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“Siendo Luminares del Mundo”

EL CRISTIANO Y SU CONDUCTA I El mundo en el cual vivimos hoy es, sin lugar a dudas, un mundo donde cada individuo se siente con la libertad de pensar y hacer lo que mejor le parezca. Hay libertad de pensamiento y libertad de conducta. Y aunque existen leyes que controlan el comportamiento de las personas con el fin de producir una convivencia segura, muchas personas pasan por alto esas leyes y viven y se comportan como les da la gana. Sin embargo, el verdadero cristiano, no debe conducirse de la manera del mundo, sino que su comportamiento debe estar centrado en aquello que Dios ha dejado establecido en su Palabra. El apóstol Pedro nos dice que la salvación nos ha otorgado muchos privilegios (1 Pedro 2:9), pero también la salvación nos trajo una responsabilidad (1 Pedro 2:10) y para cumplir con dicha responsabilidad es importante nuestra conducta. A. ¿QUE ES LA CONDUCTA? Comportamiento y forma de actuar de una persona. La conducta puede ser tanto buena como mala. La conducta es cualquier respuesta o reacción de un individuo.

Es lo que te da prestigio, fama, renombre, notoriedad, popularidad o bien te puede dar desprestigio, descrédito. Es todo lo que haces…lo que dices…lo que piensas…lo que sientes. Nuestra conducta nos distingue. Malaquías 3:18. Agustín de Hipona decía: "Predica el Evangelio y, si es necesario utiliza las

palabras". “Aún el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta” Proverbios 20:11 B. ¿QUÉ DEMANDA DIOS DE NUESTRA CONDUCTA? Pedro exhorta a sus lectores a que mantengan una conducta ejemplar entre los no creyentes para que den testimonio de su fe en Jesucristo a pesar de las circunstancias difíciles que viven. 1. Dios nos exhorta a mostrar vidas transformadas ante los no cristianos. 1 Pedro 2:11.

a. Pedro les ruega como amados y en virtud de su condición de extranjeros y peregrinos en el mundo. 11ª. La palabra “ruego”, lleva la idea de animar, exhortar o pedir con insistencia, e indica que lo que sigue es mucho más que una sugerencia. El peligro moral que enfrentan es grave y por eso la exhortación es urgente. Pedro indica dos cosas que los cristianos debían hacer, y comienza con la negativa “abstenerse” mantenerse lejos, distanciarse. El cristiano debe quedarse distante de los valores y deseos del mundo. La batalla es constante, por lo que debemos estar permanentemente en guardia y atentos. “Me dije a mí mismo: Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de

pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.” Salmos 39:1 NVI. La expresión “los deseos carnales” suelen hacernos pensar en pecados de tipo sexual. Sin embargo, en el NT tienen un contenido mucho más amplio. La lista de obras de la carne en Gálatas 5:19-21 incluye muchas más áreas de la vida. La palabra “carne”, en este contexto, va mucho más allá del simple significado corporal referido a la naturaleza física del ser humano; se refiere a la naturaleza caída del hombre. b. Pedro les insta con urgencia a abstenerse de los deseos carnales que están en constante conflicto contra el alma. 11b. Pedro no exhorta a los cristianos a separarse del mundo. Los insta, más bien, a “abstenerse de deseos pecaminosos” y a cuidar sus propias almas. Los “deseos pecaminosos” son los que dominaban su vida anterior (1 Pedro 4:2-3; 1:14) y los clasifica como carnales. Los deseos carnales son las pasiones o los anhelos pecaminosos que pertenecen a la vida sin Cristo. La lucha que los cristianos en Asia Menor enfrentaban no era simplemente contra los inconversos que los rechazaban a ellos y su fe (2.12), ni solamente contra el diablo (5.8-9). El enemigo estaba más cerca: en sus propios deseos carnales.

2. Dios nos exhorta a mantener una conducta ejemplar que impacte a los no creyentes. 1 Pedro 2:12. a. Debe estar consciente que su conducta ejemplar no es garantía de que el no cristiano le trate bien. 12ª. b. Debe mantener su conducta ejemplar por el impacto que hará en los no cristianos. 12b. Los cristianos debemos mantener una buena conducta para que los gentiles (inconversos) glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar

(observar con cuidado por un periodo de tiempo lo que no ha notado antes y de reflexionar sobre la manera que cambió radicalmente su opinión de murmurar a glorificar) nuestro buen comportamiento. Con estas palabras Pedro nos recuerda la enseñanza del Señor Jesús en el Sermón del Monte,

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16) La visitación de Dios es cualquier momento en que Dios se manifiesta en la vida de los inconversos, para manifestarle su misericordia con el propósito que los hombres se arrepientan y crean en Jesús para ser salvos y glorificaran a Dios con gratitud al considerar el buen ejemplo de los cristianos, que los motivo a no rechazar la gracia de Dios. Lo que causará

un cambio de actitud y su conversión a Cristo es la buena conducta de los creyentes. CONCLUSIÓN. ¿Qué harás ahora? Pídele a Dios que te enseñe a comportarte bien. “Dime si mi

conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”. Salmos 19:24 (TLA) ¡Que Dios nos ayude a hacer la diferencia en la sociedad!