el futbol no es asi

1ª edición: Abril 2014 © Pedro Gómez Pigueras © FutbolDLibro (Futbol de libro, S.L.) © Fotografías: Josema Moreno © Foto

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1ª edición: Abril 2014 © Pedro Gómez Pigueras © FutbolDLibro (Futbol de libro, S.L.) © Fotografías: Josema Moreno © Fotografías: Archivo FDL Shutterstock Departamento FDL (www.futboldelibro.com) Analista de Texto: Lourdes Torrecillas Maquetación: FutbolDLibro Diseño de cubierta: FutbolDLibro ISBN: 978-84-940984-8-2 DL: B. 9790-2014

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

El autor y la editorial donarán el 1% de los beneficios del libro a fines benéficos.

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E l F u t b o l ¡ NO! ¿Q u i é n

es así.

d i j o q u e e s ta b a to d o i n v en ta d o ?

Pedro Gómez

Al Fútbol...

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PEDRO GÓMEZ – Autor/Coordinador del libro Preparador Físico Albacete Bpie. Doctorando en CC del Deporte y Diplomado en Fisioterapia. Máster en Psicología del Deporte, Prevención y Re-adaptación de lesiones. Autor del libro: La Preparación Física del Fútbol contextualizada en el fútbol. [email protected]

@pf_gomez

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Colaboradores por orden de aparición. ÁNGEL CAPPA Entrenador de Fútbol: Real Madrid, Fc Barcelona, Tenerife, Las Palmas, Gimnasia la Plata, River Plate, Huracán, Peñarol, Banfield, Mamelodi Sundows, Universidad San Martin… JAVIER MIÑANO Preparador Físico Selección Española de Fútbol. Antes en Real Madrid, Besiktas, Racing de Santander. Profesor INEF de Madrid.

ÓSCAR CANO Entrenador de Fútbol: Actualmente en Betis B. Antes: Melilla, Salamanca, Polideportivo Ejido, Granada Cf.. Autor de varios libros sobre Fútbol. ISMAEL DÍAZ Entrenador de fútbol, Kairat Kazajstan, Real Oviedo, CF Palencia, Cacereño, Jaén, Huesca, Granada Cf, Farense, Cádiz, Málaga Cf RUBÉN DE LA BARRERA Entrenador de fútbol. equipos de fútbol. En la Guijuelo (2a división b, Villaralbo en 3a división 2011-2012.

Especialista en táctica y dirección de actualidad, 1er entrenador en el CD grupo I). Antes Entrenador del GCE nacional en temporadas 2010-2011/

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ADRIÁN CERVERA Entrenador de Fútbol: Actualmente UD San Pedro. Antes Ud. Marbella. Autor del libro: Modelo Organizacional Estratégico de Entrenamiento en Fútbol. PACO LOPEZ Ex-futbolista y entrenador de fútbol. Actualmente Villarreal C. Anteriormente en Catarroja, Benidorm, Alcoyano, Cartagena y Valencia Mestalla. CARLOS CORBERÁN Preparador Físico y Entrenador de Fútbol. Durante esta temporada ha sido entrenador del Ad Alcorcón Div Honor. Antes en Villarreal CF y Al Ittihad como preparador físico. LUIS ÁNGEL CÉSAR Entrenador de Fútbol: Actualmente Albacete Bpie. Antes Cd Alcoyano, Nàstic de Tarragona, Polideportivo Ejido, Racing de Ferrol. CHEMA SANZ Preparador Físico Real Mallorca. Licenciado en ciencias de la actividad física y deporte .Entrenador nacional de Fútbol. Ha desempeñado funciones de preparador físico o entrenador ayudante en: Levante, Logroñés, Oviedo, Tenerife, Zaragoza, Ceuta, Ciudad de Murcia, Terrassa, Real Madrid Castilla, Almería y Deportivo de la Coruña. DAVID CASAMICHANA Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor de la Escuela Universitaria Gimbernat-Cantabria, Torrelavega. Profesor en el Máster de Fútbol, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. JULEN CASTELLANO Profesor e investigador en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y entrenador Nacional de Fútbol. Su relación con el fútbol ha sido de jugador, entrenador, profesor y asesor en un club profesional de fútbol. www.futboldelibro.com

DANI FERNÁNDEZ Entrenador Nacional de fútbol. Seleccionador Catalán sub-16. Profesor de la Escuela Catalana de entrenadores. Ex entrenador del fútbol base del RCD Espanyol entre 2008-2013. JESÚS PÉREZ Licenciado en CC del Deporte y Entrenador UEFA PRO. Actualmente preparador físico en FC Southampton de la Premier League Inglesa. Anteriormente en Al Ittihad de Arabia Saudi, RCD Espanyol, Rayo Vallecano, Real Murcia, Almería y Nàstic de Tarragona. MIGUEL ANGEL CAMPOS Preparador Físico R.C.Recreativo de Huelva SAD .Máster Prevención y Readaptación de Lesiones (RFEF-UCL). Máster Rendimiento Físico y Deportivo (UPO). NSCA-CPT JAVIER MALLO Doctor en Educación Física y Diplomado en Fisioterapia. Expreparador físico de Manchester City, Atlético de Madrid y Rayo Vallecano. Actualmente en Real Madrid C. De modo adicional es investigador colaborador en el INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, donde fue profesor asociado de la asignatura de Fútbol. JOSÉ ALFONSO MORCILLO Doctor por la Universidad de Granada. Preparador Físico Granada CF (2009-2014). Docente Universidad de Jaén CARLOS LAGO Profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte de la Universidad de Vigo. Es autor de varios libros y numerosas publicaciones en revistas internacionales sobre el análisis del rendimiento en el fútbol. Participa como profesor en distintos Máster y Cursos de Especialización en entrenamiento deportivo. Ejerce como asesor y analista en diferentes clubes profesionales JUAN ANGEL PIÑERO Entrenador de fútbol nivel II. Lcdo. C.C. Act. Física y el Deporte (UCLM). Master Preparación Física de fútbol (RFEF). Máster Alto rendimiento Deportivo (COE). Preparador físico Real Madrid C.F. (Juvenil “A”, categorías inferiores). www.futboldelibro.com

ANTONIO J. GÓMEZ Preparador Físico FC Barcelona B. Antes en Real Murcia, FC Cartagena, Ipswich Town, Sunderland Afc, Liverpool. Lcdo en CC de la Actividad Física y el deporte. Master en Alto Rdto en Deportes de Equipo. JUAN CARLOS CALERO Entrenador Nacional de Fútbol. En la actualidad segundo entrenador Albacete Bpie. Desde 1994 ha desempeñado su labor como entrenador, coordinador de categorías inferiores y seleccionador territorial EDUARDO PARRA Lcdo en CC de la Actividad Física y el Deporte. Master en Prevención y Readaptación de Lesiones y en Psicología del deporte. Ex-preparador físico y readaptador en RC Celta de Vigo, Liverpool Fc, Inter de Milán y Anzhi Makachkalá. Actualmente en West Ham United Fc de la Premier League Inglesa. JOSE MANUEL ORTEGA Lcdo en CC de la Actividad Física y el Deporte. Máster en Prevención y Re-adaptación de Lesiones. Experiencia profesional como preparador físico en Xerez CD, Hercules Cf, Algeciras. FRANCISCO JAVIER MOLANO Responsable Área Re-adaptación Real Betis Bpie y Readaptador del primer equipo. Lcdo en CC de la Actividad Física y el Deporte. Master Alto Rendimiento deportivo COE. Postgrado en Readaptación al esfuerzo. Profesor Asociado Universidad Pablo Olavide Sevilla. CARLOTA TORRENTS Licenciada en Educación Física y Doctora por la Universidad de Barcelona. Máster de Alto Rendimiento Deportivo por la UAM y el COE. Actualmente es profesora titular del INEFC de Lleida. Especialista en el estudio de los sistemas complejos y sus aplicaciones a la actividad física y el deporte. NATALIA BALAGUÉ Doctora en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Barcelona (1990) y profesora-catedrática de fisiología del INEFC de Barcelona (2001). Especialista en el estudio de los sistemas complejos y sus aplicaciones a la actividad física y el deporte. www.futboldelibro.com

ROSA Mª COBA Licenciada en Psicología (Universidad Autónoma Barcelona). Ejerce en el ámbito de la psicología clínica y neuropsicología. Coautora del libro “El jugador es lo importante” y diversas publicaciones en las que la neurociencia y deporte son los protagonistas. MIGUEL FERNÁNDEZ Dr. en Educación Física. Profesor de la asignatura “Aprendizaje y control Motor” en la facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física (INEF Galicia). RAFAEL MARTÍN Dr en Educación Física. Profesor de la asignatura “Metodología del Entrenamiento deportivo” en la facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física (INEF Galicia). RAFEL POL Preparador Físico RC Celta de Vigo. Anteriormente en AS Roma. Lcdo en CC de la Actividad Física y el Deporte. Máster en Prevención y Readaptación de Lesiones. Autor del libro La Preparación ¿Física? en el fútbol. PATRICIA RAMÍREZ Lcda. en Psicología. Máster en Psicología clínica y de la salud, doctorado por el departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la Universidad de Granada. Colabora habitualmente en la sección de Psicología de El País Semanal, el periódico digital Huffington Post, Sportlife y la tarde de la cope con Ramón García. Ha sido psicóloga deportiva del RCD Mallorca y Real Betis. JUAN FERRANDO Manager Head Coach FC Sheriff (Moldavia). Ex técnico Juveniles del Málaga CF y de cuerpos técnicos de España, el Reino Unido, Canadá e Italia. En el 2010 trabajó como preparador físico en el Arsenal FC y Brighton & Hove. Doctor por la Universidad de Zaragoza, es el contribuyente más joven del prestigioso “Journal of Sports Science and Medicine”. Premio “Research Aptitude Award” (2011) de los británicos Moore Laboratories. www.futboldelibro.com

JOAN RAMÓN BARBANY Laboratorio de Fisiología del Ejercicio. Departamento de Ciencias Fisiológicas II. Universidad de Barcelona (campus de Bellvitge). JAUME GIMÉNEZ Responsable técnico y Profesor del Máster en Nutrición en la Actividad Física y el Deporte (Universidad de Barcelona). Director Nutritional Coaching. ALAIN SOLA Lcdo en Educación Física. Diplomado en Fisioterapia. Especialista en agua. Trabajó en el Real Madrid desde 2009 a 2012 como fisioterapeuta, readaptador y preparador físico especialista en agua con todas las categorías. Actualmente en Aspire Academy (Qatar) en el departamento de Football Performance and Science como Football Strenght and Conditioning Coach. YOLANDA VALDIVIESO Lcda. en Educación Física. Diplomada en Fisioterapia. Experta en Pilates. Enamorada del agua.

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Índice Colaboradores por orden de aparición.

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Prólogo de Ángel Cappa

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Prólogo de Javier Miñano

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Hablemos del libro...

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¿Por qué este libro?

21

El código de los muertos y por qué el fútbol es así.

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Hablemos del juego

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JUGADORES ¿Y? JUEGO de Óscar Cano

28

FÚTBOL, JUEGO Y JUGADOR de Ismael Díaz

30

LO QUE EL GANAR ESCONDE de Rubén de la Barrera

33

FÚTBOL, CUESTIÓN DE ESPACIO Y TIEMPO…O POR QUÉ INIESTA ES EL MEJOR JUGADOR DEL MUNDO de Pedro Gómez

37

EL JUEGO COMO FENÓMENO COMPLEJO de Adrián Cervera

42

PRINCIPIOS DE JUEGO PARA “TONTOS” de Pedro Gómez

45

¿QUÉ ES UN PARTIDO DE FÚTBOL? de Paco López

48

FÚTBOL, UN SENTIR PARTICULAR de Carlos Corberán

50

Hablemos del entrenamiento del juego

61

SI EL FUTBOLISTA CREE, ¡¡CREARÁS!! de Pedro Gómez

62

ESPECIFICIDAD CONTEXTUAL COMO CAMINO HACIA EL/TU JUEGO de Luis A. César

64

LA PLANIFICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO EN EL FÚTBOL de Chema Sanz

67

EL JUGADOR HACE EL MÉTODO, ¡Y NO A LA INVERSA!... ¡CUIDADO CON LAS NORMAS DURANTE LOS ENTRENAMIENTOS! de Pedro Gómez

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PROPUESTA PARA LA SISTEMATIZACIÓN DE LA DEMANDA CONDICIONAL EN LA PERIODIZACIÓN TÁCTICA de David Casamichana y Julen Castellano

76

ENTRENAR EN ESPACIOS REDUCIDOS. ¿MODA O NECESIDAD? de Pedro Gómez

86

ENTRENAMIENTO DE LA TÁCTICA EN EL FÚTBOL FORMATIVO de Dani Fernández

88

A VUELTAS CON LA ESPECIFICIDAD DEL ENTRENAMIENTO de Pedro Gómez

92

Hablemos de preparación física

97

EL MODELO DE JUEGO TAMBIÉN SUDA de Jesús Pérez

98

¿REQUIEM? POR LA PREPARACIÓN FÍSICA DEL FUTBOLISTA. de Pedro Gómez

101

LA PREPARACIÓN FÍSICA EN EL FÚTBOL: DE LA EVIDENCIA CIENTÍFICA A LA APLICACIÓN PRÁCTICA de Miguel A. Campos

103

¿HAY VIDA DESPUÉS DEL GLUCÓGENO? de Pedro Gómez

109

CONTROL DE LA CARGA DE ENTRENAMIENTO MEDIANTE GPS. de Javi Mallo

111

LA ORIENTACIÓN DE LA FUERZA EN EL FÚTBOL. PARECIDOS IRRACIONALES. de José A. Morcillo

119

ESCLAVOS DE LA CUANTIFICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO de Pedro Gómez

125

EL TAMAÑO NO IMPORTA. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA CONDICIÓN FÍSICA EN EL FÚTBOL de Carlos Lago

128

¿TESTAR O NO TESTAR?, ¿ES ESA LA CUESTIÓN? de Antonio J. Gómez

131

EL INQUEBRANTABLE MAL ESTADO “FISICO” DEL EQUIPO PERDEDOR de Pedro Gómez

133

PREPARACIÓN FÍSICA ¿ESTÁ TODO INVENTADO? de Juan Ángel Piñero

135

Tomemos un respiro... práctico

139

EN BUSCA DE LA RECETA PERDIDA de Pedro Gómez

140

DINÁMICAS DE ALTA ESPECIFICIDAD Y TRANSFERENCIA de Pedro Gómez y Juan Carlos Calero

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Hablemos de las lesiones

155

LA LESIÓN EN FÚTBOL…ESE ¿INEXPUGNABLE? ENEMIGO de Pedro Gómez

156

LOS INTELECTUALES RESUELVEN LOS PROBLEMAS, LOS GENIOS LOS EVITAN de Eduardo Parra

158

LESIONES MUSCULARES Y FC BARCELONA, ¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD? de Pedro Gómez

163

FUNCIONALIDAD DEL TRABAJO ORIENTADO A LA PREVENCIÓN DE LESIONES EN JUGADORES DE FÚTBOL de José Manuel Ortega

166

¿CUÁNDO PUEDO VOLVER A ENTRENAR CON EL GRUPO? de Francisco J. Molano

172

Hablemos del cerebro humano...

181

ACEPTAR LA COMPLEJIDAD EN EL FÚTBOL: UNA TAREA COMPLEJA de Carlota Torrents y Natalia Balagué

182

LA INDISCUTIBLE TITULARIDAD DEL CEREBRO de Rosa Mª Coba

186

NEUROCIENCIA: DEL LABORATORIO AL CAMPO DE FÚTBOL de Miguel F. del Olmo y Rafael Martín

189

EL EFECTO MARIPOSA EN EL FÚTBOL de Pedro Gómez

193

LA COMPLEJIDAD DEL FÚTBOL NO ES CAÓTICA de Julen Castellano

195

FC BARCELONA (DE GUARDIOLA), FÚTBOL CUÁNTICO DE UNA ÉPOCA TODAVÍA POR LLEGAR de Pedro Gómez

203

LA (IN) UTILIDAD DE LOS JUEGOS REDUCIDOS PARA PREPARAR LA COMPETICIÓN de Rafel Pol 205 CON EL TALENTO NO BASTA, NECESITAS SENTIRTE SEGURO de Patricia Ramírez

214

Hablemos de todo un poco...

221

EL LABORATORIO DEL FÚTBOL de Juan Ferrando

222

EL GATO DE SCHRÖDINGER Y LA TOMA DE DECISIONES EN EL FÚTBOL de Pedro Gómez

225

NUTRICIÓN EN EL FÚTBOL: ASPECTOS ESENCIALES de Jaume Giménez y Juan Ramón Barbany

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LA INTENSIDAD DEL “PROFE” de Pedro Gómez

235

FÚTBOL Y MEDIO ACUÁTICO: UNA VISIÓN DIFERENTE de Alain Sola y Yolanda Valdivieso

238

EL VALOR DE UN SEGUNDO, DE UN MILÍMETRO de Pedro Gómez

246

Acta arbitral.

249

Referencias utilizadas en algunos de los capítulos

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El Fútbol ¡NO! es así.

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Pedro Gómez

Prólogo Ángel Cappa Hace rato que están intentando matar al fútbol. Desde que el negocio lo descubrió como una inagotable fuente de ingresos rápidos, más o menos en los 60, le fue inyectando los valores del mercado con sus consecuencias devastadoras. Al mismo tiempo lo fue desnaturalizando, para dejarlo desde finales de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado vacío de contenido y convertido en un cotizadísimo objeto de consumo. Uno más, pero tal vez el más importante por lo que significa políticamente como sedante para indignaciones justificadas. Para lograrlo han reducido el fútbol al resultado despojándolo de toda su grandeza. Se trata de ganar y nada más. Es común escuchar que “el resultado no es lo más importante, es lo único”. Y asistir a la entronización de campeones insufribles a quienes se le buscan méritos como la lucha, la garra, el trabajo, y cosas por el estilo que son incuestionables valores complementarios, pero que por sí solos no alcanzan para explicar tanto entusiasmo y hasta tanta pasión. De vez en cuando aparecen excepciones como para seguir alentando esperanzas. Algunas maravillosas como el Barcelona que nos hacía (y aun hace) vibrar de emoción por la calidad exquisita de su juego. E inmediatamente la Selección Española que, como nunca antes, al mismo tiempo que recoge éxitos sin precedentes, despierta la admiración del mundo entero, también por su juego. Me dirán que el negocio está encantado con ambos equipos, y es verdad, pero solo porque ganan y mucho. El criterio comercial que se ha impuesto con toda su fuerza, solo respeta el éxito, de ahí esa frase inconcebible que se repite impunemente, “hay que ganar como sea”, sin que nadie haya podido entender qué quiere decir, porque en realidad no hay mayor abstracción que semejante afirmación. La cosa es que en el entorno del fútbol rige esa creencia que ha alterado el gusto y el conocimiento de este juego que empezó siendo una fuente de sueños, y una excusa para ser feliz, y que actualmente atrapado como está en la cultura de la www.futboldelibro.com

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El Fútbol ¡NO! es así.

inmediatez, no pasa de ser un escape de la aplastante realidad que vivimos, y que dura un instante de euforia si se consigue la victoria, o un fugaz momento de tristeza si hay que vivir la derrota. En esta realidad “patas para arriba” donde la gente rescata a los bancos y la crisis la pagan las víctimas, no está mal que libros como el de Pedro traten de rescatar al fútbol. Aunque parezca mentira el fútbol de la Selección Española, el del Barcelona, o del Bayer Múnich o el Arsenal, no terminan nunca de generar la confianza que se le tiene a otros equipos despreocupados por el estilo o la forma, que practican lo que se llama “fútbol directo” en una demostración de desprecio por los conceptos básicos de este juego y en especial de uno que también es esencial en todos los juegos: el engaño. De ahí que el fútbol esté necesitando que lo rescatemos, porque el fútbol nació y nace todos los días en los suburbios de cualquier ciudad del mundo, y pertenece a la clase obrera y no a los hombres de negocio que se lucran con él, sin respeto alguno por sus valores. Para que deje de ser un objeto de consumo, y sea lo que es, un modo de expresión, de ser y estar en el mundo. Hay que rescatarlo para recuperar los valores que le arrebataron y que son nuestros, que nos hacen felices, y nos permiten disfrutar del enorme placer de jugar, de la belleza del juego, y también por supuesto de la satisfacción de ganar, cuando nos toca. Los invito y aliento a leer el libro de Pedro, el cual estoy seguro que a muchos nos devolverá la ilusión, tan difícil de mantener en un fútbol irrespetuoso con su esencia, que solo piensa en el resultado.

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Pedro Gómez

Prólogo Javier Miñano No es fácil escribir de fútbol, pero ante este contenido si me gustaría resaltar el importante trabajo de reflexión que aporta el libro que tenéis delante. La concepción de este documento arranca desde la profunda meditación del autor al cuestionarse todo aquello que de una manera o de otra se considera establecido en el día a día del pensamiento futbolístico. El objetivo del entrenamiento debe ser la mejora del rendimiento del equipo en competición, en eso estamos todos de acuerdo, pero ante la pregunta de cómo llevar esto a cabo surgen muchas más dudas que certezas. Lo que Pedro ha conseguido con este libro es reunir la opinión y reflexión de algunos profesionales sobre distintos temas, los cuales, con sus diferentes y variados puntos de vista, harán pensar al lector. Con esta filosofía, antes de sumergirte en las páginas que tienes delante, te invito y animo a que te preguntes si lo que haces en el día a día con tu equipo mejora realmente el rendimiento de tus jugadores en competición. Les aseguro que yo, unas veces con más y otras con menos éxito, intento hacerlo a diario. ¿Las tareas que realizamos son realmente específicas?, ¿son válidos los entrenamientos que se alejan de la especificidad funcional y sólo se centran en la estructural?, ¿los ejercicios que realizas realmente tienen transferencia en la mejora del rendimiento colectivo? ¿tienen cabida las tareas descontextualizadas?, ¿todo con balón, algo sin balón, integrado, periodización táctica?, ¿modifican la conducta comportamental de los jugadores nuestros entrenamientos?, ¿sabemos el por qué de lo que hacemos?. Tengo la suerte de convivir y aprender día a día con mis alumnos de INEF, y observo cómo sus avispadas, inquietas pero todavía inexpertas mentes se aferran a lo concreto, lo “tangible”, huyendo del pavor que les provoca la complejidad e incertidumbre del no poder controlarlo todo. ¡Lo sé!, ser neófito es causa atenuanwww.futboldelibro.com

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El Fútbol ¡NO! es así.

te y es por eso que no me preocupa excesivamente, el problema viene cuando ponemos muros de verdad absoluta donde no hay cabida para el título de este libro, y esto sí creo que es un agravante mayúsculo. Asumir la concepción compleja del juego será el único antídoto que nos permita manejarnos y movernos en la innegable incertidumbre propia del fútbol, pero estimados amigos… es sólo una opinión más. ¿Qué papel juega entonces la ciencia en un entorno tan complejo? Toda investigación que se preste a sernos útil debe, desde la cercanía al propio juego, generar un conocimiento útil y aplicable. Acortar la distancia entre práctica e investigación sólo es posible si entendemos a esta como un medio y no como un fin. Un medio que nos ayude a resolver algunas de las múltiples cuestiones que surgen del propio entrenamiento y no un fin que nos lleve a un estado de convencimiento absoluto que nos haga creer tenerlo todo controlado. ¿Seremos entonces capaces de dar con la “llave” que abra la puerta del entrenamiento ideal? Dudo de la existencia de un marco donde un tipo concreto de actividad siempre derive en resultados iguales, previsibles y esperados a nivel competitivo…lo que sí tengo claro es que la construcción de un cuerpo de conocimiento personal, basado en la experiencia y evidencia, donde además, lo incontrolable tenga su adecuada cabida, será una buena y segura herramienta de búsqueda. Conseguir que el jugador crea en tu método, que se implique, potenciar un entorno de trabajo óptimo, una estructura armoniosa en cuanto a convivencia y nivel de exigencia, donde la confianza entre todos los protagonistas de lugar a una fluida y efectiva comunicación, y en la que la gestión emocional del grupo sea adaptable al momento concreto, serán sólo algunas más de las variables relevantes que terminarán de decorar nuestro utópico y perseguido marco de actuación idóneo, y para las cuales, aun a sabiendas que podré defraudarles, tampoco encontré recetas. Estimado lector, las dudas aparecerán siempre, sobre todo si optas por la vía de la actualización permanente…que esto no te desanime, vas por buen camino, ahora sí diste con la tecla del progreso, crecimiento y mejora en tu desempeño. Como decían en la película Moneyball “nadie reinventa este juego…”, pero sí es necesaria esa reflexión “crítica” diaria sobre todo aquello que rodea el ámbito del entrenamiento en Fútbol. Mi más sincero agradecimiento a Pedro y a su nutritiva lista de colaboradores por brindarnos en este libro la posibilidad de reinventarnos a nosotros mismos.

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Pedro Gómez

“El primero en romper el muro siempre sale sangrando, siempre. Es su amenaza no solo la forma de negociar, sino que lo ven como una amenaza para el juego mismo, pero en realidad amenazas su medio de vida, amenazas su trabajo, amenazas su manera de hacer las cosas, y cada vez que ocurre, sea un gobierno, una forma de hacer negocios..o lo que sea…las personas que llevan las riendas, los que tienen el control, se vuelven locos de atar….” Film “MoneyBall”, de Bennett Miller.

“Muchos sueños parecen imposibles al principio, más tarde improbables, y finalmente, cuando ponemos nuestro empeño en ellos, se tornan ¡inevitables!” (Christopher Reeve- Superman)

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Pedro Gómez

Hablemos

del libro...

¿Por qué este libro? Pasan los años, mis experiencias aumentan y cada vez me cuesta más decir por qué pasan las cosas. Supongo que convivir con probabilidades en vez de con certezas embrolla todavía más mis infecundos intentos de dar respuesta a algunos de los complejos problemas que constantemente nos brinda esta maravillosa profesión. Nos guste más o menos, entiendo que en esto del Fútbol no existe nada llamado realidad, y que cada intento de alcanzar a esta se acaba por destapar como una nueva construcción mental desde la que observar un decorado compartido. Seamos justos y pongamos las cartas sobre la mesa, ¡Todos creemos tener razón!, ¡Todos adaptamos nuestras causas una vez conocidos los efectos!, ¡Todos estamos seguros de que el paisaje se ve mejor desde nuestra ventana!, esto es así, y el que lo niegue, miente. Enredado en esta telaraña de narcisismo y vanidad, el ser humano, empecinado en que aprender sigue siendo más útil que desaprender, arrincona todos aquellos argumentos que no conecten con “su” realidad y comparte con su almohada horas de quebradiza seguridad. Dormimos seguros dando por descontado que nuestra manera de actuar es acertada y que todo el mundo debería de hacerlo igual que nosotros, desconocedores por un lado de que nos lo estamos jugando todo a una hipótesis que puede o no ser efectiva, pero sosegados por otro porque ya se encargarán nuestras creencias, de un modo u otro, de distorsionar nuestro presente para seguir adecuándolo a nuestra realidad…¡estamos jodidos amigos!.

“Lo que experimentamos como realidad es una ilusión construida en nuestro cerebro” Eduard Punset

Por si fuera poco, recuerdo haber leído en algún lado que una de las características de un organismo inteligente es poseer flexibilidad de criterio para poder cambiar de opinión, lo cual, me empuja al tenebroso interrogante de cuan aviswww.futboldelibro.com

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El Fútbol ¡NO! es así.

pado es el ser humano, porque aunque abrazamos sin excepción el argumento de que todos debemos de aprender de nuestros errores, son pocos los que están dispuestos a admitir que se han equivocado y que deben de revisar sus planteamientos iniciales..¡Qué genero el nuestro!. A la sazón…si nuestro cerebro es así de testarudo, ¿por qué perder el tiempo escribiendo?, ¿por qué aportar puntos de vista diferentes acerca de cuestiones sobre las que todo el mundo ya erigió su inquebrantable realidad?, ¿por qué atreverse a perturbar el punto de vista desde donde cada uno de nosotros observa su paisaje?. Para mis gafas de realidad es una respuesta sencilla: es importantísimo escuchar a otras personas. Cada persona tiene su punto de vista y dedicarles atención enriquecerá enormemente nuestra vida y nuestras actuaciones. Escuchar, o leer en este caso, no significa estar de acuerdo, sólo significa eso, escuchar o leer. Nos recuerda Eduard Punset que la inteligencia es un subproducto de la relación social, siendo el contacto con los demás lo que nos hace más inteligentes. Les brindo en este libro la oportunidad no solo de contactar con mis humildes y tal vez erróneas opiniones, sino que les facilito la ocasión de observar el fútbol desde la óptica de varios y reconocidos profesionales de esto. Escuche, lea, sienta…y si considera que hay algo que le llega, no dude en derrumbar su opinión, ríndase y permita que otros puntos de vista nutran al suyo. Disfrute, como nos apunta Sergio Fernández, del gustazo que supone cambiar de punto de vista después de interactuar con otra persona. Por cierto, creo que era Hemingway el que decía que para aprender a escribir hacían falta un millón de palabras de porquería…supongo que entonces, y aunque tampoco es el objetivo, ya me va quedando menos.

El código de los muertos y por qué el fútbol es así. ¡Sí amigo!, como ves, pensamos, decidimos y entrenamos en función de lo que creemos, de nuestras convicciones, de lo que nos da seguridad, independientemente de que pueda ser más o menos adecuado para nuestro equipo/momento. Los actos que diariamente llevamos a cabo se rigen por nuestro “Código de los muertos” particular, concepto definido por Richard Dawkins como pautas de conducta excelentes hace miles de años que han dejado de ser útiles y que no obstante, como aportan seguridad, siguen vigentes. Y es que nuestro cerebro, tras su repulsa inicial, huye constantemente de la disonancia que le generan las ideas contrarias o diferentes a las recogidas en su código 22

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Pedro Gómez

personal, no vaya a ser que deba reconsiderar todo su planteamiento y esto atente a su supervivencia. ¡Claro! Por eso para muchos el fútbol siempre será así, todo estará ya inventando y seguirán ignorando todo aquello que no genere consonancia en sus mentes y minimizando aquello que pueda refutar sus creencias. Actuamos convencidos de que aquello que decimos o hacemos es perfecto y que las cosas deben de seguir así sin preguntarnos si no es posible que exista otra perspectiva desde donde contemplar las cosas, otras gafas que además de mirar, nos permitan ver las complejas e intrincadas interacciones que se dan dentro de los sistemas dinámicos complejos adaptativos como el fútbol. “Mi equipo debe de hacer recuperación el día después del partido porque la ciencia de la fisiología dice que es lo mejor para sus sustratos metabólicos” “Tenemos que hacer 12 repeticiones de este ejercicio porque si no es así no estimularemos la capacidad de resistencia a la fuerza de mis futbolistas, y además, con 90 segundos de recuperación entre cada una de ellas si no queremos fatigar su sistema neuromuscular”; “Cada vez que suba uno de mis laterales, el otro debe de quedarse estático en su posición” Pero… ¿y si el equipo llegó de viaje a las 4 de la madrugada y la saturación emocional de la semana anterior fue elevada? ¿recuperamos mañana?; y si el presidente del equipo está observando la sesión de entrenamiento y aquellos jugadores que finalizan contrato este año están realizando un sobre esfuerzo en cada repetición para que este considere su implicación y les renueve…¿seguimos haciendo 12 repeticiones? ¿descansamos lo mismo?; y si al subir los dos laterales simultáneamente, debido a su capacidad de interacción con jugadores de interior, mi equipo se adapta perfectamente y no hace más que provocar el caos en la fase defensiva del equipo rival y su consiguiente transición..¿seguimos restringiendo sus subidas?. Tenemos la mala costumbre de ver líneas de causa efecto en nuestras actuaciones cuando la realidad más aproximada es que en el fútbol la mono-causalidad no existe. Nada ocurre por un único motivo. Las interacciones que se dan entre todos los elementos que integran el sistema influyen de manera fractal con el resultado provocado de modo que aquello que ocurre en un nivel se refleja en otros niveles. El contexto puntual adquiere un valor fundamental para comprender el comportamiento y los procesos de adaptación acaecidos, y puesto que el contexto es dinámico y único, nunca una respuesta estará condicionada por un mismo entorno. Lamentablemente (aunque estamos todavía a tiempo de renovar nuestras gafas), hemos estado encerrados durante muchos años dentro de una jaula mecanicista, que entiende el fútbol como un conjunto de objetos o partes separables donde sus relaciones e interacciones son secundarias o inexistentes. Y además, si a esto le añadimos www.futboldelibro.com

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lo dicho anteriormente, la peligrosa tendencia inconsciente que tiene el ser humano a rechazar lo que va a contradecir sus ideas y a arropar a aquello que va en consonancia con las mismas, nos encontramos dentro de un panorama en el que como bien señala Óscar Cano, consumimos ideas preconcebidas, recelamos de lo desconocido y los saberes mitificados subyugan nuestras actuaciones. Aceptar que el fútbol NO es así y que todavía nos queda mucho que investigar, reflexionar y a la postre, mejorar, supone un “tsunami” para nuestra zona de confort que nos sacude hacia el conflicto y el desasosiego. Convencerse de la inexistencia de compartimentos y fronteras estancos y dogmáticos es el primer paso para dar la bienvenida a la incertidumbre, al interrogante y la necesaria y constante renovación personal. Pensad que si viviésemos en un mundo uniforme, en el que nadie se cuestionase y replantease las cosas, todo iría encaminado a reforzar las ideas que ya tenemos tatuadas en nuestro “código futbolístico”. Debemos tener cuidado con pensamientos genéricos como los célebres “El fútbol es así” , y “En el fútbol ya está todo inventado”, pues por su inconsistencia son campo abonado para el anidamiento de despistes y desaciertos. Abraza la incertidumbre. Se valiente para aceptar que las cosas puede que no sean como tu las ves y humilde para reconocer que te equivocaste, aumentarás tu permeabilidad para incorporar nuevas ideas, nuevas actuaciones y la ignorancia dejará de aportarte tranquilidad…¡Abandona las tinieblas de tu código de los muertos y que éste no rija tu destino!. Abróchate el cinturón. El trayecto que se te brinda a lo largo de las páginas de este libro no te dejará indiferente. Encontrarás a través de los distintos colaboradores que en él participan distintos compañeros de viaje, los cuales, a modo de sherpas futbolísticos, triunfarán o fracasarán en su generoso y desinteresado intento de aportar nuevos puntos de vista a tu hasta ahora realidad. Escúchales desde el respeto que merece un gesto tan grandioso como querer compartir su conocimiento, ¡estar seguros de su valía y no temer que nadie les pueda copiar, eclipsar, es lo que les hace grandes!...luego, elige tu, pues encontrarás en este libro diferentes puntos de vista para similares problemas, incomparables soluciones para distintos contextos. Lee considerando no solo lo que el autor piensa, ten en cuenta también lo que TÚ piensas. Busca tu propia voz , que esta se haga un hueco entre tantos y tan distintos puntos de vista… entretanto, recuerda y ten presente que has de tratar de disfrutar del camino, al fin y al cabo es mi único objetivo y no sé si por desgracia o por fortuna, soy incapaz de garantizarte llegar a alguna meta. ¿Estás dispuesto a mirar la vida y el fútbol con otras gafas?, Bienvenido….

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“Las grandes ideas alteran el equilibrio de poder en las relaciones. Por esta razón, al principio, siempre encuentran resistencia” (Hugh MacLeod)

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Hablemos

del juego

Tres albañiles estaban desempeñando la misma tarea, cuando un hombre que desde hacía rato los observaba, se acercó a ellos. El hombre le preguntó al primer albañil: -¿Qué está usted haciendo? A lo que el albañil respondió: -¿Acaso no lo ve?, ¡Estoy apilando ladrillos!. Y continuó con su trabajo, después de hacer un gesto molesto debido a que consideraba que el hombre le había hecho una pregunta tonta y de respuesta obvia. El hombre repitió la misma pregunta al segundo albañil. La respuesta no se hizo esperar: -¿No ve que estoy levantando una pared? El hombre, perseverante, volvió a formular la pregunta al tercer albañil quien también respondió al particular interrogante con una amplia sonrisa llena de orgullo diciendo: -¡Estoy construyendo el hospital infantil del pueblo!.

¿Hacemos lo que vemos o lo que creemos?, ¿entrenamos fútbol o nuestro fútbol?, ¿tenemos en cuenta al futbolista como ser complejo y auténtico protagonista o ansiamos engalanar nuestra vitrina personal de triunfos? Jugador y juego, ¿realidades distintas o inseparables?, ¿cómo podemos hablar del juego sin tener en cuenta al jugador?, ¿no será que nos aterra descubrir que no somos tan imprescindibles?. El fútbol y su entrenamiento se alimentan a diario de inútiles e improductivos ladrillos que sostienen años de dogmatismo e infalibilidad, cuyo orden interesado, aviva el establecimiento de paredes metodológicas donde no hay cabida para el de al lado y donde a veces, y esto es lo más grave, se obstaculiza la admisión al indiscutible intérprete de este enredo, el jugador. Por suerte para el juego, siempre emergerán inquietos escultores que derrumbando el “todo está inventado” y “solo lo mío vale”, darán otro sentido a estas edificaciones y facilitarán nuestro peregrinar en este mundo, por qué no decirlo, de fachada y vanidad.

“Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa” Mark Twain www.futboldelibro.com

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JUGADORES ¿Y? JUEGO Óscar Cano

“La gente habla de táctica, pero en realidad la táctica son los jugadores” Pep Guardiola

Los denominados grandes estrategas del circo de los banquillos, se engalanan del elogio vertido por los mequetrefes del triunfalismo barato y radical haciendo ver al mundo entero que tal ponderación es merecida por la posesión de una mente brillante, contenedora de poderes dictaminadores, que a la postre, y a través de una transfusión de neuronas, recaen sobre sus deportistas para que estos se encarguen de lograr la victoria. Hay quienes dicen que sus jugadores no entienden el juego, en un alarde de querer vendernos que el juego es más inteligible desde fuera, sin rozarlo, que desde dentro, jugándolo. Messi no sabrá explicar lo que ejecuta, pero lo hace a la perfección. Pero el enredo, toda la maquinaria predispuesta a tal ficción, acaba desmoronándose cuando las derrotas aparecen y empiezan sin darte cuenta a hablar de ausencias, de jugadores que mejorarían los registros, de falta de determinados perfiles, en definitiva, de la única verdad. A nosotros los entrenadores nos interesa vender que hay un juego cuya lógica hay que enseñar a los jugadores. De este modo parecemos imprescindibles. Promulgamos que hay juego y jugadores, y que ambas son cosas bien distintas. Para mí no hay tal distinción, porque ¿qué es el juego sino los jugadores? El juego no es un juego sin que lo jueguen los que lo juegan, no es nada en sí si no lo hacen entre sí los que interaccionan. No tiene principios ni sub-principios sin que estos nazcan de los futbolistas y “sus” principios. No tiene sentido alguno hablar de nada que no sea lo que ocurre en la actividad vinculada y enfrentada a otras vinculaciones de los jugadores. No hay características universales para ningún puesto específico, ya que los puestos los definen los jugadores que los ocupan y la forma de ordenarse que tenga cada organización. Todo futbolista sólo se puede explicar en base a dónde y con quiénes quedó incardinado. 28

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El único juego que define al jugador es que el construye jugando dicho jugador, en contacto con un contexto lleno de variabilidad y diversidad, de linealidad poco alineada. Lo que sucede durante el transcurso del juego es lo que sucede entre las inteligencias entrelazadas de quienes conspiran por ganar y evitar ser vencidos. Los técnicos hacemos creer esa dicotomía juego-jugador porque ansiamos protagonismo absoluto, porque queremos perpetuar la idea de necesidad de un líder externo que conduce una organización. Los entrenadores deberían pensar “en” los jugadores y no “por” los jugadores, porque no hay un juego que mostrarles sino que ellos exhibirán el juego posible y, con ello, el probable. Evidentemente que condicionamos, ya que elegimos las relaciones y preparamos contextos con esas decisiones, pero no enseñamos a jugar a nadie. Ellos son juego, ellos contienen lo factible y lo creíble. Imaginable siempre que no se valore desde lo impuesto. Ver jugar es ver el juego. El juego es materia viva, dinámica; mientras el fútbol argumentado por nosotros es material inerte, cerrado, empaquetado en cientos de creencias constreñidas por nuestro intelecto de naturaleza atomizada. Decía Salvador Pániker que lo que más le interesaba era deshacerse del ego, porque así se le reaparecía lo trascendente. El ego nos lleva a pensarnos como profesores del juego, educadores inadecuados, transmisores de algo que difícilmente podemos inyectar en sus cerebros sin que previamente hayamos extraído lo que en realidad son y tienen. Hay grandes entrenadores, que se empeñan en que los jugadores sean más, rebasen restricciones mentales y enriquezcan su autonomía posibilitando organizaciones más versátiles y de mayor patrimonio conceptual. Pero la mayoría de nosotros, velamos porque nuestros equipos se ajusten a lo que creemos comprender. Mientras unos limitan, otros, felizmente, reconocen ser limitados. No quiero que ustedes ojeen estas líneas sospechando que son una reivindicación contra la figura del entrenador. Tan sólo fueron escritas con la intención de gritar a favor de aquellos técnicos que toman como punto de partida para su labor al jugador y sus atributos para concordarse y así rendir y hacer rendir.

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FÚTBOL, JUEGO Y JUGADOR. Ismael Díaz Vivimos tiempos de clichés, eslogans, comida rápida y microondas. Digerimos por orden del estómago. Y el fútbol, fiel reflejo siempre de la sociedad que lo juega, se hace y se piensa a su imagen y semejanza. Alguien gana a “patadón y tente tieso” y convertimos en verdad que el fútbol es testicular. Alguien gana desde la posesión, cuidando la pelota como lo que es, un bien escaso (una para veintidós) y convertimos en moda las chaquetas del entrenador vencedor. Algún poseedor de éxito grita: “El fútbol es de los futbolistas” y ahogamos su lógica en retweets como posesos de verdad, verdad absoluta, esa que se impone en regímenes, como el que vivimos, de pensamiento único. Por ser coherente, que no acabo de entender la maldita necesidad que tengo siempre de intentar serlo, empezaré cuestionando el título del artículo solicitado. No lo hago desde una rebeldía infundada, sino desde el cuestionamiento permanente, tan propio de aquella generación de los sesenta en la que nací, romántica y ahogada posteriormente en la abundancia del poder. Lo cuestiono como hice con el entrenador que prolongó mi disfrute futbolístico iniciado en Rinnus Michels, Vicente Miera, Arrigo, Valdano, Cruyff, Lillo…, es decir con Don Pep Guardiola, que de la Santidad social, que tanto ahoga, lo quise convertir en hombre. Y es que no tengo muy claro que el orden sea el del título. Siempre he puesto en el centro y en el comienzo al ser humano. A su necesidad de transgredir la realidad, a imaginar. De ahí su afición de pintar sus cuevas con sus sueños y posteriormente convertirlos en movimiento detrás de una pelota. Y de la especial relación que surge con ese juguete díscolo, huidizo y su inseparable condición de ser social, necesito compartir su alegría con otros seres y crear el juego. Y como sus juegos son su vida, jugar a vivir o morir, como cuando iban de caza frente a animales más poderosos que ellos, le dio gran valor a la victoria y por no ser un tema superfluo, quiso ser justo y le dio a la derrota otro nada desdeñable. Me gusta hacerlo así, porque desanudar una cuerda es encontrar su comienzo. Y el mío, como creo que el de todos fue así. Salir a la calle (desgraciadamente por razones obvias ahora se sale menos), evadirme de mi realidad de responsabilidades de niño y soñar mientras enredaba mi tiempo con una pelota. No recuerdo que le dijese nunca a mi madre; “Voy a jugar al fútbol” siempre era; “Voy a jugar a la pelota”. Después ya vienen los adultos a vestirte con uniformes, a instruirte de forma marcial y a decirte que esto de jugar al fútbol cada fin de semana hay que tomárselo en serio. Como si para los niños el juego fuese ya poca cosa seria. A ver 30

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quién en mi calle quería irse para casa con el sucio traje de la derrota y que tenía su máxima expresión cuando alguien gritaba; “quien meta gol gana”. Supongo que de la decepción del club federado de niños y su alejamiento de las emociones que uno sentía jugando con sus amigos en el escenario inicial, vino la desesperación de seguir en la búsqueda y convertirme en entrenador. Quizá todo esto dé sentido, por tanto, a que el punto de partida con mis equipos sea transmitirles mi pasión por la pelota. Supongo que dándole el valor que tiene y provocando la alegría que produce le encuentren mayor sentido a luchar por su posesión, al valor que tiene para ella progresar hacia el lugar donde más feliz se encuentra, la red de la meta contraria, y por tanto a estar dispuesto a engañar una y mil veces a los guardianes que la custodian. Llegado a este punto y para los que ya me ahogan con la rosa en la boca acusándome de lírico, les diré que aun pensando y sintiendo todo lo anterior, soy consciente que me pagan por obtener resultados. Pero también que no hay dos seres humanos iguales. Incluso que el mismo individuo no es igual hoy que mañana. También manejo alguna que otra certeza que me ha ido dejando mi andadura de ensayo y error por esta profesión. Como aquella de que uno rinde más desde la felicidad. Y por ello de las pocas definiciones de entrenador que me cuadran es la de ser un “facilitador de circunstancias”. Por ello la importancia de crear un buen ambiente laboral cotidiano a mis equipos, a hacerles reencontrarse cada día con las emociones que de niño les produjo una pelota, a plantearles retos de adultos que les ayuden a seguir creciendo, a hacerles apreciar la importancia de los valores que les fortalezca el orgullo de pertenecer a un colectivo y, por supuesto, dotarles de una organización, dentro y fuera del campo que les haga sentirse libres, único clima en el que el ser humano puede llegar a su máxima expresión creativa. Dicho así no quiero que se me tome como uno más que repite cual cotorra el discurso imperante. Sirva como dato que uno ya juraba por estos principios cuando Iniesta era alevín. Pero además no creo en los entrenadores “alineadores”, que desprecian la semana porque su misión es ganar el domingo desde el descubrimiento de la formación genial. Creo que el fútbol, como el universo, como el hombre y como los grupos que este forma es un sistema. Y como tal ha de cumplir sus seis leyes fundamentales y una de ellas, que cada pieza tenga su función y otra que cada pieza no existiría sin su interrelación con el resto, nos obliga a los entrenadores a pautar el juego de nuestros equipos. Pero siempre si se parte del ser humano y de la lógica del juego hasta aquí descrita, nuestro orden, el que sea, será más natural, armonioso y en sintonía con ese sentimiento inicial que creó el juego, la diversión. Invito a los lectores a hacer un viaje en el tiempo, no solo del ser humano, también de vuestra propia historia. Espero que ahí encontraréis las más afiladas hachas para abriros camino por esta selva de toma de decisiones que es el fútbol. www.futboldelibro.com

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Las lianas más largas para saltar vuestros miedos a caer. Y deseo que también los paisajes más hermosos en los que poder emborracharos de belleza con vuestros cómplices de viaje, vuestros jugadores. Al menos esta ha sido mi experiencia. Lo único a lo que puedo comprometerme a compartir. Todo lo demás son teorías que encontraréis en cualquier libro. Espero que este os sea de interés, no de forma masturbadora, por leer lo que deseáis saber, sino cuestionadora, revelando preguntas que no llegasteis aún a formular. Feliz búsqueda.

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LO QUE EL GANAR ESCONDE Rubén de la Barrera En el fútbol todo proceso comienza definiendo cómo seremos capaces de imponernos en los partidos. Hay equipos que ejercen dominio en los encuentros a partir de ocupar los espacios sin balón y de explotar aquellas situaciones en las que lo recuperan localizando y aprovechando espacios que producimos nosotros y permite el rival. Hay otros, que lo hacen a partir de protagonizar con balón para ser capaces de ir generando ventajas, moviendo a los defensores rivales, con el objetivo de desequilibrar su estructura creando espacios para una vez encontrados, atacarlos y aprovecharlos. Lo primero es el jugador, entendiendo jugador como aquella persona, con tendencia propia hacia determinados comportamientos que debemos ir detectando a través de la sensibilidad como medio, ya que cada uno posee unas posibilidades de interacción diferentes en lo relativo al juego que hacen que su rendimiento dependa del contexto con el que se va a relacionar. Primordial que los jugadores sientan que todo es construido desde ellos y para ellos, atendiendo a su propia naturaleza. Todo ello les acercará a la tan anhelada eficacia y eficiencia en cada uno de los momentos articulados pero distinguibles del juego. Lo segundo es comprender que el fútbol es un juego colectivo, donde el entorno es abierto y variable, lo cual genera infinidad de situaciones de juego que nuestro equipo debe ir resolviendo interactuando contra la oposición del equipo adversario. Estas situaciones de juego contienen una serie de elementos, cuya interacción conforman los diferentes momentos del juego. Todo ello obliga a la instauración de un patrón de comportamiento equilibrador propio y desestabilizador rival. Los dos pilares fundamentales de construcción de nuestro propio modelo de rendimiento son a mi juicio el conocimiento de nuestros jugadores, y el conocimiento del fútbol, es decir, conocer el juego. El jugador debe poder o ser capaz de hacer lo que le pedimos, después querer hacerlo. Ese querer hacerlo está más relacionado a su persona y propia sensibilidad que a la nuestra. Por lo tanto, es de sentido común que, si somos coherentes con nuestras demandas, sea más fácil que pueda y que desee hacerlo. ¡Vaya si importa conocer a nuestro mayor patrimonio! Por lo tanto, partiendo y presuponiendo un amplio y profundo conocimiento de nuestros jugadores, y facilitando aquellas emergencias naturales provenientes del exterior fruto de las sinergias que se establecen a partir de su interacción, solo a www.futboldelibro.com

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partir de ahí, nuestro bagaje teórico se verá optimizado al otorgar orden a todo aquello que ellos producen. Propia organización mientras juegan. Hablamos de un proceso construido fundamentado en la realidad y no en la artificialidad. Por fin estamos en condición de intuir cómo seremos capaces de competir colectiva y eficazmente. Tendemos a caer en el error de justificar o no la conveniencia de la posesión de balón en relación a nuestro proceso de auto-construcción, en nuestras propias limitaciones, cuando la realidad en numerosos casos demuestra que nuestro ojo poco entrenado, sólo retiene la superficialidad del porqué de las cosas. Observamos centrales separados que ante el emparejamiento de pares sitúan a un tercero entre ellos, que los laterales han de vivir en la frontera de las dos mitades del espacio, que los extremos con independencia de su naturaleza, generen por el centro de nuestra organización, que sentemos a nuestro delantero porque ahora resulta que se juega sin él… Una fotografía y software ocular que no permiten ser consciente de lo que realmente sucede y por tanto, impide conocer cuál es la intención principal que lleva a determinado equipo asumir determinadas conductas. Partimos pues de la base de que normalmente vemos lo que sabemos o lo que nos cuentan. La importancia de la posesión de balón vendrá determinada por reconocer qué uso se hace de la pelota y qué objetivo se persigue en relación a la capacidad de los jugadores involucrados en la parte inicial, intermedia y final del juego. Principios generales de ataque mediante forma específica, condición de sucesivos poseedores, prevenir momento posterior, comportamientos-respuesta del rival, representan alguno de los condicionantes-limitantes que requerirán ajustes tanto en circulación de balón como de jugadores. El máximo exponente sobre el qué hacer con la pelota proviene del juego de posición. Un modelo que nos ofrece mayores posibilidades de lo que realmente percibimos. Algunos conceptos vinculados al juego de posición: • Fundamental construir situaciones de progresión ventajosas desde portero y/o primera línea ofensiva. • Jugadores distribuidos a diferentes alturas y ejes facilitando líneas de pase. Valorar distancias de relación en función de quién es el poseedor. • Separar unidades defensivas rivales. Ocupación a espaldas e intervalos de líneas y entre jugadores procurando superioridades numérico-posicionales. Orientar comportamientos hacia la conquista de espacios de primer nivel. • Hablamos de eliminar rivales. El concepto de conducción-pase, hombre libre y tercer hombre cobran vital importancia. 34

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• La conducción ante ausencia de oponente directo permite atraer rivales provocando aparición de “hombres libres” a espalda-costado de jugador o línea directa de oposición por fuera de su campo visual a través de correcta orientación facilitando el prolongar secuencia de pases y/o acción de ataque. Esa atracción o fijación sobre jugador-línea conlleva ajuste espacio-temporal en el rol de poseedor y no-poseedor. Dividir la zona generando una superioridad momentánea ajustando posibilidad de pase a la circulación del jugador por campo ciego rival en dirección opuesta o bien separándose de él. • Jugar con el “tercer hombre”. Falsa pared entre tres jugadores a través de dos pases con independencia de altura-ubicación del receptor. Ascender, descender, lateralizarse sobre el espacio, estar orientados para la siguiente acción. Permitir continuidad. Posición vs Posesión. • Sumar pases para juntar a rival en determinado sector con el fin de encontrar compañeros libres alejados modificando el centro de juego y así, facilitar conservación-progresión-finalización. • A nivel grupal encadenar coordinadamente movilizaciones desmarques-apoyos, separación-penetración, alternando juego periférico y central. • Progresión simultánea equipo-balón por el eje longitudinal. A nivel transversal puede interesar el condicionar la basculación rival, bien para que no se completen, como para permitir tanto progresión exterior como jugar a contra-basculación. Atraer hacia la periferia mas relación sobre no-colindante orientado hacia la última línea beneficiándose de distancia ampliada momentánea con par. Posibilidad de ceder jugadores, modificando emplazamientos iniciales con fin de asegurarnos determinadas ventajas posicionales y beneficio de determinadas potencialidades individuales. • En definitiva, procurar el no condicionar el tránsito entre sub-fases constituirá el objetivo número uno de aquellos que pretenden organizarse y desorganizar a través de una circulación inteligente evitando en la medida de lo posible aquella circunstancia más auto-desequilibradora: las pérdidas no forzadas. Éstos son sólo algunos de los conceptos que encadenados, dotarán de armonía al juego de nuestro equipo, generando desequilibrio en el juego rival persiguiendo ese fin deseado que es el gol. A su vez, apoyarse en principios propios de actuación de este modelo para, y en relación a nuestra condición, ampliar propias posibilidades, tales como: • Atender a intención del rival, bien recuperar balón o evitar progresión para comunicarse indirecta o directamente sobre jugadores de 1ª, 2ª y/o 3ª línea ofensiva. www.futboldelibro.com

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• Provocar separación a nivel longitudinal y transversal en el adversario. Atender a asimetrías para valorar inicio directo, saltando líneas de fuerza rival. No necesariamente debemos construir situaciones de progresión de línea a línea. • Atracción de líneas defensivas rivales en inicio, para construir largo. Bien para asentarse en campo rival garantizando recepciones de frente partiendo de envío desde mismo eje con destino a jugador asignado o, aprovechar intervalos a espalda de determinados jugadores, facilitando emergencia de características propias (capacidad para disputar, captar rechaces, correr o localizar jugador más capacitado para producir con campo abierto en territorio rival). • Jugador/es que posibilitarán aparición de lo anteriormente expuesto inhibiéndose de participación inmediata para manifestación de lo deseado, es decir, importancia capital a no pretender beneficiarme cuando lo acorde sería beneficiar a otro/s (por ejemplo: 2 jugadores sujetan 4 miembros de última línea defensiva y otros 2 fijan a miembros de 2ª línea defensiva facilitando recepción tras envío con trayectoria descendente a jugador situado a determinada altura, viéndose exento de disputar tras haber quedado liberado). • Conceptos como ganar altura para agrandar línea de pase horizontal o perderla para ampliar línea de pase vertical. Beneficio mutuo en pos de construir nuestro propio itinerario de progresión, evitando posiciones de contraataque en el rival, concibiendo o no áreas de descanso durante el proceso. En definitiva, es cuestión de lograr sentimiento colectivo y convicción, que los jugadores sientan que “su” juego (bien a través de largas o cortas secuencias de pase, mayor o menor implicación en cuanto a número de jugadores en fase ofensiva, el seguir una orientación central, periférica o mixta en circulación bajo ritmos más o menos uniformes) permita la expresión de todo el potencial sinérgico fruto de exigirles sobre aquello que mejor manifiestan de forma colectiva, lo cual nos conducirá por el sendero más adecuado atendiendo a nuestros principales atributos que nos otorgan identidad y nos definen como equipo. En mi opinión, la capacidad que un equipo tiene con pelota determinará la intervención anterior o posterior. ¿Es importante la posesión? Obviamente el disponer de mucho tiempo, o por el contrario, de muchas veces del esférico, modificará y condicionará nuestro tránsito a lo largo del ciclo de juego.

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FÚTBOL, CUESTIÓN DE ESPACIO Y TIEMPO…O POR QUÉ INIESTA ES EL MEJOR JUGADOR DEL MUNDO. Pedro Gómez Una vez más, entrenadores y preparadores físicos, guiados por nuestra peligrosa vanidad innata, nos afanamos en aparentar, destacar y con ello “progresar” en este complejo mundo futbolístico rindiéndonos a vistosas disertaciones y exposiciones metodológicas que lejos de centrarse en la esencia del juego, merodean alrededor del mismo bajo el mando de un nivel terminológico, conceptual y comprensivo alejado de muchos (no vaya a ser que el resto parezca igual de bueno que nosotros) que no logra más que obviar o dejar en segundo plano lo que realmente importa en este juego, que no es otra cosa, que el propio juego. Otorgar mayor importancia a la forma que al fondo, al método que al juego…es como preparar y exponer un discurso brillante sin oyente alguno en la sala, sin nadie a quien transmitírselo… ¡Un sinsentido! ¡Una pérdida de tiempo!. Nos proclamamos dominadores absolutos del entrenamiento integrado, de la Periodización Táctica, del entrenamiento estructurado…y olvidamos que la nota común a todo método, ineludible en cualquiera de ellos, es el juego y sus fundamentos básicos. ¿Qué es para mí lo básico?, ¿qué es aquello que siempre debe estar presente en mis entrenamientos?, ¿qué principios deben comprender y dominar a la perfección mis jugadores?, ¿cuál debería ser la meta de toda metodología?.... Prometo hacerlo lo más sencillo que pueda, allá voy: El juego consta de dos momentos claves: Ataque y Defensa (más sus transiciones). A estos, algunos encandilados por la idea de que el ataque y la defensa no existen en el fútbol les llamarán “momento de posesión y no posesión del balón”, sosteniendo que cuando un equipo ataca debe de estar preparado para la defensa y que cuando un equipo defiende, lo debe de estar también para el ataque. Correcto, lo acepto y comparto, pero cuidado no nos aleje de nuestros iguales y dificulte el entendimiento mutuo. Dicho esto, los principios de juego básicos a potenciar y entrenar para cada uno de los momentos del juego son: en ATAQUE conservar el balón para que no lo tenga el contrario, progresar hacia el campo rival e intentar hacer gol; y en DEFENSA intentar robar la pelota al rival e impedir que progrese hasta nuestro campo y portería. www.futboldelibro.com 37

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Sencillo, ¿verdad?... Dominar las variables Espacio y Tiempo, propias y del rival, tanto en ataque como en defensa, será la clave que normalmente decantará la balanza hacia un lado u otro. En ataque, cuanto más espacio tengamos para actuar, más soluciones aparecerán y más tiempo tendremos para elegir y ejecutar. Esto como es lógico, facilitará nuestra conservación del balón y progresión hacia el campo/portería rival. En defensa, cuanto más reduzcamos el espacio del rival, menos opciones y tiempo otorgaremos, dificultando su progresión y facilitando nuestra recuperación. Los mejores jugadores, esto lo comprenden a la perfección, y con sus movimientos y acciones regalan, como señala Óscar Cano, tiempo y espacio al compañero, a ellos mismos y al equipo, facilitando así el dominio colectivo de los principios básicos del juego. ¿Qué puede hacer mi equipo para lograr situaciones ventajosas en términos espaciales, temporales y numéricos? En ATAQUE: Atraer rivales (conduciendo o conservando) para jugar con despejados (figura 1); Alejarse del rival y ocupar espacios libres (figura 2); Jugar en amplitud para estirar longitudinal y transversalmente al rival (figura 3). En DEFENSA: Reducir espacios inter-zonales juntando líneas transversales y longitudinales (figura 4). Presión intensiva y colectiva al rival tras desencadenantes aconsejados (pase largo, mal control, control de espaldas, etc.) (figura 5). Actuación en bloque homogéneo y equilibrio posicional (figura 6). ¡Sí! ¡Lo sé! Faltan muchos subprincipios, pero párense a pensar y verán como todos y cada uno de ellos atiende a esta sencilla cuestión espacio-temporal (ampliar mi espacio y reducir el del rival). Después adórnenlos, llámenlos e intégrenlos en la metodología que les plazca, pero no olviden que estos y no otros son la esencia de este juego que tanto nos empeñamos en complicar, al menos desde la dialéctica. Todo esto los Iniesta, Xavi, Silva, Alonso, Ardá, Modric, lo entienden y ejecutan a la perfección. Puede que si deciden ser entrenadores jamás entiendan la Periodización Táctica, el entrenamiento estructurado, ni tan siquiera el integrado…pero si algún día son capaces de enseñar esto a sus pupilos…serán buenos entrenadores… denlo por hecho. Yo seguiré intentando potenciarlo en mis entrenamientos. 38

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Figura 1: Cuando nos asociamos en corto en cualquier zona del campo, a la vez que atraemos rivales estamos liberando compañeros constantemente que dispondrán en caso de recibir el balón, de más espacio y tiempo para actuar.

Figura 2: Separarse del rival aumentará las soluciones de nuestro compañero con balón y me otorgará más espacio y tiempo de actuación en caso de recibir facilitando nuestra conservación y progresión.

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Figura 3: Al jugar en amplitud, estiramos al rival tanto longitudinal como transversalmente propiciando mayores espacios y mejores soluciones de ataque.

Figura 4: Al reducir el espacio al rival en nuestras zonas vitales, no solo dificultamos su toma de decisión sino que obligamos a que decidan y ejecuten precipitadamente en caso de recibir el balón.

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Figura 5: La presión intensiva, en bloque y en los momentos determinados como idóneos, reduce notablemente las posibilidades del receptor rival.

Figura 6: Actuar en bloque posicional, no solo facilita nuestra fase defensiva, sino que optimiza nuestra transición ataquedefensa ya que al perder la posesión del balón, estaremos en una inmejorable disposición para volver a recuperarla debido a que el espacio concedido al rival para que inicie su ataque se verá sustancialmente reducido.

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EL JUEGO COMO FENÓMENO COMPLEJO Adrián Cervera El fútbol como deporte de colaboración y oposición con alto índice de incertidumbre, por ser jugado con la parte más indócil del cuerpo, los pies, nos ha llevado tradicionalmente a reducir su complejidad para poder atender a multitud de factores que nos hagan entender mejor al juego, y por su puesto al jugador. Buscar seguridad y certeza, que a veces nos acerca más a un vacío intento de autoevaluación que nos tranquilice, en base al ‘estoy trabajando bien’. Creo los parámetros y luego un método para valorarlos, positivamente como norma. Multitud de estudios nos han ayudado, o quizás ‘desayudado’ algunos de ellos, a desgranar el juego en diferentes fases o momentos, con sus correspondientes principios de actuación, también conocidos como los Principios del Juego. También a entender al jugador fraccionando sus diferentes factores de rendimiento; las físicas, en multitud de capacidades diferentes en función de la resistencia, la fuerza o la velocidad de sus acciones; las psicológicas, estar concentrado y motivado, o más bien provocar la concentración y la motivación, como si esto fuera algo extrínseco; las técnicas, normalmente estereotipando un gesto ideal, que pueda ser repetido, sin atender a la individualidad coordinativa de cada ser y las tácticas, primero creo los principios y luego los reproducimos. En la búsqueda de respuestas que consigan que nuestro trabajo se convierta en significativo, quizás, debemos replantearnos las preguntas. Si juego y jugador son fenómenos complejos ¿no deberíamos atender a dicha complejidad en nuestro análisis? Si el juego nace de una intencionalidad táctica, ¿es necesario reproducir dichos esfuerzos en nuestras sesiones sin atender a la lógica interna del mismo? ¿con el propio proceder que buscamos para cooperar con los compañeros y enfrentarnos al oponente, no será más que suficiente para ser eficaz en la competición? Porque, ¿conocemos realmente la procedencia de la fatiga? Si somos complejos, y los diferentes sistemas de nuestro organismo cooperan en busca del equilibrio, ¿puede ser que la fatiga atienda sólo y exclusivamente al esfuerzo físico? ¿Mi 42

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percepción de mi relación con el entorno no está demostrado que modifica mi sensación de cansancio? ¿No es por tanto la fatiga también un fenómeno cognitivo? A la hora de estereotipar gestos deportivos, debemos hacernos diferentes cuestiones. Durante la historia de nuestro deporte, Iniesta, Zidane, Maradona, Cruyff, o Messi, por poner algunos ejemplos, nos han mostrado una amalgama de recursos para solucionar los problemas que les presentaba el juego, pero ninguno de ellos con elementos coordinativos iguales. Porque, ¿mi capacidad de percepción de la situación no condiciona de por sí mi gesto? ¿Si soy capaz de en el instante previo a ser receptor del balón observar mi entorno, mi orientación al recibir será la misma a un jugador que no ha podido, o que por su construcción coordinativa no pueda hacerlo? Cada jugador se va construyendo en función de sus capacidades y los problemas que va enfrentando en su devenir en las diferentes competencias, ¿no debemos respetarlo? Los Principios y el Modelo de Juego son los últimos temas recurrentes en la mayoría de artículos, estudios y trabajos prácticos, pero ¿existen los principios de juego sin el jugador? ¿los principios nacen antes de empezar a jugar, o los principios los crean los jugadores en su interrelación y en oposición al rival? ¿somos capaces de reproducir eficazmente aquello para lo que no estamos preparados? ¿el entrenamiento será capaz de mejorar cualquier relación entre compañeros y oponentes? ¿Buscar mejorar aquello que no llevan dentro de sí, o descubrir que hacen bien juntos y potenciarlo? Son muchas preguntas y muchas más que podemos y debemos hacernos, pocas certezas sacamos, quizás ninguna, aunque la idea que ronda cada vez más mi cabeza es que el jugador es el juego, que nuestra misión debe ir encaminada en descubrir como solucionamos en conjunto los problemas que plantea el mismo y una vez aparezcan relaciones eficaces, éstas son las que conformarán nuestro Modelo y no al revés como hemos hecho hasta ahora. Atender a la máxima de que nuestro Modelo y nuestras interrelaciones no existen en el vacío, sin oposición no hay juego, sin comprender al rival no hay solución tipo. Con el paso del tiempo en base a lo que es uno como entrenador, va definiendo un método de proceder, que éste se acerque al jugador que nos toque en cada momento, como dice el gran maestro Seirul.lo, que el futbolista sienta que aquello que hace lo realiza y está plenamente pensado para él. Que atienda a la particularidad de la competencia que tiene cada domingo, que su ‘memoria’ en base a lo que es capaz de hacer, vaya incorporando durante la práctica la solución más eficaz, para que en momentos de máxima incertidumbre pueda plasmar la resolutiva. www.futboldelibro.com

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Respetar lo que son, buscar potenciarlos, por encima de querer cambiarlos, que las relaciones sean naturales y no forzadas. En definitiva, ¿Método=Jugador? Mientras seguimos buscando respuestas, puede que no haya mejor elección que seguir haciéndonos preguntas, ¿Se puede separar ataque y defensa? ¿el jugador es la suma de sus capacidades? ¿Se pueden estas optimizar por separado, o es necesario ponerlas todas en liza? y... ¿No serán fútbol, juego y jugador la misma cosa?

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PRINCIPIOS DE JUEGO PARA “TONTOS”. Pedro Gómez Acepto que la ignorancia no debería de ofender, pues más que un insulto se presenta como adjetivo calificativo para aquél neófito en parajes todavía por descubrir. Admito que todos y cada uno de nosotros, sin distinción, poseemos buena dosis de este antídoto contra nuestra inherente vanidad, en muchos momentos y campos de nuestra vida. Consiento ser ilustrado por aquél que encontró la luz y guía en aquellos lugares donde yo todavía no conseguí deshacerme de su oscuridad. Pero oigan, lo que no estoy dispuesto a permitir es que los autodenominados “galácticos” de esto, a través de su retórica engalanada de superioridad, intenten hacernos creer a los demás que somos completos zoquetes deambulando por un contexto que no nos corresponde, pretendiendo al mismo tiempo colmar su sed de “estar” arrinconando nuestras ganas de “ser”. Y no digo con esto que el fútbol carezca de complejidad, que sea un entorno en el que ya está todo inventado, que haya que paralizar nuestros interrogantes, que no debamos de seguir profundizando en su estudio…¡Aunque luego llegue el Messi o Cristiano de turno termine jodiéndote sí o sí!, …¡Claro que no!, sería tonto por mi parte, ¡sería como intentar avanzar por mi penumbra intelectual sin quitarme las gafas de sol!. Pero es que a veces, nos empeñamos en poner trabas a aquel que a punto está de abandonar su caverna, complicamos y retenemos su ascenso intelectual intentando hacerle ver que todavía no se lo merece, que no está ni a la altura ni en la onda… ¡no vaya a ser que se le ocurra quitarnos el puesto!… y para tal fin, ideamos, fantaseamos y esgrimimos vocablos y conceptos que como acostumbro a decir, más que acercarnos, terminan por alejarnos y erigir muros entre nosotros. Así, en lo que respecta a los principios básicos del juego, (guías básicas que todo entrenamiento debería perseguir) y por poner un ejemplo, hablamos de subprincipios del principio del macroprincipio, abriendo automáticamente al oyente de golpe y porrazo y de par en par las puertas a un berenjenal del que difícilmente podrá salir si no acostumbra a lidiar con frecuencia con tales conceptos y sus consecuentes connotaciones prácticas …a lo que yo me pregunto…¿Por qué tenemos la tendencia a dejar pasar lo básico?, ¿por qué nos cuesta empezar por el principio?, ¿por qué siempre queremos alcanzar la cima en la primera etapa?. www.futboldelibro.com

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De este modo, dejando a un lado lo sugerente de ideas compartidas como las que defienden que el ataque y la defensa no se pueden distinguir pues nunca se da el uno sin la otra, o propuestas que lidian contra métodos reductores que tratan de fragmentar las fases y principios porque sostienen que el juego es un continuo que pierde sentido al observarlo como una encadenación de fotogramas inconexos, creo firmemente que, de vez en cuando, nos beneficia levantar el pie del acelerador, contemplar el paisaje que nos rodea detenidamente, y tomar consciencia de por dónde estamos viajando…o lo que es lo mismo, asentar nuestro dominio de lo básico para más tarde, enriquecer con lo complejo. En consecuencia, el ataque (o como dirían los puristas “el momento en el cual mi equipo tiene el balón”) independientemente del estilo, el modelo o cualquiera de esas invenciones similares, se debe regir por tres principios básicos e innegociables: 1) Mantener el balón y no perderlo, 2) Progresar con él hacia zonas de riesgo para el rival y 3) Hacer gol. En defensa, (cuando no tengo el balón), intentaré del mismo modo: 1) Arrebatar el balón, 2) Evitar el avance del equipo rival en posesión y 3) Proteger mi portería. Mantengo el balón para evitar que mi rival materialice sus intenciones, mientras mi equipo la tenga, el rival no la tiene. Salvo momentos puntuales, custodio el balón para poder progresar, para potenciar con nuestra circulación la aparición de espacios descubiertos en las líneas rivales. Llevarlo de carril a carril, además de acabar descolocando al rival, penaliza al contrario con esfuerzos “físicos” extras que acabarán minando su estado y capacidad de ejecución. Nos estiramos con balón para estirarlos a ellos, para que los espacios inter-zonales puedan ser ocupados con la movilidad de los míos, para que las rupturas de mis jugadores desactiven la actuación de varios contrarios simultáneamente.. ¡lo interesante no es que aparezcan espacios, sino que seamos capaces de ocuparlos y aprovecharlos!. Más directos, más combinativos, pero siempre sin perder de vista nuestro sentido de progresión, de avance, de superar líneas con nuestros pases, pues aunque parezca una perogrullada, para hacer gol, debemos de acercarnos a las zonas críticas del rival. Verticalidad frente a horizontalidad, primera opción hacia delante, segunda hacia mi misma altura, tercera hacia atrás, para ello, ayudas permanentes a estos tres niveles, sentimiento colectivo de facilitación al compañero, necesidad grupal de avanzar, de alcanzar la meta. Fomento de la conducción como alternativa idónea para la progresión, no ya solo por la superación de líneas, sino por la liberación de compañeros como consecuencia de la atracción que provoca el balón que conduzco. Y gol, por supuesto, sin gol nada tiene sentido, sin gol no ganamos partidos, sin ganar partidos todo lo que hagamos será insuficiente y nuestra valía y método, en un contexto resultadista donde solo importa el ahora, se cuestionará constantemente. 46

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Evito la progresión e intento robar el balón disminuyendo la distancia entre líneas, en sentido vertical y horizontal, dificultando que aparezcan grandes espacios desprotegidos que puedan ser ocupados, reduciendo con nuestra basculación la zona de actuación rival auxiliándonos en tres defensores muy especiales, líneas de banda y línea de fuera de juego. Ayudas constantes y búsqueda de superioridades numéricas para la obtención de los rechaces provenientes de segundas jugadas, responsabilidad individual dentro de mi zona asignada, defiendo al hombre, ¡pero dentro de mi zona!. No persigo al balón, no me dejo encandilar por él, pues el que acabará haciéndome daño será el hombre, si no amplío mi campo de visión y me obceco tan solo con el balón, acabaré llegando siempre tarde y regalaré un tiempo vital al atacante, que de ser en el área, rematará apenas sin oposición. Vigilo mis espaldas y evito ruptura hacia estas zonas impidiendo pases interiores, pases que me inhabiliten para la siguiente acción. Si he de conceder espacios, que sean los laterales, que mi carril central no se convierta en una autopista directa hacia mi portería. Y evito el gol, evito regalar balones parados al rival que pueblen mi área de contrarios. Si recibo pocos goles, al menos empataré partidos. Si recibo muchos, puedo darme por perdido. Tan básico, tan sencillo, tan a veces olvidado…….por métodos, y lo que es peor, por entrenadores. Y ¡sí! me he dejado las transiciones, momentos fundamentales y críticos por tratarse de fracciones de tiempo en las que predomina el desequilibrio tanto de uno como de otro de equipo….también son entrenables, también se rigen por nociones básicas, pero de eso, hablaremos otro día, no vaya a ser que mi ignorancia nuble vuestro camino. Como apunta mi amigo Guillermo Fernández Romo, más “Jugadorología”, más periodización Práctica, más juego…menos método… Puede que así, la “tontura”, harta de pasar hambre, acabe por abandonarnos.

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¿QUÉ ES UN PARTIDO DE FÚTBOL? Paco López

“Es una lucha reglada entre dos equipos en una cancha concreta, durante un tiempo determinado, por la posesión del balón, con los objetivos de hacer gol y evitar que los haga el adversario, con el fin de ganarlo, haciendo un gol más que el rival”. Benito Floro

En dicho enfrentamiento siempre aparece incertidumbre, la interacción que tiene un equipo con su adversario y al mismo tiempo cada jugador con sus compañeros, determinan la necesidad de planificar los planteamientos de los partidos para ser capaz de mostrar las virtudes como equipo y contrarrestar la de los adversarios y atacar sus defectos en el juego. Dentro del terreno de juego hay que tener en cuenta que se compite ante un rival que busca la victoria al igual que el otro equipo. En ese espacio común, los equipos deben de generar los espacios para poder ocuparlos. El fútbol es único por sus dimensiones, tiempo, juego, reglas y número de participantes, por ello se debe entender que el juego es único en cuanto a que el balón transita de una zona del campo a otra sin dividir el juego. El futbolista en todo momento está tomando decisiones basándose en las informaciones que es capaz de recibir del entorno, de sus experiencias previas y de su conocimiento del juego. Uno de los aspectos para analizar la dinámica competitiva del fútbol son las referencias del juego. De todas ellas, el balón constituye la más importante, aunque no la única, la posesión del balón debemos medirla en la sucesión de pases y combinaciones de un equipo ante la oposición del equipo rival, no es una “posesión absoluta” porque el balón no puede agarrarse con los pies y no se permite la utilización de las manos, excepto el portero dentro de su área de penalty y en los saques de banda. En cada partido, el número de veces que cada equipo tiene el balón es el mismo, lo que cambia es el tiempo que lo tiene cada equipo. El hecho de no poder “coger” el balón, unido a la velocidad y dinámica del fútbol, exige un rápido análisis del jugador sobre todas las acciones que se vayan produciendo durante el juego, además produce unas connotaciones técnicas y tácticas muy concretas. No considero correcta la tópica frase de que “atacamos cuando tenemos balón y defendemos cuando lo tiene el rival”. No es cierto, un equipo tiene que atacar y defender cuando tiene el balón y cuando no lo tiene; ha de hacer las dos cosas colectivamente tanto con balón como sin balón. Cuando un equipo tiene el balón, ataca 48

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la portería rival y defiende la posesión, cuando un equipo no tiene la posesión del balón, defiende la portería propia y ataca el balón. La posesión del balón no es un fin en sí misma, el objetivo final es hacer gol en la portería rival y evitar que hagan gol en la propia. En ambas porterías y en las cercanías se producen los resultados de cada partido. Lo que se busca generalmente en la situación de ataque es lograr que un compañero se encuentre cerca de la portería rival en posesión del balón y con suficiente espacio para ejecutar. Aunque también se puede conseguir gol tirando desde espacios más alejados o tras remate ejecutado por anticipación, habilidad o fuerza. Ahora está muy de moda la posesión del balón, pero la finalidad es hacer gol, y si se puede hacer gol con cuatro pases es mejor que con seis, pero si la jugada necesita ocho, hay que dar ocho, si se necesita quince, pues hay que dar quince. Cada uno juega en función de los jugadores que tiene. En el fútbol está claro que no se puede trabajar nada individualmente, para mí no hay nada individual, no existe ni la táctica ni la técnica individual. La construcción de cada futbolista es una construcción colectiva, se construyen jugando. Los futbolistas deben entender que cada uno de ellos se ayuda ayudando. Cada día es más difícil que los jugadores entiendan esto. Está claro que los jugadores primero compiten durante la semana contra sus propios compañeros para ganarse un sitio en el equipo y luego compiten contra los rivales. La cuestión es que cuando llega la hora de competir contra los rivales, cada vez lo hacen más individualmente. Creo en la táctica al servicio del jugador, no creo en el jugador al servicio de la táctica. Lo más importante es su capacidad para analizar las situaciones del juego, prefiero un futbolista que entienda el juego y sepa jugar al fútbol, antes que un futbolista técnico o que corra mucho pero que no entiende nada de lo que pasa. El jugador es el dueño de la táctica y el entrenador es el dueño del entrenamiento de la táctica. Lo que hay que hacer es enriquecer al jugador en su toma de decisiones, por medio del entrenamiento, para que juegue mejor. Lo verdaderamente importante es la práctica, los ejercicios y tareas tácticas que se hacen en las sesiones de entrenamiento aplicando los modelos globalizado y estructurado. “El jugador aprende con lo que hace, no con lo que se le dice”. Para ser competitivos debemos realizar en el entrenamiento todas las tareas que impliquen un trabajo que se asemeje a la competición. El jugador de fútbol debe progresar constantemente, los entrenadores debemos ser conscientes de que el fútbol es un fenómeno que no tiene límites. Muchos jugadores profesionales, incluso muchos que están en la élite, cometen graves errores tácticos, hay futbolistas con unos buenos fundamentos técnicos que toman muy malas decisiones tácticas, futbolistas que ejecutan bien con el balón pero que no saben interpretar adecuadamente, y en el instante preciso, las variadas e imprevistas situaciones que se presentan durante el desarrollo del juego. www.futboldelibro.com

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FÚTBOL, UN SENTIR PARTICULAR. Carlos Corberán

Sobre mí… Soy un enamorado del fútbol, lo confieso. Un enamorado de equipos que demuestran un jugar inteligente. Equipos que poseen jugadores capaces de exprimirle al juego todas sus posibilidades. Equipos que hacen del engaño una constante. Equipos que con sus entrenadores, monopolizaban el juego ganando por norma y empatando por accidente. He tenido la suerte de empaparme con equipos que manifestaron la supremacía del ataque, haciendo del rival un grupo de jugadores arrinconados contra las cuerdas, sacando agónicamente la marea que se les venía. Eso lo he visto y eso lo he sufrido. Por eso, cuando se habla de ser prácticos dando balonazos, sin someter nunca al rival, sin demostrarle que tiene poco que hacer en el partido, no estoy de acuerdo. Y es que no veo nada más práctico que hacer que el rival juegue a merced tuya y lo mermes hasta dejarlo de rodillas suplicando que no le hagas más daño. Pero para eso, hacen falta futbolistas de los que son capaces de hacer cosas con la pelota en todas las alturas, y entrenadores que sepan hacerles sentir a esos futbolistas cómo se juega de forma realmente práctica. A lo largo de estos años, he tenido la posibilidad de conocer a personas que me han hecho ver de forma diferente este deporte. La suerte de interactuar con aquellos que sentía que me podían aportar. Gente que te influye, porque sientes y compartes, el mirar con el que viven. Personas que me ayudaron a comprender que en el juego, el jugador interactúa con todo lo que le rodea, por lo que todo lo que le rodea le condiciona. Pienso que desde ahí he entendido que las cualidades similares, las complementariedades, amplifican rendimientos, porque realzan virtudes y reducen defectos. Desde ahí comencé a sentir que a los buenos les favoreces cuando les rodeas con otros de su misma especie y que les haces peores cuando al lado tienen a malos jugadores. A sentir que a los jugadores con carencias, los expones cuando reciben con ventaja, porque con la desventaja disimulan, al no poder desaprovechar nada. A sentir que hay equipos, que pese a sus entrenadores, ganan casi siempre, porque son muy superiores al resto de rivales. A sentir la importancia de las relaciones entre jugadores y las relaciones entre el jugador y todo su círculo de relaciones. Y sobre todo a sentir que en el fútbol no hay verdades, sino alguna causalidad y muchas casualidades disfrazadas de causalidades.

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Sobre el futbolista… Tuve la suerte de ver y de entrenar con grandes futbolistas, porque verles jugar es aprender la lógica de este juego que tanto me fascina. Verles con el balón en el pie tomándose tiempo para que las cosas se pongan donde toca antes de soltarla, dominando el espacio y el tiempo de esa brillante forma. Entrenar cada día con jugadores como Pires o como Ibagaza, los cuales hacían en un rondo analogía de lo que luego en los partidos buscaban. Se tomaban tiempo, juntando al rival antes de soltarla, para que el jugador que la recibía estuviera con ventaja. Verles jugar con la cabeza levantada estando el balón en sus pies, ordenando el juego con su mirada, es algo que se me ha quedado grabado en la memoria. De esos jugadores y de otros como Cazorla, Borja Valero, Bruno o Marcos Senna, se aprendía mucho cada día. Esos jugadores sí que limpiaban de verdad, porque quitaban del medio la precipitación y la mala ejecución, generando con sus conductas armonía y organización. Jugadores los hay de muchos tipos. Están los que se llevan galardones por ser capaces de ejecutar imposibles acciones, y jugadores que hacen que sea posible que las ejecuten, facilitando sus maniobras con generosas acciones. Y aunque ambos insalvablemente se necesitan, los méritos erróneamente se descontextualizan e individualizan. Y es que no es el mismo Messi en Barcelona que en Argentina, porque los que en “Can Barça” le rodean, no juegan con la selección celeste, sino con La Roja. Algún mérito tendrán sobre Messi sus compañeros campeones del último Mundial y las dos últimas Eurocopas de Selecciones. Hay también jugadores esenciales y jugadores complementarios. Hay que saber detectarlos y diferenciarlos, porque corremos el riesgo de perder nuestra esencia de juego, si confundimos a los segundos con los primeros. Y es que no es el mismo Barcelona cuando Song juega, que cuando lo hace en esa posición Xavi, Busquets, Cesc o Iniesta. En definitiva, hay jugadores capaces de ejecutar haciendo lo más coherente que la situación requiere, y otros que se confunden constantemente. Jugadores que conducen cuando hay espacio y jugadores que se equivocan conduciendo el balón cuando están rodeados de adversarios. Jugadores que la pasan cuando ya no se podía conducir, y jugadores que la pasan a sus compañeros marcados estando ellos libres y con espacios. Jugadores con capacidad para jugar e imponerse al adversario, y jugadores a los que se les atribuyen virtudes como el equilibrio o falso liderazgo, para que puedan seguir jugando.

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Sobre la construcción de un equipo… El proceso de construcción de un equipo comienza, al definir las posibilidades de relación que más favorecen al perfil de jugadores disponibles. Ver cómo podemos ser más que el rival durante los partidos, parte de la plantilla que tenemos y de organizar nuestras posibilidades para tener un fútbol al que acogernos. La plantilla marca la tendencia a la que jugar, y ese jugar es el que tenemos que entrenar. Entrenar es estabilizar, es generar y mantener un valor añadido, nuestro valor como equipo. Pero, ¿cómo generamos nuestro valor añadido? El valor añadido, emerge a través de las complementariedades. Cuando mezclamos a futbolistas del mismo perfil, potencializamos sus virtudes, porque hacemos que el equipo tienda a hacer aquello que nuestros futbolistas son muchas más veces. No se trata de mezclar jugadores antagónicos tratando de compensar carencias, porque de esta forma el potencial se merma. El máximo potencial emerge al juntar jugadores que sienten igual y no diferente, que comparten las mismas posibilidades de jugar, las mismas formas de expresarse. Que entre ellos se amplifiquen, no que se limiten. Si tienes o apuestas por tener jugadores capaces de dominar al rival a través del balón, debes hacerlo desde el primer hasta el último jugador. Predisponer al equipo posicionalmente para jugar, requiere disponer, por ejemplo, de centrales capaces de encontrar jugadores libres en posiciones intermedias, centrales capaces de conducir juntando a tu equipo y atrayendo adversarios para que el que reciba no esté marcado. O disponer de laterales capaces de encontrar compañeros en posiciones interiores, haciendo que la jugada crezca y continúe, y no acabe forzosamente en banda. Por lo tanto, para lograr una intencionalidad colectiva común y compartida, cada jugador debe poseer en sí mismo la esencia de nuestra forma de jugar. Y esta intencionalidad necesita estar organizada, entrenada, para que nuestro jugar sea eficaz a los distintos modos de actuar del equipo rival.

Imagen 1: De nada vale posicionarnos para tener jugadores libres con los que iniciar en corto cerca del portero, si este opta por golpear en largo. Consecuencia: equipo separado en el momento de la disputa aérea.

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Sobre la lógica del fútbol… Toda situación de juego contiene una serie de elementos (balón, espacio, tiempo, portería, compañeros y adversarios), que bajo un marco reglamentario definen el momento del juego en el que nos encontramos. En función del momento de juego en el que estemos, el equipo tendrá unos u otros objetivos de juego. De estos elementos citados, la posesión o no del balón, resulta esencial para describir el momento de juego en el que nos encontramos: momento con balón o momento sin balón. En función de si estamos en uno u otro, nuestro equipo va a tener objetivos bien diferenciados. Pero, como en el fútbol en la mayoría de transiciones de un momento a otro el juego no se detiene, estos dos momentos se vuelven interdependientes. De ahí que los comportamientos de nuestros jugadores en el momento con balón influyan en nuestras posibilidades de acción en el momento sin balón. Por lo tanto, el cumplimiento de los objetivos del momento con balón deba garantizar los objetivos del momento sin balón y viceversa. Pero, ¿qué objetivos buscar en función de la posesión o no del balón?

Figura 1: El contínuum funcional del juego del fútbol (Elaboración propia).

Una vez el equipo esté o no con la pelota, el cómo se encuentren relacionados el resto de elementos del juego (espacio de juego en el que estamos, la ventaja espacio-temporal del poseedor, la relación posicional y numérica de compañewww.futboldelibro.com

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ros-adversarios en la zona del poseedor) definirá el objetivo más apropiado a buscar. Como dichas relaciones cambian constantemente, los objetivos cambiaran a la par, pero las situaciones en el fútbol siempre van a ser propensas para buscar uno de estos objetivos. Cada equipo desarrollará la forma de hacerlo, en función del perfil de jugadores que dispone para conseguirlo, incluso el optar por no buscar el objetivo que la situación requiere, por no tener organización para lograrlo o los jugadores necesarios.

Sobre generar espacios… Una de las máximas para generar espacios es separarnos entre nosotros para hacer que el rival se separe o en su defecto nuestros jugadores tengan la ventaja espacio-temporal suficiente para recibir el balón y atacar. Si el equipo rival se mantiene junto, trataremos de moverlo engañándolo para buscar espacios por donde progresar. Para engañar, hay que hacer sentir al rival que vamos a atacarles por un sitio, para llevarlos ahí y de repente cambiar nuestro espacio de progresión. Para eso nuestros jugadores tienes que ser capaces de juntar al rival en una zona y luego desplazar el balón, más rápido de lo que el rival se desplaza, a las zonas que dejaron libres para mantenerse juntos. De ahí que sea necesario contar con jugadores capaces de atraer y soltar el balón y con entrenadores que les hagan comprender el porqué son necesarias estas acciones. La idea no es pasarse el balón, sino mover a los defensas para generar espacios por los que progresar. En el fútbol no todos los espacios son igual de importantes. La conquista de determinados espacios nos acerca más a romper el entramado defensivo del rival que otros, de ahí que debamos mantener a jugadores que amenacen recibir el balón en aquellas zonas en las que una vez recibido se nos presente el gol o el pase de gol. Y de ahí surge la importancia de tener a jugadores ocupando aquellas zonas que por su importancia, sujetan a uno o varios rivales, y que permiten tener de forma numérica y/o posicional, jugadores libres a los que pasar para atacar. Jugadores que amenazan el espacio posterior de la última línea defensiva rival, jugadores que amenazan el espacio posterior de la línea de medios rival, etc…

Sobre cómo aprovechar espacios… Una de las máximas en ataque es saber aprovechar con balón el espacio que hay tras recuperar o que se ha conseguido generar. Cuando recibo libre de oposición hacia la portería rival, debo aprovechar dicha ventaja avanzando con balón, ya que este comportamiento generará una nueva acción ventajosa posterior: podré finalizar o habré juntado al adversario, disponiendo entonces de compañeros libres en una zona más cercana a la portería rival.

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Imagen 2: El equipo celeste, se separa para tener jugadores libres con los que atacar. Los jugadores más avanzados amenazan los espacios posteriores a la línea defensiva rival, dando profundidad. Los exteriores, garantizan la anchura y el juego por fuera. Los jugadores encuadrados, colocados a diferentes alturas, posibilitan el juego interior. Los jugadores más avanzados en el cuadro, amenazan la espalda de la línea de medios del rival.

Este comportamiento debe ser compartido para ser eficaz. Así pues los compañeros por delante del poseedor no deben acercarse a su compañero porque entonces le cerrarán el avance facilitando la defensa rival. Se deben desplazar hacia la portería rival hasta que sea posible. Si el rival quiere impedir el avance se tiene que juntar en torno al balón, permitiendo que haya nuevos compañeros libres por delante del jugador con balón. Desde esta perspectiva, no existe ataque o contraataque, si no situaciones en las que un compañero tiene espacio para avanzar con cierta ventaja espacio-temporal y situaciones en las que esta ventaja no existe, y la tenemos que generar.

Imagen 3: jugador con balón con espacios para progresar y atraer al defensa rival, pasa el balón a su compañero que va a recibir oposición. Consecuencia: empeoramiento de la situación por interceptación (es lo que sucedió) o por presión directa sobre nuevo poseedor, con la consiguiente reorganización.

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Sobre cómo finalizar la acción… No es lo mismo que el balón esté cerca del área rival, a que realmente estemos en situación propicia para finalizar la acción ofensiva. De ahí que el fin de generar y/o aprovechar espacios, es el de conseguir situaciones ventajosas de finalización para poder conseguir gol. Debido a que en las inmediaciones del área rival, suele haber un mayor número de efectivos defensivos que ofensivos, para poder finalizar la acción, adquiere importancia el concepto de superioridad posicional ofensiva. Esta superioridad es mínima a nivel espacial, y posee un tiempo muy reducido de existencia. De ahí que cerca de la portería rival precisemos de jugadores capaces de generarse y resolver con acierto situaciones de reducida ventaja espacio-temporal. Pero, ¿Cómo generamos y aprovechamos la ventaja para finalizar? Para generarla debemos llegar a la zona de remate y no estar, puesto que el estar facilita el marcaje y elimina la ventaja para finalizar. Para aprovecharla debemos tener jugadores con los recursos de ejecución y dominio del tiempo o de la situación necesarios, para resolver con acierto y determinación una tan estresante situación. He visto jugadores que cuando pisan área con balón se precipitan en acabar, y jugadores con tanto dominio de estas situaciones que alargan la ventaja que tienen por lo cómodos que están. Jugadores con capacidad de “aparcar” el balón, y jugadores ansiosos por acabar la situación. Jugadores que siempre están en la zona en la que el balón va y otros que nunca aparecen donde tienen que estar.

Sobre cómo garantizar el momento sin balón… Estar juntos en el momento de pérdida de la posesión, garantiza las posibilidades de éxito para el momento posterior, ya que ser capaces de juntarnos en campo contrario a la hora de atacar, posibilita una pronta recuperación tras pérdida si se es capaz de someter al rival. Si somos capaces de hacer que el rival para defendernos tenga que acumular muchos elementos por detrás de la pelota, y nuestras posiciones en ataque son buenas, estamos posibilitando la recuperación tras pérdida, al estar en disposición de presionar al nuevo portador. Y es que al atacar con jugadores a diferentes alturas, en el momento de pérdida siempre habrá un jugador cerca del que la recupera. Dicho jugador presiona al nuevo portador y sus compañeros marcan a los posibles receptores más cercanos a la zona de balón. Presionar al nuevo portador obliga a soltarla antes de que sus compañeros cercanos alcancen buenas posiciones para el ataque. Este hecho unido al marcaje de los jugadores que el rival ha dejado para atacar por delante del balón, posibilita la inminente recuperación. Así pues, cuantos más jugadores necesite el rival para contrarrestar nuestras acciones ofensivas, menos posibilidades ofensivas le permitimos en nuestro momento de pérdida. Por lo que nuestro éxito defensivo depende, de nuestra organización en el momento con balón. 56

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Sobre cómo defender espacios… Cuando el equipo rival tiene el balón, debe sentir imposibilidad de avanzar por el espacio por el que pretende progresar. Este sentimiento solo se genera, cuando el equipo muestra la actitud y organización necesaria para defender espacios. Para ello, lo primero que debemos hacer es adquirir una estructura que reduzca y condicione los espacios de ataque del rival. Hacernos tan estrechos y cortos como sea posible. Y digo como sea posible, porque el rival puede utilizar más o menos metros en anchura y en profundidad para atacar. Y este aspecto modifica tanto la amplitud de nuestra estructura como su ubicación a la hora de lograr nuestra finalidad. La estructura adquirida, debe tener ocupadas o protegidas aquellas posiciones que garanticen nuestra integridad defensiva, puesto que en el fútbol todos los espacios no poseen el mismo valor. Así pues, nuestros jugadores tienen que saber cuáles son las zonas de más importancia, siendo capaces de ubicarse en aquellos espacios que eviten que el rival nos haga daño. Defender espacios implica saber lo que tengo por delante, por detrás y a los lados. Saberlo constantemente y no mirar el balón y quedarnos noqueados. Ser estrechos y cortos en torno al balón, reduce las posibilidades de pase por nuestro interior, habilitando opciones de pase exteriores como único medio de progresión. Ante un cambio en la orientación del ataque rival, el equipo debe trasladarse a la zona de recepción a la velocidad del balón, valorando los rivales que se dejan al desplazarse para ajustar la posición. Así se mantienen intactas las condiciones de progresión interior, con la posibilidad de que emerja una situación de recuperación.

Imagen 4: el equipo en defensa se hace estrecho y corto alrededor de la zona del balón, evitando cualquier opción de pase por el interior, priorizando la defensa de espacios a forzar situaciones de recuperación.

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Sobre cómo recuperar el balón… Diferenciar cuando la situación es propicia de garantizar la defensa de espacios a cuando es posible o prioritaria la recuperación del balón, es uno de los aspectos decisivos en el momento en el que el equipo no tiene posesión. Pero, ¿cuándo es posible la recuperación del balón? Aquellas situaciones en las que el jugador con balón se encuentra aislado de compañeros libres a quienes pasar el balón, es un momento óptimo para tratar de arrebatar el balón. De esta forma, las situaciones de superioridad numérica defensiva en la zona de balón, son óptimas para ejercer presión, aunque también se puede forzar la recuperación, en situaciones de inferioridad numérica, debiendo presionar al portador cerrando, con la carrera, la línea de pase a un posible receptor. La maniobra de presión debe realizarse correctamente, es decir, se acosa al jugador con balón garantizando la defensa de espacios. De ahí se deduce que antes de provocar la recuperación, debemos tener asegurada nuestra posición, y que mientras presionamos no debemos ser desbordados. De ahí que en la mayoría de situaciones de presión, el que recupera no es el jugador que acosa al portador, sino que fruto de este acoso se produce el error del pasador, con la consiguiente interceptación.

Sobre cómo evitar el gol… Durante el desarrollo del partido, hay momentos en los que el rival es capaz de desequilibrar nuestra estructura defensiva y el objetivo prioritario es defender nuestra portería. Para garantizar este objetivo, debemos saber aprovechar la superioridad numérica con la que solemos contar en las zonas próximas a nuestra portería, evitando cualquier situación de ventaja posicional ofensiva. Para ello, dentro de nuestra área, ajustamos nuestra posición a la del rival, siendo éste nuestra referencia a marcar. Uno de los fallos más comunes es ver defensores que ante una acción lateral, se centran en mirar al jugador con balón, descuidando totalmente el marcaje del rival que puede rematar (imagen 4). Por lo tanto, en el área hay que estar y no llegar, para poder marcar. Otro de los aspectos necesarios para evitar goles, es poseer jugadores con el talento de impedir la situación de finalización. Jugadores capaces de llegar en el instante justo en el que impiden el tiro o el remate del jugador rival. Jugadores capaces de vivir hasta el final la acción ofensiva, logrando imponerse de forma límite al rival, aun cuando no tienen ningún tipo de ventaja espacio-temporal. Esa habilidad intuitiva también se debe valorar.

Sobre cómo garantizar el momento de recuperación… Las posibilidades ofensivas de nuestro equipo, pasan por la disposición que adoptamos a lo largo del momento sin balón. Ser un equipo que intenta impedir el ataque del rival desde sus inicios de juego, obliga a adoptar una estructura avan58

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Pedro Gómez

Imagen 4: Los defensores (marcados con negro), se centran únicamente en el balón, dejando libres a los atacantes con opciones de remate (gris claro). Consecuencia: gol tras remate del atacante más alejado a la zona del balón.

zada, de la misma forma que ser un equipo que espera en repliegue el avance del rival, conlleva adoptar una estructura en zonas próximas a nuestra portería. La altura del campo en la que recuperemos el balón, modificará la tendencia ofensiva de nuestro equipo, así como el número de jugadores que precisemos para defender la acción ofensiva del rival. No es lo mismo pues, que se incrusten uno o dos jugadores de medio campo a la altura de la línea defensiva para evitar el ataque rival, a que los mantengamos en una altura superior para tenerlos más avanzados en el momento de la recuperación. Para poder transitar del momento sin balón al momento con balón, debemos mantener jugadores avanzados que tras la recepción del balón, permitan el despliegue del resto a posiciones ofensivas, a la vez que sean capaces de aprovechar aquellos espacios que el rival descuida en su fase ofensiva. Y para ello, es necesario que tras recuperación, el equipo sea capaz de encontrar a éstos jugadores avanzados, a los jugadores ubicados en espacios libres de presión del rival, o de aprovechar directamente el espacio que posee el que la ha recuperado.

Y sobre todo… Señalar, que una cosa es escribir, y otra es entrenar. Entrenar requiere de conocimiento con alta dosis de sensibilidad. Entrenar es un arte, y el arte no se puede objetivar, cuantificar, ni mensurar. Entrenar es ir sintiendo que es lo más adecuado en función de la situación y del momento. Entrenar no es solamente hacer entrenamientos. Entrenar demanda diagnosticar desde la perspectiva de la complejidad.

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El Fútbol ¡NO! es así.

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Pedro Gómez

Hablemos

del

entrenamiento del juego “El fútbol será siempre antiguo. Porque no es ciencia que pueda enseñarse. Es imprevisto. Es improvisación. Tiene que ser improvisación. Aunque la palabra no guste a la organización ni al orden, que hoy tanto se pregonan como supuestos avales de que el fútbol está mejor organizado. Lo único que puede organizarse en fútbol es su régimen anterior y posterior a los partidos. Lo que ocurre en la cancha lo organizan las circunstancias y lo decide el imprevisto. Si el fútbol se pudiese enseñar, las canchas de todo el mundo estarían llenas de jugadores. Y bien sabemos cuál es la muy diferente realidad: están llenas de planes, palabras, publicidad…y casi vacías de jugadores”. (Dante Panzeri, 1967)

Empiezo a cansarme de erudición metodológica no correspondida con una puesta en escena diaria, donde parece que distanciarse para demostrar que yo sé más que tu es el único objetivo de nuestras recetas maravillosas, independientemente de lo que logremos generar en nuestro futbolista. Vendedores de “métodos” que ni ellos mismos respetan en su totalidad, se colocan en frente de la cámara cuando vienen bien dadas y se cobijan en excusas que les eximan de responsabilidad cuando el casillero marca “0”. Saber no es lo mismo que parecer que se sabe. Y es que, a pesar de lo que muchos nos quieren hacer creer, ni las victorias ni las derrotas pueden asociarse a las distintas metodologías de entrenamiento. ¿Por qué no otorgar la justa importancia a nuestras actuaciones?, ¿qué nos impide enriquecer nuestras sesiones con diferentes puntos de vista?, ¿quién dijo que no pudiesen convivir juntos?, ¿por qué no tragarnos nuestra vanidad por el bien de nuestro juego?. Tarde o temprano, lo natural acabará imponiéndose a la artificialidad de algunos métodos defendidos por “profesionales” en busca de notoriedad barata.

“Cuando a la inteligencia hay que dirigirla deja de ser inteligente”

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Oscar Cano

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El Fútbol ¡NO! es así.

SI EL FUTBOLISTA CREE, ¡¡CREARÁS!! Pedro Gómez

“Tanto si crees que puedes como si no, estás en lo cierto” Henry Ford

Ayer, durante el partido que disputaron Chelsea y Manchester City, fuimos muchos los que pudimos observar numerosos y desagradables gestos injustificados por parte de los aficionados del equipo local en contra de su reciente nuevo entrenador. (Rafa Benítez acababa de firmar por el Chelsea) Sin entrar a debatir lo acertado de sus protestas (cuestión para mi totalmente infundada, basada en el desconocimiento y de la que no tardarán en arrepentirse), me llamó la atención sobre manera el cartel que un aficionado del Chelsea levantó en un determinado momento y que decía algo así como “…en Rafa nunca creeremos...”. “...En Rafa nunca creeremos...”, a lo que yo me preguntaba …¿Hasta qué punto le interesará a Rafa que los aficionados crean en él?. ¿Le debería de interesar lo mismo si el cartel lo estuviesen levantando los Jhon Terry, Juan Mata o Petr Cech?. La mayoría de los que nos dedicamos a esto tenemos la mala costumbre de movernos de vez en cuando por la intemperie del engreimiento, dejándonos arrastrar así por el torbellino de la dialéctica, el cual, no hace más que alejarnos de nuestros iguales e imposibilitar que nos aproximemos a aquellos con los que realmente nos interesa interactuar. Se nos llena la boca hablando de nuestra maravillosa metodología de trabajo, de lo bien que aplicamos la Periodización Táctica, de las envidias que generamos en los entrenadores/preparadores físicos rivales, de lo avanzados que estamos por hacer todo con balón y lo retrasados que están otros por resguardarse en el trabajo analítico, y así con un sinfín de vanidosas afirmaciones. Y yo me cuestiono, ¿hasta qué punto sirve todo esto si el futbolista no cree en ti?, ¿de qué me sirve a mi preparar una sesión “física” basada en el trabajo táctico si mis jugadores están convencidos de que de ese modo no van a alcanzar su estado óptimo de rendimiento?, ¿a dónde quiero llegar con mis ciencias de la complejidad y pensamientos sistémicos si el futbolista no habla en mi mismo idioma?, ¿por qué doy por hecho que mi verdad se convertirá automáticamente en la verdad de ellos?. 62

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Sin creencia no hay compromiso, y sin compromiso el rendimiento se limita. Se ha demostrado que el alumnado aprende más y mejor con aquellos profesores a los que tiene más aprecio. ¡El rendimiento está más condicionado por una cuestión emocional que metodológica!!. Podrás ser un excelente estratega futbolístico, el mejor organizando sesiones de entrenamiento, contarás con cientos de argumentos futbolísticos, sistémicos, psicológicos, fisiológicos, biomecánicos ….pero como seas incapaz de que tus jugadores crean realmente lo que haces, como modifiques al jugador la manera de proceder en la que él cree y tu propuesta comience a derivar en resultados dudosos ¡estás perdido amigo! Ve pensando en hacer la maleta. Dicen que para alcanzar un sueño necesitas a alguien que crea en ti. Las creencias de tus jugadores están fuertemente condicionadas por lo que estos han vivido en su carrera profesional, limitadoras o generadoras, determinan el compromiso organizacional de nuestro equipo. Este compromiso, para Daniel Goleman, tiene su esencia en la sintonía entre nuestros objetivos con las metas de la organización, de modo que se genere un compromiso fuertemente emocional. Si consigues un equipo que crea en lo que tú crees, los jugadores trabajarán “para ti” con sangre, sudor y lágrimas. Ten presente que es imposible colorear tu futuro con lápices desafilados, ¡hazlos que pasen por el sacapuntas del compromiso!. Clarence Francis, que fue asesor del presidente Eisenhower, decía: “Uno puede comprar el tiempo de las personas, su presencia física en un lugar e incluso un número determinado de movimientos musculares por hora. Pero no se compra su entusiasmo, ni se compra su lealtad, ni se compra la devoción de sus corazones: eso hay que ganárselo. De modo que uno se compromete libremente, sobre todo porque le atraen las metas de la organización”. Ya para acabar, nunca olvidéis que el ser humano piensa, opina y cree en función de la ventana a través de la cual ve el mundo. Estas ventanas pueden ser pequeñitas o muy grandes, ¡incluso se encuentran permanentemente cerradas en algunos casos!, motivo por el cual no podrás entrar en todas. Además, si lo consigues, dudo mucho que lo consigas en todas del mismo modo. Así y con todo…permitidme que finalice esta entrada con un humilde y sincero consejo: Si logras entrar en la ventana de tus jugadores, las persianas que se negaron a recibirte desearán abrirse para contemplarlo.

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El Fútbol ¡NO! es así.

ESPECIFICIDAD CONTEXTUAL COMO CAMINO HACIA EL/TU JUEGO Luis Ángel César El fútbol es complejo y por ende su entrenamiento no lo es menos. Difícil y contradictorio a veces, rompe o puede romper esquemas concebidos y vivencias erróneas muy arraigadas en mentalidades que jamás echan de menos lo que no conocen. La ciencia marca pautas que, en algunos casos, comprobamos como más tarde son derribadas por algunos supuestos competitivos por la sencilla razón de que unos determinados factores humanos de unos cuantos jugadores no respondieron adecuadamente a lo que de ellos se tenía previsto. Tengamos presente que el entrenamiento en términos colectivos no es otra cosa que un ensayo para el día de la función. Soy de los que considero que es necesario encuadrar a los jugadores en un escenario simulador de competición en el que las libertades que se producen son las reales en la confrontación, con la oposición y colaboración adecuadas en cuanto a intensidad de actuación. El objetivo no es otro que jugar antes en los entrenamientos lo que se cree que va a ocurrir en el partido siguiente. Concibo el entrenamiento como una experimentación de respuestas anticipadas en escenarios simuladores al juego, desde el primer día hasta al último de la semana, siempre trabajando en especificidad, para que luego se reproduzcan en los partidos, cuando la verdad de la competición no de opción a los ensayos y reclame soluciones definitivas. ¡No puede ser un pasar el rato que agrade o desagrade al jugador!, porque como salga mal, estos mismos serán los que nos pidan explicaciones. Entrenar es jugar el partido esperado, analizado y desmenuzado hasta sus últimos pormenores. De esta forma, hasta los futbolistas más reacios al entrenamiento diario encontrarán motivos válidos para encontrarse a gusto. Aprender a situarse en la verdad de los partidos, en cada uno de los momentos del juego deber ser la característica principal del entrenamiento. Es cierto que nunca está presente el equipo contrario, pero habrá que esforzarse para crear las situaciones más parecidas a las de los partidos y que los jugadores las interpreten, no solamente que las ejecuten, para conseguir la eficacia que luego se reclamará a todos No sirven los entrenamientos rutinarios, donde el jugador se acomoda al esfuerzo y no hay cabida para lo imprevisible. El jugador tiene que saber para qué sirve cada cosa que hace, hay que reclamar su atención para acostumbrarlo 64

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a pensar porqué, aunque considero que el fútbol comienza en los pies y continúa en la cabeza, se necesita saber por qué y para qué se hacen las jugadas. Esta metodología es la única que se ajusta más a la realidad de su actividad, porque solo lo futbolístico es el verdadero hilo conductor de la preparación. Así, el entrenador debe diseñar un amplio abanico de tareas en las que se persiga el desarrollo del modelo de juego establecido, que desarrollen la capacidad de los jugadores para tomar decisiones individuales y colectivas ante situaciones cambiantes, manipulando el grado de libertad de sus jugadores en todo momento y sabiendo que cada ejercicio es un elemento que va a potenciar un estilo, una forma de jugar que se tiene que mecanizar y automatizar para ser altamente eficaces en los momentos del juego: organización defensiva, organización ofensiva y la frontera entre ambas, las transiciones. Esta anticipación de situaciones es un perfecto entrenamiento técnico, táctico, psicológico porque previene actitudes, anticipa respuestas correctas y por encima de todo, obliga a vivir por entero la realidad de un partido que desgraciadamente para algunos jugadores sólo es motivo de preocupación cuando lo tienen delante, por compromiso o por rutina. De este modo, las normas que se imponen en cada una de estas tareas han de procurar que se desarrollen los objetivos que se persiguen. Si no se establece bien esta relación, puede suceder que las normas de la tarea estén en contradicción con los objetivos que se pretenden. Cada sesión de trabajo debemos considerarla como una sesión de “evolución”, no como una sesión de “repetición”. El concepto es la evolución no la repetición, porque los jugadores no son siempre los mismos, cada jugador es diferente con el paso de los entrenamientos y los días. ¡Tiene que haber una evolución de cada ejercicio! teniendo en cuenta y considerando que muchas veces la evolución es muy sutil, casi imperceptible. Para que aparezca está evolución se han de proponer tareas que abarquen una densidad real de jugadores en un contexto espacio-temporal cercano al de competición, sin restricciones que nos alejen de su realidad y con los supuestos problemas a los que nos invitará el próximo rival, pues sólo de este modo conseguiremos simular lo que nos encontraremos el Domingo. Estos ejercicios son muy importantes porque van a testar el grado de asimilación del modelo de juego por parte de tus jugadores permitiendo evaluar cómo se desenvuelven en los momentos críticos del partido. Así, por ejemplo, me gusta evitar o atenuar la manía de reducir el número de toques del balón, porque durante la competición ocurre que el jugador en muchas situaciones tiene pocas soluciones en ese instante, pero si temporiza o conduce un poco, aparecerán muchas más soluciones, tal vez mejores que las iniciales. Exagerar mucho el límite de toques en muchas tareas y en muchos entrenamientos puede provocar que a los jugadores se les deje sin “explorar ,averiguar y poner en práctica” soluciones acordes a la individualidad sobre la que cada uno de ellos se construyó y que le pueden facilitar el ser más eficaz, ¿o es que es lo mismo dos toques para todos los jugadores de tu equipo?. www.futboldelibro.com

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Dicho esto, y alejándonos de modismos y modelos ganadores, todo se resume a que hay que perseguir que en cada entrenamiento aparezca un porcentaje importante de lo que queremos alcanzar, del objetivo pretendido, condicionando los ejercicios para que surja repetidamente el comportamiento pretendido y nazca una adaptación por parte de los jugadores, modelando las ideas de cada uno de los individuos para que todos ellos piensen lo mismo y de la misma manera en una determinada situación, pues los esfuerzos de fútbol son de fútbol, y todo lo que sea trabajar lejos o de manera poco cercana al patrón de juego, no es real y no sirve para casi nada. No se busca el mejor punto físico de tus jugadores como nos repitieron hasta la saciedad los expertos del pasado, se busca el máximo rendimiento de los jugadores intentando la máxima adaptación y actuación de estos al modelo de juego, cada partido, cada semana, cada mes de competición, porque la primera jornada es como la última. Atrás quedaron por antiguas y obsoletas las creencias de que los equipos estarían bien físicamente con el paso de las jornadas, que suenan más que nada a disculpa, invirtiendo el tiempo en ejercicios con poca transferencia al estilo de juego y recurriendo después a la excusa de que hace falta tiempo para construir un equipo. Lo que nos dice que un equipo está en forma, no es la forma física, un equipo estará bien si está adaptado a sus estilo de juego en las cuatro situaciones clave antes señaladas (las organizaciones y las dos transiciones entendidas a su vez como un todo inseparable) y si es capaz de llevarlas a cabo a máxima intensidad a lo largo de todo el partido, entonces sí podemos decir que estamos en forma y no física como algunos seguirán diciendo. Pese a todo, lamentablemente se sigue culpando al apartado físico de la derrota sin valorar o tener en cuenta el grado de asimilación del modelo de juego pretendido por el entrenador, lo cual, parece a veces irrelevante (supongo que por desconocimiento) para la opinión pública. El paso del tiempo nos ha dicho que tenemos que entrenar como si de verdad nos enfrentaremos a un oponente en cada entrenamiento, nada de fingimientos, en lo posible y adecuando nuestros propósitos, nuestros movimientos, nuestras inquietudes tácticas al conocimiento pormenorizado que tengamos del equipo contrario. El entrenamiento debe de encontrar respuestas válidas sin salir de sus propias coordenadas. Si se trabaja bien, el entrenamiento se justificará sin atender a los resultados. Lo que sucede, es que parte de la opinión pública, que no atiende más que a los triunfos de su equipo, vincula los fundamentos del entrenamiento deportivo de sus jugadores favoritos al éxito o al fracaso que obtengan en el terreno de juego, y como consecuencia de esta disparatada concepción del fútbol los entrenadores pierden su trabajo, aunque a lo mejor se esté entrenando en la dirección correcta. Se puede trabajar de muchas maneras, entre ellas mal o muy mal y ganar partidos igualmente. Entrenar “bien” no es sinónimo de éxito muchas veces, porque lo jugadores hacen bueno a un entrenador malo o malo a un entrenador bueno, de modo que entrenar a los mejores o a los peores de tu competición también acabará delimitando tu valía. 66

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LA PLANIFICACIÓN DEL ENTRENAMIENTO EN EL FÚTBOL Chema Sanz Durante el siglo XX han surgido nuevas teorías que han provocado un cambio considerable en nuestra manera de entender el entrenamiento en el fútbol. Este cambio es el resultado de una manera diferente de observar las características y necesidades que presentan el fútbol como juego y el futbolista como persona. Esta nueva visión ha permitido a la metodología del entrenamiento del fútbol dar un salto cualitativo. El entrenamiento nace desde el juego y para el juego, desde las necesidades que tiene el futbolista para jugar al fútbol. El entrenamiento de un equipo de fútbol forma parte de un todo que ninguna de sus partes, por si solas, posee. El rendimiento de un jugador estará en función del contexto en el que se encuentre. La dificultad que entraña la preparación de un equipo de fútbol determina la necesidad de que el entrenador tenga una perspectiva sistémica e integradora de todos los elementos que influyen en el rendimiento. Es necesario que tengamos en cuenta la complejidad de cada elemento y las relaciones de interdependencia que se establecen entre ellos, sabiendo que cualquier modificación de uno de estos tendrá una inmediata repercusión sobre los otros. El objetivo principal de todo entrenador será establecer un funcionamiento contextual que le permita obtener un rendimiento óptimo del equipo. Para ello debe conocer los recursos de los que dispone. Una vez conozca bien a sus jugadores deberá elegir una forma de jugar que permita a cada jugador hacer las cosas que sabe hacer bien, rodeándole de jugadores que en su interacción multipliquen su rendimiento. La forma de jugar es un conjunto de comportamientos que el entrenador pretende que su equipo desarrolle con regularidad. Moldeable dependiendo del contexto. Debe transmitirlos de forma clara y concisa, de manera que sus jugadores entiendan lo que busca. Por todo lo comentado anteriormente, el momento de la temporada en el que elegimos los jugadores que van a integrar la plantilla se convierte en decisivo. Hay una tendencia a fichar valorando al jugador por sí solo, sin tener en cuenta ni los contextos en los que se encontraba, ni los contextos con los que se encontrará. www.futboldelibro.com

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Generalidades de la planificación Durante años la palabra “planificación” la hemos visto como algo complejo, farragoso y que abarcaba tantos aspectos del entrenamiento que nos resultaba difícil de abordar; pero nada más lejos de la realidad. Planificar es tener un plan, una guía para organizar los diferentes contenidos que intervienen en el entrenamiento de un equipo para facilitar sus objetivos. La complejidad del fútbol y del futbolista como ser humano hacen imposible predecir estados de forma a medio y a largo plazo, por lo que hablar de curvas y picos de forma no tiene ningún sentido. El estado de forma es muy sensible y se ve afectado por multitud de factores. No solo responde al estado condicional; es algo mucho más amplio. Entiendo los estados de forma como la capacidad que tiene el jugador y el equipo de resolver las distintas situaciones que el juego plantea, de acuerdo a sus posibilidades. La planificación es presente y recomendamos organizar los contenidos del entrenamiento de semana en semana, teniendo en cuenta que el día a día (cada entrenamiento y cada partido) nos irá dando información para ir ajustando esos contenidos a las necesidades del jugador y del juego del equipo. La intención es competir en las mejores condiciones en cada partido, intentando mantener un nivel regular desde el primer hasta el último partido. El objetivo prioritario del entrenamiento será desarrollar la organización del equipo en los diferentes momentos del juego, utilizando predominantemente tareas específicas (relacionadas con el juego) para que el jugador y el equipo adquieran los comportamientos deseados. Debemos proponer tareas que favorezcan el conocimiento del juego por parte de los futbolistas y el desarrollo de un pensamiento independiente para solucionar las distintas situaciones que se le presenten durante el juego. Debemos priorizar la calidad sobre la cantidad. Por lo tanto, no sería cuestión de cuánto entrenar, sino de cómo entrenar. No se trata de entrenar mucho sino de entrenar bien. Debemos saber cuáles son los objetivos, qué queremos conseguir con ellos y si realmente cumplen con las tareas que hemos planteado en el entrenamiento.

La planificación durante la pretemporada Es el periodo de la temporada que tiene como objetivo principal preparar al equipo para la competición. Debemos competir en las mejores condiciones posibles desde el primer partido. Es una fase de la temporada que ha estado sobrevalorada, siempre se ha creído que era la base para el rendimiento durante la temporada y que el jugador/equipo que no llenara los depósitos no podría competir con garantías hasta 68

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el final. La experiencia nos dice que no es así. Hay jugadores que se han perdido la pretemporada y luego han podido competir bien a lo largo de la temporada y otros que habiéndola completado, no han rendido a su mejor nivel. Es difícil pensar que lo que se entrena en mes y medio (es decir, lo que suelen durar las pretemporadas) te va a servir nueve meses después. Lo que suele facilitar el rendimiento es entrenar y competir con regularidad. Una cosa es el presupuesto teórico sobre lo que debería ser la pretemporada y otra es lo que nos vamos a encontrar en la mayoría de las ocasiones. Las circunstancias de las pretemporadas han cambiado mucho y debemos tener en cuenta una serie de factores que van a influir de forma directa sobre la preparación del equipo (viajes, giras, compromisos del club, resultados, plantillas incompletas etc…) Deberán convivir los intereses económicos con los intereses deportivos y cuánto más nivel tenga el equipo más acentuado será esto. En este sentido me gustaría destacar que cada vez es más habitual que lleguen los refuerzos en el último momento. Como solemos decir “A veces la mejor pretemporada son los dos o tres fichajes que nos llegan el último día”. Dicho esto, uno se cuestiona cual es la verdadera utilidad de la pretemporada. La pretemporada nos va a permitir conocer las características, posibilidades y necesidades de nuestros jugadores así como las relaciones que se puedan establecer entre ellos. También al jugador le permite conocer al entrenador y sus ideas. Se produce un conocimiento reciproco con la intención de que haya una adaptación mutua. Hasta hace poco la pretemporada se ha relacionado principalmente con la puesta a punto del equipo desde un punto de vista condicional. La preparación física era la protagonista de este periodo y las cargas, volúmenes etc.. la principal preocupación. Desde mi punto de vista el objetivo prioritario del entrenamiento de la pretemporada debe ser la organización del juego del equipo. Todo el entrenamiento ira en esa dirección. ¿Qué mejor manera de entrenar la organización del equipo que utilizar tareas específicas? Se pueden y deben utilizar desde el primer día. Nuestra manera de jugar nos irá dotando de una adaptación específica de las diferentes estructuras que conforman el rendimiento. Es un momento de la temporada que nos permite probar cosas e ir realizando ajustes, que son importantes a la hora de ir definiendo la forma de jugar. Considero que 5-6 semanas de preparación, serán suficientes para poder competir en buenas condiciones. Probablemente 4 semanas podrían bastar. Dependerá de las circunstancias de cada uno. Debemos reflexionar acerca de si después de un periodo de inactividad de alrededor de un mes es adecuado para el organismo, empezar con una semana de entrenamiento repleta de dobles y triples sesiones. Quizás sería más conveniente iniciar el entrenamiento más poco a poco para que el cuerpo se vaya adaptando. www.futboldelibro.com

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Se trata de entrenar bien, no mucho. Al hilo de esto, comentar que llevo varios años empezando con una sesión de entrenamiento al día durante la primera semana de pretemporada. Durante la primera semana tendremos como objetivo la readaptación del jugador al fútbol. Solo buscamos que los futbolistas se adapten a la especificidad del juego. Desde el principio debemos utilizar en el entrenamiento tareas de fútbol. A partir de la segunda semana empezaremos a entrenar conceptos relacionados con la organización y el funcionamiento del equipo. Antes de empezar la pretemporada debemos decidir el número de partidos que queremos jugar, el nivel de los rivales y finalmente situarlos en el calendario, teniendo en cuenta la relación esfuerzo-recuperación para poder entrenar y jugar en condiciones. Entre 7 y 10 partidos pueden ser suficientes. Utilizaremos como referencia para diseñar las semanas de entrenamiento el patrón tipo de la semana del periodo de competición. El patrón semanal será muy similar desde la primera semana de pretemporada hasta la última de competición. Las características de las sesiones de entrenamiento no difieren en nada de lo que podemos realizar durante la temporada.

Planificación durante la competición La semana será la unidad fundamental del entrenamiento y determinará la necesidad de rendir el día del partido. Todos los contenidos de la semana de entrenamiento irán orientados a la necesidad de competir en las mejores condiciones el día del partido. La interpretación de la realidad competitiva aproxima la planificación a las necesidades de los jugadores y del equipo. La competición acaba siendo el contenido de entrenamiento más eficaz para la optimización del rendimiento del equipo. A la hora de preparar los entrenamientos semanales desde la organización del juego, bien podemos orientar las tareas hacia la mejora del juego de nuestro equipo (en función de lo que hayamos visto en el partido anterior), o bien orientar las tareas hacia los comportamientos de juego que se manifiestan de forma regular en el equipo rival (en función de lo que nos podemos encontrar en el próximo partido). Como entrenadores, podremos hacer hincapié en uno de ellos, en los dos o en ninguna dependiendo de las circunstancias de la semana. Desde el punto de vista del esfuerzo y la recuperación, utilizaremos los dos primeros días de la semana para recuperarnos del partido anterior y los 3-4 siguientes para preparar el siguiente partido. Añadir que a la hora de estructurar las tareas de entrenamiento, el entrenador deberá optimizar la capacidad de juego del jugador y del equipo, teniendo en cuenta el desempeño físico y la recuperación de los esfuerzos. 70

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La variación de la duración de los tiempos de esfuerzo y recuperación permitirá ofrecer al futbolista diferentes estímulos, enriqueciendo sus procesos de adaptación. De tal forma que la relación entre espacio y tiempo será importante a la hora de diseñar los contenidos del entrenamiento. El mismo contenido de entrenamiento puede tener unos efectos distintos dependiendo del espacio, del tiempo de esfuerzo y de la recuperación que utilicemos. A la hora de organizar los contenidos del entrenamiento también debemos tener en cuenta otros aspectos: viajes, resultados (condicionan algo tan importante como los estados de ánimo) condiciones climatológicas, exigencia de los partidos…etc. Reiterar que la planificación es un proceso abierto, que puede variar según los acontecimientos que se vayan produciendo durante la temporada, modificando lo que se tiene previsto, ajustándolo a las necesidades inmediatas que han aparecido en las competiciones más próximas. La observación en el entrenador es clave. Cada día debemos estar mejor preparados, teniendo claro que los principales protagonistas son los futbolistas y que es imposible gestionar todo lo que ocurre en un equipo. Hay muchas variables que afortunadamente no se pueden controlar y que convierten el fútbol en un juego imprevisible y apasionante. Por último, pero no por ello menos importante, destacar que el sentido común, la sencillez y la naturalidad forman parte de una receta muy aconsejable para tomar cualquier decisión. No existen teorías generales que se puedan aplicar a todo. Todo dependerá del contexto en el que nos encontremos.

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EL JUGADOR HACE EL MÉTODO, ¡Y NO A LA INVERSA!... ¡CUIDADO CON LAS NORMAS DURANTE LOS ENTRENAMIENTOS! Pedro Gómez Si dedicásemos un tiempo a observar y analizar muchos de los entrenamientos que a diario se realizan a nuestro alrededor, no sería difícil percibir la (a mi modo de ver) exagerada importancia que los cuerpos técnicos, infectados por la actual aspiración de destacar a toda costa, conceden a su método de trabajo (sea el que sea). Resaltando “su” método, a través de “sus” normas, constriñen la libertad de “sus” jugadores, relegándolos del papel protagonista que por naturaleza les corresponde, y otorgándoles el papel secundario de una función por la que nadie pagaría una entrada si ellos no participasen. Si el jugador transforma constantemente el contexto forjando que las tareas plasmadas evolucionen de acuerdo a sus capacidades, ¿a qué engreída mente se le ocurrió anteponer su método de trabajo al potencial humano del que dispone, su concepto al fútbol de sus jugadores?. Me repatea ver entrenadores/preparadores físicos enfurecidos con sus jugadores porque dieron más toques de los permitidos, condujeron el balón, no llegaron a los 5 pases necesarios para atacar la portería o pisaron la línea de la subzona de la zona previamente acotada….pero para más inri, ¡eso no es lo peor! todavía me irrita mucho más que sean los propios jugadores los que, gracias a la obediente absorción del método de sus entrenadores, dejen de ser ellos mismos, y se olviden de jugar al fútbol porque es momento de atender y respetar las normas de la tarea. ¡Qué incongruencia! ¿Por qué en la siguiente posesión el poseedor del balón tiene que dar sólo dos toques? ¿Por qué no 3?, si dispone de espacio y de tiempo, ¿por qué precipitarse?, ¿por qué jugar rápido es jugar a uno o dos toques?, ¿Y si dar más toques supone atraer rivales y liberar compañeros?, ¿por qué no caemos en la cuenta de que lo que para un jugador puede ser fácil para otro es complicado?, ¿hay algo más desigual que tratar a todos los jugadores por igual cuando todos ellos son distintos? 72

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¿Por qué en la siguiente dinámica de trabajo en la cual el equipo blanco en situación franca para atacar por haber desequilibrado al equipo rojo, debe retroceder por no haber consumado los 5 pases necesarios previamente estipulados para poder hacerlo?, ¿dónde está escrito que 5 sean el número de pases idóneo?, ¿por qué no 10?, ¿por qué no 3?, ¿qué transferencia queremos transmitir a nuestros jugadores con estas restricciones?, ¿hay algo más alejado de la realidad?.

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¿Por qué ahora deberíamos jugar con el tercer comodín (extremo izquierdo amarillo) si la densidad defensiva del equipo blanco no propicia esta actuación?, ¡Perdón! Se me olvidaba, la norma es haber jugado con los tres comodines antes de poder conectar con nuestros delanteros y atacar…. 74

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¿Por qué impedir que el poseedor conduzca?, ¿por qué esa obsesión con pasar y pasar?, ¿no ocurre que conducir atrae rivales y libera compañeros?, ¿a alguien se le ocurriría echar la bronca a Messi cuando lo hace cerca del área facilitando el desmarque de Cesc, Pedro, Neymar y compañía?, Pregúntenle a los centrales del equipo rival…seguro que están deseando que la pase. Avestruces hechizados por “salir en la foto”, escondemos la cabeza bajo tierra y evitamos toparnos con la realidad, no vaya a ser que nos descubran y todo nuestro tinglado se vea reducido a molestar lo menos posible, permitiendo que aflore lo innato e instintivo, facilitando y no generando, potenciando y no limitando desde el segundo plano que realmente nos corresponde y no desde la divinidad protagonista que nos encanta recordar tan sólo cuando vienen bien dadas.

“El método debe emerger donde convergen las capacidades de los jugadores” Oscar Cano

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PROPUESTA PARA LA SISTEMATIZACIÓN DE LA DEMANDA CONDICIONAL EN LA PERIODIZACIÓN TÁCTICA. David Casamichana Julen Castellano

1.-Introducción Los Juegos Reducidos (JR) son tareas de entrenamiento frecuentemente empleadas en el entrenamiento moderno del fútbol, debido a que se trata de un contenido que respeta gran parte de los rasgos de lógica interna de la modalidad. Se trata de tareas de juegos modificados practicados en un espacio menor de juego, utilizando reglas adaptadas y con un menor número de jugadores (Sampaio, Lago, Gonçalves, Maçãs, & Leite, 2013) con respecto a lo marcado por el reglamento. Su utilización se justifica en gran medida gracias al principio de especificidad de entrenamiento, aunque desde el punto de vista condicional debemos de tener en consideración que no en todos los casos las tareas planteadas se ajustan a las demandas de la competición (Casamichana, Castellano, & Castagna, 2012; Gabbett & Mulvey, 2008), desarrollando los jugadores menores desplazamientos a alta velocidad durante la práctica de algunos tipos de JR. Concretamente, el bajo número de sprints repetidos, velocidades máximas alejadas de las demandas competitivas, o tiempos de trabajo y descanso diferentes a lo que sucede habitualmente en la competición, lo que provoca que la configuración de este tipo de tareas cobre una importancia preferente. Cada vez existe una mayor cantidad de estudios (Hill-Haas, Dawson, Impellizzeri, & Coutts, 2011) acerca de las demandas agudas generadas en el jugador cuando practican situaciones de juego, tareas o JR en los entrenamientos. Por este motivo, el conocimiento científico disponible actualmente permite adentrarnos en un proceso más complejo, referente a cómo podríamos planificar en fútbol a partir de este tipo de tareas dentro de diferentes estructuras temporales. Más concretamente, los primeros pasos que podemos dar se ajustan a la estructura semanal de entrenamiento que quizás sea el segundo o tercer nivel de concreción del entrenamiento dentro de la periodización en fútbol, y que en mucho casos, podríamos decir, es la referencia más ampliamente utilizada por los técnicos deportivos cuando planifican una temporada competitiva en fútbol. 76

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Figura 1. Características de las situaciones de Juegos Reducidos

Actualmente tenemos accesible en la literatura científica la información referente al efecto agudo que provoca en el jugador la manipulación de una u otra variable (Hill-Haas et al., 2011) a diferentes niveles. Así, variables como las dimensiones relativas del espacio (Casamichana & Castellano, 2010), la orientación o no del mismo (Castellano, Casamichana, & Dellal, 2013), el número de jugadores participantes en la tarea (Hill-Haas, Dawson, Coutts, & Rowsell, 2009), la utilización de disimetrías1 a la hora de configurar las tareas (Hill-Haas, Coutts, Dawson, & Rowsell, 2010), la limitación de contactos al balón por posesión individual (Dellal, Lago-Penas, Wong, & Chamari, 2011), el tipo de marcaje establecido (Ngo et al., 2012), el aliento del entrenador (Rampinini et al., 2007) o la duración propuesta en la implementación de uno u otro tipo de actividad (Casamichana, Castellano, & Dellal, 2013), han provocado respuestas diferentes a nivel fisiológico, a nivel motor, y también a nivel técnico-táctico. Recientemente ha surgido una corriente de investigación que trata de aportarnos información de lo que sucede durante este tipo de prácticas a nivel estratégico-organizativo, las llamadas conductas colectivas o team behaviours (Duarte, Araújo, Correia, & Davids, 2012) para conocer si durante este tipo de prácticas se generan en los equipos unos comportamientos colectivos que puedan ser transferidos al ámbito competitivo. 1 Defecto de simetría

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El siguiente paso que se puede ir dando tiene que ver con la función de coordinar los diferentes formatos o condicionamientos de los JR que se proponen en el proceso de entrenamiento para complementar los efectos agudos y orientarlos hacia consecuencias crónicas a nivel condicional de los jugadores. Por este motivo, en este apartado se pretende abordar la forma de sistematizar, considerando las necesidades desde el punto de vista condicional, el microciclo patrón o morfociclo dentro del modelo de Periodización Táctica. Compartiendo y utilizando parte de la filosofía de la Periodización Táctica, nos basaremos en su estructura de morfociclo para ubicar unas tareas u otras. Nuestro propósito es ponerle unidades de medida a la terminología que habitualmente podemos leer cuando se habla de la Periodización Táctica con relación a la ‘Tensión’, ‘Duración’ y ‘Velocidad’ que es cuantificada utilizando una simbología sencilla de ‘+’ y ‘-‘. Esto se abordará a partir del conocimiento derivado de las numerosas investigaciones existentes en torno a las tareas integradas de entrenamiento que actualmente son protagonistas en cualquier entrenamiento. Además, creemos necesario respetar el principio de entrenamiento de progresión de carga a lo largo de las semanas, por tanto, esta podrá ser modulada en función del propósito del equipo técnico, consiguiendo una progresión vertical de las cargas de entrenamiento a lo largo de las semanas de entrenamiento, y alejándonos de la estabilización del rendimiento o estructura vertical de dinámicas de carga impuesta en la Periodización Táctica, siendo conscientes de que las semanas de trabajo que disponen los equipos son casi idénticas, donde la disputa de los partidos en el microciclo es el elemento que va marcando la planificación semanal de los mismos.

2.-¿Qué necesitamos del aspecto condicional del futbolista? Vamos a tomar el factor condicional como referencia, teniendo en cuenta lo que sucede durante la competición, para tener un referente que acota lo que desde este punto de vista se debe ‘respetar’ a la hora de entrenar. Escoger el apartado condicional como referencia no es casual, es un posicionamiento ‘cómodo’ por nuestra parte, y que entendemos que en ningún caso debe considerarse lo prioritario desde el punto de vista del entrenamiento en fútbol. El motivo para tal elección atiende a la necesidad de construir un puente de unión entre el aspecto más individual de la persona (lo interno, lo físico), de lo que más literatura científica existe (y por tanto con mayor evidencia en la que apoyarnos), hacia los aspectos más sociales del juego o la interacción, donde todavía queda un largo recorrido por andar. Hace tiempo que sabemos que el fútbol es un deporte intermitente, donde se intercalan acciones de alta intensidad con acciones de recuperación (incompleta y activa en la mayoría de los casos). El propósito “condicional” atiende por tanto a unas cuestiones claves (Verheijen, 1998): tener la posibilidad de poder aumentar 78

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y mantener un alto ritmo de juego cuando así se le requiera a los jugadores. De manera más precisa estas podrías ser las alternativas: • Aumentar el ritmo de juego • Aumentar la calidad de las acciones realizadas a alta intensidad • Aumentar la frecuencia de acciones realizadas a alta intensidad • Mantener un alto ritmo de juego a lo largo del partido • Mantener la intensidad de las acciones de alta intensidad a lo largo de todo el partido • Mantener las recuperación reducidas entre acciones de alta intensidad a lo largo de todo el partido

3.-¿Cómo abordamos estas necesidades? Propuestas para mejorar la calidad de las acciones realizadas a alta intensidad en futbolistas se han realizado en infinidad de trabajos, abarcando un amplio espectro de métodos, pesos, series, repeticiones, frecuencias etc. El entrenamiento con sobrecargas mediante la ejecución de ejercicios en cadena cinética cerrada y altas cargas, el entrenamiento con cargas más ligeras que permitan una mayor velocidad de movimiento, la utilización de pliometría, la utilización de pliometría con dispositivos que permitan incrementar la carga que tiene que vencer el jugador, la electroestimulación, el entrenamiento mediante estímulos vibratorios, sobre superficies inestables… son únicamente algunos de los ejemplos de los trabajos que se han llevado a cabo en futbolistas para tal propósito en los últimos años. Sin embargo, y a pesar de que dichas propuestas en muchos casos muestran una mejora significativa estadísticamente en el estudio científico llevado a cabo de forma concreta, los resultados deben de ser interpretados con cautela, ya que en muchos casos la mejora “significativa” no se traducirá en una ventaja “real” en el juego, y además la comprobación de la efectividad del programa se establece mediante una prueba de evaluación alejada de las demandas del deportista durante la competición, por lo que existe cierta controversia en si esa mejora obtenida en un movimiento concreto (ya sea un movimiento mono-articular como una extensión de rodilla o uno multi-articular como la capacidad de realizar un salto con contra-movimiento) se transfiere a las situaciones en las que el jugador realiza acciones de alta intensidad durante un partido (un sprint con oposición, un salto con oposición directa de un adversario, o una acción de conducción de balón interponiendo el cuerpo entre el balón y el adversario), en situaciones dinámicas y complejas, donde la incertidumbre lo impregna todo. www.futboldelibro.com

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Si nos centramos en el otro gran propósito “condicional” del entrenamiento del futbolista (el de mantener un alto ritmo de juego a lo largo del partido), aparecen propuestas clásicas de entrenamiento atlético realizadas con diferentes objetivos (desarrollar el consumo máximo de oxígeno del deportista, conseguir mejorar los niveles de umbral aeróbico y anaeróbico del deportista) asociados a este gran propósito. La hipótesis que apoya todo este desarrollo de diferentes elementos dentro del desarrollo de la resistencia hace referencia a que optimizar esta capacidad nos permitirá mantener un ritmo alto de juego durante más tiempo (con el propósito de mantenerlo todo el partido), cumpliendo con las asignaciones estratégicas individuales, grupales y colectivas realizadas previamente por parte del cuerpo técnico. Los métodos clásicos de desarrollo de la resistencia han sido ampliamente utilizados para tal propósito: métodos continuos uniformes y sobre todo variables, y métodos fraccionados donde destaca el clásico método extensivo largo de 4 x 4´/4´, y actualmente numerosas propuestas de entrenamiento interválico e intermitente desarrolladas para incidir en diferentes componentes del rendimiento deportivo (Buchheit & Laursen, 2013a, 2013b). Cada vez son más trabajos que corroboran la idea que durante los JR los jugadores experimentan situaciones similares a las que se van a encontrar durante la competición (Owen, Twist y Ford, 2004) y permiten mejoras en la condición física (Dellal, Varliette, Owen, Chirico, & Pialoux, 2012; Hill-Haas, Coutts, Rowsell, & Dawson, 2009). Un ejemplo reciente lo tenemos en Owen, Wong, Paul, & Dellal (2012), que buscando esa transferencia entre lo que se realiza en el entrenamiento y lo que demanda la competición, consiguieron reducir tras cuatro semanas de intervención de JR utilizando un formato de 3 vs 3 el tiempo en recorrer 10 metros, el tiempo total tras un test de Repeat Sprint Ability (RSA) y el % de decremento. Por tanto, su propuesta de intervención en la que únicamente incrementó el número de repeticiones a lo largo de las cuatro semanas resultó efectiva con el propósito de mejorar la calidad de las acciones realizadas a alta intensidad. Por tanto, cada vez toma más peso la idea de que los JR deben tomar un protagonismo destacado. 3.1.- El papel de los juegos reducidos A pesar de que los JR fueron utilizados en la optimización del sistema aeróbico del futbolista casi exclusivamente (además de otros propósitos no puramente condicionales), actualmente estamos en disposición de crear situaciones de entrenamiento utilizando esta metodología con el propósito de incidir en otras “capacidades condicionales”. Esta utilización “casi exclusiva” desde el punto de vista condicional para optimizar la condición aeróbica del deportista ha estado marcado por diferentes aspectos entre los que podemos destacar: 1) la importancia histórica que ha tenido dicha capacidad en el futbolista, y 2) que con la ‘invasión’ de los pulsómetros en los entrenamientos de fútbol y su ‘reinado’ durante años permite únicamente conocer qué sucede a nivel cardíaco durante la práctica de este tipo de situaciones de entrenamiento. www.futboldelibro.com 80

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Actualmente, la introducción de tecnología en el mundo del deporte es un hecho (Dellaserra, Gao, & Ransdell, 2013), y estas herramientas aportan información de otras variables más relacionadas con otras “capacidades condicionales”. Así, la velocidad pico alcanzada por el deportista, la distancia recorrida por encima de una unidad arbitraria o por encima de un valor porcentual individual nos podría aportar información en cuanto a las demandas de la tarea relacionada con la “velocidad”, mientras que la frecuencia de aceleraciones/desaceleraciones, choques, saltos y cambios de dirección nos podría informar acerca del nivel de la tarea en torno a la capacidad “fuerza”. El efecto que tiene la manipulación de las diferentes variables configuradoras de la tarea se ha estudiado en numerosas variables dependientes entre las que destacan: a) A nivel fisiológico o interno: la frecuencia cardíaca, la concentración de lactato y la percepción subjetiva del esfuerzo por parte del deportista; b) A nivel motor o externo: la distancia recorrida, la distancia recorrida en diferentes categorías de velocidad, la velocidad pico alcanzada y la frecuencia de aceleraciones/desaceleraciones de diferente intensidad. Hoy en día existen otras variables que están siendo aplicadas al control de la carga interna y externa, incluso a la combinación de ambas (Osgnach, Poser, Bernardini, Rinaldo, & di Prampero, 2010). 3.2. Planificar con juegos reducidos Debido a que actualmente están proliferando los trabajos en este sentido, disponemos de información para poder realizar una aproximación a la utilización de este tipo de tareas en una estructura temporal, morfociclo, pudiendo asignar a cada tarea un valor “teórico” correspondiente con el impacto que tiene a nivel: fuerza o ‘tensión’, resistencia o ‘duración’ y velocidad. Emplearemos dos variables configuradoras de cualquier tipo de tarea que según la literatura ejercen una mayor influencia en la demanda física, fisiológica, técnica y táctico-estratégica de jugadores y equipos: • El número de jugadores participantes por equipo • La dimensiones del espacio relativas a cada participante A cada una de las variables la vamos a asignar cuatro niveles: Tareas con