destruido en cuestión de horas. Se dice que cada colina en quinientas millas a la redonda se rompió en pedazos llenando el aire con cenizas, humo y fuego tan caliente y voraz que incluso los dragones que los sobrevolaban fueron engullidos y consumidos. Grandes grietas se abrieron en la tierra, tragándose palacios, templos, y pueblos enteros. Los lagos hirvieron y se convirtieron en ácido, las montañas explotaron, fuentes ardientes expulsaron roca fundida a mil pies de altura, y nubes rojas llovieron vidriagón y sangre negra de demonios. Hacia el norte, el suelo se resquebrajó y colapsó sobre sí mismo, y la inundó un mar furioso de agua hirviendo. La ciudad más orgullosa del mundo desapareció en un instante, el legendario imperio se desvaneció en un día. Las Tierras del Largo Verano—una vez las más fértiles del mundo—fueron arrasadas, inundadas y destruidas, y continuaron cobrando vidas incluso en el siglo siguiente. Tras el súbito vacío empezó el caos. Los señores dragón estaban reunidos en Valyria como era su costumbre... a excepción de Aenar Targaryen, sus hijos y sus dragones, que habían volado a Rocadragón y así escaparon de la maldición. Algunos relatos afirman que unos pocos más también sobrevivieron... por poco tiempo. Se dice que algunos señores dragón en Tyrosh y Lys se salvaron, pero en la apremiante conmoción política que siguió a la Maldición, ellos y sus dragones fueron asesinados por los ciudadanos de las Ciudades Libres. En cambio, las historias de Qohor afirman que un señor dragón que pasaba de visitaba, Aurion, reunió fuerzas de los colonos Qohorienses y se autoproclamó Emperador de Valyria. Él voló hacia Valyria, montado en su gran dragón, seguido por un ejercido a pie de treinta mil hombres, para reclamar lo que había quedado de Valyria y restablecer el Feudo. Pero ni el Emperador Aurion ni sus huestes fueron vistos de nuevo. La época de los dragones en Essos llegaba a su fin. Volantis, la más poderosa de las Ciudades Libres, pronto hizo reclamo sobre la soberanía de Valyria. Hombres y mujeres nobles de sangre Valyria, que no eran señores dragón, entraron en guerra con las otras ciudades. Los tigres, como se hacían llamar aquellos que abogaban por la conquista, guiaron a Volantis hacia un gran conflicto con las otras Ciudades Libres. En un principio, sus flotas y ejércitos tuvieron gran éxito controlando Lys y Myr, y comandando las los dominios sureños en el Rhoyne. Fue cuando se extralimitaron, e intentaron apoderarse también de Tyrosh, que su floreciente imperio colapsó. Temerosa del ataque Volantino, Pentos se unió a los Tyroshi en la resistencia. Myr y Lys se rebelaron, y el Señor del Mar de Braavos proporcionó una flota de cien navíos para ayudar a Lys. Además, el Rey Tormenta de Poniente, Argilac el Arrogante, guió una hueste hacia las Tierras de la Discordia—a

cambio de la promesa de oro y gloria—que derrotó a los regimientos Volantinos que intentaban recuperar Myr.

A raíz de todos estos conflictos, y las luchas que continuaron hasta estos días sobre las Tierras de la Discordia, la plaga de las Compañías Libres nació y echo raíces. Al principio, estas bandas de mercenarios simplemente peleaban por aquellos que les pagaban. Pero hay algunos que dicen, que cuando la paz se instauraba, los capitanes de estas Compañías Libres instigaban nuevas guerras para sustentarse, y beneficiarse con los saqueos.

Cerca del final, incluso el futuro Conquistador, el todavía joven Aegon Targaryen, se involucró en el conflicto. Sus antepasados siempre miraron hacia el este, pero su atención desde una edad temprana había estado centrada en el oeste. Sin embargo, cuando Pentos y Tyrosh se le acercaron, invitándolo a unírseles en una gran alianza en contra de Volantis, él los escuchó. Y por razones que aún desconocemos, decidió aceptar su propuesta… hasta cierto punto. Montando en el Terror Negro, se dice que voló hacia el este, reuniéndose con el Príncipe de Pentos y los magísteres de la Ciudad Libre, y desde ahí voló sobre Balerion hasta Lys, justo a tiempo para abatir una flota Volantina que se preparaba para invadir aquella Ciudad Libre. Volantis sufrió más derrotas—en el Lago Daga, donde las galeras de fuego de Qohor y Norvos destruyeron gran parte de la flota Volantina que controlaba el Rhoyne; y en el este donde los Dothraki empezaron a salir como un enjambre del Mar Dothraki, dejando, a su paso, ciudades y pueblos en ruinas mientras atacaban a la debilitada Volantis. Al final, los elefantes—la facción Volantina que favorecía la paz, y que estaba formada en su mayoría por los adinerados comerciantes y mercaderes que habían sufrido bastante con la guerra—les arrebataron el poder a los tigres, quienes favorecían la conquista, y pusieron fin al conflicto.

Un dragón ardiendo durante la Maldición.

En cuanto a Aegon Targaryen, poco después de su intervención en Lys, está escrito que perdió todo interés en los asuntos del este. Pensando que el reinado de Volantis había llegado a su fin, voló de regreso a Rocadragón. Y entonces, cuando las guerras en Essos dejaron de ser un proble, volvió su mirada hacia el oeste.

El Feudo Franco de Valyria y su imperio fueron destruidos por la Maldición, pero la destrozada península aún existe. Histroias extrañas se cuentan sobre ella hoy en día, cuentos sobre demonios que atormentan el Mar Humeante donde una vez estuvieron los Catorce Fuegos. De hecho, el camino que une Volantis con la Bahía de los Esclavos llego a ser conocido como “el camino del demonio” y es evitado por los viajeros más sensatos. Los hombres que se atreven a entrar al Mar Humeante no regresan, como Volantis aprendió durante el Siglo de Sangre, cuando desapareció una flota que había sido enviada para reclamar la península. Existen rumores extraños sobre hombres viviendo entre las ruinas de Valyria y en las ciudades circundantes de Oros y Tyria. Pero muchos refutan dichos rumores, alegando que la Maldición aún perdura en Valyria. No obstante, algunas de las ciudades alejadas del corazón de Valyria permanecen inhabitadas—lugares fundados por el Feudo y sujetos al mismo. El más siniestro de estos es Mantarys, un lugar donde se dice que los hombres nacen deformados y monstruosos; algunos atribuyen esto a la cercanía de la ciudad al camino del demonio. La reputación de Tolos, donde se encuentran los mejores honderos del mundo, y de la ciudad de Elyria en su isla, es meno siniestra, y meno notable también, ya que estas hicieron tratados con las ciudades Ghiscari en la Bahía de los Esclavos y por tanto, evitaron verse involucradas en cualquier intento por reclamar el corazón ardiente de la destrozada Valyria.

Rocadragón

Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.

AQUÍ SE PRESENTA UN relato del reinado de la Casa Targaryen, desde Aegon el Conquistador hasta Aerys el Rey Loco. Muchos maestres han escrito sobre estos temas, y el conocimiento que ellos han recopilado conforma gran parte de lo siguiente. Pero en una parte me he tomado cierta libertad: el relato de la Conquista de Aegon no es de mi propio trabajo, sino algo que fue descubierto recientemente en los archivos de la Ciudadela, olvidado desde el triste final de Aegon, el Quinto de Su Nombre. Este fragmento—parte de una obra aun mayor, que parecía ser un recuento de la historia de los reyes Targaryen—fue encontrado entre un montón de papeles polvorientos pertenecientes al Archimaestre Gerold, el historiador cuyos escritos sobre la historia de Antigua habían sido admirados en sus tiempos. Pero este no fue escrito por él. El estilo de escritura era distinto, aunque ciertas notas encontradas junto a estos papeles indican que fue escrito por el Archimaestre Gyldayn, el último maestre que sirvió en Refugio Estival antes de su destrucción en el reinado de Aegon el Afortunado, el Quinto de su Nombre, quien pudo haberlos enviado a Gerold por su comentario y aprobación. La historia de la Conquista es tan completa como cualquier otra, y por eso la he puesto aquí, para que, al menos, más ojos además de los míos y los del difunto Archimaestre Gerold puedan apreciar y aprender de ella. He descubierto otros manuscritos escritos por esta misma mano, pero muchas páginas se han extraviado o destruido, y otras se han dañado por el abandono y el fuego. Quizás un día, se encontren más, y esta obra mestra perdidas pueda ser copiada y publicada, ya que lo poco que he encontrado ha causado gran expetación en la Ciudadela. Sin embargo, hasta entonces, sus fragmentos sirven como una de las muchas fuentes de información sobre los reinados de los reyes Targaryen, desde el Conquistador hasta el fallecido Aerys II—el último rey Targaryen que se sentó en el Trono de Hierro.

LA CONQUISTA Los maestres de la Ciudadela, quienes custodian las historias de Poniente, han utilizado la Conquista de Aegon como su piedra angular durante los últimos trescientos años. Los nacimientos, muertes, batallas, y otros eventos son fechados como DC (Después de la Conquista) o AC (Antes de la Conquista). Los verdaderos eruditos saben que tales fechas están lejos de ser exactas. La conquista de los Siete Reinos de Aegon Targaryen no tuvo lugar en un solo día. Pasaron más de dos años entre el desembarco de Aegon y su coronación en Antigua… e incluso entonces la Conquista seguía incompleta, pues Dorne seguía siendo un territorio independiente. Todos los intentos esporádicos de anexar Dorne al reino continuaron a través del reinado del Rey Aegon y los reinos de sus hijos, haciendo imposible fijar una fecha precisa para el final de las Guerras de la Conquista. Incluso la fecha del inicio es materia de malinterpretación. Muchos asumen, erróneamente, que el reino de Rey Aegon I Targaryen empezó el día en que éste arribaró a la desembocadura del Aguasnegras, bajo las tres colinas dónde se erigiría la ciudad de Desembarco del Rey. Pero esto no es así. El día del Desembarco de Aegon fue celebrado por el Rey y sus descendientes, pero la fecha real del comienzo del reinado del Conquistador fue el día en que fue coronado y ungido en el Septo Estrellado de Antigua por el Septon Supremo de la Fe. Esta coronación tuvo lugar dos años después del desembarco de Aegon, mucho después de haber ganado tres de las principales batallas de las Guerras de la Conquista. Por lo tanto, se puede ver que la mayor parte de la conquista real de Aegon tuvo lugar entre 2 y 1 AC, Antes de la Conquista.

Los Targaryen eran de sangre Valyria pura, señores dragón de un antiguo linaje. Doce años antes de la Maldición de Valyria (114 AC), Aenar Targaryen vendió sus dominios en el Feudo Franco y en las Tierras del Largo Verano y se trasladó con todas sus esposas, tesoros, esclavos, dragones, hermanos, parientes, e hijos hacia Rocadragón, una ciudadela en una desolada isla bajo una montaña humeante ubiacada en el Mar Angosto. En la cúspide de su esplendor, Valyria era la ciudad más grande del mundo conocido, el centro de la civilización. Dentro de sus resplandecientes murallas, cerca de cuarenta casas rivalizaban por el poder y la gloría en la corte y los consejos, ascenciendo y decayendo en un forcejeo interminable por el dominio, a veces sutil, pero más a menudo salvaje. Los Targaryen no eran los más poderosos de los señores dragón, y sus rivales consideraron su retiro hacia Rocadragón como un acto de rendición, de cobardía. Pero Daenys, la hija doncella de Lord Aenar, después conocida por siempre como Daenys la Soñadora, había profetizado la destrucción de Valyria por el fuego. Y cuando sobrevino la Maldición, doce años después, los Targaryen fueron los únicos señores dragón que lograron sobrevivir. Rocadragon había sido asentamiento más occidental de Valyria durante dos siglos. Su ubicación través del Gaznate otorgó un dominio completo a sus señores en la Bahía de Aguasnegras, y permitió a los Targaryen y sus íntimos aliados, los Velaryon de Marcaderiva (una casa menor descendiente de Valyria) llenar sus cofres controlando los envíos y el comercio en esa zona. Los barcos de los Velaryon, junto con otras Casas aliadas de Valyria, los Celtigar de Isla de la Garra, dominaron la mitad del Mar Angosto, mientras los Targaryen gobernaban desde el cielo con sus dragones. Aun así, durante más de cincuenta años después de la Maldición de Valyria (debidamente llamado el Siglo de Sangre), la Casa Targaryen seguía siendo oriental, no occidental, y demostraba poco interés por los asuntos de Poniente. Gaemon Targaryen, el hermano y marido a Daenys la Soñadora, siguió a Aenar el Exiliado como Señor de Rocadragón, y se volvió conocido como Gaemon el Glorioso. Aegon, el hijo de Gaemon y su hija Elaena gobernaron después de su muerte. Después de ellos el título de señoría pasó a su hijo Maegon; su hermano Aerys, y los hijos de Aerys, Aelyx, Baelon, y Daemion. El último de los tres hermanos era Daemion, cuyo hijo Aerion le sucedió en Rocadragon. Aegon, conocido en la historia como Aegon el Conquistador y Aegon el Dragón, nació en Rocadragón en el año 27 AC Era hijo único, y el segundo hijo de Aerion, Lord de Rocadragon, y Lady Valaena de la Casa Velaryon, ella mitad Targaryen por el lado materno. Aegon tenía dos hermanas de nacimiento legítimo; la mayor, Visenya, y la más joven, Rhaenys. Durante mucho tiempo existía la propensión entre los señores dragón de Valyria de concretar matrimonios entre hermanos para asegurar la pureza de la sangre, pero Aegon tomó a ambas hermanas por esposas. Por tradición se esperaba que se casara con su hermana mayor, Visenya; la inclusión de Rhaenys como su segunda esposa era extraña, aunque no sin precedentes. Alguien dijo que Aegon se casó con Visenya por deber, y con Rhaenys por deseo. Los tres hermanos habían demostrado ser señores dragón antes de casarse. De los cinco dragones que habían volado desde Valyria con Aenar el Exiliado, uno sólo había sobrevivído en la época de Aegon: la gran bestia llamada Balerion, el Terror Negro. Los dos dragones más jóvenes —Vhagar y Meraxes— nacieron en Rocadragón.

Aegon el Conquistador en la batalla.

Un mito común, a menudo oído entre los ignorantes, afirma que Aegon Targaryen nunca había puesto un pie en Poniente, hasta el día en que desembarcó para conquistarlo, pero esto no puede ser cierto. Años antes de ese viaje, la Mesa Pintada había sido tallada y decorada por orden de Lord Aegon: un enorme tablón de madera, de unos cincuenta pies de largo, tallado en forma de Poniente y pintado para mostrar todos los bosques, ríos, pueblos y castillos de los Siete Reinos. Simplemente, el interés de Aegon en conquistar Poniente era previo a los eventos que lo llevaron a la guerra. Además existen informes fiables de que Aegon y su hermana Visenya visitaban la Ciudadela de Antigua en su juventud y practicaban cetrería en Arbor, como los invitados de Lord Redwyne. Él pudo haber visitado Lannisport también; aunque las historias difieren. Poniente, durante la juventud de Aegon se encontraba dividido en siete reinos pendencieros, entre esporádicas cortas treguas, cuando dos o tres de estos reinos no estaban luchando entre sí. El inmenso, frío, y pedregoso Norte era gobernado por los Stark de Invernalia. En los desiertos de Dorne, los príncipes de Martell retenían el predominio. Las tierras occidentales, ricas en oro, eran gobernadas por los Lannister de Roca Casterly; el fecundo Dominio, por los Gardener de Altojardin. El Valle, los Dedos,

y las Montañas de Luna pertenecían a la Casa Arryn. . . pero los reyes más beligerantes en el tiempo de Aegon fueron dos, cuyos reinos estaban más cerca de Rocadragon: Harren el Negro y Argilac el Arrogante. Desde la gran ciudadela del Bastión Tormenta, los Reyes de la Tormenta de la Casa Durrandon habían gobernado la mitad oriental de Poniente desde el Cabo de la Ira hasta la Bahía de Cangrejos, pero su poder se había menguado durante siglos. Los Reyes del Dominio habían roído sus dominios del oeste, los de Dorne los atormentaban desde el sur; y Harren el Negro y sus hombres de hierro los habían empujado del Tridente y las tierras norteñas de la Bahía de Aguasnegras. Rey Argilac, el último Durrandon, había detenido este declive por un tiempo, haciendo retroceder una invasión de Dorne, siendo muy joven, cruzando el Mar Angosto para unirse a la gran alianza contra los "tigres" imperialistas de Volantis, y matando a Garse VII Gardener, el Rey del Dominio, en la Batalla del Campo de Verano veinte años después. Pero Argilac había envejecido; su famosa melena de pelo negro se había tornado gris, y se había debilitado su proeza con las armas. Al norte de Aguasnegras, las Tierras de los Ríos estaban gobernadas por la mano sangrienta de Harren el Negro de la Casa Hoare, el Rey de las Islas y los Ríos. Harwyn Hardhand, el poderoso señor de los hombres de hierro de Harren, había arrebatado el Tridente a Arrec, un gran señor de lord Argilac, cuyos propios antepasados – hace siglos – habían vencido al último de los reyes de los ríos. El padre de Harren había extendido sus dominios al este hacia Duskendale y Rosby. El propio Harren había consagrado la mayor parte de su largo reino, de unos cuarenta años, para construir un gigantesco castillo al lado del Ojo de Dioses, pero con Harrenhal a punto de estar terminado, los hombres de hierro pronto estarían libres para buscar nuevas conquistas. Ningún rey en Poniente era más temido que Harren el Negro, cuya crueldad se había vuelto legendaria en los Siete Reinos. Y ningún rey en Poniente se sentía más amenazado que Argilac, el Rey Tormenta, el último Durrandon: un envejecido guerrero, cuya heredera era su hija soltera. Fue por eso que el Rey Argilac extendió la mano a los Targaryen en Rocadragon, ofreciendo la mano de su hija a Lord Aegon en matrimonio, con todas las tierras del este desde El Ojo de Dioses del Tridente hasta la Bahía de Aguasnegras por dote. Aegon Targaryen rechazó con desprecio la propuesta del Rey Tormenta. Tenía dos esposas, señaló; no necesitaba una tercera. Y las tierras ofrecidas habían pertenecido a Harrenhal por más de una generación. No eran tierras que Argilac pudiera ofrecer. Simplemente, el envejecido Rey Tormenta quiso establecer a los Targaryen a lo largo del Aguasnegras como una barrera entre sus propias tierras y las de Harren el Negro. El Señor de Rocadragon le envió su propia oferta. Él tomaría las tierras que ofrecía, si Argilac también cedería el Garfio de Massey y los bosques y llanuras de Aguasnegras al sur del río Wendwater y las cabeceras del Mander. El pacto se sellaría por el matrimonio de la hija del Rey Argilac con Orys Baratheon, el amigo y campeón desde la infancia de Lord Aegon. Argilac el Arrogante rechazó estas condiciones con furia. El rumor indicaba que Orys Baratheon era un bastardo, hermanastro de Lord Aegon, y el Rey Tormenta no deshonraría a su hija entregando su mano a un bastardo. La misma sugerencia lo enfureció. Argilac le cortó las manos al enviado de Aegon y las devolvió a Rocadragon en una caja. “Éstas son las únicas manos que tu bastardo tendrá de mí,” escribió.

La respuesta de Argilac el Arrogante a la oferta de Aegon.

Aegon no le respondió. En cambio, convocó a sus amigos, abanderados y aliados principales para asistirle en Rocadragon. Eran pocos. Los Velaryon de Marcaderiva eran leales a la Casa Targaryen, como los Celtigar de Isla de la Garra. Del Garfio de Massey vino Lord Bar Emmon de de Punta Aguda y Lord Massey de Piedratormenta, ambos juramentados al Bastión de Tormentas, pero con lazos más íntimos con Rocadragón. Lord Aegon y sus hermanas cogieron sus consejos y también visitaron el septo del castillo para orar a los Siete de Poniente, aunque él nunca antes fue considerado un hombre religioso. En el séptimo día, una nube de cuervos voló desde las torres de Rocadragón para llevar la palabra de Lord Aegon a los Siete Reinos de Poniente. Volaron hacia los siete reyes, hacia la Ciudadela de Antigua; hacia los señores grandes y pequeños. Todos llevaron el mismo mensaje: desde este día había un único rey en Poniente. Aquéllos que doblarán la rodilla a Aegon de la Casa Targaryen mantendrán sus tierras y títulos. Aquéllos que se alzarán en armas contra él serán vencidos, humillados y destruidos. Las historias difieren en cuántas espadas navegaron de Rocadragón con Aegon y sus hermanas. Algunos dicen tres mil; otros sólo los enumeran en centenares. Este modesto ejercito de los Targaryen aterrizó en la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras, en la orilla norteña, dónde se alzaban tres colinas arboladas encima de un pequeño pueblo de pescadores.

Los cuervos llevan la proclamación de Aegon a todas los rincones de Poniente.

En los días de los Cien Reinos, muchos reyezuelos habían exigido el dominio sobre de la delta del río, entre ellos los reyes Darklyn de Duskendale, los Massey de Piedratormenta, y antiguos los reyes del río, entre ellos los Mudd, Fisher, Bracken, Blackwood, o Hook. Las torres y fuertes habían coronado las tres colinas en varios momentos, sólo para ser derribados en una guerra u otra. Ahora sólo rocas rotas y ruinas cubiertas de plantas permanecían para dar la bienvenida a los Targaryen. Aunque reclamada por ambos, Bastión de Tormentas y Harrenhal, la desembocadura del río se encontraba indefensa, y los castillos más cercanos pertenecían a los señores menores sin ningún gran poder o proeza militar, y que tenían ninguna razón para amar a su nominal señor, Harren el Negro.

Aegon Targaryen rápidamente derribó una empalizada los leños y tierra alrededor de la más alta de las tres colinas y despachó a sus hermanas para obtener la sumisión de los castillos más cercanos. Rosby se rindió a Rhaenys y al dorado ojo de Meraxes sin lucha. En Stokeworth unos arqueros soltaron las saetas a Visenya, hasta que las llamas de Vhagar hicieran arder los tejados del castillo. Entonces ellos también se sometieron. Una primera verdadera prueba que tuvieron los conquistadores vino de Lord Darklyn de Duskendale y de Lord Mooton de Poza de la Doncella que unieron sus tropas y marcharon al sur con tres mil hombres para enviar a los invasores de regreso al mar. Aegon envió a Orys Baratheon para que los atacara con la tropa, aunque él descendió sobre ellos con el Terror Negro. Murieron ambos señores en la batalla unilateral que siguió; el hijo de Darklyn y el hermano de Mooton se rindieron después de esto en sus castillos y juraron sus espadas a la Casa Targaryen. En ese momento Duskendale era el principal puerto de Poniente en el Mar Angosto y se había enriquecido del comercio que atravesaba su puerto. Visenya Targaryen no permitió saquear el pueblo, pero no dudó en exigir sus riquezas, inflando los cofres de los conquistadores. Quizás éste sería un lugar indicado para describir las diferencias en los caracteres de Aegon Targaryen y sus hermanas y reinas. Visenya, la mayor de los tres hermanos, era una guerrera como el propio Aegon, y cómoda tanto con cota de mallas, como con sedas. Esgrimía una espada de acero valyrio, La Hermana Oscura, y era experta en su uso, después de haber entrenado al lado de su hermano desde la niñez. Aunque poseía el cabello de plata y oro y ojos púrpuras de Valyria, la suya era una belleza áspera, dura. Incluso aquéllos que la amaron describieron a Visenya como dura, seria, rencorosa, y algunos dijeron que era experta en venenos y hechicerías oscuras. Rhaenys, la más joven de los tres Targaryen, era todo lo que no era su hermana: juguetona, curiosa, impulsiva, dada a los vuelos de la imaginación. No era una verdadera guerrera, Rhaenys amaba música, danza, y poesía, y apoyaba a muchos cantantes, bufones, y titiriteros. Todavía fue dicho que Rhaenys pasó más tiempo en el lomo de su dragón que su hermano y hermana juntos, porque, sobre todas las cosas, ella amaba volar. Le oyeron decir una vez que antes de morir, quería volar con Meraxes por el Mar del Ocaso para ver lo que había en sus orillas occidentales. Aunque nadie nunca cuestionó la fidelidad de Visenya a su hermano y esposo, Rhaenys se rodeó de hombres apuestos y jóvenes, y (fue susurrado) que incluso entretuvo a algunos en sus alcobas en las noches cuando Aegon estaba con su hermana mayor. Todavía, los observadores en la corte pudieron notar, a pesar de estos rumores, que el rey pasaba diez noches con Rhaenys por cada una con Visenya. El propio Aegon Targaryen, extrañamente, era tanto un enigma para sus contemporáneos, como para nosotros. Armado con la espada de acero valyrio, Fuegoscuro, él se contaba entre los más grandes guerreros de su edad, sin embargo, no sentía placer en eventos de relacionados con las armas y nunca participó en un torneo o mêlée. Su montura era Balerion el Terror Negro, pero sólo lo montaba para batallar, o para viajar rápidamente por la tierra y mar. Su imponente presencia atrajo a los hombres bajo sus estandartes, no obstante, no tenía ningún amigo íntimo, excepto Orys Baratheon, el compañero de su juventud. Le presentaron varas mujeres, pero Aegon siempre permaneció fiel a sus hermanas. Como rey, él depositó una gran confianza en su pequeño concilio y sus hermanas, dejando mucho de la gobernación del reino en sus manos… todavía no dudó en tomar el mando cuando lo encontró necesario. Aunque trató con severidad a los rebeldes y traidores, era generoso con enemigos anteriores que doblaron la rodilla.

Esto lo demostró la primera vez en el fuerte Aegon, el castillo de madera cruda y tierra que él había levantado encima de lo que será de aquí en adelante y para siempre conocida como la Colina Alta de Aegon. Habiendo capturado una docena de castillos y asegurado la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras en ambos lados del río, él ordenó a los señores que había derrotado que se presenten ante él. Allí ellos pusieron sus espadas a sus pies, y Aegon los levantó y los confirmó en sus tierras y títulos. A sus partidarios más antiguos los premió con nuevos honores. Daemon Velaryon, Lord de las Mareas, fue elevado al puesto de Consejero de Barcos, a cargo de la flota real. Triston Massey, Lord de Piedratormenta se nombró Consejero de Leyes, Crispian Celtigar el Consejero de la Moneda. Y a Orys Baratheon proclamó “mi escudo, mi valor, mi mano derecha.” Así Baratheon es considerado por los maestres la primera Mano del Rey. Los estandartes heráldicos habían sido por mucho tiempo una tradición entre los señores de Poniente, pero cosas así nunca se habían usado por los señores dragón de la antigua Valyria. Cuando los caballeros de Aegon desplegaron su gran estandarte de seda de batalla, con un dragón rojo de tres cabezas, echando fuego por la boca en un campo negro, los señores lo tomaron como una señal de que él era ahora de verdad uno de ellos, un alto rey digno de Poniente. Cuando la Reina Visenya puso un circulo de acero valyrio adornado con los rubíes en la cabeza de su hermano, y la Reina Rhaenys lo aclamó como, “Aegon, Primero de Su Nombre, el Rey de Todo Poniente, y Escudo de Su Gente,” los dragones rugieron y los señores y caballeros vitorearon de alegría… pero el pueblo llano, los pescadores y campesinos, gritaron aún más estridentemente. Sin embargo había siete reyes que no estaban contentos con el ungimiento de Aegon el Dragón. En Harrenhal y en Bastión de Tormentas, Harren el Negro y Argilac el Arrogante ya habían convocado a sus estandartes. En el oeste, el Rey Mern del Dominio montó por el Camino del Océano a Roca Casterly para encontrarse con el Rey Loren de la Casa Lannister. La Princesa de Dorne despachó un cuervo a Rocadragón, ofreciendo unirse con Aegon contra Argilac el Rey Tormenta… pero como iguales y aliados, no como un súbdito. Otra oferta de alianza vino del rey niño del Nido de Anguilas, Ronnel Arryn, cuya madre pidió a todas las tierras al este de Forca Verde del Tridente que apoyen el Valle contra Harren el Negro. Incluso en el Norte, el Rey Torrhen Stark de Invernalia se sentaba con sus señores abanderados y consejeros hasta tarde en la noche, discutiendo lo que deberían hacer respecto de este supuesto conquistador. El reino entero esperó ansiosamente ver la siguiente movida de Aegon. En pocos días desde su coronación, los ejércitos de Aegon estaban de nuevo en marcha. La parte mayor de su hueste cruzó la Bahía de Aguasnegras, marchando al sur hacia el Bastión de Tormentas bajo el mando de Orys Baratheon. La Reina Rhaenys lo acompañó, a horcajadas sobre Meraxes de ojos dorados y escalas plateadas. La flota de los Targaryen, bajo la dirección de Daemon Velaryon, dejó la Bahía de Aguasnegras y se dirigió al norte, hacia Puerto Gaviota y el Valle. Con ellos fueron la Reina Visenya y Vhagar. El rey marchó al nordeste, hacia el Ojo de Dioses y Harrenhal, la gigantesca fortaleza que era el orgullo y la obsesión de Rey Harren el Negro y qué él había completado y ocupado en el mismo día que Aegon aterrizó en lo que habría un día llegar a ser Desembarco del Rey. Los tres ejércitos de los Targaryen enfrentaron una oposición feroz. Los señores Errol, Fell, y Buckler, los vasallos de Bastión de Tormentas, sorprendieron de antemano a los miembros del ejército de Orys Baratheon cuando estaban cruzando el Wendwater, reduciendo a más de mil hombres, antes de desaparecer entre los árboles. Una flota de los Arryn apresuradamente congregada, engrosada por una docena de buques de guerra de los Braavosi, encontró y derrotó la flota de los Targaryen en las aguas fuera de Puerto Gaviota. Entre los muertos estaba el almirante de Aegon,

Daemon Velaryon. El propio Aegon fue atacado en la orilla sur de el Ojo de Dioses, no una, sino dos veces. La Batalla de las Cañas era una victoria de los Targaryen, pero sufrieron fuertes pérdidas en los Sauces Llorones, cuando dos de los hijos del Rey Harren cruzaron el lago en barcoluengos y los atacaron por la retaguardia. Tales derrotas evidenciaron algunos reveces, sin embargo, y al final, los enemigos de Aegon no tenían ninguna respuesta para sus dragones. Los hombres del Valle hundieron un tercio de los barcos de los Targaryen y capturaron otros tantos, pero cuando la Reina Visenya descendió sobre ellos del cielo, sus propios barcos se quemaron. Los señores Errol, Fell, y Buckler se escondieron en sus bosques familiares, hasta que la Reina Rhaenys liberara a Meraxes y una pared de fuego barrió a través de los bosques, volviendo los árboles en antorchas. Y los vencedores a los Sauces Llorones, retornando por el lago a Harrenhal, lo pasaron mal, cuando Balerion descendió sobre ellos del cielo de la mañana. Los barcoluengos de Harren se quemaron. Y también los hijos de Harren.

Visenya y Vhagar quemando la flota de Arryn

Los enemigos de Aegon también se encontraron plagados por otros enemigos. Cuando Argilac el Arrogante reunió sus espadas en Bastión de Tormentas, los piratas de Peldaños de Piedra descendieron en las orillas de Cabo de la Ira para aprovecharse de su ausencia; y una facción de Dorne incursionó fuera de las Montañas Rojas para barrer a través de las Marcas de Dorne. En el Valle, el joven Rey Ronnel tenía que contender con una rebelión en las Tres Hermanas, cuando estos renunciaron a la obediencia al Nido de Águilas y proclamaron a la Señora Marla Sunderland su reina.

Pero éstas eran molestias menores comparadas a lo que le ocurrió a Harren el Negro. Aunque la Casa Hoare había gobernado las Tierras de los Ríos por tres generaciones, los hombres del Tridente no querían a su señor hombre de hierro. Harren el Negro había asesinado a miles en la construcción de su gran castillo de Harrenhal, saqueando las Tierras de los Ríos y empobreciendo a los señores y campesinos por igual con su apetito por el oro. Así que ahora las gentes de las Tierras de los Ríos se alzaron contra él, liderados por Lord Edmyn Tully de Aguasdulces. Convocado a la defensa de Harrenhal, Tully se declaró, en cambio, por la Casa Targaryen, levantando el estandarte de dragón encima de su castillo, montó con sus caballeros y arqueros y unió sus fuerzas a las de Aegon. Su desafío fue seguido por los otros señores de los ríos. Uno por uno, los señores del Tridente renunciaron a Harren y se declararon por Aegon el Dragón. Blackwood, Mallister, Vance, Bracken, Piper, Frey, Strong… convocando a sus huestes, ellos descendieron sobre Harrenhal. De repente excedido en número, el Rey Harren el Negro se refugió en su supuestamente inexpugnable fortaleza. El castillo más grande alguna vez levantado en Poniente, Harrenhal alardeaba de cinco torres gigantescas, una fuente inagotable de agua fresca, inmensas bóvedas subterráneas abastecidas con comestibles, y muros macizos de roca negra demasiado altos para cualquier escalera de mano, y demasiado gruesos para ser derrumbados por cualquier ariete, o destrozados por una catapulta. Harren obstruyó sus puertas y se estableció abajo con sus hijos restantes y partidarios para resistir el asedio. Aegon de Rocadragón pensaba de manera diferente. Una vez que había unido su poder con el de Edmyn Tully y los otros señores de los ríos para cercar el castillo, él envió a un maestre a las puertas enarbolando el estandarte de paz, para parlamentar. Harren salió para encontrarse con él: un hombre anciano y canoso, todavía feroz en su armadura negra. Cada rey tenía a su portador de estandarte y a su maestre en el séquito, por lo que todavía se recuerdan las palabras que intercambiaron. “Ríndete ahora,” Aegon empezó, “y podrás permanecer como Señor de las Islas de Hierro. Ríndete ahora, y tus hijos vivirán para gobernar después de ti. Tengo ocho mil hombres fuera de tus muros.” “Lo que está fuera de mis muros no me preocupa,” dijo Harren. “Esos muros son fuertes y gruesos.” “Pero no tan altos para los dragones. Los dragones vuelan.” “Yo construí en la roca,” dijo Harren. “La roca no arderá” A lo que Aegon dijo, “Al ocaso, tu linaje desaparecerá.” Se dice que Harren escupió y regresó a su castillo. Una vez dentro, envió a cada hombre a los parapetos, armados con lanzas, arcos y ballestas, con promesas de tierras y riquezas al que matara al dragón. “Tengo una hija, el asesino de dragón podrá exigir su mano también,” Harren el Negro proclamó. “O, en cambio le daré a una de las hijas de Tully, o a las tres, si gusta. O puede escoger a una de las cachorras de Blackwood, o a cualquier muchacha nacida de estos traidores del Tridente, estos señores de barro amarillo.”

Entonces Harren el Negro se retiró a su torre, rodeado por su guardia, a cenar con sus hijos. Cuando se desvaneció la última luz del sol, los hombres de Harren el Negro observaban en la oscuridad la reunión de gente, asiendo sus lanzas y ballestas. Cuando ningún dragón apareció, algunos pudieron haber pensado que las amenazas de Aegon habían sido huecas. Pero Aegon Targaryen subió con Balerion muy alto en el cielo, a través de las nubes, hasta que el dragón no era más grande que una mosca en la luna. Sólo entonces descendió, bien dentro de los muros del castillo. En las alas tan negras como carbón, Balerion se zambulló a través de la noche, y cuando las grandes torres de Harrenhal aparecieron debajo, el dragón rugió su furia y las bañó con fuego negro con los remolinos rojos.

La destrucción de Harrenhal

La roca no arderá, Harren había alardeado, pero su castillo no era exclusivamente hecho de roca. Madera y lana, cáñamo y paja, pan y carne salada y grano, todos cogieron el fuego. Ni los hombres de hierro de Harren eran de piedra. Ardiendo, gritando, amortajados en llamas, corrieron por los patios y se arrojaron de los muros para morirse en la tierra debajo. E incluso la piedra crujió y agrietó con el fuego tórrido. Los señores de los ríos fuera de los muros del castillo han relatado después, que las torres de Harrenhal brillaron rojas contra la noche, como cinco grandes velas… y como las velas, empezaron a torcerse y fundirse, cuando arroyos de roca fundida corrieron por sus laterales.

Harren y sus últimos hijos se murieron en los fuegos que engolfaron su monstruosa fortaleza esa noche. La Casa Hoare se murió con él, y también el poder de las Islas de Hierro sobre las Tierras de los Ríos. Al día siguiente, fuera de las ruinas humeantes de Harrenhal, el Rey Aegon aceptó un juramento de lealtad de Edmyn Tully, Lord de Aguasdulces, y lo nombró Lord Supremo del Tridente. Los otros señores de los ríos hicieron el homenaje también a Aegon como el rey, y a Edmyn Tully como su señor feudal. Cuando las cenizas se habían enfriado lo suficiente para permitirles a los hombres entrar en el castillo, las espadas de los caídos, muchas destrozadas o fundidas, o retorcidas por el fuego de dragón, se recogieron y se enviaron al fuerte Aegon en carros. Al sur y este, los vasallos del Rey Tormenta demostraron ser considerablemente más leales que al Rey Harren. Argilac el Arrogante recogió a un gran ejército en Bastión de Tormentas. La sede de los Durrandon era una firmeza poderosa, su gran muro aún más grueso que los muros de Harrenhal. También se pensaba que era inexpugnable al ataque. Sin embargo las palabras finales del Rey Harren pronto llegaron a los oídos de su viejo enemigo el Rey Argilac. Los señores Fell y Buckler, retirándose antes del avance del ejército (Lord Errol había sido matado), le habían enviado el mensaje de la Reina Rhaenys y su dragón. El anciano rey guerrero rugió que él no pensaba morirse como Harren, cocinado dentro de su propio castillo como un cochinillo con una manzana en su boca. Presentaría batalla, decidiría su propio destino, con la espada en la mano. Así Argilac el Arrogante montó de Bastión de Tormentas una última vez, para encontrarse a sus enemigos en el campo abierto. La aproximación del Rey Tormenta no era una sorpresa para Orys Baratheon y sus hombres; la Reina Rhaenys volando en Meraxes, había avisado a la Mano de la salida de Argilac de Bastión de Tormentas y había podido contabilizar los números del enemigo. Orys subió a un lugar prominente en las colinas sur de Puertabronce, y excavó la tierra alta esperando la venida de los hombres de las Tierras de Tormentas. Cuando los ejércitos se encontraron, los hombres de las Tierras de Tormentas se demostraron fieles a su nombre. Una lluvia firme empezó a caer esa mañana, y al mediodía se había convertido en un ventarrón aullador. Los señores abanderados de rey Argilac le instaron demorar su ataque hasta el día siguiente, esperando que la lluvia pasara, pero el Rey Tormenta excedía en número a los conquistadores casi dos a uno y tenían casi cuatro veces más caballeros y caballos de guerra. La visión de los estandartes Targaryen batiendo mojados sobre sus propias colinas lo enfureció, y el viejo guerrero experto en batallas notó que la lluvia estaba soplando del sur, en las caras de los hombres de los Targaryen en sus colinas. Así Argilac el Arrogante dio la orden de atacar, y la batalla conocida en la historia como laÚltima Tormenta, empezó. La lucha duró bien avanzada la noche, un asunto sangriento, y bastante menos unilateral que la conquista de Aegon de Harrenhal. Tres veces Argilac el Arrogante llevó a sus caballeros contra las posiciones de Baratheon, pero las cuestas eran empinadas y las lluvias habían vuelto la tierra suave y fangosa, por lo que los caballos de guerra forcejearon y tropezaron, y las cargas perdieron toda la cohesión y velocidad adquirida. A los de las tierras de tormentas les fue mejor cuando enviaron a sus lanzas de a pie a las colinas.

Deslumbrados por la lluvia, los invasores no les vieron subir, hasta que fuera demasiado tarde, y las húmedas cuerdas de arco de los arqueros hicieron sus disparos inútiles Una colina cayó, luego otra, y en la tercera carga final del Rey Tormenta y sus caballeros penetraron por el centro de Baratheon… sólo para descubrir a la Reina Rhaenys y Meraxes. Incluso en tierra, el dragón demostró ser formidable. Dickon Morrigen y el Bastardo de Refugionegro, comandando la vanguardia, se engolfaron en el fuego de dragón, junto con los caballeros de la guardia personal de Rey Argilac. Los caballos de guerra se aterraron y huyeron, chocando con los jinetes detrás y convirtiendo el ataque en caos. El Rey Tormenta fue arrojado de su silla de montar. No obstante Argilac continuó batallando. Cuando Orys Baratheon bajó la colina barrosa con sus hombres, encontró al anciano rey enfrentando a seis hombres, con tantos cadáveres a sus pies. “Apártense,” Baratheon ordenó. Se apeó, para enfrentar al rey en iguales condiciones, y le ofreció al Rey Tormenta una última oportunidad de rendirse. Argilac lo maldijo. Y entonces lucharon, el anciano rey guerrero con su pelo blanco y la Mano de Aegon, feroz, de barba negra. Cada hombre recibió una herida, fue dicho, pero al final el último Durrandon consiguió su deseo y se murió con una espada en su mano y una maldición en sus labios. La muerte de su rey quebró el coraje a los hombres de las Tierras de Tormentas, y cuando se extendió la noticia de que Argilac había caído, sus señores y caballeros arrojaron sus espadas y huyeron. Durante unos días se temió que Bastión de Tormentas podría sufrir el mismo destino que Harrenhal, por lo que Argella, la hija de Argilac, obstruyó sus puertas a la aproximación de Orys Baratheon y el ejército Targaryen, y se declaró la Reina Tormenta. En lugar de doblar la rodilla, los defensores de Bastión de Tormentas morirían hasta el último hombre, ella prometió, cuando la Reina Rhaenys voló en Meraxes al castillo para parlamentar. “Podrás tomar mi castillo, pero sólo obtendrás huesos y sangre y cenizas,” ella anunció… pero los soldados de la guarnición no estaban tan deseosos de morir. Esa noche levantaron el estandarte de paz, abrieron la puerta del castillo, y entregaron a Lady Argella amordazada, encadenada, y desnuda en el campamento de Orys Baratheon. Se dice que Baratheon la desencadenó con sus propias manos, la envolvió en su capa, vertió su vino, y le habló suavemente, contándole del coraje de su padre y de su muerte. Y después, para honrar al rey caído, tomó como suyos el escudo y el lema de los Durrandon. El ciervo coronado se volvió su blasón, Bastión de Tormentas su sede, y Lady Argella su esposa. Con los señores de las tierras de los ríos y de las tierras de tormentas ahora bajo el mando de Aegon el Dragón y sus aliados, los restantes reyes de Poniente comprendieron cabalmente que serían los siguientes. En Invernalia, el Rey Torrhen convocó a sus vasallos; dadas las inmensas distancias en el Norte, supo que le tomaría tiempo congregar un ejército. La Reina Sharra del Valle, la regente de su hijo Ronnel, se refugió en el Nido de Águilas, defendida por sus guardias, y envió un ejército a la Puerta de Sangre, la entrada al Valle de Arryn. En su juventud la Reina Sharra se había aclamado como “La Flor de la Montaña,” la doncella más hermosa en todos los Siete Reinos. Esperando oscilar Aegon con su belleza quizás, ella le envió un retrato suyo y se ofreció en matrimonio, con tal de que él nombrara su hijo Ronnel como su heredero. Aunque el retrato lo localizó finalmente, no es sabido si Aegon Targaryen alguna vez contestó su propuesta; él ya tenía dos reinas, y Sharra Arryn era, por entonces, una flor descolorida, diez años mayor.

Orys Baratheon, el primer Señor de Bastión de Tormentas.

Entretanto, los dos grandes reyes occidentales habían hecho causa común y congregado sus propios ejércitos, intentando acabar con Aegon para bien de todos. De Altojardín marchó, Mern IX dela Casa Gardener el Rey de Dominio, con un poderosa hueste. Bajo los muros del Castillo Sotodeoro, asiento de la Casa Rowan, él se encontró con Loren I Lannister, el Rey de la Roca, liderando su propio ejército de las Tierras de Oeste. Ambos reyes comandaron al ejército más poderoso visto en Poniente nunca: una tropa de cincuenta y cinco mil hombres, incluyendo a unos seiscientos señores grandes y pequeños y más de cinco mil caballeros montados. “Nuestro puño de hierro,” alardeó el Rey Mern. Sus cuatro hijos montaron a su lado, y dos de sus nietos jóvenes le asistieron como escuderos. Los dos reyes no demoraron mucho tiempo en Sotodeoro; un ejército de tal tamaño debe permanecer en marcha para que no dejar el campo circundante desnudo. Los aliados partieron en seguida, marchando al norte por el nordeste a través de las hierbas altas y los campos dorados de trigo. Avisado de su venida en su campamento al lado de Ojo de Dioses, Aegon congregó su propia fuerza y avanzó para encontrarse a estos nuevos enemigos. Comandaba un quinto de hombres que ambos reyes, y mucha de su hueste estaba formada de señores de los ríos, cuya lealtad para la Casa Targaryen era de reciente vendimia y sin comprobar.

Sin embargo, con un ejército más pequeño, Aegon pudo moverse mucho más rápidamente que sus enemigos. En el pueblo Septo de Piedra, se le unieron sus reinas con sus dragones—Rhaenys de Bastión de Tormentas, y Visenya de Punta Zarpa Rota, dónde había recibido muchas garantías fervientes de lealtad de los señores locales. Juntos, los tres Targaryen miraron desde el cielo cuando el ejército de Aegon cruzó las cabeceras de la Bahía de Aguasnegras y marchó al sur. Los dos ejércitos llegaron juntos a las llanuras anchas, abiertas al sur del Aguasnegras, cerca de dónde el Camino Dorado correría un día. Los dos reyes se regocijaron cuando sus exploradores regresaron e informaron los números de los Targaryen. Ellos tenían cinco hombres por cada uno de Aegon, parecía, y la disparidad en señores y caballeros era aún mayor. Y la tierra era extensa y abierta, hierba y trigo hasta donde el ojo pudiera ver, ideal para el caballo de guerra. Aegon Targaryen no ordenó tomar posiciones en las tierras altas, como Orys Baratheon en la Última Tormenta; la tierra era firme, no barrosa. Ni se preocuparon por la lluvia. Era un día sin nubes, aunque ventoso. No había habido lluvia por más de una quincena. El Rey Mern había aportado una mayor fuerza que el Rey Loren, y por eso exigió el honor de comandar el centro. Su hijo y heredero, Edmund, tomó la vanguardia. El Rey Loren y sus caballeros se formaron en el flanco derecho, Lord Oakheart en el izquierdo. Sin obstáculos naturales entre las filas de los Targaryen, ambos reyes quisieron atacar a Aegon desde ambos flancos, luego cogerlo desde atrás, mientras que su “puño de hierro,” una gran cuña de caballeros blindados y señores superiores, traspasaría a través del centro de Aegon. Aegon Targaryen preparó a sus propios hombres formando una media luna con lanceros, arqueros detrás y caballería ligera en ambos flancos. Entregó el mando de su ejército a Jon Mooton de Poza de la Doncella, uno de los primeros enemigos en unirse a su causa. El rey decidió hacer su batalla desde el cielo, al lado de sus reinas. Aegon había notado la ausencia de la lluvia también; las pasturas y trigo que rodearon a los ejércitos eran altos y maduros para la cosecha… y muy secos. Los Targaryen esperaron hasta que los dos reyes sonaron sus trompetas y avanzaron bajo un mar de estandartes. El propio rey Mern llevó la carga contra el centro en su semental dorado, su hijo Gawen a su lado con su estandarte, una gran mano verde en un campo blanco. Rugiendo y gritando, incitados por los cuernos y tambores, los hombres de Gardener y Lannister cargaron a través de una tormenta de flechas hacia sus enemigos, barriendo a los arqueros de los Targaryen, rompiendo sus filas. Pero por entonces Aegon y sus hermanas estaban en el aire. Aegon voló sobre las líneas de sus enemigos en Balerion, a través de una tormenta de lanzas y piedras y flechas, atacando repetidamente, bañando a sus enemigos en llamas. Rhaenys y Visenya pusieron sus fuegos a favor del viento y detrás del enemigo. Los pastizales secos y campos de trigo ardieron en seguida. El viento abanicó las llamas y envió el humo sobre las caras de las filas delanteras de los dos reyes. El olor del fuego provocó el pánico a sus monturas, y cuando el humo se espesó, el caballo y jinete, por igual, quedaron ciegos. Sus filas empezaron a romperse con las paredes de fuego en cada lado. Los hombres de Lord Mooton, a salvo del viento de la conflagración, esperaron con sus arqueros y lanzas e hicieron un conciso trabajo con los hombres quemados y ardientes que vinieron, tambaleándose del infierno. El Campo de Fuego, la batalla fue conocida después.

Más de cuatro mil hombres murieron en las llamas. Otros mil perecieron por las espadas y lanzas y flechas. Decenas de miles sufrieron quemaduras, algunos quedaron con cicatrices para siempre. El Rey Mern IX estaba entre los muertos, junto con sus hijos, nietos, hermanos, primos, y otros parientes. Un sobrino sobrevivió durante tres días. Cuando se murió de sus quemaduras, la Casa Gardener murió con él. El Rey Loren de la Roca vivió, montando a través de una pared de llamas y humo hacia la seguridad cuando vio perdida la batalla. Los Targaryen perdieron menos que cien hombres. La Reina Visenya recibió un flechazo en el hombro, pero pronto se recuperó. Cuando sus dragones se tragaron a los muertos, Aegon ordenó que se recojan las espadas de los asesinados y se envíen río abajo. Loren Lannister fue capturado al día siguiente. El Rey de la Roca puso su espada y corona a los pies de Aegon, dobló la rodilla, e hizo el homenaje. Y Aegon, fiel a sus promesas, alzó a su enemigo vencido y lo confirmó en sus tierras y señoría, nombrándolo Señor de Roca Casterly y Guardián del Oeste. Los vasallos de Lord Loren siguieron su ejemplo, y también muchos señores del Dominio, aquéllos que habían sobrevivido al fuego de dragón. Todavía la conquista del oeste seguía incompleta, así que el Rey Aegon se separó de sus hermanas y marchó en seguida hacia Altojardín, esperando afianzar su rendición antes de que algún otro lo reclame. Encontró el castillo en las manos de su mayordomo, Harlan Tyrell, cuyos antepasados habían servido a los Gardener durante siglos. Tyrell rindió las llaves del castillo sin lucha y empeñó su apoyo al rey victorioso. Como premio, Aegon le concedió Altojardín y todos sus dominios, nombrándolo Guardián del Sur y Señor Supremo del Mander, y otorgándole el dominio sobre todos los vasallos anteriores de la Casa Gardener. Era la intención del Rey Aegon de continuar su marcha al sur y forzar la sumisión de Antigua, Árbor, y Dorne, pero a Altojardín llegó un mensaje de un nuevo desafío. Torrhen Stark, el Rey en el Norte, había cruzado el Cuello y entró en las Tierras de los Ríos, liderando un ejército de treinta mil duros salvajes norteños. Aegon partió al norte en seguida para encontrárselo, volando por delante de su ejército en las alas de Balerion, el Terror Negro. Envió también el mensaje a sus dos reinas, y a todos los señores y caballeros que habían doblado la rodilla después de Harrenhal y el Campo de Fuego. Cuando Torrhen Stark llegó a las riberas del Tridente, encontró un ejército de la mitad del tamaño del suyo propio, esperándolo al sur del río. Señores de las tierras de los ríos, de las tierras de oeste, de las tierras de tormentas, hombres del Dominio… todos habían venido. Y encima de su campamento Balerion, Meraxes, y Vhagar rondaban en el cielo en anchos círculos. Los exploradores de Torrhen habían visto las ruinas de Harrenhal dónde los fuegos lentos, rojos, todavía ardían bajo los cascotes. El Rey en el Norte había oído muchas historias del Campo de Fuego también. Él supo que le esperaría el mismo destino si intentara forzar un cruce del río. Algunos de sus señores vasallos le instaron a que atacara de todos modos, insistiendo que el valor Norteño ganaría el día. Otros le instaron retirarse al Foso Cailin y establecer su posición allí en la tierra Norteña. Brandon Nieve, el hermano bastardo del rey se ofreció a cruzar el Tridente sin ser visto y matar a los tres dragones mientras dormían.

El Rey Torrhen envió a Brandon Nieve por el Tridente. Pero él cruzó con tres maestres, no para matar, sino para tratar. Todos los mensajes se intercambiaron a través de la noche. A la mañana siguiente, el propio Torrhen Stark cruzó el Tridente. Allí, en la orilla sur del Tridente, se arrodilló, puso la antigua corona de los Reyes de Invierno a los pies de Aegon, y juró ser su hombre. Él subió como Señor de Invernalia y Guardián del Norte, no más un rey. Hasta el presente, desde ese día, a Torrhen Stark se le conoció como el Rey Que se Arrodilló… pero ningún norteño dejó sus huesos quemados al lado del Tridente, y ni se torcieron, o fundieron, o doblaron las espadas que Aegon recogió de Lord Stark y sus vasallos.

Torrhen Stark, el Rey Que se Arrodilló.

Ahora, una vez más, Aegon Targaryen y sus reinas partieron su compañía. Aegon se puso una vez más al sur, marchando hacia Antigua, mientras que sus dos hermanas montaron sus dragones—Visenya para un segundo intento en el Valle de Arryn, y Rhaenys hacia Lanza del Sol y los desiertos de Dorne. Sharra Arryn había fortalecido las defensas de Puerto Gaviota, había movido a un fuerte ejército hacia la Puerta de Sangre, y había triplicado el tamaño de las guarniciones en la Piedra, Nieve, y Cielo, los castillos que protegían la aproximación al Nido de Águilas. Todas estas defensas demostraron ser inútiles contra Visenya Targaryen que montó en las alas coriáceas de Vhagar sobre todos ellos y tomó tierra el patio interior del Nido de Águilas. Cuando la regente del Valle se salió para confrontarla, con una docena de guardias, encontró a Visenya con Ronnel Arryn sentado en su rodilla, mirando al dragón, asombrado. “Madre, ¿puedo volar con la señora?", el rey niño preguntó. Ninguna amenaza fue dicha, ni intercambiaron ninguna palabra enfadada. Las dos reinas sonrieron entre sí, y, en cambio, intercambiaron cortesías. Entonces Lady Sharra envió a por las tres coronas (la diadema de su propia regencia, la pequeña corona de su hijo, y la Corona del Halcón de la Montaña y el Valle que los reyes Arryn habían llevado durante mil años), y se los rindió a la Reina Visenya, junto con las espadas de su guarnición. Y fue dicho después que el pequeño rey voló tres veces sobre la cúspide de la Lanza del Gigante y, cuando aterrizó como un pequeño señor. Así fue como Visenya Targaryen introdujo el Valle de Arryn en el reino de su hermano. Rhaenys Targaryen no tuvo tal conquista fácil. Un ejército de lanceros de Dorne vigilaba el Paso del Príncipe, la entrada a través de las Montañas Rojas, pero Rhaenys

no los atacó. Voló sobre el paso, sobre las arenas rojas y blancas, y descendió en Vaith exigiendo su sumisión, sólo para encontrar el castillo vacío y abandonado. En el pueblo bajo sus paredes estaban sólo mujeres y niños y ancianos. Cuando preguntó dónde habían ido sus señores, ellos sólo dirían, “Lejos.” Rhaenys siguió río abajo hasta Bondadivina, asiento de la Casa Allyrion, pero también fue abandonado. Ella voló. Donde Bondadivina se encontraba con el mar, Rhaenys descubrió el Pueblo Planky, dónde había cientos de botes, esquifes de pesca, barcazas, casas flotantes, y armatostes, cociéndose en el sol, unidos con sogas y cadenas y tablones para crear una ciudad flotante, todavía sólo unas ancianas y los niños pequeños se asomaron cuando Meraxes voló en círculos sobre las cabezas. Finalmente el vuelo de la reina la llevó a Lanza del Sol, la antigua sede de la Casa Martell, dónde encontró a la Princesa de Dorne esperandola en su castillo abandonado. Meria Martell contaba ochenta años de edad, los maestres nos dicen, y había gobernado Dorne por sesenta de esos años. Era muy obesa, ciega, y casi calva, su piel pálida y combada. Argilac el Arrogante la había nombrado “El Sapo Amarillo de Dorne,” pero ni la vejez, ni la ceguera había embotado su ingenio. “No lucharé contigo,” la Princesa Meria le dijo a Rhaenys, “ni me arrodillaré. Dorne no tiene ningún rey. Díle eso a tu hermano.” “Lo haré,” Rhaenys contestó, “pero vendremos de nuevo, Princesa, y la próxima vez vendremos con fuego y sangre.” “Tus palabras,” dijo la Princesa Meria. “Las nuestras son Nunca Doblegado, Nunca Roto. Puedes quemarnos, mi señora… pero no nos doblarás, no nos romperás, o nos inclinarás. Esto es Dorne. No eres bienvenida aquí, si vuelves que sea por tu cuenta y riesgo.” Así la reina y princesa se separaron, y Dorne permanecía invicto. Al oeste, Aegon Targaryen recibió una bienvenida más cálida. La más grande ciudad en todos Poniente, Antigua estaba rodeada de muros macizos y gobernada por los Hightower de Hightower, la más antigua, más rica, y más poderosa de las casas nobles del Alcance. Antigua también era el centro de la Fe. Allí moraba el Septon Supremo, Padre de los Creyentes, la voz de los nuevos dioses en la tierra, que comandaba la obediencia de millones de devotos a lo largo de los reinos (salvo en el Norte, dónde los dioses viejos todavía tenían influencia), y las espadas de la Fe Militante, las órdenes combativas de la gente común llamados las Estrellas y Espadas. Todavía, cuando Aegon Targaryen y su ejército se acercaron a Antigua, encontraron las puertas de la ciudad abiertas, y a Lord Hightower esperándolo para ofrecer su sumisión. Cuando llegó el primer mensaje de Aegon aterrizando en Antigua, el Septon Supremo se había encerrado dentro del Septo Estrellado durante siete días y siete noches, buscando la guía de los dioses. No tomó alimento alguno, salvo pan y agua, fue dicho, y pasó todas sus horas orando, desplazándose de un altar al siguiente. Y el séptimo día, la Vieja había alzado su lámpara dorada para mostrarle el camino. Si Antigua se alzara en armas contra Aegon el Dragón, Su Suprema Santidad vio, la ciudad se quemaría ciertamente, y los Hightower y la Ciudadela y el Septo Estrellado serían destruidos.

La reunión entre Meria Martell y Rhaenys Targaryen.

Manfred Hightower, Lord de Antigua, era un señor cauto, y piadoso. Uno de sus hijos más jóvenes sirvió con los Hijos del Guerrero, y otro justo había hecho recientemente los votos como septon. Cuando el Septon Supremo le contó la visión de la Vieja, Lord Hightower determinó que él no se opondría al Conquistador por la fuerza de armas. Así fue que ningún hombre de Antigua se quemó en el Campo de Fuego, aunque los Hightower eran los vasallos de a los Gardener de Altojardin. Y así era que Lord Manfred montó para saludar a Aegon el Dragón cuando este se acercó, y para ofrecerle su espada, su ciudad, y su juramento. (Algunos dicen que Lord Hightower también ofreció la mano de su hija más joven, que Aegon rechazó educadamente, para no ofender a sus dos reinas).

Tres días después, en el Septo Estrellado, Su Suprema Santidad ungió a Aegon con los siete aceites, puso una corona en su cabeza, y lo proclamó Aegon de Casa Targaryen, el Primero de Su Nombre, el Rey de los Ándalos, Rhoynar, y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos, y Protector del Reino. (“Siete Reinos” era el estilo usado, aunque Dorne no se había sometido. Ni lo haría, por más de un siglo por venir). Sólo un puñado de señores había estado presente para la primera coronación de Aegon en la desembocadura del Aguasnegras, pero centenares estaban disponibles para dar testimonio de su segundo, y decenas de miles lo vitorearon después en las calles de Antigua, cuando él montó a través de la ciudad en la espalda de Balerion. En la segunda coronación de Aegon estaban los maestres y archmaestres de la Ciudadela. Quizás por esa razón, era esta coronación, en vez de la de fuerte de Aegon, que coronó el día del Desembarco de Aegon, que llegó a ser como el inicio del reinado de Aegon. Así fue como los Siete Reinos de Poniente fueron clavados en un gran reino, por la voluntad de Aegon el Conquistador y sus hermanas. Muchos pensaban que Aegon escogería Antigua como su capital o quizá Rocadragón, la antigua ciudadela de la isla de la Casa Targaryen. El rey sorprendió a todos proclamando su intención de hacer su corte en el nuevo pueblo que ya se alzaba bajo las tres colinas en la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras, el lugar dónde él y sus hermanas habían puesto el pie en la tierra de Poniente. Desembarco de Rey, el nuevo pueblo fue llamado. Desde allí Aegon el Dragón gobernó su reino, atendiendo la corte desde un gran asiento de metal, formado de las fundidas, retorcidas, y rotas espadas vencidas de todos sus enemigos caídos, un asiento peligroso que se conocería pronto a través de todo el mundo como el Trono de Hierro de Poniente.

El Trono de Hierro.

Aegon el Conquistador coronado por el Septon Supremo.

AEGON I EL REY AEGON, EL Primero de Su Nombre, pudo haber conquistado los Siete Reinos a la edad de 27, pero ahora encaraba el formidable reto de gobernar su recién forjado reino. Los siete reinos en guerra rara vez habían estado en paz dentro de sus propias fronteras y mucho menos sin ellas, y unirlas bajo un reinado requirió de un hombre verdaderamente extraordinario. Por lo que fue afortunado para el reino de que Aegon fuera tal hombre- un hombre con abundante visión y determinación. Y aunque su visión de un Poniente unificado resulto más difícil de lo que Aegon pudo haber imaginado- sin mencionar que mucho más costoso- era una visión que dio forma al curso de la historia de cientos de años por venir. Fue Aegon quien visualizo una gran ciudad real que rivalizara y sobrepasara Lannisport y Antigua emergiendo alrededor de su vulgar Fuerte Aegon. Y mientras Desembarco del Rey había sido un atestado, fangoso y maloliente lugar en sus inicios, siempre estaba lleno de actividad. Un improvisado septo construido a partir del casco de una coca en el Aguasnegras era utilizado por la gente, y pronto un septo mucho más grande fue alzado en la Colina de Visenya con dinero enviado por el Septon Supremo. (Este luego sería unido al Septo de la Conmemoración en la Colina de Rhaenys como un monumento a la Reina.) Donde una vez solo barcos de pesca eran vistos, ahora cocas y galeras de Antigua, Lannisport, las Ciudades Libres, e incluso las Islas del Verano comenzaron a aparecer así cambio el flujo de comercio desde Valle Oscuro y Poza de la Doncella hasta Desembarco del Rey. El Fuerte Aegon crecía cada vez más grande, rebosando más allá de su empalizada inicial para abarcar más de la Colina Alta de Aegon, y una nueva fortaleza de madera fue alzada, con murallas de 50 pies de alto. Se mantuvo hasta 35 AC, cuando Aegon la derribo, para que así la Fortaleza Roja pueda ser construida como un castillo digno para los Targaryen y sus herederos.

De acuerdo a la historia del Archimaestre Gyldayn, fue sugerido en la corte que Aegon dejara a la Reina Visenya encargada de la construcción de la Fortaleza Roja, así él no tendría que soportar su presencia en Rocadragon. En los últimos años, su relación- la cual nunca fue tan cálida –se había vuelto cada vez más distante.

Por el año 10 AC, Desembarco del Rey se había convertido en una verdadera ciudad, y para el 25AC había sobrepasado a Puerto Blanco y Puerto Gaviota para convertirse en la tercera ciudad más grande del reino. Y, sin embargo, durante gran parte de tiempo, era una ciudad sin murallas. Pudo ser que Aegon y sus hermanas pensaran que nadie se atrevería a asaltar una ciudad que albergara dragones, pero en 19AC llegaron noticias de que una flota pirata saqueo Arboles Altos en las Islas del Verano, tomando a miles como esclavos y una fortuna en riquezas. Molesto por aquello- y comprendiendo que él y Visenya no estarían siempre en Desembarco del Rey –Aegon, al fin, dio la orden de que las murallas fueran construidas. Este proyecto estuvo a cargo del Gran maestre Gawen y la Mano, Ser Osmund Strong. Aegon decreto que debería haber espacio suficiente para que la ciudad pueda expandirse dentro de las murallas, la cual sería defendida por siete puertas, en honor a los Siete. La construcción comenzó el siguiente año, y para el 26AC fue completada. Tal como crecía la ciudad y su prosperidad, también lo hacia el reino. Esto, en parte, fue debido a los esfuerzos del Conquistador en ganarse el respeto de sus vasallos y del pueblo llano. Aegon a menudo era ayudado por la Reina Rhaenys (mientras estaba viva), por quien el pueblo sentía un cariño especial. Ella disfrutaba de los cantantes y

bardos- cosa que su hermana, la Reina Visenya, pensaba que era una pérdida de tiempo, pero esos cantantes componían canciones de elogio para los Targaryen y las llevaban por todo el reino. Y si esas canciones también contenían mentiras audaces que hicieron lucir a Aegon y sus hermanas mucho más gloriosos, la reina no lo lamentaba… aunque es posible que los maestres sí. La reina hizo mucho para unir al reino a través de matrimonios que ella arreglo entre casas lejanas. Así, la muerte de Rhaenys en Dorne en el 10AC, y la ira que prosiguió, fue sentida por la mayor parte del reino, quienes habían amado a la hermosa y amable reina. Sin embargo, a pesar de ser un reino cubierto de gloria, la Primera Guerra Dorniense se destacó como la gran derrota de Aegon. La Primera Guerra Dorniense comenzó en el 4AC, terminando en el 13AC después de años de tragedia y sangre derramada. Muchas fueron las calamidades de aquella guerra. La muerte de Rhaenys, los años de La Ira del Dragón, el asesinato de señores, asesinos pretensiosos en Desembarco del Rey y la Fortaleza Roja; eran tiempos oscuros.

La joven Desembarco del Rey y el Fuerte de Aegon Pero fuera de toda tragedia nació al menos algo destacable: la Hermandad Juramentada de la Guardia Real. Cuando Aegon y Visenya pusieron precios por las cabezas de los señores Dornienses, muchos fueron asesinados, y en respuesta los Dornienses contrataron sus propios asesinos. En una ocasión en el 10AC, Aegon y Visenya fueron atacados en las calles de Desembarco del Rey, y si no hubiera sido por Visenya y Hermana Oscura, el rey no habría sobrevivido. A pesar de esto, el rey aun creía que la guardia era suficiente para su defensa; por otro lado, Visenya lo convenció.

(Se dice que cuando Aegon señalo a sus guardaespaldas, Visenya desenvaino Hermana Oscura y corto su mejilla antes de que sus guardias pudieran reaccionar. “Tus guardias son lentos y torpes,” se cree que fue lo que dijo Visenya, a lo que el rey se vio obligado a estar de acuerdo.) Fue Visenya, no Aegon, quien decidió como debería estar formada la Guardia Real. Siete campeones por los Señores de los Siete Reinos, quienes serían caballeros. Ella moldeo sus votos usando los de la Guardia de la Noche como ejemplo, por lo que iban a renunciar a todo salvo su deber para con el rey. Y cuando Aegon hablo sobre realizar un gran torneo para elegir al primer Guardia del Rey, Visenya le aconsejo que el necesitaría guardias con más habilidad que solo en armas para protegerlo; y que también necesitaría inquebrantable lealtad. El Rey le confió a Visenya elegir al primer miembro de la orden, y la historia muestra que fue prudente al hacerlo: dos murieron defendiéndolo, y el resto le sirvió hasta el final de sus días con honor. El Libro Blanco guarda sus nombres, así como relata los nombres y hazañas de cada uno de los caballeros quienes pronunciaron sus votos: Ser Corlys Velaryon, el primer Lord Comandantes; Ser Richard Roote; Ser Addison Colina, el Bastardo de Maizal; Ser Gregor Goode y Ser Griffith Goode, hermanos; Ser Humfrey el Mimo (2), un caballero errante, y ser Robin Darklyn, llamado Robin el Oscuro (3), el primero de muchos Darklyn en vestir la capa blanca.

La “regla de seis” ahora formaba parte de las leyes, fue establecida por Rhaenys cuando se sentaba en el Trono de Hierro mientras el rey dirigía uno de sus proyectos. Una petición fue hecha por los hermanos de una mujer que fue golpeada hasta morir por su esposo después de que él la atrapara con otro. Se defendió con razón, señalando que estaba en su derecho de castigar a su esposa adultera (lo cual lo suficientemente cierto, aunque en Dorne, las cosas eran diferentes) para lo cual uso una varilla no más gruesa que un dedo pulgar. Sin embargo, él la había golpeado cien veces, de acuerdo a lo que dicen los hermanos, lo cual nunca fue negado por el esposo. Después de reunirse con los maestres y septones, Rhaenys declaro que, mientras los dioses hicieron a la mujer para que sean obedientes a sus esposos y puedan ser legalmente golpeadas, solo 6 golpes podrían recibir- uno por cada uno de los Siete, salvo por el Desconocido, quien era la muerte. Por aquello, Visenya declaro que noventa y cuatro de los golpes dados por el esposo habían sido ilegales y estuvieron de acuerdo que los hermanos de la mujer podrían igualar esos golpes sobre el esposo.

Habiendo establecido consejeros desde los primeros años- Jaehaerys I en su primer día formaría el Consejo Privado quienes aconsejarían al rey- Aegon el Conquistador con frecuencia dejaba al mando del reino a sus hermanas y a estos confiables consejeros. Mientras él trataba de unir al reino con su presencia- aterrorizando a sus súbditos y asustándolos (cuando era necesario). Por medio año el rey voló entre Desembarco del Rey y Rocadragon, mientras la ciudad era su asiento real, la isla la cual apestaba a azufre y agua salada era el lugar que más amaba. Pero la otra mitad del año lo dedicaba al progreso de la ciudad. Aegon viajo por todo el reino por el resto de su vida, hasta su último viaje en el 33AC- ofreciendo sus respetos al Septon Supremo en el Septo Estrellado cada vez que visitaba Antigua, siendo invitado bajo el techo de los señores de las grandes casa (incluso Invernalia, en ese último viaje), señores menores, caballeros y posaderos comunes. El rey traía consigo un gran sequito que lo seguía donde quiera que iba; en uno de sus viajes, mil caballeros lo seguían, al igual que muchos señores y damas de la corte. En estos viajes, el rey no solo era acompañado por sus cortesanos sino también por maestres y septones por igual. Con frecuencia, seis maestres lo acompañaban para aconsejarle e informarle acerca de las leyes locales y tradiciones de los antiguos reinos,

para que así pueda gobernar con criterio en su corte. Antes de procurar unir el reino bajo un conjunto de leyes, el rey respeto las diferentes costumbres de cada reino y tratando de juzgar como lo habían hecho sus antiguos reyes. Desde la culminación de la Primera Guerra Dorniense hasta la muerte de Aegon en el 37AC, el reino estuvo en paz, y Aegon reino con sabiduría y paciencia. Le había dado al reino tanto “un heredero como un repuesto” por sus dos esposas: el mayor, Príncipe Aenys, hijo de Rhaenys (muerta hace mucho) y el menor, Príncipe Maegor, hijo de Visenya.

La corona de Aegon el Conquistador

Aegon murió donde había nacido, en su amada Rocadragon. Los reportes afirman que él estaba en la Cámara de la Mesa Pintada, contándoles a sus nietos Aegon y Viserys los relatos de su conquista, cuando se detuvo y colapso. Fue algo fulminante, dijo el maestre, y el Dragón murió rápido y en paz. Su cuerpo fue quemado en Rocadragon como era costumbre de los Targaryen y los Valyrios antes de ellos. Aenys, Príncipe de Rocadragon y heredero al Trono de Hierro, estaba en Altojardin cuando se enteró de la muerte de su padre y rápidamente voló en su dragón para recibir su corona. Pero todos aquellos quienes precedieron a Aegon el Conquistador en el Trono de Hierro encontraron un reino mucho menos sumiso a su dominio.

AENYS I CUANDO EL DRAGÓN murió a la edad de sesenta y cuatro, su reinado había sido indiscutible sobre todo el reino salvo por los Dornienses. Aegon había gobernado con sabiduría: mostrándose justo durante sus viajes reales, ofreciendo sus respetos al Septon Supremo, premiando a quienes le servían bien, y aconsejando a quienes lo necesitaban. Sin embargo, bajo de la superficie de su, en gran parte pacifico, reinado era como una caldero que rebosaba discordia. En sus corazones, muchos de sus vasallos añoraban los viejos tiempos, cuando las grandes casas gobernaban sus propios dominios con incuestionable soberanía. Otros deseaban venganza, por sus seres queridos muertos en las guerras. Y algunos veían a los Targaryen como abominaciones: hermanos casados con sus hermanas, con sus emparejamientos incestuosos productores de ilegítimos herederos. La fuerza de Aegon y sus hermanas- y la de sus dragones- había sido suficiente para rendir a quienes se les oponían, pero lo mismo no puede ser dicho acerca de sus herederos. Fue Aenys, el primer hijo de Aegon y su amada Rhaenys, quien lo precedió en el trono en el año 37AC a la edad de treinta. Fue coronado en una gran ceremonia que se llevó acabo en la Fortaleza Roja a la mitad de su construcción, luciendo una corona adornada con oro en lugar de la de acero Valyrio de su padre. Pero aunque su padre y su hermano, Maegor (hijo de Visenya), eran guerreros de nacimiento, Aenys tenía un carácter diferente. Había nacido como un niño débil y enfermizo y se mantuvo así a lo largo de sus primeros años. Se escuchaban rumores acerca de que este no podría ser hijo legítimo de Aegon el Conquistados, quien había sido un guerrero sin igual. A decir verdad, era bien sabido que la Reina Rhaenys se deleitaba con cantantes hermosos y mimos ingeniosos; quizás uno de ellos pudo haber engendrado al niño. Pero los rumores cesaron cuando el niño enfermizo recibió una joven cría de dragón, a la cual nombro Quicksilver. Y tal cual el dragón creció, también lo hizo Aenys. Aun así, Aenys seguía siendo un soñador, aficionado a la alquimia y amante de la compañía de cantantes y mimos. Por otro lado, deseaba ser reconocido por todos, y esto lo llevo a dudar y vacilar sobre sus decisiones por temor a defraudar a unos u otros. Fue esto lo que casi estropea su reinado y lo pudo llevar a un temprano e ignominioso fin. Después de la muerte del Conquistador, fue cuestión de tiempo para que los opositores al gobierno Targaryen emergieran. El primero de ellos fue el bandido y forajido Harren el Rojo, quien decía ser nieto de Harren el Negro. Con la ayuda de un sirviente, Harren el Rojo se apodero de Harrenhal y su señor actual, el infame Lord Gargon (recordado como Gargon el Huésped (4) por su costumbre de asistir a cada boda en sus tierras y hacer valida la ley de La Primera Noche). Lord Gargon fue castrado en el bosque de dioses del castillo y fue abandonado para que muriera desangrado mientras Harren el Rojo se proclamó a si mismo Señor de Harrenhal y Rey de la Tierra de los Ríos. Todo esto tomo lugar mientras el rey visitaba Aguasdulces, el asentamiento de la casa Tully. Pero para cuando Aenys y Lord Tully llegaron a Harrenhal la encontraron vacía, todos los hombres leales a Gargon muertos, y Harren el Rojo y sus seguidores habían regresado a los saqueos. Pronto aparecieron más rebeldes en el Valle y las Islas del Hierro, mientras un Dorniense se nombraba a sí mismo como el Rey Buitre reuniendo miles de partidarios para oponerse a los Targaryen. El Gran Maestre Gawen escribió que el rey estaba impactado por estas noticias, ya que Aenys creía ser amado por el pueblo. Y, una vez más, el rey actuó indecisamente: primero comando que un ejército navegara hacia el

Valle para lidiar con el usurpador Jonos Arryn, quien había encarcelado a su propio hermano Lord Ronnel, y de pronto llamando de vuelta al ejercito por temor a que Harren el Rojo y sus hombres se infiltraran en Desembarco del Rey. Incluso el rey se empecino en convocar a un Gran Consejo para discutir cómo lidiar con estos rebeldes. Afortunadamente para el reino, otros actuaron con más rapidez.

Aenys I en el Trono de Hierro

Lord Royce de Piedra de las Runas junto sus fuerzas quienes lidiaron contra los rebeldes en el Valle, encerrando a Jonos Arryn y sus seguidores en el Nido de Águilas– aunque esto trajo como consecuencia el asesinato del encarcelado Lord Ronnel, cuando Jonos lo envió a volar por la Puerta de la Luna. El Nido de Águilas resulto ser un refugio no tan seguro como se creía cuando el Príncipe Maegor llego montado en Balerion, el Terror Negro–el dragón que siempre había deseado y finalmente pudo reclamar después de la muerte de su padre. Jonos y todos sus seguidores fueron colgados, de la mano de Maegor. Mientras tanto, en las Islas del Hierro, el hombre que decía ser el Rey Lodos renacido fue rápidamente asesinado por Lord Goren Greyjoy, quien envió su cabeza en una pica

al Rey Aenys. Como agradecimiento, Aenys le concedió un favor- favor que Lord Goren uso para expulsar la Fe de las Islas del Hierro, que provoco la consternación del resto del reino. En cuanto al Rey Buitre, los Martell ignoraron esta pequeña esta rebelión dentro de sus propias fronteras. A pesar de que la Princesa Deria le aseguro a Aenys que los Martel solo deseaban paz y estaban haciendo lo que podían para acabar con la rebelión, fueron los Señores de las Marcas quienes detuvieron la mayor parte de la rebelión. Al principio, el llamado Lord Buitre parecía más de lo que podrían igualar. Sus primeras victorias trajeron como resultado un gran apoyo, el número de sus seguidores llegaba hasta los treinta mil hombres. Fue solo cuando él dividió ese gran ejército- tanto por falta de suministros para alimentarlos como por confianza en que cada uno podría derrotar a cualquier enemigo que se les cruzara –que sus problemas comenzaron. Ahora podrían ser derrotados uno por uno por la antigua Mano del Rey, Orys Baratheon, y las fuerzas de los Señores de las Marcas- especialmente Sam Tarly el Salvaje, cuya espada, Veneno de Corazón, se decía que era roja desde la empuñadura hasta la punto después de cortar a una docena de Dornienses en el transcurso de La Caza del Buitre, como fue conocida la persecución del Rey Buitre. El primer rebelde también fue el último. Harren el Rojo, fue finalmente arrinconado por la Mano de Aenys, Lord Alyn Stokeworth. En la batalla que siguió, Harren mato a Lord Alyn, solo para ser asesinado por el escudo de la Mano. Con la paz restablecida, el rey agradeció a los señores y campeones que habían puesto fin a estos rebeldes y enemigos del trono- la principal recompensa fue para su hermano, el Príncipe Maegor, a quien Aenys nombro como la nueva Mano del Rey. Parecía ser la decisión más sabia, y sin embargo, fue lo que sembró las semillas de la maldición de Aenys.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN La tradición entre los Targaryen siempre había sido la de casarse entre familiares. Comprometiendo hermano con hermana era lo más ideal. A falta de cualquiera de ellos, la mujer podría casarse con tu tío, primo o sobrino: el hombre con una prima, tía o sobrina. Esta práctica se remitía a Valyria, donde era común ente muchas de las antiguas familias, particularmente aquellas que criaban y montaban dragones. “La sangre del dragón debe mantenerse pura.” Algunas de los príncipes hechiceros tomaban más de una esposa cuando querían, aunque esto era menos común que los matrimonios incestuosos. En Valyria antes de la maldición, hombres sabios escribían, miles de dioses eran venerados, pero ninguno temido, así muy pocos se atrevían a estar en contra de estas costumbres. Esto no ocurría en Poniente, donde el poder de la Fe era indiscutible. El incesto fue denunciado como un vil pecado, ya sea entre padre e hija, madre e hijo, o hermano y hermana, y los frutos de dichas uniones eran considerados como abominaciones a la vista de dioses y hombres. En retrospectiva, se podía ver que el conflicto entre la Fe y la Casa Targaryen era inevitable.

Por largo tiempo habia sido costumbre Valyria la de casarse entre familia, y de ese modo preservando el linaje real. Pero esta no era una costumbre natural en Poniente, y era vista como una abominación por la Fe. El Dragón y sus hermanas habían sido aceptados sin comentarios, y no habia habido problema cuando el Príncipe Aenys se casó en el 22AC con Alyssa Velaryon, hija del Consejero de Barcos del Rey; aunque era Targaryen por lado materno, esto solo la hacía su prima. Pero cuando la tradición parecía seguir una vez más, repentinamente las cosas llegaron a un punto crítico.

La Reina Visenya propuso el casamiento entre Maegor y la primera hija de Aenys, Rhaena, pero el Septon Supremo amor una gran protesta, por lo cual Maegor se casó con la propia sobrina del Septon Supremo, Lady Ceryse de la Casa Hightower. Este probo ser un matrimonio infructuoso, mientras Aenys y Ceryse seguían teniendo más hijos, Rhaena fue seguida por Aegon, primer hijo y heredero, después Viserys, Jaehaerys y Alysanne. Tal vez envidia, después de dos años como Mano- y el nacimiento de otra hija de su hermano, Vaella, quien murió al nacer –Maegor conmociono al reino en el 39AC anunciando que habia tomado una segunda esposaAlys de la Casa Harroway –en secreto. Se habia casado con ella en una ceremonia Valyria oficializada por la Reina Visenya a falta de un Septon dispuesto a casarlos. La protesta fue demasiada que Aenys finalmente se vio forzado a exiliar a su hermano. Aenys parecía contento al dejar que el asunto terminara con el exilio de Maegor, pero el Septon Supremo aún no estaba satisfecho. Ni siquiera el nombramiento del presunto hacedor de milagros, Septon Murmison, como nueva Mano pudo calmar la relación con la Fe. En el 41AC, Aenys empeoro el asunto cuando decidió casar a su hija mayor, Rhaena, con su hijo y heredero, Aegon, a quien nombro Príncipe de Rocadragon en lugar de Maegor. Desde Septo Estrellado llego una denuncia como ningún rey habia recibido jamás, dirigida al “Rey Abominación”- y de repente Señores e incluso el pueblo quienes una vez amaron a Aenys se volvieron en su contra. El Septon Murmison fue expulsado de la Fe por realizar la ceremonia, los Clérigos Humildes se levantaron en armas, cortando en pedazos a Murmison quince días después mientras era conducido por toda la ciudad. Los Hijos del Guerrero comenzaron a fortificar la Colina de Rhaenys, convirtiendo al Septo de la Conmemoración en una ciudad que pueda hacerle frente al rey. Adicionalmente, algunos Clérigos Humildes trataron de asesinar al rey y su familia en el mismo castillo, escalando sus murallas y escabulléndose en sus habitaciones reales. Fue solo gracias a un caballero de la Guardia del Rey que la familia real sobrevivió. Ante todo esto, Aenys abandono la ciudad con su familia y escapo hacia la seguridad de Rocadragon. Allí, Visenya le aconsejo que tome a su dragón y lleve fuego y sangre tanto al Septo Estrellado como al Septo de la Conmemoración. En lugar de eso, el rey, que era incapaz de tomar una firme decisión, decayó enfermo. Para el término del 41AC, la mayoría del reino estaba en su contra. Miles de Clérigos Humildes rondaban las calles, amenazando a los partidarios del rey, docenas de Señores se levantaron en armas contra el Trono de Hierro. Aunque Aenys tenía solo 35 años, se decía que lucía como un hombre de 60, y el Gran Maestre Gawen perdió la esperanza de que su condición mejorara. La viuda Visenya cuido de él, por cierto tiempo mejoro. Y de repente, sufrió un colapso cuando se le comunico que su hijo e hija habían sido rodeados en Refugio Quebrado, donde se habían refugiado cuando su viaje anual habia sido interrumpido por la rebelión contra el trono. Aenys murió tres días después, y al igual que su padre antes que él, fue quemado en Rocadragon. En días posteriores, después de la muerte de Visenya, se decía que el repentino fallecimiento de Aenys habia sido causada por ella, y algunos se referían a ella como asesina de su propia sangre y matarreyes. ¿No es verdad que ella prefería a Maegor sobre Aenys en todo?¿No tenía la ambición de que su hijo sea el que gobierne?¿ Por qué, entonces, cuido de su hijastro y sobrino cuando parecía disgustada con él? Visenya era muchas cosas, pero una mujer piadosa nunca pareció ser una de ellas. Son preguntas que no pueden ignorarse, ni mucho menos contestarse fácilmente.

La quema del Septo de la Conmemoración

MAEGOR I MAEGOR, EL PRIMERO de Su Nombre, llego al trono después de la repentina muerte de su hermano, el Rey Aenys, en el año 42AC. Era mejor conocido como Maegor el Cruel, fue un sobrenombre bien merecido ya que ningún rey tan cruel se ha sentado en el Trono de Hierro. La historia nos cuenta que él disfrutaba de la guerra y las batallas, pero era claro que la violencia era lo que más anhelaba- violencia, muerte y absoluto poder sobre lo que consideraba suyo. Nadie pudo decir que demonio era quien lo poseía. Incluso hoy, algunos dan gracias que su tiranía fue corta, si no, ¿quien sabría cuántas casas nobles habrían desaparecido para siempre solo para saciar sus deseos?

Se decía que Aenys era apto para usar la espada y lanza- lo suficientemente capaz para no avergonzarse a sí mismo. Maegor, por otro lado, derrotaba caballeros curtidos en combate cuerpo a cuerpo cuando tenía trece años, y rápidamente gano renombre en el torneo real del 28AC cuando derroto a tres caballeros de la Guardia Real consecutivamente y siguió hasta ganar. Fue nombrado caballero por el Rey Aegon a la edad de dieciséis, el caballero más joven en el reino de aquella época.

Tan pronto como Aenys murió, Visenya monto a Vhagar y voló hacia Pentos, para traer de regreso a su hijo a los Siete Reinos. Maegor regreso a volando en Balerion, quedándose en Rocadragon el tiempo suficiente para ser coronado con la corona de acero valyrio de su padre. El Gran Maestre Gawen protesto, ya que debido a las leyes, el Príncipe Aegon, hijo mayor de Aenys, debería ser Rey. En respuesta, Maegor declaro al maestre como traidor, sentenciándolo a muerte y tomando su cabeza con un solo tajo de Fuegoscuro. Después de aquello, muy poco fueron los que apoyaron el derecho de Aegon. Cuervos volaron, declarando que un nuevo rey habia sido coronado- el cual trataría justamente a sus partidarios leales y traería muerte a los traidores que se le oponían. La principal fuerza entre los enemigos de Maegor era la Fe Militante- la orden de los Hijos del Guerrero y los Clérigos Humildes –y su guerra contra ellos proporciono un constante decaimiento de su reinado. En Desembarco del Rey, la orden militante se habia apoderado del Septo de la Conmemoración y la media construida Fortaleza Roja. Pero Maegor voló directo a la ciudad, sin miedo, sobre Balerion, e izó el dragón rojo de la Casa Targaryen sobre la Colina de Visenya para reunir a sus hombres. Miles se le unieron. Visenya reto a cualquiera que negara el derecho de Maegor para gobernar a probarse a sí mismos, el capitán de los Hijos del Guerrero fue quien aceptó el reto. Ser Damon Morrigen, llamado Damon el Devoto, estuvo de acuerdo a un juicio de siete: Ser Damon y seis Hijos del Guerrero contra el rey y sus seis campeones. Fue un juicio en el que el reino mismo estaba en juego, y los reportes y relatos son muchos- y regularmente contradictorios. Lo que sí sabemos es que el Rey Maegor fue el último hombre en pie, pero recibió un golpe grave en la cabeza al final del juicio y cayó inconsciente justo momentos después de que el último Hijo del Guerrero muriera. Por veintisiete días, Maegor estuvo muerto para el mundo. En el vigésimo octavo, la Reina Alys llego desde Pentos (Maegor aún estaba inconsciente), y con ella llego una

bella Pentoshi llamada Tyanna de la Torre. Ella se habia convertido en la amante de Maegor durante su exilio, era evidente, y algunos insinuaban que la Reina Alys también. La Reina Viuda, Visenya, después de encontrarse con Tyanna, le cedió el cuidado del rey, algo que molesto a los partidarios de Maegor. En el trigésimo día desde el juicio de siete, el rey despertó con el amanecer. Miles celebraron- salvo en el Septo de la Conmemoración, donde cientos de los Hijos del Guerrero se habían reunido para sus oraciones matutinas. Así, Maegor monto en Balerion y llegando a Desembarco del Rey, voló desde la Colina Alta de Aegon hasta la Colina de Rhaenys y, sin previo aviso libero el fuego del Terror Negro. Mientras el Septo de la Conmemoración ardía, algunos intentaban huir, solo para ser asesinados por los arqueros y lanceros que Maegor habia posicionado. Se dice que el eco de los gritos de los hombres quemados y moribundos se escuchó por toda la ciudad, y estudiosos afirman que una sombre se cernió sobre Desembarco del Rey durante siete días. Este era solo el comienzo de la guerra de Maegor contra la Fe Militante. El Septon Supremo se oponía fervientemente a su gobierno, y el rey seguía reuniendo cada vez más Señores a su lado. En la batalla de Puentepiedra, los Clérigos Humildes sufrieron bajas considerables y se decía que el Mander a lo largo de veinte leguas corría rojo por la sangre. Más tarde, el puente y el castillo que lo custodiaba serian conocidos como Puenteamargo. Una batalla más sangrienta era llevada a cabo en la Gran Forca del Aguasnegras, donde mil trescientos Clérigos Humildes- al igual que cientos de caballeros de los Hijos del Guerrero del Septo de Piedra, y cientos más, incluidos señores rebeldes de las Tierras de los Ríos y de Occidente quienes se les unieron –lucharon contra el rey. Fue una batalla salvaje que duro hasta el anochecer, pero fue una victoria decisiva para el rey. Maegor voló en Balerion durante la batalla, y aunque la lluvia disminuía las llamas, el dragón dejo muerte a su paso. La Fe Militante siguió siendo su más ferviente enemigo durante todo su reinado, así como el rey lo era de ellos. Incluso la misteriosa muerte del Septon Supremo en el 44AC, seguida de un Septon Supremo mucho más cordial y dócil que trato de disolver las Estrellas y Espadas, hizo poco para reducir la constante violencia. La guerra de Maegor en contra de la Fe se agravo aún más por sus muchos matrimonios, mientras se esforzaba por tener un heredero. No importaba con cuantas mujeres se casara- o acostara –aún seguía sin herederos. Tomo como novias a mujeres que habia enviudadomujeres de probada fertilidad –pero los únicos niños nacidos de su semilla fueron monstruosidades: deformes, sin ojos, sin extremidades, o naciendo tanto con las partes de un hombre como de una mujer. Su decaimiento hacia la locura, algunos dicen, comenzó con el nacimiento de la primera de estas abominaciones. Maegor si tuvo una distinción durante su reinado: la culminación de la Fortaleza Roja en el año 45AC. Fue un proyecto comenzado por el Rey Aegon y continuado por el Rey Aenys, pero fue Maegor quien lo vio terminado. Fue más allá de los planes de su hermano y su padre, alzando un castillo rodeado de agua dentro del castillo más grande, lo que sería conocido como el Torreón de Maegor. Más notable aun, fue el primero en dirigir la construcción de túneles y pasadizos secretos. Muros falsos fueron alzados, trampillas- y a lo largo de la Colina Alta de Aegon se construyeron más y más túneles. La cadencia de herederos de Maegor parecía impórtale poco mientras supervisaba la construcción. Nombro a Lord Harroway como su nueva Mano, y lo dejo gobernar el reino mientras él veía como el castillo era completado. Pero, como era típico del reinado de Maegor, incluso su gran logro se convirtió en horror. Cuando la fortaleza estaba al fin completada, el rey realizo una fiesta para los

albañiles, escultores y otros artesanos que habían ayudado en la construcción del castillo. Pero después de tres días de libertinaje a expensas del rey, todos fueron asesinados para que así el secreto de la Fortaleza Roja solo sea conocido por Maegor. Al final, fue una confluencia entre la Fe y su propia familia que resulto en la ruina de Maegor. En el 43AC, su sobrino, el Príncipe Aegon, intento recuperar el trono que por derecho le pertenecía, esta lucha se conocería como la Batalla bajo el Ojo de Dioses. Aegon murió en aquella batalla, dejando a su esposa y hermana Rhaena, y sus dos hijas gemelas; su dragón, Quicksilver, también pereció.

La batalla de Stonebridge

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN Tan pronto como la última piedra fue colocada al terminar la Fortaleza Roja, Maegor ordeno que las ruinas del Septo de la Conmemoración sean limpiadas de la Colina de Rhaenys al igual que los huesos y cenizas de los Hijos del Guerrero que murieron allí. En aquel lugar, Maegor decreto que sea edificado un “establo para dragones”, un asentamiento digno de Balerion, Vhagar y el resto. Y así comenzó la construcción de Pozo Dragón. Era de esperar que fuera difícil encontrar constructores, y de más para trabajar en dicha construcción. Muchos hombres fueron los que renunciaron que al final el rey se vio forzado a utilizar prisioneros de los calabozos de la ciudad como sus trabajadores, bajo la supervisión de constructores traídos desde Myr y Volantis.

Más tarde, en el 45AC, el rey Maegor entro en una nueva campaña contra la Fe Militante, quienes no habían rendido sus espadas ante la insistencia del nuevo Septon Supremo. De acuerdo a un inventario de aquella época, el año siguiente el rey trajo consigo dos mil cráneos como sus trofeos, los cuales el rey afirmo que pertenecían a los Hijos del Guerrero y Clérigos Humildes, aunque algunos pensaban que mayormente eran las cabezas del pueblo llano, quienes estuvieron en el momento y lugar equivocado. Día tras día, el reino se volvía contra el rey. La muerte de la Reina Viuda, Visenya, en el 44AC fue un suceso notable aunque Maegor pareció haberlo tomado con calma. Ella habia sido su más grande aliada y partidaria desde su nacimiento, buscando siempre su reconocimiento sobre el de su hermano mayor, Aenys, y haciendo cuanto podía para asegurar su legado. Entre la confusión después de su muerte, la viuda de Aenys, la Reina Alyssa, huyo de Rocadragon con sus hijos, así como con Hermana Oscura, la espada de acero valyrio de Visenya. El hijo mayor de Alyssa y Aenys después de Aegon, el Príncipe Viserys, habia sido retenido en la Fortaleza Roja como escudero del rey. Sufrió por causa de la huida

de su madre. Viserys murió después de nueve días de interrogatorio a cargo de Tyanna de la Torre. El rey dejo su cuerpo en los patios del castillo, esperando que aquello llegue a oídos de Alyssa y se viera forzada en reclamar el cuerpo de su hijo, pero ella no regreso. Viserys tenía quince años al momento de su muerte.

Maegor I, muerto sobre el Trono de Hierro

En el año 48 AC, el Septon Moon y Ser Joffrey Doggett- también conocido como el Perro Rojo de las Colinas–lidero a los Clérigos Humildes contra el rey, con Aguasdulces de su lado. Cuando Lord Daemon Velaryon, consejero de barcos del rey, se volvió contra Maegor, muchas de las grandes casas se le unieron. El reinado tiránico de Maegor no debía continuar, y el reino se rebeló para ponerle un fin. El reclamo por derecho al Trono de Hierro presentado por el joven Príncipe Jaehaerys–el único hijo que quedaba de Aenys y Alyssa, Jaehaerys tenía 14 años -termino uniendo a todos los señores, respaldado por el Señor de Bastión de Tormentas a quien Jaehaerys habia nombrado Protector del Reino y Mano del Rey. Cuando la Reina Rhaena- con quien

Maegor se habia casado después de la muerte de Aegon –se enteró de la proclamación de su hermano, voló en su dragón, Dreamfyre, robando a Fuegoscuro mientras su rey y esposo dormían. Incluso dos miembros de la Guardia Real abandonaron a Maegor, uniéndose a Jaehaerys. La respuesta de Maegor a dichos actos fue lenta y confusa, y parecía que esta serie de traiciones- y tal vez la pérdida de los consejos de su madre –lo habían dejado, en su propia manera, tan mal como a Aenys. Convoco a sus leales señores a Desembarco del Rey, pero los únicos que llegaron fueron señores menores de las Tierras de la Corona, quienes poco podrían hacer contra los enemigos del rey. Fue en una noche, durante la hora del lobo, cuando los señores que quedaban salieron de la cámara del consejo, dejando solo a Maegor. Temprano, en la mañana siguiente, fue encontrado muerto en el trono, sus ropas empapadas en sangre, sus brazos con cortes hechos por las afiladas espadas del Trono de Hierro. Y así acabó Maegor el Cruel. Cómo murió es un hecho que genera muchas especulaciones. Aunque los bardos nos quieran hacer creer que el mismo Trono de Hierro lo mato, algunos sospechan de sus Guardias Reales, y otros de obrero que el rey fallo en matar y sabia el secreto de la Fortaleza Roja. Pero tal vez es más creíble quienes dicen que el mismo rey se mató antes de sufrir una derrota. Cualquiera que sea la verdad, fue un reinado que termino en la única manera que pudo después de seis años de terror que Maegor habia puesto sobre el reino. Pero el reinado de su sobrino haría mucho más para sanar las heridas que Maegor habia causado en los Siete Reinos.

Las esposas de Maegor el Cruel de izquierda a derecha (y de arriba a abajo): Ceryse Hightower, Elinor Costayne, Tyanna de la Torre, Jeyne Westerling, Alys Harroway, y Rhaena Targaryen.

LAS ESPOSAS DE MAEGOR EL CRUEL CERYSE DE LA CASA HGHTOWER Ceryse fue la hija de Martyn Hightower, Señor de Antigua. Ceryse y Maegor se casaron en el año 25AC. Él aseguro haber consumado su matrimonio una docena de veces en su noche de bodas. Maegor se cansó de que ella no le haya podido darle un heredero y comenzó a tomar otras esposas. Ceryse murió en el 45AC, sufriendo una repentina enfermedad, aunque se rumora que ella fue asesinada por órdenes del rey.

ALYS DE LA CASA HARROWAY Alys fue la hija de Lucas Harroway, el nuevo señor de Harrenhal. Este matrimonio secreto tomo lugar en el 39AC, mientras Maegor era Mano del Rey, lo que lo llevo a su exilio. Alys se convirtió en reina después de que Maegor la trajera de regreso desde Pentos. Fue la primera mujer en quedar embarazada por Maegor en el año 48AC, pero perdió al bebe. Lo que nació fue una monstruosidad, sin ojos y retorcido, y Maegor, consumido por su furia, culpo y ejecuto a las damas de compañía de la reina, septas y al Gran Maestre Desmond. Tyanna de la Torre convenció al rey que el niño fue producto de los romances secretos de Alys, lo que produjo su muerte, la de su padre y Mano del Rey, Lord Lucas, y cada Harroway, y emparentados con los mismos, que el rey podría encontrar entre Desembarco del Rey y Harrenhal. Tiempo después, Lord Edwell Celtigar fue nombrado Mano del Rey.

TYANNA DE LA TORRE Tyanna fue la más temida de las esposas del Rey. Se rumoraba que era la hija de un magister de Pentos. Habia sido bailarina de taberna que tiempo después se convirtió en cortesana. Se decía también que practicaba hechicería y alquimia. Tyanna se casó con el rey en el 42AC, pero su matrimonio fue tan infructífero como el resto. Algunos la llamaban el cuervo del rey, era temida por sus habilidades para saber secretos y sirvió al rey como consejera de los rumores. Eventualmente confeso su responsabilidad por las abominaciones nacidas de la semilla de Maegor, asegurando que habia envenenado a sus otras esposas. El mismo rey fue quien la asesino en el 48AC, arrancándole su corazón con Fuegoscuro y dándoselo de comer a los perros.

LAS ESPOSAS OSCURAS En el año 47AC, Maegor tomo tres mujeres como sus esposas en la misma ceremoniatodas fértiles, y viudas quienes perdieron a sus esposos en las guerras dirigidas por Maegor. Ellas fueron:

ELINOR DE LA CASA COSTAYNE Elinor fue la menor de las Esposas Oscuras, pero aunque tenía diecinueve años cuando se casó, le habia dado a sus esposo, Ser Theo Bolling, tres hijos. Ser Theo fue arrestado por caballeros de la Guardia Real, acusado de conspiración con la reina Alyssa para

reclamar el derecho de su hijo, el Príncipe Jaehaerys, de sentarse en el Trono de Hierro, siendo ejecutado –todo en el mismo día. Después de 7 días, Elinor fue llamada para casarse con Maegor. Al igual que Alys antes que ella, Elinor también quedo embarazado y dio a luz a una abominación de la cual se decía haber nacido sin ojos y con pequeñas alas. Sobrevivió a aquel parto, y fue un de las dos esposas que aún vivía después de la muerte del rey.

RHAENA DE LA CASA TARGARYEN Cuando el Príncipe Aegon fue asesinado por Maegor en la Batalla bajo el Ojo de Dioses, Rhaena se refugió en Isla Bella bajo la protección de Lord Farman, quien la escondía a ella y a sus hijas gemelas. Tyanna encontró a las gemelas por lo cual Rhaena fue forzada a casarse con Maegor. El Rey nombro a la mayor de sus gemelas, Aerea, como su heredera y así desheredando al único hijo sobreviviente de la Reina Alyssa, Jaehaerys. Junto con Elinor, fueron las únicas esposas que aún seguían vivas después de la muerte del rey.

JEYNE DE LA CASA WESTERLING Alta y delgada, Lady Jeyne habia estado casada con Lord Alyn Tarbeck, quien murió con los rebeldes en la Batalla bajo el Ojo de Dioses. Habiéndole dado hijos a su anterior esposo, su fertilidad no tenía duda, y estaba siendo cortejada por el hijo del señor de Roca Casterly cuando el rey envió por ella. En el 47AC tenía ya un niño en su vientre, pero el parto comenzó 3 lunas antes de lo previsto, naciendo otro niño monstruo. Al igual que el niño, Jeyne no sobrevivió por mucho tiempo.

JAEHAERYS I JAEHAERYS LLEGÓ AL trono en el año 48 DC, en un momento en que el reino había sido desgarrado por las ambiciones de señores rebeldes, la furia del Septon Supremo y la crueldad de su tío, Maegor I. Coronado a los catorce, con la corona de su padre, comenzó su reinado bajo la regencia de su madre, la Reina Viuda Alyssa y la guía de Lord Robar de la Casa Baratheon, Lord Protector del Reino y Mano del Rey en esos primeros años. Cuando alcanzó la mayoría de edad, el rey se casó con su hermana Alysanne, el suyo fue un matrimonio fructífero. Aunque llegó al trono muy joven, Jaehaerys demostró ser un verdadero rey desde edad temprana. Era un buen guerrero, hábil con la lanza y el arco, y un caballero dotado. Era también un Jinete de Dragón, cabalgando a Vermithor, una gran bestia bronce y marrón, el más grande de lo dragones después de Balerion y Vaghar. Decidido en pensamientos y acciones, Jaehaerys era sabio para su edad, buscando siempre el camino más pacífico. Alysanne, su reina, también era muy querida por todo el reino, siendo a la vez hermosa, espiritual, inteligente, encantadora y amable. Algunos dicen que ella gobernó tanto como el rey, y había algo de verdad en ello. Fue por petición suya que el rey Jaehaerys abolió el derecho de pernada, a pesar de que muchos señores disfrutaban celosamente de ello. Y la Guardia de la Noche cambió el nombre de uno de sus castillos (Puerta de la Nieve) por Puerta de la Reina en su honor, en agradecimiento por el tesoro en joyas que ella les entregó para pagar la construcción de un nuevo castillo en el lago para reemplazar el enorme y ruinoso Fuerte de la Noche y por su papel en la adjudicación del Nuevo Agasajo, que fortaleció a la hermandad.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN El Gran Torneo celebrado en el 98 DC en Desembarco del Rey para celebrar el quincuagésimo año de reinado del rey Jaehaerys, seguramente alegró el corazón de la reina, ya que todos sus hijos sobrevivientes, asi como sus nietos y bisnietos estuvieron presentes en las celebraciones. No se habían visto tantos dragones juntos desde antes de la Maldición de Valyria. La justa final, en la que los Guardias Reales Ser Ryam Redwine y Ser Clement Crabb rompieron treinta lanzas el uno contra el otro antes de que el rey les proclamara campeones a ambos fue declarada la mejor justa nunca vista en Poniente.

El Rey y la Reina estuvieron casados por cuarenta y seis años, y fue En su mayoría un matrimonio feliz, con hijos y nietos en abundancia. Se registraron dos distanciamientos entre ellos, pero no duraron más de un año o dos antes de que la pareja reanudase su acostumbrada relación. La Segunda Pelea, sin embargo, es necesario destacarla, ya que se debió a la decisión de Jaehaerys en 92 DC de pasar por encima de su nieta Rhaenys (hija de su difunto hijo mayor y heredero, el príncipe Aemon) a favor de su segundo hijo, Baelon el Valiente, a quien quería otorgar Rocadragón y claramente, el trono. Alysanne no vio ningún motivo por el que un hombre debiera ser favorecido sobre una mujer… y si Jaehaerys pensaba que las mujeres eran de poco uso, entonces no la necesitaba. Con el tiempo, lograron reconciliarse, pero el rey sobrevivió a la reina y se dice que durante el tiempo que lo hizo, el dolor de su partida se cernía sobre la corte como un manto.

Si Alysanne fue el amor de su vida, su mejor amigo fue el Septon Barth. Ningún hombre con un nacimiento tan humilde, se elevó tanto como el franco y brillante septon. Era hijo de un herrero común, y fue entregado a a la Fe desde muy joven y con el tiempo llegó a servir en la biblioteca de la Fortaleza Roja, cuidando los libros y registros del rey. Fue ahí donde Jaehaerys le conoció y pronto fue nombrado Mano del Rey. Muchos señores de antiguo linaje miraban con recelo, y el Septon Supremo dijo mostrarse preocupado por las preguntas que surgieron acerca de su ortodoxia, pero Barth demostró que se equivocaban.

El gran torneo del 98 DC.

Con su ayuda y asesoramiento, el rey Jaehaerys hizo más reformas en el reino que cualquier otro rey anterior o posterior. Su abuelo, el rey Aegon el Conquistador, había dejado los Siete Reinos en manos de la tradición y los caprichos locales, Jaehaerys creó

el primer Código Unificado, de manera que desde el Norte hasta las Marcas de Dorne, todo el reino compartía la misma ley. También implementó grandes obras para mejorar Desembarco del Rey, especialmente alcantarillas, desagües y pozos, ya que Barth creía en la importancia del agua fresca y que separar y lavar los desperdicios y despojos era importante para la salud de una ciudad. Además, el Conciliador inició la construcción de una red de caminos que un día uniría Desembarco del Rey con el Domionio, las Tierras de la Tormenta, las Tierras del Oeste, las Tierras de los Ríos, e incluso el norte, comprendiendo que unir el reino es más fácil que viajar a través de sus regiones independientes. El Camino Real fue el más grande de estos caminos, llegando a cubrir cientos de leguas, hasta el Castillo Negro en el Muro. Sin embargo, el logro más importante de Jaehaerys y del septon Barth fue la reconciliación con la Fe. Los Clérigos Humildes y los Hijos del Guerrero ya no eran cazados como en la época de Maegor, a pesar de estar muy reducidos por haber sido proscritos por este, y seguían inquietos por restaurar sus órdenes. Un problema más apremiante era el problema de la Fe para juzgar con equidad, y muchos señores se quejaban de septones sin escrúpulos y septones enriqueciéndose con sus propiedades. Algunos consejeros instaron al viejo rey a hacer frente a estos problemas y acabar de una vez por todas con las órdenes militantes, ya que su fanatismo podría devolver el reino al caos. Otros se preocupaban más por garantizar que los septones respondiesen ante la misma justicia que el resto del reino. Pero Jaehaerys mandó al septon Barth a Antigua para hablar con el Septon Supremo y allí comenzó a forjarse un acuerdo duradero. A cambio de que los últimos restos de las Estrellas y Espadas depusieran sus armas y que los miembros la de fe se sometiesen a la misma justicia que el reino, el Septon Supremo recibió la promesa de que la corona siempre protegería y defendería la Fe. De ese modo, el cisma entre la corona y la Fe fue subsanado. Por todo esto, el problema más importante en los últimos años del reinado de Jaehaerys fue el hecho de que hubiese demasiados sucesores al trono. La mala suerte, había dejado al rey sin heredero claro en dos ocasiones tras la muerte de Baelon el Valiente en el 101 DC. Para poner en orden el asunto del heredero y otros problemas de los señores del reino, Jaehaerys reunió el Primer Consejo Magno ese mismo año. Y todos los señores del reino fueron. El único lugar que podía dar cabida a tanta gente era Harrenhal y allí se reunieron. Señores, grandes y pequeños, llegaron con su séquito de vasallos, caballeros, escuderos, mozos y sirvientes. Y detrás de ellos llegaron aún más seguidoras de campamento, lavanderas, herreros, vendedores ambulantes y carreteros. Miles de tiendas de campaña se alzaron en forma de lunas hasta convertir la ciudad castillo de Harrenton en la cuarta más grande del reino. En este concilio, nueve candidatos fueron valorados y desechados, dejando sólo dos candidatos al trono: Laenor Velaryon, hijo de la princesa Rhaenys (hija del hijo mayor de Jaehaerys, Aemon) y el príncipe Viserys, hijo de Baelon el Valiente y la princesa Alyssa. Cada uno tenía sus méritos, la primogenitura favorecía a Laenor, mientras que la proximidad favorecía a Viserys, que también fue el último príncipe Targaryen en montar a Balerion antes de su muerte en el 94DC. Laenor había adquirido recientemente un dragón, que nombró Seasmoke, convirtiéndose así en Lord Dragón. Pero a muchos señores del reino lo que les importaba era la prioridad de la línea masculina sobre la femenina, por no mencionar que Viserys era un príncipe de veinticuatro años, mientras que Laenor era un niño de siete. Aun así, Laenor tenía algo más de su parte, era hijo de Corlys Velaryon, la Serpiente del Mar, hombre más rico de los Siete Reinos y primer Lord Comandante de la Guardia Real, aunque su fama no le venía de la destreza con las armas, sino de los innumerables viajes que había realizado a través de los mares del mundo en busca de nuevos horizontes. Era un descendiente de la familia Velaryon, una familia antigua e ilustre

proveniente de Valyria, que había llegado a Poniente antes que los Targaryen (en eso las historias están de acuerdo) y que a menudo había proporcionado el grueso de la flota real. Tantos Velaryon habían servido en el cargo de Almirante y Lord de la Marina que casi se consideraba un cargo hereditario. Lord Corlys Velaryon había viajado mucho, tanto al norte como al sur, y cuentan que una vez buscó llegar al norte de Poniente, pero solo encontró mares helados e icebergs gigantes por lo que regresó en su nave, el Lobo de Hielo. Pero la mayor parte de sus viajes los hizo en la Serpiente de Mar, nombre por el que más tarde sería conocido. Muchos barcos ponientes habían navegado hasta Qarth para comerciar con seda y especias pero no se atrevían a ir más allá. Lord Velaryon navegó hasta las legendarias tierras de Yi-Ti y Leng, cuyas riquezas duplicaron las de la casa Velaryon en un solo viaje.

El Gran Consejo de 101 DC. Nueve grandes viajes se hicieron sobre la Serpiente de Mar, y en el último, Corlys llenó la bodega del barco con oro y compró veinte naves más en Qarth, cargándolas con especias, elefantes y la seda más fina. Algunos se perdieron y los elefantes murieron en el mar (de acuerdo a lo que dice el maestre Mathis en ‘Los nueve viajes’), pero la riqueza aumentó, haciendo a los Velaryon los más ricos del reino, por encima de los Lannister y los Hightower durante un tiempo. Corlys Velaryon se convirtió en señor después de la muerte de su abuelo y usó la riqueza para levantar un nuevo asiento, Marea Alta, para reemplazar el húmedo y estrecho castillo de Marcaderiva y dar un nuevo hogar al trono de Marcaderiva, entregado a los Velaryon por el rey Merling para concluir un pacto. El comercio comenzó a fluir hacia y desde Marcaderiva a las ciudades de Hull y Spicetown (ni idea de cuáles son, tampoco se seguro si he traducido correctamente los castillos, por lo que leo, Marcaderiva es el antiguo, pero se sigue nombrando en la actualidad… Si alguien puede sacarme de dudas lo agradeceré), convirtiéndose en el puerto principal de la Bahía del Aguasnegras y superando a Desembarco del Rey durante un tiempo.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYDAYN A los ojos de muchos, el Gran Consejo del 101DC estableció un precedente en materia de sucesiones, independientemente de la antigüedad, el Trono de Hierro no podría pasar a una mujer, ni a través de una mujer a sus descendientes masculinos.

Su fama, su reputación y su fortuna fueron una razón de peso para que Laenor heredase el trono. Así como el apoyo de Boremund Baratheon y Lord Ellard Stark, Lord Blackwood, Ser Bar Emmon y Lord Celtigar, pero eran demasiado pocos. La marea estaba en su contra y aunque los maestres nunca sacaron a la luz el número de votos, se dice que fue de doce a cuarenta a favor del príncipe Viserys. El rey, que no estuvo presente en las últimas deliberaciones, nombró a Viserys príncipe de Rocadragón. En sus últimos años, el rey Jaehaerys nombró como Mano a Ser Otto Hightower y este se llevó a su familia a Desembarco del Rey. Entre ellos, se encontraba Alicent, una joven inteligente de quince años que se convirtió en compañera de Jaehaerys a su edad. Le leía, iba a buscar sus comidas e incluso le ayudaba a bañarse y vestirse. Se dice que a veces el rey pensaba que era una de sus propias hijas. Algunos murmuraban que ella era su amante. El rey Jaehaerys, primero de su nombre, conocido como el Conciliador y el Viejo Rey (siendo el único gobernante que había vivido tantos años), murió pacíficamente en su cama el año 103DC, mientras que lady Alicent leía para el la ‘Dragones, anfípteros y guivernos. Historia antinatural’ de su amigo el septon Barth. Tenía setenta y nueve años a su muerte y había gobernado sabiamente durante cincuenta y cinco. Poniente lloró y se afirmó que incluso en Dorne los hombres lloraban y las mujeres rasgaron sus vestiduras en lamento por un rey que había sido tan justo y bueno. Sus cenizas fueron enterradas con las de su amada, la Bondadosa Reina Alysanne, bajo la Fortaleza Roja. Y el reino nunca vio otro como él.

El Rey Jaehaerys I y la Buena Reina Alysanne con su hijo, el Príncipe Aemon.

LOS HIJOS DE JAEHAERYS I, EL CONCILIADOR Y LA BONDADOSA REINA ALYSANNE QUE VIVIERON HASTA LA EDAD ADULTA PRINCIPE AEMON: Murió en la batalla contra los piratas de Myr que se habían apoderado de la parte oriental de Tarth. PRINCIPE BAELON (Llamado Príncipe Primavera por la fecha de su naciemiento y también Baelon el Valiente): Cuando el septon Barth falleció durmiendo en el 99DC, el famoso caballero de la Guardia Real, ser Ryam Redwyne fue hecho mano. Pero su valor y destreza con la espada y la lanza resultaron no ser igualados por su habilidad para gobernar. Baelon lo siguió como mano menos de un año después, y lo hizo de manera admirable. Pero mientras cazaba en 101DC, el príncipe Baelon se quejó de fuerte dolor en un costado y murió a los pocos días de ‘vientre reventado’ (es la traducción literal y creo que quiere decir apendicitis). ARCHIMAESTRE VAEGON (conocido como el SinDragón): fue entregado a la Ciudadela desde una edad temprana y mantuvo el anillo, la varilla y la máscarade oro amarillo cuando se convirtió en Archimaestre. PRINCESA DAELLA: Casada con Lord Rodrik Arryn en el 80DC, murió al dar a luz su única hija, Aemma. PRINCESA ALYSSA: Esposa de Baelon el Bravo: dos de sus hijos llevarían corona. PRINCESA VISERRA: prometida a Lord Manderly de Puerto Blanco, solo para morir por accidente poco después. Era una dama de espíritu salvaje que se cayó de un caballo mientras cabalgaba borracha por las calles de Desembarco del Rey. SEPTA MAEGELLE: Entregada a la Fe, creció hasta ser una septa conocida por su compasión y su don para la curación. Fue la principal causa de la reconciliación del viejo rey y la reina Alysanne en el 94DC, tras la segunda pelea. Cuido a los niños afectados de la ‘Escala de Grises’, pero se contagió de la enfermedad y murió a causa de ella en el 96DC. PRINCESA SAERA: aunque fue entregada a la Fe como su hermana Maegelle, no poseía el mismo carácter y se escapó de la casa madre aun siendo una novicia y cruzó el Mar Angosto. Vivió en Lys por un tiempo y luego fue a la vieja Volantis, donde acabó sus días como dueña de una casa de placer. PRINCESA GAEL (llamada niña de invierno): Simple de mente, pero muy dulce, era la más querida de la reina. Desapareció del panorama en 99DC, supuestamente muriendo por una fiebre de verano, pero en realidad se ahogó a si misma en el Aguasnegras después de haber sido seducida y abandonada por un juglar, dejándola con nada más que un bastardo en su barriga.

VISERYS I Después del largo y pacífico reinado del rey Jaehaerys, Viserys heredó un trono asegurado, un tesoro lleno y un legado de buenas voluntades que su abuelo había cultivado por más de cincuenta años. La casa Targaryen nunca volvió a ser tan poderosa como lo fue en el reinado de Viserys. Existieron más príncipes y princesas con sangre Valyria que en cualquier otro momento después de la Caída y nunca hubo tantos dragones a la vez como entre los años 103DC y 129DC. Pero la Danza de Dragones se fraguó durante su reinado y fue debido principalmente a la gran cantidad de miembros de la realeza. En la primera parte de su reinado, el principal problema de Viserys fue su propio hermano, el príncipe Daemon Targaryen. Daemon era voluble y se ofendía con facilidad, pero tenía suerte y era atrevido y peligroso. Fue nombrado caballero a los dieciséis años, igual que Maegor I y Jaehaerys mismo le entregó la hoja de acero valyrio Hermana Oscura por su destreza. Había sido uno de los partidarios de Viserys antes del Gran Consejo, e incluso había reunido un pequeño ejército de hombres y espadas juramentadas cuando los rumores afirmaron que Corlys Velaryon estaba preparando la flota para defender los derechos de su hijo, Laenor. El rey Jaehaerys evitó el derramamiento de sangre, pero muchos recuerdan que Daemon había estado a punto de llegar a las manos en ese asunto.

El Rey Viserys sobre el Trono de Hierro

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN A pesar de que se había casado con la señora de Piedra de las Runas en el 97DC durante el reinado del Viejo Rey, el matrimonio no había sido un éxito. El príncipe Daemon encontraba el Valle aburrido (“En el valle los hombres follan ovejas” escribió, “No se pueden quejar. Sus ovejas son más bonitas que sus mujeres”). Y pronto desarrolló animadversión hacia su esposa, a la que llamaba “mi perra de bronce”, después de ver la armadura de bronce rúnico usada por los señores de la casa Royce.

Daemon se casó con Lady Rhea de la casa Royce en el 97 DC, cuando ella era la heredera de la antigua Piedra de las Runas en el Valle de Arryn. Era rica y un buen partido, pero Daemon no encontró el Valle de su agrado y a su esposa incluso menos y pronto se distanciaron. Asimismo, se había demostrado una unión estéril y aunque Viserys se negó a que su hermano dejase de lado el matrimonio, este se refugió en la corte para evitarla. Daemon sirvió primero como Maestro de la Moneda y Maestro de la Ley, pero su principal rival era la Mano del Rey, ser Otto Hightower, quien finalmente convenció a Viserys de sacarlo de estas oficinas. Así, en el 104DC, Viserys nombró a su hermano Daemon Comandante de la Guardia de la Ciudad. El príncipe Daemon mejoró el armamento y entrenamiento de la guardia y les dio las capas doradas que aun llevan a día de hoy y que les llevaron a ser conocidos como ‘Capas Doradas’. A menudo se unía a sus hombres mientras patrullaban la ciudad, dándose a conocer rápidamente entre los rateros más humildes y los comerciantes más ricos y ganó una oscura reputación en burdeles y otros sombríos lugares donde era habitual hacer uso libre de la mercancía que se ofrecía. El crimen descendió drásticamente, unos dicen que se debía a los severos castigos que Daemon repartía. Sin embargo, aquellos que se beneficiaban de su gobierno, deseaban que siguiera así y pronto se convirtió en Daemon “Señor del Lecho de Pulgas”. Más tarde, después de que Viserys le negase el título de príncipe de Rocadragón, el pasó a ser llamado “Príncipe de la Ciudad”. Fue en los burdeles de la ciudad donde encontró a su amante favorita, Mysaria, una bailarina lysena muy pálida, cuyo aspecto y reputación habían hecho que el resto de las prostitutas la llamasen “Miseria” o “Gusano Blanco”. Más tarde, se convirtió en la Dama de los Susurros de Daemon. Algunos dicen que el apoyo de Daemon a su hermano Viserys en el Gran Consejo fue motivada por la creencia de que él sería su heredero. Pero en su mente, Viserys ya tenía un heredero: Rhaenyra, única hija de su matrimonio con su prima la reina Aemma de la Casa Arryn. Rhaenyra nació en el 97 DC y desde niña su padre estaba encantado con ella y ña llevaba a todas partes con él, incluso a la Cámara del Concilio, donde la animaba a mirar y escuchar con atención; por estas razones la corte la adoraba también y le rendía homenaje. Los cantantes la apodaron “la Delicia del Reino”, era brillante y precoz, una hermosa niña que a los siete años ya era Jineta de Dragón, montada a espaldas de su dragón Syrax, nombrado así por uno de los antiguos dioses de Valyria. En el año 105 DC la reina Aemma al fin dio a luz al hijo que el rey deseaba tanto, pero murió en el parto y el niño, que había sido nombrado Baelon por su madre, solo la sobrevivió un día. En ese momento, Viserys, harto de ser opacado en el tema de la sucesión y sin tener en cuenta los precedentes del 92 DC y el Gran Consejo del 101 DC, declaró oficialmente a Rhaenyra Princesa de Rocadragón y heredera. Una gran ceremonia fue organizada en la que los Lords se hincaban ante ella, sentada a los pies de su padre. El príncipe Daemon no estuvo entre ellos. En el año 105 DC, ocurre uno de los grandes eventos: la introducción de ser Criston Cole en la Guardia Real. Nacido en el 82 DC como hijo de un mayordomo de los Dondarrion de Refugionegro. Criston ya había llamado la atención de la Corte en el torneo de Poza de la Doncella en el que se celebró la ascensión de Viserys al trono y donde ganó en el combate cuerpo a cuerpo y quedó segundo en las justas.

Daemon Targaryen

De cabello negro, ojos verdes, y honrado, resultó ser la delicia de las damas de la corte, sobre todo de la princesa Rhaenyra. Ella tuvo un encantamiento infantil con él, llamándolo ‘mi caballero blanco’ y rogó a su padre hacer de él su escudo juramentado, cosa que hizo, después de eso, Cole estaba siempre junto a la princesa y llevaba sus colores en las justas. Años después se dijo que la Princesa solo tenía ojos para Ser Criston, peor no hay razón para dudar que fuera totalmente honrado.

Las cosas se complicaron cuando ser Otto Hightower convenció al Rey Viserys de anunciar su intención de casarse con Lady Alicent, la hija de ser Otto y ex niñera del Viejo Rey. Casi en su totalidad, el reino celebró esta unión. Rhaenyra, segura en su puesto de heredera, dio la bienvenida a la nueva novia de su padre, siendo que se conocían desde hacía mucho tiempo en la corte. No todo fue tan alegre en el Valle, donde se decía que el príncipe Daemon había azotado al siervo que le llevó la noticia del matrimonio, ni en Marcaderiva, donde Lord Corlys y la princesa Rhaenys habían visto a su hija Laena rechazada por el rey. Entre los frutos del matrimonio del rey Viserys con Alicent Hightower estaba la alianza entre el príncipe Daemon y la Serpiente de Mar. Cansado de esperar una corona que cada día parecía estar más lejos de su alcance, Daemon decidió labrarse su propio reino. Para ello Daemon y Corlys Velaryon hicieron causa común, gracias a los pillajes del reino de las Tres Hermanas, o, como se la llamaba a menudo, la Triarquía, la unión de Lys, Myr y Tyrosh que habían nacido de una exitosa alianza contra Volantis. Al principio, esta alianza había sido aplaudida en los Siete Reinos, pero con el tiempo se convirtieron en una amenaza peor que los piratas y corsarios que habían derrotado. La lucha comenzó en el 106 DC, la Serpiente de Mar proporcionó la flota y Daemon a Caraxes y su habilidad para comandar a los hombres y llevar a los segundos hijos y caballeros sin tierras que se unieron bajo su bandera. El rey Viserys contribuyó a la guerra, enviando oro para contratar mercenarios y suministros. Ellos, lograron muchas victorias en los años siguientes dos años, culminando cuando el Príncipe Daemon mató en combate singular al príncipe de Myr, el Almirante Craghas Drahar, llamado el Alimentador de Cangrejos. Cuando escuchó que Daemon se había declarado Rey del Mar Angosto en 109 DC se oyó decir al Rey Viserys que su hermano podía mantener su corona “si eso le mantiene alejado de los problemas”. Sin embargo, demostró ser una afirmación prematura. La Triarquía despachó una nueva flota y un ejército el año siguiente y Dorne se unió a la Triarquía en la guerra contra Daemon y su reciente pequeño reino. En el año 107 DC Alicent al fin le dio un hijo a Viserys, Aegon, así el rey finalmente tuvo un hijo varón, que fue seguido por Helaena, su futura esposa y otro hijo llamado Aemond. Pero el nacimiento de un hijo significaba que la sucesión sería puesta una vez más en tela de juicio, especialmente por la reina y su padre, la Mano, quienes estaban ansiosos por ver como su sangre se alzaba por encima de la de Aemma. Pero ser Otto se sobrepasó y fue depuesto en el año 109 DC, reemplazado por ser Lyonel Strong, que había servido hábilmente como Maestro de la Ley. Para el rey Viserys el asunto está claro: Rhaenyra era su heredera y él no quería escuchar ningún argumento de ninguna clase, a pesar de los decretos del Gran Consejo del 101 DC que colocan siempre a un varón por encima de una mujer. Las cuentas y cartas conservadas de esa época, empiezan a hablar del “partido de la Reina” y el “partido de la Princesa” y gracias al torneo de 111 DC pasaron a ser conocidos como los verdes y los negros. Se dice que este torneo la reina Alicent iba vestida con un precioso traje color verde, mientras que Rhaenyra dejó clara su herencia, llevando un vestido negro adornado con rojo, los colores de la casa Targaryen. Este mismo torneo vio el regreso de sus guerras de Daemon, Rey del Mar Angosto. Llevaba su corona cuando se bajó de Caraxes, pero se la quitó al arrodillarse ante Viserys y la presentó como muestra de lealtad. Viserys le puso en pie, le devolvió la corona y le besó en ambas mejillas; a pesar de todo lo sucedido entre ellos, Viserys realmente amaba a su hermano. Los que estaban presentes en el torneo lo vitorearon, pero ninguno tan fuerte como Rhaenyra, quien amaba a su deslumbrante tío. Más o menos… aunque nuestras fuentes son contradictorias.

Fue solo unas lunas después que Daemon fue exiliado. ¿Cuál fue la razón? Las fuentes que nos han llegado a la actualidad son muy diferentes. Algunos, como Runciter y Munkun, sugieren que el rey Viserys y el rey Daemon se pelearon, y el amor entre hermanos rara vez sobrevive a las querellas, y por eso Daemon se fue. Otros dicen que fue Alicent (Ser Otto, probablemente) quien convenció a Viserys de que Daemon debía dejarlos. Pero hay dos que hablan más a fondo sobre el asunto. El Septon Eustace, en su Reinado del rey Viserys, primero de su nombre y la Danza de los Dragones que vino después, que fue escrita por él cuando la guerra llegó a su fin. Aunque seco y pesado en su escritura, Eustace era claramente un hombre de confianza de los Targaryen y habla con precisión acerca de muchas cosas. El Testimonio de Champiñón es otra cosa. Un enano de tres pies de altura y con una enorme cabeza (y un miembro enorme acorde con ella si se quieren creer las habladurías). Champiñón fue el bufón de la corte y se pensaba que le faltaba un tornillo, por ello, los notables de la corte solían hablar libremente a su alrededor. Su Testimonio, alega ser un recuento de los acontecimientos de los años en que estuvo en la Corte, realizado por un escriba anónimo. Está lleno de cuentos de Champiñón sobre de asesinatos, orgías, citas y demás, todo descrito con muchos detalle explícitos. Las historias de Septon Eustace y de Champiñón suelen estar en desacuerdo, pero hay en ocasiones, algunas sorprendentes coincidencias entre ellos.

Daemon Targaryen ofrece su corona a Viserys I.

Eustace afirma que Daemon y la princesa Rhaenyra fueron encontrados en la cama juntos por ser Arryk Cargyll y fue esto lo que provocó que Viserys exiliase a su hermano de la corte. Champiñón, cuenta una historia diferente: que Rhaenyra solo tenía ojos para ser Criston Cole, pero el caballero había declinado sus atenciones. Fue entonces cuando su tío se ofreció para enseñarle las artes del amor para que ella pudiese llevar al virtuoso ser Criston a romper sus votos. Pero cuando ella finalmente se acercó a Ser Criston, el caballero (de quien Champiñón jura que era tan casto y virtuoso como una

septa vieja) reaccionó con horror y disgusto. Todo esto pronto llegó a oídos de Viserys. Y sea cual sea la auténtica versión de la historia, lo cierto es que Daemon pidió la mano de la princesa Rhaenyra a condición de que se anulase su matrimonio con Lady Rhea. Viserys se negó y en lugar de eso exilió a Daemon de los Siete Reinos bajo pena de muerte. Daemon se marchó, volviendo a los Peldaños de Piedra para continuar con su guerra.

Princesa Rhaenyra

En el 112DC, ser Harrold Westerling falleció y ser Criston Cole se convirtió en el Lord Comandante de la Guardia Real. En 113DC la princesa Rhaenyra alcanzó la mayoría de edad. En los años previos a este acontecimiento, muchos hombres le habían hecho la corte (entre ellos el heredero de Harrenhal, ser Harwin Strong, conocido como ‘Rompehuesos’ y fue nombrado caballero más fuerte del reino), la cubrieron de regalos (como hicieron los gemelos ser Jason y ser Tyland Lannister de Roca Casterly), compusieron canciones a su belleza e incluso batallaron por ella (como hicieron los hijos de lord Blackwood y lord Bracken), incluso se habló de una boda con un príncipe de Dorne para unir los reinos en última instancia. La reina Alicent (y ser Otto, su padre), intentaron que se casara con su hermano, Aegon, a pesar de ser mucho más joven. Pero los dos hermanos nunca se habían llevado bien y Viserys sabía que su reina deseaba más el matrimonio por ambición que por el amor de Aegon hacia Rhaenyra. Haciendo caso omiso de todos esos pretendientes, Viserys prometió a Rhaenys con el hijo de la Serpiente de Mar, que había sido su rival en el Gran Consejo del 101DC. Laenor tenía sangre de dragón por ambas partes e incluso su propio dragón – un espléndido dragón gris y blanco al que llamó Seasmoke -. Era el mejor partido y uniría a dos facciones que habían estado enfrentadas desde 101DC. Sin embargo, había un problema: con diecinueve años, Laenor prefería la compañía de los escuderos de su misma edad y reconoció que nunca había conocido a una mujer íntimamente ni engendrado un bastardo. Según cuentan, el Gran Maestre Mellos le contesto: ‘¿Y qué? No soy aficionado al pescado, pero cuando se sirve pescado, me lo como’. Pero Rhaenyra tenía una idea bien diferente de todo esto. Puede que esperase haberse casado con Daemon, como afirma Eustace, o en seducir a ser Criston Cole, como afirma Seta alegremente. Pero Viserys hizo oídos sordos a todo eso y dio una única respuesta a sus objeciones: Si se negaba a ese matrimonio, reconsideraría la sucesión. Y después de esto vino una ruptura definitiva entre la relación de ser Criston Cole y Rhaenyra, aún no sabemos por cuál de los dos estuvo instigada: ¿habría ella intentado seducirlo una vez más? ¿Habría admitido finalmente el amor que tenía por ella y ahora que parecía estar prácticamente casada le habría ofrecido fugarse juntos? No sabría decirlo. Tampoco puedo decir si hay algo de verdad en la afirmación de que Cole la dejase, ella entregó su virginidad (si es que todavía lo era) a ser Harwin Strong, un caballero de una especie mucho menos escrupulosa. Seta afirma que el mismo los encontró en la cama, pero no se puede confiar en la mitad de lo que dice y en la otra mitad, no se quiere confiar. Lo que podemos decir con certeza es que en 114DC, la princesa Rhaenyra y el recién nombrado caballero ser Laenor se casaron y como es costumbre, un torneo fue llevado a cabo durante la celebración. En este torneo, Rhaenyra tenía un nuevo campeón, Rompehuesos, mientras que por primera vez, ser Criston luchó por la reina Alicent. Cuentan que en ese torneo Cole luchó con tal furia que derrotó a todos sus rivales. Rompió la clavícula y el codo de Huesosrotos – nombre que después de esto, la Seta le dio a Rompehuesos. Pero la peor injuria del día fueron las lesiones que causó al favorito de Laenor, Ser Joffrey Lonmouth, que era llamado el Caballero de los Besos. Fue sacado del campo sin sentido y ensangrentado, aunque lucho seis días antes de morir, dejando a Laenor sumido en un mar de amargas lágrimas de tristeza. Después de esto, ser Laenor partió a Marcaderiva y algunos incluso llegaron a preguntarse si el matrimonio habría sido consumado. Rhaenyra y su esposo pasaron gran parte del tiempo separados, ella en Rocadragón y el en Marcaderiva. Sin embargo, si el reino estaba preocupado por sus herederos, no tuvo que esperar mucho, a finales de 114DC Rhaenyra dio a luz un niño sano al que llamó Jacaerys (y no Joffrey, como ser

Laenor había esperado), llamado Jace por amigos y familiares. Y sin embargo, siendo Rhaenyra de la sangre del dragón así como Laenor y poseer este nariz aguileña, rasgos finos, pelo blanco y plata y los ojos color púrpura que revelaban su propia herencia Valyria ¿por qué entonces, Jacaerys tenía el pelo y ojos de color marrón y nariz chata? Muchos se fijaron en ello y en el descomunal ser Harwin Strong, jefe de los ‘negros’ y compañero constante de la Rhaenyra y ataron cabos. Rhaenyra tuvos dos hijos más - Lucerys (llamado Luke) y Joffrey – durante su matrimonio con ser Laenor Velaryon, y todos ellos nacieron sanos y fuertes, con el pelo castaño y una nariz chata que ni Rhaenyra ni Laenor poseían. Entre los ‘verdes’ se decía que eran obviamente hijos de ‘Huesos Rotos’ y muchos dudaban que pudiesen ser señores Dragón. Pero por orden de Viserys, cada uno de ellos recibió un huevo de dragón, colocado en su cuna y todos ellos eclosionaron, dando lugar a Vermox, Arrax y Tyraxes. El rey, por su parte, hizo caso omiso de los rumores, lo cual quería dejar claro que seguía manteniendo a Rhaenyra como heredera. Cuatro tragedias en 120DC harían que ese año fuese recordado como el de la Primavera Roja (que no debe confundirse con la primavera roja de 236DC) y que sentó las bases de la Danza con Dragones. La primera de esas tragedias fue la muerte de Laena Velaryon, hermana de Laenor y una vez considerada como esposa para Viserys, se había casado con el príncipe Daemon después de que Lady Rhea muriese mientras cazaba en el Valle (Daemon por su parte, se había cansado de los Peldaños de Piedra y había renunciado a su corona; otros cinco hombres le seguirían como reyes del Mar Angosto, hasta que un rey mercenario acabó con todo ello). Laena dio a Daemon dos hijas gemelas, Baela y Rhaena. Aunque el rey Viserys primero enfureció por el matrimonio que tuvo lugar sin su permiso, permitió a Daemon presentar sus hijas a la corte en el 117DC, en contra de las objeciones del consejo. Él amaba a su hermano y pensó que la paternidad le haría asentarse. En el 120DC Laena se puso de parto una vez más y tuvo el varón que Daemon siempre había deseado. Sin embargo, lo que fue extraído de su vientre era retorcido y deforme y expiró poco después de nacer al igual que Laena. Pero fueron ser Corlys y su esposa Rhaenys quienes más tuvieron que lamentar aquel año. Todavía lloraban a su hija cuando la muerte vino a llevarse a su hijo. Todos están de acuerdo en que Laenor asistía a una feria en Spicetown cuando fue asesinado. Eustace nombró culpable a su amigo y compañero (y amante, como dirían algunos) ser Qarl Correy, diciendo que se pelearon porque Laenor quería dejarle a un lado por su nuevo favorito. Los cuchillos volaron y Laenor fue asesinado. Ser Qarl huyó y nunca más se supo de él. Seta, tiene una versión diferente y más negra: que el príncipe Daemon había pagado a Correy para asesinar a Laenor y así quedarse a Rhaenys para él. La tercera tragedia, fue la pelea entre los hijos de Rhaenyra y los de Alicent, causada cuando el Aemond Targaryen, que no tenía dragón, intentó reclamar el dragón de Laena, Vaghar, para si mismo. Los empujones fueron seguidos por los puñetazos después de que Aemon se burlase de los hijos de Rhaenyra llamándolos ‘Strong’ – hasta que el joven príncipe Lucerys tomó un cuchillo y se lo clavó en el ojo -. Después de esto, fue conocido como Aemond un Ojo y a pesar de todo se las arregló para ganarse a Vhagar (tuvo la oportunidad de vengar la pérdida de su ojo en los años siguientes aunque el reino sangraría por ello).

Los hijos de Princesa Rhaenyra: Jacaerys, Joffrey y Lucerys

Antes de su matrimonio con Daemon, Laena había estado prometida durante casi una década con el hijo de un antiguo Señor del Mar de Braavos, pero el joven había dilapidado la fortuna e influencia de su padre y se había convertido en un parásito y una vergüenza para Lord Corlys. No fue una gran sorpresa cuando Daemon, en una visita tras la muerte de su esposa, vio a Laena (de quien se decía que era incomparablemente bella) y habló en privado con la Serpiente de Mar sobre matrimonio. Poco después, el príncipe Daemon provocó a su prometido braavosi despiadadamente, retándolo a un combate singular. Así llego el fin del hijo del Señor del Mar de Braavos.

Al final Viserys trató de hacer la paz, de modo que hizo que le cortasen la lengua a cualquier hombre o mujer que pusiera en duda la paternidad de los hijos de Rhaenyra. Luego mando a Alicent volver con sus hijos a Desembarco del Rey, mientras que Rhaenyra se quedaría en Rocadragón para que no pudiesen pelear de nuevo. Ser Erryk Cargyll se quedó en Rocadragón como escudo juramentado de Rhaenyra, relevando a ser Harwin Strong, que regresó a Harrenhal. La última tragedia (que algunos podrían decir que lo fue menos), fue el incendio de Harrenhal que se cobró la vida de Lord Lyonel y su hijo y heredero ser Harwin. Pero lo que lo cuentan, son unos ignorantes. Viserys, viejo, cansado y cada vez mas desinteresado del gobierno del reino, se quedó sin mano, mientras que Rhaenyra se quedó sin marido y como algunos decían, sin amante. Algunos lo cuentan como un accidente, pero otros sugieren posibilidades aún más malvadas. Algunos creen que Larys Pie Zambo - uno de los inquisidores más jóvenes del rey y el hijo más joven de Lord Lyonel – lo habría arreglado para gobernar Harrenhal. Otros insinúan que el propio príncipe Daemon estaba detrás de todo.E En lugar de buscar una nueva mano, Viserys recurrió a ser Otto Hightower a instancias de Alicent. Y en lugar de llorar la muerte de su marido, Rhaenyra al fin se casó con su tío, el príncipe Daemon. En los últimos días del 120DC tuvieron a su primer hijo, un varón al que llamaron Aegon (como el Conquistador), cosa que enfureció a Alicent, puesto que su primogénito también se llamaba así. Ambos jóvenes, llegaron a ser conocidos como Aegon el Viejo y Aegon el Joven. En el año 122DC vio la luz el segundo hijo de Rhaenyra y Daemon, Viserys. No era tan robusto como Aegon o sus hermanastros Velaryon pero si el más precoz. Algunos lo tomaron como un presagio cuando el huevo de dragón colocado en su cuna no eclosionó. Y así los asuntos del reino fueron progresando hasta el fatídico día del 129DC cuando murió el rey Viserys. Su hijo Aegon el Viejo se había casado con su hermana Helaena y esta había dado a luz dos gemelos: Jaehaerys y Jaehaera (el más pequeño de ellos, era un niño extraño, pequeño para su edad, nunca lloraba ni sonreía como hacen los niños) y otro hijo llamado Maelor, nacido en el 12DC. En Marcaderiva, la Serpiente de Mar empezó a encontrarse mal y guardaba reposo en cama. Viserys, ahora en el invierno de sus años pero aún cabal, se hizo abundantes heridas a si mismo con el Trono de Hierro en el 128DC, después del pronunciamiento de una sentencia. La herida se infectó y al final el maestre Orwyle (que había sustituido al maestre Mellos el año anterior) se vio obligado a amputarle dos dedos. Esas medidas demostraron no ser suficientemente estrictas y entre los años 128 y 129 Viserys estaba cada vez más enfermo. En el tercer día, de la tercera luna de 129DC, mientras entretenía a Jaehaerys y Jaehaera en su cama con un cuento de sus tátara-tatara-abuelos luchando contra gigantes, mamuts y salvajes más allá del Muro el rey se cansó. Envió a sus nietos fuera cuando terminó el cuento y cayó en un sueño del que nunca despertó. Había gobernado durante veintiséis años sobre los Siete Reinos, en el periodo de mayor prosperidad jamás visto, pero sembrando dentro de ella la desastrosa caída de su casa y la muerte del último de los dragones.

Los hijos de Rey Viserys: Aegon, Daeron y Aemond.

AEGON II NINGUNA GUERRA FUE tan sangrienta y cruel como la Danza de los Dragones, nombre que recibió por Munkun y los cantantes. De los muchos tipos de guerra que hay, esta fue la peor, esta fue una guerra entre hermanos. A pesar de que Viserys tenía la inquebrantable decisión de que la corona debía ser para Rhaenyra, el príncipe Aegon estaba totalmente convencido que él era la persona indicada para seguir en la línea de sucesión. Esta mentalidad le venía de su madre, la segunda esposa del rey y, del lord comandante de la guardia real, quienes aun antes de que el cuerpo de Viserys terminara de enfriarse desafiaron su última voluntad. Cuando Rhaenyra se enteró de este hecho monto en cólera, ella en ese momento se encontraba en Roca Dragón a punto de dar a luz a su tercer hijo con el príncipe Daemon.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN En Roca Dragón no se escucharon vítores. En su lugar, se escuchaban gritos por todo lo largo de la escalera de la torre del dragón y llegaron incluso hasta los dormitorios de la princesa Rhaenyra Targaryen, la cual se encontraba en su tercer día de trabajo de parto. El niño no esperaría a la próxima luna para nacer, todo parecía indicar que las noticias que se comentaban en Desembarco del Rey estaban influyendo severamente en las emociones de la mujer, la cual estaba enojada y furiosa, la invadía una rabia ciega, una furia negra y pareciera como si el príncipe que ella llevaba dentro también estuviera peleando y luchando por salir. La princesa grito maldiciones a lo largo de todo su trabajo de parto, maldijo a los dioses, maldijo a su madre, a sus medios hermanos y a la reina, definitivamente iba a atormentarlos a todos ellos antes de dejarlos morir. Maldijo también a la criatura que llevaba en su vientre: “¡maldito, maldito seas, sal ya de aquí!” gritaba mientras arañaba con locura su vientre hinchado. El maestre y la partera intentaban calmarla “¡vete de aquí, vete!, ¡SAL YA! Cuando el bebe finalmente nació, era una criatura horrosa, un monstruo: era una niña que había nacido muerta, torcida y con un agujero en su pecho en el lugar donde debería haber estado su corazón. Al menos así la describía Seta. El enano nos decía que él fue quien llevo a la pequeña cosa al patio donde posteriormente fue quemada siguiendo con las tradiciones familiares. La niña muerta había sido nombrada como Princesa Visenya. Al día siguiente cuando Rhaenyra despertó de los efectos producidos por la leche de la amapola anuncio: “ella era mi única hija y ellos me la mataron, robaron mi corona y asesinaron a mi hija, ellos responderán por esto”.

Una vez superado el trauma por el nacimiento de su hija Rhaenyra comenzó a prepararse para la guerra. Tanto ella como Alicent tenían aliados entre los miembros de la familia y los grandes señores del reino. Cada lado tenía a sus respectivos dragones. Todo esto no podía ser otra cosa sino más que una receta que solo traería desastres y así fue, el reino se desangro como nunca antes lo había hecho y pasarían años antes de que las cicatrices por fin sanaran. Seta afirmaba a su vez que la reina Alicent había apresurado la muerte de su marido con “una pizca de veneno”, podemos desistir de la idea de que se la haya echado en el vino, pero nadie puede negar que la primer sangre que se derramo en la danza fue la del anciano consejero de la moneda Lord Beesbury. Él fue el único miembro del consejo privado que hablo a favor de Rhaenyra diciendo que ella era la verdadera heredera del

difunto rey Viserys y que era ella quien debía ser coronada. Los detalles con respecto a su muerte difieren. Algunos dicen que murió de un resfriado tras haber sido arrojado a las celdas negras y otros sostienen que Ser Criston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real quien pronto comenzaría a ser llamado el hacedor de reyes, cortó su garganta con una daga cuando el anciano se retiraba de la mesa. Setas discrepa de estas teorías y sostiene que Cole arrojo a Beesbury por una ventana, aunque se debe recordar que en ese momento Setas se encontraba en Roca Dragón junto a Rhaenyra. Pero estos acontecimientos están lejos de ser los últimos asesinatos que se acontecieron durante la danza, la parte más lamentable fueron los asesinatos de los jóvenes príncipes Lucerys Velarion, hijo de Rhaenyra y, Jaehaerys , el hijo y heredero de Aegon. La muerte de Luke Velarion fue presenciada por muchos ojos en Bastión de Tormentas, todas las partes estuvieron de acuerdo. Había sido enviado por su madre a Bastión de Tormentas para obtener el apoyo de Ser Borros, cuando llega se encuentra con el príncipe Aemond Targaryen, quien había llegado con anterioridad y había sido enviado con su mismo propósito Aemond era mayor, más fuerte y más cruel que Lucerys – odiaba a Lucerys con pasión, pues había sido el quien le quito su ojo cuando tenía nueve años-. Ser Borros se negó completamente al pedido de Aemond de cobrar venganza dentro de sus salones, pero le especifico que no le importaba lo que pasara fuera de ellos. De esta forma Aemond monto sobre Vhagar y comenzó a perseguir a Lucerys quien huía montado en su dragón Arrax. El príncipe y su dragón se vieron obstaculizados por la tormenta que había, finalmente, Aemond lo alcanza y mata a jinete y dragón a las afueras de las murallas del castillo de Bastión de Tormentas, asesinándolos y provocando que cayeran en picada hacia el mar. Rhaenyra se derrumbó por las noticias. No así, el padrastro de Lucerys, el Príncipe Daemon Targaryen. El mensaje que el Príncipe Daemon envió a Rocadragón después de haber recibido las noticias de la muerte de Lucerys era, “Ojo por ojo, hijo por hijo. Lucerys será vengado.” Él era el Príncipe de la Ciudad, y todavía tenía muchos amigos en los guisados y burdeles de Desembarco de Rey. La jefa de ellos era su anterior amante, Mysaria, el Gusano Blanco. Ella concretó su venganza, contratando a un bruto y a un cazador de ratas conocidos en la historia como Sangre y Queso. Gracias a su profesión, el cazador de ratas conocía todos los secretos de los túneles de Maegor. Resbalándose en la Fortaleza Roja, Sangre y el Queso cogieron a la Reina Helaena y sus niños… y entonces le ofrecieron a la esposa a Aegon II una opción brutal: ¿cuál de sus hijos morirá? Ella lloró y suplicó y ofreció su propia vida. Finalmente ella nombró a Maelor—el más joven, pues juzgó que era demasiado joven para entender. Sangre y el Queso mataron al Príncipe Jaehaerys en cambio, cuando su madre gritó su horror. Entonces Sangre y el Queso huyeron con la cabeza del príncipe; fieles a su palabra, sólo mataron a uno de los hijos de Aegon.

A la salida de la guerra, los partidarios principales de Aegon II eran Lord Hightower, Lord Lannister, y en el futuro Lord Baratheon. Lord Tully deseó luchar por el rey, pero era anciano y estaba postrado, pero su nieto lo desafió. Los partidarios principales de Rhaenyra eran Lord Velaryon, su prima Lady Jeyne Arryn, y Lord Stark (aunque su ayuda tardó en venir, pues tenía a cada hombre en las cosechas antes de que el invierno cayera en el Norte). Lord Greyjoy atacó las Tierras de Oeste en su nombre, también, para la sorpresa de Rey Aegon, quién había cortejado su apoyo. Los Tully, más adelante, se unieron a la causa de Rhaenyra, desafeando los deseos del finado Lord Tully. Los Tyrell, sin embargo, no se involucraron en la guerra, igual Dorne.

La muerte del príncipe Lucerys y su dragón Arrax.

Éstos no eran los únicos asesinatos en esa guerra larga y brutal. Tan patética como era la muerte de Jaehaerys, la del pequeño Príncipe Maelor, que no sobreviviría a su hermano por mucho tiempo era aún peor. Ser Rickard Thorne de la Guardia Real fue despachado para llevar a Maelor en el secreto a Antigua, dónde estaría seguro con los Hightower, pero en Puenteamargo fue detenido y asesinado por una chusma. El propio Maelor fue rasgado en pedazos en Puenteamargo, cuando cada hombre y mujere de la chusma trató de exigir al infante como su propio premio. Cuando Lord Hightower arrasó Puenteamargo en venganza y vino a exigir la justicia Lady Caswell, ella pidió misericordia para sus niños antes de colgarse de los muros de su castillo. Incluso la Guardia Real participó de estos enfrentamientos. Ser Criston Cole envió a Ser Arryk Cargyll a Roca Dragón con la intención de infiltrarse en la ciudadela haciéndose pasar por su gemelo Ser Errik. El propósito de esto era matar a Rhaenyra (o a sus hijos, en esta parte los relatos difieren). Sin embargo, la casualidad quizo que Ser Arryk y Ser Errik se encontraran en los pasillos de la ciudadela. Los cantantes cuentan que en el enfrentamiento que hubo ellos no paraban de profesarse el amor que sentían el uno por el otro, finalmente luego de chocar sus aceros, murieron llorando el uno en los brazos del otro.

Sin embargo, Seta, quien dice haber presenciado el enfrentamiento asegura que la realidad del duelo fue mucho más brutal: condenándose mutuamente por traidores y se hirieron de muerte con grandes resentimientos entre ellos. Cuando esto tuvo lugar Ser Criston Cole decidió castigar a “los señores de negro”, aquellos abanderados que permanecían fieles a Rhaenyra. Rosby, Stokeworth, Valle Oscuro, fueron cayendo una por una ante él, pero la casa Gajal, con Lord Staunton, que ya había sido avisada de la llegada de Cole mediante cartas prefirió no luchar contra él y atrincherarse en su castillo, enviando cuervos a Roca dragón pidiendo ayuda.

En Rocadragón, dónde los Targaryen habían gobernado por mucho tiempo, la gente común había visto a sus los gobernantes bonitos, extranjeros, casi como dioses. Muchas doncellas desfloradas por los señores Targaryen se consideraban bendecidas si la “semilla de dragón” se plantó en su útero, y por esta razón había muchos en Rocadragón que pudieron debidamente reclamar— o por lo menos sospechar—que la sangre Targaryen corría por sus venas.

Esa ayuda llegó en la forma de la Princesa Rhaenys—de cincuanta y cinco años, pero tan intrépida y determinada, como en su juventud—y su dragón Meleys, la Reina Roja. Pero Cole había traído a dragones tambien— Aegon II en persona llegó al campo en Sunfyre, y su hermano Aemond Un-ojo montaba a Vhagar, el más gran dragón viviente. Se cuenta que la Princesa Rhaenys, la Reina Que Nunca Fue, no se encogió ante su enemigo. Con un grito alegre y un crujido de su látigo, ella envió a Meleys a enfrentarlos. Sólo Vhagar y Aemond salieron indemnes de esa batalla; Sunfyre estaba lisiado, y el Rey Aegon II apenas sobrevivió, con las costillas rotas, una cadera rota, y quemaduras que cubrieron la mitad de su cuerpo. Peor estaba su brazo izquierdo, dónde el fuego de dragón fundió la armadura del rey en su carne. El cuerpo de Rhaenys se encontró varios días después entre la ruina del cadáver de la Reina Roja, pero tan quemada, que era irreconocible. Aegon se pasó el año siguiente de su reinado en aislamiento, sanando de sus heridas terribles, pero la guerra seguía bramando. Y mientras el Rey Aegon tenía muchas ventajas en la guerra con su mayor hermana, su poder en los dragones no estaba entre ellas. Al final de la guerra Aegon solo contaba con cuatro dragones lo suficientemente grandes para luchar, mientras que su hermana tenía acceso a ocho y a uno más en caso de ser necesario. A pesar de esto aún le quedaban tres dragones viejos que no habían sido reclamados por nuevos jinetes: Sylverwing, quien era montado por la antigua reina Alyssane, Seasmoke, que había sido el orgullo de Ser Leanor Velaryon y Vermithor, inmontable luego de la muerte del rey Jaehaerys. Luego quedaban tres dragones salvajes que podían ser domesticados si se podían encontrar a sus jinetes: Cannibal, como lo habían nombrado los del pueblo llano, había atacado Roca dragón incluso antes de la llegada de los Targaryen (aunque Munkun y Barth son algo escépticos con respecto a esta afirmación), Grey Ghost, un dragón tímido con las personas que prefería comer pescado que el mismo cazara del mar y la dragona Sheepstealer, Marrón y lisa, la cual recibía ese nombre porque prefería robar ovejas de las majadas para luego comérselas. El príncipe Jacaerys anuncio (si es que se puede creer en el testimonio de Seta) que cualquier hombre o mujer que pudiera montar uno de estos dragones seria ennoblecido.

La princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II montado sobre Sunfyre.

Muchos intentaron montar los dragones que todavía estaban disponibles en Rocadragón. Los más peligrosos de éstos eran los dragones salvajes, por lo que no era una sorpresa de que los dragones, que habían aceptado a jinetes previamente, fueron los primeros en aceptar a los nuevos jinetes. Entre estos nuevos jinetes de dragón estaba Addam de Hull—un valiente y joven noble, que fue traído por su madre, Marilda de Hull, junto con su hermano Alyn, para que hagan la prueba de montar un dragón. Ella reveló que los muchachos eran los hijos de Laenor Velaryon—y de hecho, muchos se sorprendieron— pero Lord Corlys no lo cuestionó, cuando adoptó a ambos en la Casa Velaryon.

Seta pone una posibilidad más creíble del linaje de Addam y Alyn: era el propio Señor Corlys quién engendró a ambos muchachos, cuando pasó muchos de sus días en los astilleros de Hull, dónde el padre de Marilda era capitán. Los muchachos no habían sido reconocidos, mantenidos lejos de la corte, mientras aún vivía la Reina de fiero temperamento, la Que Nunca Fue. Pero después de su muerte, Lord Corlys aprovechó la oportunidad de reconocerlos… después de una manera.

Addam exigió el dragón de Laenor, Seasmoke. Su hermano, Alyn, tuvo menos éxito con Sheepstealer, y por el resto de sus días llevó las marcas de las llamas de dragón en su espalda y piernas. Sheepstealer fue domado por Nettles—una sencilla chica de baja cuna y piel oscura, que alimentó con carne de carnero al dragón día a día, hasta que se acostumbrara a ella. El dragón y su jinete jugaron su parte en la guerra, pero la lealtad de Nettles no estaba tan

clara como del valiente Ser Addam. Cuando ella y el Príncipe Daemon se volvieron amantes, se formó una cuña final entre Rhaenyra y su marido. Nettles—a quien el príncipe llamó Netty—sobrevivió a su príncipe, así como su esposa. Nettles y Sheepstealer desaparecieron antes del final de la guerra, y nadie supo adonde fueron hasta años después. Pero de todos los jinetes de dragón el peor fue Ulf, también conocido comoUlf el BlancoyUlf el Beodo, fue un hombre de armas de Rocadragón durante la época de la Danza de los Dragones. Fue presumiblemente una de las semillas de dragón. Fue nombrado caballero junto a Hugh Hammer, ambos querían riquezas, señoríos y, sobre todo poder, el primero fue el jinete de Sylverwing y el segundo de Vermithor. En la Batalla del Gaznate, Hugh luchó valientemente sobre su dragón por el bando de los Negros. Sin embargo, traicionó a Rhaenyra junto a Ulf el Blanco y se unieron a los Verdesen la Batalla de Ladera, por lo que fueron conocidos como los Dos Traidores. Ambos fueron asesinados miserablemente, el primero fue envenenado con vino y el segundo asesinado por Ser Jon Roxton durante la segunda batalla de Ladera. Las batallas que se sucedieron durante la guerra de la danza de los dragones, no se pueden narrar fácilmente, las mismas van más allá de números de muertos, o de en cuantos pedazos se partió al reino. Se trató de una guerra donde los hombres levantaban estandartes de un dragón tricéfalo dorado en nombre de Aegon solo para encontrarse que sus vecinos, sus hermanos habían levantado los estandartes de un dragón tricéfalo rojo en honor a Rhaenyra, este estandarte además tenía un halcón volando sobre una luna, por su madre que era una Arryn y un caballito de mar, en honor a su difunto esposo. Muchos ejércitos se reunieron bajo el nombre del rey o de la reina, pero más allá de eso, eran hermanos peleando contra hermanos, padres peleando contra hijos y así se desangraba el reino. Pero si hablamos de los caballeros más leales, estos sin duda fueron, Daemon Targaryen y Aemond Targaryen, uno apoyaba a la reina y el otro a Aegon. Luego de que Aegon II fuera gravemente herido junto a Sunfyre en la pelea con Rhaenys y Meleys, su hermano Aemond fue nombrado como Lord protector del reino, incluso llego a ponerse la corona de su hermano, la corona del conquistador, hecha de acero valyrio y rubíes, pero nunca se llamó a si mismo rey.

Cuando Rhaenyra se enteró de la traición de Hugh Martillo y Ulf el Blanco en la Primera Batalla de Ladera, dónde volvieron a sus dragones contra sus fuerzas, su rabia era tal que intentó arrestar a los otras "semillas de dragón" que habían tomado el mando de dragones. Entre ellos Addam Velaryon estaba, pero fue prevenido por la Serpiente del Mar, y escapó. El joven Ser Addam murió valientemente a la Segunda Batalla de Ladera, demostrando su fidelidad con su vida, después de que se dudaba de él por los hechos de los Dos Traidores. Cuando sus huesos se devolvieron a Marcaderiva desde el Árbol de Cuervos en 138 CA, el epitafio de la tumba de Lord Alyn consistida en una palabra: “FIEL.”

Por desgracia para los verdes estos hechos fueron muy desafortunados. Aemond era demasiado inexperto y audaz como para tomar el mando del reino y Daemon Targaryen estaba en ese momento con el control del castillo de Harrenhal, por este motivo Aemond decidió tomar Harrenhal nuevamente y marcho hacia allí con su dragón. Cuando llego se encontró el castillo vacío, cosa que lo alegro, pero esto no fue sino hasta que supo la verdadera razón por la cual estaba deshabitado. Daemon había reclutado a

los miembros que aún le eran fieles a Rhaenyra y había logrado rendir el castillo sin mucho derramamiento de sangre. Pero la sangre si corrió con las ejecuciones de Ser Otto Hightower, Ser Jasper Wylde y los Lores Rosby y Stokeworth quienes fueron decapitados. La reina viuda Alicent fue encarcelada, pero Aegon aún seguía recuperándose de sus heridas, aprovechando esta situación Ser Larys Strong escapo del castillo por pasadizos secretos.

La Princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II sobre Sunfyre.

El reino reamente se volvió loco durante la Danza de Dragones, pero fue en Desembarco del Rey, donde la mayoría de los dragones perdieron sus vidas. El Desembarco del Rey había caído en manos de Rhaenyra, gracias a la destreza del Príncipe Daemon, pero después de la Primera Batalla de Ladera, la inquietud se extendió a lo largo de la ciudad. A sólo sesenta leguas, Ladera se había saqueado de manera más salvaje: miles fueron quemado, y miles más ahogados nadando en el río tratando de huir, chicas y mujeres violadas hasta la muerte, y dragones alimentándose entre las ruinas. La victoria que Lord Hightower había ganado con la ayuda del Príncipe Daeron y los Dos Traidores aterrorizó Desembarco del Rey, cuando los ciudadanos creyeron que ellos serían los siguientes. La propia fuerza de Rhaenyra se esparció y se agotó, por lo que sólo quedaban los dragones para defender la ciudad. Fue el miedo a los dragones y a su presencia lo que con el tiempo dio origen al “pastor” Durante los disturbios enDesembarco del Rey, el Pastor comenzó a despotricar contra los dragones, no sólo contra los que venían a atacar la ciudad, sino contra todos los dragones en general.El pueblo llano, enloquecido, lo escuchó predicar y después de que él hiciera que diez mil gargantas gritaran"¡Mátalos!" ¡Mátalos!", marchó con gran parte dela multitud y se dirigió a Pozo Dragón, donde tres de los dragones de Los Negros y uno de los dragones de Los Verdes moraban. En el vigésimo segundo día de la quinta luna del año 130 AC, Aemond Un ojo y Daemon Targaryen entraron en su última batalla. Ese mismo día, el caos y la muerte se apoderaron de Desembarco del Rey. La reina Rhaenyra había encarcelado Ser Corlys para ayudar a su nieto, Ser Addam Velaryon, escapar de la detención cuando fue acusado de traición a la patria. Algunas de las espadas juramentadas de la serpiente de mar se unieron a la multitud desenfrenada, algunos escalaban las paredes para tratar de liberar a la serpiente de mar, sólo para ser ahorcados cuando eran capturados. La reina Helaena, loca de dolor, saltó del torreón y murió al caer en un foso lleno de estacas. Los rumores que se propagaron por Desembarco del Rey afirmaban que fue

asesinada por Luthor Largent a instancias de Rhaenyra Targaryen. Esa fue la noche en que el pastor quizo entrar a pozo dragón para matar a todos los dragones que había dentro.

Hermana Oscura

LAS BATALLAS MÁS DESTACADAS DE LA DANZA LAS BATALLAS DE 129 AC BATALLA DE LA QUEMA DE MOLINO, donde el Príncipe Daemon y los Blackwoods derrotaron a los Bracken. BATALLA DEL GAZNATE, donde la flota de Corlys Velaryon fue derrotado por los buques de la Triarquía, aliados de Aegon. Esta batalla resultó en la muerte de Jacaerys, Príncipe de Roca Dragón, y Vermox, su dragón, y la muerte del príncipe Aegon y su Dragón, Stormcloud. BATALLA DE VADO CENIZA, donde Aegon el hermano menor de la anciano príncipe Daeron ganó sus Espuelas. LAS BATALLAS DE 130 AC BATALLA EN LA FORTALEZA ROJA, donde los hombres del oeste rompieron las riveras y pululaban en las tierras de los ríos, estos acontecimientos fueron antes de que Lord Jasón Lannister fuera herido de muerte por el escudero de Pate, hojalarga. La BATALLA A LAS ORILLAS DEL LAGO,llamado elAlimento de los Pecespor sus participantes, fue una batalla acaecida a lo largo de la orilla occidental del Ojo de Dioses donde Jason Lannister fue arrojado al lago por los Lords de las tierras de los ríos, donde finalmente falleció. LA BATALLA DE BUTCHERS, donde la mano de Aegon II, Ser Criston Cole, desafió a Ser Garibald Gris, Ser Roderick Dustin (apodado la ruina), y Ser Pate de Hojalarga (apodado el asesino de leones. Cole murió sin pena ni gloria asesinado por flechas en vez de por la espada, y sus huéspedes y seguidores fueron destruidos a partir de entonces. PRIMERA BATALLA DE LA LADERA Fue conocido como lasTraiciones de Ladera pues d urante el enfrentamiento los Dos Traidores cambiaron de bando, Ulf el Blanco y Hugh Hammer fueron enviados con sus dragones, Vermithor y Ala de Plata, a Ladera. Los Negros que la defendían eran casi 9.000, incluyendo tropas de Puenteamargo, Granmesa y las Tierras de los Ríos, así como los Lobos del Invierno. Este enfrentamiento resultó en las muertes de Ser Ormund Hightower, quien dirigió las fuerzas de los verdes, y su famoso primo Ser Brynden a manos de Ser Roderick Dustin, quien también fue asesinado. LA BATALLA DE POZO DRAGON: no fue una verdadera batalla, sino que consistió en una turba furiosa del pueblo llano, que era liderada por un hombre al que la historia apodo como el Pastor, el cual predicaba que los dragones era demonios a los ojos de la fe de los Siete. Asaltaron el lugar donde se encontraban los dragones descansando. Esto provoco, además de miles de muertes, el asesinato de cinco dragones. Este enfrentamiento obtuvo la pérdida de Ser Willum Royce; y la muerte de Ser Glendon Goode, quien fue Lord Comandante de la guardia real de la reina por un día, y de Joffrey, el Príncipe de Roca Dragón. BATALLA POR ENCIMA DEL OJO DE LOS DIOSES: en esta batalla se llevo a cabo el infame duelo entre el príncipe Aemond Un ojo y el Príncipe Daemon Targaryen y entre Vhagar y Caraxes. Se dice que Daemon saltó de Caraxes a Vhagar, y mató al Príncipe Aemond con hermana oscura, los dragones cayeron a las aguas. Vhagar y Caraxes murieron a su vez, al igual que Daemon Targaryen, aunque su huesos nunca fueron recuperados SEGUNDA BATALLA DE LA LADERA: Donde los dragones realmente danzaron. Esto resultó en la misteriosa muerte del príncipe Daeron, la muerte del valiente Ser Addam Velaryon, y las muertes de Seasmoke, Tessarion, y Vermithor.

LAS BATALLAS DE 131 AC BATALLA DEL CAMINO REAL: apodada por los que lucharon en ella como "el lodazal", fue la última batalla de la guerra. Esta dio lugar a la muerte del Ser Borrós Baratheon a manos del joven Lord Tully

El Joven Joffrey Velaryon, el Príncipe de Roca Dragón, el cual encontró su muerte al tratar de salvar a su dragón Tyraxes en la batalla de pozo dragón. Joffrey montaba a Syrax, el dragón de su madre, el cual al no reconocer al jinete que lo montaba lo tiro de su lomo. A esta batalla no sobrevivieron ni el jinete ni la bestia. Algunos rumores sobre esta batalla dicen que los dragones fueron asesinados por la turba violenta, otros que fueron asesinados por el pastor, algunos incluso llegan a decir que fue el mismo herrero quien los mato. Sea cual sea la verdad, hay una realidad innegable y es que cinco dragones y miles de personas murieron aplastadas esa noche. La mitad de los dragones que comenzaron la Danza ya estaban muertos para esa etapa de la guerra y la misma aún no había acabado, por lo que Rhaenyra se vio en la necesidad de huir de la ciudad poco después. Finalmente llego el último enfrentamiento, pero no fue por la muerte de los dragones o de los príncipes lo que lo logro, fue a costa de la muerta de Rhaenyra y de su esposo Daemon y de miles de inocentes. Rhaenyra fue la primera en morir. Cuando su esposo cayó, la casa Velaryon se puso en su contra. Con cada vez más enemigos en Desembarco del Rey, Rhaenyra huyo sin prácticamente un centavo y tuvo que vender su corona para encontrar la forma de llegar a Roca Dragón, pero cuando llego se encontró con Aegon II y su dragón Sunfyre quienes habían sido recientemente heridos y se encontraban medio moribundos.

La batalla de Pozo dragón.

La locura se apoderó de la ciudad después de que Rhaenyra huyó, y se mostró de muchas maneras. Lo más extraño de todo fue el ascenso de dos pretendientes a reyes que reinaron durante el tiempo que se conoció como la Luna de los Reyes Magos. El primero fue Trystane Truefyre, un escudero de un caballero errante de dudosa reputación llamado Ser Perkin la Pulga, quien declaró Trystane era el hijo natural de Viserys I. Después de la Toma de Pozo Dragon y la huida de Rhaenyra, el pastor y su mafia gobernaban gran parte de la ciudad, pero Ser Perkin instalo a Trystane en la abandonada Fortaleza Roja y comenzaron a emitir edictos. Cuando Aegon II, finalmente, volvió a tomar la ciudad, Trystane suplicó la bendición de la caballería antes de ser ejecutado, increíblemente la recibió. El otro rey era más curioso aún fue un niño que se hizo conocido como Gaemon Palehair. Este niño de cuatro años de edad, fue declarado como un bastardo de Aegon II (cosa bastante probable, dado las actitudes por demás obscenas del rey en su juventud). Desde su asiento en la Cámara de Besos encima de la colina de Visenya, se reunieron sus seguidores y emitieron una serie de edictos. Su madre fue más tarde ahorcada, después de haber confesado que él era el hijo de una de hombre cabello plateado que era un remero de Lys, pero Gaemon se salvó y se mantuvo en la casa del rey. Con el tiempo se hizo amigo de Aegon III, convirtiéndose en su compañero constante y catador de alimentos, puesto que ocupo durante algunos años, antes de fallecer por ingerir una comida envenenada que había sido destinada al propio rey.

Los verdaderos relatos de Munkun, basados a su vez en el relato de Orwyle, revelan que cuando cayó Desembarco del Rey, Larys Strong se llevó oculto al rey con él. Astutamente lo envió a Roca dragón, porque tenía la certera creencia de que a Rhaenyra nunca se le ocurriría buscar a su hermano en su propio bastión. Durante el medio año que tardo en recuperarse de sus heridas estuvo en una remota aldea de pescadores, mientras Rhaenyra y gran parte de su corte estaban en Desembarco del Rey. Durante ese tiempo Sunfyre fue alimentado por Cole a base de ganado mientras se curaba, su ala herida nunca llego a cicatrizar completamente, quedándole en un ángulo un tanto extraño, lo que no le permitió volver a volar con normalidad. Cuando fue capaz de recuperar su fuerza mato al tímido dragón Grey Ghost, pero debido al estado en que el dragón se encontraba se dieron lugar a confusos informes en donde se afirman que fue Cannibal quien en verdad lo mato. Rey Aegon encontró a muchos alrededor de Rocadragón que albergaban resentimientos y rencores contra Rhaenyra—por la pérdida de hijos, maridos, y hermanos en su guerra, o por los desaires reales o imaginarios—y con su ayuda conquistó Rocadragón. La caída de Rocadragón duró menos de una hora, casi sin oposición… salvo la hija de Príncipe Daemon, Baela Targaryen de catorce años y su joven dragón, Moondancer. Baela había escapado a los hombres que intentaron asirla y había montado a su dragón. Y cuando Aegon II estaba por aterrizar en el patio del castillo en el lomo de Sunfyre, creyéndose triunfante, el dragón y la princesa subieron para encontrárselo. Moondancer era más pequeño que Sunfyre, pero también más veloz y ágil, y ni al dragón, ni a la princesa en su espalda les faltó valor. El dragón atacó y arañó y rasgó a Sunfyre, hasta que una explosión de llamas segó a la bestia. Enredados, ambos dragones se cayeron con sus jinetes. Aegon II brincó en el último momento de la espalda de Sunfyre, quebrándose ambas piernas, mientras que Baela caía con Moondancer hacia un amargo final. Cuando Alfred Broome blandió su espada para matarla, mientras ella estaba tumbada quebrada e inconsciente, Ser Marston Aguas le quitó la espada y llevó a Baela al maestre, salvando su vida.

Rhaenyra nunca se enteró de esta batalla, pero poco importaba, Aegon II enfurecido por la rabia y la agonía de tener sus piernas destrozadas y por la inminente muerte de su dragón, toma la decisión de darle de comer a Sunfyre a Rhaenyra, frente los ojos de su único hijo varón, Aegon el joven, y así termino la vida de la reina el vigésimo segundo día de la décima luna de 130 AC. Su medio hermano no sobrevivió mucho tiempo a ella. Aunque Rhaenyra estaba muerta y Aegon el Joven aún estaba en sus manos, Aegon II todavía tenía muchos enemigos que continuaron luchando contra él. Lucharon tanto por miedo a sus represalias como lo hicieron para Rhaenyra, pero ellos lucharon, y demostraron ser mayor enemigo. Cuando Ser Borros Baratheon por fin llego con su fuerza, marchando en contra de lo que quedaba de Las fuerzas de Rhaenyra, podría haber sido una oportunidad para cambiar el rumbo de la historia. Pero Ser Borros cayo en el camino real, las esperanzas de ganar la guerra se hicieron añicos, los señores de los ríos fueron quienes se encargaron de realizar esta tarea, mientras Lord Stark venia por el camino real con sus propias fuerzas. Fue en ese tiempo que Ser Colys Velarion, liberado de las mazmorras y ahora sirviendo en el consejo privado, aconsejó a Aegon que tomara el negro y se uniera a la guardia de la noche. El rey, no obstante, se negó, y planeó dar órdenes de sacarle la oreja a su joven sobrino, como advertencia a los adeptos a Aegon el Joven. Subió a su literapara ser llevado a sus aposentos, y le dieron una copa de vino para el camino. Cuando la litera llegó y su escolta levantó la cortina, encontraron al rey muerto con sangre en sus labios. Y así terminó Aegon II, asesinado por los hombres que le servían, ya que ellos habían visto el fin aunque él no. El reino estaba destrozado y sufrió al menos durante un tiempo más, pero la guerra, La Danza de los Dragones, por fin había terminado. Ahora lo que le esperaba al reino era el Falso Amanecer, la Hora del Lobo y el Rey Quebrado.

Rhaenyra enfrentando su muerte

LOS DRAGONES EN LA DANZA DRAGONES DEL REY AEGON II Sunfyre, también conocido comoel Dorado, fue el dragóndel rey Aegon II Targaryen. Luchó en la guerra de la Danza de los Dragones, en la que devoró a Rhaenyra Targaryentras su derrota y a Moondancer, el dragón de Baela. Vhagar Aemond utilizo al dragón para atacar las Tierras de los Ríos. No consigo sobrevivir a la batalla en Harrenhal contra Caraxes. Ambos dragones cayeron desde gran altura al Ojo de Dioses. Su cadáver no fue encontrado hasta varios años más tarde. DreamFyre Reina Helaena, fue uno de los cuatro dragones que se encontraban en Pozo Dragóncuando miles de hombres de la ciudad se alzaron en revuelta contra ellos. Tessarion, (príncipe Daeron) también conocido comoLa Reina Azul, Tessarion peleó contra Addam Velaryon y Seasmokeen la Segunda batalla de Ladera. Morghul (Jaehaera Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragonesdebido a su juventud. Fue asesinado por los habitantes de Desembarco del Rey en Pozo Dragóndurante la revuelta acaecida debido a la inseguridad y el miedo Shrykos (Jaehaerys Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragonesdebido a su juventud. Durante la batalla de pozo dragón La gente atacó a los dragones como hormigas; un hombre, se dice que era Hobb el Talador, subió a la espalda de Shrykos, se agarró a su cuello y aunque la bestia se retorció y rugió para quitárselo, el hombre fue capaz de asestarle siete hachazos, nombrando a los Siete en cada uno. DRAGONES DE LA REINA RHAENYRA Syrax (Rhaenyra Targaryen) enorme y formidable, fue asesinado durante el asedio a pozo dragon. Caraxes, apodado El Wyrm Sangriento, fue el dragón del príncipe Daemon Targaryen. Se trataba de un terrorífico dragón entrenado para la batalla. Montado en Caraxes, Daemon desafió a Aemond Targaryen, yendo este último montado en Vhagar. Tras una brutal batalla, dragones y jinetes murieron en el Ojo de Dioses Vermaxfue el dragón de Jacaerys Velaryon. Luchó en laBatalla del Gaznate, donde murió al volar demasiado bajo y estrellarse contra el mar. Arraxfue el dragón de Lucerys Velaryon joven pero fuerte, fue asesinado junto a su jinete en la bahía de los naufragios. Tyraxesfue el dragón de Joffrey Velaryon. No llegó a luchar en la guerra de la Danza de los Dragones, falleció durante el asedio a pozo dragón. Stormcloud fue el dragóndel rey Aegon III Targaryen en su juventud. El dragón fue herido por varios disparos de ballestas y por el proyectil de un escorpión que le atravesó el cuello. Aguantó lo suficiente para llevar a su jinete hasta Rocadragón, donde murió una hora después.

Meleys, (Rhaenys la reina que nunca fue) apodadola Reina Roja, Durante la guerra civil luchó en la Batalla de Grajal. Se enfrentó a Aegon II Targaryen y Sunfyre junto a Rhaenys. La batalla acabó con la muerte de Rhaenys y Meleys, Moondancer fue un joven dragón que tuvo a un único jinete, Baela Targaryen Era un dragón hembra joven, esbelto, pero lo suficientemente fuerte como para llevar a una chica joven. Moondancer fue devorado por Sunfyre. Sylverwing (la buena reina Alyssane) Durante la Danza de los Dragonesfue montado por Ulf el Blanco en la Batalla del Gaznate. Fue uno de los dragones semi salvajes de Montedragónque Los Negros intentaron domar con nuevos jinetes. . Fue uno de los pocos dragones que sobrevivió a la guerra Seasmokefue el dragónde Laenor Velaryon. A la muerte de éste, quedó sin dueño y vivió en estado salvaje. Finalmente, fue domado por Addam Velaryon. Fue asesinado por Vermithor en la segunda batalla de la ladera. Vermithor, apodadoFuria de Bronce, fue el dragón de Jaehaerys I Targaryen. A la muerte de este El dragón se rindió ante un herrero bastardo llamado Hugh Hammer, quien lo montó durante la guerra. Vermithor mató a Seasmoke clavándole los dientes en el cuello y arrancándole la cabeza en la segunda batalla de la ladera. Sheepstealer (Nettles) fue un dragón salvaje que vivió durante la Danza de los Dragones y uno de los pocos que logro sobrevivir a la misma. Grey Ghost fue un dragón salvaje que habitaba el lado oriental del volcán Montedragón. Fue nombrado así por los habitantes de Rocadragón. Este dragón nunca fue reclamado ni montado por ningún hombre. Murió y fue parcialmente devorado por Sunfyre a su regreso a Rocadragón. Cannibal era un dragón negro como el carbón. Su guarida estaba llena de huesos de aspirantes a jinete de dragón. Vivió en la parte posterior de Montedragón y sus habitantes lo apodaron así porque tenía debilidad por la carne de dragones muertos, recién nacidos y sus huevos. Jamás fue domado. Morning (Lady Rhaena) era muy joven para luchar y por lo tanto sobrevivió a la guerra.

AEGON III CUANDO AEGON EL Joven subió al Trono de Hierro en 131 DC como Aegon III, tras la muerte de su tío Aegon II, el reino bien podría haber pensado que sus problemas habían acabado. Los partidarios de Aegon III habían derrotado al remanente de las huestes de Aegon II en la Batalla del Camino Real y tenían control completo de Desembarco del Rey. La flota de los Velaryon le sirvió una vez más al Trono de Hierro, y la Serpiente Marina de seguro ayudaría a guiar a su joven rey. Peor estas esperanzas se construyeron sobre arena, y este periodo pronto llegó a ser conocido como el Falso Amanecer. Aegon II había enviado hombres a través del Mar Angosto en busca de mercenarios, y nadie sabía si estos regresarían o cuando lo harían, para vengar a su rey. En el oeste, el Kraken Rojo y sus saqueadores asaltaron la Isla Bella y las costas occidentales. Y un terrible y duro invierno—declarado por primera vez por el Cónclave de Antigua en 130 DC, en el Día de la Doncella—había caído con fuerza en el reino, y se extendería durante seis crueles años.

El Joven Rey Aegon III. En ninguna parte de los Siete Reinos el tema del invierno fue tomado con tanta importancia como en el Norte—y el miedo de tal invierno había llevado a los Lobos del Invierno a reunirse bajo el estandarte de Roderick Dustin y a morir luchando por la reina Rhaenyra. Pero tras ellos llegó una armada aún más numerosa de hombres sin hijos y sin hogar, hombres solteros, ancianos, e hijos jóvenes, bajo el estandarte de Lord Cregan Stark. Ellos habían venido por la guerra, por la aventura y el pillaje, y por una muerte gloriosa para ahorrar a sus parientes más allá del Cuello una boca más que alimentar.

El envenenamiento del Rey Aegon II les había negado aquella oportunidad. Lord Stark aun dirigió su ejército hacia Desembarco del Rey, pero para un propósito diferente. El había planeado castigar a Bastión de Tormentas, Antigua, y Roca Casterly por haber apoyado al rey. Pero Lord Corlys ya había enviado emisarios a la Roca, Bastión de Tormentas y Antigua, exigiendo la paz. Durante seis días, mientras la corte esperaba noticias del éxito o fracaso de Lord Corlys y el reino temblaba ante la posibilidad de más guerras, Lord Cregan ejerció influencia en la corte. Esto llegó a ser conocido como la Hora del Lobo. Sin embargo, en una cosa, Lord Stark no sería disuadido: los traidores y envenenadores del Rey Aegon II debían pagar el precio. Matar a un rey cruel e injusto en una batalla legítima era una cosa. Pero el vil asesinato, y el uso de veneno, fue una afrenta a los mismísimos dioses que lo habían ungido. Cregan arrestó a veintidós hombres en nombre de Aegon III—entre ellos estaba Larys el Patizambo y Corlys Velaryon. Intimidado, el joven Aegon III—quien en ese entonces tenía once—accedió en nombrar a Lord Stark como su Mano. Cregan Stark sirvió en ese cargo durante un solo día, presidiendo sobre los juicios y las ejecuciones. La mayoría de los acusados tomó el negro (liderados por el astuto Ser Perkin la Pulga). Tan sólo dos eligieron la muerte—Ser Gyles Belgrave de la Guardia Real quien no deseaba sobrevivir a su rey, y Larys el Patizambo, el ultimo del antiguo linaje de la Casa Strong.

Lord Corlys se salvó del juicio por el complot de Baela y Rhaena Targaryen, quienes convencieron a Aegon de emitir un edicto real restaurándoles su cargo y honores, y luego por Aly la Negra Blackwood cuando le entregó su mano en matrimonio a Lord Stark a cambio de permitir que el edicto de Aegon se mantenga.

El dia despues de las ejecuciones, Lord Stark renuncio como Mano. Ningun hombre sostuvo el cargo tan brevemente, y pocos lo dejaron con tanta satisfacción. Regresó al Norte, dejando a muchos de sus feroces Norteños en el sur. Algunos se casaron con las viudas de las Tierras de los Ríos, otros vendieron sus espadas o prestaron juramento al servicio de algún señor, y unos pocos se dedicaron al pillaje. Pero la Hora del Lobo habia terminado, y era el tiempo de los regentes. El periodo de la regencia de Aegon—que se extendió desde 131 DC, cuando heredó el trono, hasta 136 DC cuando alcanzó la mayoría de edad—fue presidido por un consejo de siete. Tan sólo uno de esos regentes—el Gran Maestre Munkun—permaneció hasta el final; los otros fallecieron, renunciaron o fueron reemplazados. De todos estos, el mejor fue la Serpiente Marina, quien falleció en 132 DC a la edad de setenta y nueve; durante siete días sus restos fueron velados bajo el Trono de Hierro, y el reino lloró su pérdida.

LOS REGENTES DEL REY AEGON III EL PRIMER CONCILIO DE SIETE: LADY JEYNE ARRYN, LA DONCELLA DEL VALLE Fallecida por enfermedad en Puerto Gaviota en 134 DC. LORD CORLYS VELARYON, LA SERPIENTE MARINA

Fallece por vejez en 132 DC, a la edad de setenta y nueve. LORD ROLAND WESTERLING DEL RISCO Fallece por la Fiebre Invernal en 133 DC. LORD ROYCE CARON DE CANTO NOCTURNO Renunció a su puesto en 132 DC. LORD MANFRYD MOOTON DE POZA DE LA DONCELLA Fallece por edad y enfermedad en 134 DC. SER TORRHEN MANDERLY DE PUERTO BLANCO Renunció a su puesto en 132 DC, tras la muerte de su padre y hermano por la Fiebre Invernal. GRAN MAESTRE MUNKUN El único hombre en mantener su cargo desde 131 DC hasta 136 DC. EL RESTO: LORD UNWIN PEAKE Tomó el lugar de Lord Corlys en 132 DC, renunció en 134 DC. LORD THADDEUS ROWAN Ocupó su puesto en 133 AC, tras la muerte de Lord Westerling, y relevado de su cargo en 136 DC. SER CORWYN CORBRAY Esposo de Rhaena Targaryen, reemplazó a Lord Mooton en 134 DC, y fue asesinado por un ballestero en Piedra de las Runas ese mismo año. WILLAM STACKSPEAR Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC. MARQ MERRYWEATHER Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC. LORENT GRANDISON Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC.

Los años de la regencia de Aegon estuvieron marcados por disturbios. Ser Tyland Lannister—uno de los hombres que había regresado con las manos vacías de las Ciudades Libres (ya que las compañías libres recibían abundantes compensaciones tras el colapso del Reino de las Tres Hijas) —sirvió hábilmente como Mano del Rey, a pesar de la ceguera y mutilaciones que sufrió a manos de los torturadores de la Reina Rhaenyra cuando se negó a decirle donde había escondido la mayor parte del tesoro real de Aegon II. Pero la Fiebre Invernal se lo llevó en 133 DC. Todo empeoró cuando Urwin Peake, Señor de Starpike, Dustonbury, y Whitegrove, se convirtió primero en regente, después en Mano. Él había desempeñado un rol importante en la Primera y la Segunda Batalla en Ladera, y se había sentido menospreciado cuando no fue elegido como uno de los primeros regentes. Pero pronto compensó por esto, adquiriendo cada vez más poder. Se encargó de que sus parientes obtuvieran cargos importantes, intento casar a su propia hija con el Rey Aegon III tras el aparente suicidio de la Reina Jaehaera, y se trató de debilitar a sus rivales por cualquier medio posible.

Lord Alyn, el nieto de la Serpiente Marina, era el líder entre los rivales de la Mano. Se le negó el puesto de su padre como regente, así que navegó hacia los Peldaños de Piedra. Allí se ganó el apodo de Puño de Roble tras una grandiosa victoria en el mar, pero su reciente fama demostró ser divisiva cuando regresó a Desembarco del Rey. La Mano tenía intención de tomar el control de los Peldaños de Piedra y ponerle fin al reino pirata de Racallio Ryndoon, pero la rápida acción de Velaryon significaba que la mayor parte de la flota no podría desembarcar las fuerzas necesarias para conseguir esto. La fama y reputación de Puño de Roble sólo incrementaron tras su victoria, ganándoles honores y recompensas de los regentes a pesar de las protestas de Lord Peake. Al final, la Mano convenció a los regentes de enviar a Puño de Roble hacia las tierras de occcidente para enfrentarse a los barcoluengos del Kraken Rojo cuando Lord Dagon Greyjoy se negó a entregar sus premios y cesar sus asaltos. Este era un viaje lleno de peligros, seguramente destinado a terminar con la derrota o muerte de Lord Alyn. En cambio, Puño de Roble lo convirtió en el primero de sus seis grandes viajes.

La última descendiente viva de Aegon II, Jaehaera Targaryen tenía ocho cuando se casó con su primo Aegon III, y diez cuando se lanzó desde el Torreón de Maegor hacia las picas del foso seco que había debajo. Vivió durante media hora, en agonía, antes de morir. Algunos cuestionaron las circunstancias en que murió. ¿Fue realmente un suicidio? Algunos decían que en realidad había sido asesinada, y varios fueron nombrados sospechosos. Entre ellos estaba Ser Mervyn Flores de la Guardia Real, el hermano bastardo de Lord Unwin Peake, quien estaba en su puerta cuando murió. Sin embargo, Seta piensa que era improbable que Flores sea el tipo de hombre capaz de empujar a su protegida—una niña—hacia tan horrible muerte. Él sugiere una posibilidad diferente: que Flors no la asesinó pero le cedió el paso a alguien más para que lo hiciera—alguien como el inescrupuloso mercenario de las Ciudades Libres Tessario el Tigre, a quien Lord Unwin había traído bajo su servicio. Aunque nunca sabremos la verdad sobre los eventos de aquel día, ahora parece probable que la muerte de Jaehaera fue instigada, de algún modo, por Lord Peake.

En todo esto, Aegon III—demasiado joven para gobernar—no era más que un peón. Era un joven melancólico y hosco, interesado en muy pocas cosas. Siempre vestía de negro, y podía pasar varios días sin dirigirle palabra a nadie. Su única compañía en estos primeros años fue Gaemon Pelopálido, el falso pretendiente, ahora su sirviente y amigo. Después de que Lord Peake llegara al poder, Gaemon recibió un nuevo rol como el niño de los azotes del rey, para sufrir los castigos que no se le podían imponer a su persona real. Después Gaemon Pelopálido murió en un intento de envenenar al rey y a su joven y hermosa reina, Daenaera Velaryon. Lady Daenaera era prima de Alyn Puño de Roble, engendrada por su primo Daeron quien murió peleando por él en los Peldaños de Piedra. Una niña sumamente hermosa, Daenaera tenía seis cuando las princesas Rhean y Baela la presentaron ante el rey—la última de un millar de doncellas que le habían sido presentadas en el gran baile de 133 DC. Este baile había sido organizado por la Mano, Lord Peake, después de que los regentes detuvieran sus esfuerzos de comprometer a su propia hija con el rey—aunque no renuncio a su aspiración y se vio muy fustrado por la elección final del rey. Sus esfuerzos por dejar tal elección de lado fueron rechazados tanto por Aegon como por los otros regentes. Indignado, Lord Urwin amenazó con renunciar al cargo de Mano en un intento por doblegar ante su voluntad a los demás regentes, tan sólo para descubrir que los otros estaban encantados de dejar que se vaya. Nombraron a uno de ellos, Lord Thaddeus Rowan, para tomar su puesto como Mano.

Aegon solo disfruto de una verdadera alegría durante estos años: el regreso de su hermano menor, el Príncipe Viserys. El reino había pensado que Viserys había sido asesinado en la Batalla de la Garganta, y el rey nunca se había perdonado por haber abandonado a su hermano cuando escapó volando a lomos de su dragón, Stormcloud. Pero Viserys eventualmente fue recogido de Lys por Puño de Roble, allí había sido mantenido en secreto por los príncipes mercaderes quienes pensaron que podían beneficiarse con su rescate o su muerte. El precio que Lord Velaryon accedió a pagar por su liberación fue enorme, y pronto se volvió materia de discusión. Pero su liberación—junto a su reciente esposa Lysena, la Hermosa Larra Rogare, siete años mayor que él—fue una alegría a pesar de todo, y por el resto de sus días fue la única persona en quien Aegon confió plenamente. Al final, fueron Larra Rogare y su adinera y ambiciosa familia quienes ayudaron a desbaratar el poder de los regentes y, casi con toda seguridad, aquel que Lord Peake había acumulado. Ellos desempeñaron un rol que pasó inadvertido, debido a que estaban ocupados en la Primavera Lysena. En estos tiempos el Banco Rogare era más poderoso que el Banco de Hierro, así que cayeron víctimas de los complots para controlar al rey; fueron acusados por muchos más actos de los que en realidad cometieron. Lord Rowan, entonces la Mano y uno de los últimos regentes, fue acusado de ser cómplice en sus crímenes y fue torturado para sacarle información. Ser Marston Mares, quien de algún modo se había hecho con el cargo de Mano en su lugar (Munkun, el único regente en este tiempo, además de Rowan, fue reticente al hablar sobre esto en Narración Verdadera), envió hombres para capturar a Lady Larra después de arrestar a sus hermanos. Pero el rey y su hermano se negaron a entregarla, y fueron asediados en el Torreón de Maegor por Mares y sus partidarios durante dieciocho días. La conspiración eventualmente se desbarato ya que Ser Marston—quizás recordando su deber—intentó cumplir las órdenes de su rey de arrestar a todos los que habían implicado falsamente a los Rogare y a Lord Rowan. Mares fue asesinado por su propio hermano juramentado, Ser Mervyn Flores, cuando intentaba arrestarlo. El orden se restableció por sí mismo, con Munkun sirviendo como Mano y regente por el resto del año hasta que se eligieron nuevos regentes y se nombró una nueva Mano. El tiempo de la regencia finalmente había terminado en el décimo sexto día del nombre del rey, cuando el ingresó a la pequeña cámara del consejo, despidió a sus regentes, y relevó a su entonces Mano, Lord Manderly, de su cargo. Fue un reinado roto el que transcurrió, ya que el propio Aegon estaba roto. Melancólico hasta el final de sus días, no encontraba placer en casi nada, y se encerraba en sus recámaras para meditar durante días. Del mismo modo llegó a detestar el ser tocado— hasta por las manos de su Hermosa reina. Incluso después de que ésta había florecido, se tardó mucho en invitarla a su cama… pero al final su matrimonio fue bendecido con dos hijos y tres hijas. El mayor, Daeron, fue nombrado príncipe de Rocadragón y su heredero aparente. A pesar de que se esforzó para entregarle al reino la paz y plenitud tras la Danza, Aegon III se mostró poco interesado en reunirse son su pueblo, o con sus señores. El suyo podría haber sido un reinado muy diferente de no haber sido por aquella única falla—su frialdad hacia aquellos que gobernaba. Su hermano, el Príncipe Viserys—quien en sus últimos años sirvió como su Mano—tenía el don del encanto, pero incluso él se volvió más serio después de que su esposa e hijos lo abandonaran para retirarse a su Lys natal. Aun así, juntos, Aegon y Viserys hábilmente manejaron los disturbios restantes en el reino. Uno de estos incidentes fue la problemática aparición de varios pretendientes que afirmaban ser el Príncipe Daeron el Atrevido—el hermano menor de Aegon II, asesinado en la Segunda Batalla de la Garganta, pero cuyos restos no habían sido

encontrados—dejando la puerta abierta para que hombres inescrupulosos plantearan falsas reclamaciones. (Pero desde entonces se ha demostrado de forma concluyente que aquellos supuestosw príncipes eran en realidad impostores.) Incluso intentaron restaurar a los dragones Targaryen, a pesar de los temores de Aegon—de los que nadie lo culpaba después de haber presenciado como su madre era comida viva. Le aterrorizaba la visión de los dragones—y tenía aún menos deseos de montar sobre uno—pero estaba convencido de que estos le ayudarían a derrotar a aquellos que buscaran oponérsele. A sugerencia de Viserys, trajó a nueve magos de Essos, intentando usar sus habilidades para eclosionar una nidada de huevos. Esto resultó ser tanto un desastre como un fracaso.

Aegon III despidiendo a sus regentes y a Lord Manderly, su mano.

DE LOS REPORTES DEL GRAN MAESTRE MUNKUN SOBRE LAS PALABRAS DEL REY A LORD MANDERLY CUANDO TERMINÓ SU REGENCIA Mi intención es darle paz, comida y justicia al pueblo. Si aquello no es suficiente para ganar su afecto, dejare que Seta los entretenga. O quizás podría enviarles un oso bailarín. Alguien me dijo una vez que los comunes aprecian mucho a los osos bailarines. Podrias ponerle fin a este festejo esta misma noche si lo deseas. Enviar a los señores de regreso a sus propias fortalezas y entregarles la comida a los hambrientos. Estómagos llenos y osos bailarines serán mi política.

Habian cuatro dragones vivos al inicio de su reinado—Ala de Plata, Morning, Sheepstealer, y el Caníbal. Pero Aegon III siempre fue recordado como el Veneno de Dragón, debido a que el último dragón de los Targaryen murió durante su reinado en el año 153 DC.

El reinado del Rey Roto—también conocido como Aegon el Desafortunado—terminó con la muerte del rey a los treinta y seis años de edad, por una enfermedad. Muchos de sus súbditos lo consideraban mucho mayor, debido a que su niñez fue interrumpida muy pronto. El rey melancólico no es recordando con cariño, y su legado palidecería ante el de sus hijos.

Todo lo que queda de los dragones Targaryen hoy en día: el cráneo de Balerion el Terror Negro.

DAERON I LOS REYES TARGARYEN (CONT.) DAERON I CUANDO AEGON III murió en el vigésimo sexto año de su reinado, 157 años después de que el Conquistador fuese coronado, dejó atrás dos hijos y tres hijas. El mayor de sus hijos, Daeron, era un muchacho de catorce años cuando asumió el trono. Tal vez por su genio y su encanto o tal vez debido al recuerdo de lo sucedido durante la regencia del padre de Daeron, el príncipe Viserys decidió no ocupar la regencia mientras el joven rey aún seguía siendo menor de edad. En su lugar, Viserys continuó sirviendo como Mano del Rey mientras Daeron gobernaba de forma hábil y competente. Pocos previeron que Daeron, el Primero de Su Nombre, se cubriría de gloria igual que su antepasado Aegon el Conquistador, cuya corona llevaba (su padre había preferido

una sencilla diadema). Sin embargo esa gloria se convirtió en cenizas casi con la misma rapidez. Daeron era un joven de rara brillantez y contundencia y al principio se encontró con la resistencia de su tío, sus consejeros y muchos grandes señores cuando propuso por primera vez completar la Conquista “trayendo Dorne al reino”. Sus señores le recordaron que al contrario que Aegon y sus hermanas, él no tenía más dragones para utilizarlos en la guerra, a lo que Daeron respondió: “tenéis un dragón, está junto delante de vosotros”. Al final, ya que no se le podía llevar la contraria al rey, y cuando este reveló sus planes de conquista—realizados con la ayuda de Alyn Velaryon “Puño de Roble”—algunos comenzaron a pensar que de hecho, podría ser posible, dado que era una campaña mucho mejor que la de Aegon en su momento. Daeron I mostró ampliamente su destreza en los campos de Dorne, que durante cientos de años había desafiado al Rejo, las Tierras de Tormentas e incluso a los dragones de la Casa Targaryen. Daeron dividió su ejército en tres partes: una liderada por Lord Tyrell, quien bajó por el Paso del Príncipe en el extremo occidental de las Montañas Rojas de Dorne; uno liderado por su primo y almirante de la flota real, Alyn Velaryon, viajando por el mar; y uno dirigido por el propio rey, marchando por el traicionero paso del Sendahueso, donde hizo uso de senderos de cabras, que otros consideraron demasiado peligrosos, para así poder rodear las torres de vigilancia Dornienses y evitar las mismas trampas que en su tiempo habían detenido a Orys Baratheon. El joven rey barrió a su paso toda fuerza que tratase de detenerlo. El Paso del Príncipe fue conquistado y lo más importante, la flota real rompió las defensas de la Ciudad de los Tablones, pudiendo así navegar río arriba. Quedando Dorne efectivamente divida en dos, por Lord Alyn, quien había ganado control sobre el Sangreverde, las fuerzas Dornienses en el este y en el oeste no podían ayudarse mutuamente. Y a partir de este punto, una serie de audaces batallas, que requerirían de un volumen entero para poder ser relatas en su totalidad. Exciten muchos relatos sobre esta guerra, pero el mejor de ellos es “La conquista de Dorne”, recuento del propio Rey Daeron sobre su campaña, el cual es considerado una maravilla de elegante simplicidad, tanto en su prosa como en sus estrategias. Un año después los invasores estaban frente a las puertas de Lanza del Sol y luchaban para abrirse camino en la llamada Ciudad de la Sombra. En el 158DC, el príncipe de Dorne y los señores más poderosos de Dorne hincaban la rodilla ante Daeron en la Sumisión de Lanza del Sol. El joven dragón había logrado lo que Aegon el Conquistador no pudo. Aun había rebeldes en los desiertos y montañas—hombres que pronto fueron marcados como forajidos—pero no eran demasiado numerosos.

El Rey Daeron I, el Jóven Dragón. El rey rápidamente consolidó su control en Dorne, enfrentándose a los rebeldes cuando los encontraba… aunque no sin dificultad. En un infame episodio, una flecha envenenada que tenía que haber acertado en el rey, pero en vez acertó en su primo, el príncipe Aemon (hijo menor del príncipe Viserys), quien tuvo que ser enviado de vuelta a casa en barco para recuperarse. Sin embargo, en el 159DC el interior del reino ya estaba bajo su control y el joven dragón era libre de volver triunfante a Desembarco del Rey, dejando a Lord Tyrell en Dorne para mantener la paz. Como garantía de una

futura paz con Dorne y un buen comportamiento, catorce rehenes de alta cuna viajaron con el rey a Desembarco, todos ellos hijos e hijas de las grandes casas de Dorne.

Cartas Dornienses registradas en “Arenas Rojas” del maestre Gareth, sugieren que Lord Qorgyle, señor de Asperón, organizó un intento de asesinato contra Lord Tyrell. Sin embargo, en los siguientes años, sus motivos fueron objeto de especulación. Algunos dicen que quedó resentido después de que su primera muestra de lealtad—poniendo fin a la instigación de uno de los señores rebeldes más notorios—fuera desacreditada por Lord Tyrell, mientras que otros afirman que su ayuda inicial, fue parte de un plan traicionero que armó junto a su castellano para hacer que tanto rey como Lord Tyrell confiasen en él.

Sin embargo, esta táctica resulto menos eficaz de lo que Daeron había esperado. Mientras que los rehenes ayudaron a asegurar la continua lealtad de los de su propia sangre, el rey no había anticipado la tenacidad del pueblo llano de Dorne, sobre los cuales no tenía poder alguno. Se dice que diez mil hombres murieron en la batalla por Dorne; cuarenta mil más murieron en el transcurso de los tres años siguientes, mientras el pueblo de Dorne luchaba tenazmente contra los hombres del rey.

Calaveras de los muertos de Dorne. Lord Tyrell, a quien Daeron había dejado a cargo de Dorne, intentó valientemente sofocar los fuegos de la rebelión, viajando de castillo en castillo con cada cambio de luna y castigando a todos los partidarios de los rebeldes, ahorcándolos, quemando los pueblos que albergaban proscritos y así sucesivamente. Pero el pueblo llano contraatacó, y con cada amanecer se encontraban con que sus suministros habían sido robados o destruidos, campos quemados, caballos muertos y lentamente el número de soldados y hombres de armas muertos en los callejones de la ciudad se elevó de forma

alarmante—asesinados en los callejones de la ciudad de la sombra, emboscados entre las dunas, asesinados en sus propios campamentos. Pero la auténtica rebelión comenzó cuando Lord Tyrell y su séquito viajaron a Asperón, donde su señoría fue asesinado en una cama de escorpiones. Cuando se corrió la voz de su fallecimiento, la rebelión barrió Dorne de un extremo a otro. En el 160DC el propio joven dragón se vio obligado a regresar a Dorne para sofocar a los rebeldes. Ganó varias pequeñas victorias luchando en el Sendahueso mientras que Lord Alyn Puño de Roble descendió una vez más sobre la Ciudad de los Tablones y el Sangreverde. Aparentemente, después de esta paz rota, los dornienses accedieron a reunirse en el 161DC para renovar su lealtad y discutir términos… pero era traición y asesinato lo que tenían en mente y no la paz. En una sangrienta traición, Dorne atacó al joven dragón y su ejército bajo la bandera de la paz. Tres caballeros de la Guardia Real fueron asesinados tratando de proteger al rey (una cuarta, para su eterna vergüenza, arrojó su espada y se rindió). El príncipe Aemon el Caballero Dragón resultó herido y fue capturado, pero no antes de que matase a dos de sus enemigos. El Joven Dragon fue asesinado, con Fuegoscuro en sus manos, rodeado por una docena de enemigos. El reinado de Daeron I finalizó así, tras cuatro cortos años. La gloria puede ser eterna, sin embargo, es igual de fugaz—olvidada poco después del final de las más famosas batallas si es que estas llevan a desastres aún mayores.

BAELOR I Las noticias de la muerte del Rey Daeron y la derrota de sus fuerzas restantes pronto llegaron a Desembarco del Rey. La indignación que provocó fue dirigida a los rehenes dornienses. Por orden del Príncipe Viserys, Mano del Rey, los dornienses fueron arrojados a un calabozo, en espera para ser colgados. El hijo mayor de la Mano, el Príncipe Aegon, incluso entregó a la chica Dorniense que tenía como amante para que su padre la ejecutara. El Joven Dragón nunca se había casado, ni concebido hijos; por lo cual, a su muerte, el Trono de Hierro pasó a su hermano Baelor, un joven de diecisiete años. Baelor probó ser el más pío entre los reyes de la dinastía Targaryen, y algunos dicen, en la historia de todos los Siete Reinos: su primer acto como Rey fue garantizar el perdón de los rehenes Dornienses. Similares actos de piedad y perdón se dieron en los diez años de reinado de Baelor. Aunque sus Señores y su Consejo clamaban por venganza, Baelor perdonó públicamente a los asesinos de su hermano y declaró su intención de “vendar las heridas” de la guerra de su hermano y hacer la paz con Dorne. Como acto de piedad, declaró su intención de viajar a Dorne “sin ejército ni espada”, para regresar a los rehenes y demandar la paz. Y así lo hizo, caminado descalzo desde Desembarco del Rey hasta Lanza de Sol, vestido con sayal, mientras a sus espaldas los rehenes dornienses montaban finos corceles. Hay muchas canciones de la marcha de Baelor a Dorne, que encontraron su camino fuera de los septrios y conventos hasta las lenguas de los bardos. Subiendo por el Sendahueso, Baelor pronto llegó al lugar dónde los Wyl habían encarcelado a su primo el Príncipe Aemon. Encontró al Caballero Dragón desnudo en una jaula. Se dice que Baelor imploró, pero Lord Wyl se negó a liberar a Aemon, obligando, en cambio, a Su Gracia de ofrecer una plegaria por su primo y jurar que volvería. Muchas generaciones desde entonces se han preguntado lo que el Príncipe Aemon debió de haber pensado de esto, viendo a su pariente, de voz chillona y delgado—demacrado y con los pies descalzos, cubiertos de sangre—formular esta promesa. Sin embargo, Baelor siguió adelante y salió con vida del Sendahueso, que había demostrado ser la ruina de muchos miles antes que él.

El Rey Baelor en su penitencia a través del Desierto de Dorne

La travesía del desierto, a pie entre las Colinas del Norte y el Azote, prácticamente solo, casi acabó con él. Pero aun así perseveró en su objetivo. Fue una ardua travesía, pero aun así sobrevivió para encontrarse con el Príncipe de Dorne en lo que se considera el primer milagro del Reino de Baelor el Santo. El segundo milagro bien podría ser que logró forjar una paz con Dorne que sobrevivió a su reinado. En los términos del acuerdo, Baelor consintió prometer a su joven sobrino Daeron—nieto de su Mano, Viserys, e hijo del primogénito de Viserys, el Príncipe Aegon—con la Princesa Mariah, hija mayor del Príncipe de Dorne. En ese entonces aun eran niños, así que el matrimonio tendría lugar cuando llegaran a la edad adulta. Tras una temporada en el Palacio Antiguo de Lanza de Sol, el Príncipe de Dorne le ofreció al Rey Baelor una galera para que regresara a Desembarco del Rey, sin embargo el joven rey insistió en que los Siete le habían ordenado que caminara de regreso. Algunos en la corte Dorniense temían que el Príncipe Viserys reanudará la guerra cuando Baelor falleciera en el camino (ninguno dudaba que esto sucedería), así que el Príncipe de Dorne tomó medidas para asegurarse que todos los señores Dornienses le ofrecieran su hospitalidad a lo largo de la ruta. Tras remontar el Sendahueso, Baelor centró su atención en rescatar al Caballero Dragón de su encarcelamiento. Había pedido al Príncipe de Dorne que ordenara la liberación del Caballero Dragón y Lord Wyl aceptó. Sin embargo, en vez de liberar a Aemon él mismo, entregó al Rey Baelor la llave de su jaula, invitándolo a hacer uso de ella. Pero Aemon no solo estaba enjaulado, desnudo, expuesto al sol durante el día y al frío por la noche, sino que bajo la jaula se había excavado un foso en el cual reptaban muchísimas víboras. El Caballero Dragón le suplicó al Rey que lo dejara, que buscara ayuda en las Marcas Dornienses, pero se dice que Baelor sonrió y proclamó que los dioses lo protegerían. Entonces saltó al foso. Más adelante los bardos clamarían que las víboras inclinaron su cabeza ante Baelor mientras este pasaba, pero la verdad es otra. Baelor fue mordido media docena de veces antes de llegar hasta la jaula, y casi colapsó antes de que el Cabalero Dragón fuera capaz de abrir la puerta de la jaula y sacara a su primo del foso. Se dice que los Wyl establecían apuestas mientras el Príncipe Aemon se esforzaba por escalar la jaula con su primo Baelor recostado sobre su espalda, y quizá esa crueldad fue lo que le dió fuerzas para trepar hasta la cima de la jaula y saltar a la salvación. El Príncipe Aemon cargó a Baelor más de la mitad del Sendahueso hasta que el Septón de una villa le proveyó vestimenta y un asno para llevar al comatoso rey. Eventualmente Aemon alcanzó las almenas de los Dondarrion, y fue llevado a Refugionegro, donde el maestre cuidó del Rey hasta que pudieron llevarlo a Bastión de Tormentas para proseguir su tratamiento; mientras todo esto pasaba, Baelor seguía inconsciente, alejado del mundo. Recobró la conciencia en el camino a Bastión de Tormentas, pero tan sólo para musitar plegarias. Pasó más de medio año antes de que recobrara las fuerzas para viajar de regreso a Desembarco del Rey, en todo este tiempo el Príncipe Viserys gobernó el reino, manteniendo el tratado de paz de Baelor con Dorne. El reino celebró cuando Baelor al fin regresó al Trono de Hierro. Sin embargo la atención de Baelor se mantuvo firme en los Siete, y sus nuevos edictos debieron causar consternación entre aquellos acostumbrados al sobrio gobierno de Aegon III, la benigna negligencia de Daeron y la gruñona administración de Viserys. Habiéndose casado en 160DC con su hermana Daena, el Rey convenció al Septón Supremo de disolver su matrimonio, argumentando que había sido contraído antes de que fuera coronado rey, y que nunca había sido consumado.

Baelor desafiando a las serpientes para rescatar al Príncipe Aeron, el Caballero Dragón Tras disolver la unión, Baelor fue un paso más allá, ingresando a Daena y sus hermanas menores, Rhaena y Elaena en una “Corte de Belleza” en la Fortaleza Roja, en lo que se llegó a ser conocido como la “Bóveda de las Doncellas”. El Rey anunció que deseaba preservar su inocencia de la maldad del mundo y de la lujuria impía de los hombres, pero algunos se preguntaron si no lo hacía por temor de la tentación que él mismo sentía. Aunque Viserys, las mismas Princesas y otros miembros de la corte protestaron, la orden había sido dada y las Princesas fueron recluidas en el corazón de la Fortaleza Roja, acompañadas únicamente por doncellas que los señores y caballeros entregaron para congraciarse con Baelor.

Más protestas ocurrieron cuando Baelor prohibió la prostitución en Desembarco del Rey, y nadie pudo convencerlo de los problemas que esto le causaría. Se dice que más de mil prostitutas y sus hijos fueron acorralados y expulsados de la ciudad. El malestar que siguió fue algo de lo que Baelor se desentendió, ocupado como estaba con su siguiente proyecto, la construcción de un Gran Septo en la Colina de Visenya—un Septo que se le había aparecido en una visión. Aunque este no sería completado hasta muchos años después de su muerte. Algunos se preguntaban si la experiencia cercana a la muerte que el Rey vivió en Dorne no había afectado su mente de alguna manera, siendo que mientras pasaban los años de su reinado, sus decisiones se volvían cada vez más erráticas y fervorosas. Aunque la plebe lo amaba—regularmente vaciaba el tesoro para pagar sus caridades, incluyendo el año que regaló, diariamente, una loncha de pan para cada hombre, mujer y niño en la ciudad—pero los señores del reino se inquietaban cada vez más. El rey no solo había terminado su matrimonio con Daena, sino que se había asegurado de no casarse de nuevo al tomar los votos de un septón, aconsejado y auspiciado por el Septón Supremo, cuya influencia en el reino se iba incrementado cada vez más. Los edictos del Rey estaban cada vez más involucrados con asuntos referentes a lo espiritual, a expensas de lo material tambien—incluyendo un exhorto para que la Ciudadela usara palomas en vez de cuervos para mandar sus mensajes (una larga discusión sobre el tema está contendida en “Alas negras, Palabras veloces”, de Walgrave), y su intento de proveer excepciones a los impuestos para aquellos que juiciosamente aseguraran la virtud de sus hijas mediante cinturones de castidad.

El gran Septo de Baelor

Un infortunado aspecto del apasionado fervor del Rey fue su insistencia en quemar libros. Si bien hay libros que contienen conocimiento benéfico y necesario, hay otros cuyo contenido podía ser considerado peligroso, aun así, destruir el conocimiento siempre es doloroso. Que Baelor haya quemado el “Testimonio de Seta” no es sorpresivo, dado su escandaloso y obsceno contenido; pero quemar “Historia Antinatural” del Septón Barth, que si bien contenía errores en algunas de sus propuestas, era la obra de una de las mentes más brillantes de los Siete Reinos. El hecho de que Barth estudiara y practicara las artes supremas bastó para ganarse la enemistad de Baelor y la destrucción de su obra, aunque la “Historia Antinatural” contenía mucho que no era ni controversial ni maligno. Es una suerte que hayan sobrevivido fragmentos, así que el conocimiento contenido en ellos no se perdió completamente.

Hacia el final de su reinado, Baelor empezó a pasar más y más a tiempo ayunando y rezando, intentando redimir los pecados y ofensas que creía que él y sus súbditos cometían diariamente contra los Siete. Cuando el Septón Supremo murió, Baelor informó a los Máximos Devotos que los Dioses le habían revelado la identidad del futuro Septón Supremo, por lo que se apresuraron a elegir a quien Baelor determinó: un hombre común llamado Pate quien era un habilidoso cantero, pero iletrado, simplón, e incapaz de recordar una simple plegaria; fue una bendición que este incompetente Septón solo sobreviviera un año antes de que las fiebres se lo llevaran.

Rumores maliciosos que siguieron a la ascensión de Viserys—iniciados, según algunos por la pluma de Lady Maia de la Casa Stokeworth—sugerían que Viserys envenenó al Rey para obtener el trono tras más de una década de espera. Otros han sugerido que Viserys envenenó al Rey por el bien del Reino, ya que el Rey Septón creía que los Siete lo habían destinado a convertir a todos los no creyentes de su reino; esto habría llevado a una guerra con el Norte y las Islas del Hierro que había causado un gran disturbio.

O quizá no, siendo que Baelor estaba convencido de que los dioses le habían dado a un niño de ocho años el poder de hacer milagros—algunos dijeron que era un pillo callejero, pero probablemente fuera el hijo de un vendedor de ropa. Baelor aseguraba haberlo visto hablar con las palomas, que le respondían con voces de hombres y mujeres—las voces de los Siete, según Baelor. El Rey declaró que el chico debía ser el siguiente Septón Supremo y nuevamente los Máximos Devotos hicieron su voluntad, siendo este el Septón Supremo más joven que alguna vez ciñera la Corona de Cristal. El nacimiento de Daemon Mares, hijo natural de Daena Targaryen, cuyo padre ella no quiso mencionar (pero que después se sabría era hijo de su primo Aegon, mientras aún era Príncipe) llevó al Rey a una nueva jornada de ayunos. Años atrás el Rey había estado a punto de matarse al ayunar durante un cambio de luna completo, tras la muerte de los gemelos recién nacidos de su prima Naerys. En esta ocasión llegó aún más lejos al rechazar cualquier alimento durante cuarenta días, excepto agua y un poco de pan para calmar los rugidos de su estómago. En el día cuarenta y uno colapsó ante el altar a la Madre. El Gran Maestre Munkun hizo lo que pudo para salvar al Rey; así mismo el niño Septón Supremo, pero sus milagros se habían acabado. En el décimo año de su reinado, en 171DC, el Rey se reunió con los Siete.

LAS HERMANAS DE BAELOR I La más afamada de las tres hermanas era Daena, también fue la más amada—tanto por su belleza como por su fiero valor. Era una consumada amazona, una feroz tiradora con el arco Dorniense que su hermano Daeron le trajo de sus conquistas, también practicaba la justa con aros (aunque nunca se le permitiera montar en un torneo, a pesar de sus esfuerzos). Daena se ganó el sobrenombre de la Desafiante, por ser la más inquieta de las tres hermanas aprisionadas, ya que en tres ocasiones logró escapar disfrazada como sirviente o como simple pueblerina. Al final del reinado de su hermano incluso llegó a quedar embarazada—aunque algunos dijeron que hubiera sido mejor si hubiera sido un poco menos desafiante, considerando todos los problemas que su hijo le traería al reino. De las hermanas de Baelor, Rhaena era casi tan pía como su hermano, y con el tiempo llegó a ser una septa. Elaena, la menor, era más voluntariosa que Rhaena, pero menos hermosa que sus hermanas. En su confinamiento en la Bóveda de las Doncellas, se dice, cortó su “gloria coronada”—su larga cabellera plateada con vetas doradas—y se la envío a su hermano, rogando por su libertad, asegurándole que era demasiado fea para tentar a ningún hombre. Sus suplicas, sin embargo, cayeron en oídos sordos. Elaena sobrevivió a sus hermanas y sobrellevó una vida tumultuosa tras su confinamiento en la Bóveda de las Doncellas, siguiendo los pasos de Daena, concibió de Alyn Velarion, Lord Puño de Roble, a los gemelos Jon y Jeyne Mares. Se dice que esperaba casarse con él, pero un año después de su desaparición en el mar, renunció a cualquier esperanza y accedió a casarse con quien fuera. Elaena se casó tres veces. Su primer matrimonio fue en 176 DC con el acaudalado, aunque envejecido Ossifer Plumm, de quien se dice que murió mientras consumaba el matrimonio. Sin embargo, Lord Plumm realizó sus deberes antes de morir y la Princesa concibió. Rumores apuntan a que Lord Plumm de hecho murió al ver desnuda a su desposada (este rumor lo recoge Seta en los términos más soeces—términos que podrían haber divertido a Seta pero que no consideramos necesarios de repetir), y que el niño fue concebido por su primo Aegon, quien después sería conocido como el Rey Aegon el Indigno. Su segundo matrimonio fue por orden del sucesor de Aegon el Indigno, Daeron el Bueno. Daeron la casó con el Consejero de la Moneda y de esa unión nacieron cuatro hijos más… y se consideró a Elaena como la verdadera Consejera de la Moneda y a su esposo como un hombre bueno y noble, pero sin habilidad para los números. Adquirió gran influencia y el Rey Daeron confiaba en ella para todo, pues trabajaba por el bienestar del reino. Su tercer matrimonio fue de su propia elección, habiéndose enamorado de Ser Michael Manwoody, un dorniense al servicio de la Princesa Mariah. En su juventud Manwoody había estudiado en la Ciudadela, era un hombre culto, de gran inteligencia y sabiduría, un leal servidor del Rey Daeron tras su matrimonio con la Reina Mariah. Fue enviado a negociar con el Banco de Hierro a Braavos en numerosas ocasiones y hay numerosas pruebas de estas negociaciones en su correspondencia con los Portadores de Llaves del Banco de Hierro (visadas con su sello y firma, pero aparentemente escritas por Elaena). Elaena se casó con Michael, aparentemente con la bendición de Daeron, poco después de la muerte de su segundo esposo. Elaena dijo, en años posteriores, que no fue su inteligencia lo que la enamoró, sino su amor por la música. Es sabido que él tocaba el

arpa para ella y tras su muerte Elaena encargó que su efigie fuera esculpida tocando el arpa, no con la espada y espuelas de caballero, como era la costumbre.

Las hermanas del Rey Baelor I (de izquierda a derecha): Elaena, Rhaena y Daena

VISERYS II AUNQUE AMBOS hijos de Aegon II habían muerto, sobrevivían sus tres hijas y entre la población, y algunos Lords, no faltaba quien creyera que el Trono de Hierro debía pasar por derecho a Daena. Sin embargo eran pocos; una década de reclusión en la Bóveda de las Doncellas había dejado a las tres hermanas sin aliados poderosos; y los recuerdos de los infortunios que habían azotado al reino la última vez que una mujer se había sentado en el trono estaban aún frescos. Daena la Desafiante era vista por muchos señores como salvaje e incontrolable… y sensualmente desenfrenada, apenas un año antes había alumbrado a un bastardo al que llamó Daemon, cuyo progenitor se negó constantemente a revelar. Se citaron los precedentes del Gran Consejo del 101DC y la Danza de Dragones, dejando de lado los reclamos de las hermanas de Baelor. En su lugar la corona pasó a su tío, la Mano del Rey, el Príncipe Viserys. Está escrito que mientras Daeron combatía y Baelor rezaba, Viserys gobernaba; por catorce años había servido a sus sobrinos como Mano, y antes de ellos a su hermano Aegon III. Se decía que era la Mano más astuta desde el Septón Barth, aunque sus esfuerzos fueron desestimados durante el reinado del Rey Roto, quien carecía de cualquier deseo de complacer a sus súbditos, o ganarse su amor. En “Vidas de Cuatro Reyes”, el Gran Maestre Kaeth parece tener una pobre opinión, buena o mala, de Viserys… aunque por derecho el libro debería tratarse de cinco reyes, Viserys incluido, quien es dejado de lado para, en cambio, discutir el reinado de su hijo, Aegon el Indigno. Tras sus años como rehén en Lys después de la Danza de Dragones, Viserys regresó a Desembarco del Rey con una hermosa novia lysena, Larra Rogare, hija de una acaudalada e influyente casa noble. Alta y esbelta, con cabellos rubios platinados y los ojos purpura de Valyria (cuya sangre aún corre pura en Lys), era siete años mayor que Viserys. Nunca se sintió parte de la corte, y jamás fue feliz en ella, sin embargo le dio tres hijos al Príncipe antes de volver a su nativa Lys. Aegon, el mayor, nació en la Fortaleza Roja en 135DC, poco después de que Viserys regresara de Lys. Fue un chico robusto, que creció para ser hermoso y encantador, así como irresponsable y dedicado a sus placeres; le causó grandes problemas a su padre y mucho dolor al reino. Le siguió Aemon en 136DC. En su infancia fue tan hermoso y robusto como Aegon, sin embargo no compartía los errores de su hermano; probó ser un gran justador y espadachín—digno de empuñar a Hermana Oscura, fue conocido como el Caballero Dragón por la cimera con las tres cabezas de dragón que lucía en su casco. Aun hoy hay quienes lo consideran el caballero más noble que alguna vez vivió y uno del que más historias se reseñan en el libro Blanco de la Guardia. Naerys fue la última hija de Viserys, nacida en 138DC. Los hombres decían que su piel era tan pálida que parecía traslucida. Era de contextura pequeña (que se empequeñecía aún más con su falta de apetito) y facciones delicadas, los bardos escribían canciones alabando sus ojos—enormes y profundamente violetas, enmarcados por pálidas pestañas. De sus hermanos, ella amaba más a Aemon, ya que sabía hacerla reír—y poseía la misma piedad que ella, al contrario que Aegon. Amaba a los Siete tanto como a su hermano, si no es que más, y hubiera profesado como septa si su padre lo hubiera

permitido. Sin embargo Viserys la casó con Aegon en 153DC, con la bendición del Rey Aegon III. Los bardos aseguran que tanto Aemon como Naerys sollozaban durante la ceremonia, aunque las historias nos cuentan que Aemon riñó con Aegon durante el festín de bodas y que Naerys lloró durante el encamamiento más que en la boda. Hay quienes aseguran que muchos de los conflictos entre el Joven Dragón y Baelor el Santo fueron originados por el Príncipe Viserys, otros aseguran que éste logró moderar muchas de sus obsesiones. Aunque el gobierno de Viserys duró poco menos de un año, se deben considerar sus reformas a los sirvientes reales y sus funciones, el establecimiento de una nueva casa de Moneda Real, sus esfuerzos para incrementar el comercio a través del Mar Angosto, y su revisión del código de leyes establecidas durante el largo gobierno de Jaehaerys el Conciliador. Viserys II tenía la capacidad de ser un nuevo Conciliador, pues ningún otro rey ha sido más astuto o más capaz. Trágicamente una enfermedad se lo llevó súbitamente en 172DC. No es necesario aclarar que muchos encontraron sospechosa la velocidad de esta enfermedad, pero nadie se atrevió en su tiempo a externar estas sospechas, pasaría más de una década antes de que alguien se atreviera a confiar al papel la acusación de que Viserys había sido envenenado, y el sospechoso era nada menos que su hijo, Aegon. ¿Hay alguna verdad en esta sospecha? No podemos saberlo con certeza, pero conociendo las infames y corruptas acciones de Aegon el Indigno, antes y después de asumir la corona, no podemos descartarlo.

AEGON IV TRAS LA MUERTE DE su padre en 172DC, Aegon, el Cuarto de Su Nombre llegó al trono que había codiciado desde niño. Desde su juventud se había convertido en un joven diestro con la lanza y la espada, un hombre que amaba la caza, la certería y la danza. Era el príncipe más brillante de su generación, admirado por su inteligencia. Pero tenía un gran defecto: no se ponía límites a sí mismo. Su lujuria, su gula, sus deseos terminaban controlándolo. En el Trono de Hierro su desgobierno inició con pequeños actos de placer, pero a la larga sus apetitos no conocieron límites y su corrupción llevó a actos que atormentaron al reino por generaciones. “Aerys fue débil, Maegor fue cruel” escribió Kaeth, “y Aegon fue avaricioso, ningún rey antes o después desgobernó con tan mala voluntad”.

El joven Príncipe Aegon con sus padres, el Príncipe Viserys y Larra Rogare. La corte de Aegon pronto fue inundada de hombres elegidos no por su nobleza, honestidad o sabiduría, sino por su habilidad para entretenerlo y adularlo. Y las mujeres seguían el mismo patrón, dejándolo además saciar su lujuria en sus cuerpos. Por capricho, usualmente tomaba algo de una de una casa noble, para entregárselo a otra, como cuando casualmente se apropió de las grandes colinas llamadas Los Pechos de los Bracken para entregarlas a los Blackwood. Para satisfacer sus deseos se deshizo de grandes tesoros, como hizo al entregar a la Mano, Lord Butterwell, un huevo de

Dragón a cambió de que le permitiera disfrutar de sus tres hijas; despojaba a hombres de su legítima herencia si deseaba sus riquezas, como dicen los rumores que hizo tras la muerte de Lord Plumm el día de su boda. Para el pueblo llano su reinado debió ser una interminable fuente de chismes y entretenimiento; para los señores del reino que no participaban de su corte (y no deseaban que el rey se tomara libertades con su hijas) el Rey parecía fuerte y decidido, frívolo, pero inofensivo; pero para aquellos que se atrevían a entrar en su círculo, era demasiado volátil, codicioso y cruel como para no ser peligroso. De Aegon se dijo que nunca durmió, ni pasó una noche completa sin encontrarse junto a una mujer. Sus deseos carnales eran satisfechos por cualquier tipo de mujer: desde las más altas princesas, hasta la prostituta más vil, el Rey no parecía encontrar diferencia. En su vejez se jactaba de haber yacido con más de nueve mil mujeres (el número exacto se le escapaba), pero solo había amado realmente a nueve (la Reina Naerys, su hermana no se encontraba entre estas). Las nueve amantes llegaron de lugares cercanos y alejados, algunas le dieron hijos naturales, pero todas, excepto la última, fueron descartadas cuando se cansaba de ellas; si bien uno de sus hijos naturales vino de una mujer que no se contaba entre sus amantes, la Princesa Daena, la Desafiante. Daemon fue el nombre que Daena le dio a su hijo, ya que el Principe Daemon había sido el asombro y terror de su tiempo, y en días posteriores fue visto como una advertencia de lo que el niño llegaría a ser. Nacido en 170 DC, Daemon Mares era su nombre completo, al momento de su nacimiento Daena se negó a mencionar a su padre, pero se sospechaba de Aegon. Criado en la fortaleza Roja, este hermoso joven recibió instrucción de los más sabios maestres y de los mejores maestros de armas, incluyendo a Ser Quentyn Ball, el feroz caballero llamado Bola de Fuego. Amaba principalmente los ejercicios de armas y era excelente en ellos; muchos veían en él a un gran guerrero que algún día se convertiría en otro Caballero Dragón. A sus doce años, tras ganar un torneo de escuderos, el rey Aegon lo nombró caballero (convirtiéndose en el caballero más joven en la era de los Targaryen, superando a Maegor I) y sorprendió a su corte, parientes, y consejo al entregarle la espada de Aegon el Conquistador, Fuegoscuro, así como tierras y otros honores; a partir de esto, Daemon tomó el sobrenombre de Fuegoscuro. La Reina Naerys, aquella a quien Aegon desposó sin ningún placer, era pía, gentil y frágil… todo aquello que el Rey despreciaba. La maternidad fue un agobio para Naerys, por ser extremadamente pequeña y delicada. Cuando Daeron nació a finales de 153DC, el Gran Maestre Alford advirtió que otro embarazó podría ser fatal para la Reina, Naerys le dijo a su hermano “He cumplido mi deber para con vos, y os he dado un heredero. Os ruego que vivamos de ahora en delante como hermana y hermano.” A lo que el Rey contestó: “Eso hacemos.” Aegon insistió en que su hermana cumpliera sus deberes de esposa por el resto de sus días. Los problemas entre ambos fueron inflamados por su hermano, el Príncipe Aemon, quien fuera inseparable de Naerys cundo era joven. El resentimiento de Aegon hacia su noble y celebrado hermano era evidente para cualquiera y el rey se deleitaba desairando a Naerys y Aemon cada vez que tenía oportunidad. Aun después de que el Caballero Dragón falleciera defendiéndolo y Naerys pereciera en el alumbramiento, Aegon IV rindió poco honor a su memoria. Las querellas del rey con sus allegados empeoraron cuando Daeron tuvo edad suficiente para manifestar sus opiniones. En “Vida de los Cuatro Reyes” de Kaeth, recoge las falsas acusaciones de adulterio de la reina hechas por Ser Morgil Hastwyck e instigadas por el rey mismo, aunque en su momento Aegon lo negara. Las pruebas fueron

refutadas tras la muerte de Ser Morgil Hastwyck en su juicio por combate contra el Caballero Dragón. El que estas acusaciones coincidan con la época en que Aegon y el Príncipe Daeron estaban enfrentados por los planes del Rey sobre emprender una guerra no provocada sobre Dorne, no pueden ser coincidencia. Fue la primera, pero no la última vez que Aegon amenazó con anteponer los derechos de sus bastardos sobre los de Daeron.

Fuegoscuro, la espada de los reyes Targaryen.

Tras la muerte de sus hermanos, el rey empezó a hacer veladas referencias a la supuesta ilegitimidad de su hijo—algo a lo que se atrevía únicamente por que el Caballero Dragón estaba muerto. Sus cortesanos y seguidores imitaron al Rey y la calumnia se esparció. En los últimos años de su reinado, el Príncipe Daeron demostró ser el principar obstáculo en el desgobierno de Aegon. Algunos señores del reino vieron la oportunidad de lucrar con un rey cuya corpulencia y glotonería aumentaba y estaba dispuesto a entregar tierras, honores y puestos a quien le prometiera placeres. Otros, que condenaban la conducta del Rey, empezaron a acercarse al Príncipe Daeron, sin embargo, a pesar de las calumnias y bromas de mal gusto, el rey nunca desheredó formalmente a su hijo. Las fuentes difieren en la razón: unos dicen que una parte menos marchita del Rey todavía recordaba el honor, o al menos la vergüenza. Sin embargo, la causa más probable es que el Rey sabía que semejante acción traería la guerra al Reino, ya que los aliados de Daeron—siendo el principal de ellos el Príncipe de Dorne, cuya hermana estaba casada con el príncipe Daeron—defenderían sus derechos. Quizá sea esta la razón por la que Aegon centró su atención en Dorne, usando el odio hacia los Dornienses que aun latía en las Marcas, las Tierras de Tormentas y el Dominio para sobornar a los aliados del Príncipe contra sus principales partidarios. Afortunadamente para el reino, los planes del Rey para invadir Dorne fueron un completo fracaso; pese a que Su Gracia construyó una enorme flota para vencer donde Daeron el Joven Dragón había fracasado, ésta fue destruida y dispersada por las tormentas en su camino a Dorne. Esta fue, por mucho, una de las mayores locuras de la frustrada expedición a Dorne de Aegon IV, sin embargo, Su Gracia había ordenado a los piromantes del antiguo Gremio de Alquimistas que le “construyeran dragones”. Estas monstruosidades de madera y hierro, armadas con bombas que disparaban chorros de fuego valyrio, quizá podrían haber sido de utilidad en un asedio, pero Aegon propuso llevarlas a lo largo del Sendahueso, en donde hay partes tan empinadas que los Dornienses tuvieron que tallar peldaños para poder transitarlas. Pero no llegaron muy lejos, el primer dragón estalló en llamas en el Bosque Real, muy lejos del Sendahueso, y pronto los siete estuvieron en llamas. Cientos de hombres murieron calcinados en los incendios, así como un cuarto del Bosque Real. Después de esto, el Rey abandonó sus ambiciones y nunca más volvió a hablar de Dorne. El reinado de este indigno monarca llegó a su fin en 184DC, cuando el Rey Aegon contaba con 49 años. Estaba extremadamente gordo, apenas capaz de caminar, algunos se preguntaban cómo había hecho su última amante (Serenei de Lys, madre de Shiera Estrella de Mar) para resistir sus abrazos. La muerte del rey fue horrible, su cuerpo estaba tan obeso e hinchado que no podía levantarse de su sillón, sus extremidades putrefactas, con gusanos pululando en ellas. Los maestres aseguraban que nunca habían visto nada igual, los septones declararon que era el juicio de los dioses. Aegon recibió la leche de la amapola para atenuar sus dolores, pero poco más se podía hacer por él. Su último acto antes de morir, según todas las fuentes, fue presentar su testamento. Y en el dejó el veneno más amargo que el reino haya experimentado: la legitimación de todos sus hijos, desde los más humildes hasta los Grandes Bastardos—hijos e hijas nacidos de madres nobles. Muchos de sus hijos naturales nunca fueron reconocidos, así que la declaración de Aegon en su lecho de muerte no significó nada para ellos; pero para los bastardos reconocidos fue un gran hecho… y para el reino significó sangre y fuego por cinco generaciones.

El Rey Aegon IV nombrando caballero a su hijo, Daemon Fuegoscuro.

LAS NUEVE AMANTES DE AEGON IV LADY FALENA STOCKEWORTH Diez años mayor que el rey Lady Faena “lo hizo hombre” en 149DC, cuando Aegon tenía catorce. Cuando un Guardia Real los encontró en el lecho en 151DC, su padre casó a Falena con su maestro de armas, Lucas Lothston, y convenció al Rey de nombrar a Lothsto como Señor de Harrenhall para retirar a Falena de la corte. Sin embargo, Aegon visitó frecuentemente Harrenhall en los dos años siguientes.  Hijos con Falena Stokeworth: Ninguno reconocido. MEGETTE (ALEGRE MEG) La joven y exuberante esposa de un herrero Cuando cabalgaba por Buenmercado en 155DC, el caballo de Aegon perdió una herradura y al acudir al herrero local el príncipe notó a su hermosa esposa, la consiguió por siete dragones de oro y las amenazas de Ser Joffrey Staunton de la Guardia Real. Megette fue instalada en una casa en Desembarco del Rey y Aegon incluso “se casó” con ella en una ceremonia realizada por un actor disfrazado de septón. A lo largo de los años, Megette le dio cuatro hijas a su príncipe; pero el Príncipe Viserys le puso fin, regresando a Megette con su esposo y entregando a sus hijas a la fe para que fuesen septas; Megette fue golpeada hasta morir por el herrero antes de finalizar el año.  Hijos con Merry Meg: Alysanne, Lily, Willow, Rosey.

LADY CASSELLA VAITH Hija de un noble dorniense Tras la Sumisión de Lanza de Sol, Aegon escoltó a los rehenes que el rey había tomado de Dorne de vuelta hacia Desembarco del Rey. Entre ellos estaba Cassella Vaith, una espigada doncella de ojos verdes y cabello rubio claro a quien Aegon “tomó de rehén” en sus propios aposentos. Cuando los Dornienses se rebelaron y asesinaron al Rey Daeron, todos los rehenes fueron sentenciados a muerte y Aegon, que para entonces se había cansado de ella, entregó a Cassella para que ocupara su lugar junto a los demás condenados. Sin embargo, Baelor, el nuevo rey, indultó a todos los condenados y los regresó personalmente a Dorne. Cassella nunca se casó, y ya en la vejez quedó consumida en la ilusión de haber sido el verdadero amor de Aegon, y que éste pronto enviaría a por ella.  Hijos de Casella Vaith: Ninguno. BELLEGERE OTHERYS (LA PERLA NEGRA DE BRAAVOS) Ladrona, comerciante, capitana pirata de la Viuda del Viento, nacida de la unión entre la hija de un mercader Braavosi y en enviado de las Islas de Verano Después de que Naerys quedara embarazada y casi muriera en 161DC, el Rey Baelor envío a Aegon a Braavos en una misión diplomática. Relatos de la época dicen que fue una excusa para alejar a Aegon mientras Naerys se recuperaba de un parto fallido. En Braavos, Aegon conoció a Bellegere Otherys, su relación con Bellegere prosiguió por años, aunque se decía que Bellegere tenía un esposo en cada puerto y que Aegon sólo era uno entre muchos. Tuvo tres hijos en esa década, dos niños y una niña, todos de dudosa paternidad.  Hijos de la Perla Negra: Bellenora, Nerha, Balerion.

De izquierda a derecha: Lady Melissa Blackwood, Serenei de Lys, Lady Falena Stockeworth, Bellegere Otherys

LADY BARBA BRACKEN La morena y vivaz hija de Lord Bracken de Seto de Piedra y compañera de las Princesas en la Bóveda de las Doncellas Con la muerte de Baelor y la ascensión de Viserys al trono en 171DC a las Princesas se les volvió a permitir la compañía masculina. Aegon, ahora príncipe de Roca Dragón y aparente heredero, quedó encantado con Barba, de 16 años. En su propia coronación, en 172DC, Aegon nombró a su padre como Mano y la reconoció públicamente como su amante. Ella le dio un bastardo apenas quince días después de que la Reina Naerys le diera gemelos—un niño que nació muerto y una niña, Daenerys, quien sobrevivió. Estando la reina ceca de la muerte, la Mano, el padre de Barba, hablaba abiertamente de casar a su hija con el Rey. Tras la recuperación de la reina, el escándalo llevó a Barba a la ruina y tanto el Príncipe Daeron, como su tío el Caballero Dragón forzaron a Aegon a enviarla lejos junto con su bastardo. El niño, llamado Aegor Ríos fue criado en Seto de Piedra, pero con los años fue conocido como Aceroamargo.  Hijos de Barba Bracken: Aegor Ríos (Aceroamargo). LADY MELISSA (MISSY) BLACKWOOD La más amada de las amantes del Rey Más joven y hermosa que Barba (aunque menos exuberante), así como también más modesta, Missy tenía un corazón bueno y una naturaleza generosa que lograron que amistara con la Reina Naerys, el Caballero Dragón y hasta con el Príncipe Daeron. En los cinco años de su “reinado” Missy le dio al Rey tres bastardos, siendo el más notable Brynden, nacido en 185DC, después conocido como Cuervo de Sangre.  Hijos de Melissa Blackwood: Mya, Gwenys, Brynden (Cuervo de Sangre) LADY BETHANY BRACKEN Hermana menor de Lady Barba Bethany fue preparada por su padre y hermana específicamente para ganarse el favor del Rey y apartarlo de Missy Blackwood. En 177DC acaparó la atención de Aegon cuando visitó en Seto de Piedra para ver a su bastardo, Aegor. Para ese entonces, el rey estaba gordo y con mal temperamento, pero Bethany lo complació y él se la llevó devuelta a Desembarco del Rey. Aun así Bethany encontró los reales abrazos estresantes, buscando comodidad se entregó a un caballero de la Guardia Real, Ser Terrence Toyne. Aegon en persona los descubrió encamados en 178DC, Terrence fue torturado hasta la muerte y tanto Lady Bethany como su padre fueron ejecutados, Cuando los hermanos de Ser Terrence buscaron vengar su muerte, el Príncipe Aemon el Caballero Dragón fue asesinado mientras defendia a su hermano, el Rey Aegon.  Hijos de Bethany Bracken: Ninguno. LADY JANE LOTHSTON Hija de Lady Falena la primer amante del Rey, y ya sea de Lord Lucas Lothston o del propio Rey Jeyne llegó a la corte con su madre en 178DC, cuando tenía catorce. Aegon convirtió a Lord Lothston en su nueva Mano, y se decía (sin fundamento) que el Rey disfrutó de madre e hija juntas en la cama. No tardó en contagiarle a Lady Jane una infección que contrajo de las rameras que había frecuentado tras la ejecución de Lady Bethany, y los Lothston fueron retirados de la corte de nuevo.  Hijos de Jane Lothston: Ninguno.

SERENEI DE LYS (DULCE SERENEI) Diez años mayor que el rey Serenei fue la más hermosa de las amantes de Aegon, y también fue considerada una hechicera. Murió al dar a luz a la última de los bastados del Rey, una niña llamada Shiera Estrella de Mar, quien se convirtió en la mayor belleza de los Siete Reinos, amada por sus dos medios hermanos Aceroamargo y Cuervo de Sangre, cuya rivalidad maduró hasta convertirse en odio.  Hijos de Serenei: Shiera.

De izquierda a derecha: Lady Bethany Bracken, Lady Barba Bracken, Megette (Merry Meg), Lady Casella Vaith, Ladyt Jeyne Lothston

DAERON II EN EL 184TO año desde la Conquista de Aegon, Aegon IV, el Indigno, al fin dejó esta vida. Su hijo y heredero, el príncipe Daeron partió de Rocadragon catorce días después de conocer la muerte de su padre y fue rápidamente coronado por el Septón Supremo en la Fortaleza Roja. Eligió ser coronado con la corona de su padre—una decisión que intentaba acallar cualquier duda sobre su legitimidad. Luego Daeron actuó rápidamente para poner en orden muchas cosas que Aegon había hecho mal, comenzando con remover a todos los miembros del consejo privado y reemplazándolos con hombres de su propia elección, la mayoría se mostrarían como sabios y capaces consejeros. Paso poco más de un año antes de que la Guardia de la Ciudad fuera reparada, de forma similar, ya que esta fue utilizada por Aegon para mostrar generosidad a quienes más favorecía, y ellos en cambio se aseguraban que los burdeles—e incluso las mujeres honestas de la ciudad—estén a disposición de la lujuria de Aegon. Daeron no se detuvo ahí, si no que continuó con sus esfuerzos para mejorar lo que su padre había corrompido o había dejado en decadencia a través de su maligna negligencia. Él era consciente de sus deberes con el reino, y procuró estabilizarlo de las debilidades creadas por Aegon en su lecho de muerte, con la legitimación de sus mediohermanos bastardos. Aunque no podía—ni quería—deshacer el último deseo de su padre, el hizo lo que pudo para mantener a los Grandes Bastardos cerca, tratándolos con respeto y continuando con los lujos que el rey les había otorgado. Pagó la dote que Aegon le había prometido al Arconte de Tyrosh, y mando a su medio hermano Daemon Fuegoscuro a contraer matrimonio con Rohanne de Tyrosh, como Aegon había deseado, a todo esto Ser Daemon solo tenía catorce años. En el día de su boda, le otorgó a Daemon tierras cerca del Aguasnegras, con el derecho de levantar un castillo. Algunos dicen que hizo tales cosas para afirmar su derecho y legitimidad sobre los Grandes Bastardos y otros dicen, que lo hizo porque era amable y justo. Pero lamentablemente, sin importar sus motivos, sus esfuerzos fueron en vano. Pero su reinado no se vió marcado solamente por los problemas de los Grandes Bastardos y los errores de Aegon. Su matrimonio con Mariah de Dorne—ahora reina de los Siete Reinos—había sido feliz y fructífero, y uno de sus primeros actos significantivos tras asumir el trono fue iniciar las negociaciones con su cuñado, el Príncipe Maron, para unir a Dorne bajo el gobierno Targaryen. Luego de dos años de negociación, se llegó a un acuerdo en el que el Príncipe Maron accedió a comprometerse con la hermana de Daeron, Daenerys, cuando llegara a la edad adulta. Se casaron el año siguiente, y con aquel matrimonio, el Príncipe Maron se arrodilló y juró lealtad ante el Trono de Hierro. El Rey Daeron levantó al príncipe Dorniense mientras el pueblo los aclamaba, y juntos partieron de la Fortaleza Roja hasta el Gran Septo para dejar una guirnalda dorada a los pies de la estatua de Baelor el Santo donde proclamaron “Baelor, tu obra está hecha”. Fue un gran momento, el reino al fin estaba unido, desde El Muro hasta El Mar del Verano, como Aegon el Conquistador había soñado, Daeron II, nombrado, el Joven Dragón, no tuvo que pagar ni una gota de sangre para lograrlo. El año siguiente, Daemon levantó un gran asentamiento en la Marcas Dornienses, cerca de donde las fronteras del Dominio, las Tierras de Tormentas y Dorne se encuentran. Llamándolo Refugio Estival para marcar la paz que él había creado, este era más un

palacio que un castillo y estaba levemente fortificado, en los años venideros muchos hijos de la Casa Targaryen ocuparían el puesto de Príncipe de Refugio Estival.

Daeron II y el Príncipe Maron Martell en la tumba del Rey Baelor.

Sin embargo, el Príncipe Maron ganó algunas concesiones en el acuerdo, y los señores de Dorne obtuvieron significativos derechos y privilegios que las otras grandes casas no tenían—empezando por el derecho de mantener su título real, pero también la autonomía para mantener sus propias leyes, el derecho de administrar y recolectar los impuestos correspondientes al Trono de Hierro con tan sólo un control ocasional de la Fortaleza Roja, y otros asuntos de este tipo. La insatisfacción sobre estas concesiones fue uno de los motivos por los que la Primera Rebelión Fuegoscuro se originó, se creía que Dorne ejercía mucha influencia sobre el rey—ya que Daeron II trajo muchos Dornienses a su corte, a algunos de los cuales se les concedió la cargos de importancia.

Años después de que Daemon Fuegoscuro se mostrara como un traidor, se dijo que su odio hacia Daeron creció tempranamente. Fue voluntad de Aegon—no de Daemon—que él se casara con Rohanne de Tyrosh. En vez de eso, Daemon había desarrollado una pasión por la hermana de Daeron, la joven Princesa Daenerys. Solo dos años menor que Daemon, la princesa supuestamente también amaba al príncipe bastardo si creemos lo que dicen los bardos), pero ni Aegon IV ni Daeron II estaban dispuestos a dejar que tales sentimientos interfieran en temas de estado. Aegon IV vio más provecho en una alianza con Tyrosh, quizá porque su flota podría ser usada si llegaba a hacer otro intento por conquistar Dorne. Esto se ve bastante plausible, pero un relato diferente propone que Daemon no presentaba tanta oposición en casarse con Rohanne de Tyrosh ya que estaba convencido de que podría seguir los pasos de Aegon el Conquistador y Maegor el Cruel y tener más de una esposa. Aegon incluso podría haberle dado cierta indulgencia en esto (algunos de los simpatizantes Fuegoscuro afirmarían después que este fue el caso) pero Daeron tenía un pensamiento enteramente diferente. No solo se negó a permitir que su hermano tuviera más de un esposa, sino que también cedió la mano de Daenerys a Maron Martell, como parte de su pacto para finalmente unir Dorne a los Siete Reinos. El si Daenerys amaba a Daemon, como aquellos que apoyaron al Dragón Negro llegaron a afirmar, ¿quién podría decirlo? En los años venideros, Daenerys nunca fue nada más que una esposa leal al Príncipe Maron, y ella nunca dejó ningún registro de haber llorado por Daemon Fuegoscuro.

Aun así, el reinado de Daeron rápidamente estabilizó al reino, y pronto comenzó a ser llamado Daeron el Bueno, tanto por el pueblo llano como por los señores nobles. Fue ampliamente visto como un hombre justo y de buen corazón, incluso cuando algunos cuestionaban la influencia de su esposa Dorniense. Y aunque no era un guerrero— descripciones de la época lo describen como de contextura pequeña, brazos flácidos, hombros redondos y con disposición a las letras—dos de sus cuatros hijos mostraban todo lo que se podía desear en un caballero, señor, o heredero. El mayor, el Príncipe Baelor, se ganó el nombre de Lanzarrota a la edad de diecisiete, luego de su famosa victoria en el torneo celebrado por la boda de la Princesa Daenerys, en donde derrotó a Daemon Fuegoscuro en la justa final. Y su hijo menor, el Príncipe Maekar, parecía mostrar una habilidad similar. Aun cuando muchos hombres observaban el cabello y los ojos oscuros de Baelor y susurraban que era más Martell que Targaryen, Daeron probó ser un hombre admirable, respetable, y tan generoso y justo como su padre. Caballeros y señores de las Marcas Dornienses llegaron a desconfiar de Daeron, y también de Baelor, y comenzaron a añorar los viejos días, cuando los Dornienses eran enemigos de batalla, no rivales por la atención y generosidad del rey. Luego ellos volvieron su atención a Daemon Fuegoscuro—alto, fuerte y poderoso, medio dios entre los hombres mortales, con la espada del Conquistador en su posesión—y empezaron a especular.

Las semillas de la rebelión habían sido plantadas, pero estas tardaron años en dar frutos. Allí no hubo un insulto final, ningún gran error, que haya permitido a Daemon Fuegoscuro ponerse contra el Rey Daeron. Si era verdad que amaba a Daenerys, ¿Cómo es que pasaron ocho años antes de que la rebelión explotara? Ese fue mucho tiempo para albergar un amor frustrado, en especial cuando Rohanne ya le había dado siete hijos e hijas, y además Daenerys ya le había dado varios herederos al Príncipe Maron también. A decir verdad, la semilla encontró tierra fértil gracias a Aegon el Indigno. Aegon había odiado a los Dornienses y luchado contra ellos, y esos señores que deseaban el regreso de esos días—a pesar del desgobierno asociado—nunca serían felices con este rey pacífico. Muchos guerreros afamados que miraban con desaliento la paz entre el reino y a los Dornienses en la corte del rey, comenzaron a acercarse a Daemon. Quizás al principio, Daemon Fuegoscuro simplemente consintió tales conversaciones en aras de su vanidad. Después de todo, pasaron años entre el acercamiento de los primeros partidarios y la Rebelión. Entones ¿qué fue lo que empujó a Daemon a aspirar al trono? Parece ser que fue otro de los Grandes Bastardos. Ser Aegor Ríos, llamado Aceroamargo. Quizás era su sangre Bracken lo que hacía de Aegor tan colérico y tan fácil de ofender. Quizás fue la vergonzosa caída de los Bracken en la estima del Rey Aegon, llevándolos al exilio de la corte de Aegon .O tal vez fue la rivalidad con su medio hermano Brynden Ríos, a quien se le había permitido mantener relaciones cercanas con la corte—la madre de Cuervo de Sangre había sido muy apreciada durante toda su vida, y era recordada con cariño, por eso los Blackwood no sufrieron como los Bracken cuando el rey se deshizo de sus respectivas amantes. Sin importar cuál fuese el caso, Aegor Ríos pronto empezó a apremiar a Daeron Fuegoscuro para que aspirara al trono, e incluso aún más después de que Daemon accediera en casar a su hija mayor, Calla, con Aegor. Amargo su acero podría ser, pero peor era su lengua. El llenó de veneno los oídos de Daemon, y con este llegaron los reclamos de otros caballeros y señores. Al final, años de tanta charla dieron frutos, y Daemon Fuegoscuro llego a una decisión. Aunque fue una decisión tomada de forma imprudente, ya que llegaron al Rey Daeron las palabras de que Fuegoscuro pretendía autoproclamarse rey con el cambio de luna. (No sabemos cómo llegaron estas palabras a Daeron, no obstante el incompleto libro de Merion “El Dragón Rojo y el Negro” sugieren que otro de los Grandes Bastardos, Brynden Ríos, estuvo involucrado.) El rey envió a la Guardia Real a arrestar a Daemon, antes de que pudiera llevar a cabo sus planes de traición. Daemon fue advertido, y con la ayuda del famoso y temperamental caballero Ser Quentyn Ball, llamado Bola de Fuego, fue capaz de escapar de la Fortaleza Roja a salvo. Los aliados de Daemon Fuegoscuro usaron este intento de arresto como una excusa para la guerra, alegando que Daeron había actuado contra Daemon guiado por miedos sin fundamento. Otros aun lo llamaban Daeron el Falso Nacido, repitiendo la calumnia que Aegon el Indigno había puesto en circulación durante su reinado: que no había sido engendrado por el rey sino por su hermano, el Caballero Dragón. Y así fue como empezó la Primera Rebelión Fuegoscuro, en el año 196DC. Invirtiendo los colores tradicionales de las armas Targaryen para mostrar un dragón negro sobre un campo rojo, los rebeldes declararon al hijo bastardo de la Princesa Daena, Daemon Fuegoscuro, Primero de su Nombre, proclamándolo el verdadero primogénito del Rey Aegon IV, y a su medio hermano Daeron como bastardo. Subsecuentemente muchas batallas fueron peleadas entre los dragones negros y rojos en el Valle, las tierras de Occidente, las Tierras de los Tíos y en el resto de Poniente.

Aceroamargo liderando a la Compañía Dorada. La rebelión terminó en el Campo de Hierbarroja, un año después. Algunos han escrito de la valentía de los hombres que luchaban por Daemon, y otros de su traición. Pero todo su valor en el campo enemigo contra Daeron fue una causa perdida. Daemon y sus hijos mayores, Aegon y Aemon cayeron tras el anillo de flechas arrojadas por Brynden Ríos y su guardia privada, los Picos del Cuervo. Después de esto Aceroamargo arremetió con fuerza, blandiendo a Fuegoscuro, en un intento por reagrupar el ejército de Daemon. Encontrándose con Cuervo de Sangre en el medio de la carga, un furioso duelo tomó lugar, dejando a Cuervo de Sangre ciego de un ojo y provocando la huida de Aceroamargo. Pero la batalla llegó a su fin cuando el Príncipe Baelor Lanzarrota apareció con una hueste de señores de la Tormenta y Dornienses, quienes cayeron sobre la retaguardia rebelde, mientras el joven Príncipe Maekar reagrupó lo que quedaba del ejército de Lord Arryn e hicieron un yunque implacable contra el que los rebeldes fueron aplastados y destruidos. Diez mil hombres murieron por la vanidad de Daemon Fuegoscuro, y muchos más resultaron heridos y mutilados. Los esfuerzos por la paz del Rey Daeron quedaron destrozados, aunque no por su culpa, exceptuando quizás por haber mostrado mucha compasión por su envidioso medio hermano. Luego de la batalla, el Rey Daeron mostró una severidad que pocos esperaban. A muchos señores y caballeros que habían apoyado al Dragón Negro se les confiscaron sus tierras, asentamientos y privilegios y fueron forzados a entregar rehenes. Daeron había confiado en ellos, había hecho todo lo que pudo para gobernarlos con justicia, aun así ellos se habían levantado en su contra. Los hijos sobrevivientes de Daemon Fuegoscuro huyeron a Tyrosh, hogar de su madre, y con ellos fue Aceroamargo. El reino seguiría siendo perturbado por levamientos de los Pretendientes Fuegoscuro por otras cuatro generaciones, hasta que el último descendiente de Daemon Fuegoscuro por línea masculina fue enviado a la tumba. Con su medio hermano derrotado y con la fuerza de sus hijos y herederos apoyándolo, muchos pensaron que el Rey Daeron había asegurado que el reino seguiría bajo el mando de los Targaryen por muchos siglos más. Pocos dudaban que Baelor Lanzarrota se convirtiera en un gran rey, ya que tenía el corazón de un caballero y un alma sabia, y sirvió hábilmente a su padre como Mano. Pero ningún hombre puede conocer la voluntad de los dioses. Baelor Lanzarrota fue herido de muerte por su propio hermano

Maekar en el torneo de Ashford en el año 209DC. No fue en una en las justas, ni en los enfrentamientos de cuerpo a cuerpo, si no en un juicio de siete—el primero en un siglo—en el que Baelor peleó del lado de un desconocido caballero errante de clase baja. Su muerte fue un accidente, desde luego, y está escrito que el Príncipe Maekar siempre se arrepentía amargamente cada año en el aniversario de su muerte. No obstante Baelor murió, y Maekar y el reino se preguntaban si un caballero errante valía la pérdida del Príncipe de Rocadragón y la Mano del Rey. (Para ese entonces, ellos no sabían que tan alto llegaría aquel caballero errante—pero esa es una historia diferente.)

Daemon Fuegoscuro liderando la carga en el Campo de Hierbaroja Baelor tenía hijos—los jóvenes príncipes Valarr y Matarys—y también los tenía Maekar, además el rey tenía otros dos hijos además de Maekar (aunque el reino tenía sus dudas sobre Aerys, estudioso y obsesionado con las materias arcanas, y Rhaegel, un dulce niño tocado por la locura). Pero entonces la Gran Epidemia Primaveral arrasó los Siete Reinos, afectando a todos menos al Valle y a Dorne, donde se mantuvieron cerrados los puertos y los pasos de las montañas. El más afectado fue Desembarco del Rey. El Septón Supremo, la voz de los Siete en la tierra, murió, así como también un tercio de los Máximos Devotos, y a casi todas las hermanas silenciosas en la ciudad. Los cadáveres eran apilados en las ruinas de Pozo Dragón hasta que llegaron a diez pies de altura, al final, Cuervo de Sangre le ordenó a los piromantes quemar los cadáveres. Un cuarto de la ciudad ardió en llamas junto a los cuerpos, pero nada más podía hacerse. Aún peor, los hijos de Baelor Lanzarrota estuvieron entre los muertos, junto a Daeron II llamado por muchos el Bueno, quien gobernó por veinticinco años, y en la mayoría de estos el reino vivió con paz y plenitud.

En Essos, Aceroamargo atrajo a señores y caballeros exiliados, y a sus descendientes. Formó La Compañía Dorada en el año 212 DC, y pronto se establecieron como la mejor compañía libre de las Tierras de la Discordia. “Bajo el oro, el acero amargo” se convirtió en su grito de guerra, reconocidos a través de todo Essos. Después de Aceroamargo, la compañía fue liderada por los descendientes de Daemon Fuegoscuro hasta que el último de ellos, Maelys el Monstruoso, fue asesinado en los Peldaños de Piedra.

AERYS I ASUMIENDO EL TRONO en 209DC, el segundo hijo de Daeron, Aerys, nunca había imaginado que sería rey, y era muy débil y enfermizo para sentarse en el Trono de Hierro. Aerys era estudioso, a su manera, aunque sus intereses están relacionados con antiguos tomos polvorientos acerca de antiguas profecías y los misterios mayores. Casado con Aelinor Penrose, nunca mostró interés en dejarla embarazada, y había rumores que decían que había fallado en consumar el matrimonio. Su consejo privado, en última instancia, pensaba que su esposa ya no era de su agrado, y por lo tanto lo apremiaban para que tomara una nueva esposa. Pero él se negó a escucharlos. Llevando la corona durante la Gran Epidemia Primaveral, Aerys I enfrento un reino en caos desde el principio. Cuando la plaga al fin comenzó a menguar, Dagon Greyjoy, Señor de las Islas de Hierro, envió barcos de los hijos del hierro a saquear por lo alto y lo bajo del Mar del Ocaso, mientras al otro lado del mar angosto Aceroamargo conspiraba con los hijos de Daemon Fuegoscuro. Quizá fue por estas dificultades que Aerys recurrió a Brynden Ríos para que sirva como su Mano.

Se ha sugerido que una de las causas por la que Cuervo Sangre consiguió poder era el hecho de que el interés de Aerys por las artes arcanas e historias antiguas era compartido por Ríos, cuyos estudios sobre los misterios mayores era un secreto a voces en ese momento. Cuervo de Sangre ya se había conseguido un lugar en la corte, pero pocos esperaban que Aerys lo nombrara su Mano. Cuando lo hizo, se inició una pelea entre el rey y su hermano, el Príncipe Maekar, quien esperaba ser nombrado su Mano. Luego de esto el Príncipe Maekar dejó Desembarco del Rey y se instaló en Refugio Estival durante los años venideros.

Cuervo de Sangre demostró ser una mano capaz, pero también un maestro de los susurros que rivalizaba con Lady Misery, y estaban aquellos quienes pensaban que él y su media hermana, Shiera Estrella de Mar, usaban hechicería para obtener dichos secretos. Se volvió común hablar de sus “mil ojos y uno”, y hombres tanto de clase alta como baja comenzaron a desconfiar de sus vecinos temiendo que fueran espías de Cuervo de Sangre. La existencia de los espías de Aerys, comenzó el problema que siguió a la Gran Epidemia Primaveral. El verano llegó, y con él una sequía que duró dos años. Muchos culpaban al rey, y muchos más acusaron a Cuervo de Sangre. Había hermanos mendicantes que predicaban traición, y señores y caballeros también. Y entre ellos estaban los que susurraban una específica: que el Dragón Negro debía volver desde el Mar Angosto y tomar su legítimo lugar. Lord Gormon Peake estuvo detrás del intento de empezar un nuevo levantamiento. Por su participación en la Primera Rebelión Fuegoscuro, a Peake le confiscaron dos de los tres castillos que su casa había poseído durante siglos. Tras la sequía y la Gran Epidemia Primaveral, Lord Gormon convenció al hijo mayor de Daemon Fuegoscuro, Daemon el Joven, de cruzar el mar angosto y realizar su jugada por el trono. La conspiración se hizo realidad en el 211DC en el torneo por el matrimonio en Murosblancos, el gran asentamiento que Lord Butterwell había alzado cerca del Ojo de los Dioses. Este fue el mismo Butterwell quien una vez había sido la Mano de Daeron, hasta que el rey lo depuso a favor de Lord Hayford debido a su sospechoso fallo al actuar en contra de Daemon Fuegoscuro en los comienzos de la rebelión. En Murosblancos, bajo la fachada de la celebración del matrimonio de Lord Butterwell y la

competencia en el torneo, muchos señores y caballeros se reunieron, todos los que compartían el deseo de poner a un Fuegoscuro en el trono. De no ser por el hecho de que Cuervo de Sangre tuviera informantes dentro de los conspiradores, Daemon el Joven puedo haber causado problema desde dentro de las Tierra de los Ríos, pero incluso antes de que el torneo haya concluido, la Mano apareció afuera de Murosblancos con una hueste de los suyos y la Segunda Rebelión Fuegoscuro terminó antes de haber realmente comenzado. Gormon Peake estaba entre los conspiradores ejecutados, mientras otros como Lord Butterwell sufrieron la pérdida de tierras y títulos. Y Daemon, vivió muchos años más, como “huésped” en la Fortaleza Roja. Muchos se preguntaban el porqué de su encarcelamiento, pero el plan era sencillo: su hermano menor, Haegon, no podría reclamar el trono mientras Daemon estuviera vivo.

El sueño de Daemon el Joven de convertirse en rey era bien conocido, también lo era el hecho de que Aceroamargo apoyó al padre pero no al hijo, los motivos todavía se discuten dentro de los pasillos de la Ciudadela. Muchos dicen que Aegon el Joven y Lord Gormon no pudieron convencer a Aceroamargo de que su plan fuera sólido, y a decir verdad parece un argumento muy acertado; Peake estaba cegado por su sed de venganza y el deseo de recuperar sus tierras, y Daemon estaba convencido que tendría éxito sin importar nada. Aun así otros sugieren que Aceroamargo era un hombre duro y poco útil en otra cosa que no fuera la guerra y desconfiaba de los sueños de Daemon y de su amor por la música y las cosas finas. Y otros aun sospechan de la cercana relación entre Daemon y el joven Lord Cockshaw, y sugieren que esto había molestado a Aegor Ríos lo suficiente como para negarle al joven su ayuda.

La Segunda Rebelión Fuegoscuro fue un desastre, pero no todas serian así. En 219DC, Haegon Fuegoscuro y Aceroamargo lanzaron la Tercer Rebelión Fuegoscuro. De las hazañas realizadas, tanto buenas como malas—del liderazgo de Maekar, de las acciones de Aerion Llamabrillante, el coraje del hijo menor de Maekar, y el segundo duelo entre Cuervo de Sangre y Aceroamargo—sabemos bastante. El pretendiente Haegon I Fuegoscuro murió después de la batalla, siendo traicionado luego de haber rendido su espada, pero Ser Aegor Ríos, Aceroamargo, fue capturado con vida y devuelto encadenado a la Fortaleza Roja. Muchos todavía insisten que si se lo hubiera pasado por la espada, como el Príncipe Aerion y Cuervo de Sangre sugirieron, ese hubiera sido un fin definitivo para las ambiciones de los Fuegoscuro. Pero no fue así. Aunque Aceroamargo fue juzgado y declarado culpable de alta traición, el Rey Aerys perdonó su vida, ordenando en cambio que fuera enviado al Muro para servir como hombre de la Guardia de la Noche. Esta fue una misericordia imprudente, ya que los Fuegoscuro aún tenían amigos en la corte, algunos dispuestos a actuar de informantes. El barco que llevaba a Aceroamargo y una docena de otros cautivos, fue capturado en el Mar Angosto de camino a Guardiaoriente del Mar, y Aegor Ríos fue liberado y regresó a la Compañía Dorada. Antes de que el año termine, coronó al hijo mayor de Haegon, Daemon III Fuegoscuro en Tyrosh, y siguió conspirando contra el rey que lo había perdonado. El Rey Aerys se sentó en el trono por dos años más, antes de morir en el 221DC por causas naturales. En el curso de su reinado, Su Gracia había reconocido una serie de herederos, pero ninguno era hijo suyo, Aerys murió sin herederos, su matrimonio aun sin ser consumado. Su hermano Rhaegel tercer hijo de Daeron el Bueno, había muerto antes que él, ahogado con una tarta de lamprea en el 215DC durante un festín. El hijo de

Rhaegel, Aelor, entonces se convirtió en el Príncipe de Rocadragón y heredero del trono, solo para morir dos años más tarde en un grotesco accidente a manos de su gemela y esposa Aelora, bajo circunstancias que la dejaron loca de pena. (Tristemente, Aelora eventualmente tomaría su propia vida tras ser atacada en un baile de máscaras por tres hombres conocidos como la Rata, el Águila y el Cerdo). El último de los herederos que Aerys reconocería antes de su muerte sería el que lo sucedería en el trono, el último hijo superviviente del Rey Daeron, el Príncipe Maekar.

El arresto de Daemon III Fuegoscuro.

MAEKAR I MAEKAR ERA UN rey enérgico, un denotado guerrero, pero también un hombre áspero, pronto a juzgar y condenar. Nunca tuvo el don de su hermano Baelor para ganar amigos y aliados, y tras la muerte de su hermano a sus propias manos—aunque involuntariamente— se volvió más severo y rencoroso. Tal era su deseo de separarse del pasado que ordenó crear una nueva corona—una corona de guerra con puntas de hierro y una banda de oro rojo, ya que la corona de Aegon el Conquistador se había perdido luego de la muerte de Daeron I en Dorne. No obstante, Maekar reinó en un tiempo de relativa paz, entre dos de las Rebeliones Fuegoscuro, y los disturbios que ocurrían en el reino siendo en gran parte provocados por sus propios hijos. El tema principal del reinado de Maekar fue la cuestión de sus herederos. Él tenía un buen número de hijos e hijas, pero había quienes cuestionaban sus capacidades para gobernar. El mayor, el Príncipe Daeron, era conocido como El Borracho, quien prefería ser denominado Príncipe de Refugio Estival porque Rocadragón le parecía una residencia lúgubre. Después de él estaba el Príncipe Aerion, conocido como Llamabrillante o Fuegobrillante—un caballero prometedor pero cruel y caprichoso, y un aficionado a las artes oscuras. Ambos príncipes murieron antes que su padre, aunque tenían descendientes. El Príncipe Daeron engendró una hija, Vaella, en 222DC, pero la niña resultó ser de mente simple. El hijo de Aerion Llamabrillante nació en el 232 DC, quien le puso el siniestro nombre de Maegor, aunque el Príncipe Brillante moriría ese mismo año tras beber una copa de fuego valyrio creyendo que al hacerlo se transformaría en un Dragón.

La corona del Rey Maekar I El tercer hijo de Maekar, Aemon, era un niño aficionado a los libros quien había sido enviado a la Ciudadela en su juventud, quien emergió como un maestre juramentado y con cadena. El hijo más joven del rey era el Príncipe Aegon, quien había servido como escudero de un caballero errante—el mismo caballero errante en cuya defensa había muerto Baelor Lanzarrota—mientras era un niño, y se había ganado el nombre de “Egg.” “Daeron es una burla y Aerion un horror, pero Aegon es más que medio campesino” una ingeniosa frase se escuchó comentar.

Cuando el Rey Maekar murió en batalla en el 233DC, mientras lideraba su ejército contra un señor rebelde en las Marcas Dornienses, una gran confusión rodeó el tema de la sucesión. En vez de arriesgarse a otra Danza de Dragones, la Mano de Rey, Cuervo de Sangre, eligió llamar a un Gran Consejo para decidir la cuestión. En el 233 DC, cientos de señores de grandes y pequeños asentamientos se unieron en una asamblea en Desembarco del Rey. Con ambos hijos de Maekar muertos, habían cuatro posibles pretendientes. El Gran Consejo inmediatamente rechazó a la dulce pero poco capaz hija del Príncipe Daeron, Vaella. Solo unos pocos hablaron a favor del hijo de Aerion Llamabrillante, Maegor; un rey infante implicaría una larga y contenciosa regencia, y también había temor que el niño hubiera heredado la crueldad y locura de su padre. El príncipe Aegon era la elección obvia, pero algunos señores tambien desconfiaban de él, sus aventuras con el caballero errante lo habían vuelto “medio campesino” según muchos. Algunos lo odiaban, de hecho, se hizo un esfuerzo para que su hermano mayor el Maestre Aemon pudiera ser liberado de sus votos, pero Aemon lo rehusó. Mientras el Gran Consejo estaba debatiendo, otro pretendiente apareció en Desembarco de Rey: era Aenys Fuegoscuro, el quinto hijo de los siete engendrados por el Dragón Negro. Cuando el Gran Consejo había sido anunciado por primera vez, Aenys había escrito desde el exilio en Tyrosh, exponiendo su caso con la esperanza que sus palabras pudieran ganarle el Trono de Hierro que sus predecesores habían fallado en ganar con la espada. Cuervo de Sangre, la Mano del Rey, había respondido ofreciéndole salvoconducto, para que el pretendiente pudiera ir a Desembarco del Rey y presentar su petición en persona. Imprudentemente, Aenys aceptó. Apenas había entrado en la ciudad cuando los capas doradas lo atraparon y lo arrastraron hasta la Fortaleza Roja, donde fue decapitado y su cabeza fue presentada a los Señores del Gran Consejo, como advertencia para cualquiera que aun tenga simpatía por los Fuegoscuro. Pronto, el “Príncipe que era un Huevo” (Egg significa Huevo en inglés) fue elegido por la mayoría del Gran Concilio. El cuarto hijo de un cuarto hijo, Aegon V seria ampliamente conocido como Aegon el Improbable por haber estado tan abajo en la línea sucesoria durante su juventud.

AEGON V EL PRIMER ACTO del reinado de Aegon fue arrestar a Brynden Ríos, la Mano del Rey, por el asesinato de Aenys Fuegoscuro. Cuervo de Sangre no negó haber atraído al pretendiente a su poder mediante la oferta de salvoconducto, pero argumento haber sacrificado su honor personal por el bien del reino. Aunque muchos estuvieron de acuerdo, y estaban complacidos de ver otro pretendiente Fuegoscuro removido, El Rey Aegon sentía que no tenía otra opción que condenar a la Mano, así la palabra del Trono de Hierro se vería menos terrible. Sin embargo luego de que la sentencia se pronunció, Aegon ofreció a Cuervo de Sangre la oportunidad de vestir el negro y unirse a la Guardia de la Noche. Y eso hizo. Ser Brynden Ríos se embarcó hacia el Muro luego en el año 233DC. (Nadie interceptó su barco). Doscientos hombres fueron con él, muchos de ellos arqueros de la guardia personal de Cuervo de Sangre, Los Picos del Cuervo. El hermano del rey, el Maestre Aemon, fue con ellos también.

Cuervo de Sangre se alzaría hasta convertirse en Lord Comandante de la Guardia de la Noche en el 239DC, sirviendo hasta su desaparición durante una expedición detrás del Muro en el 252DC.

El reinado de Aegon fue un desafió, comenzando en el medio de un invierno que había durado tres años y no mostraba señales de abatimiento. Había hambre y sufrimiento en el Norte, como había sido cien años atrás, en el largo invierno que regio desde el 130 al 135DC. El Rey Aegon, siempre se interesaba por ayudar al pobre y al débil, hizo lo que pudo para incrementar el flujo de grano y otras comidas al Norte, pero algunos sentían que hacía mucho en su consideración. Su liderazgo seria rápidamente puesto a prueba por aquellos cuyos negocios cuestionaba cuando era príncipe, intentando reducir sus derechos y privilegios. No termino el problema de los Fuegoscuro con la muerte de Aenys Fuegoscuro; la infame traición de Cuervo de Sangre solo había endurecido la enemistad de los exiliados al otro lado del mar Angosto. En el 236DC, cuando un cruel invierno de seis años de duración llegaba a su fin, la Cuarta Rebelión Fuegoscuro vio al supuesto Rey Daeron III Fuegoscuro, hijo de Haegon y nieto de Daemon I, cruzar el mar Angosto con Aceroamargo y la Compañía Dorada, en un nuevo intento de tomar el Trono de Hierro. Los invasores desembarcaron en el Garfio de Massey, al sur de la Bahía del Aguasnegras, pero pocos se acercaron a sus Estandartes. El mismo Rey Aegon V cabalgo a su encuentro, con tres de sus hijos a su lado. En la batalla del Puente Wedwater, los Fuegoscuro sufrieron una aplastante derrota, y Daemon III fue asesinado por el caballero de la Guardia Real Ser Duncan el Alto, el caballero errante a quien “Egg” sirvió como escudero. Aceroamargo eludió su captura y escapo una vez más, para emerger unos años mas tarde en las Tierras de la Discordia, peleando con sus mercenarios en una significante escaramuza entre Tyrosh y Myr. Ser Aegor Ríos tenia sesenta y nueve años de edad cuando cayó, y se dice que murió como había vivido, con la espada en mano y provocación en sus labios. Aun así su legado seguiría vivo en la Compañía Dorada y el linaje Fuegoscuro al cual el sirvió y protegió.

Aegon el Improbable (parado atrás) y sus hijos (de izquirda a derecha) Duncan, Jaeharys, y Daeron Habría otras batallas durante el reinado de Aegon V, el Improbable rey, fue forzado a gastar mucho de su reinado en armaduras. A pesar de ser amado por el pueblo, El Rey Aegon hizo muchos enemigos entre los señores de la realeza, aquellos cuyos poderes quería disminuir. El promulgo numerosas reformas y garantizo los derechos y protecciones de los a los hombres comunes como nunca antes habían conocido, pero todo esa medidas provocaron una fiera oposición y a veces oposición abierta entre los señores. El más abierto de sus enemigos fue tan lejos como para denunciar a Aegon V como un “tirano con las manos manchadas de sangre que intentaba privarlos de sus derechos y libertades dadas por los dioses.” Era bien conocido que la resistencia con el agoto la paciencia de Aegon—en especial con el compromiso que un rey debe tomar de regir bien a veces deja que sus más grandes esperanzas se alejen mas y mas en el futuro. Como un desafiante seguía a otro, su Gracia se encontraba forzado a ceder ante los reacios señores más de lo que él deseaba. Un estudiante de historia y amante de los libro, a Aegon V se lo oía a menudo decir que si solo tuviera dragones, como el primer Aegon tuvo, el podría arma el reino de nuevo, con paz , prosperidad y justicia para todos. Incluso sus hijos se probaron un desafió para su rey de buen corazón, cuando ellos pudieron haber sido una fortaleza. Aegon V se caso por amos, tomando como esposa a Lady Betha Blackwood, la virtuosa (algunos dicen que voluntariosa) hija del señor de Árbol de Cuervos, quien se volvió conocida como Betha Negra por sus oscuros ojos y su pelo de cuervo. Cuando se casaron, en el 220DC, ella tenía diecinueve y el veinte, tan abajo en la línea sucesoria la unión no provoco oposición. En los años siguientes, Betha Negra dio a Aegon tres hijos (Duncan, Jaeharys, y Daeron) y dos hijas (Shaera y Rhaelle). Hacia mucho que era la costumbre de la Casa Targaryen de casar a hermano y hermana para mantener la pureza en la sangre de dragón, pero por alguna razón, Aegon V se había convencido que dichas uniones incestuosas hacían más mal que bien. En cambio decidió unir a sus hijos en matrimonio con los hijos e hijas de los más grandes señores

de los Siete Reinos, con la esperanza de ganar su apoyo para las reformas y fortalecer su gobierno. Con la ayuda de Betha Negra, un número de ventajosos arreglos matrimoniales fueron hechos y celebrados en el 237DC cuando los hijos de Aegon todavía eran jóvenes. Los matrimonios tomaron lugar, mucho bien vendría de ellos… pero Su Gracia había fallado en tomar en cuenta la voluntad de su sangre. Los hijos de Betha Negra resultaron ser tan tercos como su madre, y como su padre también, eligieron seguir sus corazones eligiendo sus parejas. Duncan el hijo mayor de Aegon, Príncipe de Rocadragon y heredero del trono, fue el primero en defraudarlo. Tirando por la borda un matrimonio con una hija de la Casa Baratheon de Bastión de las Tormenta, Duncan se enamoro de una extraña, amorosa, y misteriosa chica que se llamaba a si misma Jenny de Piedraviejas en 239DC, cuando viajaba por la tierras de los ríos. Aunque ella viva salvajemente entre las ruinas y se decía descendiente de un hace mucho desaparecido Rey de los Primeros Hombre, pero los aldeanos de las villas aledañas se reían de esos cuentos, insistiendo que ella solo era una paisana medio loca, y quizás una bruja. Era cierto que Aegon había sido amigo de los aldeanos, prácticamente habia crecido entre ellos, pero consentir el matrimonio del heredero del trono con una mujer común y de nacimiento incierto estaba mas allá del. Su Gracia hizo lo que pudo para que el matrimonio no se celebre, demandando a Duncan poner a Jenny a un lado. El príncipe compartía la terquedad de su padre, de cualquier manera, el se reusó. Incluso cuando el Septón Supremo, el Gran Maestre, y el consejo privado se unieron para insistir al Rey Aegon que fuerce a su hijo a elegir entre el Trono de Hierro y su mujer salvaje de los bosques, Duncan no balbucearía. En vez de darse de renunciar a Jenny, el abjuro en la corte a favor de su hermano Jaehaerys, y abdico como Príncipe de Rocadragon. Eso no restauró la paz, ni ganó la amistad de Bastión de las Tormentas de nuevo. El padre de la mujer deshonrada, Lord Lyonel Baratheon de Bastión de las Tormentas conocido como la Tormenta que Ríe y famoso por su habilidad en batalla no era un hombre fácil de apaciguar cuando su orgullo era herido. Lanzó una corta y sangrienta rebelión, que termino tan sólo cuando Ser Duncan de la Guardia Real derroto a Lord Lyonel en combate singular, y el Rey Aegon dio su solemne palabra de que su hija más joven, Rhaelle, se casaría con el heredero de Lord Lyonel. Para sellar el trato, la Princesa Rhaelle fue enviada a Bastión de las Tormentas para servir a Lord Lyonel como copera y compañía para su señora esposa. Jenny Piedrasviejas—Lady Jenny, como la llamaban por cortesía— fue eventualmente aceptada en la corte, y en todos los Siete Reinos los campesinos le tomaron un cariño especial. Ella y su príncipe, ahora conocido como el Príncipe de las Libélulas, fueron los sujetos favoritos de las canciones por muchos años.

Jenny de Piedrasviejas fue acompañada a la corte por una enana, una mujer albina quien en las Tierras de los Ríos tenía reputación de ser una bruja de los bosques. La misma Lady Jenny clamó, en su ignorancia, que ella era una niña del boque.

El siguiente fue el Príncipe Jaehaerys, ahora Príncipe de Rocadragon. A pesar de que el Rey Aegon había adquirido una distancia por la costumbre Valyria del matrimonio incestuoso durante sus años entre los aldeanos, el Príncipe Jaehaerys era más tradicional, desde una edad muy temprana él se había enamorado de su hermana Shaera y soñaba con casarse con ella como en la antigua moda Targaryen. Una vez

advertido de sus deseos, El Rey Aegon y la Reyna Betha hicieron su mejor esfuerzo por separlos, pero la distancia solo mostro inflamar la pasión mutua entre el príncipe y la princesa. El Príncipe Jaehaerys no era pujante como su hermana, pero cuando Duncan desafió a su padre siguiendo su propio corazón, y el rey y la corte cedieron a su deseo, el joven príncipe no fallo en tomar nota. En el 240DC, un año después del casamiento de Príncipe Duncan, el Príncipe Jaehaerys y la Princesa Shaera eludieron a sus guardias y se casaron secretamente. Jaehaerys tenía quince y Shara catorce al momento de la boda. Para cuando el rey y la reina se enteraron de lo que había sucedido, el matrimonio ya se había consumado. Aegon sintió que no había opción más que aceptarlo. Otra vez el rey tuvo que lidiar con el orgullo herido y la ira de las nobles casas insultadas, ya que Jaehaerys estaba prometido a Celia Tully, hija del Lord de Aguasdulces, y Shaera a Luthor Tyrell, heredero de Alto Jardín

Jaehaerys y Shaera tendrían dos hijos, Aerys y Rhaella. En la palabra de la bruja de los bosques de Jenny Piedrasviejas, el Príncipe Jaehaerys determinó casar a Aerys con Rhaelle, o eso es lo que la corte le dijo. El Rey Aegon se lavó las manos en frustración, dejando al príncipe hacer su voluntad.

Corrompido por el ejemplo de sus hermanos, incluso el hijo menor de Aegon el Principe Daeron afligió a su padre de la misma manera. A pesar de ser prometido con Lady Olenna Redwyne del Arbor cuando ambos tenían nueve, el Príncipe Daeron repudiaría la unión en el 246DC, cuando tenía dieciocho… aunque en este caso, parece no haber otra mujer, Daeron continuó sin casarse por el resto de su corta ida. Un soldado que se regocijaba en torneos y en batalla, el prefería la compañía de Ser Jeremy Norridge, un apuesto caballero quien había estado con el príncipe desde que ambos eran escuderos en Alto Jardín. El Príncipe Daeron trajo a su padre, Aegon, un profundo dolor cuando fue asesinado en batalla en el 251DC, liderando un ejército contra la Rata, el Águila, y el Cerdo. Ser Jeremy murió a su lado, pero la rebelión fue reprimida, y los rebeldes asesinado o colgados. En 258DC en Essos, otro desafío roso el reinado de Aegon, cuando nueve criminales, exiliados, piratas, y capitanes mercenarios se juntaron en las Tierras de la Discordia detrás del Árbol de las Coronas para formar una perversa alianza. La Banda de los Nueve escribió su juramento de mutua ayuda y apoyo para tallar un reino para cada uno de sus miembros. Entre ellos estaba el último Fuegoscuro, Maelys el Monstruoso, quien había comandado la Compañía Dorada, y el reino que ellos planeaban ganar para ellos era Los Siete Reinos. El Príncipe Duncan, fue avisado de este pacto, famosamente conocido que las coronas fueron vendidas a nueve peniques; luego la Banda de los Nueve se volvería conocida como los Reyes Nueve peniques en Poniente. Fue pensado al principio que las Ciudades Libres de Essos darían su poder contra ellos y pondrían fin a sus pretensiones, pero nada de esto fue hecho, Maelys y sus aliados se volcarían contra Los Siete Reinos. Pero esa no era una gran urgencia para ellos, y el Rey Aegon no aparto la vista de su reinado. E intentaba una cosa más: dragones. Cuando se volvía mayor, a Aegon V vinieron sueños de dragones volando otra vez sobre Los Siete Reinos de Poniente. En esto, el no era distinto a sus predecesores, quienes trajeron septones a rezar sobre el ultimo huevo, magos que usen hechizos sobre ellos, y maestres para examinarlos. Aunque amigos y consultores trataron de disuadirlo, el Rey Aegon estaba más convencido de que solo con dragones podría ganar suficiente poder para hacer los cambios que deseaba hacer en el

reino forzar a los orgullosos y rencorosos señores de Los Siete Reinos a aceptar sus decretos. El último año del reinado de Aegon fue consumido por la búsqueda de antiguos conocimientos sobre dragones traídos de Valyria, y se decía que Aegon comisiono travesías a lugares tan lejanos como Asshai de la Sombra con la esperanza de encontrar textos y conocimientos que no habían en Poniente. En lo que se convirtió el sueño de dragones fue una atroz tragedia nacida en un momento de alegría. En el trascendental año de 259DC, el rey convoco a muchos de los más cercanos a él a Refugio Estival, su castillo favorito, para celebrar el nacimiento de su primer bisnieto, un niño luego llamado Rhaegar, de su nieto Aerys y su nieta Rhaella, los chicos del Príncipe Jaehaerys. Es desafortunado que la tragedia ocurrida en Refugio Estival dejo unos pocos invitados vivos, y aquellos sobrevivientes no hablarían de ello. Una atormentada pagina de la historia de Gyldayn—seguramente una de las últimas escritas antes de su muerte—nos dan algunas pistas, pero la tinta que fue derramada sobre ella por accidente borró demasiado.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAN … la sangre del dragón reunida en uno… … siete huevos, para honrar a los siete dioses, aunque el septón del rey le había advertido… … piromantes… … fuego valyrio… … las llamas se salieron de control… violentamente… tan caliente que… … murió, pero gracias al valor del Lord Coman…

La tragedia de Refugio Esquival

JAEHAERYS II LA TRAGEDIA DE Refugio Esquival llevó a Jaehaerys, el Segundo de Su Nombre, al Trono de Hierro en el 259DC. Ni bien se había puesto la corona Los Siete Reinos se encontraron envueltos en la guerra, los Reyes Nuevepeniques habían capturado y saqueado la Ciudad Libre de Tyrosh y embarcaron a los Peldaños de Piedra, desde ahí, planeaban atacar Poniente.

LOS NOMBRES Y ESTILOS DE LA BANDA DE LOS NUEVE, QUIENES CAUSARON, GRAN AGITAMIENTO EN ESSOS Y LOS PELDANIOS DE PIEDRA La Vieja Madre: Una reina pirata. Samarro Saan, el Ultimo Valyrio: Un notorio pirata de una notoria familia de piratas de Lys, con sangre de Valyria en sus venas. Xhobar Qhoqua, el Príncipe Menguante: Un príncipe exiliado de las Islas de Verano, el había encontrado su fortuna en las Tierras de la Discordia y lideraba una compañía mercenaria. Liomond Lashare, el Señor de las Batallas: Un famoso capitán mercenario. Spotted Tom el Carnicero: Oriundo de Poniente, el era un capitán de una compañía libre de las Tierras de la Discordia. Ser Derrick Fossoway, la Manzana Mala: Un exiliado de Poniente, y un caballero de reputación oscura. Nueve Ojos: Capitán de la Jolly Fellows. Alequo Adarys, la Lengua de Plata: Un príncipe mercante de Tyrosh quien era adinerado y ambicioso. Maelys Fuegoscuro, el Monstruoso: Capitán de la Compañía Dorada, nombrado por su grotescamente grandes torso y brazos, temida fuerza, y naturaleza salvaje. Una segunda tenía una segunda cabeza en su nuca, no más grande que la primera. El se gano el comando de la Compañía Dorada mediante una pelea con su primo, Daemon Fuegoscuro, para ello, mato a su primo con un simple golpe y luego estiro la cabeza de Daemon hasta que se separo de sus hombros.

Jaehaerys conocía la intenciones de la Banda de los Nueve de ganar Los Siete Reinos para Maelys el Monstruoso, quien se había declarado a el mismo Rey Maelys I Fuegoscuro, pero como su padre, Aegon, Jaehaerys había esperado que la alianza se quedara en Essos, o su caída de la mano de un alianza entre las Ciudades Libres. Ahora el momento estaba a la mano, y Aegon V se fue, como también el Príncipe de las Libélulas. El Príncipe Daeron, el esplendido caballero, había muerto hace años, dejando solo a Jaehaerys, el menos marcial de los tres hijos de Aegon. El nuevo rey tenía treinta y cuatro años de edad cuando ascendió al Trono de Hierro. Ninguno podría haberlo llamado formidable. A diferencia de sus hermanos, Jaehaerys II Targaryen era delgado y esquelético, y había enfrentado varios achaques durante su vida. Pero no le faltaba coraje, o inteligencia. Dejando de lado los planes de su padre, Su Gracia puso de lado su grieta, llamando a sus abanderaros, y resolviendo

encontrarse con los Reyes Nueve peniques en los Peldaños de Piedra, eligiendo llevar la guerra a ellos antes de esperar a su desembarque en las costas de Los Siete Reino. El Rey Jaehaerys había intentado liderar el ataque sobre los Reyes Nueve peniques el mismo. Pero su Mano, Lord Ordmund Baratheon, los persuadió que eso no sería sabio. EL Rey no estaba acostumbrado a los rigores de las campañas y no era habilidoso con las armas, la Mano señalo, que sería tonto arriesgarse a perderlo a él en batalla tan pronto luego de la tragedia de Refugio detalles de la pelea. Jahaerys finalmente se dejó convencer para quedarse en Desembarco con su reina. El comando del ejército le fue concedido a Lord Ormund, como Mano del Rey, En 260DC, sus eñoria desembarco los ejércitos Targaryen sobre tres de los Peldaños de Piedra, y la Guerra de los Reyes Nuevepeniques se tornó sangrienta. La batalla bramó a lo largo de las islas y los canales entre ellas por la mayor parte del año. “Relatos de la Guerra de los Reyes Nuevepenique” del Maestre Eon, uno de las mejores obras de su tipo, es una espléndida fuente de detalles sobre el enfrentamiento, narrando las múltiples batallas por tierra y mar, y todas las notables hazañas de guerra. Lord Ordmund Baratheon, el comandante Ponienti, fue de los primero en perecer. Caído bajo las manos de Maelys el Monstruoso, el murió en los brazos de su hijo y heredero, Steffon Baratheon.

Ser Barristan Selmy y Maelys el Monstruoso enfrentados en combate.

El comando de las huestes Targaryen pasaron al joven nuevo Lord Comandante de la Guardia Real, Ser Gerold Hightower, el Toro Blanco. Hightower y sus hombres fueron duramente presionados por un tiempo, pero cuando la guerra se balanceo, un joven caballero llamado Ser Barristan Selmy mato a Maelys en combate singular, ganando un eterno renombre y decidiendo el asunto en un saque, los restantes de los Reyes Nueve peniques tenían poco o ningún interés en Poniente y pronto volvieron a sus propios dominios. Maelys el Monstruoso fue el quinto de los Pretendientes Fuegoscuros; con su muerte, la maldición que Aegon el Indigno había infringido en los Siete Reinos por dar su espada a su hijo bastardo finalmente termino. Medio año de dura lucha continuo antes de que los Peldaños de Piedra y la Tierras de la Discordia fueran liberadas de los restantes de la Banda de los Nueve, y serian seis años antes de que Alequo Adarys, el Tirano de Tyrosh, fue envenenado por su reina y el Arconte de Tyrosh fue restaurado. Para Los Siete Reinos, esa ha sido una grandiosa victoria, aunque no sin el coste de vida o sufrimiento. Luego el reino volvió a estar en paz. Aunque nunca fuerte, Jaehaerys II probó ser un rey capaz, restaurando el orden en Los Siete Reinos y reconciliando a muchas de las grandes casas quienes se habían mantenido descontentos con el Trono de Hierro por las reformas del Rey Aegon V. Pero su regencia resulto corta. En 262DC, el Rey Jaehaerys II enfermo y murió en cama luego de una corta enfermedad, convaleciendo de una repentina falta de aire en la respiración. El tenía treintaisiete años de edad a su paso a la otra vida, y se había sentado en el Trono de Hierro por unos escasos tres años.

AERYS II AERYS TARGARYEN, el Segundo de su Nombre, solo tenia dieciocho años de edad cuando ascendió al Trono de Hierro en el año 262DC, al morir su padre, Jaehaerys, después de poco más de tres años de reinado. Un joven apuesto, Aerys había peleado galantemente en los Peldaños de Piedra durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques. A pesar de que no era ni el más diligente de los principes, ni el más inteligente, tenía un innegable encanto que le hizo ganar muchos amigos. Tambien era vanidoso, orgulloso y cambiante, rasgos que hacian que fuera presa facil de aduladores y zalameros, pero esos fallos no fueron aparentes para todos al momento de su ascenso. Ni el más sabio podría haber sabido que Aerys II seria conocido en un tiempo como el Rey Loco, ni que su reinado pondría fin a casi tres siglos de reinado Targaryen en Poniente. Apenas se puso su corona Aerys, en ese fatídico año 262DC, un hijo lozano y moreno llamado Robert había nacido de su primo Steffon Baratheon y su señora esposa en Bastión de Tormentas, mientras lejos, en el norte, en Invernalia, Lord Rickard Stark celebraba el nacimiento de su propio hijo, Brandon. Otro Stark, Eddard, le siguió pasado un año. Esos tres niños jugarían, a su debido tiempo, un rol crucial en la caída de los dragones. El nuevo rey ya había dado al reino un heredero en la persona de su hijo Rhaegar, nacido entre las llamas de Refugio Estival. Aerys y su reina, su hermana Rhaella, eran jóvenes, y se anticipaba que tendrían muchos más hijos. Esta era una cuestión vital, ya que las tragedias del reinado de Aegon el Indigno habían podado el noble arbol de la Casa Targaryen hasta reducirlo a un par de ramas solitarias. Aerys II no carecía de ambición. Apenas coronado, declaró que era su deseo se rel rey más grande en la historia, un concepto que ciertos amigos suyos reforzaron sugiriendo que algún día sería recordado como Aerys el Sabio o Aerys el Grande. La corte de su padre había estado compuesta de ancianos y expertos hombres, muchos de los cuales también habían servido durante el reinado del Rey Aegon V. Aerys los echó a todos, reemplazandolos por caballeros de su propia generación. Lo más notable fue que le dio el retiro a la madura y excesivamente cauta Mano, Edgar Sloane, y nombró en su lugar a Ser Tywin Lannister, el heredero de Roca Casterly. A los veinte años de edad, Ser Tywin se convirtió asi en la Mano más joven de la historia de los Siete Reinos. Muchos maestres, hasta hoy, insisten en que ese nombramiento fue la cosa más sabia que hizo jamás “Aerys el Sabio”. Aerys y Tywin se conocían desde su niñez. De muchacho, Tywin había servido de paje real en Desembarco del Rey. El y el príncipe Aerys, junto a un paje más joven, el primo del príncipe, Steffon Baratheon de Bastión de Tormentas, se volvieron inseparables. Durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques, los tres amigos habían luchado juntos, Tywin como un nuevo caballero, y Steffon y el principe Aerys como escuderos. Cuando el príncipe Aerys ganó sus espuelas a los dieciseis fue Ser Tywin quien dio la señal de honor para nombrarlo caballero. En el 261DC habia probado su proeza como comandantecuando redujo un levantamiento de dos de los mayores vasallos de su padre, los Lords Tarbeck y Reyne. A pesar de que la brutalidad de sus métodos provocó la crítica de algunos, nadie puede discutir que Ser Tywin devolvió el orden a las tierras del oeste luego del caos y conflicto del mandato de su padre. Aerys Targaryen y Tywin Lannister formaron una improbable alianza, deberia decirse, El joven rey era vivo y activo en los tempranos años de su reinado. Amaba la música, los bailes de máscaras y era excesivamente dado a las jovenes mujeres, llenando su corte

con doncellas de cada rincón del reino. Algunos dicen que tuvo tantas amantes como su antecesor Aegon el Indigno (una afirmación dudosa dado todo lo que conocemos de ese monarca): A diferencia de Aegon IV, de todas formas, Aerys siempre parecía perder el interes por sus amantes rápido. La mayoría no duraba más de una quincena y muy pocas más de medio año. Su Gracia estaba llena de grandiosos proyectos. Poco después de su coronación, anunció su intento de conquistar los Peldaños de Piedra y hacerlo parte del reino para siempre. En el 264DC una visita de Rickard Stark a Desembarco del Rey despertó su interés por el Norte, y elaboró un plan para construir un nuevo Muro unos 480 kilómetros (100 leguas) al norte del existente, y reclamar todas las tierras entre ellos. En el 265DC, ofendido por “la pestilencia de Desembarco del Rey”, habló de construir una “ciudad blanca” totalmente construida de marmol en la orilla sur del rio Aguasnegras. En el 267DC, después de una disputa con el Banco de Hierro de Braavos sobre cierto dinero prestado a su padre, anunció que construiría "la mayor flota en la historia del mundo" para hacer arrodirllarse al Titán. En el 270DC, durante una visita a Lanza del Sol, le dijo ala princesa de Dorne que el haría "florecer a los desiertos de Dorne" cavando un gran canal subterráneo bajo las montañas para traer agua del bosque lluvioso.

El Rey Aerys, el Segundo de su Nombre

Ninguno de estos planes dio frutos, es más, la mayoría fueron olvidados en un cambio de luna, ya que Aerys parecía aburrirse cada vez más con sus entusiasmos reales tan rápido como lo hacía con sus amantes reales. Y aun asi, los Siete Reinos prosperaron, ya que la Mano del Rey era todo lo que el rey no-diligente, decisivo, incansable, tremendamente inteligente, justo y severo. “Los dioses hicieron y dieron forma a este hombre para gobernar”escribiío el Gran Maestre Pycelle sobre Tywin Lannister en una carta a la Ciudadela luego de servir junto a él durante dos años en el consejo privado. Y gobernó. Mientras la conducta del propio rey se volvía más errática, cada vez el goberino rutinario del reino recaía en su Mano. El reino prosperó durante la administración de Tywin Lannister-tanto que los caprichos sin fin de Aerys no parecian tan portentosos. Muchos de los Targaryen que lo precedieron mostraron un comportamiento similar sin gran motivo para preocupación. Desde Antigua hasta el Muro, los hombres comenzaron a decir que Aerys podría estar usando la corona pero era Tywin Lannister quien gobernaba el reino. Fue Tywin Lannister quien arregló la disputa de la corona con los Bravoosi (aunque sin hacer arrodillarse al Titán) pagando las sumas de dinero prestadas a Jaehaerys II con oro de Roca Casterly, asumiendo pues las deudas. Tywin se ganó la aprobación de muchos grandes lores derogando las leyes que Aegon V había dictado para frenar su poder. Tywin redujo las tarifas y las tasas a los barcos entrando y saliendo de las ciudades de Desembarco del Rey, Lannisport y Antigua, ganandose el apoyo de muchos mercaderes ricos. Tywin construyó nuevos caminos y reparó los antiguos, oganizó muchos torneos sobre el reino para el deleite de caballeros y comunes, cultivó el comercio con las Ciudades Libres y castigó duramente a los panaderos hallados culpables de agregar aserrín a su pan y a carniceros que vendían carne de caballo como carne común. En todos esos esfuerzos fue ayudado por el Maestre Pycelle, cuyas notas sobre el reinado de Aerys II nos dan el mejor retrato de esos tiempos. Pero a pesar de aquellos logros, Tywin Lannister era poco querido. Sus rivales le acusaban de carecer de humor, de ser rencoroso, inflexible, orgulloso, y cruel. Sus lords banderizos lo respetaban y seguian fielmente en la paz y en la guerra, pero ninguno podía en verdad llamarse su amigo. Tywin despreciaba a su padre, el poco voluntarioso, gordo e ineficaz Lord Tytos Lannister, y su relación con sus hermanos Tygett y Gerion eran notablemente tormentosa, Mostró más atención por su hermano Kevan, un confidente cercano y compañía constante desde su infancia, y su hermana Genna, pero aun en esos casos, Tywin Lannister aparecía más empujado por el deber que por el afecto. En el 263DC, luego de un año como Mano del Rey, Ser Tywin se casó con su bella prima Joanna, quien había llegado a Desembarco del Rey en el 259DC para la coronación del rey Jaehaerys II y se quedó luego como dama de honor de la Princesa (más tarde Reina) Rhaella. La novia y el novio se conocían desde que eran niños juntos en Roca Casterly. A pesar de que Tywin Lannister no era un hombre dado a mostrarse en público, se dice que el amor por su dama era profundo y duradero. “Solo Joanna conoce de verdad al hombre bajo la armadura”, escribió el Gran Maestre Pycelle a la Ciudadela, “y todas sus sonrisas le pertenecen a ella y a nadie más que ella: Juro que observé como ella lo hacía reir no una, ¡sino tres veces!” Lamentablemente, el matrimonio entre Aerys II Targaryen y su hermana, Rhaella, no era tan feliz; a pesar de que ella hacía la vista gorda a la mayoría de las infidelidades del rey, la reina no aprobaba su "convertir a mis damas en sus putas" (Joanna Lannister no fue la primera dama en ser despedida abruptamente del servicio de Su Gracia, ni fue la última), Las relaciones entre el rey y la reina se volvieron aún más tensas cuando Rhaella comprobó que era incapaz de dar a Aerys más hijos. Abortos en el 263 y 264

fueron seguidos de una niña muerta nacida en el 267. El Principe Daeron, nacido en el 269, solo sobrevivió medio año. Luego vino otro bebé muerto en el 270, otro aborto en el 271 y el Príncipe Aegon, nacido con dos cambios de luna de antelación en el 272, muerto en el 273.

El rumor injurioso de que Joanna Lannister perdió la virginidad con el Principe Aerys la noche de la boda de la coronación de su padre y disfrutó un breve reinado como su amante luego de que ascendiera al Trono de Hierro puede ser fácilmente descontados. Tal como escribe Pycelle en sus cartas, Tywin Lannister dificilmente hubiera tomado como esposa a su prima si eso hubiera sido verdad, "ya que siempre fue un hombre orgulloso y no uno acostumbrado a hacerse un festín con las sobras de otro", Ha sido fiablemente informado, no obstante, que el rey Aerys se tomó libertades no deseadas con la persona de Lady Joanna durante su ceremonia de encamamiento, para el disgusto de Tywin. No mucho después, la Reina Rhaella despidió a Joanna Lannister de su servicio. Jamás se dio una razón para esto, pero Lady Joanna se marchó a Roca Casterly de inmediato y rara vez visitó Desembarco del Rey despues de aquello.

Al principio, Su Gracia consoló a Rhaella en su pena, pero con el tiempo su compasión se volvió sospecha. Para el año 270DC, había decidido que la reina le estaba siendo infiel. "Los dioses no sufrirán un bastardo sentado en el Trono de Hierro", le dijo a su consejo privado; ninguno de los nacimientos muertos, abortos o principes muertos eran suyos, proclamó el rey. Luego de aquello, le prohibió a la reina dejar los confines del Torreón de Maegor y decretó que de alli en adelante dos septas compartirían su cama cada noche, “para asegurarse que se mantuviera leal a sus votos”. Lo que Tywin Lannister hizo de esto no está documentado, pero en el 266DC, en Roca Casterly, Lady Joanna dio a luz a dos gemelos, una niña y un niño, “saludables y hermosos, con el pelo como oro batido”. Este nacimiento sólo exacerbó la tensión entre Aerys II y su Mano. “Parece que me casé con la mujer equivocada”, se dice que dijo Su Gracia, cuando se le informó del feliz evento. Aun así, envió a cada niño su peso en oro como regalo del día de su nombre y ordenó a Tywin que los trajera a la corte cuando fuesen lo suficientemente mayores como para viajar. “Y trae a su madre también, ya que hace mucho tiempo que no miro su rostro”, insistió. El siguiente año, el 267DC, vio la muerte de Lord Tytos Lannister, a la edad de cuarenta y seis. Se afirma que su corazón de caballero estalló mientras subia una empinada escalera en espiral hacia la habitación de su amante. Cuando esto ocurrió, Ser Tywin Lannister se convirtió en Señor de Roca Casterly y Guardián del Oeste. Cuando volvió al oeste a asistir al funeral de su padre y poner orden en las tierras del oeste, el rey Aerys decidió acompañarle. A pesar de que Su Gracia dejó a la reina en Desembarco del Rey (Su Gracia estaba embarazada del bebé que probaria ser la princesa Shaena, nacida muerta), tomó a su hijo de ocho años Rhaegar, Príncipe de Rocadragón, y mas de la mitad de la corte. La mejor parte del año siguiente, los Siete Reinos fueron gobernados desde Lannisport y Roca Casterly, que era donde residían el rey y su Mano. El cortejo volvió a Roca Casterly en el 268DC, y el gobierno volvio a ser como antes… pero estaba claro para todos que la amistad entre el rey y su Mano se estaba deshilachando. Donde antes Aerys se habia puesto del lado de Tywin Lannister en la mayor parte de los asuntos de importancia, ahora los dos hombres empezaron a estar en desacuerdo.

Durante una guerra comercial entre las Ciudades Libres de Myr y Tyrosh de un lado y Volantis en la otra, Lord Tywin abogó por una política de neutralidad; el Rey Aerys vio más ventajoso proveer de oro y armas a los Volantinos. Cuando Lord Tywin resolvió una disputa de fronteras entre la Casa Blackwood y la Casa Bracken a favor de los Blackwood, Su Gracia hizo caso omiso de él y le dio el molino en disputa a Lord Bracken. A pesar de las enérgicas objeciones de su Mano, el rey dobló las tasas de puerto en Desembarco del Rey y Antigua, y las triplicó en Lannisport y el resto de puertos y muelles del reino. Cuando una delegación de pequeños señores y mercaderes ricos llegó frente al Trono de Hierro para quejarse, no obstante, Aerys culpó a la Mano por las subas, diciendo, “Lord Tywin caga oro, pero últimamente estaba estreñido y tenía que encontrar otra forma de llenar nuestros cofres”. Luego de eso, Su Gracia restauró las tasas de puerto y tarifas a los niveles anteriores, ganando mucha aclamación para si mismo y dejando la ignominia para Tywin Lannister. La creciente grieta entre el rey y la Mano del Rey fue también aparente en temas de citas. Mientras que anteriormente Su Gracia había hecho caso de los consejos de su Mano, cesiones, honores y herencias tal como Lord Tywin recomendaba, después del 270DC empezó a ignorar a los sugeridos para su señorío, a favor de los de su propia elección. Muchos hombres del oeste se encontraron despedidos del servicio del rey solo por causa de la sospecha de que pudieran ser "hombres de la Mano". En su lugar, el Rey Aerys puso a sus favoritos… pero el favor del rey se había vuelto algo arriesgado, y su desconfianza algo fácil de despertar. Ni los parientes de la Mano estuvieron exentos del desagrado real. Cuando Lord Tywin quiso nombrar a su hermano Ser Tygett Lannister como el maestro de armas de la Fortaleza Roja, el Rey Aerys le dio el puesto en cambio a Ser Willem Derry. A esta altura, el Rey Aerys se habia dado cuenta del la extendida creencia de que él no era sino un adorno y Tywin Lannister era el verdadero amo de los Siete Reinos. Esos sentimientos llenaron profundamente de ira al rey, y Su Gracia decidió desmentirlos y humillar a su “sirviente todopoderoso” y “ponerlo de nuevo en su lugar”. En el Torneo del Aniversario de 272DC, llevado a cabo para conmemorar los diez años de Aerys en el Trono de Hierro, Joanna Lannister trajo a sus gemelos de seis años Jaime y Cersei desde Roca Casterly para presentarlos a la corte. El rey (bastante pasado de copas) le preguntó a ella si haberles dado de mamar había “arruinado tus pechos, que eran tan altos y orgullosos”. La pregunta divirtió en grande a los rivales de Lord Tywin, quienes siempre disfrutaban ver a la Mano desairada o como blanco de bromas, pero Lady Joanna estaba humillada. Tywin Lannister intentó devolver su cadena la mañana siguiente, pero el rey rechazó su renuncia. Aerys II podría, por supuesto, haber despedido a Tywin Lannister en cualquier momento y nombrado a alguno de sus hombres Mano del Rey, pero en cambio, por alguna razón, el rey eligió mantener a su amigo de infancia cerca de él, trabajando para él, aunque hubiera empezado a socavarlo de todas las maneras. Los desaires y las burlas empezaron a hacerse más numerosos; los aspirantes a la corte que querían subir rápido aprendieron que la forma más rápida de llamar la atención del rey era mofándose de su solemne y seria Mano. Aun así, y con todo esto, Tywin Lannister sufrió en silencio. De cualquier forma, en el 273DC, Lady Joanna fue llevada a parto nuevamente en Roca Casterly, donde murió dando a luz al segundo hijo de Lord Tywin. Tyrion, como se llamó al bebé, era un bebé enano y malformado nacido con piernas mal desarrolladas, una gran cabeza y dispares y demoníacos ojos (algunos informes sugieren que tenía una cola, eliminada por orden de su padre). La ruina de Lord Tywin, llamaba el pueblo llano

a esta criatura contrahecha, y la Desgracia de Lord Tywin. Cuando escuchó del nacimiento, el Rey aerys dijo infamemente, “los dioses castigan tanta arrogancia. Se llevaron una flor de su mano y le pusieron un monstruo en reemplazo, para enseñarle al fin un poco de humildad”.

Lord Tywin Lannister, Mano del Rey. No tardaron mucho en llegar a Lord Tywin los dichos del rey, mientras hacía su duelo en Roca Casterly. Luego de eso, ni un ápice permaneció del viejo afecto entre los dos hombres. Nunca hombre de mostra sus emociones, Lord Tywin continuó siendo Mano del Rey, lidiando con el tedio diario de los Siete Reinos, mientras el rey se volvía cada vez más errático, violento y desconfiado. Aerys se empezó a rodear de informantes, pagando bellas sumas de dinero a hombres de dudosa reputación por rumores, mentiras e historias de traiciones, reales e imaginarias. Cuando uno de ellos informó que el capitán de la guardia personal de la Mano, un caballero llamado Ser Ilyn Payne,

había sido oido diciendo que era Lord Tywin quien de verdad gobernaba el reino, Su Gracia envió a la Guardia Real a arrestar al hombre y sacarle la lengua con tenazas al rojo vivo. El progreso de la locura del rey pareció detenerse en el 274DC, cuando la Reina Rhaella dio a luz a un hijo. Tan profundafue la alegria de Su Gracia que pareció devolverle a quien había sido…pero el Principe Jaehaerys murié ese mismo año, sumiendo a Aerys en la desesperación. En su ira negra decidió que la culpa era de la nodriza e hizo cortarle la cabeza. No mucho después en un cambio de idea, Aerys anunció que Jaehaerys había sido envenenado por su propia ama de casa, la joven hija de uno de sus caballeros domésticos. El rey hizo que torturaran a la chica y a sus parientes hasta la muerte. Durante la tortura, fue escrito, todos confesaron el asesinato, a pesar de que los detalles de su confesión fueron mayormente raros. Luego de eso, el Rey Aerys ayunó durante una semana e hizo una caminata de arrepentimiento a través de la ciudad hasta el Gran Septo, para orar con el Septón Supremo. Cuando regresó, Su Gracia anunció que de ahí en más dormiría solamente con su esposa legal, la Reina Rhaella. Si las crónicas pueden ser creídas, Aerys permaneció fiel a su voto, perdiendo todo interés en los encantos de las mujeres desde ese día en el 275DC. La nueva fidelidad de Su Gracia aparentemente agradó a la Madre Celestial, se diría, ya que el siguiente año, la Reina Rhaella le dio al rey el segundo hijo por el que había rezado. El príncipe Viserys, nacido en el 276DC, era pequeño pero robusto, y tan hermoso como nunca había visto Desembarco del Rey. A pesar de que el Principe Rhaegar a sus diecisiete tenía todo lo que podría desearse en un heredero, Poniente se alegró de saber que al fin tenía un hermano, otro Targaryen para asegurar la sucesión. No obstante, el nacimiento del Principe Viserys solo parecio hacer a Aerys II más miedoso y obsesivo. A pesar de que el nuevo principe parecia lo suficientemente sano, el rey estaba obsesionado en que sufriera la misma suerte que sus hermanos. La Guardia Real fue ordenada a estar noche y día con él para ver que nadie tocara al niño sin el permiso del rey. Hasta la mismísima reina tenía prohibido estar a solas con el pequeño. Cuando su leche se secó, Aerys insistió en tener su propio probador que chupara los pezones de la nodriza, para estar seguro de que la nodriza no había puesto veneno en sus pezones. A medida que iban llegando los regalos para el joven principe de todos los Señores de los Siete Reinos, el rey los apilaba y quemaba, temiendo que algunos de ellos estuvieran embrujados o malditos. Más tarde ese año, Lord Tywin Lannister, tal vez poco sabiamente, organizó un torneo en Lannisport en honor del nacimiento de Viserys. Puede que fuera pensado para ser un gesto hacia la reconciliación. Alli, la riqueza y el poder de la Casa Lannister fueron expuestos para que el reino los viera. El Rey Aerys al principio se negó a asistir, luego cedió, pero la reina y su nuevo hijo fueron confinados nuevamente en Desembarco del Rey. Alli, sentado en su trono entre cientos de notables en la sombra de Roca Casterly, el rey festejó vigorosamente cuando su hijo el Principe Rhaegar, recién nombrado caballero, desmontó a Tygett y a Gerion Lannister: Y hasta superó al galante Ser Barristan Selmy, antes de caer en el encuentro final contra el renombrado caballero de la Guardia Real Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer. Tal vez buscando ganar ventaja en el espíritu de Su Gracia, Lord Tywin eligió esa misma noche para sugerir que era ya tiempo de que el heredero tuviera un propio heredero; propuso a su propia hija, Cersei, como esposa para el principe. Aerys rechazo la propuesta bruscamente, informando a Lord Tywin que era un buen y valioso

sirviente, pero no más que un sirviente al fin. Su Gracia tampoco accedió a apuntar al hijo de Lord Tywin, Jaime, como escudero del Principe Rhaegar; ese honor se lo dio en cambio a hijos de varios de sus propios favoritos, hombres conocidos por no ser amigos de la Casa Lannister o de la Mano. A esta altura era claro que Aerys II Targaryen estaba hundiéndose rápidamente en la locura, pero fue en el año 277DC que Su Gracia se hundió irrevocablemente en el abismo, con el Desafío de Duskendale. El antiguo pueblo portuario de Duskendale habia sido un sitio de reyes antiguos, en los dias de los Cien Reinos. Alguna vez el puerto más importante de la Bahía de Aguasnegras, el pueblo había visto su comercio menguar y su riqueza hundirse a medida que Desembarco del Rey crecía y florecía, un declive que su joven señor, Denys Darklyn, quiso parar. Muchos han debatido largo y tendido por qué Lord Darklyn hizo lo que hizo, pero la mayoría concuerda en que su esposa myriense, Lady Serala, jugó algún papel. Sus detractores la acusan a ella por completo de lo ocurrido; la Serpiente de Encaje, como la llamaban, envenenó a Lord Darklyn contra su reycon charlas de almohada. Sus defensores insisten en que la locura la hizo el propio Lord Denys; su esposa era odiada simplemente por ser una mujer nacida en el extranjero que rezaba a dioses ajenos a Poniente. El deseo de Lord Denys era ganar una cédula que para Duskendale que le diera más autonomía de la corona, como había hecho Dorne muchos años atrás, y eso comenzó el problema. Esto no le pareció una gran demanda; tales cédulas eran comunes al otro lado del Mar Angosto, como Lady Serala ciertamente le había contado. Aun asi, es comprensible que Lord Tywin, como Mano, rechazó firmemente sus peticiones, por temer que eso establecería un peligroso precedente. Furioso por la negativa, Lord Darklyn desarrolló otro plan para ganar su cédula (y con ella menores tasas para que Duskendale pudiera comerciar con Desembarco del Rey). El plan era una completa locura. El Desafío de Duskendale comenzó bastante silenciosamente. Lord Denys, viendo la conducta errática de Aerys, había empezado a tensar su relación con Lord Tywin, negándose a pagar las tasas que se esperaban de él e invitando al rey a ir a Duskendale a oir su petición. Parecería que lo más improbable era que el rey Aerys hubiera jamás considerado aceptar su invitación…hasta que Lord Tywin le aconsejó rechazar la petición en los términos más duros posibles, por lo que el rey decidió aceptar, informando al Gran Mastre Pycelle y al consejo privado que resolvería el asunto él mismo y obligaría al desafiante Darklyn a arrodillarse. Contrario a los consejos de Lord Tywin, el rey viajó a Duskendale con una pequeña escolta comandada por Ser Gwayne Gaunt de la Guardia Real. La invitación resultó ser una trampa, y una en la cual el rey Targaryen entró ciegamente. Fue capturado con su escolta, y algunos de sus hombres, el más notable de ellos Ser Gwayne, fueron asesinados tratando de defender a su rey. La respuesta inmediata a las noticias desde Duskendale fue shock, luego indignación. Habian quienes pedian un asalto al pueblo para liberar al rey y castigar a los rebeldes por su exceso. Pero Duskendale estaba rodeado por fuertes murallas, y el Fuerte Dun, la antigua residencia de la Casa Darklyn era aun más formidable. Tomarlo a la fuerza no sería tarea fácil. Lord Tywin mando entonces jinetes y cuervos reuniendo fuerzas mientras ordenaba a los Darklyn entregar al rey. En lugar de eso, Lord Denys respondió que. Si se producía algún intento de romper sus murallas, él daría muerte a Su Gracia. Algunos en el consejo privado cuestionaron esto, declarando que ningún hijo de Poniente se atrevería

jamás a cometer tan atroz crimen, pero Lord Tywin no se arriesgaría. En vez de eso, con un considerable ejercito, se movió para rodear Duskendale, cerrándolo por tierra y mar. Con un ejército real fuera de sus murallas y sus suministros cortados, la determinación de Lord Darklyn empezó a faltar. Hizo varios intentos de parlamentar, pero Lord Tywin, en lugar de eso, repitió su demanda de una completa e incondicional rendición del pueblo, el castillo y la liberación del rey.

El asedio de Duskendale. El Desafío duró medio año: Dentro de los muros de Duskendale, los ánimos comenzaron a agriarse a medida que sus almacenes y despensas se agotaron. Aun asi, acantonado dentro del antiguo Fuerte Dun, Lord Denys estaba convencido de que era solo cuestión de tiempo que Lord Tywin se debilitara y ofreciera mejores términos. Aquellos que conocen la determinación de Tywin Lannister lo saben mejor. En lugar de eso, el corazón de la Mano se volvió más duro, y envió al Señor de Duskendale la última solicitud de rendición. Si se negaba de nuevo, Lord Tywin prometía que tpmaría el pueblo por la fuerza y pasaría a cada hombre, cada mujer y cada niño de dentro por la espada. (El cuento, contado a menudo, de que Lord Tywin envió a su bardo para entregar el ultimatum, y le ordenó cantar “Las lluvias de Castamere” para Lord Denys y la Serpiente de Encaje es un detalle colorido que no es, sin embargo, algo respaldado por los registros. Muchos del consejo privado estaban fuera de Duskendale con la Mano, y muchos estaban en contra del plan de Lord Tywin basándose en que tal ataque podría ciertamente llevar a Lord Darklyn a asesinar al Rey Aerys. “Tal vez si, o tal vez no”, está asentado que respondió Tywin Lannister, “pero si lo hace, tenemos un mejor rey aquí mismo”: luego levantó la mano para señalar al Principe Rhaegar.

Los eruditos han debatido desde entonces sobre la intención de Lord Tywin. ¿Creía que Lord Tywin desistiría? ¿O esperaba, realmente, y tal vez quería ver morir a Aerys asi el Príncipe Rhaegar podría sentarse en el Trono de Hierro? Nadie lo sabrá nunca, gracias al coraje de Ser Barristan Selmy de la Guardia Real. Ser Barristan se ofreció para entrar a la ciudad en secreto, encontrar el camino a Fuerte Dun y poner a salvo al rey. Selmy había sido conocido como Barristan el Bravo desde su juventud, pero esta era una bravura que Tywin Lanniste sintió rozar la locura. Aun asi, tanto era el respeto por la proeza y el coraje de Ser Barristan que le dio un dia para intentar su plan antes de tomar Dunkensdale por la fuerza. Las canciones del atrevimiento de Ser Barristan para rescatar al rey son muchas, y, aunque suene raro, los bardos difícilmente pueden mejorarla. Ser Barristan escaló ciertamente las murallas sin ser visto sin más que sus manos. , y se disfrazó de un peticionario encapuchado mientras iba camino a Fuerte Dun. Es cierto también que se las arregló para escalar los muros de Fuerte Dun, matando a un guardia en las almenas antes de qe pudiera dar la voz de alarma. Entonces, con sigilo y coraje, encontró el camino al calabozo donde estaba prisionero el rey. Para cuando tenía a Aerys fuera del calabozo, de cualquier manera, la ausencia del rey se había notado, y el ruido y los gritos se oyeron. Y entonces la verdadera amplitud del heroísmo de Ser Barristan fue revelado, ya que en lugar de rendirse él o a su rey, se plantó y luchó. Y no solo luchó sino que golpeó primero, enfrentando al compañero y maestro de armas de Lord Darklyn, Ser Symon Hollard, y a un par de guardias desprevenidos, y matándolos a todos, y vengando así la muerte de su hermano juramentado, Ser Gwayne Gaunt de la Guardia Real, quien había muerto a manos de Hollard. Corrió a los establos abriendose paso con la espadaa través de quien trató de interferir, y ambos fueron capaces de cabalgar fuera de Fuerte Dun antes de que pudieran cerrar las puertas del castillo. Luego la salvaje cabalgata a través de las calles de Duskendale y la carrera a las murallas mientras los arqueros de Lord Tywin trataban de despejar el camino de defensores. Cuando el rey escapó y estuvo a salvo, a Lord Darklyn no le quedó más que rendirse, pero era dudoso que supiera la terrible venganza que planeaba el rey. Cuando Darklyn y su familia se presentaron ante él, encadenados, Aerys demandó sus muertes, y no solo la de los parientes cercanos de Darklyn sino también la de sus tios y tias y aun parientes lejanos en Duskendale. Hasta sus parientes los Hollard, fueron alcanzados y destruidos. Solo se salvó el joven sobrino de Ser Symon, Dontos Hollard, y solo porque Ser Barristan pidió esa piedad como bendición, y el rey a quien había salvado no pudo negarselo. En lo que respecta a Lady Serala, su muerte fue la mas cruel. Aerys hizo que le sacaran la lengua a la Serpiente de Encaje y le arrancaran sus partes femeninas antes de ser quemada viva (aunque sus enemigos dicen que debería haber sufrido más y peor por la ruina que había hecho caer sobre el pueblo). La cautividad en Duskendale había destruido cualquier sanidad mental que hubiera quedado en Aerys II Targaryen. Desde ese día la locura del rey reinó desenfrenadamente, haciéndose peor con cada año que pasaba. Los Darklyns habían osado poner las manos sobre su persona, empujarlo duramente, arrancando sus vestiduras reales, y hasta osando pegarle. Luego de su liberación el Rey Aerys no pudo dejar que nadie más lo tocara, ni siquiera sus propios sirvientes. Sin cortar y sin lavar, su pelo se volvió aun más largo y más enredado mientras sus uñas se alargaron y se engrosaron en grotescas garras. Prohibió cualquier acero en su presencia, salvo las espadas portadas por su Guardia Real, juramentados protectores. Sus juicios se volvieron más rudos y crueles.

Una vez que volvió a Desembarco del Rey, Su gracia se negó a dejar la Fortaleza Roja bajo ningún concepto y permaneció como un prisionero virtual en su propio castillo durante los siguientes cuatro años, tiempo durante el cual se volvió aun más cauteloso de quienes lo rodeaban, de Tywin Lannister en particular. Sus sospechas se extendían hasta a su propio hijo y heredero. El Principe Rhaegar, estaba convencido, había conspirado con Tywin Lannister para hacer que lo asesinaran en Dunkesdale. Ellos habían planeado atacar las murallas para que Lord Darklyn lo matara, despejando el camino para que Rhaegar se sentara en el Trono de Hierro y se casara con la hija de Lord Tywin. Determinado a evitar que esto ocurriera, el Rey Aerys volvio a otro amigo de su infancia, llamando a Steffon Baratheon de Bastión de Tormentas y nombrándolo para el consejo privado. En el 278DC, el rey envió a Lord Steffon a través del Mar Angosto en una misión al Viejo Volantis, para buscar una esposa adecuada para Rhaegar, “una doncella de noble cuna y antiguo linaje valyrio”. Que Su Gracia encargara esta tarea al Señor de Bastión de Tormentas en lugar de a su Mano o Rhaegar mismo, dice mucho. Los rumores eran abundantes de que Aerys planeaba hacer a Lord Steffon su nueva Mano, cuando completara satisfactoriamente su misión, y de que Tywin Lannister estaba a punto de ser removido de su oficina, arrestado y juzgado por alta traición. Y había muchos señores encantados con ese panorama. Sin embargo, los dioses tenían otros planes. La misión de Steffon Baratheon acabó fallando, y en su regreso de Volantis, su barco naufragó y se hundió en la Bahía de los Naufragios, a la vista de Bastión de Tormentas. Lord Steffon y su esposa se ahogaron mientras sus dos hijos mayores miraban desde las murallas del castillo. Cuando las palabras sobre lo ocurrido llegaron a Desembarco del Rey, el Rey Aerys tuvo un ataque de ira y dijo que de alguna manera el Gran Maestre Pycelle y Tywin Lannister habían adivinado sus reales intenciones y arreglado el asesinato de Lord Baratheon. “Si lo destituyo como Mano, me matará también” le dijo el rey al Gran Maestre. En los años que siguieron, la locura del rey se hizo más profunda. A pesar se que Tywin Lannister seguía siendo la Mano, Aerys no se reunia más con el salvo que estuvieran presente sus siete guardias de la Guardia Real: Convencido de que el pueblo llano y los lores conspiraban contra su vida y temiendo que la Reina Rhaella y el Principe Rhaegar fueran parte de esos complots, cruzó el Mar Angosto hasta Pentos e importó un eunuco llamado Varys para servirle como maestro espía, razonando que solo un hombre sin amigos ni familia o lazos en Poniente podria realmente ser de confianza. La Araña, como pronto le llamó el pueblo llano de su reino, uso el oro de la corona para crear una vasta red de informantes. Por el resto del reinado de Aerys, el se agacharia a un lado del rey, susurrando en su oido. Tras lo sucedido en Dunkesdale, el rey también comenzó a mostrar signos de una creciente obsesión por el fuego valyrio, similar al que había embrujado a varios de sus antepasados. Lord Darklyn nunca habría osado desafiarlo si él hubiera sido un jinete de dragón, razonaba Aerys. Sus intentos de hacer nacer dragones de huevos hallados en las profundidades de Rocadragón (algunos tan viejos que se havían vuelto piedra) sin embargo, condujeron a la nada. Frustrado, Aerys buscó a los Sapiencias del antiguo Gremio de los Alquimistas, que conocían el secreto para producir la volátil sustancia verde conocida como fuego salvaje, que se decía era un primo hermano del fuego de dragón. Los piromantes se volvieron una figura común en la corte a medida que la fascinación del rey por el fuego crecía. Para el 280DC, Aerys habia pasado a quemar traidores, asesinos, y conspiradores, antes que colgarlos o decapitarlos. El rey parecia sentir gran placer con esas fieras ejecuciones, que eran presididas por el Sapencia Rossart, el gran maestre del

Gremio de los Alquimistas…tanto que le granjeó a Rossart el título de Señor y le dio un sillón en el consejo privado. La locura creciente de Su Gracia se había vuelto inconfundible para esa época. Desde Dorne hasta el Muro se referían a Aerys II como el Rey Loco. En Desembarco del Rey era llamado el Rey Costra, por la cantidad de veces que se había cortado él mismo con el Trono de Hierro. Aunque con Varys la Araña y sus pajaritos escuchando, decir estos pensamientos en voz alta se había vuelto muy peligroso. Mientras tanto, el Rey Aerys se había vuelto más desligado de su hijo y heredero. En el comienzo del año 279DC, Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón, fue comprometido formalmente con la Princesa Elia Martell, la delicada hermana de Doran Martell, Príncipe de Dorne. Se casaron el año siguiente, en una fastuosa ceremonia en el Septo de Baelor, en Desembarco del Rey, pero Aerys no asistió. Dijo al consejo privado que temia un atentado contra su vida si dejaba los confines de la Fortaleza Roja, aun con la Guardia Real protegiéndole. Tampoco permitió que su hijo menor, Viserys, fuera a la boda de su hermano. Cuando el Principe Rhaegary su nueva esposa eligieron a Rocadragón como su residencia en lugar de la Fortaleza Roja, los rumores corrieron como pólvora a lo largo de los Siete Reinos. Algunbos decían que el principe planeaba deponer a su padre y tomar el Trono de Hierro para sí mismo, mientras que otros decían que el Rey Aerys planeaba desheredar a Rhaegar y nombrar heredero a Viserys en su lugar. Ni siquiera el nacimiento de la primera nieta del Rey Aerys, una niña llamada Rhaenys, nacida en Rocadragón en el 280DC, sirvió para reconciliar padre e hijo. Cuando el Principe Rhaegar volvio a la Fortaleza Roja a presentar su hija a sus propios madre y padre, la Reina Rhaella abrazó calidamente a la bebé, pero el Rey Aerys se negó a tocar o sostener a la niña, y se quejó de que “olia a Dorniense”. Mientras tanto, Lord tywin Lannister continuó sirviendo como Mano del Rey. “Lord Tywin se ve tan grande como Roca Casterly”, escribió el Gran Maestre Pycelle, “y jamás un rey tuvo una Mano tan capaz y diligente.” Aparentemente seguro en su oficina luego de la muerte de Steffon Baratheon, Lord Tywin llego tan lejos como para traer a su bella joven hija Cersei a la corte. Sin embargo, en el 281DC, el viejo caballero de la Guardia Real Harlan Grandison murió mientras dormía, y el inestable acuerdo entre Aerys II y su Mano finalmente se quebró cuando Su Gracia eligió ofrecer la capa blanca al hijo mayor de Lord Tywin. A los quince, Ser Jaime Lannister ya era caballero, un honor que había recibido de manos de Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer, a quien muchos en el reino consideraban el guerrero más caballeroso. Jaime había ganado el grado de caballero durante la campaña de Ser Arthur contra los proscritos conocidos como la Hermandad del Bosque Real, y nadie dudaba de su valor. De cualquier forma, Ser Jaime también era el heredero de Lord Tywin, y cargaba con todas sus esperanzas para la perpetuación de la Casa Lannister, ya que su otro hijo era el enano deforme Tyrion. Es más, la Mano había estado en el medio de una negociación para un ventajoso casamiento para Ser Jaime cuando el rey le informó de su elección. De un plumazo, el Rey Aerys había privado a Lord Tywin de su heredero elegido y hecho parecer a él tonto y falso.

El Rey Aerys II condena a los Darklyn No obstante, el Gran Maestre Pycelle nos cuenta que cuando Aerys II anunció el nombramiento de Ser Jaime desde el Trono de Hierro, su caballero cayó sobre una rodilla y agradeció al rey por el gran honor mostrado a su casa. Entonces, diciendo estar enfermo, Lord Tywin solicitó al rey retirarse como Mano. El Rey Aerys estaba encantado forzándolo. Lord Tywin, en consecuencia, entregó su cadena de la oficina y se retiró de la corte, volviendo a Roca Casterly con su hija. El rey lo reemplazó como Mano por Lord Owen Merryweather, un añoso y amigable adulador famoso por reir ruidosamente cada broma y humorada soltada por el rey, no importa cuan mala fuera. De ahí en más, dijo Su Gracia a Pycelle, el reino sabría que ciertamente el hombre que llevaba la corona era el que gobernaba los Siete Reinos. Aerys Targaryen y Tywin Lannisterse habían conocido como niños, peleado y sangrado juntos en la Guerra de los Reyes Nuevepeniques, y gobernado los Siete Reinos juntos por cerca de veinte años, pero en el 281DC su larga sociedad que había probado ser tan fructífera para el reino, llegó a un amargo final. Poco después, Lord Walter Whent anunció sus planes para un gran torneo a desarrollarse en su asentamiento de Harrenhal, para celebrar el Dia del Nombre de su hija doncella. El Rey Aerys eligió este evento para hacer la investidura formal de Ser Jaime Lannister como caballero de la Guardia Real…y esto puso en movimiento los eventos que terminarían en el fin del reinado del Rey Loco y escrito el final del largo reinado de la Casa Targaryen en los Siete Reinos.

LA CAÍDA DE LOS DRAGONES

El Principe Rhaegar presentandole la corona de rosas de invierno a Lyanna Stark.

EL AÑO DE LA FALSA PRIMAVERA EN LAS CRÓNICAS de Poniente, el año 281DC es conocido como el Año de la Falsa Primavera. El invierno había sido crudo y muy frio durante casi dos años, pero ahora por fin la nieve se estaba derritiendo, el bosque estaba volviéndose verde nuevamente, los días se alargaban. Y, aunque los cuervos blancos aún no habían volado, había muchos hombres, incluso en la Ciudadela de Pueblo Viejo que creían que el fin del invierno estaba cerca. Como soplaban vientos cálidos del sur, señores y caballeros de todos lados de los Siete Reinos comenzaron a dirigirse hacia Harrenhal para competir en el gran torneo que Lord Whent había organizado. El torneo prometía ser la competencia más grande y majestuosa desde los tiempos de Aegon el Improbable. Sabemos mucho acerca de los acontecimientos que se dieron lugar durante el torneo, debido a la extensa documentación, cartas y el testimonio de varios cronistas. Pero todavía quedan muchas cosas por saber y que nunca sabremos. Porque mientras los grandes señores de los siete reinos competían en el torneo, otros juegos mucho más peligrosos se estaban jugando en los salones del maldito castillo negro de Harren. Muchos cuentos se han contado en torno al evento de Lord Whent: cuentos de tramas políticas y conspiraciones, traiciones y rebeliones, infidelidades y asignaciones, secretos y misterios. La verdad es conocida solo por unos pocos, muchos de los cuales han pasado el valle de los mortales y los que quedan deben mantener cuidadosamente su lengua quieta para no hablar de más. Por lo tanto la historia que se narrara a continuación es un estudio realizado a consciencia y se pone especial cuidado en separar la realidad de la fantasía, de trazar una línea divisoria entre lo que se sabe, lo que simplemente se sospecha y lo que se rumorea. Esto es lo que sabemos: el torneo se anunció hacia finales del año 280DC por Lord Whent, señor de Harrenhal, no mucho tiempo después de la visita de su hermano menor Ser Oswell Whent, miembro de la guardia real. Que este evento seria magnifico, de eso no tenía ninguna duda Lord Whent, los premios que ofrecía eran tres veces más grandes que los que se ofrecieron en el gran torneo de Lannisport organizado por Lord Tywin en el 272DC, torneo que fue organizado en honor a los diez años que llevaba Aerys II gobernando en el trono de hierro. La mayoría tomo este hecho como un intento de Lord Whent por demostrar el esplendor de su casa y que poseía más riquezas que la anterior mano. Había algunos, sin embargo, que consideraban que esto era un ardid, Lord Whent definitivamente no contaba con los fondos suficientes para pagar semejantes premios. Algunos argumentaban que había otra persona detrás de Whent que era quien en realidad estaba ofreciendo los generosos premios, alguien con suficiente oro en su poder, pero que por alguna razón prefería permanecer en las sombras para dejarle la gloria del magnífico evento a Lord Whent. No tenemos pruebas de que alguna “sombra encubierta” estuviera detrás de la organización del torneo y, no la tenemos hoy en día, pero eso es lo que se creía en aquel entonces y, lo que algunos aun hoy siguen creyendo. Pero... ¿y si en verdad había una sombra benefactora detrás de todo el torneo de Harrenhal?, ¿Por qué mantenerse en secreto? Muchos nombres se han propuesto para esta sombra, pero solo uno parece verdaderamente convincente: Rhaegar Targaryen, el príncipe de Roca Dragón.

Si crees en esta historia entonces consideras que Rhaegar fue quien le propuso a Lord Whent celebrar el torneo, utilizando como intermediario a su hermano pequeño Ser Oswell. Rhaegar le proporciono a Whent el oro y el dinero suficiente para hacer que los premios fueran incluso más esplendidos con el fin de atraer a la mayor cantidad de grandes señores y caballeros a Harrenhal como fuera posible. El propósito de Rhaegar no era realizar un torneo, sino el de atraer a los más grandes señores del reino para que, de una forma de consejo informal, tratar el tema de la locura de su padre, el rey Aerys II, probablemente discutir alguna forma de que el rey abdicara o dejara una regencia en su nombre. Si este era el verdadero propósito detrás del torneo, Rhaegar Targaryen se exponía a un juego por demás peligroso. Aunque muy pocos dudaban de la insanidad de Aerys, mucho aún tenían buenas razones para que este se quedara todavía en el trono. Muchos consejeros y cortesanos habían ganado gran parte de sus riquezas y poderío por caprichos del rey y sabían perfectamente que podían perderlo todo si el príncipe Rhaegar llegaba al poder. El rey loco podía ser salvajemente cruel, como se ve claramente en el hecho de que quemara vivos a aquellos que el percibía como sus enemigos, pero también podía ser extravagante y beneficiar enormemente a aquellos que hombres que lo agraciaban con regalos, solía darles tierra, poderes y oro, mucho oro. Por tal razón aquellas personas que rodeaban a Aerys y se verían perjudicadas si este abdicaba al trono aprovechaban cualquier oportunidad para hablar mal de Rhaegar e enfundar sospechas en el padre sobre el hijo. Los principales partidarios del rey loco, eran tres señores de su consejo: Qarlton Chelsted, maestro de la moneda, Lucerys Velaryon, maestro de los buques, y Symond Staunton, maestro de las leyes. El eunuco Varys, consejero de los rumores, y Sapiencia Rossart, gran maestro del Gremio de Alquimistas, también disfrutaban de la confianza del rey. El apoyo a Rhaegar vino de los miembros más jóvenes de la corte incluyendo a Lord Jon Connington, Ser Myles Mooton de pozo de la doncella y Ser Richard Lonmouth. Los Dornienses que habían llegado a la corte con la princesa Elia también se mostraban a favor del príncipe, principalmente el príncipe Lewyn Martell, el tío de Elia, y un hermano juramentado de la guardia real. Pero el más formidable de todos los aliados de Rhaegar sin duda fue Ser Arthur Dayne, la espada del amanecer. Para el Gran Maestre Pycelle y Lord Owen Merryweather, la mano del rey, cayo la para nada envidiable tarea de mantener la paz entre estas dos facciones, de esta forma su rivalidad se iba acrecentando cada vez más. En una carta a la ciudadela Pycelle escribió que la situación en la fortaleza roja le hacía acordar a la enemistad que se había vivido hace casi un siglo antes durante la Danza de los Dragones cuando la enemistad entre la reina Alicent y la princesa Rhaenyra habían dividido al reino en dos. Pycelle advirtió que un final parecido podía ocurrir sino se llegaba a un acuerdo entre los partidarios del rey y los del príncipe. Cualquier rumor, circunstancia o hecho que pudiera comprobar que Rhaegar conspiraba en contra de su padre hubiese bastado para que los partidarios del rey Aerys planearan su caída. De hecho algunos miembros de la corte del rey habían ido tan lejos como para sugerirle que desheredara a su hijo considerándolo “desleal” y, que en su lugar le diera el trono a su hermano más chico. El príncipe Varys no tenía más que 7 años de edad y si él ocupaba el trono evidentemente necesitaría una regencia, regencia que obviamente ellos se encargarían de ejercer. Con este clima no era de extrañar que el torneo organizado por Lord Whent diera lugar a sospechas, Lord Chelsted le sugirió a su gracia que prohibiera el torneo, y Lord Staunton fue aún más lejos sugiriendo que prohibiera todo tipo de torneo.

Estos eventos contaban con una gran aceptación popular y sin embargo cuando Lord Merryweather le advirtió a Aerys que si prohibía el torneo solo conseguiría que su imagen se volviera todavía más impopular, el rey escogió su propio consejo y anuncio que asistiría al torneo. Esta sería la primera vez que Aerys II abandonaba la fortaleza roja desde el desafío de valle oscuro. El razonamiento de su gracia se basaba indudablemente en que sus enemigos no se atreverían a conspirar en frente de sus narices. El Gran Maestre Pycelle nos dice que Aerys decidió asistir al torneo, porque consideraba que su presencia en un evento popular conseguiría aplacar un poco los ánimos y conseguir de nuevo el amor de su pueblo. Si esta fue la verdadera intención del rey, cometió un grave error, su presencia en el torneo de Harrenhal hizo que la concurrencia fuera mayor de la esperada, asistieron señores y caballeros de todos los rincones del reino, muchos de los que fueron se horrorizaron al ver en lo que se había convertido su monarca. Aerys tenía largas uñas amarillas, barba enmarañada y largas hebras de pelo plateado sucio, sin lavar, esta imagen hizo que la locura del rey fuera evidente para todos. Tampoco era un misterio para nadie la locura del monarca, todos habían escuchado que el comportamiento de Aerys podía pasar de la alegría a la melancolía en un abrir y cerrar de ojos, muchos de los relatos que se cuentan en Harrenhal hablan sobre su risa histérica, de sus interminables llantos, de sus largos silencios y sus rabias repentinas. Pero por encima de todo Aerys se mantenía en una constante alerta, sospechaba de todos: sospechaba de su hijo, el príncipe heredero, Rhaegar Targaryen, sospechaba de su ejército, Lord Whent… sospechaba de cada caballero que había asistido para competir en el torneo, sospechaba incluso de aquellos que no habían asistido al evento, pero del que más sospechaba era de su ex mano, Lord Tywin Lannister, señor de Roca Casterly. En la ceremonia de apertura del torneo, el Rey Aerys hizo una gran demostración pública de Ser Jaime Lannister, quien llevaría la envestidura de ser miembro juramentado de la guardia real. El joven dijo sus votos frente al pabellón real, de rodillas, sobre la hierba verde, su armadura blanca relucía entre las de los otros caballeros. Cuando Ser Gerold High Tower lo levanto y puso sobre sus hombros la capa blanca sobre sus hombros un rugido ensordecedor se escuchó desde la multitud, Ser Jaime era muy admirado por su coraje, valentía y destreza con la espada, sobre todo en las tierras del oeste. Aunque Tywin se negó a asistir al combate, docenas de sus vasallos y cientos de caballeros estuvieron y lanzaron ovaciones al miembro más joven de la guardia real. El rey estaba contento, en su locura creía que la multitud lo estaba animando a él. Sin embargo y pese a esto Aerys comenzaba a tener ciertas dudas con respecto a su nuevo protector. El creía que tener a Jaime en la guardia real era una forma de humillar a su viejo amigo Tywin Lannister, eso es lo que nos cuenta el Gran Maestro Pycelle. El problema se presentó cuando el rey se dio cuenta que tendría al hijo de Tywin a su lado con una espada día y noche, la idea lo asusto tanto que no podía comer ni beber nada. Pycelle relata que Aerys solicito la presencia de Ser Jaime (sentado en cuclillas sobre su orinal, aunque no podemos decir a ciencia cierta si este feo detalle sea cierto o solo un detalle agregado al cuento) y le ordeno que regresara a desembarco del rey para proteger a la reina Rhaella y al príncipe Viserys que no habían asistido al torneo. Ser Gerold Hightower se ofreció a ir en lugar de Jaime pero Aerys se negó.

El rey Loco, Aerys II Para el joven caballero que esperaba poder lucirse en el torneo este abrupto exilio fue una gran decepción. No obstante, Ser Jaime se mantuvo fiel a sus votos, se puso en marcha hacia la fortaleza roja y no participo de ningún otro torneo de Harrenhal, salvo en los de la mente del rey loco. Durante siete días todos los grandes señores y excelentes caballeros de los siete reinos se dieron justa con la lanza y la espada en los campos debajo del castillo de Harrenhal, por la noche, vencedores y vencidos se daban cobijo por igual en el salón de las cien chimeneas. Muchas canciones e historias se cuentan sobre aquellos días y cenas, algunas incluso, son verdaderas, pero no es nuestro propósito el relatar cada una de

ellas, nada más lejos de eso, esa tarea estaremos encantados de dejársela a los bardos. Sin embargo hay dos incidentes que no se deben tomar por alto debido a las consecuencias que tuvieron. El primero fue el de la aparición de un caballero misterioso, un hombre delgado, joven en cuya armadura se podía apreciar un árbol blanco, un arciano, tallado formando una mueca, que parecía una sonrisa, esto le valió el apodo de el caballero sonriente. El rey Aerys II, no estaba muy seguro con el misterio de un caballero sonriente, estaba totalmente convencido que la sonrisa del árbol que el caballero presentaba en su armadura se estaba riendo de él, y sin más pruebas que esas decidió que el caballero era Ser Jaime Lannister, el miembro más reciente de su guardia real, creía que Jaime había desafiado sus órdenes y vuelto al torneo, esto era lo que gritaba furioso a cualquiera que lo oyera. Loco como estaba mando a los miembros de la guardia real a que desafiaran al misterioso caballero en las justas que se desarrollarían a la mañana siguiente, su intención era derrotarlo, desenmascararlo y que todos vieran al traidor. Mas sin embargo, a la mañana siguiente el caballero misterioso ya no estaba, Aerys creyó que lo habían traicionado y que alguien le había avisado y este había tenido la oportunidad de huir. Finalmente el príncipe Rhaegar se corono como campeón del torneo, sorprendiendo a todos, porque generalmente el príncipe de la corona no participa de los torneos, Rhaegar derroto a todos sus enemigos, incluyendo cuatro caballeros de la guardia real. En el enfrentamiento final desmonto a Ser Barristan Selmy que era considerado como el mejor en manejar la lanza en todos los siete reinos, de esta forma Rhaegar gano la corona de laureles. Los vítores de la multitud decían que eran ensordecedores, pero el rey Aerys no se unió a ellos, lejos de estar orgulloso de su hijo, de su heredero, se vio amenazado. Lord Chelsted y Lord Staunton avivaban esas sospechas diciendo que Rhaegar había reunido a los grandes señores para que apoyara su causa, que él era un guerrero joven, valeroso como no se veía ninguno desde la época de Aegon el conquistador. Y cuando el príncipe triunfante le otorgo la corona de rosas azules a Lyanna Stark nombrándola reina del amor y la belleza los consejeros de Aerys no perdieron el tiempo en aconsejarle que Rhaegar pretendía sentar en el trono de hierro a un norteño, ¿Qué otra razón sino habría para que le diera la corona a una chica de fama indomable y salvaje y a su esposa, la cual se encontraba presente? Staunton le sugirió al rey que este comportamiento solo pretendía agraciarse con los Stark y ponerlos de su lado en una rebelión en su contra. Sin embargo si esto era así, ¿por qué los hermanos de Lyanna se veían tan angustiados con respecto al hecho de que el príncipe le hubiera otorgado semejante honor? Brandon Stark, heredero de invernalia, tuvo que ser contenido para que no se enfrentara a Rhaegar, consideraba un desaire al honor de su hermana el atrevimiento del príncipe además Lyanna estaba desposada con Robert Baratheon, señor de bastión de tormentas. Eddard Stark, hermano menor de Brandon y amigo íntimo de Robert se encontraba más tranquilo, pero no por eso contento, en cuanto a Robert algunos dicen que se rio alegando que el príncipe no había hecho más que hacer honor a la belleza de Lyanna. Mas sin embargo los que lo conocían aseguran que solo mantuvo la fachada pues se encontraba frente al heredero de Roca Dragón, pero que desde ese día su corazón guardo un enorme resentimiento hacia el príncipe.

Y así con este simple gesto de otorgar una corona de rosas azules, Rhaegar daría comienzo a una danza que desgarraría al reino y que provocaría su muerte y la de miles más y, daría de esta forma un nuevo rey al trono de hierro. La falsa primavera del año 281DC, duro menos de lo esperado, mientras el año finalizaba el invierno volvía a acercarse a poniente como una venganza. El último día del año, la nieve empezó a caer sobre desembarco del rey, una corteza de hielo cubría el Aguasnegras. La nevada continúo por al menos una quincena provocando que incluso el Aguasnegras se congelara, como así también las casas y castillos. Mientras los helados vientos azotaban a la ciudad, el rey Aerys II acuso a sus piromantes de atraer al invierno sobre la ciudad con sus magias oscuras. Fuegos verdes ardían alrededor de la fortaleza durante lunas enteras para intentar mantener el enorme lugar caliente. El príncipe Rhaegar no estaba en la fortaleza para mirarlo, tampoco estaba en Roca Dragón con la princesa Elia y su hijo Aegon. Con la llegada del nuevo año, el príncipe heredero se encontraba en la carretera con media docena de hombres a diez leguas de Harrenhal, Rhaegar iba camino a Invernalia, donde tomaría a la joven Lyanna Stark y provocaría un fuego que consumiría su casa, sus familiares y a todos aquellos a los que amaba. Pero esa es historia por demás conocida como para repetirla aquí.

Rhaegar Targaryen, Príncipe de Roca Dragón.

LA REBELIÓN DE ROBERT DESPUES DE QUE el Principe Rhaegar secuestrara a Lyanna Stark llegó la ruina de la Casa Targaryen. La severidad de la locura del Rey Aerys seria eventualmente revelada cuando tomó acciones depravadas en contra de Lord Stark, su heredero, y sus partidarios después de que esto demandaran un reparación por el daño que Rhaegar había causado. En vez de concederles una audiencia justa, el Rey Aerys los mandó asesinar de una forma brutal, tras estos asesinatos le ordenó que Lord Jon Arryn ejecutara a sus antiguos pupilos, Robert Baratheon y Eddad Stark. Ahora, muchos concuerdan en la Rebelión de Robert en realidad se inició con la negativa de Lord Arryn a matarlo y cuando valerosamente convocó a sus abanderados a pelear. Mas sin embargo no todos los vasallos estuvieron de acuerdo con esta decisión, pues la misma implicaba desobedecer abiertamente una orden del rey. Esto provoco, una pelea interna que como objetivo tenia derrocar a Lord Arryn. Los combates pronto se extendieron por los siete reinos como fuego Valyrio, muchos señores y caballeros tomaron partido ya que querían derrocar al rey Aerys y consideraban esta rebelión como una buena oportunidad. Muchos de los participantes de estas batallas hoy en día siguen con vida por eso ellos pueden hablar con mayor claridad de lo que sucedió allí y no yo, que no participe. Por lo tanto dejo a los sobrevivientes de esa batalla el honor de contar lo que sucedió durante la rebelión de Robert. Pues lejos está de mi querer ofender a los que aún se mantienen con vida con relatos inexactos o imperfectos de los acontecimientos o, por error alabar a aquel que es considerado indigno. Así que en vez de eso me limitare a contar la historia del caballero y el Lord que logro sentarse en el trono de hierro al final, reparando en cómo se destruía el reino por la locura de un monarca.

El Rey Robert Baratheon, el Primero de su Nombre.

Robert Baratheon demostró ser un intrépido e indomable guerrero a medida que más y más hombres se congregaban bajo su estandarte. Fue el primero en asaltar los muros de Puerto Gaviota cuando Lord Grafton alzó su pendón a favor de los Targaryen, y desde allí zarpó a Bastión de Tormentas para convocar a sus banderizos, arriesgándose a que la flota real lo capturara. No todos acudieron de buena gana: la Mano de Aerys, Lord Merryweather, animó a algunos señores de las Tierras de Tormentas a levantarse contra Lord Robert. Sin embargo, su intento se reveló infructuoso tras las victorias de Lord Robert en Refugio Estival, donde ganó tres batallas en un único día. Los hombres que tan rápido había reunido derrotaron primero a Lord Grandison y luego a Lord Cafferen, y Robert partió para matar a Lord Fell en combate singular, antes de capturar a su célebre hijo Hacha de Plata. A Lord Robert y los señores de las tormentas les aguardaban más victorias mientras marchaban para unir fuerzas con Lord Arryn y los norteños que apoyaban su causa. Especialmente conocida, y con razón, es la gran victoria de Robert en Septo de Piedra, también conocida como “La Batalla de las Campanas“, en la que mató al célebre Ser Myles Mooton—escudero del príncipe Rhaegar—y a cinco hombres más, y en la que también habría podido acabar con la nueva Mano, Lord Connington, si la contienda hubiera llegado a reunirlos. La victoria significó la entrada de las Tierras de los Ríos en el conflicto, tras el matrimonio de las hijas de lord Tully con los señores Arryn y Stark. Esos triunfos dejaron las fuerzas reales desorientadas y dispersas, aunque hicieron lo que pudieron por reagruparse. Enviaron a la Guardia Real a recuperar lo que quedaba de la hueste de Lord Connington, y el príncipe Rhaegar regresó del sur para tomar el mando de los ejércitos que acaban de reclutarse en las Tierras de la Corona. Y, tras una victoria parcial en Vado Ceniza que obligó a Robert a retirarse, las Tierras de Tormentas quedaron abiertas para Lord Tyrell. Sirviéndose de toda su fuerza, los señores del Dominio barrieron cualquier resistencia y sometieron a asedio Bastión de Tormentas. Poco después, la poderosa flota de lord Paxter Redwyne se unió a la hueste desde el Rejo y completó el asedio por mar y por tierra, situación que se prolongó hasta el final de la guerra. Desde Dorne acudieron diez mil lanceros en defensa de la princesa Elia: cruzaron por Sendahueso y marcharon a Desembarco del Rey para fortalecer el ejército que Rhaegar estaba reuniendo. Los que vivieron aquellos días en la corte cuentan que la conducta de Aerys era errática. No confiaba en nadie excepto en la Guardia Real, y aun así, no totalmente, pues mantenía a ser Jaime Lannister junto a él a todas horas como rehén contra su padre. Cuando el príncipe Rhaegar marchó hacia el Tridente por el Camino Real, lo acompañaban, salvo uno, todos los miembros de la Guardia Real que quedaban en Desembarco del Rey: Ser Barristan el Bravo, Ser Jonothor Darry y el príncipe Lewyn de Dorne. Este último tomó el mando de la tropa dorniense que había enviado su sobrino, el príncipe Doran, aunque se dice que solo la lideró por las amenazas del Rey Loco, que temía que los dornienses tuvieran intención de traicionarlo. El joven Ser Jaime Lannister fue el único que se quedó en Desembarco del Rey. Se ha escrito y hablado mucho de la famosa batalla del Tridente, pero lo que todo el mundo sabe es que los dos ejércitos se encontraron en la encrucijada que desde entonces se llamaría Vado Rubí, por los rubíes que se desprendieron de la armadura del príncipe Rhaegar. Los oponentes estaban equilibrados: las fuerzas de Rhaegar contaban con unos cuarenta mil hombres, de los cuales una décima parte eran caballeros. Los rebeldes disponían de menos hombres, pero sus soldados se habían curtido en más batallas, mientras que gran parte de las fuerzas de Rhaegar eran novatas e inexpertas.

La contienda en el vado fue encarnizada y se perdieron muchas vidas en la refriega. Ser Jonothor Darry murió en medio del conflicto, y también el príncipe Lewyn de Dorne. Pero la muerte más importante estaba aún por llegar. La batalla rugía alrededor de Lord Robert y del príncipe Rhaegar y, ya fuera por la voluntad de los dioses o por casualidad, o acaso de manera intencionada, se encontraron en los bajos del vado. Según todos los relatos, los dos caballeros lucharon con valor sobre los corceles, pues, pese a sus crímenes, el príncipe Rhaegar no era ningún cobarde. En medio del combate, el príncipe dragón hirió a Lord Robert, pero al final se sobrepusieron la tremenda fuerza del Baratheon y su sed de vengar la deshonra que había sufrido su prometida secuestrada. La maza de Robert dio en el blanco y se hundió en el pecho de Rhaegar, y los costosos rubíes que relucían en la coraza del príncipe se esparcieron por el agua. Algunos hombres de los dos bandos detuvieron la lucha al momento y se arrojaron al río de un salto para recuperar las piedras preciosas. Y la derrota se extendió rápidamente entre los regalistas, a medida que sus soldados emprendían la huida del campo de batalla. Las heridas de Lord Robert le impidieron salir tras ellos y dejó la persecución en manos de Lord Eddard Stark, pero Robert demostró su caballerosidad al negarse a permitir que Ser Barristan, gravemente herido, fuera ejecutado. En lugar de eso, envió a su propio maestre a atender al formidable caballero. De esta forma se ganó el futuro rey la fiera devoción de amigos y aliados, pues pocos hombres han sido jamás tan generosos y compasivos como Robert Baratheon.

EL FIN LOS PÁJAROS VOLABAN y los mensajeros se apresuraron a transmitir la victoria de Vado Rubí. Cuando la noticia llegó a la Fortaleza Roja, se dice que Aerys maldijo a los dornienses, convencido de que Lewyn había traicionado a Rhaegar. Envió a Rocadragón a su esposa embarazada, la reina Rhaella, y a su hijo menor y nuevo heredero, Viserys, pero la princesa Elia fue obligada a permanecer en Desembarco del Rey junto con los hijos de Rhaegar como rehenes contra Dorne. Tras haber quemado vivo a Lord Chelsted, su anterior mano, por aconsejarlo mal durante la guerra, Aerys nombró a otro para el cargo: el alquimista Rossart, un hombre de baja cuna con poco que recomendar más allá de llamas o las supercherías. Mientras tanto, dejaron a ser Jaime Lannister al cargo de la defensa de la Fortaleza Roja. Centinelas y caballeros controlaban las murallas, esperando al enemigo. El primer ejército en aparecer portaba el león de Roca Casterly, con lord Tywin a la cabeza, y el rey Aerys ordenó que se abrieran las puertas, nervioso, pensando que al final su viejo amigo y antigua Mano había acudido en su rescate, igual que en la Resistencia del Valle Oscuro. Pero Lord Tywin no había ido allí a salvar al Rey Loco. En esa ocasión, la causa de lord Tywin era la del reino, y estaba decidido a poner fin a un reinado arruinado por la locura. Una vez hubieron traspasado los muros de la ciudad, los soldados asaltaron a los defensores de Desembarco del Rey y la sangre corrió roja por las calles. Un grupo de hombres cuidadosamente elegidos se precipitó a la Fortaleza Roja para asaltar los muros, localizar al rey Aerys y administrar justicia. La Fortaleza Roja cayó pronto, pero, en el caos, el infortunio se cernió sobre Elia de Dorne y sus hijos, Rhaenys y Aegon. Es trágico pensar que la sangre que se derrama en

la guerra pueda pertenecer tanto a los inocentes como a los culpables, y que aquellos que violaron y asesinaron a la princesa Elia escaparan de la justicia. No se sabe quién mató a la princesa Rhaenys en su lecho, o quién aplastó la cabeza del pequeño príncipe Aegon contra un muro. Algunos murmuran que fue una orden del propio Aerys, cuando supo que Lord Lannister se había unido a la causa de Robert, mientras que otros sugieren que fue obra de la misma Elia, por temor a lo que pudiera sucederles a sus hijos en manos de los enemigos de su difunto esposo. La Mano de Aerys, Rossart, fue abatido en una poterna cuando intentaba huir del castillo como un cobarde, y el último en morir fue el propio rey Aerys, a manos del único miembro de la Guardia Real que le quedaba, ser Jaime Lannister. Al igual que su padre, ser Jaime hizo lo mejor para el reino, y acabó con la vida del Rey Loco. Así terminó el reinado de la casa Targaryen y la Rebelión de Robert, la guerra que puso fin a casi trescientos años de gobierno Targaryen y dio paso a una nueva era dorada bajo los auspicios de la casa Baratheon.

LA GLORIOSA REGENCIA DESDE LA CAÍDA de la Casa Targaryen, el reino ha prosperado enormemente. Robert, el Primero de Su Nombre, se hizo cargo de un Poniente fracturado y rápidamente lo sanó de las muchas maldades infligidas por el Rey Loco y su hijo. En su primer acto, el rey tomó por esposa a la mujer más bonita en el reino, Cersei de la Casa Lannister—por consiguiente—concediendo a la Casa Lannister todos los honores que Aerys le había negado. Y aunque todos sabían que Lord Tywin podría haber asumido de nuevo como la Mano, el rey, en su gracia, dio ese cargo a su viejo amigo y protector, Lord Jon Arryn, en cambio. Desde entonces, el sabio y justo Lord Arryn ha ayudado de hecho al rey a pastorear el reino hacia la prosperidad. Pero no se puede decir que el reino de Robert ha sido completamente tranquilo. Seis años después de su coronación, Balon Greyjoy ilegalmente se alzó contra su rey—no por algún daño hecho a él o a su gente, sino meramente por ambición injustificable. Lord Stannis Baratheon, el hermano de Robert, llevó la flota real contra Lord Greyjoy, mientras el propio Rey Robert montó a la cabeza de un poderoso ejército. Grandes acciones fueron realizadas por Rey Robert cuando Pyke fue tomado y dominado. El rey Balon Greyjoy—el pretendiente a la corona de las Islas de Hierro—dobló la rodilla al Trono de Hierro. Y para asegurar su lealtad, su único hijo superviviente se tomó como rehén. Ahora el reino estaba en paz, y lo que prometía la ascensión de Robert al trono ha venido a pasar. Nuestro noble rey ha gobernado durante uno de los veranos más largos en muchos años, lleno de prosperidad y buenas cosechas. Es más, el rey y su querida reina han dado tres dorados herederos al reino para asegurar que la Casa Baratheon reinará suprema por mucho tiempo. Y aunque un falso Rey más allá del Muro se ha declarado recientemente, Mance Rayder es un traidor fugitivo de la Guardia de la Noche, y la Guardia de la Noche siempre ha aplicado una justicia veloz a aquéllos que la han traicionado. Este rey lo logrará nada, igual que todos los otros reyes de los salvajes antes de él. No podrá ser por siempre. Como esta historia ha mostrado, el mundo ha visto muchas edades. Muchos miles de años han pasado desde la Edad del Alba hasta hoy. Los castillos han subido y han caído, igual los reinados.

Los arrendatarios han nacido, crecido para trabajar los campos, y se murieron de vejez, o desgracia, o enfermedad, dejando atrás a los niños para hacer lo mismo. Príncipes han nacido, crecido para llevar una corona, y se murieron en la guerra, o cama, o torneo, dejando atrás reinados grandes, olvidables, o infames. El mundo ha conocido el hielo en la Larga Noche, y el fuego en la Maldición. Desde la Orilla Helada hasta Asshai de la Sombra, este mundo de hielo y fuego ha revelado una rica y gloriosa historia—no obstante hay mucho más para ser descubierto todavía. Si más fragmentos del manuscrito de Maestre Gyldayn son localizados—o si otros tales incomparables tesoros (por lo menos a los ojos de los maestres) —más de nuestra ignorancia podría desvanecerse. Pero una cosa puede decirse con certeza. Mientras los próximos mil años se desplegarán—y miles más allá—muchos más nacerán, y vivirán, y morirán. Y la historia continuará desplegándose, tan extraña y compleja y compilada como mi pluma humilde es capaz de poner aquí. Ningún hombre puede decir con certeza lo que nos depara el destino. Pero quizás, sabiendo lo que ya ha pasado, podemos hacer un esfuerzo para evitar los errores de nuestros antepasados, emular sus éxitos, y crear un mundo más armonioso para nuestros niños y sus niños, para las futuras generaciones. En nombre del glorioso Rey Robert, Primero de Su Nombre, yo, humildemente, concluyo esta historia de los reyes de los Siete Reinos.

La Fortaleza Roja y Desembarco del Rey

LOS SIETE REINOS

El valle de Arryn

EL NORTE

EL INMENSO Y helado reino de los Reyes de Invierno, los Stark de Invernalia, generalmente es considerado el primero y más antiguo de los Siete Reinos, el más perdurable e invicto por más tiempo. La variedad de la geografía e historia pusieron el Norte aparte de sus vecinos del sur. Se dice a menudo que el Norte es tan grande como los otros seis reinos juntos, pero la verdad es un poco menos grande: el Norte, gobernado hoy por la Casa Stark de Invernalia, comprende poco más de un tercio del reino. Comenzando en el borde sur del Cuello, los dominios de los Stark se extienden hasta el norte lejano del Nuevo Agasajo (una parte de su reino, hasta que Rey Jaehaerys I convenció a Invernalia de que cediera esas tierras a la Guardia de la Noche). El Norte cuenta con grandes bosques, llanuras azotadas por los vientos, colinas y valles, orillas rocosas, montañas coronadas de nieve. El Norte es una tierra fría—con muchas crestas elevadas y llanuras altas que conducen a las montañas en los dominios norteños—y esto lo hace menos fecundo que los lejanos dominios del sur. Se ha sabido que allí la nieve cae incluso en verano, y es mortal en invierno.

Durante siglos ha sido la costumbre de hablar de los Siete Reinos de Poniente. Esta costumbre común deriva de los siete grandes reinos que gobernaron la mayor parte de Poniente durante los años de la Conquista de Aegon. Aunque el término es inexacto. Así como hablamos de los Cien Reinos de antaño—aunque nunca Poniente estuvo realmente dividido en cien estados independientes—debemos aceptar al uso común y hablar de los Siete Reinos, a pesar de la imprecisión.

El Puerto Blanco, la única verdadera ciudad del Norte, es la ciudad más pequeña en los Siete Reinos. Los pueblos más prominentes en el Norte son: “el pueblo invernal” bajo las paredes de Invernalia y el Fuerte Túmulo en los Túmulos. El anterior está principalmente vacío en primavera y verano, pero lleno a reventar en otoño e invierno con aquéllos que buscan la protección y el patrocinio de Invernalia para ayudarles a sobrevivir los tiempos duros. No sólo llegan los habitantes de los pueblos periféricos, sino muchos hijos e hijas de los clanes montañeses que vienen al pueblo invernal cuando la nieve empieza a desplomarse en serio.

La corona oxidada en el escudo de armas de la Casa Dustin deriva de su demanda de ser los descendientes del Primer Rey y los Reyes de Túmulos que gobernaron después de él. Las historias antiguas recolectadas por Kennet en “Los Pasajes de la Muerte” mencionan que una maldición se puso en el Gran Túmulo que no le permitiría a ningún hombre viviente rivalizar con al Primer Rey. Esta maldición hecha para estos pretendientes al título, cobran la apariencia de cadáveres, como si algo les absorbiera su vitalidad y vida No es más que una leyenda, seguro, pero que los Dustin comparten la sangre y descienden de los viejos Reyes de Túmulos parece bastante cierto.

Los Túmulos, también, son un poco curiosos—es un lugar construido al pie del famoso túmulo del Primer Rey que una vez gobernó supremo sobre todos los Primeros Hombres, según las leyendas. Se alza en medio de una extensa y vacía llanura, y ha prosperado gracias a la mayordomía sutil de los Dustin, fieles vasallos de los Stark, que han gobernado los Túmulos en su nombre desde la muerte del último de los Reyes de Túmulos.

Los hombres del Norte descienden de los Primeros Hombres, y su sangre lentamente se mezcló con los Ándalos que inundaron los reinos al sur. El idioma original de los Primeros Hombres—conocido como la Antigua Lengua—sólo es hablada por los salvajes más allá del Muro, y muchos otros aspectos de su cultura han desaparecido (como los aspectos más espantosos de su culto, cuando mataban a los delincuentes y traidores y sus cuerpos y entrañas es colgaban de las ramas delos arboles arcianos.)

En el Norte relatan el cuento del Cocinero Rata quien sirvió a un rey Ándalo—identificado como el Rey Tywell II de la Roca, y a otros como el Rey Oswell I de la Montaña y el Valle—la carne del propio hijo del rey, cocida en un pastel. Por esto fue castigado convirtiéndose en una rata monstruosa que se comió sus propias crías. Todavía el castigo no fue por matar al hijo del rey, o por servirlo al rey, sino por la ruptura del derecho de invitado.

Pero los Norteños todavía retienen algo de las viejas costumbres y maneras. Su vida es más dura, y por eso se endurecen, y consideran que los placeres en el sur son infantiles y menos dignos que la cacería y peleas que aman los Norteños. Incluso los nombres familiares son diferentes, debido a que los nombres de los Primeros Hombres eran cortos; nombres como Stark, Wull, Umber, y Stout, todos provienen de los días cuando los Ándalos no tenían influencia en el Norte.

Foso Cailin Una costumbre notable que los Norteños estiman más que cualquier otra, es el derecho del invitado, una tradición de hospitalidad, según la cual un hombre no puede hacerle daño a un invitado bajo su techo, ni un invitado a su anfitrión. Los Ándalos también tuvieron una costumbre similar, pero es menos importante para los sureños. En su

texto “Justicia e Injusticia en el Norte: Los juicios de los Tres Señores Stark”, Maestre Egbert nota que los crímenes en el Norte relativos a la violación del derecho del invitado eran raros, pero invariablemente se trataron tan severamente, como la más horrible de las traiciones. Sólo matar a un rey se considera un pecado tan grande como la violación de esta ley de hospitalidad.

Como la caballería es rara en el Norte, el torneo de caballeros y su pompa y caballería son tan raros como los dientes de gallina más allá del Cuello. Los norteños luchan y cabalgan, con lanzas de guerra, pero raramente por deporte y prefieren las luchas cuerpo a cuerpo. Hay cuentos de concursos que han durado la mitad de un día y los campos quedaron pisotearon y las aldeas medio destruidas.

Las lesiones serias son comunes en tales luchas cuerpo a cuerpo, y las muertes no se descartan. En el gran concurso en El Último Hogar en 170DC, se dice que no menos de dieciocho hombres murieron, y nueve fueron mutilados penosamente.

LOS REYES DEL INVIERNO Las canciones y las historias nos dicen que los Starks de Invernalia gobernaron grandes extensiones de territorio más allá del Cuello por ocho mil años, llamándose a si mismos, Reyes del Invierno (según el uso más antiguo) y Reyes en el Norte (en siglos más recientes). Su gobierno no siempre fue indisputado. Muchas fueron las guerras con las que los Stark expandieron su dominio, o con las que fueron forzados a recuperar tierras que le fueron conquistadas por rebeldes. Los Reyes del Invierno eran hombres duros para tiempos duros. Canciones antiguas, entre las más antiguas que se encuentran en los archivos de la Ciudadela de Antigua, hay las que hablan de cómo un Rey del Invierno expulsó a los Gigantes del Norte, mientras que otro derrotó al cambiapieles Gowen "Lobogris" y sus parientes en la salvaje "Guerra de los Lobos", pero sólo tenemos la palabra de los cantantes, y esos reyes y esas batallas pudiera que jamás hayan existido. Existen más pruebas históricas de la guerra entre los Reyes del Invierno y los "Reyes Túmulo", que usaban se llamaban a si mismos "Reyes de los Primeros Hombres" y que reclamaban la supremacía sobre todos los primeros hombres en todas partes, incluidos los propios Starks. Registros rúnicos sugieren que su lucha, llamada por los bardos “Guerra de los Mil Años”, fue en realidad una serie de guerras que duraron cerca de doscientos años en vez de mil, y que terminaron cuando el último Rey Túmulo dobló la rodilla ante el Rey del Invierno, y le dio la mano de su hija en matrimonio. Pero incluso esto no le dio a Invernalia el dominio sobre todo El Norte. Muchos otros reyezuelos permanecieron gobernando sobre reinos grandes y pequeños, y requerirían miles de años y muchas más guerras antes de que el último de ellos fuera conquistado. Sin embargo, uno por uno, los Stark los sometieron a todos, y durante estas luchas, muchas casas orgullosas y líneas antiguas se extinguieron para siempre. Entre las casas reducidas de reyes a vasallos, podemos contar a los Flints de Colina Piedrarota, los Slates de ¿Lagonegro?, los Umbers de Último Hogar, los Lockes de Castillo Viejo, los Glover de Bosquepeso, los Fisher de Costa Pedregosa, los Ryswell de Los Riachuelos, y tal vez incluso los Blackwoods de Árbol de Cuervos, cuyas tradiciones

propias insisten en que una vez gobernaron parte del Bosque de Lobos antes de ser expulsados de sus tierras por los Reyes del Invierno (ciertos registros rúnicos apoyan esta afirmación, si las traducciones del maestre Puenelly se pueden confiar).

Las armas de la Casa Stark (centro) t algunos de sus vasallos (en sentido del reloj desde arriba): Glover, Rysweel, Manderly, Dustin, Bolton, Tallhart, Reed, Umber, Karstark, Hornwood, y Mormont Crónicas que se encontraron en los archivos de la Guardia de la Noche en Fuerte de la Noche (antes de que fuera abandonado) hablan de la guerra por Punta Dragón Marino, en donde los Stark derrotaron al Rey Warg y sus aliados inhumanos, los Niños del Bosque. Cuando el Rey Warg cayó, sus hijos fueron pasados por la espada, junto con sus bestias y verdevidentes, mientras sus hijas fueron tomadas como premios por sus conquistadores. Las Casa Greenwood, la Casa Towers, la Casa Amber y la Casa Frost tuvieron finales similares, junto con otra veintena de casas menores y reyezuelos cuyos nombres se han perdido en la historia. Sin embargo, los enemigos más encarnizados de Invernalia eran, sin lugar a dudas, los Reyes Rojos de Fuerte Terror, esas tierras sombrías de la Casa

Bolton cuyos dominios de antaño se extendían desde el Río Último hasta el Cuchillo Blanco, y por el sur hasta las colinas Cabeza de Oveja. La enemistad entre los Stark y Bolton viene desde La Larga Noche, se afirma. Las guerras entre estas dos familias antiguas eran legendarias, y no todas terminaron con la victoria de la Casa Stark. Se dice que el Rey Royce II Bolton, capturó y quemó Invernalia misma, su homónimo y descendiente Royce IV (recordado por la historia como Royce "Brazorojo", por su costumbre de sumergir el brazo en los vientres de sus enemigos cautivos para sacar su entrañas a mano desnuda) hizo lo mismos tres siglos más tarde. Otros Reyes Rojos tenían la reputación de llevar mantos hechos con las pieles de príncipes Stark que habían capturado y desollado. Sin embargo, al final, incluso Fuerte Terror cayó ante el poderío de Invernalia y el último Rey Rojo, conocido en la historia como Roger el Cazador, juró lealtad al Rey del Invierno y envió a sus hijos a Invernalia como rehenes, cuando los primeros ándalos estaban cruzando el mar estrecho en sus barcoluengos. Después de la derrota de los Boltons, el último de sus rivales norteños, las más grandes amenazas al dominio de la Casa Stark vinieron del mar. El límite norteño de los dominios Stark era protegido por el Muro y los hombres de la Guardia de la Noche, aunque al sur, la única ruta a través de los pantanos del Cuello pasando debajo de las torres arruinadas y muros sumergidos de la gran fortaleza llamada Foso Cailin. Incluso cuando los Reyes de Pantano poseían el Foso, sus lacustres luchaban con firmeza contra cualquier invasor del sur, aliándose con los Reyes de Túmulos, Reyes Rojos, y Reyes de Invierno cuando era necesario hacer retroceder a cualquier señor del sur que buscaba atacar el Norte. Y una vez Rey Rickard Stark agregó el Cuello a su dominio, Foso Cailin demostró ser más aun un imponente baluarte contra los poderes del sur. Algunos trataron de pasar más allá, y las historias dicen que ninguno nunca tuvo éxito. Los extensos litorales ásperos del Norte al este y el oeste, permanecían vulnerables, sin embargo; y era allí donde la regencia de Invernalia era amenazada más a menudo… por los hijos de hierro en el oeste y Ándalos en el este. Cruzando el mar Angosto en centenares y miles, los barcos vikingos de los Ándalos desembarcaron en el Norte, como en el sur, pero dondequiera que tocaban tierra, los Stark y sus vasallos cayeron sobre ellos y los enviaron de regreso al mar. Rey Theon Stark, conocido en la historia como el Lobo Hambriento, hizo retroceder las más grandes de estas amenazas, haciendo causa común con los Boltons aplastando al señor de guerra de los Ándalos, Argos Sevenstar en la Batalla de Rio de Las Lágrimas. Como consecuencia de su victoria, Rey Theon levantó su propia flota y cruzó el mar Angosto hasta las costas de Ándalos, con el cadáver de Argos azotado en la proa de su buque insignia. Allí, se dice, él tomó una venganza sangrienta, quemando una veintena de pueblos, capturando tres casas-torres y un septo fortificado, y pasando a centenares por la espada. El Lobo Hambriento exigió como premio las cabezas de los asesinados, llevándolas de regreso a Poniente y plantándolos en las púas a lo largo de sus propias costas, como advertencia a otros posibles conquistadores. (Después en su reinado empapado en sangre, él conquistó las Tres Hermanas y aterrizó un ejército en los Dedos, pero estas conquistas no duraron por mucho tiempo. Rey Theon también luchó con los hijos de hierro en el oeste, alejándolos de Cabo Kraken e Isla del Oso, tumbando una rebelión en los Riachuelos, y se unió a la Guardia de la Noche en una incursión más allá del Muro para romper el poder de los salvajes por una generación).

Hasta que Desembarco del Rey se alzó en la orilla del Aguasnegras, el Puerto Blanco era más nueva la ciudad en los Siete Reinos. Construida con la riqueza que los Manderly que habían traído desde el Dominio - donde habían sido desterrados por el Lord Lorimar Peake por mandato del Rey Perceon III Gardener, que temió su creciente poder en el Dominio - el Puerto Blanco tiene más en común con los elegantes castillos y torres del Dominio, que con los castillos del Norte; se dice que el Castillo Nuevo fue construido para reflejar el castillo Dunstonbury que los Manderly habían perdido en su destierro.

Incluso antes de la venida de los Ándalos, la Guarida del Lobo fue fundada por el Rey Jon Stark, construida para defender la boca del Cuchillo Blanco contra los invasores y mercaderes de esclavos por el mar Angosto (algunos estudiosos sugieren que éstas eran las primeras incursiones de los Ándalos, aunque otros dicen que eran los antepasados de los hombres de Ib, o incluso mercaderes de esclavos de Valyria y Volantis). Gobernada durante siglos por una sucesión de casas (incluso los Greystarks, una rama cadete de la Casa Stark, así como los Flints, Slates, Longs, Holts, Lockes, y Ashwoods), la antigua fortaleza sería el foco de una sucesión de conflictos. Durante las guerras entre Invernalia y los Reyes Ándalos de la Montaña y el Valle, el Viejo Halcón, Osgood Arryn, sitió la Guarida del Lobo. Su hijo, Rey Oswin la Garra, la capturó e incendió. Después, fue atacada por los señores piratas de las Tres Hermanas y mercaderes de esclavos de Peldaños de Piedra. No fue hasta unos mil años antes de la Conquista, cuando los Manderlys fugitivos vinieron al Norte y juraron sus votos en la Guarida del Lobo, que el problema de la defensa del río Cuchillo Blanco—que proporciona el acceso al mismo corazón del Norte—se resolvió con la creación de Puerto Blanco. La costa oriental del Norte también se ha asediado a menudo por los piratas, y algunas de las guerras del Lobo Hambriento recayeron en él, cuando los barcos vikingos de Gran Wyk, Wyk Viejo, Pyke, y Monteorca descendieron en sus costas occidentales bajo los estandartes de Harrag Hoare, el Rey de las Islas de Hierro. Durante un tiempo Costa Pedregosa juró su lealtad a Harrag y sus hombres de hierro, quemando el Bosque de Lobos; y la Isla del Oso era una base para el pillaje, gobernada por el hijo de corazón negro de Harrag, Ravos el Violador. Aunque Theon Stark mató a Ravos con sus propias manos, y expelió a los hombres de hierro de sus orillas, ellos volverían liderados por el nieto de Harrag, Erich el Águila, y de nuevo con el Viejo Kraken, Loron Greyjoy, que volvió a capturar la Isla del Oso y Cabo Kraken (Rey Rodrik Stark reclamó la Isla del Oso después de la muerte del Kraken Viejo, aunque sus hijos y nietos batallaron por Cabo Kraken). Las guerras entre el Norte y los hijos de hierro continuarían después de esto, pero menos decisivas.

LOS CLANES DE LAS MONTAÑAS Los clanes de las montañas Norteñas son particularmente famosos por su adherencia a las leyes de la hospitalidad, y los señores menores que gobiernan estos clanes, a menudo compiten entre sí por ser el anfitrión más hospitalario. Estos clanes— localizados principalmente en las regiones montañosas más allá del Bosque de los Lobos, en los altos valles y prados, y a lo largo de la Bahía de Hielo y ciertos ríos del Norte—deben lealtad a los Stark, pero sus disputas a menudo han causado dificultades para los Señores de Invernalia y para los Reyes del Invierno antes que ellos, forzándolos a enviar hombres a las montañas para contener los derramamientos de sangre

(conmemorados en canciones como “Los Pinos Negros” y “Los Lobos en las Colinas”), o para convocar a los líderes a Invernalia para juzgar sus disputas. El más poderoso de los clanes Norteños es el de los Wull, los pescadores que habitan en las orillas de la Bahía de Hielo. Su odio hacia los salvajes es igualado tan sólo por su odio hacia los hombres de las Islas de Hierro, quienes a menudo hacían incursiones a lo largo de la costa de la bahía, quemando sus salones, llevándose sus cosechas, y tomando a sus esposas e hijas como sirvientas y esposas de sal. Grandes extensiones de la Costa Pedregosa, la Isla del Oso, Punta Dragón Marino, y Cabo Kraken, han estado bajo el poder de los hombres de hierro durante varias épocas. De hecho, Cabo Kraken, el más cercano a las Islas del Hierro, ha pasado de manos tantas veces que muchos maestres creen que su población tiene más sangre de los hombres del hierro que de Norteños.

Las historias del Norte afirman que Rodrik Stark obtuvo Isla del Oso de vuelta tras ganar en una competencia de lucha, y quizás existe algo de verdad en este cuento; los reyes de las Islas del Hierro a menudo competían con demostraciones de fuerza, para probar su destreza y su derecho a llevar la corona de madera de deriva. Eruditos más serios ponen esto en tela de juicio, sugiriendo que si hubo una “lucha,” esta debió ser con palabras.

LOS HIJOS DE LA PIEDRA DE SKAGOS A pesar de siglos de disputas, los clanes de las montañas tradicionalmente se han mantenido leales a los Stark, en tiempos de guerra y paz. Pero no podemos decir lo mismo de los habitantes salvajes de Skagos, las islas montañosas al este de la Bahía de las Focas. Los Skagosi que residen aquí son poco apreciados por los demás Norteños, quienes los consideran iguales a los salvajes y los llamas Skaggs. Los Skagosi se llaman a sí mismos hijos de la piedra, refiriéndose al hecho de que Skagos significa “piedra” en la Antigua Lengua. Son gente enorme, peluda y maloliente (algunos maestres creen que los Skagosi tienen cierta cantidad de sangre Ibbenés; otros sugieren que podrían ser descendientes de los gigantes), cubiertos en pieles, pelajes y cueros sin curtir, y se dice que montan unicornios, los Skagosi son sujeto de muchos rumores tenebrosos. Se dice que aun ofrecen sacrificios de sangre a los arcianos, que atraen con luces falsas a los barcos que pasan para que se destruyan con los peñascos, y que se alimentan de carne humana durante el invierno.

Un guerrero de Skagos. A lo mejor los Skagosi si practicaron el canibalismo, aunque el si esta costumbre aún se practica hoy en día, es materia de muchos debates. El extremo del Mundo—una colección de cuentos y leyendas compiladas por el Maestre Balder, quien sirvió en Guardaoriente del Mar durante los sesenta años de gobierno del Lord Comandante Osric Stark—es nuestra fuente principal para mucho de lo que sabemos de los Skagosi, incluyendo el Festín de Skane, donde se dice que una flota Skagosi descendió sobre la pequeña isla de Skane, violando y llevándose a las mujeres Skanenses, mientras que asesinaron y consumieron la carne de los hombres Skanenses en un festín que duró quince días. Incluso si esto no es verdad, Skane permanece deshabitada hasta el día de hoy, aunque las piedras derrumbadas y los cimientos cubiertos de vegetación atestiguan que alguna vez hubo hombres habitando entre sus colinas azotadas por el viento y sus costas pedregosas.

Los maestres la Ciudadela solían burlarse de los “unicornios” de Skagos. El ocasional “cuerno de unicornio” ofrecido por mercaderes inescrupulosos no era nada más que el cuerno de un

tipo de ballena cazada por los balleneros de Ib. Sin embargo, cuernos de una clases completamente distinta—supuestamente provenientes de Skagos—han sido examinados por los maestres de Guardaoriente en ciertas ocasiones. También se dice que aquellos marineros lo bastante valientes para comerciar con Skagos han visto a los señores Skagosi montando enormes bestias lanudas con cuernos, monturas monstruosas de paso tan firme que hasta pueden escalar por las laderas de las montañas. Un ejemplar vivo de tales criaturas—o al menos un esqueleto—ha sido ampliamente buscado para su estudio, pero ninguno ha sido llevado hasta Antigua.

Aunque son rara vez vistos fuera de sus tierras, a veces los hijos de la piedra solían cruzar la Bahía de las Focas para comerciar o, incluso más a menudo, para asaltar— hasta que el Rey Brandon Stark, Noveno de Su Nombre, acabó con sus fuerzas de una vez por todas, destruyó sus naves, y los vedó del mar. Por la mayor parte de su historia reciente, han permanecido como un pueblo salvaje, aislado, y esquivo, proclives tanto de asesinar, como de comerciar con aquellos que desembarcan en su isla. Cuando consentían comerciar, los Skagosi ofrecían pelajes, cuchillas y puntas de flecha de obsidiana, y “cuernos de unicornio,” a cambio de las mercancías que ellos desearan. Algunos Skagosi también han servido en la Guardia de la Noche. Hace más de mil años, un Crowl (miembro de un clan considerado como la nobleza en Skagos) incluso llegó a ser Lord Comandante por algún tiempo, y los Anales del Centauro Negro mencionan a un Stane (miembro de otra familia Skagosi) que llegó a ser Primer Explorador pero murió poco tiempo después. Skagos a menudo ha sido fuente de problemas para los Stark—tanto como reyes cuando intentaron conquistarla, y como señores cuando se les enfrentaron para mantenerlos leales. De hecho, hace muy poco, durante el reinado del Rey Daeron II Targaryen (Daeron el Bueno), la isla se rebeló en contra del Señor de Invernalia—una rebelión que duró varios años y reclamó las vidas de miles, incluyendo la de Barthogan Stark, Señor de Invernalia (llamado Barth Espada Negra), antes de ser finalmente reprimida.

LOS LACUSTRES DEL CUELLO Los últimos (y algunos dirían que los menos importantes) de los pueblos del Norte son los habitantes de los pantanos del Cuello, conocidos como lacustres, quienes habitan sobre islas flotantes en las cuales construyen sus salones y chozas. Son gente pequeña y astuta (algunos dicen que son de baja estatura porque se casaron con los niños del bosque, pero probablemente tan sólo sea producto de una nutrición inadecuada, ya que los granos no crecen entre las ciénagas, pantanos y marismas saladas del Cuello, y los lacustres subsisten principalmente con una dieta de peces, ranas, y lagartos), son bastante reservados, prefiriendo mantenerse alejados de todos.

Un lacustre del Cuello. Al sur del Cuello, la gente del río cuyas tierras colindan con el suyo, dicen que los lacustres respiran agua, tienen manos y pies palmeados como ranas, y usan venenos en

sus tridentes y flechas. Cabe mencionar que esto último tiene bastante de verdad; muchos mercaderes han traído hierbas y plantas desconocidas a la Ciudadela, las cuales tienen muchas propiedades extrañas, ya que los maestres buscan entender mejor sus propiedades y su valor. Pero del resto, no existe evidencia: los lacustres son hombres, aunque más pequeños que la mayoría, incluso si tienen un estilo de vida único en los Siete Reinos. Las historias afirman que hace mucho, los lacustres eran gobernados por los Reyes del Pantano. Los bardos dicen que montaban lagartos león y usaban enormes tridentes como lanzas, pero esto es claramente fantasía. ¿Fueron estos Reyes del Pantano realmente reyes como los conocemos hoy en día? El Archimaestre Eyron escribe que los lacustres veían a sus reyes como los primeros entre un grupo de iguales, de quienes se pensaba que habían sido tocados por los dioses—un hecho que se manifestaba en ojos de matices extraños, o incluso la habilidad de hablar con los animales, como se decía que hacían los niños del bosque. Sea cual sea la verdad, el último hombre llamado Rey del Pantano fue asesinado por el Rey Rickard Stark (a veces conocido en el Norte como el Lobo Risueño, debido a su buen carácter), quien tomó a la hija del Rey caído como su esposa, con lo cual los lacustres doblaron sus rodillas y aceptaron el dominio de Invernalia. Desde entonces los lacustres se han convertido en aliados acérrimos de los Stark, bajo el liderazgo de los Reed de la Atalaya de Aguasgrises.

LOS SEÑORES DE INVERNALIA Después de la Conquista y la unificación de los Siete Reinos, los Stark se convirtieron en los Guardianes del Norte (en vez de reyes), jurando lealtad al Trono de Hierro, pero permaneciendo como gobernantes de sus propios dominios en todo menos en nombre. Aunque Torrhen Stark había renunciado a la antigua corona de los Reyes del Invierno, sus hijos estuvieron menos contentos bajo el yugo de los Targaryen, y algunos de ellos se entretuvieron hablando de una rebelión, y de alzar el estandarte Stark, con o sin el consentimiento de Lord Torrhen.

No sabemos si los sentimientos anti-Targaryen empeoraron tras los esfuerzos de la Reina Rhaenys Targaryen por unir el nuevo reino mediante matrimonios entre las grandes casas. Pero si sabemos que la hija de Torrhen Stark se casó con el joven y nefasto Lord del Valle; este fue uno de los varios matrimonios de paz forjados por Rhaenys. No obstante, aún se preservan cartas en la Ciudadela que sugieren que los Stark tan sólo aceptaron este compromiso tras muchas protestas, y que los hermanos de la novia se negaron rotundamente a asistir a la boda.

Aun mucho después, se dijo que los Stark estaban enojados con el Viejo Rey y la Reina Alysanne por haberlos forzado a ceder el Nuevo Agasajo y entregárselo a la Guardia de la Noche; ésta pudo haber sido la razón por la cual Lord Ellard Stark se puso del lado de Corlys Velaryon y la Princesa Rhaenys durante el Gran Consejo de 101 DC. Anteriormente hemos discutido el rol de la Casa Stark en la Danza de los Dragones. Debemos añadir que Lord Cregan Stark obtuvo muchas recompensas por su apoyo fiel al Rey Aegon III… incluso si no se le entregó a una princesa real para desposar a

alguien de su familia, como había sido acordado en el Pacto de Hielo y Fuego, sellado cuando el príncipe Jacaerys Velaryon voló hasta Invernalia sobre su dragón.

Aunque ahora se dice que Lord Ellard Stark estaba contento de ayudar a la Guardia de la Noche con el Agasajo, y que no se tardó mucho en convencerlo, la verdad es diferente. El hermano de Lord Stark envió cartas a la Ciudadela, preguntándoles a los maestres si existían precedentes sobre la donación forzosa de propiedades, esto deja en claro que los Stark no estaban tan dispuestos a cumplir las órdenes del Rey Jacaerys. Es posible que los Stark temieran que bajo el control del Castillo Negro el Nuevo Agasajo inevitablemente caería en decadencia—ya que la Guardia de la Noche siempre le prestaría más atención al norte y descuidaría a sus inquilinos en el sur. Y da la casualidad de que, muy pronto, eso fue exactamente lo que ocurrió, y ahora se dice que el Nuevo Agasajo está casi inhabitado gracias al declive de la Guardia de la Noche y al creciente número de vidas tomadas por los exploradores salvajes de más allá del Muro.

Tras la Danza de los Dragones, los Stark se mantuvieron mucho más leales a los Targaryen que en tiempos anteriores. De hecho, el hijo y heredero de Lord Cregan Stark peleó bajo el estandarte Targaryen cuando el Joven Dragón intentó conquistar Dorne. Rickon Stark peleó valientemente, y sus acciones fueron relatadas por el Rey Daeron en su Conquista de Dorne, y la muerte de Rickon tras los muros de Lanza del Sol en una de las batallas finales, fue lamentada por el Norte durante varios años debido a los problemas que acontecieron con los reinados de sus medio hermanos. En las décadas siguientes, el Norte observó a los Stark enfrentarse a la rebelión de Skagos, una nueva oleada de asaltos por parte de los hombres del hierro bajo el mando de Dagon Greyjoy, y una invasión salvaje liderada por Raymun Barbarroja, el Rey-másallá-del-Muro, en 226 DC. En cada una de estas fallecieron Starks. Aunque la casa mantuvo su fortuna casi inalterada—probablemente debido a la firme voluntad de la mayoría de los Señores de Invernalia de evitar involucrarse en las intrigas de las cortes sureñas. Cuando el linaje Stark fue casi exterminado por el Rey Loco Aerys tras el secuestro de Lyanna a manos de Rhaegar, algunos hombres erróneamente culparon al fallecido Lord Rickard, cuyas alianzas de sangre y amistad habían unido a las grandes casas y habían asegurado que estas actuaran unidas en respuesta a los crímenes del Rey Loco.

INVERNALIA El castillo más grande del Norte es Invernalia, el asentamiento de los Stark desde la Edad del Amanecer. La leyenda dice que Brandon el Constructor construyó Invernalia tras el invierno que duró una generación, conocido como la Larga Noche, para convertirse en la fortaleza de sus descendientes, los Reyes del Invierno. El hecho de que Brandon el Constructor está conectado con un número improbable de grandes construcciones (Bastión de Tormentas y el Muro, por citar algunos ejemplos destacables) durante un lapso de numerosas vidas, probablemente se debe a que los cuentos terminaron convirtiendo a un antiguo rey, o a un grupo de diferentes reyes de la Casa Stark (ya que ha habido varios Brandon durante el largo reinado de esta familia) en algo más legendario. El propio castillo es peculiar debido a que los Stark no nivelaron el terreno cuando establecieron los cimientos y murallas del castillo. Muy posiblemente porque el castillo fue construido en partes a medida que pasaban los años, en vez de haber sido planteado

como una sola estructura. Algunos eruditos sospechan que alguna vez fue un complejo de fuertes circulares interconectados, pero con el paso del tiempo ha desaparecido casi toda evidencia de ellos.

Invernalia, con el pueblo de invierno fuera de sus murallas.

Las murallas exteriores de Invernalia fueron erigidas durante las últimas dos décadas del reinado del Rey Edric Barbanevada. Aunque Edrick es recordado por un reinado que duró cerca de un siglo, durante su vejez su gobierno se tornó cada vez más errático. Al ver esto, muchas facciones intentaron tomar el control de su vacilante reino. Las amenazas más evidentes fueron sus numerosos—y revoltosos—descendientes, pero otros también tuvieron su oportunidad, incluyendo hombres del hierro, esclavistas del otro lado del Mar Angosto, salvajes, y rivales Norteños como los Bolton.

Las murallas interiores, que alguna vez fueron la única muralla defensiva, tienen cerca de dos mil años de antigüedad, y quizás algunas secciones son más antiguas. En años posteriores, un foso defensivo fue cavado a su alrededor, luego una segunda muralla fue levantada al otro lado del foso, dándole al castillo una defensa formidable. Las murallas interiores tienen cien pies de altura, las murallas exteriores ochenta; cualquier atacante que tuviera éxito capturando la muralla exterior aun tendría que enfrentarse a los defensores de las murallas interiores quienes arrojarían lanzas, piedras y flechas contra él.

Podemos rechazar la afirmación de Mushroom en su Testimonio de que el dragón Vermax haya dejado una nidada de huevos en algún lugar en las profundidades de las criptas de Invernalia, donde las aguas de las fuentes termales corren cerca de las murallas, mientras su jinete trataba con Cregan Stark al inicio de la Danza de Dragones. Como señala el Archimaestre Gyldayn en su historia fragmentada, no hay constancia de que Vermax haya puesto siquiera un solo huevo, sugiriendo que el dragón era macho. La creencia de que los dragones podían cambiar de sexo por necesidad es errónea, según Verdad del Maestre Anson, originada tras una malinterpretación de la metáfora esotérica que Barth formulaba cuando discutía sobre los misterios mayores.

Dentro de sus murallas, el Castillo se extiende sobre varios acres de tierra, abarcando varias edificaciones independientes. La más antigua de estas—una torre hace mucho abandonada, redonda, achatada y cubierta de gárgolas—conocida como el Primer Torreón. Algunos piensan que esto se debe a que fue construida por los Primeros Hombres, pero el Maestre Kennet ha demostrado definitivamente que no podría haber existido antes de la llegada de los Ándalos, ya que los Primeros Hombres y los primeros Ándalos construían torres y fortalezas cuadradas. Las torres redondeadas surgieron en tiempos posteriores.

Se ha demostrado que las fuentes termales, como la que discurre bajo Invernalia, son calentadas por los hornos del mundo—los mismos fuegos que hicieron los Catorce Fuegos o la montaña humeante de Rocadragón. Sin embargo, se sabe que el pueblo llano de Invernalia y del pueblo del invierno afirma que las fuentes son calentadas por el aliento de un dragón que duerme bajo el castillo. Esto es aún más absurdo que las afirmaciones de Mushroom y no es necesario darle ningún tipo de consideración.

Para el ojo entrenado, la arquitectura de Invernalia parece ser una amalgama de muchas épocas distintas. Y su extensión no sólo abarca edificaciones, sino que también espacios abiertos. De hecho, nada menos que tres acres fueron destinaron para un antiguo Bosque de Dioses, donde una vez Brandon el Constructor le oró a sus dioses, según dicen las leyendas. Incluso si esto no fuera cierto, la antigüedad del bosquecillo

no puede discutirse. Y el bosque de dioses sin duda se beneficia de las fuentes termales que se encuentran en su interior, protegiendo a los árboles de lo peor del frío del invierno. De hecho, la presencia de las fuentes termales—que salpican la tierra alrededor de Invernalia—puede ser la principal razón por la cual los Primeros Hombres decidieron establecerse allí. Es fácil imaginar el valor que una fuente de agua fresca—y además caliente—habría tenido durante lo peor de un invierno Norteño. En siglos recientes, los Stark han erigido estructuras que hacen uso directo de estas fuentes con el fin de calentar sus viviendas.

EL MURO Y MÁS ALLÁ

El Castillo Negro y el Muro.

LA GUARDIA DE LA NOCHE Unica en los siete reinos es la Guardia de la Noche, la hermandad juramentada que ha defendido el Muro alrededor de siglos y milenios, originada en resultado de la Larga Noche, la generacion- el largo invierno que trajo a los Otros a los reinos de los hombres y casi les puso a fin. La historia de la Guardia de la Noche es larga. Las historias de los Caballeros negros del muro y de su noble llamado. Pero la edad de los heroes se acabo hace mucho, y los Otros no se han mostrado asi mismo en miles de años, si ciertamente alguna vez existieron. Y asi, año por año, la Guardia ha disminuido. Sus propias cronicas demuestran que este declive ha estado progresando desde antes de la epoca de Aegon el Conquistador y sus hermanas. Sin embargo los Hermanos negros de La Guardia siguen guardando los reinos de los hombres tan noblemente como pueden, las amenazas que ellos enfrentan ya no vienen de los Otros, espectros, gigantes, verdevidentes, wargs, cambiapieles y otros monstruos de cuentos infantiles y legendas, sino de salvajes barbaros armados con hachas de piedra y porras; salvajes para estar seguros, pero solo hombres, ni parecido con guerreros disciplinados. No siempre fue asi. Sin importar si las leyendas son ciertas o no, esta a la vista que los Primeros Hombres y los niños del bosque (E incluso los gigantes, si tomamos palabra de los Bardos) temieron algo lo suficiente que los llevo a levantar el Muro. Y asi esta gran construccion, tan simple como es, es simplemente contada entre las maravillas del mundo. Puede ser que sus primeros cimientos fueran de piedra- Los maestres difieren en esto- pero ahora lo unico que puede ser visto en cien leguas de distancia es hielo. Lagos cercanos proveyeron el material, el cual los Primeros Hombres cortaron en grandes bloques y arrastraron sobre trineos hacia el muro. Ahora miles de años despues, El Muro mide mas de siete mil pies de altura en su punto mas alto (Aunque su altura varie considerablemente sobre las cientas leguas de su longitud, siguiendo los niveles de la tierra).

Las leyendas hablan de que los gigantes ayudaron a levantar el Muro, usando su gran fuerza para arrastrar los bloques de hielo en su lugar. Ahi quiza algo de verda en esto aunque las historias hacen a los gigantes mas grandes y mas poderosos de lo que de verdad dueron. Estas mismas leyendas tambien dicen que los Niños del Bosque- Quienes no construian paredes ni en hielo o en piedra- pudieron contribuir con la magia de la construccion, Pero las leyendas, como siempre, tienen dudoso valor.

Debajo de la sombra del muro de hielo, La Guardia de la Noche, construyo diecinueve fuertes- Aunque no son parecidos a cualquier otro castillo en los siete reinos, no tienen murallas o otras fortificaciones defensivas que los protejan (El Muro en si mismo es mas que suficiente para combatir contra cualquier cosa que venga del Norte, y la Guardia insiste en que no tiene rivales en el sur). La mas grande y vieja de estos es el Fuerte de la Noche, el cual estuvo abandonado por los pasados doscientos años, mientras la guardia disminuia, su tamaño lo hizo muy largo y muy dificil de mantener. Los maestres quienes sirivieron en el Fuerte de la Noche mientras este estaba en uso dejaron claro que el castillo habia sido expandido muchas veces a lo largo de los siglos y que una pequeña parte permanecia de su

estructura original, guardada por alguna de las mas profundas criptas, tallada en la roca debajo de los pies del castillo. Aun a lo largo de los miles de años de su existencia como el principal asentamiento de la Guardia, el Fuerte de la Noche ha acumulado muchas leyendas de si mismo, algunas las cuales han sido recopiladas por el Archimaestre Harmun en Vigilantes del Muro. La mas vieja de estas historias pertenece al legendario Rey de la Noche, El treceavo lord comandante de la Guardia de la Noche, quien fue presunto/acusado de haber encamado con hechicera palida como un cadaver y haberse declarado un rey. Por trece años el Rey de la Noche y su "Reina Cadaver" (Nota del traductor: La traduccion de Gilgamesh habla de una reina Espectro pero aca hablan de un cadaver asi que...) Reinaron juntos, antes de que el Rey en el Norte, Brandon el Rompedor [No puedo poner el interruptor] (Se dice que en alianza con el Rey-Mas-Alla-del-Muro, Joramun) Le trajo fin. A partir de ahi, el nombre mas del Rey de la Noche se olvido. En la citadela, los archimaestres esencialmente desestiman estas historias-aunque algunos dicen que pudo haber un Lord comandante quien intento hacer reino para si mismo en los primeros dias de la Guardia. Algunos sugieren que la reina espectro fue una mujer de los Tumulos, una hija de quien fue Rey en el Tumulo (Nota del traductor; Barrowlands hace referencia a Fuerte tumulo Barrowton asentameiento de la casa Dustin, aunque tambien puede hacer referencia a los reyes en el pantano ya que esta region es parte de el Cuello) quien fue en ese entonces un poder por derecho propio, a menudo asociado con tumbas. El Rey de la Noche ha sido dicho que pudo haber sido un Bolton, un Piedemadera, un Umber, un Norrey o incluso un Stark, dependiendo de donde la historia sea contada. Como todas las historias, tiene algunos atributos que la hacen mas atrayenta hacia quien la cuenta.

CASTILLOS DE LA GUARDIA DE LA NOCHE ACTIVOS Torre sombria El castillo negro (Asentamiento del Lord comandante de la Guardia) Guardiaoriente del mar ABANDONADOS Guardiaoccidente por el rio Garita Guardiagris Puertapiedra Colina escarcha Marcahielo Lago Hondo Puerta de la Reina, (originalmente llamado Puerta de la Nieve, renombrado después de que la Bondadosa Reina Alysanne) Escudo de Roble Guardiabosque del Lago. Fortaleza de Azabache Túmulo Largo Guardiaverde

La Guardia de la Noche, podria ser bien llamada la primera orden militante en los Siete Reinos (El principal deber de todos sus miembros es defender el Muro, y todo son

entrenados en armas para este fin), ha dividido sus hermanos juramentados en tres grupos: 1.) Los mayordomos, quienes suministran a la Guardia con comida, vestimenta, y todas las otras cosas que ellos necesitan para la guerra 2.) Los constructores que se ocupan del Muro y los Castillos 3.) Los exploradores que se aventuran en lo salvaje mas alla, para hacer la guerra contra los salvajes. Liderandolos esta oficiales veteranos de la Guardia, y su jefe es el Lord Comandante. El mismo es elegido por eleccion: Los hombres de la Guardia, uno y cada uno- de el primer de los iletrados escalfadores de huevos hasta los vastagos de las grandes casasVan a votar por el hombre que ellos creen que deberian liderarlos. Hasta que un hombre tiene la mayor parte de los votos , el liderara la Guardia hasta su muerte. Es una costrumbre que desde hace mucho a permanecido en la Guardia, y los esfuerzos por trastocarla (Como cuando el Lord Comandante Runcel Hightower intento dejar la Guardia a su hijo bastardo hace quinientos años atras) no han funcionado. Lastimosamente, la mas importante verdad sobre la Guardia de la Noche hoy es su declive. Quiza hace mucho sirvio para un gran proposito. Pero si los Otros alguna vez existieron, ellos no han sido vistos en miles de años y no son amenaza para el hombre. Son los salvajes mas alla del Muro quienes son el peligro que la Guardia de la Noche ahora enfrenta. Aun cuando solo hay Reyes-Mas-Alla-Del-Muro han los salvajes alguna vez verdaderamente presentado amenaza para el reino de los hombres. El gran costo en mantener el Muro y los hombres quien se encargan de el se ha vuelto cada vez mas insoportable. Solo tres castillos de la Guardia de la Noche estan ahora habitados, y la orden es un decimo del tamaño que tenia cuando Aegon y sus hermanas aterrizaron, aun asi en este tamaño, la Guardia sigue siendo una carga. Algunos argumentan que el muro sirve como una util via para deshacerse de los asesinos, violadores, cazadores furtivos, y los de su calaña, a pesar de que otros se cuestionan sobre poner armas en sus manos y entrenarlos en las artes de la guerra. Los saqueadores salvajes pueden ser considerados correctamente mas un fastidio que una amenaza; muchos sabios sugueren que seria mejor que los Lores del norte extienda su dominio mas alla del Muro asi ellos puedan mandar a los salvaje. Solo el gran honor de los hombres del norte ha mantenido a la Guardia funcionando, y una gran parte de la comida que mantiene a los hermanos negros del Castillo Negro, Torresombria, y Guardiaoriente por el Mar viene como regalo anual de estos señores norteños que envian al muro como su sustento.

Los castillos de la Guardia de la Noche

LOS SALVAJES En las tierras mas alla del Muro vive la diversa gente- Descendientes de los primeros hombres- que nosotros los mas civilizados del norte llamamos salvajes. Este no es un termino que ellos usen para si mismos. El mas grande y mas numeroso de las personas que viven del otro lado del Muro se llaman a si mismo el Pueblo Libre, en su creencias que sus salvajes costumbres les permiten vivir en una mayor libertad que los arrodilladores (Nota del traductor, se refiere a que se arrodillan ante todos) del sur. Y es verdad que ellos viven si Lores ni Reyes y que no se doblegan ante ningun hombre o sacerdote, sin importar su nacimiento o sangre o puesto. Pero ellos tambien viven miserablemente, y no son libres del hambre, de las extremos del frio, de la bárbara guerra o de las depredaciones de su propio tipo. La falta de leyes mas alla del Muro es nada para envidiar, como cualquier hombre que alla visto salvajes pueda atestiguar. (Y asi muchos han atestiguado, en un numero de trabajos basados en los diarios de los exploradores de la Guardia de la Noche). Su orgullo en su pobreza, en sus hachas de piedra y debiles-escudos de madera, en sus pulgas- en sus pieles infestadas, es algunas de las razones por las que son separados de la gente de los Siete Reinos. Las incontables tribus y clanes del Pueblo Libre siguen siendo devotos a los viejos dioses de Los Primeros Hombres y los niños del bosque, los dioses de los arcianos (Algunos diarios dicen que hay aquellos quienes veneran a otros dioses diferentes: Dioses oscuro en los Colmillos helados, dioses de nieve y hielo en la Costa Helada o dioses cangrejo en Punta Storrold pero esto nunca ha sido confirmado de manera fiable).

La principal causa por la que los Salvajes escalan el muro es en gran parte para conseguir hierro y acero que ellos no pueden fabricar. Muchos de los invasores están armados con armas de madera, piedra e incluso cuerno en algunos casos. Algunos llevan hachas de bronce y cuchillos, pero incluso estos últimos se consideran algo valioso. Los famosos líderes a menudo han robado acero, en ocasiones de los exploradores de la Guardia que ellos mismos habían matado.

Los exploradores de la Guardia de la Noche hablan de pueblos todavía más extraños que habitan en los rincones más alejados de las tierras más alla del Muro, de guerreros revestidos de bronce en un valle escondido lejos, hacia el norte y los Pie de Cuerno, que van descalzos incluso sobre el hielo y la nieve. Sabemos de salvajes que viven en la orilla congelada y tienen chozas y trineos de hielo tirados por perros. Hay media docena de tribus que hacen sus hogares en cavernas y rumores de caníbales en la parte más alta de los Ríos Helados más allá del Muro. Pero pocos exploradores han penetrado más de medio centenar de leguas en el Bosque Encantado y sin duda hay más tipos salvajes de los que ellos pueden siquiera imaginar.

Un explorador salvaje La amenaza que representan para el reino estos pueblos salvajes es descartable, a excepción de las escasas ocasiones en las que se unieron bajo el liderazgo de un ReyMás-Allá-Del-Muro. Aunque muchos de los asaltantes salvajes y jefes de guerra han aspirado a ese título, pocos. Ninguno de los salvajes que se ha alzado como Rey-MásAllá-Del-Muro ha hecho nada para construir un verdadero reino o cuidar de su gente; en verdad, estos hombres son señores de la guerra, no reyes y aunque han sido muy diferentes unos de otros, todos ellos han llevado a su pueblo contra el Muro, con la esperanza de atravesarlo y conquistar los Siete Reinos del sur.

El primer Rey-Más-Allá-Del-Muro, según cuenta la leyenda, fue Joramun, que afirmaba tener un cuerno capaz de derribar el Muro cuando despertase a ‘los Gigantes de la Tierra’ (que el Muro siga en pie pone en duda su eficacia, e incluso su existencia).

Casa Austera fue el único intento de hacer un asentamiento en las tierras más allá del Muro, al abrigo de Punta Storrold y junto a un puerto de aguas profundas. Pero fue quemado y destruido hace seiscientos años, aunque la Guardia sigue sin poder decir con certeza lo que sucedió. Algunos dicen que los caníbales de Skagos cayeron sobre ellos, otros que fueron los esclavistas del Mar Angosto quienes tuvieron la culpa. Las historias más extrañas han sido contadas, enviaron un barco de la Guardia para investigar lo que había sucedido y volvieron con un informe de gritos espantosos que resonaban desde los acantilados de Casa Austera, en los que no se pudo encontrar a ningún hombre o mujer con vida. Un relato más fascinante de Casa Austera, puede ser el que cuenta el maestre Willys: nos cuenta una historia de los tres años que pasó más allá del Muro entre los Salvajes, los exploradores y las brujas de los árboles. Willys viajó a Casa Austera con un comerciante Pentoshi y se instaló allí como curandero y consejero para poder escribir sobre sus costumbres. Un cacique (Gorm el Lobo), que compartía el control de Casa Austera con otros tres jefes le dio protección. Cuando Gorm fue asesinado en una pelea de borrachos, Willys pasó a encontrarse en peligro de muerte y regreso a Antigua. Allí dejó su experiencia, solo para desaparecer un año después cuando comenzaron los alumbrados. Se dijo en la Ciudadela que fue visto por última vez en los muelles, en busca de un barco que lo llevase a Guardiaoriente del Mar.

Los hermanos Gendel y Gorne fueron unos reyes que gobernaron juntos hace tres mil años. Lideraron a sus gentes por un laberinto de cavernas subterráneas por las que lograron atravesar el Muro para atacar el Norte. Gorne mató al rey Stark en la batalla solo para ser asesinado a su vez por el heredero del rey y Gendel y sus súbditos Salvajes.

Un ejército salvaje reuniéndose junto al Muro. El señor Astado les seguiría, mil años después (o quizás dos mil). Su nombre se pierde en la historia, pero se dice que él conocía el modo de usar la magia para cruzar el Muro. Después de él, siglos más tarde, llegó Bael el Bardo, cuyas canciones aún se cantan más allá del Muro… Pero hay dudas acerca de si realmente existió o no. Los Salvajes cuentan lo que hizo y dan crédito a muchas de sus canciones, pero las viejas crónicas de Invernalia no dicen nada de él. Ya fuese por las derrotas y humillaciones que se decía que habían sufrido con su visita (incluyendo una historia improbable en la que desfloró a una heredera Stark y la dejó en cinta) o porque nunca existió, nunca podremos decirlo con seguridad.

Entre los salvajes se dice que Gendel y su pueblo se perdieron y atrapados en las cavernas, aún vagan por ellas hoy en día. Entre las historias de los exploradores, sin embargo, se dice que Gendel muró también y que solo un puñado de sus seguidores siguieron con vida para huir de nuevo a las cavernas.

El último Rey-Más-Allá-Del-Muro que trató de cruzar el Muro fue Raymun Barbarroja, quién unió a los salvajes en el 212 o 213DC. No fue hasta el 226DC cuando él y sus Salvajes escalarían el Muro por el traicionero hielo y bajarían al otro lado en grupos de cientos y miles. Las tropas de Raymun se contaban por miles y lucharon todo elcamino hasta Lago Largo, donde el señor Lord Willam Stark y Lord Harmon de la casa Umber (el Gigante Borracho), cargaron con sus ejércitos contra ellos. Con dos ejércitos rodeándole y el lago a sus espaldas, Barbarroja luchó y murió, pero no antes de matar a Lord Willam. Cuando la Guardia de la Noche se presentó por fin, liderada por su Lord Comandante Jack Musgood (llamado Alegre Jack antes de la invasión y Durmiente Jack después de ella) la batalla había terminado y se encontraron con un muy enojado Artos Stark (hermano del difunto Lord Willam, y el más terrible guerrero de su época) quien dejó a la Guardia el deber de enterrar a los muertos. Esta tarea al menos, la cumplieron admirablemente.

LAS TIERRAS DE LOS RÍOS

HAY MUCHA HISTORIA–tanto de alegrías como de tragedias–en las tierras del Tridente y sus tres afluentes. Se extiendes desde el cuello hasta el nacimiento del Aguasnegras y por el este hace frontera con las tierras del Valle, las tierras de los ríos, son el corazón palpitante de Poniente. Ninguna otra tierra de los Siete Reinos ha visto tantas batallas, ni tantos reyezuelos, ni la ascensión y caída de tantas casas reales. Las causas de todo esto están claras. Rica, fértil y tienen frontera con cada uno de los otros seis reinos excepto Dorne, aunque poseen pocos límites naturales para evitar la invasión. Las aguas del Tridente hacen las tierras perfectas para el sosiego, la agricultura y la conquista, mientras que las ramas del río estimulan el comercio y los viajes en tiempos de paz y sirven de barreras y caminos en tiempos de guerra.

La importancia del Tridente en la región no se hizo nunca tan clara como cuando el rey Harwyn Hoare, abuelo de Harren el Negro, luchó por las tierras de los ríos con el rey de la Tormenta Arrec. Los nacidos del hierro fueron capaces de lograr el dominio sobre los ríos y los utilizaron como medio de transporte para sus fuerzas de forma rápida entre sus bastiones lejanos y los campos de batalla. El rey Tormenta sufrió la peor derrota en el cruce del Forca Azul, cerca de Buenmercado, donde los barcoluengos resultaron decisivos para permitir que los hijos del hierro aprovechasen la travesía del río a pesar de la superioridad numérica de Arrec.

Las tres ramas del Tridente son las que dan a las tierras de los ríos su nombre: El Forca Rojo, coloreado por el barro y el limo que fluye desde las montañas del oeste, el Forca Verde, cuyas aguas son verdes, cubiertas por el musgo al salir de los pantanos del cuello y el Forca Azul, llamado así por la pureza de sus espumosas aguas, alimentado por un manantial. Sus aguas son los caminos por los que desplazarse en las tierras de losríos y no es extraño ver barcazas para cruzar por cada tramo de un kilómetro. Nunca ha habido una ciudad en la tierra de los ríos por extraño que pueda parecer (aunque los grandes mercados son comunes), probablemente debido al historial rebelde de la región y a la tendencia que tenían los reyes en el pasado de rechazar las cartas que algunas licencias para que lugares como Salinas o Buenmercado se expandiesen. Durante los largos siglos en que los Primeros Hombres reinaron en Poniente, un sinnúmero de pequeños reinos se levantaron y cayeron en las tierras de los ríos. Sus historias, entrelazadas con los mitos y las canciones, están en gran medida olvidadas, a excepción de los nombres de algunos reyes y héroes legendarios cuyos hechos han quedado registrados en erosionadas piedras con runas cuyo significado es incluso disputado en la Ciudadela. Por lo tanto, mientras que los bardos nos regalan los oídos con coloridos cuentos de Artos el Fuerte, Florian el Loco, Jack Nuevededos, Sharra la Reina Bruja y el Rey Verde del Ojo de Dioses, la existencia misma de ese tipo de personajes ha de ser cuestionada por cualquier estudioso serio. La verdadera historia de las tierras de los ríos comienza con la llegada de los ándalos. Después de cruzar el Mar Angosto y arrasar el Valle, estos conquistadores venidos del este se dispusieron a hacerla suya, navegando con sus barcos hasta el Tridente y sus tres grandes ramas. En aquellos días, parece que los ándalos lucharon contra los caciques y sus bandas que los septones posteriormente nombrarían reyes. Uno por uno, fueron invadiendo cada una de las tierras de los reyezuelos. Las canciones nos hablan con el paso de los años de la caída de Poza de la Doncella y la muerte de su rey niño, Florian el Valiente, quinto de su nombre; El Lavadero de la

Viuda, donde tres hijos de Lord Darry fueron detenidos por el señor ándalo de la guerra Vorian Vypren y sus caballeros por un día y una noche, matando a antes de caer ellos mismos; La noche en White Wood (de nuevo, no consigo ubicar el lugar), donde supuestamente los Niños del Bosque emergieron de debajo de una colina hueca para enviar cientos de lobos contra un campamento ándalo, muriendo cientos de hombres a la luz de la luna creciente; la gran batalla de Río Amargo, donde Blackwood de Raventree y los Bracken de Septo de Piedra hicieron causa común contra los invasores solo para ser destruidos por la carga de 777 caballeros ándalos y siete septones, que llevaban la estrella de las siete puntas de la Fe en sus escudos. La estrella de siete puntas fue llevada por todos los rincones por los ándalos, en sus escudos y estándartes, bordados de sus túnicas y a veces incluso en su propia carne. En su celo por los Siete, los conquistadores miraban a los Antiguos Dioses de los Primeros Hombres y los Niños del Bosque como si fuesen poco más que demonios y cayeron sobre las sagradas arboledas con acero y fuego, destruyendo los grandes arcianos cada vez que los encontraban. El gran cerro llamado Alto Corazón, especialmente sagrado para los Niños y los Primeros Hombres, era un cerro coronado por los arcianos más antiguos que se habían visto en los Siete Reinos, Alto Corazón seguía siendo la morada de los Niños y sus verdevidentes. Cuando el rey ándalo Erreg Kinslayer rodeó la colina, los Niños salieron en su defensa invocando nubes de cuervos y ejércitos de lobos… O eso dicen las leyendas. Sin embargo, ni los picos ni las garras estaban a la altura del acero de los ándalos, que masacraron a los verdevidentes, las bestias y a los Primeros Hombres por igual y se hizo junto a la colina de Alto Corazón otra de cadaves la mitad de alta que la primera… tal y como lo cuentan los bardos. La verdadera historia sugiere lo contrario, insistiendo en que los niños habían abandonado hacía mucho las tierras de los ríos. Pero lo que está claro es que el bosque fue destruido y hoy en dia solo quedan tocones donde una vez hubo arcianos.

Aunque el nombre de Erreg es una de los más negros en las historias antiguas, uno puede preguntarse si existió alguna vez de verdad. El archimaestre Perestan ha sugerido que Erreg, podía ser de hecho, una corrupción del título de ándalo y no un nombre en absoluto. Perestan va más allá en su ‘Consideración sobre la historia’, sugiriendo que este ándalo sin nombre había talado los árboles a instancias de un rival del rey del río que utilizaba a los ándalos como mercenarios.

El penúltimo y más grande de los reyes de los ríos que quedaban en pie antes de la llegada de los ándalos, fue Tristifer IV de la casa Mudd, Martillo de la Justicia, que gobernó desde un gran castillo llamado Piedrasviejas, en una colina a orilla del Forca Azul. Los bardos nos cuentan que luchó en un centenar de batallas contra los invasores y gano noventa y nueve de ellas, solo para caer en la centésima cuando cabalgaba a la guerra contra una alianza de siete reyes ándalos. Sin embargo, parece conveniente que haya siete reyes en las canciones: probablemente este sea otro cuento inventado por los septones como una lección de piedad. Antes de los Mudd, había habido otros reyes igual de poderosos. Los Pescadores, se dice en algunas crónicas que habían sido el primero y más antiguo linaje de reyes de los ríos (en otros se contabilizan como una segunda dinastía y la revisión de los Anales de los Ríos del antiguo septo de Peasedale sugiere que eran la tercera). Los Blackwood y

los Bracken, ambos afirman haber reclamado las tierras de los ríos en varias ocasiones durante la Edad de los Héroes. Los Mudd tuvieron más éxito en la unificación de varias tierras de los ríos que sus predecesores, pero su reinado no duró mucho. El Martillo de Justicia fue sucedido por su hijo, Tristifer V, o Tristifer el Último, que fue incapaz de contener la marea de los ándalos y no pudo siquiera mantener a su propio pueblo unido. Los reyes ándalos que derribaron Piedrasviejas y mataron a Tristifer, se casaron con la nobleza de los Primeros Hombres restante y pasaron por el cuchillo a todos los que no doblaron la rodilla. Los ándalos repartieron las tierras entre ellos. La sangre de los últimos reyes de los Primeros Hombres ya era escasa antes de que los ándalos comenzaran la guerra contra ellos para dominarlos. Aunque muchos señores se nombrasen a si mismo reyes de los ríos y de las colinas o rey del Tridente, siglos pasarían antes de que cualquiera de estos pequeños monarcas tuviese suficiente influencia sobre estas tierras para ser digno de ese título. El primero de los reyes ándalos que tuvo toda las tierras de los ríos bajo su dominio, fue un bastardo nacido de la unión entre los enemigos Blackwood y Bracken. Cuando era un niño, Benedict Ríos, fue despreciado por todos, pero llegó a ser el guerrero más grande de su edad y pasó a llamarse ser Benedict el Temerario. Su destreza en la batalla le ganó el apoyo tanto de la casa de su madre, como la de su padre y pronto otros señores de los ríos doblaron también la rodilla ante él. Benedict tardó más de treinta años en acabar con todos los reyezuelos del Tridente. Como rey, se hizo conocido como Benedict el Justo, nombre que le gustó lo suficiente como para dejar de lado su apellido bastardo y tomar Justman como nombre para su casa. Tan sabio como severo, reinó durante veintitrés años, extendiendo sus dominios hasta el Cuello y Poza de la Doncella. Su hijo, otro Benedict, reinó durante sesenta años y añadió Valle Oscuro, Rosby y el nacimiento del Aguasnegras al reino del río. La casa Justman gobernó las tierras de los ríos durante casi tres siglos según afirman las crónicas. Su línea se terminó cuando Qhored Hoare, rey de las Islas del Hierro, asesinó a los hijos del rey Bernarr II mientras estaban cautivos en Pyke. Su padre no los sobrevivió mucho tempo, provocando una guerra de venganza desesperada contra los hijos del hierro. De nuevo, las tierras se sumieron en otro periodo de anarquía y derramamiento de sangre. El reino que Benedict el Temerario había tejido se rasgó en pedazos una vez más y de nuevo hubo un centenar de años de conflictos, apareciendo de nuevos reyezuelos Blacwood, Bracken, Mallister, Vance y Charlton en una pugna por la supremacía. El poco probable vencedor de todas estas luchas fue lord Torrance Teague, un aventurero de nacimiento dudoso que se hizo con una fortuna en oro en un audaz ataque a las tierras del Oeste y utilizó esas riquezas para contratar un gran número mercenarios del otro lado del Mar Angosto. Guerreros experimentados en mil batallas, sus hojas demostraron la diferencia y Teague fue nombrado Rey del Tridente en Poza de la Doncella después de seis largos años de guerra. Se dice, sin embargo, que ni Torrence ni sus herederos se sentaron seguros en el trono. Los Teague fueron tan poco amados por aquellos que doblaron la rodilla que se vieron obligado a mantener a hijos de todas las casas como rehenes para utilizarlos en caso de traición. Aún asi, el cuatro monarca Teague, Theo Silla Dolorosa, pasó todo su reinado a caballo, llevando a sus caballeros de una rebelión a la siguiente mientras colgaba rehenes de cada árbol.

Al igual que con los Primeros Hombres, las dinastías de los reyes ándalos resultaron ser de corta duración y los enemigos rodeaban el reino por todas partes. Los hombres de las Islas del Hierro allanaron sus costas hacia el oeste, mientras que los piratas de los Peldaños de Piedra y Tres Hermanas hicieron lo mismo por el este. Los hombres de oeste cabalgaron por todo el Forca Roja para saquear y conquistar y las tribus salvajes de las Montañas de la Luna bajaban para quemar y saquear y llevarse a las mujeres. Desde el Suroeste, los señores del Domino enviaron columnas de caballeros cubiertos de hierro por todo el Aguasnegras; al sureste se encontraba el dominio de los señores de la tormenta, siempre ávidos de oro y gloria. En toda la larga historia del Tridente, bajo cientos de gobernantes, apenas hubo un momento en que los hombres de esta tierra no estuvieron o sufrieron una guerra con al menos uno de sus vecinos. Algunos incluso se vieron forzados a luchar en dos o en tres a la vez. Peor aún, algunos reyes de los ríos nunca contaron con el apoyo de sus señores vasallos. Los recuerdos de antiguos agravios y traiciones pasadas no eran dejadas de lado a menudo por los señores del Tridente, cuyas enemistades corrían tan profundas como los ríos que riegan sus tierras. Una y otra vez, uno y varios de estos señores se unirían con algún invasor contra su propio rey; de hecho, en algunos casos, fueron estos señores los que trajeron forasteros a las tierras de los ríos ofreciéndoles tierras, oro o hijas a cambio de ayuda contra los enemigos de la familia.

El Rey Benedict de la casa Justman Más de un reino fue derrocado por tales alianzas y cada nueva batalla solo sirvió para sentar las bases de la siguiente. En retrospectiva, es fácil de ver que era solo cuestión de tiempo hasta que uno de los invasores optara por quedarse y reclamar las tierras de los ríos para sí mismo. El primero en hacerlo fue el rey de la Tormenta, Arlan III Dundarron. Humfrey de la casa Teague era rey de los Ríos en aquella época. Un gobernante piadoso, fundó muchos septos y casas madre en las tierras de los ríos y trató de reprimir la adoración de los Dioses Antiguos en su reino. Esto llevó a Árbol de Cuervos a levantarse contra él, los Blackwood nunca se habían convertido a la Fe de los Siete. Los Vance de Atranta y los Tully de Aguasdulces se le unieron en la rebelión. El rey Humfrey y sus partidarios, apoyados por las estrellas y

espadas de la Fe Militante, estaban a punto de aplastarlos cuando lord Roderick Blackwood envió a un mensajero a Bastión de Tormentas para pedir ayuda. Lord Blackwood estaba unido a la casa Dundarron por matrimonio, lord Arlan había tomado por esposa a una de las hijas de Blackwood por los viejos ritos, bajo el gran arciano muerto en el bosque de dioses de Raventree. Arlan II no tardo en responder. Llamando a sus banderizos, el Rey Tormenta lideró un gran ejército a través de Aguasnegras, aplastando al Rey Humfrey y sus partidarios en una serie de sangrientas batallas y levantando el asedio de Raventree. Roderick Blackwood y Elston Tully cayeron en la lucha, junto con los señores Bracken, Darry, Smalwood y lord Vance. El rey Humfrey, su hermano y campeón, ser Damon y sus hijos Humfrey, Hollis y Tyler perecieron en la batalla final de la campaña, una refriega sangrienta que tuvo lugar entre dos cerros conocidos como ‘las Tetas de la Madre’ en tierra reclamada tanto por los Blackwood como por los Bracken. El rey Humfrey fue el primero en morir ese día, según esta escrito. Su heredero, el príncipe Humfrey, tomó posesión de su corona y espada pero murió poco después, con lo cual el segundo hijo, Hollis, hizo lo mismo, solo para ser asesinado a su vez. Y así fue como la sangrienta corona paso de un hijo a otro y finalmente al hermano y campeón del rey, todo en el espacio de una sola tarde. En el momento en que el sol se puso, la casa Teague se había extinguido por completo junto con el reino de los ríos y las colinas. La lucha, que es conocida como la Batalla de los Seis Reyes, en honor a Arlan III, rey de la Tormenta y a los cinco reyes de los ríos que mataron sus hombres de la tormenta, algunos de los cuales reinaron durante horas o minutos. Ciertas cartas y documentos encontrados por los maestres durante su servicio en Bastión de Tormentas, sugieren que Arlan III no tenía intención de tomar para sí las tierras de los ríos, sino restaurar en el trono a la casa Blackwood, más concretamente a lord Roderick Blackwood. La muerte del señor torció estos planes, dado que el heredero de Raventree tenía solo ocho años de edad y al rey de la Tormenta ni le gustaban, ni confiaba en los hermanos de Lord Blackwood. Parece ser que el rey Arlan consideró coronar a Shiera, hija mayor de Roderick, con su propio hijo a su lado, pero los señores de las tierras de los ríos se negaron a ser gobernados por una mujer y su Gracia decidió finalmente añadir las tierras de los ríos a sus propios dominios. Y así permanecerion por más de tres siglos, aunque los señores de los ríos se levantaron contra Bastión de Tormentas al menos una vez en cada generación. Una docena de pretendientes de otras tantas casas intentarían coronarse como Rey del Río o Rey del Tridente y juraron liberarse del yugo de los reyes tormenta. Algunos incluso tuvieron éxito… durante quince días, una luna e incluso un año. Pero sus tronos fueron construidos de barro y arena y al final Bastión de Tormentas marchaba para acabar con ellos. Así terminaron los breves reinados sin gloria de Lucifer Justman (Lucifer el Mentiroso), Marq Mudd (El bardo loco), Lord Robert Vance, Lord Petyr Mallister, Lady Jeyne Nutt, el Rey Bastardo ser Addam Ríos, el Rey Campesino Pate de Buenmercado, y ser Lymond Fisher, caballero de Piedrasviejas, y una docena más. Cuando finalmente las tierras de los ríos fueron arrancadas de las manos de Bastión de Tormentas, no fue por un señor de los ríos, sino unos conquistadores rivales de más allá de las tierras del Tridente: Harway Hoare, Manodura, rey de las Islas de Hierro. Cruzaron la Bahía del Hierro con un centenar de barcoluengos y desembarcaron toda su fuerza cuarenta leguas al sur de Varamar y marcharon hacia el interior del Forca Azul llevando con ellos sus naves, sobre sus hombros en una hazaña que los bardos de las islas todavía celebran. Los hijos del hierro navegaron rio arriba y rio abajo saqueando y asaltando a su antojo, los señores de los ríos retrocedieron ante su avance o se refugiaron en sus castillos, no

muy dispuestos a tomar parte en una batalla por un rey al que muchos de ellos habían insultado. Los que tomaron las armas fueron salvajemente castigados. Un caballero joven y audaz, Samwell Ríos, hijo natural de Tommen Tully, señor de Aguasdulces, reunió una pequeña multitud y se reunió con el Rey Harwin en la Piedra Caída, pero sus líneas se hicieron añicos cuando Harwin cargó contra ellos. Cientos se ahogaron intentando huir. Ríos fue cortado en dos, de modo cada mitad de su cuerpo pudiese ser entregado a cada uno de sus padres. Lord Tully abandonó Aguasdulces sin luchas y huyó con todos sus efectivos para unirse a los que se habían juntado en el salón de Raventree, donde fueron acogidos por lady Agnes Blackwood y sus hijos. Pero cuando lady Agnes avanzó contra los hijos del hierro, su beligerante vecino, Lothar Bracken, cayó sobre su retaguardia con todas sus fuerzas y puso a su ejército en fuga. Lady Agnes y dos de sus hijos fueron capturados y entregados al rey Harwyn, que obligó a la madre a ver como estrangulaba a sus dos hijos con sus propias manos. Sin embargo, si los cuentos son ciertos, lady Agnes no lloró ‘tengo otros hijos’ le dijo al rey de las Islas del Hierro ‘Raventree durará cuando usted y los suyos sean destruidos. Su linaje acabará en sangre y fuego’. Probablemente, este discurso profético sea una invención posterior añadida a la historia por algún cantante o narrador. Lo que sí sabemos es que Harwyn Manodura quedó con impresionado con su desafío que le ofreció salvar su vida y convertirse en su esposa de sal. ‘Me gustaría más tener una espada dentro de mí que tu polla’ respondio lady Agnes. Y Harwyn Manodura le concedió su deseo. La derrota de las huestes de lady Blackwood significó el fin de la resistencia de los señores de los ríos a los hijos del hierro, pero no el fin de los combates, puesto que las noticias de la invasión habían llegado al lejano Bastión de Tormentas y el rey Arrec. Al mando de un poderoso ejército, el rey Tormenta cabalgó hasta el norte para luchar contra el enemigo. Tan ansioso estaba este joven rey por luchar a brazo partido contra los hombres del hierro que ñpronto cometió un error garrafal dejando atrás a su convoy de aprovisionamiento. Un grave error, como pudo comprobar cuando cruzó el Aguasnegras y se encontró cada castillo cerrado a cal y canto y pueblos y campos calcinados. Muchos señores de los ríos se habían unido a los hombres del hierro en aquel momento. Bajo el mando de los señores Goodbrook, Paege y Vypren, se deslizaron por el Aguasnegras y cayeron sobre el convoy de aprovisionamiento antes de que llegase al río, poniendo en estampida la retaguardia de Arrec y quedándose con sus suministros. De modo que una hambrienta multitud de señores de la tormenta finalmente se enfrentaron a Harwyn Manodura en Buenmercado, donde Lothar Bracken, Theo Carlton y una veintena de otros señores de los ríos se le habían unido. El rey Arrec tenía el doble de hombres que sus enemigos, pero estaban cansados por los largos días de marcha, confundidos y desanimados y su rey pronto demostró ser testarudo e indecis. Cuando se unieron a la batalla, está resulto ser una derrota demoledora para los señores de la tormenta. Arrec logró escapar de la carnicería, pero dos de sus hermanos murieron combatiendo y el reinado de Bastión de Tormentas sobre las tierras de los ríos llegó a su fin de forma sangrienta. Se dice, que se escuchó al pueblo llano por todas las tierras de los río alegrándose al escuchar la noticia, mientras que sus señores, envalentonados, se levantaron contra las guarniciones de señores de la tormenta que quedaban dispersas por toda la región, expulsándolos o pasándolos por la espada. Las campanas sonaron en Septo de Piedra durante un día y una noche, según cuentan los cronistas y bardos, y los hermanos

mendicantes iban de pueblo en pueblo proclamando que en el Tridente, eran sus propios amos de nuevo. Estas celebraciones duraron poco, obviamente. Se ha dicho, sobre todo cerca de Sept de Piedra que lord Lothar Bracken había hecho causa común con los hijos del hierro con la creencia de que Manodura le haría rey cuando los hombres de la tormenta fuesen expulsados, pero no hay evidencia escrita que apoye esta afirmación. Parece poco probable; Harwyn Hoare no era el tipo de hombre que regalaba coronas. Y de la misma forma que Arlan Dundarron hizo tres siglos atrás, Harwyn Hoare tomó las tierras de los ríos para si mismo. Esos señores de los ríos que habían apostado por él no habían hecho más que cambiar un amo por otro… Y su nuevo amo era más duro, más cruel y más exigente que el anterior. El propio Lothar Bracken fue de los primeros en aprender la lección cuando trató de rebelarse contra Manodura medio año después. Solo unos pocos señores de menos importancia se unieron bajo su bandera y el rey Harwyn y sus hombres los aplastaron por completo, saquearon Sept de Piedra y colgaron a lord Bracken en una jaula de cuervos durante un año, mientras moría poco a poco de hambre. A lo largo de su vida, dos veces intentó Arrec Dundarron cruzar el Aguasnegras y recuperar lo que había perdido pero sin éxito. Su hijo mayor y sucesor, el rey Arlan V lo intentó también y murió en el intento. Harwyn Manodura gobernaría las tierras de los ríos hasta su muerte (que sucedió a la edad de sesenta y cuatro años mientras se acostaba con una de sus esposas de sal) y su hijo y nieto mantendrían el cruel dominio de los hombres del hierro sobre el Tridente. El nieto de Harwyn, Harren el Negro, pasó la mayor parte de su vida construyendo una monstruosa fortaleza en el Tridente, la cual llevaría su nombre y volviendo a las Islas del Hierro con poca frecuencia. Así estaban las cosas cuando Aegon el Conquistador llegó a tierra y puso fin a Harren en el holocausto que envolvió Harrenhal. Después, Aegon nombró a Edmyn Tully de Aguasdulces (primero de los señores de los ríos en rendirse a Aegon) señor del Tridente y redujo al resto de señores a ser sus vasallos. El reinado lo conservó para sí mismo: no habría más reyes en Poniente que Aegon.

El Rey Tormenta Arrec observando la Batalla de Mercadobello

CASA TULLY Los Tully de Aguasdulces nunca fueron reyes, pero en los libros pueden encontrarse un gran número de conexiones con las dinastías del pasado. Puede que fuesen precisamente estas conexiones las que pusieron a la casa Tully en el camino para ser los Señores del Tridente bajo el reinado de Aegon I.

El blasón de la Casa Tully (centro) y algunas casas notables, antiguas y actuales (en sentido horario desde arriba): Mallister, Mooton, Darry, Mudd, Piper, Strong, Vance, Bracken, Blackwood, Whent, Lothston y Frey. Los Tully aparecen nombrados en muchas crónicas y anales del Tridente, desde los días de los Primeros Hombres, cuando el primer Edmure Tully y sus hijos lucharon al lado de Tristifer IV Mudd, Martillo de Justicia, en muchas de sus noventa y nueve victorias. Después de la muerte de Tristifer, ser Edmure se acercó al más poderoso de los conquistadores Ándalos, Armistead Vance. Fue Axel, el hijo de Edmure, quien recibió una concesión de tierras en la unión del Forca Roja con su veloz afluente, el Piedra

Caída. Lord Axel estableció su asentamiento en un castillo rojo que llamó Aguasdulces. Situado donde estaba, Aguasdulces pronto demostró tener un gran valor estratégico, y los reyezuelos que lucharon en la época de la anarquía pronto comenzaron a competir por el apoyo de la casa Tully. Axel y sus descendientes crecieron ricos y poderosos, y con el tiempo se convirtieron en el baluarte de muchos reyes del río cuando estos defendían las marcas occidentales del Tridente contra el Reino de la Roca.

LISTA DE CASAS QUE EN UN MOMENTO U OTRO GOBIERNAN LAS TIERRAS DE LOS RÍOS, COMO SE AFIRMA EN LAS HISTORIAS: CASA FISHER: de Isla Mística. CASA BLACKWOOD: Raventree CASA BRACKEN: de Septo de Piedra CASA MUDD: de Piedrasviejas (última dinastía de los Primeros Hombres que gobernó las tierras de los ríos). CASA JUSTMAN CASA TEAGUE: últimos Reyes de los Ríos de la Tierra de los Ríos. CASA DURRANDON: de Bastión de Tormentas CASA HOARE: de las Islas del Hierro

Los Tully fueron de los principales señores de los ríos en los tiempos en que los reyes de la Tormenta ganaron su guerra contra el último rey de los ríos y las colinas. Algunas casas nobles fueron destruidas en esas guerras, pero la mayoría doblaron la rodilla ante el Rey de la Tormenta una vez que los Teague fueron desposeídos, y los Tully se encontraban entre ellos. Pronto, los Tully comenzaron a aparecer en puestos prominentes y cargos de confianza. Aguasdulces resistió los reinados de los reyes Tormenta y sobrevivió a la conquista posterior de los hijos del hierro, permaneciendo prácticamente intactos. Otras casas de gran renombre de las tierras de los ríos no tuvieron tanta suerte. Una década antes de la conquista de Aegon, Blackwood y Bracken habían vuelto a entrar en su guerra privada. Anteriormente, los hijos del hierro habían ignorado en gran medida este tipo de conflicto entre sus vasallos–de hecho si ‘La Crónica del Hierro’ puede ser creida, Harwyn Manodura a menudo solía enfrentar a sus vasallos unos contra otros para mantenerlos débiles Pero esta vez, la pugna interrumpió la construcción de Harrenhal y esto fue razón suficiente para que Harren el Negro solucionase el asunto con dureza. Fue por esto, que cuando Aegon conquistó las tierras de los ríos, los Tully fuesen los señores del río más poderosos entre los restantes.

La enemistad entre Blackwood y Bracken es infame, y con razón, ya que se remonta a miles de años antes de la llegada de los Ándalos. Los orígenes de la lucha se han visto envueltos por la leyenda. Los Blackwood dicen que eran reyes y los Bracken poco más que pequeños señores empeñados en traicionarlos y deponerlos, mientras que los Bracken dicen lo mismo de los

Blackwood. Que ambos eran casas reales en el Tridente, parece cierto, y nadie puede dudar que su enemistad tiene una causa, tan arraigada que se ha convertido en legendaria. Poderosos como eran, han mantenido sus feudos a pesar de los muchos reyes que han tratado de hacer la paz entre ellos, incluso el viejo rey Jaehaerys el Conciliador, fracasó en su intento de detener esa guerra incesante, pero la paz que forjó no duró más allá que el final de su reinado.

Cuarenta años del reinado de Harren el Negro, que llevo la miseria y la muerte a miles de personas, no le habían ganado ningún cariño entre las gentes de los ríos. En consecuencia, la llegada de Aegon fue anunciada por señores grandes y pequeños, que acudieron a su estandarse, deseosos de derrocar a su rey, cruel además de extranjero. El principal de ellos era Edmyn Tully. Cuando Harrenhal fue quemado y la línea de Harren el Negro desapareció, Aegon entregó el señorío del Tridente a lord Edmyn. Algunos incluso propusieron que se le concediera a lord Tully el dominio sobre las Islas del Hierro también, esto, sin embargo, no sucedió. Lord Edmyn hizo mucho para reparar el daño que Harren había dejado tras el. Nuevos lazos fueron forjados, como cuando el recién nombrado señor Quenton Qoherys–antes maestro de armas de Rocadragón y por aquel encontes arruinado señor de Harrenhal– tomo por esposa a la hija de lord Tully (aunque en los últimos años esto demostraría ser una unión problemática, aliviada únicamente por el triste final de la casa Qoherys). Fue en el 7DC, cuando Edmyn comenzó su andadura como Mano del Rey, renunciando a su cargo dos años después para volver a Aguasdulces con su familia. En los años siguientes, muchos Tully jugarían un papel en los principales acontecimientos de los primeros reyes Targaryen. Cuando el rey Aenys estuvo como invitado en Aguasdulces y Harren el Rojo invitado de los Tully y de su Gracia, intentó arrebatar Harrenhal a Gargon el Invitado, señor de Harrenhal, fuera de la ley del rey. En los años posteriores, los Tully–junto con los Harroway, señores de Harrenhal en ese momento–formaron parte del ejército que rodeó al príncipe Aegon y su dragón, Quicksilver, en su guerra contra su tío Maegor el Cruel.

La muerte del Príncipe Aegon y su dragón Quicksilver

SEÑORES DE HARRENHAL Lord Gargon, el segundo y último Qoherys en gobernar Harrental era el nieto de Lord Quenton. Famoso por su apetito por las mujeres, se hizo famoso por asistir a todas las bodas dentro de sus dominios para poder aprovechar el derecho del señor de la primera noche. No es ninguna sorpresa que el padre de alguna doncella desflorada por Gargon el Invitado le abriese la puerta de atrás a Harren el Rojo y su panda de forajidos, o que Gargon fuese castrado antes de morir. Harrenhal se ganaría la reputación de estar maldito en los años siguientes, ya que muchas de las casas que lo poseyeron tendrían finales extremadamente infelices: CASA HARROWAY Elevados al señorío de Harrenhal durante el reinado de Aenys I tras la muerte de Gargon Qoherys, lord Lucas Harroway vio a su hija Alys casada con Maegor. Ella, se convirtió en una de las reinas de Maegor y él en su Mano, hasta que Maegor el Cruel acabó con toda su estirpe matándolos. CASA TOWERS Después de destruir a la casa Harroway, Maegor prometió el castillo al más fuerte de los caballeros, aunque no todas sus tierras. Veintitrés caballeros de su guardia lucharon en las calles de la Ciudad de Lord Harroway por un premio empapado en sangre. Ser Walton Towers fue el vencedor y se le concedió la sede, aunque murió poco después por sus heridas. Su línea terminó dos generaciones más tarde cuando él último lord Tower murió sin heredero. CASA STRONG Lyonel Strong, afamado guerrero y hombre de grandes dotes naturales (había forjado seis eslabones en la Ciudadela), se le concedió el señorío durante el reinado de

Jaehaerys I. Se desempeñó como maestro de leyes y posteriormente, como mano de Viserys I, mientras que sus hijos se integraron rápidamente en el entramado de la corte. El y su heredero, ser Harwin, murieron en el incendio que estalló en Harrenhal, dejando a su hijo menor, Larys Strong como señor de Harrenhal. Larys sobrevivió a la Danza de Dragones pero no al Juicio del Lobo. CASA LOTHSTON Ser Lucas Lothston, maestro de armas de la Fortaleza Roja, recibió el asiento como regalo de Aegon III en el 151DC. Recientemente casado con lady Falena Stokeworth tras el escándalo de sus relaciones con el príncipe Aegon (futuro Aegon el Indigno), Lotshton pronto partió de la corte con su esposa. Regresó a Desembarco del Rey durante el reinado de Aegon IV, sirviendo como Mano menos de un año antes de ser desterrado de nuevo lejos de la corte junto a su mujer y su hija. Su línea acabó en la locura y el caos cuando lady Danelle Lothston se volvió hacia las artes negras durante el reinado de Maekar I. CASA WHENT Caballeros al servicio de los Lothston, se les dio Harrenhal como recompensa por su ayuda para derrocar a los anteriores señores. Mantienen el asentamiento a día de hoy, pero la tragedia los ha marcado.

El gran castillo de Harrenhal

Lord Forrest Frey yendo a la guerra.

Fue durante los primeros días de la Danza cuando el príncipe Daemon Targaryen condujo a las fuerzas de la reina Rhaenyraa una victoria sin derramamiento de sangre en Harrenhal, aprovechando que el castillo como lugar de reunión para sus seguidores. Muchos de estos seguidores, eran de las tierras de los ríos, que se alzaron por miles y se unieron a su anfitrión el príncipe en nombre de Rhaenyra. Destacable entre ellos el caballero lord Forrest Frey, quien había sido pretendiente de Rhaenyra. Los Frey no eran una casa antigua. Se habían hecho señores hacía poco más de seiscientos años, de una línea procedente de un pequeño señor que levantó un puente de madera desvencijada en la parte más estrecha del Forca Verde. A medida que su riqueza e influencia crecieron, también lo hizo el Cruce. Y pronto el castillo pasó de ser una sola torre que daba al puente, a dos formidables torreones, ahora llamados los Mellizos, que se encuentran entre los más fuertes del reino. Lord Forrest luchó valientemente para la reina que había amado, bajo el Fishfeed, donde fue uno de los muchos señores y caballeros que murieron en la batalla más sangrienta de la guerra. Su viuda, lady Sabitha Vypren, resultó temible por su coraje y su notoria falta de misericordia. De acuerdo con Seta, ‘cara afilada, lengua afilada y una bruja, que antes de empezar la Danza vestía malla en vez de seda y era aficionada a matar hombres y besar mujeres’.

Pero no pasaría mucho tiempo antes de que Aguasdulces comenzar a irritarse bajo la bota de Maegor. A medida que sus enemigos se levantaron a su alrededor, los Tully se unieron a las banderas del príncipe Jaehaerys Targaryen, hermano del asesinado príncipe Aegon, en el último año del reinado de su cruel tío. A través de los años que siguieron, los Tully dejaron su huella en la historia. Lord Grover Tully apoyó al príncipe Viserys Targaryen por encima de Laenor Velaryon como sucesor de Jaehaerys I en el Gran Consejo del 101DC. Cuando la Danza de los Dragones

estalló en el 129DC, el viejo señor resultó real a sus principios y al rey Aegon II… Pero era viejo y estaba postrado en cama y su nieto ser Elmo le desafió y tuvo que cerrar las puertas y mantener cerca a sus banderizos.

Ser Elmo Tully

Más tarde, durante la danza, Ser Elmo Tully guió a los señores de los ríos durante la Segunda Batalla de Ladera, pero en el lado de la Reina Rhaenyra, en lugar del Rey Aegon II, a quien su abuelo había favorecido. La batalla resultó una victoria, al menos en parte, y poco después, su abuelo, finalmente murió, y Ser Elmo se convirtió en Señor de Aguasdulces. Pero no disfrutó mucho tiempo su posición; él murió durante la marcha cuarenta y nueve días después, dejando a su hijo pequeño, Ser Kermit, para sucederle. Lord Kermit llevó a los Tully a lo alto del poder. Vital y audaz, luchó incansablemente por la Reina Rhaenyra, y su hijo, el Príncipe Aegon, más tarde el Rey Aegon III. Lord Kermit era el comandante en jefe de las huestes que tomaron Desembarco del Rey en los últimos días de la guerra, y él personalmente mató Lord Borros Baratheon en la batalla final de la Danza de los Dragones. Sus sucesores gobernaron lo mejor que pudieron después de él, pero nunca fue de nuevo Aguasdulces tan prominente como en aquellos años. Fiel a la Casa Targaryen a través de todas las rebeliones Fuegoscuro, la Casa Tully finalmente se cansó de los reyes dragones durante la locura del rey Aerys II Targaryen, y Lord Hoster Tully se unió a Robert Baratheon y sus rebeldes y ayudó a atar juntos la alianza que llevó a Robert al Trono de Hierro mediante la concesión de las manos de sus hijas a Jon Arryn Señor del Nido de Águilas y Lord Eddard Stark de Invernalia.

AGUASDULCES La sede de la Casa Tully es pequeña en comparación con los grandes castillos y fortalezas de las otras grandes casas. Y el castillo más grande de las tierras de los ríos, Harrenhal, podría contener diez Aguasdulces en su interior. Sin embargo, es una fortaleza robusta y bien construida, y su posición en la unión de dos ríos que la rodean de aguas profundas por dos de sus lados, hace que sea extremadamente difícil asaltarlo. Aunque sitiada muchas veces a lo largo de los siglos, Aguasdulces rara vez se ha tomado y nunca por los señores de la tormenta. La clave de la fortaleza del castillo está en el foso cavado bajo su muro occidental, donde se encuentra la puerta principal. Muchos castillos de los Siete Reinos tienen fosos, pero pocos se crean con complicadas compuertas que permiten inundarlos en caso de necesidad. Esto da al foso de Aguasdulces una profundidad y amplitud que pocos pueden lograr. Con su foso totalmente inundado, se convierte en una isla del todo invulnerable al asalto.

Aguasdulces

EL VALLE

EL VALLE DE ARRYN—un valle fértil, alargado y extenso, completamente rodeado por los picos verde-grisáceos de las imponentes Montañas de la Luna—es tan próspero como hermoso. Fue quizás por esto que los primeros invasores Ándalos eligieron desembarcar allí mientras cruzaban el Mar Angosto bajo el estandarte de sus dioses. Prueba de ello, son las piedras talladas encontradas en el territorio de los Dedos, las cuales muestran imágenes de estrellas, espadas, y hachas (o martillos, como algunos afirman). El libro sagrado de la Fe, La Estrella de Siete Puntas, dice que Hugor de la Colina recibió una visión divina acerca de una“tierra dorada entre altas montañas”, que algún día le pertenecería a los Ándalos. Aislado del resto de Poniente por sus altas montañas, el Valle resultó ser el terreno perfecto para que los Ándalos comenzarán a forjar sus primeros reinos. Los Primeros Hombres, quienes estuvieron ahí antes que los Ándalos, lucharon persistentemente contra estos invasores llegados del mar, pero el Valle estaba escasamente poblado en aquel entonces, y pronto se vieron superados en número en cada enfrentamiento. Los bardos dicen que por cada barcoluengo que era incendiado o expulsado de vuelta al mar, otros diez aparecían al día siguiente. Los invasores luchaban con un fervor que los Primeros Hombres no pudieron igualar, y sus hachas y cotas de escamas de bronce demostraron ser inferiores que las espadas de acero y las cotas de malla de hierro de los Ándalos. Es más, el Valle y sus picos circundantes estaban divididos en una veintena de pequeños reinos para cuando los primeros Ándalos empezaron a desembarcar en sus costas, con la estrella de siete puntas pintada (o grabada, en algunos casos) en sus pechos. Divididos por antiguas enemistades, los reyes de los Primeros Hombres no se unieron en contra de los invasores cuando estos empezaron a aparecer en sus costas, sino que en cambio hicieron pactos y alianzas con ellos, buscando usar a los recién llegados para sus propias guerras. (Un hecho que se repitió incontables veces a medida que los Ándalos se expandían por Poniente). Dywen Shell y Jon Brightstone, cada uno de los cuales reclamaba el título de Rey de los Dedos, llegaron incluso a pagarle a los caudillos Ándalos para que crucen el mar, cada uno pensando que podría usar sus espadas en contra del otro. En vez de eso los caudillos se rebelaron en su contra. En menos de un año Brightstone fue capturado, torturado y decapitado, y Shell fue quemado vivo dentro de sus propios salones de madera. Un caballero Ándalo llamado Corwyn Corbray tomó como esposa a la hija del primero, y como amante a la esposa del segundo, y reclamó los Dedos para sí (aunque Corbray, a diferencia de muchos de sus compañeros, nunca se proclamó rey, prefiriendo en cambio el título más modesto de Señor de los Cinco Dedos). Más al sur, el adinerado pueblo portuario de Puerto Gaviota en la Bahía de los Cangrejos era gobernado por Osgood Shett, Tercero de Su Nombre, un viejo guerrero de cabello entrecano que reclamaba el antiguo y pomposo título de Rey de los Verdaderos Hombres, un título que supuestamente tenía diez mil años de antigüedad remontándose hasta la Edad del Amanecer. Aunque Puerto Gaviota estaba bien resguardado tras sus gruesas murallas de piedra, el Rey Osgood y sus antepasados habían estado en constante enfrentamiento contra los Reyes de Bronce de Piedra de las Runas, una casa más poderosa que su vecina y tan antigua y renombrada como la suya propia. Yorwick Royce, Sexto de su Nombre, había reclamado la Corona Rúnica, después de que su predecesor falleciera en batalla, y había demostrado ser un enemigo más formidable, derrotando a los Shett en reiteradas ocasiones y expulsándolos de regreso al interior de sus murallas. El Rey Osgood cometió la insensatez de recurrir a los Ándalos buscando ayuda para recuperar lo que había perdido. Pensando en evitar el ataque de Shell y Brightstone, él

buscó unirse a sus aliados con sangre en vez de con oro; entregó a su hija en matrimonio con el caballero Ándalo Gerold Grafton, Tomó como esposa a la mayor de las hijas de Ser Gerold, y casó a la menor con su hijo y heredero. Todos los matrimonios fueron oficiados por septones, según los ritos de los Siete. Shett llegó incluso a convertirse a la Fe, prometiendo construir un gran septo en Puerto Gaviota si los Siete le concedían la victoria. Entonces partió con sus aliados Ándalos para enfrentarse al Rey de Bronce. El Rey Osgood consiguió la victoria, pero no sobrevivió a la batalla, y poco después entre los hombres de Puerto Gaviota y otros Primeros Hombresse susurrabaque había sido el propio Ser Gerold quien lo había asesinado. Al regresar al pueblo, el caudillo Ándalo reclamó para sí la corona de su suegro, arrebatándosela al hijo de Shett y confinándolo a sus aposentos hasta que consiguió dejar un niño en el vientre de la hija de Ser Gerold (tras lo cual, el padre del niño desapareció de las páginas de la historia). Cuando Puerto Gaviota se rebeló contra él, el Rey Gerold aplastó las protestas brutalmente, y pronto las alcantarillas de la ciudad se tiñeron de rojo por la sangre de los Primeros Hombres… y mujeres y niños también. Los muertos eran lanzados a la bahía para alimentar a los cangrejos. Durante los años siguientes, nadie osó desafiar el gobierno de la Casa Grafton, ya que (para sorpresa de todos) Ser Gerold demostró ser un gobernante sabio y astuto, y el pueblo prosperó enormemente bajo su reinado y el de sus sucesores, convirtiéndose en la primera y única ciudad del Valle. No todos los señores y reyes de los Primeros Hombres fueron tan insensatos como para invitar a sus conquistadores a sus salones y hogares. En cambio, muchos eligieron luchar. El más importante entre ellos fue el anteriormente mencionado Rey de Bronce, Yorwick VI de Piedra de las Runas, quien lideró a los Royce en varias victorias notables sobre los Ándalos, en una de ellas llegando incluso a destrozar siete barcoluengos que habían osado desembarcar en sus costas y decorando las murallas de Piedra de las Runas con las cabezas de sus capitanes y tripulaciones. Sus herederos continuaron los enfrentamientos, ya que las guerras entre los Primeros Hombres y los Ándalos se extendieron por generaciones. El último de los Reyes de Bronce fue el nieto de Yorwick, Robar II, quien heredó Piedra de las Runas de su predecesor menos de una quincena antes de su decimosexto día del nombre, pero demostró ser un guerrero de tal ferocidad, astucia y encanto que casi consiguió detener la invasión de los Ándalos. Para cuando los Ándalos controlaban tres cuartos del Valle y habían comenzado a pelear entre ellos, como habían hecho los Primeros Hombres antes que ellos. Robar Royce se dio cuenta de la ventaja que ofrecía su desunión. A lo largo del Valle, un puñado de Primeros Hombres había resistido contra los Ándalos; los Redfort de Fuerterrojo, los Hunter de Arcolargo, los Belmore de Rapsodia, y los más importantes, los Coldwater de Comezón de Aguasfrías. Robar formó alianzas con cada uno de ellos, además de con varias casas menores y clanes, uniéndolos a su causa con matrimonios, concesiones de tierras, oro, y (en un caso especial) tras vencer a Lord Hunter en una competencia de arquería (la leyenda dice que el Rey Robar hizo trampa). Tal fue su elocuencia que incluso se ganó la alianza deUrsula Upcliff, una famosa hechicera que se hacía llamar la esposa del Rey Tritón. Muchos de los señores que se reunieron bajo sus estandartes habían sido reyes menores, pero dejaron de lado sus coronas, y doblaron la rodilla ante Robar Royce proclamándolo Rey Supremo del Valle, de los Dedos y de las Montañas de la Luna

La Batalla de las Siete Estrellas. Finalmente unidos como un sólo pueblo bajo un solo gobernante, los Primeros Hombres consiguieron varias grandes victorias sobre los conquistadores, que se hallaban divididos y enfrentados. El Rey Robar tuvo la sensatez de evitar atacar a todos los Ándalos al mismo tiempo. En vez de eso, enfrentó a un enemigo a la vez, usualmente haciendo causa común con un líder Ándalo para derrocar al otro. El Rey de los Dedos fue el primero en caer. La leyenda nos dice que fue el propio Rey Robar quien asesinó a Qyle Corbray, después de haberle arrebatado a Dama Desesperada, su famosa espada. Puerto Gaviota fue reconquistado por asalto después de que Robar enviara a su propia hermana dentro de las murallas para persuadir a los Shett de rebelarse en contra de los Grafton y abrirles las puertas de la ciudad. El Martillo de las Colinas, el rey Ándalo que dominaba el extremo occidental del Valle, fue el siguiente en enfrentarse a los Primeros Hombres resurgentes y cayó ante las huestes del Rey Robar bajo las murallas de Roble de Hierro. Por un glorioso y breve momento, parecía que los Primeros Hombres podrían retomar sus tierras bajo el liderazgo de este joven pero valiente rey. Pero no fue así. Robar había conseguido su última victoria, ya que los señores y reyes Ándalos restantes finalmente se habían dado cuenta del peligro que corrían. Y entonces, fueron los Ándalos quienes dejaron de lado sus diferencias para hacer causa común y unirse bajo los estandartes de un único señor. El hombre que eligieron para dirigirlos no era ningún rey, ni tampoco era príncipe, ni siquiera era un señor, sino un caballero llamado Ser Artys Arryn. Un hombre joven, de la edad del Rey Robar. Él era alabado entre sus pares como el mejor guerrero de sus tiempos, un campeón con la espada, la lanza y el mangual, y un astuto e ingenioso líder para los hombres, y apreciado por todos los que habían luchado bajo su mando. Aunque era de sangre Ándala pura, había nacido en el Valle a la sombra de la Lanza del Gigante, donde los halcones volaban entre los altos picos de las montañas. En su escudo lucía la luna y el halcón, mientras que un par de alas de halcón decoraban su yelmo plateado. El Caballero Halcón, sus hombres lo llamaban, entonces y ahora. Para hablar de lo que ocurrió después, debemos regresar al reino de las canciones y las leyendas. Los bardos dicen que las dos huestes se enfrentaron al pie de la Lanza del Gigante, a una legua de la casa en donde Ser Artys había nacido. Aunque los ejércitos eran casi iguales en número, Robar Royce controlaba el terreno alto con la montaña a sus espaldas, una posición defensiva muy ventajosa.

Los Primeros Hombres llegaron varios días antes que los Ándalos, y cavaron zanjas frente a su campamento que luego llenaron con estacas afiladas (untadas de entrañas y excrementos, según los relatos de la batalla del Septón Mallow). La mayoría de los rimeros Hombres combatía a pie; los Ándalos tenían la ventaja, ya que uno de cada diez iba a caballo y además estaban mejor armados y protegidos. Dicen los cuentos que estos llegaron tarde a la batalla; el Rey Robar llevaba buscándolos por tres días. Ya anochecía cuando el ejército Ándalo por fin apareció, y levantaron sus tiendas a una legua de las del enemigo. Pero incluso en la creciente oscuridad, Robar Royce pudo distinguir a su líder. Su armadura y yelmo alado plateados hacían que el Caballero Halcón fuera inconfundible, incluso a la distancia. Sin duda, fue una noche intranquila en ambos campamentos, ya que cada hombre sabía lo que iba a acontecer al amanecer, con el destino del Valle pendiendo de la balanza. Nubes llegaron desde el este, ocultando la luna y las estrellas, por lo que la noche fue realmente oscura. La única luz procedía de los cientos de fogatas que ardían en los campamentos, con un mar de oscuridad entre ellos. Los bardos dicen, que de vez en cuando los arqueros de algún lado lanzaban flechas al aire, esperando que acertaran en algún enemigo, pero las historias no nos dicen si alguno de estos tiros a ciegas llegó a acertar. A medida que el este empezó a iluminarse, los hombres se levantaron de sus lechos de tierra, se pusieron sus armaduras, y se prepararon para la batalla. Entonces un grito recorrió el campamento Ándalo. Una señal había aparecido en el oeste: siete estrellas brillando en el cielo grisáceo del amanecer.“Los dioses están con nosotros,” gritaron miles de gargantas. “La victoria es nuestra.” Mientras las trompetas sonaban, la vanguardia de los Ándalos cargó ladera arriba, con sus estandartes ondeando. No obstante, los primeros hombres no se inmutaron ante la señal que había aparecido en el cielo, se mantuvieron firmes y así fue como empezó la batalla, tan salvaje y sangrienta como ninguna otra en la historia del Valle. Los bardos dicen que siete veces los Ándalos arremetieron; seis veces los Primeros Hombres los repelieron. Pero el séptimo ataque, liderado por un gigantesco hombre llamado Torgold Tollet, les abrió el paso. Torgold el Siniestro, era llamado este hombre, pero aquel nombre era tan sólo una broma, ya que se cuenta que entraba en batalla riéndose, desnudo de la cintura para arriba, con una estrella de siete puntas ensangrentada grabada en su pecho y un hacha en cada mano. Las canciones dicen que Torgold no conocía el miedo y no sentía dolor alguno. Aunque sangraba de una veintena de heridas, logró abrir una zanja sangrienta en las filas de los más valerosos guerreros de Lord Redfort, después de un sólo tajo arrancó el brazo de su señoría de sus hombros. Ni tan poco se inmutó cuando la hechicera Ursula Upcliff apareció sobre un caballo de color rojo sangre para maldecirlo. Para entonces no tenía arma alguna, ya que había dejado sus hachas clavadas en el pecho de algún enemigo, pero los bardos dicen que se subió al caballo de la bruja, sujetó su rostro entre sus manos ensangrentadas, y le arrancó la cabeza de los hombros mientras ella gritaba por ayuda. Luego se desató el caos, los Ándalos arremetieron por la franja abierta en las filas de los Primeros Hombres. La victoria parecía a su alcance, pero Robar Royce no era tan fácil de derrotar. Cuando otros hombres hubieran retrocedido para reagruparse, o hubieran escapado de la batalla, el Rey Supremo comandó un contraataque. El en persona encabezó la carga y atravesó la confusión al lado de sus paladines. En sus manos estaba Dama Desesperada, la temible espada que había arrebato de las manos inertes del Rey de los Dedos. Asesinando a hombres a diestra y siniestra, el rey se abrió paso hasta Torgold el Siniestro. Mientras Robar le lanzó un tajó hacia la cabeza, Tollet sujetó la

hoja sin dejar de reír… pero Dama Desesperada atravesó sus manos y se hundió en su cráneo. Los bardos dicen que el gigante murió asfixiado en su última risa. Fue entonces cuando el Rey Supremo divisó al Caballero Halcón a través del campo de batalla y cabalgó hacia él; ya que pensaba que si su líder caía los Ándalos perderían el coraje y romperían filas. Se enfrentaron mientras la batalla rugía a su alrededor, el rey en su armadura de bronce, y el héroe en su armadura de acero plateado. Aunque la armadura del Caballero Halcón resplandecía bajo el sol de la mañana, su espada no se comparaba con Dama Desesperada. El duelo terminó casi antes de empezar, ya que el acero atravesó el yelmo alado y derrumbó al Ándalo. Por un instante, mientras su enemigo caía de la montura, Robar Royce de seguro debió haber pensado que había ganado la batalla. Pero entonces escuchó las trompetas, retumbando en el amanecer, el sonido provenía de sus espaldas. Al girarse en su silla, el Rey Supremo contempló con desesperación como quinientos caballeros Ándalos descendían por las laderas de la Lanza del Gigante para atacar a sus huestes por la retaguardia. Encabezando el ataque estaba un paladín de acero plateado, con una luna y un halcón pintados en su escudo y un yelmo alado. Ser Artys Arryn había vestido con una de sus armaduras de repuesto a uno de los caballeros que le servían, dejándolo en el campamento mientras él se llevaba a sus mejores jinetes por un camino de cabras que recordaba de su niñez, de modo que pudieran reaparecer por detrás de los Primeros Hombres y cargar contra ellos desde arriba. Lo que siguió fue la derrota. Atacados desde vanguardia y retaguardia, la última gran hueste de losPrimeros Hombres del Valle fue despedazada. Treinta señores pelearon al lado de Robar Royce aquel día. Ninguno sobrevivió. Y aunque los bardos dicen que el Rey Supremo asesinó decenas de enemigos, al final él también fue asesinado. Algunos afirman que Ser Artyn lo asesinó, mientras otros dicen que fue Lord Ruthermont, o Luceon Templeton, el Caballero de Nuevestrellas. Los Corbrays de Hogar insisten que fue Ser Jaime Corbray quien asestó el golpe que lo mató, y para demostrarlo muestran a Dama Desesperada, recuperada por la Casa Corbray después de la batalla. Tal es el relato de la Batalla de las Siete Estrellas, como es contado por los bardos y los septones. Una historia emocionante sin lugar a dudas, pero los eruditos deben preguntarse, ¿cuánto de esto es verdad? Nunca lo sabremos. Lo único seguro es que el Rey Robar II de la Casa Royce se enfrentó a Ser Artys Arryn en una gran batalla al pie de la Lanza del Gigante, donde el rey falleció y el Caballero Halcón les propinó a los Primeros Hombresun golpe del quenunca fueron capaces de recuperarse. Nada menos que catorce de las más antiguas y nobles casas del Valle se extinguieron aquel día. Aquellos cuyos linajes perduraron—los Redfort, los Hunter, los Coldwater, los Belmore, e incluso los Royce—tan sólo lo hicieron al rendirle oro, tierras y rehenes a sus conquistadores y al doblar la rodilla para jurarle lealtad a Artys Arryn, el Primero de su Nombre, recién coronado Rey de la Montaña y el Valle. Con el tiempo algunas de las casas vencidas recuperaron gran parte del orgullo, riquezas y poderío perdido en el campo de batalla aquel día, pero aquello requirió el paso de varios siglos. En cuanto a los vencedores, los Arryn gobernaron el Valle como reyes hasta la llegada de Aegon el Conquistador y sus hermanas, y desde entonces sirvieron como Señores del Nido deÁguilas, Protectores del Valle, y Guardianes del Este. Desde ese día en adelante, el Valle empezó a ser conocido como el Valle de Arryn. El destino de los vencidos fue mucho más cruel. A medida que los rumores de la victoria se extendieron por el Mar Angosto, cada vez más barcoluengos zarpaban de

Andalia, y cada vez más Ándalos invadían el Valle y las montañas circundantes. Todos ellos necesitaban tierras—tierras que los señores Ándalos estaban encantados de entregar. Donde sea que los Primeros Hombres trataran de resistirse, eran arrasados, convertidos en sirvientes, o expulsados. Sus propios señores, derrotados, no poseían el poder para defenderlos. Algunos de los Primeros Hombres sobrevivieron al unir su sangre con la de los Ándalos, pero muchos más huyeron hacia el oeste a los altos valles en los pasos pedregosos de las Montañas de la Luna. Allí los descendientes de este otrora orgulloso pueblo habitan hasta el día de hoy, viviendo cortas, salvajes y brutales vidas entre los picos, como bandidos y forajidos, atacando a cualquier hombre que cometa la insensatez de entrar en las montañas sin una escolta. Poco mejores que el pueblo libre de más allá del Muro, estos clanes de las montañas también son llamados salvajes por los civilizados. Aunque el Valle está resguardado por montañas, esto no ha impedido ataques externos. El camino alto desde lasTierras de los Ríos a través de las Montañas de la Luna ha visto muchos derramamientos de sangre, ya que pese a lo empinadas y pedregosas que son, representan el camino perfecto para que un ejército ingrese en el Valle. Su extremo oriental está protegido por la Puerta de la Sangre, en otros tiempos una simple muralla tosca sin argamasa al estilo de los fuertes circulares de los Primeros Hombres. Pero fue reconstruida durante el reinado del Rey Osric V Arryn. A través de los siglos, una docena de ejércitos invasores se han hecho añicos intentando abrir una brecha en las Puertas de la Sangre. Las costas del Valle—rocosas y llenas de bajíos y arrecifes traicioneros—no son una buena zona de anclaje, lo que ha servido para su defensa, pero los reyes Arryn, muy conscientes de que sus antepasados llegaron a Poniente a través del mar, nunca descuidaron sus defensas costeras. Castillos y fuertes resistentes resguardan las líneas costeras más vulnerables,e incluso los rocosos Dedos están plagados de torres de vigilancia, cada una con su propio faro para advertir contra los invasores del mar.

Aquí están los nombres de los más notables clanes de las Montañas de la Luna, según se informa enLa Montaña y el Valle del Archimaestre Arnel: Grajos de Piedra Serpientes de Leche Hijos de la Niebla Hermanos de la Luna Orejas Negras Hijos del Árbol Hombres Quemados Aulladores Herreros Rojos Perros Pintados

También existen clanes menores, que a menudo se forman después de que alguna disputa divide el clan, pero estos tan sólo duran por un corto periodo de tiempo antes de ser capturados por los clanes rivales o caer ante los caballeros del Valle. La mayoría de los nombres de estos clanes guardan significados que podrían parecernos muy oscuros. Sabemos que los Orejas Negras toman como trofeos las orejas de los hombres que derrotan en batalla. Entre los Hombres Quemados, un joven debe entregar una parte de su cuerpo al fuego para probar su valor antes de que pueda ser considero un verdadero hombre. Algunos maestres creen que esta práctica podría haberse originado años después de la Danza de los Dragones, se decía que una rama del clan de los Perros Pintados adoraba a una bruja de fuego en las montañas, estos enviaban a sus hijos para entregarle regalos y arriesgarse a padecer ante el fuego del dragón que ella controlaba, todo para probar su hombría.

Los Ándalos siempre fueron han sido un pueblo bélico, ya que uno de los Siete que ellos adoran es el propio Guerrero. Aunque estaban protegidos en sus dominios, algunos Reyes del Valle de vez en cuando buscaron conquistas más allá de sus fronteras. En tales guerras ellos poseían la ventaja de saber que, si el enfrentamiento no les favorecía, siempre podrían refugiarse tras las grandes murallas naturales que eran sus montañas. Tampoco descuido sus flotas el Rey de la Montaña y el Valle. En Puerto Gaviota poseían unformidablepuerto natural, y bajo el reinado de los Arryn se convirtió en una de las ciudades más importantes de los Siete Reinos. Aunque el Valle en sí mismo es famoso por su fertilidad, es pequeño comparado con los dominios de otros reyes (e incluso grandes señores), y las Montañas de la Luna son sombrías, pedregosas e inhóspitas. Por tanto, el comercio era de extrema importancia para los gobernantes del Valle, y el más sabio de los reyes Arryn siempre se encargaba de protegerlo construyendo barcos de guerra por su cuenta. En las aguas de sus costas hacia el este y el norte se encuentran sesenta islas, algunas no son más que rocas infestadas de cangrejos y nidos de aves marinas, otras son mucho más grandes pero casi todas deshabitadas. Con sus flotas, los reyes Arryn fueron capaces de expandir su dominio sobre estas islas. Guijarro fue tomada por el Rey Hugh Arryn (el Gordo) después de una breve lucha, Los Senos fue capturada por su nieto, el Rey Hugo Arryn (el Optimista) después de una lucha un tanto más larga. La Isla de la Bruja, asentamiento de la Casa Upcliff y de una siniestra reputación, fue incorporada al reino por matrimonio, cuando el Rey Alester Arryn, el Segundo de Su Nombre, tomó como esposa a Arwen Upcliff. Las últimas islas en ser anexadas al Valle fueron las Tres Hermanas. Por miles de años, estas islas habían sido gobernadas por reyes, piratas y ladrones crueles cuyos barcoluengos navegaban el Mordisco, el Mar Angosto, e incluso el Mar de los Escalofríos con impunidad, saqueando y secuestrando tanto como podían para luego volver a las Hermanas cargados de oro y esclavos. Estos ataques finalmente llevaron al Rey del Invierno a enviar sus propias flotas de guerra buscando ejercer dominio sobre las Hermanas—ya que aquel que dominaba las Tres Hermanas, dominaba a su vez el Mordisco. El Rapto de las Tres Hermanas es el nombre con el que se conoce a la conquista Norteña de las islas. Las Crónicas de Hermana Larga atribuye muchos horrores a tal conquista: Norteños salvajes asesinando niños para llenar sus calderos, soldados que arrancaban las entrañas de hombres vivos para enrollarlas y ponerlas sobre el espetón, la ejecución de trescientos guerreros en un sólo día sobre el Monte del Jefe, y el Pabellón Rosa de Belthasar Bolton confeccionado con la piel desollada de cientos de hermaneños…

Es incierto hasta qué punto podemos fiarnos de estos cuentos, pero cabe la pena notar que estas atrocidades, aunque con frecuencia mencionadas en los relatos de guerra escritos por los hombres del Valle, no son mencionadas en ninguna crónica Norteña. Sin embargo, no podemos negar que el reinado de los Norteños fue tan penoso que los señores restantes fueron corriendo alNido de Águilas suplicando por la ayuda del Rey de la Montaña y el Valle. Ayuda que el Rey Mathos Arryn, Segundo de Su Nombre, estaba ansioso por ofrecer, con la condición de que los hermaneños accedieran a jurarle lealtad a él y a sus descendientes, y reconocieran el derecho delNido de Águilas para gobernarlos. Cuando su señora esposa cuestionó su idea de involucrar al Valle en esta Guerra Sobre el Agua, su Gracia le respondió que prefería a un pirata en vez de a un lobo como vecino. El Rey navegó hacia Villahermana con cientos de naves de guerra. Nunca regresó, pero sus hijos continuaron la guerra después de él. Durante mil años, Invernalia y el Nido de Águilas, se disputaron el gobierno sobre las Tres Hermanas. La Guerra Inútil, la apodaron algunos. Muchas veces parecía que el enfrentamiento llegaba a su fin, tan sólo para volver a estallar en la siguiente generación. Las islas cambiaron de manos más de una docena de veces. Tres veces los Norteños desembarcaron en los Dedos. Los Arryn enviaron flotas por el Cuchillo Blanco para quemar la Guarida del Lobo, y los Stark respondieron atacando Puerto Gaviota, y cuando las murallas probaron ser demasiado resistentes, pasaron por la antorcha centenares de barcos. Al final los Arryn resultaron victoriosos, y las Tres Hermanas se han mantenido como parte del Valle desde entonces, exceptuando el breve reinado de la autoproclamada Reina Marla Sunderland en el período consecutivo a la Conquista de Aegon; ella fue depuesta ante la visión de la flota Braavosi que se acercaba, esta había sido contratada por los Norteños por órdenes de Aegon. Su hermano juró lealtad a los Targaryen, y ella pasó el resto de sus días como una hermana silenciosa. “No fue el caso que el Nido de Águilas ganara, sino más bien que Invernalia perdió el interés” como observa el Archimaestre Perestan enUna Reflexión de la Historia, “por diez largos siglos el huargo y el halcón se habían enfrentado y sangrado por la posesión de tres rocas, hasta que un día el lobo despertó del sueño que lo había obnubilado y se dio cuenta de que no era más que una roca entre sus dientes, así que la escupió y siguió caminando.”

LA CASA ARRYN La Casa Arryn deriva del más antiguo y puro linaje de la nobleza Ándala. Los reyes Ándalos pueden estar orgullosos de rastrear su linaje hasta la misma Andalia, y algunos han ido tan lejos como para afirmar que descienden de Hugor de la Colina.

El emblema de la Casa Arryn (centro) y algunos de sus vasallos (en sentido del reloj desde arriba): Waynwood, Royce, Corbray, Baelish, Belmore, Grafton, Hunter, Redfort, y Templeton. No obstante, en cualquier discusión sobre los orígenes de la Casa Arryn, es crucial distinguir entre historia y leyenda. Existe abundante evidencia histórica sobre la existencia de Ser Artys Arryn, el Caballero Halcón, el primer rey Arryn en gobernar sobre la Montaña y el Valle. Podemos dar fe de su victoria sobre el Rey Robar II en la Batalla de las Siete Estrellas, aunque los detalles de tal victoria pueden haber sido adornados en los siglos posteriores. El Rey Artys fue indudablemente un personaje real, aunque no uno extraordinario. En el valle, sin embargo, las obras de este personaje histórico real han sido completamente confundidas con aquellas de su homónimo legendario, otro Artys Arryn, que vivió miles de años antes durante la Edad de los Héroes, recordado en canciones e historias como el Caballero Alado.

El primer Ser Artys Arryn supuestamente montaba sobre un halcón gigante (posiblemente un recuerdo distorsionado de los señores dragón vistos desde lejos, como sugiere el Archimaestre Perestan). Ejércitos de águilas luchaban bajo su mando. Para hacerse con el Valle, voló hasta la cima de la Lanza del Gigante y asesinó al Rey Grifo. Tenía a gigantes y tritones como sus amigos, y se casó con una mujer de los niños del bosque, aunque ella falleció dando a luz a su hijo. Cientos de otras historias como estas se cuentan sobre él, la mayoría son pura fantasía. Es improbable que un hombre así haya existido, como Lann el Astuto en las tierras de occidente, y Brandon el Constructor en el Norte, el Caballero Alado está hecho de leyendas, no de carne y hueso. Si tal héroe camino por las Montañas y el Valle, tiempo atrás en las oscuras nieblas de la Edad del Amanecer, de seguro su nombre no fue Artys Arryn, ya que los Arryn provienen de la estirpe Ándala, y este Caballero Alado vivió, voló sobre su halcón y luchó miles de años antes de que los primeros Ándalos llegaran a Poniente. Como no, fueron los bardos del Valle quienes fusionaron a estos dos personajes, atribuyéndole las obras del legendario Caballero Alado al histórico Caballero Halcón, quizás para ganarse el favor de los sucesores del verdadero Artyn Arryn al incluir a este gran héroe de los Primeros Hombres como uno de sus antepasados La verdadera historia de la Casa Arryn no incluye gigantes, ni grifos, ni halcones, sin embargo, desde el día en que Ser Artys se puso la Corona del Halcón hasta el día de hoy, los Arryn han ocupado un lugar importante en la historia de los Siete Reinos. Desde los días de la Conquista de Aegon, los Señores del Nido de Águilas le han servido al Trono de Hierro como Guardianes del Este, defendiendo las costas de Poniente contra enemigos de más allá del mar, Y antes de eso, las crónicas nos hablan de incontables batallas con los salvajes clanes de las montañas; el enfrentamiento de mil años con el Norte sobre la posesión de las Tres Hermanas; sangrientas batallas navales donde las flotas Arryn expulsaron a los barcos esclavistas de Volantis, asaltantes de los hombres del hierro, y piratas de los Peldaños de Piedra y las Islas Basilisco. Los Stark también podrán ser antiguos, pero sus leyendas llegaron antes de que los Primeros Hombres conocieran las letras, mientras que los Arryn acumularon conocimiento entre los septrios y septos, y sus buenas obras y grandes hazañas pronto fueron recopiladas y comentadas en los escritos de devoción de la Fe. Con la unificación del Reino y el establecimiento del niño Ronnel Arryn (El Rey Que Voló) como primer Señor del Nido de Águilas, aparecieron nuevas oportunidades para esta casa. No fue sorpresa que la Reina Rhaenys Targaryen arreglara el compromiso entre el joven Ronnel y la hija de Torrhen Stark, aquel no fue sino uno de los muchos matrimonios que ella arregló para mantener la paz. Tristemente, Lord Ronnel pronto sufrió una muerte violenta a manos de su hermano Jonos el Matarreyes, pero el linaje Arryn continuó a través de uno de sus parientes y se ha mantenido muy involucrado en muchos de los grandes eventos de los Siete Reinos. La Casa Arryn incluso puede presumir la rara distinción de haber sido considerara digna de contraer matrimonio con la sangre del dragón en dos ocasiones. Rodrik Arryn, Señor del Nido de Águilas, fue honrado por el Rey Jaehareys I Targaryen y su esposa la Bondadosa Reina Alysanne, con la mano de su hija, la Princesa Daella, y unos de los vástagos de tal unión, Lady Aemma Arryn, a su vez se convirtió en la primera esposa del Rey Viserys I Targaryen y madre de su primogénita, la Princesa Rhaenyra, quien se enfrentó a su medio hermano Aegon II por el Trono de Hierro. Durante tal enfrentamiento, Jeyne Arryn, Señora de Nido de Águilas y Doncella del Valle, resultó ser una amiga leal para Rhaenyra Targaryen y sus hijos, y en última instancia sirvió como uno de los regentes del Rey Aegon III. Desde aquel entonces, cada Targaryen que se ha sentado en el Trono de Hierro ha tenido un poco de sangre Arryn.

Los Arryn desempeñaron un papel importante en las guerras de los reyes Targaryen, y en las rebeliones Fuegoscuro, se mantuvieron del lado del Trono de Hierro en contra de los Pretendientes Fuegoscuro. Durante la Primera Rebelión Fuegoscuro, Lord Donnel Arryn valientemente encabezó la vanguardia de la hueste realista, aunque sus líneas fueron arrasadas por Daemon Fuegoscuro, y la vida de su señoría se vio amanezada hasta que Ser Gwayne Corbray de las Guardia Real apareció con refuerzos. Lord Arryn sobrevivió para luchar otro día, y años después cerró el tráfico del Valle por el camino alto y por el mar, cuando la Gran Epidemia Primaveral arrasó los Siete Reinos; de este modo, el Valle y Dorne fueron los únicos que no se vieron afectados por esta terrible plaga. En años recientes, no podemos pasar por alto el importante papel que desempeñó Lord Jon Arryn en la Rebelión de Robert. De hecho, fue la negativa de Lord Jon de entregar a sus pupilos, Eddard Stark y Robert Baratheon, lo que inició la revuelta. De haber hecho lo que le ordenaron, el Rey Loco aún podría estar sentado en el Trono de Hierro. A pesar de su avanzada edad, Lord Arryn peleó valientemente al lado de Robert en el Tridente. Después de la guerra, el nuevo rey tuvo el buen juicio de elegir a Lord Jon Arryn como su primera Mano. La sagacidad de su señoría ayudó al Rey Robert a gobernar los Siete Reinos con sabiduría y justicia desde entonces. Para alegría del reino, cuando un gran hombre sirve como Mano de un gran rey, la paz y la prosperidad de seguro han de abundar.

En el Gran Consejo de 101DC, los Arryn no desempeñaron un papel importante, ya que Lady Jeyne estaba con la minoría. En su ausencia Yorbert Royce de Piedra de las Runas ocupó su lugar como Lord Protector del Valle. Una de las casas más poderosas del Valle, los Royce aun alardean con orgullo ser descendientes de los Primeros Hombres y de su último gran Rey, Robar II. Incluso hoy en día, los Señores de Piedra de las Runas entran en batalla vestidos con la armadura de bronce grabada con runas de sus antepasados, que se dice protege a quien la use de cualquier daño. Por desgracia, el número de Royces que han muerto usando dicha armadura rúnica es poco alentador. Lo que es más, el Maestre Denestan en Preguntas especula que la armadura no es tan antigua como parece.

EL NIDO DE ÁGUILAS Muchos han afirmado que el Nido de Águilas de los Arryn es el castillo más hermoso de los Siete Reinos, y es difícil negar la verdad en esto (aunque los Tyrell de seguro lo hacen). Siete delgadas torres blancas coronan el Nido deÁguilas asentado sobre uno de los hombros de la Lanza del Gigante, y ningún castillo en Poniente cuenta con tanto mármol en sus pisos y paredes. Además los Arryn y los hombres del Valle dicen que el Nido de Águilas es inexpugnable, ya que su posición en lo alto de la ladera de la montaña hace que sea casi imposible tomarlo por asalto. El más pequeño de los asentamientos reales de Poniente, elNido de Águilas no era originalmente la sede de la casa Arryn. Aquel honor le correspondía a las Puertas de la Luna, un castillo mucho más grande erigido al pie de la Lanza del Gigante, en el mismo lugar donde Ser Artys Arryn y sus Ándalos levantaron su campamento la noche anterior

a la Batalla de las Siete Estrellas. Aun inseguro sobre su trono en sus primeros años de reinado, el Rey Artys quería un asentamiento que fuera lo suficientemente fuerte para resistir los asedios y asaltos en caso de que los Primeros Hombres se rebelaran en su contra. Las Puertas de la Luna servían bastante bien en este sentido, pero estas tenían más de fuerte que de castillo, y aquellos que las veían por primera vez solían comentar que era un castillo apropiado para un señor menor pero no para un rey. Pero esto no representaba ningún problema para el Rey Artys, ya que rara vez pasaba tiempo allí. El primer rey Arryn pasó la mayor parte de su reinado sobre el caballo, cabalgando por toda la extensión de sus dominios en una marcha real interminable.“Mi trono está hecho del cuero de una silla de montar,” solía decir, “y mi castillo es una tienda.”

El Nido de Águilas. El Rey Artys fue sucedido por sus dos hijos mayores, quienes reinaron a su vez como el segundo y tercero Rey de las Montañas y el Valle. A diferencia de su antecesor, ellos pasaron cantidades considerables de su reinado en las Puertas de la Luna y parecían contentos allí, aunque cada uno de ellos realizó ciertas adiciones al castillo. Fue el cuarto rey Arryn, el nieto de Artys I, quien inició el proceso que dio lugar a la construcción delNido de Águilas. Roland Arryn quien de niño había sido pupilo de un rey Ándalo en las Tierras de los Ríos había viajado por muchos lugares después de convertirse en caballero, visitando Antigua yLannisport antes de regresar al Valle a reclamar la Corona del Halcón tras la muerte de su padre. Habiendo contemplado las maravillas de Torrealta y Roca Casterly, y los grandes castillos de los Primeros Hombres que aun poblaban las tierras del Tridente, le pareció que las Puertas de la Luna eran un lugar vulgar y feoen comparación. El primer impulso del Rey Roland fue derrumbar las Puertas y reconstruir su nuevo asentamiento sobre el mismo sitio, pero

aquel invierno miles de salvajes bajaron desde las montañas buscando comida y refugio, ya que los valles altos habían quedado enterrados bajo terribles nevadas. Sus ataques le demostraron al rey lo vulnerable que estaba su asentamiento en el aquel lugar. La leyenda afirma que fue su futura esposa, la hija de Lord Hunter, Teora, quien le recordó como su abuelo había derrotado a Robar Royce, atacando desde el terreno alto. Embelesado por las palabras de la muchacha, y por la muchacha en sí, Lord Roland decidió apoderarse del terreno más alto de todos y decretó la construcción del castillo que algún día se convertiría en elNido de Águilas. Pero no vivió para verlo completado. La tarea que su Gracia le había encomendado a sus constructores era desafiante, ya que las laderas de la Lanza del Gigante eran empinadas y estaban cubiertos de vegetación, y en lo más alto la piedra desnuda de la montaña se tornaba muy escarpada y estaba cubierta de hielo. Se dedicó más de una década tan sólo en despejar un tortuoso camino en uno de los lados de la montaña. Más allá de los árboles, un pequeño ejército de canteros armados con martillo y cincel empezó a esculpir peldaños para facilitar el ascenso por donde la ladera se hacía más empinada. Mientras tanto, Roland envió a sus constructores a través de los Siete Reinos en busca de piedra, ya que su Gracia no estaba complacido con el aspecto del mármol disponible en el Valle. Con el tiempo llego otro invierno y otro ataque de los clanes salvajes de las Montañas de la Luna. Tomado por sorpresa por una banda de Perros Pintados, el Rey Roland I Arryn fue derrumbado de su caballo y asesinado, su cráneo fue aplastado con un mazo de piedra mientras intentaba desenfundar su espadón. Había reinado por veintiséis años, lo suficiente para ver la colocación de las primeras piedras en el castillo que había decretado. La construcción continuó durante el reinado de su hijo, y del hijo de su hijo, pero el avance era demasiado lento, ya que el mármol tenía que ser traído por barco desde Tarth, y luego transportado en mulas hasta la ladera de la Lanza del Gigante. Docenas de mulas perecieron en el ascenso, junto a cuatro obreros y un maestro cantero. Poco a poco los muros del castillo comenzaron a elevarse, un pie tras otro… hasta que la Corona del Halcón pasó al bisnieto del primer rey que había soñado con la idea del castillo en el cielo. Batallas y mujeres fueron las pasiones del Rey Roland II, no la construcción; el costo delNido de Águilas también se había elevado por sobre las nubes, y el nuevo rey necesitaba oro para pagar por las campañas en las Tierras de los Ríos que tenía planeado realizar. Apenas su padre hubo fallecido, el Rey Roland II ordenó un alto en los trabajos de construcción del castillo. Así fue como el Nidode Águilas fue abandonado en los cielos por cerca de cuatro años. Los halcones anidaron entre las torres a medio terminar mientras el Rey Roland II peleaba contra los Primeros Hombres en lasTierras de los Ríos en busca de riquezas y gloria. No obstante, las conquistas resultaron ser más difíciles de conseguir de lo que había anticipado. Después de una serie de pequeñas victorias sobre reyes menores, le llegó el turno de enfrentarse a Tristifer IV, el Martillo de la Justicia. El último verdadero rey de los Primeros Hombres le otorgó a Roland Arryn una derrota demoledora, el año siguiente le sirvió otra derrota aun peor. Al verse en apuros, su Gracia escapó hacia el castillo de unos de sus antiguos aliados, un señor Ándalo, tan sólo para ser traicionado, encadenado y enviado de vuelta con Tristifer. Tras cuatro años de partir cabalgando con esplendor desde el Valle, el Rey Roland II fue decapitado en Piedrasviejas,a manos del propio Martillo de la Justicia.

En el Valle muy pocos lamentaron su fallecimiento, dado que su actitud hostil y petulante no le había ganado ningún amigo. Cuando su hermano Robin Arryn le sucedió, el trabajo en el Nido de Águilas se reanudó. Pero tuvieron que pasar cuarenta y tres años y otros cuatro reyes antes de que el castillo estuviera finalmente terminado y apto para ser habitado. El maestre Quince, el primer hombre de su orden en servir allí, declaró que el Nido de Águilas era “la obra más espléndida jamás construida por las manos del hombre, un palacio digno de los propios dioses. De seguro, ni el Padre Celestial posee un asentamiento como este.” A partir de ese entonces, el Nido deÁguilas se ha mantenido como el asentamiento de la Casa Arryn en primavera, verano, y otoño. En el invierno, el hielo, la nieve y los fuertes vientos hacen imposible el ascenso, y el castillo se vuelve inhabitable, pero en verano el castillo es bañado por las refrescantes brisas de la montaña, un refugio del calor sofocante del fondo del valle. No existe un castillo igual en todo el mundo, o al menos aun no se ha registrado alguno que se le compare.

Vale la pena hablar sobre la estatua que se encuentra en el bosque de dioses del Nido de Águilas, una escultura de Alyssa Arryn. La leyenda dice que hace seis mil años, Alyssa presenció el asesinato de su esposo, sus hermanos y de todos sus hijos, pero nunca derramó ninguna lágrima por ellos. Por lo que los dioses decidieron castigarla al no permitirle descansar en paz hasta que sus lágrimas tocaran el suelo del valle. La gran cascada que discurre desde la Lanza del Gigante es conocida como las Lágrimas de Alyssa, ya que las gotas de agua derramadas desde aquella altura se convierten en niebla antes de tocar el suelo. ¿Qué hay de cierto en este cuento? Alyssa Arryn si existió, de aquello estamos seguros, pero es poco probable que viviera hace seis mil años. Historia Verdadera dice que fueron cuatro mil años, mientras que Preguntas propone la mitad de este número.

El Nido de Águilas nunca ha sido tomado por asalto. Para asaltarlo, un atacante primero debe tomar las Puertas de la Luna en la base de la montaña, que de por sí es un castillo formidable. Una vez hecho esto, resta realizar el largo ascenso, y mientras sube, el atacante debe asaltar nada menos que tres torres de vigilancia, las cuales resguardan la tortuosa subida por la montaña: Piedra, Nieve y Cielo. Esta serie de defensas hacen que acercarse al Nido de Águilas sea extremadamente difícil, pero incluso después de haber sorteado todas las torres de vigilancia, el atacante se encontraría al PIE de un acantilado, con el Nido de Águilas aun a seiscientos PIES de altura, tan sólo accesible por el cabestrante o por escaleras No es de extrañar entonces que nunca se hayan hecho esfuerzos para asediar elNido de Águilas. Desde que fue completado, los reyes Arryn siempre han sabido que poseen un reducto inexpugnable en donde refugiarse en caso de apuros.Los maestres que han servido a la Casa Arryn, todos ellos estudiantes de las ciencias de la guerra, han coincidido en que el castillo no puede ser conquistado… …salvo quizás por dragones, como demostró Visenya Targaryen cuando aterrizó en el patio interior del Nido de Águilas montada en su dragón, Vhagar, y persuadió a la madre del último rey Arryn a someterse ante la Casa Targaryen y rendir la Corona del Halcón. Sin embargo, casi han pasado trescientos años desde aquel día y el último dragón falleció hace mucho tiempo en Desembarco del Rey, así que los futuros Señores del

Nido de Águilas pueden volver a dormir seguros sabiendo que su espléndido asentamiento seguirá siendo invulnerable e inexpugnable.

Las Puertas de la Luna.

LAS ISLAS DEL HIERRO

¿FUERON LOS PRIMEROS HOMBRES verdaderamente los primeros? Muchos estudiosos lo creen. Antes de su llegada, se piensa, Poniente perteneció a los gigantes, a los niños del bosque, y a las bestias del campo. Pero en las Islas del Hierros, los sacerdotes del Dios Ahogado cuentan una historia diferente. De acuerdo a su fe, los hijos del hierro son una raza aparte del resto de la humanidad. ‘’No vinimos a estas islas santas desde tierras sin dioses a través del mar’’ dijo una vez el sacerdote Sauron Lengua de Sal1. ‘’Vinimos de debajo de estos mares, de los salones acuosos del Dios Ahogado quien nos creó a su semejanza y nos dio dominio sobre todas las aguas de la tierra’’. Aun entre los hijos del hierro hay algunos quienes dudan esto y admite la versión aceptada ampliamente de un antiguo descenso de los primeros hombres –aunque se piensa que los primeros hombres, a diferencia de los ándalos, nunca fueron personas navegantes. Ciertamente, no podemos aceptar de manera seria las aseveraciones de los sacerdotes de los hijos del hierro, quienes han tendido a creer que los hijos del hierro son parientes más cercanos a los peces y a tritones que a otras razas de la humanidad.

El Archimaestre Haereg una vez desarrollo la interesante idea de que los ancestros de los hijos del hierro vinieron de alguna desconocida tierra del oeste del Mar de Ocaso, refiriéndose a la leyenda del Trono de Piedramar. El trono de los Greyjoys, tallado en la forma de un kraken en piedra negra oleosa, que se dice haber sido encontrado por los primeros hombres cuando ellos llegaron por primera vez a Viejo Wyk. Haereg argumentó que la silla era producto de los primeros habitantes de las islas, y solo las historias posteriores de maestres y septones del mismo modo empezaron a afirmar que ellos fueron de hecho descendientes de los primeros hombres. Pero esto es pura especulación y, al final, Haereg mismo descartó la idea y de la misma manera nosotros.

Sea cual sea la forma en la que surgieron los hijos del hierro, no se puede negar que ellos permanecieron apartados, con sus costumbres, creencias y forma de gobierno muy diferentes a lo común en los Siete Reinos. Todas estas diferencias, que afirma el Archimaestre Haereg en su Historia de los Hijos del Hierro2, están arraigadas en la religión. Estas frías, húmedas y ventosas islas que nunca fueron tan boscosas, y sus delgados suelos no soportaban el crecimiento de los arcianos. Ningún gigante jamás hizo su hogar aquí, ni los niños del bosque caminaron por sus bosques. Los viejos dioses adorados por esas antiguas razas estuvieron de la misma manera ausente. Y aunque los ándalos dominaron las islas eventualmente, su Fe nunca pudo anclarse aquí, debido a un dios que llego antes de los Siete: el Dios Ahogado, creador de los hijos del hierro. El Dios Ahogado no tiene templos, ni santos libros, ni ídolos tallados a su semejanza, pero el tiene abundantes sacerdotes. Desde mucho antes de la historia grabada, estos itinerantes santos hombres han infestado las Islas del Hierro, predicando su palabra y denunciando a todos los otros dioses y a esos quienes lo siguen. Males vestidos, despeinados y a menudo descalzos, los sacerdotes del Dios Ahogado no tienen morada permanente siempre vagan por las islas, rara vez desviándose del rumbo lejos del mar. Muchos son analfabetos; lo de ellos es tradición oral, y los sacerdotes mas jóvenes 1 2

Sauron Salt-Tongue History of the Ironborn

aprenden las oraciones y rituales delos mas viejos. Dondequiera que ellos vayan, señores y campesinos están obligados a darles comida y refugio en el nombre del Dios Ahogado. Algunos sacerdotes comen solo pescado. La mayoría no se baña, solo en el mar. Hombres de otras tierras frecuentemente los creen locos, y ellos lo pueden parecer, pero eso no puede negar que ellos ejercen un gran poder. Aunque los hijos del hierro no tienen nada más que desprecio por los Siete del sur y los antiguos dioses del Norte, ellos reconocen la existencia de una segunda deidad. En su teología, el Dios Ahogado se opone al Dios de la Tormenta, una deidad maligna que mora en los cielos y odia a los hombres y todas sus obras. El envía crueles vientos, azotantes lluvias, y los relámpagos y truenos que son muestra de su ira sin fin. Algunos dicen que las Islas del Hierro son llamadas así por el mineral que es encontrado aquí en abundancia, pero los hijos del hierro mismos insisten que el nombre deriva de su naturaleza, pues son gente dura, tan inflexibles como su dios. Cartógrafos nos dicen que hay treinta y un Islas del Hierro en el grupo principal, agrupándose fuera de la Bahía del Hombre del Hierro3 al oeste del Cabo de las Águilas4, y trece mas aglomeradas alrededor de Luz Solitaria5, alejadas en la inmensidad del Mar del Ocaso. Las mayores islas del archipiélago son siete: Viejo Wyk, Gran Wyk, Pyke, Harlaw, Acantilado de Sal, Marea Negra y Monteorca.

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Bay’s Ironman Cape of Eagles 5 Lonely Light 4

El Rey Gris sentado en su trono hecho de las mandíbulas de Nagga. Harlaw es la más poblada de las islas, Gran Wyk es la más grande y rica en minerales, y Viejo Wyk es la más santa, el lugar donde los reyes de roca y sal se reunían en los Salones del Rey Gris de antaño para escoger quien debería reinar sobre ellos. La pedregosa y montañosa Monteorca fue el hogar de los Reyes del Hierro de la Casa Greyiron durante los siglos que anduvieron. Pyke se jacta por el Puerto Noble6, el pueblo más grande en las islas, y es el asentamiento de la casa Greyjoy, gobernantes de 6

Lordsport

todas las islas desde la Conquista de Aegon. Marea Negra y Acantilado de Sal son las menos notables. Las torres fortalezas de señores menores se levantan sobre algunos de esto pequeños islotes, junto a minúsculas aldeas de pescadores. Otros son usados para el apacentamiento de ovejas, mientras que muchas más permanecen deshabitadas. Un grupo de islas secundarias yacen a ocho días de navegación al noroeste del Mar del Ocaso. Aquí, focas y leones marinos hacen sus colonias sobre las rocas barridas por el viento tan pequeñas que no permiten asentarse un simple caserío. Sobre las rocas mas grandes se levantan fortalezas de la Casa Farwynd, llamado Luz Solitaria7 por el faro que alumbra su cima día y noche. Raras cosas se dicen de los Farwynd y el poblado que ellos gobiernan. Algunos dicen que ellos yacen con focas para dar a luz a niños semihumanos, mientras que otros rumorean que son cambiapieles que pueden tomar la forma de leones marinos, morsas y hasta ballenas moteadas, los lobos de los mares occidentales. Extraños cuentos como este son comunes en los bordes del mundo, sin embargo, la Luz Solitaria perdura más lejos al oeste de todas las tierras conocidas por nosotros. Un buen número de marineros atrevidos han navegado más allá de la luz de su faro a través de los siglos, buscando el legendario paraíso que se dice yacer sobre el horizonte, pero los marineros que regresan (muchos no lo hacen) hablan solo de grises océanos ilimitados extendiéndose hacia la vastedad por la eternidad. Tales riquezas como las que posee las Islas del Hierro yacen bajo las colinas de Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, donde el plomo, el estaño y el hierro pueden ser encontrados en abundancia. Estos minerales son la mayor exportación de las islas. Hay muchos buenos metalistas entre los hijos del hierro, como se podría esperar; las forjas del Puerto Noble producen espadas, hachas, cota de mallas y placas de una calidad insuperable. El suelo de las Islas del Hierro es delgado y pedregoso, mas adecuado para el apacentamiento de cabras que para el cultivo. Los hijos del hierro debieron seguramente sufrir hambrunas cada invierno sino fuera por la generosidad del mar y los pescadores quienes lo cosechan. Las aguas de la Bahía del Hombre del Hierro son hogar de grandes bancos de bacalao, bacalao negro, pejesapo, rayas, dracos, sardinas y caballas. Cangrejos y langostas son encontradas a lo largo de las costas de las islas, y al oeste de Gran Wyk peces espada, focas, y ballenas vagan por el Mar del Ocaso. El Archimaestre Hake, nació y creció en Harlaw, estima que siete de cada diez familias de las Islas del Hierro son pescadores. Aunque el mal y la pobreza de estos hombres pueden estar en tierra, en el mar ellos son los amos. “El hombre que posee un bote nunca será un siervo’’ escribe Hake “pues cada capitán es rey de la cubierta de su propia nave’’. Esa es la forma en la que atrapan el alimento de las islas. Pero aun más que los pescadores, los hijos del hierro aprecian sus aseveraciones. ‘’Lobos del mar’, los hombres de las tierras del oeste y de las tierras de los ríos los nombraban en tiempos de antaño, y estaban en lo correcto. Como lobos, ellos cazaban en jaurías, cruzando tormentosos mares en sus veloces barcoluengos y descendían sobre pacificas aldeas y pueblos, de arriba a abajo por las costas del Mar del Ocaso para asaltar, robar y saquear. Marineros sin miedo y temibles luchadores, aparecían de las nieblas matutinas para hacer su trabajo sangriento y volver al mar antes de que el sol llegara a su zenit, sus barcoluengos cargados con lo saqueado y abarrotados con niños sollozantes y mujeres aterrorizadas. 7

Lonely Light

El Archimaestre Haereg ha argumentado que fue la necesidad de madera lo que primero coloco a los hijos de hierro en su camino sangriento. En el amanecer de los días, había extensos bosques en Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, pero los constructores de barcos de las islas tuvieron una necesidad tan voraz por madera que de uno a uno los bosques desaparecieron. Así los hijos del hierro no tuvieron más opción que girar su vista hacia los vastos bosques de las tierras verdes, el Poniente continental. Todo lo que las islas no tenían, los saqueadores lo encontraban en las tierras verdes. Poco o nada era intercambiado a través del comercio, mucho o todo era comprado con sangre, con la punta de una espada o el filo de un hacha. Y cuando los saqueadores regresaban con tal botín, ellos decían que habían ‘’pagado el precio del hierro’’ por todo; habían quienes se quedaban atrás ‘’pagando el precio del oro’’ para adquirir esos tesoros, o quedaban fuera. Y de esa manera, Haereg nos dice, fueron los saqueadores y sus hazañas exaltados por los bardos, el pueblo y los sacerdotes del mismo modo. Muchas leyendas se han derrumbado a través de los milenios de los reyes de sal y saqueadores quienes hicieron del Mar del Ocaso de su propiedad, hombres tan salvajes y crueles y sin miedo como nunca se haya visto. Así escuchamos de los gustos de Torgon el Terrible, Jorl la Ballena, Dagon Drumm el nigromántico, Hrothgar de Pyke y su cuerno invoca kraken, y el Harapiento Ralf de Viejo Wyk. El mas infame de todos fue Balon Pielnegra8, quien peleaba con un hacha en su mano izquierda y un martillo en la derecha. Ningún arma hecha por hombre lo podía dañar, eso decían; las espadas con las que se enfrentaba rebotaban y no les dejaban marcas, y las hachas se destrozaban contra su piel. ¿Tales hombres verdaderamente caminaron sobre la tierra? Es difícil saber puesto que la mayoría supuestamente vivieron y murieron miles de años antes que los hombres del hierro aprendieran a escribir; la capacidad de leer y escribir en las Islas del Hierro es rara hasta el presente día, y esos quienes tienen la habilidad son a menudo llamados despectivamente criaturas débiles o son temidos como magos. Todo lo que sabemos de esos semidioses del amanecer llego a nosotros de personas que ellos saqueaban y cazaban. Escrito en la Vieja Lengua y con las runas de los primeros hombres. Las tierras que los saqueadores asolaban estaban densamente cubiertas de arboles pero apenas poblada por personas en esos días. Entonces como ahora, los hijos del hierro eran reacios para alejarse de los mares salados que los sustentaban, pero aun así ellos gobernaban el Mar del Ocaso desde la Isla del Oso y la parte baja de la Costa Helada hasta El Rejo. Los pocos convincentes botes de pesca y el comercio tramposo de los primeros hombres, los cuales rara vez se aventuraban a despegarse de la tierra firme, no eran competencia para los rápidos barcoluengos de los hombres del hierro con sus grandes velas y bancos de remos. Y cuando la batalla era junto a las costas, poderos reyes y famosos guerreros cayeron antes de que los saqueadores cosecharan la cebada, en tales números que los hombres de las tierras verdes dijeron que todos los hijos del hierro eran demonios surgidos de algún infierno acuoso, protegido por magos caídos y en posesión de armas negras corrompidas que bebían las almas de aquellos a quienes mataban. Cada vez que el otoño se iba a terminar y el invierno amenazaba, los barcoluengos llegaban con comida asaltada. Y de esa manera las Islas del Hierro comían, aun en la yema del invierno, a pesar de que ningún hombre había plantado, tendido y segado una

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Balon Blackskin

pobre cosecha. ‘’Nosotros no sembramos’’ se convirtió en el lema de los Greyjoys, cuyos gobernadores empezaron con a llamarse a si mismos como Lords Segadores de Pyke. Los saqueadores traían más que oro y grano a su regreso a las Islas de Hierro; ellos traían prisioneros también, quienes de ahora en adelante servirían a sus captores como siervos9.Entre los hijos del hierro, solo saquear y pescar era considerado trabajo digno para los hombres libres. El trabajo interminable de labores de granja era adecuado únicamente para los siervos. Lo mismo pasaba con la minería, aunque esos siervos que eran colocados para trabajar el campo se enumeraban así mismos entre los afortunados, escribe Haereg, pues muchos de ellos o todos vivieron y envejecieron y les fue permitido casarse y tener hijos. Pero no se puede decir lo mismo de los condenados a trabajar en las minas –esos oscuros y peligrosos pozos debajo de las colinas donde los amos eran brutales, el aire era frio, húmedo y pestoso, y la vida era corta. Mucho de los hombres hechos prisioneros que eran llevados a las Islas del Hierro gastaron su vida en trabajos duros en el campo o en las minas. Algunos pocos, los hijos de los señores y caballeros y ricos mercaderes, eran liberados por oro. Los siervos que podían leer, escribir y hacer sumas servían a sus amos como mayordomos, tutores y escribas. Albañiles, cordobaneses, cereros, toneleros, carpinteros y otros artesanos expertos era aun más valiosos.

La servidumbre fue una práctica común entre los primeros hombres durante su largo dominio sobre Poniente –de ahí el soporte de que los hijos del hierro sean descendientes de los primeros hombres. Lejos de eso, la servidumbre no debería ser confundida con la esclavitud como la que existió en ciertas ciudades libres y tierras del muy lejano este. Pues a diferencia de los esclavos, los siervos conservaban ciertos importantes derechos. Un siervo pertenecía a su apresador, y le debe servicio y obediencia, pero el es todavía un hombre, no una propiedad. Los siervos no pueden se comprados o vendidos. Ellos pueden obtener propiedades, casarse como ellos deseen, tener hijos. Los hijos de los esclavos nacen dentro de la esclavitud, pero los hijos de los siervos nacen libres; todo bebé que nace en una de las islas es considerado un hijo del hierro, aun cuando sus padres sean siervos. No pueden tales niños ser separados de sus padres hasta la edad de siete años, cuando muchos comienzan su aprendizaje o se unen como aprendices de barco.

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Thralls.

Un hijo del hierro saqueador tomando su premio. Fueron jóvenes mujeres la que los saqueadores más apreciaban, sin embargo. Las mujeres mayores eran algunas veces murieron en manos de capitanes que necesitaban pinches, cocineros, costureras, tejedores, comadronas y cosas por el estilo, pero las doncellas y niñas cerca de su primera floración eran tomadas en cada asalto. Muchas terminaban sus días en las islas como chicas de servicio, prostitutas, siervas del hogar, o esposas para otros siervos, pero las más bellas y más fuertes y más núbil serian conservadas como esposas de sal por sus captores. En sus costumbres matrimoniales, como en sus dioses, los hijos del hierro difieren de las costumbres de Poniente continental. En cualquier lado donde la Fe prevalece en los Siete Reinos, un hombre se une de por vida a una mujer soltera, y una dama a un único esposo. En las Islas del Hierro, sin embargo, un hombre puede tener una sola ‘’esposa de roca’’ (al menos que muera, después de eso puede tomar otra), pero no hay numero limite de ‘’esposas de sal’’. Una esposa de roca debe ser una mujer libre de las Islas del Hierro. Su lugar esta al lado de su hombre y en su cama, y sus hijos están por encima de cualquier otro. Las esposas de sal son casi siempre mujeres y chicas capturada durante asaltos. El número de esposas de sal que un hombre ha tenido habla de su poder, riqueza y virilidad. Aun así, no se debe pensar que las esposas de sal de los hijos del hierro no son más que concubinas, prostitutas o esclavas de cama. Los matrimonios de sal, como los matrimonios de roca, eran acostumbrados a realizarse por sacerdotes del Dios Ahogado (aunque en ceremonias menos solemnes que esas que comprometen a un hombre son su esposa de roca), y los hijos de tales uniones eran considerados legítimos. ‘’Los hijos de sal’’ pueden heredar, cuando un hombre no tiene hijos legítimos de su esposa de roca. Los matrimonios de sal han decaído notablemente en las Islas del Hierro desde la Conquista, pues Aegon el Dragón hizo del robo de mujeres un crimen a través de todos los Siete Reinos (a pedido de la Reina Rhaenys, se dice). El Conquistador también prohibió a los saqueadores la cacería en sus dominios. Estas prohibiciones han sido solo esporádicamente implementadas por sus sucesores, sin embargo, y muchos hijos del hierro aun aspirar regresar a lo que ellos llamas las Antiguas Costumbres.

CORONAS DE MADERA DE DERIVA

En la Edad de los Héroes, las leyendas dicen, que los hijos del hierro eran gobernados por un poderoso monarca conocido como el Rey Gris. El Rey Gris gobernó el mismo mar y tomo una sirena como esposa, así sus hijos e hijas podrían vivir sobre las olas o debajo de ellas como ellos eligieran. Su cabello, barba y ojos era tan grises como el mar invernal, y de ellos tomo el nombre. La corona que el llevaba estaba hecha de madera de deriva, así todo quienes se arrodillaban ante el podría saber que su reinado vino del mar y del Dios Ahogado que mora bajo el. Las hazañas atribuidas al Rey Gris por los sacerdotes y los bardos de las Islas del Hierro son muchas y maravillosas. Fue el Rey Gris quien trajo fuego a la tierra burlándose del Dios de la Tormenta hasta que este hizo caer un rayo, encendiendo en llamas un árbol. El Rey Gris también enseño a los hombres tejer redes y velas y tallar los primeros barcoluengos de la madera pálida y dura de Ygg, el árbol demonio que se alimentaba de carne humana. La mayor hazaña del Rey Gris, sin embargo fue el asesinato de Nagga, el más grande de los dragones marinos, una bestia tan colosal que ella se alimentaba según dicen de leviatanes y krakens gigantes y ahogaba islas enteras con su ira. El Rey Gris construyo un poderoso gran salón sobre sus huesos, usando sus costillas como vigas. Desde ahí el gobernó las Islas por miles de años, hasta que su piel se volvió tan gris como su cabellos y barba. Solo entonces el dejo a un lado su corono de madera de deriva y camino hacia el interior del mar, descendiendo a los salones acuosos del Dios Ahogado para su lugar legítimo como su mano derecha. El Rey Gris fue el rey soberano de las Islas del Hierro, pero el dejo cientos de hijos tras de el, y tras su muerte empezaron a reñir sobre quien debía de sucederlo. Hermano asesino hermano en una orgia de matareyes hasta que solo dieciséis quedaron. Estos últimos sobrevivientes dividieron las islas entre ellos. Todas las grandes casas de los hijos del hierro afirman descender del Rey Gris y de los hijos que sobrevivieron, curiosamente, los Goodbrothers de Vejo Wyk y Gran Wyk, quienes supuestamente derivan de los leales hermanos mayores del Rey Gris.

Los huesos petrificados de alguna gigantesca criatura marina de hecho se levantan sobre la colina de Nagga en Viejo Wyk, pero que cualquiera de ellos sea de hecho los huesos de un dragón marino permanece en una disputa abierta. Las costillas son enormes, pero de ningún modo lo suficientemente grande para haber pertenecido a un dragón capaz de devorar leviatanes y krakens gigantes. En verdad, la sola existencia de dragones marinos ha sido cuestionada por algunos. Si tales monstruos existen, ellos deben seguramente morar en los más profundos y oscuros dominios del Mar del Ocaso, pues ninguno ha sido visto en el mundo conocido por miles de años.

Así dicen las leyendas y los sacerdotes del Dios Ahogado. La historia nos dice un cuento diferente. Los registros más antiguos sobrevivientes en la Ciudadela revelan que cada una de la Islas del Hierro era alguna vez un reino separado, gobernado no por uno sino por dos reyes, un rey de roca y un rey de sal. El fundador gobernó las islas mismas, dispensando justicia, haciendo leyes y decidiendo sobre disputas. El posterior dominio del mar, cuando sea y en cualquier parte los barcoluengos navegaban. Registros sobrevivientes sugieren que los reyes de roca fueron casi siempre más viejos que los reyes de sal; en algunos casos los dos eran padre e hijo, lo que encamina a

algunos a argumentar que los reyes de sal no eran más que herederos, príncipes coronados para sus padres. Todavía hay otros ejemplos conocidos para nosotros donde el rey de roca y el rey de sal eran de diferentes casas, algunas veces casas rivales conocidas por su enemistad con otra. En cualquier lugar de Poniente, pequeños reyes reclamaron coronas doradas en virtud de su nacimiento y sangre, pero la corona de madera de deriva de los hijos del hierro no era tan fácilmente ganada. Solo aquí de todo Poniente los hombres elegían sus propios reyes, se congregaban en un consejo llamado asamblea de sucesión para escoger a los reyes de roca y reyes de sal quien gobernarían sobre ellos. Cuando un rey moría, los sacerdotes del Dios Ahogado llamaban a una asamblea de sucesión para escoger un sucesor. Todo hombre dueño y capitán de un barco le era permitido una voz en esa reunión revoltosa, la cual podía seguir por días, y en unas pocas instancias mucho más tiempo. Los hijos del hierro también cuentan de ocasiones cuando los sacerdotes llamaban a ‘’los capitanes y reyes’’ a juntarse para remover un gobernante indigno. El poder ejercido por estos profetas del Dios Ahogado sobre los hijos del hierro no debería ser sobreestimada. Solo ellos podían convocar asambleas de sucesión, y la pena para el hombre, sea señor o rey, que los desafío. Los más grandes sacerdotes de gran altura fueron el profeta Galon Bastonblanco10, así llamado por el bastón tallado que el llevaba a todos lados para golpear duramente a los impíos. (En algunas historias su bastón estaba hecho de arciano y otros estaba hecho de uno de los huesos de Nagga.) Fue Galon quien decreto que los hijos del hierro no deben hacer guerra a otro hijo del hierro, quien les prohibió matar a la mujer de otro o asaltar las costas de otro, y quien forjo las Islas del Hierro en un solo reino, convocando a los capitanes y los reyes de Viejo Wyk para escoger a un gran rey para reinar de forma suprema sobre los reyes de sal y de roca por igual. Ellos escogieron a Urras Greyiron, llamado Pie de Hierro11, el rey de sal de Monteorca y el más temido saqueador de la época. Galon mismo le coloco la corona de madera de deriva sobre la cabeza del supremo rey, y Urras Pie de Hierro se convirtió en el primer hombre desde el Rey Gris en gobernar sobre todos los hijos del hierro. Muchos años después, cuando Urras Pie de Hierro murió de heridas que sostuvo durante un saqueo, su hijo mayor tomo su corona y se proclamo como Rey Erich I. Aunque medio ciego y débil con edad para ese tiempo. Galon no obstante se levanto con furia ante tales noticias, declarando que solo una asamblea de sucesión puede convertir a alguien en rey. Los ‘’capitanes y los reyes’’ se reunieron en una asamblea una vez mas en Viejo Wyk y Erich el Feo fue desechado y condenado a muerte, un destino que el evito al romper la corona de su padre y lanzándola al mar como una señal de sumisión al Dios Ahogado. En su lugar la asamblea de sucesión levanto a Regnar Drumm, llamado Alimenta Cuervos, el rey de roca de Viejo Wyk. Los siglos que siguieron fueron una era dorada por las Islas del Hierro, y una edad oscura para los primeros hombres que vivieron junto al mar. Una vez que los saqueadores habían ido hacia delante en busca de comida para sobrevivir durante los duros inviernos, madera para construir sus barcoluengos, esposas de sal para darles hijos, y las riquezas que las Islas del Hierro carecía, pero ellos siempre regresaban a casa con su botín. Bajo sus reyes de madera de deriva la práctica dio paso a algo más difícil y peligroso: conquistar, colonizar y gobernar.

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Galon Whitestaff Ironfoot

Por tradición, la corona de madera de deriva misma es rota y regresada al mar tras la muerte de su poseedor. Su sucesor llevaría una nueva corona hecha de madera de deriva recientemente lavada en la costa de su isla natal. Así cada corona de madera de deriva era diferente de las que le habían antecedido. Algunas eran pequeñas y simples, otras enormes, poco manejables y magnificas.

La exhaustiva Historia de los hijos del hierro del Archimaestre Haereg enlista 111 hombres quienes llevaron una corona de madera de deriva como Reyes Supremos de las Islas del Hierro. Se ha reconocido que la lista esta incompleta y llena de contradicciones, aun así no se puede dudar que los reyes de madera de deriva alcanzaron el cenit de su poder bajo Qhored I Hoare (dado como Greyiron en algunos relatos, y como Blacktyde en otros), quien escribió su nombre en sangre en la historia de Poniente como Qhored el Cruel. El Rey Qhored gobernó sobre los hijos del hierro por tres cuartos de siglo, viviendo la vejez madura de 90 años. Por esos días, los primeros hombres de las tierras verdes habían masivamente abandonado las costas del Mar del Ocaso por miedo a los saqueadores. Esos quienes permanecían, principalmente señores en sus castillos fornidos, pagando tributo a los hijos del hierro. Fue Qhored quien famosamente se jacto por lo que su mandamiento se esparció ‘’donde sea que los hombres puedan oler el agua salada o escuchar el romper de las olas. ’’ En su juventud, el capturo y saqueo Antigua, trayendo miles de mujeres y niñas a su regreso a las Islas del Hierro encadenadas. A los treinta, el derroto a los señores del Tridente en batalla, forzando al señor del rio Bernarr II a doblar la rodilla y a entregar a sus tres jóvenes hijos como rehenes. Tres años después, el mato a los chicos con sus propis manos, sacándoles el corazón cuando el tributo anual de su padre se tardo en llegar. Cuando su angustiado padre fue a la guerra para vengarlos, el Rey Qhored y sus hombres del hierro destruyeron las huestes de Bernarr y lo ahogo como un sacrificio al Dios Ahogado, poniendo fin a la Casa Justman y dejando las tierras de los ríos en una sangrienta anarquía. Pero después Qhored, comenzó una lenta decadencia. Los reyes quienes seguían a Qhored jugaron una parte en eso, aun así los hombres de las tierras verdes se fortalecían entre si. Los primeros hombres habían construido barcoluengos de su propiedad, sus pueblos se defendían con muros de piedra en lugar de empalizadas de madera y zanjas con púas. Los Gardeners y los Hightowers fueron los primeros en cesar el pago de tributo. Cuando el Rey Theon III Greyjoy navego contra ellos, el fue derrotado y asesinado por Lord Lymon Hightower, el León Marino, quien revivió la practica de la servidumbre en Antigua solo el suficiente tiempo como para colocar a los hombres del hierro el duro labor de fortalecer los muros de la ciudad durante la batalla. La creciente fuerza de las tierras del oeste planteo aun una amenaza más al dominio de los reyes de madera de deriva. Isla Bella fue la primera en caer, cuando su pueblo se levanto bajo Gylbert Farman para repeler a los supremos hijos del hierro. Una generación después, los Lannisters capturaron el pueblo de Kayce cuando Herrock el Hijo de Puta12 soplo su gran cuerno de bandas doradas y las putas del pueblo abrieron una portilla posterior a sus hombres. Tres sucesivos reyes hijos del hierro intentaron volver a tomar el premio y fallaron, dos de ellos murieron en la punta de la espada de Herrock.

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Herrock the Whoreson

La deshonra final llego cortesía de Gerold Lannister, Rey de la Roca. Gerold el Grande, como el es recordado en el oeste, navego su propia flota a las Islas de Hierro mismas en un audaz asalto, tomando a ciento de hijos del hierro como rehenes. El los mantuvo en Roca Casterly después, ahorcando uno cada vez que sus costas sean asaltadas. En los siglos que siguieron, una sucesión de reyes débiles perdieron el Rejo, la Isla del Oso, el Dedo de Pedernal13 y muchos de los enclaves de los hijos de hierro en el Mar del Ocaso, hasta que lo único que quedo fue un puñado. No se debe pensar que los hijos del hierro no ganaron victorias durante esos años. Balon V Greyjoy, llamado Viento Frio14 destruyo las flotas débiles de los Reyes en el Norte. Erich V Harlaw retomo Isla Bella en su juventud, solo para perderla de nuevo en su vejez. Su hijo Harron mato violentamente a Gareth el Sombrío de Altojardin detrás de los muros de Antigua. Medio siglo después, Joron I Blacktyde capturo a Gyles II Gardener cuando su flota chocó lejos de las Islas Brumosas15. Después lo torturo hasta la muerte, Joron tomo su cadáver y lo corto en pedazos tan pequeños como para usarlos como cebo en sus anzuelos con ‘’un trozo de rey’’. Después de su reinado, Joron barrió con todo el Rejo con acero y fuego, y supuestamente mato a toda mujer por debajo de los treinta años de las islas, por lo que se gano el nombre de Matadoncella, por el cual es mejor recordado.

Un barcoluengo de un hijo del hierro en el mar. 13

Flint’s Finger Coldwind 15 Misty Islands 14

Aun así todos esos triunfos duraron brevemente, junto con los muchos de los reyes quienes lo lograron. Conforme los siglos pasaron, los reinos de las tierras verdes se hicieron más fuertes y las Islas del Hierro más débiles. Y después en la Edad de los Héroes, otra crisis debilito y dividió a los hijos del hierro aun más. Tras la muerte del Rey Urragon III Geyiron (Urragon el Calvo), sus jóvenes hijos se apresuraron a convocar una asamblea de sucesión mientras su hermano mayor Torgon estaba asaltando la parte de arriba del Mander, pensando que uno de ellos seria escogido para llevar la corona de madera de deriva. Para su disgusto, los capitanes escogieron a Urrathon Goodbrother de Viejo Wyk de inmediato. La primera cosa que el nuevo rey hizo fue ejecutar a los hijos del antiguo rey. Por eso, y por la salvaje crueldad que mostro frecuentemente durante sus dos años como rey, Urragon IV Goodbrother es recordado en la historia como Malhermano16. Cuando Torgon Greyiron regreso por fin a las Islas del Hierro, el declaro invalida la asamblea de sucesión pues el no había estado presente para hacerse oír. Los sacerdotes lo apoyaron en esto, pues estaban hartos de la arrogancia del Malhermano y su impiedad. El pueblo y los grandes señores por igual se levantaron a su llamada, congregando los banderizos de Torgon, hasta los propios capitanes de Urrathon cortaron en pedazos a Urrathon. Torgon el Rezagado se convirtió en rey en ese momento, y gobernó por cuarenta años sin haber sido escogido y proclamado en una asamblea de sucesión. El probó ser un fuerte rey, justo y sabio e imparcial, pero el pudo hacer poco para detener la caída de las fortuna de las Islas del Hierro, por eso fue durante el reinado de Torgon que la mayor parte del Cabo de Águilas fue perdido a los Mallister de Varamar. Torgon había golpeado contra la institución de la asamblea de sucesión en su juventud, sacando de en medio a su rey escogido. En su vejez el lo hizo otra vez, llamando a su propio hijo Urragon para ayudarle a gobernar. En la corte y en el consejo, en guerra y paz, los hijos permanecían a lado de su padre con la mejor intención por casi cinco años, así cuando Torgon finalmente murió solamente le pareció natural para su heredero escogido sucederle como Urragon IV Greyiron. Ninguna asamblea fue convocada, y esta ocasión ningún Galon Bastonblanco se levanto con indignidad para protestar la sucesión. Al final, el golpe fatal contra el poder de los capitanes y los reyes reunidos fue negociado cuando Urragon IV mismo murió, después de un largo pero indistinguible reinado. Había sido el deseo del difunto rey que el supremo reino pasara a su sobrino nieto Urron Greyiron, rey de sal de Monteorca conocido como Urron Mano Roja. Los Sacerdotes del Dios Ahogado estaban determinados a no permitir que el poder del hacedor de reyes sea tomado por tercera vez, así anunciaron a los capitanes y reyes a que deberían reunirse en Viejo Wyk para una asamblea de sucesión. Cientos llegaron, entre ellos los reyes de sal y de roca de las siete grandes islas, inclusive de Luz Solitaria. Aun así apenas se reunieron cuando Urron Mano Roja dejo caer a sus hombres con hacha sobre ellos, y las costillas de Nagga se tiñeron de rojo. Trece reyes murieron ese día, y la mitad de cientos de sacerdotes y profetas. Eso fue el fin de las asambleas de sucesión, y el Mano Roja gobernó como rey supremo por veintidós años después de eso, y sus descendientes después de el. Los errantes santos hombres nunca volvieron a levantar y derrocar reyes como alguna vez lo hicieron.

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Badbrother

LOS REYES DE HIERRO Los Greyiron estaban entere la mas antigua y mas renombrada de las casas de las Islas del Hierro. Durante la larga edad de las asambleas de sucesión, de los capitanes y reyes que llevaron la corona de madera de deriva no menos de treinta y ocho eran Greyirons, de acuerdo a Haereg, dándoles dos veces mas reyes que cualquier otra casa. Esa era termino con Urron Mano Roja y la matanza en Viejo Wyk. En adelante la corona de las Islas de Hierro seria hecha de hierro negro y pasaría de padre a hijos por derecho de primogenitura. Ni los Greyirons soportarían otros reyes en las islas. No habría mas reyes de sal, ni más de reyes de roca. Urron Mano Roja como su heredero se llamaron así mismos simplemente como Reyes de las Islas del Hierro. Los gobernadores de Gran Wyk, Viejo Wyk, Pyke, Harlaw y las islas menores fueron reducidos a señores, y varias antiguas líneas fueron extinguidas enteramente cuando ellos se rehusaron a doblar sus rodillas. Pero el control de la Casa Greyiron tras su corona de hierro no fue correspondido. Junto con la asamblea de sucesión, la prohibición de Galon Bastonblanco contra los hijos del hierro de hacer guerra contra otro hijo del hierro también expiro en medio de la matanza de Viejo Wyk. Tras los siglos que le siguieron, Urron Mano Roja y sus sucesores tuvieron que tratar con una mitad de docenas de grandes rebeliones, y al menos dos grandes levantamientos de siervos. Ni los señores ni los reyes del continente se tardaron en darse cuenta que podían tomar ventaja de la desunión entre los hijos del hierro. Uno por uno, todos los puntos de apoyo que sobraban en las tierras verdes fueron perdidos. El golpe mas contado fue el que dio el Rey Garth VII, el Manodorada, Rey del Dominio, cuando el condujo a los hombres del hierro de las Islas Brumosas, y las renombro Islas Escudos, y volvió a establecerse sobre ellas con su propios guerreros fieros y buenos marinos para defender la desembocadura del Mander. La llegada de los ándalos a los Siete Reinos solo anticipo la caída de las Islas del Hierro, pues a diferencia de los primeros hombres que habían estado antes, los ándalos fueron marineros valientes, con barcoluengos de su propiedad rápidos y en buen estado para navegar así como cualquiera de los hijos del hierro podían construir. Como los ándalos inundaron las tierras de los ríos, las tierras del oeste, y el Dominio, nuevas aldeas se esparcieron a lo largo de las costas, pueblos amurallados se levantaron sobre cada ensenada y puertos, y grandes señores y pequeños reyes por igual empezaron a construir buques de guerra para defender sus costas y navieros. A su debido tiempo, los ándalos barrieron sobre las Islas del Hierro solo como ellos hicieron con todo Poniente bajo el Cuello. Sucesivas olas de ándalos aventureros descendieron sobre las islas, frecuentemente en alianza con una u otra facción de los hijos del hierro mismos. Los ándalos se casaron entre los parientes de algunas de las antiguas familias de las islas y llevaron a otras a un fin sangriento con espada y hacha. La Casa Greyiron estaba entre esas familias destruidas. El ultimo Rey de Hierro, Rognar II, fue derrocado cuando los Orkwoods, Drumms, Hoares y Geyjoys hicieron causa común contra el, apoyados por una hueste de piratas ándalos, mercenarios y comandantes de guerra. Después los victoriosos no pudieron llegar a un acuerdo sobre quien debería suceder a Rognar como rey, así que fue decidido ellos deberían arreglar el asunto por medio de la danza del dedo, un juego popular entre los hijos del hierro en donde los jugadores giraban arrojando hachas hacia otros e intentaban atraparlas en el aire. Harras Hoare

emergió con la victoria, al costo de dos dedos. Como Harras Muñón17, gobernó las Islas del Hierro por treinta años.

Muchos creen que la historia de cómo Harras gano su corona por atrapar un hacha no es mas que una fantasía de bardo. En verdad, el Archimaestre Haereg sugiere que Harras fue escogido porque el había tomado una doncella ándala por esposa, por consiguiente gano el apoyo de su padre y de muchos otros poderosos señores ándalos.

Harras Muñón victorioso.

LA SANGRE NEGRA El Archimaestre Hake nos dice que los reyes de la Casa Hoare fueron, ‘’de cabello negro, ojos negros, y negro de corazón’’. Sus enemigos clamaban que su sangre era negra también, oscurecida por la ‘’mancha Ándala’’, pues muchos de los tempranos reyes Hoare tomaron doncella de esa índole como esposa. Los verdaderos hijos del hierro tenían agua salada en su venas, los sacerdotes del Dios Ahogado proclamaban; que los Hoares sangre negra eran falsos reyes, impíos usurpadores que solo debían ser abatidos. Muchos intentaron hacerlo por siglos, como en algunos relatos de Haereg detallan. Ninguno tuvo éxito. Que los Hoares carecieran de valor los hacia crueles y astutos. Pocos de sus súbditos eran leales, pero muchos tenían buenas razones para temer su 17

Harras Stump-hand

ira. Sus mismos nombres proclamaban su naturaleza, aun después del paso de cientos de años. Wulfgar el Hacedor de Viudas, Horgan el Mata Sacerdotes, Fergo el Feroz, Othgar el Sin Alma, Othgar el Demonio Enamorado, Craghorn de la Sonrisa Roja. Los sacerdotes del Dios Ahogado denunciaron a todos ellos. ¿Eran los reyes de la Casa Hoare ciertamente tan impíos como esos santos hombres proclamaban? Hake cree que lo fueron, pero el Archimaestre Haereg tomo una postura muy diferente, sugiriendo que el único verdadero crimen de los reyes ‘’sangre negra’’ no fue la impiedad ni adorar demonios, sino la tolerancia. Pues fue bajo los Hoare que la Fe de los Ándalos vino a las Islas del Hierro por primera vez. Apremiados por sus reinas ándalas, esos reyes les garantizaban a septas y septones su protección y les dio permiso para moverse por las islas, predicando a los Siete. El primer septo en las Islas del Hierro fue construido en Gran Wyk durante el reinado de Wulfgar el Hacedor de Viudas. Cuando su bisnieto Horgan permitió la construcción de otro en Viejo Wyk, donde las asambleas de sucesión habían sido sujetas antiguamente, la isla entera se levanto en una rebelión sangrienta, incitada por los sacerdotes. El septo fue quemado, el septón fue troceado en pedazos, los adoradores sin razón fueron metidos en el mar para ahogarlos, pues ellos podían mantener su fe. Fue en respuesta a esto, Haereg alega, que Horgan Hoare empezó a asesinar sacerdotes. Los reyes Hoare también desalentaron la práctica del saqueo. Y como declino los saqueos, el comercio creció. Había aun riquezas de mineral de hierro a ser encontradas debajo de las colinas de Gran Wyk, Monteorca, Harlaw y Pyke, y de plomo y estaño también. La necesidad de os hombres del hierro por madera para construir sus barcos permaneció tan grande como siempre, pero ellos ya no tenían la fuerza para tomarlos donde sea que ellos los encontraran. En lugar de eso intercambiaron hierro por madera. Y cuando el invierno llego y los vientos fríos soplaron, el mineral de hierro se convirtió en la moneda de los reyes de la Casa Hoare usada para comprar trigo, cebada y nabos para mantener a su pueblo alimentado (y carne y cerdo para sus mesas). ‘’Pagando el precio del hierro’’ tomo un significado totalmente diferente, y muchos de los hijos del hierro lo encontraron humillante y los sacerdotes lo condenaban como vergonzoso. El punto mas bajo del orgullo y poder de los hijos del hierro llego a su punto máximo durante el reinado de los tres Harmunds. En las islas, ellos son mejor recordados como Harmund el Anfitrión18, Harmund el Regateador19 y Harmund el Apuesto20. Harmund el Huésped fue el primer rey de las Islas del Hierro conocido por saber leer y escribir. El daba la bienvenida a viajeros y comerciantes de las más lejanas esquinas del mundo a su castillo en Gran Wyk, atesoraba libros, y dio a septones y septas su protección. Su hijo Harmund el Regateador compartió su amor por la lectura, y llego a ser renombrado como un gran viajero. El fue el primer rey de las Islas del Hierro en visitar las tierras verdes sin una espada en su mano. Habiendo pasado su juventud como un pupilo de la Casa Lannister, el segundo Harmund regreso de Roca Casterly como un rey y tomo a Lady Lelia Lannister, una hija del Rey de la Roca y ‘’la mas bella flor de occidente’’ como su reina. En un viaje posterior el visito Altojardín y Antigua, para tratar con sus señores y reyes e impulsar el comercio. Sus propios hijos fueron criados en la Fe, o la versión propia que el Rey Harmund tenia de ella. Tras su muerte, el mayor de ellos ascendió al trono. Harmund el Apuesto (influenciado, según dicen, por su madre Lannister, la Reina Viuda Lelia) anuncio que 18

The Host The Haggler 20 The Handsome 19

de ahora en adelante seria colgado los saqueadores como piratas en vez de celebrarlos, y formalmente se proscribió el tomar esposas de sal, declarando a los niños de tales uniones como bastardos sin derecho a heredar. El estaba considerando una medida para dar fin con la servidumbre en las islas también cuando un sacerdote conocido como el Alcaudón21 comenzó a predicar en contra de el. Otros sacerdotes se levantaron a protestar, y los señores de las islas tuvieron cuidado. Solo los septones y sus seguidores se levantaron por el Rey Harmund, y el fue derrocado en dos semanas, casi incruentamente. Lo que siguió fue de lejos incruento, sin embargo. El Alcaudón mismo desgarro la lengua del depuesto rey, así el nunca podría volver a hablar ‘’mentiras y blasfemias’’. Harmund estaba ciego también, y su nariz fue amputada, así ‘’todo hombre podría ver el monstruo que el es’’. En su lugar, los señores y sacerdotes coronaron a su hermano menor Hagon. El nuevo rey denuncio a la Fe, anulo los edictos de Harmund, y expulso a los septones y a las septas de su reino. En dos semanas cada septo en las Islas del Hierro estaba en llamas. El Rey Hagon, pronto paso a ser conocido como Hagon el Despiadado 22, inclusive permitió la mutilación de su propia madre, la Reina Lelia, La ‘’Zorra’’ Lannister quien fue acusada por el Alcaudón por alejar a su esposo e hijos del verdadero dios. Sus labios, orejas y parpados fueron cortados y su lengua cercenada con pinzas calientes, después de la cual ella fue atada en bultos en un barcoluengo y regresada a Lannisport. El Rey de la Roca, su sobrino, estaba tan enojado por esta atrocidad que llamo a sus banderizos.

Aunque Harmund II acepto a los Siete como dioses verdaderos, el continuo haciendo honor al Dios Ahogado también, y en su regreso a Gran Wyk hablo abiertamente de ‘’los Ocho Dioses’’, y decreto que una estatua del Dios Ahogado debería ser levantada en las puertas de cada septo. Esto no agrado ni a los septones ni a los sacerdotes y fue denunciado por ambos. En un intento de aplacarlos, el rey anulo su decreto y declaro que dios tenía siete rostros… pero el Dios Ahogado era uno de esos, como un aspecto del Desconocido.

La Guerra que siguió dejos diez mil muertos, tres cuartas partes de ellos hijos del hierro. En el séptimo anos, los hombres del oeste desembarcaron en Gran Wyk, aplastaron las huestes de Hagon en batalla, y capturo su castillo. Hagon el Despiadado fue mutilado en las misma forma como lo fue su madre antes de ser colgado. Ser Aubrey Crakehall, comandante de los ejércitos Lannister, ordeno que el Castillo Hoare sea destruido por completo, pero como sus hombres estaban saqueando, se toparon con Harmund el Apuesto en una mazmorra. Crakehall brevemente considero restaurar a Harmund a su trono, Haereg afirma, pero el anterior rey estaba ciego, arruinado, y medio loco debido a su largo confinamiento. Ser Aubrey le garantizo ‘’el regalo de la muerte’’ en lugar de eso, sirviendo a Harmund una copa con vino rociado con leche de amapola. Entonces, en un acto de absurda locura, el caballero decidió reclamar el reino de las Islas del Hierro para si mismo. Este no agrado ni a los hijos del hierro ni a los Lannister. Cuando las palabras alcanzaron Roca Casterly, el rey llamo sus buques de Guerra a casa, dejando que 21 22

Shrike Hagon the Heartless

Crakehall se defendiera por su cuenta. Sin el poder ni la riqueza de la Casa Lannister para apuntalarlo, ‘’El Rey Aubrey’’ vio como su poder se derrumbo rápidamente. Su reinado duro menos de la mitad de un año antes de que el fuera capturado y sacrificado al mar por el Alcaudón en persona. La guerra entre los hijos del hierro y los hombres del oeste continúo de forma irregular por cinco años más, finalmente termino en una exhausta paz que dejo a las Islas del Hierro empobrecidas, quemadas y arruinadas. El invierno que siguió fue largo y duro, y es recordado en las islas como el Invierno de la Hambruna. Hake nos cuenta que tres veces tantos hombres del hierro perecieron de inanición en el invierno que los muertos en la guerra que le precedió. Pasarían siglos antes de que las Islas del Hierro se recuperaran, una larga y lenta cima que escalar hacia la prosperidad y el poder. De los reyes quienes reinaron durante esta edad desolada, no necesitamos tratar. Muchos fueron marionetas de los señores y sacerdotes. Unos pocos fueron mas que saqueadores de la Edad de los Héroes, hombres tales como Harrag Hoare y su hijo Ravos el Violador23 quienes trato salvajemente el Norte en los años del reinado sangriento de los Lobos Hambrientos, pero ellos fueron inusuales y distantes. Tanto el saqueo y el comercio desempeño una parte de la restauración del orgullo y destreza de las islas. Otras tierras ahora construyen tan grandes y formidables buques de guerra que los de los hombres del hierro, pero en ningún lugar hubo marineros tan atrevidos. Los mercantes y comerciantes que navegan desde Puerto Noble de Pyke y los puertos de Gran Wyk, Harlaw y Monteorca se esparcen hacia los mares, visitando Lannisport, Antigua y las Ciudades Libres, y regresan con tesoros que sus antepasados nunca soñaron.

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Ravos the Raper

Rey Harwyn Hoare. Los saqueos continuaron también, pero los ‘’lobos del mar’’ no cazaban cerca de casa, pues los reyes de las tierras verdes habían crecido tanto en poder como para

provocarlos. En lugar de eso encontraron sus victimas en los mares distantes, en las Islas Basilisco y en los Peldaños de Piedra y a lo largo de las Tierras de la Discordia. Algunos se dedicaron como marinos mercenarios, peleando por una u otra de las Ciudades Libres en sus guerras comerciales sin fin. Uno de esos fue Harwyn Hoare, tercer hijo del Rey Qhorwyn el Astuto24. Un sagaz y avaricioso rey, Qhorwyn había pasado todo su reinado acumulando riquezas y evitando la guerra. ‘’La guerra es mal para el comercio’’ dijo el, infamemente, aun así el doblo, y luego triplico el tamaños de su flota y encomendó a sus herreros forjar mas armaduras, espadas y hachas. ‘’La debilidad incita el ataque’’ declaro Qhorwyn ‘’. Para tener paz, debemos ser fuertes’’. Su hijo Harwyn no las uso para la paz, pues uso muchas o todas las armas que su padre forjo. Un chico beligerante en lo que respecta, y el tercero en la sucesión. Harwyn fue enviado al mar a una edad temprana. El navego con una sucesión de saqueadores en los Peldaños de Piedra, visito Volantis, Tyrosh y Braavos, se convirtió en hombre en los jardines de placer de Lys, paso dos años en las Islas Basilisco como prisionero de un rey pirata, vendió su espada a una compañía libre en las Tierras de la Discordia, y peleo en varis batallas como un Segundo Hijo. Cuando Harwyn regreso a las Islas del Hierro, el encontró a su padre Qhorwyn muriendo, y a su hermano mayor con dos años muerto a causa de la psoriagris. Un segundo hermano aun permanecía entre Harwyn y la corona, y su muerte súbita aun cuando el rey todavía estaba respirando su último aliento permanece en materia de disputa hasta el día de hoy. Esto presento el paso al Príncipe Harlan cuya muerte fue declarada accidental, resultado de una caída de su caballo, que por supuesto habría sido digna para su vida como para sugerir otra cosa. Más allá de las Islas del Hierro, fue ampliamente asumido que el príncipe Harwyn estaba detrás del asesinato de su hermano. Algunos afirmaron que el mismo lo había hecho. Otros que el Príncipe Harlan había sido asesinado por un Hombre sin Rostro de Braavos. El Rey Qhorwyn expiro seis días después de que coronen al príncipe, dejando a su tercer hijo heredar. Como Harwyn Manodura25, el pronto escribiría su nombre con sangre a través de los Siete Reinos. Cuando el nuevo rey visito los astilleros de su padre, el declaro que ‘’los barcoluengos están hechos para ser navegados’’. Cuando el inspecciono las armerías reales, el anuncio que ‘’las espadas están hechas para ser ensangrentadas’’. El Rey Qhorwyn había frecuentemente dicho que la debilidad incita el ataque. Cuando su hijo contemplo toda la Bahía del Hombre del Hierro, el vio solo debilidad y confusión en las tierras de los ríos, donde los señores del Tridente se irritaban sin descanso bajo el talón del Rey de la Tormenta, Arrec Durrandon, en el distante Bastión de Tormentas. Harwyn convoco una hueste y los guio a través de la bahía en unos de los cientos de barcoluengos de su padre. Desembarcaron incuestionablemente al norte de Varamar, ellos llevaron sus barcos sobre la tierra hasta el Forca Azul del Tridente, entonces barrieron corriente abajo con fuego y espada. Unos pocos de los señores de los ríos se levantaron en armas contra ellos; la mayoría no. Pues ellos tenían poco amor y menos lealtad por su señor feudal en las tierras de la tormenta. En eso días, los hijos del hierro eran pasados por salvajes luchadores del mar pero fácilmente de vencerlos en tierra. Pero Harwyn Hoare no era como los otros hijos del hierro. Endurecido en las Tierras de la Discordia, el probó ser tan feroz a pie como en el mar, derrotando totalmente a sus 24 25

Qhorwyn the Cunning Harwyn Handhard

enemigos. Después de que repartió a los Blackwood en una derrota aplastante, muchos señores del Tridente declararon a favor de el. En Buenmercado, Harwyn se encontró así mismo enfrentándose a Arrec Durrandon, el joven Rey de la Tormenta, liderando una hueste de la mitad del tamaño que la suya, pero los hombres de la tormenta estaban mal conducidos, cansados y lejos de su hogar, y los hombres del hierro y los señores de las tierras de los ríos los hicieron pedazos. El Rey Arrec perdió dos hermanos y la mitad de sus hombres, y fue afortunado al escapar con su vida. En cuanto el huyo al sur, el pueblo de las tierras de los ríos se levanto, y sus guarniciones fueron expulsadas o asesinadas. Las amplias y fértiles tierras de los ríos y todas sus riquezas pasaron de las manos de Bastión de Tormentas a la de los hombres del hierro. En un golpe atrevido, Harwyn Manodura había incrementado sus territorios diez veces e hizo de las Islas del Hierro una vez más un poder a ser temido. Esos señores del Tridente quienes se habían unido con la esperanza de desvincularse de los Durranndons pronto aprendieron que sus nuevos amos eran más brutales y demandaron a sus antiguos. Harwyn gobernaría su conquista con una mano pesada hasta su muerte, pasando mucho de su tiempo en las tierras de los ríos que en las islas, montando desde el fin del Tridente hasta el otro lado a la cabeza de un ejército rapaz, rastreando cualquier indicio de rebelión mientras cobraba impuesto, tributos y esposa de sal. ‘’Su lugar fue una tienda, su trono una silla de montar’’ dicen los hombres sobre el. Su hijo Halleck, quien le sucedió a la corona cuando el Manodura murió a sus sesenta y cuatro años, era un hombre de la misma calaña. Halleck visito las Islas del Hierro solo tres veces durante su reinado, pasando menos que dos años ahí dicen todos. Aunque el se llamo hijo del hierro, sacrifico para el Dios Ahogado, y siempre mantuvo tres sacerdotes a su lado, había mas del Tridente que la sal de mar en Halleck Hoare, y el parecía mirar a las islas solo como una fuente de armas, barcos y hombres. Su propio reinado fue aun más sangriento que el de su padre, aunque menos exitoso, marcado por guerras frustradas contras los hombres del oeste y hombres de la tormenta, y no menos que tres intentos fallidos para conquistar el Valle, todas terminando en un desastre en la Puerta de Sangre. Como su padre, el Rey Halleck pasó una gran parte de su reinado en tiendas de campaña, en compañías. Cuando no estaba en guerra, el gobernaba sus amplios dominios desde la torre de su modesta casa en Buenmercado en el corazón de la tierra de los ríos, cerca del sitio de la gran victoria de su padre. Su propio hijo deseo un asentamiento más grande que ese, y pasaría mucho de su propio reinado construyéndolo. Pero la historia de Harren el Negro, y la construcción de Harrenhal, ya han sido tocadas en otro sitio. Las llamas de dragón que destruyeron Harrenhal puso un fin fogoso a los sueños del Rey Harren, a la dominación de las tierras de los ríos por los hijos del hierro, y a la ‘’línea negra’’ de la Casa Hoare.

LOS GREYJOY DE PYKE La muerte de Harren el Negro y sus hijos dejaron a las Islas del Hierro sin rey y en un caos.

Muchos grandes señores y famosos guerreros habían estado sirviendo con el Rey Harren en las tierras de los ríos. Algunos murieron en la quema de Harrenhal, otros cuando las tierras de los ríos se levantaron en contra de ellos. Solo unos pocos dominios de la costa sobrevivieron, y muy pocos aun encontraron barcoluengos esperando, que no estaban quemados, para llevarlos a casa.

Las armas de la Casa Greyjoy (centro) y algunas casas importantes, del pasado y del presente (en sentido de las agujas del reloj desde arriba): Greyiron, Goodbrother, Wynch, Botley, Drumm, Harlaw, Hoare y Blacktyde. Aegon Targaryen y sus hermanas prestaron poca atención a las Islas del Hierro inmediatamente después de lo de Harrenhal. Tenían más preocupaciones apremiantes, y poderosos enemigos que derrotar por todas partes. Dejaron que se defiendan así mismos, y los hijos del hierro inmediatamente empezaron a pelear. Qhorin Volmark, un señor menor de Harlaw, fue el primer hombre en reclamar el reinado. Su abuela había sido la hermana menor de Harwyn Manodura. En base de ese nexo, Volmark se declaro como el heredero legitimo de ‘’la línea negra’’.

En Viejo Wyk, respetados sacerdotes se reunieron bajo los huesos de Nagga para colocar una corona de madera de deriva sobre uno de ellos, un hombre santo descalzo llamado Lodos quien afirmaba ser el hijo viviente del Dios Ahogado. Otros reclamadores pronto se levantaron en Gran Wyk, Pyke y Monteorca, y por un año entero y mas sus seguidores pelearon uno contra otro por tierra y mar. Aegon el Conquistador puso fin a la contienda en el 2 DC cuando el y Balerion descendieron sobre Gran Wyk acompañado por una vasta flota de guerra. Los hombres del hierro colapsaron ante el. Qhorin Volmark murió a manos del Conquistador, cortado bajo la hoja de acero valyrio de Aegon, Fuego Oscuro. En Viejo Wyk, el sacerdote-rey Lodos se volvió a su dios, llamando a los krakens para hundir los buques de guerra de Aegon. Cuando los kraken fallaron en aparecer, Lodos lleno sus túnicas con piedras y camino hacia el mar para ‘’asumir consejo’’ de su padre. Miles lo siguieron. Sus cadáveres hinchados y lavados llegaron a las costas de las islas por años, aunque el del sacerdote no estaba entre ellos. En Gran Wyk y Pyke, los contendientes sobrevivientes (el rey de Monteorca había asesinado un año antes) se dieron prisa por doblar la rodilla y hacer homenaje de la Casa Targaryen. ¿Pero quien gobernaría sobre ellos? En el continente, algunos exigieron a Aegon convertir en vasallos, a los hijos del hierro, de Lord Tully de Aguasdulces, a quien lo habían nombrado Lord Protector del Tridente. Otros le sugirieron que las islas sean dadas a Roca Casterly. Unos pocos fueron mas lejos como para implorar que limpie las islas con llamas de dragón, poniéndole fin al azote de los hijos del hierro para siempre. Aegon escogió un rumbo distinto. Reunió a los señores de las Islas del Hierro que quedaban, anuncio que el permitiría que ellos escogieran su propio señor supremo. De manera poco sorprendente ellos escogieron a uno de ellos: Vickon Greyjoy, Lord Segador de Pyke, un famoso capitán descendiente del Rey Gris. Aunque Pyke era más pequeña y pobre que Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, los Greyjoys tenían a su haber un linaje largo y distinguido. En los días de las asambleas de sucesión, solo los Greyirons y los Goodbrothers habían producido la mayoría de los reyes, y los Greyirons ya habían desparecido. Cansados y empobrecidos por años de guerra, los hombres del hierro aceptaron su nuevo jefe supremo sin objeción. Eso llevo a las Islas del Hierro a la mejor parte de una generación para recuperarse de las heridas infligidas por la caída de Harren y la fratricida guerra que le siguió. Vickon Greyjoy, entronizado en Pyke en la Silla de Piedramar, probó ser un severo pero precavido gobernador. Aunque el no proscribió el saqueo, el ordeno que la practica sea llevada a cabo en aguas distantes, mas ala de las costas de Poniente, así como no provocar la ira del Trono de Hierro. Y desde que Aegon había aceptado a los Siete como sus dioses y había sido ungido por el Septón Supremo en Antigua, Lord Vickon permitió el regreso de septones a las islas una vez más para predicar la Fe. Esto enfureció a muchos de los hijos del hierro más piadosos y a los sacerdotes del Dios Ahogado, como siempre lo había hecho antes. ‘‘Que prediquen’’, dijo lord Vickon cuando se quejaron ante él, ‘‘Necesitamos vientos que llenen nuestras velas’’. Era el hombre de Aegon, y se lo recordó a su hijo Goren, y ningún hombre menos un idiota se atrevería a levantarse contra Aegon Targaryen y sus dragones. Estas fueron las palabras que Goren Greyjoy recordaría cuando lord Vickon murió en el 33 DC y fue sucedido por su hijo, que echó abajo una conspiración torpe para restaurar la ‘‘línea negra’’ y coronar al hijo de Qhorin Volmark en su lugar. Se enfrentó a su prueba más seria cuatro años más tarde, cuando Aegon el Conquistador murió de un

ataque al corazón en Rocadragón y su hijo Aenys fue coronado rey en su lugar. Aunque amable y bienintencionado, Aenys Targaryen fue ampliamente reconocido como un hombre débil, incapaz de sentarse en el Trono de Hierro. Él nuevo rey estaba aún adaptándose al trono cuando las rebeliones se levantaron por todo el reino. Una de estas revueltas convulsionó las Islas del Hierro, liderada por un hombre que decía ser el rey sacerdote Lodos que había regresado al fin de visitar a su padre. Pero Goren Greyjoy actuó con decisión, hasta el punto de mandar la cabeza en escabeche de Lodos a Aenys Targaryen. Su Alteza estaba tan contento con el regalo que prometió a lord Goren que estuviese en su mano otorgarle. Como sabio que era, el salvaje Greyjoy pidió al rey que le diera permiso para expulsar a septones y septas de las Islas del Hierro. Y el rey Aenys se vio obligado a concederlo. Un siglo pasaría antes de que se construyese otro septo en las islas. Durante largos años después de esto, los hijos del hierro se mantuvieron tranquilos bajo la sucesión de los Greyjoy. Evitando otros pensamientos de conquista, vivían de la pesca, el comercio y la minería. Todo el ancho Poniente giraba en torno a Desembarco del Rey y Pyke y los hijos del hierro tuvieron poco y menos que ver con los asuntos de la corte. La vida era dura en las islas, sobre todo en invierno, pero siempre lo había sido. Algunos hombres aún soñaban con regresar las antiguas costumbres, cuando los hombres del hierro eran un pueblo temido, pero los Peldaños de Piedra y el Mar de Verano estaban muy lejos y los Greyjoy de Piedramar no permitirían nunca más el saqueo cerca de casa.

EL KRAKEN ROJO Pasaría una buena parte de un siglo desde que el kraken se despertó, todavía los sueños no habían muerto, para los sacerdotes que todavía doblaban la rodilla en el profundo mar de sal y predican las Antiguas Costumbres, ni en los cien burdeles y las tabernas del muelle donde los marineros todavía relatan los cuentos de los días pasados, cuando los hijos del hierro eran ricos y orgullosos, y cada remero tenía un docena de esposas de sal para calentar su cama por la noche. Muchos chicos y jóvenes crecieron bebiendo tales historias, hambrientos de las glorias de la vida de saqueos. Uno fue Dalton Greyjoy, el joven salvaje hijo heredero de Pyke y las Islas de Hierro. De él Hake escribe, “Él amó tres cosas: el mar, su espada, y mujeres.” Un niño intrépido, testarudo y arrebatado, que se dice estaba remando a los cinco años y saqueaba a los diez, navegó con su tío a las Islas del Basilisco para atacar las ciudades de los piratas por el pillaje.

Los saqueadores del Kraken rojo

A los catorce años, Dalton Greyjoy había navegado tan lejos como al Viejo Ghis, luchado en una docena de eventos, y tomando a cuatro esposas de sal. Sus hombres lo amaron (más que sus esposas, porque se cansaba rápidamente de las mujeres). Su amor era su espada, un espadón de acero valyrio que le había quitado a un corsario muerto, llamado Anochecer26. En su decimoquinto año, luchando en los Peldaños de Piedra como saqueador, vio a su tío asesinado y vengó su muerte, recibiendo una docena de heridas y surgiendo de la lucha bañado en sangre de la cabeza a los pies. Desde ese día los hombres lo llamaron el Kraken Rojo. Después, ese mismo año, la noticia de la muerte de su padre lo localizó en los Peldaños de Piedra, y el Kraken Rojo exigió el trono de Piedramar como el Señor de las Islas de Hierro. En seguida comenzó a construir barcoluengos, forjar espadas, y entrenar a los luchadores. Cuando le preguntaron por qué, el joven señor contestó: “Se acerca la tormenta.” La tormenta que él había previsto llegó el año siguiente, cuando el Rey Viserys I Targaryen se murió en la Fortaleza Roja en Desembarco del Rey. Su hija Rhaenyra y su medio hermano Aegon reclamaron el Trono de Hierro, y provocaron la orgía de sangre, batallas, rapiñas y asesinatos conocida como la Danza de Dragones. Cuando la noticia localizó Pyke, se dice que el Kraken Rojo se había reído. A lo largo de la guerra, la Princesa Rhaenyra y sus negros disfrutaron de una gran ventaja en el mar, pues entre sus partidarios se contaba Corlys Velaryon, Señor de las Mareas, la legendaria Serpiente de Mar, que comandaba la flota de la Casa Velaryon de Marcaderiva. Esperando enfrentarse a eso, el concilio verde del Rey Aegon II extendería la mano a Pyke, ofreciéndole un lugar a Lord Dalton en el concilio privado como Lord Almirante del reino, siempre que él trajera sus barcoluengos para luchar con la Serpiente de Mar. Era una buena oferta, y la mayoría de los muchachos la hubiese aceptado, pero Lord Dalton tenía una rara agudeza en un chico tan joven y eligió esperar y ver que podría ofrecer la Princesa Rhaenyra. Cuando llegó su misiva, era mucho más de su agrado. Los negros no lo necesitaban para que navegara con su flota alrededor de Poniente y batallar en el Mar Angosto, que era una proposición bastante arriesgada. La princesa sólo solicitaba que él atacase a sus enemigos. Entre esos enemigos se encontraban los Lannister de Roca Casterly, cuyas tierras estaban cerca de su casa y eran vulnerables. Lord Jason Lannister se había llevado con él a la mayoría de sus caballeros, arqueros, y luchadores expertos para atacar a los aliados de Rhaenyra en las tierras de los ríos, dejando las tierras de oeste escasamente defendidas. Lord Dalton vio la oportunidad. Mientras Lord Jason se desplomaba en la batalla en las tierras de los ríos y su ejército se tambaleaba de batalla en batalla bajo una sucesión de comandantes, el Kraken Rojo y sus hombres de hierro cayeron en las tierras del oeste como lobos en un rebaño de ovejas. Roca Casterly era demasiado fuerte para ellos, una vez que Johanna, la viuda de Lord Jason, obstruyó sus puertas, pero los hombres del hierro quemaron la flota de los Lannister y saquearon Lannisport, llevándose inmensas cantidades de oro, granos y mercancías, y apoderándose de centenares de mujeres y chicas como esposas de sal, incluso a la dama favorita del rezagado Lord Jason y sus hijas naturales. Las incursiones y depredaciones siguieron. Los barcoluengos navegaron por las costas occidentales, atacando como en los tiempos lejanos. El Kraken Rojo comandó el ataque que capturó Kayce. Castibello cayó, y también la Isla Bella y toda su riqueza. Lord

26

Nightfall

Dalton exigió a cuatro de las hijas de Lord Farman como esposas de sal y entregó a la quinta—”la más fea“—a su hermano Veron. Durante casi dos años, el Kraken Rojo gobernó el Mar del Ocaso como sus antepasados lo habían hecho antaño, mientras en otra parte de Poniente marchaban y chocaban grandes ejércitos y los dragones volaban por los cielos y se encontraban en batallas sangrientas. Todas las guerras deben acabar, sin embargo, y también la Danza de Dragones. La princesa Rhaenyra se murió, y después el Rey Aegon II. Por ese tiempo también la mayoría de los dragones de los Targaryen estaban muertos, junto con veintenas de grandes y pequeños señores, cientos de caballeros valientes, y decenas de miles de hombres comunes y campesinos. Los restantes negros y verdes acordaron los términos, y el joven hijo de Rhaenyra se coronó como el Rey Aegon III y se casó con Jaehaera, la hija de Aegon II. La paz en Desembarco del Rey no significó la paz en el oeste, sin embargo. El Kraken Rojo no había perdido su apetito por la batalla. Cuando el concilio de regentes, que gobernaban en nombre del nuevo niño rey, le ordenó que dejara sus incursiones, él continuó como antes. Finalmente, era una mujer quien demostraría ser la perdición del Kraken Rojo. Una chica sólo conocida como Tess le abrió la garganta a Lord Dalton con su propia daga, mientras él dormía en la alcoba de Lord Farman en Castibello, luego lo tiró al mar. El Kraken Rojo nunca había tomado a una esposa de piedra. Sus herederos más cercanos eran sus hijos de sal, chicos jóvenes engendrados con varias de sus esposas de sal. Pocas horas después de su muerte, estalló una sangrienta disputa por la sucesión. E incluso antes de que las batallas empezaran en Viejo Wyk y Pyke, el pueblo de Isla Bella se levanto y mataron a los de hierro que aún permanecían entre ellos. En 134 DC, Lady Johanna Lannister tuvo su venganza por todo lo que el Kraken Rojo les había infligido a ella y a los suyos. Con sus propias flotas destruidas, ella persuadió a Ser Leo Costayne, el anciano almirante del Dominio, de enviar a sus espadachines a las Islas de Hierro. Embrollados en su propia guerra de sucesión, los hijos de hierro fueron cogidos desprevenidos. Miles de hombres, mujeres, y niños fueron pasados por las espadas, una veintena de pueblos y centenares de barcoluengos pasaron por la antorcha. Finalmente Costayne murió en la batalla, su ejército fue esparcido y destruido. Sólo una parte de su flota (repleta de despojos de guerra, incluyendo muchas toneladas de granos y peces) retornó a Lannisport, pero entre los nobles cautivos que habían traído a Roca Casterly, se hallaba uno de los hijos de sal del Kraken Rojo. Lady Johanna ordenó castrarlo y lo entregó como bufón a su hijo. “Demostró ser un bufón ocurrente”, observó el Archimaestre Haereg, “y ni la mitad de necio como su padre.” En otras tierras, un señor que acarreara tal destino a su casa sería justamente repudiado por la gente, pero cosas así son habituales para los hijos de hierro de las islas, por lo que el Kraken Rojo se venera hasta el presente y se le considera uno de sus grandes héroes.

LAS ANTIGUAS Y NUEVAS COSTUMBRES Desde ese día hasta hoy, el lord Segador de la casa Greyjoy ha gobernado las Islas del Hierro desde el trono de Piedramar en Pyke. Ninguno desde el Kraken Rojo ha

planteado una auténtica amenaza para los Siete Reinos o el Trono de Hierro, pero pocos pueden ser realmente descritos como súbditos fieles a la corona. Fueron reyes en días pasados, e incluso un millar de años después no pueden borrar el recuerdo de la corona de madera de deriva. Se puede encontrar una relación completa de sus reinados en la ‘’Historia de los Hijos del Hierro’’ del Archimaestre Haereg. En ella, se puede leer sobre Dagon Greyjoy, el Último Saqueador, cuyos barcoluengos acosaron las costas occidentales cuando Aerys I Targaryen se sentaba en el Trono de Hierro. De Alton Greyjoy, el Santo Idiota, que buscó nuevas tierras para conquistar más allá de Luz Solitaria. De Torwon Greyjoy, que juró con sangre por Aceroamargo y luego lo traicionó a sus enemigos. De Loron Greyjoy, el bardo, y su gran y trágica amistad con el joven Desmond Mallister, un caballero de las tierras verdes. Cerca del final de la gran obra de Haereg, se llega a Quellon Greyjoy, el más sabio de los hombres sentado sobre el trono de Piedramar desde la Conquista de Aegon. Era un hombre enorme, de seis pies y medio de altura, tan fuerte como un buey y tan rápido como un gato, o eso dicen. En su juventud ganó fama como guerrero, luchando contra corsarios y esclavistas en el Mar de Verano. Un leal sirviente del Trono de Hierro, dirigió un centenar de barcoluengos por el sur de Poniente en la guerra de los Reyes de Nueve peniques y desempeñó un papel crucial en la batalla de los Peldaños de Piedra. Como lord, sin embargo, Quellon eligió el camino de la paz. Prohibió el saqueo. Llevó maestres a las Islas del Hierro para servir como curanderos a los enfermos y como tutores a los jóvenes y con ellos llegaron los cuervos, cuyas negras alas atarían las islas a las tierras verdes, más estrictas que nunca. Fue lord Quellon quien liberó a los siervos que quedaban y prohibió la práctica de la servidumbre en las Islas del Hierro (no fue un completo éxito). Y mientras tanto, el no tomó esposas de sal, y aunque permitió que otros hombres lo hicieran, tenían que pagar un alto impuesto por tal privilegio. Quellon Greyjoy engendró nueve hijos en tres esposas. Las dos primeras eran esposas de roca, que se unieron a él por los ritos de un sacerdote del Dios Ahogado, pero su última mujer, era de las tierras verdes, una Piper de Princesa Rosada y se casó con ella en la casa de su padre, por un septon. En eso, como en muchas otras cosas, lord Quellon se apartó de las antiguas costumbres de los hijos del hierro, con la esperanza de forjar lazos más fuertes entre sus propios dominios y el resto de los Siete Reinos. Tan fuerte era lord Quellon Greyjoy que pocos se atrevían a hablar abiertamente en su contra, porque era conocido por su carácter fuerte y tenaz y temiblemente airado. Quellon Greyjoy seguía sentado en su trono de Piedramar cuando Robert Baratheon, Eddard Stark y Jon Arryn levantaron sus banderas en la rebelión. La edad le había servido para profundizar en su naturaleza cautelosa y como la lucha se extendió por las tierras verdes, su señoría estuvo resuelto a no tomar parte en la batalla. Pero sus hijos tenían un hambre implacable de tesoros y gloria y su propia salud y fuerzas estaban fallando. Lord Quellon, llevaba un tiempo sufriendo dolores de estómago que habían ido creciendo de forma insoportable hasta el punto de necesitar leche de la amapola para dormir a diario. Aún así, se resistió a todos los ruegos hasta que un cuervo llego a Pyke con la noticia de la muerte del príncipe Rhaegar en el Tridente. Estas noticias unieron a sus tres hijos mayores: los Targaryen han tenido su tiempo, dijeron, y si la casa Greyjoy no se une a la rebelión ahora, quizá nunca pueda compartir el botín de la victoria. Lord Quellon cedió. Se decidió que demostrarían su lealtad atacando a los Targaryen más cercanos. A pesar de su creciente debilidad, su señoría insistió en comandar la flota el mismo. Cincuenta barcoluengos fueron llevados desde Pyke hasta el Dominio.

La mayor parte de la flota de los hijos del hierro se quedó en casa para protegerse de un posible ataque de los Lannister, porque aun no sabían si Roca Casterly se pondría del lado del rey o de los rebeldes. Poco o nada necesita decirse del final de Quellon Greyjoy. En la historia de la Rebelión de Robert, no es más que un añadido final al resultado de la guerra. Los hijos del hierro hundieron algunos barcos de pesca y capturaron algunos comerciantes, quemaron algunas aldeas y saquearon algunas ciudades pequeñas. Pero en la desembocadura del Mander, se encontraron con la resistencia inesperada de los isleños de las Escudos, que salieron en su propia flota para presentar batalla. Una docena de barcos fueron capturados o hundidos en la lucha que siguió, y aunque los hijos del hierro ganaron más de lo que perdieron, lord Quellon Greyjoy se encontraba entre sus muertos. Para aquel entonces, la guerra estaba decidida. Prudentemente, su heredero, Balon Greyjoy, optó por volver a sus propias aguas y reclamar el trono de Piedramar. El nuevo señor de las Islas del Hierro era el hijo mayor de lord Quellon, un hijo de su segundo matrimonio (los hijos de su primer matrimonio habían muerto todos en su juventud). En muchos sentidos, era como su padre. A los trece años podía manejar los remos de un barcoluengo y bailar la danza del dedo. A los quince, pasó un verano en los Peldaños de Piedra, saqueando. A los diecisiete, era capitán de su propio barco. A pesar de que carecía de la talla de su padre y su fuerza bruta, Balon Greyjoy tenía toda su rapidez y habilidad con las armas. Y nadie podía cuestionar su valor. Sin embargo, cuando era niño, Lord Balon había deseado liberar a los hijos del hierro yugo del Trono de Hierro y restaurarles un lugar de orgullo y poder. Una vez sentado en el trono de Piedramar, barrió muchos de los decretos de su señor padre, la abolición de los impuestos sobre las esposas de sal y declaró que los hombres que fueran capturados en la guerra podrían mantenerse como siervos. Aunque no expulsó a los septones, les aumentó el impuesto de los diezmos. Mantuvo a los maestres, porque habían demostrado ser demasiado útiles como para abandonarlos. Mientras tanto, mató a su propio maestre en Pyke por razones que siguen siendo un tanto oscuras. Lord Balon, de inmediato solicitó otro a la Ciudadela. Lord Quellon había pasado la mayor parte de su largo reinado evitando la guerra: lord Balon comenzó a su vez a prepararse para ella. Por encima del oro o la gloria, Balon codiciaba una corona. Este sueño de coronas ha parecido rondar a la casa Greyjoy a lo largo de su historia. Algunas veces no, pero suele terminar en derrota, desesperación y muerte, como lo hizo para Balon Greyjoy. Durante cinco años se preparó, reuniendo hombres y barcoluengos, y construyendo una gran flota de enormes buques de guerra con casco reforzado y espolones de hierro, sus cubiertas erizadas de escorpiones y lanza fuegos. Los barcos de esta flota del hierro eran más galeras que barcoluengos, más grandes de lo que cualquier hombre del hierro había construido antes.

Las restantes torres del castillo de Pyke En el 289 DC, lord Balon dio su golpe, declarándose a si mismo rey de las Islas del Hierro y envió a sus hermanos Euron y Victarion a Lannisport para quemar la flota de los Lannister. ‘‘El mar será mi foso’’, declaró mientras los barcos de Tywin ardían en llamas, ‘‘Y ¡Ay del hombre que se atreva a cruzarlo!’’. El rey Robert se atrevió. Robert Baratheon, primero de su nombre, había ganado la gloria eterna en el Tridente. Rápido en responder, el joven rey convocó a sus banderizos

y envió a su hermano Stannis, señor de Rocadragón, rodear Dorne con la flota real. Buques de guerra del Rejo y Antigua los alcanzaron y se unieron a ellos. Balon Greyjoy envió a su propio hermano Victarion a su encuentro, pero en el estrecho de Isla Bella, lord Stannis atrajo a los hijos del hierro en una trampa la flota del hierro se estrelló. Con el ‘foso’ de Balon ahora indefenso, el rey Robert no tuvo ninguna dificultad en cruzar con su ejército la Bahía del Hierro, desde Varamar y Lannisport. Con los Guardianes del Norte y Occidente a su lado, Robert forzó el desembarco en Pyke, Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, y cortó su huída a través de las islas con acero y fuego. Balon se vio obligado a replegarse a su fuerte en Pyke, pero cuando Robert derribó su muralla y envió a sus caballeros al asalto a través de la abertura, toda resistencia se derrumbo. El renacer del reinado de las Islas del Hierro había durado menos de un año. Sin embargo, cuando Balon Greyjoy fue llevado ante el rey Robert encadenado, el hombre del hierro se mantuvo desafiante ‘‘puedes cortarme la cabeza’’, le dijo Balon, ‘‘pero no puedes llamarme traidor, ningún Greyjoy hizo nunca un juramento a un Baratheon’’. Robert Baratheon, siempre misericordioso, se dice que se rió de eso, porque le gustaban los hombres con espíritu, incluso si eran sus enemigos. ‘‘Jura ahora’’, respondió ‘‘o tu y los tuyos perderán su terca cabeza’’. Y así, Balon Greyjoy dobló la rodilla y se le permitió vivir, después de renunciar a su último hijo varón sobreviviente como rehén por su lealtad. Las Islas del Hierro sobrevivieron como siempre lo han hecho. Desde el reinado del Kraken Rojo hasta nuestros días, la historia de los hijos del hierro es la historia de una gente atrapada entre los sueños de la gloria pasada y la pobreza presente. Apartadas de Poniente por las aguas grises y verdes, las islas siguen siendo un reino para ellas mismas. El mar está siempre en movimiento, siempre cambiante, dicen los hijos del hierro, y sin embargo sigue siendo eterno, sin límites, nunca y a la vez siempre igual. Lo mismo sucede con los hijos del hierro, la gente del mar. “Puedes vestir a un hombre del hierro con sedas y terciopelos, enseñarle a leer y escribir y darle libros, instruirlo en la caballerosidad, la cortesía y los misterios de la Fe’’ escribe el Archimaestre Haereg ‘‘pero cuando le mires a los ojos, el mar todavía estará allá, frío, gris y cruel’’.

PYKE Pyke no es ni el castillo más grande ni el más glorioso de las Islas del Hierro, pero si puede que sea el más antiguo y es desde allí, donde los señores de la casa Greyjoy gobiernan a los hijos del hierro. Durante mucho tiempo, se ha dicho que la isla de Pyke toma el nombre de su castillo; el pueblo llano de las islas insiste en lo contrario. Pyke es tan antiguo que nadie puede decir con certeza cuando fue construido, ni el nombre del Lord que lo construyó. Al igual que el trono de Piedramar, sus orígenes se pierden en el misterio. Una vez, hace siglos, Pyke era como los otros castillos: construido sobre sólida roca en un acantilado con vistas al mar, con una muralla y torres. Pero los acantilados sobre los que descansaba no eran tan sólidos como parecía y bajo el interminable acoso de las olas, comenzó a desmoronarse. Las paredes cayeron, el suelo cedió, y los edificios exteriores se perdieron.

Lo que queda de Pyke hoy es un montón de torres dispersas en media docena de islotes, con el mar y las olas entre ellos. Una sección de la muralla, junto con el gran portón de entrada y las torres defensivas se extienden a través dela punta, el único acceso al castillo y es todo lo que queda de la construcción inicial. Un puente de piedra desde la punta conduce al primero de los islotes y el más grande, el Gran Guardián de Pyke. Mas allá de eso, puentes de cuerda conectan las torres una con otra. A los Greyjoy les gusta decir que cualquiera de sus hombres puede caminar por uno de esos puentes cuando la tormenta esta aullando tan fácilmente como remar. Por debajo de las murallas del castillo, las olas rompen día y noche con las rocas que quedan y que sin duda, son demasiado grandes para ser arrastradas por el mar.

LAS TIERRAS DE OCCIDENTE

LAS TIERRAS DE OCCIDENTE son un lugar de escabrosas colinas y llanuras rodantes, de brumosos valles y peñascosas costas, un lugar de lagos azules, ríos brillantes y tierras fértiles, bosques de árboles de hojas anchas donde habita caza de todo tipo, donde puertas medio escondidas a los lados de pasillos de madera se abren a cuevas laberínticas que avanzan a través de la oscuridad para revelar maravillas inimaginables y vastos tesoros bajo la tierra. Son tierras ricas, con buena temperatura y fértiles, escudadas por altas colinas en el Este y el sur y las interminables aguas azules del Mar del Atardecer en el Oeste. Una vez los Niños del Bosque hicieron sus hogares en los bosques, mientras los gigantes vagaban por las colinas, donde sus huesos ocasionalmente son encontrados. Pero entonces los Primeros Hombres llegaron con fuego y hachas de bronce para cortar los bosques, arar los campos y construir caminos por las colinas donde los gigantes tenían sus moradas. Pronto, las granjas y aldeas de los Primeros se extendieron por el Oeste “de la sal a la roca”, protegidos por fuertes con murallas exteriores primero, y más tarde por grandes castillos de piedra; hasta que no hubo más gigantes, y los Niños del Bosque desaparecieron entre los bosques profundos, las colinas vacías, y el lejano Norte. Muchas, y más de las grandes casas, tienen sus raíces en la edad dorada de los Primeros Hombres. Entre ellos están los Hawthorne, los Foote, los Broom y los Plumm. En Isla Bella, los barcos de los Farman ayudan a defender la costa oeste de los saqueadores hijos del hierro. Los Greenfield tienen un vasto castillo de madera llamado Entramado (ahora simplemente Greenfield) construido enteramente de madera de arciano. Los Reyne de Castamere hicieron un gran sistema de minas, cuevas y túneles bajo su propio asiento, mientras que los Westerling construyeron El Risco sobre las olas. Otras casas brotaron de los lomos de héroes legendarios, cuyos cuentos se cuentan hasta nuestros días: los Crakehall de Crake el Mataosos, los Banefort del Hombre Encapuchado, los Yew del Arquero Ciego Alan El Roble, los Moreland de Pate el Arador. Cada una de esas familias se hizo poderosa, en algún tiempo se convirtieron en señores e incluso reyes. Pero de largo los más poderosos señores de Las Tierras de Oeste eran los Casterly de la Roca, que tenían su asiento en una colosal roca que se alzaba junto al Mar del Atardecer. Las leyendas cuentan que el primer lord Casterly fue un cazador, Corlos hijo de Caster, que vivía en un pueblo cerca de donde Lannisport se encuentra hoy. Cuando un león se dedicó a cazar las ovejas de la aldea, Corlos lo siguió hasta su guarida, una cueva en la base de la Roca. Armado solo con una lanza, mató al león y su leona pero perdonó la vida a sus recién nacidas crías–un acto de misericordia que tanto gustó a los Antiguos Dioses (ya que esto fue mucho antes de que los Siete llegaran a Poniente)–que enviaron un súbito rayo de luz que iluminó la cueva, y en los muros de piedra relució el brillo del oro amarillo, una vena tan gruesa como la cintura de un hombre. La verdad de ese cuento está perdida entre las nieblas del tiempo, pero nadie puede dudar de que Corlos, o algún progenitor de lo que se convertiría en la Casa Casterly, encontró oro en la Roca y pronto comenzó a minar allí. Para defender su tesoro frente a aquellos que quisieran llevárselo, se trasladó a la cueva y fortificó su entrada. Mientras años y siglos pasaban, sus descendientes ahondaron y ahondaron cada vez más profundo, siguiendo el oro, mientras tallaban pasillos, galerías, escaleras y túneles dentro de la misma roca, transformando la gigantesca piedra en una tremenda fortaleza que hacía enano a cualquier otro castillo de Poniente. Aunque nunca fueron reyes, los Casterly se convirtieron en los más ricos señores de Poniente y la fuerza más poderosa de Las Tierras de Oeste, y así permanecieron durante cientos de años. Pero la Edad del Amanecer dio lugar a la Edad de los Héroes.

Fue entonces cuando un truhan rubio llamado Lann el Astuto apareció desde el Este. Algunos dicen que era un ándalo aventurero de más allá del Mar Angosto, aunque esto fue milenios antes de la llegada de los Ándalos a Poniente. Independientemente de sus orígenes, los cuentos concuerdan en que de alguna manera Lann el Astuto logró sacar a los Casterlys de su Roca y apoderarse del castillo. El método preciso por el cual lo consiguió sigue siendo un tema de conjeturas. En la versión más común de la historia, Lann descubrió un camino secreto dentro de la Roca, una hendidura tan estrecha, que tuvo que despojarse de sus ropas y untarse en manteca para escurrirse por ahí. Una vez dentro, sin embargo, comenzó con sus tretas, susurrando amenazas en los oídos de los Casterly durmientes, aullando en la oscuridad como un demonio, robando tesoros de un hermano para ponerlos en la habitación del otro, urdiendo diversas trampas y trampillas. Con esos métodos hizo que los Casterly se enfrentaran entre ellos y les convenció de que la Roca era un lugar encantado por alguna maligna criatura que nunca les dejaría vivir en paz. Otros prefieren otras versiones del cuento. En una, Lann usa la grieta para llenar la roca de ratas, ratones y otras alimañas, logrando expulsar a los Casterly. Y en otro cuento, Lann logra introducir una manada de leones dentro de Roca Casterly. Los hombres son devorados por los leones y Lann toma a una de las mujeres por esposa. Otra leyenda dice que logró colarse y acostarse con varias doncellas (sí, muchas doncellas). Un puñado de hijos de pelo rubio apareció 9 meses después, aunque las chicas seguían diciendo que aún eran doncellas. Este último cuento, aunque suena algo procaz, tiene varios aspectos intrigantes que podrían hacer alusión a lo que en verdad ocurrió. El Archimaestre Perestan creía que Lann era un sirviente de algún tipo al servicio de Lord Casterly (quizás un guardia), quien embarazó a la hija (o hijas, aunque esto suena menos probable) de su señoria, y persuadio al padre para que le concediera la mano de su hija en matrimonio. Si esto fue lo que ocurrió en verdad, asumiento (ya que no lo sabemos) que Lord Casterly no tenía hijos varones, entonces tras su muerte, su hija debió heredar la Roca, y por lo tanto también Lann. No hay más evidencias ni de esta historia, ni de las otras. Todo lo que sabemos es que en algún momento durante la Edad de los Héroes, los Casterly desaparecieron de las crónicas, y los Lannister, hasta entonces desconocidos, ocuparon su lugar, gobernando grandes porciones de las tierras de Occidente desde Roca Casterly. Lann el Astuto suspuestamente hasta los 312 años, y engendró a un centenar de valientes hijos y a un centenar de gráciles hijas, todos hermosos, limpios, y bendecidos don cabello “tan dorado como el sol”. Pero dejando los cuentos de lado, las historias sugieren que los primeros Lannister eran tan fértiles como hermosos, ya que muchos nombres empezaron a aparecer en las crónicas, y tan sólo en un par de generaciones los descenfientes de Lann se habían hecho tan numeroros que incluso Roca Casterly era incapaz de albergarlos a todos. En lugar de cavar nuevos pasajes en la roca, algunos hijos e hijas de ramas menores de la familia se fueron para construir sus propios hogares en una villa ubicada a un par de millas. La tierra era fértil, el mar proveía peces, y el lugar que habían elegido resultó ser un excelente puerto natural. Poco después la villa se convirtió en un pueblo, luego en una ciudad: Lannisport. Para cuando los Ándalos llegaron, Lannisport se había convertido en la segunda ciudad más grande de Poniente. Tan sólo Antigua era más grande y poderosa, y las naves mercantes de cada rincón del mundo navegaban por las costas occidentales para desembarcar en la ciudad dorada del Mar del Ocaso. El oro hizo rica a la Casa Lannister; el comercio la hizo aun más rica. Los Lannister de Lannisport porsperaron, construyeron enormes murallas para proteger su ciudad de aquellos (principalmente

hijos del hierro) que buscaban robar sus riquezas, y poco después se convirtieron en reyes. Por lo que sabemos Lann el Astuto nunca llegó a coronarse como rey, aunque algunas historias dicen que siglos después le confirieron aquel título de forma póstuma. El verdadero primer rey Lannister del que sabemoes fue Loreon Lannister, también llamado Loreon el León (a muchos reyes nombraron “león” o “dorado”), quién convirtió a los Reynes de Castamere sus vasallos, casándose a una hija de esa casa, y derrotó al Rey Oscuro, Morgon Banefort, y a sus esclavos en una guerra que duró veinte años. Loreon podría haber sido el primer Lannister en llamarse el Rey de la Roca, pero era un título que sus hijos y nietos y sus descendientes continuaron llevando por miles de años. Sin embargo, los límites de su reino no alcanzaron su pleno dominio hasta la llegada de los invasores Ándalos. Los Ándalos vinieron tarde a las tierras de oeste, mucho tiempo después de haber capturado el Valle y haber derrotado los reinos de los Primeros Hombres en las tierras de los ríos. Los primeros señores guerreros Ándalos que lideraron un ejército a través de las colinas, encontraron un final sangriento a las manos del Rey Tybolt Lannister (llamado, curiosamente el Rayo). Pero como cada vez más Ándalos empezaron a moverse al oeste en bandas grandes y pequeñas, el Rey Tyrion III y su hijo Gerold II vieron su inminente derrota. En lugar de intentar arrojar a los invasores de sus tierras, estos reyes prudentes acordaron matrimonios entre los poderosos caudillos Ándalos con las hijas de las grandes casas del oeste. Prudentes y bien conscientes de lo que había pasado en el Valle, tuvieron la precaución de exigir un precio por este acuerdo; los hijos e hijas de los señores de los Ándalos ennoblecidos de este modo, serian tomados como pupilos, para servir como escuderos y pajes y escanciadores en Roca Casterly… y como rehenes, si sus padres demostrarían ser traicioneros. Con el tiempo, también los reyes Lannister casaron a sus niños con los Ándalos; de hecho, cuando Gerold III se murió sin hijos varones, un concilio coronó al marido de su única hija, Ser Joffery Lydden, quien tomó el apellido Lannister y fue uno de los primeros Ándalos en gobernar la Roca. Otras casas nobles también nacieron de tales uniones—tales como Jast, Lefford, Parren, Droxe, Marbrand, Braxe, Serrett, Sarsfield, y Kyndall. Y revitalizados de este modo, los Reyes de la Roca extendieron aún más su reino. Cerion Lannister extendió su regencia hasta el Colmillo Dorado y sus colinas adyacentes, derrotando a tres reyes menores cuando ellos formaron una alianza contra él. Tommen Lannister, el Primero de Su Nombre, construyó una gran flota e incluyó la Isla Bella en el reino, tomando a la hija del último rey Farman por esposa. Loreon II organizó los primeros torneos en las tierras de occidente, derrotando a cada caballero que montó contra él. El primer Lancel Lannister (conocido como Lancel el León) guerreó contra los reyes Gardener de Altojardin y conquistó el Dominio hasta el sur lejano como el Roble Viejo antes de morir en la batalla. (Su hijo, Loreon III, perdió todo lo que su padre había ganado y se había ganado el mote de Loreon el Flojo). Rey Gerold Lannister, conocido como Gerold el Grande, navegó a las Islas de Hierro y volvió con cien rehenes de los hijos de hierro, prometiendo colgar a cada uno, cada vez que los hombres de hierro se atrevieran a incursionar en sus costas. (Fiel a su palabra, Gerold colgó más de veinte rehenes). Lancel IV, se dice, había decapitado al rey Harrald el Medio-Ahogado de las Islas de Hierro y a su heredero con un solo golpe de su espada de acero valyrio Rugido en la Batalla de la Punta de Lann; se murió después en la batalla en el Lago Rojo intentando invadir el Dominio.

Rugido, la espada de acero Valyrio, extraviada, de la Casa Lannister. Algunos de los reyes Lannister eran afamados para su sabiduría, otros por su valor, todos por su generosidad… salvo quizás el Rey Norwin Lannister, bien conocido como Norwin el Mezquino. Todavía Roca Casterly también alojó a muchos reyes débiles, crueles, e impotentes. Loreon IV era conocido como Loreon el Soso, y su nieto Loreon V como la Reina Lorea, porque le gustaba ponerse los vestidos de su esposa y pasearse por los andenes de Lannisport en la guisa de una prostituta común. (Después de sus reinados, el nombre Loreon se volvió menos común entre príncipes Lannister.) Un monarca,Tyrion II, era conocido como el Atormentador. Aunque era un rey fuerte, afamado por su proeza con su hacha de guerra, su verdadero deleite era la tortura, y se susurraba que lo deseaba a ninguna mujer antes de hacerla sangrar.

La espada Rugido entró en posesión de los reyes Lannister un siglo antes de la Maldición, y se dice que el peso en oro que pagaron por ella habría sido suficiente como para haber comprado un ejército entero. Pero después estuvo perdida por más de un siglo, cuando Tommen II se la la llevó cuando navegó con su gran flota hacia la destruida Valyria, con la intención de pillar las riquezas y hechicerías que aún permanecían efectivamente. La flota nunca volvió, ni Tommen, ni Rugido. El último informe sobre ellos se encuentra en una crónica de Volantis llamadaLa Gloria de Volantis. Allí se declara que “una flota dorada que portaba al Rey León” se había quedado allí por los suministros, y que los triarcas le dieron muchos regalos. Según la crónica, él les prometió darles a los triarcas la mitad de todo lo que encontrara a cambio de su generosidad—y una promesa de enviar su flota en su ayuda cuando él lo pidiera. Después de

eso, él zarpó. El año después, la crónica afirma, el Triarca Marqelo Tagaros despachó un escuadrón de barcos hacia Valyria buscando cualquier señal de la flota dorada, pero no encontraron nada.

Finalmente los dominios de os Lannister se extendieron hasta la orilla occidental de las cabeceras del Forca Roja y Ladera, desde el Colmillo Dorado hasta la orilla sur de la Bahía de Hierro y las fronteras del Dominio. Las fronteras de las tierras de oeste hoy siguen siendo aquéllas del Reino de la Roca, como eran antes del Campo de Fuego, cuando el Rey Loren Lannister (Loren el Último) se arrodilló como un rey y se alzó como un señor. Pero en el pasado, los límites eran más cambiantes, particularmente al sur, dónde los Lannister contendieron a menudo contra los Gardener en el Dominio y al este, dónde guerreaban contra los muchos reyes del Tridente. Además, el litoral de los Lannister se hallaba más cerca de las Islas de Hierro que cualquier otro reino, y la riqueza de Lannisport y su comercio era una tentación constante para los piratas de esas islas. Las guerras entre los hombres de oeste y los hijos de hierro hicieron erupción casi cada generación; incluso durante los períodos de paz, incursionaron los hijos de hierro, buscando riquezas y esposas de sal. La Isla Bella sirvió como escudo en la costa sureña más lejana; por esta razón los Farman se han vuelto famosos por su fuerte odio hacia ellos. La gran riqueza de las tierras del oeste, obviamente, proviene principalmente de sus minas de oro y plata. Las vetas de los minerales son anchas y profundas, y hay minas, aun ahora, que se han cavado durante más de mil años y todavía no se han vaciado. Según los informes de Lomas Longstrider , había conocido a mercaderes que le preguntaron incluso en la lejana Asshai de la Sombra , si era verdad que el “Señor León” vivía en un palacio de oro sólido y que los arrendatarios cosechaban una fortuna en oro simplemente arando sus campos. El oro del oeste ha viajado lejos, y los maestres saben que no hay ninguna mina en todo el mundo es tan rica como las de Roca Casterly.

La riqueza de las tierras occidentales es similar, en tiempos antiguos, con el hambre del Feudo Franco de Valyria por los metales preciosos, no obstante no aparece ninguna evidencia de que los señores dragón hicieron contacto alguna vez con los señores de la Roca, Casterly o Lannister. Septón Barth especuló sobre el tema, refiriéndose a un texto de Valyria que ha estado subsecuentemente perdido, sugiriendo que los hechiceros de Feudo Franco predijeron que el oro de Roca Casterly los destruiría. Archimaestre Perestan ha puesto una especulación diferente, más plausible, sugiriendo que los Valyrios en tiempos antiguos se extendieron hasta Antigua pero sufrieron algún gran revés, o tragedia allí, que los obligó a huir de Poniente.

LA CASA LANNISTER BAJO LOS DRAGONES Una vez que Loren el Último dejó su corona, los Lannisters se redujeron a señores. Aunque sus inmensas riquezas permanecían intactas, no tenían lazos íntimos con la Casa Targaryen (diferente de los Baratheon) y al contrario de los Tully, eran demasiado orgullosos para suplicar en seguida un lugar de prominencia bajo el Trono de Hierro.

No era después de una generación, cuando el Príncipe Aegon y la Princesa Rhaena se refugiaron del Rey Maegor el Cruel, que los Lannister empezaron a poner una marca mayor en el reino una vez más. Lord Lyman Lannister protegió al príncipe y princesa bajo su techo, concediendo el derecho del invitado y negándose a las demandas del rey de entregaros. Todavía su señoría no empeñó sus espadas por el príncipe y la princesa fugitivos, ni se involucró, hasta que el Príncipe Aegon había perecido a manos de su tío durante la Batalla de Ojo de Dioses. Sólo cuando Jaehaerys, el hermano más joven de Aegon reclamó el Trono de Hierro, los Lannisters ofrecieron su apoyo. La muerte del Rey Maegor y la coronación del Rey Jaehaerys movieron la Casa Lannister más cerca del Trono de Hierro, aunque los Velaryon, Arryn, Hightower, Tully y Baratheon todavía los eclipsaron en influencia. Lord Tymond Lannister estaba presente en el Gran Concilio de 101DC que decidió la sucesión, llegando con un gran séquito de trescientos abanderados, caballeros, y sirvientes… sólo excedido por Lord Matthos Tyrell de Altojardin que contaba quinientos en su séquito. Los Lannisters escogieron estar al lado del Príncipe Viserys durante las deliberaciones—elección recordada y premiada algunos años después, cuando Viserys ascendió al Trono de Hierro y Ser Tyland Lannister, hermano gemelo de Lord Jason Lannister, fue promovido a Consejero de Barcos. Después, Ser Tyland se volvió Consejero de la Moneda del Rey Aegon II, y por su asociación personal con el Trono Hierro y una posición ventajosa en la corte trajo a su hermano, Lord Jason al bando Aegon en la Danza de Dragones. Sin embargo, cuando la pugna por la sucesión continuó, Ser Tyland sufrió considerablemente por esconder la mayor parte del oro de la corona, dónde Rhaenyra Targaryen no podría alcanzarlo cuando ella capturó Desembarco del Rey. Y la asociación de los Lannisters con el Trono de Hierro demostró ser nefasta cuando el Kraken Rojo y sus saqueadores cayeron en las indefensas tierras de oeste, pues Lord Jason marchó al este por mandato del Rey Aegon II. Los partidarios de la reina Rhaenyra encontraron su ejército en el cruce del Forca Roja, dónde Lord Jason murió en la batalla, mortalmente herido por el escudero Pate de Hojalarga (armado caballero después de la batalla, este guerrero de baja cuna fue conocido como como el Mataleones por el resto de sus días). El ejercito de los Lannister continuó marchando, obteniendo victorias liderado por Ser Adrián Tarbeck, luego por Lord Lefford, antes de que él pereciera en el Alimento de los Peces, dónde sus hombres fueron matados entre los tres ejércitos. Ser Tyland Lannister, entretanto, cayó prisionero después de que la reina Rhaenyra asió Desembarco del Rey. Cruelmente torturado para obligarle a revelar donde había ocultado el oro de la corona, Ser Tyland se negó a hablar. Cuando Aegon II y sus leales recuperaron la ciudad, él fue encontrado cegado, mutilado, y castrado. Todavía su mente permanecía intacta, y el Rey Aegon lo retuvo como Consejero de la Moneda. En los últimos días de su regencia, Aegon II incluso envió a Ser Tyland a las Ciudades Libres a contratar mercenarios para apoyar su causa contra el hijo de Rhaenyra, el futuro Aegon III, y sus partidarios. La lucha llegó a su fin, con la regencia del nuevo rey, Aegon III, de once años de edad, cuando ascendió al Trono de Hierro. Esperando sanar las heridas profundas ocasionadas por la Danza, Ser Tyland Lannister fue nombrado Mano del Rey. Quizás aquéllos que habían sido sus enemigos lo juzgaron demasiado cegado y roto como para representar una amenaza, pero Ser Tyland sirvió hábilmente durante una buena parte de dos años, antes de morir de fiebre en 133DC. En los años siguientes los Lannisters lucharon con los Targaryens contra Daemon Fuegoscuro, aunque los rebeldes del Dragón Negro ganaron victorias notables en las

tierras de oeste—especialmente en Lannisport y Colmillo Dorado, dónde Ser Quentyn Ball, el caballero impetuoso, renombrado como Fireball, mató a Lord Lefford y logró la retirada de Lord Damon Lannister (después conocido como el León Gris). El León Gris falleció en 210DC, y su hijo Tybolt lo sucedió como Lord de Roca Casterly, muriendo dos años después bajo circunstancias sospechosas. El joven Lord Tybolt no dejó un heredero, salvo una hija, Cerelle, de tres años de edad, cuyo reinado como Señora de Roca Casterly fue cruelmente breve. En menos de un año, ella también había muerto, después de lo cual la Roca y las tierras de occidente y toda la riqueza y poder de la Casa Lannister pasaron a su tío, Gerold, el hermano más joven del finado Lord Tybolt.

Los escudos de armas de la Casa Lannister (centro) y de algunas casas notables, pasadas y presentes: Crakehall, Brax, Clegane, Farman, Lefford, Reyne, Westerling, Payne, Marbrand, Lydden, Prester, y Tarbeck. Un hombre destacado, conocido por ser extremadamente listo, Gerold había servido como regente de su joven sobrina, muerta a una edad tan tierna, y la sucedió después

de su muerte, poniendo las lenguas a menearse, pues en el oeste se murmuraba que ambos, Lady Cerelle y Tybolt, fueron asesinados por él. Nadie puede afirmar con certeza si había alguna verdad en estos cuchicheos, y Gerold Lannister pronto demostró ser un señor excepcionalmente sutil, capaz, y considerado, incrementando la riqueza de la Casa Lannister, el poder de Roca Casterly, y el comercio en Lannisport. Él gobernó las tierras de oeste durante treinta y un años, ganando el apodo de Gerold el Dorado. No obstante las tragedias que ocurrieron en la Casa Lannister en los años siguientes eran pruebas suficientes para los enemigos de Lord Gerold. Su querida segunda esposa, Lady Rohanne, desapareció bajo circunstancias misteriosas en 230DC, menos de un año después de dar a luz al cuarto de los hijos de su señoría y el hijo más joven, Jason. Tywald, el mayor de sus hijos gemelos, murió en la batalla en 233DC, como escudero de Lord Robert Reyne de Castamere durante la Insurrección de Peake. Lord Robert murió también, dejando a Ser Roger Reyne (el León Rojo), su hijo mayor como su heredero. La muerte más importante, por lejos, que provino de la Insurrección de Peake era la del Rey Maekar, pero el caos que esto causó, se ha relatado abundantemente. Mucho menos conocidos, pero no menos malsanos, eran los horribles efectos que la batalla tuvo en la historia del oeste. Tywald Lannister se había desposado hacía mucho tiempo con la vivaz joven hermana del León Rojo, Lady Ellyn. Esta doncella de fuerte temperamento que soñaba con ser la Señora de Roca Casterly, involuntariamente perdió ese sueño. Como consecuencia de la muerte de su novio, ella persuadió a su hermano gemelo, Tion, para que anulara su compromiso con una hija de Lord Rowan de Sotodeoro y desposarla en cambio. Lord Gerold se opuso a este casamiento, pero el pesar, la edad y la enfermedad le habían dejado igual una sombra pálida de su temple anterior, y al final dio su consentimiento. En 235DC, en una boda doble en Roca Casterly, Ser Tion Lannister tomó a Ellyn Reyne por esposa, mientras que Tytos, su hermano menor, se casó con Jeyne Marbrand, una hija de Lord Alyn Marbrand de Marcaceniza. Dos veces viudo, y achacoso, Lord Gerold no se casó de nuevo, por lo que después de su matrimonio, Ellyn de la Casa Reyne se volvió la Señora de Roca Casterly en todo, menos de nombre. Cuando su suegro se retiró a sus libros y su alcoba, lady Ellyn presidio una corte espléndida, organizando una serie de magníficos torneos y bailes y llenando la Roca de artistas, bufones, músicos… y Reynes. Sus hermanos Roger y Reynard siempre estaban a su lado, y les llovieron cargos, honores, y tierras, y en sus tíos, primos, y sobrinos y sobrinas también. Señor Sapo, el viejo bufón de Gerold, dijo que “Lady Ellyn debía ser una hechicera, pues hizo llover (to rain en inglés) dentro de la Roca durante todo el año” En 236DC, el pretendiente al trono Daemon Fuegoscuro, Tercero de Su Nombre, cruzó el Mar Angosto y aterrizó en el Garfio de Massey con Aceroamargo y la Compañía Dorada, intentando tomar el Trono de Hierro. Rey Aegon V convocó a los señores leales de todos los Siete Reinos para enfrentarlo, y la Cuarta Rebelión de Fuegoscuro empezó. Acabó mucho más rápidamente de lo que el pretendiente podría haber deseado, en la Batalla del Puente Rodeo. Después, los cadáveres de los seguidores del Dragón Negro sofocaron el Puente Rodeo inundando sus costas. Los realistas, a su vez, perdieron menos de cien hombres… pero entre ellos estaba Ser Tion Lannister, el heredero de Roca Casterly.

Era de esperar que la pérdida del segundo de sus “gemelos gloriosos” destrozaría a su afligido padre, Señor Gerold. Pero curiosamente, parecía ser lo contrario. Cuando el cuerpo de Ser Tion descansó dentro de Roca Casterly, Gerold el Dorado se despertó y tomó una vez más un firme control de las tierras de oeste, e intento hacer todo lo posible para preparar a su tercer hijo Tytos, de débil voluntad y un chico poco prometedor, para sucederle. El “Reino de los Reynes” llegó a su conclusión. Pronto los hermanos de Lady Ellyn partieron de Roca Casterly hacia Castamere, acompañados por muchos de otros Reynes.

Lady Ellyn Reyne y Lady Jeyne Marbrand en la corte de Lord Gerold Lannister Lady Ellyn se quedó, pero su influencia menguó, mientras que la de Lady Jeyne creció. Pronto, la rivalidad entre la viuda de Ser Tion y la esposa de Tytos se puso verdaderamente fea, si los rumores descriptos por Maestre Beldon pueden creerse. Beldon nos dice que en 239DC, Ellyn Reyne fue acusada de intentar acostarse con Tytos Lannister, instándole repudiar a su esposa y casarse con ella, en cambio. Sin embargo, el joven Tytos (entonces de diecinueve) encontró a la viuda de su hermano tan intimidante, que era incapaz de rendir. Humillado, corrió hacia su esposa para confesarse y pedir su perdón. Lady Jeyne perdonó a su joven marido pero no a su cuñada, y no dudó en informar a Lord Gerold del incidente. Furioso, su señoría resolvió que para liberar Roca Casterly de Ellyn Reyne de una vez por todas, debía encontrarle un nuevo marido. Los cuervos volaron, y un apresurado matrimonio fue concretado. Una quincena después, Ellyn Reyne estaba casándose con Walderan Tarbeck, Lord de la Torre Tarbeck, un viudo de cincuenta y cinco años, de una casa honorable, pero empobrecida. Ellyn Reyne, ahora Lady Tarbeck, partió de Roca Casterly con su marido, para nunca volver, pero la rivalidad entre ella y Lady Jeyne no había acabado. Por el contrario,

parecía intensificarse a través de lo qué Señor Sapo llamó la Guerra de los Vientres. Aunque lady Ellyn no había podido darle un heredero a Ser Tion, demostró ser más fecunda con Walderan Tarbeck (quién, debe notarse, tenía varios hijos mayores de sus dos primeros matrimonios), dándole dos hijas y un hijo. Lady Jeyne contestó con sus propios niños, el primero de los cuales era un hijo. Se le dio el nombre de Tywin, y demanda la leyenda, que cuando su señoría Lord Gerold rizó el pelo dorado del bebé, el niño mordió su dedo. Otros niños siguieron, pero Tywin, el mayor, era el único nieto al que su señoría llegó a conocer. En 244DC, Gerold el Dorado se murió por problemas de vejiga, incapaz de orinar. A la edad de veinticuatro, Tytos Lannister, su sobreviviente hijo mayo, se volvió Lord de Roca Casterly, Escudo de Lannisport, y Guardián del Oeste. Todos eran títulos evidentemente impropios. Lord Tytos Lannister tenía muchas virtudes. Lento para el enfado, rápido para el perdón, pensaba bien de cada hombre, grande o pequeño, y también era confiado. Lo llamaron el León Risueño por su carácter jovial, y durante un tiempo el oeste se rio con él… pero bastante pronto, muchos más estaban riéndose de él. En relación con los importantes asuntos de estado que le concernían, Lord Tytos demostró su débil voluntad e indecisión. No era un guerrero y tomó a risa los insultos, por los que la mayoría de sus antepasados habría desnudado sus espadas. Muchos vieron en su debilidad una oportunidad de asir poder, riqueza, y tierras. Algunos pidieron grandes préstamos a Roca Casterly sin reembolsarlos. Cuando fue visto que Lord Tytos estaba deseoso de extender tales deudas, incluso perdonarlas, los comerciantes comunes de Lannisport y Kayce también empezaron a rogar por los préstamos. Los decretos de Lord Tytos fueron ignorados ampliamente, y se extendió la corrupción. En los banquetes y bailes, los invitados se sentían libres de mofarse de su señoría, incluso en su cara. "Retorcer la cola del león", esto fue llamado, y los caballeros jóvenes e incluso escuderos rivalizaban entre sí para ver quién podría retorcer la cola del león con más fuerza. Se dice que nadie se rio más ruidosamente de estas bromas que el propio Lord Tytos. El Maestre Beldon, en una de sus cartas a la Ciudadela, escribió, “su señoría sólo quiere ser amado. Así que se ríe, y no se ofende, y perdona, y da honores y cargos y regalos pródigos a aquéllos que se burlan de él y lo desafían, pensando ganar su lealtad de esta forma. Todavía mientras más se ríe y más da, más lo desprecian.” Mientras el poder de la Casa Lannister menguaba, otras casas crecieron más fuertes, más desafiantes, y más desordenadas. Y por 254DC, incluso los señores más allá de las fronteras de las tierras de oeste se habían vuelto conscientes de que el león de Roca Casterly no era más una bestia temida. Ese año Lord Tytos consintió en casar a su hija de siete años, Genna, con uno de los hijos menores de Walder Frey, Lord del Cruce. Con solo diez años de edad, Tywin se opuso al matrimonio por considerarlo una alianza inapropiada. Lord Tytos no cedió, pero los hombres pudieron ver que este niño osado poseía una voluntad de hierro, y era duro más allá de sus años y no era como su amable padre. No mucho después, Lord Tytos despachó a su heredero a Desembarco del Rey, para servir como escanciador en la corte del Rey Aegon. El segundo hijo de su señoría, Kevan, fue enviado lejos también, para servir como paje y luego escudero de Lord de Castamere.

Ricos, y poderosos, los Reynes habían prosperado considerablemente con la negligencia de Lord Tytos. Roger Reyne, el León Rojo, era temido por su habilidad en armas; muchos lo consideraron la espada más mortal en las tierras de oeste. Su hermano, Ser Reynard, era tan encantador y hábil, como Ser Roger era veloz y fuerte. Cuando los Reynes se elevaron, también lo hicieron sus aliados íntimos, los Tarbecks de la Torre Tarbeck. Después de siglos de lento declive, esta casa antigua empobrecida, había empezado a florecer, principalmente gracias a la nueva Lady Tarbeck, previamente Ellyn Reyne. Aunque no era bienvenida en la Roca, Lady Ellyn había ideado extraer grandes sumas de oro de la Casa Lannister a través de sus hermanos, porque Lord Tytos encontró muy difícil negarse al León Rojo. Con esos fondos ella restauraba la ruina desmenuzada que era la Torre Tarbeck, reconstruyendo sus muros, fortaleciendo sus torres, y amueblando su interior con un esplendor que podría rivalizar con cualquier castillo en el oeste. En 255DC, Lord Tytos celebró el nacimiento de su cuarto hijo en Roca Casterly, pero su alegría pronto se volvió pena. Su amada esposa, Lady Jeyne, nunca recuperada del parto, murió un mes después del nacimiento de Gerion Lannister. Su pérdida destrozó a su señoría. De ese día nadie nunca vio el León Risueño de nuevo. Los años que siguieron eran los tristes en la larga historia de las tierras de oeste. Las condiciones se tornaron tan aciagas, que el Trono de Hierro se vio en la necesidad de intervenir. Tres veces el Rey Aegon V envió a sus caballeros para que restauraran el orden en las tierras de oeste, pero una vez regresaban a la capital, las cosas volvían a su estado anterior. Cuando Su Gracia pereció en la tragedia en Refugio Estival en 259DC, los asuntos en el oeste incluso se deterioraron aún más, y al nuevo rey, Jaehaerys II Targaryen, le faltó la fuerza de voluntad de su padre y además estuvo pronto inmerso en la Guerra de los Reyes de Nuevepeñiques. Mil caballeros y diez mil hombres armados marcharon de las tierras de oeste a la llamada del rey, pero Lord Tytos no estaba entre ellos. Al hermano de su señoría se le dio el mando en su lugar, pero en 260DC Ser Jason Lannister murió en Sangrepiedra. Después de su muerte, Ser Roger Reyne asió la dirección de los hombres de oeste restantes y los lideró en varias notables victorias. Los tres hijos mayores de Lord Tytos también se aquilataron en los Peldaños de Piedra. Armado caballero en la víspera del conflicto, Ser Tywin Lannister luchó en el séquito del joven heredero del rey, Aerys, Príncipe de Rocadragón, y tuvo el honor de ser armado caballero al final de la guerra. Kevan Lannister, escudero del León Rojo, también ganó sus espuelas, y se armó caballero por el propio Roger Reyne. Su hermano Tygett era demasiado joven para la caballería, pero su valor y habilidad con las armas se comentó por todos, porque mató a un hombre mayor en su primera batalla y a tres más en las luchas siguientes, uno de ellos era un caballero de la Compañía Dorada. Sin embargo, mientras sus cachorros estaban luchando en los Peldaños de Piedra, Tytos Lannister permanecía en Roca Casterly, en compañía de una cierta mujer joven de bajo nacimiento, la nodriza a su hijo menor.

Lord Tytos Lannister y su heredero, Ser Tywin. El retorno de los hijos de Lord Tytos de la guerra anunció el cambio finalmente. Endurecidos por la batalla, y todos demasiado conscientes de la baja consideración que

los otros señores del reino demostraban a su padre, Ser Tywin Lannister decidió en seguida restaurar el orgullo y poder de Roca Casterly. Su padre protestó débilmente, luego se retiró a los brazos de su nodriza mientras su heredero asumía el mando. Ser Tywin empezó exigiendo el reembolso de todo el oro que había prestado Lord Tytos. A aquéllos que no podrían pagar se les exigió enviar rehenes a Roca Casterly. Con quinientos caballeros veteranos que lucharon en los Peldaños de Piedra, se formó una nueva compañía bajo la orden de Ser Kevan, el hermano de Ser Tywin, para librar el oeste de caballeros ladrones y bandidos. Algunos se apresuraron a obedecer. “El león se despertó,” dijo Ser Harys Swyft, el caballero de Maizal, cuando los recolectores llegaron a las puertas de su castillo. Incapaz de pagar, entregó a su hija en cambio a Ser Kevan como rehén para reembolsar su deuda. Pero en otras partes, los recolectores enfrentaron una oculta resistencia y abierto desafío. Lord Reyne se rió, según informes recibidos, cuando su maestre le leyó los decretos de Ser Tywin y aconsejó a sus amigos y vasallos no hacer nada. Lord Walderan Tarbeck, imprudentemente, escogió un curso diferente y montó a Roca Casterly para protestar, seguro de su habilidad de engatusar a Lord Tytos y obligarle a rescindir los decretos de su hijo. Pero en cambio, se encontró enfrentando a Ser Tywin, quién lo arrojó a un calabozo. Con Lord Walderan encadenado, Tywin Lannister no abrigaba ninguna duda respecto la rendición de los Tarbeck. Pero Lady Tarbeck fue rápida en desengañarlo. En cambio, esa mujer temible, envió a sus propios caballeros y capturó a tres Lannister. Dos de los cautivos eran Lannister de Lannisport, parientes distantes de los Lannisters de Roca Casterly, pero el tercero era el joven escudero, Stafford Lannister, el hijo mayor y heredero de Ser Jason, el hermano fallecido de Lord Tytos. La crisis resultante alejó a Lord Tytos de su nodriza el tiempo suficiente para dominar a su heredero de voluntad de hierro. Su señoría no sólo ordenó que liberen a Lord Tarbeck ileso, sino también fue tan lejos como disculparse y perdonar sus deudas. Para salvaguardar el intercambio de rehenes, Lord Tytos recurrió al hermano más joven de lady Tarbeck, Ser Reynard Reyne. El formidable asiento del León Rojo en Castamere fue escogido para organizar la reunión. Ser Tywin se negó a asistir, así que Ser Kevan devolvió a Lord Walderan, mientras lady Tarbeck entregó a Stafford y sus primos. Una gran muestra de amistad fue organizada, con los Lannister y Tarbeck brindaron e intercambiaron regalos y besos, y juraron seguir siendo amigos leales “por toda la eternidad.” Toda la eternidad no duró ni un año, Gran Maester Pycelle observó después. Tywin Lannister que no había estado presente en la fiesta del León Rojo nunca había desistido de su resolución de deponer a estos vasallos poderosos. A finales del año 261DC, envió cuervos a Castamere y Torre Tarbeck, exigiendo que Roger y Reynard Reyne y Lord y Lady Tarbeck se presenten en Roca Casterly “para responder por sus crímenes.” Los Reyne y Tarbeck escogieron desafiarlo en cambio, como Ser Tywin ciertamente supo que harían. Ambas casas se alzaron en rebelión abierta, renunciando a su fidelidad a Roca Casterly. Así que Tywin Lannister izó los estandartes. No buscó la aprobación de su señor padre, ni incluso le informó de sus intenciones, sino que marchó con quinientos caballeros y tres mil hombres armados y arqueros. La Casa Tarbeck fue la primera en sentir la ira de Ser Tywin. El ejercito de los Lannister descendió tan rápido sobre los vasallos y partidarios de Lord Walderan, que él no tuvo

tiempo de reunirlos. Alocadamente su señoría montó para encontrarse al ejército de Ser Tywin con uno de los caballeros de su casa a su lado. En la breve batalla brutal, los Tarbeck fueron destrozados y matados. Decapitaron a Lord Walderan Tarbeck y sus hijos, junto con sus sobrinos y primos, los esposos de sus hijas, y a cualquier hombre que desplegara la estrella azul y plata de siete puntas en su escudo o sobreveste alardeando de la sangre Tarbeck. Y cuando el ejército de los Lannister reasumió su marcha hacia la Torre Tarbeck, las cabezas de Lord Walderan y sus hijos iban adelante, empaladas en las lanzas. A su aproximación, Lady Ellyn Tarbeck cerró sus puertas y envió cuervos a Castamere, convocando a sus hermanos. Confiando en sus muros, Lady Tarbeck sin duda anticipó un largo asedio; sin embargo los artefactos del asedio se prepararon en un día, y esos muros demostraron ser de poca ayuda cuando una gran roca voló por encima de ellos y derrumbó los viejos cimientos del castillo. Lady Ellyn y su hijo Tion el Rojo murieron en el súbito derrumbamiento de la estructura. Toda la resistencia en la Torre Tarbeck acabó poco después, y las puertas se abrieron a la hueste de los Lannister. Entonces Tywin Lannister ordenó pasar la Torre Tarbeck por la antorcha. El castillo ardió durante un día y una noche, hasta que quedó sólo un armazón teñido de negro. El León Rojo llegó a tiempo para ver las llamas. Dos mil hombres montaban con el: todos los que había podido reunir en el corto tiempo disponible. Tywin Lannister tenía tres veces su fuerza, la mayoría de las historias coinciden; algunos insisten en que los Lannister excedían a los Reyne cinco a uno. Esperando que la sorpresa pudiera salvar el día, Roger Reyne ordenó que sus trompetas sonaran el ataque y cargó precipitadamente hacia el campamento de Ser Tywin. Después de la sorpresa inicial, los Lannister se recuperaron rápidamente y sus números pronto hablaron por sí mismos. Lord Reyne no tuvo otra elección que retroceder y huir, dejando cerca de la mitad de sus hombres muertos en el campo. Una lluvia de saetas de ballestas cazó a sus jinetes del campamento; una cogió a Lord Reyne entre los hombros, aguijoneándolo a través de su armadura. El León Rojo siguió adelante, cayendo de su caballo a menos de media legua; luego fue llevado de regreso a Castamere. El ejército de los Lannister llegó a Castamere tres días después. Igual Roca Casterly, el asiento de la Casa Reyne había empezado como una mina. Las ricas vetas de oro y plata habían hecho a los Reyne casi tan opulentos como los Lannister durante la Edad de los Héroes; para defender sus riquezas, habían levantado los muros sobre la entrada a su mina, la habían cerrado con una puerta de roble y hierro y flanqueado con un par de robustas torres. Siguieron las recamaras y salones, pero mientras tanto, los pozos de la mina se habían escavado más y más profundamente, y cuando por fin el oro se agotó, habían ensanchado los salones y galerías y confortables alcobas, túneles y un inmenso, salón de baile. Para un ojo inexperto, Castamere parecía una residencia modesta, un asiento apropiado para un caballero terrateniente, o un señor pequeño, pero aquéllos que conocían sus secretos sabían que nueve de diez partes del castillo estaba bajo tierra. A esas cámaras profundas se retiraron los Reynes ahora. Febril y débil por la pérdida de sangre, el León Rojo no estaba en buen estado de salud para liderar. Ser Reynard, su hermano, asumió el mando en su lugar. Menos terco, pero más hábil que su hermano, Reynard supo que no tenía hombres suficientes para defender los muros del castillo, entonces dejó la superficie completamente al enemigo y se retiró bajo la tierra. Una vez toda su gente estaba segura dentro de los túneles, Ser Reynard envió un mensaje a Ser Tywin ofreciendo sus condiciones. Pero Tywin Lannister no honró la oferta de Ser Reynard con una respuesta. En cambio ordenó sellar las minas. Con picos y hachas y antorchas, sus propios mineros derrumbaron toneladas de roca y tierra, enterrando las grandes puertas a las minas hasta que no existió ningún camino y ninguna manera de salir. Una vez hecho, él volvió su atención al veloz pequeño arroyo, que alimentaba el estanque de aguas azules cristalinas al lado del castillo del que Castamere tomó su

nombre. Tomó menos de un día para represar el arroyo y sólo dos para desviarlo hacia la entrada de la mina más cercana. La tierra y piedras que sellaron las minas no dejaron ningún hueco lo bastante grande para dejar pasar una ardilla, menos un hombre… pero el agua encontró su camino hacia abajo. Ser Reynard había ocultado más de trescientos hombres, mujeres, y niños en las minas, se dice. Ni uno surgió. Unos de los guardias asignados a la más pequeña y distante de las entradas de la mina, informó haber oído gritos débiles que vinieron debajo de la tierra una noche, pero por el alba las piedras habían estado en silencio una vez más. Nadie ha vuelto a abrir las minas de Castamere nunca. Los salones sobre ellas, fueron pasados por la antorcha por Tywin Lannister, vacíos hasta el presente, un testimonio mudo del destino que le espera a esos, lo suficiente necios, como para alzar las armas contra los leones de la Roca. En 262DC, el Rey Jaehaerys II se murió en Desembarco del Rey, después de haberse sentado en el Trono de Hierro durante sólo tres años. Su hijo Aerys, Príncipe de Rocadragón lo sucedió como Rey Aerys II. Su primer acto como rey—y el más sabio, según dijeron muchos—fue convocar a su amigo de niñez Tywin Lannister de Roca Casterly y nombrarlo la Mano del Rey. Ser Tywin contaba veinte, el hombre más joven en servir como la Mano, pero la forma en que había tratado la rebelión de los Reyne y Tarbeck le había hecho muy respetado, incluso temido, a lo largo de los Siete Reinos. Su prima, Lady Joanna, la hija de Ser Jason, el hermano finado de Lord Tytos, ya estaba en Desembarco del Rey; había estado sirviendo como dama de compañía y compañera de Rhaella desde 259DC. Ella y Ser Tywin estaban casados un año después de que él se volviera la Mano del Rey en una ceremonia pródiga en el Gran Septo de Baelor, con el propio Rey Aerys presidiendo el banquete de bodas y el encamamiento. En 266DC, Lady Joanna dio a luz a los gemelos, un niño y una niña. Entretanto, Ser Kevan, el hermano de Tywin también se casó, tomando como novia a la hija de Ser Harys Swyft de Maizal, que le había sido entregada una vez como rehén por las deudas de su padre. En 267DC, estalló el corazón de Lord el Tytos Lannister, cuando estaba subiendo una escalera empinada hacia la alcoba de su amante (su señoría había apartado a su nodriza finalmente, sólo para atontarse con los encantos de una hija del fabricante de velas). Así pues, a la edad de veinticinco, Tywin Lannister se volvió Lord de Roca Casterly, Escudo de Lannisport, y Guardián del Oeste. Después de la muerte del León Risueño, la Casa Lannister nunca había sido más fuerte ni más segura. Los años que siguieron eran dorados, no sólo para las tierras de oeste, sino para todos los Siete Reinos. Había un gusano dentro de la manzana, sin embargo, y la locura creciente del Rey Aerys II Targaryen pronto puso en peligro todo lo que Tywin Lannister trató construir. Su señoría también sufrió una gran pérdida personal por su amada esposa, Lady Joanna quien se murió en 273DC, mientras paría a un horroroso niño deformado. Con su muerte, Gran Maester Pycelle observa, la alegría abandonó a Tywin Lannister, no obstante él persistió en su deber. Día tras día y año tras año, Aerys II se volvería más y más contra su propia Mano, el amigo de su niñez, sujetándolo en una sucesión de reprobaciones, contrariedades, y humillaciones. Todo esto soportó Lord Tywin, pero cuando el rey designó a Ser Jaime su hijo y heredero como un caballero de la Guardia Real, no pudo soportarlo por más tiempo. Lord Tywin resignó su cargo en 281DC.

Privado del consejo del hombre con el que había contado tanto tiempo, rodeado por los lameculos y conspiradores, el Rey Aerys II pronto fue tragado completamente por su locura, mientras el reino se desplomaba a su alrededor. Se revelan los eventos de la Rebelión de Robert en otra parte y no es necesario repetirlos, salvo para notar que Señor Tywin Lannister comandó un gran ejercito desde el oeste para capturar Desembarco del Rey y la Fortaleza Roja para Robert Baratheon. Cerca de trescientos años de regencia de los Targaryen tuvieron su fin por las espadas de Lord Tywin y sus hombres de oeste. El año siguiente, Rey Robert I Baratheon tomó por esposa a la hija de Lord Tywin, Lady Cersei, uniendo dos de las más grandes y nobles casas en todo Poniente.

ROCA CASTERLY Roca Casterly, el antiguo asentamiento de la Casa Lannister, no es un castillo ordinario. Aunque está coronado con torres, torretas y torres de vigilancia, con murallas de piedra, puertas de roble y rastrillos de hierro resguardando cada salida, esta antigua fortaleza es en realidad una colosal roca junto al Mar del Ocaso, una roca que dicen algunos, cuando el sol se pone y las sombras caen, parece un león descansando. La Roca ha sido habitada por los hombres durante miles de años. Es probable que antes de la llegada de los Primeros Hombres, los niños del bosque y los gigantes hicieran sus hogares en las cuevas esculpidas por el mar, en la base de la roca. Se sabe que osos, leones, lobos y murciélagos también hacen sus guaridas dentro de estas cuevas, junto a muchas otras pequeñas criaturas. Cientos de pozos mineros penetran las partes bajas de la Roca, donde muchas vetas de oro rojo y amarillo relucen intactas en la piedra incluso después de milenios de excavación. Los Casterly fueron los primeros en excavar salones y cámaras en los pozos, y establecieron un fuerte circular en la punta de la Roca, desde donde podían vigilar sus dominios. La Roca mide tres veces la altura del Muro o de la Torrealta de Antigua. Casi diez kilómetros (dos leguas) de longitud de este a oeste, está plagada de túneles, calabozos, despensas, barracas, salones, establos, escaleras, patios, balcones, y jardines. Incluso hay un bosque de dioses, aunque el arciano que crece allí es una cosa extraña y retorcida cuyas enmarañadas raíces han llenado la cueva donde se sitúa, ahogando todas las demás plantas. La Roca incluso tiene un puerto por dentro, con muelles, embarcaderos y astilleros, ya que el mar ha excavado grandes cuevas en su cara occidental, puertas naturales lo suficientemente profundas y anchas como para que barcoluengos e incluso cocas puedan anclar y descargar sus cargamentos. La Boca del León—la inmensa caverna natural que forma la entrada principal de la Roca—forma un arco de más de sesenta y un metros (doscientos pies) desde el suelo al techo. A través de los siglos ha sido ampliado y mejorado, y ahora se dice que por sus amplios escalones pueden subir hasta veinte jinetes cabalgando uno al lado del otro. Roca Casterly nunca fue tomada por asalto o asedio. Ningún castillo en los Siete Reinos es tan grande, tan rico o está mejor defendido. Las leyendas dicen que al verlo Visenya Targaryen, agradeció a los dioses que el Rey Loren cabalgara para enfrentarse a su

hermano Aegon en el Campo de Fuego, ya que si se hubiera quedado dentro de la Roca, ni siquiera el fuego de dragón lo habría intimidado. Los Señores de Roca Casterly han reunido muchos tesoros a lo largo de los siglos, y los monumentos de la Roca—en especial la Galería Dorada, con sus decoraciones y paredes doradas, y la Sala de los Héroes, donde las costosas armaduras usadas por cien caballeros, señores, y reyes Lannister, montan eterna guardia—son de reconocida fama en todos los Siete Reinos, e incluso en las tierras más allá del Mar Angosto.

Roca Casterly.

EL DOMINIO

EL MÁS GRANDE Y más poblado de los seis reinos sureños (el Norte, vasto en extensión, pero escasamente poblado, es una tierra aparte) es comúnmente llamado El Dominio, pero este nombre es muy poco apropiado. Los dominios de la casa Tyrell, los Señores de Altojardín, ahora se corresponden en gran medida con aquellos del Reino del Dominio como existió durante miles de años antes de la Conquista de Aegon, pero ese reino rico y fértil estaba, en realidad, compuesto por cuatro reinos: Antigua y sus alrededores, delimitados por las Montañas Rojas hacia el este y por la cabecera del Vinomiel en el norte. El Rejo, la isla dorada más allá de los Estrechos del Tinto, famosos por sus vinos y sus días siempre soleados. Las marcas occidentales, desde Colina Cuerno hasta Canto Nocturno. El Dominio mismo, una vasta extensión de campos y granjas, lagos y ríos, colinas, bosques y fragantes prados, molinos y minas, salpicado de pequeños pueblos, prósperas ciudades comerciales, y antiguos castillos, que se extiende desde las Islas Escudo, subiendo por la desembocadura del Mander, pasando Altojardín, hacia Lago Rojo, Sotodeoro, y Puenteamargo, hasta Ladera y las cabeceras del Mander. Este último fue el reino gobernado por los Gardener de antaño, y en días más recientes por los descendientes de sus mayordomos, los Tyrell de Altojardín. La historia nos dice que fue en estos verdes campos donde nació la caballería; los galantes caballeros y bellas doncellas del Dominio son celebrados a través de los Siete Reinos por los bardos, cuyas propias tradiciones también se originaron aquí. Un grandioso reino, en la antigüedad y en el presente, el Dominio es muchas cosas para sus habitantes: el dominio más poblado, fértil y poderoso de los Siete Reinos, su riqueza tan sólo superada por el rico Occidente; una sede de aprendizaje; un centro de música, cultura, y todas las artes, brillantes y oscuras; el granero de Poniente; un nexo de comercio; hogar de grandes navegantes, reyes nobles y sabios, terribles hechiceros, y las mujeres más bellas de Poniente. Sobre una colina que domina el Mander se alza Altojardín, nombrado el castillo más hermoso en el reino. El propio Mander, que fluye bajo sus murallas, es el río más largo y caudaloso de los siete Reinos. La gran ciudad de Antigua es igual de grande que Desembarco del Rey, pero es superior en todo lo demás, siendo mucho más antigua y hermosa, con sus calles adoquinadas, sus ornamentadas casas gremiales, las casas de piedra, y tres grandiosos monumentos: el Septo Estrellado de la Fe, la Ciudadela de los Maestres, y la imponente Torrealta, con su gran faro, la torre más alta de todo el mundo conocido. En verdad, el Dominio es una tierra de superlativos.

GARTH MANOVERDE La historia del Dominio comienza conGarthManoverde, el legendario progenitor no sólo de losTyrellde Altojardín, sino que también de los reyesGardenerantes que ellos… y también de todas las otras grandes casas y familias nobles del Reino Verde. Se cuentan mil historias sobreGarth, en el Dominio y más allá. La mayoría son inverosímiles, y muchas otras contradictorias. En algunas, es contemporáneo de Bran el Constructor,Lannel Astuto,Durran Pesardediosesy otras coloridas figuras de la Edad de los Héroes. En otras, se presenta como el ancestro de todos ellos.

Está escrito queGarthfue el Rey Supremo de los Primeros Hombres; fue quien los lideró hacia el Este y a través del puente de tierra hacia Poniente. Aunque otras historias quieren hacernos creer que precedió a la llegada de los Primeros Hombres por miles de años, convirtiéndolo no solo en el Primer Hombre en Poniente, sino en elúnicohombre, deambulando en solitario a lo largo y ancho del continente y comerciando con los gigantes y los niños del bosque. Algunos incluso dicen que era un dios. Hay desacuerdo hasta en su nombre.GarthManoverde, le decimos nosotros, pero en las historias más antiguas es nombrado GarthPeloverdeo simplementeGarthel Verde. Algunas historias dicen que tenía manos verdes, cabello verde o toda la piel verde (algunos incluso dicen que tenía astas, como un ciervo). Otros dicen que vestía de verde de la cabeza a los pies, y ciertamente esta es la forma en la que se lo representa con mayor frecuencia en las pinturas, tapices y esculturas.Lo másprobable es que su apodo derivara de sus dotes como jardinero y labrador de la tierra—el único rasgo en el que todos los relatos concuerdan. Los bardos dicen "Garthhacía que el maíz madure, que los árboles den frutos y que las plantas florezcan".

Algunos de los cuentos más antiguos sobreGarthManoverdenos lo presentan como una deidad considerablemente más oscura, una que demandaba sacrificios de sangre de sus seguidores para asegurar una cosecha abundante. En algunas historias el dios verde muere cada otoño cuando los árboles pierden sus hojas, tan sólo para renacer con la llegada de la primavera. Esta versión deGarthha sido casi olvidada.

Muchas de los pueblos más primitivos del mundo veneraban a un dios o diosa de la fertilidad, yGarth Manoverdetenía mucho en común con estas deidades. Se dice que fueGarthquien les enseñó a los hombres a cultivar. Antes de él, todos los hombres eran cazadores y recolectores, nómadas desarraigados siempre en búsqueda de sustento, hasta queGarthles dio la habilidad para sembrar, y les mostró como plantar y cosechar, como cuidar los cultivos y como recoger las cosechas. (Enalgunos cuentos, también intentó enseñarle a las antiguas razas, pero los gigantes le rugieron y lo apedrearon con rocas, mientras que los niños se rieron y le dijeron que los dioses de los bosques les proveían todo lo que necesitaban). Por donde iba brotaban granjas, pueblos y huertos tras su paso. Sobre sus hombros colgaba una bolsa de lona, cargada de semillas, que iba esparciendo mientras caminaba. Como corresponde a un dios, el contenido de su bolsa era inagotable; dentro habían semillas de todos los árboles, granos, frutas, y flores del mundo.

Garth Manoverde.

ALGUNOS DE LOS HIJOS MÁS FAMOSOS DE GARTH MANOVERDE JOHN EL ROBLE, el Primer Caballero, quien trajo la caballería a Poniente (un hombre enorme, todos concuerdan, de ocho pies de altura en algunas historias, diez o doce pies de altura en otras, engendrado por Garth Manoverde y una gigante). Sus descendientes se convirtieron en los Oakheart de Roble Viejo. GILBERT DE LOS VIÑEDOS, quien le enseñó a los hombres en el Rejo a preparar vino dulce de las uvas, tan jugosas y exuberantes, que crecían en su isla, y fue quien fundó la Casa Redwyne. FLORYS LA ZORRA, la más lista de los hijos de Garth, que tuvo tres esposos, cada uno ignorando la existencia de los otros. (De sus hijos surgieron la Casa Florent, la Casa Ball, y la Casa Peake)

MARIS LA DONCELLA, la más hermosa, cuya belleza era tan famosa que cincuenta señores compitieron por su mano en el primer torneo que se celebró en Poniente. (El vencedor fue el Gigante Gris, Argoth Piel-de-Piedra, pero Maris se casó con el Rey Uthor de la Torre Alta antes de que pudiera reclamarla, así que Argoth se pasó el resto de sus días encolerizado ante las murallas de Antigua, gritando por su novia.) FOSS EL ARQUERO, conocido por ser capaz de disparar a una manzana en la cabeza de cualquier doncella que le consintiera el capricho, de quien descienden ambos Fossoway, los de la manzana roja y los de la verde. BRANDON DE LA HOJA SANGRIENTA, quien expulsó a los gigantes del Dominio y peleó contra los niños del bosque, asesinando a tantos en el Lago Azul que ha sido conocido como Lago Rojo desde entonces. OWEN ESCUDO DE ROBLE, quien conquistó las Islas Escudo, expulsando a los selkies y tritones de regreso al mar. HARLON EL CAZADOR y HERNDON DEL CUERNO, hermanos gemelos que construyeron su castillo sobre Colina Cuerno y tomaron como esposa a la hermosa bruja de los bosques que habitaba allí, compartiendo sus favores durante cien años (ya que los hermanos evitaban el envejecimiento al abrazarla cada vez que la luna estaba llena). BORS EL ROMPEDOR, quien obtuvo la fuerza de veinte hombres al alimentarse únicamente de la sangre de toros, y fundó la casa Bulwer de Corona Negra. (Algunos relatos afirman que Bors bebió tanta sangre de toro que le crecieron dos cuernos de un color negro brillante.) ROSE DEL LAGO ROJO, una cambiapieles, capaz de transformarse en una grulla a voluntad—un poder que, algunos dicen, aún se manifiesta de cuando en cuando entre las mujeres de la Casa Crane, sus descendientes. ELLYN SIEMPRE DULCE, la muchacha que amaba tanto la miel que buscó al Rey de las Abejas en su inmensa montaña colmena e hizo un pacto con él, le dijo que ella cuidaría de sus hijos, y de los hijos de estos, durante toda la eternidad. Y así se convirtió en la primera apicultora, y en la madre de la Casa Beesbury. ROWAN ÁRBOL-DE-ORO, quien estaba tan afligida cuando su amante la dejó por una rival más rica, que envolvió una manzana en su cabello dorado, y la plantó sobre una colina, y de esta creció un árbol cuya corteza, hojas y frutos eran de reluciente oro amarillo; de sus hijas descienden los Rowan de Sotodeoro.

Garth Manoverde trajo el don de la fertilidad con él. Pero no era sólo la tierra lo que podía hacer fecundo, ya que las leyendas nos dicen que podía hacer que las mujeres estériles se volvieran fértiles al tocarlas—incluso ancianas cuya sangre de la luna ya no fluía. Las doncellas maduraban en su presencia, las madres concebían mellizos o incluso trillizos cuando él las bendecía, las muchachas jóvenes florecían al contemplar su sonrisa. A dondequiera que iba, señores y hombres comunes le ofrecían a sus hijas vírgenes, para que sus cultivos maduren y sus árboles crezcan cargados de fruta. Todas las doncellas que desfloró quedaron embarazadas, sin excepción, y nueve lunas después concibieron hijos fuertes o hermosas doncellas, o al menos eso dicen las historias. Estas leyendas, aunque son apreciadas por el pueblo llano, son bastante desacreditadas tanto por los maestres de la Ciudadela como por los septones de la Fe, quienes comparten la opinión de que Garth Manoverde era un hombre, no un dios. Posiblemente fue un cazador líder o un jefe guerrero, o quizás un rey menor, podría haber sido el primer señor de los Primeros Hombres que guió a sus seguidores a través

del Brazo de Dorne (cuando aún no estaba roto) y luego al deshabitado Poniente, donde sólo las razas antiguas habían puesto pie antes. Siendo un dios o un hombre, Garth Manoverde, engendró muchos hijos en esta nueva tierra; en esto todos los cuentos concuerdan. Muchos de sus descendientes llegaron a ser héroes, reyes, y grandes señores por derecho propio, fundando poderosas casas que perduraron por miles de años. De todos ellos, el más grandioso fue su primogénito, Garth el Jardinero, quien construyó su hogar sobre una colina situada sobre el Mander, lugar que con el tiempo llegó a ser conocido como Altojardín, y llevaba una corona de flores y enredaderas. Los demás hijos de Garth Manoverde le rindieron homenaje al Jardinero como legítimo rey de todos los hombres en todas partes. De su descendencia surgió la Casa Gardener, cuyos reyes gobernaron el Dominio bajo el estandarte de la mano verde por miles de años, hasta que Aegon el Dragón y sus hermanas llegaron a Poniente. La lista de descendientes es larga, y muchas son sus leyendas, pues no escasea casa noble en el Dominio que no presuma de descender de uno de los incontables hijos de Garth Manoverde. Incluso los héroes de otras tierras y reinos son a veces contados entre la descendencia de Manoverde. Estos cuentos nos dicen que Brandon el Constructor desciende de Garth por parte de Brandon de la Hoja Sangrienta. Por otro lado Lann el Astuto, en unos cuentos, era un hijo bastardo de Florys la Zorra, y en otros, hijo de Rowan Árbol-de-Oro. Sin embargo, el parentesco de Lann el Astuto y Garth Manoverde es un relato contado únicamente en el Dominio. En las Tierras de Occidente, a menudo se dice que Lann engañó a Garth haciéndole creer que era uno de sus hijos (Garth tenía muchos hijos, así que a veces se confundía), consiguiendo parte de la herencia que por derecho le correspondía a los verdaderos hijos de Garth. El que Garth haya tenido muchos hijos, es algo que no podemos negar, considerando la gran cantidad de casas en el Dominio que afirman descender de él. Pero es muy poco probable que todas las otras casas nobles de Poniente también sean sus descendientes.

LOS REYES GARDENER La historia del Dominio en los días de los Primeros Hombres no es diferente de la de los otros reinos de Poniente. La generosidad de estas verdes y fértiles tierras no hizo a los hombres más pacíficos, ni menos codiciosos. Aquí los Primeros Hombres también lucharon contra los niños del bosque, erradicándolos de sus arboledas sagradas y de sus colinas huecas, talando sus arcianos con grandes hachas de bronce. Aquí también hubo reinos que surgieron, cayeron y fueron olvidados, a medida que reyes menores y señores orgullosos luchaban entre sí por la tierra, el oro y la gloria, y así los pueblos fueron quemados, las mujeres lloraron de dolor y las espadas entrechocaron, siglo tras siglo. Pero sin embargo hubo una diferencia, algo significativa, ya que casi todas las casas nobles del Dominio tenían un ancestro en común, remontándose a Garth Manoverde y sus muchos hijos. Muchos eruditos han sugerido que fueron estos lazos de sangre lo que le dio a la Casa Gardener la ventaja en los siglos siguientes; ningún rey menor podía esperar rivalizar con el poderío de Altojardín, donde los descendientes de Garth el Jardinero se sentaban sobre un trono viviente (el Asiento de Roble) que creció de un roble que el mismo Garth Manoverde había plantado, y usaban coronas de enredadores y flores en tiempos de paz, y coronas con espinas de bronce (y después de hierro) cuando iban a la guerra. Otros se dieron el título de reyes, pero los Gardener eran

incuestionablemente los Reyes Supremos, y los monarcas menores les rendían honor, y algunos hasta obediencia.

Rey Garth VII Gardener, Mano Dorada. En esos siglos de aflicción y tumulto, el Dominio produjo muchos valientes guerreros. Desde entonces hasta el día de hoy, los bardos han celebrado las andanzas de Serwyn del Escudo Espejo, Davos el Asesino de Dragones, Roland del Cuerno, y el Caballero Sin Armadura—y los legendarios reyes que los lideraron, Garth V (Martillo de los

Dornienses), Gwayne I (el Galante), Gyles I (el Afligido), Gareth II (el Siniestro), Garth VI (el Lucero del Alba), y Gordan I (Ojos-Grises). Muchos de estos monarcas tuvieron un enemigo en común, ya que durante estos siglos oscuros y sangrientos, los asaltantes del mar provenientes de las Islas del Hierro dominaban la mayor parte de la costa occidental, desde la Isla del Oso hasta el Rejo. Con sus veloces barcoluengos, los hijos del hierro eran capaces de realizar un ataque y escapar antes de que llegara cualquier ayuda. Los asaltantes usualmente desembarcaban en lugares inesperados, tomando a sus enemigos por sorpresa. Aunque los hombres del hierro rara vez se aventuraban tierra dentro, llegaron a controlar el Mar del Ocaso y exigieron crueles tributos de los pescadores que vivían a lo largo de la costa. Habiéndose establecido en las Islas Escudo al asesinar a todos los hombres que encontraron allí y reclamando a las mujeres como suyas, los hijos del hierro incluso llegaron a asaltar el Mander con impunidad. El Rey Qhored, el más temible de los señores entre los hijos del hierro, presumía que sus dominios se extendían por “dondequiera que los hombres puedan oler el agua salada o escuchar el choque de las olas.” En el Dominio fue conocido como Qhored el Cruel, y los reyes que le sucedieron se apodaron Hagon el Terrible y Joron Perdición de Doncella. Los reyes de la Casa Gardener pelearon contra estos hombres y sus seguidores durante tres siglos, algunas veces en alianza con los Reyes de la Roca y los Señores de Antigua, y algunas veces solos. Al menos seis de los reyes Gardener murieron en batalla, entre ellos Gareth el Siniestro y Garth Lucero del Alba, mientras que Gyles II fue capturado, torturado y cortado en pequeños trozos que fueron usados como carnada para los anzuelos de su captor. Sin embargo, al final resultaron victoriosos, y cada uno de ellos logró expandir los dominios de la Casa Gardener y conseguir más tierras y señoríos bajo el mando de Altojardín. Dicho esto, muchos eruditos aún creen que los mejores entre los reyes Gardener fueron los pacifistas, no los luchadores. Es verdad que se cantan menos canciones sobre ellos, pero en los anales de la historia, de nombres como Garth III (el Grande), Garland II (el Novio), Gwayne III (el Gordo), y John II (el Alto), se ha escrito extensamente. Garth el Grande extendió las fronteras de su reino hacia el norte, ganando Roble Viejo, el Lago Rojo, y Sotodeoro con pactos de amistad y de defensa mutua. Garland logró lo mismo en el sur, trayendo a Antigua al reino al desposar a su hija con Lord Lymond (el León Marino) de la Casa Hightower, mientras que él dejo de lado a sus otras esposas para casarse con la hija de Lord Lymond. Gwayne el Gordo convenció a Lord Peake y Lord Manderly de dejarlo mediar en sus conflictos, y de jurar vasallaje por sus tierras, y lo hizo sin pelear una sola batalla. John el Alto navegó su barcaza por el Mander hasta su cabecera, plantando el estandarte de la mano verde por doquier y aceptando el homenaje de señores y reyes menores cuyas tierras ocupaban las orillas del poderoso río. El más grande de todos los Gardener fue el Rey Garth VII, Mano Dorada, un gigante tanto en la guerra como en la paz. Aun siendo un niño, logró expulsar a los Dornienses cuando el Rey Ferris Fowler lideró a diez mil hombres a través del Sendancha (como era conocido el Paso del Príncipe en ese entonces), con la intención de conquistarlo. Poco después, volvió su atención al mar y expulsó a los últimos hombres del hierro de sus fortalezas en las Islas Escudo. Después de esto le entregó las islas a sus más feroces guerreros, otorgándoles concesiones especiales con el propósito de convertirlos en una primera línea de defensa contra los hijos del hierro, en caso de que estos regresaran. Demostraron ser un gran éxito, y hasta el día de hoy los hombres de las Islas Escudo se enorgullecen de proteger la desembocadura del Mander y el corazón del Dominio en contra de todos y cada uno de los enemigos provenientes del mar.

En su última y más grande guerra, Garth VII enfrentó una alianza entre el Rey Tormenta y el Rey de la Roca, quienes tenían la intención de repartirse el Dominio, pero Garth logró derrotarlos a ambos, y luego los engañó usando ingeniosos argumentos para que se volvieron el uno contra el otro, llevándolos a enfrentarse brutalmente en la Batalla de los Tres Ejércitos. Al final casó a sus hijas con sus herederos, y firmó un pacto con cada uno, fijando las fronteras entre los tres reinos. Sin embargo, incluso este hecho palidece antes su mayor logro: una paz que duró tres cuartos de siglo. Garth Mano Dorada se convirtió en Rey del Dominio a la edad de veinte y murió sobre el Asiento de Roble cuando tenía noventa y tres, aún sano de mente (aunque frágil de cuerpo). Durante los ochenta y un años de su reinado, el Dominio estuvo en guerra por menos de diez. Generaciones de niños nacieron y llegaron a la adultez, engendraron hijos propios, y murieron sin saber nunca lo que era tomar una lanza y un escudo para marchar hacia la guerra. Y con este largo tiempo de paz llegó una prosperidad sin precedentes. El Reinado Dorado, como llegó a ser conocido este período, fue cuando el Dominio realmente floreció. No obstante, todas las edades de oro terminan, y así ocurrió en el Dominio. Garth Mano Dorada se fue de este mundo. Un bisnieto lo sucedió en el Asiento de Roble, y luego les dio paso a sus propios hijos. Y entonces llegaron los Ándalos.

ÁNDALOS EN EL DOMINIO Los Ándalos llegaron tarde al Dominio. Tras cruzar el Mar Angosto en sus barcoluengos, primero desembarcaron en las costas del Valle, luego a lo largo de todas las costas orientales. Las flotas de Antigua y el Rejo los alejaron de los Estrechos del Tinto y del Mar del Ocaso. Noticias acerca de la prosperidad del Dominio y sobre la riqueza y el poderío de Altojardín y sus reyes, sin lugar a dudas llegarían a los oídos de muchos caudillos Ándalos, pero otras tierras y otros reyes se interponían entre ellos. Por lo tanto, mucho tiempo antes de que los Ándalos llegaran al Mander, los reyes en Altojardín sabían de su llegada. Observaron desde lejos las batallas en el Valle, en las Tierras de Tormentas, y en las Tierras de los Ríos, tomando nota de todo lo que sucedió. Quizás fueron más sabios que sus contrapartes de otras regiones, ya que ellos no cometieron el error de aliarse con los Ándalos en contra de sus rivales. Gwayne IV (el Temeroso-de-los-Dioses) envió a sus guerreros en busca de los niños del bosque, con la esperanza de que los verdevivientes y su magia pudieran detener a los invasores. Mern II (el Albañil) construyó una nueva muralla alrededor de Altojardín y les ordenó a sus señores banderizos revisar sus propias defensas. Mern III (el Loco) colmó de oro y honores a una bruja de los bosques que afirmaba ser capaz de levantar ejércitos de muertos para expulsar a los Ándalos. Lord Redwyne construyó más barcos, y Lord Hightower reforzó las murallas de Antigua. Sin embargo, las batallas que la mayoría de ellos había anticipado no llegaron a ocurrir. Para cuando los conquistadores habían terminado de conquistar las costas orientales, ya habían pasado generaciones y los Ándalos habían establecido cerca de cuarenta

reyes menores, muchos de ellos enfrentados entre sí. Y en Altojardín, los Tres Reyes Sabios se dieron paso en el Asiento de Roble. Garth IX Gardener, su hijo Merle I (el Manso), y su nieto Gwayne V fueron hombres muy diferentes, pero todos usaron una táctica común con los Ándalos, basada en acuerdos y asimilación en vez de resistencia armada. Garth IX invitó a un septón a su corte y lo hizo parte de sus concilios, y construyó el primer septo en Altojardín, aunque él mismo continuó orando en el bosque de dioses del castillo. Su hijo Merle I, en cambio, abrazó formalmente la Fe, y ayudó a financiar la construcción de septos, septrios, y monasterios por todo el Dominio. Gwayne V fue el primer Gardener nacido en la Fe, y el primero en ser armado caballero con el rito solemne y la vigilia. (Muchos de sus antepasados fueron armados caballeros de forma póstuma por los bardos y los cuentacuentos, pero la verdadera caballería llegó a Poniente con los Ándalos). Merle I y Gwayne V tomaron doncellas Ándalas como sus esposas, a modo de unir a los padres de sus novias al reino. Los tres reyes tomaron Ándalos bajo su servicio como espadas juramentas y criados. Entre los más glorificados estaba un caballero Ándalo llamado Ser Alester Tyrell, cuya destreza con las armas era tal que fue armado paladín del rey y escudo juramentado bajo el reinado Gwayne V. Con el tiempo, los descendientes de Ser Alester se convirtieron en los mayordomos de Altojardín, título que fueron heredando bajo el reinado de los Gardener. Los Tres Reyes Sabios también les otorgaron tierras y señoríos a los más poderosos reyes Ándalos que llegaban al Dominio a cambio de promesas de lealtad. Los Gardener también buscaron artesanos Ándalos y animaron a sus señores banderizos de hacer lo mismo. Los herreros y los canteros, en particular, fueron generosamente recompensados. Los herreros les enseñaron a los Primeros Hombres a usar armas y armaduras de hierro en lugar de bronce; y los canteros les ayudaron a fortalecer las defensas de sus castillos y fortalezas. Y aunque algunos de estos nuevos señores abjuraron sus votos en años posteriores, la mayoría no lo hizo. En cambio, se unieron con sus señores feudales para acabar con estos rebeldes y para defender el Dominio en contra de los reyes y los ejércitos Ándalos que llegaron después. “Cuando un lobo desciende sobre el rebaño, todo lo que ganas al matarlo es un breve respiro, ya que de seguro otros lobos vendrán,” dijo el Rey Garth IX. “Pero, en cambio, si alimentas al lobo, lo domesticas y conviertes a sus cachorros en tus perros guardianes, ellos protegerán tus rebaños cuando llegue otra manada.” El Rey Gwayne V lo dijo de forma más concisa. “Ellos nos dieron siete dioses, nosotros les dimos tierras e hijas, y nuestros hijos y nietos crecerán como hermanos.” Muchas casas nobles del Dominio remontan su ascendencia a aquellos aventureros Ándalos que recibieron tierras y esposas de Garth IX, Merle I, y Gwayne V, entre ellos los Orme, Parren, Graceford, Cuy, Roxton, Uffering, Leygood, y Varner. A medida que los siglos pasaron, los hijos e hijas de estas casas Ándalas se fueron mezclando con los descendientes de los Primeros Hombres mediante matrimonios, de modo que se volvió imposible distinguir a unos de otros. Pocas veces se ha logrado una conquista con tan poco derramamiento de sangre. Los siglos posteriores a la conquista Ándala resultaron ser menos pacíficos. Los Gardener que se sucedieron en el Asiento de Roble incluyeron hombres fuertes y débiles, hombres sabios y tontos, y una vez incluso hubo una mujer, pero pocos pudieron igualar el ingenio y la astucia de los Tres Reyes Sabios, por lo que la prospera paz de Garth Mano Dorada no se volvió a dar. En esa larga época entre la asimilación de los Ándalos y la llegada de los dragones, los Reyes del Dominio lucharon constantemente con sus vecinos en un enfrentamiento perpetuo por las tierras, el poder y la gloria. Los Reyes de la Roca, los Reyes Tormenta, muchos de los conflictivos reyes

de Dorne, y los Reyes de los Ríos y las Colinas podían contarse entre sus enemigos (y a menudo entre sus aliados también.)

El Asiento de Roble.

Altojardín llego a la cúspide de su poder bajo el reinado del Rey Gyles II Gardener, quien lideró una reluciente hueste de caballeros armados hacia las Tierras de Tormentas, destrozó a los ejércitos del anciano Rey Tormenta, y conquistó todas las

tierras al norte de la Selva excepto por Bastión de Tormentas, el cual estuvo bajo asedio durante dos años. Gyles bien podría haber completado su conquista si el Rey de la Roca no hubiera bajado al Dominio durante su ausencia, forzándolo a levantar el asedio y regresar rápidamente a casa para enfrentarse a los hombres del Occidente. La siguiente guerra, aún más extensa, involucró a tres reyes Dornienses y dos de las Tierras de los Ríos, y acabó con Gyles III muerto en un charco de sangre y las fronteras entre los reinos casi restauradas a como habían estado antes de que el derramamiento de sangre comenzara. El punto más bajo del poderío de los Gardener llegó durante el largo reinado del Rey Garth X, llamado Garth Barbagris, quien fue coronado a la edad de siete y murió a los noventa y seis—un reinado más extenso que el de su famoso antepasado Garth Mano Dorada. Aunque fue vigoroso en su juventud, Garth X fue un rey vano y frívolo que se rodeaba a sí mismo con tontos y aduladores. No fue ni muy listo ni muy astuto, la razón lo abandonó completamente en la vejez, y durante los largos años de su senilidad, se convirtió en la herramienta de una facción, y luego de otra, quienes competían por riqueza y poder. Su gracia no había engendrado hijos, pero Lord Peake se había casado con una de sus hijas, Lord Manderly con otra, y cada uno estaba determinado en hacer que su esposa fuera la sucesora. La rivalidad entre ellos estuvo marcada por traiciones, conspiración, y asesinato, lo que llevó a que se desatara una guerra. Otros señores se unieron a ambos bandos. Con los señores del Dominio enfrentados y con un rey senil incapaz de entender lo que estaba ocurriendo, y mucho menos capaz de detenerlo, el Rey Tormenta y el Rey de la Roca aprovecharon el momento, y se apoderaron de grandes extensiones de tierra, mientras que las incursiones Dornienses se hicieron más osadas y más frecuentes. Un rey Dorniense sitió Antigua, mientras que otro cruzó el Mander y saqueó Altojardín. El Asiento de Roble, el trono viviente que había sido el orgullo de la Casa Gardener por incontables años, fue cortado en pedazos e incendiado, y el senil Rey Garth X fue encontrado en su cama, lloriqueando y cubierto en su propia suciedad. Los Dornienses le cortaron la garganta (“por misericordia”, dijo más tarde uno de ellos), después incendiaron Altojardín tras despojarlo de todas sus riquezas.

Saqueador Dornienses en Antigua.

Después de esto, hubo casi una década de anarquía, pero al final cerca de cuarenta de las grandes casas del Dominio hicieron causa común, y lideradas por Ser Osmund Tyrell, el Mayordomo Supremo, derrotaron a los Peake y a los Manderly, y reclamaron las ruinas de Altojardín, y colocaron sobre el trono a un primo segundo del fallecido Rey Barbagris, el Rey Mern VI Gardener. Aunque Mern VI fue un hombre de habilidad modesta, sus mayordomos probaron ser consejeros capaces. Ser Osmund Tyrell fue sucedido en aquel cargo por su hijo, Ser Robert, y luego por su nieto, Lorent. Confiando en el juicio de sus consejeros, Mern VI gobernó bien, reconstruyendo Altojardín, y haciendo mucho más por reconstruir a la Casa Gardener y el Dominio. Su hijo, Garth XI, hizo el resto, tomando tan terrible venganza contra los Dornienses, que Lord Hightower dijo después que las Montañas Rojas habían sido verdes antes de que Garth las pintara con la sangre de los Dornienses. Por el resto de su largo reinado fue conocido como Garth el Pintor. Y así continuó, un rey tras otro, en tiempos de guerra y de paz. Aun así, a pesar de todo, la mano verde se propagó orgullosamente a través del Dominio, hasta que el Rey Mern IX cabalgó al encuentro de Aegon Targaryen y sus hermanas en el Campo de Fuego.

ANTIGUA Ninguna historia del Dominio está completa sin una mirada a Antigua, la más grande y antigua de las ciudades, todavía la más rica, grande, y bonita en todo Poniente, aun cuando Desembarco de Rey la ha eclipsado como la más poblada. ¿Cuántos años tiene Antigua? Muchos maestres han ponderado esa pregunta, pero simplemente no lo sabemos. Los orígenes de la ciudad están perdidos en las brumas del tiempo y nublados por la leyenda. Algunos septones ignorantes dicen que los Siete marcaron sus límites, otros dicen que los dragones durmieron una vez en la Isla Batalla, hasta que el primer Hightower acabara con ellos. Muchos pueblerinos creen que el propio Hightower simplemente apareció un día. La historia completa y verdadera del fundador de Antigua probablemente se conocerá nunca. Podemos declarar con certeza, sin embargo, que los hombres han vivido en el estuario del Vinomiel desde la Edad del Amanecer. Los archivos rúnicos más antiguos confirman esto, como también ciertas historias fragmentadas escritas por los maestres que vivieron entre los niños del bosque. Uno, Maestre Jellicoe, sugiere que la estructura en la cima del Canal de los Susurros empezó como un puesto comercial, dónde los barcos de Valyria, Viejo Ghis, y las Islas de Verano adquirían sus provisiones, realizaban refacciones, y negociaban con las antiguas razas, y eso parece una suposición tan probable como otra cualquiera. Sin embargo los misterios persisten. La isla pedregosa dónde residen los Hightower es conocida como la Isla Batalla incluso en nuestros archivos más antiguos, ¿pero por qué? ¿Qué batalla? ¿Cuándo? ¿Entre qué señores, que reyes, que razas? Incluso los cantantes no nos han dejado ninguna información en estos temas. Aún más enigmática para los estudiosos e historiadores es el gran cimiento cuadrado de roca negra que domina esa isla. Según la mayoría de los registros históricos, este edificio monumental ha servido como la base y el nivel inferior de Torrealta, no

obstante sabemos con certeza que es por miles de años más antiguo que los niveles superiores de la torre. ¿Quién la construyó? ¿Cuándo? ¿Por qué? La mayoría del maestres aceptan la sabiduría común que supone que fue erigida por los Valyrios, por sus gruesos muros y todos los interiores laberínticos de roca sólida, sin ninguna sugerencia de uniones o morteros, ninguna marca del cincel de ninguna clase; un tipo de construcción que se ve en otras partes, las más notables en los caminos de dragones del Feudo Franco de Valyria, y el Muro Negro que protege el corazón de la Vieja Volantis Los señores dragón de Valryia, como es muy sabido, poseían el arte de trocar la piedra en líquido con el fuego de dragón, dándole la forma que deseaban, fundiéndola con el hierro, acero, o granito. Si de hecho esta primera fortaleza es de origen Valyrio, sugiere que los señores dragón vinieron a Poniente miles de años antes de que tallaran su fortín en Rocadragon, mucho antes de la venida de los Ándalos, o incluso de los Primeros Hombres. ¿En ese caso vinieron para comerciar? ¿Eran mercaderes de esclavos, quizás buscando a los gigantes? ¿Quisieron aprender la magia de los niños del bosque, con sus verdevidentes y sus árboles arcianos? ¿O había algún propósito más oscuro? Tales preguntas incluso abundan hasta el presente. Antes de la Maldición de Valyria, maestres y archmaestres a menudo viajaron al Feudo Franco buscando las respuestas, pero ninguna fue encontrada nunca. La afirmación de Septon Barth de que los Valyrios vinieron a Poniente porque sus sacerdotes profetizaron que la Maldición del Hombre saldría de la tierra más allá del mar estrecho, puede desecharse como algo sin sentido, como la mayoría de las excéntricas creencias y suposiciones de Barth. Más inquietantes, y dignos de consideración, son los argumentos de aquéllos que afirman que la primera fortaleza no es en absoluto de los Valyrios. De hecho la fundida roca negra hace pensar en Valyria, pero no el sencillo estilo de la arquitectura, porque los señores dragón utilizaban la piedra solo para transformarla en formas extrañas, imaginativas y floridas. El interior estrecho, retorcido y estancias sin ventanas, se asemeja mucho más a los túneles, en lugar de salones; es muy fácil perderse entre sus recodos. Quizás no es más que una medida defensiva diseñada para confundir los atacantes, pero también es singularmente Valyriana. La naturaleza laberíntica de su arquitectura interior ha llevado al Archmaestre Quillion a sugerir que la fortaleza podría haber sido el trabajo de los creadores de laberintos, unas personas misteriosas, los remanentes de su desaparecida civilización en Lorath en el Mar de los Escalofríos. La noción es intrigante, pero plantea más preguntas que respuestas. Y aún más, la imaginativa posibilidad dicha por el Maestre Theron hace un siglo. Nacido bastardo en las Islas de Hierro, Theron notó una cierta semejanza entre la piedra negra de la fortaleza antigua y la de la Silla de Piedramar, el alto asiento de la Casa Greyjoy de Pyke, cuyos orígenes son similarmente antiguos y misteriosos. Los manuscritos bastante rudimentarios de Theron "Las Piedras Extrañas" postulan que fortaleza y el asiento podrían ser el trabajo de una raza extraña, deformada, que era una cruza entre las mujeres humanas y las criaturas de los mares. Estos "Profundos", cuando él los nombra, es la semilla de la cual han crecido nuestras leyendas sobre sirenas, aunque sus terribles padres realmente han venido después del Dios Ahogado de los hombres de hierro. Las abundantes, detalladas, y perturbadoras ilustraciones incluidas en “Las Piedras Extrañas” vuelven fascinante este extraño volumen, pero el texto es incomprensible en algunas partes; el Maestre Theron tenía un don para dibujar, pero poca habilidad para las palabras. En cualquier caso, su tesis no tiene ninguna verdadera base y puede desecharse a ciencia cierta. Y así volvemos al principio, obligados a conceder que los

principios de Antigua, Isla Batalla, y su fortaleza deberán seguir siendo un misterio por siempre. Las razones del abandono de la fortaleza y el destino de sus constructores, quienquiera que podrían haber sido, están perdidas, pero en algún punto sabemos que la Isla Batalla y su gran fortaleza entraron en posesión de los antepasados de la Casa Hightower. ¿Ellos eran los Primeros Hombres, como la mayoría de los estudiosos creen ahora? ¿O quizás descienden de los marineros y comerciantes que se habían establecido en la cima del Canal de los Susurros en épocas más tempranas; eran los hombres que vinieron antes que los Primeros Hombres? No lo sabemos. En las primeras vislumbres en las páginas de historia, los Hightowers ya son reyes, Antigua gobierna desde la Isla Batalla. La primera “torre alta,” los cronistas nos dicen, era hecha de madera y se elevaba unos cincuenta pies sobre la fortaleza antigua que era su fundación. Ni esa torre, ni las torres de madera más altas que siguieron en los siglos subsiguientes, eran utilizadas como moradas; eran puramente faros sobresalientes, construidos para iluminar un camino de los barcos comerciales en las aguas amortajadas por la niebla del Canal de los Susurros. Los primeros Hightowers vivieron en salones oscuros, bóvedas, y cámaras con la extraña roca debajo. Sólo estaba edificada la quinta torre, la primera en ser construida completamente de roca, que se volvió un digno asiento de una gran casa Hightower. Esa torre, nos dicen, se eleva doscientos pies sobre el puerto. Algunos dicen que se diseñó por Brandon el Constructor, aunque otros nombran a su hijo, otro Brandon; el rey que lo requirió y lo pagó, se recuerda como Uthor de la Torre Alta. Después de esto, por miles de años sus descendientes gobernaron Antigua y las tierras del Vinomiel como reyes, y los barcos de todo el mundo venían a su creciente ciudad para comerciar. Cuando Antigua creció opulenta y poderosa, los vecinos y reyezuelos volvieron sus ojos codiciosos hacia sus riquezas, y piratas y saqueadores de más allá de los mares también oyeron cuentos de sus esplendores. Tres veces durante un solo siglo la ciudad fue tomada y saqueada, una vez por el rey Samwell Dayne (Starfire) de Dorne, una vez por Qhored el Cruel y sus hombres de hierro, y una vez por Gyles I Gardener (el Penas) quién, según informes recibidos vendió tres cuartas partes de los habitantes de la ciudad a los mercaderes de esclavos, pero era incapaz de abrir una brecha en las defensas de los Hightower en la Isla Batalla. Los cercados de madera y el foso que habían protegido la ciudad hasta ahora, obviamente demostraron ser inadecuados, y el siguiente Rey de Torre Alta, Otho II, gastó la mayor parte de su reinado cercando Antigua con muros de rocas macizas, más gruesos y más altos que cualquiera visto en Poniente por entonces. Este esfuerzo empobreció la ciudad por tres generaciones, pero tal era su firmeza, que persuadieron a los saqueadores y supuestos conquistadores de buscar el pillaje en otra parte, y aquéllos que presumieron de atacar Antigua, no pudieron hacerlo. Sin embargo la guerra no había terminado hasta que los Hightowers fueron introducidos en el Reino del Dominio, a través de largas negociaciones y matrimonios. Cuando Lymond Hightower tomó por esposa a la hija de Rey Garland II Gardener, y otorgando a su propia hija en matrimonio a su padre, los Hightowers se volvieron los banderizos de Altojardin, reducidos de reyes ricos a relativamente menores de los más grandes señores del Dominio. (Antigua era el último de los reinos antiguos en doblar la rodilla a Altojardin, no mucho después de que el último Rey de Arbor desapareciera en el mar, permitiendo a su primo, Rey Meryn III Gardener, incluir a la isla como parte de su dominio). Por las condiciones del tratado político, los Gardener emprendieron también la defensa de la ciudad contra cualquier ataque por tierra que libró Señor Lymond, quien volvió su

atención a su “gran propósito,” la construcción de barcos y la conquista de los mares. A finales de su reinado, ningún señor o rey en todo Poniente podría emparejar la fuerza de la Casa Hightower en el mar. Se irguió una gran estatua de Lymond Hightower en el puerto de Antigua, mirando hacia el Canal de los Susurros. El último rey Hightower todavía se recuerda como el León Marino. Los descendientes de Señor Lymond compartieron su visión. Con raras excepciones, vigilaron sus propios jardines y la ciudad, evitando enredarse en las guerras interminables de los reyezuelos y después, en los Siete Reinos que surgieron. “Altojardin defiende nuestras espaldas,” Señor Jeremy Hightower dijo una vez, “por lo que somos libres de mirar al mar y las tierras más allá.” Mirando más allá, y construyendo más que nunca nuevos barcos para proteger su comercio, Señor Jeremy dobló la riqueza de la ciudad. Su hijo Jason la dobló de nuevo, y reconstruyó Torrealta a una altura de cien pies.

Los orígenes de la Ciudadela casi son tan misteriosos como las de Torrealta. La mayoría acreditan su fundación al segundo hijo de Uthor de la Torre Alta, el Príncipe Peremore el Torcido. Un muchacho enfermizo, nacido con un brazo marchito y torcido, Peremore estuvo postrado durante gran parte de su corta vida, pero sentía una curiosidad insaciable por el mundo más allá de su ventana, por lo que se volvió hacia los hombres sabios, maestros, sacerdotes, sanadores, y cantantes, junto con un cierto número de magos, alquimistas, y hechiceros. Se dice que el príncipe no tuvo mayor placer en su vida, que escuchar a estos estudiosos debatir entre sí. Cuando Peremore murió, su hermano, el Rey Urrigon legó un tracto grande de tierra al lado del Vinomiel a “las mascotas de Peremore,” para que pudieran establecerse y continuar la enseñanza, el aprendizaje, y buscando la verdad. Y ellos lo hicieron.

Cuando llegaron los Ándalos, los Hightower estaban entre los primeros señores de Poniente en darles la bienvenida. “Las guerras son malas para el comercio,” dijo Señor Dorian Hightower, cuando alejó a su esposa de veinte años, la madre de sus niños, para desposar a una princesa ándala. Su nieto, Señor Damon (el Devoto), fue el primero en aceptar la Fe. En honor a los nuevos dioses, construyó los primeros septos en Antigua y seis más en su reino. Cuando se murió prematuramente de disentería, el Septon Robeson se volvió el regente de su hijo recién nacido, gobernando Antigua en todo menos nombre durante los próximos veinte años y finalmente volviéndose el primer Septon Supremo. El niño que él crio y entrenó, Señor Triston Hightower, construyó el Septo Estrellado en su honor después de su muerte. En los siglos siguientes, Antigua se volvió el incuestionable centro de la Fe en todo Poniente. De los salones oscuros de mármol del Septo Estrellado, salió una sucesión de Septones Supremos con la corona de cristal (la primera fue dada a la Fe por Lord Barris, el hijo del Lord Triston) para volverse la voz de los Siete en la tierra, ordenando las espadas de la Fe Militante y los corazones de todos los creyentes desde Dorne hasta el Cuello. Antigua se volvió su ciudad santa y muchos devotos, hombres y mujeres, la visitaron para orar en sus septos y santuarios y otros lugares santos. Indudablemente era en parte debido a estos lazos con los Siete, que los Hightower pudieron tan a menudo mantenerse alejados de las innumerables guerras de la Casa Gardener.

La Fe no era la única institución que floreció detrás de los macizos muros de Antigua, bajo la protección de los Hightower. Miles de años antes de que los primeros septos abrieran sus puertas, la ciudad había sido el hogar de la Ciudadela, dónde los niños y hombres jóvenes de Poniente venían a estudiar, instruirse, y forjar sus cadenas como maestres. Ninguna sede mayor de conocimiento existe en ninguna parte del mundo. En los tiempos de la Conquista de Aegon, Antigua era la más grande ciudad en todo Poniente—la más grande, rica, y poblada, y un centro de aprendizaje y fe. Aun así, podría haber sufrido el mismo destino que Harrenhal si no fuera por los lazos íntimos entre los Hightower y el Septo Estrellado, y porque el Septon Supremo persuadió a Lord Manfred Hightower de no ofrecer resistencia a Aegon Targaryen y sus dragones, sino, en cambio, abrirle sus puertas al conquistador y jurarle lealtad. De esta manera el conflicto se desvió, pero surgió de nuevo en la siguiente generación durante la sangrienta disputa entre la Fe y el segundo hijo del Conquistador, oportunamente llamado Rey Maegor el Cruel. El Septon Supremo durante los primeros años del reinado de Maegor era el pariente político de los Hightowers. Su muerte súbita en 44DC—poco después de que el Rey Maegor había amenazado con incinerar el Septo Estrellado con fuego de dragón furioso por haber condenado Su Alta Santidad sus matrimonios—más tarde se consideró bastante fortuita, cuando Señor Martyn Hightower permitió abrir sus puertas antes de que Balerion y Vhagar liberaran sus llamas.

Sin embargo, la naturaleza inesperada de la muerte del Septon Supremo en 44DC despertó muchas sospechas, y los cuchicheos sobre un asesinato persisten hasta el momento. Algunos creen que Su Alta Santidad fue eliminada por su propio hermano, Ser Morgan Hightower, comandante de los Hijos del Guerrero en Antigua (y es indisputable verdad que Ser Morgan era el único de los Hijos del Guerrero perdonado por el Rey Maegor). Otros sospechan de la tía doncella de Señor Martyn, lady Patrice Hightower, aunque su argumento parece basarse en la creencia de que el veneno es el arma de una mujer. Incluso se ha sugerido que la Ciudadela pudiera haber jugado un papel en la remoción del Septon Supremo, aunque esto parece muy improbable.

La Torrealta en la Isla de la Batalla

Faro de Hightower, en la Isla de la Batalla.

Los orígenes de la Ciudadela casi son tan misteriosos como las de Torrealta. La mayoría acreditan su fundación al segundo hijo de Uthor de la Torre Alta, el Príncipe Peremore el Torcido. Un muchacho enfermizo, nacido con un brazo marchito y torcido, Peremore estuvo postrado durante gran parte de su corta vida, pero sentía una curiosidad insaciable por el mundo más allá de su ventana, por lo que se volvió hacia los hombres sabios, maestros, sacerdotes, sanadores, y cantantes, junto con un cierto número de magos, alquimistas, y hechiceros. Se dice que el príncipe no tuvo mayor placer en su vida, que escuchar a estos estudiosos debatir entre sí. Cuando Peremore murió, su hermano, el Rey Urrigon legó un tracto grande de tierra al lado del Vinomiel a “las mascotas de Peremore,” para que pudieran establecerse y continuar la enseñanza, el aprendizaje, y buscando la verdad. Y ellos lo hicieron.

Cuando llegaron los Ándalos, los Hightower estaban entre los primeros señores de Poniente en darles la bienvenida.

“Las guerras son malas para el comercio,” dijo Señor Dorian Hightower, cuando alejó a su esposa de veinte años, la madre de sus niños, para desposar a una princesa ándala. Su nieto, Señor Damon (el Devoto), fue el primero en aceptar la Fe. En honor a los nuevos dioses, construyó los primeros septos en Antigua y seis más en su reino. Cuando se murió prematuramente de disentería, el Septon Robeson se volvió el regente de su hijo recién nacido, gobernando Antigua en todo menos nombre durante los próximos veinte años y finalmente volviéndose el primer Septon Supremo. El niño que él crio y entrenó, Señor Triston Hightower, construyó el Septo Estrellado en su honor después de su muerte. En los siglos siguientes, Antigua se volvió el incuestionable centro de la Fe en todo Poniente. De los salones oscuros de mármol del Septo Estrellado, salió una sucesión de Septones Supremos con la corona de cristal (la primera fue dada a la Fe por Lord Barris, el hijo del Lord Triston) para volverse la voz de los Siete en la tierra, ordenando las espadas de la Fe Militante y los corazones de todos los creyentes desde Dorne hasta el Cuello. Antigua se volvió su ciudad santa y muchos devotos, hombres y mujeres, la visitaron para orar en sus septos y santuarios y otros lugares santos. Indudablemente era en parte debido a estos lazos con los Siete, que los Hightower pudieron tan a menudo mantenerse alejados de las innumerables guerras de la Casa Gardener. La Fe no era la única institución que floreció detrás de los macizos muros de Antigua, bajo la protección de los Hightower. Miles de años antes de que los primeros septos abrieran sus puertas, la ciudad había sido el hogar de la Ciudadela, dónde los niños y hombres jóvenes de Poniente venían a estudiar, instruirse, y forjar sus cadenas como maestres. Ninguna sede mayor de conocimiento existe en ninguna parte del mundo. En los tiempos de la Conquista de Aegon, Antigua era la más grande ciudad en todo Poniente—la más grande, rica, y poblada, y un centro de aprendizaje y fe. Aun así, podría haber sufrido el mismo destino que Harrenhal si no fuera por los lazos íntimos entre los Hightower y el Septo Estrellado, y porque el Septon Supremo persuadió a Lord Manfred Hightower de no ofrecer resistencia a Aegon Targaryen y sus dragones, sino, en cambio, abrirle sus puertas al conquistador y jurarle lealtad. De esta manera el conflicto se desvió, pero surgió de nuevo en la siguiente generación durante la sangrienta disputa entre la Fe y el segundo hijo del Conquistador, oportunamente llamado Rey Maegor el Cruel. El Septon Supremo durante los primeros años del reinado de Maegor era el pariente político de los Hightowers. Su muerte súbita en 44 AC—poco después de que el Rey Maegor había amenazado con incinerar el Septo Estrellado con fuego de dragón furioso por haber condenado Su Alta Santidad sus matrimonios—más tarde se consideró bastante fortuita, cuando Señor Martyn Hightower permitió abrir sus puertas antes de que Balerion y Vhagar liberaran sus llamas. Sin embargo, la naturaleza inesperada de la muerte del Septon Supremo en 44 el CA despertó muchas sospechas, y los cuchicheos sobre un asesinato persisten hasta el momento. Algunos creen que Su Alta Santidad fue eliminada por su propio hermano, Ser Morgan Hightower, comandante de los Hijos del Guerrero en Antigua (y es indisputable verdad que Ser Morgan era el único de los Hijos del Guerrero perdonado por el Rey Maegor). Otros sospechan de la tía doncella de Señor Martyn, lady Patrice Hightower, aunque su argumento parece basarse en la creencia de que el veneno es el arma de una mujer. Incluso se ha sugerido que la Ciudadela pudiera haber jugado un papel en la remoción del Septon Supremo, aunque esto parece muy improbable.

LA CASA TYRELL Los Tyrell nunca fueron reyes, aunque en sus venas fluye la sangre real (como en la mitad de las otras cien grandes casas del Dominio). Ser Alester Tyrell, el fundador de la estirpe, era un aventurero ándalo que se volvió el campeón y el escudo juramentado del Rey Gwayne V Gardener, uno de los Tres Reyes Sabios. Su hijo mayor se volvió un caballero notable, quien murió en un torneo también. Su segundo hijo, Gareth, era de una inclinación más estudiosa y nunca obtuvo la caballería, escogiendo servir, en cambio, como mayordomo real. De él descienden los Tyrells de hoy.

Los escudos de armas de la Casa Tyrell (centro) y algunas casas notables, del pasado y presente, Caswell, Florent, Fossoway, Gardener, Hightower, Merryweather, Mullendore, Oakheart, Redwyne, Rowan, Tarly, y Ashford.

Gareth Tyrell y su hijo Leo realizaron sus deberes tan hábilmente que los Gardener volvieron el cargo de Alto Mayordomo hereditario. A través de los siglos, muchas generaciones de Tyrells sirvieron en esa función. Muchos se volvieron confidentes y consejeros de sus reyes; algunos también actuaron como castellanos en tiempos de guerra. Por lo menos uno gobernó el Dominio como el regente durante la minoría de edad del Rey Garland VI. El Rey Gyles III Gardener declaró que los Tyrells eran “mis sirvientes más leales,” y el Rey Mern VI estaba tan complacido con ellos, que le dio la mano de su hija más joven a Ser Robert Tyrell en

matrimonio (permitiéndoles por eso a sus hijos, nietos, y todas las generaciones siguientes aseverar su descendencia de Garth Manoverde). Ése fue el primer matrimonio entre la Casa Gardener y la Casa Tyrell, pero nueve uniones más entre ambas casas siguieron en los siglos venideros. No era por su sangre real que Aegon Targaryen escogiera nombrar a los Tyrells como Señores de Altojardin, Guardianes del Sur y Señores Supremos del Dominio después de que muriera el Rey Mern IX, el último de los reyes Gardener junto con todos sus hijos en el Campo de Fuego. Esos honores se ganaron por la prudencia de Harlan Tyrell, quien abrió las puertas de Altojardin a Aegon y juró fidelidad a la Casa Targaryen. Después, varias de las otras grandes casas del Dominio se quejaron amargamente de ser los vasallos de un “mayordomo trepador” e insistieron en que su propia sangre era remotamente más noble que la de los Tyrells. No puede negarse que los Oakhearts de Roble Viejo, los Florents de Aguasclaras, los Rowans de Sotodeoro, los Peakes de Starpike y los Redwynes de Arbor, todos tenían linajes más antiguos y distinguidos que los Tyrells, y también lazos de sangre más profundos con la Casa Gardener. Sus protestas fueron en vano, sin embargo… quizás en parte, porque todas estas casas habían se habían levantado en armas contra Aegon y sus hermanas en el Campo de Fuego, y los Tyrells no lo hicieron. Aegon Targaryen consideró que Lord Harlan demostró ser un mayordomo capaz para el Dominio, aunque sólo gobernó hasta 5 DC, cuando desapareció con su ejército en los desiertos de Dorne durante la Primera Guerra de Dorne de Aegon. Su hijo, Theo Tyrell, era comprensiblemente renuente a involucrarse en cualquier extenso empeño por conquistar Dorne, pero en el futuro se involucró, cuando el conflicto se extendió más allá de las Montañas Rojas. Cuando los Targaryen por fin firmaron la paz con Dorne, Lord Theo volvió su atención hacia la consolidación del poder de los Tyrell, acordando un concilio de septones y maestres para examinar y finalmente desechar algunas de las más persistentes demandas por Altojardin, de aquéllos que insistieron que el castillo era suyo. Como Señores de Altojardin y Guardianes del Sur, los descendientes de estos “mayordomos trepadores” se contaron entre los señores más poderosos del reino y lucharon bajo el estandarte de los Targaryen en muchas ocasiones. En la mayoría de esas ocasiones ellos habían acudido—aun cuando, sabiamente, no tomaron parte en la Danza de Dragones, cuando el Señor Tyrell era solo un bebé, y su madre y castellano escogieron dejar Altojardin fuera de esa carnicería terrible, fratricida. Después, cuando el Rey Daeron I Targaryen (el Joven Dragón) marchó a Dorne, los Tyrells demostraron su valor liderando la principal acometida encima del Paso del Príncipe. Habiendo servido fielmente, aunque quizás demasiado audazmente, al Señor Lyonel Tyrell se hizo cargo de Dorne, después de que el Joven Dragón volvió triunfante a Desembarco del Rey. Su señoría tuvo éxito manteniendo a los Dornienses en una actitud pacífica durante un tiempo, sólo para sufrir una muerte infame y repugnante en la cama con escorpiones. Su asesinato encendió nuevas revueltas que barrieron Dorne, provocando la muerte del Joven Dragón a la edad de dieciocho. De los Tyrells que sucedieron al desafortunado Señor Lyonel en Altojardin en los años venideros, el más notable es Lord Leo Tyrell, un campeón del torneo recordado hasta el presente como Leo Espina Larga. Muchos lo consideran el mejor justador que alguna vez ha tocado una lanza. Lord Leo también se distinguió durante la Primera Rebelión Fuegoscuro, logrando victorias notables contra los partidarios de Daemon Fuegoscuro en el Dominio, aunque sus fuerzas fueron incapaces de reunirse lo bastante rápido para llegar a tiempo a la Batalla del Campo de Fuego.

El presente Señor de Altojardin, Mace Tyrell, luchó fielmente para la Casa Targaryen durante la Rebelión de Robert, derrotando al propio Robert Baratheon en la Batalla de Ashford y después sitiando a su hermano Stannis en Bastión de Tormentas durante casi un año. Sin embargo, con la muerte del Loco Rey Aerys II y su hijo el Príncipe Rhaegar, Lord Mace bajó su espada, y es, una vez más, el Guardián del Sur y sirviente leal del Rey Robert y el Trono de Hierro.

ALTOJARDÍN El gran castillo de Altojardín, el antiguo asentamiento de los señores Tyrell y en tiempos antiguos de los reyes Gardener, se ubica en la cima de una colina verde que domina las amplias y tranquilas aguas del Mander. Visto desde lejos, el castillo “parece formar parte del terreno, del tal forma que uno podría pensar que ha crecido allí, en vez de haber sido construido.” Muchos consideran Altojardín como el castillo más hermoso de los Siete Reinos, una afirmación que sólo los hombres del Valle se atreven a cuestionar. (Ellos prefieren su propio castillo, el Nido de Águilas). La colina desde la que se erige Altojardín no es empinada ni rocosa pero es amplia en extensión, posee suaves pendientes de una agradable simetría. Desde las murallas y torres del castillo, un hombre puede observar leguas de distancia en todas direcciones, a través de huertos y campos de flores, incluyendo los jardines de rosas doradas del Dominio, que durante mucho tiempo han sido el emblema de la Casa Tyrell. Altojardín está cercado por tres anillos concéntricos de murallas almenadas, hechos de piedra blanca finamente pulida y protegidos por torres tan delgadas y elegantes como doncellas. Cada muralla es más alta y gruesa que la anterior. Entre la muralla exterior (que cerca el pie de la colina) y la muralla media, se encuentra el famoso laberinto de arbustos, un vasto y complicado laberinto de espinos y matorrales preservado por siglos para el entretenimiento y deleite de los ocupantes e invitados del castillo… y para propósitos defensivos, ya que los intrusos no familiarizados con el laberinto pueden perderse fácilmente en su camino hacia las puertas del castillo, entre las trampas y los callejones sin salida. La vegetación abunda dentro de las murallas del castillo, y las fortalezas están rodeadas de jardines, pérgolas, fuentes, patios y cascadas artificiales. Las hiedras cubren las edificaciones más antiguas, y los viñedos y rosas trepan sobre las estatuas, murallas y torres. Las plantas florecen por todos lados. Por otra parte, la fortaleza es un palacio como pocos otros, llena de estatuas, columnatas y fuentes. Las torres más altas de Altojardín, redondeadas y esbeltas, observan desde lo alto a sus vecinas más antiguas, cuadradas y sombrías en apariencia, las más antiguas de ellas datan de la Edad de los Héroes. El resto del castillo es de más reciente construcción, la mayor parte construida por el Rey Mern VI después de que los Dornienses destruyeran las estructuras originales durante el reinado de Garth Barbagris. Los dioses, ambos nuevos y antiguos, son muy reverenciados en Altojardín. El esplendor del septo del castillo, con sus hileras de ventanales de vidrio multicolor celebrando a los Siete y al omnipresente Garth Manoverde, es rivalizado tan sólo por el del Gran Septo de Baelor en Desembarco del Rey y el Septo Estrellado de Antigua. Y el exuberante bosque de dioses de Altojardín posee casi la misma fama, ya que en lugar de tener un sólo árbol corazón hace alarde de poseer tres antiguos arcianos, imponentes y

elegantes, cuyas ramas han quedado tan enredadas con el paso de los siglos que dan la impresión de ser un solo árbol con tres troncos, alargando sus brazos sobre un estanque de aguas tranquilas. La leyenda dice que estos tres, conocidos en el Dominio como los Tres Cantores, fueron plantados por Garth Manoverde en persona. Ningún asentamiento en los Siete Reinos ha sido tan celebrado en las canciones como lo ha sido Altojardín, y no es de sorprender, ya que los Tyrell, y los Gardener antes que ellos, han hecho de su propia corte un lugar de cultura, música y grandes artes. En los días anteriores a la Conquista, los Reyes del Dominio y sus reinas presidieron torneos por el amor y la belleza, donde los más grandes caballeros del Dominio competían por el amor de las doncellas más hermosas, no sólo con enfrentamientos de armas, sino también de canto y poesía, y demostraciones de virtud, piedad y devoción casta. Los mejores campeones, hombres tan puros, honorables y virtuosos como diestros con las armas, eran honrados con invitaciones para unirse a la Orden de la Mano Verde. Aunque los últimos miembros de tan noble orden perecieron al lado de su rey en el Campo de Fuego (salvo en Puerto Blanco, donde los caballeros de la Casa Manderly aun profesan su membresía), sus tradiciones aún son recordadas en el Dominio, donde los Tyrell siguen manteniendo altos estándares de caballerosidad y cortesía. Su Torneo del Campo de Rosas, durante el reinado de Jaeharys I el Viejo Rey, fue reconocido en todas partes como el más grandioso torneo de la generación. Desde entonces muchos otros grandes torneos han sido celebrados en el Dominio.

Altojardín. (Crédito de ilustración 139)

Crédito de ilustración 140

LAS TIERRAS DE TORMENTAS LAS TORMENTAS QUE azotan el Mar Angosto tienen una temible fama a lo largo de los Siete Reinos, e incluso en las Nueve Ciudades Libres. Aunque las tormentas pueden surgir en cualquier estación, los navegantes dicen que las peores llegan cada otoño, formándose en las cálidas aguas del Mar del Verano al sur de los Peldaños de Piedra, y luego rugiendo hacia el norte a través de estas islas desoladas y pedregosas. Según los archivos de la Ciudadela, desde ahí la mayor parte continúa su trayecto hacia el noroeste, extendiéndose por el Cabo de la Ira antes de chocar contra Bastión de Tormentas en la Punta de Durran. Es a partir de estas terribles tormentas que las Tierras de Tormentas reciben su nombre. El corazón de este antiguo reino es Bastión de Tormentas, el grandioso castillo erigido por el heroico rey Durran Pesardedioses en la Edad de los Héroes, el cual se alza inmenso e inmovible sobre lo alto de los acantilados de la Punta de Durran. Hacia el sur, pasando las salvajes aguas y traicioneras rocas de la Bahía de los Naufragios, yace el Cabo de la Ira. La húmeda maraña verde de la Selva domina las dos terceras partes en el norte del cabo. Más al sur, se abre una amplia llanura que continúa suavemente hacia el Mar de Dorne, donde numerosas villas de pescadores salpican la costa. Allí se encuentra el Pueblo del Llanto (como llegó a ser conocido ya que fue ahí donde el cuerpo del heroico Rey Daeron I Targaryen regresó al reino después de su asesinato en Dorne), un floreciente puerto y mercado, ya que la mayor parte del comercio de la región pasa por sus muelles. La gran isla de Tarth, con sus cascadas, lagos y montañas elevadas, también es considerada parte de las Tierras de las Tormentas, al igual que Estermont y las innumerables islas menores ubicadas frente al Cabo de la Ira y el Pueblo del Llanto. Hacia el oeste las colinas, firmes y salvajes, se perfilan contra el cielo hasta dar paso a las Montañas Rojas, el límite entre las Tierras de Tormentas y Dorne. Valles secos y grandes acantilados de arenisca dominan el paisaje aquí, y es cierto que algunas veces durante la puesta de sol las cumbres brillan de color escarlata y carmesí contra las nubes… aunque están aquellos que dicen que estas montañas no fueron llamadas así por el color de sus piedras sino por toda la sangre que ha empapado sus suelos. Más hacia el interior, pasando las colinas, yacen las marcas—una vasta extensión de praderas, páramos y llanuras azotadas por el viento que se extiende a lo largo de cientos de leguas hacia el norte y el oeste. Bajo la vista de las Montañas Rojas, se sitúan los grandes castillos de los señores Marqueños, construidos para proteger las fronteras de las Tierras de Tormentas contra las incursiones Dornienses provenientes del sur, y de los secuaces vestidos de acero de los Reyes del Dominio provenientes del oeste. Los más grandes entre los señores Marqueños son los Swann de Timón de Piedra, los Dondarrion de Refugionegro, los Selmy del Torreón Cosecha, y los Caron de Canto Nocturno, cuyas Torres Cantantes marcan el extremo más occidental del reino de los Reyes Tormenta. Todos estos se han mantenido leales a Bastión de Tormentas hasta el día de hoy, como lo han sido desde tiempos inmemorables. Sin embargo, hacia el norte de Bastión de Tormentas, las fronteras del reino han fluctuado constantemente con el paso de los siglos, a medida que Reyes Tormenta, los poderosos y los débiles, han ganado y perdido tierras en una sucesión de guerras tanto grandes como pequeñas. Hoy en día, el dominio de la Casa Baratheon corre por la orilla

sur del Rodeo y la parte baja del Bosque Real, y a lo largo de las costas pedregosas del Mar Angosto hasta la base del Garfio de Massey… pero antes de la Conquista de Aegon, antes incluso de la llegada de los Ándalos, los reyes guerreros de la Casa Durrandon extendieron sus fronteras mucho más lejos. El Garfio de Massey era parte del reino en ese entonces, así como todo el Bosque de Dioses hasta el Aguasnegras. En ciertas épocas, los Reyes Tormenta incluso gobernaron más allá del Aguasnegras. Pueblos tan distantes como Valle Oscuro y Poza de la Doncella solían rendirle tributo a Bastión de Tormentas, y bajo el reinado del temible rey guerrero Arlan III Durrandon, los hombres de las tormentas ejercieron dominio sobre todas las Tierras de los Ríos, reteniéndolas por más de tres siglos. Sin embargo, incluso en su mejores tiempos, los dominios de los Durrandon y de sus sucesores siempre han estado escasamente poblados comparados con el Dominio, las Tierras de los Ríos y del Occidente, y por lo tanto el poder de los señores de Bastión de Tormentas, eran reducidos. Sin embargo, aquellos que decidieron construir sus hogares en las Tierras de Tormentas—ya sea a lo largo de las pedregosas costas del Mar Angosto, entre los húmedos bosques verdes de la Selva, o en las marcas azotadas por el viento—son de una raza especial. Con frecuencia se ha dicho que la gente de la Tierra de Tormentas es semejante a su clima: estruendosa, violenta, implacable e impredecible.

LA LLEGADA DE LOS PRIMEROS HOMBRES La historia de las Tierras de Tormentas se remonta a la Edad del Amanecer. Mucho antes de la llegada de los Primeros Hombres, todo Poniente le pertenecía a las antiguas razas—los niños del bosque y los gigantes (y, como algunos dicen, a los Otros, los terroríficos “caminantes blancos” de la Larga Noche). Los niños construyeron sus casas en los vastos bosques primaverales que alguna vez se extendieron desde el Cabo de la Ira hasta el Cabo Kraken, al norte de las Islas del Hierro (hoy en día todo lo que queda de este gran bosque son el Bosque Real y la Selva), y los gigantes ocupaban las estribaciones de las Montañas Rojas a lo largo del escabroso espolón rocoso del Garfio de Massey. A diferencia de los Ándalos, quienes llegaron a Poniente por el mar, los Primeros Hombres se abrieron paso desde Essos a través del gran puente de tierra que hoy conocemos como el Brazo Roto de Dorne, por lo que Dorne y las Tierras de Tormentas fueron los primeros lugares de Poniente en ser poblados por el hombre. El yermo húmedo de la Selva era el refugio favorito de los niños del bosque, según nos dicen los cuentos, y existían gigantes en las colinas que se elevaban en la sombra de las Montañas Rojas, y entre los desfiladeros y crestas de la península rocosa que llego a ser conocida como el Garfio de Massey. Los gigantes siempre fueron un pueblo tímido y hostil con el hombre. En cambio los niños del bosque, en un inicio, le dieron la bienvenida a los recién llegados a Poniente, en la creencia de que había suficiente tierra para todos. El bosque moldeó los reinos de los Primeros Hombres, quienes construyeron sus hogares bajo los antiguos robles, las imponentes secuoyas, los centinelas, y los pinos. En las orillas de los arroyos se erigieron rudimentarias aldeas donde la gente cazaba y atrapaba cuanto su señor les permitía. Las pieles de las Tierras de Tormentas eran bien apreciadas, pero las verdaderas riquezas de la Selva se encontraban en su madera, aún más en la escasa madera dura. Sin embargo, el talado de los arboles llevó a los Primeros Hombres a entrar en conflicto con los niños del bosque, y durante cientos y miles de

años hicieron la guerra el uno contra el otro, hasta que los Primeros Hombres tomaron a los antiguos dioses de los niños como suyos y dividieron las tierras en el Pacto sellado en la Isla de los Rostros en medio del gran lago llamado el Ojo de Dioses.

Bastión de Tormentas. (Crédito de ilustración 141) No obstante, el Pacto llegó tarde en la historia del hombre en Poniente; para cuando fue firmado, los gigantes (quienes no fueron parte de él) ya casi habían desaparecido de las Tierras de Tormentas, e incluso los niños eran menos numerosos.

LA CASA DURRANDON Gran parte de la historia temprana de Poniente está perdida entre las brumas del tiempo en donde, a medida que uno va remontándose en el pasado, se hace cada vez más difícil separar la realidad de la leyenda. Esto es particularmente cierto en las Tierras de Tormentas, donde los Primeros Hombres eran relativamente pocos y las antiguas razas más numerosas. En otras partes de los Siete Reinos, las runas que cuentan sus historias sobreviven hasta el día de hoy, cinceladas en las paredes de las cavernas, en las piedras y en las ruinas de las fortalezas caídas, pero en las Tierras de Tormentas, los Primeros Hombres tallaron sus historias de victorias y derrotas en los troncos de los árboles, que con el paso del tiempo se pudrieron. Por otra parte, entre los Reyes Tormenta de la antigüedad se desarrolló la tradición de nombrar a sus primogénitos y herederos con el nombre de Durran Pesardedioses (fundador de su linaje) agravando las dificultades de los historiadores. Inevitablemente, el desconcertante número de Reyes Durran terminó causando mucha confusión. Los maestres de la Ciudadela de Antigua le han dado números a la mayoría de estos monarcas, con el fin de distinguirlos, cosa que no hicieron los bardos (poco fiables en el mejor de los casos) quienes son nuestra principal fuente de información sobre estos tiempos. Las leyendas que rodean al fundador de la Casa Durrandon, Durran Pesardedioses, provienen en su totalidad de los bardos. Las canciones nos dicen que Durran se ganó el corazón de Elenei, hija del dios del mar y de la diosa del viento. Pero al ceder ante el amor de un mortal, Elenei se condenó a si misma a perecer como una mortal, y por esto los dioses que la habían procreado odiaron al hombre que ella había tomado como su señor esposo. En su ira, enviaron fuertes vientos y lluvias para derrumbar cada castillo que Durran se atrevió a construir, hasta que un joven muchacho le ayudó a erigir uno tan resistente y tan hábilmente construido que fue capaz de resistir todas las tormentas. Aquel muchacho creció para convertirse en Brandon el Constructor. Durran se

convirtió en el primer Rey Tormenta, y con Elenei a su lado, vivió y gobernó sobre Bastión de Tormentas durante mil años, o eso dicen las historias. (Tal esperanza de vida parece muy poco probable, incluso para un héroe casado con la hija de dos dioses. El Archimaestre Glaive, nacido en las Tierras de Tormentas, sugirió que este Rey de Mil Años fue en verdad una sucesión de monarcas que poseían el mismo nombre, lo cual parece plausible, pero es imposible de probar.) Ya fuera un hombre o cincuenta, sabemos que en esta época el reino extendía sus dominios mucho más allá de Bastión de Tormentas y sus alrededores, absorbiendo cada vez más reinos adyacentes con el paso de los siglos. Algunos fueron ganados mediante tratados, la mayoría por conquista—un proceso que fue continuado por los descendientes de Durran. Pesardedioses fue el primero en reclamar la Selva, aquel yermo húmedo que hasta entonces le había pertenecido a los niños del bosque. Su hijo Durran el Devoto le devolvió a los niños la mayor parte de lo que su padre había tomado, pero un siglo después Durran Hacha-de-Bronce lo tomó de nuevo, esta vez para siempre. Las canciones nos dicen que Durran el Austero asesinó a Lun el Último, Rey de los Gigantes, en la Batalla de Aguascurvas, pero los eruditos aun debaten si fue Durran V o Durran VI. Maldon Massey construyó el castillo de Piedratormenta y estableció su señorío sobre el Garfio de Massey bajo el reinado de otro Rey Durran, llamado el Amigo de Cuervos, pero sus fechas y número también son materia de debate. Fue Durran el Joven, también conocido como el Niño Carnicero, quien inundó el río Slayne con cadáveres Dornienses, después de expulsar a Yoren Yronwood y a la doncella guerrera Wylla de Wyl en la Batalla de Poza Sangrienta… pero ¿acaso fue este el mismo rey que en la adultez se enamoró de su propia nieta y murió a manos de su hermano Erich MataParientes? Estas, y muchas otras preguntas similares, probablemente nunca sean resueltas. No obstante, existen mejores fuentes de información en siglos posteriores. Podemos decir con razonable certeza que el gran reino insular de Tarth cayó bajo el dominio de la Casa Durrandon cuando Durran el Justo tomó como esposa a la hija de su rey, Edwyn Evenstar. Su nieto, Erich el Armador (probablemente Erich III), fue el primero en reclamar Estermont y las islas menores más al sur. Fue otro Durran (la mayoría de eruditos concuerda en que fue Durran X) quien extendió el reino hacia el norte hasta el Aguasnegras, y fue su hijo Monfryd I (el Poderoso) el primero en cruzar el gran río, derrotando a los reyes menores de la Casa Darklyn y la Casa Mooton en una serie de guerras, apoderándose de los prósperos pueblos portuarios de Valle Oscuro y Poza de la Doncella. El hijo de Monfryd, Durran XI (el Sombrío) y el hijo de este, Barron (el Hermoso) rindieron todo lo que él había ganado e incluso más. Durante los largos años en que Durwald I (el Gordo) gobernó en Bastión de Tormentas, los Massey se separaron del reino, Tarth se rebeló tres veces, e incluso en el Cabo de la Ira surgió una amenaza, una bruja de los bosques conocida como la Reina Verde, quien mantuvo a la Selva en contra de Bastión de Tormentas por casi una generación. Por un momento se llegó a decir que los dominios de Durwald se extendían hasta donde un hombre podía llegar a orinar desde las murallas de Bastión de Tormentas. Todo cambio cuando Morden II nombró a su medio hermano bastardo Ronard como castellano. Un temible guerrero, Ronard se convirtió en el gobernante de las Tierras de Tormentas en todo excepto en nombre y tomó a la hermana del Rey Morden como esposa. En menos de cinco años, ya había reclamado el reinado. Fue la propia reina de

Morden quien colocó la corona de su esposo en la cabeza de Ronard. Y si las canciones son ciertas, también compartía su cama. Morden, considerado inofensivo, fue confinado a una celda en una torre. El usurpador gobernó durante casi treinta años como Ronard el Bastardo, ganando batalla tras batalla, aplastando las rebeliones de banderizos y reyes menores por igual. Siendo un hombre que no podía limitarse a tener una sola mujer, reclamó una hija de cada enemigo que dobló la rodilla. Para cuando murió ya había engendrado, supuestamente, noventa y nueve hijos. La mayoría fueron bastardos (aunque las canciones dicen que Ronard tuvo veintitrés esposas) y estos no disfrutaron de la abundante herencia de su padre, sino que tuvieron que labrar su propio camino en el mundo. Por esta razón, miles de años después, casi todo el pueblo llano de las Tierras de Tormentas, incluso los de origen más humilde, alardea de poseer sangre real.

ÁNDALOS EN LAS TIERRAS DE TORMENTAS Erich VII Durrandon fue rey en las Tierras de Tormentas cuando los barcoluengos Ándalos empezaron a cruzar el Mar Angosto. La historia lo recuerda como Erich el Indispuesto, ya que hizo poco al respecto de estos invasores, realizando la célebre declaración de no tener interés en “los conflictos de extranjeros en tierras muy lejanas.” El Rey Tormenta estaba envuelto en sus propias guerras para ese entonces, intentando reconquistar el Garfio de Massey de manos del infame rey pirata, Justin Ojo-de-Leche, mientras se defendía de las incursiones del rey Dorniense Olyvar Yronwood. Erich no vivió para ver el resultado de su inacción, ya que los Ándalos permanecieron ocupados con su conquista del Valle. Su nieto, el Rey Qarlton II Durrandon, fue el primero en enfrentar a los Ándalos en batalla. Después de cuatro generaciones de guerra, aquel monarca—quien se hacía llamar Qarlton el Conquistador—finalmente logró reconquistar el Garfio de Massey, tomando Piedratormenta después de un año de asedio y asesinando al último rey de la Casa Massey, Josua (llamado Lanzasuave). El Rey Tormenta celebró su conquista por menos de dos años. Un caudillo Ándalo llamado Togarion Bar Emmon (Togarion el Terrible) había establecido su propio pequeño reino al norte del Aguasnegras pero vivía bajo constante ataque de los Darklyn, reyes del Valle Oscuro. Sintiendo debilidad en el sur, Togarion tomó como esposa a la hija de Josua Lanzasuave y cruzó la Bahía del Aguasnegras con todo su poder para establecer un nuevo reino en el Garfio de Massey. Construyó su propio castillo en Punta Aguda, al final del Garfio, mientras controlaba a los hombres de las tormentas de Piedratormenta ya que había establecido al hermano de su esposa para gobernar desde ahí, pero tan sólo era una marioneta bailando al son de sus cuerdas. Qarlton el Conquistador pronto tuvo problemas más preocupantes que la pérdida del Garfio de Massey. Los Ándalos se habían fijado en el sur, y los barcoluengos habían empezado a desembarcar a lo largo de sus costas, llenos de hombres hambrientos con la estrella de siete puntas pintada sobre sus escudos, pechos y frentes, todos ellos empeñados en labrar sus propios reinos. El resto de su reinado, y el de su hijo y nieto (Qarlton III y Monfryd V) después de él, fueron tiempos de guerra casi constante.

Ándalos desembarcando en las costas de las Tierras de Tormentas. (Crédito de ilustración 142) Aunque el Rey Tormenta ganó una docena de grandes batallas—siendo la más grandiosa la Batalla de Puertabronce donde Monfryd V Durrandon, al costo de su vida, logró derrotar a la Hermandad Sagrada de los Ándalos, una alianza de siete reyes menores y caudillos—los barcoluengos siguieron arribando. Se decía que por cada Ándalo caído en batalla, cinco más desembarcaban en la costa. Tarth fue la primera de las Tierras de Tormentas en ser abatida; Estermont poco después. Los Ándalos también se establecieron en el Cabo de la Ira y pudieron haberse hecho con la Selva de no haber sido tan proclives a entrar en conflicto entre ellos, así como hicieron con los reinos de los Primeros Hombres. Pero el rey Baldric I Durrandon (el Astuto) demostró ser un experto en hacer que se enfrentaron entre ellos, y el Rey Durran XXI hizo algo sin precedentes, buscar la ayuda de los niños del bosque restantes refugiados en las cuevas y colinas huecas y hacer causa común con ellos en contra de los hombres de más allá del mar. En las batallas libradas en el Pantano Negro, en el Bosque de la Niebla, y bajo la Colina Aullante (el lugar preciso es desconocido), esta Alianza del Arciano le infringió a los Ándalos una serie de estrepitosas derrotas y le puso fin al declive de los Reyes Tormenta por un tiempo. Una generación después una alianza mucho menos probable, entre el Rey Cleoden I y tres Reyes Dornienses, obtuvo una victoria aún más contundente sobre Drox el Hacedor-deCadáveres en el río Slayne cerca de Timón de Piedra. Sin embargo sería un error afirmar que los Reyes Tormenta expulsaron a los invasores. Pese a todas sus victorias, fueron incapaces de detener la invasión Ándala; aunque las cabezas de muchos reyes y caudillos Ándalos terminaron adornando las puertas de Bastión de Tormentas, los Ándalos siguieron llegando. Lo contrario tampoco ocurrió; los Ándalos nunca llegaron a conquistar el linaje de Durrandon. Las historias nos dicen que siete veces asediaron Bastión de Tormentas o buscaron asaltar sus poderosas murallas, y siete veces fracasaron. Los siete fracasos fueron tomados como una señal de los dioses; después de eso, no se intentaron hacer más ataques.

Estrella de siete puntas tallada en una piedra. (Crédito de ilustración 143) Al final, ambos lados simplemente se unieron. El Rey Maldon IV tomó a una doncella Ándala como su esposa, al igual que hizo su hijo, Durran XXIV (Durran el Mestizo). Los líderes de guerra Ándalos se convirtieron en señores y reyes menores, se casaron con las hijas de los hombres de las tormentas y entregaron a sus propias hijas a cambio, prometieron vasallaje por sus tierras y juraron sus espadas a los Reyes Tormenta. Guiados por el Rey Ormund y su reina, los hombres de las tormentas dejaron atrás a los antiguos dioses y tomaron los dioses de los Ándalos, la Fe de los Siete. A medida que los siglos pasaban, las dos razas de hombres se volvieron una… y los niños del bosque, casi olvidados, desaparecieron por completo de la Selva y las Tierras de Tormentas. La Casa Durrandon alcanzó su mayor gloria durante la época siguiente. Durante la Edad de los Cien Reinos, el Rey Arlan I (el Vengador) arrasó con todo delante de él, extendiendo las fronteras de su reino hasta el Aguanegras y los afluentes del Mander. Su bisnieto el Rey Arlan III cruzó tanto el Aguasnegras como el Tridente y se hizo de las Tierras de las Ríos en su totalidad, incluso llegando a plantar su estandarte del ciervo coronado en las costas del Mar del Ocaso. No obstante, con la muerte de Arlan III se inició un inevitable declive, ya que los hombres de las tormentas no eran suficientes para mantener unido su vasto reino. Una rebelión siguió a la otra, los reyes menores empezaron a aparecer como malas hierbas, castillos y fortalezas cayeron… y entonces llegaron los hijos del hierro, liderados por Hawryn Manodura, Rey de las Islas de Hierro, y entonces todo sucedió como fue anteriormente relatado. En el momento en que los hombres de las tormentas empezaron a retroceder ante los hombres del hierro en el norte, los Dornienses llegaron como enjambres desde el Sendahueso para presionarlos en el sur, y los Reyes del Dominio enviaron a sus caballeros desde Altojardín para reclamar todo lo que habían perdido. El Reino de la Tormenta se redujo, rey tras rey, batalla tras batalla, año tras año. La caída se detuvo brevemente cuando un feroz príncipe guerrero, Argilac (llamado el Arrogante), se colocó la corona del ciervo, pero incluso un hombre tan poderoso como él solo fue capaz de detener la marea, no hacerla retroceder. Siendo el último de los Reyes Tormenta, el último de los Durrandon, Argilac hizo esto por un tiempo… pero cerca del final de sus días, cuando ya había envejecido, el Rey Argilac realizó un torpe intento de usar a la Casa Targaryen de Rocadragón como un escudo contra el creciente poderío de los hombres del hierro y su rey, Harren el Negro. Nunca agarres al dragón por la cola, dice un antiguo proverbio. Argilac el Arrogante hizo justamente eso, y lo

único que consiguió fue desviar la mirada de Aegon Targaryen y sus hermanas hacia oeste. Cuando desembarcaron en la desembocadura del Aguasnegras para iniciar su conquista de los Siete Reinos, con ellos llegó un bastardo, de ojos y cabello negros, llamado Orys Baratheon.

LA CASA BARATHEON La Casa Baratheon nació en medio de la lluvia y el barro de la batalla conocida en la historia como la Última Tormenta, cuando Orys Baratheon repelió tres veces la carga de los caballeros de Bastión de Tormentas y asesinó a su rey Argilac el Arrogante en combate singular. Bastión de Tormentas, que por mucho tiempo se pensaba inexpugnable, cedió ante Orys sin presentar batalla (decisión sabia, teniendo en cuenta el destino de Harrenhal). Después Orys tomó a la hija del Rey Argilac como esposa y adoptó el emblema y el lema Durrandon como suyos para honrar el valor de Argilac. El favor que Aegon el Conquistador le concedió a Orys Baratheon dio crédito a los rumores de que él era el medio hermano bastardo de Aegon. Aunque nunca pudo ser probado, aquel relato es ampliamente creído incluso hoy en día. Otros sugieren que Orys llegó tan alto debido a su destreza con las armas y su férrea lealtad a la Casa Targaryen. Incluso antes de la Conquista, sirvió como campeón y escudo juramentado de Aegon, y el derrotar al Rey Argilac tan sólo añadió más brillo a su nombre. Cuando el Rey Aegon le concedió Bastión de Tormentas a la Casa Baratheon por perpetuidad, y nombró a Orys Señor Soberano de las Tierras de Tormentas y Mano del Rey, nadie osó sugerir que él no era digno de estos honores. Sin embargo, durante la invasión de Dorne en 4 DC, Lord Orys fue tomado cautivo cuando se disponía a llevar a sus fuerzas por el Sendahueso. Su captor fue el Wyl de Wyl, conocido como el Amante-de-Viuda, quien le amputó a Orys la mano de la espada. Después de esto, todos los relatos dicen que Lord Orys se volvió un amargado. Renunciando a su cargo como Mano del Rey, centró su atención en Dorne, obsesionado con la idea de vengarse. Su oportunidad llegó durante el reinado del Rey Aenys I, Orys arrasó parte de las huestes del Rey Buitre y logró capturar a Lord Walter Wyl, el hijo de Amante-de-Viuda.

El emblema de la Casa Baratheon (centro) y el de sus vasallos (en sentido del reloj desde arriba): Buckler, Caron, Connington, Dondarrion, Estermont, Penrose, Seaworth, Selmy, Staedmon, Swann, y Tarth. (Crédito de ilustración 144) Los Baratheon permanecieron estrechamente unidos a la Casa Targaryen y desempeñaron un papel significativo durante el reinado de los sucesores de Aegon el Conquistador. El nieto de Lord Orys Baratheon, Lord Robar, fue el primer gran señor en proclamarse abiertamente en favor del Príncipe Jaehaerys en contra de su tío, Maegor el Cruel. Debido a esta lealtad y coraje, fue nombrado Protector del Reino y Mano del Rey tras la extraña muerte de Maegor en el Trono de Hierro. Mientras el Rey Jaehaerys era menor de edad, Lord Robar compartió el gobierno del reino con la madre del rey, la Reina Viuda Alyssa. Medio año después los dos se casaron. De su unión surgió Lady Jocelyn Baratheon quien se casó con el hijo mayor del Viejo Rey y se convirtió en madre de la Princesa Rhaenys—“la Reina Que Nunca Fue” como la llamó el elocuente bufón Champiñón—y Boremund Baratheon, quien sucedió a su padre como Señor de Bastión de Tormentas. Durante el Gran Consejo de 101 DC, convocado por el Rey Jaehaerys I para debatir el asunto de la sucesión, Lord Boremund se mostró abiertamente en apoyo de la reclamación de su sobrina, la Princesa Rhaenys, y de su hijo el Príncipe Laenor de la Casa Velaryon, pero se encontró en el lado perdedor de la discusión.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN Orys Baratheon, conocido hoy en día como Orys Una-Mano, cabalgó desde Bastión de Tormentas por una última vez, para aplastar a los Dornienses bajo las murallas de Timón de Piedra. Cuando Walter Wyl cayó bajo sus manos, herido pero aún vivo, Lord Orys dijo, “Tu padre tomó mi mano. Yo reclamó la tuya en retribución.” Diciendo esto, amputó la mano de la espada de Lord Walter. Luego amputó su otra mano, y también sus dos pies, llamándolo su “usura.” Por extraño que parezca, Lord Baratheon murió en la marcha de regreso a Bastión de Tormentas, de las heridas que había recibido durante la batalla, pero su hijo Davos siempre decía que murió contento, sonriendo ante las manos y pies podridos que colgaban en su tienda como una horca de cebollas.

El poder de Bastión de Tormentas y su proximidad a Desembarco del Rey y al Trono de Hierro hizo que los Baratheon fueran la primera de las grandes casas de Poniente a quien la Princesa Rhaenyra y el Rey Aegon II solicitaran apoyo tras la muerte de su padre, el Rey Viserys I Targaryen. Sin embargo, para ese entonces Lord Boremund había fallecido y fue su hijo Borros quien gobernó, y Borros era una clase completamente distinta de hombre. Mientras Lord Boremund había sido firme en apoyar a Laenor Velaryon esposo de Rhaenyra, Lord Borros vio una oportunidad y se mostró reticente cuando fue cortejado por Lucerys Velaryon, el segundo hijo de Rhaenyra y del Príncipe Laenor. Cuando Lucerys voló con su dragón a Bastión de Tormentas en busca de apoyo, se encontró con que su primo el Príncipe Aemond Targaryen había llegado antes que él y estaba muy ocupado arreglando su matrimonio con una de las hijas de Borros. Lord Borros se enfureció ante el mensaje que llevó Lucerys—en el cual la Princesa Rhaenyra había mostrado una arrogancia impropia al asumir que Bastión de Tormentas apoyaría su causa—y ante el rechazo del Príncipe Lucerys de tomar a una de las hijas de su señoría como esposa (el príncipe ya estaba comprometido). Enfurecido expulsó al joven Velaryon de sus salones y no hizo nada para impedir que el Príncipe Aemond lo persiguiera para tomar venganza por el ojo que había perdido ante Lucerys años atrás, siempre y cuando dicha venganza no ocurriera dentro de los muros de Bastión de Tormentas. El Príncipe Lucerys intentó escapar en su joven dragón, Arrax, pero Aemond lo persiguió en su gran dragón, Vhagar. Si una tormenta no hubiera estado rugiendo en Bahía de los Naufragios, Lucerys podría haber escapado, pero no fue así; ambos, el muchacho y su dragón, murieron: cayeron al mar que rodeaba Bastión de Tormentas mientras Vhagar rugía triunfante. Fue el primer derramamiento de sangre real en la Danza de los Dragones, aunque muchos más estaban por llegar. Al inicio de la Guerra, Lord Borros se mostró reacio a enfrentarse a los dragones personalmente. Pero al final de la Danza, él y sus hombres de la tormenta se apoderaron de Desembarco del Rey durante la Luna de los Tres Reyes, restaurando el orden en la ciudad y ganando promesas de que la mayor de sus hijas se convertiría en la nueva reina del viudo Rey Aegon II. Después lideró valientemente lo último de la hueste real en contra de los hombres de los ríos que se acercaban, quienes eran comandados por el joven Lord Kermit Tully, el incluso más joven Benjicot Blackwood, y su hermana Alysanne Blackwood. Cuando el Señor de Bastión de Tormentas se enteró

que el ejército enemigo era liderado por niños y mujeres, se confió de su victoria, pero el Sangriento Ben Blackwood, como fue recordado después, rompió su flanco, mientras la Negra Aly Blackwood lideró a los arqueros que derribaron a sus caballeros. Lord Borros fue desafiante hasta el final, y los relatos afirman que acabó con una docena de caballeros y asesinó a Lord Darry y Lord Mallister antes de ser asesinado por Kermit Tully. Tras la muerte de Borros y la derrota de sus hombres de la tormenta, la Danza de los Dragones estaba casi terminada. La Casa Baratheon había apostado en grande al apoyar al Rey Aegon II, y esta decisión no les trajo nada más que desgracia durante el reinado del Rey Aegon III (el Veneno de Dragón) y la regencia que le precedió. A medida que pasaron los años, y varios reyes pasaron por el Trono de Hierro, estas antiguas desavenencias fueron olvidadas, y los Baratheon volvieron a servir a la corona con fidelidad una vez más… hasta que los Targaryen pusieron esta lealtad a prueba. Esto ocurrió durante el reinado del Rey Aegon V Targaryen (conocido en la historia como el Improbable), cuando el Señor de Bastión de Tormentas era Lyonel Baratheon, un gigantesco hombre conocido como la Tormenta que Ríe, uno de los mejores guerreros de sus tiempos. Lord Lyonel siempre había estado entre los las leales partidarios del Rey Aegon; tan firme era su amistad que Su Gracia alegremente accedió a desposar a su primogénito y heredero con la hija de Lord Lyonal. Todo iba bien hasta que el Príncipe Duncan se enamoró de la misteriosa mujer conocida como Jenny de Piedrasviejas (una bruja, algunos decían), y la tomó como esposa desafiando a su padre el rey.

DE LORD BORROS, EL SEPTÓN EUSTACE ESCRIBE Lord Boremund era la piedra, dura, fuerte e inamovible. Lord Borros era el viento, que ruge, aúlla y sopla de aquí para allá.

Ser Duncan el Alto de la Guardia Real enfrentándose a Lord Lyonel Baratheon en combate singular. (Crédito de ilustración 145)

El amor entre Jenny de Piedrasviejas (“con flores en su cabello”) y Duncan, el Príncipe de las Libélulas, es adorado incluso hoy en día por bardos, cuentacuentos, y jóvenes doncellas, pero le causó gran dolor a la hija de Lord Lyonel y trajo vergüenza y deshonra a la Casa Baratheon. Tan grande fue la ira de la Tormenta que Ríe que hizo un juramento de sangre de cobrar venganza, renunció a su fidelidad hacia el Trono de Hierro, y se coronó a sí mismo como el nuevo Rey Tormenta. La paz tan sólo pudo ser restaurada después de que Ser Duncan el Alto, caballero de la Guardia Real, se enfrentara a Lord Lyonel en un juicio por combate, el Príncipe Duncan renunciara a su pretensión a la corona y el trono, y el Rey Aegon V accediera a desposar a la menor de sus hijas, la Princesa Rhaelle, con el heredero de Lord Lyonel. Como los Siete en su sabiduría decidieron, fue el compromiso al que el Rey Aegon V accedió para apaciguar a la Tormenta que Ríe lo que en última instancia acabó con el reinado de la Casa Targaryen sobre los Siete Reinos. En 245 DC la Princesa Rhaelle cumplió la promesa de su padre y se casó con Ormund Baratheon, joven Señor de Bastión de Tormentas. El siguiente año ella le dio un hijo, Steffon, quien sirvió como paje y escudero en Desembarco del Rey y se hizo amigo cercano del Príncipe Aerys, el hijo mayor del Rey Jaehaerys II y heredero al Trono de Hierro. Lamentablemente, Lord Steffon se ahogó en la Bahia de los Naufragios mientras regresaba de una misión en Volantis, a donde el Rey Aerys II lo había enviado en busca de una esposa para su hijo Rhaegar… pero el hijo primogénito de Steffon, Robert, le sucedió como Señor de Bastión de Tormentas y creció para convertirse en uno de los mejores caballeros de los Siete Reinos—un guerrero tan fuerte y temerario, que muchos lo aclamaron como la Tormenta que Ríe renacido.

Cuando la locura del Rey Aerys II se hizo difícil de soportar, fue a Lord Robert a quien el resto de señores acudieron. En 282 DC, en el vado del Tridente, Robert Baratheon asesinó a Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón, y destrozó su ejército, poniéndole fin a los tres siglos de reinado de la Casa del Dragón. Poco después ascendió al Trono de Hierro como Robert I Baratheon, el progenitor de una gloriosa nueva dinastía.

Hombres armados de la casa Baratheon en Rocadragón. (Crédito de ilustración 146)

Muchos otros Baratheon ganaron renombre a lo largo de los siglos, siguiendo los pasos de Orys Una-Mano y de los Reyes Tormenta que le precedieron. Ser Raymont Baratheon, el hijo menor de un Lord Baratheon, sirvió en la Guardia Real cuando Aenys I se vio obligado a enfrentar a la fe, y salvó la vida de su rey cuando los Hermanos Mendicantes intentaron asesinarlo en su cama. Caballeros como el Rompetormentas y la Tormenta que Ríe trajeron gloria a su casa, mientras que Lord Ormund Baratheon luchó y murió bajo el estandarte Targaryen en los Peldaños de Piedra durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques.

LOS HOMBRES DE LAS TIERRAS DE TORMENTAS Como el Rey Robert demostró en el Tridente—y como los señores y reyes que le precedieron también hicieron—los hombres de las Tierras de Tormentas son tan resistentes, feroces, y hábiles como cualquiera de los Siete Reinos. Son especialmente celebrados los arcos largos de los Marqueños, y se dice que la mayoría de los más famosos arqueros de las canciones e historias provienen de las marcas Dornienses. Fletcher Dick, el famoso forajido de la Hermandad del Bosque Real, nació en una villa cerca del castillo Marqueño de Timón de Piedra, y muchos sostienen que él era el mejor arquero que haya existido. Las Tierras de Tormentas también han producido su parte de grandes marineros y navegantes. Bastión de Tormentas, que se cierne sobre los grandes acantilados de la Punta de Durran y las traicioneras rocas de la Bahía de los Naufragios, no ofrece un punto de anclaje seguro ni para las naves de guerra ni las de comercio. Durante los tiempos de los Reyes Tormenta, las flotas de guerra usualmente se mantenían en el Garfio de Massey, Estermont, y en los pueblos y villas de pescadores a lo largo del Mar de Dorne. Tiempo después, otros monarcas prefirieron anclar sus flotas en las costas occidentales de Tarth, donde las montañas de aquella gran isla servían para protegerlos de las tormentas que con frecuencia rugían a través del Mar Angosto. La Isla Zafiro,

como algunos la llaman, es gobernada por la Casa Tarth del Castillo del Atardecer—una antigua familia de ascendencia Ándala que presume de poseer vínculos con los Durrandon, los Baratheon, y más recientemente con la Casa Targaryen. Tiempo atrás reyes por derecho propio, los Señores de Tarth aún mantienen el título de “el Lucero de la Tarde,” un título que ellos afirman se remonta al amanecer de los días.

Muchas de las gentes de Tarth, de alta y baja cuna por igual, afirman descender del legendario héroe, Ser Galladon de Morne, de quien se dice que blandía una espada llamada Doncella Justa que le fue entregada por los Siete mismos. Dado el rol que desempeña Doncella Justa en el relato de Ser Galladon, el Maestre Hubert en su Parientes del Ciervo, ha sugerido que Galladon de Morne no fue un guerrero ordinario de la Edad de los Héroes convertido en caballero por los bardos en años posteriores, sino una figura histórica real de tiempos más recientes. Hubert también señala que Morne era un asentamiento real de reyes menores en la costa oriental de Tarth hasta que los Reyes Tormenta los sometieron, pero que sus ruinas indican que el sitio fue construido por Ándalos, no por Primeros Hombres.

Los más feroces guerreros de las Tierras de Tormentas, y quizás de todo Poniente, son sin lugar a dudas los hombres de las marcas, de quienes se dice que han nacido con una espada en la mano, y con frecuencia se jactan de haber aprendido a luchar incluso antes de aprender a caminar. Suya es la tarea de proteger los reinos de los Reyes Tormentas de los antiguos enemigos del oeste y, especialmente, del sur. Los castillos de las Marcas Dornienses se encuentran entre los más resistentes del reino, y por una buena razón, ya que rara vez pasa una generación en que no tengan que enfrentarse a un nuevo ataque. Estos fueron establecidos para crear una muralla defensiva contra las incursiones de los Dornienses y los Reyes del Dominio. Los señores Marqueños están debidamente orgullosos de su historia como principales defensores del reino de los Reyes Tormenta, y muchas son las baladas y cuentos que hablan de su valor. Entre los más austeros de los asentamientos Marqueños se encuentran Timón de Piedra, el antiguo asentamiento de la Casa Swann, con sus atalayas de piedra negra y blanca, que se sitúa por encima del río Slayne con sus rápidos, estanques y cascadas; Refugionegro, hogar de la Casa Dondarrion, con sus formidables murallas de basalto negro y su foso seco sin fondo; y Canto Nocturno de las Torres Cantantes, donde la Casa Caron se ha mantenido durante muchos siglos. Aunque son llamados los Señores de las Marcas, los Caron no ejercen dominio sobre los otros señores Marqueños; aunque se consideran a sí mismos una de la casas Marqueñas más antiguas (una afirmación que los Swann cuestionan), y siempre han sido prominentes liderando la defensa de las Tierras de Tormentas.

Famosos tanto por sus guerreros como por sus bardos, la Casa Caron tiene una ilustre historia que se remonta a la Edad de los Héroes. Los Caron suelen decir que los ruiseñores de su casa han sido vistos en mil campos de batalla, y la historia muestra que Canto Nocturno ha sido sitiado no menos de treinta y siete veces en los últimos mil años.

Castillo del Atardecer en Tarth. (Crédito de ilustración 147) Así como las marcas son famosas por sus resistentes castillos y sus baladas, la Selva es conocida por sus lluvias, su silencio y su abundancia en pieles, madera y ámbar. Se dice que allí los arboles gobiernan, y los castillos a menudo parecen haber crecido de la tierra en vez de haber sido construidos. Pero los caballeros y señores de la Selva tienen raíces tan profundas como las de los árboles que los protegen, y a menudo han demostrado ser firmes en la batalla, fuertes, tercos e inamovibles.

BASTIÓN DE TORMENTAS Sabemos de la historia de la construcción de Bastión de Tormentas a través de canciones e historias—los relatos de Durran Pesardedioses y la hermosa Elenei, hija de dos dioses. Supuestamente fue el séptimo de los catillos que Durran erigió en aquel lugar (aunque aquel número podría deberse una interpolación posterior a causa de la Fe).

Bastión de Tormentas es sin lugar a dudas un castillo antiguo, pero si se compara con los fuertes en ruinas de los Primeros Hombres o incluso con el Primer Torreón de Invernalia (el cual un antiguo maestre examinó y descubrió que había sido reconstruido tantas veces que era imposible realizar una datación precisa), el gran torreón y las piedras perfectamente unidas de las murallas de Bastión de Tormentas parecen estar mucho más allá de lo que los Primeros Hombres fueron capaces de construir hace miles de años. El enorme esfuerzo involucrado en la construcción del Muro requirió lo suyo, pero fue más un esfuerzo bruto comparado con el gran arte requerido para construir una muralla a la que ni el viento es capaz de asirse. El Archimaestre Vyron en Triunfos y Derrotas, especula que lo que dice el relato (que la forma final de Bastión de Tormentas se alcanzó con el séptimo castillo), muestra claramente una influencia Ándala, y de ser cierto, sugiere la posibilidad de que la forma final del castillo tan sólo

fuese alcanzada en la época de los Ándalos. Quizás el castillo fue reconstruido en el mismo lugar donde se ubicaron otros castillos más antiguos, pero de ser así, ocurrió mucho tiempo después de que Durran Pesardedioses y la hermosa Elenei dejaran este mundo.

Varios maestres que han servido en el castillo dan testimonio de su enorme resistencia e ingeniosa construcción. Ya sea que haya sido diseñado por Brandon el Constructor o no, sus grandiosas murallas defensivas son muy famosas, ya que sus piedras tan astutamente encajadas no permiten ni que el viento sea capaz de asirse a ellas. Así también, es famoso el enorme torreón central que se eleva sobre el cielo, dominando la Bahía de los Naufragios. Las historias nos dicen que Bastión de Tormentas nunca ha caído por asalto o asedio, y podemos dar fe de ello. Durante la Rebelión de Robert, Lord Tyrell de Altojardín puso en asedio a Bastión de Tormentas por un año, sin resultados. Si los suministros de la guarnición hubieran sido suficientes, el castillo podría haber resistido indefinidamente, pero la guerra había llegado rápidamente y los almacenes estaban a medio llenar. Para fin de año, la guarnición bajo el mando de Stannis, hermano de Lord Robert, sufrió el hambre y la miseria, pero fueron salvados por un contrabandista ordinario, que una noche se coló entre el bloqueo de Lord Redwyne, llevando una carga de cebollas y pescado en salazón hacia Bastión de Tormentas. De este modo, el castillo continuó sin ser conquistado hasta que Robert derrotó a Rhaegar en el Tridente y Lord Eddard Stark llegó para poner fin al asedio.

Se dice que cada sesenta y siete años, una tormenta más grande que cualquier otra llega rugiendo sobre Bastión de Tormentas, debido a que los antiguos dioses del mar y el cielo hacen otro intento de arrastrar el asentamiento de Durran hacia el mar. Es un bello cuento… pero un cuento es todo lo que es. Los registros de los maestres de Bastión de Tormentas muestran que hay feroces tormentas casi cada año, especialmente en otoño, y mientras que algunas son más grandes que otras, no existen registros que muestren tormentas inusualmente grandes con sesenta y siete años de diferencia. La mayor tormenta que se recuerde ocurrió en 221 DC, en el último año del reinado de Aerys I, y la más grande anterior a esa en 166 DC, cincuenta y cinco años antes.

DORNE Solo un dorniense puede realmente conocer Dorne, se dice. El extremo sur de los Siete Reinos es también el más inhóspito… y el más extraño a los ojos de los criados en el Dominio, en el oeste o en Desembarco del Rey; Dorne es diferente en más formas de las que se puede contar. Vastos desiertos de arena blanca y roja, montañas prohibidas en las que pasos traicioneros son custodiados por personas aún más traicioneras, calor deshidratante,

escorpiones, comida picante, veneno, castillos hechos de barro, dátiles, higos y naranjas… esto es más o menos lo que la gente de los Siete Reinos sabe de Dorne. Y todo ello existe, es cierto, pero hay mucho más en este antiguo principado, y esta es una historia que se remonta hasta la Era del Amanecer. Las Montañas Rojas, que componen su frontera norte y oeste han mantenido a Dorne separado del resto del Reino por miles de años, y lo mismo ha hecho el desierto. Más allá de las montañas, tres cuartas partes del terreno es un erial vacío. Tampoco la costa norte de Dorne es más hospitalaria, siendo en su mayoría una sucesión de acantilados y rocas con pocos fondeaderos protegidos. Los barcos que toman puerto ahí, ya sea por elección o por oportunidad, encuentran poco sustento: no hay bosques que provean madera para reparaciones, hay pocas granjas y menos villas donde aprovisionarse… incluso el agua fresca es escasa; y el mar del sur está lleno de remolinos, infestado de tiburones y krakens. No hay ciudades en Dorne, incluso la así llamada Ciudad de la Sombra que cuelga de las murallas de Lanza de Sol es apenas lo suficientemente grande para ser contada como un pueblo (un pueblo construido con barro y paja, hay que admitirlo). Más grande y poblada es la Ciudad de los Tablones en la boca del Sangreverde, es lo más cercano que tienen los dorniense a una ciudad de verdad; aunque sea una ciudad con tablones en vez de calles, donde las casas, salas y comercios están hechos de barcazas, botes y barcos mercantes, unidos con sogas y flotando en la corriente. El Archimaestre Brude, quien nació y se crió en la Ciudad de la Sombra que cuelga de las murallas de Lanza de Sol, alguna vez observó que Dorne tiene más en común con el distante Norte que con el reino que se encuentra entre ambos: “uno es cálido, el otro helado, sin embargo estos antiguos reinos de nieve y arena se apartan del resto de Poniente por su historia, cultura y tradición. Ambos están escasamente poblados en comparación con los otros reinos. Ninguno fue total y verdaderamente conquistado por los dragones: el Rey en el Norte aceptó de forma pacífica a Aegon Targaryen como su gobernante, Dorne resistió valientemente el poderío Targaryen por más de doscientos años antes de someterse por matrimonios al Trono de Hierro. Los dornienses y los norteños son considerados ‘salvajes’ por los ignorantes de los otro cinco reinos ‘civilizados’, y ensalzados por su valor por aquellos que han cruzado espadas con ellos”. Los dornienses se jactan de que el suyo es el más antiguo de los Siete Reinos de Poniente. Esto es verdad, de cierta forma. Al contrario que los Ándalos, los Primeros Hombres no eran gente de mar; no llegaron de Poniente en largos barcos sino a pie, cruzando el puente de tierra desde Essos, los restos se encuentran hoy en los Peldaños de Piedra y el Brazo Roto de Dorne. Caminando o cabalgando, las costas del Este de Dorne fue su primer destino en tierras de Poniente. Pocos, sin embargo, decidieron quedarse ahí, siendo las tierras que encontraron muy poco amigables. Los Niños del Bosque llamaban a Dorne la Tierra Vacía, y con razón. La mitad este de Dorne es un matorral estéril, seco, pedregoso, poco flexible, incluso cuando está irrigado. Más allá de Vaith, al oeste de Dorne, no hay más que un vasto océano de dunas, donde el sol golpea implacable, causando de cuando en cuando tormentas de arena tan salvajes que podrían arrancarle a un hombre la piel a tiras en apenas minutos. Ni siquiera Garth Manoverde logró hacer que las flores florecieran en un lugar tan inhóspito, si se puede creer en las leyendas del Dominio (las leyendas de Dorne nunca mencionan a Garth). En vez de guiar a sus hombres a través de las montañas hasta el Dominio, los Primeros Hombres que llegaron apenas le dieron un vistazo a Dorne y se fueron. Pero no todos. Algunos vieron belleza en esa enérgica, caliente y cruel tierra, y la eligieron como su hogar. La mayoría se estableció en los bancos del río llamado

Sangreverde, exiguo si se le compara con el Mander, el Tridente, el Aguasnegras. El Sangreverde es el alma que alimenta a Dorne. La mayoría de los Primeros Hombres que eligieron asentarse en Dorne, en vez de explorar el Norte en busca de tierras más hospitalarias, se establecieron en los bancos del Sangreverde, cavando canales y diques para atraer el vital líquido a sus árboles y cosechas. Otros prefirieron habitar en la costa del Mar Angosto; la costa este de Dorne es mucho más amigable que la sur, y pronto se pobló de villas, que sobrevivían de peces y cangrejos. Los más incansables de los Primeros Hombres hicieron sus hogares al pie de las Montañas Rojas, donde las tormentas al viajar al norte depositaban su humedad, creando así una franja fértil y verde; aquellos que escalaron más alto buscaron refugio entre los picos, en valles escondidos y en los altos prados de las montañas, donde el pasto es verde y dulce. Solo los más locos y valientes se atrevieron a intentar el viaje por el desierto, unos pocos de ellos encontraron agua entre las dunas y levantaron asentamientos y castillos en sus oasis, sus descendientes se volvieron, siglos después, los Señores de los Pozos. Pero por cada hombre que encontró un pozo, cientos perecieron de sed bajo el ardiente sol de Dorne. La mayoría de los ríos dornienses sólo tiene su caudal completo tras una de las raras (y peligrosas) tormentas, el resto del año son riachuelos secos. En todo Dorne sólo hay tres ríos que fluyen día y noche, en verano e invierno, sin secarse nunca. El Torrentine, que nace en lo alto de las montañas del oeste, se precipita al mar tras una serie de rápidas cataratas, aullando a través de cañones y grietas, con un sonido que se asemeja al gruñido de una gran bestia; emergiendo de manantiales de montaña, sus aguas son dulces y puras, pero peligrosas de cruzar, atravesados por puentes e imposible de navegar. El Azufre es un arroyo más plácido, pero sus turbias aguas amarillas apestan a azufre, y las plantas que crecen en sus orillas son extrañas y sorprendentes (de los hombres que viven en sus orillas, mejor ni hablar). Las aguas del Sangreverde, si bien un poco lodosas, son saludables para plantas y animales por igual y granjas y huertas abarrotan sus bancos a lo largo de cientos de millas; el Sangreverde y sus afluentes, el Vaith y el Azote, son navegables hasta su nacimiento (si bien son poco profundos y llenos de bancos de arena en partes), por lo que son la principal fuente de comercio.

Los tres tipos de Dorniense: de piedra,de arena y de sal.

De estos orígenes vienen los dornienses que hoy conocemos. El Joven Dragón, el Rey Daeron I Targaryen, les dio los nombres por los que los conocemos hoy en día en su libro La conquista de Dorne: dornienses de piedra, dornienses de arena y dornienses de sal, los llamó. Los dornienses de piedra son los hombres de las montañas, claros de piel y cabellos claros, en su mayoría descendientes de los Primeros Hombres y de los Ándalos; los dornienses de arena moran en el desierto y los valles de los ríos, su piel está quemada por el sol dorniense; los dornienses de sal de las costas, de cabello oscuro y piel aceitunada, tiene las costumbres más extrañas de todos los descendientes de la sangre de los Rhoynar (cuando la Princesa Nymeria desembarcó en Dorne, la mayoría de los Rhoynar prefirieron quedarse cerca del mar que había sido su hogar por mucho tiempo, aun después de que Nymeria hubiese quemado sus naves).

LA RUPTURA El evento más importantes en la historia dorniense, y quizá de la historia de Poniente, es uno del que, para nuestra frustración, sabemos muy poco. La mayor parte de lo que sabemos de La Ruptura proviene de canciones y leyendas: los Primeros Hombres cruzaron de Essos a Poniente por tierra, caminando o cabalgando por los bosques y colinas del gran puente de tierra que conectaba ambos continentes en la Era del Amanecer. Dorne fue la primera tierra que pisaron, pero pocos permanecieron en ella, tal y como ya hemos reseñado; muchos más fueron los que prosiguieron hacia el norte, a través de las montañas y quizá a través de los pantanos salados que alguna vez existieron donde hoy está el Mar de Dorne. Conforme pasaban los siglos, los Primeros Hombres llegaron en mayor cantidad, reclamando como suyas las Tierras de las Tormentas, el Dominio, las Tierras de los Ríos; eventualmente llegaron hasta el Valle y el Norte. Acorralaron a las antiguas razas, masacraron a los

Gigantes cada vez que los encontraban, talaron los Arcianos con sus hachas de bronce, iniciando una sangrienta Guerra con los Niños del Bosque. Los Niños se defendieron como pudieron, pero los hombres eran mayoría, y más fuertes. Cabalgando, vestidos y armados de bronce, la fuerza de los Primeros Hombres abrumaba a la antigua raza cada vez que se enfrentaban, pues las armas de los Niños del Bosque eran de hueso y madera y vidriagón. Finalmente, llevados por la desesperación, la pequeña raza recurrió a la hechicería, suplicaron a los verdevidentes que contuvieran la marea de invasores. Y así lo hicieron, cientos se reunieron (algunos dicen que en la Isla de los Rostros), implorando a sus antiguos dioses con canciones, oraciones y horribles sacrificios (mil hombres cautivos alimentaron a los Arcianos, aunque otras versiones de la historia cuentan que los Niños usaban la sangre de sus propios jóvenes). Los Antiguos Dioses respondieron, los gigantes despertaron en la tierra, y todo Poniente tembló y se estremeció. Grandes grietas aparecieron en la tierra, montañas y colinas se colapsaron y desaparecieron; el océano apareció rugiendo y el Brazo de Dorne se quebró y se destrozó por la fuerza del agua, hasta que solo unas cuantas islas rocosas sobrevivieron entre las olas. El Mar del Verano se unió al Mar Angosto, el puente entre Essos y Poniente desapareció para siempre. O eso dicen las leyendas. La mayoría de los estudiosos concuerda en que Essos y Poniente estuvieron unidos, cientos de historias y escritos rúnicos cuentan como cruzaron los Primeros Hombres, sin embargo hoy están separados, por lo que alguna parte de los que los dornienses llaman la Ruptura debe haber ocurrido. ¿Ocurrió esto en un solo día, como cuentan las canciones?, ¿fue obra de los Niños del Bosque y de la hechicería de sus verdevidentes? Esto es un poco menos probable. El Archimaetre Cassander sugiere otra cosa en su libro Canción del mar: como las tierras fueron separadas; argumentaba que no fueron las canciones de los verdevidentes lo que separó a Essos de Poniente, sino lo que él llama La Canción del Mar: un aumento de las aguas que tuvo lugar a lo largo de los siglos, no en un solo día, causado por una serie de tórridos veranos e inviernos cálidos que derritieron el hielo en las tierras congeladas, más allá de le Mar de los Escalofríos, causando que el nivel del mar se elevase. Muchos maestres encuentran la teoría de Cassander posible y han aceptado su punto de vista. Pero no importa si la Ruptura ocurrió en una noche o a lo largo de los siglos, no hay duda de que ocurrió: los Peldaños de Piedra y el Brazo Roto de Dorne son mudos, pero aun así elocuentes testimonios de ello. También hay mucha evidencia de que el Mar de Dorne fue un lago de agua dulce, irrigado por arroyos de montaña y mucho más pequeño de lo que es hoy día, hasta que el Mar Angosto rompió sus fronteras e inundó la saladas marismas que hay entre ambos. Incluso si aceptamos que los Antiguos Dioses rompieron el Brazo con el Martillo de las Aguas, como dice la leyenda, los verdevidentes cantaron sus canciones demasiado tarde. Es cierto que tras la Ruptura, ningún nómada cruzó a Poniente, ya que los Primeros Hombres no eran marineros… pero para cuando ocurrió, demasiados de ellos ya habían cruzado, superando en tres a uno a las menguadas razas antiguas, esa ventaja creció en los siglos siguientes, ya que las mujeres de los Primeros Hombres traían hijos e hijas al mundo más a menudo que las otras razas. Y mientras los Niños y los gigantes menguaban, la raza de los hombres se multiplicaba, se expandía y reclamaba para sí los campos y bosques, levantando villas y reinos.

REINOS DE LOS PRIMEROS HOMBRES La desunión entre los dornienses es aparente desde las más antiguas fuentes. Las grandes distancias entre cada conjunto de asentamientos y las dificultades de viajar a través de arenas ardientes y de las escabrosas montañas ayudaron a aislar a las pequeñas comunidades de las otras, lo que llevó al alzamiento de varios pequeños Lords, más de la mitad de los cuales empezaron a creerse reyes. Pequeños reyes existieron a todo lo largo de Poniente, eso es seguro, pero rara vez tantos (o tan pequeños) como los reyes dornienses de los Primeros Hombres. Ni siquiera intentaremos hablar de todos ellos. La mayoría reinaba en dominios tan pequeños, o los conquistaron y retuvieron por tan poco tiempo, que siquiera merecen una nota. Unos pocos de los mayores merecen mención: aquellos cuyo linaje cobró raíces profundas que durarían en los siglos venideros. En la desembocadura del Torrentine, la casa Dayne alzó su castillo en una isla donde el clamoroso y tumultuoso río se amplía para encontrarse con el mar. Las leyendas cuentan que el primer Dayne llegó al lugar siguiendo la estela de una estrella fugaz, y ahí encontró una piedra de poderes mágicos. Sus descendientes gobernaron las montañas del oeste durante siglos, primero como Reyes del Torrentine y después como Lords de Campoestrella. Al noreste, más allá del paso entre las montañas, que es el paso más corto y transitable entre Dorne y el Dominio, la Casa Fowler talló su asentamiento entre las pendientes rocosas, vigilando el paso. Dominio del Cielo es el nombre por el cual se conoció ese asentamiento, por su noble posición y altísimas torres de piedra. Con el tiempo este paso protegido fue renombrado como el Paso Ancho (hoy lo conocemos como Paso del Príncipe), así que los Fowler se autonombraron con el ampuloso título de Lords de Dominio del Cielo, Lords de Paso Ancho y Reyes de la Piedra y el Cielo. De manera similar, lejos hacia el este, donde las montañas bajan hacia el Mar de Dorne, la Casa Yronwood se estableció en los altos valles y las verdes laderas, bajo los picos, tomó el control del Sendahueso, el segundo de los grandes pasos de Dorne (un paso más empinado, angosto y traicionero que el Camino Ancho del oeste). Bien protegidas y bastante fértiles, sus tierras poseían grandes cantidades de madera y depósitos de hierro, estaño, y plata, lo que hacía a los Yronwood los reyes más ricos y poderosos de Dorne. Nombrándose a sí mismos Sangre Regia, Lords del Sendahueso, Amos de las Colinas Verdes y Altos Reyes de Dorne, los Yronwood en su tiempo gobernaron el norte de Dorne, desde el montañoso dominio de los Wyl hasta la cuenca del Sangreverde… aunque sus esfuerzos para someter a los otros Reyes de Dorne no tuvieron éxito. Un segundo rival para ser el Rey de Dorne también existía en tiempos de los Primeros Hombres, gobernando desde un enorme castillo de madera amurallado en los bancos sur del Bosqueverde, cerca de Limonar, donde los ríos fluyen hacia el Mar de Verano. Este fue un curioso reino, pues cuando el rey fallecía, su sucesor era elegido por votación entre una docena de familias nobles, establecidas alrededor del rio o la costa este. Los Waden, Shells, Brooks, Lakes, Brownhills y Briars engendraron reyes que reinaron en los salones en medio de los limoneros; pero al final este extraño sistema terminó cuando una reñida elección enfrentó las casas. Tras una generación de conflictos, tres de las antiguas casas fueron borradas de la faz de la tierra y el una vez poderoso reino de los ríos se convirtió en una docena de rijosos pequeños reinos. Otros pequeños reinos existieron en todo Dorne: en lo profundo de las arenas, en los altos picos, a lo largo de las costas saladas y en las Islas del Brazo Roto, pero pocas de

ellas alcanzaron el prestigio y la riqueza de los Dayne de Campoestrella, los Fowler de Dominio del Cielo y Camino Ancho y los Yronwood de Yronwood.

LA LLEGADA DE LOS ÁNDALOS Los Ándalos dejaron su huella en Dorne, al igual que lo hicieron en todo el sur del Cuello. Sin embargo los historiadores concuerdan en que su impacto fue menor que en otros reinos sureños. A diferencia de los Primeros Hombres, los Ándalos si eran marineros, y los más aventureros de sus capitanes conocían bien las costas de Dorne, sin embargo aseguraban que ahí no había otra cosa más que serpientes, escorpiones y arena. Por lo que no es de extrañar que muy pocos invasores apuntaran sus remos hacia el sur, cuando había más riquezas y tierras fértiles cruzando el mar angosto, justo enfrente del mismo Ándalos. Aun así, siempre hay algunos que recorren los caminos que otros rehúyen, buscando fortunas en los confines del mundo; y así es como los Ándalos encontraron su camino a Dorne. Algunos riñeron con los Primeros Hombres por las tierras alrededor del Sangreverde y las costas, o se aventuraron en las montañas. Otros, incluso se establecieron donde ningún hombre había estado antes. Entre estos aventureros estaban los Uller y los Qorgules, los primeros construyeron su severo y apestoso asentamiento en las orillas del Azufre; los segundos se establecieron en las dunas, en las profundidades del desierto, fortificando el único pozo de agua en cincuenta leguas a la redonda. Más al este, los Vaith alzaron en las colinas un pálido y alto castillo, en la coyuntura de dos arrollo que forman el río que hoy lleva su nombre. Dondequiera en el territorio, los Allyrions, los Jordaynes, y los Santagars levantaron sus hogares. En la costa este, entre el Brazo Roto y el Sangreverde, un aventurero ándalo llamado Morgan Martell y su gente llegaron a las tierras débilmente retenidas por las Casas Wade y Shell, venciéndolos en batalla, incautando sus villas y quemando sus castillos. Establecieron su dominio en una franja de costa rocosa de 50 leguas de largo, por diez de ancho. En los siglos que siguieron se fortalecieron… lentamente, pues entonces y ahora los Martel son renombrados por su prudencia. Hasta la llegada de Nymeria, ningún dorniense los habría contado entre las familias más poderosas, rodeados de reyes, los Martell nunca intentaron obtener ese título, y en ciertas partes de su historia, incluso se arrodillaron ante los Jordayne de Tor, los píos Allyrions de Bondadivina los muchos pequeños reyes del Sangreverde y los poderosos Yronwood de Yronwood.

Una Espada del Amanecer portando a Albor

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LA ESPADA DEL AMANECER La Casa Dayne de Campoestrella es una de las más antiguas de los Siete Reinos, aunque mucha de su fama descanse en su antigua espada, llamada Albor y el hombre que la esgrimía. Sus orígenes se pierden en la leyenda, pero parece que los Dayne la han poseído por cientos de años; aquellos que han tenido el honor de examinarla cuentan que no se parece a ninguna otra espada de acero valiryo, es pálida como acero lechoso, pero en cualquier otro aspecto comparte las propiedades del acero valiryo, siendo extremadamente afilada y fuerte. Aunque muchas casas tienen espadas hereditarias, la mayoría las pasan de Lord a Lord; algunos, como los Corbray las prestan a sus hijos o hermanos y a su muerte regresan al Lord, pero no es el caso de la Casa Dayne. El portador de Albor siempre ostenta el título de Espada del Amanecer, y sólo un caballero digno, de la casa Dayne puede portarla. Por esta razón, los Espadas del Amanecer son famosos en todos los Siete Reinos. Hay niños que secretamente sueñan con ser hijos de Campoestrella para poder reclamar la espada y el título. El más famoso fue Ser Arthur Dayne, el más mortífero de los Guardias Reales de Aerys II, quien derrotó a la Hermandad del Bosque Real y obtuvo renombre en todos los torneos y luchas. Murió noblemente con sus Hermanos Juramentados al final de la Rebelión de Robert, tras, según se dice, luchar en singular combate con Eddard Stark. Lord Stark llevó con respeto a Albor a Campoestrella, regresándola a la familia de Ser Arthur.

LA LLEGADA DE LOS RHOYNAR

Los Martell gobernaron su modesto dominio por cientos de años antes de que la princesa Nymeria y sus diez mil naves llegaran a la costa de Dorne, cerca de donde hoy se alzan Lanza de Sol y su Ciudad de la Sombra.

El estandarte de la casa Martell (centro) y algunos de sus vasallos (en el sentido horario de arriba abajo) Dayne, Fowler, Jordayne, Qorgyle, Toland, Uller, Vaith, Wyl, Yronwood, Allyrion, y Blackmont

La historia de cómo Nymeria tomó a Mors Martell como su esposo, quemando sus naves y uniendo sus Rhoynar a su Casa, a su corazón, a su mano y a su honor ha sido contada miles de veces. No necesitamos repetirla aquí, así como tampoco repetiremos las viejas historias familiares de batallas ganadas y perdidas, alianzas hechas y deshechas. Es suficiente decir que la riqueza y el conocimiento que los Rhoynar trajeron a Poniente, así como la ambición de Lord Mors y la indómita voluntad de Nymeria de Rhoyne permitió a los Martell expandir su poder, venciendo uno tras otro a los pequeños reyes, derrocando a los Yronwood, unificando todo Dorne… no como un reino, sino como un principado, ya que Mors y Nymeria nunca se autonombraron rey y reina, prefiriendo los títulos de Príncipe y Princesa, como era costumbre en las caídas ciudades-estado de Rhoyne. Sus descendientes continúan la tradición aún hoy día, tras haber vencido a numerosos rivales y haber sabido mantener su lugar contra los Reyes de la Tormenta y los Reyes del Dominio. Las canciones dicen que Nymeria fue una guerrera y hechicera, sin embargo, nada de esto es cierto. Aunque no portara armas en batalla, lideró a sus huestes en muchas lides, comandándolas con astucia y habilidad, cualidades que sus descendientes heredaron, comandando las huestes cuando ella envejeció. Aunque ninguno igualó la hazaña de Nymeria de enviar al Muro a seis reyes cautivos, con grilletes de oro; sus herederos lograron mantener a Dorne independiente de los reyes rivales que se

encontraban al norte de las montañas, preservándolo de los rencorosos y temperamentales señores de las montañas y el desierto, sobre los que regían. La Casa Martell ha guiado a Dorne por siete siglos, elevando las altas torres de Lanza de Sol, viendo alzarse a la Ciudad de la Sombra y la Ciudad de los Tablones, derrotando a cualquiera que amenazara sus dominios.

La princesa Nymeria y Mors Martell en el trono de Lanza del Sol.

LOS NOMBRES DE LOS SEIS REYES ENVIADOS AL MURO POR NYMERIA, SEGÚN CUENTAN LAS HISTORIAS Yorick de la Casa Yronwood, Sangre Regia, el más rico y poderoso Rey dorniense depuesto por la casa Martell. Vorian, de la Casa Dayne, Espada del Amanecer, renombrado como el más grande caballero de Dorne. Garrison, de la Casa Fowler, el Rey Ciego, anciano y ciego, y sin embargo temido por su astucia. Lucifer, de la Casa Dryland, ultimo de su casta, Rey del Azufre, Señor Sotoinfierno Benedict, de la casa Montenegro, quien adoraba a un dios oscuro, de quien se dice que podía convertirse en un enorme buitre. Albin, de la Casa Manwoody, un hombre problemático que ejercía su dominio sobre las Montañas Rojas.

EXTRAÑAS COSTUMBRES DEL SUR Separados en sus inicios, y unidos hace miles de años por los Rhoynar, los dornienses tienen su propia orgullosa y tensa historia y propias costumbres. Los dornienses de piedra tienen más en común con los del norte de las montañas y son los menos influenciados por las costumbres Rhoynar. Esto no los ha hecho aliados de los señores de las Marcas o del Dominio, al contrario, se dice que los señores de las montañas son tan salvajes como los clanes de las montañas del Valle, guerreando por

siglos con el Dominio y las Tierras de las Tormentas y entre ellos mismos. Si las baladas nos hablan de valientes escaramuzas con crueles dornienses en las Marcas eso se refiere más que nada a los Blackmont y Kingsgrave, los Wyl y Skyreach. Y a los Yronwood también. Los Wardens del Sendahueso se mantuvieron como los más orgullosos y poderosos de los vasallos de la Casa Martell, aunque mantengan unas relaciones bastante tumultuosas. Los dornienses de arena son los más influenciados por los Rhoynar, acostumbrados a la dura vida del desierto. Los ríos de Dorne son míseros comparados con el Mander o el Tridente, pero proveen agua suficiente para regar los campos y sostener las villas y pueblos. Lejos de los ríos, los hombres sobreviven de distintas maneras: viajando de oasis en oasis, cruzando el desierto con ayuda de pozos que conocen, criando a sus hijos, sus cabras y sus caballos. Los dornienses de arena son los maestros criadores de los famosos corceles de arena, los más hermosos caballos en los Siete Reinos. Aunque delgados e incapaces de cargar con un caballero en armadura completa, son rápidos e incansables, capaces de correr todo un día y una noche sin apenas más que unos tragos de agua. Los dornienses adoran a sus corceles de arena casi tanto como aman a sus hijos y el Rey Daeron dejó constancia en su Conquista de Dorne que el Rey de Bosquepinto prefirió apuñalar a sus corceles de arena en sus propios salones. Antes de la llegada de Nymeria, los Reyes de Yronwood eran la Casa más poderosa en Dorne, mucho más que los Martell en aquel entonces; ellos gobernaban medio Dorne (un hecho que los Yronwood aún no permiten que se olvide). Siglos después de que los Martell se alzaran como los gobernantes de Dorne, los Yronwood siguen siendo la casa más rebelde, como lo han probado innumerables veces, incluso después de que el Príncipe Maron Martell unió a Dorne con el Trono de Hierro, este hábito continuó y los Yronwood cabalgaron junto al Dragón Negro en no menos de cinco rebeliones Fuegoscuro.

Los dornienses de sal, los vástagos de los Rhoynar, olvidaron su lengua madre durante los siglos que han pasado, aunque aún queden restos de ella en la forma en que los dornienses hablan la Lengua Común (recortando algunos sonidos, alargando otros y acentuando otros en lugares distintos). El acento de los dornienses ha sido descrito por algunos como encantador, y por otros (los marqueños, principalmente e8 injustamente) como incomprensible. Pero más que nada los Rhoynar trajeron con ellos sus costumbres y sus leyes, que los Martell propagaron por todo Dorne.Dorne es el único lugar entre todos los siete reinos donde el heredero es el primogénito, sea hombre o mujer. Abundan las grandes Damas y Princesas y son objeto de tantas canciones e historias grandiosas como los Caballeros y Príncipes. Hay otras costumbres que demuestran que los dornienses son diferentes: no les importa mucho si un hijo nace dentro o fuera del matrimonio, tampoco si nace de un amante. Muchos lords, y algunas damas, tienen amantes elegidos por amor o lujuria, más que por alianzas o nobleza. E incluso, cuando nos referimos al amor, que un hombre yazga con otro hombre, o una mujer con otra mujer no causa ningún inconveniente o sorpresa; aunque los septones han intentado conducirlos por el buen camino, no ha surtido mucho efecto. Incluso la moda es diferente en Dorne, donde el clima favorece las túnicas y los velos sueltos y la comida es especiada y picante, lista para arder en la boca, sazonada con pimientos dragón y veneno de serpiente. Apartados del resto de los dornienses, sean de piedra, de arena o de sal, están los huérfanos del Sangreverde, quienes lloraron cuando Nymeria quemó sus naves, de esas ruinas construyeron sus barcazas, soñando con que algún día podrían volver al Madre Rhoyne, de sangre Rhoynar pura, se dice que en secreto aún hablan entre ellos su lengua, aun después de que el bisnieto de Nymeria, Mors II la prohibiera.

El gobierno de los sucesores de Nymeria, también conocidos como Príncipes Rojos (aunque entre ellos hubiera dos princesas), estuvo marcado por las guerras dentro y fuera de Dorne. Ellos crearon la Cuidad de los Tablones, como un punto de reunión, uniendo las barcas y barcazas. Poco a poco fue creciendo y los príncipes erigieron un alcázar para salvaguardar los barcos que cada vez más llegaban desde las Ciudades Libres a tan seguro puerto. Un ejemplo de las diferentes leyes y actitudes de los dornienses, influenciados por los Rhoynar se puede encontrar, curiosamente, en los últimos días de la Danza de los Dragones, según dice el Archimaestre Gyldayn, en su historia concerniente al intento de reino de Gaemon Cabellopálido: Un decreto tras otro bajó desde la Casa de los Besos, donde el niño-rey tenía su hogar, cada uno más peligroso que el anterior. Gaemon decretó que las niñas debían heredar de la misma forma que lo hacían los niños, que al pobre se le debía dar pan y cerveza en tiempos de hambre, que aquellos que hubieran perdido un miembro en la guerra debían ser alojados y alimentados por aquellos lords por los que hubieran guerreado. Gaemon decretó que los esposos que golpearan a sus esposas debían ser golpeados asimismo, sin importar lo que la mujer hubiera hecho para merecer el castigo. Estos eductos fueron, casi seguramente, obra de una prostituta dorniense llamada Sylvenna Arena, considerada como la amante de la madre del Rey, Essie, si se ha de creer en Champiñón.

DORNE CONTRA LOS DRAGONES De todas las amenazas que Dorne había enfrentado, ninguna era tan grave como la que representaban Aegon el Conquistador y sus hermanas. Los dornienses mostraron gran valor en batalla… y gran aflicción ante las derrotas sufridas, pues el camino a la libertad es escarpado. Y así, de todos los Siete Reinos, sólo Dorne permaneció independiente de la Casa Targaryen, resistiendo embate tras embate de Aegon, sus hermanas y sus descendientes, sin doblar la rodilla ante el Trono de Hierro. Los dornienses no pelearon grandes batallas contra los Targaryen, tampoco buscaron defender sus castillos contra los dragones. Meria Martell, princesa de Dorne había aprendido de la Última Tormenta, del Campo de Fuego y del destino de Harrenhal. En vez de eso, cuando Aegon se volvió hacia Dorne, en el 4 DC, los dornienses simplemente se esfumaron antes de la llegada de los dragones. La Reina Rhaenys lideró el primer asalto a Dorne, moviéndose rápidamente para tomar los asentamientos dornienses al acercarse a Lanza de Sol, tras quemar la Ciudad de los Tablones a lomos de Meraxes, mientras Aegon y Lord Tyrell guerreaban contra los señores de las montañas. Los dornienses acosaron y emboscaron a las fuerzas Targaryen, después se escabulleron entre las rocas en cuanto vieron a los dragones volar. Muchos de los hombres de los Tyrell murieron de sed e insolación mientras marchaban hacia Sotoinfierno; los que sobrevivieron encontraron el castillo vacío, pues los Uller habían huido. Aegon tuvo más éxito, pero sólo en el breve sitio de Yronwood, donde se enfrentó a un puñado de ancianos, niños y mujeres. Incluso Dominio del Cielo, hogar de la casa Fowler, fue abandonado. En Colina Fantasma, lugar de la casa Toland sobre las blancas colinas de caliza, mirando al Mar de Dorne, Aegon vio la insignia del fantasma en los estandartes de la casa Toland ondeando sobre las murallas y le informaron que Lord Toland enviaba a sus caballeros para enfrentarlo, Aegon asesinó al mensajero con su espada Fuegoscuro al descubrir que había sido un engaño de Lord Toland, quien había huido del castillo con toda su gente. Después de eso, los Toland eligieron una nueva

insignia para sus estandartes, un dragón mordiendo su cola, verde sobre campo de oro, en recuerdo del engaño. Aun así, el asalto de Lord Orys Baratheon al Sendahueso fue un desastre. Los astutos dornienses hicieron llover rocas, flechas y lanzas desde las alturas, asesinando a los hombres por la noche y, finalmente, cerrando el Sendahueso delante y detrás de los invasores. Lord Orys fue capturado por Lord Wyl junto con muchos de sus banderizos y caballeros, quienes estuvieron cautivos por más de dos años, hasta que se pagó su peso en oro, en el 7 DC, y aun entonces, todos y cada uno de ellos regresó sin la mano de la espada, para que nunca más levantaran las armas contra Dorne.

Aegon I liberando las llamas de Balerion en la guerra del Valor de Dragones.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN SOBRE LA DEFENESTRACIÓN DE LANZA DE SOL Lord Rosby, castellano de Lanza de Sol y Guardián de la Arena, tuvo un final más amable que la mayoría. Después de que los dornienses se introdujeran en la Ciudad de la Sombra para retomar el castillo, fue atado de pies y manos, arrastrado a la Torre de la Lanza y lanzado por una ventana, por nada más y nada menos que la anciana Princesa Meria en persona.

A salvo tras el asalto en el Sendahueso, los dornienses simplemente cedieron sus asentamientos, negándose a defenderlos o a doblar la rodilla. Lo mismo ocurrió cuando los Targaryen llegaron a Lanza de Sol, para encontrar que la Princesa Meria (de quien se burlaban sus enemigos llamándola el Sapo Amarillo de Dorne, pero que es una heroína para los dornienses hoy en día) se había esfumado entre las arenas. La Reina Rhaenys y el Rey Aegon reunieron a los cortesanos y funcionarios que quedaban, declarándose victoriosos y poniendo Dorne bajo las órdenes del Trono de Hierro. Dejando a Lord Rosby para mantener Lanza de Sol y a Lord Tyrell al mando de una hueste para detener cualquier revuelta, los Targaryen regresaron a Desembarco del Rey a lomos de sus dragones. Sin embargo, apenas acababan de pisar la ciudad real, los dornienses se rebelaron contra ellos con una rapidez impactante. La guarnición fue pasada por la espada y los caballeros que los lideraban fueron torturados, de hecho se

convirtió en una diversión para los Lords dornienses apostar cuál caballero viviría más mientras le retiraban pedazo a pedazo las partes del cuerpo. Lord Tyrel y su ejército habían sido enviados a Sotoinfierno para recuperar el Vaith y reconquistar Lanza de Sol, pero desparecieron en el desierto y nuca se supo de ellos, aunque los viajeros aseguran que de cuando en cuando el viento mueve las arenas y revela restos de huesos y armaduras. A pesar de eso, los dornienses de arena aseguran que las arenas son el cementerio de cientos de años de batallas, así que esos restos pueden ser de cualquier época. La guerra contra Dorne tomo un nuevo giro tras la liberación de Orys Una-Mano y los otros Lords sin una mano, ya que el Rey Aegon buscaba venganza. Los Targaryen desataron a sus dragones, quemando los castillos una y otra vez, mientras que los dornienses respondían con su propio fuego, haciendo arder la mitad del bosque y destruyendo media docena de pueblos y villas. El ataque arreció y más castillos dornienses cayeron ante el fuegodragón en el 9 DC. Los dornienses respondieron un año después enviando a Lord Fowler a asediar y quemar el castillo marqueño de Canto Nocturno, tomando a sus defensores como rehenes, mientras otro ejercito a las órdenes de Ser Jeoffrey Dayne marchaba hacia las mismas murallas de Pueblo Viejo, arrasando los campos y pueblos a su alrededor. Los Targaryen regresaron con sus dragones, desatando su furia contra Campoetrella, Dominio del Cielo y Sotoinfierno. En Sotoinfierno los dornienses obtuvieron sus mayores éxitos contra los Targaryen: el proyectil de un escorpio atravesó el ojo de Meraxes y el gran dragón, junto con la Reina que lo montaba, cayeron del cielo; en sus estertores de muerte, el dragón destruyó la torre más alta del castillo y parte de la muralla. El cuerpo de la Reina Rhaenys nunca regresó a Desembarco del Rey. DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

Si la Reina Rhaenys sobrevivió a su dragón sigue siendo tema de discusión, algunos dicen que perdió su montura y murió en la caída, otros que fue aplastada por el cuerpo de Meraxes en el patio, algunos afirman que sobrevivió para después tener una muerte lenta en los calabozos de los Uller. Las verdaderas circunstancias de su muerto no se sabrán nunca, pero la historia nos dice que Rhaenys, hermana y esposa de Aegon I pereció en Sotoinfierno en Dorne, en el décimo año de la Conquista.

La muerte de Meraxes

Los dos años siguientes fueron llamados los años de la Ira del Dragón. Golpeados por el dolor tras la muerte de su amada hermana, el Rey Aegon y la Reina Visenya arrasaron en llamas todo castillo, fortaleza y asentamiento en Dorne… excepto Lanza de Sol y la Ciudad de la Sombra. Por qué las ignoraron es motivo de conjeturas: en Dorne se dice que los Targaryen temían que la Princesa Meria tuviera algún artefacto matadragones, algo que hubiera conseguido en Lys. Es más probable, como sugiere el Archimaestre Timotty en sus Conjeturas, que los Targaryen esperaran que los dornienses, tras sufrir la gran destrucción, se rebelaran contra los Martell, que estaban a salvo. Si esto es verdad, entonces explicaría las cartas enviadas desde las Marcas hacia las Casas dornienses, urgiéndolos a rendirse, y asegurando que los Martell los habían traicionado, comprando su seguridad a expensas del resto de los dornienses.

La ultima y gloriosa fase de la Primera Guerra Dorniense empezó. Los Targaryen pusieron precio a las cabezas de los Lords dornienses y media docena o más fueron ultimados por asesinos (aunque sólo dos vivieron lo suficiente para cobrar la recompensa). Los dornienses respondieron con holgura y muchas fueron las muertes despiadadas que siguieron. Ni siquiera en Desembarco del Rey había seguridad, Lord Fell murió ahogado en un burdel y el propio Rey Aegon fue atacado en tres ocasiones diferentes. Cuando la Reina Visenya y su escolta fueron atacados, tres de sus guardias murieron antes de que ella misma acabara con último atacante usando Hermananoscura. Los peores actos los cometieron los Wyl de Wyl, cuyas acciones no necesitamos recordar, son infames y aun se rememoran, especialmente en Fawnton y Roble Viejo. Dorne era una ruina marchita y ardiente, y sin embargo los dornienses seguían escondidos, peleando desde las sombras, rehusando a rendirse; incluso el pueblo llano se negaba a rendirse, la mortandad era incontrolable. Cuando la princesa Meria murió en 13 DC, su trono pasó a su hijo, el anciano y decadente Príncipe Nymor. Harto de la guerra, envió a Desembarco del Rey una delegación encabezada por su hija, la Princesa Deria. Esta delegación, que llevaba consigo el cráneo de Meraxes como regalo para el Rey, fue mal recibida por algunos, la Reina Visenya y Orys Baratheon entre ellos. Lord Oakheart exigía que la Princesa Deria fuera enviada al peor burdel, donde cualquier hombre pudiera gozarla. Pero el Rey Aegon no permitió semejante acción y en cambio escuchó a la embajada. Según Deria, Dorne quería paz, pero la paz de dos reinos que no se encontrasen en guerra, no la paz de un vasallaje. Muchos argumentaron con Su Gracia contra esto, y la frase “sin sumisión no hay paz” se escuchaba a menudos en los salones de la Fortaleza de Aegon; se decía que el Rey se vería débil si accedía a semejantes demandas y que los Lords del Dominio y las Tierras de la Tormenta que tanto habían sufrido en la campaña estarían furiosos Sopesando estos hechos, el Rey estaba a punto de rechazar estos términos, hasta que la Princesa Deria le entregó una carta privada de su padre, el Príncipe Nymor. Aegon la leyó en el Trono de Hierro, y los hombres contaron que cuando levantó la mano, esta sangraba de lo mucho que la había crispado; quemó la carta y regreso a Rocadragón inmediatamente a lomos de Balerion. Cuando regresó, a la mañana siguiente, accedió a los términos y firmó un tratado de paz. Hasta el día de hoy, nadie sabe qué contenía la carta, pese a las muchas especulaciones. ¿Revelaba Nymor que Rhaenys estaba viva, destrozada y mutilada y prometía acabar con su sufrimiento si Aegon ponía un alto a las hostilidades? ¿Amenazaba con emplear todas las riquezas de Dorne para contratar Hombres Sin Rostro para que se encargaran de Aegon y su joven hijo y heredero Aerys? Según parece, estas preguntas jamás serán respondidas. El resultado, sea como sea, fue una paz que se mantuvo aun durante los problemas con el Rey Buitre y más allá. Hubieron otras Guerras Dornienses, es seguro, incluso en tiempos de paz cuadrillas de Dorne descendían de las Montañas Rojas para saquear las tierras más ricas y verdes del Norte y el Oeste. El Príncipe Quoren Martell guió a los dornienses en apoyo a la Triarquía cuando se enfrentaron al Príncipe Daemon Targaryen y a la Serpiente de Mar en los Peldaños de Piedra. Durante la Danza de los Dragones ambos bandos cortejaron a los dornienses, pero el Príncipe Quoren se negó a tomar partido: “Dorne ya ha danzado con los dragones antes” se cuenta que dijo en respuesta a la carta de Ser Otto Hightower, “preferiría dormir con los escorpiones”.

No fue hasta la subida al trono del Rey Daeron I que el tratado de paz eterna probó no ser eterno, y conocemos el costo de ello. La conquista de Dorne por el Joven Dragón fue una hazaña gloriosa, celebrada en canciones e historias, pero duró menos de un verano y costó cientos de vidas, incluyendo la del valiente y joven rey. La paz fue un logro del hermano de Daeron, el Rey Baelor I, el Santo, y el costo de ello también fue doloroso. El intento del Rey Aegon IV, el Indigno, de invadir con los “dragones” diseñados por él no merece discusión, fue un loco disparate de principio a fin y terminó en humillación. Fue el hijo de Aegon, el Rey Daeron II, el Bueno, quien finalmente atrajo a Dorne al reino… no con hierro y fuego, sino con espadas suaves, sonrisas, un par de buenos casamientos y un solemne tratado que aseguraba a los príncipes dornienses su estilo y privilegios que garantizaba que su tierras y costumbre prevalecerían en Dorne.

Aeron el Conquistador leyendo una misiva del Príncipe de Dorne.

Dorne fue un aliado cercano a los Targaryen en los años siguientes, con los Martell apoyando a los Targaryen contra los Pretendientes Fuegoscuro y enviando lanzas para pelear contra los Reyes Nuevepeniques en los Peldaños de Piedra. Su lealtad fue recompensada cuando Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón y heredero del Trono de Hierro desposó a la Princesa Elia Martell de Lanza de Sol y tuvo dos hijos con ella. Pese a la locura del padre de Rhaegar, Aerys II, un príncipe de sangre dorniense pudo haberse gobernado el reino, pero el levantamiento de la Rebelión de Robert terminó con las vidas de Rhaegar, su esposa y sus hijos. La hija del Príncipe Quoren pensaba diferente, la Princesa Aliandra llegó joven al trono y creyó ser una segunda Nymeria, alentó a sus nobles a que probaran su valía atacando las Marcas, pero también mostró un gran favor al Príncipe Alyn Velaryon cuando su primer viaje lo llevó a Lanza de Sol, y cuando regresó del Mar del Ocaso.

Una dama de la Casa Martell en el desierto Dorniense.

LANZA DE SOL La historia de Lanza de Sol es curiosa, en los primeros días de la Casa Martell, comenzó siendo poco más que un rechoncho y feo refugio llamado el Barco de Arena. Con el tiempo lo adornarían hermosas torres distintivas de la moda Rhyonar. Se bautizó como Lanza de Sol cuando el Sol del Rhoyne se unió a la lanza de los Martell. Posteriormente se construyeron la Torre del Sol y la Torre de la Lanza, el domo dorado de la primera y la alta espiral de la segunda serían lo primero que avistaran los viajeros por tierra o por mar. El castillo se asienta en una punta rodeada de agua por tres de sus lados… y el cuarto por la Ciudad de la Sombra. Aunque los dornienses la llaman ciudad, no pasa de ser un pueblo… un pueblo extraño, polvoriento y feo. Los dornienses construyeron sus viviendas apoyándose en las murallas de Lanza de Sol, y luego apoyándose en las paredes de las casas sus vecinos y así siguieron hasta que la Ciudad de la Sombra tomó la forma que hoy tiene. Hoy es un revoltijo de callejones angostos, bazares llenos de las especias de Dorne y del este, y de las casas dornienses, construidas con ladrillos de lodo que permanecen frescos en lo más ardiente del verano. Las Murallas Ondulantes se construyeron hace más de setecientos años y envuelven Lanza de Sol, ondulando alrededor de la Ciudad de la Sombra en una serpenteante y defensiva cortina que obligaría a desviarse de su camino a los enemigos más fuertes. Solo la Triple Puerta constituye un camino recto hacia el castillo, cruzando las Murallas Ondulantes. Y estas puertas están fuertemente defendidas.

Lanza del Sol.

LAS OTRAS TIERRAS Poniente forma una parte pequeña de nuestro mundo, los rincones más lejanos aún son desconocidos incluso por los hombres más sabios. Aunque nuestro propósito aquí es describir la historia de los Siete Reinos, sería un descuido nuestro ignorar las otras tierras allende los mares –al menos de forma breve - ya que cada una tiene su propio

carácter y contribuye con sus propios colores y estampados a la vasta tapicería a la que llamamos “mundo conocido”. Tristemente, el conocimiento de la Ciudadela se vuelve más escaso a medida que nos alejamos de las tierras que los hombres del este llaman los Reinos del Ocaso, ya que el contacto con los distantes reinos de Essos siempre ha sido escaso. Sabemos aún menos acerca del extremo meridional de Sothoryos y el lejano Ulthos, y nada en absoluto acerca de cualquier tierra que pueda ubicarse más allá de La Última Luz y a través del Mar del Ocaso. Y las mismas restricciones, por supuesto, se aplican tanto al tiempo como a la distancia. Como hemos demostrado, con Poniente mismo, mientras más antigua la civilización, menos se puede realmente conocer de ella. Así, ignoraré totalmente a las desaparecidas civilizaciones de Valyria y Viejo Ghis y cualquier remanente de esas culturas que permanezca – cuyos detalles conocidos ya he comentado en otra parte de este volumen. En cuanto al misterioso Qarth, no puedo señalar a ninguna fuente mejor que El Compendio de Jade de Colloquo Votar, el principal trabajo acerca de las tierras alrededor del Mar de Jade. Sin embargo, aún existen semillas de conocimiento que trasmitir, incluso desde las localidades más exóticas… aunque la mayoría de lo que conocemos de estos lejanos lugares proviene de cuentos de viajeros y leyendas que deberían ser vistas como tales. Por el momento, comencemos con nuestros más cercanos y conocidos vecinos, las Ciudades Libres. Sus historias son conocidas por nosotros debido a los registros que sus estudiantes y maestres han hecho por siglos, extendiéndose hasta los inicios de su establecimiento como feudo franco. Es gracias a esos mismos registros que algunas de las historias de los pueblos que precedieron a los Valyrios son conocidas por nosotros. Un asunto que aparece recurrentemente en todos los estudios de los antiguos registros es como las variadas culturas calculan diferentemente días, temporadas y años. El gran trabajo del Archimaestre Walgram, “El Cálculo del Tiempo”, profundiza en este problema, pero no hay consenso sobre lo que las fechas que tenemos indican realmente en nuestro propio cálculo.

Las monedas de las Ciudades Libres (arriba izq. a der.) Braavos, Pentos, Lys, Myr, Tyrosh; (fondo izq. a der. ) Volantis (frontal y reverso) Norvos, Qohor, Lorath.

LAS CIUDADES LIBRES Essos, el amplio continente al otro lado del mar angosto, está lleno de extrañas, exóticas y antiguas civilizaciones, algunas todavía existentes y en la lucha, otras que han caído largo tiempo atrás y que sobreviven apenas en las leyendas. La mayoría de estas están demasiado distantes para ser de interés para la gente de los Siete Reinos, salvo quizás para los marinos lo bastante valientes como para navegar en aguas extrañas en búsqueda de oro y gloria. Las Nueve Ciudades Libres, sin embargo, son nuestros vecinos más cercanos y los principales socios en el comercio, y sus historias están muy entrelazadas con las nuestras. A lo largo de los siglos, las galeras mercantes han navegado de arriba a abajo el mar angosto, entregando fina tapicería, lentes pulidas, delicados encajes, frutas exóticas, especies extrañas, e innumerables otros bienes, a cambio de oro y lana y otros cuantos productos. En Antigua, Desembarco del Rey, Lannisport y cada puerto desde Guardaoriente hasta la Ciudad de los Tablones, marineros, banqueros, y mercaderes de las Ciudades Libres pueden ser encontrados, comprando y vendiendo, y contando sus historias. Cada una de las Ciudades Libres tiene su propia historia y carácter, y cada una ha llegado a tener su propia lengua. Todas estas son corrupciones del Alto Valyrio en su forma original y pura original, dialectos que cada siglo se alejan más de su origen desde que La Maldición aconteció en el Feudo Franco. Ocho de las Nueve Ciudades Libres son orgullosas hijas de Valyria, todavía gobernadas por los descendientes de los primeros colonos que se establecieron allí cientos o miles de años atrás. En esas ciudades, la sangre valyria es aún apreciada enormemente. La novena se sitúa como una excepción, Braavos de las Cien Islas, fue encontrado por esclavos fugitivos que huían de sus maestros Valyrios. Esos primeros Braavosi vinieron, según se dice, de todas las tierra existentes bajo el sol, pero a medida que pasaron los siglos, se reprodujeron unos con otros independientemente de su raza, credo o idioma para formar un nuevo pueblo mestizo. Hablamos de las Nueve Ciudades Libres, aunque a través de la anchura de Essos podemos encontrar muchos otros pueblos Valyrios, asentamientos, y puestos avanzados, algunos más largos y poblados que Puerto Gaviota, Puerto Blanco, o incluso Lannisport. La diferencia que distingue a las Nueve no es su tamaño, sino sus orígenes. En su apogeo antes de La Maldición, otras ciudades, como Mantarys, Volon Therys, Oros, Tyria, Draconys, Elyria, Mhysa Faer, Rhyos, y Aquos Dhaen fueron grandes, gloriosas y ricas, no obstante, a pesar de todo su orgullo y poder, ninguna se regía a sí misma. Fueron gobernadas por hombres y mujeres enviados desde Valyria para gobernar en nombre del Feudo Franco. No puede decirse tal cosa de Volantis y el resto de las Nueve. Aunque nacieron de Valyria, cada una fue independiente de su madre desde el nacimiento. Todas excepto Braavos fueron hijas complacientes, sin declarar la guerra a Valyria ni desafiar a los señores dragón en asuntos importantes; permaneciendo aliadas dispuestas y socias comerciales de su madre y volviéndose hacia las Tierras del Largo Verano en busca de liderazgo en tiempos de crisis. En asuntos menores, sin embargo, las Nueve Ciudades Libres siguieron sus propios caminos, bajo las reglas de sus propios sacerdotes, príncipes, arcontes y patriarcas.

LORATH La Ciudad Libre de Lorath se alza sobre el extremo occidental de la más grande de un grupo de bajas islas rocosas en el Mar de los Escalofríos al norte de Essos, cerca de la desembocadura de la Bahía Lorath. Los dominios de la ciudad incluyen las tres islas principales del archipiélago, una veintena de pequeñas islas y afloramientos (casi todos inhabitados excepto por focas y aves marinas), y una península con densos bosques al sur de las islas. Los Lorathi también reclaman dominio sobre las aguas de la Bahía Lorath, pero las flotas pesqueras de Braavos, así como balleneros y cazadores de focas fuera de Ib se aventuraban en la bahía a menudo, por lo que Lorath no tiene la fuerza suficiente para hacer valer su reclamo. En días pasados el gobierno de Lorath se extendió hacia el este hasta el Hacha, pero el poder de la ciudad ha disminuido a través de los siglos, y hoy en día los Lorathi ejercen control efectivo sólo sobre las orillas sur y este de la Bahía Lorath, la orilla oeste es parte de los dominios de Braavos. Lorath es la más pequeña, pobre y menos poblada de las Nueve Ciudades Libres. Excepto por Braavos, es también la que se encuentra situada más al norte. Su locación, lejos de las rutas de comercio la ha ayudado a ser la más desolada de “las hijas de Valyria-que-fue”. Aunque las islas Lorathi son sombrías y pedregosas, las aguas circundantes están repletas de bancos de bacalao, ballenas y leviatanes grises que se reúnen y reproducen en la bahía, y las rocas periféricas y las pilas de mar son el hogar de grandes colonias de morsas y focas. Bacalao, colmillos de morsa, pieles de foca, y el aceite de ballena forman la mayor parte del comercio de la ciudad. En la antigüedad, las islas fueron hogar de la misteriosa raza de hombres conocidos como fabricantes de laberintos, quienes desaparecieron muchos antes de los albores de la historia verdadera, no dejando rastros excepto por sus propios huesos y los laberintos que construyeron. Otros siguieron a los fabricantes de laberintos durante los siglos que prosiguieron. Por un tiempo, las islas fueron el hogar de un pueblo pequeño, oscuro, peludo, semejante a los hombres de Ib. Pescadores que vivieron a lo largo de las costas y evitaron los grandes laberintos de sus predecesores. Ellos, a su vez, fueron desplazados por los ándalos, empujados al norte desde Ándalos a las orillas de la Bahía Lorath y a través de la bahía en barcoluengos. Vestidos en mallas y blandiendo espadas y hachas de hierro, los Ándalos marcharon a través de las islas, asesinando a los hombres peludos en nombre del dios de siete caras y tomando a sus mujeres e hijos como esclavos. Las extensas construcciones de desconcertante complejidad, hechas de bloques de piedras talladas, construcciones de los fabricantes de laberintos, están dispersas por toda la isla y una, severamente descuidada y hundida profundamente en la tierra, ha sido encontrado en Essos, en la península sur de Lorath. Lorassyon, la segunda más larga de las islas de Lorath, es hogar de un gran laberinto que ocupa más de tres cuartos de la superficie del área de la isla e incluye cuatro niveles debajo de la tierra, con algunos pasajes descendiendo más de 1500 metros. Los estudiosos aún debaten el propósito de estos laberintos. ¿Fueron fortalezas, templos, pueblos? ¿O sirvieron para algún otro extraño propósito? Los fabricantes de laberintos no dejaron registros escritos, así que nunca lo sabremos. Sus huesos nos dicen que ellos eran enormemente desarrollados y más grandes que los hombres,

aunque no tanto como los gigantes. Algunos han sugerido que quizás los fabricantes de laberintos nacieron del mestizaje entre hombres humanos y mujeres gigantas. No sabemos por qué desaparecieron, aunque la leyenda Lorathi sugiere que fueron destruidos por un enemigo proveniente del mar; tritones en algunas versiones del cuento, selkies y hombres morsa en otras.

Los sacerdotes del Dios Ciego entre los laberintos de Lorath. En poco tiempo cada isla tuvo su propio rey, mientras la más grande se jactó de tener cuatro. Los Ándalos, siempre belicosos, pasaron los siguientes mil años en guerra entre ellos mismos, hasta que un guerrero que se hacía llamar Qarlon el Grande, puso las islas bajo su dominio. Las historias, tal cual son, afirmaban que alzó un gran torreón de madera en el centro de la amplia Lorassyon, con laberintos encantados, y decoró sus salones con las cabezas de sus enemigos muertos. Era el sueño de Qarlon proclamarse a sí mismo Rey de Todos los Ándalos, y con ese fin se lanzó una y otra vez contra los reyezuelos de Ándalos. Después de veinte años y de una cantidad aun mayor de guerras, el mandato de Qarlon el Grande se extendía desde la laguna donde Braavos se levantaría hasta llegar al este del Hacha, y por el sur hasta la cabecera del Rhyone Alto y Nyone. Pero su expansión hacia el sur le trajo problemas, no sólo con los otros reyes Andalos sino también con la Ciudad Libre de Norvos en el Noyne. Cuando los Norvoshis les cerraron el paso en el río, dejó su salón en el laberinto y guió el ataque contra ellos, derrotándolos en dos batallas campales libradas en las colinas. Imprudentemente, se tomó muy a pecho estas victorias y él mismo marchó contra Norvos. Los Norvoshi buscaron ayuda en Valyria, y el Feudo se levantó en ayuda de su distante hija, aunque todas las tierras de los Andalos y Rhoynar se interponían entre ellos. Sin embargo, la distancia no era signifcativa para los señores dragón en el auge de su poder. Está escrito en Los fuegos del Feudo Libre, que cientos de dragones invadieron los cielos, siguiendo el gran río hacia el norte para descender sobre los Andalos en tanto cercaban Norvos. Qarlon el Grande ardió junto a su ejército, y después los señores dragón continuaron su vuelo, trayendo fuego y sangre a las islas de Lorath. El gran torreón de Qarlon ardió en llamas, al igual que las ciudades y pueblos de pescadores a lo largo de sus orillas. Incluso las grandes piedras del laberinto fueron chamuscadas y ennegrecidas por la tormenta de fuego que barrió las islas. Se dice que ningún hombre, mujer o niño sobrevivió al Derrubio de Lorath, de tan fieramente que ardieron aquellos fuegos.

Posteriormente las islas Lorathi permanecieron deshabitadas por más de un siglo. Focas y morsas volvieron en grandes cantidades, y los cangrejos su escabulleron a través de los laberintos chamuscados y silenciosos. Los balleneros del Puerto de Ibben se detenían en las costas sólo para reparar sus cascos o encontrar agua dulce, pero nunca se aventuraron hacia el interior, se decía que las islas estaban embrujadas, y los Ibbeneses creían que cualquier hombre que se alejaba del sonido del mar estaba maldito. Cuando al fin los hombres volvieron a vivir a las islas, eran hombres de la propia Valyria. Mil trescientos veintidós años antes de La Maldición una secta de disidentes religiosos dejaron el Feudo para establecer un templo sobre la principal isla de Lorath. Estos nuevos Lorathi eran fieles de Boash, el Dios Ciego. Rechazando a todas las otras deidades, los seguidores de Boash no comían carne, no bebían vino y caminaban descalzos por el mundo, vestido sólo con cilicios y pieles. Sus sacerdotes eunucos llevaban capuchas sin ojos en honor a su dios; sólos en la oscuridad, creían que su tercer ojo se abriría, permitiéndoles ver las “verdades superiores” de la creación que yacían ocultas tras las ilusiones de este mundo. Los adoradores de Boash creían que toda la vida era sagrada y eterna; que los hombres y mujeres son iguales; los señores y campesinos, ricos y pobres, esclavos y amos, los hombres y las bestias son todos iguales, todos igualmente dignos, todos criaturas de dios. Un parte esencial de su doctrina era la extrema abnegación de sí mismos: sólo liberándose de la vanidad humana el hombre tendría la esperanza de fundirse en uno con la divinidad. En consecuencia, los Boashis dejaron de lado incluso sus propios nombres, y se referían a sí mismos como “un hombre” o “una mujer” en vez de decir “yo” o “mí” o “mío”. Aunque el culto al Dios Ciego se marchitó y extinguió hace más de mil años, algunos de estos hábitos del habla perduran hoy en Lorath, donde hombres y mujeres de clase noble consideran indescriptiblemente vulgar hablar de uno mismo directamente. El Dios Ciego y sus seguidores hicieron de los antiguos laberintos de los primeros Lorathi sus pueblos, templos y tumbas, y dominaron las islas durante tres cuartos de siglo. Pero a medida que pasaban los años otros hombres, que no compartían su fe, comenzaron a cruzar la bahía para pescar focas, morsas o bacalao. Algunos optaron por quedarse. Chozas y casuchas surgieron de nuevo a lo largo de las orillas y se convirtieron en pueblos. Los hombres llegaron de Ib y Andalos y otras tierras extrañas, y las islas se convirtieron en refugio de hombres libres y esclavos que escapaban de Valyria y de sus orgullosas hijas, pues los sacerdotes del Dios Ciego enseñaban que cada hombre era igual a cualquier otro hombre. Tres villas de pescadores en el extremo occidental de la isla más grande se volvieron tan pobladas y prósperas que crecieron juntas como pueblo, y con el paso de los años las casas de piedra se erigieron donde las casuchas de barro y zarzo una vez se levantaban, y el pueblo se convirtió en ciudad. Estos nuevos Lorathi eran, en un principio, subordinados de los seguidores de Boash, quienes habían llegado antes que ellos; y durante muchos años los sacerdotes del Dios Ciego continuaron gobernando las islas. Sin embargo, con el tiempo, el número de recién llegados aumentó mientras que las filas de los fieles disminuyeron. La adoración a Boash desapareció, los sacerdotes que permanecieron se volvieron cada vez más mundanos y corruptos, abandonando sus cilicios, capuchas y la piedad, engordando y enriqueciendo con los impuestos de aquellos a los que gobernaban. Finalmente los pescadores, agricultores y otros pueblos llanos se rebelaron, rompiendo las cadenas de Boash. Los restantes acólitos del Dios Ciego fueron asesinados- todos excepto un puñado pequeño que huyó al templo laberinto de Lorassyon, donde permanecieron durante la mayor parte del siglo, hasta que el último de ellos murió.

Después de la caída de los sacerdotes ciegos, Lorath se convirtió en un feudo franco al estilo de Valyria, gobernada por un concejo de tres príncipes. El Príncipe de la Cosecha fue elegido por el voto de todos aquellos que poseían tierras en las islas, el Príncipe Pescador por todos aquellos poseían barcos, el Príncipe de las Calles por la aclamación de los hombres libres de la ciudad. Una vez elegido, cada príncipe servía de por vida. Estos tres príncipes permanecen en sus puestos hoy, aunque los títulos se han vuelto puramente ceremoniales. La verdadera autoridad reside en un concejo de maestros conformado por nobles, sacerdotes, y mercaderes. Su aislamiento significa que los Lorathi no fueron involucrados en los acontecimientos del Siglo de Sangre, con excepción de aquellos pocos que vendieron sus espadas a Braavos o Norvos. Hoy en día Lorath es considerada la menor de las Nueve Ciudades Libres; la más pobre, la más aislada, la más atrasada. Aunque no poseían grandes barcos pesqueros, los Lorathi construyeron unos pocos barcos de guerra y tienen un pequeño poder militar. Pocos Lorathi abandonan sus islas, y aún menos se dirigen a Poniente. Ellos prefieren comerciar con sus vecinos más cercanos, Norvos, Braavos e Ib.

NORVOS La Ciudad Libre de Norvos se sitúa en la ribera oriental del río Noyne, uno de los más grandes afluentes del Rhoyne. La ciudad alta, rodeada de enormes murallas de piedra, se cierne sobre elevados acantilados rocosos. Trescientos pies más abajo, la ciudad baja se extiende a lo largo de la lodosa orilla, defendida por fosos, zanjas, y una empalizada de madera recubierta de musgo. La antigua nobleza de Norvos vive en la ciudad alta, dominada por la grandiosa fortaleza-templo de los Sacerdotes Barbudos; los pobres viven debajo, concentrados entre los muelles, burdeles, y cervecerías que ocupan la orilla del río. Las dos partes de la ciudad están unidas por unas escalinatas de piedra maciza, conocidas como las Escaleras del Pecador. La Gran Norvos, como los Norvoshi llaman a su ciudad, está rodeada por escarpadas colinas de piedra caliza y densos y oscuros bosques de robles, pinos y hayas, y es hogar para osos, jabalíes, lobos, y todo tipo de cacerías. Los dominios de la ciudad se extienden desde la ribera occidental del Torrentenegro en el este hasta el Alto Rhoyne en el oeste. Las galeras fluviales Norvoshi gobiernan el Noyne tan al sur como hasta las ruinas de Ny Sar, donde se une con el Rhoyne. La Gran Norvos incluso afirma tener dominio sobre el Hacha en el Mar de los Escalofríos, aunque esta afirmación es refutada por los Ibbeneses, a menudo de forma sangrienta. Cerca de las murallas de la ciudad, los Norvoshi cultivan la tierra en sus granjas en terrazas. Lejos de las murallas, los hombres se reúnen tras las gruesas empalizadas de madera en fortalezas y pueblos amurallados. Aquí la corriente del río es rápida y pedregosa, y las cuevas abundan en las interminables colinas. Muchas de las cuevas son el hogar de osos pardos, comunes en estas tierras tan al norte, en otras habitan manadas de lobos grises y rojos. En algunas se pueden encontrar huesos de gigantes y paredes pintadas que indican que los hombres habitaron esos lugares en épocas pasadas. A unos cientos de leguas al noroeste de Norvos, existe un sistema de cavernas tan extenso y profundo que las leyendas dicen que es la entrada al inframundo; Lomas Pasolargo las visitó una vez y las nombró una de las nueve maravillas naturales del mundo en su libro Maravillas.

Algunos eruditos han sugerido que los señores dragón consideraban falsas todas las religiones, creyéndose más poderosos que cualquier dios o diosa. Veían a los sacerdotes y los templos como reliquias de tiempos más primitivos, aunque los consideraban útiles para aplacar a los “esclavos, salvajes, y pobres” con promesas de una mejor vida en el futuro. Por otra parte, la multiplicidad de dioses les ayudaba a mantener a sus súbditos divididos y reducía las posibilidades de que se unieran bajo el estandarte de una sola fe para derrocarlos. Para ellos la tolerancia religiosa era un medio para mantener la paz en la Tierras del Largo Verano.

Aunque hoy en día la Gran Norvos domina las cabeceras del Rhoyne, los Norvoshi no son descendientes de los Rhoynar que gobernaron aquel poderoso río de antaño. Al igual que las otras Ciudades Libres, Norvos es una hija de Valyria. Sin embargo, antes de que llegaran los Valyrios, otro pueblo habitó a lo largo del Noyne donde se ubica hoy en día Norvos, erigiendo rudimentarias aldeas. ¿Quiénes fueron estos predecesores? Algunos creen que eran parientes de los creadores de laberintos de Lorath, pero es poco probable, ya que ellos construían con madera, no con piedra, y no dejaron laberintos para confundirnos. Otros sugieren que eran primos de los hombres de Ib. Sin embargo, la mayoría cree que fueron los Ándalos. Quienquiera que hayan sido estos primeros Norvoshi, sus aldeas no les sobrevivieron. La leyenda nos dice que fueron expulsados del Noyne por los embates de los hombres peludos del este, seguramente parientes cercanos de los Ibbeneses. Estos invasores a su vez fueron expulsados por el legendario príncipe de Ny Sar, Garris el Gris, pero los Rhoynar no se quedaron, prefiriendo los climas más templados de la parte baja del río a los cielos nublados y vientos fríos de las colinas. Al igual que sus ciudades hermanas Lorath y Qohor, la Ciudad Libre de Norvos, como la conocemos hoy en día, fue fundada originalmente por disidentes religiosos de Valyria. En el apogeo de su poderío, el Feudo albergaba cientos de templos; algunos tenían decenas de miles de adoradores, otros tan sólo unos cuantos, aun así, ninguna fe estaba prohibida en Valyria, y ninguna era exaltada por encima de las demás. Muchos Valyrios adoraban a más de un dios, recurriendo a diferentes deidades según sus necesidades; no obstante, se dice que muchos más no adoraban a dios alguno. La mayoría consideraba la libertad de creencia como el distintivo de una verdadera civilización avanzada. Pero para algunos, esta plétora de deidades era fuente de queja continua. Un profeta de R’hllor el Rojo, el Señor de la Luz, una vez proclamó “El hombre que reverencia a todos los dioses, no reverencia a ninguno.” E incluso en el apogeo de su gloria, el Feudo albergaba a muchos que creían fervientemente en un solo dios o diosa, y consideraban al resto como falsos ídolos, fraudes, o demonios, empeñados en engañar a la humanidad. Docenas de estas sectas florecieron en Valyria, algunas veces enfrentándose entre sí de forma violenta. Algunos encontraron la tolerancia del Feudo intolerable y se marcharon en busca de sus propias ciudades, ciudades santas donde sólo la “verdadera fe” podía ser practicada. Ya hemos hablado de los seguidores del Dios Ciego Boash, quienes fundaron Lorath, y lo que les ocurrió allí. Qohor fue establecida por los adoradores de aquella siniestra deidad conocida simplemente como la Cabra Negra, de la cual hablaremos luego. Pero la secta que se estableció en Norvos es tan extraña, o incluso más extraña, que cualquiera de estas, y mucho más reservada. El nombre de su dios sólo se les es revelado a los iniciados. Podemos estar seguros de que se trata de una deidad inclemente, ya que sus sacerdotes usan camisas de pelo y pieles sin curtir, y

practican el rito de la flagelación como parte de su adoración. Una vez iniciados, se les prohíbe cortarse o afeitarse el pelo. Desde su fundación hasta la actualidad, la Gran Norvos ha sido una teocracia, gobernada por los sacerdotes barbudos, quienes a su vez son gobernados por su dios, quien les comunica sus órdenes desde las profundidades de su fortaleza-templo, en donde sólo los verdaderos creyentes pueden ingresar y residir. Si bien la ciudad tiene un consejo de magísteres, sus miembros son seleccionados por el dios, quien habla a través de sus sacerdotes. Para imponer obediencia y mantener la paz, los sacerdotes barbudos mantienen una guardia santa de soldados esclavos, feroces guerreros que llevan la marca de un hacha de doble hoja en sus pechos y se casan ritualmente con las alabardas que usan para luchar.

Solo los sacerdotes Norvoshi tienen permitido usar barbas; los libertos, tanto de alta como de baja cuna, prefieren usar largos mostachos despeinados, mientras que los esclavos y las mujeres se rasuran completamente. De hecho, las mujeres Norvoshi se afeitan todo el vello corporal, sin embargo las damas de la nobleza usan pelucas, especialmente cuando están en compañía de hombres de otras tierras y ciudades.

Los viajeros describen la parte superior de Norvos como un lugar gris y sombrío de sofocantes veranos, inviernos fríos, fuertes vientos e incesante oración. Se dice que la ciudad baja es mucho más animada, por sus guaridas de pescadores, burdeles, y tabernas. Allí, fuera de la vista de los sacerdotes y los nobles, los Norvoshi de bajo nacimiento festejan con carne roja y lucios del río, regados con cerveza negra fuerte y leche fermentada de cabra, mientras los osos bailan para su diversión y (según se rumorea) las esclavas se aparean con lobos en sótanos iluminados por antorchas.

El Archimaestre Perestan denota la importancia que los Norvoshi le dan al hacha como un símbolo de poder y propone que esta es una prueba de que los Ándalos fueron los primeros en habitar Norvos, sugiriendo que los sacerdotes barbudos tomaron el emblema de las ruinas que encontraron cuando se establecieron en la Gran Norvos. Como argumenta, junto a las tallas de estrellas de siete puntas, los grabados de hachas de doble hoja parecían haber sido el segundo símbolo más favorecido por los guerreros sagrados que conquistaron los antiguos Siete Reinos. Grabado en Piedra del Archimaestre Harmune contiene un catálogo de tales grabados encontrados en todo el Valle. Estrellas y hachas han sido encontradas desde los Dedos hasta las Montañas de la Luna, y hasta en el Valle de Arryn en la base de la Lanza del Gigante. Harmune supone que, con el tiempo, los Ándalos se volvieron más devotos del símbolo de las estrella de siete puntas, por lo que el hacha dejo de ser un emblema de la Fe. No obstante, debemos decir que no todos están de acuerdo con que estos grabados representen hachas. En su réplica, el Maestre Evlyn argumenta que lo que Harmune llamaba hachas eran en realidad martillos, el símbolo del Herrero. Evlyn explica que la irregularidad en la representación de estos martillos se debe a que los Ándalos fueron guerreros, no artesanos.

Una procesión en honor al dios sagrado de Norvos. (Crédito de ilustración 162) Ningún relato de la Gran Norvos está completo sin hacer mención de las tres campanas de la ciudad, cuyos repiques gobiernan cada aspecto de la vida de sus habitantes, indicándole a los Norvoshi cuando levantarse, cuando dormir, cuando trabajar, cuando descansar, cuando tomar las armas, cuando orar (con mucha frecuencia), e incluso cuando se les permite tener relaciones carnales (con muy poca frecuencia, si los relatos son ciertos). Cada una de las campanas tiene su propia “voz” distintiva, cuyo sonido es conocido por todos los verdaderos Norvoshis. Las campanas se llaman Noom, Narrah, y Nyel; Lomas Pasolargo quedó tan prendado con ellas que terminó nombrándolas una de sus nueve Maravillas Hechas por el Hombre.

QOHOR Incluso más misteriosa que Norvos y Lorath es su siniestra hermana, la Ciudad Libre de Qohor, la más oriental de todas las hijas de Valyria. Qohor se sitúa en el río Qhoyne en el margen occidental del extenso, oscuro y antiguo bosque al que le da nombre, el bosque más grande de Essos. En el folklore, incluso en Poniente, Qohor es usualmente llamada la Ciudad de los Hechiceros, ya que se cree que las artes oscuras aún se practican aquí. Se rumorea sobre adivinación, magia de sangre, y necromancia, aunque tales reportes rara vez pueden ser probados. Sin embargo, existe una verdad que no podemos negar: el oscuro dios de Qohor, la deidad conocida como la Cabra Negra, que demanda sacrificios de sangre diarios. Terneros, bueyes, y caballos usualmente son entregados como sacrificios en los altares de la Cabra Negra, pero en los días sagrados los criminales condenados pasan bajo los cuchillos de los sacerdotes encapuchados, y se dice que en tiempos de peligro y crisis los nobles de la ciudad ofrecen a sus propios hijos para aplacar al dios, de modo que éste defienda a la ciudad.

Un ejemplar conservado de un lémur del Bosque de Qohor puede ser encontrado disecado y montado para su exposición en la Ciudadela, sin embargo ha pasado por incontables manos durante los años en que ha sido estudiado, por lo que ha perdido todo su pelaje.

Los bosques que rodean Qohor son la fuente principal de la riqueza de la ciudad. Las historias de la ciudad revelan que el primer asentamiento aquí fue un campamento maderero. Hasta el día de hoy, los Qohorienses son famosos por sus cazadores y leñadores. Las radiantes ciudades y los pueblos en expansión de la parte baja del Rhoyne ansían madera, pero sus bosques están agotados, hace mucho talados y arados para hacer campos y granjas. Enormes barcazas cargadas de madera parten de los muelles de Qohor todos los días emprendiendo el largo viaje río abajo por el Qhoyne hasta el Lago Daga y los mercados de Selhorys, Valysar, Volon Therys, y la Vieja Volantis. El Bosque de Qohor también produce pelajes y pieles de todo tipo—muchas de estas son poco comunes, de excelente calidad, y bastante costosas—, así como también plata, estaño, y ámbar. Según los mapas y pergaminos de la Ciudadela, este extenso bosque nunca ha sido explorado por completo y probablemente aún esconde muchos misterios y maravillas. Al igual que otros bosques ubicados en el norte, alberga alces y ciervos en abundancia, junto a lobos, gatos arbóreos, jabalíes de tamaño monstruoso, osos moteados, e incluso una especie de lémur, una criatura conocida en las Islas del Verano y en Sothoryos, pero rara vez vista tan al norte. Se dice que estos lémures tienen pelaje de color plateado y ojos violeta, y a veces se les llama Pequeños Valyrios. Los artesanos de Qohor son muy famosos. Los tapices Qohorienses, tejidos principalmente por las mujeres y los niños de la ciudad, son de la misma calidad que aquellos tejidos en Myr, aunque de menor costo. Exquisitos (aunque algo inquietantes) tallados de madera pueden ser comprados en los mercados de Qohor, y las forjas de la ciudad no tienen paragón. Las espadas, cuchillos y armaduras Qohorienses son incluso superiores que el mejor acero forjado en castillos de Poniente, y los herreros de la ciudad han perfeccionado el arte de la infusión de colores profundos en los metales que trabajan, produciendo armaduras y armamento de belleza perenne. De todos los lugares del mundo, solo aquí se ha preservado el arte de reforjar el acero Valyrio, un secreto celosamente custodiado. Qohor también es conocida como la puerta de entrada hacia el este, donde las caravanas comerciantes con destino a Vaes Dothrak y las fabulosas tierras más allá de los Huesos, se detienen para conseguir equipos y provisiones antes de internarse en la oscuridad del bosque, la desolación que era Sarnor, y la inmensidad del mar Dothraki. Así también, las caravanas que regresan del este llegan primero a Qohor, para refrescarse tras tan extensa travesía, y para vender y canjear los tesoros que han adquirido. Este comercio ha ayudado a hacer de Qohor una de las Ciudades Libres más ricas y sin duda una de las más exóticas (aunque se dice que la ciudad era incluso diez veces más rica antes de la destrucción de Sarnor). El tratado de maestre Pol acerca del trabajo de los metales qohoriense, escrito durante sus varios años de residencia en la Ciudad Libre, revela cuán celosamente se guardaban los secretos: fue tres veces azotado públicamente y echado fuera de la ciudad por hacer demasiadas preguntas. La última vez, también le cortaron lamano después de acusarlo de robar una hoja de acero valyrio. De acuerdo con Pol, la verdadera razón de su exilio final fue su descubrimiento de los sacrificios de sangre – incluyendo el asesinato de esclavos tan

jóvenes que llegaban a ser niños – que los herreros qohorienses utilizaban en sus esfuerzos para producir un acero que igualara al del Feudo Franco.

Fuertes murallas de piedra protegen Qohor, pero la gente de la ciudad no tiene una inclinación marcial. Los qohorienses son comerciantes, no luchadores. Aparte de una pequeña guardia de la ciudad, la defensa de la ciudad está a cargo de esclavos – la infantería de eunucos conocida como Inmaculados, criados y entrenados en la antigua ciudad ghiscari de Astapor en las costas de la Bahía de los Esclavos. Durante el Siglo de Sangre que siguió a la Maldición de Valyria, Qohor y Norvos hicieron causa común contra la Vieja Volantis cuando los volantinos intentaron poner a todas las Ciudades Libres bajo su dominio. Desde entonces, estas dos ciudades libres han sido más a menudo aliadas que enemigas, aunque se sabe que los sacerdotes barbudos de Norvos consideran que la Cabra Negra de Qohor es un demonio, con una naturaleza especialmente vil y traicionera.

Un altar de sacrificio dedicado a la Cabra Negra.

Hace cuatrocientos años, cuando un khal dothraki llamado Temmo cabalgó desde el este con cincuenta mil jinetes salvajes a su espalda, tres mil Inmaculados lo detuvieron en las puertas de Qohor, soportando al menos dieciocho cargas antes de que muriera Khal Temmo y de que su sucesor ordenara a sus hombres que se cortaran las trenzas y las pusieran a los pies de los eunucos sobrevivientes.

A partir de ese momento, los qohorienses han confiado en los Inmaculados para proteger su ciudad (a pesar de que se ha sabido que han contratado a compañías libres en momentos de peligro y que han ofrecido lujosos regalos a los khals dothrakis para persuadirlos de entrar).

Las Hijas Belicosas: MYR, LYS y TYROSH Lorath, Norvos, y Qohor, de entre las Ciudades Libres, son las que se encuentran más al este y tienen poca comercialización con Poniente. Sin embargo, el resto es un asunto diferente. Braavos, Pentos y Volantis son ciudades costeras bendecidas con grandes puertos. La comercialización es la sangre de su vida, y sus embarcaciones viajan a los extremos lejanos de la tierra, desde Yi Ti, Leng y Ashai de la Sombra en el lejano este, hasta Lannisport y Antigua en Poniente. Cada ciudad tiene sus propias costumbres e historia, al igual que cada una tiene sus propios dioses- aunque la religión del dios rojo, R’hllor, tiene influencia en todas ellas y algunas veces cuenta con un considerable poder. A lo largo de los siglos, sus rivalidades han sido muchas, sus riñas y guerras entre ellas pueden llenar volúmenes, y lo hacen. Todo esto también es verdad acerca de Myr, Lys y Tyrosh. Algunas de sus luchas y disputas por la dominación han logrado enredar en ellas a los reyes y caballeros de Poniente. Estas tres ciudades rodean el largo y fértil “talón” de Essos, el cual divide el Mar del Verano y el Mar Angosto y que una vez fue parte del puente de tierra que unía este continente con Poniente. La ciudad fortaleza, Tyrosh, yace en la parte más al noreste de los Peldaños de Piedra, la cadena de islas que quedaron cuando el Brazo de Dorne se hundió en el mar. Myr se alza donde una antigua carretera Valyria, o carretera del dragón, se encuentra con las tranquilas aguas del vasto golfo conocido como Mar de la Alegría. Lys se encuentra al sur, en un pequeño archipiélago de islas en el Mar del Verano. Todas estas tres ciudades han reclamado parte de las tierras que se extiende entre ellas (y en ocasiones sus totalidad), las cuales conocemos hoy en día como las Tierras de la Discordia. Todos los intentos de fijar fronteras entre los dominios de estas tres ciudades han fallado, e incontables guerras se han llevado a cabo por su posesión. En historia, cultura, costumbres, lenguaje y religión estas tres ciudades tienen más en común la una con la otra que con cualquier otra de las Ciudades Libres. Son ciudades comerciantes, protegidas por altas murallas y mercenarios que han sido contratados, dominadas por la riqueza en lugar del derecho por nacimiento, ciudades en las cuales el comercio es considerado una profesión más honorable que la de las armas. Lys y Myr son gobernadas por conclaves de magísteres, elegidos de entre los hombres más ricos y nobles de la ciudad; Tyrosh es gobernada por un Arconte, elegido de entre los miembros del mismo conclave. Las tres son ciudades esclavistas, donde los esclavos superan tres a uno a los nacidos libres. Dichas ciudades son puertos, y el mar es la sangre de su vida. Al igual que Valyria, su madre, estas tres hijas no tienen una fe establecida. Los templos y santuarios dedicados a diferentes dioses pueblan sus calles.

Una comerciante myriense

A pesar de todo, las rivalidades entre ellas son muy antiguas, dando lugar a profundas enemistados que las han tenido divididas, y con frecuencia en guerra una con otra por siglos- esto es un beneficio indudable para los señores y reyes de Poniente, ya que si estas tres ricas y poderosas ciudades llegaran a unificarse, serian un formidable y peligroso vecino.

Lys, la más bella de las Ciudades Libres, disfruta de lo que es, quizás, el clima más placentero de todo el mundo conocido. Bañada por las refrescantes brizas, calentada por el sol, en una isla fértil en donde los árboles frutales crecen en abundancia, rodeada por el mar en el que abundan peces, “La Hermosa Lys” fue fundada como un refugio por los señores dragón de la antigua Valyria, un paraíso en el que ellos pudieran deleitarse con los mejores vinos, doncellas y música relajante antes de regresar a los fuegos del Feudo. Hoy en día, Lys sigue siendo “un deleite para los sentidos y un placer para el alma”. Sus casas de placer son famosas alrededor de todo el mundo, y se dice que los atardeceres de Lys son más hermosos que en cualquier parte de la tierra al igual que los son sus habitantes, aquí más que en cualquier parte del mundo conocido el linaje de la antigua Valyria aún se preserva. La fuerza combinada de Myr, Lys y Tyrosh fue demostrada cuando estas tres ciudades, que de hecho se unieron, aunque brevemente, a raíz de su victoria sobre Volantis en la Batalla de la Frontera. Prometiendo amistad eterna una a la otra, se unieron en el 96 DC como la Triarquía, aunque en Poniente su unión es mejor conocida como el reino de las Tres Hijas. La Triarquía comenzó declarando como objetivo principal el limpiar los Peldaños de Piedra de piratas y corsarios. Esto fue bien recibido en los Siete Reinos así como en otros lugares, ya que los piratas interrumpían el comercio en gran medida. Las Tres Hijas tuvieron una rápida victoria sobre los piratas, solo para comenzar a exigir peajes cada vez más exorbitantes después de ganar control sobre las islas y los canales entre ellas. Pronto su avaricia sobrepasó a la de los piratas- especialmente cuando los Lysenos comenzaron a exigir bellas jóvenes y hermosas doncellas como peaje.

Por un tiempo, la Triarquía se encontró superada por el poder de Corlys Velaryon y Daemon Targaryen, perdiendo gran parte de los Peldaños de Piedra, pero los hombres de Poniente pronto se vieron distraídos por sus propias guerras, y las Tres Hijas reafirmaron su poder- solo para ser derribadas por conflictos internos que siguieron al asesinato de un almirante Lyseno por un rival por el afecto de la famosa cortesana llamada el Cisne Negro (la sobrina de Lord Swann, quien a su tiempo gobernó Lys). La alianza rival de Braavos, Pentos y Lorath ayudó a ponerle fin al Reino de las Tres Hijas. Tyrosh comenzó como un puesto de avanzada militar, como sus murallas internas de piedra negra testifican. Archivos Valyrios nos dicen que el fuerte fue alzado inicialmente para controlar los envíos que pasaban a través de los Peldaños de Piedra. No mucho después de la fundación de la ciudad, una variedad única de caracoles marinos fue descubierta en las aguas frente a la sombría y pedregosa isla donde la fortaleza yace. Estos caracoles segregan una substancia que, cuando es tratada propiamente, produce un tinte rojizo oscuro que pronto fue muy deseado por la nobleza de Valyria. Ya que los caracoles no fueron encontrados en otro lugar, comerciantes llegaron a Tyrosh en miles, y el puesto militar creció hasta convertirse en una importante ciudad en el tiempo de una generación. Tintoreros Tyroshi pronto aprendieron a producir colorantes carmesí, escarlata, e índigo variando la dieta de los caracoles. Siglos después diseñaban tintes de un centenar de tonos y matices, algunos naturalmente y otros a través de la alquimia. Vestimentas de brillantes colores ganaban la aprobación de señores y príncipes alrededor del mundo. La ciudad se enriquecía, y con la riqueza vino la ostentación. Los Tyroshi se deleitaban con la extravagancia, tanto así que los hombres y mujeres se tiñen el cabello con colores chillones y no tan comunes.

Un consejo de la triarquía.

Los orígenes de Myr son más oscuros. Ciertos maestres creen que los Myrenses están emparentados con los Rhoynar, ya que algunos de ellos poseen piel olivácea y cabello oscuro como la gente del rio, pero este supuesto parentesco es probablemente falso. Hay ciertas señales que nos dicen que una ciudad se ubicaba donde ahora yace Myr incluso durante la Era del Amanecer y la Larga Noche, construida por algún antiguo y desaparecido pueblo, pero la ciudad de Myr que conocemos fue fundado por un grupo de comerciantes y aventureros Valyrios en el lugar donde se ubicaba una ciudad Ándala amurallada cuyos habitantes fueron masacrados y esclavizados. Desde entonces el comercio ha sido la vida de Myr, y los barcos Myrienses han poblado las aguas del mar angosto durante siglos. Los artesanos de Myr, muchos de ellos esclavos de nacimiento, también son de gran renombre; se dice que los tapices y tejidos Myrenses valen su peso en oro y especias. Mientras Lorath, Norvos, y Qohor fueron fundadas por cuestiones religiosas, el interés de Lys, Tyrosh y Myr siempre ha sido mercantil. Estas tres ciudades tienen grandes flotas mercantes, y sus comerciantes viajan por todo los mares del mundo. Las tres están envueltas en el comercio de esclavos. Los esclavistas Tyroshi son especialmente agresivos, llegando incluso a navegar al norte más allá del muro en busca de esclavos salvajes, mientras los Lysenos son famosamente voraces en su búsqueda por chicos jóvenes y doncellas para las famosas casas de placer de la ciudad. La esposa del Rey Viserys II Targaryen, quien dio a luz tanto al Rey Aegon IV (el Indigno) y al Príncipe Aemon el Caballero Dragón, fue Lady Larra Rogare de Lys. Era dueña de una gran belleza, y siete años mayor que el príncipe cuando se casaron. Su padre, Lysandro Rogare, fue la cabeza de una adinerada familia bancaria, cuyo poder se hacía más grande con la alianza Targaryen. Lysandro asumió el título de Primer Magister de por Vida, y los hombres se referían a él como Lysandro el Magnífico. Pero él y su hermano Drazenko, el Príncipe Consorte de Dorne, murieron uno tras otro, comenzando así la precipitada caída de los Rogare tanto en Lys como en los Siete Reinos. El heredero de Lysandro, Lysaro, gasto grande sumas de dinero en la búsqueda del poder, cayendo en conflicto con los otros magísteres, incluso sus hermanos se vieron envueltos en conspiraciones para controlar el Trono de Hierro. Después de su caída, Lysaro Rogare fue azotado hasta la muerte en el Templo del Comercio por aquellos a quienes había explotado. Sus hermanos recibieron castigos menos fatales, y uno de ellos- Moredo Rogare, el soldado que blandía la espada de acero valyrio Verdad –eventualmente lidero un ejército contra Lys

Una mujer noble lysena. Los Lysenos son grandes criadores de esclavos, juntando belleza con belleza con la esperanza de producir cortesanos y esclavos de placer aún más bellos y encantadores. La sangre de Valyria aun corre en Lys, donde incluso el pueblo alardea por poseer la piel pálida, cabello dorado o plateado, y ojos morados, liliáceos o de un azul claro, rasgos propios de los señores dragón de la Antigua Valyria. La nobleza Lysena valora la pureza de sangre sobre todo lo demás y han producido muchas famosas (e infames) bellezas. Inclusive algunas veces los antiguos reyes y príncipes Targaryen llegaban a Lys

en busca de esposas y amantes, por su sangre al igual que por su belleza. Muchas Lysenos adoran a una diosa del amor, cuya estatua desnuda adorna sus monedas. Las guerras, treguas, alianzas y traiciones entre Lys, Myr y Tyrosh son demasiado numerosas para ser contadas aquí. Muchos de sus conflictos son llamadas guerras comerciales, mayormente llevadas a cabo en el mar, en las que a las naves de los rebeldes se les otorgaba un permiso para atacar a las de sus enemigos- una práctica que el Gran Maestre Merion determinaba como “piratería justificada.” Durante la guerra comercial, solamente la tripulación de las naves de guerra encararon la muerte o piratería; las mismas ciudades nunca fueron amenazadas, y ninguna de estas batallas se llevó a cabo en tierra. Mucho más sangrienta, aunque menos frecuentes, fueron las guerras territoriales que tuvieron lugar en las Tierras de la Discordia- antiguamente una rica región que había sido devastada durante los Años Sangrantes, después de aquello y hasta el día de hoy es una tierra árida, de huesos y cenizas. Incluso en estos conflictos, Tyrosh, Myr y Lys raramente arriesgaban las vidas de sus propios ciudadanos, prefiriendo en su lugar contratar mercenarios para que luchen en su lugar. Las Tierras de la Discordia ha sido el lugar de nacimiento de muchas de las llamadas Compañías Libres, que comenzaron durante los Años Sangrientos. Al día de hoy existen cuarenta compañías libres; cuando no son contratados por las hijas belicosas, los mercenarios buscan realizar sus propias conquistas. Se sabe que algunas de estas compañías han buscado vender sus servicios en los Siete Reinos, tanto antes como después de la conquista. Entre la más antigua de las compañías libres se encuentran los Segundos Hijos, fundada por cuarenta hijos menores de casas nobles quienes se encontraron a si mismo sin posesiones ni alguna futura aspiración importante. Desde entonces, ha sido un lugar donde señores sin tierras, caballeros exiliados y aventureros pueden encontrar un hogar. Muchos nombres reconocidos de los Siete Reinos han servido en los Segundos Hijos en un momento u otro. El Príncipe Oberyn Martell cabalgo con ellos antes de fundar su propia compañía; Rodrik Stark, el Lobo Errante, también fue uno de ellos. El más famoso de los Segundos Hijos fue Ser Aegor Ríos, el hijo bastardo del Rey Aegon IV conocido en la historia como Aceroamargo, quien luchó junto a ellos durante el primer año de su exilio antes de formar la Compañía Dorada, la cual sigue siendo hasta el día de hoy la más poderosa y célebre de estas bandas de mercenarios, al igual que (algunos afirman) las más honorable. Entre otras compañías notables se encuentran las Banderas Luminosas, los Cuervos de Tormenta, los Lanzas Largas, y la Compañía del Gato. Otras compañía aparte de la Compañía Dorada ha sido formada por hombres de los Siete Reinos, tal como Rompedores de Tormentas, la cual fue fundada después de los hechos de la Danza de los Dragones, o la Compañía de la Rosa, fundada por hombres salvajes (y, según algunos archivos, mujeres) del Norte quienes se reusaban a doblar la rodilla, después de que Torrhen Stark rindió su corona, y en su lugar eligieron el exilio al otro lado del Mar Angosto.

Las guerras entre Tyrosh, Lys, y Myr no solo provocaron el nacimiento de las compañías libres en las Tierras de la Discordia, también causaron la formación de flotas piratas y mercenarios marinos, listos para pelear para quien sea que les pagase. La mayoría se encuentra en los Peldaños de Piedra, las islas que se encuentran en el Mar Angosto, ente el Brazo Roto y la costa oriental. Dichas flotas piratas hacían que cada viaje a través de los Peldaños de Piedra fuese traicionero. Se dice que los barcos-cisne de las Islas del Verano evitaban los Peldaños de Piedra, prefiriendo correr riesgos en mar abierto que ser atacados por corsarios.

Otros con menos destreza en el mar, y barcos menos aptos para mar abierto, no tenían opción. Cuando estos piratas crecen en número y poder, son barridos por las flotas de los Arcontes de Tyrosh o los Triarcas de Volantis o incluso los Señores del Mar de Braavos. Pero siempre encuentran la manera de regresar.

Un comerciante Tyroshi.

En épocas pasadas, los piratas han causado suficiente alboroto para que flotas reales hayan sido enviadas desde Desembarco del Rey y Rocadragon para lidiar con ellos. Lord Oakenfish pasó más de una temporada cazando piratas, con gran éxito, y el Joven Dragón intentó casarse con una hermana del Señor del Mar de Braavos para sellar una alianza con él, con el objetivo de eliminar a los piratas que estaban dificultando el comercio con la recién

conquistada Dorne. El Gran Maestre Kaeth discute esto en detalle en Vida de Cuatro Reyes, argumentando que en este asunto el Rey Daeron erró, ya que al hablar de una alianza matrimonial con Braavos, que estaba en aquel momento en guerra con Pentos y Lys, animaba a las otras Ciudades Libres a prestar ayuda crucial a los rebeldes Dornienses.

PENTOS Pentos es, de las Ciudades Libres, la más cercana a Desembarco del Rey, barcos mercantes van y vienen entre estas dos ciudades casi diariamente. Fundada por Valyrios como punto de comercio, Pentos pronto tomó las tierras que la rodeaban, desde las Colinas de Terciopelo y el Pequeño Rhoyne hasta el mar, incluyendo casi todo el antiguo reino de Ándalos, la tierra natal de los Ándalos. Los primeros Pentoshi eran comerciantes, navegantes y agricultores, con algunos de alta cuna entre ellos; tal vez por estas razones estuvieron menos preocupados por conservar su sangre Valyria y estuvieron más dispuestos a emparejarse con los primeros habitantes de las tierras que gobernaban. Como consecuencia hay considerable sangre Ándala entre los hombres de Pentos, haciéndolos tal vez nuestros primos más cercanos. A pesar de esto los Pentoshi tienen costumbres muy diferentes que las de los Siete Reinos. Pentos se cuenta a sí misma como una hija de Valyria- y la antigua sangre, de hecho, puede encontrarse allí. En días pasados, la ciudad era gobernada por un príncipe de noble familia, elegido de entre los varones adultos de las cuarenta familias nobles. Una vez elegido, el Príncipe de Pentos gobierna de por vida; una vez que el príncipe haya muerto, otro será escogido, casi siempre de una familia diferente. A lo largo de los siglos, el poder del príncipe se veía reducido de manera constante, mientras que el de los magísteres de la ciudad, quienes eligen al príncipe, crecía. Hoy en día es el consejo de magísteres quienes gobiernan Pentos, para todos los propósitos prácticos; el poder del príncipe en gran medida es nominal, sus deberes, en su mayoría, son solo ceremoniales. En general, él preside las fiestas y bailes, llevado de un lugar a otro en un gran palanquín custodiado por guapos guardias. Cada nuevo año, el príncipe debe desflorar dos doncellas, la doncella del mar y la doncella de los prados. Este antiguo ritual- tal vez surgido de los misteriosos orígenes de una Pentos pre Valyria – está destinado a asegurar la continua prosperidad de Pentos en mar y tierra. Aun así, si hay escasez de alimentos o si alguna guerra es perdida, el príncipe será sacrificado; su garganta es cortada para que así los dioses puedan ser apaciguados. Un nuevo príncipe es elegido para que traiga más fortuna a la ciudad.

La Ciudad Libre de Pentos.

Teniendo en cuenta los riesgos asociados con el cargo, no todos los nobles de Pentos están ansiosos por ser elegidos para portar la corona de la ciudad. En efecto, algunos han sido conocidos por rechazar este antiguo pero arriesgado honor. El más reciente y famoso de estos es el notable mercenario llamado el Príncipe Desharrapado. Fue elegido por los magísteres de Pentos después de una larga sequía y la ejecución del anterior príncipe en el año 262 DC. En lugar de aceptar dicho honor, el Príncipe Desharrapado huyo de la ciudad para nunca regresar. Vendió sus servicios como mercenario, tomando parte en batallas en las Tierras de las Discordia, para después fundar una de las más recientes compañías libres del este, los Hijos del Viento.

En la mayor parte de su historia, la esclavitud era abiertamente practicada en Pentos, y los barcos Pentoshi tenían un rol importante en el comercio de esclavos. Varios siglos antes, esto trajo a la ciudad un conflicto con su vecino del norte, Braavos, la “hija bastarda de Valyria,” fundada por una flota de esclavos que habían escapado. Dentro del curso de los últimos doscientos años, no menos de seis guerras se llevaron a cabo entre estas dos ciudades por dicho conflicto (y, se debe recalcar, por control sobre las ricas tierras y aguas que yacen entre ellas). Cuatro de estas guerras terminaron con la victoria de los Braavosi y la rendición de los Pentoshi. La última de ellas concluyó noventa y un años atrás, fue tan mala para Pentos que no menos de cuatro príncipes fueron elegidos y sacrificados dentro del lapso de un año. El quinto candidato en esta sucesión sangrienta, el Príncipe Nevio Narratys, convenció a los magísteres a pedir la paz después de una excepcional victoria- la cual, se dice que Nevio se adjudicó a través de sobornos. En los acuerdos de paz, Pentos se vio obligada a hacer ciertas concesiones, la más notable fue la abolición de la esclavitud y el retiro del comercio de esclavos.

Hasta el día de hoy estas disposiciones continúan siendo una ley en Pentos, aunque ciertas personas han notado que algunos barcos Pentoshi evaden la prohibición en contra del comercio de esclavos portando banderas Lysenas o Myrenses, mientras que en la ciudad hay miles de “sirvientes libres” quienes parecen ser esclavos en todo menos en el nombre, ya que los marcan y les ponen collares como a sus homólogos en Lys, Myr y Tyrosh. Por ley, estos sirvientes son mujeres y hombres libres, con el derecho de negar su servicio como ellos deseen… siempre y cuando no estén en deuda con sus amos. Sin embargo, casi todos ellos lo están, ya que el valor de su fuerza de trabajo es a menudo menor que los costos de la comida, ropa y vivienda que les es provista por aquellos a quienes sirven, por lo que su deuda crece con el tiempo en lugar de disminuir. Una disposición adicional de los acuerdos de paz entre Braavos y Pentos limita a los Pentoshi a tener no más de veinte navíos de guerra, prohibiéndoles también el contratar mercenarios, establecer contratos con las compañías libres o mantener un ejército a parte de la guardia de la ciudad. Sin duda esta es una de las razones por las que los Pentoshi ahora son notablemente menos combatientes que los pueblos de Tyrosh, Myr y Lys. A pesar de sus enormes muros, Pentos es vista a menudo como la más vulnerable de las Ciudades Libres. Por dichas razones, sus magísteres han adoptado una actitud conciliadora no solo para con las otras Ciudades Libres si no también con los Dothraki, los Señores de los Caballos, cultivando una frágil amistad con una serie de fuertes Khals a lo largo de los años, regocijándoles con regalos de lujo y cofres de oro a cualquiera que trajera su khalasar al este del Rhoyne.

VOLANTIS Las más grandes, ricas y poderosas de las nueve Ciudades Libres son Braavos y Volantis. Poseen una curiosa conexión entre ellas, ya que en muchas formas son opuestas la una de la otra. Braavos está ubicada en el norte de Essos, y Volantis en el sur; Volantis es la más antigua de las Ciudades Libres, Braavos es la más reciente; Braavos fue fundada por esclavos, mientras que Volantis está construida sobre huesos de esclavos; Braavos tiene un gran poder sobre el mar, y Volantis lo posee sobre la tierra. Y sus historias fueron profundamente marcadas por el Feudo Franco de Valyria. Vieja y orgullosa, Antigua Volantis- como frecuentemente es llamada la cuidad –se extiende a través de una de las cuatro desembocaduras del Rhoyne, donde este poderoso rio fluye hasta llegar al Mar del Verano. Los distritos más antiguos de la ciudad yacen en la orilla este, los más recientes en la orilla oeste, pero incluso dichas áreas recientes de Volantis tienen muchos siglos de antigüedad. Las dos mitades de la ciudad están conectadas por el Puente Largo. El corazón de la Antigua Volantis es la ciudad-dentro-de-la-ciudad- un inmenso laberinto de antiguos palacios, patios, torres, templos, conventos, bodegas, todas dentro del ovalado Muro Negro construido por el Feudo Franco de Valyria en sus primeros años de expansión. Sesenta metros de alto, y lo suficientemente ancha para que seis carruajes de cuatro caballos compitan en su cima (como se lleva a cabo cada año para celebrar la fundación de la ciudad), esta muralla está hecha de piedras negras,

más duras que el metal o diamante. Dichas piedras son el testimonio del origen de Volantis como un puesto militar. Solo a aquellos que pueden trazar su linaje hasta la Antigua Volantis se les permite habitar dentro del Muro Negro; a ningún esclavo, liberto, o extranjero se le permite poner un pie dentro sin la expresa invitación de un vástago de la Antigua Sangre. En el primer siglo de su existencia, Volantis era poco más que un puesto militar establecido para proteger los bordes del imperio Valyrio, sin habitantes salvo por soldados de su guarnición. De vez en cuando los señores dragón descendían para encontrarse con enviados de las ciudades Rhoynar que se encuentran rio arriba. Con el tiempo, tabernas y establos comenzaron a establecerse fuera del Muro Negro, al igual que barcos mercantes comenzaron a llegar. Algunos de la Antigua Sangre de Volantis aun adoran a los dioses de Valyria, pero su fe mayormente se encuentra dentro del Muro Negro. Afuera, el dios rojo R’hllor es adorado por muchos, especialmente entre los esclavos y libertos de la ciudad. Se dice que el Templo del Señor de la Luz en Volantis es el más grande del mundo; en “Restos de los Señores Dragón”, Archimaestre Gramyon asegura que es tres veces más grande que el Gran Septo de Baelor. Todos los que sirven dentro de este poderoso templo son esclavos, comprados como niños y entrenados para convertirse en sacerdotes, prostitutas de templo, o guerreros; estos usan las llamas de su ardiente dios como tatuajes sobre sus rostros. Se dice poco acerca de los guerreros, pero se sabe que son llamados Mano Llameante, y nunca sobrepasan ni son menos de mil miembros.

Bendecidos con un magnifico puerto natural y una ubicación ideal en una de las desembocaduras del Rhoyne, Volantis comenzó a crecer rápidamente. Casas, tiendas, y posadas se establecieron en la orilla este del rio y en las colinas que se encontraban más allá del Muro Negro, mientras que en la orilla oeste del Rhoyne los extranjeros, libertos, mercenarios, criminales y demás tenían su propia ciudad, donde la fornicación, embriaguez, y el asesinato dominaba, y eunucos, piratas, ladrones y nigromantes se mezclaban libremente. Con el tiempo, aquella ciudad sin ley en la orilla oeste se convirtió en el lugar ideal para la delincuencia y la depravación, de tal modo que los Triarcas no tuvieron más opción que enviar sus soldados-esclavos para restablecer el orden y la decencia. Sin embargo las fuertes mareas y corrientes traicioneras hacían los cruces difíciles, por lo que después de algunos años, el triarca Vhalaso el Generoso ordenó la construcción de un puente a través del Rhoyne, uniendo así las dos orillas. Esas mismas mareas y corrientes, además de la anchura del rio, hicieron de la construcción una tarea épica, requiriendo más de cuarenta años y mucho millones de honorarios. El triarca Vhalaso no vivió para ver lo que habia sembrado…. pero una vez terminado, el Puente Largo no tenía rival salvo por el Puente del Sueño en la ciudadfestival Rhoynar de Chroyane. Suficientemente fuerte para soportar el peso de miles elefantes (o eso aseguran), el Puente Largo de Volantis, hoy en día, es el puente más largo en todo el mundo conocido. Lomas Pasolargo la nombro como una de las nueve maravillas creadas por el hombre en su libro del mismo título. Durante gran parte de sus primeros años de historia, Volantis se beneficia del comercio entre Valyria y los Rhoynar, volviéndose cada vez más próspera y poderosa… mientras que Sarhoy, la antigua y hermosa ciudad Rhoynar que previamente había dominado aquel comercio, sufrió un correspondiente declive. Inevitablemente, eso desembocó e un conflicto entre las dos ciudades. La larga serie de guerras que siguieron, de las cuales los detalles han sido mencionados en otra parte, culminaron con la total

destrucción de las ciudades del Rhoyne y la huida de Nymeria y sus diez mil barcos. Aunque los señores dragón de Valyria ganaron, es correcto decir que Volantis fue el principal beneficiado. Hoy en día lo único que queda de Sarhoy son sus ruinas, un desolado y embrujado lugar, mientras que Volantis, con su Puente Largo, Muro Negro y un gran puerto, se encuentra entre las más grandes ciudades del mundo. Dentro del Muro Negro, Volantinos de la Antigua Sangre aún mantienen la corte en los antiguos palacios, atendidos por una multitud de esclavos. Fuera se pueden encontrar extranjeros, libertos, y señores de baja cuna de un centenar de naciones. Navegantes y comerciantes abarrotan los mercados y puertos de la ciudad, junto con los esclavos. Se dice que en Volantis hay cinco esclavos por cada hombre libre - una desproporción numérica igualada solo por las antiguas ciudades Ghiscari de la Bahía de los Esclavos. La costumbre en Volantis es que las caras de todo los esclavos tienen que estar tatuadas- marcados de por vida para mostrar su condición, llevando para siempre esa carga del pasado, incluso aunque sean liberados. El estilo de los tatuajes son muchos. Los soldados-esclavos de Volantis llevan rayas de tigre de color verde sobre sus rostros, las cuales denotan su rango; las prostitutas son marcadas por una sola gota debajo de su ojo derecho; los esclavos que recogen el estiércol de los caballos y elefantes llevan moscas tatuadas; los bufones llevan su cara tatuada de varios colores; conductores de los hathays, las carrozas tiradas por los pequeños elefantes de Volantis, son marcados con ruedas en sus rostros.

Marcas de esclavos de Volantis.

Volantis es un feudo, y todas las personas libres y poseedoras de tierra tienen voz en el gobierno de la ciudad. Tres Triarcas son elegidos anualmente para administrar sus leyes, comandar sus flotas y ejércitos, y compartir día a día el gobierno de la ciudad. La elección de los Triarcas ocurre sobre el pasar de diez días, en un proceso que es tanto festivo como tumultuoso. En siglos recientes, el cargo ha sido denominado por dos facciones competitivas, conocidas como los tigres y los elefantes, aunque son nombres no oficiales. Los partidarios de varios candidatos- y de cada facción –se reúnen en nombre de sus líderes elegidos, para ganar el favor de la población. A todos las personas libres dueñas de tierras- incluso mujeres –se les concede un voto. Aunque el proceso para algunos forasteros es caótico al punto de la locura, el cargo es otorgado pacíficamente en la mayoría de las ocasiones. Después de que la Maldición consumiera Valyria y las Tierras del Largo Verano, Volantis reclamó su derecho de gobernar sobre las otras colonias Valyrias alrededor del mundo. Tal era el poder de la “Primera Hija” que por un tiempo tuvo éxito en establecer hegemonía sobre algunas de las Ciudades Libres durante los Años Sangrientos. Eventualmente, el Imperio Volantino se colapsó sobre su propio peso, derribado por la alianza de ciudades hermanas que aún permanecían libres y la rebelión de aquellos que habían subyugado.

Muchos Volantinos se consideran a sí mismo como los sucesores naturales y por derecho de los señores de los dragones de la Antigua Valyria, deseando alcanzar la dominación sobre las otras Ciudades Libres y a su debido tiempo, del mundo. Los tigres abogan por la dominación a través de la guerra y la conquista, mientras que los elefantes prefieren una política de comercio y el crecimiento de sus riquezas.

Desde entonces, los elefantes- la más pacíficas de las facciones Volantinas –han dominado la elección anual del cargo de triarca. Sin embargo, años de expansión bajo el gobierno de los tigres le dieron a Volantis el control sobre ciudades menores, entre las más notables se encuentran los grandes “pueblos” del rio, Volon Therys, Valysar, y Selhoys (cada una más grande y poblada que Desembarco del Rey o Antigua). Los Volantinos también controlan el Rhoyne hasta la afluente del rio Selhoru, y mantienen un control balanceado sobre la Costa Naranja al oeste. Estas tierras son protegidas por soldados-esclavos contra los Dothraki, quienes a veces ponen a prueba las defensas Volantinas, y de las otras Ciudades Libres, las cuales intentan crecer a costa de su ciudad hermana. Aunque las elecciones Volantinas son en su mayor parte pacíficas, ha habido significativas excepciones. “Diarios de Nysseos Qoheros” contiene un reporte del Triarca Horonno, quien había sido triarca por cuarenta años consecutivos, ya que fue un gran héroe durante los Años Sangrientos. Después de su cuadragésima elección, se declaró a sí mismo como triarca de por vida, y aunque los Volantinos lo amaban, no lo hacían lo suficiente como para ver sus antiguas costumbres y leyes usurpadas por su arrogancia. No mucho después, fue capturado por los alborotadores, despojado de su rango y título, siendo destrozado por los elefantes de guerra mientras estos tiraban de sus extremidades.

La ejecución del triarca Horonno.

BRAAVOS En el extremo noroccidental de Essos, donde se unen el Mar de los Escalofríos y el Mar Angosto, la Ciudad Libre de Braavos se yergue sobre sus famosas “cien islas” en medio de una laguna de aguas salobres y poco profundas envueltas por la niebla. Braavos, la más joven de las Nueve Ciudades Libres, es también la más adinerada, y muy probablemente la más poderosa. Fue fundada por esclavos fugitivos, y sus humildes comienzos se originaron tras el simple deseo de libertad. Durante gran parte de su temprana historia, su condición secreta hizo que pasara desapercibida para el resto del mundo. Pero con el tiempo prosperó, emergiendo como una potencia casi inigualable. No hay príncipes ni reyes rigiendo Braavos, donde el gobierno le pertenece al Señor del Mar, elegido de entre los ciudadanos por los magísteres y portadores de llaves de la ciudad mediante un complejo proceso de elección que se mantiene en secreto. Desde su enorme palacio junto al agua, el Señor del Mar gobierna una flota de navíos de guerra de primera y una flota mercantil cuyos cascos y velas púrpuras son reconocidos en los puertos de todo el mundo conocido. Braavos fue fundada por fugitivos de una gran caravana de navíos esclavistas—que iba en camino desde Valyria hasta una nueva colonia en Sothoryos—quienes se alzaron en una sangrienta rebelión, tomaron el control de las naves en las que estaban siendo transportados, y huyeron “al confín más alejado del mundo” para escapar de sus antiguos amos. Sabiendo que serían cazados, los esclavos decidieron alejarse de su destino previsto y navegaron al norte en vez de al sur, buscando un refugio lo más alejado posible de Valyria y sus represalias. Las historias Braavosi afirman que un grupo de mujeres esclavas, de las distantes tierras de Jogos Nhai, profetizaron el lugar donde encontrarían refugio: una apartada laguna tras una muralla de colinas recubiertas de pinos y piedras de mar, donde las frecuentes neblinas servirían para ocultar a los fugitivos de la vista de los señores dragón que sobrevolaran por el lugar. Y exactamente eso fue lo que sucedió. Estas mujeres eran sacerdotisas, llamadas Cantantes Lunares, y hasta el día de hoy el Templo de las Cantantes Lunares es el más grande de Braavos. Dado que los esclavos fugitivos procedían de diferentes tierras y profesaban diferentes religiones, los fundadores de Braavos decidieron crear un lugar donde todos los dioses fueran reverenciados, y además decretaron que ningún dios seria honrado por sobre los demás. Eran un pueblo diverso, conformado por Ándalos, Isleños del Verano, Ghiscari, Naathi, Rhoynar, Ibbeneses, Sarnoris, incluso deudores y criminales de pura sangre Valyria. Algunos habían sido entrenados en armas para servir como guardias y soldados; otros eran esclavos de cama, cuyo arte consistía en dar placer. Había varios tipos de esclavos domésticos entre ellos: tutores, niñeras, cocineros, mozos de cuadra y mayordomos. Otros eran habilidosos artesanos: carpinteros, herreros, albañiles y tejedores. Algunos eran pescadores, algunos peones, algunos esclavos de galeras, y muchos eran simples trabajadores. Los nuevos libertos hablaban muchas lenguas, así que el idioma de sus antiguos maestros—el Valyrio—se convirtió en su lenguaje común. Y debido a que habían arriesgado sus vidas en nombre de la libertad, las madres y padres de la nueva ciudad prometieron que ningún hombre, mujer, o niño en Braavos sería jamás un esclavo, una propiedad o un sirviente. Esta es la Primera Ley de Braavos, grabada en piedra en el arco que se extiende sobre el Canal Largo. Desde ese entonces, los Señores del Mar de Braavos se han opuesto a la esclavitud en todas sus formas y han peleado más de una guerra en contra de los esclavistas y sus aliados.

La laguna donde los fugitivos encontraron refugio parecía, a simple vista, un lugar lúgubre y poco atractivo lleno de marismas, bajíos causados por la marea, y pantanos de agua salada, pero estaba bien escondida tras las islas adyacentes y los pilares marinos, y a menudo envuelta por la niebla, incluso desde arriba. Además, en sus aguas salobres abundaban los peces y mariscos de todo tipo, las islas donde se refugiaron estaban cubiertas de densos bosques, y el hierro, estaño, plomo, pizarra, y otros materiales útiles podían encontrarse cerca en tierra firme. Aún más importante, la laguna estaba alejada y casi nadie la visitaba; aunque los esclavos fugitivos ya estaban cansados de escapar, la mayoría aún temía ser recapturado. En las sombras, Braavos creció y prosperó. Granjas, casas, y templos brotaron a lo largo de las pequeñas islas, mientras los pescadores cosechaban las riquezas de la gran laguna y de los mares aledaños. Entre los mariscos que los Braavosi descubrieron había cierto tipo de caracol marino, emparentado con aquellos que habían hecho a Tyrosh y sus tintes ricos y famosos. El caracol producía un tinte de un color púrpura oscuro. Para cambiar el aspecto de las naves que habían robado, los capitanes Braavosi teñían sus velas de este color cada vez que navegaban fuera de la laguna. Procurando evitar las naves y ciudades Valyrias en la medida de lo posible, los Braavosi empezaron a comerciar con Ib, y después con los Siete Reinos. Sin embargo, por mucho tiempo las naves mercantes de Braavos llevaron cartas de navegación falsas y respondían con ingeniosos engaños cuando se les preguntaba por su procedencia. En consecuencia, por más de un siglo, Braavos fue conocida como la Ciudad Secreta. El Señor del Mar Uhtero Zalyne le puso fin a esta clandestinidad, enviando sus barcos a cada rincón del mundo para proclamar la existencia y ubicación de Braavos, e invitar a todos los hombres de todas las naciones para celebrar el 111er (centésimo décimo primer) festival por la fundación de la ciudad. Para ese entonces todos los esclavos fugitivos originales habían muerto, junto con sus antiguos amos. Aun así, varios años antes, Uthero había enviado emisarios del Banco de Hierro a Valyria para despejar el camino para lo que llegó a ser conocido como el Develamiento o el Desenmascaramiento de Uthero. Los señores dragón demostraron tener poco interés en los descendientes de esclavos que habían escapado un siglo atrás, y el Banco de Hierro les pagó generosas indemnizaciones a los nietos de los dueños de los navíos que los fundadores habían incautado y navegado (pero se negaron a pagar por el valor de los propios esclavos).

El Titán de Braavos. (Crédito de ilustración 171)

De este modo se logró un acuerdo. El aniversario del Develamiento es celebrado cada año en Braavos durante diez días de festejo y bailes de máscaras—un festival como ningún otro en todo el mundo conocido, que culmina a medianoche del décimo día, cuando el Titán ruge y decenas de miles de bailarines y celebrantes se quitan las máscaras al unísono. A pesar de sus humildes orígenes, Braavos no sólo se ha convertido en la más adinerada de las Ciudades Libres, sino también en la más inexpugnable. Volantis podrá tener su Muro Negro, pero Braavos tiene una muralla de navíos como ninguna otra ciudad en el mundo posee. Lomas Pasolargo se maravilló ante el Titán de Braavos—la gran Fortaleza de piedra y bronce con la forma de un guerrero que vigila la entrada hacia la laguna—pero la verdadera maravilla es el Arsenal. Allí, una de las galeras de guerra con casco púrpura de Braavos puede ser construida en un solo día. Todas las embarcaciones son construidas siguiendo el mismo diseño, de modo que todas las partes puedan ser preparadas con antelación, y experimentados armeros trabajan sobre diferentes secciones de la embarcación de forma simultánea para acelerar el trabajo. Organizar tal hazaña de ingeniería no tiene precedentes; para entender la magnitud de tal labor tan sólo hace falta inspeccionar cuan ruidosa y confusa es la construcción en los astilleros de Antigua. No obstante, sería una locura no hablar sobre el Titán. Con su orgullosa cabeza y ojos de fuego lo observa todo desde cerca de ciento ochenta metros de altura sobre el mar, el Titán es una fortaleza de una clase nunca antes vista, moldeada en la forma de un enorme gigante parado sobre dos montañas submarinas. Las piernas y la parte baja del torso del Titán son de granito negro, originalmente eran un arco natural de roca, pero fue esculpido y modelado por tres generaciones de escultores y canteros, y envuelto en una falda plisada de bronce; por encima de la cintura, el coloso es de bronce, y su cabello está hecho con cáñamo teñido de verde. Cuando es visto desde el mar por primera vez, el Titán es una visión aterradora. Sus ojos son inmensos fuegos que sirven como faros, iluminando el camino para las naves que regresan a la laguna. Dentro de su cuerpo de bronce existen salas y cámaras, matacanes y aspilleras, de modo que cualquier embarcación que se atreva a forzar su entrada seguramente sería destruida.

Las naves enemigas pueden ser fácilmente dirigidas contra las rocas por los vigilantes dentro del Titán, y se puede soltar piedras y calderos con brea ardiente sobre las cubiertas de cualquier barco que intente pasar entre las piernas del Titán sin permiso. Sin embargo, esto rara vez ha sido necesario; desde el Siglo de Sangre ningún enemigo ha sido tan imprudente como para intentar provocar la ira del Titán.

El Banco de Hierro de Braavos (Crédito de ilustración 172)

Hoy en día, Braavos es uno de los puertos más grandes del mundo y recibe naves mercantes de todas partes de todas las naciones (excepto las esclavistas). Dentro de la enrome laguna, las naves Braavosi atracan en el magnífico Puerto Púrpura, ubicado cerca del Palacio del Señor del Mar. Otras embarcaciones deben usar el Puerto del Trapero, un puerto más mísero y tosco en todos los sentidos. Aun así, hay tanta riqueza en Braavos que las naves llegan para comerciar desde tan lejos como Qarth o las Islas del Verano. Braavos también es hogar de uno de los bancos más poderosos del mundo, cuyos orígenes se remontan a los inicios de la ciudad, cuando algunos de los fugitivos decidieron esconder todos sus objetos de valor en una mina de hierro abandonada, para mantenerlos a salvo de los ladrones y piratas. A medida que la ciudad crecía y prosperaba, los conductos y cámaras de la mina empezaron a llenarse. En vez de dejar su tesoro bajo tierra, los Braavosi más adinerados empezaron a realizar préstamos a sus hermanos menos afortunados. Y así fue como nació el Banco de Hierro de Braavos, cuyo renombre (o infamia, como se escucha decir a algunos) ahora se extiende por todos los rincones del mundo conocido. Innumerables reyes, príncipes, arcontes, triarcas, y mercaderes viajan desde los confines del mundo esperando obtener préstamos de las fuertemente custodiadas bóvedas del Banco de Hierro. Se dice que el Banco de Hierro siempre obtiene lo que le pertenece. Aquellos que toman prestado algo de los Braavosi y dejan de pagar su deuda, a menudo encuentran razones

para lamentar tan disparatada decisión, ya que el Banco es conocido por derrocar a señores y príncipes, y también se rumorea que envía asesinos en contra de aquellos que no ha podido deponer (aunque esto nunca ha podido ser probado). Braavos es una ciudad construida sobre barro y arena, donde uno nunca está a más que unos pocos metros sobre el agua. Algunos dicen que la ciudad tiene más canales que calles. Esto es una exageración, aunque no podemos negar que la forma más rápida de moverse en la ciudad es sobre el agua, en uno de los incontables botes serpiente que surcan los canales, en vez de viajar a pie a través de un laberinto de calles, callejones, y puentes. Se ven estanques y fuentes por todo Braavos, celebrando los lazos de la ciudad con el mar y las “murallas de madera” que la defienden. Las aguas salobres de la laguna que rodean las “cien islas” son fuente de gran parte de la riqueza de la ciudad, produciendo ostras, anguilas, cangrejos, cigalas, almejas, rayas, y muchos tipos de peces. Sin embargo, las aguas que nutren y protegen a Braavos también son las que la ponen en peligro; ya que durante los últimos dos siglos se ha vuelto evidente que algunas de las islas de la ciudad se están hundiendo debido al peso de las edificaciones que las cubren. De hecho, la parte más vieja de la ciudad, ubicada al norte del Puerto del Trapero, ya se ha hundido, y ahora es conocida como la Ciudad Ahogada. Aun así, todavía existen algunos Braavosi, de la clase más pobre, habitando las torres y pisos superiores de las edificaciones medio sumergidas.

"Los Orígenes del Banco de Hierro de Braavos" del Archimaestre Matthar ofrece un relato detallado de la historia y los acuerdos del banco, o al menos de lo que se pudo descubrir; el banco es famoso por su discreción y confidencialidad. Matthar cuenta que los fundadores del Banco de Hierro eran veintitrés: dieciséis hombres y siete mujeres, cada uno de los cuales poseía una llave de las enormes bóvedas subterráneas. Sus descendientes, cuyo número ahora excede los mil, son conocidos como los Portadores de las Llaves hasta el día de hoy, aunque las llaves que muestran con tanto orgullo durante ocasiones formales ahora sólo son ceremoniales. Algunas de las familias fundadoras de Braavos declinaron con el tiempo, y unas pocas perdieron toda su riqueza, aun así los más mezquinos aún se aferran a sus llaves y a los honores que vienen con ellas. Sin embargo, el Banco de Hierro no sólo es gobernado por los Portadores de las Llaves. Hoy en día, algunas de las familias más adineradas y poderosas de Braavos son de renombre más reciente, aun así los líderes de estas familias poseen acciones en el banco, se sientan en sus concilios secretos, y tienen voz al seleccionar a los hombres que han de presidirlos. Como muchos forasteros han observado, en Braavos las monedas doradas valen más que las llaves de hierro. Los enviados del Banco cruzan el mundo, a menudo a bordo de una de sus propias naves, y mercaderes, señores, y hasta reyes tratan con ellos casi como iguales.

El distrito de los templos de Braavos. (Crédito de ilustración 173)

Braavos es una ciudad reconocida por su arquitectura: el amplio Palacio del Señor del Mar, con su magnífica colección de bestias y aves exóticas procedentes de todas partes del mundo; el imponente Palacio de Justicia; el magnífico Templo de las Cantantes Lunares; el acueducto que los Braavosi llaman el Río de agua dulce, el cual transporta el agua fresca necesaria desde la parte continental de Essos (ya que el agua de los canales es salobre, lodosa, y demasiado sucia para beberla, debido a los desechos arrojados en ella por los habitantes de la ciudad); las torres de los portadores de las llaves y familias nobles; y la Casa de las Manos Rojas, un inmenso hospicio y centro de curación. Entre estas nobles estructuras se encuentran incontables tiendas, burdeles, posadas, tabernas, casas gremiales, y tenderetes de mercaderes. A lo largo de las calles y puentes se alzan estatuas de antiguos Señores del Mar, legisladores, navegantes, guerreros, hasta poetas, bardos, y cortesanas. Los templos de Braavos también son muy famosos, y algunos son verdaderas maravillas dignas de admiración. El Templo de las Cantantes Lunares es el más importante de estos, ya que los Braavosi tienen una particular reverencia por esta deidad, como mencionamos anteriormente. El Padre de la Aguas es casi igual de venerado; su templo acuoso es reconstruido cada año durante sus días festivos. El Señor de la Luz, el rojo R’hllor, también tiene un gran templo en Braavos, debido a que sus adoradores se han vuelto cada vez más numerosos en los últimos cien años. Como descendientes de un centenar de pueblos diferentes, los Braavosi honran a un centenar de dioses diferentes. Todos los grandes dioses poseen templos, pero en lo profundo del corazón de la ciudad se puede encontrar la Isla de los Dioses, donde incluso el menor de los dioses tiene su templo. El Septo-más-allá-del-Mar y sus septones y septas ofrecen culto diario a los Siete para los marineros de los barcos provenientes de los Siete Reinos que llegan a Braavos para comerciar. En Braavos, hombres y mujeres de los más alejados rincones del mundo pueden sentarse juntos, como han hecho durante cientos de años, para comer, beber y contar historias. Se dice que todos son bienvenidos en la Ciudad Secreta.

Muchas de las cortesanas de Braavos son celebradas en las canciones y la historia, y algunas han llegado a ser inmortalizadas en bronce o mármol. En los Siete Reinos, la más famosa e infame de estas fue la Perla Negra. La primera mujer en portar aquel nombre era la capitana y reina pirata Bellegere Otherys, quien reinó brevemente como una de las nueve amantes del Rey Aegon IV Targaryen, quien le dio una hija bastarda, Bellenora, la segunda Perla Negra, una famosa cortesana aclamada por los bardos de sus tiempos como la mujer más bella de todo el mundo. Sus descendientes también se convirtieron en cortesanas, cada una de ellas conocida en su tiempo como la Perla Negra, y cada una llevando un poco de la sangre del dragón en sus venas hasta el día de hoy.

También debemos mencionar que las cortesanas de Braavos son reconocidas en todo el mundo, si bien todas son mujeres libres, a diferencia de las más famosas bellezas de los jardines de placer de Lys o los burdeles de Volantis. Su arte no sólo se restringe al dormitorio, su ingenio y porte las vuelven muy codiciadas entre los comerciantes más ricos, los capitanes más audaces, y los más distinguidos visitantes. Portadores de las llaves, señores, y príncipes buscan sus favores. Las más famosas cortesanas toman nombres poéticos que suman a su encanto y misterio. Los bardos compiten por su

patrocinio, mientras que los jaques con sus delgadas espadas a menudo realizan duelos a muerte en el nombre de alguna de ellas.

El capitán Pilman de Lannisport, le entregó a la Ciudadela un informe de un duelo de danzarines del agua. En este nos dice que los danzarines del agua parecen apenas rozar la superficie del agua, pero tan sólo es una ilusión causada por la oscuridad, ya que sus duelos siempre ocurren durante la noche. No obstante, el capitán insistió en que nunca había visto nada que se le compare en cuanto a elegancia o habilidad.

Las monedas de los Hombres sin Rostro de Braavos (frente y reverso). (Crédito de ilustración 174) El dominio de la espada de los jaques de la Ciudad Secreta es tan famoso como la belleza de las cortesanas. Casi sin armadura, y blandiendo espadas delgadas y puntiagudas, estos guerreros de las calles practican un estilo de combate veloz y mortal. Los mejores jaques se llaman a sí mismos danzarines del agua, dada la costumbre de enfrentarse en duelo sobre el Estanque de la Luna cerca del Palacio del Señor del Mar; se afirma que los verdaderos danzarines del agua pueden combatir y matar sobre la superficie del estanque sin perturbar la quietud del agua. Aunque se puede encontrar muchos excelentes espadachines entre los jaques y los danzarines del agua, por tradición el mejor entre todos ellos es la Primera Espada, quien comanda la guardia personal del Señor del Mar y protege su persona en los eventos públicos. Una vez elegido, el Señor del Mar sirve de por vida. Inevitablemente, siempre existen aquellos que quieren acortar esa vida con el propósito de efectuar cambios en la política. A través de los siglos, las Primeras Espadas han peleado muchos célebres duelos, han tomado parte en docenas de guerras, y han salvado la vida de veintenas de Señores del Mar, ya sea para bien o para mal.

Ningún relato sobre Braavos estaría completo sin mencionar a los Hombres sin Rostro. Envuelta en misterio y rumores, se dice que esta sociedad secreta de asesinos es más antigua que la propia Braavos, con orígenes que se remontan a Valyria en el apogeo de su gloria. Sin embargo, poco es sabido con certeza acerca de estos asesinos.

MAS ALLA DE LAS CIUDADES LIBRES ¿Conocemos todas las tierras y razas que existen en este mundo? Seguramente no. Nuestros mapas tienen sus límites, e incluso los mejores de ellos nos dejan tantas preguntas como respuestas acerca de las lejanas tierras del este, mostrando espacios en blanco de los cuales no tenemos conocimiento. Sin embargo, puede sernos de provecho discutir ciertas cosas de esos lugares que sí conocemos, aunque su comercio con los Siete Reinos es menor comparado con el de las Ciudades Libres.

LAS ISLAS DEL VERANO Al sur de Poniente, en las azules aguas profundas del Mar del Verano, se encuentran las Islas del Verano bañadas por el cálido sol. Más de cincuenta islas conforman este verde archipiélago. Algunas son tan pequeñas que un hombre puede cruzarlas en una hora, pero Jhala, la más grande las islas, se extiende más de mil kilómetros de punta a punta. Debajo de sus imponentes montañas verdes hay vastos bosques, junglas, playas de arena verde y negra, caudalosos ríos infestado cocodrilos monstruosos, y valles fértiles. Walano y Omboru, aunque son de la mitad de tamaño que Jhala, son más grandes que todas las islas de los Peldaños de Piedra combinadas.

Las Islas del Verano.

Flores de miles de diferentes especies florecen en las Islas del Verano, llenando el aire con su aroma. Los arboles están llenos de frutas exóticas, y una variedad de coloridas aves raras surcan los cielos. De sus plumas los isleños fabrican sus fabulosas capas. Por debajo de los bosques tropicales merodean panteras manchadas más grandes que cualquier león, y manadas de delgados lobos rojos. Tribus de monos se columpian por las ramas de los árboles. También se pueden encontrar simios: los “ancianos rojos” de Omboru, pieles de plata en las montañas de Jhala, acosadores de la noche en Walano. Los isleños son gente morena, cabello y ojos negros, de piel tan marrón como la corteza de los árboles o tan negra como azabache pulido. Durante gran parte de su historia, vivieron en aislamiento del resto del mundo. Sus primeros mapas, tallados en los famosos Árboles Parlantes de la ciudad de Árboles Altos, no muestran tierras excepto por las mismas islas, rodeadas por un vasto océano que abarca todo el mundo. Como isleños, se adentraron al mar en los primeros días del nacer de su civilización, primero en barcas a remo, luego, en grandes naves más rápidas con velas de cáñamo tejido, pero pocos se aventuraron más allá de la vista de sus propias costas… y los que lo hicieron, no siempre regresaron. Lomas Pasolargo, quien visito las Islas del Verano en busca de maravillas, apunta que los sabios de las islas aclaman que, una vez sus ancestros llegaron a la costa occidental de Sothoryos, fundando ciudades allí, solo para que fuesen abrumadas y destruidas por las mismas fuerzas que posteriormente acabaron con asentamientos Ghiscari y Valyrios en aquel peligroso continente. Los archivos de la Ciudadela contienen pocas crónicas antiguas de Valyria, pero ninguna habla acerca de estas supuestas ciudades, y hay maestres quienes dudan acerca de la verdad de estas aclamaciones. El primer contacto registrado entre las Islas del Verano y el vasto mundo, ocurrió en los años del Viejo Imperio Ghiscari. Una embarcación mercante Ghiscari arribo en Walano después de haber sido arrastrados por una tormenta, solo para huir aterrorizados a la primera vista de los habitantes, a los cuales los Ghiscari tomaron por demonios con piel negra quemada por los fuegos del infierno. Después de aquello, navegantes Ghiscari tomaron precauciones para estar bien alejados de la Isla del Demonio, como nombraron a Walano en sus mapas; no tenían idea de la existencia de Omboru, Jhala o islas menores. Este contacto tuvo un profundo efecto sobre las Islas del Verano, ya que probó que otras personas vivían en tierras más allá de sus orillas. Así su curiosidad (y avaricia) despertó, el príncipe de las islas comenzó a construir embarcaciones más grandes y resistentes, capaces de cargar suficiente provisiones para cruzar grandes distancias e incluso para soportar la más fiera de las tormentas. Malthar Xaq, príncipe de la pequeña isla de Koj, fue el más grande de estos constructores de barcos, y es recordado como Malthar Jinete del Viento y Malthar el Cartógrafo. Una nueva era de exploración y comercio comenzó cuando las grandes embarcaciones recorrían los mares, enviados por Malthar y los demás príncipes. Algunos no regresaron, otros sí. Naath, Islas del Basilisco, la costa norte de Sothoryos, y tanto la costa sur de Poniente y como Essos fueron visitadas, y, en menos de medio siglo, había crecido un próspero comercio entre las Islas del Verano y el Feudo Franco de Valyria. Las islas carecían de hierro, estaño y otros metales, pero en ellas abundaban las piedras preciosas (esmeraldas, rubís, zafiros, perlas y muchas más), las especias (nuez moscada, canela, pimienta) y la madera. Los monos, simios, panteras y loros despertaron el interés de los señores dragón. Madera de sangre, ébano, caoba, majagua, nudos, aurocorazón y otras maderas raras y preciosas eran igualmente muy requeridas por los Valyrios, al igual que vino de palma, frutas y plumas. Los Valyrios ofrecían oro por esclavos. Antes, al igual que ahora, los isleños eran personas hermosas, altas, fuertes y rápidas para aprender. Estas cualidades atrajeron a

piratas y esclavistas de Valyria, Islas del Basilisco y Vieja Ghis. Los asaltantes cayeron en pueblos pacíficos esclavizando a todos los aldeanos. Niños del Verano del Maestre Gallard sigue siendo una fuente importante de la historia de las Islas del Verano. Gran parte de su historia- la cual era incomprendida por el hecho de que gran parte de su historia fue registrada en versos muy formales y complicados –ha quedado bastante clara por sus exhaustivos esfuerzos. Aunque aún quedan ciertas controversias- las dudas de Mollo acerca de la cronología de Gallard acerca de los primeros príncipes de Walano son un ejemplo- no existe mejor trabajo que el de Gallard acerca de estos acontecimientos. Las historias talladas en los Arboles Parlantes nos dicen que estos “Años de Vergüenza” perduraron por casi dos siglos, hasta que una mujer guerrera llamada Xanda Qo (quien había sido esclavizada por un tiempo), Princesa del Valle del Loto Dulce, unificó todas las islas bajo su régimen y puso fin a esto. Ya que el hierro era escaso y costoso en las islas, poco se conocía acerca de armaduras, y las lanzas cortas y largas tradicionales entre los isleños habían demostrado ser poco eficaces contra las espadas y hachas de acero de los esclavistas, por lo que Xanda Qo armó a sus marineros con arcos de aurocorazón, una madera que solo se encuentra en Jhala y Omboru. Estos magníficos arcos eran muy superiores comparados con los arcos que tenían los esclavistas, y podían lanzar una flecha lo suficientemente lejos como para perforar el cuero e incluso armaduras de acero.

Un barco cisne de las Islas del Verano.

Para darles a sus arqueros una sólida plataforma desde la cual apuntar y disparar, Xanda Qo construyo barcos más grandes que los antes vistos en el Mar del Veranoaltos y elegantes barcos, construidos sin nada más que un solo clavo y la madera especial de las islas, e incluso reforzándolos con magia, por lo que los barcos de los esclavistas sufrían daños considerables al impactar contra los de los isleños. Tan rápidos como fuertes, sus barcos estaban a menudo dotados de altas proas, esculpidas en la forma de aves y bestias. Estos “cuellos de cisne” se ganaron el nombre de “barcos cisne.”

Aunque les llevó la mayor parte de una generación, los isleños, liderados por la hija de la princesa Xanda (y posterior sucesora) Chatana Qo, la Flecha de Jhahar, en última instancia prevaleció en lo que se llegó a conocer como las Guerras de los Esclavistas. Aunque la unidad de las islas no sobrevivió a su propio reinado (ya que la Flecha se casó imprudentemente y no gobernó tan bien como había luchado) incluso ahora los esclavistas huyen a la vista de un barco cisne, ya que se sabe que cada uno de estas magnificas embarcaciones lleva letales arqueros equipados con arcos de aurocorazón. En estos días se estima que los arqueros (y arqueras) de las Islas del Verano son los mejores del mundo. Sus arcos no se comparan con los arcos comunes, debido a que los príncipes de las islas han prohibido la exportación de madera de aurocorazón desde la Guerra de los Esclavistas; los únicos arcos capaces de superar a los de los isleños son los arcos hechos de huesodragon, y estos son extremadamente raros. A algunos isleños que tienen el deseo de conocer el vasto mundo se los conoce por servir como arqueros y piratas mercenarios. Otros se han unido a los piratas de las Islas del Basilisco; se sabe que algunos se convirtieron en capitanes de mal renombre de cuyos hechos se hablan con temor en puertos tan distantes como Qarth y Antigua. Los isleños han destacado entre las compañías libres de las Tierras de la Discordia como guardias de los sequitos de los príncipes mercaderes de las Ciudades Libres, o como luchadores en las arenas de las ciudades esclavistas, Astapor, Yunkai y Meeren… pero a pesar de su indudable valor y habilidad con las armas, no son un pueblo guerrero. Los isleños jamás han invadido ninguna tierra más allá de sus orillas ni tratado de conquistar algún pueblo extranjero. Sus grandes barcos navegan más lejos y más rápido que cualquier embarcación, hasta los confines de la tierra, y aun así los príncipes de las Islas del Verano no poseen barcos de guerra, prefiriendo el comercio y la exploración a la conquista. A lo largo de su historia, las Islas del Verano han estado bajo el régimen de un gobernante nada más de media docena de veces, y nunca por mucho. Hoy en día, cada uno de las islas menores tiene su propio gobernante, conocido como príncipe o princesa en la Lengua Común; las islas más grandes (Jhala, Omboru y Walano) a menudo tienen muchos príncipes rivales. No obstante, las islas en general son un lugar pacifico. Tales guerras que tienen lugar en las islas son vistas como un tipo de ritual, con batallas que se asemejan a torneos, en el que los grupos de guerreros se reúnen en los campos de batalla, elegidos y consagrados con anticipación por sus sacerdotes. Combaten con lanzas, hondas y escudos de madera, así como sus antepasados lo hicieron cinco mil años antes; los arcos de aurocorazón utilizados por los arqueros de las islas contra sus enemigos del otro lado del mar nunca son usados contra su propia gente, ya que esto ha sido prohibido por su dios. Las guerras en las Islas del Verano muy pocas veces duran más de un día, sin causar daño más que a los guerreros. Las cosechas no son destruidas, las casas no son quemadas, las ciudades no son saqueadas, los niños no son heridos, las mujeres no son violadas (aunque las mujeres guerreras a menudo pelean hombro con hombro con los hombres). Incluso los príncipes derrotados no son asesinados ni desfigurados, aunque deben dejar sus casas y asentamientos para pasar el resto de sus días en exilio. A pesar de que Jhala es la más grande de las Islas del Verano, Walano es la que tiene más habitantes. Allí se puede encontrar Ultimo Lamento, con su gran puerto, la soñolienta Punta de Loto, y Árboles Altos, donde sacerdotisas con vestidos de plumas tallan canciones e historias en los enormes troncos de los árboles que bañan con su sombra a la ciudad. En estos Árboles Parlantes se puede leer toda la historia de las Islas del Verano, junto con los mandamientos de mucho de sus dioses y las leyes por las que se rigen.

LAS DEMAS ISLAS DEL VERANO Mientras Jhala, Walano, y Omboru dominan el archipiélago, un número de islas más pequeñas merecen ser mencionadas: Las Piedras Cantantes, al oeste de las principales islas, poseen picos dentados plagados de agujeros que producen una música extraña cuando sopla el viento. Cabeza de Piedra se encuentra más al norte que las demás islas, y es claramente trabajo de los hombres; el lado norte de esta roca ceñida por el mar ha sido tallado a semejanza de un dios olvidado. Este rostro es el último que ven mientras los isleños navegan hacia el norte, en dirección a Poniente. Koj, que una vez fue la casa de Malthar el Cartógrafo, aun cuenta con los mejores barcos del archipiélago. Tres cuartas partes de los famosos barcos cisne de los isleños son construidos en Koj, y el Palacio de Perlas, asentamiento del Príncipe de Koj, es famoso por su colección de gráficos y mapas. Abulu, una pequeña y desolada isla al noreste de Walano, sirvió por más de dos años como el asentamiento de Nymeria y su pueblo. Los príncipes de la isla rehusaron permitirle quedarse en las islas más grandes, por miedo de despertar la ira de Valyria. Debido a que la mayoría de personas que estaban con Nymeria eran mujeres, Abulu se conocida como Isla de las Mujeres, nombre que aún mantiene hoy en día. Enfermedades, hambre, y redadas de esclavos azotaron a los Rhoynar, hasta que finalmente Nymeria llevo sus diez mil barcos de regreso al mar en busca de un nuevo refugio. Sin embargo, unos pocos miles de su pueblo eligieron quedarse y sus descendientes permaneces en la Isla de las Mujeres hasta este día.

Aunque una veintena de dioses grandes y pequeños son honrados en las Islas del Verano, una reverencia especial se muestra al dios y la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. La unión entre el hombre y la mujer es sagrada para estas deidades; unidos en este acto de culto, los isleños creen que los hombres y las mujeres honran a los dioses que los crearon. Sean ricos o pobres, hombres o mujeres, de alta o baja cuna, se espera que todos los isleños del verano habiten durante un tiempo en los templos del amor que salpican las islas, compartiendo sus cuerpos con cualquiera que pueda desearlos. La mayoría sirve a los dioses por no más de un año, pero los que se consideran los más bellos, compasivos y más expertos permanecen. En Braavos serían llamados cortesanos, mientras que en Desembarco del Rey se pensaría que no son más que sexoservidores, pero en Jhala, Walano, Omboru, y las otras islas estos sacerdotes y sacerdotisas son muy apreciados, ya que aquí se considera que la entrega de placer carnal es un arte tan digno de respeto como la música, la escultura o la danza. Hoy en día es común ver isleños de verano en Antigua y en Desembarco del Rey, y las naves cisne con sus velas como nubes ondulantes atraviesan todos los mares de la tierra. Marineros audaces, sus capitanes desprecian navegar junto a las costas como otros marinos, y prefieren atacar sin miedo las profundidades del océano, lejos de la vista de la tierra. Hay ciertos indicios de que los exploradores de Koj bien pueden haber mapeado las costas occidentales de Sothoryos hasta el fin del mundo y descubierto

tierras extrañas y pueblos aún más extraños mucho más al sur, o a través de las infinitas aguas del mar del Ocaso... pero la verdad estos cuentos la conocen sólo los príncipes de las islas y los capitanes que les sirven.

El culto de una isla del verano en un templo del amor.

NAATH Al noroeste de Sothoryos, en el Mar del Verano, se encuentra la misteriosa isla de Naath, conocida antiguamente como la Isla de las Mariposas. Los nativos de la isla son una raza hermosa y gentil, con caras redondas y planas, piel morena y grandes ojos claros de color ámbar, a menudo salpicados de oro. El Pueblo Pacifico, es como los naathis son llamados por los marineros, ya que ellos no pelean ni siquiera en defensa de sus hogares y personas. Los naathis no matan, ni siquiera las bestias del campo y del bosque; comen fruta, no carne, y hacen música, no guerra. El dios de la Naath es llamado el Dios de la Armonía, que se muestra a menudo como un gigante riendo, barbudo y desnudo, siempre con la presencia de enjambres de delgadas doncellas con alas de mariposa. Un centenar de variedades de mariposas revolotean alrededor de la isla; los naathis las veneran como mensajeros de su Dios, encargadas de la protección de su pueblo. Tal vez hay algo de verdad en estas leyendas, pues mientras la naturaleza dócil de los naathis parece tener su isla lista para ser conquistada, los extranjeros de más allá del mar no viven mucho tiempo en la Isla de las Mariposas.

Los ghiscari se apoderaron de la isla tres veces en los días del Antiguo Imperio; los valyrios levantaron una fortaleza allí, cuyas paredes de rocadragón fundida aún se pueden ver; una compañía de aventureros volantinos una vez construyo una ciudad comercial, con empalizadas de madera y colonias de esclavos; corsarios de las Islas del Basilisco han desembarcado en Naath innumerables veces. Y sin embargo, ninguno de estos invasores sobrevivió, y los naathis afirman que ninguno duró más de un año, para algunos un humor maligno acecha en el aire de esta isla encantada, y todos aquellos que se quedan mucho tiempo en Naath pronto sucumben. La fiebre es el primer signo de esta plaga, seguido de espasmos dolorosos que hacen que parezca como si las víctimas estuvieran bailando salvajemente y sin control. En la última etapa, los afligidos sudan sangre, y su carne se desprende de sus huesos. Los naathis aparentemente son inmunes a la enfermedad.

Las mariposas de Naath El Archimaestre Ebrose, que ha hecho un estudio de todos los casos conocidos de la enfermedad, cree que se transmite por las mariposas que el Pueblo Pacifico venera. Por

esta razón, la enfermedad es llamada a menudo fiebre de mariposa. Algunos creen que la fiebre se contagia sólo por un tipo particular de mariposa (una gran especie blanca y negra, con alas tan grandes como la mano de un hombre es la preferida por Ebrose), pero esto sigue siendo una conjetura. Ya sea que las mariposas de Naath son verdaderas sirvientas del Dios de la Armonía, o no sean más que insectos comunes como sus primas en los Siete Reinos, es muy posible que los naathis no estén equivocados en considerarlas sus guardianas. Es triste decirlo, los corsarios que rondan los mares alrededor Naath hace mucho tiempo se enteraron de que las posibilidades de morir por la fiebre de la mariposa eran bajas con tal de que no se quedaran en la isla más que un par de horas... y se reducen más aún si sólo desembarcan por la noche, pues las mariposas son criaturas del día que aman el rocío de la mañana y el sol de la tarde. Así que los esclavistas de las Islas del Basilisco muchas veces caen sobre Naath durante la oscuridad de la noche, para llevarse aldeas enteras a la esclavitud. Se dice que el Pueblo Pacifico siempre tiene buenos precios, porque son tan inteligentes como amables, y de hermoso aspecto, y rápidos en aprender obediencia. Se ha informado de que una casa de almohada en Lys es famosa por sus niñas naathis, que se visten con trajes de sedas diáfanas y adornadas con alas de mariposa alegremente pintadas. Tales ataques se han vuelto tan frecuentes desde el Siglo de Sangre que el Pueblo Pacifico ha abandonado en gran parte sus propias costas, se mueve hacia el interior de las colinas y los bosques, en los que es más difícil para los traficantes de esclavos encontrarlos. Por lo tanto las bellas artesanías, las sedas brillantes y los delicados vinos especiados de la Isla de las Mariposas se ven cada vez menos en los mercados de los Siete Reinos y las Nueve Ciudades Libres.

LAS ISLAS DEL BASILISCO Al este de Naath, la larga cadena de islas conocidas como las Islas del Basilisco no podría ser más diferente. Llamadas así por las bestias feroces que alguna vez las infestaban, las Islas del Basilisco han sido durante largos siglos la llaga supurante del Mar del Verano, habitadas únicamente por corsarios, piratas, comerciantes de esclavos, mercenarios, asesinos y monstruos, lo peor de la humanidad. Se dice que vienen de todas las tierras bajo el sol, porque sólo aquí pueden estos hombres tener la esperanza de encontrar a otros de su misma calaña. La vida en las Islas del Basilisco es desagradable, brutal y a menudo corta. Calientes y húmedas, y con enjambres de moscas que pican, pulgas de arena, y larvas de mosquito, estas islas siempre han demostrado ser especialmente poco saludables para el hombre y las bestias por igual. Ruinas encontradas en la Isla de las Lágrimas, la Isla de los sapos, y la Isla Hacha sugieren alguna civilización antigua, pero poco se sabe ahora de estos hombres desaparecidos de la Edad del Amanecer. Si alguno todavía sobrevivía cuando los primeros corsarios se asentaron en las islas, pronto fue pasado por el cuchillo, así que ahora ya no queda rastro de ellos... salvo quizás en la Isla de los sapos, como veremos en breve. La mayor de las Islas del Basilisco es la Isla de las Lágrimas, donde empinados valles y pantanos negros se esconden entre retorcidas colinas escarpadas y pedregosas, rocas azotadas por el viento. En su costa sur se encuentran las ruinas rotas de una ciudad. Fundada por el Antiguo Imperio de Ghis, fue conocida como Gorgai durante casi dos

siglos (o tal vez cuatro, hay una cierta controversia), hasta que los señores dragón de Valyria la capturaron durante la Tercera Guerra Ghiscari y le cambiaron el nombre a Gogossos. Con el nombre que fuera, era un mal lugar. Los señores dragón enviaron a sus peores criminales a la Isla de las Lágrimas a vivir sus vidas en trabajos forzados. En los calabozos de Gogossos, los torturadores idearon nuevos tormentos. En los pozos de carne, se practicaba magia de sangre del tipo más oscuro, y las bestias se apareaban con esclavas para dar a luz a retorcidos niños medio-humanos. La infame Gogossos sobrevivió incluso a la Maldición. Durante el Siglo de Sangre, esta oscura ciudad creció rica y poderosa. Algunos la llamaban la Décima Ciudad Libre, aunque su riqueza se construyó a base de esclavos y hechicería. Sus mercados de esclavos llegaron a ser tan famosos como los de las antiguas ciudades ghiscari en la Bahía de los Esclavos. Setenta y siete años después de la Maldición de Valyria, sin embargo, se dice que su hedor llegó hasta las narices de los dioses, y una terrible plaga surgió de las colonias de esclavos de Gogossos. A continuación la Muerte Roja barrió la Isla de las Lágrimas, y luego el resto de las Islas del Basilisco. Nueve de cada diez hombres murieron gritando, sangrando copiosamente por todos los orificios, y su piel hecha jirones como el pergamino húmedo. Durante el siglo siguiente, las Islas del Basilisco fueron rechazadas. No fue hasta la llegada de los corsarios que los hombres regresaron a las islas una vez más. El pirata qarthiense Xandarro Xhore fue el primero en plantar su blasón allí, utilizando las piedras que encontró en la Isla Hacha irguió una sombría fortaleza negra por encima de su fondeadero. Los hombres de la Hermandad de los Huesos pronto lo siguieron, estableciéndose en el extremo occidental de la cadena, en la Isla de las Moscas. Desde estas bases, Xandarro y la Hermandad estaban perfectamente situados para acosar a los barcos mercantes que rodeaban los restos rotos y humeantes de la península valyria. Dentro de medio siglo, casi cada una de las Islas del Basiliscos era el hogar de un nido de corsarios. En nuestros días, la Hermandad de los Huesos fue olvidada hace mucho tiempo, y todo lo que queda de Xandarro Xhore es la fortaleza que dejó en la Isla Hacha, pero los corsarios todavía rondan las Islas del Basilisco. Al parecer una vez cada generación, se envían flotas a las islas para limpiar los mares de estos parásitos. Los volantinos han sido especialmente diligentes en este sentido, a menudo en alianza con una o más de las otras Ciudades Libres. Algunos de estos ataques han terminado en fracaso cuando los corsarios siendo precavidos, escapan. Otras, más hábilmente dirigidas, han tenido cientos de ahorcados y veintenas de buques incautados, hundidos o pasados por la antorcha. Una terminó en la infamia, cuando el capitán lyseno Saathos Saan, al mando de la flota enviada a destruir las fortalezas corsarias, se convirtió en pirata y reinó como Rey de las Islas del Basilisco durante treinta años. No importa el resultado de estos esfuerzos, los corsarios siempre reanudan sus depredaciones después de un tiempo. Sus pueblos brotan como hongos, sólo para ser abandonados el año siguiente, o el que le sigue, olvidados hasta pudrirse y hundirse en el barro y limo sobre los que se levantaron. Puerto Saqueo, es el más famoso de ellos, es celebrado por más de una canción e historia, y sin embargo, no se encuentra en ningún mapa... por la razón buena y suficiente de que ha habido por lo menos una docena de Puertos Saqueo, en muchas de las islas. Cada vez que uno se destruye, otro se funda, sólo para ser abandonado a su vez. Lo mismo pasa con Pocilga, Cuchillada de la Puta, Pudín Negro, y las otras guaridas de piratas, cada una más vil y más infame que la anterior.

Algunas de las Islas del Basilisco tienen ciertos aspectos únicos que merecen ser mencionados: Garra, una gran isla con forma de garra al norte de la Isla de las Lágrimas, es un laberinto de cuevas profundas, la mayoría de ellas habitada y fortificada. Esta isla sirve como un mercado de esclavos para los corsarios, donde mantienen a los cautivos hasta que puedan ser vendidos o (menos frecuentemente) rescatados. Es también el hogar de Playa del Trueque, donde los piratas comercian entre sí. En la Isla de los Sapos se puede encontrar un antiguo ídolo, una grasienta piedra negra toscamente tallada con la apariencia de un sapo gigante de aspecto maligno, de unos cuarenta pies de altura. Algunos de los habitantes de esta isla son considerados descendientes de los que tallaron el Sapo de Piedra, porque sus rostros tienen un desagradable aspecto de pez, y muchos tienen sus manos y sus pies palmeados. De ser así, ellos son el único vestigio superviviente de esta raza olvidada. Muchos de los corsarios se aferran a la espantosa costumbre de adornar los cascos y mástiles de sus barcos con cabezas cortadas, para infundir miedo a sus enemigos. Las cabezas cuelgan de cuerdas de cáñamo hasta que toda la carne se ha podrido, después de lo cual se sustituyen por otras nuevas. Sin embargo, en lugar de entregar los cráneos al mar, los corsarios los lanzan a la Isla Calavera, como ofrenda a un dios oscuro. Así es como grandes montones de cráneos amarillentos pueden verse alineados en las costas de esta pequeña, azotada por el viento y deshabitada roca.

Corsarios: La plaga de las Islas del Basilisco.

SOTHORYOS Los hombres han sabido de la existencia de las vastas y salvajes tierras del sur desde que los primeros de su raza se hicieron a la mar en barcos, ya que solo la anchura del Mar del Verano separa Sothoryos de las civilizaciones antiguas y las grandes ciudades de Essos y Westeros. Los Ghiscari establecieron puestos de avanzada en sus orillas norteñas en los días del Viejo Imperio. Fueron ellos quienes erigieron la ciudad amurallada de Zamettar en la desembocadura del río Zamoyos, y construyeron la lúgubre prisión colonial de Gorosh en Punta Wyvern. Los aventureros qarthnienses, ávidos de riquezas, peinaron las costas orientales de Sothoryos en busca de oro, gemas y marfil. Los Isleños del Verano hicieron lo mismo en el oeste. Los señores feudales de Valyria establecieron colonias en Punta del Basilisco tres veces: la primera fue destruida por los Hombres Manchados, la segunda fue arrasada por la peste, y la tercera fue abandonada cuando los señores dragón capturaron Zamettar en la Cuarta Guerra Ghiscari. Sin embargo, aún no podemos proclamar tener un gran conocimiento de Sothoryos. Su interior aún es un misterio para nosotros, cubierto de impenetrables junglas, donde

yacen antiguas ciudades en ruinas llenas de fantasmas al lado de enormes y lentos ríos. Hacia el sur de Punta del Basilisco, después de unos pocos días de navegación, la forma de sus costas continúa siendo desconocida (puede ser que los Isleños del Verano hayan explorado y mapeado esas orillas, pero guardan celosamente sus cartas náuticas y no comparten tales conocimientos). Las colonias asentadas aquí se marchitan y mueren; únicamente Zamettar perduró más de una generación, y hoy hasta esta gran ciudad de antaño es una ruina embrujada que poco a poco va siendo reclamada por la selva. Esclavistas, comerciantes y cazadores de tesoros han visitado Sothoryos a lo largo de los siglos, pero solamente los más valientes se atreven a aventurarse más allá de sus enclaves y guarniciones costeras para explorar los misterios del vasto interior del continente. Aquellos que osan hacerlo frecuentemente se adentran en el follaje para no volver a ser vistos jamás. Aún no sabemos el verdadero tamaño de Sothoryos. Los mapas qarthenos lo ilustraban como una isla del doble del tamaño de Gran Moraq, pero sus barcos mercantes, que se aventuraban cada vez más al sur de las costas orientales, nunca fueron capaces de encontrar su final. Los Ghiscari, quienes colonizaron Zamettar y Gorosh, creían que Sothoryos era tan grande como Poniente. Jaenara Belaerys voló en su dragón, Terrax, más al sur de lo que ningún hombre o mujer jamás había hecho, buscando los mares ardientes y los ríos humeantes de las leyendas, pero sólo encontró interminables junglas, desiertos y montañas. Ella volvió al Feudo Franco después de tres años para declarar que Sothoryos era tan grande como Essos, “una tierra sin final”. Sin importar cuál sea su verdadera extensión, el continente sureño es un lugar insalubre, cuyo aire está lleno de humores fétidos y miasmas. Ya hemos visto como le fue a Nymeria cuando intentó instalar a su pueblo allí. Furúnculos sanguinolentos, Fiebre Verde, Dulce Podredumbre, Coronilla de Bronce, la Muerte Roja, Psoriagris, Pierna-marrón, Hueso-agusanado, Escorbuto, Ojo-purulento y Encía-amarillenta son solo algunas de las enfermedades que se pueden encontrar aquí, muchas de ellas tan virulentas que se sabe que arrasaron asentamientos enteros. Los estudios del Archimaestre Ebrosem de siglos de relatos de viajeros, sugieren que nueve de cada diez hombres de Poniente que visiten Sothoryos sufrirán una o más de esas enfermedades, y casi la mitad morirá. Las enfermedades no son el único peligro que aquellos que buscan conocer esta tierra verde y húmeda deberán enfrentar. Enormes cocodrilos acechan bajo la superficie del Zamoyos y son conocidos por haber volcado barcos, nadando desde abajo para poder devorar a sus ocupantes mientras estos se debaten en el agua. Otros riachuelos están infestados por bancos de peces carnívoros capaces de arrancar la carne de los huesos de un hombre en cuestión de minutos. Hay moscas picadoras, serpientes venenosas, avispas y gusanos que ponen sus huevos bajo la piel de caballos, cerdos y humanos sin hacer distinción. Son encontrados grandes números de basiliscos grandes y pequeños en Punta Basilisco, algunos del doble del tamaño de un león. Se dice que en el bosque al sur de Yeen hay simios que empequeñecerían al más grande de los gigantes, tan poderosos que podrían matar a un elefante de un sólo golpe. Más al sur se encuentra la región conocida como el Infierno Verde, donde se dice que viven bestias aún más aterradoras. Allí, si se puede confiar en los relatos, hay cavernas llenas de pálidos y blancos murciélagos-vampiro capaces de chupar la sangre de un hombre en pocos minutos. Los lagartos tatuados acechan en las junglas, persiguiendo a sus presas y desgarrando su carne con las largas garras curvadas de sus poderosas patas traseras. Serpientes de quince metros se deslizan a través de la maleza y arañas moteadas tejen sus telas de araña entre los enormes árboles. Los más terribles de todos son los wyverns, los tiranos de los cielos sureños, con sus enormes alas que parecen de cuero, sus crueles picos y su hambre insaciable. Parientes

cercanos de los dragones, los wyverns no pueden escupir fuego, pero superan a sus primos en ferocidad y los igualan en todos los otros aspectos a excepción del tamaño. Los wyverns manchados, con sus distintivas escamas de color blanco y jade, crecen hasta contar con nueve metros de ancho. Se dice que los wyverns de los pantanos pueden llegar a alcanzar tamaños aún mayores, pero son perezosos por naturaleza y rara vez se alejan de sus madrigueras. Los Vientre Marrón, no mucho más grandes que un mono, son incluso más peligrosos que sus parientes de mayor tamaño, pues cazan en bandos de cien o más. No obstante, los más temidos de todos son los ala sombreada, unos monstros nocturnos cuyas escalas y alas negras los hacen invisibles… hasta que se abalanzan desde la oscuridad para destrozar a sus presas. No es de sorprender que Sothoryos esté escasamente poblado cuando comparado con Poniente o Essos. Un grupo de pequeños pueblos mercantes se extiende por la costa norte – pueblos de barro y sangre, como algunos dicen: mojados y húmedos y llenos de miseria, donde aventureros, pícaros, exiliados y putas de las Ciudades Libres y de los Siete Reinos vienen a buscar fortuna. En la obra "Dragones, Anfípteros, y Wyverns", del Septón Barth, se especula que los magos de sangre de Valyria usaban wyverns para crear dragones. Aunque los magos de sangre eran acusados de haber experimentado demasiado con sus artes antinaturales, esta afirmación es considerada inverosímil por la mayor parte de los maestres, entre ellos, el Maestre Vanyon, cuyo libro Contra lo Antinatural contiene ciertas pruebas de que los dragones existían en Poniente desde los primeros tiempos, antes de que Valyria se alzase y se volviese una potencia.

Sin duda existen fortunas escondidas en medio de las junglas y pantanos y en los sombríos ríos bañados por el sol del sur, pero por cada hombre que encuentra oro, perlas, piedras preciosas o especias, hay cien que solo encuentran la muerte. Los corsarios de las Islas del Basilisco saquean esos lugares, llevándose cautivos y confinándolos en Talon y en la Isla de las Lágrimas antes de venderlos en los mercados de humanos de la Bahía de los Esclavos, o en las casas de placer de Lys. Y cuanto más al sur de la costa uno viaja, más salvajes y primitivas se vuelven las razas nativas. Los Sothory’i son criaturas de constitución grande, con músculos masivos, brazos largos, frentes protuberantes, mandíbulas pesadas y áspero pelo negro. Sus narices anchas y achatadas recuerdan a hocicos, y su piel, gruesa y con manchas marrones y blancas parece más porcina que humana. Las mujeres Sothory’i sólo pueden reproducirse con hombres Sothory’i; cuando se emparejan con hombres de Essos o Westeros, solo dan a luz niños muertos, muchos de ellos horriblemente malformados. Los Sothory’i que viven más cerca del mar han aprendido a hablar la lengua del comercio. Los Ghiscari los consideran demasiado duros de mollera para ser buenos esclavos, pero son buenos luchadores. Más al sur, los límites de la civilización desaparecen, y los Hombres Manchados se vuelven aún más salvajes y bárbaros. Estos Sothory’i adoran a dioses oscuros con ritos obscenos. Muchos son caníbales, y muchos más son necrófagos; cuando no pueden darse un festín con la carne de sus enemigos o de extraños, se comen a sus propios muertos. Algunos dicen que antiguamente aquí había otras razas, pueblos olvidados que fueron destruidos, devorados o expulsados por los Hombres Manchados. Es común escuchar historias de hombres-lagarto, ciudades perdidas, y cavernícolas sin ojos, pero no existe ninguna prueba que atestigüe su veracidad. Maestres y eruditos le han dado vueltas al mayor de los enigmas de Sothoryos, la antigua ciudad de Yeen. Una ruina más vieja que el propio tiempo, construida de aceitosa piedra negra, en bloques masivos tan pesados que sería necesaria una docena de elefantes para

moverlos, Yeen ha permanecido desolada durante cientos de años, y sin embargo, la jungla que la rodea por todos los lados apenas la ha tocado. (“Una ciudad tan funesta que ni la selva entra en ella,” se supone que dijo Nymeria al posar sus ojos sobre ella, si las historias son ciertas). Cada intento de reconstruir o reubicar Yeen acabó en horror.

Ruinas de Sothoryos.

LAS PRADERAS Más allá del Bosque de Qohor, Essos da paso a una vasta expansión de planicies azotadas por el viento, suaves colinas onduladas, fértiles valles fluviales, enormes lagos azules y estepas interminables donde la hierba crece tan alta que alcanza la cabeza de un caballo. Las praderas se extienden por más de 3.500 kilómetros desde el Bosque de Qohor al oeste hasta las altísimas montañas conocidas como los Huesos. Fue aquí, entre la hierba, donde nació la civilización en la Edad del Amanecer. Hace más de diez mil años, cuando Poniente no era más que una tierra salvaje, habitada únicamente por los gigantes y los niños del bosque, los primeros pueblos de verdad surgieron junto a la ribera del río Sarne y a una miríada de afluentes suyos que alimentaban su serpenteante curso en dirección al norte, al Mar de los Escalofríos. Las historias de aquellos días se han perdido; algo triste de decir, ya que los reinos de las praderas han ido y venido, y cambiado en gran medida, antes de que la raza humana se alfabetizara. Sólo nos quedan las leyendas. A partir de ellas sabemos de las Reinas Pescadoras, que gobernaban las tierras adyacentes al Mar Plateado – el gran mar interior en el corazón de las praderas – desde un palacio flotante que se movía incansablemente de orilla a orilla. Han sobrevivido suficientes relatos como para convencer a los maestres de la pasada existencia del Mar Plateado, a pesar de que, debido a la disminución de las lluvias a lo largo de los siglos, se ha reducido a tal grado de que hoy quedan solamente tres grandes lagos donde una vez sus aguas brillaban al sol.

Las Reinas Pescadoras eran sabias, benevolentes y favorecidas por los dioses, según nos han contado, y reyes, lords y hombres sabios buscaban el palacio flotante para pedirles consejo. Más allá de sus dominios, sin embargo, otros pueblos se alzaron y cayeron, y batallaron, luchando por un lugar al sol. Algunos maestres creen que los Primeros Hombres tuvieron su origen aquí, antes de empezar la larga migración hacia occidente que los llevó a Poniente a través del Brazo de Dorne. Tal vez también los Ándalos surgieron en los fértiles campos al sur del Mar Plateado. También se cuentan historias de los Hombres Peludos, una raza de salvajes guerreros greñudos que entraban en batalla montados en unicornios. A pesar de ser más grandes que los Ibeneses de hoy en día, probablemente estos hayan sido sus antepasados. Hemos escuchado también de la ciudad perdida de Lyber, donde los acólitos de una diosa araña y un dios serpiente luchaban una sangrienta e interminable guerra. Al este de esta ciudad se erigían los reinos de los centauros, mitad hombres y mitad caballos. Al noreste se erigían las orgullosas ciudades-estado que los Qaathi levantaron; en los bosques del norte, a lo largo de las orillas del Mar de los Escalofríos, yacían los dominios de los caminantes de los bosques, unas gentes diminutas que, según creían muchos maestres, tenían algún parentesco con los niños del bosque. Entre ellos podían ser encontrados los reinos de las colinas de los Cymmeri; los Gipps con sus largas piernas, sus escudos de mimbre y su rígido pelo color lima; y los Zoqora, con su piel marrón y sus claras cabelleras, quienes entraban en batalla montados en carros. Muchos de estos pueblos no existen en la actualidad, sus ciudades fueron quemadas y enterradas, sus dioses y héroes olvidados. De las ciudades Qaathi, solo resta Qarth, soñando con glorias pasadas al lado de las celosamente guardadas Puertas de Jade, las cuales unen el Mar de Verano con el Mar de Jade. Las demás fueron extinguidas, empujadas al exilio, o conquistadas e incorporadas a los pueblos que los sucedieron. Poniente reconoce a sus conquistadores como los Sarnori, porque en aquel entonces su reino incluía todas las tierras bañadas por el Sarne y sus afluentes, así como por los tres grandes lagos que eran todo lo que quedaba del decreciente Mar Plateado. Se llamaban a sí mismos los Altos Hombres (en su propia lengua los Tagaez Fen). Eran, al igual que los Zoqora, de extremidades largas y piel marrón, aunque su cabello y sus ojos eran negros como la noche. Eran guerreros, hechiceros y eruditos, y trazaban su descendencia hasta el rey-héroe que ellos conocían como Huzhor Amai (el Increíble), hijo de la última de las Reinas Pescadoras, quien tomó como esposas a las hijas de los grandes lords y reyes de los Gipps, los Cymmeri y los Zoqora, uniendo a los tres pueblos bajo su mandato. Se cuenta que su esposa Zoqora conducía su carro, que su esposa Cymer hizo su armadura (pues los de su pueblo fueron los primeros en trabajar el hierro), y que él mismo usaba una gran capa hecha de la piel de uno de los reyes de los Hombres Peludos. El arquimaestre Hagerdon ha elaborado la teoría de que los centauros no eran más que guerreros montados, como percibieron las tribus vecinas que aún no habían aprendido a domar y montar caballos. Esta teoría ha encontrado gran aceptación en la Ciudadela, a pesar de los supuestos “esqueletos de centauros” que aparecían en exhibiciones grotescas de vez en cuando.

Un hombre así puede haber existido o puede no haberlo hecho, pero nadie puede dudar de la gloria de los Altos Hombres en su época. Fueron un pueblo guerrero y orgulloso que rara vez se unió bajo un único dirigente, pero sus reinos dominaros las praderas occidentales, desde el bosque de Qohor hasta las orillas más orientales del desaparecido Mar Plateado, y aún cerca de treinta kilómetros más allá. Sus resplandecientes ciudades estaban desparramadas como joyas sobre un manto de terciopelo verde, brillando bajo la luz del sol y las estrellas. La mayor de sus ciudades era Sarnath, de la de las Altas Torres, donde el Rey Supremo vivía en su fabuloso Palacio de Los Cien Cuartos.

Los reyes menores de los Sarnori estaban sujetos por leyes y costumbres al Rey Supremo, pero en realidad muy pocos de los Reyes Supremos ejerció alguna vez verdadero poder.

Más al este estaba Kasath, la Ciudad de las Caravanas; Sathar, la Ciudad Cascada, en la unión de dos ramas del Sarne; Gornath junto al Lago, con sus canales; Sallosh al lado de la Orilla de Plata, Ciudad de Eruditos, con su vasta biblioteca y sus Paredes Pintadas. Corriente abajo, donde el Sarne giraba hacia el norte, las prósperas ciudades fluviales de Rathylar, Hornorh y Kyth abastecían los barcos que navegaban por sus profundas aguas azules. En ese lugar también se alzaba Mardosh, la Ciudad de los Soldados, conocida como Mardosh la Inconquistable. En el delta donde el Sarne de dividía y desembocaba en el Mar de los Escalofríos, se podían encontrar las ciudades portuarias de Saath (al oeste) y Sarys (al este). El Reino de Sarnor (así llamado, aunque se jactaba de tener a dos reyes rivales) estuvo entre las mayores civilizaciones conocidas por más de dos mil años, sin embargo, mucho de lo que sabemos de ellas viene únicamente de fragmentos de su historia (cuya mayor parte se perdió), más específicamente de los Anales de Verano y de Invierno, y de los registros escritos de Qarth, la Bahía de los Esclavos y las Ciudades Libres. Los comerciantes Sarnori viajaron a Valyria y a Yi Ti, a Leng y Asshai. Los barcos Sarnori navegaron por el Mar de los Escalofríos hasta Ib, las Mil Islas y el Lejano Mossovy. Los reyes Sarnori lucharon contra los Qaathi y contra el Antiguo Imperio de Ghis, y lideraron muchas incursiones contra los grupos nómadas de los hombres de los caballos que vagaban por la región oriental de las estepas. Sus jinetes usaban acero y seda de araña y montaban yeguas negras como el carbón, mientras que sus más importantes guerreros entraban en batalla encima de carros con guadañas tirados por caballos rojos como la sangre (generalmente montados por sus esposas o hijas, pues era costumbre entre los Sarnori que los hombres y las mujeres fueran juntos a la guerra). La gloria de Sarnath la de las Altas Torres era celebrada incluso en Poniente, y Lomas Pasolargo incluyó el Palacio de los Cien Cuartos entre las nueve Maravillas Construidas por el Hombre. Hoy, sin embargo, el Reino de Sarnor está en gran parte olvidado, y hay muchos en Poniente, incluyendo estudiosos de la Ciudadela, que saben poco y nada de su larga y orgullosa historia. Todas sus torres han caído, sus ciudades están arruinadas y abandonadas, y la maleza y las hierbas venenosas crecen donde una vez se encontraron sus granjas, pueblos y plantaciones. Las tierras que una vez dominaron están hoy en día escasamente pobladas y son atravesadas apenas por los khalasars errantes de los señores de los caballos Dothraki y por aquellas caravanas cuyo paso es permitido por los khals y que cruzan las praderas lentamente desde las Ciudades Libres hasta Vaes Dothrak y la Madre de las Montañas. Los viajeros llaman a estos parajes las Tierras Embrujadas por las muchas ruinas que las salpican, o la Gran Desolación por lo vacías que están, pero es por el nombre del Mar Dothraki que estas praderas son conocidas hoy en día. Sin embargo, ese nombre es comparativamente reciente, ya que los Dothraki son una raza joven, y fue sólo después de que la Maldición destruyese Valyria que sus khalasars llegaron a dominar estas tierras, arrasando desde el este con fuego y acero para conquistar y destruir las antiguas ciudades que una vez yacían aquí y tomando a sus gentes como esclavos. La caída de los grandes reinos Sarnori duró menos de un siglo. Mientras las Ciudades Libres se enzarzaban en una lucha salvaje por la dominación durante lo que se llegó a

conocer como el Siglo de la Sangre, en las praderas también estalló la guerra. Durante los años que siguieron a la Maldición, los jinetes de la estepa oriental, hasta entonces divididos en sesenta tribus beligerantes que estaban en perpetua guerra las unas con las otras finalmente se unieron bajo un único líder, un Khal Dothraki llamado Mengo. Aconsejado por su madre, la supuesta reina-bruja Doshi, Khal Mengo forzó a los demás nómadas a aceptar su mandato, extinguiendo o esclavizando a aquellos que se negaron. Según lo que nos cuenta la historia, el Antiguo Imperio de Ghis luchó cuatro guerras contra los Señores Feudales de Valyria, cuyo poderío estaba en aumento. En la Segunda y Tercera Guerras Ghiscaris, los Altos Hombres alzaron sus espadas como aliados de Valyria. En la Cuarta Guerra, los reyes rivales escogieron bandos opuestos, algunos uniéndose a los Ghiscari y otros a los Valyrios. Lomas Pasolargo escribió sobre un obelisco caído que estaba tallado con las figuras de los aliados de Ghis en aquella cuarta guerra, y notó que los guerreros que eran representados de mayor altura– hechos más altos gracias a yelmos más altos – eran los Sarnori. El obelisco fue erigido por los Ghiscari, pero los tallados eran Valyrios, ya que todos los guerreros fueron capturados y esclavizados.

Después, cuando ya era anciano, volvió su mirada hacia el oeste. Los Altos Hombres desdeñaban a los señores de los caballos, quienes no habían sido sino una molestia para ellos durante siglos, e ignoraron la amenaza que se cernía sobre ellos desde el este por ser demasiado lejana, incluso aunque los khalasars comenzaron a asaltar sus marchas militares más orientales. Algunos de sus reyes inclusive buscaron usar a los Dothraki en sus propias guerras, ofreciéndoles oro y esclavos y otros regalos a cambio de que luchasen contra sus rivales. Khal Mengo aceptó gustosamente esos regalos… después tomó también las tierras conquistadas, quemando granjas, plantaciones y pueblos para devolver las praderas a su antiguo estado salvaje (pues los Dothraki consideran que la tierra es su madre y piensan que es pecado cortar su carne con arados, palas y hachas). No fue hasta que el hijo de Khal Mengo, Khal Moro, llevó su khalasar hasta las mismísimas puertas de Sathar, la fabulosa ciudad Cascada, que los Altos Hombres parecieron darse cuenta de que estaban en peligro. Doblegados en batalla, los hombres de Sathar fueron pasados por la espada, sus mujeres y niños tomados como esclavos; tres cuartos de ellos murieron en la penosa marcha hacia el sur, hacia los mercados de esclavos en la ciudad-colina Hazdahn Mo, de los Ghiscari. Sathar, la más bonita de las ciudades de las praderas, fue reducida a cenizas y escombros. Está escrito que fue el mismo Khal Moro quien le dio a las ruinas su nuevo nombre: Yalli Qamayi, el lugar de los Lamentos de los Niños. Incluso entonces, los reyes de Sarnor se mostraron incapaces de aunarse. Mientras Sathar ardía, los reyes de Kasath, al oeste, y Gornath, al norte, enviaron sus ejércitos, no para socorrer a sus vecinos, sino para clamar su derecho de compartir el botín. Dominados por la avaricia por tierras, Kasath y Gornath llegaron incluso a entrar en conflicto el uno con el otro, trabando una batalla sin tregua a tres días de cabalgada del oeste de Sathar, mientras columnas de humo negro se alzaban en el cielo oriental. Este no es el lugar para registrar todos los eventos de los años y las guerras que se siguieron, pues las grandes ciudades de los Reinos de Sarnor cayeron en pedazos frente a los Dothraki. Aquellos que deseen una explicación más detallada deben dirigirse a El final de los Altos Hombres, de Bello, Tribus de los Caballos, un Estudio de los Nómadas de las Planicies Orientales de Essos, del Maestre Illister, los capítulos y apéndices orientales de Batallas y Asedios del Siglo de la Sangre, del Maestre Joseth, y la versión definitiva de Ciudades Arruinadas, Dioses Robados, de Vaggoro. Basta decir que de todas las orgullosas ciudades Sarnori, solamente Saath permanece en pie hoy en día, y esta ciudad portuaria es un lugar triste, mermada en relación a lo

que un día fue, y que sobrevive principalmente gracias al apoyo de Ib Y Lorath (cuya colonia de Morosh está cerca). Sólo en Saath hay hombres que aún se hacen llamar Tagaez Fen; quedan menos de veinte mil donde una vez los Altos Hombres sobrepasaban los millones. Únicamente allí los cientos de dioses de los Reinos de Sarnor aún son adorados. Las estatuas de bronce y mármol que en su momento adornaron las calles y los templos de los Altos Hombres, ahora se inclinan torcidas, llenas de malas hierbas, a lo largo de los senderos de Vaes Dothrak, la ciudad sagrada de los señores de los caballos. Sathar fue la primera de las ciudades de las praderas en caer frente a los Dothraki, pero no fue la última. Seis años después, Khal Moro también arrasó Kasath. En sus ataques, los jinetes fueron ayudados, por más increíble que parezca, por Gornath, cujo rey había hecho causa común con los Dothraki y tomado a una de las hijas de Moro como esposa. No obstante, la propia Gornath cayó después, una docena de años después. Para entonces, Khal Horro había asesinado a Khal Moro, acabando con el linaje del poderoso Khal Mengo. El Rey de Gornath murió a manos de su propia esposa Dothraki, quien, según lo que se cuenta, lo despreciaba por su debilidad. Después de eso, Khal Morro la desposó él mismo, mientras las ratas devoraban el cadáver del anterior marido de ella. Horro fue el último de los grandes Khals que comandaban la alianza de todos los Dothraki. Cuando él fue asesinado por un rival, solo tres años después de la destrucción de Gornath, su gran khalasar se separó en una docena de hordas menores, y sus jinetes retomaron, una vez más, su beligerante modo de vida. Sin embargo, la tregua que esto le dio al Reino de Sarnor fue corta, pues los Altos Hombres ya habían demostrado su debilidad, y los khals que sucedieron a Horro compartían su gusto por las conquistas. En los años venideros, ellos lucharon por acabar los unos a los otros, conquistando territorios cada vez más amplios, destruyendo las ciudades de las praderas, esclavizando a sus gentes y llevándose sus dioses rotos a Vaes Dothrak para testificar sus victorias. Una por una, las restantes ciudades de los Altos Hombres fueron subyugadas y destruidas, dejando apenas ruinas y cenizas para marcar los lugares donde una vez se alzaron sus orgullosas torres. Para los eruditos y los estudiosos de la historia, la caída de Sallosh al lado de la Orilla de Plata fue especialmente trágica, ya que cuando la Ciudad de los Eruditos ardía, su gran biblioteca no fue perdonada, y la mayor parte de la historia de los Altos Hombres y los pueblos que los sucedieron se perdieron para siempre. Poco después le siguieron Kyth y Hornoth, destruidas por khals rivales, cada uno de los cuales buscaba acabar con el otro ferozmente. La ciudad-fortaleza de Mardosh, la Inconsquistable, presentó el mayor desafío para los señores de los caballos. La ciudad resistió durante cerca de seis años, aislada de sus zonas rurales y rodeada por una sucesión de khalasares. Llevados a la inanición, los Mardoshi devoraron a sus perros y caballos, después se comieron a las ratas y ratones y a otras plagas, y finalmente empezaron a comerse a sus propios muertos. Cuando ya no podían aguantar más, los guerreros sobrevivientes de la guarnición de la ciudad mataron sus propias esposas e hijos para mantenerlos a salvo de los Khals, y después abrieron las puertas de la ciudad y se lanzaron en un desesperado ataque final. Ellos fueron despedazados. Después de eso, los Dothraki le pusieron a las ruinas de Mardosh el nombre de Vaes Gorqoyi, la Cuidad del Ataque Sangriento. La caída de Mardosh finalmente despertó a los restantes reyes Sarnori de su letargo y los volvió conscientes del peligro. Dejando a un lado sus disputas y rivalidades, los Altos Hombres de arriba y abajo del Sarne se congregaron, reuniendo un enorme ejército bajo las murallas de Sarnath, en un intento de acabar con el poder de los khals de una vez por todas. Liderados por Mazor Alexi, el último de los Reyes Supremos, ellos

arremetieron valientemente contra el este. En las altas hierbas, a mitad de camino entre Sarnath y las ruinas de Kasath, se encontraron con el poder reunido de cuatro khalasars en lo que, a partir de ese momento, quedó conocido como el Campo de los Cuervos.

La batalla ante las puertas de Sathar Según lo que nos han contado, Khal Haro, Khal Qano, Khal Loso (el Soso), y Khal Zhako comandaron, entre todos, casi ocho mil hombres de los caballos. La gran hueste del Rey Supremo de Sarnor era dirigida por seis mil carros con guadañas, seguida de diez mil jinetes acorazados y otros diez mil jinetes ligeros (muchos de ellos mujeres) en los flancos. Atrás de ellos marchaba la infantería Sarnori, cerca de cien mil lanceros y honderos, dándoles a los Altos Hombres una gran ventaja en relación al número. En todo esto los informes concuerdan. Cuando la batalla comenzó, los carros de los Sarnori amenazaron con llevarse por delante a todo lo que se pusiera en su camino. Su implacable avanzada se abrió paso destrozando el centro de la horda Dothraki, mientras las cuchillas giratorias de las ruedas de los carros les rebanaban las piernas a los caballos de los Dothrakis. Cuando el propio Khal Haro sucumbió ante ellos, cortado en pedazos y pisoteado, su khalasar rompió filas y huyó. Mientras los carros perseguían a los hombres de los caballos en fuga, el Rey Supremo y sus jinetes acorazados se lanzaron tras ellos, seguidos de la infantería Sartori, que agitaban sus lanzas y cantaban victoria. Pero su júbilo duró poco. La derrota era fingida. Cuando los Dothraki hubieron conducido a los Altos Hombres a lo más profundo de su trampa, los Dothraki que se habían dado a la fuga repentinamente se dieron la vuelta y desataron una tormenta de flechas usando sus grandes arcos. Los khalasars de Khal Qano y Khal Zhako atacaron desde el norte y desde el sur, mientras Loso el Soso y sus hombres rodearon y atacaron a los Sarnori desde la retaguardia, impidiéndoles la retirada. Rodeados por completo, el Rey Supremo y su poderosa hueste fueron cortados en pedazos. Algunos dicen que cien mil hombres murieron ese día, entre ellos Mazor Alexi, seis reyes menores y más de sesenta lores y héroes. Mientras los cuervos se daban un banquete con los cadáveres, los jinetes de los khalasars caminaban entre los muertos y se disputaban sus objetos de valor.

Despojada de sus defensores, Sarnath la de las Altas Torres cayó ante Loso el Soso menos de quince días después. Ni siquiera el Palacio de los Cien Cuartos fue perdonado cuando Khal Loso incendió la ciudad. El resto de las ciudades de las praderas les siguieron una por una, mientras el Siglo de la Sangre llegaba a su fin. Sarys, en la desembocadura del Sarne, fue la última en caer, pero no quedó mucho para los esclavistas o los saqueadores, ya que la mayor parte de la gente de la ciudad había huido cuando Khal Zeggo se abalanzó sobre ella. El Reino de Sarnos no fue, sin embargo, la única víctima de los señores de los caballos. La colonia Valyria de Essaria, a veces recordada como la Ciudad Libre Perdida, fue igualmente sometida. En la actualidad sus ruinas son conocidas por los Dothraki como Vaes Khadokh, la ciudad de los Cadáveres. Al norte, Khal Dhako saqueó y quemó Ibbish, reclamando la mayoría de las pequeñas aldeas que los hombres de Ib habían levantado en la costa norte de Essos (una colonia mucho menor de Ibbeneses sobrevive en el denso bosque junto al Mar de los Escalofríos, apiñados alrededor de un pueblo que ellos han llamado Nuevo Ibbish). Al sur, otros khals llevaron a sus hordas al Desierto Rojo, destruyendo los pueblos Qaathi y las ciudades que una vez salpicaron el desierto, hasta que solamente la gran ciudad de Qarth permeneció en pie, protegida por su altísimo muro triple. A pesar de su larga historia, poco puede ser dicho con seguridad sobre los Qaathi – un pueblo ahora desaparecido salvo por lo que queda de ellos en Qarth. Lo que puede decirse es que los Qaathi surgieron en las praderas y establecieron sus pueblos allí, entrando en contacto y ocasionalmente en conflicto con los Sarnori. En general se llevaban la peor parte de estas guerras, por lo que empezaron a retraerse cada vez más hacia el sur, creando nuevas ciudades-estado. Una de ellas, Qarth, fue fundada en la costa del Mar del Verano. Sin embargo, las tierras del sur de Essos de mostraron más inhóspitas que aquellas que los Qaathi desocuparon, volviéndose desérticas incluso mientras establecían sus aldeas allí. Los Qaathi ya estaban a camino del colapso cuando ocurrió la Maldición, y cualquier esperanza de usar el caos en el Mar de Verano a su favor se desvaneció cuando los Dothraki atacaron, destruyendo todas las ciudades Qaathi que quedaban, excepto Qarth. Aun así, de cierta forma, la destrucción causada por los Dothraki llevó al resurgimiento de Qarth. Forzados a virarse hacia el mar, los sangre pura que gobernaban Qarth rápidamente construyeron una flota y tomaron bajo su control las Puertas de Jade – el estrecho entre Qarth y Gran Moraq, el cual une el Mar de Verano con el Mar de Jade. Con la flota Valyria destruida, y la atención de Volatys concentrada en el oeste, no había nada que se opusiera a ellos mientras ponían bajo sus control la ruta más directa entre el este y el oeste, y así se beneficiaban inconmensurablemente, tanto del comercio como de la recaudación de peajes cobrados a cambio de un paso seguro.

Muchos en las Ciudades Libres creen que los ataques de los señores de los caballos dirigidos al oeste se volvieron en dirección a Qohor cuando el intento de Khal Temmo de tomar la ciudad fue repelido por la fuerza de tres mil soldados esclavos Inmaculados, que resistieron dieciocho ataques. Sin embargo, creer que el aguante de los Tres Mil de Qohor puso punto y final a los sueños de conquista de los Dothraki sugiere una autosuficiencia parecida a aquella del Rey Supremo de Sarnor cuando los señores de los caballos aparecieron por primera vez por el este. Los más sabios saben que sólo es cuestión de tiempo que los khalasars se aúnen otra vez bajo el mando de algún gran khal y se vuelvan hacia el oeste una vez más en busca de nuevas conquistas. Los Dothraki han intentado, en más de una ocasión, extender su poder también hacia el este, pero allá descubrieron que las Montañas de Hueso eran un obstáculo prácticamente insuperable. Aquellos picos sombríos e inhóspitos formaban una inmensa muralla de piedra entre los señores de los caballos y las riquezas de Más Al Este. Solamente existían tres pasos que fuesen lo suficientemente anchos para que un

ejército pasase y al otro lado se alzaban las poderosas ciudades-fortaleza de Bayasabhad, Samyriana y Kayakayanaya, defendidas por diez mil formidables guerreras, las últimas que quedaban del gran reino de Hyrkoon, el cual una vez floreció más allá de los Huesos en lo que hoy se conoce como el Gran Mar de Arena. Más de un khal murió bajo sus murallas y estas todavía se muestran inviolables. Al oeste de los Huesos, sin embargo, desde el Mar de los Escalofríos al norte hasta las Montañas Pintadas y Skahazadhan al sur, la vasta expansión de hierba donde la civilización floreció por primera vez continúa siendo un lugar desolado y barrido por el viento donde ningún hombre se atreve a arar un surco, plantar una semilla o construir una casa por miedo a los khalasars que vagan libremente por ahí hasta los días de hoy, haciéndose la guerra entre ellos y exigiendo regalos de cualquiera que quiera atravesar sus tierras. Los Dothraki continúan siendo nómadas, un pueblo bárbaro y salvaje que prefiere las tiendas a los palacios. Los khals todavía conducen incesantemente a sus rebaños de caballos y cabras a través de su “mar”, luchando los unos con los otros cuando se encuentran y en ocasiones traspasando las fronteras de sus tierras para conseguir botines o esclavos, o para reclamar los “regalos” que los magísteres y los triarcas de las Ciudades Libres les ofrecen cada vez que se acercan demasiado al oeste. Se dice que las ciudades-fortaleza de Bayasabhad, Samyriana y Kayakayanaya son defendidas por mujeres debido a su creencia de que sólo quienes pueden dar a la vida pueden quitarla. El Verdadero Informe de los Viajes de Adán de Duskendale, el informe de los supuestos viajes de un mercader por el este de Essos, proporciona muy poca información a respecto de estos asuntos, o de cualquier otro en el que los eruditos puedan estar interesados, y, en vez de eso, usa la mayor parte del tiempo buscando maneras de recordarles a los lectores que las mujeres guerreras caminan por ahí con los senos descubiertos y decoran sus mejillas y pezones con broches de rubís y argollas de oro.

Los señores de los caballos sólo tienen un asentamiento permanente: la “ciudad” que ellos llaman Vaes Dothrak, la cual se alza bajo la sombra del pico solitario que llaman la Madre de las Montañas, junto a un lago sin fondo al que han nombrado el Útero del Mundo. Es en ese lugar donde los Dothraki creen que su raza nació. Al no ser una ciudad de verdad, Vaes Dothrak no posee murallas ni calles. Sus caminos de hierba se encuentran bordeados por dioses robados, y su palacio está hecho de hierba entretejida. Esta ciudad, comparable a una cáscara vacía, está gobernada por mujeres: las ancianas del Dosh Kalheen, todas ellas viudas de khals muertos. Los Dothraki consideran Vaes Dothrak como la más sagrada de las ciudades. En ella no puede derramarse sangre, pues los jinetes creen que ese es un lugar de paz y poder, donde un día todos los khalasars se reunirán una vez más bajo el estandarte del gran khal que conquistará todo, el “semental que cabalgará el mundo”. Para nosotros, sin embargo, la única relevancia de Vas Dothrak es la actividad comercial que tiene lugar allí. Los propios Dothrakis nunca compran ni venden, ya que lo consideran poco varonil, pero en su ciudad sagrada, con el permiso del dosh khaleen, mercaderes y comerciantes de más allá de los Huesos y de las Ciudades Libres se reúnen para regatear precios e intercambiar oro y otros bienes. Las caravanas que se dirigen a Los Grandes Mercados Orientales y Occidentales de Vaes Dothrak les dan magníficos regalos a los khals con los que se topan cruzando el Mar Dothraki, y a cambio reciben protección.

De esta forma, aunque suene extraño, está “ciudad” vacía de los nómadas se ha convertido en el portal entre el este y el oeste (para aquellos que viajan por tierra). Muchos pueblos distantes, que de otra forma nunca se encontrarían, o siquiera se conocerían, se congregan aquí, en este raro bazar bajo la Madre de las Montañas, y comercia pacíficamente.

Vaes Dothrak

EL MAR DE LOS ESCALOFRÍOS El Mar de los Escalofríos limita al oeste con Poniente, al sur con Essos, al norte con la vasta naturaleza congelada de hielo y nieve que la gente de mar llama El Desierto Blanco, y hacia el este con tierras y mares desconocidos. La verdadera extensión de este vasto, frío, e inhospitalario océano tal vez no se sepa nunca, ya que ningún hombre en los Siete Reinos ha navegado más al este que las Mil Islas, mientras que los que se aventuran demasiado lejos al norte encuentran vientos aullantes, mares congelados, y montañas de hielo que podrían destrozar al barco más

fuerte. Más allá, cuentan los marineros, las ventiscas braman eternamente y las mismísimas montañas gritan como hombres locos en la noche. Ha sido aceptado hace mucho entre los sabios que nuestro mundo es redondo. Si esto es cierto, debería ser posible navegar por la cima del mundo y bajar por su lado más lejano, y allí descubrir tierras y mares ni siquiera soñados. A lo largo de los siglos, más de un audaz marinero ha intentado encontrar el camino a través del hielo hacia lo que sea que haya después. La mayoría, no obstante, han perecido en el intento, o regresado nuevamente al sur medio congelados y muy castigados. A pesar de que es cierto que el Desierto Blanco retrocede durante el verano y se expande nuevamente en invierno, sus verdaderas orillas siendo siempre cambiantes, ningún hombre de mar ha tenido éxito en encontrar este pasaje de fábulas al norte, ni el tibio mar del verano que el Maestre Heriston de Puerto Blanco sugirió una vez que debería extenderse, oculto y enterrado entre acantilados de hielo del lejano norte. Los marinos, gente crédula y supersticiosa por naturaleza, aficionados a esas fantasías cual bardos, cuentan muchas historias sobre esas frías aguas del norte. Hablan de extrañas luces reluciendo en el cielo, donde la madre demonio de los gigantes de hielo danza eternamente a través de la noche, intentando atraer hombres hacia el norte, hacia su muerte. Hablan de la Bahía Canibal, donde los barcos entran bajo su propio riesgo solo para encontrarse atrapados para siempre cuando el mar se congela tras de ellos. Cuentan de nieblas azul pálido que se mueven sobre las aguas, nieblas tan frías que cualquier barco que las atraviesa se congela instantáneamente; de espíritus ahogados que se levantan por las noches para arrastrar a los vivos a sus profundidades verdegrisáceas; de sirenas de pálida piel con colas negras escaladas, más malignas que sus hermanas del sur. Aunque de todos los extraños y fabulosos moradores del Mar de los Escalofríos, los más grandiosos son los dragones de hielo. Esas colosales bestias, muchas veces más grandes que los dragones de Valyria, se dice están hechos de hielo viviente, con ojos de pálido cristal azul y vastas alas traslúcidas a través de las cuales la luna y las estrellas pueden ser vistas mientras cruzan el cielo. Mientras que los dragones comunes (si algún dragón puede ser calificado así) respiran fuego, los dragones de hielo se supone que respiran frío, un frío tan terrible que pueden congelar a un hombre en la mitad de un latido. Marinos de medio centenar de naciones han visto esas grandes bestias a lo largo de los siglos, por lo que tal vez haya algo de verdad en esas historias. El Maestre Margate ha sugerido que muchas leyendas del norte (nieblas congelantes, barcos de hielo, Bahía Canibal y demás) pueden ser explicadas como reportes distorsionados de la actividad de dragones de hielo. A pesar de ser un concepto divertido, y no sin cierta elegancia, esto queda en puras conjeturas. Como se supone que los dragones de hielo se derriten al morir, ninguna prueba de su existencia ha sido encontrada jamás. Pero vamos a dejar de lado esas fantasías y regresar a los hechos. A pesar de las siniestras leyendas que han crecido sobre sus límites septentrionales, las aguas del Mar de los Escalofríos rebosan de vida. Cientos de variedades de peces nadan por sus profundidades, incluyendo salmones, peces lobo, ammoditios, rajellas, lampreas y otras anguilas, esturiones blancos, truchas, tiburones, arenques, caballas y bacalaos. Cangrejos y langostas (algunas de un tamaño monstruoso) se encuentran por cualquier parte a lo largo de sus costas, mientras que las focas narvales, morsas y leones de mar tienen sus crías y zonas de crianza en las incontables islas rocosas y pilares marinos o al reded0r de ellos. A pesar de la existencia de los dragones de hielo, los verdaderos reyes de estas aguas del norte son las ballenas. Media docena de especies de estas grandes bestias hacen del Mar de los Escalofríos su hogar, entre ellas las ballenas grises, ballenas blancas,

rorcuales, salvajes ballenas moteadas con sus manadas de caza (que muchos llaman los lobos del mar salvaje) y los poderosos leviatanes, las más antiguas y grandes de las criaturas vivientes de la Tierra. Los confines occidentales del Mar de los Escalofríos, desde Skagos y los Acantilados Grises del delta del Sarne, son las zonas pesqueras más ricas del mundo conocido. El bacalao y los arenques son especialmente abundantes aquí. La gente de mar de tierras tan distantes como las Tres Hermanas (en el oeste) y Morosh (en el este) han sido conocidos por trabajar estas aguas…pero lo hacen con la tolerancia de la Ciudad Libre de Braavos, cuyas flotas dominan los mares al noroeste de Essos, protegidos por los barcos de guerra de su Señor del Mar. Junto a los bancos y al comercio, la pesca es uno de los "tres pilares" sobre los que se asientan la riqueza y prosperidad de Braavos. La leyenda dice que mil barcos yacen encerrados en Bahía Caníbal, algunos aun habitados por los hijos y nietos de sus tripulaciones originales, quienes sobreviven de los festines que se dan con la carne de nuevos marineros atrapados por el hielo. Navegando al este, un marino intrépido pasará eventualmente de las aguas Braavosis a aquellas donde la Ciudad Libre de Lorath domina, aunque con mano más débil, y así pasar el Hacha, donde muchas culturas diferentes vivieron y murieron en el milenio en incontables guerras. Al este del Hacha están las profundas aguas azules de la Bahía de Hierbamarga, donde los barcos de Ib y Lorath tan a menudo compitieron por la supremacía y la última gran flota del Reino de Sarnor fue enviada al fondo del mar por el Señor del Mar de Braavos. En Ib se conoce a estas aguas como la Bahía de la Batalla, mientras que los lorathis la llaman la Bahía Sangrienta. Se la llame como se la llame, un millar de barcos hundidos y los huesos de cincuenta mil marinos ahogados yacen sembrados por el fondo de la bahía, hogar de cangrejos por los cuales ha sido conocida como Hierbamarga. Más allá de la Bahía de Hierbamarga se extiende el delta del Sarne, el gran río que fluye hacia el norte y cuyos afluentes drenan una gran parte del Essos central. Aquí se alza Saath con sus blancas murallas, la última (y más pequeña, dicen muchos) de las grandes ciudades del caído Reino de Sarnor. Las ruinas de la ciudad hermana de Saath, Sarys, saqueada y destruida por un khal Dothraki hace siglos, puede ser encontrada al otro lado del ancho del delta. Entre ellas, en otra boca del verde río, se alza la colonia minera y pescadora Lorathi de Morosh. Aquellos lo suficientemente intrépidos como para seguir más al este pasarán las orillas del pequeño y pastoral Reino de Omber, cuyos cobardes reyes y débiles príncipes son conocidos por el grano, gemas y muchachas que pagan cada año a los Señores de los Caballos Dothrakis para no ser molestados. Al este de Omber, nuestro marinero llegará a la Bahía de los Colmillos, famosa por ser zona de crianza de morsas. Y pronto, más allá, el intrépido marino se encontrará a sí mismo cruzando el corazón del Mar de los Escalofríos, donde cada roca y ola es gobernada por los hombres peludos de la gran isla de Ib.

IB A lo largo de los siglos muchas culturas diferentes han hecho sus casas sobre las costas e islas del Mar de los Escalofríos y enviado a sus marineros a través de sus frías aguas gris verdosas. Los más representativos y significativos de ellos son los ibbeneses, una antigua y taciturna raza de isleños que han pescado en los mares del norte desde el amanecer de los días desde sus casas sobre las costas de las islas ibbeneses.

Los ibbeneses se diferencian de otras razas del género humanos. Son gente gruesa, de pecho y hombros anchos, rara vez miden más de un metro setenta, y tienen piernas cortas y fuertes y largos brazos. A pesar de ser rechonchos y bajos, son ferozmente fuertes: en la lucha, su deporte favorito, no hay hombre en los Siete Reinos que pueda esperar igualarlos. Sus rostros, caracterizados por sus cejas inclinadas con anchas crestas, pequeños ojos hundidos, grandes dientes cuadrados, e inmensas mandíbulas, parecen brutales y feos a ojos de los ponientis, una impresión aumentada por su lenguaje gutural y gruñón; pero ciertamente los hombres de Ib son gente astuta, experimentados artesanos, hábiles cazadores y rastreadores y valientes guerreros. Son la gente más hirsuta en el mundo conocido. A pesar de que su carne es blanca, con venas azul oscuro a través de la piel, su pelo es negro y fuerte. Los hombres ibbeneses tienen una espesa barba; pelo duro cubre sus brazos, piernas, hombros y espaldas. El grueso pelo negro es común entre sus mujeres, incluso sobre el labio superior. (El mito de que las mujeres ibbeneses tienen seis pechos no es cierto, de todas formas). Aunque los hombres de Ib pueden engendrar hijos con las mujeres de Poniente y otras tierras, los productos de este tipo de uniones son a menudo mal formados e inevitablemente estériles, como las mulas. Las mujeres ibbeneses, cuando se emparejan con hombres de otras razas, no traen nada más que hijos nacidos muertos y monstruosidades. Estos apareamientos son poco comunes; aunque es común ver barcos del puerto de Ibben en los puertos a lo largo del Mar Angosto, e incluso tan lejos como las Islas del Verano y la Vieja Volantis, los marineros que las tripulan se mantienen con su propia especie, e incluso cuando están en tierra firme, reflejan una profunda desconfianza hacia todos los extranjeros. En el propio Ib, los hombres de otras tierras y razas están restringidos por la ley y la costumbre a los recintos portuarios del Puerto de Ibben y tienen prohibido aventurarse más allá de la ciudad sino es en la compañía de un anfitrión ibbenés. Estas invitaciones son extremadamente raras. Ib es la segunda isla más grande en el mundo conocido; sólo Gran Moraq, entre el Mar de Jade y el Mar del Verano, es más grande. Pedregosa y montañosa, Ib es una tierra de grandes montañas grises, bosques antiguos y caudalosos ríos, su oscuro interior es guarida de osos y lobos. Se nos dice que los gigantes una vez vivieron en Ib, pero no queda ninguno – aunque los mamuts todavía vagan por las llanuras y colinas de la isla, y en las montañas más altas, algunos afirman que pueden ser encontrados unicornios. Los ibbeneses de los bosques y las montañas tienen aún menos amor por los extraños que sus primos del mar y rara vez hablaban alguna lengua que no sea la suya. Los forestales, cabreros y mineros, hacen sus hogares en cuevas o casas de piedra gris, excavadas en la tierra y techadas con pizarra o paja. Las ciudades y pueblos son raros; los ibbeneses del interior prefieren vivir al margen de sus compañeros, en complejos solitarios, reuniéndose sólo para bodas, entierros, y cultos religiosos. El oro, hierro y estaño se pueden encontrar en abundancia en las montañas de Ib, así como la madera, el ámbar, y un centenar de tipos de pieles en los bosques de la isla. Los ibbeneses de la costa son un pueblo más atrevido que sus primos de los bosques y las montañas. Intrépidos pescadores, viajan ampliamente por los mares del norte en busca de bacalao, arenque, peces blancos, y anguilas, pero es como balleneros que son mejor conocidos en el resto del mundo. Sus panzones barcos balleneros son una vista común en los puertos a lo largo del Mar Angosto y más allá. Aunque rara vez agradables a la vista (o la nariz), los barcos ibbeneses son reconocidos por la fortaleza con la que son construidos para soportar cualquier tormenta y resistir los asaltos de incluso los más grandes leviatanes. El hueso, grasa y aceite de las ballenas que cazan son de los

jefes del comercio de Ib, y han hecho del Puerto de Ibben la ciudad más grande y rica del Mar de los Escalofríos. Gris y sombrío, el Puerto de Ibben ha gobernado sobre Ib y las islas menores desde los albores de los días. Una ciudad de callejuelas empedradas, empinadas colinas y muelles y astilleros repletos, iluminado por cientos de lámparas de aceite de ballena suspendidas sobre sus calles en cadenas de hierro, el Puerto está dominado por las ruinas del castillo del Rey-Dios, una colosal estructura de piedra toscamente tallada que fue el hogar de un centenar de reyes ibbeneses. Sin embargo, el último de esos reyes cayó durante las secuelas de la Maldición de Valyria. Hoy en día, Ib y las islas menores se rigen por el Consejo de la Sombra, cuyos miembros son elegidos por los Mil, una asamblea de ricos agremiados, nobles antiguos, sacerdotes y sacerdotisas, no muy diferente de los consejos de magísteres de las Ciudades Libres. Lejano Ib, la segunda más grande de las islas ibbeneses, está a más de cien leguas al sureste de la misma Ib y es un lugar rotundamente más sombrío y más pobre. Ib Sar, su único poblado, fue originalmente un lugar de exilio y castigo a donde los ibbeneses de antes enviaban a sus más notorios criminales, a menudo después de mutilarlos, por lo que nunca podrían volver a Ib. Aunque esta práctica terminó con la caída de los ReyesDioses, Ib Sar retiene una mala reputación hasta el día de hoy. Los hombres de Ib no siempre se mantienen confinados en sus islas. Existe abundante evidencia de asentamientos ibbeneses en el Hacha, en las islas lorathis, y ya lo largo de las orillas de la Bahía Malezamarga y la Bahía de los Colmillos (en el oeste) y el Canal del Leviatán y las Mil Islas (en el este), y la historia dice que varios ibbeneses intentaron hacerse con el control de la desembocadura del Sarne, intentos que llevaron a los hombres peludos a un conflicto sangriento con las hermanas ciudades sarnori de Saath y Sarys. Los Reyes-Dioses de IB, antes de su caída, colonizaron y conquistaron una enorme franja del norte de Esos y tuvieron un enorme éxito en sus conquistas, logrando apoderarse de una gran franja de Essos, la franja norte. Inmediatamente al sur de Ib, se encontraba una región densamente poblada por enormes árboles que anteriormente habían sido el hogar de unas pequeñas y tímidas gentes del bosque. Algunos creen que los Ibbeneses extinguieron a esta amable raza, mientras otros sostienen que las gentes del bosque simplemente se escondieron y abandonaron sus aldeas. Sin embargo los Dothraki siguieron llamando al gran bosque que se encontraba a lo largo de la costa norte del reino de los Ifequevron, con el mismo nombre que lo conocían los habitantes de los bosques ya desaparecidos. La serpiente marina, Corlys Velaryon, señor de las mareas, fue el primer hombre de poniente en visitar Essos. Después de su regreso de las mil islas conto que había visto arboles tallados, grutas encantadas y silencios extraños. Bryan, de pueblo viejo, capitán de la rueda dentada, viajaría años más tarde y proporcionaría un relato de su propia experiencia navegando el mar de los escalofríos. Informo que le nombre en Dothraki para el pueblo perdido era “los que caminan en el bosque”. Ninguno de los Ibbeneses que Bryan reunió podía decir que había visto un bosque que caminaba, pero afirmaron que la gente pequeña solía realizar ofrendas de hojas, piedras y agua durante la noche. Las historias de las arenas de combate de Mereen conocidas por el libro rojo, escrito por un desconocido, que fue traducido a través de los siglos por Yunkios y posteriormente por el Maestro Elkin, hace una breve referencia a que las mujeres Ibbeneses eran vendidas como esclavas para terminar sus días en los fosos de combate de Mereen, Yunkai y Astapor. Esto era así debido a que los esclavistas las consideraban demasiado feas para ser esclavas de cama y demasiado salvajes para realizar trabajos en el campo.

En su mayoría, las aldeas Ibbeneses en Essos eran tan grandes como Ib en sí misma y todavía mucho más ricas. Muchos de los hombres peludos llegaban a Essos pasando de isla en isla para hacer fortuna allí, reduciendo los arboles de forma tal que quedara tierra par arar, poniendo represas en los ríos y extrayendo minerales de las colinas. Gobernando sobre estos dominios se encontraba Ibbish, un pueblo de pescadores que creció para convertirse en un próspero puerto y la segunda ciudad más importante de los Ibbeneses, con un puerto de aguas profundas y enormes y hermosas murallas de piedra blanca. Pero todo esto termino hace 200 años con la llegada de los Dothraki. Los señores de los caballos que hasta ese momento les habían rehuido a los bosques del norte. Algunos dicen que esto se debía a que reverenciaban a los antiguos y ya desaparecidos caminantes del bosque, otras versiones dicen que era porque les temían al poder que emanaba del lugar. Sea cual sea la verdad los Dothraki no le temían a los hombres de Ib, de hecho Khal tras Khal comenzaron a hacer incursiones en territorios Ibbeneses, invadiendo las granjas y los campos que los hombres con tanto esmero habían logrado, pasaban a los hombres por la espada y a las mujeres las esclavizaban. Los Ibbeneses, hombres avaros y mezquinos, se negaron a pagar los tributos impuestos por los Dothraki y exigieron una pelea, los Dothraki accedieron ante esta petición y, aunque si bien los Ibbeneses ganaron varias peleas, destruyeron el enorme y famoso Khalasar del Khal Onqo en una épica batalla. Pero esto no era suficiente pues ante cada batalla ganada por el pueblo de Ib, los Dothraki venían en mayor número, ya que cada nuevo Khal que surgía buscaba eclipsar las conquistas y superar las derrotas de sus predecesores. Los Khalasar fueron empujando cada vez más atrás a los Ibbeneses, hasta que estuvieran abrumados, de esta forma lograron tomar incluso la gran ciudad de Ibbish. Khal Scoro fue el primero en tomar la ciudad, derribando las puertas de huesos de ballena para saquear los templos y tesoros y llevarlos a su ciudad sagrdada, Vaes Dothrak. Los Ibbeneses reconstruyeron la ciudad, pero una generación más tarde, Ibbish fue saqueada nuevamente por Khal Rogo quien incendió mitad de la ciudad y esclavizó a más de diez mil mujeres. Hoy solo quedan ruinas en el lugar donde alguna vez estuvo Ibbish, un lugar que en la lengua Dothraki es conocido como Vaes Aresak o, ciudad de los cobardes. Para cuando el Khalasar del nieto de Khal Onqo, Khal Dhako, se predispuso a nuevamente saquear la ciudad, los habitantes de la ciudad huyeron y cruzaron del otro lado del mar de Ibb. Enojado, Dhako no solo quemó la ciudad entera, sino que también quemó gran parte de los alrededores y los campos por lo que, posteriormente Khal Dhako sería conocido como El Dragón del Norte. Ib conserva aún hoy en día una modesta aldea en Essos, en una pequeña península rodeada por el mar y defendida por una pared de madera casi tan larga como el muro de hielo de la guardia de la noche, y un tercio más alta, cuenta con una empalizada de tierra e imponentes maderas en punta que se alzan desde lo alto de las torres defensivas y que están resguardadas por una zanja. Detrás de las excavaciones, los hombres de Ib han construido la ciudad de nueva Ibbish para gobernar sobre sus muchos dominios. Pero los marineros dicen que es un lugar triste y sórdido, más parecido a Sar que a la ciudad que los señores de los caballos habían reducido a cenizas. Terrio Erastes, el gran aventurero Braavosi, mantuvo un registro escrito de su experiencia con los Dothraki. Fue testigo de la caída de Ibbish ya que fue un invitado de Khal Dhako. Su crónica, “Fuego sobre la hierba”, señala que Khal Dhako se enorgullecía de ser llamado El

Dragón del Norte, pero que al final de sus días llego a lamentarlo, cuando su Khalasar se separa y Khal Temmo toma el poder y arroja al anciano a las llamas, después de que el joven le cortara las manos, las piernas, los genitales y los asara lentamente frente a sus ojos para luego comérselos. Luego de esto su esposa y sus hijos tuvieron el mismo final.

EL ESTE DE IB Más allá de las costas de Ibbish y de los bosques de los Ifequevron, las colinas de los Huesos se elevan sobre las llanuras, y más hacia el este las propias montañas desfilan hasta encontrarse con el mar. Vistos incluso desde millas dentro del Mar de los Escalofríos, los enormes picos norteños, con sus crestas congeladas y puntas afiladas, parecen cortar el cielo mismo. Krazaaj Zasqa, es como llaman los Dothraki al extremo más al norte de los Huesos: las Montañas Blancas. Más allá de ellas yace otro mundo, uno que muy pocos Ponienti han llegado a visitar. Aquellos que han llegado tan lejos, como Lomas Pasolargo, llegaron por tierra a través de los pasos montañosos o por el camino de las cálidas aguas sureñas y de las Puertas de Jade. Aunque las aguas orientales del Mar de los Escalofríos son tan abundantes como aquellas del oeste, pocos vienen a pescar en ellas, salvo los propios Ibbeneses, ya que más allá de los Huesos se encuentran las tierras de los nómadas Jogos Nhai, una raza salvaje de guerreros montados que no poseen barcos y no tienen interés alguno en el mar. Los balleneros del Puerto de Ibben usualmente cazan en Canto del Leviatán, a donde aquellas enormes bestias llegan para aparearse y dar a luz a sus crías. Aquí los pescadores Ibbeneses hablan de enormes cardúmenes de bacalao en las aguas profundas, de focas y morsas en las rocosas islas del norte, y de abundantes arañas cangrejo y cangrejos emperador, pero además de eso estos mares orientales están vacíos. Más hacia el este se encuentran las llamadas Mil Islas (aunque los cartógrafos Ibbeneses nos dicen que en realidad son menos de trescientas), un grupo disperso de rocas marinas desoladas y azotadas por el viento. Muchos creen que son los últimos remanentes de un antiguo reino sumergido, cuyos pueblos y torres fueron inundados por la subida de los mares hace muchos miles de años. Sólo los más audaces o desesperados marinos se atreven a desembarcar aquí, porque las pocas gentes que habitan estas islas son un pueblo extraño y hostil con los forasteros, una raza de humanos lampiños y con piel verdosa, que afilan los dientes de sus mujeres y cortan el prepucio de los genitales de sus hombres. No hablan ninguna lengua conocida y se dice que sacrifican a los marineros en honor a sus dioses escamosos con cabeza de pez, de los cuales se alzan esculturas en sus costas rocosas, visibles tan sólo con la marea baja. Aunque están rodeados de agua por todos lados, estos isleños le temen al mar a tal punto que no pondrían los pies en el agua ni bajo amenaza de muerte.

Una mujer de las Mil Islas. (Crédito de ilustración 184) Ni siquiera Corlys Velaryon se atrevió a navegar más al este de las Mil Islas; fue desde aquí de donde la Serpiente Marina decidió regresar tras su aventura por el norte. En realidad, no había razón para que continuara, salvo quizás su ansia de saber que se encontraba más allá del próximo horizonte. Hasta los peces tomados de estas aguas orientales están extrañamente deformados, y se dice que tienen un sabor amargo y desagradable. Tan solo existe un puerto importante en el Mar de los Escalofríos al este de los Huesos: Nefer, la ciudad principal del reino de N’ghai, cercada por sus imponentes acantilados y constantemente envuelta por la niebla. Cuando es vista desde el puerto, Nefer no parece ser más que un simple pueblo, pero se dice que nueve décimos de la ciudad se encuentran bajo tierra. Por aquella razón los viajeros llaman a Nefer la Ciudad Secreta. Cualquiera que sea su nombre, la ciudad goza de una siniestra reputación, es conocida como una guarida de nigromantes y torturadores. Más allá de N’ghai están los bosques de Mossovy, una tierra fría y oscura llena de cambiadores de forma y cazadores demonio. Más allá de Mossovy… Ningún hombre de Poniente puede decirlo con seguridad. Ciertos septones afirman que el mundo termina al este de Mossovy, dando lugar a un reino de nieblas, luego un reino de oscuridad, y finalmente un reino de tormenta y caos donde el cielo y el mar se vuelven uno. Marineros, bardos y otros soñadores prefieren creer que el Mar de los Escalofríos continúa sin fin, pasando las costas más orientales de Essos, más allá de

islas y continentes desconocidos, inexplorados e inimaginables, donde pueblos extraños adoran a dioses extraños bajo estrellas extrañas. Hombres más sabios sugieren que en algún punto más allá de las aguas que conocemos, el este se convierte en oeste, y el Mar de los Escalofríos de seguro se une con el Mar del Ocaso, si es que en realidad el mundo es redondo. Podría ser así, o no. No hay hombre que lo sepa con certeza, no hasta que surja una nueva Serpiente Marina que se atreva a navegar más allá del amanecer.

LOS HUESOS Y MÁS ALLÁ AL ESTE, MÁS ALLÁ DE VAES DOTHRAK y la Madre de las Montañas, las praderas dan paso a llanuras onduladas y bosques, y la tierra bajo los pies del viajero se vuelve dura y pedregosa y comienza a subir hacia arriba, siempre hacia arriba. Las colinas se vuelven más salvajes y más pronunciadas, y muy pronto las montañas aparecen en la distancia, sus grandes picos parecen flotar en el cielo oriental, gigantes gris-azulados tan enormes y afilados y amenazadores que incluso Lomas Pasolargo, aquel intrépido viajero (si sus cuentos son ciertos), perdió el aliento cuando los vio, creyendo que había llegado por fin a los confines de la tierra. Los antepasados de los Dothrakis y los otros pueblos de los caballos de las praderas sí sabían que no era el fin de la tierra, ya que algunos recordaban haber cruzado esas montañas desde las tierras que se encontraban más allá. ¿Vinieron al oeste con la esperanza de mejores campos y abundancia o en busca de conquistas, o estaban acaso huyendo de algún enemigo salvaje? Sus cuentos no concuerdan, por lo que puede ser que nunca lo sepamos, pero de sus penurias podemos estar seguros, porque ellos dejaron sus huesos detrás para marcar su paso. Los huesos de los hombres, los huesos de los caballos, los huesos de los gigantes, camellos y bueyes, de cada especie de bestia y ave y monstruo, todos se pueden encontrar entre estos picos salvajes. De ellos las montañas toman su nombre: los Huesos. La más alta de todas las cadenas montañosas en el mundo conocido desde el Mar del Ocaso hasta Asshai de la Sombra, los Huesos se extienden desde el Mar de los Escalofríos hasta el Mar de Jade, una pared de roca retorcida y piedra afilada que se extiende más de quinientas leguas de norte a sur y cien leguas de este a oeste. Nieves profundas coronan los Huesos del norte, mientras que tormentas de arena recorren a menudo los picos y valles de sus hermanas del sur, tallándolas en formas extrañas. En las largas leguas entre ambos, ríos atronadores rugen a través de profundos cañones y pequeñas cuevas se abren a vastas cavernas y mares sin sol. Sin embargo, aunque los Huesos puedan parecer hostiles a los que no los conocen, han sido el hogar de hombres y de cosas extrañas a lo largo de los siglos. Incluso los picos nevados más septentrionales (conocidos como Krazaaj Zasqa o Montañas Blancas en la lengua Dothraki), donde los vientos fríos vienen aullando fuera del Mar de los Escalofríos en invierno y verano, fueron una vez el hogar de los Jhogwin, los gigantes de piedra, enormes criaturas de las que se dice que eran dos veces más grandes que los gigantes de Poniente. Por desgracia, el último de los Jhogwin desapareció hace mil años; sólo sus inmensos huesos quedan para marcar los lugares donde una vez vagaban. "Mil caminos conducen a los Huesos," dicen los hombres sabios desde Qarth hasta Qohor, "pero sólo tres llevan fuera de ellos." Aunque los Huesos parecen infranquables

de lejos, de hecho hay cientos de senderos, caminos de cabras, senderos de caza, arroyos, y laderas por las que los viajeros, comerciantes y aventureros pueden encontrar su camino al corazón de las montañas. En ciertos lugares, existen antiguos escalones tallados y túneles y pasajes ocultos, para los que saben cómo encontrarlos. Sin embargo, muchos de estos caminos son traicioneros, y otros son callejones sin salida o trampas para los incautos. Pequeños grupos, bien armados y bien aprovisionados pueden hacer su camino a través de los Huesos de miles de maneras si son dirigidos por un guía que conozca los peligros. Los ejércitos, caravanas de comercio, y los hombres solos, sin embargo, harían bien en quedarse en las rutas principales, los tres grandes pasos de montaña que unen los mundos de Oriente y Occidente: El Camino de Acero, el Camino de Piedra, y el Camino de Arena. Tanto el Camino de Acero (llamado así por todas las batallas que ha visto) como el Camino de Piedra se originan en Vaes Dothrak, el primero corre casi recto hacia el este por debajo de los picos más altos, el último se curva hacia el sureste para unirse a la antigua Ruta de la Seda en las ruinas de Yinishar (llamada Vaes Jini por los señores de los caballos) antes de comenzar su ascenso. Mucho más al sur de estos, el camino de arena pasa a través de los Huesos del sur (a veces llamados los Huesos Secos, porque el agua es escasa allí) y de los desiertos circundantes, conectando la gran ciudad portuaria de Qarth con la ciudad mercado de Tiqui, la puerta de entrada al este. Incluso usando estas rutas muy transitadas, cruzar los Huesos sigue siendo agotador y peligroso... y el paso seguro tiene un precio, porque en el otro lado de las montañas se destacan tres poderosas ciudades fortaleza, últimos vestigios del otrora gran Patrimonio de Hyrkoon. Bayasabhad, la Ciudad de las Serpientes, protege el extremo oriental del Camino de Arena y exige tributo a todos los que buscan pasar. El Camino de Piedra, con sus desfiladeros profundos y un sinfín de estrechas y pronunciadas curvas, pasa por debajo de las paredes de Samyriana, una ciudad de piedra gris, tallada en la misma roca de las montañas que defiende. En el norte, guerreros vestidos con pieles viajan en el Camino de Acero sobre los puentes ondulantes y por los pasadizos subterráneos, escoltando caravanas hacia y desde Kayakayanaya, cuyas paredes son de basalto negro, de hierro negro, y de hueso amarillo. Muchos reportes nos informan que los guerreros de las montañas de Kayakayanaya, Samyriana, y Bayasabhad son todas mujeres, hijas de los grandes padres que gobiernan estas ciudades, donde las niñas aprenden a montar y escalar antes de aprender a caminar, y son educadas en las artes del arco, la lanza, el cuchillo, y la honda desde la más tierna infancia. El propio Lomas Pasolargo nos dice que no hay combatientes más feroces sobre toda la tierra. En cuanto a sus hermanos, los hijos de los Grandes Padres, noventa y nueve de cada cien son castrados cuando llegan a la edad de la madurez y viven sus vidas como eunucos, sirviendo a sus ciudades como escribas, sacerdotes, eruditos, sirvientes, cocineros, agricultores y artesanos. Sólo a los machos más prometedores, los más grandes, más fuertes y más atractivos, se les permite madurar y reproducirse y convertirse en Grandes Padres a su momento. En “Rubíes y Hierro” del maestre Naylin -llamado así por la inclinación de las mujeres guerreras de llevar anillos de hierro en sus pezones y rubíes en sus mejillas- se especula sobre las circunstancias que llevaron a tales costumbres extrañas.

Las tres ciudades fortaleza empezaron como verdaderas fortalezas, puestos de avanzada y guarniciones levantados por los Patriarcas de Hyrkoon para custodiar las fronteras occidentales de su reino contra los bandidos, forajidos, y hombres salvajes de los Huesos, y los salvajes que habitaban más allá de ellos. A través de los siglos, sin embargo, las ciudadelas se convirtieron en ciudades, mientras que Hyrkoon se marchitó hasta quedar hecho polvo, ya que sus lagos ríos se secaron y sus campos una

vez fértiles se convirtieron en desiertos. Hoy en día el corazón de Hyrkoon es el Gran Mar de Arena, un vasto desierto de dunas inquietas, lechos de ríos secos, y fortalezas en ruinas y pueblos horneándose bajo el sol. Se dice que en las lejanas partes del sur del Mar de Arena el calor es tal que el agua se evapora. Más allá del Gran Mar de Arena otro mundo espera: el lejano este, una vasta tierra de llanuras y colinas y valles de ríos que parecen no tener fin, donde extraños dioses gobiernan sobre pueblos aún más extraños. Muchas grandes ciudades y reinos orgullosos se han erguido, florecido y caído aquí desde el albor de los días; la mayoría de ellos son poco conocidos en el oeste, hasta sus nombres han sido hace tiempo olvidados. Sólo los contornos más amplios de la historia del lejano este se saben en la Ciudadela, e incluso en aquellas historias que han llegado al oeste a nosotros, a través de largas leguas de montañas y desiertos, hay muchas omisiones, vacíos y contradicciones, haciendo imposible decir con certeza qué parte es verdad y qué parte ha surgido de la imaginación febriles de cantantes, narradores, y nodrizas. Sin embargo, la más antigua y más grande de las civilizaciones orientales perdura hasta nuestros días: el antiguo, Glorioso, Imperio de Oro de Yi Ti.

YI TI Una tierra legendaria, incluso en los Siete Reinos, Yi Ti es un país grande y diverso, un reino de llanuras azotadas por el viento y colinas onduladas, selvas y bosques tropicales, lagos profundos y caudalosos ríos y mares internos que se encogen. Su legendaria riqueza es tal como para permitir a sus príncipes vivir en casas de oro macizo y cenar dulces espolvoreados de perlas y jade. Lomas Pasolargo, asombrado por sus maravillas, llamó a Yi Ti "el país de los mil dioses y un centenar de príncipes, regido por un Dios-emperador." Quienes han visitado Yi Ti como lo es hoy en día nos dicen que los mil dioses y cientos de príncipes aún permanecen ... pero hay tres Dioses-emperadores, cada uno reclamando el derecho a ponerse los vestidos de paño de oro, perlas verdes, y jade que la tradición permite solo al emperador. Ninguno ejerce el verdadero poder; aunque millones pueden adorar al emperador azul en Yin y postrarse ante él cada vez que aparece, su mandato imperial no se extiende más allá de las paredes de su propia ciudad. Los cientos de príncipes, de los cuales escribió Lomas Pasolargo, gobiernan sus propios reinos a su antojo, como lo hacen los bandidos, reyes-sacerdotes, hechiceros, jefes militares, y los generales imperiales y los recaudadores de impuestos fuera de sus dominios. Esto no siempre fue así, lo sabemos. En los días antiguos, los Dioses-emperadores de Yi Ti eran tan poderosos como cualquier gobernante en la tierra, con riquezas que superaban incluso las de Valyria en su apogeo y con ejércitos de tamaño casi inimaginable. Al principio, los escribas sacerdotales de Yin declaran que toda la tierra entre los Huesos y el desierto helado llamado Desierto Gris, desde el Mar de los Escalofríos hasta el Mar de Jade (incluyendo la grande y sagrada isla de Leng), formó un solo reino gobernado por el “Dios en la Tierra”, el único hijo del León de la Noche y la Doncella de Luz, que viajó por sus dominios en un palanquín tallado a partir de una sola perla y

llevado por un centenar de reinas, sus esposas. Durante diez mil años, el Gran Imperio del Alba floreció en paz y abundancia bajo el “Dios en la Tierra”, hasta que por fin subió a las estrellas a reunirse con sus antepasados. El dominio sobre la humanidad luego pasó a su hijo mayor, que era conocido como el Emperador Perla y gobernó durante mil años. El Emperador Jade, el Emperador Turmalina, el Emperador Ónix, el Emperador Topacio, y el Emperador Ópalo siguieron a su vez, cada uno reinando durante siglos... sin embargo, cada reinado fue más corto y más problemático que el anterior, ya que hombres salvajes y bestias siniestras presionaban en las fronteras del Gran Imperio, los reyes menores crecieron orgullosos y rebeldes, y la gente común se entregó a la avaricia, la envidia, la lujuria, el asesinato, el incesto, la glotonería, y la pereza. Cuando la hija del emperador Ópalo le sucedió como la emperatriz Amatista, su envidioso hermano menor la derrocó y la mató, proclamándose a sí mismo el emperador Piedra de sangre, dando inicio a un régimen de terror. Practicó artes oscuras, la tortura y la nigromancia, esclavizó a su pueblo, tomó a una mujer-tigre como su novia, se dio banquetes de carne humana, y derribó a los verdaderos dioses para adorar una piedra negra que había caído del cielo. (Muchos estudiosos mencionan al emperador Piedra de sangre como el primer Sumo Sacerdote de la siniestra Iglesia de la Sabiduría estelar, que persiste hasta nuestros días en muchas ciudades portuarias del mundo conocido). En los anales del lejano este, fue la Traición de la Sangre, como es conocida su usurpación, lo que marcó el comienzo de la era de la oscuridad llamada la Larga Noche. Desesperada por la maldad que se había desatado en la tierra, la Doncella de Luz le dio la espalda al mundo, y el León de la Noche salió con toda su ira para castigar la maldad de los hombres. Ningún hombre puede decir cuánto tiempo duró la oscuridad, pero todos coinciden en que fue sólo cuando un gran guerrero –conocido de diversas maneras: Hyrkoon el héroe, Azor Ahai, Yin Tar, Neferion, y Eldric Cazador de sombras- surgió para dar valor a la raza de los hombres y conducir a los virtuosos a la batalla con su flameante espada Portadora de Luz, de manera que la oscuridad se dio a la fuga, y la luz y el amor volvieron una vez más al mundo. Sin embargo, el Gran Imperio del Alba no volvió a nacer, porque el nuevo mundo ahora era un lugar en ruinas donde cada tribu de hombres tomó su camino, temerosos de los demás, y la guerra y la lujuria y el asesinato permaneció, incluso hasta nuestros días. O eso es lo que los hombres y mujeres del lejano este creen.

Hyrkoon el héroe con Portadora de luz en la mano, conduciendo a los virtuosos a la batalla. (crédito de ilustración 185)

En la Ciudadela de Antigua y otros centros de aprendizaje en el oeste, maestres consideran estos cuentos del gran imperio y su caída como leyenda, no historia, sin embargo, ninguno duda de que la civilización de Yi Ti es antigua, quién sabe si incluso contemporánea con los reinos de las Reinas de pescadores junto al Mar de Plata. En el mismo Yi Ti, los sacerdotes insisten en que los primero pueblos y ciudades de la humanidad surgieron a lo largo de las orillas del Mar de Jade y desestiman las reclamaciones rivales de Sarnor y Ghis como alardes de salvajes y niños. Sea cual sea la verdad, Yi Ti fue más allá de toda duda uno de los primeros lugares en donde los hombres pasaron del abismo del salvajismo a la civilización... y en los que surgió la alfabetización, porque los sabios de oriente han estado leyendo y escribiendo durante muchos miles de años. Sus más antiguos registros son apreciados, casi venerados, pero también son celosamente custodiados por sus estudiosos. Aquellos registros que tenemos están armados a partir de rumores de los viajeros y de textos dispersos que han escapado de Yi Ti para encontrar su camino a través de los mares a la Ciudadela. Contar la historia de Yi Ti está mucho más allá de nuestro alcance, ya que comprende cientos de emperadores y miles de guerras y conquistas y rebeliones. Baste decir que el Imperio de Oro ha conocido épocas doradas y épocas oscuras, que ha sufrido altibajos una y otra vez a lo largo de los siglos, que ha resistido inundaciones y sequías y tormentas de arena y temblores de tierra tan violentos como para tragarse ciudades enteras, que miles de héroes y cobardes y concubinas y magos y sabios han pasado a través de las páginas de su historia. Desde que el lejano este surgió de la Larga Noche y de los siglos de caos que siguieron, once dinastías han dominado las tierras que hoy llamamos Yi Ti. Algunas no duraron más de medio siglo; la más larga se mantuvo durante setecientos años. Algunas dinastías dieron paso a otras en paz y a otras con sangre y acero. En cuatro ocasiones, el fin de una dinastía fue seguido por un período de anarquía e iniquidad cuando jefes militares y reyezuelos luchaban entre sí por la supremacía; el más largo de estos interregnos duró más de un siglo.

LOS DIOSES-EMPERADORES DE YI TI

Tan solo para contar los eventos más importantes de esta larga historia se requerirían más palabras de las que tenemos, sin embargo, sería negligente si no mencionamos, al menos, a algunos de los más legendarios de los dioses-emperadores de Yi Ti: HAR LOI, el primero de los emperadores grises, cuyo trono se decía que era una silla de montar, ya que él pasó todo su reinado en guerra, a caballo de una batalla a otra. CHOQ CHOQ, el jorobado, décimo quinto y último de los emperadores Índigo, que mantuvo un centenar de esposas y mil concubinas y engendró incontables hijas, pero nunca fue capaz de producir un hijo. MENGO QUEN, el Dios resplandeciente, el tercero de los emperadores verde jade, quien gobernó desde un palacio donde los pisos y las paredes y las columnas estaban cubiertos de láminas de oro, y todos los muebles eran de oro, incluso los orinales. LO THO, llamado Lo Cucharalarga y Lo el Terrible, el vigésimo segundo emperador escarlata, un hechicero de renombre y caníbal, quien se dice que cenaba de los cerebros vivos de sus enemigos con una cuchara larga con mango de nácar, luego de haberles retirado la parte superior de sus cráneos. LO DOQ, llamado Lo Pocoingenio, el trigésimo cuarto emperador escarlata, aparentemente simplón, maldecido con una aflicción que le hacía sacudirse y tambalearse cuando caminaba y babear cuando intentaba hablar, que sin embargo gobernó sabiamente durante más de treinta años (aunque algunos sugieren que el verdadero gobernante era su esposa, la formidable emperatriz Bathi Ma Lo). LOS NUEVE EUNUCOS, los emperadores blanco perla que dieron a Yi Ti 130 años de paz y prosperidad. Como hombres y príncipes jóvenes, vivían como los demás hombres, tomando esposas y concubinas y engendrando herederos, pero a su ascenso cada uno renunció a la raíz y tallo de su virilidad para poder dedicarse por entero al imperio. JAR HAR, y sus hijos Jar Joq y Jar Han, el sexto, séptimo, y octavo de los emperadores verde mar, bajo cuyo gobierno el imperio alcanzó la cúspide de su poder. Jar Har conquistó Leng, Jar Joq tomó Gran Morag, Jar Han exigió tributos de Qarth, Viejo Ghis, Asshai, y otras tierras lejanas, y negoció con Valyria. CHAI DUQ, el cuarto emperador amarillo, que tomó por esposa a una mujer de la nobleza de Valyria y mantuvo un dragón en su corte.

Aunque Yi Ti es una tierra vasta, gran parte de ella cubierta por densos bosques y selvas sofocantes, viajar de un extremo del imperio al otro es rápido y seguro, porque la gran red de caminos de piedra construidos por los emperadores eunucos de la antigüedad no tiene igual en todo el mundo, a excepción de los caminos dragón de los Valyrios. Las ciudades de Yi Ti son muy famosas también porque ninguna otra tierra puede presumir de tener tantas. Si se puede creer en Lomas Pasolargo, ninguna de las ciudades del oeste se puede comparar a las de Yi Ti en tamaño y esplendor. "Incluso sus ruinas avergüenzan a las nuestras," dijo Pasolargo... y las ruinas están en todas partes en Yi Ti. En su Compendio Jade, Colloquo Votar -la mejor fuente disponible en Poniente sobre las tierras del Mar de Jade- escribió que debajo de cada ciudad de Yi Ti, tres ciudades más antiguas están enterradas. A través de los siglos, la capital del Imperio de Oro se ha movido de aquí para allá y ha vuelto a su emplazamiento original una veintena de veces, mientras jefes militares rivales contendían y las diferentes dinastías se erigían y caían . Los emperadores grises, los emperadores índigo, y los emperadores blanco perla gobernaron desde Yin en las orillas del Mar de Jade, la primera y más gloriosa de las ciudades de Yi Ti, pero los emperadores escarlata levantaron una nueva ciudad en el corazón de la selva y la llamaron Si Qo la Gloriosa (hace tiempo abandonada y cubierta de maleza, su gloria vive ahora sólo en la leyenda), mientras que los emperadores púrpura prefirieron Tiqui, la ciudad de muchas torres en las colinas del oeste, y los emperadores marrón mantuvieron su consejo de guerra en Jinqi, la mejor para proteger las fronteras del imperio contra atracadores de las Tierras de las Sombras. Algunos estudiosos del oeste han sugerido que los Valyrios participaron en la construcción de los cinco fuertes, porque las grandes paredes son placas simples de piedra negra fundida que se asemejan a ciertas ciudadelas Valyrias en el oeste... pero esto parece poco probable, ya que los fuertes son anteriores a la subida del Feudo franco, y no hay registros de que ningún Señor Dragón haya llegado jamás tan al este. Así, los cinco fuertes deben seguir siendo un misterio. Siguen en pie hoy en día, sin marcas del tiempo, guardando las marchas del Imperio de Oro contra los invasores fuera del Páramo gris.

Hoy Yin es una vez más la capital de Yi Ti. Allí, el décimo séptimo emperador azul Bu Gai se sienta en esplendor en un palacio más grande que todo Desembarco del Rey. Sin embargo, lejos hacia el este, más allá de las fronteras del dominio del Imperio de Oro, más allá de las legendarias Montañas de la Mañana, en la ciudad de Carcosa en el Mar Oculto, habita en el exilio un señor hechicero que afirma ser el emperador amarillo sesenta y nueve, de una dinastía caída durante mil años. Y más recientemente, un general llamado Pol Qo, Martillo de los Jogos Nhai, se ha dado a sí mismo honores imperiales, nombrándose el primero de los emperadores naranja, con la ruda ciudad guarnición llamada Ciudad del Comerciante (aún en expansión) como su capital. Cuál de estos tres emperadores prevalecerá es una pregunta que es mejor dejar a los historiadores de los años por venir. Ninguna discusión sobre Yi Ti estaría completa sin una mención de los cinco fuertes, una línea de descomunales ciudadelas antiguas que se destacan a lo largo de las fronteras lejanas del noreste del Imperio de Oro, entre el Mar Sangriento (llamado así por el color característico de sus aguas profundas, supuestamente resultado de una planta que crece sólo allí) y las Montañas de la Mañana. Los cinco fuertes son muy viejos, más viejos que el propio Imperio de Oro; algunos afirman que fueron erigidos por el Emperador Perla durante la mañana del Gran Imperio para alejar al León de la Noche y sus demonios de los reinos de los hombres... y, de hecho, hay algo divino o

demoníaco acerca del tamaño monstruoso de los fuertes, porque cada uno de los cinco es lo suficientemente grande como para albergar a diez mil hombres, y sus enormes muros tienen casi mil metros de altura. De las tierras que se encuentran más allá de los cinco fuertes, sabemos aún menos. Las leyendas y mentiras y relatos de los viajeros son todo lo que alguna vez nos llega de estos lugares lejanos. Oímos hablar de ciudades donde los hombres se elevan como águilas en alas de cuero, de pueblos hechos de huesos, de una raza de hombres sin sangre que habitan entre el profundo valle llamado el Abismo Árido y las montañas. Susurros nos llegan del desierto gris y sus arenas de los caníbales, y de los Shrykes que viven allí, criaturas mitad humanos con piel verde escamosa cuya mordedura es venenosa. ¿Serán estos los verdaderos hombres-lagarto, o (más probablemente) serán apenas hombres vestidos con pieles de lagartos? ¿O no son más que fábulas, los grumkins y snarks de los desiertos del este? E incluso los Shrykes supuestamente sienten terror de K'dath en el Desierto Gris, una ciudad de la que se dice que es más vieja que el tiempo, donde se llevan a cabo ritos indescriptibles para saciar el hambre de dioses locos. ¿Acaso tal ciudad realmente existe? Si es así, ¿cuál es su naturaleza? En este tipo de asuntos, incluso Lomas Pasolargo guarda silencio. Tal vez los sacerdotes de Yi Ti saben algo, pero si es así, estas no son verdades que les importe compartir con nosotros.

LAS LLANURAS DE LOS JOGOS NHAI Al norte de Yi Ti, las llanuras azotadas por el viento y las colinas onduladas que se extienden desde las fronteras del Imperio de Oro hasta las orillas desoladas del Mar de los Escalofríos están dominados por una raza de guerreros montados llamados los Jogos Nhai. Al igual que los Dothraki de las praderas occidentales, son un pueblo nómada que vive sus vidas en yurtas, tiendas de campaña y sillas de montar. Se trata de una inquieta y orgullosa raza guerrera, que valora su libertad por encima de todo y nunca están contentos de permanecer en un solo lugar por mucho tiempo. Sin embargo, en muchos sentidos, estos jinetes del lejano este son muy diferentes de los señores de los caballos del oeste. Los Jogos Nhai son, por regla general, una cabeza más bajos que sus homólogos y menos apuestos a los ojos de occidente - rechonchos, piernas arqueadas, y quemados por el sol, con cabezas grandes, caras pequeñas, y piel de aspecto cetrino. Tanto hombres como mujeres tienen cráneos puntiagudos, resultado de su curiosa costumbre de atar la cabeza de sus recién nacidos durante sus primeros dos años de vida. Cuando los guerreros Dothraki se enorgullecen del largo de su trenza, los hombres Jogos Nhai se afeitan la cabeza, excepto por una tira de pelo en el centro del cráneo, mientras que sus mujeres van totalmente calvas y se dice que se raspan todo el pelo de sus partes femeninas también. Las monturas de los Jogos Nhai son más pequeñas que los corceles de fuego de los Dothraki, porque las llanuras del este de los Huesos son más secas y menos fértiles que el mar Dothraki y sus hierbas más dispersas, ofreciendo magro sustento a los caballos. Y por estos los orientales montan cebrallos, bestias resistentes originalmente hechas al cruzar caballos con ciertas extrañas criaturas parecidas a caballos de las regiones del sur de Yi Ti y la isla de Leng. Bestias de mal genio, cuyas pieles están marcadas con rayas blancas y negras, los cebrallos de los Jogos Nhai son reconocidos por su dureza y, supuestamente, pueden sobrevivir de malezas y de hierba del diablo por muchas vueltas de la luna y viajar largas distancias sin agua ni forraje. A diferencia de los Dothraki, cuyos khals lideran enormes khalasars a través de los pastizales, los Jogos Nhai viajan en pequeños grupos, estrechamente relacionados por

sangre. Cada grupo es comandado por un jhat, o jefe de guerra, y una cantante lunar, que combina las funciones de sacerdotisa, sanadora y jueza. El jhat lidera en la guerra, batallas y asaltos, mientras que otros asuntos se rigen por la cantante lunar del grupo. Los Khals Dothraki sostienen una interminable guerra entre ellos siempre que están más allá de los recintos sagrados de Vaes Dothrak, su ciudad santa, pero los dioses de los Jogos Nhai les prohiben derramar la sangre de su propio pueblo (los hombres jóvenes cabalgan para robar cabras, perros, y cebrallos de otros grupos, mientras que sus hermanas salen a secuestrar esposos, pero estos son rituales santificados por los dioses de las llanuras, durante los cuales la sangre no puede ser derramada). Sin embargo, la cara que los monta-cebrallos muestran a los forasteros es muy diferente, ya que ellos viven en un estado de guerra perpetua contra todos los pueblos vecinos. Sus ataques a N'ghai, la antigua tierra al noreste de sus dominios, han reducido a ese otrora orgulloso reino a una sola ciudad (Nefer) y sus alrededores. La leyenda afirma que fueron los Jogos Nhai, liderados por el jhattar – el jhat de jhats y líder de guerra de todo el pueblo - Gharak Ojobizco, quienes mataron al último de los gigantes de piedra de Jhogwin en la batalla en las colinas de aullantes. Antes de las épocas secas y la venida del Gran Mar de Arena, los Jogos Nhai lucharon una sangrienta guerra fronteriza contra el Patrimonio de Hyrkoon, envenenando los ríos y pozos, quemando pueblos y ciudades, y llevándose a miles de personas a la esclavitud en las llanuras, mientras que los Hyrkoon, por su parte, sacrificaron a decenas de miles de los monta-cebrallos en nombre de sus dioses oscuros y hambrientos. La enemistad entre los nómadas y las mujeres guerreras de los Huesos es profunda y amarga hasta el día de hoy, y a través de los siglos una docena de jhattars ha liderado ejércitos por el Camino de Acero. Hasta ahora todas estas agresiones se han deshecho contra las paredes de Kayakayanaya, sin embargo, las cantantes lunares todavía cantan sobre el glorioso día por venir cuando los Jogos Nhai prevalecerán y se esparcirán sobre las montañas para reclamar las tierras fértiles más allá. Incluso el poderoso Imperio de Oro de Yi Ti no está exento de las depredaciones de los Jogos Nhai, como muchos señores y principitos de Yi Ti han aprendido muy a su pesar. Los asaltos e incursiones en el Imperio son una forma de vida entre los nómadas, la fuente del oro y las gemas que cubren los brazos y cuellos de sus cantantes lunares y jhats, y de los esclavos que los sirven a ellos y a sus rebaños. En los últimos dos mil años, los monta-cebrallos de las llanuras del norte han reducido a ruinas una docena de ciudades de Yi Ti, un centenar de pueblos e incontables granjas y campos. Entre los Jogos Nhai, los jhats suelen ser hombres y las cantantes lunares mujeres, pero las mujeres jhats y los cantantes lunares hombres no son algo inaudito. Sin embargo, esto no siempre es obvio para los extranjeros, ya que de una chica que elige el camino del guerrero se espera que vista y viva como un hombre, mientras que un niño que quiera ser un cantante lunar debe vestirse y vivir como una mujer.

Durante ese tiempo, muchos generales imperiales y tres dioses-emperadores han llevado ejércitos a través de las llanuras, para intentar poner a los nómadas en cintura. La historia nos dice que tales intentos rara vez terminan bien. Los invasores pueden matar a los rebaños de los nómadas, quemar sus tiendas de campaña y yurtas, recoger tributos en forma de oro, bienes, y esclavos de los grupos que tienen la oportunidad de encontrar, e incluso obligar a un puñado de jhats a prometer lealtad eterna al DiosEmperador y renunciar a sus incursiones para siempre ... pero la mayoría de los Jogos Nhai huyen ante los ejércitos imperiales, negándose a dar batalla, y tarde o temprano, el general o emperador pierde la paciencia y se retira, tras lo cual se reanuda la vida tal y como era antes.

Durante el largo reinado de Lo Han, cuadragésimo segundo emperador escarlata, tres de esas invasiones a las llanuras terminaron como se describen, sin embargo, cuando Lo han estaba en sus últimos días, los Jogos Nhai se habían vuelto más audaces y más voraces de lo que habían sido la primera vez que el emperadore se puso sus insignias imperiales. Debido a esto, a su muerte, su pequeño y valiente hijo Lo Bu decidió poner fin a la amenaza que representaban los nómadas de una vez y para siempre. Reuniendo un poderoso ejército, se dice que de trescientos mil fuertes, este audaz joven emperador cruzó las fronteras con la masacre como su único propósito. Ofertas de tributos no podían convencerlo, ni rehenes, ni juramentos de lealtad y ofrendas de paz; su vasto ejército barrió las llanuras como una guadaña, destruyéndolo todo, dejando un desierto ardiente detrás de él. Cuando los Jogos Nhai recurrieron a sus tácticas tradicionales, esparciéndose cuando el ejército se aproximaba, Lo Bu dividió su enorme ejército en trece ejércitos más pequeños y los envió en todas las direcciones para dar caza a los nómadas donde quiera que fueran. Está escrito que un millón de Jogos Nhai murieron en sus manos. Por fin los nómadas, enfrentando la extinción de su raza, hicieron lo que nunca habían hecho antes. Un millar de clanes rivales se unieron y nombraron un jhattar, una mujer en ropas de hombre llamada Zhea. Conocida como Zhea la Árida, Zhea Caracebrallo, y Zhea la Cruel, y famosa incluso entonces por su astucia, es recordada hasta el día de hoy en el Imperio de Oro de Yi Ti, donde las madres susurran su nombre a los niños revoltosos para asustarlos y hacer que obedezcan. En coraje, valor y habilidad con las armas, Lo Bu no tenía igual, pero en astucia demostró no ser rival para Zhea. La guerra entre el joven emperador y la veterana jhattar duró menos de dos años. Zhea aisló cada uno de los trece ejércitos de Lo Bu, mató a sus exploradores y recolectores, los mató de hambre, les negó el agua, los llevó a desiertos y trampas, y los destruyó uno a uno. Finalmente sus veloces jinetes descendieron sobre las huestes del propio Lo Bu, en una noche de carnicería y masacre tan terrible que cada corriente de agua a veinte leguas a la redonda se llenó de sangre. Entre los muertos estaba el propio Lo Bu, el cuadragésimo tercero y último de los emperadores escarlata. Cuando su cabeza cortada fue presentada a Zhea, ella ordenó que la carne fuese separada del hueso, de manera que el cráneo pudiera ser sumergido en oro y convertido en su taza para beber. A partir de ese momento hasta ahora, cada jhattar de los Jogos Nhai ha bebido leche fermentada de cebrallo de la calavera dorada del “Niño Demasiado Audaz a la Mitad”, como se recuerda a Lo Bu.

Jogos Nhai montados sobre cebrallos. (crédito de ilustración 186)

LENG Al sudeste de Yin, rodeada por las cálidas aguas verdes del Mar de Jade, la verde isla de Leng es el hogar de "diez mil tigres y diez millones de monos", o por lo menos así Lomas Pasolargo lo afirmó una vez. Los grandes simios de Leng son también muy famosos; entre ellos están simios de jorobas manchadas de los que se dice que son casi tan inteligentes como los hombres, y simios encapuchados tan grandes como gigantes, tan fuertes que pueden arrancar los brazos y las piernas de un hombre tan fácilmente como un niño tira de las alas de una mosca.

Un varón de Yi Ti y una dama de Leng (crédito de ilustración 187)

La historia de Leng se remonta casi tan atrás como la de la propia Yi Ti, pero poco y menos es lo que se sabe de esta al oeste del Estrecho de jade. Hay ruinas extrañas en las profundidades de la selva de la isla: edificios enormes, largo tiempo abandonados y tan llenos de maleza que un montón escombros es lo único que se mantiene sobre la superficie... pero bajo tierra, se nos dice, interminables laberintos de túneles conducen a enormes cámaras, y escalones tallados descienden cientos de metros en la tierra. Ningún hombre puede decir quien podría haber construido estas ciudades, o cuándo. Siguen siendo tal vez el único remanente de algún pueblo desaparecido. Los actuales habitantes de Leng son de dos tipos, tan profundamente diferentes entre sí que debemos considerarlos como pueblos totalmente independientes. Durante gran parte de su historia reciente, Leng ha sido parte del Imperio de Oro de Yi Ti, gobernada desde Yin o Jinqi. Durante estas épocas, decenas de miles de soldados, comerciantes, aventureros y mercenarios migraron desde el imperio hacia la isla, en busca de fortuna. Aunque Leng se liberó de Yi Ti hace cuatrocientos años, los dos

tercios septentrionales de la isla están todavía dominados por los descendientes de estos invasores de Yi Ti.

OTRAS ISLAS NOTABLES EN EL MAR DE JADE, SEGÚN RECOGE CORLYS VELARYON EN SUS CARTAS LA ISLA DE LOS ELEFANTES, cuyo shan gobierna desde un palacio hecho de marfil. MARAHAI, la isla del paraíso, con forma de medialuna y cubierta de vegetación, está protegida por dos islas gemelas de fuego, donde montañas ardientes expulsan columnas de roca fundida día y noche. LA ISLA DE LOS LÁTIGOS, una estación de paso, desolada y árida, donde los esclavistas de media docena de tierras compran, venden, crían, castigan, y marcan sus propiedades antes de enviarlas a su destino.

Para los viajeros, las gentes de Leng son indistinguibles de las gentes del Imperio de Oro; hablan un dialecto del mismo lenguaje, rezan a los mismos dioses, comen los mismos alimentos, siguen las mismas costumbres, e incluso reverencian al emperador azul de Yin… aunque solo adoran a su propia diosa-emperatriz. Sus principales ciudades, Leng Yi y Leng Ma, se asemejan a Yin y Jinqi mucho más que a Turrani, la ciudad del sur. En el tercio meridional de Leng habitan los descendientes de aquellos que fueron desplazados por los invasores del Imperio Dorado. Los nativos Lengii son quizás los más altos de todas las razas conocidas de hombres, muchos de estos hombres llegan a medir 2 metros de altura, y algunos incluso más. Son delgados y de piernas largas, su piel es del color de la teca aceitada, y tienen grandes ojos de color dorado que supuestamente pueden ver más lejos y mejor que los de los demás hombres, especialmente de noche. Aunque son formidablemente altas, las mujeres de los Lengii son reconocidas por su agilidad y encantadora, o sorprendente, hermosura. Durante gran parte de su historia, Leng ha sido una isla rodeada de misterio, ya que los nativos Lengii rara vez navegaron más allá de sus propias costas, y los navegantes en trayecto por el Mar de Jade que por casualidad se acercaban a sus costas, recibían una fría recepción si se atrevían a desembarcar. Los Lengii no tenían interés en los dioses extranjeros, ni en los productos extranjeros, ni en las comidas, vestimentas o costumbres extranjeras; tampoco permitían que los forasteros minaran su oro, cosecharan sus árboles, recogieran sus frutas o pescaran en sus mares. Aquellos que lo intentaban, pronto se enfrentaban a un final sangriento. Leng llegó a ser conocida como el refugio de demonios y hechiceros, un lugar que debía ser evitado, una isla cerrada. Y así se mantuvo durante muchos siglos. Fueron los marineros del Imperio de Oro los que abrieron Leng para el comercio, pero incluso entonces las islas siguieron siendo un lugar peligroso para los forasteros, ya que la Emperatriz de Leng solía reunirse en consejo con los Antiguos, dioses que vivían en lo profundo de las ruinosas ciudades subterráneas, y de vez en cuando los Antiguos le ordenaban asesinar a todos los extranjeros que estuvieran en la isla. Se sabe que este hecho ocurrió al menos cuatro veces en la historia de la isla, si creemos lo que dice el Compendio Jade de Colloquo Votar.

No fue sino hasta que Jar Har, el sexto de los emperadores verdemar, logró conquistar Leng con fuego y acero, y lo anexó a su imperio, que se le puso fin definitivo a estas matanzas. Durante cuatro siglos, después de que Leng se librara del yugo de Yi Ti, la isla floreció bajo el gobierno de un extenso linaje de diosas-emperatrices. La primera de la dinastía actual, aun reverenciada en el este como Khiara la Grande, era de ascendencia Lengii pura; para complacer a sus súbditos tomó dos esposos, uno Lengii y el otro Yi Ti. Esta costumbre fue continuada por sus hijas y las hijas de estas. Por tradición el primero de los consortes imperiales está a cargo de los ejércitos de la emperatriz, y el segundo de sus flotas.

Existen leyendas que dicen que los Antiguos aún viven bajo las junglas de Leng. Muchos de los guerreros que Jar Har envió abajo, hacia las ruinas, regresaron enloquecidos y muchos otros ni siquiera regresaron, por lo que el dios-emperador decretó que las ruinas de las ciudades subterráneas debían ser selladas y olvidadas. Incluso hoy en día está prohibido entrar en aquellos lugares, bajo pena de tortura o muerte.

ASSHAI DE LA SOMBRA Y así llegamos, casi, hasta el fin del mundo. O, al menos, hasta el fin de nuestro conocimiento. Más al este y más al oeste que cualquiera de las grandes islas del mundo conocido, el antiguo puerto de Asshai se sitúa al final de un largo tramo de tierra, en el punto donde el Mar de Jade se reúne con el Estrecho de Azafrán. Sus orígenes se hallan perdidos en las brumas del tiempo. Incluso los Asshai’i dicen no saber quien construyó su ciudad; ellos sólo dirán que “una ciudad ha estado aquí desde el inicio del mundo y va a estar aquí cuando el mundo termine.” Pocos lugares en el mundo son tan remotos como lo es Asshai, e incluso menos lugares son igual de lúgubres. Los viajeros nos dicen que la ciudad está construida en su integridad con piedra negra: salones, casas, templos, palacios, calles, murallas, bazares, todo. Algunos dicen también que las piedras de Asshai tienen una apariencia grasosa y desagradable, que parece beberse la luz, y oscurecer el brillo de velas, antorchas y hogueras por igual. Todos concuerdan en que las noches son muy oscuras en Asshai, e incluso los días más brillantes del verano se ven grises y sombríos. Asshai es una ciudad muy grande, extendiéndose por kilomentos a ambas orillas del oscuro río Ceniza. Tras sus enormes murallas de tierra hay espacio suficiente para que Volantis, Qarth y Desembarco del Rey se sitúen una al lado de la otra, y aun quedaría espacio para Antigua.

Un reporte del Archimaestre Marwyn confirma los informes de que ningún hombre cabalga en Asshai, sea guerrero, mercader, o príncipe. No hay caballos en Asshai, ni elefantes, ni mulas, ni burros, ni cebras, ni perros. Tales bestias mueren poco después de ser llevadas allí por barco. En esto están involucradas la influencia maligna del Ceniza y sus aguas contaminadas. Harmon explica en Sobre Miasmas que los animales son más sensibles a la podredumbre exudada por aquellas aguas, incluso sin beberla. Los escritos del Septón Barth especulan mucho más, haciendo referencia a misterios mayores aunque con muy poca evidencia.

Sin embargo, la población de Asshai no es mayor que la de una ciudad comercial de buen tamaño. Por la noche las calles están desiertas, y sólo uno de cada diez edificios muestra alguna luz. Incluso en el apogeo del día no se llega a ver ninguna multitud, no hay vendedores anunciando sus mercancías en mercados ruidosos, no hay mujeres chismorreando junto a los pozos. Aquellos que caminan por las calles de Asshai usan máscaras y velos, y tienen cierto aire furtivo. A menudo, caminan solos, o viajan en palanquines de hierro y ébano, escondidos tras oscuras cortinas, transportados a través de las sombrías calles sobre las espaldas de sus esclavos. Y tampoco hay niños en Asshai. A pesar de su lúgubre aspecto, Asshai de la Sombra ha sido por muchos siglos un puerto próspero, donde barcos de todo el mundo llegaban para comerciar, cruzando a través de vastos y tormentosos mares. La mayoría llegan cargados de alimentos y vino, ya que fuera de las murallas de Asshai muy poco llega a crecer salvo la hierba fantasma, cuyos tallos brillantes de apariencia vidriosa no son comestibles. Si no fuera por la comida traída desde el otro lado del mar, los Asshai’i morirían de hambre. Los barcos también traen barriles de agua dulce. Las aguas del Ceniza lucen negras bajo el sol de mediodía y brillan con una fosforescencia verdosa pálida por las noches, y los peces que nadan en el río están ciegos y retorcidos, tan deformados y repulsivos, que sólo los tontos y los portadores de sombras comerían de su carne. Todas las tierras bajo el sol tienen necesidad de frutas, granos y vegetales, así que uno podría preguntar el por qué los marineros navegarían hasta el fin del mundo para vender sus cargas cuando podrían hacerlo en mercados más cerca de su hogar. La respuesta es oro. Tras las murallas de Asshai la comida es escasa, pero el oro y las gemas abundan… aunque algunos dicen que el oro de las Tierras Sombrías es tan maligno como lo son las frutas que crecen allí. No obstante, las naves siguen llegando. En busca de oro, gemas, y por otros tesoros, ciertas cosas de las que solo se habla en susurros, cosas que no se pueden encontrar en ningún otro lugar del mundo excepto en los bazares negros de Asshai. La tenebrosa ciudad de la Sombra está llena de hechicería. Brujos, magos, alquimistas, bardos lunares, sacerdotes rojos, alquimistas oscuros, nigromantes, aeromantes, piromantes, magos de sangre, torturadores, inquisidores, envenenadores, esposas de dioses, caminantes nocturnos, cambiadores de forma, adoradores de la Cabra Negra, del Niño Pálido y del León de la Noche, todos son bienvenidos en Asshai de la Sombra, donde nada está prohibido. Aquí son libres de practicar sus hechizos sin restricción ni censura, pueden llevar a cabo sus ritos obscenos, y fornicar con demonios si es ese su deseo. Los más siniestros de todos los hechiceros de Asshai son los portadores de sombras, cuyas máscaras laqueadas esconden sus rostros de los ojos de hombres y dioses. Sólo

ellos se atreven a navegar río arriba, pasando las murallas de Asshai, hacia el corazón de la oscuridad. En su trayecto desde las Montañas del Amanecer hasta el mar, el Ceniza discurre a través de una estrecha hendidura en las montañas, entre acantilados tan empinados y estrechos que dejan al río en la sombra perpetua, exceptuando los pocos momentos al mediodía cuando el sol alcanza su cénit. Las cuevas que salpican los acantilados sirven de guarida para demonios, dragones y cosas aún peores. Mientras más se aleje uno de la ciudad, más horribles y retorcidas se vuelven estas criaturas… hasta que al final uno se encuentra ante las puertas de Stygai, la ciudad cadáver en el corazón de la Sombra, donde incluso los portadores de sombras temen entrar. O al menos eso nos dicen las historias ¿Existe algo de verdad en estas lúgubres fabulas traídas desde el otro extremo del mundo por los bardos, navegantes y entusiastas de la hechicería? ¿Quién puede decirlo? Lomas Pasolargo nunca llegó a ver Asshai de la Sombra. Ni siquiera la Serpiente Marina llegó a navegar tan lejos. Aquellos que lo hicieron no regresaron para contarnos sus historias. Hasta que lo hagan, Asshai, las Tierras Sombrías y cualquier otra tierra o mar que se encuentre aún más lejos, seguirán siendo un libro cerrado para hombres sabios y reyes por igual. Siempre hay más que conocer, más que ver, más que aprender. El mundo es un lugar vasto y maravillosamente extraño, y existen más cosas bajo las estrellas de las que los Archimaestres de la Ciudadela puedan llegar a soñar.

Asshai de la Sombra. (Crédito de ilustración 188)

¿Dragones renacidos? (Crédito de ilustración 189)

En los años pasados desde que empecé a escribir este documento, mucho ha cambiado en Poniente y en las tierras lejanas. Los lectores deben entender que un trabajo como este no es producto de un par de semanas… o incluso años. Empecé a establecer el marco para esta historia en años más pacíficos durante el apogeo del reinado del buen Rey Robert, con la intención de dedicarles el volumen a Robert y a sus herederos, como un relato de las tierras y el reino que han heredado. Pero aquel no fue el caso. La muerte de la noble Mano, Jon Arryn, ha desatado la locura en el reino, una locura nacida del orgullo y la violencia, que ha destrozado el reino de Robert, y el de su legítimo hijo y heredero, Joffrey. Los pretendientes intentan hacerse con el Trono de Hierro, y desde el este llegan inquietantes rumores acerca de dragones renacidos. En estos tiempos de conflicto, debemos orar para que el buen Rey Tommen tenga un reinado largo y justo, y para que sea capaz de sacarnos de la oscuridad y llevarnos de regreso a la luz.

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Los Gemelos. (Crédito de ilustración 195)

Jon Nieve y Fantasma. (Crédito de ilustración 196)

Rocadragón. (Crédito de ilustración 197)

Rhaegar Targaryen y Lord Robert Baratheon se enfrentan en el Vado Rubí durante la Batalla del Tridente. (Crédito de ilustración 198)

CRÉDITOS ARTÍSTICOS RENÉ AIGNER Ilustraciones: 120, 184, 188 RYAN BARGER (Fantasy Flight) Ilustración: 31 ARTHUR BOZONNET (Studio Hive) Ilustraciones: 12, 19, 20, 22, 57, 64, 65, 77, 86, 94, 116, 143, 163, 172, 174, 178 JOSÉ DANIEL CABRERA PEÑA Ilustraciones: 60, 75, 80, 100, 150 JENNIFER SOL CAI (Velvet Engine) Ilustraciones: 6, 38, 55, 62, 69, 121, 93, 104, 112, 121, 126, 138, 144, 151, 190, 191, 192, 194 THOMAS DENMARK (Fantasy Flight) Ilustración: 92 JENNIFER DRUMMOND Ilustraciones: 23, 81 JORDI GONZÁLEZ ESCAMILLA Ilustraciones: 1, 2, 7, 14, 25, 40, 53–54, 117, 142, 147, 161, 165, 170, 185 MICHAEL GELLATLY Ilustraciones: 9, 91, 101, 110, 115, 124, 130, 140, 148, 193 TOMASZ JEDRUSZEK (Fantasy Flight) Ilustraciones: 118, 122, 146, 157, 182 MICHAEL KOMARCK Ilustraciones: 36, 42, 82 (Fantasy Flight), 83, 105, 154, 156 JOHN MCCAMBRIDGE Ilustraciones: 30, 111, 134, 162, 179 MOGRI (Velvet Engine) Ilustraciones: 6, 93, 112, 144, 151, 191 TED NASMITH Ilustraciones: 3, 18, 26, 37, 89, 90, 96, 97, 106, 109, 113, 123, 129, 135, 139, 158, 195 KARLA ORTIZ Ilustraciones: 47, 62, 78, 87, 153 RAHEDIE YUDHA PRADITO (Velvet Engine) Ilustraciones: 38, 55, 63, 69 DHIAN PRASETYA Ilustraciones: 60, 75, 80, 100, 150 PAOLO PUGGIONI Ilustraciones: 56, 85, 114, 141, 171, 181

JONATHAN ROBERTS Ilustraciones: 98, 173, 175 THOMAS SIAGIAN (Velvet Engine) Ilustraciones: 6, 104, 121, 126, 190, 192, 194 MARC SIMONETTI Ilustraciones: 15, 17, 24, 29, 35, 41, 44, 45, 48, 67 (Fantasy Flight), 70, 74, 76, 79, 84, 103, 183, 168, 176, 177, 186 CHASE STONE Ilustraciones: 8, 21, 33, 49, 52, 145, 155 PHILIP STRAUB Ilustraciones: 197, 159 JUSTIN SWEET Ilustraciones: 61, 189, 196, 198 NUTCHAPOL THITINUNTHAKORN (Studio Hive) Ilustraciones: 125, 133, 149, 160, 180 MAGALI VILLENEUVE Ilustraciones: 13, 16, 27, 34, 39, 43, 46, 70, 59, 66, 68, 71–72, 73, 88, 102, 107, 108, 127, 128, 132, 164, 166, 167 DOUGLAS WHEATLEY Ilustraciones: 4, 5, 10, 11, 28, 32, 51, 58, 95, 99, 131, 169, 187