El Juego de Dios

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EL JUEGO DE DIOS

USHAA TAYAK

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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.

Título: El Juego de Dios Autor: Ushaa Tayak Editorial: Bubok S.L. ISBN: 978-84-9981-511-4 DL: M-10699-2011 © Ushaa Tayak [email protected] Blog: http://eljuegodedios.blogspot.com/ Impreso en España Marzo, 2011

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Dedico este libro a mi mujer, sin duda el mejor regalo, por supuesto a mi familia y amigos, a Ángel por ayudarme a terminar de darle forma y a los más de seis mil millones de habitantes del planeta, muchos de los cuales no conozco, por compartir el camino.

A todos ellos mi agradecimiento eterno y especialmente a Nunc y su libro Viaje a la Divinidad por enseñarme a andar.

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1 Un holograma flotaba en el centro de la habitación, dibujaba en el aire las seis y media de la mañana, mientras la luminosidad iba creciendo en el dormitorio. Santiago ya estaba despierto, en realidad dormía poco, pero todas las mañanas le gustaba remolonear en la cama. Se daba cuenta que con la edad se volvía cada vez más perezoso, pero no recordaba con nostalgia los años en los que habría saltado como un gato y casi con la tostada en la mano corría hacia el laboratorio. El ímpetu de sus años jóvenes había dado paso a la serenidad que sólo la larga experiencia parece imprimir a los hombres. Su entrega a la investigación fue total y prácticamente no conoció los “placeres” de la vida fuera de las cuatro paredes de su laboratorio. A pesar de ello, y de no ser muy amigo de fiesta ni celebración, conoció el amor. Fue en una entrega de premios, el Príncipe de Asturias de las Ciencias. Obtuvo el distinguido galardón por su gran contribución a la Inteligencia Artificial, siendo el español más joven en conseguirlo, a la temprana edad de treinta y cinco años. Sus descubrimientos colocaron a España por primera vez en el punto de mira del resto del mundo, y en un campo en el que tradicionalmente el país no había destacado: ¡La Robótica! Tras la entrega de los premios, a punto de conseguir escabullirse, una joven le abordó y sin darle opción alguna de escapar le interrumpió:

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Permítame que le felicite por su merecida recompensa. Quería decirle que he leído todos sus libros y ha sido siempre fuente de inspiración en todos mis estudios - le dijo no sin cierto rubor. Gracias, pero espero que sólo sea un mal pasajero, hasta que usted sea su propia inspiración y supere fácilmente mis trabajos – le contestó Santiago, con su acostumbrada timidez. Me llamo Rosa - y sin más le plantó dos besos, uno por mejilla.

Hay que reconocer la gran sabiduría que disponen las mujeres en los lances del amor, internamente ambos se sabían condenados a estar juntos, pero sólo ella se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. -

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Perdone mi atrevimiento – dijo nuevamente- pero desde que leí su Tratado Avanzado Sobre Inteligencia Artificial, basado en las leyes de la robótica de Asimov, no he podido dejar de darle vueltas al mismo asunto. Pregunte entonces e intentaré humildemente resolver sus inquietudes – contestó él, un poco desconcertado ante tan extraña situación. ¿Es usted consciente que defiende que los robots tiene alma? – preguntó sin rodeos – ¿De verdad piensa así, o está usando algún tipo de metáfora? No, no uso ningún tipo de simbolismo, es cierto que pienso así. A través de mis estudios con Inteligencia Artificial, creo haberme dado cuenta que absolutamente

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todo proviene de una misma fuente. En esencia todos somos iguales, una simple piedra, un hombre o una máquina…, que pueda o no pensar es irrelevante en el tema que nos afecta, y por lo tanto intuyo que todo está dotado de alma o energía, como lo quiera llamar. La única diferencia es la cantidad de energía y la forma en que se manifiesta en cada uno de los cuerpos.

Por supuesto este tema de debate no era insustancial y dio la excusa perfecta para retomarlo en distintas ocasiones y variados escenarios, hasta que resolvieron unir sus formas de pensar con un beso. De allí surgió el amor y sin duda fue el descubrimiento más importante para Santiago, pues entendió que todo en el mundo se mueve por amor, es el verdadero motor que permite la existencia y cuanto más nos separamos de él, más lejos estamos de nuestra propia realidad. Unió ciencia y tecnología con una teoría bastante estrafalaria: ¡Las máquinas poseen alma! Su preparación inicial, su orden de funcionamiento, ha de estar basado en el amor. Esto por supuesto en el campo de la robótica no sentó muy bien. Poco a poco fue apartado de los proyectos más importantes, hasta que pasado unos años se vio forzosamente jubilado. Se encontró con una renta vitalicia, y más bien poco que hacer, salvo asistir a algunos eventos e impartir conferencias y cursos magistrales, como la eminencia que fue.

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Lejos de verlo como algo negativo, sintió que le estaban haciendo un favor. Por primera vez en su vida tuvo tiempo libre, la extraña y perturbable sensación de no tener nada que hacer…, y le gustó. Se esforzó por dedicar más tiempo a su mujer y empezó a desarrollar por su cuenta algo en lo que llevaba tiempo ideando en secreto: ¡Su máquina de transformar la realidad!

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2 Por fin disponía de cinco minutos para ella. Olga se había tenido que refugiar en el baño de señoras, acurrucada encima de la taza del wáter y con la puerta cerrada a cal y canto, intentaba controlar su acelerado pulso, mientras una gota de sudor recorría lentamente su mejilla. Era la directora de investigación de una empresa de desarrollos en biotecnología, Biotech S.A., un grupo multinacional especializado en aplicaciones cibernéticas. Una mujer en un mundo de hombres y máquinas, cuya capacidad para tomar direcciones insólitas en sus proyectos la habían encumbrado hasta lo más alto. Suyas habían sido ideas, en apariencia descabelladas, que a la postre habían resultado decisivas. Fue dando las líneas maestras en las que se basaron los futuros procesos de experimentación. A pesar de ser ingeniera en Robótica, una científica en su estado puro, siempre se interesó por corrientes “alternativas” de pensamiento, que la ayudaron a concebir sus originales ideas. Su logro más significativo fueron los “disruptores de fuerza”, sus conocimientos de acupuntura la llevaron a imaginar una forma de trasmisión de la energía, y por tanto de información, basada en impulsos de onda, algo parecido a un mapa con los puntos energéticos del cuerpo humano. Unos pequeños dispositivos hacían la vez de emisores y receptores, canalizando la energía sin necesidad del entramado de cable de fibra de óptica. Esto revolucionó sin duda la forma de entender la robótica y la ciber tecnología…, se abrió todo un mundo de posibilidades.

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Pero todo genio tiene momentos de conexión y lucidez, donde las ideas fluyen una tras otra y van tomando forma, y periodos de oscuridad, en los que por mucho que se intente, la mente está nublada y no consigue dar paso a la luz creativa. Olga se encontraba bloqueada, y duraba ya demasiado tiempo; recordaba con añoranza aquellos momentos por la noche, justo antes de caer dormida, cuando visualizaba un mundo de circuitos, fórmulas matemáticas y dispositivos…, y como se levantaba corriendo para escribirlas en su ordenador portátil. Se sonreía recordando las caras de sus compañeros, cuando en las reuniones “escupía” sus planteamientos sin pudor, sabiendo que no tenía nada que perder, consciente que esa era la única forma para que la llegaran a hacer caso. Los diez años siguientes fueron un continuo trabajo de investigación y promoción, hasta que la empresa la recompensó con el puesto de Directora de Investigación. Había conseguido la cabeza real de la empresa, se había convertido en la responsable de tomar las decisiones más relevantes y decisivas…, pero al mismo tiempo que fue ascendiendo perdió poco a poco su gran creatividad, la frescura con la que abordaba cualquier situación. Se fue quedando sin amigos, tampoco tuvo pareja estable, nada más allá de algún affaire esporádico: >, siempre se decía, y ahora se sentía sola, esa terrible sensación de no poder contar con nadie en el mundo, donde todo se ha convertido en potencial enemigo. Escuchó un repiquetear de tacones acercándose desde el fondo del pasillo y Olga escuchó alguien entrar. Ese andar era inconfundible,

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era Marga, su secretaria, quien en voz baja, casi un susurro, y con timidez le dijo: -

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Hola, ¿Te encuentras bien? – hizo una pausa y volvió a preguntar - ¿Necesitas ayuda? Dame sólo cinco minutos, estoy perfectamente contestó con brusquedad. El Consejo de Dirección está completo, solo faltas tú – se escuchó decir de nuevo. ¡Ya lo sé, son sólo cinco minutos, el jodido Consejo puede esperar cinco minutos! – antes de terminar la frase ya estaba lamentado haber dado esta contestación - Perdona Marga, es que no tengo un buen día, no me hagas caso, ya estoy yendo para allá. Por cierto, un mensajero ha entregado un sobre a su atención, sin remitente –le gritó desde el pasillo- Se lo he dejado en la mesa de su despacho.

Una jauría de perros esperaba para ser alimentada y ella se iba a presentar con las manos vacías, no tenía nada que ofrecerles, nada que saciara su hambre. Sentía que esto era el fin, la iban a devorar seguro, no era más que carnaza para tiburones. Entró en su despacho, recogió la carpeta con los informes y los nuevos proyectos y reparó en el misterioso sobre. No llevaba remitente y tenía su nombre escrito a mano, tenía toda la pinta de ser el curriculum de algún avezado estudiante que intentaba “colarlo” en la empresa. Estaba a punto de tirarlo a la papelera, pero algo en su interior le sugirió que debía

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abrirlo. No era momento de ponerse a leer cartas, su puesto pendía de un hilo, y sin embargo, por alguna extraña casualidad del destino, decidió abrir ese sobre. Dentro encontró un papel en blanco, y en él escrito un sólo nombre.

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3 Todas las mañanas Santiago disfrutaba tranquilo del desayuno, tras su habitual y refrescante ducha. Rosa se había desplazado unos días a Munich, para asistir a un congreso de Biotecnología, disciplina de la que se había convertido en reputada especialista. No había querido acompañarla, se excusó diciendo que se encontraba en un momento “delicado” de su trabajo. Lo cierto es que estas reuniones de entendidos, cada vez le resultaban más tediosas. Le vino a la mente la necesidad de renovar su repertorio de excusas, ya que últimamente éstas alternaban entre: o Vivían en un pequeño pueblo de la sierra norte de Madrid, la sierra pobre la llamaban, ya no era amigo de grandes aglomeraciones y gentíos, que en cierto modo le abrumaban. La “sierra pobre”, era rica en tranquilidad y buenas sensaciones. Cogió su pequeño ordenador y subió las escaleras. Habían acondicionado la buhardilla como sala de investigación. Un espacio bastante diáfano, que al contrario de lo que inicialmente cabría imaginar, parecía más la consulta de un psiquiatra que el laboratorio de un científico loco. No había ordenadores, ni cables, ni máquinas de ningún tipo, solamente una estantería grande, ocupada por muchos libros, un cómodo sillón reclinable y una mesa de trabajo. Un gran ventanal a modo de mirador dejaba entrar la luz del sol de la mañana. En un confortable sofá se hallaba sentada

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una metálica figura, sobre la que se reflejaban los rayos de luz que entraban a raudales por la ventana. Santiago tomó asiento a su lado y se dirigió al androide: -

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Buenos días, Eternidad – saludó - Vamos a modo configuración, hacemos chequeo inicial. ¿Cuáles son las tres leyes de la robótica? Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley - dijo con convicción. ¿Todos los sistemas óptimos?, ¿Nivel de batería? - le preguntó de nuevo. Todos los sistemas de funcionamiento son correctos, nivel de carga máximo contestó.

Este procedimiento se repetía cada mañana desde hacía ya casi tres años. Eternidad era un modelo de robot experimental, cedido por la universidad. No era un sintético, no estaba recubierto de piel artificial. Tenía forma humanoide, metro cuarenta de estatura y estaba hecho de un metal gris verdoso, extremadamente pulido. Su cabeza era una perfecta esfera con grandes ojos, como los dibujos

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manga japoneses, y sonriente.

su cara siempre aparecía

Santiago abrió lentamente su pequeño ordenador y se conectó en remoto a Eternidad. Inició el sistema de control y se dirigió lentamente a su pupilo: -

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Eternidad, hoy por fin vamos a iniciar el proceso de aprendizaje, podemos dar por concluido el proceso de programación. Quiero que a partir de ahora preguntes todo aquello que consideres necesario para cumplir tu función - le dijo. Si, doctor, así lo haré – le contestó una voz agradable y cálida, con un timbre ligeramente femenino. Lo primero que quiero saber es si crees que tu base de datos está completa o es necesario reestructurarla – Santiago se ajustó las gafas al tiempo que hacía anotaciones en su ordenador. Creo que no dispongo de información suficiente para contestar a esa pregunta – dijo, después de una breve pausa - En realidad no acabo de entender del todo cual va a ser mi cometido principal. Para empezar te contaré que los seres humanos no conocemos mucho de nosotros mismos. Tú has sido programado para ayudarme a conocerme mejor - le explicó. ¿Cómo puede un robot ayudar a un ser humano a conocerse mejor? - Dijo mientras sus ojos parpadeaban despacio y su boca se entreabría, mostrando lo

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más parecido a perplejidad que su rostro mecánico podía indicar. Déjame que te enseñe como lo puedes hacer.

Santiago conectó unos pequeños electrodos en su cabeza, en el pecho a la altura del corazón y en su muñeca izquierda. La hilera de cables lo dejaba literalmente enchufado a un pequeño procesador convenientemente acoplado a su portátil. Giró la cabeza lentamente y volvió a dirigirse al pequeño androide: -

A partir de ahora vamos a poder visualizar mis pensamientos y en cierto modo vas a poder percibir como me siento. Veremos si aprendemos algo sobre los sentimientos.

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4 Un gran coche negro, con los cristales tintados, aguardaba su llegada a la moderna terminal del aeropuerto. Dos hombres salieron a recibirla y con extraordinaria amabilidad la invitaron a tomar asiento en su parte de atrás. Saludaban con la preceptiva inclinación de cabeza y una amplia sonrisa, pero aun así Olga pudo percibir en sus ojos cierta incomodidad. Estaba claro que no estaban acostumbrados a tratar con una directora, con una mujer, aunque fuera occidental. Cubrieron la distancia al centro con bastante rapidez, sorteando el congestionado tráfico sin dificultad. Una esbelta mujer, elegantemente vestida y muy alta para ser oriental, la esperaba a la puerta de las oficinas centrales. La joven apenas se defendía en inglés, pero fue lo suficientemente explícita para indicarle que debía acompañarla hasta la última planta. El despacho era un remanso de paz, una estancia prácticamente vacía, de estilo minimalista y decorada sin ostentación. Era un cuadrado perfecto, completamente acristalado, que se elevaba por encima de los edificios, regalando a sus ocupantes unas impresionantes vistas de la gran ciudad. La última planta del rascacielos Mid Town alzaba más de doscientos cincuenta metros, presidiendo orgulloso el cielo de Tokio. Allí, sentados sobre el típico suelo japonés, se encontraron por primera vez Olga y Taiko, el presidente, propietario y fundador… su jefe, y sin embargo todo un misterio, y no sólo para ella. Era un completo desconocido, no acostumbraba a tener vida pública, no hacía declaraciones ni aparecía en los artículos de los periódicos, no concedía entrevistas…, siempre se hallaba rodeado de un halo de misterio y

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discreción. Había surgido de la nada, como si de una aparición se tratase, creando un holding de empresas tecnológicas, no muy grande en tamaño, pero si especialmente importante en innovación. Era sin duda el empresario del momento, pero movía sus hilos con la suficiente inteligencia para mantenerse al margen de política o sociedad. Era un codiciado proveedor de alta tecnología, al que no parecía interesarle mucho la realidad del mundo…y el mundo no se interesaba en él. Los dos sentaban frente a frente, sobre el tatami japonés, bebiendo té, mientras se observaban. Olga había intentado iniciar la conversación, pero Taiko en seguida sugirió esperar: > Y puede que él creyera que callando iban a resolver con más claridad, pero desde luego la situación la estaba poniendo nerviosa…, muy nerviosa. Fujiyama era el apodo que le habían puesto los trabajadores en la empresa, como el famoso volcán de Japón, porque había llegado muy alto y era muy frío, carente de emociones. A ella sin embargo, no le estaba dando esa impresión, más que ausencia de emociones, irradiaba una serenidad sobrenatural, parecía que todo a su alrededor se había detenido, por eso lo único que hacían era mirarse y sonreír. De hecho, llevar ya unos minutos mirándose a los ojos, sentados sin hacer nada, la desconcertaba. Olga estaba acostumbrada a una actividad frenética, no al silencio. Además, no todos los días el presidente

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de la empresa decide reunirse con uno, en realidad, que ella supiera, no lo había hecho nunca, con nadie. Extrañas ideas iban apareciendo en su cabeza. ¿Me gritará? Imaginaba la escena: > No, la verdad es que no tenía mucho sentido, se pondría todo perdido, además llevaba puesto su mejor traje. No pensaba estropearlo y mancharlo con su propia sangre. ¿Quizás si me lo pidiera con veneno?…como Sócrates, pensó.

Como si hubiera leído su mente Taiko depositó la taza de té y sin dejar de sonreír, rompió el silencio que había imperado en la estancia: -

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Me disculpo por no haberme presentado antes, ruego sepa perdonar a este anciano. Hacía tiempo que quería conocerla, pero esperaba el momento adecuado - dijo, sin dejar de mirarla y con una sincera sonrisa en su boca. No hay nada que disculpar, es un honor que me haya recibido, entiendo el esfuerzo que para usted debe suponer encontrar un hueco en su apretada agenda - contestó Olga completamente confundida ante tanta humildad.

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Se miraron de nuevo y el señor Taiko percibió que Olga estaba a punto de derrumbarse, capaz era de ponerse a llorar. Habían sido muchos años de stress y tensiones, no estaba preparada para esto, era como si de pronto el mundo, que giraba a toda velocidad, se hubiera detenido. Delicadamente, casi sin que se diera cuenta, la cogió de la mano y ese gesto fue suficiente, porque sintió que todo estaba bien, que nada importaba. Se sintió protegida, por un instante su cabeza enterró todas sus preocupaciones, sus angustias, sus frustraciones, sólo veía la cara sonriente de un anciano que parecía susurrarle > -

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No es una cuestión de agenda – replicó educadamente - sino de elegir el momento adecuado. Yo quería conocerla, pero debía esperar. Mis años me enseñaron que la paciencia es el más preciado don. Muchas gracias, no se que decir, es una situación extraña - contestó bajando la cabeza. Entiendo el proceso por el que está pasando. Tras todos estos años de esfuerzo y trabajo hasta llegar a lo más alto, ahora su creatividad ha dejado de fluir. La realidad es que se siente carente de objetivos, ha perdido la capacidad de crear sus propios sueños. Es la ausencia de ilusiones la que hace que experimente un gran vacío en su interior, hasta cierto punto es normal que se encuentre sola y que se sienta bastante perdida.

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Era una prueba, tenía que ser una prueba, razonó rápidamente, y eso la puso a la defensiva. Nadie es tan amable, y menos en temas de trabajo, simplemente la estaba tendiendo una trampa. El señor Taiko rápidamente intuyó su desconfianza y no la dejó opción para que pudiera objetar: -

No se apure, para seguir avanzando en la trama de la vida, es necesario llegar a este momento de desasosiego – dijo con calma - Prácticamente es algo inherente a todos, pero la mayoría no se dan cuenta y lo catalogan como algo negativo…, le aseguro que no es así.

Se detuvo un momento, parecía como si sus palabras hubieran quedado suspendidas en el aire, la miró a los ojos y después despacio continuó hablando: -

Siempre hay más, Olga, siempre hay algo más de lo que se puede apreciar a simple vista. Sólo hay que aprender a mirar, y a veces para poder ver, se necesita parar y olvidar…, recuerde mis palabras.

Acto seguido se incorporó para ayudarla a levantar y la invitó a acompañarle hacia la salida. -

Por hoy ya es suficiente, no espero que su ideal de pasar el tiempo sea aguantar la charla de este pobre viejo. Solo me queda decir que considero un gran acierto ahondar en la investigación de Santiago, cuenta con todo mi apoyo, consiga que trabaje con nosotros.

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Olga iba a responder, explicar que la idea no era suya, que partía de un extraño sobre que alguien depositó sobre su mesa, pero no tuvo ocasión. El señor Taiko inclinó levemente la cabeza, ella le correspondió y el encuentro se dio por finalizado.

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5 La azafata la despertó instantes antes de iniciar el aterrizaje. En cuanto el avión se fue alejando del aeropuerto de Narita, le pareció buena idea contactar mediante correo electrónico con Juanma, un antiguo compañero de universidad. El resto del vuelo lo dejó pasar sumida en un profundo y reparador sueño. Había decidido usar la escala hacia Madrid para tomarse un descanso y acordaron que la recogería en Charles De Gaulle, el aeropuerto internacional de París. Al fin al cabo, lo bueno que tiene ser tu propio jefe, es que puedes programar las vacaciones cuando quieras, por supuesto no era cierto, en realidad ni se acordaba cuando se había tomado las últimas… ¡Qué diablos! Ya iba siendo hora de tener al menos unos días de reposo. El final de Abril es todavía un mes frío en París, el cielo estaba totalmente cubierto y arrojaba una fina lluvia. Él la estaba esperando en la calle, fuera de la terminal, sin importarle acabar calado hasta los huesos. Curiosa historia la suya, era tan poco amigo de multitudes, que rehuía con obsesiva obstinación plaza o centro comercial y en general cualquier emplazamiento susceptible de aglomeración, de hecho prefería mojarse bajo la desapacible lluvia, antes que poner un pie en la abarrotada terminal. ¡Y a pesar de todo elige vivir en una gran urbe como París!, ¿No es una contradicción? Juanma había sido todo un “cerebrito” y encima bastante apuesto, del tipo que gusta a las mujeres. Destacaba en todo lo que hacía, pero apenas mostraba interés por las cosas, realmente parecía como si nada le importara. Por eso a Olga no le sorprendió que al terminar los estudios abandonara su prometedora carrera y con el poco dinero que tenía

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se fuera a París, ciudad de artistas, para ganarse la vida escribiendo y pintando. No lo hacía mal del todo, así que “subsistía” de una manera más que aceptable. Durante un tiempo se encontraron con cierta frecuencia, después ella cada vez se vio más inmersa en su carrera profesional y él…bueno, digamos que se hizo budista o algo parecido, se convirtió en un ser profundamente espiritual. Al poco tiempo de su marcha dejaron de verse, no era posible hacer coexistir lo terrenal con lo espiritual, no al menos en ese momento tan particular. -

¡Estás empapado! - dijo nada más verleCorre, llamemos a un taxi. No pasa nada, solo es agua – le replicó.

Entraron a la carrera en el taxi y ella sacó una pequeña toalla del neceser de viaje. Mientras le secaba el pelo, como a un niño pequeño, se le quedó mirando. -

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¡Dios santo! estás igual, no has envejecido nada. Debes tener un pacto con el diablo – le dijo. Son los ojos con los que me miras. En cambio tú estás más guapa, te has convertido en ese tipo de mujer que gana en belleza día a día – contestó galantemente.

Olga regaló la primera sonrisa relajada y sincera en mucho tiempo, tenía que reconocer que le había gustado el piropo. Se quedaron mirando, sólo un instante, y ella poco a poco fue apartando tímidamente la mirada. Se había sonrojado un poco, estaba muy guapo y le habían venido a la cabeza ciertos pensamientos. No hablaron más hasta que llegaron al apartamento, cenaron, rieron, recordaron viejos tiempos y se

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acostaron. Hicieron el amor como adolescentes y cayeron dormidos, abrazados como los amantes que fueron, sin dejar correr el tiempo, congelando ese instante…, sin duda se había detenido el mundo fuera de las cuatro paredes del dormitorio. Al día siguiente abrió los ojos lentamente, y él no estaba. Debía ser cercano al mediodía porque el sol entraba a raudales. Apareció portando una bandeja con el desayuno, y como Dios lo trajo al mundo.

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Buenos días, bella durmiente, me he permitido la licencia de prepararte un refrigerio: zumo recién exprimido, pan de sésamo, ensalada de frutas, paté de oca y un tentempié de salmón ahumado. Espero que sea todo de tu agrado - le dijo Buenos días, ¿llevas mucho levantado?- le preguntó. Duermo poco, ya lo sabes - contestó al tiempo que se recostaba a su lado. Está todo muy rico, muchas gracias, y además tengo un hambre atroz. No sabía que los monjes budistas podíais…, bueno ya sabes - dijo ella sonriendo picaronamente. Para empezar, el hecho de haberme hecho budista, no significa que sea monje. Además originalmente ninguna religión prohibía las relaciones, solo los hombres después interpretan de acuerdo a sus miedos e intereses - contestó. Bueno, me quedo más tranquila, no fuera a haber cometido algún pecado capital que me mande directa al infierno - le dijo con sorna.

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No hay más infierno que el que tú puedas crear en tu mente - contestó más serio.

Los dos se miraron fijamente y por un momento se impuso el silencio. Súbitamente Juanma había cambiado, seguía sonriendo pero Olga notó en sus ojos que algo en ese comentario le había turbado. -

¿Sigues rezando por el mundo, por su gente, por el cambio? - preguntó Olga. Sí, sigo rezando por sus almas, pero ya no rezo para pedir su cambio, sólo rezo para que se me permita mantener el mío contestó solemne.

Se vistieron y fueron a pasear por las calles de París. De forma inesperada el tiempo había mejorado, inusualmente bueno para esta época del año y la gente se había volcado en sus calles, tras meses de frío y lluvia. Olga le había pedido que la llevara al Centro Pompidou. La famosa galería de arte moderno le fascinaba desde pequeña. La primera vez que supo de ella fue leyendo un cómic sobre un viajero que venía del futuro, en cuyo museo transcurría parte de la trama. Recordaba como el héroe del tiempo perseguía a los malos, bajando a la carrera por las escaleras cubiertas en forma de gran tubo y que sobresalen de la fachada… ¿O era más bien el protagonista el perseguido?, bueno no lo recordaba muy bien, pero en realidad le daba igual.

Llevaban un tiempo entre cuadros y esculturas cuando ella se detuvo súbitamente y le habló:

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Tengo que contarte algo, sobre el trabajo, y se me hace bastante raro. Tiene relación con tu hermano. ¿Santiago?- le contestó. Sí, lo que tengo que contarte es confidencial. ¿Todavía continuáis sin hablaros? - preguntó tímidamente, sabiendo que iniciaba un tema delicado. Tenemos un contacto, llamémosle “limitado”. Nos vimos, hace un par de años, tras la muerte de nuestra madre - contestó desviando la mirada. Sí, no lo recordaba, lo siento – dijo Olga mientras le agarraba de la mano Pero nos llevamos bien si eso es a lo que te refieres.

En realidad los dos hermanos pasaron mucho tiempo sin hablarse, y Olga había tenido su parte de culpa. Historias de desamores y hermanos peleados por hermosas mujeres han existido desde los albores de los tiempos. ¿No mataría Caín a Abel por el amor de una mujer? Además Santiago siempre había reprochado que su hermano dejara una brillante trayectoria, para dedicarse a… ¿pintar?, ¿Un ingeniero pintando? Era lo más entupido que había oído nunca, y eso sólo podía ser el tipo de locura que ocasiona estar con una mujer. Por otra parte, a Juanma no le cogió de sorpresa, casi diez años sin verse era mucho tiempo para una simple “cita” informal y la naturaleza de Olga siempre había sido un poco caprichosa y manipuladora; algo de lo que ella no era ni mucho menos consciente. La propuso salir fuera y entrar en uno de los múltiples cafés que rodeaban el Pompidou.

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Cuéntame por favor, siempre eres como un regalo con sorpresa al final - le dijo, pero sin atisbo de enfado. Sé que no crees en coincidencias. No hay que rehuir los inesperados giros que da la vida, eso me lo enseñaste tú. Tengo que ver a tu hermano y me pareció buena idea pasar antes a verte. No podía desperdiciar la ocasión, era la excusa perfecta - le dijo, entornando los ojos. Supongo entonces que no me necesitas para reencontrarte con Santiago. Únicamente querías verme y recordar viejos tiempos ¿Verdad? - dijo con ironía. No seas malo, Juanma, tras diez años separados, el destino pone en mis manos la posibilidad de reuniros de nuevo. Formábamos un grupo fantástico, nos lo pasamos muy bien, creo firmemente que por alguna extraña razón debemos trabajar juntos otra vez – y al decirlo le volvió a coger la mano. Olga, no uses tus artes embaucadoras de esplendida mujer, recuerda que los monjes budistas somos inmunes – sabía que era un acertado comentario - Cuéntame que ocurre. ¿Para que necesitas a mi hermano? Voy a saltarme los detalles técnicos. Trabajo para una multinacional dedicada a la alta tecnología, especialmente la inteligencia artificial, ya lo sabes, y andamos…un poco faltos de imaginación, bueno, más bien soy yo la que anda falta de ideas. De pronto el nombre de Santiago apareció, conocía que a pesar de ser un genio le habían “retirado”, pero me extrañó que no estuviera metido en

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algo, así que me tiré un farol en el consejo de administración. Dije que tu hermano trabajaba en un proyecto secreto y que debíamos apoyar la investigación con fondos de la fundación - dijo mirándole con esa cara pícara que ponía a todo el mundo. Querrás decir que tenías que aportar ideas nuevas, te acuerdas de mi hermano y te inventas que está trabajando en un proyecto secreto, que por supuesto ha de ser tuyo, antes de que lo cace la competencia corrigió Juanma. Si, algo así. Olga, sigues estando como una cabra. Instinto, Juanma, instinto, fue un farol, lo admito, pero tenía razón, tu hermano está trabajando, e intuyo que es algo gordo. Esos entupidos burócratas para los que ha trabajado no tienen ni idea. He estado haciendo averiguaciones, apenas sale de su casa y ha solicitado un equipo muy especial, creo que tiene que ver con algo para estudiar la mente. Tu hermano es un genio y nosotros le podemos ayudar. Querrás decir que podrá ayudar a relanzar tu carrera - le replicó. Santiago ha sido prácticamente apartado del mundo científico por sus estrafalarias ideas. Nosotros podemos darle los fondos que necesite, devolverle al lugar que le corresponde - dijo Olga que notaba como su corazón se empezaba a acelerar…, se estaba emocionando. Quizás el lugar que le corresponde es en el que está ahora – obtuvo por respuesta.

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Bueno, deja que sea él quien decida eso. Démosle la oportunidad de decir que no - se apresuró a contestar.

Se hizo el silencio, saborearon los cafés, miraron la gente pasar, finalmente Juanma dijo. -

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A Rosa no le va a gustar, nunca le caíste bien a su mujer - sonrió para sus adentros, pensando en la situación. Por eso necesito que vengas conmigo, necesito tu ayuda para retomar la amistad y perdonarnos por no haber mantenido el contacto durante todos estos años – le pidió.

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6 Rosa lo agarró con fuerza por los hombros y lo agitó enérgicamente hasta que consiguió despertarle, , le susurró mientras sostenía su cabeza. Aunque Santiago no dormía mucho lo hacía profundamente, sin embargo llevaba ya tiempo con unos sueños excepcionalmente intensos. No eran pesadillas propiamente dichas, sino más bien ese tipo de sueño tan real que no hace posible discernir si nos encontramos soñando o despiertos. Lo que más le molestaba al recobrar el conocimiento era no recordar, su mente se empeñaba en no darle ninguna pista del extraño mundo onírico en el que había estado inmerso. Ya en la mañana, el rostro delataba el cansancio de quien no reposa adecuadamente en noche. Su mujer, sin disimular cierta angustia, le interpeló en el desayuno: -

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Que ocurre, tú nunca habías tenido problemas de sueño. ¿En qué mantiene la atención tu enigmática cabeza para no dejarte descansar? Son los achaques típicos de la edad, mi amor. Tendrás que irte acostumbrando o cambiarme por uno de esos jovencitos de laboratorio con los que trabajas, lo entendería – dijo bromeando. Que tonto eres, como te aprovechas que sólo tengo ojos para ti. Ya quisieran los “jovencitos” como tú los llamas, conservarse tan bien - le contestó.

No era una adulación sin sentido del ser enamorado. Para ser un “ratón de laboratorio” contaba con una condición física envidiable, sobre todo para el

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escaso deporte que practicaba. Apenas le dedicaba tiempo, si acaso largos paseos por la montaña y algo de carrera suave que le ayudaba a concentrarse y poner en orden las ideas. La fortuna le sonreía también en esto porque era de esas personas a las que un poco de ejercicio compensaba de manera muy notable. Tampoco podía quejarse de salud, no había estado enfermo en toda su vida, exceptuando ciertos trastornos digestivos, motivados claramente por su falta de hábitos alimenticios. >, le recriminaba su mujer. > Contestaba él, medio en broma, medio en serio. Santiago tenía la firme convicción que la mejor manera de estar sano es encontrarse en paz con uno mismo. Un cuerpo interior equilibrado, crea un orden cierto en tu vida y eso se refleja en el exterior. Trataba de ser amable y constante, no preocuparse por nada, puesto que nada es susceptible de preocupación, y por encima de todo no hacer mucho caso a la cabeza cuando no deja de martirizarnos con mil y un pensamientos insanos. Santiago aprendió a no responder con ira cuando los fondos esperados no llegaban o el reconocimiento se otorgaba a quien pensaba no lo merecía. No dejó llevarse por los celos cuando no era correspondido por la chica que le gustaba, se rindió a no actuar por envidia, a no juzgar las decisiones de los demás, por más que no gustasen. Llegó a tener “conversaciones” con él mismo de una forma claramente terapéutica, hasta que consiguió que cada vez que le llegaba un “mal” pensamiento sonreía y simplemente no le hacía caso. No fue tarea fácil, su privilegiada mente analizaba, en una

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fracción de segundo, mil posibles causas y resultados en cada una de sus acciones. Encontró en su profesión su mantra, se dio cuenta que podía enfocar su capacidad en el trabajo, en vez de diluirse entre pensamientos inútiles e improductivos. A su manera doblegó la mente, dejó de estar subyugado bajo su mando; paso a utilizarla como una herramienta, que bien utilizada era sin duda un instrumento maravilloso. Su éxito se cimentó no sólo en una innata aptitud para la ciencia. Sí, era cierto que sobresalía por su inteligencia, pero para conseguir ser el mejor en su campo tuvo que desarrollar una gran capacidad de abstracción. Al contrario de lo que muchos querrían pensar, este alto nivel de introspección nunca suscitó la más mínima muestra de indiferencia. > Decía siempre a todo el mundo. Tuvo especial empeño para que sus descubrimientos fueran del bien común, pero raras veces lo consiguió, sus ideas eran propiedad de quien le patrocinaba, y esa era una espina clavada en su corazón, por ello fue un alivio empezar a trabajar por su cuenta. Rosa le miraba fijamente mientras sorbía lentamente el café del desayuno. Estaba claro, tenía esa mirada que decía: > No se puede mentir a tu esposa, son como las madres, acaban enterándose de todo. -

Estoy perfectamente, te preocupas demasiado, únicamente he tenido algunos sueños raros - dijo sin sonar muy convincente.

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Han pasado ya casi tres años desde que empezases a trabajar con Eternidad y apenas hemos hablado de tu investigación. No me puedes acusar de impaciente – contestó pausadamente Rosa. Quería que lo vieras con tus propios ojos, sorprenderte cuando estuviera terminado, si te lo contaba pensé que te iba a parecer una idea un poco estúpida. Sabes que te quiero, nada de lo que haces me puede parecer estúpido ¡Y al demonio si no gusta! Eres un genio, ya lo has demostrado. No necesitas justificarte ante nadie y menos ante esa panda de burócratas inútiles que ajustan la financiación - se levantó y cogiéndole de las mejillas con las manos le plantó un apasionado beso. De acuerdo, te lo voy a enseñar, pero no está terminado, aun estamos en la fase experimental. Si te desintegro, reduzco de tamaño o cualquier desenlace inesperado, quiero que asumas tu parte de culpa por obligarme. De hecho debería hacerte firmar un pliego de descargo de responsabilidades - le dijo bromeando. Me casé contigo, ¿Qué puede ser más peligroso que eso? De acuerdo me has convencido, nada puede ser peor – contestó riendo.

Santiago la cogió de la mano y tirando de ella, subió a la carrera las escaleras. Había tenido que contenerse en innumerables ocasiones para no mostrar sus avances. Se mordió la lengua mil y una veces cuando le interrogaba sobre su trabajo, deseaba que su mujer se sintiera otra vez orgulloso de él. Era el

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momento, creía tener más o menos preparada a Eternidad para mostrarla al mundo…, en realidad quizás a todos no, pero ¡Qué Demonios!, al fin y al cabo está mujer llevaba casada con él un montón de años, si no lo entendía ella, no lo haría nadie. Entraron en la buhardilla y le pidió que tomara asiento en el sofá junto al androide, abrió su pequeño portátil y ante su atenta mirada la conectó los electrodos. La expectación sobrepasaba con mucho cualquier atisbo de duda o miedo. Después repitió el acostumbrado ritual con Eternidad, checkeo inicial, repaso a las leyes de la robótica y estado general, algo a lo que Rosa estaba muy familiarizada por su trabajo. -

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Voy a explicarte de manera resumida en lo que hemos estado trabajando está preciosidad y yo durante los últimos tres años - dijo, obteniendo una sonrisa de ambas. Ahora estás conectada a Eternidad, ella funciona como un guía dentro de tu cabeza. Mediante los electrodos se establece una comunicación bidireccional. Ella va a ayudar a proyectar de una manera muy “visual”, tus pensamientos, tus recuerdos…, tus deseos. En cierto modo está programada para potenciar tu subconsciente. Mediante esta asistencia guiada vas a ser capaz de proyectarte en el futuro, crear tu propia película de cómo querrías que fuera tu vida, con una claridad y realismo sorprenderte. Es la manera de hacer más fácil tener éxito en lo que te propongas. ¿Qué piensas de ello? Un poco… ¿extravagante? - le contestó bastante descolocada la verdad.

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Es una idea simple, pero no por ello menos efectiva, la saqué de un curso de alta dirección para consecución de objetivos “visualizar para atraer lo que deseas a tu vida” – seguía contando entusiasmado. Visto así… - dijo Rosa sin mucha fe, ¿No habría perdido su marido un poco el norte, pensó? Además se me ocurre infinidad de usos en el campo de la psiquiatría o psicología, para deshacer y encontrar en los recuerdos aquellos bloqueos que nos impiden avanzar en el camino de la vida. ¡Basta de charla!, la mejor explicación es probarlo ¿Preguntas? dijo Santiago Pues así a bote pronto, no me viene nada a la mente ¿Duele?- preguntó No, totalmente indoloro, simplemente te sumerges en una especie de estado hipnótico - contestó Santiago. Y porque usas un tipo de humanoide experimental, ¿No te bastaba con el software? - preguntó de nuevo. Eternidad no es un robot cualquiera, está diseñado para ayudarnos a entender más sobre la capacidad de aprender y resolver problemas, como comprenderás es muy útil para los desarrollos de las futuras máquinas pensantes. Su red neuronal es única, para que lo entiendas, cualquier androide tiene una programación específica, bien dotes sociales o una función concreta como vigilancia, protocolo o cuidado de enfermos, por ejemplo. Eternidad fue diseñada sin saber hacer nada concreto y poder así estudiar los patrones de aprendizaje, por esa

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razón es la guía perfecta para ayudarnos a conocer más sobre nosotros mismos y el funcionamiento de nuestra mente. En realidad busco que nos ayude a aclarar como funcionan nuestros pensamientos, cual es el extraño mecanismo que participa en su creación – aclaró, intentando disimular la excitación. ¡Adelante!, nada de preguntas, quiero verlo con mis propios ojos - dijo muy decidida su mujer.

Tenía que reconocer que ahora le asustaba un poco la situación. Una cosa es tratar con inteligencia artificial y otra muy distinta ser conejillo de indias del estudio de tu propio cerebro. Si lo que contaba su marido era cierto, íbamos a acercarnos más al hombre cibernético, mitad hombre, mitad máquina, instintivamente pensó en las implicaciones bioéticas de jugar con la mente, ¿Sería el nacimiento del Frankenstein moderno? -

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Te voy a conectar en un modo de prueba que te llevará por distintos estadios emocionales a través de tus recuerdos. Visitaras tu niñez y adolescencia, podrás verte en algún proyecto futuro. Todo muy suave, sólo estarás treinta minutos, pero te aseguro que te parecerá mucho más tiempo. Si en cualquier momento quieres parar sólo tienes que pedirle a Eternidad desconectar, aunque te aseguro que no te hará falta, no produce para nada temor. ¿Estás preparada?- le preguntó. Sí, cuando quieras - contestó.

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Entonces cierra los ojos y relájate – acto seguido tecleó “Inicio” en su pequeño ordenador portátil. Fue lo último que Rosa pudo ver.

Para Santiago fueron treinta interminables minutos. Su mujer se sumía en un estado inducido de letargo, mientras él monitorizaba sus constantes vitales. El proceso finalmente llegó a su fin y Santiago la cogió suavemente la mano. Ella abrió lentamente los ojos y rompió a llorar, no había tristeza en su rostro, eran lágrimas de emoción. -

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No te apures, la primera vez también me ocurrió – le dijo intentando consolarla. Es increíble, es mucho más que realidad virtual. He vuelto a ser niña, he estado en la entrega de premios donde nos conocimos y me he visto en proyectos futuros. Es como una máquina de viajar en el tiempo, aunque sea de manera virtual es tan real… voy a necesitar tiempo para asimilar lo que he experimentado, he revivido pasajes de mi vida casi olvidados – contaba conmocionada. Tranquila, al principio es un poco desconcertante, pero enseguida vas adaptándote. Abrázame por favor, abrázame y no digas nada más – le pidió todavía entre lágrimas.

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7 Olga estaba convirtiendo en interminable el tiempo que llevaba mirando fijamente a Juanma. La expresión de su rostro asemejaba un gran suspiro que hubiera quedado suspendido en el aire…, si ello fuera posible, claro. Era toda ella una mezcla de perplejidad y disgusto, agotó de un sorbo su taza de té verde y depositándola sobre el tapete de la mesa dijo seria, pero sin levantar la voz:

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Vamos a ver si lo he entendido correctamente. Quieres que vayamos a Madrid, sin dinero, sin móviles, a pie, en autostop o como buenamente se pueda. Sí, eso es – le confirmó Juanma, entusiasmado ante su idea. ¡Tú estás loco! – exclamó, mientras se levantaba y se acercaba al alféizar de la ventana - Conocía de tus extravagancias, pero sinceramente no le veo el sentido. En los bajos fondos de París corre una leyenda urbana. Un tipo fue a mear al baño, para no despertar a su mujer entró a oscuras y se sentó en la taza. Tuvo la mala fortuna que una serpiente, que había reptado por las cañerías, confundió el pene de ese hombre como alimento. El resto te lo puedes imaginar - le contestó. ¡Y eso que coño tiene que ver! ¡Además en París no hay serpientes! - dijo irritada. La vida es muy puñetera Olga. Cuando aprendes que no necesitas tener nada, es en ese preciso momento cuando lo tienes todo le dijo muy calmado.

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No sé a donde quieres llegar- preguntó. Quiero que descubras por ti misma que viviendo con amor y en paz, la vida te proporciona todo aquello que necesitas, incluso lo que no nos gusta. Si algo ocurre, es porque todavía es necesario y de ello algo has de aprender. Además este viaje te preparará para tu encuentro con Santiago, créeme cuando te digo que lo vas a necesitar – le explicó. No tengo quince años, mi amor, no creo que sea capaz de mendigar y dormir a la intemperie – le imploró. Podrás, pero tendrás que confiar en mí. Si requieres mi ayuda, tendrá que ser con mis condiciones – aseveró con rotundidad.

A regañadientes Olga aceptó, más por necesidad, que por propia convicción. Si quería persuadir a Santiago para trabajar juntos, la ayuda de su hermano era primordial, y siempre podría usar sus armas de mujer si se encontrara necesitada de cobijo o afecto. La escena era cuanto menos pintoresca, Juanma vestía unos vaqueros viejos y una camiseta, todo ello cubierto por la típica túnica azafrán de los monjes budistas y una gruesa chaqueta marrón de pana. Ella en cambio no tenía ropa adecuada. Como no parecía muy apropiado viajar sin dinero llevando puesto un traje de Versace, la llevó a comprar ropa de segunda mano, un discreto impermeable, de esos que llevan forro polar dentro y unas zapatillas. Parecían más un par de actores de una película de los hermanos Cohen, que vagamundos propiamente dicho. Por todo equipaje llevaban cada uno una pequeña mochila con lo imprescindible. Juanma permitió finalmente que ella pudiera llevar sus tarjetas y

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el móvil, pero no harían uso de ellos, salvo si se daba una situación de verdadera emergencia. Acordaron que a su regreso él se encargaría de enviar el resto del equipaje por mensajero, directamente a casa. Antes de partir Olga llamó a Marga y le comunico la nueva situación:

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Por supuesto no era cierto, pero así se aseguraba que se pusiera las pilas. Luego de verse preparados, Juanma abrazó a Olga y le dio un suave beso en los labios:

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De camino a Madrid, quería pedirte que hiciéramos una parada en Fontevraudl'Abbaye, coge de paso y querría presentarte a alguien muy especial – sugirió. Eso suponiendo que consigamos llegar, ¿Está muy lejos?- contestó fingiendo estar molesta, pero en realidad la situación la excitaba, prometía ser toda una aventura. En un acto de buena voluntad, he comprado dos billetes de autobús – dijo restando importancia a su comentario – Nuestro objetivo dista unos trescientos kilómetros al sur de París, entre Nantes y Poitiers, y estoy

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seguro que te va a encantar, desde allí ya veremos como continuar nuestro viaje. El autocar sale en dos horas, tenemos que apresurarnos para llegar a la estación.

Su destino era un pequeño pueblo de apenas dos mil habitantes, cuya principal atracción es la abadía que lleva su nombre, hermoso conjunto de construcciones y jardines en una zona campestre y relativamente aislada. La orden de Fontevraud fue fundada por Robert de Arbrissel, quien declaró que el líder de la orden fuera siempre una mujer. En la iglesia de la abadía están enterrados los restos de Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra y su esposa Leonor de Aquitania, junto a los de su hijo, el famoso Ricardo Corazón de León. Curiosamente existen dos efigies mortuorias que le representan, una en la abadía y otra en la catedral de Ruán, famosa entre otras cosas por los lienzos de Monet. Las dos contienen los restos del “heroico rey de Inglaterra”, ya que con cierta frecuencia los soberanos decidían repartir sus restos mortales en distintas ubicaciones, según sus afectos y preferencias. Es un sitio mágico, cargado de historias y secretos, y la persona a la que iban a ver estaba al cargo de la conservación del complejo litúrgico, convertido ahora en centro turístico.

El sol empezaba a ponerse cuando llegaron a su destino. El viaje fue placentero, el autobús iba casi vacío y Olga aprovechó para echarse una larga siesta recostada sobre el hombro de su acompañante. Cuando el vehículo fue aminorando su marcha, lo que solo podía significar que estaban llegando, ella empezó poco a poco a desperezarse y abrazó cariñosamente a su acompañante.

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Has dormido algo – le preguntó él. Como una niña pequeña, sé que he tenido un sueño muy raro, pero no me acuerdo. ¿Te puedo hacer una pregunta, a que vino la historia de la serpiente? Es ridícula, absurda, un claro sin sentido y todavía sigo dándole vueltas ¿Me he perdido alguna moraleja? – preguntó ella intrigada. En absoluto, simplemente era una distracción, me pareció buena idea introducir en la conversación algo que no procedía, y así hacer que tu mente se “descolocara” un poco y accedieras más fácilmente a acompañarme a este inesperado viaje. Como psicólogo no tenías precio….- dijo en tono de burla - ¡Ya hemos llegado!, que lugar tan bonito.

Los últimos autobuses de turistas abandonaban el pueblo, mientras aquellos que habían decidido pernoctar deambulaban por sus calles sin saber muy bien que hacer. Juanma la agarró de la mano y sin mediar palabra avanzó hacia el conjunto de edificios que constituían la abadía. En realidad en Fontevraud no había mucho más, pues aparte de las casas de sus vecinos y algunos hoteles, todo giraba alrededor del monasterio. En seguida dejaron el empedrado camino principal, para tomar una senda de tierra que circundaba el conjunto arquitectónico. Tras rodear el edificio principal Juanma se detuvo delante de una puerta antigua. Había luz en el piso superior y se podía oír música clásica que brotaba de su interior. Olga lo reconoció inmediatamente, era una de sus piezas favoritas, sonaba el concierto para piano Nº 3 de Rachmaninov. Él hizo sonar el timbre, pero no obtuvo respuesta, insistió un poco más y entonces

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oyeron una voz de mujer que en francés les gritaba: >

Unos segundos después la puerta se abrió y apareció una mujer, que al verlos exclamó con cara de asombro: -

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¡Pero que Diablos! - y se lanzó en un efusivo abrazo. Hola, ¿Sorprendida? - le contestó Juanma – Te presento a una amiga de mi época de universidad. Espero que sepas perdonar no haberte avisado, pero se me ocurrió a última hora y quería darte una sorpresa. Sabes que siempre eres bienvenido – dijo con cara de felicidad, al tiempo que besaba en la mejilla a la sorprendida Olga, que no había sido capaz de enarbolar palabra.

Agarró a la pareja y los hizo entrar en el interior de la construcción, una estancia antigua de dos plantas, y exquisitamente decorada en su interior, sin duda era un sitio muy acogedor. -

Mi nombre es Margarite, ya habrá tiempo para presentaciones, por el momento dejadme los abrigos, acomodaros mientras subo a preparar vuestra habitación y hago algo de cena. Seguro que nos vamos a llevar bien – dijo guiñando un ojo a Olga, y acto seguido desapareció escalera arriba.

Margarite era una mujer con una gran vitalidad. Siempre impactaba a quienes tenían la suerte de cruzarse en su camino porque parecía salida de un

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cuento de hadas. Era muy alta, el porte esbelto y una larga cabellera blanca como la nieve; de edad indefinida, aunque bien podría ser muy mayor…, y sin embargo gozaba de la belleza propia de la eterna juventud. ¿Porqué Juanma tendría interés en que conociera está espléndida mujer?, ¿Cómo había acabado la directora de una empresa de alta tecnología, en un monasterio de casi mil años de antigüedad en la campiña francesa? Estás perdiendo la cabeza Olga, estás perdiendo la cabeza…pensó. Pero estaba encantada, hacía mucho tiempo que no había hecho ninguna locura e intuía que el destino le tenía preparado grandes cambios en su vida.

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8 Olga se despertó con el aroma de café recién hecho. Salió de la habitación y bajó las escaleras rumbo a la cocina, dejándose guiar por el aroma que llegaba desde el piso inferior. La estaban esperando para tomar juntos el desayuno, a pesar de llevar ya un buen rato despiertos. -

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Buenos días, bella durmiente - bromeó Juanma, No la atosigues, deja a la chica que descanse lo que necesite, aquí tienes café y tostadas - replicó Margarite, que hablaba un perfecto español. Muchas gracias, no creí que fuera tan tarde – se disculpó. No lo es, en Francia levantamos temprano y Juanma no duerme, supongo que ya lo sabes…, es lo que tienen los vampiros – le dijo mientras lo miraba con complicidad.

Fontevraud no defraudaba, era realmente un sitio cautivador, y contar con Margarite como guía prometía ser muy especial. Comenzaron visitando un grupo de edificios auxiliares al convento, cocinas, establos y otras dependencias. Se movían con soltura entre grupos de turistas, visitando estancias que no estaban abiertas al público, mientras Margarite les daba toda una lección de historia, y no era poca la que encerraban esas paredes. Los jardines en ésta época del año lucían con todo su esplendor, y aprovecharon para pasear por el enorme claustro, de planta rectangular y abierta al cielo. Olga estaba maravillada, se dio cuenta que Juanma permanecía casi siempre en silencio, aparentaba estar

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mucho más tranquilo, que en él es mucho decir. Es como si se encontrara en presencia de una entidad superior.

Dejaron para el final la iglesia de la abadía, que por su majestuosidad bien podría haber recabado la calificación de catedral. Era sobria, como corresponde al Románico, construida en una sola planta en forma de cruz, y en cuya nave principal, guardados bajo efigies de piedra, están enterrados los reyes de Inglaterra Enrique y Leonor y el hijo de ambos. Olga reconoció el nombre de Ricardo y no pudo reprimir una exclamación, por fin algo le era conocido.

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Ricardo ¡Corazón de León!, fue el rey al que su hermano, Juan sin tierra, usurpó su reino mientras luchaba en las cruzadas. Recuerdo que Robin Hood peleó en su nombre, ayudando a los más desfavorecidos, hasta que consiguió librarse del cautiverio del emperador alemán – dijo orgullosa de poder al fin demostrar sus conocimientos.

Margarite soltó una sonora carcajada y en seguida tuvo que pedir disculpas. Todo templo requiere silencio y respeto, y la máxima autoridad en el lugar debe predicar con el ejemplo.

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Bueno, puede que ocurriera así, pero el tiempo ha demostrado que la historia es muy tramposa. Muchas veces lo que se nos cuenta poco tiene que ver con lo que en realidad ocurrió. ¿No crees? Me refiero que

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las tradiciones nos llegan a menudo en forma de mitos y leyendas, con un significado simbólico, como La Biblia, y otras veces simplemente los historiadores cambian las cosas a su antojo o presionados por motivaciones políticas y económicas. No escriben la historia los vencidos, cantó el poeta. Seguro que no conoces a la verdadera protagonista de esta historia, Leonor de Aquitania, probablemente una de las mujeres más maravillosas y desconocidas de todos los tiempos – explicaba, con su maravillosa sonrisa. No se quien es, perdona mi ignorancia – contestó Olga, mirando de reojo a Juanma, e implorando su intervención para salvarla de meter más la pata. No hay nada que perdonar y si mucho que contar, pero tendrá que ser tras la comida, ¿Estas de acuerdo Juanma? Por supuesto, gustosamente te seguimos contestó él.

Apaciguaron el hambre con una copiosa comida en el comedor de empleados, entre las bromas y el alborozo general, pues no era común contar con la presencia de invitados. Los recién llegados intentaban satisfacer su curiosidad, respondiendo gustosamente las preguntas que les formulaban, ya que todo tipo de rumores corrían sobre la extraña pareja. Poco a poco los trabajadores fueron regresando a sus puestos y Juanma se retiró, con la excusa de querer hacer un poco de meditación. Al final se quedaron las dos solas.

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¿Un poco más de café? – preguntó Margarite. No, gracias, por ahora es suficiente contestó. Entonces propongo dar un paseo, todavía hay cosas que quiero mostrarte.

Se apresuraron a rodear el conjunto de edificios, pues amenazaba romper a llover en cualquier momento y había comenzado a hacer frío. Dejaron atrás la abadía y continuaron su camino entre dos imponentes residencias, las que albergaron en su día los aposentos de las monjas. Súbitamente la hizo detener ante una pequeña puerta, una entrada trasera convenientemente disimulada entre la maleza. Para abrirla Margarite extrajo de uno de sus bolsillos una llave grande de hierro con forma hexagonal y extrañas muescas. Olga pensó que no había visto nunca artefacto parecido, ni siquiera en las películas, que sirviera para franquear una puerta. Entraron al hall y bajaron por una pequeña escalera de caracol hasta la antigua cripta del convento. Dos puertas de cristal, de las que se abren con el movimiento, facilitaban el paso a una biblioteca. La segunda puerta no permitía acceder hasta que la anterior estaba completamente cerrada. Su anfitriona le explicó que el sistema fue instalado para ayudar a conservar mejor los códices antiguos que se guardaban en el archivo. Estaban entrando en una cámara estanca, que mantenía temperatura y humedad constante y con el suelo a prueba de vibraciones.

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La llave que has visto hace funcionar una complicada cerradura, un sistema muy antiguo, y los ladrones actuales están más

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acostumbrados a las cerraduras electrónicas. Hoy por hoy es más segura, aunque ningún sistema es invulnerable – quiso aclararle Margarite. Si, es cierto, en materia de seguridad todo es cuestión de tiempo, empeño y dinero - le contestó, sabiendo de lo que hablaba

Avanzaron entre estantes repletos de libros, montañas de papiros antiguos y muchos códices enrollados, algunos de los cuales parecían que se fueran a deshacer con sólo mirarlos. En el fondo una vitrina recogía el pequeño retrato de una hermosa mujer. Margarite lo extrajo con sumo cuidado y se lo entregó para que pudiera verlo mejor.

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Este es mi tesoro más preciado, tiene un gran valor sentimental, pues he depositado gran parte de mi vida a la continuidad de un trabajo que comenzó mucho tiempo atrás, y que perdura gracias a la constancia, valor y sacrificio de una gran mujer. Leonor de Aquitania es sin duda uno de los personajes de la historia más increíbles y por su condición de mujer ha sido condenada a caer en el olvido, supongo que sabes de lo que hablo.

Enseguida Olga pensó en lo difícil que era manejarse en un mundo de hombres, no quería ni imaginar lo duro que habría sido mil años atrás. Las dos se sentaron y empezó a contarle, de forma breve, pero emotiva, la historia de está célebre mujer.

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9 Leonor nació allá por el año 1122 y a la edad de quince años heredó un importante ducado, un inmenso territorio en el sur de Francia, lo que motivó que fuera obligada a casarse con el rey Luis VII, con la idea de unir así Francia bajo un solo mandato. Su personalidad contrastaba fuertemente con la del rey, fue una mujer muy liberal en todos los sentidos, precursora del feminismo en una época donde las mujeres apenas contaban derechos. Tras ocho años de matrimonio, en la segunda de las cruzadas para recuperar Jerusalén, organizó y se puso al frente de un “ejercito” de casi mil mujeres, que acompañaría al Rey y sus soldados a la guerra. En plena campaña decidió reunirse con su tío Raimundo, príncipe de Aquitania, con quien la leyenda cuenta que mantenía una efusiva relación. El rey no pudo soportar los celos y desató en cólera. Al final, él mismo solicitó al Papa la disolución del vínculo matrimonial. Has de tener por seguro, le siguió contando Margarite, que todo fue un ardid para sacarle de sus cabales y poner fin a un matrimonio no consentido y por supuesto no querido.

A los treinta años conoce a Enrique Plantegenet, futuro rey de Inglaterra, que contaba por aquel entonces con sólo dieciocho. Ni corta ni perezosa, le envía una carta de amor y ese mismo año contraen matrimonio, lo que deja a media Europa perpleja. Francia e Inglaterra se convierten en naciones enemigas y en consecuencia ella fue inmediatamente repudiada en tierras galas, forjándose a su alrededor toda una leyenda negra. Se la retrató como una mujer desenfrenada que saltaba de cama en cama, intentando satisfacer sus deseos sexuales. Lo cierto es que tuvo una notable influencia en

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la política hasta que el mismo rey de Inglaterra, harto de intromisiones, la desterró a las posesiones que tenían en Aquitania. Lejos de su marido y con más libertad de movimientos creó una esplendida corte en Poitiers, donde su contribución a la posteridad fue más importante, pues si bien sus dotes para la política la convirtieron en una influencia nada desdeñable, su trabajo en las artes es su legado más notable. Su hija María de Champagne es considerada la primera poetisa de Francia y entre ambas instauraron el “amor cortés”, el símbolo romántico por excelencia del Medievo, la figura del caballero andante, que con gran valor enfrenta inimaginables peligros para salvar la indefensa doncella, al más puro estilo Quijotesco. Te asombrará saber que gracias a ella conocemos la leyenda del Rey Arturo y Los Caballeros de la Mesa Redonda, recopilación de las tradiciones orales celtas, siguió contando Margarite, ante la complaciente mirada de Olga, que escuchaba muy atenta.

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Creo que por aquí, en algún lado, debo tener un estupendo té árabe ¿Te apetece probarlo?– preguntó Margarite, mientras sacaba un pequeño hervidor de agua eléctrico de uno de los cajones del aparador. Si, por favor – le contestó. Esta es la historia tal y como la puedes encontrar en los libros y existen cientos de anécdotas más, biografías o incluso una película antigua, El león de Invierno, creo recordar que así se titulaba. Desgraciadamente la mayoría de los relatos que han llegado hasta nuestros días son

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cuanto menos confusos o difícilmente contrastados - le confió. Es curioso que fuera una mujer tan importante y sin embargo no haya oído nunca hablar de ella – observó Olga. Nunca interesó ensalzar su figura y no sólo por haber nacido mujer, como casi todos los grandes personajes de la historia provocó sentimientos encontrados, y te quiero confesar que parte de la culpa de su “enterramiento” en el olvido la tenemos nosotros. ¿Nosotros? Juanma y tú quieres decir preguntó Olga. ¡No! - contestó riendo- Juanma no pinta nada en esto, él es hombre y esto es una orden de mujeres. No entiendo nada – replicó de nuevo. No es casual que os hayáis detenido a verme. Juanma tuvo una “revelación”, si la podemos llamar así, y yo en cierto modo intuía que alguien especial vendría a visitarme. Olga, apenas nos conocemos y sin embargo mi instinto me dice que puedo confiar en ti - dijo más formal, pero sin perder la sonrisa.

La notó un poco apurada, podrían ser imaginaciones suyas pero ¿De que iba todo esto? Empezaba a pensar que estaban todos como una cabra, probablemente aquella mujer tan mayor estaba desvariando, pero había sido extraordinariamente simpática y hospitalaria, así que no la quedó más remedio que asentir sin mucho convencimiento, a fin de

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no parecer descortés, sin saber exactamente a que se estaba refiriendo.

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He de pedirte que no reveles nada de lo que ahora te voy a contar, pues de ello depende, que continuemos disponiendo de “cierta seguridad”, la suficiente tranquilidad para continuar desarrollando nuestra tarea. Por eso no te preocupes, tampoco conozco mucha gente con la que hablar este tipo de cosas - le contestó, sin saber de que estaban hablando. Todos estos libros que ves a tu alrededor han transmitido el conocimiento generación tras generación, en sus múltiples disciplinas. Estarás de acuerdo conmigo que la investigación y desarrollo, en sus múltiples facetas, han traído evolución y prosperidad a la humanidad - afirmó. Y también guerras, hambre y contaminación. - saltó como un resorte Olga - Somos capaces de tener máquinas que piensan por si solas, naves espaciales, grandes avances médicos, y sin embargo no hemos podido garantizar la supervivencia del planeta, ni de la raza humana Pero no siempre fue así, mucho tiempo atrás, más del que puedas imaginar, existió un conocimiento sobre el funcionamiento de todo – prosiguió contando, con cierto aura de misterio - No quiero entrar en detalles, pues nos llevaría mucho tiempo que te pusieras al día, pero de lo que hablo va más allá de religión o ciencia, son los cimientos mismos de la vida, el sentido propio de la existencia.

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Estos conocimientos apenas han perdurado a través de los tiempos, se pusieron a salvo en monasterios tibetanos, gracias a las tradiciones orales de los indígenas americanos, o al trabajo de los cabalistas en Israel…., unos pocos sitios escogidos para proteger ese saber antiguo. Nosotros aquí lo conservamos gracias a Leonor de Aquitania. Si es tan valioso ¿porque no lo hacen público? – interrumpió Olga. Nunca he dicho que lo escondiéramos, sólo lo preservamos. Su acceso es libre para quien esté interesado….y preparado. Perdone pero creo que no estoy entendiendo nada - dijo de nuevo. Se está haciendo tarde, por ahora es suficiente – concluyó cogiéndola la mano Sólo me queda añadir que ha sido iniciado un camino. Juanma y yo esperamos que esta visita, y el haberte hablado un poco de nuestra existencia te puede ser de utilidad en el futuro, puede que veas las cosas de una manera diferente Si está en tu destino nos volveremos a encontrar, veremos si deseas profundizar en aquella materia de la que te hablé. La orden de Fontevraud fue más que un monasterio de monjas, regidas por una mujer en un mundo de hombres. Era una isla, un oasis de conciencia, más allá del propio entendimiento de la época. Su emblema Para recordar, primero hay que olvidar esconde una gran verdad.

Olga sintió cómo se le erizaba el vello de los brazos, la frase era prácticamente igual a la escuchada de labios de Taiko, el director de su empresa, ¿Extraña

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coincidencia? De pronto un extraño hormigueo, mezcla de nerviosismo y excitación, le recorrió todo su cuerpo. Ya de nuevo en su habitación, entró a darse una relajante ducha, intentando asimilar tan extraña conversación. Quedaron a solas Juanma y Margarite. -

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¿Le has dicho lo que has visto? – preguntó Juanma El futuro es sólo un conjunto de probabilidades, no siempre es inapelable – le contestó. Pero ya no eres una cría Margarite y necesitas buscar un sucesor, no dejes que contigo muera un legado de miles de años suplicó. No esta en nuestra mano ir contra el destino, si este es nuestro final, debemos aceptarlo…, pero tengo plena confianza que aparecerá la persona adecuada. Además, tu impaciencia te delata, ¿No estarás mezclando intereses personales? El apego por esa mujer, puede hacerte desear que ella sea la elegida, sería la excusa perfecta para que no se alejara de tu lado - dijo descarada. Bien sabes que no antepongo nada personal - contestó muy sereno. Lo se “amore”, sólo bromeaba, por cierto mañana viaja uno de nuestros proveedores hacia La Rhune, cerca de la frontera con España. Conduce una vieja furgoneta pero Pierre es buen amigo y agradable compañía, me he tomado la libertad de pedirle que os lleve y está encantado con la idea.

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10 Era la típica escena que transcurría a orillas de un estanque, en los jardines de un parque cualquiera. Santiago permanecía sentado en un banco, con Eternidad a su lado. Juntos veían la gente pasar, sin que nadie pareciera prestarles la más mínima atención. Era un día bastante soleado, un padre jugaba con sus hijos manejando un velero a control remoto entre los patos y grupos de chicas pasaban regularmente practicando jogging. Es natural que a nadie le extrañara la presencia del metálico robot disfrutando del sol, porque esta realidad transcurría dentro de la cabeza del profesor.

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Eternidad, ¿Tú como nos ves?, a los seres humanos me refiero - preguntó Santiago. Vosotros nos construisteis, en cierto modo sois como nuestros padres, los creadores – contestó el robot. ¿Alguien superior, entonces? - seguía indagando. No exactamente, no creo que utilizar esa palabra sea lo más correcto. Se podría decir que sois más inteligentes, porque tenéis un margen de capacidades superior al nuestro, pero en el fondo no hay tanta diferencia - le aclaró. ¿Por qué piensas que somos parecidos? Al igual que ocurre con los robots, vosotros estáis en cierto modo programados, vuestro funcionamiento está ajustado a patrones de conducta que no permiten que dispongáis de una libertad real, ni de comportamiento, ni de conocimiento.

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No acabo de entenderlo, los seres humanos tenemos elección, por ejemplo yo puedo elegir en este momento ir hacia ese puesto de helados. Tú fuiste creado mediante inteligencia artificial, también tienes la posibilidad de elegir entre un abanico de actuaciones - comentó Santiago. Exactamente, a eso me refiero, se puede elegir entre un conjunto amplio de posibilidades, pero siempre dentro de las inicialmente programadas. Aunque el “abanico” del que hablas puede parecer más grande para los humanos, no deja de ser eso, un conjunto de pautas establecidas – replicó.

Santiago dejó de preguntar y meditó la respuesta que le daba el androide. No tenía muy claro a donde quería llegar e intentaba buscar cual podría ser la pregunta más adecuada para “sonsacar” este maravilloso instrumento del que disponía.

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La programación a la que tu te refieres es lo que conocemos por educación, desde niños recibimos información sobre el funcionamiento de las cosas y también como desplegar un comportamiento adecuado ante diferentes situaciones – rebatió Santiago, satisfecho con la reflexión. Nosotros también estamos preparados para aprender, el aprendizaje de hecho es parte esencial de nuestra programación – contestó el androide.

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Santiago sintió que las respuestas de Eternidad lo estaban irritando, ¿Por qué era tan obstinada con el tema?, ¿Realmente pensaba que no somos dueños de nuestros propios actos?, tenía que calmarse y hacer las preguntas desde otra perspectiva.

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Aclárame una cosa, ¿Piensas que en cierto modo estamos manejados por algo o alguien?, ¿Manipulan nuestros pensamientos? – preguntó. Hasta donde puedo distinguir es algo más complejo, me refiero a que hay un conjunto de ideas y sentimientos sobre los que la persona parece no poder ejercer ningún control. Cuando estamos conectados yo puedo sentir lo que tú sientes, veo las mismas imágines, tus recuerdos, pero no comprendo cual es su utilidad. Es posible que el cerebro humano actúe al mismo tiempo como una especie de disco duro, que almacena experiencias pasadas, conocimientos… y como un receptor, algo más parecido a un sintonizador de radio que “escogiera” al vuelo los pensamientos. Es difícil el concepto que me planteas, los humanos estamos acostumbrados a pensar que tenemos el control sobre todo lo que pasa a nuestro alrededor – contestó el profesor. Propongo una prueba – propuso Eternidad antes comentabas que eras dueño de tus ideas, por ejemplo acercarte a por un helado. Entonces deja la mente en blanco y espera a que te llegue el primer pensamiento, verás

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que es algo aleatorio que no puedes seleccionar.

Santiago quedó en silencio un momento, se esforzó en dejar su cabeza vacía, absolutamente en blanco, y apenas lo consiguió unos segundos, tras lo cual el primer pensamiento que le vino a la mente fue, no podía ser de otra manera, para su mujer.

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Eso tampoco demuestra nada, nuestra mente está preparada para funcionar constantemente, valorando las situaciones, defendiéndonos de posibles peligros, buscando proyectarnos en situaciones futuras, hace planes continuamente, es una herramienta perfecta – intentó razonar. ¿Cómo el odio?, ¿O el miedo al fracaso?replicó. A que te refieres – preguntó Santiago. A través de tus recuerdos he podido conocer los celos, el miedo a ser rechazado, he visto la envidia y sobre todo he percibido odio. Aunque en la actualidad no son las ideas que prevalecen, me da la sensación que siguen estando ahí, en algún lugar escondidas ¿Cuál es su función, es útil odiar a alguien? Teniendo envidia ¿Hacéis con vuestra vida un mundo mejor? Entonces porqué están ahí, que sentido tienen. ¿Que ocurre cuando alguien estalla en ira y pierde el control?

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Santiago callaba, de pronto sentía que no tenía nada que decir. Toda una vida dedicada a la investigación, enfrentándose siempre a los más complejos problemas y dificultades y no tenía respuesta para lo que planteaba su androide. ¿Realmente éramos la raza más inteligente?, porque estaba empezando a tener serias dudas. -

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Si nuestros pensamientos en cierto modo no nos pertenecen, ¿De donde vienen?, quien es el programador de esta ecuación – preguntó. No puedo responder esa pregunta, sólo puedo hablar de lo que he podido observar – le contestó tranquilo el androide. ¿Crees que juntos podríamos recorrer ese camino? - preguntó otra vez. Podemos intentarlo, pero no sé muy bien como podríamos hacerlo - contestó entre dudas. Usa tus sensores, vamos a intentar rastrear un pensamiento, después dejaré la mente en blanco y te pido por favor que te concentres en el vacío, pues intuyo que es ahí donde nacen - pidió.

Santiago concentró su mente en un solo pensamiento, una figura geométrica, después fue relajándose para intentar dejar su mente lo más vacía posible. Al cabo de un tiempo apareció Eternidad, visualizó como le cogía de la mano y avanzaban, sólo sentía que avanzaban, pues no veía nada, ni tampoco sabía hacia donde caminaban.

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11 Como resultado del monótono viaje, a través de los más de quinientos kilómetros de campiña francesa, llegaron a la población cerrada la noche y muertos de cansancio. Pierre fue en todo momento un atento compañero, pero la destartalada furgoneta parecía no querer alcanzar su destino. Tuvieron que hacer frecuentes paradas, unas veces para concretar encargos y otras para saludar a conocidos y familiares, hasta que por fin consiguieron llegar a Saré, pequeño y bonito pueblo escondido entre montañas en la parte del País Vasco francés. Conocedor de su especial peregrinación, Pierre había concertado alojamiento para todos en casa de un amigo, pastor de profesión. La casa se encontraba a las afueras, humilde pero acogedora, cuidada con mucho esmero. Salió a recibirles Aitor, quien prodigándose en abrazos les invitó a entrar. Había preparado su especialidad, caldereta de cordero, un típico guiso vasco. No hubo casi tiempo para presentaciones, devoraron la cena sin piedad y agradeciendo una vez más la extraordinaria hospitalidad se retiraron a su habitación, rendidos por el cansancio del viaje.

A la mañana siguiente Olga despertó cuando los primeros rayos de luz hicieron su aparición a través de la ventana, y al girarse se dio cuenta que Juanma ya no estaba en la cama. Lo encontró sentado en posición de meditación, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. No lo había sentido despertar, así que desconocía cuanto tiempo llevaba levantado, sin embargo lo que tenía que contarle no podía esperar, de un salto se colocó frente a él y agarrándolo con fuerza, lo agitó hasta obligarlo a

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salir de su estado de letargo. Él abrió lentamente los ojos y puso cara de estar mirando a una perturbada.

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Perdóname, sé que no debo sobresaltarte de esta manera, pero es que he tenido un sueño, muy raro, muy real y tú salías en él, y tu hermano Santiago y una virgen negra y….- le intentaba contar con frases entrecortadas, como si de una niña pequeña se tratara. Si quieres que entienda algo de lo que dices deberás tranquilizarte y empezar por el principio, lo que más tenemos es tiempo ¿No quieres ducharte y desayunar primero? - le sugirió. Sí, tienes razón, mi sueño puede esperar – dijo, un poco molesta. Agarró su pequeña mochila de viaje y salió bruscamente de la habitación.

No había nadie en la casa, Pierre tenía que continuar viaje temprano y Aitor salió a recoger sus ovejas; ya mencionó la noche anterior que no volvería antes del mediodía, pero había dejado bollos y leche de cabra para desayunar. Tras una refrescante ducha y ya repuestos del todo, comenzaron a ingerir los alimentos. Olga se estaba impacientando, quería contarle su sueño, así que mejor no hacerla esperar más:

Estaba en una playa al atardecer, con el mar totalmente en calma, la temperatura era agradable y llevaba puesto un vestido blanco. Un pequeño velero se acercaba. Bajaron tres mujeres, en realidad una de ellas

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era la imagen de una virgen negra, pero en cuanto tocaron la arena, la imagen de madera se transformó en una hermosa mujer de tez de ébano, muy alta y esbelta. Se acercaron lo suficiente para poder tocarse, entonces ya no estaban en la playa, de las tres únicamente la mujer negra permanecía a su lado y susurraba extrañas palabras que no entendía. Le entregó una caja, en ella había una llave, pero no sabía que tenía que abrir con ella. La guarda y automáticamente es transportada a un templo budista, en una alta montaña, parecía el Tíbet. Allí estaba Juanma, vestido de monje, entre otros muchos como él, todos permanecían sentados en silencio, con las piernas cruzadas y la miraban fijamente. Entonces Juanma se levanta despacio y de forma solemne se acerca a ella, le señala la llave que lleva guardada en el bolsillo, > le dice >, después los monjes se ponen a cantar un mantra. No entiende nada, y empieza a estar agobiada, ha sacado la llave y está intentando con ella abrir su pecho, pero no pasa nada, no hay cerradura que girar. Grita > De pronto vuelve a estar sola y se encuentra nadando en un lago precioso azul, lleno de nenúfares rosados, mientras caballos blancos pastan en su orilla, es la imagen de un cuento. Surgiendo de entre los árboles vislumbra dos siluetas, una de ellas la reconoce enseguida ¡Es Santiago!, va de la mano de una figura metálica, que no es capaz de identificar. Ella sale desnuda del agua y se acerca, Santiago la abraza, y entonces la extraña criatura metálica dice: >

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¿Tú entiendes algo? - preguntó al concluir su relato. Los sueños son experiencias reveladoras, pero sólo aportan significado a quien los tiene, cualquier intento por dar una explicación sería simplemente mi interpretación. Los mensajes que en él se guardan cobrarán significado cuando llegue el momento, pero quiero enseñarte algo.

A continuación Juanma se levantó y entreabrió la puerta que daba al dormitorio de Aitor, dejando el resquicio suficiente para que Olga pudiera ver la imagen de una virgen negra colgada en la pared, después volvió a cerrar la puerta, respetando la intimidad del dueño de la casa.

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¡Es exactamente igual!, puede ser que viera de reojo la imagen y por eso he soñado con ella ¿Quién es? ¿Por qué es negra? preguntó presa de la excitación. Es la virgen de los gitanos, pero creo que es mejor que esperemos a Aitor y le preguntemos a él – le propuso.

Ocuparon el resto de la mañana paseando por el pueblo, que a pesar de ser más bien pequeño contaba con una iglesia muy interesante. Estaba rodeada de un cementerio que se debía atravesar para poder acceder a su interior, donde era posible detenerse a contemplar una enorme galería de madera, algo muy típico de las iglesias vasco-francesas. En su torre había una extraña

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inscripción en vasco. Preguntaron por su significado a un chico que se encontraron haciendo guardia en la puerta del templo y les dijo que venía a ser algo como: Nunca sabrían si mentía o les decía la verdad, sobre tan sombrío dicho. Cuando volvieron a la casa Aitor ya había regresado. -

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Queríamos agradecerle su generosidad y preguntar de que manera podemos compensar su hospitalidad - se ofreció Juanma. Su presencia es suficiente, un pastor pasa muchas horas en el monte, sin otra compañía que sus ovejas y los perros. Como no he tenido la suerte de encontrar esposa es para mí una bendición que acepten mi humilde morada. Únicamente pido a cambio un poco de conversación - le contestó sonriendo y haciendo ademán para que le ayudaran a poner la mesa y así empezar a comer. Tiene que ser duro pasar tanto tiempo sin compañía - preguntó Olga. A todo se acostumbra uno señorita, además el silencio y la soledad son más importantes comunicadores que las palabras. Yo no sabré de letras, ni de ciencias, pero he entendido que hay un saber más profundo…, y es algo que sólo se aprende estando en comunión con la Tierra – dijo orgulloso. Los pastores son siempre equiparados con sabios en todas las tradiciones – apuntó Juanma. Créame si le digo que cuando se pasa tanto tiempo a solas en el monte, se ven

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cosas….pero se sienten otras, muchas más de las que la gente normal es capaz de apreciar. Incluso le podría hablar de algún compañero que se ha llegado a “fusionar” con el entorno, de un modo que no sabría explicar con palabras. No me malinterprete, no me refiero a la muerte, lo han cogido, ¡Como cuando te entierran! ¡Él está muy vivo!... al compañero me refiero - dijo soltando una sonora carcajada, buscando la aprobación por el juego de palabras.

Se sentaron a la mesa y siguieron hablando. Le extrañaba al pastor que dos personas, que gozaban aparentemente de una buena posición, viajaran sin dinero. Les indicó que intuía por sus modales y lo cuidadas que tenían las manos que debían ser profesores o intelectuales, vamos que no habían trabajado nunca…, al menos en nada manual. Juanma intentó dar una explicación, lo mejor que pudo, y Olga le contó un poco su sueño, no escondiendo su curiosidad por la imagen de la virgen.

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¡Ah! la virgen negra - dijo santiguándose- es muy famosa por estas tierras, ¿Quiere que le cuente la leyenda?, cuál, ¿La oficial o la oficiosa? - comentó con sorna. ¿Hay varias? – insistió Olga de nuevo.

No les dio la opción de preguntar más, pues viajaba esa misma tarde con sus ovejas campo a través hacia España y no queriendo perder oportunidad de

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resarcir tanto tiempo en silencio se ofreció a que le acompañaran.

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No hay mejor lugar que la montaña y el calor del fuego de una hoguera para contar historias – dijo, prometiendo una vez más buena compañía y agradable conversación.

Juanma aceptó entusiasmado, ante la atónita mirada de su compañera de viaje, que no daba crédito a su suerte ¿Dormir en mitad del campo? Sin embargo bajó la mirada y no hizo ademán de protestar.

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12 Pocos lugares guardan la belleza de las montañas que separan la península Ibérica y el país Galo. Como los perros hacían todo el trabajo guiando a las ovejas, los tres caminaban y hablaban relajadamente montaña arriba. La Rhune es un destino turístico muy conocido, donde los visitantes pueden coger un pequeño tren de cremallera que permite ascender cómodamente a la cima del monte Larrun, separación natural entre España y Francia. Desgraciadamente para Olga, que llevaba rato sufriendo un insoportable dolor de pies, ellos tenían que hacer el camino andando. Por lo menos Aitor amenizaba la caminata contándoles historias y enseñando los tesoros de la comarca. En el camino tuvieron la suerte de encontrarse con un grupo de pottoka, pequeños caballos negros, del tamaño de un pony, que pastaban salvajes a su aire, ajenos a las preocupaciones o los intereses que tanto perturban la vida de los hombres. Transitaban por un espectacular paraje, lástima de nubes bajas que apenas dejaban ver el paisaje.

La cumbre del monte Larrún ha sido escenario de antiguas leyendas, y aun a día de hoy es lugar que infunde miedo y respeto entre los habitantes de la comarca. Sus visitantes pueden encontrar al menos una docena de cuevas famosas, lugar escogido por las brujas de antaño para celebrar sus diabólicos aquelarres. En otras partes de la montaña dicen que vagan espíritus errantes y hasta una serpiente de siete colas ha morado su cima, si bien quizás este último relato sea un poco exagerado. Una de las leyendas más extendida, y sin duda la más curiosa, se cuenta ocurrió allá por el año 92 a.de C. Media docena de barcos vikingos llegaron a estas tierras procedentes de una expedición de pillaje en

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Cartago, quizás empujados por una tempestad. Acosados por la turba que salió a defenderse, se refugiaron en la cima del monte. La superstición, y quizás la falta de ganas de enfrentarse a tan temibles guerreros, impidió a los aldeanos acercarse a expulsar de sus tierras tan inoportunos visitantes. Según cuenta la historia a causa de los cuantiosos daños producidos en sus barcos no tuvieron más remedio que establecerse, permaneciendo casi doscientos años en la montaña, hasta que un buen día simplemente desapareció el asentamiento. Como prueba de su existencia quedaron runas nórdicas esculpidas en la roca y el tesoro cartaginés, del que los aldeanos dieron pronta cuenta. , dijo el pastor con voz grave, como queriendo acentuar el misterio. Ya entrada la noche llegaron al refugio de montaña que iba a proporcionarles un techo donde resguardarse. Aitor guardó las ovejas en un pequeño corral preparado al efecto y encendió un fuego mientras repartía mantas, pues habían bajado mucho las temperaturas. Les preparó una rica sopa de pollo, con pan y butifarra catalana, y ya en plena faena le pidieron que por favor no se demorara más y les contara la historia de la virgen negra. El pastor se santiguó de nuevo y empezó a contar la leyenda de Stes Maries de la Mer, muy popular en el sur de Francia.

Llegaron por mar hacia el año 42 D.C. al citado pueblo, cercano a Marsella, María Salomé (madre del apóstol Santiago), María Jacobe y María Magdalena. Escapaban de las primeras persecuciones a los cristianos. Con ellas viajaba Lázaro, a quien se decía que Cristo había resucitado y Máximo, futuro obispo de Aix-

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en-Provence. Más sorprendente es que también viajaba en el pequeño velero Sara, una niña de nueve años. Ninguna figura ha sido tan controvertida para el cristianismo como María Magdalena, porque supuestamente habría contraído matrimonio con Jesús, algo totalmente inaceptable para la iglesia católica, que ha defendido siempre su divinidad y celibato. La leyenda cuenta que esa niña pequeña era la legítima descendencia, se cree que Jesús en realidad pertenecía a la nobleza y “Sarah” en Hebreo significa “princesa”, un nombre reservado a la realeza y personas de alta alcurnia. La representación de la virgen negra es el único vestigio que queda en la actualidad de la historia de la hija de Cristo, pues a partir de su llegada a costas francesas se pierde la pista. -

¿Era negra, la hija de Jesús? – preguntó sorprendida Olga.

Aitor simplemente se encogió de hombros en señal de desconocimiento y en ese momento Juanma intervino:

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Hay una explicación para que “Sara La Kali”, la patrona de los gitanos, de los desheredados, fuera representada con la piel oscura, Kali significa negra, y hace alusión al Antiguo Egipto cuyo nombre antiguo, era Negro o Kemet. Se le puso este apelativo porque María dio a luz a su hija en la antigua Alejandría, “Sara La Egipcia” sería un término más apropiado. Negra o no, señorita, la cuestión es que mi abuelo era considerado un gran sabio en el

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pueblo, tuvo muchos hijos y nietos y no todos fueron pobres pastores como yo. Mi abuelo nos contó que la hija de Dios vino a este pueblo hace casi dos mil años, de ahí nace el nombre de “Saré”, donde intentó sin mucho éxito reinstaurar las enseñanzas de su padre. Es una historia increíble, la verdad es que había leído algo sobre la posible descendencia de Jesús y que estaba casado - dijo Olga. Lo increíble, decía mi abuelo, es que llevemos dos mil años dándole vueltas al asunto del matrimonio, cuando lo realmente importante es que Sara conocía los secretos del mundo, los mismos conocimientos que Cristo intentó transmitirnos - desveló Aitor, encantado de poder compartir sus conocimientos. ¿Los secretos del mundo? - dijo Olga y miró instintivamente a Juanma. Eso decía mi abuelo, señorita. La gente que manda en “La Iglesia” conocen también estos secretos, pero no querían revelarlos, por eso negaron toda la historia, no porque les preocuparan que Jesús estuviera casado. Si la hija de Cristo no existe, sus enseñanzas tampoco. ¿Porqué esconderlos, cual es ese secreto?preguntó Olga. Porque se emborracharon de poder, pensaron que atesorando el conocimiento podrían hacer uso de él y gobernar para siempre. Pero mi abuelo, que era muy sabio, apuntaba que sea cual sea el secreto que guardan, no saben como usarlo, porque sólo

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se puede hacer funcionar con el corazón. Los que no quieren que la verdad se sepa no han aprendido a amar, por eso tienen mucho dinero y poca felicidad. Aprender a amar sólo se aprende amando – susurró Juanma, acogiendo en su regazo a Olga, que caía dormida en ese instante, derrotada por el cansancio.

Al amanecer las nubes se fueron retirando y permitieron que se abrieran algunos claros ¡Por fin podían ver España! Para cuando la pareja consiguió despertarse y salir de la cabaña el pastor llevaba ya tiempo levantado; andaba conversando con lo que parecían ser dos cazadores. En realidad eran agentes de la guardia civil encargados de vigilar las fronteras, normalmente jóvenes recién incorporados al cuerpo que pasaban días o incluso semanas a la intemperie, en busca de contrabandistas o terroristas. El pastor vasco era un viejo conocido de la policía, pero sus acompañantes levantaron sospechas, por razones obvias. Afortunadamente presentaron la documentación, los agentes confirmaron sus identidades por radio y sin más se despidieron, aunque a lo lejos pudieron oír como uno le comentaba al otro: >

Reemprendieron la marcha colina abajo y habiendo traspasado la frontera pudieron ya pisar tierras españolas. A medida que avanzaba Olga notaba que no era la misma, algo había cambiado en su interior. Solamente unos pocos días habían bastado para replantearse muchas cosas. En cierto modo empezaba a entender porqué Juanma lo había dejado todo y “escapado” a Francia. Ella sólo se preocupó de su

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trabajo, de ascender, entró en una vorágine de actividad diaria que la impidió apreciar nada más. En poco tiempo había conocido a personas extraordinarias, que le hablaban de otro mundo, más allá del que percibimos todas las mañanas. Sentía como algo se removía en su interior y no hacía más que recordar las palabras de su jefe, el señor Taiko: > ¿Qué habría querido decir, cual era el sentido de sus palabras?

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13 Les condujo el pastor hasta una carretera, e indicándoles el camino, hicieron por despedirse. Entre abrazos y de manera muy emotiva se dijeron “hasta siempre”, sin duda había sido relación corta pero sincera. Tomaron la carretera siguiendo sus indicaciones hasta que se tropezaron con la primera población, Vera del Bidasoa, un pueblo vasco apenas a media hora a pie de la ladera de la montaña. Desde allí decidieron continuar viaje hacia Pamplona, ciudad que debía acercarles a su destino, el Madrid de Santiago. Buscar transporte no fue tarea fácil, los vascos son de naturaleza hospitalaria y afable, pero en estos pueblos no están acostumbrados a los extraños y enseguida levantaron desconfianza. Al final, a fuerza de mucho preguntar, consiguieron que un repartidor les llevara.

Pamplona es famosa en todo el mundo por la fiesta en honor a su patrón, San Fermín. Por sus calles se hace una suelta de reses, toros bravos, mientras corredores de toda índole y diversas procedencias esquivan las cornadas. A su llegada Olga suplicaba por un baño y una habitación en condiciones.

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No tiene que ser un hotel de cinco estrellas, pero por favor, por favor… necesito una ducha y dormir en una cama - rogaba. Creo que voy a acceder a tu petición - dijo Juanma besándola – solamente por hoy, vamos a hacer una excepción, no todos los días se puede presumir de haber cruzado la frontera desde Francia a pie.

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Encontraron un pequeño hotel, un establecimiento de reducidas dimensiones pero con mucho encanto. El baño de la habitación tenía una de esas antiguas bañeras de hierro con patas y Olga pidió entusiasmada que se la quedaran. Hicieron buen uso de ella, pues a duras penas consiguió Juanma sacarla del agua, y gracias a que se hacía tarde y apretaba el hambre, porque si por ella fuera se hubiera dejado arrugar como una pasa de tanto permanecer en la bañera. Navarra es muy especial para comer, así que también levantaron la veda en cuestión culinaria y degustaron los placeres y caldos de la tierra. Un día es un día, hasta en esta especial peregrinación. Ella durmió esa noche como no lo había hecho en mucho tiempo, relajada y sin preocupaciones, desde muy niña no recordaba reposar tan profundamente.

Se despertó en la mañana y Juanma no estaba, había dejado una nota pidiendo que le esperase. Bajó a tomar el desayuno mientras volvía y cual sería su sorpresa cuando le vio aparecer con dos viejas bicicletas.

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Hola, siento no haber esperado que despertaras, pero creo haber solucionado nuestro problema de desplazamiento. ¡Vamos a hacer el Camino de Santiago en bicicleta! Nunca podría haber sido más apropiado su nombre. Hasta Burgos seguiremos la ruta compostelana - dijo Juanma orgulloso. ¿Donde has conseguido las bicicletas? preguntó Olga totalmente estupefacta. Soy un hombre de recursos, como andar tantos kilómetros es muy duro, pensé en

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valernos de las indicaciones y los albergues para proseguir nuestro camino. En bicicleta debería ser más descansado – le explicó. Me parece una idea excelente – mintió Olga, maldiciendo a sus adentros ¡Como iba a ir ella en bicicleta!, cual sería la siguiente tropelía. Me alegro que te guste, en cuanto estés preparada salimos. Ya sé cual será nuestra próxima parada, quiero que conozcas a un buen amigo, alguien al que precisamente conocí en uno de mis peregrinajes.

Dicen que montar en bicicleta no se olvida nunca, pero pueda ser que no se aplique a todo el mundo, además y para empeorar la situación, Juanma la miraba pedalear sin confianza y eso no la estaba ayudando nada. Menos mal que no es requisito moverse con soltura sobre dos ruedas para dirigir una gran empresa, pensó ella. Gracias a su tozudez, y a pesar de llevar más de veinte años sin montar, pronto empezó a moverse con cierto desparpajo, no sin antes haber atropellado a dos viandantes y arrollado el carro de una vendedora de flores. Se disculparon y consiguieron dejar la gran ciudad. Empezaron a utilizar sendas de tierra y la tarea se hizo más sencilla, al verla más relajada Juanma empezó a contarle detalles del camino.

Es común a todas las religiones el acto de peregrinación. En la cristiana se visita las reliquias en Santiago de Compostela o la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén. La musulmana tiene La Meca, los tibetanos el monte Kailas, los hindús el Ganges…, la mayoría de

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los fieles realiza este recorrido por sus creencias religiosas, otros simplemente se sienten atraídos por los paisajes, los albergues y encontrar agradable compañía. Lo que casi nadie conoce es el fin último de su marcha, no es un viaje ofrenda a su Dios, sino el encuentro con la “divinidad” que todos llevamos dentro, contaba Juanma. La peregrinación es un acto de ruptura, se acaba con los actos cotidianos de nuestras vidas, se termina con las preocupaciones sobre el estado de nuestro negocio, o si seremos en breve despedidos. No tiene nada que ver con las notas de los exámenes de nuestros hijos, ni con la situación económica a fin de mes. Lo único que hacemos por un tiempo es andar, y mucho. El peregrino consigue sin saberlo varios objetivos, primero de todo aprende a realizar un esfuerzo, un sacrificio, sin esperar una recompensa cierta por ello. El andar veinte o treinta kilómetros todos los días es ciertamente duro y se viven situaciones en las que prima la solidaridad y el compañerismo, tan olvidados en nuestra sociedad actual. La más de las veces la persona que termina el viaje es totalmente diferente al que lo inicia.

Otro resultado inesperado es que el viajero empieza a pensar de manera diferente, o mejor dicho, calma la mente, pues a través de las diferentes etapas, cuando el cansancio hace mella en la voluntad del hombre, la cabeza deja de dar vueltas. Desaparece la incertidumbre que siempre nos rodea y el peregrino se centra en un único objetivo, llegar al siguiente pueblo, todo lo demás no importa. Para algunos la mente deja de tener absoluto control sobre el individuo, y con suerte se puede ir poco a poco vislumbrando el ser que mora en todos nosotros, concluyó complaciente Juanma.

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Tras compartir impresiones en el camino, y algo de comer, con otros caminantes, distinguieron al fin su objetivo. El pueblo de Torres del Río es actualmente una pequeña aldea de sólo doscientos habitantes, pero fue importante refugio medieval para los viajeros. La única edificación en pie de la época es su iglesia del siglo XII, típica construcción del arte románico pero levantada con planta octogonal, y que junto a la de Eunate es única de estas características en el mundo. En la cúspide en vez de campanario una linterna lucía toda la noche. La leyenda cuenta que se encendía para guiar a los peregrinos, pero a la postre se ha demostrado su poca utilidad como faro, parece más bien que su uso era de índole funerario. Más de un misterio esconden estos parajes, cuando la ciudad amurallada fue erigida por la orden de los templarios, que entre sus múltiples atribuciones contaba la de proteger a los peregrinos de los peligros del camino, sobre todo en forma de asaltantes. Prácticamente ningún otro vestigio queda ahora de esta antigua época feudal. Juanma sabía exactamente donde lo encontraría, atravesó con paso decisivo hasta la plaza central, donde los mayores discutían acaloradamente sobre temas que para muchos pudieran parecer intrascendentes…, básicamente futbol y el tiempo. Olga en seguida reparó en la figura de un hombre mayor, con gafas, pelo largo y una poblada barba blanca, que apartado del grupo escribía en un cuaderno de anillas. Sobre la mesa un café a medio tomar y un tablero de ajedrez con la partida a medias. Había dejado dos sillas libres y Juanma hizo un gesto a Olga para que se sentaran; soltaron las bicicletas y él quedó inmóvil mirando fijamente el tablero. El caballero obviamente les estaba esperando, pero seguía escribiendo con la cabeza agachada. Juanma lentamente y sin mediar palabra movió un caballo. El

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anciano en es momento se detuvo, cerró lentamente su cuaderno y quedó unos instantes mirando las piezas, luego simplemente tiró el rey, sólo entonces sonrió y se pudo escuchar por fin salir palabras de su boca:

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¡Diablos, no lo había visto venir! Dadme un abrazo, os esperaba impaciente. ¿También es vidente? - preguntó Olga sorprendida. ¡No…! tu acompañante y yo llevamos meses jugando esta partida por Internet y esta mañana me anunció su llegada. Veo que no le ha contado nada sobre mí, me llamo Javier, encantado de conocerla. – se presentó, pensando en la extraña ocurrencia sobre sus dotes adivinatorias. Ya sabes como me gusta mantener el aura de misterio - contestó Juanma. No le hagamos caso hija, será muy bueno jugando al ajedrez, pero de mujeres no tiene ni puñetera idea, vayamos a casa para que pueda tomar un baño y descansar un poco. Voy a prepararla una cena que recordará siempre - dijo mirando con complicidad a Juanma. Encantada me dejare preparar lo que usted guste - contestó Olga, que sentía que se encontraba ante un hombre realmente muy especial.

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14 La luna cubría con su manto blanco la espesura de la noche, era tanta la calma que se instalaba en el pueblo que estremecía, sobre todos a aquellos que no estaban acostumbrados al silencio. Javier preparaba “la cena”, mientras sus invitados tomaban una ducha y hacían descansar sus doloridos cuerpos. A la hora estipulada bajaron al comedor y quedaron abrumados por la cantidad de comida que su anfitrión les había preparado:

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¡Madre mía! Que buena pinta tiene todo ¿Eres cocinero? – preguntó. Sólo a ratos y siempre para mujeres guapas – contestó Javier guiñándola un ojo. No te dejes engañar por su humildad - aclaró Juanma - nuestro anfitrión es doctor en psiquiatría, una eminencia de reputado prestigio Eso es lo que más me preocupaba, el prestigio. Cuando te haces famoso y gustas a mucha gente, debes empezar a cuestionarte tu valía. Afortunadamente estoy retirado, ahora sólo me dedico a escribir, pero por favor comed ¡Qué se enfría! – y empezó a repartir la comida. Y yo que pensé que en este viaje pasaría penurias – dijo Olga. Cuando se fluye con amor y sin miedos, la vida te provee de todo lo que necesitas. Es el miedo a perder lo que se tiene o no conseguir lo que se quiere lo que impide vivir con plenitud – expuso Juanma. Sabias palabras, amigo – apoyó Javier.

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Acto seguido inclinó su cabeza y juntó sus manos a la altura del pecho, en ademán de rezar. Olga lo miró sorprendida, mientras él en voz muy baja, apenas imperceptible, daba gracias por los alimentos y la suerte de contar con tan grata compañía esta noche.

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¿Cree usted en Dios? He notado extrañeza en la expresión de su cara cuando me dispuse a rezar – preguntó Javier. Lo siento, pero como científico que es, se me hace extraño. Al final ¿No son tan solo supersticiones? - contestó Olga. Muy religioso no soy – decía riendo, mientras miraba a Juanma buscando su aprobación. ¿Entonces? – insistió Olga. Parte de la culpa la tiene su acompañante, ¿lo recuerdas?... fue una noche que debatíamos sobre la existencia de Dios; negaba esa posibilidad, argumentaba que era histórica la necesidad que tiene el ser humano de buscar explicación a lo desconocido valiéndose de lo sobrenatural explicaba Javier, que a continuación pidió a Juanma que por favor continuara. Yo, por mi parte, trataba de explicar que hay ciertas cosas que no se pueden entender, sólo se han de sentir. Entonces escenifique la siguiente parábola. Cogí una moneda con la mano derecha, la cerré y acto seguido pregunté ¿Dónde está? La respuesta es obvia. Después escondí la misma moneda

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con las manos a la espalda y mostrando los dos puños cerrados le dije: Entonces vi en sus ojos que no había intención de engañarme o inculcar en mí una creencia ciega o religiosa. Su única necesidad era compartir - prosiguió Javier ¿Y confiaste así, sin más?- preguntó incrédula Olga La confianza es la base de todo, sin ella no merece la pena vivir. ¿Porque iba a engañarme este hombre? En ese momento algo maravilloso ocurrió, no se lo puedo explicar con palabras – señaló Javier. ¿Inténtelo, por favor?- pidió Olga muerta de curiosidad. Fue como una revelación, todo lo que había leído en los últimos años, Budismo Zen, meditación, seminarios de Kabbalah, incluso teología cristiana, de pronto todo cobró sentido. Antes me había dado cuenta que no entendía nada, en ese momento supe que no se puede entender. Tenemos que aprender a sentir desde nuestro interior. Creo que vivir desde dentro hacia fuera, en vez de prestarle tanta importancia a las cosas que nos ocurren puede ser altamente liberador - reveló Javier. Los manicomios están llenos de personas que intentaron entender – aseveró Juanma. ¡Pero eso no es una revelación!, es un acto de fe. No tiene fundamento creer que existe

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Dios porque otra persona dice que existe intervino Olga. Tiene usted toda la razón, ahora si mis invitados quieren continuar conversando, lo cual este anciano agradece, habrán primero de terminar la cena, ¿No queremos que se enfríe, verdad? - dijo con el cariño de un padre.

Olga pudo comprobar que la cena era tan exquisita como su anfitrión, apenas lo conocía pero en seguida se percató de la especial relación que existía entre los dos hombres, que a pesar de la diferencia de edad, poseían muy similar “paz interior”. Se acomodaron en el sofá y Javier avivó el fuego de la chimenea para continuar charlando.

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Tengo reservado un vino para una ocasión especial y no se me ocurre mejor momento, con vuestro permiso me gustaría que me ayudarais a comprobar si es tan bueno como dicen – ofreció. Sería una descortesía de nuestra parte rechazar tan amable ofrecimiento – contestó Olga, que realmente estaba disfrutando mucho la velada.

Sacó unas copas, abrió la botella y todos reconocieron no haber probado nunca vino tan rico. El doctor por supuesto tenía intención de continuar la conversación en el mismo punto en el que se habían detenido:

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¿Donde lo habíamos dejado? Ah!... sí, hablábamos de Dios. Lo que ocurre con él, es que no se parece ni por asomo a nada que pueda imaginar, y aun así claramente intuyo la existencia de una entidad superior ¿O piensa que el hombre es el tope de la creación? Espero que por nuestro bien no sea así. ¿De que vale entonces saber de su existencia, si tan distinto es? – preguntó Olga. Reconocer su existencia hace necesariamente replantear la nuestra, ¿Ve a donde quiero llegar? – preguntó de nuevo Javier. Sinceramente, no - contestó Olga, que con el vino se iba animando. Me refiero que la vida es como un gran juego de Rol ¿Sabe a lo que me refiero?, con sus orcos, elfos, monstruos y princesas. Es un gran juego, de una complejidad extraordinaria, pero sólo eso, un juego. ¿Qué otro significado se le puede dar? De todas formas, hagas lo que hagas, nuestra amiga “la muerte” siempre toca nuestra puerta. ¿O cree usted que al final de nuestras vidas cuenta la cantidad de dinero o fama conseguida? – reflexionó Javier bajo los suaves efectos del elixir de uva. ¿Piensa entonces que la vida no tiene sentido? - preguntó escéptica Olga. Al contrario, es un juego maravilloso, más increíble de lo que pueda imaginar, pero no lo estamos jugando muy bien. Déjeme

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puntualizar, ocurre que no lo sabemos jugar, venimos sin manual de instrucciones. Dígame entonces ¿Como hay que hacerlo? - preguntó Olga Esa respuesta la tiene que encontrar usted misma, únicamente le diré que usted se sorprendió de verme rezar. ¿Se ha planteado siquiera si puede funcionar? La realidad no es sólo la que se ve, pueden existir muchas cosas que ni siquiera imagina que la pueden ayudar, pero si quiere encontrarlas tiene que empezar a pensar de manera diferente, no dando por bueno todo aquello en lo que cree, su trabajo, su vida, sus amigos…y eso no es fácil, se lo aseguro - contestó Javier, que andaba ya un poco adormecido. Hace años me contaron una historia que ilustra un poco lo que estamos hablando – dijo Juanma, se recostó y comenzó a contar.

Un famoso poeta callejero de París vendía pequeños poemas, por la ridícula cantidad de un euro. Únicamente pedía una condición, que no se destruyeran una vez leídos, que fueran cuidados, porque un poema tiene su propia energía, tiene vida, es indudablemente algo bello. Si lo destruyes, por la ley de la compensación, empezarás a tener mala suerte, decía a todo el mundo, ocurre siempre que golpeas o destruyes algo hermoso, y él reconocía belleza en todas las cosas. Una persona no le hizo caso, rompió y tiro uno de sus poemas a la papelera. Inmediatamente todo empezó a salirle mal. Buscó al poeta de nuevo y le preguntó como arreglarlo. > fue la respuesta que recibió. Al cabo de uno días volvió

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indignado con veinte mil euros, pensando que había sido timado, mediante algún tipo de mal de ojo o artimaña similar. Cuando le vio aparecer con el dinero el artista le reveló contrariado: >

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15 A la mañana siguiente Olga, no queriendo perder las buenas costumbres, se levantó ya bien entrada la mañana. Bajó despacio las escaleras y pudo escuchar a “sus hombres” hablando en voz baja, prácticamente susurrando. Ella pensó lo gentil que había sido por parte de los dos haber tenido en cuenta cuidarse de no hacer ruido, para no despertarla. A punto de traspasar el umbral de la cocina oyó claramente su nombre y como Juanma decía: >

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Buenos días, no estoy preparada ¿para que?- preguntó al entrar.

Los dos se llevaron gran sobresalto, pues no la habían escuchado acercarse. Se miraron sin saber que responder, hasta que Juanma tomando la iniciativa contestó:

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Buenos días princesa, creo que nos has pillado hablando de ti a tus espaldas. No pasa nada, las mujeres lo hacemos constantemente y no por ello nos ruborizamos - dijo con sorna. En realidad le gustaba ser centro de atención. Javier amablemente se ofrece acercarnos a Santo Domingo de la Calzada, nuestra próxima parada. Dejamos aquí las bicicletas y él se encargará de devolvérselas a su dueño – propuso Juanma. ¡Fantástico!, no te puedes imaginar lo que me duele el culo de pedalear, que no tengo

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quince años. ¿Y para que no estoy preparada? - dijo mientras se servía café e hincaba el diente a los bollos. Te lo contamos por el camino, así haremos más entretenido el viaje. Tú desayuna tranquila – pidió Javier.

Escasas son las oportunidades reales de cambio que la vida concede, pero antes se ha de ir gestando poco a poco, con la exquisitez y paciencia de la maduración de un buen vino. Es entonces, si se está preparado, cuando aparece un detonante. Si se supera el vértigo del principio algunos comienzan un imparable proceso de transformación, que seguramente les llevará a convertirse en seres diferentes. Para unos pocos culmina con éxito este renacer de manera tan rápida que provoca el desconcierto o incluso rechazo de conocidos y familiares. En el caso de nuestros amigos tuvieron el mismo reactivo en esta alquimia de la vida.

Contaba Javier con el entusiasmo de un niño, que una de las muchas leyendas que se cuentan entre los caminantes que se aventuran a realizar el Camino de Santiago hablaba de un peregrino un tanto “especial”. Uno que viajaba solo, en silencio, sin dinero. Cuando tenía algo que decir, escribía en un trozo de papel. Ellos tuvieron la fortuna de conocerlo; más tarde aprendieron que no existe la suerte, pues todo acontece en el momento que tiene que suceder, ni antes ni después. Era alto, desgarbado, con el pelo y la barba muy largos y unos ojos azules que penetraban más allá de la propia mirada. Lo que en él pudieron percibir es el amor en su estado puro. No tiene sentido intentar describir con palabras aquello que no se puede explicar, solo cabe decir que el amor al que se referían es distinto,

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incatalogable, absoluto, ni bueno ni malo. Es algo totalmente diferente al que suele darse en las relaciones humanas.

Cuando queremos a alguien también catapultamos muchas de nuestras necesidades y miedos. Con una relación afectiva se adquiere la sensación de propiedad y la mayoría de las veces, de manera egoísta e inconsciente, tratamos de convertir nuestra pareja en aquella persona que deseamos para nosotros, nuestro “alter ego”. En definitiva, “querer” es aprender a escuchar con el corazón, no con la cabeza. Es aceptar plenamente las cosas como son, entendiendo que ocurren porque todavía son necesarias y sobre todo necesita saber vivir sin juzgar a los demás.

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No es lo que decían sus notas, sino lo que se percibía en presencia de este peregrino. Este tío, paralizaba el tiempo a su alrededor, no tenía nada, no poseía bienes materiales, pero desprendía una paz que no sé puede explicar – contaba Javier mientras conducía Creo que lo entiendo – contestó Olga, quien rápidamente pensó lo desconcertante que fue su encuentro con el Sr. Taiko. Fue una experiencia muy reveladora, nos ayudó a comprender que podemos actuar de manera totalmente diferente – dijo Juanma rompiendo su silencio, pues como era costumbre en él, apenas había hablado en todo el camino. Llegamos a Santiago de Compostela y prometimos seguir en contacto. Ambos continuamos nuestro “aprendizaje” y cuando

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creíamos haberlo visto todo apareció… ¿Cómo lo llamas? – preguntó Javier. El hombre Ayahuasca - respondió Juanma sonriendo Ahora si que me habéis descolocado del todo – dijo Olga, totalmente desconcertada. Pues espera a conocerlo, es tremendo afirmó Juanma, mostrando cierto tono de preocupación.

Atravesaron el pueblo dejando a un lado la catedral, circularon por sus angostas calles hasta tomar una carretera, pobremente asfaltada, que les llevó hasta un antiguo caserón con pinta de palacio renacentista. Un conjunto de cipreses y un alto muro lo rodeaban, dando al lugar un aspecto un tanto lúgubre. La cancela de entrada estaba abierta y Olga pudo leer en un letrero Institución de Readaptación Mental. Javier detuvo el coche y se dirigió a ella:

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Hace mucho tiempo que colaboro en este centro, donde años atrás se auto ingresó un paciente un tanto especial. Voy a hacer las gestiones para que puedas conocerlo. Esperadme en la entrada, será sólo un momento.

Salió del coche y despareció en el interior del edificio, mientras Juanma intentaba poner al corriente a Olga, que estaba literalmente alucinando con este viaje.

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La oportunidad que te brindamos, es conocer una persona que ha escapado de la realidad,

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tal como tú y yo la conocemos. Tienes ocasión de preguntar aquello que desconozcas, pero te advierto que sus respuestas desconciertan tanto que pueden producir una especie de cortocircuito en tu cabeza. Provoca un estado alterado de conciencia. Si eso ocurre, no tengas miedo, relájate y piensa que siempre estamos a tu lado. ¿Te sientes preparada? - pidió Juanma. ¿Preguntar? No tengo nada que preguntar – dudaba Olga. Mucho mejor entonces, sólo pasaras un rato agradable con un chico encantador ¿Te atreves? – le animó Juanma. Por supuesto que si, en peores plazas he toreado – dijo decididamente, sin haber entendido nada de lo que le había contado.

Javier salio sonriente, le plantó una acreditación de visitante y señaló un joven al final del jardín. Acércate y preséntate, él seguramente ya sabe que veníamos a verle, tiene un don para este tipo de cosas, y además agradecerá tu compañía. Olga se separó de los dos hombres y avanzo decididamente hacia el lugar que le había indicado, cuando llegó a la altura del chico saludó tímidamente:

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Hola, mi nombre es Olga ¿Cómo te llamas? Toma asiento por favor, te estaba esperando, me llamo Manuel – invitó el joven con una agradable sonrisa.

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Se acomodó a su lado y le devolvió la sonrisa. Aparentaba tener un poco más de veinte años y era bastante apuesto, aunque pobremente vestido. Se miraron en silencio y ella empezó a sentirse incómoda. -

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En realidad esto ha sido idea de mis amigos, creen que a través de ti voy a “percibir cosas”, pero realmente no se me ocurre que preguntar, lo siento – le dijo agachando la cabeza. A veces formular las preguntas correctas es más difícil que encontrar las respuestas – contestó.

De nuevo se hizo el silencio, él no dejaba de mirarla, pero sonreía y se mantenía muy tranquilo.

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No llevamos ni dos minutos hablando, nada temo a tu lado y sin embargo me siento extrañamente incómoda. No, realmente esa no es la palabra, es una mezcla de nervios, confusión…puede que no sepa explicarlo – expresó como buenamente pudo. Produzco esa sensación en la gente, no te preocupes, en un rato se pasará. ¿Por qué? – preguntó de nuevo. Es un poco complicado de explicar. Somos como un recipiente de energía, que vibra en una determinada frecuencia. Es alta o baja dependiendo de determinados factores, añade a eso que podemos acoger distintas energías y la mezcla se hace difícil de entender ¿No crees? – volvió a contestar. ¿Tu energía hace que me sienta incómoda?

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Lo que ocurre es que mi nivel vibratorio es alto y tú no estás acostumbrada, por eso recibes extrañas sensaciones.

De nuevo se hizo el silencio, lo único que hacían era mirarse, ahora Olga estaba un poco más calmada. La verdad es que no lo entiendo mucho – le comunicó. No trates de entenderlo, no se debe analizar, es mejor que aprendas a observar como te sientes. ¿Cómo puedo observar? – preguntó Olga Ese es mi don, puedo hacer que la gente vea dentro de si misma, aunque a veces lo que ven no les gusta. Si quieres puedo ayudarte, pero te advierto que puede ser una experiencia bastante desconcertante. Hace unas semanas ni siquiera me hubiera planteado la posibilidad de viajar con un monje budista, con el que por cierto me estoy acostando, y un famoso loquero. Creo que llegados a este punto no hay vuelta atrás. ¿Qué tengo que hacer? – dijo, con cierto respeto y bastante miedo. Nada, sólo cierra los ojos, relájate y concéntrate en tu respiración. Cuanto más te relajes más fácil entrarás en el estado de tu propio ser – reveló Manuel.

Apretó la mano con la suya y con gran delicadeza se ayudó de la otra para cerrarla los ojos. Ella noto mucho cariño, se sintió muy arropada mientras iba cayendo poco a poco en un profundo letargo. Pasaba el tiempo y el psiquiatra tuvo que contener a Juanma en

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varias ocasiones, pues fue mucho lo que tardó en volver con ellos. Después simplemente se levantó, y sin ser de todo consciente del tiempo transcurrido, abrazó a su nuevo amigo y volvió hacia la entrada, donde la aguardaban ansiosos. Cuando llegó a su altura se dieron cuenta que su rostro lucía mucho más sereno, había signos de liberación.

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¿Qué ha pasado, por que has tardado tanto?- interpeló Juanma consumido por la impaciencia. No te lo puedo contar, lo haré cuando llegue el momento. Ahora tienes que llamar a tu hermano, algo no va bien… creo que nuestro viaje toca a su fin.

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16 Rosa corría precipitadamente por los corredores del Palacio de Congresos de Hamburgo. Bajo el brazo derecho sujetaba una carpeta negra de la que caían informes al suelo, que iban quedando diseminados por todo el pasillo a causa de su alocada carrera. No le importaba, había pedido a su asistente que recuperara sus pertenencias de la habitación de hotel y la esperara en el coche, con intención de dirigirse a toda velocidad al aeropuerto. Todas las noches ella y Santiago hablaban, sin embargo en el día de ayer no obtuvo respuesta a sus llamadas. Supuso que estaría “enfrascado” en alguno de sus experimentos habituales y se habría olvidado conectar el móvil, pero la realidad es que quedó bastante preocupada. Como por la mañana continuaba sin recibir noticias suyas telefoneó a una vecina, médico de profesión, y le preguntó si no le importaría acercarse un momento a casa para comprobar que todo estuviera bien.

La mujer atravesó la verja y pulsó el timbre de entrada con insistencia, pero nadie en su interior contestó. La puerta estaba abierta, así que decidió entrar, gritando insistentemente el nombre de Santiago para espantar posibles intrusos. Como seguía sin recibir respuesta, ni se escuchaba sonido alguno, se dispuso a subir las escaleras y probar en el laboratorio. Lo que vio le provocó tanto pavor que inmediatamente se puso en lo peor. El investigador permanecía inmóvil, con los ojos abiertos, conectado a un robot cuyo programa hacía mucho tiempo se hallaba finalizado. Llamó rápidamente desde su móvil al número de emergencia, mientras comprobaba sus constantes vitales, afortunadamente su corazón latía, aunque bombeaba con lentitud, y parecía respirar con normalidad. Llegada la asistencia, y como no

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respondía a ningún tipo de estímulo externo, optaron por llevarlo en ambulancia al hospital. ¿En que lío te has metido Santiago? pensó aterrorizada su vecina, que presagiaba algún tipo de daño cerebral.

Dos figuras elegantemente trajeadas observaban toda la escena con discreción desde el interior de un coche negro, aparcado convenientemente a cierta distancia. Una vez que la ambulancia había abandonado el lugar a toda velocidad y la policía terminó de realizar el atestado, el hombre que iba sentado en el asiento del copiloto sacó su teléfono e hizo una llamada. -

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Parece que todo ha ocurrido según usted había previsto, señor ¿Cuál es nuestro siguiente paso? – preguntó. Tenéis que recuperar el androide y todo lo que penséis que pueda estar relacionado con la investigación, pero por favor sed extremadamente cuidadosos, quiero una operación limpia, que no quede rastro alguno que nos pueda comprometer - contestó una misteriosa voz al otro lado del teléfono. Cuente con ello, señor…

El Taxi hizo el camino hasta el Hospital del Norte en un tiempo record, amén de la generosa propina prometida. Sabía que su marido estaba en buenas manos, todavía era toda una celebridad y no escatimarían en medios, pero el hecho de que hubiera ocurrido en su ausencia no dejaba de martirizarla. Una enfermera la acompañó a la habitación, mientras esperaba la llegada del doctor. Vio a su marido postrado

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en la cama, por lo menos tenía buen semblante y no necesitaba respiración asistida. Cuando salgas de esta vas a lamentar el mal rato que me estás haciendo pasar, le susurró entre lágrimas. Por fin, al cabo de lo que para ella fueron quince interminables minutos, apareció el jefe de neurocirugía.

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Buenos días, usted es Rosa, la esposa ¿verdad? Sí, ¿por favor que es lo que ha sucedido?preguntó temblando. Para ser sincero, no hemos encontrado absolutamente nada, ni morfológica, ni a nivel neuronal, no presenta daños estructurales, no hay tóxicos…está simplemente dormido, similar a un coma inducido. Desconocemos que puede haberlo causado y no queremos administrar ningún estimulante para despertar, a fin de evitar posibles reacciones adversas. ¿Usaba algún tipo de droga experimental? – indagó. Llevaba a cabo un estudio del cerebro, pero sin drogas ni nada parecido, es complicado de contar – contestó Rosa, sabiendo que iba a ser difícil explicar en lo que estaba trabajando su marido. Pues vamos a necesitar toda la colaboración que nos pueda dar, porque he de confesarle que estamos bastante perdidos. De momento hemos decidido mantenerle monitorizado y en observación, al menos veinticuatro horas más, con la esperanza que despierte de manera natural. Si no funciona tendremos que ir viendo otras

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opciones. ¿Necesita ayuda de algún tipo? – preguntó el doctor. No, muchas gracias, sólo quiero quedarme a su lado.

Pasaron un par de horas sin cambios perceptibles, la placida expresión de su cara incitaba a pensar en un simple shock, un desmayo a lo bestia…, pero ello tampoco la tranquilizaba mucho. Se estaba quedando un poco traspuesta, debido al cansancio acumulado y a la tensión provocada por de los nervios, cuando oyó sonar su móvil, descolgó y preguntó quien la llamaba:

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Hola Rosa, soy Juanma. Estoy intentando contactar con mi hermano y no contesta ni en el móvil, ni en casa. ¿Va todo bien?preguntó No, nada va bien – contestó hecha un mar de lágrimas.

No pudo aguantar más y rompió a llorar desconsolada, le contó los experimentos con Eternidad, la capacidad de recreación virtual…no tenía que haberle dejado, no tenía que haberle dejado, decía entre sollozos.

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Intenta mantener la calma, probablemente lo único que haya ocurrido es que haya entrado en un estado parecido a la hibernación. Los practicantes de Yoga más experimentados puede paralizar

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prácticamente sus funciones vitales por largos periodos de tiempo y luego despertar sin más. Necesitamos ver sus notas, el programa que utiliza en el desarrollado… ¿Sigue trabajando en casa? – preguntó mostrándose lo más sereno que podía, en un intento de tranquilizarla. Sí, lo tiene todo en su ordenador, arriba en la sala de investigación – contestó. Bien, esto es lo que vamos a hacer, quédate a su lado y si se produce algún cambio en su estado me llamas a este número. Estamos cerca de Burgos, calculo que tardaremos unas tres horas en llegar a tu lado, si no te parece mal me pasaré antes por vuestra casa y recojo su ordenador. Vamos a intentar entre todos descubrir que ha podido pasar. ¿En que hospital estáis? - preguntó de nuevo. En el del Norte, ¿En Burgos? ¿Estás en España? - preguntó muy sorprendida, hacia casi un año que no habían hablado y justo ahora recibe su llamada, esto empezaba a ser surrealista. Es una larga historia, te lo explico cuando llegue, pero lo primero es lo primero, permanece a su lado, nos vemos en el hospital.

Continuando con su acostumbrada generosidad Javier se ofreció a prestarles el coche y se excusó por no acompañarles “que ya tenía una edad”. Se abrazaron y le dieron las gracias, sobre todo Olga, todavía en un asombroso estado de armonía consigo misma, tras la maravillosa experiencia recibida en el sanatorio. Después

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de despedirse condujeron por la autopista hasta que alcanzaron el desvío que les llevaría el pueblo de Santiago. Como dicen que las desgracias nunca vienen solas nada más llegar se dieron cuenta que no iba a ser única sorpresa desagradable del día. Fue tomar la calle donde vivía su hermano y encontrarse de frente con un gran coche de bomberos y varios de la policía que se encontraban estacionados cerrando el paso. Juanma no pudo reprimir un grito al ver la escena:

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¡Diablos!, es la casa de mi hermano - dijo estupefacto, sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo. Está toda quemada – contestó Olga, igualmente sorprendida.

Llegaron al hospital más tarde de lo que pensaban, por supuesto no se esperaban el reciente e infortunado contratiempo. Se acreditaron en la recepción para que les dejaran subir a planta y llamaron suavemente a la puerta de la habitación donde aguardaban su hermano y su mujer. Inmediatamente se abrió y salió Rosa a recibirles, Juanma le dio dos besos y presentó a su acompañante: -

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Hola, te acuerdas de Olga, de la universidad. Sí, claro que me acuerdo, pasad por favor – contestó, invitándoles a pasar con una expresiva cara de perplejidad. Desde luego hoy iba a ser un día para recordar, pensó aunque no dijo nada por supuesto ¿Que estaba haciendo ella aquí? Traigo malas noticias, hemos tardado tanto porque al llegar a vuestra casa nos hemos

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encontrado con los bomberos ¡Se ha quemado! Le expliqué la situación a la policía, que el propietario era mi hermano y había sido encontrado esta misma mañana inconsciente y nos dejaron entrar para ver si podíamos contribuir en algo a la investigación. El fuego ha sido claramente intencionado y no había rastro del ordenador, ni del robot, ¿Conoces si tenía enemigos mi hermano? – preguntó Juanma. Creo que necesito sentarme, son demasiadas cosas juntas – y recostada hundió su cabeza entre las manos, el tema la sobrepasaba, se veía protagonista de una mala novela negra.

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17 El mar mecía suavemente la pequeña barca, mientras una suave brisa golpeaba en el rostro a los dos pescadores. Cubiertos con el típico sombrero japonés soportaban estoicamente los rigores de la fría mañana. Partieron al alba de Tomonoura, pequeño pueblo pesquero al sur de Japón. Llevaban ya un buen rato contemplando quietos y en silencio el Mar Interior de Seto, el que separa las islas que dan nombre al país del Sol Naciente, cuando uno de ellos se decidió por fin a romper la calma:

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Hace unos años ya tendríamos al menos una cesta llena y ahora con suerte es lo que consigo en toda la jornada de trabajo - dijo Akari, el viejo pescador.

No lo entonó como lamento o enfado, no había siquiera resignación, se dijo sólo con ánimo de constatar una realidad, la de un mar que ya no podía ofrecer los frutos que antaño regalaba con mayor abundancia. -

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Sólo los que viven en contacto con la naturaleza son realmente conscientes del enorme daño producido. Poderosa locura la que lleva al hombre a destruir su propia casa – contestó el señor Taiko. Nos comportamos como si fuéramos dioses, creemos que podemos disponer y destruir a nuestro antojo, pero este comportamiento está arrojando graves consecuencias – volvió a intervenir serenamente el pescador.

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Y sin embargo seguimos sin ser del todo conscientes del resultado de nuestras acciones, no queremos aceptar la responsabilidad de nuestros actos, es más sencillo buscar a quien echar la culpa – afirmó Taiko, agachando la cabeza en señal de humildad.

Akari Matsuyama era el hombre al que más admiraba en el mundo. Nunca había parecido necesitar nada, ni siquiera ser feliz. , contestaba cuando le preguntaban. Una vida sencilla de reflexión y trabajo duro habían ido tallando en él una singular sabiduría. El Señor Taiko contaba con una inmensa fortuna, inagotables recursos y en más de una ocasión le ofreció trabajo o dinero, pero él siempre rechazó cualquier tipo de ayuda: >, le respondía riendo a carcajada limpia, sin saber si era entendido; ni le importaba, ni lo esperaba. Por fin las cañas tensaron los sedales, todas al mismo tiempo, y los dos hombres se incorporaron de un salto para tirar de ellas.

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¡Un golpe de suerte!, debemos habernos cruzado con un banco de peces, no te quedes ahí parado ¡Ayúdame con las de tu lado! – gritó Akari. ¡Hago lo que puedo!, no me pidas tu destreza, que no soy pescador – protestó Taiko, mientras se aferraba a una de las cañas como podía.

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Con mucho esfuerzo consiguieron tirar de ellas para recoger el pescado y llenar así de golpe toda una cesta de Madai, el típico Pargo rojo japonés. Como hacía siempre, el viejo pescador juntó sus manos y agradeció la captura, mientras los peces daban golpes con sus colas y abrían sus bocas a intervalos, intentando respirar fuera del agua. Cuando acabó levantó la cabeza, sonrió y despacio, con mucho esmero, como si fuera la primera vez que lo hacía, empezó a preparar las cañas otra vez, ante la atenta mirada de su improvisado ayudante.

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Noto antiguos fantasmas en tu mirada, viejo amigo, ¿Todavía no pudiste desprenderte de tu anhelo por cambiar el mundo? – preguntó Akari. Los dos sabemos que no se puede. Son los hombres los que han de cambiar, solo cuando lo hayan hecho en número suficiente cambiará…, ni siquiera tengo claro si eso realmente importa - contestó serio. Da la sensación que vuelves a sentirte abandonado, como el cachorro asustado que eras cuando nos conocimos, ¿Lo recuerdas? - dijo alzando hacia él su mirada.

Se miraron por un breve espacio de tiempo, se sonrieron, y ya no dijeron nada…, quedaron inmóviles, mirando al horizonte, hipnotizados por la belleza del mar, mientras esperaban la próxima captura. Pasó tiempo hasta que el Señor Taiko volvió a romper el silencio instaurado.

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Tener conocimiento y no poder hacer nada implica cierta frustración – comentó Taiko, aunque sabía la contestación. Es muy importante aprender a aceptar las cosas como son, sobre todo porque la mayoría de ellas escapan a tu control. Tu contribución es importante, la aportación de cada uno de nosotros lo es, pero no esperes que estén siempre recordándotelo. Como de costumbre tienes razón. Mientras existe el vínculo de unión con la mente, por débil o controlada que esta parezca, siempre acaba valiéndose de estrategias y engaños para desestabilizar y crear esa falsa sensación de fracaso, de vacío… ya no es momento de hacer juicios y valoraciones – asumió Taiko de manera humilde. No te martirices, un fuerte sentimiento de lealtad hacia los demás impide subir el último escalón, aquel en el que has de superarte a ti mismo. Está claro que es muy difícil renunciar a la identidad que cada uno nos hemos creado. Provocar un cambio tan sustancial es en realidad renacer en vida, “dejar de ser tu mismo” y puede parecer que abandonas el resto del mundo a su suerte…, pero los dos sabemos que no hay nada cierto en ello. Este pensamiento te honra, pues es puro de corazón, como todos los apegos, llegará el momento en que sabrás desprenderte de él, quizás después de tu muerte..., quién sabe.

Taiko sonrió, qué ladino podía ser su amigo cuando quería, pero cuánta razón tenía. Nos aferramos a

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causas perdidas, sin querer reconocer que es el miedo el que nos impide enfrentar realmente nuestro propósito en la vida. Tener el conocimiento puede ser una pesada losa, de la que también hay que saber desprenderse, para librarnos de la falsa idea de identidad, de todo aquello en lo creemos, y recuperar así nuestra verdadera esencia.

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Bueno, mientras me deshago totalmente de mi inventada personalidad, ¿Podemos al menos intentar hacer algunas cosas?, como antes lo intentaron Jesús, Buda y otros tantos – reflexionó Taiko, no muy convencido con sus palabras. ¿Vas a empezar a hacer milagros? – preguntó el pescador con ironía Ganas me entran. Lo que hacía Jesús no eran milagros. Él pedía para los demás, para que no pasaran hambre o para que curase el enfermo…, su nivel de conexión era tan alto que muchas de sus plegarias fueron concedidas. Intentó acercar al mundo la esencia de Dios, sin embargo no entendieron el mensaje, únicamente vieron una persona muy especial, que podía hacer cosas increíbles. Nadie se percató que pretendía enseñar a explorar la esencia mágica que reside en todos nosotros. Una vida sin sufrimiento es posible, ni el que sentimos, ni el que provocamos – concluyó serenamente este viejo pescador. ¿Y como se explica esto a quien trabaja todos los días catorce horas para sacar adelante su familia, a quien ha perdido el

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ser que amaba…, o quien por no tener no tuvo ni esperanza? - volvió a preguntar Taiko ya más serio. Ahí está su grandeza, no puedes. Todos caminamos para aprender, deja que caigan, pero permanece a su lado para ayudarles a levantar – le contestó Akari sin inmutarse, con la vista fija en el mar.

Quedaron callados de nuevo, esperando que los peces volvieran a morder los anzuelos, cuando oyeron sonar el móvil del señor Taiko. Tras un instante Akari pudo escuchar como contestaba a su interlocutor: >. -

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Me temo que me requieren con cierta urgencia, muchas gracias por tu compañía, es un placer poder pasar tiempo en tu presencia – dijo mientras inclinaba su cabeza en señal de reverencia. El placer es mutuo, ya lo sabes ¿Te acerco a la orilla?- preguntó el pescador. No es necesario, voy un poco apremiado y además así no te hago recoger, hasta pronto amigo – y se despidió con otra leve inclinación.

Casi no había acabado de pronunciar sus últimas palabras cuando el Señor Taiko se desvaneció, como por arte de magia. El viejo pescador no se vio sorprendido por la desaparición de su amigo, parece que en él era algo habitual esfumarse en el aire. Giró su vista al mar y se acomodó plácidamente, esperando su próxima captura.

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18 Juanma tecleaba frenéticamente en el pequeño portátil, bajo la atenta mirada de las dos mujeres. Como su hermano se mantenía profundamente dormido y continuaba sin mostrar signos de actividad, en cuanto el sol hizo de nuevo acto de presencia salió precipitadamente de la habitación; no podía soportar estar más tiempo allí parado cruzado de brazos sin poder hacer nada. Tuvo la idea de acercarse al centro de investigación universitaria que había prestado el robot a su hermano, con la intención de pedir sus códigos de acceso y equipo adecuado para rastrearlo. No le gustó ni pizca a Rosa que marchara así, sin ninguna explicación, ni razón aparente. Se podía palpar la tensión entre las dos mujeres, que solventaron su ausencia sin cruzar palabra. Consciente del peligro de dejarlas solas se cuidó mucho de volver lo más rápido posible. No se podía hablar de rencor propiamente dicho, pero la mujer de Santiago no guardaba un buen recuerdo de Olga, siempre pensó que era una descarada. Todos los androides llevan integrado un terminal GPS que facilita su localización en casos de emergencia, pero cualquier “cuatrero” de tecnología, mínimamente capacitado, conoce la existencia de este dispositivo y como inutilizarlo, por lo que resulta de escasa utilidad en caso de sustracción. No obstante no todo estaba perdido, Juanma todavía recordaba las manías de su hermano, no en vano habían trabajado codo con codo durante un largo periodo de tiempo, muchos años atrás. Estaba convencido que habría escondido otro chip de seguimiento, más difícil de encontrar e identificar. No era el tipo de persona que arriesgaría años de investigación por un simple robo o accidente. Recibido en la universidad consiguió con gran esfuerzo convencer a los

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responsables que él era sin duda la mejor baza si querían recuperar tan preciado material. Hizo valer su doctorado en ingeniería de computación y sobre todo ser el hermano de tan ilustre y brillante científico, y a regañadientes obtuvo los códigos de acceso con inusitada rapidez, sobre todo ante lo extremadamente cautelosos que suelen ser en estos casos. Estaba claro que debían estar bastantes desesperados, los fondos destinados a investigación siempre escasean y cualquier opción era buena con tal de recuperar un equipo tan valioso. De vuelta al hospital comenzó a buscar la manera de establecer conexión y averiguar donde habían llevado a Eternidad. No le llevó demasiado tiempo encontrar un rastro. En cuanto estuvo seguro de haber obtenido lo que buscaba dejó de teclear, levantó su mirada hacia Olga y exclamó con cara de sorprendido: -

¡Imposible!, no puede estar bien. ¿Qué ocurre? – preguntó Rosa que había saltado como un resorte. ¡Se han llevado a Eternidad a Hong Kong! Creo que nos enfrentamos a algo más serio que ciber delincuentes, tened por seguro que lo que ha encontrado mi hermano debe valer mucho dinero si son capaces de sacar en tan poco tiempo un robot experimental fuera del país – les informó, muy desanimado ante su descubrimiento.

Un androide de este nivel, el modelo técnicamente más avanzado que existe, es francamente difícil de transportar en avión como contrabando, sin que sea detectado por el servicio de aduanas o la policía de fronteras. Quienes se lo habían llevado tenían medios muy sofisticados y grandes recursos, probablemente su propio avión. Juanma les estaba poniendo al corriente de

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los detalles de su hallazgo cuando oyeron sonar un teléfono móvil, Olga se disculpó y salio de la habitación. Instantes después volvió a entrar, con cara de franco desconcierto, y sin disimular su tremendo disgusto se dirigió a ellos:

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¡Lo que nos faltaba! Era una llamada del trabajo, ahora me dicen que abandone todo lo que esté haciendo y me reincorporé inmediatamente. He intentado hablar con el director de mi empresa, pero está ilocalizable por tiempo indefinido – dijo apesadumbrada. Son demasiadas coincidencias, ¿No os parece? – apeló Juanma pensativo. Va siendo hora de que los tres mantengamos una conversación, creo que queda claro que no habéis venido a Madrid precisamente de vacaciones. ¿Tendríais la amabilidad de explicarme que está pasando? – dijo Rosa muy enfadada, se veía a punto de estallar en cualquier momento.

Se miraron con preocupación, sabiendo el formidable lío en que se habían metido. El enfado de Rosa podía ser apocalíptico, lo mejor sería actuar con tacto y contarle todo desde el principio. Le hablaron de la misteriosa nota en el despacho, el viaje de avión a París y su traslado, campo a través, desde la frontera con Francia. Fueron desgranando su aventura, dando detalles del viaje que finalizó con su llegada al pueblo de Javier en Burgos, pero se guardaron muy mucho de contar aquellos pormenores que no consideraron conveniente relatar. No hablaron mucho de Margarite, y

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por supuesto obviaron contar la experiencia de Olga en el sanatorio, ya era bastante complicado por sí sólo explicar el propósito de su viaje, ¿Intentar convencer a Santiago para que aceptara fondos privados en su investigación?, y sobre todo, ¿Cómo justificar que en vez de dirigirse directamente a Madrid se dedicaron a recorrer el país en una especie de viaje iniciático?, realmente no tenía ningún sentido. Rosa se mantuvo con relativa calma escuchando todo el relato. Cuando terminaron parecía haberlo encajado con una serenidad y entereza envidiables…, o eso creían:

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Si lo he entendido correctamente, cuando recibí vuestra llamada os encontrabais viajando de Francia a España en una especie de viaje espiritual, camino de Madrid para convencer a mi marido de dejarse patrocinar. Sí, más o menos esa puede ser la idea – contestó Juanma Y tuvisteis conocimiento de su investigación por una nota anónima dejada en el despacho de tu trabajo. Exactamente, así es como empezó todo – contestó Olga. ¡Estáis locos los dos! No se os ocurrió que la competencia podría estar también detrás de la investigación. Podíais haber llamado, ponernos sobre aviso, vete tú a saber lo que le han hecho con tal de robar su trabajo – gritó completamente fuera de sí. No pensamos que nadie más pudiera conocer nuestras intenciones…- intentaba justificar Juanma, sin saber muy bien que decir para que se calmara.

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¡No digas una palabra más!, como Santiago no se recupere inmediatamente vais a lamentar el día que tuvisteis tan brillante ocurrencia, me aseguraré personalmente que lo recordéis para siempre - estalló roja como un tomate, atravesándolos con la mirada.

Por primera vez en mucho tiempo los dos tuvieron miedo de verdad, tal era el genio que mostraba esta mujer, por fortuna para ellos si existe un Dios debía haberse puesto de su parte, porque en ese preciso momento vieron con alivio como Santiago abría los ojos y lentamente se incorporaba ante su atónita mirada. Sin mediar palabra se acercó a su mujer, la besó suavemente y mediante gestos indicó que le suministraran un trozo de papel y algo para escribir. Redactó con pulso aun tembloroso y les entregó una nota, después abrazó a Olga, a su hermano y se dirigió al baño. Casi sin capacidad de reacción todos leyeron lo que el hombre que no hablaba les había escrito:

Desde luego esto era el colmo, llevaba casi un día en coma, habían robado años de dura e incesante investigación, su casa se consumió pasto de las llamas y él decía que todo está bien. Claramente debían haberle golpeado la cabeza, no era consciente de la realidad. Bueno, lo importante era que estaba despierto, ya habría tiempo de arreglar lo demás después, pensó su mujer.

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Tras la revisión de rigor por el médico y viendo que físicamente estaba perfecto, decidieron darle el alta, entendiendo innecesario mantenerlo por más tiempo en observación. Seguía sin decir palabra pero sonreía todo el tiempo, y eso ayudaba en cierta manera a tranquilizarles. Se vistió lentamente, todavía un poco entumecido, y abandonaron el ala principal del edificio, para acabar sentados como colegiales en la escalinata de entrada al hospital, sin saber muy bien hacia dónde dirigir sus pasos. Cuatro de los científicos más brillantes en inteligencia artificial, acostumbrados a resolver las más complicadas ecuaciones y problemas de toda índole, se dieron cuenta que no entendían absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo. Como Santiago sonreía pero no decía palabra, al final fue Olga la primera en intervenir.

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Nos vamos a Hong Kong, os prometo que vamos a recuperar ese robot aunque sea lo último que haga – dijo con entusiasmo, se notaba que no era una decisión muy meditada. Te echarán del trabajo, no puedes ausentarte así sin más, además para buscar Eternidad vamos a necesitar mucho dinero, no sólo el viaje y alojamiento, sino pagar bastante por la información – le contestó Juanma, que dudaba si podían estar ante una posibilidad real. Podemos usar mi tarjeta de crédito de la empresa, no tiene límite. Total, ya que van a despedirme démosles motivos de verdad – ofreció Olga, muy decidida a marchar.

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En cuanto no aparezcas por la oficina lo primero que harán será revisar los cargos de tu tarjeta, la van a cancelar – objetó Rosa intentando imponer un poco de cordura. No, si la “hackeamos”, puedo hacer que los importes no aparezcan automáticamente, que demoren un tiempo en pasar al banco. Nos daría al menos una semana de tiempo antes de que detecten el error – dio la opción Juanma. ¡Perfecto! no sólo vamos a perder el trabajo, sino que también vamos a ir a la cárcel – replicó Rosa, que no lo veía nada claro.

En ese momento Santiago, que había escuchado toda la conversación sin intervenir, cogió papel y bolígrafo y sin inmutarse lo más mínimo escribió:

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¡Estás loco! – gritó Rosa indignadísima – acabas de salir de un hospital, y nos han quemado la casa ¡Tú no vas a ir a ningún lado!

Santiago la miraba sin perder la sonrisa, la abrazó y la besó cariñosamente. Los cuatro se miraron y asintieron…, parece que después de todo sí que se iban a China.

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19 Parece increíble que únicamente días atrás, al borde de la depresión por la sequía creativa que atravesaba, Olga rogaba por una idea que le permitiera mantener su cargo y ahora sin embargo iba a tirar por la borda años de duro trabajo intentando recuperar la quimera de un hombre al que realmente nunca llegó a conocer. No es consuelo para el alma la seguridad que otorga creer en la idoneidad de tu propia realidad, y ella sentía que había llegado el momento de dar un paso al vacío, confiando que habría unos brazos para recogerla y amortiguar la caída. Afortunadamente a treinta y cinco mil pies de altura las cosas se ven diferentes, sobre todo regadas por el excelente vino que servían en la clase ejecutiva. Decidieron ir por Zurich, la ruta más rápida que podían tomar y también la menos habitual. Santiago y Rosa dormían plácidamente, sin haber acabado de asimilar todo lo acontecido en las últimas veinticuatro horas. Juanma pasó su brazo por encima del hombro de Olga y acariciando su largo pelo le preguntó:

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¿No tienes sueño? Deberíamos dormir un poco. El tiempo de dos copas más y no habrá quien me despierte – contestó ella susurrando. Todavía no me has contado que pasó con Manuel en el psiquiátrico, llegué a preocuparme, es bastante inusual pasar con él tanto tiempo, ¿Sabes a lo que me refiero? Teníais razón, fue toda una experiencia, no se parece a nada que haya experimentando

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antes. Si no tienes sueño realmente no tengo claro expresarlo con palabras relatar su encuentro ayahuasca.

te la cuento, pero que sea capaz de – y comenzó a con el hombre

Le contó que para ella todo había ocurrido muy rápido, y sin apenas darse cuenta quedó sumergida en un profundo sueño. Lo más extraño de todo es que de inmediato sintió que quien dormía era otra persona. No era fácil explicarlo, pues tenía la sensación de haberse convertido en un mero espectador, contemplándose a sí misma. Entonces empezó a tener mucho miedo, de pronto no sabía quien era, ni donde estaba, dejó de tener identidad, tal y como la podemos entender. Existía fuera de su propio cuerpo, pero no podía darle forma, ni nombre, no podía verse, era algo que no tenía ningún sentido. Tardó bastante en acostumbrarse a esa extraña sensación y cuando pudo tranquilizarse se vio de nuevo, esta vez desdoblada en alguien muy oscuro. Pudo de forma muy clara sentir sus envidias y deseos…, sus prejuicios. Comenzó a sentirse una persona muy mezquina, y sólo entonces alcanzó a comprender que verdaderamente no se quería, que todo lo que le siempre le había importado era en su carrera profesional, actuando de manera egoísta, sin interesarle para nada lo que pudiera ocurrirles a los demás. Juanma la interrumpió:

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Es importante quererse y aceptarse con nuestros propios defectos, cuando estamos a gusto con nosotros mismos, también es más fácil estarlo con el resto, por decirlo de

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alguna manera. Nadie es perfecto – dijo en un intento de quitar hierro al asunto. No buscaba el bienestar, sólo quería reconocimiento, prestigio, y eso no tiene nada que ver con sentirse bien, o encontrar la felicidad. Deja que continúe – le pidió que callara besando sus labios dulcemente.

Le confesó que en la universidad la primera vez que se acostó con él fue porque admiraba su trabajo, en realidad ni siquiera le gustaba. No podía soportar la idea que fuese mejor que ella y lo único que quería descubrir era como lo hacía, como podía conseguir ser más brillante que él. Ese recuerdo sirvió para entender que únicamente se esforzaba para ganar la admiración de los demás. Se echó a llorar, bueno no podía verse llorando, porque en realidad sólo veía a “la otra”, pero sabía que estaba quebrada por dentro. Las cosas que realmente le importaban estaban ahí, al alcance de su mano y las había ignorado todas, una tras otra. De nuevo tuvo miedo, esta vez de no entender, y gritando preguntó: > Y le contestaron, no directamente, no con palabras, la respuesta únicamente la pudo sentir brotar de su interior: . En ese momento se dio cuenta que podía volar y lo hizo como el viento mientras peina las olas del mar. Se acercó a contemplar las estrellas, y desde allí vio nuestro planeta rodeado de los más vivos colores que se puedan imaginar…, súbitamente aprendió que formamos parte de un todo más grande, que cada uno de nosotros es una pieza infinitesimal de un gran rompecabezas. Mientras exista un solo niño que pase hambre o el hombre mate en

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nombre de razón o religión, mientras en alguna parte del mundo sea considerado normal violar a una mujer, dará igual tener un gran trabajo, poder o mucho dinero, porque se estará incompleto. Entendió por fin que las cosas que realmente importaban no tenían nada que ver con las que siempre había creído como correctas.

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Entonces agradece haber aprendido esa valiosa lección. Casi todas las personas dejan pasar la vida sin saber qué buscar – reflexionó Juanma. A punto de despertar y volver a la realidad vi a tu hermano, se acercó, me abrazó, me dijo que no fuera tan dura conmigo misma, que todos estamos aquí para aprender. No me preguntes como lo supe pero intuí, a pesar de su aparente serenidad, que algo no estaba bien, me dio la impresión que se hallaba perdido, afortunadamente parece que se va a recuperar del todo. Por supuesto, somos chicos fuertes… y ahora a dormir – mandó Juanma en tono paternalista.

El avión aterrizó con puntualidad suiza. Pocas ciudades guardan tantos secretos como la ex colonia británica, punto de encuentro entre occidente y oriente. Fue cuna de piratas y contrabandistas durante décadas y en cierta forma nunca ha dejado de serlo. Muchas de las grandes transacciones económicas a nivel mundial se hacen en Hong-Kong y cualquier empresa tecnológica que se precie tiene representación a orillas del Mar de China. Los grandes rascacielos y los coches de lujo del distrito central contrastan con el millar de angostas

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callejuelas donde es bastante fácil perderse, e incluso no encontrar salida, si has tenido la mala suerte de adentrarte donde no debes. La ciudad de los contrastes, del opio y del juego, una urbe siempre descontrolada, agradable para los turistas, pero dura para los negocios y sobre todo lugar poco apropiado para preguntas incómodas. Juanma y Olga sabían que no iba a ser precisamente fácil iniciar la búsqueda de Eternidad con la necesaria discreción, pero no dijeron nada, para no preocupar a Santiago y su mujer, claramente ajenos a las dificultades que les esperaban.

Tras cruzar el control de pasaportes y abandonar el aeropuerto, Olga les llevó al hotel en el que acostumbraba alojarse. Como responsable de los proyectos de su empresa visitaba a menudo la ciudad, en busca de novedades y alta tecnología, eran viejos conocidos se podría decir, y esperaba que uno de sus contactos habituales les pudiera ser de utilidad. Una vez acomodados, a pesar de que las calles empezaban a cubrirse de luces, decidió dejar al matrimonio descansando y acompañado por Juanma salieron en busca de información. El taxista receló enseguida de la dirección que le entregaban escrita en una tarjeta. No quería llevarles, pero Olga en perfecto cantones le convenció, amén eso sí, de la promesa de una generosa propina. Dejaron el glamour del distrito de negocios y el taxi les condujo a toda velocidad entre el entramado de callejuelas y altos edificios que componen la puerta de atrás de la gran ciudad. Había empezado a llover y estaba oscuro, lo que daba un aspecto más tétrico si cabe a esta parte de la capital.

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El taxista detuvo el coche, gritaba y gesticulaba de manera muy expresiva, indicando que por ningún dinero del mundo iba a esperar en aquel lugar a que volvieran. Le pagaron y se marchó como alma que lleva el diablo. Era extraño, tanto las aceras como las terrazas de los edificios estaban abarrotadas de asiáticos, pero nadie parecía reparar en el par de extranjeros que acaban de bajarse del taxi. Olga cogió de la mano a su acompañante y se dirigieron directos a lo que debía ser un burdel. Un enorme y colorido letrero de neón cubría parcialmente la entrada donde dos orientales grandes y con cara de pocos amigos hacían la función de porteros. Olga se acercó a los matones y les entregó una tarjeta de presentación, el más joven de los dos la miró con detenimiento y sin mediar palabra entró al local. Al cabo de un minuto volvió a salir, su semblante había cambiado, ahora lucía una espléndida sonrisa y con una leve inclinación de su cabeza les flanqueó la entrada, no hubo preguntas.

Juanma pensó que todos los burdeles en Asia debían ser iguales a los de las películas, chicas haciendo la barra, mientras chinos obesos y trajeados babeaban a sus pies hasta caer derrumbados por la ingesta de alcohol. Había cortinas de terciopelo rojo por todas partes.

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Quédate sentado e intenta pasar desapercibido. Espero que a mi vuelta no tenga que pelearme con nadie, ya sabes que soy una chica celosa. No tardaré mucho – dijo Olga, sabiendo que por fin se encontraba en su terreno.

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Prometo portarme bien si te das prisa, hay una oriental que no me quita ojo – contestó sonriendo.

Dejó a su acompañante y se dirigió a una puerta lateral. El caballero que la guardaba inclinó su cabeza en señal de saludo y le permitió el paso. Incluso en una ciudad tan grande, el mundo de la alta tecnología es relativamente pequeño, si alguien podía tener alguna idea de donde escondían su androide era Chen, un británico mitad europeo, mitad chino, que llevaba mucho tiempo en el negocio. Era grande y fuerte como un toro, tenía una imponente presencia, incluso decían los rumores que años atrás en una pelea mató, valiéndose sólo de sus manos, al menos cinco hombres. Bueno, ya sabemos como son los rumores. Con Olga siempre había tenido un trato exquisito, muy educado, trabajar con una representante de una empresa del tamaño de Biotech siempre era especialmente rentable.

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¡Qué agradable sorpresa! ¿Cómo no me has avisado? – la saludaba mientras le daba un efusivo abrazo - He conocido un restaurante nuevo, tienes que probar la deliciosa comida que hacen Estaré encantada de acompañarte, pero tendremos que posponerlo para mejor ocasión, no vengo en “viaje oficial”, pero necesito tu ayuda, y además tengo que pedirte que te muevas rápido. ¿De qué se trata? - preguntó Chen. Necesito que encuentres un androide de clase experimental que nos ha sido sustraído. Tenía un rastreador, esta es su

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última ubicación, aquí en Hong Kong – dijo entregándole una tarjeta de memoria para el ordenador. Extraño, realmente insólito, robar y esconder un androide es fácil, transportarlo sin que lo detecte aduanas e intentar ponerlo en circulación tiene un coste que excede con creces lo que se puede obtener de él. ¿Qué tiene de especial tu robot? – le preguntó dejando claro que sabía que estaba escondiendo información. Todo a su momento, tú encuéntralo. ¿Y yo que saco con todo esto? ¿Seguir haciendo negocios conmigo? - sabía que su curiosidad iba a ser motivación suficiente para que comenzara a buscar de inmediato. Siempre es un placer, ¿me tomo un descanso y vamos a comer algo? Vengo acompañada, si hicieras el favor de pedir a alguno de tus hombres que nos lleven al hotel te estaría muy agradecida. Sabes donde encontrarme, muévete rápido Chen, mucho me temo que su destino final no sea la ciudad – y dándole dos besos se despidió.

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20 Los primeros rayos de luz se filtraban a través de los gigantes de acero y cristal iluminando tenuemente la habitación de hotel. Santiago abrazaba a su mujer, que descansaba apoyando la cabeza en su pecho, todavía medio dormida, cosas del Jetlag. Él seguía sin decir palabra pero mantenía una gran serenidad, la suficiente para que ella se sintiera tranquila. A pesar del gran reconocimiento obtenido, nunca fue comprendido de verdad por la comunidad científica, que no compartía sus “estrafalarios planteamientos”, y el ser apartado de la vida activa le hizo experimentar un gran alivio, al fin se supo libre de hacer lo que le diera la real gana. Había llegado el momento de dedicarse a la investigación con plena libertad, sin tener que rendir cuentas…, pero como todo lo bueno dura poco, pronto empezó a estresarse de nuevo, cuestión de amor propio y esa necesidad interna de mostrar la genialidad. En algún momento de nuestras vidas cada uno de nosotros nos hacemos valedores de un sueño que guía nuestros pasos, pero siempre al final nos infligimos la presión suficiente para olvidar que en el camino y no en el resultado está el éxito. Ahora de nuevo rebosaba esa tranquilidad e ilusión con la que había iniciado la investigación con Eternidad, años atrás.

Rosa abrió lentamente los ojos y le dio un beso, se encontraba a gusto con la nueva faceta de su marido, medio loco y algo místico, pero que por primera vez en mucho tiempo la trataba con delicadeza extrema. Ya no tenía tanta prisa por que volviera a hablar, encontraba reconfortante el silencio, entendía que era solo algo pasajero.

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No me has contado nada sobre lo ocurrido, nos hiciste pasar un mal rato - preguntó mientras se incorporaba.

Él la miró y sonrió, y ella a cambio puso esa cara que ponen las mujeres cuando necesitan una respuesta…, para complacerla cogió papel y bolígrafo y escribió.

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No tengo muy claro que se pueda expresar con palabras, estuve en la esencia madre de la que proviene todo. Quieres decir que entraste en un estado de alucinación o paranoia. ¿Algún tipo de estado mental alterado? – le preguntó. Es más bien un estado en ausencia de la mente. ¿Un estado de “no mente”? No lo entiendo, todo se rige por la mente, no puede existir un estado en la que falte….salvo la muerte. ¿Quieres decir que estuviste en coma? – preguntó algo asustada. Al contrario estuve más vivo que nunca. Sé que es difícil de entender, incluso habiéndolo experimentado no se comprende mucho la verdad. Trato todavía de ordenar el conjunto de sensaciones para intentar darle algún significado, así escrito probablemente carezca de sentido.

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Los dos quedaron mirando fascinados a través de los grandes ventanales, contemplando como el Sol iba poco a poco haciendo su aparición entre los grandes rascacielos. Después Rosa nuevamente le beso con cariño y volvió a preguntar:

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¿Pero tú estás bien, que es lo que importa? Mejor que nunca, sólo necesito un poco de tiempo, pues de empezar a hablar ahora, perderé el estado de beatitud en el que me encuentro – le escribió de nuevo. Pues con beatitud o sin ella será mejor que me consigas un buen desayuno, porque estoy muerta de hambre…, me voy a la ducha. No puedo pedir el desayuno por teléfono, sabes que no debo hablar. Pues te vistes, bajas y se lo escribes – dijo sonriendo, y sin darle la oportunidad de replicar se encerró en el baño.

Alguien golpeaba con insistencia la puerta de la habitación y Juanma se sobresaltó al escuchar como desde afuera pedían a gritos que abrieran la puerta. A duras penas se pudo levantar, aun era temprano y entre unas cosas y otras no llegaron a acostarse precisamente pronto. Se acercó casi a rastras a la entrada y al abrir Rosa se abalanzó sobre él, con un papel en mano y muy disgustada. No paraba de gritar: > Olga asombraba por su gran capacidad para dormir profundamente casi en cualquier circunstancia, pero no tanto y obviamente no le quedó más remedio que abrir los ojos, pues el alboroto era considerable. Entre los dos consiguieron que se

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sosegara y le pidieron que al menos les dejara vestirse, para bajar con premura a la recepción del hotel, donde releían una y otra vez la nota que Santiago había dejado para ella:

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La repentina desaparición de Santiago añadía si cabe más perplejidad a la ya de por si complicada situación. En el hall de entrada del hotel les contaron que un hombre mayor, de rasgos asiáticos y elegantemente vestido había tenido una breve conversación con él, después se acercó al recepcionista y pidió escribir un mensaje, con instrucciones precisas de entregar a su mujer. En ningún momento hubo señal de forcejeo, ni parecía que actuara en contra de su voluntad, pero está nota no solo no arrojaba claridad sobre su extraño comportamiento, al contrario los dejaba sumergidos en mar de dudas ¿Por qué había decido desaparecer sin despedirse, siquiera de su mujer? ¿Una escueta nota por toda explicación? Podían entender que no deseara hablar, que se hallara todavía bajo los efectos de su alucinación, pero ¿Ni siquiera una llamada?, porque eso habría bastado seguramente para evitar todo tipo de conjeturas y sobre todo arriesgadas ocurrencias. La

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primera en romper el silencio fue Rosa, presa otra vez de una gran ansiedad:

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¡Un secuestro!, tiene que haber sido forzado a marchar. Creo que ahora lo más importante es que guardemos la calma, no sabemos que ha podido ocurrir – la intentaba tranquilizar Juanma. En realidad tiene sentido, si los que robaron Eternidad conocían que Santiago se encontraba en la ciudad, pueden haberlo amenazado o engañado con falsas promesas. Es la jugada perfecta, con su inventor les será más fácil obtener los datos de su investigación, debemos estar enfrentándonos a un gran holding empresarial, no entiendo como han podido tener noticia tan rápido de nuestra llegada a Hong Kong - dijo Olga apoyando la teoría de la conspiración. ¿Llegó a contarte algo? ¿Sabes porque puede ser tan importante lo que ha descubierto? – preguntó Juanma. Esta mañana hemos hablado un poco, pero nada que tenga sentido. Hablaba de un estado donde no hay mente, la esencia madre de la que estamos creados, creo que andaba delirando. Puede que su máquina sea capaz de borrar el cerebro o programarlo de alguna manera, quizás pueda tomar el control de una persona o que sé yo…. Imaginad por un momento que se pudiera manipular la mente al presidente de un país

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o de una empresa – dijo Rosa, un poco desmoralizada ante la nueva situación. Puede que haya encontrado el “Nirvana” – intervino serio Juanma. Si seguimos desvariando vamos a acabar pensando que se lo han llevado los alienígenas – intervino irónica Olga, igual de aturdida que los demás – No me miréis así, no es una teoría, intentaba ser sarcástica, lo que está claro es que no podemos acudir a la policía, demasiadas cosas que explicar, voy a hablar con Chen y en seguida vuelvo.

Salió del vestíbulo del hotel a la calle, para contar con un poco de privacidad. Estaba bastante incómoda con la situación, se sentía culpable y aunque la idea original no había surgido de ella, se arrepentía por ser la causante de todo este embrollo. Si le ocurriera algo a Santiago sabía que lo lamentaría el resto de su vida… y no sólo por ser blanco seguro de la ira de su mujer. Tras mucho insistir Chen descolgó y espetó en chino una larga serie de maldiciones, cuyo significado desconocía, pero podía fácilmente imaginar. Era realmente temprano para él, sin embargo al escuchar la voz de Olga se disculpó, ella le puso al corriente de los acontecimientos, entendió la urgencia de la llamada y se comprometió a hacer algunas averiguaciones y volver a contactar. No tuvieron que esperar mucho, al cabo de un par de horas el teléfono volvió a sonar: > fueron las únicas palabras que estaba dispuesto a pronunciar, así que acordaron encontrarse de nuevo en el Club.

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21 Cuán distinta se mostraba la ciudad al levantar el día, la calle era un hervidero de orientales circulando con prisa en todas direcciones; la multitud de niños jugando en sus aceras y la gran variedad de puestos callejeros hacían difícil transitar. ¿No iban al colegio? ¿Porqué nos paramos en estas calles? pensó Rosa. No era el momento más adecuado para explicar donde la llevaban, mejor que lo viera por si misma, así que su cara de estupor fue mayúscula cuando le indicaron que debían entrar en el local de alterne. Por fortuna el panorama diurno distaba mucho de ser erótico y se limitaba al servicio de limpieza y un par de camareros que reponían las existencias. Salió a recibirles un hombre delgado de rasgos orientales, no era chino, probablemente tailandés o camboyano, y aunque vestía impecable, con un caro traje italiano, le delataba su cara. Daba la impresión de no haber dormido en condiciones en toda su vida y su barba a medio crecer intentaba disimular una cicatriz que le atravesaba la mejilla. No era probable que viniera de una familia acomodada y sí que se hubiera criado en los bajos fondos de alguna de las despiadadas urbes del continente asiático. Lo más probable es que se encontraran ante el ayudante personal de Chen, quien sin disimular su enfado les hizo pasar al despacho, estaba claro que era culpa suya que le hubieran sacado precipitadamente de su ya de por si poco aprovechable sueño. Chen se encontraba sentado, más serio que de costumbre, y se limitó a saludar sin levantarse, no había efusivos abrazos esta mañana. Les pidió que tomaran asiento y sin más preámbulo se dirigió directamente a Olga:

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¿Podemos hablar? – indicó, refiriéndose a sus acompañantes. A estas alturas no debe haber secretos para nadie – le contestó. ¿Eso me incluye? – dijo serio Chen. ¿Qué necesitas saber? – preguntó Olga, dándose cuenta que algo había ocurrido que estaba incomodando al gigantón. Todo – contestó taxativo.

Olga miró a sus acompañantes y ellos asintieron, efectivamente no era momento para andarse con rodeos. Le contaron cómo había llegado la nota a su despacho, el posterior encuentro con Juanma y su viaje en busca de Santiago, para intentar convencerle que compartiera su investigación. Le hablaron de la casa quemada, el rapto del androide y también que no sabían el motivo por el cual era tan valioso. Lo único que tenían claro es que debía existir un lucrativo negocio si la competencia se había tomando tantas molestias en sustraer a Eternidad y secuestrar un científico de renombre internacional. Su anfitrión quedó un momento pensativo, algo no estaba bien en esta complicada ecuación.

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No he podido descubrir quien está detrás de todo este asunto, pero os puedo asegurar que es alguien muy importante. No ha tenido reparo en hacerme saber donde está vuestro amigo y amenazarme para que deje de hacer preguntas. Creedme si os digo que no encajo bien las amenazas, no estoy acostumbrado – dijo Chen, mostrándose enfadado.

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¿Dónde está Santiago? – saltó como un resorte Rosa. Fuera de vuestro alcance, y prácticamente del de casi nadie, partió esta misma mañana hacia una zona remota del Tíbet, el antiguo “Reino de Dolpo”, que en está época del año todavía es prácticamente inaccesible. Tampoco he podido averiguar como piensan llegar a estas inhóspitas tierras. Lo que van a hacer con el androide y vuestro científico, en una región donde no crece ni el musgo, es todo un misterio, está claro que algo no encaja.

Todos callaron, no esperaban una noticia así. Era más plausible que estuviera retenido en un moderno edificio de alta seguridad o en un complejo secreto de investigación, pero ¿En el Tíbet? No había tiempo para dudas, a Rosa le hervía la sangre y estaba dispuesta a llegar hasta el final. No sabían lo que era una española cabreada, no existía montaña suficientemente alta en el mundo que se pudiera interponer entre ella y su marido.

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¡Me da igual donde se lo hayan llevado!, llévanos allí – le dijo con increíble decisión. No debo haberme explicado bien. Sólo es posible acceder a esta parte de la región de Junio a Octubre, y cuando el tiempo lo permite. La única manera conocida de hacerlo es en alguna de las caravanas de Yak* (animal con cuernos típico de las montañas del Tíbet) que parten desde Jumla para negociar con sal. Hay que andar un

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mínimo de siete horas durante siete días y en el camino se habrá de superar al menos dos collados de más de cinco mil metros para alcanzar Saldang, el corazón de Dolpo. Si consiguierais llegar hasta allí existe una región inexplorada del tamaño de un país, vuestro amigo podría estar en cualquier parte – decía en su perfecto inglés. Me da lo mismo que se lo hayan llevado hasta el mismísimo infierno, de China no me vuelvo sin él – insistió Rosa en otro arranque de cólera. Chen tu siempre dices que en esta vida todo es cuestión de coraje…y dinero. ¿Tienes algún as en la manga? – preguntó Olga al tiempo que ponía la tarjeta de la empresa encima de la mesa. Va a ser muy caro y no precisamente fácil llegar en Mayo a esta remota región, pero si tan decididos estáis acompañadme.

Se incorporó e hizo una seña a su ayudante, que había permanecido en silencio observando toda la escena. El asistente pulsó un resorte y un panel se deslizó, haciendo visible una puerta convenientemente disimulada en la pared. Chen tecleo un código numérico y puso la cara frente a un lector biométrico de retina. La puerta acorazada se apartó, dejando visibles unas escaleras que descendían hasta un almacén, tan grande como el propio club. Parece que no sólo se dedicaba al negocio de la prostitución y al comercio de alta tecnología, allí había almacenadas armas de todo tipo, fusiles de asalto, lanzagranadas y un montón de cajas cerradas, por cuyo contenido era mejor no preguntar.

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Siguiendo sus indicaciones le acompañaron hasta una pequeña sala con las paredes de cristal y que hacía la función de pequeño despacho.

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Esto que os voy a enseñar son trajes experimentales del ejército ruso. Nunca se llegaron a producir en serie por falta de presupuesto y tampoco está muy claro que hayan sido “suficientemente” testados. Externamente se parecen mucho a trajes de bucear, pero están fabricados con un polímero muy especial. El traje es capaz de controlar las funciones corporales y mantener calor y humedad constante, independientemente de las condiciones externas. En una pequeña joroba a la espalda llevan un acumulador que se alimenta de la propia energía electromagnética que emite el cuerpo humano, o con energía solar si existe tal posibilidad. Los músculos se activan mediante impulsos eléctricos y el polímero del que está fabricado es capaz de captar y revertir esa energía, evitando la fatiga física y la sobrecarga muscular. Cuenta con sistema autónomo de respiración y en altura puede obtener y comprimir oxígeno, permitiendo un aporte suplementario si fuera necesario. Como os daréis cuenta nadie ha oído hablar de esta tecnología y queremos que siga siendo así ¿Nos entendemos? Perfectamente – contestaron los tres al unísono. Tengo algo que os va a encantar – dijo entre carcajadas, mientras de forma ostentosa

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hacía gestos para que le siguieran soluciona el problema del transporte del equipo, porque seguro que con esta pinta ningún Yak os va a querer acompañar.

Se trasladaron hacia la parte trasera del enorme almacén. El suculento beneficio que el préstamo del equipo le iba a reportar debía haber cambiado el humor de Chen, pues de repente se mostraba alegre y complacido, apartando cajas a su paso. Llegados al final de la nave cogió una barra de hierro apoyada en la pared y la encajó en una enorme caja de madera. Hizo palanca y uno de los laterales se despegó, produciendo un enorme estruendo al golpear contra el suelo.

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Aquí tenéis lo último en tecnología militar, ¡Una araña de exploración! ¿A que no esperabais algo semejante? dijo mostrándola con gran satisfacción.

Era un gran robot de cuerpo ovalado y blanco, que apoyaba en seis patas articuladas de metal. No tenía ojos ni antenas, pero guardaba cierto parecido a una araña metálica gigante.

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Este modelo es una adaptación para uso “doméstico”. En su panza cuenta con una gran capacidad de carga, suficiente para llevar el equipo de alta montaña. Salta bastante y está programado para sortear ríos, barrancos o buscar rutas alternativas. Os voy a enseñar como funciona – gritó dirigiéndose al robot, al tiempo que con sus

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grandes brazos apartaba al aún asombrado grupo - ¡Goliath! sube el grupo de cajas y asegura cable a la pared

El robot siguió fielmente sus instrucciones y empezó a moverse, escaló un montón de cajas apiladas en el centro y desde arriba disparó un cable, cuya punta se clavó sin dificultad en la pared. Un segundo cable retráctil resbalaba a continuación, gracias a un mosquetón, hasta llegar al arpón clavado en el muro.

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Como habéis podido observar es muy fácil de usar. Si os encontráis una grieta, o necesitáis vadear un río o barranco, le pedís que llegue al otro lado. Desde allí lanzará el primer cable y hará deslizar el segundo, únicamente queda subir por turnos anclados al mosquetón, él se encargará de remontaros. ¿Alguna pregunta?, a que parece fácil ¿Verdad? Estoy asombrada, no me decepcionas en absoluto, veo que has pensado en todo – le dijo Olga tan sorprendida como todos los demás.

En realidad los tres estaban bastante confundidos, la muestra de coraje ahora tornaba en miedo. En el fondo esperaban toparse con un muro infranqueable que les impidiera seguir, y aun así volver con el consuelo de haber intentado “lo imposible” para encontrar a Santiago. Nunca habrían pensado que este chino de casi dos metros les iba a facilitar tanto las cosas. Aunque los tres habían practicado escalada y se encontraban en

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excelente estado de forma, diferente era adentrarse en terreno desconocido, donde las temperaturas siempre están bajo cero y el terreno es traicionero.

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Esta es la parte fácil – siguió Chen, que disfrutaba cada vez más con la situación. ¿Más sorpresas? – preguntó Rosa. El mejor y más caro de los equipos no vale para nada sin alguien que os guíe, para ello únicamente contáis con una posibilidad: tendréis que convencer a los monjes budistas Bon. Criados desde pequeños en las duras condiciones de las tierras de las nieves perpetuas, son ciertamente hijos de las montañas, los únicos que conocen sus secretos. Dicen que son capaces de hablar con los dioses que protegen las altas cumbres, y que seguro aguardan vuestra llegada. Hay un templo en Nepal, en Tíbet Occidental, muy cerca de vuestro punto de salida. Únicamente ellos os pueden guiar, pero os aseguro que si atravesar la helada estepa tibetana es una hazaña en si misma, convencer a un monje Bon para que os acompañe es simplemente imposible. No creo que tengáis nada que ofrecer a cambio y el dinero no es su prioridad.

La cara de Juanma cambió por completo, quedó serio, se acercó al gigante de ojos rasgados y poniendo su mano en el hombro le dijo con gran solemnidad

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Arregla el transporte del equipo hasta Jumla. Contáctanos cuando lo tengas todo preparado, nos volvemos al hotel. Ya no albergo ninguna duda, ahora sé que es nuestro destino viajar a esa remota región… pero antes debemos ir a Dharamsala.

Dicho lo cual agarró a las dos mujeres por el brazo y las hizo salir. Chen y su ayudante no dijeron nada, sorprendidos ante tanta determinación. Subieron todos las escaleras de regreso al club, todavía confusos por el giro inesperado que habían tomado los acontecimientos. Los acompañaron a la salida donde se despidieron prometiendo mantener el contacto. Quedaron por fin a solas y el asistente, que seguía sin entender nada de lo que estaba ocurriendo, se dirigió a su patrón: -

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No lo entiendo jefe, el dinero que les vamos a cobrar con toda seguridad habrá que devolverlo. Biotech no se va a hacer cargo de una cantidad tan grande sin nada que justificar a cambio, y además por lo que sabemos Olga ahora mismo tiene un pie fuera de la empresa – le dijo. Llevo muy mal que me amenacen, eso me motiva a ayudarles, y además estoy realmente intrigado con lo ocurrido – contestó. Nos han amenazado muchas veces y nunca te habías comportado así – replicó su ayudante. Piensa en ello como una oportunidad de probar el equipo en una situación real, es caro de vender y necesitamos saber si el resultado es del todo satisfactorio. Estarás de acuerdo conmigo que en los negocios es

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necesario ofrecer cierta seguridad, y para nosotros el prestigio lo es todo.

No sonó nada convincente, pero el asistente no insistió más, cuestionar las decisiones de su jefe podría irritarlo. El mismo Chen no tenía muy claro cual era el motivo de haberles proporcionado su ayuda. Siempre había considerado que los occidentales estaban locos y no había que prestarles mucha atención, pero ahora algo en su interior decía que debía apoyarles y el gigantón siempre seguía su instinto, nadie se mantiene tanto tiempo en este tipo de negocios sin una gran intuición.

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22 Juanma llegó a París una lluviosa tarde de abril, con prácticamente lo puesto y más bien escaso de dinero. No conocía a nadie, ni tampoco le importaba. Deseaba con todas sus fuerzas huir de un estilo aburguesado de vida, hacía bastante tiempo que no estaba interesado en continuar dedicándose al tipo de cosas que se esperaban de él, como científico y como persona. Desde pequeño tenía esa rara habilidad que poseen algunos sujetos para conseguir todo lo que se proponen y pronto se pudo ganar la vida decentemente pintando, escribiendo…, lo que iba saliendo. En general aceptaba cualquier encargo, el que fuera, sin prestar mucha atención a su procedencia o condición. Un buen día, muy a su pesar, dejó de encontrarle sentido a todo. Creyó que forjándose una prometedora carrera como artista, escapando de lo que consideraba una aburrida existencia entre computadores y formulas matemáticas, se libraría de terminar siendo ese gris y monótono ser en el que tanto miedo le daba convertirse. Duro fue el camino elegido para aprender que únicamente el trabajo interior es capaz de suplir la sensación de desaliento y soledad que poco a poco nos invade, y que si lo permitimos se convierte en compañero inseparable en el inexorable transcurrir del tiempo. Unos años bastaron para ver como se iba abriendo un gran agujero en su pecho, fue sintiendo una gran opresión, hasta que un buen día su corazón quedó totalmente vacío. A partir de ese momento se encontró a la deriva, sin saber qué causaba tan tremendo malestar. Los barrios de artistas del viejo París proveen de consuelo rápido a los necesitados y apenas sin darse cuenta entró en ese mundo en el que, por muy fuerte que sea tu voluntad se acaba doblegando, para iniciar sin remedio una vertiginosa caída libre. Margarite lo encontró mendigando

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por las calles, le llamó la atención y se detuvo. Vio en él algo que sólo una mujer como ella podría reconocer, no era ni la sombra de lo que había sido, machacado por las drogas y el alcohol, pero sus penetrantes ojos verdes tenían todavía esa mirada desafiante de quien lo había tenido todo y no conservó razón por la que seguir luchando. Escribió una dirección en un papel y estrechando sus manos se la entregó, al tiempo que le besaba dulcemente en la mejilla. No hubo palabras…, tampoco fueron necesarias pues en ese momento sólo vio un ángel, de belleza incontestable, que por algún extraño motivo se fijó en él y quiso darle otra oportunidad.

Consiguió renacer con mucho esfuerzo, acogido por monjes budistas en un viejo edificio a las afueras de París. Cualquiera en su situación se agarraría a un clavo ardiendo y aunque en principio el cariño y cuidados recibidos fueron ayuda y consuelo suficiente, las respuestas llegaron después, dedicado al estudio del budismo. Como monje aprendió el significado de la vida que no se ve, fue sin duda una etapa que marcó un antes y después en su vida, pues encontró la serenidad que ahora le acompañaba. La misma que la mayoría rechaza pero nadie se atreve a probar. Meses después se volvieron a ver y ella apenas lo reconoció, ya no era el muchacho sucio y demacrado con el que una vez había tropezado en las calles de París. Había recuperado su atractivo natural, ese que gustaba tanto a las mujeres. Destinados como estaban a encontrarse, la diferencia de edad no fue impedimento para que surgiera entre ellos algo más que simple afecto. En realidad Margarite siempre parecía “misteriosamente atemporal” y cuando desplegaba sus encantos era simplemente irresistible. La relación duró el tiempo que tardaron los árboles en deshojar, pero quedó una gran amistad.

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En París Juanma aprendió budismo con monjes Bon, un tipo bastante desconocido de budismo tibetano. Su santidad el Dalai Lama habla de cinco tradiciones en el Tíbet, la Nyingma, Kagyu, Sakya, Gelug y Bon, pero muchos estudiosos del budismo no creen que se deba poner al Bon al mismo nivel que las demás, debido a su carácter chamánico y ocultista. Lo cierto es que entre el budismo tradicional y el Bon hay gran similitud, los bonpos dicen que fueron copiados, alegan que sus conocimientos son más antiguos, por contra los budistas afirman que el Bon toma de ellos gran parte de sus enseñanzas. No parece discusión en la que merezca mucho la pena detenerse, pues es seguro que toda religión bebe de una fuente común y aunque la forma es diferente, en esencia todas ellas son iguales, llámese Budismo, Cristianismo o Islam. Únicamente la ferviente necesidad de imponer las ideas propias ha creado desacuerdos entre pueblos. La relación entre Margarite y los bonpos es sencilla de explicar, pues su monasterio en el Tíbet es también lugar escogido para conservar aquello que aun hoy en día no es posible mostrar, preservándolo hasta el momento en que pueda ser revelado. La historia moderna de Tíbet empieza con la ocupación china en 1950. En principio se planteó una administración conjunta entre el gobierno chino y el Tíbet, en aquella época todavía existía un régimen de servidumbre y la mayor parte de las tierras eran propiedad de lamas y señores, un régimen muy parecido al sistema feudal conocido en occidente durante la Edad Media. Unos años después de la invasión una reforma agraria trató de cambiar la posesión de los terrenos cultivables, repartiéndolos según el sistema de trabajo

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comunista, lo que provocó que estallara la famosa rebelión reclamando el Tíbet libre, que respaldada y subvencionada por la CIA llegó hasta la misma Lhasa. Esta sublevación acabó trágicamente en 1959, brutalmente reprimida por el ejercito chino. El Dalai Lama tuvo que huir disfrazado, a pie y a través de las montañas. Le siguieron sus pasos más de cien mil refugiados que escapaban en un incesante goteo de esperanzados tibetanos buscando una salida lejos de la represión. Muchos no lo consiguieron, víctimas de las bajas temperaturas o abatidos por los francotiradores chinos. Ante este drama humanitario India cedió parte de sus tierras en el Norte, al pie de la cordillera del Himalaya y allí en Dharamsala se fundó el gobierno tibetano en el exilio y la residencia de su santidad el Dalai Lama. Los métodos chinos siempre han sido muy expeditivos. Ha sido cuna de una extraordinaria cultura, que ha maravillado en tiempos por sus avanzados descubrimientos y sus grandes avances en multitud de disciplinas, pero siempre se les ha acusado de ejercer con gran crueldad su autoridad como gran nación. Lamentablemente la historia nos enseña que no lo han sido más que el resto de los imperios. Todos los pueblos tienen o han tenido una parte de su tradición escrita en sangre. Parece que está en la esencia del ser humano perdurar en el dolor y el sufrimiento. Cuando Juanma oyó de boca de Chen que únicamente estos monjes eran capaces de hacerles atravesar las montañas, comprendió que el destino se conjuraba una vez más para permitirles continuar, agarró con decisión a las dos mujeres y sin aclarar sus intenciones salió a toda prisa hacia el hotel. Ya en el taxi en el camino de vuelta, intentó resumirles lo mejor que pudo el porqué de su repentina salida del almacén.

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Desde que me fui a vivir a París han ocurrido muchas cosas que han hecho que se produzca un profundo cambio en mí, puedo decir, sin miedo a equivocarme, que soy una persona totalmente diferente a la que un día conocisteis en la universidad. Entre los extraños sucesos que acontecieron todos estos años, y que sería largo de contar, os diré que estudié budismo precisamente con la orden de los Bonpos, por ello cuento con muy buenos amigos que espero que nos puedan ayudar. He de mandar un email con urgencia a Margarite, ella es una persona muy querida para la comunidad budista y es esencial si queremos que nos faciliten una entrevista con el líder de los monjes Bon. ¿Qué tiene que ver ella con los budistas? – preguntó Olga sin entender la relación. Se podría decir que ambos guardan un tipo parecido de “códices” – contestó Juanma, hablando claramente en clave, para así no revelar mucha información y evitar las preguntas incómodas de Rosa. ¿Códices?, ahora lo entiendo – contestó Olga. Pues yo cada vez entiendo menos, pero si la tal Margarite puede ayudar a convencer a esos monjes para que nos guíen, ya estás tardando en mandar ese email – apremió Rosa, preocupada por la suerte que habría podido correr su marido.

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23 Recogieron sus pertenencias en el hotel y se dirigieron al aeropuerto internacional de Hong Kong, donde embarcaron en el primer vuelo que salía hacia Nueva Delhi, la capital de la India, grande y asombroso país en todos los sentidos. Dicen que quien lo visita nunca vuelve a mirar la vida de la misma manera. La cantidad de olores y colores aturdía a los recien llegados que intentaban abrirse paso entre la multitud que abarrotaba el aeropuerto. Pasaron sin incidencias el control de pasaportes y encaminaron sus pasos hacia la terminal de vuelos nacionales. No fue difícil encontrar quien les llevara, entre esa multitud de pequeñas compañías aéreas que pelean por transportar a aquellos valientes que deciden volar hacia alguna de las más remotas localidades del país, ciudadanos indios en busca de sus familias, alpinistas, amantes de la aventura, pero poco turista en general. Ni que decir tiene que no siempre el estado de sus aviones es todo lo bueno que se hubiera deseado. El monótono ronroneo de los motores del viejo ATR de hélices los sumió en un profundo letargo y sólo la brusquedad del aterrizaje los hizo despertar, sobresaltados por el estruendo de las ruedas del avión golpeando contra el suelo. Habían conseguido dormir, a pesar de los incómodos y duros asientos y unas terribles turbulencias, que agitaban el avión arriba y abajo, como si de una coctelera se tratara. El resultado era el de esperar, el vuelo había dejado molidos sus ya de por si maltrechos cuerpos. El pequeño aeropuerto de Gaggal se encuentra a cinco kilómetros al sur de la ciudad de Dharamsala, afortunadamente Margarite pudo dar aviso de su llegada y un monje aguardaba a la salida para acompañarles a su destino. Lo agradecieron

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enormemente porque tantos saltos entre usos horarios tenían completamente desorientado al grupo, cuyo reloj biológico se había vuelto loco, ya no eran capaces de distinguir entre la noche o el día, ni cuando debían descansar.

Su anfitrión les trasladó en una destartalada furgoneta que avanzaba con dificultad cruzando la ciudad. Les llevó a través de angostas callejuelas, con dirección hacia el complejo de templos que se alzaba majestuosamente en la parte más elevada de esta apretujada urbe. Para sorpresa de todos Dharamsala era más parecido a un parque temático, donde todo se había organizado en torno al budismo. Un verdadero parque de atracciones con exultante agitación y cientos de tiendas ofertando las más variadas terapias de adivinación, masajes, meditación, encuentros espirituales y por supuesto los utensilios necesarios para la práctica religiosa. Las calles rebosaban de color y actividad, tal era la afluencia de público que apenas conseguían avanzar. Desde luego no era como lo habían imaginado, lejos de la imagen idílica que se tiene del un lugar de reposo y retiro que favorezca la práctica de la introspección. Llegados al templo, y como los mojes no hablaban ni pizca de inglés les indicaron mediante gestos que debían permanecer en una austera habitación, que habían dispuesto al efecto. Al menos les proporcionaron algo de cenar, pero de Juanma no volvieron a saber.

No llegaba a las cinco de la mañana cuando oyeron golpear con decisión la puerta de entrada de la pequeña estancia, sin lugar a dudas había llegado la hora de despertar. Por el momento ambas habían dejado de

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lado cualquier atisbo de rivalidad, no hay como enfrentar juntos situaciones difíciles para que nazca la colaboración. La necesidad hace extrañas amistades, lástima que las más de las veces únicamente nos llenemos de compasión y buenas intenciones ante situaciones desgraciadas. En cuanto estuvieron vestidas fueron conducidas a un gran salón, lleno de monjes cubiertos con el clásico tocado naranja. Sentadas en silencio, en un rincón, asistieron al comienzo de las oraciones. Entre la multitud pudieron distinguir a Juanma, vestido para la ocasión, que seguía rítmicamente el ritual. Olga se dio cuenta que había algo que la resultaba muy familiar, recordó el sueño que tuvo en el pueblo de Saré y se estremeció, la escena era prácticamente igual. Tras los rezos los monjes empezaron a retirarse y Juanma por fin se les pudo acercar:

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Buenos días chicas, espero que no os moleste haberos levantado tan temprano, pero alojarse en un monasterio conlleva la obligación de asistir a todos sus oficios. Está bien, no pasa nada – contestó Rosa. ¿Crees que sería posible….? – preguntó Olga. Si, no hay cuidado, ya he dispuesto para que podáis tomar una ducha y recorrer la ciudad. Mientras tanto yo he de prepararme, voy a ser conducido a presencia de la máxima autoridad Bon.

Mientras las dos mujeres pasaban la mañana visitando los encantos de la localidad, Juanma fue conducido a presencia del lama que regía el monasterio

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El viejo sacerdote sonrió al verle y se levantó despacio para abrazarle, como manda la tradición. Juanma devolvió el gesto inclinando la cabeza en señal de respeto y agradecimiento. Los dos tomaron asiento entre cojines, separados por una mesa baja. -

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Margarite es una vieja y valiosa amiga, nos ha pedido que atendamos tu petición, pero estamos muy extrañados ante lo inusual de tu solicitud – comenzó diciendo en un aceptable inglés. Entiendo que es mucho lo que pedimos y sólo podemos ofrecer a cambio nuestras vidas y el esfuerzo necesario para culminar con éxito nuestra misión – contestó Juanma. Sin embargo no es de vuestras vidas sobre las que he de decidir, poner en riesgo la de dos hermanos únicamente en una situación extrema debería hacerse. ¿Que es tan importante que no puede esperar al deshielo? No sois hombres de las montañas, ¿Que es tan importante para correr un riesgo tan grande? – volvió a preguntar Comenzamos un camino y perdimos un compañero en él, intuyo que si queremos continuar primero debemos encontrarlo – contestó, sabiendo que no iba a ser razón suficiente. Debéis esperar entonces, pues la paciencia es la mejor ayuda para andar – replicó el viejo monje sin perder la sonrisa. Hay algo más, no solo perdimos un compañero, se llevaron a estas tierras un objeto que hemos de recuperar. Es difícil de explicar, pero creo que puede servir para entrar con cierta facilidad más allá de la tela

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que cubre nuestra realidad – explicó Juanma intentando sonar convincente. Raro es lo que dices, escasísimas son las ocasiones a lo largo de la historia en las que se ha documentado algo así. Si fuera cierto lo que dices es peligroso, pues en manos incorrectas podría romper el frágil equilibrio existente entre los dos mundos. No se debe traspasar el velo que los separa sin la debida preparación.

El anciano dejó de sonreír, cerró los ojos y quedó en silencio. Juanma se relajó, no era predecible el tiempo que podría tardar. Al cabo de un buen rato, levantó la cabeza y mirando a Juanma comentó:

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Los monjes Bon aprenden desde pequeños a hablar con las montañas, pueden abriros paso, pero únicamente funcionará si sois puros de corazón y no buscáis beneficio propio. Antes de mandar que os acompañen debo comprobarlo, seréis sometidos a una prueba, si la superáis contareis con mi ayuda.

Había caído la tarde y un monje conducía a los invitados a través de una de las largas galerías que cruzaban el monasterio. Ellas marchaban entusiasmadas sin rechistar, esta aventura cada vez se parecía más a una película de Indiana Jones, no hay nada más atrayente para una mujer que resolver un acertijo y ambas eran especialistas en logaritmos de computación, por lo que suponían iba a ser relativamente fácil resolver

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puzzle, juego de lógica o cualquier prueba que les quisieran plantear. Juanma acompañaba sin decir palabra, pero se le veía menos confiado, sabía en que podría consistir la prueba, y no era algo que les fuera a gustar. Entraron en una habitación, una sala de reducidas dimensiones, sin apenas decoración y tenuemente iluminada con candeleros de velas que colgaban de sus paredes. Les indicaron que sentaran entre cojines y varios monjes acercaron una mesa baja, sirviendo en ella tres pequeñas tazas de una bebida parecida al té. En el fondo de la estancia un monje se encontraba en estado de meditación. El viejo sacerdote habló:

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La bebida que os ofrezco permite entrar en un estado profundo de relajación, lo llaman “el jugo de los muertos”. Tiene la facultad de dejar inconsciente a quien lo bebe, cuyas constantes vitales bajan a la mínima expresión. El monje en trance que veis al final de la estancia servirá de guía de este particular viaje. Debo advertiros de sus peligros, durante esta experiencia sucumbir al miedo puede marcar vuestro corazón de tal manera que nunca lo recuperéis. No debéis tomar a la ligera esta advertencia ¿Estáis convencidos de querer continuar?

Se miraron entre si con vacilación, sin saber muy bien a lo que realmente se refería el viejo monje. Juanma y Olga, ya habían pasado antes por experiencias parecidas y sin pretenderlo los dos se quedaron mirando fijamente a Rosa, a quien supuestamente todo debía parecerle más extraño y desconocido. En el fondo

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deseaban descubrir en sus ojos la existencia de la más mínima duda que sirviera como excusa para retroceder.

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¿Qué estáis mirando? No puede ser más difícil que pelear con la pandilla de burócratas que me dan financiación – dijo Rosa, indignada con la sola idea de tener que rehusar.

Acto seguido, y sin encomendarse a nadie, tomó la pequeña taza y bebió su contenido de un trago. Olga y Juanma se miraron y resignados la siguieron, habían llegado demasiado lejos para echarse atrás. Se fueron recostando al notar como un profundo sueño se apoderaba poco a poco de ellos. Entraron en ese apenas perceptible y estrecho espacio donde reside nuestra imaginación, en la que apenas somos capaces de distinguir lo real de lo que no lo es, aunque para muchos está sería la descripción más acertada de nuestra propia existencia…

Trepaba con mucha agilidad para lo abrupto que era el terreno, pero a medida que ascendía la dificultad de la montaña se iba incrementando, ya no podía ir tan rápido, estaban apareciendo tramos en los que era necesario escalar entre las rocas. La suave pendiente progresivamente se iba transformando en una alta pared de granito, casi vertical, afortunadamente lo suficientemente irregular para subir con alguna seguridad, agarrado a salientes y grietas. Alcanzada cierta altura instintivamente pensó que sería preferible no mirar hacia abajo, hacia el abismo que se abría bajo sus pies. Rosa estaba sola y desconocía el tiempo que

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llevaba intentando encontrar a sus compañeros, pero ya veía la cima. Tenía la esperanza que desde la cumbre podría visualizar su situación, pues ignoraba por completo en que extraño lugar se encontraba. Consiguió alcanzar su objetivo sin signos aparentes de cansancio. Un gran valle se abría ante sus ojos, anclado entre montañas, y desde allí al fin fue capaz de distinguir las figuras de un hombre y una mujer. Juanma y Olga también la pudieron reconocer en la lejanía y todos corrieron al reencuentro.

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¿Alguien sabe dónde nos encontramos? – preguntó al alcanzarles. No lo sé, parece una alucinación colectiva, y a la vez asombrosamente real – especuló Juanma. Estamos dentro de un sueño, donde sabes que te hallas dormido y sin embargo eres dueño de tus propias acciones. Es alucinante que los tres nos podamos comunicar ¿Seguimos andando? – preguntó Olga, bastante tranquila dadas las circunstancias.

Empezaron a caminar hacia el valle, había algo que no acababa de encajar en este paisaje, se percataron que había demasiada calma para ser real, no podían escuchar el sonido del viento, ni murmullos de pájaros… había demasiado silencio. Decidieron bajar por una estrecha garganta, siguiendo el discurrir de un pequeño riachuelo que a duras penas se abría paso entre los árboles que comenzaban a hacer su aparición. Súbitamente se abalanzó sobre ellos una extraña criatura, una mezcla entre un enorme perro negro y alguna especie de oso, con grandes garras y aterradores

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colmillos que mostraba al abrir su gran boca, mientras un ronco alarido surgía del fondo de su garganta. Sinceramente no se lo esperaban, se quedaron sin capacidad para reaccionar. Juanma se interpuso instintivamente entre las dos mujeres y las fauces del animal, moviendo sus brazos intentando espantarlo, pero sólo consiguió enfurecer más a la bestia, que se deshizo de él de un zarpazo. El golpe lo lanzó por los aires y acabó estrellándose contra las rocas. Sintió como se astillaban varios de sus huesos, dolía como si le clavaran cientos de agujas por todo su cuerpo, quedó allí tendido en el suelo retorciéndose de dolor. Olga intentó correr en su auxilio, pero asistió horrorizada como trepaba por sus piernas una enorme hiedra que la dejó inmovilizada, impidiendo que pudiera prestar cualquier tipo de ayuda. Entonces Rosa, lejos de amilanarse, consciente que todo estaba en su imaginación, invocó el poder de los sueños y en voz alta pidió un arma con la que derrotar a su adversario. Una espada en llamas surgió en su mano y empuñándola con fuerza gritó con la confianza del guerrero, que hubiera participado en mil batallas:

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¡Voy a acabar contigo, monstruo del demonio! No hay dificultad en este mundo imaginario suficientemente grande que impida rescatar a mi marido. ¡Prepárate a morir! – Le chilló, como si fuera la protagonista de una película de acción.

De pronto Juanma quedó quieto, algo no estaba bien, todo era demasiado obvio y terrorífico. Una voz en su interior le susurró, >

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¡Detente! no lo ataques – gritó Juanma en el preciso instante que Rosa estaba a punto de atravesar con el acero en llamas el pecho de la bestia. ¿Estás loco? Quieres que deje que nos devore a todos – contestó Rosa pensando que había perdido la cabeza. Este sueño es como la vida misma, nada es lo que parece, tienes que tener fe en mí, ¡Suelta la espada y abrázalo! – pidió Juanma. ¿Qué lo abrace? ¡Tú estás mal de la cabeza! Tienes que confiar en mi, haz lo que te digo. Espero que no te equivoques – contestó sin ninguna convicción.

Soltó la espada, se acercó al animal, que seguía en posición amenazante, cerró los ojos y sin más se lanzó en sus brazos. Sintió como las garras se clavaban en la carne desgarrándola, pero en vez de gritar o huir, apretó aun más los ojos y se dejó caer, se rindió sin más. De pronto sus heridas dejaron de sangrar, Olga se vio libre de ataduras y Juanma se pudo incorporar. El dolor había desaparecido y el monstruo tan aterrador se había convertido en aquel pacífico monje que encontraron meditando al entrar en la pequeña sala en el monasterio. Sonriendo les pidió que se cogieran de la mano y les habló:

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Hemos terminado, debéis saber que lo habéis hecho muy bien, ya podemos volver.

Fueron gradualmente abriendo los ojos, ahora se encontraban de nuevo en la pequeña habitación del monasterio. El monje que les había acompañado en esta particular aventura había salido de su estado de meditación y les sonreía desde el fondo de la estancia. El máximo responsable de los Bon esperó que recobraran del todo la conciencia y sólo entonces el anciano lama se dirigió de nuevo a sus invitados:

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Desplegasteis gran determinación y valor, pero sobre todo veo que habéis aprendido a actuar con el corazón y eso sin duda es lo más importante. Me da la sensación que de alguna manera Margarite ayudó – dijo mirando a Juanma – y espero que no se equivoque, porque difícil será el camino que habéis elegido. Entregad este manuscrito en el monasterio Bon de Jumla y dos monjes os acompañarán.

Les entregó un documento enrollado y atado con un gran lazo rojo, sellado de puño y letra por él mismo, y con una leve inclinación se despidió, deseándoles suerte en la que búsqueda que iban a emprender.

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24 La región del Alto Dolpo ha permanecido intacta en el tiempo, protegida por el olvido, al resguardo de la mirada indiscreta de la civilización. Esta remota región del Tíbet, a medio camino entre Nepal y la China más occidental, se esconde entre montañas, siendo inaccesible la mayor parte del año. En el viaje aguardan dos collados de más de cinco mil metros que aíslan el pueblo de Saldang del resto del mundo, alzándose como una gran muralla natural. Sólo es posible llegar a pie, en alguna de las caravanas de yaks que comercian con sal, ya que los helicópteros no pueden volar tan alto, donde la densidad del aire es menor y pierden sustentación.

Los dos monjes avanzaban firmemente mostrando el camino, seguidos de cerca por Juanma, las dos mujeres y un incansable Goliat. Raramente hablaban entre sí, en parte por el cansancio acumulado, pero también por el sobrecogedor paisaje que iban dejando atrás. Poco a poco se adentraban en una región de cumbres impenetrables, las mismas que dan vida a la cordillera del Himalaya, pero se abrían paso con decisión, bajando y subiendo collados cada vez de mayor altura. La recompensa a su dura travesía, el mundo en estado puro, el regalo del silencio y la soledad…, la belleza de verdad.

Al cabo de cuatro días de incansable caminata pudieron vislumbrar el primero de sus objetivos, el monasterio de Shey, punto de peregrinación budista al pie de las Montañas de Cristal. Los pocos monjes que lo guardaban no daban crédito a sus ojos cuando vieron

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aparecer tan extraño grupo. Fueron recibidos con alegría y sorpresa al mismo tiempo, esta época del año no se prodigaba en visitas y cualquier distracción es bienvenida. Los guías intercambiaban abrazos con los habitantes de este remoto lugar, estaba claro que eran viejos conocidos. Salieron a recibirles media docena de sufridos y resistentes monjes, comandados por un anciano casi ciego y cojo de una pierna, que no paraba de repetir una extraña palabra, que por supuesto no entendían. Más tarde les explicaron que su traducción más probable vendría a ser algo parecido a la de “locos”. Prepararon la estancia en una de las casas bajas, aparentemente deshabitada y la calentaron quemando excremento de yak, el combustible natural en estas tierras. Ya a resguardo se quitaron la ropa de travesía que cubría los trajes bioenergéticos y los pobladores del asentamiento se quedaron boquiabiertos. Nunca en toda su vida habían visto nada parecido, los recién llegados parecían hombres-rana cubiertos por un traje negro ajustado, muy similar al neopreno, con esa pequeña joroba a su espalda desde donde partían dos pequeños tubos, uno a cada lado de la cabeza y que se insertaban en un pequeño cilindro que colgaba a la altura del cuello. Les explicaron que eran trajes para aguantar mejor las bajas temperaturas y que el pequeño cilindro era un respirador, que convenientemente colocado en la boca servía para ayudar a oxigenarse en altura. Mientras les eran dadas las explicaciones, traducidas de manera improvisada por sus guías, el resto de monjes del pequeño monasterio tocaban con curiosidad los uniformes y no paraban de reírse entre ellos. Como empezaba a hacer calor solicitaron un poco de intimidad y se despojaron de las vestiduras que tanto revuelo había organizado. Cuando acabaron de vestirse se les invitó a reunirse en el templo, una pequeña y elaborada construcción levantada en el punto más alto de este

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diminuto pueblo, de hecho el santuario apenas era rodeado por cuatro o cinco casas más. El viejo lama orquestó la ceremonia, acompañados en los rezos y cánticos por el resto de monjes, incluido Juanma, con la esperanza de poder captar la atención de los dioses y conseguir un voto de favor que les ayudara a superar con éxito tan dura travesía, después cenaron y marcharon a descansar.

Todos dormían el suelo de paja, al abrigo de las mantas de lana de YAK menos Juanma, que a pesar del cansancio acumulado no podía conciliar el sueño. Había una energía muy especial en el lugar en el que se encontraban, que le perturbaba y reconfortaba a la vez. A pesar del frío salió a tomar el aire y pudo ver al anciano en la puerta del templo fumando en una larga pipa. Se acercó y se sentó a su lado, el anciano le miró y se limitó a sonreír. Millones de puntos de luz parecían estar saludando con sus destellos intermitentes, pensó que merecería la pena soportar los rigores de la fría noche ante semejante espectáculo. Llevaban ya un buen rato sentados en silencio cuando el lama apagó despacio su pipa y rebuscando en sus bolsillos extrajo un viejo colgante de forma circular, atado con un cordón negro para llevar al cuello. Buscó palpando a Juanma, su ceguera no le permitía ver nada en la oscuridad de la noche, y se lo entregó estrechando con él sus manos. En un inglés muy rudimentario le explicó que quería que se lo quedara:

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Este amuleto siempre me dio las fuerzas necesarias para continuar. Mi tiempo toca a su fin, me gustaría que lo tuvieras tú

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Agradezco mucho su regalo, pero no tengo nada que ofrecerle a cambio – Le contestó Juanma bastante sorprendido. Tu compañía, sentir tu energía cuando contemplabas el cielo en silencio ha sido obsequio suficiente, lo he sentido como si yo también pudiera ver las estrellas otra vez – le dijo y ayudó a colgarlo en su cuello – Ojala te cuide tan bien como lo hizo conmigo.

Tras pronunciar estas palabras se agarró a él con una mano y apoyándose con un bastón en la otra se levantó, con mucho esfuerzo…, se abrazaron y se despidió. Juanma se fue a dormir, mañana esperaba un día realmente duro.

Temprano al alba agradecieron el descanso y la hospitalidad recibida y reanudaron la marcha. El arduo ascenso entre las imponentes montañas les hacía sentirse insignificantes, pero a la vez agradecidos por formar parte de algo tan extraordinario. El silencio y un esfuerzo continuado en ocasiones permiten percibir con claridad que formas parte de algo más grande y, con suerte, experimentar verdadera humildad. En altura se valoran las cosas de forma diferente, incluso el simple hecho de respirar cobra un significado especial, pues son muchos los momentos en los que crees que no vas a ser capaz de dar un paso más. Todos los amantes de las alturas han aprendido, a su manera, que para avanzar es necesario aceptar y reconocer que siempre te encuentras a merced de las montañas y de sus enigmáticos designios; ya no existe el miedo, incluso perecer te da igual, porque por fin luchas por superar lo más difícil en el mundo, luchas por cambiar, por tener la fuerza y valentía

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suficiente para salirte del camino, de lo supuestamente racional.

Con gran esfuerzo tomaron cima y empezaron a descender, apresurando el paso para llegar antes del anochecer; apenas tuvieron el tiempo justo para montar el campamento y comer algo caliente, antes de caer rendidos por el cansancio. Debajo de la ropa de montaña los trajes bioenergéticos estaban cumpliendo con creces todas las expectativas, por contra la vestimenta de los monjes era de lo más rudimentario, pero haberse criado entre montañas confiere a sus moradores una resistencia especial. Habían superado su primer gran obstáculo, el primero de los collados de más de cinco mil metros, podían estar realmente orgullosos, ahora había que descansar.

No había comenzado a clarear, cuando los dos monjes empezaron a gritar y gesticular fuera de las tiendas de campaña de manera muy aparatosa. Juanma despertó a las dos mujeres vociferando para hacerse oír, pues el viento había empezado a soplar con fuerza.

-

¡Creo que nuestros guías quieren que nos movamos! ¿Tan temprano? – protestó Olga. ¡Hagámosles caso!, ellos son los que conocen mejor estas montañas - asintió Rosa.

Desmontaron el campamento y se apresuraron a seguir los pasos de sus guías, caminaron durante horas, sin apenas hacer pausas para descansar. El tiempo

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empeoraba por momentos y ahora se les hacía más difícil avanzar. El terreno era muy irregular, lleno de rocas y fuertes pendientes, y tuvieron que valerse de los arpones de Goliat en varias ocasiones para conseguir salvar desniveles y grietas de glaciar. Al finalizar el día se encontraban completamente exhaustos. Los monjes señalaron una gran oquedad, protegida entre rocas y se apresuraron a montar de nuevo el improvisado campamento, justo momentos antes que desapareciera el último rastro de esa tibia luz de sol que les acompañó todo el camino. Una última barrera se alzaba imponente ante ellos, un último esfuerzo para superar el paso de montaña de más de cinco mil metros tras él que se escondía Saldang. La siguiente jornada prometía ser especialmente dura, calentaron la comida liofilizada y prácticamente cayeron desmayados por el cansancio.

Esa misma noche se desató un infierno en forma de nieve y viento, las tiendas parecían que iban a echar a volar azotadas por el aire, que rugía como si no les quisiera perdonar. Se mantuvo el mal tiempo durante días, sin permitirles hacer nada más que permanecer en el interior de sus refugios de lona. Llevaban cuatro interminables jornadas, hastiados por tanta inactividad, cuando en mitad de la noche, mientras todos dormían, Olga abrazo a Juanma y susurrando le preguntó:

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¿Estás dormido? Ahora no, ¿Cómo te encuentras? – contestó con ironía, aunque en realidad no había llegado a dormirse. Un poco nerviosa la verdad, ¿Qué crees que va a pasar? – preguntó.

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-

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¿Cuándo encontremos a Santiago, te refieres? – le dijo para tranquilizarla. ¿Crees que vamos a morir? No, no hubiéramos llegado tan lejos, sólo tenemos que aguantar. La montaña nos está probando, necesitamos ser pacientes y esperar una señal. Aprovecha para relajarte y permanecer tranquila, no pienses en lo que nos deparará el futuro, nadie puede saberlo – contestó con firmeza y serenidad. Es muy duro estar aquí tantas horas sin hacer nada – se lamentaba Olga - yo estoy acostumbrada a mucha actividad. Estupendo, ya tienes algo por lo que trabajar, aprende a tener paciencia y aprovecha para meditar. En realidad los momentos más duros son siempre los que más recompensas dan, no los veas como malos, piensa más en obstáculos que hay que sortear, y de los cuales siempre puedes obtener valiosas lecciones. Acepta y agradece cada momento, si ocurre es porque todavía es necesario – le decía dándole ánimos. Te quiero – dijo, y le plantó un inesperado beso - fue un acierto volverte a encontrar. Yo también te quiero – le contestó - lo que tenga que ocurrir sin duda sucederá, no pienses más en ello e intenta dormir.

El quinto día al despertar descubrieron con estupor que sus dos guías habían desaparecido. Temiéndose lo peor salieron apresuradamente de la tienda en su busca, era temprano y aunque el viento aminoraba su fuerza, la tormenta no terminaba de

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amainar. El temor se apoderaba de ellos, ¿Habían sido abandonados a su suerte? Terminó de amanecer y tímidamente unos rayos de sol hicieron su aparición. En la lejanía pudieron distinguir la figura de los monjes inspeccionando el terreno. Juanma se acercó e intercambio unas palabras con ellos, después se dirigió de nuevo hacia las dos mujeres y comentó la conversación mantenida:

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-

Es necesario buscar otra manera para pasar al otro lado de la montaña, el camino habitual es impracticable, es necesario que ascendamos más arriba, de esta forma podremos evitar las avalanchas. Me temo que retroceder tampoco es una opción, estamos literalmente atrapados. Propongo que nos dividamos, así abarcaremos más terreno – propuso Olga Me parece una excelente idea – aprobó Rosa.

Los dos monjes partieron hacia la cara sur, Juanma y Rosa lo hacían por una vertiente y Olga marchaba hacia el lado restante con Goliat; era sin duda la que mejor se manejaba con el robot, muy familiarizada con las órdenes y los procesos de comunicación. Acordaron encontrarse de nuevo en el campamento en un par de horas, tras verificar la posibilidad de abrir una nueva vía que les permitiera progresar. Olga subía con decisión, clavando con fuerza las raquetas (instrumento que permite andar sobre la nieve) para no resbalar, pero a pesar de ello en muchos tramos se hundía en la nieve y casi no podía avanzar. Después

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de poco más de una hora de ímprobo esfuerzo consiguió alcanzar unas rocas y se detuvo a descansar. El cielo volvió a cerrarse y el sol no quiso salir más. En ese momento se sintió muy sola, tanto silencio era abrumador, el tipo de soledad en el que se puede oír hasta tu propia alma, pero lejos de asustarse empezó a sentir una paz indescriptible. No veía forma de continuar, así que decidió gastar el tiempo que restaba disfrutando de la sensación de extrema calma que se había apoderado de ella, mientras Goliat esperaba inmóvil a su lado. Cerró los ojos y empezó a sentir la esencia misma de las montañas, el espíritu latente de todas las cosas que la rodeaban..., la nieve volaba arrancada de sus laderas por el viento. En su cabeza surgían imágines que creyó tener enterradas para siempre y con melancolía pensó que no quería morir, su vida había cobrado un sentido especial, que broma tan cruel sería perderla ahora. Sin casi darse cuenta se encontró rogando en voz baja > Desconcertada por la situación tuvo que admitir que en realidad estaba rezando ¿Pero a quien?, ella no tenia Dios conocido. Instantáneamente recordó las palabras de Javier, el psiquiatra amigo de Juanma:

> Milagro o casualidad, su plegaria fue escuchada cuando escurridizo y agazapado surgió entre las rocas un gran gato, de mirada transparente y grandes rosetas negras en el pelaje. Se detuvo el animal sorprendido, no debían ser muchos los humanos que paraban allí a descansar. El felino arañó con sus patas la nieve y en un instante desapareció. Olga corrió hacía el lugar, ¿Le

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había jugado una mala pasada su imaginación? Para su sorpresa descubrió que era posible abrirse paso entre las rocas, justo por donde surgió tan bello animal. Pidió a Goliat que marcara en el GPS la posición y ambos bajaron corriendo a relatar su esperanzador descubrimiento al resto del grupo.

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25 Pocos animales son tan desconocidos y a la vez provocan tanta fascinación como el leopardo de las nieves, uno de los más legendarios y maravillosos animales que moran la faz de la tierra. Su hábitat natural se encuentra a cuatro mil metros de altura; si a ello le añadimos su extraordinaria capacidad de camuflaje, es fácil comprender porqué apenas contamos con imágenes o información de este extraordinario felino. Tanto es así que podríamos contar con los dedos de una mano los occidentales que tuvieron la fortuna de contemplarlo vivo, cazando en libertad entre las nevadas cumbres de la cordillera del Himalaya. El más famoso de ellos es Peter Matthiessens, un naturalista que se aventuró durante meses en estas tierras, soportando los rigores de la altura, el intenso frío y unos porteadores que ante la más mínima dificultad le dejaban abandonado. No tuvo reparo en someter su cuerpo a las condiciones más extremas, con tal de vislumbrar este desconocido animal.

Hay toda una leyenda forjada alrededor de este felino, sin duda razón de peso para que los monjes no dejaran de murmurar entre ellos, desconfiados ante el relato que ofrecía la mujer que manejaba la gran araña de metal. Juanma chapurreaba algo de tibetano y con su limitado vocabulario hacía de improvisado traductor, intentando hacerse entender. Era ayudado por el pobre inglés que los monjes se esforzaban en pronunciar, pero los nervios estaban a flor de piel y en esta precipitada comunicación ninguno tenía la seguridad que el otro estuviera entendiendo algo. Los monjes se miraban refunfuñando, movían sus cabezas a un lado y a otro, y farfullaban en voz baja algo que más o menos se podría interpretar como:

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>

Olga en cambio lo tenía muy claro, esta era sin duda la señal que estaban esperando y debían aprovecharla. Muy a su pesar, aunque existiera un pasadizo por donde atravesar entre las rocas, en ese punto la montaña tenía un gran desnivel, se ofrecía difícil caminar por ella, nada que ver con los caminos de cornisa y pasos de alta montaña que les habían servido para librar los otros collados. Parecía claro que si querían alcanzar la cumbre tendrían que escalar. ¡No había tiempo para meditar la decisión!, para llegar a Saldang tenían que alcanzar la cima y descender antes de que cayera la noche. Exasperada ante la indecisión del grupo Rosa se adelantó y tomó la iniciativa:

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Con el peso del equipo no se puede subir, dejémoslo todo aquí, de esta forma Goliat irá más ligero y puede tirar de nosotros, hará de improvisado remonte. Es una idea arriesgada, si fracasamos en el intento no tendremos como guarecernos, pereceremos de frío. Incluso con los trajes no seremos capaces de aguantar las bajas temperaturas de la noche en lo alto de la montaña, sin el resguardo de las rocas – expresó con preocupación Juanma. Rosa tiene razón, estamos atascados y las posibilidades de rescate son escasas, puede que la montaña no nos conceda otra tregua,

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además ¡La vida, para los valientes! ¿No es así? yo estoy de acuerdo en arriesgarnos – arengaba Olga mostrando gran entusiasmo, quizás demasiado forzado dada la situación en la que se encontraban.

A veces las decisiones más difíciles se convierten en sencillas de tomar, cuando las opciones son tan desesperadas. Con la aprobación de los guías dejaron el campamento atrás, pertrechados sólo con lo imprescindible para realizar el ascenso. Subían despacio pero con paso firme, dosificando las fuerzas para no desfallecer a mitad de camino. Procuraban llevar un ritmo constante, conscientes que ya no habría posibilidad de vuelta atrás. El estrecho paso entre las rocas descubierto por Olga les llevó directamente hacia una pared de nieve dura y con mucha inclinación. Allí se aseguraron los unos a los otros mediante cuerdas y mosquetones, ajustaron los crampones de sus botas, e hicieron que Goliat avanzara despacio tirando de ellos. Habían ordenado al robot que fuera abriendo camino, pero cubrir cada centímetro de terreno requería un esfuerzo casi sobrehumano. Gracias a Dios contaban con los respiradores de los trajes, que les aportaban ese suplemento extra de oxígeno tan necesario para poder realizar esfuerzos en altura. Aunque estaban siendo prácticamente remontados, eran muchas las veces que perdían apoyo y literalmente acababan hincando la rodilla en suelo, agotados por la dureza de la ascensión. Los dos monjes, que subían en cabeza tras el robot, se apresuraban siempre a ir en su busca para ayudarles a levantar, menos mal que sus porteadores parecían inmunes a los efectos de la falta de oxígeno y las bajas temperaturas. El tiempo transcurría, avanzaban tan lentamente que empezaron a temer que no llegarían

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nunca a la cumbre…, pero no era humanamente posible ir más rápido. En sus cabezas se reflejaba un único pensamiento, debían continuar, costara lo que costara.

Su gran tesón, la capacidad de sacrificio y sobre todo no permitir que el desánimo se apoderara de ellos estaba dando sus frutos, pues afrontaban sus últimos metros con el ánimo y energías de quien se sabe vencedor. Por fin veían cumplido su objetivo, unos pocos pasos más y alcanzarían la cima. Sin embargo no es prudente cantar victoria demasiado pronto, para su desgracia la montaña había decido pelear hasta el final e iba a vender cara su derrota. En el momento en que el robot se hallaba a punto de coronar vieron con pavor que empezaba a resbalar, movía sus patas adelante y atrás pero lo único que conseguía era lanzar nieve hacia ellos. Juanma poniéndose en lo peor gritó todo lo fuerte que le permitían sus asfixiados pulmones:

-

-

¡Olga, da instrucciones para que se detenga!, qué clave las patas y enganche el arpón a esas rocas. Va a provocar una avalancha. Goliat, asegúrate al terreno, ¡Rápido! – gritó a su vez la mujer, dirigiéndose con presteza al gran autómata de metal.

Sus rápidos reflejos y la intuición sin duda les salvaron, pues en el preciso momento en que habían gritado al robot para que se detuviera, vieron horrorizados como el suelo se abría bajo sus pies y empezaban a caer rodando montaña abajo. Goliat pudo

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clavar el arpón a tiempo y el cable se tensó, evitando la caída al vacío, aun así Rosa quedó literalmente suspendida en el aire. Una enorme grieta se había abierto, una caída de más de treinta metros en la que casi no se veía el fondo. Juanma clavó con fuerza sus extremidades, agarró la cuerda e intentó subirla con ayuda de Olga, pero pesaba demasiado. Oyeron un grito por encima de sus cabezas pidiendo que aguardaran. Los monjes habían soltado los mosquetones con los que se aseguraban a la cuerda, la misma que había salvado a la mujer de una muerte segura evitando que se precipitara al precipicio. Bajaban por la pendiente valiéndose de los piolets, que clavaban con destreza para ir deslizando hasta el borde de la grieta. Allí entre los tres pudieron alzarla, pálida como la misma muerte por el miedo a tan fatal caída. Olga, en cuanto vio que su compañera estaba a salvo, no dudó un instante, se giró y gritó de nuevo al robot:

-

¡Goliat, intenta subirnos! Recoge cable muy despacio y asegura cada pata antes de mover la siguiente.

Consiguieron finalmente remontar, con el corazón acelerado, a punto de estallar por culpa de tan formidable esfuerzo, por supuesto el cansancio físico era terrible. Los monjes, hijos de las montañas, acostumbrados a vivir entre sus altas cumbres, esta vez se supieron perdonados de una muerte segura y no dejaban de agradecer en voz baja a los dioses su suerte. Permanecieron en la cima recostados en unas piedras el tiempo imprescindible para retomar fuerzas, para después, pasados unos minutos y sin resuello para enarbolar palabra alguna, totalmente exhaustos,

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decidieron reanudar la marcha. Se apresuraron a bajar la cara norte del collado, lo más rápido que las fuerzas les permitían. Habían perdido mucho tiempo y caía la noche, pero a lo lejos ya veían las luces de Saldang. Es necesario dar pasos valientes para dejar la comodidad de nuestras casas, de nuestras vidas…, se habían arriesgado más allá de lo razonable, hasta el punto de casi perecer en la tierra de las nieves perpetuas. En un verdadero viaje apenas casi nada permanece inalterable…, y ¿que es la vida sino un hermoso y duro viaje?

Llegaban agotados y doloridos, como no recordaban haberlo estado nunca. Tenían principio de congelación en varias partes de su cuerpo, pero al fin pudieron divisar con alivio como a lo lejos un pequeño grupo de personas se acercaban para ofrecer su auxilio. Juanma intentaba distinguir quien eran los desconocidos que salían a recibirles, cuando se vio súbitamente sobrepasado por Rosa, que a la carrera y sacando fuerzas de flaqueza, se lanzaba en brazos de uno de los hombres que se acercaban. Había reconocido a su marido, no se podía creer que hubieran conseguido encontrar a Santiago. Él la abrazó y besó con cariño, le echó por encima una manta para resguardarla y claramente emocionado le dijo:

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Nos enteramos que habíais salido a buscarme ¿Cómo estáis tan locos? Si te hubiera pasado algo nunca podría perdonarme – dijo el científico, sin parar de abrazarla.

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-

Tienes mil cosas que explicarnos, hace tiempo que hemos dejado de entender nada – contestó entre sollozos su mujer.

Varios habitantes del poblado repartían mantas de lana de yak entre los recién llegados y ofrecían su ayuda para cubrir los últimos metros hacia el merecido cobijo. De entre ellos asomó un hombre pequeño, parecía mayor, pero con tanta ropa encima era difícil calcular su edad real. Se abrió paso con decisión, desprendió la capucha de su anorak y a rostro descubierto les habló: -

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Me temo que yo soy el culpable de este monumental lio. Habréis de perdonarme, nunca imaginé que podríamos llegar a encontrarnos ante semejante situación – dijo con voz tranquila. ¡El señor Taiko! ¡Qué se me lleven los demonios! No me lo puedo creer – dijo Olga atónita, como si hubiera visto una aparición. ¿Qué hacía su jefe en este remoto lugar, perdido de la mano de Dios? Es una larga historia, pero primero tenéis que entrar en calor y descansar, ya vendrá el turno de las explicaciones – contestó el Sr. Taiko con su acostumbrada amabilidad.

El japonés realmente no lamentaba para nada su forma de actuar, no podía explicar porqué, pero sentía que ahora todo empezaba a encajar, que al fin todo se encontraba en el lugar que le correspondía.

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26 No hay reposo para el que busca consuelo en sus creencias, pues siempre son verdades a medias; pero el que alcanza el alma obtiene la paz de quien renace en vida.

El amanecer se mostraba frío y duro, el sol apenas se quería presentar, todavía viento y nieve pretendían adueñarse del tiempo. Habían llegado con claros signos de hipotermia y principio de congelación en nariz y dedos, se encontraban completamente extenuados, y a pesar de todo ello no hubo quejas cuando el Sr. Taiko dispuso temprano la marcha. No tenían preguntas, ya no albergaban más dudas. El gran esfuerzo realizado para encontrar a su amigo, su hermano, su esposo… hizo nacer el convencimiento de haber acertado el camino elegido; quien confía en si mismo, confía en los demás. Dejaron a buen recaudo a Goliat, ya habría tiempo de devolverlo a Chen, y entre abrazos se despidieron agradecidos de sus guías. Los dos monjes habían decidido permanecer lo que restaba de invierno en Saldang, antes de reemprender vuelta al monasterio.

Empezaron a caminar juntos, más bien despacio, porque todavía las fuerzas no acompañaban. En las lindes del poblado encontraron estacionado un vehículo oruga, una maravillosa sorpresa que hizo que todos dieran las gracias en voz alta, entusiasmados ante la idea de no tener que andar más. El magnate japonés abrió la cabina y educadamente cedió el paso a su interior. En cuanto todos habían terminado de sentarse se acomodó en el puesto de conducción y arrancó. Este peculiar

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“automóvil” era un ingenio increíble, diseñado especialmente para moverse en los abruptos y desconocidos valles que componen la cordillera del Himalaya, en el antiguo Reino del Tíbet. Era parecido a un pequeño minibús, pero en vez de ruedas iba montado sobre grandes cadenas de eslabones articulados. A diferencia con otros vehículos de su clase contaba con un sotisficado sistema hidráulico, capaz de analizar y compensar en tiempo real la inclinación de la cabina, así podía hacer contrapeso, lo que le permitía ascender y transitar por desniveles imposibles a otros todoterrenos. Calculada la inclinación del terreno unos enormes amortiguadores se encargaban de elevar el habitáculo, haciendo que la cabina y sus ocupantes se mantuvieran lo más nivelado posible en relación al horizonte natural. Simple pero muy eficaz…y tremendamente caro.

Viajaron durante horas, bajando y subiendo cerros, adentrándose por estrechas gargantas y salvando lo que a primera vista parecían impracticables y escarpadas laderas. El Señor Taiko conducía con destreza, ¿demasiada para un hombre de su edad?, aunque no decían nada les inquietaba que pilotara con excesiva confianza, sobre todo por la dificultad que presentaba el terreno. No eran pocas las ocasiones en las que daba la impresión que se iban a despeñar.

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¿Por qué atravesamos estas deshabitadas tierras? – preguntaba tímidamente Olga. Hay cosas que no se pueden contar, hay que verlas por uno mismo – contestaba el Señor Taiko, mirando de soslayo y con complicidad a Santiago.

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Perdieron la cuenta del tiempo que estuvieron viajando por este paisaje casi lunar, hasta que por fin se detuvo el vehiculo en lo alto de una colina y Taiko permitió bajar a sus ocupantes. Podían contemplar un cerrado valle, uno de tantos en estas apartadas tierras. No tendría nada de especial sino fuera por la escena que se abría ante sus ojos, algo simplemente increíble, del todo indescriptible. Una colosal pirámide, de un blanco deslumbrante y con una estructura similar a las egipcias, se alzaba ante sus ojos, en un claro intento de entrelazar cielo y tierra. Estaba recubierta con piedra caliza, tan pulida que parecía fundirse con la nieve de las montañas que la circundaban.

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Tiene que ser una ilusión, un espejismo – dijo Juanma. Continuamos drogados, todo ha sido un sueño, nunca salimos del monasterio en Dharamsala - coincidió Rosa, mientras abrazaba fuertemente a Santiago, que se limitaba a sonreír. No, no estamos soñando, es tan real como vosotros mismos, como las piedras sobre las que pisáis al caminar - aclaró Taiko tan misterioso como de costumbre - Sabía que no os iba a decepcionar. Vamos a descender hasta el pequeño poblado que se ve a su lado, estaréis impacientes por comer algo caliente, únicamente os pido un poco de paciencia, todo será aclarado a su debido tiempo.

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Descendieron en el automóvil y al llegar a la base misma de la pirámide se dieron cuenta que desde abajo era aun más impresionante. Todos se preguntaron cómo habrían podido esconder al mundo algo así, pues era imposible que nadie hubiera reparado en ella con anterioridad, ¿Es posible que se hallaran en Sangri La, el mítico lugar que describe James Hilton en su novela? No, faltaba la exuberante vegetación y sus maravillosos paisajes. Detrás de las pocas casas humeantes que jalonaban la gran construcción salían a su encuentro un pequeño grupo de niños, que a la carrera se abrazaban al japonés, mientras gritaban, reían y miraban con curiosidad al resto de recién llegados. Pronto se les unieron un grupo de mujeres y hombres, que acogieron y saludaron efusivamente a sus todavía perplejos visitantes. Con un caminar pausado, pero con pasos firmes, emergió entre ellos un hombre de imponente figura, muy alto, con la cabeza rasurada y un manto blanco como única vestimenta. Se hacía poco para las bajas temperaturas del lugar. De la mano, como si un niño pequeño se tratara, caminaba a su lado una figura metálica: ¡Era Eternidad!, no se podían creer que el sonriente androide hubiera confraternizado con los habitantes del lugar. El señor Taiko se detuvo unos instantes, intercambió unas palabras con el lama y después de hacer las pertinentes presentaciones les dirigió unas palabras:

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Antes de acomodarnos me gustaría que entrarais conmigo en la pirámide, actúa como receptor de energía y ayudará a reponer vuestros maltrechos cuerpos – dijo con solemnidad – después podremos comer algo y descansar, prometo contaros todo desde el principio.

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Creo hablar en nombre de todos si digo que el cansancio supera con creces nuestra curiosidad, habiendo encontrado a Santiago el resto puede esperar. Si la pirámide puede ayudar a reponer nuestras fuerzas no lo dudemos y entremos – dijo Olga que iba tomando confianza con su insólito “jefe”.

Una gran abertura, a modo de enorme marco sin puerta, permitía el acceso libre a una gigantesca sala rectangular, con las paredes exquisitamente pulidas. La luz del sol atravesaba el umbral, permitiendo una atenuada luminosidad, la suficiente para poder ver sin dificultad en su interior. El monje se acomodó entre cojines frente a un pequeño altar, cruzó sus piernas en posición de meditación y cerró los ojos. El resto lo imitó, tomando asiento en esterillas preparadas al efecto. El Sr. Taiko pidió silencio llevándose el dedo a la boca. Al principio la situación era un poco incómoda, pero poco a poco fueron sintiendo una gran fuente de energía que recorría su cuerpo. Era muy placentero reposar allí, así que se limitaron a dejarse caer, en un estado de completa relajación, mientras iba desapareciendo el dolor en sus maltrechas piernas. Al cabo de escasa media hora el japonés se levantó y con sigilo les invitó a salir, el lama permanecía en el mismo sitio, con los ojos cerrados. Una vez afuera y con una sensación de recuperación casi completa, comentaron entre ellos con satisfacción:

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Este lugar es una pasada, me siento como nueva – dijo Rosa. Nunca había percibido tanta energía, no se puede explicar el conjunto de sensaciones

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que he sentido, es como si el universo entero aguardara dentro de mí – Dijo Juanma. En tiempo de los antiguos existía un conocimiento que permitía hacer cosas que hoy en día parecerían increíbles, pero desgraciadamente apenas queda nada de ese viejo saber. El gran Lama que habéis conocido se preparó desde pequeño con un único propósito, alcanzar un alto nivel vibratorio. Él utiliza la pirámide como un gigantesco amplificador, dentro de ella es capaz de emitir altas vibraciones, que a su vez elevan el nivel de vibración colectivo en el mundo – aclaró Taiko. Es exactamente lo mismo que me dijo Manuel en el sanatorio, que éramos como recipientes y cada uno vibrábamos de una forma determinada – dijo Olga mirando a Juanma. Sí, es así, en realidad todos somos energía y trasmitimos en un determinado nivel de oscilación, la única diferencia es que aquí la cantidad de energía es muy grande. Aunque es bastante sencillo no se suele entender, pues estamos más acostumbrado a pensar en términos de lo que vemos, oímos…pero no de lo que sentimos, parece que perdimos esa capacidad, pero esa es otra historia, vayamos a comer que todavía queda mucho de lo que hablar - concluyó Taiko

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27 Es posible que algún momento a lo largo de la vida, cuestionemos hasta la propia existencia, puede que ello ni siquiera se haga de manera consciente. La mente comienza entonces a confabular, intentando descubrir que se esconde tras la muerte, que somos en realidad, que es eso que llaman alma..., Olga recordó de nuevo las palabras del japonés en el primero de sus encuentros: > Cuan ciertas se le hacían ahora esas palabras, cuando la más de las veces nos hallamos tan inmersos en nuestra propia realidad, que nos perdemos todo lo demás.

La pequeña población estaba compuesta por una docena de edificaciones bajas, de planta circular todas ellas, y en cuyo techo habían construido una amplia terraza. Sobre su superficie se levantaba una especie de cobertizo de madera, seguramente destinado a hacer la función de despensa o pequeño cuarto de almacenaje donde guardar los aperos u otros utensilios. Por supuesto todo esto eran meras suposiciones, porque a primera vista no habían podido apreciar tierras de labranza, y la verdad es que se les hacían duras estas tierras para cultivar.

Les invitaron a entrar en una de las casas, donde varios de sus habitantes se esmeraban en preparar una especie de celebración y poder así agasajarles con una

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calurosa bienvenida. Por dentro la vivienda engañaba, su interior era más amplio de lo que parecía a simple vista. Un acogedor fuego ardía en la chimenea y los recién llegados pudieron hacer descansar sus debilitados cuerpos sobre un confortable suelo, tapizado por entero con pieles de animal. Durante el tiempo que duró la improvisada fiesta comieron y rieron con las gentes de este inexistente poblado y ahora degustaban un delicioso té, especialmente preparado para la ocasión. Nada del típico té de yak, en la práctica manteca rancia derretida, que con su sabor tan amargo horroriza a los occidentales que han tenido la “fortuna” de probarlo. Se iba haciendo tarde y poco a poco el jovial y pequeño grupo de habitantes fue marchando a sus respectivos hogares. Por fin quedaron solos en la casa, con la única compañía de Eternidad y su exquisito anfitrión, el Sr. Taiko. Fue entonces cuando depositó despacio su taza y se dirigió de nuevo a ellos, que aún muertos de cansancio demandaban una explicación:

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Supongo que todos os estaréis preguntando porque he traído al androide a tan misterioso lugar. Sí, es bastante extraño, la verdad, pero después de todo lo que hemos visto creo que ya nada nos puede sorprender – le contestó Olga. Santiago encontró a través de Eternidad, la forma de ir más allá de la mente, una puerta para traspasar los umbrales de la realidad manifestada. Estoy seguro que no lo pretendía, pero acabó encontrando la esencia madre, la fuente de la que emanan todas las cosas – aclaró Taiko.

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¡Por supuesto que no es lo que buscaba! Si ni siquiera sabía de su existencia. Yo trabajaba en un programa muy avanzado de realidad virtual, con el que se pudiera visualizar con la mente “en primera persona”. Quería que se pudiera crear un mundo hecho a la medida del usuario, un lugar donde una persona pudiera materializar sus objetivos, su futuro, sus deseos… - explicaba Santiago - y sin pretenderlo, las preguntas me trasladaron a otra realidad, más allá de las formas y de la materia, algo absolutamente desconcertante. El viaje hacia otras dimensiones siempre producen gran transformación y desconcierto, sin el entrenamiento y la orientación adecuada puede resultar altamente peligroso. Cuando me informaron que habían hallado a Santiago inconsciente intuí lo que había podido ocurrir. Entonces decidí poner a resguardo toda la investigación, no es algo que deba estar al alcance de cualquiera o que se deba manipular, así sin más. Entenderéis que no se me ocurre lugar en el mundo mejor para esconder a Eternidad. No obstante, si no estáis muy cansados, será mejor que os explique todo desde el principio - y Taiko comenzó a desmigar su parte de la historia.

Confesó ser ferviente admirador de Santiago, cuyas publicaciones seguía con entusiasmo desde hacía muchos años, además cualquier empresa de tecnología que se precie debe de contar con una nutrida red de informadores, atentos a descubrir “que se cuece”, en

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cuanto a novedades se refiere, y como dicen que hay que tener amigos hasta el infierno, obviamente la empresa que dirigía no iba a ser menos. Él personalmente se había preocupado de contar siempre con un espléndido sistema de contactos. Pronto llegaron noticias desde España informándole que el famoso científico, a pesar de encontrarse retirado de proyectos oficiales, había iniciado por su cuenta un estudio sobre determinados procesos de la mente. Le llamó la atención que había recibido en préstamo un equipo muy especial, particularmente raro… y caro. Se refería por supuesto al androide y el software para manejarlo.

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¿Contactos? Porqué no llamarlos directamente espías - interrumpió Rosa, mostrando con el sarcasmo de sus palabras su completo desacuerdo ante está acción. Es bastante normal que todas las empresas se vigilen entre ellas, es lo que tiene la competencia – aclaró Olga, intentando que sus palabras no sonaran a reproche por haber interrumpido la explicación.

Taiko no hizo ningún caso a estos comentarios, miró a Santiago con humildad, como pidiendo disculpas por no haber sido capaz de gestionar mejor toda la situación, y continuó su relato. Les contó que en cuanto tuvo en su poder esta información, no dudó ni por un momento la necesidad de observar más de cerca el resultado. Tenía que reconocer que estaba un poco obsesionado en todo lo referente a Santiago, siempre le consideró un visionario. En su opinión nunca nadie se había atrevido a lanzar líneas tan atrevidas de investigación. Dejándose llevar por su intuición realizó un

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discreto seguimiento, pero durante años no dijo ni hizo nada que le pudiera involucrar. Cuando consideró que la investigación debía encontrarse lo suficientemente avanzada para una primera toma de contacto, hizo llegar el sugerente sobre al despacho de Olga, sabiendo que ella atravesaba un momento delicado y se agarraría a un clavo ardiendo; cual perro de presa, no dejaría escapar esta oportunidad, pero ¿Por qué ella? Porqué todos los trabajadores de su empresa son investigados a fondo antes de ser contratados y por supuesto conocía que ambos habían trabajado juntos en la universidad, de hecho fue uno de las razones para que se decidiera su contratación.

Gracias a ese sobre Olga pudo salir airosa de su reunión anual con el Consejo de Dirección. Fue entonces cuando recibió la invitación de viajar a Tokio, para conocer al propietario de la empresa en la que llevaba tantos años desarrollando su labor. Mantuvieron el corto pero agradable encuentro en su oficina y tras la despedida Taiko tuvo que reconocer que la perdió la pista, dejó de saber donde se encontraba, aunque en ese momento no le dio mayor importancia. A los pocos días sus hombres le llamaron para explicarle que Santiago había entrado en coma y era trasladado al hospital, entonces si que pensó: ¡Menuda situación para que se esfumara su directora de proyectos!, pero a veces el destino es caprichoso. No le quedó más opción que dar instrucciones precisas para que se hicieran cargo de la investigación, incluyendo a Eternidad:

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Tengo que pedir disculpas, mis muchachos son muy eficaces, pero demasiado expeditivos. Quemar su casa para no dejar

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rastro fue exagerado, por supuesto serán resarcido por todos los daños – aclaró Taiko. ¿Instrucciones precisas? ¿Resarcir los daños? Me devolverá los recuerdos, las fotos, los documentos quemados… – saltó Rosa como un resorte, aunque en realidad no parecía enfadada, la alegría del reencuentro todavía prevalecía sobre cualquier otra emoción. Me temo que eso es físicamente imposible – contestó Taiko, como buen japonés no llegó a captar la ironía de sus palabras.

El resto de la historia ya era por todos conocida, nadie se percató de la existencia de un segundo dispositivo de seguimiento y ello permitió que pudieran rastrear el androide hasta Hong Kong. Hizo una pausa en el relato para pedir a Olga que le recordara dar un tirón de orejas a sus expertos en robótica…, todos supusieron que estaba bromeando, aunque era difícil de asegurar a ciencia cierta. Para evitar que la situación se le escapara de las manos mandó preparar su avión privado y marchó en persona, con intención de explicar todo a Santiago. Se encontraron en la recepción del hotel, pudieron al fin hablar de tú a tú sobre lo ocurrido, se excusó por el “accidente” de su casa, y prometió llevarle junto a Eternidad. Resultaba una gran ayuda encontrar a alguien que entendiera el inesperado resultado de la investigación, no fue ni mucho menos difícil convencerlo. Dejaron la nota de despedida en recepción y marcharon, sin darse cuenta del peligro de abandonar a su mujer, que quedó en tal estado de ofuscación que ha sin duda fomentado consecuencias imprevisibles. El mundo de la alta tecnología es pequeño, supuso que no se iban a quedar de brazos cruzados ante la precipitada y desconcertante partida de Santiago, por lo tanto filtró la

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noticia del lugar al que se dirigían, imposible llegar por sus propios medios, y para terminar de aderezar un poco más la situación dejó claro lo inconveniente que sería seguir haciendo preguntas incómodas. Lo que ninguno de los dos, ni Taiko, ni Santiago podían haber sospechado es que iban a ser capaces de ponerse a buscar el robot en tan lejanas e inaccesibles tierras.

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Esto es a grandes rasgos lo ocurrido. Me disculpo con todos, pero tenía mis razones para no desear que se me relacionara con Santiago, de ahí la misteriosa nota en tu despacho, Olga, así evitaba muchas preguntas. Prometo que no llegamos siquiera a plantearnos que existiera la más mínima posibilidad de que nos pudierais seguir. En este caso podéis realmente estar orgullosos por conseguir llegar hasta aquí, pero no sé si felicitaros o recomendar haceros vigilar vuestra salud mental. Pocos valientes se aventuran en invierno a atravesar la región de las eternas nieves, hay que tener una buena razón o muy poco apego a la vida – finalizó Taiko, no era un reproche, todos sintieron que les estaba reconociendo su extraordinaria valía. ¡Que poco conoce a las españolas! No hay mujeres tan testarudas en el mundo – le contestó bromeando Rosa…, pero que cierto era, vaya si lo era. Nunca quise hacer nada que os pusiera en peligro – dijo Santiago abrazando a su mujer y su hermano.

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El japonés se incorporó lentamente y se acercó a la ventana. Fuera ya era noche cerrada y prometía hacer un frío terrible, volvió la mirada al grupo y les habló.

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El conocimiento es como el buen té, se cultiva con paciencia y se toma a sorbos pequeños. Todavía hay algo que os quiero mostrar, pero por el momento descansad, mañana al alba daremos un agradable paseo - tras lo cual se despidió con una leve inclinación de su cabeza.

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28 Era temprano y el sol apenas se dejaba sentir pero el valle quedaba protegido entre sus altas montañas, al resguardo de los vientos, por lo que el frío era aceptable. Les prometió que no habría que andar mucho, así que obedientes le seguían. Se había creado una gran expectación por ver que les tenía preparado, en realidad esperaban encontrar un poco de sentido a las palabras del día anterior. El pequeño japonés subía con una agilidad y resistencia impensables en un hombre de su edad y a duras penas podían mantener el ritmo tras él. En escasamente un par de horas alcanzaron la cima. El espectáculo era extraordinario, había merecido la pena el esfuerzo, hasta donde alcanzaba la vista únicamente se divisaban montañas. La pirámide se alzaba majestuosa, oculta en el fondo, un oasis en este mar de cristal blanco. Su guía y mentor les indicó que paraban a descansar, dejaron en el suelo las mochilas y señaló con el dedo hacia una gran piedra, un monolito de casi tres metros de altura, erosionado por las inclemencias propias de años de nieve y viento golpeando en la roca. Aún así, había resistido bastante bien el paso del tiempo. Tallados en la piedra se podían apreciar extraños petroglifos de diseños geométricos, signos completamente desconocidos para ellos y que probablemente han de provenir de algún olvidado dialecto. Además sus escultores cincelaron en cada una de sus esquinas la esvástica invertida, la insignia de la religión Bon. Olga recordó haber visto antes símbolos parecidos ¿Pero donde?

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Este lugar, el monolito que os acabo de mostrar y la gran pirámide son los últimos vestigios de una civilización más antigua que

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la historia conocida – dijo Taiko, juntando las manos en señal de respeto. Es enorme ¿Cómo ha podido mantenerse oculta al resto del mundo? – preguntó Juanma. Su especial disposición entre montañas hace que sea muy difícil de ver desde el aire y por tierra no hace falta que os describa la dificultad que entraña llegar…, pero podría existir una teoría que explicaría mejor porque nadie llegó antes aquí. Es posible que nos encontremos en la remota Shambhala, la ciudad que inspiró la leyenda del Shangri La – contestó Taiko. ¿Es posible…? – preguntó esta vez Rosa. Sí, ciertamente en el poblado nadie me lo ha podido aclarar, aquí no se piensa mucho en el pasado…ni en el futuro la verdad. ¿Por muy mítica que sea la ciudad en la que nos hallamos, no entiendo como en pleno siglo veintiuno ha sido capaz de permanecer escondida? – inquirió bastante incrédula Rosa. La antigua leyenda sobre el reino de Shambhala relataba que era inexpugnable para sus enemigos, simplemente porque no la podían localizar. El motivo de permanecer inalcanzable tantos años puede deberse a que este lugar posee una energía especial, sólo aquellos que han alcanzado una cierta preparación la pueden encontrar. Los budistas hablan de “asociación karmica”, para describir a ese tipo especial de personas que se hallan en afinidad y que podrían llegar a conocerla…, en la práctica es como si estuviera en otra dimensión.

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¿Cómo la encontró entonces? – preguntó Olga. Si os lo cuento no me vais a creer. Inténtelo por favor, no nos subestime – insistió la mujer, que no se iba a dar por vencida tan fácilmente. Tras muchos años de estudio sobre distintas disciplinas he llegado a dominar las viejas técnicas de meditación trascendental, que a su vez me ha permitido desarrollar habilidades, que podríamos definir como un tanto… ¿peculiares? Una de ellas es la de poder viajar a cualquier lugar con solo visualizar el destino. ¿Cómo llegué aquí? Me tele transporté, no intencionadamente, no conocía este lugar, lo que ansiaba era encontrar un sitio especial, así que me concentré e involuntariamente me trasladé hasta aquí. Lo más extraño fue que sus habitantes no se asustaron cuando me vieron aparecer de la nada, era como si me estuvieran esperando – contaba Taiko, ante la incrédula mirada del resto del grupo. ¿Consiguió la disgregación molecular, construyó una máquina? Pero en el poblado no había nada ¿Qué usó como receptor? – preguntaba Rosa, entusiasmada ante la idea, pero sin poder aceptar que una persona pudiera desaparecer, así sin más. No, no construí ninguna máquina, sólo utilicé el pensamiento. Existe un gran abanico de posibilidades, de las que creemos imposibles, que se pueden alcanzar con entrenamiento, un esfuerzo sincero y mucha dedicación – aclaró Taiko.

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Todos guardaron silencio, ya no se sorprendían con facilidad y aunque incesantes preguntas surgían en su cabeza ya nadie deseaba formularlas. En lo alto de esa montaña se encontraban en paz, no había cabida para preocupaciones, no había inquietudes. De pronto todo era perfecto, no importaba quien seas, que haces…que vas a hacer, dejarse llevar era suficiente. Un suave viento se empezó a levantar, agitando un poco su estado de serenidad, lo que posibilitó que el Sr. Taiko pudiera continuar con su explicación:

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Un adecuado aprendizaje permite obtener el conocimiento sobre el funcionamiento de las cosas. La sabiduría implica conseguir utilizar esa información de manera eficiente y constructiva. Sólo a través de ella sabremos que hacer con lo aprendido, cómo convertir el conocimiento en una actuación más adecuada, “el verdadero actuar consciente”. No sé muy bien donde quiere llegar – preguntó Rosa. Déjeme que me explique, creemos tener una sólida percepción de nuestro mundo, pero en verdad es más parecido a un descomunal programa de ordenador, una realidad virtual de grandísima complejidad. Es un entorno en el que desarrollamos nuestra actividad y en la que cada uno de nosotros vamos creando nuestra propia historia – contestó Taiko. Es cierto que muchos estudios cuestionan la forma en la que evaluamos nuestro hábitat – coincidía Juanma - los científicos más atrevidos incluso han lanzado una teoría: la mayor parte de lo que percibimos a través de

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los sentidos no proviene del exterior, por increíble que parezca es creado dentro de nuestra cabeza. Para muchos parece una locura que nuestra vida sea como la “pensamos”, no es fácil aceptar tanta responsabilidad – continuó Taiko – si esto fuera cierto, pronto nos daríamos cuenta que cada uno de nosotros tenemos una importante aportación, con nuestra forma de pensar, decir o actuar, ya que del pensamiento colectivo surge el mundo en el que vivimos. ¿Existirían las guerras si nadie pudiera pensar en ellas? ¿Nos haríamos daño si pudiéramos recordar que estamos unidos por la misma conexión, que en esencia todos somos iguales y no sólo “ante los ojos de Dios”? Puede que tenga razón, por extraño que parezca tengo la sensación de que es algo que todos intuimos, sólo que necesitamos que alguien nos ayude a recordar – en parte era la forma que tenía Olga de dar las gracias. Cuando se está preparado siempre llega el momento de recordar este sentido universal de las cosas. No creáis que es tan especial esto que os descubro, muchas personas lo han sabido antes que vosotros, es un “secreto” muy antiguo, casi como la propia existencia. Pero conocerlo sin más, apenas os aportará nada, por eso quiero haceros un regalo, lo merecéis por el esfuerzo realizado para llegar hasta aquí, y no me refiero únicamente al viaje a través de las montañas – dijo Taiko. ¡Un regalo! – exclamaron al unísono.

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Espero que mi propia experiencia pueda ayudar a matizar sobre lo que acabo de hablar: todo fue creado como un juego, sólo en el mundo que conocemos existe la dualidad, lo bueno y lo malo, el frío y el calor…., muchos pensarán que es cruel y despiadado, pero en realidad lo que se nos ofrece es la oportunidad de aprender a elegir. Siempre podemos elegir, en el fondo todos sabemos lo que está bien o lo que no es correcto – contestó Juanma. No es exacto, estamos demasiado condicionados por nuestros pensamientos egoístas, aun sabiendo lo que está bien, la mayor parte de nuestro comportamiento resulta involuntario, “nos dejamos arrastrar”. Comprender que somos dueños de nuestra realidad ayuda a conseguir lo que deseamos, pero el dinero, la fama o el prestigio no van a eliminar el miedo, ni el vacío interior que muchas veces todos hemos sentido. Con trabajo duro podemos incluso llegar a hacer algunos “milagros”, pero desaparecer, levitar o caminar sobre el agua, tampoco nos va a valer de mucho. Sólo si conseguimos aprender a actuar de una manera más acorde con la verdad de nuestra propia existencia, encontramos la paz duradera. Entonces, es en ese momento, si alcanzamos un estado interior “consciente”, cuando la vida toma un nuevo significado. Es similar a subir de nivel en un videojuego, se adquieren nuevas capacidades que permiten que cada uno de nuestros actos, por pequeños que puedan

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parecer, cobren una dimensión especial – concluyó Taiko. Y como aprendemos a actuar de manera más acorde con la verdad – preguntó Olga Ese es un camino que no puedo andar por vosotros, pero para empezar probad a actuar con más tranquilidad y amor, tan sencillo como querer a todo y a todos ¿No os suena de algo?- sugirió Taiko, que se tomó un breve descanso antes de continuar - Se está haciendo tarde, debemos bajar antes de que empiece a hacer frío de verdad.

Santiago y Rosa dormían plácidamente, arropados al calor del acogedor fuego que ardía en la chimenea. Habían decidido quedarse lo que restaba de invierno en tan maravilloso lugar, eso daría tiempo a reconstruir su casa y podrían acompañar a Eternidad mientras decidían que iban a hacer con ella, pues ya no era factible devolver el androide a la universidad. Juanma y Olga en cambio regresarían desde Saldang y restituirían a Goliat a su dueño. Taiko había ordenado preparar una caravana que les llevaría hacia el reino de Mustang, a través de un paso de montaña que permite transitar incluso en invierno, pero que desgraciadamente convertía la travesía en un largo viaje, necesitarían muchos más días para llegar de nuevo a Hong Kong …, luego directos a casa.

El cielo estaba totalmente despejado y mostraba un increíble mosaico de puntos de luz. El techo de la vivienda hacía de improvisada terraza y a pesar del intenso frío, Olga y Juanma subieron a contemplar tan

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inigualable espectáculo. Se abrazaban bajo las mantas, con la ilusión de saber que una nueva etapa se abría ante ellos Hasta el momento habían evitado hablar del futuro, pero en su interior ambos reconocían que a partir de ahora ya nada sería igual. De pronto Olga se incorporó y exclamó exultante:

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¡Ya sé donde he visto los signos! De que me estás hablando – preguntó Juanma. El monolito en lo alto de la montaña, recuerdo haber visto los mismos símbolos en la portada de un libro, en la biblioteca de Fontevraud – explicó Olga. ¿La biblioteca de la abadía? Creo que voy a aceptar convertirme en alumna de Margarite, quiero estudiar con ella ¿Qué te parece? Siempre podría hacer un esfuerzo y trasladarme desde París, ¿Si tú quieres? – preguntó, confiando en obtener una respuesta afirmativa. ¿Que si quiero?, pues claro que si tonto, que ibas a hacer tú sin mi – respondía, mientras le besaba.

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