El Ministro Cristiano y La Etica

EL MINISTRO CRISTIANO Y LA ETICA (1 Pedro 1:14-16) como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníai

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EL MINISTRO CRISTIANO Y LA ETICA (1 Pedro 1:14-16) como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. DEFINICIÓN

Que es Ética? Es el Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Profesional, cívica, deportiva, o religiosa. Que es Ética Ministerial o del ministro. Es el Conjunto de normas que rigen la conducta del ministro tanto privada como pública. La ética cristiana: es el estudio del bien y del mal, lo correcto y lo incorrecto. ¿Qué constituye un carácter bueno, virtuoso, y saludable? ¿Cómo se puede discernir y hacer el bien en varios dilemas éticos? ¿Cómo se puede realizar los valores morales cristianos en un mundo diverso, multicultural, y de diferentes creencias? ¿Cómo se puede enseñar y promover el carácter y acción moral?" Cada cristiano es un moralista en una búsqueda moral de virtud y carácter. No es suficiente el solo identificar y apoyar la conducta ética. Como Aristóteles indicaba, un temprano moralista, ética viene de ethos, que se refiere a prácticas, costumbres, y hábitos. La ética evalúa la conducta y pregunta por qué es que actuamos así. ¿Cómo podemos determinar las acciones correctas? La mayoría de nosotros sabemos lo que significa ser virtuosos. Sabemos cuándo somos personas de carácter y cuando no somos. Nunca debemos estar satisfechos con la moralidad legal (técnicamente yo sigo el código moral). La ética no solamente se trata de la moralidad, sino también de carácter y virtud. Los ministros están llamados a tener virtud.

INTRODUCCION

Vivimos en una sociedad que relativiza cada vez más los principios y valores éticos y morales. Por consiguiente, se hace necesario identificar a la luz de la Biblia, cuales son las demandas a este nivel que la escritura hace a los creyentes. No podemos recurrir para esta caracterización a otras fuentes que no sea la verdad revelada Tanto en el A.T como en El N.T encontramos una demanda al ministro de Dios a vivir una vida santa, ya que el ministro es el encargado administrar la obra de Dios aquí en la tierra, igual que al sacerdote en el A.T. Se le exigía estrictamente a vivir una vida ética en toda su forma de proceder así también al ministro de hoy, y esto nos lleva a preguntarnos. ¿Qué leo? ¿Qué miro? ¿Qué escucho? ¿Cuál es mi lenguaje? ¿A dónde voy? ¿De quienes me rodeo? Nunca olvidemos que ¡SOMOS LO QUE SOMOS, CUANDO ESTAMOS SOLOS! Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento encontramos muchas enseñanzas sobre cómo debe cada ministro de Dios vivir. Cómo debe ser su comportamiento personal, tanto en su vida privada como en la pública. Tanto en sus relaciones con Dios y consigo mismo, como también con su familia y con la hermandad en la iglesia local. Sin olvidar su vida pública al integrar una sociedad que le observa constantemente... muchas veces de manera muy crítica. FUNDAMENTOS

Tenemos que reconocer las fundaciones bíblicas de la ética cristiana. Algunos se preguntan si ser un moralista cristiano es todavía una posibilidad en un mundo postmoderno que duda la validez de los principios organizados de la ética cristiana. Hauerwas observa que la ética cristiana está llamada a existir en un mundo fragmentado y violento.2 Lo absoluto todavía se necesita en un mundo que generalmente lo ha rechazado. La privatización de la religión ha causado que la conducta ética sea frágil. Hay necesidad para una nueva veracidad en la convicción cristiana. La ética abstracta es imposible. Un modelo de conducta común dice que las conductas están basadas en valores, y los valores están basados en los principios o creencias que juntos producen una perspectiva del mundo. En la crisis ética, está en juego la basa teológica de la conducta cristiana. Algunos mantienen que nuestro mundo necesita redefinir la ética para que no desaparezca la moralidad y virtud. 4 No hay duda que existimos en un mundo donde

el postmodernismo ha debilitado mucho de lo que antes era firme. Tenemos que identificar una ética normativa de hacer y también una ética de ser. 5 En medio de las preguntas acerca de las fundaciones bíblicas de nuestros comportamientos tenemos que reestablecer los morales, normas, obligaciones, y valores. La verdadera ética cristiana está fundada en la teología sólida —la soberanía de Dios, la señoría de Cristo, la nueva justificación posible en el nuevo reino. En contraste a la ética filosófica, el carácter cristiano nunca puede estar considerado aparte de su naturaleza cristiana —conectada con Dios, personal, interna, orientada hacia el futuro, y universalmente aplicable. VARIABLES EXTERNAS

Existen diversos sistemas éticos. A través de las épocas han surgido nuevos modelos y énfasis los cuales privilegian un área como fundamental para el obrar ético del ser humano y la sociedad. Los distintos sistemas, se han agrupado según su énfasis. Se conocen los sistemas éticos utilitaristas, como el epicureísmo y el utilitarismo, propiamente dicho; los idealistas, como el intuicionismo y el purismo moral de Kant; los dialécticos, como el evolucionismo, la hegeliana, la existencialista o situacional; los trascendentales, como la platónica y la aristotélica; los teológicos, como la ética monoteísta, cristológica y paulina (Apéndice A, pp. 100-169). Cada escuela de pensamiento ha puesto como responsable del obrar ético a distintas fuentes. EL MINISTRO Mucho está en juego para los que predican y ministran. Entender el cómo y el por qué los ministros actúan de cierta forma no es fácil porque los humanos son propensos a la racionalización, las personalidades luchan por poder, y la autoevaluación honesta es difícil. Tenemos que reconocer que las preguntas difíciles existen, identificarlas, y animar la reflexión personal. El ministerio no está limitado a ministros de tiempo completo o a los obreros de la iglesia. El interés en la ética ministerial extiende también a muchos profesionales y voluntarios que sirven en la iglesia de una manera ministerial: ancianos, diáconos, administradores pastorales, ministros del cuidado pastoral, directores espirituales, ministros de jóvenes, ministros universitarios, directores de educación religiosa, y maestros. Mientras el mundo secular da cada vez más atención a la ética profesional, la iglesia no puede quedarse atrás. Aunque la ética y etiqueta están conectadas, la ética en el ministerio se trata en el fondo de la integridad. Lo que está en juego es la integridad del ministerio. ¿Cómo pueden los que no son sanos espiritualmente ayudar a otros hacia la sanidad espiritual? El ministerio eficaz no requiere la perfección; requiere la integridad.

Ningún tema es más relevante en el ministerio que la exploración de cómo la verdad, creencias, y valores se integran en la vida cristiana. Ningún ministerio es fiel si no esté ayudando a las personas a vivir cada vez más virtuosamente en medio de los desafíos éticos de estos tiempos. Los ministros tienen que hacer más que guiar a otros hacia los comportamientos éticos; tienen que ser ejemplos. Las normas éticas se aplican a todos los cristianos, pero los líderes espirituales tienen un nivel más alto de responsabilidad ética. Las iglesias pocas veces tienen un nivel más alto de normas morales y enseñanzas que la persona que regularmente está proveyendo los alimentos espirituales. Si la iglesia moderna enfrente un obstáculo espiritual que prohíbe que la iglesia ayude las vidas en necesidad, entonces el obstáculo viene del liderazgo. La iglesia necesita liderazgo espiritual que encarna la vida de Jesús antes de poder entender el desafío de vivir una vida a la imagen de Jesús en nuestro mundo. La virtud influencia nuestras opciones, metas, papeles, y comportamientos. La virtud genuina conecta la fe y comportamiento. La virtud es un esfuerzo durante toda la vida. La moralidad cristiana no está basada solamente en guardar reglas. Los cristianos formados por la comunidad de la iglesia deben tener una forma moral. ¿Nos hemos olvidado que los líderes espirituales tienen que ser espirituales? ¿Estamos tan ocupados persiguiendo el trabajo de Dios por métodos aprobados en los negocios que nos hemos olvidado que el trabajo de reino de Dios es espiritual? ¿Cómo ministrarán eficazmente las personas pocas espirituales la presencia de Dios en la iglesia cuando Dios apenas está presente en sus vidas? Sin el enfoque espiritual, la escasez espiritual vendrá. El ministerio genuino está lleno de debilidad, frustración, y aun fracaso. El fracaso más grande, sin embargo, puede ser el buscar el poder para el ministerio en lo físico en lugar que en lo espiritual. VARIABLES INTERNAS

Conciencia: Sentimiento interior por el cual aprecia el hombre sus acciones. Se le llama el juez personal que nos rectifica las acciones buenas y nos censura por las malas. La conciencia es una de las provisiones de Dios para el hombre, en especial para que el creyente viva en su voluntad (LVs. 11:44; Dt. 26:18-19). Es la facultad que nos permite organizar un código moral, y por ende, discernir entre el bien y el mal. Ella nos impulsa a escoger lo mejor, nos advierte cuando estamos cruzando el límite del código, nos juzga por haberlo hecho y produce dolor y culpa. No nos deja en paz hasta arreglar el asunto.La estructura de la conciencia se basa en el código y la alarma (Rm. 2:14-16). Hay varios tipos de conciencias, hiper-sensibles, ignorantes, sensibles, corruptas y cauterizada (1 Tm.4:2). Con relación a la conciencia necesita: ser renovada por el Espíritu, ser educada por la palabra (Rm. 12:2) y ser obedecida. El creyente debe obedecerla para tener una relación con libre acceso a la presencia de Dios (Hb. 10:9-22). Para poder amar a Dios y a otros con

Corazón limpio, buena conciencia y fe (1 Tm. 1:4). Para crecer en fe en vez de retroceder (1 Tm. 1:19). Para participar de la resurrección para vida (Hc. 24:15-16) Pero ¿cómo tener una conciencia limpia? Solo por la obra perfecta y eficaz de Cristo (Hb. 9:9, 12, 14). Creyendo en su sacrificio y disfrutando de sus bendiciones. Confesando mis pecados a diario a Él (1 Jn. 1:9; Lc. 3:8; Is. 55:6-7). Reconciliándome con mis hermanos (Mt. 5:23-24). Restituyendo los daños causados (Lc. 19:8). Andando en obediencia a su voluntad (Ef. 4:28). Como resultado mi conciencia estará en paz con Dios, gozo y amor en mi corazón, libertad para llegar a su presencia y autoridad para testificar y servirle en todo. Motivaciones: Es lo que nos hace actuar. Lo que da origen o razón de ser a una acción. Es la causa que origina las cosas. La ética ministerial o cristiana no solo tiene relación con lo que somos y hacemos, sino también con las motivaciones que impulsan esas acciones. Consideremos algunas motivaciones correctas e incorrectas. Amor, gratitud, agradar a Dios, servicio, obediencia son motivaciones correctas para el ministerio. El amor debe ser el motivador más importante de nuestra vida, como lo fue en la vida de Jesús. Ese amor es a Dios, la familia, la iglesia y la gente en general. La gratitud a Dios es por su amor, salvación en Cristo, perdón de nuestros pecados y adopción como hijos. La gratitud debe llevarnos a obedecerle y vivir para su gloria. Pablo nos da ejemplo de gratitud al ser llamado a seguir y servir a Jesús (1 Tm. 1:12-17). El verdadero amor y gratitud nos lleva a hacer lo agradable al Señor. Estas virtudes son puestas por Dios el mismo en el creyente, para cumplir su voluntad y motivarnos a obedecerle. Jesús nos dio su ejemplo al respecto (Jn. 8:28-29). Igualmente, esa debe ser una motivación para servir. El cristiano es llamado a servir desinteresada y alegremente. Deben reconocernos como auténticos siervos de Cristo (1 Cor. 4:1-2). El servicio embellece la vida. Pablo se presentaba como siervo. Los pastores y líderes, deben anhelar y procurar ser útiles, servir, ayudar y ser canal de bendición para otros. Además, deben obrar impulsados por el deseo de obedecer a su Señor, quien les encomendó el ministerio de la reconciliación (2 Cor.5:18-20). Obedeceremos en la medida que amemos y reverenciemos su nombre. También, al comprender su grandeza y propósito redentor para personas en el mundo (Mt. 28:19-20). El orgullo, amor al dinero, exitismo, son motivaciones incorrectas, las cuales dañan la vida de los siervos y afectan la calidad del ministerio. Todos estamos expuestos al orgullo, y debemos revisar la escritura al respecto (Is. 14:12-15; Ez. 28:11-19). Allí aprendemos que fue el orgullo el origen del pecado; no debemos actuar guiados por esa nefasta motivación.

En cuanto el dinero, a pesar de que el obrero es digno de su salario, no debe buscar el ministerio para solucionar su situación económica (1 Pd. 5:1-5). No debe estar afanado por enriquecerse, si no estar contento con lo que el Señor le ha dado, y comprender su fidelidad para sustentarle. Existe un afán desmedido por alcanzar el “éxito”. Dios no nos llamó a ser exitosos, según los valores sociales, si no a ser fieles. El “éxito” se asocia con crecimiento numérico y resultados. Dios no nos mandó a buscar resultados sino a predicar el evangelio y Él se encarga de los resultados. El amor al “éxito” trae pecados como activismo, sincretismo y autopromoción. Su resultado es el cambio de mensaje. Las grandes demandas del evangelio, en especial las éticas, se cambian por entretenciones y dimensiones humanas. En este sentido, las motivaciones están detrás de cada una de nuestras acciones. Son muy sutiles y necesitamos su gracia para descubrir cuando nuestras motivaciones están equivocadas y son ofensivas a Dios. Las motivaciones junto al carácter determinan nuestra conducta. El desafío es servir al Señor con motivaciones correctas y con un carácter santo. Carácter: Modo de ser de una persona o pueblo. Índole condición de una persona o cosa. Es la forma particular de una persona. Nuestro carácter debe reflejar el de Cristo Jesús. Él es nuestro ejemplo de un carácter agradable a Dios. Un buen carácter cristiano refleja una persona sana emocional y espiritualmente. (Giles, 1998, p. 68). El fruto del Espíritu Santo determina los aspectos del carácter de los hijos de Dios (1 Tm. 3:1-7; Tt. 1:5-9). Por su parte, el mal carácter descalifica a los hijos de Dios, en especial a los pastores y líderes. Por lo que no debemos ser agresivos, egoístas, crueles, insensibles o impíos (2 Tm. 3:1-9). El pastor debe tener un carácter amable, puro, alegre, flexible, cariñoso, justo, honesto y fiel. Debe reflejar bondad, comprensión, humildad, firmeza ante el pecado, injusticia y maldad. Conducta: Es el modo de conducirse o portarse una persona. Indica un comportamiento ejemplar o no. Es la aplicación práctica y exterior de los aspectos del carácter. Si es irreprensible en su carácter lo debe exteriorizar en sus relaciones, negocios, propósitos y decisiones. No hay buena conducta o comportamiento, si no nace de un carácter lleno del Espíritu Santo. Es la forma como es conocido el creyente delante de Dios (Mt. 7:16-20). Cada uno de estos aspectos, fuentes o variables, son decisivos en el quehacer pastoral referido a la ética y moral. UN MINISTERIO ETICO

La iglesia tiene que exigir ministros suficientemente preparados. ¿Qué es un modelo de capacitación ministerial adecuado para producir ministros capaces y competentes? Aunque es cierto que cada cristiano puede servir, y muchos pueden

pararse y hablar en una clase, el ministerio exige más. Noyce 12 resume la responsabilidad triple del ministerio - cumplir nuestras promesas, cumplir nuestros compromisos, y mantener un estilo de vida moral. Un paso hacia estas responsabilidades es la inclusión de la ética en los modelos de capacitación ministerial. Nuestros seminarios de capacitación ministerial tienen que enseñar que el ministerio está basado en los principios e impulsado por los valores. Tenemos que ayudar a los ministros a que desarrollen actitudes cristianas y aprendan a vivir por los principios y valores cristianos. Tenemos que exigir la capacitación que trata con la vida espiritual personal; desarrollar una perspectiva cristiana que define y capacita para pensar como Cristo; y conectar creencias, valores, y éticas. Los ministros deben llegar al final de su capacitación con un compromiso firme a la espiritualidad personal, un carácter sin mancha, y una moralidad sin tache. Segundo, los ministros deben ser responsables para su ministerio. El ministerio no siempre produce los resultados deseados, pero los ministros deben ser responsables para sus vidas, estudios, y actividades ministeriales. Tenemos que animar que haya una franqueza más amplia en los que ministran y una buena disposición en la iglesia para permitir que sean humanos, confiesen debilidades, y reciban apoyo amoroso de la iglesia. Finalmente, el ministerio ético requiere ministros comprometidos al ministerio, que sepan que las recompensas que el mundo ve como éxitos pueden ser pocas, pero que el trabajo vale la pena y puede ser logrado. Solamente cuando creo en lo que estoy haciendo, puedo encontrar la fuerza para desarrollar la mente de Cristo y vivir según los principios y valores de Cristo. Los ministros tienen que actuar de una manera responsable al luchar con nuestra teología y ética en el ministerio. Son llamados a ser guías morales para ayudar a formar una gente moral. Esto involucra formando de nuevo la iglesia y transformando la cultura, pero principalmente involucra la formación de personas morales, empezando con nosotros mismos.

EVALUACION QUE DEBERIA HACERSE UN MINISTRO Solamente el ministerio vivo, dinámico y flexible satisfará las necesidades de nuestro mundo con el evangelio inalterable. ¿Cómo debemos evaluar el ministerio? Las iglesias quieren saber cuatro características de los ministros que vivirán entre ellos. Llamado ¿Ha sido usted llamado por Dios? ¿Es usted serio y cierto en cuanto a su llamado, o será tentado con un trabajo secular en los tiempos difíciles? ¿Ministra porque no puede hacer otra cosa? ¿Será usted un ministro de integridad al ministrar entre nosotros? ¿Tiene usted una fe personal que la habilitará a guiarnos aun durante los tiempos espiritualmente secos? Preocupación ¿Se preocupa por otros? ¿Se preocupará usted por nuestra comunidad y nosotros, o nada más seremos otro paso en su búsqueda del éxito? ¿Amará, aceptará, perdonará, y tendrá usted misericordia por nosotros? ¿Intentará usted entendernos y traernos la Palabra de Dios de una manera fresca? ¿Llorará y reirá usted con nosotros? ¿Resistirá y perseverará usted con nosotros? Capacidad ¿Tiene usted capacidad? ¿Es usted capaz de hacer lo que Dios quiere lograr y lo que nosotros necesitamos que haga? ¿Sabe usted qué hacer y cómo hacer su trabajo? Compromiso ¿Está usted comprometido al ministerio? ¿Trabajará concienzudamente? ¿Es el ministerio su trabajo o su pasatiempo favorito? ¿Será usted diligente, estudioso, y fiable? ¿Es usted un sirviente genuino? Espero que las iglesias y ministros encuentren sus propias respuestas. Oro que nuestros ministerios sean más eficaces y poderosos, y que Dios sea glorificado en la proclamación de su Palabra, tanto en el mensaje de Dios como en el mensajero que pertenece a Él.

Bibliografía: http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200404/200404_016_crisis.cfm http://iesdi.org/universidadvirtual/Biblioteca_Virtual/Libros_de_Licenciatura/TERCER _TETRAMESTRE/T0311%20%C9TICA%20B%CDBLICA/Manual%20de%20Etica %20biblica%20para%20el%20%20ministro.pdf