El Misterio de Allegra

1. Allegra Uno Conocí a Allegra una noche en Abril hace doce años. Yo tenía 16 años y ella solo 5. Recuerdo que llovió m

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1. Allegra Uno Conocí a Allegra una noche en Abril hace doce años. Yo tenía 16 años y ella solo 5. Recuerdo que llovió mucho esa noche y llegamos tarde a la casa. Íbamos conduciendo por un camino oscuro cuando mi madre vio una señal, que decía en grandes letras: Villa Henderson – Hospedaje y desayuno. “Está en ingles” mi madre dijo. Ella estaba sorprendida pues estábamos de vacaciones en Italia. Mi padre dobló a la derecha y condujo por un viejo camino. Cuando llegamos, vimos una gran villa con arboles negros alrededor. Había luz en una de las ventanas, y en la pared sobre la puerta estaban las palabras Villa Henderson. Mi padre golpeó a la puerta y una pequeña mujer la abrió. Ella tenía alrededor de 60 años y usaba ropas extrañas. “¿Es usted Inglesa?” preguntó mi padre. “Sí, lo soy,” respondió ella en una voz tranquila. “Estamos buscando habitaciones para pasar la noche. ¿Podemos quedarnos aquí?” “Por favor entren.” Entramos a una larga y confortable habitación. Había un fuego brillante en la antigua chimenea, que daba una hermosa y cálida luz.

“El tiempo está muy malo”, dijo la mujer. “Está frío para ser Abril. Haré algo de té para ustedes.” Cuando salió, miramos alrededor de la habitación. Había muchas mesas y sillas inglesas de madera oscura, y las paredes y piso eran de piedra. Había dos sillones grandes en frente del fuego y un gran perro negro estaba durmiendo en uno de ellos. “Me gusta esta habitación,” dijo mi madre. “Se ve cómoda, pero también es bonita.” Justo entonces la mujer volvió con el té. Detrás de ella venía una mujer con un largo vestido negro.

“Mi nombre es Margaret Henderson,” dijo la anciana mujer, “y esta es mi hija Chiara. Ella también tiene una hija, así que soy abuela.” “Mi hija está acostada,” sonrió Chiara. Ella era una mujer alta, con largo, pelo rubio y ojos azules. Tal vez ella tuviera unos 35 años. “¿Han viajado mucho hoy?” preguntó ella. “Sí,” replicó mi padre. “estamos muy cansados.” “Sus habitaciones están listas. Los llevaré arriba cuando hayan tomado su té” Así, después del té, subimos unas escaleras y seguimos a Chiara a lo largo de un pasillo. Se detuvo en un puerta y le dijo a mis padres que esa era su habitación. Luego me miró. “Tu habitación es está doblando la esquina. Ven por aquí, por favor. ” Doblamos a la derecha y caminamos por otro pasillo. Mi habitación estaba al final. “Buenas noches y duerme bien,” dijo Chiara con una sonrisa. Pero yo no dormí bien. Cerré la puerta con pestillo y después de 5 minutos estaba en cama. La casa estaba en silencio, pero podía escuchar la lluvia en la ventana y el viento fuerte en los arboles afuera. Dormí un poco, desperté, y dormí de nuevo. Y entonces desperté de repente. Las persianas hacían un ruido fuerte contra la pared. Pude ver que la ventana estaba abierta porque las largas cortinas blancas se movían por el viento. Me levanté y cerré la ventana y las persianas. Ahora

La habitación estaba muy oscura, así que caminé con las manos en frente, para tratar de encontrar la luz en la mesa junto a la cama. Mi mano izquierda toco la mesa – y luego algo tomó mi brazo derecho. Era una fría y pequeña mano. El pelo en mi cuello se erizó y mis piernas comenzaron a temblar. “¿Quién es?” grité. Al mismo tiempo encontré la luz en la mesa y voltee. Una niña pequeña en un largo y blanco camisón estaba parada frente a mí cerca de la cama. Me estaba mirando con grandes ojos, tan azules como el cielo italiano en verano. Su cabello rubio era tan brillante como la luz del sol alrededor de su pálida cara. „Que linda niña‟ pensé. “Hola. Mi nombre es alegra,” dijo. Su voz era suave y dulce cuando habló en ingles hermosamente. Pero no podía pronunciar la letra „r‟. “¿Entraste por la ventana?” pregunté. Pero ella me respondió con una pregunta. “¿Cómo te llamas?” “Adrian” “Yo tengo 5 años y tres meses,” dijo. “¿Cuántos años tienes?” “Dieciséis. ¿Cómo entraste aquí?” “No te enojes conmigo, Adrian,” dijo. “No estoy enojado contigo. No llores. Dime tu nombre de nuevo”

‘Que linda niña’ pensé.

“Allegra. Significa feliz en italiano.” “¿Qué estás haciendo aquí, Allegra? ¿Qué quieres?” “¿Me llevarías con mi mamá?” preguntó de repente. La miré sorprendido. “Pero tú sabes dónde está tu mamá,” dije. “Si, pero ella está lejos de aquí.” “No, no lo está, Allegra. Ella está en esta casa.”

“Quiero ver a mamá. ¿Me llevarías, por favor?” “No, Allegra. Ella se enojará contigo porque no estás acostada.” “O no, mamá nunca estaba enojada conmigo,” dijo con una pequeña sonrisa. “Pero a veces papá estaba enojado y tenía miedo de él.” Por un momento no hablé, y solo la miré. ¿Por qué dijo „estaba‟ y no „está‟ cuando habló de sus padres? Era una pequeña niña muy extraña. “Debes volver ahora a la cama, Allegra,” dije. “No voy a llevarte con tu madre.” Me miró, y sus ojos azules estaban ahora tristes. “¿Me llevaras con mamá mañana entonces?” “Sí” “¡O, gracias!” gritó felizmente. “Ahora, ¿dónde está tu habitación?” “Está al lado de esta.” “Bueno, vamos.” Y tomé su mano, su fría y pequeña mano. Justo entonces la ventana se abrió de nuevo y el viento y la lluvia entró. Fui a la ventana para cerrarla pero las cortinas volaron a mi cara y no pude ver nada. Cerré la ventana. Y cuando me di vuelta, Allegra ya no estaba. Me quedé quieto por un minuto. Luego abrí mi puerta y salí al pasillo. Había un a puerta al lado izquierdo. La abrí despacio. La habitación estaba oscura pero podía ver que

era la habitación de un niño. Alguien estaba dormido en una cama cerca de la ventana. „Bien‟ pensé. „Está en cama ahora.‟ Y cerré la puerta. A la mañana siguiente, después del desayuno, fuimos al jardín. Había hermosas colinas y bosques alrededor. Caminé hacia la parte de atrás de la casa porque quería ver

Alguien estaba dormido en una cama cerca de la ventana.

Las ventanas de mi habitación y la de Allegra. Había un árbol grande entre ellas cerca de la pared de la casa. „tal vez ella salió por su ventana subió al árbol, y entonces entró por mi ventana,‟ pensé. Pero se veía algo difícil y peligroso de hacer. Tal vez posible para un adulto, pero no para una niña de 5 años. Cuando volví al jardín de enfrente, la madre de Allegra estaba ahí. Ella estaba hablando con mis padres. ¿Se abrieron sus persianas anoche? Preguntó. “Oí un ruido.” “No,” contestó mi madre. “Pero también escuché un ruido.” “Fueron las persianas de mi habitación,” dije. “O, lo siento,” dijo Chiara. “Esas persianas son muy viejas. Pero espero que hayas dormido bien después que las cerraste.” „¿Debería decirle?‟ pensé. Entonces dije con una sonrisa, “Si, dormí bien, gracias –pero solo después de la visita de su hija.” “¿Allegra?” Chiara estaba muy sorprendida. “Si, ella vino a mi habitación en medio de la noche.” “¿Lo hizo? Bueno, sé que a veces camina dormida.” “Pero…” comencé. Y me detuve. De nuevo pensé: „¿Debería decirle?‟ Pero decidí no decir que la puerta estaba cerrada con pestillo. Sabía que no me creerían, y pensé que se reirían de mí. Así que solo dije que Allegra era una linda niña.

“Si, lo es,” respondió Chiara. “Pero no es una niña muy feliz.” “¿Su nombre no significa feliz en italiano?” “Sí, pero nunca había conocido una niña llamada Allegra.” “¿Por qué le pusieron Allegra?” preguntó mi madre. “No sé. El nombre vino a mí de repente. Tal vez quería una hija feliz.” Y Chiara sonrió con tristeza. Luego se volvió hacia la casa y llamó a su hija. “¡Allegra! ¡Ven aquí, por favor!” “¡Ya voy!” cino un grito desde la casa. Escuchamos a Allegra en las escaleras; luego salió. La miré. La miré y la miré. Pero no podía creerle a mis ojos.

2 Allegra dos

Ella era palida y hermosa, como la niña en mi habitación. Pero esta era una niña distinta. Esta Allegra tenía pelo largo y negro y sus ojos eran café. “Hola,” dijo. ¿Era la misma voz? Era suave y dulce pero - ¡no estaba seguro! “Él es Adrian,” dijo Chiara. “Dijo que fuiste a su habitación anoche, Allegra.”