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DAMA PERO CABRONA ¿Buena y Tonta…o Dama pero Cabrona? ÍNDICE Cambia tu vida. La Magia del Empoderamiento Femenino ....

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DAMA PERO CABRONA ¿Buena y Tonta…o Dama pero Cabrona?

ÍNDICE

Cambia tu vida. La Magia del Empoderamiento Femenino ................................................2 El Secreto para tener éxito en las relaciones sentimentales .................. .12 Lo que nadie te dice de la vida amorosa después del matrimonio y los hijos……......................................30 Seguridad Total; nuestra arma secreta …………………….......…………..39 Cómo enfrentarte exitosamente a la vida laboral (Secretos Revelados)……………….............................................................48 Lo que necesitas para por fin poder cumplir tus sueños……………………………………............55 ¡Esto lo tienes que saber! Sexo y lo único que desean los hombres………………………...................57 Nuestra meta: La felicidad día a día ……………………...........................69

CAPITULO I  EL SECRETO PARA TENER ÉXITO EN LAS RELACIONES SENTIMENTALES

Academia para damas.

“No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”

Mary Wolstonecraft

Academia para damas.

I

CAMBIA TU VIDA

La Magia del Empoderamiento Femenino.

Existe una anécdota, que hasta la fecha no se ha comprobado sea cierta sobre Michelle Obama, ex Primera Dama de los Estados Unidos.  Siendo su esposo Barack en ese entonces Presidente, se encontraban almorzando en un café cuando se acercó uno de los empleados a saludarla con familiaridad, era uno de los panaderos del lugar, quien había sido novio de Michelle en su infancia. Cuando el panadero se retiró, Barack, famoso por su sentido del humor se inclinó hacia ella y le susurró: -“Es decir que de haber seguido tu relación, ¿hoy serías la esposa de un panadero? Michelle se inclinó para atrás con un gesto típico de ella de coqueta altanería y le replicó: -“No, para nada. Quiere decir que él hubiera sido Presidente de Estados Unidos.”

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Y con esta genial respuesta dejó al hombre más poderoso del mundo riéndose avergonzado y admirándola aún más. Escuchamos mucho decir que las mujeres necesitamos empoderarnos. Suena bien, ¿correcto? Pero,  ¿qué significa esto? Literalmente significa: “adquirir poder e independencia para mejorar la situación personal”. En otras palabras: tomar las riendas de tu vida, tomar tus propias decisiones, adquirir poder y disfrutar el hecho de ser mujer  y no verlo como una desventaja. Esto abarca todos los ámbitos: laboral, social y por supuesto, sentimental. Las mujeres del siglo XXI han logrado lo que ninguna otra generación en muchos aspectos, sin embargo en el tema de las relaciones sentimentales ¡parece que seguimos cometiendo los mismos errores que nuestras antepasadas cavernícolas! Pero ya habrá tiempo de hablar de eso más a fondo. Primero, permíteme presentarte a Karen Sugar (¡Oh, sí, en este libro encontrarás mucho material de inspiración!), ella creó el Fondo de Empoderamiento Global de las Mujeres para aliviar la pobreza femenina y alentar el empoderamiento de las mujeres. La organización proporciona a las mujeres en el norte de Uganda acceso a préstamos de microcrédito, capacitación para el desarrollo de negocios y liderazgo, alfabetización e iniciativas de salud. "Nunca había estado en Uganda, ni en ningún otro lugar de África, pero estaba decidida a tra-

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bajar en una región vulnerable después de un conflicto", dice Sugar. "Cuando le das un pequeño préstamo y apoyo a una mujer, ves a toda la familia potencialmente salida de la pobreza extrema". Después de reunirse con el cofundador de Urban Decay, Wende Zomnir, en 2014, los dos se unieron para abrir un centro comunitario para mujeres donde los locales puede asistir a seminarios, usar Internet y recibir asesoramiento de pares, cortesía del programa Acceso a la Justicia de WGEF, que ayuda a las mujeres a identificar y ejercer sus derechos ante los tribunales por disputas de tierras robadas, violencia doméstica y otros temas. ¿Qué crees que trato de decirte con esta pequeña inspiradora historia? ¿Qué necesitas salvar Uganda para empoderarte? ¡Para nada! Básicamente intento explicarte las dos porciones del empoderamiento femenino: 1. - Si leíste a fondo la historia, habrás notado que Karen Sugar se decidió a ayudar a mujeres de África sin nunca haber estado ahí. A esto le llamo yo: temple y seguridad. Es hacer algo arriesgado, sin tener noción de cómo resultará pero con la confianza de que por tu cuenta no habrá quedado. 2. - Karen Sugar dice algo sumamente interesante. Ella dijo “Cuando le das un pequeño préstamo y apoyo a una mujer, ves a toda la familia potencialmente salida de la pobreza extrema". ¿Por qué crees que dijo esto? ¿Acaso las mujeres afri-

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canas poseen conocimientos financieros elevados? Créeme que no. Lo que esta notable, y perspicaz mujer, quiso decir es que las mujeres movemos la balanza en las familias. ¡Las mujeres somos el eje de la sociedad y el pilar de las civilizaciones! ¿Acaso no fue Isabel la Católica la que financió el viaje de Colón para descubrir América? ¿Sabías que fue la esposa de Walt Disney la que lo convenció de nombrar Mickey a la caricatura más famosa del mundo? (Walt lo que quería llamar: Mortimer… ¿te imaginas que horror?). Las mejores ideas han sido recreadas o inspiradas siempre por un cerebro femenino. Dale a una mujer herramientas, espacios y oportunidades y ella conquistará el mundo. Entonces, ¿dónde está el truco? ¿Por qué no puedo conseguir ese trabajo, tener una mejor vida social o conquistar a un buen chico? La razón es simple. Esas herramientas, espacios y oportunidades, querida… nadie te las vendrá a dar. Sólo tú puedes hacerlo. Y para siquiera intentar lograrlo lo primero que tienes que hacer es volver a Karen Sugar y decirte a ti misma: CREO EN TI. Y he aquí, tu primera lección y tarea para lograr un empoderamiento. Suena sencillo pero cuesta trabajo. Porque durante siglos se nos ha condicionado a aceptar la vida “que nos tocaba” y a no a forjar la que deseábamos. Pero no te preocupes, muchas

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chicas ya adelantaron el trabajo y limpiaron tu camino de obstáculos: Rosa Parks, Juana de Arco, Marie Curie, Eleanor Roosevelt, Amelia Earhart y miles más hicieron el trabajo duro. A ti te toca mejorarlo, para ti y para las que siguen. Pero antes de salir a comerte el mundo, te invito a que te sientes con una taza de café y una hoja en blanco. Regálate unos minutos y reflexiona: ¿qué es lo que realmente quiero hacer y lograr? No se trata de dar una respuesta fácil y ambigua como la que dan en Miss Universo: “Paz Mundial”. Vaya, sabemos que es parte de lo que deseas pero, ¿qué cosas específicamente quisieras conquistar? Rosa Parks deseaba sentarse en un autobús al lado de los blancos como una igual, Amelia Earheart quería cruzar el Atlántico volando y Marie Curie quería conquistar el mundo de la Química, realizando un proceso complicado que no me queda claro, pero fue muy importante. Todas ellas sabían lo que querían. ¿y tú? Seguramente has visto la película de Mel Gibson “What women want” (Lo que ellas quieren) donde él adquiere un súper poder que le permite escuchar los pensamientos femeninos para lograr saber lo que ellas quieren. ¿Recuerdas qué sucede? El tipo tiene a su disposición todos los pensamientos que cruzan por la cabeza de estas mujeres y sigue igual de despistado en cuanto a saber qué desean. ¡Lo que pasa es que ni ellas mismas lo saben! Y aquí empieza el problema y vuelvo a lo mismo.

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Siglos de condicionamiento nos han hecho dóciles a los deseos de los demás, haciéndonos creer genuinamente que lo que se esperaba de nosotras, era lo que queríamos para nuestras vidas. Así que date este tiempo, sin distracciones, y piensa: ¿Qué quiero lograr en mi vida profesional, que no estoy logrando? ¿Qué cambios quisiera lograr en mi vida sentimental? Si estoy en una relación, ¿hay algo de ella que me tenga infeliz? Si no lo estoy, ¿quisiera tener una relación? Y por favor, nada de Miss Universo; trata de ser lo más específica posible. No se trata de decir: quisiera tener un trabajo sin estrés en algo que amo hacer y que me paguen millones por ello. Se trata de poner objetivos concisos. Lo mismo en el plano personal. Sin pena. Nadie lo verá más que la persona más importante en tu vida… TU. Y ahora me vas a decir, “yo sé perfectamente lo que quiero”; tal vez porque practicaste el ejercicio que sugerí, o eres una en un millón o quizá te cansaste de que los chicos se rían sintiéndose identificados con la escena de la película “Diario de una pasión”,  donde Ryan Gosling le grita una y otra vez a Rachel McAdams: ¿What to do want? (¿Qué es lo que quieres?), y esto aplica para la vida, el atuendo que elegiremos para la fiesta, qué tan seria queremos nuestra relación amorosa o si deseamos ser atléticas o curvilíneas. Sea como sea, tú ya sabes lo que quieres… ¡Felicidades! Y ahora, ¿qué sigue?... pues ¡conseguirlo!

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Siento decepcionarte enormemente pero, no te daré una fórmula mágica ni una receta que involucre tomar agua destilada de vaca virgen albina que te conseguirá lo que anhelas. ¿Te digo porqué?... Si, lo adivinaste. Porque al igual que el primer paso… NADIE TE PUEDE DECIR COMO CONSEGUIRLO MAS QUE TU. No te preocupes, no estarás sola. Porque a lo largo de este libro te daré consejos y mucha fuente de inspiración. Esa dosis de autoconfianza que necesitas para salir y comerte el mundo, el universo o ese sándwich de alfalfa que te separa de convertirte en una verdadera vegetariana. Cualquiera que sea tu sueño. Y como todo en esta vida, el benchmark nos viene más que útil y propicio. Así es, vamos juntas a indagar, investigar, analizar a todas aquellas mujeres, famosas o cotidianas que han atravesado por etapas o situaciones por las que tú estás pasando. ¿Sabes por qué? Tú eres única e irrepetible, de eso no hay duda. La combinación maravillosa de sentimientos, pensamientos, filosofías y creencias englobadas en tu extraordinario ser, repito, es única y original… las situaciones no, éstas se repiten y repiten, generación tras generación y cultura tras cultura. Existimos actualmente 3.7 miles de millones de mujeres en el planeta… ¿tú crees que NINGUNA sola de estas mujeres ha vivido (¡y superado!) la problemática(s) que te quita el sueño por las noches? ¿Acaso dudas que una mujer de la prehistoria no supo lo que es sentirse ignorada por su pareja? ¿Que una mujer de una tribu indígena de Centroamérica no deseaba explotar su potencial y su inteligencia? ¿Qué una alta ejecutiva, exitosa de Wall Street detesta la forma cónica de sus pantorrillas?

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Tomemos entonces las conquistas de otras guerreras, de otras Damas que han sabido lograr ser Cabronas y tener el mundo a sus pies. Hay ciertas características clásicas e innegables de una mujer empoderada. ¡Que comience el Benchmarking! 1. Utilizan sus armas a su favor. Supongo que conoces al actor Nicolas  Cage, ¿sabías que es sobrino directo del afamado director de cine Francis Ford-Coppola? Cage decidió eliminar el apellido de su nombre, puesto que quería probarse ante el mundo como actor y no colgarse de la fama de su tío. Hasta este momento no suena mal, ¿correcto? Es hasta cierto punto honorable, sin embargo no puedo evitar preguntarme qué tipo de oportunidades adicionales se le hubiesen abierto del actor de no negar su ascendencia. Tomemos ahora a la hija del Director, Sofía Coppola. Esta chica fue criticada en varias ocasiones y acusada de nepotismo al iniciar su carrera. Sofía Coppola recibió un premio de la Academia por su famoso filme “Perdidos en Tokio” (Lost in Translation) convirtiéndose además en la tercer mujer en la historia en ser nominada a mejor directora. A Sofía Coppola no le importó la crítica ni lo que decían de ella, pues confiaba en su talento. ¿Qué intento decir? Una mujer empoderada no oculta su esencia, por el contrario, la lleva a su máximo potencial.

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Piensa un momento en ti, si hay algo que normalmente ocultes ante el mundo puede ser tal vez tu mayor arma y aún no te has dado cuenta. Tus características especiales, aquello que te distingue del resto… úsalo a tu favor. ¡Explota tu potencial!   2. No les da miedo explorar terreno desconocido /Se arriesgan / Confían en su intuición. Con frecuencia asociamos la palabra “riesgo” con saltar de un bungee, o poner todo nuestro dinero en la Bolsa de Valores, pero arriesgarse puede ser sutil y traducirse en resultados espectaculares.   En la Universidad tenía una amiga muy tímida, nunca había tenido novio ni salido formalmente con un chico. Hasta que conoció a un chico que se transfería de otra ciudad. El tipo era simpático, amable, y noble y la química entre ellos fue instantánea. Justo antes de salir de vacaciones, el chico le pidió hablar seriamente; todos creíamos que le propondría que fueran novios. El chico le confesó que tenía una novia en la ciudad de donde venía y que se sentía terriblemente mal y confundido, puesto que no lograba tomar una decisión. Era un gran tipo, y su confesión nos pareció genuina. Él le pedía solamente algo: que cortaran toda comunicación hasta que el regresara a su ciudad y se enfrentara en persona a su novia y a sus sentimientos; le pidió tiempo y espacio. También su petición parecía justa y todas le aconsejamos respetarla; cosa que ella NO HIZO.

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No había pasado ni un solo día de las vacaciones cuando mi amiga le envió el primer mensaje: “Buenos días, espero hayas tenido un buen viaje.” Él le respondió inmediatamente, y a este sencillo mensaje siguieron muchos más, tornándose cada vez más cariñosos y la mayoría iniciados por ella. Yo me encontraba anonadada, se trataba de la chica más tímida que había conocido, tratando de conquistar a un tipo en una relación seria que específicamente le había pedido que no lo contactara… ¡Y le estaba funcionando!   Si te gustan los finales felices, como a mí, te complacerá enterarte de que al terminar el periodo de vacaciones el chico había terminado definitivamente con su novia y se encontraba felizmente al lado de mi amiga. Ellos ya tienen 10 años de casados y 3 maravillosos hijos.   Por favor, no tomes en este momento el teléfono para mandarle miles de mensajes al chico que te gusta, esperando estar próximamente casada con él. Te intento decir que, una mujer empoderada confía en su instinto, así como mi amiga lo hizo. Se arriesgó tremendamente, pudo resultar que el hecho de contrariar los deseos de su enamorado lo hicieran alejarse. Pero esta chica introvertida sabía que se trataba de una oportunidad única y decidió tomarla confiando en su instinto.   El empoderamiento femenino incluye arriesgarse, siempre habrá la posibilidad de fracasar, pero las ventajas de ganar son tantas, que vale la pena.

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 3. Saben decir NO. Hace poco vi una entrevista de Lady Gaga que me impactó. La famosa artista dijo que había pasado por periodos de inestabilidad emocional, depresión y ansiedad. Al ir con su terapeuta, éste le preguntó: ¿Hay algo que estés haciendo que no te haga feliz? Ella reflexionó un momento y le replicó: Si, muchas. ¿Cuáles? Le preguntó. Ella suspiró y le dijo: No me gusta hacer otra cosa que hacer música, no me interesa tener un perfume, ni asistir a eventos de moda; lo único que quiero es escribir música y cantar ante un público. La famosa cantante, presionada por su manager y los medios se encontraba llena de compromisos que la hacían infeliz. Lady Gaga dijo que al dejar de hacer todo aquello que no quería hacer su estrés desapareció por completo. “Me vi al espejo y era yo otra vez.”   ¿Cuántas de las cosas que haces, realmente las quieres hacer? ¿A cuántos eventos asistes, cuántas tareas u obligaciones adquieres sin realmente desearlo? Es un compromiso, decimos para excusarnos, pero la realidad es que no sabemos decir NO. Una mujer empoderada sí que lo sabe, no se fuerza ni a un trabajo que no la satisface, ni a una reunión que no disfruta ni a una relación que no la hace feliz. No se trata de encapricharse como una chiquilla y hacer sólo lo que quiero cuando quiero; se trata de tomar las riendas de tu vida y de tu tiempo y llenar tu día y tu agenda con cosas/eventos/personas que aporten algo a tu vida.  

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4. No les importa el qué dirán. Estoy segura que el nombre de JK Rowling te dice algo; tal vez las palabras como Harry Potter, éxito, millonaria, popular, famosa vengan a la mente al pronunciar su nombre. ¿Qué tal palabras como madre soltera, pobreza, abuso doméstico, pensamientos suicidas? Resulta difícil imaginar a J.K. Rowling, valuada en aproximadamente mil millones de dólares, sufriendo para pagar la renta, con una hija pequeña, sintiéndose sola y desamparada. La famosa autora además de perder dolorosamente a su madre fue víctima de abuso doméstico por parte de su ex esposo, y cayó en terribles episodios de depresión… pero nunca dejó de escribir. Nunca dejó de soñar con la novela del joven hechicero; la única idea y esperanza que la había mantenido a flote después de sufrir tanto. ¿Sabes cuántas editoriales rechazaron el manuscrito de Harry Potter? ¡Nueve! Si, tal y como lo lees, nueve casas editoriales le cerraron la puerta en las narices a J.K. Rowling; en una de ellas le dijeron específicamente que nadie querría leer una historia de magos escrita por una mujer. Con toda seguridad puedo afirmar que esa persona lamentará el trato que le dio a la autora toda su vida. ¿Acaso J.K. Rowling previó el éxito y por ello insistió tanto?  No precisamente… más bien, a J.K. Rowling no le importó el qué dirán, puesto que la única opinión que realmente le preocupara era la suya.

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Las mujeres empoderadas persiguen sus sueños dejando atrás críticas, desprecios y burlas porque se saben superiores a cualquier cosa que busque degradarlas. Y por sueño no me refiero sólo a escribir un bestseller internacional; me refiero a un nuevo corte de cabello, a aplicar a una vacante de trabajo, a intentar tomar clases de tap y todo aquello que internamente deseamos pero no nos atrevemos a hacer debido al “qué dirán”. Las mujeres empoderadas saben que la vida es corta y que nadie les dará lo que desean si ellas no luchan por ello.  5. Ven a otras mujeres como aliadas, no como enemigas. Hace un par de meses, la prima de una de mis vecinas lamentablemente fue víctima de intento de secuestro y acoso sexual. La chica y su mejor amiga habían ido a un concierto y al regresar en taxi, otro coche las alcanzó. El conductor (cómplice del taxista) las trato de meter a la fuerza al auto, golpeándolas y tocándolas. Afortunadamente, la chica resultó ser muy fuerte y valiente y lograron escaparse. Para advertir a otras mujeres subió a las redes sociales un video narrando su terrible experiencia. Yo misma lo leí, pero más que impactarme la historia, me impresionaron mucho los comentarios de la gente. Había obviamente mensajes de asombro, apoyo e indignación; pero abundaban mensajes acusatorios preguntando:

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¿Qué traían puesto de ropa las chicas? ¿Qué hacían dos mujeres solas a altas horas de la noche? ¿Qué comportamiento tenían dentro del taxi, que pudiera haber incitado el secuestro? …¿lo más terrible? ¡Todas esas preguntas ofensivas eran hechas por mujeres! Así es, en pleno siglo XXI, después de lo que han sufrido y logrado todas las generaciones de guerreras detrás de nosotras, las personas que más atacan a las mujeres… ¡son otras mujeres! Es cierto, han sido los hombres los que nos han degradado, manipulado, violentado y subestimado… pero si hablamos de criticar y juzgar, nadie es tan duro con las mujeres como otra mujer. Piénsalo un poco, cuando llegas a una reunión social o a un bar y ves otras chicas ¿las ves como amigas potenciales o como tu competencia? Lo mismo en el trabajo, las demás mujeres ¿realmente son para ti tus colegas? Si estás actualmente en una relación, ¿cómo ves a las mujeres que rodean a tu pareja? Hablo de su madre, sus amigas, sus colegas. Las mujeres inseguras de su relación, de sus capacidades y de sí mismas en general ven a cualquier otra mujer como su enemiga: aquella que le roba atención, oportunidades, tiempo y personas. Las mujeres empoderadas ven a otras mujeres como aliadas, confidentes y mentoras. Las mujeres empoderadas buscan rodearse de otras mujeres como ellas, porque saben que nunca nadie las puede aconsejar, guiar, escuchar y consolar como otra mujer.

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Así que la próxima vez que vayas a juzgar a una mujer, recuerda… ella juega para tu equipo. Ella, a la que no entiendes, de la que te burlas, la que te intimida o a la que envidias, tiene sus propios sueños, miedos y dudas. ¿Quieres ser más fuerte? Rodéate de mujeres fuertes. Y cada vez que, sin intención, derrames un poco de veneno criticando a la chica que eligió un atuendo inapropiado para la fiesta del trabajo, vete en el espejo… el veneno te lo derramaste a ti misma.

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CAPITULO II

 EL SECRETO PARA TENER ÉXITO EN LAS RELACIONES SENTIMENTALES

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“No importa lo grandiosa que una mujer es, nunca será lo suficientemente buena para un hombre que no está listo”

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II

 EL SECRETO PARA TENER ÉXITO EN LAS RELACIONES SENTIMENTALES

Hace algunos años estábamos un grupo de amigas y yo en un café y hojeábamos revistas de moda y celebridades; en una de ellas la nota de la portada decía que la famosa actriz Halley Berry sufría un descalabro amoroso puesto que su pareja le había sido infiel y se encontraba devastada. Recuerdo muy bien el episodio porque una de mis amigas exclamó: “Si a Halley Berry le fueron infiel, ¿qué nos depara al resto de nosotras? Y todas reímos a carcajadas. El tema cambió rápidamente pero yo tomé la revista y me quedé detenidamente mirando la fotografía que mostraba una Halley Berry saliendo de un restaurante, sin una gota de maquillaje y unos enormes lentes oscuros le cubrían el rostro, aún así y en un par de jeans simples lucía espectacular. Halley Berry, una mujer triunfadora, exitosa e innegablemente bella fracasaba una vez más en una relación amorosa. Otros nombres pronto vinieron a la mente Elizabeth Hurley, Jennifer Anniston y muchas más.

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Todas ellas mujeres exitosas, populares e increíblemente bellas a las cuales les fueron infieles. ¿Dónde estaba el truco? Numerosos artículos llenan revistas y blogs; miles de consultas con el terapeuta, programas de radio, reuniones con amigas etc. todo ello para discutir, analizar y debatir el mismo tema: ¿Por qué no puedo tener la relación amorosa que quiero? (Queja emitida por un espécimen femenino en edades desde 15 hasta 65 años, normalmente después de haber pasado por un ataque de llanto y su subsecuente ataque a la nevera). ¿Recuerdas que te dije anteriormente que tú sola tenías que descifrar las respuestas? Te tengo una grandiosa noticia, esta respuesta con mucho gusto te la obsequiaré yo. Y la flamante respuesta es: porque no quieres. Te vas a quedar boquiabierta, lo sé. Así me quedé yo misma cuando lo escuché de mi terapeuta. Mi primera reacción fue enfadarme, por supuesto. Le estaba pagando a esta mujer, supuestamente profesional y preparada en su ramo para decirme esta estupidez; que lo que tanto anhelaba tener en mi vida no lo había logrado porque no quería. ¡Tonterías! Cuando, a regañadientes, escuché su explicación, todo me pareció más sensato. Me dijo: tú me preguntaste porqué no puedes tener una relación y la respuesta es esta, porque así lo has decidido tú; nadie está obligado a nada en esta vida, mucho menos en temas de relaciones personales. Uno tiene lo que quiere o lo que “tolera”.

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Si me preguntaras, en cambio, ¿Por qué no puedo tener una relación con Fulano? O ¿Porqué mi relación ya existente con Fulano no puede ser así o asá? Ahí la respuesta es muy diferente. Si se fijan, cuando las mujeres nos quejamos de no tener una relación sentimental, el 99% de las veces ya tenemos una idea fija de la persona y las condiciones exactas que queremos en esa relación. ¿Y esto es malo? Todo depende de lo específicas que seamos. Tengo una amiga, ya saben, la típica belleza perfecta: rubia, cintura de avispa, inmensos ojos verdes y una personalidad encantadora. Sin ningún miramiento ella nos decía: “mi futuro esposo tiene que ser realmente guapo. No me da pena admitirlo y no quiero engañar a nadie, la apariencia física está al tope de mis prioridades; simplemente no concibo la idea de pasar el resto de mis días con un tipo que no me atrae físicamente.” Antes de que la juzgues, déjame contarte, su novio de ese entonces era realmente muy guapo: esa mezcla perfecta de chico malo e inocente cachorro a la vez. ¡Ah! Pero la vida tiene una extraña, cruel y sabia manera de ponernos a todos en nuestro lugar. El tipo se enamoró de otra chica y la mandó a volar, dejándole el corazón roto y deambulando en busca de su nuevo Brad Pitt. Y ahora que tenía otras prioridades en mente (por ejemplo: favor de buscarme un novio que no se enamore de otra a las primeras de cambio) le resultaba chocante que los tipos con los que más química tenía no eran absolutamente para nada bien parecidos.

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Pues mi hermosa amiga, aprendió la lección de la vida y terminó casándose con un tipo con la cara más graciosa del mundo, y no lo digo en mal sentido. Jamás yo lo hubiese calificado como alguien bien ni medianamente bien atractivo; pero te aseguro que ella jamás ha sido tan feliz. Así que, volviendo a la respuesta de mi terapeuta: no tenemos la relación que queremos porque lo que buscamos no es lo que queremos. Lo siento, no quiero confundirte. Déjame planteártelo de otra manera: no tienes la relación que quieres porque estás aferrada a un individuo, a una idea, a ciertas condiciones que consideras vitales para ser feliz. Si no eres capaz de soltar y renunciar esas ideas preconcebidas jamás y te repito, jamás conocerás el verdadero amor. ¡Wow! Amor… se escuchó fuerte ¿verdad? Pero no te quieras esconder bajo preceptos feministas y amargados, si estás leyendo esto en busca de consejo, es porque deseas encontrar y vivir el amor. En el momento que te sinceres contigo misma y aceptes esto, todo empezará a cambiar para ti. Las mujeres, por naturaleza, somos más controladoras que los hombres. Esto representa una ventaja en muchos ámbitos como el manejo de una casa, ciertos puestos de trabajo etc. Lamentablemente en el caso de las relaciones es con frecuencia el obstáculo que nos detiene de ser felices.

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Deseamos controlar de qué persona enamorarnos, cómo esa persona nos demuestre su amor y cómo debe ser exactamente nuestra relación (muchas veces basado en películas irreales y en modelos sosos y caricaturescos). Y de todas las anteriores, la primera es la más importante: ¿de qué persona te vas a enamorar? Y antes de que me digas: “Uno no elige de quien enamorarse” te contestaré: ¡patrañas! Y te ayudaré a erradicar el Primer Mito Sobre el Amor inmediatamente. Hay una escena, que me fascina, de la película Closer (Llevados por el Deseo, en Español) donde el personaje de Jude Law se intenta excusar con su actual pareja (Natalie Portman) por haberse enamorado “sin poder evitarlo” de otra mujer. Ella sabiamente le contesta: “Bullshit” (Patrañas). Sentirse atraído física o intelectualmente hacia otra persona, esto es inevitable. Existimos miles de millones de habitantes en el mundo, estoy segura que no creerás que tus ojos, o los de tu pareja, están sellados como los de una yegua para mirar sólo en una sola dirección. Pero de sentir una atracción física a enamorarse de alguien hay un gran trecho. Enamorarse de alguien implica convivencia, experiencias compartidas y esto requiere tiempo y sobre todo, una decisión explícita de perseguir una relación.

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Como Natalie Portman le dice a Jude Law: “Hay un momento, siempre hay un momento: Puedo hacer esto, puedo ceder a esto, o puedo resistirme, y no sé cuándo fue tu momento, pero te apuesto a que hubo uno.” Así que antes de decirme que simplemente te enamoraste de la persona equivocada, piénsalo dos veces, puesto que fue una decisión tuya y de nadie más. Nuevos estudios indican que, contrario a lo que se piensa, hay más hombres que mujeres en este planeta. La proporción es aproximadamente 102 hombres por cada 100 mujeres. Te lo digo de corazón, esa persona que no te quiere o que no te hace feliz, no es la única en el mundo para ti. Hay millones y millones de hombres en el mundo, rompe el mito 1 ya. Antes de proseguir y derribar los otros dos mitos sobre el amor, continuemos charlando sobre las personas o las relaciones equivocadas. Me parece un punto central cuando hablamos de relaciones sentimentales. Hay ciertas razones específicas por las que: a) no logras tener una relación con el chico que te gusta b) no logras que tu relación sea como anhelas. No hay magia negra, no hay ciencia oculta, no hay astros que se alinearon para que tu relación con el objeto de tu afecto no se esté dando. Te puedo asegurar con 99% de probabilidad tu situación cae en alguna –o varias, de las siguientes razones:

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1) Porque el tiempo no es correcto. Esta es una de las razones que más nos cuesta entender. El chico es lindo, amable y genuino en sus sentimientos, tú te sientes igual y todo debería marcha a la perfección, pero la realidad es distinta. ¿Qué pasa entonces? Hay ocasiones en las que las circunstancias juegan un papel fundamental en la relación: problemas financieros, problemas familiares, enfermedades, distancia, conflictos de trabajo etc. pueden tomar un rol decisivo en nuestras relaciones, y aunque la química y las ganas estén ahí, las cosas no funcionan. Te cuento un ejemplo:   Tengo una amiga, madre soltera desde los 18 años, que conoció en una boda a un chico del otro lado del mundo (Francia para ser exactos). El chico había estudiado un posgrado en Estados Unidos y asistió a la boda de uno de sus compañeros, al igual que mi amiga. El flechazo fue inmediato, y la química tan fuerte, que decidieron intentar una relación a distancia. El la fue a visitar varias veces, conoció a su hijo, a su familia etc. Al chico se le terminó su visa estadounidense y manifestó su deseo de regresar a su patria. Al cabo de algunos meses la relación comenzó a sufrir altibajos, era muy distinto estar a un vuelo de 3 horas de distancia a tener todo un océano entre ellos. Necesitaban estar juntos, vivir juntos para darse cuenta si la relación funcionaba, y esto los puso en la mayor de las encrucijadas. Mi amiga estaba dispuesta a irse a Francia, aprendió francés y convenció a su hijo de mudarse para allá; el problema era

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que ella no podía irse con su hijo a menos de que se casara con su novio. Obviamente no iba a irse sin él, así que la única opción era que se casaran inmediatamente, sin nunca haber convivido por más de una semana continua. El chico no pudo dar el siguiente paso, no porque no la quisiera, sino porque no se sentía listo. Este chico sabía que casarse era cosa seria, pasaría de ser de un tipo soltero a un padre de familia en cuestión de días. Con el corazón desgarrado, decidieron terminar su relación con gran sufrimiento de ambas partes. ¿Quién tenía la razón? ¡Ambos! Mi amiga tenía todo el derecho de no seguir perdiendo el tiempo con alguien a quien sólo podía ver cada seis meses; el chico francés tenía todo el derecho que no querer casarse sin haber intentado siquiera vivir en la misma ciudad, vaya ¡en el mismo continente!   Y he aquí donde una mujer fuerte y empoderada debe saber reconocer cuando las circunstancias sobrepasan los anhelos y dar marcha atrás. ¡No se trata de darse por vencida! Se trata de intentar, luchar, proponer…  pero nunca controlar. Cuando las opciones se agotan, se debe tener entereza y decir: en otras circunstancias habría sido diferente. Es preferible esto a vivir una relación forzada, donde una o ambas partes resulten heridas o estén infelices. No es fácil, créeme pero vale la pena y además es la única manera de vivir una verdadera relación. ¿Y sabes qué es lo hermoso de tomar este camino? Que la puerta nunca se cierra, y que si las circunstancias cambian, se pueden volver a dar las cosas. A veces el

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distanciamiento da perspectiva y el tiempo cura problemas. Si no me crees, te aconsejo vehementemente que leas El amor en los Tiempos del Cólera.   2)Porque él no cree en la monogamia. Cuán sabias fueron nuestras abuelas con el dicho de: “los hombres nunca cambian, y los que lo hacen, cambian de mujer.” Tal vez eres muy joven para recordar a Paul Newman, quien fuera el galán por excelencia en el Hollywood de los 50’s y 60’s. El tipo era exitoso, talentoso, sumamente atractivo y carismático. Pudo haber tenido mil y una mujeres si hubiera querido; sin embargo duró felizmente casado con la misma mujer por más de 50 años en un ámbito donde la infidelidad es la norma. Cuando le preguntaban el truco él decía: “No voy a arruinar mi apetito almorzando una simple hamburguesa en la calle, cuando tengo un steak de primera clase aguardándome en casa.” Un hombre listo, al igual que Paul Newman, sabe que una relación con una mujer que vale la pena, no puede ser puesta en riesgo por caer en tentaciones. El famoso dicho de “los hombres siempre serán hombres” es la frase más machista que he escuchado.  ¿Se supone entonces, que las mujeres debemos soportar y ver hacia otro lado cuando nuestra pareja nos sea infiel? La justificación más estúpida que he escuchado es la biológica, donde los argumentos se basan en que los hombres tienen una diferente necesidad sexual a las mujeres.

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Hay muchos profesionales de la salud respetados en su medio que han desbancado esta teoría ampliamente. La infidelidad es más común en los hombres simplemente por la cultura machista que ha predominado en la historia de la humanidad. De hecho, si vamos a hablar de Biología, hay etapas en la vida de una mujer en donde el impulso y el deseo sexual es más fuerte que en los hombres. Si aún no estás en una relación, te ruego y te suplico que te ahorres un dolor de cabeza, tiempo y un mar de lágrimas: no te involucres con un chico mujeriego/infiel.  (Más adelante platicaremos de la definición de infidelidad).   3)Porque tú no estás lista. Algo que realmente me irrita es que suponemos que toda la responsabilidad del éxito de una relación amorosa depende de la conducta y personalidad del hombre. ¿Y nosotros qué? ¿Acaso el complemento no importa? ¿Acaso las mujeres son siempre fieles, interesantes, cariñosas, responsables, detallistas? (Y mil cosas más que ponemos en “nuestra lista). Resulta, que en ocasiones, tú eres la que no está lista para una relación, aunque lo desees con todas tus ganas. Una mujer no está lista cuando las circunstancias que la rodean le impiden en ese momento comprometer su tiempo y su corazón en una relación sentimental. Esto no quiere decir que no hay interés, simplemente el intentar o seguir en una relación es inútil cuando uno de los dos tiene su mente en otro lado.

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Tal vez hayas escuchado de Elisabeth Kubbler-Ross, la increíblemente talentosa psiquiatra autora de las 5 etapas del duelo y numerosos estudios sobre Tanatología. Kubbler-Ross, se había casado con el amor de su vida Manny Ross, otro doctor. Cuando la pareja tenía 20 años de casados y dos hijos, decidieron separarse. Elisabeth estaba 100% enfocada en su trabajo, sabía que el fruto de sus investigaciones era radical y transformaría la Psiquiatría mundial para siempre; no tenía tiempo de invertir en su relación amorosa. ¿Acaso no estaba enamorada? Claro que lo estaba, simplemente no de la manera que su esposo quería. La amistad entre ellos perduró hasta la muerte. Elisabeth sabía que no estaba lista, sabía que su misión era otra en la vida. Una mujer empoderada sabe discernir entre querer y poder. Otro ejemplo para aquellas que aún no se encuentran en una relación. Tengo una amiga que después de su divorcio había pasado por una serie de relaciones fracasadas. La última la había dejado particularmente dolida; ella quería realmente encontrar al chico adecuado y formar una familia. Después del último descalabro conoció al tipo perfecto: cariñoso, exitoso, buena persona etc. El quería tener una relación seria, él le ofrecía todo aquello que ella siempre había buscado. Por eso casi me desmayé cuando escuché su réplica: “Yo le dije: me encantaría pero ahora no puedo. Estoy tan dolida de mi última relación que si me involucro contigo lo echaré a perder. Necesito primero

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sanar para poder volverlo a intentar. Si en un par de meses aún estás interesado, búscame y podemos hablarlo de nuevo.” ¿Lo puedes creer? Esta mujer fue tan cabrona, ¡que reconocía que en ese momento no estaba lista para tener todo lo que había soñado! ¿Sabes que hizo el chico? Se alejó sin decir una palabra por 2 meses, después volvió por ella. Este chico había encontrado “su steak”.   4)Porque a él no le gustas/no te ama. Sales con alguien, tienes una relación o estás casada; ¿es válido asumir que tu hombre te ama o le gustas siquiera? NO. Suena muy duro, lo sé, pero una de las cosas que más daño nos hace a las mujeres es el autoengaño en cuanto a las relaciones. ¿Cómo sé cuando le intereso a un chico? LO SABES. Por favor, puedes engañar a tu vecina, hermana y mejores amigas… a ti no te puedes engañar, no te debes engañar. El interés se ve, se siente, se escucha, ni digamos el amor. El amor no es algo conceptual, el amor se demuestra. Cierto, cada pareja y cada persona tiene su manera de demostrar amor o interés. Lo que no se vale, es justificar el desinterés, la indiferencia y la ausencia de amor. Si tienes necesidad de preguntarte si alguien te quiere, es porque seguramente no es así. El drama, los altibajos, el misterio, la indecisión están sobrevaluados, dejémoselo a las películas, libros y novelas. Si un chico constantemente tiene pretextos para no verte, no te busca, no te llama, no se compromete… no le interesas y punto. Una mujer empoderada se

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quiere demasiado a sí misma para perder su tiempo en dramas juveniles aptos para la secundaria. Una mujer empoderada no pierde el tiempo con alguien que no desea fervientemente pasar el suyo con ella. Una mujer empoderada no invertirá su mente y corazón tratando de descifrar los sentimientos de otra persona.   5)Porque a ti no te gusta/no lo amas. He aquí el otro lado de la moneda. Existe un hecho innegable: las personas no queremos estar solas. Somos, al fin y al cabo, seres sociales, no somos islas y necesitamos interacción diaria con otras personas. Esta razón, centrada en lo más profundo de nuestro ADN, nos hace caer en un error común: estar con alguien solo para no estar sola. No tiene nada de malo intentar conocer a alguien, que de primera instancia no te parece atractivo; no tiene nada de malo intentar una relación en circunstancias que no sean perfectas. Lo malo está en seguir si esto sigue igual. Hemos sido aleccionadas para pensar, erróneamente, que sólo los hombres son capaces de estar con una mujer sin genuino interés. ¿Por qué asumimos que si nos involucramos sentimentalmente con alguien, estamos enamoradas? Yo sé que es fácil caer en la tentación, lo he vivido en carne propia, pero te digo de corazón: las cosas no se pueden forzar en el terreno sentimental. Al cabo de un tiempo, necesitas analizar con calma tu relación y ser lo suficientemente honesta para terminarla si no existe amor de verdad.  

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6)La última razón: Porque no están dispuestos. Cuando los tiempos son perfectos,  cuando existe fidelidad, cuando hay interés y disponibilidad de ambas partes, cuando hay sentimientos reales entre dos personas parece inconcebible prever un fracaso. ¡Ah! Pero pequeño detalle: Disponibilidad no es lo mismo que voluntad. Voy a hacer un ejemplo simple con la comida: supón que quieres bajar de peso, entonces vas al supermercado y te surtes de alimentos nutritivos y saludables y llenas tu refrigerador y alacena de ellos. Sin embargo, al llegar la hora de la cena, optas por ordenar una pizza. La disponibilidad estaba ahí, tenías todos los recursos para actuar de acuerdo a tu meta, pero faltó voluntad de hacerlo. Algo parecido sucede en las relaciones. Una pareja, también de las más estables en el mundo de las celebridades es la formada por Will Smith y Jada Pinket-Smith. La pareja ha sido famosa por superar numerosos obstáculos en su relación y seguir juntos, desmintiendo continuos rumores de separación. Will Smith lo expresó de manera muy simple: “La palabra divorcio no existe en nuestras discusiones, por muy fuertes que sean.” Esta pareja está dispuesta a luchar por su relación; ah y de paso te advierto lo siguiente: si tú crees que una vez que encuentres tu príncipe tus días de lucha han terminado, ¡estás muy equivocada! Las relaciones son maravillosas, de esto no hay duda, pero involucran una lucha diaria por romper con la

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monotonía, no sucumbir antes tentaciones, además de las miles de sorpresas que nos presenta la vida misma. Entonces, antes de iniciar una relación, o bien si ya estás en una, necesitas estar consciente de que para que una relación funcione tienes que estar dispuesta. Y no me refiero dispuesta en el sentido abnegado de plancharle los calcetines a tu chico “porque al nene le gustan calientitos y derechos”; me refiero a estar dispuesta a ceder, a reconocer errores, a aprender a entender a tu pareja como alguien distinto a ti. Una mujer empoderada sabe hacer todo esto sin comprometer su identidad y sus principios. Y hablando de la pareja Smith, una de las pruebas más duras que enfrentaron fue una infidelidad de parte de Will. Prometí que tocaríamos el tema de la infidelidad y aprovecho para derribar el Segundo Mito: El amor siempre es igual.   ¿Qué es infidelidad? ¡Por favor! Me vas a contestar, infidelidad es cuando una persona, en una relación, se involucra con una tercera.    ¿Segura, te parece tan fácil? ¿Qué pasa si la pareja está al tanto de la infidelidad y decide ignorarlo, aceptarlo? ¿Le podemos llamar a esto infidelidad? ¿Qué tal si definimos específicamente la palabra infidelidad? Para algunas personas, claro está infidelidad se refiere meramente al acto sexual. ¿Qué pasa si tu chico besa a otra chica? ¿Lo acusarías de infiel? ¿Qué sucede cuando no pasa nada físico, y simplemente va a comer, bailar con otras mujeres? ¿El enviar textos a otras mujeres es infidelidad? ¿Coquetear, enviar fotos, fantasear? Tengo una amiga que considera infidelidad el hecho de que su esposo intercambie fotos de celebridades atractivas

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con sus amigos. Te lo diré de una manera muy sencilla: si te tienes que preguntar a ti misma o a otras personas si lo que tu pareja hace es “normal” o “correcto”, ya existe un problema. Porque lo que para ti puede resultar algo incómodo o como falta de respeto, tal vez a la chica de al lado le parezca insignificante. Volviendo a la pareja que tomábamos como ejemplo, los Smith, Jada le dijo una vez a su esposo: “No me tienes que dar cuenta de todo, mientras tú te puedas mirar al espejo diariamente y estar en paz con tu conciencia, yo me doy por bien servida.” Jada se ríe cada vez que le preguntan si su matrimonio es una “relación abierta”, a lo que ella responde: “No estamos en una relación abierta, estamos en una relación madura.” Una mujer empoderada busca una relación madura, donde exista confianza y respeto. Si te encuentras revisando el celular de tu pareja a escondidas, de manera obsesiva revisando sus redes sociales, hurgando en los bolsillos de su pantalón… créeme, no estás en una relación madura. Si lo haces es porque : a) tu pareja es un hombre con antecedentes incriminatorios (¡te ha sido ya infiel vaya!) o b) porque eres insegura, no confías ni en ti misma ni en el hombre a tu lado. Una verdadera cabrona le hace saber a su pareja que ella no tolerará una traición, pero se lo hace saber no de manera amenazante. Una cabrona sabe ser dama cuando se sabe lo suficientemente valiosa para invertir el tiempo en cosas más productivas y gratificantes que estar averiguando cada paso de

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su chico. Un chico que se encuentra en una relación con una mujer empoderada sabe que la vida le dado la oportunidad de tener una relación maravillosa con una persona extraordinaria, y no la dejará ir. ¿Por qué el segundo mito dice: el amor siempre es igual? Porque para lo que una pareja representa el amor, para otra no. Pedir consejo es, no sólo normal, sino aconsejable. Comparar a nuestras parejas con las de las demás es una de las cosas más dañinas que le puedes hacer a una relación. ¿Cuántas veces no hemos pensado: “si tan sólo Fulanito fuera como Zutanito?” Peor aún si lo dices en voz alta a tu pareja.    El primer error aquí es olvidar que las apariencias engañan. Hace poco una amiga se quejaba amargamente de que su esposo ya nunca le hacía regalos creativos o costosos en su aniversario mientras que a su prima la llenaban de bolsos de marca y viajes espontáneos. “¿Será que ya no le intereso?” nos decía. Envidiaba amargamente a su prima, hasta que nos enteramos que el marido regalador era un patán de primera que a cada rato le era infiel. Cada bolso, viaje y joya eran un “perdón” que ella aceptaba hasta que no aguantó más. Es muy fácil envidiar o anhelar lo que vemos a un lado, pero la verdad es que nunca sabemos las circunstancias reales de cada pareja. Los estadounidenses tienen un dicho muy acertado para ello: “El césped siempre se verá más verde desde el otro lado de la acera.” El segundo error tiene que ver más con la pareja y qué tan se-

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guros estén de su relación. Cuando comparamos estamos gritando a los cuatro vientos que algo nos hace falta, algo no estamos obteniendo. Lamentablemente en ocasiones lo que hace falta es valorar a la pareja por lo que es, el saberse imperfectos y aún disfrutar de la compañía mutua. ¿Quién no ha tenido una amiga que brinca de relación en relación alegando que nadie la comprende cuando la del problema es ella? El amor no es igual para todos, no es una fórmula exacta ni una ecuación. ¡Vaya! Ni siquiera en una misma pareja el amor es igual. Mis abuelos duraron casados durante 60 años. ¿Tú crees que su relación era igual a los ochenta años que a los veinte cuando se conocieron? El amor cambia, madura y se transforma al igual que las personas. Por eso debemos evitar las comparaciones, tanto con otras parejas como con la nuestra en diferentes etapas de nuestra vida. Si alguien dice: “A los diez años de casados nos seguimos tratando igual que de novios.” Yo le diría: O estás mintiendo o son un par de inmaduros.  Cada etapa en una relación es diferente, se debe disfrutar y seguir adelante. Ni siquiera el interés se demuestra igual para todos. Me molesta cuando gente “bien intencionada” hace comentarios como: “si le interesaras te enviara flores”. ¿Cómo saben si la chica no es alérgica, o no le gustan? Habrá personas que demuestren su interés con palabras, actos, canciones o artesanías. (Tuve un enamorado en la escuela que

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me hizo una manualidad con un gancho metálico de la ropa… la cosa era realmente espantosa pero yo lo recibí como quien recibe una serenata romántica). Pasando al tercer mito: “El amor es 50/50”. Estoy a punto de romper un paradigma fuerte, el amor no es mitad y mitad.   Por años y años nos han metido en la cabeza que el amor debe ser parejo: si tú das tres, tu pareja debe dar tres al mismo tiempo, del mismo color y tamaño. De lo contrario algo está mal. Y he aquí lo que te hará entrar en shock: siempre en una pareja alguien ama más. Lo sé, es lo menos que quieres oír, quieres escuchar que todo se comparte por igual, las penas y glorias, la pasión etc. Y lo cierto es que la vida real es muy diferente. Tengo una amiga que llevaba un buen tiempo con su novio y habían hablado de matrimonio cuando éste tuvo un accidente automovilístico que lo dejó hospitalizado por semanas. El chico realmente estaba enamorado de ella, pero el accidente lo transformó: estaba deprimido, sin ganas de nada, mucho menos de expresar su amor a su familia o a su novia. ¿Te imaginas que hubiera pasado si ella se hubiera puesto en el plan de: es 14 de Febrero, espero mínimo una caja de chocolates? Ella, como la mujer empoderada que es, se dio cuenta que en ese momento de su vida le tocaba dar más. Recordó con dulzura como su novio la había apoyada con el divorcio de sus padres, como él prácticamente cargó con ella durante el proceso, fue su hombro para llorar y el que hacía chistes malos para hacerla reír. Era su turno. Comprendió y aceptó que en

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ese precisamente momento de su vida, el chico solo podía aportar 10 y ella tenía que sacar fuerza para ser el 90 restante. Gracias a ello, salieron adelante. No somos seres rígidos ni robots que nos comportamos igual. Y aunque duela, se debe aceptar: habrá día en el que nuestra pareja no nos pueda dar el 50, diablos ni el 20. Esto no quiere decir que no hay amor o interés. Una mujer cabrona entiende esto, una mujer segura y fuerte entiende que habrá días malos en los que el amor no complete el 100; una mujer empoderada sabe que las circunstancias  en ocasiones no permiten que se nos demuestre o demostremos los sentimientos como queremos. Una mujer que lo entiende, soporta los días malos confiada en que los buenos están a la vuelta de la esquina. Una mujer empoderada no compara cuantos detalles le ha hecho su chico contra los que ella le ha hecho. Hay un dicho que dice que una dama siempre sabe cuando retirarse; pero una cabrona se va dejando a los demás anhelando por su presencia. Y antes de pasar al siguiente tema, puesto que el tema de las relaciones sentimentales es uno de los que más agobia a nuestro género, déjame presentarte a Ana. Ella es una chica guapa, linda, trabajadora, vaya, una buena persona. Además es detallista, romántica, entregada y apasionada, cualquiera pensaría que representa el combo perfecto… sin embargo, nuestra querida Ana no ha sido afortunada en temas del amor. Esto es lo que le sucede a Ana: como se sabe una chica valio-

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sa, es un poco exigente a la hora de fijarse en un chico, además sabe muy bien lo que quiere. Quiere que el chico esté guapo, tenga una posición económica holgada, sea simpático, no muy cowboy pero tampoco quiere un nerd. Y la lista de peticiones o anhelos sigue. Como te podrás dar cuenta, Ana básicamente busca a un chico perfecto o algo muy cercano a ello. Es fácil decir: ¡Vaya! Ahora entiendo porque Ana no puede tener una relación, es “demasiado exigente”. Y claro está que lo es, pero habiendo tantos y tantos hombres en el planeta (aunque tendemos olvidar este pequeño detalle) de cuando en cuando la vida le abre una ventana a Ana y se le presenta un candidato que, ella considera, es el ideal. Ana, que normalmente se muestra cerrada a siquiera intentar una relación con alguien que no cumpla con sus estándares por fin siente que el Universo ha oído sus peticiones y empieza el desbordamiento. ¡Si! Ella desborda todas sus emociones con tan solo unas cuantas citas. Se convierte en una Ana cariñosa, dispuesta, entregada y sumamente disponible. ¿Ya sabes para dónde voy? El chico, que genuinamente se interesó en ella al principio pierde el interés inmediatamente    -algunos hasta huyen- al encontrarse con una mujer tan desesperada. Lo hemos visto en películas, lo hemos escuchado una y otra vez, pero simplemente veo a mujeres una y otra vez cometer el mismo error: no quererse a sí mismas lo suficiente. Una mujer empoderada jamás cometería los siguientes errores que cometes tú o que comete Ana: ·Ser demasiado exigente. ¿Cuál es el problema de tener un

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estándar alto cuando nos sabemos mujeres valiosas? El problema es que muchas veces esto significa cerrarle la puerta al amor. Porque, lo que me ha enseñado la experiencia es que cuando una mujer es sumamente exigente, sus requisitos en su mayoría son banales: “jamás pudiera estar con un chico más bajito que yo”, “no podría estar con alguien que ronca por las noches”, “ni oír hablar de un tipo con una risa de gorila”. Parece broma pero te aseguro que son excusas verdaderas; una cosa es buscar una persona con metas comunes en la vida y otra cosa es negarse la oportunidad a conocer a alguien diferente o inesperado. Voltea a tu alrededor, existen parejas disparejas sumamente felices por doquier. Hay un dicho muy gracioso que me encanta y dice: “La primera cita es como un vaso de agua, jamás se le niega a nadie”. Antes de cerrarte a la idea de aceptar una invitación de alguien, que pudiera ser sumamente compatible contigo date la oportunidad de explorar y conocer, uno nunca sabe donde se encuentra el amor.   ·Entregarse totalmente. “El amor es entrega, el amor todo lo da”; parece que Ana se repite este mantra diario como excusa para liberar sus emociones y demostrarle al chico -¡con el que sólo ha salido un par de veces! Cuánto le importa y le gusta. Detalles materiales, llamadas, mensajes sin cesar son absolutamente un “No-no” si no existe una relación. No queremos creer en la Evolución y en la Ciencia pero después de millones de años sigue siendo verdad: los hombres son cazadores por naturaleza. Aunque te resistes a creerlo, el chico nerd de

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lentes gruesos y pantalones acampanados de tu oficina es un feroz cavernícola cazador por dentro. El hombre necesita estímulo y emoción de saber o no saber si la chica está interesada en él, por eso él conquista, por eso él llama, por eso él insiste y no al revés. Las teorías feministas pudieran burlarse de esto, pero ve a tu alrededor: ¿Cuántas relaciones exitosas existen en las cuáles, al inicio, la mujer era la más interesada?   ·Insistir… y luego insistir un poco más. Ana le hizo al chico su pastel favorito de chocolate puesto que el día anterior le dijo “sentirse abrumado” y fue la razón para no salir con ella por cuarta vez. Obviamente Ana está en plan de conquista; le quiere demostrar a su chico que ella es la mujer que ha esperado toda la vida, que sólo ella puede aguantar sus silencios y consolar sus tribulaciones. El chico obviamente ha perdido 100% el interés y está de juerga con sus amigos o probablemente, saliendo con otra chica. Entonces Ana empieza a insistir, con mensajes, llamadas… visitas. Y entra la fase de “Ana desesperada”, la que sabe que una vez más –y sin poder comprender por qué- la oportunidad de una relación que parecía idónea se ha ido por la borda. En ocasiones le suplica, habla con él, intentando convencerlo; claro que a este punto el chico no solamente no está interesado, sino que se arrepiente de corazón haberla invitado a salir y haber causado todo este drama. “¡Si jamás hubo nada serio! ¡Jamás hablamos de una relación! ¡Si solo llevábamos un par de citas! ¡Si fui claro desde el principio diciéndole que no buscaba compromisos!... todo esto dice el chico y lo peor

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es que tiene razón. Entonces Ana, con el corazón roto, vuelve a su vida solitaria. En la oficina está un chico, exitoso, amable, un poco introvertido y un tanto falto de cabello, además que cuenta los peores chistes del mundo. Pero este chico la quiere, siempre la ha querido. Este chico ama a los Beatles y viajar como ella,  sabe su color favorito, sabe que odia los pantalones a cuadros y cómo en días lluviosos tiene la manía de tomar helado en vez de café como cualquier otra persona. Este chico tiene mil y una cosas afines con ella; ha intentado acercarse a ella pero Ana jamás lo consideraría. Así que prefiere volver a casa sola, maldiciendo su mala suerte y negándose a aceptar que ella misma es la autora. Pero no te sientas mal por el chico enamorado de Ana, puesto que al poco tiempo llega una mujer empoderada, que conoce al chico en una fiesta y decide aceptarle una cita aunque no le parece muy atractivo. Al poco tiempo de tratarlo se da cuenta de lo mucho que vale y la manera en que la trata. Se ríen de los malos chistes ambos, les gusta el cine alternativo y a los pocos meses no pueden vivir el uno sin el otro. ¡Claro que el amor implica entrega! Claro que debe haber demostraciones de afecto, interés y comprensión. Pero estar saliendo casualmente está lejos de tener una relación de compromiso y amor. En una relación las cosas son muy diferentes, pues “la charla” ya se ha tenido. Esa charla donde, después de haber estado saliendo, ambas partes se dan cuenta de que quieren intentar algo un poco más serio y que no quieren

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salir con nadie más. ¿Al cuánto tiempo se tiene la charla? Eso depende de cada pareja, para algunos será cuestión de días, para otros un par de meses. Pero nena, si tu chico después de un año, no te habla de nada formal, créeme por favor, es que no busca nada formal. Por favor no desperdicies doce preciosos meses de tu vida esperando por algo que nunca llegará. Volviendo a las relaciones, aquí la entrega es básica. “Ceder” es el verbo que más abunda en una relación; pero a veces también confundimos el sentido del verbo. Ceder significa estar dispuesto a renunciar a ciertas actividades, a no obstinarse con siempre tener la razón, está lejos de significar el renunciar a los principios de una persona. Nuestros principios, nuestros valores, creencias son nuestra esencia; claro que se pueden cambiar, pero por convicción propia, no para intentar seguir una relación. Conozco a una pareja, novios desde la secundaria. En cierto punto de la vida, al entrar a la adultez la chica decidió intentar practicar Yoga. Al sentirse realmente bien, se fue adentrando a la cultura y se volvió vegetariana, dejó todos los vicios y empezó a vivir una vida totalmente distinta. Cuando su transformación se completó ya estaba casada. El matrimonio no duró. Ella se había convertido en una persona totalmente diferente a la que él había conocido. La separación fue muy amistosa, puesto que ambos reconocían que no eran compatibles ni en estilo de vida ni en aficiones y ella, sabiéndose empoderada de su vida, supo que jamás podría sacrificar sus principios por una relación. Recuerdo vívidamente una charla de un sobreviviente del

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famoso accidente de los Andes. Las enseñanzas de vida que le dejaron a esta persona fueron muchas e invaluables, sin embargo una se me quedó muy grabada, puesto que hablaba de cómo el haber sobrevivido también había influido para mejorar su matrimonio. El tipo no dijo: “Oh, después del accidente jamás volví a pelear con mi esposa, puesto que me di cuenta de que ella era perfecta y jamás volvimos a disgustarnos.”  Lo que él dijo fue: “A raíz del accidente aprendí a pelear con mi esposa, y por aprender a pelear me refiero a elegir discusiones que realmente tengan importancia. Antes gastábamos días enteros discutiendo, permaneciendo molestos y peor aún, sin hablar por tonterías como una remodelación de la casa, o dónde pasaríamos las fiestas. Ahora valoro cada instante de vida compartido con el amor de mi vida. Claro que discutimos, pero por asuntos importantes, y siempre consciente de que nos amamos y lo superaremos.” Por lo general, las mujeres no sabemos pelear en nuestras relaciones. ¡Ya tocaba un punto a favor de los hombres! En su mayoría  -porque hay excepciones- los hombres jamás armarán un drama de algo que realmente no les importe o no lo consideren trascendental. Las mujeres sí. Y otra vez, no es ciertamente nuestra culpa solamente; son décadas enteras en las que las películas y programas nos han programado el cerebro para creer que una relación para ser verdadera debe ser perfecta, y que un chico para merecernos debe siempre tener una conducta intachable. Si ya te encuen-

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tras en una relación, haz caso del tipo que sobrevivió a los Andes: ¡elige tus batallas! Hay cosas que no puedes ni debes ceder con tal de continuar tu relación, pero hay mucho tiempo perdido en discusiones sin sentido que debilitan hasta la más amorosa de las relaciones sentimentales. Ten mucho cuidado de formar una pareja en la que ambos discuten y pelean por el más mínimo detalle; es una muy mala señal.  

¿Cómo saber si un chico vale la pena?

Como en muchas cosas referentes a las relaciones sentimentales, el “valor” por así decirlo de una persona es subjetivo: lo que a ti te puede parecer atractivo y deseable a otra mujer le puede molestar de sobremanera. Pero digamos que hay cosas que no cambian, y básicamente tú necesitas saber si el chico cumple con al menos estos requisitos: ·Es una buena persona. Si, es el número uno en mi lista. Fíjate bien que lo puse antes de siquiera nombrar si el chico está interesado en mi, porque jamás pudiera enamorarme de un chico que no es una buena persona, ni siquiera de alguien que estuviera loco por mí y tú tampoco deberías. Y me preguntarás ¿Y cómo se si es buena persona? Los pequeños detalles hablan mucho de un hombre, cosas sencillas como la manera en la que se expresa de su familia, de cómo trata a las demás personas y sus opiniones generales sobre el mundo y lo que pasa te pueden dar una muy buena idea de si tu chico tiene un buen corazón.

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Dicen que para saber si un chico será buen marido basta ver cómo trata a su madre; yo no iría tan lejos pero si un tipo se refiere a su madre como “la vieja arpía que se mete en mis asuntos” yo te diría HUYE y rápido. ·Le interesas. Y no, no me refiero a que esté perdidamente enamorado de ti. Me refiero a si existe alguna conexión entre los dos. Si hay algún tipo de coqueteo, incluso si han llegado a salir. Si te demuestra que le gustas aunque sea con el más mínimo detalle. Lo que te quiero decir es que, por más que un chico sea un buen partido, si no le interesas, pues no vale la pena siquiera intentar algo más. ·No tiene un compromiso. ¡Oh por favor! No me digas que la amiga de tu prima sostenía una relación tórrida con un hombre casado y que éste terminó con su esposa para casarse con ella y ser más felices que Cenicienta. Habiendo tantos y tantos hombres en el mundo ¿Por qué querrías involucrarte con uno que ya está en una relación? Existen mil y una razones para no hacerlo y simplemente te diré dos: la primera es, un hombre que se involucra con otra mujer teniendo una relación ya te dijo todo lo que necesitas saber qué tipo de individuo es y cómo te trataría si tú fueras su novia/esposa. Y número dos: por respeto a esa otra mujer; recuerda que las mujeres empoderadas ven a otras mujeres como sus aliadas no como sus rivales.

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Entonces, ¿por qué querrías causarle un daño? (suficiente tiene con tener un novio cornudo) ·Tiene ambiciones. Lee muy bien, no dije “tiene dinero”. No queremos un chico mantenido ¿correcto? Un chico que vale la pena tiene ambiciones en el ámbito profesional, tiene metas, las persigue y las cumple.Una mujer empoderada se ama demasiado para no valorar el tiempo compartido con la persona que ama y sabe terminar una relación que compromete sus anhelos y principios más profundos. Recuerda:

una dama sabe cuando irse, pero una cabrona se va dejando a todos anhelando que aún estuviera ahí.

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CAPITULO III  LO QUE NADIE TE DICE DE LA VIDA AMOROSA DESPUES DEL MATRIMONIO Y LOS HIJOS.

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III

 LO QUE NADIE TE DICE DE LA VIDA AMOROSA DESPUES DEL MATRIMONIO Y LOS HIJOS.

En la época de nuestros padres el contraer matrimonio era la norma absoluta. Hoy no es así. La liberación femenina, trajo entre algunas de sus consecuencias que las mujeres dejaran el papel de ama de casa para incorporarse a las filas laborales. Por consiguiente son muchas las mujeres, hoy en día, que no desean “sacrificar” su carrera para dedicarse a una familia. Y tú, ¿prefieres independencia o una vida conyugal? Primero que nada debes saber que no son mutuamente excluyentes. Así como el papel de la mujer en los espacios laborales ha cambiado, también las dinámicas familiares han cambiado. No sé si lo has notado pero, ¡ahora los hombres cambian pañales! Mi punto es, las familias de hoy no son lo que solían ser, para bien o para mal.

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El ser una esposa hace medio siglo significaba estar relegada a un segundo lugar siempre. Las mujeres se dedicaban a cocinar, limpiar y educar a los hijos. Los esposos se dedicaban a proveer económicamente para sus familias y sus ambiciones y trabajo dictaban la dinámica familiar. El dedicarse 100% al cuidado del hogar, del esposo y de los hijos no es malo, por el contrario, puede ser resultar hermoso y gratificante siempre y cuando esto sea lo que tú anhelas para tu vida. Nadie te puede decir que eres menos o más mujer por querer elegir una carrera, por no desear comprometerte o por lo contrario, por ser el epítome de una mujer casada en los 50’s. No hay una respuesta correcta porque solamente tú sabes que es lo que quieres para tu vida. No tiene nada de malo elegir ser una mujer independiente sin pareja así como no tiene nada de malo desear formar una familia y dedicarte a ella. Lo que sí está mal es elegir cualquiera de los dos caminos por las razones equivocadas. No son pocas las mujeres, aún en estos tiempos modernos, que ven el matrimonio como la llave maestra para su felicidad. Anhelan encontrar su príncipe azul y una vez que lo encuentran, o creen haberlo encontrado, esperan a que la varita mágica se active y comience su historia de hadas.

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Una de las principales razones de divorcio en nuestros días son expectativas fallidas. Donde uno o los dos tenían una visión de cómo sería su vida al casarse y cómo los trataría su pareja. Y antes de avanzar, vamos a romper esta burbuja: -Los hombres  no se convierten en el marido perfecto al momento de decir “Acepto.” Yo no sé quien inició esta gran mentira que nos contamos a nosotras mismas. Soñamos y juramos que las cosas serán diferentes una vez que contraigamos matrimonio y ¡no es así! Déjame ahorrarte tiempo, lágrimas y un abogado conyugal: si tu chico no te trata bien antes de casarse, menos lo hará de casado. Si tu chico es un bebedor, apostador, mujeriego o cualquier otro adjetivo que no te agrade, sus vicios se incrementarán al casarse. ¿Por qué? ¡Porque las personas no cambian! (Si cambian, pero en este caso no). Porque es parte de su personalidad, porque así es él y más importante, porque al casarse se baja la guardia. ¡Si! Puede que ya fueran novios, y puede que tú creas que lo conoces en sus peores momentos pero nada se compara al estar casados. En el noviazgo hasta cierto punto nunca mostramos nuestra personalidad 100% verdadera pues aún seguimos queriendo causar una buena impresión. Así que te aguantarás las bromas pesadas del tío y comerás del pastel salado de su madre, porque… sigues queriendo quedar bien.

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En el matrimonio eso desaparece.    La vida conyugal hasta cierto punto es perder un poco el glamour. Te enfermas, peleas por la cuenta de la electricidad, quemas la comida, y tienes discusiones hasta por la manera de lavar la ropa. Y en medio de todo esto, esta lo mejor: el amor. Tal vez no el amor romántico del noviazgo de un camino de rosas el día de San Valentín. Es un amor diferente, una complicidad y un deseo de compartir lo bueno y lo malo todos los días. Y volvamos al dilema ¿es mejor la vida independiente o la vida conyugal? Como te dije, mientras tus razones sean honestas, cualquier camino será bueno y te hará feliz. ¿Cuáles serían algunos ejemplos de las razones incorrectas para elegir una vida conyugal? ·Porque no quieres estar sola. La soledad es un concepto que se nos ha vendido como algo oscuro y malo. Comprometerte con algo tan importante con el matrimonio por esta razón es lo peor que puedes hacer. ¿Sabes por qué? Porque también se puede estar solo dentro de un matrimonio y sentirse aislado. Las personas inseguras son incapaces de disfrutar un momento a solas, necesitan la aprobación de alguien más y por eso eligen relaciones en las que no se sienten cómodas o felices.  

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·Porque quieres que te hagan feliz. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? “Quiero que me haga feliz” “El me hace feliz”. No hay nada más falso que eso. Nadie absolutamente nadie te puede hacer feliz más que tú misma; y ¡jamás se debe depositar sobre la pareja la responsabilidad de la felicidad de la otra persona! Las parejas verdaderamente felices están formadas por personas, que ya eran felices, y desean compartir esa felicidad y sus vidas con alguien más. Si tú deseas casarte para que otra persona cargue con el trabajo de ponerte contenta… tienes todas las de perder.    ·Porque es el paso que sigue. ¡Cuántas parejas caen en este error! Llevas algún tiempo en una relación, los amigos a tu alrededor están contrayendo matrimonio, sientes que es el siguiente paso lógico y ¡pum! Se dan cuenta que cometieron un error. Para la vida conyugal se necesita voluntad; debe haber deseo genuino de ambas partes de  formar un vínculo y posiblemente una familia. Hacerlo porque es lo que sigue… es prácticamente una condena al fracaso. Y cuando digo que “debe haber voluntad” me refiero a ambos lados: debe haber voluntad para una vida conyugal pero también debe haber voluntad para elegir la independencia.

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El hecho de no casarte por razones equivocadas también es receta para el fracaso o la infelicidad. Es muy distinto tomar una decisión consciente de querer dedicarte exclusivamente a tu desarrollo laboral, físico, intelectual o moral, que hacerlo porque “no te quedo de otra”. Hay mujeres que están solas pero en realidad no quisieran estarlo; hay mujeres que le tienen miedo al compromiso, miedo a arriesgarse, miedo al fracaso conyugal. Tengo una amiga que juró nunca renunciar a su soltería. Desde pequeña se dio cuenta que el matrimonio de sus padres era un acuerdo mutuo de guardar apariencias, pero en verdad no se toleraban el uno al otro. Mi amiga perdió la fe en el matrimonio.   Cuando creció y conoció a un gran tipo sus principios empezaron a tambalear. ¿Acaso iba a dejar que el amor la convenciera de hacer algo que ella juró nunca hacer? Mi amiga, como te dije, en verdad siempre había querido casarse, pero la razón que se lo impedía era puro miedo. Terminó por entender que ella y su novio, no eran las mismas personas que sus padres. Entendió que el matrimonio sí tiene que ver con el amor, pero también tiene mucho que ver con decisión. Decidir compartir, decidir ceder, decidir perdonar… Mi abuelita decía que no hay personas más egoístas que los que deciden no casarse. ¡Era estricta! Pero en algo tenía razón. El matrimonio es como tener un negocio, en ocasiones es necesario anteponer las necesidades de la empresa antes que las personales; es buscar el bien común.

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La vida conyugal requiere de esfuerzo, entrega y dedicación pero la recompensa vale la pena para quienes realmente lo desean. ¿Qué nos hace diferentes a nuestras abuelas? Al principio te mencioné que el matrimonio también ha sufrido transformaciones, junto con el rol de la mujer en la sociedad. El matrimonio es hoy por hoy más igualitario. Ahora los esposos se involucran más en la atención de la casa, en la educación de los hijos y de igual manera, ahora son mayoría los matrimonios en donde la mujer trabaja. ¿Qué buscaba el hombre en los 50’s? Buscaba una esposa de vitrina –no todos, claro- una mujercita linda y atenta que le quitara las botas al llegar a casa y le tuviera la cena lista y caliente sobre la mesa; la casa ordenada, los niños listos para la cama. Hoy en día los hombres buscan una verdadera compañera; alguien con quien poder hablar de temas trascendentes, pero también reírse de las mismas tonterías. Buscan con quien compartir penas y glorias, problemas y aciertos de manera más igualitaria….y adivina qué: las mujeres empoderadas lo desean también.    ¿Y los hijos? Alguna vez has asistido a una reunión familiar y al toparte con esa tía entrometida quieres salir corriendo al escucharla decir: “¿Acaso aún no tienes hijos? ¡Se te va a pasar el tren, nena!”

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Volvemos un poco a nuestro pasado como mujeres. Además de haber sido consideradas por los hombres como seres inferiores durante siglos, las mujeres éramos su vía única de procrear y propagar la especie. ¿Sabes por qué los hombres se sienten atraídos por mujeres de pechos grandes y caderas bien definidas? No, no es un invento de la mercadotecnia ni de Hollywood en esta ocasión. Es porque en su ADN está inscrito el buscar mujeres físicamente viables para procrear. ¡No te asustes! Mujeres de todos tamaños y formas son capaces de tener hijos. A lo que voy es que nuestros ancestros, siguiendo una conducta meramente animal, buscaban siempre perpetuar la especie. Hemos evolucionado – ¡gracias al Cielo!- y hoy el panorama es distinto. Sabemos perfectamente que la especie humana no está en extinción, muy por el contrario hay partes del planeta superpobladas. Entonces, cuando una pareja concibe un hijo, en estos días, digamos que es una decisión (o debería) 100% consciente y planeada. Hay muchísimas razones para no tener un hijo, te nombro algunas: ·Renuncias a tu independencia. Esto es diferente a una relación de pareja, vaya ni siquiera es como el matrimonio. Aquí no hay vuelta atrás, no hay “anulación”, una vez que te conviertes en madre lo eres para toda la vida. Eso significa para siempre anteponer las necesidades de alguien más y vulnerable que las tuyas.

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 ·Sacrificios profesionales. El ser madre y tener una vida profesional son perfectamente compatibles y para ejemplo tenemos a Michelle Obama, Indira Nooyi, y Reese Whiterspoon; eso no significa que no haya tremendos sacrificios de por medio. Estas mujeres literalmente se dividen en dos y aún así sacrifican parte de una de las facetas de su vida para poder tener la otra. No se puede ser la madre que manda el lonche en forma de animales de granja y al mismo tiempo ser la CEO de la empresa; tendrás que perderte  más de un recital de danza si también quieres ser la vendedora número uno a nivel nacional.   ·Sacrificios económicos. Desde el punto de vista más frío, un hijo es una inversión. Desde el momento del parto, tu hijo se convierte en tu cuenta bancaria más importante: su nacimiento, sus primeros años, su educación.   ·Cambios en tu cuerpo. Esto podrá sonar un tanto superficial, pero es mejor saber todos los aspectos que cambian  al convertirte en madre. De nueva cuenta, hay mujeres que a base de ejercicio, dietas e inclusive cirugías lucen igual o mejor que antes de ser madres. Pero de igual manera, requiere sacrificios, y en ocasiones, ni siquiera tomando estas medidas el cuerpo vuelve a ser el mismo. Estoy casi segura que después de haber leído lo anterior te sientes un tanto desanimada en cuanto a la maternidad, y ahora déjame decirte la razón por la que sí deberías tener un

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hijo: porque es glorioso. Es simplemente lo más maravilloso de todo el mundo. Desde el momento de concebirlo, no hay manera de describir lo que se siente el crecer un ser dentro de ti. Y todo el dolor, las penas, las preocupaciones, los miedos, la falta de sueño, hambre y vida ¡Valen la pena! Porque en esa persona está tu trascendencia y tu legado a este mundo. Porque no hay amor más puro, incondicional, sincero y duradero que el de una madre a sus hijos. ¿Te estoy diciendo que para ser feliz debes tener un hijo? Absolutamente no. Te digo, que si es algo que realmente deseas, lo hagas. Que no sea el miedo, las dudas o las inseguridades lo que te detenga. Porque no importa cuántos blogs de maternidad leas, a cuantas charlas asistas, cuantos cursos de lamaze tomes y cuantas conversaciones compartas con otras madres, nada te prepara para recibir ese cúmulo de emociones en un pequeño ser que depende 100% de ti.    ¿Qué pasa con la vida de pareja después de los hijos? “Pedro y yo sólo la pasábamos peleando. Cuando me casé con él pensé que las cosas serían distintas, pensé que dejaría la vida de parrandas y se convertiría en el hombre cariñoso, respetuoso y atento que siempre soñé. Pero nada cambió, al contrario empeoró. Yo terminé asumiendo la mayor carga financiera de la casa, lo cual no me molestaría tanto si al llegar exhausta cada día del trabajo no encontrara la casa oscura y vacía y un mensaje de él disculpándose porque tenía otra “cena del trabajo”. Sabía que las cosas tenían que cambiar.”

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“Y qué hiciste Eugenia?” “Me embaracé. Lo habíamos platicado tiempo atrás. Sabía que a él le emocionaba la idea de tener un hijo, ya sabes, ser el padre que él nunca tuvo. No sabía si yo estaba lista, porque mi intención era dedicarme al menos unos tres años a mi trabajo. Pero dije, un hermoso bebé despertará en él toda la ternura y el amor del mundo. Nos acercará como pareja, nos uniremos para cuidarlo, criarlo, educarlo y mimarlo. Imaginaba a Pedro con el bebé en su regazo, dándole su leche mientras yo los observaba y capturaba unas fotografías.” “Suena maravilloso. Entonces ¿qué pasó?” “Las cosas están tan terribles que me siento desesperada y triste. El bebé absorbe todo mi tiempo y fuerzas y Pedro brilla por su ausencia. Claro le hace mimos de vez en cuando pero no se responsabiliza jamás de él. ¡Ni siquiera puedo tomar una ducha tranquila! Me siento agotada e ignorada; ignoro qué pasará con mi trabajo cuando mi permiso de maternidad termine. Ayer no aguanté más y le reclamé todo: su abandono, su falta de consideración. ¡Tú quisiste tener este hijo sin consultarme! Me reprochó de vuelta. De verdad no sé qué hacer.” Pobre Eugenia, realmente su caso se oye desgarrador, ¿verdad? Y lo más triste de todo es que es más común de lo que imaginas. Vamos a hacer un pequeño ejercicio. Eugenia cometió varios errores, vamos a ver si logras identificarlos en base a lo que has leído hasta ahora:

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·Elección pareja. Antes de ser padre, incluso antes de casarse Pedro no sonaba como la pareja ideal para Eugenia, ¿correcto? El noviazgo y las citas son precisamente para eso, para conocer a la otra persona. Para platicar y ver qué tan compatibles son el uno con el otro. Para disfrutar la compañía mutua, soñar y hacer planes. No parece que Eugenia y Pedro hicieron algo de eso durante su noviazgo. Primer error.   ·Creer que las cosas serán diferentes después del matrimonio. Los hombres, aún más que las mujeres, bajan la guardia después del matrimonio. El cortejo ha acabado, su “cacería” ha llegado a su fin, ya obtuvieron lo que querían. No sienten necesidad natural de seguir conquistando a su pareja y además, todos los pequeños o grandes defectos y vicios aumentan de manera exponencial puesto que ya no hay razón para ocultarlos. Se nota que Eugenia no estaba 100%  segura de Pedro, se nota que ella hubiera querido que él fuera diferente. Ella creyó que el matrimonio lo transformaría para bien, pero ¡eso nunca sucede! Segundo error.   ·Tener un hijo por las razones equivocadas. Tener un hijo es probablemente la decisión o proyecto más importante que tendrás en la vida y tu rol de Madre también lo será, si así lo decides y deseas. ¡Cuántas mujeres tienen hijos por razones equivocadas! Para no sentirse solas, para que alguien las cuide cuando envejezcan, para “amarrar” o “atrapar a un hombre”, para intentar salvar un matrimonio. Tener un hijo es difícil y retador de por sí, te cambia la vida

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en todos los sentidos. Es un ser que va a depender 100% de ti para sobrevivir y ser feliz por muchos años. Combinar una vida de pareja exitosa y plena con la maternidad es todo un arte. ¡Imagínate tener un hijo sin haberlo platicado, conversado, planeado con tu pareja! Claro, habrá casos en que un bebé tome a una pareja por sorpresa y los llene de felicidad, pero esto será si la pareja es estable y feliz.   Verás, el error más grande que cometió Eugenia fue el pensar que tener un hijo haría que Pedro y ella se unirían más. Hasta ese entonces sus errores habían sido grandes, no cabe duda, pero sólo afectaban a dos personas adultas. Su última decisión trajo al mundo a un pequeño ser inocente que no pidió ser traído y que es merecedor de una familia estable, de todo el amor del mundo y de unos padres responsables y cariñosos. No, los hijos no unen a las parejas, los hijos separan a las parejas. Puede sonar muy cruel, pero es una verdad que todas las mujeres debiesen escuchar. Cuando un hijo nace, el instinto de madre se activa inmediatamente. La madre ya no tiene más mundo que su bebé. Se va a dedicar a cuidarlo, a asearlo, a alimentarlo y a darle todo su amor, y su tiempo. El hombre jamás tendrá la misma conexión con el hijo. A veces se apartan como meros espectadores o se avocan a proveer para su creciente familia. No hay tiempo ni ganas para la intimidad, por las noches los vence el cansancio y el peso de la rutina. El esposo extraña a la esposa atenta, sexy y divertida que buscaba un pretexto para salir a bailar los viernes por la noche.

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La esposa resiente el sentirse abandonada al cuidado de los pequeños, se siente descuidada físicamente, su libido está por los suelos. Pero… ¡ah! Los hijos crecerán y volarán del nido. Serán prácticamente adultos y tendrán sus propios sueños, planes y actividades. Ya no necesitan del apoyo de papá ni los constantes cuidados de mamá y felizmente emprenden su viaje fuera de casa. Papá ya no tiene que trabajar tan duro, ahora dispone de tiempo. Mamá ya no necesita atender y cuidar a sus hijos, ahora dispone de tiempo también. Y al cabo de casi veinte años de haber forjado caminos separados Papá y Mamá son un par de desconocidos viviendo bajo el mismo techo. Son dos personas totalmente diferentes a las que se casaron 25 años atrás, y esto no tiene nada de malo, sino que durante esos 25 años no dedicaron tiempo o ganas a seguirse conociendo, conquistando, amando. Volveré a decir algo: no hay nada comparaado con tener un hijo, en todos los sentidos.  Pero toda recompensa requiere un esfuerzo adicional. Sólo las cosas que realmente valen la pena nos hacen sudar “sangre y lágrimas”. El tener hijos con la persona amada es la más sublime de las experiencias, para quienes así lo desean. Pero utilizar un hijo como herramienta para lo que sea, es lo más cruel y decepcionante que hay.

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La vida conyugal después de los hijos va a requerir aún más esfuerzo de reconexión entre los padres como pareja. Es responsabilidad del padre ejercer su paternidad y ayudar en el cuidado de los hijos. Proveer espacios para que la madre tenga tiempo para ella exclusivamente. Es responsabilidad de la madre buscar esos espacios, reconectarse con su “yo interno”, sentirse sexy, bella e interesare. También es responsabilidad de ambos el buscar espacios mutuos para la intimidad, hacer a una lado todo, encargar a los hijos y conquistarse día a día. Tener pláticas como las solían tener, no solamente tachar una lista de pendientes y hablar sólo de los hijos. Por último, los hijos para ser felices y plenos necesitan padres felices y plenos.                        

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CAPITULO IV SEGURIDAD TOTAL, NUESTRA ARMA SECRETA

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IV

SEGURIDAD TOTAL, NUESTRA ARMA SECRETA ”La prenda secreta más importante que una mujer lleva puesta es su confianza en sí misma”. Anónimo

El otro día llegué a casa de una de mis mejores amigas y descubrí que había un ramo de rosas –sus favoritas, rosas blancas con tintes rojos-    en el vestíbulo. Como mi amiga no es casada ni está en una relación seria, automáticamente asumí que habían sido obsequio del algún admirador secreto del que yo no estaba enterada. “Lindas rosas –dije guiñándole el ojo –¿quién es el afortunado que tuvo la grandiosa idea?” Ella volteó sonriendo de oreja a oreja y exclamó: “¡Yo! Tuve una semana realmente en el trabajo y resolvimos unos cuantos problemas graves. Al salir fui al supermercado y vi estas hermosas rosas en la esquina y decidí comprarme un ramo. Sabes que son mis favoritas y el día de hoy realmente las merecía. ¿A poco no huelen celestialmente?”  Acto seguido me trajo una copa de vino y se sentó a charlar animadamente.

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Sólo pude pensar “Wow, esto es como una mujer segura se ve en la vida real”. Una mujer que no necesita un hombre que las consienta, porque ellas saben mimarse como nadie. Una mujer que no necesita a un hombre para que le pague un ramo de sus flores favoritas. Una mujer que se sabe bella y se siente feliz con ella misma… eso es una mujer segura. Un estudio reciente reveló que el 70% de las mujeres se sienten inseguras después de hojear una revista de belleza o de celebridades. 85% de las mujeres lo primero que hacen al verse en el espejo es encontrarse un defecto “por Dios, ya se me notan las arrugas”, “en verdad saqué la nariz horrible de mi abuela”, “parece que no he dormido en cinco años”, “mi cabello luce de lo peor el día de hoy”; y pudiera proseguir con millones de ejemplos sobre algo que todas hemos hecho alguna vez. ¿Qué es la seguridad en nosotras mismas? Es la creencia o el sentimiento que nos hace apreciar nuestras cualidades y habilidades y las sabe suficientes.  Déjame explicarte un poco. Cuando naciste eras el ser más seguro sobre la Tierra. No hay nadie con el auto-estima más alto que un bebé. Los bebés creen que son perfectos, que todo el mundo los ama, que el mundo está para complacerlos y que cualquier necesidad que tengan debe y será cubierta a la brevedad posible. (Okay, eso suena un poco egoísta pero se les perdona a los regordetes).

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Jamás un bebé pensará: “Cielos, me pregunto si mama me querrá” o “Nunca seré buena para intentar el gateo” o “Este mameluco hace que mis muslos luzcan enormes”… ¿estamos de acuerdo? ¿Entonces qué pasa, dónde cambian las cosas? Imagina que tu piel de bebé era como un colador; cualquier cosa que el mundo decide “aventarle”, esa nena lo va a absorber. Supongamos que cuando eras niña escuchabas constantes elogios y consejos para hacer las cosas mejores; tus padres y familiares te animaban a intentar a que hicieras las cosas por ti misma y alababan tus logros. Tus primeros maestros ayudaban a canalizar tu frustración cuando las cosas no salían como querías. Tu colador recibió todo esto transformándote en una niña, luego adolescente y después adulta segura de tu misma y llena de positivismo. En cambio si recibías puros regaños, comentarios crueles acerca de tu apariencia o tus habilidades, fuiste injustamente comparada o etiquetada; lo más seguro es que seas una mujer adulta insegura. Peor aún si sufriste algún abuso, maltrato o tragedia infantil la inseguridad se convierte en un problema clínico que debe ser atendido por profesionales. Verás, ese colador, a medida que crecemos y maduramos, va cerrando sus orificios hasta terminar en una capa dura y lisa en la adultez. Si no lograste absorber el suficiente positivismo de pequeña, no importa lo que pase en la adultez, cuántas citas al salón    de belleza hagas, inclusive cirugías, cuántos puestos importantes de trabajo tengas, siempre estará esa voz dentro de ti diciendo:

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No eres lo suficientemente bella, no eres lo suficientemente buena. A menos de que hagas algo drástico. Me causa gracia escuchar a mujeres decir: “El tipo la trataba tan mal que le dañó el autoestima”. ¡Están olvidando el origen de la palabra autoestima en sí! Auto significa uno mismo… entiende esto: nadie puede afectar tu autoestima más que tú. Tus sentimientos pueden resultar heridos, claro; es válido sentirse mal después de un hecho o comentario hiriente o una traición. Pero los comentarios auto destruyentes… esos salen sólo de ti. ¿Cuántas mujeres no son una fuente de inspiración en cuanto a seguridad, a pesar de ser diferentes? Asómate a la calle; mujeres con discapacidades, defectos congénitos, sobrevivientes de tragedias o accidentes conquistan día a día el mundo de los negocios, de los deportes y del amor. ¡Si, del amor! Porque aunque nos cueste trabajo creerlo, a un hombre le resulta millones de veces más atractiva una mujer segura que una mujer bella. Para prueba la trágica vida de Marilyn Monroe, una mujer de las más deseadas de todos los tiempos. Escultural, sexy, bella; seguramente envidiada por muchas otras, pero insegura e infeliz. Marilyn Monroe tuvo una crianza caótica y unos padres con problemas mentales que la dañaron de por vida. Pero tener un pasado trágico no es excusa ni una condena definitiva para levantar nuestra autoestima. Se requiere mucha fuerza y actitud, ambas cualidades de la famosa multimillonaria emprendedora Oprah Winfrey. Esta admirable mujer

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superó traumas de abuso y pobreza para convertirse en una de las mujeres más influyentes del planeta y lograr ser plenamente feliz. ¿La has escuchado hablar? Lo último que te pasa por la cabeza son las palabras tragedia, baja autoestima, autodestrucción. Esta mujer irradia confianza y alegría a su paso y eso además la hace atractiva a los demás. Déjame recordarte algo, si es que no lo sabes. A nadie, absolutamente a nadie en el mundo le atrae una persona que se queja todo el tiempo, mucho menos si las quejas son de sí misma. Al principio podrás causar compasión, pero terminarás por alejar inclusive a aquellos que más te aprecian. Entonces ¿Cómo logro esa seguridad en mi misma? ¿Cómo supero mis miedos, mi baja autoestima, la manera en la que diariamente aborrezco mis defectos físicos o de conducta? El primer paso es una reflexión, larga y tranquila, donde analices cómo fue tu infancia y qué tipo de comentarios y hechos alimentaron tu colador. No se trata de auto conmiserarse pero es necesario reflexionar sobre el pasado para mejorar el futuro.  Si tu infancia se vio marcada por una tragedia, abuso o algo fuerte que sigas sin superar, te recomiendo ampliamente ver un profesional. Una vez que estés consciente de los hechos que te afectaron negativa o positivamente, todo queda en tus manos. Está en ti aprender a quererte, apreciarte y valorarte.

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Una vez, recuerdo estar en clase, y mientras la maestra calificaba exámenes, las chicas y yo nos quejábamos de nuestros defectos físicos; era la secundaria por lo tanto no poder rellenar un corpiño representaba una tragedia monumental en nuestras vidas. “Odio mi boca, quisiera tener los labios gruesos y sexys”, “Por lo menos no tienes las caderas como yo”, “Prefiero tener caderas que estas pantorrillas tan delgadas, parecen popotes, ¡las odio! No nos dimos cuenta que la maestra nos estaba escuchando y se acercó a la última de mis compañeras. “¿Odias tus pantorillas? ¿Por qué no te las cortas?” Todas quedamos mudas. “Maestra, ¿de qué habla?” preguntó mi compañera nerviosa. Entonces la maestra fue por un espejo a su bolso y lo acercó a ella: “Mírate en el espejo; esos ojos, boca, abdomen, caderas, piernas, fueron exclusivamente diseñados para ti. Nadie en el mundo las tiene igual a ti y nadie jamás los tendrá. Eres un ser único. Estas piernas que odias tanto te han acompañado desde que naciste y te acompañarán hasta que mueras; y te han ayudado a moverte cuantas veces lo has necesitado.” Todas quedamos mudas y atónitas pero comprendimos la lección. Somos en verdad únicas y exquisitamente diseñadas; necesitamos aprender a apreciarlo. ¿Recuerdas el colador?  Resulta que cuando eres adulta muy pocas cosas pueden pasar a través de él; así que aunque tu chico te diga que eres bella, es muy probable que sus elogios no logren permear tu coraza.

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¿Sabes que comentarios sí son capaces de llegar? ¡Los tuyos! Así que si encima que no aceptar los elogios, las porras o los cumplidos del mundo, tú te encargas de seguir creando energía positiva, estás directo al rumbo de la autodestrucción. Hasta este momento me he enfocado para la inseguridad física, pero aplica para todo tipo de inseguridades como las del mundo laboral. Necesitas encontrar una manera de apreciarte y amarte tal y como eres. ¿Cómo? Eso depende de ti; hay mujeres que les funciona repetir mantras, poner papelillos con frases alentadoras en el volante, comerse un helado después de haber hecho ejercicio sin fallar en la semana, premiarse con un viaje de fin de semana al lograr el aumento de salario. Lo que sea que a ti te diga: ¡wow! Eres asombrosa. Por último te presento unos consejos sobre cuáles son los hábitos de las mujeres seguras de sí mismas:

1. No chismean.

Las mujeres seguras no hablan de otras mujeres, hablan de sus sueños, planes y aspiraciones.

2. No dudan de sí mismas.

No las oirás adivinar sus decisiones. La duda no es parte de su proceso. Saben lo que están haciendo y por qué lo están haciendo en todo momento. Piensan a fondo sus decisiones, pero una vez que han decidido, han decidido.

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3. No siguen las tendencias.

Las mujeres seguras son creadoras de tendencias. No pasan tiempo pensando en lo que está "de moda" y, en cambio, toman decisiones basadas en lo que les gusta. Están en sintonía con sus propias necesidades y preferencias. Y no tienen miedo de pedir lo que quieren.

4. Nunca suprimen los sentimientos.

Cuando algo está en su mente, lo sabrás. Lo dicen como es. Con confianza viene la habilidad de decir lo que piensan los demás.

5. Nunca comprometen el autocuidado.

Las mujeres seguras saben que necesitan cuidarse a sí mismas. Valoran un equilibrio saludable entre trabajo y vida y se toman el tiempo para comer bien, dormir bien y pasar un momento ocasional siendo mimadas solo porque se siente bien.

6. Nunca escuchan a ciegas.

A las mujeres seguras les gusta reunir su propia evidencia y llegar a su propia conclusión. Piensan fuera de la caja, porque si no hacen su propia investigación, saben que pueden no ver el panorama general.

7. No intentan complacer a la gente.

Cuando una mujer está segura de sí misma, no necesita aprobación externa. Esto les permite ser su verdadero yo y confiar en que a las personas que les gustan, les gusta por lo que realmente es. Ella sale de su corazón y tiene la fuerza interior para manejar la oposición.

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8. No pierden el tiempo preocupándose.

El tiempo es valioso, por lo que gastar tiempo en "qué pasaría si", "debería tener" o "podría haber sido" no es útil para la mujer segura de sí misma. Ella sabe que preocuparse es como pagar intereses sobre un préstamo antes de que usted haya sido aprobado.

9. No se arrepienten.

Aprenden del pasado y reconocen dónde han tomado malas decisiones, pero no hay remordimientos. Ser capaz de aprender del pasado en lugar de lamentarlo rezuma confianza.

10. No tienen miedo de ensuciarse

Claro que saben el valor de una buena primera impresión y les gusta verse bien, pero no les importa si se ven atrapados en una tormenta o si tienen los pies arenosos mientras caminan por la playa. Encuentran alegría en la experiencia ya sea atorarse en un aguacero o caer en la piscina.

11. No ven los fracasos como derrotas.

Reconocen que siempre hay baches en el camino en el camino hacia el éxito. La facilidad con la que se recuperan les permite seguir avanzando en su forma determinada.

12. No ceden a la presión de los compañeros

Esto se debe en gran parte al hecho de que no sienten la presión de los compañeros. La presión está reservada para aquellos que hacen hincapié en lo que otros piensan. Y la mujer segura no lo hace.

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13. No toman decisiones inconscientes.

Las mujeres seguras están en contacto con su propósito y lo utilizan para guiar intencionalmente sus decisiones. Esta forma audaz de vivir intencionalmente es parte de lo que atrae a los demás hacia ellas.

14. No ignoran sus instintos.

Incluso cuando todos los hechos parecen apuntar hacia un lado, si sus instintos dicen lo otro, así es como van. Saben que el instinto es nuestro aliado más fuerte en la toma de decisiones, por lo que lo escuchan religiosamente.

15. No glorifican el estar ocupadas

Productivo es diferente a ocupado. Ellas hacen el trabajo, simplemente no se sienten abrumadas ya que lo están haciendo.

16. No toman las cosas personalmente.

Ellas entienden que tu opinión es sobre ti, no sobre ellas. Si bien valoran tu aporte, si no estás de acuerdo con sus elecciones, todavía las toman. Y todavía les gustas.

17. No encuentran incómodo el silencio.

De hecho, el silencio las recarga. Disfrutan de un tiempo a solas donde pueden explorar el crecimiento personal y tomarse un tiempo para volver a energizarse.

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18. No aspiran a ser populares.

Valoran la autenticidad en los demás y solo quieren amigos con los que comparten una conexión profunda. Les gustan las conversaciones desafiantes y esto no lleva a la popularidad pero no les importa.

19. No necesitan entrenadores personales.

O relojes de alarma para esa materia. Se motivan a sí mismas y están entusiasmadas por dar el salto a su día, sin botones de repetición para ellas.

20. No quieren fanáticos, quieren amigos.

Probablemente tienen 900 amigos en Facebook y una tonelada de seguidores en Instagram, pero lo que valoran es el contenido de su fuente de noticias, no los números. Calidad sobre cantidad cada vez.

21. No comparan lo que son con lo que tienen

Saben que las cosas no las definen, por lo que sus elecciones en ropa y autos se basan en lo que les gusta, no en cómo quieren que se les perciba.

22. No se niegan a sí mismas.

Se dan cuenta de que hay equilibrio en todo. Es posible que estén en una patada de salud, pero con gusto se servirán un helado de vez en cuando. Les gusta ir al gimnasio, pero saben que no se caerá el mundo si se pierden de un entrenamiento. Las mujeres seguras de sí mismas no necesitan agradarle a nadie, lo cual es la razón porque a todo mundo le agrada.  

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CAPITULO V CÓMO ENFRENTARTE EXITOSAMENTE A LA VIDA LABORAL (Secretos revelados)

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V

CÓMO ENFRENTARTE EXITOSAMENTE A LA VIDA LABORAL (Secretos revelados)

”Una mujer que sabe lo que aporta a la mesa, jamás tendrá miedo de comer sola.”

Estoy segura que has oído hablar de la famosa presentadora Oprah Winfrey y sus innumerables logros: desde salir de la pobreza rural (su abuela la vestía con sacos de patatas porque no tenían dinero para ropa), sobrevivir abusos, sobrevivir un embarazo en la adolescencia y muchos cambios de hogar donde su tutela fue de su abuela, a su madre y luego a su padre biológico. Esta mujer, que fue objeto de burla durante su niñez por su pobreza, suma más de $800 millones de dólares y es sin duda, una de las mujeres más influyentes de nuestros tiempos.

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La pregunta es, ¿cuál es la diferencia entre Oprah y el resto de nosotras? ¿Acaso ella nació con un don especial que le permitió sobrevivir a los horrores más grandes para convertirse en una multimillonaria, exitosa mujer de negocios? (Además de filántropa, abogada de las causas de igualdad y persona influyente a nivel mundial) La Universidad de Illinois ofrece un curso basado en el análisis del éxito financiero y profesional de Oprah… y una podría pensar ¿cuál es el secreto? Recuerdo un maestro de la Universidad que intentaba enseñarnos estrategias de negocios en la escuela. El pobre hablaba y hablaba con entusiasmo a un grupo de adormilados estudiantes que veían el reloj cada cinco minutos deseando que ya fuera hora de salir. El maestro frustrado de repente calló y se fue al pizarrón. Borró el contenido y escribió en letras gigantes: MADONNA. Unos cuantos despertaron y otros empezaron a murmurar. ¿Acaso el maestro iba a hablar de Madonna en la clase de Economía? Volteó y nombró a uno de mis compañeros: “Gutiérrez, ¿sabes quién es ella?” “Claro Profesor… es Madonna, la cantante.” “¿Qué más?” preguntó. Una compañera levantó la mano: “Es actriz”. Y el profesor iba anotando debajo del nombre. “Bailarina” aventuró otro. “Empresaria, diseñadora, entrepeneur, entrenadora física…” El profesor seguía anotando. Cuando la lista llegó a 10, el profesor volteó y formuló su pregunta: “¿Consideran a Madonna exitosa? –hubo un murmullo general diciendo que si -¿Es la mejor cantante?”  Todos respon-

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dieron que no. “¿Es acaso la mejor actriz?” Se escucharon risas, claro que no. “¿tiene talento natural para el diseño, los negocios…?” Seguían las respuestas de: No. ¿Entonces, dónde radicaba su éxito? ¿Cómo lograba Madonna sus innumerables éxitos profesionales? Cuando he leído, estudiado y analizado a las mujeres más exitosas del mundo; sin importar su origen, pasado o circunstancias particulares, tres factores aparecen siempre. Estos tres factores juntos, son la fórmula infalible para conseguir el éxito en el mundo laboral y de negocios. Y la mejor parte es que son absolutamente gratis y que cualquier mujer puede ponerlos en práctica; es más, cualquier mujer DEBE ponerlos en práctica. Y te los enumero a continuación: ·Trabajo Duro. Decían las abuelas de antes “sobre aviso no hay engaño”. Si tú crees que puedes lograr el éxito y alcanzar tus metas profesionales sin esfuerzo, sin sacrificios, sin trabajar duro… estás en el mundo equivocado. No estamos hablando de tener fortuna, porque pudieras heredarla o ganarte la lotería (aunque la gran mayoría de las personas que ganan la lotería mueren con un estatus económico igual o menor que tenían antes de ganarla). Pero no nos desviemos del tema, lo primero que debes tomar en cuenta, asimilar y aceptar es que toda recompensa va respaldada de un gran esfuerzo. Te pongo como ejemplo a la gran mujer que mencioné al principio del libro:  

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Es una chica de clase media baja de los Estados Unidos cuyo padre enferma de Esclerosis Múltiple y ella, siendo muy allegada a él, le  promete a su padre que cumplirá su sueño de que no se metería en problemas y que sería una buena estudiante. Determinada a conseguirlo se enrola en una escuela de élite a tres horas de su casa, por lo cual tiene que viajar diariamente sola en camión para ir a clases. Y siguiendo a su hermano decide inscribirse en una de las universidades más prestigiosas: Princeton. Por supuesto, mucha gente trató de disuadirla diciéndole que estaba apuntando “demasiado alto”, pero esta chica que no se rinde jamás superó discriminaciones, burlas y desprecios para graduarse de Princeton y posteriormente de Harvard; y claro para convertirse más tarde en la primer Primera Dama afroamericana de los Estados Unidos. Michelle Obama trabajó como nadie por sus sueños, y al casarse con Barack, trabajó por los sueños de ambos logrando lo impensable en la historia de América.   Michelle Obama no es un genio superdotado, ni una chica con “mucha suerte”. Es una mujer que trabajó duro para alcanzar sus metas, y lo sigue haciendo. Voltea a tu alrededor: las personas exitosas se levantan temprano, dedican más tiempo a cosas importantes que los demás, se fijan metas y trazan planes para cumplirlas. Pero existe aún otra verdad, y tal vez no te guste oírla pero es verdad: las mujeres debemos de trabajar aún más duro que los hombres para lograr nuestros propósitos, por la sencilla razón que en muchas ocasiones estamos compitiendo contra ellos. ¿Sabes cuántas horas

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al día dedica Serena Williams a entrenar? Entre 7 y 8 diarias. ¡Es como ir a la oficina! Pero una no se convierte en la mejor jugadora de tenis a nivel mundial entrenando cuando se nos apetece, ¿verdad?   Antes de pasar al siguiente punto déjame aclarar algo, trabajar duro no significa matarse diariamente sin sentido. Si tú me dices: es que tengo un puesto de asistente y trabajo muy duro, en ocasiones más de ocho horas diarias, entrego todo y aún así no logro subir de puesto y alcanzar otros puestos. Te preguntaría ¿Y qué estás haciendo para lograrlo? ¿Has expresado tus deseos de superación a tus superiores? ¿Te estás preparando, tomando un curso, estudiando una Maestría? ¿Has siquiera aplicado a otros puestos? Porque no es lo mismo trabajar duro, que trabajar duro inteligentemente; y lo último requiere visión y planeación.   Esos ejercicios que en el Colegio te ponía tu orientador vocacional tenían un sentido y siguen siendo válidos. ¿Dónde te ves en un año, en cinco y en diez? Recuerdas lo que te dije al principio, si tú no sabes lo que quieres nadie lo sabrá por ti. Si alguna vez leíste la famosa “Alicia en el País de las Maravillas” recordarás al gato que le decía: Si no sabes a dónde quieres llegar, cualquier camino es bueno. Lo mismo sucede con tus metas profesionales; si no las tienes claras y definidas, será casi imposible que diseñes un plan para lograrlas.   ·Aprovechan oportunidades. Tal vez recuerdes la película, basada en la vida real, protagonizada por Julia Roberts: Erin Brokovich. La película cuenta

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la historia de cómo una desesperada madre soltera se enfrentó en el sistema legal al monstro corporativo PG&E. ¿cuál fue la clave de su éxito? Aparte de su gran determinación, su manera de aprovechar oportunidades. Verás, oportunidades habrá siempre, pero pasan rápido. Una mujer distraída o insegura o bien falla al momento de reconocer una ventana de oportunidad o encuentra excusas para no tomarlo. “De todas formas yo no era lo que estaban buscando” “Necesito otro tipo de preparación para ese puesto” “Ese puesto siempre lo ha ocupado un hombre”. Y te puedo seguir dando ejemplos de mil y un excusas que utilizamos, porque, aunque a veces rogamos por una oportunidad para demostrar al mundo nuestro potencial, cuando ya la tenemos, por algún motivo nos retractamos. Las verdaderas cabronas no sólo reconocen las oportunidades, sino que no dudan en tomarlas. La vida es muy corta. Así que arriésgate, lánzate y triunfa. Actitud. ¿Sabes que fue lo primero que hizo Malala Yousafzai al recuperarse de su atentado de homicidio? Luchar por su derecho a recibir educación. Esta adolescente, a la cual le dispararon a sangre fría, no permitió que el miedo la hiciera renunciar a sus sueños. El mundo gira igual para todas nosotras, la diferencia esencial radica en la actitud que tomamos: un día lluvioso para una puede ser mal augurio mientras que para otra significa la oportunidad perfecta para disfrutar un café y leer.

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Un despido laboral puede sentirse como el fin del mundo para alguien y para otra persona el empujón que necesitaba para dejar un trabajo mediocre y seguir sus sueños. Todo radica en la actitud. Realiza una mejora, aunque sea pequeña… Recuerdo un consejo de mi padre que me sirvió mucho cuando entré a mi primer trabajo. Realmente yo no tenía experiencia y había obtenido el puesto gracias a una conocida que me había recomendado y a que le había caído en gracia al gerente durante la entrevista. Una vez en el puesto me sentí abrumada por la cantidad de responsabilidades y el desastre que había dejado mi antecesora. Fui con mi padre y le dije: “No creo poder lograrlo, me siento rebasada y no hay nadie que me enseñe.” Mi padre me dio un consejo que me ha servido toda la vida, me dijo: “Arregla algo rápido, algo visible; tal vez no sea lo más importante o lo más urgente pero la sensación de logro te dará confianza a ti y a ellos les revalidará el hecho de haberte contratado.” Mi puesto era de compras; así que un día me fui a dar un vistazo al almacén de materiales: era un completo desastre. Con la promesa de pizzas gratis logré convencer a un grupo de chicos de el Departamento de Embarque que acudieran un sábado y juntos organizamos el almacén. Tiramos una gran cantidad de basura, organizamos el inventario y nos encontramos con producto terminado que había quedado olvidado y que pudimos vender.

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Mi padre tenía razón, esa tarea sencilla le demostró a mis jefes, y a mí misma, que podía con el puesto y con mucho más. Han pasado veinte años después de esa lección y la sigo viendo como algo invaluable. Mi ciudad natal había sido gobernada por décadas por malos administradores que la tornaron, de ser una ciudad limpia, turística y ordenada en un municipio sucio, lleno de grafiti y desorganizada.   Cuando la nueva alcaldesa reunió a su personal les dijo: “Mencionen cinco problemas que tenga la ciudad que podamos resolver en menos de dos semanas”. El personal se quedó boquiabierto, ¿Cómo arreglar una ciudad en dos semanas? El nivel de desempleo era altísimo, había problemas con los sindicatos de agricultores, y los robos a casa-domicilio estaban por los cielos. La gente estaba desmoralizada y harta. Una conocida mía, miembro del equipo levantó tímidamente la mano: “Hace un mes no se limpia el centro de la ciudad… realmente le da un aspecto sucio, de abandono y de inseguridad.” Esa misma tarde las primeras cuadrillas empezaron a pintar las bardas llenas de grafiti, limpiar las calles y recortar la maleza. Al terminar sus dos primeras semanas de mandato, la alcaldesa ya era alabada en los medios por “devolverle la dignidad a la ciudad” y un ambiente de esperanza y motivación reinaba por las calles. Cuando cosas malas les pasan a chicas a mujeres buenas… Creo que no hay ninguna mujer en la que en algún momento de su vida haya sentido autocompasión.

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Es increíble lo fácil y hasta cómodo que resulta el echar la culpa a los demás o inclusive a algo abstracto –como el Universo-  para justificar nuestra infelicidad o el que no seamos capaces de alcanzar nuestras metas. “No estaba en las estrellas.” Es un dicho que comúnmente se aplica, como si nuestras vidas ya estuvieran previamente escritas. Es especialmente fácil sentir lástima de una misma cuando tú te sabes una mujer valiosa, capaz pero por alguna razón parece que todas las cosas “malas” te pasan a ti. Entonces primero que nada vamos aclarando algo: “A toda la gente le pasan cosas malas”. Así es, nadie en este mundo estamos exentos al dolor, físico o moral. Te pido de favor, en este momento, sea donde estés: un café, el tren, tu casa voltea a tu alrededor y observa a las mujeres que te rodean. Detrás de absolutamente todas hay una historia de dolor: fracasos amorosos, enfermedades, distanciamientos familiares, problemas laborales, económicos… y la lista es interminable. No me canso de repetir del dicho: “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.”  ¿Sabías que la famosa cantante Beyonce sufrió un aborto involuntario con su primer bebé? ¿Sabías que la exitosa actriz Ashley Judd estuvo internada por depresión? ¿Sabías que la preciosa ganadora del Oscar Charlize Theron vivió con un padre alcohólico al que su madre mató en defensa propia?

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Las revistas y los medios nos hacen idolatrar a estas mujeres y asumimos que sus vidas son perfectas y libres de dolor y sufrimiento. Pero la realidad es otra. La diferencia entre superar un obstáculo y sucumbir al dolor es nuevamente: la actitud. Tú me podrás decir: ¿Y qué hay de la suerte? Hay personas que parecen haber nacido con “los planetas alineados” a su favor, pero si dedicas cierto tiempo a analizarlas sabrás que más bien lo que estas personas hacen es sacar provecho a sus habilidades, cualidades y circunstancias únicas que se les presentan. Algo así como hacer limonada si la vida te da limones. Inclusive las personas que se sacan la lotería contribuyeron conscientemente a su ganancia; es imposible ganar cuando no se juega ¿correcto? Entonces, la próxima vez que te sientas desanimada, sientas lástima por ti misma y piensas que “el Universo” confabula para contribuir a tu mala suerte, levántate y mírate al espejo y repite:

“La vida es 10% lo que me pasa y 90% cómo reacciono ante ello.”

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CAPITULO VI LO QUE NECESITAS PARA POR FIN PODER CUMPLIR TUS SUEÑOS

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VI

LO QUE NECESITAS PARA POR FIN PODER CUMPLIR TUS SUEÑOS

Diario millones de mujeres hacen planes en sus cabezas y sueñan con alcanzar sus metas y del mismo modo, millones de mujeres renunciamos a nuestros sueños. He aquí las razones más comunes: ·Baja autoestima. Si tú no crees en ti misma, ¿cómo alguien más va a creer en ti? Es casi imposible lograr alcanzar tus metas si piensas que no te las mereces o que no tienes las aptitudes para alcanzarlas.   ·Negativismo. ¡A nadie le agradan las personas negativas! El ser pesimista es un efecto boomerang: estarse constantemente quejando solo alejará a las personas de ti y esto te tornará en una persona amargada. El mundo es un lugar retador, no cabe duda, pero nadie va a luchar por tus sueños por ti.    

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·Baja energía. ¿Alguna vez te has preguntado donde quedaron las enormes cantidades de energía que tenías en la adolescencia? Podías trasnochar y bailar toda la noche, para levantarte temprano y lucir como nueva. Hoy en día sufres una jaqueca terrible si no duermes lo suficiente. Con el paso de los años, nuestros niveles de energía disminuyen, lo cual también se traduce en desgano y apatía. Necesitas cuidar muy bien de tu cuerpo, con una buena alimentación, ejercicio y el descanso adecuado.   ·Ansiedad. Todas podemos sentirnos un poco ansiosas a veces, pero no permitas que este sentimiento se interponga en tus sueños. No permita que el estrés pase por encima de su cabeza. Es importante encontrar maneras de lidiar con el estrés y la ansiedad. A veces, puedes sentirte ansiosa porque estás muy concentrada en tus sueños y estás haciendo todo lo necesario para lograrlo, pero todavía no estás allí. Necesitas ser un poco más paciente y encontrar formas de combatir esta ansiedad.    ·Falta de disciplina. ¿Cuántas veces no has hecho una resolución de Año Nuevo de hacer más ejercicio y comer más balanceado? Sin embargo, apenas pasan unos días y volvemos a viejos hábitos. Esto aplica para todos los sueños; alcanzar metas requiere determinación y disciplina. Analiza tu día, si no estás dedicando siquiera una pequeña parte de tu tiempo a conseguir tus objetivos entonces te está fallando la disciplina, o bien ¡cambia tus sueños!  

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· Los sueños cambian. Es común que a medida que crecemos y maduramos nuestras metas cambien. Tal vez antes querías ser la vendedora estrella a nivel internacional de una compañía y viajar por el mundo, pero el hecho de convertirte en madre te hace desear estar más tiempo en casa. No tiene nada de malo re ajustar prioridades y cambiar de sueños, siempre y cuando lo hagas por las razones correctas.                

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CAPITULO VII !ESTO TIENES QUE SABERLO! SEXO Y SATISFACCIÓN PERSONAL

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VII

!ESTO TIENES QUE SABERLO! SEXO Y LO ÚNICO QUE DESEAN LOS HOMBRES

“Ella no buscaba un caballero, ella anhelaba una espada” Anónimo

En un capítulo pasado hablé de las relaciones amorosas, puesto que es un tema que agobia y atormenta a muchas mujeres insatisfechas en ese tema. Por todos lados revistas, programas de televisión –de ficción o reales- y testimonios hablan de cómo acabar con esta insatisfacción en las mujeres… pero hay otra área de la que rara vez se habla. Una insatisfacción mucho más común que hace a las personas sonrojarse, burlarse, avergonzarse y ¡hasta molestarse! Sí, estoy hablando de la insatisfacción sexual.

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Como en toda historia, existen dos versiones: tu insatisfacción sexual puede tener origen en tu pareja o en ti… perdón, olvida eso. Tu satisfacción sexual depende 100% de ti y de nadie más; tú tienes el poder y las herramientas para ser una mujer en sintonía con su lado erótico disfrutando una maravillosa vida sexual. Y no, no se trata de tu tipo o forma de cuerpo, de los juguetes, aceites o posiciones de Circ du Solei que estés dispuesta  a probar, ¡Vaya, ni siquiera se trata de tu edad! Como en el 99% de temas esto se trata de de las 3A’s: Actitud, Autoestima y Autoconocimiento. De acuerdo con una encuesta reciente, el 62 por ciento de las mujeres admite no estar satisfechas con sus vidas sexuales. Y estas encuestas se realizan en los países supuestamente más avanzados y liberales; ni siquiera imaginas como es la vida sexual de mujeres en ciertos países africanos, donde literalmente son mutiladas físicamente para evitar que sientan placer. El sentir placer es una necesidad y un derecho natural. La satisfacción sexual, a pesar de lo que algunos puedan pensar, es parte de la salud general. Los beneficios del sexo van más allá de lo obvio. El sexo fortalece el sistema inmune, mejora el estado de ánimo y elimina el estrés. Alcanzar un orgasmo aumenta aún más los beneficios del sexo, gracias a la liberación de la oxitocina y las endorfinas que desencadena. Estas hormonas para sentirse bien contribuyen a la relajación, el calor y la cercanía, además de ayudar a combatir el dolor y la depresión.

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Entonces, ¿cuál es el problema? La satisfacción sexual no se trata sólo de tener un orgasmo, se trata de la cercanía y la conexión que trae con tu pareja. Y, según ciertas encuestas, el 60 por ciento de las mujeres quieren más relaciones sexuales. Emma Watson, la famosa y hermosa actriz de la saga “Harry Potter”  ha dedicado gran parte de su vida adulta a abogar por las mujeres. Esto no excluye el placer sexual femenino. Si te estás preguntando si el placer sexual femenino se ha olvidado de ti, que solo existe en las fábulas místicas de las tierras imaginarias con el Hada de los Dientes, Emma Watson quiere que sepas algo. Durante una conversación con Gloria Steinem en la charla How To: Academy, la actriz y activista de 25 años reveló que está suscrita a OMGyes, un sitio dedicado a explorar el placer femenino. ¿Qué valiosas lecciones nos da Emma Watson al dar esta declaración? La primera, sólo porque es una mujer bella, deseada, famosa, joven e interesante no quiere decir que su vida está resuelta. Al contrario, nos prueba que una verdadera mujer empoderada busca mejorar constantemente todos los aspectos de su vida –incluyendo el sexual-  y ve su crecimiento y satisfacción como un camino y no una meta. La segunda, es que ¡sólo porque eres mujer no debes depositar tu capacidad de disfrutar en tu pareja!

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Te pondré un ejemplo sencillo: supongamos que tienes una cita con tu pareja. El restaurante es lindo, hay música agradable y los olores te hacen desmayar del antojo. “Esta parece ser una cena prometedora” –piensas. Ven el menú y ordenan, pero ¡ay! El mesero se equivocó y le sirvió tu deliciosa pechuga Cordon Bleu a tu chico y a ti te sirvió su hígado encebollado. A ti no te agrada el hígado encebollado, es más, tu detestas el hígado encebollado, pero tu chico –obvio sin  darse cuenta porque él lo está pasando de lo lindo- saborea cada trozo cremoso del pollo y tu amargamente comes un poco de hígado para no morir del hambre. Terminan la cena y tú obviamente te sientes insatisfecha, no sólo porque no disfrutaste el platillo que deseabas sino porque tu chico fue incapaz de reconocer el error y hacer el cambio. Malhumorada y sintiéndote ignorada suben al coche, tu pareja no tiene idea de porque estás molesta y como no estás dispuesta a hablar de ello, lo que parecía una cita perfecta termina en un desastre. Aunque se oiga muy simple el sexo es igual. ¡Sí! Puedes tener todos los recursos listos para una noche -¡o mañana o tarde!- fenomenal pero si falla la comunicación, puede fallar todo. En el ejemplo de la cena la chica, por pena, orgullo, por no arruinar el momento o por cualquiera otra razón, decide no decirle al chico: “Ey, ese es mi platillo, cambiemos y ambos disfrutaremos la cena.” Lo mismo va para el sexo, la comunicación es la base de todo.

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“Pero el chico debió de a) haberse dado cuenta del error del mesero b) haber descifrado el porqué estaba molesta cuando la razón era obvia” ¡No! Porque los hombres NO son mujeres, porque tal vez son un tanto más egoístas que nosotras y no intentarán hacer un problema donde ellos no lo ven. Y no, los hombres  no saben descifrar, ni asumen, ni hacen una conversación eterna imaginaria contigo en sus cabezas mientras manejan en el coche… esas somos nosotras. Así que si continuamente te sientes insatisfecha sexualmente, primero pregúntate la razón: no llegas al orgasmo, quisieras más sexo, no te agrada o lastima algo, no sientes la conexión o cualquier otra situación que te haga no sentirte plena. Ahora pregúntate… ¿lo has hablado con tu pareja? Porque, si no lo has platicado, perdóname pero el error está en ti. Y otra vez, por favor olvídate de esas parejas de Hollywood o peor aún de películas XXX, donde el hombre es físicamente capaz de tener sexo por 5 horas sin parar, donde la chica tiene millones de orgasmo y la química entre ellos es tan perfecta que no hay ninguna diferencia entre ellos. Si tú y tu pareja son así ¡wow! Pero en el resto de los mortales,  las relaciones sexuales son algo en lo que se trabaja continuamente; el conocer a tu pareja y conocerte a ti misma es básico para alcanzar la plenitud.

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Hace poco mencioné las 3 A’s” ·Actitud.   Se necesita actitud para el sexo, no me refiero solamente al deseo primitivo o biológico; me refiero a la intención y la voluntad. Para que se dé un encuentro satisfactorio, tú debes proponértelo; esperar siempre a que las condiciones sean perfectas puede ser bastante irreal, debes crear los momentos. ·Autoestima. Una mujer con baja autoestima rara vez está satisfecha sexualmente, puesto que vive para complacer a los demás y teme expresar sus propios deseos y anhelos con tal de no ser rechazada. He escuchado a muchos hombres hablar de sus mejores parejas sexuales y rara vez se trataba de mujeres especialmente esculturales; ellos hablaban de mujeres que sabían qué hacer con su cuerpo como ninguna otra, lo cual me lleva a la última A. ·Autoconocimiento. “Cada cabeza es un mundo”, seguramente has escuchado esta frase un millón de veces. No tienes idea de la cantidad y variedad de preferencias que existen en cuanto al placer sexual (no, de veras, no tienes idea y tal vez no quieres averiguar). Mi punto es que es imposible exigirle –mucho menos mentalmente-    a nuestra pareja como tratarnos y qué hacer si nosotras mismas no entendemos nuestros deseos y lo que nos agrada. El orgasmo femenino es un poco como el hada de los dientes para muchas mujeres. Una fantasía que se origina en un mundo de sueños. El concepto general de Tooth Fairy parece mágico y

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encantador, pero verificar cualquier existencia técnica y confiable resulta tedioso. Encontrar al hada de los dientes es un ejercicio de frustración. Y la evidencia de la mañana siguiente puede ser fugaz en el mejor de los casos. He aquí las razones más comunes por las que te encuentras insatisfecha y qué hacer al respecto:

1. Tienes mala comunicación con tu pareja.

La calidad de la relación con una pareja puede afectar seriamente la calidad de las experiencias sexuales de una mujer. Cuando una mujer no se siente amada, respetada y apreciada por su pareja, lo último que quiere es tener relaciones sexuales con él. Tener relaciones sexuales está directamente vinculado a tus emociones. Si estás molesta, enojada o resentida hacia tu pareja, el sexo probablemente no sucederá. Si sucede, lo más probable es que esté fuera de obligación con poca o ninguna satisfacción para ti. Lo que puedes hacer: La respuesta obvia sería mejorar la calidad de tu relación con tu pareja. Si primero te enfocas en mejorar tu relación, entonces el sexo generalmente mejorará como resultado.  Si te encuentras haciendo las mismas cosas una y otra vez sin éxito, tal vez es hora de llamar a los profesionales. De cualquier manera, si tu relación es importante para ti entonces vale la pena tomar acción.

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2. Estás demasiado ocupada

Hacer malabares con la vida y sus muchas actividades puede fácilmente afectar el deseo sexual de una persona. Muchas mujeres tienen dificultades para manejar todos los roles que tienen en la vida. Después de trabajar todo el día, cocinar la cena, limpiar después de la cena, llevar a los niños a la práctica atlética e ir a una reunión de la junta asesora, lo último en tu mente es el sexo. Y esto aplica de igual manera para las mujeres que no están casadas; la vida agitada en la que nos desenvolvemos nos hace frecuentemente inaccesibles para el sexo. Lo que realmente quieres es encontrar un lugar tranquilo para estar solo y reagruparse. En lugar de encontrar el sexo placentero y satisfactorio, la mujer ocupada ve el sexo como una tarea más en la lista de "cosas por hacer". Lo que puedes hacer: Reduce tu carga y prioriza tu relación y vida sexual. Si bien todas estas actividades pueden parecer necesarias, en el gran esquema de las cosas, realmente no son tan importantes como mantener una relación saludable y la vida sexual con tu pareja. A veces puedes sentir que tienes que hacerlo todo, pero no lo haces. Suelta ciertas actividades, renuncia a ciertos compromisos. Esto no solo es beneficioso para tu vida sexual, sino que también es beneficioso para tu bienestar general. Cuando reduzcas algunas de tus actividades, te sentirás mucho menos estresada y todo fluirá.

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3. Tu vida sexual se ha vuelto aburrida.

¡Auch! De las cosas que más nos cuesta admitir. Las mujeres quieren más de sus relaciones sexuales que tener relaciones sexuales en el mismo lugar, de la misma manera y al mismo tiempo. Una vida sexual predecible se asocia generalmente con una vida sexual aburrida, que puede llevar a la insatisfacción. El aburrimiento sexual es la causa más probable de la afirmación: "No esta noche, cariño" Lo que puedes hacer: Pensar fuera de la caja. En lugar de relegar el sexo estrictamente al dormitorio, cámbialo un poco. Tu casa está llena de habitaciones y muebles, úsalos para el sexo. Realmente te  sorprenderás de la emoción que simplemente inspirar puede llevar su diversión a otra habitación. Intenta una nueva posición sexual. Siempre hay emoción en probar cosas nuevas y diferentes. Despierta a tu diva sexual al hacerse cargo de tus experiencias sexuales para alejar el aburrimiento.

4. Ya no te sientes sexy.

Muchas mujeres no están satisfechas con la apariencia de sus cuerpos. En Estados Unidos, por ejemplo hay mucha obsesión con la imagen corporal. Hay expectativas poco realistas de ser un cierto tamaño y mirar de cierta manera. Algunas mujeres no se sienten atractivas o atractivas debido a sus percepciones sobre sus cuerpos.

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Estas creencias luego se cruzan en su mundo sexual y les impiden experimentar satisfacción. Hubo un estudio publicado en The Journal of Sex Research que encontró que el énfasis en la cultura estadounidense en ser joven y delgado es más influyente que la menopausia cuando se trata de la satisfacción sexual. Lo que puedes hacer: Sigue la regla probada y verdadera: "Acentúe lo positivo, elimine lo negativo". Encuentra las cosas que te gustan de tu cuerpo y de ti misma, y concéntrate en esas áreas. Cuando te mires en el espejo, deja de mirar los defectos y comienza a mirar las cosas que admiras de ti. Cuéntate a ti misma lo hermosa que eres. Incluso si no lo crees al principio, con el tiempo no solo lo creerás, sino que lo sentirás. Una vez que empieces a sentirlo, querrás compartirlo con tu pareja.

5. Estás frustrada sexualmente.

Muchas mujeres se sienten frustradas sexualmente porque no obtienen lo que quieren y necesitan sexualmente. La mayoría de las mujeres quieren más juegos previos, más intimidad y que sus parejas duren más tiempo. Cuando una mujer se siente como un "trozo de carne" o un "bloque de montaje", es menos probable que se prenda para experimentar placer sexual, lo que a su vez resulta en una falta de satisfacción. Lo que puedes hacer: Pide lo que quieras. Las conversaciones sobre sexo se deben tener mucho tiempo antes del acto. Cuando estés consciente de

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lo que quieres y necesitas, es imperativo que su pareja lo sepa. Contrariamente a la creencia popular, tu pareja no sabe automáticamente lo que le excita sexualmente o lo que necesita ser, sólo Tú. ¿Hacerse del Rogar? – cuál es la clave para mantener al hombre de nuestros sueños a nuestro lado. ¿Alguna vez has tomado un tazón de caldo de pollo caliente al encontrarte enferma de un fuerte resfriado? O tal vez has tomado una cucharada de miel con limón cuando no aguantabas un dolor de anginas. ¿Qué otro consejo de abuelita has seguido para intentar sentirte mejor? ¿Amarrarte un trapo a la frente para la jaqueca? ¿Beber bicarbonato diluido en agua para la indigestión? Yo los he seguido todos; realmente todos funcionan. Y claro, si tú vas a la farmacia encontrarás todo tipo de medicamentos modernos y deslumbrantes que prometen alivio inmediato y duradero. Si eres como yo, claro que comprarás unas cuantas pastillas, pero no dejarás de tomar el té que recomendó la abuela; no porque el fármaco moderno no te vaya funcionar sino porque hay cosas que simplemente no cambian. Algo parecido sucede con el corazón humano y los males que lo aquejan. Muchas mujeres creen, que porque vivimos en pleno siglo XXI, nuestros hombres han cambiado radicalmente desde que eran unos cavernícolas… ¡y no es así!

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Claro, hablamos y vestimos de manera más civilizada, tenemos horarios, clases, pasatiempos etc. pero en el fondo las emociones y deseos que llevamos dentro son las mismas. Al igual que tu antepasada anhelas bienestar: sólo que para ti esto se traduce en tener un fin de semana libre en la playa o viendo series de Netflix y para ella significaba descansar después de recolectar fruta todo el día. Al igual que antes, buscamos seguridad sólo que para nosotras significa no ser asaltadas y dormir en una casa protegida y para ellas era encontrar un escondite donde un animal salvaje no las devoraba. Al igual que ellas, buscamos tener pareja: sólo que para ellas significaba un medio para perpetuar la especie y para nosotras… para nosotras significa a veces algo demasiado complicado de explicar. Los hombres tampoco han cambiado gran cosa. Y te repetiré algo que ya he mencionado: los hombres son cazadores. Una parte de su ser encuentra satisfacción sin igual cuando lucha por lo que quiere y lo consigue por sus propios medios. Y no estoy hablando de una idea anticuada, anti feminista o algo así; estoy hablando de una realidad biológica y ancestral. Imagínate que estás trabajando y llega un día tu jefe, toca la puerta de tu oficina y te anuncia: “Catalina, estamos repartiendo bonos y hoy te daremos el tuyo”; tú obviamente brincarás de felicidad y te sentirás afortunada, apreciada y satisfecha.

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Ahora bien, supongamos que el mismo jefe entra a tu oficina y te llama a la sala de juntas donde te esperan todos tus compañeros: “He decidido reunirlos a todos para anunciar el ganador indiscutible del bono mensual. Esta persona presentó un proyecto que superó todas nuestras expectativas y fue alabado en el Corporativo. Quiero felicitar enfrente de toda la compañía a Catalina y entregarle su merecido bono.” ¡Guau! Tú te sentirás en las nubes, satisfecha de que tu esfuerzo haya rendido fruto y feliz de recibir una pequeña fortuna. ¿Sabes qué? Al paso de unas horas, ambas victorias te supieran igual, puesto que bien o mal el resultado es el mismo: recibiste algo grandioso. Para un hombre ambas situaciones difieren diametralmente. Me podrás alegar que los hombres son más perezosos que las mujeres –muchas veces es verdad- y que darían lo que fuera por obtener lo que desean con el mínimo esfuerzo. Y aquí entra nuestro ADN. El hombre por naturaleza es cazador. El hombre disfruta más o de igual manera el proceso de conquista, que la recompensa en sí. ¡Aprendamos de una vez! Los hombres y las mujeres no son iguales. Si fuésemos iguales, el hombre también hubiera sido un recolector de frutos, y no un cazador y hubiéremos perecido en la historia ante depredadores más fuertes. Al hombre le gusta luchar por lo que quiere, no porque sea orgulloso o soberbio, sino porque está inscrito en lo más profundo de su naturaleza. Y precisamente por eso, es que un hombre

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que no tiene que “batallar” para conquistarte, para ganarte, es un hombre que perderá interés inmediatamente. Es tan obvio y tan cierto que resulta incomprensible cómo las mujeres seguimos cometiendo los mismos errores. Y claro, todo empieza cuando la mujer no se valora suficientemente a sí misma; si tú piensas que no vales nada, no esperes que los demás, mucho menos un chico piense que vales más. Una mujer que se entrega demasiado, que lo pone todo fácil, que rompe con el misterio y la duda, le echa a perder “la cacería al hombre. ¿En qué momento estoy cometiendo el error? Me podrás preguntar, y claro te daré algunos ejemplos. Son como los remedios de tu abuelita, por más que existan herramientas modernas, hay cosas que no pasan jamás de moda, como los siguientes ejemplos: ·Conoces a un chico, de la manera que sea: en una reunión, en el trabajo, en un cumpleaños. Hay química entre ustedes y el chico te invita a salir. La chica desesperada, sin autoestima responde: “Claro, estoy disponible desde mañana” o “A la hora que tú quieras me parece perfecto”. La chica empoderada, que se sabe valiosa y atractiva, le pondrá un poco de picardía y coquetería y le dirá: “Claro que me encantaría, sólo que mañana ya tengo planes” o “¿Te parece si lo hacemos por la tarde? Tengo mi mañana saturada”. No importa que lo que tengas que hacer sea limpiar tu clóset, o llevar al perro al veterinario.

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Jamás debes romper tus planes para ajustarte a los de él; el hombre anhela la lucha, el esfuerzo y de esta manera sabe que la chica tiene otras opciones, otros planes y eso la hace aún más atractiva y él hará lo que sea por ganarla.   ·Llevas saliendo algún tiempo con un chico, nada formal y se atraviesa alguna festividad como Navidad o su cumpleaños. La chica abnegada y entregada le tejerá una cobija idéntica a la que su nana le tejió de bebé; o se gastará una fortuna y miles de llamadas para conseguirle un vinyl original edición limitada de Bob Marley. No me malinterpretes, ¡por fuera el chico estará extasiado! Sin haberse esforzado mucho, esta chica le obsequió algo tremendo, pero por dentro su cabeza empezará a perder interés: no hubo necesidad de conquista, esta chica lo entregó todo, y habrá unos que lo vean como señal de emergencia. Pensarán: esta chica me quiere “amarrar”, aún ni somos novios y ella está desesperada. En cambio una mujer empoderada, que sabe que no necesita demostrar su valor mediante un regalo costoso, tal vez le regale un detalle con significado pero no costoso ni mucho menos. “Me topé con este poster de Top Gun y decidí regalártelo porque recuerdo que dijiste que estabas enamorado de Kelly McGillis, para que la recuerdes así y no como luce ahora”. El chico pensará: esta chica es grandiosa y divertida. No necesitas –ni debes- extralimitarte con los regalos, mucho menos si su relación no es formal.  

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·Llevas saliendo un rato con tu chico y todo marcha de maravilla cuando “Oh!” los dos tienen un evento importante el mismo día; a sus dos mejores amigos se les ocurrió casarse el mismo día… en diferentes ciudades. Tú morías por llegar a la boda acompañada de tu flamante nuevo galán y pasar un fin de semana increíble. El chico te dice: “Me encantaría ir contigo, pero, se trata de Jorge, es imposible que me pierda su boda. Su familia no me lo perdonaría. A mí también me encantaría que fueses conmigo, ¿no podrías cancelarle a tu amiga y venir conmigo? Es el día de su boda, estará tan feliz que no le importará.” La chica entregada y abnegada pensará: ¡Cielos! Es el primer evento formal al que me pide que lo acompañe, no puedo dejar pasar esta oportunidad. Además en las bodas siempre hay chicas lindas, ¿qué tal que va y conoce a otra chica por ir solo y le gusta más que yo? No puedo permitir eso.   Claro que Marla se enfadará conmigo, pero encontraré la manera de compensarla, y entonces responde: “¡Por supuesto! Cancelaré mi evento, y te acompañaré al tuyo. Sólo para que veas lo que significas para mí.” El chico dirá: ¡Estupendo! Pero su mente pensará: Canceló la boda de su mejor amiga solo para ir conmigo, no me hubiera enojado si no lo hubiera hecho. ¿Estará muy desesperada? En cambio la chica empoderada le dirá: “Es realmente una lástima, me hubiera gustado pasar el fin de semana juntos pero me es imposible no asistir a la boda de Marla. Luego nos contaremos qué tal nos fue, al regreso”.

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Te aseguro que una de dos cosas pasará: O el chico encontrará la manera de zafarse de su evento para ir con ella o si no la puede acompañar, pasará todo el fin de semana preguntándose cómo la está pasando ella, y muriendo de celos de pensar que algún chico se acercó a sacarla a bailar. El chico anhelará como nadie su regreso y pensará en nunca más dejarla ir.   · Es cumpleaños de Tere en tu oficina y deciden todos ir al bar de moda. Tú invitas a tu chico pero ¡Oh no! Tiene un terrible resfriado y te dice que lamentablemente no podrá ir. Te mencionaré varias opciones que la chica abnegada y entregada hará: a) Enfadarse con él: “qué casualidad que nomás te enfermas cuando se trata de un evento mío, pero ayer te sentías perfecto para ir a los bolos con Daniel.” b) Cancela su evento para ir a cuidarlo: “Ya comimos pastel con Tere en la oficina, mejor me vine a traer un caldo de pollo –que yo hice- y a hacerte masaje. C) Asiste a su evento pero se la pasa mandándole mensajes: “¿Cómo te sientes? Pedí este trago y me acordé de ti. El evento está muy aburrido, preferiría estar contigo”. El pobre chico se sentirá más abrumado con las atenciones y reclamos que con el resfriado. La chica empoderada no se enfadará con él, pero tampoco cambiará sus planes porque el chico esté resfriado.

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Si el chico le manda un mensaje ella le responderá: “intenta descansar mucho, que te mejores y charlamos mañana.” El chico se quedará anhelando saber más, cómo la estará pasando sin él y buscará la primera oportunidad para verla de nuevo. ¿Te sentiste identificada? Por alguna razón, y aunque tú jures que no deseas tener hijos, las mujeres terminamos metiéndonos en el papel de madres de nuestros chicos: consintiéndolos, mimándolos y resolviéndoles la vida. Y dime, ¿a qué hombre no le gusta que le resuelvan la vida? Que le desmanchen esa camisa, que le consigan ese programa que no ha logrado encontrar, que le cocinen, y que le atiendan al gato cuando no está. A ti te podrá sonar inconcebible que tu plan de conquista vaya a fallar: lo trato exactamente como a mí me gustaría que me trataran.   Y aquí está la clave: A TI. Porque… ningún hombre (mentalmente sano por lo menos) quiere llevarse a su madre a la cama. Tu chico, aunque se deje consentir y mimar, quiere llevarse a la cama a esa chica divertida, simpática, inteligente con quien se la pasa estupendo, aunque no siempre sea fácil de localizar. Tu chico quiere una relación, no con su madre, sino con una chica sexy que lo reta en todos los aspectos y que no siempre lo deja ganar. Así que tal y como los remedios de abuelita, estos consejos no fallan, porque así como el cuerpo necesita líquidos para no deshidratarse, el hombre necesita sentirse retado para mostrar interés.

 

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Sé una mujer empoderada, una mujer que no siempre esté disponible pero siempre sea amable. La clave es no dedicarle todo tu tiempo, pero el tiempo que pasen juntos que valga la pena.  

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CAPITULO VIII NUESTRA META: LA FELICIDAD DÍA A DÍA El mito en la edad de una mujer..

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VIII

NUESTRA META: LA FELICIDAD DÍA A DÍA El mito en la edad de una mujer..

Edad y mujer parecen ser dos palabras que explotan cuando las ponemos en la misma oración. Cuando somos niñas la edad es la determinante molesta de todo lo que no podemos hacer: usar tacones, maquillaje, tener un novio. En la adolescencia una vez más la edad nos ata contra nuestros deseos: poder beber, viajar solas; llegamos a la adultez y es la última etapa en la que la mujer aspira tener más edad, sobre todo en el ámbito laboral donde a menudo es juzgada como “falta de experiencia”. Y justo como un aguacate, cuya vida óptima oscila entre dos y tres horas, la edad empieza a presionarnos hacia el otro extremo. Hace un segundo deseábamos tener más edad para andar solas por la vida, sin rendir cuentas ni pedir permisos cuando… ¡Oh! Descubrimos una pequeña arruga en el rabillo del ojo, diminuta seguro y notoria únicamente si hacemos un gesto de limón exprimido.

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Aún así parece el fin del de nuestras vidas, y nuestras ganas de comernos al mundo se transforman radicalmente en miedos, inseguridad y temor al qué dirán. “Ya tengo X años y aún no tengo un novio”. “Ya voy a cumplir X años y no he logrado ninguna de las metas laborales que me había propuesto.” “Ya voy a cumplir X y no tengo hijos, vaya ni siquiera me he casado.” Sientes que el declive de la vida te amenaza y que cada cumpleaños es un ultimátum para conseguir tus sueños. Si te diste cuenta, puse X y no un número determinado de años porque, en realidad el número no importa, sino la connotación que tiene culturalmente. ¡En los tiempos de Jesucristo una mujer era considerada anciana después de los 25! Y no te vayas tan lejos, en los tiempos de tu abuela, el no estar casada y empezar a tener hijos antes de los 20 era un augurio de que serías una “solterona”. ¡Vaya tontería! Hoy más que nunca la edad es relativa, y te explicaré por qué. Pero antes, claro hay que hacer la aclaración que en los hombres las cosas son distintas. Aunque el movimiento feminista en ocasiones se niegue a aceptarlo, la madurez consiste en ver las cosas como realmente son. Y bajo nuestras condiciones sociales y culturales, la edad tiene un significado totalmente distinto en un hombre que en una mujer. Para empezar, los hombres no aspiran a tener cierta edad para ponerse cierta ropa o ir a ciertos lugares; si claro, un adolescente precoz soñará con tener una barba y se untará cáscara de tomate porque su primo le juró que de esa manera lo con-

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seguiría. Pero en sí, básicamente los hombres se visten y asisten a los lugares que desean  y con quien desean desde que dejan el andador. Y hasta que cumplan alrededor de 75 años rara vez sentirán la presión de procrear, puesto que son capaces de hacerlo, si lo desean, hasta que son prácticamente ancianos. Si te molesta esta increíble diferencia, tienes que arreglártelas con el Universo y la Naturaleza. Entonces, los hombres felizmente aceptan cada cumpleaños, sabiendo que la edad es sólo un número, y para colmo, sus primeras arrugas y pelos canosos no los convierten en un viejo sino en “tipos interesantes”. ¡Vaya! Ahora te diré porque la edad es totalmente relativa en una mujer o debería de ser. Y antes de que creas que te diré que te ames sea cual sea tu edad biológica, te diré la verdad: en nuestros tiempos la edad es relativa GRACIAS A LA CIENCIA. Sí, agradece al chico nerd que se sentaba atrás de ti en clase de Arte y ahora es médico o investigador científico. La edad es una mezcla curiosa entre cultura y ciencia: para ciertas culturas, tal vez algunas tribus indígenas, las cosas no han cambiado gran cosa desde los tiempos de Jesucristo. Las mujeres son consideradas seres inferiores, utilizadas para procrear, y debido a los pocos cuidados médicos y de higiene, después de dar a luz cinco hijos antes de los 25, son prácticamente ancianas. Pero en el mundo civilizado, donde tú y yo vivimos, nuestra edad se conforma del componente cultural (a qué edad en promedio las mujeres se casan, tienen hijos etc.) y los hábitos de salud e higiene.

Tú pensarás que van siempre de la mano, pero te aseguro que en un pueblito en medio de la nada en Estados Unidos, la atención médica puede ser de primer mundo –o casipero la mentalidad es de la edad Media y las mujeres son tratadas tal cual. Todos hemos visto videos de la abuela de 90 años que es maestra de Yoga, o la tía de 85 años que ha decidido viajar sola por el mundo, por eso una y otra vez se nos repite: la edad está en nuestra mente. Es decir: la actitud que tengas ante la vida te puede hacer una niña, una adulta o una anciana a cualquier edad biológica. No podemos cegarnos, en cuestiones biológicas, específicamente en el tema de procrear. Una tía puede viajar por el mundo y trepar montañas a los 80 años, pero su cuerpo no le permitirá tener hijos a esa edad. Aún así, la ciencia ha avanzado y una mujer es capaz de tener hijos a edades mucho más elevadas que en la antigüedad. Pero dejemos el tema de los hijos por un lado ahora. Pregúntate lo siguiente ¿qué significa tu edad para ti? No para tu madre, tus amigas o tu jefe. Tengo una amiga que tiene una definición de estrés que me parece estupenda: “Estrés es no poder aceptar nuestra situación o condiciones actuales”. Yo adoptaría la misma definición para la edad; no hay nada más frustrante que intentar luchar contra el tiempo, es una lucha que absolutamente todos perdemos.

Una mujer empoderada ni siquiera pierde el tiempo pensando eso; una mujer segura de sí misma disfruta cada una de las etapas de su vida al 100% y no se aferra a ninguna de ellas. Hay una frase de Carrie Bradshaw que me encanta:

“Los 20 son para divertirte, los 30 para aprender y los 40 para pagar tus tragos.” Lo que ella quiere decir es que todas las etapas en la vida de una mujer valen la pena, cada etapa tiene cosas que ofrecernos, ventajas y desventajas como todo en la vida. Seguramente a los 40 no podrás trasnocharte 3 días seguidos y aparecer intacta al trabajo como a los 20; pero te aseguro que no se compara el nivel de madurez y experiencia. Y hay cosas que no se pueden manejar adecuadamente hasta tener la madurez necesaria. La famosa actriz Jessica Chastain dijo lo siguiente cuando le preguntaron que hubiera hecho si hubiera alcanzado la fama a temprana edad: "Hubiera sido un desastre. Si tuviera 19 años y tuviera la atención que estoy recibiendo ahora, solo habría dicho estupideces. Habría pasado todo mi tiempo en fiestas. ¿Todas estas cenas caras y las personas que me regalan champán? Todas estas estupideces que criticamos a los jóvenes de 19 años por hacer cuando son famosas, lo habría hecho.”

Necesitas dejar de dictarte qué nivel de éxito debes haber alcanzado de acuerdo a tu edad, el único día que cuenta es HOY. Y si aún no me crees te menciono algunas mujeres increíblemente exitosas que alcanzaron el éxito pasados sus 20’s: La ganadora del Oscar Kathy Bates –la recordarás por su gran papel en Misery- obtuvo su primer oportunidad… ¡a los 43 años! La famosa diseñadora Vera Wang, empezó su profesión a los 40 años. (había sido patinadora artística antes de eso). Y ya te he mencionado otras brillantes mujeres como Oprah y JK Rowling que no vieron sus carreras despegar hasta que su juventud había pasado. Y te menciono a celebridades porque las mujeres solemos compararnos con ellas. Si de todas maneras vas a hacerlo, ¡que sea en el aspecto positivo! Las celebridades no temen hacer el ridículo, porque saben que sólo hay una vida. Por eso vemos mujeres maduras teniendo hijos, vistiendo de manera sexy y luchando por su carrera… y lo mismo deberías hacer tú. Puedes poner muchos pretextos para no lograr tus sueños, pero jamás permitas que el número en tu acta de nacimiento sea uno de ellos.

Cómo establecer y lograr mis metas. Hay un dicho, que mi maestro de Ciencias nos repetía constantemente y que a mí me agrada mucho: “Todo aquello que no es medible, no es mejorable.” Y la cuestión por la cual me agrada es porque va mucho más allá de un tema científico o matemático. En verdad aplica para toda la vida. Con frecuencia visualizamos nuestros sueños y metas como algo etéreo, como una imagen lejana de nosotros con el rostro de Adriana Lima, los millones de Ellen Degenres y la experiencia de Angela Merkel. Y soñamos cada año con “lograrlo algún día”. Pero esos sueños jamás se transforman en planes tangibles y MEDIBLES. Todo aquello que no eres capaz de medir, significa que es algo subjetivo, algo donde tu termómetro para saber si estás bien o mal es una simple opinión. A muchas mujeres les deprime el Año Nuevo: las fiestas han pasado, el cuerpo resiente las comilonas, y una cierta melancolía las embarga al repasar todo lo que NO lograron.  A mí por el contrario, me fascina el inicio de un año. El primero de Enero es una verdadera oportunidad que se nos regala a absolutamente todos los seres humanos: pobres, ricos, altos, gordos, solteros, casados etc. de hacer las cosas mejor; de lograr objetivos y cumplir sueños. No hay absolutamente nada que tú hayas hecho que primero no haya pasado por tu mente.

Te lo mencioné al principio del libro ¿lo recuerdas? Pues lo primero que yo hago es pensar, soñar y visualizar todo aquello que quiero lograr cada año que inicia. Y me refiero a sueños de todo tipo: laborales, físicos, de pareja, personales etc. Bien, ya soñaste, visualizaste y deseaste… la mayoría se queda en este paso, añorando que mágicamente el Universo escuche sus plegarias y actúe a favor de ellas. La mayoría pretende obtener resultados    diferentes actuando exactamente igual. ¿Suena ilógico, verdad? Entonces, yo te propongo seguir unos pasos sencillos para establecer y lograr tus metas. No es una fórmula mágica, es simplemente darle estructura a tus sueños: ·Date un tiempo a solas para reflexionar. También te lo dije al principio del libro: nadie puede saber o decirte lo que quieres más que tú. Pero para ello necesitas silencio, concentración y estar a solas sin distracciones. Cierra los ojos y visualízate en todos los aspectos de tu vida.   ·Revisa todos los componentes de tu vida. Tú no eres solo tu trabajo, y tú no eres sólo tu pareja. La belleza de la vida radica en encontrar satisfacciones en todas las facetas que tiene una persona… ¡y las mujeres tenemos más facetas que nadie! Entonces necesitas revisar todas esas facetas: tu vida profesional, laboral, tu salud, tus relaciones familiares, tu conexión con la Naturaleza, tu preparación académica, tu rol de madre etc.  

·Anota diez objetivos, los más importantes. Asegúrate que todos se puedan medir. Abre tus ojos, siéntate con un papel y una pluma y anota. Haz una lista, menos de diez son pocos, más de diez es verse poco realista. No se trata de cumplir todos, pero si la mayoría. Y te digo que sean medibles, porque es la única manera de saber si los hemos cumplido; no es lo mismo decir: “quiero viajar más.” A decir “este año quiero conocer al menos dos ciudades que nunca he visitado”. No es lo mismo decir: “quiero mejorar en mi trabajo”, a decir: “este año voy a aplicar para el puesto de promotora.” No es lo mismo decir: “Quiero lucir mejor.” A “este año bajaré los 7 kgs de sobrepeso que tengo.” ¿entiendes la idea? Lo primero son sueños y deseos; lo segundo son metas y objetivos claros y MEDIBLES. Recuerda que todo lo que no puedes medir, no lo puedes mejorar.   ·Deja pasar el tiempo y reajusta. Es totalmente aceptable, realista y hasta conveniente reajustar metas una vez que el tiempo pasa. Hay circunstancias inesperadas, u oportunidades que no puedes dejar pasar, solo porque ya tenías establecidos tus objetivos. Por ejemplo: si tenías planeado un viaje el fin de semana y te sale una gran oportunidad de trabajo que implica que prepares una presentación, sería ilógico decir: “estoy comprometida con mis sueños, no puedo dejar de ir a mi viaje.” No se trata de sacrificar todo por el trabajo, se trata de analizar prioridades, revisar el progreso y hacer ajustes. Es difícil saber cómo te irá por el camino hasta que estás ahí parada.  

·No claudiques. Vamos a suponer que una de tus metas era leer un libro por mes. Pero pasó el primer mes y la tía de tu novio enfermó, luego te salió un viaje inesperado y después llegó tu hermana a visitarte por una semana. Y, claro está, no tuviste oportunidad de cumplir con tu meta de lectura. Lo peor que puedes hacer es decir: “como ya no cumplí este mes, ya mejor dejo este objetivo y lo retomo el mes que entra.” Es la receta perfecta para fracasar en todos tus objetivos. Es como las mujeres que se ponen a dieta, y en una salida con sus amigas se comen tres pedazos de pastel y dicen: “Ya mejor dejo la dieta, total ya la rompí”. Una mujer decidida dirá: “Tomaré esto como el break que necesitaba, mañana cenaré una ensalada y listo, reiniciamos el Lunes.” Tus metas y objetivos serán tan ambiciosos, alcanzables o realistas como tú te los plantees. Absolutamente nadie sabe lo que realmente deseas, y tampoco nadie sabe de cuánto eres capaz, más que tú. Lo que si te puedo decir es que hay un equilibro muy sutil entre proponerte metas que te reten y realmente tengan un impacto en tu vida y proponerte metas tan inalcanzables que sólo te depriman y te frustren. Si logras encontrar ese equilibrio, créeme tienes la mitad de la batalla ganada.  

¿Y la felicidad? Si leíste este manual es porque, como muchas de las personas, sientes que no eres 100% feliz. O más bien, crees que puedes ser mucho más feliz de lo que eres. Creo que podemos resumir todo lo que te he dicho y explicado en una frase, que podrá sonar simple pero es muy cierta: “Todo depende de ti”. Depende de ti el que encuentres una relación sentimental verdadera y satisfactoria, depende de ti que logres tus metas, depende de ti el cómo afrentes adversidades. Y definitivamente depende de ti el si eres feliz o no. Primero intentamos llegar a un acuerdo en lo que es la felicidad. ¿Felicidad es encontrar una pareja amorosa? No necesariamente, existen muchas personas que se encuentran en relaciones que padecen depresiones incluso severas. ¿Felicidad es el éxito profesional, el acumular riquezas, lujos, viajar? Espero no necesitar convencerte de que nada de lo anterior garantiza la felicidad. ¿Y la salud? Te puedo nombrar una lista de mujeres que aún en las peores condiciones físicas han logrado ser felices. Te diré cuál es el secreto, en verdad son dos pequeños secretos. El primero: encontrarle sentido a tu vida. Nada, absolutamente nada en esta vida vale la pena sin propósito. Tus propósitos podrán ser diametralmente opuestos a los de tu madre, tu prima

o tu vecina, y son 100% válidos mientras sean reales. Habrá mujeres cuyo propósito sea servir, habrá otras que sueñen con trascender y hacer historia. Habrá otras que simplemente quieran disfrutar y encontrar alegría en los pequeños detalles. Todos son válidos. Y de esta premisa surge la cuestión principal ¿para qué quieres vivir? Si no puedes darle una respuesta concreta a  esta pregunta quiere decir que aún no has encontrado el propósito de tu vida. El segundo: creer que puedes lograrlo. Hace poco asistí a una charla impartida por una psicóloga reconocida. La mayoría de los conceptos que planteó ya los había escuchado, y aunque eran buenos, no me parecieron nada fuera de lo común. Al final de la plática nos preguntó: “¿Cuándo se han sentido más felices?” Las respuestas que dieron me dejaron boquiabierta. Yo esperaba escuchar logros, triunfos, metas alcanzadas y sueños logrados. Pura felicidad y alegría. Pero absolutamente todos los presentes coincidieron en lo siguiente: jamás somos tan felices como cuando superamos una dificultad, vencemos un obstáculo o nos recuperamos de una adversidad. Se nos dice mucho que necesitamos trabajar en la autoestima. Pues no hay otra manera d hacerlo. Cuando tú vences aquello que te tenía aplastada. Cuando recoges los pedazos de tu corazón roto y te levantas. Cuando logras algo, contra toda adversidad. Ahí, justo ahí, se encuentra la felicidad.

Porque es increíblemente reconfortante mirarte al espejo y saber que tú puedes. ¿Sabes por qué tenemos una fascinación con las películas de súper héroes? Porque anhelamos luchar, buscamos los retos, NECESITAMOS las dificultades para ser felices. Una vida sin esto, es precisamente una vida sin propósito. Tú podrás jurarme que quieres una vida fácil, cómoda, sin interrupciones ni dolor. Pero es precisamente cuando soportas el dolor y logras salir de ese hoyo cuando realmente llega la alegría, el orgullo…la famosa “autoestima”. No necesitas que un chico admire lo profundo de tus ojos, ni que tu madre te diga que está orgullosa de ti. Tampoco que tu jefe te elogie frente a tus compañeros. Lo que tú necesitas, lo que tu mente, psique o como desees llamarle busca con desesperación es un reto que superar. Porque tú sabes –tal vez de manera inconsciente- que este es el camino para sentirse bien. Y antes de soltarte, déjame decirte una última cosa: hay algo que te une con el resto de las mujeres del mundo. Algo que todas, absolutamente todas tenemos por igual: 24 horas al día. Ni la menos afortunada tiene un minuto menos, ni la más afortunada tiene un segundo más.

Lo que hacemos con esas 24 horas depende 100% de nosotras. Sea cual sea tu status o circunstancia, tu actitud definirá tu comportamiento. Tu comportamiento definirá si alcanzas tus sueños o no, y esto te llevará a ser feliz.

Mujer, eres bella, fuerte, capaz. Que nadie te diga lo contrario, y cuando digo nadie, me refiero a la persona más importante en tu vida: TU. Te deseo la mejor de las suertes, y recuerda ser una Dama pero Cabrona.  

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